Mexico Escrito y Vivido
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Consejo editorial:
Beatriz Aracil Varn (Coordinacin general) (Universidad de Alicante)
Miguel ngel Auladell Prez (Universidad de Alicante)
Eduardo Becerra Grande (Universidad Autnoma de Madrid)
Helena Establier Prez (Universidad de Alicante)
Teodosio Fernndez Rodrguez (Universidad Autnoma de Madrid)
Jos M Ferri Coll (Universidad de Alicante)
Virginia Gil Amate (Universidad de Oviedo)
Mar Langa Pizarro (Universidad de Alicante)
Rosa Mara Grillo (Universidad de Salerno)
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Francisco Jos Lpez Alfonso (Universidad de Valencia)
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Comit cientfico:
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Giuseppe Bellini (Universidad de Miln)
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Margo Glantz (Universidad Nacional Autnoma de Mxico)
Aurelio Gonzlez (El Colegio de Mxico)
Mercedes Lpez-Baralt (Universidad de Puerto Rico)
Miguel ngel Lozano Marco (Universidad de Alicante)
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Daniel Meyran (Universidad de Perpignan)
Nelson Osorio Tejeda (Universidad de Santiago de Chile)
Roco Oviedo Prez de Tudela (Universidad Complutense)
Rita Plancarte Martnez (Universidad de Sonora)
Juan Antonio Ros Carratal (Universidad de Alicante)
Enrique Rubio Cremades (Universidad de Alicante)
Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca)
Colaboradores:
Jos Ramn Albarrn, David Garca Vergara, Connie Marchante Sez, Francis-
co Moll Ruiz, Elena Pells Prez, Rafael Sellers Espasa, Paola Madrid Mocte-
zuma, Vctor Manuel Sanchs Amuat.
Foto portada:
Imagen reciente de Elena Poniatowska.
ISSN: 1577-3442
Depsito Legal: MU-2335-1999
Composicin e impresin: COMPOBELL, S.L. Murcia
ARBITRAJE: Los trabajos recibidos sern sometidos a arbitraje especializado y annimo. Los dos prximos nmeros se anuncian cada vez en la cubierta posterior
de la revista. Las normas de colaboracin y de presentacin de originales estn publicadas junto a la edicin electrnica en:
www.ua.es/grupo/literatura-hispanoamericana/menu/publicaciones_revistas.html
AMRICA SIN NOMBRE
sumario
Jos Carlos Rovira 3 Dedicatoria a Elena Poniatowska
Roco Oviedo Prez de Tudela 5 Presentacin
AMIGOS Y CRTICOS
Noviembre de 2008
Presentacin
Roco Oviedo Prez de Tudela
Conoc a Elena Poniatowska gracias a la invitacin que le curs el maestro y amigo Sinz de
Medrano en el curso de verano de El Escorial sobre literatura de mujeres. La amistad que me brind
se ha consolidado con el tiempo y ha producido una singular admiracin que sobrepasa las diferen-
cias y las afinidades, para volcarse en un cario incondicional, movida y conmovida siempre por sus
continuos detalles y por sus palabras que dejan una huella imborrable en mi corazn.
Hace ya casi dos aos Jos Carlos Rovira me ofreci coordinar este volumen de homenaje,
tarea que ha permanecido en el tiempo gracias al inters de la Universidad de Alicante y a la voluntad
y paciencia del amigo. Un resultado que mucho debe a los colaboradores que han querido poner de
relieve los aspectos ms actuales de una escritura que emergi, en tiempos ya lejanos, con la fuerza de
la originalidad y el compromiso.
A lo largo de estos aos la tarea de coordinar este volumen me ha brindado la posibilidad
de gratos encuentros con antiguos y nuevos amigos. Entre otros quiero destacar la amabilidad de
Alvaro Mutis, quien me obsequi con un maravilloso caf colombiano, y especialmente extensiva a
la disponibilidad y grata acogida de Carmen, y la no menos cariosa de Micifuz, el gato. Agradezco
la inmediata respuesta de Jos Emilio Pacheco cuyos poemas, junto con el maravilloso texto de Br-
bara Jacobs, llevan guardados en el corazn del ordenador cerca de dos aos. Y Julio Ortega, con su
ilustrador texto como todos los que convoca su escritura. Las voces de los creadores se suman a las
de los crticos, con los rigurosos textos de Silvana Serafn, siempre cordial amiga y cuya actividad
a favor de la unin entre las dos orillas y de la escritura de mujeres, es constante. Gabriella de Beer
ha indagado con acierto en la literatura de mujeres y envi hace ya casi dos aos el texto. Y fue un
placer compartir con Aurora Camacho la amistad de Elena en la Universidad de Brown y asistir a su
excelente ponencia sobre las relaciones con la fotografa en la obra de Elena Poniatowska. Mientras,
desde la pennsula llegaban las colaboraciones de Ignacio Uzquiza, tan entraable, junto a la mirada
ponderativa de Marita Caballero, la crtica rigurosa de Vicente Cervera, y el anlisis documentado y
esclarecedor de Evangelina Soltero, Isabel Dez Mengue y Marta Herrero. Lugar destacado merece el
ensayo sobre una obra tan original y desconocida como Me lees y te leo, analizado por Rosario Alon-
so, amiga de Elena y autora, por otra parte, de la tesis doctoral en torno a su obra y su personalidad.
Las contribuciones mexicanas han tenido un resultado positivo gracias a los esfuerzos de la
Dra. Sara Poot de Herrera, quien se ha encargado de recopilar los textos procedentes del grupo de
investigacin UC-Mexicanistas (Bors, Brescia, Bruce Novoa, Egan, Estrada, Parodi, Rueda, etc).
Trabajos de profundo calado que aportan una nueva luz a la coleccin de estudios sobre la escritora
mexicana que, como se recoge en la bibliografa, ya mantiene una dilatada trayectoria.
El volumen se orienta sobre todo hacia los temas de mayor actualidad en el estudio de la obra
de Elena Poniatowska, con la salvedad de aquellas contribuciones que son ms un recuerdo o una
recreacin literaria de ese amplio y variado caleidoscopio que es Elena. El espacio autobiogrfico
comparte el pdium con las artes plsticas y, de modo especial con la fotografa, herencia de un arte
que en Mxico ha mantenido un dilatado y excepcional progreso. A su lado caminan las imgenes de
unas mujeres que convocan a hacer viva la palabra de sus relatos.
Madres, hijas, amantes, el mosaico que empedra el suelo de Mxico, se sustenta en el murmullo
tantas veces olvidado de las mujeres. Y Elena las hace hablar para que resurja su mundo, cobre vida y
se haga manifiesto frente a los varones que deambulan, olvidadizos, internados en su propio mundo
como ocurre con El Tren pasa primero o la Quiela-Angelina, o las mujeres que dan vida a ese cielo
que mira ajeno, desde su propia piel.
Como dir lvaro Mutis en la entrevista que se transcribe, Elena, o Poni, es una mujer de una
extraordinaria energa. Incansable, imparable, comprometida con todos aquellos que han experimen-
tado el vaco, la prdida trgica, ya sea por la muerte o por la injusticia social. Su trabajo ha sido salir
a la calle, denunciar, con un inconformismo que ha recibido el reconocimiento del pueblo. La calle
que ella ha recorrido, las plazas como el Zcalo, lugar definitivo de su ltimo testimonio a medio
camino entre la realidad ms vvida y la ficcin (Amanecer en el Zcalo), donde ha logrado encontrar
un nuevo espacio transformado en virtud de una unidad frente al Mxico colapsado por la indife-
rencia. Es el Mxico solidario el que se hace presente a lo largo de las semanas en las que se colapsa
el centro. Pero es tambin el del Mxico que se desvanece, lugar donde los sueos se destruyen y la
conquista se disuelve como la lluvia. Queda, sin embargo el reconocimiento a su actuacin desinte-
resada, hombres y mujeres que la paran por la calle, Estamos con usted, seora Elena. Es la seora,
la madre que lucha, la que les ha dado su voz y se ha alzado como una figura agigantada en la que los
desfavorecidos encuentran un eco, mientras ella, la seora, repite, lrica y ciegamente su desvalido y
al tiempo austero desprendimiento. Es el mensaje de una mujer de cultura dual, Europa y Amrica
unidas, que esgrime una literatura emergente a travs de una voz a su vez mestiza: denuncia real del
periodismo, avalada por la ficcin de un sueo. Inconquistable y conquistada, dulce e irnica, amiga
y enemiga, en lucha constante, dialctica vivida de una forma irreconciliable Hibridismo, heteroge-
neidad? Elena busca siempre un imposible mestizaje. Aquel que ha sentido vivir en su madre, que la
serenaba, que la colmaba. Su familia, sus hermanos, conciliacin y desarraigo. Es extraa al mundo
en el que vive, en el que todava sigue buscando su lugar.
Sigue la huella, la sombra que han dejado al paso predecesoras, como Elena Vicario, como
Rosario Castellanos. En ellas funda su palabra, ruptura del canon establecido, para vomitar el dolor
en el habla cortada de su soldadera, Jesusa Palancares, que lo ha vivido todo, que lo ha bebido todo y
cuya recompensa ha cado en le olvido de los desheredados. Es su autodefensa de esas mujeres rotas
por los hombres, a los que incompresiblemente aman. Esclavizadas, siervas, como Jesusa y su extraa
relacin con su padre, con su hijo. Doblegadas sobre el trabajo que acogen con tremendo fatalismo.
Dibuja un mosaico de protagonistas que coinciden en el eje comn de la incomprensin.
Pero son las mujeres que se organizan desde La noche de Tlatelolco a Amanecer en el Zocalo,
o Nada, nadie, las voces del temblor. Sus heronas son paradigmticos espejos en los que se mira a
diario para afirmarse. Desnuda de mscara a la historia y la desnuda de su maquillaje, para hacernos
enfrentar otra realidad, la que ella contempla desde el caleidoscopio de su casa de Chimalistac, para-
djicamente frente por frente de la Iglesia, como retrata el dibujo de ese hermoso libro infantil, Boda
en Chimalistac.
No se resigna a la condicin servil de tantas mujeres, de los olvidados, los desvalidos que
transitan por Mxico, en busca de un trabajo, desarraigadas (Luz y luna, las lunitas), con una his-
toria cargada como costal a la espalda. Trata de solucionar mediante su palabra la justicia olvidada
que ella trata de reponer. Es heredera del espritu revolucionario de esas mismas soldaderas que
retrata desde su escritura ficcional ms temprana: Jesusa (Hasta no verte Jess mo) y ella tienen
ms de un punto en comn. Elena y Jesusa se solapan en el texto, igual que Lilus Kius, la Flor
de Lis, Gaby Grimmer, Tina Modotti, Quiela, o los propios recuerdos de Paula Amor (No me
olvides). Es medularmente autobiogrfica al tiempo que reivindica el mundo indgena, la herencia
de la raza, desde modelos como Rosario Castellanos. Refleja una literatura en la que el espacio
de Mxico es su espacio y su sintona. Su intencin ha sido hacer enrojecer hasta la punta de las
sandalias a una sociedad aparentemente frvola o falaz, hipcrita. Y lo hace sin contemplaciones,
desde una postura que extrema los planteamientos, desde la revolucin. Su actitud es la misma que
vemos en aquellas mujeres de la independencia que se presentaron a Bolvar como voluntarias para
combatir.
Sus mujeres se desgarran entre las manos de la sociedad, se brindan asombradas a los estertores
de un terremoto o soliviantan la libido de los varones (De noche vienes). Pero son tambin las que
marchan al lado de sus hombres, las que les cobijan y les protegen como Jesusa, como Tina, pero
tambin son las terriblemente abandonadas, las desconocidas. O las que se rebelan contra el destino
como Gaby Grimmer, que no se resigna a verse confinada en una silla de ruedas. Las mujeres son
tambin su madre, Paula Amor, la mujer luz, manzano arraigado y protector de su hija manzana.
Respuesta a la interrogacin de los inquietos y bellos ojos de Elena.
Su trayecto transita por la angustia y la melancola profunda en sus poemas Rondas de la nia
mala, negatividad que es un guio y es conciencia de su rebelda. Es un deseo de encontrar respues-
tas, y al tiempo es negacin previa a aceptarlas. Criolla hasta la mdula, vive en ella la simbiosis de la
cultura. Plena tensin dialctica que no encuentra jams reposo.
La voz de los creadores
AMRICA SIN NOMBRE
Dedicatoria a Elena Poniatowska
Jos Carlos Rovira
Director
Noviembre de 2008
Presentacin
Roco Oviedo Prez de Tudela
Conoc a Elena Poniatowska gracias a la invitacin que le curs el maestro y amigo Sinz de
Medrano en el curso de verano de El Escorial sobre literatura de mujeres. La amistad que me brind
se ha consolidado con el tiempo y ha producido una singular admiracin que sobrepasa las diferen-
cias y las afinidades, para volcarse en un cario incondicional, movida y conmovida siempre por sus
continuos detalles y por sus palabras que dejan una huella imborrable en mi corazn.
Hace ya casi dos aos Jos Carlos Rovira me ofreci coordinar este volumen de homenaje,
tarea que ha permanecido en el tiempo gracias al inters de la Universidad de Alicante y a la voluntad
y paciencia del amigo. Un resultado que mucho debe a los colaboradores que han querido poner de
relieve los aspectos ms actuales de una escritura que emergi, en tiempos ya lejanos, con la fuerza de
la originalidad y el compromiso.
A lo largo de estos aos la tarea de coordinar este volumen me ha brindado la posibilidad
de gratos encuentros con antiguos y nuevos amigos. Entre otros quiero destacar la amabilidad de
Alvaro Mutis, quien me obsequi con un maravilloso caf colombiano, y especialmente extensiva a
la disponibilidad y grata acogida de Carmen, y la no menos cariosa de Micifuz, el gato. Agradezco
la inmediata respuesta de Jos Emilio Pacheco cuyos poemas, junto con el maravilloso texto de Br-
bara Jacobs, llevan guardados en el corazn del ordenador cerca de dos aos. Y Julio Ortega, con su
ilustrador texto como todos los que convoca su escritura. Las voces de los creadores se suman a las
de los crticos, con los rigurosos textos de Silvana Serafn, siempre cordial amiga y cuya actividad
a favor de la unin entre las dos orillas y de la escritura de mujeres, es constante. Gabriella de Beer
ha indagado con acierto en la literatura de mujeres y envi hace ya casi dos aos el texto. Y fue un
placer compartir con Aurora Camacho la amistad de Elena en la Universidad de Brown y asistir a su
excelente ponencia sobre las relaciones con la fotografa en la obra de Elena Poniatowska. Mientras,
desde la pennsula llegaban las colaboraciones de Ignacio Uzquiza, tan entraable, junto a la mirada
ponderativa de Marita Caballero, la crtica rigurosa de Vicente Cervera, y el anlisis documentado y
esclarecedor de Evangelina Soltero, Isabel Dez Mengue y Marta Herrero. Lugar destacado merece el
ensayo sobre una obra tan original y desconocida como Me lees y te leo, analizado por Rosario Alon-
so, amiga de Elena y autora, por otra parte, de la tesis doctoral en torno a su obra y su personalidad.
Las contribuciones mexicanas han tenido un resultado positivo gracias a los esfuerzos de la
Dra. Sara Poot de Herrera, quien se ha encargado de recopilar los textos procedentes del grupo de
investigacin UC-Mexicanistas (Bors, Brescia, Bruce Novoa, Egan, Estrada, Parodi, Rueda, etc).
Trabajos de profundo calado que aportan una nueva luz a la coleccin de estudios sobre la escritora
mexicana que, como se recoge en la bibliografa, ya mantiene una dilatada trayectoria.
El volumen se orienta sobre todo hacia los temas de mayor actualidad en el estudio de la obra
de Elena Poniatowska, con la salvedad de aquellas contribuciones que son ms un recuerdo o una
recreacin literaria de ese amplio y variado caleidoscopio que es Elena. El espacio autobiogrfico
comparte el pdium con las artes plsticas y, de modo especial con la fotografa, herencia de un arte
que en Mxico ha mantenido un dilatado y excepcional progreso. A su lado caminan las imgenes de
unas mujeres que convocan a hacer viva la palabra de sus relatos.
Madres, hijas, amantes, el mosaico que empedra el suelo de Mxico, se sustenta en el murmullo
tantas veces olvidado de las mujeres. Y Elena las hace hablar para que resurja su mundo, cobre vida y
se haga manifiesto frente a los varones que deambulan, olvidadizos, internados en su propio mundo
como ocurre con El Tren pasa primero o la Quiela-Angelina, o las mujeres que dan vida a ese cielo
que mira ajeno, desde su propia piel.
Como dir lvaro Mutis en la entrevista que se transcribe, Elena, o Poni, es una mujer de una
extraordinaria energa. Incansable, imparable, comprometida con todos aquellos que han experimen-
tado el vaco, la prdida trgica, ya sea por la muerte o por la injusticia social. Su trabajo ha sido salir
a la calle, denunciar, con un inconformismo que ha recibido el reconocimiento del pueblo. La calle
que ella ha recorrido, las plazas como el Zcalo, lugar definitivo de su ltimo testimonio a medio
camino entre la realidad ms vvida y la ficcin (Amanecer en el Zcalo), donde ha logrado encontrar
un nuevo espacio transformado en virtud de una unidad frente al Mxico colapsado por la indife-
rencia. Es el Mxico solidario el que se hace presente a lo largo de las semanas en las que se colapsa
el centro. Pero es tambin el del Mxico que se desvanece, lugar donde los sueos se destruyen y la
conquista se disuelve como la lluvia. Queda, sin embargo el reconocimiento a su actuacin desinte-
resada, hombres y mujeres que la paran por la calle, Estamos con usted, seora Elena. Es la seora,
la madre que lucha, la que les ha dado su voz y se ha alzado como una figura agigantada en la que los
desfavorecidos encuentran un eco, mientras ella, la seora, repite, lrica y ciegamente su desvalido y
al tiempo austero desprendimiento. Es el mensaje de una mujer de cultura dual, Europa y Amrica
unidas, que esgrime una literatura emergente a travs de una voz a su vez mestiza: denuncia real del
periodismo, avalada por la ficcin de un sueo. Inconquistable y conquistada, dulce e irnica, amiga
y enemiga, en lucha constante, dialctica vivida de una forma irreconciliable Hibridismo, heteroge-
neidad? Elena busca siempre un imposible mestizaje. Aquel que ha sentido vivir en su madre, que la
serenaba, que la colmaba. Su familia, sus hermanos, conciliacin y desarraigo. Es extraa al mundo
en el que vive, en el que todava sigue buscando su lugar.
Sigue la huella, la sombra que han dejado al paso predecesoras, como Elena Vicario, como
Rosario Castellanos. En ellas funda su palabra, ruptura del canon establecido, para vomitar el dolor
en el habla cortada de su soldadera, Jesusa Palancares, que lo ha vivido todo, que lo ha bebido todo y
cuya recompensa ha cado en le olvido de los desheredados. Es su autodefensa de esas mujeres rotas
por los hombres, a los que incompresiblemente aman. Esclavizadas, siervas, como Jesusa y su extraa
relacin con su padre, con su hijo. Doblegadas sobre el trabajo que acogen con tremendo fatalismo.
Dibuja un mosaico de protagonistas que coinciden en el eje comn de la incomprensin.
Pero son las mujeres que se organizan desde La noche de Tlatelolco a Amanecer en el Zocalo,
o Nada, nadie, las voces del temblor. Sus heronas son paradigmticos espejos en los que se mira a
diario para afirmarse. Desnuda de mscara a la historia y la desnuda de su maquillaje, para hacernos
enfrentar otra realidad, la que ella contempla desde el caleidoscopio de su casa de Chimalistac, para-
djicamente frente por frente de la Iglesia, como retrata el dibujo de ese hermoso libro infantil, Boda
en Chimalistac.
No se resigna a la condicin servil de tantas mujeres, de los olvidados, los desvalidos que
transitan por Mxico, en busca de un trabajo, desarraigadas (Luz y luna, las lunitas), con una his-
toria cargada como costal a la espalda. Trata de solucionar mediante su palabra la justicia olvidada
que ella trata de reponer. Es heredera del espritu revolucionario de esas mismas soldaderas que
retrata desde su escritura ficcional ms temprana: Jesusa (Hasta no verte Jess mo) y ella tienen
ms de un punto en comn. Elena y Jesusa se solapan en el texto, igual que Lilus Kius, la Flor
de Lis, Gaby Grimmer, Tina Modotti, Quiela, o los propios recuerdos de Paula Amor (No me
olvides). Es medularmente autobiogrfica al tiempo que reivindica el mundo indgena, la herencia
de la raza, desde modelos como Rosario Castellanos. Refleja una literatura en la que el espacio
de Mxico es su espacio y su sintona. Su intencin ha sido hacer enrojecer hasta la punta de las
sandalias a una sociedad aparentemente frvola o falaz, hipcrita. Y lo hace sin contemplaciones,
desde una postura que extrema los planteamientos, desde la revolucin. Su actitud es la misma que
vemos en aquellas mujeres de la independencia que se presentaron a Bolvar como voluntarias para
combatir.
Sus mujeres se desgarran entre las manos de la sociedad, se brindan asombradas a los estertores
de un terremoto o soliviantan la libido de los varones (De noche vienes). Pero son tambin las que
marchan al lado de sus hombres, las que les cobijan y les protegen como Jesusa, como Tina, pero
tambin son las terriblemente abandonadas, las desconocidas. O las que se rebelan contra el destino
como Gaby Grimmer, que no se resigna a verse confinada en una silla de ruedas. Las mujeres son
tambin su madre, Paula Amor, la mujer luz, manzano arraigado y protector de su hija manzana.
Respuesta a la interrogacin de los inquietos y bellos ojos de Elena.
Su trayecto transita por la angustia y la melancola profunda en sus poemas Rondas de la nia
mala, negatividad que es un guio y es conciencia de su rebelda. Es un deseo de encontrar respues-
tas, y al tiempo es negacin previa a aceptarlas. Criolla hasta la mdula, vive en ella la simbiosis de la
cultura. Plena tensin dialctica que no encuentra jams reposo.
Brbara Jacobs:
Escritora, ensayista y traductora,
es hija de emigrantes libaneses y
licenciada en psicologa por la Uni-
versidad Autnoma de Mxico. En
1970 comenz a publicar cuentos
que posteriormente recogi en re-
copilaciones como Un justo acuer-
do (1979), Doce cuentos en contra
(1982) o Antologa del cuento triste
(1992) con Augusto Monterroso.
Entre sus ensayos destacan Escrito
Querida Elena, Hlne, Elenita, Poni, Po- voz a ti, la voz que quienes te lean, repetirn,
nia, cuntos nombres te habrn dado ya y te para sus adentros o mediante un altavoz. Se
darn? Pero querida, como sea que te llamen podra decir que esta voz callada necesitaba
en tu presente y tu futuro, en ese tiempo que expresarse, y t lo has logrado a travs de tu
es todo futuro para m y que yo no conocer, libro.
en mi presente que es pasado para ti y que Con frecuencia me pregunto por qu uno
a tu modo en cambio t s conociste para hace lo que hace y no cualquier otra cosa que
m eres Elena. Gracias por darme voz. Tu podra o incluso querra hacer. Y no he logra-
Querido Diego, te abraza Quiela, me hizo do encontrar una respuesta satisfactoria. Me
ruborizarme como cuando tena doce aos y pondr de ejemplo. Por qu, si desde chica
Yuri y Boris me seguan y se detenan detrs pintaba, al grado de obtener una beca para
de m para ver cul de los dos lograba desatar asistir como estudiante a la Academia de Be-
el moo del delantal encima de mi uniforme. llas Artes de mi San Petersburgo para seguirlo
Al leer tu libro sent que, de la biografa de haciendo, de pronto desist? Qu ocurri,
Bertram Wolfe, La fabulosa vida de Diego o qu no ocurri, entre aquel principio que
Rivera, habas extrado la esencia y por lo me sealaba con un augurio promisorio y
tanto me habas convertido en perfume. Un esta nada en la que ahora deambulo? Qu
perfume rincn, pero perfumado al fin. me detuvo? Por qu mi nombre no pas a la
No s si viste todo lo que haba que ver de Historia sino como el de una de las mujeres
mi alma, de mi existencia, de yo guante por de un pintor famoso?
fuera y guante desenvainado de adentro hacia T te salvaste, Elena, porque en un mo-
afuera. Pero en donde estoy no cuento con mento dado el giro de tus circunstancias te fa-
otra informacin que la almacenada, por cier- voreci, lograste hacerte una vida propia. Eres
to en desorden, en mi memoria, y tampoco t por ti, y esto es algo que no todo mundo,
puedo hacer contacto con nadie que viera ms sean hombres o mujeres, pueden decir. Yo me
que yo de m, y sobre todo, que me entendiera detuve. Me enred y no consegu ni siquiera
ms de lo que yo me entiendo. As, conmigo hacerme viuda negra y convertir mi tela de
misma como nica fuente de informacin y araa en obra de arte mortal. Es muy raro no
de referencia y de percepcin, tratar de co- olvidar la felicidad echada a perder. Es terri-
municarte mis impresiones sobre tu libro. Si ble recordar la felicidad pasada que el tiempo
las tomas a mal, estoy lo suficientemente lejos cuestiona. Fui feliz? O cre que era feliz? O
de ti como para que tu ira me alcanzara. Pero fui feliz, pero ahora, que esa felicidad pas,
s que las vas a tomar bien. Por una razn: qu me qued de ella? Si me contestas que
porque te viste en m y, en un sentido entre el recuerdo, tendras que calificarlo de triste,
cosmolgico e intuitivo, yo tambin pude porque pas, porque dej de ser.
darte voz a ti. Cunta incongruencia nos jalonea a su
Esta correspondencia de identidades se antojo en la vida! Yo llegu a creer que mi
dar, sin duda, entre tus lectores, mujeres y hijo era mi mundo, cuando mi hijo haba
hombres. Por lo que hace a m, sentirme cul- muerto y cuando yo tena que reconocer que,
pable por estar en deuda contigo se compensa mientras vivi, permit que otros lo cuidaran El aparato luminiscente
con esta loca hiptesis de que yo tambin te di por m. Por qu hice eso? Lo cierto es que, BRBARA JACOBS
11
para esos padres prestados, mi hijo fue el que Qu habras hecho t en mi lugar? Durante
ellos siempre anhelaron y nunca tuvieron. casi un ao, despus de doce cartas que le es-
No puedo negar que a ratos me amargue la crib, no recib una sola respuesta. Habamos
interrogacin, Quin lo quiso ms, t, que convivido diez aos! Exista por l y para l.
lo formaste en tu cuerpo, o ellos, que lo ama- Una vez sin l, yo dej de existir. Dej de
ron y lo cuidaron mientras vivi? A quin existir Angelina Bellof, dej de existir Quiela,
se lo quit la muerte? Tienes hijos?, es la dej de existir Azul, el pjaro que ladeaba la
pregunta clave abracadabresca que la sociedad cabeza y la posaba sobre el hombro del padre
Brbara Jacobs. te hace con sonrisa de payasa pintada. La so- de mi hijo muerto, el pjaro cantaba, con el
ciedad es una mueca asimtrica. La sociedad pico cerrado, su canto era gitano, era un canto
es una ua larga. La sociedad es la distorsin de lamentos.
de la vida. Cul es el secreto de tu libro, Elena? To-
La segunda interrogante que te plantea, do lo que existe guarda un secreto en el centro
una vez que debidamente le contestaste si tie- lumbre de su corazn. Y cada espectador de
nes hijos o no, lo hayas hecho con la verdad cualquier algo debe encontrar el secreto es-
en la punta de la lengua, o mintiendo, con tu condido en el cofre del amor. Por excelencia,
mejor tono de inocencia, es peor. Consiste en la obra de arte, como tu libro, lo tiene. Es su
querer saber por qu. Hay pocas mujeres que razn de ser. Presiono mi ndice en la sien y
contestan con gusto y con verdad cualquiera reflexiono: el de Querido Diego, te abraza
de las dos respuestas o tres posibles que cada Quiela puede colmar a los principiantes de fe
una de las preguntas tiene. T recogiste algu- en su oficio de artistas. Yo lo descubr el da
nos de los comentarios que hizo el padre de en que, con el cuaderno de apuntes del que
mi hijo respecto a nuestro hijo. Si me moles- no me separaba ni un instante, tom notas
ta, lo arrojo por la ventana, fue uno de ellos; de unos estudiantes que atravesaban la Rue
el otro, Mi hijo y Apollinaire murieron de lo de Rennes hacia el colegio y, de pronto, me
mismo: la estupidez humana. Cmo crees di cuenta de que para el pintor, el lpiz haca
que me sent al or semejante comparacin? las veces de la cmara para el fotgrafo. Es
Estoy de acuerdo en que la guerra, toda gue- una gran revelacin! Gracias, querida Elena,
rra, puede ser estpida; pero, el amor, Elena, por destacarla, en ella poda estar mi paso a la
es una guerra? No es amor, slo amor, y posteridad. En otras palabras, preferira que
ninguna otra cosa que amor? por esta observacin pasara yo a la Historia,
Aun ahora, cuando doy vueltas en redon- y no por un amor que me destruy. Cuando
do para hacer nfasis en lo que es la existencia vi nios que no eran un prospecto de retrato,
humana, en el estado en que sta se encuentre, sino colegiales de carne y hueso, supe que yo
en el tuyo o en el mo, pienso que el nico haba muerto. Y de mis cenizas no resurgi
problema de la mujer es ser mujer. Si no fuera sino la sombra de un sapo, el padre de mi hijo
mujer, si fuera perfume, si fuera viuda negra, muerto.
te aseguro que problemas no tendra. Qu Hubo un tiempo en que fui feliz. Y lo fui
pensaste de que el padre de mi hijo, mientras cuando sonriente pens que ojal hubiera una
yo atenda a mi compatriota y amiga M. (a Angelina que cuidara de m como yo cuidaba
quien no pienso nombrar), la embarazara de otro. Era el tiempo en que la pintura me
tambin a ella? Elena, qu es el amor? Es haca perder la nocin de la realidad, del mun-
lo mismo para el hombre que para la mujer? do circundante, de las obligaciones, pintaba y
O es una mscara que se quita y se pone? Es crea en mi pintura. Ya en San Petersburgo,
una mscara variable, verdad? La vida no es antes de venir a Pars, haba padecido la du-
sueo, Pedro Caldern de la Barca; la vida es da. Se lo debo a una compaera a la que los
teatro, un drama montado en un escenario elogios con los que el maestro de la Academia
imaginario, con teln que se abre y se cierra a distingui mi trabajo, perturbaron. Desper-
voluntad de mecanismos fuera de la realidad, taron su envidia o sus celos. Pero, una vez
indiferentes a la realidad y, ms que a nada, sola, sin embargo, reflexion y sufr: Qu
al deseo. tal si no s nada, si no voy a llegar a ningn
Los extremos a los que yo llegu en mi lado, si yo y lo que yo hago somos espejismos
propia bsqueda, tanto cuando tena ilusin en el desierto que es la humanidad? Fue el
como cuando la perd, son humillantes. Pero principio de un cuestionamiento que, a ratos
si t los recogiste, no voy a intentar ni siquie- tenue, desde entonces no me ha abandonado.
El aparato luminiscente ra bajarles el tono. Pase de una confianza que Qu digo! Es una incertidumbre que se ha
BRBARA JACOBS dur diez aos, a la prdida de la esperanza. convertido en mi segunda naturaleza, Elena.
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Ya ves que ahora ya no me formulo ningn autocrtica con que intent arreglrmelas sola
interrogante, porque ya s que perd la batalla. en el mundo, sin lograrlo.
Que, si tuve fuego, ste se extingui. Juega, me recomendaba; juega como
Cuando quera recuperar al padre de mi Picasso sugiere que hagamos. No tomes las
hijo muerto fui servil. Por carta, lo que em- cosas tan en serio. Se ve que para l, el traba-
peora la vergenza. Ofrec serle til. Dios jo equivala a la guerra, al amor, a todo lo que
mo, Dios mo: A qu llegu! Molera sus co- soportara el adjetivo de estpido en lugar del
lores, limpiara su paleta, tendra los pinceles de serio, en serio es sin engao ni burla.
en perfecto estado para el momento en que l Pens que la mejor manera de honrar a
los necesitara; sera su ayudante. Le promet, mis padres muertos era venir a Pars a seguir
Elena, date cuenta de a qu llegu; le promet, mis estudios de pintura. A pap lo enorgulle-
te deca, no embarazarme! Llegu a sentir ci enormemente la beca que gan. Supongo
dolor ante la idea de que l dejara, es decir, que crean en m, l y mam. Yo tambin; yo
de que hubiera dejado de necesitarme; no de tambin crea en m. No s lo que sucedi des-
quererme: de necesitarme. pus. Ya no puedo pintar; ya no quiero pintar.
Marie Blanchard, Juan Gris (de quien el Los bocetos que intento, ya no me salen. Lle-
padre de mi hijo deca que era mulato y que gu a sentir, segn lo revelas, querida Elena,
slo finga ser espaol), Picasso, Ehrenburg, que si el padre de mi hijo muerto dejaba de
Gorki, Modigliani, Diaghilev, Apollinaire. La quererme, ni yo ni nuestros amigos podra-
posguerra. Los racionamientos. La dispersin mos seguir querindome. Qu dara hoy por
de los amigos. El eco mismo que se apagaba. ir a visitar a mi ta Natasha, en estos precisos
No volver a La Rotonde; me cambiar de momentos! Qu nostalgia me produce el
casa; abandonar Montparnasse, el barrio, pasado, la cotidianeidad, la familia antes de
las paredes, el caf que atestiguaron nuestra hacer conciencia de lo que son las familias!
dicha. Nuestra dicha? Digo bien? No Qu hondamente pesa el conocimiento!
deb dejarlo en singular, Elena, limitarme en En una ocasin, acompa a mi ta al tea-
toda modestia a referirme a mi dicha, propia, tro, todava en San Petersburgo; pero, una vez
subjetiva, personalizada, especfica, mofable, ah, sent con una intensidad tan apremiante
trastornada, irrecuperable, irrecuperable, irre- que lo que me llamaba era la pintura que, sin
cuperable? pensar en lo que haca, me di media vuelta y,
Del padre de mi hijo muerto rescato dejando a mi ta plantada en su asiento, sal
algunas lecciones, ms que verdaderas en- corriendo directamente a mi mesa de trabajo.
seanzas, que apliqu durante un tiempo, Cuando quise volver a visitarla, me cerr la
cuando tuvieron eficacia. Consejos como el puerta en las narices. Cuando insist, ya ha-
de expresarme en vez de rumiar en secreto; ba muerto. Qu caro se cobra la vida, como
o el de estar en accin; o el de dibujar todos dices, Elena, lo que medianamente logramos
los das; l quera que yo hiciera y dijera, hacer en ella, con ella, de ella.
en lugar de ensimismarme y meditar. Pero Siempre en San Petersburgo, era capaz de
ya no es hora de subrayar nada; que cada dejar todo por la pasin con que tom mi ofi-
quien ponga el nfasis en donde guste, o la cio. Ni el teatro, ni los paseos, ni los amigos
interpretacin segn la corriente que siga su lograban atraerme ms que la pintura. Te das
facultad de pensar. cuenta de que para compenetrarme con ella
Quiz ah debiste dejar mi voz, Elena, en hasta sus ltimas consecuencias incluso su
el aspecto positivo de la vida, y no revelar el fsica y su qumica estudi?
deterioro que me consuma y del que ya nada Se puede ser pintora y mujer a la vez? Se
poda liberarme. Si consegua una solicitud de puede ser pintora, mujer, y amar a un pintor?
ilustraciones o de grabados, cumpla con ella. Se puede ser pintora, mujer, amar a un pintor
En mi soledad, me atreva a sentarme ante y no convertirse en su sombra? O en dnde
el caballete de l, e imaginariamente pedirle est la sombra, en las cataratas de quienes te
permiso de bajar por un momento la tela que miran? Cmo lograste t no ser sombra de
dej a medias y, con la promesa de reinstalarla nadie? Cmo lograste t, querida Elena,
apenas terminara yo mi encargo, ponerme tener vida propia? Ser lucirnaga en lugar
manos a la obra y trabajar. Trabaj, Elena; de sombra? Me gust mucho la enumeracin
pero por carta le preguntaba a l qu le pareca que hiciste de todo lo que yo quera dejar de
y, del mismo modo en que le preguntaba si ser por un nico da: dulce, tranquila, decen-
me quera, ay de m, su falta de respuesta era te, sumisa, comprensiva, resignada, maternal. El aparato luminiscente
ms contundente que los ltimos brotes de Te imaginas al padre de mi hijo muerto BRBARA JACOBS
13
consciente de cualquiera de estos atributos de dinero? Eso no se hace! Pintarrajeara de
en una mujer, o hasta en un hombre? Yo no. aguacate las paredes de su estudio en Mxico;
Y yo s los considero atributos, siempre que, untara sus telas de baba de sapo.
por supuesto, nadie que no los tenga abuse de Si, segn sugieres, le hubiera dicho que
ellos en quien s los tiene. Pensar que poda habra preferido unas lneas suyas que el di-
defraudar a alguien; equivocarme y sentirme nero que me mandaba, no habra mentido un
avergonzada por ello! A los veinte aos no poco, segn consignas, Elena querida; sino un
hay quien no est nervioso, quien no se sienta mucho. No quiero nada de l! Su partida, el
inseguro! Por Dios! Y por qu permitir que abandono que hizo de nuestra relacin, acab
mi forma silenciosa de ser tuviera que mo- con Angelina Beloff y quien sigui metida
dificarse? Desear ser digno del amor, de la en mi ropa, ocupando mi cama, y sonriendo
atencin de un sapo? Por Dios, Elena! Qu cuando haba que sonrer, era otra; otra, que
fue lo que me sucedi? ni siquiera fantasma llegaba a ser, pues tam-
Qu es esto de nacer persona y que las bin se haba arrancado a tirones su disfraz
circunstancias vayan amputndote incluso de sombra. Toda Angelina sobraba; toda
abstracciones como la de la confianza en uno Angelina sobr, lleg a estorbar; toda Ange-
mismo? Has visto, Elena, alguna obra ma en lina fue una equivocacin, sin posibilidades,
algn museo del mundo? Quin me desen- adems, ni siquiera de ser rescatada, reparada,
cuadern? El padre de mi hijo muerto? O reconstruida. O, dime t, existo afuera de tu
la gente, que no haca sino preguntarme por libro, Elena? Aspiro a ser reencuadernada, o
l? Por qu se fue; por qu no haba regresa- lo que es de m es el designio fatalista de una
do: qu le haba hecho yo para que l se fuera condena?
y no regresara. En todo caso, murmuraran, No lo cuentas, pero, qu te sugiere el
querida Quiela, por qu no te salud, o no apodo Quiela? No es la espaolizacin sin-
te vio, o te reconoci?, cuando t por fin ttica de qui est l? Y este qui, desde las uas
te desplazaste a travs del Atlntico a, segn de los dedos de mis pies hasta el cabello que
t misma, tu patria, Mxico, a hablar tu cubre mi crneo, desgarra mi autoestima cada
idioma, aunque, como declarabas quiz co- vez que pienso en l. El que pregunta en fran-
quetamente, lo estropearas apenas si abras cs, Qui est l? Del otro lado de una puerta
la boca. cerrada, digamos, puede justificar o ignorar
Estoy muy enojada, Elena; no contigo; no efectivamente quin est ah. Y, en este caso,
porque me dieras voz en tu libro, ciertamente; este qui es, adems de un desconocido en
no. Estoy enojada porque llegu temprano a potencia, un nadie, puesto que no es alguien,
la Historia, a la Historia con mayscula. Si alguien especfico, quiero decir. Pero, llamar
hubiera nacido en tu poca, Elena, adems a quien tienes enfrente, o debajo, o encima,
de que habramos sido amigas, Angelina Be- o cuyos labios besan tus pies en tanto que
loff habra existido por ella misma, hubiera tus labios besan los pies de l, o, en pocas
tenido el amante que hubiera tenido, y as lo palabras, llamar a quien tienes a tu lado qui,
considerara su hijo, su Dios, su patria. Sabes preguntar por este qui que, si est en alguna
por qu? Porque lo habra hecho con conoci- parte, es en ti, es desgarrador. No soy, qui vo-
miento de causa, por no decir que con maa, us savez, Monsieur? Cest moi qui est l, vous
por no decir que, al llamarlo tiernamente savez Monsieur? Moi. Moi, je suis l. Et moi
Amor, lo habra hecho hasta con astucia. je mappelle Angelina; je mappelle Angelina,
Por qu un sapo anul a Angelina Beloff? Mi et vous, Monsieur, vous le savez bien. Este je,
maestro, mi Dios, mi inspiracin. Dios mo, Elena, este moi, se refiere a Angelina, Elena, la
Elena; Dios mo! Crey que con las remesas Angelina que una vez fue pjaro, que alguna
de dinero que me lleg a mandar aplacaba mi vez alete en la cara de un sapo para espantar-
deseo de l; borraba su responsabilidad ante le las moscas, fue su abanico y lo refresc, fue
el amor? No te parece peor que un sarcasmo su brisa, con el aleteo de sus alas, y fue gozo,
que me hubiera tratado de convertir en el fue mujer, fue pintora, fue feliz, vous savez,
pneumatique mediante el cual pudiera hacerle Monsieur. Pero basta; sea como fuere, querida
llegar a la traidora de M. sus propias remesas Elena, te abraza Angelina.
El aparato luminiscente
BRBARA JACOBS
14
lvaro Mutis
lvaro Mutis, poeta y novelista,
nacido en Bogot, ha sido director
de revistas muy diversas. Amigo
de autores como Garca Mrquez,
Luis Buuel, Octavio Paz, Carlos
Fuentes o Elena Poniatowska, ha
residido habitualmente en Mxico,
donde lleg como exiliado. Inter-
nado en la crcel de Lecumberri,
escribi una obra teatral sobre uno
de los presos, El Cochambres, y
y msicos. Fue un placer enorme conocer a al fondo de los problemas, con una responsa-
alguien descendiente del rey de Polonia, su bilidad y un criterio y una lucidez realmente
ilustre abuelo. magnficos.
R.- Cmo calificara a E. Poniatowska R.- Qu libro o qu obras destacara?
como persona y como amiga. A.M.- Me pasa una cosa muy curiosa, no
A.M.- Como amiga fue para m una bendi- se me ocurre destacar ninguna. Cada una tiene
cin, porque estuve 16 meses en la crcel aqu su propia luz. Es la energa vital y la lucidez
en Mxico: el gobierno dictatorial del militar que se hacen presentes, en cualquier libro.
Rojas Pinilla, haba pedido mi extradicin. Reflejo de su propia vitalidad.
Elena me iba a visitar con frecuencia. Ya nos R.- Qu opina de Amanecer en el Zo-
habamos conocido en la Galera de Antonio calo?
Sousa, y fue una amiga extraordinaria. En A.M.- Est muy bien. Dice cosas que
esa situacin, la compaa y la solidaridad es, en Mxico no suelen hacerse pblicas, y las
realmente, muy necesaria. Desde ese momen- dice con una gran lucidez, y con una gran
to se cre una amistad inolvidable. responsabilidad. Ese libro es ejemplar y muy
R.- Ella defendi su causa, a travs del necesario en este momento para el pas.
periodismo. R.- Como escritor, cmo ve el futuro de
A.M.- No, mi causa no era defendible. esa literatura testimonial?
Supona crear problemas con la embajada de A.M.- Bien, muy bien. Tenga en cuenta
Colombia y yo prefera que no se hiciera. S, que hay una tradicin en Europa de esa litera-
escribi m, sobre mi obra y mi poesa pero tura. Los textos de los escritores que recogie-
sobre el asunto que me tena preso no. Por ron la voz del pueblo durante la Revolucin
fortuna. Francesa hoy da son clsicos.
Unas palabras para Elena
R.- En aquel momento era usted muy R.- En Mxico cree que va a haber una Entrevista a lvaro Mutis
conocido en Mxico? continuidad? lvaro Mutis
15
A.M.- Desde luego, esos libros de Elena A.M.- No, no. Son distintas las dos, muy
quedan como un testimonio deslumbrante autnticas las dos, muy razonadas las dos,
del Mxico que ella vivi. El tiempo no ac- pero son completamente distintas
tuar contra esos libros. Sern siempre libros R.- En qu radicara esta diferencia?
vivos. A.M.- En el caso de Octavio el hizo una
R.- Qu cree que ha innovado ms Elena, inmersin en su ms profundo ser, buscan-
en el terreno del periodismo por su atrevi- do el Mxico que llevaba adentro y que l
miento, por las preguntas y los interrogantes conoca.
en la sociedad mexicana, o ha abierto un ca- En el caso de Elena, es una visin muy
mino ms en el terreno literario. clara, pero hay ms inters en la vida diaria,
A.M.- En los dos. En los dos. Ella escri- que tambin son la misma vida mexicana, y
lvaro Mutis.
be en forma paralela siendo un testigo de su reflejan la misma vida mexicana, pero por
tiempo y a la vez creando un mundo de fic- otro camino.
cin que es tan real como el otro. R.- Me hubiera gustado continuar la en-
R.- Respecto a esa relacin que ha mante- trevista, pero como le dije, solo iban a ser diez
nido con las letras mexicanas, cmo ha sido la minutos, no quera robarle ms tiempo.
relacin con Elena y, por otro lado, con las le- A.M.- Ah, s, pues nos veremos en Ma-
tras mexicanas que rodeaban su vez a Elena? drid.
A.M.- Elena ha sido una persona muy R.- Cundo va?
independiente, s ha tenido contacto con A.M.- Me dieron el premio Rosala de
los dems escritores, pero ella es ella. Yo he Castro. Voy a Santiago, que es una regin
tenido tuve amistad muy, muy cercana y que adoro. Soy un gran lector de Alvaro
me lleno de gratitud al solo pensar en l con Cunquiero
Octavio Paz. Lo conoc a los pocos das de Esta mujer, Rosalia de Castro, es increble.
llegar a Mxico y conoc tambin a Carlos Piense en una mujer: hija natural de un abad
Fuentes y a travs de ellos conoc a muchos de Padrn y de una seora de alta sociedad.
otros escritores y siempre he tenido una rela- Hasta los 15 aos vive con las hermanas de
cin con ellos muy, muy cordial. su pap. Despus se va a vivir con su mam,
Respecto al modo de hacerlo, Elena ha se casa, empieza a escribir: su marido apoya
escrito sobre todos estos escritores y siempre mucho su vocacin y su produccin. Tiene
ha escrito como es ella, no inventa, siempre siete hijos, todos mueren, uno detrs del otro.
ha reflejado su verdad, recuerda y constata lo Y ella muere a los 47 aos! Y esa vida la ve
que recuerda. usted en su poesa. Pero al mismo tiempo se
R.- Aparte de Elena, sus relaciones, enton- presiente su amor por el paisaje, la inmersin
ces, seran ms con Fuentes y con Paz, dentro en el paisaje Las aves, las flores, las frutas,
de la literatura. los animales, los caminos, los ros, eso la sal-
A.M.- S, con Paz fue muy positiva porque va, le permite servir viviendo. A m me tiene
me acompa en esta gran dificultad, y en traspasado esa mujer
esos meses de prisin, fue constante, estuvo R.- Es cierto. Tenemos que continuar esta
presente conmigo y Carlos tambin. conversacin en Espaa. Entonces, cundo
Tuve una gran acogida en el mbito litera- podemos vernos?
rio de Mxico. A.M.- En septiembre o en octubre, porque
Yo no puedo conformarme con la ausencia estoy recibiendo un grupo de marinos retira-
de Octavio. No est ausente, lo tengo presen- dos que han creado un premio, Nostromo, la
te a diario. Escribi sobre Mxico un libro de novela de J. Conrad y quieren que yo vaya a
una lucidez absoluta que es el Laberinto de la entregar los premios. A lo mejor me encuen-
Soledad. All est Mxico. tro con Maqroll el Gaviero.
R.- Seran complementarias la visin del Ya me gustara
Mexico de Elena con la visin del Mexico de
Paz?
16
Jos Emilio Pacheco
Destacado poeta, ensayista, traduc-
tor, novelista y cuentista. Pertenece
a la generacin de los aos cin-
cuenta, en la que destaca por su ori-
ginalidad y la orientacin con que
influye en otros poetas y escritores
como Carlos Monsivis, Eduardo
Lizalde, Sergio Pitol, Juan Vicente
Melo, Vicente Leero, Juan Garca
Ponce, Sergio Galindo y Salvador
Elizondo. Ha sido profesor en la
17
Roco Oviedo
Es poeta y Catedrtica de Literatura
Hispanoamericana en la Univer-
sidad Complutense y doctora en
Filologa Hispnica y Periodismo.
Desde su tesis doctoral en torno al
periodismo de Fernndez de Lizar-
di, la literatura mexicana ha sido
objeto de su investigacin. Entre
otros autores, destacan los estudios
dedicados a Octavio Paz (Mxico
en la encrucijada) as como la
lrica contempornea (Narciso en
la laguna, Poesa mexicana des-
de los aos 30 en Historia de la
DAMA DE LAGUNA
literatura hispanoamericana, Tri- ROCO OVIEDO
nidad Barrera ed.) y especialmente
la poesa de Jos Emilio Pacheco.
En el ao 2002 conoci a Elena
Poniatowska y desde entonces ha
consolidado la investigacin sobre
la escritora (Palabra y tierra: entre-
vista a Elena Poniatowska, Los
cuerpos del disfraz. La narrativa de
(A Elena Poniatowska) Lejana de los mares y montaas
Elena Poniatowska) y una fecunda sus dedos han quebrado las cadenas
amistad. La busca el amor por sus pupilas, y atraen al amigo que se ausenta
asedian sus lagos ojos inquietos y gravita como imn a sus miradas.
que asoman por los huecos de la calle. Cobertor de haz de luna y mano blanca:
Nios que requieren su calor y su reposo, aquieta en un susurro de cario
mujeres que rodean su estatura el grito, rojo hasta la mdula,
y reclaman en la lucha su escritura. la verdad de las voces silenciadas.
Recoge su cobija para el dbil Soledad que se recoge en su laguna
y enlaza por los brazos la justicia y nos da su reflejo en la palabra,
y sacude su voz como un trofeo, espejo en el que miran las guilas,
sorpresa de la flor en una pgina. pjaro que extiende imparable las alas.
Dama de Laguna
ROCO OVIEDO
18
Amigos y crticos
Mara C. Albin
University of Minnesota. Ha si-
do profesora en la Universidad de
Columbia (Nueva York) y en la
Universidad de Washington. Sus
investigaciones han girado en torno
a escritoras como Gertrudis Gmez
de Avellaneda o la figura femenina
en las obras satricas de la Colonia,
as como en Sor Juana Ins de
la Cruz. Entre sus investigaciones
EL BILDUNGSROMAN FEMENINO EN
encontramos ensayos dedicados a
la lrica de Jos Lezama Lima.
21
7 diferentes amantes que tiene el padre. La nia diato decide rebelarse. En un acto de rebelin
Ibid., pp. 67-68.
llega a la conclusin de que las mujeres con contra Aguilar, lo confronta verbal y fsica-
8 que su padre mantiene relaciones son por lo mente dicindole que no le permitir que le d
Ibid., p. 42.
general abusivas, borrachas, glotonas y ade- ms palizas e incluso amenaza con balacearlo.
9 ms despilfarran el dinero de la familia7. La Desde ese momento, Jesusa no acepta ms la
Ibid., p. 78. nica amante del padre que se convierte en subordinacin al marido y se vuelve:
10 su madrastra es Evarista Valencia, la hija de la
Ibid., p. 51. rectora de una prisin. Jesusa pasa un tiempo ... muy peleonera, muy perra. Y con los aos me fue
11 en el presidio bajo el cuidado de Evarista, aumentando el instinto de dar antes de que me den.
Ibid., p. 97. quien la ensea a trabajar, pero al mismo tiem- Se acab aquello de agacharse a que me llovieran ca-
12
po hace sufrir mucho a su hijastra: Diario chetadas y cintarazos. Supe defenderme desde el da
Ibid., p. 102. me pegaba mi madrastra con leos prendidos; en que me escond la pistola en el blusn12.
13
Uy, si yo sufr bastante!8.
Ibid., p. 133. Los aos de la adolescencia de Jesusa Durante una escaramuza de la revolucin
transcurren dentro del marco de la Revolu- matan a Pedro, por lo que Jesusa hereda el
14
Ibid., p. 142. cin Mexicana, pues la joven sigue al padre mando de los soldados que su marido diriga.
que se enlista en una corporacin del ejrcito Sin embargo, rehusa quedarse a cargo de la
revolucionario. La experiencia de acompaar tropa de su difunto esposo como quera el
a las tropas revolucionarias permite que la general Juan Espinosa y Crdova. Debido a
joven adolescente alcance la independencia esta decisin, el general no le paga lo que le
emocional de la figura patriarcal, pues Jesusa corresponde como viuda de un combatiente
observa cmo la corporacin llega a rechazar revolucionario. Entonces Jesusa emprende el
a su padre debido a su conducta irrespon- viaje de regreso a Tehuantepec, pero al llegar
sable, ya que pareca que su nico inters a la ciudad de Mxico, donde le correspon-
eran las mujeres. Adems, Jesusa se queja de da transbordar a otro tren, un cargador le
la doble moral que caracteriza/distingue las roba todo el equipaje. Una vez ms se queda
relaciones entre los sexos. La joven alega que desvalida sin un centavo, sin ropa y sin nada,
las mujeres son acusadas de ser poco castas, segn ella misma confiesa: ... me qued sola,
mientras que son los varones los que siempre abandonada aqu en Mxico, rascndome
estn dispuestos a tener una relacin carnal9. con mis uas. Pareca una guajalota a la que
Al quedarse prcticamente hurfana, se le perdieron los guajolotitos13. Ante esta
Jesusa se ve obligada a aprender cmo sobre- situacin de desamparo, Jesusa se ve obligada
vivir sola y a luchar por su autorrealizacin a iniciar una nueva vida en la gran ciudad,
en una sociedad patriarcal en que una mujer donde Raquelita e Isabel Chamorro le mues-
pobre se halla totalmente desamparada y tran la importancia y la utilidad del dinero
en desventaja debido a su clase y a su sexo. y tambin le ensean cules eran los das de
Jesusa confiesa que al verse desvalida: Me la semana y los meses del ao. Ella misma
dediqu a buscarme la vida como Dios me reconoce su ignorancia: Yo era muy cegada,
diera a entender. Si no, cmo coma yo?10. muy cegada14.
Jesusa decide emprender un viaje de regreso a Jesusa comienza a ganarse la vida como
Tehuantepec, su tierra natal, pero no lo logra criada en casa de una seora espaola, doa
y acaba casndose sin consentimiento previo Pepita, donde se hace cargo de todo el queha-
con Pedro Aguilar, un oficial de la revolucin cer domstico: lavar, planchar y limpiar. Des-
mexicana. El matrimonio con el capitn ca- pus de desempearse como sirvienta en casa
rrancista le ocasiona un gran sufrimiento fsi- de otra seora, decide abandonar el oficio de
co y psquico, pues para todo la golpea. Pedro criada domstica para trabajar como aprendiz
no le permita baarse, ni peinarse e incluso en una fbrica de cajas de calzado. A partir de
le prohiba que se cambiara de ropa para que ese momento, segn nos dice ella misma su
as ningn hombre se fijara en ella. Adems, vida transcurri entre
la obligaba a dormir tapada con el rebozo. Al
respecto, declara Jesusa: As que yo fui mr- ...fbricas y fbricas, y talleres y changarros y pique-
tir. Ora no, ora ya no soy mrtir. Sufro como ras y pulquerias y cantinas y salones de baile y ms
todo el mundo pero no en comparacin de fbricas y talleres y lavaderos y seoras fregonas y
lo que sufr cuando tena marido11. Despus tortillas duras y daleque dale con la bebedera del
El Bildungsroman femenino en de unos meses de abuso y humillacin, Jesusa pulque, tequila ... Y amigos y amigas que no servan
Hasta no verte Jess mo de Elena
Poniatowska toma conciencia de la situacin de opresin a para nada, y perros que me dejaban sola por andar
MARA C. ALBIN que la tena sometida su marido, y de inme- siguiendo a sus perras. Y hombres peores que perros
22
del mal y policas ladrones y pelados abusivos. Y yo ta que le impone la sociedad.
siempre sola, y el muchacho que recog de chiquito De ah que el Bildungsroman
y que se fue y me dej ms sola ... cada vez ms femenino recurra a diversas es-
desmadejada en esta chingadera de vida15. trategias narrativas con el obje-
tivo de lograr una inversin o
HJM puede ser considerada un Bildungs- reverso irnico de las normas
roman femenino que se desva del modelo de comportamiento que se esta-
masculino de este gnero literario. El Bil- blecen para la mujer a partir de
dungsroman es el concepto empleado para un sistema de cdigos genricos
definir aquellas narraciones cuyo tema es la rgido17.
representacin literaria de las experiencias Lagos aclara que adems de considerar las 15
de un personaje que se somete a un proceso novelas de formacin de un personaje feme- Ibid., pp. 147-148.
de aprendizaje y maduracin que tiene como nino una desviacin del modelo masculino 16
objetivo la integracin del individuo a su de Bildungsroman, algunas crticas proponen Mara Ins Lagos, En tono mayo,
Santiago de Chile, Ed. Cuarto
contexto social. Segn la definicin clsica de que se establezcan distinciones en la termi- Propio, 1996, pp. 30-32.
Bildungsroman, trmino acuado por Wil- nologa con que se designan estos textos. Por
17
helm Dilthey, este tipo de novela se distingue ejemplo, las editoras de The Voyage In sugie- Ibid., pp. 34-36.
por presentar el desarrollo metdico en la ren que se llamen a estos relatos de formacin
vida de un personaje como una serie de eta- ficciones de desarrollo femenino ((fictions 18
Rita Felski, Beyond Feminist Aes-
pas, las cuales se encuentran vinculadas entre of female development); mientras que Rita thetics: Feminist Literature and
s, ya que la anterior sienta los cimientos de Felski opina que es necesario llevar a cabo Social Change, Cambridge,
Harvard University Press, 1989,
la prxima fase. De ah que las disonancias una clasificacin de este corpus heterogneo pp. 122-153.
y conflictos que experimenta el individuo de escritos. La crtica denomina narrativas de
a lo largo de su vida, sean necesarios en el auto-descubrimiento femenino (narratives
transcurso de su desarrollo hacia la madurez of female self-discovery) a aquellos relatos
y armona consigo mismo. Por lo tanto, es- contemporneos que se centran en la mujer
tos relatos de formacin ponen nfasis en el y que logran superar la dicotoma matrimo-
proceso de crecimiento del protagonista que nio-muerte. Adems, establece una diferencia
puede abarcar el desarrollo emotivo e intelec- entre los textos en que la protagonista llega a
tual del sujeto en cuestin16. la conclusin de que no es posible alcanzar
La interaccin individuo-sociedad rige es- un desarrollo pleno en la sociedad patriarcal,
tas novelas de aprendizaje, por lo que el relato a los cuales clasifica como Bildungsroman
se estructura en base a las relaciones que se femenino ((feminine Bildungsroman), y las
van forjando entre el protagonista y el medio novelas del despertar o auto-descubrimiento
social. El personaje principal no controla su (novel of awakening) en que el personaje
destino, sino que ms bien reacciona frente a principal, una mujer, percibe su identidad
sus circunstancias. El contexto socio-poltico, femenina como una fuerza que se opone a los
las relaciones que va estableciendo con otros valores socio-culturales vigentes18.
individuos, los hbitos y cdigos de conducta Por otro lado, Lagos seala que las edito-
de su clase social y de su gnero sexual, cons- ras de la coleccin de ensayos sobre las no-
tituyen el trasfondo sobre el cual se entreteje velas de formacin femenina, Abel, Hirsch y
la accin en estos textos en los que se narra Langlad, en su introduccin a The Voyage In,
cmo se va configurando la identidad del revisan y amplian la definicin del gnero al
protagonista. incluir variantes que no se tomaban en cuenta
En su estudio sobre los relatos de forma- en el concepto tradicional. Segn las editoras,
cin de la protagonista femenina en la lite- entre las obras que integran las versiones
ratura hispanoamericana, Mara Ins Lagos femeninas del Bildungsroman se encuentran
ofrece una caracterizacin ms amplia del textos que presentan la posibilidad de un
gnero. La crtica alega que en la introduccin yo coherente, pero que no llega a asumir la
al libro The Voyage In, las editoras nos brin- postura de un sujeto autnomo; relatos que
dan una definicin ms flexible del Bildungs- muestran una confianza total en el proceso
roman que se puede aplicar a las novelas de de aprendizaje y crecimiento del personaje
las escritoras. Por lo general, en el relato de femenino; narraciones que se dedican a des-
formacin femenino se subvierten los valores cribir un lapso de tiempo en el que ocurre el
que se subrayan en su versin masculina, y se desarrollo de la protagonista; y novelas en las El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jess mo de Elena
da una marcada discrepancia entre los deseos que se enfatiza el contexto social. Las editoras Poniatowska
de la protagonista y el modelo de conduc- llegan a la conclusin de que esta variedad de MARA C. ALBIN
23
obras constituye una prueba de La protagonista confronta un medio social
que en el caso de las mujeres, las que espera que la mujer se defina a s misma
alternativas de desarrollo y ac- en base al amor, al matrimonio y a la mater-
cin resultan ms limitadas que nidad. La dualidad que experimenta Jesusa
las de los hombres. Adems, se manifiesta en la contradiccin que percibe
alegan que la ficcin femenina entre la libertad que desea y las limitaciones
se distingue de la masculina en que le impone el medio externo. La herona de
que el proceso de desarrollo de Poniatowska entra en conflicto con el modelo
la protagonista suele ser menos de feminidad establecido, pues rechaza la ma-
directo y ms conflictivo, y ad- ternidad biolgica y despus de quedar viuda,
vierten que por lo general la decide no volver a contraer matrimonio nunca
Palacio de Bellas Artes. mujer aspira a alcanzar su auto- ms. Adems, Jesusa denuncia el doble criterio
noma e independencia al mis- para juzgar la moralidad de hombres y muje-
19 mo tiempo que quiere mantener relaciones res. Esta disparidad entre las convenciones y
Lagos, op. cit., pp. 45-46.
ntimas. Por ltimo, las editoras concluyen normas de conducta que le impone la sociedad
20 que los relatos femeninos se diferencian de los y su bsqueda de autonoma y autodetermina-
Poniatowska, HJM, pp. 153,
295.
masculinos con respecto al carcter del proce- cin, propicia el despertar de la protagonista
so de desarrollo, pues en el caso de la mujer quien toma conciencia del dilema que repre-
ste no es gradual, sino que se realiza a travs senta su interaccin con el mbito social.
de momentos epifnicos y no se circunscribe Por lo general, los personajes femeninos
a la etapa de la adolescencia19. eran representados en las novelas como in-
La novela de Poniatowska se aparta del dividuos pasivos anulando la posibilidad de
modelo masculino del Bildungsroman, pos- que surgiera un sujeto femenino autnomo
tura que asumen algunas escritoras que ar- y dinmico. Antes de que el movimiento
ticulan en sus obras el tema del crecimiento feminista comenzara a cuestionar la imagen
y desarrollo de una protagonista femenina. tradicional de la mujer, las protagonistas que
HJM como novela de formacin de un perso- se encontraban avanzadas en el proceso de
naje femenino, es un relato que al abordar el crecimiento y desarrollo acababan por ser
tema de la configuracin de la identidad de la derrotadas al final del relato: unas moran o
mujer desestabiliza el modelo tradicional de se suicidaban, mientras que otras optaban
feminidad y de ese modo permite la elabora- por la locura o alguna forma de seclusin del
cin de nuevos discursos sobre la diferencia mundo exterior.
del gnero sexual. Pero el relato de la escri- Por el contrario, Elena Poniatowska revisa
tora no slo difiere del modelo establecido este modelo pasivo de lo femenino en HJM, al
porque trata del desarrollo de un personaje adjudicar a su protagonista Jesusa Palancares,
femenino, sino tambin porque muestra la un carcter dinmico que le permite desa-
historia de un perodo poltico y cultural con rrollar el arte de vivir y de sobrevivir.
respecto a las aspiraciones de las mujeres y las Jesusa posee un temperamento independiente
limitaciones que le impone la sociedad en el y rebelde, y adems valora profundamente el
proceso de formacin y crecimiento debido a ser libre que en su caso est intimamente vin-
la existencia y propagacin de unas ideas fijas culado a la soledad. Ella misma declara: Por
sobre las categoras sexuales y las diferencias eso yo soy sola, porque no me gusta que me
genricas. gobierne nadie y ms adelante reitera Soy
La trama de la novela de Poniatowska muy feliz aqu solita. Me muerdo yo solita y
muestra las tensiones que configuran el proce- me rasguo, me caigo y me levanto yo solita.
so de aprendizaje y desarrollo de su personaje Soy muy feliz. Nunca me ha gustado vivir
femenino, a la vez que encubre una postura acompaada20.
de rebelin por parte de Jesusa. En HJM el Desde nia, Jesusa se acostumbr a ser
conflicto que la protagonista enfrenta en el andariega. Primero, sigui a su padre de un
proceso de crecimiento e integracin a su lado a otro y luego acompa a su marido du-
medio social se ve complicado por el contexto rante la lucha armada revolucionaria. Una vez
socio-poltico que adquiere importancia en el radicada en el D.F., se muda constantemente
relato. La accin de la novela se sita en una dentro de la ciudad, pues como ella misma
poca de disturbios y de cambios sociales y nos explica:
El Bildungsroman femenino en polticos que aaden complejidad al proceso
Hasta no verte Jess mo de Elena
Poniatowska de la constitucin de la identidad del perso- Como a nadie le tengo que rendir cuentas, noms
MARA C. ALBIN naje femenino. me salgo y adis. Me voy por all sin rumbo o
24
por un camino que yo sola discurro. As soy, hija El personaje femenino de
de la mala vida, acostumbrada a ir de un lado a Jesusa no slo rompe con el
otro y a poner en cualquier parte los palos de mi cdigo de conducta asignado
sombrajo21. a las mujeres, sino que adems
rechaza y se rebela en contra
Jesusa se desva del modelo de compor- del dominio masculino sobre su
tamiento femenino, pues declara no haber sexo. Jesusa valora demasiado
nacido para cocinar y, en cierto modo, cues- su independencia y libertad
tiona la maternidad como destino de la mujer. como para dejarse gobernar
Ignacia, la esposa de su hermano Efrn, trata por un hombre. Ella se siente
de ensearle cmo hacer tortillas. Al respecto, capaz de realizar todo lo que
nos cuenta Jesusa: Deca que a manazos tena los varones hacen y la nica Torre de la Catedral.
que ensearme, pero pues no nac para echar relacin que logra establecer
tortillas y nunca he sabido tortear22. Por con ellos es la de ser su amiga o compaera 21
Ibid., p. 238.
otro lado, a pesar de que cra a Perico, el hijo de parrandas: A mi al cabo ni me gustan los
de una amiga difunta, rechaza la maternidad, pelados. A mi, squenme a bailar, llvenme a 22
Ibid., p. 280.
pues alega que lavar es pesado, pero segn tomar y jalo parejo, invtenme a dar la vuelta
yo, es ms pesado cuidar nios. A mi los ni- por todo Mxico; denme harto que comer y 23
os nunca me han gustado. Son muy latosos tomar, pero eso s a m no me digan que les Id.
y malas gentes23. Por lo tanto, el personaje pague con lo que Dios me dio. Eso si que no... 24
de Jesusa se aparta de la imagen convencional Soy de todos por las buenas, pero de nadie Ibid., p. 173.
que se tiene de la mujer mexicana que perte- por las malas26. 25
nece a la clase humilde. Desde una edad temprana, Jesusa muestra Ibid., pp. 177-178.
Despus de quedar viuda de Pedro, Jesusa una predileccin por las actividades que llevan 26
decide nunca ms volver a casarse y perma- a cabo los muchachos para divertirse, tales co- Ibid., p. 153.
necer soltera por el resto de su vida, ya que mo: correr gallo, cantar con la guitarra, jugar
27
prefiere estar sola a tener que rendirle cuentas al trompo o a las canicas y matar lagartijas a Ibid., p. 70.
a un hombre. Dos extranjeros le proponen pedrazos. La propia Jesusa confiesa: Yo era
28
matrimonio, un banquero y un capitn que muy hombrada y siempre me gust jugar a la Ibid., p. 206.
conoce en Marfa, TX, pero a ambos rechaza. guerra, a las pedradas... a la lucha, a las pata-
La protagonista de HJM confronta un medio das, a puras cosas de hombres...27. La inclina-
social que espera que la mujer se defina a s cin de Jesusa por imitar el comportamiento
misma en base al amor, al matrimonio y a masculino se manifiesta una vez ms cuando
la maternidad, lo cual propicia el despertar decide reclutarse como voluntaria en la guerra
de Jesusa, quien se percata de que la mejor de los cristeros, pues como ella misma nos
opcin para ella es permanecer sola si aspira dice: como que no, si se trataba de echar
a alcanzar su autonoma e independencia. En balazos, vamos a darle. Me fui y cualquier da
el siguiente pasaje, Jesusa asume de forma ex- me vuelvo a ir donde se arme la bola, pero que
plcita la postura de un sujeto autnomo que haya balazos, muchos balazos...28.
prefiere dejar a un lado las relaciones ntimas Elena Poniatowska concluye que detrs
con el sexo opuesto: de esa imagen de mujer recia y osada, Jesusa
Palancares esconde una gran humanidad que
Dicen que el buey solo bien se lame, por qu la vaca expresa en la ternura y compasin que siente
no? Cmo poda adivinar si me iba a ir bien, casada por los dems. Por ejemplo, recoge a Rufino y
con un extranjero? Para ser malo el hombre, lo mis- Perico, dos nios desamparados. Al primero
mo es extranjero que mexicano. Todos pegan igual lo encuentra vagando por Ciudad Valles, por
... Mejor pasar necesidades que aguantar marido. A lo que lo alberga, lo viste, lo calza y le da de
mi los hombres no me hacen falta ni me gustan, ms comer, e incluso le ensea un oficio. Pero al
bien me estorban aunque no estn cerca de mi, Ojal cabo de dos aos de vivir bajo su techo, Rufi-
y no nacieran!24. no huye de la casa de Jesusa llevando consigo
los cuchillos de la matanza de cochinos y la
Ms adelante, denuncia el carcter de los bscula. A pesar de haber recibido un mal
hombres y reitera su propuesta de emanci- pago por su caridad y bondad, se hace cargo
pacin femenina: Los hombres son siempre de Perico, el hijo de su vecina Felcitas, quien
abusivos. Como si eso fuera ser hombre... muere dejando hurfanos a varios nios. Los El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jess mo de Elena
Y se equivocan porque no todas somos sus hijos de Felicitas viven tres aos con Jesusa Poniatowska
yeguas mansas25. porque el padre, Jos del Carmen Vidales, MARA C. ALBIN
25
los tena abandonados y no se libre y nadie se burla de uno... Mil veces mejor ser
ocupaba de ellos. Al respecto, hombre que mujer! Bendita la mujer que quiere ser
Jesusa concluye: Los hombres hombre!33.
que despus ni se ocupan de
los hijos, s se ocupan de andar Por lo tanto, Jesusa representa una herona
contando por las esquinas que cuyo carcter y conducta no se hallan deli-
ya les naci un hijo. Y con ese mitadas por su gnero sexual, ya que segn
pretexto agarran la borrache- hemos visto exhibe caractersticas tradicional-
ra29. mente asignadas a cada uno de los sexos.
Jesusa llega a criar a Perico La relacin entre la mujer y el lenguaje
e intenta que el joven asista ha sido estudiada por las feministas france-
Torre Latinoamericana. a la escuela para que llegue sas, quienes han desarrollado el concepto de
a convertirse en un hombre lcriture fminine. El trmino alude a una
29 de bien. Sin embargo, Rogaciana, la ta del prctica de la escritura en lo femenino que
Ibid., p. 306.
muchacho le aconseja que ya que saba leer socava las convenciones lingusticas, sintc-
30 y escribir deba dejar a Jesusa e irse a traba- ticas y metafsicas de la narrativa occidental.
Ibid., p. 312.
jar. Perico sigue el consejo que le da su ta y El concepto de lcriture fminine ha sido
31 abandona a Jesusa, quien nos cuenta: empleado por Hlne Cixous para referirse a
Ibid., p. 186.
un modo de escribir que afirma la diferencia y
32 Perico estuvo conmigo mientras me necesit; pero explora los poderes de la mujer. Para Cixous,
Ibid., p. 305. apenas pudo agarr su camino. Yo nunca he deseado la escritura femenina implica la inscripcin
33 hijos, para qu? Si con trabajos me mantengo yo... A en el lenguaje del cuerpo femenino en toda
Ibid., p. 186. Perico lo cri porque no tena madre. Eso es recoger su diferencia mediante la liberacin del in-
a un inocente. Pero no lo cri para que me durara consciente reprimido de la mujer. La crtica
toda la vida ... al fin que todo est predestinado por francesa llega a la conclusin en dos de sus
la mano omnipotente30. ensayos, Le rire de la Mduse (1975) y La
Venue lcriture, que la economa pulsional
Despus de quince aos, Perico regresa a o libidinal femenina se traduce en una escri-
casa de Jesusa quien ya est vieja. Sin embar- tura que no se puede definir o teorizar. En
go, recibe una vez ms alojamiento y comida sus escritos, Cixous denuncia las restriccio-
a pesar de que cree que el retorno del joven se nes que la cultura dominante y masculina ha
deba a que quera heredar las pocas pertenen- impuesto a la mujer impidindole sentir que
cias de la anciana. tiene derecho a escribir, al mismo tiempo que
Jesusa Palancares representa una nueva hace un llamado a las mujeres a acercarse a su
versin del personaje femenino en la litera- cuerpo y al placer de la escritura.
tura, una herona que rene caractersticas Este tipo de escritura no se limita exclusi-
atribudas tanto al gnero masculino como vamente a las mujeres, sino que se trata ms
al femenino. Jesusa posee el dinamismo, la bien de un estilo de escritura vanguardista.
independencia, la combatividad y la valenta Para las crticas francesas, lcriture fminine
que generalmente se asocian al sexo mascu- est vinculada a los ritmos biolgicos del cuer-
lino. Ella misma confiesa: El coraje, ese me po femenino y al goce sexual ((jouissance), y es
sostena. Toda mi vida he sido mal geniuda, en s misma un modelo de escritura subversi-
corajuda, y luego aade: Para mi no existe vo y revolucionario. Las crticas sostienen que
el miedo. Miedo a qu? Solamente a Dios31. las escritoras deben de intentar representar
Por otro lado, a pesar de declararse madre en sus textos todo aquello que se encuentra
seca, exhibe las caractersticas de ternura e silenciado en la cultura. Esta es precisamente
instinto de proteccin que se le adjudican al la estrategia que adopta Poniatowska en su
gnero femenino por su capacidad biolgica novela al dejar hablar aquello que permaneca
de la maternidad32. Jesusa no reniega el ser silenciado, pues le otorga voz a una mujer
mujer, pero est plenamente consciente de humilde que nos relata su propia historia que
que el ser hombre le otorgara un mayor est vinculada a la de su pais.
grado de libertad en la sociedad. De ah que Poniatowska cree en ese poder del silencio
confiese abiertamente: que al romperse por medio de la literatura,
llega a ser escuchado alcanzando as su ma-
El Bildungsroman femenino en ...pero de gustarme, me gusta ms ser hombre que yor vigor. De ah que titule uno de sus libros:
Hasta no verte Jess mo de Elena
Poniatowska mujer. Para todas las mujeres sera mejor ser hom- Fuerte es el silencio (1980). Pero este silencio
MARA C. ALBIN bre, seguro, porque es ms divertido, es uno ms al que estaba sometida su protagonista feme-
26
nina hasta que la escritora la deja hablar en su hambre que antes. Al referirse a los revolucio- 34
Hlne Cixous, The Laugh of
novela, se caracteriza tambin por su fuerza narios declara: A m esos revolucionarios me the Medusa, en Elaine Marks
subversiva y de transgresin. Hlne Cixous, caen como patada en los... bueno como si tu- and Isabelle de Courtivron (eds.),
New French Feminisms: An An-
la ms conocida terica de lcriture fminine, viera gevos. Son puros bandidos, ladrones... thology, New York, Schocken,
thology
as lo confirma en su manifiesto Le rire de Puro revolucionario cabrn!36. A pesar de 1981, p. 249.
la Medusa cuando declara que la escritura ser una mujer de pueblo carente de educacin 35
representa la misma posibilidad de cambio, formal, se siente capacitada para emitir un jui- Ibid., p. 258.
esto es, el espacio que fomenta el pensamiento cio sobre la revolucin a la que describe como
36
subversivo que hace posible la transformacin una maniobra de poder. Al respecto nos dice: Poniatowska, HJM, p. 137.
de las estructuras culturales y sociales34. Ms As fue la revolucin, que ahora soy de stos,
37
adelante, la crtica aade que un texto feme- pero maana ser de los otros, a chaquetazo Ibid., p. 71.
nino no puede ser ms que subversivo porque limpio, el caso es estar con el ms fuerte, el
en s mismo es volcnico35. que tiene ms parque...37. 38
Ibid., p. 95-96.
Por lo tanto, el proyecto de una escritura Jesusa cuestiona la versin que elabora la
femenina definido por Cixous con su nfasis historia oficial en torno a una figura desta- 39
Ibid., p. 136.
en el cuerpo de la mujer y en la erupcin del cada del proceso revolucionario: Francisco
goce femenino, al ser un modo de escribir que Villa, por quien siente un gran desprecio. En 40
Ibid., p. 265.
cuestiona los aparatos conceptuales heredados el pasaje a continuacin, ofrece una versin
puede instaurar una revolucin en el discurso. femenina que contradice la que postula la
La crtica francesa afirma que son las mujeres historia oficial al presentar a Villa no como
quienes se encuentran ms capacitadas para un hroe de la revolucin mexicana, sino co-
llevar a cabo dicho proyecto, el cual traera mo un cobarde bandido que acostumbraba a
consigo cambios en el inconsciente, en las despojar a los dems de sus bienes y a abusar
relaciones entre los sexos, y en la vida social de las mujeres:
y poltica.
La voz de Jesusa en HJM resulta subver- No peleaba como los hombres, sino que se vala de
siva por diversas razones. Primero, porque dinamitar las vas cuando iban pasando los trenes... Si
al narrar sus experiencias en el proceso de el tren era de pasajeros tambin lo volaba y se apode-
desarrollo se desva de las normas de conducta raba del dinero y de las mujeres que estaban de buena
que la sociedad le impone a su sexo. Segundo, edad... Ahora es cuando le resulta dizque una seora
porque el lenguaje que Jesusa emplea para re- esposa y dizque hijos y que hijas. Mentira! Esas son
latar los acontecimientos que marcan su vida, puras vanaglorias que quieren achacarle para hacerlo
lejos de ser sumiso y sentimental, se distingue pasar por lo que nunca fue38.
por su carcter contestatario. Es decir, al asu-
mir una postura de un sujeto autnomo pero En el transcurso de su vida, Jesusa llega a
consciente de haber sido marginada en la so- conocer personalmente a dos presidentes de
ciedad, desestabiliza el modelo tradicional de la repblica: Venustiano Carranza y Lzaro
feminidad y de ese modo, en los intersticios Crdenas, sobre los cuales tambin nos da
del discurso subyace y se inscribe la posibi- su opinin. Conoce a Carranza durante una
lidad de un lenguaje que denuncia el orden audiencia que tiene con el presidente en la
vigente, en particular en lo que se refiere al que le solicita que le pague la pensin que
papel asignado a la mujer en la sociedad. Por le corresponde como viuda de un soldado
lo tanto, el lenguaje que emplea Jesusa esta- revolucionario. El presidente se niega a darle
blece un discurso de crtica social. el dinero que le pertenece alegando que no
El contexto socio-poltico adquiere una le haca falta porque ella era una mujer joven
gran importancia en el relato de su vida, pues que poda trabajar para mantenerse a s mis-
le toca vivir una poca de disturbios polticos ma. Jesusa confiesa que la injusticia cometida
y de cambios e inestabilidad en la sociedad por el presidente le dio harto coraje. Sent
mexicana. La crisis poltica agudiza la con- que la ruina me suba y hasta se me volvi su-
ciencia de la protagonista, quien observa con dor... Pero Carranza se qued con mi dinero,
cautela esta sociedad en transformacin y emi- maldecido39.
te sus comentarios al respecto. Jesusa expresa Por otro lado, nos cuenta que conoci a
su descontento con la revolucin, pues alega Lzaro Crdenas como soldado raso antes de
que no ha logrado implementar las reformas que llegara a la presidencia y no de fanfarrn
necesarias en la sociedad, e incluso llega a la con todo su Estado Mayor, con su gente, El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jess mo de Elena
conclusin de que la situacin de los pobres dando rdenes de secretito a todos sus achi- Poniatowska
ha empeorado porque siguen ms muertos de chincles...40. Jesusa se queja de que una vez MARA C. ALBIN
27
41 se encontr con Crdenas, pero que ste no BIBLIOGRAFA
Id.
la reconoci porque los jefes no se pueden
fijar en las gentes y ms cuando son pobres Abel, Elizabeth, Marianne Hirsch, y Eliza-
como yo41. beth Langland (eds.), The Voyage In: Fic-
Segn hemos visto, Poniatowska en su no- tions of Female Development, Hanover,
vela hace partcipe del proceso histrico mexi- N.H., University Press of New England,
cano a su personaje femenino, una mujer de 1983.
pueblo que al romper su mutismo nos brinda Cixous, Hlne, The Laugh of the Medusa,
una versin de la historia distinta de la versin en New French Feminisms: An Anthol-
oficial. De ese modo, la escritora no slo pre- ogy, ed. Elaine Marks and Isabelle de
senta a Jesusa como agente de la historia, sino Courtivron, New York, Shocken, 1981,
tambin como un testigo que observa y narra pp. 245-64.
los acontecimientos histricos ofreciendo su Felski, Rita, Beyond Feminist Aesthetics: Fem-
propia interpretacin de los mismos. A modo inist Literature and Social Change, Cam-
de conclusin, se podra decir que, en la nove- bridge, Harvard University Press, 1989.
la de Elena Poniatowska, Jesusa tambin llega Lagos, Mara Ins, En tono mayo, Santiago de
a adquirir una filosofa de la vida en el proceso Chile, Editorial Cuarto Propio, 1996.
de su aprendizaje y gradual conocimiento de Poniatowska, Elena, Hasta no verte Jess mo,
s misma y de la naturaleza del mundo. Mxico, Ediciones Era, 1969.
Hasta no verte, Jess mo, Vuelta II; 24,
(marzo 1978), pp. 5-11.
El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jess mo de Elena
Poniatowska
MARA C. ALBIN
28
Rosario Alonso Martn
Universidad de Salamanca. De-
dicada a la literatura mexicana,
Rosario Alonso escribi su Tesis
de Maestra sobre el Testimonio
Hispanoamericano y la obra de
Elena Poniatowska Hasta no ver-
te Jess mo. Su Tesis Doctoral
(La obra de Elena Poniatowska)
trat sobre el autobiografismo y
el compromiso social de la obra
completa de la escritora mexicana
Dedicado, humildemente, al insigne maes- las publicaciones de entonces solicitaban todo la en el tiempo ni situarla en
su trayectoria aunque podemos
tro Don Luis Sanz de Medrano. tipo de trabajos. adivinar que se escribi a finales
de la dcada de los cincuenta o
a comienzos de los sesenta.
Con la publicacin en julio de 2008 de Hace muchos aos escrib una obra de teatro que se
su ltimo libro hasta la fecha, Rondas de la llama Mels y Teleo, pero nunca quise escribir teatro. 4
Poniatowska ha definido as esta
nia mala1, Elena Poniatowska incursiona La escrib porque me la pidi Vctor Alba, que era obra, como tendremos ocasin
en un gnero que, hasta el momento, haba el director de la revista Panoramas, y de la Galera de comprobar.
practicado para s misma: la poesa. La ori- de Arte del Exclsior [...]. No recuerdo si me pidi
5
ginalidad de la propuesta nos devuelve a una exactamente una obra de teatro, pero s algo teatral Jaime Torres Bodet, nacido en
autora singular capaz de manejarse con igual para la revista. Me dijo que mi colaboracin apare- Mxico en 1902 y muerto en
1970, poeta y autor de impor-
soltura en los numerosos moldes genricos cera publicada al lado de la de Torres Bodet5 y de la tantes ensayos literarios, fue el
de un discurso continuado que ha hecho de de Ral Prieto, Nikito Nipongo6. Como yo estaba fundador de la revista Contem-
muy chavita pens que era un gran honor publicar porneos en torno a la cual se
ella una de las escritoras ms fecundas y sor- cre el grupo homnimo.
prendentes de la literatura hispanoamericana con ellos; entonces escrib la obra, pero sin tener la
actual. Nuestro objetivo sin embargo, no es menor idea de cmo escribirla, la prueba es que tiene 6
Nikito Nipongo era el seudni-
analizar en profundidad su capacidad de re- ciento sesenta y tres escenas y representarla tardara mo de Ral Prieto (Mxico 1918-
inventar dicho discurso, sino recuperar uno tres das con treinta y siete horas. La obra es una 2003), estudioso, lexicgrafo,
caricaturista y crtico. Controver-
de los textos ms antiguos y determinantes a stira a los intelectuales. Nunca la he reledo porque tido, Nikito Nipongo se carac-
nuestro entender de su ya legendaria trayec- me da mucha vergenza7. teriz por su furibunda crtica a
la Real Academia Espaola de
toria, un texto de difcil acceso al pblico en el la Lengua y fue autor de miles
que ensaya el gnero teatral desde la frescura de artculos periodsticos, sobre
y originalidad de sus primeros aos como 1 la propia autora a Esteban todo en su legendaria columna
Elena Poniatowska, Rondas de Ascensio: Era la historia de Perlas Japonesas, publicada a
periodista y escritora. la nia mala, Mxico, Edicio- una periodista, que era yo, lo largo de ms de medio siglo
Mels y Teleo2, la nica experiencia teatral nes ERA, 2008. a quien le sucedan cosas en diversos medios, incluido el
rarsimas; por ejemplo, iba diario La Jornada para el que
publicada de la autora3 es una obra de apren- 2 a entrevistar a un escritor y sigue trabajando Elena Ponia-
dizaje fruto de los inmediatos comienzos de Elena Poniatowska, Mels descubra que en realidad no towska.
y Teleo, Revista Panoramas era l quien haca los escritos,
Poniatowska como periodista cultural y tes- (Mxico), 2 (1956). sino que una muchacha ma- 7
tigo directo del medio intelectual mexicano de riguana le dictaba todas sus Esteban Ascensio, Me lo dijo
los aos cincuenta. Concebido como una s- 3 obras. La periodista estaba Elena Poniatowska, op. cit. p.
Poniatowska ha escrito una se- medio loca, como yo, suba 73.
tira a los intelectuales4, el texto, publicado en gunda obra de teatro titulada las escaleras, se le caa el za-
1956, naci de una sugerencia de Vctor Alba, Interwied que nunca ha sido pato y nunca lo encontraba,
publicada. En ella hace una puras estupideces... (Esteban
quien le pidi a la escritora una colaboracin stira de su propia persona, Ascensio, Me lo dijo Elena Po-
para la revista teatral Panoramas. La prctica dibujndose como una entre- niatowska, Mxico, Ediciones
vistadora torpe que se enfren- del Milenio, 1997, p. 73). La
de mltiples gneros literarios era un rasgo ta a todo tipo de situaciones autora siempre se ha referido La sorprendente parodia teatral de
propio de los escritores de la poca, a quienes descabelladas, como seala a esta obra indita sin fechar- Elena Poniatowska: Me lees y te leo
ROSARIO ALONSO MARTN
29
Como hiciera en el relato de alusiones jocosas que acentan la parodia:
de la gestacin de su primer Alcatraz Pando es un personaje encerrado
texto de ficcin, Lilus Kikus, en el hecho literario y sus apellidos aluden a la
Elena Poniatowska incide en la prisin por excelencia, Alcatraz, y a la palabra
inconsciencia que subyace en la que en la jerga carcelaria mexicana designa a la
produccin de dichos trabajos celda de castigo, apando; Dimas Manrique
que necesitan un estmulo exte- responde al calambur Di ms y es un autor
rior para ser publicados. Ambos obsesionado por leer a cualquier oyente sus
textos, impulsados por figuras obras. Ambos interlocutores sufren una tras-
patriarcales, Juan Jos Arreola8 mutacin y se convierten en personajes de
en el primero y Vctor Alba en una pelea prehistrica representando a Can
el segundo, han tenido con el y a Abel bajo los nombres de Mels y Teleo.
paso del tiempo una historia Trasunto irreverente de la Historia Sagrada
8 muy distinta: Lilus Kikus ha sido recuperado aprendida con las religiosas del Eden Hall,
Juan Jos Arreola fue maestro de
escritura literaria de Poniatowska en numerosas ocasiones, al contrario que Me- el internado norteamericano donde estudi
e inici con Lilas Kikus en 1954 ls y Teleo, uno de los dos nicos textos que Poniatowska, la escena muestra a un Teleo
la coleccin Los Presentes.
hasta la fecha no se han reeditado9. empecinado en leerle a su hermano el pri-
9 Esta pieza teatral no ha merecido mucha mer captulo de su inacabable Historia de la
El segundo texto de Poniatowska
que no ha sido reeditado es
atencin por parte de los estudiosos de la Creacin. La parodia est llena de efectos
el volumen de entrevistas Pala- ingente obra de Poniatowska, y es la propia humorsticos y muestra el ambiente cainita de
bras Cruzadas, publicado por autora la primera en considerarlo un texto los intelectuales quienes, segn la autora, slo
Ediciones ERA en 1961, aun-
que muchas de las entrevistas fallido. A nuestro parecer, el acercamiento aspiran a ser ledos por otros intelectuales
contenidas en este volumen han inslito a un gnero tan complejo como el que a su vez, desean ser ledos. El calambur
sido reeditadas por la Editorial
Diana en sus recopilaciones de teatral merece una atencin detallada por me lees, te leo constituye el ttulo de esta
entrevistas bajo el ttulo de Todo numerosas razones y adems nos descubre historia hiperblica protagonizada por un
Mxico, serie que se iniciar
en 1990 y cuyo ltimo volumen
una actividad juvenil de la autora desconocida variopinto grupo de creadores, algunos de los
para nuestro conocimiento se por el gran pblico: la de intrprete teatral. cuales pueden ser perfectamente reconocibles
fecha en el 2002. La editorial Actriz en montajes de grupos amateurs de la por los lectores y que constituyen divertidas
Fondo de Cultura Econmica,
que publica las obras completas Colonia Francesa en su adolescencia, con los y sangrientas caricaturas, liderados por un
de la autora, tampoco en los que se dedicaba a representar obras de autores personaje central, Pablo Batalla, el arribista
dos volmenes aparecidos hasta
el momento ha rescatado Mels catlicos como Claudel, Mauriac o Bernados, provinciano que representa al intelectual
y Teleo. Poniatowska era consciente de los principios comprometido. Batalla desea ser postulado
genricos del hecho dramtico, pero no do- como candidato del partido dominante y em-
minaba los resortes de la escritura teatral, barca al resto de sus compaeros en una cam-
y su texto, nacido de un encargo, resultar paa para demostrar la utilidad del intelectual
irrepresentable debido a sus ciento sesenta y ante la sociedad. Convencidos, los autores
tres escenas y a sus largusimas acotaciones. A viajan para conocer a una maestra rural, Do-
pesar de todo, el inters de la obra resulta in- minga Rosas, quien representa la inocencia de
cuestionable: Mels y Teleo es el fruto de una la provincia mexicana y que fue abandonada
etapa de experimentacin, responde al espri- en su juventud por Pablo Batalla. Enfrentado
tu de su tiempo y es, a su vez, un reflejo de su por la casualidad al pasado, el lder duda en-
poca; constituye el resultado de la observa- tre regresar al amor perdido o continuar con
cin lcida de Poniatowska, recin llegada al su amante, una mujer cercana al poder que,
mundo intelectual mexicano de los cincuenta, finalmente, ser postulada como candidata en
y contiene muchas de las claves de las que su lugar. Decepcionada, la maestra rural per-
sern las lneas maestras del pensamiento que manecer en la provincia; desencantados, los
rige su trayectoria posterior. Por todo ello, intelectuales seguirn acudiendo a sus lecturas
consideramos bsico el acercamiento a este pblicas en medio de un ambiente desolador.
texto fundacional: una parodia acusadora del Situada en el Mxico de 1956, la obra
ambiente intelectual. se ambienta en dos espacios antitticos: el
La accin de la obra se inicia en una ofici- decorado sombro en el que se mueven los
na pobre y desordenada, sede de los intelec- escritores, situado en la ciudad deshumaniza-
tuales, donde Efrn Alcatraz Pando y Dimas da, y el pueblo de Tequispayn, un entorno
Manrique dialogan sobre su deseo de abando- lleno de bucolismo y pureza provinciana que
nar la literatura. Recurriendo a la onomstica se describe de forma costumbrista. Entre los
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo evocadora, ampliamente usada por la autora, dos extremos se desarrolla esta obra primeri-
ROSARIO ALONSO MARTN Poniatowska teje una red significativa llena za que adolece de un marcado maniquesmo.
