Derecho Civil I
Derecho Civil I
Derecho Civil I
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l. PERSONA Y DERECHO DE lA PERSONA
1.1. La condicin juridiea de persona: personalidad y personificacin
Dada la alteridad y el carcter social del Derecho, el sujeto de Derecho por
antonomasia es el ser humano, habilitado en principio para desenvolverse por s
mismo (a partir de ciertas edades y circunstancias) en el trfico econmico y, por
consiguiente, tambin en eljurdico. La existencia de la persona, en cuanto ser
individual, constituye un dato previo a la propia consideracin de la sociedad; la
cual, a su vez, es un presupuesto del Derecho considerado en su conjunto. Por
consiguiente, el Derecho slo existe en cuanto interesa a los seres humanos en-
contrar pautas de resolucin de sus conflictos y, en tal sentido, la persona social-
mente considerada representa la causa ltima y remota de la construccin del
Ordenamiepto jurdico.
Actualmente, la coincidencia entre la persona y los seres humanos es indiscu-
tible, habindose superado definitivamente los estadios histricos en que la esclavi-
ttuly la servitlumbre (vivas, incluso en trminos jurdico-formales, hasta finales del si-
glo XIX) comportaban que muchos sere:s humanos no fueran considerados
personas. Pese a tal coincidencia, en Derecho (y, sobre todo, en el Derecho priva-
do; aunque recurdese que el tributo o impuesto fundamental de nuestro actual
sistema tributario se denomina impuesto sobre la renta de las personas fisicas) no suele
hablarse de ser humano, ni de hombre, mter o nio (salv que resulte necesario
distinguir entre eBOI), sino de persun.as fisicas o penonas naturaks para referirse al
conjunto de seres humanos.
La razn de ello radica sencillament~ en que en el mundo jurdico, desde
hace largo tiempo, han de ser tenidos n cuenta como pos:ibles sujetos de dere-
chos y obligaciones tanto los seres humanos propiamente dichos, cuanto ciertas
entidades, agrupaciones o colectivos a los que el Derecho ha personificado por
rnzones de distinta ndole. Por OODSiguiente, para referirse genricamente a cada
uno de tales grupos, se ha impuesto la necesidad de hablar, respectivamente, de
persona natural de una parte y, de otra, de persona jurdica.
Con dicha adjetivacin, de alguna manera, se pretende expresar algo obvio y,
al mismo tiempo, sumamente importante: las personas fisicas o seres humanos
constituyen un dato anterior, preexistente y trascendente al Derecho; el cual exis-
te y se justifica en cuanto tiene por misin solucionar los conflictos interindivi-
duales o sociales. El ser humano, pues, es un prius respecto al Derecho segn las
concepciones filosficas hoy imperantes y han quedado superadas antiguas cons-
trucciones jurdicas en las que el ser humano, por s mismo, no era considerado
como st:Yeto de Derecho (como cuando, en Roma, se dividan los hombres en li-
bres y esclavos, por ejemplo; o la consideracin cannica, viva igualmente en el
4 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
Derecho estatal espaol hasta la Ley de matrimonio civil de 1870, de que el ser
humano slo poda ser considerado como persona a partir del bautismo).
Por el contrario, las denominadas personas jurdicas son tales slo en cuanto
sean reguladas y admitidas por el Derecho positivo. No obstante, conviene ya ad-
vertir que, por razones de operatividad y reconocimiento social de las entidades
vivas y operantes en el trfico econmico, en la poltica, en el deporte, en la cari-
dad y beneficencia... y como reconocimiento del derecho de asociacin de las
personas fsicas, todos los sistemas jurdicos acaban aceptando la existencia de un
amplio abanico de personas jurdicas que analizaremos ms adelante, en captu-
lo separado.
As pues, sea por la inmanente personalidad del ser humano o por la asimila-
cin al mismo, mediante la personificacin de ciertas entidades o agrupaciones
de individuos, el Derecho acaba reconociendo o atribuyendo personalidad tanto a
las personas naturales cuanto a las jurdicas.
Conviene observar, finalmente, que aunque la doctrina ha impuesto la expre-
sin de personas ftsicas para referirse a los seres humanos (sin duda por influencia
de la doctrina alemana), nuestro Cdigo civil slo utiliza al respecto el giro perso-
nas naturales (cfr. la rbrica del cap. 1., Tt. II del Libro 1), que provoca mayores
simpatas en quienes entienden (entendemos) que las personas en s mismas
consideradas slo deben adjetivarse cuando resulte absoluta y estrictamente ne-
cesario.
2. LA PERSONALIDAD
2.1. Capacidad juridica y capacidad de obrar
Al hablar jurdicamente de personalidad se est haciendo referencia al reco-
nocimiento de alguien como sujeto de derechos y obligaciones: bien porque na-
turalmente sea idneo para ello (la persona); bien porque el Derecho positivo
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Capitulo 1 DcreciJo de lo peno1111: La persona 5
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DetlediO de 14 ptli"SSTTQ: La persona 7
plebeyos, hombres libres y siervos), o cualquier otra condicin (eclesisticos y seglares o le-
gos), etc., constituye un desafuero histrico y un planteamiento inconstitucional.
4. EL NACIMIENTO
4.1. Requisitos para la atribucin de personalidad
La adquisicin de la personalidad por los seres humanos y la consolidacin
de la genrica y abstracta capacidad jurdica de los mismos tiene lugar con el na-
cimiento. En tal sentido, es terminante el primer inciso del artculo 29: el naci-
miento determina la personalidad, estableciendo nicamente el Cdigo Civil
dos requisitos respecto del nacido para que tal efecto se produzca (art. 30}:
l. a Tener figura humana: Esto es, estar provisto de una conformacin somtica
comn que, evidentemente, no excluye deformaciones o falta de miembros o ex-
tremidades; ni requiere el ser contrastada con los patrones de la escultura griega.
2. a Vivir 24 horas enteramente desprendido del seno materno: Semejante diccin del
Cdigo Civil es pacfico que supone sencillamente eso: vida extrauterina de un
da, aunque se tenga certidumbre de la muerte posterior del recin nacido, ya
que nuestro Cdigo Civil excluye cualquier garanta de mayor supervivencia del
Captulo 1 9
5.3. La conmoriencia
La determinacin del momento de la muerte adquiere tintes de particular
complejidad cuando fallecen simultneamente dos o ms personas que tuvieran
recprocamente derecho a heredar a las otras, como ocurrira en el supuesto tpi-
co de nuestros das: accidente areo, automovilstico, etc., en el que fallecen pa-
dres e hijos.
En tales casos, tradicionalmente (desde el Derecho romano, pasando por las Partidas,
hasta la aprobacin del C.C.) se solucion el tema recurriendo a una serie de presuncio-
nes, basadas en la fortaleza fisica de los conmorientes, de forma tal que:
Entre marido y mujer, se consideraba premuerta a sta, atendiendo a su mayor de-
bilidad.
Entre progenitores e hijos, dependa de si stos eran mayores de catorce aos o no,
estimndose que en el primer caso falleceran antes los padres y en el segundo los descen-
dientes impberes, etc.
Nuestro Cdigo introdujo, sin embargo, una regla distinta en el artculo 33,
conforme al cual, en defecto de prueba en contrario, se reputa que los conmo-
rientes han fallecido de forma simultnea y, por ende, <<no tiene lugar la transmi-
sin de derechos de uno a otro. El tenor literal del artculo 33 es tributario de la
occasio legis de la norma; esto es, parte de la base de que los conmorientes son he-
rederos entre s (<<dos o ms personas llamadas a sucederse) y, sin duda, fue re-
dactado atendiendo a una muerte simultnea y por la misma causa de los conmo-
rientes (incendio, ruina, terremoto, etc.).
No obstante, la aplicacin del artculo 33 debe mantenerse incluso en el su-
puesto de que, siendo la muerte simultnea, su causa y lugar sean diferentes. La
razn de ello estriba, segn indicacin del Prof. PUIG FERRIOL, en que el ar-
tculo 33 no se refiere al fallecimiento de personas en supuestos de catstrofe.
Ergo, la norma deber aplicarse a todo caso de duda sobre la supervivencia entre
dos personas fallecidas simultneamente, aun en circunstancias normales.
De otra parte, como ya advirtiera el Prof. DE CASTRO, el giro personas llama-
das a sucederse no debe interpretarse restrictivamente, en el sentido de requerir
de forma necesaria que los conmorientes sean recprocamente herederos, sino
Captulo 1 l3
6. SUPUESTOS PRCTICOS
CONMORIENCIA
Javier y Daniel, casados y sin hijos, son amigos desde la infancia. Desgraciadamente cuando se diri-
gan a pasar el fin de semana a la casa que tiene Javier en Torremolinos tuvieron un accidente automovils-
tico en el que fallecieron ambos. Se da la circunstancia de que Javier haba otorgado testamento en el que
dejaba su casa de la playa a su amigo Daniel. Este hecho ha generado un conflicto entre las familias de los
dos amigos fallecidos. la esposa de Daniel, nica heredera de su marido {los padres de ste fallecieron
hace aos), reclama la propiedad de la casa de Javier. Por su parte, la esposa y padres de Javier sostie-
nen que la mujer de Daniel no tiene ningn derecho sobre la citada vivienda Qu opina Vd.? Esgrima las
razones que se le ocurran a favor de cada una de las posiciones en conflicto.
NACIMIENTO Y PERSONALIDAD
Sebastin, padre de tres hijos que tuvo de un primer matrimonio y, ahora, casado en segundas nup-
cias con Elena, fallece de un infarto cuando su actual mujer est embarazada de cinco meses.
las dudas que nos plantea este caso son las siguientes. Cree Ud. que el hijo pstumo de Sebastin
y Elena tendra algn derecho en la herencia de su padre, o slo correspondera a los tres hijos de Sebas-
tin? Qu tendra que ocurrir para que as fuera? En qu momento se producira la adquisicin de dere-
chos por el futuro hijo?
Conteste razonadamente a estas preguntas.
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108 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
ddencia de vecindad civil en los progenitores (lo que, segn lo dicho, constitua
la regla con anterioridad a la Ley 1111990). En cambio, en caso de disparidad de
vecindad civil entre los padres o progenitores, el ius sanguinis no desempea pa-
pel relevante alguno, siendo otros criterios diversos los que habrn de ser tenidos
en cuenta, como veremos en el epgrafe siguiente.
De otra parte, la Ley 11/1990 ha incorporado al artculo 14 un nuevo inciso,
en cuya virtud la vecindad civil comn de los adoptantes hace que dicha vecindad
sea atribuida, ope legis, a los adoptados no emancipados.
padre, al llevar a cabo la inscripcin del hijo, mientras que la madre se encuentra
en la clnica o en la recuperacin postparto). Por tanto, el Encargado del Regis-
tro Civil debiera exigir la actuacin conjunta y concorde de los padres en la atri-
bucin al hijo de la vecindad civil de cualquiera de ellos, sea o no coincidente
con la del lugar del nacimiento (supongamos, navarra y vasco con residencia
efectiva en Andaluca).
En caso de falta de acuerdo entre los padres, la facultad de atribucin comen-
tada decae, en s misma considerada, pues la decisin final la habra de adoptar
el Juez, quien habr de tener en cuenta para ello los criterios legales de atribu-
cin de la vecindad civil establecidos en el primer prrafo del artculo 14.3, que
seguidamente veremos.
Finalmente, la referencia al progenitor que ejerza o le haya sido atribuida lapa-
tria potestad se circunscribe a aquellos supuestos en que, por fu.lta de determina-
cin de la filiacin (generalmente respecto del padre) o por crisis matrimonial, uno
de los progenitores ve reducidas sus facultades decisorias sobre el particular.
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Captulo 7 La vecindad civil y el domicilio 111
sus padres (con anterioridad a la Ley 11/1990, slo por la primera de las resea-
das).
De conformidad con lo indicado respecto de la ampliacin de capacidad de
los menores de edad, la redaccin dada al artculo 14.3.4. o por la Ley 11/1990
permite realizar la opcin incluso a tales menores, siempre que hayan cumplido
catorce aos, estn o no emancipados (con anterioridad, se requera de forma
inexcusable haber alcanzado la mayora de edad o la emancipacin). Slo que,
naturalmente, en caso de no estar emancipados, habrn de actuar con la asisten-
cia de su representante legal (inciso que se podra haber ahorrado el legislador
en el artculo 14.3, pues constituye regla de general aplicacin, como sabemos).
El plazo de ejercicio de la opcin comienza al cumplirse los catorce aos y se
extingue Un ao despus de su emancipacin. Por tanto, en el caso de que sta
se produzca por alcanzar la mayora de edad (como ocurre en ms del 95 por 100
de los casos), el interesado cuenta con cinco aos naturales para llevar a cabo la
opcin. El plazo, en todo caso, debe ser considerado de caducidad.
9. CLASES DE DOMICILIO
9.1. El domicilio real o voluntario
El primero de los domicilios reseados sera el identificado al comienzo del artculo
40.1, que podra ser considerado o calificado bien como domicilio rea~ en cuanto se asienta
en la circunstancia cierta de ser una derivacin de la residencia efectiva; bien como domici-
lio voluntam, dado que la f'yadn del lugar de residencia, legalmente hablando, depende
en exclusiva de la voluntad de la persona.
Para algunos autores, actualmente minoritarios, el domicilio real comprende necesa-
riamente dos elementos complementarios: el hecho fisico de la residencia efectiva en un
lugar determinado (o elemento material) y la voluntad de residencia estable o habitual en di-
cho lugar (elemento espiritual o intencional). Al decir del Profesor ESPN CNOVAS, por
ejemplo, esta interpretacin espiritualista del modo de constituir el domicilio es conforme
con el sentido de la jurisprudencia, pues reputa como residencia habitual de una persona
la poblacin a donde traslada su casa y fumilia para ejercer su profesin u oficio por tiempo
indeterminado (STS de 20 de noviembre de 1906), y declara que la residencia habitual,
que es la base del concepto de domicilio, supone como elemento fundamental no la per-
manencia, ms o menos interrumpida, en un lugar determinado, sino la voluntad de esta-
blecerse efectiva y permanentemente en un lugar (STS de 28 de noviembre de 1940). Ms
recientemente, se ha pronunciado la jurisprudencia en parecido sentido en sentencias del
Tribunal Supremo de 25 de septiembre de 1954yde 21 de abril de 1972.
Sin embargo, la generalidad de los autores actuales (siguiendo la opinin del Profesor
F. DE CASTRO) consideran que la lneajurisprudencial del Tribunal Supremo (as, las sen-
tencias de 30 de enero de 1945,3 de diciembre de 1955 y 12 de mayo de 1956) consiste en
considerar que el elemento espiritual no es un componente necesario del concepto legal
de domicilio, sino que basta con considerar la residencia habitual en el sentido de residen-
cia efectiva. La fyacin del domicilio dependera, pues, exclusivamente del dato objetivo de
la residencia, sin necesidad de atender a consideraciones de orden subjetivo de la persona
(el denominado anmus manendz).
La cuestin ciertamente es discutible y dificil de precisar en una exposicin como la
presente. Posiblemente lo ms acertado sea afirmar la prevalencia del dato objetivo y fcti-
co de la residencia en un lugar concreto, pero sin llegar hasta el extremo de negar toda re-
levancia al denominado elemento intencional. En efecto, en ocasiones, la consideracin
del nimo de permanencia o habitualidad puede acreditar una voluntad de residencia me-
ramente pasajera y ocasional, que no debera ser elevada a la condicin de domicilio con
alcance general.
vulnerar el orden pblico, pueden regularse a travs del principio de la autonoma privada
o de la libertad contractual.
VECINDAD CIVIL
Juan Mendieta y de Ostos, nacido en Navarra de padres navarros, lleva viviendo en Navacerrada, un
pueblo de la Comunidad de Madrid, desde hace casi ao y medio. A los pocos meses de instalarse, decide
empadronarse como vecino de Navacerrada para tener la posibilidad de acceder a la compra de pisos de
proteccin oficial que sortea el Ayuntamiento de esta localidad. Por este motivo, en las elecciones genera-
les del pasado marzo de 2008 Juan ha ejercido su derecho al voto en Navacerrada.
Cul cree usted que es la vecindad civil de Juan? Razone la respuesta.
VECINDAD CIVIL
Eric de nacionalidad suiza y Ana catalana de generaciones estn esperando un hijo. La pareja ha de-
cidido establecer su residencia en Zurich por un perodo de un ao y posteriormente se trasladarn a vivir
a Madrid. Eric y Ana no tienen claro cual ser la vecindad civil de su futuro hijo. Cul cree usted que ser?
Razone la respuesta
VECINDAD CIVIL
Luis Sampedro Yez naci en Londres durante una estancia laboral de sus padres -l soriano y ca-
talana ella- en la capital britnica. Sus padres quieren volver cuanto antes a Espana. Qu vecindad civil
tendria Luis?
CAPTUL06
lA NACIONALIDAD
l. La nacionalidad
1.1. Significado y concepto: nacionalidad y apatridia
1.2. Nacionalidad y ciudadana
1.3. Regulacin normativa
1.4. Adquisicin originaria y derivativa: la naturalizacin
2. La nacionalidad de origen
2.1. Ius sanguins o filiacin
2.2. /us sol o nacimiento en Espaa
2.3. Adopcin de menores extranjeros por espaoles
2.4. Consolidacin de la nacionalidad o posesin de estado
2.5. La descendencia de personas exiliadas o represaliadas: la Ley 52/2007
3. La nacionalidad derivativa
3.1. La opcin
3.2. La carta de naturaleza
3.3. La naturalizacin por residencia
3.4. Requisitos comunes a la adquisicin derivativa
4. La consolidacin de la nacionalidad por posesin de estado
5. La prdida de la nacionalidad espaola
5.1. La prdida voluntaria de nacionalidad
5.2. La privacin de la nacionalidad
6. La recuperacin de la nacionalidad espaola
7. La doble nacionalidad
8. Nacionalidad y matrimonios de complacencia
9. Supuestos prcticos
l. LA NACIONALIDAD
1.1. Significado y concepto: nacionalidad y apatridia
El primer inciso del Prembulo de la Ley 18/1990 expresa que las normas
que regulan la nacionalidad son, para cada Estado, de una importancia capital,
pues delimitan el elemento personal insustituible de aqul. Este carcter funda-
mental de las normas exige ... la claridad y coherencia de criterios, de tal forma
que la Administracin pueda saber en todo momento quines son sus ciudada-
nos... . La capital importancia de la nacionalidad a la que alude dicha Ley no im-
pide que, en trminos exactos, resulte problemtico definir la nacionalidad. Por
ello, ni la Constitucin (art. 11) ni ninguna otra de las normas espaolas concep-
tan la nacionalidad al regularla o al contemplarla.
Doctrinalmente, constituye un tpico expresar la dificultad de definicin de
la nacionalidad y, de otra parte, no es extrao encontrar propuestas definitorias
que incurren en la vulneracin de las reglas lgicas al incluir lo definido en la de-
finicin. As, es relativamente frecuente repetir que <<la nacionalidad es la condi-
cin que tiene~! las personas que integran la comunidad nacional espaola>> (en tal
sentido, M. PENA). Personalmente, considero preferible afirmar lisa y llanamen-
te que la nacionalidad es la integracin de la persona en cualquier organizacin
poltica de carcter estatal; de tal manera que la persona queda sometida al orde-
namiento jurdico de dicho Estado (no al Estado, como suele afirmarse), mien-
tras que ste queda obligado a reconocer y respetar los derechos fundamentales y
las libertades cvicas de aqulla.
As pues, si las normas sobre nacionalidad determinan el elemento personal o
elemento poblacional de cualquier Estado, es evidente su innegable importancia
desde el punto de vista del Derecho en general (tanto pblico como privado). De
ah que la mayor parte de los ordenamientos jurdicos procuren regular con de-
talle la materia, si bien presididos por ideas-fuerza o directrices que, tendencial-
mente al menos, pueden ser contradictorias:
l. a La importancia propia de la nacionalidad estatal, de forma tal que, a veces,
parece que adquirirla supone entrar directamente en el Olimpo de los dioses,
por lo que los controles para su eventual adquisicin de forma sobrevenida pare-
cen ser dificiles de superar y pretender la limitacin del nmero de nacionales.
2. a La generosidad de procedimientos de recuperacin y mantenimiento de
la nacionalidad de origen y de supuestos de doble nacionalidad convencional que
parecen perseguir la ampliacin del nmero de nacionales.
En realidad, lo que subyace en semejante tensin entre la reduccin y la am-
pliacin de los nacionales de un Estado determinado (por ejemplo, Espaa) es el
amplio rechazo actual de las situaciones de apatrdia, en las que se encontraran
Captulo 6 La nacionalidad 87
todas aquellas personas que no tienen nacionalidad alguna. Dicho rechazo inter-
nacional ha sido fruto de los excesos de ciertos regmenes polticos que provoca-
ron desnacionalizaciones masivas de millones de ciudadanos durante la primera
mitad del siglo XX (Decreto de los Comisarios soviticos de 1921, desnadonaliza-
cin de los judos por Hitler y Mussolini, etc.), y se hizo realidad normativa a ni-
vel internacional desde la firma el 10 de diciembre de 1948 de la Declaracin
Universal de Derechos Humanos (cuyo art. 15 dispone: 1. Toda persona tiene
derecho a una nacionalidad. 2. A nadie se le privar arbitrariamente de su nacio-
nalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad>>). Por supuesto, incluso en la
actualidad sigue habiendo pases cuyo sistema jurdico desconoce semejante
Convenio y los principios que sienta, aunque no se cuenta entre ellos Espaa,
cuya regulacin de la materia es plenamente homologable con la de los restantes
pases evolucionados.
En concreto, respecto de los aptridas considera el Cdigo Civil que les ser
de aplicacin, como ley persona~ la ley del lugar de su residencia habitual (art.
9.10), tambin denominada tcnicamente /ex loci. Por tanto, conforme a ello, los
aptridas residentes en Espaa, en caso de desearlo, podran acceder a la nacio-
nalidad espaola a travs de la naturalizacin por residencia, que seguidamente
estudiaremos.
El Reglamento de reconocimiento del Estatuto de Aptrida vigente en el mo-
mento de cerrar la presente edicin es el aprobado por el Real Decreto 865/2001,
de 20 de julio, y la Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asi-
lo y de la proteccin subsidiaria a cuyos preceptos hemos de remitir.
2. lA NACIONALIDAD DE ORIGEN
Actualmente, los supuestos de hecho que acarrean la atribucin de la nacio-
nalidad espaola de origen son de diversa ndole, como ya se ha advertido. Por
tanto, conviene estudiarlos separadamente.
3. LA NACIONALIDAD DERIVATIVA
Como ya he advertido, con dicha expresin pretendo nicamente agrupar aque-
llos procedimientos que permiten adquirir la nacionalidad espaola a personas que
originariamente tenan otra nacionalidad o, en supuestos excepcionales, carecan de
nacionalidad alguna. Tales procedimientos son tres: la opcin, la carta de naturaleza
y la naturalizacin por residencia, que seguidamente veremos por separado.
Capitulo 6 La nacionalidad 93
3.1. La opcin
La adquisicin de la nacionalidad espaola mediante opcin permite facilitar
dicha finalidad a aquellas personas que, no obstante encontrarse conectadas con
Espaa, carecen de los requisitos necesarios para ostentar la nacionalidad espa-
ola de origen. En el actual sistema normativo los supuestos de adquisicin de la
nacionalidad espaola en virtud de opcin son los siguientes:
1) La filiacin o el nacimiento en Espaa cuya determinacin se produzca
despus de los dieciocho aos de edad del interesado (art. 17.2).
2) La adopcin del extranjero mayor de dieciocho aos de edad (art. 19.2).
3) Estar o haber estado el interesado sujeto a la patria potestad de un espaol
(art. 20.l.a).
4) Las personas que sean descendientes de padre o madre que hubiera sido
originariamente espaol y nacido en Espaa (art. 20.l.b).
En general, la declaracin de optar por la nacionalidad espaola deber ser
realizada en el plazo de dos aos, a contar desde el momento en que se da el su-
puesto de hecho propio de la adquisicin de la nacionalidad espaola por op-
cin. Sin embargo, la opcin fundamentada en la sujecin a la patria potestad de
un espaol permite igualmente que el optante pueda hacerlo con anterioridad a
los dieciocho aos y, en tales casos, el plazo de dos aos no entra en juego. La ha-
bilitacin especial contemplada por la letra h) del artculo 20.2, en cuya virtud el
mayor de catorce aos puede formular por s mismo la declaracin de opcin,
asistido simplemente de su representante legal, evidencia una vez ms cuanto he-
mos indicado al hablar de la minora de edad.
Los plazos legalmente previstos para el ejercicio de la opcin son natural-
mente de caducidad. Por tanto, una vez transcurridos, el eventual optante pierde
todo derecho a utilizar dicha va de adquisicin derivativa de la nacionalidad es-
paola. Dicha consecuencia, sin embargo, apenas reviste gravedad, pues el even-
tual optante podr naturalizarse mediante el plazo de residencia de un ao [art.
22.2.b)].
La adquisicin de la nacionalidad espaola mediante opcin ha experimen-
tado un notorio impulso en virtud de lo establecido en la disposicin adicional
sptima de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre (BOE 27 de diciembre),porla que
se reconocen y amplan derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron per-
secucin o violencia durante la guerra civil y la dictadura.
Conforme a dicha disposicin (cuya rbrica es precisamente la de Adquisicin
de la nacionalidad espaola):
1. Las personas cuyo padre o madre hubiese sido originariamente espaol
podrn optar a la nacionalidad espaola de origen si formalizan su declaracin
en el plazo de dos aos desde la entrada en vigor de la presente Disposicin adi-
cional. Dicho plazo podr ser prorrogado por acuerdo de Consejo de Ministros
hasta el lmite de un ao.
94 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
por la legislacin del Registro Civil, buena conducta cvica y suficiente grado de
integracin en la sociedad espaola.
Segn ello, la concesin de la nacionalidad espaola por residencia no es un
resultado automtico, sino fruto de un juicio razonado por parte del poder ejecu-
tivo una vez acreditados por el solicitante los requisitos materiales de su insercin
en la comunidad nacional: buena conducta cvica e integracin en la sociedad es-
paola. A estas alturas, no resultar llamativo resaltar que semejantes requisitos
son conceptos jurdicamente indeterminados y, por tanto, de difcil valoracin
en abstracto, con carcter general. Su examen slo podr realizarse de forma ca-
sustica, pero sin embargo su apreciacin no queda sometida slo a la valoracin
del Ministerio de Justicia, pues dndose los requisitos determinados legalmente,
y de no existir razones de orden pblico o inters nacional que la impidan, el po-
der ejecutivo queda obligado al respeto de la ley y, en consecuencia, a la conce-
sin de la nacionalidad por residencia al peticionario.
Por eso, el ltimo prrafo del artculo 22 expresa que la decisin administrati-
va deja a salvo la va judicial contencioso-administrativa. Esto es, el peticionario
que crea reunir los requisitos legalmente ftiados puede recurrir a la autoridad ju-
dicial para que, mediante la oportuna sentencia, establezca si realmente la natu-
ralizacin debera haber tenido (o no) lugar. La competencia de lajurisdiccin
contencioso administrativa para el conocimiento de la materia es una novedad
de la Ley 18/1990, pues hasta su aprobacin la competencia corresponda a la ju-
risdiccin civil {pero vid. STS, Sala 4.a, de 7 de julio de 1986).
Finalmente, conviene recordar que el artculo 21.3 regula quines pueden
ser peticionarios de la naturalizacin por residencia, englobndose dentro de
ellos el mayor de catorce aos asistido de su representante legal.
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Captulo 6 La nacionalidad 99
nario la nacionalidad espaola. Sin embargo, no hay norma alguna (posiblemente, en puri-
dad de conceptos, tampoco podra haberla, pese al artculo 24.4 que seguidamente vere-
mos) que obligue a un espaol de origen a abrazar indefinidamente la nacionalidad
espaola. Por tanto, es evidente que cualquier espaol, aunque lo sea de origen, podr per-
der la nacionalidad espaola (por adquisicin de otra) y que slo los espaoles que lo sean
de forma derivativa pueden verse privados de la nacionalidad espaola. Ello obliga a anali-
zar por separado la que podramos denominar prdida voluntaoo de la nacionalidad espao-
la y la privacin de la misma. La primera puede ser llevada a cabo tanto por originarios
cuanto por espaoles derivativos; la segunda slo ser aplicable a estos ltimos.
