Alberti de Re Aedificatoria Seleccion PDF

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cantidad de males y los regalaran espontne~mente a quien. no los 3.3.

DE RE AEDIFICATORIA
rechazase. Las cosas que no son ni buenas m malas (por ejemplo
las que son buenas para quien, sabe us.arlas y malas para qUIen. la~
re las cuales estan las nquezas, los honores y sirm-
usa m al , ent , de i 1 bitri
lares objetos de los deseos humanos) deban ejarse a .ar I no
de Fortuna, para que las tomara a man~s llenas y, escogiendo al
azar cunto y a quin darlas, las coricedi era.

De la arquitectura o de los arquitectos haba hecho Alberti es-


pordicas referencias, la ltima de ellas muy sintomtica en el
Profugiorum ... Es en el Momus donde Battista ofrece tres deste-
llos fugaces de estos temas, que deben ser dichos ya que pueden
ayudarnos a entender algunas razones de la redaccin del De re
aedificatoria.'
En un momento de la accin cuando se discute cmo cambiar
el mundo, leemos: y despus, aquellos bravisimos arquitectos
que con tanta pericia haban construido el mundo actual, eran ya
todos viejos y decrpitos; aquella categora de tcnicos exclua del
todo la posibilidad de una realizacin ms bella, elegante y dura-
dera en el tiempo respecto a la ya construida que despertaba la
ms alta admiracin en cualquiera de sus elementos. Y si se hu-
biera querido poner a prueba a los nuevos arquitectos, ya se ha-
ba tenido suficiente demostracin de su valor en la construccin
del arco de Juno, para no dar otros ejemplos: ciertamente la gen-
te no andaba equivocada cuando comentaba que haba sido cons-
truido con el nico fin de caerse durante los trabajos de su cons-
truccin, 2 Un poco ms adelante, cuando los dioses bajan a la
tierra y entran en el teatro, Jpiter admira en primer lugar las
innumerables, enormes columnas de mrmol de Paros, fragmentos
de montaas, obra gigantesca: qued estupefacto de ver que ha-
ban sido transportadas hasta all o erigidas en el mismo lugar
tan grandes y numerosas, y a pesar de que las viera delante suyo
no quera admitir que una obra de tal tamao fuese posible, pero
no terminaba nunca de observar y alabar ... dndoselas de idiota
y retrasado en su interior porque no se haba dirigido a los arqui-

1. Los textos traducidos del De re aedijicatoria para esta antologa se han ex-
trado de la edicin de Il Poliiilo de 1966.A ella se remite para las notas y el
aparato crtico. Para una bibliografa sobre el tema, vase Francesco TATEO,
op, cit., pp. 76-77.
2. L. B. ALBERT!, Momus, op. cit., p. 222.

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\ tectos de una obra tan extraordinaria, en vez de a los filsofos, do dual entre orden y desorden. Porque de otro lado tampoco
para planificar el modelo del mundo futuro.' .' puede hablarse de rigor y sistematicidad en el tratado.' Entre la
En el libro cuarto del Momus, cuando Caronte decide, [unto con exposicin de temas estrictamente disciplinares se cruzan presu-
el filsofo Gelasto, visitar el mundo y llega al teatro podemo~ puestos ticos, reflexiones sobre la naturaleza, ideas sobre la orga-
leer: Cuando entendi que aquello era el teatro, hecho para rect- nizacion de la sociedad civil, etc.
tal' historias, estall a rer por la absurdidad de los hombres, que E1!tendido como una crtica al texto de Vitruvio,' pero dividido
haban despilfarrado tantas energas para destruir las montaas en diez libros, parece claro que fue Nicols V quien le encarg el
y para dedicarse despus a levantar una construccin enorme ... trabajo, del mismo modo que algunos estudiosos piensan en una
Gelasto pregunt: Entonces, Caronte, qu te parece? Caronie primera redaccin de los cinco primeros libros realizada algunos
contest que segn l, el teatro y todas aquellas esplndidas dec?- aos antes, alrededor de 1443, y un segundo trabajo entre 1447 y
raciones no eran para nada comparables con las flores que habla 1453, a la vez que se encargaba de disear el templo de Malatesta
recogido en el prado ... En las flores todo concurre a darles belleza
y gracia. En estas obras humanas la nica cosa verdaderamente d.e =
en Rimini. En el primero se ocupa de las partes de la arquitectura
con~cimientos generales del arquitecto, de distribuir y for:
tiiicar la CIUdad. En el segundo de los materiales, su cualidad, na-
sorprendente es que se debe reprochar tal absurdo desprecio de
energia. 4
turaleza y la manera de utilizarlos, as como de los gastos que
Qu podemos sacar en claro de estas opiniones? Como siem- comporta un edificio y de las relaciones entre astrologa y arqui-
pre, en Alberti nada definitivo. De un lado la arquitectura medie- tectura. En el tercero nos cuenta cmo se hacen los cimientos y
val parece ser reivindicada (como la nostalgia en los libro~ de la muros de un edificio, cules son los materiales de aaarre en la
Famiglia?) en la medida en que la nueva no va a ser mejor: lo construccin, los tipos de cubierta y de pavimentos. El cuarto se
clsico no podr sustituir con ventaja a lo gtico. Entonces, titula Obras de carcter universal y hace especial referencia a
por qu las grandes alabanzas a Filippo Brun.elleschi? Porque .\ la ciudad y a las relaciones de sta con la sociedad. Casi parale-
es capaz de hacer que lo <muevo sea una sabia lectura de una lamen_te a lo que escribir ms tarde en el De iciarchia, dir que
autctona y asentada tradicin de siglos? Evidentemente, son slo una CIudad es como una casa y que una casa es como una ciudad.
apuntes 10 que estamos ofreciendo, pero pueden ser tile~ para Explica tambin cmo construir las obras pblicas: murallas,
otras lecturas de la significacin de la arquitectura albertlana y puertas, puentes, cloacas. El quinto est dedicado a las Obras de
de su necesidad de escribir sobre arquitectura. carcter particular y describe la casa privada, con referencias a
Por otra parte, la superioridad de arquitectos ~o.bre [ilosoios. -las relaciones entre arquitectura y poder, el castillo del tirano el
Est claro que la figura del filsofo, en cuanto individuo que solo monasterio, las escuelas, el senado, la crcel, el arsenal y las casas
piensa y no acta, es blanco de los ataques de Al~erti a lo largo de campo y en la ciudad. El sexto se ocupa de los ornamentos de
de toda su produccin escrita. Pero es el poder qu.lel~,habla ahor,! la definicin de qu sea belleza y a la vez de estucos y rev~sti-
y desde el teatro, es decir, desde el lugar de la [iccion. La arqui- mientas. En el sptimo se nos hacen saber tanto los elementos del
tectura es el vehculo con el que el poder espera controlar la rea- lenguaje de la arquitectura clsica, sus proporciones, y cmo es
lidad: no estamos lejos de las estrategias urbanas y arquitect- un templo, a la vez que se critica a los obispos y se nos dice que
nicas que ms tarde Julio I1 pensar para ~oma.' . vinieron nuestros tiempos que toda persona seria debiera censu-
Tambin, y como ya vimos en el Theogemus: cualquier obra de rar". En el octavo se nos describen los ornamentos pblicos y pro-
arquitectura es una violentacin de la naturaleza y, en consecuen- fanos: sepulcros, columnas, foro, arco de triunfo, teatro, circo, an-
cia absolutamente inferior a ella. [iteatro, curias ... El noveno se. dedica a los ornamentos de ediii-
'Estos tres apuntes impiden concluir, como ha sido dicho en CIOSprivados y de las proporciones. El dcimo empieza hablando
algunas ocasiones: que el De re aedificatoria sea slo el contra- de cmo mantener los edificios y despus describe las operaciones
punto de orden a la dispersin y locura del mU1:do que se nos ofre: para encontrar y conducir el agua.'
ce en el Momus. La riqueza de la lectura atbertiana respecto a que
funcin est llamada la arquitectura y en qu consista este bello 7. Vanse, a ttulo de ejemplo, las distintas definiciones que Alberti ofrece de
qu sea columna en su tratado en las pginas 70, 240, 520, 684, 834 del De re aedi-
arte, es demasiado fuerte para reducirla a componente de un mun- [icatoria, op. cit. '
8. L. B. ALBERTI, De re aedijicatoria, op. cit., p. 441. De las comparaciones en-
tre el texto albertiano y el tratado de Vitruvio se ha ocupado la profesora Fran-
3. tu, p. 234.
cose CH OAY: vase Alberti et Vitruve, Architect ural Design vol. 49 5-6 1979
4. Lbiti-, pp. 258-260. .' . . . ,


5. Manfredo TAFURI, Roma instaurata. Strategie urbane e polttche pontlflcle pginas 26-35. ' '"
nella Roma del primo Cnquecento, en Raffaello, archit etto, catlogo de la expo- 9. En el libro citado a cargo de J. Garriga se ofrecen algunos fragmentos tra-
ducidos del De re aedijicatoria, pp. 49-62. Igualmente pueden consultarse las des-
sicin de Roma de 1984, Electa, 1984, pp. 59-106.
6. Por ejemplo, Eugenio GARIN, op. cit., p. 153. cripciones que hacen G. MANCINI (op. cit., pp. 350-356), P. H. MICHEL (op. cir.,

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,31
.$
r Reflexin moral y reflexin tcnica comparten pues espacio en
el De re aedificatoria y parece e/aro que en los aos que vendrn
en la vida de Alberti la segunda va a sustituir a la primera, sin
que nos sea posible prescindir de las tres reflexiones iniciales C011
las que inicibamos esta corta presentacin: expresiones de la po-
miento de las ms altas y dignas disciplinas." As deber ser un
arquitecto. Pero volvamos a nuestro discurso.
Hubo quienes afirmaron que el agua y el fuego fueron la razn
primera para que los hombres vivieran en comunidad." No obs-
tante, nosotros, teniendo en cuenta la utilidad y necesidad de un
licroma camalenica de Battista, amenazan a quien pretenda ce- techo y de un muro, nos hemos persuadido de que estas ltimas
rrar el De re aedificatoria en un discurso unvoco. razones poseen mucha ms fuerza para unir y reunir a los hom-
bres. As, no slo debemos reconocer al arquitecto que nos haya
ofrecido un refugio contra el ardor del sol y el rigor del invierno
3.3.1. PROLOGO (aunque ello ya es por s un gran mrito), sino tambin sus nume-
rosos descubrimientos, tanto para la vida pblica como para la
Nuestros antepasados nos han transmitido muchas y variadas privada, tiles y adecuados para las necesidades de esta vida.
artes, que contribuyen a la felicidad de la vida," investigadas .con Cuntas familias muy nobles, abatidas por la injuria del tiem-
gran celo y diligencia. Y aunque todas, como rivalizando, asprran po, habran desaparecido si el hogar paterno no se hubiera man-
a ayudar lo ms posible al gnero humano, no obstante entende- tenido firme! A Ddalo sus antepasados le alabaron extraordina-
mos que cada una posee una caracterstica intrnseca y natural riamente por haber construido en Selinunte una gruta, de la que
que es la de ofrecer como propio un fruto particular y diverso emanaba un vapor caliente y sutil que provocaba continuos sudo-
de las otras. Unas artes las cultivamos por su necesidad; otras las res y que aplacaba los dolores del cuerpo." Otros concibieron mu-
reconocemos como buenas por su utilidad; otras son apreciadas chas construcciones del mismo tipo, tiles para la salud: paseos,
porque su conocimiento es muy agradable. No es preciso especi- piscinas, termas y similares. Se pueden mencionar tambin los me-
ficar cules son estas artes, porque son conocidas; pero si me pre- dios de transporte, los molinos, los relojes y otros objetos meno-
guntas por las ms importantes, no encontrars ninguna que, de- res, que son muy importantes en todos los momentos de esta vida.
jando aparte las otras, no se encamine a sus propios fines. Pero y tambin los sistemas para conducir el agua subterrnea, desti-
si encuentras alguna de la que de ningn modo puedas prescindir nados a usos tan variados e indispensables. Y qu decir de los
y que una su utilidad con el placer y el decoro, a mi juicio debes monumentos conmemorativos, de los santuarios, los templos, los
incluir all a la arquitectura; pues sta, si se reflexiona atenta- lugares sagrados, construidos con finalidad religiosa o para uso
mente, es muy ventajosa a la comunidad y a los particulares y de la posteridad? En fin, mediante el corte de las rocas, la perfo-
especialmente agradable al gnero humano, y, en efecto, se en- racin de montaas, la nivelacin de valles, la contencin de las
cuadra entre las primeras por su dignidad. aguas marinas y lacustres, la desecacin de los pantanos, la cons-
Pero antes de proseguir, creo necesario explicar qu debe en- truccin de naves, el encauzamiento de los ros, la construccin de
"' I tenderse por arquitecto." Pues no voy a traer a colacin a un car- puentes y puertos, no slo ofrecen soluciones temporneas, sino
pintero 12 para compararlo con los ms importantes representantes tambin abren las vas a todas las regiones de la tierra. As los
de otras disciplinas: en efecto, las manos del carpintero son un hombres podrn intercambiar mutuamente todo lo que contribuye
instrumento para el arquitecto. Yo llamar arquitecto a aquel que a la salud y a la mejora de la vida: productos de la tierra, perfu-
sepa con mtodo cierto y perfecto proyectar racionalmente y lle- mes, gemas, experiencias y conocimientos.
var a cabo obras que, mediante el cambio de pesos y la reunin Aade a todo ello las mquinas de guerra, las armas, las forta-
y conjuncin de los cuerpos, se adapten lo mejor posi~le a las m.s lezas, y todo lo que contribuye a la conservacin y al reforzamiento
dignas necesidades del hombre. Para ello, es necesario el conoci- de la libertad de la patria, al patrimonio y al honor de la ciudad,

