Historia de Valparaiso Tomo 1 PDF
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RIA DE VALPARAIS(
TOMO I
OBRAS COMPLETAS DE
UNIVERSIDAD D E CHILE
V O L U M E N T E R C E R O
- 7 .
EJEMPLAR N.O1c
VOLUMEN rrr
HISTORIA DE VALPARAISO
TOMO i
UNIVERSIDAD DE CHILE
HISTORIA DE VALPARAISO
Noticia Preliminar
B. VICUNAMACKENNA.
--
(1) Habiendo expirado en la quinta del seor Waddington el primer Ar-
zobispo de Santiago, don Manuel Vicua, el 3 de Marzo de 1843, hizo aqul
colocar una columna de mrmol en el sitio que ocup su lecho mortuorio,
la que (demolida ms tarde la casa primitiva que la cubra) se conserv6
en su jardn hasta que ste fu entregado al pblico hace cinco o seis aios,
(1869).
ADVERTENCIA
EL AUTOR.
CAPITULO I
JUAN DE SAAVEDRA
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Iv
Ford vn YII adniirabl? 1inn.l book jor ,C . p5g. 302, hnhla tambin de
otro prqiiciio vallc, tan sombro como rl iienca, en el camino de Sala-
manca a Zanora (Castilia la Tlcja) en qu,: existen las ruinas del conrrnto
en quc naci Snn F:rnando, y cu:.-o ( ita pi.dii:e liiy cxcn!rn:c? vinos.
(1) Almagro, por un error de sus pi1 , juzg encontrarse en c l grado 47
d e latitud sud, por manera que esta el Estrccho de hlagallares en el
n p i i t a d o stos de a 20 leguas geogrfficas, perish estar nica-
ax4 i!;.;tante de aquel punto que rntonces s? juzgaha .el fin
de In rristiarirlnd),, y asi lo cscrii>i u1 rey. Oviedo, q u e era no menos distin-
guido como cosmgrafo c l u e como historincior, refuta estos aixurdos que
atrihuia a la imperiric. d- dlor~soQuintero.
E n cuanto a la circunstanria de haber estndo Almagro personaiminte
en la rada dc Valparaso y habcr ejercido en ella actos de autoridad (que es
lo que coristituia propianiente el mier(to dc un punto geogrxfiio nuevamcn-
t e descubierto), Ins sigiiiefites palatiras de su amieo y confidente no dejan
la menor duda: SI-primeramente (dice Oriedo, pSg. 373) vido la costa, de
la mar, e mand rrr,zrar e calafatrar cl navo ya dichu con ropas de Indios
y ordenle que pasase hasta el Estrecho e que fuese costeando la tierra e
saliendo a los puertos>.
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VI
EL VALLE DE QUINTIL
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La vasta ensenada en que yaca el surgidero que los descu-
bridores llamaron Valparaso, no era un desierto, como la W-
t e d i d a d de sus contornos pudiera permitirlo. HabitLbala esa
raza especial de aborgenes que conserva todava su tipo, su
nombre y hasta su humilde ejercicio de la mar: los antiguos
changos.
Participaban estos indgenas de la labranza y de la pesca
para sus mantenirnicntos y la ltima les proporcionaba algu-
nos artculos de cambio, como se nota todava entre los chan-
gos del Paposo y los naarisqueros de Chilo. Servaiise para
esta industria de ciieras de lobo inflados, que unan en pares
por medio de fuertes costuras y tablillas rudas de madera; cu-
yos botes primitivos son los mismos que observ Bcauchene-
Gouin, navegando centenares de leguas en las costas del Per
(1700)) y que poco ms tarde reprodujo en lminas el prolijo
Frezier (1713) copindolos de los usados en el Huasco. Ms
de un siglo despus (1630) encontrlos todava en ejercicio
el clebre viajero DOrbigny entre los pescadores de Cobija,
y a la verdad que solo el vapor ha hecho desaparecer la balsa
en las aguas del Pacfico, desde hace pocos aos. Pero el vapor
no ha podido e x t i n q i r los changos, y apenas si los ha trans-
formado en jornaleros.
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VII
(1) El jesuta Acosta, que vino a Lima poco despus de aquellos aos,
refiere en su Historia moral y ?in+irrnlde Ins Indios. que el mmtelero se con-
servaba en el Palacio de Lima, aunque no dice haberlo visto personalmente.
Burney, equivocando nombres, romo sucede frecuentemente a escritores
extranjeros, dice que el palo lo llevaron a Arequipa, donde lo conservaban
dentro de una iglesia, lo que de suyo, por la distancia del mar a la ciudad,
parece algo inverosmil.
De los otros dos buques que componan la expedicin de Camargo, uno
volvi a Espaa y el otro, que era la capitana, desapareci con su jefe en
un huracn en los mares del Estrecho.
CAPITULO
EL ALMIRANTE PASTENE
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E n pos de este primer negociante del Mar del Sur Fino otro
de su mismo nombre llamado Lucas Martnez de Vegazo, ha-
cendado de Arequipa, hombre de buenas prendas y amigo
de Valdivia, que consinti en equipar una nave por aficin
HISTORIA DE VALPARAfSO 39
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IX
I
La exploracin del medioda de la Nueva Extremadura no
fu el nico servicio que prest a la colonia desde la ensenada
de Valparaso el almirante del Mar del Sur. Cabal un ao
mts tarde (el 4 de Septiembre de 1544), y despus de haber
aderezado su buque en la playa de Coquimbo, las excelencias
de cuyo puerto se hicieron visibles desde los primeros das de
la conquista, .fuan Bautista Pastene di6 a la vela para el Per
con importantes comisiones de Valdivia, y llevando a su bordo
n l g u ? m mercaderes, dicen los cronistas, lo que prueba que,
aunque lento y precario, coinenzaha ya a crearse algiii trfico
en el naciente reino.
Iba tambin entie los pasajeros del San Pedro aqiiel saqaz
Aloiiso de Aoiiroy, a quien T-aldivia am como un I~crniaiio,
encargado de reclutar ms hombres, porque no obstante los
ardides del conquistador y de sus emisarios, la reviielta y eo-
diciosa gente del Per no quera convencerse de qiie haba
ms oro al pie del Hueln que en el Cuzco. E n contra de to-
dos los esfuerzos, insistan aquellos en mostrar mayor aficin
a las lminas macizas del templo del sol que por los platos
de oro en que Monroy les invitaba a comer la cena de la opu-
lencia ms all de los desiertos y del mar. TTaldivia, por esto,
enviaba ahora ms oro en lminas y en polvo, y se confiaba
de la noble amistad de sus dos amigos y segundos.
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HISTOI~IA D E VALPARASO 51
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hombres con sus mujeres e hijos tan pobres, que para los fle-
tes no tenan, y se remediaban luego con la grosedad de la tie-
rra (1).
Y esa grosedad dura todava, porque en el da en que escri-
bimos no se anuncia otra cosa por las hojas pblicas que la
compra y la venta de barras de minas de oro en todas las
quebradas que ruedan sus guijarros por los mbitos del anti-
guo territorio de Aliarnapa. . .
La nica diferencia en la grosedad de los tiempos est en
que la ltima poco aprovecha a los vecinos, porque nadie tie-
ne ya bajo su mano una (encomienda de indios a quienes man-
dar, bajo pena de la vida y sin ms remuneracin que el 1-
tigo, le laven en los cerros doscientos pesos de oro cada da
(que los hay si hubiera gentes sin salario), para ponerlos por
la noche sobre el lomo de una carta.
SOLEDAD
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(1) .Hizo el gobernador construir una ramada a una lengua del agua,
y all hizo guisar muy bien (!e comer.. (Mariiio de Lovera, pg. 129).
(2) rlronteci csto bajo el gobierno del inhumano Francisco de Villagra,
cuando Valdivia se hallaba ausente en el Per. E n consecuencia, de los ru-
mores de una rebelin que se atribua a los indios del Norte de Santiago, el
cabildo autoriz a su alguacil mayor, que hemos dicho era Juan Gmez,
.para que pudiese tomar cualquier indio de cualquier repartimiento, sea
de paz o de guerra, y Io atormcntar y quemar para saber lo que conviene.
(Acirerrlo tlrl cnbilrlo de ,Cnn:irrp. drl 13 de Mrrrzo de 16,&9).
Existe una tradicin local segin la que Juan Gmez, en cumplimiento
de su terrilile comisih. hizo una matanza en la quebrada que lleva todava
su nomhrr. romo en recueitlo de ella. Pero nos inclinamos a creer que ms
bien se le hicicra merced de aqiiella localidad, como al piloto .Juan de Elas,
(cerrando as las dos extremidades del valle de Qiiintil) cuando ambos vi-
nieron a la expedicin de Pastene hacia el Sur, en Septiembre de 1544.
Existi mits tarde en Valparaso otro vecino llamado Juan Gmez, nacido
en el Callao, e hijo de un portugus de Coimbra, llamado Francisco Gmez;
pero llevaha aqul, a d e m h , el apellido de Rodrgiiez y por consiguient,e no
puede confundirse eon el Juan Gmes de Almagro, primer propietario de
aquel distrito. .Juan Gmez Rodrguez estaba avecindado en Valparafso
por el ado d e 1686 en cuyo principio (23 de Febrero) casse con una dama
de Is, Ligua llamada doa -4na Ruiz de Len. (Archivo de la Matriz).
56 OBRAS COMPLETAS D E VICUA MACKENNA
IV
H a quedado de esto ltimo evidencia en un documento cu-
rioso, bajo cuyas frases se traslucen adems seales claras de
la poca aficin que como colonizador y caudillo mostraba Pe-
dro de Valdivia por el puerto de Santiago. Y ste propia-
mente, era su nombre casero y domstico (como entre gente
antigua se usa todava en la capital y en las provincias), sien-
do el moderno de T7alparaiso una especie de resurreccin ope-
rada por los navegantes extranjeros que ms tarde vinieron
a estos mares, y gustaron de su simptica asonancia.
Dolido en efecto del desamparo de aquel paraje, en cuyo re-
cinto no se encontraba otro abrigo que el del aparejo de las
naves que de ao en ao surgan en su rada, un procurador
de ciudad del cabildo de Santiago, llamado Francisco Miez,
solicit, en nombre de aquella corporacin, que se pusiese al-
gn reparo. Mas el arisco gobernador contest con terquedad
(9 de Noviembre de 15521 que no estaba dispuesto a hacer
ninguna concesin ni perscnal ni pblica a la solitaria y ya
desdeada baha.
Es notable la pieza histrica en que se pone en transparen-
cia esta mala voluntad de! caudillo extremeo, que todo lo
quera para el favorito Penco, y por esto vamos a reproducirla
ntegra en seguida. Dice as:
Otro s : pido a mesa seora, pues claramente se ve los
escesivos trabajos y gastos que los vecinos de esta ciudad han
tenido, y tienen y tendrn; porque cada ao vendrn por la
mar muchos navos con gente, y no hallando en el puerto de
Valparaso ninguna comida, ni quien se la venda para su ma-
talotaje para subir arriba, ( a Penco) se vendrn a esta ciu-
dad, y como son cristianos y de nuestro natural, no podemos
dejar de favorecerlos, y habiendo recaudo en el puerto, como
lo hay en todas las partes de las Indias, proseguirn su viaje
a Arauco; y conviene que mesa seora provea y mande, que
HISTORIA DE VALPARAfSO 57
EL DRAKE
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V
Haba sido el ms constante acarreador de los colonos, du-
rante el perodo que dejamas recordado, aquel piloto Juan Fer-
nndez, que debi venir junto con Almagro en 1535. Y en uno
de estos viajes, ya muy anciano y llevado de la observacin
constante sobre la influencia de los vientos, alarg su rumbo
al Oeste y di vista (1573) a las romnticas islas que llevan
su nombre (1).Fu en este preciso viaje cuando vindole llegar
a Lima portador de cartas de Valparaso, que daban testi-
monio de su descubrimiento y de la rapidez maravillosa de su
viaje, los inquisidores le llamaron a juicio, acusndole de hechi-
cera. Slo por la autenticidad de su diario de derrotas, esca-
p el sagaz piloto de ser quemado vivo.
VI
canos (1)) divisaron venir por el mmbo del Norte una vela
desconocida y no esperada. Regocijronse, empero, en ver Ile-
gar un barco amigo, y pusironse a hacer aprestos de bien ve-
nida tanto en tierra como a bordo.
E l buque extrao segua, entre tanto, avanzando por la tran-
quila baha en una maana veraniega, hasta que llegando
al costado del que estaba la ancla, ech su batel ( e l bote )al
agua, tripulado con muchedumbre de gente de mar y solda-
desca. Los de la nave de Lamero les saludaron con gritos de
alborozo, tocaron la caja en seal de honor y bien venida, de-
saferraron la escala, y con mil demostraciones de amistad les
ayudaron a subir, brindndoles en toscos cubos el apetitoso
vino rojo del pas. Era aquella una escena llena de pintores-
ca naturalidad, y tal cual deba renovarse con frecuencia al
encuentro de dos tripulaciones en estos apartados mares.
Pero, de improviso, el que acaudillaba a los recin veni-
das hizo una seal, y dando en ingls el grito de Abajo p e
rros!, se lanz contra los desapercibidos espaoles.
El que esto haca era el terrible Draque, espanto de la Am-
rica en todos sus mares y en todas sus comarcas.
No fu una empresa de dificultad ni de derramamiento de
sangre el apoderamiento de aquella presa indefensa y cogida
de sorpresa. Pero uno de los marineros espaoles, al recono-
cer a los ingleses, se santigu lleno de horror, y arrojndose
al mar gan la ribera, corri a la aldea, y trasmiti su es-
panto a los pobladores, q u i e m huyeran s los cerros, como
en el da de Mndez Nez, sin salvar Siquiws de los aborre-
cidos herejes los paos de BU altar.
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El 15 de Noviembre de 1577 di a la vela del puerto militar
de Plymouth la aventurera escuadrilla, seguida de los votos
de toda la Inglaterra, que aunque en paz a la sazn con Es-
paa, y cometiendo por este medio un atentado inexcusable
entre las naciones, ansiaba, no obstante, llegar a un rompi-
miento con los que se decan dueos del oro y del sol de todo
el universo.
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Csmo todas sus predecesoras en la va del Pacfico, tuvo la
flotilla de Drake una infeliz suerte. Despus de haber aquel
decapitado a su segundo (el capitn Doughty) en la baha de
San Julin, afirman unos que por celos, otros que por infun-
dir respeto, perdise la Marigold en los terribles mares del
Sur Atlntico; desaparecieron misterimamente en ellos el
S w a n y el S a n Cristobal, y aun la ms fuerte de las caravelas
(la Isabel), hubo de regresar a Europa desde la boca occiden-
tal del Estrecho. Por esto el capitn Winter, que mandaba
esta ltima, fu el primero de los navegantes (por ms que
duela creerlo al espaol) que pas desde el Pacfico al mar
antiguo. El segundo fu Pedro de Sarmiento, cuando sali
en persecucin del mismo Drake.
(1) El famoso Dart, en que tantos pelicanos fueron a libertar a Pwet en
1864, era un coloso por su tamao, comparado con el de Drake, y por esto
podr juzgarse de su temeridad.
Historia de Valparafeo 5
66 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XI
Este ltimo, entre tanto,solo, deshecho, alejado du las tor-
mentas de sus compaeros, haba llegado, por fin, el 29 de
Noviembre de 1578, un ao cabal desde su partida, a la isla
de la Mocha, donde los indios, en cambio de algunas baratijas,
le regalaron con papas, carneros y un flechazo que, a traicin
y matando a dos de los suyos, le asestaron aquellos en un
ojo (1).
Refrescada un tanto su gente, continu el capitn ingls su
rumbo al norte, aventurando en las costas sin saber a punto
fijo donde iba, porque los espaoles guardaban este mar como
un secreto de Estado, y sus enemigos tenan solo sospechas
o imperfectas noticias de sus posesiones.
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Navegando, pues, al acaso, e ignorante sin duda de que exis-
ta un puerto llamado en las costas espaolas Valparaso, DriG
(1) Burney cuenta este episodio y fija la fecha en que el Pelcano lleg6
a la Mocha el 25 de Noviembre. Hackluyt, en su clebre Coleccih de viajes
antiguos, confirma tambin la circunstancia de la herida que Drake reci-
bi6 en la Mocha, refirindose al testimonio de un Nuo Silva, recogido des-
pus en las islas del Cabo Verde.
E n cuanto a la fecha de la sorpresa de Valparaso, el mayo nmero de
los cronistas ha designado el 5 de Diciembre, pero en una carta que escribi
el Virrey del Per al gobernador del Ro de la Plata, y que publica Argenso-
la en su Historia de la Conquista de las Molucas, dice que fu el 4 de Diciem-
bre, y por esto hemos adoptado esta ltima fecha. H aqu sus palabras:-
.Por el Estrecho de Magailanes pas6 a este mar del sur un navo de ingle-
ses corsarios, y lleg a los puertos de Chile y Puerto de Santiago a los cuatro
dias de Diciembre del ao pasado de setenta y ocho, y rob un navo con can-
tidad de oro que haba en aquel puerto>.
E n esta misma carta el Virrey se queja amargamente de que el goberna-
dor de Chile, por desidia o por hallarse entre los indios, y los oficiales reales
de Santiago, por una mal entendida parsimonia, no le hubiesen mandado
aviso de lo que suceda, como si esto hubiera sido cosa tan sencilla estando
Drake de por medio.
Otra aclaracin tenemos que hacer aqu, y es que la circunstancia de atri-
buir el mando del buque saqueado en Valparaso al almirante Lamero, es
slo una suposicin racional, basada en documentos de que se dar cuenta
ms adelante. Los cronistas del Drake apuntan s610 su propio nombre, que
era el de Gran almirante del M a r del S u r e islas de Salombn, pero no dice quien
lo mandaba. Hablan, empero, de un tal M o ~ i a l l ,como parte del nombre
del buque, pero quiz fu por algn Mwales que intervena en l.-No es
ciertamente la ortografa el arte en que descollaban los forbantes, y as
Drake llama a Copiap Cypo (que en ingls debera leerse Sayapo), y en
otro pasaje vemos que aquel mismo nombre est inglesado as: Koppeerpo.
E l francs Enault lo llama Capulco.. .
HISTORIA D E VALPARASO 67
XI11
Tal haba sido la explicacin de la sorpresa que el 4 de Di-
ciembre de 1578 diera sobre Valparaso, el ms famoso de los
filibusteros ingleses antes de ser un clebre almirante. Excu-
sado es que digamos que puesto a saco el buque y el casero
de la playa, Drake no perdon ni las vinajeras del altar de
la capilla. Menos, por tanto, habra de respetar las botijas que
de generoso mosto existan en una o dos bodegas en la vecin-
dad del agua.
ns esta suerte, y sin oposicin alguna, los tripulantes del
PeZicano se entregaron a alegres saraos al pie mismo de la co-
lina que hoy corona d Maintop, arena de deleite en que
sus compatriotas continan todava la alegre zambra por
aquellos comenzada. A la verdad, gozaron los ingleses en ese
da por todas sus pasadas privaciones, porque, como dice uno
de los que cont su itinerario al derredor del mundo, ellos se
festejaron a s propios con una indecible alegra.-They fell to
and feasted right merrz7y.
XIV
Con todo, fuera del vino del que Drake apres cerca de dos
mil botijas, su botn fu muy escaso, como lo requera la po-
68 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
(1) Respecto del monto del oro apresado por Drake, hay discordantes
opiniones. La mayor parte de los cronistas lo hacen subir a sesenta mil
pesos; pero Kerr, en su recopilacin de viajes ( A general histmy and collec-
tion of voyages and traoels, by R. Kev-Edinburgh, 1824) dice que s610 fue-
ron veinte y cinco mil pesos. Otro testigo, cometiendo en su provecho una
ponderacin enorme, sostuvo y prob que l solo haba perdido en aquella
presa ochocientos mil pesos. Fu ste el piloto Lamero Gallegos, el mismo
que hemos inferido mandaba el buque surto en la baha, o tena alguna in-
gerencia directa en l.
Rindi Lamero falsa prueba de este hecho ante el Gobernador de Chile,
don Alonso de Sotomayor en 1591, y por esta causa y por sus dilatados ser-
vicios en la Mar del Sur, de la que era a la sazn almirante, hzole aqul mer-
ced de la hacienda de Longotoma segn un auto que original tenemos a la
vista, fechado en Arauco el 18 de Marzo de aquel ao.
Alegaba Lamero en su probanza que haca treinta aos serva al rey en
el Pacfico; que cuando la captura de Valparaso por Drake haba 1 llevado
la oportuna noticia al virrey de Lima, don Francisco de Toledo (lo que tam-
bin era falso); que ste, en consecuencia, le haba despachado en persecu-
ci6n del pirata, junto con Sarmiento, gastando en aprestar esta expedicin
cuatro mil pesos de su peculio, etc.
Diez aos despus (1589) haba venido a Valparaso desde el Callao, tra-
yendo un galen con resfuerzos, y desde entonces premaneca en la colonia
con el cargo de almirante.
Con este mismo ttulo se hallaba en el Cuzco en 1606, y en ese ao, con
fecha 10 de Agosto, hizo donacin de su hacienda de Longotoma a los frai-
les agustinos de Chile, segn dijimos; en consorcio con su mujer doa Ana
de Prado Canales, sin ms retribucin que el derecho perpetuo de sepul-
tura para s y sus sucesores, pues dice en la escritura de donacin que tenfa
otros bienes de que vivir.
Consta todo esto de un protocolo que existe en la Biblioteca Nacional
(Manuscritos, t. 2.0 in fo.) y que versa sobre un litigio entre los mineros de
Petorca y los frailes agustinos, que como dueos del valle de Longotoma
se oponan a los privilegios de aqullos en el ao de 1777. Fernndez Nava-
rrete hace alguna mencin de este marino en su Biblioteca, y tambin se
encuentra citado, a propsito del viaje de Sarmiento, en la Historia de la
Marina real espaola, t. 2.O, pg. 314.
(2) Madera de cedar, dice el traductor espaol de Charton, quien a su
vez copi literalmente el vocablo ingls. Por su semejanza con el cedro los
ingleses han dado siempre aquel nombre al alerce.
HISTORIA D E VALPARAfSO 69
xv
Mas,continuando con su proa al Norte, y despus de habe*
dado libertad a todos sus prisioneros, excepto a un pilato na-
tural de Grecia, y que llamaban por esto J u a n Griego, el Dra-
ke se indemniz de su primer desengao con el acopio de ri-
quezas fabulosas. E n la playa de Arica captur por sorpresa,
y sin que le sintiese el guardin dormido que las custodiaba,
cincuenta y siete barras de plata, de veinte libras de peso cada
una. Desbalij en seguida de sus cofres doce buques mercan-
tes que encontr anclados en la rada del Callao, y siguiendo
hacia Panam en persecucin del galen que llevaba los quin-
tos reales, apreslo al fin sin mucha resistencia en las costas
del Ecuador con veintisLis toneladas de plata, y cerca de un
quintal de oro. Llambase este barco (usando por pulcritud
el mismo nombre que emplean los cronistas ingleses, y que por
si es bastante inteligible a nuestros lectores criollos) el Caca-
fuego. Mas cuando los apresadores iban vaciando en la bodega
de su buque las toneladas de pesos fuertes que el otro contena,
en medio de una estrepitosa carcajada que ni el mismo Drake
fu dueo de disimular, dijo uno de sus pajes que deba lla-
mrsele el Caca-pZata ( 1 ) .
XVI
(1) Segn Barney este tesoro importebn 360 mil pesos, probablemente
de oro, lo que har:a mucho ms de dos millones de nuestra actual moneda
( 1869)
70 OBRAS COMPLETAS DE VICUfSA MACKENNA
XVII
EL ESTRECHO DE MAGALLANES
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(1) Muchas veces hemos pensado que el significado dc la frase mitad es-
paola, mitad india: el tata de los costinnos, poda ser derivada de la visita
de Drake o de otros piratas; pero los huasos de la costa la atribuyen hoy
da a los payadores y grandes embusteros.-En Papudo conocimos en 1868
un lata de los costinos que no deca palabra de verdad. Por esto tambin ser
que cuando se habla de un hombre ponderativo o hablador, se dice: S i
01 el tata!.. . Y cuntos tatas hay hoy da!
HISTORIA D E VALPARAfSO 75
IV
(1) Pmt Famine en las cartas inglesas, donde se fund en 1842 la nueva
colonia chilena, trasladada despus, un poco ms al Este, al sitio que hoy
ocupa.
HISTORIA DE VALPARAfSO 77
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mismo rumbo que hasta el Estrecho, sino que dara vuelta hacia levante,
pues de otra suerte no sera posible dejar de abordar en ella con la fraiiesia
(huracn del Oeste) que corri tanto tiempo, pero no pasaron de all ms
adelante ni supieron si se acababa all la tierra como algunos quieren de-
cir que es isla lo que hay pasado el Estrecho y que se juntan all los dos ma-
res de norte y sur. (Historia nafural de las Indias por el padre Jos Acos-
ta-Madrid, 1792. Tomo 1.q pg. 140). Acosta se hallaba en Lima desde
1571, en que vino de provincial a la Compaa.
Pero ms notable que esto es que el mismo Drake, con la sagacidad pro-
pia de los espritus superiores, sospech, ahn sin ir ms al Sur del Estrecho.
que la Tierra del Fuego era una isla, y que por tanto haba un paso ms
hacia el polo entre los dos ocanos. Los espaoles de Amrica, sin embargo,
por nada lo crean. .El virrey don hlartn de Enrquez, cuenta el propio
Acosta, me dijo a mi que tena por invencin del corsario ingls la f a m que
se haba echado de que el estrecho haca luego isla, y se juntaban ambas ma-
resu. Enrquez, que cuando Drake aport a Mjico era all virrey, se fundaba
para sostener esto, en que haba examinado a un piloto portugus, que aqul
dej en la costa, y ste haba asegurado que era tierra firme de ambas par-
tes.
Cuando Acosta public la primera edicin de su famosa historia en 1590,
todava estaba lejos de hallarse resuelto el problema, porque algunos so+
tenan que la banda sur del Estrecho haca parte de un continente austral
que entonces se llamaba Tierra de vista, y del que hoy da est averiguado,
despus de las exploraciones del Erebus y el TeTror (1840),forman parte
las desoladas y hrridas regiones que el capitn de aquella nave (J. C. Ross)
HISTORIA DE VALPARAfSO 79
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IV
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(1) Declaracin dada por el dean don Lope Landa Butron, el 20 de Fe-
brero de 1634, en una informacin de servicios hecha en ese ao por Toms
de Cuevas, ltimo hijo de don Luis, ante el oidor don Jcomo de Adaro.
Don Lope es el mismo personaje que figur en las contiencln? dc1 cabildo
er!esibstiro de Santiago y la Inquisicin (1640) y era hijo de otro de los fun-
dadores de Santiago, que firma en su acta Lope Landa Butron.
Es tan antigua y ofrece tan notables peculiaridades de geanologa la fa-
milia de Cuevas, que vamos a condensar a qu algunas de sus interesantes
circunstancias, puesto que se trata de los ms remotos conquistadores y
se refieren aquellas a papeles de familia enteramente desconocidos.