As lo haremos a continuacin. Pero antes convendra insistir en que la Constitucin, al
inhabilitar al legislador para privar a cualquier espaol de origen de nuestra nacionalidad,
veta drsticamente la posibilidad de tksnacU:malizacn; si bien instaura simultneamente, de
forma posiblemente innecesaria, un foso discriminador entre espaoles de origen y naturali-
zados, como ya advirtiera A M. LPEZ LPEZ. En definitiva, conforme a nuestro sistema
constitucional, la desnacU:malizacn queda prohibida, mientras que la desnaturaliz.acin puede
ser regulada por el legislador ordinario conforme a los criterios que considere convenientes.
Aunque existen opiniones en contrario, dicho resultado, tcnicamente hablando, no vulnera
el artculo 14 de la Constitucin (principio de igualdad), conforme a los criterios intepreta-
tivos establecidos respecto de dicha norma por el Tribunal Constitucional.
7. LA DOBLE NACIONAliDAD
Hemos tenido ya oportunidad de ver que la existencia de especiales e histri-
cos lazos de ndole cultural y de mestizaje entre los ciudadanos de Espaa y los
nacionales de otros pases ha trado consigo determinadas consecuencias en la
actual regulacin del Cdigo Civil: as, para obtener la nacionalidad por residen-
cia, los nacionales (de origen) de pases iberoamericanos, Andorra, Filipinas,
Guinea Ecuatorial o Portugal (adems de los sefurdes, con independencia de su
nacionalidad) deben cumplir un plazo de residencia de slo dos aos {art. 22.1,
in fine).
De otra parte, el actual artculo 24.2 prev que la adquisicin de la nacionali-
dad propia de tales pases no conlleva la prdida de la nacionalidad espaola de
origen. Conforme a ello, resultara que una misma persona puede ostentar legti-
ma y simultneamente dos nacionalidades diversas: la espaola y cualquiera de
las iberoamericanas (expresin que utilizar en adelante con valor entendido,
por mor de la brevedad). Sin embargo, ello no es realmente as y conviene preci-
sarlo, aunque sea correcto hablar de doble nacionalidad (o, quiz mejor, doble _na-
cionalidad convencional, como propugna en particular el Profesor J. C. FERNAN-
DEZ ROZAS para referirse al tema).
La idea de doble nacionalidad de los espaoles y de los ciudadanos de los Estados
iberoamericanos (entendiendo hoy por tales no slo los sudamericanos, sino to-
dos los comprendidos en el art. 24.2) procede del artculo 24 de la Constitucin re-
publicana de 1931, que estableca en sus dos ltimos prrafos lo siguiente: A base de
una reciprocidad internacional efectiva y mediante los requisitos y trmites que fijar
una ley se conceder ciudadana a los naturales de Portugal y pases hispnicos de
Amrica, comprendido el Brasil, cuando as lo soliciten y residan en territorio espa-
ol, sin que pierdan ni modifiquen su ciudadana de origen. En estos mismos pa-
ses, si sus leyes no lo prohben, aun cuando no reconozcan el derecho de reciproci-
dad, podrn naturalizarse los espaoles sin perder su nacionalidad de origen.
La falta de desarrollo legislativo de dicho precepto constitucional y el cambio
de rgimen poltico provocado por la guerra civil no trajeron consigo el olvido
de la idea, que fue objeto de debate entre los internacionalistas, en los aos cua-
renta/ cincuenta y propsito de particular defensa por parte del influyente Profe-
sor F. DE CASTRO, hasta que la doble nacionalidad convencional pas a formar
102 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
parte del cuerpo del Cdigo Civil con ocasin de la reforma operada en la mate-
ria por Ley de 15 de julio de 1954.
Desde entonces, la doble nacionalidad ha estado presente en nuestro sistema
normativo. La Ley de 1954 instaur el mecanismo de la doble nacionalidad siem-
pre y cuando existiera un convenio (o tratado) entre cualquiera de los pases ibero-
americanos y Espaa (art. 22 CC). En parecido sentido y recogiendo la idea, el art-
culo 11.3 de la vigente Constitucin autoriza (y, en cierto sentido, ratifica) la
celebracin de tratados de doble nacionalidad con los pases iberoamericanos o
con aquellos que hayan tenido o tengan una particular vinculacin con Espaa>>
(frmula evidentemente ms amplia que la originaria). Curiosamente, sin embar-
go, la redaccin actual del Cdigo Civil no contiene referencia alguna a tales trata-
dos o convenios, aunque obviamente debe primar la previsin constitucional
Hasta la presente, nuestro pas ha celebrado Convenios de doble nacionali-
dad con doce pases iberoamericanos: Chile (1958); Per y Paraguay (1959);
Guatemala, Nicaragua y Bolivia (1961); Ecuador y Costa Rca (1964); Honduras
(1966); Repblica Dominicana (1968);Argentina (1969) y Colombia (1979).
Dado que la nacionalidad es un criterio de atribucin de la legislacin aplica-
ble a una persona, se comprender que en trminos lgicos resulte imposible
que una misma persona quede sometida a regmenes jurdicos nacionales distin-
tos. Como ya advirtiera la Direccin General de los Registros y del Notariado en
la Instruccin de 16 de mayo de 1983, en los Convenios citados ... se parte de la
base de que los particulares que se acogen al beneficio de la doble nacionalidad
convenida no pueden estar sometidos simultneamente a las legislaciones de las
dos naciones, sino solamente a la de aquella en la que tengan su domicilio. En
efecto, hablar de doble nacionalidad, supone en rigor:
1) La necesidad de distinguir entre una nacionalidad latente o hibernada (o, segn otros,
primera) y una nacionalidad efectiva (o segunda), en el caso de que el ciudadano ibero-
americano o espaol que tenga derecho a ello se acoja a cualquiera de los tratados de do-
ble nacionalidad.
2) Recalcar que la nacionalidad latente de origen se conserva pese a la adquisicin de
la segunda nacionalidad efectiva. As pues, por ejemplo, si un matrimonio espanol adquie-
re la nacionalidad argentina por fuar su domicilio en Buenos Aires, sus hijos nacidos all si-
guen siendo tambin espaoles de origen por aplicacin del artculo 17.l.a (vid. la RD-
GRN de septiembre de 1977).
3) La adquisicin de la <<nacionalidad efectiva no se alcanza de forma automtica,
sino que se requiere cumplir los requisitos previstos en los Tratados de doble nacionalidad
o, en su caso, los establecidos por la legislacin de la nacin de residencia efectiva.
9. SUPUESTOS PRCTICOS
NACIONALIDAD
Yasmine Ayharad, de nacionalidad iran vive en Barcelona desde hace algunos meses. Su marido, fa-
llecido hace cuatro aos, era espaol residente en Irn. Ella deseara que su hijo, recin nacido en Tehe-
rn y de padre iran, tenga la nacionalidad espaola. Podra conseguir Yasmine que su deseo se convir-
tiese en realidad?
NACIONALIDAD
Jorge Martnez de Ziga y Blanquete naci en Cuemavaca {Mxico) e/14 de febrero de 1970. Toda
su famHia cercana es mejicana, salvo su abuelo paterno, que fue originariamente espaol. Desde el pasa-
do mes de febrero del presente ao, Don Jorge reside en Espaa, donde se ha trado a su esposa y a sus
hijos, por motivos laborales, pues lidera un famossimo grupo de mariachis de gran xito en Espaa y en
otros pases de Europa.
Don Jorge quiere saber si puede conseguirla nacionalidad espaola Qu le respondera y con fun-
damento en qu?
NACIONALIDAD
Fahtema acaba de nacer en un centro de la Cruz Roja de Fuerteventura. Sus padres, ambos nacidos
y residentes en Senegal, llegaron ayer a Espaa a travs de un cayuco procedente de su pas, por supues-
to sin papeles y sin autorizacin administrativa o contrato de trabajo alguno.
Qu nacionalidad considera usted que tiene Fahtema? Razone la respuesta.
104 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrmonio
NACIONALIDAD
Benito Prez nace en Madrid de madre francesa y padre espaol. Los padres no estn casados, pero
el padre reconoce en el Registro civil la filiacin extramatrimonial del hijo, con lo cual ste ostenta la nacio-
nalidad espaola. Cuando el nio contaba la edad de 12 aos, el padre descubre unas pruebas que le ha-
cen dudar de su paternidad. Ante tal situacin decide realizarse las pruebas de paternidad, cuyo resultado
es, sin lugar a dudas, que l no es el padre de Benito, por lo que decide impugnar su paternidad, con lo que
se anula el ttulo de atribucin de la nacionalidad espaola. Ante esto, cree que Benito puede seguir os-
tentando la nacionalidad espaola?
Razone la respuesta.
NACIONALIDAD
lbrahim El Qantawi es un periodista chadiano muy reivindicativo con el rgimen presidencial all esta-
blecido. Hace cuatro aos tuvo que huir de su pas porque su vida corra un grave peligro, dado que el Go-
bierno en el poder le haba amenazado de muerte en reiteradas ocasiones. Ante esta situacin, el Gobier-
no de Espaa de aquel momento le protegi y le permiti residir en nuestro pas para que no fuera victirna
de abusos por parte de sus compatriotas. En Espaa lbrahim est muy contento, lleva una vida normal y
se est planteando no volver a Africa nunca ms, as que pretende solicitar la nacionalidad espaola. Po-
dr est refugiado poltico solicitar1a?
CAPTULO 2
EL MATRIMONIO Y OTROS MODELOS FAMILIARES
l. El matrimonio
1.1. Heterosexualidad: referencia al matrimonio homosexual y a la transexuali-
dad
1.2. Monogamia
1.3. Comunidad de vida y existencia
1.4. Estabilidad
1.5. Solemnidad: referencia a las uniones de hecho
2. Los sistemas matrimoniales
2.1. La idea de ~sistema matrimonial"
2.2. Clasificacin de los sistemas matrimoniales
3. El sistema matrimonial espaol: referencias histricas
4. La Constitucin de 1978 y el sistema matrimonial
5. Los esponsales o promesa de matrimonio
5.1. Terminologa y concepto
5.2. Libertad matrimonial y esponsales
5.3. La obligacin de resarcimiento de los gastos asumidos
6. La celebracin del matrimonio
6.1. Elementos y formas del matrimonio
6.2. La Ley 35/1994, de 23 de diciembre: autorizacin del matrimonio civil por
los Alcaldes
7. La aptitud matrimonial
7.1. La edad
7.2. Condiciones de orden psquico
7.3. La libertad de los contrayentes: la monogamia
8. El consentimiento matrimonial
9. La inscripcin del matrimonio civil en el Registro civil
9.1. Acta e inscripcin
9.2. El valor de la inscripcin
9.3. La inscripcin del matrimonio conforme a la Ley 20/2011, de registro civil
10. La celebracin del matrimonio en forma religiosa
10.1. Introduccin: la Iglesia Catlica y otras confesiones religiosas
10.2. Los efectos civiles y la inscripcin en el Registro civil del matrimonio en
forma religiosa
ll. Supuestos prcticos
l. EL MATRIMONIO
En nuestra sociedad y en nuestro estadio cultural cabe afirmar con carcter
general que el matrimonio es la unin estable entre hombre y mujer que tiene
por objeto compartir la vida y sus avatares. Si ello es cierto, habr que resaltar
que, en lo fundamental, la idea contempornea de matrimonio sigue siendo muy
parecida a la que, hace siglos, ofreci el jurista romano MODESTINO, al afirmar
que nuptiae sunt coniunctio maris et foeminae, et consortium omnis vitae, divini et huma-
nijuris communicatio (D. 23.2.1): "el matrimonio es la unin de hombre y mujer
en comunidad plena de vida y en comunicacin del derecho divino y humano".
Claro est que en nuestra aproximacin inicial hemos dejado los aspectos divinos
de lado, pues desde la perspectiva civil no son cuestiones que nos corresponda en-
juiciar o tratar, pese a su generalizacin en la vida civil romana o en la larga tradi-
cin cannica, para la que el matrimonio no es tan slo una cuestin jurdica, sino
tambin y fundamentalmente sacramental, en cuanto institucin natural creada
por Dios (y dgase lo propio en relacin con la mayor parte de las restantes iglesias,
organizaciones o creencias religiosas, sean de inspiracin judaica, musulmana u
oriental). No obstante, como veremos en ms de un lugar, el profundo desarrollo
cannico del matrimonio ha influido notoriamente en numerossimos aspectos de
lo que, hoy, constituye la regulacin jurdico-civil del matrimonio.
Desde la perspectiva puramente laica y estatal y en este epgrafe introductorio
nos interesa destacar algunas notas propias del matrimonio en nuestra cultura
(sin que ello, por supuesto, haya de implicar de forma necesaria jerarqua o des-
precio respecto de otras) que resalten los aspectos fundamentales de la unin
matrimonial con una cierta eficacia didctica.
1.2. Monogamia
Hasta la instauracin del matrimonio homosexual, en la cultura convencio-
nalmente denominada occidental el matrimonio ha implicado siempre la unin
de un solo hombre con una sola mujer. Admitido (por algunas legislaciones,
como ahora hace la nuestra) el matrimonio homosexual, obviamente el tradicio-
nal requisito de la monogamia arroja para dicho supuesto que el matrimonio
debe celebrarse entre dos personas, slo dos, del mismo sexo.
Dicho ello, parece que en nuestro mbito cultural debe seguirse predicando
la existencia del requisito analizado, sin que cualquier otra frmula de colectivi-
zacin de las relaciones afectivas pueda resistir el mnimo contraste con el Dere-
cho positivo. Sin embargo, algunos autores contrarios a la admisin del matrimo-
nio homosexual ponen de manifiesto que, desaparecido el requisito de la
heterosexualidad como premisa del matrimonio y dado que la regulacin positi-
va de los fenmenos familiares parece seguir nicamente los parmetros sociol-
gicos, puede quiz llegarse a la superacin de la monogamia, siguiendo patrones
culturales diferentes a los occidentales, como ocurre particularmente con los
musulmanes, pues como es sabido la ley cornica admite la pluralidad de espo-
---------- ----------
Captulo 2 El matrimonio y otros modelos familiares 19
sas. En paralelo, como es natural, habra que plantear, en tal caso, al menos los
supuestos de poliandria.
1.3. Comunidad de vida y existencia
La celebracin del matrimonio se encuentra dirigido a constituir una rela-
cin ntima y estable que comprende cualesquiera aspectos de la vida, que se
afronta comnmente por los cnyuges, aunque ninguno de ellos pierda su pro-
pia individualidad. Aunque semejante caracterstica resulte dificil de delimitar o
explicar en sentido positivo, pues en definitiva depender del carcter y circuns-
tancias de cada pareja, es evidente que resulta necesario subrayarla, pues en sen-
tido negativo su consideracin arroja consecuencias de importancia. El matrimo-
nio no cabe concebirlo como la atencin de necesidades afectivas o carnales
pasajeras (vgr. amante ocasional o incluso, s se permiten las siguientes expresio-
nes, motivadas por la concisin, querida permanente u hombre mantenido) o
absolutamente momentneas (unin fisica veraniega o acto de prostitucin),
que no comportan ms que la huida de la soledad propia, pero sin que impli-
quen el deseo de constituir una verdadera comunidad de vida y existencia.
1.4. Estabilidad
En el mismo plano que la anterior y acaso como corolario de ella, debemos
considerar la nota de estabilidad o permanencia inherente a la unin matrimo-
nial.
Para algunos sistemas normativos, la estabilidad se configura como perpetui-
dad vitalicia del matrimonio, en cuanto su regulacin se asienta en el principio
de indisolubilidad.
dejaban el pequeo resquicio, y la duda, de los matrimonios mixtos, en que uno slo de los
cnyuges profesara la religin catlica.
La proclamacin de la 2a Repblica el14 de abril de 1931, la correspondiente Consti-
tucin y la Ley de divorcio de 2 de marzo de 1932, no hay ni que decirlo, traen consigo la
instauracin del sistema de matrimonio civil obligatorio".
Contra l reacciona virulentamente (tampoco hay que extenderse en ello) el rgi-
men del General Franco que reinstaura el estado de cosas codificado y la absoluta prima-
ca del matrimonio cannico, as como el repudio del divorcio, ya en 1938, mediante la
Ley de 12 de marzo, todava en guerra. Una Orden ministerial de la postguerra (de 10 de
marzo de 1941) pone de manifiesto que, an sin extinguir las cenizas de la terrible gue-
rra civil, una de las cuestiones trascendentales era el sistema matrimonial, restringiendo
el mbito del matrimonio civil (subsidiario y casi excepcional) hasta extremos insospe-
chados:
"Los jueces Municipales no autorizarn otros matrimonios civiles que aquellos que, habiendo
de contraerse por quienes no pertenezcan a la Religin Catlica, se prueba documentalmente la aca-
tolicidad de los contrayentes, o, en el caso de que esta prueba documental no fuere posible, presenten
una declaracin jurada de no haber sido bautizados, a cuya exactitud se halla ligada la validez y
efectos civiles de los referidos matrimonios".
En el Concordato de 1953 se reitera la tradicional concepcin de matrimonio civil subsi-
diario, imponindose las normas cannicas incluso en relacin con los matrimonios mixtos,
de forma expresa e indiscutible:
El Estado reconoce plenos efectos civiles al matrimonio celebrado segn las normas
del Derecho cannico (art.XXIII).
- Los tribunales civiles quedan obligados a llevar a efecto la ejecucin de las resolu-
ciones de los Tribunales Eclesisticos (art. XXIV)
- Respecto de los matrimonios mixtos, el Estado espaol queda obligado a acomodar
sus propias normas a las de la Iglesia Catlca.
Para atender a este ltimo requerimiento, entre otras cosas, se dicta la Ley de 24 de
abril de 1958, que da nueva redaccin al artculo 42 del Cdigo civil:
"La ley reconoce dos clases de matrimonios: el cannico y el civil.
El matrimonio habr de contraerse cannicamente cuando uno al menos de los con-
trayentes profese la religin catlica.
Se autoriza el matrimonio civil cuando se pruebe que ninguno de los contrayente pro-
fesa la fe catlica"
Dicho telegrficamente, es dificil concebir mayor sumisin del poder civil a la Iglesia
catlica y a su propio ordenamiento matrimonial, pues la legislacin estatal obligaba a los
ciudadanos (o sbditos?, mejor) a realizar una declaracin de apostasa para poder contraer
matrimonio civil (cfr. art. 245.1 RRC en la versin de 1958), hasta que ya, en los aos blandos
de la dictadura de Franco, la Ley de libertad religiosa de 28 de junio de 1967 facilita la
prueba de la denominada acatolicidad (cfr. arts. 31 ss).
En la llamada transicin democrtica, el Real Decreto de 1 de diciembre de 1977 modifi-
ca el artculo 245.1 del Reglamento del Registro Civil, admitiendo que la llamada prueba
de acatolicidad cabe realizarla simplemente "mediante declaracin expresa del interesado
ante el Encargado", con lo que en la prctica, manteniendo la vigencia del artculo 42 del
Cdigo reproducido en lneas anteriores, con un mero retoque reglamentario, convirti
nuestro ordenamiento al sistema facultativo, anunciando la inmediata llegada de tiempos de
mayor libertad y esperanza.
26 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Famila
para un ciudadano extranjero, obligado a salir del territorio espaol, no tiene por si sola un valor de-
cisivo para suspender la f:jecucin de la orden de expulsin o la conminacin de abandonarlo, por lo
que, si no se acreditan otros perjuicios, el mero alf:jamiento del proceso carece de relevancia para sus-
pender la salida.
tos asumidos, claro, refundimos en ellos los gastos efectivamente heclws y los que puedan
derivarse de obligaciones contradas, pero todava no atendidas o hechas efectivas. Unos y
otros, por supuesto, habrn de ser objeto de prueba y valoracin conforme a las reglas ge-
nerales, sin que basten las meras alegaciones del esposo petjudicado, pues procede la prue-
ba del dao sufrido.
El precepto vigente exige como presupuesto del resarcimiento que haya incumpli-
miento sin causa de la promesa (frente a la redaccin derogada, que hablaba de justa cau-
sa). Parece, pues, que si existe causa del incumplimiento, el otro esposo no podr (o, quiz
mejor, no debera) exigir resarcimiento alguno. A juicio de algn autor, sin embargo, el vi-
gente artculo 43 ha de seguir siendo interpretado como s hablara de justa causa, pues a su
entender no puede legitimarse la arbitrariedad en el incumplimiento y la consiguiente irre-
levancia de la disposicin normativa Q. DELGADO). No obstante, parecen ms seguras las
opiniones que no retrotraen la interpretacin al texto derogado, pues partiendo de la cons-
ciencia y seriedad del legislador, la supresin del adjetivo justa difcilmente puede concluir-
se que haya sido inadvertida. Por tanto, a la persona que, en uso de su libertad matrimo-
nial, no desee contraer matrimonio, le bastar con alegar una causa que a l (que es quin
se va a casar) le parezca suficiente para no contraer matrimonio.
El prrafo segundo del artculo 43 precisa que la accin de resarcimiento caducar al
ao, contado desde el da de la negativa a la celebracin del matrimonio. En trminos lite-
rales, pues, el plazo anual establecido debe considerarse de caducidad y, en consecuencia,
no susceptible de interrupcin, lo que sera conforme con la relativa relevancia jurdica de
los esponsales no seguidos de la celebracin de matrimonio.
Pese a ello, afirman los Profesores DEZ-PICAZO y GULLN que debera considerarse
que la verdadera naturaleza del plazo establecido debera ser la prescripcin como cual-
quier otra accin indemnizatoria. No obstante el indudable magisterio de tales autores, a
nuestro entender, debe prevalecer la calificacin del legislador, conforme con la relevancia
de los esponsales, aparte de que no existe precepto alguno que imponga que las acciones
indemnizatorias quedan sometidas en exclusiva a la prescripcin.
Adems, desde una perspectiva prctica, lo cierto es que la caducidad o prescripcin
de la accin parece carecer de inters alguno, pues no hay conocimiento de ninguna sen-
tencia del Tribunal Supremo ni de Audiencia en la que se haya planteado dicha cuestin.
Quiz la razn de ello estribe en que las peculiares circunstancias del supuesto de hecho
contemplado en el artculo 43 determinan, ora una inmediata reclamacin, ora el definiti-
vo olvido de la cuestin.
7. LA APTITUD MATRIMONIAL
7.1. Laedad
Respecto de la edad para contraer matrimonio, establece en sentido negativo
el Cdigo que "no pueden contraer matrimonio ... los menores de edad no eman-
cipados" (art. 46.1 ). Ergo, los menores emancipados y, en todo caso, los mayores
de edad tienen aptitud fsica suficiente, atendiendo a la edad, para contraer ma-
trimonio.
Dada la regla de que la emancipacin no puede obtenerse antes de haber
cumplido diecisis aos (cfr. arts. 317,319 y 320) y que la mayora de edad se en-
cuentra fijada en los dieciocho (cfr. arts. 12 CE. y 315 CC), la circunstancia de
que la reforma de 1981 no haya optado por fgar de forma positiva una edad hbil
para contraer matrimonio, a fuer de ser precisos, debera llevar a conclusin de
que la edad nbil es tendencialmente la de 18 aos, adelantndose a los 16 en el
caso de que se d alguno de los supuestos de emancipacin.
Dicho planteamiento es, desde luego, preferible al existente con anterioridad
a la reforma de 1981, cuando el derogado artculo 83.1. 0 permita el matrimonio
a los varones con catorce aos y a las hembras de doce aos cumplidos que, discri-
minacin sexual aparte (aunque el tema sera discutible en trminos psquicos y
fisiolgicos, dada la anterior formacin sexual de las mujeres) para el sentir ac-
tual, representan topes cronolgicos excesivos por defecto, si ha de presumirse a
los cnyuges, como parece necesario, la formacin intelectual y la capacidad de
vida independiente, as como la iniciativa de generacin de una verdadera fami-
lia, con las responsabilidades de todo tipo que conlleva su creacin.
No obstante, atendiendo a lo establecido en el artculo 48.2 CC., el requisito
de la edad sigue siendo en la redaccin vigente del Cdigo susceptible de dspen-
sa siempre que el menor que pretenda casarse (con independencia del sexo)
haya cumplido catorce aos. Por tanto, en el caso de emancipacin por matrimo-
nio, el menor puede alcanzar la condicin de emancipado antes de los 16 aos.
Por tanto, la admisibilidad de matrimonios de menores de edad en nuestro ordena-
miento contempla el arco de las personas cuya edad se encuentra comprendida entre los
catorce y los dieciocho aos, quienes sin duda alguna pueden considerarse integrados den-
tro de la denominada pubertad natural.
La pubertad natural ha servido en el pasado y, de manera particular, en el Derecho ro-
mano como criterio determinante en relacin con la vlida celebracin del matrimonio, fi-
jando la edad nbil en los doce aos cumplidos para el sexo femenino y catorce para el
masculino (pues resulta difcil o inoportuno, respecto de tales edades, hablar de mujer y de
hombre). La pujanza y fortaleza de las reglas romanas continuaron vivas durante un largo
perodo del ius commune europeo y fueron igualmente aceptadas por el Derecho cannico
tradicional.
Sin embargo, contemporneamente, el Derecho comparado desecha de manera radi-
cal dicho criterio como elemento hbil para regular la capacidad para contraer matrimo-
nio: la pubertad natural o la capacidad de mantener relaciones sexuales o, incluso, la exis-
32 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
8. EL CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL
Resulta inconcebible, en trminos jurdicos, que alguien se case sin prestar su
consentimiento. Sin embargo, la redaccin originaria de nuestro Cdigo civil no
contena norma alguna que resultara expresiva en tal sentido, sino que se limita-
ba a considerar como causas de nulidad matrimonial la existencia de vicios del
consentimiento, de donde haba de deducirse la importancia del consentimiento
en la celebracin del matrimonio.
La reforma de 1981, manteniendo por supuesto la significacin de los vicios del
consentimiento como causa de nulidad del matrimonio (art. 73.4 y 5), ha optado
por insertar en el Cdigo una disposicin que resalta suficientemente el valor y el
alcance del consentimiento en relacin con el matrimonio: "no hay matrimonio
sin consentimiento matrimonial" (art. 45.1; que, como causa de nulidad, se reitera
en el art. 73.1 ). Tiene tal fuerza expresiva semejante pas.Ye normativo que, real-
mente, huelga cualquier comentario sobre la trascendencia del consentimiento en
el acto matrimonial, aunque desde luego ello no pueda eximir de las debidas preci-
siones en relacin con los aspectos consensuales del matrimonio.
El consentimiento matrimonial ha de ser incondicional y dirigido a la celebra-
cin del matrimonio, conforme a su propio estatuto juridico y a su peculiar natura-
leza. De ah que el legislador de 1981 haya optado tambin por establecer que "la
condicin, trmino o modo del consentimiento se tendr por no puesta" (art. 45.2),
34 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
MATRIMONIO
Ernesto, un joven de 26 aos, est muy interesado en una vivienda ocupada por una anciana de 84
aos como arrendataria, y le propone claramente su propsito de contraer matrimono con ella para algn
38 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
Luca es una joven de 14 aos y desde hace 6 meses sale con un chico de 17 aos. Un buen da des-
cubre aterrada que est embarazada, cosa que de inmediato le comunica a su novio.
ste. emocionado ante la perspectiva de ser padre, le propone que se casen, pues l vive solo en un
pequeo apartamento que paga con su abnegado trabajo de fontanero, que, por cierto, le proporciona pin-
ges beneficios.
Luca acepta encantada la propuesta Cree Vd. Que este matrimonio puede llevarse a cabo teniendo
en cuenta la edad de Luca?
Martn Surez padece una enfermedad de orden psquico que en ocasiones le impide conocer a las
personas y ser consciente de los actos que realiza, pero tiene importantes momentos de lucidez en los que
es plenamente consciente y, adems, tiene una mente privilegiada. En uno de estos momentos, le propone
a su novia, Ester, conocedora de su enfermedad, contraer matrimonio. sta, pese a todo, acepta encanta-
da, pues cuando est lcido, es un ser absolutamente encantador, y cuando tiene trastornos, no es agresi-
vo. Cree usted que Martn puede prestar un consentimiento vlido para el matrimonio?
