Edward Thompson - Costumbres en Común - Cap. 4, 5 y 6
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No han reflexionado, sino de manera superficial, sobre los materiales plina confiere, automticamente, igual nivel de pericia en la primera.
que ellos mismos han descubierto. As, Beloff comenta con respecto Uno no puede quejarse, por lo tanto, de que las recientes investiga-
a los motines de subsistencias (jood riotsy de principios dei siglo XVIII: ciones hayan tendido a tergiversar y cuantificar testimonios que slo
este resentimiento, cuando el desempleo y los altos precios se com- se comprendan de manera imperfecta. El decano de la escuela es-
binaban para crear condiciones insoportables, se descargaba en ata- pasmdica es, por supuesto, Rostow, cuyo tosco grfico de la ten-
ques contra comerciantes de cereales y molineros, ataques que muchas sin social fue presentado en 1948 por primera vez.' De acuerdo
veces deben de haber degenerado en simples excusas para eI crmen.' eon este grfico, no necesitamos ms que unir un ndice de desem-
Sin embargo, registraremos intilmente sus pginas en busca de los pleo y uno de altos precios de los alimentos para encontramos en
hechos que nos permita detectar la frecuencia de esta degeneracin, condiciones de hacer un grfico dei curso de los disturbios sociales.
Wearmouth, en su til crnica de los disturbios, se permite enunciar Esto contiene una verdad obvia (la gente protesta cuando tiene ham-
una categora explicatoria: la miseria.' Ashton, en su estudo sobre bre); de igual manera que un grfico de la tensin sexual mostra-
los motines de subsistencias entre los mneros, formula el argumento ra que el comienzo de la madurez sexual puede correlacionarse eon
propio dei paternalista: la turbulencia de los mineros debe, por su- una mayor frecuencia en dicha actividad. La objecin es que este
puesto, ser explicada por algo ms elemental que la poltica: era la grfico, si no se usa con discrecin, puede dar por concluida la
reaccin instintiva de la virilidad ante el hambre.' Los disturbios fue- investigacin en el punto exacto en que sta adquiere verdadero in-
ron rebeliones dei estmago, y puede sugerrse que esto, en cierto ters sociolgico o cultural: cuando est hambrenta (o con apetito
modo, es una explicacin reconfortante. La lnea de anlisis es: ham- sexual), i,qu es lo que hace la gente?; i,cmo modifican su conduc-
bre-elemental-instintiva. Charles Wilson contina la tradicin: Alzas ta la costumbre, la cultura, y la razn? Y (habiendo convenido en
espasmdicas en el precio de los alimentos incitaron al motn a los que el estmulo primaria de la misria est presente), i,contrbuye
barqueros dei Tyne en 1709 y a los mneros dei estao a saquear la conducta de las gentes a una funcin ms 'compleja, y cultural-
graneros en Falmouth en 1727. Un espasmo condujo a otro: el re- mente mediatizada, que -por mucho que se cueza en el homo dei
sultado fue eI pillaje;' anlisis estadstico- no puede retrotraerse de nuevo ai estmulo?
Durante dcadas, la historia social sistemtica ha quedado reza- Son muchos, entre nosotros, los historiadores dei desarrollo
gada con respecto a la hstora econmica, hasta el momento actual culpables de un craso reduccionismo econ mico que elimna las
en que se da por hecho que una especializacin en la segunda disci- complejldades de motivacin, conducta y funcin; reduccionismo
que, de advertiria en el trabajo de sus colegas marxistas, les hara
protestar. El lado dbil que comparten estas explicaciones es una
1, M. Beloff, Public arder and popular disturbances, 1660-1714 Oxford 1938
p.75. . , , imagen abreviada dei hombre econmico. Lo que es quiz un mot-
2. R. F. Wearmouth, Methodism and lhe common people of lhe eighteenth vo de sorpresa es el clima intelectual-esquizoide, que permite a esta
century, Londres, 1945, esp. caps. I y 2. historiografia cuantitativa coexistir (en los mismos sitias y a veces
3. T. S. Ashton y J. Sykes, The coaI ndustry of lhe eighteenth century, Man- en las mismas mentes) con una antropologia social que derva de
chester, 1929, p. 131.
Durkheim, Weber o Malinowski, Conocemos muy bien todo lo
.4. Charles Wilson, England'sapprenticeship, 1603-1763, Londres, 1965, p. 345.
Es ~Ierto que los magistrados de Falmouth informaron ai duque de Newcastle (16 de relacionado con el delicado tejido de las normas sociales y las reei-
novembre d~ 1727) de que los revoltosos mineras dei estao haban irrumpido y
sa~ueado var~as despensas y graneros de cereal. Su informe concluye con un comen- 5. W. W. Rostow, British economy in the nineteenth century, Oxford, 1948,
tano que sugrere que no fueron mucho ms capaces que algunos historiadores mo- esp. pp. 122-125. Entre los ms interesantes estudios que relacionan precios-cosechas
dernos en com prender la racionalidad de la accn directa de los mineras: la causa y disturbios populares estn: E. J. Hobsbawm, Bconomc fluctuations and some
de estos atropellos, segn pretendan los amotinados, era la escasez de grano en el social movements, en Labourng men, Londres, 1964 (hay trad. cast.: Trabajada-
condado, pero esta sugerencia es probablemente falsa, pues la mayona de los que se res. Crtica, Barcelona, 1979), y T. S. Ashton, Economic F/uctuations in England,
llevaron el grana lo dieron o lo vendieron a un cuarto de su precio. PRO, SP 36/4/22. 1700-1800, Oxford, 1959.
216 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL DE LA MULTITUD 217
procidades que regulan la vida de los isleos de Trobriand, y las Un atrope!lo a estas supuestos morales, tanto como la privacin en
energias psquicas involucradas en el contenido de los cultos de Me- si, constitua la ocasin habitual para la accin directa.
lanesia; pero, en algn momento, esta criatura social infinitamente Aunque esta economa moral no puede ser descrita como polti-
compleja, el hombre melanesio, se convierte (en nuestras historias) ca en ningn sentido progresista, tampoco puede, no obstante, defi-
en el minero ingls dei siglo XVIII que golpea sus manos espasmdi- nirse como apolitica, puesto que supone nociones dei bien pblico
camente sobre su estmago y responde a estimulos econmicos ele- categrica y apasionadamente sostenidas, que, ciertamente, encontra-
mentales. ban algn apoyo en la tradicin paternalista de las autoridades; no-
A esta visin espasmdica opondr mi propio punto de vista.' ciones de las que el pueblo, a su vez, se hacia eco tan estrepitosamen-
Es posible detectar en casi toda accin de masas dei siglo XVIII algu- te que las autoridades eran, en cierta medida, sus prisioneras. De aqu
na nocin legitimadora. Con el concepto de legitimacin quiero de- que esta economa moral tiese con carcter muy general eI gobierno
cir que los hombres y las mujeres que constituan la multitud crean y el pensamiento dei sigla XVIII, en vez de interferir nicamente en
estar defendiendo derechos o costumbres tradicionales; y, en gene- momentos de dsturbios. La palabra motim> es muy corta para abar-
ral, que estaban apoyados por el amplio consenso de la comunidad. car todo esta.
En ocasiones este consenso popular se veia confirmado por una der-
ta tolerancia por parte de las autoridades, pero en la mayorta de los
casos, el consenso era tan marcado y enrgico que anulaba.las mo- II
tivaciones de temor o deferencia.
El motin de subsistencias en la Inglaterra dei sigla XVIII fue una As como hablamos del nexo dei dinero en efectivo surgido de
forma muy compleja de accin popular directa, disciplinada y con la Revolucin industrial, existe un sentido en el que podemos hablar
elaros objetivos. Hasta qu punto estas objetivos fueron alcanzados dei nexo dei pan en el sigla XVIll. El conflicto entre tradicionalismo
-esta es, hasta qu punto el motn de subsistencias fue una forma y la nueva economa poltica pas a depender de las leyes de cerea-
de accin coronada por el xito- es una cuestin muy intrincada leso EI conflicto econmico de elases en la Inglaterra dei sigla XIX
para abordaria dentro de los limites de un captulo; pera puede ai encontr su expresin caracterstica en el problema de los salarios;
menos plantearse en vez de negaria y abandonaria sin examen, como en la Inglaterra dei sigla XVIll, la gente trabajadora era incitada a la
de costumbre, y esta no se puede hacer hasta que sean identificados accin ms perentoriamente por el alza de los precioso
los objetivos propios de la multitud, Es cierto, por supuesto, que los Esta conciencia de consumidor altamente sensible coexisti con
motines de subsistencias eran provocados por precios que suban ver- la gran era de mejoras agrcolas dei cinturn cerealista dei Este y
tiginosamente, por prcticas incorrectas de los comerciantes, o por dei Sur. Esos anos que !levaron la agricultura nglesa a una nueva
hambre. Pero estas agravios operaban dentro de un consenso popular cima en cuanto a calidad estn jalonados de motines -o, como los
en cuanto a qu prcticas eran legtimas y cules ilegtimas en la contemporneos a veces los describen, de insurrecciones o levan-
comercializacin, en la elaboracin dei pan, etc. Esta estaba a su tamientos de los pobres-: 1709, 1740, 1756-1757, 1766-1767, 1773,
vez basado en una visin tradicional consecuente de las normas y 1782, y, sobre todo, 1795 y 1800-1801. Esta industria capitalista
obligaciones sociales, de las funciones econmicas propias de los boyante flotaba sobre un mercado irascible, que poda en cualquier
distintos sectores dentro de la comunidad que, tomadas en conjun- momento desatarse en bandas de merodeadores, que recorrian el
to, puede decirse que constituyen la economia moral de los pobres. campo con cachiporras, o irrumpan en la plaza dei mercado para
fijar el precio de las provisiones a un nivel popular. Las fortunas
de las e1ases capitalistas ms fuertes descansaban, en ltimo trmino,
6. He encontrado de la mxima utilidad el estudio pionero de R. B. Rose,
Eighteenth century price riots and public policy in England, Imemational Review sobre la venta de cereales, carne, lana; y los dos primeros artculos
of Social History, VI (1961), y G. Rud, The crowd in history, Nueva York, 1964. deban ser vendidos, eon poca intervencin de los intermedirios, a
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los millones de personas que componan la legin de los consumi- A lo largo dei siglo, nuevamente el pan blanco fue ganando terre-
dores. De aqui que las fricciones dei mercado nos lIeven a una zona no a variedades ms oscuras de narina integral. Esto se debi en par-
crucial de la vida nacional. te a una cuestin de valores de estatus, de posicin relativa, que se
En el siglo XVIII la clase trabajadora no vivia slo de pan, pero asociaron ai pan blanco, pero en modo alguno fue exclusivamente
(como muestran los presupuestos reunidos por Eden y David Da- por eso. EI problema es ms complejo, y pueden mencionarse rpida-
vies) muchos de ellos subsistan casi exclusivamente gracias ai pano mente varlos de sus aspectos. Era produetivo para los panaderos y
Este pan no era todo de trigo, si bien el pan de trigo fue ganando molineros vender pan blanco o harinas finas, pues el beneficio que se
terreno continuamente sobre otras variedades hasta princpios de la podia obtener de estas ventas era, en general, mayor. (Irnicamente,
dcada de 1790. Durante los anos sesenta, Charles Smith calcul esto fue en parte consecuencia de la proteccin paternalista ai consu-
que de la supuesta poblacin de alrededor de 6 millones de Ingla- midor, pues el Asslze of Bread" Intentaba evitar que los panaderos
terra y Gales, 3.750.000 comlan pan de trigo, 888.000 lo consuman obtuvieran sus ganancias dei pan de los pobres; por lo tanto, iba en
de centeno, 739.000 de cebada y 623.000 de avena.' Hacia 1790 po- mters dei panadero el hacer la menor cantidad posible para uso
demos calcular que por lo menos dos tercios de la poblacin consu- domstico, y esta pequena cantidad hacerla de psima caldad.)" En
man trigo.' EI esquema de consumo relleja, en parte, grados com- las cudades, que estaban alerta contra el pelgro de la adulteracin, el
parativos de pobreza y, en parte, condiciones ecolgicas. Distritos pan negro era sospechoso, pues poda ocultar facilmente aditivos txi-
con suelos pobres y distritos de tierras altas (como los Peninos) don- cos. En las ltimas dcadas dei siglo muchos molneros adaptaron sus
de el trigo no maduraba, eran los bastiones dei consumo de otros maquinarias y 8US tamices en tal forma que, de hecho, no servan
cereales. Aun en los anos noventa, los trabajadores de las minas de para preparar la harlna para la hogaza domstica de tipo intermedio,
estao de Cornualles subslstan en su mayor parte gracias ai pan produciendo slo las mejores calidades para elpan blanco, y los. des-
de cebada. Se consuma mucha harlna de avena en Lancashire y perdicios, el salvado, para un pan negro que un observador considero
Yorkshire, y no slo por parte de los pobres.' Los Informes de Nor- tan rancio, repulsivo y pernicioso como para poner en pelgro la
thumberland son contradictorlos, pero parecera que Newcastle y constitucin fsica." Los intentos realizados por las autoridades, en
muchas aldeas mineras de los alrededores se haban pasado por en- pocas de escasez, para imponer la manufaetura de caldades de h~i
tonces ai trigo, mientras que el campo y ciudades ms pequenas se
na ms bastas (o, como en 1795, el uso general de la hogaza domes-
alimentaban de pan de avena, de centena, un pan mezc1a de varias
tica), encontraron muchas dificultades y con frecuencia resistencia,
cereales 10 o una mezc1a de cebada y legumbres secas."
tanto por parte de los molineros como de los panaderos."
7, C. Smith, Three tracts on lhe com-frade and corn-Iaws, Londres, 17662
pp. 140. 18Z-185. ... Regulacin o Reglamento sobre el precio dei pan, de acuerdo con el pre-
8. Fitzjohn Brand, A determination of lhe average depresson of wheat in war cio dei grana. (N. de la t.) .. .
betow tnat of lhe precedng peace.... Londres. 1800. pp. 62-63, 96. 12. Nathaniel Forster, An enqury into lhe cause of lhe high pnce of provi-
9. Estas generalizaciones se ven corroboradas por las respuestas de las ciuda- sions, Londres, 1767, pp. 144-147. .
des sobre el consumo de pan, presentadas ai Consejo Privado en 1796, que se en- 13. J. S. Girdler, Observations on the pemcous consequences of forestalling,
cuentran en PRO, PC 1/33/A.87 YA.88. regratlng and ingrossing, Londres, 1800, p. 88. .