pp. 443-483) Y G. c. ARGAN(Atti Ac. Lincei, op. cit., pp. 43-54). para matizar inter- 13. Argumento tratado difusamente en otra parte del tratado (IX, 9-11) parale-
pretaciones. lamente a VITRUVIO, I, 1, 3-tO.
10. Concepto ciceroniano. Implica un significado no slo hedonstico, sino tam- 14. Albert se refiere a Vitruvio, que afirma (lI, I, 1) haber sido el descubri-
bin moral (Paradoxa, 1, 3, 15; De off., 1, 6, 19). miento del fuego la causa primera de la unin de los hombres en sociedad en
11. Relativa a una definicin general e indirecta de la arquitectura, Alberti da virtud de la que se habran originado el lenguaje y la arquitectura. Alberti, en
esta definicin del arquitecto, revelando su tendencia a distinguir entre una acti- cambio, pone a la misma arquitectura como origen de la convivencia humana y
vidad prctica, que requiere la participacin de un co?junto de obre~os heterog- de la civilizacin.
neos, y la actividad individual del arquitecto, entendida como a7tJvldad. mental. 15. Es uno de los motivos que inspiran el tratado de la Famiglia y contiene
La necesidad del mtodo, de la elegancia y de la cultura clanfica la mterpre- una referencia autobiogrfica, ya que la familia de Alberti fue enviada al exilio
tacin humanstica del problema de las necesidades ms importantes del hombre. en 1378. En 1428 los Alberti pudieron regresar a Florencia, pero slo en 1434 fue-
12. La contraposicin entre el verdadero artista y el faber tignarius aparece ron plenamente reintegrados en sus derechos civiles. Ddalo: artfice mtico al
ya en CICERN, Brutus , 73, 257. que la leyenda atribuye la construccin del laberinto de Creta. La noticia rela-

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y a estabilizar y propagar el poder. Creo is que, si se pregunta por El sepulcro de Jpiter 19 contribuy especialmente a la fama de
quin han sido dominadas y subyugadas, desde tiempo inmemo- ~reta; Del?~ era frecuentada no slo a causa del orculo de Apelo,
rial, todas las ciudades que a resultas de un asedio han cado en S1l10 tambin por la belleza de la ciudad y la majestuosidad del
manos del enemigo, se apreciar que ello se debe a la accin del templo. No co?sldero oportuno recordar cunta fama y cunto
arquitecto. En efecto, los asediados podan fcilmente menospre- nombre reporto la arquitectura al imperio latino; basta con pensar
ciar al ejrcito enemigo, pero no podan resistir durante ms tiem- en las noticias de muchos escritores sobre los testimonios del pa-
po al ingenio de los asaltantes, a la mole de las mquinas y al sado que de otro modo seran menos dignos de atencin. Con mu-
empuje de las armas, con las que el arquitecto les haba atormen- cha ,claridad Tu~dides aprueba la sagacidad de los antiguos que
tado, oprimido y aplastado. Lo mismo, por otra parte, acostumbra hablan embellecido su ciudad con todo tipo de edificios de mane-
a ocurrir entre los asediados que consideran como mucho ms ra, que parecan ms poderosos de lo que en verdad e~an.20 Qu
seguro para ellos solicitar la ayuda del arquitecto! Si se observan pnn~lpe, entre los ms importantes y sabios, no consider a la
las campaas blicas que han tenido lugar, se comprobar cmo arquitectura como una de las mejores maneras de aumentar su
las victorias se han debido en mayor nmero a las artes y a la va- propio nombre, sobre todo ante la posteridad? Pero dejemos de ha-
lenta del arquitecto que a la direccin y a los auspicios del co- blar de estas cosas.
mandante; 17 y cmo el enemigo ha sucumbido ms por el ingenio . Ep definitiva es til sealar que el Estado debe su seguridad,
de aqul y las armas de ste, que por el hierro de ste pero sin la dignidad y decoro al arquitecto; gracias a sus mritos, podemos
inteligencia de aqul. Y lo que es ms importante: el arquitecto emplear nuestro tiempo libre de manera agradable, serena y salu-
vence con pocas tropas y sin sufrir prdidas. Hasta aqu, la utili- dable, y podemos dedicarnos a nuestras actividades incrementando
dad de la arquitectura. nuestras riquezas: en ambos casos podemos vivir sin peligro al-
Cuanto ms grata sea la actividad constructiva y ms penetre guno y con dignidad. As pues, dado el atractivo y la belleza de sus
en nuestro nimo, resultar que no encontrars a nadie que, te- obras, su necesidad, el provecho y la comodidad de sus inventos
niendo facultades, no sienta en s la exigencia de edificar alguna y el beneficio que se puede obtener en la posteridad, no negare-
cosa; y si descubre algo en esta disciplina, de buena gana la pro- mos que el arquitecto debe ser considerado entre los primeros que
paga, ponindola al servicio de los hombres! Con qu frecuencia, merecen el honor y el aprecio de la humanidad.
ocupados en otras cosas, no dejamos de sentir la necesidad de Nosotros, e.ntendiendo que ello era as, empezamos por mero
concebir en nuestra mente algn proyecto! E incluso, contemplan- pla,cer ~ e?,~mmar con mayor atencin este arte y su finalidad: en
do el trabajo de otros arquitectos, estudiamos sus medidas y, en q~e principios se basa, en qu partes consiste y se delimita. Ha-
la medida en que podemos, consideramos qu podemos eliminar, biendo re~arado en sus muy diversos tipos, en su nmero infinito,
aadir o cambiar, para as hacer de ese trabajo algo ms elegante! en lo admlr~ble de su materia, en su increble utilidad, fuente de
Espontneamente exponemos nuestras opiniones." Si ante noso- toda comodidad, a veces es imposible especificar qu condicin hu-
tros aparece una obra perfecta y bien acabada, quin no la con- mana, qu parte del E:stado, qu clase social debe ms al arquitec-
templar con sumo placer y alegra? Y para qu hablar de los to: el pn~Clpe o !os CIUdadanos. particulares, lo religioso o lo pro-
muchos ciudadanos, tanto de la patria como de fuera, a los que fano, el tiempo libre o el trabajo, cada uno en particular o la hu-
la arquitectura no slo ha ayudado y deleitado, sino tambin ha manidad en general; por ello hemos decidido recoger todo esto,
reportado gloria? Quin no se vanagloria de haber edificado algo? por muchas razones que sera prolijo explicar aqu 21 y tratarlo en
diez libros. '
Nos sentimos orgullosos de la casa en la que vivimos si ha sido
construida con ms atencin de la habitual. Los buenos ciudada- ste ser el orden de los temas a ser tratados. Habamos ob-
nos, si has construido un muro o un prtico con mucha elegancia, servado que el edificio es un cuerpo 21y, como todos los otros cuer-
si has adornado sus puertas, columnas o tejado, lo aprobarn y pos, consta de dibujo y materia: el primero de ellos es obra del
se alegrarn porque entendern que con el fruto de tus riquezas ingenio, el otro es consecuencia de la naturaleza; uno necesita una
has contribuido a tu honor y tu dignidad, a la de tu familia, a la mente ~1fe r<:zone; el otro plantea el problema del hallazgo y de
de tus descendientes y a la de toda la ciudad. la eleccin, Sin embargo, en ambos casos, habamos comprendido
que de nada valen sin la intervencin de la mano experta del art-

tiva a Selinunte (situada en la costa sudoccidental de Sicilia) procede de DIODORO 19. Vanse SERVIO,Ad Aen., VII, 180; SOLINO,XI, 7.
SICULO,Bibl. hist., IV, 78, 3. 20. TuclDlDES,L, lO, 2.
16. En realidad, la opinin de Alberti aparece en VITRUVIO(X, 12, 2; 16, 12), 21. Alberti expone aqu claramente la estructura conceptual explicando la ra-
aunque de manera no tan explcita. zn de la sucesin de los argumentos tratados.
17. Expresin anloga se encuentra en LrvIO, V, 46, 6. 22. Concepto recurrente en la obra: vase I, 9, p. 64; IIl, 12, p. 232, Y VI-
18. Vase la definicin de belleza que aparece en VI, 2. TRUVIO,r. 2, 4.

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fice que pueda dar forma a la materia segn el dibujo. Y como
que la finalidad de los edificios es distinta, debimos investigar si
un mismo tipo de dibujo se adaptaba a cualquier obra. Por ello,
dividimos los edificios en varios tipos. Y como en ellos se ha apre-
ciado que posee una gran importancia la conexin de las lneas en-
tre s, que es el principal factor de la belleza, comenzamos a inves-
tigar cuidadosamente qu era la belleza y cmo deba presentarse
en todos estos gneros. Y ya que en todos stos se encontraban a
veces errores, examinamos de qu manera podan ser corregidos.
Cada libro tiene un ttulo segn el distinto tema que aborda.
Es el siguiente: libro I: el dibujo; libro II: los materiales; li-
bro III: la construccin; libro IV: obras de carcter universal;
libro V: obras de carcter particular; libro VI: los ornamentos;
libro VII: los ornamentos de los edificios religiosos; libro VIII:
los ornamentos de los edificios pblicos profanos; libro IX: los
ornamentos de los edificios privados; libro X: la restauracin. li-
bros aadidos: la nave, el erario, aritmtica y geometra, qu cosa
ayuda al arquitecto en su trabajo."
San Sebastiano, Mantua. (F. Borsi.)

3.3.2. LIBRO JI: LOS MATERIALES esto! 27 no obstante, si nos preguntan, nadie negar que algo puede
r~ctlfic:arse. Pero no todos podremos decir cmo se puede hacer,
[Captulo I] SInOsolo los expertos en esta disciplina.
Creo que no est bien abordar despreocupadamente la construc- Es tarea de los expertos pensar y decidir con antelacin," para
cin de un edificio y los gastos que comporta, adems de por otras qu~, cuando la obra est ya construyndose o terminada en su to-
razones, porque no contribuye en nada a tu buen nombre. En efec- t~hdad, ~o se tenga que decir: esto no lo quera hacer; o: hubiera
to, una obra bien acabada aade reputacin a todos aquellos que SIdo mejor hacerlo de otro modo. Y es sorprendente que, si eje-
demostraron en ella ingenio, trabajo y afn, pero no es menos cier- cutamos mal nuestra obra, no suframos las consecuencias. Aun-
to que percatarse en un aspecto o en otro de la falta de prudencia que, ~on ~l ~a~? del ti.e,mpo, reconoceremos los defectos que el
del autor o de pericia del ejecutador perjudica mucho la fama y descuido ImpIdIO que vieramos, Y nos lamentaremos siempre del
el buen nombre de ambos. Son conocidos las virtudes y los defec- error, .a menos que no sea reparado y subsanado; o, si la obra es
tos de los edificios pblicos, en los que, no s cmo, el juicio ne- ~emol!da, nos atormentaremos por el dinero gastado y por la in-
til fatiga.
gativo de lo que est mal construido supera en mucho la admira-
cin por lo que est bien acabado y sigue la regla del arte." Y es Cuent~ ,Suetonio 29 que Julio Csar, despus de terminada la
sorprendente cmo todos, cultos e ignorantes, guiados por nuestro c?nstruccIOn de una ca~a en e~ bosque de Nemi, como no respon-
instinto natural, apreciamos lo que es correcto o errneo en la con- da a su gusto, la mando derruir completamente. Por ello es digno
cepcin y trazado de una obra," Y en esta direccin, el sentido de de ser c.e~surad? por nosotros, tanto si, antes de iniciar el trabajo,
la vista 26 supera en agudeza a todos los dems; con ello, si se pre- no m~dIto suficIent~mente lo que ms convena, como si, actuando
sentara algn edificio en el que hubiera algo roto, defectuoso, su- con Iigereza, detesto lo que haba sido proyectado correctamente
perfluo, intil o imperfecto, inmediatamente nos agitamos y lamen- P?r tanto, apr~bar siempre lo que solan hacer los mejore~
tamos la falta de elegancia, y no podemos entender por qu ocurre arquitectos: reflexionar una y otra vez sobre la obra no slo en
su totalidad, sino tambin en cuanto a las dimensiones de cada
23. Los ltimos cuatro ttulos se refieren a libros aadidos perdidos.
24. Albert! afirma aqu el carcter racional e intelectual de la produccin aro 27. El j~ici.o sobre la ~lid~d de la obra no es exclusivo de un reducido gru-
quitectnica. Proyectar quiere decir indagar todo posible reflejo prctico y esttico po de espec!ahst~s: a los tecmcos, sin embargo, se les reserva la funcin de en-
de la obra. contrar el remedio para el error.
25. El juicio sobre la obra no est aristocrticamente reservado a hombres de 28. Es el m~tod~ de la proyeccin del Renacimiento, ligada tambin al ins-
superior cultura, sino que es posible tambin a los ignorantes en virtud de un trumento de venficac~nde. la perspectrva, en la que entre ideacin y realizacin se
instinto natural. genera una fractura intencionada.
26. Alberti afirma explcitamente la importancia de los valores pticos. 29. SUETONO, ua., 46.

