Tradición Peruana - Conspiración de La Saya y El Manto 22
Tradición Peruana - Conspiración de La Saya y El Manto 22
Tradición Peruana - Conspiración de La Saya y El Manto 22
Cuando se quiere salir del paso hablando del origen de algo ya muy rancio viene
a la boca esta frase: Eso se pierde en la noche de los tiempos.
Vanse ahora las razones en que fundo mi afirmacin, y me prometo que el lector
no habr de estimarlas como antojadizas. Lima se fund el 18 de enero de 1535,
no excediendo de diez las mujeres oriundas de Espaa que se avecindaron en la
capital. Casi podra nombrarlas. Es, pues, tan claro como el agua de puquio que
slo de 1555 a 1560 pudo haber limeas hijas de padre y madre espaoles, o de
peninsular e india peruana, en condiciones de formar un ncleo capaz de imponer
moda como la de la saya y manto. Nadie disputa a Lima la primaca, o mejor
dicho la exclusiva, en moda que no cundi en el resto de Amrica y que di
campo a las criollas mexicanas para que bautizasen a las limeas con el apodo de
las enfundadas.
En el Per mismo, la saya y manto fu tan exclusiva de Lima, que nunca sali del
radio de la ciudad. Ni siquiera se le antoj ir de paseo a Callao, puerto que dista
dos leguas castellanas de la capital.
El arzobispo olvid en 1601 que desde 1590, en que vino a Lima doa Teresa de
Castro, esposa del virrey don Garca Hurtado de Mendoza, marqus de Caete, la
saya y manto haba reforzado muchsimo sus filas. Entre camaristas, meninas y
criadas, trajo doa Teresa veintisiete muchachas espaolas, a las que aposent en
palacio, y todas las que en el transcurso del ao encontraron en Lima la media
naranja complementaria. Adems, en la comitiva del virrey, y con empleo en el
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Historia y Cultura Contempornea (HC3)
Las recientemente llegadas, por novelera unas y por congraciarse con las
limeas legtimas otras, todas dieron en enfundarse.
Doa Teresa fu de las primeras en vestir saya y manto, sugestionada acaso por
su marido, pues la historia nos cuenta que el virrey anduvo siempre a la grea
con el arzobispo. Algo, que no mucho, he relatado sobre tal tema en mi tradicin
Las querellas de Santo Toribio.
La primitiva saya, que perdur hasta cinco o seis aos despus de la batalla de
Ayacucho, fue, y dicho sea en puridad de verdad, una prenda muy antiesttica,
especie de funda desde la cintura a los pies, que traa a la mujer como
engrilletada, pues apenas poda dar paso mayor de tres pulgadas.
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Historia y Cultura Contempornea (HC3)