El Tigre Azcárraga y La Soberbia de Televisa

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El Tigre Azcrraga y la soberbia de Televisa

POR JENARO VILLAMIL , 20 AGOSTO, 2013ANLISIS


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MXICO, D.F. (apro).- Los compromisos de mi padre no son los
mos, declar Emilio Azcrraga Jean, a finales de los 90, en la
nica entrevista que ofreci para Proceso, la revista que durante
ms de tres dcadas ha sido justo lo contrario a la idea de
informacin y periodismo que tuvo Emilio El Tigre Azcrraga.
Han pasado ms de 15 aos desde la desaparicin fsica de El Tigre y su
hijo se empoder al grado de desplazar a parientes y otros socios. Grupo
Televisa no ha disminuido su poder e influencia an con la falsa
competencia de TV Azteca, pero las audiencias mexicanas que vean
al canal de las estrellas como la referencia de entretenimiento e
informacin han ido desertando paulatinamente. El Tigre muri, pero la
televisin que hered es igual o peor que aqulla que tanto se le critic
en el primer libro que reuni a los principales crticos del
imperio: Televisa, Quinto Poder

El coordinador de aquel libro, Ral Trejo Delarbre, as como la analista Denise


Dresser y un servidor nos reunimos el pasado 14 de agosto para reflexionar justo
sobre Televisa y El Tigre, sobre el papel de la televisora en la sociedad mexicana
contempornea y la demanda fundamental que surgi entre los jvenes
universitarios de 2012: la democratizacin de los medios de comunicacin y, en
especial, del rgimen televisivo.

El pretexto para esta reflexin fue la reedicin de la magnfica biografa sobre


Azcrraga Milmo escrita por los periodistas Andrew Paxman y Claudia Fernndez.
Han transcurrido 14 aos desde su primera publicacin y la vigencia de El
Tigre es an mayor. Ambos autores hicieron un agregado para actualizar el papel
de Televisa en la sociedad de la transicin frustrada y el retorno del PRI a la
presidencia.

La vigencia de esta biografa-radiografa se basa en los siguientes puntos:

1.-El Tigre falleci en 1997, pero no su filosofa. La idea de las audiencias de


Televisa como una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida,
contina guiando no slo a la empresa que cre Azcrraga Milmo sino
prcticamente a todos los medios electrnicos que pretenden emularlo. Su
heredero, Emilio Azcrraga Jean, no se atreve a decir que piensa en sus
audiencias como los jodidos, pero acta como si su padre guiara sus pasos.
Ricardo Salinas Pliego, el accionista de TV Azteca, super en mala calidad, falta
de creatividad y exceso de soberbia al tipo de televisin que hizo Azcrraga Milmo.
La mala parodia acab reivindicando el modelo original.

Los posibles competidores de Televisa y de TV Azteca en la siempre prometida


tercera y cuarta cadenas de televisin mexicanas tienen un perfil muy similar a
la dinasta Azcrraga: se trata de barones de la industria o de magnates de las
telecomunicaciones que no se preocupan en los derechos de sus audiencias sino
en cmo subordinar al medio de comunicacin a sus intereses econmicos.

La televisin para Emilio Azcrraga Milmo no era un bien pblico concesionado


sino un msculo de poder y de su peculiar ideologa empresarial. l se dijo
soldado del presidente y del PRI, en funcin del sistema presidencialista y de
partido nico que le toc vivir, pero muchas veces desafi a los presidentes
cuando fue necesario. Cuando tuvo que apoyar al rgimen en el fraude contra el
PAN (en 1986) lo hizo sin cortapisas. Y cuando se trat de frenar la campaa de
Cuauhtmoc Crdenas, el disidente del PRI en 1988, El Tigre hizo todo para
invisibilizarlo. As lo dictaron sus intereses y su filiacin de derecha.

Su hijo y sus imitadores as lo han hecho. La nica diferencia es que Azcrraga


Jean considera que los polticos deben ser soldados de Televisa y clientes
eternamente endeudados con la empresa. Salinas Pliego ve a los polticos como
sus sirvientes y l mismo ha dado muestras suficientes de que es capaz de ir por
encima de cualquier orden legal y democrtico para imponer su voluntad. Ah est
el episodio del crimen de Francisco Stanley, en 1999, y su asalto al cerro del
Chiquihuite en 2002.

Los aspirantes a ser Tigres televisivos no han dado muestras de ser diferentes ni
de tener una concepcin distinta. Ni Olegario Vzquez Raa ni Carlos Slim ni
Carlos Peralta ni muchos de quienes se han apropiado de medios impresos y
estaciones radiofnicas actan de manera distinta. La soberbia del concesionario
es un mal endmico en el rgimen de medios mexicanos.

2.-Televisa aspira a pasar de monopolio meditico a monopolio de la opinin


pblica. La empresa fundada por Azcrraga Vidaurreta y consolidada por
Azcrraga Milmo siempre fue reacia a la competencia. El espritu de monopolio
prevaleci hasta que las condiciones exigieron maquillar una competencia. El
sexenio de Carlos Salinas de Gortari le regal en bandeja de plata a un
empresario mueblero la red de estaciones del Estado para convertirla en una mala
rplica de Televisa.

Desde junio de 2012, Televisa y TV Azteca unieron sus intereses para competir en
el mercado de las telecomunicaciones. La fusin de ambas para crear Grupo
Iusacell alent an ms la aspiracin de ser un monopolio de la opinin pblica.
De qu se trata esta figura de monopolio de la opinin pblica? No basta con
tener el control de la produccin y distribucin de contenidos en televisin abierta y
restringida, como sucede con Televisa. Un monopolio de este tipo necesita
controlar la agenda meditica y a los opinadores o comentaristas a travs de
sociedades de subordinacin con estaciones de radio, medios impresos y, si fuera
posible, medios digitales.

El gran desafo para este monopolio de opinin pblica son los medios
cibernticos y, en especial, las redes sociales. Harn todo lo que sea posible por
extender ese control hacia las redes de deliberacin social. Si el control se puede
ejercer a travs de los gobiernos, mejor para los empresarios como Azcrraga
Jean y Salinas Pliego.

3.-El Tigre dej una escuela de soberbia empresarial. Acostumbrado a los


halagos, a ser el patrn sin contrapesos, a que sus excesos y fracasos (Univisin,
Panamsat, ECO, etc) eran finalmente subsidiados por el Estado mexicano o por
sus clientes privados, El Tigre cre una leyenda, acorde con esa dictadura
perfecta (Vargas Llosa dixit) que le correspondi encabezar.

La dictadura perfecta del PRI y de la televisin mexicana est abollada. Millones


de jvenes ya no consideran ni a uno ni a otro invencibles. Sin embargo, prevalece
la soberbia.

Esa misma soberbia los hace creer que dominarn al nuevo rgimen de medios y
de telecomunicaciones, surgido de la incompleta y fallida reforma constitucional en
la materia de 2013. Esa misma soberbia los lleva a considerar que podrn dar el
gran salto hasta colonizar por completo a Los Pinos, bajo la presencia de Enrique
Pea Nieto.

La lectura del libro El Tigre es un compendio de ancdotas, procesos y


reflexiones sobre la construccin de esa soberbia empresarial, sobre el rgimen
que permiti y cobij sus excesos desde la pantalla de la familia mexicana. Por
eso es importante revisarlo, para entender que si bien la historia primero es
tragedia y luego comedia, ahora estaramos en la fase de la parodia involuntaria
de una grandeza que ya no revivir.

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