10. Para masfin (un pao hecho de varias cereales), vase sir William Ashley, 14. EI problema fue discutido con lucidez en [gobemador] Pownall, Conside-
The bread of our forefathers, Oxford, 1928. pp. 16-19. rations on lhe scarcty and high prices of bread-corn and bread, Carnbridge, 1795,
11. C. Smith, op. cit . p. 194 (para 1765). Pero el alcaide de Newcastle infar- esp. pp. 25-27. Vase tambin lord John Sheffield, Remarks on the defciency of
maba (4 de mayo de 1796) que el pan de centena era muy usado por los trabajado- gran occasioned by lhe bad harvest of 1799, Londres, 1800, esp. pp. 105-106, para
res empleados en la Industria dei Carbn, y un informador de Hexham Abbey la evidencia de que (1795) no hay pan domstico hecho en Londres. Un correspon-
deca que cebada y legumbres secas, o alubias, es el nico pan de los trabajadores sal de Honiton describa en 1766 el pan domstico como una infame mezcla de
pobres y de los criados de los agricultores e incluso de muchos agricultores, con salvado molido y cernido, aI cual se aade la peor clase de harina inclasificable:
centena o masfin en las ciudades: PRO, PC 1/33/A.88. Hist. MSS. Comm., Cty of Exeter, serie LXXIII (1916). p. 255. Sobre esta comple-
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A finales de siglo, los sentimientos de estatus estaban profunda- Los pocos trabajadores que haban probado pan hecho de mezclas,
mente arraigados dondequiera que prevaleciese el pan de trigo y ste se encontraron dbiles, afiebrados, e incapaces para trabajar con
fuese amenazado por la posibilidad de mezclas ms bastas. Se insi- un cierto grado de vigor." Cuando, en diciembre de 1800, el go-
na que los trabajadores acostumbrados ai pan de trigo no podan bierno present un decreto (popularmente conocido como el Decre-
en verdad trabajar -sufran de debilidad, ndigestin, o nuseas- to deI Pan Negro o Decreto dei Veneno) que prohiba a los mo-
si les forzaban a cambiar ai pan hecho con mezclas ms bastas." lineros elaborar otra harina que no fuera de trigo integral, la res-
Aun frente a los atroces precios de 1795 y 1800-1801, la resistencia puesta popular fue inmediata. En Horsham (Sussex),
de gran parte de los trabajadores result invencble." Los diputados
del gremio en Calne informaron ai Consejo Privado (Privy Coun- Un grupo de mujeres ... fue ai molino de viento de Gosden,
ciI) en 1796 que gente que merece confianza estaba usando las donde, injuriando ai molinero por haberles dado harina morena, se
apoderaroo dellienzo dei tamiz con el que el mohnero estaba prepa-
mezclas de cebada y trigo requeridas por las autoridades, y que los
rando la harina de acuerdo con las normas dei Decreto dei Pan, y lo
artesanos y obreros pobres eon famlias numerosas cortaron en mil pedazos; amenazando ai mismo tiempo con tratar
as todos los utensilios similares que intentase usar en el futuro de
han usado en general solamente pan de cebada. El resto, que suman igual manera. La amaz6nica dirigente de esta cabalgata en sayas,
quiz alrededor de no tercio de los artesanos pobres, y otros, con
ofreci6 despus a 8US colegas licor, por valor de una guinea, en la
famlias ms pequenas (diciendo que ellos no podan obtener ms
que pan) han comido, como antes de la escasez, solamente pan de
taberna de Crab Tree.
panadera hecho de trigo llamado de segunda."
Como resultado de semejantes actitudes, el decreto fue revocado en
EI alguacil de Reigate informaba en trminos similares: menos de dos meses. 19
Cuando los precios eran altos, ms de la 'mitad de los ingresos
... en cuanto a los trabajadores pobres que apenas tienen otro sus- semanales de -la familia de un trabajador poda muy bien gastarse
tento que el pan y que por la costumbre dei vecindario siempre han exclusivamente en pan." i,Cmo pasaban estos cereales desde la
comido pan hecho solamente con trigo; entre ellos, no he impuesto tierra a los hogares de los trabajadores? A simple vista parece sen-
ni expresado el deseo de que consumiesen pan de mezcla, por miedo cillo. He aqu el grano: es cosechado, trillado, llevado ai mercado,
a que no estn suficientemente alimentados para poder con su trabajo, molido en eI molino, cocido y comido. Pero en cada etapa de este
proceso hay toda una irradiacin de complejidades, de oportunida-
des para la extorsin, puntos lgidos alrededor de los cuaIes podan
ja cuestio6n, vase adems S. y B. Webb, The Assize of Bread, Economic Jour-
nal, XIV (1904), esp. pp. 203206.
15. vase, I'0r ejemplo, lord Hawkesbury ai duque de Portland, 19 de mayo 18 PRO, PC 1/33/A.88.
de 1797, co PRO, HO 42/34. 19: PRO, PC 1133/A.SS; Reading Mercury, 16 de febrero de IS01. La hostili-
16. R. N. SaIaman, The history and social nfluence of the potato, Cambridge, dad contra estos cambios en la molienda, que fueron impuestos por una ley de IS00
1949, esp. pp. 493-517. Laresistencia se extendla desde las regiones consumidoras de (41 Geo. UI, c.16), fue especialmente fuerte en Surrey y en Sussex. ~,os demandantes
trigo deI sur y dei centro a las consumidoras de avena deI norte; un corresponsal presentaron muestras deI nuevo pan a un juez de paz de Surrey: Dijeron ,que ,er~ de
de Stockport en 1795 observ6 que se ha hecho una muy generosa suscripci6n con el sabor desagradable (y era cierto), que no podia mantenerles en su trabajo dario y
propsito de distribuir harina de avena u otras provisiones entre los pobres a precios que produca dolencias de los intestinos, a eIlos y en particular a sus ~ijos: Thomas
reducidos. (Esta medida, slento decirlo, da poca satisfaccin ai pueblo, que todavia Turton a Portland, 7 de febrero de 1801, HO 42161. La ley fue abohda en 1801: 42
clama e insiste en obtener pan de trigo): PRO, WO 1/1094. vase tambin J. L. y Geo. m, c.z.
B. Hammond, The vil/age /abourer, Londres, ed. 1966, pp. 119-123. 20. Vase especialmente los presupuestos en D. Davies, The case of tabourers
17. PRO, PC l/33/A.SS. Comprese la respuesta de J. Boucher, prroco de in husbandry, Bath, 1795, y en sir Frederick Eden, The state of the poor, Londr~s,
Epsom, S de noviembre de IS00, en HO 42154: Nuestros pobres viven no slo dei 1797. Tambin D. J. V. Jones, The com riots in Wales, 1793-180h), Welsh H,st.
mejor pan de trigo, sino casi s610 de pan. Rev., li, 4 (1965), Ap. I, p. 347.
222 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL DE LA MULTITUD 223
surgir los motines. Y apenas se puede proseguir sin esbozar, de mane- De la supervisin de los mercados pasamos a la proteccin deI
ra esquemtica, el modelo paternalista dei proceso de elaboracin y consumidor. Los molineros y -en mayor escala- los panaderos eran
comercializacin -el ideal platnico tradicional al que se apelaba en considerados servidores de la comunidad, que trabajaban, no para
la ley, el panfleto, o el movimiento de protesta- y contra el que lucrarse, sino para lograr una ganancia razonable. Muchos de los po-
chocaban las embarazosas realidades dei comercio y deI consumo. bres compraban su grano en e1 mercado directamente (o lo obtenan
EI modelo paternalista exista en un cuerpo desgastado de Iey como un suplemento deI salario o espigando); lo lIevaban al molino
estatuida, as como en la common law y las costumbres. Era el mo- para ser molido, en cuyo caso e1 molinero podia cobrar la maquila
delo que, muy frecuentemente, informaba las acciones deI gobier- acostumbrada, y elIos cocer despus su propio pano En Londres y en
no en tiempos de emergencia hasta los anos setenta; y aI cuaI mu- las grandes ciudades donde esto haba dejado de ser la norma haca
chos magistrados locales continuaron apelando. Segn este modelo, mucho tiempo, el beneficio o ganancia dei panadero se calculaba de
la comercializacin deba ser, en lo posible, directa, deI agricultor acuerdo con el Assize of Bread, en el que, tanto eI precio como el
ai consumidor. Los agricultores habian de traer su cereal a granel ai peso de la hogaza se fijaban con relacin ai precio vigente dei trigo. a
mercado local; no deban venderlo mientras estuviera eo las mieses, Este modelo, por supuesto, se aleja en muchos puntos de las
y tampoco retenerlo con la esperanza de subir los precioso Los mer- realidades deI siglo XVIII. Lo ms sorprendente es observar hasta
cados tenan que estar controlados; no se podan hacer ventas antes qu punto todava funcionaba en parte. Por ello, Aikin puede as
de horas determinadas, que se anunciaran a toque de campana; los describir en 1795 la ordenada regulacin dei mercado de Preston:
pobres deberan tener la oportunidad de comprar elIos primero gra-
no, harina de flor O harna, en pequenos paquetes cuyo peso y me- Los mercados semanales ... esto extremadamente bien regulados
dida estuviesen debidamente supervisados. A una hora determina- para evitar el acaparamiento y eI regateo. 5610 a la gente dei pueblo
da, cuando sus necesidades estuvieran cubiertas, haba de sonar una se le permite comprar a primera hora, de las'acho a las nueve de la
mafiana, a las nueve pueden comprar los dems; pero ninguna mer-
segunda campana, y los comerciantes aI por mayor (con la oportu-
cancia sin vender puede retirarse deI mercado hasta la una en punto,
na licencia) podan hacer sus compras. Los traficantes estaban cer- exceptuado cl pescado ... 23
cados de trabas y restricciones, inscritas en los mohosos pergaminos
de las leyes contra el acaparamiento, regateo y monopolio, codifi-
in eighteenth century England, Agricultura! Hstory, XII, 2 (1938); Janet Blaekman,
cadas durante el reinado de Eduardo VI. No deban comprar (y los The food supply of an industrial town (Sheffield), Business Hstory, V (1963).
agricultores no deban vender) por muestreo. No deban comprar el 22. S. y B. Webb, The Assize of Bread.
cereal en la mies n adquirirlo para revender (dentro dei plazo de 23. J. Aikin, A descrpon of the country from thirty to forty miles round
tres meses) en eI mismo mercado, con ganancias, o en mercados Manehester, Londres, 1795, p. 286. Uno de los mejores archivos de un bien regula-
do mercado seorial deI sigla XVIII es el de Manchester. Aqui fueron nombrados
cercanos, etc. Ciertamente durante la mayor parte del siglo XVIII el durante todo el sigla vigilantes de mercado para el pescado y la carne, para pesos y
intermediario sigui siendo legalmente sospechoso, y sus transaccio- medidas de grana, para carnes blancas, para eI Assize of Bread, as como catadores
nes, en teora, fueron severamente acotadas." de cerveza y agentes para impedir monopolio, aeaparamiento y regateo, hasta los
afias 1750 fueron frecuentes las multas por peso o medida escasos, carnes invendi-
bles, etc.; la supervisn fue despus algo ms Iigera (aunque contlnu), eon un re-
21. El mejor estudo general de los mercados de grana dei sigla XVIIJ es toda- surgimiento de la vigilancia en los anos 1790. Se impusieron multas por vender car-
va R. B. Westerfield, Middlemen in English busness, 1660-1760, New Haven, 1915, gas de grana antes de que sanara la campana dei mercado en 1734, 1737 Y 1748
capo 2. Vase tambin N. S. B. Gras, The evolution of the English com market (cuando William Wyat fue multado con 20 chelines por vender antes de que sanara
from the twelfth to the eighteenth century, Cambridge, Mass., 1915; D. G. Barnes, la campana y declarar que vendera a cualquier Hora del Da a pesar dei Seor dei
A history of the English com taws, Londres, 1930; C. R. Fay, The com laws and Manor o de cualquier otra persona), y otra vez en 1766. The Court Leet records af
socia: England, Cambridge, 1932; E: Lipson, Economic history of England, Londres, the manor of Manchester, ed. J. P. Earwaker, Manchester, 1888-1889, vais. vf l,
1956 , Il, pp. 419-448; L. W. Moffitt, England on the eve of the Industrial Revolu- VIU, IX, passim. Para la regulacin del acaparamiento en Manchester , vase ms
tion, Londres, 1925, capo 3; G. E. FusselJ y C. Goodmen, Traffic in farm produee adelante nota 64 en p. 239.
224 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL DE LA MULTITUD 225
En el mismo ano, en el suroeste (otra de las zonas conocidas por su grano en una bolsa o en un pauelo que son llamados muestras, ~
tradicionalismo), las autoridades municipales de Exeter intentaron Esta era, en efecto, la tendencia; pero muchos pequenos agricul-
controlar a los revendedores, buhoneros y detallistas excluyndo- tores continuaron vendiendo su grana en los puestos dei merca-
los deI mercado desde las ocho de la maana hasta medioda, hora do, como antes, y el viejo modelo qued en la mente de los hombres
en que sonaba la campana dei ayuntamiento." EI Assize of Bread como fuente de resentimiento. Una y otra vez fueron impugnados
estaba an vigente durante el siglo XV!Il en Londres y en muchas los nuevos procedimientos de comercializacin. En 1710, una peti-
ciudades con mercado." En el caso de la venta por muestreo pode- cin a favor de la gente pobre de Stony Stratford (Buckinghamshi-
mos observar el peligro de asumir prematuramente la disolucin de re) se lamenta de que los agricultores y comerciantes estaban com-
las restricciones consagradas por la costumbre. prando y vendiendo en los corrales y en las puertas de sus Grane-
Se supone con frecuencia que la venta de grano por muestreo ros, de tal manera que ahora los pobres habitantes no podemos
estaba generalizada a mediados deI siglo xvn, cuando Best describe conseguir una molienda en proporcin razonable a nuestro dinero,
la prctica en el este de Yorkshire," y con seguridad en 1725, cuan- lo cual es una gran calamidad." En 1733 varios municipios apela-
do Defoe redact su famoso informe sobre el comercio cerealista." ron a la Cmara de los Comunes en contra de tal prctica. Hasle-
Pero, mientras muchos grandes agricultores vendan sin duda por mere (Surrey) se lamentaba de molineros y harineros que acapara-
muestreo en la mayora de los condados, por aquellas fechas, los ban el comercio; compraban secretamente grandes cantidades de
antiguos mercados de puestos eran corri entes todava y sobrevivan cereales de acuerdo con pequenas muestras, y se negaban a comprar
an en los alrededores de Londres. En 1718 el autor de un panfleto el que haba sido expuesto en el mercado pblico." Esta prctica
describa la decadencia de los mercados rurales como un hecho que sugiere la existencia de una ocultacin y prdida de transparencia
haba tenido lugar en anos recientes: en los procedimientos de comercializacin. .