30
En ella se oponen, sin matices, la provincia para preparar la versin definitiva que ahora nos 10
Mels y Teleo, op. cit., p. 144.
idealizada y el cainita ambiente de la capital hemos visto forzados a presentarles en borrador11. A partir de ahora, las citas de
representados a travs de las dos figuras pro- De su indulgente colaboracin depender que este la obra estn extradas de la
nica edicin de la misma y las
tagonistas: la maestra romntica y entregada y texto se convierta en la obra realista que se atrevi pginas estn sealadas entre
el intelectual comprometido. Inserta en esta a soar la autora en un momento de irresponsable parntesis.
bipolaridad, la accin dramtica se desarrolla optimismo...) (299). 11
interrumpida por las profusas acotaciones Las cursivas son de la autora.
teatrales, textos descriptivos que constituyen La autora lamenta en este cierre ha-
la voz personal de la autora y que sirven para ber abrumado al lector no al espectador,
dibujar ambos espacios, biografiar a sus pro- insistimos, es una pieza para ser leda, no
tagonistas y expresar sus propias opiniones. representada, por lo tanto es perfectamente
El uso de las acotaciones es una de las consciente de haber escrito una obra excesi-
caractersticas ms originales de esta obra. vamente prolija y precipitada que nos hemos
Excesivamente largas, acentan el carcter de visto forzados a presentarles en borrador. Co-
teatro para ser ledo y no representado que nocedora como actriz que fue de los mecanis-
tiene Mels y Teleo y son una buena muestra mos bsicos de la escritura teatral, reconoce
de la escritura de Poniatowska, en ocasiones las posibles deficiencias de este texto y solicita
lrica: (a la manera de las peticiones que se realizan
en ciertos artculos periodsticos), las sugeren-
Los habitantes de Tequispayn son muy ceremonio- cias del pblico para que este juego satrico se
sos, y cada da de la semana sabe a domingo. Todos convierta en una obra realista. Mels y Teleo
participan en esa vida pueblerina digna y callada que constituye pues, un sueo, una parodia llena
slo perturban a veces los bebedores de pulque. El de juego, un borrador que precisa colabora-
da empieza con la misa de cinco que hace surgir a ciones externas para convertirse en un texto
los primeros transentes10 definitivo, es decir, en una obra realista. La
irona de la autora parece esconder un prop-
y muchas veces, humorstica y pardica: sito crtico: la parodia que realizar a lo largo
de la obra y la stira deben ser tomadas por
En el elegante departamento de Popo Sosa, un los lectores como un sueo, como un juego.
mesero les sirve whiskies (el mesero es el valet de Si los lectores consideran verosmil la accin
chambre personal de Popo). Juvencio Lapa, Leo de Mels y Teleo, las consecuencias pueden
Luces, el Tepetate y Efrn Alcatraz Pando hablan ser imprevisibles y la stira se convertira en
siempre de lo mismo. Chismes literarios, la campaa acusacin. La habilidad de Poniatowska para
poltica, lo universal y lo nacional, el tono menor mostrarse inocente es sorprendente.
de la literatura mexicana y las influencia en los textos Mels y Teleo adolece adems de ciertos
de cada escritor... Salen a relucir Kafka, Borges, An- fallos de acumulacin y de una trama amoro-
dr Bretn, Michaux, Sartre y hasta la pobrecita de sa excesivamente convencional, sin embargo,
Francisquita Sagan el departamento de Popo tiene el inters de esta obra teatral no radica en la
grandes ventanales, pinturas modernas de contem- ancdota; se centra en otros valores, como
porneos, un bar americano, una increble discoteca en su capacidad para criticar numerosos ele-
con un tocadiscos que tiene una manija en forma de mentos caractersticos del mundo intelectual
lengua viperina... (191). y poltico mexicano y hacerlo mediante un
complejo procedimiento textual consistente
Las amplias acotaciones y la accin pa- en crear unos personajes caricaturescos de
recen excesivamente prolijas y los dilogos ficcin que recitan parlamentos directamente
resultan en ocasiones sumamente pesados en extrados de las autnticas declaraciones de
su longitud y densidad, lo que impide al lec- los intelectuales que son criticados. La pro-
tor centrarse en los hallazgos de la escritura. duccin de Mels y Teleo surgi del trabajo
Mels yTeleo ha sido concebida como una periodstico de la autora y de su observacin
obra de teatro para ser leda, lo que se indica directa de un mundo que parodiar utilizando
en la captatio benevolentiae con la que Ponia- sus propias palabras. Caricaturizados hiper-
towska cierra la pieza a la manera de las obras blicamente, los personajes ficticios recitan
clsicas del teatro barroco: parlamentos reales, todo con el objetivo de
criticar el ambiente cultural de mediados de
(Cae el teln en la imaginacin abrumada de los los aos cincuenta, del que es testigo y par-
La sorprendente parodia teatral de
lectores a quienes se solicita humildemente enven tcipe Poniatowska nicamente en su calidad Elena Poniatowska: Me lees y te leo
sus crticas, correcciones y aadiduras a Popo Sosa de periodista y no de autora. Un ambiente en ROSARIO ALONSO MARTN
31
el que los intelectuales ocupan maestros rurales, Julio Torri16 y Hctor Azar17, que
puestos administrativos pro- reaccionaron contra las afirmaciones del idealista
porcionados por un gobierno Martnez, y t [Octavio Paz] que me respondiste
que les maneja con este recurso. En Mxico no hay crtica, slo un curioso proce-
Consciente del mecanismo que dimiento de elogiosas y breves notitas donde no se
ella misma ha puesto en funcio- economizan incoloros adjetivos18.
namiento, la autora, maliciosa-
mente, antepone una Adver- A tenor de los nombres citados por Po-
tencia previa a la obra: niatowska, apreciamos que su recorrido abar-
caba un amplio espectro de la intelectualidad
Al elaborar Mels y Teleo hemos tenido mexicana del momento: Julio Torri era un
Iglesia de la Vera Cruz en el DF. la impresin de que ms que una obra respetado miembro del grupo Contempor-
personal, hacamos un relato annimo y neos, Martnez era por entonces una figura
colectivo cuya propiedad literaria deba registrarse a consagrada, como Octavio Paz, y por lo que
nombre de todos los escritores de Mxico. (138) respecta a Hctor Azar, se trataba, prctica-
12 mente, de un coetneo suyo. Hemos de supo-
Fernando Bentez (Mxico 1910-
1998), promotor cultural, perio- Poniatowska, recordemos, era en 1956 ner que las respuestas de este variado grupo
dista y escritor de numerosos una recin llegada al mundo intelectual mexi- fueron recogidas por la reportera en las entre-
ensayos histricos. Fue el inicia-
dor de los grandes suplementos
cano, haba empezado a escribir en 1953 tras vistas que publicaba en el suplemento Mxico
culturales de los aos cincuenta. sus estudios de secundaria en una internado en la Cultura, respuestas que alimentaron
religioso norteamericano. A instancias de su los parlamentos de los personajes de Mels y
13
Antonio Castro Leal, La poesa director, Fernando Bentez12, inici una serie Teleo y que debemos analizar de forma vicaria
mexicana moderna. Antologa, de entrevistas a los escritores y estudiosos a travs del relato que hace ella misma acerca
Mxico, Editorial Fondo de Cul-
tura Econmica, 1954. Castro mexicanos con motivo de la polmica desper- de estas declaraciones en su ensayo sobre
Leal haba escrito un importante tada por la publicacin de una cuestionable Octavio Paz.
ensayo sobre Jos Vasconcelos
(Jos Vasconcelos en Repasos
antologa potica recogida y prologada por El procedimiento utilizado por Ponia-
y defensas, Fondo de Cultura Antonio Castro Leal13. El relato del desarro- towska para convertir la materia textual ex-
Econmica, Mxico, 1987) y llo de este trabajo y de las respuestas de sus trada de sus entrevistas, materia documental
era un crtico muy renombrado
representante de los intelectuales interlocutores es evocado por la autora en el y testimonial, en materia ficcional se aprecia
institucionales. Castro Leal sera ensayo biogrfico publicado en 1998 dedica- muy claramente observando una de las pri-
el primero en definir el concepto
de Novela de la Revolucin do a Octavio Paz subtitulado Las palabras meras entrevistas que realiz a Octavio Paz
y haba realizado la nmina y del rbol: transcrita en el ensayo dedicado al poeta:
clasificacin de la misma: In-
troduccin a la Novela de la
Revolucin y Segunda poca Don Antonio Castro Leal, muy orondo (es un Elena Poniatowska. - Y por qu no se puede vivir
de la Novela de la Revolucin adjetivo que le va bien) public en el Fondo de aqu de la literatura?
Mexicana, Mxico, Editorial
Aguilar, 1960. Cultura Econmica una Antologa, La poesa mexi- Octavio Paz. - Porque no hay pblico, ni editoriales
cana moderna. En sus notas introductorias deca que para la literatura mexicana, muy pocos lectores y
14
Periodista mexicano muy famoso todos los poetas hombres eran finos y sutiles, y muchos menos editores se interesan por ella.
por sus columnas de quien no las mujeres de una delicada sensibilidad. Inici E. P. - A qu se debe esa falta de inters?
hemos podido encontrar otra
referencia.
entonces una encuesta en la que participaron Xavier O. P. - En primer lugar, a la ignorancia. No hay clase
Icaza14 (Panchito Chapopote), Jos Luis Martnez15, media lectora. Por otra parte est el desdn general
15 quien se pronunci en contra de la vanidad de los para toda la literatura de habla espaola. Yo creo que
Jos Luis Martnez (Jalisco 1918
- Mxico DF 2007), Director de literatos que taen en soledad egosta una pequea este desdn es un reflejo provinciano de Francia e
la Real Academia de la Lengua lira oxidada y declar que los escritores deban ser Inglaterra, que ignoran casi toda nuestra literatura19.
Mexicana, destacado crtico y
estudioso literario autor de nu-
merosos ensayos sobre literatura
rneos, escribi ensayos, poe- sior. Poeta y ensayista, se ha
Las palabras de Octavio Paz se van a con-
mexicana e identidad nacional
como La emancipacin literaria mas y cuentos que destacan destacado como autor teatral vertir en Mels y Teleo en un intertexto, una
por el lirismo de su prosa y su con obras como El milagro y insercin que no deja lugar a dudas sobre su
de Mxico (1955), La expresin
cuidado estilo como el poema- su retablo (1959), Olimpia
nacional (1955) y El ensayo origen. El parlamento real del poeta se con-
rio Ensayos y poemas (1917) (1964) o ms recientemente
mexicano moderno (1958).
y el ensayo literario De la lite- Dilogos de la clase mdium vertir, casi textualmente, en el parlamento
ratura espaola (1940). (1980).
16 de uno de los personajes de la obra, el filsofo
Julio Torri (Mxico 1889-1970),
partcipe del grupo Contempo- 17 18 Popo Sosa, cuyo nombre alude pardica-
Hctor Azar (Puebla 1930 - Elena Poniatowska, Octavio
Mxico DF 2000), miembro de Paz. Las palabras del rbol,
mente al volcn Popocatpetl visible desde la
la Generacin del Medio Siglo Mxico, Editorial Plaza y Ja- ciudad de Mxico:
y compaero de Poniatows- ns, 1998, p. 53.
La sorprendente parodia teatral de ka en el Centro Mexicano de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo Escritores, Azar fue tambin 19 Popo Sosa (rimbombante): -Lo que pasa es que,
ROSARIO ALONSO MARTN redactor del peridico Excl- Ibid. p. 54. adems de que no hay una clase media lectora,
32
existe un desdn general por toda la literatura de su sea de identidad. Partcipe
habla espaola. Yo creo que ese desdn es un reflejo de dicho grupo, Poniatowska
provinciano de Francia e Inglaterra, que nos ignoran realiza, de forma precoz en esta
olmpicamente (157). obra de teatro, una stira vi-
rulenta contra los vicios de un
Las palabras de Octavio Paz se convierten grupo de artistas enredados en
en un frtil referente textual con el que Ponia- capillas y mafias dedicados a
towska articula los dilogos de sus personajes la promocin mutua a quienes
en un proceso de ficcionalizacin que repite define muy crudamente con las
la cita real prcticamente de forma textual. palabras de uno de sus perso-
Las observaciones del poeta acerca del papel najes: Los escritores escriben
de la crtica literaria y el uso irnico que hace exclusivamente para las socie- Jardn de la casa de Frida Kahlo.
de los adjetivos utilizados por Castro Leal en dades mutualistas de proteccin
su introduccin son utilizadas por ella para y de elogio, para esas revistas y coleccioncitas
construir sus parlamentos perfectamente im- que parecen asilos de retrasados mentales
bricados en el marco de un vivo dilogo. (157). 20
Ibid. p. 55.
Declaraciones de Octavio Paz: En el texto se denuncia la existencia de
grupos de poder que se ayudan mutuamente 21
Se consideran miembros de la
Mucho ms importante es el problema de la crtica: la y entre los que no existe una crtica seria, si- Generacin del Medio Siglo
ausencia total de verdadera crtica literaria y artstica no un mecanismo de promocin sumamente el novelista y poeta Salvador
Elizondo, la tambin poeta y
entre nosotros. El escritor trabaja en soledad abso- discutible: Anmense ustedes. Si no hay novelista Rosario Castellanos, el
luta, sujeto a un personal desconcierto [...] Nunca crtica, en cambio tenemos publicidad (156), dramaturgo y crtico Emilio Car-
falta la crtica reducida a un curioso procedimiento opinin de uno de los personajes extrada de ballido, la narradora Amparo
Dvila, el novelista Carlos Fuen-
de elogiosas y breves notitas, donde no se econo- las duras acusaciones reales de Octavio Paz tes, el poeta y narrador Juan
mizan incoloros adjetivos. En ellas, el autor aparece acerca de la falta de crtica en el panorama Garca Ponce, la propia Ponia-
towska, el novelista Sergio Pitol,
generalmente como joven, distinguido, fino, literario mexicano: el periodista y ensayista Carlos
inteligente o sutil20. Monsivis y el poeta y novelis-
ta Jos Emilio Pacheco. Autores
Elena Poniatowska. -Y la coleccin que acaba de que se caracterizan por recibir
Fragmento de Mels y Teleo: hacer Castro Leal? apoyo incondicional por parte
Octavio Paz. -Es una prueba ms, particularmente de los suplementos culturales,
las editoriales emergentes y los
Pablo Batalla: -Ah, s! Aquella en que todos los horrible, de nuestra falta de crticos. Esta antologa es proyectos culturales de la poca.
poetas quedaron colocados en primera fila, todos mala y perjudica de manera muy grave a la causa de Son una generacin de autores
muy diferentes entre s, unidos
contentos, todos jvenes y distinguidos, cuando no la poesa mexicana. Nuestra poesa, que es muy va- por un tiempo comprometido
brillantes promesas o cumplidas realidades. liosa, es casi ignorada por el pblico. La antologa de con la realidad mexicana y por
su produccin interdisciplinal.
Popo Sosa (interrumpiendo): -S, s, y siempre finos Castro Leal en lugar de revelarla, la oculta. Conozco
y sutiles. a muchas personas que piensan lo mismo que yo, que 22
Garabito (sincero): -Qu queran que hiciera? El critican a Castro Leal, pero que se quedan calladas. Ibid. p. 56.
escritor trabaja en soledad absoluta sujeto a su perso- El silencio general y constante de todos los que son
nal desconcierto. El crtico debe estar junto a l para capaces de decir algo le ha dado a Castro Leal una
asistirlo y guiarlo (157). especie de impunidad.
E. P. As que en materia de crtica estamos en la
Hemos de suponer que el mecanismo que fosa.
se opera con respecto a los textos originales O. P. Pero anmese usted: tenemos en cambio la pu-
de Octavio Paz se aplica sobre el resto de las blicidad [...] Nunca los escritores haban tenido tanta
declaraciones de los diferentes interlocutores publicidad como ahora, pero nunca han sido tan
de Poniatowska, cuya originalidad consiste poco ledos, o por lo menos, nunca fueron juzgados
en crear una parodia con las declaraciones de con tanta superficialidad22.
aquellos que participan en el ambiente que es
parodiado. La opinin autorizada de Octavio Paz
La crtica al ambiente dominante en la mostraba una atmsfera de cuestionamiento
cultura no era privativo de Poniatowska, y de cambio frente a una situacin en la que
sino uno de los rasgos caractersticos de los nadie se atreva a criticar por miedo a ser a su
miembros de la Generacin del Medio Siglo21, vez criticado. Ahora era posible cuestionar
jvenes que hacan de su posicionamiento abiertamente el servilismo de los intelectuales
crtico ante las instituciones y personalidades ante un poder que no duda en neutralizar-
La sorprendente parodia teatral de
que, an en la dcada de los cincuenta, do- les mediante un sistema de adjudicacin de Elena Poniatowska: Me lees y te leo
minaban el panorama intelectual mexicano, trabajos oficiales. Pagados por el poder y ROSARIO ALONSO MARTN
33
partcipes del sistema, los in- convertir la Constitucin Mexicana en una
telectuales institucionales no obra potica y tan ridculos como viajar a la
pueden criticarlo, una situacin provincia para ser maestros rurales sin voca-
de sometimiento que analiza el cin. Ejemplo de intelectuales que intervienen
historiador Enrique Krauze: en poltica por su propio beneficio, los escri-
tores no son los nicos en ser parodiados La
La relacin entre el poder y los intelec- clase poltica y sus formas son blanco de la
tuales (jvenes y viejos) haba vuelto stira de la autora, quien critica a los cuadros
a los viejos y sonrosados tiempos de municipales del partido nico que dirigen el
Don Porfirio. Chambas y ms cham- pueblo donde vive Dominga Rosas y que se
bas23 era la consigna [...] El rgimen de sirven de la ignorancia de sus habitantes:
Palacio Bellas Artes y Torre Latinoamericana. Alemn24, en suma, haba logrado en
seis aos lo que Porfirio en treinta: la Para gobernar a toda esta gente bruta, no hacen falta
subordinacin indirecta de los intelec- manifiestos y sonseras. No ms darles un jarro de
23 tuales agarrados por las tripas. Como entonces, pulque a cada uno el da de las elecciones y al da
Chamba en el argot mexicano
significa trabajo. los intelectuales consintieron en el sacrificio de su siguiente los metes a la crcel por borrachos pa que
libertad poltica, lo cual poda tener consecuencias sepan lo que es la autorid (sic) (197).
24
Recordemos que el sexenio pre-
desastrosas en trminos polticos y morales. Pese a
sidencial de Miguel Alemn se todo, muchos intelectuales podan repetir, legtima- La proximidad de ciertos intelectuales
inici en 1946 acabando en
1952.
mente, la frase de Coso Villegas; sin su concurso, al poder le permite a Poniatowska satirizar
aquel Mxico moderno no hubiese llegado adonde una de las costumbres ms practicadas por el
25 estaba. Por lo dems, la subvencin estatal les per- Partido Institucional Mexicano, PRI, consis-
Enrique Krauze, La Presidencia
Imperial, Barcelona, Tusquets mita seguir trabajando en lo ms preciado: la obra tente en incitar a los candidatos a hacer una
Editores, 1997, pp. 166-167. personal25. campaa intil por cuanto la decisin sobre su
eleccin ya est tomada de antemano por los
La crtica expuesta en la obra tambin cuadros superiores. Denominado de gallo
abarca al intelectual dedicado a la poltica, tapado, este mecanismo de eleccin em-
personificado en Pablo Batalla quien afir- puja a Pablo Batalla a una campaa absurda e
ma que Los intelectuales tambin saben imposible que finaliza cuando un importante
ser hombres de accin y buscan el contacto miembro del partido le revela finalmente al
directo con el pueblo, porque pertenecen a escritor que se han decantado por su propia
su patria y a su tiempo (147). Su discurso amante, revelacin que resuelve en una escena
pblico aboga por la necesidad de una clase en la que el poltico, interesado sexualmente
intelectual til que participe de la vida civil por la poetisa, juega con Batalla al ajedrez:
sin aislarse en su soledad creadora, una teora
de Jos Luis Martnez: El Jefe. Y si no me equivoco, va a darle a usted
mucho gusto que una mujer tan valiosa y tan de su
Pablo Batalla. -S, es verdad que yo soy un poeta, es cuerda llegue al poder, Olivia representar a todos los
cierto que hasta el da de hoy he pulsado en soledad intelectuales y a la vez, a todas las mujeres de Mxico,
egosta una pequea lira oxidada. Pero mi corazn que entran con pie derecho en la vida civil de la pa-
de patriota ha empezado a latir con el ritmo de los tria. Como ve usted, as matamos dos pjaros de una
tambores militares [...] Conmigo entra la poesa a sola piedra y no malgastamos las curules. Exaltamos
prestar su colaboracin en la vida pblica de Mxico. a la mujer, s, pero a una que es tambin representante
Muy pronto saldr a la luz mi primer trabajo de del espritu (273).
poeta civil. S, seoras y seores, estoy poniendo
en verso nuestra constitucin, como un homenaje El machismo subyacente en el poltico y
del espritu a la letra. Nosotros no queremos ser un en el sistema tambin es una constante en la
adorno retrico de las filas esforzadas del partido, stira de la obra. Olivia constituye un ejemplo
sino miembros activos y responsables. Nuestros de mujer machista, como machistas lo son to-
caudillos revolucionarios ya hicieron su parte. Ahora dos y cada uno de los intelectuales cuya visin
toca el turno a los civiles, y yo lanzo mi candidatura, de la mujer se limita a percibirla como musa
como una corona de laurel en la frente augusta de la y no como compaera. A pesar de la inclina-
revolucin de la que soy hijo y partidario (165). cin feminista de la autora, no hay tampoco
excesiva piedad para las lacras de las mujeres,
El discurso, marcadamente institucional, quienes en esta obra aparecen como enemigas
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo revela una clase intelectual que pretende ser de las propias mujeres frente a un sistema
ROSARIO ALONSO MARTN til, pero cuyos frutos son tan intiles como reaccionario que se muestra partidario de
34
mantener a la figura femenina en un espacio nes se desarrolla la parodia que parte de los 26
Elena Poniatowska ha recono-
de abnegacin y sacrificio. nicamente la mismos nombres de los partcipes en la obra cido a Cynthia Steele en una
extravagancia de la artista o la posicin social en un atrevido juego de onomstica evoca- entrevista personal en 1990 que
el personaje de la amante de
de la mujer dedicada a la poltica se toleran, ya dora al que ya hemos hecho alusin. Con la Pablo Batalla, Olivia, estaba ba-
que sirven al sistema. El personaje femenino excepcin del tro amoroso constituido por sado en la persona de la poetisa
de Olivia representa para la autora una opor- Dominga, Pablo y Olivia, y de los habitantes Lidia Ziga, perteneciente al
PRI y muy conocida en los aos
tunidad para satirizar a las mujeres dedicadas de Tequispayn, el resto de los personajes, cincuenta.
a la literatura: un bullicioso coro de escritores y polticos,
27
se nombra con un juego de palabras o un Jalisco es estado natal de Rulfo y
Y las mujeres literatas? Giran en otro planeta, en apodo mordaz alusivo a sus caractersticas. de Arreola.
torno a s mismas. Son volcnicas y desconocen los Entre el grupo de intelectuales, se distingue 28
remansos [...] Las mujeres se ponen la cultura como la caricatura de dos personajes reales de las En declaraciones a la autora de
si fuera colorete o pintura de labios. Se untan un poco letras mexicanas perfectamente identificables este trabajo, Elena Poniatowska
afirm que haba conocido a
de poesa azulada en los ojos. Un poco de espirituoso por el pblico lector: Juan Jos Arreola y Juan Rulfo en casa de Juan Jos
rimel en las pestaas (148). Juan Rulfo, Garabito y el Terrn de Tepetate Arreola. La joven periodista acu-
da al Taller Literario del Maestro
respectivamente. y Rulfo visitaba la casa como
La crtica de Poniatowska, se centra a El relato pardico de ambos escritores es amigo personal del escritor y de
su esposa. Posteriormente, Rulfo
travs de este personaje, en las mujeres que se uno de los ms sorprendentes hallazgos de fue el supervisor de Poniatowska
dedicaban a la poltica en los aos cincuenta26, esta obra, sobre todo en el caso del sombro en el Centro Mexicano de Escri-
propuestas para cargos pblicos por el mero esbozo de Rulfo El Terrn de Tepetate, tores en 1957. Tambin segn la
escritora, Rulfo fue siempre su-
hecho de serlo. Mujeres que, para la autora, literalmente, terrn de adobe, ladrillos de mamente cordial con ella, con lo
participan de la vida poltica como si esta fue- tierra reseca amarillenta que usan en Jalisco27 que es de suponer que no le mo-
lestase el retrato que le hizo en
ra una sucesin de actividades de sociedad: para construir las casas ms modestas. Te- Mels y Teleo. Rulfo incluso lleg
rrn de Tepetate es asimismo el ttulo de la a fotografiarla en varias ocasio-
nes, fotografas que Poniatowska
Adems, tiene usted que firmar inmediatamente esta entrevista que Poniatowska28 realiz al autor nunca tuvo oportunidad de ver.
carta de adhesin al senador Mac Carthy (sic) que va en enero de 1954 para el peridico Exclsior29, Recordemos tambin que el au-
a meter en la crcel a todos los comunistas... Tambin algunos de cuyos fragmentos estn repro- tor escribira un texto laudatorio
acerca de Lilus Kikus incluido
quieren la firma de la nueva diputada Olivia... Y no se ducidos en Mels y Teleo incorporados a las en la edicin de la Universidad
olvide que tiene un cctel en la embajada de Andorra; descripciones que del personaje hace la autora Veracruzana de 1967.
por cierto que la Seora Embajadora no ha hecho en las mltiples acotaciones que le retratan. 29
ms que meter patas en la redaccin del estatuto de la El mecanismo textual es el mismo que el que La entrevista con Juan Rulfo se
public en 1961 en el volumen
Asociacin de Retrasados Mentales... (278) convierte las declaraciones de los intelectuales Palabras Cruzadas al que ya
en parlamentos teatrales, aunque en este caso, nos hemos referido.
En la obra, las actividades benficas de las Poniatowska utiliza sus propios textos. En su 30
caritativas damas polticas del Pret, parodia entrevista a Rulfo de 1954, la autora escribe: Elena Poniatowska, Palabras
burlesca de las siglas del PRI, Partido Revolu- Cruzadas, op. cit. p. 139.
cionario Institucional, merecen el comentario Rulfo nio vio pasar a los cristeros por las faldas
despectivo de una de las secretarias de estas del cerro, y su mam le tapaba los ojos para que
mujeres cuyos nombres llenos de mltiples no se le quedara grabado el siniestro monigote de
ttulos y descritas en su aspecto fsico con un ahorcado, o la marioneta de hilos rotos que los
proporciones desmesuradas, son cruelmente soldados llevaban a empujones hasta el paredn de
parodiadas por la autora: fusilamiento30.
Todava no estoy muy segura si vale ms la pena El texto original se convierte en la obra en
cortarles a ustedes el sombrero con todo y cabeza o un parlamento solemne del escritor y filsofo
hacer de modo que ya no haya nios tan desvalidos al Popo Sosa trasunto de Octavio Paz, que
alcance de sus garras caritativas [...] y con permiso de no tiene el carcter protagnico de estos dos
ustedes voy a ver si funciona la guillotina (281). autores, quien se dirige a un auditorio de
escritores utilizando la segunda persona en un
La stira expresada en el texto no se sirve intento retrico de captar la atencin de los
nicamente de los parlamentos de sus per- oyentes con la descripcin de la tragedia de la
sonajes. Se nutre de creaciones verbales que que es espectador el nio Rulfo:
parodian estilos periodsticos y de atrevidas
imgenes esperpnticas basadas en rasgos Tomen ustedes en cuenta que el Terrn vio bajar a los
significativos de los intelectuales de la poca. cristeros por la falda del cerro. Acurdense de que su
La sorprendente parodia teatral de
En los retratos caricaturescos de los mismos mam le tapaba los ojos para que no viera el moni- Elena Poniatowska: Me lees y te leo
retratos hechos en las mltiples acotacio- gote de los ahorcados que encogen las piernas en el ROSARIO ALONSO MARTN
35
31 ltimo aliento, privados para siempre de la tierra... Los parlamentos teatrales de Mels y Teleo
Coregrafa, bailarina y escri-
tora, Nellie Campobello es una vio llegar, a escondidas, la marioneta sin hilos que los ilustran el malestar provocado por la obra y
figura singular en la literatura soldados llevaban al paredn de fusilamiento (159). la personalidad de Rulfo con el comentario
mexicana, considerada la nica
autora de la novela clsica de
de Pablo Batalla quien acusa al autor de no
la Revolucin con Las manos de La comparacin del reo de muerte con sumarse al optimismo institucional generali-
mam y Cartucho (Galera de una marioneta sin hilos, sugerente y hbil, se
escenas revolucionarias), ambos
zado: No has hecho ms que pintar gentes
ttulos incluidos en el volumen La mantiene en ambos textos. La mirada infantil iguales a ti, oscuras y atravesadas, que dando
Novela de la Revolucin Mexi- sobre los desastres de la lucha nos recuerda la palos de ciego acaban por romper la piata de
cana de Antonio Castro Leal ya
mencionado. Nadie sabe su fe- prosa descarnada y al mismo tiempo inocente la realidad mexicana (180). Para los persona-
cha exacta de nacimiento, situa- propia de la escritora Nellie Campobello31, jes de Poniatowska, el Terrn de Tepetate es
da entre 1907 y 1913, tampoco
nadie sabe cundo y cmo mu-
quien en sus novelas describe las atrocidades un reconcentrado sujeto cuyo xito literario
ri. Poniatowska ha prologado con la distanciada y perturbadora inocencia les desconcierta ya que se trata de un hombre
la edicin norteamericana de la que parece evocar Poniatowska:
obra de Campobello y colabor
elemental que no pertenece a ninguna de
con la estudiosa escocesa Irene nuestras camarillas. Las crticas ms acerbas
Matthews en su biografa Nellie Terrible cosa! Mis ojos estaban acostumbrados a ver vienen de otro originario de Jalisco, Juan Jos
Campobello. La Centaura del
Norte, Ediciones Cal y Arena, morir con plomo caliente, hecho pedacitos dentro del Arreola, quien desde su caricatura de Gara-
Mxico, 1997, y le dedic un cuerpo. A una mujer la depositaron en sus propias bito, reprocha al Terrn el evocar la Revo-
captulo de su ensayo Las siete
cabritas, Mxico, Ediciones ERA,
enaguas y la amarraron como bulto de ropa. A un lucin y unir el concepto de hombra con las
2000. jovencito lo pusieron cuidadosamente a un lado de vivencias terribles de la misma:
32
la va. No se le vea un solo golpe, estaba plido, con
Nellie Campobello, Las manos los ojos abiertos. Yo me pregunt por qu mirara Garabito. Los dos tenemos un concepto muy
de mam, incluido en el volu- as; pareca vivo. Le echaron un puo de tierra y se distinto de lo que es ser hombre. Para ti significa
men La Novela de la Revolucin
Mexicana, presentacin de Ro- le borr la mirada32. haber tenido un abuelo en la Revolucin, que hayan
berto Surez, Mxico, Ediciones matado a casi todos tus parientes, que se robaran
Patria, 1985, p. 819.
La obra de Rulfo era opuesta al proceso tus tierras, quemaran tus milpas y a ti no te hicieran
33 modernizador que en los aos cincuenta nada [...].
Rulfo escribi dos obras funda- determin la economa, las ideas y la cul-
mentales, el conjunto de relatos
Terrn. (Inquisitivo) Bueno, y pati Qu significa?
El llano en llamas, publicado en tura mexicanas. En una poca definida por (sic).
1953 y la novela Pedro Pramo, el desarrollo, la preeminencia de la urbe, el Garabito. Respaldar los actos humanos con una
publicada en 1955.
optimismo, la intensa desnacionalizacin y el decisin profunda del espritu.
34 triunfalismo propios del gobierno de Miguel Terrn. Si, ya s. Te quieres quedar aqu a or tu
Jorge Ruffinelli, La leyenda de
Rulfo, incluida en el volumen
Alemn, Rulfo crea un mundo propio que eterno Vivaldi, a construir avioncitos, a jugar tus
Juan Rulfo. Toda la obra, Edi- se refugia en el campo, en el tiempo y en el interminables partidos de ajedrez... y a dar clases
cin Crtica de Claude Fell, Ma- mito33. Su visin desoladora de la Revolucin
drid, Coleccin Archivos, 1992,
a seoras que te halagan y que tienen pretensiones
pp. 447-470. Mexicana y de las Guerras Cristeras y su literarias... (194).
personalidad sombra lejos de todo deseo de
35
Entre la obra de Arreola des- participar en la promocin de su obra, pro- Las diferencias entre ambos no consisten
tacamos dos libros de relatos: vocaba incomodidad en los crculos polticos nicamente en sus antagnicas aficiones: el
Varia Invencin, publicado en
1949 y Confabulario de 1952.
que buscaban el camino a la modernidad bajo amor por Vivaldi, el ajedrez y las clases con
el progreso engaoso que supona dar la es- alumnas eran de conocimiento pblico en
palda al pasado, al campo y a las tradiciones, el caso de Arreola, (ntese como la autora,
y su xito molestaba a ciertos intelectuales autopardica, se burla del Taller Literario de
de la poca, como seala el especialista Jorge su antiguo Maestro) mientras que Rulfo, soli-
Ruffinelli: tario, prefera la fotografa. Las verdaderas di-
ferencias residen en su escritura y, fundamen-
La obra de Rulfo ante todo Pedro Pramo cre un talmente, en sus actitudes literarias. La prosa
profundo malestar en la cultura mexicana, junto a de ambos representa la dicotoma propia de
una admiracin colectiva: el malestar y la admiracin la narrativa de los cincuenta. Arreola35 posea
provocados por aquello que no se entiende. Que no un mundo intensamente personal, en el que el
se entiende cmo surgi, cul es su densidad de signi- juego con la palabra y la fantasa creaban una
ficados, cmo descifrar su ambigedad, su misterio. prosa obsesionada con la forma y la aguda
Entonces el imaginario cultural mexicano reaccion inteligencia. Rulfo se centraba en la preocupa-
glorificando y deificando aquel fenmeno, colocando cin social y recuper el juego con el tiempo
a autor y obra en una posicin desde la cual no sera y el mito. Ambos inician la innovacin tcnica
ya necesario interpretar ni cuestionar ni preguntarse en la nueva escritura mexicana, ambos exami-
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo por sus lmites. Esta es la manera como la lectura nan al pas criticando el pasado, en el caso de
ROSARIO ALONSO MARTN mtica mitific lo que lea34. Arreola, utilizando la imaginacin, la alegra
36
y el juego; en el caso de Rulfo, definiendo el su famoso nmero de exaltacin de la mujer
concepto de lo llamado mexicano desde la en general para conquistar a la mujer en par-
perspectiva del paisaje y de la esencia mtica ticular. Garabito va de un lado a otro, se frota
de un especialsimo realismo mgico. las manos, se alisa el pelo, se queda brusca-
La otra gran diferencia entre ellos, su mente como ensimismado, triste, silencioso y
actitud ante el mundo literario, marca las abatido (182) contrasta con su tratamiento,
preferencias de Poniatowska. Para la autora ciertamente admirativo, de la persona de Juan
de Mels y Teleo, el personaje de Arreola no Rulfo. Ambos retratos muestran claramente
despierta sus simpatas y la acotacin con la los posicionamientos de la autora y obligan
que describe a su antiguo maestro est escrita al lector a preguntarse por qu Poniatowska
con trazos valleinclanescos, constituyendo dibuj una caricatura tan poco favorecedora
un retrato hiperblico y esperpntico del de quien haba sido su maestro y haba pro-
narrador: movido su primera publicacin.
Junto a ambos escritores, a lo largo de las
Garabito es alto, sinuoso como un sarmiento, y pare- numerosas escenas de la obra se sucede una
ce que sus miembros se van a desprender de su cuerpo nmina amplsima de personajes que ilustran
a cada movimiento. Tiene un extrao parentesco con el mundo de los intelectuales y conforman el
los espantapjaros. Cuando est desocupado recurre paisaje humano de la ciudad con sus centros
a inevitables compromisos con el espritu y hay mo- de poder, as como el ambiente provinciano
mentos en que le da por el misticismo [...]. Garabito en el que trabaja Dominga Rosas. Espacios
es un crtico literario concienzudo, que ordena frases antitticos cuyos habitantes tambin se en-
menudas, corrige acentos y hace declaraciones que frentan entre s, agrupados en torno a un
no comprometen a nadie (152). tringulo cuyo vrtice es Pablo Batalla quien
une ambos mundos.
El recurso de la onomstica evocadora El tratamiento de los personajes responde
constituye una red significativa de alusiones a esta bipolaridad: en la ciudad se suceden las
jocosas que retratan rasgos identificadores mscaras, los apodos, las caricaturas. Ningu-
del personaje. El cierto maniquesmo del que no de los intelectuales tiene nombre, son un
adolece la obra se muestra en estas dos figuras coro abigarrado en el que un lector despierto
antitticas, ya que la autora describe negativa- puede jugar a descubrir qu personaje pblico
mente a Garabito, literalmente garabato, se esconde detrs de la caricatura cuyas figu-
y muestra sus simpatas por el Terrn en la ras principales son El Terrn de Tepetate y
acotacin con la que le retrata en oposicin a Garabito. Dicho juego da buena muestra del
su compaero: talante irreverente, desmitificador y antiso-
lemne de una voz crtica. Por el contrario, los
(El Tepetate, en cambio, es un hombre que parece un personajes provincianos, incluso el coro de
elemento. No habla por iniciativa propia, as es que nios a los que ensea Dominga, poseen iden-
nunca se equivoca. Los sonidos que emite pueden tidad, nombre, no estn caracterizados como
frecuentemente ser traducidos al lenguaje comn de caricaturas, lo que constituye un posiciona-
los hombres, pero casi siempre significan un cordial miento: se trata de seres ms autnticos, ale-
desprecio a las actitudes literalizantes de sus amigos jados de toda pose. Hemos afirmado ya que
y un terco amor al agua, a la tierra y al viento de su Mels y Teleo adolece de cierto maniquesmo
barranca natal) (195). muy notorio en la caracterizacin de los per-
sonajes, y en esos extremos destacan las dos
Indudablemente, el posicionamiento de mujeres protagonistas: Dominga y Olivia.
Juan Rulfo ante la literatura y la vida pblica La maestra rural, romntica, til, paciente
despierta ms simpatas en Poniatowska que y abnegada, contrasta con la poetisa dedicada
la actitud exhibicionista de la figura de Arreo- a los actos sociales, perezosa y manipulado-
la, a cuya caricatura le otorga el siguiente ra. La primera es idealista y fantasiosa, De
parlamento: Este procedimiento de insultar pequea me dorma y poblaba mi almohada
a todos me parece muy objetable. Cada vez de actos increbles. Apagaba yo incendios,
que me hacen entrevistas trato de quedar bien reviva ahogados. Pero la maana siguiente
con todos y llevarles la corriente hasta a los me devolva a mi rincn, como una Juana de
ms extremistas. Soy el compadre universal Arco irrisoria y desarmada (229); la segun-
y a mucha honra (152). El sarcasmo con da es frvola y rastrera. El enfrentamiento
La sorprendente parodia teatral de
el que construye su caricatura de Juan Jos entre ambos modelos de mujer se produce Elena Poniatowska: Me lees y te leo
Arreola Garabito se aprovecha para hacer cuando Batalla regresa al pueblo y recupera ROSARIO ALONSO MARTN
37
36 los derechos sobre su antiguo amor. Alertada concede una ltima oportunidad: espoleada
Paul Claudel (1868-1955) poe-
ta, diplomtico y dramaturgo por su ausencia, la poetisa visita a la maestra por el ejemplo de Dominga, decide cambiar
francs muy unido a Mallarm su llegada est precedida por una acotacin de vida y casarse con Pablo. El desenlace del
quien influy poderosamente en
su obra. Autor de dramas teatra-
escrita en versos alejandrinos muy hbil des- tringulo resulta as ciertamente sentimental
les como La anunciacin hecha de el punto de vista verbal y que ridiculiza y previsible:
a Mara o El zapato de raso, absolutamente al personaje teniendo lugar
presididos por el barroquismo y
la grandiosidad retrica, su obra entre ellas una escena dramtica definida Olivia: -Por eso t y yo vamos a casarnos. Adems,
se caracteriza por su regreso a por la propia autora como claudeliana. La es muy conveniente para no dar lugar a habladuras.
la religiosidad. Claudel sostiene
que la redencin puede lograrse distancia que Poniatowska mantiene con su Y t y yo juntos trataremos de elevarnos da a da,
mediante un acto que borre el propio texto en esta escena le permite redactar porque los dos somos dbiles. No creas que yo
pecado, aunque esto implique
un sacrificio cuya aceptacin
acotaciones explicativas donde hace gala de slo he tomado esta campaa como un cauce a mi
finaliza una crisis personal: En sus conocimientos literarios y de su profunda vanidad. Es mucho ms grave de lo que t te crees,
1893, le thatre de Claudel irona ante los parlamentos de sus propios y me he propuesto de veras cumplir con todas mis
prend sans doute son vritable
dpart avec Lchange, drame personajes: promesas. Dominga vive en la verdad y en el amor,
dur et cruel, o la puret se aunque no te tenga a ti. T y yo tambin viviremos
trouve prise dans louragan des
passions, et o le symbolisme Entra en una de esas situaciones claudelianas en que segn la verdad, Pablo, corazn...
des caractres atteint dj la un ser depende tan estrictamente del otro, que delega Pablo: -(Volviendo a la realidad) Pero por favor,
densit des drames ultrieurs.
Et cest cette densit symbolique
el problema de su salvacin personal en un ajeno Olivia, no me digas corazn como le dices a tus
qui, jointe linfluence decisive designio. Olivia se pone en manos de Dominga, y cincuenta mil amigas, a tus sirvientas, al perro, al
dune crise personnelle, donne provoca su decisin favorable otorgndole taima- gato... (287).
toute sa puissance dramatique
loeuvre posterieure de Claudel damente la ocasin de hacer un sacrificio integral.
(AAVV., XX Sicle, Collection La hace caer en la tentacin del bien. Como ya La irona es uno de los rasgos caracters-
Littraire Lagarde-Michard, Pa-
rs, Bordas, 1973, p. 196). no puede recurrir a lo sublime, al igual que Claudel, ticos de la escritura de Poniatowska, quien
recurre a lo grotesco (256). parece parodiar el desenlace de su propia
37
Nos referimos a pelculas como
trama amorosa. Su capacidad irnica tambin
Enamorada (1946) o Ro Es- Conocedora de la obra del poeta y dra- se muestra en las pequeas intervenciones de
condido (1947), dirigidas por maturgo francs, Poniatowska evoca la idea los muchos personajes secundarios, uno de
el Indio Fernndez y fotogra-
fiadas por Gabriel Figueroa, de la redencin que preside muchas de las los cuales podemos identificar como la propia
que explotaban las imgenes piezas teatrales de Claudel36, marcadas por los autora, cronista de sociedad en sus primeros
idealizadas de la provincia y
utilizaban el arquetipo de mujer dramas pasionales y las crisis que se resuelven tiempos:
abnegada propio del imaginario a travs del sacrificio y de la redencin. La
mexicano.
fuerza del sacrificio supremo, pica y sublime Entra al saln la joven periodista tmida y poco es-
en la obra del francs, se vuelve grotesca en cotada con un vestido de color salmn que deambula
este drama entre dos mujeres que se enfren- entre las parejas pidiendo nombres en un susurro
tan por el mismo hombre. Poniatowska es humilde. Los asistentes dejan caer el suyo como la
plenamente consciente de que est utilizando limosna en la charola de la iglesia (276).
el mecanismo claudeliano de la redencin a
travs del sacrificio recurso que, arteramente, En el abigarrado mosaico de personajes
le propone Olivia a la abnegada maestra quien que constituye Mels y Teleo, mscaras y ar-
debe renunciar al hombre que ama para que quetipos se confunden con los protagonistas
ste prospere en la ciudad. Sin embargo la au- en una obra coral marcada por la parodia y
tora tambin es perfectamente conocedora de cierta condescendencia de la autora, quien
que hace un uso grotesco, pardico, de dicho mira a sus protagonistas desde la lejana que le
mecanismo. da un distanciamiento irnico y divertido con
Olivia logra su propsito y, adems, se su propia historia concebida como un mero
convierte en candidata mientras la mujer ejercicio. El desenlace de las criaturas ficti-
dulce, sumisa y abnegada permanece en su cias no es trgico, ni siquiera el de Dominga,
provincia idlica, la misma que retrataban las personificacin de la inocencia sacrificada. En
pelculas de La Edad de Oro Mexicana en los este melodrama hiperblico, la nica tragedia
aos cuarenta a travs de los personajes inter- es la injusticia que se descubre en el Mxico
pretados por Mara Flix o Dolores del Ro37. donde se mueven los personajes. Personajes
Sacrificada por el hombre, Dominga es una que han de cambiar esta sociedad injusta.
vctima del machismo del sistema, el mismo Uno de los ejes argumentales de la obra
machismo que practica Pablo Batalla al sentir al que no nos hemos referido hasta este mo-
inters por ella cuando descubre que el grupo mento se centra el papel de los intelectuales en
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo de intelectuales la visita, el mismo machismo la sociedad y en su discutible utilidad para
ROSARIO ALONSO MARTN con el que acta Olivia, a quien Poniatowska ejercer su influencia. En un pas cuya mo-
38
dernizacin, segn Coso Villegas, no puede nos. Mientras beben martinis brillan los esplndidos 38
En el sexenio de Miguel Alemn,
entenderse sin el ejercicio de los intelectuales, anuncios de Poca Cola, de Felone Morris, de Son of slo veinticinco mil mexicanos
Poniatowska observa un nivel de analfabetis- a Gold, de Woolphey and Co. (150). de una poblacin de veinticinco
millones tenan un ttulo univer-
mo y pobreza que contrasta con la trepidante sitario. Datos extrados del libro
vida cultural de la capital38, y convierte el pro- El discurso social de Poniatowska abre y de George S. Wise, El Mxico
grama poltico de su candidato, Pablo Batalla, cierra la pieza. Concebida como una stira a de Alemn, Mxico, Editorial
Atlante, 1952.
en una cruzada para que los intelectuales se los intelectuales, la obra finaliza en un saln
conviertan en maestros rurales y escriban literario. Uno de los personajes lee Mels y 39
Enrique Krauze afirma con
libros de texto. Secundados por su lder, S, Teleo, la lectura provoca un sueo al Terrn mucha irona: Con un costo
muranse de hambre, pero sirvan para algo. de Tepetate en el que los escritores se ponen aproximado de veinticinco mi-
llones de dlares, la Ciudad
Enseen ustedes a leer y a escribir (180), los en huelga, algo que a nadie importa, puesto Universitaria era el monumento
escritores viajarn a la provincia para entrevis- que la vida, segn l, genera nueva poesa. del presidente a su rgimen. De
tarse con una maestra rural cuya alocucin so- Cansado de las servidumbres de la vida litera- ah que, para culminarla, en el
centro de la inmensa explanada
ada ante el Secretario de Educacin Pblica ria, el Tepetate se marcha, y el regreso noctur- erigiera una estatua. Represen-
es un alegato a favor de la escuela bsica: no y solitario a su casa le ofrece una metfora taba, naturalmente, al presidente
Miguel Alemn. Enrique Krau-
de Mxico acorde con su prosa pesimista: una ze, La Presidencia Imperial
Imperial, op.
Hace unos cuantos das usted inaugur un edificio perra famlica en la calle es acosada por una cit. p. 115.
muy curioso en la Ciudad Universitaria donde dicen turba de perros en celo, escena descrita en una
que los estudiantes mexicanos van a aprender a hacer larga acotacin por Elena Poniatowska: Ella
bombas atmicas Dios nos libre de que eso fuera se entrega ya sin resistencia y entran los capi-
cierto! [...]. Pero yo quiero que no se vaya de nuestra tales extranjeros, las grandes inversiones, los
escuela sin darse cuenta de que aqu nos hacen falta intercambios Made in Mxico [...] Cmo
muchas cosas. Las bancas estn ya casi todas podridas es duro Mxico! (219).
y hay veces que todos los nios hacen sus apuntes Ambas acotaciones que describen los de-
con un solo lpiz Mire noms qu libros de primeras primentes regresos nocturnos de Pablo Batalla
letras est editando ahora la Secretara de Educacin! y del Tepetate, son la voz de una autora om-
Mire qu papel! Si usted no le da la vuelta con cuida- nisciente que incluye en su comedia satrica
do se queda con la pgina en la mano (216). un elemento trgico: la visin de una ciudad
devastada por la pobreza y la desigualdad y
El contraste entre los fastos con los que sometida a la rapia de los poderosos, repre-
se inauguraban durante el sexenio de Miguel sentados por las grandes firmas norteamerica-
Alemn los edificios de la recin creada Ciu- nas que esquilman al pas. Poniatowska, quien
dad Universitaria39 y las deficiencias de las en 1956 se cuestionaba la conveniencia de se-
escuelas primarias rurales, es uno ms de los guir ejerciendo o no el oficio de la escritura, se
ejemplos que ilustran la dolorosa desigualdad sirve de sus acotaciones para reflexionar sobre
que sufre el pas mexicano y de la que Ponia- la utilidad del arte:
towska es muy consciente. Sus acotaciones,
que describen el decorado, caracterizan a los Qu es escribir? Es acaso sentarse angustiado y
personajes y muestran sus propias reflexiones, tenebroso a esperar que la musa nos sople algn
nos ofrecen, en una de las primeras escenas versito seductor que tendr muchas posibilidades
de la obra, a un Pablo Batalla que camina en de ser falso? Tenemos derecho a hacer literatura de
medio de la noche por una ciudad marcada saln cuando mueren tantos nios de miseria en los
por la desigualdad social y el servilismo a la pueblos de Mxico? (291).
riqueza norteamericana:
Su escritura en 1956 muestra algunas de las
As es Mxico. Pobres, ricos e intelectuales. A veces que sern las seas de identidad de su produc-
siente uno vergenza de tanto edificio lujoso cons- cin periodstica y ficcional: su compromiso
truido en un suelo fangoso, como sobre la espalda social con una realidad desfavorecida que apa-
de los pobres [...]. Junto al palacio, la choza, junto rece en Mels y Teleo en forma de largas aco-
al pobre que parece una hormiga, el elefante millo- taciones acusadoras; su capacidad para crear
nario que chapotea en el lujo atestado de gualdrapas un personaje femenino ciertamente simplista
europeas. Mxico recuerda a esos templos orientales, y excesivamente maniqueo- caracterizado por
porque al trasponer el prtico suntuoso se encuentra su afn de entrega e inocencia, modelo que se
el patio desnudo, donde se alinean las gastadas san- repetir a lo largo de su trayectoria; su visin
dalias de los pobres Dentro de cuanto tiempo ser ldica y lcida de la lucha feminista ya expre-
La sorprendente parodia teatral de
Mxico un gran pas?... En las terrazas de los hoteles sada sutilmente en su primera obra de ficcin Elena Poniatowska: Me lees y te leo
y de los restaurantes de lujo reinan los norteamerica- Lilus Kikus, y su valenta al arremeter contra ROSARIO ALONSO MARTN
39
40 la mujer prista que participa del poder por el Bsico a nuestro entender para compren-
Cynthia Steele, Entrevista a Ele-
na Poniatowska, Hispamrica, mero hecho de serlo, y contra la mujer que der el discurso posterior de Poniatowska, un
Revista de Literatura, 53-54 vive una parodia de intelectualidad a la som- discurso que se caracteriza por la compleja im-
(1989), pp. 89-105.
bra del patronazgo masculino sin perder un bricacin de realidad y ficcin, reelaboracin
41 atractivo sexual que se convierte en moneda de textos testimoniales en esquemas narrativos
Prueba de ello es la publicacin, de cambio. y, sobre todo, por la inslita valenta de sus
por parte de la editorial Planeta
del ttulo Amanecer en el Zcalo Con respecto al estilo, Mels y Teleo tam- crticas sociales que, hasta la fecha le suponen
en el 2007, crnica periodstica, bin constituye una obra fundacional en cuan- la crtica de los poderosos41, este texto supone
testimonial, diario personal y
ensayo poltico que ha relatado to que supone el uso de algunos de los rasgos para el especialista una fuente referencial de
un hecho particularmente pol- que caracterizarn su discurso ya practicado constantes fundacionales que se reiterarn a lo
mico de la realidad mexicana,
el Plantn u ocupacin de las
en los textos periodsticos escritos durante largo de su amplsima trayectoria. El talento
arterias centrales de la capital los tres aos que lleva en activo. Poniatowska pardico y autopardico de Poniatowska, su
de Mxico por los partidarios utiliza en esta obra su humorismo irreverente despiadado humor y su agudsima inteligencia
del candidato Lpez Obrador
para protestar por el discutido apto para la parodia y la stira caricaturesca para mostrarse inocente ante el interlocutor
recuento electoral que le ha da- dirigida en especial hacia su persona y hacia lo ya haba sido suficientemente probado en sus
do el poder al presidente Felipe
Caldern. que le resulta ms prximo, conocido, y hasta originales entrevistas, sin embargo, en Mels
querido. Mels y Teleo es un ejercicio satrico y Teleo aparece con una fuerza inusitada.
donde se parodian con gran destreza las for- Cierto es que la autora tiene sobradas razones
mas del lenguaje administrativo, la prosa de estilsticas para no autorizar su republicacin,
las crnicas de sociedad, y en el que cobran se trata de un texto con evidentes defectos y
vida las declaraciones pblicas vertidas por que resulta slidamente anclado al tiempo en
los mismos intelectuales a los que caricaturi- el que se escribi y que precisa numerosas
za, dotada de una innegable capacidad para la acotaciones para los lectores. Producto de su
irona y para la descripcin costumbrista. tiempo, la obra no ha conseguido trascender;
El texto, subversivo, es el fresco despiada- sin embargo, qu sorprendente resulta descu-
do de una poca de la que Poniatowska fue es- brir a una Elena Poniatowska recin llegada
pectadora y partcipe. La recepcin del mismo capaz de captar en un tiempo inusitadamente
en el ambiente intelectual fue, siempre segn breve las miserias de un ambiente complejo
la autora, negativa. Indudablemente, como en el que se mezclan la poltica, la creacin,
broma pareca excesiva y como stira era ms la fama, la historia contempornea y la do-
conveniente no reparar en sus acusaciones: lorosa desigualdad social que asola Mxico.
Leda desde una perspectiva actual, la obra
Yo no ms escriba dilogos, pero no tiene un nudo explica una poca, critica una situacin que
dramtico ni nada; es una mamarrachada. Pero a se mantiene a pesar del paso del tiempo y
Vctor Alba le divirti... aunque los intelectuales resulta mucho ms letal que un divertimento
todos se enojaron porque dijeron que era una stira salido de la pluma de la periodista agudsima
de ellos. No les gust nada; dijeron que yo era una que era Poniatowska. Plena de hallazgos,
irrespetuosa y una rencorosa40. sorprendente, divertida, cruel, no tan inusual
para el lector avezado de la autora y capaz de
En definitiva, Mels y Teleo constituye sobreponerse a sus defectos, su nica obra
una crtica sin paliativos, un retrato en clave teatral publicada merece la atencin detenida
de las figuras literarias que marcaron una del crtico y del lector. Como todos los textos
poca. Asimismo supone una lectura crtica de Elena Poniatowska Amor explica Mxico,
del alemanismo y de una etapa decisiva en la analiza Mxico, se duele de Mxico y lo hace,
que cambiaron las relaciones de poder entre de nuevo, tan tempranamente, desde la valen-
los intelectuales y el aparato gubernamental. ta y el desgarro, travestidos en esta ocasin de
Irreverente, provocador e inslito, el primer y un humor pardico tan sorprendente como el
hasta la fecha nico intento teatral publicado de la calaca de Posada, una suerte de humor
de Elena Poniatowska se convirti tambin en negro puramente, absolutamente mexicano.
un homenaje implcito a Juan Rulfo, el autor
que no participa de las vanidades de un mun- BIBLIOGRAFA:
do cultural cegado por el cainismo, objeto y
protagonista de esta stira compleja y prime- Poniatowska, Elena, Mels y Teleo, Mxico,
riza que ya apunta una de las constantes que Revista Panoramas 2 (1956).
pronto caracterizarn a Elena Poniatowska: la ____, Octavio Paz. Las palabras del rbol,
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo valenta para mostrar las luces y las sombras Mxico, Editorial Plaza y Jans, 1998.
ROSARIO ALONSO MARTN de un mundo al que pertenece.
40
____, Las siete cabritas, Mxico, Ediciones Matthews, Irene, Nellie Campobello. La Cen-
ERA, 2000. taura del Norte, Ediciones Cal y Arena,
____, Rondas de la nia mala, Mxico, Edi- Mxico, 1997.
ciones ERA, 2008. Ruffinelli, Jorge, La leyenda de Rulfo,
Ascensio, Esteban, Me lo dijo Elena Ponia- incluida en el volumen Juan Rulfo. Toda
towska, Mxico, Ediciones del Milenio, la obra, Edicin Crtica de Claude Fell,
1997. Madrid, Coleccin Archivos, 1992.
Campobello, Nellie, Las manos de mam, Steele, Cynthia, Entrevista a Elena Ponia-
en Roberto Surez (ed.), La Novela de la towska, Hispamrica, Revista de Liter-
Revolucin Mexicana, Mxico, Ediciones atura, 53-54 (1989), pp. 89-105.
Patria, 1985. VVAA, XX Sicle, Collection Littraire La-
Castro Leal, Antonio, La poesa mexicana garde-Michard, Pars, Bordas, 1973.
moderna. Antologa, Mxico, Editorial Wise, George S., El Mxico de Alemn, M-
Fondo de Cultura Econmica, 1954. xico, Editorial Atlante, 1952.
Krauze, Enrique, La Presidencia Imperial,
Espaa, Tusquets Editores, 1997, pp. 166-
167.
41
Gabriella de Beer
Sus estudios se han centrado en el
anlisis de la escritura de mujeres,
como su ensayo Feminismo en
la obra de Rosario Castellanos
(Revista de Crtica literaria lati-
noamericana). Durante los ltimos
aos se ha dedicado a la indagacin
en la obra de escritoras mexica-
nas desde Elena Poniatowska a
predecesoras como Elena Garro,
y contemporneas como Mara
Luisa Puga, Silvia Molina, Brian-
da Domecq, Carmen Boullosa o
Angeles Mastretta, y otros autores
BIOGRAFA, AUTOBIOGRAFA
mexicanos como Jos Vasconcelos
o la correspondencia entre Alfonso
Reyes y Pedro Henrquez Urea.
Y FICCIN: EL CASO DE ELENA
Entre otras publicaciones destacan
Cinco escritoras mexicanas y con
Raquel Chang Rodrguez el volu-
PONIATOWSKA Y NELLIE CAMPOBELLO
men recopilatorio La historia en la
literatura iberoamericana.
GABRIELLA DE BEER
The City College of New York (CUNY)
1 Los trminos biografa y autobiografa se decir, reinventa su propia vida3. Por su parte,
Richard D. Woods, Mexican Au-
tobiography/La autobiografa prestan a varias definiciones e interpretacio- Sylvia Molloy seala acertadamente que la
mexicana, New York, Greenwo- nes y como gneros a diversas elaboracio- autobiografa siempre es re-presentacin y no
od Press, 1988, p. xxi.
nes. Biografa es la historia de un personaje depende de los acontecimientos sino de la ar-
2 histrico contada por otro; autobiografa es ticulacin de los acontecimientos guardados
Ibid., p. xxiii. la historia relatada por su protagonista. Este en la memoria y reproducidos luego a travs
3 segundo trmino ha preocupado ms a los de la rememoracin y la verbalizacin4.
Ibid., p. viii. estudiosos de la literatura hispanoamericana.
4 En cuanto a la literatura mexicana, el profesor ANGELINA BELOFF REPRESENTADA
Sylvia Molloy, At FACE value: Richard D. Woods hizo una compilacin de POR ELENA PONIATOWSKA
autobiographical writing in
Spanish America, Cambridge,
autobiografas mexicanas que abarca ms de
Cambridge University Press, trescientas fichas, desde la colonia hasta la Cuando abordamos Querido Diego, te
1991, p. 5. La traduccin de dcada de los ochenta del siglo XX. En este abraza Quiela (1978) de Elena Poniatowska
todas las citas de la obra de
Sylvia Molloy es ma. til libro el autor intenta aclarar el trmino (1933) y las Memorias (1986) de Angelina
autobiografa separando sus diversas elabora- Beloff (1879-1969) nos intriga el roce de
5
Vase, Bertram D. Wolfe, The ciones en categoras. De acuerdo con Woods biografa, autobiografa y ficcin. Esta novela
Fabulous Life of Diego Rivera, la autobiografa es el esfuerzo del sujeto por epistolar de Elena Poniatowska, inspirada en
NewYork, Stein and Day, 1963.
presentar todas las etapas de la vida desde la la biografa de Diego Rivera por Bertram D.
perspectiva de la madurez mientras la memo- Wolfe5 la conforman doce cartas ficcionaliza-
ria se limita a un perodo de la vida; esta l- das, fechadas entre 1921 y 1922, y dirigidas a
tima generalmente incluye aos significativos Diego, quien est en Mxico, por Angelina,
del autor como, por ejemplo, su participacin quien est en Pars. Inmediatamente nos pre-
en un evento histrico1. Segn Woods, otras guntamos por qu la autora escogi la forma
categoras posibles son la autobiografa oral o espistolar para novelar este breve perodo en
autobiografa narrada, obra que resulta de la la vida de Angelina Beloff.
colaboracin de un autor y su sujeto, la nove- La carta es un instrumento que vacila
la autobiogrfica, el ensayo autobiogrfico y entre el pasado, al releerla, y el futuro, al
la autobiografa basada en entrevistas2. Ray- presuponer el deseo de una respuesta o la
mundo Ramos en el Estudio preliminar a su realizacin de un deseo. Esta caracterstica
Memorias y autobiografas de escritores mexi- distingue al gnero de la autobiografa y
canos, una antologa de selecciones breves, del diario. Para Juan Bruce-Novoa la carta
tambin se ocupa de estas definiciones. Segn les permite a Poniatowska y a Angelina
Biografa, autobiografa y ficcin:
el caso de Elena Poniatowska y su criterio, memorias son diarios con pers- Beloff, espritus afines y conectados por el
Nellie Campobello pectiva en las que el escritor recuerda, es acto de la escritura, participar en un dilogo
GABRIELLA DE BEER
42
de transformacin, liberacin y solidaridad vida que compartieron le pregunta si todava
femenina. Esta opinin concuerda con la de la quiere: no emprendera el viaje a Mxico
Claudia Schaefer para quien Poniatowska si ya no sientes nada por m o si la mera idea
es intermediaria y punto focal de la obra de mi presencia te incomoda12. Todava el
porque emplea el gnero epistolar como base 2 de febrero ofrece ir a Mxico a trabajar, a
de la metamorfosis del personaje que va ayudarle; no quiere ser un estorbo13. Cree que
de la historia al texto literario. Las cartas los dos juntos, como en los aos compartidos
de Querido Diego, te abraza Quiela no en Pars, pueden realizarlo todo. Califica los
equiparan la literatura y la historia reflejando aos parisinos como los mejores de mi vida.
la realidad objetiva: ofrecen en su lugar la Si se me concediera volver a nacer, volvera
Nellie Campobello.
interpretacin subjetiva. La subjetividad es a escoger esos diez aos, llenos de dolor
lo ms distintivo de la carta; sta reduce y felicidad que pas contigo, Diego14. En
el tiempo y lo concentra en momentos varias de las comunicaciones Angelina habla
para expresar una crisis en el desarrollo del de su trabajo, sus grabados e ilustraciones 6
personaje. Adems, la autora de una carta para casas editoriales y le enva a Diego sus Elena Poniatowska, Querido
Diego, te abraza Quiela, Mxi-
puede expresarse de manera no censurada dibujos en busca de su aprobacin. Despus co, Era, 1978, p. 9.
porque el destinatario no est presente. Las de cinco meses, el 22 de julio de 1922, le dirige
cartas de Querido Diego, te abraza Quiela su ltima carta en la cual describe el dolor que 7
Ibid., p. 10.
forman un monlogo autoexploratorio ya que sufre por su silencio, por la falta de siquiera
la reciprocidad inherente al gnero epistolar una lnea y por su situacin econmica preca- 8
Ibid., p. 17.
no se realiza. ria. Est enterada de su nuevo amor y ya no
Las doce cartas noveladas de Querido piensa escribir pero s quiere una respuesta. 9
Ibid., p. 23.
Diego, te abraza Quiela varan en cuanto En una posdata le pregunta, qu opinas de
a extensin y tono. Con la excepcin de la mis grabados15? 10
ltima, escrita despus de un lapso de ms de A travs de la obra de Elena Poniatowska Ibid., p. 25.
cinco meses, las otras siguen una frecuencia vemos, escuchamos y nos imaginamos los 11
de entre ocho y quince das de intervalo. Las sentimientos ms ntimos de una mujer tierna, Ibid., p. 39.
tres primeras cartas19 de octubre, 7 de no- amorosa, orgullosa y fuerte. Las cartas captan 12
viembre y 15 de noviembre de 1921son la el ansia de Angelina Beloff, sus cambios de Ibid., p. 46.
expresin de una mujer sufrida, abnegada y humor, sus instantes de conciencia de s mis- 13
carente de autoestima: su vida sin Diego no ma, su fuerza de carcter, su amor profundo Ibid., p. 65.
vale nada. Entre unos rayos de esperanza dice: por Diego y su admiracin por l como artista
14
yo podra borrarme con facilidad6, per- brillante. Forman una visin breve de Angeli- Ibid., p. 68.
dona la debilidad de tu mujer7, sin ti, soy na Beloff en un momento crtico de su vida; a
15
bien poca cosa, mi valor lo determina el amor la vez ofrecen el retrato de una exiliada en un Ibid., p. 71.
que me tengas y existo para los dems en la mundo y una cultura extranjeros, y su lucha
16
medida en que t me quieras8. Las prximas por establecerse y lograr su independencia Se comunicaron en francs, len-
cartas2 de diciembre, 17 de diciembre, 23 como profesional. gua que ella hablaba bien y
de diciembre y 29 de diciembre de 1921por l mal.
43
17 novios; finalmente se casaron en junio de otro aspecto de su carrera. Para ella lo esen-
En 1986 la revista Plural publi-
c dos cartas inditas (18 de 1911, despus de una separacin de un ao cial fue su propia sobrevivencia. A travs de
septiembre de 1910 y 1ro de para reflexionar17. En sus Memorias Angelina su vieja amiga Mara Blanchard conoci a un
marzo de 1911) de Diego Rivera
a Angelina Beloff.
nos retrata el perodo efervescente, antes de la primo mexicano de ella, Germn Cueto. ste
primera guerra mundial, cuando Pars era el la convenci que se trasladara a Mxico; y en
18 centro de los nuevos movimientos artsticos. mayo de 1932 Angelina Beloff desembarc
Angelina Beloff, Memorias,
trad. Gloria Taracena, Mxico, Menciona a los artistas que conocieron, entre en Veracruz.
UNAM/SEP, 1986, p. 40. ellos, Picasso, Matisse, Modigliani; al juzgar Beloff comenz as una nueva etapa de su
19 el carcter voluble de Diego y su incapacidad vida. Por intermedio de Palma Guilln, que
En Madrid frecuentaban la casa de sostener una relacin, comenta percepti- ocupaba un puesto en el Ministerio de Edu-
de Alfonso Reyes, Martn Luis
Guzmn y Jess T. Acevedo, vie-
vamente que su amistad con la gente sola cacin Pblica, consigui trabajo de maestra
jos amigos y colegas de la poca durar ms que la de Diego18. Cuando estall de arte e hizo juguetes y muecos; al mismo
del Ateneo de la Juventud. Diego la guerra en 1914 los dos estaban en Espaa tiempo se dedicaba a pintar y a grabar. Con-
continu sus pinturas cubistas
empleando colores y texturas donde permanecieron por varios meses19. El fes que de cierto modo su xito se debi a
an ms brillantes. Beloff nos di- nacimiento de su hijo, en agosto de 1916, la haber sido la primera mujer de Diego Ri-
ce que en una galera madrilea
los crticos rieron escandalizados infidelidad de Diego, la trgica muerte del vera25. Menciona de manera muy prosaica
y el pblico no pudo ms que nio a los 14 meses de edadprobablemente haber visto sus frescos en el Palacio de Corts
mirar con asombro esas pinturas
de Rivera. La crtica describi un
el perodo ms traumtico de la vida de An- en Cuernavaca y en Chapingo y tambin sus
lienzo de un paisaje de Mallorca gelinanos lo narra medio siglo despus de retratos de Zapata, Hidalgo y Morelos. Co-
como un viaje al interior de una una manera escueta, directa y sin revelar el menta adems: me produca gran satisfaccin
sanda (p. 51).
agudo dolor de esas viejas heridas. En menos ver que Diego era realmente el gran pintor,
20 de una pgina nos cuenta cmo Diego entr aqul de quien yo haba descubierto su excep-
Beloff, op. cit., p. 56.
en relaciones con una artista rusa cuando ella cional talento y con quien viv los diez aos
21 todava estaba internada en la clnica despus que estuve en Pars26.
Ibid., p. 57.
del nacimiento del hijo. Cuando rememora la La activa y fructfera etapa mexicana de
22 experiencia dice escuetamente: no quiero ha- Angelina Beloff abarc unos 37 aos. Par-
Ibid., p. 60. blar ms de aquello; al describir la reconcilia- ticip plenamente en la vida cultural de su
23 cin, comenta: todava lo amaba demasiado pas adoptivo: por su temprana relacin con
Ibid., p. 62. para no aceptarlo otra vez20. Y sobre el otro Diego y con sus amigos y colegas mexicanos,
24 doloroso suceso que siguila muerte de Mxico no fue para ella un pas ni descono-
Ibid., p. 67. Dieguito en octubre de 1917 de una pulmona cido ni extranjero. Haba llegado a amarlo
25
bronquiallo resume con sencillez al obser- primero indirectamente, y despus con todas
Ibid., p. 84. var: la vida continu como antes21. sus emociones. Su viaje a Mxico no fue un
26
En sus Memorias Beloff subordina las pro- intento de perseguir a Rivera ni de reanudar
Ibid., p. 86. pias emociones a su deseo de describir el de- su contacto con l. Beloff trabaj para el
sarrollo artstico de Rivera. Nos informa, por Ministerio de Educacin Pblica, dio clases
27
Su libro Muecos animados, un ejemplo, que en 1918 el mexicano abandon de dibujo, ense francs, ilustr la revista
estudio ilustrado de este estilo el cubismo para dedicarse a paisajes, natura- El Maestro Rural y colabor con el teatro
teatral, fue publicado en 1945.
lezas muertas y retratos mientras ella aten- guiol27. Su obra se exhibi frecuentemente
di a trabajos secundarios22. Comprendi en galeras y, en 1967, en el Palacio de Bellas
entonces la naturaleza voltil de Rivera. Por Artes. Trabaj con dibujo a pluma, grabado
ello explica as su relacin: pienso que aque- en metal y madera, pinturas al pastel y leos.
lla comunidad de intereses hizo que nuestra Al igual que su temperamento, su arte fue
vida juntos durara diez aos23. En junio de delicado y tranquilo, a menudo con lneas
1921 Diego parti a Mxico. Angelina cuenta sencillas, blanco y negro o tonos claros. An-
como pas los prximos once aos tratando gelina Beloff muri en Mxico en 1969 a la
de establecer una vida independiente. En sus edad de 90 aos.
Memorias, con la excepcin de comentar que En sus Memorias, Beloff, ya avanzada en
Diego se haba ido en junio de 1921; me aos, nos proporciona una representacin
escriba y me contaba de los murales que le lingstica que complementa su obra arts-
haban encargado24, no hay otra mencin de tica. Su estilo es tranquilo y directo: no hay
cartas intercambiadas, ninguna reminiscencia indignacin ni amargura, ninguna cuenta que
de los buenos tiempos que compartieron, ni ajustar, ningn historial que rectificar, ningu-
esperanza explcita de una reconciliacin. Pa- na angustia que consignar para la posteridad.
Biografa, autobiografa y ficcin: ra Angelina la partida de Diego respondiendo Beloff haba hecho las paces con ella misma
el caso de Elena Poniatowska y
Nellie Campobello a la invitacin (1921) de Jos Vasconcelos, haca mucho. Sus palabras reflejan la fuerza
GABRIELLA DE BEER Ministro de Educacin Pblica, no fue sino de su carcter, su independencia y el orgullo
44
en su propia obra. Vemos y escuchamos a una su ventana30. Al leer Cartucho, libro de 56
mujer prctica, moderna para su poca, nunca relatos o estampas, y Las manos de Mam,
impulsiva. Ms que nada posee una extraor- obra de 17 fragmentos, nos preguntamos in-
dinaria capacidad de adaptacin. Como todas mediatamente si son verdaderas memorias de
las autobiografas o memorias, stas tambin la niez o cuentos recordados y retocados31.
son selectivas y an ms por permanecer Campobello nos dice en el Prlogo de Mis
inconclusas. En cuanto a las Memorias de libros (1960)32 que concibi Cartucho con el
Beloff, vale resaltar que, con la excepcin de propsito de poner las cosas en orden, de
las ltimas pginas escritas en espaol, el texto referir esa etapa de la Revolucin tal como la
(escrito en francs) fluye fcilmente de un su- vio y la vivi, y de ensalzar las virtudes y el
ceso importante al otro. No hay revelaciones herosmo de Francisco Villa y sus soldados
sensacionales, ni tampoco los lamentos de una a quienes se les haba vilipendiado. Propone
mujer abandonada por el nico hombre que su relato como la verdadera historia de la
am. Al contrario, la narradora reconoce el guerra civil en el norte de Mxico:
genio de Diego Rivera y el papel que desem-
pe en su propio desarrollo profesional. Las narraciones de Cartucho,, son verdad histri-
Al equiparar Querido Diego, te abraza ca, son hechos trgicos vistos por mis ojos de nia
Quiela con las Memorias estamos frente a en una ciudad, como otros ojos pudieron ver hechos 28
Molloy, op. cit., p. 8.
dos percepciones muy distintas. La obra de anlagos en Berln o Londres durante la Guerra
Elena Poniatowska nos da una visin breve de Mundial; caso igual para mi pequeo corazn, que 29
Elena Poniatowska, Las siete
Angelina en un momento crtico de su vida; la lloraba sin lgrimas33. cabritas, Mxico, Era, 2000,
de Beloff proporciona una visin prolongada p. 157.
porque los eventos traumticos asumen las En 1958, en una entrevista que le hicie-
30
proporciones que les da la perspectiva. Acier- ra Emmanuel Carballo, Campobello habl Ibid., p. 168.
ta Molloy cuando dice que en las autobiogra- nuevamente de Cartucho y dijo de modo
31
fas el pasado evocado es moldeado por la terminante: Para un estudio comprensivo de
imagen de s mismo guardada en el presente: las varias ediciones, de la crtica
y una bibliografa general y
la imagen que el autobigrafo tiene, la que Lo escrib para vengar una injuria. Las novelas que especfica, vase, Blanca Rodr-
l o ella quiere proyectar o la que el pblico por entonces se escriban, y que narran hechos gue- guez, Nellie Campobello: eros
exige28. Ambas obras se complementan y rreros estn repletas de mentiras contra los hombres y violencia, Mxico, UNAM,
1998.
comparten elementos ficticios. Si ponemos de la Revolucin, principalmente contra Francisco
de lado la verosimilitud de lo expresado por Villa. Escrib en este libro lo que me consta del villis- 32
Citamos la obra de Nellie Cam-
Poniatowska y de los detalles evocados por mo, no lo que me han contado34. pobello por esta edicin: Nellie
Beloff, nos quedamos con un retrato de esos Campobello, Mis libros, Mxico,
Compaa General de Edicio-
aos en Francia, Espaa y Mxico sumamente Para nosotros, ms que evocaciones o im- nes, 1960.
importante para la historia del arte moderno. presiones de su niez, estos cuentos son ver-
Asimismo, presenciamos el rico ambiente y siones estilizadas de recuerdos y de episodios 33
Ibid., p. 17.
las influencias mutuas que produjeron a un relatados a la escritora; ella a su vez los recre
Diego Rivera y a una Angelina Beloff. Am- adaptndolos a cierto estilo. Las estampas que 34
Emmanuel Carballo, Nellie
bas obras ofrecen el testimonio de una mujer a primera vista parecen fras e indiferentes, Campobello, en Protagonistas
valiente que, a pesar de un gran desengao, brutales y primitivas, crueles e infantiles, estn de la literatura mexicana, Mxi-
co, SEP, 1986, p. 417.
sigui adelante y logr una nueva vida inde- intencionalmente concebidas para sobresaltar
pendiente. al lector con la normalidad de lo absurdo, la 35
indiferencia ante lo cruel y lo corriente de lo Campobello, op. cit., p. 16.
45
36 gnero es resultado de una autntica batalla tiempo, es una figura de carne y hueso, un ser
Kemy Oyarzn, Identidad fe-
menina, geneologa mtica, his- por la forma hace una eleccin consciente al humanitario capaz de lgrimas y compasin.
toria: Las manos de Mam, en recurrir a la autobiografa36. Para otro crti- El general se presenta tambin como un jefe
Sin imgenes falsas, sin falsos
espejos: narradoras mexicanas
co, Max Parra, el estilo de Nellie Campobello carismtico cuyas palabras ms insignificantes
del siglo XX, ed. Aralia Lpez es un intento deliberado de reproducir la eran mandatos obedecidos inmediatamente.
Gonzlez, Mxico, El Colegio de percepcin y el impacto psicolgico que tu- Cuando en La voz del general les pide a 500
Mxico, 1995, p. 63.
vieron los sucesos de sangre y de muerte en la hombres que lo acompaenHay que irnos
37 conciencia personal y colectiva37. a auxiliar a los muchachos, estn apurados,
Max Parra, Memoria y guerra
en Cartucho de Nellie Cam- Como narradora Nellie Campobello apa- los changos estn sobre ellos. Vmonos45el
pobello, Revista de Crtica Li- rece en su obra de dos maneras: como tes- efecto fue ms un reflejo que una reaccin
teraria Latinoamericana, 24:47
(1998), p. 167.
tigo de un suceso, comparte con el lector razonada. Los hombres se levantaron en
sus observaciones empleando una expresin conjunto; dejan todo para acudir a la llamada
38 directa y compacta; otras veces figura como del jefe.
Estos conceptos se encuentran
ms elaborados en el estudio de participante. Son dos papeles distintos: en el
Laura Cazares H. primer caso es una persona mayor que recuer- LAS MANOS DE MAM: LA REVOLU-
39 da a la nia; en el otro es la nia-personaje CIN COMO HISTORIA FAMILIAR
Campobello, op. cit., p. 71. del relato38. Como el ao 1900 se estableci
40
recientemente como la fecha de nacimiento La madre de Nellie Campobello, su per-
Ibid., pp. 89-90. de Campobello, podemos descartar la idea de sona y su espritu, marcan las pginas de
41
que sus escritos son los de una nia o de una Cartucho de tal modo que su obra ms lrica,
Ibid., p. 103. adolescente. Pertenecen a una joven formada Las manos de Mam, publicada unos seis aos
quien elabor el estilo con el propsito de despus, parece ser una consecuencia natural
42
Ibid., pp. 125-126. crear un efecto particular. de la coleccin anterior. La Mam de Cartu-
Los diversos episodios de Cartucho estn cho es la fuerza, el apoyo y el consuelo de la
43
Ibid., p. 145.
unidos por el tema de la brutalidad de una familia. Ni el temor al abuso verbal o fsico,
lucha que enfrenta a mexicano contra mexi- ni la constante intrusin de la guerra hace que
44 cano; en su inmenso alcance sta envuelve su espritu se doblegue o que su autoridad
Ibid., p. 173.
tambin a la poblacin civil. Cada episodio desfallezca. Descuella como mujer y madre
45 de Campobello expresa sucintamente cmo dispuesta a enfrentarse a todo un ejrcito, si
Ibid., p. 155.
se convive con la guerra, quines son sus fuera necesario, para proteger hogar y familia.
46 vctimas. As, los muertos y heridos de la Cuando los federales entraron a su casa en El
Ibid., pp. 97-98.
Revolucin pueblan las pginas de Cartucho. general Rueda46, y la amenazaron con que-
47 En El fusilado sin balas39, Catarino Acosta marla a menos que entregara armas y dinero,
Ibid., p. 97. es torturado y lo dejan en la calle para morir solamente pidi que no tocaran a sus hijos.
48 sin el beneficio del tiro de gracia; Babis de La Despus que destrozaron la casa, la madre
Ibid., pp. 105-107. sentencia de Babis40, el vendedor de dulces qued orgullosamente sin lgrimas y callada.
49 en la tienda de la esquina, fue encarcelado y En palabras de la autora, los ojos de Mam
Ibid., p. 105. quemado vivo; en Desde una ventana41, un hechos grandes de Revolucin, no lloraban, se
50
soldado annimo que suplica clemencia es fu- haban endurecido recargados en el can de
Ibid., p. 115. silado y nadie recoge el cadver por tres das; un rifle de su recuerdo47.
51
Perfecto Olivas, arropado en un sarape gris, La madre de Campobello con frecuencia
Id. es derribado por una lluvia de balas en Las es la fuente de las estampas. Ms de una vez
guilas verdes42; Samuel Tamayo, temeroso y la autora afirma que lo descrito se lo cont su
52
Ibid., pp. 117-118. hasta tmido, abraz la muerte tal como haba madre. Por ejemplo, en Los hombres de Ur-
eludido la vida en El cigarro de Samuel43. bina48, la primera oracin es: Le contaron a
Como narra Campobello en Las hojas de Mam todo lo que haba pasado49; cuando se
Martn Lpez44, este segundo de Villa muere siti la ciudad y se saquearon las casas en La
violentamente y ms tarde es desenterrado camisa gris50 las ltimas lneas atribuyen la
por los carrancistas quienes le teman incluso estampa a Mam: Cuentos para m, que no
despus de muerto. olvid. Mam los tena en su corazn51. En
Adems de los nombrados y los annimos, otras ocasiones, por ejemplo, en La sonrisa
hay dos figuras cuya presencia acta como de Jos52, el episodio captado por la estampa
comn denominador en Cartucho: Francisco se lo cont a Mam otra persona, y sta a su
Villa y la madre de la escritora. Ellos son los hija.
Biografa, autobiografa y ficcin: hilos conductores de los escritos de Cam- Las manos de Mam es una especie de
el caso de Elena Poniatowska y
Nellie Campobello pobello. El Villa de Nellie Campobello es canto o elogio a la madre de la autora. En esta
GABRIELLA DE BEER ms que nada militar, soldado y jefe; al mismo obra ella es la figura central. Mientras que en
46
Cartucho es fuerte, orgullosa y valiente ante cotidiano para los hombres, las mujeres y los 53
Ibid., pp. 207-208.
la guerra civil, aqu es evocada como amable, nios que la vivieron. Su estilo fragmentario
tierna, cariosa y juguetona. Campobello se y a veces ingenuo, sus impresiones de los 54
Ibid., pp. 223-226.
refiere a su progenitora como Ella: Ella acontecimientos casuales y la falta de expli-
dio belleza y juventud a sus hijos; Ella caciones o interpretaciones constituyen la 55
creatividad de Nellie Campobello. La Mam Ibid., p. 223.
proporcion el calor y el consuelo necesarios
para soportar lo insoportable. Su persona, de Las manos de Mam tampoco se retrata 56
simbolizada por sus manos y su falda, form con precisin; su figura se esboza. Cuando Doris Meyer, Nellie Campo-
bellos Las manos de Mam:
una coraza protectora que nada ni nadie poda Campobello cuenta la historia de su madre a Rereading, Hispania, 68
destruir: La falda de Ella era el refugio salva- desde la selectiva memoria filial tambin nos (december 1985), p. 738.
dor. Poda llover, tronar, caer centellas, soplar narra su propia historia. El lector no puede 57
huracanes: nosotros estbamos all, en aquella ni debe aceptar la verosimilitud de todos los Ibid., p. 749.
puerta gris, protegidos por Ella53. Esta madre hechos presentados. En obras autobiogrficas
fue cabeza de familia en todos los sentidos y biogrficas intervienen elementos ficticios,
de la palabra, y muy en especial despus de ya sea por falta de confiabilidad del recuerdo
la muerte del padre, durante la Revolucin. o por el propsito especfico del autor. Esto se
Las manos de Mam es una obra pletrica de evidencia en la imagen de Angelina Beloff de
amor y admiracin por una mujer de firmeza Elena Poniatowska, en la imagen que la artista
y fe. Pero en sus pginas tambin aparecen rusa da de ella misma, y en la representacin
escenas de horror y de muerte distintas y a la de la madre y de la narradora en las obras de
vez parecidas a las de Cartucho. El ritmo de Nellie Campobello.
estas estampas es ms lento y las descripcio-
nes, generalmente brutales, son ms extensas. BIBLIOGRAFA
En El mudo54, el hermano de Nellie perdi
una mano como resultado de un balazo y Ma- Beloff, Angelina. Memorias. Trad. Gloria Ta-
m recogi los dedos y los tena guardados racena. Mxico: UNAM/SEP, 1986.
en un frasco de alcohol donde nadaban como Bruce-Novoa, Juan. Subverting the
pececillos contentos55. Dominant Text: Elena Poniatowskas
En su estudio de esta obra Doris Meyer Querido Diego. Knives and Angels:
nos sumerge en la cuestin de biografa y Women Writers in Latin America. Ed.
autobiografa. Para ella, la madre de Cam- Susan Bassnett. London: Zed Books, 1990.
pobello es el sujeto de una biografa selecta y 115-31.
fragmentaria narrada desde el foco emocional Campobello, Nellie. Mis libros. Mxico:
y movedizo de la memoria filial56. Segn Compaa General de Ediciones, 1960.
Meyer, Campobello nos relata la vida de su Carballo, Emmanuel. Nellie Campobello.
madre para dar sentido a su propia vida; al Protagonistas de la literatura mexicana.
hacerlo, refleja la relacin entre el bigrafo Mxico: SEP, 1986.
y el autobiografiado de manera que la bio- Cazares H., Laura. Eros y Tanatos: infan-
grafa se transforma en autobiografa cuando cia y revolucin en Nellie Campobello.
el yo se identifica y crea al otro57. De este Escribir la infancia: narradoras mexicanas
modo Campobello recrea su propia identidad contemporneas. Eds. Nora Pasternac,
y a la vez rescata la de su madre del olvido Ana Rosa Domenella y Luzelena Gutir-
histrico. rez de Velasco. Mxico: El Colegio de
Como en el caso de Querido Diego, te Mxico, 1996. 37-58.
abraza Quiela de Elena Poniatowska y las DLugo, Carol Clark. The Fragmented Novel
Memorias de Angelina Beloff, Cartucho y in Mexico: The Politics of Form. Austin: U.
Las manos de Mam de Nellie Campobe- of Texas P., 1997.
llo no encajan en categoras establecidas. Jrgensen, Beth E. The Writings of Elena Po-
Concordamos con Sylvia Molloy cuando niatowska. Austin: U. of Texas P., 1994.
subraya que las imgenes guardadas en el Meyer, Doris. Nellie Campobellos Las
presente moldean las pasadas. Las obras de manos de Mam: A Rereading. Hispania,
Campobello son autobiogrficas y biogrfi- 68 (December 1985): 747-52.
cas, creadas conscientemente con elementos Molloy, Sylvia. At Face Value: Autobiographi-
ficticios para cumplir con el prposito de cal Writing in Spanish America. Cam-
la escritora. En Cartucho, Campobello nos bridge: Cambridge UP, 1991. Biografa, autobiografa y ficcin:
el caso de Elena Poniatowska y
retrata el mundo catico de la Revolucin Oyarzn, Kemy. Identidad femenina, ge- Nellie Campobello
en el cual vida y muerte forman el ambiente neologa mtica, historia: Las manos de GABRIELLA DE BEER
47
Mam. Sin imgenes falsas, sin falsos es- Letters in Elena Poniatowskas Querido
pejos: narradoras mexicanas del siglo XX. Diego, te abraza Quiela and Gaby Brim-
Ed. Aralia Lpez Gonzlez. Mxico: El mer. Textured Lives: Women, Art, and
Colegio de Mxico, 1995. 51-75. Representation in Modern Mexico. Tus-
Parra, Max. Memoria y guerra en Cartucho con: U. of Arizona P., 1992. 61-87.
de Nellie Campobello. Revista de Crtica Sifuentes-Jauregui, Ben. Loss, Identifica-
Literaria Latinoamericana 24.47 (1998): tion and Heterosexual Tendencies in Po-
167-186. niatowskas Querido Diego, te abraza
Poniatowska, Elena. Querido Diego, te abra- Quiela. Latin American Literary Review
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Las siete cabritas. Mxico: Era, 2000. Unruh, Vicky. Choreography With Words:
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violencia. Mxico: UNAM, 1998. La autobiografa mexicana. New York:
Schaefer, Claudia. Updating the Epistolary Greenwood Press, 1988.
Canon: Bodies and Letters, Bodies of
48
Vittoria Bors
Catedrtica de la Universidad
Heinrich-Heine en Dsseldorf.
Dsseldorf
Varios de sus ensayos abordan la
oralidad en la literatura mexicana.
Esta orientacin antropolgica se
manifiesta en uno de sus ltimos
ensayos Unidad y pluralidad de
la cultura latinoamericana. Gne-
ros, identidades y medios (2006).
Otros estudios se han centrado en el
anlisis del grupo Onda, de Mxico
VITTORIA BORS
Universidad Heinrich-Heine, Dsseldorf
UC-Mexicanistas
UC-Mexicanistas/ Universidad
Nacional Autnoma de Mxico/
Instituto Tecnolgico de Monte-
rrey/ Universidad del Claustro
de Sor Juana, 2007, p. 510).