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jados se~ ~a mejo~ posible. En efecto, el tejado, por sus propias
una de sus partes, sirvindose, por un lado, de un borrador y de
caractenstlcas -SI no me equivoco- fue, entre todas las construc-
dibujos, y, por otra parte, de maquetas 30 hechas de madera o de
ciones que l~vantaron los hombres, la primera que se emple para
otros materiales, o bien atendiendo al consejo de los ms expertos.
su r~?OSO; mclus.o podremos admitir que fueron inventados en
Despus podremos ya abordar los gastos de la obra y su construc-
funclOn de los tejados no slo los muros y todo lo que conllevan
cin. Utilizando tales maquetas podremos tener ante nuestros ojos,
los muros, sino t~mbin las partes construidas bajo tierra, tal
de la manera ms clara posible, la disposicin de los elementos de
como las condu~cIOnes para el agua, los canales que recogen el
los que habamos tratado en el libro anterior: la situacin res-
agua de las llUVIaS, las cloacas, etctera. En este sentido yo, que
pecto al ambiente, la delimitacin del rea, el nmero de partes
soy muy ducho en estos asuntos," recordar lo difcil que resulta
de la obra, la conformacin de los muros y su solidez. Se podr
llevar a cabo ~~ trabajo en el que la comodidad prctica de las
as tranquilamente aadir nuevas cosas, eliminarlas, alterarlas,
partes se concilie con la dignidad y la elegancia, esto es, que la
aportar nuevas soluciones e incluso derribar la obra completa-
obra ~ea alabada, adems de por otros motivos, tambin porque
mente, hasta que todo quede perfectamente ajustado. Se podr
la vane~ad de sus partes resulte de la concepcin unitaria de sus
calcular el importe de la obra -detalle que no debe ser desde-
proporciones, Ardua tarea en verdad; pero creo que slo puede ser
ado en absoluto- considerando, para todas sus partes, su anchu-
obra de una mente y de una mano muy hbil y cauta el dar a
ra, altura, espesor, nmero, extensin, aspecto y cualidad, en rela-
toda~ estas partes un tejado apropiado, firme, apto y adecuado.
cin a su importancia y a la mano de obra." Quedar as ms cla-
Finalmente, cuando toda tu obra haya sido aprobada por ti y
ra y precisada la disposicin y cantidad de columnas, capiteles,
P?r otros expertos, y no tengas ninguna duda ni creas poder deci-
basamentos, cornisas, frontones, revestimientos, pavimentos, esta-
dI~ otr,: cosa, te aconsejo que no te apresures a llevar a cabo cual-
tuas y de todo lo que corresponde a la estructura del edificio o a
quier tipo de construccin, demoliendo antizuas construcciones o
su ornamentacin. Creo que no se debe omitir lo siguiente: exhibir
tira~do los cimientos de. toda obra, como su~len hacer los locos y
maquetas pintadas no es propio de un arquitecto que pretende ex-
los imprudentes. E~ .mejor que dejes pasar un tiempo, hasta que
poner su proyecto, sino de algn ambicioso que intenta atraer los tu ,entuslas?;l0 se mitigue un poco, y que pienses en tu trabajo con
ojos de los que contemplan y apartar el nimo de la correcta in- ma~, atencon .. Procura que tu nimo no se deje influir por la
vestigacin de las partes de la maqueta para llenar aqulla de ad- ~aslOn por lo inventado: juzga lo inventado con ms cautela. El
miracin. Por tanto, es mejor no hacer maquetas muy acabadas, tiempo, a.la hora de emprender cualquier tarea, permite que exa-
elegantes y adornadas, sino desnudas y simples, en las que aprue- mines y Juzgues cosas que, incluso a ti, hombre muy ingenioso
bes la agudeza del que las concibi, no la mano de los operarios." se te haban escapado en un principio." '
Entre la obra del pintor y la del arquitecto hay esta diferencia:
aqul intenta resaltar en la tablilla objetos mediante las sombras
y el acortamiento de lneas y ngulos; el arquitecto, evitando las [Captulo II]
sombras, representa los relieves mediante el dibujo de la planta,
y representa en otros dibujos la forma y la extensin de cada fa- Conviene C).ue~cuando ex~mines de nuevo tu maqueta, tengas
c}1ada y de ~ada uno de los laterales, mediante ngulos reales y en cuenta lo siguiente: deberas considerar si aquello que pretendes
lneas no. var.lable~, ya que desea que su obra sea juzgada no segn ~l~v~r a cabo no supera las fuerzas humanas; o si la obra una vez
las apariencias. smo segn medidas exactas. As pues, conviene iniciada no encontrar obstculo. Pues la naturaleza tiene tanta
construir maquetas de este tipo y examinarlas una y otra vez con fuerza que, ~unque a ve~es pueda ser obstaculizada por alguna
la mayor exhaustividad contigo mismo o con los otros, hasta que mole o desviada con algun apoyo, siempre permite superar todo
no haya nada en la obra que no puedas determinar: ni su natu- aquello que se ~~ pone delante:" y cualquier cosa que se le pone
raleza, ni sus caractersticas, ni su colocacin, ni el espacio que en contra, opomendose a ella con perseverancia, con la ayuda del
ocupar, ni su finalidad. tiempo, la debilita y finalmente la vence.
Sobre todo se deber procurar que la sistematizacin de los te- Qu gr~n canti~ad d~ obras ~umanas -hemos ledo y visto-
no se habnan perdido, SI no hubieran entrado en conflicto con la
.30. Las maquetas tendrn gran importancia en la arquitectura del Renaci- naturaleza! Quin no se reir -o, mejor, odiar la insolencia-
miento, sea para ver en el espacio el valor del organismo o para probar el efecto
de cualquier elemento .
. 31. Las idea;; de Alberti no se resuelven slo en el diseo lineal y abstracto, 33. Esta afirmacin hace suponer que Alberti se ha ocupado concretamente de
.1IlO que ta~1blen son programacin general de la obra en sus variados aspectos. problemas constructvos.
32. Es ejemplar la primaca de la invencin contra los preciosismos del di- 34. La funcin cIarificatoria del tiempo es un aspecto de aquella aspiracin a
bujo. La proyectacin y las maquetas han de ser elementales y sencillos no in- la sagacidad que aparece a lo largo de toda la obra de Alberti.
genuamente naturalstlcos. ' 35. Para el fatalismo albertiano, vase H. MrcHEL, op. cii, pp. 524579.

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de aquel que haba decidido construir un puente con naves y atra- trabajo. y dinero en algo ms til? Quin no detestar la soberbia
vesar sobre l a caballo el mar? 36 El puerto de Claudio, junto a increble de Eliogbalo? ste haba planeado erigir una alta co-
Ostia, o el de Adriano, en Terracina, obras que parecan eternas lumna en cuya cima, a la que podra accederse mediante escale-
desde todos los puntos de vista, hemos visto cmo finalmente han ras, colocara una estatua del dios Eliogbalo, en cuyo culto haba
cedido y cmo sus entradas han sido obstruidas por la arena, cu- sido iniciado; sin embargo, al no poder encontrar una roca tan
briendo sta completamente su interior, ante el continuo empuje grande (haba llegado a buscar incluso en la Tebaida ), desisti."
del mar que ha acabado por derribarlos. Qu piensas que ocurri- Otra cosa: no conviene emprender una construccin que, aun-
ra, cuando te dispusieras a contener el empuje de las aguas o a que responda a los requisitos de utilidad, decoro, posibilidad de
detener el desprendimiento de las paredes de roca? Por tanto, cori- ejecucin y oportunidad, acabe en poco tiempo siendo destruida,
viene que tengas en cuenta que no debes emprender nada que DO ya por negligencia del sucesor, ya porgue no es del gusto de sus
concilie correctamente con la naturaleza. inquilinos. Censuro la construccin de un canal, dibujado por Ne-
En segundo lugar, debers evitar emprender cualquier empresa rn, por el que podan navegar los quinquerremes desde el Aver-
a la que luego tengas que renunciar. Quin no hubiera censura- no 46 hasta Ostia, por varias razones, pero sobre todo porque dicha
do a Tarquinio, rey de Roma -a no ser que los dioses hubieran obra slo se poda conservar, si perduraba el esplendor del Impe-
favorecido la grandeza romana o si el crecimiento del Imperio no rio y si se ocupaba de ella los emperadores.
hubiera contribuido a los gastos necesarios de una obra de tal ca- As pues, debers tener en cuenta lo apuntado hasta ahora: qu
libre- por haber empleado todo el dinero destinado a la futura intentar hacer, en qu lugar hacerlo y si t sers el que lo har."
obra en derribar los cimientos del templo? 37 y es propio de hombre juicioso y equilibrado disponer todo segn
Finalmente, debes considerar no slo qu es posible, sino qu su importancia y funcin.
es lo que conviene. No aprobar lo que sus contemporneos cuen-
tan de Rodopes, la famosa meretriz tracia, que orden construirse.
un monumento sepulcral de increble gasto: ya que, aunque pudo
reunir, merced a sus servicios, riquezas comparables a las de un 3.3.3. LIBRO IV: OBRAS DE CARACTER UNIVERSAL
rey, no mereci reposar en un sepulcro real." No obstante, no cen-
suro la actitud de Artemisia, reina de Caria, que erigi un espln- [Captulo I]
dido sepulcro a su amadsimo y muy digno esposo; 39 a pesar de
que yo siempre apruebe la moderacin en este aspecto. Horacio Que los edificios responden a las necesidades de los hombres,
criticaba a Mecenas su mana de construir." Cornelio Tcito aprue- est claro. En un principio, si lo interpretamos correctamente, los
ba la actitud de aquel que erigi una tumba modesta, aunque du- hombres empezaron a construir para protegerse de las tempesta-
radera, a Otn," des. No slo procuraron proveerse rpidamente de todo aquello
Aunque los monumentos privados requieren modestia y los p- que era necesario para su salud, sino que quisieron no desdear
blicos esplendor, ambos -pblicos y privados- son alabados por nada de lo que pudiera contribuir a conseguir alguna comodidad.
su modestia. Alabaremos y admiraremos la grandeza y la dignidad Despus, ante la perspectiva de nuevas posibilidades, acabaron por
del teatro de Pompeyo, obra digna de Pompeyo y de la victoria de concebir y perseguir, cada da ms, los instrumentos para satisfa-
Roma." No obstante, no todos aprueban la mana de construir de cer sus propios placeres. As, si se dice que el edificio puede cons-
Nern y su afn por llevar a cabo obras enormes." Quin no ha- truirse o bien por necesidad vital, o bien por alguna finalidad prc-
bra preferido que aquel que sirvindose de millares de hombres tica, o bien por gusto del momento, quiz se acierte plenamente."
perfor una montaa cerca de Pozzuoli," hubiera destinado tanto Sin embargo, observando la cantidad y diversidad de construc-
ciones, entendemos fcilmente que no todas stas responden a to-
36. Dos puentes martimos son citados por los escritores clsicos: el que ha-
ba construido Jerjes sobre el Hclesponto y el que haba construido Calgula en das las finalidades antes reseadas, ni siquiera a unas ms que a
la baha de Pozzuoli. otras. La variedad y multiplicidad de obras se debe sobre todo a
37. Se alude al templo de Jpiter en el Campidoglio. la diversidad de la naturaleza humana. Pues si quisiramos clasi-
38. Vase PLINIO, Nat. hist., XXXVI, 82.
ficar -tal como habamos decidido- los tipos de edificios y, den-
39. Se trata del mausoleo de Halicarnaso. Vase PLINIO, Nat. hist.. XXXVI,
30-31.
40. Alberti se refiere quizs a HORACIO, Carm., lII, 19, 9 Y ss. 45. Scriptorcs historiae .4ug., XVII, 24, 7.
41. TCITO, Hist., rr. 48.
46. Averno: lago volcnico de los Campos Flegreos, cerca de Npoles. Sobre el
42. Se trata del teatro de Pompeyo, construido en 55 a.C. episodio, vase SUETONIO, Ner., 16, I; 31, 3.
43. Se refiere sobre todo a la Domus Aurea que se extenda desde el Palatino
47. Vase lo que dice ARISTTELESa propsito de la crtica, en Poet., 25, 2.
hasta el monte Oppio; vase SUETONIO, Ner., 31.
48. Vase aqu I, 2, p. 20. Y I, 9, p. 64, donde se enuncia de modo menos
44. Alberti se refiere quizs a la gruta de Sejano.
preciso la distincin de las tres fases histricas de la arquitectura.