Con el transcurso deI siglo no cesaron las quejas, aunque tende-
Se pueden ver pocas cosas aparte de jugueteras y puestos de ron a trasladarse hacia el norte y et oeste. Con ocasin de la escasez
baratijas y chucheras ... Los impuestos casi han desaparecido; y don- de 1756, el Consejo Privado, adems de poner en movimiento las
de -segn memoria de muchos de los habitantes- solan venir an- viejas leyes contra el acaparamiento, promulg una proclama orde-
tes a la ciudad en un da, deu, doscientas, quiz trescientas cargas nando a todos los agricultores, bajo severas penas, traer sus cerea-
de grano, y eu algunos municipios cuatrocientas, ahora crece la hier- les al mercado pblico, y no venderlo a muestreo en sus propios
ba en el emplazamiento dei mercado.
lares." Pero a las autoridades no les agradaba sentirse demasiado
presionadas en este asunto; en 1766 (otro afio de escasez) los magis-
Los agricultores (se lamentaba) haban llegado a esquivar el merca- trados de Surrey inquirieron si comprar por muestreo era, en efec-
do y a operar con corredores y otros contrabandistas a las puer- to, un delito punible, y recibieron una respuesta prodigiosamente
tas de aqul. Otros agricultores traan todava ai mercado una ni- evasiva: el secretario de Su Majestad no est autorizado, en razn
ca carga para hacer un simulacro de mercado, y para que les fija- de su cargo, para interpretar las leyes."
ran el preco, pero el verdadero negocio se haca en paquetes de
28. Annimo, An Essay to Prove that Regratars, Engrossers, Forestallers,
24. Proclamacin dei secretario municipal de Exeter, 28 de marzo de 1795, Hawkers, and Jobbers of Com, Caule, and other Marketable Goods are Destructive
PRO, HO 42/34, 01 Trade, Oppressors to the Poor, and a Common Nusance to the Kingdom in
25. S. y B. Weeb, op. ct., passim, y J. Burnett, The baking industry in the General, Londres, 1719, pp. 13,18-20.
nineteenth century, Bussines History, V (1963), pp. 98-99. 29. Bucks, CR, Quarter Sessions, da de San Miguel, 1710.
26. Rural economy in Yorkshire in 1641 (Surtees Society, XXXIII), 1857, 30. Commons Journals, 2 de marzo de 1733.
pp. 99-105. 31. PRO, PC 1/6/63.
27. The Complete English Tradesman, Londres, 1727,11, parte 2. 32. Calendar of Home Office Papers (1879), 1766, pp. 92-94.
IS. - THOMPSON
226 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL DE LA MULTITUD 227
Dos cartas dan alguna idea dei desarrollo de nuevas prcticas en 1768) ciamaba indignado contra la supuesta libertad de cada agri-
el oeste. Un corresponsal que escriba a lord Shelbourne en 1776 cultor para hacer lo que quisiera con sus cosas; esto sera libertad
acusaba a los comercantes y molineros de Chippenham de com- natural, pero no civil:
plot:
No puede decirse, entonces, que sea la libertad de un ciudadano
l mismo rnand comprar una arroba de trigo ai mercado, y o de uno que vive bajo la proteccin de alguna comunidad; es ms
aunque haba all muchas cargas, y era inmediatamente despus de bien la libertad de un salvaje; por consiguiente, eI que se aproveche
haber sanado la campana del mercado, dondequiera que su agen- de ella, no merece la proteccin que el poder de la Sociedad pro-
te solicitase, la respuesta era Est vendido, De forma que, aun- porciona.
que ... para evitar el castigo de la ley, lo traen ai mercado, el nego-
cio se hace antes, y el mercado es s610 una farsa ... 33 La asistencia dei agricultor ai mercado es una parte material de su
obligacin; no se le debera permitir guardar sus mercancas o ven-
(Estas prcticas podan dar ocasin a un motn; en junio de 1757, derias en otro lugar." Pero despus de 1760, los mercados tuvie-
se inform de que la poblacin se sublev en Oxford y en pocos ron tan poca funcin en la mayor parte de las tierras dei sur y en
minutos se apropi y dividi una carga de trigo que se sospechaba las Midlands que, en dichos distritos, las quejas contra la venta por
haba sido vendida por muestra y trada ai mercado solamente para muestreo son menos frecuentes, a pesar de que, a finales de siglo,
salvar las apariencias.)" La segunda carta es de 1772, de un corres- se protestaba todava de que los pobres no pudiesen comprar peque-
ponsal en Dorchester, y describe una prctica diferente de tasa de llas cantidades." En algunos lugares dei norte el asunto era distinto.
mercado; sostiene que los grandes agricultores se reunan para fijar Una peticin de los trabajadores de Leeds en 1795 se queja de los
los precios antes de ir ai mercado, agentes de cereales y molineros y un grupo de gente que nosotros
llamamos regatones y los harineros que tienen el grano en sus ma-
y muchos de estos hombres no vendern menos de cuarenta bushe/s, nos de manera que pueden retenerlo y venderlo ai precio que quie-
que los pobres no pueden comprar. Por esto el molinero, que no es ran, o no venderlo, Los agricultores no llevan ms grano ai mer-
enemigo dei agricultor, da el precio que ste le pide y el pobre tiene cado que el que llevan en sus bolsillos como muestra '" lo cual
que aceptarlo. 3S hace quejarse mucho a los pobres." Tanto fue el tiempo que tard
en abrirse camno y resolverse un proceso, que, muy a menudo, se
Los paternalistas y los pobres continuaron lamentndose dei de- documenta ya cien aos antes.
sarrollo de estas prcticas de mercado que nosotros, en visin retros- Se ha seguido este ejemplo para ilustrar la densidad y partcula-
pectiva, tendemos a aceptar como inevitables y naturales." Pero ridad dei detalle, la variedad de las costumbres locales y el rumbo
lo que puede parecer ahora como inevitable no era necesariamente, que el resentimiento popular poda tomar cuando cambiaban las
en el siglo XVIII, materia aprobable. Un panfleto caracterstico (de
37. Annimo, An Enquiry nto the Prce of Wheat, MaU.... Londres. 1768,
pp. 119-123.
33. Ibid., pp. 91-92. 38. vase. por ejemplo, Davies (infra, p. 245). Se inform desde Cornualles
34. Gentleman 's Magazine, XXVII (1757). p. 286. en 1795 que mucbos agricultores rehsan vender [cebada] en pequenas cantidades a
35. Carta an6nima en PRO. SP 37/9. los pobres. lo cual causa grandes murmuraciones: PRO. HO 42134. y desde Bssex
36. Pueden encontrarse ejemplos, dentro de una abundante literatura, en Gen- en 1800 que en algunos lugares no se efectan ventas excepto en los sitios ordina-
tleman's Magazine, XXVI (1756), p. 534; annimo [Ralph Courteville), The Cries of rios, donde compradores y vendedores (principalmente molineros y agentes) cenan
the Public, Londres, 1758, p. 25; Anon. [C. L.]. A Letter to a Member of Parlla- juntos '" el beneficio del Mercado se ha perdido casi para el vecndario; tales prc-
ment proposing Amendments to the Laws aganst Forestallers, Ingrossers, and Re- ticas son mencionadas con gran indignacin por las clases ms bajas: PRO, HO
graters, Londres, 1757, pp. 5-8; Museum Rusticum et Commerciale, IV (1765), p. 199; 42154.
Forster, op. cit. p. 97. 39. PRO, HO 42135.
228 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL DE LA MULTlTUD 229
viejas prcticas de mercado. La misma densidad, la misma diversi- decidiria) an sigue siendo un delito de common law, coetneo a la
dad, existe en el rea de comercializacin, escasamente definida. EI constitucin." EI reguero de procesos que puede observarse a lo
modelo paternalista se desrnoronaba, por supuesto, en muchos otros largo del siglo -normalmente por delitos insignificantes y slo en
puntos. EI Assize of Bread, si bien fue efectivo para controlar las afias de escasez- no se agot; por el contrario, en 1795 y 1800-1801
ganancias de los panaderos, se limitaba a reflejar el precio en curso hubo quiz ms procesos que en cualquier otro periodo de los vein-
dei trigo o la harina y no poda de ninguna manera influir sobre los ticinco afias anteriores." Pera est bien claro que estaban destina-
precios en si. Los molineros eran ahora, en Hertfordshire y el valle dos a producir un efecto simblico, con objeto de hacer ver a los
dei Tmesis, empresrios acaudalados, y a veces comerciantes de gra- pobres que las autoridades actuaban en vigilancia de sus intereses.
no o malta, as como grandes fabricantes de harina." Fuera de los De aqu que el modelo paternalista tuviera una existencia ideal,
distritos cerealistas principales, los mercados urbanos no podan en pero tambin una existencia real fragmentaria. En afias de buenas
modo alguno ser abastecidos sin las operaciones de agentes cuyas cosechas y precios moderados, las autoridades lo dejaban caer en el
actvidades huberan quedado anuladas de haberse mpuesto estrc- olvdo. Pera si los precos suban y los pobres se mostraban levan-
tamente la legislacin contra los acaparadores. tiscos se lo reavivaba, ai menos para crear un efecto simblico.
i,Hasta qu punto reconocieron las autoridades que su modelo
se alejaba de la realidad? La respuesta vara segn las autoridades
implicadas y con el correr dei siglo. Pero se puede dar una respues- III
ta general: los paternalistas, en su prctica normal, aceptaban en
gran parte el cambio, pero volvan a este modelo en cuanto surga Pocas victorias intelectuales han sido ms arrolladoras que la
alguna situacin de emergencia. En esta eran, en cierta medida, pri- que los exponentes de la nueva economa poltica obtuvieron en ma-
sioneros dei pueblo, que adoptaba partes dei modelo como su dere- teria de regulacin del comercio interno de cereales. A ciertos histo-
cho y patrimonio. Existe incluso la impresin de que, en realidad, riadores esta victoria les parece, en efecto, tan absoluta, que dificil-
se acoga bien esta ambigedad. En distritos levantiscos, en poca mente pueden ocultar su malestar con respecto ai partido derrota-
de escasez, daba a los magistrados cierta capacidad de maniobra, y do." Se puede considerar, por comodidad, que el modelo de la nueva
prestaba cierta aprobacin a sus intentos de reducir los precios em- economa poltica es el de Adam Smith, a pesar de que se pueda ver
pleando la persuasin. Cuando el Consejo Privado autoriz (como
sucedi en 1709, 1740, 1756 y 1766) la emisin de proclamas en 41. Cargo de lord Kenyon ai Grand Jury deI tribunal de Shropshire, Annals of
letra gtica ilegible amenazando con terribles castigos a acaparado- Agricuture, XXV (1795), pp. 110-111. Pero no estaba proclamando una nueva vi-
sin de la ley: la edicin de Justice, de Burns, correspondiente a 1780, Il, pp. 213-214,
res, buhoneros, trajineros, revendedores, mercachifles, etc., ayud ya haba hecho hincapi en que (a pesar de las leyes de 1663 y 1772), en la common
a los magistrados a inculcar el temor de Dios entre los molineros y tow, todos los esfuerzos por subir el precio comn de cualquier mercancia ... ya sea
comerciantes locales. Es cierto que la Iegislacin contra el acapara- propagando falsos rumores o comprando cosas en eI mercado antes de la hora acos-
miento fue revocada en 1772, pero el Acta de revocacin no fue tumbrada, o comprando y vendiendo otra vez la misma cosa en el mismo mercado
bien redactada, y durante la gran escasez que sigui, en 1795, lord seguian siendo delitos.
42. Girdler (op. cit., pp. 212-260) da una lista de varias sentencias en 1795
Kenyon, el justicia mayor, tom la responsabilidad de anunciar que y 1800. En varies condados se establecieroo asociaciooes privadas para juzgar a los
el acaparamiento continuaba siendo un delito procesable segn la acaparadores: Rev. J. Malham, The scarcity of grain considered, Salisbury, 1800,
common law; a pesar de que el decreto de Eduardo VI fue revoca- pp. 35-44. E~ acaparamiento, etc., siguieroo sieodo delitos de common law hasta
do (si lo fue acertada o desacertadamente no soy yo quien deba 1844: W. Holdsworth, History of English law, Londres, ed. 1938, XI, p. 472. vase
tambin ms adelaote la oota 64.
43. vanse, por ejemplc, Oras, op. ct., p. 241 ( ... como ha demostrado Adam
40. F, J. Fisher, The developrnent of the London food market, 1540-1640, Smith ... j: M. Olson, Bconomcs of the wartime shortage (Carolina dei Norte, 1963),
Econ. Hist, Revew, V (1934-1935). p. S3 (<<La gente buscaba rapidamente una vctima prcpiciatoria).
230 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL}) DE LA MULTlTUD 231
La riqueza de las naciones, no slo como punto de partida, sino tam- constitucin moral de la comercializacin, a no ser como prembu-
bin c0lIl;0 una gran terminal central en la que convergen, a media- lo y motivo de peroracin.
dos dei Sigla XVIU, muchas lneas importantes de discusin (algunas .' En la prctica, e! nuevo modelo funcionaba dei siguiente modo.
de ellas, como la lcida obra de Charles Smith, Tracts on the com La operacin natural de la oferta y la demanda en el mercado libre
trade, 1758-1759, apuntaban especificamente a demoler las viejas maximizara la satisfaccin de todos los sectores y establecera el
regulaciones paternalistas deI mercado). EI debate producido entre bien comn. EI mercado no estaba nunca mejor regulado que cuan-
1767 y 1772, que culmin con la revocacin de la legislacn contra do se le dejaba autorregularse. En el curso de un afio normal, el
el acaparamiento, seal una victoria, en esta rea, para eI laissez precio deI grana se ajustara a travs deI mecanismo dei mercado.
faire, cuatro afias antes de que se publicara la obra de Adam Smith. Inmediatamente despus de la cosecha, los pequeos agricultores y
Esta significaba ms un antimodelo que un nuevo modelo: una todos aquellos que tenan que pagar salarios por la recoleccin y ren-
negativa directa a la desintegradora poltica de previsin de los tas de la fiesta de San Miguel (correspondiente a los meses de octubre,
Tudor. Sea revocado todo decreto relacionado con las leyes de ce- noviembre y diciembre), trillarian su grana y lo traeran al mercado,
reales -escribi Arbuthnot en 1773-; dejemos que el cereal COrra o permitiran la salida de lo que haban contratado de antemano para
. . el agua, y encontrar su nvel;" La ilimitada, incontenida
como ser vendido. Desde septiembre a Navidad se podan esperar precios
Iibertad deI comercio de cereales fue tambin la exigencia de Adam bajos. Los agricultores de tipo media retendran sus cereales, con la
Smith." La nueva economia suponia una desmoralizacin de la esperanza de que subieran los precios en el mercado, hasta el comien-
teora deI comercio y deI consumo de tanto alcance como la deroga- zo de la primavera; mientras que los agricultores ms opulentos y los
cin, ampliamente debatida, de las restricciones contra la usura." pertenecientes a la gentry agricultora retendran parte de su grana por
AI decir desmoralizacin no se sugiere que Smith y sus colegas ms tiempo todava -de mayo a agosto- con la expectativa de lle-
fuesen inmorales" o no se preocuparan por el bien pblico." Antes gar aI mercado cuando los precios alcanzaran su punto mximo. De
bien, lo que se quiere decir es que la nueva economa poltica estaba esta manera se racionaban adecuadamente las reservas de cereales de
libre de la intrusin de imperativos morales. Los antiguos folletistas la nacin, a travs dei mecanismo deI precio, durante cincuenta y dos
eran, en primer lugar, moralistas y slo en segundo economistas. semanas, sin ninguna intervencin del Estado. En la medida en que
En la nueva teoria econrnca no entran cuestiones relativas a la los intermediarias intervenian y comprometian por adelantado el p,ra-
no de los agricultores, realizaban, ms eficientemente an, este se vi-
44. J. Arbuthnot (eun agricultor), An Inquiry into lhe Connection Between cio de racionamiento. En afias de escasez, el precio dei grana podia
lhe Present Price of Provisions and lhe Size of Farms, Londres, 1773, p. 88.