El fundador de la estirpe en AmErica fu el capitn Andrs de Jimnez,
natural de la villa de Edcalla de la Sierra, que vino a Chile con Pizarro, se
hall en la famosa jornada de Cajamarca, en Ir, ocupacin del Cuzco, y
por ltimo, en la batalla de Xaxijaguana, donde pereci heroicamente pe-
leando por el rey contra los Pizarros.
Antes de esta poca, la reina Juana le haba ennoblecido por real cdula
HISTORIA D E VALPARAfSO 87
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Se echar de ver que muchos de los nombres anteriores, comn los de Ba-
rrera, Molina, Cuevas, Pastn, figuran ya en nuestra historia naval.
No parwe que el verso citado por Ovallr de Alvarcz de Toledo, perte-
nezca a1 poema de Purn Zntlmzto del mismo autor, que e1 seor Barros
Arana imprimi en Pars en 1862. Ovalle dire nile el liliro de don(!? lo sac,
se titulaba La Arnucnrin, y talvez era una continiiacicn de la (!e Frcilla y
Ossorio. VCase sobre Fernando Alvarez, la Zlistoriu de Santiago.
HISTORIA DE VALPAKASO 89
Historia, y Diego Flores de Len, quinto abuelo del ilustre general don Ma-
nuel Blanco Encalada, y en cuya compaa sirvi la monja-alfrez.
Cuando los indios mataron al presidente Loyola, Vizcarra nombr a Cue-
vas su Sargento mayor (1598) y el 16 de Junio del ao subsiguiente era ele-
gido alfrez real en Concepcin. E n este mismo ao volvemos a encontrar
le en Valparaso, donde haba venido para embarcarse por rdenes de Viz-
caria en un buque enviado por el viricy del Per, dcn h i s <!e Velaxo, y
cuyo capitn era Diego Saens de Loaiza. E n el captulo siguiente hablare
mos de otro servicio importante prestado por Cuevas a esta localidad.
Por ltimo, y despus de los sucesos de 1614 (contados minuciosamente
en la Ifistorin de Santiago), encontrndose yrt anciano, le nombr corregi-
dor de Santiago el prefiidente Fernndez de Crdova, en cuyo ijercicio mu-
ri a los tres aos (1629) y probablemente a los setenta de su edad
Su testamento, otorgado ante Manuel de Toro Mazote el 6 de Julio de
1629, existe en el archivo de la Cvrza de Suntiago, y de l aparece que no dej
ms hienes de fortuna que una casa en Santiago y dos encomiendas de in-
dios, la una en VichuquCn y la otra en Longomilla. Su mujer. doa Maria-
na de Escobar, haba muerto en 1610 y dejado por herencia slo dos sitios
en Santiago (que stos y un negro haba sido su nico dote) y algunos du-
dosos bienes en las islas Canarias.
HISTORIA DE VALPARAfSO 91
--
(I) Segn-el abate Prevost (Coleccin general de viajes, vol. X). Magalla-
nes s6Io tard 39 das en atravesar el Estrecho, desde el 21 de Octubre al
28 de,Noviembre de 1520.
CAPITULO IX
LOS INGLESES EN EL M A R DEL SUR
(111)
E ICHART E
T
I1
I11
IV
(1) Todo lo que Hawkins encontr en los buques apresados fu unas qui-
nientas botijas de'vino (bofozios, dice l en su relacin), menestras de las ch8-
caras d e Slintilipd, romo las que desG!efi6 DrPkp, unos c,!ant,,.s cajones d e
mctnzbnn- frrsc2.s (los i f m s de Chile. famoms t d i v i i cn Lima J que se com-
pran all como ac las rhirimL.i.zs) y in c:!ic era miis peculiar que esto, dos
mil p l l i u m . T.il c.ra el comercio d e Valp.trano i' fines del siglo XVIl
9:n embargo. de un hoque que entr5 de Valdivin, ignorando su presen-
cia OE la baha, sac6 algunos millarcs tie ~~n:telianosde oro. La rupidez d e
sus cnmpaicros era tan ardiente que qui1ra.i quebrar 12s liasijas de vino
;:or las partlulas met:ilicac qiie brillabsn en su supcrfirie. Tgiial cha.sco
recibieron al abrir los cajones de mmzanss. que. lire Hawkins, ha!)i:t juz-
gad>, era u n inmenso tesoro. .We had t,hought to 1x2 some grcat massc of
wedt he.
1,opo de Veqa, sin em!,srqo, a guisa de poeta, !>on:lera de esta sucrte cl
botn d e los inglercs:
obxai)o!ions of S i r Richnrd ZIalc~kirisin his f:o?laqe i:,o ii:r ~ ~ ' o ~Sici nh 112. tlir
yecr 15'39.
Aii?qiic wta ohra famosa h a pawdo por varias ec!icio:iw. cl astor c1.c la
d c la li.q(nri/c de In J l n r i , i n re-! r i y 5 o l n (t. 2.c, pg. 350) ascxiire q i i c aiinqiie
Iiawliiiir In pramrtiii, nii!lrz vi6 lu l i ~ zpijlira. IIa ltimu edicin fu6 hccha
en 1857 por la A'ncictlrtrl d e Hnck~iZ7/f.dc h n i l r r s , y cs 13 qiiv hcmos tcnido
a la visi:i.
(1) Esto mismo ront5 miis tr-rdc cl propio Cn!omayor a Io\vl<insen 1,ims.
as?ndicndo qiir rl mismo da en qiir saii6 tlrl p i i r r t o rr: tirstinaclo pnra cl
salto.
( 2 ) *And. lenft thc IiinFdomcs of Chily onc of t h c I v c t c<imries that
t,he s m n e shineth on; for 't, is of a temperatc clymntc, :in(;. almiindinp in
all thingsn. Ohseri.nfioiis, phq. 152.
(3) E1 doctor don Anc!rs Jiiunrz (Ir Xlcndozn rra hrrmano tlc don Tduis
de (hevas segn antes dijimos, >- como se 176. lleraba el noixhrc de SU n l ~ u e
HISTORIA DE VALPARAfSO 97
VI
I
Iba ya corrido medio siglo d c i d e la fmidacin de Talpara-
so como "puerto de Sailtiago", y s ~ prasperidad,
i lejos de ca-
niiiiar cn creces conlo la de esta ciudad, decaa con el trascur-
so del tiempo, vctima cnoticliaiia de piratas, hasta convertirse
otra vez cn un pramo. Auii aquclla infeliL pero tranquila
aldea ayrnpada al derredor de la herniita de Marmolejo, ha-
ba desaparecido, sin que esi\tiese otro uesigio de que all ha-
bitasen hoinbres, q i i ~el estrcc.lio r e d w t o dc San Antonio, cus-
todiado por iiiios pocos soldado\, y una I d e m provisioiial, edi-
ficada bajo sus friego>, ttl (lepsito de los frutos del pas.
Tal era Talpardso en los i'iltirnos das del siglo XTI, a cuya
poca, hasta es;L fecha corrida destlc. el dciciibrimiento (pe-
rodo d e sesenta y ciintro aos), liemos consaqrndn los anterio-
res captulos de este libro.
I1
r
Pero las calamidades que desde lejos haban venido suce-
dindose con una cruel regularidad sobre el desdichado puer-
102 OBRAS COMPLETAS DI: VICUA MACKENNA
I11
VI
XI
XI1
XIV
XVII
Historia de Valparaso 8
CAPITULO XI
SPILBERGEN
I1
I11
IV
Era hombre solo, viejo, sin hijos y por tanto tena crdito
desahogado de valiente (1).
como suele suceder, fuera que llegase la noche, o que, como afir-
ma Jernimo de Quiroga, autoridad dudosa en tales casos, con-
cibiese recelo el holands de la muchedumbre de gente que co-
ronaba los cerros, tuvo a bien replegarse y ganar el abrigo
de 8u9 embarcaciones (1).
VI
VI1
(1) Hace dos o tres aos, el inteligente director de obras pblicas de Val-
paraso, don Fidel Vlez, haciendo un trabajo de su profesin en la quebra-
da de San Agustn, encontr y muy arriba del cerro, varias balas antiqu-
simas de can, del calibre que por lo comn usaba en eaos aos la artillera
de marina. Juzgamos pues muy probable que esos proyectiles fueran reli-
quias de aquel encuentro o acaso de alguno posterior. El seor Vlez lo com-
prendi as desde el primer momento, y puso su hallazgo en manos del in-
tendente de la provincia.
120 OBRAS COMPLETAS DE VJCUA MACKENNA
casi a la vista del Callao sobre una flota de siete navos man-
dada por un deudo del virrey Montes Claros, llamado don Re
drigo de Mendoza. Pele ste como bravo en su capitana el Je-
ss Muda, de 24 caones, con el que causaba grave dao al me
migo. Pero el ltimo, ms pujante, ech a pique a la almiranta
llamada el Santa A m , que montaba el bravo Pedro Alvarez de
Pulgar (1)) pereciendo ste con trescientos de los suyos, ade-
ms del San Prancisco y otro barco que tuvieron la suerte del
Sanfa Ana. El Jess Mara, que habfa costado ciento cincuen-
ta mil ducados, volvi al puerto lleno de averas, proclamando
la victoria de los invasores, y el terror de Lima y su comarca.
Tan grande fu a la verdad el espanto de aquel desastre, que
el marqus de Montes Claros asegur a su sucesor, el prncipe
de Esquilache, que si el holands hubiese verificado aquel da
un desembarco tan solo con quinientos soldados, habria sa-
queado la ciudad de los Reyes con toda impunidad, porque a
pesar de bandos que infamaban a las armas de la Espaa,
proclamando a los cobardes, no encontr cien secuaces que
se atrevieeen a morir con l (2) .
VI11
IX
A poco de estos sucesos, que tenan ciertamente mucho de
vandlicos, porque violaban abiertamente un pacto nacional,
concluy el perodo de la tregua acordada con la Espaa,
y se renov la antigua guerra con el encarnizamiento de un
conflicto continental.
M w los holanldeses, envalentonados con la cooperacin ar-
mada de la Francia protestante, y con el oro de los ingleses,
que, tan herejes como ellos, llegaron a facultarles para en-
ganchar en sus puertos seis mil reclutas, levantaron ahora sus
niras y su ambicin hasta quitar a Espaa de un solo golpe
sus Amricas.
X
Fu este el origen de la famosa expedicin llamada de
Nassau, por el prncipe que la lanzara al nuevo mundo (Mau-
ricio de Nassau) y la misma que estuvo a punto de revolu-
cionar nuestros destinos, hacindonos colonia de un pas que
en breve dejara de serlo de una madrastra comn.
No cabe al propsito de este libro la relacin de los he-
chos y fortunas de aquel armamento gigantesco. Basta decir
que la escuadra enviada al Brasil, bajo el mando de Jacobo
Willekens y de Pedro IIeine, tnvo un xito tan completo co-
mo fu desventurada la flota del Pacfico, puesta a cargo
del famoso Jacobo L 'Heremite.
Componase la ltima de once velas, que cargaban 294 m-
ones y no menos de 1,637 hombres, de los que 600 rrn
soldados veteranas destinados a obrar e n tierra firme. La
capitana, por s sola, era tan fuerte como las escuadras an-
teriores, pues nicda ms de ochocientas toneladas, montaba
cuarenta y dos caones, y vena tripulada por 237 marinos.
je del Callao a Panam&. Tom6 especialmente estas medidas desde que supo
en la Mocha que la armada del Per haba estado cruzando a la altura de
Valdivia durante tres meses, a virtud del aviso transmitido de Rfo Janeiro.
El idioma usado en el diario es un francs sumamente anticuado, y a los
chilenos s6Io los designa con el nombre de chinois, es decir, chinos.
E n este curioso libro se halla tambin la primera relacin autbntica del
viaje de Le Maire y Horn, que trajo por resultado el descubrimiento del Ca-
bo de Hornos. La descripcin de este descubrimiento se encuentra en la
pgina 131.
124 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XI
Sali LHeremite del puerto de Gorea el 29 de Abril de
1623, y un ao ms tarde (el 4 de Abril de 1624) avistaba
a Juan Fernndez, siendo el primero de los corsarios europeos
qur sbandonara por ste el antiguo derrotero de la Mocha
y Santa Mara.
Refrescado su equipaje, que equivala a un ejrcito, el ge-
neral flamenco sigui su rumbo al Callao, porque el vasto
plan de aquella expedicin haba sido apoderarse simultnea-
mente de las posesiones de la Amrica del Sur en ambos ma-
res, y convertirla en dependencia de la Holanda por un solo
y atrevido golpe. La suerte abandon, empero, a LHeremi-
te junto con la vida en el dintel de su empresa. Muerto de
enfermedad natural o de contrariedades, a la vista del Ca-
llao, su sucesor, un mozo cruel y aturdido, llamado Hugo
Schapenhan, slo acert, en efecto, a quemar las naves mer-
cantes surtas en el puerto hasta el nmero de cuarenta (Ma-
yo 12 de 1624), y en seguida dirigise desconcertado a las
posesiones holandesas de Batavia, donde, a su turno, miiri6
en el Ro subsiguiente.
XI1
XI11
(1) Coleccin citada de los Viajes de 20s holandeses, vol. 9.0, prig. 79. Hs-
blando de lo despreciable que era el ejrcito que defendfa a Chile, el autor
de la misma relacin se expresa con estas textuales palabras, que no eran
sino muy verdaderas: CCette milice est compose de tous les malfaiteurs
qui se trouvent avoir t mis en prison a u Prou, a cause de leur crimes..
(2) Burney. Obra citada, vol. 3.0,pg. 2.
126 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XIV
XV
(1) Parcenos que estas fuevas vinieron a cargo del corregidor de San-
tiago Floridn de Girn, y si es as, queda aclarada la duda que antes mani-
festamos contra este personaje y Recalde. Segn Alcedo (Aviso citado) el
sucesor de lHeremite, a quien llam Ghen Huigen se dirigi al Brasil y se
apoder de Baha, confundiendo as esta desastrosa expedicin con la feliz
de Pitt Kein, su gemela.
(2) Alusin a los frecuentes nombramientos para cargos de rarcter tcnico
que por razones de influencias politicas recaan en personas no idneas.
Ese mal antiguo, que tanto se hizo notar en la poca de Vicua Mac-
kenna, parece defecto peculiar a todas las repblicas hispanoamericanas.
- ( N . de 10s R . ) .
HISTORIA DE VALPARAfSO 127
I11
IV
VI
(I) La transmisin de una parte de esta propiedad (la que hoy ocupan
las quintas Edwards, Brown, Waddington, Portales, el antiguo Polanco
y la estacin del ferrocarril) puede trazarse casi con perfecta claridad en
vista de diversas escrituras desde el tiempo de Ulloa hasta nuestros das,
porque en 23 de Marzo de 1627 la hered un yerno de aquel capitn, llamado
Nicols Octavio (de quien volveremos a hablar) y ste vendila a don Gas-
par de Reyes, el mismo que haba comprado el antiguo Almendral. De ste
la hered su hijo Blas de Reyes, y en 1712 pas por la venta al contado,
Martn de U q s en 600 pesos, que en razn de su oficio los pag al contador
comprendiendo todo el terreno desde el estero a las cumbres. Del contador
Ugas vino a poder de cierto capitn Alonso Pastor, y de ste al poder
de una doiia Magdalena Veas, de cuyos herederos (que llevaron y llevan to-
dava el apellido de Frites) han comprado sus quintas la mayor parte de
los propietarios modernos arriba mencionados.
La localizacin de esta hijuela est perfectamente determinada en su8
ttulos ms antixuos. .Cuyas tierras, dicen aquellos, corren desde el pie de
la cuesta, donde baja el camino real, que vienc de Santiago hasta el mar,
y de ancho todo el hueco qiic hace entre un estero que baja de una quebra-
da y que sale junto de la dicha cuesta y el cerro,.
En u n juicio que sigui en su tiempo don Blas de Reyes (cuyo es el nom-
bre de la C'ritz de Relics, como mUs adelante hemos de ver) dice que regaba
esos terrenos ron una canoa de agua que sacaba del estero de las Zorras, que
hoy llaman de las Delirias. /
Para mayor comprobacin de todo lo que llevamos dicho sobre distribu-
cin de tierras en el Almendral. copiamos los siguientes fragmentos de los
ttulos del capitn U l o a expedidos por Alonso de Rivera, el 2 de Mayo de
1612: .Atendiendo (dicen stos) a los muchos y buenos servicios que ha
hecho (Ulloa) a S.M. desde muchos alios a esta parte, y a la calidad de su
persona, le hago merced de trescientas cuadras de tierra, en todas las que
hubiere vacas, divididas o apartadas, a su escogeiicia del dicho capitn Die-
go Ulloa, con los mojones y linderos que el dicho capitn Diego de Ulloa
seialare, los cuales doy con todas sus entradas, salidas, usos y costumbres,
valles, lomas IJ vertientes a las dichas tierras, con tal que no sea en perjuicio
de los naturales ni de otra persona, ni de las que el capitn Jins de Lillo
reparti a los dichos indios, y que no sea en los trminos de Colina y SU ju-
risdiccin~.
134 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
VI1
VI11
(1) drchiuo de San Agustin. Los donantes (adems del capitn Octavio
que resida en Santiago y arrendaba una tienda en su plaza en 1636) eran
el capitn Juan Rodrigo de Guzmn con su esposa Ana Hernndez, y otor-
garon la escritura de cesin ante el escribano Domingo Garca Corvaln
el 27 de Enero de 1627. Tena la escritura por clusula que la fundacin de-
ba dedicarse a Nuestra Seora de la Regla y a San Nicols de Tolentino,
cuyo santo es todavfa el patrn principal de la iglesia. La fundacin, ademb,
deba hacerse en el trmino de un ao desde la fecha de la escritura, y si
no se llevaba a cabo, o era abandonada ms tarde, debera el terreno volver
a los herederos de los donantes.
La concesin comprenda un espacio considerable tanto en el fondo de
la quebrada como en los cerros, deslindando con las cumbres, por cuya ra-
z6n (segn ms adelante veremos) los padres agustinos sostuvieron un plei-
to por la propiedad del Cerro Akgre, cuyos terrenos indisputablemente les
pertenecan, como el Barn a los mercedarios. El llamar isla, la parte en
que debi hacerse la fundacin d e la iglesia, nos parece sera en razn de
que dividindose el cauce de la quebrada por el pie de las laderas de ambos
lados, dejaran en el centro un espacio vacio, que por esto dijeron era isla.
136 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
IX
XI
XI1
XI11
1663, y s610 despus de su muerte, segn se ve, obtuvieron los frailes el per-
miso necesario para fundar su hospicio.
El general Rivadeneira (que aquel nombre tena todo el que haba sido
corregidor de algn partido) era hijo de don Juan de Rivadeneira Campo
Fro y Saravia, natural del puerto de Pasajes en Guipuzcoa, y se habfa ca-
sado con doa Maria Caravajal y Saravia, probablemente su pariente, a
quien di6 una dote de tres mil pesos. El general era hombre que tena cin-
cuenta mil patacones de caudal, equivalente en el da a un grueso milln
(1869).
Por la primera donacin citada, Rivadeneira ceda a los padres su que-
brada s6lo a trueque de diez misas rezadas y dos cantadas, que deba dedi-
crsele, la una el da de San Antonio de Padua y la otra el de San Francis-
co. Pero, fuese que aquel terreno adquiriese mayor valor o que el alma del
fundador se aficionase en la vejez con ms viveza a los sufragios, es lo cier-
to que por su testamento otorgado poco antes de morir (el 20 de Febrero
de 1663) aument el nmero de misas hasta noventa y ocho. Forma este
nmero casi la mitad del total que grava actualmente ai claustro francis-
cano de Valparaso, cuyo monto segn sus libros, es de 172, de las que die-
cisis cantadas, representando imposiciones por el valor de 5,000 pesos a
censo: verdadera migaja respecto de las riquezas fabulosas heredadas por
los conventos de Santiago.
Haremos notar aqui, antes de concluir esta nota, que el fundador de San
Francisco llevaba tambin el nombre de J m n G67ne2,y es el tercero de este
apellido que hubo en el primer siglo de Valparaso.
140 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XIV
Pero no porque fuesen tan pobres y tan de reciente estaLle-
cimiento, dejaban de haber nacido ya por entre las rendijas
de aquellos callados claustros las malas yerbas de la discor-
dia de partido, eterno cncer de las rdenes monsticas en
Chile. De uno de estos episodios ha quedado cierta meme
ria en los archivos, y aunque di lugar a procesos y escomu-
niones, vino a quedar (segn antes insinuamos) en que era
invencin de dos frailes abmstinos llamados Alipio Caldern
y Lorenzo Guerrero, presos en el claustro de Valparaso por
orden del visitador Fray Antonio de la Encina, y dirigida
nicamente a hacer sombra a su poder.
Por parecer cosa fantstica en esta ciudad en que los ir.ai-
les son hoy da una especie de leyenda, vamos a recordar
brevemente aquella culpa, a la vista de su proceso y de su
absolucin.
El 18 de Mayo de 1678 haban llegado con una hora de
diferencia a la baha de Valparaso. y con procedencia del Ca-
llao, dos barcos, llamado el uno Nuestra SeGora de Pucrto
Claro, y el otro Santo Tonas d e Villanueva, cuyo maestre, el
capitn Miguel de Ugas (y esAc apellido ya tenrnoslo re-
cordado entre los vecinos del Almendral) se jactaba de haber
salido once das despus que el otro buque, y ddole alcance
a la entrada de la baha.
xv
No habr dejado de -?atarse, en vista de este breve mce,
que no faltaron a Valparaso los rayos del cielo en los das
mismos que los piratas arrojaban sus balas sobre las colina::
No impriman los ltimos, empero, huellas tan profundas co-
mo en la timorata Santiago, porque las propensiones her-
ticas de esta playa nacieron casi con su Hombre. Tal haba
sido quiz el contagio del Drake y el de aquel tremendo sa-
__-
pado, de cualquier estado y calidad que seis:-salud en nuestro Senor Je-
sucristol Sabed de que por parte del M. R. Padre Francisco Javier de la
Compaa de Jess, y provincial de esta vice-provincia de este reino, se
present una peticin de el tenor siguiente:-El padre Francisco Javier de
la Compafa de Jess, provincial de esta provincia de Chile digo: que en
ambos navos que llegaron al puerto de Valparaso, llamados de Nuestra
Seora del Puerto Claro y Santo Toms, vinieron pliegos para la dicha pro-
vincia remitidos por el padre Jos Mara Adamo, procurador general de
dicha provincia, que reside en el colegio de San Pablo de Lima, y en dichos
pliegos venan despachos tocante al gobierno de esta dicha provincia, y co-
sas secretas debajo de la formalidad que acostumbra la Compaia de Jess,
y otros despachos, cartas y negocios; y con poco temor de Dios y de sus
conciencias, algunas personas cogieron los dichos pliegos, y los abrieron y
sacaron las cartas y despachos que en ellos venan, hacindose dueos de
los secretos y disposiciones que se confiaran en los dichos pliegos, en perjui-
cio de las partes interesadas y de esta provincia de la Compaa de Jess,
contraviniendo a la especial prohibicin que el caso contiene, con encargo
en las censuras y penas impuestas por derecho cannico y Real; y porque en
la retencin de las cartas y despachos que contenan los dichos pliegos, se
hace injuria grave a las partes y estn las personas que los ocultan en mal
estado de sus conciencias, para que salgan de l y el apremio de la censura
eclesistica, les sirva de medicina saludable, no teniendo otro recurso por
ahora, en subsidio me he querido valer de las censuras generales, latae sen-
tentia, como en materia de tanta gravedad para que todos y cualesquieras
personas que supieren o tuvieren entendido quien recogi, abri los dichos
pliegos, y dnde paran las cartas y despachos que de ellos se sacaron, y todo
lo dems que en esta razn hubiesen entendido, nos vengan manifestando
dentro de un breve trmino, mediante lo cual a US. pido y suplico mande
despacharme sus cartas de censuras generales hasta el de anatema para el
efecto que de uso pido y que se publiquen en la Catedral en esta ciudad y en
la parroquia del puerto de Valparaso en la forma acostumbrada. Pido jus-
ticia y costas en lo necesario, etc.-Francisco Javier.-Y por Nos, Visto
mandamos dar y dimos las dichas censuras generales en la forma y manera
siguiente.
<Por cuanto en tener y encubrir lo ajeno contra la voluntad de su dueo
es muy grave pecado mortal, del cual no puede ser absuelto hasta lo resti-
tuye, por tanto os mandamos en virtud de Santa obediencia y so pena de
excomunin mayor, trina, cannica monitione en jure premissa, que dentro
de seis das de como esta nuestra carta fuese leda y publicada en cualquiera
Iglesia de esta Ciudad y su partido y Obispado, so como de ella supieses en
cualquiera manera, los que tenis o encubris, sabis que tenga o encubra
lo susodicho, o parte de ello, lo vengis diciendo o restituyendo a la parte
o al cura donde esta carta fuese publicada, o declarando lo que sabis ante
HISTORIA DE VALPARAfSO 143
el notario infrascrito, por manera que la parte haya y cobre lo que es suyo,
y Vos las dichas personas salgis del pecado mortal en que estis; en otra
manera, pa.sado el dicho trmino, no lo cumpliendo, habidas aqu por repe-
tidas las dichas cannicas moniciones, os excomulgamos en estos escritos
y por ellos. Dada en Santiago de Chile en doce de Mayo de mil seiscientos
y setenta y ocho aos, firmada de nuestras manos y nombres, selladas con
nuestro sello y refrendadas de mi infrascrito secretario de Cmara y Cs-
bildo Doctor Don Francisco Javier de Le&.-Doctor B. J . Snchez de Abar-
ca.-Doctor Don Pedro Pizarra.-Don Francisco Moyano Cornejo.-Por
mandado de los Seores Dean y Cabildo.-Sede vacante Don Juan dc
Herrera, notario..
El cannigo Olivares fu absuelto definitivamente. despus de haber ren-
dido una voluminosa prueba sobre su inocencia, el20 de Septiembre de 1678.
CAPITULO Xlil
I1
I11
IV
(1) La proporcin con que se renda el trigo en tiempo del padre Ovalle,
que como se habr visto, es un tanto ponderativo cuando se trata de alabar
a su pas (aunque no tanto como Molina), era de treinta por uno, siendo el L
producto del maz del cuatrocientos por uno. Respecto del primero, .raro
es el ao, dice, en que se siente alguna falta en estos gneros, y lo ordinario
es valer muy barato..
150 OBRAS COMPLETAS D E V1CUA?A M A C K E N N A
VI
No deja de ser tambin curioso en nuestra historia indus-
trial que ya en tiempos tan antiguos se preconizaba la intro-
diiccin de beneficios que hoy se consideran como una verda-
dera novedad: tales como la seda y la apicultura. Es tan
acomodada la tierra, diae a este respecto el padre Ovalle
(que la, conda bien, pues que era oriundo de ella), para
criar los gusanos de la seda, que si llevasen all la semilla
tcngo por cierto se dara c o n mucha abundancia, p ya tene-
nos los morales tan crecidos y hermosos como en Espaa.