Para la definicin de autobio-
grafa cf. Norma Klahn, (Re)
Las autobiografas ficticias1, al negociar leza performativa del sujeto y de los gneros Mapeos literarios: desplazamien-
entre ficcin y realidad, proponen otras op- que se producen por las prcticas culturales tos autobiogrficos de escritoras
chicanas, Debate Feminista, 25
ciones de formas de vida. Como en el caso (Judith Butler), la concepcin dinmica de (2002), pp. 321-358.
de La Flor de Lis2 de Elena Poniatowska, una sujetividad que se crea en el medio lin-
2
Mariana, el personaje a la vez ficcional y auto- gstico-esttico no hace diferencia de gnero. Elena Poniatowska, La Flor de
biogrfico, es el eje de una escritura situada Ms bien, obviamente, la emergencia del yo Lis, Mxico, Era, 1988. En lo
siguiente, las cifras entre pa-
que busca un posicionamento en el mundo. en y por la escritura es un momento clave de rntesis en el texto se refieren a
En ella, la exaltacin del yo, tpica de la au- la narrativa moderna, cuyo escritor emblem- esta edicin.
tobiografa, se transforma en el dispositivo de tico es Marcel Proust. Sobre la base de ste,
3
una mirada subversiva hacia la sociedad o la Roland Barthes propuso considerar el yo En su anlisis de variados tex-
escritura de la historia3. De hecho, el yo, que como emergente dentro del espacio textual. tos fundadores (de Sarmiento
a la autobiografa de Victoria
en el discurso realista decimonnico trataba El yo se construye en la escritura misma, es OCampo) Silvia Molloy enfoca
de borrar su presencia, se apodera otra vez del un producto del acto de escribir y se moldea las tcnicas transversales con las
que las autobiografas hispano-
espacio de la escritura con una nueva funcin. y transforma segn los caminos de la escritura americanas revelan la memoria
El texto personal transtrueca la topografa del en los laberintos de la memoria o de los sue- represiva de Occidente (Silvia
poder propiamente porque en la autobiogra- os. La escritura es dice Barthes una cues- Molloy, La autobiografa en len-
gua espaola en el siglo veinte,
fa el yo de la escritura no solamente escribe tin de tica, de la moralidad de la forma5. Lausanne, Sociedad Suiza de
y elabora contextos sociales, sino porque se En el contexto de los estudios sobre nuevas Estudios Hispnicos, 1991).
49
7 de realidad y ficcin, as como la existencia a la biopoltica o la geopoltica. En su calidad
Michel Foucault, Introduc-
tion lusage des plaisirs, en de un sujeto definido anterior y exterior al de tcnica del yo, el texto autobiogrfico
LHistoire de la Sexualit, vol. acto de escribir. Son asunciones ya inacepta- vierte una luz crtica hacia la formacin del
3, Paris, Gallimard, 1984. Cito
de la versin alemana: Michel
bles no solamente frente a los alcances de la individuo segn el Bildungsroman porque
Foucault. Einleitung zu Der Ge- literatura o del cine moderno, sino tambin a ensea que su constitucin es el resultado
brauch der Lste, Postmoder- la luz de los recientes estudios neurolgicos de las pratiques divisantes, esto es, de las
ne und Dekonstruktion: Texte
franzsischer Philosophen der sobre la memoria o el sueo. Referir el texto prcticas que establecen fronteras, que divi-
Gegenwart, Peter Engelmann
Gegenwart de Elena Poniatowska a discursos de gnero den al sujeto en dos mbitos, que diferencian
(ed.), Stuttgart, Reclam, 1990,
pp. 244-274 y p. 265. literario sera por lo tanto obliterar la parte entre lo mismo y lo otro, entre uno mismo y
ms productora de su autobiografa en cuanto los otros. Sin embargo, adems de confinar
8
Foucault, Einleitung, op. cit.,
espacio de un training del yo en busca de su a las personas en espacios acotados y de so-
p. 263. posicin frente al mundo. La autobiografa es meterlas, la tcnica del yo posibilita tambin
9
asimismo una tcnica que explora formas de tcticas de rebelin. El medio del training del
Convengo con Norma Klahn vida y la emergencia de un ethos que para yo, como concientizacin del poder social y
acerca del impacto crtico de Poniatowska se transform en el signum de de subversin contra l, es la escritura.
la autobiografa que, desde la
escritura del yo, reconfigura toda su obra. Propiamente en el texto de Poniatowska,
conceptos de nacin, identidad Como es conocido, para la formulacin la emergencia del yo se manifiesta como toma
y origen en el discurso de la
mexicanidad (el mestizaje).
de una teora performativa de la sujetividad de conciencia del rgimen de la categorizacin
Judith Butler se funda en los estudios del y de fronteras, y provoca a la vez una resisten-
10 cuidado de s y de la gouvernabilit efec- cia contra l. La autobiografa se transforma
Comparten la crtica de las bio-
ciencias inaugurada por la bio- tuados por Michel Foucault en sus ltimos por ende en la escena dramtica de un yo que
poltica de Michel Foucault tam- escritos, en los que el filsofo francs pasa aprende a reconocerse frente al deseo de la
bin escritoras y escritores como
Judith Butler, Giorgio Agamben del anlisis del poder al de la tica expresada lucha contra las diferencias sociales o territo-
u otros a los que nos referimos a travs del concepto de gobierno (gouver- riales, y propiamente esto es el hilo conductor
ms adelante.
nement des hommes). Sabemos, por lo tanto, de toda la prctica de escritura de Poniatows-
11 que el sujeto no es soberano en el sentido ka. Precisamente en este punto comienza
Foucault menciona adems de de una substancia o una instancia jurdica, nuestro metdico inters por escrutar en la
los Hypomnemata, tambin la
correspondencia. Al fungir el fundante, sino que es fundado o constituido autobiografa de Poniatowska no solamente
destinatario como alter ego, el por las tecnologas del yo, por supuesto, dis- en relacin con la geopoltica que es, de he-
gnero epistolar pone en marcha
la introspeccin y el ejercicio del tintas y discontinuas a lo largo de la historia. cho, uno de los grandes temas9, sino tambin
yo frente a lo cotidiano. Dichas prcticas son procesos paradjicos con las biociencias, a las que actualmente se
12
que constituyen el yo subjetivndolo, sujetn- confa la interpretacin del ser humano10. Ve-
Foucault se refiere al Peri Eu- dolo (assujettissement); son pues formas que remos as que en la escritura se va perfilando
thmias (De Tranquillitate) de Foucault denomina ascticas porque requie- un ethos hacia otras formas de vida, hacia otra
Plutarco. La tica no significa
una moral entendida como la ren el ajuste a una manera de ser de acuerdo antropologa.
exigencia de obedecer a un sis- con las normas sociales y morales. De hecho, el training del yo encuentra
tema de reglas, sino ms bien
un arte de vivir, una aspiracin Conviene recordar las lneas centrales que en la escritura su instrumento privilegia-
a construirse a s mismo como nos permiten hablar de una escritura del do: diarios, cartas, ejercicios de la memoria
una obra de arte.
yo. Michel Foucault entiende por moral (Hypomnemata), son unas de las tcnicas que
13 el cdigo de las tcnicas del yo, en concreto aseguran la existencia (techne tou biou). La
Michel Foucault, La biblioth- un conjunto de valores y reglas de actua- escritura es un ejercicio del yo que se afirma
que fantastique, Travail de
Flaubert, Raymonde Debray-
Flaubert cin que se imponen a los individuos y a construyendo el lugar de lo otro en el orden
Genette et al. (eds.), Paris, Seuil, los grupos por medio de diversos aparatos de los discursos y una mirada ajena para re-
1983, pp. 103-122.
reguladores: familia, instituciones educativas, conocerse a s mismo, y es a esta ambivalencia
iglesia, etc.7. La reflexin moral es por tanto que debemos su funcin productiva. Frente a
la elaboracin y estilizacin de una actividad los ojos del destinatario, el yo intensifica la
en la que los hombres (y las mujeres) preci- vigilancia sobre uno mismo11 es una funcin
samente han de hacer uso de su derecho, de ethopoitica que transforma la verdad en
su poder, de su autoridad y de su libertad: las ethos y carcter12 y a la vez se desdobla en
prcticas sexuales8. En tanto que prcticas otro, en una instancia que inscribe tambin
pastorales someten el sujeto a las artes de lo excluido, lo asujetado, el cuerpo y el re-
la existencia (tcnicas del yo) domeando cuerdo (en la autobiografa de Poniatowska
el deseo que amenaza la integridad del yo y es el padre Jacques Teufel).
estableciendo fronteras entre el mundo inte- Foucault mismo reconoce en el medio de
Elena Poniatowska, autobiografa rior y el exterior, entre el yo y los otros. Por la escritura un espacio subrepticio13 en el que
y tecnologa(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida ello, la individualizacin est estrechamente se expresa lo excluido y se constituye la suje-
VITTORIA BORS vinculada a la diferencia entre los sexos como tividad como otra posicionalidad. Adems,
50
toda forma de articulacin del sujeto hacia el social del mundo (son los aos
mundo discurre sobre un medio, el cuerpo, 40-50 del siglo XX), ocurren
que vincula a las personas a su mundo vital ms y ms citas de una visin
lo que hace la articulacin del yo potencial- orientada hacia la cartografa
mente mvil y plural. Especialmente en la social del mundo circundante
rememoracin del pasado el training del que va desde las imgenes de
yo usa y transforma los logoi sociales, as que Hollywood18, hasta las estrellas
la escritura autobiogrfica conlleva tanto la mexicanas en el Club Hpico
consolidacin de la identidad social como la Francs (Dolores del Ro, etc.,
dilucin de dicha identidad. p. 61) hasta las ides reues catlicas y porfi-
En lo siguiente quiero arrojar luces sobre ristas de la familia. 14
dicha ambivalencia. En ella encontramos la Ahora bien, propiamente el dispositivo La pregunta se formula clara-
zona indeterminada de la que el sujeto emerge de la visin, que en Occidente es el trato mente la primera vez cuando
la narradora es consciente de
y toma posicin. Es la zona de pasaje entre yo de unin entre el sujeto y el mundo que lo las aporas geopolticas en la
y el mundo, el interior y el exterior, o segn rodea, hace que el yo de la escritura tope interaccin social con los mexi-
canos (p. 114, cf. Norma Klahn
Gilles Deleuze, el interior de un exterior (le con lo extrao: la fugitividad de Luz, su 2007, p. 511), sin embargo
dedans du dehors). Veremos que, en el caso madre, o el temperamento angustiado del est presente desde el primer
momento en el que la nia pisa
de La Flor de Lis, tal indeterminacin es la padre, la diversidad del mundo circundante, tierra mexicana (Sofa y yo
escena de la escritura en el pasaje a Mxico son mediadores de un desdoblamiento que no sabamos que mam era
hasta las primeras fases de la socializacin hace que Mariana, en contra de su hermana mexicana, p. 32) y se repite en
varias formas a lo largo del texto
en la que el yo experimenta las separaciones Sofa (representante de la sabidura social), (por ej., pp. 43, 50, 69, 73-75;
y toma conciencia de las fronteras geopo- mantenga abierta la bsqueda de su propia especialmente en la interaccin
con Casila, p. 119). Luego va
lticas y sociales. Norma Klahn ya apunt destinacin, y es solamente ms tarde, cuan- transformndose en un discurso,
al momento clave de la novela, es decir, la do Mariana forma su capacidad discursiva en no carente de exotismo, sobre
la naturaleza y la cocina de
imposibilidad de corresponder al deseo social el ambivalente dilogo con el padre Jacques Mxico.
de territorializacin. Es la experiencia extra- Teufel, tomando conciencia de que el mpetu
ante que el yo repite varias veces de sentirse disidente es desde el comienzo el hilo con- 15
Cf. Vittoria Bors, Topologie als
mexicana y no corresponder a los logoi de ductor de su vida. literaturwissenschaftliche Metho-
la mexicanidad14. de. Die Schrift des Raums und
der Raum der Schrift, Topo-
Pues bien, resumiendo, cabe subrayar el I. LA FLUIDEZ DEL MUNDO MATE- logie. Zur Raumbeschreibung
proceso de produccin y de mediacin de RIAL Y LA EMERGENCA DE OTRA in den Kultur- und Medienwis-
senschaften, Stephan Gnzel
emergencias en la forma lingstico-esttica ANTROPOLOGA (ed.), Bielefeld, transcript, 2007,
del espacio temporalizado de la escritura15, pp. 279-295, y Vittoria Bor-
en la que el signo material, en el momento Al comienzo del texto, la focalizacin s, Grenzen, Schwellen und
andere Orte, Kulturelle Topo-
contingente de escribir16, difiere del sentido interna de la nia, adems de ser una con- graphien, Vittoria Bors und
social. Por ello, la escritura autobiogrfica vencin de la autobiografa que, por ejemplo, Reinhold Grling (eds), Stuttgart,
Metzler, 2004, pp. 13-41.
pone en escena no solamente las articulacio- Jean Jacques Rousseau adopta en el primer
nes del sujeto, sino tambin los procesos y los captulo de Confessions, sirve para mediati- 16
Por el desplazamiento, el con-
medios con que l emerge. De hecho, al co- zar la emergencia de un espacio que, a los cepto de la escritura sustituye a
mienzo de La Flor de Lis, el yo de Mariana ojos de la nia, todava no es estructurado las nociones de estructura. Vase
se expresa en un medio fluido e indetermina- por separaciones. La visualidad es el medio Jacques Derrida, Lcriture et la
diffrence, Paris, Seuil, 1967.
do en el que las imgenes toman forma y son con el que la narradora experimenta el con- Vase tambin Jacques Derrida,
percibidas por el sujeto tras las mediacin del flicto entre el espacio abierto y los lmites Signature vnement contexte,
Marges de la philosophie. Criti-
cuerpo y segn la modalidad de dispositivos que lo separan en zonas distintas (interior vs. que (1972), pp. 365-393.
pticos, como la fotografa y el cine. En otras exterior, yo y los otros, el sujeto y el mun-
17
palabras, al comienzo del libro, a travs de la do), y este espacio est marcado en la escena El primer indicio son los noti-
focalizacin interna de la nia, la narradora de la primera imagen, genealgica para el cieros sobre los soldados en la
logra encontrar una articulacin que, lejos de desarrollo del texto: Segunda Guerra Mundial (39).
51
La narradora empieza su En la escritura, el dispositivo del ojo de la
texto con la referencia al Bil- nia enfoca espacios primordiales, anteriores
dungsroman y a los libros co- a las segmentaciones sociales y lo hace en
mo dispositivos que, en el siglo analoga a la cmara cinematogrfica, echando
XIX, mediatizan la posicin una mirada mvil a las pinturas pendientes de
del sujeto frente al mundo la las paredes del saln. El movimiento de zoom
joven Madame Bovary inter- que acerca los detalles hace que la percep-
preta el mundo a travs de las cin de las imgenes se emancipe de la lgica
novelas romnticas. Sin em- sensomotrica, tal como Gilles Deleuze lo
bargo, propiamente esa alusin describe para el cine experimental y el cine de
sirve para marcar la diferencia, la memoria. Es as que el ojo de la narradora
Construccin del Bellas Artes. Mxico D.F. es decir, el camino de su propia desterritorializa y abre el campo cerrado de
exploracin: a) la trascenden- las pinturas en el saln de la abuela, la du-
19 cia del dispositivo de la vista que, debido a la quesa:
Es obvia mi referencia al prin-
cipio de la autopoiesis de Hum- movilidad del encuadre experimentado con
berto Maturana y Francisco Va- los nuevos medios, la fotografa y el cine, Para llegar al comedor atravesamos un saln. En un
rela, El rbol del conocimiento,
Santiago, Editorial Universitaria, sustituye a la imaginacin de los libros; b) cuadro enorme que ahora s es de Hundecutter veo
1984. la inquietud no es sentimental, sino poltica. un pelcano, un guajolote, varios patos, perdices que
20
Es, pues, debida al conflicto entre, por un cuelgan de un lazo, unas gallinitas de Guinea acebra-
Acerca del uso del primer plano lado, el espacio abierto a los pasajes entre los das. En otro cuadro se asoma un mendigo. Los dems
o close up, vase tambin, Pierre continentes o entre el interior y el exterior no me impactan, slo ese mendigo con unos cuantos
Kast, Une fonction de constat,
Cahiers du cinma, 7 (1951), experimentados por la nia, y por el otro, las pelos en la barba y su expresin feroz e implorante
pp. 6-16. Bajo el concepto de separaciones que, en el aprendizaje del mun- bajo la frente vendada. Alarga su mano velluda, me
efecto de constatacin, Pierre
Kast concibe, por ejemplo, aquel do, adquieren ms y ms evidencia: separa- persigue, va a tomarme el cuello (13).
fenmeno que hace aparecer en ciones territoriales, diferencias entre mam y
la pantalla, repentinamente, una
realidad independiente, un efec-
ella, entre criados y amos, entre aristcratas Los primeros planos, como el que la es-
to a travs del cual los objetos y burgueses, entre ricos y pobres, entre critora produce en la cara del mendigo, den-
se muestran como autnomos imaginacin y realidad. La percepcin y el sifican la corporalidad de las imgenes20 y su
respecto al ojo del espectador.
Tambin Bonitzer subraya la recuerdo que, como sabemos desde la escri- opacidad. El close-up es a la vez un lugar y un
expresividad del primer plano, tura autobiogrfica, desde la filosofa del cine tiempo de passage: la imagen est cargada por
que refuerza un rgime phy-
sique, affectif, intense (Pascal (Gilles Deleuze) y, en las ltimas dcadas, los indicios materiales y por la expectativa de
Bonitzer, Dcadrage. Peinture tambin desde la ciencia de la cognicin y la algo que, desde el offoff, puede irrumpir en el
et cinma, Paris, Ed. de LEtoile,
1985, p. 89).
neurologa19, es una obra de seleccin y de campo de la visualidad.
mediatizacin vinculada al contexto social, Semejantes imgenes enfrentan al espec-
21 pasa por distintos dispositivos que mediati- tador con una visualidad sin centro, una
Roland Barthes, La chambre clai-
re, Paris, Gallimard, 1980. zan la mirada encuadrando el mundo. visualidad no enteramente orientada por la
En la fase anterior a la socializacin de la organizacin discursiva o por el simbolismo
nia a travs de los plots de las pelculas de icnico. Esta escena es tanto genealgica para
cine o por los discursos sociales en la familia el yo de La Flor de Lis como lo es la escena
y en el colegio, nos enfrentamos repetida- del pasaje al sueo con la que Marcel Proust
mente a la bsqueda de un posicionamiento empieza la Recherche (Longtemps je me suis
mediatizado por el encuadramiento de lo real couch de bonne heure). En ambos casos
a travs de los nuevos medios, la fotografa o la escritura del yo se posiciona en la zona de
el encuadre cinematogrfico. Son imgenes pasaje. Sin embargo, el cambio es notable:
desterritorializadas, mediatizadas por close- En el caso de Poniatowska no es la intimidad
up o por el fluir de la visualidad en un espacio sino ms bien la postura hacia al mundo el
todava indeterminado para el ojo de la nia germen de la escritura. Desde el comienzo, el
que, al comienzo de la novela, se enfrenta por sujeto se inscribe pues en las letras de su texto
primera vez al ambiente aristocrtico que la como un yo en busca de otra antropologa,
circunda. La seora duquesa est servida, mediatizada por la cmara obscura de un re-
es de hecho, la primera frase del segundo cuerdo que metamorfosea la pintura del saln
fragmento del texto, y es aqu que, para la de la abuela. Transformado por la tcnica
percepcin de la nia, diferentes espacios del close-up, el mendigo emerge del cuadro
geopolticos y sociales se superponen: Un como la huella espectral de algo extrao que
Elena Poniatowska, autobiografa duque ms con su gran bonete blanco como irrita la vista, inquieta, como el punctum de
y tecnologa(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida el gorro de cocinero en los grabados de la la fotografa21. En la geneaologa de esta au-
VITTORIA BORS condesa de Sgur(13). tobiografa encontramos pues la imagen del
52
mendigo, all, en donde para Roland Barthes frente al otro, inquietos, se mi-
o Marguerite Duras est la foto de la madre, ran, veo el borde de sus orejas,
una fotografa irrepresentable y con valor s, tienen las orejas paradas, se
genealgico para la escritura del yo. acorralan, no s si van a pelear
Como testimonio, en contra, las fotos son (88). Con la semejanza entre lo
simples documentos que legitiman el recuer- humano y lo perruno, el tex-
do del que sabemos que es frgil: las fotos lo to pone en juego el esquema bi-
comprueban, dice la narradora refirindose a nario que fundamenta las reglas
las tres fotos tomadas de la mano por pap de exclusiones e inclusiones.
en uno de los fines de semana en que suba a Es un acto de rebelin, opina
vernos a la montaa (23) testigos de ausen- Giorgo Agamben, un acto que
cias debidas a la guerra, en donde los padres desconecta la mquina biopo- Representacin del valle de Mxico.
se quedaron en Pars en plena zona ocupa- ltica que distingue entre logos
da (22-23). Por el recuerdo de las ausencias, y animal, para entender este ltimo como la hace del Timeo de Platn, un
intervalo, un lugar opaco y sin
pronto tambin las fotos son mediadoras de forma de vida que carece de humanidad. origen, es decir, anterior a cual-
lo indeterminado (Yo nunca he visto a un El logos occidental cierra, pues, la puerta a quiera formacin (Judith Butler,
Bodies that Matter
Matter, New York,
alemn. Tampoco a mis paps, 22), como la lo que estaba abierto, generando aquel sistema Routledge, 1993). En la crtica
instantnea en la que el padre se ve guapo, jerrquico y excluyente que empieza por la del esquema binario que aco-
muna materia, animal y mujer,
de bigote, deslizndose sobre la blancura expulsin del animal y llega a la destruccin encontramos un posicionamiento
deslumbrante (23). Como para el recuerdo, de razas humanas. Con la visin de la nia, la anlogo a la opcin crtica (y
igualmente la percepcin visual es mediatiza- escritura arroja luz al missing link, a la zona de poltica) propuesta por Donna
Haraway a travs de la escritu-
da por un encuadramiento fotogrfico22, espe- indiferencia, entre lo humano y lo animal, o lo ra emperrada, entendida como
cialmente la percepcin de la madre, cuando no humano. Ahora bien, en Laperto Agam- una rama de la teora feminista
en contra de categoras cerradas
aparece desde el marco de la puerta a los ojos ben subraya que la decisin acerca de seme- y excluyentes, como la oposicin
de Mariana quien, como el joven Marcel, jantes separaciones parte de un presupuesto entre cultura y naturaleza. Cf.
Donna J. Haraway, The Compa-
la espera para el beso de las buenas noches: no demostrado; es el presupuesto de la sepa- nion Species Manifesto: Dogs,
Apresurada, empuja la puerta como suele rabilidad de lo humano frente a lo que no lo People and Significant Other-
hacerlo, con todo su cuerpo, de modo que la es23. Posicionarse en esta zona primordial, que ness, Chicago, Prickly Paradigm
Press, 2003, p. 8.
puerta la enmarca; cuadro viviente de s mis- no es ni humana ni animal, es decir, anterior
ma (17) o la mira as lo dice a travs de a la articulacin tpica que desde Aristteles 24
Signo de lo abierto son las figu-
un vidrio impalpable veo a mam, longilnea, distingue la vida nutritiva del homo sapiens raciones de pasajes, de umbrales
de cara al cielo con toda la lluvia cayndome quiere decir, opina Agamben, oponerse a la entre lo animal y lo humano, una
articulacin hbrida trascendente
encima, dulce mi mam de agua. Extiendo la obra de exclusin de la biopoltica occidental en los discursos culturales actua-
mano para secar su rostro empapado. No la que va de la produccin de homo sacer en la les. En Laperto Agamben parte
alcanzo (23-24). El lenguaje fluye al dar vida Antigedad, a la conquista de continentes, la de la observacin de una minia-
tura contenida en una Biblia he-
al movimiento, as que, en su geografa perso- esclavitud, el imperialismo del siglo XIX, la brea del siglo XIII conservada en
nal, el yo ya no distingue entre la proximidad shoah . 24 la Biblioteca Ambrosiana de Mi-
ln, que representa el banquete
y la lejana. El primer encuentro de la nia En el texto, pues, el aprendizaje del len- mesinico del ltimo da donde
con Mxico es, de hecho, el encuentro con guaje como tecnologa del yo empieza por los justos se representan en esta
miniatura con cabezas de ani-
lo abierto. Unos de los primeros recuerdos la falta de distinciones, por la percepcin del males. La parusia del ltimo da
es el largo fragmento sobre la presencia de continuum entre los seres, y es aqu, que el yo sera pues la reconciliacin entre
los perros en la casa de la abuela mexicana, aprende tambin a contradecir las prcticas animales y humanos (Agamben,
op. cit., p. 11).
la nueva abuela del canotier, [que] tiene ojos con las que la madre, en tanto miembro de la
amarillos de gato que miran bonito (33): aristocracia, cataloga y excluye a los otros25: 25
Frente a los ojos de la lite, el
perro es simple smbolo de infe-
Los perros oyen muchas cosas cuando duermen y 22 tion fluente et atteignait ainsi
rioridad; la cara de perro es ca-
ra de angustia: Es pap. Frente
no es que ladren abiertamente, no: gimen, gruen, Cf. Gilles Deleuze en el segun- une dtermination mat-
al teclado, aguardo con cara de
luchan con el ngel, se llenan de demonio, no s, do comentario de Bergson: rielle, une matire-coule-
perro como pap (112), dice la
Si le cinma na nullement ment (ibid., p. 116).
como cuando hay una perra en brama y la nueva narradora recordando su propia
pour modle la perception na-
flaqueza durante la ejecucin de
abuela manda a encerrar a todos los que no ha llevado turelle subjective, cest parce 23
piezas de piano.
que la mobilit de ses centres, Giorgio Agamben, Laperto.
a capar (35). la variabilit de ses cadrages Luomo e lanimale, Turn,
lamnent toujours restaurer Bollati Boringhieri, 2002, pp.
des vastes zones acentres 43-44. La indeterminacin
El entrecruce entre lo animal y lo humano et dcadres (Gilles Deleu- de lo abierto es fundamental
se repite ms adelante frente a la amenaza del ze, Limage-mouvement
Limage-mouvement, Pa- tambin para la concepcin
orden social, por ejemplo, en la imagen de una ris, Seuil, 1983, p. 94. La de materia de Judith Butler. Elena Poniatowska, autobiografa
percepcin es, pues, fluyente: Lejos de definir la esencia de y tecnologa(s) del yo: la escritura
ruptura en la relacin de los padres despus de La conscience-camra [.] la mujer, la cwvra platnica como resistencia y forma de vida
que el pap ha regresado de la guerra: El uno sactualisait dans une percep- es, segn la lectura que Butler VITTORIA BORS
53
Amo los magueyes, los miro con dete- cristiana excluye. Santa Teresa demuestra, por
nimiento. Mam dice que el pulque le ejemplo, que la confesin de los vicios y de
da asco porque lo sorben con la boca a la debilidad se puede transformar en un acto
travs del acocote y luego lo vacan todo de autorizacin del yo, acto que, en el caso de
ensalivado. Acocote, acocote, acocote, Sor Juana Ins de la Cruz, incluye tambin
repito fascinada a travs de la venta- peligrosas diferencias con respecto a las
nilla. A mi el aguamiel me endulza el reglas pastorales del yo27. Ahora bien, en
calor; los hombres que lo sacan parecen el texto de Poniatowska, la ambivalencia de
picaflores, apartan las pencas y hurgan la escritura se desarrolla dentro del discurso
cabeza adentro en el verdor y lo chupan. mismo del confesor, Jacques Teufel. La narra-
Lo dejan con su secreto en medio de las dora trastrueca las reglas de la moral cristiana
Templete en la plaza de Coyoacn. piernas verdes al sol. Vengan magueyes, y transforma el rol del confesor y director
vengan hasta la ventanilla, vengan hacia de los ejercicios espirituales en el germen
26 m, vengan atentos, leales severos, vengan guardianes, de concientizacin del yo como anhelo de
Me refiero a las disonancias
que disconectan la visualidad remonten las colinas, atraviesen los barrancos, vengan, moral y poltica disidente. La aparicin del
y el regimen sensomotrico de soy su general, y ustedes mi ejrcito, el ejrcito ms padre Teufel durante los ejercicios, hace de
la imagen.Vase Gilles Deleu-
ze, Limage-temps, Paris, Seuil,
portentoso del mundo (37). l un Mefisto tentador y seductor no por la
1985. supremaca de un yo soberano, sino por la
Es, desde luego, una percepcin cercana a exposicin de un yo a la tica hacia los otros.
27
Remito a los estudios que, en- lo que Lvi-Strauss caracteriza como pense Adems, su discurso se hace eco tanto de la
tre otras cosas, encauzaron una sauvage, como otra racionalidad, una ciencia sensualidad mstica como de los discursos
lectura situada de Sor Juana:
Sara Poot Herrera (ed.), Y diver- de lo concreto y una lgica de lo sensible. marxistas de la post-guerra el nome francs
sa de m misma / entre vues- La peligrosa armona en la contigidad y la es alusin a la proveniencia de la ideologa
tras plumas ando. Homenaje
internacional a Sor Juana Ins
atraccin entre las palabras produce faux marxista de aquel momento y del lugar de
de la Cruz
Cruz, Mxico, El Colegio raccords26, relaciones insensatas con respecto origen de la narradora, cuyo doppelgnger se
de Mxico, 1993, y Sara Poot a la lgica discursiva o cronolgica y fomenta encuentra en el sacerdote.
Herrera (ed.), Sor Juana y su
Mundo, Mxico, Universidad asimismo la otra ptica de la que el yo har Con Teufel la narradora vierte una luz
del Claustro de Sor Juana / un posicionamiento en el mundo. El intento oblicua a la moral cristiano-burguesa y a su
Fondo de Cultura Econmica,
1995. Tambin a Margo Glantz: de conseguir otras formas de geopoltica, hipocresa. Es una luz que pone de relieve
Borrones y borradores. Reflexio- formas enredadas, ya se evidencia en el ttulo lo que los discursos ocultan: las prcticas de
nes sobre el ejercicio de la
escritura, Mxico, Porra, 1992;
de la autobiografa: Es el enredo geopoltico exclusin de la diferencia, diferencia cuya
Prlogo. Sor Juana Ins de entre el Mxico popular y la lite francesa: La figuracin, a partir de la Biblia, ha sido el
la Cruz. Obra selecta, Margo Flor de Lis es el nombre del restaurante po- cuerpo de la mujer. A partir de este momen-
Glantz (ed.), Caracas, Ayacu-
cho, 1994, S. XI-XC y Sor Juana pular de la Colonia Roma y a la vez el nombre to, el espacio desde el que se inscribe el yo es
Ins de la Cruz: hagiografa o francs de la flor a la que Honor de Balzac abiertamente el deseo y el cuerpo de la joven
autobiografa?, Mxico, Grijal-
bo/ UNAM, 1995. dedic una de las novelas ms sentimentales e mujer; es desde el espacio de su apertura a la
idealistas (Les lys dans la valle, 1834). vida y de la incertidumbre de un yo entregado
28
Sara Poot Herrera, Del tornasol
a la pasin, que la escritora, en el encuentro
de Lilus Kikus al tornaviaje de II. LA CONFESIN COMO ESCRITU- con Teufel, invierte el camino de los ejercicios
La Flor de Lis, en Escribir RA TRANSGRESIVA: JACQUES TEU- del yo. Pues, mientras que el sujeto moral, en
la infancia: narradoras mexi-
canas contemporneas, Nora FEL lucha contra las pasiones destructoras, se
Pasternac, Ana Rosa Domenella autoriza por medio de la renuncia (enkra-
y Luzelena Gutirrez de Velasco
(eds.), Mxico, El Colegio de El discurso confesional, centrado en la teia) y de la prudencia (sophrosyne) y se afir-
Mxico, 1996, p. 65. batalla del alma, se manifiesta en varios g- ma como sujeto virtuoso e independiente, en
29
neros, de la epstola a los diarios, y es una de La Flor de Lis el yo se autoriza, en contra,
Con el ejemplo de La folie du las tecnologas del testimonio de s, la verba- por medio de la pasin inspirada por el otro,
jour de Maurice Blanchot, De- lizacin de la propia posicin; supone pues a travs de los otros. Teufel es el otro cuya
rrida demuestra que un texto
no pertenece a ningn gnero, un anlisis y una introspeccin de s mismo. ambivalente fuerza de seduccin consigue in-
sino que participa en el reper- Aunque la confesin representa un tipo de vertir y hasta con-fundir las prcticas sociales
torio de las demarcaciones y de
las contaminaciones del gnero, discurso asimtrico, cuya regla principal es y, como constata Sara Poot-Herrera, cambia
de sus repeticiones y archivos la obediencia al superior, propiamente en el el desarrollo del libro28.
(Jacques Derrida, La loi du
genre, Glyph. Textual Studies,
acto de escribir la verbalizacin de todo lo
7 (1980), pp. 176201, 264. pensado surgen espacios de resistencia trans- III. ESCRITURA DEL YO Y POLTICA
versal y de transgresin. De hecho, existen DE LA RESISTENCIA
Elena Poniatowska, autobiografa ejemplos deslumbrantes de la performancia
y tecnologa(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida del yo propiamente a partir de la revelacin La mise en scne del gnero lo identifica
VITTORIA BORS del lado tenebroso y diablico que la moral con la serie y lo contamina a la vez29. Una
54
vez ms, la ambivalencia de la escritura hace La escritura del yo no desemboca en sabi- el poeta y la mujer, se articula
de manera asimtrica: Inven-
que el sujeto participe en el complejo y va- dura, ms bien, al final de su iniciacin, con- to al amigo que me inventa,
riado juego entre las posibles demarcaciones tradice sus preceptos. Accipe sal sapientiae mi semejante; y a la mujer, mi
contrario: torre que corono de
y sus diferencias, entre actos de violencias y termina con una pregunta: ...la tristeza que banderas, muralla que escalan
de inscripciones subrepticias o disidencias siento, esa dnde la pongo? Dnde mam? mis espumas, ciudad devasta-
abiertas. Poniatoska disfruta el training del Solamente la intensidad del encuentro con el da que renace lentamente bajo
la dominacin de mis ojos.
yo y las negociaciones con las diferencias mundo, el estar-en-el-mundo informa el yo Octavio Paz, Libertad bajo pa-
para fortificar a lo largo de la autobiografa acerca de su destino: Mi pas es esta banca de labra, Libertad bajo palabra,
pp. 71-72. La libertad del poeta
un ethos poltico, con el que sale al fin a la piedra desde la cual miro el medioda (261). crece con su poder pigmalinico
escena pblica (Klahn 2007, 520). Lo hace con La escritura del yo es la escena de una resis- de formar lo otro / la otra, y de
someterlos. En su Historia de
la experiencia de quien, en los dispositivos tencia a la doctrina moral o social. Una resis- una mujer que camin por la
pticos y sensuales de la interaccin con tencia cuyo origen no es el yo soberano de las vida con zapatos de diseador
el mundo material, en la zona de articulacin revoluciones, sino la autonoma del mundo (Barcelona, Anagrama, 2005),
Margo Glantz trastrueca de ma-
entre yo y el mundo vital que nos rodea, lo material que impresiona al yo, lo inquieta. La nera ms marcada el posiciona-
que Maurice Merleau-Ponty llam la chaire escritura, que a travs de la analoga con la miento del sujeto en este poema
de Octavio Paz. Para un anlisis
du monde, al que el yo pertenece y que le fotografa y el cine en tanto que dispositivos detallado, cf. Vittoria Bors, En-
in-forma, no encontr la identidad, sino la pticos del recuerdo y de la percepcin haba tre humanos, animales y mqui-
nas: Historia de una mujer de
inquietud de la contingencia. El saber que el buscado la desterritorializacin y desnaturali- Margo Glantz la escritura de
yo ensaya en su iniciacin, concierne tambin zacin de la visin centralizada de los discur- una antropologa que nos debe
la concientizacin de sus lmites30. sos sociales, encuentra su posicionamiento en importar, en Los otros Mxi-
cos, Juan Bruce-Novoa y Jacobo
De hecho, los ltimos dos fragmentos el abandono de la posicin soberana hacia el Sefam (eds.; en prensa).
de La Flor de Lis son titulados: VITAM mundo.
32
AETERNAM y ACCIPE SAL SAPIEN- Michel Foucault, Le sujet et le
TIAE. Contrariamente a la slida realidad IV. LA ESCRITURA DEL YO COMO pouvoir, Dits et crits: 1954-
1988 (1984), vol. 4, Daniel
que busca Sofa al asir la mano del hombre, GENEALOGA: CONVERGENCIAS Defert et Franois Ewald (eds.)
Mariana es heredera de la vaguedad y de Paris, Gallimard, 1994, pp.
lo intangible de la madre. Intangible es la Pues bien, los textos literarios son espa- 222-243. Remito tambin a mi
artculo: Vittoria Bors, Fronte-
vida por la contingencia y la temporalidad. cios performativos en los que, adems de la ras del poder y umbrales corpo-
El fragmento empieza con una imagen de la constelacin de poder, se hallan tambin las rales. Sobre el poder performa-
tivo de lo popular en la literatura
memoria, en la que tiempos y lugares para- resistencias, los lmites del poder. A la conste- y la cultura de masas de Mxico
lelos se superponen, el vidente y el objeto de lacin del poder las letras oponen resistencias (Rulfo, Monsivis, Poniatows-
ka), Iberoamericana. Amrica
la visin se entrecruzan (Atisbo una forma transversales. El poder se hace por sujetos, Latina - Espaa - Portugal 16
gris que sube la escalera, la veo caminar pe- no es una mquina metafsica, subraya Mi- (2004), pp. 87-106.
quesimas distancias de una pieza a otra y chel Foucault con respecto a la relacin entre 33
me pregunto si sta que cuenta sus pasos soy sujeto, espacio y poder32. Por muy capaz de Il ny a pas des relation de
yo (259) y las formas se diluyen. La confu- inspirar terror que sea un sistema, siempre pouvoir sans rsistance, sans re-
tournement ventuel (Foucault,
sin martillante, de picapedrero en el fondo existen posibilidades de resistencia, de des- Le sujet
sujet, op. cit., p. 242).
del pozo que le dej Teufel (260) es una obediencia y de constitucin de grupos de
34
fusin-con-el mundo: Los escalones van oposicin33. La resistencia es, por tanto, un Une relation de violence agit
ascendiendo en espiral dentro de mi cabeza componente del poder; la constelacin entre sur un corps, sur des choses:
dice la narradora que resiste a la slida espe- el poder y los objetos del poder puede elle force, elle plie, elle brise,
elle dtruit: elle referme toutes
ranza de eternidad. Con el cuerpo de cada invertirse34. El poder implica tambin el polo les possibilits [...] indispensa-
slaba, las palabras contradicen a la violencia bles []: que lautre (celui sur
lequel elle [la relacin de poder]
de las abstracciones, a la sublimacin, para sexerce) soit bien reconnu et
nombrar la finitud de la vida escandiendo maintenu jusquau bout comme
30 125). Poniatowska trasloca sujet daction; et que souvre de-
con las palabras las huellas de la intensidad vant la relation de pouvoir, tout
Encontramos paralelos con la articulacin del poema de
del vivir: la tica de la exterioridad Paz, es decir, la funcin om- un champ de rponses, ractio-
formulada por Emmanuel L- nipotente del lenguaje poti- ns, effets, inventions possibles.
vinas, Totalit et infini (Essay co. Pues Octavio Paz invoca [...] aucun exercice de pouvoir
Las mismas tripas que tenemos bajo la cintura se sur lextriorit), La Haya, la violencia de las palabras ne peut, sans doute, se passer
enredan en circunvoluciones en nuestra bveda cra- M. Nijhoff, 1961. Acerca del del poeta (el primer verso de de lun ou de lautre, souvent des
concepto de exterioridad, cf. Las Palabras dice: Dales deux la fois (Foucault 1994,
neana, divertculos, dicen a la hora de la muerte, pero Bors 2004. la vuelta, cgelas del rabo p. 236).
las de abajo rechinan, chillan como las palabras31, las [chillen, putas], p. 125) para
oigo, iiiiiii, uuuuuuuu, son cuerdas vocales mientras 31 desembocar en el lenguaje
Se nota una referencia im- todopoderoso de la poesa.
que las de arriba slo trasminan angustia, dejan caer plcita al poema de Octavio Adems, en el texto poeto-
plomo, espadas listas para tasajear el da, las intencio- Paz Las palabras (Libertad lgico que Paz antepone a Elena Poniatowska, autobiografa
bajo palabra [1935-1953], Libertad bajo palabras, la y tecnologa(s) del yo: la escritura
nes, la voluntad (260). Enrico Mario Sant (ed.), relacin entre el sujeto y el como resistencia y forma de vida
Madrid, Ctedra, 1988, p. objeto de la mirada, entre VITTORIA BORS
55
35 opuesto: la libertad de los otros que hay que dotti o de Graciela Iturbide41 son testimonio
Dice Foucault: Toute extension
des rapports de pouvoir pour administrar y que detienen una potencia de de una semejante fuerza.
les soumettre ne peut que con- accin35. Sin embargo, Poniatowska encauza tam-
duire aux limites de lexercice
Le sujet
du pouvoir (Le sujet, op. cit.,
En su libro Luz y luna, las lunitas (1994)36, bin las letras hacia la inscripcin de la ma-
p. 242). Elena Poniatowska pisa el camino hacia terialidad corprea42 tanto de los ornamentos
36
otras formas de vida, camino que con la visuales como del grain de la voix, la singu-
Elena Poniatowska. Luz y luna, autobiografa haba vislumbrado en el campo laridad de la voz43. Es una cualidad de la voz
las lunitas. Con fotografas de abierto de la infancia, en otras formas de de Jesusa, que, como juzga la propia Ponia-
Graciela Iturbide, Mxico, Era,
1994. mirar al mundo. Cambiando los dispositivos towska en sus comentarios, en la transcripcin
pticos y por ellos tambin la posicin en el de las entrevistas grabadas a la novela Hasta
37
Dice la subscriptio de la fo-
mundo, busca en su obra otra antropologa no verte Jess mo la narradora corre el riesgo
tografa de Tina Modotti por y tambin otros caminos de conocimiento de borrar domeando la voz e integrndola
Poniatowska: EN 1929, EN cientfico-vital. Desde sus crnicas, la escri- en la cultura escrita. Estas reflexiones sobre
JUCHITN LAS MUJERES LE DE-
VOLVIERON A TINA MODOTTI tora halla en el registro popular de la cultura la posible aculturacin etnogrfica de Jesusa
EL AMOR A LA VIDA (Ponia- tambin otros espacios del saber cuyos por- inquietan a la escritora tanto como la inelu-
towska, Luz,
Luz op.cit., p. 81).
tadores en este texto, como en toda su obra, dible relacin hegemnica entre la persona
38 son mujeres e indgenas un paralelo cuyo humilde del pueblo llano, Jesusa Palancares,
Capurro subraya la funcin
performativa e informativa del
esquema paternalista y nacionalista invierte la que se designa a s misma como basura, y la
contexto material negando la in- escritora apuntando al saber popular y a sus aristocrtica Poniatowska, hija de una familia
terpretacin radicalmente cons- prcticas situadas, concretas. De hecho, es de diplomticos de la nobleza rusa emigrada a
tructivista del principio de auto-
poiesis. Rafael Capurro, Leben desde la posicin de un estar-en-el-mundo, Mxico. Y cada mircoles, cuando la escritora
im Informationszeitalte, Berlin, desde la fluidez material de las formas, de visita a Jesusa, toma conciencia de que oscila
Akademie Verlag, 1995.
los recursos de la materia sensible, como la entre el mundo de los ms pobres de Mxico,
39 elegancia del cuerpo de la mujer en las foto- Distrito Federal y el glamoroso mundo de la
La labor que Poniatowska ha
dedicado a la fotografa es com-
grafas de Tina Modotti37, que la escritora se lite44. Entre ambos espacios urbanos existen
probada por los varios prlogos inscribe en las letras, enfrentndose al mundo fronteras infranqueables, fronteras del poder,
y presentaciones de libros de circundante, dejndose in-formar por l38. y la propia Poniatowska apunta a las insalva-
fotografas, entre otras cosas:
Manuel lvarez Bravo, El artista, Por su corporeidad, los retratos de Jesusa bles barreras sociales y admite que siempre
su obra, su tiempo, Mxico, Palancares no son un hecho etnogrfico tuvo la esperanza de que Jesusa no llegase
Banamex, 1991; Elena Ponia-
towska, Mariana Yampolsky y para el ojo soberano del escrutador, sino un nunca a descubrir su verdadera identidad.
la buganvillia, Mxico, Plaza & espacio de relaciones. Poniatowska se interesa Sin embargo, es por esta inquietud que
Jans, 2001.
por el cuerpo en tanto que constelacin cultu- Poniatowska consigue encontrar caminos pa-
40 ral de lo potencialmente abierto y transitorio, ra invertir la relacin de poder. Pues Jesusa es
Es una cita de la propia voz de acercndose a l con la ptica proporcionada soberana por su fuerza de vivir. Es la fuerza
Jesusa que comenta la serie de
sus cuatro retratos. Los primeros por la fotografa39. De hecho, en este texto, de un ser que ha conseguido sobrevivir a las
dos, solemnes: A M ME LLA- el juego intermedial, a caballo entre el me- convulsiones de la revolucin gracias al saber
MABAN LA REINA XCHITL;
los otros, con una risa ms bien dio de la fotografa y el de la escritura, es popular (como la Generala, como Adelita)45,
carnavalesca: AHORA YA NO de eminente importancia. De la fotografa40, un saber con espiritualidad propia. Tambin a
TENGO EL DIABLO ADENTRO
(Poniatowska, Luz,
Luz op.cit., pp.
a la escritora le interesa lo que, siguiendo a ello hace referencia Poniatowska cuando afir-
52-53). Roland Barthes, podramos llamar punctum, ma que Jesusa cree en la reencarnacin, que
41
un concepto difcil que guarda relacin con el acepta su miseria como castigo por una vida
Vase las diescisis fotografas sentido expresivo de lo corpreo, rehusando anterior. Es la fuerza que encontramos en la
en el captulo Los ojos de Gra- las connotaciones o clasificaciones sistem- loca Dorotea de Pedro Pramo. Propiamente
ciela Iturbide (Poniatowska,
Luz op.cit., pp. 97-112).
Luz, ticas del estudio. Es la parte material de la los retratos de Jesusa que la escritora integra
imagen, que impresiona y punciona, que se al texto demuestran la intensidad de la anciana
42
Le demuestra, entre otros, el
demora en la superficie del ornamento, plan- mujer, su vinculacin al aqu y ahora, su
siguiente close-up: Los ojos de tea enigmas y perturba el marco perceptivo corporeidad expresiva.
Jesusa, en los que se distinguen del observador. Las fotografas de Tina Mo- De modo semejante a como ocurre con
venitas rojas, estn cansados;
alrededor de la nia, la pupila la campesina de Octubre de Esenstein en
se ha hecho terrosa, gris, y el los fotogramas II y IV seleccionados por
color caf muere poco a poco. 43 45
(Poniatowska, Luz, op.cit., p. Roland Barthes, De la pa- Cf. Poniatowska, Las soldade- Roland Barthes en su ensayo sobre el sensus
37). role lcriture, Le grain ras, Mxico, Era, 2000. obtusus46, en el caso de Jesusa tambin son los
de la voix: entretiens 1962-
1980, Paris, Gallimard, 46
espacios del rostro, las cicatrices, las huellas
1980, pp. 10-13. Roland Barthes, Le troisime y las arrugas de la vida, los ornamentos de su
sens, Cahiers du Cinma, expresividad, los que puncionan, impresionan
Elena Poniatowska, autobiografa
y tecnologa(s) del yo: la escritura 44 222 (1970), pp. 12-19.
como resistencia y forma de vida Poniatowska, Luz, op.cit., e inquietan el rgimen del ojo panptico del
VITTORIA BORS p. 38. espectador. Aunque Jesusa se entrega al obje-
56
tivo de la cmara, con la expresividad de las Los otros Mxicos, Juan Bruce-Novoa y
arrugas de su cara, mira hacia atrs desafiante, Jacobo Sefam (eds.; en prensa).
lo que lleva al espectador a una percepcin Fronteras del poder y umbrales cor-
reflexiva, esto es, a meditar sobre s mismo y porales. Sobre el poder performativo de
su propia relacin con la imagen. En este libro lo popular en la literatura y la cultura
de Poniatowska hay una serie de ejemplos de de masas de Mxico (Rulfo, Monsivis,
formas de saber vital no ortodoxas: el otro Poniatowska), Iberoamericana. Amrica
saber de los indgenas. Latina - Espaa - Portugal 16 (2004), pp.
Poniatowska presenta dos tipos de prc- 87-106.
ticas para aproximarse al saber. El tipo del Grenzen, Schwellen und andere Orte,
antroplogo que, incluso en los trabajos de Kulturelle Topographien, Vittoria Bors
campo, permanece mentalmente en el espacio und Reinhold Grling (eds), Stuttgart,
asptico de su soberana superioridad cogniti- Metzler, 2004, pp. 13-41.
va y clasifica a los otros, no tiene acceso a este Topologie als literaturwissenschaftliche
saber. Slo quienes no temen al umbral cor- Methode. Die Schrift des Raums und
poral de la proximidad, quienes se exponen a der Raum der Schrift, Topologie. Zur
los espacios del otro, quienes se impregnan Raumbeschreibung in den Kultur- und
del otro orden material, slo ellos invierten Medienwissenschaften, Stephan Gnzel
las constelaciones del poder. Poniatowska da (ed.), Bielefeld, transcript, 2007, pp. 279-
varios ejemplos de la superioridad del saber 295.
popular. Son, por ejemplo, conocimientos Butler, Judith, Bodies that Matter, New York,
sobre la mejor manera de dar a luz, o sobre Routledge, 1993.
prcticas corporales y parodias que desafan Capurro, Rafael, Leben im Informationszeit-
la diferencia de sexos, tambin existente en alte, Berlin, Akademie Verlag, 1995.
las culturas llamadas autctonas. Slo obtiene Deleuze, Gilles, Limage-mouvement, Paris,
el acceso al otro quien no pretende abordar Seuil, 1983.
ese otro mundo desde la idea de la univer- Limage-temps, Paris, Seuil, 1985.
salidad de la civilizacin, ni desde el punto Derrida, Jacques, La loi du genre, Glyph.
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58
Pablo Brescia
Profesor de Espaol en la Univer-
sidad de South Florida. Coeditor
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Vieira, trescientos aos despus
(Mxico-USA, 1998), Borges ml-
tiple: cuentos y ensayos de cuentis-
tas (Mxico, 1999) o El ojo en el
caleidoscopio: las colecciones de
textos integrados en la literatura
59
En ese contexto, releemos partir del uso de la forma epistolar de comu-
Querido Diego, te abraza nicacin, para proponer que la grafa en Que-
Quiela, de 1978. Novela corta rido Diego, te abraza Quiela es precisamente
compuesta por doce cartas fic- la actividad que produce la metamorfosis en
ticias que la pintora y grabado- la protagonista.
ra rusa Angelina Quiela Be- Cules son los elementos que llevan a
loff4 (1879-1969) escribe entre esta configuracin compleja de un discurso
octubre de 1921 y julio de 1922 en apariencia directo? En una lectura secuen-
al reconocido artista mexicano cial de la novela, nos encontraramos ante la
Diego Rivera, en ella se narra creacin ficticia de cartas dirigidas por un per-
una historia de amor que comu- sonaje real a otro tambin real, usufructuando
nica los vaivenes emocionales la estrategia literaria que imagina una historia
4 de la protagonista junto a las circunstancias alternativa para determinados hechos histri-
En una entrevista, Poniatowska
aclara que Rivera no llamaba histricas de su existencia. Ahora bien, la cos. Sin embargo, la posdata final de la novela
a Beloff Quiela sino Gela voz que habla en sus pginas es distinta de realiza un doble anuncio. Dice Poniatowska
(Ratkowski Carmona 38).
la narradora con ojos de nia de Lilus Kikus (ya no la Quiela de las cartas): Bertram Wol-
5 (1954), o de la fuerte entonacin de Jesusa fe, a quien estas cartas le deben mucho de su
Hace algunos aos, la crtica
reparaba en la supuesta falta
Palancares captada por la grabadora de Ponia- informacin, consigna en La fabulosa vida de
de atencin crtica sobre Que- towska en Hasta no verte, Jess mo (1969), o Diego Rivera (72). Esta revelacin no slo
rido Diego, te abraza Quiela de los testimonios de historia oral de La noche apunta el intertexto principal de la novela la
comparacin con otros textos de
Poniatowska. As por ejemplo, de Tlatelolco (1971)5. La palabra escrita de biografa de Wolfe sobre Rivera, de 1963, re-
John Berry dice que la novela Quiela se dirige a un destinatario ausente en el escritura de una anterior de 1939 sino que
has been somewhat overshado-
wed [ha sido algo relegada] momento de la escritura. Este discurso busca adems desestabiliza e interroga la relacin
(47) y Jos Otero manifiesta su producir un efecto de sencillez, intimidad y entre verdad y ficcin en el texto6. Poniatows-
sorpresa ante la poca aten-
cin crtica de una novela, a
autenticidad, pero acta como camouflage ka se nutre sobre todo del captulo del libro
nuestro juicio bien lograda de una operacin mucho ms compleja que Wolfe titulado Angelina Waits [Angelina
(75). Bruce-Novoa va ms all se lleva a cabo a travs de la configuracin de espera] donde slo hay un par de cartas de la
e intenta explicar que los crticos
prefer Jesusa, the lower class diversos sujetos. El propsito de estas pginas pintora rusa; la autora de la novela hace uso
Mexican mestiza protagonist es indagar cmo se constituyen estos sujetos a de otros sectores del libro del bigrafo de
of Hasta no verte, Jess mo,
who is capable of personifying Rivera donde se habla de Beloff para inventar
the nacional infrahistory from en cambio, sostiene que the 7 las cartas de Quiela a Diego. Investigaciones
a popular and semi-subversive note at the end invites us to Cf. los artculos de Garca
stance [prefieren a Jesusa, la
recientes demuestran hasta qu punto Ponia-
go back over what we have Serrano, Hortensia Morell y,
mexicana mestiza protagonista read, interpreting the letters sobre todo, Schaffer. towska trabaj con el libro de Wolfe y, a pesar
de Hasta no verte, Jess mo, no longer as purely fictional, de que la escritora mexicana no lo reconoce
capaz de personificar la intrahis- but also as real, since their 8
toria nacional desde una postu- content is now understood to John Berry seala, por ejem- conscientemente, con otras biografas y tes-
ra popular y semi-subversiva] have partially originated from plo, que the creation of the timonios sobre el muralista mexicano (los de
(118). Una mirada a la biblio- Beloffs own words [la nota title is to a large extent emble-
grafa reciente nos demuestra del final nos invita a volver matic of the process by which
Lol de la Torriente y Gladys March) y con
que la novela contina siendo sobre lo ledo y a interpretar the entire text was composed su propia entrevista a Rivera en 19567. Esta
analizada. las cartas ya no solamente co- [la creacin del ttulo es em- particularidad en la obra de Poniatowska de
mo ficcin sino tambin como blemtica del proceso me-
6 reales, ya que entendemos diante el cual se compuso el combinar material documental y ficcin se
Como dice Carmen Perilli es- que su contenido se origin texto entero] (51), indicando halla aun ms problematizada aqu, ya que
tamos ante una ficcin que al menos en parte de las pro- que el ttulo combina una cita
exige ser leda como verdad: uso pias palabras de Beloff] (50). de una carta con una frase la biografa de Wolfe se basa en las inven-
de la verdad, sujeto histrico, Susan C. Schaffer seala que de otra carta de Beloff. Mo- ciones de Rivera (recordemos el adjetivo
etc.. Pero Perilli se equivoca Poniatowskas act of credi- rell habla del efecto peculiar
al decir que la novela slo al ting Wolfe is thus recast as an de la ficcin de la no-ficcin
fabulosa en el ttulo del libro). La novela
final expone su carcter iluso- effort to discredit [el crdito de la ficcin (51). Garca de Poniatowska sera una ficcin basada en
rio. El proceso es exactamen- que Poniatowska le da Wolfe Serrano indica que la fusin
te al revs. Querido Diego, te
un documento que, al menos en parte, es
es en realidad un descrdito], de estas voces [Wolfe-Beloff]
abraza Quiela no presenta su ya que la ancdota final del parece haber obliterado los tambin ficcin o invencin o exageracin.
tenor testimonial sino hasta el encuentro Rivera-Beloff en rasgos masculinos, ya que el Luego de una primera lectura como texto
cierre, si bien a medias, y, al Mxico en la cual el pintor no lenguaje con que se expresa
hacerlo, cuestiona la relacin la reconoce es, segn varias la protagonista posee un ca- literario, la posdata nos hace considerar su
verdad-ficcin en el texto. Berry, fuentes, espuria (93), aunque rcter marcadamente feme- carcter verdadero, para luego, con las
M. Victoria Garca Serrano nino (100). Ana Bundgard
defiende errneamente su declara que la razn de que
lecturas de los intertextos que documentan el
veracidad (101). Bruce-No- una obra en apariencia tan libro, cuestionar el carcter autntico de los
voa indica que los intereses sencilla como la que aqu nos mismos. Todos estos movimientos de lectura
temticos y las estrategias ocupa se adhiera a la piel
Siento que tambin yo podra
literarias de Poniatowska la del lector, habra quiz que llaman la atencin sobre las estrategias de
borrarme con facilidad:
epistolaridad y constitucin del(os) acercan a la escuela antro- buscarla en todos los recursos composicin de la novela y la manipulacin
sujeto(s) en Querido Diego, te polgica de Oscar Lewis y a lingsticos de los que se vale
abraza Quiela algunos principios del New la enunciacin implcita que hace Poniatowska de las voces de Beloff
PABLO BRESCIA Journalism. (371-372). y de Wolfe8.
60
Derivada de esta dinmica polaridad rea- es quizs, paradojalmente, ms verosmil para 9
Dice Susan Lucas Dobrian: A
lidad-ficcin, la complejidad del discurso en el pblico contemporneo que la de las cartas double signature appears on the
Querido Diego, te abraza Quiela tambin verdaderas, ya que se advierten en la novela novel, Quiela (Angelinas nick-
name), who slides between the
se hace manifiesta cuando se considera el espordicas tendencias hacia la autorebelda planes of a fictional character
sujeto que enuncia en el texto. No solamen- y la autoafirmacin que discrepan en cierta and a real one, and Ponia-
te aparece una Angelina Beloff sola y con medida de las tendencias autodestructivas que towska, who has aesthetically
articulated the shift between rea-
dolor escribiendo y reclamando atencin a notamos en las cartas que Poniatowska ley lity and illusion. The slippage
su gran amor Diego Rivera, sino que Elena en la biografa de Wolfe (18-19). between the aesthetic and the
real emphasizes the central pro-
Poniatowska encarna en la pintora rusa y El aspecto final de la constitucin del blematic of the representation of
toma la palabra por ella. Se identifica con el sujeto escribiente en la novela es el tipo the self, both in literature and in
art [una doble firma aparece
Otro (otra) y habla por l (ella). Poniatowska textual con el que nos encontramos. Los en la novela, Quiela (el apodo
explic el proceso de gnesis de la novela al vaivenes entre el documento y la ficcin y el de Angelina), que se desplaza
iniciar la lectura de la biografa de Wolfe: I posicionamiento de la narracin mediante un entre el plano ficticio y el real, y
Poniatowska, que ha articulado
read as far as the chapter on Angelina Beloff, personaje histrico que habla por medio de estticamente el desplazamiento
and there I could go no further. I so much una interlocutora que lo (re)construye hacen entre realidad y ficcin. Este res-
balamiento entre lo esttico y lo
identified with her after reading a letter in ms evidente la pregunta: a qu gnero per- real enfatiza el problema central
the chapter, from Angelina to Diego, I started tenece Querido Diego, te abraza Quiela? Las de la representacin del sujeto,
tanto en la literatura como en el
to write Angelinas letters to Diego, letters marcas del discurso, claro est, apuntan hacia arte] (36).
that were based on the historical facts that una novela epistolar sobre un doloroso amor,
Bertram Wolfe included in the chapter [Le tanto desde algunos de los protocolos de lec- 10
Seguimos en cierta medida la
hasta el captulo sobre Angelina Beloff y no tura que proponen las cartas (e.g. los cierres, idea de Berry aqu, quien indica
pude seguir. Me identifiqu tanto con ella te cubre de besos tu Quiela 14; Se despide que Poniatowska escribe simult-
neamente una novela, una carta,
despus de leer una carta en ese captulo de de ti y te besa tristemente tu Quiela 26) co- una biografa y una autobiogra-
Angelina a Diego que empec a escribir las mo desde su contenido (Me haces falta, mi fa (50).
cartas de Angelina a Diego, cartas basadas en chatito, levanto en el aire mi boceto y te lo
hechos histricos que Bertram Wolfe incluy muestro, me pregunto si comers bien, quin
en el captulo] (A Feminist Affinity 28). te atiende 31). Pero esta respuesta no es
La crtica ha reparado en la similitud entre suficiente; ya vimos la dificultad en establecer
Angelina y Elena: son mujeres europeas que cul es su grado de ficcionalidad. As, el texto
recalan en Mxico, son mujeres artistas, son hecho de cartas se abre hacia otros gneros y
mujeres en relacin con personajes masculi- modos de escritura10.
nos de alta visibilidad pblica (el esposo de Por una parte, es una biografa/autobio-
Poniatowska, Guillermo Haro, fue un astr- grafa y tambin un diario, a partir del relato
nomo y militante de la izquierda muy recono- que hace Quiela desde la pluma de Ponia-
cido) y son mujeres en busca de la articulacin towska acerca de sus sentimientos durante
de una identidad femenina. John Berry narra la relacin con Diego en Pars ( el fro no
una ancdota curiosa respecto a esta homolo- ceja en su intento de congelarnos. Se inicia
gacin: In 1985 an art gallery in New York un invierno crudsimo y me recuerda a otro
invited Angelina Poniatowska to exhibit her que t y yo quisiramos olvidar 11), sus
paintings there [en 1985 una galera de primeros pasos totalmente dedicada Quiela a
arte en Nueva York invit a Angelina Po- la pintura en San Petersburgo (Coma pen-
niatowska a exhibir sus pinturas] (47). Hay sando en cmo lograr las sombras del rostro
cambio de nombres y hasta de profesin, pero que acababa de dejar, cenaba a toda velocidad
ciertamente este gaffe puede verse como una recordando el cuadro en el caballete 34) y
contribucin ms al continuum entre ellas9. los rasgos de su personalidad ligados a la his-
Ms confusin de sujeto enunciador y sujeto toria familiar y nacional (Desde que sal de
enunciado? Cuando Quiela dice en la carta San Petersburgo, siempre supe arreglrmelas
del 2 de enero de 1922 me mexicanic terri- sola Mis padres me ensearon a bastarme
blemente y me siento ligada par procuration a m misma; les debo este inmenso regalo y
a tu idioma, a tu patria (46), Poniatowska nunca acabar de agradecrselo. Pertenec a
parece hablar por Quiela y de ella misma en una de esas familias de la clase media que son
cuanto a su visin y a sus lazos con Mxico. la fuente del liberalismo y del radicalismo en
El efecto total del discurso construido por las Rusia y mis propios padres me obligaron a
cartas es, sin embargo, singular. Como explica tener una profesin 65-66). Poniatowska Siento que tambin yo podra
borrarme con facilidad:
Cynthia Steele, la Angelina de Poniatowska es redacta una especie inusual de biografa que epistolaridad y constitucin del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
un personaje femenino a la medida de nues- no apunta necesariamente a la veracidad sino abraza Quiela
tros tiempos: La autora crea una figura que a la subversin de la imagen que Wolfe haba PABLO BRESCIA
61
plasmado de Beloff; al hacer que Quiela (la guno de los dos creamos en las instituciones
Quiela ficticia/real de Poniatowska) sea la que burguesas. Juntos afrontamos la vida y as
escriba las cartas, tambin plasma un relato pasaron diez aos, los mejores de mi vida.
autobiogrfico que, bajo el manto de la co- Si se me concediera volver a nacer, volvera
rrespondencia, se acerca mucho a la tipologa a escoger esos diez aos llenos de dolor y de
del diario ntimo, sobre todo a partir de la no- felicidad que pas contigo, Diego 68) como
respuesta del receptor de los mensajes. sobre su relacin con la pintura, por ejemplo
El texto tambin aparece como una crni- (Yo creo que la pintura es as, se le olvida a
ca, en tanto registro de fechas, datos y hechos uno todo, pierde uno la nocin del tiempo, de
a partir de una secuencia de cartas una en los dems, de las obligaciones, de la vida diaria
octubre de 1921, dos en noviembre, cuatro que gira en torno a uno sin advertirla siquie-
en diciembre, tres en enero de 1922, una en ra 37). Esta tendencia a monologar, que se
febrero y una en julio, pero se diferencia de acenta ante la ausencia de reciprocidad, va a
esta tipologa discursiva en cuanto a los saltos establecer pasajes autorreflexivos en el discur-
temporales y a los retornos a algunos temas so y, con cada vez ms firmeza, la subjetividad
La Noche de los ricos, por Die- como la historia del hijo de Diego y Angelina del sujeto que escribe.
go Rivera.
(en carta del 15 de noviembre de 1921: Po- Finalmente, este texto es una novela y,
11 bre hijo mo! Una noche empez a quejarse como tal, relata. Es decir, las cartas no slo se
Schaffer agrega: By shuffling horriblemente. En Pars, en 1917, haba una dirigen con splicas, reclamos o preguntas al
past, present and future, Ponia-
towska allows the psychological epidemia de meningitis, y en carta del 2 de amado sino que Angelina recuerda desde su
to occupy the same authorized febrero de 1922: y luego explotando en posicin de testigo presencial y agente prota-
space as the factual [al yuxta-
poner pasado, presente y futuro,
clera como explotaste cuando te dije que gonista circunstancias que tienen que ver con
Poniatowska permite que lo psi- estaba embarazada y vociferaste, amenazaste su historia pre-Diego (hace ya muchos aos
colgico ocupe el mismo espacio tirarte desde el sptimo piso, enloqueciste y que pinto; asombraba yo a los profesores en
de autoridad que los denomina-
dos hechos] (87-88). me gritaste abriendo los dos batientes: Si este la Academia Imperial de Bellas Artes de San
nio me molesta, lo arrojar por la ventana Petersburgo, decan que estaba yo muy por
12
Algunos trabajos sobre la novela 17, 60). Este registro pone a funcionar el encima de la moyenne, que debera continuar
enfocan sobre todo en la manera tiempo en la novela de una manera particular; en Pars ... 24), con los acaecimientos en su
en que Poniatowska cuestiona y
reelabora la imagen de Quie-
Schaffer ha destacado que Poniatowska usa lo relacin con el pintor en la estancia en Pars
la a partir de la biografa de que Julia Kristeva denomina womens time (lo compartimos todo, Diego, cuando haba
Wolfe (Berry, Garca Serrano, [tiempo femenino], es decir, un tiempo que un queso una hogaza de pan, una botella de
Schaffer); otros examinan la evo-
lucin el personaje Quiela desde acenta lo personal y lo privado en oposicin vino llambamos a los amigos para gozar
un ngulo descriptivo-temtico a lo pblico (87)11. de estos manjares. Recuerdas el salchichn
(Berry, Otero) o psicoanaltico
con base en la articulacin de La voz de Quiela, producto del silencio al que consegu en el mercado negro y cmo y
gnero sexual (Steele, Bruce- que se enfrenta una y otra vez, en ocasiones por poco se lo acaba Modigliani? 57) y con
Novoa, Ben Sifuentes Juregui),
o en trminos de discursos es-
se transforma de dilogo con el ausente en el presente sin Diego, tanto el presente de la
pecficos como el amoroso y monlogo sobre su situacin y su subjetivi- escritura de las cartas y la dura cotidianidad
el epistolar (Bundgard, Lucas dad. Este monlogo puede ser tanto sobre su de la vida en Pars (Gracias a Monsieur Vi-
Dobrian) o ms generales co-
mo la indeterminacin de la relacin con Diego (De una manera natural, cent tendr con qu comprar carbn, cuatro
escritura con sustrato bajtiniano sin votos, sin dote, sin convenio econmico, o cinco papas pesarn en mi filet provisions.
(Crquer). Otros estudios tra-
bajan con intertextos y com- sin escritura, sin contrato, nos unimos. Nin- En estos ltimos meses mis finanzas se dete-
paraciones ms all de Wolfe rioraron tanto que asist a la Pascua Rusa slo
(Claudia Schaefer con Gaby
Brimmer; Elisabeth Guerrero
Brimmer
intelectual mexicana hacia la vida burguesa, sera ms por los huevos duros y el enorme pan que
la despolitizacin del sujeto lgico verlo como un recono-
con Tina Modotti; Lucas Dobrian colectivo y la reivindicacin cimiento de espritus afines a
reparten 28) cuanto el presente del reclamo
con Frida Kahlo y Morell con de los derechos del individuo travs del acto desesperado de Quiela para que Diego mande a buscar por
Ail y carne humana, entre- y esto explicara por qu Po- de la escritura] (128). Bruce-
vista de Poniatowska con Rivera, niatoswka elige escribir sobre Novoa no explica por qu
ella (Aqu en Pars, nuestra vida fue muy
y con Lettres portugaises). El Brimmer y Beloff (cf. con los sera ms lgico). Guerrero dura; all bajo el sol mexicano, quiz lo sera
sugerente trabajo de Schaefer conceptos de Bruce-Novoa: estudia la topografa cultural
examina el contexto cultural en menos y yo tratara de ser una buena mujer
Instead of interpreting this que Beloff reconstruye e indi-
el que se mueven Poniatowska y [la identificacin de la escri- ca: Poniatowska represents para ti 65). El texto se transforma as, no slo
Beloff y arguye, siguiendo a Car-
los Monsivis, que en los aos
tora mexicana con Beloff] to Beloff as a flneuse, making en la versin de la vida de Quiela inventada
indicate some persistent nos- transit through the urban geo-
subsiguientes a Tlatelolco, hay talgia for the bourgeois life, it graphy and creating works of
por Poniatowska, sino en la autoexploracin
un movimiento en la burguesa would be more logical to take art to represent the people of de una conciencia individual que atraviesa una
it as a recognition of kindred the metropolis [Poniatows-
spirits through the desperate ka representa a Beloff como
metamorfosis.
Siento que tambin yo podra
act of writing [en vez de una flneuse, transitando la stas son algunas de las complejidades
borrarme con facilidad:
epistolaridad y constitucin del(os) interpretar la identificacin geografa urbana y creando del discurso de Querido Diego, te abraza
sujeto(s) en Querido Diego, te de la escritora mexicana con obras de arte para represen-
abraza Quiela Beloff como una seal de tar la gente de la metrpolis] Quiela, revisado por la crtica desde diversos
PABLO BRESCIA una nostalgia persistente por (196). ngulos12. Sin embargo, no ha habido un an-
62
lisis sistemtico y continuo sobre la actividad los de su compaero (Siempre
de la escritura epistolar de Beloff en tanto quise tener otro [hijo], t fuiste
personaje, actividad que, segn proponemos, el que me lo negaste, 18; hoy
la constituye en sujeto. Como dice Linda no quiero ser dulce, tranquila,
Kaufmann en Discourses of Desire: Gender, decente, sumisa, comprensiva,
Genre and Epistolary Fictions, if the belo- resignada, las cualidades que
ved were present, there would be no need siempre ponderan los amigos
to write [si el amado estuviera presente, 41).
no habra necesidad de escribir] (17). En lo Dentro de las constantes
que sigue, parto de algunos de los conceptos temticas de las cartas relacio-
que se proponen en el seminal libro de Janet nadas con la conformacin del
Mural del Mercado de Tenochtitlan, por Diego Rivera.
Gurkin Altman, Epistolarity: Approaches to sujeto femenino hay dos que
a Form13 para examinar el sujeto femenino, el son fundamentales: la identifi-
sujeto artstico y, por ltimo, el sujeto escri- cacin con Rivera (que adquiere proporciones for a lost love. Yet this type of
biente que es producido por el texto y que, insospechadas en lo que refiere a la pintura, limited interpretation is possi-
ble only if we read with those
englobando a los otros dos, permite a Quiela como veremos ms adelante) y la maternidad. patriarchal expectations [La
despegarse de Diego Rivera y adquirir con- Sobre la primera, Quiela escribe: Mi valor lo recreacin de Poniatowska y la
publicacin de las cartas pueden
ciencia de su ser. determina el amor que me tengas y existo para ser vistas como un ambiguo acto
Al discutir las New Portuguese Letters los dems en la medida que t me quieras que abre un medio de comunica-
cin a la voz de una mujer des-
(1972), Kaufmann comenta que like so many (17). La ausencia fsica de Diego y la falta de pechada que parece comprobar
previous amorous epistolary discourses respuestas a las cartas, paradjicamente, pare- el estereotipo sobre la conducta
they are filled with contradictions and cen solidificar su presencia para Angelina, que femenina en realidad su texto
recrea exitosamente el proceso
paradoxes [como tantos otros discursos dice conservar el estudio tal como lo dejara de duelo por el amor perdido.
amorosos epistolares estn llenas de Rivera (En el estudio, todo ha quedado igual, Mas este tipo limitado de in-
terpretacin slo es posible si
contradicciones y paradojas] (285), rasgo que querido Diego, tus pinceles se yerguen en el leemos el texto nicamente desde
se aplica sin duda a Querido Diego, te abraza vaso como a ti te gusta 9; Hoy como nunca aquellas expectativas patriarca-
les] (121).
Quiela. Casi todos los crticos reparan en lo te extrao y te deseo Diego, tu gran corpachn
que menciona Kaufmann y que Susan Lucas llenaba todo el estudio 15). Paulatinamente, 15
Dobrin sintetiza de esta manera en el contex- sin embargo, hay un reconocimiento de la Steele indica que aunque Diego
sigue vivo en Mxico, algo en
to de la novela: Although Quiela proudly ausencia y la separacin (Diego definitiva- la conciencia de Quiela le dice
asserts herself as one of the first independent mente no est, pienso que no vendr nunca y que para ella l est tan muerto
como su hijo. Desde este punto
modern women ironically, she depends on giro en el cuarto como alguien que ha perdido de vista, su problema es alejarse
Diego to valorize her worth and to define her la razn, 41) hasta las primeras dudas (Ya emocionalmente de l, de la mis-
ma manera en que una viuda o
identity [a pesar de que Quiela se afirma co- no me quieres, Diego? 42) y la inevitable una madre doliente lo hara de
mo una de las primeras mujeres independien- certeza (Lo que duele es pensar que ya no me su marido o de su hijo difunto.
tes, irnicamente depende de Diego para que necesitas para nada 71). Como lo ha anotado Slo una separacin total puede
permitirle reorganizar su vida in-
se valorice y para que se defina su identidad] la crtica, el sujeto femenino se constituye, de terior y su concepto de s misma
(37). Las seales de debilidad y sometimiento esta manera, mediante el proceso de duelo . 15 como ser autosuficiente (19).
Sifuentes Juregui seala que
a la mirada masculina son frecuentes desde las Ligado ntimamente a este proceso aparece the text is a struggle to articula-
primeras cartas (perdona la debilidad de tu la maternidad representada en las cartas con te a loss, or rather, many losses
[el texto es el intento de articular
mujer 9-10; soy rusa, soy sentimental y soy la mezcla similar de atraccin/repulsin y una prdida o, ms bien, varias
mujer, 14) hasta las ltimas (Sigo siendo tu vitalidad/melancola que defina la identifi- prdidas], que seran la prdida
pjaro azul, sigo siendo simplemente azul co- cacin con Diego. Quiela entrega el nio al del yo, la prdida de Diego, y la
prdida del hijo (72). Bruce-No-
mo solas llamarme, ladeo la cabeza, mi cabe- matrimonio Zetting para que pueda tener voa comenta que Poniatowska
za herida definitivamente y la pongo sobre tu calefaccin central; habla de la expectativa (el creates the possibility of rea-
ding the letters as a recuperative
hombro y te beso en el cuello, Diego, Diego, corazn me lata muy fuerte ante la perspec- healing process [crea la posibi-
Diego, Diego, a quin tanto amo 68)14. La lidad de leer las cartas como un
proceso curativo] (125).
tendencia a implantar la imagen tradicional
13 14
de la mujer desde esa mirada se reafirma en la Altman identifica seis aproxi- Bruce-Novoa ofrece es-
carta del 28 de enero de 1922, donde Quiela maciones al gnero epistolar: te comentario al respecto:
la expresiva, la pragmtica, Poniatowskas re-creation
anuncia que conoce la relacin de Diego con la semntica, la estructural, and publication of the letters
Marievna Vorobiev Stebelska, mujer con la la histrica y la subgenrica. can be seen, then, as an
cual el pintor mexicano tiene una hija. Quiela En este caso, enfocamos en la ambiguous act of opening the
semntica, aquella que iden- print media to the voice of a
declara, segura: Ella era la amante, yo la tifica constantes temticas, wronged woman who seems
Siento que tambin yo podra
borrarme con facilidad:
esposa (56). Por otra parte, algunos pasajes y en la estructural, aquella to prove the stereotypical rule epistolaridad y constitucin del(os)
que trabaja con las diferen- about female behaviour in sujeto(s) en Querido Diego, te
sealan la emergencia de un sujeto consciente tes partes del texto y sus fact her text re-creates succe- abraza Quiela
de sus deseos y pensamientos separados de relaciones. ssfully the process of grieving PABLO BRESCIA
63
tiva de ver a mi hijo) y de su histrico del personaje y el intermediario que
incomodidad ante la situacin habla por l: Poniatowska censura o libera a
(Ella [Mara Zetting] pareca Quiela? Poniendo entre parntesis la dinmi-
la madre, yo la visita 12). La ca escritor-lector que analizaremos al hablar
narracin de la muerte de Die- del sujeto escribiente, destaquemos adems
guito por meningitis est ligada que en las cartas hay tambin un esfuerzo por
directamente a la percepcin igualar en un mismo plano el aqu/all, aho-
que Diego tiene del episodio: ra/antes de la conciencia. Por eso, Angelina
El nio, cuya cabeza antes se recurre constantemente a su presente de Pars,
perda entre las sbanas lleg a pero tambin intenta adivinar el presente de
ser todo cabeza y a ti te horro- Diego en Mxico (Qu hars en Mxico,
rizaba ese crneo inflado como Diego, qu estars pintando? 42) y hurga en
Retrato de A. Beloff, 1918, por Diego Rivera. globo a punto de estallar. No la memoria los momentos felices y tristes para
podas verlo, no queras verlo paliar la distancia (Qu tiempo aquellos,
(17)16. Para la protagonista, en chatito! Nos reamos en medio del horror!
16 cambio, en esta etapa de su constitucin como 57) y conservar la esperanza del amor a partir
Steele comenta ante las acusa- sujeto femenino, Dieguito representaba otra de replicar la situacin inicial de la pareja en
ciones de Diego a Quiela con
respecto al hijo: Todo ello apun- oportunidad de encontrarse en otro: Me un futuro (Tampoco en Mxico te pesara
ta a que los temores de Diego duele mucho Diego que te hayas negado a Diego, te lo aseguro 65). Por ltimo, la cues-
radican en un complejo de cas-
tracin: en el temor de que, al darme un hijo. El tenerlo habra empeorado tin del cierre-espacio abierto del gnero epis-
dar vida a su hijo, Quiela est mi situacin pero Dios mo cunto sentido tolar, donde cada carta cierra el discurso pero
desvitalizndolo a l (23).
habra dado a mi vida! (18). abre simultneamente el dilogo, se relaciona
17 Cmo funciona la epistolaridad en la no- con las polaridades de la continuidad/discon-
Perilli declara: Todo discurso vela para la constitucin del sujeto femenino? tinuidad de la escritura. El ttulo del libro
amoroso es palabra vaca y re-
glamentada; expresa y significa Evidentemente, estamos ante el discurso amo- funciona como metonimia de cada uno de los
el deseo al intentar construir y roso del que hablara Roland Barthes: Que- encabezados de las cartas, que no aparecen.
poseer el cuerpo ajeno. Bund-
gard elabora: El sujeto respon- rer escribir el amor es afrontar el embrollo En los cierres, por otra parte, surge con vigor
sable del discurso del amor se del lenguaje: esa regin de enloquecimiento la transformacin del sujeto femenino, en un
aparta de toda posibilidad de
evolucin dialctica pues este
donde el lenguaje es a la vez demasiado y trayecto que va de despedidas como Diego,
sujeto no desea cambio en re- demasiado poco, excesivo (por la expansin te abrazo con toda mi alma, tanto como te
lacin con el objeto amoroso ilimitada del yo, por la sumersin emotiva) y quiero (53) hasta la ltima carta, con la es-
con el cual se identifica narciss-
ticamente. El discurso amoroso pobre (por los cdigos sobre los que el amor cueta despedida Quiela (71). En cuanto a la
borra las diferencias, elimina lo doblega y lo aplana) (121)17. Siguiendo las continuidad/ discontinuidad, cada carta narra
la evidencia de los conflictos,
deniega y reprime, olvida, pro- propuestas de Gurkin Altman, las cartas in- estados de nimos y eventos especficos; no
cede en crculos concntricos, se tentan ser en principio un puente que conecte obstante, conforman un discurso mayor de
cierra frente al entorno cultural
y social (373). Curiosamen-
a Quiela con su amado. Pero esta mediacin autoexploracin y transformacin y el dis-
te, Morell habla de an almost no logra su primer objetivo la intimidad curso aparentemente fragmentario cobra una
disconcertingly lyrical tone [un de la respuesta produciendo, en cambio, el coherencia insospechada.
casi desconcertante tono lrico]
en las cartas (37). establecimiento de una distancia que trasunta Querido Diego, te abraza Quiela no ter-
indiferencia del lado del receptor y paraliza mina con un saludo final y un nombre, sino
al emisor (mientras no tenga noticias tuyas con una posdata: Qu opinas de mis graba-
estoy paralizada. Unas cuantas lneas me dos?, pregunta Angelina (71). La conforma-
ahorraran das y noches de zozobra 32). La cin de un sujeto artstico es un componente
carta para Gurkin Altman, tiene un potencial esencial que noveliza la vida de la pintora,
doble: for transparency (portrait of soul, en contraposicin a la imagen que Wolfe
confession, vehicle of narrative) and opacity haba propuesto de ella: Her life was not
(mask, weapon, event within narrative) [el de centered in painting as his was, with all else
la transparencia (retrato del alma, confesin, subordinate [su vida no estaba centrada en
vehculo de la narrativa) y opacidad (mscara, la pintura como la de l [Rivera], con todo lo
arma, evento dentro de la narrativa] (186). La dems subordinado a esa actividad] (128). Es
supuesta no-censura en la forma epistolar da- en este aspecto donde la mayor parte de la cr-
da la ausencia fsica del Otro apoya esta idea tica ha demostrado los diversos modos en los
de volcar los sentimientos en la pgina y mo- que Poniatowska abre la vida de Beloff a una
Siento que tambin yo podra torizar la narrativa; por otra parte, veremos interpretacin ms amplia, buscando proveer
borrarme con facilidad:
epistolaridad y constitucin del(os) cmo la escritura se transforma en arma y fi- mediante la ficcin una imagen alternativa de
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela nalmente dispara el evento central de la na- un sujeto que se reconoce a s mismo; en este
PABLO BRESCIA rracin. Un detalle a considerar es el sustrato proceso, los fragmentos en los que Quiela
64
habla del arte estn ligados al sujeto femenino No es casualidad que a esta mencin de 18
Schaffer resume apropiadamen-
sobre el cual discurrimos pero muestran con obstculos para su realizacin como artista te: In Querido Diego, Ponia-
mayor vigor un criterio autnomo, si bien aparezca, adems de las circunstancias his- towska does not merely exact re-
venge on patriarchys depiction
an vacilante18. Es este ltimo elemento el tricas de su vida cotidiana, el fantasma del of women, she also opens up for
fundamental para entender nuestra propuesta hijo: en estos das me he removido en mi her subject a new dispersive spa-
de constitucin del(os) sujeto(os). cama torturada por el recuerdo de la muerte ce in which room is allowed for
complexity, contradiction, and
En este contexto, la identificacin con de mi hijo (25). En las cartas de Quiela, evolution [en Querido Diego,
Diego y la maternidad vuelven como constan- Dieguito es un estorbo para la creatividad del Poniatowska no slo se toma
revancha de la representacin
tes temticas, ahora dentro de la constitucin padre; paradjicamente, en ella el dolor por patriarcal de las mujeres, sino
del sujeto artstico. La identificacin con la prdida transforma su arte. Antes, Quiela que tambin abre un espacio
disperso donde hay lugar para
Diego aparece en dos cartas consecutivas 2 vea a los nios como el trazo sobre el papel: la complejidad, la contradiccin
de diciembre de 1921 y 17 de diciembre de deba yo captar exactamente la pureza de la y la evolucin] (86).
1921, que son reveladoras de las tensiones barbilla, la redondez de la cabecita Ahora 19
que cruzan al incipiente sujeto artstico. En todo ha cambiado y veo con tristeza a los Otero comenta que el viaje de
el Louvre, a diferencia de otras visitas en las nios que cruzan la calle para ir a la escuela. retorno a su ser de Quiela
comienza en estas visitas (80).
que escuchaba admirativamente a Rivera, No son dibujos, son nios de carne y hueso Schaffer aclara que Poniatowska
esta vez as dice Quiela: sent Diego. Luego (39). Beloff se humaniza ante la muerte de se apropia de la ancdota que
cuenta Wolfe en su libro y le
de visitar el famoso museo parisino, se dirige Dieguito y, en un principio, cree haber per- cambia el protagonismo (Beloff
a la galera Vollard para ver los Czanne; all dido su don artstico: No slo he perdido a por Rivera) para realzar el perfil
se pone a llorar. Al volver al departamento, mi hijo, he perdido mi capacidad creadora; ya artstico de la rusa (87).
escribe Quiela, me puse a pintar, estaba no s pintar, ya no quiero pintar (39). Pero 20
carburada. Al da siguiente, con la cabeza ms adelante, el recuerdo de la maternidad Bruce-Novoa lo llama mystical
possession [posesin mstica]
caliente se sienta frente al caballete de Diego, perdida se traslada a su arte: sin ms pas a y argumenta que Angelina, al
baja la tela de l y coloca la de ella un gesto hacer cabezas y caritas de nios que son, a mi encontrarse con su imagen de-
formada en el espejo, inicia el
de sustitucin importante19, donde pinta juicio, las mejor logradas. Es mi hijo el que se primer paso hacia la autocon-
la cabeza de una mujer que vio en la calle. me viene a la yema de los dedos. Finalmente, ciencia (126). Steele indica que
Escribe: Por primera vez a lo largo de estos logra plasmar en arte sus emociones, aunando el estado de Quiela en este
momento comparte la posesin
cuatro largos aos siento que no ests lejos, sujeto femenino y artstico: Dibuj a un nio demonaca con la divina (25).
estoy llena de ti, es decir de pintura. Frente de ao y medio, dolido, y con la cabeza de Sifuentes Juregui lee la esce-
na como un orgasmo cubista
a esta venia a Rivera como smbolo del arte, lado, casi transparente (50)21. y explica: Quiela acquires a
Quiela abre un espacio para su propia con- La epistolaridad es estrategia fundamental new form, when she incorporates
Diego in what may be read as a
viccin: Siento que he vuelto a nacer, tantos en la construccin del sujeto artstico. Es nota- scene of (auto)arousal [Quiela
aos de entregarme a la pintura, tantas horas ble que, en el inicio de la novela, Quiela hable adquiere una nueva forma cuan-
en el taller, tanto ir y venir contigo y slo ayer de los pinceles de Diego, pero tambin men- do incorpora a Diego en lo que
puede leerse como una escena
tuve la revelacin (20-21). Angelina escribe cione su trabajo y su derrotero como artista de autoexcitacin] (78).
la siguiente carta dos semanas despus. La (en la maana, como si estuvieras presente,
21
enferma el arte: A consecuencia de mi visita me siento a preparar las ilustraciones para Flo- Bungard explica este proceso
al Louvre, en medio de la mayor exaltacin real. He abandonado las formas geomtricas y las tendencias artsticas que
representa: Angelina en-
me puse a manchar una tela Pens que tu y me encuentro ms bien haciendo pasajes un contrar una esttica propia y
espritu se haba posesionado de m, que eras tanto dolientes y grises, borrosos y solitarios femenina que le permita simbo-
t y no yo el que estaba dentro de m Me 9). En los crculos concntricos de escritura lizar su doloroso sentimiento de
prdida. Por oposicin a una
volv hasta gorda Diego, me desbordaba, no que Poniatowska propone para Quiela, en el esttica en funcin de la socie-
caba en el estudio, era alta como t, combata principio est el fin: la pintora se separa de las dad, es decir, de arte por una
causa, Angelina formula indi-
en contra de los espritus Angelina termi- formas geomtricas (del Diego que represen- rectamente la necesidad tica de
na inconsciente tirada junto al caballete con ta esas formas cubistas que l mismo luego un arte humanizado (377).