45. La digresin COn respecto aI Comercio de Granos y a las Leyes de Cerea- subir hasta alturas peligrosas; pero esta era providencial, pues (ade-
les, de Adam Smith, est en el libro IV, capo 5 de The wealth of nations. ms de suponer un incentivo para e! importador) era otra nueva for-
46. R. H. Tawney discute el problema en Relgion and lhe rtse of capitalism, ma eficaz de racionar, sin la cuaI todas las existencias seran consumi-
Londres, 1926, pero no es esenciaI para su tesis. das en los nueve primeros meses del afio, y en los tres meses restantes
. 47. La suger~ncia fue hecha, sin embargo, por alguno de los oponentes de
Smlth., U~ panfletista, que pretendia conocerle bien, sostena que Actam Smith
la escasez se convertira en autntica hambre.
le habla, dicho que <da Religin Cristiana degradaba la mente humana, y que la Las nicas vias por las que se podia romper esta economa au-
So~oml~ era una cosa en s indiferente. No sorprende que sostuviera puntos torregulable eran las entrometidas interferencias de! Estado y deI
de vista nhumanos sobre el comercio de granos: Annimo, Thoughts of an Old prejuicio popular." Habia que dejar fluir libremente e! cereal desde
Man of Independem Mind though Dependem Fortune on lhe Present High Prices
of Com, Londres, 11)00, p. 4.
48. A niveI de ntencin no veo razn para discrepar deI profesor A. W. Coats, 49. Smith opinaba que las dos iban a la par: Las leyes concernientes aI grano
The classical economists and the labourer, en E. L. Jones y G. E. Mingay, eds., pueden compararse en todas partes a las leyes concernientes a la religin. La gente
Land, labour and populaton, Londres, 1967. Pero la lntencin es una mala medida se siente tan interesada en lo que se reflere, bien a su subsistencia en esta vida, bien
dei inters ideolgico y de las consecuencas histricas. a su felicidad en la vida futura, que el gobierno debe ceder ante sus prejuicios ... .
232 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL DE LA MULTlTUD 233
las reas de superabundancia a las zonas de escasez. Por lo tanto, el da sobre la comercializacin: su ningn estudio importante de una
intermediario representaba un papel necesario, productivo y loable. figura clave: el molinero." Aun la primera letra dei alfabeto de Smith
Los prejuicios contra los acaparadores fueron rechazados tajan- -el supuesto de que los precios altos eran una forma efectiva de
temente por Smith como supersticiones equiparables a la brujera. racionamiento- sigue siendo una mera afirmacin. Es notaria que
La interferencia con el modelo natural de comercio podia producir la demanda de grano, o pan, es muy poco flexible. Cuando el pan
hambres locales o desalentar a los agricultores en el aumento de su es caro, los pobres -como le recordaron a un observador de alta
produccin. Si se obligaba a ventas prematuras o se restringian los posicin- no se pasan a los pasteles. Segn algunos observadores,
precios en pocas de escasez, podran consumirse con exceso las exis- cuando los precios suban los trabajadores podan comer la misma
tencias. Si los agricultores retenan su grano mucho tiempo, saldran cantidad de pan, pero era porque eliminaban otros productos de su
probablemente perjudicados ai caer los precioso La misma lgica presupuesto; podan incluso comer ms pan para compensar la pr-
puede aplicarse a los dems culpables a ojos dei pueblo: molineros, dida de otros articulos. De un cheln, en un afio normal, seis peni-
harineros, comerciantes y panaderos. Sus comercias respectivos eran ques se destinaran a pan, seis a carne de mala calidad y muchos
competitivos. Como mucho, solo podan distorsionar el nivel natu- productos de huerta; pero en un afio de precios altos, todo el che-
ral de los precos en periodos cortos, y a menudo para su propio ln se gastara en pan. 52
perjuicio en ltima instancia. A finales de siglo, cuando los precios De cualquier manera, es bien sabido que los movimientos de los
comenzaron a dispararse, el remedio se busc. no en una vuelta a la prccios deI grano no pueden ser explicados por simples mecanismos
regulacin del comercio, sino en mejoras tales como eI incremento de precio, de oferta y demanda; y la prima pagada para alentar a la
de los cercamientos y el cultivo de terrenos baldios. exportacin cerealista distorsionaba an ms las cosas. Junto con el
No debera ser necesario discutir que el modelo de una econo- aire y el agua, el grano era un articulo de primera necesidad, ex-
mia natural y autorregulable, que labora providencialmente para el traordinariamente sensible a cualquier deficienda en el abastecimien-
bien de todos, es una supersticin dei mismo orden que las teorias to. En 1796, Arthur Young calcul que el dficit total de la cosecha
que sustentaba el modelo paternalista; a pesar de que, curiosamen-
te, es esta una supersticin que algunos historiadores de la econo- 50. vease, sin embargo, A. Everitt, The marketing of agricultural produce,
ma han sid~ los ltimos en abandonar. En ciertos aspectos, el mo- en .loan Thirsk, ed.. The agrarian history of England and Wales, vol. IV: 1500-1640,
delo de Smith se adapta mejor a las realidades dei siglo XVIll que Cambridge, 1967, y D. Baker, The marketing of com in the first half of the eigh-
teenth-century: North-east Kent, Agric. Hist, Rev . XVIII (1970).
el paternalista, y era superior en simetra y envergadura de cons- 51. Hay alguna informacin til eu R. Bcnncu y J. Elton, History of com
truccin intelectual. Pero no deberamos pasar por alto el aparente milfing, Liverpool, 1898,4 vols.
aire d~ validez emprica que tiene el modelo. Mientras que el pri- 52. Emanuel Collins, Lyng Detected, Bristol, 1758, pp. 66-67. Esto parece
confirmado por los presupuestos de Davies y Eden (vase nota 20), y por los obser-
mero invoca una norma moral -lo que deben ser las obligaciones
vadores dei sigla XIX: vase E. P. Thompson y E. Yeo, eds., The unknown mayhew,
recprocas de los hombres-, el segundo parece decir: este es el Londres. 1971, Ap. 11. E. H. Phelps Brown y S. V. Hopkins, Seven centuries of
modo eo que las cosas actan, o actuaran si eI Estado no inter- the prices of consumables compared with builders' wage rates, Economica, XXII
firiese. Y sin embargo, si se consideran esas partes de La riqueza (1956), pp. 297-298, conceden Que slo un 20 por 100 deI presupuesto total domsti-
co se gastaba en alimentos harinosos, aunque los presupuestos de Davies y de Eden
de l~s. naciones, impresionan menos como ensayo de investigacin
(tomados en afias de precios altos) muestran un trmino media deI 53 por 100. Esta
empmca que como un soberbio ensayo de lgica vlido en s sugiere nuevamente que en tates aos el consumo de pan permaneci estable, pera
mismo. otros artculos alimenticios fueron suprimidos por completo. Es posible que en Lon-
Cuando consideramos la organizacin real del comercio de ce- dres hubiera ya una mayor diversificacin de la dieta hacia la dcada de 1790. P. Col-
quhoun escribi a Portland, 9 de julio de 1795, que haba abundancia de verduras
r~ales en el siglo XVIll no disponemos de verificacin emprica para
en eI mercado de Sptalfields, especialmente patatas, ese gran substituto dei PaD>~.
nmguno de los dos modelos. Ha habido poca investigacin detalla- zanahorias y nabos: PRO, PC 1127/A.54
234 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL)} DE LA MULTITUD 235
de trigo fue inferior ai 25 por 100; pera el precio su bi un 81 por faire), sino a comerciantes o molineros que estaban en mejor situa-
100; proporcionando, por tanto, segn sus clculos, a la comunidad cin para retener las existencias y mantener altos los precios en el
agrcola un beneficio de 20 millones de libras ms que en un afio mercado. En las ltimas dcadas dei sigla, ai crecer la poblacin,
normal." Los escritores tradicionalistas se lamentaban de que los el consumo presion continuamente sobre la produccin, y los pro-
agricultores y comerciantes actuaban por la fuerza dei monopolio; ductores pudieron dominar, de forma ms general, un mercado de
su punto de vista fue rebatido, en un escrito tras otro, como de- ventas. Las condiciones de las pocas de guerra, que en realidad no
masiado absurdo para ser tratado seriamente: tvamost, ims de dos- inhibieron demasiado la importacin de grana durante los periodos
cientas mil personas ... !.54 El asunto a tratar, sin embargo, no era de escasez, sin embargo acentuaron en esos aos las tensiones psi-
si este agricultor o aquel comerciante podia actuar como un mo- colgicas." Lo que importaba para fijar el precio posterior a la co-
nopolista, sino si los intereses de produccin y de comercio en su secha era la expectativa dei rendimiento de sta, y en las ltimas
conjunto eran capaces, en una larga y continuada sucesin de cir- dcadas dei sigla hay pruebas dei desarroIlo de grupos de presin
cunstancias favorables, de aprovechar su dominio sobre un artculo de agricultores, que conocian muy bien los efectos psicolgicos in-
de primera necesidad y elevar el precio para el consumidor, de igual volucrados en el nivel de los precios posteriores a la cosecha, y fo-
manera que las naciones desarroIladas e industrializadas de hoy han mentaban asiduamente expectativas de escasez." Notoriamente, en
podido aumentar el precio de ciertos artculos manufacturados con aos de escasez, los agricultores ostentaban una faz sonriente," mien-
destino a las naciones menos desarroIladas. tras que en afias de cosechas abundantes eI premio inconsiderado
AI avanzar el sigla, los procedimientos de mercado se volvieron de la Seora Naturaleza provocaba gritos de jdesastreb en los agri-
menos claros, pues el grana pasaba a travs de una red ms com- cultores. Y por muy abundante que pudiera aparecer la cosecha ante
pleja de intermediarias. Los agricultores ya no vendan en un mer- los ajas dei ciudadano, en cada caso iba acompaada de comenta-
cado competitivo y libre (que en un sentido local y regional, consti- rias sobre el mldiu, las inundaciones, las espigas atizonadas que se
tua la meta dei modelo paternalista y no la dei modelo dei laissez- convertan en polvo cuando comenzaba la trilla, etc.
EI modelo de libre mercado supone una secuencia de pequeos
a grandes agricultores que traen su grana ai mercado durante el
53. Annals of Agriculture, XXVI (1796), pp. 470, 473. Davenant haba estima-
do en 1699 que una deficiencia de un dcimo eo la cosecha subia eI preeio tres dci- afio; pera a fines de sigla, ai sucederse los altos precios un afio tras
mos: sir C. Whitworth, The political and commercial works of Charles Davenant, otro, un mayor nmero de pequenos agricultores podan retener sus
Londres, 1771, lI, p. 224. El problema est tratado en el artculo de W. M. Stern, provisiones hasta que el mercado subiera a satisfaccin suya. (Des-
The bread crisis in Britain, 1795-1796, Economica, nueva ser., XXXI (1964), y pus de todo, para eIlos no era un asunto de comercializacin ruti-
J. D. Gould, Agricultural fluctuations and lhe English economy in lhe eighteenth
century, JI. Ec. Hist., XXII (l926). Gould hace hncapi sobre uo punto menciona-
naria, sino de intenso, de vital inters: su ganancia anual poda de-
do a menudo en justificaciones contemporneas de los preeios altos (p. ej., Farmer's pender, en gran medida, dei precio ai que tres o cuatro montones
Magazine, Il, 1801, p. 81), segn el cuallos pequeos agricultores en aos de esca- de grana pudieran llegar a venderse.) Si tenan que pagar rentas, el
sez necesitaban toda la cosecha para simiente y para su propio consumo: en factores
como este ve l la principal explicacin terica de la extrema volatilidad de los
precios de granas en los comienzos de la poca moderna. Se requerira ms investi- 55. 0150n, Economics of the wartime shortage,' capo 3; W. F. Galpin, The
gacin del funcionamiento real del mercado antes de que tales explicaciones fueran graint suppy of England during the Napoleonic period, Nueva York, 1925.
convincentes. 56. vase, p. ej., Annimo [Dn preparador de malta deI Oeste], Considera-
54. Annimo [al.ln agricultor], Three Letters to a Member of the House of tions on the present High Prices of Provtsons, and the Necessities of Lfe, Londres,
Commons ... Concerning the Prices of Provisions, Londres, 1766, pp. 18-19. Para 1764, p. 10.
otros ejemplos, vase lord John Sheffield, Observotions on the Corn Bi/l (1791), 57. Espero -escriba un terrateniente de Yorkshire en 1708- que la escasez
p. 43; An6n., Inquiry into the Causes and Remedies ofthe late and Present Scarcity de grana que probablemente continuar bastantes aos, har la agricultura muy ren-
and high Prce of Pravisions, Londres, 1800, p. 33; J. S. Fry, Letters on the Com- table para nosotros, roturando y mejorando toda nuestra nueva tierra, citado por
Trade, Bristol, 1816, pp. 10-11. Beloff, op. ct., p. 57.
