Libro de Cuentos PDF
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ISBN: 978-84-678-1491-0
Depsito legal: BI-2167-2011
Impreso en Grafo, S. A.
Avda. Cervantes, 51 - Edif. n. 21, 3 pta. (Denac)
48970 Basauri - Bizkaia
Impreso en Espaa - Printed in Spain
Cuentos de
costumbres
y de animales
CUENTOS AL AMOR DE LA LUMBRE, II
Prlogo:
Jos Manuel Caballero Bonald
Ilustraciones:
Carmen Segovia y Xos Cobas
Apndice:
Antonio R. Almodvar
ndice
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CUENTOS AL AMOR DE LA LUMBRE
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A MANERA DE PRLOGO
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Cuentos de costumbres
A mi hijo Antonio
61. Garbancito
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CUENTOS DE COSTUMBRES
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M. Nios en peligro
Los pastores buscaron por todas las tripas, pero nada, no dieron
con l.
Uno de los pastores hizo un tambor con las tripas del lobo, de
manera que Garbancito se qued dentro del tambor.
En esto vinieron unos ladrones, y los pastores salieron corrien
do, dejando all el tambor.
Los ladrones se sentaron al pie de un rbol y empezaron a re
partirse el botn; haban robado muchas piezas de oro. Deca el ca
pitn:
Esta jarra para ti, esta para ti, y esta otra para m.
Y Garbancito desde dentro del tambor, dijo:
Y para m?
Cmo! Quin ha dicho eso? Hay alguno que no est con
forme?
Los dems se miraban unos a otros. Segua diciendo el capitn:
Esta copa para ti, esta para ti y esta para m.
Y Garbancito:
Y para m no hay nada?
Cmo? exclam enfurecido el jefe de los ladrones.
Quin ha dicho eso?
Los dems nada decan, y a esto que Garbancito se pone a tocar
el tambor, y los ladrones, de ver un tambor que tocaba solo, echaron
a correr que no se les vea el pelo, dejando all todas las cosas que
haban robado.
Garbancito se puso a araar el tambor con una ua, hasta que
hizo un agujerito y pudo salir. Cogi el botn de los ladrones y se
present en su casa. Sus padres se pusieron muy contentos de verle,
y adems con tantas cosas de valor. Garbancito dijo a su padre:
Ya le dije a usted que matara a Pinto, que yo le dara veinti
cinco.
Bueno, pues ya eran tan felices, hasta que un da se presentaron
en el pueblo los ladrones. Uno de ellos llevaba mucha sed y se acer
c a casa de Garbancito a pedir agua. La madre sali a la puerta y le
dio de beber al ladrn en lo primero que cogi a mano, y que era una
de las copas robadas. El ladrn, nada ms verla, la agarr y dijo:
Seora, esta copa es ma. Quin se la ha dado?
La madre se asust y cerr la puerta. Entonces el ladrn fue a
contrselo a sus compinches:
Ya s dnde est nuestro tesoro. Esta noche lo robaremos otra
vez.
Pero Garbancito estaba sin pegar ojo, despus de lo que haba
contado su madre.
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CUENTOS DE COSTUMBRES
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M. Nios en peligro
E sto era una nia muy guapa, que por el da de su santo su madre
le regal un anillito de oro. La verdad es que le quedaba un poco
grande, pero estaba la nia tan contenta, que a todas partes iba con
l. Un da su madre la mand a la fuente a por un cantarillo de agua.
Cuando lleg, la nia se quit el anillo, no se le fuera a caer al agua,
y lo puso encima de una piedra. Pero termin de enjuagar y de lle
nar el cntaro, lo cogi y se fue, y no se acord del anillo hasta que
lleg a su casa.
Sali corriendo entonces en busca de l, pero, al llegar a la fuen
te, el anillo ya no estaba sobre la piedra ni en ninguna parte. Por ms
que mir y remir no estaba. En cambio, haba all un viejo mendigo,
sentado al lado de la fuente. El viejo le dijo:
Qu es lo que buscas, nia guapa?
La nia empez a llorar y contest:
Busco un anillito de oro, que hace un momento lo dej aqu,
encima de esta piedra, y ya no est. Y si no lo encuentro, mi madre
me va a pegar mucho.
Por eso no te preocupes, hija dijo el viejo. Anda, mete la
mano en el zurrn y cgelo t misma, que ah lo he metido yo hace
un momento.
La nia meti la mano en el zurrn, y en ese momento el viejo
la empuj y la meti dentro. Luego at con una cuerda la boca del
zurrn, y se la carg al hombro.
La nia gema y suplicaba que la sacara de all, y el viejo le de
ca:
Si quieres que te saque, tienes que cantar cuando yo te diga:
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CUENTOS DE COSTUMBRES
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M. Nios en peligro
P ues, seor, esto quera ser una familia muy pobre que viva en
una casita en medio del campo. La familia tena dos hijos: uno se
llamaba Periqun y otra Periquina.
Un da fueron Periqun y Periquina por yerba para los conejos.
Como el pueblo ms cerca estaba por lo menos a veinte leguas, se
echaron una siestecita. Pero de pronto empez una tormenta muy
grande, muy grande, muy grande, y los nios tuvieron que buscar
un sitio para poder esperar a que escampase. Cuando dej de llover
ya era muy de noche y los nios se perdieron sin saber por dnde
tirar. Empezaron a orse los lobos: Uuuh, uuuh, uuuh...! Periquina
se puso a llorar y Periqun le deca:
No llores, hermanita ma, que vers qu pronto vamos a en
contrar nuestra casa.
Y siguieron andando, y andando, y andando, cuando vieron
una casita.
Pues menos mal que la hemos encontrado, porque a m ya me
iban a salir juanetes. Ser por el hambre o qu, pero yo veo que esa
casita es de turrn y tiene las ventanas de caramelo.
Como tenan ms hambre que el perroun ciego, Periqun le tir
una piedra a la pared y, pum!, salt un trozo de turrn. Los nios
se lo comieron enseguida. Otra pedrada y, pum!, otro trozo de tu
rrn. As un rato. Hasta que se les antoj probar el caramelo. Le ti
raron una piedra a una ventana y rompieron un cristal. Entonces se
abri la puerta y sali una vieja muy mal encar, que dice:
Quin es? Quin es? Quin se come el azuquita y las almen
dritas de mi pared?
Y cuando vio a los nios, que estaban muertecitos de miedo, les
dice:
Huy, qu nios tan guapos! Pasad, hijos mos, que yo os dar
de comer.
Nada ms entrar, la vieja le ech el tranco a la puerta y cogi a
Periqun y lo meti en una jaula, dicindole:
Cuando ests ms gordito te comer con papas fritas!
Y a Periquina le dijo:
T te vas a encargar de los trabajos de la casa. Conque ya sa
bes lo que tienes que hacer. Venga a por lea!
Y as estuvieron los nios pobrecitos viviendo mucho tiempo
con aquella vieja, y mientras, los padres muertecitos de pena. Todos
los das iba la vieja a tocarle a Periqun las muequitas. Pero como
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