Mujeres Magallánicas
Mujeres Magallánicas
Mujeres Magallánicas
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Contenido
Presentacin 9
Mujeres del tiempo pretrito y del mundo aborigen 13
Mujeres en la tragedia colonizadora hispnica 20
Mujeres en el asentamiento chileno inicial y en la colonizacin pionera 26
Las que vinieron... y se fueron 26
Las que llegaron para quedarse 37
La vida cotidiana de la mujer comn en el Magallane de otrora 44
La vida alegre en el tiempo de la colonizacin pionera 52
Mujeres notables de antao y ogao 56
Dos mujeres de excepcin 56
Maestras y educadoras 75
Misioneras 1
Samaritanas 8
Gestoras econmicas; artesanas, empresarias, trabajadoras independientes 99
Trabajadoras dependientes (servidoras personales y familiares) 108
Partcipes societarias y activistas sociales 112
Artistas y escritoras 114
Cientficas 116
Viajeras que dejaron memoria de su paso 125
Colofn 136
ndice onomstico 139
MUJERES MAGALLNICAS 9
Presentacin
El Autor
MUJERES MAGALLANICAS 13
Mujeres en la tragedia
colonizadora hispnica
territorio de Magallania.
Pero aunque annimas cabe ocuparse, siquiera brevemente,
de estas mujeres desventuradas, porque en verdad lo que sigui
a su desembarco y hasta el momento en que nunca ms se
supo de ellas, fue una seguidilla de infortunios y desgracias, en
cabal consonancia con una empresa que pareci ser maldita
desde el principio hasta el fin.
As, aqullas, las adultas y las nias, integraron el contingente
poblador de la primera de las fundaciones de Pedro Sarmiento ,
la Ciudad del Nombre de Jess, establecida el 11 de febrero de
1584 en la punta Dungeness. Poblacin precaria por dems
fue la misma, pues los recursos con que se contaba -alguna
madera y velas extradas de una nave varada- eran muy escasos,
y los propios de la comarca, pauprrimos.
De tal manera las necesidades y privaciones fueron iniciales
y sostenidas, hacindose ms serias segn corran los das, por
ms que Sarmiento en una de las contadas referencias a las
mujeres escribiera despus, cuando ya se haba consumado la
desercin del almirante Diego de la Ribera, que se march de
regreso a Europa con las cuatro mejores naves y la mayor"]Jarte
de los bastimentas, que con los diversos trabajos emprendidos
para remediar la triste situacin, la gente mostraba contento,
y las mujeres y los nios regocijo. Con esa afirmacin, el
infortunado gobernador no engaara a nadie pues creemos que
ni l mismo se la crea. Pero, aun aceptando como valedera esa
manifest9.cin, poco en verdad habra de durarles a aqullos,
ya que la necesidad colectiva era tanta que a poco andar los
apretaran y angustiaran las privaciones.
De ese modo se encontraron habitando la tierra aquellas
mujeres que en el plan fundador tenan la misin de prolongar la
vida , afirmando as la continuidad del establecimiento hispano.
Pero , todo se confabulara en contra del mismo y la tragedia
acerca de su destino se insinuara a plazo cada vez ms cercano,
de no mediar la ayuda de la Providencia, que tanto pareca
faltarle al gobernador y compaeros.
24 MLJERES MAGALLA. I(AS
de la misma.
Se vivi, pues, durante el lapso de letargo de que se trata
en un rgimen virtualmente disciplinario, cuya rutina cotidiana
no registraba otra alteracin que la llegada de los indgenas
anikenk o el arribo de algn barco nacional o extranjero, una
y otro ocasionales y aperidicos. En ese vivir de agobiante
monotona y tambin de escasez, porque las carencias estuvieron
a la orden del da en materia de alimentos, vestuario y otros
efectos, transcurri la existencia aburrida carente de motivaciones
de la aislada comunidad magallnica pre o protopionera, por
denominarla de alguna manera, y en tal ambiente transcurri la
vida particular de las mujeres que con mucho de aventura haban
optado por residir all, en las circunstancias antevistas.