Perilli dice que Beloff apuesta a
la ventana abierta (22-23). En la carta subsi- rechazar) e intenta buscar su propio estilo un arte en el que el subjetivismo
guiente, confiesa que contrajo pulmona. Este (ser) e incluso se encuentra bien hacindolo. romntico se entrecruza con la
episodio de creatividad y arrebato casi mstico Si, como dice Gurkin Altman, the letter is vanguardia.
aparece ligado a la imagen apabullante del ta- both a reflection of the gap and an instrument
lento de Rivera (eran tus manos y no las mas for gap closing [la carta es un reflejo del
las que se movan 23)20, pero da lugar a la hueco y un instrumento para cerrarlo] (189),
reflexin de Quiela sobre la pintura y, en ese la insistencia epistolar de Quiela es evidencia
momento de la constitucin del sujeto arts- de que el puente que intenta construir no slo
tico, de su fracaso: Soy todava una promesa es amoroso sino tambin artstico. De hecho, Siento que tambin yo podra
borrarme con facilidad:
Necesitara mucha libertad de espritu, la novela comienza y termina hablando de epistolaridad y constitucin del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
mucha tranquilidad para iniciar la obra maes- pintura. Quiela seguramente piensa que esto abraza Quiela
tra, y tu recuerdo me atenaza constantemente acercar a emisor y remitente y, aun cuando PABLO BRESCIA
65
22 no es as, no ceja en su discurso sobre su ofi- Hacia la mitad del primer prrafo de la
Crquer explica: El discurso
se teje entre dos entidades en- cio. Las tribulaciones de Beloff con respecto primera carta de Querido Diego, el sujeto
frentadas: Quiela es emisora in- a su arte se convierten en mtodo para su escribiente expresa: Siento que tambin yo
cansable, primera persona que
nombra su deseo, reclama su
metamorfosis, y la ausencia de respuesta hace podra borrarme con facilidad (9). Quiela
realizacin y, ante la ausencia que la novela tenga fragmentos donde Quie- dice que se borra, y cuando lo enuncia, es-
de una respuesta, proyecta en la la se expande y monologa; as, el puente se cribe. Esta caracterstica es notable dentro de
pgina en blanco las imgenes
que le permite llenar progresi- convierte en barrera, mas sta facilita la emer- la produccin literaria de Poniatowska, ms
vamente su propio vaco. Die- gencia del sujeto artstico, que se transforma proclive a capturar el vuelo oral de la palabra,
go es receptor pasivo, otro
del discurso amoroso y otro en evento de la narrativa. La experiencia del como privilegiando la supuesta preeminencia
creado desde la memoria del Louvre y de la galera Vollard afirman la voca- de lo oral sobre la escritura, principio que
personaje (125).
cin de la artista rusa: Es imposible no llegar Jacques Derrida ha tratado de rebatir. En
a tener talento cuando se tienen revelaciones este caso, la supuesta polaridad que plantea el
como las que experiment ayer (21). El aqu/ borrar/escribir funciona de un modo singu-
all, ahora/antes de las cartas relacionados con lar: borrar significa escribir, escribir significa
la pintura se anuda a la polaridad continui- borrar. Qu se borra? La identidad anterior
dad/discontinuidad de manera tal que aparece de Quiela, ligada a su objeto de deseo. Qu
en las rememoraciones de Quiela sobre su se escribe? Una nueva identidad de un suje-
estancia en la academia de arte (cuando gan to autoconsciente, femenino y artstico, que
la beca para ir a la Academia Imperial de San va adquiriendo paulatinamente sus nuevas
Petersburgo ay Diego, entonces pens que facultades mediante la grafa de las cartas. Al-
yo tena en m algo maravilloso ! 24); en tman comenta con respecto a la epistolaridad:
las menciones a la disciplina para el trabajo epistolary language and letters are marked
(me impuse un horario que slo t podras by hiatuses of all types: spatial separation bet-
considerar aceptable, de ocho a doce y media ween writer and addressee; time lags between
del da, de una y media a cinco en la tarde, y event and recording, between message trans-
todava de ocho a diez en la noche. Nueve mission and message reception; blank spaces
horas de pintura al da (33); y en las referen- and lacunae in the manuscript [el lenguaje
cias al arte como centro de su vida en diversos epistolar y las cartas estn marcadas por hia-
momentos, tanto en el pasado en la academia tos de todo tipo: separacin entre escritor y
(entonces estaba poseda Diego, y tena slo receptor; lapsos entre el evento y su registro,
veinte aos. Nunca me sent cansada, al con- entre la transmisin y la recepcin; vacos y
trario, me hubiera muerto si alguien me obliga lagunas en el manuscrito] (189). Quiela es-
a dejar esa vida 34). Sigue apareciendo en el cribe cartas a alguien que slo contesta unas
presente de Pars (la pintura es el tema cen- lneas escuetas; es un ejercicio en soledad que
tral de mis meditaciones 24) y en alusiones implica la invencin del destinatario. No es
concretas a diversos aspectos relacionados sta la condicin sine qua non de la epistola-
con la economa y el oficio (ahora ya sal y ridad? Quiela se constituye en sujeto a partir
esta visita a Floreal me ha dado nuevos bros. de la escritura y la propia lectura de sus cartas;
Me abre la posibilidad de ganarme algo de as, la escritura intenta rellenar esos hiatos,
dinero para reunirme contigo 28) o a pro- esos lapsos, esos vacos y el silencio22.
cedimientos tcnicos del grabado o la pintura En la dinmica escritor-lector que pone a
(para la encustica, fund mi propia cera, con funcionar el gnero epistolar, son varios los
un soplete, para despus ponerle esencia de momentos de la escritura y de la lectura en
espliego y pigmentos 34). Dentro de la la novela. Quiela quiere que Diego le res-
dinmica cierre-apertura del gnero epistolar ponda, quiere leerlo, quiere saberse leda. Sin
en relacin con la constitucin del sujeto embargo, el sujeto deseante de respuesta no
artstico, el final de la novela funciona como la obtiene y expresa su frustracin: ni una
quiebre con Diego, ya que hay una renuncia lnea tuya (11); no me atrevo a decir que no
a la escritura a pesar de un nuevo pedido de he recibido una lnea tuya esto es lo que
respuesta (Sobre todo, contstame esta carta me duele, querido Diego, su silencio [de los
que ser la ltima con la que te importune amigos] aunado al tuyo (15-16); mi mayor
71) y un inicio de la independencia artstica alegra sera ver entre mi escasa correspon-
con la pregunta sobre los grabados, que ya no dencia una carta con un timbre de Mxico,
Siento que tambin yo podra se cobija bajo el tutelaje de Rivera, sino que pero ste sera un milagro y t no crees en
borrarme con facilidad:
epistolaridad y constitucin del(os) coloca al pintor y a la pintora en un nivel de los milagros (24); mientras no tengas no-
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela pares, al solicitar ella un juicio de valor sobre ticias tuyas estoy paralizada (32); La cosa
PABLO BRESCIA una obra. es que no me escribes, que me escribirs cada
66
vez menos si dejamos correr el tiempo sumisin y la independencia. A pesar de los 23
Otero comenta que la organi-
(42); recibo de vez en cuando las remesas crculos concntricos del proceso de rememo- zacin de las cartas en nueve
de dinero, pero tus recados son cada vez ms racin en Querido Diego, te abraza Quiela, meses no es casual sino pensa-
da. Con ella se refuerza simb-
cortos, ms impersonales y en la ltima no hay un paulatino desplazamiento hacia la au- licamente la idea de gestacin,
vena ni un una sola lnea tuya (43); no me torreflexin y el anlisis en las ltimas cartas, desarrollo y renacimiento, el
has mandado a decir nada de los bocetos las que se inician en 1922. En este proceso, abandono del nido y la ruptura
umbilical (82). En tanto Sifuen-
(50); te mand, eso s, los nuevos grabados las lneas de la pintura van y vienen, y Quiela tes Juregui seala: Quielas
aparecidos en Floreal, pero ni una lnea tuya sufre por Diego, por Dieguito y por su arte. illusions for a child are not figu-
rative, but uncannily literal: this
al respecto. Tampoco una sola lnea en las Pero necesita comunicar(se). Y escribe, mar- last letter ends nine months and
remesas de dinero (69); no necesitas darme cando momentos puntuales en su reflexin three days after the first one. The
text is her child. Thus, the real
muchas explicaciones, unas cuantas palabras (hoy en la maana al alimentar nuestra es- child is replaced by a literary
sern suficientes, un cable, la cosa es que me tufita pienso en nuestro hijo 11), incluyendo child [las ilusiones de Quiela
las digas (71). Es la propia Angelina la que a los otros personajes que compartan la vida de tener un hijo no son figu-
radas sino sobrecogedoramente
trata de llenar esos vacos incluso imaginando de la pareja en Pars (lie Faure estuvo un literales: la ltima carta termina
las actividades por las cuales Diego no escribe poco enfermo y se queja de tu silencio 16), nueve meses y tres das despus
de la primera. El texto es su hijo.
y especulando sobre su presente: contesto [a intentando recuperar el momento del xtasis As, el nio de carne y hueso es
los amigos] con evasivas, ests bien, trabajas artstico en la letra (te escribo todava con el reemplazado por su hijo lite-
rario] (77), apreciacin con la
(16); me pregunto si slo vives para la temblor de la emocin (21). que coincidimos.
pintura como lo hiciste aqu en Pars, si amas Las descripciones sobre la pintura po-
a una nueva mujer, qu rumbo has tomado. dran homologarse con el conflicto interno 24
Steele comenta: Las descrip-
Si as fuera, Diego, dmelo, yo sabra com- en Quiela y relacionarse a la escritura: al ciones que Quiela hace de sus
prenderlo (32); me nutro indefinidamente poco rato tom un lpiz y desech un bo- esfuerzos artsticos se valen de
la metfora de la hoja: virgen,
con un estoy bien, espero que t lo mismo, ceto tras otro, y como se me haba acabado rota o manchada por la pluma
saludos, Diego (43). Cundo escribe Diego el papel, recog las hojas para dibujar tras de o la brocha. Aunque Steele
reconoce que las cartas sir-
algo ms que una salutacin? Cuando enva ellas (22)24. El sujeto escribiente comienza a ven como su primer vehculo de
300 francos a Quiela para a su amante Marie- reconstruir el sujeto femenino y el artstico. autoexpresin, se equivoca, a
vna, rogndome con tu letra presurosa que Este ltimo es el que va cobrando ms fuerza: nuestro juicio, al interpretar la
posdata del final como una
se los hiciera llegar porque segn t, yo soy con vaivenes en la pintura, pero con insis- continuidad de su dependencia
la persona ms cumplida y ms responsable tencia en la escritura (voy a mandarte por artstica (26). Al contrario, es
su primer paso firme hacia la
sobre la tierra (54). Mas la frase iterativa ni correo en sobre de cartn, uno por uno, los independencia de criterio.
una sola lnea tuya, el rasgo que define a la bocetos de los grabados para que los apruebes
escritura como algo capaz de reproducirse o hagas alguna sugerencia 32). La escritura
(y por tanto leerse) en contextos diferentes hurga en la memoria para reflexionar sobre el
al de su produccin, transforma el asombro auto-cuestionamiento del artista, por ejemplo
o perplejidad ante la sordera de Rivera en la (Y si de pronto fuera yo a perder esa facili-
consolidacin final de uno de los principales dad, se pregunta la Quiela joven pre-Diego,
eventos narrativos del texto: la mscara pro- Si de pronto me estancara consciente de
tectora que Quiela ha ayudado a colocarle que no s nada? Si de pronto me paralizara
a Diego se cae; Diego no escribe/pinta ms la autocrtica o llegara al agotamiento de mi
a/con/para Quiela. facultad? 38). Cuando inicia enero de 1922,
Algunos crticos ven en el lapso de escri- hay una Quiela que est siendo abandonada,
tura de las cartas (octubre de 1921 a julio de aquella que aparece en cartas anteriores: he
1922) un perodo de gestacin, un nacimien- escrito con una letra que no reconozco: Son
to23. Desde nuestra perspectiva, lo que se las seis de la maana y Diego no est aqu.
gesta ya en el inicio del proceso es el sujeto Asombrada, Quiela escribe: En otra hoja
escribiente. La primera carta muestra a Quiela blanca que nunca me atrevera a emplear si
practicando el espaol en una foto que enva no es para un dibujo, miro con sorpresa mi
dentro del sobre; esto indica que se busca garabato: Son las ocho de la maana, no
la aprobacin y el reconocimiento del Otro oigo a Diego hacer ruido, ir al bao, recorrer
escribiendo, en este caso apelando al apren- el tramo de la entrada y ver el cielo en un
dizaje de su idioma. A partir de all, hay una movimiento lento como acostumbra hacerlo
sola actividad en la que Quiela es constante: la y creo que voy a volverme loca (41; nfasis
escritura. Beloff ahora s, la Beloff ficticia de nuestro). En la locura que aparece canalizada
Poniatowska se fabula, se fragua a s misma a en el escribir, el sujeto escribiente engloba al Siento que tambin yo podra
borrarme con facilidad:
partir de la palabra, entre el amor, y la memo- artstico y permite la expresin del femenino: epistolaridad y constitucin del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
ria-olvido (Bundgard 374), entre el reclamo hoy no quiero ser dulce, tranquila (41). abraza Quiela
y la bsqueda del objeto del deseo, entre la Hay una autorreflexin y autorreconoci- PABLO BRESCIA
67
25 miento de un sujeto que slo puede aflorar seguir en las mismas, con tal de dedicarme a la
Es interesante volver a la ancdo-
ta del desconocimiento de Rivera cuando el anterior queda en la pgina: Las pintura y aceptar las consecuencias: la pobre-
cuando ve a Quiela en Mxico, ltimas palabras estn trazadas con violencia, za, las aflicciones y tus pesos mexicanos (70).
ancdota supuestamente espuria
que relata Wolfe. En sus memo-
casi rompen el papel y lloro ante la puerilidad Aunque dice que podra seguir escribiendo
rias, Beloff dice: Muchas veces de mi desahogo. Cundo lo escrib? Ayer? indefinidamente (71) en verdad ya no
encontraba a Diego en Mxico; Antier?... (42). lo necesita. La grafa ha dado lugar al sujeto
no le reproch nada pero siem-
pre me burlaba un poco de l Arribamos as a la paradoja central del Angelina Beloff. A Diego le sigue reclamando
esa era mi venganza. Ahora gnero epistolar: el primer destinatario de escritura, como si necesitara un documento
lo siento, pero la vida de Diego
en Mxico era ajena a la ma; una carta es uno mismo; el escritor le habla legal con la firma Rivera. En las Memorias
l siempre estaba rodeado de siempre a otro porque, como dice Mijal Ba- de Beloff aparece transcrita una de sus cartas
gente que le alababan, mujeres
que codiciaban llevar su apelli-
jtn, this orientation toward the listener is la que Poniatowska saquea creativamente
do y yo luchaba trabajando y usually considered the basic constitutive fea- para la novela y en ella dice: Lo necesito por
pintando (91). Esta declaracin ture of rhetorical discourse [esta orientacin escrito (97)25.
de Beloff parece validar toda la
empresa de Poniatowska. hacia el receptor es comnmente considerada La escritura, y en este caso el gnero
el rasgo constitutivo bsico de todo discurso epistolar, interroga sobre los procesos de
retrico] (280), pero, tambin, ese otro en creacin, transmisin y recepcin pero, so-
una carta, es, en mayor o menor medida, uno bre todo, sobre nuestra condiciones como
mismo. Es el grado mximo de las escrituras sujetos y sobre las maneras de construirlas.
del yo. La oralidad de la carta es fingida, lo En sus memorias, Angelina declara en el
que hay es soledad y escritura (cf. Cartas inicio: Escribo por escribir, simplemente
marcadas). La escritura entonces se articular para recordar, sin ningn plan preconcebi-
entre el sujeto anterior a la escritura, el que do (17). Testimonio o ficcin, la escritura
cree todava poder establecer una relacin no se agota en el acto mismo, aunque sea
con Rivera (podra hasta serte til, moler tus slo para recordar, aunque no tenga plan,
colores), y el naciente sujeto de la escritura aunque la idea sea contar la otra vida de una
que expresa conviccin (te pido Diego que vida como se propone en Querido Diego, te
seas claro en cuanto a tus intenciones 46) y abraza Quiela.
hasta se atreve a establecer diferencias (nunca
he podido manifestarme en la forma que t lo
haces ) y a citar testimonios crticos, como OBRAS CITADAS
de su amigo Bakst quien le dice a Quiela (ten
cuidado porque [los salvajes como Diego] M. M. Bakhtin, The Dialogic Imagination:
suelen tragarse de un bocado a las mujeres Four Essays, ed. Michael Holquist, trans.
pequeas y blancas 47-48). Para las ltimas Caryl Emerson and Michael Holquist,
cartas, Quiela escribe desde la certeza: Diego Austin, University of Texas Press, 1981.
tiene otra mujer; Diego no va a volver (lo Roland Barthes, Fragmentos de un discurso
nico que quiz te hubiera retenido era tu hijo amoroso, trad. E. Molina, Mxico, Siglo
y l yaca bajo la nieve 62). La memoria del XXI, 1989.
primer encuentro (te conoc en La Rotonde, Angelina Beloff, Memorias, Mxico, UNAM,
Diego, y fue amor a primera vista 67) es el 1986.
preludio de la despedida. En este proceso de John Berry, Invention, Convention and Au-
gestacin del sujeto que escribe, no se ha re- tobiography in Elena Poniatowskas Que-
parado lo suficiente en el hecho que entre las ridoDiego, te abraza Quiela, Confluencia
primeras once cartas y la ltima hay un lapso 3.2 (1988): 47-56.
de cinco meses. Ha muerto la Quiela de y Juan Bruce-Novoa, Subverting the Domi-
para Diego y ha nacido la Quiela de y para nant Text: Elena Poniatowskas Querido
siempre Quiela? De ser as, los cinco meses Diego, te abraza Quiela, Knives & An-
de duelo no precisan ya de la escritura. Para gels. Women Writers in Latin America, ed.
cuando Angelina redacta la ltima carta, el Susan Bassnett, London and New Jersey,
tono es otro y la necesidad de escribir tam- Zed Books, 1990, pp. 115-131.
bin: no haba querido escribirte Tomo Ana Bundgard, Identidad e historicidad. Los
la pluma slo porque juzgara descorts no discursos del amor y la memoria en Queri-
darte las gracias por el dinero enviado (69). do Diego, te abraza Quiela, Sin imgenes
Siento que tambin yo podra El dinero reemplaza ahora a las lneas de Die- falsas, sin falsos espejos. Narradoras mexi-
borrarme con facilidad:
epistolaridad y constitucin del(os) go que tanto anhelaba. Quiela, ya no sujeto canas del siglo XX, coord. Aralia Lpez
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela escribiente, pero s femenino y artstico, ha Gonzlez, Mxico, El Colegio de Mxico,
PABLO BRESCIA encontrado una direccin: Estoy dispuesta a 1995, pp. 369-378.
68
Cartas marcadas. Antologa del gnero episto- Carmen Perilli, Historia de amor de un
lar, sel. Mara L. Bannon y Eduard Muslip, pjaro azul: Querido Diego, te abraza
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69
Juan Bruce Novoa
Catedrtico de espaol y portu-
gus en la Universidad de Irvine.
Es especialista en literatura chica-
na. Ha publicado entre otros libros
The head Anthology of American
literature y Collected Essays on
Chicano Literature, Theory, and
History. Ha participado en dife-
rentes congresos sobre literatura
mexicana. Destaca Hasta no ver-
te Jess mo. Novela documental
(K. Kohut, Literatura mexicana
hoy). ELENA PONIATOWSKA
Y LA GENERACIN DE MEDIO SIGLO.
LILUS, JESUSA, ANGELINA, TINA
Y LA ERRANCIA SIN FIN
JUAN BRUCE-NOVOA
University of California, Irving
UC-Mexicanistas
. . . ese conocimiento secreto que busca toda gnosis Mxico. Sin embargo, todava falta un estudio
es imposible tanto panormico como profundo de la est-
y por eso hace inevitable la continua repeticin de tica y la filosofa de la generacin, quizs por
la fbula haber sido tan heterognea en sus estilos y tan
en la que se cree ofrecernos ese conocimiento que,
prolfica en su produccin.
en ltima instancia, resulta tan ilusorio como la
identidad del que fabula y, como toda identidad, Aunque podra trazar la participacin
ms all de la que crea la fbula misma. de Elena en algunas de estas actividades, no
pretendo repetir la frmula de relaciones ob-
Juan Garca Ponce, La errancia sin fin, 79. vias, superficiales. Prefiero entrar en materia
a travs de un cruce de caminos donde reside
INTRODUCCIN alguna aparicin de lo invisible, la revelacin
de lo compartido en esa otra orilla de la inti-
Hablar de La Generacin de Medio Siglo midad del espacio literario.
suele seguir una estructura proforma repre-
sentada en el ensayo de Armando Pereira con HACIA LA INTIMIDAD
ese mismo ttulo, o La generacin de Ins
Arredondo de Claudia Albarrn. Ambos En su libro sobre Elena Poniatowska,
estudiosos marcan la pauta al sealar lo icono- Beth Jrgensen dedica su ltimo captulo a la
clstico frente a las instituciones posrevolucio- intimidad. Implcitamente la crtica anuncia
narias, su cosmopolitismo, su polifacetismo, y un cambio de enfoque en su discurso: de
su exigencia intelectual y crtica aadira yo la Poniatowska ms conocida la autora de
el erotismo y luego enumerar las revistas, las mltiples textos presentados como documen-
casas editoriales y las instituciones acadmicas tos de las voces de los silenciados, los textos
en que llegaron sus integrantes a colaborar y estudiados en los captulos centrales de su
aun a dominar entre 1957 a 1967. Ellos mis- libro Jrgensen parece querer pasar a otra
mos documentaron quizs de la forma ms Poniatowska, la de la identidad ms privada,
concreta la ndole y el alcance de sus preferen- ms personal. Como indica Jrgensen, en este
cias e influencias culturales Nuestra dcada, captulo busca a la Poniatowska herself, o
Elena Poniatowska y la Generacin
dos gruesos tomos antolgicos de selecciones sea a una s misma. Pero a la vez nos pone
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina y la errancia representativas de los aos durante los cuales de sobreaviso que no ser fcil realizar la
sin fin
el grupo haca la Revista de la Universidad de meta:
JUAN BRUCE-NOVOA
70
Elena Poniatowska has often professed a deep- de ese mismo ao, perdiendo de vista el com-
rooted reluctance to speak or write directly about promiso humano presente ya en su ficcin y
herself, and in interviews she characteristically turns periodismo que haban comenzado a aparecer
the topic of conversation away from her own work ms de una dcada antes5. O sea, Poniatows-
and life to evoke names of certain indispensable ka no es la nica que se resiste a hablar de s
psychic companions (Rosario Castellanos, Carlos misma, sino que los crticos han mostrado su
Monsivis, Jesusa Palancares, Josefina Brquez, Si- propia resistencia frente a una identidad que
mone Weil), recharging their words with new energy no coincide con la figura pblica que vienen
and deflecting our attention away from the subject trabajando e insisten en mantener.
at hand1. En este ensayo, como otros que llevo
publicados, no propongo ofrecer una imagen
Sin embargo, a pesar de la intencin decla- de la vida ntima de Elena Poniatowska la Angelina Beloff, 1909, por
Rivera.
rada de resist the authors deflecting gestures persona. Tampoco me atrae en este momento
[in order] to concentrate on a group of more recurrir a la otra ruta trillada por la crtica,
obviously self-reflexive texts2, la promesa se el de leer ingenuamente la novela La Flor
frustra como quizs tambin uno que otro de Lis como la autobiografa de la autora
1
lector que quisiera leer sobre esos textos. aunque efectivamente ese texto plantea pre- Beth Jrgensen, The Writing of
Para explicar cmo se le escapa a la crtica la guntas acerca de la relacin entre la ficcin y Elena Poniatowska, Engaging
Dialogues, Austin, University of
intimidad que supuestamente busca podemos la autobiografa que tendr que ponderar en Texas Press, 1994, p. 100.
recordar uno de los respaldos tericos de su otra ocasin. No. La Poniatowska que me
texto. Al querer utilizar el principio herme- concierne aqu es la escritora dedicada a la 2
Jrgensen, op. cit., p. 101.
nutico de que el observador slo ver lo que creacin de otras mujeres, la figura trazada en
su contexto de posibilidades le permite ver, y por textos claramente de ficcin, ms que 3
Ibid., p. 83.
cita a Derrida: That which produces and la creadora de ellos. Por cierto, la literatura
manipulates the frame sets everything in mo- misma provee lecciones notorias sobre la im- 4
Ibid., pp. 100-101.
tion to efface its effects3. El mismo subttulo posibilidad de distinguir claramente entre el
de captulo levanta una columna del marco autor y la persona. Recordamos simplemente 5
que Jrgensen da a su anlisis: Fictions of algunos textos de Borges, Oscar Wilde o Carlos Monsivis, Mira, para
que no comas olvido las pre-
Privilege. La intimidad que busca la crtica Sor Juana. Sin embargo, har el esfuerzo por cisiones de Elena Poniatowska,
se ubica a priori dentro del marco socioeco- seguir a Poniatowska en su ntima identidad La Cultura en Mxico (1981),
pp. 2-4 (15 de julio).
nmico de clase. Y los primeros tres captulos como autora.
han establecido la posicin de la crtica: la En su libro La errancia sin fin: Musil,
clase privilegiada equivale a los opresores. Borges, Klossowski (Premio Anagrama 1981),
Luego, al final del segundo prrafo del cap- Juan Garca Ponce trat el problema de la
tulo, explica la reticencia de Poniatowska a identidad del autor. El ensayista reconoce que
hablar de s misma como, A measure of guilt puede parecer una osada desmedida preten-
and class responsibility and the sense that her der descubrir la identidad de los autores nom-
own experiences are never as interesting as brados en su ttulo porque aparentemente son
someone elses4. De aqu la crtica rastrea las figuras dismiles. Podramos llegar a la misma
huellas de la culpabilidad que ha fijado como conclusin al contemplar la agrupacin de
marco, en este caso, como sinnimo de una cuatro protagonistas de Poniatowska: Lilus
mala conciencia de clase. La intimidad que Kikus, Jesusa Palancares, Angelina Beloff y
la crtica busca aqu queda predeterminada: Tina Modotti. Una comparacin preliminar
a fuerza tiene que ser una confesin de com- confirma nuestras dudas. En cuanto al origen
plicidad de clase opresora, que equivaldra de estas protagonistas, slo Lilus y Jesusa son
a someterse a la identidad proyectada por el mexicanas, aunque en trminos coloquiales
discurso crtico, sin la posibilidad de que tal del pas Jesusa es de provincia mientras Lilus
vez tome otra va de expresin para crearse es de Mxico, de la capital. O sea, slo una
una identidad alternativa. de las cuatro, Lilus, es oriunda del axis mundi
El caso de Jrgensen representa la crtica nacional. Las otras tres provienen de la peri-
en general. Como mostr en un ensayo sobre feria. Por edad, representan distintas etapas de
Lilus Kikus, los crticos suelen identificar a la vida, desde la niez de Lilus hasta la vejez
Poniatowska con la autora de textos sociales de Jesusa aunque este personaje incluye de-
(BN, 1983). Tan es as que muchos hacen caso talles de su niez al iniciar el recuento de su
Elena Poniatowska y la Generacin
omiso de su carrera anterior a 1968, atribuyen- larga vida. Aunque los dos textos son novelas, de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina y la errancia
do, como lo hizo el mismo Carlos Monsivis, la de Lilus se presenta como Bildungsroman sin fin
su compromiso social a la crisis nacional mientras la de Jesusa tiene la forma de tes- JUAN BRUCE-NOVOA
71
timonio oral de una persona de casi setenta caractersticas que tienen en comn apuntan
aos, o sea, una autobiografa dictada. Y hacia su origen en lo ms ntimo de la autora,
aunque los lectores bien pueden imaginarse son apariciones de una topologa invisible que
a Angelina (1879-1969) y Tina (1896-1942 ) puede revelarse como o en el nombre Elena
como nias o ancianas, en el caso de Angelina Poniatowska.
el texto se fija en sus treinta aos mientras Ti-
nsima sigue la trayectoria de la protagonista FACETAS DE LA FIGURA TOPOL-
desde su juventud en los 1920 hasta la muerte GICA
a principios de los 1940.
En cuanto a la clase social, las diferencias 1. Situacin paradigmtica
son aun ms marcadas: Lilus parece ser de
clase acomodada en contraste con Jesusa, Los cuatro personajes femeninos se en-
Lilus, La tapia, por Eleonora quien vive en la pobreza total. Aunque Ange- cuentran sitiados por agentes del orden que de
Carrington. lina procede de la clase burguesa rusa y llega una u otra manera piden que ellas den razn
a Paris con una beca, al juntarse con Diego de su comportamiento. Podemos decir que la
Rivera sufre los altos y bajos econmicos del situacin contextual es que las protagonistas
pintor en su etapa cubista para luego pasar a la tienen que explicar y justificar sus acciones,
6 pobreza cuando Rivera la abandona. Modotti, su vida, sus deseos, sus decisiones, y aun el
George Steiner, Topologies of
Culture, After Babel, Aspects que provena de la clase obrera italiana, ms lugar donde se encuentran. O sea, la situacin
of Language and Translation, tarde la vemos entre los artistas acomodados generativa paradigmtica de estas novelas es
London, Oxford University Press,
1975, pp. 414-470; pp. 425- de Hollywood y luego en el Mxico posrevo- de una interrogacin hecha a la protagonista
426. lucionario ya con su amante Weston quien, por estos agentes del orden social. En LK la
con su fama internacional de gran fotgrafo, protagonista se encuentra vigilada, manipula-
le da a Tina acceso a los artistas e intelectuales da y controlada, desde el principio del texto
de la capital; aos despus, la fotgrafa pasa que se abre con la voz de la madre Lilus
a la relativa pobreza entre los partidarios del Kikus... Lilus Kikus... Lilus Kikus, te estoy
Partido Comunista internacional. llamando! La madre quiere meterla dentro
Otra diferencia clave estriba en la voz de las murallas de la casa. Al final, sus padres
narrativa: Lilus Kikus (LK) LK y Tinsima (T)
LK) T
T) la internan en una escuela de monjas y stas
se narran en tercera persona mientras Hasta se encargan de instruirle acerca de la pasividad
no verte (HNV)
HNV) y Querido Diego (QD) en
HNV apropiada a una esposa. Y en el proceso de
primera. Adems, la textura de cada voz, sea desarrollo se topa con la polica que la llevan
directamente en el caso de las dos que hablan a la crcel, la interrogan, y le dan sus golpes
en primera persona, o indirectamente a travs por haber apoyado una huelga. Sus interlo-
de dilogos o diferentes niveles de monlogos cutores suelen cortar su vuelo para dejarla,
interiores, es parte esencial de la creacin del decepcionada. Siempre le pasaban las cosas
personaje y por ende cada una resulta nica, a medias (12).
exclusiva e inconfundible. Sin embargo, el HNV se estructura en forma de un mo-
anlisis de estas figuras evocar esa identidad nlogo extendido, pero de vez en cuando
ntima de la autora. la vieja Jesusa da a entender que se siente
Garca Ponce relaciona a los individuos interrogada por la misma Poniatowska. Casi
disimilares dentro de un compartido elemen- toda la apertura de T se desarrolla dentro de
to de una esencia vital que fluye por todos la investigacin oficial del asesinato del joven
lo que llama lo Mismo, un tipo de espritu comunista Mella, proceso que se centra en la
gnstico. Dentro de esa bsqueda, el erotismo interrogacin a Modotti, su amante. Este he-
juega un papel fundamental como una fuerza cho marca el resto del texto, con el resultado
capaz de arrasar con la individualidad para de que todo lo que sigue parece un esfuerzo
liberar esa esencia vital que es la vida misma por encontrar a la verdadera Tina. QD parece
en su annima permanencia. Sin negar el pa- romper con los otros libros por estar com-
pel clave de eros todo lo opuesto como se puesto casi enteramente de cartas escritas por
ver aqu me acercar al tema a travs de la Angelina Beloff y dirigidas a Diego Rivera.
topologa, el estudio de los elementos cons- Sin embargo, se vincula a los otros en tanto
tantes en una figura a pesar de los cambios por que Beloff quisiera que Rivera la interrogue.
los cuales pasa6. Al identificar esos elementos Se abre, se derrama, se confiesa, relatando
Elena Poniatowska y la Generacin
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, constantes, podemos decir que las distintas las minucias de su pensamiento y acciones,
Angelina, Tina y la errancia
sin fin figuras que los comparten en efecto son to- pidiendo a Rivera rogndole que sea su
JUAN BRUCE-NOVOA polgicamente la misma. En este caso, las interlocutor. Podramos decir que tan es la
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situacin de la interrogacin la esencial de a acercarse demasiado. Y en la descripcin de
estas obras que Beloff siente la absoluta nece- la jefa rusa, Stsova, quin no oye ecos de las
sidad de crersela para sentirse valorada por monjas del convento de Lilus?
el interrogador, que, sin embargo, se niega a Tras su escritorio, con el pelo apretado en
responderle. Al no recibir la palabra del hom- un severo chongo, una camisa blanca masculi-
bre que considera la fuente del significado de na de cuello alto. Sobre la nariz larga descansa
su cosmos, siente que deja de existir. un pincenez que le da el aspecto de garza a
punto de atrapar un pez, la Stsova la mira fijo
2. Desilusin mientras la interroga (330).
Ambas interrogan e instruyen a las muje-
Sin embargo, estas mismas protagonistas res que caen bajo su control, supuestamente
aprenden que el mundo de veras no quiere para ayudarlas, pero efectivamente para for-
saber de su intimidad. Ms bien, busca que zarlas a ajustarse al modelo de la mujer social Lilus, Los msicos, por Eleonora
ellas se conformen a la imagen que los dems ideal. Y el partido logra lo que ni la polica Carrington.
tienen de ellas, que acepten el papel que la mexicana pudo hacer con Modotti: conven-
sociedad les ha asignado. Desde el principio cerla que sacrifique su cuerpo sensual, su eln
la voz que llama a Lilus le ordena que deje de vital, su movimiento libre como un ser ms
hacer lo que quiere, que restrinja su zona de all del orden conceptual, racional, y social.
movimiento, y que se porte bien. La ltima El partido destruye la identidad de la Tina que
leccin que aprende de las monjas en el inter- tanto los otros personajes de la novela como
nado, la que la prepara para la madurez, es que los lectores ms admiran.
guarde silencio para convertirse en un objeto En Lilus y Modotti, sin embargo, hay
pasivo y, por ende, deseable, y que jams inte- tambin una diferencia clara frente a las otras
rrogue a su esposo acerca de los asuntos de los dos. Se encuentra en el contraste entre las di-
hombres. Beloff aprendi esa leccin al ver a ferentes perspectivas inherentemente posibles
Rivera por primera vez, al conocerlo. Aunque en la narracin en tercera o primera persona.
siente un caos de emociones, logra presentarle Los casos de Jesusa y Beloff, que se autona-
a Rivera la apariencia de calma y pasividad. rran en primera persona, son ms complejos
Queda Rivera tan impresionado que exclama porque ambas estn conscientes de dirigirse
que Angelina es un remanso de quietud; o a interlocutores con poder sobre su destino.
sea, Rivera ve en Angelina lo que quiere ver, Como mostr hace tiempo en un ensayo sobre
atrapndola en la imagen femenina a la cual HNV, el contexto de la preocupacin religiosa
HNV
Angelina se sacrifica por miedo, por deseo, especficamente la reencarnacin le impone
por costumbre, o por todos junto. a Jesusa la necesidad de crearse una imagen
En el caso de Jesusa es a causa de una respetable (BN, 1991). Slo en la irona, en
Poniatowska convertida en personaje dentro lo no-dicho pero revelado implcitamente, se
del texto que Jesusa sufre la mayor desilu- encuentra la diferencia entre la imagen que se
sin. Jesusa aprende que lo que a ella misma inventa Jesusa y la verdadera Jesusa que vis-
le interesa esa misma actividad religiosa a la lumbramos en los intersticios. Por ejemplo,
cual vuelve una y otra vez no le interesa a su Jesusa insiste que nunca fue prostituta, pero
interlocutora, quien en su funcin de editora luego resulta que sufre de la misma enfer-
del testimonio edita y corta del texto publica- medad que ella atribuye a las rameras. Beloff
do, como ha dicho Poniatowska, tanta sesin tiene que convencer a Rivera que ella sigue
religiosa como puede. O sea, la intimidad que siendo la misma mujer dcil y servil con quien
revela el texto no coincide con la que Jesusa se haba casado en Pars. Mas a pesar de esta
cre con sus propias palabras, sino la que retrica de mujer sumisa, sus cartas revelan
la editora decidi que sera ms eficaz para aunque no del todo conscientemente que
los propsitos editoriales del texto. Modotti su deferencia jams fue autntica.
aprende que ni la polica ni la prensa quiere
saber de su vida verdadera porque ya han 3. Relacin con las figuras patriarcales
llegado a las conclusiones que ms les com-
placen. Luego encuentra que no es diferente Cada protagonista se relaciona con el poder
con el Partido Comunista. El CP es para patriarcal, que aparece en forma de una figura
Modotti lo que el convento para Lilus Kikus: de alto significado cultural. Ninguna de ellas
Elena Poniatowska y la Generacin
la institucin capaz de imponerle el orden en se desarrolla exclusivamente entre la gente de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina y la errancia
nombre de la fe y del gran patriarca que cas- comn y corriente, sino que les toca asociarse sin fin
tiga a sus fieles si desobedecen o si se atreven a hombres excepcionales. Beloff y Modotti JUAN BRUCE-NOVOA
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conviven con artistas ilustres de fama inter- de su edad y los tabes sociomorales, Lilus
nacional. En los dos casos, desde un amante resulta aun ms perversa inocentemente,
famoso Diego Rivera el de Beloff, Edward claro (vase apartado 6).
Weston el de Modotti se abre un crculo de
artistas ilustres. Las cartas de Beloff contie- 4. Accin poltica
nen el ncleo de un Whos Who parisiense:
Elie Faure, Miguel Zeting, Zadkin, Juan Gris, Las cuatro gozan de la euforia de la ca-
Lipshitz, Picasso, Archipenko, Modigliani, maradera, para luego caer en la depresin al
Diaghilev. stos sirven como sincdoque que sentirse excluidas y solitarias. Jesusa recuerda
Tina Modotti. remite al lector al sobreconocido mundo de la Revolucin como sus aos ms felices
los cubistas. En dos pginas de Tinsima (150- cuando como cualquier soldado peleaba al
1) en que se relata una fiesta a la que asisti lado de su esposo. Pero despus de la poca
Modotti en casa de Lupe Marn, la esposa de combate se encuentra pobre, sola y olvi-
de Rivera, aparecen los siguientes nombres dada. Lilus comparte la exaltacin emocional
ilustres: Jean Charlot, Carlos Mrida, Miguel al participar por pura chiripada en una huelga
Covarrubias, Jos Clemente Orozco, Best pero, como se dijo antes, la polica la lleva a
Maugard, Mara Asnsolo, Jorge Enciso, Ani- la comisara de la cual sale maltratada y des-
ta Brenner, Frances Toor, Nahui Oln, Pablo ilusionada. Al entrar al Partido Comunista,
OHiggins, Xavier Guerrero, Oscar Braniff, Modotti se siente partidaria de una causa y
Julio Torri, Rincn Gallardo y el mismo Ri- se entusiasma. Si al principio la frontera en-
vera sin incluir los nombres de los ausentes tre su pasin por Melo, funcionario del PC,
mencionados por los presentes la crme de y su entusiasmo por la lucha comunista es
la crme de la vanguardia mexicana posrevo- nebulosa, y por ende es difcil separar las dos
lucionaria. A travs de estas relaciones con emociones, ms tarde, despus del asesinato
personas de gran influencia estas mujeres de su amante y su propio destierro de Mxico,
tienen cierto acceso a la alta sociedad, sobre el PC se convierte en su nico refugio, aunque
todo a los patrocinadores del arte, y en el caso ya sin el buen trato y el placer que encontraba
de Modotti a polticos poderosos. con Melo. El Partido explota su entusiasmo
Jesusa no goza de tales privilegios pero, a para convertirla en espa internacional, traba-
pesar de su pobreza y origen humilde, llega jo que Modotti realiza con el ahnco de una
a conocer a Zapata en plena campaa revo- creyente. En la Espaa republicana, de nuevo
lucionaria (74), y al salir de la revolucin se comparte una camaradera idealista entre las
entrevista en el Palacio Nacional con el pre- enfermeras militares. Pero al final, de regreso
sidente Carranza, quien le quita la pensin a Mxico, se siente prematuramente vieja y
de viuda de revolucionario. Le va igualmente lejos del centro vital de la sociedad o la pol-
mal con el presidente Crdenas; el supuesto tica. Muere sola en un taxi. El caso de Beloff
hroe de los pobres despoja a Jesusa de su de nuevo es de otra ndole. Desde el principio
propiedad para entregarla a los policas de de la novela se encuentra abandonada y sola
HNV, 265). Para Lilus, el papel de
HNV
trnsito (HNV, en Pars, escribindole a Rivera que ya se ha
la figura patriarcal le toca al personaje cono- acomodado en Mxico. Su experiencia de per-
cido como el seor del cuarto que resulta tenecer a una comunidad afectiva aparece slo
ser filsofo. Su valor cultural proviene del como recuerdos de sus aos felices cuando
vocablo mismo, filsofo, con todo su carga viva con Rivera como su esposa, recuerdos
de prestigio cultural, y de dos hechos que lo evocados en sus cartas con nostalgia que se
definen: primero, vive y trabaja en un tipo de transforma poco a poco en la desesperacin
torre de marfil y, segundo, la madre de Lilus total al reconocer que Rivera la ha abando-
la regaa por haberse atrevido a molestar a nado. Con cierta irona intertextual, Beloff
un pensador. O sea, en el mundo de Lilus, el cultiva la ilusin de compartir con Rivera un
filsofo representa las alturas excepcionales Mxico posrevolucionario que slo aparece
de las posibilidades sociales, y Lilus llega a en Tinsima como el ambiente de la vida de
dialogar con l. Incluso trata de seducirlo pa- Modotti, personaje que a su vez llegar a
ra sacarlo de su cuarto, s, pero tambin para reflejar a Beloff en su sufrimiento y soledad.
poder establecer una relacin con l, relacin De modos distintos, las dos ingenuamente se
que, como expliqu en otro ensayo, tiene un dieron a hombres que las sacaron de la ruta de
Elena Poniatowska y la Generacin
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, matiz de sexualidad incoada un verdadero y su desarrollo lgico para encausarlas en otras
Angelina, Tina y la errancia
sin fin exquisito erotismo que la relaciona a las tres que las condujo al desperdicio de su talento
JUAN BRUCE-NOVOA protagonistas maduras, aunque por razones artstico y de su eln vital.
74
5. Accin esttica naje y la del mundo o de la vida misma. O
sea, no necesariamente requiere la presencia
Como en el apartado anterior, a la euforia masculina para provocarse ni como blanco
de la prctica sigue la desilusin de los re- al cual dirigirse. El placer se siente como
sultados. Lilus inventa el mundo a su modo, producto de la mujer pero a la vez como algo
sin respetar los lmites sociales. Beloff se da que la sobrepasa sin concentrarse en la figura
completa y desesperadamente al arte. Modo- de nadie, como una entidad annima que, si
tti combina las dos cosas: se da al arte de la la oportunidad se presenta, la mujer puede
fotografa mientras simultneamente crea su trasladar a la figura del hombre para realizar
vida afectiva sin pensar en las reglas sociales. la experiencia como encuentro sexual.
El arte de Jesusa es la recreacin de su propia En Lilus Kikus Poniatowska cre una de
vida a travs de su prodigioso testimonio oral. sus escenas erticas ms logradas. La nia
En todos los casos las mujeres se frustran al Lilus anda en la playa cuando unos mucha-
sentirse sometidas al control ajeno, social. A chos la requiebran de una manera soez: Ay,
Lilus la meten al convento mientras Beloff mamacita, quien fuera tren para pararse en
sacrifica su actividad artstica para ayudar y LK, 8). Lilus se pone a pensar
LK
tus curvas! (LK,
complacer a Rivera. Modotti sacrifica su arte en el misterio del mensaje que la ha desper-
para servir al partido y sufre un cambio tanto tado literalmente. Y se va muy contenta
de su personalidad como de su cuerpo; la mu- meneando la cola. Qu xito junto al mar!
jer llamativa y llena de energa efervescente se Le viene a la mente, en forma de cancin, casi
envejece prematuramente mientras a la vez se como un sobreaviso del inconsciente, que
convierte en una persona ensimismada y hos- est violando algn tab social: la gente vive
ca. Jesusa se frustra en tanto que su vida no criticndome. Pero surge inmediatamente la
sale como ella la narra. En este caso el control respuesta idnea: me paso la vida sin pensar
viene en la forma de la editora, Elena Ponia- en n. La escena culmina en una epifana de
towska misma, que ha dicho que al preparar la continuidad ertica:
el texto cort gran parte del material religioso
que segn Jesusa era lo esencial de su vida. Lilus tiene motivos para sentirse bonita. Se tira en
Como he mostrado en otro ensayo, a la arena, estrechndose solita en sus brazos impreg-
Poniatowska le interesa lo que tradicional- nados de mar, mirando ansiosamente las olas que
mente se relaciona con la novela histrica, los crecen y se hinchan a lo lejos, que levantan su cabeza
acontecimientos de valor nacional. Pero si le enorme y que parece que van a tragarla con su gran
damos una lectura perversa, como lo hice en boca de len... (9)
ese ensayo ya mencionado, entonces podemos
imaginarnos a una Jesusa que, al reconocer Y ms tarde, cuando Lilus ofrece al seor
que su interlocutora quiere y requiere infor- del cuarto una salida al bosque, su descrip-
macin de importancia histrica, le hace el cin de la aventura vibra con una sensualidad
juego, dndole suficiente hilo por ese lado ertica que difcilmente se le escapa al lector
para dejarla picada, amarrada en la red de su sensible.
discurso, mientras sigue relatando lo que a
ella ms le concierne: su experiencia religiosa. Seor del Cuarto, por qu no se va usted al cam-
Que al final, en la versin impresa le hagan la po? Al campo, Seor del Cuarto! All noms arribita
ltima faena de censurarla y convertir su vida de Las Lomas. A medida que se camina por un ladito
en un testimonio de algn modo falsificado a que yo s, los rboles son cada vez ms sombros, casi
fin de cuentas una novela ms que una auto- negros de tan juntos uno con otro All hay una
biografa explica su desilusin con el libro y fuente que slo los pjaros conocen y hierbas locas
con Poniatowska. y pasto descuidado Nadie hace ruido. El silencio es
tan grande que se oyen los cuchicheos de las ramas
6. Lo ertico y las huidas hmedas de las flores. All puede usted
hacer geometra moral sobre la arena (31).
No me refiero al simple deseo sexual, sino
a una fuerza vital relacionada con el cuerpo, La palabra arena, con que culmina el
una fuerza que las conduce al gozo de su prrafo, vincula esta escena a la citada arriba
propia existencia de una manera que podemos de Lilus en la playa, recogiendo esa primera
Elena Poniatowska y la Generacin
comparar al transporte mstico. Cada obra impresin del erotismo para dirigirla ahora de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina y la errancia
ofrece una epifana en que vislumbramos una hacia el sexo masculino, aunque de un modo sin fin
relacin entre la energa pasional del perso- inocente por inconsciente pero esa inocencia JUAN BRUCE-NOVOA
75
slo intensifica el deleite ertico de la escena. ya fuera el rostro o el vello pbico de su modelo
Al final del texto, los padres de Lilus la inter- anterior, Margarethe Mather. Aduca razones de
nan en un convento donde las monjas se de- composicin, pero deban ser otras.
dican a canalizar su instinto ertico dentro de En el cuarto oscuro, junto a su maestro, Tina haca
modelos morales y sociales del patriarcado. aparecer dentro del lquido revelador una nueva
La revelacin del erotismo de Jesusa no imagen de s misma, su cuerpo que siempre la acom-
puede ser directa por otras razones. Como paaba y le era desconocido.
expliqu hace tiempo, a pesar de las metas que La piel, su envoltura humana, la completaba. No
Poniatowska tiene al recoger el testimonio de tena palabras para decirlo, reinventaba su relacin
Jesusa, sta narra su vida dentro del contexto consigo misma, se quera. Si su cuerpo poda trans-
de la fe en o esperanza de la reencarna- mitir esa fuerza, la profundidad de las sombras, la ar-
cin. Su prxima vida depende de la buena mona y el ritmo de su diseo, entonces ella tambin
impresin creada por su vida actual. Jesusa sera inolvidable. Su cuerpo all en el papel trabajaba
no puede contar la verdad, sino una versin sobre ella, adquira un carcter impresionante. Ed-
censurada para crear una imagen positiva en ward, su maestro, le brindaba una nueva manera de
su interlocutora. Sin embargo, cuenta que se ser Tina. Estar desnuda era ser ella misma, sin disfraz,
sinti ms viva cuando su esposo se fue con y mostrarse en su desnudez era presentarles a los
sus puros soldados a una sierra (88) y con la dems el ms hermoso vestido. Edward le haba dado
viuda de un capitn Jesusa pone un changa- los instrumentos, abriendo dentro de ella un flujo
rrito donde acta con libertad. En el changa- de energa antes desconocido o apenas intuido, y las
rrito de Chilpancingo me gust mucho cantar placas de gelatina y plata, el celuloide, la emulsin
y tocar. Me fijaba cmo tocaban la guitarra y la luz para fijar la imagen, eran los elementos del
y yo misma principi a rascarle. Me decan: descubrimiento que l, sin ms, haba puesto en sus
agrrale aqu de este modo y psale all. Con manos (140-1).
un poco de tiempo hubiera aprendido. Yo era
muy alegre, mucho muy alegre y fui, eso s, Ser esta posibilidad de auto-realizacin
y muy cantadora (89). Despus insiste que esencial, este goce de su fuerza ertica, que
no participaba en ninguna actividad de ndole tendr que olvidar al incorporarse al partido.
sexual, que no se prostituy, pero de nuevo Beloff entraba a la continuidad del cuer-
el texto da las indirectas suficientes para des- po y del mundo al pintar o al mirar cuadros
mentirla. Podemos afirmar que su momento de otros artistas. Aunque le agradece este
de libertad ertica, como en el caso de Lilus, descubrimiento a Rivera, en otro momento
se describe primero como una actividad que recuerda que aun antes de haberlo conocido
le provoca un placer contenido en su propio ya experimentaba la prdida de su conciencia
goce, sin dirigirse a nadie fuera de s misma. racional en el ejercicio del arte. Luego, narra
La figura de Modotti, como Poniatowska un episodio de transporte mstico ertico
la crea al principio del libro, es de una sen- que casi la deja muerta cuando se entrega al
sualidad extraordinaria e irresistible. Todos esfuerzo de pintar para llenar la ausencia de
los hombres la desean; todas las mujeres Rivera, pero su equivocacin en ese momento
reconocen la superioridad, ms que de su era el entregarse a otro espritu, el de Rivera,
belleza como de su capacidad de seduccin en vez de buscar el placer en s misma.
que se siente como una fuerza que proviene
desde adentro, como una emanacin tangible. 7. Tiempo y vejez
La escena que mejor comunica el efecto de su
eln es cuando ella se autodescubre al revelar El momento del placer suele aparecer co-
una foto de s misma desnuda en la azotea de mo un recuerdo nostlgico de una apertura,
la casa donde viva con su maestro y amante quizs un parntesis, en el tiempo. Como
el fotgrafo Weston: Lilus nunca llega a ser adulta, no se da esa
visin retrospectiva. Sin embargo, al final,
Tena [Weston] los ojos fijos en el cielo cuando al ba- cuando segn la frmula del Bildungsroman
jarlos vio a Tina, bandose al sol, desnuda. Apunt clsico se concretiza el eje de la cosmovisin
su cmara hacia el objetivo terrestre. Cuando ella se madura de la protagonista, Lilus reconoce que
puso el kimono, la alcanz anhelante en su recmara, tendr que conservar cierta distancia frente al
su piel caldeada por el sol. Al revelar los negativos, patriarca para sobrevivir con algo de libertad.
Elena Poniatowska y la Generacin
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, Tina y l los examinaron entusiasmados. sta es la Para lograr la meta tendr que aprender a leer
Angelina, Tina y la errancia
sin fin mejor serie de desnudos que he hecho. Las fotos y utilizar los signos creer en los signos
JUAN BRUCE-NOVOA tenan cara y sexo raro en Weston que ocultaba (38). Podemos intuir en la frugalidad del
76
discurso una retrovisin hacia el signo de la Borges y Klossowski y Mann, Pavese, Rilke,
continuidad ertica como una clave de su for- Nabokov, Miller, Bataille y l mismo de al-
macin, pero a la vez el signo de lo que tendr guna forma repiten lo mismo alrededor de
que esconder dentro del patriarcado. Signi- una figura concreta que encarna los elementos
ficativamente, esa revelacin surge de una topolgicos de todas. Para Poniatowska, co-
ancdota bblica relacionada a la muerte de mo para Garca Ponce o Salvador Elizondo
un ser que trata de acercarse a la continuidad o Ins Arredondo, esa figura es la mujer, sus
vital en la forma de la presencia de Dios. De protagonistas mltiples y, sin embargo, es la
esta manera, la recuperacin del signo ertico misma en distintos avatares. Esa mujer que
queda vinculada a la amenaza de la muerte de a causa de su vitalidad y la fuerza de su di-
la persona que busca tocarlo, sentirlo, y se namismo atrae sobre s la mirada inquisitiva
arriesga a hacerse uno con l. de los agentes del orden social, mirada que se
En T, si seguimos a la protagonista hacia convierte en mano dura de represin al llegar
su prematura vejez, la nostalgia por ese mo- a la conclusin que esta mujer irremediable
mento de erotismo revela que tambin era requiere ser sometida al control. Sin embargo,
uno de los signos clave de su formacin, que a pesar del ambiente represivo, esta mujer lo-
desgraciadamente Modotti sacrific por razo- gra el momentneo placer de sentirse viva en y
nes ideolgicas que poco la consuelan al final. con el mundo placer ertico en esencia y por
En la ltima parte de la novela vuelve a una eso peligroso aunque luego esos agentes so-
azotea en la capital mexicana para refugiarse ciales le cobran duro su violacin del tab. La
en un pattico esfuerzo por recuperar el espa- vida no la trata con ternura. Para sobrevivir
cio de la continuidad ertica de su juventud. tiene que aceptar una existencia disimulada,
Inconscientemente busca abrir en su presente palimpsstica. Esa necesidad de disfrazar el
triste un espacio donde puedan reaparecer deseo, la esencia ertica, la tremenda fuerza
su deseo y su placer. Pero como el erotismo vital del placer, se confirma aun en la nostalgia
parece haberla abandonado, esa otra apertura que sienten por el momento de libertad, mo-
de la continuidad, la muerte, se la lleva. mento siempre vinculada al signo de la muer-
Quiela tambin aora su momento de te. Y la participacin en movimientos sociales,
amor en ese pasado que le es imposible recu- polticos, no la salva, sino todo lo opuesto:
perar. Cuando trata de recuperarlo, trayendo la accin poltica desemboca en la desilusin
el pasado al presente, se vuelve una experien- despus de utilizarla y explotarla.
cia de horror de la cual casi muere. De nue- Si esta mujer en sus distintas formas resul-
vo, vemos que el erotismo, recordado como ta ser una y la misma mujer, esa mujer sera
un pasado imposible, representa un peligro la Poniatowska ntima que buscamos. Y si es
relacionado a la muerte. Jesusa se encuentra esquiva con su intimidad frente al pblico,
en el portal de la muerte. Obviamente goza incluso de sus admiradores, lo explica las
de los recuerdos de sus experiencias erticas, lecciones aprendidas por sus protagonistas.
pero en su caso la amenaza mortal aparece Todas aprenden a aparentar lo que la socie-
en la forma de la condena que el recordarlas dad ms quiere que sean, pero tambin todas
puede traerle. Si su reencarnacin depende aoran ese placer ertico que es la libertad
de la imagen decente que puede crear en de expresin en que uno ella desaparece
su interlocutora, no puede dedicarse a los en el mundo sin lmites. A fin de cuentas, la
recuerdos que ella misma juzga indecentes. Poniatowska ntima se parece al Garca Ponce
Por eso, como vimos antes, esconde su reali- ntimo: una errancia sin fin detrs de la ms-
dad a favor de una versin editada. En suma, cara de la figura pblica.
las cuatro comparten la amenaza del pasado
ertico que, al abrirse espacio en su vejez, las OBRAS CITADAS
deja demasiado cerca de la muerte.
Claudia Albarrn, La generacin de Ins
CONCLUSIN Arredondo, Casa del Tiempo (1998)
(Septiembre): http://www.uam.mx/difusion/
De algn modo Elena Poniatowska es- revista/septiembre98/albarran.html.
cribe la misma obra una y otra vez. No debe Juan Bruce-Novoa, Elena Poniatowska:
sorprendernos. Como afirma Maurice Blan- The Feminist Origins of Commitment,
Elena Poniatowska y la Generacin
chot, todo artista lo hace. O como muestra Womens Studies International Forum, 6:5 de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina y la errancia
Garca Ponce, aun los escritores de obras tan (1983), pp. 509-516. sin fin
diversas, aparentemente nicas como Musil, JUAN BRUCE-NOVOA
77
Hasta no verte, Jess mo: novela do- Armando Pereira,La Generacin de Medio
cumental, Literatura mexicana hoy, del Siglo, Juan Garca Ponce y la generacin
68 al ocaso de la revolucin, Frankfurt, de medio siglo, Xalapa, Universidad Vera-
Verveurt Verlag, 1991, pp. 230-39. cruzana, 1998, pp. 127-132.
Juan Garca Ponce, La errancia sin fin: Musil, Elena Poniatowska, Hasta no verte Jess mo,
Borges, Klossowski, Barcelona, Editorial Mxico, Ediciones Era, 1969.
Anagrama, 1981. Lilus Kikus (1954), Mxico, Editorial Gri-
Beth Jrgensen, The Writing of Elena Po- jabo, 1982.
niatowska, Engaging Dialogues, Austin, Querido Diego, te abraza Quiela, Mxico,
University of Texas Press, 1994. Ediciones Era, 1978.
Carlos Monsivis, Mira, para que no comas Tinsima. Mxico, Ediciones Era, 1992.
olvido las precisiones de Elena Ponia- George Steiner, Topologies of Culture,
towska, La Cultura en Mxico (1981), After Babel, Aspects of Language and
pp. 2-4 (15 de julio). Translation, London, Oxford University
Nuestra dcada. Mxico, Universidad Nacio- Press, 1975, pp. 414-470.
nal Autnoma de Mxico, 1964.
78
Mara Caballero
Wangemert
Es Catedrtica de Literatura Hispa-
noamericana en la Universidad de
Sevilla. Su actividad docente en el
Departamento de Filologas Inte-
gradas (Literatura Hispanoamerica-
na) se compagina con la investiga-
cin. Ha publicado ms de ochenta
artculos, adems de libros sobre
autores argentinos Borges, Mjica
LA FLOR DE LIS
Linez, Sarmiento y puertorrique-
os como Hostos y Marqus. Sus
actuales investigaciones se centran
en la narrativa memorias, litera-
MARA CABALLERO tura femenina, el cine y la teora
Universidad de Sevilla literaria. Ha sido profesor invitado
en Francia, Alemania y San Juan de
Puerto Rico.
1
Elena Poniatowska, La Flor de
Lis, Madrid, Alianza Tres/Era,
Mi madre cuando fuimos a vivir all. No s exactamente qu 1988, p. 148. Citar en el texto
por esta edicin.
mi corazn sent, pero recuerdo que me impresion el sol, la
mi corazn luz, la gente3. 2
Cf. Marta Paley de Francescato,
mi madre1. Convergencias en La flor de
La mayora de los crticos por ejemplo lis, Hispamrica, 62 (1992),
pp. 127-132.
Me compromet con Roco Oviedo a par- Pino-Ojeda en su excelente artculo4 hablan
ticipar en este homenaje a la mexicana Ponia- de Mariana como la protagonista del libro. A 3
towska. Y agradezco de verdad la invitacin, simple vista, qu duda cabe... es ella la voz que Elena Poniatowska, La verdad
ms ntima, en Reina Roff,
no en calidad de especialista en Elena. Para mi va desenvolviendo el paso de nia a mujer al Conversaciones americanas,
vergenza, slo haba ledo en su momento modo del bildungsroman. Su estirpe noble, Madrid, Pginas de Espuma,
2001, p. 139.
Hasta no verte Jess mo y lo referente a la europea, el contexto de la segunda guerra
matanza de Tlateloloco quien no conoce las mundial que moviliza al padre y obliga a 4
Cf. Walescka Pino-Ojeda, De
crnicas de la princesa roja? Mxico es un las mujeres de la familia a desplazarse al sur agua y de ausencia: el sujeto au-
pas fascinante, que me interes desde siempre y definitivamente viajar a Mxico Sofa y tobiogrfico femenino en La Flor
y estuvo en mis clases Reyes, Ramos, Paz, yo no sabamos que mam era mexicana5 de Lis de Elena Poniatowska,
Estudios Filolgicos, 39 (2004),
Fuentes, Garro, Jacobs, Mastretta, la novela dir asombrada ante el sesgo que toma su pp. 203-220. Es el estudio ms
de la revolucin mexicana.... Pero no haba vida. Por fin, el doble proceso de madura- inteligente y completo que co-
nozco sobre este texto.
calado en Poniatowska. En fin, decid coger cin existencial e identitaria, como persona
el toro por los cuernos y abordar La Flor de y miembro de una comunidad, la de ese pas 5
Poniatowska, La flor de Lis, p.
Lis, un texto del 88 que tiene como teln de del Nuevo Mundo. Todo eso est ah y es 36.
fondo los relatos de Lilus Kikus (1954), los el hilo conductor de La Flor de Lis. Pero el
sueos y fantasas de una protagonista infan- autntico eje escondido es Luz, la madre de 6
Y en eso tiene precedentes en
til2. Tal vez por aquello de que literatura feme- Mariana. Ella es la verdadera protagonista6, la literatura mexicana, como
nina y autobiografa son dos de mis amores, porque su hija gira en torno a ese faro, no tan recuerda en una conversacin:
O los personajes de Nellie
como muy bien sabe Roco. Esto no ser sino luminoso, errtico en ocasiones, oteando su Campobello, a quien siempre
un breve apunte, parcial, algo impresionista; misterio, reclamando su atencin, sintindose se olvida, el personaje es su
madre, tanto en Cartucho, como
unas notas de lectura sobre un texto que tiene eternamente excluida del paraso, del tero en Las manos de mam, y las
su bibliografa... no demasiada, pero la tiene, materno para el que no hay retorno. Es la mujeres tienen mucha tendencia
como veremos a continuacin. mariposa, la liblula siempre alrededor... pero a reivindicar a las mujeres.
Roco Oviedo Prez de Tudela,
es humana; por ello la interpela una y otra Palabra y tierra: entrevista a
UNA NIA FASCINADA POR SU MA- vez. Tienen mucha razn quienes como Elena Poniatowska, Anales de
Literatura Hispanoamericana,
DRE: LUZ A TRAVS DEL FOCO DE Bados-Ciria analizan el tropo del apstrofe 30 (2001), p. 357.
MARIANA. EL BINOMIO AUSENCIA/ como estrategia retrica que se despliega a
7
FIJACIN lo largo de la obra posibilitando un discur- Concepcin Bados-Ciria, Tec-
so ciertamente original y propicio para una nologas autobiogrficas en las
Nac en Pars, s, pero a los nueve aos me radiqu en subjetividad femenina narradora7. La madre narrativas personales de las es-
critoras hispanas, La Ventana,
Mxico y me naturalic mexicana en 1969. Llegamos es la destinataria, una madre siempre ausente 13 (2001), p. 269.
a Mxico huyendo de la Segunda Guerra Mundial. ante quien la nia se siente invisible, lo que la
A causa de la guerra tard aos en volver a ver a incita a interpelarla. No hay ms que escoger La Flor de Lis
mi padre. La ciudad de Mxico todava era pequea algunos prrafos al azar: MARA CABALLERO
79
Mam, mrame, estoy aqu, mam, soy tu hija, mam cabellos en lo alto; el viento cie su vestido alrededor
mrame con tus ojos castaos, mam no te vayas, c- de su cuerpo17.
mo te detengo, no puedo asirte, mam, dime que me
oyes, no me oyes verdad? A quin escuchas dentro La atisbo por el corredor, ms bien, es un pao de
de ti con esa mirada ausente? Quin te habita? por su vestido flotante, da la vuelta con ella y se escapa,
qu no soy yo la que te importo?8. la sigue como su sombra (...) su vestido es el puro
viento, camina, su vestido danza en torno a sus
La madre como objeto de deseo, el texto piernas, adivino sus plpitos bajo la tela que no la
como declaracin amorosa de Poniatowska protege...18
hacia su madre, ausente en su infancia dice
Bados-Ciria9 y habra que matizar esa afir- La referencia a la garza la acerca a Daro
macin: Mariana es Poniatowska, o se trata y los modernistas, como ha notado Pino-
ms bien de un ser ficticio tras el que se escu- Ojea, pero su imagen no es de este mundo,
8
Poniatowska, La flor de Lis, p.
dan reminiscencias autobiogrficas, como es el misterio la aureola, a pesar de la incipiente
248. habitual en la autoficcin? Lo veremos en el sensualidad que debe mucho a la tcnica de
ltimo epgrafe. Pero sea quien sea, la relacin paos mojados, propia de las esculturas grie-
9
Bados-Ciria, op. cit., p. 272. textual entre madre e hija es obsesiva: gas, con que la narradora la describe en este
ltimo prrafo.
10
Poniatowska, La flor de Lis, pp.
No es que la extrae, es que la traigo adentro. Hablo Tal vez ya sea hora de preguntarse cmo
115-118. con ella todo el tiempo, hablo con ella en la lengua es Luz? Dulzura, abandono, nostalgia, au-
11
del sueo (...). No es que la extrae, es ms que eso. sencia... pero sobre todo agua, aire, helechos,
Ibid., p. 34. Corro tras de ella, de su da en Mxico (...). la sigo transparencia... cuatro semas que la definen.
obsesivamente (...). No es que la extrae es que la Hay mucha tradicin literaria detrs: bella y
12
Ibid., p. 268. vivo (...). Estoy segura de que nos sigue, vestida de muy blanca su piel de leche blanqusima
luz y sombra (...). Todo el tiempo pienso en ella10. como las mujeres petrarquistas, romnticas,
13
Ibid., p. 47.
prerrafaelitas... su rumor de bosque... el
Excesos sentimentales propios de la leja- pelo que cae como una rama de rbol (...),
14
Ibid., p. 48.
na carcelaria del internado norteamericano a oh mi mam de flores19, ya desde la primera
que pertenece este monlogo de la adolescen- descripcin aparece fundida con la naturaleza,
15 te? En absoluto, ms bien el distintivo habi- algo que nunca desaparecer. En el movi-
Ibid., pp. 32-33.
tual desde los nueve aos en que descubro a miento de su falda hay la transparencia de los
16 mam11. Qu joven es mi madre, qu joven. helechos20... la envuelve su soledad verde
Ibid., p. 248.
Sus mejillas tienen la tersura de la infancia12... esperanza; la nimba el verdor de los helechos.
17 Oye, qu bonita es tu mam13... Una mam Ni cuenta se da del misterio que representa21.
Ibid., pp. 32-33.
dulce, inalcanzable y delgada, que permane- Esa aura de misterio explica que, an ligada a
18 ce siempre fuera de mi alcance14, con una au- la tierra, al mundo vegetal, sea sin embargo
Ibid., p. 249. sencia slo suya... Una ausencia provocativa, etrea... siempre hay algo que parece estarla
19 desgarradora para quien la reclama a gritos: esperando en otra parte y ella permanece has-
Ibid., p. 16. oh, mam, djame asirte! (...) estira el cuello ta que viene el aviso y emprende el vuelo so-
20
hacia el mar, le jalo el vestido, voltea a verme bre las alas de su impermeable azul y blanco,
Ibid., p. 45. sin mirarme. Dios mo, dile que me vea! (...) areo, elctrico, que la lleva suspendida por
21
Aqu estoy, mrame15... Una nia perdida en los aires22. El azul-cielo de los romnticos
Ibid., p. 26. un barco que viaja a Amrica en busca de paz y modernistas, de Mallarm, con un toque
y libertad, inexistentes en la vieja Europa, se extico de modernidad, como nuevo Altazor,
22
Ibid., p. 29. agarra a ella como a tabla de salvacin. Aos aunque sin sus secuelas. A una mujer as le
despus, la adolescente mantendr la misma corresponden gasas, vestidos rumorosos y
23
Ibid., p. 11.
splica: Mam, yeme mam a dnde vas? transparentes, propios de la exquisitez deca-
Mam16. En ambos casos, la idealizada des- dentista de hace ms de un siglo. No en vano,
cripcin de la madre es muy semejante: parece... salir de un ropero antiguo (...), de la
Biblioteca Rosa de la condesa de Sgur23.
Esa mujer all en la punta es mi mam; el descu- Paradjicamente quiz el sema de la trans-
brimiento es tan deslumbrante como la superficie parencia sea el nico que le permita enraizar-
lechosa del mar. Es mi mam. O es una garza. O se, fundir tradicin literaria y europesmo con
un pensamiento salobre. O un vaho del agua. O un su pas, Mxico, la regin ms transparente
pauelo de adis al viento. Es mi mam, s, pero del aire quin no ha ledo a Alfonso Re-
La Flor de Lis el agua de sal me impide fijarla, se disuelve, ondea, yes?. El problema es que esa regin y esa
MARA CABALLERO vuelve a alejarse (...) El viento tambin sostiene sus ciudad mtica quedan hoy mucho ms cerca
80
del mundo literario de Carlos Fuentes, con- la soledad y la tristeza; herencia de mu-
taminadas y recelosas frente a las extranjeras, jeres-invernadero que se autofagocitan
afrancesadas o geritas. en un estril juego de espejos. Por eso,
Moderna fuma, elegante cada da con la Flor de Lis se cierra con la misma inte-
un vestido diferente, una bolsa diferente, unos rrogacin de siempre: mam, la tristeza
ojos diferentes. Los vestidos son de Schiapa- que siento, sa dnde la pongo? Dnde
relli y son divinos, dirn di-vi-nos24. Lleva mam?31.
puesto el sombrero de paja con el listn ne-
gro, el del ramo de lilas, el del velito de tul, el UNAS MUJERES PECULIARES
anaranjado, la toca de terciopelo vino, el bo-
nete de mink, la gorra vasca, el fieltro de viaje Para mujeres, mi mam: Luz. O mi
(...). Jai une tte chapeaux, afirma mam y abuela. O de perdida ta Francisca o ta Es- 24
Ibid., p. 43.
es verdad25. La enumeracin catica, con su peranza que podra cargar Catedral sobre sus
golpeteo de imgenes visuales, pone ante los hombros32. 25
Ibid., p. 86.
ojos del lector un modelo social, una mujer Resulta claro el protagonismo materno
de mundo progresivamente incardinada en dentro del matriarcado que gobierna la vida 26
el Mxico posrevolucionario, pero siempre de Mariana. No obstante, la abuela, quien Ibid., p. 55.
el slo verla justificaba todas mis horas de le impide pasear con sus nietas los domin- 28
esperanza26. gos por el centro: la casa de los Azulejos, la Ibid., p. 197.
La narradora adulta es consciente de ello: Profesa y el Zcalo, cuyo recuerdo provoca 29
Luz ejerce sobre m una fascinacin especial. en la narradora los fragmentos ms lricos y Ibid., p. 291.
Me hechiza dir27. Y lo considerar un entraables:
30
fatum, asumido tras la indagacin vital de la Ibid., p. 251.
adolescencia. Una bsqueda de valores muy Amo esta plaza, es ma, es ms ma que mi casa, me
31
ligada a la identidad y en la que tendr parte importa ms que mi casa, preferira perder mi casa. Ibid., p. 324.
importante su encuentro con la religin de la Quisiera baarla toda entera a grandes cubetadas de
32
mano de un personaje ambiguo, el padre Teu- agua y escobazos, restregarla con una escobilla y ja- Ibid., p. 162.
fel. Un personaje por otros motivos tambin bn, sacarle espuma, como a un patio viejo, hincarme
fascinante, por el que la joven experimentar sobre sus baldosas a puro talle y talle y cantarle a voz 33
Ibid., pp. 61-62.
una irresistible atraccin identificndolo con en cuello33.
lo ms sagrado, el propio Hijo de Dios, envia- 34
Ibid., pp. 21-22.
do para iluminar, ser la alternativa a una Luz El amor de la abuela por el D.F. se prolon-
demasiado etrea y visionaria para convertirse ga en... su mirada reflexiva sobre el campo, 35
Ibid., p. 219.
en modelo. Mariana busca seguridad y cree la inmensidad en sus ojos y cmo, a la hora
encontrarlo en el sustituto al padre biolgico: del crepsculo, en la penumbra del coche de 36
sabr por fin cmo debe ser la vida, cmo alquiler, respiraba hondamente el fluir de los Ibid., p. 218.
81
Tambin mi abuela se ha entristecido. sa, independiente y retadora. Siempre supo
Pasa de un jardn al otro, su bastn en la qu hacer, se quiere como ella es42. Por el
mano, y ya no re a todas luces como rea contrario, Mariana, que siente admiracin por
antes, ni se interesa, como antes. Quiero ella, se caracteriza por su deseo de agradar, por
fijarla, Dios que no sea demasiado tarde, su soar despierta, por la costumbre de diferir
obligarla, abuela, aqu estoy, mam gran- las decisiones, heredada de su padre nadie sa-
de, soy yo, abuela tu me quieres, por si no be que sueo y jams acto monologar43.
lo recuerdas tu me quieres, tengo terror a Unidas en la infancia por la complicidad de la
esta ausencia que la va poseyendo, salto, risa, se distancian en la adolescencia: la prota-
manoteo frente a ella, veme aqu frente a ti, crecida y gonista es ms compleja, los genes maternos le
37 nueva, no me falles, no te duermas37. lastran con un leve matiz de tristeza, soledad
Ibid., p. 133.
y melancola que la soltura y el rechazo de las
38 Esa hibridez, esa doble vertiente enrique- tradiciones de la hermana desconoce.
Ibid., pp. 226-227.
cedora, deber pasar a la nieta puenteando la Bien pensado, el autntico contrapunto
39 generacin de las hijas, mucho ms afrancesa- femenino parte de los de abajo, y se llama
Ibid., p. 133. das y romnticas: Magda: Magdita viene de Tomatln con su
40 canasta de manzanas. Siempre, para toda la
Ibid., p. 102. Las dos, Luz y Francisca, delgadas, etreas, los eternidad, ser una mujer viajando con man-
41 msculos esquivos bajo las sedas entran haciendo el zanas44.
Ibid., p. 260. mismo gesto: se ponen unos guantes largos cuyos de- Es la presencia benfica, re su risa de
42
dos enfundan ayudndose una mano con la otra (...). manzana, se traga el mundo, comparte45,
Ibid., p. 131. Caminan tan levemente que casi no pisan el suelo (...) les descubre... la milpa, Tomatln, Zacatln,
su tiempo dichoso de mujeres bellas, su tiempo triste Apizaco, Puebla, las altas caas, lustrosas
43
Ibid., p. 138. de mujeres que caminan con sus vestidos flotantes varas mojadas...46, la villa guadalupana...
y sus vagas muselinas y sus cuellos delgadsimos y nos ensea a la Morenita (...), nos cuenta de
44
Ibid., p. 133. estirados como instrumentos de msica...38 Juan Diego, es la primera vez que le rezamos
a un indio47. Magda es el pueblo, un mun-
45
Ibid., p. 66.
Ta Francis fascina. Sus mens tambin. Al pan do desconocido de humildes sufridores que
capeado en huevo que sirve con miel de maple le hacen posible la ociosa vida de los de arriba:
46 pone: Poor Knights of Windsor. Al espinazo con siempre se atiende a lo ltimo. Para ella
Ibid., p. 65.
verdolagas que a Inocencia le sale del cielo: Cassoulet son los minutos ms gastados observar la
47 de LEmpereur Moctezuma39. nia48. De hecho, el primer repunte social
Ibid., p. 67.
de Mariana parte de ah, de la sintona con
48 De las hermanas de Luz, Francis es a la quien ama: por qu no soy yo la que lavo
Ibid., p. 69.
que ms pginas dedica la narradora. Exquisi- los platos? Por qu no es mam la que los
49 ta en su ceremonia de t, flexible, inesperada y lava?49.
Id. peligrosa en sus actitudes gatunas, inquietante
50 para la protagonista: hay un peligro en la ta UNA SOCIEDAD EXTRANJERIZADA:
Ibid., p. 12. Francisca y un reto en sus exigencias: Atr- CIVILIZACIN/BARBARIE EN EL
51 vete, atrvete, pero a qu? Las expectativas MXICO POSREVOLUCIONARIO
Ibid., p. 55. familiares en cuanto a nosotras nunca quedan
claras40. Tiene su vertiente de independencia La Flor de Lis se abre en Europa, en el seno
retadora frente al padre Teufel, por ejemplo, de una familia cosmopolita y noble de duques
pero al cabo acaba subsumida por el gru- descendientes de rusos y norteamericanos que
po, una ms junto a Luz y Esperanza. Son como no! viven en Paris. Nodriza, mademoi-
mujeres que la protagonista visualiza como selle, comidas exquisitas, paseos por el Sena,
transposicin de su propia historia: las ima- vacaciones en La Baule, las tradiciones para
gino sobre la cubierta del barco, tal y como nosotros lo principal son las buenas mane-
vinieron a Mxico vestidas de blanco (...), en ras50, los cdigos lingsticos, desde luego...
las fotografas del lbum de cuir de Russie le todo ello contribuye a marcar ese nivel de la
dan la cara al viento y se ven dichosas como lite internacional que la familia de Mariana
hoy41. Critican y ren como una forma de no abandonar en el Nuevo Mundo. Porque
autoafirmacin. Mxico vive la herencia del afrancesado XIX
Mariana y Sofa, su hermana, estn con- que culmina en Porfirio Daz y sus construc-
cebidas como haz y envs de una misma ciones de la Colonia Roma. ramos unas
La Flor de Lis moneda. Desde pequeas son opuestas: Sofa nias desarraigadas, flotbamos en Mxico
MARA CABALLERO es maosa y rebelde, posesiva y todopodero- dir la narradora51.
82
Y, es claro, en mi casa saben ms de IDENTIDAD FEMENINA/IDENTIDAD
Francia o Inglaterra que de Mxico52. En ab- MEXICANA
soluto hay afn de aprender del pas, si acaso
asombro porque aqu todo es desaforado53, La nia Mariana siempre quiso gustar, caer
la llanada es interminable; por donde quiera bien incluso a las mademoiselles. En su nueva
que uno voltee, la tierra se extiende cada vez tierra se debatir entre su natural anclaje junto
ms amplia, ms perdediza54 dir Luz rees- a los suyos (familia y gens de connaissance
cribiendo, aunque no de modo explcito, a como dice la abuela) y su deseo de perte-
Echeverra, el poeta de la primera generacin necer. Por aqu entra en el texto el asunto de
romntica que sufri el mismo impacto ante la la identidad mexicana, tan trado y llevado en
inmensidad de la pampa a su vuelta de Pars-. el ensayo y la novela del XX. La narracin no
El punto de referencia, el patrn que todo lo deja de tener su irona: Al final de la guerra Flor de Lis.
mide es el Viejo Mundo: No, si esto no es regresan todos aquellos que de chicos fueron
Francia, aqu nada es de juguete55. Pero el mexicanos62... con el consiguiente rechazo de
mundo se adquiere en el otro continente56 la gente vulgar: 52
Ibid., p. 49.
dicen las visitas chismosas. Lo cierto es que
la lite no quiere saber nada del mal gusto Pinches refugiadas (...), cochinas extranjeras, regr- 53
Ibid., p. 37.
posrevolucionario y extraan las preguntas de sense a los Yunaites, lrguense a su pas.
Mariana: Tu familia perdi todas sus hacien- De azotea en azotea, entre las sbanas que chasquean 54
Ibid.,p. 42.
das, no veo por qu tanto inters le dir un resuena el grito y lo recibo como una bofetada. Qu
amigo de la abuela57. Adems los polticos vergenza. Quisiera vender billetes de lotera en al- 55
son los mismos ladrones que hicieron la Re- guna esquina para pertenecer. O quesadillas de papa. Id.
83
que no naciste mexicana porque ni caso te ha- formato de la edicin, bonita en su sencillez,
cen. Estructuralmente y dentro del fragmen- con pequeos motivos ideogrficos que dan
tarismo que caracteriza esta autoficcin, los la pista temtica al lector y sirven para estruc-
dos pasajes marcan otros tantos momentos turar en pargrafos lo que es un texto frag-
de incardinacin posible: la llegada al pas y el mentario, abierto, a modo de vietas... y con
acceso al mundo laboral, a la adolescencia que dos grandes bloques temticos: infancia euro-
quiere comprometerse: si no eres de Mxico, pea-fijacin materna /adolescencia-contexto
no tienes derecho a opinar65. cultural y religioso mexicano. Desde el punto
Sea como fuere, Poniatowska parece ha- de vista lingstico, me parece ms interesante
ber secundado en su vida/escritura el consejo la primera, cuajada de diminutivos cariosos,
que el visionario Teufel deja a Mariana como reiteraciones y esquemas paralelsticos, com-
testamento:...atrvete a caminar en la multi- paraciones con animales... por ejemplo este
tud, entre los pelados, como ustedes los lla- sumario con que describe la primera educa-
man, avintate, rompe el orden establecido66. cin de Mariana y Sofa, su hermana:
Por eso, la novela se cierra con estas palabras
65
Ibid., p. 139. de la protagonista: Durante siete aos, da a da se ceban las perritas,
engordan las cochinitas, se van trufando las gansitas,
66
Ibid., p. 310.
Me gusta sentarme al sol en medio de la gente, esa se les hacen hoyitos en los codos y en los cachetes,
gente, en mi ciudad, en el centro de mi pas, en el llantas en las piernas; tienen papada, sus pies son dos
67
Ibid., p. 324.
ombligo del mundo (...). Mi pas es esta banca de mullidos cojines para los alfileres; pesan tanto que
piedra desde la cual miro el medioda (...), mi pas es slo Nounou las aguanta. Tambaches de protenas,
68 la emocin violenta, mi pas es el grito que ahogo al de agua, de leche enriquecida, de grasa blanda como
Ibid., p. 104.
decir Luz, mi pas es Luz, el amor de Luz. Cuidado!, mantequilla civernesa, de crema espesa de vacas
69 es la tentacin que reprimo de Luz, mi pas es el contentas, de jamn de Westphalia, petit-suisses,
Ibid., pp. 19-20.
tamal que ahora mismo voy a ir a traer a la calle de quesos crema, todo ello para que las dos muecas de
70 Huichapan nmero dos, a la FLOR DE LIS. De chile yema de huevo y de azcar caramelizada se liberen
Ibid., p. 30.
verde dir: Uno de chile verde con pollo67. de tanta bonanza, vacindola sobre la alfombra de la
Nursery69.
El utpico mestizaje: la flor de Lis, smbo-
lo de la nobleza en Francia, emblema de los Tienen fuerza tambin las hiplages con
scouts, Francia en definitiva, ha encarnado en que la narradora gusta de corporeizar lo in-
tierra mexicana, en el tamal hecho de maz. tangible:
MUJERES FLORES/FLORES DE PAPEL Nos besa y ya en la puerta entona: God bless you y en
cada uno de los cinco rellanos repite: God bless you,
Las mujeres de la novela son, en definitiva, children. Ruedan los god bless you escalera abajo en
un manojo de flores... metfora manosea- cascada de piedras redondas; los omos hasta en el
da que la narradora consigue revitalizar en ltimo escaln cuando su voz apenas perceptible nos
una refrescante vieta metonmica en que la bendice: God bless you70.
protagonista es Francis, si bien sintetiza una
historia de generaciones: La segunda parte se complica y radicaliza
con el tema religioso. Desde la referencia a
flores, flores, flores, siempre flores que ta Francisca los ejercicios espirituales que hace Mariana, el
arregla a grandes manojos (...). Esas mujeres que van texto se llena de epgrafes en latn que alternan
relevndose en cambiar el agua de las nforas son maysculas y minsculas. He tratado, sin xi-
mis antecesoras; son los mismos floreros que van to, de vislumbrar su sentido suponiendo que
heredndose de madre a hija (...). A diferencia de las lo tenga. Porque no existe un orden aparente
flores de mi bisabuela, de mi abuela, de mi madre, en mi edicin, las maysculas corresponden
mi ta, las mas sern de papel. Pero en dnde van a las pginas 144-156, 161-172, 192, 204-214,
a florear?68. 221-223, 347-252, 257-260, 264-268, 288-289,
295-299, 304 y 317-324. Las minsculas cu-
La pregunta es una flecha directa al senti- bren otras tantas: 157-160, 173-192, 195-204,
do y destino de la escritura femenina, detrs 215-220, 243-246, 253-256, 261, 281, 293,
de la que se esconde Poniatowska. Es ya una 301 y 315. Su temtica es religiosa, juega con
autora reconocida, pero debe seguir indagan- las palabras del Angelus y culminan en una
La Flor de Lis do, abriendo nuevos caminos tambin como especie de exorcismo contra el diablo al que
MARA CABALLERO mujer. No s hasta qu punto pudo elegir el se opone la sal de la sabidura (accipe sal
84
sapientiae)71. Una va amarga, sin salida... Una UNA HISTORIA DEL YO: AUTOBIO- 71
Ibid., p. 323.
religin as, tan malentendida, nunca podr GRAFA/AUTOFICCIN/NOVELA
ser la respuesta que busca Mariana72. AUTOBIOGRFICA? 72
El padre Teufel (diablo en
A partir de un determinado momento73 alemn) crea una expectacin
se intercalan fragmentos del diario materno: T tenas el afn de que el pas te entrara por los anormal en las jovencitas que en
el caso de Mariana convive con
llevada por la curiosidad y deseosa de com- ojos, abue... posturas francamente blasfemas
pensar el desencanto ante el sacerdote, un S me responde ahora te toca a ti memorizarlo76. de la nia (p. 161, por ejem-
iluminado que desbarra y pierde pie en sus plo), ms crebles en la autora
adulta.
propuestas, Mariana lo hojea y el texto lo in- Quisiera poner mi cabeza en su hombro, doblarla
corpora estratgicamente como contrapunto contra su cuello, sentir su tibieza, preguntarle: Mam 73
Ibid., p. 234.
que permite cerrar la narracin volviendo a su de qu hablaras en la mesa si te dejaran? De tu
punto de partida: la madre. El diario siempre niez? De tu padre muerto? De tu relacin con 74
Ibid., p. 321.
va en cursivas (pp. 255, 271, 315...) y evidente- el padre Teufel? (...) Hoy como entonces, Luz dice
mente duplica perspectivas sobre una historia frases que ruedan frgiles en el aire y caen sin ruido 75
que en la segunda mitad es ms folletinesca sobre la alfombra. Nadie las recoge, slo yo, para Ibid., p. 322.
que autobiogrfica. Desde mi punto de vista, que las sirvientas no las barran con el polvo de la 76
esta segunda parte contrabalancea el relato maana77. Ibid., p. 220.
con cierto desequilibrio... Desequilibrio que 77
las dos ltimas pginas compensan retoman- Escritura como respuesta a una misin, Ibid., p. 224.
do el leitmotiv de la narradora: el estril des- explcitamente encomendada por la abuela, 78
tino de las mujeres, el miedo a la soledad, la implcita en el deseo de rescatar y fijar para la ...cest prcisment ce rinves-
esquizofrenia que desgarra a Mariana entre su posteridad a esa madre inasible, cuya intimi- tissement du pass qui permet
lauteur de se dlivrer de faits
formacin elitista de cuo europeo y esa incli- dad misteriosa fascina a Mariana, la narradora. anciens et obsdants, de les re-
nacin a mezclarse con la gente, nico aporte Y adems, escritura como develacin de una prsenter et de les transformer en
les revivant une fois encore, en
positivo del controvertido padre Teufel. identidad al hilo de la trayectoria personal, Sbastien Hubier, Littratures inti-
Por ltimo, un apunte sobre algo que me ya que inventar el pasado permite al autor mes. Les expressions du moi, de
lautobiographie lautofiction,
parece curioso: hay un momento, casi al final librarse de sus obsesiones78, y quiz vencer el Paris, Armand Colin, 2005, p.
de la novela en que desaparece la primera per- miedo al tiempo que pasa. Una bsqueda que 63. El autor sigue tratando este
sona. Son slo un par de pginas de autor en cuajar en determinados recursos estilsticos asunto en el siguiente epgrafe
vaincre enfin la peur du temps
el texto, tal vez? Focalizacin externa, narra- como exclamaciones, hiprboles, apstrofes. qui passe, pp. 72-74.
dor omnisciente que focaliza a Mariana como Todo muy propio de las autobiografas que
79
parte de una estela de mujeres aureoladas por siempre tienen ese algo de plasmacin de un Aqu disiento de Pino-Ojeda
la soledad: yo desconocido incluso por el propio autor. quien pretende que el pacto se
realiza, a pesar de la no coin-
No en vano es un yo textual, un yo otro, dis- cidencia onomstica, debido a
Basta cerrar los ojos para encontrar a Mariana en el tinto... siempre de ficcin incluso en diarios y la concomitancia entre los he-
fondo de la memoria, joven, inconsciente, candorosa. escritos que alardean de sinceridad. chos de la novela y la biografa
de la autora.
Su sola desazn, su pajareo conmueven; germina en Autobiografa?/Autorretrato? Estricta-
su destanteo la semilla de su soledad futura, la misma mente ninguno de los dos, no se cumple el 80
Cf. Jean Bellemin-Nol, Biogra-
que germin en Luz, en Francis, en esas mujeres pacto referencial lejeuniano79, es Mariana phies du dsir, Paris, P.U.F.,
siempre extranjeras que dejan huellas apenas percep- y no Elena Poniatowska la protagonista. 1988.
tibles (...), cunta fragilidad Dios mo, qu se hace An as, ambos aspectos quedan recogidos en
para retener criaturas as en la tierra si apenas son un esta novela autobiogrfica: de la autobiografa
poco de papel volando, apenas si se oye su susurro y guarda el hacer, es decir, la aspiracin del
eso, cuando hace mucho viento, schsssshehsss schssss escritor a conocerse en diacrona planten-
schschssss74. dose cmo y por qu ha llegado a ser quien
es. Del autorretrato hereda la yuxtaposicin,
Mujeres ojerosas reflejadas en el espejo, la estructura discontinua propia del ser.
que han conseguido diluir hasta sus hom- Como dira Bellemin-Nol, la autobiografa
bres... Por aqu avanza y se abre paso otra nunca vale ms que como ficcin80, no es otra
interpretacin, un mensaje nuevo en el texto: cosa que reorganizar la vida para transformar-
las mujeres de su familia no tocan tierra, son la en ficcin. Lo importante es la coherencia
apenas un papel volandero que no deja huella. interna de la obra, su aparente verosimilitud,
Mariana se rebela ante ese destino, quiere ser y eso lo cumple. Sinceridad? Es un valor des-
de carne y hueso como Sofa, que para lograr- fasado... es famosa la feroz crtica de Valery en
lo eligi... asir la mano del hombre, cercar este sentido. De cualquier forma, es indudable
la realidad, pertenecer75. Lo conseguir la que la eleccin de la primera persona determi- La Flor de Lis
rebelde Sofa? na la lectura. MARA CABALLERO
85
81 La Flor de Lis podra corresponder a ese funcionan como hipertexto de lo que vendr
Cf. S. Doubrovski, J. Lecarme et
P. Lejeune, Autofictions et Cie, gnero tan de moda desde que Doubrovski81 despus. La Flor de Lis tiene su sentido y
RITM, 1993. lo defini en el 77: la autoficcin. Gnero especificidad, pero arranca de cuentos ante-
82
hbrido, ficcional y autorreferencial, que asu- riores, publicados o inditos, como han visto
Celui qui dit je dans le livre est me los cdigos de la autobiografa relativi- bien algunos crticos:
le je de lcriture (...) cest moi
et ce nest pas moi, en Roland
zndolos. Un procedimiento seductor para
Barthes, Le Grain de la voix, reinventar la propia vida82; porque de hecho La Flor de Lis retoma relatos anteriores como El
Paris, Seuil, 1981, p. 267. se inventa una personalidad y existencia la de convento o El inventario (De noche viernes) que
83 Mariana pero conservando muchos rasgos de ficcionalizan linajes antiguos, densos en antige-
Poniatowska, La verdad ms su identidad real la de Elena Poniatowska: dades; opresivos en atmsferas familiares. El texto
ntima, op. cit., p. 149.
se divide, de modo encubierto, en dos partes que
84 En esos dos libros, sobre todo en Lilus Kikus hay, producen un quiebre en la pgina 110: el relato de
Traduzco libremente las pala- infancia dominado por el tono ldico -la escritura
bras de Hubier en el libro ya
al principio, elementos autobiogrficos (...) Ciertas
citado: le je ne renvoie plus circunstancias de mi vida coinciden con algunas ms fcil de su vida segn la propia Poniatows-
une ralit permanente, mais que forman parte de las historias narradas. Como le ka posee una unidad frente a la experiencia con el
au contraire une multiplicit
fragile qui ruine la croyance deca antes, creo que uno escribe siempre a partir de sacerdote Teufel originada en El retiro, un relato
en une quelconque profondeur su realidad83. independiente que se encontraba indito85.
psychologique, p. 123.