236 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDM1A MORAL) DE LA MULTITUD 237
prodigiosa de desvergenza. Tienen la marca de Cain, y como l va- Ciertamente, acusaba a los jueces de alentar la extraordinaria p~e
gan de un lugar a otro, llevando a cabo unas transacciones no auto- tensin de que la fuerza y el espritu deI populacho son necesanos
rizadas entre eI comerciante bien intencionado y el honesto COD- para hacer cumplir las Ieyes." Pero si realmente se ponan en m~r
sumidor." cha las leyes, se aplicaban, sin excepcin, contra pequenos delin-
cuentes -pcaros locales o placeros que se embolsaban pequenos
Esta hostilidad hacia el comerciante se daba aun entre muchos beneficios en transacciones sin importancia- mientras que no afec-
magistrados rurales, cuya inactividad se hacia notar, en algunos ca- taban a los grandes comerciantes y rnolineros."
sos, cuando los disturbios populares arrasaban zonas bajo su juris-
diccin, No les disgustaban los ataques contra los disidentes o los 63. Annimo, Reflections on lhe present high prce ofprovtsons, and the com-
plaints and disturbances arising therefrom (1766), pp. 26-~7, 31. .
agentes de granos cuqueros, EI autor de un escrito de Brstol, que 64. Contrariamente a la suposcin comn, la legislacin sobre acaparamento no
es claramente un agente de cereales, se quejaba amargamente en haba cado en desuso en la primera mitad deI siglo XVIII. Los [uicios eran poco fre-
1758, ante los jueces de paz, de su populacho que impone leyes, . cuentes, pera suficientes para sugerir que tenfan algn efecto en r~gular. el pequeno
el cual haba impedido, el ano anterior, la exportacin de cereales comercio en eI mercado abierto. En Manchester (vase nota 23) se rmpusreron multas
por acaparamiento o regateo a veces anualmente, a veces cada dos o tr~s aos, desde
de los valles dei Severn y Wye, y de muchas solicitudes infructuo- 1731 a 1759 (siete multas). Los productos implicados incluan mant~Ullla, queso, le-
sas hechas a varios Jueces de paz," Ciertamente, crece la convic- che, ostras, pescado, carne, zanahorias, guisantes, patatas, nabos, pepinos, manzanas,
cin de que un alboroto popular contra los acaparadores no era alubias, uvas, pasas de Corinto, cerezas, pichones, aves de corral, pera ~uy raramente
mal acogido por algunas autoridades; distraa la atencin puesta en avena y trigo. Despus de 1760 las muitas son menos frecuentes pera incluyen 1766
(trigo y mantequilla), 1780 (avena Y anguilas), 1785 (carne) y 1796, 1797 Y 1799 (en
agricultores y rentistas, mientras que vagas amenazas deI Quarter todos, patatas). Simblicamente, el nmero de agentes de Court Leet nombrados anual-
Sessional contra los acaparadores daban a los pobres la idea de mente para impedir el acaparamiento subi de 3 o 4 (1730-1795) a 7en 1795, 15 en
que las autoridades se ocupaban de sus intereses. Las viejas leyes 1796, 16 en 1797. Adernas, los transgresores fueron juzgadas ocasi~nalmente (como
contra los acaparadores, se lamentaba un comerciante en 1766, en 1757) en Quarter Sessions. vase Earwaker, Court Leet Records (citado en n~ta 23),
vais. VII, VIII y IX, y Constables' Accounts (nota 68), lI, p. 94. Par~ otros ejemplos
de delitos, vanse Quarter Sessions de Bssex, acusaciones, 2 de septiembre de 1700,
se publican en todos los peridicos y estn pegadas en todos los rin- 9 de julio de 1711 (acaparamiento de avena), y tambin 1711 para casos de especulado-
cones por ardeu de los jueces, para intimidar a los monopolistas, res de pescado, trigo, centeno, mantequilla y, de nuevo, 13 de enero 1729/17~O: Essex
contra los cuales se propagan muchos rumores. Se ensena al pueblo CRO, Calendrio de Acusaciones, Q/SR 541, Q/SR 548, Q/SPb b 3; denuncias de los
a abrigar una muy alta opnin y un respeto hacia estas leyes ... alguaciles por especular con cerdos, octubre de 1735 y oetubre d~ 1746: Bury St. ~d
munds y West Suffolk CRO, DB/I/8 (5); idem para la especulacin .con mantequ~lla,
Nottingham, 6 de enero de 174515, Recors of the Borough of Nottingham (N~ttmg
61. Adam Smith observo casi sesenta aos despus que el odio popular ... ham, 1914), VI, p. 209; condena por especular con aves de corral (muita 13 cheh~es y
que afecta al comercio del grano en los anos de escasez, nicos anos en que puede 4 peniques) en Atherstone Court Leet y Court Baran,.18 de cctubre d~ 1748: warwicks.
ser muy rentable, induce a gente de carcter y fortuna adversos a tomar parte en l. Se CRO, 12/24, 23; amonestaciones contra la especulacin de mantequilla, etc., mercado
abandona a un grupo inferior de comerciantes. Veinticinco aos ms tarde el conde de Woodbridge, 30 de agosto de 1756: Ipswick y East Suffolk CRO, V 519/6-3. Bn la
Fitzwllliam escriba: Los comerciantes de grano se estn retirando dei comercio, mayora de los registros de Quarter Sessions o mercados se encuentr~ algn p.r~cesa
temerosos de traficar con un artculo comercial que les ha convertido en merecedores miento, antes de 1757. EI autor de Rej1ections (citado en la nota antenor), escribiendo
de tanta injuria y calumnla, dirigida por un populacho ignorante, sin poder confiar en 1766, dice que estas estatutos casi olvidados.y pasad~s P" ~to. se empleaban
en la proteccin de aquellos que deben ser ms ilustrados: Fitzwilliam a Portland, para el procesamiento de algunos traficantes surrusos Y agonstas l~dlgentes o aterro-
3 septiembre 1800, PRO, HO 42151. Perc un examen de las fortunas de familias rizados, y da a entender que los factores princpales han despreciado estas amena-
tales como los Howards, Frys y Gurneys podra poner en duda tal prueba literaria. zas, creyendo que eran una ley mala (p. 37). Para 1795 y 1800, v~e la nota 42,
62. Collins, op. ct., pp. 67-74. En 1756 varias capillas de los cuqueros fue- p. 229: los casos ms importantes de procesamiento de grandes c0tn:erclantes fuer~n los
ron atacadas durante rnotines de subsistencias en las Midlands: Gentleman's Maga- de Rushby, por especular con avena (1799): vase Barnes, op. cu., pp. 81-83, y de
zine, XXVI (1756), p. 408. Waddington, condenado por especulacin con lpulo en eI tribunal de Worcester: \>9-
rgano informativo de los tribunales llamados Quarter Sessons (vase la se Times, 4 de agosto de 1800 y (para la conrmacn de la condena al ser apelada) I
nota de p. 31). (N. dei t.) East 143 en ER, CU, pp. 56-68.
240 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMiA MORAL~) DE LA MULTITUD 241
As, tomando un ejemplo tardo, un juez de paz anticuado y de pan de Londres que en la industria de la construccin.) " Adems
malhumorado de Middlesex, J. S. Girdler, inici una campaa ge- de alumbre, que se usaba en profusin para blanquear el pan, la
neral de procesos contra esos transgresores en 1796 y 1800, con oc- manera ms comn de adulteracin era probablemente una mezcla
tavillas ofreciendo recompensa por informacin, cartas a la prensa, de harina rancia y estropeada con harina nueva. " Pero la poblacin
etc. Se impusieron condenas en varias Quarter Sessions, pero la can- urbana tendia a creer que se practicaban adulteraciones an ms
tidad ganada por los especuladores no sumaba ms que diez o quin- nocivas, y esta creencia contribuy a una pelea, la Shude-hill Fight
ce chelines. Podemos adivinar a qu tipo de culpables afectaban los en Manchester, en 1757, donde se creia que uno de los molinos
procesos dei juez por el estilo literario de una carta annima que atacados mezclaba Cereal, Habichuelas, Huesos, Blanqueador,
recibi: Paja Picada, incluso Estircol de Caballo en sus harinas, mien-
tras que en otro molino la presencia de adulterantes peligrosos cerca
Savemos que eres enemigo de Agricultores, Molineros, Arineros de las tolvas (descubierta por la muchedumbre) produjo la quema de
y Panaderos y de nuestro Comercio si no aveia sido por m y por cribas y cedazos, y la destruccin de las piedras de molino y las
otro t hijo de perra uvieras sido asesinado hace mucho por ofrecer ruedas."
tus condenadas recompensas y perseguir Nuestro Comercio Dias te Haba otras reas igualmente sensibles, donde las quejas de la mul-
maldiga y arrune t no bivirs para ver otra cosecha ... 65
titud eran alimentadas por las de los tradicionalistas o por las de pro-
fesionales urbanos. Ciertamente, se puede sugerir que si los motines o'
A tradicionalistas compasivos como Girdler se unieron ciudada-
la fijacin de precios por la muchedumbre actuaban de acuerdo a un
nos de variados rangos. Para la mayora de los londinenses, cu al-
modelo terico consistente, este modelo era una reconstruccin selec-
quier persona que tuviera algo que ver eon eI comercio de granos,
tiva dei modelo paternalista, que tomaba de l todas aquellas caracte-
harina o pan, resultaba sospechosa de todo tipo de extorsiones. Los
rsticas que ms favorecan a los pobres y que ofrecian una perspecti-
grupos urbanos de presin eran, por supuesto, especialmente pode-
va de grana barato. Sin embargo, era menos generalizador que el
rosos a mediados de sigla y presionaban en pro de que terminaran
punto de vista de los paternalistas. Los datas conservados en relacin
las primas a la exportacn, o de la prohibicin de toda exportacin
con los pobres muestran un mayor particularismo: son este molinero,
en pocas de escasez. Pera Londres y las ciudades grandes abriga-
aquel comerciante, esos agricultores que retienen el cereal, los que
ban inrnensas reservas de resentimiento, y algunas de las acusacio-
provocan la indignacin y la accn, Sin embargo, este particularismo
nes ms violentas vinieron de ese media ambiente. Un cierto doctor
estaba animado por nociones generales de derechos que se nos reve-
Manning, en la dcada de 1750, public alegatos de que el pan era
lan de forma ms clara nicamente cuando examinamos la muche-
adulterado no slo con alumbre, tiza, blanqueadores y harina de
dumbre en accin; porque, en un sentido, la economia moral de la
frjoles, sino tambin con cal muerta y albayalde. Ms sensacional
multitud rompi decisivamente con la de los paternalistas, puesto que
fue su afirmacin de que los molineros mezclaban en la harina bol-
la tica popular sancionaba la accin directa de la muchedumbre, mien-
sas de huesos viejos molidos: los osarios de los muertos son hur-
gados, para agregar inmundicias a la comida de los vivos, o, como
comentaba otro panfletista, la poca actual se est comiendo vo- 66. Emanuel Collins, op. cu., pp. 16-37; P. Markham, Syhoroc, Londres, 1758,
razmente los huesos de la anterior, .... pp. 11-31; Poison Detected: or Frightful Truths ... in a Treatise on Btead, Londres,
17l7, esp. pp. 16-38.
Las acusaciones de Manning fueron mucho ms ali de los lmi- 67. vase, por ejemplo, John Smith, An lmpartial Relation of Facts Concerning
tes de la credibilidad. (Un critico calcul que si se hubiera usado cal lhe Malepractices of Bakers, Londres, s.f., (,17401
en la escala de sus alegatos, se hubiera utilizado ms en los hornos 68. J. P. Earwaker, The Constables' Accounts of the Manor of Manchester,
Manchester. 1891, 111, pp. 359-361; F. Nicholson y E. Axon, The Hatfield famly
of Manchester, and the food riots of 1757 and 1812)), Trans. Lancs. and Chesh.
65. Girdler, op. cit., pp. 295-296. Anuq. Soc., XXVIII (1910-1911). pp. 83-90.
16. - THOMPSON
242 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL DE LA MULTlTlJD 243
tras que los valores de orden que apuntalaban el modelo paternalista Los huIleros -de Kingswood, deI bosque de Dean, de Shropshire,
se oponan a eIla categricamente. deI Noroeste- eran especialmente propensos a la accin en aqueIlos
La economia de los pobres era todava local y regional, deriva- tiempos. Notoriamente los mineros deI estafio de Comualles posean
da de una economa de subsistencia. EI grano deba de ser consumi- una irascible conciencia de consumidores, y una decidida inclinacin
do en la regin en la cual se cultivaba, especialmente en pocas de a recurrir a la fuerza. Nosotros tuvimos aI demonio y todo lo de-
escasez. La exportacin en pocas de escasez suscit un profundo ms que trae un motn en Padstow, escribi un gentleman de Bod-
malestar durante varias centurias. Un magistrado escribi lo siguien- min en 1773, con una admiracin mal disimulada:
te en 1631, sobre un motn debido a la exportacin, en Suffolk:
ver cmo les es arrebatado 5U pan y enviado a extrafios ha conver- Algunas personas han ido muy lejos en la exportacin de gra-
tido la impaciencia de los pobres en furia y desesperacin desenfre- na ... Setecientos li ochocientos mineras deI estaio se unieron, y pri-
mero ofrecieron a los agentes de grano diez y siete chelines por vein-
nadas." En un informe muy grfico sobre un motn en el mismo
ticuatro galones de trigo, pero como les dijeran que no les daran
condado setenta y ocho aos despus (1709), un comerciante descri-
nada, ellos inmediatamente rompieron y abrieron las puertas de la
bi cmo el Populacho se alz, l cree que eran unos cientos, y bodega y se llevaron todo lo que haba all sin dinero ni precio."
dijo que el grano no se deba sacar fuera de la ciudad: de entre
el Populacho algunos tenan alabardas, otros paios y otros cachi- El resentimiento ms grande lo provocaron a mediados de siglo
porras ... . Viajando hacia Norwich, en varios lugares de la ruta: las exportaciones aI exterior, por las que se pagaron primas. Se con-
sideraba aI extranjero como una persona que reciba cereal a precios
el Populacho, sabendo que l iba a cruzar cargado con grano, le a veces por debajo de los deI mercado ingls, con la ayuda de sub-
dijo que no debera pasar por la Ciudad, porque era un Canalla, y
venciones extradas de los impuestos ingleses. De aqu que el rencor
un Traficante de grano, y algunos gritaron: Tiradle piedras, otros
Tiradlo deI caballo, otros Golpeadlo, y aseguraos de que le habis
mximo recayese a veces sobre el exportador, que era visto como el
dado; que l ... les pregunt qu les haca sublevarse de ese modo hombre que busca ganancias privadas -y deshonestas- a expensas
inhumano para el perjuicia de ellos y deI pas, pero ellas segufan de sus compatriotas. A un agente de North Yorkshire, a quien die-
gritando que era un CanaIla y que iba a llevarse eI grana a Francia ... 70 ron un chapuzn en el ro en 1740, le dijeron que no era mejor
que un rebelde." En 1783 se coloc un cartel en la cruz dei merca-
Exceptuando Westminster, las montafias, o los grandes distritos do en Carlisle, que comenzaba as:
de pastoreo, los hombres nunca estaban lejos dei grano. La industria
fabril estaba dispersa por el campo: los mineros deI carbn marcha- Peter Clemeseson y Moscs Luthart esto es para daros una Adver-
tencia de que debis Abandonar vuestro Comercio ilegal o Morir y
ban a su trabajo junto a los campos de cereales; los trabajadores
Maldita sea vuestra compra de grano para matar de hambre a los
domsticos dejaban sus telares y talleres para recoger la cosecha. La Pobres Habitantes de la Ciudad y Suburbios de CarIisle para man-
susceptibilidad no se limitaba slo a las exportaciones al extranje- darIo a Francia y recibr la Prima que Da la Ley por llevar el Grana
ro. Las reas de exportacin marginales eran especialmente sensi- fuera deI Pas, pero por el Seor Dos Todopoderoso nosotros os
bles, pues en ellas se exportaba poco cereal en aos normales, pero, daremos la Prima a Expensas de Vuestras Vidas, Malditos Canallas ...
en pocas de escasez, los traficantes podan esperar un precio de
ganga en Londres, que, en consecuencia agravaba la escasez local." Y si Alguna Taverna en Carlisle [continuaba el cartel] Te permite
a ti o a Luthart guardar ... en sus casas el Grano sufrirn por ello."