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265
tro de cada tipo, sus diferentes apartados, nuestro mtodo de in- no era muy diferente a ste -tal como cuenta Diodoro. el histo-
vestigacin debe proceder de la siguiente manera: debe aclarar riador-: sacerdotes, labradores, pastores, artesanos, soldados, fo-
cules son las diferencias entre los hombres, ya que los edificios ros SE Y los encargados de los consejos pblicos."
estn construidos para ellos y varan segn sus necesidades. As Platn dice que un Estado puede ser pacfico y deseoso de
podremos reconocerlo todo mejor y estudiarlo ms a fondo. tranquilidad, y otro ardiente y belicoso, segn el carcter de los
En este sentido conviene recordar cmo aquellos hombres muy que gobiernen. Establece una divisin de todos los ciudadanos a
expertos, los antiguos legisladores y fundadores de los Es.tados, di- partir de las partes del alma humana: en primer lugar, aquellos
vidieron la comunidad de ciudadanos. Investigaron y teonzaron so- que gobiernan el Estado con la razn y la prudencia; en segundo
bre todas estas cosas con afn, diligencia e inquietud y obtuvieron lugar, aquellos que persiguen con las armas la injusticia; en tercer
gran gloria y admiracin por todo lo que des~ubrieron. lugar, aquellos que suministran los alimentos que necesitan ma-
Teseo -cuenta Plutarco- divide a los habitantes de un Estado gistrados y soldados."
en aquellos que podan instituir e. interpretar ,las le~e~9 divi~as y He extrado estas ncticias de muchos comentarios antiguos, ex-
humanas y en aquellos que se dedIcaban a algun OfiCIO. Solon di- ponindolas con mucha brevedad; de todas las que he reunido, me
vidi a sus ciudadanos en clases sociales teniendo en cuenta la parece que se puede deducir que he mencionado todas las partes
cantidad y calidad de sus riquezas: as aquellos que obtenan de en que se divide un estado, y que a cada parte le debe correspon-
sus campos menos de trescientas medidas 50por ao, crea que no der el tipo de edificio apropiado. Pero nosotros, para tratar con
podan ser considerados como ciudadanos de pleno. derecho." Los ms claridad el asunto segn nuestros propsitos, conviene que
atenienses tenan en lo ms alto a los hombres eruditos y sagaces; aclaremos ahora lo siguiente.
en segundo lugar, a los labradores; finalmente, a los artesanos. . Si alguien tiene la intencin de dividir en partes a la humani-
Rmulo estableci una separacin entre los caballeros y patn- dad, tendr que considerar en primer lugar lo siguiente: no deben
cios y la plebe. El rey Numa dividi la plebe segn prof~siones.52. ser clasificados del mismo modo los habitantes de un lugar cuando
En las Galias la plebe de los semiesclavos era sorteada; Cesar nos son considerados en bloque o cuando se les distingue y separa en
informa de que los restantes eran o bien soldados, o bien hombre~ grupos. A continuacin, contemplando su misma naturaleza, con-
entregados a la filosofa y a la religin, a los que ellos llaman drui- vendr tomar nota de las caractersticas fundamentales por las
das." ~En Pancaya 54 los ms importantes son los sacerdotes; a con- que uno se diferencia del otro, para poder establecer la divisin.
tinuacin los agricultores; en tercer lugar, los soldados, c?n los Aquello que hace ms diferente al hombre del mismo hombre
que se igualan los pastores y los que llevan el ganado. Los bntanos y lo aleja ms de las bestias, es la razn y el conocimiento de las
dividan a los suyos en cuatro tipos: los primeros eran aquellos artes liberales. Aade a ello, si quieres, la prosperidad que propor-
que eran nombrados reyes; despus los sacerdotes; en tercer lugar ciona la suerte. Son pocos, entre todos los mortales, los que sobre-
los soldados; finalmente el vulgo. Entre los egipcios el primer gra- salen en todos estos atributos. ste ser nuestro primer criterio
do corresponda al sacerdote; el segundo a los reyes y a los prefec- de divisin: elegir, de entre toda la multitud, a unos pocos que se
tos' el tercero a los guerreros; el pueblo se divida en agricultores, distingan por su cultura, sagacidad e ingenio, a otros por su expe-
, . H d 55 riencia y pericia, a otros por sus riquezas y abundancia de bienes.
pastores, artesanos, e incluso -como ~uenta er? .o~?- en mer-
cenarios y marineros. Cuentan que Hipodamo dIVldIO a sus con- Quin negar que a stos se les deban encargar las principales
ciudadanos en tres estados: artesanos, agricultores y soldados." funciones del Estado? As pues, correspondern a los hombres ms
Parece que Aristteles no critic a aquellos que elegan, de en- ilustres, dotados de sagacidad, las principales responsabilidades
tre todo el pueblo, a los ms dignos y los ponan al frente de los en el gobierno del Estado. stos se harn cargo de las funciones
consejos, de las magistraturas y de los juicios, y di.vidan al resto divinas segn los preceptos de la religin; regularn la justicia y
en agricultores artesanos, comerciantes, mercenanos, caballeros, la equidad mediante las leyes; mostrarn el modo de llevar una
sold;dos de a pie, marineros." Se cree que en la India el sistema vida honrada y feliz; velarn para que la autoridad y la dignidad
de sus conciudadanos se preserve y aumente cada da ms. Y cuan-
do hayan considerado algo como ventajoso, til o necesario (al
49. PLUTARCO, Thes., 25, 2.
50. Medida de capacidad, equivalente a 52 litros. preferir quiz por su edad dedicarse a la meditacin ms que a la
51. Vase PLUTARCO, Solon, 18, 1 Y ss. accin) solicitarn a otros hombres experimentados y dispuestos
52. PLUTARCO, Numa, 17.
53. CSAR, De bello Gall., VI, 13, 1-3.
54. Pancaya: fabulosa isla del mar Rojo. 58. :t:foros: magistrados, originarios de Esparta, encargados de la jurisdiccin
55. HERODOTO, n, 164, 1. civil, dotados tambin de poder policial.
56. ARISTTELES, Polit., n. 5, 2. 59. DIODORO SICULO, BibI. hist., n, 4041.
57. ARISTTELES, Polit., Vl I, 8; vase tambin ibid., IV, 3, 11 Y ss, 60. PLATN, Rep., vn. 520521.

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a la aCCIOn, que sigan buscando el bien de la patria. .stos ejecu- tar cmulos de tierra junto a las aldeas que habitaban: as, se
tarn sus tareas cumpliendo con su deber; en su patr~a c~m ~es- cuenta, se formaron las ciudades en Egipto." Pero de esto habla-
treza y solicitud, en el extranjero con tenacidad y pacIencia; }UZ- remos en otra ocasin. Ahora, como creo -tal como dicen- que
garn y dirigirn a sus soldados y cultivarn sus facul~a~e~ Isicas en la naturaleza todo lo que existe ha tenido un origen ms humil-
y morales. En definitiva, cuando comprendan qu~ es intil l~evar de, prefiero empezar con las cosas ms importantes.
a cabo una empresa sin que haya medios, quedaran por debajo de
los precedentes aquellos que se distinguen por sus riquezas. Por lo
dems todos los ciudadanos obedeceran y colaboraran con los pre-
cedentes, segn lo requiera la situacin. . 3.3.4. LIBRO VI; LOS ORNAMENTOS
Si todo ello corresponde a la verdad, es evidente que un tpo
de edificios deber corresponder a toda la comunidad, otr~ a los [Captulo I]
primeros ciudadanos, otro al pueblo.; y entre aquellos destinados
a los primeros ciudadanos, uno destinado a los encargados de los Hemos abordado en los cinco primeros libros el dibujo del edi-
consejos pblicos, otro a los que se ocupan de los negocios, otro a ficio, los materiales de construccin y el empleo de la mano de
los que se han preocupado por acumular riquezas." obra, y de todo aquello que corresponde a la construccin de edi-
Como una parte de todo lo tratado se refiere a la necesidad y ficios, pblicos y privados, sagrados y profanos, para poder hacer
otra a la conveniencia prctica -tal como dijimos-, nosotros, que frente a las tempestades y acomodarse a las distintas condiciones
tratamos de los edificios, podremos disponer de un lugar conve- de lugar y tiempo. Puedes decir con cunta diligencia lo he tra-
niente para el gozo del nimo ya que, a modo de proemio, .hemos tado. En este asunto -los dioses dan fe de ello- he empleado ms
decidido retomar los principios de tal esquema de los primeros esfuerzo del que, una vez aceptado el encargo, haba previsto."
En efecto, con frecuencia aparecan dificultades (explicacin de
rudimentos de la doctrina filosfica. Tratemos ahora los edificios
conceptos, nuevas palabras, problemas de contenido) que me ate-
destinados a todos los ciudadanos, los destinados a los ciudada-
morizaban y me hacan desistir de mi empresa. Por otra parte, la
nos ms importantes y los destinados a los inferiores.
razn que me haba empujado a iniciar el trabajo, me exhortaba
Pero por dnde empezaremos a tratar un tema tan importan-
a proseguirlo. Me lamentaba de que tantos y tan ilustres testimo-
te? Podemos acaso recorrer el mismo camino que hacen los h<:m-
nios de escritores se hubieran perdido por la negligencia del tem-
bres para procurarse estas ventajas, y empezar por las pequenas
.po y de los hombres, de tal modo que, entre tanta desolacin, slo
casuchas de los pobres para llegar a los edificios mayores, como
se conservara la produccin de Vitruvio, escritor muy competen-
teatros, termas y templos? Est claro que los pueblos de la tierra
te, pero tan quebrantado por el paso del tiempo y tan mutilado,
vivieron mucho tiempo sin muraIla ninguna en sus ciudades.
que en muchos pasajes suyos se encuentran muchas lagunas e
y cuentan alzunos historiadores que, en el tiempo en que Dioni-
imperfecciones. Adems su lenguaje no era cuidado: se expresa-
sia 62 recorri~ la India, ningn pueblo rodeaba sus ciudades. con
ba de tal modo que los latinos decan que quera parecer como un
muros." Del mismo modo Tucdides nos informa que, en otro tem-
griego y los griegos que l hablaba en latn." Ello prueba que su
po Grecia no estaba fortificada por ningn muro." Y en la Galia,
lenguaje no es ni latino ni griego. Para nosotros es como si no hu-
en , tiempo de Csar, todo el pueblo d e 1os b urgun dilOS os no se reu-
biera escrito nada, pues nada entendernos." Nos han quedado res-
na en ciudades, sino en pequeas aldeas. La pnmera CIUdad de la
tos de obras antiguas, como teatros y templos, de las cuales, como
que tengo noticia es Beblum," ocupada por los fenicios; cuyas. ca-
de los mejores profesores, podemos aprender muchas cosas: vea,
sas rode Saturno con un muro; no obstante, Pompomo sostiene
no sin lgrimas, como iban destruyndose poco a poco." Vea tam-
que la ciudad de Iopis fue fundada antes del diluvio." Los etopes
bin que los arquitectos contemporneos encontraban ms satis-
-dice Herodoto-, cuando hubieron ocupado Egipto, .no mataron
faccin con la novedad estpida y extravagante que con los cri-
a ningn delincuente, pero tenan la costumbre de obligar a levan-
68. HERDOTO, nr. 137, 3.
61. En realidad, Alberti no desarrollar coherentemente la hiptesis de una ti- 69. Hay que recordar que la persona que encarga la obra es Nicols V, elegido
pologa arquitectnica articulada en funcin de las clases sociales. pontfice en 1447; algunos estudiosos piensan que los libros VIX han sido escritos
62. Dionisia: otro nombre del dios Baco. a distancia de los primeros.
63. Vase ARRIANO, Hist. I nd., VII. 3; DIODOROSICULO,Bibl. hist., H, 38. 70. Alberti se refiere a la nomenclatura griega adoptada por Vitruvio a falta de
64. TucfDIDES,J, 2, 2. una terminologa tcnica latina.
65. Burgundios: habitantes de la Borgoa, de los que Csar habla con f recuen- 71. La crtica a Vitruvio adquiere aqu un tono fuertemente polmico en con-
cia en el De bello Gallico. traste con alusiones anteriores. Vase el "Prlogo.
66. Beblum: antigua ciudad fenicia, donde hoy se encuentra la villa de Gebeil. 72. Cuando Alberti escriba esta pgina, haba recibido quiz de Nicols V el
67. POMPONIOMELA,Chorogr., J, 64. encargo de supervisar personalmente la conservacin de los monumentos romanos.