85 Qu hay detrs, qu sentido tiene esta Incluso, si uno sigue husmeando descu-
Carmen Perilli. Flores de abo- bre que El retiro es una historia retomada
lengo: ficciones del yo en Elena
manipulacin? Ese juego de voces y perspec-
Poniatowska, Primer Congre- tivas narrativas responde al sentido no esen- por la madre de la escritora, Paula Amor
so Internacional CELEHIS de cialista del yo propio de la posmodernidad. Poniatowska, en sus propias memorias, que
Literatura, Mar del Plata, 6-8
de diciembre 2001; en lnea, El yo no reenva a una realidad permanente la hija tradujo no olvidemos que es francesa
http://www.freewebs.com/ce- sino ms bien a una multiplicidad frgil, que de origen mexicano bajo el ttulo No me ol-
lehis/actas2001/H/Perilli.htm,
p. 1.
arruina la creencia en una profundidad psico- vides (1996). Un pequeo detalle de manejos
lgica84. El yo verdadero es el de la escritura intertextuales que demuestra las continuas
y su credibilidad depende estrechamente del interferencias entre vida y literatura. Y que
tono que utilice... ese yo es siempre un poco aboga por la literariedad de La Flor de Lis. Un
yo mismo, que lo actualiza al leerlo, que desea texto en el que la autora ha vertido su esqui-
y experimenta por l. zofrenia cultural, compartiendo con el lector
Hay ms an: un escritor tiene su taller la angustia de encontrar su destino.
de laboratorio, los primeros escritos que
La Flor de Lis
MARA CABALLERO
86
Aurora Camacho de
Schmidt
Amiga y estudiosa de la obra de
Elena Poniatowska ha sido invita-
da a participar en el IV Congreso
Trasatlntico realizado en la Uni-
versidad de Brown (2007). En
diversos estudios afirma la necesi-
dad de indagar en la poesa como
medio para conocer a fondo el
lenguaje. Entre sus ensayos desta-
FOTOGRFICOS DE ELENA
investigaciones en torno a la voces
indgenas en la potica de Octavio
Paz y autores contemporneos de
Mxico.
PONIATOWSKA
AURORA CAMACHO DE SCHMIDT
Swarthmore College
87
yectos han sido concebidos como un todo. Pensar utpicamente en que las fotografas funcionan
Ambas mujeres viajan juntas y se relacionan como trincheras culturales para salvaguardar las
con los sujetos de las fotografas. Despus, identidades y las tradiciones locales es una quimera.
ante la seleccin de fotos, Poniatowska escri- Abrirse a la comprensin de un proceso mltiple,
be. Dice ella: desigual y fragmentado es al parecer la nica opcin
frente a la supuesta existencia de un imaginario mexi-
What I have to do is come to my own conclusions, cano coherente4.
rather than describe what they have already said with
the photos. Its all about parallel crafts, as if we were Esta severa advertencia no se aplica a las
the two rails of a train: the photographer is one rail dos obras mencionadas, que en s mismas
and the writer is the other, although I consider the role son colecciones de fragmentos desiguales,
Soldaderas.
of the writer as substantially less important than that las voces de una comunidad mltiple. Pero
of the photographer in a book with text and images2. pudieran impulsarnos a demandar una lectura
crtica de la fotografa de los Alvarez Bravo,
El inters de Elena Poniatowska en la Iturbide, Yampolsky y Modotti, cuyas obras
2 fotografa se complementa con un profundo rescatan una nacin que se pudiera llamar
Dan Russek, Literature and Pho-
tography, Parallel CraftsAn In- inters por la pintura. Ha escrito un libro autntica y an inocente, o parte del ima-
terview with Elena Poniatowska sobre Juan Soriano y su novela epistolar Que- ginario mexicano coherente. Sin embargo la
en Photography and Writing in
Latin America: Double Expo-
rido Diego, te abraza Quiela (1976) trata de dignidad personal que les infunde Mariana
sures. Marcy E. Schwarz and Angelina Beloff, pintora rusa y compaera de Yampolsky a los sujetos de sus fotografas ya
Mary Beth Tierney-Tello, (eds.), Diego Rivera en Pars. Su texto sobre Frida subvierte la expectativa del mercado cultural.
Albuquerque, University of New
Mexico Pres, 2006, p. 247. Kahlo (1992) es un comentario a una colec- Como escribe Tita Valencia5, varias fotgrafas
cin fotogrfica, pero tambin es la discusin cuya obra ha sido prologada o comentada
3
John Berger, About Looking, de una gran pintora, la ms famosa y original por Poniatowska tienen en comn con ella
New York, Pantheon, 1980, p. que haya tenido Mxico y la esposa de Diego el haber crecido fuera del pas, sin lastre,
58.
Rivera. Igualmente cuenta entre sus ms co- capaces de amar a Mxico con ojos nios de
4 nocidas entrevistas la que hizo en Lecumberri fuerea precoz. Es decir, ajenos al sistema de
Alejandro Castellanos, Foto- a David Alfaro Siqueiros, el grande nmero prejuicios sociales que les habra impedido a
grafa contempornea en Mexi-
co, Presentacin inaugural de tres (Siqueiros, 18). El inters de la escrito- los mexicanos de cierta clase social encontrar
la Exposicin Ros de Luz, en ra por la fotografa extiende su gran inters tanta belleza y fuerza personal, tanto poder
la Wittliff Gallery de la South
West Texas State University, San por la pintura al mirar ambas como arte y subjetivo, entre campesinos, indgenas, o ni-
Marcos, Texas. Junio 23, 2002, como objetos culturales intrnsicamente re- os de la calle.
p. 6.
lacionados con una historia y una geografa La novela de Poniatowska Tinsima de
5 especficas. 1992, testimonio biogrfico sobre la fotgrafa
Tita Valencia, Elena Poniatows- Dos obras documentales, La noche de italo-estadounidense Tina Modotti, expresa
ka y el tercer ojo: re-visin del
Mxico Profundo a travs de sus Tlatelolco (1971) y Nada, nadie: las voces del en mltiples formas el aprecio por la foto-
prlogos a cuatro fotgrafas: temblor (1988), contienen un rico material grafa de la autora y su protagonista. Como
Yampolsky, Iturbide, Yovanovich,
Sacabo y un zoom-in a Tina Mo- fotogrfico puesto al servicio del texto. Aqu ha visto Beth Jrgensen, Tina aparece en la
dotti, manuscrito no publicado, vemos a la periodista activamente reuniendo novela como una mujer fuertemente depen-
2005, p. 4.
los dos medios para hacer su reportaje, slo diente de los hombres de su vida. Uno de ellos
6 que el resultado es mucho ms, tiene funcio- es Edward Weston, el fotgrafo de California
Beth Jrgensen, Light Writing: nes que reconoce el crtico de artes visuales que la lleva a Mxico como ayudante y la
Biography and Photography in
Tinsima, Kristine Ibsen (ed.), John Berger: convierte en su amante, mientras le ensea el
The Other Mirror: Womens Na- arte de la fotografa. Jrgensen6 contrasta la
rrative in Mexico, 1980-1995,
Westport, CT/London: Greenwo- The task of an alternative use of photography is to pasividad de las fotografas que Weston toma
od Press, 1997, pp. 68-69. incorporate photography into social and political de Tina desnuda con la intencin social de sus
memory, instead of using it as a substitute which propias fotos, como la de las manos de los tra-
encourages the athrophy of any such memory3. bajadores. En esta novela, texto fotogrfico, el
arte de Tina Modotti est ntimamente ligado
Es claro que ambas obras han sido incor- a su amor por Mxico, un amor que ella expe-
poradas a una memoria social y poltica, pe- rimenta como bsqueda, y que eventualmente
ro no se trata de memorias lisas, consoladoras, la lleva a su re-politizacin e independencia
cerradas. Son textos que inquietan y reclaman personal.
un trabajo por parte de los lectores. Alejandro Dos ensayos, Las soldaderas (1999), con
Revelaciones: los textos fotogrficos Castellanos, director de la Casa de la Imagen, fotografas de la Revolucin del archivo Ca-
de Elena Poniatowska
nos advierte al comentar la fotografa contem- sasola y Juchitn de las mujeres (1989), con
AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT pornea de Mxico: las fotografas de Graciela Iturbide, ostentan
88
una cualidad especial: las mujeres de clase Hubo casos de mujeres que
baja de todo el pas que se desplazaron con no esperaron a que llegaran las
los combatientes y las zapotecas de Juchitn tropas rebeldes a sacarlas de la
se ven como seres actuantes y erticos, y su monotona de su vida: fueron a
sexualidad se convierte en un centro de gra- su encuentro10.
vedad de la escritura. sta es una restauracin La investigadora britnica
a contrapelo de la conciencia dominante que Andrea Noble ofrece una crti-
tiende a deserotizar a la clase baja (a menos ca negativa del intento feminista
de que se trate de prostitutas) y a los grupos de Poniatowska en Las soldade-
raciales minoritarios. De hecho ambos textos ras, al sugerir que su discusin
Soldaderas.
reinterpretan las historias oficiales. no propone una reinscripcin
El artculo que acompaa a Juchitn de las compleja de la diferencia de
mujeres se titula El hombre del pito dulce gnero de estas mujeres en el grupo social de 7
Graciela Iturbide y Elena Ponia-
y nos avisa de que: los hombres tienen el las tropas revolucionarias. En un artculo muy towska, Juchitn de las mujeres,
pito dulce o salado segn se apetezca y las interesante cuyo tema principal es la fotogra- Mxico, Ediciones Toledo, 1989,
p. 11.
mujeres estn muy orgullosas de serlo, por- fa de una mujer combatiente, sugiere que el
que llevan su redencin entre las piernas y ensayo poniatowskiano podra reducirse a un 8
Irene Matthews, Woman
le entregan a cada cual su propia muerte. La ellas tambin estaban ah (Noble, 141). Sin Wathching Women, Watching,
muerte chiquita se llama el acto amoroso7. embargo, el ensayo Las soldaderas muestra Reinterpreting the Spanish Ame-
La crtica escocesa Irene Matthews reconoce una particular complejidad. El texto, respal- rican Essay: Women Writers of
the 19th and 20th Centuries.
el esencialismo de las posiciones feministas de dado por una amplia investigacin, organiza Doris Meyer (ed.), Austin, Uni-
Poniatowska en Juchitn, pero agrega: una recreacin cultural del personaje de la versity of Texas Press, 1995,
p. 235.
soldadera y una reflexin original sobre sus
As photographed by Graciela Iturbide and expoun- mltiples papeles sociales, antes de abrirnos 9
Elena Poniatowska, Las soldade-
ded by Elena Poniatowska, the women of Juchitn la puerta a la galera fotogrfica. La misma ras, Mxico, ERA y CONACUL-
exemplify certain deep assumptions about femaleness autora ironiza que los corridos previenen TA, 1999, p. 14.
but also challenge the prevailing clichs (visual and a las abnegadas soldaderas de s mismas. No
10
rhetorical) that mark Mexico as a monolithic society deben confiarse tanto ni ser tan buenas gentes. Ibid., p. 15.
built upon macho men and submissive, monotonous- La vida es canija y tambin la vista engaa11.
11
ly pregnant women8. La intencin de Poniatowska no es afirmar la Ibid., p. 29.
libertad de accin de estas mujeres, sino su
12
Hay un deseo de jugar, de encontrar la hi- mltiple presencia histrica y la falsedad de O photonarrative construction.
laridad de un pueblo oaxaqueo en donde las una historia que no las incluya. Este trmino aparece en el ex-
convenciones dejan de existir y la sexualidad Las soldaderas se preocupa por la memoria celente ensayo introductorio de
Alex Hughes y Andrea Noble a
parece vivirse sin preguntas ni problemas. No histrica. Entra en discusiones de lugar (geo- la coleccin de artculos titulada
duda Tita Valencia en llamarla la lujuria de grafa), tiempo (historia) y grupos sociales Phototextualities: Intersections of
Photography and Narrative, Al-
Juchitn, quiz reflejada ms en el lenguaje (identidad), creando una construccin foto- buquerque, N.M., University of
que en las fotografas. Tal falta de modestia narrativa12 que va ms all de la correccin New Mexico Press, 2003, p. 4.
nos recuerda las palabras de Susan Sontag en de una ausencia. 13
su introduccin a la coleccin fotogrfica de El breve ensayo fotogrfico que sale de las Le agradezco mucho a Tita Va-
Annie Leibovitz titulada Women: categoras establecidas por todos los otros de lencia la identificacin y el envo
de este libro.
Poniatowska se titula La crcel de los sueos
We want photography to be unmythic, full of con- de Vida Yovanovich (1997) y comenta una
crete information. We are more comfortable with coleccin estremecedora de fotografas del
photographs that are ironic, unidealizing. Decorum mismo ttulo tomadas en un asilo de ancianos
is now understood as concealment. We expect the indigentes posiblemente en la Ciudad de
photographer to be bold, even insolent. We hope that Mxico por la fotgrafa cubana de origen
subjects will be candid, or navely revealing (2000). yugoeslavo13. La estrategia ensaystica de la
periodista consiste en centrarse en lo que
Igualmente algunas soldaderas se ven en Yovanovich ejecuta y logra a travs de esta
las fotografas contentas junto a sus hombres. coleccin, en la cual ella misma es objeto de
Su valenta legendaria se afirma nuevamen- la cmara. Se afirma la valenta de la fotgrafa
te, su importancia para la Revolucin: Sin al mirar de frente su propia decrepitud futura,
las soldaderas, los hombres llevados de leva pero no encontramos una afirmacin de la
hubieran desertado9. Es preciso recordar subjetividad de las mujeres ancianas en el tex- Revelaciones: los textos fotogrficos
de Elena Poniatowska
que estas mujeres tambin tienen un papel to. Hay algo que nos molesta en la exhibicin
AURORA CAMACHO DE
en los procesos de cambio y resistencia. de personas que probablemente no hayan SCHMIDT
89
tenido la capacidad de consentir ser objeto de en algunos casos refleja la fascinacin por la
fotografas publicadas, como no son dueas forma natural pura de Weston. Por otro lado,
de su decisin de estar ah, en un almacn de la pobreza y el aislamiento de muchas lminas
gente que espera pasivamente la muerte. De constituyen una mirada desaprobatoria. Nos
repente una afirmacin como Aqu tambin recuerdan que Yampolsky es hija del Taller
los ancianos se mueren de s mismos, de ne- de la Grfica Popular, sitio privilegiado del
cesidad, de desamor. Solos se matan y solos legado revolucionario de Mxico. Hay un
se van muriendo nos recuerda quin est es- contenido poltico en estos lbumes.
cribiendo14. Pero el proyecto entero pertenece Los ensayos de Poniatowska que se yuxta-
al mundo de la exhibicin fotogrfica reciente ponen a las imgenes estn llenos de aciertos
Soldadera. (Williams College, 2006) que se titul Beauti- verbales que a menudo retratan a la escritora
ful Suffering: Traffic in Pain. La introduccin tanto como a la fotgrafa, como cuando
al lujoso libro que result dice: hace decir a Yampolsky en un arrebato de
14 entusiasmo: Este es mi pas!17, o cuando
Vida Yovanovich, Crcel de los
sueos, Mxico, Fondo Nacio- Without injured bodies and devastating landscapes, declara Ms que ningn otro fotgrafo es
nal para la Cultura y las Artes, without scenes of death, destruction, misery, and Mariana Yampolsky quien se ha acercado al
1997.
trauma, the contemporary image environment would impulso vital que singulariza a nuestro pas,
15 be virtually unrecognizable. These scenes of affliction su poderoso afn de supervivencia, la colosal
Mark Reinhardt, Holly Edwards are often formally striking or beautifully rendered: hazaa de llegar hasta la noche18. O bien
and Erina Duganne (eds.),
Beautiful Suffering: Photogra- every day, without much effort, one may come across [la de Yampolsky es] una de las miradas ms
phy and the Traffic in Pain, exquisite images of other peoples suffering15. inteligentes y honestas de nuestra cultura19.
Williamstown, MA and Chicago,
Williams College Museum of Art O va por caminos pobres y calurosos de un
and University of Chicago Press, En La crcel de los sueos no hay vi- Mxico libremente escogido20. Todo esto se
2006, p. 7.
sin crtica. Indudablemente se trata de un podra decir de ella misma.
16 proyecto artstico legtimo, pero no de una La destreza de Elena Poniatowska como
Amy Conger and Elena Ponia- relacin social entre iguales. La mediacin entrevistadora queda en evidencia en Ma-
towska, Compaeras de Mxi-
co: Women Photograh Women, que a menudo ejerce la ensayista con su po- riana Yampolsky y la buganvillia donde la
Riverside, University of California deroso lenguaje le cede el foro a una mirada periodista deja hablar a la fotgrafa, recor-
Riverside, 1990, p. 54.
que convierte en objetos los cuerpos a veces tando, pegando, integrando como suele hacer,
17 desnudos de las ancianas para permitir una dndonos una autoexposicin diegtica de la
Mariana Yampolsky, La raz y
el camino, presentacin de Ele-
indagacin personal al final de la coleccin, artista. Los lectores reciben una historia com-
na Poniatowska, Mxico, Fondo cuando la imagen fotogrfica de la fotgrafa pleja y gil. Entre la creadora de las imgenes
de Cultura Econmica, 1985, y sus espejos convierte el proyecto en un di- y la artesana de las palabras se produce una
p. 10.
latado memento mori. complicidad en que la ltima parece decir:
18 La escritura fotogrfica de Poniatowska quiero que todos vean lo que t ves, como
Yampolsky, Imagen - Memoria
/ Image Memory, textos de contiene un elemento celebratorio de la parti- t lo ves. Y adems
Elizabeth Ferrer y Elena Ponia- cipacin numerosa de mujeres en el arte de la En El Nio, los nios de la calle (1999),
towska, Mxico, Consejo Nacio-
nal para la Cultura y las Artes,
fotografa. Escribe en Compaeras (1990): producido en colaboracin con el fotgrafo
1999, p. 173. suizo Ken Klich, el texto impresiona por su
Sin embargo entre las fotgrafas se da una unin ritmo lento, su tempo pausado, a diferencia
19
Amy Conger and Elena Ponia- secreta, fisiolgica, como entre las escritoras y resulta de los torbellinos verbales de La noche de
towska, op. cit., pp. 51-52. mucho ms evidente que el lazo entre los hombres Tlatelolco o Nada, nadie. La autora transcri-
20 artistas en cualquier campo que se la pasan metin- be preguntas hechas a un grupo de nios y
Yampolsky, La raz y el camino, dose zancadillas16. adolescentes que ha tomado una casa aban-
p. 10.
donada cerca de la estacin de Buenavista.
Probablemente la colaboracin ms con- Como menores de edad, es fcil verlos como
tinua y entraable de la escritora se haya vctimas de la violencia familiar y social; la
dado con Mariana Yampolsky, la fotgrafa sociedad los mira con recelo por su capaci-
de La raz y el camino (1985), Mazahua dad de volverse ellos mismos productores
(1993), La casa en la tierra (1980), Mariana de desorden y violencia. Pero el texto no fue
Yampolsky y la buganvillia (2001), el libro creado para satisfacer nuestra pregunta: qu
bilinge Imagen-Memoria / Image-Memory va a pasar con esos nios? los van a llevar a
(1999), y el libro en ingls The Edge of Time un refugio u orfelinato? Nos enteramos, s,
(1998), todos presentados sensitivamente por de que todos inhalan solventes en trapos que
Revelaciones: los textos fotogrficos su amiga Elena. El trabajo de Yampolsky pueden arder fcilmente, de que se roban uno
de Elena Poniatowska
inspira respeto, invita al silencio. Est baado a otro cualquier objeto que despierte su codi-
AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT en una sobriedad modernista y minimalista, y cia, y que es comn entre ellos la prostitucin
90
con extraos y el intercambio sexual dentro En Microfotografa Elena Poniatowska 21
Poniatowska, Las soldaderas,
del grupo. Pero no hay juicios de valor sobre arguye que Manuel lvarez Bravo es capaz de p. 22.
estas condiciones calamitosas. En vez de eso retener fotografas exactas en el cerebro. No
22
hay preguntas como te gusta vivir aqu? co- slo eso, es capaz de revelarlas directamente Iturbide y Poniatowska, Juchitn
noces a todos los chavos? Y este mero acto de su cabeza. As dice: de las mujeres, p. 14.
reorganiza las premisas de nuestra lectura. 23
Podramos pensar que la larga prctica pe- Manuel echa el revelador, nos debatimos en vano, Fomento Cultural Banamex, Ma-
riodstica le permite a Poniatowska acercarse el fotgrafo nos ha aprisionado. Manuel Alvarez nuel lvarez Bravo: el artista.
su obra y sus tiempos, textos
a los nios de esta manera. Hay algo ms: un Bravo tiene la llave de la trampa para dejamos salir, de Elena Poniatowska, Mxi-
respeto radical por los sujetos con quienes clic, pero no quiere, clic, encierra, clic, imprime, clic, co, Fomento Cultural Banamex,
1991, p. 27.
habla, actitud que en s constituye un acto nos fija, clic, nos expone en unos cuantos segundos y
crtico. desentraa nuestra negra conciencia. . .23 24
Barthes llega a decir que el comentario Yampolsky, Mazahua, texto de
Elena Poniatowska, Toluca, Edo.
textual de la fotografa la convierte en una An en los ms serios ensayos, la escritura De Mxico, Gobiemo del Estado
institucin social, un signo que expresa a su juega, se regocija, se hace presente e ntima de Mexico, 1993, p. 15.
sociedad, habindose originado simplemente para marchar de la mano con la presente pre- 25
como un arte mecnica. Pero las ilustraciones sencia de la foto. En Mazahua, por ejemplo, Roland Barthes, The Photogra-
phic Message, en A Barthes
con que trabaja Elena Poniatowska ya tienen Poniatowska no slo responde a las lminas Reader, edited and introduced
un comentario implcito y estn lejos de ser de Yampolsky, sino adems habla con la gente by Susan Sontag, New York, Hill
un doble objetivo de la realidad, especial- que ella ha fotografiado o est por fotografiar. and Wang, 1982, pp. 194 y ss.
mente tratndose de Yampolsky. Adems, la Y ahora, qu puede usted hacer con un solo 26
escritora teje una red contextual que impulsa brazo?, pregunto atolondrada. Y responde Hctor Garca, Mxico sin reto-
que, presentacin de Elena Po-
la interpretacin del corpus fotogrfico que Lo que puedo hacer es sufrir. En parte es niatowska, Mxico, Universidad
discute. Sus estrategias ensaysticas les prestan cierto, pero don Inocencio con su nico brazo Nacional Autnoma de Mxico,
Coordinacin de Difusin Cul-
a los textos gracia y peso a la vez. Puede em- es el nico tejedor de San Felipe Santiago y si tural, Direccin de Literatura,
pezar la discusin en la mitad de una conver- se sienta frente a su telar, puede terminar un 1987, p. 4.
sacin, incorporando a su discurso los dichos, gabn en una semana24. Aqu podemos ver 27
refranes, giros o vocabulario del pueblo. cmo el lenguaje surge de relaciones persona- Mieke Bal y Joanne Morra dis-
Todos saben, por ejemplo, que Ponia- les, comunicaciones entre dos sujetos. Antes cuten el importantsimo papel de
la traduccin en su editorial a un
towska es la maestra de las enumeraciones, las de que llegue a la pgina ya ha sido lenguaje volumen de la revista acadmica
cadenas potencialmente infinitas de elementos compartido. Journal of Visual Culture. En
muchas maneras ellas son las
afines y a veces caticos, como en estos p- Despus de caminar por estos textos, vale crticas tericas cuyo trabajo me-
rrafos: la pena recordar que para Barthes no pode- jor se aplica al acto traducien-
mos procesar una fotografa sin recurrir al te de Elena Poniatowska. Dicen
ellas: We are using the term `in-
Segn Jesusa las mujeres de la Revolucin fueron lenguaje25. Las fotografas dicen, pero su decir termedial translation to mean,
llamadas vivanderas, comideras, galletas de capitn, es a veces contradictorio. Segn Poniatowska quite simply, translating across
media. To `translate across is
soldaderas, chimiscoleras, soldadas, juanas, cuca- la cmara habla. Comentando la obra de Hc- to work within discourses and
rachas, argenderas, mitoteras, busconas y hurga- tor Garca, nos asegura: practices of intertextuality, inter-
semiotics and interdisciplinarity,
manderas21. which can lead to movements
A lo largo de 25 aos de trabajo no recuerdo haberle across genres, media, bodies of
Y en Juchitn de las mujeres: odo un Mirando para all, por favor o Voltee us- knowledge and subjects. More
figuratively, translating across is
ted para ac. El fotgrafo no dice una palabra, pico concerned with the marginal, the
Y ms all, palmas, escobas, sogas, medias sogas, y de cera, es la cmara la que habla su duro lenguaje de gaps, fissures and contradictions
of working in the interstices bet-
ms aca, huaraches, estribos, fustes, sillas, espuelas, vida vivida26. ween these various boundaries.
y aquisito chapas, bisagras, cerrojos que se parecen Editorial: Acts of Translation.
Journal of Visual Culture 6.1
a los camarones redondos, cerrados sobre s mismos, Y en otra parte habla de los grandes mura- (2007), 2-3.
amontonados en canastas, trados por los huaves, listas de Mexico como los autores de pintura
junto con los frescos huevos de tortuga y el pescado testimonial o la crnica de su tiempo.
seco, tatemado al sol. Allasito los totopos istmeos, Estas citas podran llevarnos a creer que
esas amplias tortillas...22. la labor de la escritora es una simple traduc-
cin27. S se trata de un traslado entre dos
Y todo esto no tiene fin; apenas estamos medios, pero Poniatowska no lee obedien-
empezando el libro. Son series interminables temente la fotografa. Ms bien, comparte la
que se paran arbitrariamente, llevando el mirada de su cmplice fotgrafo o fotgrafa,
texto a una oralidad agradable, casera, del dialoga con ella, libera sus potencialidades, la Revelaciones: los textos fotogrficos
de Elena Poniatowska
pueblo. hace hablar. Entre la sintaxis de la lengua es-
AURORA CAMACHO DE
paola y la estructura de la imagen visual hay SCHMIDT
91
una grieta insalvable, no una bi- Barthes, Roland. The Photographic Mes-
sagra. Solamente una escritora sage. In A Barthes Reader. Edited and
que se sepa duea de la lengua introduced by Susan Sontag. New York:
espaola y honda conocedora Hill and Wang, 1982.
de los proyectos de sus colegas Benjamin, Walter. Illuminations. Edited and
fotgrafos es capaz de soltar la with an Introduction by Hannah Arendt.
energa que guarda la imagen. Translated by Harry Zohn. New York:
Que ste es un poder perio- Schocken Books, 1983.
dstico lo dice mejor que nadie Berger, John. About Looking. New York:
Anbal Gonzlez al afirmar que Pantheon, 1980.
Soldaderas. la bsqueda de Poniatowska es Castellanos, Alejandro. Fotografa contem-
una bsqueda del origen, que pornea en Mexico. Presentacin inaugural
inevitablemente empieza con el impulso pe- de la Exposicin Ros de Luz, en la Wit-
riodstico de entender el presente28. tliff Gallery de la South West Texas State
28 Elena Poniatowska puede hacerlo porque University, San Marcos, Texas. Junio, 2002.
Anbal Gonzlez, Journalism
and the Development of Spainsh esta tentativa es parte de una trayectoria que Coles, Robert. Doing Documentary Work.
American Narrative, Cambrd- consiste en atestiguar la vida de su patria Oxford-New York: Oxford University
ge, Cambridge University Press,
1993, p. 125. dndole atencin a los pobres, los obreros, los Press, 1997.
nios de la calle, los sirvientes, los campesinos, Conger, Amy and Elena Poniatowska, Com-
los presos, los indgenas, los emigrantes, y paeras de Mxico: Women Photograh
sobre todo a las mujeres de todos esos grupos Women, Riverside: University of Califor-
en toda su especificidad corporal, y no como nia Riverside, 1990.
directiva moralista y abstracta. Esa atencin Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
est encarnada en un lenguaje lleno de color, Siqueiros en Lecumberri: una leccin de
textura, humor, travesura, oralidad, domestici- dignidad 1960-1964. Entrevista de Elena
dad; un lenguaje rico en tradiciones populares, Poniatowska. Mexico: Consejo Nacional
especialmente femeninas. La palabra que rodea para la Cultura y las Artes e Instituto Na-
a la fotografa se vuelve luz, se hace revelato- cional de Bellas Artes, 1999 .
ria. Denuncia y canta al mismo tiempo. Fomento Cultural Banamex, Manuel lvarez
En el momento actual de Mxico, con Bravo: el artista. su obra y sus tiempos.
ms de cien millones de mexicanos, la mitad Textos de Elena Poniatowska. Mxico:
de los cuales viven en extrema pobreza o han Fomento Cultural Banamex, 1991.
tenido que emigrar a Estados Unidos, el tra- Frida Kahlo: the Camera Seduced. Memoir by
bajo revelatorio se vuelve urgente. Los textos Elena Poniatowska. Essay by Carla Stellweg.
fotogrficos de Elena Poniatowska reafirman San Francisco: Chronicle Books, 1992.
el poder interpretativo de una mujer mexica- Garca, Hctor. Mxico sin retoque. Present-
na. Son textos que nos reconectan lectores acin de Elena Poniatowska. Mxico: Uni-
nacionales e internacionales a un lugar y a su versidad Nacional Autnoma de Mxico,
gente. Esa gente encarna un sistema de signos Coordinacin de Difusin Cultural, Di-
ajenos cuyos cdigos hemos olvidado, si algn reccin de Literatura, 1987.
da los supimos. Elena Poniatowska encuen- Gonzlez, Anbal. Journalism and the Develop-
tra la llave y nos la presta. Con su gracia y su ment of Spainsh American Narrative, Cam-
risa, su seriedad y su travesura, su insistencia bridge: Cambridge University Press, 1993.
y su luminosidad, los ensayos fotogrficos de Guerin, Frances and Roger Hallas (eds.). The
Elena Poniatowska nos dan en ltimo anlisis Image and the Witness: Trauma, Memory
la medida de nuestra humanidad. and Visual Culture. London / New York:
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tography and the Traffic in Pain. Wil-
93
Vicente Cervera Salinas
Catedrtico de Literatura Hispa-
noamericana en la Universidad de
Murcia, y destacado poeta. Ha
publicado numerosos ensayos en-
tre otros, La poesa de Jorge Luis
Borges, historia de una eternidad,
o La palabra en el espejo. Destaca
el anlisis del personaje femenino
de la Divina Comedia en El sn-
drome de Beatriz en la Literatura
Hispanoamericana. El inters por
la escritura mexicana, convoc
bajo su iniciativa un congreso en
Cartagena en el que participaron
ELENA PONIATOWSKA Y LA POLIFONA
distintas escritoras de ambos lados
del Atlntico, entre ellas Elena
Poniatowska.
NOCTURNA DE TLATELOLCO
VICENTE CERVERA SALINAS
Universidad de Murcia
94
estructuras malvolas del mecanismo social El movimiento de los estudiantes
y del control de los actores implcitos en un mexicanos mostr semejanzas con
escenario determinado, siendo los regulado- los de otros pases, tanto de Oc-
res del destino por razones que ni siquiera se cidente como de Europa oriental.
vinculan con la religin ni con un sistema de Me parece que la afinidad mayor
creencias o de valores. fue con los de esta ltima: nacio-
Para entender el significado socio-poltico nalismo, slo que no en contra de
de los hechos que se presentan al lector en La la intervencin sovitica sino del
noche de Tlatelolco, merece la pena detener- imperialismo norteamericano; aspi-
nos en un texto que el poeta y ensayista Octa- racin a una reforma democrtica;
vio Paz pronunci en una conferencia dictada protesta, no en contra de las buro-
el la Universidad de Austin (Texas) en el ao cracias comunistas sino del Partido Plaza de las Tres Culturas en Thatelolco.
1969 y que ms tarde incluira en la Postdata Revolucionario Institucional. Pero
(Crtica de la pirmide) de su ensayo ms la rebelin juvenil mexicana fue singular, como el
evocado, El laberinto de la soledad. En esta pas mismo. (...) Como una suerte de reconocimiento
revisin panormica y crtica de las circuns- internacional a su transformacin en un pas moder-
tancias que rodearon el episodio, Octavio Paz no o semimoderno, Mxico solicit y obtuvo que su
rastrea la atmsfera histrica, es decir, el mar- capital fuese la sede de los Juegos Olmpicos en 1968.
co concreto de las revueltas estudiantiles del (...) Pero dentro del contexto de la rebelin juvenil
mayo francs as como el de la guerra fra, los y de la represin que la sigui, estas celebraciones
tanques de Praga, la deriva de la revolucin parecieron gestos espectaculares con los que se quera
castrista, la guerra de Vietnam y la revolu- ocultar la realidad de un pas conmovido y aterrado
cin contra-cultural del hippismo. Como por la violencia gubernamental. (...) El movimiento
bien sabemos, los aos sesenta del siglo XX estudiantil se inici como una querella callejera
supusieron un momento de remodelaciones entre bandas rivales de adolescentes. La brutalidad
sociales, que afectaron sobre todo a la toma policaca uni a los muchachos. Despus, a medida
de conciencia de los cuerpos y las institucio- que aumentaban los rigores de la represin y creca la
nes sociales, que empezaron a vivir con ms hostilidad de la prensa, la radio y la televisin, en su
responsabilidad las decisiones polticas y los casi totalidad entregadas al gobierno, el movimiento
modelos de educacin y cultura imperantes. se robusteci, se extendi y adquiri conciencia de
Los movimientos juveniles, especialmente s. En el transcurso de unas cuantas semanas apa-
los universitarios, se vieron afectados por reci claramente que los estudiantes, sin habrselo
esta transformacin y procuraron activar sus propuesto expresamente, eran los voceros del pueblo.
capacidades de reaccin y enfrentamiento a Subrayo: no los voceros de esta o aquella clase, sino
cuantos imperativos legales fueran obstculo de la conciencia general. Desde el principio se intent
para su actitud comprometida con la sociedad. aislar el movimiento tendiendo un cordn sanitario
El exterminio cometido en Tlatelolco emerge que lo aislase e impidiese el contagio ideolgico. Los
como un hito en la configuracin del horror dirigentes y funcionarios de los sindicatos obreros se
perpetrado por ese gran protagonista de los apresuraron a condenar, en trminos amenazadores,
destinos humanos, un personaje que susti- a los estudiantes; lo mismo hicieron, aunque con
tuy en poder y ubicuidad a la constelacin menos violencia, los partidos polticos de la izquierda
de dioses que poblaba la imaginacin de las y la derecha oficiales. No obstante la movilizacin de
culturas antes de su progresiva deflagracin: todos estos medios de propaganda y de coaccin mo-
el Estado. ral, para no hablar de la violencia fsica de la polica
Recuperemos la memoria con Octavio y el ejrcito, el pueblo engros espontneamente las
Paz: manifestaciones juveniles y una de ellas, la clebre
manifestacin silenciosa, agrup a cerca de cua-
Mil novecientos sesenta y ocho fue un ao axial: trocientas mil personas, algo nunca visto en Mxico.
protestas, tumultos y motines en Praga, Chicago, (...) A fines de septiembre el ejrcito ocup la Univer-
Pars, Tokio, Belgrado, Roma, Mxico, Santiago sidad y el Instituto Politcnico. Ante la reprobacin
De la misma manera que las epidemias medievales no que provoc esta medida, las tropas desalojaron los
respetaban ni las fronteras religiosas ni las jerarquas locales de las dos instituciones. Hubo un respiro. Es-
sociales, la rebelin juvenil anul las clasificaciones peranzados, los estudiantes celebraron una reunin
ideolgicas. A esta espontnea universalidad de la (no una manifestacin) en la Plaza de Tlatelolco, el 2
protesta correspondi una reaccin no espontnea de octubre. En el momento en que los concurrentes,
Elena Poniatowska y la Polifona
y universal: invariablemente los gobiernos atribuyen concluido el mitin, se disponan a abandonar el lugar, nocturna de Tlatelolco
los desrdenes a una conspiracin del exterior. (...) la Plaza fue cercada por el ejrcito y comenz la VICENTE CERVERA SALINAS
95
matanza. Unas horas despus se levan- Tlatelolco, porque en efecto ninguna cr-
t el campo. Cuntos murieron? En nica nos da una visin de conjunto, y en esta
Mxico ningn peridico se ha atrevido ocasin era tarea prioritaria la de mostrar los
a publicar las cifras. Dar aqu la que mil y un rostros del dolor con las mil y una
el peridico ingls The Guardian, tras voces del testimonio. La polifona, por lo tan-
una investigacin cuidadosa, considera to, est en su esencia compositiva. Desde 1968
como la ms probable: 325 muertos. hasta 1971, Elena Poniatowska se dedicar en
Los heridos deben haber sido miles, lo cuerpo y alma al montaje textual. Todas la
mismo que las personas aprehendidas. voces forman una partitura unnime que tes-
El 2 de octubre de 1968 termin una timonia el espanto de la noche ms triste de la
poca de la historia de Mxico1. historia de Mxico, despus de la famosa no-
Plaza de las Tres Culturas en Thatelolco.
che triste de Moctezuma, en que el emperador
Hasta aqu el relato de los de los aztecas cedi el cetro del tiempo y de la
hechos, cuya extensin se justifica en virtud gloria a su ms temible rival, el conquistador
1 de su valor como sntesis literaria, realizada de un mundo de lanzas y caballos, de cruces
Octavio Paz, El laberinto de
la soledad, Mxico, Fondo de adems por alguien que conoci su trasfon- y rosarios, de petos y espaldares, el ladino
Cultura Econmica, 2000, pp. do socio-poltico, y que a decir de nuestra Hernn Corts.
218-228.
autora posea el don de la prudencia as Y es precisamente en este pretrito donde
2 como el de la intuicin sagaz en el catico habra que ubicar una importante dimensin
Elena Poniatowska, Prlogo a
Octavio Paz, Tiempo nublado,
observatorio de la historia2. Pero, como de la obra de Elena Poniatowska. En este
Barcelona, Bibliotex, 2001, pp. muy bien seala Elena Poniatowska al co- sentido, cuenta con la valiosa colaboracin
6-7. mienzo de la segunda parte de La noche de del poeta Jos Emilio Pacheco, que de modo
3 Tlatelolco, no era suficiente la denuncia per- sagaz y certero recurri a los documentos
Elena Poniatowksa, La noche de sonal, sino que se precisaba algo de mayor de la crnica de la conquista de Mxico para
Tlatelolco, Mxico, Era, 1971,
p. 170. envergadura y cuyos resonadores activaran extraer de su cuerpo los versos del primer
su propia condicin de suceso social y co- grito de horror ante Tlatelolco. En el ca-
lectivo. Al respecto llega a anotar: tlogo de la Crnica de Indias habra que
remitirse a ese corpus histrico-literario
Posiblemente no sepamos nunca cul fue el me- tan significativo, desde la perspectiva de la
canismo interno que desencaden la masacre de historia y del propio tejido potico, que lejos
Tlatelolco. El miedo? La inseguridad? La clera? de ofrecernos el relato de los sucesos desde el
El terror a perder la fachada? El despecho ante el prisma de los conquistadores o de las rde-
joven que se empea en no guardar las apariencias nes religiosas implicadas en la evangelizacin
delante de las visitas?... Posiblemente nos interrogue- (Bernal Daz del Castillo, Francisco Lpez
mos siempre junto con Abel Quezada: Por qu? La de Gmara, Jos de Acosta, lvar Nez
noche triste de Tlatelolco a pesar de todas sus voces Cabeza de Vaca, Juan de Castellanos, Pedro
y testimonios sigue siendo incomprensible. Por Cieza de Len, etc.) recreaba los aconteci-
qu? Tlatelolco es incoherente, contradictorio. Pero mientos desde la perspectiva de los pueblos
la muerte no lo es. Ninguna crnica nos da una visin avasallados: la Crnica de los vencidos,
de conjunto. Todos testigos y participantes tuvie- reproducida en los Cantares mexicanos. El
ron que resguardarse de los balazos, muchos cayeron antecedente ms ilustre en el mbito de la es-
heridos3. critura de los evangelizadores de esta visin
del mundo autctono fue la del fraile fran-
En este prrafo hallamos una de las claves ciscano Bernardino de Sahagn, que rigi el
para explicarnos la singular naturaleza de Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelol-
esta crnica. Ya no era suficiente la respuesta co y testimoni su investigacin etnolgica
oficial de los intelectuales, cuyas peticiones al sobre los antiguos mexicanos en su famosa
gobierno recoger Carlos Monsivis en otra crnica Historia general de las cosas de Nue-
crnica contempornea. Era preciso concebir va Espaa. En los aos cincuenta del siglo
una obra que combinara el periodismo, la XX el archivo de testimonios indgenas fue
tica, la composicin artstica y la vertiente retomado por los antroplogos mexicanos
literaria en sus facetas ms comprometidas. Miguel Len Portilla y ngel Mara Garibay
Se trataba de componer un mosaico com- K., que publicaron en su pas La visin de
pleto y complejo, cuyos segmentos y teselas los vencidos. En interesantsimo conjunto de
se combinaran de tal modo que terminaran relatos, los sometidos muestran su dolor y
Elena Poniatowska y la Polifona
nocturna de Tlatelolco configurando ese friso global, plural, colec- estupor, y desafan con sus palabras las ac-
VICENTE CERVERA SALINAS tivo, polifnico y coral que es La noche de ciones inapelables de sus opresores.
96
Cuando todos se hallaban reunidos asunto va a ir al Parlamento, el mundo entero se va 4
Jos Emilio Pacheco, Tarde
los hombres en armas de guerra cerraron a enterar de lo que pasa en Mxico, de la clase de de- o temprano. Poemas (1958-
las entradas, salidas y pasos. mocracia que impera en este pas. (...) Qu salvajada! 2000), Mxico, F.C.E., 2002,
pp. 67-68.
Se alzaron los gritos. Yo he estado en Vietnam y puedo asegurar que en
Fue escuchado el estruendo de muerte. Vietnam durante los tiroteos y los bombardeos (...) 5
Manch el aire el olor de la sangre4. hay barricadas, refugios, trincheras, agujeros, qu se Jos Mart, Ensayos y crni-
cas, Madrid, Ctedra, 2004,
yo, a donde correr a guarecerse. Aqu no hay la ms p. 160.
Jos Emilio Pacheco reproduce en su remota posibilidad de escape,
6
Manuscrito de Tlatelolco las voces que con- Poniatowksa, La noche de Tlate-
figuraron el cdice de los Cantares, aadiendo denuncia Oriana Fallaci, en testimonio reco- lolco, p. 232.
una segunda parte en la estructura del poema gido por Poniatowska6. Y Claude Kiejman 7
donde extrapola el dolor del pueblo subyuga- recuerda estremecida: La Plaza de las Tres Ibid., p. 233.
do en su conquista a la voz ensangrentada del Culturas estaba cubierta de heridos y de
moderno Tlatelolco. Pacheco particip en la muertos, de los cuales varios eran nios. Ya
crnica de Poniatowska con este hermoso y casi no tena miedo. Slo pensaba que sera
trgico poema, pero tambin aportando ideas, absurdo morir as. ramos tantos los que nos
referencias culturales y organizando con la es- decamos esto en ese mismo instante7. Y es
critora el material, en un acto de generosidad precisamente esa aseveracin, la de ser tan-
y de compromiso personal. El paralelismo tos, la que impera en las pginas del libro; la
histrico que cabe establecer entre lo narrado que, en el fondo, lo corporiza y ahorma, lo
y vivido por los aztecas durante la conquista espiritualiza y humaniza en el santuario del
espaola y los hechos acontecidos en la noche desastre.
de Tlatelolco, casi cinco siglos despus, es Para hacernos una buena idea del espacio,
asombroso, aunque ms que asombro lo que del aludido santuario o escenario de la obra de
produce el cotejo es terror, el terror pnico absurdo y de terror perpetrada en esa noche
del que alguna vez habl Dostoievski, otro fatdica, es conveniente recordar que la plaza
espritu curtido en los abismos ciegos del alma de Tlatelolco contiene restos arqueolgicos
social y sus particulares demonios polticos. procedentes de la civilizacin azteca. Todava
En efecto, se trata de casualidad, del eterno pueden contemplarse los frisos y bajorrelie-
retorno anunciado por la intuicin filosfica, ves o recorrer las estructuras arquitectnicas
o del pecado original de Amrica que as compuestas por pasillos, escalones ptreos
purga los desmanes de los hombres? O tal y plataformas que servan como altares para
vez es el resultado lgico de las advertencias los ritos y sacrificios del pueblo prehisp-
no cumplidas por los grandes pensadores, nico. Sobre la base de dicha arqueologa, el
idelogos y ensayistas hispanoamericanos imperio espaol la Nueva Espaa asentada
precedentes. Ya Mart denunciaba en 1891: en la antigua laguna de Tenochitln edific
Las repblicas han purgado en las tiranas su un destacado templo, la Iglesia de Santiago de
incapacidad para conocer los elementos ver- Tlatelolco, de confesin catlica, abierto an
daderos del pas, derivar de ellos la forma de hoy en da al culto. Esta prctica fue habitual
gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en todos los lugares donde los conquistadores
en un pueblo nuevo, quiere decir creador5. asentaron su nueva cultura, como sucedi
Tal vez el que fuera entonces presidente en la propia plaza del Zcalo, en el centro
mexicano, Gustavo Daz Ordaz, y el equi- de la ciudad de Mxico, con la Catedral y el
po de gobierno del Partido Revolucionario impresionante sagrario barroco, sobre la base
Institucional entendieron que tambin desde del magnfico templo azteca. Pero en el caso
el poder es factible otro tipo de creacin: la de Tlatelolco la plaza sera, con el paso de los
violencia, la opresin, la represin, el lenguaje siglos, lugar privilegiado en la construccin de
y la ley del silencio impuesto al ritmo fren- rascacielos y edificios surgidos del nuevo con-
tico de las ametralladoras. Periodistas como cepto de arquitectura civil, a partir de los aos
la italiana Oriana Fallaci, corresponsal de cincuenta del siglo XX. De ah su denomina-
LEuropeo o Claude Kiejman, de Le Monde, cin: Plaza de las Tres Culturas. La azteca, la
presenciaron como testigos directos los he- espaola y la mestiza que, con el tiempo, se
chos, y relataron ante los lectores europeos la fundiran en la propiamente mexicana. Cultu-
siniestra represalia oficial y su sinrazn: ra que aparentemente haba convertido el pas
en un estado moderno y civilizado, ostentan-
Elena Poniatowska y la Polifona
Quiero que la delegacin italiana se retire de los do su progreso en las nuevas imgenes de una nocturna de Tlatelolco
Juegos Olmpicos; es lo menos que puede hacer. Mi ciudad desarrollada. Sin embargo, el viajero VICENTE CERVERA SALINAS
97
que todava hoy quiera conocer la plaza de de Elena Poniatowska retoma en su crnica
Tlatelolco sentir sin duda un regusto acre y el testigo dejado por otro de los grandes ar-
una impresin de srdida melancola al reco- tfices del teatro mexicano contemporneo,
rrer sus restos y divisar las desgarbadas, flacas Rodolfo Usigli. En El Gesticulador escenifica
y anmicas torres de Santiago de Tlatelolco, el argumento de un profesor de historia que
un lugar donde apenas se concitan los turistas ser confundido con un cabecilla de la revo-
y que est presidido por una enorme placa de lucin mexicana que haba fallecido durante la
cemento gris donde leemos: El 13 de agosto contienda. Para alcanzar la notoriedad que no
de 1521 heroicamente defendido por Cuau- ha tenido en vida, y tambin para reavivar los
htemoc cay Tlatelolco en poder de Hernn ideales de la revolucin, el protagonista asu-
Corts. No fue triunfo ni derrota. Fue el do- mir la simulacin y aceptar llevar la mscara
Monumento a la masacre de loroso nacimiento del pueblo mestizo que es del difunto, confundiendo as su personalidad
1968 en Tlatelolco.
el Mxico de hoy. El mismo Hernn Corts, con la del mito heroico. Al final escucharemos
en la tercera de sus Cartas de relacin, refiere el grito de su hijo, que reclamar la victoria de
cmo haba funciones teatrales en la plaza la verdad que ha sido acallada por la farsa del
8 del mercado de Tlatelolco. Pedro Henrquez gesticulador. Este grito del joven est en
Pedro Henrquez Urea, El tea-
tro de la Amrica espaola en Urea recuerda al respecto: En 1533 se haba la base de la crnica de Elena Poniatowska,
la poca colonial, en Histo- representado en Tlatelolco, entonces ciudad porque tambin lo estuvo en la actitud belige-
riografa cultural y literaria de
la Amrica hispnica. Madrid,
separada, ahora barrio de la ciudad de Mxico, rante de los mismos jvenes que reclamaron
Verbum, 2007, p. 456. un auto del Juicio Final: el historiador mexi- un cambio drstico no slo en la poltica edu-
cano Chimalpahin dice: Fue dada en Santiago cativa, sino en la administracin de la justicia
Tlatilulco, Mxico, una representacin del fin a un pas que ms que gobernar, gesticulaba
del mundo; los mexicanos quedaron grande- trgicamente su gobierno.
mente admirados y maravillados8. La novedad radica ahora en que Po-
No quisiera pasar por alto el contenido niatowska acumula numerosos testimonios
simblico del hecho histrico: la plaza fue el fragmentarios que exhiben la verdad histrica
escenario de las piezas de teatro misioneras como un cristal difano hecho aicos y dise-
desde el comienzo de la evangelizacin, y minado en la conciencia colectiva de esa mu-
all mismo tuvo lugar el auto del Juicio Final. chedumbre que experiment de manera direc-
Este dato vendra a incidir en el aspecto ms ta el horror de la autntica representacin. La
dramtico del propio espacio: el rito del Juicio escritora traza el linaje de su mtodo y de su
Final se convertira en la representacin real gnero en la tradicin de la crnica hispano-
de otro ensayo general de un juicio apoca- americana, pero desde una dimensin nove-
lptico en la noche del 2 de octubre de 1968, dosa, utilizando el fragmento al servicio de la
cuando las luces de las bengalas comenzaron verdad, al menos de una nocin de la verdad
a iluminar con destellos funestos la asamblea como expresin de la disgregacin, exhibicin
y hombres de guantes blancos dieron la seal de los disjecta membra que conforman cual-
pactada para que la funcin comenzara. Slo quier realidad. Las dos secciones principales
que en la edad contempornea las creaciones del conjunto se corresponden con dos cortes
dramticas han sido en muchas ocasiones sus- fundamentales en el tiempo: la primera remite
tituidas por formas teatrales donde la simula- a los sucesos que antecedieron al 2 de octubre;
cin deviene experiencia real: el fenmeno es- la segunda se refiere a la misma noche terrible.
cnico del happening o las performances As pues, sus ttulos son Ganar la calle y
urbanas se caracterizan precisamente por esta La noche de Tlatelolco. La crnica se com-
mutacin, por la sustitucin del como si pleta con una cronologa de los sucesos, ob-
por un as mismo, donde los actores tras- jetiva y detalladamente dispuesta a modo de
pasan la frontera de la ficcin y confunden la sumario de fechas y datos. En ambas partes,
mscara ficticia con sus propios rostros. Este la voz de la autora apenas ocupa lugar. Son en
traspaso de la ilusin al dominio de la realidad total tres prrafos los que llevan por autora
se produjo durante la noche de Tlatelolco, en las siglas de su nombre. El tono de sus textos
cuyo desarrollo el juicio final fue masacre, es diverso, siendo el primero un anticipo del
muerte y destruccin. Ante ese teatro de los sentimiento de euforia que domin durante
hechos de diablica consistencia, Elena Po- varios meses el nimo de los estudiantes que,
niatowska convoca las voces de los actores segn creyeron, podan haber modificado el
vivos para componer este friso, este mural signo de los tiempos y la determinacin de los
Elena Poniatowska y la Polifona
nocturna de Tlatelolco mexicano de aliento fnico, esta partitura del poderosos. Comienza Poniatowska con una
VICENTE CERVERA SALINAS terror, que es la crnica de lo fatal. La actitud recreacin del grupo humano que enarbola
98
deseos, ajenos a la desembocadura sangrienta identificado con la persona que
de su jbilo: lo pronunci o firm. Los nom-
bres de las personas convocadas
Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron suman un porcentaje muy alto
por Melchor Ocampo, la Reforma, Jurez, Cinco de de desconocidos, entretejindo-
Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van se de vez en vez las voces de
del brazo en la manifestacin con la misma alegra grandes escritores o personajes
con que hace apenas unos das iban a la feria; jvenes de mayor trascendencia en la
despreocupados que no saben que maana, dentro de sociedad mexicana, con algu-
dos das, dentro de cuatro, estarn all hinchndose nas citas extrapoladas de ttulos
bajo la lluvia, despus de una feria en donde el tiro al centrales en el canon literario
blanco lo sern ellos9. mexicano del XX, entre los que Conmemoracin de la cada de Tlatelolco en poder de
Hernn Corts.
cabe contar a Carlos Fuentes,
Y a partir de ese momento, la autora cede Carlos Monsivis, Jos Revuel-
su voz al testimonio de historia oral que se- tas, Octavio Paz, Rosario Castellanos o Jos 9
Poniatowksa, La noche de Tlate-
r su obra, como muy bien reza el subttulo, y Emilio Pacheco. No duda la autora en integrar lolco, p. 13.
como tambin han glosado los crticos que se testimonios de su biografa entre la suma de las
10
han asomado a su terrible consistencia: Elena multitudes. As, las reconvenciones de su ma- Michael K. Schluesser, Elena
created a chorus of appalled voices which, dre a su hermano Jan, estudiante implicado en Poniatowska. An Intimate bio-
graphy, Tucson, University of
combined with the official news coming from los motines, que no morira en Tlatelolco, sino Arizona Press, 2007, p. 162.
within the government bureaucracy, gave bir- unos meses ms tarde a causa de un accidente
th to a decisive book10. automovilstico. En ocasiones, Poniatowska 11
Poniatowksa, La noche de Tlate-
Este recurso narrativo es muestra cabal recurre a grabaciones que ha podido conseguir, lolco, pp. 163-164.
de un deseo de hablar por boca de todos, tan o a la mera reproduccin en estilo directo de
caro a todo genio de la escritura, pero en esta palabras escuchadas por testigos presenciales.
ocasin tan oportuno, sincero, necesario y Tambin se incluyen actas oficiales extradas de
explcito. Los personajes encartados son ml- documentacin oficial del ejrcito. La primera
tiples y de variada procedencia y escalafn: seccin se cierra con otra alusin histrica y
principalmente estudiantes implicados en los teatral al mismo tiempo: los textos que algunos
hechos, algunos cabecillas estudiantiles, repre- estudiantes presos recopilaron de la ya citada
sentantes del Movimiento Estudiantil Popular crnica Visin de los vencidos, y que servira
(MEP) o del Consejo Nacional de Huelga para organizar una dramatizacin entre rejas.
(CNH), dirigentes de las protestas, muchos de La segunda parte comienza con un poema
ellos encarcelados durante aos en la prisin escrito ex-profeso por Rosario Castellanos
de Lecumberr, y en bastantes casos sujetos de sobre la matanza de octubre11, al que se suma
torturas policiales o individuos convertidos en la segunda intervencin explcita de Elena
delatores o, al menos, en sospechosos de dela- Poniatowska, argumentando la eleccin del
cin. Junto a este copioso estrato, otras voces mtodo polifnico como soporte y autentifi-
proceden de familiares, conocidos o amigos. cacin de la veracidad y amplitud del caso. El
Extractos de noticias periodsticas, artculos coro de voces que compondr esta segunda
de opinin o meras reseas informativas se parte modula hacia la expresin del apoteosis
intercalan y trenzan entre las voces testimo- depravado que se oper desde las cinco de la
niales. La reproduccin de las noticias de los tarde hasta que la noche cay cruel sobre la
diarios ms importantes del pas supone uno plaza de Tlatelolco. Los argumentos se com-
de sus flancos ms crticos, pues la cobarda y binan ahora con los gritos y la expectacin se
la manipulacin informativa hablan por s solas solapa con la ostentacin obscena del terror.
sin necesidad de comentarios al margen ni de Predomina la crudeza en la plasmacin de los
anlisis polticos aadidos. Como en la famosa testimonios, que corroboran sus palabras nor-
pelcula argentina de Luis Puenzo, la historia malmente con una prueba de fiabilidad: Pue-
oficial se ir desmantelando con el acto de re- do certificarlo, porque yo lo v. Las voces
velacin, en el proceso de desenmascaramiento son ahora de las personas que vieron, vivieron
que supone la creacin artstica; en este caso, y padecieron Tlatelolco. La violencia anuncia
el compendio testimonial de cuanto quiso as su paroxismo, y el lector se sentir despia-
mantenerse encubierto. Las palabras de los dadamente sacudido por lo inexorable: la ver-
profesores, maestros o intelectuales cercanos dad de los hechos dispersa en una conjuncin
Elena Poniatowska y la Polifona
a la causa completan la polifona y es de jus- aguda de diversos timbres y entonaciones. El nocturna de Tlatelolco
ticia sealar que cada prrafo recogido vendr relato de los testigos, de los vecinos de los edi- VICENTE CERVERA SALINAS
99
12 ficios de la plaza, de los apartamentos sitiados, al conjunto, ampliando de modo notable su
Cfr. ibid., pp. 185 y ss.; 207-
210. de la gente escondida y atemorizada, de todo dramatismo radical.
un compendio de nervio y tensin se entreteje As pues, en muchas ocasiones los testi-
con un sabor cido y contiene una energa monios van reconstruyendo parcelas de la
frentica, un ritmo picado y una aceleracin historia, que se complementan o se respon-
que se precipita sin remedio hacia su desem- den, dialogan unos con otros, refutando o
bocadura trgica12. En estos momentos los confirmando apreciaciones. Los juicios ms
relatos adquieren la consistencia de imgenes sentenciosos y drsticos hallan as un espacio
filmadas con todo lujo de detalle y expuestas para su flexibilizacin. Frente a declaraciones
sin pudor ante el pblico. La crnica forja su rotundas, las palabras de las gentes, de las
esencia de collage de testimonios variados personas que participaron de distinto modo
y heterogneos, un coro atronador, una masa en el contexto activan su inclusin para ma-
polifnica estridente que lanza su dolor, tras tizar o valorar el grado de veracidad interno
el ahogo y la asfixia, hasta componer de modo en las manifestaciones. Este signo dialctico
natural esa partitura de tensin dodecafnica, es fundamental y obedece a un talento de
cuyo nico acorde reconocible emanar del la autora, as como al de los escritores que,
aturdimiento y la agresin. como Jos Emilio Pacheco, colaboraron en
Y a esta direccin apunta al fin uno de los su establecimiento. Cabra hablar en este con-
mximos logros del testimonio de Poniatows- junto polifnico de un montaje intelectual, al
ka, al margen de su grandeza como trabajo modo de los cineastas soviticos, siguiendo
social y como ensayo de recomposicin de los postulados flmicos de Sergi Eisenstein.
la identidad mexicana, tras la explosin de En su concepto del arte flmico, la labor de
absurdo y desesperacin que supuso Tlate- sntesis quedaba reservada para el momento
lolco. Me refiero al hecho de haber consegui- del montaje de los materiales grabados, que
do establecer pautas secuenciales dentro del slo mediante una inteligente superposicin
abigarramiento humano y vocal que expone. llegara a producir efectos de contraste agudo
Y es factible hacer visible la extraordinaria u ocasionar estados de repulsin y piedad,
labor de montaje y la composicin sintctica tendentes finalmente a la catarsis purgativa.
que articula. Hereda Poniatowksa el mtodo Y es tal vez este carcter sanador el que pre-
compositivo de un autor axial en la literatura valezca al cabo de los aos en la lectura del
mexicana como es Juan Rulfo. En los cuentos libro de Elena Poniatowska, cuando todava
de El llano en llamas recre en estado puro la nos acercamos como lectores a los sucesos
violencia de la poca revolucionaria, con sus verdicos.
traiciones, sus rencores y sus poderes de des- Pero en este caso, no se trata ya de que
truccin. Poniatowska inserta en su crnica un los dioses tejen desdichas para que a las futu-
clebre episodio de Luvina, aquel episodio ras generaciones no les falte algo que cantar
del cuento en que los habitantes de ese pueblo transformando estticamente los males y
fantasmagrico reflejan su sordo escepticismo dndoles de algn modo justificacin, sino
ante la actitud de un gobierno que jams se que crnicas como La noche de Tlatelolco de
ocup de sus vidas. Y en la novela Pedro P- Elena Poniatowka convocan lo peor del alma
ramo convoc Juan Rulfo a los espectros de humana en el devenir de su existencia con el
Comala, que yacan en sus tumbas y fretros, fin de exorcizar los fantasmas del tiempo y
para escuchar de nuevo las voces, los murmu- mostrar las heridas y cicatrices que no debe-
llos que compondran en su yuxtaposicin la ran volver a producirse, al menos mientras
textura polifnica de la novela. Este mtodo, haya lectores que recojan la informacin y
como bien es conocido, permite rastrear el cautericen con ellas el dolor. Se trata al fin
hilo narrativo de la vida del cacique Pedro de un ensayo social, o mejor, un ensayo de
Pramo, sin recurrir a la exposicin lineal y psicologa social, que sirve como catarsis para
a la ordenacin cronolgica ms evidente. todo un pueblo, y que habr de funcionar a
La conjuncin de los fragmentos conforma modo de escaln para que no sea imposible
una unidad completa donde se vislumbra el ascender al reino donde la juventud encarne
sentido y la forma de los aconteceres. Este el entusiasmo creador, y nunca ms sea la vc-
mecanismo narrativo parece estar en la base tima propiciatoria que riega las piedras sordas
de la crnica de Elena Poniatowska, de ma- del poder enajenado.
nera tal que su aparente inconexin contiene Y as cabe recrear, cuarenta aos ms
Elena Poniatowska y la Polifona
nocturna de Tlatelolco una slida unidad, una verdadera conjuncin tarde, la lectura de esta crnica contempo-
VICENTE CERVERA SALINAS de disyunciones, y otorga una sutil cohesin rnea, de este ensayo de polifona enajenada
100
Linda Egan
Profesora en la Universidad de Ca-
lifornia, Davis, se ha especializado
en literatura mexicana desde la co-
lonia hasta el presente. Entre otras
publicaciones destacan varias con-
tribuciones dedicadas a sor Juana
y su participacin en el volumen
del VI Symposium internacional
de crtica literaria y escritura de
mujeres de Amrica Latina, sobre
Tragicomedia de la transgresin
La noche de Tlatelolco (1971) crnica fe- pital (Poniatowska, Fuerte, p. 25), pobladas 1
Carlos Monsivis y Hctor Man-
nomenal de testimonios sobre causas, sucesos de millones de campesinos que llegan para jarrez escribieron artculos bas-
y el momento culminante del Movimiento no morirse de hambre o desaparicin en tante nutridos sobre el libro a
un ao de su aparicin, y hay
Estudiantil (la masacre de centenares de ciu- la provincia y que encuentran que en la me- varias reseas. Entre otros escri-
dadanos indefensos la noche del 2 de octubre, trpoli corren los mismos peligros: hambre, tos sobre Fuerte figuran breves
comentarios incorporados en
1968) se hizo un fenmeno literario casi al falta de servicios, violencia, abusos oficiales, textos de anlisis que abarcan
instante de su publicacin. Y la Noche perma- posible tortura, encarcelamiento, muerte. otros textos de Poniatowska; casi
nece como el texto clsico sobre esa epifana Est, entonces, en su sitio la segunda crni- inevitablemente, Fuerte recibe el
comentario ms sucinto, y el
en la evolucin de la sociedad mexicana hacia ca: El Movimiento Estudiantil de 1968. Ca- grueso de tales artculos se le
el derecho de definirse como ciudadana y si diez aos despus de esa tragedia nacional, dedica a La noche de Tlatelol-
co y/o Nada, nadie (sobre el
estado modernos. Nueve aos despus de Poniatowska echa una mirada retrospectiva a temblor de 1985). Vanse, por
ganar esa ovacin, Elena Poniatowska publica la vez que compacta y anecdtica sobre ese fe- ejemplo, los siguientes trabajos
citados en la Bibliografa final:
una coleccin de cinco textos que recogen nmeno. Al recorrer el contexto sociopoltico Volkow (resea, 1981); Amar
testimonios y datos sobre la secuela violenta que enmarcaba el Movimiento, expone un Snchez; Beckman; Blanco (pp.
lgica de aquella matanza en la Plaza de las inmejorable cuadro de costumbres del Mxi- 509-510); Fermn (pp. 161-62);
Poot Herrera (pp. 18-19).
Tres Culturas. La antologa se llama Fuerte co pre-1968 a mitad de la centuria (Ibd., pp.
es el silencio (1980), y la sorpresa es qu tan 34-42), todo un mito (Mxico lindo y bonito), 2
Elena Poniatowska, Fuerte es
fuerte ha sido el silencio crtico alrededor encubriendo as la realidad oscura y siniestra. el silencio, Mxico, Era, 1980,
de este libro fenomenal sobre los pasos que La tercera crnica se enfoca en Rosario Piedra p. 138.
ciertos sectores del pueblo mexicano se atre- de Ibarra y su rictus de sonrisa, esa que lleva
vieron a tomar para distanciarse de un pasado para enmascarar el duelo permanente que
y presente de criminalidad ancestral1. Estos sufre porque agentes del gobierno de Luis
individuos arriesgaban la vida al demandar Echeverra han torturado y desaparecido a
a su gobierno la posesin de su humanidad, su hijo. Poniatowska hace una crnica de las
incluso mientras un agente de polica que malas andanzas de Rosario y las 83 mujeres
torturaba a un hombre inocente afirmaba que que se instalan en la Catedral del Zcalo para
aqu no se trata de derechos2. una huelga de hambre que protesta por la
En la primera crnica, son los desalojados, desaparicin de sus hijos durante las guerri-
nios hurfanos o sobreviviendo simplemente llas urbanas y rurales despus del fin violento
en la calle como pueden, y los paracaidistas que Daz Ordaz y Echeverra le pusieron al De la muerte florida al activismo
que engrosan el cinturn cada da ms ancho Movimiento Estudiantil. El gobierno manda civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral
de ciudades perdidas alrededor de la ca- soldados para acabar a la fuerza la huelga de LINDA EGAN
101
3 hambre y, aterrorizadas ante la posibilidad de fenmeno con el caso de la radicalizacin de
Carlos Monsivis, Mira, para
que no comas olvido: las pre- ser desaparecidas como sus hijos, las madres un muchacho mexicano que se une a la Liga
cisiones de Elena Poniatowska, desocupan la Catedral, pero no abandonan su Comunista 23 de Septiembre, dejndonos ver
en La Cultura en Mxico, 1007
(1981), p. 4.
bsqueda de la justicia. un proceso de causa y efecto: un gobierno
En la cuarta crnica, Poniatowska como violento y una clase media/sociedad indife-
4 reportera reclama la voz protagnica, junto rentes como motivo, una juventud enajenada
Gabriela Mora, Notas teri-
cas en torno a las colecciones con varios testimonios, para detallar la his- y propensa a soluciones ideolgicas aliadas a
de cuentos integrados, Revis- toria de la prctica cruel de desaparecer la violencia como consecuencia (Ibd, pp. 144-
ta Chilena de Literatura, 42
(1993), p. 133. gente: simplemente jams dejar a nadie saber 51). Este captulo demuestra de modo muy
en dnde fue a dar, si est viva o muerta, como claro el continuo entre Noche y Fuerte, vncu-
5
Roco Oviedo Prez de Tudela,
si fuera trapo o despojo de comida para los lo inter e intratextual que nos ayudar ver que
Los cuerpos del disfraz. Madre puercos. La quinta y ltima crnica ficciona- entre y dentro de las cinco crnicas de que
o amante. La narrativa de Elena liza la fundacin de la colonia proletaria cuyo consta la coleccin de 1980 se perciben estruc-
Poniatowska, Literatura Mexi-
cana, 16 (2005), p. 163. nombre, Rubn Jaramillo, honra al campesino turas externas e internas que se convierten en
asesinado con su familia por agentes del go- una antologa de textos independientes al
bierno en 1962. Con su propia voz de cronista mismo tiempo muy articulados entre s.
casi del todo callada, Poniatowska drama- Ya no son nuevas las teoras de los cuentos
tiza lo que hemos aprendido en las cuatro integrados o de la novela compuesta. Estos
crnicas anteriores a travs del protagonista el subgneros satisfacen al mismo tiempo las
Gero Medrano, lder revolucionario, mitad reglas de dos convenciones. De acuerdo con la
colonizador civil y guerrillero autosacrificial. primera y ms obvia, los cinco textos de Fuer-
Para Carlos Monsivis, uno de pocos te es el silencio son crnicas individuales que
crticos que ha comentado concretamente pueden leerse de modo independiente. Claro,
sobre esta obra de la cronista, dice que con su en trminos generales, comparten en comn
texto sobre los desaparecidos Poniatowska un tema fcilmente percibido que gobierna
expone la metamorfosis implacable de un su seleccin para reunirse en el mismo libro:
reportero que ha alcanzado un alto nivel de llamemos este tema la justicia. Casi desde
maduracin. En la ltima de las cinco obritas, los ttulos y la estructura externa de los tex-
La colonia Rubn Jaramillo, Monsivis ve tos ser posible ver la conexin entre ellos
la mejor crnica conocida de Elena Ponia- que inspira la decisin de recopilarlos.
towska y uno de los textos definitivos de la De acuerdo con la segunda convencin y
literatura mexicana contempornea. All los ahora invoquemos una u otra de las teoras
poderes descriptivos, el compromiso poltico arriba mencionadas algo habra que descu-
y la calidad prosstica se alan admirablemente brirse enterrado ms profundamente dentro
para recrear una `fiebre de oro de nuestros de los textos que los uniera, lo que Gabriela
das mexicanos: la invasin de tierras, la bs- Mora denomina paradigmas de relacin4 y
queda masiva de casa propia3. lo que en este estudio identifico como leit-
Me interesa resaltar otro comentario ms motivs u otros elementos verbales/estilsticos
de Monsivis: en cierta medida, dice, los cinco aparentes en la escritura palimpsstica5 de
textos de esta coleccin continan explcita e Poniatowska. La interrelacin de las crnicas
implcitamente a La noche de Tlatelolco. De de Fuerte destaca la eficacia de su denuncia
nuevo, el tema es la otra historia: las distintas periodstica de opresin, miseria, crimina-
fermentaciones del espritu del 68 o de la lidad impune el mensaje evidente en la
revolucin latinoamericana, el destino de la superficie y la potencia de su mensaje ms
disidencia extrema, las coincidencias y las trascendente, el que subyace como smbolo
disparidades entre quienes nunca han tenido y poesa prosaica. stos liberan sus lecciones
voz y quienes se arriesgan (en diversas for- en estructuras prefigurativas y analpticas que
mas) con tal de romper el mutismo de siglos ms sutilmente amarran los textos para rendir,
(Monsivis, op.cit., pp. 2-3). en su conjunto, un impacto emotivo avasalla-
Al trazar en Los desaparecidos (Po- dor. Esta impresin rompe el silencio ensor-
niatowska, op.cit., pp. 138-80) la nueva y decedor de una sociedad que por demasiados
refinadsima forma de represin poltica: la siglos ha vivido, sumisa y ablica, bajo el
desaparicin prctica gubernamental que yugo de un estado criminal que impunemente
no se confina a Mxico, claro, sino que pro- azota a los que debe servir y cuidar.
De la muerte florida al activismo lifera en sociedades premodernas doquier: a El motivo simblico ms evidente en el
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral travs del continente hispanoamericano y el palimpsesto que corre bajo la superficie de
LINDA EGAN africano (Ibd., p. 138), Poniatowska ilustra el los cinco discursos puede definirse como el
102
sndrome azteca, el conjunto de caractersticas y ms, con la ndole novedosa
culturales heredadas desde antes de la llegada de los que aportan las propias
del europeo y que sigue motivando, modelan- transformaciones.
do, mortificando y matando a lderes (mr- Dir como preludio a mi
tires) y pueblo en lo que Jean Franco ha carac- anlisis y parte del enfoque po-
terizado como su viaje circular o frustrado6. pular-ancestral de este estudio,
O, para ponerlo en trminos ms universales, que importa mencionar la voz
en pleno siglo XX, cualquier gobierno que se misma de Poniatowska ya que,
vale de la violencia bruta, como lo hizo el de segn un crtico temprano del
Daz Ordaz antes de los Juegos Olmpicos de libro, la primera crnica, sobre los nios 6
Jean Franco, Historia de la lite-
1968 y Echeverra en 1971 durante su poca pobres y migrantes a la ciudad, es la pieza ratura hispanoamericana a par-
de Apertura Democrtica, es simple y ob- menor de los cinco, por su falta de irona, tir de la Independencia, trad.
Carlos Pujol. 7 ed., Barcelona,
viamente arcaico, premoderno7: su tono sincero y popular, el afecto antiguo Seix Barral, 1987, p. 30.
de la autora por los marginados, y la frase
7
In the case of France in the seventeenth century, the feliz, de la cual Carlos Monsivis es el mejor Diana Sorensen, Tlatelolco
shift from brute force to symbolic representations practicante sin duda [y que] corresponde al 1968: Paz and Poniatowska on
of power was an important contribution to the uso del intelecto9. Dice Hctor Manjarrez Law and Violence, Mexican
Studies/Estudios Mexicanos, 18
eradication of violence.[En el caso de Mxico en que Elena Poniatowska es sentimentaloide (2002), pp. 293 y 303.
el siglo XX,] the very deployment of force produ- y, para mayor pecado, parece estar entrando
8
ced the crisis of legitimation: what was lost by the ilegalmente en propiedad verbal que pertene- Est basado en lecturas minu-
government of Daz Ordaz was authority (Sorensen, ce por derecho intelectual a su colega o, peor ciosas de Sahagn y muchos
cronistas de Indias, incluyendo
op.cit., p. 303). an, degradando a la misma por gorjear frases a Tezozmoc, Ixtlilxchitl y otros
demasiado felices para ser suficientemente escritores indgenas, ms una
En su estudio del tratamiento de la ma- inteligentes. gran cantidad de investigacin
crtica y terica (la religin com-
sacre de Tlatelolco hecho por Octavio Paz Al volver a leer el libro, prest atencin parada, un estudio sostenido de
y Elena Poniatowska, Diana Sorensen se particular al tono de voz de la primera pieza y la cultura mesoamericana y de la
literatura, sociopoltica y cultura
detiene en el anlisis paciano de lo prehis- especialmente a lo que Manjarrez considerara popular mexicanas desde la con-
pnico que caracteriza el Mxico contem- sus frases felices. Y aunque s hallo que es quista en adelante).
porneo: menor en comparacin con las otras cuatro, 9
no es por la calidad de la voz narrativa sino Hctor Manjarrez, La indis-
In a dazzling explanation of the Aztec worldview, Paz porque en muchos otros medios hemos ya crecin de Elena Poniatowska.
Cuadernos Polticos, 30 (1981),
leaves no loose end: every element in the structure is podido informarnos acerca de la gente pobre p. 104.
held together by the centripetal pull of the concep- de la gran capital de Mxico pero enfatizo
10
tual axis he deploys. In the center lies the sun, which aqu que pocas veces con tanto colorido, tanta Ya que acabo de escribir un
demands blood through the centuries, following the frase feliz, tanto uso del intelecto y tanto libro que rene los aforismos
de la obra entera de Carlos
rule of continuity, which permeates time and space. sabor verbal como en este cuadro pintado Monsivis, ahora me hallo con-
Furthering the logocentric organization of the por Poniatowska. Esas frases que molestan a templando los aforismos genia-
argument is the weight of the name: the repetition of Manjarrez no son tanto felices como lo son les de la sentimental Elena
Poniatowska.
the Mexica name for both the nation and capital city aforsticas y no se confinan a la primera crni-
reinforces the haunting, unavoidable presence of the ca sino que siembran liberalmente el discurso
terrible dominacin azteca (Ibd., p. 308). del libro entero10. Los otros cuatro captulos
son inslitos.
Sorensen finalmente ve en la lgica de En casi ningn otro lugar (en 1980) ha-
Paz un nivel de rigidez arcaica reflejada en bamos ledo de una mujer que solita acecha
su propio argumento acerca de la herencia al presidente del pas en cualquier esquina,
azteca; por mi parte, acepto hasta cierto pun- insistiendo que le diga dnde tiene a su hijo,
to el razonamiento de Paz y el de Sorensen. dnde lo est torturando; sobre ochenta y
Sin embargo, lo que veo como el sndrome tres mujeres pobres venidas de todas partes
azteca en Fuerte es el silencio y una notable de Mxico y que, privndose de comida en la
proporcin de la literatura mexicana desde Baslica, llaman la atencin de un pblico ab-
la conquista hasta hoy no est definido por solutamente indiferente a las fotos de docenas
conceptos poticos: el sol hambriento de de adolescentes desaparecidos, torturados,
sangre, etc.8 Mi inters en la concatenacin de probablemente asesinados por el gobierno.
caractersticas premodernas que se ostentan Tampoco ledo estadsticas de las que ni la
con regularidad en los cinco textos de Fuerte autora quiere enterarse, no vaya a tener que De la muerte florida al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
es cmo el discurso periodstico de Ponia- aceptar que su Mxico lindo y querido no fuerte silencio ancestral
towska los yuxtapone con signos de cambio, es ms que cualquier otra dictadura barata; LINDA EGAN
103
ni ledo de cmo una espiga de otros en coro, que ella da voz a los que no
campesino mesinico casi solo la tienen sino que habla con los que s tienen
y de una noche al da siguiente voz un habla rica, colorida, fuerte pero que
persuade a 15, 000 indigentes a por el terrorismo estatal suelen mantenerse
mudarse a un terreno vaco (del quietecitos hasta que alguien como Ponia-
que se ha adueado un terrate- towska les da el micrfono en forma de un
niente) y poblarlo para nunca libro como Fuerte es el silencio. A veces es
jams salir, pese a invasiones de excelente ser princesa de a de veras, aunque
policas, soldados y gobernado- hable como si hubiera nacido en la Cande-
res, amn de encarcelamientos, laria.
torturas y asesinatos de colo- Comienzo, entonces, a juntar los hilos
Plantn en el Zcalo. nos11. Vienen. Se quedan. Esta que integran los cinco segmentos de lo que
casa es suya. es, adems de una antologa de textos de pe-
Y aquella voz sentimental y demasiado riodismo literario, una sola crnica de vasto
11 sincera de la primera crnica? No es nin- valor testimonial y de encumbrado mrito
Carr dice que fueron 10. 000
paracaidistas. guna voz literaria ni asumida para demostrar esttico14. Esta crnica plantea una visin
solidaridad con el pueblo sufrido. Es la voz de singular del Mxico de los sesenta examinado
12
Elena Poniatowska naci en Pa- su Alteza Mexicana la princesa populachera desde diversos ngulos pero por un par de
rs, hija de madre mexicana Poniatowska quien a los diez aos de edad ojos enfocado en un solo sujeto: una sociedad
cuya familia sali de Mxico
durante la Revolucin Mexicana
lleg a la Ciudad de Mxico, hablaba slo suspendida tortuosamente entre pocas. Por
para refugiarse en Europa; all francs12 y fue inscrita por sus padres en una un lado se nos presenta un pueblo todava
se cas la madre de Elena con ridcula primaria britnica, donde dice can- regido por una cosmovisin que sintetiza la
un prncipe polaco. Hasta me-
diados de la Segunda Guerra tbamos God Save the Queen13. Y ya que religin arcaica (pagana) y la histrica (cris-
Mundial, cuando las condiciones nunca antes haba estudiado formalmente tiana): Mxico desde la conquista, a travs de
de Francia obligaron la huida
de la familia Poniatowska Amor el idioma espaol, aprendi la lengua de los la colonia y hasta hoy hecha de gente premo-
a Mxico, Elena se educ como sirvientes de la casa: derna pero arreglndosela dentro de una so-
nia francesa de la alta burgue-
sa europea.
ciedad histrica15. Por otro lado, un Mxico
Desde aquel tiempo, siempre he guardado mucha persuadido desde sus orgenes en Anhuac de
13 compasin para las criadas de la casa o como quieras la inescapable necesidad dolorosa de la des-
Magdalena Garca Pinto, Elena
Poniatowska. Entrevista, in Wo- llamarlas. Eso explica por qu me gusta tanto Jesusa igualdad social (Clendinnen, op. cit., pp. 239-
men Writers of Latin America: Palancares, la protagonista de mi libro Hasta no 40, sta y seguidas traducciones mas) y, por
Intimate Histories. Trad. Trudy
Balch & Magdalena Garca Pin- verte, Jess mo. Aprend espaol porque no me haca lo tanto, de ritos y reglas inquebrantables en
to. Austin: University of Texas falta hacerlo. Hasta cierto punto, se le consideraba el todos los niveles reforzados so pena de muer-
Press, 1991, pp. 162-81.Entre-
vista con Elena Poniatowska de
idioma del colonizado.De hecho, hasta hace poco, te para dramatizar el rigor de la conformidad
1991 en espaol traducida al yo todava empleaba ciertas expresiones comunes en- y para mantener un orden inherentemente
ingls; sta y otras traducciones tre la gente de poca escolarizacin. (citada en Garca precario, siempre a punto de desintegrarse16.
de la entrevista (de nuevo al
espaol) son mas. Pinto, op. cit., pp. 168, 170) Cualquier inconforme es un enemigo, su
familia tambin y un da sin ms, de pronto,
14
En una resea positiva de Fuer- Pese a su abolengo aristocrtico, Ponia- deja de estar entre nosotros (Poniatowska,
te, la escritora Vernica Volkow towska se identifica con los subalternos de op. cit., p. 138).
alaba la gran valenta y [su]
insuperable calidad literaria
Mxico y desde su niez habla con el mexi- El perodo colonial slo transform el
(Volkow, op. cit., p. 42), pero cano callejero. Por eso no digo, como tantos autoritarismo de la sociedad azteca, refinan-
inmediatamente despus califica do y prolongando tendencias de su carcter
su propio juicio al decir que
el valor de la coleccin como con Volkow. El valor crtico- 15 habituado desde siempre en el pueblo mexica:
testimonio rebasa infinitamente poltico es de enorme valor y Louise M. Burkhart, The Slip- una profunda predileccin culturalpor la
cualquier consideracin de valor cuenta como parte de su m- pery Earth: Nahua-Christian
literario. Al preguntarme por rito literario; explica en gran Moral Dialogue in Sixteen-
auto-extincin, la pasividad, el alcoholismo,
qu a los crticos en Mxico pa- medida por qu este libro th-Century Mexico, Tucson, el ritual como un espejo ancho y oscuro
reciera siempre ms importante retiene su legibilidad despus University of Arizona Press,
lo testimonial que lo literario me
en el que una sociedad todava no est hecha,
de 28 aos y todava est 1989, p. 181.
contesto a m misma: precisa- disponible en amazon.com. sino que siempre est en vas de constituirse,
mente por el anlisis que llevo Pero nadie lo leera si antes 16 consciente de la fragilidad de lo construi-
a cabo en este estudio. Pero que nada aquel testimonio Clendinnen, op. cit., pp. 241-
que conste: no estoy de acuerdo no estuviera enfundado en 42; Jos Alcina Franch, Poder do vs. lo fijo y la ndole no acabada de
un discurso de inmejorable y sociedad, en , Jos Alcina su pas (Clendinnen, op. cit., pp. 259-60). A
fuerza y delicadeza potica: Franch, Miguel Len-Portilla y
si la tcnica y la voz litera- Eduardo Matos Moctezuma
pesar de la retrica tranquila de los agentes
rias de Elena Poniatowska (eds.), Azteca-Mexica: las municipales, Tenochtitlan era un lugar asom-
De la muerte florida al activismo
no fueran de primer orden, culturas del Mxico antiguo, brosamente violento, en donde mucha de esa
civil: Elena Poniatowska rompe el insuperables entre los mejores Barcelona y Madrid: Lunwerg
fuerte silencio ancestral escritores en lengua espaola Editores, 1992, p. 374. violencia no era ni individual ni sin planearse,
LINDA EGAN entonces y hoy. sino certificada y oficial (Ibd, p. 46). Y no
104
se confinaba a los sacrificios rituales sino que poltico, econmico y religioso
regularmente se desataba sobre los ciudada- (Sjourn, op. cit., pp. 101-109).
nos, incluso hasta el punto de la muerte (Ibd., Desde que las tribus nmadas
pp. 46-47). comenzaron a asentarse y a de-
La leccin que ms se quedaba con los sarrollar la agricultura, Mxico
mexicas a travs de los siglos despus de la ha sido una tierra de gran po-
conquista fue que las sangrientas ceremonias blacin, la mayora de la cual
de carnicera sacrificial, a las que se haban re- ha estado siempre concentrada
galado sus enemigos, sus esclavos, sus vecinos en el centro del pas, donde,
y sus propios hijos, no haban salvaguardado por consecuencia natural, in-
el orden social ni su universo sino solamente cluso en tiempos de las grandes
haban confirmado que ellos mismos los civilizaciones maya y azteca, se Plantn en el Zcalo.
seres humanos eran un tiempito hecho de sufran estragos medioambien-
dependencia desoladora de las condiciones tales (Stevens). En Morelos, donde se conside- 73-74). El efecto, en conjunto, de
las prcticas sagradas, polticas
inhumanas, vegetales, de la existencia fugaz ra que la tierra es excelente para labrar, hay un y sociales es la deshumanizacin
(Ibd., pp. 262-63)17, de la falta de realidad aluvin de gente que, paradjicamente, da y entumecimiento del humano,
para que acepte su lugar en la
de la persona humana18. Quizs el aspecto lugar a la fragmentacin excesiva de la tierra y, jerarqua rgidamente controla-
que ms disguste al que escucha hoy de los por consecuencia, al empobrecimiento; todo da sin queja ni cuestionamiento
(Samuel Mart, Canto, danza y
sacrificios humanos de Mesoamrica (o bien esto unido a una gran cantidad de hombres ar- msica precortesianos, Mxico,
de los incas o cualquier otra gente: africanos, mados que van cazando a campesinos de parte Fondo de Cultura Econmica,
hindes) es el elemento del sufrimiento de de terratenientes y funcionarios del gobierno, 1961, p. 234), incluso hasta
la entrega de un hijo para ser
la tortura que figuraba como parte inherente sembrando as un ambiente permanente de sacrificado y comido (Fray Ber-
del rito. terror, machismo y venganza. nardino de Sahagn, Historia
general de las cosas de Nueva
Los toltecas y los aztecas convirtieron En el contexto de este retrato abreviado Espaa, Madrid: Alianza Uni-
lo que originalmente haba sido un rito sa- de la cosmovisin ancestral e histrica mexi- versidad, 1988, 1, p. 104). El
sacrificio de nios se practica-
grado en un acto poltico-econmico19. Un canas, iremos viendo cmo en Fuerte es el ba en Mesoamrica ya desde
aspecto del asesinato ritual entre los mexicas, silencio Poniatowska pone en oposicin a ese 200 a.C.-600 d.C., poca del
en ese entonces, combinaba la purificacin sndrome arcaico e hiriente, a esas dos fuerzas estado-ciudad de Teotihuacan,
cultura madre de Tula y luego
espiritual y la prueba del poder teocrtico, poderosas: de Tenochtitlan (Johanna Bro-
fenmeno que requera del sufrimiento de la (1) Frente a la violencia implacable, casi da, Templo Mayor as Ritual
Space, en Johanna Broda, Da-
vctima, incluso cuando era un acto de auto- impensable, del gobierno y sus agentes hacia vd Carrasco y Eduardo Matos
sacrificio, como en el caso de los danzantes no slo los acusados de delitos sino a las fa- Moctezuma, The Great Temple
of Tenochtitlan: Center and Pe-
de Chiapas quienes, por lo menos hasta el milias y dems ciudadanos, y a la indiferencia riphery in the Aztec World, ,
momento a mediados del XX cuando Samuel y apata casi igualmente incomprensibles de Berkeley, University of California
Mart escribi su estudio, todava bailaban la mayora de la gente, la cronista primero Press, 1987, p. 88).
sobre cenizas calientes, quemndose los pies levanta ante los ojos de todos un gobierno 18
y luego emborrachndose hasta perder el cnico, una sociedad entumecida y nosotros Laurette Sjourn, Pensamiento
y religin en el Mxico antiguo,
sentido (Mart, op. cit., pp. 234, 58). Como los lectores escandalizados y conmovidos el Mxico y Buenos Aires, Fondo
reza la cancin prehispnica, Xopancucatl, rechazo absoluto de un individuo que se opo- de Cultura Econmica, 1957,
p. 59.
xochicucatl, los flechadores deben hacer que ne a la violencia oficial y a la sumisin civil.
sus dardos entren en el cuerpo del mancebo En la persona de Rosario Piedra de Ibarra, 19
impoluto, virgen, hombre, amarrado a la madre de uno de los centenares de desapare- Clendinnen, op. cit., pp. 260-
61; Laurette Sjourn, Pensa-
columna ptrea pintada slo un poco: no cidos mexicanos, Poniatowska modela para miento y religin en el Mxico
es necesario / que pongas toda tu fuerza para / Mxico una democracia ideal, cuyo infatiga- antiguo, Mxico y Buenos Aires,
Fondo de Cultura Econmica,
asaetearlo, para no / herirlo hasta lo hondo de ble asalto pacifista y legal contra la corrupcin 1957, p. 172.
sus carnes / y as pueda sufrir / poco a poco, institucionalizada, la violencia gubernamental
20
que as lo quiso / el Bello Seor Dios20. En y la indiferencia social por el valor de la vida Miguel Len-Portilla, Literaturas
Tenochtitlan, al tlatoani-rey se le consideraba humana ilumina desde dentro de la antor- indgenas de Mxico. Mxi-
la personificacin en la tierra del Bello Seor cha espiritual que es esta madre adolorida, co, Editorial MAPFRE/ Fondo
de Cultura Econmica, 1992,
Dios, y lo que daba placer a Huitzilopochtli p. 258.
o a Tlloc igual complaca a Ahutzotl o
Moctezuma.
17 to hasta su madurez, al ser
Este escenario cultural-psquico se lleva a La analoga que corre a tra- humano se le compara a
cabo en un territorio fuertemente urbanizado, vs de todas las descripcio- una mazorca de maz (Clen-
nes mexicas del crecimiento y dinnen, op. cit., p. 181).
donde todo est dominado por el quincunce, desarrollo humanos equipara Durante los ritos sacrificiales, De la muerte florida al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
los cuatro rumbos de la periferia subordi- plantas y seres humanos; en el cuerpo humano sirve como fuerte silencio ancestral
particular; desde su nacimien- accesorio teatral (Ibd, pp.
nados como tributarios al centro del poder LINDA EGAN
105
una Ausencia Fundamental en Visin, en fin, arcaica, del cosmos sagrado en
Mxico: el Vaco donde los de- el que el ser humano, el animal, el vegetal y el
rechos humanos deben estar y cuerpo celestial, todos ellos tenan el mismo
ser reconocidos, respetados y valor y se sostenan entre s en un circuito de
posedos. interdependencia.