69. Ca/endar State Papers, Domestic, 1631, p. 545.
70. PRO, PC 112/165. 72. Ca/endar of Home Office Papers, 1773, p. 30.
71. D. G. D. Isaac, A study of popular disturbance in Britain, 1714~1754. 73. PRO, SP 36/50.
Universidad de Edimburgo. tesis doctoral, 1953, capo 1. 74. London Gazette, marzo de 1783, n. o 12.422.
244 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAb) DE LA MVLTITUD 245
Este sentimiento renaci6 en los ltimos aos dei siglo, especialmen- abajo O quemar su casa porque recibe mantequilla de sus vecinos
te en 1795, cuando circulaban rumores por el pas de exportacio- Agricultores y Lecheros, para enviaria con eI carro por el camino
nes secretas a Francia. Por otra parte, los aos 1795 y 1800 cono- vecinal, que pasa por su puerta, a '" Londres." En Chudleigh
cieron de nuevo el renacer de una conciencia regional, tan vvida (Devon), en el mismo afio, la muchedumbre destroz la maquinaria
como la de cien anos antes. Las carreteras fueron bloqueadas para de un molinero que dej de suministrar harina a la comunidad
impedir las exportaciones de la parroquia. Se detuvo a los carros y local porque haba sido contratado por el Departamento de Avitua-
se descargaron en las ciudades por donde pasaban. EI movimiento llamiento de la Armada para hacer galletas para los barcos: esto
de grano en convoyes nocturnos asumi6 las proporciones de una origin6 (dice el interesado en una frase reveladora) <da Idea
operaci6n militar: de que a echo [sic] mucho dao a la Comunidad." Treinta anos
antes un grupo de comerciantes londinenses necesit6 de la protec-
Los carros crujen profundamente bajo 5US pesadas cargas, ci6n deI ejrcito para sus dep6sitos de queso situados a lo largo dei
mientras siguen 5U oscuro curso por los caminos; rio Trent:
una rueda tras otra, eo una temerosa procesin lenta,
con media cosecha, a 5US destinos van ... Los depsitos ... en peligro por los mineras amotinados no son
La expedicin secreta, como la noche propiedad de ningn monopolizador, sino de un numeroso cuerpo
que cubre 5US intenciones, an rehye la luz 0.0 de traficantes de queso, y absolutamente necesarios para la recepcin
mientras que eI pobre labrador, cuando deja 5U lecho, . dei queso, para transportarlo a Hull, y que desde all se flete para
ve eI inmenso granero tan vaco como 5U cobertizo." Londres."
Se amenaz6 con destruir los canales." Se asaltaron barcos en los Estos agravios se relacionan con la queja, ya obser':1da, con
puertos. Los mineros de la mina de carb6n de Nook, cerca de Ha- respecto a la retirada de mercancas deI mercado pblicoPA medida
verfordwest, amenazaron con cerrar el estuario en un punto angos- que los comerciantes se alejaban de Londres y concurran con ma-
to. Ni las gabarras de los ros Severn y Wye se libraron dei ataque." yor frecuencia a los mercados provinciales, podan ofrecer precios y
La indignaci6n poda inflamarse tambin contra un comerciante comprar en grandes cantidades que provocaban en los agricultores
cuyas obligaciones con un mercado forneo interrumpan los sumi- un sentimiento de molestia ai tener que atender los pequenos pedi-
nistros regulares de la comunidad local. En 1795, un agricultor y dos de los pobres. Ahora no es negocio para el agricultor -escri-
tabernero acaudalado, pr6ximo a Tiverton, se quej6 aI Ministerio ba Davies en 1795- vender grano por bushel ai por menor a este
de la Guerra de asambleas desordenadas que amenazan con tirar o aqueI pobre; excepto en algunos lugares determinados, y como
favor, a sus propios trabajadores. Y donde los pobres cambiaban
75. S. J. Pratt, Sympathy and Other Poems, Londres, 1807, pp. 222-223. [Deep su demanda de grano por la de harina, la historia era muy parecida:
groan the waggons with their pond'rous loads, / As their dark course they bend
along the roads; 1 Wheel following wheel, in dread procession slow, / With half a
Ni el molinero ni el harinero vendern ai trabajador una canti-
harvest, to their points they go ... 1 The seeret expedition, like the night 1 That
eovers its ntents, still shuns the light ... 1 While the poor ploughman, when he dad menor a un saco de harina por debajo dei precio ai por menor
leaves his bed, 1 Sees the huge barn as empty as his shed.] a que se vende en las tlendas, y el bolsillo dei pobre pocas veces
76. Algunos anos antes Wedgwood haba odo amenazar ... con destruir nues- podr permitirle comprar todo un saco de una sola vez."
tros canales y dejar salir el agua, porque las provisiones pasaban por Staffordshire
camino de Manchester desde East Anglia: J. Wedgwood, Address to the young inha-
bitants of the Pottery (Newcastle, 1783). 78. PRO, WO 1/1082, John Ashley, 24 de junio de 1795.
77. PRO, PC 1/27/A.54; A.55-7; HO 42/34; 42/35; 42/36; vase tambin 79. PRO, HO 42/34.
Stern, op. ct., y E. P. Thompson, The making of lhe English working class, Pen- 80. PRO, WO 1/986 lo. 69.
guln, ed., 1968, pp. 70-73. 81. Davies, op. ct., pp. 33-34.
246 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA (MORAL DE LA MULTITUD 247
De aqu que el trabajador se viese empujado a la pequena tienda ai protestante. Un decreto de Carlos II haba incluso dado a los po-
por menor, donde los precios eran ms elevados." Los viejos mer- bres el derecho de sacudir la medida de harina; tan valioso era el
cados decayeron, o, donde se mantuvieron, cambiaron sus funcio- grano dei pobre que una prdida en la medida poda significar la
nes. Si un cliente intentaba comprar un solo queso o un pedazo de diferencia de pasar un dia sin hogaza. El mismo decreto intent6, con
tocino -escriba Girdler en 1800- est seguro de que le contestan una total falta de xito, imponer la medida de Winchester, como pa-
con un insulto, y le comunican que todo el lote ha sido comprado tr6n nacional. Una gran diversidad de medidas, que variaban incluso
por algn contratista londinense." dentro de los lmites de un mismo condado de un mercado ciudadano
Como expresiva de estos agravios -que algunas veces ocasiona- a otro, daba abundantes oportunidades para pequenas ganancias. Las
ron un motn- podemos tomar una carta an6nima dejada en 1795 antiguas medidas eran generalmente mayores -algunas veces mucho
a la puerta dei alcaide de Salisbury: mayores- que la de Winchester; a veces eran preferidas por los agri-
cultores o comerciantes, pero ms a menudo lo eran por los clientes.
Caballeros de la Corporacin yo les ruego pongan fin a esta Un observador coment6 que las clases ms bajas la detestaban [Ia
prctica que se utilizan Rook y otros trajinantes en nuestros Mer- medida de Winchester], por lo pequeno de su contenido, y los comer-
cados ai darles la Libertad de Entrometerse en el Mercado en todo ciantes ... los instigaban a ello, siendo su inters mantener toda aque-
de tal manera que los Habitantes no pueden comprar un solo Artcu- lia incertidumbre con respecto a los pesos y las medidas."
lo sin ir a parar para eIlo ai Comerciante y Pagar precios Extor- Los intentos de cambiar la medida encontraron muchas veces
sionantes que ellos creen apropiados y aun avasallar a la Gente como resistencia y, ocasionalmente, dieron lugar a motines. Una carta de
si esta no mereciera ser tenida en consideracin. Pero pronto les un minero de Clee Hill (Shropshire) a un Compaero de Infortu-
llegar su Fin, tan pronto como los Soldados hayan salido de la
ciudad.
nio dec1araba:
ms importante, se le acusaba de agregar nuevos y mucho ms osa- comerciaban ampliamente en harina y malta. A los molineros no
dos desfalcos: les afectaba la Tasa dei Pan (Assize of Bread), y podian hacer re-
percutir inmediatamente sobre el consumidor cualquier alza en el
Antes robaba con discrecin, precio deI grano. Inglaterra tena tambin, en el siglo XVIII, sus ba-
pero ahora es un ladrn escandaloso. '" nalits menos conocidas, incluyendo esos vestigios extraordinarios,
los molinos con derechos seoriales, que ejercan un monopolio ab-
En un extremo an tenemos el pequeno molino rural exigiendo soluto en el molino de grano (y venta de harina) en centros fabriles
impuestos de acuerdo a su propia costumbre. EI impuesto se podia importantes, entre ellos Manchester, Bradford y Leeds." En la ma-
cobrar en harina (siempre de la mejor de las harinas, y de la hari- yoria de los casos los feudatarios que posean los derechos seoria-
na ms fina que est en el centro de la tolva), y como la propor- les por la utilizacin dei molino, los vendan o arrendaban a es-
cin no variaba con las fluctaciones de precios, era una ventaja para peculadores privados. Ms tormentosa an fue la historia de los
el molinero si los precios eran altos. Alrededor de los pequenos mo- Molinos-Escuela en Manchester, cuyos derechos setoriales eran des-
linos que exigan impuestos (aun donde el impuesto haba sido con- tinados a dotacin caritativa para mantener la escuela secundaria.
mutado par pagos en dinero) las injusticias se multiplicaban, y ha- Dos arrendatarios de estos derechos, poco populares, inspiraron en
ba intentos espasmdicos de regulacin." Desde que los .molineros 1737 los versos dei doctor Byrom:
se dedicaron con rnayor intensidad ai comercio, y a moler el grana
por su propa cuenta para los panaderos, tenan poco tiempo para los Huesos y Piei, eran dos molineros flacos,
pequenos clientes (con un saco o dos de grano espigado); de aqui que mataban de hambre a la ciudad, o andaban cerca de ello;
tardanzas sin fin; y de aqui tambin que, cuando se devolvia la hari- pero sepan, Piei y Huesos,
na al cliente, podia ser el produeto de otro grano de calidad inferior. que Carne y Sangre no pueden soportarlo-"
(Hubo quejas de que algunos molineros compraban a mitad de precio
grano danado y que lo rnezclaban con el grana de sus clientes.)" AI Cuando, en 1757, los nuevos arrendatarios quisieron prohibir la im-
portacin de harna a la ciudad en desarrollo, mientras que aI rnis-
transcurrir el siglo, el paso de muchos molinos a fines industriales
mo tiempo manejaban sus molinos (se alegaba) con extorsin y de-
coloc a los pequenos molinos de trigo supervvientes en una posicin
mora, la carne y la sangre no pudieron realmente soportarlo por
ms ventajosa. Y en 1796 estas injusticias se hicieron sentir con sufi-
ms tiempo. En la famosa pelea de la colina Shud de ese ano,
ciente fuerza como para perrntir a sir Francis Bassett presentar la
por lo menos cuatro hombres fueron muertos a tiros de mosque-
Mil/er's Toll BiI/ (Ley de Impuestos deI Molinero), que intentaba re-
te, pero finalmente se aboieron los derechos de molienda." E inclu-
gular ms estrictamente sus prcticas de pesos y medidas."
so en donde no obtenan este tipo de derechos, un molino poda
Sin embargo, estas molineros eran, por supuesto, la gentecilla
igualmente dominar a una populosa comunidad, y podia provocar
del sigla XVIII. Los grandes molineros dei valle deI Tmesis y de las la furia popular por un aumento repentino en el preco de la harina
grandes ciudades respondan a un tipo diferente de empresarios que o un deterioro evidente de su calidad. Los molinos fueron el blanco
visible y tangible de algunos de los motines urbanos ms serios del
>li {For ther-bif'om be stal but curteisly, I But now he was a thief outrageously.]
90. Vanse Markbam, Syhoroc, li, p. 15; Bennett yElton, op. ct., 111, pp. 150-
siglo. Los molinos de Albion en eI puente de Blackfriars (los prime-
165; informacin de John Spyry contra el molinero de Millbrig Mill, 1740, por to-
mar a veces una sexta parte, a veces una sptima parte y a veces una octava parte en 93. Vanse Bennett y Elton, op. ct., 111, pp. 204 y ss.; W. Cudworth, Tbe
pago: papeles de las West Riding Sessions, County Hall, Wakefield. Bradford Soke, The Bradford Aruquary (Bradford, 1888), I, pp . 74 ss.
91. Vase Girdler, op. ct., pp. 102-106, 212. >li {Bone and Skin, two millers thin, I Would starve the town, or near it; I But
92. Annals 01 Agrtcuture, XXIII (1795), pp. 179-191; Bennett y Elton, op. be it known, to Skin and Bone. I That Flesh and Blood can't bear It.]
cit., 111, p. 166; 36: Geo 111, c.85. 94. Vase la nota 68, p- 241, Y Bennet y Elton, op. ct., pp. 274 ss.