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J .C L L
terios muy experimentados de las obras ms alabadas," Nadie ne- que no sienta placer por las cosas ms hermosas, no prefiera las
gaba que en poco tiempo esta parte de nuestra vida y de nuestra ms adornadas a todas las dems, no se moleste con las feas, no
cultura acabara desapareciendo del todo. As pues, no poda de- repruebe la imperfeccin y no pueda, al tiempo que advierta de-
jar de pensar con frecuencia en la conveniencia de ocupar~e del fectos en la ornamentacin de cualquier objeto, indicar lo que fal-
tema. Mientras as pensaba, decid que no deban ser descuidadas ta para dotarle de belleza y decoro.
en mis escritos cuestiones tan importantes, tan dignas, tan tiles La belleza es un factor muy importante; debe ser buscada so-
y tan necesarias para la vida humana; crea que era d~ber de bre todo por aquellos que desean convertir en agradables sus pro-
todo hombre bondadoso y erudito procurar librar de la ruma esta pias cosas. El lugar preminente que a ella le dieron nuestros an-
parte de la cultura a la que haban dedicado sus esfuerzos nues- tepasados, hombres muy sagaces, resulta, adems de por otras co-
tros antepasados. sas, del increble cuidado que pusieron en adornar ricamente to-
As pues, dudaba y no estaba seguro de o bien continuar, o .me- das las manifestaciones de los ms variados aspectos de la vida
jor interrumpir mi trabajo. Prevaleci mi amor por ~l. trabajo y pblica: las leyes, la vida militar, la religin; dando a entender
por los estudios; aquello a lo que no poda llegar mi mgemo, l? que estas actividades, si se privan de la magnificencia del orna-
he alcanzado con esfuerzo e increble diligencia. Toda obra ant- mento, dejan de existir y se reducen a operaciones insulsas." Con-
gua que mereca alguna alabanza, ha sido examinada por m, para temp~ando el cielo y sus maravillas, admiramos ms las obras de
de este modo aprender alguna cosa. No he dejado de revisar,. es- los dioses porque contemplamos su belleza, que porque creamos
crutar, medir, representar con bosquejos 74 todo lo que he podido, que nos son muy tiles. Para qu seguir con estas cosas? Cada
para as conocer todo lo que me han ofrecido el ingenio y la la- da es posible constatar cmo la naturaleza no cesa de explotar
boriosidad del hombre; de esta manera la dificultad de escribir en una fantasmagora de bellezas; dejando de lado otros ejem-
quedaba contrarrestada por mis deseos de aprender. Sin duda, plos, basta recordar los colores de las flores.
agrupar temas tan variados, tan dispares, tan dispersos, tan poco . Si la .bel}eza es deseable en cualquier cosa, el edificio no pue-
tratados por los autores, examinarlos de modo apropiado, dispo- de de nmgun modo carecer de ella, sin ofender a entendidos y
nerlos en un orden oportuno, exponerlos con lenguaje cuidado y prof~nos. Frente a ~~ amasijo informe y desordenado de piedras
mtodo seguro, exiga una capacidad y cultura mayores de la que sentimos una repulsin que es mayor cuanto mayor haya sido su
yo poda poseer. No me arrepiento de mi trabajo, si he consegui- C?st~ material; de este modo, huiremos de amontonar piedras sin
do aquello que me haba propuesto, de manera que aquellos que significado. C~ando una obr~ carece de elegancia, es poco impor-
me lean comprendan que he preferido ser claro que parecer elo- -tante que satisfaga la necesidad y no es suficiente que asegure la
cuente; pero alcanzar tales resultados comporta una serie de difi- comodidad."
cultades que slo puede entender quien lo haya intentado. Y, si Se aade a ello que nicamente la belleza, de la que hemos ha-
no me equivoco, lo que escribimos lo escribimos de :al modo que blado, contribuye en gran modo a la comodidad y a la resistencia
nadie negar que es latn y es fcilmente comprensible, Actuare- del edificio. Quin negar estar ms cmodo viviendo entre pa-
mos, segn nuestras fuerzas, del mismo modo en las partes que redes ornamentadas que entre paredes descuidadas? La belleza
sigan. De las tres partes que correspondan a toda construccin hace que los enemigos irritados atenen su ira y la obra de arte
(que se adecen a sus funciones, que posean la mxima solidez, sea respetada." Me atrevo a decir que nada mantiene ms seguro
que sean elegantes y tengan encanto), hemos tratado las dos pri- e intacto a un edificio de las afrentas del hombre que su decoro
meras. Resta todava la tercera, la ms noble y la ms necesaria. y su elegancia. A todo ello se ha de aadir cuidado y atencin
para que la obra no slo sea til y confortable, sino sobre todo
muy ornada y muy grata a la vista para que los que la deseen
[Captulo I1] contemplar estn de acuerdo en que tanto gasto no se poda utili-
zar mejor.
Se cree que la gracia y el encanto 15derivan de la belleza y del Per.o en qu c~nsis~~ la belleza y el ornamento, y en qu se di-
ornamento. No hay nadie tan austero y obtuso, tan rudo o inculto ferencian entre si, quiza lo comprenderemos mejor con el nimo
que si lo explico con palabras. Nosotros, para ser breves, lo defi-
73. Alberti se refiere a la influencia del gusto gtico, todavia muy fuerte en la
cultura italiana alrededor de 1450. . 76. En este pasaje, ".ornamentum es sinnimo de calificacin esttica.
74. Documento del inters de Alberti para el estudio de los monumentos ant- 77. L~ complemen~anedad que, las tres exigencias de la obra arquitectnica
guos es la Descriptio Urbis Romae. . . . deb~ satisfacer .(necesldad, comodidad, elegancia) es principio fundamental de la
75. En el trmino gratia est implcita la alusin a la capacidad del objeto teona de Alberti: no obstante, la calidad esttica es la ms importante.
de provocar una suerte de gratitud; la amoenitas (el encanto) es la causa del goce . 78. El valor d~fenslvo de ~a belleza es la afirmacin extrema del credo albcr-
esttico referida slo al espectculo de la naturaleza. tano, en la capacidad de la vtrtus de superar o de contrarrestar el [atum,

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ni remos as: la belleza es la armona entre todos los miembros, de mil aos y fue obra de un milln de hombres; de igual modo
en una unidad de la que forman parte, establecida segn un prin: el arte de la navegacin y muchas artes parecidas se desarrolla-
cipio por el cual nada debe ser aadido, elimina~o o alterado, s~ ron mediante pequeas y sucesivas aportaciones.
ello empeora el edificio." Se trata de algo muy Import.a!lte, casi
divino, para cuya obtencin se emplean todas las habl.lId.ad~s y
todo el ingenio posible. Y es muy raro que alguien -111 siquiera [Captulo V]
la naturaleza- pueda crear una obra acabada y perfecta en todas
sus partes. Qu raros -dice un personaje de Cicern- 80 son los Volveremos a hablar brevemente de la distribucin, aunque la
jovencitos en Atenas! Ese observador de rasgos fsicos compren- hayamos tratado extensamente en el libro primero. En cualquier
da que algo haba en ellos que no se adecuaba a las leyes de la cosa el ornamento fundamental es carecer de toda fealdad. Ser,
belleza, o que haba algo de ms que haca que no pudi.era~ _ser por tanto, elegante la distribucin que no est interrumpida, no
alabados. Utilizando adornos, si no me equivoco, es decir, tien- sea confusa o desordenada o desarticulada y que tenga todos sus
do, cubriendo las partes ms defectuosas, resaltando las ms be- elementos en orden; sus piezas no sern excesivas, no sern ni
llas, se consegua que las desagradables resultaran menos moles- muy limitadas ni muy amplias, ni muy discordantes e irregulares,
tas y las gratas ms placenteras. Si ello es as, el o~amento cons- ni estarn dispuestas de manera que parezcan extraas al resto
tituir un tipo de belleza auxiliar, como una especie de comple- del conjunto. Todo estar dispuesto por orden, nmero, ampli-
mento. As pues, creo que mientras que la belleza verdadera es tud, colocacin y forma, segn la naturaleza, la utilidad y la es-
una cualidad propia e innata en el organismo que. llamamos pecfica funcin del edificio, de modo que creamos que toda parte
bello, el ornamento tiene ms la apariencia de un atnbuto acce- del edificio es indispensable y funcional y que guarda armona
sorio que de algo innato." con las dems. Pues, si la distribucin responde exactamente a
~ Prosigamos, no obstante, nuestro trabajo. Aquellos que cons- todos estos requisitos, en el edificio la gracia y la elegancia de
truyen y desean ser alabados por lo que han construido .de~en los ornamentos no slo ser manifiesta sino que brillar con ms
ceirse a criterios exactos y constantes; hacer algo con cntenos fuerza; si no responde a ellos, la construccin carecer sin duda
exactos es propio del arte." Habr alguien que afirme que una de todo decoro. Conviene que todo el conjunto de los miembros
construccin perfecta y excelente se pueda obtener nicamente est constituido y definido de manera que concilie necesidad y co-
con arte? Ciertamente esta parte de la arquitectura, que trata so- modidad.
bre la belleza y el ornamento, como es la ms importante de to- . Para ornar los muros y el tejado dispondrs de mucho espa-
das se basar en un criterio exacto y constante, en un arte, que cio donde podrs exponer los ms extraos dones de la natura-
quien lo descuide ser muy necio. Habr quienes no aprueben lo lez~, la habilidad, la diligencia y la genialidad del artesano. Y si
dicho y digan que el criterio para juzgar la belleza de .to~a cons- por casualidad se puede imitar a Osride, del que se dice que cons-
truccin es relativo y variable, y que la forma de los edificios, que truy dos templos de oro, uno a Jpiter celeste, otro a Jpiter re-
vara segn el gusto de cada uno, no se puede ceir a ningn ca- gio," o de poder elevar una piedra muy grande como aquella que
non artstico." bis Defecto propio de la ignorancia: afirmar que no Semiramis trajo de los montes de Arabia, de dimensiones en co-
existe aquello que se ignora. Creo que es!a falsa opinin ?ebe. ser dos de 20 X 20 X (aproximadamente) 150; 84 o si se encuentran ma-
suprimida. No considero necesario exammar de m~do ~a.s :nmu- sas de piedra con las que poder cerrar toda una parte del edi-
cioso cules son los principios de las artes, en que prmcipios se ficio, como la capilla anexa al templo de Latona en Egipto, que,
basan y con qu medios se han utilizado. Bastar ref~rir l~ que con una anchura de cuarenta codos en la parte anterior haba
se dice: el arte naci del azar y de la voluntad, se aliment con sido extrada de una nica piedra y recubierta con otra; as cierta-
la prctica y la experiencia y se desarroll mediante el conoci- mente ello suscitar mucha admiracin hacia la propia obra, y
miento y el raciocinio. ms todava si la piedra empleada es extranjera y ha sido trans-
As dicen que la creacin de la medicina se gest a lo largo portada por tortuosos caminos, como aquella que -Herdoto nos
lo cuenta- de una anchura mayor que 20 codos y de una altura de
79. La definicin terica que Alberti ofrece de lo que sea belleza puede com-
pararse con la que, de modo menos explcito, ofrece en la p. 816 de la presente 15 sitiada la ciudad de Elefantina, fue llevada hasta Sais en un
edicin del De re aediiicatoria. viaje de veinte das de duracin." Ayuda tambin al efecto orna-
80. CICERN, De nato deor., 1, 28, 79. .
81. La distincin entre belleza y ornamento es Importante para la compren-
sin de la sensibilidad esttica de Alberti. 83. Vase DIonORO SICULO, Bibl. hist., 1, 15, 3.
82. Arte en el sentido de profesin y de tcnica. 84. 20 X 20x 150 codos = m. 8,80 X 8,80 X 66; vase Dronono Srctn,o, Bibl. hist.,
82bis. Alberti combate aqu el relativismo esttico contrario a toda enuncia- n, n, 4.
cin terica. 85. Vase HERDOTO, n. 155.
86. HERDOTO, n, 175, 2-3.