(2) A la misma violencia his- En el Centro, los perifricos esclavizados
trica e interminable desatada por la falta absoluta de empleo, vivienda, ser-
contra los campesinos indefen- vicios municipales la ms mnima atencin
sos, Poniatowska nos ofrece el del Padre Tlatoani buscan consuelo donde lo
caso aleccionador de un revo- encuentren. Por ejemplo, cuando un terremo-
lucionario rural, maosta entre- to derrumba el ngel dorado de la Indepen-
Plaza de Tlatelolco. nado en China que radicaliza a dencia, icono de la libertad y del bienestar que
quienes puede, y que se vuelve vinieron esperanzados a buscar, Poniatowska
experto en organizar invasiones de terrenos personifica la estatua rota, cual Coyolxauh-
21 por miles de paracaidistas, estableciendo ciu- qui despedazada por fuerzas csmicas22: una
Carlos Monsivis, Entrada libre:
crnicas de la sociedad que se
dades proletarias como golpe de relmpago beata, entre gruesos lagrimones murmuraba:
organiza, Mxico, Era, 1987, antes de que las autoridades lleguen para Se ha muerto mi ngel de la Guarda. (Po-
p. 41.
desalojar a las masas. Aqu el ejemplo es el niatowska, Fuerte, pp. 13-14)23. No habla Po-
22 infatigable asalto violento e ilegal contra la niatowska. Habla la gente desamparada que
Coyoxauhqui, en mitos aztecas, misma corrupcin institucionalizada, el mis- Sahagn cita en su gran crnica; habla la gente
es diosa de la luna y la Va
Lctea, y hermana de Huitzilo- mo gobierno violento y la oligarqua rapaz, desamparada hoy da en la Ciudad de Mxico
pochtli, dios del sol y la guerra, esto es, la misma actuacin deshumanizadora. que Poniatowska escucha. Las extremidades y
quien, no bien nace (saltando
del vientre de su madre, Coat-
El hroe popular, el Gero Medrano, no quie- alas del ngel son mandadas a talleres en los
licue-Cihuacatl en la Montaa re menos que Rosario Ibarra: vida y derechos barrios ms pobres, y la gente derrotada que
Coatepec), le corta la cabeza a
su hermana celosa y le da una
humanos. Parece que pierde la vida, pero gana venera a la diosa vencida acude a vigilar su
patada que la manda rodando derechos y vivienda para muchos miles de po- rearticulacin, como si, tras casi cinco siglos
montaa abajo hasta que se des- bres en el campo, sin que la mayora de ellos de espera, fueran a ver el milagroso retorno
pedaza al pie de la colina. Estos
elementos se replican luego en tengan que volverse violentos como l. de los dioses que la haban abandonado de su
los ritos sacrificiales del Templo Poniatowska da comienzo a su crnica calpulli en Tenochtitlan:
Mayor, un Coatepec simblico.
Un enorme disco esculpido de la
con ngeles de la ciudad, concentrndose
diosa despedazada se puede ver en la vida de miseria de los campesinos que Tuvo muchos visitantes en su cuarto de enfermo
en el museo del Templo Mayor
excavado al lado de la Catedral
entran a raudales en la capital mexicana; Cientos de curiosos se asomaron a verlo, a com-
en el Zcalo de la Ciudad de huyen del desastre rural fabricado por un probar lo que el tiempo haca con sus cicatrices;
Mxico. Sobre el mito del na- gobierno centralista que, desde tiempos de hubo pleitos en los vecindarios por su posesin;
cimiento de Huitzilopochtli y la
muerte de su hermana, vase, Teotihuacan, Tula y Tenochtitlan, sigue ba- los habitantes de las calles de doctor Liceaga y de
por ejemplo, Richard Townsend, sando su economa imperial sobre el sistema doctor Barragn estaban muy orgullosos de que el
The Aztecs, London, Thames and
Hudson, 1992, pp. 58, 60.
tributario que arrebata de la periferia lo que nuevo ngel, ms grande y mejor dorado, surgiera
alimenta a la capital todopoderosa. Mientras de los andrajos de su colonia (Poniatowska, Fuerte,
23
En Cempoal, donde Corts hizo
Carlos Monsivis condena la centralizacin p. 14).
aliado al Cacique Gordo, prime- del poder que es la sacralizacin del des-
ro derroc los dolos del templo pilfarro de recursos21, Poniatowska fija su Poniatowska da fin a su crnica con La
que all encontr embadurnado
de la sangre de los sacrificados ojo en el efecto del sistema tributario sobre colonia de Rubn Jaramillo, nouvelle tes-
y cuando los indgenas vieron la gente de una ciudad ideada como fauces timonial que ficcionaliza dramticamente y
sus dolos hechos pedazos, los
caciques y papas [sacerdotes]
del monstruoque todo lo envilece (Ponia- en detalle minucioso, a manera de Hasta no
que con ellos estaban lloraban towska, Fuerte, p. 32) y en el propio ngel verte, Jess mo, el nacimiento, la infancia y
y tapaban los ojos (Bernal Daz
del Castillo, Historia verdadera
de la Independencia, smbolo libertador que adolescencia de una sola de esas ciudades
de la conquista de la Nueva por el cinismo del gobierno ladrn y matn perdidas que surgen como hongos en la no-
Espaa, Mxico, Alianza, 1991, se ha disfrazado de zopilote negro (Ibd., che, llenndose de tantos pobres campesinos,
p. 131).
p. 33). Los nios que pepenan montones de tan rpida y tercamente que no hay voluntad
basura estn pintados de negro por el smog, ni fuerza militar que los regrese a su pueblo
y sus figuritas resaltan contra el fondo del anterior, conflictivo, hambriento y explo-
compos grueso llamado rico suelo que se tado (Ibd., p. 224). Algo distinto al siglo
utiliza en la agricultura y las reas verdes de la XVI?:
capital, o, para decirlo en trminos elegantes,
De la muerte florida al activismo es una sopita de nuestro propio chocolate. El En este mundo no hay verdadero placer ni verda-
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral crculo se cierra. Nos alimentamos, evacua- dero descanso, mas antes hay trabajos y aflictiones
LINDA EGAN mos y volvemos a alimentarnos (Ibd., p. 25). y cansancios estremados, y abundancia de miserias,
106
pobrezas. Oh, hija ma, que en este mundo es lugar conferencia de prensa al ser nombrado por el 24
Fray Bernardino de Sahagn,
de lloros donde hay fros y destemplanzas y es nuevo presidente Lpez Portillo embajador Historia general de las cosas
lugar de hambre y de sed!... Este mundo es malo, de Mxico en Espaa (Poniatowska, Fuerte, de Nueva Espaa, intr. Alfredo
Lpez Austin y Josefina Garca
penoso24. p. 71), y mientras el ex presidente y autor de Quintana. Madrid: Alianza Uni-
la matanza de Tlatelolco reinventa la historia versidad, 1988, 1, pp. 365-66.
El tema de los campesinos lo que ocupan descaradamente, Poniatowska observa cmo 25
terrenos baldos cerca de Cuernavaca des- meti sus manos de nuevo en la herida de Meyer y Sherman dicen que
esperados pero movilizados hacia un futuro Tlatelolco y ret groseramente a sus interlo- los mexicanos ms informados
coinciden en figuras entre 300
mejor, rene los cinco textos del libro como cutores: `Dnde estn los cientos, los miles y 400 muertos (Michael Meyer,
cinturn de miseria, rabia y aprendizaje que de muertos, seores periodistas? (Ibd., D., & William L. Sherman. The
Course of Mexican History. 4a
acaba por desenlazar un nudo eterno y halla p. 71). En primera instancia, la cronista ha ed. New York- Oxford, Eng.:
anidado muy adentro un hilo delgado que se hecho reaparecer en el centro de Tenochtit- Oxford University Press, 1991,
alinea hacia una historia nueva. lan-Mxico, junto al recin excavado Templo p. 669).
ra: el que ata la voluntad frrea de la sagrada En segundo lugar, la pregunta arrogante y
imagen presidencial (Poniatowska, Fuerte, realmente grosera del hombre a quien, impu-
p. 50) a la voluntad sumisa de todos los mexi- nemente, ser premiado por el gobierno por
canos que obedecen; es mejor simplemente su crimen, se refiere a un leitmotiv poderoso
no prestar atencin a la poltica, aceptar pa- de Fuerte es el silencio: los jvenes rebeldes
sivamente lo que el Primer Mandatario dicte desaparecidos por el gobierno porque se
porque qu caso tiene oponerse o siquiera atrevieron a disentir de la Palabra Divina del
expresar una opinin contraria? Niiiiiiii mo- tlatoani, a quien se considerabacomo parte
ooooooooooodo. fundamental del universo,y se pensaba que
para la armona del universo era imprescindi-
El presidente es el padre, nuestro papacito, y en ble la presencia del gobernante supremo26. A
el 68 nos toc, un padre colrico que tom una la maana siguiente despus de la matanza del
silla para romperla en la cabeza y as matar al hijo 2 de octubre, 1968, slo quedaban en la Plaza
desobediente. Todos conocen las consecuencias de la de las Tres Culturas unos zapatos y manchas
clera y el miedo gubernamentales; un nmero an de sangre, las condiciones perfectas para que
no establecido de estudiantes, hombres, mujeres y el gobierno negara la realidad, que aqu no
nios (325 segn el peridico ingls The Guardian) pasa nada, no pas nada, el gobierno es la vc-
cayeron asesinados en la plaza de las Tres Culturas el tima, los estudiantes y agitadores comunistas
2 de octubre de 1968 (Ibd., p. 51)25. quieren arruinar los Juegos Olmpicos y el
prestigio del Primer Mandatario, a la prisin
Otra vez Sahagn: con todos! y as fuecon la salvedad de que
unos cuantos, como Elena Poniatowska, Car-
Seor nuestro, humansimo! En vuestras manos me los Monsivis, Rosario Castellanos, Carlos
pongo totalmente porque yo no tengo posibilidad Fuentes y Octavio Paz, escribieron, denun-
para regirme ni gobernarme, porque soy ciego y ciaron, dimitieron embajadas.
soy tiniebla, y soy un rincn de estircol.Est la Los cadveres que de la noche a la maana
pobre gente sin padre y sin madre, hurfanos, que desaparecieron de la plaza de Tlatelolco y
no saben ni entienden, ni consideran lo que conviene los que aos despus desaparecieron dentro
a su pueblo Estn como mudos. No saben hablar; de los muros de la prisin de Lecumberri
estn como un cuerpo sin cabeza (Sahagn, op. cit., (donde Elena iba todos los das para recoger
1, pp. 335-36). sus testimonios) figuraron entre los primeros.
Luego se iban esfumando los de los setenta
No as Elena Poniatowska, ni el mnimo que se haban radicalizado, unindose a gru-
nmero de hroes que rompen la mudez de pos comunistas, bandas de guerrilleros, o bien
siglos de terrorismo estatal. Taladrando con simplemente se haban ido caminando por la De la muerte florida al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
sus ojos a Daz Ordaz en 1977, instalado nada calle, hablando con amigos, leyendo ciertos fuerte silencio ancestral
menos que en el Zcalo en 1977 en insolente libros y pum! sospechados, agarrados por la LINDA EGAN
107
27 polica (fuerzas de seguridad) y ya, jams El sufrimiento. La tortura. El sacrificio.
Los mesoamericanos asignaban
valores humanos y religiosos vistos ni odos nunca. Gone in Sixty Seconds. La trinidad sagrada de la teocracia mesoame-
simblicos a papelitos de colores Rosario Ibarra parpade y perdi de vista ricana. En ella estaba basada la ideologa cul-
con los que decoraban por igual
dolos de dioses, los cuerpos de
para siempre a su hijo Jess; luego se constru- tural, econmica y poltica. Y Rosario Ibarra,
vctimas sacrificiales y los cad- y una caparazn de dureza suficiente que la sindoque de todos los padres que sufren la
veres de gente recin muerta, o protegera durante los aos de su larga cam- tortura moral (Ibd., p. 113) por sus hijos se-
por sacrificio u otras causas.
paa contra la impunidad del presidente y sus cuestrados y torturados por violacin sexual,
verdugos, contra la criminalidad del gobierno, asfixia, sed, ahogo, toques elctricos, golpizas,
contra la im-pasividad de sus compatriotas incomunicacin total, privacin de toda nece-
sobre todo los de su misma clase burguesa y sidad fsica y psquica, quemaduras, patadas,
contra la deshumanizacin de su sociedad y la desnudez, puetazos (Ibd., pp. 105-15).
la desvalorizacin de la vida de un muchacho, Obligan a los nios observar las torturas de
un hombre, una mujer, una joven. Toda esta sus padres e incluso a una madre presenciar
situacin reclut a Elena Poniatowska, quien la tortura de su hija de ao dos meses (Ibd,
se presta a sus lectores como abogada del dia- p. 113).
blo, como modelo de disidente demcrata; es De Sahagn (En Tenochtitlan, las madres
ella quien cuestiona todo lo que hace y dice tenan que observar a los sacerdotes pellizcar
Rosario Ibarra contra su gobierno, no vaya a sus nios para que soltaran lgrimas buen
a acusar a ste de crmenes y atrocidades que augurio para la lluvia y luego mientras los
no pueden ser simplemente no es posible que degollaban y cocan para comer) a la cruda
sean verdad. realidad de otros tiempos:
Y cuando resulta que s lo son, la doble
prueba la de las acciones de Rosario y la A mi hijita Tania, de un ao dos meses, la torturaron
voz de Poniatowska deja a todos sin ms en mi presencia maltratndola y aplicndole toques
opcin que ver con los lentes ms enfocados elctricos en todo su cuerpecito, despus de haberla
del mundo la pura pura realidad. En el Mxi- torturado psicolgicamente al ver golpear a sus
co de la dcada de los setenta, igual que la padres. Recuerdo y me estremezco al hacerlo, cmo
Uganda de Idi Amn, la Argentina del militar lloraba y gritaba Pap y mi dolor ante la impotencia
que desaparece a miles, igual que en cualquier para defenderla y consolarla. Cuando fui liberada,
dictadura violenta, igual que en el Tenochti- antes de salir, fui amenazada de muerte y se me dijo
tlan sacrificial de Moctezuma, los que son que mi familia y mi hija iban a sufrir las consecuen-
secuestrados, torturados y escondidos de sus cias si yo hablaba. Hago responsable al gobierno
familiares y amigos son tratados as porque mexicano (Ibd., p. 107).
no importan, porque bien pueden ser cua-
renta o cuatrocientos o cuatro mil, porque Con inslita valenta, Bertha Alicia, a
no son nadie (Poniatowska, Fuerte, p. 73), quien haban desnudado brutalmente, denun-
porque son como papelitos de colores cia al gobierno mexicano porque, dice, creo
(Ibd , p. 90)27. Del muchacho desaparecido, que es necesario dejar claro que en Mxico
nadie sabe cul es su condicin fsica, si s hay crceles clandestinas y en ellas se en-
est enterado de que su madre lo busca, de cuentran cientos de desaparecidos polticos y
que muchos mexicanos se indignan contra comunes y que la tortura se practica sistemti-
un procedimiento degradante de la persona camente y con la mayor impunidad (Id.).
humana (Ibd., p. 98). Si en otros pases por Son cinco aos durante los cuales Ponias-
lo menos se documentan los cargos en contra towska rastrea los pasitos al trote de Rosario,
de un prisionero, en Mxico no hay cargos, quien va y viene de veintenas de ciudades en
el opositor simplemente se desvanece, nadie Estados Unidos, pregonando su causa (y ga-
sabe, nadie supo El desaparecido ya no nando publicidad como chaqueta de tefln),
es nadie, no es nada. El desaparecido se lleva y de ciudad en ciudad dentro de Mxico, de
hasta su silencio (Ibd., p. 139). oficina en oficina en la capital, hostigando
interminablemente al presidente y sus lacayos
Rosario est incendiada. Arde. Toda la noche. Arde y guaruras. No slo se ha enterado de mucho
como lmpara votiva. Nunca he visto a un ser tan ms de lo que jams hubiera querido saber
absolutamente trabajado por el sufrimiento como sobre el grado y la cantidad de la homicida
Rosario, pero trabajado en el sentido que la ha violencia gubernamental en su pas, sino que
De la muerte florida al activismo pulido, la ha adelgazado hasta ser casi puro espritu, ha comenzado a observar por todas partes la
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral pura fuerza de voluntad vuelta hacia el hijo (Ibd., proliferacin de guardaespaldas que todos
LINDA EGAN p. 101). los funcionarios pblicos y los ricos traen
108
consigo como perros guardin, quizs porque crnicas que conforman el libro, La colonia
realmente corren el peligro de ser secuestra- Rubn Jaramillo, cuya recreacin ficciona-
dos o asesinados o ms probable porque lizada de la invasin de tierra, escopeta en
estamos fabricando un pas de pistoleros y mano, es metonimia, sincdoque, emblema
cochazos negros como signos de la inmortal y alegora en forma de poesa prosaica para
sacralizacin de la violencia en Mxico (Ibd., las cuatro crnicas que pavimentan el cami-
pp. 120-21): Dan ganas de fabricar una no al texto ms extenso y, a su manera, ms
bomba: X kilos de trilita, X kilos de plstico, desgarrador de todos. Leer el testimonio de
X kilos de azcar, porque el azcar acelera la Rosario, ver por las descripciones lricas de
combustin, o de plano, unos cuantos kilitos Poniatowska a una madre que da con da y
de mexicana dinamita para hacer volar tanta in- ao tras ao est convirtindose en pura pena
solencia y tanto rastacuerismo(Ibd., p. 121) y abstraccin poltica, es a la vez una respon-
(Cuidado, Elena, no vayan a desaparecerte sabilidad y un suplicio. Leer el testimonio
por saber los usos extracocineros del azcar y de una madre que ha tenido que aguantar la
el uso extra-burgus de la voz.) triple tortura de ser desnudada violentamente
Le perdonamos (y me perdonen) el tono mientras saba que su hijita de un ao obser-
satrico en medio de tanto horror, porque vaba aquel horror y luego, para colmo, mirar
donde Elena Poniatowska s aprovecha el mientras hombres bestiales torturaron a su
poder de su propia voz sentimental, personal, beb, no slo es doloroso, es no poder conte-
adolorida, es en medio de su reportaje sobre el ner las lgrimas. Presenciar a travs de los ojos
terco empeo de Rosario Ibarra por abrir un y la vida de los colonizadores de la fundacin
dilogo civil y democrtico con el gobierno pacfica y violenta del pueblo Rubn Jarami-
sobre el ms que obvio hecho de la respon- llo, misin revolucionaria y democrtica de
sabilidad de ste por el secuestro, tortura, Florencio Medrano Medares, el Gero, es
asesinato y encubrimiento del paradero de caer absorto en la fascinacin de lo verdadero
incontables vctimas. Culpables o inocentes, presentado con la belleza de lo novelesco,
merecen su da en el tribunal, de acuerdo con perdernos en el suspenso de un romance
la constitucin y la magistratura. (Manjarrez, op. cit., p. 111). Junto con los
Un da Poniatowska lee que el hijo de inslitos mritos del testimonio que Ponia-
un amigo intelectual desaparece y pronto towska recoge para este reportaje novelado,
despus su cadver, con seas de tortura, se la historia romntica de una relacin tmida
halla al lado de un camino. Lo objetivo de de amor entre el Gero y Elena, la maestra
su investigacin cronstica, pese al aspecto que deja la escuela para servir de secretaria
emotivo relacionado con Rosario, de pronto en la nueva colonia, nos atrae sinceramente
se ha vuelto personal; lo que ha pasado a tan- porque, como bien dice Manjarrez, aqu voz
tos otros mexicanos podra pasarle a ella, a y palabras de la autora no dan una nota falsa
Elena Poniatowska. Aqu, en el pas que ella jams (Id.).
eligi llamar suyo y que ama con un ardor No sabemos sino hasta las ltimas pginas
igual al que est consumiendo a Rosario por del libro que Poniatowska no presenci nin-
dentro con el fuego de la tortura de un con- guno de los actos de fundacin o defensa de
denado a la muerte (Ibd., pp. 125-26). Y se la colonia, ni cuando el Gero por fin huy
da cuenta que el desprecio por la vida, que la armado justo minutos antes de que los agentes
violencia oficial convierte en trapo sangriento del gobierno pudieran capturarlo. Como en el
y tira como basura al lado del camino, es di- caso de Noche y Hasta no verte, todo ha sido
rigida tanto hacia un individuo educado en la reconstruido con base en testimonios recogi-
universidad como hacia un Lucio Cabaas, dos despus, cuando (se supone que) el Gero
Genaro Vsquez Rojas y Florencio Medra- ya ha muerto en campaa y su adelita Elena lo
no Medares, que agotaron todos los cauces ha llorado. Lo que s revela la historia es que,
legales; que lo que sucedi con el hijo de su a diferencia de Rosario, cuyo proyecto de
amigo de la alta clase burguesa ha sucedido aos es con base en la legalidad y una campa-
igualmente con los miles de campesinos a paciente para tomar declaraciones contra el
que vienen al Departamento Agrario, no les gobierno, el Gero Medrano funda colonias
resuelven nada, y regresan a invadir tierras la Jaramillo, por ejemplo como el primer
escopeta en mano (Ibd., p. 98). paso en una guerrilla extendida y como, se-
Con esta mencin en medio del texto so- gn su lgica radicalizada, la nica manera De la muerte florida al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
bre Los desaparecidos, Poniatowska esta- de dialogar con un gobierno que, slo en fuerte silencio ancestral
blece otro vnculo interno con la ltima de las el estado de Guerrero, ha desaparecido a 255 LINDA EGAN
109
28 campesinos (Poniatowska, Fuerte, p. 224), agua, la luz, los postes, los desayunos escolares ya
El alcoholismo y la borrachera
forman otro leitmotiv que recorre y que jams nunca cumple con ninguna estaban pagados de antemano, que eran la sangre
el libro; igual se destaca en el promesa a la gente. Sus palabras son veneno de sus abuelos, el polvo de los huesos, el mstil de
discurso de Sahagn y otros
cronistas que detallan la vida
dulce vertido en los odos de gente vulnerable, sonajas de la mazorca, el grano lanzado en los sur-
cultural de los aztecas. Como ha deliberadamente mantenida sin escolarizacin cos; que slo entraban en posesin de lo que debi
observado Inga Clendinnen, las ser suyo hace mil aos, que al que tenan que dar el
leyes que tienen una sociedad
y fcilmente manipulada. El Gero aconseja a
son buenos indicios de lo que los colonos que no tomen en serio nada de lo crdito era a su corazn porque la tierra era su casa
hace regularmente una gente; que el gobierno o los terratenientes les diga, (Ibd., p. 227).
las muchas leyes en contra de la
borrachera y los muchos casti- porque siempre van a terminar engaados.
gos (hasta la pena de la muerte) El Gero tiene razn, pero no sin que Y s, tiene razn el Gero. Desde que
por emborracharse contra la ley
en el Mxico azteca son prueba
los campesinos que intenta aleccionar en una el tlatoani mexica mantena con hambre al
de que haba un gran problema especie de autogobierno la sociedad civil, macehualli esclavizado, el agua, la luz, el
con el abuso del alcohol. Ese desayuno, la educacin y la tierra le perte-
problema empeor despus de
democrtica le descrean porque es ms bo-
la conquista y la prdida de nito aceptar que el gobierno les dar el agua necan al mexicano, quien no le deba las
controles sociales sobre la vida y herramientas y otras cosas prometidas si gracias al mandatario sino al revs, el jefe le
organizada de los sobrevivientes
indgenas. tan slo entregan las armas que esconden en deba gracias a los que labran la tierra que lo
la colonia. As es que el hermano del Gero haca rico a l. Eso y ms el Gero enseaba
y otros de los lderes son capturados, tortu- a sus colonos, y ms, mucho ms, a las espo-
rados y muertos, y el Gero disparado de tal sas de aquellos hombres. Eso, antes de irse,
forma que el discurso as lo sugiere muere. impacientemente, a sumarse a la violencia,
Lo que no muere con l son las lecciones porque cuando la vida no vale nada, no
que haba enseado a los colonos acerca de la hay miedo a la muerte (Ibd., p. 260). Va en
organizacin y la manera de trabajar colecti- busca de ella, el Gero, secuestrando a ricos,
vamente un da de la semana para el bien de asesinando gente, recogiendo fondos para los
todos. Fue muy importante cmo, sencilla- colonos. Nada como la muerte en guerra /
mente por escuchar a las mujeres, preguntar nada como la muerte florida (Ibd., p. 275),
acerca de sus sentimientos y sus vidas, les viene la frase prehispnica, alusin al guerrero
mostraba la manera de resistir la violencia que batalla no para matar sino para capturar
machista de sus maridos, sobre todo cmo vctimas para sacrificar, o para ser sacrificado
quitarles el alcohol y la borrachera constan- l mismo. Parece que el Gero gan lo que se
te28, y de demandar tiempo y espacio para buscaba. Se sacrifica para la causa, dejando co-
desenvolverse como individuos, como seres mo legado todo un pueblo de miles de gente
humanos; cmo, en fin, era posible que los que viven decentemente y un buen nmero
ms pobres y miserables de la tierra pudieran de mujeres mejor preparadas para defenderse
reclamar un lugar decente donde sus hijos en un mundo hecho por y para machos.
conocieran el bienestar fsico y emocional, Si nos sorprende que uno de esos machos,
el beneficio de una educacin de primaria, y tan dispuesto a morir mexicanamente, les
algo de estabilidad en los aos formativos de diera lecciones feministas a mujeres pobres
su vida. Aos despus de la muerte del Ge- del campo (Ibd., p. 231), admiramos que
ro Medrano, cuando casi nadie en la colonia una mujer como Rosario Ibarra haya podido
Rubn Jaramillo recordaba quin era, Elena trasmutar su dolor personal en una causa in-
Poniatowska se encuentra all y conoce a ternacional que beneficie a su sociedad entera.
una mujer que s lo haba conocido y que lo Por la voluntad de actuar, de intentar vencer
recordaba todo.Y nos conmueve saber que el cinismo deshumanizador de siglos, ella y
la violencia sagrada de Mxico reclam otra las mujeres que la respaldan han instruido a
vctima sacrificial ms antes de que pudiera hombres corruptos, crueles, criminales, sobre
ver florecer el jardn que haba sembrado con la manera de hacerse una sociedad moderna
la vehemencia de su saber, querer y creer. de leyes, una sociedad civil (Ibd., pp. 88, 117,
No den las graciaaaaaas, no deeeeeeeen las 143). Dice Poniatowska:
graciaaaaaaaas, bramaba el Gero cuando
escuchaba cmo los colonos agradecan a los Si Rosario Ibarra de Piedra no hubiera iniciado una
agentes del gobierno que trajeran regalos para campaa de protesta y de difusin, no estaramos en-
engatusar a los campesinos y convencerlos a terados a la fecha del problema de los desaparecidos
entregar sus armas. El Gero les dijo y slo tendramos una nocin muy vaga y fcilmente
De la muerte florida al activismo desechable de cmo, en casos de oposicin poltica,
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral que aquello que les enviaban de la capital no era un son pisoteadas en nuestro pas las libertades demo-
LINDA EGAN regalo sino el producto de aos, que todo eso, el crticas (Ibd., p. 143).
110
Y, cual Bernal Daz del Castillo posmo- Ana Mara Amar Snchez, Las voces de los
derno, Elena Poniatowska lucha contra un otros: el gnero de no-ficcin en Elena
gobierno que ningunea hasta borrar la exis- Poniatowska, Filologa, 25:1-2 (1990),
tencia de los que se le oponen en opinin o pp. 161-74.
accin. Clama justicia la lista de los hroes, Pierina E. Beckman, Las crnicas de Elena
de las vctimas, de los que han pagado el Poniatowska, Fem, 16: 110 (1992), pp.
precio de entrada libre en la sociedad que 45-47.
se organiza: los hroes de 1968 (Ibd., pp. Jos Joaqun Blanco, Crnica literaria: un
50, 53-55, 57-59), los lderes de maestros, siglo de escritores mexicanos, Mxico, Cal
ferrocarrileros y campesinos (Ibd., p. 98), y Arena, 1996.
los torturados que milagrosamente reapa- Johanna Broda, Templo Mayor as Ritual
recen (Ibd., pp. 105-15), los que ayudaron Space, en Johanna Broda, Davd Car-
a fundar la colonia Rubn Jaramillo (Ibd., rasco y Eduardo Matos Moctezuma, The
pp. 181-278). Great Temple of Tenochtitlan: Center and
Las personas que poseen estos nombres Periphery in the Aztec World, Berkeley,
anuncian el mensaje que se oye claramente University of California Press, 1987, pp.
en cada uno de los segmentos de Fuerte es el 61-123.
silencio: los ciudadanos, individual y colec- Louise M. Burkhart, The Slippery Earth:
tivamente, tienen que responsabilizarse por Nahua-Christian Moral Dialogue in Six-
volver autnticas las leyes avaladas por la teenth-Century Mexico, Tucson, Univer-
constitucin de su pas. De hecho, los ciuda- sity of Arizona Press, 1989.
danos son responsables por darle sentido a la Barry Carr, Marxism and Communism in
propia constitucin, la cual, sin su vigilancia Twentieth-Century Mexico, Lincoln &
y trabajo, es solamente un pedazo de papel, London, University of Nebraska Press,
sonido y furia que nada significa. Es Rosario 1992.
y Bertha y el Gero Medrano quienes tienen Bernal Daz del Castillo, Historia verdad-
la responsabilidad moral, tica, poltica y era de la conquista de la Nueva Espaa,
personal de forzar a los seres humanos que Mxico, Alianza, 1991.
ocupan puestos en el gobierno el gobierno Pablo Escalante, Vivir en Tenochtitlan, en
de, por, y para la gente a reconocer y respetar Jos Alcina Franch, Miguel Len-Por-
los derechos civiles y humanos de cada uno de tilla y Eduardo Matos Moctezuma (eds.),
los mexicanos. Azteca-Mexica: las culturas del Mxico
Elena Poniatowska lo ha hecho ya, en antiguo, Barcelona y Madrid, Lunwerg
escribir Fuerte es el silencio y romper el Editores, 1992, pp. 371-86.
mutismo de los que han sido callados por Claudia Fermn, Mxico en la posmoderni-
tantos siglos a travs de tantos dolores y dad: textualizacin de la cultura popular
muertes. Hace un milenio la carne humana urbana. Nuevo Texto Crtico, 4 (1991),
en Mxico vala lo que el maz y la sangre pp. 157-67.
humana se vea igual que la lluvia y el agua Jean Franco, Historia de la literatura his-
del ro (Clendinnen, op. cit., p. 208). Pero, panoamericana a partir de la Independen-
dice Elena, para todos los del silencio roto cia, trad. Carlos Pujol. 7a ed., Barcelona,
ya: hoy yo no soy una mazorca de maz. Soy Seix Barral, 1987.
un ser humano. Tengo derecho a mi humani- Magdalena Garca Pinto, Elena Poniatows-
dad. Me la reclamo de mi gobierno. Y si no ka. Entrevista, en Women Writers of
me la da ahorita y gratuito, le mando a cada Latin America: Intimate Histories, trad.
uno en el gobierno una calavera de azcar Trudy Balch & Magdalena Garca Pinto,
con su nombre escrito bien clarito. Sufragio Austin, University of Texas Press, 1991,
Efectivo. No Eleccin. pp. 162-81.
Hctor Manjarrez, La indiscrecin de Elena
OBRAS CITADAS Poniatowska, Cuadernos Polticos, 30
(1981), pp. 102-14.
Jos Alcina Franch, Poder y sociedad, Miguel Len-Portilla, Literaturas indgenas
Azteca-Mexica: las culturas del Mxico de Mxico, Mxico, Editorial MAPFRE/
antiguo, Jos Alcina Franch, Miguel Len- Fondo de Cultura Econmica, 1992.
Portilla y Eduardo Matos Moctezuma Samuel Mart, Canto, danza y msica pre- De la muerte florida al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
(eds.), Barcelona y Madrid, Lunwerg Edi- cortesianos, Mxico, Fondo de Cultura fuerte silencio ancestral
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111
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La noche de Tlatelolco: testimonios de his- Mxico n. e. 36.4 (1981), pp. 41-42.
toria oral, Mxico, Era, 1971.
112
Oswaldo Estrada
Profesor en la Universidad de
North Carolina at Chapel Hill. Ha
trabajado sobre la obra de Carmen
Boullosa, Rosario Castellanos,
y Manuel Scorza, as como en
autores en los que se hace vivo el
discurso disidente. Los recursos
del lenguaje sufren su propia
metamorfosis en la obra de Carlos
Fuentes, Elena Poniatowska o
Carlos Monsivais. Investigacin
OSWALDO ESTRADA
University of North Carolina at Chapel Hill
proceso de evolucin y los andamios de los el lugar del patrimonio nacional, las crnicas 3
estudios latinoamericanos. Y es que todo de Poniatowska sugieren que hay elementos Para un mejor anlisis de los
mestizajes contemporneos
a nuestro alrededor confirma aquello que culturales de la identidad mexicana que son que se han convertido en todo un
Nstor Garca Canclini indicaba a finales inamovibles, precisamente porque sta se campo de estudios dentro del im-
perialismo acadmico de los Es-
del siglo pasado y a principios de ste: que la sostiene en torno a la discriminacin tnica y tados Unidos, vase El error del
globalizacin, cuyo rasgo central es intensi- social, a la desigualdad econmica, al mal go- acierto (contra ciertos dogmas
ficar las interconexiones entre sociedades, o bierno y a la estructuracin piramidal de una latinoamericanistas) de Wilfrido
H. Corral, (Quito, Paradiso Edi-
producir mayor intercambio transnacional, es sociedad anclada en un pasado que no avanza tores, 2006, pp.117-140).
un objeto omnipresente en diversos sectores hacia la democracia. Esta propuesta ratifica no
4
translocalizados2. Debido a una serie de estra- slo que la identidad cultural de una sociedad Fernando Ansa, Identidad cul-
tegias que transforman con rapidez no slo a es el conjunto de obras, modos y estilos de tural de Iberoamrica en su na-
rrativa, Madrid, Gredos, 1986,
las macroempresas industriales sino tambin vivir que permiten reconocer y aprehender p. 29.
a las corporaciones financieras, al cine, la te- una cultura a travs de la historia4, sino que
levisin, la msica y la informtica, el sujeto sta, pese a sus cambios, mantiene ciertas par- 5
Nstor Garca Canclini, Culturas
latinoamericano se ve afectado por inevitables ticularidades con base en sus confrontaciones hbridas. Estrategias para en-
procesos de asimilacin y transculturacin, y dilogos con el presente y el pasado5. Gra- trar y salir de la modernidad,
Mxico, Grijalbo, 2001, p. ix.
interrelaciones regionales y diversos circuitos cias a este carcter orgnico de la identidad
de comunicacin entre Amrica Latina, los cultural, que funciona a manera de dialctica
Estados Unidos, Asia y Europa. viviente entre lo uno y lo otro (Ansa, op.
Frente a los nuevos mestizajes que se cit., pp. 39-44), Poniatowska expone con efec-
producen y reproducen en muchos espacios tividad un lado marginal del patrimonio social
latinoamericanos, sin que sus habitantes pa- mexicano que, aun cuando es silenciado por el
rezcan incomodarse en lo ms mnimo3, las poder o ignorado por los ms privilegiados,
crnicas de Elena Poniatowska nos obligan a forma parte esencial de la mexicanidad. Ciclos represivos y conflictos de
redefinir y repensar las partes desperdigadas El anlisis que aqu propongo presupone identidad en las crnicas de Elena
Poniatowska
de la identidad mexicana, el actual impacto que la identidad cultural de Amrica Latina en OSWALDO ESTRADA
113
6 gran medida se ha definido y seguir definin- denuncia a la transformacin, o del espacio
Todd Gitlin, The Cant of Iden-
tity, in Daphne Patai & Will dose a travs de su narrativa, extendindose mtico y/o melodramtico de la cultura popu-
H. Corral (eds.), Theorys Em- con fluidez en el tiempo y el espacio del dis- lar hacia la anhelada modernidad.
pire. An Anthology of Dissent,
New York, Columbia UP, 2005,
curso escrito. En el caso particular de Mxico, El escenario de fondo donde muchos de
p. 401; Jorge Larrain, Identity los textos de Poniatowska conservan no una sus personajes perifricos se desenvuelven
and Modernity in Latin Ameri- esencia innata pero s un proceso de construc- nos presenta a la ciudad de Mxico entre los
ca, Oxford, Polity, 2000, pp.
24-26. cin social, donde los individuos se autode- telones del parque de Chapultepec, La Villa
finen o se identifican con ciertas cualidades, de Guadalupe o La Lagunilla, Xochimilco,
7
Octavio Paz, Tiempo nublado, revelan algunos aspectos materiales que los las azoteas, la Plaza Garibaldi, Tepito o La
Barcelona, Seix-Barral, 1983, p. hacen pertenecer a una comunidad (marginal), Calle de las Novias. A veces, el lenguaje que
161. Sobre el desarrollo de la
crnica mexicana, desde la con-
siempre en presencia de otros, a semejanza emplea Poniatowska captura literariamente el
quista hasta la era contempor- o diferencia de otros, y en intercambio con habla popular de los vendedores de gorditas,
nea, vase el trabajo de Carlos otros6. Lejos de imponerse ante el lector como el de los trajineros y el de las inditas del
Monsivis, On the Chronicle
in Mexico, en Ignacio Corona un tedioso inventario cultural mexicano, sus Zcalo11. En otras ocasiones, sin embargo, el
& Beth E. Jrgensen (eds.), The crnicas como en su tiempo y a su manera lo coro de voces habla por los jvenes al fren-
Contemporary Mexican Chro-
nicle. Theoretical Perspectives hicieron las de Bernal Daz, Guillermo Prieto, te de un Movimiento Estudiantil, aquellos
on the Liminal Genre, Albany, Martn Luis Guzmn, Salvador Novo, y ahora que en La noche de Tlatelolco luchan ante
State U of New York P, 2002,
pp. 26-44.
las de Cristina Pacheco o las del culturlogo la represin12 y denuncian a un gobierno
Carlos Monsivis ratifican las preguntas que que monologa con el gobierno (Ibd., p.
8 de s misma se hace la sociedad, con imgenes 38). Como sabemos, la versin final de este
Anadeli Bencomo, Voces y voce-
ros de la megalpolis. La crnica y metforas que retratan e inventan el mundo retrato urbano es la del silenciamiento y la
periodstico-literaria en Mxico, social del cual provienen7. indignacin de un pueblo que en vano busca
Madrid, Iberoamericana / Ver-
vuert, 2002, p. 48. Aun cuando Elena Poniatowska sigue es- a los muertos de una matanza incomprensible,
calando la cumbre del cuento y la novela, con bajo el autoritarismo de Gustavo Daz Ordaz,
9
Susana Rotker, La invencin de
premios y reconocimientos que aplauden sus en 1968. Es sta la misma imagen dolorosa
la crnica, Mxico, Fondo de ms recientes trabajos literarios, como La piel que deambula hacia otras crnicas de su au-
Cultura Econmica/ Fundacin del cielo (Premio Alfaguara de novela 2001), tora, para reflejar a una sociedad que en 1985
para un Nuevo Periodismo Ibe-
roamericano, 2005, p. 17. Tlapalera (2003) y El tren pasa primero todava padece de una profunda castracin
(Premio Internacional de novela Rmulo Ga- mental13; aquella que en el ao 2006 se rene
10
Linda Egan, Carlos Monsivis. llegos 2007), sus crnicas urbanas problema- en el Zcalo con el rostro desencajado ante
Culture and Chronicle in Con- tizan el rostro de la identidad mexicana con lo que parece ser un (nuevo) fraude electoral.
temporary Mexico, Tucson, U
of Arizona P, 2001, p. 35; Sara
un espritu de denuncia social. Valindose del Bien mirada, la multitud fronteriza, pisoteada
Poot Herrera, Las crnicas de testimonio polifnico, la tcnica del reportaje y ninguneada que observamos en las crnicas
Elena Poniatowska, Colmena, periodstico y grfico, y una perspectiva ciu- reunidas en Fuerte es el silencio habla tambin
11 (1996), p. 17.
dadana mltiple, la escritora fabrica un retrato por los desaparecidos y presos polticos, por
11 hablado de su pas con voces fragmentadas las mujeres que se organizan para ayudar a los
Elena Poniatowska, Todo empe-
z el domingo, Mxico, Ocano y conflictivas, que se enfrentan de manera damnificados de los terremotos, o por los mi-
[1963], 1997, p. 128. complaciente o disidente, mientras toman les de mexicanos (provincianos, en su mayo-
12
conciencia de su realidad8. sta ha sido su ra) que estn dispuestos a dormir en el suelo,
Elena Poniatowska, La noche de trayectoria desde los reportajes reunidos en a resistir la lluvia y el granizo en apoyo de un
Tlatelolco, Mxico, Era [1971], Todo empez el domingo (1963), La noche de candidato presidencial que es visto como el
2001, p. 16.
Tlatelolco (1971) y Fuerte es el silencio (1980), nico camino a una democracia ilusoria.
13 hasta los testimonios que forman parte de Fiel a su consabido compromiso tico y
Elena Poniatowska, Nada,
nadie. Las voces del temblor, Nada nadie. Las voces del temblor (1988), social con Mxico, en un afn de abarcarlo
Mxico, Era, 1988, p. 306. Luz y luna, las lunitas (1994), y Amanecer en en su forma ms completa (Poot Herre-
14
el Zcalo (2007). Aprovechando la naturaleza ra, op. cit., p. 18), Poniatowska invade la
Elena Poniatowska, Amanecer mixta del gnero cronstico y la posibilidad conciencia ajena, defiende causas que otros
en el Zcalo, Mxico, Planeta, que ste presenta para postular preguntas consideran perdidas, y tiende a disminuir
2007, p. 252.
apasionantes acerca de la institucin literaria su presencia autorial a favor de una voz co-
y de la cultura9, Poniatowska descubre un lectiva, proveniente de la cultura de masas.
Mxico de grupos marginales atrapados en un Movindose as, entre la creacin literaria
perenne ciclo de opresin. Hasta cierto pun- y el testimonio, entre la oralidad y la letra,
to, sus crnicas tienen algo en comn con las entre los crculos de poder y los mexicanos
de Carlos Monsivis: le dan voz a una mitad de escasa instruccin que para la gente privi-
Ciclos represivos y conflictos de del pas que casi nunca aparece en las pginas legiada no tienen oficio ni beneficio y estn
identidad en las crnicas de Elena
Poniatowska oficiales de la historia10. Slo que en los escri- al margen de todo14, la cronista nos presenta
OSWALDO ESTRADA tos de Poniatowska raras veces pasamos de la a Mxico como un pas de molinos, pero
114
no de viento sino de nixtamal15. Esta par- no hace mucho la escritora pro-
ticularidad no slo distingue a Poniatowska nunci a todo volumen:
de otras escritoras mexicanas como vocera Jos Clemente Orozco tuvo
de aquellos que son borrados por el poder16, razn al alzar su mano llena
sino que le permite representar la conciencia de pinceles rojos y fustigar la
nacional y traducir a su patria17. Desde esa corrupcin, el influyentismo,
postura, la cronista retrata al 68 mexicano el maltrato, la pobreza, el sa-
como un espacio inseparable del tiempo queo, la falta de educacin en
prehispnico, donde la supervivencia de una todos sus niveles, el racismo y
cultura slo es posible gracias a la sangre el clasismo, las desigualdades
pisoteada de cientos de estudiantes, hombres, econmicas y sociales que divi-
mujeres, nios, soldados y ancianos (Ponia- den al pas y nos agobian. Hoy,
towska, Tlatelolco, op. cit., p. 171). Aos ms en pleno 2006, 85 por ciento de los mexicanos 15
Rosa Beltrn, Elena Poniatows-
tarde, la visin que Poniatowska nos entrega ganan menos de cinco salarios mnimos y ka. Literatura y periodismo,
de los sismos del 85 ser la de un Mxico para nuestra vergenza hay quienes sobre- Revista de la Universidad de
Mxico, 51 (2008), p. 8.
azotado no slo por la naturaleza, el pnico viven con mucho menos, ya no se diga, los
y el horror ante la muerte, sino por el ejrcito diez millones de indgenas que adems han 16
Elizabeth Coonrod Martnez,
y la polica que lo nico que hacen es estor- sido despojados de sus tierras. (Poniatowska, Elena Poniatowska: Between
bar y robar como representantes de un Amanecer, op. cit., p. 371) the Lines of the Forgotten, Am-
gobierno inepto y corrupto (Poniatowska, Lo sorprendente de sus crnicas, empero, ricas, 57:2 (2005), p. 48.
Nada, nadie, op. cit., pp. 120, 307). Como si es que en ellas dialogan la indignacin y la es- 17
el tiempo pasara en vano, o en el mejor de los peranza de una sociedad civil, que unida deja Denise Dresser, Elena Ponia-
towska: soldadera de lo nues-
casos de manera circular, en la ltima elec- or el grito de Tenochtitlan, el grito que abar- tro, Revista de la Universidad
cin presidencial (2006), la cronista expone ca ms de quinientos aos, el grito de los ven- de Mxico, 39 (2007), p. 19.
una constancia problemtica de su pas: es cidos, el grito desgarrador de 1910 que mat a 18
Mxico una democracia? No, no lo es, nos un milln de mexicanos, el grito de nuestros Claire Brewster, Responding to
cuentan cuentos. Cuando nacemos hacemos antepasados cuyos huesos palpitan bajo las Crisis in Contemporary Mexi-
co. The Polical Writings of Paz,
un pacto para toda la vida. Lo firmamos a baldosas de la ciudad (Ibd., p. 392). Fuentes, Monsivis, and Ponia-
ciegas hasta el da en que nos damos cuenta A la luz de estos pronunciamientos, es in- towska, Tucson, U of Arizona P,
2005, pp. 103-110.
de que no hemos llegado a la democracia. negable que en sus textos Poniatowska se aleja
Mxico no llega nunca (Poniatowska, Ama- de todo lo abstracto y busca la inestabilidad 19
Vivian Schelling, Popular Cul-
necer, op. cit., pp. 118-19). oculta de su sociedad. Su discurso desestabi- ture in Latin America, in The
Tal vez como respuesta implcita a los pos- liza las nociones histricas del canon y plantea Cambridge Companion to Mo-
tulados con respecto a las culturas hbridas otros sistemas de valores, para dar a conocer dern Latin American Culture,
John King (ed.), Cambridge,
o los efectos de la globalizacin circular las condiciones de los desaparecidos polticos, Cambridge UP, 2004, p. 197.
y lateral (Garca Canclini, op. cit., p. 12), que los hay en Mxico, y de la gente ms po-
20
o porque este fenmeno pocas veces bene- bre: los campesinos que vienen en pocas de Esteban Ascencio, Me lo dijo
ficia a las zonas marginales, Poniatowska se sequa a la ciudad, que llaman los golondrinos, Elena Poniatowska. Su vida,
obra y pasiones, contadas por
aferra en pintarnos la fachada de un Mxico y sus mujeres, las maras, que venden mimosa ella misma, Mxico, Ediciones
inconforme, de constantes demostraciones en la calle21. Detrs de este reportaje pun- del Milenio, 1997, p. 56.
pblicas y atropellos polticos, vctima de tual, en el que Monsivis observa por ratos
21
innumerables catstrofes, gobernado con in- intensidad prosstica y ciertos vislumbres Roco Oviedo Prez de Tudela,
sensibilidad, presa del dolor y el sufrimiento poticos22, es posible encontrar aquello que Palabra y tierra: entrevista a
Elena Poniatowska, Anales de
de cientos de miles que son expulsados de la distingue a sus compaeros cronistas. Es Literatura Hispanoamericana,
historia como si fueran nada o nadie18. Mien- decir: la representacin de una realidad con- 30 (2001), p. 342.
tras Jean Franco observa cmo las nuevas creta, hecha de vivencias locales y nacionales; 22
migraciones culturales mezclan la alta cultura el juicio personal; la crtica social a travs de Michael K. Schuessler, Elensi-
con lo ms primitivo o autctono, los medios una escena; el establecimiento de contrastes ma. Ingenio y figura de Elena
Poniatowska, Mxico, Diana,
masivos con la oralidad, los lenguajes en dis- por medio de la caracterizacin certera de 2003, p. 314.
tintas fronteras y las clases sociales en mbitos los personajes; los choques propios de una
transnacionales19, Poniatowska registra en sus crisis; la inclusin sino de varios idiomas,
crnicas a un Mxico de hondas diferencias de varios dialectos o registros; la persuasin
sociales, de pobreza imperante y relativa por medio de detalles y un tono sarcstico; la
libertad, pese a las Convenciones Nacionales atencin en la cultura popular; la tendencia a
Democrticas de 1994 o del 200620. Ante esta otorgar la palabra a los otros; as como una Ciclos represivos y conflictos de
identidad en las crnicas de Elena
situacin alarmante, y en total negacin de mezcla de distintos gneros donde la autora Poniatowska
los supuestos cambios hacia la democracia, jams desaparece el referente ni se distancia OSWALDO ESTRADA
115
de aquello que escribe (Egan, donde hierve un perol, humea un bote de ta-
op. cit., pp. 84, 92-93). Gracias males, un anafre o un sartn grande colmado
a esta aproximacin conocemos de aceite, ah por donde todava pulula el
a Demetrio Vallejo como el h- pueblo taquero, torero, pozolero, empinarre-
roe de los ferrocarrileros, aquel frescos25. Incluso cuando la globalizacin ha
que pasa once aos en la crcel llegado a Mxico, los escritos de Poniatowska
alimentndose nicamente de reviven el perenne crujir de las enchiladas,
leche; comprendemos el presi- los tacos, las tostadas, las garnachas, el chori-
dencialismo en su auge, con la zo y la longaniza (Id.). Nos llevan ah donde
figura de Daz Ordaz, el padre las calles se pierden y quedan desamparadas,
de la nacin mexicana que in- donde alguna vez vivi Jesusa Palancares,
Jardn de la casa de Frida Kahlo. fantiliza a todos sus habitantes; donde el aire, lejos de ser transparente, huele
y recordamos la manifestacin a ropa, axilas y frentes, a quesadillas de papa
del silencio, la invasin militar de la UNAM, y flor de calabaza. Desde luego, esto ha he-
a las costureras del terremoto del 85, y a chohay que mencionarloque un crtico
23 cientos de hombres y mujeres de todas las como Christopher Domnguez Michael tilde
Roger Bartra, La jaula de la
melancola. Identidad y meta- edades que hace dos aos, bajo el liderazgo a Elena Poniatowska de aristcrata popu-
morfosis del mexicano, Mxico, de Jesusa Rodrguez y Andrs Manuel Lpez lachera que se ufana de los mexicanismos
Debolsillo, 2006, p. 24.
Obrador (AMLO), confrontaron a Mxico que le ensearon sus criadas indgenas y es-
24 y sus instituciones gubernamentales en un cribe sobre ellas, como sobre los estudiantes
Bolvar Echeverra, Vuelta de
siglo, Mxico, Era, 2006, pp.
plantn masivo en el mismo centro histrico asesinados, los desaparecidos polticos, los
176-177. del Distrito Federal. damnificados del temblor, que, en fin, tiene, a
Si encajramos su obra dentro de las los ojos de sus incondicionales, a sus Pobres
25
Elena Poniatowska, Luz y luna. teorizaciones de Roger Bartra con respecto esperando caridad a las puertas de su palacio
Las lunitas, Mxico, Era, 1994, a la identidad mexicana, encontraramos, sin (Schuessler, op. cit., p. 308).
p. 26.
duda, que Poniatowska se mueve en el terri- Lo que no debemos olvidar es que, en total
torio de los fenmenos nacionales, donde es reconocimiento de una pluralidad o diversi-
posible distinguir mitos, tipos y estereotipos, dad en la cultura latinoamericana en general
en una larga cadena de polaridades, Occi- y mexicana en particular (Echeverra, op. cit.,
dente y Oriente, civilizacin y salvajismo, p. 196), Poniatowska nos transporta desde el
revolucin e inmovilidad, ciudad y campo, mundo perifrico de las colonias pobres, don-
obreros y campesinos, razn y emocin23. de reina el espiritualismo, hasta las puertas de
Lo original de su prosa, sin embargo, es que el otro Mxico que se afana en llegar a la moder-
perfil de dominacin, explotacin y poder no nidad, al de Perisur, por ejemplo, ese centro
se construye a partir de las imgenes que la comercial donde se agrupan 149 tiendas en
clase dominante se ha formado de la vida cam- torno a cuatro grandes almacenes: El Palacio
pesina y de la existencia obrera, del mundo de Hierro, El Puerto de Liverpool, Pars Lon-
rural y del mbito urbano (Ibd., p. 16), sino dres y Sears, donde se encuentran vestidos,
desde el punto de vista del sujeto silenciado. maquillajes, cremas, pelucas, detergentes y
Aquello que en un primer plano se presenta aparatos para adelgazar, como un reflejo ms
en la pgina impresa como mera nostalgia y de nuestro agringamiento y una injuria al
melancola, o como recuerdos borrosos en pueblo de Mxico (Poniatowska, Luz y luna,
la memoria colectiva de un pueblo que oscila op. cit., pp. 115-116). Al cronicar stos y otros
entre lo que quiere hacer y lo que puede extremos de la identidad mexicana, la escrito-
hacer (Ibd., p. 101), pronto se convierte en ra no tarda en sentenciar: los latinoamerica-
un mural literario de la mexicanidad. Al igual nos no nos hemos repuesto de la conquista a
que aqul compuesto por Octavio Paz, en El pesar de que los conquistadores arraigaron en
laberinto de la soledad, el mural identitario de nuestros pases y de ellos nacimos. Todava
Poniatowska tambin contiene diferentes es- hoy padecemos las consecuencias de la brutal
cenas, en cada una de las cuales las imgenes supresin de todas las tradiciones considera-
conceptuales se conectan entre s y se invaden das brbaras (Ibd., p. 133).
las unas a las otras24. Sus retratos de la ciudad son convincentes
En este lienzo cultural nos persuaden los porque definen la marginalidad en un mundo
vendedores ambulantes, los yerberos, el ne- de confrontaciones cotidianas. Los chilangos
Ciclos represivos y conflictos de vero, los zapateros, los hombres que entran habitan un Distrito Federal que ha perdido
identidad en las crnicas de Elena
Poniatowska y salen de las (casi inexistentes) pulqueras, o su aire de campo, hasta los gallos son citadi-
OSWALDO ESTRADA aquellos que caminan por las calles del centro nos y los guajolotes pavos de supermercado,
116
ya no hay campesinos ni rebozos, ni som- de aquello que podemos con-
breros de paja, y en cambio abundan aque- siderar como una mexicanidad
llos que hablan ingls: okey, fuck you, multifactica, de variado origen
shit, bye y ciao aunque sea en italiano tnico, histrico, social.
(Poniatowska, Todo empez, op. cit., p. 14). Volviendo al tema de la iden-
Precisamente porque estos tipos sociales se tidad cultural que hoy se distan-
desarrollan en contrate con otros, y para mos- cia de una nocin tradicional y
trar que existen muchos Mxicos dentro de un se presenta como un fenmeno
mismo mbito nacional, el paisaje cultural que transcultural, cambiante, que
la escritora construye para nosotros incluye a oscila entre la autonoma y la
sus mujeres ilustres Pita Amor, Elena Garro, pertenencia, o entre las similitu-
Mara Izquierdo y Rosario Castellanos; a sus des y las diferencias, en general Jardn de la casa de Frida Kahlo.
escritores e intelectuales Rulfo, Paz, Fuentes, podemos afirmar que existen
Monsivis; a sus activistas, como el Subco- ciertos factores que nos ayudan a delinearla
mandante Marcos o a los polticos, como dentro y fuera del mbito latinoamericano, 26
AMLO. Independientemente de que estemos no tanto como un deseo o creencia sino como Beth E. Jrgensen, Actos de
atencin: intersecciones en el
de acuerdo o no con sus posturas polticas, la una realidad concreta. Aun cuando la identi- pensamiento social de Weil,
pluma de Poniatowska nos ofrece en distintas dad misma puede ser vista como un mito, o Castellanos y Poniatowska, Re-
ocasiones a un Mxico que espera la democra- incluso si sta se apoya en distintos mitos que vista Canadiense de Estudios
Hispnicos, 31:3 (2007), pp.
cia por ensima vez como si fuera por vez pri- circulan en el imaginario colectivo y propagan 414-417.
mera, y deja constancia, a principios del siglo temores compartidos, anhelos comunitarios
27
XXI, de miles de mexicanos provenientes de sobre un mundo mejor o la conciencia his- Enrique Florescano (ed.), Mitos
los sectores ms desprotegidos, aquellos que trica de un pueblo27, toda identidad cultural mexicanos, Mxico, Aguilar,
1995, pp. 9-10.
arman sus casitas de campaa en pleno Zcalo apela a sus orgenes y se enorgullece de ellos;
y cocinan a flor de banqueta, comparten gira alrededor de ciertos momentos histricos 28
su miseria y pobreza, al mismo tiempo que importantes, ligados a situaciones de inesta- Herminio Nez Villavicencio,
Sobre el concepto de identidad
exigen justicia con la voz de la indignacin: bilidad, amenazas y situaciones de crisis; es latinoamericana, Cuadernos
Mxico es nuestro por legtimo derecho, no manipulable y se construye tomando en cuenta Americanos, 124 (2008), pp.
184-195.
somos hurfanos, somos mexicanos y hoy la alteridad28. Un breve repaso de las crnicas
ms que nunca Mxico nos pertenece en esta de Poniatowska confirma el desarrollo de una 29
Beth E. Jrgensen, The Writing
gran fiesta de la resistencia (Poniatowska, concepcin cultural similar. of Elena Poniatowska: Enga-
Amanecer, op. cit., p. 25). Si por un lado las vietas de Todo empez ging Dialogues, Austin, U of
Mientras los analistas teorizan sobre la po- el domingo se presentan ante el lector como Texas P, 1994, p. 70.
117
Del mismo modo en que plazas, y estn las paredes manchadas de sesos: Rojas
La noche de Tlatelolco de 1968 estn las aguas cual si las hubieran teido, y si las
se explica como otra Noche bebemos, sern agua de salitre. Golpebamos los
triste (Poniatowska, Tlatelol- muros de adobe en nuestra ansiedad y nos quedaba
co, op. cit., p. 170), haciendo por herencia una red de agujeros. (Poniatowska,
referencia a la de 1519 en que Nada, nadie, op. cit., p. 95)
muchos espaoles pierden la
vida al escapar de los mexicas, Ms de veinte aos despus de aquella
el plantn del Zcalo en el 2006 catstrofe, la reflexin sobre el caos que oca-
es descrito por la cronista cual siona el plantn de dimensiones desbordantes
si fuera un inmenso tianguis dirige la atencin de Poniatowska a un pasa-
Jardn de la casa de Frida Kahlo. como el que le atribuy Diego do prehispnico, para afirmar que en pleno
Rivera a la gran Tenochtitlan y siglo XXI Mxico siente la clera de Tlloc
pint celestialmente (Ibd., p. 30). Esta pre- y Huitzilopochtli, los dioses de la lluvia y
31 sencia del pasado en el imaginario mexicano, de la guerra que a cada rato se rebelan y
Enrique Krauze, La presencia que en cualquier momento puede revivir a estallan colricos en estelas, lpidas, piedras
del pasado, Mxico, Tusquets,
2005, pp. 23, 171-76, 342.
los gobernantes prehispnicos, a los primeros y pasadizos para demostrar que an son ellos
conquistadores y frailes como a los padres quienes mandan (Poniatowska, Amanecer,
32 fundadores de un Mxico independiente, con op. cit., p. 54).
Egan, op. cit., pp. 31-33; Beth
E. Jrgensen, Matters of Fact: tal de enjuiciar al presente31, permite que Po- Es interesante que en una entrevista de
The Contemporary Mexican niatowska registre cmo a partir de la conquis- 1976, Poniatowska se declare en desacuerdo
Chronicle and/as Nonfiction
Narrative, en Ignacio Corona ta Mxico ha sido manejado por una sucesin con Octavio Paz, quien sostena que la Plaza
& Beth E. Jrgensen (eds.), The de gobiernos hegemnicos que insisten en de las Tres Culturas era un lugar de perpetuo
Contemporary Mexican Chroni-
cle. Theoretical Perspectives on
marginar del espacio y las acciones ciudadanas sacrificio debido a la herencia azteca que con-
the Liminal Genre, Albany, State a elementos de su propia realidad (Bencomo, denaba a Mxico a una serie de matanzas33. El
U of New York P, 2002, p. 79. op. cit., p. 81). Si consideramos, adems, que enunciado que rechaza una imagen cclica de
33 desde Bernal Daz en adelante la crnica ha la historia mexicana nos sorprende no slo
Margarita Garca Flores, En- sido el gnero marginal que mejor documenta porque en el ao 2001 la escritora declare que
trevista a Elena Poniatowska,
Revista de la Universidad de la inmediatez de las experiencias del desastre32, Mxico es moderno y prehispnico, horrible
Mxico, 30:7 (1976), p. 27. es lgico que Poniatowska se valga de ella (y y fascinante, que besa y apuala a la vez34,
34
de las fotografas que ilustran cada uno de sino porque implcitamente, y tal vez sin que
Elena Poniatowska, How I Star- sus textos cronsticos) para presentar la otra ella se lo haya propuesto, su obra cronstica
ted Writing Chronicles and Why cara de Mxico: la fea, la convulsionada, la conserva el retrato de un Mxico trgico
I Never Stopped, en Ignacio
Corona & Beth E. Jrgensen disidente de una ciudad que oficialmente se atrapado en las telaraas de su historia, en
(eds.), op. cit., p. 38. condensa gloriosa en las imgenes del ngel un tiempo de dimensiones carnavalescas
de la Independencia, el Zcalo [y] la Catedral en todo el sentido bajtiniano, donde muchos
(Bencomo, op. cit., p. 89). son los condenados a vivir entre las voces de
Dicha revisin irnica del pasado aparece los muertos o entre exanges sobrevivientes,
con frecuencia en los escritos de Poniatowska: como si metafricamente formaran parte de
al recordarnos, por ejemplo, que la matanza una ficcin rulfiana. Tomemos como ejemplo
de Tlatelolco se realiza en La Plaza de las Tres el caso de Amanecer en el Zcalo, la crnica
Culturas, que sobre las ruinas prehispnicas ms reciente de Poniatowska que, de princi-
fue construida en el siglo XVI la iglesia de pio a fin, nos hace caminar sobre sus textos
Santiago de Tlatelolco, y que el prroco de anteriores, sobre los renglones torcidos de la
sta le cierra sus puertas a los manifestantes historia y sobre el espacio cultural de un pue-
del 68 que son violentados ah mismo (Ponia- blo marginado que an espera ser reconocido
towska, Tlatelolco, op. cit., p. 173). Lo hace por las autoridades.
otra vez en el 85, recalcando que la misma La historia que ah se presenta es la de otra
plaza es un campo de batalla para familias conquista, ya no la del trono mexicano como
incompletas (Poniatowska, Nada, nadie, op. en tiempos de Hernn Corts y sus soldados,
cit., p. 20), y que en Mxico vuelve a tener pero s la de la bsqueda combatiente de la
sentido el Manuscrito Annimo de Tlatelolco libertad, la del sueo de un Mxico mejor,
(1528), que reza: donde puede ser posible la democracia y un
gobierno justo. El jbilo de los mexicanos
Ciclos represivos y conflictos de En los caminos yacen dardos rotos; los cabellos estn que, al sentirse defraudados en las elecciones
identidad en las crnicas de Elena
Poniatowska esparcidos. Destechadas estn las casas, enrojecidos presidenciales del 2006, se lanzan a apoyar a su
OSWALDO ESTRADA tienen sus muros. Gusanos pululan por calles y lder, es bastante parecido al de los muchachos
118
del 68 que tocan las campanas de la Catedral Diego, ya no estoy sola.
y se sienten dueos de un Zcalo iluminado Frida Kahlo, 3 das despus.
de esperanza. Si Corts tuvo a la Malinche,
AMLO tambin encuentra su brazo derecho Mundo estoy solo.
en la persona de Jesusa Rodrguez, sin cuyo Mxico, 19 de septiembre de 1985
activismo poltico y tesn sobrenatural el Mundo, ya no estoy solo.
plantn sera impensable. Por lo menos as lo Mxico 21 de septiembre de 1985. (Poniatows-
imagina Elena Poniatowska, quien, al igual ka, Nada, nadie, op. cit., p. 68)
que Bernal Daz, se entrega a la tarea de in-
mortalizar con sus letras un suceso histrico Al igual como sucede en otras de sus cr-
trascendental. Adoptando la postura favorita nicas, en este mbito utpico Poniatowska
del soldado cronista, la del testigo de vista, nos muestra a los mexicanos ms despro-
Poniatowska compone un retrato hablado de tegidos, a los nacos pobres, morenos, 35
Mikhail Bakhtin, Rabelais and
una sociedad mexicana en pleno movimiento, indgenas, fracasados, ignorantes, vulgares, His World, trans. Hlne Iswol-
con personajes mayores y menores que viven vagos como la verdadera riqueza de este sky, Bloomington & Indianapolis,
Indiana UP, 1984, p. 9.
un espectculo popular. pas (Poniatowska, Amanecer, op. cit., p. 40),
Como verdaderos participantes de un car- en contraposicin a los valores de los rich
naval medieval en que se desintegran las reglas and beautiful [que] tienen ms que ver con lo
sociales y es posible la ilusin de comunidad, imaginario, el poder social, el orgullo, la fama,
libertad, igualdad y abundancia35, durante el prestigio, la apariencia de justicia, la menti-
cincuenta das los mexicanos del plantn se ra, la guerra, la opinin pblica, la ideologa
desentienden de los trminos oprimidos y (Ibd., p. 45). Aqu los jvenes y viejos se
opresores (Poniatowska, Amanecer, op. cit., aleccionan sobre su presente viendo pelculas
p. 38), gozan de un ambiente donde las di- sobre la Revolucin Mexicana o documenta-
visiones sociales pierden todo sentido ante les sobre la noche de Tlatelolco. Estn en este
la tarea de supervivencia (Id.), y cambian la centro porque cifran sus esperanzas en los
rutina diaria: Gente que ni por equivocacin discursos de un lder que desde su templete
se diriga la palabra ahora se habla. Rompie- los llena de un orgullo pasajero: Ya quisieran
ron su ritmo y su estilo de vida. Caminan los de arriba ser como los de abajo. Arriba
de otro modo porque han descubierto una los de abajo! (Ibd., p. 103). Como si de
manera totalmente distinta de vivir la calle pronto se hubiera presentado en el Zcalo la
(Ibd., pp. 30-31). En la crnica Poniatowska Revolucin Mexicana, aqu tambin se dan
recalca el apoyo de la colectividad (Ibd., p. encuentro los que llegaron del norte, los
37); registra una resistencia alegre por parte que vinieron del sur (Ibd., p. 123), esta vez
de la gente que escucha conciertos de msica para acatar las consignas de Jesusa Rodrguez,
clsica, boleros, msica country, ranchera, el soldadera de pelo negro recogido, de huipil y
rap, el reggaetn, rock pesado (Ibd., p. 47); aretes de cuentas huicholes que oficia misa al
pinta a la gente muy pobre desprendindose aire libre mientras el cardenal Norberto Rive-
de unos pesitos a favor del plantn (Ibd., ra lo hace entre los gruesos muros coloniales
p. 86); y se admira de la convivencia pacfica (Ibd., p. 72). Lo malo de este ambiente de
de limpias espiritistas y misas catlicas, fun- suspensin temporal, tanto real como ideal,
ciones de video, insultos, recitales, campeo- de todo rango jerrquico es que propicia
natos de futbol, concursos de belleza y hasta un tipo especial de comunicacin que sera
burcratas en patines (Ibd., p. 101). Como imposible en la vida cotidiana (Bahktin, op.
si el tiempo diera vueltas hacia atrs para se- cit., p. 10). Es una bella ilusin, una segunda
guir hacia adelante, la fiesta popular que aqu vida o un segundo mundo hecho de cultura
se celebra con un sentido de solidaridad y popular (Ibd., p. 11), que irrevocablemente
liberacin temporal, con miras al cambio y la se desintegra apenas se desmontan las carpas
renovacin, pero con hostilidad hacia todo lo del plantn.
inmortalizado y completo (Bakhtin, op. cit., Puesta en perspectiva, la crnica de estos
p. 9), tambin tiene su antecedente en Nada, cincuenta das es, de alguna manera, la de una
nadie, donde la escritora anota el compae- muerte anunciada: los que apoyan a AMLO
rismo de los mexicanos en movimientos de terminan con las manos vacas; Jesusa Rodr-
corsi e recorsi: guez revela su poca paciencia para atender
asuntos que no tengan que ver con la causa Ciclos represivos y conflictos de
identidad en las crnicas de Elena
Diego, estoy sola. poltica de AMLO; se pierden entre el viento y Poniatowska
Frida Kahlo en su diario, 1955. la lluvia los discursos para combatir la pobre- OSWALDO ESTRADA
119
36 za y la monstruosa desigualdad, para defender Amanecer en el Zcalo. Como si la existencia
Hugo Francisco Bauz, El mito
del hroe. Morfologa y se- el patrimonio nacional o para enfrentar a la de los mexicanos hubiese sido un largo da
mntica de la figura heroica, corrupcin y la impunidad. En medio de este de fiesta carnavalesca, la cronista imagina con
Buenos Aires, Fondo de Cultura
Econmica, 2007, p. 161.
drama, el pseudo-hroe mtico/poltico36 optimismo de ultratumba:
encarnado en AMLO tambin se desmorona
37 con la misma suerte volteada que Bernal Daz
Gabriel Weisz, Tinta de exotis-
Todos nos volvimos volcanes. Alteramos el paisaje,
mo. Literatura de la otredad, le atribuye a su hroe Hernn Corts. Hasta lo cambiamos irrevocablemente, ahora somos no-
Mxico, Fondo de Cultura Eco- la propia cronista descubre que la poltica es sotros el terremoto de 1985, somos los mismos que
nmica, 2007, p. 36.
una maraa de componendas, argucias, egos- salimos de los escombros, los mismos que tocamos
38 mos, voracidad, que nada es como se dice en las campanas de Catedral la muerte del PRI,
Linda Egan, Play on Words:
Chronicling the Essay, en Igna-
(Poniatowska, Amanecer, op. cit., p. 391). Si su paternalismo, su autoritarismo, su corrupcin
cio Corona & Beth E. Jrgensen es cierto, como ella sostiene, que la cultura rampante, los mismos que en 1988 toleramos que
(eds.), op. cit., pp. 15-116. se va transformando a lo largo del tiempo, nos robaran la eleccin. (Poniatowska, Amanecer,
cada siglo le da su sello particular, cada ser op. cit., p. 392)
humano la interpreta a su modo (Ibd., p.
143), su interpretacin nos presenta la identi- Slo que entre lneas aqu tambin volve-
dad mexicana atada de manos al pasado. Ante mos a escuchar las voces de Nada, nadie. Los
la situacin alarmante del pas, Poniatowska viejos lamentos yo ya no soy nadie (Ponia-
vuelve a reflexionar: no estamos lejos de towska, Nada, nadie, op. cit., p. 18), no que-
los murales de Orozco en que la justicia con d nadita (Ibd., p. 21), no es nada mhijo,
los ojos vendados y borracha levantaba sus no es nada (Ibd., p. 23) y yo no tengo a
balanzas chuecas (Ibd., p. 266); distingue a nadie (Ibd., p. 51), ahora se apoderan del
los mexicanos de los estadounidenses por su Zcalo, esa plaza [que] ha vuelto al lugar de
culto ciego a la Virgen de Guadalupe; habla de su quietud como dice la filosofa nhuatl,
la opresin social expuesta por Simone Weil; y el lugar donde aun rezumban y palpitan
confirma que Mxico es un pas dividido, cla- todava las palabras del desafuero y el deseo
sista, lleno de odio y desigualdad. Uniendo de de luchar contra el atropello (Poniatowska,
nueva cuenta el presente al pasado mexicano, Amanecer, op. cit., p. 392).
Poniatowska resume esta imagen desastrosa, Aun tomando en cuenta la distancia hist-
diciendo: Pobrecito de mi Mxico, vctima rica y temporal que a una misma vez hermana
primero del gordo cacique de Zempoala y y separa a las crnicas de Poniatowska, el que
despus de la Colonia! Slo nos ha ido me- todas ellas en mayor o menor grado demues-
dio bien a partir de la Revolucin Mexicana? tren el despertar de una sociedad civil que se
Claro que no. Todava hoy no reconocemos el organiza, o el que la del 2006 se muestre mu-
valor de cada hombre sobre la tierra (Ibd., cho ms cerca a la democracia que la de 1968,
p. 329). todas en conjunto nos entregan a un Mxico
El reconocimiento de esta inestabilidad hecho de murmullos, de vivos y muertos, de
social ilumina, valga el aclaratorio, la otredad tiempos remotos y tiempos presentes. En
oculta de la identidad mexicana con cier- total consonancia con la visin mexicana que
to matiz de exotismo ficcional37. Incluso nos presenta Juan Rulfo en Pedro Pramo
cuando los textos de Poniatowska contienen, (1955), en el mural cronstico de Poniatowska
como toda crnica actual de Mxico, un men- conviven con armona activistas como la po-
saje crtico, psicosocial, poltico, reformista, pular Tita del 68, una Evangelina Corona del
didctico y analtico38, ste nos interna en un 85 y una Jesusa Rodrguez del 2006; diosas
ambiente mtico que pretende dar respuesta como la Coyolxauhqui y mujeres escritoras,
a los grandes interrogantes del gnero huma- como Rosario Castellanos que se indigna
no el origen del mundo, lo contradictorio ante las prdidas humanas del Movimiento
de la naturaleza del hombre, el misterio de la Estudiantil; los polticos como Daz Ordaz
muerte, frente a los que el pensamiento y Vicente Fox, Crdenas, Andrs Manuel
racional no ofrece respuestas (Bauz, op. cit., Lpez Obrador, o el Innombrable: Felipe
p. 157). Si en La noche de Tlatelolco Mxico se Caldern; los nacos y los catrines; La Revo-
convierte en un panten, tanto que la cronista lucin Mexicana y las prometedoras Con-
seala: Por ahora la sangre ha vuelvo al lugar venciones Nacionales Democrticas, donde
de su quietud. Ms tarde brotarn las flores lo menos que hay es el dilogo. Vistas desde
Ciclos represivos y conflictos de entre las ruinas y entre los sepulcros (Ponia- el presente, y a pesar de su marcado esfuerzo
identidad en las crnicas de Elena
Poniatowska towska, Tlatelolco, op. cit., p. 171), despus por avanzar hacia la democracia, las crnicas
OSWALDO ESTRADA de tres dcadas muy poco ha cambiado en de Poniatowska nos internan en un Mxico
120
como aqul concebido por Rulfo: lleno de Rosa Beltrn, Elena Poniatowska. Literatura 39
Neil Larsen, Determinations. Es-
ecosrisas. Unas ya cansadas de rer. Y voces y periodismo, Revista de la Universidad says on Theory, Narrative, and
desgastadas por el uso, un tiempo-espacio de Mxico, 51 (2008), pp. 8-12. Nation in the Americas, London
& New York, Verso, 2001, p.
donde el mitote se vuelve Nada. Nadie Anadeli Bencomo, Voces y voceros de la 91.
(101) o donde algn muerto grita: Ay vida, megalpolis. La crnica periodstico-liter-
no me mereces! (93). aria en Mxico, Madrid, Iberoamericana / 40
Homi K. Bhabha, The Location
La exposicin de estas ideas en las crnicas Vervuert, 2002. of Culture, London & New York,
de Elena Poniatowska, como su estudio en el Homi K. Bhabha, The Location of Culture, Routledge, 1994, p. 58, la tra-
duccin es ma.
presente ensayo, tiene mucho que ver con los London & New York, Routledge, 1994.
debates actuales sobre la cultura latinoame- Claire Brewster, Responding to Crisis in Con- 41
Edward W. Said, Culture and
ricana. Hasta cierto punto es cierta la ines- temporary Mexico. The Polical Writings of Imperialism, New York, Alfred
tabilidad de una cultura, el hecho de que su Paz, Fuentes, Monsivis, and Poniatowska, A. Knopf, 1993, p. xxv.
contenido autntico no sea ms que un mito Tucson, U of Arizona P, 2005. 42
que pronto se desintegra cuando una expre- Elizabeth Coonrod Martnez, Elena Poni- Nstor Garca Canclini, Culturas
sin cultural se enfrenta con otra39. Sea cual atowska: Between the Lines of the Forgot- hbridas. Estrategias para en-
trar y salir de la modernidad,
fuera nuestra cultura de origen, con pocas ex- ten, Amricas, 57:2 (2005), pp. 46-51. Mxico, Grijalbo, 2001, p. ix.
cepciones existimos en espacios intermedios, Denise Dresser, Elena Poniatowska: soldad-
de contacto, razn por la cual es necesario era de lo nuestro, Revista de la Universi-
anular cualquier propuesta esencialista sobre dad de Mxico, 39 (2007), pp. 18-21.
la autenticidad inherente o la pureza de Bolvar Echeverra, Vuelta de siglo, Mxico,
las culturas40. Edward Said reconoci es- Era, 2006.
te flujo de influencias culturales, sealando: Linda Egan, Carlos Monsivis. Culture and
partly because of empire, all cultures are Chronicle in Contemporary Mexico, Tuc-
involved in one another; none is single and son, U of Arizona P, 2001.
pure, all are hybrid, heterogeneous, extraor- Play on Words: Chronicling the Es-
dinarily differentiated, and unmonolithic41. say, en Ignacio Corona & Beth E. Jr-
Pese al inevitable estado de hibridacin, ste gensen (eds.), The Contemporary Mexican
no siempre significa la fusin, la cohesin, la Chronicle. Theoretical Perspectives on the
osmosis, sino la confrontacin y el dilogo42. Liminal Genre, Albany, State U of New
Este enfrentamiento de perspectivas tambin York P, 2002, pp. 95-122.
aparece en los escritos de Poniatowska. Es ah Enrique Florescano, (ed.), Mitos mexicanos,
donde yacen intactas distintas cuestiones, en Mxico, Aguilar, 1995.
conflicto, de una fragmentada identidad mexi- Nstor Garca Canclini, Culturas hbridas.
cana de mltiples valores, usos y costumbres, Estrategias para entrar y salir de la mod-
pendiente de alcanzar la igualdad y la justicia ernidad, Mxico, Grijalbo, 2001.
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122
Julio Ortega
Brown University. Crtico, narra-
dor, excelente ensayista y poeta.
Dentro de su amplio espectro de
facetas es director del Proyecto
Trasatlntico de la Universidad
de Brown, que integra actividades
destinadas a favorecer el inter-
cambio cultural a ambos lados del
Atlntico. Entre sus obras desta-
can El discurso de la abundancia
(1992), Retrato de Carlos Fuentes
El poeta George Oppen design la capa- discurre en el presente y los personajes viven
cidad de decir lo suficiente como La rara no los desenlaces sino los dilemas de la actua-
potica de la veracidad. La obra de Elena lidad. El tiempo se sostiene, as, en la pgina,
Poniatowska pertenece a ese horizonte de lo en la lnea que leemos, y nos sita entre sus
inmediato como certeza y de lo veraz como personajes veraces. La fbula recupera al pa-
certidumbre; por lo mismo, en su caso decir sado con la conviccin de un porvenir ganado
lo suficiente abre un territorio de suficiencia por la creatividad. Pocas veces la novela se de-
verbal, que es el modelo de lo verdadero com- sarrolla como un ritual de lo genuino, pregun-
partido, el principio generativo del dilogo. tndose por el horizonte de lo vivido. Pocas
Toda su obra se puede leer en esa clave de veces ocurre que la novela logra comunicar la
veracidad, que demanda la calidad imaginativa nobleza de esa demanda mayor.
de lo vivo, y que ampla el espacio firme don- Suma de leccin histrica y crnica fami-
de lo ms inslito (la violencia como la trage- liar, de memoria cientfica y biografa espiri-
dia, la ternura como la inteligencia) acontecen tual, esta novela reconstruye el pasado como
vivencialmente, actualizadas por la palabra una promesa del porvenir. Es una novela
como prueba y medida. Por eso, se levanta poseda por la nocin clsica de que la vida se
en ese verosmil potico un elogio no de la debe a su realizacin plena. Esa visin fustica
locura ni de la razn sino de la creatividad. La se desarrolla en la fbula biogrfica, esto es, en
capacidad de emocin que embarga a sus tes- el proyecto vital forjado en las posibilidades
tigos, personajes y hablantes se cierne c omo del medio y su tiempo; y se pone a prueba en
la calidad creativa de la simpata, de la identi- la aventura del conocimiento, que es capaz de
ficacin, de la fraternidad. Y as, esta saga de exceder el medio y trascender su tiempo para
las virtudes emotivas son una efervescencia ampliar sus lmites. Por eso, esta es una novela
creativa de lo humano mismo, de sus actos, sobre la fuerza apasionada de la creatividad.
decires, obras y proyectos. En su novela La Esa vocacin de aprender y hacer, de descu-
piel del cielo asistimos, con amoroso detalle, al brir y ensear contamina con su tiempo de
desenvolvimiento de la creatividad de la fe en gestaciones a esta historia del siglo, como si su
el saber y hacer de la aventura humana. narracin fuese un proyecto abierto por una
La piel del cielo (2001), la novela de Elena vida compartida que no cesa de recomenzar.
Poniatowska premiada en el concurso de En ello La piel del cielo es fiel a su motivacin
Alfaguara, es un ofertorio mexicano a las pro- interna: es memoria ejemplar de su tiempo,
mesas del siglo XX. Posee la claridad emotiva hija del siglo que ofrenda. Lo es tanto por la
de una accin de gracias, y el estremecimiento saga de un sujeto del saber, que se construye
de un relato de aprendizajes. Tiene una feliz en el progreso de la narracin, cronolgica-
dinmica narrativa, que no desmaya, y la rara mente; como por la fe en un relato capaz de
autoridad de la simpata. Su lmpida prosa articular la vida y la historia en su elaboracin
transparenta un asombro maduro. Pronto, el mutua. Y ello demuestra el carcter profun-
lector se demora en esa intimidad cierta. Su damente latinoamericano de esta novela: es
perspectiva es una reconstruccin, pero no una alegora de la identidad creadora y de la La rara potica de la veracidad
se demora en la evocacin porque el pasado nacionalidad creativa. JULIO ORTEGA
123
El hroe de esta novela es un sujeto en abierto de la observacin y de la ciencia. El
formacin, y por eso la primera lnea es una nio que quera ver ms ser el estudiante de
pregunta por el mundo dirigida a la madre. astronoma, un saber que le permitir des-
Notablemente, es una pregunta por el hori- cubrir que la realidad est apenas entrevista
zonte de la mirada. La madre, que gesta la y siempre por verse mejor. En la lectura de
novela al darle al hijo la palabra narrativa, la los astros se le revelar el origen conjetural
palabra de la promesa, promete: Te voy a y el saber inexhausto. Slo que en una vuelta
llevar ms lejos de lo que se ve a simple vista de tuerca, de anteojos o telescopios, el cielo
(9). El drama de la mirada se sita entre la estelar lo devuelve a su tiempo y su medio,
pregunta por el fin (se acaba el mundo?) y con una mirada an ms crtica de la aparien-
la respuesta sin fin (No, no se acaba). Ms cia y ms urgida de certezas. La novela, por
all de los ojos est el poder de la mirada, esa lo mismo, se desarrolla como la biografa de
potencialidad de conocer. Lorenzo miraba el un joven que se realiza en la ciencia, que se
horizonte y l y su madre se entendan con convierte en un eminente astrnomo. Pero
slo mirarse. El nio, en el tren, se asombra la persuasin alegrica de esta novela sita la
de ver huir el paisaje, y la madre en sus ojos historia social mexicana en las coordenadas de
ley el horror al vaco; vas a ver que todo una racionalidad mayor, en el escenario de un
recomienza, le anuncia. Por qu el ojo no mapa del siglo que incluye tanto la discordia
ve ms all?, vuelve a preguntar; para ella histrica como su refutacin puntual.
Slo un libro de lectura le era suficiente, el de La piel del tiempo no es una novela cien-
la naturaleza (10). Ya esta obertura nos sita tfica ni busca armar una intriga en torno a la
en el proyecto novelesco de una hiptesis del ciencia. Ms bien, se arma como la biografa
conocimiento: este hroe de la mirada se har de un hombre de ciencia en tanto hroe del
entre la naturaleza y su lectura, entre el cielo discurso de la modernidad secular; y tambin
y la ciencia, entre la biografa de aprender y el como el desarrollo de una disciplina, la as-
aprendizaje de vivir. tronoma, cuya crnica mexicana testimonia
Hijo del discurso mexicano, Lorenzo y un saber no slo situado socialmente sino
sus hermanos son hijos naturales de un tambin beneficiado por el espritu creador
padre aristocrtico y desaprensivo; y, pronto, de su sacerdocio crtico. As, la novela discu-
hurfanos de una madre que haba con- rre sobre astronoma para sumar las estrellas
vertido a la naturaleza en huerta y al mundo y los hombres, desde los mayas visionarios
en lenguaje. La hermana se lamenta: Es que hasta los cientficos espaoles del exilio de la
pap no me hace caso, no me ve, pero la guerra civil; y culmina con la aventura de los
consuela Lorenzo: A mi tampoco y no me jvenes mexicanos que fundan la comunidad
he muerto (20). Si la herencia materna es la moderna de los nuevos visionarios, capaces
mirada, la paterna es el lugar social, lo que de auscultar los orgenes del mundo en el
dar inicio a la rebelda del hijo. Pronto, la mapa estelar.
novela del aprendizaje (o novela de educa- El amor, el nacimiento de la sensibilidad
cin) se desarrolla desde nuevas preguntas moral, la experiencia de la pobreza, la renun-
por la mirada (a propsito del cine Edn y cia a una abogaca cmplice de la corrupcin,
su proyector de pelculas), y entre lecciones tienen como escenario la calle y los lenguajes
de hermenutica local (el cura del colegio tie- de la cultura urbana, esa otra versin de lo
ne una visin proftica: ve el alma de Benito moderno que es el mercado popular. Lee-
Jurez descender a los infiernos). La crnica mos:
familiar se desarrolla como la figura ejemplar
de una alegora mexicana: el desamparo es el Frente al edificio Guardiola, en la esquina de 5 de
origen y la sociedad de clases el destino; pero Mayo, un gordito de sombrero de fieltro haba mon-
la rebelda del hijo mayor ser la puesta en tado un telescopio e interceptaba a los transentes:
crisis de esa lgica tradicional: en lugar de Hbleles de t a las estrellas.
un relato traumtico sobre el pecado original Lorenzo ajustaba el telescopio, afocaba con cuidado
mexicano, la novela desarrolla su hiptesis y en la lente apareca la Luna, mientras el merolico
del conocimiento como la aventura del sujeto segua pregonando:
liberado en su relato. Pasen a ver la Luna, psenle que hay para todos.
La rebelda le hace cuestionar las ideolo- A veces tres o cuatro personas y un perro hacan
gas de consolacin religiosa y lo libra de las cola, bueno, el perro ya la tena hecha. Entonces el
La rara potica de la veracidad culpas del ostracismo social; la sed de conocer astrnomo del asfalto se daba vuelo con sus cono-
JULIO ORTEGA lo hace afincar en el presente, en el campo cimientos.
124
Vea la Luna por cincuenta centavos, vistela, co- gesta del sujeto inquisitivo. Los personajes
nzcala, hgala suya. A lo mejor, de pasadita, ve a histricos ocupan ahora el relato, y la bio-
Dios! grafa de Lorenzo se impone como un saber
del futuro. Hasta la historia es vista desde su
En cambio, Lorenzo le daba un signi- leccin moderna:
ficado csmico a casi todo, incluyendo los
eventos ms comunes de la vida diaria. A lo Erro (...) le cont el problema de la unificacin de
mejor el loco era l... (94). la hora a raz de la Revolucin Mexicana. Telgrafos
La conciencia tica aparece como una Nacionales tena una hora, Ferrocarriles, la hora de
puesta a prueba de la verdad, entre la ver- Estados Unidos; la del meridiano 105 y la hora de
genza social de una hermana embarazada California completaban la danza del tiempo. Qu
y el orgullo que se niega a transigir. En esa pas ms fantasioso, cada quien con su hora! (154).
encrucijada se construye un sujeto que resiste
la resignacin amoral de la socializacin, y Enseguida, Erro inicia a Lorenzo en la
que slo tiene sus fuerzas para afirmar su comunidad nacional de astrnomos: su nacio-
libertad. Soy como Jos Guadalupe Posada, nalismo se define frente a la competencia con
capto a los hombres en su momento ms sus colegas norteamericanos.
desafortunado, se lamenta (97). La come- Luego de las preguntas sin respuesta a
dia social burguesa le produce asco y se la noche estelar, donde est escrito el origen
confirma el dictamen de un maestro en su del universo, el observatorio que se levanta
libreta de notas: Carcter colrico (104). en Tonantzintla, donde se monta un nuevo y
As, un personaje que rehuye la imbcil vida poderoso telescopio, se convierte en la razn
diaria forja su propio relato desde la crtica vital de Lorenzo. El 17 de febrero de 1942 se
de la sociabilidad, poniendo en cuestin el inaugura el telescopio, que suma a los nuevos
horizonte previsto para lo novelesco. Por lo astrnomos, incluyendo a los espaoles y los
dems, la muerte de su padre (vctima de una norteamericanos. En la Universidad de Har-
pedrada annima y callejera) le demuestra la vard, Lorenzo reconoce que su aprendizaje se
vulnerabilidad absurda de la vida, sujeta a la acendra, aunque el cielo de la ciudad yanqui
violencia en el siglo XX y en plena ciudad no lo albergue del todo. De vuelta en Mxico,
(106). El relato del sujeto moderno es una res- el futuro se acelera: se construye la Ciudad
ta de los cdigos al uso: un voto de pobreza Universitaria, Diego Rivera pinta sus murales,
y una apuesta por la tica solidaria. Pronto, y Lorenzo de Tena es nombrado director del
Lorenzo encuentra nuevos amigos, fuera de Observatorio de Tacubaya (266). La bsque-
su crculo mundano, entre los rebeldes de da de una certidumbre propia responde ahora
la hora. La novela ha hecho el camino de las con la mayor demanda, la del conocimiento
restas, que descuenta la filosofa institucional hecho enseanza:
de Jos Vasconcelos, y ahora empieza el de las
sumas, con la amistad de Jos Revueltas, en La distancia, Aristarco, se mide a travs de otras es-
primer lugar. Revueltas es un joven radical, trellas ms pequeas o de determinada luminosidad.
estudioso del marxismo y militante comunis- Con su maravilloso telescopio, Hubble tuvo acceso
ta, pero como Lorenzo, es otro proyecto del a otras galaxias e hizo sus mediciones a partir de
sujeto venidero: est hecho desde su futuro, estrellas variables. La luz toma un cierto tiempo para
como la ganancia de su pasado. Son stos los llegar a nosotros, adems las distancias se cuentan en
hroes de la afirmacin creadora: Vivan en aos luz. Andrmeda, que es una galaxia cercana a la
la febrilidad, y eran Incapaces de decir que nuestra, est a dos millones de aos luz. Recibimos
no... (121). la luz de galaxias enviadas hace diez, veinte, treinta,
Pero no ser la militancia el relato de lo cuarenta millones de aos. Entre ms lejos ve el
moderno sino, a su turno, la genealoga mexi- astrnomo, ms ve objetos tal y como estaban en
cana de la ciencia. En lugar de la zozobra de el momento en que fueron creados y la finalidad
la poltica, en casa de Luis Enrique Erro, el ltima es comprender las primeras galaxias, las que
patriarca sordo, Lorenzo recibe la revelacin se formaron en el principio (275).
de un secreto: Tengo un telescopio insta-
lado en la azotea, le gustara verlo? (144). Si el conocimiento de los orgenes equivale
Ver ms lejos para ver mejor lo inmediato, a la lgica de los saberes, la creacin de las
esa leccin de la mirada cientfica recupera a cosas equivale, a su vez, a la creatividad del
Lorenzo de la fatiga militante. La novela ya aprendizaje. La historia del sujeto moderno La rara potica de la veracidad
no ser la fbula del sujeto aprendiz sino la es la suma de esa lgica y esa pasin. JULIO ORTEGA
125
En Tonantzintla, entre 1949 y 1951, Lo- entre 1943 y 1947; y en el observatorio de
renzo y su equipo haban descubierto 437 Tonantzintla descubri, y dio su nombre, a
objetos en una regin de 600 grados cuadra- estrellas, nebulosas y otros cuerpos astrales.
dos: esta declaracin es un hecho documental, Fue una autoridad mundial en el estudio de la
pero en esta novela, si le devolvemos el entre- evolucin de las estrellas, y el maestro inno-
comillado, es una frase que resume una vida vador de la astronoma en Mxico.