Luca y Mariano son un matrimonio que tienen tres hijos varones, Andrs, Roberto y Lus, y siempre
han deseado tener una nia. Ante la imposibilidad de Luca de tener ms hijos debido a las dificultades que
tuvo en el ltimo parto, deciden adoptar una nia, Carla. Los tres hijos del matrimonio reciben a su nueva
hermana con gran alborozo e ilusin. A la edad de 18 aos, Carla se enamora perdidamente de Lus, de
25, el cual le corresponde. Tras dos aos de lucha contra ese amor, pues aunque adoptivos, son herma-
nos, deciden irse de casa y casarse, pues finalmente han decidido que, en definitiva no son consangu-
neos.
Cree usted que este matrimonio es vlido? Razone la respuesta.
MATRIMONIO CONDICIONADO
Miguel y Susana son una joven pareja de novios muy liberal. Tras tres aos de relaciones, deciden ca-
sarse, pero bajo ciertas condiciones: otorgar capitulaciones matrimoniales para pactar el rgimen de sepa-
racin de bienes e incluir una clusula en la que ambos se comprometen a respetar la libertad del otro, in-
cluso para mantener relaciones sexuales con terceras personas, pero antes de ir al notario, deciden
consultar con usted acerca de la viabilidad de tales pactos.
Qu le dira usted al respecto?
CAPTUL03
lAS CRISIS MATRIMONIALES
De forma parecida a cuanto ocurre en materia de contratos (y, por extensin, en cual-
quier otro negocio jurdico, para quien guste el recurso a semejante nocin conceptual), la
nulidad matrimonial es el supuesto de mxima ineficacia de la relacin matrimonial, ya que
la declaracin de nulidad comporta la necesidad de identificar una causa coetnea a la cele-
bracin del matrimonio que invalida el vnculo entre los cnyuges desde el mismo momento
de su celebracin. La declaracin de nulidad, pues, tiene plena eficacia retroactiva y genera
efectos ex tune, de forma similar a cuanto ocurre en relacin con la nulidad de los contratos.
Estos presupuestos (causa existente en el momento de la celebracin) y efectos (retro-
activos) de la nulidad matrimonial, similares a los generados por el ejercicio triunfante de
la accin de nulidad contractual, pueden considerarse de carcter general, en cuanto apli-
cables a la generalidad de los supuestos en los que el Cdigo declara nulo un matrimonio
(por las causas que seguidamente veremos).
Sin embargo, existen tambin algunos supuestos en los que la legislacin civil declara
que el matrimonio nulo puede ser susceptible de convalidacin, por lo que se establece un
resultado anlogo al que se produce, en relacin con los contratos anulables, a travs de la
confirmacin. Diferencias gramaticales y diversidad de denominaciones aparte, el substrato
bsico de la identidad de resultado es difcilmente rechazable, pues tanto en materia con-
tractual como en la matrimonial, la confurnacin o la convalidacin arrojan la misma con-
secuencia: la falta de ejercicio de la accin de impugnacin (llmese nulidad o anulabili-
dad) por parte de quien se encuentre legitimado activamente para interponerla determina
Captulo3 Las crisis matrimoniales 4l
cualquier persona que tenga inters directo y legtimo en ella, salvo lo dispuesto en los artcu-
los siguientes>>.
El otorgamiento de la legitimacin activa a cualquier persona interesada en la declara-
cin de nulidad del matrimonio, hace que la doctrina ms autorizada calfique a la accin
de nulidad como pblica o semi-pblica, pues evidentemente por mucho que se exija a los
terceros que tengan inters directo y legitimo en ella, el abanico de posibilidades al respecto es
sumamente amplio (parientes, en general; hijos de un matrimonio anterior del viudo, que
temen ver perjudicados sus intereses; acreedores, etc. Incluso un club de fi.tbol frente a su
adversario local cuando uno de sus jugadores ha contrado un matrimonio simulado a efec-
tos de conseguir la nacionalidad?).
La legitimacin de los cnyuges, por supuesto, no requiere explicacin alguna, pero
plantea el problema de que uno de los cnyuges sea menor de edad y desee ejercitar la ac-
cin de nulidad. Aunque conforme a las reglas generales habra de llegarse a la misma con-
clusin, el artculo 75.1 dispone expresamente que si la causa de nulidad fuere la falta de
edad, mientras el contrayente sea menor slo podr ejercitar la accin cualquiera de sus
padres, tutores o guardadores y, en todo caso, el Ministerio Fiscal.
La regla general descrita se ve exceptuada en los artculos siguientes, perdiendo la accin
de nulidad su carcter de accin pblica, hasta el extremo de que en las excepciones con-
templadas en los artculos 75 y 76 la legitimacin no corresponde ni siquiera a ambos cn-
yuges, sino slo a uno de ellos:
- Al llegar a la mayoria de edad slo podr ejercitar la accin el contrayente me-
nor... (art. 75.2 pr.)
- En los casos de error, coaccin o miedo grave solamente podr ejercitar la accin
de nulidad el cnyuge que hubiera sufrido el vicio (art. 76.1).
En estos dos casos el ejercicio de la llamada accin de nulidad tiene un plazo de cadu-
cidad breve: un ao, tras la mayora de edad o el cese del vicio del consentimiento, que re-
cuerda muy cercanamente el sistema legal seguido respecto de la accin de anulabilidad
contractual.
En cambio, la accin de nulidad propiamente dicha ha de considerarse im-
prescriptible, al carecer de plazo de ejercicio alguno.
2.3. El matrimonio putativo
En su formulacin histrica originaria, en la Baja Edad Media, el matrimonio putativo
es una creacin del Derecho cannico, motivada por la necesidad prctica y por el impera-
tivo moral de atender a la proteccin de los hijos habidos en un matrimonio efectivamente
celebrado, aunque despus fuera declarado nulo por mediar impedimento de parentesco
(cuestin que, entonces, no era tan fcil de determinar como en la actualidad, dada la
inexistencia de inscripciones registrales de gran fiabilidad y, de otra parte, atendiendo a la
lejana de los grados establecidos).
Posteriormente, la tesis del matrimonio putativo se aplica a cualesquiera matrimonios,
aunque el motivo de nulidad fuera diferente al impedimento de parentesco, aplicndose
incluso el beneficio del mantenimiento de los efectos matrimoniales en favor del cnyuge
que hubiera contrado el matrimonio de buena fe.
Esta formulacin ampliada del matrimonio putativo es la que se recoge en el Cdigo
Civil francs y en la mayor parte de los Cdigos latinos, entre ellos el nuestro (as como en
el Proyecto de 1851 y en la Ley de Matrimonio Civil de 1870), en cuya redaccin originaria
el artculo 69 estableca que:
El matrimonio contrado de buena fe produce efectos civiles, aunque sea declarado nulo.
Si ha intervenido buena fe de parte de uno solo de los cnyuges, surte nicamente efectos civiles
respecto de l y de los hijos.
La buena ft se presume, si no consta lo contrario.
Si hubiere intervenido mala fe por parte de ambos cnyuges, el matrimonio slo surtir efectos ci-
viles respecto de los hijos.
Captulo 3 Las crisis matrimoniales 43
La Ley 30/1981 ha dado nueva redaccin al precepto correspondiente, ahora el 79, so-
metiendo al texto anterior a una depuracin lingstica digna de encomio (no siempre la
legslacin actual es tcnicamente peor que la codificada), dados los matices claramente
reiterativos de la versin anterior, pero manteniendo los mismos principios al respecto:
Articulo 79 La declaracin de nulidad del matrimonio no invalidar los efectos ya producidos
respecto de los hijos y del contrayente o contrayentes de buena fe.
La buena fe se presume.
Antes y despus de la reforma de 1981, quiz por su peculiaridad de otorgar efectos a
una situacin de hecho (dado que, de derecho, el matrimonio ha de considerarse ineficaz
ex tune), el matrimonio putativo ha merecido una acusada atencin doctrinal, que al pare-
cer no encuentra correspondencia con la vigencia actual de la institucin s se atiende a la
jurisprudencia recada sobre los preceptos antes transcritos (durante los aos de la respec-
tiva vigencia).
3. LA SEPARACIN MATRIMONIAL
Frente a la nulidad y al divorcio, en cuya virtud desaparece el vnculo existente
entre los cnyuges, la situacin de separacin provoca nicamente la suspensin
de la vida comn de los casados, como indica en relacin con la sentencia de sepa-
racin el vigente artculo 83, mantenindose por tanto el vnculo matrimonial.
Para nuestro sistema normativo la separacin tiene lugar, pues, mediante sen-
tencia dictada tras el correspondiente proceso judiciaL Sin embargo, tal afirma-
cin es slo relativamente cierta, pues la reforma de 1981 se ha caracterizado por
otorgar una acusada relevancia normativa a la separacin de hecho, de vigencia
social innegable por otra parte, antes y despus de la Ley 30/1981. Las razones de
ello son, por supuesto, varias y diversas: de una parte, el inters de mantener re-
servada y dentro del estricto mbito ntimo la quiebra matrimonial en cuestin,
evitando la publicidad de un proceso judicial; de otra, considerar que resulta ms
rpido y barato llegar a acuerdos razonables sobre la suspensin de la vida en co-
mn que ponerse en manos de Abogados; asimismo que, a efectos del eventual
divorcio o definitiva crisis matrimonial, y atendiendo al sistema causalista instau-
rado por la Ley 30/1981, la falta de convivencia de hecho desempea un papel
muy cercano a la propia sentencia de separacin, por lo que cabe ahorrarse di-
cho proceso; etc.
La separacin, sea legal o de hecho, constituye por lo comn una situacin
relativamente pasajera y transitoria, con la vista puesta en la eventual reconcilia-
cin de los cnyuges o, por el contrario, en la desembocadura del divorcio ( op-
cin sta que, en trminos estadsticos, resulta ms frecuente), sobre todo cuan-
do alguno de los cnyuges ha decidido contraer nuevo matrimonio. No obstante,
en algunos casos, la duracin temporal de la separacin se proyecta durante d-
cadas y, en supuestos ms raros, toda la vida del primero de los cnyuges que fa-
\
46 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
llece, bien sea porque los cnyuges deciden vivir en solitario o constituyendo una
nueva pareja, pero de hecho, sin recurrir de nuevo al matrimonio, dada-la ince-
sante penetracin de las situaciones fcticas en las relaciones familiares.
Por tanto, en este captulo, habremos de considerar tanto la separacin legal
propiamente dicha o, mejor, separacin judicial como la separacin de hecho.
4. LA SEPARACIN JUDICIAL
bargo, la legitimacin activa haba de extenderse a cualquiera de los dos cnyuges en los
supuestos en los que la falta de convivencia efectiva no fuera imputable a ninguno de am-
bos cnyuges.
En cualquiera de tales eventualidades de ejercicio, sea bajo el rgimen vigen-
te o el rgimen derogado, la accin de separacin requiere el ejercicio personal
por uno de los cnyuges y, por tanto, ha de entenderse que el fallecimiento (o,
en su caso, la declaracin de fallecimiento) del cnyuge que pueda considerarse
legitimado para instar la separacin (mientras no se haya iniciado el proceso) o
del cnyuge demandante (una vez que el procedimiento de separacin haya sido
instado) imposibilita la iniciacin o la continuacin del procedimiento de sepa-
racin. En tal sentido, la accin de separacin, al igual que la accin de divorcio
como veremos, tiene el carcter de personalsima, pues se extingue por la muerte
de cualquiera de los cnyuges (arg. ex art. 88.1) sin que se transmita a los herede-
ros del cnyuge premuerto.
La accin de separacin, mientras existan circunstancias intraconyugales que
la hagan aconsejable para cualquiera de los cnyuges, podr ser ejercitada en
cualquier momento por el cnyuge que considere oportuno interponerla, con-
forme a lo antes dicho.
El carcter personalsmo de la accin de separacin es una afirmacin de carcter
doctrinal, no legal, y, por tanto, conviene precisarlo, pues hay casos en los que la incapaci-
dad o, en su caso, incapacitacin propiamente dicha requiere atender a la proteccin de
una persona que, al no poder actuar por s misma, debe hacerlo a travs de su representan-
te legal, como regla quien haya de ocuparse de su tutela.
As, por ejemplo, en el caso de que una mujer, separada de hecho, que a consecuencia
de un grave accidente es incapacitada, habiendo sido designada tutora su propia madre...
pero el marido, no obstante la separacin fctica, contina aprovechndose de sus bienes,
podr la tutora ejercitar la accin de separacin?
La comn afirmacin del carcter personalsimo de la accin de separacin debera
llevar a la respuesta negativa, pero tal resultado carece de sentido, de razn y de apoyo le-
gal, como muy bien pone de manifiesto la STC 311/2000, de 18 de diciembre, a cuyos razo-
namientos (demasiado largos, como siempre ocurre con el TC) debemos remitir. Negar la
legitimacin procesal de la persona tutora en casos de semejante ndole equivaldra a pri-
var de tutela judicial efectiva a la persona tutelada y, por tanto, conculcar el artculo 24 de
nuestra Constitucin.
5. LA SEPARACIN DE HECHO
Por contraposicin a la separacin judicial, que requiere un proceso propia-
mente dicho y la correspondiente sentencia, debemos referimos ahora a la sepa-
racin de hecho, que consiste sencillamente en la situacin resultante de decisio-
nes personales de los cnyuges que no son sometidas en modo alguno <;U
conocimiento judicial.
El punto de arranque de la separacin de hecho puede radicar en el abando-
no del hogar por parte de uno de los cnyuges, sin mayores complementos, que
manifiesta as su repudio a seguir conviviendo con su pareja matrimonial (el ah
te quedas) o bien acepta el salir del hogar conyugal, para evitar mayores tensiones
conyugales. En otros casos, ms civilizados, en sentido social, la separacin de he-
cho se inicia a consecuencia del pacto o acuerdo de los cnyuges en virtud del
cual deciden proseguir sus vidas por separado.
Hasta tiempos bien recientes, la separacin de hecho no era objeto de contemplacin
normativa y haba sido enjuiciada por la doctrina y la jurisprudencia mayoritarias con tintes
negativos y con profundo desapego,resaltando que si los cnyuges deseaban vivir fuera del
Derecho no haba por qu preocuparse de las consecuencias de tal situacin fctica. Inclu-
so se propona directamente la ilicitud de semejante situacin por contravenir el deber de
convivencia matrimonial y, en consecuencia, la radical nulidad de los pactos que, en su ca-
so, pudieran establecer los cnyuges en caso de separacin de hecho convenida o conven-
cional, atendiendo al criterio de la causa ilcita.
Tal estado de cosas ha ido evolucionando a partir del ltimo tercio del siglo XX en el
sentido de admitir la plena licitud de la separacin de hecho convencional y, por tanto, la
de los eventuales pactos celebrados por los cnyuges en tal eventualidad, as como ha ido
adquiriendo presencia normativa la separacin de hecho provocada unilateralmente por
uno de los cnyuges. En la actualidad, ningn autor relevante propugna la ilicitud de una
situacin que siendo vieja conocida merece una general aprobacin en cuanto manifes-
tacin del libre desarrollo de la personalidad de cada quin, que no est obligado a recu-
rrir al procedimiento judicial de separacin para desligar su vida de la de su consorte. Tras
la aprobacin de la Ley 30/1981, por otra parte, es evidente que la separacin de hecho in-
tegra los supuestos de aplicacin de bastantes normas familiares y sucesorias, sobre todo en
relacin con la separacin y el divorcio, dada la aceptacin de que el cese efectivo de la
convivencia conyugal, de una forma u otra, poda ser causa suficiente para la declaracin
de la crisis matrimonial existente. No digamos ya a partir de la Ley 15/2005, reformadora
del Cdigo y de Ley de enjuiciamiento civil en materia de separacin y divorcio, que como
sabemos explicita incluso en su Exposicin de Motivos que " pretende que la libertad,
como valor superior de nuestro ordenamiento jurdico, tenga su ms adecuado reflejo en
el matrimonio.
Pero, naturalmente la problemtica de la separacin de hecho convencional
y de la provocada unilateralmente por uno de los cnyuges es claramente distin-
52 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Famlia
ta. Vamos a comenzar por analizar esta ltima, aunque conviene advertir que, sal-
vo que otra cosa se diga en relacin con algn extremo concreto, los efectos que
genera son asimismo aplicables a la separacin convencional.
8. EL DNORCIO
Es innecesario extenderse en la definicin o concepto del divorcio, pues es sobrada-
mente sabido que semejante trmino identifica la posibilidad de provocar la ineficacia del
matrimonio vlido y eficaz a instancia de los cnyuges.
En los pases de profunda tradicin catlica, como es nuestro caso o el de Italia, la ad-
misin normativa del divarcio vincular ha provocado siempre un profundsimo y exarcebado
debate social en el que nosotros no deberamos detenernos en esta exposicin, cuya misin
fundamental consiste en exponer el sistema jurdico vigente en materia familiar, dejando
de lado opiniones u opciones ideolgicas que, necesariamente, han de ser de carcter per-
sonal. Baste, pues, con indicar que en Espaa semejante debate se ha reproducido en los
aos conocidos como la transicin democrtica, esto es, una vez fallecido Francisco Franco y
desaparecido el poder personal que polticamente representaba. La aprobacin de la Ley
56 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
cualquier caso, carecera de todo fundamento obligar a los litigantes a contraer nuevo ma-
trimonio, si se rechazara su pretensin meramente por motivos formales.
Pese al detalle de los perodos temporales de cese efectivo de la convivencia conyugal
en relacn con las causas de divorcio en el rgimen derogado, nada deca el Cdigo res-
pecto del plazo de ejercicio de dicha accin. Lo razonable era entender con carcter gene-
ral que, cuando exista y persista causa de divorcio, el cnyuge que tuviera legitimacin
para instado (por lo comn, los dos) poda hacerlo en cualquier momento temporal, aun-
que se hubieran superado ampliamente los plazos previstos en las causas anteriormente
consideradas. No haba, pues, plazo de prescripcin sealado para la accin de divorcio,
que poda ejercitarse en cualquier momento.
Dicha conclusin, sin embargo, era discutida por algunos autores en relacin con la
condena penal, propugnando que una vez extinguida la condena, deba considerarse pres-
crita la accin de divorcio. Sin embargo, pareca ms seguro que, una vez declarada por la
sentencia penal firme la conducta atentatoria contra el cnyuge o sus familiares en lnea
recta, el cnyuge agraviado pudiera ejercitar la accin de divorcio en cualquier momento.
No cabe, pues, alterar judicialmente el marco de los efectos capitales del di-
vorcio segn han sido configurados por el legislador (no cabe divorciar por X
aos; tampoco puede estimarse el divorcio y declarar que sigue subsistente el r-
gimen de gananciales; imponer a los divorciados un derecho de visita entre s,
etc.) y que, desde luego, vinculan ante y sobre todo al juez, dado que es el rgano
estatal competente para la declaracin del divorcio.
Por tanto, aunque resulte reiterativo y sin duda premioso, conviene enunciar
al menos los efectos fundamentales que dimanan de la propia y definitiva disolu-
cin del matrimonio:
-Los cnyuges pasan a ser ex-cnyuges, de forma tal que desaparecen todos los debe-
res recprocos entre ellos: no hay ya obligacin de convivencia, fidelidad, socorro mutuo y
corresponsabilidad domstica (art. 68).
- A partir del divorcio, quienes fueron cnyuges carecen, entre s, de derechos suce-
sorios (art. 807.3. 0 contrario sensu).
- No existe entre los divorciados el deber de respeto cualificado al que se refiere el
artculo 67.
-Los divorciados no estn ligados por vnculo matrimonial (art. 46.2. 0 ) y, en conse-
cuencia, tienen plena libertad matrimonial, sea respecto de terceras personas, sea entre s
mismos, como veremos a continuacin (art. 88).
- En caso de haber existido durante el matrimonio algn tipo de rgimen econmi-
co-matrimonial de comunidad de ganancias, procede su inmediata disolucin (art. 95).
En cambio, es obvio que en relacin con los hijos el divorcio (o cualesquiera
de las otras dos situaciones de crisis matrimonial) resulta intrascendente, por evi-
dentes razones de proteccin de aqullos. Por ello establece expresamente el ar-
tculo 92.1 que la separacin, la nulidad y el divorcio no eximen a los padres de
sus obligaciones para con los hijos (recurdese que el apartado primero del art-
culo 92 no ha sido modificado por la Ley 15/2005).
Respecto de las restantes personas, establece la segunda parte del artculo 89
que la disolucin del matrimonio por divorcio <<no peijudicar a terceros de bue-
na fe sino a partir de su inscripcin en el Registro Civil.
especiales) a regular los procesos sobre capacidad, filiacin, matrimonio y menores (r-
brica precisamente de dicho Ttulo).
Sucinta, pero claramente, explica la Exposicin de Motivos de la Ley l/2000, al co-
mienzo del punto XIX que, aunque la Ley procesal establece nicamente los procesos es-
peciales que han parecido imprescindibles, entre ellos se encuentran los que han de servir
de cauce a los litigios en asuntos de capacidad, filiacin y matrimoniales y que, con seme-
jante decisin, se trae as a la Ley procesal comn, terminando con una situacin deplora-
ble, lo que en ella debe estar, pero que hasta ahora se ha debido rastrear o incluso deducir
de disposiciones superlativamente dispersas oscuras y problemticas.
Pero, sede normativa aparte, lo cierto es el que el procedimiento especial de la separa-
cin o el divorcio de mutuo acuerdo regulado en el artculo 777 de la LEG2000 (ligera-
mente reformado por la Ley l5/2005)es sin duda alguna tributario del proceso especial
creado en su da por la disposicin adicional6.a de la Ley 30/1981, de 7 de julio.
Las caractersticas fundamentales del proceso especial al que nos estamos refiriendo
son las siguientes:
l. Su mbito de aplicacin est restringido a los procedimientos de separacin o divor-
cio instados de comn acuerdo por ambos cnyuges o por uno con el consentimiento del
otro (art. 777.1 y9).
Cualquier otra pretensin de separacin o divorcio o, en general, de naturaleza matri-
monial habr de sustanciarse a traves del juicio verbal con las particularidades especfica-
mente contempladas en el artculo 770 de la LEG2000.
2. Al escrito o solicitud con que se inicia el procedimiento, adems de la documenta-
cin legalmente establecida, ha de acompaarse necesariamente la propuesta del conve-
nio regulador de la situacin resultante de crisis matrimonial (art. 777.2).
3. En caso de existir hijos menores o incapacitados es preceptiva y necesaria la inter-
vencin del Ministerio Fiscal, as como un trmite de audiencia a los hijos si tuvieren sufi-
ciente juicio cuando se estime necesario de oficio o a peticin del Fiscal, partes o miembros
del Equipo Tcnico Judicial o del propio menor (art. 777.5).
4. Dado que el presupuesto de la figura y del correspondiente procedimiento se asien-
ta en el comn acuerdo de ambos cnyuges, admitida la solicitud, los dos habrn de rati-
ficar por separado ante la autoridad judicial, en el plazo de tres das (Ley 13/2009), su peti-
cin de separacin o divorcio (art. 777.3).
5. Inmediatamente despus de la ratificacin de los cnyuges, el tribunal dictar sen-
tencia concediendo o denegando la separacin o el divorcio y pronuncindose, en su caso,
sobre el convenio regulador (art. 777.6).
Desde el punto de vista competencial, el artculo 769.2 establece que en el proced-
miento de separacin o divorcio de mutuo acuerdo a que se refiere el artculo 777 ser
competente el Juez del ltimo domicilio comn o el del domicilio de cualquiera de los soli-
citantes.
COACCIN MATRIMONIAL
Juan Tenorio, de 35 aos de edad, divorciado y con dos hijos varones de 6 y 8 aos, flirtea desde hace
algn tiempo con una chica de su pueblo, Leonor, de 18 aos. Un buen da sta descubre que est emba-
razada y se lo comunica a Juan, quien le dice que l no quiere saber nada del tema, que lo nico que esta-
ba haciendo con ella era pasar el rato, pues despus de haber sufrido un divorcio no quiere meterse en
ms los sentimentales. Leonor, desconsolada, pues est enamorada, decide contar sus cuitas a los pa-
dres.
El padre de Leonor, Rodrigo, cazador empedernido y con licencia de armas. arrebatado, se dirige a
casa de Juan Tenorio amenazndole con asestarle dos tiros si no se casa con su hija para limpiar su honor,
dicindole que si su nieto no va a tener padre, sus hijos tampoco. Juan, asustado, pues conoce perfecta-
62 CARLOS LASARTE Compendio de Dereclw de Familia
mente el carcter de Rodrigo y lo considera muy capaz de cumplir sus amenazas, decide contraer matri-
monio con Leonor. Cuando sta da a luz una nia, Juan se muestra encantado con su hija, y hasta con la
madre, convirtindose en el matrimonio perfecto. Incluso se reconcilia con sus suegros con los que se re-
nen todos los fines de semana para comer juntos.
A la vista de los acontecimientos Qu cree usted que est haciendo Juan Tenorio con su matrimonio
teniendo en cuenta que lo ha contrado bajo amenazas?
CRISIS MATRIMONIALES
Juan, de 19 aos, y Vanesa, de 18, contrajeron matrimonio el 30 de abril del pasado ao. A los siete
meses de casarse, puesto que las relaciones se han deteriorado, entre otras cosas, debido a su juventud
e inexperiencia, deciden divorciarse. Dada la falta de necesidad de alegar causa alguna para ello, el juez
decreta el divorcio. Al ao de obtener la sentencia firme de divorcio, los ex cnyuges se echan de menos,
se reconcilian y pretenden dejar sin efecto la sentencia de divorcio y continuar casados como si nada hu-
biese ocurrido.
Cree usted que esto es posible? Qu tendra que ocurrir para que estos "tortolitos" siguieran casa-
dos?
CRISIS MATRIMONIAL
Inocencia y Pepa se conocieron durante un viaje a Santo Domingo en el verano de 2004. Lo suyo fue
amor a primera vista, un autntico ftechazo y a los dos meses decidieron contraer matrimonio. Exultantes
de amor celebraron una boda por todo lo alto, cuyos gastos en un arranque de "caballerosidad" fueron cos-
teados en su mayor parte por el novio. En la actualidad, la felicidad de la pareja sera plena si no fuera por-
que no consiguen tener un hijo. Despus de tres aos intentndolo, Inocencia propone a Pepa acudir a un
especialista para buscar soluciones. La sorpresa y el disgusto de Inocencia son inconmensurables: Pepa,
aterrorizada, le confiesa que el problema es que no puede tener hijos porque es un transexual y hace seis
aos decidi cambiarse de sexo y pas de ser Pepe a Pepa Ruiz. Inocencia, se encuentra en estado de
shock y se est planteando poner fin a su matrimonio Qu consejo legal dara Ud. a Inocencia? Qu de-
rechos piensa Ud. que le asisten?
CAPTUL04
EFECTOS COMUNES A LA NUUDAD,
SEPARACIN Y DIVORCIO
5. EL CONVENIO REGULADOR
Tras la reforma operada por la Ley 30/1981, el Cdigo utiliza tal expresin
para identificar al documento en que se recogen los acuerdos o pactos que los
cnyuges adoptan en caso de crisis matrimonial y someten al control judicial.
Acabamos de afirmar que tal convenio <<puede o tiene que haber sido presenta~
do con anterioridad a la sentencia y conviene precisar tal advertencia.
La aportacin del convenio es preceptiva en el caso de demanda de separa-
cin o divorcio presentada de mutuo acuerdo o por uno de los cnyuges, con el
consentimiento del otro, pues el convenio deber necesariamente acompaarse
a la demanda (arts. 81.1. 0 y 86, lt. pr.). A tal convenio, el encabezamiento del
artculo 90 le atribuye un contenido esencial o contenido mnimo (que seguida-
mente reflejaremos), por lo que algunos autores entienden necesario distinguir
entre convenio regulador propiamente didw (el hasta ahora descrito) y cualesquiera
otros convenios que los cnyuges puedan presentar en otros procedimientos distin-
tos a los reseados (las restantes causas de nulidad, separacin o divorcio), dado
que estos ltimos no estaran sometidos al contenido esencial del artculo 90 ni
su fulta de aportacin provocara la inadmisin de la demanda.