De los sucesos singulares de aquel tiempo que escapan a la
rutina y que estn referidos a las mujeres, recogemos entre las
escasas menciones de la documentacin gubernativa aquella
que se ocupa de las "camaradas", esto es, de las compaeras de
soldados y confinados. Estas compaas eran uniones de hecho,
vale decir, sin haber mediado el sacramento del matrimonio y
preexistan al arribo a Magallanes, algo de frecuente ocurrencia
en el bajo pueblo chileno de aquellos tiempos. Fue entonces cosa
habitual que tales mujeres quisieran acompaar a sus hombres
hasta el remoto destino geogrfico que era el establecimiento
de Punta Arenas, para continuar sus vidas en pareja y de esa
manera permitirles sobrellevar el agobio de una permanencia
obligada o forzada. Una vez all, tal circunstancia provocaba
un vivo malestar entre los capellanes de la colonia, todos
franciscanos procedentes del convento de Castro, en Chilo,
por cuanto implicaba un atentado contra la moral que deba
reinar en la pequea comunidad.
Por cierto, la costumbre no pudo evitarse, pero preocup ms
a los religiosos cuando el mal ejemplo vena desde las propias
autoridades -lo que ola a escndalo-, como sucedi en diciembre
de 1859, ocasin en que el capelln fray Antonio Gamalleri
denunci en presentacin enviada al ministro de Guerra que el
MUJERES MAGALLANICAS 35
Santiago. 2000.
36 MUJERES MAGALLANICAS
y viandantes.
He aqu una de las tantas contribuciones culturales de la
inmigracin europea en Magallanes. La de la traslacin ms
inconsciente que consciente de algunos elementos constitutivos
de su ambiente original, al nuevo lugar de radicacin. En el
caso, explicable adems en un pueblo como el helvtico que ha
hecho de las flores un elemento de su existencia y su cultura.
Quien haya visitado aquel admirable y encantador pequeo
pas alpino, o que tan slo haya tenido a la vista algunas de las
tantas ilustraciones refendas al mismo, comprobar lo afirmado:
las flores conforman parte del vivir cotidiano de los suizos, al
punto que virtualmente no hay casa familiar que deje de lucirlas.
No es de extraar, entonces, que inmigradas a Magallanes las
hacendosas mujeres helvticas, quiz con la nostalgia del lejano
terruo, buscaran recrear en el medio extrao que las acoga
algo del ambiente que les era familiar y, entre otros aspectos. lo
hicieron con las flores que lucan en sus ventanas.
Esta ca tumbre gust al vecindario puntarenense, tanto que
no tard en generalizarse. El periodista norteamericano John
R. Spears que visit Punta Arenas en mayo de 1894 pudo
comprobarlo con agradable sorpresa: El hablar de las flores en
el frontis de este club [el del Cuerpo de Bomberos] me recuerda
que Punta Arenas es la mayor ciudad para flores que he visto.
Cada casa tiene jardines en sus ventanas y muchas casas
tienen miradores ["bow window "] y habitaciones separadas
[galeras] para plantas en macetas de flores y arbustos. Hay
muchas flores en proporcin a la poblacin aun ms que en
ciudades tropicales como Ro 17.
Cunto significado tiene el cultivo floral como expresin de
sensibilidad espiritual! En rigor histrico habr que convenir
que ello, como manifestacin cultural, es una contribucin
genuina de la mujer.
En la vida cotidiana de otrora, las mujeres debieron fungir
17 The Gold Olggins o/ Cape Horn. G Putnam's ons. ew York-London. 1 95.
pg, 45
52 MUJERES MAGAllANICA
y desocupados.
En ese contexto y en tal ambiente, Elas Braun encontr en
Nogueira un hombre confiable y abierto, que le brind amistad
y sobre todo, apoyo para progresar econmicamente. De
ese modo, a partir de 1880 formaron una sociedad -Braun
y Nogueira- para explotar el abasto de carnes. Asimismo
iniciaron en conjunto una explotacin ovejera en los campos
de Ro Pescado, y, al parecer, el lusitano interes a Braun
en la explotacin de lavaderos de oro en los ros de la sierra
Boquern, Tierra del Fuego.
Est visto as que estos aos fueron trascendentales para
la familia Braun Hamburger, pues durante su transcurso y
merced al empeo de su jefe, al cual debi sumarse la segura
colaboracin de los hijos mayores, de Sara desde luego, las cosas
se fueron dando muy favorablemente para ellos, al punto de que
al promediar la dcada de 1880 Elas Braun se contaba entre
los vecinos pudientes de Punta Arenas, respetado y considerado
por sus dotes personales; disfrutando el conjunto familiar de las
ventajas sociales que tal situacin le brindaba en aquel medio
todava rstico y con un autntico carcter pionero.