Tambin se lleva de Europa la cera, aunque en Chilo la
hay y miel de abejas ( 1 ) .
VI1
VI11
x
Contribda por su parte la ensenada de Aliamapa a la ex-
portacin del puerto con algunos pobres productos de su pro-
pio suelti, como el luche, el wchnyuyo, los locos, p l a erizos
que cogindolas en la crecientg #le la luna (dicen los viejos
cronistas), tienen las lenguas muy gordas, y eBpecialmen-
154 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA YACKENNA
91
XI1
XI11
xv
La primera quiebra que se recuerda en los anales de 7al-
paraso, sino ha de tenerse en la memoria la que hicieron los
compaeros de Valdivia, cuando ste les rob en su playa sus
(1) 14ciierdo del Cabildo de Santiago del 10 de Noviembre de 1683. El
7 de Diciembre estaba de vuelta Abaitua, y por resolucin de ese mismo
da se mand pasar en vista el expediente que trajo de Valparttso, al abo-
gado don Fernando de la Llana, dndose las gracias al procurador por su
diligencia. Pero no consta el resultado definitivo del proceso. (Archivo del
Cabildo de Suniiago).
1% OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XVII
Por mdicos que fuesen los gravmenes con que los bode-
gueros, de Valparaso cargaban los frutos del pas, tan abati-
dos de suyo, no se traan stos a la ribera del mar sin costo
de alguna consideracin.
En los primeros aos, la bestia de carguo empleada por
los conquistadores n o pudo ser sino el indgena, al cual, cuan-
do haca este servicio, le denominaban tanzen, existiendo en
el Per tribus especiales para esta fatiga, como los chasques
o correos de a pie, los changos o pescadores, y otros. Pero es
posible que por la aspereza de las sendas primitivas y la
desaparicin del indio se emplearan despus las arrias de
mulas.
Algo ms tarde, descubierto Potos, alcanz el ltimo ani-
mal tan elevado precio que los gobernadores de Chile hu-
bieron de quejarse al rey, porque los hacendados descuidaban
a tal punto la cra de caballos, a fin de alcanzar las ventajas
de la nueva industria, que hacase preciso ir a buscar las
remontas del ejrcito a las llanuras del Tncumn, como su-
cede hoy da (1).
De esta circunstancia y del nfimo precio de los bueyes,
result que desde antes del siglo XVII ya poseyese Valpara-
so un camino carretero, que por la va de Melipilla le pona
en contacto con Santiago.
XVIII
XIX
xx
Reepecto de aquellos datos y noticias que podran proyectar
alguna luz, siquiera fuera escasa sobre las otras faces de la
vida social y civil de Valparaso hacia la mitad del siglo que
reaorremos, apenas se distingue entre los rodos papeles de los
antiguos algiina remota visliimbrc .
Una circunstancia, empero, llama la atencin desde tem-
prano, cual es el precio comparativamente crecido d e lo.; si-
tios en el recinto propio del puerto, y la suma esigedad dc
los salarios en el servicio domstico.
Apenas tornaron, en efecto. los padres de San Francisco
posesin dc su ciiiebrada, comenzaron a vender sitios a censo
del cinco por cimio, pero 11or sumas escrsivamente levanta-
das. De los nrchiLos custodiadas todava en SII claustro, re-
sulta qiic en 1673 (Dicicmlm 17) enajenaron un lolc de die-
cinueve varas dc largo y ocho de ancho en 320 pesos a iina
mujer llamad^ liara Magdalena dc l l i i g a , y pwos d a s mq
tmdr (Enero 1 ( 1 ~1674) otr'L suerte ms considcialilc de
treinta y tres valras de largo y ocho de ancho, a un Nicols
Len, en 800 pesos, precio snhidsimo si se atiende ;I qnr slo
catorcc a i m antes (1660) se liabn vendido iin cwc:.po con
sidernble tic liodcga.; en doicientoi pesos menoi qiir la GI-
tima.
XXII
XXIII
I1
I11
IV
VI
1-111
-
aunque no carecla de discernimiento, en la aplicacin de lrw:
Hid.m-io,
(1) p k . 26. E l padrc, C G ~ Oera natural, contcrnplaba B los ho-
bndWE con rnueho mayor terror por m r hcrejea que por Rer conqubtndo-
m ~ y,en esto interpretaba fielmente el scritimiento g~nerraltie la colonia.
*Dios no pemitiri, exdarnaba con espanto a eele propdsito, que en aque-
IIoa paises limpion y sin la cormpcibn de la. hereja, rstas hidriaa del injiier-
no, apesten aqiicl aire con su venenoso anhclito, ni infieionen la pureza de
nuestra fee, qur se va plantrando tan sincera y pura e11 108 cornzone8 de aque-
llos niicvog cristianos..
Qu nntecdentes para ia libertad dc cultos!
Begfin Gay, que ha w g i d u en csts parte b r e l a c h dr Warden, eli su
-Zrte de verijifirr las fechas. los serino de Cmtrn opiisieton resiotrncis, gc-
reeiendli miichos en lit refriepta y entre eTIos cl comandanle dr la plaza, An-
dr6s hfwloa dc IIerrcra. Es con todo extrao quc no mencionen v.sta cir-
cunstancia los cronistas Iiobnticcm, que cnn menuda cuents del ataque
insignificante dc Cwdmapu y de otras esmrnmusas.
,x relaci6n original dcl viajc de Brouwes BC enciierilrz en un precioso li-
brito que compramos en Amstcdnm :J qw: hoy existc e:i la Riblioieca Nn-
cional, con el ftiiln dt J u u r r i d u m der R a p e &aen h y tioteri de strnet b
N a i r e uer de CuskiL van CJdi o n h Hcmhick Brouuvr i n d ~ ndnrt: lW.
Airistrdam, 1 M F . Contienr esta c d l c i h un curioiolsimo mepa hidrogr-
fico de Talrlivw, p o i xiipuestti sumamente n r x d n . y una &mina que re-
prcser,is a 108 halnndeara tratnndw con Icia kkos le venta de unn llama o
carnero de Ea hcrra. FI rfIehre coleccionista inK1.s ChurehiIi public6 en BU
Coleccfn de oirxjes (vol. r) In traduc&5n d e otra r d a k h de aquel viaje pu-
hlicada en Francfort tres afioa m5s tardc (!1349). Rnrden en su Art de ve-
r;f;.r la dakv, Paris 182s (vol. 311, h a sypidu, scgn parece, le r e l a f , h d~
Amsterdam, y Gay, a su v w , ndopt la dc Warden, que como trasunto es
bastanir! fiel. seria, sin eIdXWgQ, una empresa cligiia de inter& el qiic al-
y i c n EP aficionase en este pda (al que ae han hecho venir nfzciirlmente pro-
fesores de griego y hasta de hebreo y de wscripto) a tradu& laa relacio-
nes en hohnd6s que existen en nueatre Biblioteca y que, a no dudarlo,
ofreceran documentoe preciomrr para nuestra Idtoria.
174 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XI
(1) Soiithey, obra citada, t. 2.0, p6g. 25. Segn Warden (vol. citado) lcs
espalioles fortificaron el Puerto Ingls en 1767, cambiando su nombre en el
de San Carlos que hoy tiene. Su poblacin en 1774 era de 420 habitantes y
en 1791 de 1,100.
(2) Relacin citada de Burney, t. 3 . O , pg. 195.
HISTORIA DE VALPARAfSO 175
XI1
XI11
XIV
XVI
~ Q u 6trajo Acevdo?
Miedo.
A qu fu Quezada?
A comer gallina asada,
Y n o trajo nada.
Un tercer explorador, llamado Mujica, se apareci al fin
con cinco desertores holandeses, que ya tenan aprendida hasta
la lengua de la tierra, tanto iba corrido el tiempo desde que
su general haba vuelto las espaldas al reino, dejando envuel-
tos a sus habitantes en la niebla de su miedo y de sus incerti-
dumbres. De esa impresin de terror y de sus dudas ha veni-
do el que por la generalidad se haya credo que la ocupacin
(1) Segn el antiguo escritor latino Barlieus, citado por Sonthey, el go-
bierno de Chile y el del Per tenan aviso anticipado de la expedicin de
Brouwer, el que les haba sido trasmitido por un espa o un traidor de entre
los mismos holandeses. Pero este PS un error manifipsto y que por tanto
no admite discusin. Lo confunde probablemente con el caso de Spilbergen.
HISTORIA DE VALPARAfSO 179
XVII
(1) E l Presidente de Quito, Alcedo, en su obra citada, pg. 149. All Ila-
ma aBrouwPr. Enrique b e a u t , y supone que vino a Chile en 1633, como
afirma que Valdivia tena gobernador espaiol y era un presidio, cuando era
un desierto ocupado por los brbaros.
Ovalle, que a la sazn se hallaba en Roma, dice por su parte que veinte
valientes soldados se comidieron a ir, en un barquichuelo a Valrtivia para
traer noticias de los holandeses, y al mando de stos fu probablemente el
capitn Mujica. que llev los desertores holandeses.
El franciscano Ageros en su Dmcripnn historial de la prouincia de Chi-
los, impresa en Madrid en 1791, lleva hasta el ltimo lmite del absurdo
sus errores sobre la campaa de Brouwer. Segn l (pg. 199), Enrique
Brum vino a Chilo con el general prncipe de Nassau con diez navos y a
ms una urca Y un patache con 92 caones, de los que 90 coloc6 en la isla
de Mancera. El gobernador de Chilo le mat varios hombres en una em-
boscada de seis esnaoles y diez indios, por lo que irritado Aramans (que
es ahora el general) ataca a Carelmapii, quema la iglesia y un navo que
all habfa, y muere de rabia. Pero antes Aramans haba abierto en Ancud
un pliego de Mauricio (que ahora result haberse quedado no se sabe d6n-
de) en que IP prometa venir a su socorro con siete mil hombres.. E n el
naufragio de la urca se perdi la plvora, los picos. azadones y cuatrocien-
tas carretillas de mano que traan para los edificios, etc., etc.
Lo ms original de todo esto es quc Ageros cita a Ovalle y que escribe
sobre la tradiciiiri (IC 13. iivnitl.q,i.s Y as es su criterio para contar las de-
m& expediciones, especialmente la de Baltsssr de Cordes.
180 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XVIII
XIX
.l
(I) Ovalle. Hisforia, p!g. 321. Por 1:. misma poca, el provincial de la
Compaa de Jess en Lima, Pctlio ti. Oate, contaba a Ovalle, con fecha
17 de Junio de 1645, la salida dc Is flota en estos trminos que tambin pu-
blica el ltimo: UFu la armad: de diez naos bien artilladas con mucha y
linda artillera, grande, de bionre, donde iban mil y doscientos soldados
embiados por su Excelencia el Seor Virrey a fortificsr el puerto de Va!-
divia y poblar y fortificar la mesma ciudad. General el S. D. Antonio hijo
del virrey. Lleg fclismente en 46 das. No hall all al Olands, que haba
ya desamparado el puerto por medio de esta armada. Fortific la isla de
Constantino, en el dicho puerto, con que queda inespugnable. Tambin
lo quedar la ciudad de Valdivia, que sin duda se poblar y fort.ificar6
este verano que viene, con que espero en nuestro seor que estos reinos y
costas de ellos quedarn seguros de enemigos, a lo menos de que no puedan
hacer pie en ellos para siempre; principalmente, que el muro del Callao
est ya casi acabado y los dos galeones nuevos como dos grandes castillos
roqueros defienden con los dems la mar i aterran los enemigos..
Toledo sali del Callao el 31 de Diciembre de 1644 y lleg6 a Valdivia
el 6 de Febrero de 1645, lo que hace los 46 das del correspond jesuita.
(2) Mackenna en 1811, Cochrane en 1820.
182 OBRAS COMPLETAS DE VICUA U C K E N N A
(1) Historia, pg. 321. Contra la regla general, Ovalle cuenta con algu-
I
nos detalles interesantes y verdicos alguna parte de la repoblacin de Val-
divia, porque se fi, segn hemos visto, de lo que le escriban contempor-
neamente de Chile y del Per. Pero en lo que dice de los holandeses, padece
los mismos errores que son comunes a todos los cronistas que escribieron
en lengua espaola la relacin de aquellos sucesos, incluso el mismo Gay,
talvez porque se vali para ello de espaoles. Y esto, rogrnoslo, sea tenido
siempre presente, por la lealtad que aun en nuestras crticas debemos a
aquel antiguo y noble amigo.
Habla tambin el padre Ovalle, en esta parte, de otra expedicin de ho-
landeses que no hemos visto mencionada en ningn escritor, y cuya poca
l no la fija, aunque sobre ella cita el testimonio de la famosa coleccin
latino-alemana de viajes, impresa por Juan y Teodoro de Bry. Segn l
(pg. 26) llambase el jefe de esta expedicin Antonio Sivastro, .el cual
dice,, pag otro atrevimiento como ste (el de Brouwer), en la mesma isla,
cautivndole a muchos de su armada, y ahorcando a treinta de ellos por los
pika, y muriendo asaetados,.
Sin embargo, nos parece muy extrao que esta expedicin no est mencio-
nada en ninguno de los prolijos autores que despus de los Bry se han ocu-
pado en diversos siglos de las exploraciones del Mar del Sur.
Verdad a,debemos aadir, que el jesuita Oiivares menciona tambin
una expedicin holandesa, que, segn l, vino a Chile durante el gobierno
de Lazo de la Vega (que corri desde 1629 a 1639); pero suponemos que,
en vez de referirse a la de Sivastro, sea 5610 una confusin de recuerdos con
la de Mahu en 1599, porque dice (pg. 394) que uno de los cuatro buques
de que aquella se compona, toc en la Mocha, donde le mataron alguna
gente, otro hizo un desembarco en Lavapi (como el recordado de Cordes),
otro fu aventado a Valparaso, y no pudo ser sino el Cerf V o h t , y otro,
por ltimo, y en este es el nico en que hay discrepancia, toc en la Qui-
riquina, donde hizo tres prisioneros.
NOSparece tambin del caso recordar aqu otras tres expediciones por el
Estrecho, de que no habla ningn escritor europeo que hayamos consul-
tado.
La primera es la de un Pedro Seijas de Albera, que menciona el poco
digno de f e Alcedo en su Aviso citado, la que, segn l, tuvo lugar en 1535,
y que para nosotros no es sino la de Camargo, que ocurri en ese mismo
ao, de la cual (la de Seijas), dice aquel autor, se tuvo noticia por una bo-
tella que en el hueco de un rbol encontr Tom Hernndez, el compaero
de Cavendish en 1587.
La segunda es la de cierto ingls Fzten que el mismo Alcedo dice andu-
vo registrando las costas de Chile y del Per en 1616, pero sin cometer hos-
tilidad-.
La tercera fu la del desgraciado general don E g o de Ayala (a quien
Ovalle pinta tuerto en una de sus lminas) y el cual despus de haber resi-
dido y militado en Chile, pas6 a Espaa, y al volver con una flota, naufra-
g6 en la boca oriental del Estrecho, con dos de las naves, en 1626, volviendo
la tercera a Buenos Aires. Ovalle dice que conoci a muchos de los que tri-
pulaban la ltima, y &tos atribuan la desgracia a la temeridad de don
Inigo.
HISTORIA DE VALPARAfSO 183
XXI
XXII
(1) Segn Gay (Hisloria, t. 3.", cap. 8.") existan en esa poca en Val-
paraso caones de bronce fundidos en Lima en 1640, y algunos de estos
fueron remitidos a Valdivia.
(2) Don Antonio Martn de Toledo, que despus de don Alonso Sotoma-
yor y del oidor Machado parece haber sido el ms antiguo promotor de la
fortificacin de Valparaso, fu despus, segn Alcedo, presidente del Con-
sejo de Italia y hombre de altos puestos.
Su padre, el marqu6s de Xancera, se hizo notable en Europa por su ex-
traordinaria longevidad, pues vivi hasta ciento once aos, estando a lo
que afirma el duque de San Sim6n en sus Memorias, con la peculiaridad
de que no poda comer ningn alimento que contuviese harina de trigo.
Segn Pezuela, que cita este hecho en su Historia de Cuba, t. 2 . O , pg. 150,
el marqus era virrey de Mxico en 1662, y despus desempefi loa primeros
empleos del Estado en la Pennsula, siendo grande de Espaa y teniente
general en los ejrcitos de Felipe V, a cuya causa se adhiri tenazmente,
a punto de no querer reconocer al archiduque que se lo exiga con empeo.
Pezuela comete, no obstante su evidente escrupulosidad, dos errores de
detalle sobre este personaje, pues le llama Antonio Sebastin de Toledo,
siendo que su verdadero nombre era Pedro de Toledo y Leiva, conforme
le apuntan Alcedo y Fuentes en su nomenclatura de los virreyes, cuya 1-
tima se halla publicada en la Estadistica de Lima. Gay, a su vez, lo llama
Don Francisco (Historia,t. 3.", pg. 67).
El otro error consiste en asegurar que despus de 1662 fu Mancera virrey
del Per, y que lo que hay de cierto es que tom6 posesin de este virreinato
el 18 de Diciembre de 1639 y lo desempe hasta 1648. No sabemos, pues,
184 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
-
cmo poda hallarse de virrey en Mxico en 1662. cuando, como era la cos-
tumbre (y as aconteci con la mayor parte de los virreyes del Per en el
siglo XVII), eran &tos ascendidos al ltimo virreinato de el de Mxico. En
esto hay un evidente error de fechas en el distinguido histori6grafo espaf~ol.
CAPITULO X V
I1
De todos los documentos arriba citados, los ms interesantes son los tres
primeros, y existen felizmente en nuestra Biblioteca Nacional, traducidos
al ingls y en una edicin econmica de 1810, muy fcil de consultar. La
relacin de Esquemeling, que es la ms importante de todas para trazar
el origen de los bucaneros, se encuentra tambin original en idioma holan-
ds en la BibIioteca.
No sucede desgraciadamente otro tanto con la relacin francesa de Ex-
emeling (que es preciso no confundir con Esquemeling), ni con la de Ar-
chenholts, bien que sta sea nicamente una traduccin de la anterior.
Con la excepcin pues de estas dos ltimas obras (que hemos apuntado
8610 para completar nuestra resea bibliogrgica) todas las otras pueden
consultarse con fruto por los que se interesen en los detalles de aquellas ex-
traordinarias aventuras.
Entre muchas obras de ficcin a que las ltimas han dado lugar, debemos
tambin mencionar la novela histrica de Paul Duplesvis que con el ttulo
de Los Forbantes de las Antillas corre traducida al espaol y publicada en
Madrid en 1855. En Inglaterra ha sido tambin muy leda y se han hecho
varias ediciones de la novela titulada T h e buccaneer S i r Henry Morgan, by
he author of Jack Ashore (1858).
E l seor Pezuela cita adems, entre otras obras generales, como histo-
rias de Inglatetra o de las Antillas, la Hisbire des pirais et corsaires de Vocean,
por P. Christian (Pars, 1853).
E n una de sus iteresrtntes notas asegura tambin aquel autor (vol. 11,
pg. 154) que las obras de casi todos los escritores europeos que han trata-
do sobre los bucaneros apenas merecen crdito, desconfianza que puede ser
muy justa, pero que es esencialmente espaola. No abrigamos por nuestra
parte este temor respecto de las obras de Esquemeling, Ringrose y Waffer,
quienes, a pesar de haber sido bucaneros, se manifiestan hasta hostiles
(talvez por remordimiento o voto de expiacin) a sus antiguos camaradas.
No podemos decir otro tanto del jactancioso y sanguinario Raveneau de
Lussan que ni para escribir dej de ser fdibustero.
Es digno de consignarse aqu, en comprobacin de lo que decimos, que
las relaciones de Ringrose y Waffer, que se refieren especialmente a los su-
cesos de los bucaneros en el Pacfico, guardan una extraordinaria analoga
de verdad con los datos que consignaron los virreyes del Per sobre esos mis-
m o ~sucesos en sus Memorias.
HISTORIA DE VALPARA~SO 187
(1) Los diversos nombres atribuidos a los piratas que durante una larga
porcin del siglo XVII (desde 1625 a 1690) asolaron las posesiones espao-
las en el Mar de las Antillas y en el Pacfico han dado origen a muchas dis-
putas escolsticas o filolgicas. Pero cada una tiene una sencilla explicacin
segn vamos a verlo.
La ms general de todas sus denominaciones, la de bucaneros, proviene
de la palabra francesa bouc (cabro) y ms propiamente de la expresin bou-
caner, que segn el diccionario de la lengua quiere decir secar carne, o ha-
Mando ms domsticamente hacer charqui. Como el primer ejercicio de los
piratas antes de echarse al mar haba sido, en las islas de donde traen su
origen, el de cazadores de toros alzados, de cuya carne as preparada vivan,
se comenz a darles el nombre de boucai~niero gente que viva del bouun
o carne seca. Bucanero es pues propiamente la denominacin francesa de
aquellos piratas.
El nombre de jorbantes, que tambin se usa mucho en espaol, tiene ori-
gen as mismo en aquel idioma, porque desde la Edad Media se aplicaba a
aquellos mercenarios que seguan cometiendo depredaciones aun despus
de publicado el bando de paz que los llamaba a quietud. Decase por esto
que quedaban hors band, y de aqu vino la corrupcin de forbuntes.
En cuanto al nombre de filibusteros, que las modernas expediciones pi-
rLticas de los americanos del Norte han vuelto a revivir, proviene sencilla-
mente de la palabra inglesa freebooters, o gente de pillaje libre, que descom-
puesta por la pronunciacin francesa, se cambi en jlibusliers. No anda
por esto acertado don Jacobo de la Pczuela (segn lo deja demostrado el
erudito Burney) cuando afirma que el ltimo calificativo procede del vo-
cablo holands fly-boot que representa el nombre de una embarcacin pre-
cisamente inadecuada para la carrera que aquellos hacan. Ms errado to-
dava, pero no sin cierto gracejo, anda en sus etimologas el famoso poeta
y pedante peruano don Pedro Pcralta y Barnuevo, cuando dice en su Li-
m u fundada, canto VI, que el vocablo jilibuslieres viene de la frase latina
jinibusterrae, por entenderse gente desterrada de Francia, como el fin del
mundo..
Segn el mismo autor, para ser filibustero era preciso haber servido tres
aos de esclavo en el presidio del Petit Goave, en Santo Domingo.
E n cuanto al ttulo de hermanos de la costa, y con el que corre una novela
espaola, se lo daban entre s aquellos desalmados, a virtud de una especie
de masonera fundada en el odio comn de los bucaneros de toda naciona-
lidad contra los espaoles. E l de demonios del mar, que les atribuye el ge-
neral Bardin, parcenos ms un ttulo de fantasfa que de tradicin. LOS
holandeses les llaman en sus libros zee-rovers, que quiere decir alternativa-
mente ladrones o simplemente aventureros del mar.
188 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
I11
VI
VI1
VI11
IX
(1) Esquemeling; obra citada, p5g. 53. Refiere este cronista que Le Grand
di6 la orden de echar su embarcacia a pique a un cirujano que le acompa-
aba, y que cuando abord el buque, encontr al capitn jugando a los nai-
pez en la cmara, por ciiya razn no ha116 mucha resistencia. Le Grand
se fu con zu presa a Francia y de all no volvi ms a Amrica.
192 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XI
XI1
XI11
XIV
XV
XVI
XVIII
I
I, :
I. .
IiIST0I:IA D C VALPAFASO 197
XIX
de masa ( d o u g h - b v y s ) (1).
Ni aun carecan aquellos extraos bandoleros de ciertos ritos
religiosos con que solemnizaban hasta s u actos ms feroces.
Cuenta Rinjrose las piadosas ceremonias que se practicaban
con los que moran en In mar aI tiempo de darles sepultura,
y el ripor puritano con que el viejo pirata Snwvkiiis prohiba
todo qiicro d e paiatiempos a lmdo de su buque en los das
de festividad. Respecto de los catlicos, asegura uno de su n-
mero (Itavencaii de Lnssan) que la principal causa de sus
continuos rompimientos con los piratas de otras naciones de
culto Riferente eran las impiedades que aquellos cometan en
las iglesias de las ciiidades que tomaban, derribando a balazos
las imgenes de los altares y cortando los brazos de los cruci-
fijos con la espada. Su primer acto despus de asaltada una
plaza, era correr a su catedral y cantar con solemne recogi-
miento un Te Deunz de gracias al Hacedor de todo bien, que
as, en su brutal pero mstico concepto, ofreca phbulo al fu-
ror de sus pasiones. ( ( N Obien descubran alqn buque, dice
un autor que ha escrito algunas toscas pinceladas sobre sus
costumbres, preparaban sus armas y garfios, y despus que
los franceses haban entonado el Nagnificat y el Miserere, y
los ingleses ledo un captulo de la Biblia, y cantando los sal-
mos, diriganse a toda vela sobre sus adversarios ( 2 ) .
(No conocan jueces, aade por su parte un historiador de
fama universal, ni sacerdotes, y si eran insultados, el agravia-
XXI
XXII
XXIII
(1) .No men in the world did ever act more bravely than these Spa-
niards, .-Ringrose, pg. 259. El prrsidente Alcedo, embustero como siem-
pre, afirma que los bucaneros no hicieron en esta ocasin otra hazaa que
sorprender en 01 fondeadero de perico dos navos que estaban all ancla-
dos y con la mayor parte de BU gente en tierra.
HISTORIA D E VALPARAfSO 20 1
XXIV
xxv
Con este fin armaron con su gente tres de los buques apre-
sados y dieron su mando en jefe al bravo Sawkins, porque
Coxon, indignado de que le arusaran de cobarde, fuese a m
buque, a travs del Istmo, y llevndose consigo setenta de SUS
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
xxx
Tom posesin de su destino el nuevo virrey el 15 de Agosto
de 1674 y se aplic desde luego a organizar la defensa del rei-
XXXII
XXXIII
XXXIV
xxxv
La armada del Mar del Sur, durante el largo intervalo co-
rrido desde Junio, habase mantenido del todo ociosa en la
baha de Panam, celebrando irrisorios parlamentos con los
indios del Darien para que obstruyesen el paso a los corsarios,
pues sta era la gran idea que dominaba en la campaa. Por
manera que slo cuando Sharp sala de Hilo, volva aquella
de regreso a Paita, donde entr el 29 de Noviembre.
E n cuanto al patache San Lorenzo, emprendi tambin un
crucero hasta Arica, al mando del gobernador del Callao don
Manuel Pantoja, con 150 hombres escogidos, pero, a su arribo,
ya Sharp y los suyos se haban alejado, burlando en todas
partes a sus tardos perseguidores. A todo esto el almirante-
arzobispo contentbase con exclamar cristianamente y confor-
me a su misin en este mundo: No se encontr al enemigo
por la voluntad de Dios Nuestro Seor! ( 1 ) .
XXXVI
Historia de Valparaso 14
210 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA MACKENNA
espritu belicoso, como por las noticias que tena de estos rei-
nos, respecto de haber estado en Lima" ( 1 ) .