Captulo 4 Efectos comunes a la nulidad, separacin y divorcio 71
La opcin tcnica seguida por el legislador de 1981 no deja de ser llamativa y ha sus-
ctado -y sigue suscitando- asombro en la ciudadana y entre los propios junstas, in-
cluso entre los ms relevantes. En los Elementos de Derecho Civil del eminente prof. L\cRuz,
por ejemplo, se afirmaba al hilo de la reforma de 1981 que la pretensin del legislador
de alcanzar la asptica objetividad provoca tantas y tan gr::tves contradicones que se
hace difcil pensar que nuestro legislador tuviera el proposito de que la concesin de la
pensin hubiera de tener lugar, sin ms, en todos los casos en que diera objetivamente el
desequilibrio econmico[ ... }. Queda, con todo, un recurso para interpretar de un modo
ms humano el artculo 97, y es la explicacin que da de que las circunstancias que expre-
sa se tendrn en cuenta "entre otras", es decir, no slo de ellas [ ... ] . Es una clusula que val~
dr para lo que quiera el juez o el tribunal y que, por tanto, nada garantiza en firme al jus-
ticiable, pero podr ser aprovechada para introducir en la ley consideraciones de
decencia y honestidad en las que seguramente est de acuerdo la gran mayora de la
gente.
Ya en 1982 haba puesto de manifiesto el autor de este libro las consecuencias a que se
acaba de hacer referencia, al mismo tiempo que sealaba el carcter meramente enunciati-
vo de las circunstancias determinantes de la fijacin concreta de la pensin recogidas en el
artculo 97 CC. Sin embargo, decamos tambin, hay un dato importante en el iterlegislati-
vo de la nonna que desaconseja la pretensin de incluir en el inciso entre otras del artf.
culo 97 los referentes de la culpabilidad en la crisis matrimonial: en la elaboracin parla-
mentaria de la Ley, hasta su salida del Congreso de los D!_putados, el proyecto de ley
recoga como primera circunstancia a tener en cuenta por el juez, los hechos que hubiesen de-
terminado la separacin o el div(ff(;io y la participacin de cada cnyuge en los mismos. Con ello no
se consagraba en absoluto el rgimen de separacin o divorci~cin, pero se tena en
cuenta la idea de culpabilidad en la crisis matrimonial en relacin con la fgacin o el esta-
blecimiento concretos de la pensin. Esto es, en contra de cuanto ocurre en Derecho fran~
cs, no se pretenda imponer necesariamente al cnyuge causante de la crisis matrimonial
la prdida del derecho a la pensin, pero al menos se expresaba la necesidad de valoracin
de tales hechos por el Juez al efecto de condicionar la posible concesin y, en su caso, cuan-
ta de la pensin.
La radical supresin de dicho inciso en la tramitacin parlamentaria seguida en el ~
nado pennite concluir que los hechos motivadores de la ruptura conyugal deberan ser in~
transcendentes en relacin con la pensin econmica contemplada en el artculo 97.
En tal sentido, adems, parece pronunciarse de forma reiterada la jurisprudencia de
las Audiencias Territoriales (hoy Tribunales Superiores de justicia) 9ue, en ms de una oca-
sin, han exigido de forma expresa desconectar el tema de la pension de la conducta de los
cnyuges en la crisis matrimonial
Con todo, la conclusin irrefutable de que el factor de la culpabilidad de cualquiera
de los cnyuges en la crisis matrimonial es irrelevante respecto de la pensin o compensa~
cin regulada en el artculo 97 del CC, no deja de ser una pieza extraa o relativamente ex-
travagante en nuestro sistema familiar. Basta recordar que el cnyuge viudo perda sus dere-
chos sucesorios si se bailaba separado sin culpa del difunto (art. 834 hasta la modificacin
introducida por la Ley 15/2005) o que cualquiera de los cnyuges puede ser desheredado
por haber incumplido grave o reiteradamente los deberes conyugales (art. 855.La), para
apercibirse de la antinomia existente.
Dicho ello, desde el punto de vista de lege ferenda y realizando un anlisis de orden rud~
lgico (cosa bien distinta de llegar a la conclusin que ideolgicamente se pretenda me-
diante el recurso de interpretar de un modo ms humano), creemos que resulta excesivo
reconocer el derecho a la pensin al cnyuge que por su sola conducta sea responsable de
la nlptura conyugal, como ocurre, por ejemplo, en los actos contemplados en el artculo
82.1 (abandono injustificado del hogar, infidelidad conyugal, conducta injuriosa o VC;?jat~
ria y cualquier otra violacin grave o reiterada de los deberes conyugales) hasta su deroga-
cin por la Ley 15/2005, de 8 de julio, que abrog el sistema causalsta de separacin o di-
vorcio. En otras palabras, el inciso suprimido en el Senado en la elaboracin parlamentaria
de la Ley 30/1981 debi mantenerse, en evitacin de conductas abusivas.
80 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
7. 7. Extincin de la pensin
Afirma el primer prrafo del artculo 101 que el derecho a la pensin se ex-
tingue por el cese de la causa que lo motiv, por contraer el acreedor nuevo ma-
trimonio o por vivir maritalmente con otra persona .. , aunque obviamente existen
tambin otras eventualidades que provocan el mismo efecto extintivo (p. ej., la
82 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
La edad media a la disolucin del matrimonio fue de 41,7 aos para las
mujeres y de 44,2 aos para los varones
El mayor nmero de rupturas tuvo lugar en la franja de edad entre los 40 y 49 aos,
tanto en hombres como en mujeres.
La edad media de las mujeres en el momento de la disolucin matrimonial fue de 41,7
aos (41,5 aos en los divorcios, 44,8 en las separaciones, y 40,3 en las nulidades). En el
Captulo4 Efectos comunes a la nulidad, separacin y divorcio 85
caso de los hombres, la edad media fue de 44,2 aos (44,0 aos en los divorcios, 47,1 en las
separaciones y 43,8 en las nulidades).
Dichas edades fueron ligeramente superiores a las registradas en 2007 (43,8 aos para
los hombres y 41,2 para las m~jeres).
El 88,2% de las disoluciones matrimoniales registradas en 2008 tuvo lugar entre cn-
yuges de nacionalidad espaola, mientras que en un 7,7% uno de los cnyuges fue extran-
jero y en un 3,8% de los casos ambos cnyuges fueron extranjeros. Se aprecia un ligero au-
mento respecto al ao anterior, en trminos relativos, de la~ disoluciones en las que al
menos uno de los cnyuges es extranjero.
Por comunidades autnomas, las que registraron las mayores tasas fueron la ciudad
autnoma de Melilla (3,58), Canarias (3,28), Catalua (2,98), la ciudad autnoma de Ceu-
ta (2,93} y Comunitat Valenciana {2,91).
Por el contrario, las comunidades autnomas con menores tasas fueron Castilla y Len
(1,75), Extremadura (1,80) y Castilla-La Mancha (1,83).
Disoluciones matrimoniales
Cifras absolutas y tasas por 1.000 habitantes. Ao 2008
PENSIN COMPENSATORIA
Almudena y Jorge forman una pareja matrimonial felz hasta que el divorcio los separa. A consecuen-
cia de ello, Jorge, rico empresario de 40 aos, debe pasar una pensin compensatoria mensual a Almude-
na, ama de casa de 47 afias, cuya cuantia es de 1200 euros mensuales. Pocos meses despus de la sen-
tencia de divorcio, Almudena comienza a convivir con Juan, amigo de toda la vida de Jorge. Jorge se
entera y decide solicitar al Juez la cesacin de la pensin.
Qu dir o debera resolver el Juez y oon qu fundamento normativo?
l. La familia y el parentesco
2. Modalidades de 1a relacin parental
2.1. El parentesco por consanguinidad
2.2. El parentesco adoptivo
2.3. El parentesco por afinidad
3. El cmputo dd parentesco
3.1. Las lneas y los grados de parentesco
3.2. El cmputo de las lneas
3.3. El cmputo en el parentesco por afinidad
4. La relacin paterno-f'dial
4.1. Consideraciones generales sobre la filiacin: apunte histrico
4.2. La Constitucin de 1978 y el principio de igualdad entre los hijos
4.3. Las clases de filiacin en 1a actualidad
5. Contenido bsico de la relacin paterno-filial
6. Los efectos de 1a filiacin
6.1. Los apellidos conforme a la Ley 11/1981
6.2. La Ley 40/1999, reguladora de los apellidos y su orden
6.3. El cambio de apellidos conforme a la Ley Orgnica 1/2004
6.4. El rgimen de los apellidos conforme a la Ley 20/2011, de Registro Civil
7. Supuestos prcticos
l. LA FAMILIA Y EL PARENTESCO
Como ya podemos deducir de cuanto llevamos visto, el parentesco consiste
sencillamente en la relacin existente entre dos o ms personas derivada precisa-
mente de su respectiva situacin en la familia. En tal sentido, pues, el parentesco
puede limitarse tanto a la relacin existente entre los progenitores y sus hijos
cuanto extenderse hasta el vnculo familiar que liga a una persona que vivi en el
siglo XIII con sus descendientes actuales (en caso de que el "rbol genealgico"
pueda ser reconstruido hasta dicha fecha).
Naturalmente, los vnculos familiares son mucho ms importantes cuanto
ms prximo y cercano es el parentesco. As, la relacin paterno-filial constituye
sin duda el aspecto trascendental y objeto de regulacin ms detenida por parte
del Derecho de familia, ya que el entramado de derechos y obligaciones existen-
tes entre padres e hijos representa el cnt de las obligaciones familiares, respon-
diendo de otra parte a lo que social e histricamente se ha entendido con carc-
ter general como familia en sentido estricto.
Frente a la relacin paterno-filial, la significacin de otros grados remotos de
parentesco palidece a todas luces, pero en todo caso arroja algunos datos de im-
portancia. Por ejemplo, por lejano y remoto que sea el parentesco en el caso an-
tes ejemplificado del siglo XIII, es obvio que la estirpe familiar, como regla, se ca-
racterizar por haber mantenido, durante siglos, el apellido paterno en cuanto
elemento de identificacin de los descendientes de un mismo tronco comn.
tculo. 919, al establecer que "el cmputo de que trata el artculo anterior rige en todas las
materias". Esto es, no slo para la sucesin intestada, sino para cualesquiera otras, incluidas
aquellas materias que no sean propiamente civiles, sino tantbin penales, procesales, adminis-
trativas, etc., en tanto que el legislador no establezca expresamente otra cosa en contrario.
i
Abuelo (2.")
1
i
Padre (1.0 ) Hijo (2. 0
)
i
Hijo (O)
l
1Lnea recta ascendente 1 Lnea recta descendente
(3.)
1\ 1\ 1\
(O) Nieto Nieta 0
Nieto Nieta (4. ) (1.0 ) Madre Hijo
1\
(O) Hija Hijo
4. LA RELACIN PATERNO-FILIAL
Una vez considerado el parentesco y su cmputo en trminos generales, he-
mos de pasar a considerar en concreto la relacin pateino-filial, en cuanto vncu-
lo directo e inmediato (en primer grado, recurdese) que une a padres e hijos
que, en el mundo del Derecho, se conoce tambin con el nombre tcnico de fi-
liacin y representa uno de los grandes apartados del Derecho de familia.
- Hijos incestuosos: los hijos ilegtimos nacidos de las relaciones entre parientes que
tuvieran prohibido contraer matrimonio.
- Hijos sacn1egos: los hijos ilegtimos de progenitores que se encontrasen vinculados
por votos religiosos.
El triunfo del ideario burgus, materializado en la Revolucin Francesa y poco a poco
triunfante en el resto de la pases, en tantos otros aspectos beneficioso para el desarrollo de
la humanidad, no alcanz a quienes haban cometido. "el pecado original" de haber sido
concebidos fuera de matrimonio, ni estableci un "modelo familiar" duradero, pues nica-
mente se preocup de consagrar el rol fundamental del sacrosanto matrimonio, sin aten-
der a otros aspectos. Lo curioso, obsrvese, es que no haba de penar el adltero o quien
cometa sacrilegio o incesto, como hubiera sido razonable, por atentar contra los valores
matrimoniales, sino precisamente el descendiente. La conclusin, de todo punto de vista
injusta, era un precio demasiado alto para la defensa del matrimonio, que era el objetivo fi-
nal de semejante poltica legislativa.
Ya durante el siglo XIX los principios enunciados en los prrafos anteriores
fueron objeto de toda suerte de crticas y la crisis del esquema codificado era una
muerte anunciada, aunque durante algo ms de un siglo, los hijos ilegtimos han
sufrido la discriminacin establecida en los textos originarios de los Cdigos,
conforme a los cuales realmente carecan de derechos.
En Espaa, el cambio legislativo se produce -una vez ms- en la Constitucin
republicana de 1931, cuyo artculo. 43.3 estableca derechamente que "los pa-
dres tienen para con los hijos habidos fuera del matrimonio los mismos deberes
que para los nacidos en l". Sin embargo, como sabemos, la corta y convulsa his-
toria de la Segunda Repblica y, definitivamente, la guerra civil espaola de
1936-1939 impidieron el desarrollo de tal principio constitucional a travs de la
legislacin ordinaria. El prrafo siguiente del artculo citado de la Constitucin
de 1931, por su parte, estableca que "las leyes civiles regularn la investigacin
de la paternidad".
Cerrando los ojos frente a semejante desajuste (de cierta gravedad desde el punto de
vista de poltica legislativa), el sistema espaol se caracteriza desde antiguo, de forma enco-
miable, porque la persona adquiere los dos apellidos, el paterno y el materno, unidos por
la copulativa "y" {arts. 53 LRC y 194.1 RR.C).
Naturalmente, ello slo puede ser as en los casos en que tanto la paternidad cuanto la
maternidad se encuentren determinadas legalmente. Si solo se conoce la paternidad o la
maternidad (art. 55 LRC y 198 RRC), el hijo tendr los dos apellidos del progenitor, pu-
diendo alterar el orden de los apellidos matemos por obvias razones de no ir predicando
pblicamente la inexistencia de padre.
A los hijos de origen desconocido les impondr el Encargado del Registro unos apelli-
dos de uso corriente y generalizados en la Nacin (art. 55.3 LRC), evitando el recurso al
apelldo "Expsito" u otro indicador de origen desconocido (art. 196.1 RRC).
La posibilidad instaurada por el segundo inciso del artculo 109 del Cdigo
de que el propio interesado, al llegar a la mayora de edad, altere el orden de sus
apellidos ha sido introducida por la Ley 11/1981, pues anteriormente era desco-
nocida en nuestro ordenamiento. La novedad legislativa ha sido muy criticada
por algunos especialistas en la legislacin registra! y, en el otro campo, muy
aplaudida, sobre todo por los sectores feministas (aunque algunos siguen recla-
mando que, tambin en este aspecto, debera haber una absoluta igualdad de tra-
to entre el apellido paterno y el materno). En realidad, al menos a nuestro juicio,
la norma no atenta contra el principio de la inmutabilidad del nombre (principio que
ser o, mejor, habr sido tal, hay que decirlo, hasta que el legislador ha decidido
lo contrario), sino qut~ al contrario viene a reconocer el hecho indiscutible de
que en la sociedad actual muchas personas son identificadas mediante el apelli-
do materno cuando el paterno es tan corriente y usual que acaba por caer en des-
uso o convertirse en una mera inicial, que siempre induce a }a confusin.
7. SUPUESTOS PRCTICOS
HERENCIA Y PARENTESCO
Responda a las siguientes preguntas sobre la relacin de parentesco
1. Qu lnea de parentesco une a un abuelo con su nieto y que grado distan el uno del otro
2. Qu lnea une a dos primos hermanos y que grado les separa
3. Qu grado ocupa el bisnieto respecto a su bisabuelo
4. Qu grado y tipo de parentesco existe entre mi marido y la mujer de mi hermano
EFECTOS DE LA FILIACIN
Eleuterio Snchez y Ana Martnez han contrado matrimonio en el2005. Al ao de casados tienen un
hijo al que han decidido llamar Eusebio Martnez Snchez. Cree usted que el orden de los apellidos es
correcto?
PARENTESCO
Indique por favor la lnea y el grado de parentesco existente entre las siguientes personas:
a) mi hermano y la hermana de mi marido
b) el hermano de mi abuelo paterno y mi abuela paterna
e) mi to y mi hijo recin nacido
d) mi marido y su madre
e) mi primo camal y mi hijo
CAPTULO 12
LA DETERMINACIN DE LA FILIACIN
l. La filiacin matrimonial.
2. Las normas y presunciones relativas a la filiacin matrimonial.
2.1. La presuncin de paternidad y la eventual concepcin prematrimonial del
hijo.
2.2. El supuesto del artculo 118: la inexistencia de presuncin de paternidad.
2.3. La filiacin matrimonial del hijo nacido con anterioridad al matrimonio.
3. La determinacin de la filiacin extramatrimonial.
4. El reconocimiento de la riacin extramatrimonial.
4.1. Concepto y naturaleza: el reconocimiento como acto jurdico.
4.2. Caractersticas del acto de reconocimiento.
4.3. Sujeto activo: el progenitor.
4.4. Hijos susceptibles de reconocimiento.
4.5. Las formas de reconocimiento.
5. Los restantes medios de determinacin de la filiacin extramatrimonial.
5.1. El llamado expediente gubernativo.
5.2. La determinacin de la filiacin extramatrimonial por sentencia firme.
5.3. La determinacin de la maternidad extramatrimonial.
l. LA FILIACIN MATRIMONIAL
El primero de los artculos destinados por el Cdigo a regular la determina-
cin de la filiacin matrimonial>> es el artculo 115. Su tenor literal establece que:
La filiacin matrimonial materna y paterna quedar determinada legalmente:
l. 0 Por la inscripcin del nacimiento junto con la del matrimonio de los pa-
dres.
2. 0 Por sentencia firme.
Sin embargo, pese a tal planteamiento sistemtico, lo cierto es que en la de-
terminacin de la filiacin matrimonial el papel fundamental lo representa el
conjunto de presunciones y reglas relativas a la paternidad del marido o, de que-
rer ser precisos, a la paternidad del marido de la madre que ha dado a luz al
hijo acerca de cuya filiacin se est hablando.
C) Hijo incestuoso
El vigente artculo 125 del Cdigo Civil contempla especficamente el caso
del hijo incestuoso, declarando en su primer prrafo que <<CUando los progenito-
res del menor o incapaz fueren hermanos o consanguneos en lnea recta, legal-
mente determinada la filiacin respecto de uno, slo podr quedar determinada
legalmente respecto del otro, previa autorizacin judicial que se otorgar, con
audiencia del Ministerio Fiscal, cuando convenga al menor o incapaz.
Adems, el segundo prrafo otorga al menor o incapaz de procedencia inces-
tuosa, una vez que alcance la mayora de edad, la posibilidad de revocar o, mejor,
invalidar la determinacin de la ftliacin realizada en segundo lugar por uno de
sus progenitores: Alcanzada por ste [el hijo] la plena capacidad, podr, me-
diante declaracin autntica, invalidar esta ltima determinacin, si no la hubie-
re consentido.
D) Hijo fallecido
El reconocimiento de la existencia de la relacin biolgica entre el progeni-
tor y el hijo puede llegar a ser tan tardo o extemporneo que se produzca una
vez que ste haya fallecido.
Para tal caso, precepta el artculo 126 que <<el reconocimiento del ya falleci-
do slo surtir efecto si lo consintieren sus descendientes por s o por sus repre-
sentantes legales>>.
procesal de las normas contenidas en los artculos 127 a 130, 134.2 y 135 requera su inte-
gracin en la Ley procesal comn, como gusta decir a la Exposicin de Motivos de la LEC.
Hubiera sido preferible que la Ley de Eiyuiciamento Civil de 2000 hubiese establec-
do o acogido las normas procesales que deseara sin abrir hueco alguno en el Cdigo,
pero lo cierto es que no ha sido as. Normas establecidas en 1981, a travs de la fundamen~
tal reforma de la Ley ll/1981, de amplia aplicacin y de notoria relevancia material, si-
guen rigiendo pero cambiando de sede normativa.
Ante ello y siendo as que durante dos dcadas han regido como normas del Cdigo
y que a partir de 2001 rigen como normas <de la LEC (no sabemos, eso s, durante cunto
tiempo), nos vemos obligados a referimos a lo largo del captulo tanto a unos cuanto a
otros ordinales, si bien recordando al lector que de la premiosidad resultante debe culpar a
quien corresponde: a los redactores de la Ley de enjuiciamiento.
1.3. La bsqueda de la verdad biolgica: las pruebas de paternidad y
maternidad
El impulso de semejante fenmeno, sin duda, se encuentra en el hecho de que la
Constitucin de 1978 introdujo el principio, rrooluciorulrio respecto del Derecho anterior,
de que la ley posibilitar la investigacin de la paternidad (art. 39.2). Siguiendo tal man-
dato constitucional, la Ley 11/1981 dio carta de naturaleza definitiva a la obtencin de la
verdad biolgica en tema de paternidad y consagr la indiscutible admisin de las denomi-
nadas pruebas biolgicas.
As pues, el artculo 127.1 del Cdigo y despus el articulo 767.2 de la LEC establecen,
en efecto, que en los juicios sobre filiacin ser admisible la investigacin de la paternidad
y de la maternidad mediante toda clase de pruebas, incluidas las biolgicas,
En la mayora de los supuestos, tales pruebas biolgicas consisten sencillamente en un
anlisis qumico de la sangre de la madre (en principio indubitada, pese a lo dicho pginas
atrs), del hijo y, finalmente, del presunto padre. Restando a la composicin hematolgica
del hijo el que podramos denommar paquete gentico de la madre, basta con contrastar
si los restantes componentes genticos del hijo corresponden (o no) a los del presunto pa-
dre.
Esta descripcin de andar por casa de una cuestin de evidente complejidad tcnica
ha de bastamos a nosotros para apercibirnos de que, en el fondo, el famoso tema de so-
meterse o no a la prueba biolgica se traduce a la postre en la extraccin de una peque-
sima cantidad de sangre, como en alguna ocasin ha dicho literalmente el Tribunal Su-
premo frente a alegaciones de presuntos padres que, tratando de eludir la prctica de la
prueba biolgica, hablaban de tortura y de falta de respeto a su integridad corporal o fsica,
cuando no a su intimidad (con la consiguiente cita y alegato de los arts. 15 y 18.1 de la CE).
Ha declarado asimismo el Tribunal Supremo, con reiteracin, que la certeza y fiabili-
dad de las pruebas biolgicas est fuera de duda, expresando en concreto (siguiendo, por
supuesto, las indicaciones tcnicas de los peritos en la materia) que la prueba negativa o el
resultado negativo de la prueba realizada es fiable en un 100 por 100 y que, incluso para el
caso contrario de prueba positiva, la fiabilidad de las pruebas genticas alcanza cotas del 99
por 100. Por tanto, constituyendo tales afirmaciones jurisprudencia, parece innecesario re-
memorar el debate terico sobre la conveniencia y, de otro lado, la eventual certeza de las
pruebas biolgicas que en tiempos pasados se ha sostenido.
Con todo, conviene advertir que el carcter obligatorio del sometimiento a las pruebas
biolgicas que se deduce del conjunto del sistema no puede llegar de una parte a la realiza-
cin de las pruebas en contra de la voluntad del sujeto en cuestin (normalmente, el pa-
dre); ni tampoco hasta el extremo de que la negativa del interesado a su realizacin haya
de interpretarse, de forma directa y automtica, como un reconocimiento de la paternidad
(o, dicho en la frmula al uso del TS, unajicta confessio) cuya investigacin se dificulta por
la negativa.
La prueba biolgica tcnicamente hablando es una prueba pericial ms, pese a su cer-
teza, y, en consecuencia, la valoracin del resultado habr de ser realizada por el juez, con-
forme a las reglas generales. Por ello, la negativa a someterse a la realizacin de la prueba
192 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
no determina necesariamente y por s misma la paternidad, salvo que a tal conclusin pue-
da llegarse valorando el conjunto de las pruebas realizadas (la negativa a someterse a tal
prueba, que en ningn caso entraa una fleta confessiode la pretendida paternidad, slo po-
dra ser tenida en cuenta como un importante indicio que, unido a las dems pruebas
obrantes en autos, permitiera llegar a la conclusin de la pretendida filiacin, pero es que
en este caso[ ... ] no existe en el proceso ningn otro eficaz elemento probatorio de dicha
filiacin, al que pudiera sumarse la negativa de las demandadas a someterse a la repetida
prueba biolgica, afirma la STS de 24 de diciembre de 1996, por ejemplo).
La posesin de estado es una vieja conocida en el mundo del Derecho, al menos desde
los tiempos del us commune, hasta el extremo de que el Cdigo, en su versin actual, no lle-
ga a determinar, ni siquiera de forma aproximada, en qu consiste o cules son sus elemen-
tos fundamentales, pese a que la jurisprudencia anterior a la reforma de 1981 sobre ella es
abundantsima y ha sido objeto de profundos y extensos estudios doctrinales (el derogado
art. 135.2. 0 se refera a cuando el hijo se halle en la posesin continua del estado de hijo
natural del padre demandado, justificada por actos directos del mismo padre o de su fami-
lia).
Conforme a tales precedentes, la posesin de estado ha de considerarse como una si-
tuacin de hecho a travs de la cual se manifiesta o puede inferirse la existencia de una re-
lacin de filiacin. Tradicionalmente se ha indicado que los elementos que conforman la
posesin de estado son nomen, tractatus y fama o reputatio, aunque la jurisprudencia reitera-
damente ha otorgado mayor relevancia probatoria a los dos ltimos, sin requerir necesaria-
mente la existencia del nomen.
El requisito del nomen se refiere a la utilizacin del apellido del progenitor. Por su par-
te, el elemento identificado de antiguo como tractatus (trato o tratamiento) otorga relevan-
da al comportamiento observado por el progenitor y/o su familia en relacin con el pre-
sunto hijo, habiendo valorado la jurisprudencia que puede entenderse presente cuando el
progenitor se interesa por la salud o los estudios del presunto hijo a quien costea o a quien
peridicamente se le enva o transfiere dinero, etc. Por su parte, la fama o reputacin obvia-
mente se refiere no ya al mbito estrictamente familiar (o presuntamente familiar), sino al
hecho de que en el mbito o crculo social prximo al hijo ste sea identificado o reconoci-
do como descendiente del presunto progenitor.
Tratndose, pues, de circunstancias fcticas, de cuestiones de hecho, en principio la
apreciacin de la posesin de estado es un tema que, procesalmente hablando, compete al
Tribunal de Instancia, valorando slo la continuidad o constancia de la situacin, sin que
actualmente sea exigible la existencia de actos directos del progenitor, como ocurra bajo
la legislacin derogada.
Consiguientemente, puede afirmarse que elle.pstador de 1981 ha pretendido ampliar
la relevancia de la posesin de estado como situacion de la que puede inferirse la filiacin
y, conforme a tal designio, ha ampliado, asimismo, la legitimacin activa para el ejercicio
de las acciones de filiacin, otorgndola a cualquier persona con inters legtimo. Dicha
expresin -a nuestro entender- no debiera interpretarse restrictivamente, como han
propuesto algunos autores apenas promulgada la reforma de 1981, llegando incluso a ne-
gar semejante legitimidad a la eventual intervencin del Ministerio Fiscal. Al contrario,
seria posiblemente preferible defender que la amplia legitimacin activa configurada por
el legislador alcanza incluso a entidades o instituciones, pblicas o privadas, que tengan
por objeto la defensa de menores.
da, su accin corresponde a sus herederos por el tiempo que faltare para completar dichos
pJazos.