(293). La verdad histrica asume la forma de Fue tambin esposo de Elena Poniatows-
la certidumbre novelesca. ka. La novela no lo declara, pero al final, en la
Por lo mismo, la novela menciona, de parte del lector, se nos imponen las evidencias.
paso, al sujeto biogrfico que ella ha narrado La autora ha seguido documentalmente la
entre el documento histrico y la fbula de los historia de Guillermo Haro, pero al situarse
saberes: Guillermo Haro (432), el astrnomo ella fuera del relato, ha querido darle a su
George Oppen. mexicano de mayor impacto internacional canto amoroso la libertad que este personaje
(as lo declaran 340 entradas dedicadas a su extraordinario haba ganado para ella, y que
trabajo en la Red). En efecto, Haro (1913- alienta en la novela.
1988) estudi muy joven Derecho, carrera Libertad creadora que es tambin de noso-
que abandon pronto; estuvo en Harvard tros, sus lectores.
126
Claudia Parodi
Profesora en la Universidad de
California, su dedicacin a la lin-
gstica se ha centrado en los
estudios del lenguaje, especial-
mente en las especificidades co-
mo su Lxico del habla culta de
Mxico o El espaol de Amrica.
Sobre Elena Poniatowska destaca
su estudio Lengua, identidad, e
individualidad: El caso de Jesusa
Palancares.
127
relacionados con el tema de cada una de las gistros lingsticos distintos, como mostrar
crnicas en cuestin. ms adelante.
En los tres textos prevalecen los discursos En La noche de Tlatelolco y en Amanecer
en primera persona, donde el yo domina en el zcalo los personajes oyen corridos, le-
sobre la tercera persona, l o ella. En las mas, rimas, discursos, canciones y ven carteles
primeras dos crnicas, Elena Poniatowska no con mensajes que les recuerdan los motivos de
tiene, sin embargo, un rol meramente pasi- sus protestas. En La Noche de Tlatelolco se
vo, pues es ella justamente quien organiza y censura la represin poltica y la violencia del
selecciona con cuidado la informacin que gobierno. En las mantas se lee: Libertad a los
conforma sus crnicas. Los testimonios que presos polticos, Allanamiento de morada
incluye en stas proceden, en su mayora, en Tlatelolco. Se oyen voces que gritan en
de la parte ms ancha y baja de la pirmide coro: M-xi-co li-ber-tad, M-xi-co li-ber-
social de Mxico, es decir del pueblo, sobre tad, M-xi-co li-ber-tad, -ne-te pue-blo,
todo en las dos crnicas ms recientes, Nada, -ne-te pue-blo, -ne-te pue-blo (15).
nadie. Las voces del temblor y Amanecer en En Amanecer en el zcalo, se exige el
el zcalo. recuento de los votos por sospechar fraude
En Nada, nadie, la mayor parte de los en- electoral por parte del PAN en contra del can-
trevistados proceden de colonias populares de didato de izquierda, Lpez Obrador: Nada
la ciudad de Mxico, y as es su lenguaje. En por la fuerza. Todo por la razn, No al
efecto, casi todos los edificios que derrumb el fraude electoral (95). En el Zcalo se escu-
temblor estaban en barrios de clase baja como chan los coros cuando sale Lpez Obrador,
Tepito, Netzahualcyotl, va Tapo, Chimal- pues todos gritan al unsono: pre-si-den-te,
huacn, Ciudad Azteca y muchos otros. La pre-si-den-te, voto por voto, casilla por ca-
colonia Roma y la Condesa, de clase media, silla, voto por voto, casilla por casilla (123).
tambin sufrieron algunos daos. No se afec- Las tres crnicas incluyen fotografas en
taron las zonas donde vivan las clases altas blanco y negro que ilustran los acontecimien-
como las Lomas, el Pedregal o San ngel. De tos narrados, dndoles as un tono de realis-
igual manera, en Amanecer en el zcalo indica mo. Cada fotografa se encuentra acompaada
la escritora que se trata de un movimiento de fragmentos del texto de la crnica, que
populista, pues la mayora de quienes acudie- explican los acontecimientos y conforman el
ron al plantn del Zcalo eran sobre todo imaginario de los lectores. Se ve gente rezan-
campesinos de provincia o de los alrededores do por sus hijos masacrados el 2 de octubre,
de la ciudad, verduleras, choferes, indgenas se descubre un Mxico en 1985 convertido
y pejeviejitos. Eran los llamados nacos en el cementerio ms grande del mundo
quienes apoyaban hasta la muerte a AMLO, y se advierte un pueblo dolido que espera
Andrs Manuel Lpez Obrador: justicia abrazando a AMLO en 2006. Todas
estas fotografas son recuerdos de la memoria
En las tiendas de campaa en el Zcalo y en el Paseo colectiva, testigos fehacientes de los eventos
de la Reforma se ven nios adolescentes, ancianos, dolorosos y traumticos por los que pasaron
los mexicanos ms desprotegidos. Su conviccin es los mexicanos entre 1968 y 2006.
sorprendente, su nimo tambin. Son los nacos,
o al menos as los llaman por pobres, morenos, LA NOCHE DE TLATELOLCO. TESTI-
indgenas, fracasados, ignorantes, vulgares, vagos. MONIOS DE HISTORIA ORAL
Segn los ciudadanos enfurecidos por el bloqueo, no
tienen oficio ni beneficio y por eso pudieron venir a Los registros lingsticos empleados por
asentarse en los campamentos (40). los personajes que construyen el texto de esta
crnica reflejan, como antes suger, un dis-
Los acompaaban artistas, escritores, pol- curso propio de la parte media de la pirmide
ticos e intelectuales de izquierda, entre otros, social de Mxico. Desfilan en ella sobre todo
el propio Lpez Obrador, el regente de la estudiantes, profesores, escritores, periodistas
ciudad Marcelo Ebrard, Elena Poniatowska e intelectuales de la poca, varios de ellos pre-
y la actriz Jesusa Rodrguez. En cambio, en sos polticos en Lecumberri. Entre muchos
La noche de Tlatelolco se escuchan sobre otros, cabe mencionar al rector Javier Barros
todo las voces de los estudiantes, los cuales Sierra, al escritor Jos Revueltas, al profesor
Mxico lgido, las voces de la
resistencia en la ciudad: La noche de proceden en su mayora de la parte central de y escritor Paco Ignacio Taibo II, al ingeniero
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zcalo la pirmide social, es decir de la clase media. Heberto Castillo, al delegado del Consejo
CLAUDIA PARODI Ello motivar que unos y otros utilicen re- Nacional de Huelga de la Facultad de Filo-
128
sofa y Letras, Luis Gonzlez de Alba, autor Andreu, estudiante de arquitectura de la UNAM,
de Los das y los aos; a Salvador Martnez miembro de las juventudes comunistas, preso en
della Rocca, Pino, estudiante de la Facultad Lecumberri (50).
de Ciencias y a Roberta Avendao Martnez,
Tita, de la Facultad de Leyes. Aparecen, ade- En el segundo texto de La Noche de Tla-
ms, las voces de algunos padres de familias telolco, se entremezcla el registro formal y
y de oficiales del gobierno como Gustavo el coloquial. Voces como adquirir, visin y
Daz Ordaz y Luis Echeverra. Algunas voces politizar se conjugan en un mismo prrafo
son ocasionales, otras son recurrentes. Entre con fresiza conjunto de gente fresa o ele-
estas ltimas cabe mencionar el testimonio de gante, hacer pintas faltar a clase y macanazo
Ignacia Rodrguez, Nacha, y de los ya men- garrotazo:
cionados Luis Gonzlez de Alba, Salvador
Martnez della Rocca y Roberta Avendao Como haba un ambiente de discusin poltica, [las
Martnez, Tita, quien era tan popular que estudiantes] adquirieron una visin distinta de la
otros estudiantes le compusieron un corrido relacin entre gobernantes y gobernados. El movi-
con msica de La Adelita (67). miento politiz a mucha gente. La Ibero, que es la
Los entrevistados emplean un lenguaje
fresiza en su mxima expresin, tambin hizo pin-
complejo que alude a conceptos abstractos, a tas, reparti volantes y asisti a las manifestaciones,
ideas sofisticadas, incluso algunas de las seis a pesar de los macanazos. Yo creo que el movimiento
demandas del movimiento estudiantil perte- estudiantil nos hizo mucho bien a todos. Carolina
necen a esferas jurdicas especializadas, como Prez Cicero, de la Facultad de Filosofa y Letras de
la derogacin del artculo 145 del cdigo pe- la UNAM (96).
nal que, entre otras medidas punitivas, castiga
a quienes pretendan abolir o reformar la Se cantan corridos y canciones que satiri-
Constitucin Poltica del Estado, o las institu- zan al presidente Gustavo Daz Ordaz, como
ciones que de ella emanen (artculo 145). la siguiente basada en un comercial que se
Como muestra de este tipo de discurso compuso, a su vez, usando una cancin de
basta citar los dos ejemplos siguientes, en Cri-Cri, famoso msico mexicano, composi-
los cuales los personajes hacen referencia a tor de canciones para nios:
smbolos y emblemas, critican la apropiacin
y aluden a conceptos y teoras: Yo nunca he Di por qu, dime Gustavo
pensado realmente en Zapata como smbolo di por qu, eres cobarde,
estudiantil, un emblema. Zapata ya est inte- di por qu no tienes madre.
grado a la ideologa burguesa; ya se lo apropi Dime Gustavo, por qu (141).
el PRI, seala Claudia Corts Gonzlez,
estudiante de Ciencias Polticas (40). En F- Un poema de Rosario Castellanos inicia
sica respondi el Pino todos los conceptos la segunda parte de la crnica, la cual se cen-
estn sujetos a continuo cambio. Una teora tra en la masacre del 2 de octubre. En este
nunca se considera completa (41). segmento del libro se recogen las palabras
Pero dado que se trata de una crnica poli- de los testigos presenciales de la matanza,
fnica, sta abarca otros textos, como los dos de los periodistas, de los estudiantes, de los
siguientes, que reflejan el lenguaje coloquial, soldados y reacciones de intelectuales como
siempre de la clase media. El primero incluye Octavio Paz. Se leen reiteradamente palabras
giros caractersticos del espaol mexicano clave como sangre, disparos, balas, soldados,
como tambo para crcel y camorrazos para heridos, ametralladoras, cuerpos, infierno. Se
golpes, porras para gritos de los partidarios oyen las voces de las madres, de los profeso-
y chorro para mucho: res, de los estudiantes, de los soldados: Vi la
sangre embarrada en la pared. Luz Vrtiz de
A m tambin me metieron al tambo el 27 de julio, Lpez, madre de familia (190). Haba mu-
al otro da de los primeros camorrazos. Se hicieron cha sangre pisoteada, mucha sangre untada en
dos mtines muy grandes frente a Lecumberri y la pared. Francisco Correa, profesor del IPN
nos impactaron mucho. Aunque no podamos or (180). Le siguieron disparando, pero todas
claramente los gritos aislados que daban fuera, s las balas iban a darle al cadver. Ral lvarez
percibamos las porras que nos impresionaron un Garn del CNH (237). Aproximadamente
Mxico lgido, las voces de la
chorro: LIBERTAD PRESOS POLTICOS, LI- quince mil balas de distintos calibres han sido resistencia en la ciudad: La noche de
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
BERTAD PRESOS POLTICOS Flix Goded lanzadas. Un oficial (242). en el Zcalo
CLAUDIA PARODI
129
NADA, NADIE. LAS VOCES DEL TEM- mizar el desastre, rechaz la ayuda internacio-
BLOR nal e intent dar una impresin de bienestar
y normalidad cuando todava haba heridos
Esta crnica se centra en registrar el dis- en los escombros. De hecho, la poblacin se
curso de los que pertenecen a la base ms organiz independiente y solidariamente, for-
ancha y baja de la pirmide social, las voces mando cuadrillas de salvamento y albergues.
del pueblo, los damnificados del temblor. Todo lo que se hizo fue por voluntad propia
Ms que las diferencias de registros, en esta (193), sin ayuda del gobierno.
crnica destaca el vocabulario de la ausencia, A raz del terremoto, Elena Poniatowska
las expresiones de la prdida, la desolacin y orquesta en Nada, Nadie un texto polifnico
el fracaso, las palabras de solidaridad ante el en el cual cada personaje verbaliza sus credos,
dolor propio y ajeno incrustadas en el regis- sus frustraciones, sus emociones, su dolor, sus
tro popular. Tal es el caso de Salomn Reyes, prdidas, sus mentiras, apuntalndolos a lo lar-
quien, usando estos vocablos, relata sus des- go de los barrios pobres y ricos de la ciudad de
gracias y sus carencias; a su vocabulario lo Mxico. En la ciudad viven en tiendas de cam-
distingue el uso de diminutivos, y de algn paa hombres, mujeres y nios una situacin
arcasmo (vide o desat) y formas analgicas de depresin tremenda se la pasan llorando;
(claritamente): tienen problemas emocionales fuertes y todos
sienten el temor constante de enfrentarse a sus
Vide cmo se desat el temblor desde el estaciona- muertos, y ahora han ido a reconocer cad-
miento Z-650 Vide claritamente cmo se cay el veres cada madrugada (236-237).
edificio Esperaban mis hijos el desayuno Mayito,
Mario, al que encontr muerto en la delegacin Cuau- AMANECER EN EL ZCALO
htmoc He visto que otros encuentran entre las ce-
nizas una fotito, una boleta, yo ni eso, ni eso siquiera, Elena Poniatowska narra en esta crnica,
ni un recuerdo, nada De tener una familia grande, compuesta en forma de diario, sus experien-
siete hijos, y luego no tener ni uno (55-58). cias como testigo de vista durante el plan-
tn organizado en el Zcalo desde el 29 de
El discurso marcado de Salomn Reyes julio hasta el 16 de septiembre de 2006. El
contrasta con las palabras de Maril Hernn- plantn fue una resistencia civil pacfica
dez de 19 aos, estudiante de medicina de por medio de la cual Andrs Manuel Lpez
la Anahuac. Vive en un barrio elegante, las Obrador (AMLO) y sus aliados exigieron
Lomas, y no usa arcasmos ni diminutivos, sin que se les concediera el recuento de la
porque reflejan el habla popular. Emplea, en votacin para presidente del 2006, pues sos-
cambio, adjetivos como naco en lugar de pechaban que el PAN haba incurrido en un
vulgar, poco refinado para catalogar des- fraude electoral.
pectivamente a quienes no pertenecen a las Frente a las otras crnicas en las cuales la
elites mexicanas. A raz del temblor seala: voz de Elena Poniatowska se mantiene arrin-
Ya no veo a los que no tienen dinero como conada, al margen, en Amanecer en el Zcalo
nacos (197). Justamente a ella le toca aten- ella es quien atestigua constantemente. Su voz
der en la Cruz Roja a una seora del pueblo aparece en primera persona, a modo de sujeto.
que llega con su beb muerto, de tres meses. En cambio, las acciones, las palabras y los
Reproduce las palabras de la madre del nio: discursos de AMLO son del objeto del texto.
Le cay una viga encima, seorita, lo saqu Su voz, en efecto, es parte de un discurso re-
como pude, pero pobrecito vomitaba sangre y portado, no dialoga con la cronista. Ella suele
lloraba muchsimo. Mire, crguelo. Est todo referirse a Andrs Manuel en tercera persona
roto por dentro. Lo estrangul para que no o suele reproducir sus discursos, lo cual les
sufriera ms. Ya no lo poda ver en ese estado da un aire de lejana y misterio. stos son
de dolor. La trasladaron al Hospital Psiqui- siempre polticos, suelen girar en torno a la
trico (197-198). democracia y se dirigen al pueblo. Aparecen
Los trminos clave de esta crnica son recu- en tercera persona del singular y en primera
rrentes: terremoto, olor a muerte, locura, dolor, persona del plural, perpetuando, todos ellos,
lgrimas, damnificados, catstrofe e ineficacia este modelo: AMLO dice: la democra-
referida al gobierno. El presidente Miguel de cia es el mtodo ms eficaz para garantizar
Mxico lgido, las voces de la
resistencia en la ciudad: La noche de la Madrid, seala Poniatowska, fue particu- la convivencia A 28 das de la eleccin tene-
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zcalo larmente inepto en el manejo de las muertes y mos la certeza que ganamos la Presidencia
CLAUDIA PARODI daos causados por el temblor. Trat de mini- de la Repblica (27).
130
Los otros personajes, como Jesusa Ro- sino que contiene datos trascen-
drguez, alternan de entre la primera y la dentes de los momentos en que
tercera persona. Dado que el plantn fue se fue fraguando la historia de
una protesta pacfica, el programa artstico una parte importante de la iz-
en manos de Jesusa y de Elena ocup un quierda mexicana, el plantn
lugar privilegiado. Ello entusiasm tanto a de 2006. Fuente esencial para
Poniatowska que clasific el plantn como este movimiento de izquierda,
semillero de ideas y cuna de vocaciones arts- dicha crnica incluye todos
ticas, usando las palabras de Mnica Mateos los discursos que pronunci
del peridico La Jornada. Los partidarios de AMLO durante ese perodo, al
AMLO emanados del pueblo produjeron, en igual que los testimonios sobre
efecto, toda clase de objetos artsticos, desde la Coalicin por el Bien de To- Plantones en el Zcalo.
canciones y corridos, hasta esculturas y retra- dos y el Proyecto Alternativo
tos variados. Giraban todos ellos en torno a la de Nacin. Como es de esperar,
figura de AMLO, como si tratara de un culto. ataca el neoliberalismo y, sobre
Elena Poniatowska comenta al respecto: all todo, resea y recoge los discur-
no se venera a la Virgen de Guadalupe, sino a sos que el 16 de septiembre de
AMLO (79) 2006 se dieron en la Convencin
El ingenio popular mexicano aflora en las Nacional Democrtica (CND)
pancartas que atacan a Felipe Caldern Hino- en la cual Elena Poniatowska
josa, el presidente electo: Seora Hinojosa, particip activamente, junto con
por qu no pari otra cosa? (361) y alaban otros perredistas.
a Lpez Obrador: Es un honor estar con A pesar de que el 5 de sep-
Obrador! (361). tiembre de 2006 el Tribunal Rosario Castellanos en Tlatelolco.
La polifona, tan caracterstica de las crni- Electoral del Poder Judicial de
cas de Poniatowska, disminuye en Amanecer la Federacin (TEPJF) fall a
en el Zcalo, pues las voces distintas de Elena, favor de Felipe Caldern como presidente de
Jesusa y AMLO, aunque presentes, se debili- Mxico, AMLO antes de abandonar el Zca-
tan. Una de las excepciones es el caso de Lu- lo celebr la CND el 16 de septiembre. Con
chita Chapela, antigua panista, de 87 aos, que sus palabras, Elena Poniatowska inaugur la
ahora apoya incondicionalmente a AMLO. Convencin; despus de ella hablaron Rafael
Doa Luchita se emociona: Lo quiero ms Barajas, El Fisgn, el profesor y periodista
que al papa Juan Pablo. AMLO abraza a cada Luis Javier Garrido y la dirigente indgena
uno como si fuera un tesoro (23). Asimismo, mixteca Hermelinda Tiburcio Cayetano. En
el hecho de que AMLO sea el objeto del libro, ltimo lugar habl AMLO, quien acept ese
coloca su mensaje en el centro del discurso. da el cargo de Presidente Legtimo de Mxi-
Ello impide que las palabras de los otros pro- co, para luego tomar posesin de dicho cargo
tagonistas vayan construyendo el texto de la el 20 de noviembre del mismo ao.
crnica, como suele suceder en otras obras de El lenguaje de Elena Poniatowska de Ama-
Elena Poniatowska. Este cambio de tcnica le necer en el Zcalo se caracteriza por el uso de
permite a la autora subrayar las acciones y cua- varios mexicanismos y nahuatlismos, como
lidades de sus tres personajes centrales: Andrs sucede en Hasta no verte Jess mo y en las
Manuel Lpez Obrador, Jesusa Rodrguez y la otras crnicas de Elena Poniatowska. Lanse a
propia Elena Poniatowska. continuacin algunos ejemplos con sus glosas:
Como sucede en sus otros textos, Ponia-
towska incorpora citas de artculos proceden- Carta de Cuauhtemoc Crdenas me deja de a seis (342) me sorprende
tes de peridicos, cartas, canciones, poemas y Decir verdades de a kilo (126) decir muchas verdades
otras fuentes de inters. En Amanecer en el Es como si el pas se dividiera en pirruris y nacos (308) pedantes y vulgares
zcalo resulta importante la carta que Cuau- Gerita me pregunta un chavito (77) rubita, me pregunta un nio
htemoc Crdenas le dirige a Elena Ponia- Jesu es xocotita (125) chiquita, la menor de los hijos
towska explicndole las razones por las cuales Jess Hernndez se hizo ojo de hormiga (342) desapareci
decidi no apoyar a AMLO: Las diferencias !Qu chingadazo! (290) qu golpazo!
que existen entre ambos son relativas a las Vestirse de huehuenche (125) de traje indgena
formas de hacer y entender la poltica y sobre
Mxico lgido, las voces de la
algunos aspectos programticos (343). resistencia en la ciudad: La noche de
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
Amanecer en el Zcalo no slo revela el en- Para concluir quisiera subrayar que la pa- en el Zcalo
tusiasmo que siente Poniatowska por AMLO, labra clave de este texto es democracia. CLAUDIA PARODI
131
BIBLIOGRAFA Nada, nadie. Las voces del temblor, Mxi-
co, Biblioteca Era, 2004 (10 reimpr.)
Ministerio Pblico, Manual del Ministerio Amanecer en el zcalo. Los 50 das que
Pblico, http://www.procutamps.gob.mx/ confrontaron a Mxico, Mxico, Planeta,
biblioteca/transitorios/documentos/ma- 2007.
nualdelministeriopublico.pdf (consultado Poot Herrera, Sara, Las crnicas de Elena
septiembre 14 de 2008). Poniatowska, Colmena, 11 (1996), pp.
Elena Poniatowska, La Noche de Tlatelolco. 17-22.
Testimonios de historia oral, Mxico, Bi-
blioteca Era, 2000 (2 ed., 3 reimpr.)
132
Liliana Pedroza
Narradora y crtica, realiz sus
estudios de doctorado en la Uni-
versidad Complutense. Ha estu-
diado la obra de las narradoras
mexicanas, con especial atencin
a Elena Garro, de quien ha pu-
blicado recientemente: Andamos
huyendo Elena (2007), obra en la
que tambin est presente Elena
Poniatowska.
133
no sern racimos de uvas sino pasas En Esperanza nmero equivocado la
resecas de la virtud. irona en Elena se vuelve ms aguda marcando
Es que los besos son races, Juan1. la obsesin por casarse, la angustia de quedar-
se atrs en esa carrera que significa atrapar a
Pero ya Manuela haba vis- un hombre. Esperanza abre con rencor, con
lumbrado su presa y, colec- envidia, con anhelo en ocasiones, el peridico
cionista de objetos y manas, para mirar la pgina de sociales donde se en-
introdujo un tigre dentro de su cuentran los enlaces matrimoniales.
coleccin: un hombre con piel
rayada con el que ella espera ...examina, infatigable, los rostros de cada una de
ser rasgada por fin o, mejor an, devorada (le las felices desposadas. Mire, a esta le va a ir de la
pondra un collar y una cadena). Pero el tigre patada... A esta otra pue que y se le haga... Esta ya se
deja de bramar y se convierte en un gato fren- viene fijando en otro. Ya ni la amuela. Creo que es
1
Elena Poniatowska, De noche te a sus fauces, un animal indefenso que ansa el padrino... Sigue hablando de las novias, obsesiva
vienes, Mxico, Era, 2000, p. leche en lugar de carne. Manuela desespera y y maligna3.
14.
es ella quien devora al final.
2 Esmeralda tambin colecciona hombres, Esperanza ha cursado cien novios busca-
Ibid., p. 159.
pero ella es mucho ms entusiasta en su haber, dos en los nmeros telefnicos equivocados.
3 ya que tiene cinco maridos. El cuento se des- Su aficin al telfono la haca entablar largas
Ibid., p. 21. envuelve dentro de una oficina del Ministerio conversaciones pero de tantos se qued
4 Pblico, Esmeralda es acusada de poligamia sin ninguno, aunque no perda la ilusin de
Ibid., p. 22. y el delito, para quien se encarga de juzgarla, que un da alguien de pronto por un azar se
5 es asumido con una gran gravedad ya que la equivocara en los nmeros que ha marcado y
Ibid., p. 70. ciudadana ha atentado contra la moral y las le diga como Pedro Infante Quiere usted
bases de la familia, ha engaado a hombres, casarse conmigo?. Pasaron 30 aos sobre ella
a la sociedad, y hasta a los principios de la los mejores de su vida y ya su voz, cansada,
Revolucin Mexicana. Aqu habra que ha- no se le escucha al telfono. Ahora, cada vez
cer un parntesis y decir que los personajes que un hombre equivoca las cifras ella res-
masculinos comentan entre s que han visto ponde: No seor, no, no soy Isabel Snchez,
casos similares en hombres, pero nunca en y por favor, se me va a ir usted mucho a la
una mujer, y eso es precisamente lo que no se chingada4.
debe permitir. En Canto quinto el personaje es una
mujer que ama, que intenta apresar el mo-
Loca, animala, tarada, todas las mujeres estn locas, mento de los amantes, pero ese instante ya se
son unas viciosas, unas degeneradas, dementes, bes- ha ido para el hombre porque siempre se est
tias, mira que meterse con cinco a la vez y amanecer siendo tarde para marcharse. El futuro es la
como la fresca maana, porque a esta mujer no le pieza de un departamento en alquiler que no
hacen mella tantas y tantas noches de guardia, ni le pueden pagar, el amor siempre est de paso
llega nada de lo que le digo, por ms que me empeo en el cuarto de un hotel barato en el que al
en encauzarla, en hacerla comprender2. salir de l slo queda soledad. Como en La
felicidad, un intento de detener el acto amo-
La ingenuidad de Esmeralda y esa virtud roso, el acto que se escapa en cuanto surge. La
de darse a los dems la mantendr salva de la felicidad es fugaz pues el otro se ha ido con
situacin de la que es completamente incons- el sueo, con el pensamiento que se traslada
ciente. Ya que, por qu no haber estado con a otra parte.
los cinco si los cinco la necesitaban.
Cancin de cuna, as como Esperanza Dime qu piensas, mi amor, dime en qu ests
nmero equivocado son relatos irnicos de pensando, ahorita, pero ahorita que te quedaste as
mujeres en espera o al acecho de un hombre. contigo solo, olvidndote de que estoy aqu contigo,
Cancin de cuna por su parte es un instruc- mi amor, en qu ests pensando, siempre pregunto
tivo mordaz en el que la autora, con una so- lo mismo, me quieres? te ests quedando dormido
nora carcajada, seala los pasos a los que debe [...] y ya no me perteneces, y no me llevaste contigo,
ser guiada toda seorita, aunque le advierte me dejaste atrs...5.
deje de tejer al pie de la ventana cuando no
La mltiple mirada. El cuento y hay moros en la costa azul del cielo. Para El personaje de Inventario es, a mi pare-
los personajes femeninos en Elena
Poniatowska sus deseos nocturnos en soledad slo tiene su cer, el que tiene ms fuerza, ms vigor dentro
LILIANA PEDROZA almohada blanca como escudo. del libro, es en quien pesa ms su identidad, su
134
presente, su propia historia a pesar de la carga en cada una de las partes hasta que quede la 6
Ibid., p. 57.
antepuesta. En la historia, la mujer manda huella de su presencia.
llamar a una bodega para desocupar su casa 7
Ibid., p. 63.
de muebles antiguos, los que han habitado Pancho se instala en el asiento, agarra la palanca y al
durante generaciones. Los muebles hablan, hacerlo la acaricia, mientras le transmite una orden. 8
dicen, cuentan, son familia tambin, hacen Cuando la mquina suelta el vapor con un ruido de Ibid., p. 97.
135
al amor. En la segunda toma, pues el relato es y la colcha blanqusima tejida por manos calladas y
como un viso cinematogrfico, la protagonis- diligentes11.
ta es una mujer despuntando en la vida adulta
y se retoma el reencuentro con la criada, con En Love Store, Teleca vive una relacin
el suceso en que se destruye su pareja a causa de dependencia con su sirvienta, la soledad
de ella, y finalmente en el recuerdo de un pa- de la protagonista ha hecho volcar toda su
sado remoto pues quien narra ve los hechos atencin en ella, que es presentada como una
a gran distancia. Recuerda a la misma mujer figura grotesca. Aqu los roles han cambiado,
(a la criada) en dos etapas distintas que han no se sabe quin domina a quin. Sin embar-
marcado su vida. go, y pese a todo, la muchacha toma su dere-
En Chocolate los personajes son sua- cho a la libertad y desaparece. Teleca queda
vemente delineados con fondo de perro. La derrotada y sola.
abuela, un personaje constante en Elena Po- En La banca y Coatlicue ocurre lo
niatowska, como cuidadora, guiadora al cielo mismo, la intromisin de estos personajes
11 de tantos perros que encontr, se ve envuelta bizarros crean un desorden en la vida de las
Poniatowska, De noche vienes,
op. cit., p. 41. en una relacin especial con el perro de un protagonistas, una destroza la vida conyugal
pordiosero. La voz narrativa, una muchacha del ama y la otra irrumpe casi de manera so-
12
Poniatowska, Tlapalera, op.
de dieseis aos, es tambin un canino para su brenatural trastornando la salud mental y las
cit., p. 91. abuela. El fondo, los personajes, la accin gira circunstancias que rodean al personaje. Son
en torno a ellos y tambin la relacin se nutre figuras fuertes que se sostienen en la memoria
13
Ibid., p. 63. a partir de ellos. La narradora slo aspira a como una persecucin delirante. Estas figuras
ser para la abuela la perra ms consentida, la extraas no encajan en su orden de vida.
cachorrita de hocico hmedo.
Canarios es de nuevo la obsesin del Lo que yo escuchaba adquira un aspecto bestial e
sujeto nombrado con lo estrechamente vin- inesperado porque lo asimilaba mi status burgus, mi
culado. Uno de los dos canarios de la prota- desarraigo, yo, descendiente de catedrales y santos de
gonista ha volado y ella no sabe qu hacer. cantera. Alguna vez haba declarado que lo prehisp-
El canario que ha quedado es frgil, delicado. nico me era ajeno12.
De pronto un da comienza a cantar y ella
inaugura el da, inaugura la casa que canta a Las historias que convergen entre un libro
partir de ese momento. El canario es peque- y otro, una constante ms all de sus cuentos
o pero ha agitado a un rbol, el rbol es ella, y que roza otra parte de su narrativa tiene
y resuena porque es de madera. El da inau- que ver con las protagonistas en un tiempo
gurado le dice que el canario es su corazn, de espera, una pasividad que dentro de ellas
entonces canta. se vuelve accin. En el caso de El recado,
Uno de los temas que confluye en ambos el personaje aguarda la llegada de un hombre
libros es en el punto de relacin de las pro- a la puerta de su casa y comienza a rememo-
tagonistas con sus sirvientes, con esa parte rarlo, ella viste su vida a partir de l, de lo que
contraria, con ese otro mundo al cual no acontece a partir de l. El hombre no aparece,
pertenece. Pero en sus cuentos la relacin es es por eso que ella desaparece igualmente de
muy particular, ese otro mundo al que no le es escena, la accin ocurre en ese estado de ex-
posible entrar a los personajes principales se pectacin. Lo mismo sucede en La jornada
vuelve srdido, confuso, desordenado. En las en el que ella es semilla y l es raz, y cmo se
historias, el punto que podra ser de conexin va percatando de que la raz va envolviendo a
las devuelve a cada una a su sitio, tan alejadas la semilla hasta dejarla atrapada por completo.
la una de la otra. En El limbo la protagonis- Ella es un carrizo por donde el hombre sopla
ta no es capaz de concebir cmo su empleada y saca un dulce sonido. El carrizo no es nada
ha echado al mundo y abandonado a su hijo si no hay quien lo tome y lo toque. O en el
como si de una funcin fisiolgica diaria se caso de El rayo verde, una mujer que espera
tratara mientras que en el rea superior de la durante toda su vida vislumbrar el instante,
casa sabe que hay quienes un instante de luz justo al amanecer y que es
la felicidad. Y en el caso de Los bufalitos en
se acomodaban alrededor [de la abuela] entre peque- el que la maestra Roberta tiene miedo de que
os sillones, frente a las cortinas de organd y decan se le vayan los sentimientos, las sensaciones,
La mltiple mirada. El cuento y cosas bonitas, blancas y leves, acerca de los sucesos los encuentros, los trenes13. Existe un grado
los personajes femeninos en Elena
Poniatowska del da para despedirlos entre los ramos de flores, el de dependencia entre los personajes, un as-
LILIANA PEDROZA olor de los ptalos de rosa que la abuela pona a secar pecto de debilidad que en el segundo libro es
136
mucho ms evidente pues ya hay dos historias posicin con lo que denuncia. La risa sonora 14
Poniatowska, De noche vienes,
en las que los personajes se preguntan si no en la irona, la burla, la denuncia estn ms ex- op. cit., p. 66.
han sido un error sus vidas. Su existencia es puestos en cada historia narrada. Se nota clara
15
cifrada en la bsqueda, en la permanencia de la presencia de una autora que escribe sobre Ibid., p. 122.
la felicidad, en la aprobacin del otro, en el algo que la oprime, que la aqueja, que se cues-
encuentro con el sujeto amado, en el estado tiona y que cuestiona al lector. Es enrgica. En 16
Adjetivos con los que Elena Po-
que las libere de la soledad. cambio, en Tlapalera, las historias devienen niatowska califica a sus per-
sin tanto ruido, son historias contadas desde sonajes en De noche vienes y
Tlapalera.
Te necesito, eres necesario, eso es, eres necesario y la remembranza, los personajes son an ms
lo sabes, hombre necesario que casi nunca dices mi frgiles, son construidos a partir de la me-
nombre14. moria y desde all se extraen. Hay que tener
[Ella] Es huidiza, inasible, nunca deja que la toque, cuidado porque la memoria los deja caer y se
que la abrace. Qu voy a hacer sin ella, en medio de desmoronan en el acto fallido de ser llevados
esta soledad aterradora?15. al presente. Aqu el verbo conjugado a fin de
cuentas es en pasado. Las acciones ya ocurrie-
Las formas de bsqueda que realizan en ron y es cuando viene el cuestionamiento de
ambas obras son distintas, sus preguntas son haber equivocado o no su accionar en la vida,
formuladas de manera diferente pero todas en su nica vida.
llegan al mismo punto, el discurso de las pro- As, mujeres lacias, voltiles, liblulas, mu-
tagonistas cambia, se vuelve a veces rebelde, jer brasa, semilla, rbol, canario, muchachito
otras sumiso, pero convergen todas en una atrabancado, precipitada y nunca prudente;
necesidad de reconocimiento en el otro, en nia rubia de pelos enmaraados con sueos
ver su rostro y su cuerpo reflejado en el espejo y pesadillas enredados en sus pestaas16, se
de quien mira, necesita ser mirada por el otro, nos presentan en forma de cuento de Elena
por eso a veces grita y otras calla. Poniatowska.
El principal matiz que vara entre un Elena se camufla para perdernos por los
libro y otro, De noche vienes y Tlapalera laberintos de su amplio territorio interior, de
es, a mi parecer, la voz de quien narra. En el sus mltiples miradas. Y an as, ella es capaz
primero se nota una escritora ms aguerrida, de preguntar, de preguntarnos: Qu es lo
ms audaz con lo que escribe y tomando ms que quieres descubrir?.
137
Gilberto Prado
Poeta y profesor en la Universidad
Iberoamericana de la ciudad de
Mxico, premio nacional de Crti-
ca de Arte Luis Cardoza y Aragn
y Premio Internacional de Ensayo
Garcilaso de la Vega. Ha estudiado
la obra de Sor Juana (Valora-
cin de Primero Sueo), y las
relaciones entre distintos poetas:
Itinerarios literarios: Europa y
1 Qu grato es releer libros amados, entra- atraviesa cada una de las cartas frustrneas: la
En Historia de amor de un pja-
ro azul Carmen Perilli afirma que ables. Uno de ellos escrito por la mexicana rememoracin nostlgica del amado ausente.
La nica carta verdadera, escri- Elena Poniatowska: Querido Diego, te abraza En la primera carta percibimos la debili-
ta por Angelina es la ltima, la
del 22 de julio de 1922, tomada
Quiela. Es una obra de intensidad incesante: dad de Angelina en contraste con la fortaleza
del libro de Wolfe. Poniatowska recrea el ficticio epistolario que tiene como que ella recomienda a Diego. Distinguimos
confiesa no haber accedido a la
correspondencia sino a travs
destinatario al expansivo pintor muralista tres elementos o asideros afectivos relaciona-
de la obra del bigrafo. Las Diego Rivera, escrito por su ex mujer, Ange- dos con la presencia del pintor cuando vivi
once cartas restantes, regular- lina Beloff (motejada Quiela), exiliada rusa y con ella: la memoria de los amigos. lie Faure
mente fechadas desde el 19 de
octubre de 1921 hasta el 2 de tambin pintora. dice que Pars sin Diego est vaco. Y ella
febrero de 1922, desplegadas En esta aproximacin trazar el recorri- agrega: Imagnate lo que dir yo. El otro
desde la actualidad ficticia como
discursos verdaderos, cobran el
do nostlgico experimentado por Angelina, elemento es recurrente: aparece y desaparece
carcter de fabulaciones. Vita en unos documentos donde la presencia de en las epstolas y tiene que ver con el dilogo
Castro, pintora amiga de An-
gelina, confirma a Poniatowska
Diego se ramifica: como artista, padre, ami- respecto de la pintura. Ella reconoce en Diego
la impostura en el relato del go, consejero, mentor y amante. Varios son al maestro y le pide consejos: He abando-
bigrafo. los papeles que la pintora en sus recuerdos nado las formas geomtricas y me encuentro
atribuye a Diego a la distancia. Y el guio bien haciendo paisajes un tanto dolientes
final es estremecedor de verdad. No dir cul y grises, borrosos y solitarios (p. 9). Ella
es para no desmontar el efecto sorpresivo. guarda los papeles donde el pintor ha trazado
Avanzar carta por carta, tranco por tranco, alguna lnea y rinde culto casi fetichista a los
evocacin por evocacin. Dir en qu estriba pinceles del artista mexicano. La carta cierra
la conquista del efecto melanclico (la triste- con el envo de una fotografa y su dedicatoria
za de Angelina es, asimismo, la tristeza que esperanzada: Recibe esta fotografa hasta que
experimenta el lector, afectado por el tono y nos veamos (9 y 10 pp.).
por la desesperacin que irriga los capilares La siguiente comunicacin ha sido escrita
de cada misiva). casi veinte das despus. Suponemos entonces
El espectro temporal de la comunicacin el gran temple, la reciedumbre anmica de
va del 19 de octubre de 1921 al 22 de julio de Angelina, quien espera sin fortuna noticias
1922, esto es, diez meses sin tener noticias de de su ex marido. Notamos el reproche o
Diego Rivera1. Se trata de un claro caso de reclamo sutil en el umbral de la carta: Ni
amor o deseo no correspondido, amor intran- una lnea tuya y el fro no ceja en su intento
sitivo le apodan tambin. El reclamo de ella de congelarnos(p. 11). En este documento
jams es enrgico o destemplado. A lo largo sobresale el recuerdo mltiple de Dieguito, el
de la correspondencia (no correspondida) hijo de ambos, cuidado por unos amigos que
el osciloscopio afectivo evidencia un carc- posean una casa con mejores condiciones
Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
ter proteico, cambiante. Hay, sin embargo, climticas. Destaca la evocacin de Diego
intransitivo un comn denominador, un sedimento que con su hijo y sealamos la transformacin del
GILBERTO PRADO GALN
138
recuerdo en dolor fsico en el crepsculo de la la mencin del hijo, el lamento por no recibir 2
Yo digo aqu autodevaluacin.
misiva: Te amo Diego, ahora mismo siento cartas y la mencin de la soledad espantosa Roco Oviedo Prez de Tudela,
un dolor casi insoportable en el pecho. Y que experimenta. desde otra perspectiva, alude y
con razn a los amores fraca-
luego la presencia del gendarme que la inte- Tras una semana de silencio reiterado sados en los que se hace pre-
rroga acerca de su posible locura. La esperan- Quiela escribe en la vspera de la Navidad de sente la utilizacin de la mujer.
za de que Diego mande por ella renace en la 1921. Se trata de una carta que evoca momen- Y se refiere a las protagonistas
de Tinsima y Querido Diego te
despedida: () que dentro de poco enviars tos y situaciones compartidos con Diego y abraza Quiela. V. Los cuerpos
por m para que est siempre a tu lado. El que, al final, percibimos cmo se quiebra la del disfraz. Madre o amante. La
narrativa de Poniatowska.
infatigable amor insatisfecho. voz y el tono se torna sentimental, nostlgico,
La tercera carta evidencia el aumento de la desesperado. Ella dice que unas cuantas lneas 3
Perillli subraya la presencia del
desesperacin de Quiela, porque est fechada le ahorraran das y noches de zozobra. La azul, en contraste con el gris, en
slo una semana despus, el 15 de noviembre preocupacin de Angelina es real y compren- esta obra: Poniatowska juega
de 1921. Es la misiva del silencio y la auto- siva: ahora admite la posibilidad de que Diego con este retrato, aprovechando
la fuerza del azul y del gris
devaluacin2. Quiela reconoce ser nadie sin posea otra mujer. Slo quiere saber cmo est. para caracterizar los estados
Diego: despus de todo, sin ti, soy bien poca Y lo reconstruye en su imaginario posedo de nimo de la rusa, al mismo
tiempo que la arma como cons-
cosa, mi valor lo determina el amor que me por los ataques de clera. La posdata de la truccin de Diego que la lleva a
tengas y existo para los dems en la medida en carta sugiere o propone la aceptacin crtica la ruptura y al encuentro consigo
misma. Cfr. Historia de amor de
que t me quieras (p. 17). La pintura esgrime de Diego, la revisin conjetural de un boceto un pjaro azul, Querido Diego
un reclamo metonmico. Quiero decir que trazado por Quiela: Faltndome t, me sien- te abraza Quiela
se queja del silencio de Diego pero a travs to frgil hasta en mi trabajo (p. 32). 4
de los amigos: lie Faure estuvo un poco El ao termina y la nostalgia acrece. La si- Carmen Perilli lo dice muy bien:
enfermo y se queja de tu silencio (p. 16). guiente epstola est fechada dos das antes de El deseo de ser amada se trans-
forma en deseo de ser reconoci-
Se intensifica el recuerdo del hijo perdido e que 1921 cese: 29 de diciembre. La circunstan- da como artista, Op. Cit.
insurge un elemento distinto, distinto aqu cia intensifica el dolor de la ausencia. Quiela
pero recurrente despus: la presencia del azul narra su trayectoria como pintora (desde los
bajo diferentes formas, aqu como reflejo del inicios hasta ese su presente activo) y en el
cielo mexicano, brbaramente azul (p. 18)3. crepsculo de la misiva expresa la confirma-
El captulo, por as denominar esta tercera cin de su amor por el mexicano: te amar
carta, abre con la evocacin de la vestimenta siempre, pase lo que pase (p. 40)4. Reaparece
de trabajo del pintor mexicano. el azul como ausencia de color en los ojos,
Podemos decir, sin exagerar, que la cuarta segn el decir de Diego citado por Angelina.
carta determina esto que aqu denomino el re- La primera carta de 1922 evidencia la rein-
torno de la esperanza en el regreso de Diego. vencin delirante de la figura de Diego, de su
No hay reclamos ni reproches. Quiela utiliza, presencia, por la pintora rusa, ya francamente
para dirigirse a su amado, el diminutivo cha- sumida en un abismo de sombras crecientes.
tito. El tono es entusiasta y el comn oficio Corona la carta una frase que entraa un signi-
de pintar logra o posibilita (adems de la ficado tremendo: Angelina, que no sabes que
visita al Louvre) que el emocionado corazn el amor no puede forzarse a travs de la com-
se sienta pleno ante la posibilidad del retorno pasin (p. 49) Algunos amigos le consuelan
de su amado. Lo siente cerca, a pesar de que al comentarle que el correo hacia Mxico es
el espectro temporal de la ausencia cumple ya moroso. Mas Quiela slo pide o suplica unas
cuatro aos: Por primera vez a lo largo de cuantas palabras. Angelina se plantea en este
estos cuatro largos aos siento que no ests documento la posibilidad de viajar a Mxico y
lejos, estoy llena de ti, es decir de pintura buscar a Diego. Digamos que se trata de una
(p. 21). La pintura ha obrado el milagro, mas estrategia narrativa que encontrar, en la nota
ser un milagro efmero. Entre esta misiva y la final del libro, un estremecedor desenlace. El
anterior han transcurrido slo diecisiete das. silencio del muralista mexicano es generaliza-
Quince das despus Quiela clama por do: no responde a la correspondencia de sus
el milagro de una carta de Diego. Ha cado amigos. Esto, por supuesto, no funge como
enferma tras su visita al museo y experimenta consuelo para Angelina.
una transfiguracin, una transformacin en Un lapso de quince das y luego la carta
Diego: como si al mimetizarse en su amado de donde ella dialoga con un amigo (Zadkin)
algn modo lograra poseerlo, tenerlo cerca, cercano acerca de Diego y de su manera de ser
abrazarlo. Urde una vez ms el contraste en- y de pintar: abarca todo el espacio, no sabe lo
tre el gris cielo parisino y el cielo intensamen- que es el silencio (p. 52). Quiela cita una vez Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
te azul de Mxico. Y ahora s, sin ambages, ms el azul: y todo lo envuelvo en una luz intransitivo
lleva a cabo un triple chantaje sentimental: azul, la misma que dices me envolva cuando GILBERTO PRADO GALN
139
me desplazaba ante tus ojos (p. 50). Desde la vida y as pasaron diez aos, los mejores de
carta que apod del retorno de la esperanza en mi vida. Si se me concediera volver a nacer,
el regreso de Diego (cuarta) no habamos ad- volvera a escoger esos diez aos, llenos de
vertido guios o indicios alentadores. Aqu se dolor y de felicidad que pas contigo, Diego.
logra esa felicidad exigua cifrada en el recuer- Y luego la mencin del pjaro azul, el color
do de Diego a travs del dilogo y de la re- que funge como motivo persistente durante
valoracin de dibujos del pintor celosamente la correspondencia ntegra. Y la reduplicacin
custodiados por Quiela. Ossip Zadkin alude o repeticin en contacto del vocativo: Diego,
a una suerte de mexicanizacin de la pintora Diego, Diego a quien tanto amo (p. 68).
rusa. El mundo visto a travs de los ojos az- Tras la carta de recapitulacin transcurren
tecas de Diego Rivera. Esa mexicanizacin es, seis meses de silencio. Y luego leemos la final,
si me apuran, una dieguizacin progresiva, la que cierra el magnfico libro de Elena Po-
acentuada por la ausencia. niatowska. Es una misiva breve, contundente
Diez das despus respecto de la anterior e irnica: tal vez esta carta vaya resultando
misiva Quiela escribe la carta que tiene co- demasiado larga (p. 71). Quiela sabe ya del
mo centro o almendra la reflexin acerca de amor mexicano de Diego y alienta o alberga
Marievna, una antigua novia de Diego con an esperanzas: Ahora s, por lie Faure de
quien tuvo una hija (Marika). La primera tu amor mexicano, pero mis sentimientos por
seal de vida que aporta Diego a Angelina es ti no han cambiado (p. 70). Reconoce y agra-
irnica: pide que le lleve dinero a Marievna. dece la ayuda econmica del pintor y remata
Es irnica, injusta y dolorosa. Quiela elige con una pregunta incisiva y machacona: P. S.
un intermediario y as evita, para no padecer Qu opinas de mis grabados?.
incontrolables celos, ver a su rival de antao. Sabemos, gracias a la pgina final, que
Esta peticin de Diego provoca el recuerdo de Quiela viaj a Mxico para provocar un en-
la relacin del pintor con Marievna. En la car- cuentro con Diego. El desenlace es terrible:
ta aparecen otros ojos azules y el documento Cuando se encontraron en un concierto en
cierra con la metfora de Angelina como un Bellas Artes, Diego pas a su lado sin siquiera
pjaro que vive entre las manos de Diego. reconocerla (p. 72). Ella no quiso molestarle.
Pero soy tu pjaro al fin y al cabo y he anida- El amor incomprendido agudizara los lti-
do para siempre entre tus manos (p. 58). mos das de la pintora rusa. Y esa correspon-
La carta fechada el 2 de febrero de 1922 es dencia, dolorosa, desesperada y nostlgica, ha
la ms larga y, me parece, marca la transicin sido recreada con mano experta por una de
de la actitud sentimental de Quiela respecto las principales escritoras mexicanas del siglo
de Diego Rivera: va del seco reproche a la pasado.
resignacin. Una resignacin al modo una-
muniano, entendida como libertad absolu- BIBLIOGRAFA CONSULTADA
ta. Inicia con la finta de la carta mexicana
recibida (enviada por el padre de Diego que Adriana Hernndez Sandoval, Caleidoscopio
es como un padre para Angelina). Retrata a crtico de literatura mexicana contem-
Diego preocupado por el advenimiento del pornea. Miguel ngel Porrua /Instituto
hijo al mundo, a un mundo injusto, spero, Teconolgico y de Estudios Superiores de
duro, inhumano. Detalla la deplorable muer- Monterrey (TEC), 2006, 432 pp.
te del poeta Apollinaire. Plantea, adems, la Roco Oviedo, Los cuerpos del disfraz.
posibilidad de viajar con el pintor a Mxico: Madre o amante. La narrativa de Elena
Yo hubiera zarpado contigo, pero no haba Poniatowska: http://132.248.101.214//
dinero ms que para un solo boleto (p. 62). Y html-docs/lit-mex/16-1/oviedo.pdf
en esta misiva recuerda los momentos dicho- Nora Pasternac, et al., Escribir la infancia:
sos y sufridos vividos junto a Diego, el pintor Narradoras mexicanas contemporneas,
que le deca, conmovido, emocionado: De Colegio de Mxico, 1996.
tan plida, eres casi translcida, puedo verte el Carmen Perilli, Historia de amor de un pjaro
corazn. Ese corazn vibrante de melancola azul. Querido Diego te abraza Quiela:
mortal por la ausencia de la figura amada. En http://www.filo.unt.edu.ar/centinti/iiela/
esa comunicacin contrasta la vida en Europa revista_telar/revistas/1/5.pdf
y en Amrica y recuerda, asimismo, el primer http://www.ohiolink.edu/eted/send-pdf.
Querido Diego, te abraza Quiela. contacto con Diego. Resalta, en el crepsculo, cgi?miami1101364954
Pliegues y repliegues del amor
intransitivo una frase consolatoria: Juntos afrontamos la
GILBERTO PRADO GALN
140
Alicia Rueda-Acedo
Profesora de la Universidad de
Texas, realiz sus estudios en Es-
paa (Sevilla y Granada), entre sus
numerosas investigaciones destaca
su Homenaje a Elena Poniatows-
ka: acercamientos a la vida y la
obra de la escritora mexicana, as
como Visiones trasatlnticas: la
entrevista y el reportaje en Elena
Poniatowska y Rosa Montero, sin
olvidar otros autores como Hctor
ALICIA RUEDA-ACEDO 3
University of Texas, Arlington Vase El problema de los g-
neros discursivos, ensayo inte-
UC-Mexicanistas grante de Esttica de la crea-
cin verbal (1982) en donde
Bajtn distingue entre gneros
discursivos primarios y secunda-
rios a saber, novelas, dramas,
investigaciones cientficas de
toda clase, grandes gneros pe-
riodsticos, etc. [que] surgen en
En este ensayo se explora la entrevista de un lugar determinado y hora concreta, y la condiciones de la comunicacin
Elena Poniatowska como gnero literario y distincin de entrevistador y personaje en el cultural ms compleja, relativa-
mente ms desarrollada y orga-
se ofrece una visin panormica de la cues- texto resultante. Dadas e integradas estas ca- nizada, principalmente escrita
tin que permita proponer las bases para su ractersticas podemos considerar la entrevista (p. 250). Segn Bajtn, en su
potica1. Diversos autores se han dedicado como gnero no estrictamente oral sino pa- formacin, los gneros primarios
constituidos en la comunicacin
al estudio de la entrevista como gnero lite- raoral4. En la entrevista, al igual que en otros discursiva inmediata son ab-
rario; entre ellos destacan Sebasti Bernal, gneros literarios, existe un lenguaje literario sorbidos y reelaborados por los
gneros secundarios (id.).
Albert Chilln, Leonor Alfurch, David Vi- y atemporal en el que se pueden distinguir
dal y Montserrat Quesada2, quien acu el elementos como la voz narrativa, la distincin 4
Trmino designado por David
trmino de entrevista de creacin o literaria entre autor/narrador/ personaje, el tiempo, su Vidal, para quien la entrevista
para referirse a este tipo de textos en con- velocidad y frecuencia, as como los modos periodstica escrita deviene un
sonancia con la clasificacin propuesta por del relato, entre otras caractersticas. Estos gnero con todas las condiciones
propias de la escritura, pero
Bernal y Chilln de gneros informativos de elementos contribuyen a que las entrevistas que se caracteriza por su estilo
creacin. stos se caracterizan por permitir se conviertan en piezas narrativas en las que sintaxis, gramtica y opciones
lxicas marcadamente oral y
la subjetividad del informador, la ruptura de la relacin entre entrevistador, entrevistado, por el hecho que tiene como
la compartimentacin tradicional en gneros lugar y tiempo de realizacin de la entrevista, caracterstica genrica ofrecer
un suplemento de presencia del
periodsticos estancos, el uso de mltiples tc- d lugar a un proceso de ficcionalizacin o personaje [] crear en el lector
nicas narrativas y la renuncia a las estructuras teatralizacin. Asimismo, tal y como apunta la sensacin de que ha sido
rgidas y estereotipadas propias del periodis- Roland Barthes5, en la entrevista surge un restituida una conversacin a ve-
ces ntima con el personaje []
mo convencional (Lpez Hidalgo, p. 32). proceso de subordinacin y jerarquizacin Cuando iniciemos el proceso de
As, tales piezas literarias no estn suscritas a de lo expuesto por el entrevistado cuando se escriturizacin de una entrevista
hemos de ser conscientes de esta
una fecha y contexto fijos, sino que tienen una realiza la fase conocida como escripcin, y caracterstica de paraoralidad
singularidad que hace que pervivan y trascien- del gnero, situado en algn
punto intermedio del eje orali-
dan en la historia. dad-escritura, ya que es uno de
En este tipo de entrevista, el encuentro real los grandes atractivos del gnero
1 y Todo Mxico (volmenes
entre periodista y entrevistado podra consi- Pese a ser uno de los gne- del I al VIII; 1990-2003). La
y lo que es ms importante
una de sus principales constantes
derarse como un gnero discursivo primario ros ms cultivados por Elena gama de personajes entrevis-
genricas (p. 354).
Poniatowska desde que en tados oscila entre escritores,
que se integra, reelaborado, en la entrevista 1953 iniciara su labor perio- actores, polticos, periodistas,
5
escrita entendida como un gnero discur- dstica en el diario mexicano cantantes, fotgrafos y otros
Vase su ensayo Del habla a la
El Excelsior
Excelsior, sus entrevistas no personajes de inters en su
sivo secundario, a la luz del pensamiento han llamado la atencin de la mayora mexicanos, con resi-
escritura.
de Mijail Bajtn3. Sobre este punto, es inte- crtica con la profundidad dencia o de visita en Mxico,
resante sealar la distincin de los actantes que amerita. Un total de 68 aunque tambin se encuen-
entrevistas han sido compi- tran numerosos personajes
que participan en el dilogo mantenido entre ladas en Palabras cruzadas del mbito internacional. De la mirada al texto: la entrevista
el periodista y la persona entrevistada, en (1961), Domingo 7 (1982) literaria de Elena Poniatowska
ALICIA RUEDA-ACEDO
141
6 que otros autores sealan como traduccin/ vol. I) en la que observamos un comienzo:
Este aspecto lo han sealado cr-
ticos como Jorge Halpern, David reconstruccin/transcripcin del dilogo. Las llegada del luchador a la casa de Poniatowska
Vidal y Montserrat Quesada. ideas expuestas por el entrevistado estn so- creando gran expectacin entre las vecinas, un
Vase la bibliografa al final de
este trabajo.
metidas a una doble jerarquizacin: por un desarrollo de la conversacin y la asistencia de
lado la escripcin y por otro el orden que a la entrevistadora a un combate con sus hijos.
7 estas ideas se les da en el texto. De todo ello se Llama la atencin de manera especial la en-
Ricardo Senabre en Sobre el
estatuto genrico de la biogra- observa que periodista y entrevistado tienen tradilla de esta entrevista en absoluto conven-
fa define el trmino forma bio- un rol asimtrico que requiere de una respon- cional, ya que no hace referencia a los datos
grfica como un molde en el
que pueden verterse contenidos sabilidad tica por parte del periodista, quien personales o biogrficos del entrevistado ni al
diversos (p. 34), para luego debe evitar el protagonismo dentro de la en- lugar donde se desarrolla el encuentro. Por el
matizar que cuando la biogra-
fa rebasa los estrechos lmites
trevista6. Adems, la entrevista literaria adop- contrario, Poniatowska nos lleva a su mundo
de la historia, ya es otra cosa, ta mecanismos de la ficcin, ya que pareciera cotidiano en el que, de repente, irrumpe el
aunque esa cosa tenga forma que la figura del autor (periodista de carne y superhroe causando un gran revuelo entre
autobiogrfica (p. 35).
hueso) y la del entrevistador (voz narrativa Chabelita, empleada del hogar de la entrevis-
8 integrante del texto) es la misma, pero no es tadora, y otras mujeres del barrio:
Este mismo tipo de entrevista-
relato, en el que se nos presenta as: al incluirse el autor como entrevistador en
una introduccin, nudo y desen- el texto de la entrevista como una de las voces Seora, seora, ya lleg y viene enmascarado!
lace, se aprecia en las entrevistas
hechas a Irma Serrano, Mara
del trabado polifnico que en ella se presenta, []
Flix y Marlene Dietrich, por se autoconfiere cualidad de personaje junto al Lstima que los nios estn en la escuela. En la bi-
citar algunos ejemplos. entrevistado. blioteca, de pie en medio de la alfombra, un hombre
9 Otro de los aspectos destacables de la de porte atltico [] una mscara de tela de plata
Se entiende por ladillos los entrevista de creacin es el componente bio- ajustada por medio de un cierre en la parte trasera,
titulillos que se colocan dentro
de una columna de texto, bien grfico hasta el punto de poder considerarlas no permite ver ni el color de sus ojos. Su mano es
justificados a un lado y de ah formas biogrficas7. Leonor Arfuch ha des- fuerte; en realidad se trata de un hombre fornido.
el nombre o al centro (Libro
de Estilo de El Pas, p. 57). Tam-
tacado que la entrevista ntima suele rondar Es el Santo. No he sacado la grabadora cuando baja
bin se les denomina interttulos el terreno de la biografa o la autobiografa Chabelita:
y su funcin es desahogar la (1995, p. 133). A este respecto, nos podemos Seora, qu los seores no van a querer caf?
densidad del texto (Echeverra,
p. 53). servir de las categoras de pacto autobio- (p. 255).
grfico y pacto de lectura trabajadas por
Lejeune: si bien el entrevistado no firma su Se observa cmo de manera sorprendente
autobiografa, existe un pacto de lectura en- y nada convencional al gnero entrevista,
tre el periodista y el lector y el medio en que Poniatowska inicia su relato con una entra-
se publica la entrevista; el periodista asume dilla en la que aparecen distintos personajes
la veracidad de lo expuesto como si del pro- que mantienen un dilogo y representan una
pio entrevistado se tratara (p. 44). Tambin escena: la llegada del superhroe a casa de la
podramos destacar la existencia de un pacto periodista. Acto seguido, Poniatowska in-
tcito entre el periodista y el entrevistado, ya troduce un ladillo9 (Todas las muchachas de
que se asume que lo que el primero redacta la cuadra) que condensa y enfatiza lo que a
en la entrevista es fiel a lo que el segundo dijo continuacin sucede:
durante el encuentro mantenido entre ambos.
Esta veracidad de lo contenido en la entre- Cinco minutos despus, con una eficacia inaudita
vista oral se construye y valida a la hora de no he iniciado an la entrevista entra Chabelita
redactar el texto a travs de medios narrativos con la azucarera; Josefina con una cuchara; Petra
de ficcin, rasgo que tambin ha sido apunta- con otra; Tere con una servilleta de papel; Meche
do por Lejeune como caracterstica verosmil con otra; Tomasita con una jarrita de leche; Magda
de la autobiografa. con una charola; Berta, cafetera en mano, se tropieza
Entre estos medios narrativos propios de con Luz; Cata trae un mantel, un mantel, hganme
la ficcin se encuentra la teatralizacin, una el favor! [] y todas se arremolinan en torno al
de las caractersticas integrantes de la potica Santo para servirle su cafecito [] El timbre de la
de la entrevista de Elena Poniatowska. As, puerta repiquetea, un ejrcito de mujeres que se
se observa cmo la autora da forma narrativa secan las manos en el delantal entra [] Ya quisiera
y/o teatral a muchas de sus entrevistas dotn- un poltico tener el pegue del Santo! (pp. 255-56).
dolas de un comienzo, desarrollo y desenlace,
tal como si de un cuento o pieza teatral se A este ejrcito se suman pepenadores, el
tratara8. Ejemplo de este tipo de entrevista es afilador de cuchillos, el cartero, cinco mon-
De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska El Santo a dos que tres cadas. El santoral jas de la residencia de San Vicente de Paul,
ALICIA RUEDA-ACEDO de Rodolfo Guzmn, el Santo (Todo Mxico el dueo de la miscelnea un revuelo de
142
personajes que logran que, tal y como seala con los bebedores de ron con coca y con las 10
David Vidal denomina mirada
la entrevistadora, en cinco minutos cambie mujeres que empinan sus vasos de plstico, semitica a aquella que otorga
su vida y le pregunte con admiracin: Le muy desinhibidas las gorditas. En palabras un sentido, un significado simb-
lico a los objetos que aparecen,
satisface el cario que le demuestra la gente? de la periodista: Es el reino del polister por voluntad o no del entrevista-
(pp. 256-57). Comienza, tras esta larga intro- y del dacrn (p. 271). Poniatowska logra do, en la escena del encuentro
duccin, la entrevista propiamente dicha que describir mediante su crnica y una profusa (p. 350).
143
cuaresma (id.). La escena causa tal horror en En esta sintona se encuentra la entrevista
Poniatowska y en sus lectores que no se que Poniatowska realizara al actor Mario
atreve dice a ver nada con detenimiento, Moreno, Cantinflas, recogida en el mismo
porque todo me parece apabullante, pero tomo. Despus de llamar al actor Don Can-
apabullante de feo, y no, no puedo verlo con tinflitas se suceden una serie de preguntas
sentido crtico porque me deja anonadada que colman la paciencia del actor y lo irritan:
(id.). El grosero detalle del pelo, la baera Es cierto que a usted no le gusta la gente
de Cleopatra, las pieles y drapeados, el olor morena? (p. 176) o Y le gust cmo sali
a circo que dice percibir, complementan la el mural de mosaiquitos de colores que le hizo
Luis Buuel. descripcin prosopogrfica de la actriz de Diego o lo dibuj a usted con cara de sapo
ojos delineados con rayotas aerodinmi- como l? (p. 177).
cas, espaciales, como de frmula uno y de Otra de las formas de abordar al personaje
boca pintada con brocha gorda (p. 85). utilizada recurrentemente por Poniatowska
Mediante la descripcin de la apariencia de corresponde a lo que podramos denominar
11 Irma Serrano, del entorno que habita y del como acercamiento coral, mediante el cual
Otras entrevistas en las que se lenguaje soez y vulgar empleado durante la la periodista nos ofrece un collage en el que
aprecia claramente la fusin del
personaje con su entorno son entrevista, Poniatowska consigue representar combina su propia voz con voces y textos de
las que Poniatowska realiza a una descripcin integral que permite al lector muy diversa ndole que rodean al personaje.
Pita Amor, Mara Flix, Mara
Conesa y a Tongolele. casi tocar el alma (el cuerpo, ms bien) del Ejemplo claro de este tipo de entrevista es la
personaje11. realizada a su ta Guadalupe Amor (Todo
12
Rosario Castellanos afirma en
El talento del entrevistador, como ca- Mxico vol. V) en la que distinguimos cuatro
La entrevista: un arte difcil, racterstica de la entrevista literaria segn voces: la de la entrevistadora y la entrevista-
ensayo incluido en El mar y sus Rosario Castellanos12, se aprecia notable- da, la de los hermanos de esta ltima y la de
pescaditos (1975), que este
gnero posee un ngulo que mente en el acercamiento y representacin su propia obra potica. En esta entrevista se
muestra el talento del entrevis- que Poniatowska realiza de sus personajes. combinan a la perfeccin poemas y epitafios
tador, la autntica dignidad del
entrevistado y la importancia Ya observamos cmo la escritora se aleja de la entrevistada, recuerdos de sus herma-
de la entrevista como gnero por completo del cdigo deontolgico del nos junto a los de la propia entrevistadora,
literario (p. 106).
periodismo informativo que promulga que el dilogos recreados de la infancia de la poeta
periodista no debe compartir protagonismo y un breve dilogo entre sobrina y ta; toda
con el personaje entrevistado. El siguiente esta situacin teje un entramado polifnico
aldabonazo consiste en expresar abiertamen- en el que se hace eco de la voz y visin de
te sus opiniones e impresiones acerca de los Poniatowska sobre Pita. Este mismo procedi-
entrevistados y cun bien o mal le caen. Se miento se observa en otras entrevistas como la
pueden distinguir diversas maneras en las que concedida por el Santo, que aqu hemos visto.
Poniatowska se presenta ante sus personajes Mediante la presentacin del efecto que causa
dependiendo de la impresin que le causen, el luchador entre los habitantes del barrio
si bien en una misma entrevista observamos y los asistentes al combate obtenemos una
cmo puede oscilar de un tono confidente aproximacin polifnica al personaje.
y amable a otro retador e inquisitivo pero De similares caractersticas es la entrevista
siempre en dilogo con la persona que tiene concedida por Luis Buuel (Todo Mxico vol.
por delante. I), en la que Poniatowska intercala sus pre-
Percibimos un ejemplo de este acerca- guntas con las respuestas del director de cine,
miento desafiante de Poniatowska a su en- las intervenciones de su esposa Jeanne Rucar,
trevistado en entrevistas como sta concedida poemas de Machado y dichos populares, as
por Irma Serrano en la que, tras la entradilla, como con fragmentos de la autobiografa
Poniatowska dispara a quemarropa: Yo que escribiera Buuel junto a Jean-Claude
cre que usted era un yegua muy arisca, un Carrire, Mi ltimo suspiro (1982). Todos
caballote muy grande Y su agresividad? estos elementos engarzados por Poniatowska
(p. 86) para luego seguir asedindola con permiten que desde muy distintas perspec-
otras preguntas del tipo: Por qu va usted tivas tengamos un acercamiento global al
a la Procuradura vestida de pirata? (p. 98) personaje.
o a qu huele todo? Huele a zoolgico, Gracias al arte de la conversacin y a la
huele rarsimo (p. 109). Como es de esperar, curiosidad indagadora de Poniatowska en sus
las respuestas de La Tigresa no slo estn entrevistas se aprecia tambin un tono ntimo
acorde con el tono de las preguntas sino que que en ocasiones propicia lo que desde el pun-
De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska lo superan: Mire, yo a las que critican mi casa to de vista periodstico podra ser considera-
ALICIA RUEDA-ACEDO las mando al carajo (id.). do un hallazgo, una exclusiva, como sucede
144
cuando Lola lvarez Bravo (Todo Mxico vol. la informacin ms relevante de la entrevista
II) confiesa amar todava a Manuel lvarez y destaca los aspectos ms importantes de la
Bravo en su panten particular (p. 47) o biografa de los entrevistados, as como los
cuando con la frase hasta hoy te lo cuento, datos ms significativos de su carrera profe-
Gabriel Garca Mrquez (Todo Mxico vol. I) sional. El lector, al concluir la lectura de la
admite no haber aceptado el premio de la Bie- entrevista y del apndice tiene la certeza de
nal de So Paulo porque no recibira dinero que se han cubierto los aspectos esenciales de
de un gobierno represivo y torturador como la persona entrevistada.
era el de Brasil (p. 217). En lo que a la estructura formal de la
Una caracterstica fundamental y defini- entrevista poniatowskiana respecta, adems
toria de la potica de la entrevista de Elena de contener el apndice mencionado, cada
Mario Moreno Cantinflas.
Poniatowska es el uso slido y certero que una presenta ladillos que diagraman el texto
hace de la documentacin previa al encuentro condensando y enfatizando las declaraciones
con las personas elegidas para la entrevista. ms importantes de los entrevistados o bien
La informacin recabada por la periodista responden a un ejercicio de composicin esti-
es crucial a la hora de afrontar y enfrentar al lstica que juega con lo dicho por el personaje. 13
Esta informacin incluye en nu-
personaje, y marca la diferencia asimtrica En lo que respecta al inicio, desarrollo y con- merosas ocasiones una biblio-
que los roles de entrevistador y entrevistado clusin de la entrevista, se observa que casi grafa. Adems en varios de los
tomos Poniatowska agradece a
tienen durante el encuentro. Slo en algunas todas incluyen en su totalidad o en gran parte distintos colaboradores tanto la
de sus primeras entrevistas, en la dcada de los el modelo pregunta-respuesta que viene bien recopilacin de las entrevistas
como la obtencin de datos bio-
cincuenta, se advierte la falta de documenta- proporcionado desde el principio, o corres- grficos.
cin previa, como cuando entrevista a la fa- ponde al cuerpo de la entrevista. Asimismo,
dista Amalia Rodrigues (Todo Mxico vol. VI) en gran parte de ellas Poniatowska incluye 14
David Vidal denomina excur-
le pregunt tonteras (p. 174), ni siquiera una entradilla y un prrafo de salida que en sus a este tipo de prrafos.
s que es un fado (p. 175); al actor Mario ocasiones distan del concepto tradicional,
Moreno (Todo Mxico vol. IV) Pues quiero puesto que no suelen incluir datos de los en-
saber dnde naci usted (p.176); y al escri- trevistados sino que ms bien hacen referencia
tor Franois Mauriac (Todo Mxico vol. IV): a las impresiones que stos causan en la escri-
Ha ledo usted algunas obras mas? No, tora. Otra de las caractersticas recurrentes es
seor Mauriac. Apenas voy a comenzar [] la inclusin de prrafos ilativos-descriptivos14
De nada servira que le conteste, seorita, en los que la entrevistadora hace referencia
usted no conoce mi pensamiento (p. 37). al lugar de la entrevista, comportamiento,
Esta falta de preparacin, a veces raya- detalles fsicos o biogrficos del personaje o
na en la ingenuidad, desaparece a medida al transcurso de la entrevista recurdese, por
que avanza la carrera de Elena Poniatowska ejemplo, la descripcin de la recmara de Irma
como entrevistadora, y la candidez que se Serrano.
advierte en entrevistas posteriores es en mi Adems de estos aspectos formales, las en-
opinin resultado de una estrategia para trevistas de Poniatowska presentan en comn
enervar, provocar o sonsacar al entrevistado, la inclusin de imgenes que sirven como
como se aprecia en la pregunta sobre el olor apoyo o soporte grfico, y representan una
a zoolgico en la recmara de Irma Serrano funcin fundamental en la concepcin global
o como cuando le pregunta a Gabriel Garca del personaje entrevistado. As, la primera
Mrquez, sin aparente maldad, si guarda co- fotografa de Guadalupe Amor que acom-
pia de sus obras en el Banco de Londres, a lo paa al primer poema muestra a una Pita
que el escritor colombiano responde: Ves? entristecida, ausente, que parece transmitir la
Lo ves? Eres mala! No tienes remedio eres misma sensacin descrita por la poeta cuyo
mala! (p. 198). corazn sali herido y su conciencia tur-
Es, pues, una nota comn en las entre- bada (p. 259). Poema e imagen hacen eco en
vistas de Poniatowska el hecho de que acuda la entrevista a las palabras de Poniatowska,
al encuentro con sus personajes pertrechada quien retrata la belleza, la provocacin y la
de la informacin suficiente para mantener angustia de la entrevistada.
una conversacin vivaz, honda e inteligente. Otro ejemplo en el que se funden foto-
Muestra de esta preocupacin de Poniatows- grafas e imgenes con las palabras de Ponia-
ka por la informacin documentada es que towska es en la entrevista de Irma Serrano. Si
cada entrevista de los tomos de Todo Mxico la periodista menciona los ojos con rayotas
De la mirada al texto: la entrevista
contiene un apndice al que podramos llamar aerodinmicas, espaciales, como de frmula literaria de Elena Poniatowska
biogrfico-profesional13. All la autora resume uno y la boca pintada con brocha gorda ALICIA RUEDA-ACEDO
145
(p. 85), la fotografa precedente a este prrafo tica de las entrevistas de Elena Poniatowska:
es un plano detalle del rostro de la Tigresa en el trabajo de documentacin como as en la
actitud agresiva, en la que se aprecian clara- manga a la hora de asistir al encuentro con el
mente los rasgos descritos y el tradicional personaje y que es empleado para formular
sic] tan grande que parece los que
sic
lunarsote [sic] preguntas, elaborar los prrafos ilativo-des-
la corte de Luis XIV recortaba en terciopelo criptivos y para cuestionar y rebatir al entre-
negro (p. 86). vistado; una manera personalsima de abordar
En lneas generales, el fotoperiodismo al entrevistado que conjuga lo retador con lo
tiene un papel muy importante en cada uno confidente pero que siempre convida a un
de los volmenes de Todo Mxico ya que, dilogo que puede ser coral, invitando a otras
adems de las fotografas y caricaturas que de voces y textos que hacen eco de la propia voz
15
los personajes se incluyen en cada entrevista, de Poniatowska en sus entrevistas de carc-
Rosario Castellanos afirma que a la mitad de cada tomo se incluyen retratos ter polifnico. En cuanto a la diagramacin
este gnero posee un ngulo de mayor tamao en solitario o fotografas de sus textos, destaca la estructuracin de la
que muestra el talento del entre-
vistador, la autntica dignidad de los mismos protagonistas en compaa de entrevista mediante ladillos que resaltan las
del entrevistado y la importancia familiares u otros personajes pblicos. Tam- declaraciones de las personas entrevistadas y
de la entrevista como gnero
literario (op. cit., p. 106). bin aparecen fotogramas de sus pelculas, la presencia en numerosas ocasiones de entra-
imgenes de sus actuaciones o reproducciones dillas y prrafos de salida de alto contenido
16
No puede pasar desapercibido
de sus obras. Todo este material de gran valor literario. Junto a ellos figura la presencia de
que la crnica del Mxico de esttico e informativo es integrado armni- un soporte grfico en gran armona con la en-
los aos veinte y treinta que camente en el texto amplificando y comple- trevista que refuerza y multiplica lo expuesto
Poniatowska presenta en la en-
trevista a Lola lvarez Bravo es mentando la visin que del personaje presenta por la autora sobre el personaje.
semilla de libros futuros como Poniatowska. Todo lo anterior se acompaa de abun-
Las siete cabritas (2000), en el
que dos de sus integrantes Mara En cuanto al lenguaje empleado en sus dancia de adjetivos y personificaciones y de
Izquierdo y Pita Amor fueron entrevistas, se han de sealar como rasgos un lenguaje, accin y ritmo literarios que
entrevistados por Poniatowska.
Otros personajes entrevistados
principales la adjetivacin copiosa, el uso nos permiten constatar, como dira Rosario
por la autora como Benita Ga- prolfico de metforas y el reflejo de la orali- Castellanos, el talento del entrevistador en
leana son cruciales para en- dad del encuentro. Como ejemplo de las dos el arte de escuchar y representar al sujeto de
tender un libro como Tinsima
(1992). Del mismo modo, no primeras caractersticas sirva la entradilla que la escritura y la dignidad del personaje entre-
puede pasar desapercibido que abre la entrevista concedida por Dolores del vistado15 entendida sta como la descripcin
Hasta no verte Jess mo (1969)
es en el origen y en el fondo una Ro (Todo Mxico vol. II): y representacin integral y esencial del perso-
entrevista literaria. Sonri! Entr rpidamente al escena- naje cuya vida es presentada en forma biogr-
rio con su capa flotante y nos sonri. Una fica e histrica puesto que estas entrevistas se
sonrisa blanca, sana, joven; una sonrisa en convierten en obras atemporales.
la que relampaguea toda su vida; hay luz en Por ltimo, la entrevista poniatowskiana
sus dientes, y una sonrisa de agua limpia, es uno de los ejes motores de toda la obra
de mar, con velas y sal y yodo y barcos que literaria de esta escritora, ya que de su cu-
aguardan. Dios mo! Qu hermosa mujer riosidad indagadora y forma de abordar y
y qu hermoso su apego a la vida, su diario representar al otro se originan muchos de
herosmo de proyectos, inquietudes, sueos sus textos16. La entrevista y sus mecanismos
nuevos. Dolores del Ro no mira hacia atrs, dan lugar a un intercambio de miradas desde
no corre el peligro de convertirse en estatua diferentes ngulos de aproximacin al perso-
de sal (p. 7). naje que, entrelazados armnicamente, son
En lo que a la reproduccin de la oralidad presentados de tal modo al lector que nos
del encuentro se refiere, a veces Poniatowska permite afirmar que el arte de la entrevista,
hace uso de un lenguaje muy coloquial en el cuando es cultivado por Elena Poniatowska,
que abundan las interjecciones y exclamacio- se eleva a la categora de gnero literario, a
nes y expresiones del tipo: a poco?, oiga, un gnero mayor, recordando las palabras
ay, etc., y si el personaje pronuncia de ma- de Sergio Pitol.
nera que llama la atencin de la reportera sta
no duda en transcribir, por ejemplo, el acento BIBLIOGRAFA
andaluz del torero Manuel Bentez, el Cor-
dobs (Todo Mxico vol. I) o cmo el Santo Leonor Arfuch, La entrevista, una invencin
pronuncia rin por ring, pasi por pase o dialgica, Barcelona, Paids Ibrica, 1995.
machamaca por matchmaker. La interioridad pblica: la entrevista co-
De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska Revisadas estas caractersticas generales, mo gnero, Buenos Aires, Universidad de
ALICIA RUEDA-ACEDO podemos sentar las bases para definir la po- Buenos Aires, 1992.
146
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1969.
147
Silvana Serafn
Profesora catedrtica de Lengua y
Literaturas hispanoamericanas en
la universidad de Udine (Italia).
Dirigi y dirige numerosos pro-
gramas de investigacin cientfica,
forma parte de consejos cientficos
de revistas internacionales, es fun-
dadora y directora responsable de
la revista Oltreoceano, codirige las
series Studi di letteratura ispa-
148
Pensar en la lengua como algo que va ms de la educacin para Emile7, no
all de los conocimientos lingsticos, hace considere necesaria la misma
surgir inevitables preguntas: quin establece instruccin para Sofa. De su
el cdigo, quin lo acoge, quin impone el parte Sylvain Marchal, redac-
criterio de valor, en otras palabras, quin ha- tor de un Almanacco della Gen-
bla? Por cierto, no la mujer, en cuanto Otros te Onesta (1788) que anticipa
han hablado por ella. Tales discursos no van el Calendario Rivoluzionario,
dirigidos siquiera a ella, sino a travs de ella y del Manifesto degli eguali di
a pesar de ella. Es justamente la capacidad de Babeauf (1796) donde se de-
hablar por alguien y la posibilidad de sealar fiende la igualdad real contra
sitios a otros lo que caracteriza al patriarcado la tramposa igualdad formal y
como sistema de dominacin4. del Dizionario degli Atei antichi
La tesis, sustentada por el libro del G- e moderni (1800), publica en 1801 un folleto 4
Cristina Molina Petit, Dialcti-
nesis, que le asigna al hombre el poder de la titulado Proyecto de una ley para prohibirles a ca feminista de la Ilustracin,
palabra y la capacidad de nombrar e inter- las mujeres aprender, negndoles el acceso a la Barcelona, Anthropos, 1994,
p. 26.
pretar el mundo, posteriormente la confirma lectura, o bien, a la cultura, a la vida pblica, a
la Iglesia y sobre todo la tradicin Paulina, a la igualdad entre los sexos. 5
Adriana Cavarero, Dire la nas-
travs de recomendaciones que le imponen a Este discurso ser consolidado en los si- cita, en Diotima (ed.), Mettere
la mujer el silencio en la iglesia, vedndole la glos XVIII y XIX por los mdico-filsofos al mondo il mondo. Oggetto
enseanza. Si el sujeto femenino mantiene los quienes, valindose de la prestigiosa autoridad e oggettivit alla luce della
differenza sessuale, Milano, La
labios cerrados, es inevitable su aislamiento que la profesin les otorga, remachan el pa- Tartaruga, 1990, p. 101.
y marginalidad, en cuanto se le impide to- pel reproductivo de las mujeres, fuertemente
6
da representacin o configuracin simblica comprometido por el desarrollo del intelecto. Genevive Fraisse, Muse de la
apropiada: una cultura se forma y se fortalece Es un ulterior paso hacia la conquista de los Raison. Dmocratie et exclusion
des femmes en France, Paris,
solamente a travs del lenguaje. En este senti- derechos proclamada por la Ilustracin, que Gallimard, 1995 (la edicin ori-
do se puede afirmar, parafraseando a la filso- tiende a concederles a las mujeres la posibili- ginale que Editions Alina pu-
fa Adriana Cavarero, que el cuerpo femenino dad de mejorarse, de superar los condiciona- blic en 1989 se intitula Muse
de la Raison, la dmocratie
un fatto nudo e crudo5 y que la mujer mientos naturales y de alcanzar la categora de exclusive et la diffrence des
ha quedado fuera de la cultura porque no la ciudadanas o sujetos del logos. Sin embargo, sexes).
149
quas, e incluso a pesar de corregir su parcia- la identidad de la mujer pero, antes de hacer
lidad, no pone en tela de juicio los principios eso, es necesario dejar de lado el arquetipo de
epistemolgicos y la poltica sexual del orden feminidad creado por la cultura patriarcal.
simblico patriarcal.
Los innumerables obstculos no impi- LA PIEL DEL CIELO: CMO CONS-
dieron la existencia de mujeres que, a nivel TRUIR NUEVOS CDIGOS
individual o colectivo, expresarn su ser fe-
menino ms o menos pblicamente, actuando Entre los siglos XIX y XX, la literatu-
al margen de las consolidadas definiciones, ra hispanoamericana fij algunas imgenes
hasta rebelarse mettendo al mondo il mondo arquetipos de la feminidad propuestas por
femminile8, expresando la parte desconocida escritores cuales Mrmol, Isaacs, Villaverde,
e inesperada del orden patriarcal9. Rivera y Gallegos. Generalmente se trata
Surge la necesidad de buscar un nuevo de mujeres condenadas a una trgica suerte,
significado para la feminidad y la existencia implicadas en hechos amorosos dramticos,
como emerge del testimonio concreto de Ele- obstaculizados por el contexto poltico-social
Casa de Elena Poniatowska.
na Poniatowska que ha dedic su vida entera evidente, sobre todo, en las diferencias racia-
8 y an sigue por este camino a reivindicar les o de clase. En todo caso, a pesar del lo-
Mettere al mondo il femminile
es la expresin utilizada por los derechos de las mujeres, a dar constante- grado protagonismo, la esencia del personaje
la comunidad filosfica italiana mente visibilidad y voz a un sujeto al margen femenino gira alternativamente alrededor del
Diotima para significar la con-
ceptualizacin y la interpreta-
de la vida social10. concepto de lo eterno femenino, relegando a
cin de la realidad llevadas a la En acuerdo con las tendencias feminis- la mujer al papel de ngel del hogar o femme
prctica por las mujeres a partir tas, la escritora se bate por la reformulacin fatal.
de ellas mismas.
de nuevas modalidades expresivas, capaz de De este esquema, Elena Poniatoska pe-
9 imponer con fuerza la auto-determinacin. netra el mundo interior de sus heronas,
Chiara Zamboni afirma que el
orden patriarcal no prev la En efecto, es en el lenguaje entendido como evidenciando una estructura transgresiva que
fuerza femenina en el acto de parler femme segn la expresin de Luce Iri- pone en tela de juicio los pilares de la cultura
nombrar el mundo, establecien-
do vnculos, acciones y referente
garay, o como lcriture fminine de Hlne patriarcal: familia, poder del pater familia,
al signo: todo eso representa lo Cixous11, donde el sujeto se forma y se auto- bodas y el concepto de genealoga como
inaudito o lo imprevisto. Chiara revela en su expresividad discursiva, en el in- ndice de identidad del yo femenino14, son
Zamboni, Linaudito, en Dio-
tima (ed.), Mettere al mondo tento de pensar y contarse en una lengua por seccionados constantemente con lucidez de
il mondo. Oggetto e oggetti- fin modulada sobre las tonalidades femeninas. anlisis. El primer estereotipo asocia el con-
vit alla luce della differenza
sessuale, Milano, La Tartaruga, A travs de estructuras sintcticas y lingsti- cepto de feminidad con el de ser para los otros,
1990, pp. 11-24. cas nuevas, se favorecen la heterogeneidad, la que adquiere vigor en los papeles de madre
10
multiplicidad y la diferencia dictadas por la y mujer sometidas, donde son prioritarios el
Es una preocupacin prioritaria, originaria voz materna12 rica en sonoridades, a espritu de abnegacin, la capacidad emptica,
siempre vivida con espritu com- menudo anclada al cuerpo femenino y difcil- la resignacin, la paciencia y la disposicin al
bativo. La autora misma se defi-
ne feminista desde hace mucho, mente reproducible. Se trata, en sustancia, de dolor y al sacrificio.
soy una de las fundadoras de la la chora13, semitica de Julia Kristeva o bien el Ya desde el principio del libro, Florencia,
revista Femme y en la actualidad
pertenezco, www.rosenblueth. lugar que es ante todo el espacio de relacin madre del protagonista Lorenzo, se aleja del
mx/fundacion/Numero03/ entre madre y nio, sujetos no bien diferen- canon de mam tradicional, siendo la compa-
art08_numero03.htm, p. 3.
art08_numero03.ht
ciados y cuya comunicacin ocurre ms all era oculta de un pequeo burgus, Joaqun
11 del plan semntico. de Tena, quien por convencin social y a pesar
Cf. Hlne Cixous, Le rire de La ficcin literaria representa, por lo tan- de los cinco hijos engendrados, sigue vivien-
la Mduse, LArc, 61 (1975),
pp. 39-54. to, el espacio en que es posible reconstruir do una condicin de soltero con su hermana
Cayetana y su cuado, en la imposibilidad de
12
Cf. Lo specchio materno. Madri plasmar una materia informe 15
manifestar la relacin con una campesina de
e figlie tra biografia e lettera- sobre el modelo de las ideas Id. manos callosas y de positiva energa.
tura, al cuidado de Anna Scac- eternas; el material que mo-
chi, Roma, luca sossella editore,
Siguiendo las tres funciones que bien lo-
dela es precisamente la chora, 16
2005. que en Kristeva asume el ca- La clase social a la que per- caliza Marcela Lagarde autonoma, cuerpo
rcter de un indistinto sonoro teneca invalidaba su unin, y sexualidad15, es evidente el comportamiento
13 ms que material. y por lo tanto los hijos no
Kristeva toma a prstamo el tr- existan (Elena Poniatoska,
totalmente contra viento y marea de la mujer.
mino chora del Timeo platnico, 14 La piel del cielo, Madrid, De pobres nacimientos, ella se enamora de
donde hablando del universo, el Entre las representantes de la Grupo Santillana de Edicio-
filsofo lo describe como obra novela femenina de vanguar- nes, 2001, p. 14). De este
un hombre superficial, vctima de su propio
de un demiurgo que tiene que dia hay la venezolana Tere- momento las pginas empla- status, un poco fatuo y a lejanos aos luz de
sa de la Parra (1889-1936), zadas sern reconducidas la sensual viveza que brota de cada poro de su
La piel del cielo: desestructuracin la argentina Norah Lange, dentro del texto.
del arquetipo femenino patriarcal 1906-1972 y la chilena Mara piel. No pudiendo contar con el hecho de ser
SILVANA SERAFN Luisa Bombal (1910-1980). mantenida, inclusa la prole ilegtima16 nunca
150
reconocida, ella decide trabajar vendiendo, negra vol dentro de la recmara y, a los diez
contra la voluntad del amante, dulces en el minutos, Florencia no respiraba (p. 25), pe-
cine de la ciudad, cuidando de la casa, del ro su espritu, transportado por la mariposa,
huerto y de sus hijos y llevando a la prctica seguir viviendo en perfecta y definitiva sim-
aquel concepto de autonoma que presupone biosis con el entorno circunstante.
la capacidad de decidir por su propia vida. Su relacin con el mundo quebranta un
La perfecta organizacin emerge ya desde las ulterior tab, es decir el que considera el
primeras horas de la maana, cuando la casa cuerpo femenino como nico medio para
se despierta con el perfume de caf y leche, de relacionarse con los dems. Segn la cultura
pan caliente y dorado untado de mantequilla patriarcal, como anteriormente se ha eviden-
y mermelada para la felicidad de los nios, ciado, se considera exclusivamente el cuerpo
cada vez ms enamorados de su mam. en la funcin reproductiva y cual medio para
Por lo tanto, empieza el da de trabajo en conseguir el reconocimiento social. Sobre tal
un continuo aprendizaje de las cosas y de los argumento Poniatowska no pierde ocasin
fenmenos de la naturaleza. Los hijos mayo- para criticar la estrecha mentalidad mejicana,
res, Emilia y Lorenzo, sacan el agua del pozo, intensamente machista y en conformidad con
encienden por la tarde las velas, alimentan el canon clsico que considera exclusivamente
a la vaca, mientras que los ms pequeos, el sexo en dicha perspectiva. Son un ejemplo
Leticia, Juan y Santiago, juegan en el huerto. las siguientes expresiones de Fausta, personaje
La madre lo arregla todo con sabios gestos fundamental del libro: Creer que su nico
y con extrema espontaneidad, infundiendo fin es la reproduccin es una de las razones
tal luminosidad y alegra de vivir, que La por las que se sanciona a la homosexualidad;
huerta de San Lucas era una celebracin de la por eso los homosexuales son considerados
vida (p. 17). La referencia al concepto mujer- perversos, disminuidos, sucios, incapaces (p.
naturaleza es obligada precisamente por las 386). Y an: Nadie en Estados Unidos con-
calidades intrnsecas de Florencia, al iniciar servaba la peregrina idea de que la sexualidad
por sus movimientos armoniosos: las piernas, es slo reproductiva (p. 347). Hasta para
en efecto, daban pasos de danza siguiendo un campesino como Lucas Toxqui est clara
alguna msica interior o zancadas fluidas co- la situacin. El slo pensamiento de tener a
mo de ro bajo enajuas tambin ondulantes (p. una hija le infunde terror, como se da en la si-
11). Sigue la ntima compenetracin con las guiente constatacin: Este mundo no es para
fuerzas del universo que activan su fuerza es- las mujeres. Quizs dentro de cincuenta aos
peculativa, puesta a dura prueba por las conti- s, pero ahora no, su camino est trazado, hay
nuas y apremiantes preguntas del hijo mayor que construirle otro que no sea slo el de la
insaciable en su sed de conocimiento y su reproduccin (303).
equilibrio. Ella es perfectamente consciente La subjetividad de Florencia se perfila se-
de que la tierra no ocupa el centro del univer- gn una personal elaboracin de la experien-
so y por consiguiente tampoco el hombre era cia de vida. A partir de su estar-en-el-mundo
el centro del mundo y al creerlo reduca todo siguiendo un conjunto de normas, valores
a justa proporcin p. 20). Incluso el nimo y creencias individuales, de percepciones,
potico, la fogosidad de su ser un real gallo elucubraciones, sentimientos, construye coti-
de pelea (p. 25), y la atraccin, esa especie de dianamente su misma esencia, modelada por
hechizo a cuyo nadie puede resistir, proceden comportamientos dirigidos al cumplimiento
de su comunin con la naturaleza. del papel de madre y novia suis generis: mien-
Conocedora de los cosas de la tierra y tras practica su derecho natural y biolgico a
del cielo, la multitud de seres vivos en el aire la maternidad, al mismo tiempo experimenta
y en el agua (p. 10), ella educa alegremente los placeres del sexo. Su ser madre es un cons-
a sus hijos a la observacin de la naturaleza tante enriquecimiento que le infunde energa,
y sus fenmenos, sin necesidad de ulteriores capacidades decisionales y especulativas. Su
libros, tomando inspiracin del tronco de relacin con los hijos es manantial de vida y
los rboles, del polen de las flores, del espejo conocimiento, en perfecta adherencia con las
convexo, de las estrellas, de los animales del nuevas teoras feministas que ponen la figura
corral. Una vida llena donde no hay lugar de la madre en posicin central. No al azar, en
para la nostalgia o para las aoranzas, donde Italia, la comunidad filosfica Diotima, sobre
la ntima compenetracin con la naturaleza la el presupuesto de las teoras de Luce Irigaray,
La piel del cielo: desestructuracin
acompaar an en el momento de su muerte se orienta en la formulacin de un imaginario del arquetipo femenino patriarcal
prematura. Una noche sin ms una mariposa femenino, basado sobre la figura materna. Se SILVANA SERAFN
151
sitan en la misma va los recientes estudios ciada por los rayos de luna y las estrellas, se
que forman parte del ya citado volumen Lo localiza a menudo con el mar, con su energa
specchio materno. y fuerza regeneradora, como evidencia la des-
La vida de Florencia corre dentro de un cripcin del pasional abrazo ocurrido entre
contexto histrico-social determinado, pero los dos amantes justo en el agua salada. La
al mismo tiempo nico, estrechamente atado segunda, llega de repente como una ventada
a la naturaleza, al espacio incontaminado de aire fresco y agita la tranquila existencia del
de la realidad rural. La belleza del paisaje, observatorio de Tonantzile. Adems de cap-
cuya descripcin vibrante de acentos lricos, turar la atencin general, azuza las pasiones
entra a veces con la violencia primordial de ms desenfrenadas del director Lorenzo. Con
la tempestad, una pelea a muerte entre la Fausta, Elena Poniatoska lleva el concepto de
Madame de Stal.
naturaleza y la voluntad de los hombres (p. autonoma a sus expresiones ms radicales,
423), o de la selva, una algaraba de ramajes y rompiendo el tab del sexo, de la homose-
de savias, una vegetacin animal (p. 235) que xualidad y de las experiencias lmite como la
intenta tragar el tren. Otras veces captura por violencia sobre la mujer. Su vida transcurre
17 la majestuosidad que tiene el poder de apaci- bajo la insignia del anticonformismo y siem-
Sara Sefchovich, Mujeres en
espejo 2: narradoras latinoame- guar el nimo, como le ocurre al protagonista, pre en posicin de insubordinacin: a los siete
ricanas del siglo XX XX, Mxico, de vuelta de los Estados Unidos que delante aos de edad padece la tentativa de violacin
Folios Ediciones, 1985, p. 33.