XXXVII
--
(1) Memoria citada, pg. 331. Alcedo, con su acostumbrada e incorregi-
ble falsedad, dice que Bolman traa cuarenta bucaneros, y que de stos p e
recieron siete, quedando heridos los dems. De aquel cuenta que le atac
Godoy en persona, won espada y daga, y tenindole cuasi rendido, le daba
cuartel; pero prefiriendo l morir peleando, antes que rendirse, le acab6
de matar a cuchiiiadaw.
CAPITULO X V I
SHARP EN COQUIMBO
I1
IV
VI
VI1
VI11
(1) Despacho del capitn Arrano inserto en la acta del Cabildo de San-
tiago del 7 de Diciembre de 1680, fecha en que se registr, segn era cos-
tumbre para dar valimiento y ejecutoria a todo tftulo militar. E n ese des-
pacho el Presidente dice que le nombraba con motivo de los peligros de mar
que ofrecan los enemigos, y en consecuencia, le autorizaba para enrolar
gente de a caballo, disciplinarla y conducirla a la costa, cuya vigilancia le
encargaba especialmente. (Archivo del Cabildo de Santiago).
(2) Ringrose, generalmente tan exacto, comete en esta parte de su dia-
rio un error de fecha de ms de diez dfas, porque fija el Viernes 3 de Di-
ciembre como el de la ocupacin de La Serena. Su equivocacin est, no
obstante, demostrada en varios documentos contemporneos y por el al-
manaque mismo de aquel ao, pues el 3 de Diciembre de 1680 no fu da
HISTORIA DE VALPARASO 217
Vicrnes sino Martes. E l virrey Lian fija ron toda seguridad el Tiernrs 13 de
Diciembre y en la propia cartula del libro de actas del cabildo de Santia-
go que comienza el 1.0 de Enero de 1681, se lee como una fecha digna de
eterna memoria la inscripcin siguiente:-cY a fines del ario pasado de
16S0, Viernes 13 de Diciembre al amanecer, saque6 el enemigo de Europa
a la ciudad de La Serena de este dicho reino de Chile..
E l error de Ringrose, en que naturalmente han incurrido todos los escri-
tores europeos que han narrado estos sucesos, queda todava ms defini-
tivamente comprobado por la fecha que asigna al ataque posterior de Ari-
ca, en el que sufre tambin una equivocacin de diez das, pues lo sea-
la en su diario el 30 de Enero de 1681, habiendo ocurrido el 9 de Febrero
siguiente.
218 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XI
XI1
XIV
XVI
]>e algo, no obstante, sirvi esta ltima estratagema, por-
que atemorizados lo bucaneros con el peligro de un nuevo in-
cendio, dejaron en tierra a sus prisioneros, y entre stos el bra-
vo capitn Peralta que en varias ocasiones haba dado sn-
tomas de enajenacin mental, tan dilra haba sido su larga
cautividad !
XVII
De Coquimbo, los bucaneros dirigironse a Juan Fernn-
dez, a cuyo puerto septentrional, sggn el errneo cmputo
de Ringrose, llegaron el da de Pascca de Natividad de 1680.
Y por este santo motivo, aquellos singulares bandoleros que
venan de reducir a cenizas siete templos, saludaron el nata-
licio del Redentor con tres descargas cerradas. . . . (1).
XVIII
XIX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
I1
I11
(1) Thurlow. State Papers, t. 4.0, pg. 62 y 63, citado por Warden, vol.
34, pg. 72 de su Art de venfier les dates.
(2) Lord Macaulay: The History of England. Filadelfia, 1866; vol. 1.O,
p4g. 237.
HISTORIA DE VALPARASO 233
VI
(1) El virrey Iiian I!ama a estos extranjeros ron los curiosos nornlixx de
Carlos Derpte (Carlos Henrquez Clerk), Tom<C,s i n g l s (Arminger), l'oma
de Is iglesici, por la pronunciacin del nomire de IJiqhwri?:: .!um Fortis-
quer (Fortcscue); y J,,iiis clarinrro, por el tronipcta TTngo. Por su parte,
Narhorough, que en materia de ortografa espafiola. segn se ha visto, no
ceda en nada a l arzoGispo, llama simplemente a hontoya don Pedro Mon-
tajz.
Nosotros, a nuestra vez, eiipusimcs cliirante algn ticmpo qiie la familia
de i l n n i j o (antigua rr! Chilc 3- (!e la qiie existan r n Santiago en 1810 dos
respetables seoras, 1 ;eeey)torns de prinierssletras) poda deber sii origen
al dcsgrariado tenicr ni:,ger qiie se cas6 en Valdivia donde vivi6 du-
rante 16 aos. Pero ( esiincin ha quci!atio drsvanecida desde que en-
contrarnos en el archivo del Cabildo dc Santiago i n despacho de c a p i t h
de cahallos ligeros otorgado por el presidente Honrlqiiez en 1681 - a favor de
un encomendatlero de hlnlioa llamado Jiian .<trmijo.
( 2 ) El rey haba inandatlo por It. C. c!e 25 de '\Toviemhrc ,le lGT3 que no
s e enviasen raiitivos n Espaiia, sino que ee les juzgnse como a pirata?, y
conforme a las sumarias prescripciones de una fragm6tica promulgada con-
-hw\L , , L &+ ah S@O
./- .
236 OBRAS COMPLETAS DE V I C U 3 A MBCRENNA
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VI11
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(1) Memoria citada del virrey Castellar. .Volvieron, dice ste (pg. 244),
participando las noticias del desengao en Valdivia y los puertos de Chile,
con gran consuelo de los habitadores; como tambin sucedi6 en esta ciu-
dad y todo el Per, pues en todas partes estaban pendientes de estas dili-
gencias, las consignaciones favorables o contrarias que ofreca negocio
tan grave..
Segn March y Labores (Historia de la marina real espaola, t. 2.0, p 4 g
680),Vea sali de Chilo el 28 de Octubre en dos barcas chatas y nueve pi-
raguas para su exploracin de los Chonos y IIcg6 el 22 de Diciembre a la
laguna de la Candelaria, regresando al puerto de Chao (Chacao) el 9 de Ene-
r o de 1696 (76). A Valparaso entr el 30 de Mmrzo de este ltimo ao y a
Callao el 19 de Abril. El historiador espaol, con la inexactitud y super-
ficialidad que le son propias, inserta varios errores como el que los dos bu-
ques de Vea, el Rosario y Trinidad,doblaron el Estrecho.
240 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA MACKENNA
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(1) Desde el tiempo del arzobispo Lian, y aun antes, se haba pensado
fortificar a Lima, empresa tan absurda, como la del castillo de Santa Luca
en Santiago y propia slo del pnico. Pero entonces no se llev a cabo por-
que era preciso destruir algunos huertos de conventos y menoscabar otros
sitios que pagaban censos eclesidsticos, y stos, por tanto, no haba de dis-
minuirlos en un pice un srzobispo.
Pero cuando ocurri la toma de Veracruz por el holandls Lorenzo de
Graff en 1683, hecho que coincida con la aparicin de Davis. los habitantes
de Lima levantaron el grito ai cielo, temerosos de correr anloga suerte,
y, no contentos con las innumerables bateras del Callao, exigieron que se
rodease la ciudad de murallas. Verdad es que para ese fin ofrecieron un do-
nativo voluntario que alcanz a 1,630,348,lo que prueba que el miedo
corra parejas con el oro. E n consecuencia, el duque de la Palata orden6
hacer las murallas que todava circuudan a Lima, afeando su perspecti-
va en todas direcciones, y cuya inutilidad dejaron perfectamente demos-
trada las bayonetas chilenas en la memorable batalla de la portada de Gua,
que es una de sus entradas por el occidente. La muralla tena 14,000 varas
de circuito, con treinta y cuatro baluartes y cinco puertas. Fueron sus eje-
cutores los ingenieros Luis de Venegas, ya nombrado en las correras de
Sharp, y Juan Ramn. Su costo no pas de $400,000, aunque el presupues-
to llegaba a 700,000, gracias a la diligencia y orden que en todo puso el
duque-virrey.-rEste lastimoso suceso (dice el ltimo en su Memoria, pg.
366, refirindose a la captura de Veracruz) dispert en todos los estados
de esta ciudad, aquellas antiguas ansias de asegurarse con la defensa de las
murallas, y sin reparar en el costo ni en io graboso de los medios que se pu-
diesen aplicar para la obra, se hablaba en ella por todo gnero de personas,
y subi al plpito la instancia con tanto esfuerzo, que en todos los sermo-
nes a que asist por aquel tiempo, no habla atjunto que no se rodease para
parar en fortalezas, torres y muros con lugares de la escriptura. Y como
si yo no desease lo mismo, que daba a entender resista para ensaarloa
ms, me predicaban y se esforzaban a convertirme con tan pblicas y sa-
gradas exhortaciones.. El presidente Alcedo, por su parte, mostrhndose
por la primera vez racional, dice que aquellas fortificaciones se hicieron
*ms para adorno que para defensa.. (Aviso citado, pg. 213).
HISTORIA DE VALPARAfSO 25 1
XVII
(I) Segn las narraciones que extracta Burney, los bucaneros valoriza-
ban las fuerzas de la escuadra espafola de la manera siguiente: Capitana,
48 caones; Almiranta, 40; vice-Almirnnta, 36. Tres buques ms ron 24,
18 y 8 caones, respectivamente. Los dems traan 8610 mosquetera y ar-
cabuces. E n todo esto haba una evidente exageracin, p probablemente
duplicaban el nmero de piezas, como lo hacan respecto de las tripulacio-
nes, pues constando stas apenas de mil individuos, las hacan subir a 2,500,
mitad espaoles y criollos y mitad negros y mulatos. Del total, 450 compo-
nan la dotacin de la Capitana.
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SEOR PRESIDENTE :
(1) Acaso este pedrero es uno de los antiqusimos caones que se conser-
vaban en La Serena, en casa de una seora Badiola, y que, obsequiados
al gobierno por el antiguo intendente de aquella provincia don Ramn Lira,
se conservan en el cuartel de artillera de Santiago. Aqu les hemos visto
expresamente, y son dos bombardas del siglo XVI, de un metro de largo y
de hierro fundido, con diez anillos sobrepuestos, de los cuales, al menos dos
han sido remachados despus de la fundicin, pues tienen stos abrasade-
ras para el montaje y como en reemplazo de los muones. S u obra es suma-
mente ruda, y debieron ser de los primeros que se fundieron en Amrica.
Pero no creemos por esto que pertenecieran a don Francisco de Aguirre
el fundador, sino a su bisnieto don Francisco de Agiiirre y Hurtado de Men-
doza que por esta poca deba ser ya un hombre maduro.
Los que hayan ledo la Historia de Santiago, recordarn que don Fran-
cisco de Aguirre era natural de Talavera en Castilla, y que por haber sal-
vado un monasterio en el saco dc Roma cuando la tom6 el condestable de
Borbn, en cuyo ejrcito era alfrez, le dispens e1 Papa el impedimento
de consanguinidad, para casarse ron su prima doa Constanza Meneses.
Su hijo Hernando, que tambin figur desde temprano en Chile, a s s e
con la hija de un oidor de Charcas llamada doa Isabel Matienzo, y de st8
era bisnieto el vencedor de Davis.
Es lstima, y no pequea, que no se conserven otros detalles sobre los
antecedentes de este csforzado chileno, que di6 a la colonia uno de sus esca-
sos das de gloria. Por papeles de familia qiic tenemos a 12 vista, sClbese ni-
camente que por su lnea materna (la de su abuela doa Ins de Aguirre,
y Matienzo) era su tercer abuelo Francisco de Aguirre, el conquistador,
como por su ascendencia paterna, que era la de los ilustres Riveros, era tam-
bin su tercera abuela una hermana poltica de Pedro de Valdivia, doa
Catalina Ortiz de Gaete, cuyas bodas con t.1 capitn Loren70 Surez de Fi-
F e r o a , clebres por el famoso brindis de Camacho, rerordado en otra oca-
sin, hemos contado en la Hisloria de Santiago.
268 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACBENNA
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tres aios, y a quienes los espafioles nunca pudieron dar caza, a pesar de las
ms vivas diligencias. Pas en seguida a Coquimbo donde pidi socorro de
vveres, invocando el tratado llamado de Amrica, ajustado en 1670 entre
Inglaterra y la Espaiia para suprimir cl filibusterismo. T como haba su-
cedido que la abrogacin de la Real Cdula en que se comunicaba l a rati-
ficacin de aquel tratado no hubiese sido remitida a Chile (por un efecto
natural del caos que se llamaba administracin de Indias), en un tribunal
de consulta que se reuni en Santiago se acord que el corregidor de Co-
quimbo suministrase los auxilios que se pedan. De tal manera desagrad6
este paso a la Corte, empero, que no pudiendo castigar a nadie y culpando
6610 a la Real Cdula citada, orden el rey que se segregase ste de los ar-
chivos de la capitana general y se remitiese a Isspafia bajo partida de re-
gistro.
Entre tanto, Strong intent abrir algunos tratos para sus mercaderas
en la vecindad de Penco, y slo obtuvo que sus fingidos compradores le
apresaran diecinueve hombres de su tripulacin (Noviembre 11 de 1690).
Cuando se present en ialdivia, supo la muerte del infeliz Arminger que
haca poco tiempo haba sido ajusticiado.
Despus de estos descngaxios, volvi Strong a Inglaterra en Junio de 1691
con otro mayor todava, pues la ganancia de diecisis por urio que se prome-
tieron sus patrones se convirti en una prdida cfcctiva de 60,000 pwos.
(1) E n los Apunfes del joven Riob, de que en otra ocasin dimos cuenta,
encontramos la siguiente descripcin del castillo de San Jos, que aunque
tomada casi exclusivamente de Frczier, ofrece el inters de ciertas referen-
cias de lugar que alcanzan hasta el tieiiipo en que aqucl malogrado escri-
tor hizo su ensayo (1858). La copiamos fielmente de aquellos, y dice como
sigue:
.La fortaleza de San Jos, ciij-os cimientos se echaron en 1681, se halla-
ba en aquella poca (1692) enteramente concluda siendo su aspecto, a pri-
mera vista, formidable. Situada en una eminencia de mediana altura, que
se eleva insensiblemente, a medida que se aleja del mar. s u plano ocupaba
toda la meseta; estando flanqueada por ambos lados S.E. y S.O.. por las
qurbradas de San .4gustn y de San Francisco, que forriia:isii d o s fosos na-
turales de veinticinco t.oesss de profundidad y defentlido p n r cl lado de la
montaiia por otro foso que iba de una quebrada a la otra. Todo e1 circuito
de la mcscta edaba coronado de murallas de diferrnirs altiiras. En medio
dcl paco qiie daba frente ai villorrio, es decir, al O. E. haba un peqiicfio
fortri de siete toesas con su garita (esta garita esiste todava) y del lado
opiicsto de San A g s t n , precisamente donde existe la casa del se:?or Muoat,
haba un medio bastin que formaba un ngulo. Haca una entrada en sc-
HISTORIA D E VALPARAfSO 279
XVII
XVIII
--
entendida la dicha propuesta la aprobaron dichos seores y acordaron que
sera combeniente para llevar adelante la dicha propuesta que se solicite
las personas de la ciudad y se les represente estas razones para que recono-
cidas sus voluntades se aga cabildo abierto,. y para la noticia se encarg al
S.capitn Juan de Lecaros y D. Juan Bautista Barnechea para que lo con-
fieran con el comercio y al seor alcalde se le encomend el que ablase a
los vecinos encomenderos y dems personas de la ciudad>.
Parece que el nombramiento de apoderado del Reino en la Corle recay
esta vez en un caballero llamado Fernndez Amezaga, porque de una acta
del Cabildo, cinco aos posterior a aquel acuerdo (10 de Febrero de 1693),
resulta que habindose ofrecido pasar a Espaa, a su costa, por la va de
Buenos Aires, un seor Toms de Alcocer y Crdenas, <.personamuy p i n -
cipalr, y habiendo brindado sus servicios al Cabildo, aceptlos ste en el
acuerdo de aquel da, y le encarg pidiera a Fernndez cuenta de quiden-
tos pesos que se le haban remesado para sus gestiones.-(Archivo del CU-
bildo de Santiago).
F;
CAPITULO XX
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IX
(1) Doa Isabel Pardo de Figueroa, hija del ltimo conde de Vallehum-
broso del apellido de los Pardo (don Bernardo) (pues extinguida en l la
lnea masculina pas6 el ttulo a los Zahsla) era bisabuela materna del ilus-
tre marino americano, y seora de notables dotes de carcter y de inteh-
gencia, segn podemos notarlo en una preciosa coleccin de cartas de fa-
milia que tenemos a la vista.
Cas6se doa Isabel en 1725 con el oidor don Martn de Recabarren, y
de su hija doa Margarita, seora notable tambin por su instrucci6n y
su piedad, naci la madre del general Blanco (doa Mercedes Encalada,
esposa del oidor don Lorenzo Blanco Cicern), pues aquella fu casada con
el conde de Villa Palma, don Jos Manuel Encalada.
De las otras ramas de los Recabarren y Pardo de Figueroa descienden
los Marin de La Serena, por haberse casado all uno de los hijos del oidor
(don Francisco de Paula) en la familia de los Aguirre. De don Jose Reca-
barren provienen, a su vez, las familias que aun llevan este apellido, y por
la lnea materna los Echeverra. Uno de ellos, don Martin, fu jesuta, y
otro el famoso y galante rector de la Universidad de San Felipe y cura de
la catedral don Estanislao, que muri de dean, y aunque dean, no dej SU
perdida su estirpe. Extinguise sta en el banquillo de los rebeldes de Qui-
Ilota, medio siglo despus de su muerte, segn tradiciones que se pierden
en el misterio de la crnica y de la iglesia.
HISTORIA DE VALPARAfSO 291
XI
(I) Una de las impostiiras mAs osatlas de que se con.wrva memoria, con
relacin al Pacfico y en cierta manera a Chile, es la de Bartolom Fuentcs,
principe de Chile: y sta es prccisamcnte contempornea de la de Pardo de
Figueroa y de una ndole parecida.
Resulta de ella que Fuentes descubri el paso del noroeste de la Amrica
cerca tlc doscientos aios antes que el clebre capitSn Mc. Clure, y por el
mismo rumbo que Este. Sali en efecto aqul del Callao en Abril de 1640,
con cuatro buques, cuyos nombres y capitanes eran los siguientes:- El
Espiritz~ Santo, montado por el mismo Fuentes; el Santa Lztcirc, capit,n
Perialosa; el Rosario, capitin Bernardo, y el Rey Felipe, capitn Ronquillo.
Despus de recorrer algunos puertos del Ecuador, Centro Amrica y M-
xico, que describe con mediana exactkud, el imaginario descubridor lleg
a un gran lago que denomin de Ronquilb, por uno de sus capitanes. Y es-
tando all, vi6 llegar por cl naciente el da 17 de Julio de 1640 un biiquc que
vena por los mares del polo desde Boston, despachado a hacer el comer-
cio de pielcs por el mayor general de dfntechusets y mandado por un capi-
t8n Shapely. .
Llcvaba Fuentes orden (no dice de quin) de prendcr a todos los cxtran-
jeros que encontrase en su excursin; pero lejos de usar de este rigor con
el capitn Shapely (quien vendra a ser e1 verdadero descubridor del paso
del noroeste), le regal un anillo de valor de mil doscientos pesos. y adems
le obsequi mil pesos por las cartas y papeles que traa del Atlntico y que
Shapely le obsequi. El esplndido almirante espaol regal tambin un
cuarto de esquisito vino del Per a un oficial de Shapely llamado Gibbon
y veinte pesos fuertes a cada uno de sus marineros.
Lo ms singular de este tejido de embustes es que lo acogieron por autn-
tic0 dos distinguidos gegrafos franceses (M. M. Lille y Buache) publican-
do su relacin en 1752 con el ttulo de Viajes de Barlokm6 Jonie o Fontes
almirante de Nueua Espaa y despus prncipe de Chile.
292 OBRAS COXPLETAS DE VICURA MACKENNA
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Burney (t. 4.0,p5g. 339) y Guerin (t. 4 . O pLg. 80) lo Ilnman con ms propie-
dad Macerty.
La relacin del viaje de Gennes (de la que B r o w s hiz s6lo un extrac.
t o ) fu escrita por un joven ingeniero que vino bajo sus rdenes, llamado
Froyer, quien la public en 1608.
El ahate Prevost la ha extractado tambin copiosamente en el vol. 11
de su enorme Coleccin de viajes, varias veces citada.
HISTORIA DE VALPARAfSO 295
XVIII
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Haba comenzado ya en Europa, antes de concluir el si-
glo por excelencia de las grandes guerras continentales, a ma-
nifestarse el principio ms vayto y ms fecundo que ha revo-
lucionado la suerte del linaje humano, haciendo de la paz
una fuerza y del comercio una potencia igual y aun superior
a la de los reyes: - al principio !!e la asociacin, por midio de
oompazas annimas.
Las llamadas Orientales, de la Holanda y de la Inglaterra,
existan desde algn tiempo; pero hallbanse puestas bajo la
tutela de los gobiernas y casi como u n o de los ramos de ad-
ministracin que de stos dependan. JIas en 1698 estable-
cise por particulares la Compaia de Escocia, que corLcibi
el delirio de poblar con las razas del Norte los mortferos pan-
tanos del Darin.
A su ejemplo, organizse otra cn Francia en aquel mismo
ao con el nombre de Compagnie Royal de la mer Pacifique,
y, con el propsito de establecer fuertes militares y factoras
de comercio en aquellos parajes del continente americano que
no estuviesen todava ocupadm por los espaoles, alleg fuer-
tes capitales.
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IV
(1) Para hacer un estudio tan completo como nos ha sido posible del co-
mercio colonial durante el siglo XVII, hemos consultado particularmente
las obras cuyos ttulos damos en seguida en conjunto, a fin de simplificar
las numerosas citas que nos veremos obligados a hacer para comprobar.
I. Norte de la contratacin de las Indias Occidentales, por Jos de Veitia
Linaje.-Sevilla, 1672.
II. Gazofilacio real del reino del Per, por Gaspar de Escalona Agero,
oidor de Chile.-Madrid, 1646.
111. Memorial de Francisco Martinez de Mata del remedio de l a despobla-
ci6n y esterilidad de Espaa, bajo el reinado de Felipe IV.
IV. Extensi6n poltica y ewnmica del comercio de Espaa, por Miguel
Alvarea de Ossorio y Redin. presentada a Carlos 11.
V. Discurso de la educm'6n popular de los artesanos y su fomento, por
Campomanes.-Madrid, 1775.
VI. Te6rica y prctica del comercio y marina, por Jernimo de Ust4riz.-
Madrid, 1757.
VII. Recopilacin de las leyes de Indias, 5." edicin.-Madrid, 1841.
VIII. Compendio general de las contribuciones y gastos que ocasiona el eo-
mercio de Indias.-Madrid, 1762.
IX. M. Weiss: Des causes de la decadence de l'industrie et d u commerce
en Espagne depuis le regne de Philippe 11 jusqu' a l'avnement de la dynastie
des Bourbons.-Strasbourg, 1839.
X. Comercio de Chile en l a poca de la colonia. Introduccin a la memoria
histrica que con este ttulo debi escribir don Marcial Martinez, y que
ley6 en el claustro pleno de la Universidad el 30 de Octubre de 1864. (Pu-
blicada en E l Mercurio de Valparaso, del 10 de Noviembre de 1864).
Todas estas obras, con excepcin de la ltima, y de las Leyes de I n d i a ,
son sumamente escasas en Chile, y sobre su mrito respectivo acaso dire-
mos dos palabras en el lugar oportuno.
Por ahora nos bastar indicar que la que ofrece mayor inters bajo un
punto de vista americano es la de Escalona Agero, hombre muy versado
en las cosas de Amrica, que diera a su libro el apropiado ttulo de G a z e
$lacio, porque ste era el nombre de la tesorera del santo sepulcro de Je-
rusaln. La de Veitia Linaje se refiere especialmente a la organizacin de
todos los ramos confiados a la Casa de Contratacin de Sevilla. Las de OSSO-
n o y Mata tienen una importancia considerable en sua respectivas poa8,
Historia de Valparalso 20
306 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
V
Constaba la primera sala de la Contratacin de un admi-
nistrador, llamado factor (que lo fu el primero don Fran-
cisco Pinelo), un tesorero y un escribano, cuyos puestos con-
fi la reina Isabel al doctor Matienzo y a un Jimnez de
Bribiesca. La sala de oidores constaba de tres jueces, un
fiscal, un alguacil mayor y un alcaide, que administraban
justicia diaria, despus de oir la misa de su capelln, se,gn
E n cuanto a sus funciones privativas, 1115 aqu como se expresa Robertson
en su preciosa Ifistoria de Aniricn, (traduccin de don Rernartlino tie Ama-
ti; Burdeos, 1827) cuyo ltimo captulo est. exclusivamente consagrado
a un sobrio pero profundo antilisis de la organizacin administrativa, re-
ligiosa y mercantil de las colonias espacolas.
.De este Consejo, dice (vol. 4.;pg. 115), emanan todas las leyes relati-
vas al gobierno y polic:~de las colonias, las cuales drhen ser aprobadas por
las dos tercrrss partes de sus micmbros, antes que sr publiquen en nombre
del rey; confieren todos los cmpleos de nominacin dc la corona; toda per-
sona empleada m Amrica, tlcsde el virrey hasta (11 ltimo oficial, est su-
jeta a la autoridad del Coriscjo tic Zutlis, quien examina s u conducta, pre-
mia sus servicios o castiga las malversaciones; y adems est cncargado
de reveer todas las notas y las memorias phblicas o secretas enviadas de
Amrica, as como todos los planes de administracin, de polica y de co-
mercio propuestos para las colonias..
(1) Quince alios antes, Carlos V, por R.C . de \-alladolid, Agosto 23 de
1543,le haba atribudo carScter jurisdiccional, del cual hasta entonces haba
carecido.-Veztia Linaje: Norte de la Contrafacin.
(2) Robertson.-Historia de Amrica, vol. 4 . O , pg. 116.
308 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
VI
(1) Para mejor inteligencia, conviene recordar aqu que los espaoles
llamaban flota lo que nosotros conocemos hoy propiamente bajo el nombre
de conuoy, y arnzadn lo que en el da se llama ms comnmente escuadra.
La flota era, pues, un convoy de buques de transporte y la armada la escua-
dra de guerra. En cuanto a la tonelada espaola, una ley determinaba los
diversos pesos v medidas que la constituan segn los objetos (ley 1.8, t.