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3.3.5. LIBRO IX: LOS ORNAMENTOS
mental colocar una piedra digna de admiracin en un lugar dis-
DE LOS EDIFICIOS PRIVADOS
tinguido. En la isla de Chemmis, en Egipto, hay un templete, ad-
mirable porque su techo est constituido por una nica piedra y,
[Captulo V]
adems porque esta piedra ha sido colocada sobre muros muy
altos." Confiere tambin ornamento la rareza y elegancia de la pie- Paso ahora a tratar lo que haba prometido: los elementos de
dra: como el tipo de mrmol con el que dicen que Nern cons- que constan todos los gneros de belleza y de ornamento, o, to-
truy el santuario de la Fortuna en la Domus Aurea," mrmol de dava mejor, los elementos que emanan de todo tipo de belleza."
calidad pura, blanco y transparente hasta el punto de que pare- Una indagacin ciertamente difcil. Pues, sea lo que sea, que d.eba
ca que -una vez cerradas todas las puertas- hubiera luz den- obtenerse de un conjunto y de la calidad de sus partes, o SI se
tro del templo. trata de valorar a cada una de ellas de modo exacto e idntico, o
En definitiva, todos estos medios tienen su propia utilidad. deba ser de tal modo que rena varios elementos en un nico con-
Pero, sea como sea, no servirn de nada si en su disposicin no junto y los mantenga con armona y orden justo y estable -pre-
se observa el justo orden y las debidas medidas. Los elementos cisamente algo muy parecido a esto es lo que estoy buscando-,
ornamentales deben ser todos proporcionales, de modo que a par- ciertamente debern tener el valor (casi dir el jugo) 92 del conjun-
tes iguales correspondan partes iguales, los de la derecha con- to del que forman parte; de otro modo stos se enfrentaran y an-
cuerden con los de la izquierda, los ubicados en lo alto con los daran dispersos. Esta investigacin y seleccin, que no se mues-
situados en la parte baja. Debe evitarse todo aquellos que pueda tra en absoluto fcil y clara, en el terreno del que nos ocupare-
perturbar la distribucin del conjunto. Todo debe definirse segn mos es incierta y complicada: 93 tantas son las partes de que cons-
ngulos exactos y lneas proporcionales. ta la arquitectura, tantos los tipos de ornamentos que cada una
Puede observarse cmo los materiales menos nobles, pero tra~ de ellas -tal como hemos visto- reclama. Nosotros, segn nues-
tados con arte, poseen ms encanto que los ms nobles, pero dis- tro programa, trataremos el tema segn nuestra capacidad, no
puestos de un modo confuso. Cuenta Tucdides que en Atenas se diciendo de qu modo se puede tener conocimiento de todo, sino
encontraba un muro construido de modo tan confuso que, ornado que empezaremos a tratar un tema que es til: cul es la causa
por las estatuas robadas de los sepulcros, se utilizaba como mo- que, por propia naturaleza, genera la belleza.
numento funerario: quin dir que es hermoso por estar lleno de Los mejores autores de la Antigedad -y nosotros lo hemos
restos de estatuas?"' Por el contrario, en algunas casas de campo dicho en otro lugar- sealaron que el edificio es como un animal,
antiguas, construidas mediante la acumulacin de piedras peque- y que para disearlo se debe imitar a la naturaleza." Investigue-
as e irregulares, los muros son gratos a la vista, cuando se com- mos, por tanto, qu cosa, en los cuerpos creados por la natura-
ponen de hileras iguales, de colores alternativamente blanco y leza, hace que de algunos se diga que son ms hermoso~, de
negro. Por ello, dada la modestia de esas construcciones, no se otros que lo son menos y de otros incluso que son feos. Esta cla-
echa en falta nada ms," Pero quiz todo ello corresponda ms a ro que, entre los clasificados como hermosos, no todos estn he-
la parte del muro que recibe el nombre de revestimiento, que a la chos de tal modo como para no evidenciar la diferencia entre unos
propia construccin de los muros. Por lo dems, todos los mate- y otros. Pongamos un ejemplo. Algui.enpreferir u~a nia tierna y
riales debern disponerse de manera que la construccin no se graciosa. En cambio, aquel personaje de la comedia la antepona
inicie sin saber lo que se pretende y sin conocer los medios a todas las restantes 95 porque era ms graciosa y activa." T qui-
de que se disponen no se prosiga de modo diferente a como se z prefieres un tipo de mujer que no recuerde, por su debilidad,
ha iniciado y no sea dada por terminada hasta que el trabajo se a un enfermo ni, por el grosor de sus miembros, a un pgil rs-
\ haya realizado con la mayor diligencia y atencin.
El principal ornamento de muros y techos (sobre todo los te 91. La observacin muestra los dos lados del problema que Alberti intenta in-
\ chos abovedados), exceptuando las columnatas, es el revestirnien- dazar las reglas estructurales de la belleza extrada de la observacin de la na-
too Puede ser de varios tipos: con revoco puro, con revoco estu- turaleza y de~las obras del hombre, y la aplicacin de estas reglas como medios
para obtener la belleza de aquello que se produce.
cado, pintado, aplacado de mrmol, de mosaico, de vidrio, o una 92. Buscar la razn de la belleza quiere decir buscar la misma esencia del ob-
mezcla de todos ellos. jeto analizado, ya que la belleza es atributo de la estructura del organismo ar-
quitectnico.
93. MARCIAL, IlI, 63, 14.
87. HERDOTO, lI, 91; 155, 2. 94. Vase VITRUVrO, IlI, 1, 9.
88. Domus Aurea: construida por Nern sobre el monte Oppio; TcITo, Ann., 95. El texto aparece en blanco. Parece ser que el mismo Alberti lo dej as.
XV, 42; SUETONIO, Nero, 31.
Seguramente se tratara de un nombre propio que despus sera aadido a par-
89. TucfDIDES, 1, 93.
tir de la consulta a las fuentes.
90. El gusto de Alberti por la arquitectura menor revela un aspecto menos co- 96. TERENcro, EUl1., 313318.El texto genuino dice habitior , no ha biliar.

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nacido de su sensibilidad.

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....._~-L. _~~ __27_4 __ ~~""~===;;;iiiiiiii~
4.

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tico, sino que tenga un cuerpo que resulte de aadir tanto a aqu-
lla, como eliminarlo de sta. El que prefieras una u otra no te ha
de hacer creer que las dems son descartables o indignas. Pero el
que hayas preferido una a otra puede responder a algo cuyas
caractersticas no voy a indagar.
Tus juicios sobre la belleza no los genera la opinin individual,
sino una facultad cognoscitiva innata en tu mente. De ello resul-
ta que quien se tope con algo feo, deforme y desagradable, slo
con verlo le produce fastidio. No voy a indagar a fondo de dnde
procede esta sensibilidad; por el contrario, pensaremos qu ele-
mentos, de entre los que aqu se presentan, son tiles." En la
forma y aspecto de los edificios hay una excelencia o perfeccin
de la naturaleza," que estimula el espritu y se aprecia en seguida.
En esto, creo, consisten la forma, la dignidad, la elegancia, etc.:
quitando o mezclando aqullas, inmediatamente stas se corrom-
pern y perecern." No debern emplearse muchas palabras en
examinar lo que puede quitarse, aadir y cambiar, sobre todo en
las formas y en las figuras. Todo organismo consta de diversas
partes; si se quita alguna de ella, se aumenta o disminuye o bien
se coloca en una posicin no adecuada, suceder que la armona Palacio Rucellai, Florencia. (F. Borsi.)
del aspecto de este organismo se corromper. .
De todo ello podemos deducir que tres son los principios so- nismo o en sus partes ms que en s misma y en la naturaleza;
bre los que se fundamenta el mtodo que vamos indagando: el n- de esta manera, la considero compaera del nimo y de la ra-
mero," lo que nosotros llamamos delmitacin.?' y la coloca- zn. Tiene grandes espacios en los que aplicarse y afirmarse.
cin.:" Pero hay adems una cualidad resultante de la conexin y Abraza toda la vida del hombre y sus leyes; preside a toda la
de la unin de todos estos elementos: en ella brilla admirable- naturaleza. Todo aquello que se manifiesta en la naturaleza est
mente toda la forma de la belleza; nosotros la llamaremos con- regulado por las leyes de la concinnitas. Y no tiene la naturaleza
cinnitas," de la que diremos que est nutrida toda gracia y es- tendencia ms fuerte que la de que todo aquello que produzca
plendor. La funcin y la disposicin de la concinnitas es la de or- sea absolutamente perfecto. Esto nunca se conseguir sin la si-
denar segn leyes precisas las partes que de otro modo por pro- metra, ya que de este modo se perder aquel acuerdo superior
pia naturaleza diferiran entre s, de manera que su aspecto pre- de las partes que se anhelaba." Pero dejemos de hablar de ello.
sente una recproca concordancia. Si todo est claro ya, podemos establecer lo siguiente: la belle-
De ah que todo aquello que percibamos por la vista, por el za es el acuerdo y la armona de las partes en relacin a un todo
odo o por otro sistema, al instante advertimos que responde a la al que se asocian segn un determinado nmero, delimitacin y
concinnitas. Por instinto natural deseamos lo mejor y a lo mejor colocacin, tal como lo exige la concinnitas, es decir, la ley funda-
llegamos con placer. La concinnitas se manifiesta en todo el orga- mental de la naturaleza. La arquitectura intenta seguir esta regla
del mejor modo posible; la concinnitas es el medio por el que la
arquitectura consigue honor y autoridad. Con la concinnitas ad-
97. Aunque Alberti se plantee aqu un problema filosfico, declara que el an-
lsis se limitar a los fines de su obra, es decir, a intentar definir las razones de quiere valor.
la belleza arquitectnica. Todo lo que hemos sealado, nuestros antepasados lo apre-
98. Es decir, un prestigio legado a la naturaleza misma del objeto y por tanto ciaron a partir de la propia naturaleza, y saban que, descuidan-
a la estructura.
99. Respecto a la extensin del concepto de equilibrio a la belleza ver las do todo ello, no conseguiran nada que pudiera contribuir al buen
pp. 446 Y ss. del libro de Alberti. nombre de la obra propia, y manifestaron que la naturaleza, crea-
100. En el sentido de subdivisin y medida, y con mayor probabilidad en el dora de las mejores formas, deba ser imitada. Por tanto, inten-
sentido de la eleccin del nmero adecuado para los diversos miembros. En el taron buscar, en la medida que era posible a la solicitud humana,
De statua, Alberti adopta con anlogo significado la dimensio.
101. Alberti traduce el trmino latino [initio.
102. Vase la definicin collocatio ad situm et sedem partium. pertinet (IX, 7). 104. En este pasaje, Alberti parece influido por el concepto griego xa).oya8ia y da
103. El trmino no corresponde a las palabras simetra, acuerdo. o ear- a la concinnitas el significado de armona csmica.
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tres.'09Tambin en el cinco -si pienso en todo lo maravilloso que
los principios que usaba la naturaleza en la f?rmacin de las co- contiene este nmero (como la mano del hombre), ser cierta-
sas, y los aplicaron a los mtodos constructivos. y obsel:,;ando mente considerado como divino y destinado a los dioses protec-
lo que sucede en la naturaleza respecto a la estructuraclOn de tores de las artes y, sobre todo, a Mercurio. Del siete -como es
un organismo, ya en su totalidad, ya en cada una de sus par. de todos sabido- se complace el sumo Dios creador, que dispu-
tes, entendieron que las proporciones segn las que estaban cons- so en el cielo siete planetas y que regula la vida del hombre -su
tituidos no eran siempre iguales; de all que algunos resultaran criatura favorita-, de manera que coloca bajo el signo del siete
sutiles otros ms gruesos otros intermedios; y advirtiendo que su concepcin, nacimiento, crecimiento, madurez y todo lo dems.
los edicios resultaban m~y diferentes entre s en sus finalidades Cuenta Aristteles que los antiguos no imponan el nombre al
y funciones -tal como dijimos en libro~ prec:dentes-:-, lleg~ro!~ recin nacido hasta siete das despus del nacimiento, como si
a la conclusin de que converna construir mediante diferencias. no fuese clara todava su supervivencia," ya que el recin nacido
Siguiendo a la naturaleza, descubrieron tres estilos para oro sufre peligro durante los siete primeros das. Siempre entre los
nar la casa, y les dieron nombres derivados de los pueblos que nmeros impares es alabado el nueve, nmero bajo el que la na-
escogieron unos u otros, o que quiz, tal como cuentan, los turaleza ha dispuesto las esferas celestes.?' Segn los naturalistas
inventaron. Uno era muy robusto, ms apto para soportar el des. parece que en la naturaleza muchos fenmenos se regulan a par-
tir de la fraccin 1/9. La novena parte del ciclo anual del sol cons-
gaste y ms duradero: recibi el nombre de drico. El ?tr.o era
ta de casi 40 das. Hipcrates deca que el feto se forma en el
ms grcil y ms encantador; recibi el nombre de cornto. El
tero segn este nmero.!" Incluso el perodo comprendido entre
intermedio, que reuna a los dos anteriores, fue llamado jni~o. el punto crtico de una enfermedad y la curacin dura cuarenta
stos fueron sus descubrimientos en relacin a todo el orgarns- das. En la mujer la menstruacin cesa cuarenta da despus de
mo. Despus que hubieran advertido la importancia que tenan, la concepcin, si el feto es macho; y cuarenta das despus del
para alcanzar la belleza, aquellos tres elementos de los q~e habla.. parto, siempre que el recin nacido sea macho, se reemprenden.
mos (nmero, delimitacin y colocacin), una vez estudIadas las Afirman que el nio, hasta el cuadragsimo da, cuando est des-
obras de la naturaleza, descubrieron de qu modo tales elernen- pierto, ni re ni llora, mientras que dicen que ha hecho ambas
tos deban utilizarse. Para hacerlo se basaron -eso creo- en los cosas durante el sueo. Dejemos de hablar, no obstante, de los
siguientes principios. nmeros impares.
En cuanto al nmero, constantaron, en primer lugar, que hay Entre los nmeros pares algunos filsofos han dicho que el
nmeros pares e impares. Utilizaron ambos, pero en ocasiones di- 'cuatro es un nmero consagrado a la divinidad, y de ah exigieron
versas. Imitando a la naturaleza, nunca construyeron con un n- que se le prestara el ms solemne juramento. Consideran al seis
mero impar el armazn de un edificio, es decir, las columna.s, los como nmero perfecto, porque es la suma de todos sus divisores."
ngulos, etc. No hay ningn animal que se mantenga erguido o Es evidente que en la naturaleza el nmero ocho tiene una im-
se ~mueva con un nmero impar de pies.!" Por el contrario, las portancia muy grande. Hemos advertido que el que nace en el
aberturas no estaban hechas con un nmero par; y aunque ello octavo mes, exceptuando en Egipto, no sobrevive. Si el feto nace
responde a las normas de la naturaleza, :omo .se apreci~ en el he ya muerto en el octavo mes, dicen que la madre no tardar mu-
cho de que los animales tengan dos orejas, OJos y nances, en el cho en morir. Si, al octavo mes de embarazo, copulan marido y
107
centro de la cara aparece la boca, una y muy amplia. , mujer, el nio estar lleno de un lquido viscoso y su piel resul-
Entre los nmeros, pares e impares, algunos hay mas f::ecuen. tar asquerosa, sucia y muy impura. El nmero diez -seala
tes en la naturaleza v ms alabados que otros por los sabios. De Aristteles- ha de ser considerado como el ms perfecto: 114 quiz
tales nmeros se sir~ieron los arquitectos en la composicin de porque -as lo interpretan- su cuadrado equivale a la suma de
las partes de los edificios, por la razn fundamental ~e que pa- los cubos de cuatro nmeros consecutivos.!"
seen alguna propiedad que los distingue entre los dems.!" !odos Por estas razones los arquitectos han hecho uso de estos n-
los filsofos afirman que la naturaleza se basa en el numero meros. Pero entre los pares, para las aberturas no se ha sobre-