252 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL DE LA MULTITUD 253
ros molinos de vapor de Londres) eran gobernados por un sindicato cer el Assize, para convencer ai pueblo de que el precio que exigen
cuasifilantrpico; sin embargo, cuando se quemaron en 1791, los los Panaderos no es ms que lo que creen razonable los Magis-
londinenses bailaron y cantaron baladas de jbilo en las calles." EI trados."
primer molino de vapor de Birmingham (Snow Hill) no lo pas me- / EI efecto psicolgico dei Assize fue, por ello, considerable. El
jor, pues fue blanco de un ataque masivo en 1795. panadero no podia tener esperanza de aumentar sus beneficios por
Puede parecer a primera vista muy curioso que tanto los comer- encima de la cantidad calculada en el Assize ms que con pequenas
ciantes como los molineros continuaran figurando entre los objeti- estratagemas, algunas de las cuales -como el pan de peso escaso,
vos de los motines de fines de siglo, cuando en muchos puntos de adulteracin, mezcla de harinas baratas y daftadas- estaban suje-
las Midlands y dei Sur (y seguramente en reas urbanas) la clase tas a rectificaciones legales o a recibir represalias instantneas de la
obrera se haba acostumbrado a comprar pan en las panaderas, multitud. EI panadero, ciertamente, tena a veces que atender a sus
ms que grano o harina en los mercados. No sabemos lo bastante propias relaciones pblicas, incluso hasta el extremo de tener que
para hacer un grfico dei cambio con exactitud, y seguramente se poner a la multitud a su favor: cuando Hannah Pain de Kettering
sigui cociendo el pan en las casas en gran medida." Pero aun don- se quej a los alguaciles sobre la escasez de peso dei pan, el pana-
de el cambio fue completo, no se debe subestimar la complejidad de dero levant ai populacho contra ella... y dijo que mereca ser
la situacin ni los objetivos de la multtud. Hubo, por supuesto, azotada, pues ya haba suficientes heces de la sociedad de este tipo."
muchsimos pequenos motines frente a las panaderas, y muchas ve- Muchas corporaciones, a lo largo dei sigla, hicieron un gran espec-
ces la multitud fijaba el precio- dei pan:l{>ero el panadero (cuyo tculo de la supervisin de pesos y medidas, y dei castigo de los
trabajo en tiempos de precios altos puede haber sido muy poco en- transgresores." EI Justice Overdo de Ben Jonson estaba todavia
vidiable) era el nico que, entre todos los que bregaban con las ocupado en las calles de Reading, Conventry o Londres:
necesidades de la gente (terratenientes, agricultores, arreros y mo-
lineros), se hallaba en contacto diario con el consumidor, y se en- Alegre, entra eo todas las cerveceras y baja a todos los stanos;
contraba ms protegido que cualquiera de los dems por la visible mide las tortas ... pesa las hogazas de pan en 5U dedo corazn ... da
insignia dei paternalismo. EI Assize of Bread limit clara y pblica- las tortas a los pobres, el pan ai hambriento, las natillas a 5US niros.
mente sus beneficios legitimas (tendiendo tambin de este modo a
dejar el comercio de panadera en manos de numerosos pequeos co- Dentro de esta tradicin encontramos a un magistrado de Londres,
merciantes con poco capital) protegindolos as, hasta cierto punto, en 1795, que, llegando ai escenario de un motn en Seven Dials,
de la clera popular. Incluso Charles Smith, el hbil exponente dei donde la multitud estaba ya demoliendo una panadera acusada de
libre comercio, pensaba que la continuacin dei Assize era oportu-
na: En Pueblos y Ciudades grandes siempre ser necesario estable- 97. Smith, Three tracts on the com-trade, p. 30.
98. Interrogatorio de Hannah Pain, 12 de agosto de 1757, Northants. CRa,
95. /bid., m, pp. 204-206. H(K) 167 (I).
96. Respuestas de las ciudades a las preguntas dei Consejc Privado, 1796, en 99. Llama la atencin que los castigos de estas delitos tuvieran fuerza simb-
PRO, PC 1/33/A.88: por ejemplo, el alcaide de York, 16 de abril de 1796, <dos lica: as, 6 acusaciones por peso falso o insuficiente en los tribunales de Bury St.
pobres pueden hacerse cocer el pan en los homos comunes : alcaide de Lancas-
o Bdmunds, mayo de 1740: Bury St. Edmunds y West Suffolk CRa, D8/1/8(5); 6
ter, 10 de abril, cada famlia compra su propia harina y elabora su propio pan: multados por peso deficiente en Maidenhead, octubre de 1766: Berks. CRa, MIJMI.
alcaIde de Leeds, 4 de abril, es costumbre comprar trigo o harina y elaborar el pan En Reading, sin embargo, parece que la vigilancia era bastante constante, en los
propio y cocerlo uno mismo o pagar para que te lo cuezan. Un estudio de los aftas buenos tanto como en los malas: Central Public Library, Reading, R/MJ Acc.
panaderos en el hundred de Corby (Northamptonshire) en 1757 indica que de 31 167, Court Leet y Visi6n de Frankpledge. En Manchester los funcionarias dei mer-
parroquias, una (Ia de Wilbarston) tenta cuatro panaderos, otra tema tres, ires tenan cado vigilaron hasta la dcada de 1750, fueron ms despreocupados a partir de la
dos, ocho tenan uno, y catorce no tenan ningn panadero residente (cuatro no citada fecha, pero se mostraron muy activos en abril de 1796: Earwaker, Court Leet
respondieron): Northants. CRa, H (K) 170. Records, IX, pp. 113-114.
254 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL DE LA MULTlTUD 255
vender pan de peso escaso, intervino, se apoder de las mercancas cin directa, deberamos tomar, no las disputas en las panaderas
dei panadero, pes las hogazas y, encontrndolas realmente deficien- en las afueras de Londres, ni aun las grandes refriegas provocadas
tes de peso, las distribuy entre la multitud, '00 por el descontento contra los grandes molineros, sino los levanta-
Sin duda los panaderos, que conocan a sus clientes, se queja- ;\nientos populares (muy especialmente los de 1740, 1756, 1766, 1795
ban a veces de su mpotenca para reducir los precios, y dirigan a 'y ISoo) en los cuales los mineros deI carbn y dei estao, los teje-
la multitud hacia el molino o el mercado de granos. Despus de dores y operarios de calcetera fueron quienes ~e destacaron. Lo
vaciar muchas panaderas -relataba el molinero de Snow Hill, Bir- extraordinario en estas nsurreccones es, en pnmer lugar, su dIS-
mingham, refirindose al ataque de 1795-, vinieron en grandes gru- ciplina y, en segundo lugar, el hecho de que e~hiben un ~odelo ?e
pos contra nosotros ... ror Pero en muchos casos la multitud elega conducta cuyo origen debemos buscar unos cientos de anos atrs;
claramente sus propios blancos, eludiendo deliberadamente a los pa- que ms bien gana complejidad en el siglo xvm; que se repite, apa-
naderos, As en 1740 en Norwich la gente fue a casa de cada uno rentemente de manera espontnea, en diferentes puntos dei pas y
de los Panaderos de la Ciudad, y fij una Nota en su Puerta con despus dei transcurso de muchos aos tranquilos. La accin central
estas palabras: "Trigo a Diez y Seis Chelines la Rastra?. En el en este modelo no es el saqueo de graneros ni el robo de grano o
mismo afio en Wisbeach obligaron a los Comerciantes a vender harina, sino el acto de fijar el precio.
Trigo a cuatro peniques el bushel .. , no slo a ellos, sino tambin a Lo extraordinario de este modelo es que reproduce, a veces con
los Panaderos, donde ellos regulaban los Pesos y Precios deI Pan. tnz gran precisin, las medidas de emergencia en p~cas de escasez, cuya
Pero a esta altura est claro que estamos tratando con un mo- funcin entre los aos ISSO y 1630, fue codificada en el Book 01
delo de accin mucho ms complejo que el que se puede explicar Orders.' Estas medidas de emergencia se emplearon en pocas de
satisfactoriamente por un encuentro cara a cara entre el populacho escasez en los ltimos aos dei reinado de Isabel I, Yse pusieron en
y molineros determinados, comerciantes o panaderos. Es necesario vigor, en forma un tanto revisada, durante el ~einado de C.arlos I,
-rdibujar una imagen ms amplia de las acciones de la multitud. en 1630. Durante el reinado de Isabel I se exigia a los magistrados
la asistencia a los mercados locales,
manifiesta opresion de la elase ms pobre. Las rdenes se deben Esta legislacin de emergencia se fue desmoronando durante las
imponer sin ninguna parcialidad que perdone a ningn hombre."" guerras civiles.:" Pero la memoria popular, especialmente en una
En esencia, pues, el Book of Orders otorgaba a los magistrados sociedad analfabeta, es extraordinariamente larga. Poca duda cabe
el poder (con la ayuda de tribunales locales) de inspeccionar las exis- de que hay una tradicin directa que se extiende desde el Book of
tendas de ccreales en cmaras y graneros; 105 de ordenar eI envo de Orders de 1630 a los movimientos de los trabajadores paeros en el
ciertas cantidades ai mercado; y de imponer con severidad todas las este y oeste de Inglaterra durante el siglo XVIII. (La persona instrui-
normas de la Iegislacin sobre licencias y acaparamiento. No se po- da tambin tiene recuerdos muy profundos: el propio Book of Or-
dia vender grano fuera dei mercado pblico, salvo a algunos po- ders se volvi a publicar, extraoficialmente, en 1662, y nuevamente
bres artesanos, o Jornaleros de la parroquia en que viven, que no en 1758, con un discurso preliminar para el lector que se refera a la
pueden llegar convenientemente a las Ciudades con Mercado. Las actual alianza perversa para producir la escasez.) 108
Ordenanzas de 1630 no facultaban explicitamente a los alguaciles Las ordenanzas mismas eran en parte una respuesta a las presio-
para fijar el precio, pero les ordenaban asistir al mercado y asegu- nes de los pobres:
rarse de que se provea a los pobres de los Granos necesarios ...
eon tanta conveniencia en los Precios, como se pudiera obtener por El Grano es tan caro
Que no dudo que muchos morirn de hambre este afio.
medio de la Persuasin ms enrgica de los alguaciles. El poder de
fijar el precio dei grano o la harina quedaba, en casos de emergen- As deca una copia fijada a la entrada de la iglesia en la parroquia
cia, a mitad de camino entre la imposicin y la persuasn.?" de Wye (Kent) en 1630:
104. Hay algn informe sobre el funcionamiento deI Book of Orders en E. M. Si no os ocupis de esto
Leonard, Barly htstory of English poor relief, Cambridge, 1900; aras, op. cit., algunos de vosotros vais a pasarlo mal.
pp. 236-242; Lipson, op. cit., IH, pp. 440~450; B. E. Supple, Commercia crisis and Nuestras almas nos son caras,
change in England, 1600-1642, Cambridge, 1964, p. 117. Hay documentos que ilus- de nuestro cuerpo tenemos algn cuidado.
tran su funcionamiento en Offcal Papers of Nathaniel Bacon of Stiffkey, Norfolk Antes de levantamos
(Camden Society, 3. a ser., XXVI, 1915), pp. 130~157. menos cantidad ser suficiente ...
105. Para un ejemplo, vase Vctota County history, Oxfordshre, ed. de W. Vosotros que estais establecidos
Page (1907), 11, pp. 193-194.
mirad de no deshonrar vuestras profesiones ... ics
106. Por un Acta de 1534 (25 Henry VIII, c. 2), el Consejo Privado tena
poder para tasar los precios dei grano en caso de emergencia. En una nota ms
bien confusa, Oras (op. cu., pp. 132~133) opina que, despus de 1550, dicho poder pera cuando en 1762 se propuso elevar el precio en medio penique el cuartillo, sir
no se us nunca. En cualquier caso no fue olvidado; una proclama de 1603 aparece John Fielding escribi aI conde de Suffolk que el aumento no puede considerarse
para fijar los precios (Seligman Collection, Columbia Univ. Lib., Proclamations, razonable; ni se sometern a l los sbditos: Catendar of Home Offce Paper:s,
James I, 1603); e1 Book of Orders de 1630 concluye con la advertencia de que, si 1773, pp. 9-14; P., Mathias, The brewing industry in England, 1700-1830, Cambnd-
los duel\os de grana y otros propietarios de Vveres ... no cumplen voluntariamente ao, 1959, p. 360.
estas rdenes, Su Majestad dar Orden de que sean fijados Precios razonables: 107. G. D. Ramsay, Industrial laisser-faire and the policy of Cromwell,
el Consejo Privado intent controlar los precios por media de una proclama en 1709, Econ. Hlst. Rev., La ser., XVI (1946), esp. pp. 103-104; M. James, Sodalproblems
Liverpool Papers, Brit. Mus., add. MS. 38.353, foI. 195, y el asunto fue activamente ond policy during the Purtan Revolution, Londres, 1930, pp. 264-271.
discutido en 1757; vase Smith, Three traets on the com trade, pp. 29, 35. Y (apar- 108. Seasonable ardere offered from former precedents whereby the price of
te dei Assize af Bread) subsistieron otros poderes de tasa de precioso En 1681 en corn ... may be much abated (1662), reimpresin de las Elizabethan Orders; J. Mas-
el mercado de Oxford (controlado por la Universidad) se fijaron precios para la ee, Orders appointed by His Majestie Kng Charles I (1758). .
mantequilla, queso, aves, carne, tocino, velas, avena y alubias: The Oxford Mar- 109. Calendar State Papers, Domestic, 1630, p. 387. [U you see not to this I
ket, Collectanea, 2. a ser., Oxford, 1890, pp. 127-128. Parece que el Assize of Ale Sum of you will speed amis. I Our souls they are dear. I For our bodys have sume
desapareci en Middlesex en 1692 (Lipson, op. cit., Il, p. 501) y en 1762 se autoriz ceare I Before we arise I Less will safise ... I You that are set in place I See that
a los cerveceros a subir el precio de una forma razonable (por 2 Geo. 111, c. 14); youre profesion you doe not disgrace ... l
17. ~ THOMPSON
258 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMiA MORAL DE LA MULTITUD 259
Ciento treinta aos despus (1768) se clavaron nuevamente hojas y se comportaron con gran regularidad y decencia donde DO encon-
incendiarias en las puertas de las iglesias (as como en las enseas traron oposicin, con desenfreno y violencia donde la encontraron;
de las posadas) de parroquias dentro dei mismo contorno de Scray, pera saquearon muy poco, para evitar 10 cual no permiten ahora a
en Kent, incitando a los pobres a sublevarse.!" Pueden observarse las Mujeres y a los muchachos que les acompaen.