Sara, por consecuencia, sin mengua de la obligada participacin
personal en las cosas familiares y eventualmente en los asuntos
paternos, tuvo la oportunidad de instruirse mejor y de cultivarse
lo suficiente como para parecer una dama joven de calidad.
lo que unido a su atractivo fsico, hacan de la misma un buen
partido casadero.
Fue entonces que el prspero empresario Jos Nogueira
puso sus ojos en ella.
El lusitano haba tenido una experiencia matrimonial previa
que haba resultado difcil y tormentosa, que haba concluido en
separacin 22 . En noviembre de 1885 haba fallecido tuberculosa
Rosario Peralta, la desgraciada mujer que haba sido su esposa y
22 Al I ctor o lectora interesados en conocer con mayor detenimiento este aspecto les
sugerimos consultar nuestro libro Nogueira. el pionero (Ediciones de la Umver ,dad de
Magallan s. Punta Arenas, 1985)
60 ML,JERES MAGALLANICAS
ib Los pasos del hombre. Memoria (Mondadori. Barcelona, 2000). pgs 79- O
66 MUJERES MAGALLANICAS
'" op cit. pg 12
11 Recurdese que le escriba al magallnico Scarpa .
Op. cit, pg 13
MUJERES MAGALLANlcAs
73
35 Parle de su discurso anle la Unin Panamericana duranle los aos '40 En op.
cit., lomo 11, pgs 325-326
" Op. Clt., lomo 1, pg 22
7 Ibid ,pgs 22 y 23.
MUJERES MAGALLANICAS
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Mujeres anikenk delante de su toldo
Parte de un grabado de E. Goupil en Puerto Peckett 1 3
MUJERES MAGALLNICAS
"
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Grupo de modistas y costureras en Puerto Natales. Fotografa de poca indeterminada, posiblemente hacia 1920-25.
".
Z
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(Gentileza del seor Jos Luis Oyarzn Barra)
"
CJl
MUJERES MAGALLANICAS
Cuerpo de profesores de la escuela particular Eusebio Lillo de Punta Arenas Fotografa hacia 1925-30
Obsrvese la predominancia femenina entre los docentes
MUJERES MAGALLNICAS
Maestras y educadoras
Misioneras
40 Hay un recuento que seala un lotal de 862 fallecidos para el lapso indicado (Cfr
Fernando Aliaga, La Misin Salesiana en Isla Dawson (1889-1911), editorial Don Bo ca,
Santiago, 2000).
86 MUJERES MAGALLANICAS
41 Sor Luisa Rufino tuvo una prolongada vida misionera y docente y cuando ya era
octogenaria recibi del gobierno chileno la condecoracin de la Orden al Mrito "Bernardo
O Higgns", por su meritoria trayectoria de servicio.
MUJERES MAGALLNICAS 87
"L Crnica de la Isla Dawsan Hermanas de Mara Auxiliadora Archivo Liceo "Mana
Auxiliadora", Punta Arenas
88 MUJERES MAGALLANICAS
Samaritanas
Gestoras econmicas:
artesanas, empresarias, trabajadoras independientes
Artesanas
Servicios domsticos
Vario
Telefonistas 1 1 chilena )
Enfermeras 4 2 chilenas 2 extranjeras)
Matronas 4 1 chilena 3 extranjera )
Parteras 5 4 chilena 1 extranjera )
Profesoras de msica 5 4 chilenas 1 extranjera )
Educacionistas (maestras) 22 19 chilenas 3 extranjera )
Institutrices 4 2 chilenas 2 extranjeras)
Prostitutas 47 35 chilenas 12 extranjeras)
Por esos aos en Punta Arenas las mujeres del estrato social
superior o burgus, que disponan de recursos para el vestuario
de calidad, deban surtirse con las prendas y vestidos que
se importaban desde Europa, continente con el que el bien
abastecido comercio de importacin mantena una antigua
relacin, favorecida por la excelente comunicacin martima que
Punta Arenas tena con los principales puertos del occidente
europeo, en particular con algunos de Francia, pas que, bien
se sabe, dictaba normas entonces en la moda femenina. La
gente bien, las esposas e hijas de los empresarios ganaderos,
mercantiles e industriales, y de los funcionarios pblicos de
jerarqua superior, encargaban esplndidos trousseaux que
lucan en sus frecuentes reuniones sociales, sobre las que ha
quedado referencia en informaciones de la poca. De all que,
conjeturamos, la labor de costura como actividad econmica hubo
de referirse ms que a la confeccin propiamente tal a los ajustes y
arreglos que eventualmente poda exigir para su uso la vestimenta
femenina. De cualquier modo, siempre hubo de quedar un
margen para la actividad de elaboracin de prendas, trabajo que
suponemos pudo crecer en cuanto a demanda de servicios segn
lo hizo la poblacin y la disponibilidad de recursos.