El prrafo 1.0 del artculo 133 ha sido declarado inconstitucional por dos sentencias
del Tribunal Constitucional de gestacin bastante polmica y objeto de varios votos particu-
lares, tantos como Magistrados han representado la mayora, conseguida finalmente por el
voto de calidad de la Presidencia del Tribunal: STC 273/2005, 27 octubre (BOE de 29 de
noviembre) y STC 52/2006, 16 febrero (BOE de 16 de marzo). El fundamento de dicha in-
constitucionalidad radica en que la redaccin del precepto impide al progenitor no matri-
monial la reclamacin de la tlliadn en los casos de inexistencia de posesin de estado.
l. La incapacitacin
1.1. La redaccin originaria del Cdigo Civil
1.2. La Ley 13/1983, de 24 de octubre, y la nueva redaccin del Cdigo Civil
1.3. La Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de proteccin de las personas con dis-
capacidad
1.4. La declaracin judicial de incapacitacin
1.5. El internamiento del presunto incapaz
1.6. Las sentencias 131/2010, 132/2010 y 141/2012 del Tribunal Constitucional
1.7. La Convencin de Nueva York de 2006, la Ley 1/2009 y la STS 282/2009, de
29 de abril
1.8. La Ley 26/2011, de adaptacin normativa a la Convencin
2. La prodigalidad
3. Los cargos tuitivos o tutelares
3.1. La tutela
3.2. La curatela
3.3. El defensor judicial
3.4. La guarda de hecho
3.5. La administracin del patrimonio de la personas con discapacidad
4. Otras personas capaces con facultades jurdico-patrimoniales restringidas
4.1. La regulacin tradicional del concurso y la quiebra
4.2. La Ley Concursa! y la unificacin del procedimiento
5. Supuestos prcticos
l. LA INCAPACITACIN
l.l. La redaccin originaria del Cdigo Civil
Desde su publicacin, el Cdigo Civil estableca en el artculo 200 que estaban sujetos
a tutela, adems de los menores no emancipados, aquellas personas sobre las que pesaban
una serie de circunstancias de innegable gravedad que deberan traer consigo el que se las
privase de la capacidad de obrar. Tales circunstancias se encontraban legalmente tasadas, es
decir, constituan un numerus clausus: locura o demencia; sordomudez, acompaada de la
falta de saber leer y escribir (incomunicacin absoluta de la persona); prodigalidad; y estar
sufriendo la pena de interdiccin civil (pena accesoria de ciertas condenas penales que ha
sido total y definitivamente abolida por la Ley 8/1984, de 31 de marzo; BOE de 3 de abril).
En cuanto tales circunstancias podan originar la incapacitacin (es decir, la privacin
de capacidad de la persona), se las ha denominado siempre causas de incapacitacin. A su
vez, el hecho de privar de la capacidad de obrar (nunca de la capacidad jurdica) a una per-
sona, originaba la necesidad de dotarla de un cauce de representacin y defensa. A tal fin
se prevea la existencia de un organismo tutelar, compuesto de tutor, protutor y Consejo de
familia (la denominada tutela de familia).
Por su parte, los menores de edad no emancipados, quedaban sujetos a tutela siempre
y cuando sus padres no pudieran ejercer la patria potestad (por haber muerto o haber sido
privados de ella). De otro lado, en aquellos casos ocasionales en que los intereses del hijo y
de los padres pudieran ser contrastantes o antagnicos (por ejemplo, herencia de un fami-
liar), se les deba nombrar un dejensM judicial.
--- ~---------------------------
54 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
juicio de que pueda practicar cualquier otra prueba que estime relevante para el caso, el tribunal de-
ber examinar por s mismo a la persona de cuyo internamiento se trate y or el dictamen de un faculr
tativo por l designado. En todas las actuaciones, la persona afectada por la medida de
internamiento podr disponer de representacin y defensa en los trminos sealados en el artculo
75 8 de la presente Ley.
En todo caso, la decisin que el tribunal adopte en relacin con el internamiento ser susceptible
de recurso de apelacin.
4. En la misma resolucin que acuerde el internamiento se expresar la obligacin de los faculta-
tivos que atiendan a la persona internada de informar peridicamente al tribunal sobre la necesidad
de mantener la medida, sin perjuicio de los dems informes que el tribunal pueda requerir cuando lo
crea pertinente.
Los informes peridicos sern emitidos cada seis meses, a no ser que el tribunal, atendida la na-
turaleza del trastorno que motiv el internamiento, seale un pla:zo inferim:
Recibidos los referidos informes, el tribuna~ previa la prctica, en su caso, de las actuaciones que
estime imprescindibles, acordar lo procedente sobre la continuacin o no del internamiento.
Sin pl!ljuicio de lo dispuesto en los prrafos anteriores, cuando los facultativos que atiendan a la
persona internada consideren que no es necesario mantener el internamiento, darn el alta al enfer-
mo, y lo comunicarn inmediatamente al tribunal competente.
Aunque no cabe duda alguna de que, antes o ahora, en el internamiento han
de considerarse normas procesales y normas propiamente civiles o sustantivas, a
nuestro juicio en este caso no encuentra justificacin la pura calificacin proce-
dimental del problema analizado. En el internamiento del presunto incapaz pe-
san o priman las normas civiles sobre los aspectos puramente procesales, por lo
que la decisin de la LEC-2000 es francamente criticable, pese a que la nueva re-
gulacin mantenga los mismos criterios normativos de fondo que fueron incor-
porados al Cdigo por la Ley 13/1983.
2. LA PRODIGALIDAD
La prodigalidad es una conducta personal caracterizada por la habtualidad
en el derroche o disipacin de los bienes propios, malgastndolos de forma des-
ordenada.
Actualmente, la prodigalidad no constituye, propiamente hablando, una cau-
sa de incapacitacin. En los trab~os parlamentarios previos a la Ley 13/1983 es-
tuvo a punto de ser suprimida del Cdigo Civil. Finalmente, se opt por mante-
nerla, si bien limitando notoriamente la posibilidad de reclamarla: slo podrn
promover la correspondiente declaracin judicial el cnyuge, los descendientes
o ascendientes que (por no poder atender a su propia subsistencia) perciban ali-
mentos del presunto prdigo o se encuentren en situacin de reclamrselos
(art. 294 CC, derogado por la LEC 2000). En caso de que tales familiares no exis-
tan o, existiendo, no tengan derecho a alimentos (cfr. arts. 142 y ss. CC), cada
uno es libre de gastar o malgastar (en el estpido bingo, por ejemplo) cuanto le
venga en gana, como de alguna manera requiere la sociedad de hperconsumo
que nos ha tocado vivir.
Por ello y, como ejemplo del cambio de concepcin acerca de la prodigalidad, la STS
la de 8 de marzo de 1991 (Pon. Sr. Marina Martinez-Pardo), en un caso en el que queda
acreditado que un hombre casado llega a gastar millones de pesetas a favor de "otra mu-
60 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
jer", razona afirmando la inexistencia de prodigalidad, en cuanto del relato fctico (es de-
cir, de los hechos concretos del caso) " ... nada se desprende sobre la existencia de parientes
que perciban alimentos o se encuentren en trance de reclamrselos. Slo se intuye el deseo
de la esposa de evitar los peligros que para la ejo de 4 de diciembre de mujer, cuestin
sta que tiene adecuado tratamiento a travs de las acciones protectoras de la sociedad de
gananciales ... ", pero no mediante la declaracin de prodigalidad.
El prdigo, reitermoslo, no es tcnicamente un incapacitado, ni se encuentra
sometido a tutela, sino a curatela respecto de los actos de carcter patrimonial que,
casusticamente, se determinen en la correspondiente sentencia, como ha seala-
do J. PREZ DE VARGAS. Por tanto, el prdigo no se ve privado de la capacidad de
obrar ni acta a travs del curador, sino que sencillamente ha de contar con la asis-
tencia de ste para realizar aquellos actos determinados en la sentencia (suponga-
mos venta de inmuebles y de valores} que vlidamente no puede realizar sin el con-
sentimiento del curador (art. 298). Los dems actos podr realizarlos por s mismo.
Tras la aprobacin de la LEC-2000, la situacin de fondo en relacin con los prdigos
se mantiene inalterada, aunque ciertamente el Cdigo Civil sufre de nuevo la agresin
procesal puesta ya de manifiesto en varias ocasiones:
- Conforme al artculo 757.5, la declaracin de prodigalidad slo podr ser instada
por el cnyuge, los descendientes o ascendientes que perciban alimentos del presunto pr-
digo o se encuentren en situacin de reclamrselos y los representantes legales de cualquie-
ra de ellos. Si no la pidieren los representantes legales, lo har el Ministerio Fiscal.
-De otra parte, conforme al artculo 760.3 LEC-2000, la sentencia que declare la
prodigalidad determinar los actos que el prdigo no puede realizar sin el consentimiento
de la persona que deba asistirle.
(art. 287); las atribuciones del defensor judicial no estn diseadas legalmente,
quedado encomendadas a la sentencia judicial, etc.
Ante ello, en una obra como sta y advertido el lector de la flexibilidad>> de
la Ley 13/1983, lo ms prudente es sealar que la reduccin a esquema de los nu-
merosos artculos del Cdigo Civil dedicados a la materia es punto menos que
imposible, y trataremos de sealar algunos extremos generales antes de conside-
rar brevemente y por separado los distintos cargos tuitivos.
1) Los cargos tutelares son de carcter obligatorio, aunque se prevn legal-
mente circunstancias que permiten excusarse (causas o motivos de excusa: art.
251) del desempeo de los mismos.
2) El nombramiento de la persona a desempear el cargo tuitivo debe (salvo
para el defensor judicial) y suele recaer en un familiar cercano (art. 234.1,ligera-
mente reformado por la Ley 41/2003, de proteccin patrimonial de las personas
con discapacidad).
3) Las resoluciones judiciales sobre los cargos tutelares debern inscribirse
obligatoriamente en el Registro Civil, a efectos de que los terceros puedan cono-
cer las condiciones de capacidad de las personas. Por consiguiente, quien contra-
te con un incapacitado o con un prdigo, no podr verse peijudicado por la falta
de capacidad de ste, si la declaracin judicial no ha sido inscrita en el Registro
Civil (cfr. art. 218 CC).
4) Una vez inscrita la resolucin judicial sobre capacidad, la realizacin de
contratos por el afectado le conllevar las siguientes consecuencias generales:
a) Los celebrados por personas sometidas a tutela son nulos de pleno dere-
cho, pues deberan haber actuado a travs de su representante: el tutor.
b) Los celebrados por personas a quienes se ha asignado curador o defensor
judicial son anulables (art. 293).
e) Los actos y contratos celebrados por el tutor sin contar con la autorizacin
judicial, cuando sta sea preceptiva, sern radicalmente nulos (cfr. arts. 271 y
272, antes de la reforma de la Ley Orgnica 1/1996; despus de ella, slo el pri-
mero de los arts. citados).
3.1. La tutela
La consideracin detenida de la tutela (y del resto de las instituciones tutela-
res) ser objeto de estudio en la parte dedicada al Derecho de familia. Sin embar-
go, razones de orden pedaggico aconsejan una aproximacin a ella, al menos
atendiendo al dato de que, en trminos generales, el rgimen jurdico de la tute-
la (muy extenso: arts. 222 a 285 CC) es aplicable supletoriamente a la curatela
(cfr. art. 291.1) y al defensor judicial (art. 301).
El nombramiento del tutor debe realizarlo el juez atendiendo inicialmente al
orden de preferencia establecido en el artculo 234.1, que ha sido ligeramente
modificado por la Ley 41/2003, en previsin de que una persona capaz decida
quien debe asumir su tutela en caso de ser incapacitado en el futuro. Conforme a
dicha reforma, para el nombramiento de tutor se preferir:
--------------------------------------------------------------------------
62 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
l." Al designado por el propio tutelado, conforme al prrafo segundo del artculo 223.
2." Al cnyuge que conviva con el tutelado.
3. A los padres.
4. A la persona o personas designadas por stos en sus disposiciones de ltima voluntad.
0
--~-----------------------------~~- -- - -
Captulo4 La capacidad de obrar: la incapacitacin 67
no eran situaciones que generasen una verdadera incapacitacin (en virtud de la cual la
persona perdiera su independencia personal), sino causas determinantes de la restriccin
de las facultades jurdicos-patrimoniales del quebrado o concursado, en inters de sus
acreedores.
5. SUPUESTOS PRCTICOS
INTERNAMIENTO NO VOLUNTARIO
El pasado 3 de abril, los padres de Macarena Rodrguez. a la que se le ha diagnosticado una esquizofre-
nia hace dos aos, naman al Servicio de Urgencias del Hospital ms cercano a su domicilio para solicitar que
se interne a su hija por encontrarse en un estado de extrema agresividad que la ha llevado a intentar suicidar-
se. De hecho, se ha cortado las venas del brazo izquierdo, aunque sus padres, tirando la puerta del cuarto de
bao, han logrado cortar1e la hemorragia. El correspondiente servicio sanitario decide llevarse e internar, en
contra de su voluntad, a Macarena Rodrguez.
Considera usted vlida la actuacin del servicio mdico?
DIAGNSTICO: ALZHEIMER
A Pedro le acaban de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Pedro est divorciado y tiene un hijo con el
que se neva fatal: por ello una de sus mayores preocupaciones de Pedro es que va a ser de l cuando pierda sus
facultades para ocuparse de s mismo y del inmenso patrimonio que posee. Su mejor amigo de toda la vida Luis
se ha ofrecido generosamente a irse a vivir con l cuando llegue el momento y atender1e en todo lo que sea ne-
cesario. Pedro cree que es una idea magnfica, su duda es cmo resolver la situacin planteada sin que puedan
surgir problemas y conflictos con su hijo. A Ud. qu se le ocurre que podrla hacer Pedro?
de Gilberto. Pero los padres de Gilberto se encuentran con que su hijo ha designado tutora a una Fundacin
de la que nada conocen. Se oponen, ante el Juez, a ese nombramiento tutorial. Prosperar la pretensin de
los padres de Gilberto?
DEFENSOR JUDICIAL
Juan Martnez, viudo, de 70 aos, otorga testamento abierto ante un notario de su localidad. En el tes-
tamento dispone de sus bienes de la siguiente manera: instituye heredero universal a su nico hijo, Licinio,
pero lega la mitad del tercio de mejora a su nico nieto, Alberto, de cinco aos de edad y, a su vez, lega la
tercera parte del tercio de libre disposicin a su nuera con la que mantiene una magnfica relacin. Juan fa-
llece a los 72 aos vctima de un cncer de hgado sin haber revocado el testamento. Ante las disposicio-
nes testamentarias y la menor edad del nieto, legatario de parte del tercio de mejora, diganos, por favor,
quin tendra que representarle en la particin de la herencia para defender sus intereses.
PRODIGALIDAD
Mariano Alonso lzaguirre Menndez es un rico empresario casado con Marisa de la Fuente Fra, here-
dera de un abundante patrimonio familiar y, tambin, rica empresaria. Un da, Mariano comienza a despil-
farrar todo su patrimonio personal en el juego y en otros vicios. Diga si se puede hacer algo y, en caso afir-
mativo. si cabe algn tipo de proteccin para el Sr. lzaguirre.
PRODIGALIDAD
Rosendo Martinez es un seor de 56 aos que, tras divorciarse de su esposa, ha rehecho su vida al
lado de Martina Calvin, a la que constantemente hace valiosos regalos. El nico hijo de Rosendo, Valerio,
de 33 ai'ios y rico empresario del mundo de la televisin, decide demandar a su padre por estar derrochan-
do su fortuna con Martina, en detrimento de la herencia que como hijo le corresponde. Qu podra argu-
mentar Valerio a juicio de Vd?
CAPTULO 18
lAS INSTfl'UCIONES TUTELARES
2. lA TUTElA
Tradicionalmente se ha estimado que la consideracin detenida de la tutela debe ser
objeto de tratamiento con ocasin del estudio del Derecho de familia. En la presente expo-
sicin se mantiene dicha sistemtica, aunque ciertamente en las ltimas dcadas del siglo
XX la existencia de profundas modificaciones legislativas ha trado consigo que autores su-
mamente autorizados hayan defendido la integracin sistemtica de la tutela en el estudio
del Derecho de la persona.
Sin entrar en semejante debate sistemtico, en el captulo cuarto de esta obra, por ra-
zones de orden pedaggico, realizamos ya una aproximacin a la materia, atendiendo al
dato normativo indiscutible de que, en trminos generales, el rgimen jurdico de la tutela
(muy extenso: arts. 222 a 285 CC) es aplicable supletoriamente a la curatela (cfr. art. 29 L l)
y al defensor judicial (art. 301) y, de otra parte, a la circunstancia de que es enormemente
difcil discurrir acerca de la capacidad de obrar de las personas sin considerar, simultnea-
mente, los rasgos bsicos de las instituciones tutelares en su conjunto.
As se deduce del artculo 233, al disponer que "el juez podr establecer, en la resolu-
cin por la que se constituya la tutela, o en otra posterior, las medidas de vigilancia y con-
trol que estime oportunas, en beneficio del tutelado. Asimismo podr, en cualquier mo-
mento, exigir del tutor que informe sobre la situacin del menor o del incapacitado y del
estado de la administracin". Se trata, pues, de un control judicial continuado, que habilita
al Juez en todo momento para adoptar las medidas que les parezcan necesarias o conve-
nientes en proteccin del tutelado, pero cuyo incumplimiento o dejacin puede generar la
consiguiente responsabilidad del rgano jurisdiccional.
exclusivamente con el modo de actuacin que pueden desplegar los varios tutores, al igual
que ocurre en la representacin cuando son varios los apoderados, segn que el poder
otorgado sea solidario o mancomunado (que, se recordar, ya consideramos en el captulo
noveno). Dicho ello, se comprender que:
Ejercicio solidario de la tutela equivale a que cualquiera de los divei"sos tutores desig-
nados puede llevar a cabo, de forma individual, los actos propios del desempeo de la tute-
la como si los I"estantes tutores nombrados no existieran.
-Ejercicio conjunto de la tutela, en cambio, significa que todos los tutoi"es nombrados
habrn de participar en la adopcin de las decisiones correspondientes al ejercicio de la tu-
tela conforme al principio de mayora (que ha de entenderse como mayora simple).
Otro de los problemas caracterstico de la pluralidad de tutores viene representado
por la eventualidad que uno de los tutores (o varios, sea simultnea o sucesivamente) deje
de serlo, pues en tal caso la tutela plural puede devenir tutela unipersonal o, por el contra-
rio, determinar la sustitucin del.tutor cesante. El Cdigo se pronuncia abiertamente en fa-
vor de la primera de las opciones indicadas en el artculo 238: "En los casos de que por
cualquier causa cese alguno de los tutores, la tutela subsistir con los restantes a no ser que
al hacer el nombramiento se hubiera dispuesto otra cosa de modo expreso".
3." Los condenados a cualquier pena privativa de libertad, mientras estn cumpliendo
la condena.
4. 0 Los condenados por cualquier delito que haga suponer fundadamente que no des-
empearn bien la tutela".
Por su parte, el artculo 244 establece que "tampoco pueden ser tutores:
l." Las personas en quienes concurra imposibilidad absoluta de hecho.
2." Los que tuvieren enemistad manifiesta con el menor o incapacitado.
3." Las personas de mala conducta o que no tuvieren manera de vivir conocida.
4." Los que tuvieren importantes conflictos de intereses con el menor o incapacitado,
mantengan con l pleito o actuaciones sobre el estado civil o sobre la titularidad de los bie-
nes, o los que le adeudaren sumas de consideracin.
5." Los quebrados y concursados no rehabilitados, salvo que la tutela lo sea solamente
de la persona~.
Captulo 18 Las instituciones tutelares 255
resoluciones, pues con carcter general "las funciones tutelares... estarn bajo la salvaguarda
de la autoridad judicial" (art. 216), comenzando por la propia toma de posesin del cargo,
que ser dada tambin por la Autoridad judicial, segn dispone el artculo 259.
Advertido ello, el Cdigo regula con sumo detalle algunos detalles del cuadro de fun-
ciones y obligaciones correspondientes al tutor, que vamos a considerar seguidamente por
separado.
del tutor" (as, art. 248). Remocin equivale, como es sabido, a destitucin o expulsin de
una persona de una posicin determinada.
La extincin de la tutela, por el contrario, supone la desaparicin de las circunstancias
que justificaban la existencia del rgano tuitivo (cfr. arts. 268 y 269) y, en consecuencia, el
cese definitivo de la existencia del mecanismo tutelar.
El cese del tutor, pues, en uno y otro caso, tiene un sentido claramente diverso en uno
y otro caso, aunque ambos generan la necesidad de llevar a cabo la rendicin general de
cuentas durante el tiempo de desempeo de la tutela.
5.1. La remocin del tutor
El Cdigo Civil concede legitimacin activa en el procedimiento de remocin, adems
de al Ministerio Fiscal, a cualquier "persona interesada" en acreditar que se ha producido
cualquiera de las causas genricas de remocin o sustitucin necesaria del tutor contempla-
das en el artculo 247:
A) Que el tutor, una vez posesionado del cargo, llegue a estar incurso en cualquiera de
las causas legales de inhabilidad antes consideradas. Dado que la tutela ya se ha "deferido",
se trata pues de una inhaltilidad sobrevenida.
B) Que el tutor "se conduzca mal en el desempeo de la tutela" (esto es, no desempe-
e adecuadamente la tutela), sea por incumplimiento de los deberes propios del cargo, sea
por notoria ineptitud en su ejercicio.
En consecuencia, el artculo 247 no establece una relacin pormenorizada de "causas"
concretas de remocin, sino que por un lado se remite al propio elenco de las causas de in-
habilidad y, por otro, deja en manos de la autoridad judicial la apreciacin de que el tutor
no desempea la tutela de forma apropiada, atendiendo siempre al propio beneficio del
tutelado y a la defensa de su patrimonio.
La remocin del tutor, conforme al artculo 248, requiere su previa audiencia y, al me-
nos en caso de que se oponga a la destitucin, seguir los trmites del proceso ordinario de
menor cuanta, pues el artculo 1879 de la LEC excluye que los tutores y curadores puedan
ser removidos por un acto de jurisdiccin voluntaria. Sin embargo, una vez iniciado el proce-
dimiento de remocin, el juez es plenamente libre, de forma evidentemente cautelar, para
"susperulcren sus funciones al tutor y nombrar al tutelado un defensor judicial" (art 249).
Antes de pasar a considerar la extincin de la tutela y la rendicin general de cuentas,
conviene advertir que las causas de inhabilidad y excusas previstas para la tutela, as como
las circunstancias que originan la remocin del tutor son tambin aplicables, supletoria-
mente, a la curatela y al defensor judicial (arts. 291 y 301).
5.2. La extincin de la tutela
En relacin con esta materia, hemos de considerar fundamentalmente los artculos
276 y 277 del Cdigo.
El primero de ellos establece que "la tutela se extingue:
l. o Cuando el menor de edad cumple los dieciocho aos, a menos que con anteriori-
dad hubiera sido judicialmente incapacitado.
0
2. Por la adopcin del tutelado menor de edad.
3. 0 Por fallecimiento de la persona sometida a tutela.
4. o Por la concesin al menor del beneficio de la mayor edad.
Por su parte, el artculo 277 dispone que "tambin se extingue la tutela:
1. Cuando habindose originado por privacin o suspensin de la patria potestad, el
titular de sta la recupere.
2. o Al dictarse la resolucin judicial que ponga fin a la incapacitacin, o que modifique
la sentencia de incapacitacin en virtud de la cual se sustituye la tutela por la curatela.
Pero, aunque el Cdigo no lo exprese en semejante elenco de causas de extincin, es
obvio que la tutela "cesa" desde el punto de vista del tutor por muchas otras causas, entre
otras causas por su propio fallecimiento. Interesa destacarlo porque, en tal caso, ha de en-
260 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
tenderse que sern sus herederos (tal y como precisaba el art. 280 de la redaccin origina-
ria) quienes estarn obligados a la rendicin de cuentas a que vamos a referimos.
6. LA CURATELA
7. EL DEFENSORJUDICIAL
El defensor judicial, regulado en los artculos 299 y siguientes del Cdigo ci-
vil, se caracteriza bsicamente por ser un cargo tuitivo ocasional o espordico, frente
a la relativa continuidad temporal de la tutela y de la curatela, y al propio tiempo
compatible con la existencia de los restantes mecanismos tutelares considerados
con anterioridad e incluso con el ejercicio de la patria potestad por los progeni-
tores del menor o incapacitado. En efecto, la preexistencia de los organismos tu-
telares propiamente dichos constituye un presupuesto del nombramiento del de-
fensor atendiendo a los siguientes datos normativos:
1) En caso de inexistencia de tutela, no se nombrar un defensor judicial,
sino que la representacin y defensa de la persona que debera haber sido some-
tida a tutela la asumir directamente el Ministerio Fiscal, mientras que en caso de
que "adems del cuidado de la persona hubiera de procederse al de los bienes, el
Juez podr designar un administrador de los mismos... " (art. 299 bis, numeracin
criticable y que hubiera podido evitarse fcilmente, pues tras la Ley 13/1983, los
262 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de Familia
arts. 307 a 313 han quedado sin contenido). En consecuencia, la sustitucin tem-
poral del tutor corresponde en todo caso al Ministerio Fiscal y al administrador.
2) la. descripcin legal de los supuestos en que procede el nombramiento del de-
fensor judicial realizada por el artculo 299, conforme al cual se nombrar cuando:
A) En algn asunto exista conflicto de intereses entre los menores o incapaci-
tados y sus representantes legales o el curador. Tal inciso del artculo 299 es casi
absolutamente coincidente con la previsin normativa del artculo 163: nombra-
miento de defensor (al que no se califica de judicial, pero lo es) para los supues-
tos de colisin de intereses entre padres e hijos.
B) Por cualquier causa, el tutor o el curador no desempeen las funciones
que les son propias, hasta que cese la causa determinante o se designe otra perso-
na para desempear el cargo.
Fuera de lo dicho, el rgimen jurdico del defensor judicial queda bastante en la som-
bra, aplicndosele las causas de inhabilidad, excusas y remocin de tutores y curadores
(art. 301) y, desde luego, los artculos 215 a 221, en cuanto disposiciones generales de las insti-
tuciones tutelares o de guarda; pero sin que el Cdigo Civil determine el cuadro mnimo
de derechos y obligaciones que corresponden al defensor judicial, limitndose a establecer
que las atribuciones del defensor sern las que el Juez "le haya concedido" en cada caso
(cfr. art. 302). Depende igualmente del arbitrio judicial la concreta designacin del defen-
sor, nombrando" ... a quien estime ms idneo para el cargo" (art. 300 in_fine), pudiendo
recaer el nombramiento en una persona jurdica que tenga por objeto la proteccin de me-
nores o incapacitados, como propugna MORENO MARTINEZ.
La absoluta libertad decisoria que proporciona al Juez el artculo 300 contrasta con
otros preceptos del propio Cdigo Civil en los que se considera asimismo la figura del de-
fensor (arts. 163 y 181) pero estableciendo inicialmente una serie de personas llamadas al
cargo (cnyuge y, despus, parientes) entre las que el Juez debe escoger. El asunto no es ni-
mio, aunque as lo parezca prima facie. Unido adems al hecho de que el art. 299-3 afirma,
residualmente, que se nombrar un defensor "en todos los dems casos previstos en este
Cdigo", ha llevado errneamente a ciertos autores a preconizar la derogacin o modifica-
cin de los artculos aludidos al comienzo del prrafo tras la regulacin del defensor judi-
cial en los artculos 299 y siguientes del Cdigo Civil conforme a la Ley 13/1983.
-------------------
Captulo 18 Las instituciones tutelares 263
0
2. Por decisin de las personas que lo tienen acogido, previa comunicacin de stas a
la entidad pblica.
3." A peticin del tutor o de los padres que tengan la patria potestad y reclamen su
compaa.
4." Por decisin de la entidad pblica que tenga la tutela o guarda del menor, cuando
lo considere necesario para salvaguardar elmters de ste odos los acogedores.
Ser precisa resolucin judicial de cesacin cuando el acogimiento haya sido dispuesto
por el Juez.
9. SUPUESTOS PRCTICOS
INSTITUCIONES TUTELARES
Jos y Carmen, joven matrimonio con un hijo de 8 aos, se van de vacaciones de verano en su nuevo
coche a Calpe. De regreso a casa, Jos, emocionado con su recin estrenado Mercedes, pisa el acelerador
para adelantar a un camin en lnea continua, con tan mala suerte que, en direccin contraria, circulaba otro
vehculo a gran velocidad. El encontronazo ha sido inevitable, falleciendo en el acto el joven matrimonio. Mila
grosamente el nio sali ileso. Ante el desamparo del pequeo por quedarse sin padres, sus abuelos mater-
nos se hacen cargo espontneamente del cuidado del menor. Oiga, por favor, si esto es posible y de ser as,
ante qu figura tuitiva nos encontramos.