31, lib. 9 de Indias); pero propiamente equivala, en cuanto al peso, a vein-
HISTORIA DE VALPARAfSO 313
IX
Cargados todos las buques y despachados, despus de pa-
gar cada mercanca enormes derechos, por la Casa de Con-
tratacin, u n o de cuyos ministros se trasladaba a la costa
con este fin, hacanse a la mar bajo la custodia y absoluto
mando de un jefe que se llamaba el general de la a r m & ,
de la guarda de Indias y que ms que general era rey, pues
tena un dominio universal sobre los barcos, su carga y tri-
pulantes. Estaban a sus inmediatas rdenes su segundo o
almirante, el veedor general, que entenda en la disposicin
de los cargamentos, el gobernador militar, como se llamaba
al jefe de las guarniciones de arcabuceros y artillera que
se embarcaba en cada nao, y por ltimo el capelln general,
funcionario indispensable en toda nave espaola, que as co-
mo tomaba el nombre de algn santo, haba de tener a su
bordo quien dijera misa los Domingos, rezara el rosario ca-
da noche, y absolviera in extremis, en los das de lbmasca, n
los pecadores marinercxs (1).
del Consulado de Sevilla, de 10 de ,Julio de 1554 inserta en la coleccin ci-
tada de Dorumentos Inditos del Archivo de Indias, vol. 3.", pg. 513.
Carlos V, desde el ao anterior (1553), habfa ordenado que se hiciesen
dos flotas durante la guerra con Francisco I, acompaando a cada una
cuatro galeones de guerra. A esto objetaban el prior y cnsules de Sevilla,
porque decan que costaba su apresto en un afo, a razn de 20,000 ducados
por galen, ciento sesenta mil ducados y no haba de donde obtenerlos.
<Y tanteando, dicen aqucilos funcionarios, en el documento arriba citado,
de donde se puede sacar tanta suma de dineros, no se halla de dnde ni cmo
se puede hacer por averia (contribucin de que ms adelante hablaremos)
y tambin porque lo ms de los que se gastase se ha de traer a cambio,
mientras vuelven las armadas, y no hay persona que quiera ni pueda traer
tanta suma de dineros a cambio>.
Y esto suceda,. y as se juzgaba y escribla al emperador, cuando la ri-
queza de la Amnca y de la Contrataci6n haba llegado a su apogeo!
.El nombre de galeones, exclama con razn el juicioso y positivista
Barry en sus Comentarios a las Memorias Secretos de Juan y de Ulloa (nota
pg. 603), el nombre de galeones resonaba en los odos de los europeos, pro-
duciendo la quimera de un conjunto de grandes navos abarrotados de oro
y de plata iIlusi6n miserable! La famosa armada de galeones que parta
una soia vez cada ao del puerto de Cdiz para el de Cartagena de Indias,
no era ms que un convoy de una docena de barcos mercantes de 500 to-
neladas cada uno, y aun stos salan a media carga, pues las provisiones
para una tripulacin numerosa, y la acomodacin para un crecido nmero
de empleados y tratantes pasajeros ocupaba la otra mitad..
(I) Srgn una ordenanza de Felipe 11, inserta en el t. 30, lib. 9 . O del C6-
digo de Indias (cuyo libro 9.0 se refiere ntegro a asuntos de flotas y comer-
cio), los barcos de ms que mediano porte, como eran considerados los que
arqueaban entre 250 y 300 toneladas, tenan una dotacin fija de 28 mari-
neros, 12 grumetes y 4 bombarderos (artilleros) y el siguiente armamenta:
HISTORIA DE VALPARAfSO 3 15
de las naves (cuyo iiomhre no damos por no hacer ahora recuerdo, hien que
los espaoles h i invenfado todo cuanto existe bajo del sol y de la luna) y
por ltimo que Blasco Xez de Gars?; hubicse hecho andrr el 17 de Junio
de 1543 en la rada de Barcelona y a presencia de Carlos V el navo la Tri-
nidad, con un ccdtlero de vapor, cuyo ficticio invento, sostenido ann por el
concienzudo Navarrete, ha puesto en claro el despreocupado (rarsima y
por tanto inapreciable condicin de un escritor espaiiol) cuanto erndito
Ferrer del Ro, probando qiic Caray slo hizo uso de ritcdas mecnicas,
movidas a hrazo.
Pero sea o no jactanria de espaoles, es lo cierto que su ignorancis era
suma y nada lo prueba mejor que el que su primer piloto mayor de 12- Con-
tratacin y cosmgrafo de Espafia hubiese sitio un rstranjrro, el florentino
Amrico Vespucio, ms clebre como astrnomo y gegrafo qiic como na-
vegante. Y a tal punto era exacto lo que decimos, que cuando a poco del
ltimo muri el piloto mayor Diego Ramrez de .4rellano, no s r encont,r
capaz de desempear aquel puesto sino a un clrigo, el cannigo tesorero
de la Catedral de Manila, Juan Cvicos (Veitia Linaje, Y o r t e , etc., pg.
142).
Haba tambin un eloto nmyor de !jnleones, pero el de la Coulralnciu
graduaba a los dems pilotos de la carrera de Indias, despus de dos meses
de curso de nutica y astronoma que se hara en una de las salas de la mis-
ma Casa. El curso comprenda los tos priingrox libros d c la esfera, c1 uso del
cuadrante y del astrolabio para tomar las latitudes, (,I conocimiento de car-
ta y echar los puntos en ella (que este era cl principal oficio tie Vespucio,
y de aquf vino que sus cartas se llamasen Ainhicns, de donde el nombre
usurpado de stas), el de relox genernl diurno y nocturno (cronhmetro) y el
de la brjula, no haca mucho descubierta. Los cxmencs tenan lugar ante
un consejo de pilotos, y la votacin se haca con semillas de habas (qur eran
signos de aprobacin) y de altramuz, que In eran de lo contrario.
Los sueldos dc estos rudos pero atrrvidos marinos eran tan miserables
que Vespucio slo disfrut de 50,000 maravedices (algo como seiscientos
pesos) y otro tanto tuvo la mujer de Maqallanrs cuando ste se hallaba na-
vegando. .41 piloto del Mar del Siir, Pablo Anton, qur anduvo ron Sar-
miento, la munificencia de Felipe I1 le concedi una pensin de retiro de
500 ducados en 10 de .Junio de 1581; y esto se jiize; iinn enormidatl.
-=./
a Lord Anson, porque junto con el oro del rey y de los mer-
caderes vena siempre a su bordo un rico surtido de las es-
peceras de Molucm y Filipinas, no menos que algunos mi-
llares de fardos de las precicxsas sedexas de la China.
Valparabo enviaba, por su parte, el oro de Valdivia, de
Illapel y de Andacollo; el cobre de sus faenas de Coquimbo,
y de cuando en cuando, entre algunos saquillos de piedras
bezoares buenas para la alegra del corazn, segn el tes-
timonio del jersuita Ovalle, unos cuantos manojos de yerba
canchalagua para la botica del rey, cuya sangre, as como
las de sus augustas consortes, especialmente desde la ascen-
sin de la casa glica de los Borbonm, sola necesitar urgen-
temente aquel depurativo.
Una urca o galen, nico de la armada de la Mar del Sur
(pues a la del Atlntico llamsele por oposicin la del Nor-
te) recoga en Arica las fabulosas barras de Potos, cada una
de las cuales, cuyo peso era de ciento veinte marcos, se re-
gistraba por el valor de mil pesos fuertes. El nmero de
ellas subi en ciertos aas hasta cien mil, y por tanto -ialan
diez millones de pesos (1).
Ejecutada la aglomeracin de todos los caudales en el Ca-
llao, donde tena lugar una feria secundaria, como la de Ja-
lapa a la llegada de la Flota a Vermruz, encaalnbase a Pa-
nam, por el itinerario que en otrsl oeasin hemm descrito. Y
de aqu, reunidos con los de Acapulco, seguan los efectos
preciosos y las pastas de oro y plata a Portobelo, donde a la
sazn deban encontrarse los galeoneis con su carga lista pa-
r a los cambios.
XI11
XIV
xv
Pero no porque fuera sencillo o inevitable este sistema de-
jaiba de ser caractersticaimente espaol, es decir, absurdo y
calculado para producir los ms desastrosos resultados. No
fu el menor de stos la ruina y la despoblacin de Ehspaa
durante el siglo XVII, a cuyo perodo de nuestra propia
historia con ms especialidad consagramos este anlisi8. Aun
durante el espacio del siguiente no bastaron reformas salu-
dables y remedios heroicos para conservar en la fidelidad
aquellas colonias remotas p tan obstinadamente explotada
por la tirana poltica y el monopolio mercantil.
XVII
XVIII
XIX
xx
De esla suerte y mediante las repetidas victorias aavales
de Blake, otro de los afamados marinos del Protector. s i u v o
suspendido durante el gobierno de ste (1653-1658) todo g-
nero de comercio eon las Indias.
Tal cstado de cosas era todava ms antiguo y des;tstroso.
Iba corrido a la verdad en esa poca un cuarto de siglo des-
de que Lord Wimbledon se haba presentado con noventa ve-
las y diez mil soldados delante de Cdiz (1625), paro. ven-
gar con la ruina general del comercio de aquel puerto y del
de Sevilla las calabazas reales (pues las hay) que Xara de
Castill3 diera a su seor Carlos I .
En vista de todo esto, hacase tan precario el servicio del
ocano, que en el ltimo ao recordado, por haber llegado
la flota ilesa a los p u e r t a de Espaa (Noviembre 27 de is%),
el disipado Felipe IV, ansioso de devorar con sus privados
y sus actrices los diecisis millones que condujo, orden que
se celebrase pewtuamente aquel aniversario con suntuosas
fiestas ( 2 ) . Cuenta tambin, a prophito, el servil presidente
Abedo que cuando Jernimo Garca de Sandoval aport con
su flota el 1.9 de Enero de 1645, repleta de millones, exda-
m el alegre rey, rebosando de jbilo y espiritual ida^, que
no poda tener Espaa mejor aguinaldo entre pascua p pas-
-
(1) Weiss en su Memoria citada (p:ig. 70) supone a Baldes virrey del Per,
y en igual error cae Pezuela en SU IIisioria de Cuba, t . l . O , prig. 440. Alcedo
en su Aviso, tantas veces recordado (pzig. 168), afirma que Baides se bati
todo un da con siete navos ingleses, yndose al fin a pique con todos los
suyos. Empero, creemos que uno de sus hijos escap y vino despus a Chi-
le a profesar en la Cornpanfa de Jess, talvez en consecuencia de un voto
hecho en aquella memorable ocasin.
(2) Lafuente.-Historia de Espaiiu, vol. 16, pg. 75.
324 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXI
XXII
XXIII
XXIV
xxv
La marina, nervio y poder vital de las naciones, corra pa
rejas con la decrepitud de aquel reino, que en su prop: O 1110
narca raqutico y demacrado, viejo en su juventud, sin dien
tes, sin pelo, sin cerebro y sin alma, era el emblema acabado
de su obra y de la de sus mayores. La nacin que haba
vencido con cien galeras en Lepanto, que tuvo poder para
despachar contra Inglaterra la Invencible Amnada, 119 con.
taba bajo Carlm I1 sino 26 bajelos de guerra, sin armas, n.
tripulaciones, ni jefes, ni siquiera el estmulo de una espe-
ranza o de una gloria. Y como su equipo de mar yacan los
vestigios de aquellos gloriasos tercios, a uno de cuyos capita-
I
HISTORIA DE VALPARAfSO 327
XXVI
XXVII
I
HISTORIA DE VALPARAfSO 33 1
XXVIII
XXIX
xxx
E l desenlace de tantos absurdos y de tales enormidad= no
poda pups .tardar en sobrevenir como un gran desastre para
la Elspaa. El monopolio la ahog al principio como ahoga
la apoplega, y consumila despus como la tisis, a paso lento
y devorador.
Paralizadas sus fbricas por la alza de los salarios que,
segn dijimos, haban de seguir forzosamente la progresin
ascendente del oro, esterilizados sus campes por la expatria-
cin de un milln de industriosos mariscos y por la emigra-
ci6n a Amrica, que fii una sangra perenne de hombres y
de fuerzas productoras de aquella desdichada nacin, conser-
vando todava el desdn de una altiva cortesana, aborrecien-
do todo lo extranjero y aun la galantera y la riqueza, por
preferencia a la suya propia, hubo de echarse en brazos de
todas las naciones forasteras, a m las ms humildes que ocu-
rrieron a ofrecerle un lienzo para cambiar sus harapos, un
trozo de pan negro para su haanbre. E n esto haba quedado
334 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA MACKENNA
Todo esto, por extrao que parezca, no era, con todo, sino
un plido retrato del fenmeno que haba comenzado a desa-
rrollarse en Espaa bajo el gobierno de un rey imbcil por
fanatismo, hasta otro rey, su nieto, imbcil por la defecituosa
organizacin de su cerebro. Si h a o s de estar a las cifras
de un alto funcionario, (el ya citado conde de Rabenac, em-
bajador de Luis XIV en la Corte de Carlos II), Sevilla no
era bajo el reinado del ltimo, sino el almacn en que los a-
bricantes de toda Europa iban a acopiar sus efectos para
remitirlos despus a los mercados, o mejor decir, a las dos
grandes y nicas ferias de Am&ica, bajo la proteccin de
los caones de Espaa, que haca en esto el papel de enw-
bridora y de aliada de sus enemigos, y sin que los ltimos
corrieran siquiera los riesgos comunes del comercio, pues s-
tos eran de cuenta de los empreaarim disimulados de la Pe-
nnsula.
De esta suerte, y salvo al,& hierro de Vizcaya, unos cum-
tos millares de cordobanes de las curtiembres de la ciudad
que les di nombre, algn trabajo de galonera de oro y plata
que se ejecutaba todava en los derribados talleres de Sevi-
ila, y unos pocos cajones de Zistonera (cintas) tie Granads!,
de tafetanes de Mlaga, de tela de seda de Murcia, de los
XXXII
XXXIII
CAPITULO XXll
LOS TRIBUTOS
I
E l sistema rentstico de la Espaa reposaba, con relacin
a sus colonias, en los mismus principios que su comercio. E
as era lgico y natural. Los reyes peninsulares habanse acos-
tumbrado, por tradicin domstica y por juro de heredad, a
considerar a aqullas nicamente como una porcin de su real
patrimonio, cual el Pardo, el Escorial, San Ildefonso y otras
bcsques y siltiw reales. Y en calidad de tal, explotaban en
su seoro del nuevo m u d o todo cuanto alumbraba el sol,
desde el hombre hasta la ms humilde planta, desde el mitayo
a la yerba canchalagua. Un Sumo Pontfice haba consagrado
por una bula aquel derwho, aquel descubrimiento, aquellti
herencia. Poda ser mis suya? Alejandro VI convirtiera de
eBt8 suerte en derecho divino, y por tanto inamovible, el pro-
greso hwnano ms extradinario de los siglos, y el qxe csbba
llamado a ejercer una influencia ms poderosa en el destino
del orbe. E n cuanto a Cristbal Coln, los monamas espaoles
le haban tratado ni ms ni menos como los monarcas de Cha-
arcillo trataron a Juan Godoy. El w o era el mismo como
principio y como gratitud.
I1
Adueados apenas las soberanos de Espaa de las islas y
de los continentes que yacan aquende el gran Ocano, apli-
cronse con un admirable tesn a embargar por todos ms
342 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
0
IV
VI
VI1
VI11
Drrecliosen id.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 x
Flete aSantiago.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 y
- -
Total. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112 pesos 4 reales
362 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
IX
De las notables gabelas ooloniales que carecan de una
ndole positivamente mercantil, hablaremos con ms llmem,
si es dable, detenindonos apenas en aqullas cuyo influjo de-
ba sentirse en el desarrollo del puerto, cuya historia es in-
dkpensablwnente la historia comei*cial y rentistica del reino
y la repblica; y esto a tal punrto, que supri'mido Valpara-
80, hoy cano embncw, ha qu quedaba reducida la nacin!
XI
XI11
XIV
(1) Els decir, 10s que decan misa sin ser sacerdotes, los quc ronfesnban
sin licencia, etc.
358 OBRAS COXPLETAS DE VICURA MACKENNA
disponiendo que aquella renta se administrase por los oficiales reales, CO-
rno las dems de la monarqua.
Agregse, en consecuencia, aquel artculo al estanco del tabaco, que por
ese mismo tiempo (1753) acababs de establecerse en Chile, porque la san-
t a bula se venda junto con los naipes y el polvillo, pudiendo as decirse
que se expenda en el mismo mostrador el permiso de pecar junt,o con el
pecedo. Fuera de que much?., veces aconteca que los mismos administra-
dores del estanco cometan la culpa levsima de quedarse con la bula y con
la plata.
Un ejcmplo curioso de este ltiino lance result de cierta ruidosa causa
que se sigui6 en 706 a tres tesoreros reales de Concepcin, por el desfalco
que ejecutaron de 100.183 pesos en el solo ramo de uncantes y vestuario del
ejercito. durante los catorce aos corridos desde 1766 2 1780. Haraseles t>am-
bin cargo cn ella por 64 pesos, valor dc las bulas del bienio de 1774-75,
remitidas al corregidor de Piichacay y 201 pcsos por otra partida remi&
da a Valdivia con un tal Antonio Vargas, >- cuya remesa se compona de
cirnciient,a bulns (le difuntos dc a tres redes cada una. rusrenta y nueve
de composicin de a trece reales 11 Indio p doscientos de a cuatro reales.
El total dcl cargo por lidas msl vendidas o de que no se daba cuenta, cra de
1,068 pesos, y pueden verse los pormenores en el proceso referido que se
conserva en el archivo de la Contadura Mayor de Santiago.
Cuando estall la revolucin de 1810 cl tribunal de la Santa Cruzada no
se hallaba, pues, en olor de santidad entre los cliilenos, y cay al suelo por
su propia virtud, como todos los grandes abusos, todos los grandes fraudes
y todas las grmder. imposturas.
El gobicrno reaccionario de OHiggins hizo un esfuerzo para restablecer
aquel impuesto en 1817, bien que despojndolo de sus farsas y profanacio-
nes, como el hando de los coscornbas, la adoracin que t e d a lugar en San-
to Domingo, etc., etc.
Pero la revolucin haba de tal modo derribado aquel negocio, que el
nuncio Muzzi, al tiempo de dejar el pas, lo aboli en su forma y en su fon-
do, por u n rescripto memorable que tiene la fecha de Valparaso, Octubre
20 dc 1824. Por aquel, se dispuso sabiamente que la bula se pagase en una
limosna voluntaria a los pobres u obras pas, cal arbitrio de cada cual,
(dice el resrripto).
Pasaron as los aos, con gran satisfaccin de las almas y alivio de 10s
pobres, cuando el obispo de Chilo, don Justo Donoso, movido de la falta
de hospitales que habfa en su diocesis y atribuyendo al decreto de Muzzi
un carcter temporal, tuvo a bien resucitar de propia autoridad el aboii-
do impuesto, creando un comisario de cruzada con el cuatro por ciento de
gratificacin, adems de sus gastos, y con un subcomieario en Valdivia.
Las miras del digno prelado eran loables. Pero si trataba de organizar un
hospital por qu no arbitraba recursos bajo este nombre, en lugar de re-
vivir una contribucin anticuada y sin aplicacin, cual era I s de h cruzada
wntra i n f i e h ? Qu tenan que hacer los enfermos con los moros, ni Ancud
360 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XVII
tko de log hRbhnte8 dr. V a i p r d m en 10s primeras REOS del agio xTIl.
Pero no par eslo queremos haeel cornentmioa obre Io que iievaamos refe-
rido, o m& bien extrrtctado de documentos autnticos, porque no somos
cmtmvemi&m ni menea herejes. Con tmh, no mncluircmos esta nota ilus-
tmtivfi sin consignar In8 siguientes conclusionas histrictta o filos6fir.s:
1.m Qua la revolucilin de la independenria, por HL propia virtud, extin-
guid la bula, de la. Cnim.de.
2.4 Que BU reaparicin en nuestra legslncin se debe exclusivamente nl
ciudadano don Manucl Montt, que la autvrizb dos we&, como ministro
y cornu presidente.
3.8 QUPlos chilenos p a e n , Bin saberlo, UD& mmtioeia contribiicl6n para
sedimir cautiyoa criaticinos, y haccr h guerra a loa injieles, poi io cual, lo
m.6.s 16gico y jwto aeda dar su producto al ministro dc B guerra para la8
campahe contra los araiicfinm, de cuyos infielre no BC ha convertido ja-
m& ano aulo, siendo peores b s pocas que BC fingen convertidos, que los gen-
tiles crudos.
4.8 Que as como cl jefe temporal del Estado no piiede Invertir ni rin-
cuenta centavoa de 10s iLinero~de la nacin riin aujetarsc a presupuesto y
L h crrentm d~ jntwdhn, el jcfe espiritiral no da cuenta L nadie de cincuenta
a mds mil ppsoa eade ao. Y cuidodo con pedfrda!
5.a Y wta CF:b ltima y mds pi+Qpiede esta historia, que los dos grandes
rctos ecl~i8~tiros-polticos recordados en la pi-esentc not:t, esto 08, la ubn-
hX6n de h hula en 1824 y la prochma&b del jwtranratu m~o?oanlen 1889,
tuvieron l u p r en la clkice ciudad de Vsipardso, sin que por BSO pueda de-
time que la ltima e d & contaminada con los muchos herejrx y hwmkrcm
que iz hahitan.
(1) YFsc la Hisstoria de Saniiagci. La mito, Ihrn&hwF:r a p T h i e n i o , pm-
que los indios sc repartjnn n los c o n q u k t d o r e s , y ~ l ~ O W k ? f < hpS o q u ~la8
autoridades 10s encum~i~dolmn,~por fcirmula, n su celo cristiano, y en rea-
lidad, B m dcaenfremda coilima. El derecho de b miia repomba dmointn-
mente en el principio de que todo cuanto contenia e1 nuevo niundo, ani-
~ I P J , drboies, hombres, m e t a h , yerbas, msres, perlas, etc,, C T I ~propiedad
pmmai, casu del rey, eegn io haba dpchmdo por BU huh citada AIejan-
dro T. Y tan cierto era eat0 respecto d e los mres humanos, q u p treinta
afios mi28 tarde (1637), PI papa PahIo 111 crcy6 neremriu declnmr por una
buh no menos c.4lchre que quCiilla, que IDS indigenits de Amhica m n
hombres.
362 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKEMNA
XIX
XX
puestos, los delegados del rey en Amelica tenan fijos los ojos
en el ms leve sntoma de collsulllo que asomara en las cornu-
nidadss ilierres y perezosas que caan bajo su mano, siquiera
fueran aqu4llos la expresin de un pasatiempo, el vicio mis-
mo. Y en el instante que esto suceda se presentaban los alca-
balerm a tasar el nuevo tributo.
&Gustabanlos criollos ammicanos, por ejemplo, de la yerba
indge3a llamada del Paraguay? Pues en el acto se la suje-
taba a gabela ( 1 ) .
&Necesitabanlos indios del estmulo tnico de la coca pa-
ra sostenerse en sus rudac labores? Pues ya vimos que la
coca estaba grabada con una alcabala superior a toda otra
mercadera, aun las ms valiosas.
&Consumanvinos y aceites los habitantes de los pases tro-
picales? Pues o se les prohiba absolutamede la p!antacin
de la TTid y del olivo, como se practic wstsntemente en M-
xico, C m t r o Amrica y Tiarra Firme; o se vedaba con seve.
ras penas e! que los pase3 vincoles exportaran sus caldos,
o por ltimo, se gravaba esta industria primitiva con un dc-
recho especfico (1).Hzsta la aloja, bebida domstica de los
americanos y de los rabes, se la quiso someter a renta, aun-
( I ) Por el inters que puliera ofrecer a los aficionados a esta bebida, tan
discutida por su giisto y sus efectos. h aqu I n opinin de uno que parece
le pagaba culto a rnediados del siglo XVII:
.Esta es una yerva muy medicinal y vomitoyia, dice til oic!or Esrclona.
Benefciase en la provinria drl Paraguay por los indios y no en otra jiartr;
porque slo all se da; pagan con el!> s u d tributos y la ccintluwn a Potos
y otras partes dcl distrito de Charcas cionde se frecueiita rnucho i.1 tomarla,
tanto conio el chocolate en Xuera Espsiia; purga el cuerpo de toflos los vi-
cios y malos humores dc que adolece: porque con detenerla en el estmago
un ciiario de hora, le trasc-ga y le saca las flemas y cleras. El modo tie to-
marla es 1 1 m ~ enr infwin una o n o ~(lo:; tlc clla por cspacio (IC un cuarto
de hora, moii!la >- rcrnitla y en tres o cuntro azurnbres de agua caliente, al
primrr hervor que FC bebe y vurlven en otras tautas veces ir echando y
compartiendo cn cada una tie ellas p e n e de la dicha iniwin. Es general
la opinin en ar~iie!!:~rcgi6:i. qiic San Bsrtolom la mostr y descubri a sus
naturales. Co:io&ndo sil in!I:ortanc,ia C. SI. y su comercio y gasto, man-
d imponer sobre ella nlqiiii derecho, pc.i'o no sc ha dispuesto por lo imprac-
ticatile, mediante srr cosecha de indios y poco su inters y su trajn de in-
cierta y difcil averiauacin..--(Gro~~lac.io, pcg. 2 3 3 ) .
Respecto de Chile ya vinios (Historic7 d e S m t i a g o ) como el ~ ~ ~ o ~ i i p o ~ i o
d e la yerba caus un alboroto miiy semejante a un motn en 1776.
(I) Fu ste el dos por ciento, segn una real cdula de 28 de Diciembre
de 1634, la que, por su inmediata coneccin con el comercio de Chile, vol-
veremos a recordar ms adelante. Esta contribucin, aunque nominal
en nuestro suelo, fu abolida por las cortes espaolas el 9 de Febrero d e
1811. (Vase la nota del tomo 17 del lib. 4." de las Leyes de Indias).
HISTORIA DE VALPARASO 367
XXIII
XXIV
xxv
Respecto de las que hoy se llaman con mal disimulado en-
cono contribuciones urbanas, y que no obstante la pblica
aversin acusan un progpeso o un placer, como la luz, I n
guarda, las veredas, d agua, la nivelacin, etc., las ciudades
espaolas no conocan ninguna y no las pedan, ni las envi-
diaban, porque rales p i s o comprarlas.
Sin embargo, como algunos peninsulares ejercitabar! la in-
dustria llamada de pulperas, tasraase stas para cada pue-
blo, cm 1631, tocando quince a Lima, veinte a Potos, cuatro
nicamente a Santiago (tan miserable era en aquella ccyun-
t u r a ) , y en esta proporcin a las dems. Cedase, por lo co-
mn, el monopolio de este ramo a ciertos favoritos, y espe-
cialmente a las viudas de los antiguos militares (1).Ttodos
los dems permisos se vendan generalmente por asier,fo, ec
decir, a un asentista o rematante, y all columbrbase ya el
moderno impuesto de patente, que, como es justsimo (si es
que ha de aplicarse al adelanto de las localidades a que se
exige), no lo conocieron ni lo practicaron las espaols.
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
xxx
Acrcase, pues, el momcnto de cerrar este largo parntesis
abierto en la crnica puramente narrativa de este libro, a fin
de observar de cerca y con suficiente caudal de luz, la mane-
ra cmo aquellos dos monstruosos sistemas de comercio y de
hacienda pblica gravitaban sobre la ms pobre y abatida de
las colonias espaolas y de su infeliz puerto principal. Porque
es preciso no olvidar que as como Chile fu durante los dos
primeros siglos de su existencia, y bajo el punto de vista de
su comercio, no una colonia, sino una factora de la colonia del
Per, as Valparaso no pudo considerarse durante igual SU-
ma de aos sino un triste arrabal veraniego de Santiago.