Esta situacin de abastecimiento de ropa para damas, como
para varones desde Europa (en este caso preferentemente desde
Inglaterra) continu sin variaciones hasta el inicio de la Gran
Guerra Europea (Primera Guerra Mundial). Este conflicto que
se prolong por poco ms de cuatro aos interrumpi en el
hecho las conexiones martimas regulares con Punta Arenas y,
por tanto, el abastecimiento de mercancas. En lo que interesa
hubo de servir para activar la costura, en distintos niveles,
selectos, medios y populares. El retorno de la paz -el cese de
las armas ocurri en noviembre de 1918-, y la reanudacin del
trfico con los mercados europeos no signific, sin embargo,
el retorno a la situacin anterior preblica. Por una parte, la
postguerra con la crisis sobreviniente afect la produccin
industrial y por otra, la paz trajo consigo importantes cambios
MUJERES MAGALLANICAS 103
la familia y de la bolsa del jefe del hogar. Sin duda que hubo
quienes pudieron tener personas para atender todas esas
especialidades, pero otros porque no quisieron o no pudieron
debieron conformarse con tan slo lo que podan pagar.
En el Magallanes de fines de siglo XIX y las primeras dcadas
del XX, que fue el perodo de mayor vigencia para esta clase
de empleos femeninos, abundaba la oferta de mano de obra
correspondientes pues haba mujeres inmigrantes o hijas del pas
que requeran del empleo para subsistir. Aunque las chilenas
solan ser buenas sirvientas, en ocasiones se las contrataba
entre gente de la misma nacionalidad del jefe del hogar o de
la madre de familia, por razn de una mayor afinidad cultural,
entendimiento del idioma y una mayor confianza.
Si la prole era crecida en nmero o el status lo exiga, se
generaba la necesidad de otros empleos adicionales, tales como
las nodrizas, gobernantas y damas de compaa, dependiendo de
las edades y sexo de los hijos. En algunos de estos casos, en los
dos ltimos en particular, era obligada la contratacin de mujeres
de origen europeo, ingls, alemn o francs de preferencia,
segn los casos y con instruccin y educacin, pues ellas asuman
en parte un papel formativo para las nias.
Otro empleo, de toda confianza, era el que deca con la
responsabilidad del cuidado de las casas durante los perodos en
que los propietarios marchaban de viaje o bien, como tambin
sola darse, que residieran en Punta Arenas solamente una
parte del ao. Para el caso se elega gente conocida y probada,
cuya laboriosidad y limpieza, fidelidad y honestidad fueran
intachables. De all que algunos de esos cargos surgieran de
entre antiguos servidores, que as, en cierta medida daban cima
a una carrera en el servicio domstico. Fue comn que para el
caso se eligiera a matrimonios en el que la responsabilidad de
mayor confianza era para la mujer, en tanto que el marido serva
como jardinero y en otros menesteres propios del sexo. Vivan
comnmente en un departamento o casa anexa a la mansin de
cuyo cuidado respondan, y disponan de comodidades uficientes
110 MUJERES MAGALLANICAS
Artistas y escritoras
Cientficas
53 Publicado en espaol bajo el ttulo de Los Selk 'nam. La vida de los onas, por
Emec Editores. Buenos Aires, 1986.
'A En mayo de 2003 Anne Chapman fue galardonada por la Universidad de Magallanes
con el Doctorado Honoris Causa, por la relevancia de su contribucin al conocimiento
de la vida espiritual de los fueguinos.
MlIJERE5 MM.ALLANICA5
123
, El libro. enriquecido con los grabados realizados sobre la base de los bosquejos
tomados por Julius Beerbohm durante el viaje -primeros testimonios grficos obre un
pais maravllloso-, fue publicado en Londres en 1880 por Richard Bentley and Son, y
reeditado en alemn en Leipzig dos aos despus bajo el ttulo de Bei den Patagonien. Ein
Damenritt durch unesforschte Jagdgrnde (Entre los Patagones. Una amazona a travs de
Inexplorados lugares de caza), circunstancia que revela el inters que pudo despertar entre
los lectores europeos de la poca. Traducido al castellano, fue reeditado por la Universidad de
Magallanes con el ttulo de A travs de la Patagonia. en 1996
MUJERES M AGALLANICAS 133
63 La Corporacin Nacional Forestal que tiene la tuicin del Parque Nacional "Torres
del Paine. dio el nombre de Florence Dixie a este islote de la laguna Azul. acogiendo
nuestra sugerencia
MUJERES MAGALLNICAS 135
pronunciar palabra64 .