ANEXO 1
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Ayud ~fNe ~~ Em-:- A""-o~ A-Mode~
.. Prof. C. LASARTE, Derecho de sucesiones
61 ed., Marcial Pons, 2010
EL TESTAMENTO
SUMARIO
1. -El testamento.
1.1. Concepto y caracteres.
A) Acto unilateral y unipersonal.
B) Acto personalsimo.
C) Acto solemne.
D) -Acto esencialmente revocable.
1.2. -Contenido del testamento.
Nota bibliogrfica.
l. -EL TESTAMENTO
1.1. -CONCEPTO Y CARACTERES
La nocin inicial de testamento la ofrece el articulo 667 del Cdigo Civil, afirmando que el acto
por el cual una persona dispone para despus de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se
llama testamento.
Como generalmente ocurre cuando las disposiciones legislativas se arriesgan a ofrecer una
defmicin o concepto de la institucin que regulan, han llovido toda suerte de crticas sobre dicho
precepto, pese a que, en trminos generales, puede considerarse expresivo de lo que para el comn de
los mortales es el testamento, la expresin de su ltima voluntad, disponiendo sobre el porvenir de
sus bienes y derechos (o de algunos de ellos, dado que en nuestro sistema la sucesin testamentara y
la intestada resultan compatibles).
Por criticar las expresiones del Cdigo, algunos autores comienzan por poner de manifiesto que
verdaderamente el testamento no es un acto, sino un negocio jurdico. Dado que el sistema
normativo, como bien sabemos, no utiliza como parmetro general la idea de negocio jurdico,
semejante pretensin doctrinal depender en buena medida de qu se entienda por tal (para lo que
hemos de remitir al tomo primero de esta obra). En todo caso, la mejor doctrina contempornea sigue
considerando al testamento como un acto de autonoma privada, sin caer en el espejismo y en la
elefantiasis propia de la teora del negocio jurdico. As lo haremos tambin nosotros, pues estimamos
1
Prof. C. LASARTE, Derecho de sucesiones
611 ed, Marcial Pons, 2010
que la calificacin de acto, que sita el Cdigo en el frontispicio de su regulacin, es digna de ser
compartida.
Otras veces, se ha resaltado la insuficiencia del artculo 667 poniendo de manifiesto que resulta
imposible extraer de dicho precepto los caracteres ms sobresalientes del testamento. La observacin
es, desde luego, innegable. Otra cosa sera la justicia de semejante observacin, pues en ningn lugar
est dicho que el legislador est obligado a escribir tratados ni obras sistemticas, sino a regular
problemas sociales. Claro est que los caracteres del testamento, sin embargo, pueden extraerse del
conjunto de la regulacin del Cdigo, conforme a la cual pueden resaltarse los que seguidamente
recogemos.
A) -ACTO UNILATERAL Y UNIPERSONAL
La declaracin de la voluntad testamentaria no requiere el complemento de ninguna otra
declaracin, ni de ninguna otra persona. El testador otorga por s mismo el testamento, aunque en su
otorgamiento hayan de intervenir otras personas (Notario y/o testigos), pero stas en modo alguno
pueden (o, si se quiere, deben) hacer otra cosa que dar cuenta, autorizar o acreditar la libre y
espontnea voluntad del testador.
Al afirmar que el testamento es tambin un acto unipersonal, se trata de poner de manifiesto que,
en el rgimen de nuestro Cdigo, no cabe que varias personas, aunque se trate de los cnyuges, testen
simultnea y mancomunadamente. Lo prohbe radicalmente el articulo 669: No podrn testar dos o
ms personas mancomunadamente, o en un mismo instrumento, ya lo hagan en provecho recproco,
ya en beneficio de un tercero.
La radical prohibicin del testamento mancomunado y de los pactos o contratos sucesorios es
una manifestacin ms del libre albedro individual propio de la Codificacin y pretende garantizar la
formacin, libre y espontnea, de la voluntad testamentaria de la persona que decide otorgar
testamento.
B) -ACTO PERSONALSIMO
El propio artculo 670 utiliza tal expresin: El testamento es un acto personalisimo: no podr
dejarse su formacin, en todo ni en parte, al arbitrio de un tercero, ni hacerse por medio de comisario
o mandatario.
Tampoco podr dejarse al arbitrio de un tercero la subsistencia del nombramiento de herederos o
legatarios, ni la designacin de las porciones en que hayan de suceder cuando sean instituidos
nominalmente. Es decir, el testador debe decidir por s mismo a quin y cmo y en cunto nombra
herederos o legatarios, adoptando el criterio de distribucin o la asignacin de sus bienes y derechos
para el momento en que l falte.
El siguiente precepto, el articulo 671, no puede considerarse una excepcin a lo dicho, pues
verdaderamente la asignacin hereditaria ha sido ya realizada por el testador, quien se limita a
encomendar a un tercero que determine cmo han de distribuirse los bienes entre clases
indeterminadas.
C) 8 ACTOSOLEMNE
El carcter solemne o estrictamente formal del testamento lo estudiaremos en este propio
captulo, debiendo bastar ahora la remisin al articulo 687, conforme al cual ser nulo el testamento
en cuyo otorgamiento no se hayan observado las formalidades respectivamente establecidas [para
cada uno de los tipos o de las formas testamentarias] en este capitulo.
La rigurosa solemnidad aplicable al testamento deriva, claro est, del hecho de tratarse de un acto
que desplegar su eficacia mortis causa, una vez que fallezca el testador. Por consiguiente, conviene
que el otorgamiento del testamento se adecue a las pautas formales que garantizan su pervivencia
respecto del propio testador.
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del causante hace que ste, mientras tanto, pueda revocar ad nutum cualesquiera disposiciones
testamentarias (ambulatoria est voluntas defuncti... ).
As lo afirma tajantemente el articulo 737: Todas las disposiciones testamentarias son
esencialmente revocables, aunque el testador exprese en el testamento su voluntad o resolucin de no
revocarlas.
Se tendrn por no puestas las clusulas derogatorias de las disposiciones futuras, y aquellas en
que ordene el testador que no valga la revocacin del testamento si no la hiciere con ciertas palabras
o seales>).
1.2. -CONTENIDO DEL TESTAMENTO
Aunque en nuestro sistema normativo no es imperativa la existencia de institucin de heredero,
generalmente (y pese a las criticas formuladas al respecto al art. 667) la mayor parte de los
testamentos otorgados suelen referirse a las atribuciones patrimoniales realizadas por el causante para
cuando fallezca. As lo determina, adems, el carcter formal y solemne del testamento, que
comnmente se utiliza en sentido propio.
No obstante ello, tambin suelen contener la mayor parte de los testamentos declaraciones
privadas de sustrato patrimonial, como las referidas a la confesin religiosa o a las exequias del
testador o, como bien sabemos ya, el reconocimiento de un hijo extramatrimonial (art. 120.1.0 del
CC).
Tanto unas cuanto otras manifestaciones deben tener sentido imperativo, ordenando el testador su
cumplimiento, pues los meros ruegos, recuerdos o rememoraciones, aunque naturalmente formarn
parte del documento testamentario, no pueden considerarse disposiciones testamentarias propiamente
dichas de obligado acatamiento.
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61 ed., Marcial Pons, 2010
de la ley, las reglas de la sucesin intestada y, por tanto, el menor quedara en todo caso libre de tensiones y
presiones familiares.
Debates tericos aparte sobre la conveniencia o inoportunidad del establecimiento de una edad
tan baja de capacitacin en relacin con el testamento, en la prctica es extrasimo el supuesto y la
jurisprudencia sobre el artculo 663.1." es prcticamente inexistente.
2.2. -LA FALTA DE CABAL JUICIO
Todo lo contrario ocurre en relacin con el supuesto contemplado por el nmero 2. 0 del
artculo 663, en cuya virtud est incapacitado para testar <<el que habitual o accidentalmente no se
hallare en su cabal juicio. La norma, desde luego, no puede entenderse en el estricto sentido de que
no podr testar slo quien se encuentre judicialmente incapacitado a causa de enfermedades
psquicas, pues alcanza tambin a quien, de forma accidental, no se halle en cabal juicio (caso de
hipnosis, embriaguez o drogadiccin, por ejemplo). Con lo cual, podemos remitir a cuanto
desarrollamos respecto de la capacidad natural al estudiar la capacidad contractual.
De otra parte, la prohibicin de testar del enajenado mental se ha combinado siempre en el
Cdigo con dos normas complementarias:
- De una parte, con lo dispuesto en el artculo 664, conforme al cual el testamento hecho antes
de la enajenacin mental es vlido.
De otra, con la posibilidad de otorgar vlidamente testamento durante el <<intervalo lcido.
En tal sentido, hasta la aprobacin de la Ley 30/1991, el artculo 665 estableca que siempre que el
demente pretenda hacer testamento en un intervalo lcido, designar el Notario dos facultativos que
previamente le reconozcan, y no lo otorgar sino cuando stos respondan de su capacidad, debiendo
dar fe de su dictamen en el testamento, que suscribirn los facultativos adems de los testigos>).
As pues, se trataba fundamentalmente de determinar la capacidad natural del presunto testador,
independientemente de que hubiera o no declaracin judicial de incapacitacin. Sin embargo, tal
planteamiento choca frontalmente con el entendimiento actual de la incapacitacin y, sobre todo, con
el hecho de que, desde la Ley 13/1983, de 24 de octubre, la sentencia que declare la incapacitacin
determinar la extensin y los lmites de sta, as como el rgimen de tutela o guarda a que haya de
quedar sometido el incapacitado (art. 210 derogado por la LEC-2000; si bien en el mismo sentido el
art. 760 LEC-2000). La razn es obvia: si el proceso de incapacitacin y, finalmente, la sentencia han
determinado que el incapacitado no puede testar, no parece que -pese a encontrarse en intervalo
lcido-- pueda hacerlo, ni el Notario tenga facultad de decidir por s mismo al respecto, aunque sea
con el asesoramiento de los facultativos, en contra de lo establecido en sentencia fmne.
En efecto, la Ley 30/1991 ha dado nueva redaccin al artculo 665, que ahora reza de la siguiente
manera: siempre que el incapacitado por virtud de sentencia que no contenga pronunciamiento
acerca de su capacidad para testar pretenda otorgar testamento, el Notario designar dos facultativos
que previamente le reconozcan y no lo autorizar sino cuando stos respondan de su capacidad..
En definitiva, pues, en caso de existir pronunciamiento judicial privando al incapacitado de la
capacidad de testar, el Notario habr de observarla en sus trminos. Si pese a la falta de cabal juicio
no existe incapacitacin o la sentencia nada dice al respecto, el Notario podr seguir haciendo suya la
indagacin de la capacidad natural de entender y querer del testador conforme a las prescripciones del
artculo 665 (pese, a nuestro juicio, a que el tenor literal del precepto vigente presenta alguna
dificultad al respecto, pues limita el contenido del mismo al caso de el incapacitado por virtud de
sentencia).
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Aunque slo lo indique expresamente el artculo 694 (relativo al testamento abierto notarial), en
cualquier caso en que proceda su intervencin, ha de tratarse de Notario hbil para actuar en el lugar
del otorgamiento, pues por principio los Notarios carecen de fe pblica fuera de su respectivo
distrito notarial (en tal sentido, art. 116 del RN), siendo de hecho sumamente raro que un Notario
invada la circunscripcin territorial ajena (adems de constituir falta grave o muy grave).
3.2. -LOS TESTIGOS
Al referirse a los testigos, es relativamente frecuente en materia sucesoria hablar de testigos
idneos. Sin embargo, propiamente hablando, no se ha tratado nunca el que los testigos renan
cualidades excepcionales para serlo o que acrediten una especial formacin, sino slo que no se
encuentren incursos en ninguna de las prohibiciones establecidas al respecto.
A tal efecto, el Cdigo ha distinguido entre una serie de causas de ineptitud o inhabilidad (o,
sencillamente, prohibiciones) que se aplican de forma general, en relacin con todos los testamentos
y otra serie de prohibiciones relativas, que slo tienen relevancia en relacin con el testamento
abierto. Naturalmente, unas y otras, han de existir al tiempo de otorgarse el testamento, como
establece el artculo 683.
La primera de tales series se encuentra recogida en el artculo 681, que, en su vigente redaccin
(determinada por la Ley 30/1991), establece que (<no podrn ser testigos en los testamentos:
Primero. Los menores de edad, salvo lo dispuesto en el artculo 701 (referido, como veremos,
al testamento en caso de epidemia).
Segundo. Los ciegos y los totalmente sordos o mudos.
Tercero. Los que no entiendan el idioma del testador.
Cuarto. Los que no estn en su sano juicio.
Quinto. El cnyuge o los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad del Notario autorizante y quienes tengan con ste relacin de trabajo.
A tales causas, cuando se trate de testamento abierto (cuyo contenido y disposiciones han de
conocer los testigos), han de aadirse los herederos y legatarios instituidos en el testamento, as como
sus cnyuges o parientes, dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad
(art. 682.1). Sin embargo, el prrafo 2." del artculo 682 establece que no estn comprendidos en
esta prohibicin los legatarios ni sus cnyuges o parientes cuando el legado sea de algn objeto
mueble o cantidad de poca importancia con relacin al caudal hereditario. Cabe, por tanto, que
algn legatario (nunca un heredero), beneficiado con un legado de carcter simblico, pueda formar
parte del grupo de testigos.
3.3. -EL INTRPRETE
En relacin con dicha figura, dispone el artculo 684 que <{Cuando el testador exprese su voluntad
en lengua que el Notario no conozca, se requerir la presencia de un intrprete, elegido por aqul, que
traduzca la disposicin testamentaria a la oficial en el lugar del otorgamiento que emplee el Notario.
El instrumento se escribir en las dos lenguas con indicacin de cul ha sido la empleada por el
testador.
El testamento abierto y el acta del cerrado se escribirn en la lengua extranjera en que se exprese
el testador y en la oficial que emplee el Notario, aun cuando ste conozca aqulla.
4. -IDENTIFICACIN Y APRECIACIN DE LA CAPACIDAD
DELTESTADOR
Naturalmente, la identificacin y la apreciacin de la capacidad del testador constituyen
elementos de suma importancia en el momento en que cualquier persona desea manifestar su
voluntad testamentaria. Por dicha razn, aunque reftrindose slo a los testamentos abiertos, el
artculo 685 ha establecido siempre que el Notario o los testigos (segn los casos) deberan emitir un
juicio acerca de la identificacin personal y de la capacidad del testador.
En relacin con los testamentos notariales, el artculo 685, antes de la reforma operada por la Ley
30/1991, estableca que el Notario y dos de los testigos que autoricen el testamento debern conocer
al testador, y si no lo conocieren se identificar su persona con dos testigos que le conozcan y sean
conocidos del mismo Notario y de los testigos instrumentales. Semejante superposicin de testigos,
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unos en relacin con el instrumento y otros a efectos de determinar la personalidad del testador, fue
objeto de muchas y fundadas criticas, por lo que la Ley 30/1991 ha dado nueva redaccin al precepto.
Actualmente el articulo 685 establece que el Notario deber conocer al testador y si no lo
conociese se identificar su persona con dos testigos que le conozcan y sean conocidos del mismo
Notario, o mediante la utilizacin de documentos expedidos por las autoridades pblicas cuyo objeto
sea identificar a las personas. Tambin deber el Notario asegurarse de que, a su juicio, tiene el
testador la capacidad legal necesaria para testar.
En los casos de los artculos 700 y 701, los testigos tendrn obligacin de conocer al testador y
procurarn asegurarse de su capacidad.
En consecuencia, la identificacin notarial puede llevarse a cabo, sencillamente, mediante la
aportacin por el interesado en testar de sus documentos de identidad (el DNI o pasaporte,
bsicamente).
En el supuesto de que no pudiere identificarse la persona del testador en la forma prevenida en
el artculo que precede [establece el art. 686], se declarar esta circunstancia por el Notario, o por los
testigos en su caso, resei'i.ando los documentos que el testador presente con dicho objeto y las seas
personales del mismo.
Si fuere impugnado el testamento por tal motivo, corresponder al que sostenga su validez la
prueba de la identidad del testadom.
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61 ed., Marcial Pons, 2010
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1959.
BUSTO LAGO, J. M., La sucesin testada {el testamento abierto notarial, el testamento mancomunado y la
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de la STS de 29 de diciembre de 1997), ADC, 1999, 1275; SERRA RODRGUEZ, A., La capacidad para testar y la
prueba de la incapacidad del testador en los testamentos abiertos. Comentario a las SSTS 12 mayo y 19 septiembre
1998 (RJ 1998, 3570 y 6399)}>, RdPat, 1999, nm. 2, 527; CARRJN, S., Algunas consideraciones en tomo al art. 752
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SUMARIO
5. El testamento cerrado.
5.1. -La redaccin del testamento.
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(art. 145 del RN, en su primer prrafo que no ha sido afectado por la declaracin de nulidad del resto
del artculo dictada por la STS 3." de 20 de mayo de 2008).
2. En otros casos, el testador (con asesoramiento previo de su Abogado o no) puede presentar
una minuta, redactada por escrito, al Notario, en la que se contengan los datos anteriormente referidos
y necesarios para la redaccin del testamento.
Hecho ello, el Notario por s mismo proceder a extender por escrito el testamento, de
conformidad con las instrucciones recibidas del testador y, en su momento, convocar a ste para el
otorgamiento y lectura del testamento. Naturalmente, la participacin o el desarrollo de la actividad
profesional del Notario en la redaccin del testamento, lo hace responsable en caso de nulidad por
defectos formales, conforme a lo establecido en el artculo 705.
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Las formas testamentarias abiertas que pueden otorgarse sin intervencin notarial son el
testamento en peligro de muerte y el testamento en caso de epidemia, a los que seguidamente nos
vamos a referir con brevedad. La falta o ausencia de ntervencin notarial se asienta, naturalmente, en
la urgencia existente en ambos supuestos, que por cierto no pueden situarse en paralelo.
El testamento en caso de epidemia probablemente pudo considerarse ya en el momento de la
redaccin del Cdigo una mera reliquia histrica. No digamos en la actualidad, en la que
afortunadamente las terribles epidemias histricas (miserere, clera, etc.), que diezmaban poblaciones
enteras, son sn duda alguna un recuerdo histrico. La prueba de ello es que el Tribunal Supremo no
ha dictado, desde la publicacin del Cdigo Civil, sentencia alguna sobre la materia.
En cambio, la redaccin y otorgamiento de testamentos in articulo mortis sigue siendo
relativamente frecuente, como demuestra la numerosa jurisprudencia existente al respecto.
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No parece contradecir lo dicho la STS de 27 de junio de 2000, que analiza un caso en el que un notario
(que se niega a autorizar el testamento abierto) comparece en funcin de testigo.
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podemos seguir utilizando. En efecto, la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil (Ley 1/2000) se refiere
expresamente en alguno de sus preceptos a la accin de protocolizar (al menos, en los arts. 787.2 y
788.2, al regular las operaciones divisorias de la herencia).
Pero la LEC-2000 no regula ni contempla expresamente el procedimiento a seguir, por lo que, en
esta cuestin, hemos de estar a la regulacin precedente recogida en la legislacin notarial y, en
particular, en los artculos 1.943 a 1.979 de la LEC de 1881. Tales artculos conforman los Ttulos VI
y VII del Libro III de la Jurisdiccin voluntaria y, por tanto, no han sido derogados, sino que siguen
en vigor y a ellos ha de atenderse para la protocolizacin de los testamentos que necesiten ser
elevados a escritura pblica y protocolizados. En particular, lo dicho es atinente, por cuanto se refiere
a las distintas formas testamentarias, a los artculos 704, 714 y 718 del Cdigo Civil.
4. -EL TESTAMENTO OLGRAFO
4.1. -CONCEPTO Y CARACTERSTICAS
El calificativo olgrafo (procedente del griego y hecho uso por la lengua latina) equivale a
autgrafo. En consecuencia, el testamento olgrafo es sencillamente un documento testamentario que
se caracteriza por estar ntegramente escrito por el testador, de su puo y letra, sin intervencin
alguna de otra persona.
Tiene una relativa presencia prctica, sobre todo, por las facilidades y ventajas que presenta su
redaccin para el testador, quien en cualquier momento y lugar (teniendo algo de tiempo, cualquier
utensilio de escritura y unas cuantas hojas en blanco; esto es, obsrvese, las condiciones ptimas para
cualquiera de nuestros ancianos condenados en la sociedad actual a vivir en residencias, alejados
de su entorno familiar) puede expresar su voluntad mortis causa, revisando incluso anteriores
instrumentos notariales, a los que condenar a la ineficacia por ser anteriores (ambulatoria est
voluntas).
La forma olgrafa garantiza de forma absoluta el secreto de las disposiciones testamentarias y
facilita al testador (sobre todo al que llegue a viejo) la posibilidad de reflexionar, pausadamente y en
soledad, acerca de su propia vida y de quines, cmo y en qu medida deben ser los destinatarios de
sus bienes.
Tradicionalmente, sin embargo, se ha resaltado que el testamento olgrafo es francamente
desaconsejable o que, en todo caso, presenta numerosos inconvenientes. El primero de ellos vendra
representado por el hecho de que sea redactado sin cumplir los requisitos exigidos por el Cdigo. No
obstante, como veremos en seguida con detalle, tales requisitos no presentan complejidad alguna y
pueden ser fcilmente superados por cualquier persona de mediana cultura; con mayor razn, si se
encuentra mnimamente aconsejada, aunque no haya visto en su vida el Cdigo Civil ni por el forro.
Es absolutamente cierto, sin embargo, que si el testamento olgrafo queda en posesin del
testador, una vez fallecido ste, la prdida o destruccin del testamento queda en manos de sus
sucesores (o, al menos, de aquel de sus sucesores que, si no llega a violar el cierre o el lacre del
testamento, se tema que pueda petjudicarle), con lo que la voluntad testamentaria y los desvelos del
testador para materializarla habrn resultado ineficaces. Ante ello, resulta aconsejable que la
redaccin del testamento olgrafo se combine con un acta notarial que refleje su otorgamiento y
depsito ante un Notario y de la que se tome razn o anote en el Registro de Actos de ltima
Voluntad. Con ello el testador garantizar el cumplimiento de su voluntad, evitando que sus deudos y
familiares puedan ser {<Sefiores de horca y cuchillo respecto de cuanto l dej por escrito.
En efecto, el artculo 3 del Anexo n del Reglamento Notarial (oficialmente de la organizacin y rgimen
del Notariado), relativo a dicho Registro establece que en l se tomar razn:
b) De los testamentos olgrafos, si los otorgantes lo desean y lo hacen constar por medio de acta notarial,
en que se expresen la fecha y lugar de su otorgamiento y las dems cii'CUDStancias personales expresadas en el
artculo siguiente.
4.2. REQUISITOS
Adems de la aplicacin, en lo que proceda de las reglas generales, antes consideradas, la
particularidad del supuesto de hecho del testamento olgrafo justifica que el legislador establezca
requisitos de carcter complementario que doctrinalmente suelen distinguirse segn se refieran a la
capacidad o a la forma de este tipo de testamento o, como precisa la Profesora Torres Garca
(relevante estudiosa de la materia) a la documentacin de la voluntad del testador.
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En relacin con la capacidad del testador, se requiere la mayora de edad y, en cuanto a la forma,
la autografia, fecha y fuma del documento escrito en el que se plasma el testamento olgrafo (que,
como veremos, puede consistir sencillamente en una carta o epstola dirigida a los herederos o a
cualquier otra persona). Sin embargo, pese a tal presentacin del tema, es muy dudoso que estos
ltimos requisitos formales no sean verdaderamente presupuestos de la figura. En todo caso,
tengan uno u otro carcter, procede naturalmente su consideracin.
A) -LA. MAYORA DE EDAD
De manera terminante, establece el artculo 688.1 que el testamento olgrafo slo podr
otorgarse por personas mayores de edad. En consecuencia, parece dificil defender otra opinin en
relacin con la edad del testador, pues una mnima interpretacin sistemtica exigira llegar a la
conclusin de que cuando el legislador establece una excepcin de la regla general contenida en el
artculo 663.1.0 , ha de haber sido perfectamente consciente de ello.
Sin embargo, doctrinalmente, han surgido tambin disputas al respecto, pues existen autores que
consideran capacitado al menor emancipado para otorgar testamento. No obstante, la opinin ms
segura es que la exigencia legal debe ser interpretada literalmente, se comparta o no y se est de
acuerdo o no con las razones que hayan podido resultar determinantes para ello.
En este ltimo sentido, es tradicional afirmar que la excepcin a la regla general del
artculo 663.1.0 vendra determinada por el hecho de que, dado el carcter y la naturaleza del
testamento olgrafo, el legislador ha querido evitar que los menores, sin encomendarse a Dios ni al
diablo, pudieran llevarlo a cabo de forma descuidada o irreflexiva, ante la falta de asesoramiento
(pero quizs esta argumentacin podra extenderse tambin a algunos que, habiendo llegado a la
mayora de edad, carecen de formacin y capacidad de reflexin suficientes) o ante la eventualidad,
relativamente frecuente, de que los caracteres de la propia caligrafia no se encuentren suficientemente
defmidos (observacin que, con la actual mayora de edad y en la sociedad contempornea, acaso
podra extenderse tambin a muchas personas mayores de edad).
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El prrafo 3.0 del articulo 688 establece que si [el testamento] contuviese palabras tachadas,
enmendadas o entre renglones, las salvar el testador bajo su firma>>. El significado del precepto no
ofrece lugar a dudas. En cualquier escrito (sea autgrafo o mecnico) la existencia de correcciones,
aadidos o tachaduras necesitan ser salvadas en el propio momento de suscribirlo, pues de otro modo
saltar la duda de si no han sido elementos postizos aadidos posteriormente. Salvar, pues, las
enmiendas o tachaduras equivale a darlas por buenas, declarando que -pese a su apariencia
formal- pertenecen realmente al contenido del documento.
La Sentencia del Tribunal Supremo de 6 de febrero de 1969, llamando en causa al Diccionario de la Real
Academia de la Lengua (tcnica acaso llamativa, pero relativamente frecuente en la jurisprudencia], afinna que
salvar equivale a poner al fin de la escritura o instrumento una nota para que valga lo enmendado o aadido
entre renglones o para que no valga lo borrado.
Ahora bien, la exigencia establecida en el articulo 668.3, conforme a la jurisprudencia del
Tribunal Supremo no debe ser rigidamente interpretada, pues aunque existan tales correcciones sin
salvar no determinan la nulidad del testamento si no varian de modo sustancial la voluntad del
testador (cfr. SS de 30 de noviembre de 1956, 3 de abril de 1945 y 29 de noviembre de 1916). La
postura del Tribunal Supremo es natural, pues la exigencia de la pulcritud textual del testamento
olgrafo no parece que pueda elevarse a los mismos niveles de rigor que, por ejemplo, caracterizan a
los instrumentos pblicos, sean notariales o administrativos, como es de todo punto de vista obvio.
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en forma habitual dentro del crculo familiar (como en las fotos que enviaba a sus hijos, o cuando
escriba cartas, o en la nota de acompafl.amiento de algunos regalos, etc.).
Sin embargo, atendiendo a la jurisprudencia existente, convendria aconsejar que se utilizara la
firma y rbrica completas como regla general.
En efecto, en las dos ocasiones en que el Tribunal Supremo se ha enfrentado a testamentos olgrafos
epistolares lo ha hecho decidiendo de forma diversa:
En el caso de la Sentencia del Tribunal Supremo de 8 de junio de 1918 se trataba de una carta de una
mujer a su marido, cuando eran simplemente novios. Firmaba aqulla slo como Matilde. El testamento
olgrafo fue considerado vlido.
La Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de enero de 1942 conoci el caso de una persona que nstituia
herederos a sus sobrinos firmando el testamento olgrafo como vuestra ta Marill!la)>. Atendiendo al dato de
que la testadora firmaba otras veces con nombre y dos apellidos (como sin duda baria tambin Matilde), el
Tribuoal Supremo consider la firma ineficaz.