Cmo se cambi todo esto sbitamente despus de haber
ejercido en la ciudad y en su puerto su influjo destructor, tal
es el instructivo espectculo, no presentado todava por nin-
guna historia general de la nacin, a que vamos a asistir en el
prximo captulo y los siguientes.
CAPITULO XXlll
LOS POSTREROS DIAS DE UN SIGLO
I
Cuando el ingenuo y candoroso jesuta Alonso de Ovalle de-
seaba que Chile, cuyo comercio componase nicamente en la
poca de su crnica (1646) de jarcia y mulas, de sebo y co-
cos, tuviese al otro lado de los Andes otro Lima y otro 10-
tos, para devastarle (as deca l) y dar salida a tanta abtin-
dancia como la que tiene de sus frutm, no haca ms que dar
forma de vida a una necesidad secular, cuyo aguijn sentimos
todava metido en las carnes de la nacin en cada ao que la
bendice el cielo con abundosa cosecha, en sus mieses y en sus
ganados.
Aquella comarca era entre todos los reinos de Amrica, por
sus analogas de clima, disposicin del terreno e ndole espe-
cial de produccin, idntica a la Espaa, as como por las fa-
cilidades que ofreca al expendio de los cultivos su magnfico
litoral, la que estaba llamada a ser lo que el Egipto y la Sili-
cia fueron para el antiguo continente, es decir, el depsito ina-
gotable de todos los consumos ms nobles a que paga tributo
la humanidad, sin distincin de razas ni de zonas, porque son
los elementos primordiales de la vida: el pan y el vino.
I1
Ninguna otra latitud del mundo nuevamente descubierto po-
da producir aquellos preciosos menesteres en ms abundan-
cia, con mayor sanidad, a ms barato precio y particularmente
378 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA MACKENNA
I11
I
a
a 8
d
3 c
v Y
HISTORIA DE VALPARAfSO 381
VI
VI1
VI11
IX
XI
XI1
XIII
(1) Alcedo, en su obra citada, dice que ese destrozo se ejecut a peti-
cin del Consulado de Lima. Y esta corporacin haba sido creada para pro-
teger c! comercio! Y a ms se llamaba Universidad de la Caridad!
HISTORIA DE VALPARAfSO 387
XIV
(1) Consta esta curiosa carta dotal, que no es nica en Chile, y cuya fe-
cha es de 31 de Diciembre de 1686, de unos autos de particin que se comer-
van en el archivo del convento de la Merced de Santiago, que tanto ha en-
riquecido ltimamente el activo e inteligente provincial de la orden, Fr.
Benjamn Rencoret.
388 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XV
XVI I
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
I1
I11
VI
VI1
VI11
XI
XI1
XI11
XIV
(1) Para ms clctalles sobre este particular y el pleito y quiebra del pro-
veedor Sobarso, vase la Historia de Santiago, t. Z.O, pg. 7. Sobre la vida
y aventuras del Santo Cristo de Lezo, hemos de tener algo que decir mfis
adelante.
( 2 ) Voto Consultivo ya citado. A los fundos de alfalfa y riego se les otorg
una rebaja de tres por ciento y a los otros de dos, que era en uno y otro casi
la totalidad.
HISTORIA DE VALPARAfSO 407
xv
Aquel inesperado y vigoroso trfico di entretanto naci-
miento a dos nuevas industrias de considerable aliento entre
ambos pases, entre el productor y el que consuma. Los capi-
talistas de Lima, por una parte, encontrando a la sazn cerra-
da las puertas de le feria de Panam, mediante la prolonga-
d a Guerra d e Sucesin que comenz con el primer ao del nue-
vo siglo, dstinaron sus caudales y sus barcos, ya ociosos, 3
aquel nuevo ejercicio, y aun de los ltimos hicieron construir en
el astillero de Guayaquil algunos de extraordinaria capacidad
y de formas especiales para conducir el trigo a granel a sus
bodegas.
Al propio tiempo, los hacendados chilenos fomentaron por
su cuenta el establecimiento de grondes bodegas en la playa
del puerto, fuera edificndolas de su haber particular, como
lo practicaron muchos, fuera suministrando avos a otros espe-
cuiadores.
Tal fu el origen de los dos grandes gremios rivales de los
navieros del Callao y de los bodegucros de Vatparaiso, de CUYOS
planes de recproco monopolio, para daarse inconsiderada y
torpemente los unos a las otros, de cuyos interminables liti-
gios, de cuyos avenimientos ocasionales y an alianzas solem-
nes para poner bajo su ley a los panaderos de uno y otro reino,
y por medio de sios a todos sus habitantes, de cuyos contra-
bandos, en fin, trampw, quiebras y dems episodios mercan-
tiles durante una erc! de aprendizaje y monopolio, estn llenos
los archivos y la tradicin.
XVI
XVII
XVIII
I1
I11
IV
Luis XIV, abri el Mar del Siir a los franceses que se preci-
pitaron en masa en su demanda, los unos para propsitos de
comercio y la3 otros para defender las castas de Chile y del
Per contra lau agresiones de los ingleses y holandeses, enton-
c w aliados (1).
Haba en ese arbitrio un doble provecho, porque los permi-
sos que otorgaban el derecho de aquella navegacin se vendan
a precio da oro, y liiego se ganaba en el expendio de las manu-
facturas francesas y en los ricos retornos del comercio colonial.
Por lo dems, para sostener aquella guerra de familia, que im-
portaba a la humanidad solo el nombre de una dinasta, todo se
venda por escudw. Sabido as que un comerciante de Vigo,
llamado don Andrs de Uztriz, y que acaso perdi una par-
t e de su fortuna en el desastre recordado de aquella plaza, a
fin de reparar su quebranto, compr en 1709 la presidencia
de Chile en veinte y cuatro mil pesos.
VI1
IX
Sucedironse a aquel feliz ensayo, unos en pos de otros, via-
jes y especulaciones numerasas hasta quedar establecida una
verdadera cadena de comunicacin directa con Europa, de tan-
ta o mayor novedad y trascendencia que la que comienza a li-
gar hoy da a ambos mundos por la va de Magallanes.
Diversas fueron las empresas que la olvidadiza crnica del
mar dej sin la debida memoria en aquellos anales de un comer-
cio que por la primera vez tena derecho a llamarse nacional.
Pero a,grupando las noticias que se encuentran dispersas en di-
versos libros y papeles contemporneos, creemos estar en acti-
tiid de recordar los principales.
X
Despus de Rogsdier, emprendieron viaje a las costas de
Chile otros dos capitanes de San Mal, llamados Fouquet y
Coudrai, quienes, habiendo salido de aquel puerto el 26 de
Diciembre de 1703, echaron sus anclm en la rada de Concep-
cin el 13 de Mayo del ao siguiente (1).Aquella navegacin
de 137 das, a travs del Cabo, era para la poca un prodigio.
XI
Por aquella misma poca, segn el historiador naval Gue-
rin, vino a Chile el Jacques, capitn Harrington, y dos aos
ms tarde hicironse notar los navos el San Luis y el Natc-
repas (que acaso era el mismo de la aventura de Valdivia)
XI1
Tres aos mlis tarde (1707) encontramos memoria de otros
dos buques de comercio, expedidos ambos de San Mal. Uno de
aquellos era el San Pedro, que pas al Pacfico por la antigua
va del Estrecho. El otro ru la Asuncin, capitn Pore, que
dobl el Cabo, y cuyo barco, as como la Aurora, volveremos a
encontrar inscrito en nuestra lista naval del comercio de los
Irancww, y tal vez con omsin de alguna notable peripecia.
XI11
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
IV
VI1
VI11
mos parajes, del oro del uno, del santo cristo milagroso del
otro, lo que no obsta a que, como buen francs, jure contra
las privaciones del rstico sendero, especialmente contra las
pobres comidas de los alojamientos y las camas de pellones a
la belle etoile. Bien que entre las toscas hilazas de aqullos,
oonsolbase, como lo cuenta l mismo, abundando en malicia
ms que en galantera, con no haberse sentido jams tentado
por el cuarto de hora de Rabelais.. .
IX
X
E r a aquel el momento de crisis para el comercio francs en
el Pacfico, pues, segn antes dijimos, por esos mismos das
llegaron las nuevas de la paz de Utreeht, que pona virtual-
mente trmino a la comisin ms militar que cientfica del
oficial franc&. H m ste en consecuencia al mar el 19 de
Febrero de 1714, en el mismo {buque que le haba conducido
desde el Callao, y salieran en conserva con l los llamados el
Berger, el Saint Esprit y el Principe de Astu&s, bajo un
pacto solemne de no separarse en la larga travesa. Mas, co-
mo la Marknu navegase con tardanza, abandonronla aqu-
llos, no sin merecer del enojado (gegrafo la condigna repri
menda del caballero y del soldado al srdido mercader.
Al fin, despus de una penosa travesa de seis meses, la
Marlana ech6 sus anclas en la rada de Marsella el 16 de &os-
t o de 1714.
XI
El viaje del explorador francs se haba prolongado cerca
de tres am, y del fruto que l recogiera di cuenta a su go-
bierno en el notable libro que nos ha servido de gua para
436 OBRAS COMPLFTAS DE VICURA K~CKLXNA
XI1
(1) Este gran permnaje de cogiiya se Ilarmhi? Fr. Jos Cuadrcs, y lo cita
Amat en 5~ Jlemoriu (pig. 403) con motivo de haberse resistido con gran
soberbir, <z iriniiifestar las p e t e n t ~ sde su visita a la Reel Audiencia dc San-
tiago. Como a consentidor de cste desmn frailesco. Felipe V. por real c-
dula d e Madrid, Marzo 12 d e 1718, reconvino con dureza a aquel tribunal.
El vkitador hizo su sonora aparicin en Valpaisso el 10 de Enero de 1713,
y 1s: monjas capuchinas tres das despus. Un retoo de estas volvi a
furtlur en Santiago quince alios ms tarde.
438 OBRAS COMPLETAS DC VICULTA MACKEXSA
XI11
XIV
CAPITULO XXV I
DECADENCIA DE LOS FRANCESES EN EL MAR
DEL SUR
IV
VI
VI1
VIII
IX
X
Por lo dems, todos los desenvol&e.ntos y tendencias d?
aquel lamentable estado de cosas, parecan perfectamente 1-
gicos. El principal mercader del reino era el presidente Us
%biz,que haba comprado su puesto, segn digimos, en vein-
ticuatro mil escudos. Su hijo, en Concepcin, no haca en
verdad sino imitar su ejemplo y ayudarle al reembolso con
pinges intereses. Otro tanto ejecutaba en 1715 el goberna-
dor de Valparaso, que lo era el capitn don Juan Bautista
Tobar, quien haba comprado aquel puesto en cuatro mil pe-
sca m s que los que Ustriz diera por todo el reino. Y aun-
que aqul tena impuesto, de pxopia autoridad, un derecho
de cinco por ciento en toda mercadera que se desembarcase
en su distrito, asegura La Barbinais que no por eso haca
tan buen negocio como cuenta Frezier del presidente, a quien,
fuera de ello, alaba como al mejor pagador de la colonia. Pa-
r a hacer la serie completa en los tres puertos entonces habili-
tados de nuestro litoral, debemos aadir lo que del corregidor
de Coquimbo en 1875, don Joaqun de Unzurum, natural dcl.
Pamplona, refiere La Bavbinais. Puso aqu6l un agrio ros-
tro a los franc- cuando les vi aportar en su rada, pero
los pliegues de su desabrimiento fueron deshacindose uno a
uno hasta convertirse en placentera sonrisa, cuando regala-
ron a su esposa una tiLica de seda y al mismo corregidor
unas cuantas bavioles. Sin ms que este secreto, dice el via.
jero contrabandista, se puso el corregidor ms dulce que un
mouton.
SI1
XI11
Historia de Valrxxaiso 29
450 OBRAS COMPLETAS DE: VICUA MACKENNA
XIV
xv
E l juicio de comiso se trab en aquella misma maana, y
es preciso apresurarse a declarar que la primera, pieza jur-
dica que filgura en l es una noble pratssta que lleva la f i r
ma del procurador de la Cmpaa, Pedro de Toro, contra
la afrenta de su participacin en aquel fraude. Reconocilo
as el capitn Mendiola, en una declaracin expresa que a
peticin d e aqul tomle en su refugio el alcalde Snchez de
la Rarreda.
El proceso estuvo en breve terminado pues se trataba dn
un acto infragmiti, y el l.Q de Octubre de 1714, el presidente
iktriz, que haba sido diirante cinco aos el primer contra-
bandista del reino, conden la presa, disponiendo se distri-
buyese conforme a las leyes vigentes-de comisos. Al kmor de
stas,y despuks d e deducidos los gastos y derechos reales, se
dividi el botn en seis partes, tocando una de ellas al juez
de comisos La Barreda, en su calidad de apresador. Las ?es-
tantes cinco se redujeron a tres, y de stas cupo una al de-
nunciante y dos al rey (1).
XVII
XVIII
XIX
xx
La incorregible insistencia de ls traficantes franceses para
abastecer de contrabando los mercados de la Afar del Sur,
forz al fin la voluntad y la mano de Felipe V a firmar
una medida de extraordinario rigor, cual fu la expulsin de
todos los extranjeros de sus dominios de Amrica, acto mez-
quino y tirnico que se supuso inspirado por el probo minis-
tro Patio, espaol rancio y buen cristiano, y enemigo p o ~
XXI
(1) Vase sobre esto las Memorias secretas de Duclos, pg. 416. Felipe
V aborreca a Patio, porque ste con el marqus de Scoti, el camarero
Pellegrino y el arzobispo de Amida. confesor de su ambiciosa mujer Isabel
de Fameaio, componan lo que se llamaba entonces la cabala italiana, opues
t a a la cabalafrmrces~t,a que era ms afecto el rey. Este llamaba a aquellos
los cuatro evangelistas de In reina.
HISTORIA DE VALPARAfSO 457
XXIII
XXIV
a los fianceees Lea ve7 dr tirmlcs l~alrs,los ecpafir>lrsr l r l Iarifiro, les srro-
jaron p:ws fuertes.. E n otra. dc sus p6ginas SP sqiiei autor desco-
nocido pero intcligrntc en !os ibrniinos q i i ~sigue se Iiiiedc decir que
la mayor libcrtac! (:el comercio fi:<m Uestriiir la a (id reino, porque
ninguno gasfa m?s ( j i i t lo q:ie sus fuerzas alcn:!::rin. y la n:isrna naturaleza
pone ley a los inconvenientes, y I s prueba es. que no puede llegar a mayor
grado la libertad, que cuando en este reino entraron franceses, desde el prin-
cipio d e este siglo hasta el ao 718, que dueiios del Mar del Sur no dejaron
puerto que no habitaran, pasaran de 200 navios los que entraron y pudie-
ran pasar de 300 millones de pesos los que llevaron a Francia: todos vendie-
ron y ninguno pag derechos reales, trajeron no s610 ropa, sino otros mu-
chos engaos de la novedad que imprimieron en el aprecio de las gentes,.
460 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXV
del que existe en Chile, parcenos que pudo pertenecer al ilustre patricio
don .Jos Antonio Rojas, a quien Amat llev6 de ayudante de su persona
cuando pas de la presidencia de Chile al virreinato del Per, y en cuyo des-
tino confiri a aqul sealados honores. Sin duda el fundador de la Riblio-
teca, el memorable don Manuel Salas, se aprovech de su amistad y paren-
tesco con el antiguo edecn de Amat para obsequiar al pas aquel tesoro,
entre muchos otros manuscritos que se deben a su munificencia personal
y a su amor a la ilustracin pblica.
CAPITULO XXVlll
LOS CORSARIOS DEL SIGLO X V m
I11
IV
VI
La expedicin de Dampier fu una empresa de desdichas.
Faltle el elemento ms esencial del xito en las tentativas
aventuradas, la unidad. Y por eso march de desastre en
desastre.
No pudo o no supo el viejo bucanero imponer su voluntad
como una ley entre los suyos, y de aqu surgieron todas sus
'contrariedades e infortunios, porque cuando falta en la mar
una obediencia de rebao, se conv:erten las naves en vcrda-
deras jaulas de fieras.
El primero en levantar el grito de la insubordinacin fu6
BU segundo en el mando; y vise por esto forzado a desembar-
carlo en el Brasil, confiando su buque a otro hombre duro ?
indisciplinado, llamado Toms Stradling. En seguida el con-
tagio se hizo general.
Llegado en efecto el capitn consario a su antiguo asilo de
Juan Fernndez, por el mes de Febrero de 1704, las tripu-
laciones saltaron a tierra negndole obediencia. Y para ma
yor desdicha, en dos Gas casi sucesivos (el 29 de Febrero y
el 3 de Marzo de aquel ao), acertaron ciertos navos france-
ses a pasar frente al pen, provocndolo a un combate que
en tales circunstancias era sumamente desigual.
Esto no obstante, el valiente oapitm hgls aparej a s-1
vista y envisti con el navo enemigo en el primer momento.
Ignrase el nombre de aquel importuno adversario, y &be-
8e slo que montaba treinta caones, con cuyas bateras, d c ~
p u k de vajrias horas de fuego, oblig a los ingleses a tomar
el largo, llevando en sus puentes nueve muertos. El 3 de
Marzo volvieron a provocarles los franceses con dos na-
ves, pero, como en la primera ocasin, se cambiaron balas da+
470 OBRAS COMPLETAB DE VICUNA MACKENNA
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VI11
IX
XI
XI1
XIV
XVI
Los ingleses, por su parte, que encontraban vergonzoso
(shameful, lo llama lord Mahon) (1) el tratado de Utrecht,
porque sacaron apenas de l u n pen en el mar y el asiento
de Africa, para surtir de negros a la Amrica espasola, to-
maron otra vez las armas contra Espaa arrastrando en su
squito a la Holanda, al Austria, implacable todava por el
despojo de su ram, a Luis XIV, en fin, contra su propio
nieto, a nombre del equilibrio europeo. Llamse esta guerra :a
cudruple alianza, y dur desde 1717, en que Alberoni hiza
invadir la Sicilia, hasta la paz de Londres en 1721.
Bast para deshacer elembrollo que haba vuelto a teir
de sangre los campw y los mares de Europa, que Felipe V
consintiera en expulsar de su consejo y d e su tierra al am-
bicioso monje que le haba lanzado en la aventura. Y este
:imo, maldiciendo al ingrato y a SLI reina, !a clebre Isa-
bel de Farnesio, que 61 mismo, como su compatriota, haba
llevado al tlamo real, fuese con- su despecho y sus tesorm
a esconderse y a morir en Roma, que es donde todava mue-
ren o se esconden todos los desengaados.
XIX
XX
XXI
(1) Segn el padre Ageros, que de cada cita hisMrica en su obra sobre
Chilo hace un desatino, fu Juan Clipperton (pg. 303) el que estuvo
en Chilo a donde lleg6 por la cabeza de Lacuy, que es la extremidad s e p
tentrional de la isla, el I1 de Diciembre de 1719, en lo que no hay error;
pero aade que se ocup de sondear los canales con su lancha, y cuando el
gobernador del Archipilago don Nicols Salvo se empe en perseguirlo,
sali el corsario .huyendo por los Guafos..
HISTORIA DE VALPARAfSO 48 1
XXII
Historia de Valparaso 31
482 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XXIII
XXIV
xxv
E n cuanto al Mercurw, cuya presa dijimos haba Shelvoclre
armado en guerra en la caleta de Coliumo, rino a manos de
los espaoles de una manera singular.
(1) Segn Alcedo, el Jess Maria perteneca a un capitn llamado don
Juan Bautista Palacios, pero a fin de que no le fdtase alguna mentirilla,
d i w que su captura tuvo lugar en Paita. Como mentira grande, afiade que
el buque de Clipperton, que llama el Principe Eugenio, fu apresado por
los cspaoles en Mjico.
(2) Peralta, Limn fundarla.
HISTORIA DE VALPARA~SO 483
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
xxx
A poco de esto, agobiado el tesoro ingls con los enormes
intereses de la deuda, que la Guerra de Sucesin haba hecho
suhir a muchos millones de libras esterlinas, imagin descar-
garse de aquel gravamen convirtiendo los ttulos de aquella y
consolidndolos bajo una s o h denominacin con un tipo mo-
derado de inters. Pidi para este negocio el Ministro Harlcy
propuestas pfiblicas, y entraron en abierta competencia el Ban-
co de Inglaterra y la Compaia del Mar del Sur. Hicieror,
XXXII
XXXIII
XXXIV
xxxv
Este fu asombroso, instantneo, irresistible. Ahogado el
pas en papeles, cuando sus tenedores ocurrieron a cambiarlos
por oro, encontraron que ste yaca todava en las bocas del
Orinoco y en los galeones de Drake. Comprendieron entonces
que el castigo de su credulidad era una ruina irremediable.
La burbuja o engaifa del Sur (The South Sea. bubble),
como la llaman todava los ingleses, rompi la superficie de
las turbias aguas en que se haba empollado, y no se oy en
todo el pas sino un grito dc horror 3- dc venganza. Eeducidos
a prisin Blunt y sus colegas; probado el cohecho de los mi-
nistros de Estado ; confiscados los bienes de los ms culpables,
hubo todava envenenamientm, como el del padre del ministro
Craggs, y hasta los hombres puros pero ilusos como Stanhope,
490 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
Ser preciso, por tanto, que dejemw pasar treinta aos eii
los das de esta narracin para que volvamos-a divisar desde
los farellones de nuestras costas el pabelln de San James, que
hoy parece cubrirlos con su fecunda sombra. Despus del oscu-
ro Clippterton, el puesto de la historia naval de la Inglaterra
en el Pacfico corresponde al ilustre almirante Jorge Anscn.
XLII
XLIV
la prudencia del maestro de campo don Pedro del Campo Guerrero, quien
le ofreci tomar las providencias de desagravio que quisiese reclamar, re-
tirse aqul al puerto con su gente.
Ai da siguiente reunise extraordinariamente el Cabildo para dar cuenta
a la Real Audiencia de aquel atentado, y de la acta de su sesin (la de 23
de Noviembre de 1720) hemos sacado las anteriores noticias. Firman el
indignado acuerdo de aquel da el marqus de Piedra Blanca de Huana, don
Hernando de Aguirre Hurtado de Mendoza, don Luis Varas Ponce de Len,
don Francisco Corts y Monroy, don Juan Corts y Monroy, don Crist-
bal Pizarro y Arqueros y don Pedro del Campo Guerrero.
E n vista de esta serie de golpes de mano, Felipe V dispuso en varias c-
dulas, desde 1714 a 1738, que se fortificase La Serena, lo que nunca se llev6
a cabo. Sin embargo, el 4 de Septiembre de 1739. se reuni el Cabildo bajo
la presidencia de su corregidor don Fernando de Aguirre Ancia Irarrzabal,
y orden a su procurador de ciudad citase al pueblo para un cabildo abier-
to que debera tener lugar el 19 de Septiembre pruimo con el objeto .de
informar a S.M. (a+ dice el acuerdo) de la poca o ninguna defensa de esta
ciudad y puerto, por cuyo motivo Fe ha visto tantas veces invadida de
enemigos extranjeros y piratas. dejando sus templos y casas reducidas a
ceniza? y ahuyentado por el temor de otra sorpresa los vecinos, quedando
casi del todo, como se V,!I la ciudad despobladaB.
(1) Aleedo y Carvallo hablan de un cuarto buque de esta flotilla, que,
segn el primero se perdi en el Cabo de Eornos, y en el archipilago d e
los Chonos, conforme al segundo. Pero Arrnendkiz, en su Memoria, se re-
fiere slo a los tres que dejamos recordados.
Historia de Valparaso 32
498 OBRAS COMPLETAS D E VICUNA MACKENNA
XLV
XLVI
I1
I11
V
Eran, por lo comll, duenos de ias bodegas los grandes ha-
cendados del valle del Mapocho o del Aconcagua, aquellos
generales que, por haber sido alguna vez corregidores o in-
tendentes en los pueblos agrcolas de la planicie central, a m -
man gratis tan pomposo ttulo. Pero los bodegueros propia-
mente tales, o se hallaban constitudos en mediocres arrenda-
tarios o ms comnmmte en administradores a sueldo de
aquellos seores feudales. A fines del ltimo siglo eran toda.
va los grandes bodegueros de Valparaso, el general don
Francisco Corts y Cartavia, fundador de Copiap y due-
o de las haciendas de Via del Mar y de Concn; el famoso
corregidor don Luis de Zaartu; las marqueses de la Pica
y Casa Real, y por ltimo, los jesuitas, que ms que otro al-
guno de los hacendados chilenos, las necesitaban, porque eran
en su 9pom los mayores productores en cereales y en =bas, en
organo y huesillos de todo el reino.
VI
La administracin de dichos establecimientos era en si
misma sumamente sencilla. El hacendado pagoba un real por
el depaito y expendio de cada fanega de cereal o legumbm,
504 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
VI1
Pero la misma forzosa promiscuidad de los productos en el pa-
vimento no siempre aseado de las bodegas, haciendo en ex-
tremo sencilla la operacin de la descarga y embarque de
aqullos, daba lugar a infinidad de abums, cuyo nico co-
rrectivo efioaz dependa de la buena fe de los bodegueros.
Y sea dicho de paso y en honor de la verdad, que (con a!-
lgunas de las excepciones que expresamente hemos consigna-
do) no brill muy limpia en aquel famoso gremio.
Para ilustrar este aserto citarmos unos pocos ejemplos de
que hacen memoria muchos de nuestros antiguos cronistas,
fuera de los que yacen sepulta,dos en los archivos de la Raal
Audiencia, en cuyos seculares estantes los litigios y procesos
sobre compra y venta de trigo son tan comunes como era e?
gorgojo en las bodegas del Puerto.
VIII
En una ocasin, all por d ao de 1726, dos altos prce-
res de Santiago, el oidor don Jos Porta.lm y don Pedro VAS-
quez de Acua, caballero de alcurnia, para completar cierto
- HISTORIA DE VALPARAfSO E05
IX
XI
XI11
XIV
XVI
XVII
XVIII
(1) La cosecha de 1723 fu muy deficiente, por habeme apestado las se-
menteras. Cuando faltaban s61o dos o tres meses para la prxima, esto es,
en el mcs de Octubre, que es la poca crtica para los pobres, el ayunta-
miento, de acuerdo con el presidente Cano y la Real A4udiencia,coinision6
al procurador de ciudad, el doctor don Juan Francisco Tordesillas, para
que invirtiese el dinero necesario del ramo de balanza en comprar cuatro
mil fanegas de trigo y venderlas con el aumento de un real en fanega. Este
premio estaba destinado al pago del arriendo de la casa y al salario de los
mayordomos, quc, bajo la vigilancia del procurador, deban hacer el espen-
dio, almud en mano. (Sesin del Cabildo de Santiago de 6 de Octubre de
1724). Ya d e d e antemano, apenas terminada la cosecha de 1723, el corre-
gidor de Santiago don Juan de Dios de la Cerda, por auto de 2 1 de Marzo
de 1724, haba ordenado al gobernador de Valparzco que prohibiese abso-
lutamente la extraccin de trigos nuevos <para obviar los inconvenientes,
deca textualmente aquel documento, y que no perezca ei reino por falta
de bastimento de pan)).-En aquel mes existan todava rezagados de la
cosecha de 1722-23, quince mil fanegas en las bodega4 de Valparaso. (AT-
chivo del ConseroadoT de Valparaso.