Laura Silvestri, en su ensayo ti-
del espectculo de los maizales y las gran- por parte del hermano mayor, sin obtener la
tulado Queste donne, expresa des montaas azules del altiplano(p. 236) consideracin de sus padres, quienes clasifi-
el mismo concepto utilizando, se reconcilia consigo mismo. Es sobre todo can el acto como un fruto de su fantasa. De
en lugar de la metfora del
espejo, la del autorretrato (Lau- la bveda celeste la que infunde momentos aqu la rebelin de Fausta hacia todo: jefe de
ra Silvestri, Queste donne en de paz y serenidad, partiendo el ritmo de la una banda de nios que apedreaban a otra
Emilia Perassi (ed.), Tradizione,
innovazione, modelli, Scrittura tensin narrativa y solicitando el despertar de (315), cumple cada tipo de travesuras, incluso
femminile del mondo iberico e los sentidos. No es por casualidad si Lorenzo, el robo de las hostias sagradas que come a
ibero-americano, Roma, Bulzo-
ni, 1996, p. 28).
en la desolada provincia mejicana, donde se hurtadillas en la escuela. La nica persona que
encuentra para distribuir la revista El com- le infunde confianza en la vida es el padre m-
bate, voz del partido comunista, descubrir dico, un homosexual traspasado por el pu-
el erotismo de la naturaleza (p. 131), su in- dor (320), que ella sigue como una sombra,
mensidad, espantosa y desolada, pero sobre aun cuando visita a los enfermos y le ayuda a
todo recobrar el cielo de la infancia. Las escribir las recetas. A su muerte por infarto,
noches estrelladas compensarn la insatisfac- por perder la nica unin de complicidad
cin diurna creando un paralelo indisoluble con la vida, se aleja de casa, mantenindose
entre el cielo y la vida de los campesinos. A con el trabajo de actriz. Al mismo tiempo,
este propsito vase la siguiente descripcin desahoga su homosexualidad, que desde hace
Hablar con los campesinos era remontarse tiempo oculta sin vivirla como una culpa.
en el tiempo. [] arraigados a su tierra, los Las palabras que dirige a su madre explican
del pueblo no slo pisaban los huesos de sus elocuentemente las sensaciones probadas: Mi
muertos, tenan una sabidura tranquila que cuerpo es ms sabio que yo, mi cuerpo me
los haca decir que si las estrellas en la noche lleva a donde l quiere. Mis neuronas[]
se vean pequeitas era porque estn ms lejos No creo que alguien tenga que opinar sobre lo
de lo que alcanzamos a entender. Conocan al que siento. Es mi territorio, mi cuerpo es mi
Sol por lo que le hace a la tierra, a sus huesos, libertad, mi universidad autnoma y adems
a su propia piel y lo estudiaban para levantar me fascina (p. 327).
muros de adobe y rechazar su casa, llevaban A travs de la literatura, Elena Ponia-
los ciclos solares en las venas y las preguntas towska vaca el espejo17 de las imgenes mas-
que le hacan a Lorenzo no tenan nada de culinas y las reemplaza con otras emergidas
artificiales, al contrario, provenan de una desde el punto de vista femenino. Eso facilita
sabidura antigua. No hablaban de Sol como el camino hacia la adquisicin de una con-
un dios, sino del da en que el hombre llegara ciencia crtica de s misma y la capacidad de
a l sin quemarse. Pero ese da ya no habr compartir inquietudes, ansiedades y deseos,
Sol, se habr enfriado y estaremos muertos, de apoderarse de su propia humanidad, y del
deca Lucas Toxqui (p. 181). potencial creativo, ahogado por una cultura
Las mujeres que encarnan este erotismo de represin.
son, sobre todo, Lucrecia y Flavia Rosales. Permite, adems fijar simultneamente la
La piel del cielo: desestructuracin
del arquetipo femenino patriarcal La primera, propietaria de una posada en una mirada en dos direcciones diferentes: un ojo,
SILVANA SERAFN aldea de pescadores, de la piel cndida acari- inmvil, observa crticamente los deberes que
152
la sociedad le impone a la mujer, mientras el rales. De modo particular la escritora, a travs
otro, libre y creativo, observa los espacios y de una narracin lineal penetra en el laberinto
las coyunturas sociales para poder realizar su de la ficcin y ofrece una seccin de vida so-
vocacin autntica. La dplice mirada o la cial, situada en los aos 20, vibrante por la ob-
mirada bizca de Sigrid Weigel18, al contem- jetividad periodstica con que analiza vicios
plar la sociedad extraa al sujeto femenino, y virtud de una entera poca, sirvindose un
intenta reconstruir una nueva imagen de mu- traveln de personajes, reales20 e intensamente
jer no completamente delineada en sus carac- incisivos en el panorama cultural del tiempo.
tersticas, porque todava son desconocidas. Sobre todos, destaca Lorenzo real fulcro de la
Y es justo en este momento de transicin sin novela, que es un himno a la astronoma y a
modelos referenciales que crea desconfianza la ciencia en general, fuertemente perjudicada Olimpia Gouges.
y excavacin como bien experimenta cuando por la miopa de un gobierno insensible al
entra en el observatorio, y aprende a ver las grito que la comunidad cientfica mejicana
contradicciones, a expresarlas, a comprender- lanza con insistencia.
las y a convivir con ellas. Desde pequeo, su mayor obsesin se 18
Cf. Sigrid Weigel, La mirada
El inicial ser para los otros (En un mundo dirigi al conocimiento del cielo, dando un bizca: sobre la historia de la
ferozmente competitivo, Fausta se obligaba a sentido csmico a cada cosa, incluso los escritura de las mujeres, en
Gisela Ecker (ed.), Esttica Fe-
pensar que los dems van primero, esos que acontecimientos ms comunes de la cotidia- minista, Barcelona, Icaria, 1986,
la fastidiaban con sus convenciones casi tanto nidad. Durante toda la vida seguir conside- p. 89.
como las monjas (p. 329)), se transforma en rando la astronoma el bien ms precioso, sa- 19
un ser para s mismo: tras el ltimo acto de crificando familia, amores y amistades, pero Sobre el tema de la iniciacin
docilidad, es decir cuando acepta pasivamente tambin cultivando nuevos amores y nuevas femenina, cf. Emilia Perassi y
Susanna Regazzoni (eds.), MU-
la violenta pasin de Lorenzo, una vez ms amistades. De modo particular, compartir JERES EN EL UMBRAL. El tema
ella toma en mano la vida y decide borrar las con el maestro Yerro no slo la desmedida de la iniciacin femenina en
las escritoras hispnicas. Actas
huellas de su presencia. No importa si as ha- abnegacin por el trabajo, sino un cario sin- del Congreso Internacional Le
ciendo se ve obligada a dejar una cotidianidad cero. El cielo nunca lo abandonar, ms bien scrittrici raccontano Venezia
16/17 gennaio 2006, Sevilla,
de conocimiento que la llena de alegra, dando ser su nica y verdadera ancla de salvacin, Renacimiento (Iluminaciones),
al fin significado a su existencia, llenando va- la vlvula de desahogo para no sucumbir al 2006; Federica Rocco, Una sta-
cos y calmando miedos. dolor del vivir y al sufrimiento que le pro- gione allinferno. Iniziazione e
identit letteraria nei diari di
Elena Poniatowska analiza la situacin porciona el pas. El gran vaco mexicano, Alejandra Pizarnik, Collana di
de la mujer, para reconstruir la identidad la estacin intil, los pueblos desvalidos, el Studi americanistici Soglie ame-
ricane 2, Venezia, Mazzanti,
femenina cuya fuerza inconformista, cruza la cubo de una casa perdido en la inmensidad 2006; Silvana Serafin. Scrittura
proverbial sumisin de las mujeres mejicanas, (p. 134), son motivos de constante angustia, come nuovo inizio. Riflessio-
ni sul romanzo diniziazione
transformadas en el eje de la familia y la entera calmada solamente por la observacin de la al femminile nel Cono Sur.
sociedad. Sea Florencia sea Fausta e incluso bveda celeste. Mucha devocin y dispersin Collana di Studi americanistici
todas las mujeres del libro la irreprensible de energa sern, al final, compensadas por el Soglie americane 1, Venezia,
Mazzanti, 2006.
Tia Cayetana, la irresponsable Leticia, la pe- xito acadmico y la fama de cientfico entre
quea de casa, un fenmeno del naturaleza los ms acreditados del sector, conocido en 20
Para una lista completa de fa-
imposible de calificar (p. 115), Emilia, la el mundo entero. mosos astrnomos extranjeros
hermana mayor que va a los Estados Unidos Todo eso se da junto a pausas lricas y y mejicanos adems del mari-
do de la escritora Luis Enrique
de enfermera, la independiente Lisa, la amante elegacas de gran impacto emotivo, y que son Erro, de cientficos, pensado-
americana que se niega a seguir a Lorenzo a expresin de la maravilla de la escritora hacia res, idelogos y literatos, pol-
Mxico porque es incapaz de renunciar a la el hechizo de la vida que, lejos del ruido del ticos de la izquierda mejicana,
personajes histricos, artsticos,
libertad adquirida son ejemplos concretos mundo, mgica y apasionada, se renueva cada vase: Otros personajes histri-
de una toma de conciencia, ms o menos ad- da. Una escritura totalizadora que implica cos mencionados en La piel del
cielo, www.angelfire.com/in-
vertida, de la misma condicin. Las difciles el entero sistema individual y colectivo, po- formemex/literatura mexicana/
formemex/literatur
pruebas, muy parecidas al sufrimiento de una nindolo todo en tela de juicio: la sociedad pieldelcielo02.html.
pieldelcielo02.html
iniciacin19, permiten cruzar el umbral situa- cristiana, el inmobilismo y la credulidad de
do entre el ser y el no ser, salir del espacio los mejicanos (A nadie es ms fcil darle
degradante del lmite recobrando visibilidad. gato por liebre que a la sociedad mexicana p.
79), la inicua moralidad de la ley (p. 73), pero
HACIA UNA VISIN TOTALIZA- sobre todo el poder del Estado y la Iglesia.
DORA Ms all de la religin se sita el misterio
del universo y sus fenmenos, porque con
De hecho, el tema feminista se enlaza con palabras de Lorenzo, Dios y los misterios de
La piel del cielo: desestructuracin
la historia, los conflictos polticos o la re-es- la fe podan ser producto de la invencin del arquetipo femenino patriarcal
critura de mitos y motivos filosficos y cultu- humana (p. 36). SILVANA SERAFN
153
Parafraseando a Mario Vargas Llosa se advertida por Lorenzo y bien expresada en
puede afirmar que una buona letteratura las siguientes palabras: Pinche pas y ms
quella che mette radicalmente in discussione pinches los hombres que lo componen! La re-
il mondo in cui viviamo. In ogni grande testo trica, la demagogia y la falta de reciedumbre
di finzione, e spesso senza che gli autori se le hacan llegar a la conclusin de que Mxico
lo siano proposto, aleggia una disposizione estaba irremisiblemente perdido (p. 404).
sediziosa21. Eso ocurre en la novela de Elena Pas de contradicciones, visibles en la
Poniatowska. Ella recurre a la escritura para construccin misma de las ciudades que con-
entregarle a la mujer la posibilidad de en- viven con las ruinas de un pasado glorioso,
contrar su propio espacio donde ampararse, interrumpido bruscamente por la llegada de
Mary Wollstonecraft. infringiendo las leyes inflexibles de la vida los conquistadores espaoles, donde la clase
real y volvindose soberana de la anhelada acomodada se mueve en el lujo de ricas vi-
habitacin toda para ss. viendas, como la porfiriana de Diego Beres-
Gracias a la literatura es posible reco- tin que se complementaba con un rancho en
21
Mario Vargas Llosa, E pensa- nocer experiencias de vida que establecen Xochimilco, rodeados de canales, chinampas,
bile il mondo moderno senza il un dilogo abierto y productivo con seres trajineras y barcas de remo, pastizales, caba-
romanzo?, en Franco Moretti
(ed.), La Cultura del romanzo, aparentemente lejanos y de horizontes de es- llerizas, flores, huertas, frutales y una alberca
vol. I, Torino, Einaudi, 2001, pera incompatibles. Contrariamente a cuanto olmpica (p. 48).
p. 9.
ocurre en la realidad, en la escritura la mujer Al contrario, las pobres casas que surgen
22 alcanza por primera vez una meta importante, alrededor de la ciudad ensanchando los cin-
Cf. Gabriella Zarri, La memoria una visibilidad inesperada pasando del status turones de la miseria (p. 392), cada vez ms
di lei, Torino, Sei, 1996, p. 26.
de objeto literario al de sujeto hablante. Eso numerosos porque en el campo la gente se
comporta la adquisicin de un papel central muere de hambre, sin tener los medios para
convirtindola en elemento imprescindible y domar la naturaleza, donde el agua se evapo-
cuantitativamente relevante en la visin global ra porque nadie saba retenerla, los maizales
de la historia demogrfica, econmica, social se consuman al sol, las frutas se agostaban
y cultural. Elena Poniatowska pone algo ms (p. 203). Un desarrollo inorgnico que ha
en la formacin de la historia de las mujeres, transformado Ciudad de Mxico en un lugar
disciplina que, junto al nacimiento y desa- infernal, de trfico ensordecedor y catico,
rrollo del movimiento feminista, tiene como iluminado por mil luces que, si incluso hacen
fin la revaluacin del sujeto femenino y la parecer la ciudad una inmensa estrella cada
reconstruccin de su tradicin22, englobando sobre la tierra (p. 392), impiden ver el cielo.
en el mbito pblico la mitad del cielo que En su afn de modernidad los hombres ha-
se une con la tierra, condenada desde siempre ban borrado el cielo de su vida(p. 255), es la
a una alternancia de exclusin e inclusin. amarga constatacin de Lorenzo al observar
Si hasta ahora, las mujeres no existieron la pasividad de sus connacionales resignados
por s, siendo el reflejo de lo que la literatura a ver correr la vida con absoluta indiferencia,
del momento reflej, con la desestructura- escondiendo los sentimientos bajo una capa
cin del modelo patriarcal es posible buscar de urbanidad.
una va alternativa a su esencia, por fin libre Total es la indiferencia del poder poltico,
de expresarse y presentarse en toda su com- minado por la corrupcin de parte inherente
plejidad. Eso permite comprender cmo se de la administracin pblica (p. 281), que el
pueden modificar la relacin hombre-mujer y individuo denigra. Junto a la Iglesia, la polti-
los modelos culturales, cmo la mujer puede ca mantiene el pas en un retraso exasperante:
librarse de la agobiadora etiqueta de objeto sin financiaciones pblicas no es posible in-
narrativo; sin duda una contribucin tangible centivar la educacin y los jvenes talentos
la ofrece La piel del cielo. son obligados a irse al extranjero para especia-
lizarse en sectores cientficos como el mismo
CONCLUSIONES Lorenzo experimenta, obligado a ir a Harvard
para profundizar en sus estudios.
La re-codificacin de las estructuras cul- La re-examinacin del pasado prximo y
turales masculinas culmina en la creacin de remoto de las civilizaciones azteca y maya,
un nuevo modelo localizado por Elena Po- tiene el objetivo de investigar las huellas de
niatowska en la polmica y en la crtica spera una antigua tradicin cultural, fascinada por
de los cdigos ideolgicos y sociolgicos de el transcurrir tiempo, el interminable flujo
La piel del cielo: desestructuracin
del arquetipo femenino patriarcal la cotidianidad mejicana que mucho dolor de los das deslizndose a la del futuro (p.
SILVANA SERAFN le proporciona. La misma profunda angustia 227), atada ms que nunca a la naturaleza.
154
Igualmente se necesita arrancar de la sombra scrittrici raccontano Venezia 16/17 gen-
la figura femenina, relegada en una especie de naio 2006, Sevilla, Renacimiento (Ilumi-
destierro ontolgico; en este sentido la fun- naciones), 2006.
cin literaria de Elena Poniatowska es eficaz y Rocco, Federica, Una stagione allinferno.
teraputica al dar voz a sus emociones y sen- Iniziazione e identit letteraria nei diari
saciones para encontrar el equilibrio dentro di Alejandra Pizarnik, Collana di Studi
del sistema social. Libre de las superestruc- americanistici Soglie americane 2, Venezia,
turas patriarcales y conscientes de la misma Mazzanti, 2006.
especificidad, la autora recurre a la potencia- Serafin, Silvana, Scrittura come nuovo inizio.
lidad innata en la palabra escrita para hacer Riflessioni sul romanzo diniziazione al fe-
emerger la diversidad femenina y asignarle a mminile nel Cono Sur. Collana di Studi
la mujer el estado de sujeto capaz de pensar americanistici Soglie americane 1, Venezia,
y elegir autnomamente su propio destino y Mazzanti, 2006.
ordenar el caos de la existencia. Vargas Llosa, Mario, E pensabile il mondo
moderno senza il romanzo?, en Franco
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cin femenina en las escritoras hispnicas. Barcelona, Icaria, 1986.
Actas del Congreso Internacional Le
155
Evangelina Soltero Snchez
Evangelina Soltero Snchez es
profesora de Literatura Hispa-
noamericana de la Universidad
Complutense de Madrid. Entre sus
lneas de investigacin destacan
las siguientes: Literatura Feme-
nina Hispanoamericana (sobre la
que imparte un curso de docto-
rado), Literatura y Fotografa y
Relaciones Culturales Espaa y
Amrica. Su tesis doctoral vers
sobre la obra de Mara Enriqueta
Camarillo. APUNTEN, DISPAREN, FLASH: ELENA
PONIATOWSKA / VCTOR CASASOLA Y
MANUEL LVAREZ BRAVO
EVANGELINA SOLTERO SNCHEZ
Universidad Complutense de Madrid
1
La fotografa consigui algo
ms: neutralizar el concepto de
belleza. Todo es bello si est
impreso en papel fotogrfico,
porque lo feo al convertirse en
pblico adquiere inmediatamen-
te categora de digno, y lo digno Para entender las relaciones que Elena un retrato exacto de la realidad de manera
est bien considerado. Poniatowska establece con los fotgrafos rpida y econmica, una industrializacin de
2 mexicanos del siglo XX considero necesario la imagen fsica1.
Realmente se realizaron, poco realizar un breve repaso por la historia de este El invento corri como la plvora por
antes, unas pruebas fotogrficas
en el Puerto de Veracruz. arte en Mxico. Europa, y su llegada a Amrica fue inmediata.
Desde esa presentacin oficial en enero de
3
La llegada a otros pases fue des-
MXICO Y LA FOTOGRAFA 1839 hasta el primer daguerrotipo realizado
igual; antes que a Mxico lleg en Estados Unidos slo transcurrieron nueve
a Uruguay, dnde se fecha el Corran los primeros das del ao 1839 meses. La llegada al resto de los pases Am-
primer daguerrotipo hacia abril
de 1839, antes que en Estados cuando Louis Daguerre se presentaba y pre- rica no se hizo esperar mucho ms, y el 26 de
Unidos; como contraparte te- sentaba en la Academia de Ciencias Francesa enero de 1840 se realizaba el primer daguerro-
nemos el caso nicaragense de
donde no se tiene constancia de su invento, el daguerrotipo. El inventor fran- tipo oficial en Mxico, una vista de la Catedral
su presencia hasta 1858. cs ofreca al mundo la posibilidad de cumplir de la capital2.
4
un sueo: poseer eternamente una imagen Aunque la presencia de la cmara oscura
La interesante antologa de Xa- objetiva y natural en la que la mano del hom- fue anterior en otras latitudes de la Amrica
vier Moyssn, La crtica de arte bre no participaba. El espejo con memoria hispana3, fue Mxico el lugar en el que la
en Mxico (Mxico, UNAM-Ins-
tituto de Investigaciones Estti- (mirror with a memory, como se le denomin fotografa despert ms inters y alcanz una
cas, 1999, 2 vols.) recoge los en el siglo XIX) sera la mquina que evitara produccin importante y de gran calidad. El
siguiente artculos: La primera
exposicin de arte fotogrfico la interpretacin, permitiendo la obtencin de respeto que demostr la alta cultura mexica-
en Mxico, Arte y Letras, Ao na hacia esta nueva forma de reproduccin
VII, n 247, Mxico, 17 de di-
ciembre de 1911 (en vol. I, pp.
de imgenes qued demostrada en distintos
560-561); de Jos G. Zuno, El artculos crticos sobre arte, en los que se
fotgrafo de las bellas tapatas, reseaba las exposiciones fotogrficas que
El Universal Ilustrado, n 98, 5 6
Mxico, 21 de marzo de 1919 Destacan entre otros nombres Los primeros fotgrafos mexi- organizaban distintas instituciones4.
(en vol. II, p.246), y de Carlos como los de los ingleses Sea- canos con nombre y apellidos Los primeros aos de la fotografa mexi-
Mrida, Retratista mexicanos, ger y Catherwood; los estado- fueron Julio Mara y Campos,
El Universal Ilustrado, Mxico, unidenses Hasley, John Lloyd Andrs Martnez, Octaviano cana se centraron en la fijacin de exteriores
15 de septiembre de 1920 (en Stephens; el msico francs de la Mora, Carlos Barriere, y sus realizadores fueron, en mayor nmero,
vol. II, pp. 426-427). Alfred Bablot fundador en Romualdo Garca o Natalia
1851 de la primera publi- Baquedano (la primera mujer estadounidenses, alemanes, ingleses, france-
cacin sobre fotografa, Le que abri un estudio fotogr- ses y hngaros5; los fotgrafos nacionales
Daguerrotype, y sus compa- fico hacia 1890). Un com-
triotas Charnay y Briquet; el pleto estudio de la fotografa
comenzaron a surgir hacia 18606. Los prime-
hngaro Pl Rosti; el alemn mexicana es el realizado por ros utilizaron sus objetivos para el registro
Wikof, as como el padre Olivier Debroise: Fuga mexi- etnogrfico de ruinas precolombinas y cons-
de Frida Kahlo, Guilleromo cana. Un recorrido por la
Apunten, disparen, flash: Elena Kahlo (hacia 1891); los aus- fotografa en Mxico, Mxi- trucciones coloniales; los segundos se dedica-
Poniatowska / Vctor Casasola y
Manuel lvarez Bravo
triacos Emanuel von Friederi- co, Consejo Nacional para la ron principalmente a desarrollar la fotografa
chsthal (alumno de Humboldt) Cultura y las Artes, 1998.
EVANGELINA SOLTERO y Maler, entre otros. comercial.
SNCHEZ
156
LOS OJOS DE MXICO. CASASOLA Y soldados, rifles, sombreros de anchas alas,
LVAREZ BRAVO cananas, caballos, polvaredas y chinas que
residen en el imaginario mexicano y no mexi-
Habr que esperar al porfiriato y, espe- cano se deben a las fotografas de Casasola.
cialmente, a la Revolucin para encontrar una Su cmara fotogrfica fue usada como ins-
fotografa propiamente nacional, o al menos, trumento social, siguiendo la lnea temtica de
la fotografa que crea la imagen de lo genuina- sus contemporneos estadounidenses que se
mente mexicano. sta vendra de la mano del sirvieron del objetivo como medio de denun-
que se puede considerar uno de los fotgrafos cia social7. Capt actos de violencia con un
y el coleccionista de fotografa ms impor- realismo y una sensibilidad muy alejados de
tante y valioso de Mxico, Agustn Vctor la glorificacin implcita en muchos cuadros Louis Daguerre.
157
en la obra de Poniatowska es menor que el das dentro del tiempo y el espacio, en un plazo que
de fotgrafas, lo cual permite analizar las slo Manuel determina.[...] De estas modelos, slo
relaciones entre un lenguaje visual masculi- habla la luz sobre sus cuerpos, formas que son blo-
no y una escritura femenina13; por ltimo, el ques de poder como los de ahora dividen al mundo.
origen creativo de cada libro es diferente, lo La luz de Manuel los unifica. Lo dems no existe16.
cual debera conllevar una estructuracin y
un lenguaje distintos. Un retrato de mujer vestida y armada ini-
Al inicio de la dcada del 90, el Banco cia el viaje de Poniatowska por la historia de
Nacional de Mxico, dentro de su poltica de Mxico; un retrato de mujer desnuda con la
difusin de la cultura mexicana dentro y fuera ayuda involuntaria de lvarez Bravo cierra
de sus fronteras, auspicia un catlogo foto- ese recorrido. Sin quererlo, o quizs querin-
Foto hecha por Vctor Casasola. grfico en torno a la obra de Manuel lvarez dolo, la historia de este Mxico que nos ofrece
Bravo (para entonces, el fotgrafo contaba la escritora se simboliza a travs de la libera-
con ochenta y ocho aos); ser l mismo el cin de la mujer en el imaginario fotogrfico
que seleccione el material que ha de confor- mexicano.
13 mar el libro. Asimismo, la institucin editora La estructura de los dos ttulos posee, se
Las diferencias entre un lenguaje
masculino y un lenguaje feme- solicita a Elena Poniatowska que escriba un podra decir, una condicin fotogrfica al di-
nino tanto en el mbito de la texto sobre la vida y obra de lvarez Bravo vidirse en pequeos fragmentos de contenido
literatura como en el de otras
formas de expresin artstica
que sirv[a]n de hilo conductor14. A finales autnomo que no por ello dejan de mantener
(por lo que afecta a este art- de la misma dcada, Poniatowska cumple una un dilogo con el resto de los fragmentos, y
culo, en fotografa) es algo que vez ms con uno de los objetivos fundamen- con las fotos que acompaan al final (en am-
no se discutir en profundidad
en este texto, aunque se tocar tales de su escritura: que su palabra escrita bos libros las fotografas aparecen en sucesin
inevitablemente. sea voz pblica de aquellos seres que por tras el texto escrito, 84 de lvarez Bravo y
14 su condicin marginal no tienen acceso a la 50 del Fondo Casasola). Pese a esta aparente
Antonio Ortiz Mena, Presenta- historia oficial; con la voluntad documental y similitud, existen diferencias que, considero,
cin, en Poniatowska, Manuel
lvarez Bravo..., op. cit., p. 7.
reivindicativa que siempre le ha caracterizado vienen dadas por la condicin de libro encar-
escribe Las soldaderas revisin, reivindica- go (el de lvarez Bravo) y libro voluntario
15 cin y dignificacin de las mujeres mexicanas (el de las soldaderas). En el caso de Manuel
Poniatoswka, Las soldaderas,
op. cit., p. 25. que participaron en la Revolucin Mexicana, lvarez Bravo..., Poniatowska escribe vein-
texto acompaado de fotografas del Fondo ticinco pequeos textos encabezados con un
16
Poniatowska, Manuel lvarez Casasola seleccionadas por la autora. ttulo que hace referencia a algn elemento
Bravo..., op. cit., p. 47. Ambos textos, y sus respectivas fotos, del acto fotogrfico o alguna caracterstica de
17 Es destacable en este frag-
permiten a la escritora realizar un repaso la fotografa de lvarez Bravo; sirvan como
mento el hecho de que Elena Po- histrico al Mxico del siglo XX. La foto ejemplo Camera obscura, El daguerro-
niatowska se sirva de un recuer- ms antigua es el retrato de una joven vestida tipo, El nitrato de plata, T, aprieta el
do de su propia infancia para
transmitir los sentimientos que en de blanco con sombrero y cartuchera, perte- botn, La realidad a secas o El viejecito
ella provoca lvarez Bravo. neciente al Fondo Casasola y fechada entre de las vistas17. Por el contrario, en el libro
18 1905-1910, poca an de la paz porfiriana dedicado a las soldaderas, los doce fragmentos
As denomin Diego Rivera la pero con la que Poniatowska deja constancia que lo forman no son titulados y la separacin
fotografa de lvarez Bravo
(Poniatowska, Manuel lvarez
visual de la presencia femenina en el mundo entre uno y otro es indicada con un rombo
Bravo..., op. cit., p. 41) militar de la repblica y recuerda que tipogrfico.
158
por qu necesita fotografiar; sigue en todo de la vida de lvarez Bravo, determinados
momento una caracterstica que le es consus- personajes de la historia de Mxico que le
tancial al hecho fotogrfico, contar lo que no acompaaron, determinados escritores que
se ve en la foto pero que se infiere de ella, o le influyeron22, o determinadas declaraciones
en palabras de Cortzar: hechas por el fotgrafo.
En cuanto a esto ltimo, hay que destacar
[...] la de recortar un fragmento de la realidad, fijn- tambin como rasgo caracterstico en el estilo
dole determinados lmites, pero de manera tal que ese escritural de Poniatowska la entrega de voz
recorte acte como una explosin que abre de par en al personaje biografiado23. Ello ocurre en el
par una realidad mucho ms amplia, como una visin fragmento Los rostros y los gestos revela-
dinmica que trasciende espiritualmente el campo dores en el que lvarez Bravo nos confiesa
abarcado por la cmara19. la influencia que ejerci sobre su concepto
de la fotografa el muralismo; parte de La
Y tambin se aviene al estilo de lvarez realidad a secas en la que comunica su idea
Bravo a la hora de titular sus fragmentos/fo- de la vida y el arte y la necesidad de la calle
Madero fotografiado por
tos, que se caracteriza por nombrarlas por para explicar su arte; en El alto rango de la Casasola.
aquello que no est, pero que se ve. Y mejor fotografa donde desarrolla la idea de que su
verlo con un ejemplo: en la fotografa Las aproximacin a la fotografa est ntimamente 20
lavanderas sobreentendidas20 lo que se ve son relacionada con la vida de las calles del centro Poniatowska, Manuel lvarez
Bravo..., op. cit., foto 17.
unos magueyes medio cubiertos por sabanas de Mxico; en La buena fama durmiendo
tendidas; el comentario de esta foto por parte ttulo asimismo de una fotografa del mexi- 21
de la escritora aparece en el primer fragmento cano fragmento en el que a travs de un Ibd., p. 13.
del libro titulado T, aprieta el botn, y en dilogo conocemos cmo se cocin la foto 22
el cual Poniatowska reflexiona sobre uno de que Breton le encargara para la portada del La nmina de personajes del
mundo del arte y la poltica del
los rasgos ms importantes del arte fotogrfi- catlogo de la Exposicin Surrealista de 1939; Mxico de las dcadas del 30
co del lvarez Bravo, la capacidad de ste de y por ltimo, el ltimo, La sal, en el que y 40 es extensa, entre ellos los
fotgrafos Tina Modotti, Edward
fotografiar lo invisible: Poniatowska nos ofrece una imagen lmpida Weston, Carleton Beals, Pablo
del presente del fotgrafo: OHiggins, Emily Edwards, Henri
Saint-Exupry dijo alguna vez que slo lo esencial es Cartier-Bresson; polticos como
Lzaro Crdenas, Jos Vascon-
invisible. El viento se puede retratar? Los rboles A los ochenta y ocho aos Manuel se pregunta: celos, Trotsky o Vctor Ral Ha-
movidos por l, los tallos curvndose, los maizales Por qu quieren que vuelva la cabeza al pasado si ya de la Torre; los pintores y
muralista Frida Khalo, Rivera,
ondulantes, s, pero el viento? El viento en s? a m lo que me interesa es el futuro? A los ochenta y Siqueiros, Orozoco, Tamayo;
Manuel lvarez Bravo toma a Las lavanderas ocho aos sigo en el presente con la vista al futuro, escritores como Andr Breton,
Antoni Arataud, T.H. Lawrence,
sobreentendidas, no hay una lavandera ni por equi- con los pies en la tierra, como dice el ttulo de una Julio Torri, Xavier Villaurrutia u
vocacin y si las hubo ya se fueron. Slo dejaron la de mis fotografas. Los problemas cotidianos y los Octavio Paz; el cineasta Sergei
ropa tendida al sol sobre la punta de los magueyes. problemas del oficio son tantos que para qu estar Eisenstein, etc.
[...] Slo Manuel ha tomado lo invisible, lo que no viendo lo que pas? El da que se vive es importante 23
estaba all, ni va a estar nunca21. y lo que se tiene que hacer es lo necesario. Lo que Tambin entrega su voz y es-
critura a Diego Rivera en el
espero para el futuro es seguir trabajando, que la fragmento El aceite de lavan-
O en Nitrato de plata, donde el ttulo mata siga dando24. da en el que se reproduce un
fragmento crtico del muralista
hace referencia al elemento qumico que Da- al fotgrafo.
guerre necesit para conseguir que la imagen Fotos y textos dibujan la calle, sus gentes,
se fijara en la placa y en el texto se comentan sus objetos, sus motivos en las imgenes; su 24
Poniatowska, Manuel lvarez
caractersticas de la fotografa de lvarez Bra- expresiones coloquiales, sus diminutivos25, Bravo..., op. cit., p. 57.
vo que han dejado huella en las generaciones sus dobles significados lingsticos, sus dilo-
25
posteriores. gos en los fragmentos. Fotgrafo y escritora Ejemplos de usos del diminuti-
Ttulos de fotos y fragmentos hablan de lo se colocan en el margen y desde l hablan; vo se encuentran hasta en los
ttulos de los fragmente, as El
que nunca puede estar pero que se ve: el alma ambos se sienten impelidos hacer de ese mar- agujerito, en el que se comenta
de las cosas, lo que encierran en su interior, gen el centro de sus creaciones, colocar ante desde dnde ve la realidad el
imposible de cifrar pero s de provocar sen- los ojos lo que no se ve o no se quiere ver, un fotgrafo.
159
mirar que nadie mira26; es una obligacin del grabadores Andrea Gmez, Mariana Yam-
artista, tal y como lo declara lvarez Bravo: polsky, Elena Huerta, Sara Jimnez, Alfre-
do Zalce, Fernando Castro Pacheco, Jess
[...], as como todo en la vida es de encargo, no es un Escobedo, Fernando Leal, Alberto Beltrn;
encargo explcito, sino es un encargo de la sociedad los directores y actores Salvador Toscana,
en la que vivimos. Cmo podramos aislarnos de Emilio el Indio Fernndez, Gabriel Figueroa,
la sociedad? Por eso, mi obra tambin es de encar- Pedro Armendriz, Mara Flix; los msicos
go27. Baltasar Dromundo, Julin Reyes, Vicente T.
Mendoza, Silvestre Revueltas; los ensayistas
EN EL AMOR Y EN LA GUERRA. DIG- y periodistas Friedrich Katz, John Womack,
NIFICACIN DE LAS SOLDADERAS Eric Wolf, Anita Bremer, John Reed, Eliza-
beth Salas, Evangelina Enrquez, Enmanuel
Atenindonos a la declaracin de lvarez Carballo, Antonio Castro Leal; y los fot-
Bravo sobre la condicin del artista y del grafos Vctor Casasola y Jorge Guerra. Esta
Casa de Elena Poniatowska.
arte, el segundo libro que nos ocupa, Las nmina se da cita en las justas 20 pginas que
soldaderas, tambin sera de encargo aunque conforman el texto del libro.
en un principio lo definiera como libro vo- Con todos ellos y ellas, Elena Poniatowska
luntario. En este caso se inscribira dentro va componiendo un inmenso mural dedicado
26
Ibd., p. 55.
de ese encargo de la sociedad con la que exclusivamente a las soldaderas; un mural
Elena Poniatowska y su literatura siempre se que transmite a menudo un desdn, cuando
27 ha sentido comprometida. no un desprecio (es el caso de Villa, Orozco);
Id., p. 35.
En Las soldaderas, la escritora realiza un que en otras ocasiones las idealiza al punto de
repaso histrico de esta figura habitual en el convertirlas en criaturas angelicales capaces de
mundo militar mexicano. A travs de doce provocar el amor ms intenso (las soldaderas
fragmentos, el lector va viendo pasar ante sus que transmiten muchos de los corridos,
ojos estos singulares personajes que participa- siendo el mejor ejemplo de ellos Adelita);
ron activamente en la Revolucin Mexicana y que en unas ocasiones es representada con
que, sin embargo, no se vieron reflejados en la rasgos masculinos, como en la pelcula
historia de Mxico. El objetivo bsico del tex- Juana Gallo, y en otras son adornadas con
to es la dignificacin de un mundo femenino todos las virtudes de la femineidad, como la
que, por lo general, fue calificado de manera dibuja el filme Enamorada paradjicamente
negativa por todos las facciones revoluciona- ambos personajes interpretados por Mara
rias (la paradoja es que en todas ella existan Flix. Por ltimo, la mitologa azteca posee
soldaderas), soliviantado y, terminado el pro- imgenes en las que el mundo femenino
ceso revolucionario, olvidado. contiene los rasgos de la lucha representado
Elena Poniatowska ofrece distintas visio- en Coyolxauhqui o la Coatlicue (madre del
nes de la soldadera desde diversos mbitos Dios de la Guerra).
institucionales: el poltico, el legislativo (an- Pero para que la visin de la soldadera
tes, durante y despus de la Revolucin), el adquiera tintes de realidad y equilibrio, Po-
pictrico, el literario, el musical, el cinema- niatowska se sirve de las fotografas realiza-
togrfico y, por supuesto, el fotogrfico. A lo das por Casasola durante la Revolucin. Las
largo del libro algunos de los nombres ms mujeres fijadas en las placas de gelatina se ca-
re-conocidos de la historia mexicana del siglo racterizan por su normalidad, su solidaridad
XX aparecen dibujados en relacin con aque- para con los hombres a los que acompaan y
llas mujeres: los polticos Pancho Villa, Emi- su sentido del sacrificio, o en palabras de la
liano Zapata, Venustiano Carranza y Porfirio escritora:
Daz; los escritores Mariano Azuela, Rafael F.
Fuentes, Heriberto Fras, Martn Luis Guz- La soldadera se encargaba de hacer las previsiones
mn, Gregorio Lpez y Fuentes, Jos Rubn necesarias. Trabajar para un soldado se convirti,
Romero, Ignacio L. Urquizo, Jos Vasconce- rpidamente, en una manera de ganarse la vida
los, Mauricio Magadaleno, Francisco Rojas y mantener a sus hijos. Como las sirvientas, las
Gonzles, Miguel N. Lira, Carlos Fuentes, soldaderas eran libres; podan irse a la hora que se
Elena Garro, Juan Rulfo, Rosa E. King; los le antojara, acompaar a los soldados por el pas
pintores Clemente Orozco, Rufino Tamayo, o cambiar de hombre a voluntad. Algunas incluso
Apunten, disparen, flash: Elena
Poniatowska / Vctor Casasola y David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Jo- seguan a la tropa para venderle carne seca, hacer
Manuel lvarez Bravo
s Guadalupe Posada, Roberto Montenegro, sus tortillas y cocer sus frijoles y, como no tenan a
EVANGELINA SOLTERO
SNCHEZ Manuel Rodrguez Lozano, Juan Soriano; los ningn hombre en especial, prostituirse si se daba el
160
caso. Sin embargo, la mayora tena a sus hombres y testimonial, sirven para darle al lector una 28
Id., p. 21.
era fiel a carta cabal28. idea del no-espacio pblico de la soldadera;
el segundo, adems, para poder completar el 29
Relato publicado en la dcada
Junto a la fotografa, la literatura es el mural que Poniatowska va construyendo. del 30 y que se basa en informa-
campo desde el que la autora ms observa a la En la nmina literaria anterior hay dos ciones recogidas del que fuera
mujer soldado. El inicio del propio libro refle- nombres que, intencionadamente, no he dado: secretario de Pancho Villa, el co-
ronel Jos Mara Jaurrieta. Jau-
ja esa preocupacin por cmo la ficcin recoge el de Jesusa Palancares (por extensin el de rrieta habla de noventa mujeres,
el mundo de las soldaderas al reproducir un Elena Poniatowska) y el de Nellie Campobe- mientras que el texto de Muoz
reduce el grupo y son sesenta las
fragmento del cuento Un disparo al vaco llo. Ambas autoras son imprescindibles para mujeres ajusticiadas.
de Rafael F. Muoz29. El relato se hace eco de obtener la imagen digna que de las soldaderas
30
un hecho acaecido en 1916 en la estacin de fe- reivindica Poniatowska; ambas, igualmente, se Poniatowska, Las soldaderas,
rrocarril de Santa Rosala (Chihuahua) donde hallan en los mrgenes de la literatura oficial op. cit., p. 10.
un grupo de noventa soldaderas carrancistas por lo que, de nuevo, el margen se convierte 31
son ejecutadas por las tropas villistas. De este en centro del discurso. La marginalidad de Ibd., p.12.
modo, la primera visin que la autora ofrece Jesusa radica en su pertenencia a la cultura po-
32
es la de la vejacin, en un mundo de hombres pular, ser soldadera y ser su texto testimonio Id., p. 22. El trmino juanas
que las consideran un estorbo, como se infiere oral trasladado al papel por un transcriptor ha de relacionarse con el de
juan nombre genrico que se
de las palabras de Villa en el relato: (Elena); el lenguaje de Jesusa es el lenguaje de le daba al soldado raso revolu-
aquellas mujeres que debieron defenderse no cionario.
Una mujer vieja, picada de viruelas, levant el brazo ya de la guerra, sino de s mismas. Poniatows- 33
y grit: ka entrega algunos fragmentos a Palancares y Id., p. 26.
Todas... Todas quisiramos matarte! es ella quien nos cuenta cul era el trato reci-
El cabecilla retrocedi. bido, cules sus funciones o por qu nombres
Todas?. Pues todas morirn antes que yo [...] fueron llamadas:
Y en el momento en que las cubras las llamaradas,
Villa todava escuch una voz ronca que gritaba Segn Jesusa, las mujeres de la Revolucin fueron
desde la pira: llamadas vivanderas, comideras, galletas de capitn,
Perro, hijo de perro, habrs de morir como perro! soldaderas, chimiscoleras, soldadas, juanas, cuca-
[...] rachas, argenderas, mitoteras, busconas y hurga-
Los dorados regresaron a la poblacin en silencio, manderas32.
hasta que el hefe habl:
Qu diantres de mujeres tan habladoras! Cmo Lenguaje el de Jesusa limpio y sin ambages
me insultaron! Ya me comenzaba a dar coraje.30 que refleja la realidad de Mxico.
La marginalidad de Nellie Campobello
Esta cosificacin de la figura femenina consiste en ser la nica escritora de la novela
que puede traducirse del tratamiento de Villa de la Revolucin y representar literariamente
no fue exclusivo del Centauro del Norte. Ve- a la faccin villista. Para fotografiar la ima-
nustiano Carranza, tras aprovechar el apoyo gen olvidada de Campobello, Poniatowska la
que las soldaderas brindaron a las fuerzas presenta como una soldadera, en este caso del
carracintas y prometerles pensiones una vez ejercito literario:
llegara al poder, en 1917 olvid dicha pro-
mesa; el desprecio es reproducido por Elena Nellie Campobello, la nica autora de la novela de
Poniatowska a travs de la voz de Jesusa la Revolucin, tambin es una soldadera. Va con la
Palancares: impedimenta, y los intelectuales de su poca la usan
o la menosprecian. Martn Luis Guzmn recibi el
Si estuvieras vieja te pensionaba el gobierno, pero archivo de Francisco Villa que Nellie puso en sus ma-
como ests muy joven, cualquier das te vuelves a nos y escribi as sus Memorias de Pancho Villa. En
casar y el muerto no puede mantener al otro marido 1940, Nellie public su libro Apuntes sobre la vida
que tengas. militar de Francisco Villa, que no tuvo resonancia no
Jose-Jesusa, encolerizada, rompi su comprobantes y por falta de mritos sino porque la autora no poda
se los avent a la cara a Venustiano Carranza: vencer su doble condicin: mujer y mexicana33.
Ah, cmo eres grosera!
Ms grosero es usted! Ms que grosero ladrn, Reivindicar el lugar de la mujer en la his-
porque le quita el dinero a los muertos.31 toria a travs de la figura de la soldadera es la
Apunten, disparen, flash: Elena
meta que Elena Poniatowska se propone al Poniatowska / Vctor Casasola y
Manuel lvarez Bravo
Estos dos ejemplos, el primero procedente principio de este libro. Todo lo que encierran
EVANGELINA SOLTERO
de la literatura oficial y el segundo del gnero sus pginas est al servicio de esa meta, inclui- SNCHEZ
161
das las fotografas. El lector podr observar Lozoya, Jorge Alberto (edc.). Cine mexica-
que los retratos elegidos van encaminados a no, Mxico-Barcelona-Madrid, Instituto
ofrecer una imagen de sacrificio y entrega de Mexicano de Cinematografa-Lunwerg
las soldaderas; el lenguaje visual de Casasola Editores, 1992.
se repliega a las necesidades de la palabra es- Moyssn, Xavier. La crtica de arte en Mxico,
crita e, irnicamente, la documentacin visual Mxico, UNAM-Instituto de Investiga-
del Fondo Casasola que ha servido para cons- ciones Estticas, 1999, 2 vols.
truir el imaginario nacional y oficial mexicano Ortiz Monasterio, Pablo (edc.), Mirada y
eminentemente masculino sirve, cuando es memoria. Archivo fotogrfico Casasola..
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towska, Vctor Casasola y Manuel lvarez Ludwig Colonia, Colonia, Taschen, 2005.
Bravo son instrumentos de los que se sirven
para convertir la intrahistoria en historia, son Alguna obras fotogrficas de Elena Ponia-
34
Poniatowska, Manuel lvarez herramientas de reivindicacin social porque towska:
Bravo..., op. cit., p. 37. para los tres
Poniatowska, Elena y Mariana Yampolsky.
[...] en la vida, todo tiene un contenido social, depen- La raz y el camino, Mxico, Fondo de
de, claro, del que est mirando. La trascendencia que Cultura Econmica, [1985].
cualquier hecho pueda tener a travs de la fotografa y Mariana Yampolsky. Tlacoltalpan, [Ve-
se la da el fotgrafo, es el fotgrafo el que le da su razruz], Insituto Veracruzano de Cultura,
belleza dramtica, su contenido poltico, su conte- 1987.
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Gttingen, STEIDL, [2006]. 2003.
162
Jos Ignacio Uzquiza
Profesor en la Universidad de C-
ceres e investigador. Es amigo de
Elena Poniatowska, a quien visit
en Mxico para invitarla a partici-
par en un Congreso de Cceres. Se
ha especializado en las relaciones
de la literatura cannica con el
indigenismo, ya sea la obra de
Jos Mara Arguedas o la mito-
loga maya. Destacan su reciente
libro en torno al Popol Vuh, En
lleg aqu, un poco por el empeo y otro ms pasada tena que ver con la de Jesusa. Segu yo siento
por el acaso. ante todo una mujer ante una mquina de escribir2.
Meses antes del simposio me present en
su casa de la ciudad de Mxico para invitarle Y Jesusa es una de estas personas no slo
a venir a donde ella no saba y desde ese da, marginalizadas, sino incluso tapadas, como
hasta el da mismo del simposio estuvimos con un inmenso rebozo, igual que algunos
pendientes de su venida. personajes femeninos de Juan Rulfo, como
En Cceres habl de la literatura testimo- si no tuvieran verdadera existencia social y
nial en Amrica Latina, un tema que ella haba ciudadana.
cultivado bajo diferentes formas, ya fuera con
documentos testimoniales directos (La noche A fin de cuentas dice Jesusa Palancares en Hasta
de Tlatelolco y la matanza de estudiantes en no verte, Jess mo yo no tengo patria () no me
el Mxico del 68, o Nada. Nadie y el terre- siento mexicana ni reconozco a los mexicanos. Aqu
moto mexicano de 1985), ya fuera tambin no existe ms que pura conveniencia y puro inters.
con testimonios indirectos (Hasta no verte, Si yo tuviera dinero y tuviera bienes sera mexicana,
Jess mo). pero como soy peor que la basura, pues no soy nada
En esta ltima obra, Jesusa Palancares, o () Se me ha dificultado mucho la vividera. Pero no
Fermina Brquez en la realidad, es el centro estoy triste, no. Al contrario, vivo alegre3.
de un entorno social annimo y marginal, en
contraste con el entorno de la propia Elena Lo que Elena apreciaba ms de Jesusa era
Poniatowska: un entorno letrado reconoci- su carcter inconforme, airado e independien-
do. A partir de aqu, el contrates entre ellas te, debido a la dureza de la vida que tuvo des-
Elena y Fermina, las voces de ellas dos de la niez, a la soledad de fondo que siempre
juntas intervinindose mutua y recreativa- la acompa en un medio social desajustado
mente. y agresivo. En realidad el carcter indmi-
to acompa, aunque en ambientes sociales
Lo nico que hago es escuchar a un pequeo sector, distintos, tanto a Elena Poniatowska como
que me ha dado su confianza y reproducir su voz. a Jesusa Palancares. Quiz por esa hostilidad
Escuchar ha sido siempre un gran aprendizaje para que siempre pareci rodearla, Jesusa se atre-
m1. vi a soar en seres queridos y reencarnacio- Encuentros con Elena Poniatowska
nes futuras de vidas ms amables: Se invent JOS IGNACIO UZQUIZA
163
deca Elena su vida anterior e interior para soy la mujer que llora
soportar su miseria. soy la mujer que habla,
Sin embargo, Elena Poniatowska reconoca soy la mujer que da la vida,
que gan a Jesusa, pero que tambin la perdi soy una mujer que golpea,
a ella y a todo lo que ella representaba: soy una mujer espritu,
soy una mujer que grita.
Al terminar las entrevistas me quedaba con una sen- Soy Jesucristo,
sacin de prdida, no hice visible lo esencial, no supe soy San Pedro,
dar la naturaleza profunda de Jesusa; ahora pienso soy un santo,
que si no lo logr fue porque acumul aventuras, pas soy una santa
de una ancdota a otra, me engolosin con su vida de soy una mujer del aire,
pcara. Nunca la hice contestar lo que no quera. No soy una mujer pjaro,
pude adentrarme en su intimidad, no supe hacer ver soy la mujer Jess
aquellos momentos en que nos quedbamos las dos soy la mujer de la Virgen,
Casa de Elena Poniatowska.
en silencio, casi sin pensar, en espera del milagro4. soy el corazn del padre,
soy la mujer que espera,
Quiz por eso, la obra termina con las soy la mujer que se esfuerza,
palabras de Jesusa. Ahora ya no chingue, soy la mujer de la victoria,
4 vyase. Djeme dormir!. Un dormir, tal vez, soy la mujer del pensamiento,
Luz y luna, las lunitas. p. 51.
tanto el de Jesusa, como el de Elena, juntos, soy la mujer creadora,
5 arrulladas por el antiguo canto Nhuatl. soy la mujer doctora,
A. Garibay Poesa nhuatl, Her-
nando Ruiz de Alarcn. Tratado soy la mujer luna,
de supersiticiones y costumbres He aqu que yo te he tapado con mi huipil, te he soy la mujer intrprete,
gentilicias de los indios de la
Nueva Espaa.
cubierto con mi huipil, te he envuelto en mi huipil. soy la mujer estrella,
Duerme apaciblemente, pues he reclinado mi cabeza soy la mujer cielo.
6 entre tus brazos y te he tomado entre mis brazos, Oye, luna,
Luz y luna, las lunitas. p. 74.
abrazndote5. Oye, mujer Cruz del Sur,
7 Oye, estrella de la maana,
La piel del cielo, p. 466.
Tras la muerte de Jesusa, Elena escribir: Ven,
8 Jesusa ha muerto y la siento dentro de m, cmo podremos descansar?
lvaro Estrada. Mara Sabina,
la sabia de los hongos. Y nme-
la revivo y me acompaa. Es a ella a quien Estamos fatigados
ro especial de la Revista Gene- invoco y evoco6 Y an no llega el da8
racin, n 62: Mara Sabina, la Pero ese vyase es una denuncia. S, esas
santa seora de los hongos.
mujeres que se van tambin de muchas cosas Cantos que con sus repeticiones y va-
9 y , en particular, de las condiciones culturales riantes, constituyen un conjuro rtmico del
Tinsima. pp. 170-171. Y un
Mxico tambin de la escritora o sociales impuestas por los hombres como mundo, destinado a generar efectos.
Yolanda Oreamuno, en aquel hizo Jesusa y como hizo tambin la Fausta de Y en fin, es Mara Sabina y es Fermina
Mxico es mo, por las cosas
que he comprendido o sentido
La piel del cielo. Brquez, y es tambin Elena Poniatowska,
(Y. Oreamuno, Relatos escogi- los amores de Mxico por todo lo que de
dos. pp. 129-133. Vase en Sin ms, Lorenzo cerr la cpula, cubri apresurado Mxico han sentido, aprendido, explorado y
general el trabajo doctoral de
Rosario Alonso Obra de Elena la consola y con el corazn en la garganta, descendi batallado, cada una desde su situacin y su
Poniatowska. corriendo la colina hasta la casa de Fausta. Ni en la carcter y a las que no olvidamos.
peor de sus pesadillas pens jams que nadie le abri- Mxico ha crecido con ellas, ese Mxico
ra, ni que don Crispn, curiosamente despierto a esa del que Elena dijo en Tinsima:
hora tarda, le comunicara: -La vi salir hace un rato.
Se vea mal. Llevaba una maleta. Le pregunt cundo Mxico le gustaba por su falta de ordenamiento; nada
volvera y respondi que nunca jams7. indicaba nada. No haba una sola gua en el camino
y cualquier cosa poda suceder. Faltaban reglas, so-
As, ella, la Jessa Palancares de la novela braba libertad (). En Mxico los tesoros estn a la
o la Fermina Brquez de la realidad, quiz vuelta de la esquina, pero como encubiertos. As bajo
pudiera entonar tambin aquellas hermosas el yeso surge la pintura colonial, rascando con la ua
palabras de otra mujer de la marginalidad aparece luego otra realidad (que no esperbamos)9
cultural y social, Mara Sabina, la india ma-
zateca de Oaxaca, palabras que tanto gusta- BIBLIOGRAFA
ban a Elena y a las que tambin dedic sus
Encuentros con Elena Poniatowska pginas: PONIATOWSKA, Elena. Hasta no verte Je-
JOS IGNACIO UZQUIZA ss mo. Madrid, Alianza editorial, 1984.
164
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ESTRADA, lvaro, Mara Sabina. Mxico, FCE, 1987.
siglo XXI, 1977.
165
Isabel Dez Mnguez
Profesora de la Universidad Com-
plutense de Madrid, doctora en
Filologa Hispnica. Su espe-
cialidad corresponde al rea de
Bibliografa y Documentacin.
Ha publicado numerosos ensayos
entre los que merecen destacarse:
Cuentistas madrileas. Madrid.
Ediciones La Librera. 2006. 366
pp. Antologa de Cuentistas ma-
drileas. Madrid. Ediciones La
Librera. 2006. Con Miriam Blz-
quez Garca y Laura Lpez Sn-
chez: Ensayo de una bibliografa
BIO-BIBLIOGRAFA DE Y SOBRE
teatral en Espaa de autores del
nuevo milenio (2000-2005) en sus
diversas manifestaciones. Actas
ELENA PONIATOWSKA AMOR
del XV Seminario Internacional POR MARTA HERRERO GIL E ISABEL DEZ MNGUEZ
del Instituto de Semitica litera-
ria, teatral y nuevas tecnologas
(Universidad Complutense)
de la UNED: tendencias escnicas
al inicio del siglo XXI. Madrid.
Visor. 2006. Pp. 427-491. Julia
de Asensi Laiglesia (1849-1921).
Madrid. Ediciones del Orto. 2006.
94 pp. La mujer en los cuentos y
relatos intercalados de El Quijote I. BIOGRAFA DE ELENA PONIA- thing, en ingls, que aparecer en 1950 en
(en prensa). 2006. La adaptacin
cinematogrfica del Lazarillo de TOWSKA el volumen XV de la revista The Current
Tormes, por Fernando Fernn-G- Literary Coin.
mez y Jos Luis Garca Snchez.
Teatro, novela y cine en los inicios 19 de mayo de 1932: nace en Pars, como la 1952: Elena regresa de Estados Unidos.
del siglo XXI. Madrid. Visir Li- princesa Hlne Elizabeth Louise Amlie 1953: Elena Poniatowska empieza a traba-
bros. 2008. Pp. 403-415.
Paula Dolores Poniatowska Amor, here- jar en el peridico Exclsior, publicando
Marta Herrero Gil dera al ttulo de princesa de Polonia. Hija entrevistas, notas y crnicas sociales. En-
Diplomada en Ciencias de las Re- del prncipe Jean Joseph Evremond Sperry tre sus entrevistados, la cantante Amalia
ligiones y contratada FPU en el
Departamento de Filologa Espa- Poniatowsky y de Mara de los Dolores Rodrgues, la mujer de Alfonso Reyes Ma-
ola IV (Literatura Hispanoameri- (Paula) Amor Escandn. nuelita Reyes, la pintora Mara Izquierdo,
cana) de la Universidad Complu-
tense de Madrid, donde prepara
1933: nace su hermana Sofa (Kitzia). el escritor Juan Rulfo, la actriz Dolores del
actualmente su tesis doctoral, so- 1941: la madre de Elena huye de la Segun- Ro o Gertrudis Duby. Publica, durante
bre los parasos artificiales en el da Guerra Mundial con sus hijas. Despus un ao, una entrevista cada da. Empieza
Modernismo Hispanoamericano.
Es autora del libro El paraso de de pasar un tiempo en el sur de Francia a interesarse por temas sociales; escudria
los escritores ebrios. La literatura parten hacia Mxico, de donde proceda la la manera de ser de la mujer mexicana.
drogada espaola e hipanoame-
ricana desde el Modernismo a la familia de Paula. El padre de las pequeas, Casi dos aos despus de empezar a traba-
posmodernidad (Madrid, Amar- alistado en el ejrcito, combatir en la gue- jar para Exclsior, acepta la oferta de Ale-
gord, 2007).
rra y se reunir con su familia al finalizar jandro Quijano para empezar a publicar
sta. en Novedades.
Paula (o Paulette) inscribe a sus dos hijas 1954: aparece su primer libro, Lilus Kikus,
en una escuela privada de la capital, la una novela corta.
Windsor School. All aprenden a hablar y Elena viaja a Pars, donde realiza diversas
a escribir en ingls. Se familiarizan con el entrevistas a personajes de la cultura fran-
castellano en la calle y mantienen su nivel cesa.
de francs por las clases que les imparte la 7 de julio de 1955: nace en Roma su primer
profesora de la universidad Betie Sauve. hijo, Emmanuel.
Tambin estudian piano y danza. 1956: escribe Mels y Telo (apuntes para
Hacia el ao 1943 Magdalena Castillo se una comedia), una obra teatral.
hace cargo de las dos nias y ensea a 1957: recibe una beca del Centro Mexica-
Elena a pronunciar bien el castellano. La no de Escritores para jvenes creadores.
joven nana de provincias influir mucho 1959: entrevista al astrofsico mexicano
en el desarrollo de Elena. Guillermo Haro. Se casar con l en 1968;
1947: nace Jan, el hermano pequeo de de su unin nacern Felipe, en 1968, y
Elena y Sofa. Paula, en 1970.
1949: Paula enva a sus dos hijas a un inter- 1961: la editorial ERA publica una co-
Bio-bibliografa de y sobre Elena
Poniatowska Amor
nado religioso cerca de Filadelfia, Estados leccin de sus mejores entrevistas, con el
MARTA HERRERO GIL Unidos. Elena escribe entonces On no- ttulo Palabras cruzadas.
ISABEL DEZ MNGUEZ
166
1963: publica Todo empez el domingo, su A principios de los aos 80 conoce a
tercer libro, compuesto por artculos so- Tina Modotti (1896-1942), la fotgrafa y
bre las actividades realizadas por el pueblo militante comunista italiana que lleg a
mexicano durante el domingo. San Francisco desde dine y que estuvo
1964: escucha a una mujer gritar desde en Mxico. Fruto de la fascinacin de la
la azotea de un edificio de la Ciudad de escritora por la fotgrafa nacer la novela
Mxico. Es Josefina Brquez, una lavan- biogrfica Tinsima, publicada en 1992.
dera que le descubrir el inframundo de la 1988: publica La Flor de Lis, una novela
capital. Elena empieza a reunirse con ella de juventud, como dice ella, con bastantes
cada mircoles, de 4 a 6. Le hace preguntas rasgos autobiogrficos.
que transcribe concienzudamente cuando 1991: se publica el primero de los ms de
regresa a casa. De estos dilogos nacer la diez tomos de Todo Mxico, la recopila-
amistad entre las dos mujeres y la novela cin de las entrevistas de Elena.
antropolgica (denominada as por el cr- 1994: el 1 de enero, entra en vigor el Tra-
tico Emmanuel Carballo) Hasta no verte, tado de Libre Comercio entre Canad,
Casa de Elena Poniatowska.
Jess mo, publicada en 1969. Josefina Estados Unidos y Mxico. El mismo da
(Jesusa en la novela) guiar a Elena hacia se produce la entrada en San Cristbal
su propia feminidad y hacia su mexicani- de las Casas de un grupo de indgenas
dad. encapuchados, dirigidos por el Subco-
1968: el 2 de octubre se produce la trgica mandante Marcos. El 14 de julio Marcos
muerte y detencin de cientos de estu- invita a Elena Poniatowska a visitarlo en
diantes mexicanos en la Plaza de las Tres su campamento de la montaa. La carta de
Culturas de Mxico, bautizada como La invitacin y la crnica del viaje de Elena y
Noche de Tlatelolco. Elena Poniatowska, sus hijos aparecen en La Jornada el 30 y 31
informada por unas amigas, se dirige hacia de julio de 1994.
el lugar de los hechos y empieza a recopi- En los aos siguientes, Elena Poniatowska
lar testimonios que conformarn La noche sigue publicando libros: Luz y luna, las
de Tlatelolco: testimonios de historia oral, lunitas (1994), seis ensayos de temas diver-
libro publicado por primera vez en 1971. sos; Paseo de la Reforma (1996), novela;
1968: el 8 de diciembre muere su hermano las biografas Octavio Paz, las palabras del
Jan, en un accidente automovilstico. rbol (1998), y Juan Soriano, nio de mil
1976: Sale a la luz Querido Diego, te aos (1998); los libros sobre mujeres Las
abraza Quiela, compuesto por una serie soldaderas (1999), Las siete cabritas (2000),
de cartas inventadas que la pintora rusa y Las mil y una (la herida de Paulina)
Angelina Beloff le enva a Diego Rive- (2000); etc.
ra. 2001: Elena Poniatowska obtiene el Pre-
1979: Elena publica un cuento, De noche mio Alfaguara por La piel del cielo, una
vienes, que ser llevado a la pantalla gran- novela sobre el legado de las investigacio-
de aos despus. nes astronmicas en Mxico. Para escribir-
1980: Poniatowska publica Fuerte es el si- lo ha tenido en cuenta las investigaciones
lencio, libro compuesto por ensayos sobre realizadas por su marido Guillermo Haro
los olvidados de la sociedad mexicana. a lo largo de su vida y la vocacin profe-
1982: publica El ltimo guajolote, en el sional de su hijo Emmanuel, Mane, doctor
que describe la vida de los vendedores en Fsica. El mismo ao publica el libro de
ambulantes que hace tiempo poblaron la relatos Tlapalera.
Ciudad de Mxico. 2004: es condecorada con la Legin de
1984: fallece Guillermo Haro, su marido. Honor del gobierno de Francia.
1985: el 19 de septiembre, un terremoto 2005: se empiezan a publicar las Obras
asola la capital mexicana. Elena Ponia- reunidas de Elena Poniatowska. El primer
towska va componiendo artculos durante tomo ve la luz en 2005, y el segundo en
esos das, que constituirn ms adelante 2006.
una crnica colectiva de la catstrofe, En los ltimos aos han sido publicados
publicada en 1988 bajo el ttulo de Nada, El tren pasa primero (2005), La Adelita
nadie, las voces del temblor. (2006), Amanecer en el Zcalo. Los 50 das
Participa en la fundacin de La Jornada, que confrontaron a Mxico (2007) y Jardn Bio-bibliografa de y sobre Elena
Poniatowska Amor
de quien ser colaboradora. de Francia (2008).
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DEZ MNGUEZ
167
II. BIBLIOGRAFA DE Literatura Juvenil. Los jardines del barrio
ELENA PONIATOWSKA de Chimalistac, en el sur de la ciudad de
AMOR Mxico, son testigos del amor de un Li-
monero por una Jacaranda. Desafortuna-
Autora principal1 damente, la Jacaranda est enamorada del
Fresno, y el Limonero tendr que superar
Adelita, La. Mxico: Tecolote, la desilusin inmediata y saber encontrar
2006. 32 p. el modo de conquistar a su amada y cami-
Casa de Elena Poniatowska. Texto en el que se describe nar con ella al pie del altar.
la vida de las soldaderas, muje-
res mexicanas, adolescentes en Borrega, La. En Cuentistas mexicanos siglo
muchos casos, que corran la misma suerte XX. Aurora Campo (Ed.). Mxico: Uni-
que los soldados. versidad Nacional Autnoma de Mxico,
1976. 319 p.
Amanecer en el Zocalo/ Dawn in the Zocalo:
Los 50 Dias Que Confrontaron a Mxico/ Burro que meti la pata, El. Mxico: Tecolote,
1
Elena Poniatowska fue colum- the 50 Days That Confronted Mexico. 2007. 24 p.
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de Mxico. Los artculos que
escribi en dicha revista pue-
Crnica de la resistencia civil ocurrida en cercanas a la ciudad de Mxico en los aos
den consultarse en la direccin el 2006 en las calles del centro histrico cuarenta.
http://www.jornadasinfronteras. y el paseo de la reforma de la ciudad de
com/articulistas/elena.html.
Mxico. CND: de naves mayores a menores, La.
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gentina: Tiempo Contemporneo, 1969. Era, 1994.
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En La Jornada, Mxico, 21 de sept. de Mxico: Alfaguara, 1998. 163 p.
1995. Elena Poniatowska da a la luz pblica las
cartas que el poeta y narrador colombiano
Aqu hay que T, Jesusa! Traduccin de lvaro Mutis le escribi desde Lecumbe-
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Novela histrica que relata la vida de polsky. Mxico: Ini-Fonapas, 1981.
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Francia, El recado, Love Story, La EZLN: documentos y comunicados. Prlogo
casita de sololoi, Mtase mi prieta, entre de Antonio Garca de Len, crnicas de
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Garca. New York: Vintage Books, 2006. con el discurso del subcomandante Mar-
270 p. cos en la Convencin de Aguascalientes,
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siete candidatos a la presidencia de cara a na]: Planeta-De Agostini, 2005).
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de 1982. dos hijas se ven obligadas a viajar desde
Pars, su ciudad natal, a Mxico al estallar
En escultura una revelacin: Beatriz Caso: la II Guerra Mundial. All viven una vida
Museo del Palacio de Bellas Artes, junio- en la que se mezcla el conservadurismo
julio de 1984. Por Beatriz Caso y Elena social y religioso con un componente
Poniatowska. Mxico: Museo del Palacio ertico cada vez ms acusado. Mariana, la
de Bellas Artes, 1984. 14 p. narradora, a instancias del Padre Teufel,
Esculturas de Beatriz Caso comentadas vive en Mxico sus primeros desengaos
por Elena Poniatowska. amorosos. Bio-bibliografa de y sobre Elena
Poniatowska Amor
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DEZ MNGUEZ
169
Fuerte es el silencio. Mxico: Era, 1980 . 278 p. Jardn como laboratorio de la escritura en El
(Mxico: Era, 1987, 1991, 1993, 1996). recado, El. En Quimera: Revista de lite-
Crnica de la historia mexicana en lo que ratura, 2002, n 211-212, pp. 68-71.
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dos a la ciudad en el captulo ngeles de Jardn de Francia. Mxico: Fondo de Cultura
la ciudad. Adems, ahonda en la memoria Econmica, 430 p. 2008. (Letras mexica-
del movimiento estudiantil de 1968, narra nas).
en el captulo Diario de una huelga de Este libro rene las numerosas entrevistas he-
hambre la huelga de hambre en Cate- chas por Elena Poniatowska en sus inicios
dral de las madres de presos, nos relata la como periodista, cuando apenas contaba
historia de algunos desaparecidos polti- con 21 aos.
cos y nos describe la gesta de la colonia Jornada de los lectores, La. Por Ren Ral
Rubn Jaramillo en Cuernavaca. La obra Drucker-Coln, Elena Poniatowska, Patri-
va acompaada de fotografas alusivas a cia Vega, Patricia Vega Jimnez y Eduardo
los hechos. Montes. Mxico: La Jornada Ediciones,
1999. 325 p.
Guerrero viejo. Houston (Texas): Anchorage
Press, 1997. VII, 92 p.: il. Juan Soriano, nio de mil aos. Barcelona:
A travs de entrevistas personales, Ponia- Plaza & Jans, 1998. 294 p. (Mxico: Plaza
towska narra la historia y el desarrollo & Jans, 2000).
social de la ciudad colonial de Guerrero Biografa del pintor mexicano contada
desde su fundacin a su abandono, dado a travs de largas conversaciones con el
que se construy sobre dicha ciudad un artista. Incluye ilustraciones y lminas.
embalse del Ro Grande. Los habitantes
fueron desplazados, desarraigados y des- Lilus Kikus. Mxico: Los Presentes, 1954. 62
posedos de sus tierras. p. (Universidad Veracruzana, 1967, con el
ttulo Los cuentos de Lilus Kikus; Mxico:
Hasta no verte, Jess mo. Mxico: Era, 1969. Grijalbo, 1982; Mxico: Era, 1985, 1991,
320 p. (2 ed. Mxico: Era, 1970, 1974, 1992, 1993, 2000, 2004; Barcelona: Debol-
1975, [1979], 1989, 2003; Mxico: Lecturas sillo, 2001).
Mexicanas, 1986; Madrid: Alianza, 1984 Primer libro de Elena Poniatowska. Cuen-
y 1988; Barcelona: Crculo de Lectores, tos en los que la protagonista, llamada
1984; Barcelona: Debolsillo, 2002; La Ha- Lilus Kikus, es una nia interesada en el
bana: Casa de las Amricas, 1991; Mxico: mundo que le rodea, es curiosa, inteligen-
Plaza & Jans, 2002; Mxico: Planeta-De te, un poco rara y graciosa. Contiene: Los
Agostini, 2003). juegos de Lilus, El concierto, Lilus en
Premio Mazatln 1970. Novela testimo- Acapulco, Las elecciones, Nada qu
nial, en la que Elena Poniatowska nos re- hacer..., El cielo, La procesin, La
lata la vida de Jesusa Palancares, una mujer Borrega, La enfermedad, La tapia,
mexicana nacida en Oaxaca que al pasar La amiga de Lilus y El convento.
toda su vida en ambientes y situaciones
hostiles, aprende a luchar para sobrevi- Literatura y periodismo. Por Carlos Mon-
vir por s misma. La autora nos ilustra la sivis, Jos Mart, Elena Poniatowska,
sociedad mexicana a travs de las memo- Martn Caparrs, Rodolfo Walsh, Os-
rias de Jesusa, desde su participacin en valdo Soriano, Mara Elena Walsh, Ro-
la Revolucin Mexicana hasta sus varios berto Arlt, Alejo Carpentier, Leopoldo
empleos durante sus aos pasados en el Lugones, Beatriz Sarlo, Marco Denevi y
capital. Horacio Quiroga. Buenos Aires: Cntaro
Editores, 1998. 156 p.: il. (Coleccin Del
Herida de Paulina, La. Mxico: Planeta, 2007. Mirador; v. 130).
160 p.
Crnica del embarazo de una nia violada Luca, el velo de maya. En El Universal,
es el subttulo de este libro, la historia del Mxico, 18 de febr. de 2001.
embarazo de una nia de trece aos a la
Bio-bibliografa de y sobre Elena que la ley le prohibi abortar. Luz y luna, las lunitas. Mxico: Era, 1994,
Poniatowska Amor
206 p.: il. (Mxico: Era, 2001, 2007). Tt.
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DEZ MNGUEZ original Luna y sus lunitas (1955).
170
Volumen que rene cinco textos: I. El Mxico Indio: Testimonios en blanco y negro.
ltimo guajalote; II. Vida y muerte de Fotografas por Alicia Ahumada, presen-
Jesusa (Jesusa Palancares, el personaje de tacin y textos de Elena Poniatowska y
la novela Hasta no verte Jess mo, narra Germn Dehesa. Mxico: InverMexico,
la relacin entre la autora y la persona que 1994. 191 p.
lo inspir); III. Juchitn de las mujeres
(pinta el matriarcado del Istmo y recoge Mxico sin retoque. Por Hctor Garca y
las fotografas de Graciela Iturbide); IV. Se Elena Poniatowska. Mxico: Universidad
necesita muchacha (alude al mundo de las Nacional Autnoma de Mxico, Coordi-
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Informes sobre la matanza de 325 estudian- niatowska realiz a todos ellos.
tes mexicanos desarmados que protestaban
pacficamente en una zona residencial lla- Mil y una..., Las: La herida de Paulina. Mxi-
mada Tlatelolco por la falta de libertad po- co: Plaza & Jans, 2000. 160 p.
ltica, una semana antes de las Olimpiadas Crnica sobre el caso de Paulina, una nia
de 1968 la Ciudad de Mxico. de doce aos que fue violada en un pue-
blo de la frontera, y a la que el gobierno
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173/1). (Mxico: Era, 1992 y 1994). tual mexicano. Elena Poniatowska recopi-
Crnica testimonial de los pavorosos te- la en este libro algunas de las entrevistas
rremotos del 19 y 20 de septiembre de ms esclarecedoras que acerca de la obra
1985 en la ciudad de Mxico. Las voces y el pensamiento del poeta construyeron
de los sobrevivientes que enseguida se entre ambos.
lanzaron a las tareas de rescate y que nos
hablan de aquellos das aciagos son reco- Pablo OHiggins. Por Pablo OHiggins, Elena
gidas en este libro por Elena Poniatowska. Poniatowska, Gilberto Bosques. Mxico:
El horror, la muerte, la rabia e impotencia Fondo Editorial de la Plstica Mexicana,
hicieron que nada ni nadie fueran desde Banco Nacional de Comercio Exterior,
entonces los mismos. Acompaan a las p- 1984. 166 p.
ginas de este libro numerosas fotografas
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Junto a las setenta y siete fotografas de Novela que relata la inevitable pasin
Kent Klich, Elena Poniatowska describe entre Sabih Egbert, joven de la clase alta
las condiciones brutales de vida, la sole- mexicana que tras un accidente adquiere
dad, la enfermedad y la desesperacin de conciencia respecto de las clases explota-
la vida cotidiana de los nios que pueblan das, y Amaya Chacel, una activista excn-
las calles de la ciudad de Mxico. trica.
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Peridico Juventud Rebelde, La Habana, novelada para entrelazar la historia de un
enero de 1994. movimiento social con la vida pblica y
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Tinsima: novela. Mxico: Era, 1992. 663 p. rrilero lder de una gran huelga sindical en
(Mxico: Era, 1993, 2004) 1959, que provoc que paulatinamente se
Premio Mazatln de Literatura, 1992. Ex- fueran acabando los trenes de pasajeros en
tensa investigacin novelada acerca de la Mxico. El protagonista, Trinidad Pineda
notable fotgrafa italiana y activista Tina Chias, inspirado en la figura de Demetrio
Modotti (1896-1942). Incluye un lbum Vallejo, es en cambio una creacin literaria
fotogrfico y correspondencia de Modotti, a travs de la cual se explora la vida priva-
adems de un catlogo de las innumerables da de un personaje pblico.
personalidades que la fotgrafa lleg a co-
nocer a lo largo de sus estancias en Fran- ltimo guajolote, El. Mxico: Cultura, 1982.
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183
R E S MENES
BRBARA JACOBS
EL APARATO LUMINISCENTE
RESUMEN
ABSTRACT
The text becomes a lyrical tale in which the protagonist of Querido Diego te abraza Quiela
switches roles with the writer and confesses and talks about the life and work of Elena Ponia-
towska.
Key words: Querido Diego, Elena Poniatowska, life, work.
LVARO MUTIS
RESUMEN
Entrevista exclusiva en la que el escritor comenta su relacin con Elena Poniatowska y con
los escritores de Mxico.
Palabras clave: entrevista, Elena Poniatowska, escritores mexicanos.
ABSTRACT
An exclusive interview in which the writer talks of his relationship with Elena Poniatowska
and other Mexican writers.
Key words: interview, Elena Poniatowska, Mexican writers.
185
JOS EMILIO PACHECHO
RESUMEN
Tres sonetos ledos en la Feria del Libro de Guadalajara, Mxico, el 23 de noviembre de 2005,
pero no publicados con anterioridad.
Palabras clave: Elena Poniatowska, Obras reunidas, poemas, Jos Emilio Pacheco.
ABSTRACT:
Three previously unpublished sonnets read at the Book Fair in Gadalajara on November 25,
2005.
Key words: Elena Poniatowska, complete works, poems, Jos Emilio Pacheco.
ROCO OVIEDO
DAMA DE LAGUNA
RESUMEN
ABSTRACT
MARA C. ALBIN
RESUMEN
El anlisis de esta novela explica, al tiempo que la novela, la forma en que ha llevado Elena
Poniatowska la construccin de este relato a travs de las entrevistas realizadas a Jesusa Palan-
cares. Construye una literatura testimonial pero al mismo tiempo un modelo femenino marcado
por la libertad.
Palabras clave: Bildungsroman, Hasta no verte Jess mo, entrevistas, literatura testimonial,
libertad.
ABSTRACT
The analisis of this novel describes how Elena Poniatowska constructs the story through
interviews with Jesusa Palancares. This story becomes not only a tetimonial but also a female
model based on freedom.
Key words: Bildungsroman, Hasta no verte Jess mo, interviews, testimonial literature,
freedom.
186
ROSARIO ALONSO MARTN
RESUMEN
ABSTRACT
The article is a study of an early text written by Elena Poniatowska which has not been re-
edited and is not well known. Mels y Teleo, an unusually long play, was published in 1956. It
presents many of the themes in her later works such as a critique of Mexican social injustice. This
sartirical play of intellectual society is a reflection of the times, which displays her enormous talent
for parody and her ability to surprise the reader in an unusual genre.
Key words: Me lees y te leo, theatre, Mexican social injustice, satire.
GABRIELLA DE BEER
RESUMEN
ABSTRACT
Autobiography and testimonial literatura are at the forefront of the new criticism. The study
of Memorias de Angelina Beloff and Querido Diego te abraza Quiela by Elena Poniatowska,
demonstrate the coincidences between fiction, biography and autobiography. This is similar to
the historical and fictional narration in Nellie Campobellos Cartucho.
Key words: Querido Diego, biography, autobiography, fiction, Angelina Belfo, Nellie Cam-
pobello.
187
VITTORIA BORS
RESUMEN
ABSTRACT
PABLO BRESCIA
RESUMEN
A travs del personaje de Angelina Beloff, la escritora refiere no slo una autobiografa sino
el mundo interno de un conflicto aparentemente irresoluble. La forma epistolar permite aden-
trarse en la intimidad de la pintora para narrar desde dentro la historia de un desamor.
Palabras clave: Querido Diego, epistolaridad, autobiografa, Angelina Belfo, desamor.
ABSTRACT
The writer uses an autobiography of the charcter of Angelina Beloff to explain an apparently
unresolvable conflict. The epistolary format allows us to delve into the intimacy of a narration
of unhappy love.
Key words: Querido Diego, epistolary, autobiography Angelina Belfo, unhappy love.
JUAN BRUCE-NOVOA
RESUMEN
Estudio que trata de circunscribir la figura de Elena en la relacin con sus contemporneos,
con los que coincide en la actitud rebelde e iconoclasta. El sentido documental de la literatura
aporta una nueva faceta a la escritura de Mxico.
188
Palabras clave: contemporneos, rebelda, iconoclasia, documentalismo.
ABSTRACT
This study is an attempt to define the character of Elena in relation to contemporary rebellious
iconoclastic attitudes in other characters. The documentary like style adds a new feature to
Mexican writing.
Key words: contemporary, rebellion, iconoclasism, documentary.
MARA CABALLERO
LA FLOR DE LIS
RESUMEN
Desde Lilus Kikus, el mundo de la infancia es un camino transido por Elena Poniatowska.
El atractivo de este pequeo universo se encuentra en la coincidencia autobiogrfica de un li-
bro como La flor de Lis, en el que se refleja ese puente que es la juventud a su vez prdida del
mundo de la infancia y acceso al mundo de los adultos. En este proceso las figuras matriarcales
adquieren un singular protagonismo. Ellas aportan adems el contenido de hibridismo cultural
que caracteriza al Mxico de la poca.
Palabras clave: La flor de Lis, infancia, juventud, mujer, hibridismo cultural.
ABSTRACT
The world of childhood is a common theme in Elena Poniatowska writing starting in Lilus
Kikus. This small universe is found coincidentally in the autobiographical text La flor de Lis in
which the link between the loss of childhood and the entry into adulthood is reflected. Matriarchal
figures gain unexpected protagonism in this process as they add the cultural hybridness which
reflects the Mexico of that era.
Key words: La flor de Lis, childhood, youth, woman, cultural hybrid.
RESUMEN
ABSTRACT
A look at the symbiosis of the word and photography in the works of Elena Poniatowska as
the integration of the image in testimonial literature.
Key words: word, photography, image, testimonial literature.
189
VICENTE CERVERA SALINAS
RESUMEN
ABSTRACT
The chronicles by Elena Poniatowska are the basis for her testimonial writing. An analysis of
La Noche de Tlatelolco illustrates coincidences with her political views and the repressive actions
of the state at that moment. The symbolism of the plaza of Tlatelolco goes back to the reign of
the vice-royalty giving this symbol added value. The changes in times and texts regarding events
such as Octavio Paz y Jos Emilio Pacheco, illustrate the perspective of different voices.
Key words: La noche de Tlatelolco, testimonial writings, politics, Mexican history.
LINDA EGAN
RESUMEN
ABSTRACT
Elena Poniatowskas activism is the background for the excepcional chronicle of La noche de
Tlatelolco. The wide rage of voices lends the story reality and truthfulness. She has the abilty to
make the victims of the massacre come to life before and after the events.
Key words: La noche de Tlatelolco, chronicle, protest, history.
OSWALDO ESTRADA
RESUMEN
190
Palabras clave: Crnica de Indias, discurso testimonial, encuentro cultural, identidad.
ABSTRACT
The realtionships between the crnica de Indias and the new testimonial discourse from a
cross cultural perspective. These cultural clashes appear in the works Fuerte es el silencio, Nada,
nadie las voces del Temblor, or Amanecer en el Zcalo.
Key words: Crnica de Indias, testimonial discourse, meeting of cultures, identity.
JULIO ORTEGA
RESUMEN
ABSTRACT
In La piel del cielo , the family story highlights creativity and work as human characteristics.
The hero, Lorenzo represents two different spheres: the intellectual and the family. Lorenzo and
Guillermo Haro are two parts of the same subject based on historical documentary and folk
tale. In this story, individual liberty and creative freedom are at the forefront.
Key words: La piel del cielo, hero, individual liberty, creative freedom.
CLAUDIA PARODI
RESUMEN
En estas tres crnicas Elena erige como protagonista de sus narraciones al pueblo de Mxico,
una polifona de voces con sus propias caractersticas y registros, que recuerda el proceso de
la crnica de Indias. La democratizacin de la crnica se inicia en esta democratizacin del
lenguaje.
Palabras clave: crnicas, La noche de Tlatelolco, Nada nadie, Amanecer en el Zcalo, Mxi-
co, pueblo.
ABSTRACT
In these three chronicles, Elena makes Mexico the protagonist of the stories, in a mix of
voices with their own characteristics and registers which reminds the reader of the the process
of the crnica de Indias. The democratization of the chronicles starts with the democratization
of language.
Key words: chronicles, La noche de Tlatelolco, Nada nadie, Amanecer en el Zcalo, Mexico,
town.
191
LILIANA PEDROZA
RESUMEN
El estudio analiza la actuacin y el carcter de las mujeres que habitan las colecciones de
cuentos de Elena Poniatowska, De noche vienes y Tlapalera. Todas ellas dan lugar a tipologas
diferentes, al tiempo que los contrastes nos ofrecen un amplio espectro de caracteres.
Palabras clave: cuento, mujer, tipologas, De noche viernes y Tlapalera.
ABSTRACT
This study analyzes the actions and characters of the women in the tales of Elena Poniatowska,
De noche vienes y Tlapalera. They compose different typologies which when contrasted offer a
wide range of charaterisations.
Key words: story, woman, typologies, De noche viernes y Tlapalera.
RESUMEN
Comentario sobre los efectos del amor no correspondido que lleva a cabo Elena Poniatows-
ka en su novela: Querido Diego, te abraza Quiela. Un recorrido por los sentimientos de Ange-
lina Beloff hacia Diego Rivera y el abandono final al que finalmente se ve desterrada, descrito
magistralmente por la novelista mexicana.
Palabras clave: Querido Diego, amor, desamor, Angelina Belfo, Diego Rivera.
ABSTRACT
ALICIA RUEDA-ACEDO
RESUMEN
192
ABSTRACT
Elena Poniatowska began her writing career with interviews and reports. The analysis of this
mode is based on the eight volumes of Todo Mxico. The study centres on the value of this type
of discourse analysed through the theory of Barthes, Lejeune, etc. including Rosario Castellanos
who also reflects on interviews in an essay.
Key words: literary interview, report, Todo Mxico.
SILVANA SERAFN
RESUMEN
Elena Poniatoska penetra el mundo interior de sus heronas, evidenciando una estructura
transgresiva que pone en tela de juicio los pilares de la cultura patriarcal: familia, poder del pater
familia, bodas y el concepto de genealoga como ndice de identidad del yo femenino, son sec-
cionados constantemente con lucidez de anlisis, hasta llegar a vaciar el espejo de las imgenes
masculinas y a reemplazalas con otras emergidas desde el punto de vista femenino. La re-codi-
ficacin de las estructuras culturales culmina en la creacin de un nuevo modelo localizado en
la polmica y en la crtica spera de los cdigos ideolgicos y sociolgicos de la cotidianidad
mejicana que mucho dolor le proporciona.
Palabras clave: La piel del cielo, heronas, transgresin, arquetipo femenino patriarcal.
ABSTRACT
Elena Poniatoska delves into the interior world of her heroines, bringing to light a tran-
grassive structure which undermines patriarchal culture. The family, the power of the pater
familia, weddings and the concept of geneaology as indicators of female identity, are scrutinized
familia
constantly until the male perspective is replaced by the female point of view. This re-coding of
cultural structures creates a new model based on the difficulties and criticism of the ideological
and socialogical codes in Mexico.
Key words: La piel del cielo, heroine, transgression, patriarcal. female archetype
RESUMEN
193
ABSTRACT
This article delves into the relationship between photography in Mexico and the works of Ele-
na Poniatowska, specifically in Manuel lvarez Bravo. El artista, su obra, sus tiempos (1991) y
Las soldaderas (1999). Both texts have photos by the two most reknown Mexican photographers
of the 20th century. The first text is a collection of photos to which Elena Poniatowska added text,
and the second a text to which photos have been added to accompany the words.
Key words: photography, literature, Manuel lvarez Bravo, Las soldaderas, Vctor Casa-
sola.
RESUMEN
El autor analiza, desde su encuentro con Elena Poniatowska, la vertiente de la literatura tes-
timonial como literatura de mujeres. Un anlisis interior de la relacin entre realidad y ficcin,
entre Elena, Jesusa o Tinsima.
Key words: literatura testimonial, literatura de mujeres, Jesusa, Tinsima.
ABSTRACT
The author analyzes testimonial literature from the perspective of feamle literature through
his meeting with Elena Poniatowska. An analysis of reality vs. Fiction in Elena, Jesusa and
Tinisima.
Key words: testimonial literature, womens literatura, Jesusa, Tinsima.
RESUMEN
ABSTRACT
The objective of this article is to collect and present: I. the chronology of the life and work
of Elena Poniatowska; II. the complete works (as principal and secondary author), and III. the
bibliography on the author (books, chapters, and artic les).
Key words: chronology of Elena Poniatowska, life, work, bibliography.
194