4.3. ADVERACIN
Una vez fallecido el testador, el documento deber ser adverado por la Autoridad judicial,
mediante la concurrencia de los pertinentes testigos o cotejo pericial de letra, conforme a lo
establecido en los siguientes preceptos del propio Cdigo:
Articulo 689. El testamento olgrafo deber protocolizarse, presentndolo con este objeto al Juez de
primera instancia del ltimo domicilio del testador, o al del -lugar en que ste hubiese fallecido, dentro de cinco
aos, contados desde el da del fallecimiento. Sin este requisito no ser vlido.
Artculo 690. La persona en cuyo poder se halle depositado dicho testamento deber presentarlo al
Juzgado luego que tenga noticias de la muerte del testador, y, no verificndolo dentro de los diez das
siguientes, ser responsable de los da.fl.os y perjuicios que se causen por la dlacin.
Tambin podr presentarlo cualquiera que tenga inters en el testamento como heredero, legatario, albacea
o en cualquier otro concepto.
Articulo 691. Presentado el testamento olgrafo, y acreditado el fallecimiento del testador, el Juez lo
abrir si estuviese en pliego cerrado, rubricar, con el actuario todas las hojas y comprobar su identidad por
medio de tres testigos que conozcan la letra y firma del testador, y declaren que no abrigan duda racional de
hallarse el testamento escrito y firmado de maoo propia del mismo.
A falta de testigos idneos, o si dudan los examinados, y siempre que el Juez lo estime conveniente, podr
emplearse con dicho objeto el cotejo pericial de letras.
Articulo 692. Para la prctica de las diligencias expresadas en el artculo anterior sern citados, con la
brevedad posible, el cnyuge sobreviviente, si lo hubiere, los descendientes y los ascendientes del testador y, en
defecto de uoos y otros, los hermanos.
Si estas personas no residieren dentro del partido, o se ignorare su existencia, o siendo menores o
incapacitados carecieren de representacin legtima, se har la citacin al Ministerio Fiscal.
Los citados podrn presenciar la prctica de dichas diligencias y hacer en el acto, de palabra, las
observaciones oportunas sobre la autenticidad del testamento.
4.4. PROTOCOLIZACIN
Articulo 693. Si el Juez estima justificada la identidad del testamento, acordar que se protocolice, con
las diligencias practicadas, en los registros del Notario correspondiente, por el cual se darn a los interesados las
copias o testimonios que procedan. En otro caso, denegar la protocolizacin.
Cualquiera que sea la resolucin del Juez, se llevar a efecto, no obstante oposicin, quedando a salvo el
derecho de los interesados para ejercitarlo en el juicio que corresponda)).
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6ll ed., Marcial Pons, 2010
1. Puede estar enteramente escrito de su puo y letra por el testador, quien en tal caso pondr
al final su firma.
Dicha forma de redaccin es, por tanto, muy cercana a la propia del testamento olgrafo. Por
ello, para el supuesto de que el testamento cerrado sea nulo por no haberse observado las
formalidades de otorgamiento, la parte final del artculo 715 establece su conversin en testamento
olgrafo: Ser vlido, sin embargo [el testamento cerrado], como testamento olgrafo, si todo l
estuviere escrito y fnmado por el testador y tuviere las dems condiciones propias de este
testamento.
2. Puede haber sido escrito por cualquier meda mecnico o por otra persona a ruego del
testador. En este caso, no habiendo autografia del testador, ste pondr su fnma en todas sus hojas y
al pie del testamento.
3." Cuando el testador no sepa o no pueda firmar, lo har a su ruego al pie y en todas las hojas
otra persona, expresando la causa de la imposibilidad.
Sea cual fuere la forma que adopte, naturalmente es aplicable la regla de que las palabras
enmendadas, tachadas o escritas entre renglones, habrn de ser salvadas antes de la firma, de forma
parecida a cuanto hemos visto antes en relacin con el testamento olgrafo.
5.2. -LA FASE DE OTORGAMIENTO
Una vez preparado o redactado el testamento, su otorgamiento tiene lugar ante Notario, quien
extender, precisamente sobre la cubierta o sobre que contenga el testamento, la correspondiente acta
de otorgamiento.
Articulo 707. En el otorgamiento del testamento cerrado se observarn las solemnidades siguientes:
1. El papel que contenga el testamento se pondr dentro de una cubierta, cerrada y sellada de suerte que
no pueda extraerse aqul sin romper sta.
2. El testador comparecer oon el testamento cerrado y sellado, o lo cerrar y sellar en el acto, ante el
Notario que baya de autorizarlo.
3. En presencia del Notario, manifestar el testador por s, o por medio del intrprete previsto en el
artculo 684, que el pliego que presenta contiene su testamento, expresando si se balta escrito y firmado por l o
si est escrito de mano ajena o por cualquier medio mecnioo y frrmado al final y en todas sus hojas por l o por
otra persona a su ruego.
4. Sobre la cubierta del testamento extender el Notario la correspondiente acta de su otorgamiento,
expresando el nmero y la marca de los sellos con que est cerrado y dando fe del conocimiento del testador o
de haberse identificado su persona en la forma prevenida en los artculos 685 y 686, y de hallarse, a su juicio, el
testador con la capacidad legal necesaria para otorgar testamento.
s. Extendida y leida el acta, la firmar el testador que pueda hacerlo y, en su caso, las personas que
deban concurrir, y la autorizar el Notario con su signo y firma.
Si el testador declara que no sabe o no puede firmar, lo har por l y a su ruego uno de los dos testigos
idneos que en este caso deben concurrir.
6. Tambin se expresar en el acta esta circunstancia, adems del lugar, hora, da, mes y ao del
otorgamiento.
7. Concurrirn al acto de otorgamiento dos testigos idneos, si asf lo solicitan el testador o el Notario.
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En cambio, s pueden otorgar testamento cerrado los mudos o sordomudos que, no obstante no
poder expresarse oralmente, puedan en cambio escribir, pues en tal caso basta con adaptar las
formalidades previstas al supuesto de hecho:
Artculo 709. Los que no puedan expresarse verbalmente, pero s escribir, podrn otorgar testamento
cenado, observndose lo siguiente:
1." El testamento ha de estar finnado por el testador. En cuanto a los dems requisitos, se estar a lo
dispuesto en el artculo 706.
2." Al hacer su presentacin, el testador escribir en la parte superior de la cubierta, a presencia del
Notario, que dentro de ella se contiene su testamento, expresando cmo est escrito y que est firmado por l.
3." A continuacin de lo escrito por el testador se extender el acta de otorgamiento, dando fe el Notario
de haberse cumplido lo prevenido en el nmero anterior y lo dems que se dispone en el artculo 707 en lo que
sea aplicable al caso.
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SUMARIO
Nota bibliogrfica.
Segn el artculo 716.1, en tiempo de guerra, los militares en campafia, voluntarios, rehenes,
prisioneros y dems individuos empleados en el ejrcito, o que sigan a ste, podrn otorgar su
testamento ante un Oficial que tenga por lo menos la categora de Capitn. La condicin de militar
del testador no es, pues, requerida, pues basta que las personas sigan al ejrcito, con lo cual estn
incluidas, en su caso y por ejemplo, las damas de caridad o las cantineras.
Exige el precepto que el ejrcito se encuentre en campaa (blica, ha de entenderse). Sin
embargo, no dice nada acerca de si debe existir o no declaracin de guerra oficial. Debe sostenerse la
negativa, pues incluso concluida una campaa blica propiamente dicha, parece que debe otorgarse
validez al testamento militar otorgado en las circunstancias que estamos viendo cuando el ejrcito se
bata en retirada o, sencillamente, retome a su habitual punto de destino.
Refuerza posiblemente tal argumentacin el hecho de que el segundo prrafo del artculo 716
establece la preferencia de este tipo de testamento respecto del testamento otorgado en pas extranjero
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cuando el ejrcito o el destacamento se encuentre fuera de las fronteras nacionales: Es aplicable esta
disposicin a los individuos de un ejrcito que se halle en pas extranjero>>.
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El Ministro, si hubiese fallecido el testador, remitir el testamento al Juez del ltimo domicilio del difunto,
y, no sindole conocido, al Decano de los de Madrid, para que de oficio cite a los herederos y dems interesados
en la sucesin. stos debern solicitar que se eleve a escritura pblica y se protocolice en la fonna prevenida en
la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Cuando sea cerrado el testamento, el Juez proceder de oficio a su apertura en la fonna prevenida en dicha
ley, con citacin e intervencn del Ministerio Fiscal, y despus de abierto lo pondni en conocimiento de los
herederos y dems interesados.
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En relacin con los trmites relativos al testamento martimo, deben tenerse en cuenta las normas
a las que seguidamente vamos a hacer breve referencia.
Como corresponde al supuesto de hecho bsico y dada la indiscutible autoridad que corresponde
en un buque a quien lo comanda, compete tambin al Comandante la custodia de los testamentos
otorgados en la nave: Los testamentos abiertos hechos en alta mar sern custodiados por el
Comandante o por el Capitn, y se har mencin de ellos en el Diario de navegacin.
La misma mencin se har de los olgrafos y los cerrados (art. 724).
Desarrollando la suerte de estos ltimos, establece a su vez el articulo 729 que si fuere olgrafo
el testamento y durante el viaje falleciera el testador, el Comandante o Capitn recoger el testamento
para custodiarlo, haciendo mencin de ello en el Diario, y lo entregar a la Autoridad martima local,
en la forma y para los efectos prevenidos en el artculo anterior, cuando el buque arribe al primer
puerto del Reino.
Lo mismo se practicar cuando sea cerrado el testamento, si lo conservaba en su poder el testador
al tiempo de su muerte>>.
Una vez arribado a puerto, naturalmente el Cdigo distingue segn que el puerto sea espaol o
extranjero:
a) El primer supuesto se encuentra contemplado en el artculo 726, que regula las obligaciones
que ha de desplegar el Comandante (a quien, claro, se presume que ha de seguir la navegacin y
conviene desentenderlo de la suerte futura del testamento) para quedar exonerado de responsabilidad
al respecto:
Cuando el buque, sea de guerra o mercante, arribe al primer puerto del Reino, el Comandante o Capitn
entregar el testamento original, cerrado y sellado, a la Autoridad martima local, con copia de la nota tomada
en el Diario; y, si hubiese fallecido el restador, certificacin que lo acredite.
La entrega se acreditar en la fonna prevenida en el articulo anterior, y la Autoridad martima lo remitir
todo sin dilacin al Ministro de Marina)).
b) En el segundo caso, el artculo 725 ordena lo siguiente:
Si el buque arribase a un puerto extranjero donde haya Agente diplomtico o consular de Espa:lla, el
Comandante del de guerra, o el Capitn del mercante entregar a dicho Agente copia del testamento abierto o
del acta de otorgamiento del cerrado, y de la nota tomada en el Diario.
La copia del testamento o del acta deber llevar las mismas fmnas que el original, si viven y estn a bordo
los que lo firmaron; en otro caso ser autori:lllda por el Contador o Capitn que hubiese recibido el testamento, o
el que baga sus veces, firmando tambin los que estn a bordo de los que intervinieron en el testamento.
El Agente diplomtico o consular har extender por escrito diligencia de la entrega, y, cerrada y sellada la
copia del testamento o la del acta del otorgamiento si fuere cerrado, la remitir con la nota del Diario por el
conducto correspondiente al Ministro de Marina, quien mandar que se deposite en el Archivo de su Ministerio.
El Comandante o Capitn que haga la entrega recoger del Agente diplomtico o consular certificacin de
haberlo verificado, y tomar nota de ella en el Diario de navegacin)).
De una forma u otra, pues, el destino final del testamento martimo es el Ministerio competente
en la materia, donde culmina su itinerario administrativo si el testamento ha sido otorgado por un
espado], entrando en juego las reglas propias de intervencin judicial, como establece el artculo 727,
remitiendo al 718, antes considerado en relacin con el testamento martimo: Si hubiese fallecido el
testador y fuere abierto el testamento, el Ministro de Marina practicar lo que se dispone en el
articulo 718)>.
Si el testador, en cambio, es extranjero, el artculo 728 establece que K . el Ministro de Marina
remitir el testamento al de Estado, para que por la va diplomtica se le d el curso que
corresponda.
Las anteriores referencias a los Ministros de Marina y Estado, deben entenderse hechas en los tiempos
contempornens a los de Defensa y Asuntos Exteriores, respectivamente, aunque no baya existido modificacin
formal propiamente dicha del Cdigo Civil en ese sentido.
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NOTA BIBLIOGRFICA
GUTIRREZ-SOLAR BRAGADO, E., Testamentos especiales, Madrid, 1996; NEZ IGLESIAS, A., El testamento por
comsario (prl. C. LASARTE}, Madrid, 1991; TIRAPU MARTNEZ, D. y VZQUEZ GARCA-PEUELA, J. M!, La
incapacidad sucesoria del confesor en el artculo 752 del Cdigo Civil, Granada, 1996; RIVAS MARTNEZ, J. J., El
testamento abierto otorgado ante Notario despus de la Ley de 20 de diciembre de 1991, Madrid, 1993; ALBALADEJO
GARCA, M., Comentarios Edersa, t. IX, 2." -del testamento cerrado--, Madrid, 1983; ALBALADEJO, M. y
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GUTIRREZ-SOLAR, E., Comentarios de Edersa, t. IX-2, sobre testamentos militar y martimo, Madrid, 1983; TORRES,
T. F., El testamento olgrafo, Madrid, 1917; PEA VZQUEZ, De/testamento militar, Valladolid, 1975.
TOBAJAS GLVEZ, 0., El testamento mancomunado en Aragnn, AC, 2000, 693; ALFONSO RODRGUEZ, <<El
testamento mancomunado, RCDJ, 1996, 353; CASTIELLA RODRGUEZ, J. J., El testamento mancomunado, institucin
exportable al Cdgo Civil, RJN, 1993, nm. 15, 35; HERNNDEZ GIL, F., <<Aspectos formales del requisito de la
fecha en el testamento olgnfo, AC, 1989, 3829; LOlS PUTE, M., El llamado testamento lengua extranjew>, RDP,
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E., Testamento del ciego, RJC, 1970, 309; SIM SANTONJA, V. L., Testamento en peligro de muerte, en Estudios
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1967, 819; ALBALADEJO GARCA, M., Nulidad de la disposicin y nulidad del testamento abierto cuando el instituido
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las disposiciones mortis causa, ADC, 1965, 141 y 887; DiEZ GMEZ, El testamento militar espaol, RDN. 1964,
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SASTRE, R. M., La sucesin contractual en el Derecho comn y las legislaciones forales, en Estudios de Derecho
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SANZ, J., El testamento mancomunado, en Primera Semana de Derecho Aragons, Zaragoza, 1943, 127.
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CAPTUL05
LA AUSENCIA Y LA DECLARACIN DE
FAII.ECIMIENTO
2.") Cualquiera de los hijos mayores de edad, siendo preferidos los que convivan con
el ausente y, en caso de ser varios, el mayor de entre ellos.
3.") El ascendiente ms prximo (abuelo, despus bisabuelo o tatarabuelo) de menor
edad, con independencia de que pertenezca a la lnea paterna o materna.
4.") Los hermanos mayores de edad que hayan convivido familiarmente con el ausen-
te, con preferencia del mayor de entre ellos.
El orden de prelacin establecido por el artculo transcrito vincula al Juez, quien slo
podr alterarlo si apreciare un motivo grave que as lo aconsejara (por ejemplo, entender que
el cnyuge, dada su edad y su formacin, no puede atender la representacin patrimonial del
ausente), debiendo adems fundamentarlo en el auto de declaracin de ausencia legal.
La convivencia con el ausente a que se refieren los nmeros 2. 0 y 4. 0 se entiende cir-
cunscrita temporalmente al momento de desaparicin del ausente.
Los hermanos del ausente, como veremos, ven restringidas ciertas atribuciones, expec-
tativas o facultades en relacin con los restantes familiares del ausente. Por tanto, nos refe-
riremos en adelante a ellos como representantes kgitimos impropios, frente a los dems (repre-
sentantes kgitimos propios), para evitar continuas referencias numricas a los ordinales del
Cdigo Civil.
B) El representante dativo
En caso de inexistencia (o ineptitud) de los familiares reseados, el artculo 184.2 fa-
culta al Juez para designar, a su prudente arbitrio, representante dativo del ausente a cual-
quier persona solvente de buenos antecedentes. El representante dativo, pues, no ha de
tener entronque familiar con el ausente (aunque puede tenerlo) y su nombramiento es de
segundo arden (o subsidiario), ante la eventualidad de que los familiares ms allegados al au-
sente no puedan desempear la representacin de ste.
A los representantes dativos se les aplican, mutatis mutandis, los preceptos que regulan el
ejercido de la tutela y las causas de inhabilidad, excusa y remocin de los tutores (art. 185.2).
su t:aso, su efectivo deceso. Pero ello no puede significar que el representante deba ser con-
siderado como guardador d la persona del ausente.
Las obligaciones bsicas del representante del ausente, cualquiera que sea su condi-
cin, consisten en inventariar y administrar correctamente los bienes que conforman el pa-
trimonio del ausente, obteniendo los rendimientos normales de aqullos (arts. 185 ce y
2.045 LEC).
Los representantes legtimos propios cuentan con amplias facultades de
administracin (art. 2.046.1 LEC). En cambio, los representantes legtimos im-
propios y los dativos deben prestar la garanta o fianza que elJuez considere per-
tinente (arts. 185.2. CC y2.046.2 LEC), deben rendir cuentas semestralmente al
Juzgado, y slo pueden realizar actos de administracin hasta la cuanta que se-
ale elJuez en cada caso (art. 2.046.3 LEC).
Juez la determinacin de la cuan tia de los productos lquidos que aqul pueda retener. Sin
embargo, entiendo que puede considerarse implcitamente acogida en la propia prelacin
de personas llamadas a ser representante legtimo del ausente: en cuanto a stas coinciden
con los sucesores legitimarios (esto es, las personas con derecho a la legtima en la herencia
del ausente) se explica o justifica la retencin de los productos lquidos del patrimonio del
ausente, aparte el hecho evidente de que la remuneracin encuentra fundamento en la ac-
tividad de administracin desempeada por el representante.
En caso de representante dativo, la remisin general del articulo 185.2 a las reglas so-
bre la tutela, conlleva que aqul slo tiene derecho a la retribucin fada para el tutor. Ac-
tualmente se encuentra establecida en el artculo 274 (redactado por la Ley 13/1983) que,
ms realistamente, obliga al Juez a farla teniendo en cuenta el trabajo a realizar y el valor
y la rentabilidad de los bienes, procurando en lo posible que la cuan tia de la retribucin no
baje del4 por 100 ni exceda del20 por 100 del rendimiento lquido (obsrvese, no produc-
to) de los bienes.
4. lA DEClARACIN DE FALLECIMIENTO
La declaracin de fallecimiento supone la tercera y definitiva fase de la pro-
blemtica que consideramos. En virtud de ella, no es que se contraste la desapari-
cin de la persona, ni que se declare su condicin de ausente legal, sino que, final-
mente, se le da por muerto, aunque realmente no haya garanta cierta de que el
ausente haya fallecido. La declaracin de fallecimiento, por tanto, supone una
presuncin: no excluye la reaparicin del declarado fallecido, pero mientras tal
no ocurra se le considera muerto. Como dijera el Profesor F. DE CASTRO, ca-
biendo siempre dudar de la posible supervivencia del ausente, la declaracin
(de fallecimiento) significa que oficialmente se le desconoce o niega su existen-
cia (efecto ms grave que la incapacitacin y la muerte civil)>>.
Ahora bien, aunque en cierto sentido la declaracin de fallecimiento consista en la ter-
cera fase de la institucin de la ausencia, conviene subrayar que, realmente, las medidas pro-
visionales, la declaracin de ausencia y la declaracin de fallecimiento no constituyen fases
necesariamente concatenadas: puede promoverse la declaracin de ausencia legal sin ha-
ber instado medidas provisionales, igual que procede la declaracin de fallecimiento sin
previa declaracin de ausencia legal (cfr. art. 2.042 LEC).
de los que se hubieran vendido, o a los bienes que con este precio se hayan adqui-
rido, pero no podr reclamar de sus sucesores rentas, frutos, ni productos obteni-
dos con los bienes de su sucesin, sino desde el da de su presencia o de la decla-
racin de no haber muerto.
Esto es, en las relaciones entre el reaparecido y sus sucesores o herederos, jue-
ga con carcter general el principio de subrogacin real, considerndose que los
bienes en su da inventariados o los bienes o valores que lo hayan sustituido (en
las transmisiones, claro es, a ttulo oneroso), corresponden al reaparecido, en
cuanto la sucesin abierta en su da queda sin efecto.
Sin embargo, dicha recuperacin en favor del reaparecido no tiene carcter
retroactivo, pues se parte de la base de que, durante el perodo en que sus suceso-
res hayan sido titulares de los bienes, realmente deberan ser considerados legti-
mos propietarios de los mismos. Por tanto si, en cuanto tales, han llevado a cabo
transmisiones a ttulo gratuito (pasados los cinco aos desde la declaracin de fa-
llecimiento), los bienes donados o cedidos no podr recuperarlos el reaparecido,
salvo que pueda acreditar la mala fe de los herederos.
En el mbito personal, el reaparecido recuperar igualmente la posicin que
pudiera corresponderle en las distintas relaciones jurdicas. As, por ejemplo, en
las relaciones familiares es obvio que recuperar la patria potestad respecto de
sus hijos. Sin embargo, por lo dicho anteriormente, no podr ser considerado
cnyuge de su consorte, aunque ste le haya guardado la ausencia y no haya
vuelto a contraer matrimonio posterior alguno.
El Profesor G. GARCA VALDECASAS, en cambio, entiende que, en tal supuesto, el re-
aparecido podr reanudar... la convivencia conyugal. Alega para ello que esta solucin
parece ms razonable que la de considerar definitivamente disuelto el matrimonio del au-
sente, en cuyo caso, para reanudar la convivencia conyugal, habran de celebrar nuevo ma-
trimonio los antiguos cnyuges. La propuesta, sin duda, es razonable, pero choca fron-
talmente con el vigente artculo 85. Por tanto, en definitiva, se impone la nueva
celebracin de matrimonio entre los antiguos cnyuges, en su caso, por [}amativo que pue-
da parecer.
5. SUPUESTOS PRCTICOS
DECLARACION DE FALLECIMIENTO
El10 de enero de 1995, un grupo terrorista secuestra en Burgos a Don Emiliano Cordn. La familia de
Don Emiliano no tiene, desde entonces, noticia alguna sobre su vida. A pesar de que siempre ha alberga-
do esperanzas de encontrarlo vivo,la todava esposa de Don Emiliano decide solicitarla pensin de viude-
dad.
Cree usted que puede hacerlo? Qu requisitos exigira nuestro Cdigo Civil para ello?
DECLARACIN DE FALLECIMIENTO
Tras un terremoto ocurrido en la isla de Bali, Martina, una joven andaluza que se encontraba de vacacio-
nes, ha desaparecido sin haberse vuelto a saber ms de ella. Tras dos aos sin tener noticias, la familia des-
84 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
esperada acude a usted para que le diga qu pueden hacer para solucionar los asuntos que Martina ha deja-
do pendientes antes de su partida. Entre ellos, les preocupa fundamentalmente una solicitud de adopcin que
haba puesto en marcha Martina, pese a su condicin de soltera.
AUSENCIA LEGAL
Don Eustaquio lpez, de 40 anos de edad, soltero, ha decidido tomarse unas vacaciones y hacer un
crucero por el Mediterrneo. Antes de partir, nombra un apoderado general para que atienda sus asuntos.
Transcurridos dos aos de su partida sin tener noticias suyas, sus padres pretenden promover la declara-
cin de ausencia legal Cree usted que pueden hacerlo?
AUSENCIA
Cristina Matos sali un buen da de copas con sus antiguos amigos de la Facultad, se despidi de
ellos y, supuestamente, regresaba a casa de sus padres para dormir. Pero, desde que sali de casa, sus
padres no volvieron a tener noticias suyas. Tras una intensa bsqueda, al cabo de dos meses, siguen sin
conocer su paradero. El problema es que Cristina ha dejado unos asuntos urgentes que atender y no ad-
miten demora. Su familia no sabe qu hacer en esta situacin, por eso acude a usted para que le asesore
al respecto. Qu le dira?
del artculo l. a de la Ley del Registro Civil indica que constituyen objeto del Re-
gistro Civil los siguientes datos relativos a las personas:
1." El nacimiento.
2."' La filiacin.
3. El nombre y apellidos.
0
7. 0 La nacionalidad y vecindad.
8. La patria potestad, tutela y dems representaciones que seala la Ley.
0
9." El matrimonio, y
10." La defuncin.
La enumeracin realizada por el artculo l. o de la Ley del Registro Civil evi-
dencia que el Registro Civil constituye el soporte de la que podramos denomi-
nar biografa jurdica>> de la persona: desde que sta nace hasta que muere ser
obligatorio inscribir cualquier circunstancia que afecte a su capacidad de obrar o
a su situacin dentro de la comunidad.
Las circunstancias personales contempladas en la norma transcrita constitu-
yen una enumeracin exhaustiva y completa de las cualidades o situaciones per-
sonales que al Derecho interesan. En tal sentido, la enumeracin del artculo 1
LRC se califica tcnicamente de numerus clausu.s, en cuanto los particulares no
pueden pretender la constancia en el Registro Civil de hechos o cualidades per-
sonales distintas de las preestablecidas legalmente (por ej., abortos -cfr. arts. 171
y ss. RRC-; sustitucin plena de nombres y apellidos por seudnimo ttulo nobi-
liario -aunque ste puede recogerse tambin en el asiento registral: art. 135.3
RRC-, etc.).
De otro lado, interesa destacar que, conforme a lo establecido en el artculo 15 de la
LRC, el Registro Civil no afecta slo a los espaoles propiamente dichos, sino que en el Re-
gistro constarn los hechos inscribibles que afectan a los espaoles y los hechos acaecidos
en territorio espaol, aunque afecten a extranjeros (por ejemplo, nacimientos, matrimonio
o defunciones de inmigrantes o residentes}.
Asimismo, se inscribirn en todo caso los hechos ocurridos fuera de Espaa, cuando
las correspondientes inscripciones deban servir de base a inscripciones marginales exigidas
por el Derecho espaol.
1.3. El nombre
El nombre o nombre de pila>> (esto es, bautismal, dada las profundas races
catlicas de Espaa) es el dato identificador inicial y posiblemente principal de
toda persona. En tiempos histricos, cuando las admoniciones de los prelados y
124 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
2. LEGISLACIN REGULADORA
La actual Ley del Registro Civil es de 8 de junio de 1957 y su Reglamento fue
aprobado por Decreto de 14 de noviembre de 1958 (que ha sufrido algunas mo-
dificaciones'de importancia). Dicha Ley vino a sustituir a la Ley provisional de
Registro Civil, dictada el 17 de junio de 1870 (vid., todava hoy, art. 332 CC), con
ocasin de. la parcial renovacin legislativa de La Gloriosa, ante el retraso de la
tarea codificadora. Hasta la promulgacin de la Ley de 1870 no hubo Registro Ci-
vil propiamente dicho, sino Registros parroquiales dependientes de la Iglesia Ca-
tlica.
Cuanto acaba de afirmarse puede resultar llamativo a primera vista. Sin embargo, si
bien se piensa responde a situaciones histricas de todos conocidas: la omnipresencia en
Europa de la Iglesia Catlica hace que el pooer civil o pooer estatal sienta muy tardamente la
necesidad de estructurar un Registro Civil y que, de hecho, las funciones propias de ste
fueran desempeadas por los libros parroquiales de bautismos, matrimonios y defunciones
(estrictamente regulados por el Derecho cannico desde siglos antes, al menos desde el fa-
moso Concilio de Trento). Por tanto, slo cuando la Constitucin de 1869 declara la liber-
126 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
tad de cultos salta a la palestra el problema: el Estado no puede depender de los libros parro-
quiales, sino que necesita de un propio Registro Civil, estructurado con cierta urgencia -<le
ah el calificativo de provisional- por la citada Ley de 17 de junio de 1870.