105. Dada la multiplicidad de la belleza en la naturaleza, la arquitectura se 109. Vase PLUTARCO, Mor., 738 d-e.
basa tambin en la misma multiplicidad. .. 110. ARISTTELES, De animo hist., VII, 12.
106 Alberti coherente con su cultura clsica, rechaza la adopcin de vanos 111. ARISTTELES, De cae/o, l, I, 268 a.
pares 'y de pie; derechos impares adoptado por F. Brunelleschi, por ejemplo, en la 112. HIPCRATES, Epid., II, 6, 4.
iglesia del S. Spirito. 113. Efectivamente: 3 +2+ 1 = 6.
107. Alberti tiende a fundar racionalmente su teora de las proporciones y se 114. ARISTTELES, Met., l, 5, 5.
preocupa de justificar su eleccin. 115. l' + 2' + 33 + 4' = lO',
108. Vase PLATN, Tim., 35 b.
279
278
pasado nunca el diez; entre los impares, el nueve, sobre todo en consonancias aludidas se caracterizan por las siguientes relacio-
la construccin de ternplos.!" Tratar ahora la delimitacin. nes entre las cuerdas. Sesquialtera recibe ese nombre porque en
Llamar delimitacin a la recproca correspondencia entre las ella la longitud de la cuerda mayor confiere la entera longitud de
lneas Que definen las dimensiones. Tales lneas son: la longitud, la menor ms la mitad de esta ltima (en este sentido entende-
la anchura y la altitud. La ley de la delimitacin se obtiene del mos el antiguo prefijo sesqui-: como "y adems). A la cuerda
modo ms conveniente de la observacin de los objetos en los mayor se asignar el nmero tres, a la menor el dos. Recibe el
que es evidente Que la naturaleza se nos muestra digna de cons- nombre de sesquiat ertia aquella en que la cuerda mayor supera la
deracin y de admiracin. No deiar nunca la conocida sentencia longitud de la menor. Por tanto, a la cuerda mayor se asignar
de Pitzoras: Es totalmente cierto que la naturaleza es siempre el nmero cuatro, a la menor el tres. En la consonancia triple la
relacin se establece entre el tres y la unidad, o entre el todo y
igual a s misma." 117 As es.
un tercio. En la cudruple la relacin se establece entre el cua-
Ciertamente estos nmeros, que hacen que la concinnitas sea tro y la unidad, o entre el todo y un cuarto. En conclusin, los
muv agradable para los odos, son los mismos nmeros que pue- nmeros musicales son: uno, dos, tres, cuatro. Existe adems el
deri' llenar de extraordinario placer nuestros ojos y nuestro ni-
tono, en el que la cuerda mayor supera a la menor en un octavo.
mo. De la msica, donde tales nmeros se han investigado con
gran afn, y de los objetos en los que la naturaleza ha dado de
s conspicuas y dignas pruebas, obtendremos todas las leyes de
[Captulo VIII]
la delimitacin. De todas maneras no tratar ms de lo que
es til para la arquitectura. Dejaremos, por tanto, las cuestio- Recogeremos ahora algunas breves advertencias a las que uno
nes relativas a la serie de las notas y a la doctrina del tetra- debe ceirse, como si fueran leyes, ya en el ornamento y em-
corda: 10 Que nos atae es lo siguiente.'" bellecimiento de los edificios, ya en la entera prctica arquitec-
Llamamos armona a la consonancia de notas agradables al tnica. y aqu tendr cabida la promesa que hicimos de recoger el
odo.!" Las notas pueden ser graves o agudas. Una nota es tanto material en una especie de eplogo. Ya que en un principio diji-
ms grave, cuanto ms larga es la cuerda donde se toca; es tanto mos que deban evitarse todos los errores generados por la de-
ms aguda cuanto ms corta es la cuerda.!" De la variedad de tales formidad, precisamente por ello presentaremos los ms impor-
notas 'han 'nacido armonas diversas. que fueron clasificadas por tantes. Algunos defectos derivan del intelecto y del sentido, como
los antiguos segn determinados nmeros que reflejan la rela- la accin de juzgar o la eleccin; otros de la mano, como en los
cin entre las cuerdas en consonancia. Los nombres de las conso- trabajos materiales. Los errores de sentido y comprensin son los
nancias son: diapente)" dicha tambin sesquialtera (una y me- ms graves, ya porque aparecen antes que los otros, ya por s
dia)' iatessaronl" o sesquiatertia (una y un tercio); diapasoni" o mismos; de todas maneras, cuesta ms corregirlos que a los
doble; diapasondiapentel" o triple; isdiapasonv" o cudruple. otros. Por tanto, empezaremos con ellos.
A esto aadiremos el tono.!" tambin llamado sesquioctavus. Las Constituir un error elegir para la construccin una zona mal-
sana, no tranquila, estril, aciaga, desagradable, funesta y ator-
116. Alberti se refiere aqu a los intercolumnios en los que la relacin an- mentada por desgracias, ya patentes, ya ocultas. Otros errores:
chura y altura no supera nunca 1: 10. delimitar el rea del edificio de modo inexacto e inoportuno; reu-
117. PITGORAS, 52: yvwaT} 1J7] equ; EC1'd. lPualV nEpi 1raVTO; ouoinv exn,
xpuaa,
118. Alberti no cae en el equvoco de una simple analoga entre arquitectura
nir miembros, que no responden a las necesidades y convenien-
y msica. El inters por una investigacin comparativa radica en que en las ?OS cias de los habitantes; no haber procurado la comodidad de to-
disciplinas el orden matemtico se expresa con sonidos o con medidas y espacios, das las clases sociales, de todos los miembros de una familia (hi-
119. La definicin de armona es cercana a la moderna ciencia de los acordes; jos, siervos, matronas, muchachas ya de ciudad, ya de campo);
en la Antigedad clsica por armona se entendan los distintos modos de afinar
la lira (PLUTARCO, Mor., 1142p). .'
estructurar las partes del edificio demasiado amplias o demasiado
120. Toda la teora de los intervalos se basa en el estudio de la relacin estrechas, demasiado a la vista o demasiado ocultas, demasiado
entre las longitudes de las cuerdas y los sonidos emitidos. juntas o demasiado separadas, o en nmero mayor o menor que
121. Diapente: intervalo de cinco notas, o quinta natural. Se produce cuando
el adecuado; la falta de medios para defenderse del calor y del
la longitud de dos cuerdas estn en relacin 2: 3.
122. Diat essaron: intervalo de cuatro notas, o cuarta. Se produce cuando la fro; la ausencia de lugares aptos para el ejercicio fsico, cuando
relacin entre la longitud de las cuerdas es de 3: 4. se est sano, y para proteger de los rigores del clima a los enfer-
123. Diapason: octava, intervalo de ocho notas. Se produce cuando la relacin mos y a los que no se sienten bien. Otro defecto ser que la casa
entre la longitud de las cuerdas es de 1:2.
124. Diapasodiapente: equivale a la doceava.
125. Disdiapason: intervalo de quince notas. Se produce cuando la relacin entre la longitud de las dos cuerdas es 8: 9
126. Tonus: intervalo equivalente a la diferencia entre la quinta y la cuarta, (Aarsrossexo, Harm., n, 46).

280
no est suficientemente protegida de los asaltos de los hombres sibilidad, .si se h<:lla aqul presente, pero que hace que se eche
o de inesperadas calamidades; si los muros son demasiado dbi- en falta SI no es~a. : son sobre todo los ojos los que anhelan la
les para poder aguantarse y soportar el tejado, o demasiad? grue- belleza ~ la concinnit as, y en este sentido se muestran escrupulo-
sos para lo que la solidez requiere; si los tejados no ~stan, por sos y exigentes. Y yo no s por qu, ms que alabar lo que tienen
as decirlo de acuerdo entre s 127 a la hora de esparCIr el agua delante, _cen.suran lo que no existe. Buscan, en efecto, aquello que
de la lluvia, o si son excesivamente altos o bajos; si las abertu- pue~e aadirse para conseguir el esplendor y la magnificencia; y
ras dan entrada a vientos malsanos, a nieves molestas, a un sol se SIenten desfavorablemente impresionados constatando que no
abrasador, o si, por el contrario, son demasiado cerradas y pro- hay todo el arte, el trabajo y la diligencia que se hubiera podido
vocan una oscuridad molesta; si invaden al armazn de los mu- prever y poner en prctica por parte del arquitecto si ste fuese
ros; si los pasillos son poco practicables en las esquinas; s~ hay ms atento, perspicaz y escrupuloso. Pero no slo esto. A veces
detalles feos o desagradables; y en otros casos de este genero el ojo .n.o puede individuar lo que le turba; puede advertir que el
de los que hemos hablado en libros precedentes, indicando su deseo ilimitado de belleza no se le ha satisfecho del todo.?'
exacta sistemtizacin. Es por tanto obligacin indiscutible destinar todo el esfuerzo
Por otra parte, ahora pasamos a los defectos de los ornamen- y diligencia para que la obra quede lo ms ornada posible, sobre
tos que conviene evitar especialmente. Aparecen incluso en las todo aquellos edifi,cios que todos deseamos ornados. En este tipo
obras de la naturaleza: la presencia de algn elemento invertido, de edI~Cl~s srtuar las obras pblicas y, especialmente, las sagra-
incompleto o excesivo, o en algn sentido deforme. Si ello es ceno das: nmgun hombre podr consentir que carezcan de ornamentos.
surado en la naturaleza 128 o considerado como monstruoso, qu Otro error sera aplicar a los edificios privados ornamentos
hay que pensar de un arquitecto que ha dispuesto las partes de destinados a los pblicos, o viceversa, especialmente si, en el pri-
un modo inadecuado? Las partes son aquellos elementos de los mer caso, aqullos son excesivos en su gnero; es un error emplear
que se servir para dar forma a un edificio: ln.eas, ngulos, su- . ornamentos no duraderos, como cuando se aplican a los edificios
perficies, etc. Estn en lo cierto aquellos que dicen q~e no hay pblicos pinturas de un material decadente, caduco o defectuoso:
deformidad ms funesta y detestable que amontonar angulos, I- las obras pblicas deben ser eternas.
neas o superficies, sin haberlas comparado, nivelado o concerta- Es error grave ~quel en el que incurren algunos incompeten-
do, con la mayor diligencia y exactitud, teniendo en cuenta su tes, que, apenas iniciada la obra, la recubren toda con pinturas
nmero, extensin y colocacin. Y quin no juzgara con seve- y relieves escultricos. AS, esos elementos, que se deszastan en
ridad a aquel que, sin que la razn le empuje a ello, disease los .poco tiempo, acaban siendo destruidos antes de que se'"acabe la
muros como serpenteantes lombrices, sin orden ni lgica, unos obra. Conviene acabar la obra desnuda de ornamentos antes de
largos, otros cortos, unidos entre s con ngulos dispares, o toda- poderla vestir; el orn~to ha de reservarse para el fin~l, y para
va peor, si el rea es por un lado obtusa y por otro aguda, la llevarlo a cabo debera buscarse un momento oportuno cuando
disposicin resulta confusa, el orden alterado y la planta no ha no tengas impedimento ninguno. '
sido pensada con antelacin o ha sido descuidada? Pero es preferible que los ornamentos que se emplean sean de
Constituye tambin un error construir de tal modo que, aun- tal naturaleza que en su trazado puedan trabajar artesanos de ni-
que el edificio sea correcto en cuanto a sus cimientos, no slo se vel medio.!" Si se prefieren ornamentos ms elegantes y cuidados,
aprecie la falta de ornamentos, sino que sea imposible darle un como estatuas y tablas como las de Fidias y Zeuxis, sas sern co-
toque de elegancia con tales ornamentos. Es el caso de los que en locadas, debido a su rareza, en ambientes ms distinguidos. No ala-
la construccin de muros no se preocupan ms que de que pue- bar a Deioce, el rey de los medos, que rode la ciudad de Ecba-
dan sostener los techos, sin plantearse la posibilidad de levantar tana con siete murallas, pintadas con distintos colores, de manera
nobles columnas o de colocar esplndidas estatuas, pinturas o que una fuera de color prpura, otra azulada, otra cubierta de pla-
ricos revestimientos. Otro error, que se puede sumar al anterior, ta y otr.a incluso de oro.'" Censurar tambin a Calgula, que hizo
es el de aquel que pudiendo hacer que su edificio sea el ms her- construirse una cuadra de mrmol, con un pesebre de marfil.?' Ne-
moso y encantador, no se esfuerza en llevarlo a cabo." . rn construa cualquier cosa con incrustaciones de oro y gemas
En las formas y figuras de los edificios se encuentra un atn- encasquetadas." Pero ms insensato fue Eliogbalo, que se haca
buto natural de excelencia y perfeccin IJO que excita nuestra sen-
131. Alberti esboza aqu una teora de la belleza como aspiracin innata a la
127. Es decir, si no confluyen correctamente las inclinaciones de los tejados. perfeccin, al acuerdo.
128. La afirmacin contrasta con lo dicho en el libro IX, cap. 5. 132. Artesanos, mano de obra cualificada pero no excepcional.
129. La arquitectura es entendida aqu como magisterio capaz de transformar 133. HERDOTO, r. 98, 3-5.
el valor de la materia dndole un prestigio esttico. 134. SUETONIO, CaZig., SS, 3.
130. Idea recurrente. Vase IX, 5. 135. SUETONIO, Nero, 31, 2.