Las profundas y gratsimas impresiones de aquel viaje
memorable permaneceran indelebles por largo tiempo en
el espritu de lady Dixie. Muchos aos despus escribira
recordando aquellos momentos pasados en un territorio salvaje
y remoto, en contacto con una soberbia naturaleza virgen e
impoluta, regocijndose por haber sido la primera en conocerla
como autntica descubridora.
Bien ganada tiene pues esta singular mujer inglesa la extensa
mencin que hacemos sobre ella, por cuanto su aventura
turstica pionera y su consecuencia literaria forman parte de
la historia magallnica.
Colofn
ndice Onomstico
Accin Catlica, 113 Beros de Martinic, Rosa 105, 112
Accin Juvenil Catlica Femenina, 113 Beros Pavisic, Josefina. 103
Adams de Gmez, Elena, 90n, 94 Betelu, Jos Maria, 30
Adelalda, reina, 19 Bianco. Marina S de, 96
guila, Ester, 103 Biedma, Andr dp. 24
Aguilar de Hraste, Rebeca, 76 Bird, Junius, 1f8, 123. 124
Aguirre Cerda, Pedro, 67 Bird, Margret, 123. 124, 125
Alasevic de Rasmussen, Susana, 98 Blakley Roberto, 30
Aldridge, Olive, 80, 112 Blazina de Turina, Mila, 112
Allnutt, Anna (Vase Ann Brassey) Blest, Guillermo, 41, 57
Alquizar de Dubl, Julia, 88 Bloom Guillermo, 40
Anabaln Sanderson, Carlos, 69 Bloom de Hobbs. Sara, 9) 94
Ancic de Barrios, Elena, 94, 98 Boat Mernory, 19
Aragons, Petronila, 103 Bois de Chesne Emilia, 94
Araneda, Andrea, 114 Bonacic de LJrslC, 5tanka 103
Archicofradia de Mara Auxiliadora, 112 Bor, Estrella G. de. 94
Archicofradia del agrado Corazn de Jess, 112 Boric, Paulina, 113
Arentsen de Barroso, Silvia, 95 Bosco, Juan (San), 78
Aros, fray Miguel, 36 Brandt Teresa F de, 9
Arratia de Lausic, Mbel, 115 Brassey, lady Ann, 126, 127. 128, 130
Asilo de Hurfanos, 65 Brauckmann, Augusta, 94
Asilo de la Infancia, 93 Braun, Ana, 56. 90
Ass, Francisco de, 50 Braun, Elias, 56. 57 5 ,59, 60. 110
Asociacin de las Hijas de Mana, 112 Braun Fanny, 56
Asociacin de Seoras Braun, Juan, 56
de la Cruz Roja de Punta Arenas, 95 Braun, Mauricio, 56, 61n, 62, 110
Avendao de Youssuff, Baudilia 76 Braun. Mayer. 56
Braun, Oscar, 56. 62
Bahamonde, Edelmira, 40 Braun Hamburger, Sara, 56, 5 ,59, 61, 62, 63,
Bahamonde, Mara, 111 64, 65, 66, 92, 110
Balmaceda, Jos Manuel, 61, 85 Braun y ogueira, 59
Barassi de Kalazich, Oiga, 76 Bravo. Ema, 80
Barra de Tllez, Elena, 75 Bridges, Thomas, 1
Barra Vera, Felicia, 113 Burbury, May de, 90n
Barrientos de Barrientos, Carlina, 77 Burleigh, Leonard H., 82, 83
Barnentos de Csped, Mercedes, 77 Burleigh, Nellie, 2,83
Barrientos de Kairs, Ludomila, 95 Buvinic de Matic, Petronila, 112
Barrientos de Ovando, Adelaida, 105 Buzolic, Lucrecia, de, 104
Bartels, Augusta, 35
Beerbohm, Julius, 50,131, 132n Cabero de Viel, Maria Luisa. 3
Behety de Menndez, Mara, 89 Cceres, Marta. 116
Benavides, Toribia, 98 Caldern, Cristina, 19, 122
140 MUJERES MAGALLANICAS