La vigente Ley de 8 de junio de 1957 ha sido generalmente alabada por su perfeccin
tcnica y por ser superadora de ciertas deficiencias de la Ley de 1870 (inexistencia de califi-
cacin y de control de legalidad y limitacin del contenido del Registro). No obstante, en
la actualidad necesitara igualmente ciertas reformas, pues sus disposiciones han resultado
profundamente afectadas por las leyes postconstitudonales de modificacin del ce (en
materia de filiacin, matrimonio, incapacitacin y tutela, nacionalidad y vecindad civil). El
legislador, sin embargo, no ha afrontado dicho reto, sino que ha preferido actuar por va
reglamentaria, modificando reiteradas veces el RRC para adecuarlo a la regulacin civil
posconstitucional y, en particular, a la LOPJ. Baste recordar a tal efecto, aparte de lo apenas
dicho sobre nombre y apellidos en los anteriores epgrafes, que el Real Decreto 1917/1986,
de 29 de agosto, ha modificado la mayor parte del texto articulado del RRC, pese a que la
fecha oficial de ste siga siendo la de 14 de noviembre de 1958.
La necesidad de la revisin de la LRC, a la que acabamos de hacer referencia, quiz se
haya acentuado ahora que diversas y sucesivas leyes aprobadas bajo el gobierno presidido
por D. Jos Luis Rodrguez Zapatero han incidido sobre diversos aspectos de ella y, por
cierto, no siempre con la correccin debida:
- La Ley 12/2005, de 22 de junio, por la que se 1fWdijica el artculo 23 de la Ley de 8 de ju-
nio, del Registro Civil, representa, en efecto, una mera modificacin que, siendo importante,
es no obstante de puro detalle aunque de inusitado alcance general ya que aade un nuevo
prrafo al citado artculo para establecer los que "los asientos [en el Registro Civil] se reali-
zarn en lengua castellana o en la lengua oficial propia de la Comunidad Autnoma en
que radique el Registro Civil, segn la lengua en que est redactado el documento o en
que se realice la manifestacin. Si el documento es bilinge, se realizar en la lengua indi-
cada por quien lo presente al Registro ... ". Este ltimo aserto determina bien claramente
que, a partir de ahora, el bilingismo no podr considerarse la regla y que, por tanto, la
lengua comn, la castellana pierde, una vez ms, representatividad en este mundo globali-
zado en el que vivimos y al que pretendemos ponerle continuas puertas dentro de las fron-
teras nacionales.
- La Ley 13/2005, de 1 de julio, publicada en el BOE del sbado 2 de julio coinci-
diendo con la caravana del da del argullo gay, ha dado nueva redaccin al artculo 53 de la
LRC, cuyo tenor literal es ahora el siguiente: "las personas son designadas por su nombre y
apellidos, correspondientes a ambos progenitores, que la Ley ampara frente a todos". Dada
la admisin del matrimonio entre personas del mismo sexo, cuyos componentes o miem-
bros no sern progenitores en un elevadsimo porcentaje, y la necesidad (real?) de erradi-
car el calificativo de paterno y materno respecto de los apellidos, al final la condicin uni-
versal de progenitores a todos nos igualaj i
-La Ley 15/2005, de 8 de julio, en materia de separacin y divorcio, ha afectado tam-
bin, si bien levemente, al prrafo primero del artculo 20 LRC.
La disposicin final cuarta de la Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopcin In-
ternacional, adems de imponer ciertos deberes complementarios de los Encargados del
Registro civil en relacin con las adopciones internacionales, ha modificado el apartado 2
del artculo 63 de la Ley de 8 de junio de 1957, del Registro Civil, que ha pasado a tener la
siguiente redaccin: 2. Las autoridades competentes para la tramitacin y resolucin de
las solicitudes de adquisicin de la nacionalidad por residencia, para la exclusiva finalidad
de resolver la solicitud presentada por el interesado, recabarn de oficio de las Administra-
ciones Pblicas competentes cuantos informes sean necesarios para comprobar si los solici-
Captulo 8 El Registro Civil 127
tantes renen los requisitos exigidos en el artculo 22 del Cdigo Civil, sin que sea preciso
el consentimiento de los interesados.
-Particular relevancia tienen las reformas introducidas por la Ley 1/2009, de 25 de
marzo, en materia de incapacitaciones, cargos tutelares y administradores de patrimonios
protegidos, cuyo prembulo manifiesta, entre otras cosas, que " ... la propia organizacin
del Registro Civil dificulta la obtencin de datos generales sobre el nmero y alcance de las
incapacitaciones que tienen lugar en nuestro pas, ya que es muy dificil obtener informa-
cin sobre las personas en las que recae una sentencia de modificacin de la capacidad de
obrar, con el consiguiente sometimiento a tutela o a curatela, si no se conoce previamente
la identidad de las mismas. Adems el principio competencia! de territorialidad que rige el
Registro Civil ocasiona la dispersin de los asientos pudiendo existir informacin relativa a
un mismo individuo en distintos Registros Civiles Municipales. Por ello, en la actualidad,
amplios sectores implicados en la promocin y proteccin de los derechos de las personas
con discapacidad demandan la introduccin de las reformas legales necesarias a fin de que
el Registro Civil pueda actuar en este mbito como un mecanismo fiable de publicidad que
permita supervisar la efectiva aplicacin de la normativa relativa a la incapacitacin judicial
de personas que no pueden gobernarse por s mismas, as como facilitar la efectiva puesta
en prctica de la figura del patrimonio protegido como mecanismo de proteccin patrimo-
nial de las personas con discapacidad". Atendiendo a ello, se modifican los artculos 18, 38
y 39 de la Ley de 8 de junio de 1957, sobre el Registro Civil, a la que se aaden los artculos
46 bis y 46 ter.
Probablemente la norma fundamental al respecto sea la contenida en el prrafo cuar-
to del nuevo tenor literal del artculo 18: "Asimismo se llevarn en el Registro Central los li-
bros formados con los duplicados de las inscripciones sobre modificaciones judiciales de la
capacidad de obrar, constitucin y modificacin de cargos tutelares, prrroga o rehabilita-
cin de la patria potestad, medidas judiciales sobre guarda o administracin de presuntos
incapaces o menores no sujetos a patria potestad, vigilancia o control de tales cargos, y
constitucin de patrimonios protegidos y designacin y modificacin de administradores
de patrimonios protegidos practicadas en los distintos Registros Municipales, bajo la deno-
minacin de "Libro de Incapacitaciones, cargos tutelares y administradores de Patrimonios
Protegidos".
la, la ordenacin de los Registros es una materia que corresponde en exclusiva a la compe-
tencia estatal. Por tanto, la diversificacin territorial que seguidamente vamos a considerar no
afecta para nada a la consideracin del Registro Civil como una institucin nica.
Naturalmente, cuanto acabamos de afirmar no supone que exista un nico Registro
Civil en el sentido de oficina u organizacin administrativa del mismo, sino que, por el con-
trario, de acuerdo con el artculo 10 de la Ley, el Registro Civil est integrado por los Regis-
tros Municipales, los Registros Consulares y el Registro Central. Haremos una breve des-
cripcin de las funciones propias y del significado de los distintos Registros atendiendo a la
diversificacin territorial del Registro Civil:
1) Los Registros Municipales: Segn el Reglamento del Registro Civil, en todo munici-
pio debe existir un Registro, en el que atendiendo al criterio territorial se inscribirn aque-
llos hechos que en l acaezcan. Ahora bien, la existencia o no en el municipio de Jueces de
primera instancia, obliga a distinguir en los Registros Municipales entre:
a) Registros principales, que sern aquellos Registros Municipales encomendados direc-
tamente al juez de primera instancia all donde lo haya y respecto de los cuales se atribuye
al juez la competencia para todas las materias reguladas por la legislacin correspondiente.
b) Registros subordinados o delegados: los existentes en aquellos municipios en que nica-
mente exista juez de paz, quien actuar por delegacin del encargado y con iguales faculta-
des, si bien con numerosas restricciones:
- Los jueces de paz encargados de Registros Municipales subordinados carecen prc-
ticamente de competencia en materia de expedientes.
-No existe en los Registros subordinados la Seccin 4. (tutelas y representaciones le-
gales).
-Las certificaciones deben llevar siempre la firma conjunta del juez de paz y del Se-
cretario.
2) Los Registros CmaulDres: se encuentran regulados bsicamente en los artculos 50 y 51
del Reglamento del Registro Civil, en los que se dispone que para cada demarcacin consular
130 CARLOS LASARTE Compendio de Derecho de la Persona y del Patrimonio
habr un Registro Civil, que se encontrar a cargo de los cnsules de Espaa o, en su caso, de
los funcionarios diplomticos encarg-ados de las Secciones consulares de la misin diplomti-
ca. la finalidad de tales lkgistros consulares es que los residentes fuera del territorio nacional
puedan inscribir los datos y circunstancias exigidos por el artculo l. o de la Ley de Registro Ci-
vil. En la prctica, sobre todo en aos de emigracin laboral, ha sido enormemente frecuente
la inscripcin de espaoles nacidos en el extranjero. Pero, naturalmente, la funcin de los lk-
gistros Consulares no acaba ah, pues cualesquiera hechos que afecten a las cualidades perso-
nales de los espaoles residentes en el extranjero deben ser anotados o inscritos en los Regis-
tros Consulares, a efectos de que stos posteriormente, a travs del Ministerio de Asuntos
Exteriores, den cuenta al Ministerio de Justicia de tales hechos o circunstancias.
Por esta razn, una de las caractersticas principales de las inscripciones realizadas en
los Registros Consulares es que se extendern por duplicado, con el objeto de que uno de
los ejemplares se remita al Registro Central, mientras que el otro ejemplar queda deposita-
do en el propio protocolo del Registro Consular. El artculo 118 del Reglamento del Regis-
tro Civil, redactado segn Real Decreto de 6 de marzo de 1985, ha suprimido la necesidad
de remitir los duplicados a travs del Ministerio de Asuntos Exteriores, permitiendo la co-
municacin directa entre los Registros Consulares y el Registro Central, admitiendo al mis-
mo tiempo que los duplicados de las inscripciones puedan ser extendidos por medio de fo-
tografa o procedimiento anlogo, debiendo cuidar el remitente que la impresin sea
indeleble y la letra claramente legible, al mismo tiempo que en su taJ:Qao coincida con el
de los folios de los libros de inscripciones.
3) El Registro Central: Se encuentra a cargo de la propia Direccin General de los Ikgistros
y del Notariado del Ministerio de Justicia y por tanto es un Registro nico para todo el territorio
nacional, estando radicado en Madrid en cuanto oficina u organizacin administrativa.
Por lo apenas dicho, se comprender que una de las funciones principales del Regis-
tro Central radica en concentrar o centralizar todas las inscripciones relativas a las circuns-
tancias personales de los espaoles que hayan sido objeto de inscripcin en los Registros
Consulares. Pero adems de dicha funcin, el Registro Central cumple tambin el impor-
tante cometido de acoger todos aquellos hechos para cuya inscripcin no resulte compe-
tente ningn otro Registro, as como aquellos que no puedan inscribirse por concurrir cir-
cunstancias excepcionales de guerra y cualesquiera otras (incendio, inundacin, asalto,
etc.), que impidan el funcionamiento del Registro territorialmente competente, como in-
dica el propio artculo 18 de la Ley de Registro Civil.
4.1. Inscripciones
las inscripciones propiamente dichas constituyen el tipo de asiento fundamental en
nuestro sistema registra] y se caracterizan, bsicamente, por ser asientos de naturaleza per-
manente y sustantiva (en el sentido de que no dependen de ningn otro asiento, ni consti-
Captulo 8 El Registro Civil 131
tuyen aadidos o datos complementarios del mismo). El artculo 130 del RRC considera
inscripciones principales las de nacimiento, matrimonio, defuncin y la primera de cada tute-
la o representacin legal, en estricto paralelismo con las correspondientes secciones del Re-
gistro ya consideradas.
El carcter principal de tales inscripciones radica en que cada una de ellas abre folio
registral (cfr. art. 131.1 RRC). Esto es, ocupan el espacio principal reservado en el modelo
de folio registra! reglamentariamente aprobado, mientras que las restantes inscripciones se
califican legalmente de marginales (art. 130 RRC in fine) en atencin a que ocupan el espa-
cio correspondiente (el margen interior) del folio registra) principal que, por cuanto sabe-
mos ya, ser precisamente el de nacimiento.
La distincin, pues, entre inscripciones principales e inscripciones marginales se basa
en criterios formales o anecdticos y, por consiguiente, es puramente descriptiva, al tiempo
que responde a la mecnica interna (secciones, libros, etc.) del Registro. Quede claro, por
tanto, que una inscripcin, aunque se realice marginalmente (caso, por ejemplo, de la
emancipacin o de la adopcin), tendr siempre los mismos efectos que las denominadas
inscripciones principales: bsicamente, la fuerza probatoria privilegiada que posteriormen-
te desarrollaremos.
4.2. Anotaciones
Las anotaciones registrales representan una serie de asientos caracterizadas, en gene-
ral, por la nota de la provisionalidad y de mucha menor importancia que las inscripciones
tanto en la teora cuanto en la prctica. La relacin bsica de los hechos y circunstancias
que pueden ser objeto de anotacin se encuentra en el artculo 38 de la LRC, cuyo primer
prrafo establece de forma paladina que las anotaciones tienen valor simplemente infor-
mativo, mientras que el ltimo insiste en que en ningn caso las anotaciones constituirn
la prueba que proporciona la inscripcin.
Segn ello, es innegable que las anotaciones (introducidas ex novo, y con cautelas sufi-
cientemente expresadas en la propia exposicin de motivos, por la Ley de 1957) son asien-
tos de carcter secundario, aun en el caso de que instrumenten declaraciones con valor de
simple presuncin (cfr. art. 96 LRC) y adquieran, en consecuencia, un valor probatorio iu-
ris tantum del hecho o circunstancia que a travs de la anotacin publique el Registro.
La Ley 1/2009, de 25 de marzo ha aadido un nuevo apartado sexto al artculo 38
LRC. De tal manera, a partir de ella, "A peticin del Ministerio Fiscal o de cualquier intere-
sado, se anotar, con valor simplemente informativo y con expresin de sus circunstancias:
... 6. La existencia de un guardador de hecho y de las medidas judiciales de control y vigi-
0
to, acreditando que esta inscripCion desempea un papel central en todo el sistema
registra! civil. Mas, naturalmente, las notas marginales son muchas ms (cfr. art. 155 y ss.
RRC), pues incluso el lugar de enterramiento puede hacerse constar por nota marginal
cuando la inscripcin de defuncin se haya realizado previamente sin indicarlo (cfr. art.
282 RRC).
La Ley 1/2009, de 25 de marzo ha aadido un nuevo artculo 46 bis a la LRC del si-
guiente tenor: Los encargados de los Registros Civiles Municipales extendern por dupli-
cado las inscripciones marginales de la Seccin 1 sobre las modificaciones judiciales de capa-
cidad, as como las inscripciones de la Seccin IV sobre constitucin y modificacin de
organismos tutelares, prrroga o rehabilitacin de la patria potestad, medidas judiciales so-
bre guarda o administracin de presuntos incapaces o menores no sujetos a patria potes-
tad, vigilancia o control de tales cargos, documentos pblicos de autotutela, y las de consti-
tucin de patrimonio protegido y de designacin y modificacin de administradores de
patrimonios protegidos, uno de cuyos ejemplares ser remitido al Registro Civil Central
para su extensin en el "Libro de Incapacitaciones, cargos tutelares y administradores de
Patrimonios Protegidos".
Las inscripciones a que se refiere el prrafo precedente se practicarn en virtud de co-
municacin remitida de oficio, junto con testimonio bastante de la resolucin recada, por
el juez competente, de conformidad con lo previsto por la Ley de Enjuiciamiento Civil, o
bien mediante testimonio bastante de la escritura de constitucin del patrimonio proteg-
do o de designacin y modificacin de administradores de patrimonios protegidos que el
juez o el notario autorizante deber remitir en el plazo mximo de tres das al Encargado
del Registro Civil competente, que lo ser, respecto de las inscripciones que se hayan de
practicar en la Seccin IV, el del domicilio del incapacitado o beneficiario del patrimonio
protegido.
4.4. Indicaciones
Otra novedad incorporada a la ley vigente es la constancia en el Registro Civil del rgi-
men de bienes del matrimonio (gananciales, separacin, comunidad absoluta, participa-
cin, etc.), a travs de un asiento de carcter especial legalmente denominado indicacin
(cfr. arts. 77 LRC, 1.333 y 1.436 CC, y 266 RRC). Su estudio, sin embargo, por evidentes ra-
zones sistemticas, debe ser pospuesto hasta que abordemos el rgimen econmico-matri-
monial en Derecho de familia.
4.5. Cancelaciones
En tcnica registra}, cancelar significa privar de eficacia a una inscripcin o cualquier
otro asiento que con anterioridad publicaba un hecho o circunstancia susceptible de regs-
tracin. Por ende, las cancelaciones son asientos de carcter negativo que conllevan la anu-
lacin de un asiento anterior por ineficacia del acto, inexactitud del contenido u otra cau-
sa (cfr. art. 163 RRC).
La cancelacin puede constar margnalmente o abrir folio independiente (con la con-
siguiente nota de referencia) y, por su parte, el asiento totalmente cancelado ser cruzado
(esto es, tachado) con tinta de distinto color en el libro registra!; mientras que, si se cancela
parcialmente, se subrayar la parte cancelada cerrndose entre parntesis con llamada
marginal al asiento cancelatorio (arts. 163.2 y 164 RRC).
Captulo 8 El Registro Civil 133
A) As, el artculo 2 establece que para admitir orros medios de prueba en caso de falta
de inscripcin, ser requisito indispensable para su admisin que, previa o simultnea-
mente, se haya instado la inscripcin omitida o la reconstitucin del asiento.
B) En idntica lnea, el artculo 3 precepta que no podrn mpugnarse enjuicio los
hechos inscritos en el Registro sin que a la vez se inste la rectificacin del asiento corres-
pondiente.
El fundamento de tales previsiones normativas radica en la presuncin de exactitud de los
hechos inscritos (tambin denominada fe pblica registra[), en cuya virtud debe concluirse que
los asientos registrales -y, por tanto, las certificaciones de ellos- dan fe de las circunstancias
fundamentales de la inscripcin correspondiente: existencia y eficacia del hecho inscrito,
sujetos intervinientes y tiempo y lugar en que se produjo, como afirma F. LUCES GIL. En
efecto, basta rememorar algunos preceptos de la LRC para acreditar cuanto acaba de afir-
marse:
- La inscripcin (de nacimiento) hace fe del hecho, fecha, hora y lugar del naci-
miento, del sexo y, en su caso, de la filiacin del inscrito (art. 41).
- La inscripcin (de matrimonio) hace fe del acto del matrimonio y de la fecha,
hora y lugar en que se contrae (art. 69).
La inscripcin (de defuncin) hace fe de la muerte de una persona y de la fecha,
hora y lugar en que acontece (art. 81).
Por consiguiente, como afirmara brillantemente el prof. DE CASTRO, las inscripcio-
nes constituyen la verdad oficial de los hechos y circunstancias de que cada inscripcin hace
fe y, a la postre, pueden ser calificadas como ttulo de legitimacin del estado civil, para
quien guste de la categora.
6. lA PUBLICIDAD FORMAL
Al hablar de publicidad formal se pretende hacer referencia a todos los aspectos rela-
cionados con el conocimiento de los asientos del Registro y con los medios a travs de los
cuales se consigue dicho conocimiento. As pues, la expresin publicidad formal es un coro-
lario del carcter pblico del Registro Civil y del hecho de que su contenido puede ser co-
nocido a travs de formas especiales reguladas por la ley.
papel comn con el sello del Registro correspondiente) carecen de valor probatorio y ex-
plica que sean escasamente utilizadas en la prctica.
3) Las certifu;aciones, por el contrario, son documentos pblicos (art. 7 LRC), con
pleno valor probatorio, tal y como establece tambin el artculo 596.6 de la LEC, el cual ha-
bla indistintamente de las partidas o certificaciones de nacimiento, de matrimonio y de
defuncin... , manteniendo as un trmino (partida) que es el normalmente utilizado para
referirse a las certificaciones del Registro Civil.
El artculo 375 RRC (formalmente no derogado) establece que el peticionario de cer-
tificaciones anticipar su total importe y el de los gastos de correo, giro y auxilio registra),
en su caso, contra entrega de recibo ... , pues en el sistema registral civil instaurado por la
ley de 1957las certificaciones (aunque con algunas excepciones) no tenan carcter gratui-
to. Sin embargo, actualmente, casi todas las disposiciones relativas al rgimen econmico
del Registro Civil contenidas en la LRC y en el RRC han quedado sin contenido, pues diver-
sas medidas legislativas impulsadas por los Gobiernos presididos por F. GONZLEZ han
declarado la completa gratuidad de todas las actuaciones del Registro Civil (cfr. Ley 25/
1986, de 24 de diciembre, de supresin de las tasas judiciales), si exceptuamos los honora-
rios correspondientes a los informes periciales de los mdicos del Registro Civil (que, con
todo, no se devengarn ... si son pobres las personas obligadas a su pago: cfr. art. 406
RRC).
La gratuidad de las certificaciones, unida a su particular valor probatorio como docu-
mentos pblicos, comporta su generalizada utilizacin en la prctica, siendo por tanto el
medio habitual de acreditacin del contenido de los asientos.
Atendiendo al conjunto de datos que proporcionan, las certificaciones pueden ser lite-
rales o en extracto, cuyo contenido respectivo describe el propio artculo 28 RRC:
- Las literales comprenden ntegramente los asientos a que se refieren, con indica-
cin de las firmas.
- Las certificaciones en extracto u ordinarias, contienen los datos de que especialmen-
te hace fe la inscripcin correspondiente... . Insistiendo en la misma idea, el artculo 32 del
RRC precepta que las certificaciones referirn, literalmente o en extracto, segn su clase,
las anotaciones del mismo folio en cuanto se relacionan con el hecho de que se certifica.
Aunque el propio RRC califica de ordinarias a las inscripciones en extracto, segn aca-
bamos de ver, lo cierto es que hoy da las certificaciones suelen ser comnmente literales,
pues la autorizacin de fotocopias de los libros registrales (art. 26 RRC} hace que sea ms
fcil proporcionar el contenido ntegro del folio correspondiente que entresacar del mis-
mo algunos datos. Naturalmente, dichas fotocopias se realizan en papel oficial y con una
diligencia de compulsa autenticada con la firma del Secretario del Juzgado (y, en su caso,
adems del juez de Paz. Vid. sobre el tema la Orden de 6 de abril de 1984 y las Circulares de
la DGRN de 14 de febrero de 1977 y la de 1 de marzo de 1984).
y, por consiguiente, derecho a obtener la oportuna certificacin. Sin embargo, dicha regla
general se ve mitigada por dos razones de diversa ndole:
1) De una parte, porque las cuestiones relacionadas con la intimidad personal y fami-
liar no deben ser objeto de divulgacin indiscriminada y son consideradas como casos de pu-
blicidad restringida. En consecuencia, las certificaciones que contengan algunos de los datos
reservados (vid. art. 21 RRC: filiacin adoptiva, filiacin no matrimonial o desconocida, rec-
tificacin del sexo, causas de nulidad o separacin matrimonial, causas de divorcio, causas
de privacin o suspensin de la patria potestad, legajo de abortos, etc.), slo pueden ser ex-
pedidas en favor de los propios inscritos o de sus familiares cercanos o herederos (cfr. art.
22RRC).
La restriccin de la publicidad o los supuestos de publicidad restringida a que nos aca-
bamos de referir han adquirido notoria importancia en los ltimos aos, hasta el extremo
de que son numerosas las modificaciones legislativas de las que debemos dar cuenta, no
obstante el carcter institucional de esta exposicin.
En primer lugar, el tenor literal vigente del artculo 6 de la LRC procede de la Ley 3/
2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificacin registra[ de la mencin relativa al sexo de las
personas y expresa ahora que El Registro es pblico para quienes tengan inters en cono-
cer los asientos, con las excepciones que prevean sta u otras leyes", elevando as el rango
normativo de contemplacin de las excepciones a la publicidad registral.
Poco antes de la publicacin de dicha Ley, el R.D. 170/2007, de 9 de febrero, haba
modificado el tenor literal de los artculos 21 y 22 del Reglamento, cuyo mandato es ahora
el siguiente:
ArtcultJ 2I:
"No se dar publicidad sin aulm'izacin especial:
I. De la filiacin adoptiva o desconocida o de circunstancias que descubran tal carcter y del cam-
bio del apellido Expsito u otros anlogos o inconvenientes.
2. o De la rectificacin del sexo.
3. o De las causas de privacin o suspensin de la patria potestad.
4 o De los documentos archivados, en cuanto a ltJs extremos citados en los nmeros anteriores o a
circunstancias deshonrosas o que estn incorporados en expedientes que tengan carcter reservado.
5. Del legajo de abortos.
6. De ltJs cambios de apellido autorizados conforme a lo previsto en el prrafo tercero del artculo
208 de este Reglamento.
La autorizacin se conceder por elJuez Encargado y slo a quienes justifiquen inters legtimo y
razn fundada para pedirla. La certificacin expresar el nombre del solicitante, los solos efectos para
que se libra y la autorizacin expresa del Encargado. Este, en el registro directamente a su cargo, expedi-
r por s mismo la certificacin.
ArtcultJ 22:
No obstante, no requieren autorizacin especial para obtener certificacin:
I. Respecto de los extremos a que se refiere el nmero primero del artcultJ anterior,. el propio inscrito
o sus ascendientes, descendientes o herederos. Respecto de la adopcin plena, el adoptante o el adoptado
mayor de edad, y respecto de la simple, adems, los herederos, ascendientes y descendientes de uno y otro.
2. Respecto de la rectificacin del sexo, el propio inscrito.
3. Respecto de las causas de privacin o suspensin de la patria potestad, el sujeto a sta o sus as-
cendientes o descendientes o herederos.
4 o Respecto de ltJs documentos archivados, las personas antes referidas en los distintos supuestos, y
cuando se trate de resolucin notificada, el destinatario de la notifu:acin.
5." Respecto del legajo de abortos, los padres.
Captulo 8 El Registro Civil 137
6. Respecto de los cambios de apellido autorizados confr.mne a lo previsto en el prrafo tercero del ar-
ticulo 208, nicamente J persona inscrita.
Tampoco requieren autorizacin los qW! tienen bajo su guarda Js personas antes referidas y los
apoderados especialmente por aqullos o stas. AunqW! el apoderamiento escrito o J guarda no consten
fehacientemente, el Encargado discrecin almente podr estimarlos acreditados.
En la certificacin se expresar, en todos los supUI!stos de este articulo, el nombre del solicitante".
2) En segundo lugar, para paliar los abusos que podra provocar la gratuidad de las
certificaciones, se considera que si el peticionario solicita ms de una certificacin referida
al mismo asiento o documento, el encargado adoptar las determinaciones oportunas a fin
de evitar abusos.
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Captulo 8 El Registro Civil 139
7. SUPUESTOS PRCTICOS
EL REGISTRO CIVIL
Guadalupe naci en el cuartel de la Guardia Civil de Olivenza (Badajoz), pues su padre era a la sazn
Comandante del puesto. A los 25 aos contrae matrimonio con Joaqun, un gallego al que ha conocido en
Madrid en un viaje de estudios. Se casan en Badajoz, donde instalan inicialmente su residencia. Para evi-
tar problemas de estar sometidos a distintas legislaciones civiles, Joaqun opta por la vecindad civil de su
cnyuge.
A los tres aos de casados tienen un hijo que lamentablemente nace con ciertas deficiencias de gra-
vedad y cuya discapacidad se prev que perdure incluso tras la mayora de edad, por lo cual deciden inca-
pacitarlo para evitar que a su mayora de edad haya que constituir la tutela.
Con posterioridad, se trasladan a vivir a Madrid, pues consideran que su hijo tendr ms oportunida-
des de una educacin adecuada para su discapacidad.
Unos aos ms tarde, conviviendo con ellos, fallece en Madrid la madre de Guadalupe, a la que, por
supuesto, entierran al da siguiente en la provincia de Badajoz, en el cementerio catlico de su ciudad na-
tal, Santa Marta de los Barros.
A la vista de todos estos datos, dganos cules son inscribibles en el Registro civil y en cules de tales
Registros hablando en trminos de territorialidad.
REGISTRO CIVIL
Puede ser inscrita en el Registro Civil la simple existencia de un guardador de hecho? Fundamente
su respuesta.