HISTORIA DE VALPARASO 519
xx
Era el centro principal de la produocin del trigo la pla-
nicie irrigada del Mapocho, pues cultivbase el preciuso gra-
no en las chcaras, en las quintas, hasta en los jardines y
en los patios de las casas. Y en esto no hay figura, pues ms
adelante hemas de contar cmo los padres de la Merced de
Valparaso hacan buenas cosechas de cereales dentro de sus
claustros. Y precisamente, de la vehemencia por incrementar
aquel cultivo v i n o la primera iniciativa que en el trascurso
de un siglo cabal (1721-1821) convidi en el edn de Chile
el vasto eriazo de Maipo, poblado hasta entonces nicamente
de langostas, de salteadora y del raqutico huail.
XXI
XXIII
XXV
(1) Fu ste don Andrs de Toro Mazote dueo de la3 haciendas de Pan-
quehuc. Putaendo, Quilpu, Catapilco, etc., y muchas otras de la actual
provincia de Aconcagua, fuera de innumerables estancias que posea en la
otra Banda. En la ltima hacienda queda tradicin de que sus matanzas
pasaban anualmente de doce mil cabezas y hasta ahora poco existan como
vestigios enormes cantidades de osamenta. Para que se pueda formar con-
cepto de lo que hoy sera su fortuna y del aumento increble que h& tomado
el valor de la propiedad territorial, nos bastar decir que la hacienda do
Quilpu, uno de cuyos potreros cedi don Andrs en 1740 para fundar LL
San Felipe, fu tasada poco despuds en 600 pesos y a la muerte de su 61-
timo poseedor, el seor Videla (en 1863 o 64), vala 600,000 pesos. Su pro-
gresin en un siglo era de skscientos por uno.
( 2 ) Viaje citado a las Malvinas, t. 1.0, pg. 291.
522 OBRAS COMPLETAS D E V I C U S A M A C K E N S A
XXV
XSVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII
XXXIV
(1) Arriaba uno de stos, un don Francisco V6squez del Ria, en Enero
de 1708; pero teniendo noticia en Uspallata dc <cq;ie corra muy nora pla-
ta en este lado de la cordillera)),se detuvo all, y consult6 si debera conti-
niia: X I mnrcha al cd)allero hacendado don Toms di .4za, gclxxador
a la sazn dc Valparaso. No pareca extraio, a la verrhrl, que en esos aiios
no corriese plata en este lado de los Andes, pues era precisamente cuando
los francrsrs se ocupabm en recoger cuanta rsistia en el reino. (La carta
de V h q i i e z del Ro es de 16 de Enero de 1708, y se encuentra incorporada
en unos autos dc la poca en el archivo del Consmuador en Valparaso).
Es curioso ohscrvar que en un puis ea que el ganado ?s tan alnindante
y barato como In Rrpblica Argentina, se vendiese tan cara la primera vaca
(introducida drl Brasil en 1550 por un colono port,ugus llamado Gzete)
que sc hiciese ?:n provcrhio, por decir de algo que vala mucho dinero.-
.Es como Is vaca de Gaete? . Las ovejas fueron llevadas a las Pampas des-
de el Prr por el capitin Nuflo Chves.
( 2 ) Cada buque pagnbn a1 escribano de registro 53 pesos, lo quc daba,
siendo de 2G el nmero de stos. una rent,a de 700 pesos anuales. Como
el esmibatao de registros lo era tambin de minas, hacienda y dijuntos, ca-
da uno de cuyos ramos produca en Valparaso, por trmino medio, 400
pesos, se conceptuaba la renta total del destino en dos mil pesos. Omna
tuvo un fuerte competidor en el capitan don Gregorio Varela, otro prcer
EISTORIA D E VALPARAfSO 53 1
del antiguo Valparaso (cuya familia tuvo despus una quinta en el Al-
mendral, y sta fu ms tarde el antiguo ex-jardfn Abadie), pues ofreci6
aqul hasta 21,500 pesos. El expediente original de este negocio existe en
el archivo de la Contadura Mayor de Santiago.
.*
532 OBRAS COMPLETAS D E VICKJA MACKENNA
XXXVII
-
(I) El expediente de remate de alcabalas de Valparaso en 1706 se con-
serva en el archivo d e la Real Audiencia de Santiago.
,
CAPITULO XXX
EL PUERTO
(1700-1730)
I1
I11
(1) Frcxier, obra citada. Sqpn este mismo autor, Concepcin contaba,
adems de los conventos tie las cuatro rdenes de regulares radicadas en
Chile, las islwia.: re la Catedral, la Compxiia, San Juan de Dios, San Ro-
que y la Hermita, nueve en todas. Las de La Serena eran la parroquia, la
Compa;ia. Santa Ins, Santa Luca (cuyos dos barrios existen todava)
y las de las ruatro rdenes regiilnrw. Valparaso no posea sino las tres nom-
bradas. La iglesia de los jesutas (despus de Santo Dcningo) y la de la
Merced estaban en construccin en 1715. La de San Juan de Dios fu aun
muy posterior.
536 OBRAS COMPLETAS DE VJCUA MACKENNA
(1) Este plano y su vista en perspertiva son exactos facsmiles de los di-
bujados por Frezier en 1713. El ltimo marca de unci manera ms saliente
los perfiles que hemos sealado. esperialmente respecto a las proporciones
del caF+ lo de San Jos, con relacin a las del casero.
La perspeclizn abraza toda la estacin del puerto desde el Arsenal a !a
punta que se llam ms tarde Clteua del Chiunto y sobre cuya eminencia
ve una cabaa solitaria, rnricho tal vez de algn pescador, o garita de los
alcabaleros. E n el fondo del casero del puerto, y precisamente en la opues-
t a extremidad, se echar de ver en el piano de Frezier, que est marcado
un edificio como la casa del gobernador. Parecera esto un error, pues los go:
bernadores de Valparaso habitaron siempre en el castillo de San Jos, si
no fuera que en tiempo de Frezier el gobernador Covarruhias debi residir
en la casa particular que su familia all posiblemente tena.
E n el plano estn marcadas las posiciones del castillo de San Antonio y el
de la Concepcin, y el camino que por la falda del cerro de este nombre una
HISTORIA DE VALPARAfSO 537
IV
VI
Poco ms tarde, y ya en los remates del siglo XVII, el teso-
rero don Jernimo Hurtado de Mendoza vendi tambin a un
td Barrientos la tquebrada de la Mesilla, colindante de la dc
San Francisco, en la suma de doscientos pesa, ante el gober-
nador don Antonio Miguel Gmez de Silva. Dile posesih
de ella pemmalmente aquel funcionario el 4 de Mayo de 1693,
con asistencia del guardin de San Francisco, Fray Francisco
Recalde, como eo-vecino; y en la diligencia y vista de ojos que
hemos encontrado original en los archivos de Santiago, se dice
textualmente, que ponihndose el gobernador "tras, de un lill?,
que est fortificado de races, donde se reconoci caer 1%
aguas, unas a la quebrada del seor San Praoisco y otras 8
la quebrada d e l dicho Jos Carrieiitos, y ceido un ltigo que
sirvi de cordel, mand poner su seora un mojn de piedra
detras del dicho liln, que, asimismo, sirve de inojn" (2).
VI1
En cuanto a las lomas algo lejanacs del puerto, vendanse an
por ms baratos ajustes, y en realidad si algn valor tenan
era slo en razn de la abundancia de sus pastos, de su arb@
VI11
IX
XI
XI1
XI11
Pero no eran slo los vientos del cielo los que de continuo
tenan que hacer con los navos del cabotaje de Chile, sino en
ocasiones sus Iiayos, sin que fuera preciso que los ltimos ca-
yeran con estrpito de lo alto.
Aconteci, en efecto, que en un da del mes de Noviembre
de 1703, estando el buque llamado Buen Jess ya franco para
salir al mar y sujeto slo por una ancla, su capitn don Fran-
cisco Prez Paistor, requerido por el cura forneo don Juan
Velsquez de Covarrubias para que erogase los veinte pwos
de la subvencin espiritual que segn hemos dicho haba que-
dado establecida desde mediados del siglo &VI1 en favor de
la parroquia, negse aqul a la demanda con inslita jarrogan-
cia. Alegaba para ello el maestre espaol que aquella contri-
bucin haba sido eventual, antes de establecerse de firme la
parroquia, y slo como un emolumento concedido a los prro-
cos de Casa Blanca para ayuda de costas en sus viajes al
puerto. Aada el marino, aleccionado sin duda por sus ar-
madores, o porque era de suyo leguleyo, que tal gravamen ca-
reca de toda justicia y oportunidad desde que haba en el
puerto sacerdotes de diversas rdenes, y desde que, por otra
parte, algunos de los mismos buques que hacan la carrera de
Lima traan a bordo sus propios capellanes.
Pero el reverendo don Juan Velsquez no entenda de r-
plicas. Era comisario del Santo Oficio en Valparaso, y sa
ms trmite ni discusin, lanz sobre el capitn recalcitrant?,
sobre su marinera y aun el casco y arboladura de su buque.
sin cuidarse del piadoso nombre que llevaba, una solemne ex-
comunin mayor. Este era entonces el gran argumento de la
Iglesia, dasde el Vaticano a las colinas d,e Quktil, y su efica-
cia era igual en todas partes. Manso como un cordero, el ca-
pitn del Buen Jess entreg en consecuencia los veinte du-
HISTORIA DE VALPARAfSO 549
XVI
(I) Algunos armadores de Lima y entre otros don Juan Traslavia, due-
o del navo S a n Francisco de Paula y de la fragata Coniepcidn, don Fran-
cisco X. Cuadra, que lo era del S a n Francisco Xavier, del Santa Cruz y del
Jess Maria, y otros, intentaron un juicio contra el cura Velsquez de Co-
varrubias a fin de exonerarse de aquel pago, a cuya demanda se adhirie-
ron ms tarde todos los navieros del Callao. Pero aunque la Audiencia de
Chile declar que no deba cobrarse aquella cuota, apel el cura, y fuese por-
que se hallase razn, o porque interviniese el Santo Oficio por su familiar,
lo cierto es que esa extraa contribucin martima continu6 pagndose
hasta 1810. Segn Carvallo, a fines del sig!o pasado y en tiempo del virrey
Guirior se intent volver a abolirla, pero no se llev6 a cabo este propsito
por la pobreza de la dicesis de Santiago, cuyo obispo, sin embargo, ganaba
a la sazn no menos de veinte y cinco mil pesos, tan solo por la cuarta de&
mal.
Los antecedentes de la excomunin del B u e n Jess se encuentran origi-
nales en el archivo de la Curia de Santiago, SI es que no han desaparecido
(como desaparecern algn da todos los archivos de Chile) en el incendio
de su edificio el 5 de Diciembre ltimo.
CAPITULO X X X I
LA SOCIEDAD
I1
I11
IV
a
Al fin, despus de aquella serie vulgar, encontramos de w-
or de los castillos y de la plaza de Valparaso a u n soldado
distinguido : don Juan de Covarrubias, capitn de Flandes,
hermoso y cumplido caballero que reciba a los navieros y capi-
tanes franceses con la dignidad de u n hidalgo bien nacido y
hablndoles su propio idioma como si fuera su nativa lengua.
Esto cuenta de l con no disfrazado elogio el custico Fre-
zier, que no perdona sin dardos n i aun a las ms altas figuras
de la jerarqua colonial. Pero fuera de esa noble consagrn-
cin de su mrito, y de la estampa frecuente de su nombre,
que encontramos en los archivos en varios autos insignifican-
tes de la poca, todo lo dems S u n misterio en aquel pres-
tigioso funcionario. Es acaso aquel ilustre chileno de quien
cuenta Nolina, adquiri tanto renombre en los ejrcitos de
Luis XIV durante la Guerra de Sucesin y cuyas proezas pa-
g el rey con el bastn de mariscal de Francia?
E n cuanto a nosotros, poca duda nos queda de esta identi-
dad, bien que no hayamos alcanzado de ella suficiente com-
probacin ( 2 ) .
(1) Portillo era natural de Vizcaya, corno el mayor nmero de los penin-
eulares que vinieron a Chile durante el siglo XVIII, y dej sucesin en Chi-
le, pues una hija suya, doia Mara Loreto del Portillo, cesse m i s tarde con
el tesorero real y corregidor de Santiago don Pedro de Caias Trujillo, na-
tural de Espaa y fundador de la familia que lleva todava el primero de
esos apellidos. Constan estos datos de uno informacin sumaria que en
1761 rindi el presbtero don Pedro Ignacio Caas Portillo, hijo de los pre-
cedentes, solicitando permiso para pasar a Espaa en demanda de algn
beneficio, y embarcandose de capellin en el navo el Pzlar para pagar SU
pasajc con misas y sermones. T de esta suerte, el buen clrigo haca de
una va dos mandados, como otros que han ido ms tarde con pasaje libre
y plata para el viaje.. . (La informacin citada se encuentra en el archi-
vo de la Curia de Santiago).
(2) Molina s61o menciona este nombre y su alto ttulo, sin entrar en nin-
gn pormenor. Otro tanto practica con el clebre don Fernando Irarrd-
zabal, hijo de Santiago, que fu marqus de Valparafso en Espaa y W r e y
de Navarra. Nosotros encontramos en la Biblioteca Real de Madrid u m
hoja de servicios indita de este gran soldado y compatriota, cuyo cuerpo,
a juzgar por la relacin de sus heridas, debi parecer un arnero; m8, ha-
556 OBRAS COMPLETAS D E VICUA MACKENNA
VI
biendo enviado la copia clue de ella hicimos a uno de sus sucesores, no nos
ha sido posible tenerla a la vista para reproducirla. s610 podemos, en con-
secuencia, recordar que el marqus de Valparaso era gobernador de Ceuta
en 1695. Las antiguas gacetas de,Madrid que se publicaban con el ttulo
de Noticias Extraordinarias, en su nmero del 17 de Mayo de aquel ao,
refieren una valerosa salida de la guarnici6n de aquella plaza contra los
moros que la asediaban, el 6 de aquel mismo mes, en la cual, de seiscientos
hombres que la ejecutaron bajo las rdenes del marqus, quedaron fuera
de combate sesenta y seis soldados. Entre los muertos figura el general don
Pedro de Urbina que mandaba una de las columnas contra los sitiadores.
HISTORIA DE VALPARAfSO 557
Ix
E n cuanto a las autoridades espirituales de Valparaso du-
rante la poca a que hemos venido refirindonos en los lti-
mos captulos, y que alguna vez compartieron con las civiles
XI
Pero entre todos estos santas varones, que sin duda cum-
plieron dignamente su ministerio administrando los sacramen-
tos por sus respectivas tarifas, slo nw parece digno de ser
encomendado a la posteridad el venerable don Juan Velsquez
de Covarruk,ias, verdadero patriarca de Valparaso antiguo,
porque a la vez fu cura forneo de su puerto y seor feudz-
tario del Almendral, como oportunainente ha de verse.
E r a sin duda aquel eclesistico, hermano del corregidor don
Alonso Velsquez de Covarrubim y, como ste, haba nacido
entre los patricios y conquistadores de Santiago. Muy joven
fu sacerdote y cura prroco, talvez mediante poderosas in-
fluencias de familia. Pero no por eso la crnica espiritual
de la localidad ha de juzgarle menos acreedor al respecto
de sus feligreses, por m virtud, su caridad y su largo y ben-
fico gobierno. Dice de l el franciscano Feuille que era alto,
XI1
XI11
XIV
xv
All por la jura de un rey, o la notificacin oficial de que-
dar en cinta una princesa, sola tambin correrse toros en la
plazuela de San Francisco, como los que presenci Frezier,
sirviendo de anfiteatro para los espectadores la esplanada del
cerro, que todava se ve a trechos descubierta. Mas, a juzgar
por lo que refiere el crtico francs, ms que bestias bravas,
parecan aquellos los bueyes que .llegakan cansados por el ea- '
mino de carretas, porque los chulos voluntarios, aun jinetean-
do sobre su lomo con espuelas, apenas llegaban a excitarlos.
XVI
XVII
xx
Naci aquella buena seora en Santiago el 6 de Mayo de
1685, y fu oriunda, segn se ve, de aquel ncleo colonial de
fortuna, de prestigio y de alcurnia que lestuvo concentrado
oerca de dos siglos en los Lisperguer, los Amasa, los Carre-
ra, los Aza y otros pocos apellidos colaterales de la aristocra-
cia colonial. Fu su padre don Pedro de Iturgoyen y su ma-
dre dofia Catalina Lisperguer. Bautizla el conocido jesuta
Nicols de Lillo, y fueron sus padrinos un caballero cataln
llamado don Pedro Delzo y doa Juana Sagredo. Detalles trr
dos indispensalcles en la vida de una santa por la esperanza
que pudieran abrigar algunos en este cristiano pueblo de pru-
mover su canonizacin en Roma, aprovechando si ms no sea
el prximo Concilio y m s esplndidos gajes nacionales. . .
Como todas las santas, doa Catalina fu santita desde pe-
quea, y procedi en las manifestaciones de su virtud por me-
dio de una serie de martirios y contradicciones de la carne.
Para esto eligi desde temprano por modelo a Santa Rosa de
Lima, y a ejemplo suyo, lo primrro que hizo cuando ciinipli
12 edad de la razn, segn su biografa, fu arrancarse las pes-
taas, a fin de desfigurarse el rostro, que era hermoso. En
seguida procedi en todo por va de contrastes. Gustaba, como
legtima criolla, de los dulces en almhar, J- para mortificarse
confitaba guindas agrias en acvar y as se las coma; era afi-
cionada a las delicadas legumbres primaverales, y slo se sa-
ciaba con garbanzos revolcados en ceniza; se senta golosa del
mate, entonces en el apojeo de su moda, y lo beba en una
calavera de cristiano que ella llamaba su mate de marfil; ala-
bhronle en una ocasin las manos, y al instante, para afearlas,
metilas en una tasa de lega; el polvillo era su vicio favorito.
pero se abstena de su uso con tal perseverancia qiie el na-
rrador de su vida se atreve a asegurar que no pasaran de
siete polvos los que tom en su vida; sentase alguna vez,
especialmente en los das de gala y festividades, dispuesta a
ataviar con preseas su persona, y era cuando ms se oscureca
eligiendo las ms singulares medios de mortificacin fsica. En
la fiesta de la Santsima Virgen, dice el padre Rivadeneira
(pg. 53)) se untaba con miel las manos y la caza, y se reti-
HISTORIA DE VALPARAfSO 567
XXI
XXII
XXIII
XXIV
xxv
No todos vivan, entre tanto, durante la edad media de Val-
paraso, en la santidad y penitencia de su gobernadora, ni era
del todo antojadiza la revelacin de su confesor, segn la cual
los diablos solan andar sueltos por los hogares del pueblo. En
una lbrega noche de invierno (el 2s de Junio de 1 7 1 S ) , ron-
dando a la hora de las once el gobernador Tobar del Campo por
la quebrada de San Agustn, escuch cierto extrao rumor en
el fondo de una pulpera all situada, que m m t e n a cierta viu-
da llamada Lorenza Padilla, y penetrando de sbito en el apo-
sento, descubri que el diablo andaba a esas horas por all. No
vesta ste escapulario, como cuando se colgaba al pecho y a las
espaldas de la gobernadora, pues llevaba solo camisa y se ha-
llaba metido bajo de una cama. Por manera que cuando lo ex-
trajeron de ella, result ser un grumete del navo la Trinidad,
surto en el puerto, llamado, no obstante sus diaklicos inten-
tos. Juan de los Angeles.
Irritado el gobernador por aquel desacato, y olvidadizo de
que por haberlo l mismo cometido hubo de entregar su cuer-
po al bistur de los cirujanos de San Nal que ocurran a Tal-
paraso, conden a los dos culpables, esto es, a la viuda y al gru-
mete, a dos aos de destierro fuera de su jurisdiccin y al em-
bargo de sus trastes, bien que el Juan de los Angeles no tena
nada que embargar a no ser que le quitaran la camisa, nica
prenda que vesta y cuerpo a la vez de su delito. Apelaron
los infelices amantes de tan inusitado castigo al mismo presi-
(1) Fray Jos de Salazar en la vida del venerable Alonso Mesa, citado
por Rivadeneira.
572 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXVII
llero don Juan Antonio Araos, rico negociante, natural de Oate en Gui-
puzcoa, alcabalero mayor despus en Chile, fundador de la casa de ejer-
cicios de la Ollera en Santiago y padre, por ltimo, de uno de los goberna-
dores de Valparaso durante el siglo XVIII. De la carta dotal que otorg
a su esposa el 18 de Abril de 1731, ante Bartolom Mundaca, resulta, en
efecto, que la novia le fu entregada con las siguientes prendas, muchas
de las que revelan un origen eh-identemente francs. Comenzaremos por el
principio.
Las cortinas de la cama de campo eran de ncar y las sbanas y almoha-
das de cambray-batista, de precio stas ltimas de 53 pesos. Las fundas
eran de tafetn de Granada y haban costado 16 pesos. Las camisas nup-
ciales no pasaban de cuatro, pero tenan m a n g m de cambray con encajes
y valan 50 pesos. La camisa de estreno, sin embargo, estaba adornada de
.encajes de serafines,, de a seis pesos varas, y vala, por s so!a, cien pesos,
que es como si hoy se dijera mil.
E n cuanto a los jaldellines y jubones, uno de stos era de brocato con fran-
ja de oro y vala cien pesos; otro de felpa con mclindre (pouff?), 50 pesos;
otro de bayeta amarilla, con plntano de raso ncar, 25 pesos; otro con de-
lantal de Renyo, 20 pesos, y entre varias otras, una saya de brocato celes-
t e de valor de 200 pesos. La saya de montar era de tornasol y costaba slo
16 %pesos;mas como nuestras antiguas amazonas lucan tanto sus panto-
rrillas como las nuestras las ocultan, llev doa Juana al matrimonio tres
pares de medias de seda que valan 15 pesos. Completaban el artculo que
hoy se llama desdeosamente trapos por las novias, dos mantos muestres
que fueron tasados en 28 pesos.
E n cuanto a las joyas, hacanse notar dos candados de diamantes (signi-
ficativo emblema!) para pendientes, que fueron tasados en 200 pesos; un
rosario de corales con pater-nosters de oro en 127 pesos; un medalln con
un trocito de lignum c~ucis,en 100 pesos, y por ltimo, un aderezo de mate
con su pichel de plata, tetera de cobre, mesita con cajones, etc., en 125. E l
pichel era probablemente la caja de la yerba, azcar, etc.
Y ahora se nos ocurre preguntar qu hara una novia de estos tiempos
con esos candados, esos pater-nosters y esos picheles por regalo de bodas?
E n cierta manera confirma el contraste de miseria y de prosperidad que
hemos hecho resaltar en los dos ejemplares anteriores, el inventario de dos
bodegas hecho a la muerte ab intestato de sus dueos en 1705 y en 1725.
E n el primer caso, tratndose de la herencia de un don Francisco Machado,
s610 se hall6 en su depsito, fuera de las rumas de trigo, cuatro zurrones
de organo. dos de culantro, 30 fanegas de trigo, 190 tablones de alerce,
todos, en fin, humildes frutos del pas; al paso que en el inventario del 1-
timo (el bodeguero don Juan Lpez de Arteaga), mandado practicar por
el gobernador La Torre Verdugo el 9 de Febrero de 1725, se habla de rua-
nes, bretnas, hilo de oro, creas, choletas, sangaletes e infinidad de artculos
conocidamente de fbrica francesa.
Las diversas piezas a que se refieren estos apuntes existen en el archivo
citado del Conservador,
HISTORIA DE VALPARA~SO 5 75
XXVIII
(1) Doa Gertrudis Saldaa era hija de doa Bernarda Ocampo, como
&ta lo era del capitn don Antonio Gonzlez, y para que se vea una muee-
tra ms del laberinto que formaban los apellidos coloniales, los otros doa
hijos que tuvo la ltima se llamaban don Jos Vera y doa Margarita So-
barso, fuera de que a la Saldaa ia llaman tambin en las piezas de las
particiones doa Gertrudis Mondaca, es decir, seis apellidos por uno s610-
Gonzlez, Ocampo, Saldaa, Mondaca, Sobarso y Vera.
CAPITULO XXXII
EL ALMENDRAL
( E L TERREMOTO DE 1730)
I1
I11
(1) De lo que ocurri con las tierras del Almendral despus de la muerte
de Ulloa y de las transmisiones de dominio de que antes hablamos, no han
quedado muy claras nociones.
slo agregaremos zt io que entonces dijimos que la que se llamaba la Cha-
carilla del Almendral, o sea los terrenos de la margen oriental del estero
de las Delicias, entre el Barn y las Zorras, deslindando por las cumbres
con la de Via del Mar (pues el fundo meda 600 cuadras), fu comprada
por los VBsquez a los herederos de Ulloa, el 20 de Octubre de 1648. en tres-
cientos pesos a censo. Por manera que el precio de cada cuadra resultaba
ser de medio peso. Hoy se vende por noventa mil de stos una fraccin de
cuadra de esa misma propiedad., .
Debemos aadir aqu, en confirmacin del aserto que antes hicimos so-
bre que el primitivo Slmendral fu la Cabriteria, una declaracin que he-
mos encontrado despus, hecha por una de las Vsquez (doa Melchora),
quien en una escritura pblica otorgada el 16 de Abril de 1719, dice que las
tierras de la Chacarilla llegaban .hasta el morro (el Barn), por donde se
sube para bajar a tierra de Martn Garca, que dicen el Almendral, entre
la playa y laderas.
E n otro papel del presente siglo que se conserva en el claustro de la Mer-
ced, se recuerda la tradicin de *un espeso bosque de almendros, que ha-
ba en aquel lugar. (La Cabriteria).
HISTORIA DE VALPARAfSO 579
IV
VI
VI1
VI11
IX
XI
Respecto de las bodegas dcl .ilmendral, parece que a fines del siglo XVII
pasarcn por nrricntlo a 13 dministracin del alferez Juande Mujica, hijo
natural de don Bernardino de Mendoza (que seguramente no sera el c-
lebre embajador de Felipe II en Inglaterra) quien muri en extrema mise-
ria. en 1704. con el ttulo de bnlanzario. cam0 en aue ganaba 50 DWOS aue
I Y - Y
pagaba el Cahildo.
Era tan oobre aquel ulrez. bodeouero 11 brtlanzario Que guardaba el tri-
go en su propia sal; y pieza de dormir. EGOno obstante:, hemos encontrado
una cuenta de sus funerales, de la cual resultan los expendios siguientes.
Por hacer la sepultura, 4 pesos; por al atad, 1 peso; en cera, 5 pesos; en
bayeta para la viuda, 12 pesos. Cuenta del cura Velsquez de Covarru-
bias, treinta pesos.