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construir el pavimento de oro, pero se lamentaba de que no poda
emplear el mbar.!" Han de ser censuradas ciertamente estas os- tanto del arquitecto como del artesano. Pero pensar qu habr de
tentaciones de riqueza, o mejor dicho de locura, que requieren :r? ser completado o perfeccionado en todas las partes del edificio,es
derroche de esfuerzo humano."? que no responden a ninguna utli- obra que requiere una mente dotada como la que exigimos. Con-
dad ni al carcter de la obra iniciada. vendr, pues, que la obra que se inicie sea concebida con ingenio,
Para no incurrir en estos errores, no dejar nunca de recomen- confeccionada con prudencia y acabada con arte.!'" De todas estas
dar que antes de iniciar la construccin, se reflexione por cuenta cualidades est claro que la sagacidad y la ponderacin son las
propia sobre toda la empresa, y se consulte a los expertos en la fundamentales. En cambio, las otras virtudes (generosidad, benevo-
materia. Constryanse modelos a escala de la obra, con 10que pue- lencia, moderacin, honestidad) no creo que sean ms importantes
den examinarse todas las partes del edificio dos, tres, cuatro, siete, que en otros hombres dedrcados a otras actividades, ya que creo
diez veces, reemprendiendo el examen poco tiempo despus, hasta que no debe ser considerado hombre aquel que no las posee. Pero
que en la obra entera, desde la zona ms baja hasta la ms alta, sobre todo el arquitecto debe evitar la frivolidad, la obstinacin,
no haya nada escondido o a la vista, grande o pequeo, que no la presuncin, la falta de mesura y todas las actitudes que le pue-
haya sido larga e intensamente analizado, y no se haya decidido den restar el favor de sus conciudadanos y aumentar su aversin.
de qu modo, en qu posicin y en qu orden es til disponerlo!" Por otro lado, es aconsejable que el arquitecto se comporte de
igual modo que aquellos que se dedican a los estudios literarios.
y as como nadie pensar dedicarse a las letras hasta que no haya
[Captulo X] ledo a los literatos, no slo a los buenos, sino tambin a aquellos
que han escrito alguna cosa a este respecto, de igual modo el ar-
Para que el arquitecto acte con correccin en la preparacin, quitecto, dondequiera que encuentre obras alabadas por el hom-
disposicin y ejecucin de su obra, no deben olvidarse los siguien- bre, las examinar todas con la mxima atencin, las dibujar, me-
tes puntos. Debe examinar la naturaleza del encargo que asume, dir las proporciones, construir maquetas para tenerlas consigo;
qu obligaciones toma, qu reputacin desea tener, con qu difi- al mismo tiempo las estudiar, comprender la ordenacin, la colo-
cultades se va a encontrar, cunta fama, cunta ganancia, cunto cacin y las proporciones de cada una de las partes, sobre todo si
reconocimiento, cunta gloria conseguir si ejecuta su obra de la han hecho uso de ellas los autores de las obras ms grandes y ms
manera adecuada; y, por el contrario, si la lleva a cabo de manera importantes, los cuales fueron hombres egregios, desde el momen-
defectuosa, imprudente o temeraria, cuntas crticas, cunta aver- to en que supieron administrar sumas tan elcvadas.!"
sin habr de soportar, qu elocuente, obvio, manifiesto y duradero No obstante, no conviene entusiasmarse slo con la grandeza
testimonio de su propia estupidez habr de ofrecer a todos los de proporciones de esos edificiosy nicamente gozar con ello (gran
hombres. La arquitectura es una gran empresa, que no todos pue- empresa -dice aqul- la que lleva a cabo el campesinoj.!" sino
den afrontar. Se precisa gran ingenio, gran perseverancia, excelen- que se debe investigar en todos los elementos qu es lo que es ex-
te cultura y mucha prctica, y sobre todo mucha ponderacin y trao y admirable; y acostumbrarse a no aprobar nada que no sea
mesura, para poder mantenerse en la profesin de arquitecto. En perfecto y digno de admiracin, y a tomar como modelo, para imi-
efecto, en la arquitectura la mayor gloria radica en valorar con tarlo todo, aquello que es admirable, dondequiera que se encuen-
recto juicio qu es lo ms conveniente. Construir es una necesi- tre. Lo que, por el contrario, puede ser mejorado, se deber corre-
dad; construir convenientemente responde tanto a la necesidad gir y enmendar con destreza y juicio; e incluso, lo que no estuviese
como a la utilidad, pero construir obteniendo la aprobacin de los mal, deber intentarse mejorar con ingenio.
hombres elegantes, sin recibir las crticas de los menos ostentosos,
El arquitecto debe utilizar y aumentar su ingenio para poder
eso nicamente lo consigue la habilidad de un artista docto, sabio
y juicioso.l"
as tender a lo mejor en la investigacin, ardua y complicada, de
las ms altas disciplinas. De esta manera todos los valores, no slo
No obstante, llevar a cabo aquellas operaciones que parecen
los diseminados y dispersos, sino tambin los que se hallan, por
ms convenientes, y que sin duda se pueden hacer porque estn
decirlo de algn modo, en las ntimas vsceras de la naturaleza,
previstas en el proyecto y no suponen excesivo gasto, es obra no
los recoger en su nimo, para poder as utilizarlos en sus obras
136. Hist. Aug., XVII, 31, 8. d
137. La finalidad humana de la arquitectura es confirmada aqu de mo o 140. .Arte: en el sentido clsico y medieval, como magisterio tcnico.
conclusivo. 141. Esta exhortacin a la cultura est llena de elementos autobiogrficos. El
138. Vase rr. 1. estudio de los monumentos clsicos y de los textos de inters histrico consti-
139. Se retoma aqu, con mayor pr0tw:'didad, la distincin entre los tres tuyen para Alberti un alimento insustituible; y no se trata de un conocimiento
grados de calificacin de la obra arquitectnica, de erudito o de clasificador, sino de un conocimiento analtico y crtico.
142. Pasaje claramente interpolado.

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y obtener de este modo el fruto de la gloria.!" Disfrutar dndonos que deba ser un experto en rnusica slo porque sc deban colocar
a conocer cualquier descubrimiento de su ingenio para quc lo ad- en el teatro las nforas para la resonancia; o que deba ser orador
miremos, como fue el caso de aquel que construy un templo sin slo porque tenga que explicar al empresario lo que va a llevar v
tener que emplear instrumentos de hierro; o el de aquel que hizo cabo. Para poder hablar con competencia y sagacidad basta que
transportar a Roma un coloso en posicin erecta, empresa para los argumentos que l quiera tratar hayan sido meditados con pe-
la que tuvieron que emplearse 24 elefantes; o aquel que saba ob- ricia y diligencia, factor principal de la elocuencia.!"
tener, de una caverna, un laberinto o un templo o cualquier otra El arquitecto no debe ser incapaz de hablar, ni tener los odos
cosa que inesperadamente pueda tener usos determinados."4 insensibles a la armona. Ser suficiente que no construya en terre-
Cuentan que Nern se serva de arquitectos de mente monstruo- no pblico o de otros, que no quite la luz a los otros, que no per-
sa, que conceban obras que sobrepasaban la capacidad human~. judique a los dems con los canales y las conducciones de agua,
De ningn modo apruebo su actitud. A mi modo de ver, los arqui- que no haga que sus ayudantes atraviesen terrenos prohibidos, que
tectos deben siempre proponerse como finalidad fundamental la conozca los vientos, su nombre y su origen. No me lamentar si
funcionalidad y el ahorro. Y aunque construya elementos con. fina- posee ms conocimientos. De todos modos, para el arquitecto son
lidad ornamental, los deber disponer de modo que nadie ruegue indispensables la pintura y las matemticas, como lo son para el
que lo hizo con criterios funcionales.'? Y lo aprobar, si la novedad poeta el conocimiento de las palabras y de las slabas; y no s si
del hallazgo concuerda con los criterios de las obras antiguas. es suficiente un modesto conocimiento de estas disciplinas.
As pues, el arquitecto incitar la agudeza de su ingenio me- Por lo que a m respecta dir que muchas veces he aprobado
diante el uso y la prctica de aquellas cosas que contribuyen a ad- muchas de las obras que he concebido, pero despus, una vez las
quirir el conocimiento de esta disciplina; considerar como una haba dibujado, he apreciado errores, a menudo muy graves, en
obligacin dominar su disciplina especfica y tambin todas las be- aquella parte que al principio me haba parecido correcta; volvien-
llas artes. Y no debe dejar de estudiar ni debe descansar hasta sao' do de nuevo a reflexionar sobre lo que haba dibujado, y midiendo
ber que est muy cerca de aquellos que han alcanzado la cima de las proporciones, he reconocido y lamentado mi descuido. En defi-
la gloria." No estar contento hasta que una tcnica, que pueda nitiva, habindome construido las maquetas, tras examinar los ele-
ser til en cualquier aspecto o que pueda alcanzar con arte e lJ1- mentos, me he dado cuenta de que me he equivocado incluso en
genio, no la haya comprendido y totalmente asimilado, y hasta que el nmero. No pretendo con ello que el arquitecto sea un Zeuxis
haya podido alcanzar la forma ms perfecta y definitiva en la me- en la pintura, un Nicmaco 149 en la aritmtica o un Arqumedes en
dida de sus posibilidades. la geometra; es suficiente con que conozca bien los elementos de
stas son las disciplinas que son tiles al arquitecto, y casi pintura a los que hemos aludido en una obra nuestra.?" y los ele-
siempre imprescindibles: la pintura 147 y la arquitectura. En cuanto mentos de matemticas de finalidad prctica, teniendo nociones
a las otras, no es tan importante su erudicin. As no escuchar a sobre ngulos, nmeros y lneas, o conociendo los mtodos para la
aquellos que dicen que el arquitecto debe ser un jurisconsulto por medida de pesos, superficies, volmenes, que reciben los nombres
tener que tratar, en la construccin de los edificios, problemas ju- de podismata 15' y de embuta?" Con el dominio de estas disciplinas,
rdicos relativos a la desviacin de los cursos de agua, la definicin y adems con afn y diligencia, el arquitecto obtendr favores, ri-
de los lmites, el anuncio de las construcciones, y muchas otras quezas, fama y gloria.
cuestiones jurdicas. No se le exigir al arquitecto que posea una
perfecta cultura astronmica slo porque sea conveniente orientar
la biblioteca hacia el norte y los baos hacia occidente. Y no dir

143. La investigacin de la naturaleza es para el arquitecto una investigacin


estructural, no imitacin de la forma externa.
144, La cultura del arquitecto debe permitirle contribuir activamente al pro-
greso tcnico a travs de la invencin de dispositivos que faciliten la ejecucin
de la obra.
145. La relacin forma-funcin, que Alberti siente como elemento clave de su 148. En la recapitulacin no puede faltar la alusin polmica e irnica a
concepcin terica, es propuesta de nuevo bajo una diversa angulacin que lo Vitruvio (1, 1), del que se critica el tratamiento convencional de la cultura del
clarifica ulteriormente: todo elemento arquitectnico debe responder a la exigen- arquitecto.
cia esttica de la conexin necesar ia. 149. Nicmaco de Gerasa, neopitagrico de la primera mitad del siglo II d.C.,
146. El ideal heroico se transfiere en pleno, con la implicacin de una hu- dej escritos de aritmtica.
manidad plenamente realizada, en el campo de los estudios y de la actividad del 150. Los tres libros del De pictura. O quiz los El ementa,
arquitecto. 15!. Podismata: forma plural de xobiouo; mtodo de medida mediante pies.
147. Entendida aqu en el sentido de dibujo, de capacidad de representar gr- 152, Embuta: plural de Ef1.fJanIP, mtodo de medida mediante mdulos. Vase
ficamente la forma de la obra a realizar. VITRV, 10, IV, 3.

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