584 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
Vryuez, hijo del famcso don Gaspar. Y por eso ser que di-
cen que es el diablo quien da los sobrinos: refrn que tal vez
inventaron los despojados Vsquez, tios y t k s de don Blaa
Reyes.
Habindose, en efecto, atrasado los comuneros del Almen-
dral en el pago del rdito de los padres mercenarios de San-
tiago, sacaron stw aquella tierra a remate ante el escribano
Domingo de Oteiza, y el 22 de Diciembre de 1707, comprla ba-
j o el asta el opulento don Blas. Todo lo que pag por aquel
valle, que hoy sera por s solo un patrimonio ms rico que 103
d,e Creso o Atahualpa, fueron mil y quinientos pesos. Y de stos
slo integr una tercera parte en efectivo (528 pesos) por que el
censo, causa de la ejecucin, importaba, segn dijimos, 720 pe-
sos y los caidos suban a 252. Por manera que por lo que hoy no
se emtargara un caballo, se sac a pregones una ciudad (1).
XI1
XI11
XIV
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XVII
XVIII
(I) Ya apuntamos en ot,ro lugar los diversos nombres que llevaron lar!
hijuelas de las Vsquez, cuyos descendientes, llegados mAs tarde aun a
mayor pobreza, fueron quiz a poblar las hondanadas que se llaman toda-
va Los Vdsquez en el camino antiguo de Casablanca. Pero algo despus to-
maron aqullas mayor incremento con el legado de la estancia llamada el
Paso Hondo, que dej a los padres una beata llamada doa Mara Merce-
des Caete.
Todos los fundos rsticos que los mercenarios posean al derredor de las
colinas de Valparaso y que a su vez estaban completamente circumbala-
das por las de los jesutas, desde la Via del Mar a las Tablas, fueron ven-
didas en cinco hijuelas desde 1828 hasta 1831 por la Junta Nacional, a cuyo
cargo corri la enajenacin de los bienes confiscados a los regulares en 1825.
El precio de la tasacin fu en general de 4 pesos cuadra, y el remate subi
un tercio sobre aqulla. De esta suerte, la primera hijuela de 49 cuadras
fu rematada a censo de cinco por ciento, por un Asencio Moreno, en 313
pesos, comprendindose en este valor dos perales, diecisiet,c duramos y dos
membrillos a tres reales cada uno de stos ltimos. Remat la segunda hi-
juela de 105 cuadras un don Juan Miranda en 796 pesos. habiendo sido ta-
sado este terreno en dos reales ms la cuadra que los otros. La tercera hi-
juela de 228 cuadras rematla don Francisco Contador en 1,558 pesos. La
cuarta, de 620 cuadras, fu rematada en 1,790 pesos; y la quinta que ya-
ca principalmente en la alti-planicie llamada Alto del Puerto y constaba
de 990 cuadras, comprla el mdico y negociante ingls don Andrs Blest
en la suma de 6,146 pesos. Esta ltima fu vendida por el provincial Pedro
Prez, cuando ya los regulares haban vuelto a entrar en posesin de SUR
bienes.
De estos datos resulta que la rea acumulada de todas las estancias que
haban heredado o adquirido por compra los mercenarios, esto es, el Valle del
Duque, el Rodeo de Lillo (Rodelillo), el Arbol copudo de Bartolom Flores,
y que cambiaron despus con los jesutas por el llamado el Charauacho, el
Paso Hondo, de la Caiiete, etc., ascenda a 2,683 cuadras, cuyo valor hace
40 aos fu de 10,912 pesos; una migaja, en uno y otro respecto, de los fun-
dos que en sus inmediaciones tenan los jesut.as.
Agregaremos aqu el curioso dato de que aun en una poca tan avanzada
como el ao de 1828, se encontraron en la estancia de los mercenarios hasta
2,120 palmas reales, que fueron tasadas a 4 reales. Y esto dar una idea
de la abundancia prodigiosa en que esos preciosos rboles debieron existir
en los dos primeros siglos de la colonia.
Historia de Valparaso 38
594 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXI
(1) El auto del obispo Guerrero disponiendo que se notificase a los pro-
curadores la solicitud de fundacin, tiene fecha de 8 de Febrero de 1716.
Deca el provincial Villaln en sus patentes que por ser Valparaso .lugar
de copioso gentto, por sus habitadores y por loe entrantes y salientes. a c e p
taba la ofrenda del terreno que de su peculio haca el padre Vera, y a este
mismo tenor representan los apoderados de los dems conventos.
El procurador de San Francisco, por ejemplo, observa que habindose
encontrado en Valparaso durante la semana santa de 1714 y 1715 ano v a s
taba la copia de confesores que haba en dicho convento (el de San Fran-
cisco) por la mucha gente que concurra a recibir aquel sacramento..
El procurador de San Agustn hace presente <que habindose aumentado
mucho los vecinos del puerto con el gran comercio que hay de navos en-
trantes y salientes, ha crecido el nmero del gento.. En el mismo sentido
informa el procurador de Santo Domingo, Francisco Hernndez; el de San
Ignacio, Juan Bautista Vallejos, y el abogado asesor Juan de Rosales.
A su vez, el procurador de la Merced, Ambrosio del Campo, declaraba que
existan, con los sitios vendidos y por vender, los arbitrios suficientes para
proceder a la ereccin de la iglesia, y solicitaba licencia para ocurrir a Es-
paa a fin de obtener la aprobacin del rey, como era indispensable.
Todos estos documentos se encuentran en el volumen 6.0 del archivo de
escrituras autnticas que se conserva en la casa grande de Santiago, cuyo
provincial, fray B. Rencoret, tan activo y desinteresado como el fundador
Jernimo de Vera, ha puesto sin reserva alguna a nuestra disposicin.
HISTORIA DE VALPARAfSO 593
XXII
(1) Constan estos curiosos detalles d~ una nota que ha tenido la bondad
de dirigirnos el reverendo provincial de la Merced con fecha 5 de Noviem-
bre de 1869.
.( 2,) La Drotecci6n de la virgen de Mercedes a los marinos del Pacifico era
evidente, estando a io que cuenta en una novena el padre Gaspar de Hidal-
go por el ao de 1730, en que, hablando de aquel amparo, se expresa con
estas palabras: .Como lo experiment6 un navo que perdido en estas costas
con las bravezas del mar, slo con echar un religioso nuestro santo escapu-
lario en las enfurecidas olas, se soseg de tal suerte que lleg6 la nave con
toda serenidad y aun sin timn a ValparasoB.
596 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXIII
XXIV
(1) Extractamos estos detalles del inventario por el cual el fundador Vera
entreg la iglesia a su succsor. Los dos santos mencionados fueron encarga-
dos a un mercader de Lima llamado don Roque Caero, a quien le entregaron
cien pesos a cuenta; m6s, como su precio fuera casi el triple (240 pesos),
guardlos aqul en su bodega y no quiso darles suelta hasta que no se le
cubri ntegro el importe.
La saerista de la iglesia y sus celdas eran naturalmente muy humildes.
E n la primera sGlo existan diez o doce lienzos quiteos, todos regalados,
y una caja de cedro .que compr el padre Vera, que era de una difunta en
doce misas., y a ms una silla raroiiable.
Despus de la ruina causada por cl terremoto de 1730, el claustro fu ta-
sado por el maestro mayor de arquilectura, don Francisco Loriel, en 2,000
pesos.
598 OBRAS COYPLETAS DE VICUA MACKENNA
XXV
(1) E n la Historia d e Santiago, t. l.O, piig. 107, dimos cuenta de este terre-
moto.
En cuanto a los anteriores y a los subsiguientes hasta 1S64 ha publicado
una erudita disertacin en forma de catlogo el geolgo francs M. Alexis
Perrey, con el ttulo de Documents relatifs aux tremblements de terre au Chili.
HISTORIA DE VALPARAfSO 599
XXVI
XXVII
(1) Es tan digno de inters lo poco que en nuestra antigua crnica se con-
serva con relacin a los fenmenos naturales que ha? ido mnrcadc en cada
siglo el desarrollo o las perturbaciones dc nuestra formacin terrbquea,
que nos parecera una omisin punible no sacar a luz, en esta parte, la des-
cripcin ingcnua y curiosa que c1 jesuta Ovalle nos ha dejado de aquel ex-
trao acontrcimiento. Es ella tanto mLs acreedora a ser conocida de la gene-
ralidad, cuanto que el narrador habitaba entonces en Chile y qur invoca,
ademis, la versin de testigos presenciales que le refirieron personalmente
los detalles del suceso.
.Pero lo que ha causado mayor terror en todo Chilo (dice de este fen-
meno el minucioso padre en el captulo 21, libro S. de su cronicn), y aun
en todo Chile, ha sido la ruina que padeci el fuerte de Carelmapu, causada
de la violencia de un huracn, o remolino, que dicen pas en un credo. Fu
el caso que a catorce de Mayo de seis cientos y treinta y tres, al cuarto
del alva, se oy de repente un tan vehemente y espantoso ruido por todas
las casas y fuerte, que desnudos oblig a los moradores a saltar con gran
priesa de sus camas, desamparando las casas y huyendo a fuera para ver lo
que era. porque todo pareca venirse abajo y fu as que las tres galeras
grandes del fuerte vinieron al suelo con todo un lienzo del mala1 y dos puer-
tas muy pesadas, que despus, como dicen, apenas poda menear toda la
Compaa de soldados, las sac de sus quicios el remolino. Los que huan
hacia la iglesia, que es buena y capaz, toda de tablas y maderas, la halla-
ron arrasada por tierra. Las cruces que hay algn trecho estaban alrede-
dor caldas en tierra distante de su9 primeros lugarm: los que iban hacia la
HISTORIA DE VALPARA~SO 601
XXVIII
tan los capitanes que se hallaron presentes. Acabo con decir lo que ellos di-
cen, que pareca ser da de juicio ver todos los elementos revueltop, y que
as concibieron grandsimo temor, estremecindose las carnes, y aun ahora
cada vez que lo cuentan quedan maravillados y llenos de temor. Dicen tam-
bin que debi6 venir algn demonio envuelto en aquel remolino, permi-
tiendo nuestro seor para castigo de los que llevados de sus apetitos vivan
Orienda suelta. Caus este castigo del cielo muy gran temor y enmienda de
pecados..
(*) El padre misionero de Carelmapu, de cuya boca parece haber tenido
O valle esta relacin.
602 OBRAS COMPLETAS DE VICURA MACKENNA
XXIX
xxx
Arranc aqu la mar como sobre un lecho abierto que le era
familiar, e inundando la mayor parte del terreno llano, arras
hasta sus cimientos la parte principal del nuevo templo de la
Merced, nico edificio civil de al,.wia cue:lta que all hubiese,
forz sus puertas fronterizas a la playa, tronchando sus cerra-
diiras, derribG sniils altares, e inundando todo el Gmbito de la es-
trecha nave, solo vino a declinar su mpetu en las gradas del
altar en que se reverenciaba a la virgen; para que se viese,
deca en su novena citada el padre Hidalgo, dirigindose a la
ltima, que la ira divina slo llega a los umbrales de t u favor.
Todo l o que se salv de la piadosa ereccin del padre Vera
HISTORIA DE VALPARASO 603
XXXI
XXXII
XXXIII
XXXIV
XXXVI
XXXVII
PkGS.
-.
NOTICIA PRELIMINAR, ....................... 9
DEDICATORIA ............................... 13
ADVERTENCIA ............................... 15
CAPITULO I : JUAN DE SAAVEDRA ................... 21
CAPITULO 11: EL VALLEDE QUZNTIL . . . . . . . . . . . . . . . 29
CAPITULO 111: EL ALMIRANTE PASTENE ........ 37
CAPITULO I V : UNAPESCA DE ORO EN VALPARASO .... 45
CAPITULO V : SOLEDAD ............................ 53
CAPITULO V I : Los INGLESES EX EL MARDEL SUR . (I)
EL DRAQUE................................... 59
CAPITULO V I I : EL ESTRECHO DE MAGALLANES ....... 73
CAPITULO VIII: Los INGLESES EN EL MAR DEL SUR .
(11) SIRTON& CAVENDISH ........................ 81
CAPITULO I X : Los INGLESES EN EL MAR DEL SUR .
(111) RICHARTE................................ 93
CAPITULO X : Los HOLANDESES EN VALPARASO . (I)
CORDES Y NOORT................................ 101
CAPITULO X I : Los HOLANDESES EN VALPARASO . (11)
SPILBERGEN ................................... 115
CAPITULO XI1 : Los CLAUSTROSEN VALPARASO . . . . 129
CAPITULO X I I I : EL COMERCIODE VALPARASO EN EL
SIGLO XVII ................................... 145
CAPITULO XIV: ENRIQUE BRUNOEN VALDIVIA . . . . . . 167
CAPITULO XV : Los BUCANEROS EN EL PACFICO . . . . 185
CAPITULO XVI: SHARP EN COQUINBO . . . . . . . . . . . . . . 211
612 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
-
PdOS.
CAPITULO I
CAPITULO I1
CAPITULO I11
CAPITULO I V
CAPITULO V
CAPITULO V I
CAPITULO VI1
CAPITULO VI11
CAPITULO IX
CAPITULO X
. P~QK
-
menso tesoro que supone fu arrojado a la baha.-Su regreso a Ho-
landa.-Contraste de la ferocidad de los holandeses con la conducta
de los corsarios de Inglaterra, y sus c a w . .................................... 101
CAPITULO XI
CAPITULO XI1
CAPITULO XI11
CAPITULO XIV
Pdos.
CAPITULO XV
CAPITULO XVI
CAPITULO XVII
CAPITULO XVIII
CAPITULO XIX
Descontento de los bucaneros despus del combate de las Islas del Rey y
su separacin.-Grogniet y los franceses en Granada y en Panam.-
Sus horribles crue1darics.-Muerte de Townley.-Davis y los ingleses
en Len.-Lo abandonan sucesivamente Swan, Dampier y Harris.-
Dirgese con Knight a las Islas Galdpagos -Su terrible crucero en
las costas dcl Per.-Diario del cirujano Waffer.-Ataca a La Serena
y es gloriosarnmte rechazado por don Francisco de Aguirre.-Parte
oficial de esta jornada.-Soticia sobre Agiiirre, su familia y los cafio-
nes que se encontraron en su casa solariega de La Serena.-Los Cara-
vajal Campo Fro, los Recalde y los Hurtado de Mendoza como tlc-
fensores de Valparaso.-Davis drrrotado se dirige a Juan Fernndez.
-Separacin de Knight.-Davis en la Mocha, y despoblacin de esta
isla.-Segundo crurero de Davis en las costas del Per.-Grogniet
toma con los franceses a Guayaquil y muere.-La compaa martima
de Nuestra Seora de la Gula enva tres buques a desalojarles.-Davis
.
620 OBRAS COMPLETAS DE VICUNA MACKENNA
PdQa
llega oportunamente para proteger a los captores de Guayaquil.-Ca-
oneo de siete das.-Otra vez Dios y el viento segn el duque de la
Palata.-Los bucaneros se distribuyen el botn de Guayaquil en la
isla de la Plata y se separan para dirigirse ai Atlntico.-Campaa
del gobernador Urtunduaga.-Los franceses atraviesan por Centro
Amrica y llegan a las Antillas.-Davis en su viaje a Juan Fernndez
descubre la isla de Pascua y experimenta el terremoto de 1687 en la
mar.-Llega a Inglaterra y se acoge al indulto general.-Paz de Rys-
wick y completa extincin del fiiibusterism0.-Influencias que las
campaias de Davis ejercen sobre Valparaso.-El presidente Garro
se establece all y construye el castillo de San Jos.-El ingeniero Juan
Herrera, y cmo su familia se radica en Chile.-Descripcin de aque-
lla fortaleza y sus defectos.-Origen de la Planchada.-El Blanco.-
E l gobernador don Pedro de Amasa y sus antecedentes.-Cmo los
santiaguinos se aprovecharon de la ereccin del castillo de San Jos
para pedir misericordia en favor de sus bolsillos.-Santiago es Roma
y Valparaso Cartago ................................................................. 261
CAPITULO XX
CAPITULO XXI
Simp1icidr.d del principio que reguiaba el comercio de Espaia con las In-
dias.-El oro, nica hase de las negociaciones.-Establecimiento dp
la Cara de Contrntacih en Sevilla y sus diversas atribuciones.-El
Consejo de Zntlias.-Bibliografa de la historia del comercio de la Am-
rica Espaola.-Origen del comercio de flotas y nomenclatura de los
diversos nombres de sus embarcaciones.-Felipe I1 regulariza el co-
mercio de flotas y galeones.-En qu consistan unos y otros, y detalles
de su organizacin, cargamentos, capacidad y cantidad de mercade-
HISTORIA DE .VALPARAfSO 621
PdOS.
ras que c o n d u c a n . S u orden de marcha desde que salan de Sevilla
hasta su llegada a las costas de Amrica.-Estado de la nutica espa-
ola en el siglo XVI1.-Gran feria de Portobelo y sus singularidades.-
Cmo este sistema de comercio arruin aceleradamente a Espaa.-
Sus defectos principales y ejemplos pr&cticos de cada uno.-Completa
decadencia industrial y mercantil de Espaa e impotencia de su go-
bierno.-Carlos I1 ocurre a los extranjeros para mantener su trfico
con las Indias.-Terrible legislacin sobre los extranjeros en la Am-
rica y vestigios de su influencia.-Lamentaciones de los economistas
espaioles en el siglo XVI1.-Juicio de Lord Macaulay y del historia-
dor Pezuela sobre este estado de cosas.-Inmenso contrabando que
se ve obligada a tolerar la Espaiia en sus propios puertos.-C6mo
y con qu mercaderas las dems naciones contribuan a este trfico
-Manifiesto por mayor de aquel comercio.-Postracin absoluta de
la industria espaliola a fines del siglo XVI1.-Triunfo del Fisco y del
Monopolio, y sus desastrosas consecuencias.-Acrcase una nueva era
para el comercio de la Espaiia y sus colonias.................................. 303
CAPITULO XXII
Base en que reposaba el sistema rentstico de Espaa y sus colonias.-Ca-
rcter de sus principales impuestos en las ltimas.-Nomenclatura
que hace de ellas un economista americano.-Zmpuesios comercinlcs,
los almojarifazgos, la alcabala, la avera, los registros y el consulado.-
Alternativas porque pasan algunos de estos tributos, y poca fijeza
de su tasa.-Zmpuestos sobre las minas, quintos reales, el seoro, el
bolsillo real.-Denominaciones y diversos valores de las monedas es-
paolas y americanas.-Zmpuestos sobre la agricultura, el diezmo.-
Impuestos eclesisticos, la bula de la Cruzada y la de la Componenda.-
Breve pcro curiosa historia de la bula hasta nuestros das.-Zmpues-
tos sobre el hombre, servicio personal de los indgenas, la mita, la en-
comienda y el repartimiento.-Los negros.-Tierras vacas.-Zm-
puesto sobre la industria, la yerba-mate la coca, la vid y el olivo, la
aloja, el aj, el so1imn.-Estancos, la nieve, el tabaco, los naipes, el
papel sellado.-Zmpuestos judiciales, las penas de cmara, las mil y
quinientas.-Impuestos administraticos, la media annata, venta de los
empleos pl>licos.-Ejemplos.-Zmpuestos sobre serm'cios, la moneda,
los correos.-Zmpuestos urbanos, las pulperas, el ramo de balanza y
tajamares.-Zmpitestos miscelnicos y variables.-San Telmo, cientoa,
millones, vacantes, varas consejiles, pontazgos, peletera, visita aran-
celes, etc.-Manera cmo se administraba en Amrica las rentas de
los impuestos.-Asientos.-Acrcase una poca de mudanza y rege-
neracin .................................................................................. 341
CAPITULO XXIII
Importancia del reino de Chile como pas productor de vinos y de cerea-
les en la Amrica espanla.-El trigo y la vida son su destino mani-
fiesto.-Sombra que Chile hace a Espaa como pas de competencia.-
Prohibicin absoluta del comercio europeo por la va de Buenos Ai-
res.-Miserable condicin del Plata durante el siglo XVI1.-Su reha-
bilitacin en sus ltimos aos de aqul.-Las primeras gacetas de no-
ticias.-Prohibici6n del comercio con Mxico y Centro Amrica.-Se-
ver0 juicio del historiador Robertson sobre esta medida.-Rigurosas
622 OBRAS COMPLETAS DE VICUA MACKENNA
CAPITULO X X I V
CAPITULO XXV
PdOS .
sista el comercio por el Cabo.-Influencia domstica de aquel tr-
fico.-Influencia social de los franceses.4rigen de los gabachos.-
Las familias francesas de la Guerra de Sucesin.-Los Morand y los
Montaner.-El francs Dunose (lo Nos) y la cacica de Tango.-Los
Casanova y el cura de la Matriz de Valparaso.-Feuille y Fresier. 411
CAPITULO XXVI
CAPITULO XXVII
*
de uno de sus oficiales. -Envo a Chile del presidente Cano.-Su in
tegridad y energa con que repele los contrabandos en Concepcin.-
Felipe V se resuelve a expulsar del Pacfico a todos los extranjeros.-
E l ministro Patir?o.-Contina el comercio clandestino por el Cabo.-
Llegan dos navos contrabandistas a Coquimbo y tres a Lima.- Pro-
ceso del oidor Gallegos por venalidad en Concepcin.-Energa del
virrey Armendriz para suprimir el contrabando en el Per.-Otra
vez el poeta Pera1ta.-Ruina y decadencia del comercio francs por
su propio exceso.-Monto de la importacin extranjera de que era
capaz Chile en esa poca.-Opiniones de Frezier y La Barbinah.-
Pactos que celebran los franceses para imponer sus precios en el mer-
cado, y su mal xito.-Juicio del virrey Amat sobre el comercio francs
y su decadencia.-Memorias inditas de este funcionario y su alto
inters.-Otra faz del comercio francs en el Pacfico........................ 441
CAPITULO XXVIII
CAPITULO XXIX
CAPITULO XXX
Aspecto de Valparaso desde la ra.da en los primeros aos del siglo XVII1.-
La realidad en t,ierra.-Lo que era Valparaso en esa poca comparado
con Concepcin, La Serena y Quil1ota.-Valparaso con relacin a la
polica y a la higiene.-Vistas panormicas y planos t,o;,ogr&ficosde
Valparafso segn Frczier, Fcuille y Le Gent,il.-Precios de los terre-
nos en el casero del Puerto.-Venta de la quebrada de los Buelye.3, de
la de la Mesilla y del Cerro Alegre.-Estado de los castillos, v vista de
ojos del de San Jos en 1718.-Su guarnicin fija y curiosas denomina-
ciones de su artillera.-Progresos religiosos.-El jesuta Faneli fun-
da una Residencia, y litigios en que se envuelve su orden con todos
sus colindantes. - La cofrada de la Candelnricc en San Agustn.-La
baha, su capacidad y buques que la frecuentan.-Naufragio de la
Begon, v negocios a que da lugar este siniestro.-Contribucin ecle-
sist,ica que pagaban los buques al cura de Valparafso, y c6mo la ha-
can crogar stos.-Excomunin del Buen Jess.-Plcito de los navie-
ros del Callao y el prroco de Valparasn, a que di6 lu,qar aquel impuesto. 533
CAPITULO XXXI
; Pbas.
durante un siglo.-Don .Juan de Olivares y el doctor Hidalgo.-Don'
Juan Velsquez de Covarrubias, patriarca de Valparaso.-Costum-
bres de la epoca.-La queda y cmo subsiste todava su prctica.--
Animacin furtiva del verano.-Comedia que se represent en 1702.-
Lo que en esos das se saba de peras y de contradanzas.-Espectcu-
los religiosos. -Corridas de toros en la plazuela de San Francisco.-
Las fiestas del Rosario a son de vihuela.-Ceremonias del viernes
Sant,o de 1713.-San Francisco y Santo Domingo.-Cupid0 y la Vir-
gen.-Singular apuro en que pusieron al francs Le Gentil las ?Zagasdei
primero.-Doa Catalina de Iturgoyen, santa y gobernadora de Valpw
raso.-Su nacimiento y matrimonio con el gobernador Acua.-Sus
terribles penitencias.-Visitas que le hacen en el castillo de San Jos,
.Jesucristo y la Virgen, segn su confesor.-Extrao y nunca odo reme-
dio con que la reina del cielo cura a la gobernadora en una enfermedad.-
El diablo en los cerros de Valparaso, y frecuentes luchas cuerpo a cuer-
po que traba con l la gobernadora.-Ultimos das de doa Catalina
y juicio de sus contemporneos sobre ella.-Cmo doa Catalina tuvo
una hija santa, y sta un nieto queen0 lo fu.-Se cuenta cmo el
gobernador Tobar encontr al diablo en la pulpera de una viuda,
y galantera que us6 con sta el presidente Cano.-Influencia del co-
mercio francs en Valparaso.-Inventario de un capitn en 1720 y
el de una gran dama en 1712.-Ajiiar de una novia en 1731.-Con-
trastes ..................................................................................... 551
CAPITULO XXXII
Doa Mariana Deza y si1 marido Pedro Vsquez dueios del Almendral
despus de los conquistadores Ullort y Garca.-Panadera y bodegas
que establecen.-La Chacaril1a.-Compran la estancia del Valle del
Duque.-Propiedades risticas de los mercenarios y cmo se vendieron.
-El Almendral convertido en iina tribu.-Dote y herencia de los Vs-
quez.-Testamento de la Desa.-Negros.-Bodegas de Juan de Mu-
iica.-Don Blas de los Reyes resume la propiedad ntegra del Almen-
&al y lo divide en seguida con el cura Velsquez de Covarrubias.-
Vende ste una parte en lotes.-El Almendral en 1709.-La Puntilla.-
Los esteros de POCUTO y de las Piedrecil1as.-La Rinconada de Salinas.-
Jernimo de Vera, fundador de la Merced.-Redencin de cautivos
y extensin que este instituto alcanza en la colonia.-Fervor religio-
so del padre Vera y cmo, mediante sus combinaciones financieras,
hace suyo el Almendral casi de balde.-Origen del crucero de la Vic-
toria y de la Cruz de Reyes.-El araucano y el quichua en las antiguas
denominaciones de Valparaso.-Fundacin del Hospicio de la Vir-
gen del Sororro de Cervel1n.-La iglesia, su construccih, sus altares
y los zarcillos de la virgen.-Historia de la virgen de Puerto Claro,
patrona de Valparaso.-Terremafo y salida del mar en 1730.-Serie
de cataclismos que haban afertado el litoral de Chile hasta esa fecha
-Trabajos de Perrey y del Barrio sobre los terremotos en Chile.-
Estragos que el de 1730 causa en Valparaso.-Ruinas de la Iglesia
de la Merced y del Castillo de San Jos.-Destruccin de las bodegas.
-Revista retrospectiva.-Albores de una nueva poca.. ...... .. .. ... .. .. . . 577
TABLA DE ILUSTRACIONES
DE LA PRESENTE EDICION
SE HAN TIRSDO APARTE TREINTA
EJEMPLARES NUMERADOS.