muchas continuidades semejantes, aunque sin duda el modelo de
accin directa se extendi a nuestros distritos en el siglo XVIII. En Despus de visitar los molinos y mercados en los alrededores de
muchas ocasiones, en las antiguas regiones fabriles dei Este y el Gloucester, Stroud y Cirencester, se dividieron en grupos de cincuen-
Oeste, la multitud sostuvo que, puesto que las autoridades se nega- ta y cien, y visitaron las aldeas y fincas pidiendo que se llevara el
ban a imponer las leyes, tenian que imponerlas por si mismos. grano al mercado a precios justos, y entrando a la fuerza en los
En 1693, en Banbury y Chipping Norton la multitud sac el grano graneros. Un grupo grande visit ai sheriff en persona, soltaron sus
a la fuerza de los carros, cuando se lo llevaban los acaparadores, porras mientras les hablaba de sus delitos, escucharon con pacien-
diciendo que estaban resueltos a ejecutar las leyes, ya que los ma- cia, gritaron alegremente Dias Salve aI Rey y despus recogieron
gistrados no se ocupaban de hacerlo. ur Durante los desrdenes que sus porras y volvieron a la buena labor de fijar el precio. EI movi-
se extendieron por el Oeste en 1766 el sheriff de Gloucestershire, un miento tuvo en parte el carcter de huelga general de todo el distri-
paero, no pudo ocultar su respeto por los amotinados, los cuales to textil: los amotinados entraron en nuestros talleres ... y forza-
ron a salir a todos los hombres quisieran o no unirse a ellos. uz
fueron ... a una casa de labranza y atentamente expresaron su deseo Fue este un movimiento extraordinariamente disciplinado y a gran
de que se trillara y Ilevara ai mercado el trigo y se vendiera en cinco escala. Pero el relato nos lleva a observar caractersticas que se en-
chelines por bushel, prometido lo cual y habindoles dado algunas cuentran repetidamente. As, el movimiento de la multitud desde el
provisiones sin solicitarias, se marcharon sin la menor violencia u mercado hacia los molinos y de all (como en 'el Book of Orders) a
ofensa. las fincas, donde se inspeccionaban las existencias y se ordenaba a los
agricultores enviar el grana al mercado al precio dictado por la mul-
Si seguimos otros pasajes dei relato dei sheriff podemos encon- titud: todo esto se encuentra habitualmente. Ello iba a veces acompa-
trar la mayor parte de las caractersticas que presentan estas acciones: nado de la tradicional ronda de visitas a las residencias de las perso-
nas importantes para pedir contribuciones, forzadas o voluntarias. En
El Viernes pasado, ai toque de trompeta, se puso en pie una Norwich, en 1740, la multitud, despus de obligar a la baja de precios
muchedumbre compuesta toda eIla de la gente ms baja, como teje- en la ciudad, y de apoderarse, en cl ro, de una barcaza cargada de
dores, menestrales, labradores, aprendices y chicos, etc. trigo y centeno, pidi contribuciones a los ricos de la ciudad:
Se dirigieron a un molino harinero que est cerca dei pueblo El martes por la Maana temprano, se reunieron nuevamente, ai
abrieron los costales de Harina y la repartieron y se la llevaron y toque de los Cuernos; y despus de una breve Confabulacin, se
destruyeron eI grano, etc. Tres dias despus envi otro informe: dividieron en grupos y salieron dei Pueblo por diferentes Puertas,
llevando delante de eIlos un largo cartel que propona visitar a los
Visitaron a Agricultores, Molineros, Panaderos y tiendas de bu- CabaIleros y Agricultores de las aldeas vecinas, para exigirIes Dine-
honeros, vendiendo grano, harna, pan, queso, mantequilla y tocino ro, Cerveza Fuerte, etc. En muchos lugares, donde la Generosidad
a sus propos precioso En general devolvieron el producto (es decir, de la Gente no responda a sus Expectaciones, se dice que mostraron
el dinero) a los propietarios o en ausencia de eIlos dejaron el dinero; su resentimiento pisoteando el Grana de los Campos ...
IID. Ca/endar of Home Offce Papers, 1768, p. 342. 112. Cartas de W. Dalloway, Brimscomb, 17 y 20 de septiembre de 1766, en
Ill. Westerfield, op. cit., p. 148. PRO, PC 1/8/41.
260 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAb> DE LA MULTlTUD 261
Las multitudes, en su deambular con el propsito de inspeccionar, Cheer le dijo que deba acompafiarlos a la Cruz y recibir el dinero
se mostraron muy activas durante este ano, especialmente en Dur- de tres sacos de harina que haban tomado de una tal Betty Smith
ham y Northumberland, el West Riding y varias zonas dei norte de y que venderan a cinco chelines el bushel; la misma muchedum-
Gales. Los manifestantes en contra de la exportacin, que salieron bre se agenci ai jefe de policia de Abingdon para el mismo servi-
de Dewsbury (abril de 1740), iban encabezados por un tamborilero cio. EI jefe de policia de Handborough (tambin en Oxfordshire)
y algo parecido a una ensea o bandera; realizaron un recorrido fue requerido de manera similar, en 1795; la multitud fij un precio
regular por los molinos locales, destruyendo maquinaria, cortando -y un precio considerable- de 40 chelines el saco de un carro de
sacos y llevndose grano y harina. En 1766, la multitud que recorra harina que habia sido interceptado, y le fue entregado el dinero
el valle dei Tmesis en acto de inspeccionar, se bautiz a si misma correspondiente a no menos de quince sacos. En la isla de Ely, en
con el nombre de los Reguladores; un agricultor aterrorizado les el mismo ao, el populacho insisti en comprar carne a 4 peniques
permiti dormir en la paja de su corral y pudo oir desde su Apo- la libra, y pidieron ai Sr. Gardner, un Magistrado, que supervisa-
sento que hablaban entre si sobre a quin haban asustado ms, y ra la venta, como haba hecho el Alcaide en Cambridge el Sbado
dnde haban tenido mejor fortuna. EI modelo contina en la d- por la noche. Y tambin en 1795 hubo un cierto nmero de oca-
cada de 1790: en Ellesmere (Shropshire) la multitud detuvo el grano siones en que la milicia o las tropas regulares supervisaron ventas
que era conducido a los molinos y amenaz individualmente a los forzadas, algunas veces a punta de bayoneta, mientras sus oficiales
agricultores; en el bosque de Dean los mineros visitaron los molinos miraban resueltamente hacia otro lado. Una operacin combinada
y las viviendas de los agricultores, exigiendo dinero a las personas de soldados y muchedumbre forz ai alcaide de Chichester a acce-
que encontraban en la carretera; en el oeste de Cornualles los mi- der a fijar el precio dei pano En Wells, miembros dei 122 regimiento
neros dei estafio visitaron las fincas con un dogal en una mano y en empezaron
la otra un acuerdo escrito de Ilevar el grano a precios reducidos ai
mercado."? por abuchear a los que ellos denominaban acaparadores o trafican-
Lo notable es la moderacin, ms que el desorden. Y no cabe la tes de mantequilla, a quienes persiguieron en distintas partes dei pue-
menor duda de que estas acciones eran aprobadas por un consenso blo; se apoderaron de la mantequilla; la reunieron toda; le pusieron
centinelas; y despus la echaron, y la mezclaron en una cuba; y des-
popular abrumador; se siente la profunda conviccin de que los pre-
pus la vendieron aI por menor. pesndola en balanzas y vendindo-
cios deben ser regulados en pocas de escasez, y de que los explota- la ai precio de 8 peniques la libra ... aunque el precio normal que le
dores se excluyen a si mismos de la socedad. En ocasiones, la mul- daban los intermediarios era algo ms de 10 peniques.!"
titud intentaba por persuasin o por fuerza atraerse a un magistra-
do, jefe de la policia de la parroquia, o a algn otro representante Seria absurdo sugerir que, cuando se abra una brecha tan gran-
de la autoridad, para presidir la taxation populaire. En 1766en Dray- de en los muros dei respeto, muchos no aprovechasen la oportuni-
ton (Oxfordshire) miembros de un tropel fueron a casa de John dad para !levarse mercancias sin pagar. Pero existen abundantes tes-
Lyford y le preguntaron si era Jefe de Policia; aI contestar "si" timonios de lo contrario, y algunos son impresionantes. Est el caso
113. Norwich, 1740: Ipswich Journa/, 26 de julio de 1740; Dewsbury, 1740: 114. Drayton, Oxon, relacin contra Wm. Denley y otros tres, en PRO, TS
J. L. Kaye y cinco magistrados, Wakefield, 30 de abril de 1740, en PRO, SP 36/50; 11/995/3707; Handborough, informacin de Robert Prior, alguacil, 6 de agosto de
Thames Valley, 1766, testimonio de Bartholomew Freeman de Bisham Farm, 2 de 1795, PRO, tribunal 5/116; Isla de Ely, lord Hardwicke, Wimpole, 27 de julio de
octubre de 1766, en PRO, TS 11/995/3707; Ellesmere, 1795: PRO, WO 1/1089, foI. 1795, PRO, HO 43/35 YH. Gunning, Remniscences ofCambridge(1854), lI, pp. 5-7;
359; Bosque de Dean: John Turner, alcaide de Gloucester 24 de junio de 1795, Chichester: duque de Richmond, Goodwood, 14 de abril de 1795, PRO, WO 111092;
PRO, WO 111087; Cornualles: vase John G. Rule, Some social aspects of the Wells: verax, 28 de abril de 1795, PRO, WO 111082 y rev. J. Turner, 28 de abril,
Cornish industrial revolution, en Reger Burt, ed., Industry and society in lhe south- HO 42134. Para el ejemplo de un alguacil que fue ejecutado por su participacn en
west, Exeter, 1970, pp. 90-91. un motn de estafieros en Saint Austell, 1729, vase Rule, op. cit., p. 90.
262 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL)~ DE LA MULTITUD 263
de los encajeros de Honiton que, en 1766, quitaron el grano a los despus reconocieron que se arrepentan mucho de este acto porque
agricultores, lo vendieron en el mercado a precio popular y devol- no era el duefio de la casa (que estaba fuera) el que haba disparado
vieron a los agricultores, no slo el dinero, sino tambin los sacos; contra ellos.
la muchedumbre de Oldham, en 1800, que racion a cada compra-
dor a dos celemines por cabeza, y las muchas ocasiones en que se En 1795 los mineros deI estao organizaron un ataque contra un
detenian los carros en la carretera, se vendia su contenido y se con- comerciante de Penryn (Cornualles) que haba sido contratado para
fiaba el dinero ai carretero ."' enviarles cebada, pero que les haba mandado grano estropeado y
Ms an, en aquellos casos en que se tomaban las mercancias en germinacin. Cuando se atacaba a los molinos, y se estropeaba
sin pagarias, o en que se cometan actos de violencia, seria prudente la maquinaria, era a menudo como consecuencia de una adverten-
averiguar si el caso presenta alguna circunstancia particular agravan- cia prolongada que no habia sido escuchada, o como castigo a al-
te. Esta distincin se hace en el informe de una accin lIevada a guna prctica escandalosa. 116
cabo en Portsea (Hampshire) en 1795. Los panaderos y carniceros Realmente, si deseamos poner en duda la visin no lineal y es-
fueron los primeros a quienes la multitud ofreci los precios por pasmdica dei motin de subsistencias, no tenemos ms que apuntar
ella fijados: a los que se amoldaron a estas exigencias se Ies pag hacia este tema continuado de la intimidacin popular, en el que
con exactitud, pero los que se negaron vieron sus tiendas desvali- hombres y mujeres a punto de morir de inanicin atacaban no obs-
jadas, sin recibir ms dinero que eI que quiso dejar eI populacho. tante molinos y graneros, no para robar eI alimento, sino para cas-
Los canteros de Port Isaac (Cornualles), en el mismo ano, se apo- tigar a los propietarios. Repetidamente, se derramaban el grano o
deraron de la cebada almacenada para la exportacin, pagando un la harina a lo largo de carreteras y setos, se arrojaban ai rio, se
precio razonablemente alto de 1i peniques el bushel, advirtiendo ai estropeaba la maquinaria y se abrian las compuertas dei molino.
mismo tiempo al propietario que si pretendia transportar el Rema- Ante ejempIos de un comportamiento tal, las autoridades reacciona-
nente vendrian y lo tomaran sin compensacin alguna. Con fre- ban tanto con indignacin como con asombro. Era un comporta-
cuencia aparecen motivaciones de castigo o venganza. El gran mo- miento (en su opinin) sintomtico dei estado de nimo frentico
-"i'Hn de Newcastle de 1740, en que los mineros y los bateleros irrum- y destemplado de una gente cuyo cerebro estaba excitado por el
pieron en el ayuntamiento, destruyeron los libros, se repartieron el hambre, En 1795, tanto el justicia mayor como Arthur Young, di-
contenido de las arcas municipales y arrojaron barro y piedra a los rigieron discursos a los pobres en los que se destacaba que la des-
concejales, se produjo tan slo a consecuencia de dos provocacio- truccin deI grano no era el mejor medio de mejorar el suministro
nes: primero, tras romperse un acuerdo entre los dirigentes de los de pano Hannah More afadi una Homilia de Medio Penique.
mineros y los comerciantes (en el que actu un concejal como rbi- Un versificador de 1800 nos da un ejemplo bastante ms vivo de
tro), acuerdo que fijaba los precios dei grano; segundo, cuando re- estas amonestaciones a las elases bajas:
presentantes de la autoridad, aterrorizados, dispararon contra la
multitud desde las escaleras dei ayuntamento. En 1766, en Glouces- Cuando pasas las horas con tus Amigos del campo,
tershire, se dispararon tiros contra la multtud desde una casa, lo y tomas, con la abundancia que quieras, el vaso desbordante,
cual, escribe el sheriff', cuando todo se vuelve tranquilo, si oyes por casualidad
que son los Acaparadores los que encarecen tanto el grana;
les molesto tanto que entraron por la fuerza en la casa, y destruye-
ron todos los muebles, ventanas, etc., y quitaron parte de las tejas; 116. Portsea: Gentleman's Magazine, LXV (1795), p. 343; Port Isaac, sir
W. Molesworth, 23 de marzo de 1795, PRO, HO 42/34; Newcastle, Gentleman 's
Magazine, X (1740), p. 355, y varias fuentes en PRO, SP 36/51, en Northumberland
115. R. B. Rose, op. ctt., p. 435; Edwin Butterworth, Hstoricat sketches Df -CRO y Newcastle City Archive Office; Gloucestershire, 1766: PRO, PC 1/8/41;
Odham, Oldham, 1856. pp. 137-139, 144-145. Penryn, 1795: PRO. HO 42134.
LA ECONOMfA ~(MORAL DE LA MULTITVD 265
264 CQSTUMBRES EN COMN
podia escribir, como lugar comn, en 1807: Las mujeres estn ms La accin espontnea en pequena escala podia derivarse de una
dispuestas a amotinarse: tienen menos temor a la ley, en parte por especie de abucheo o griterio ritual frente a la tienda dei vendedor
ignorancia, y en parte porque abusan dei privilegio de su sexo, y ai por menor, '" de la intercepcin de carros de grano o harina ai
por consiguiente en todo tumulto pblico sobresalen en violencia pasar por un centro populoso, o de la simple congregacin de una
y ferocidad.) 119 Eran tambin, por supuesto, las ms involucradas multitud amenazante. Con gran rapidez se desarrollaba una situa-
en la compra y venta cara a cara, las ms sensibles a la trascenden- cin de negociacin: el propietario de las provisiones sabia muy bien
cia dei precio, las ms experimentadas en detectar el peso escaso o que si no aceptaba voluntariamente el precio impuesto por la mul-
la calidad inferior. Es probable que con mucha frecuencia las mu- titud (y su conformidad hacia muy difcil cualquier prosecucin sub-
jeres precpitaran los movimientos espontneos, pero otros tipos de siguiente) corria el peligro de perder todas sus mercancias. Cuando
acciones se preparaban con ms cuidado. Algunas veces se clavaban fue interceptado un carro con sacos de trigo y harina en Handbo-
carteles en las puertas de iglesias o posadas. En 1740 se pregon rough (Oxfordshire), en 1795, unas mujeres se subieron ai carro y
en Ketring un Partido de Ftbol de Quinientos Hombres de un lu- tiraron los sacos a los lados de la carretera. Algunas de las perso-
gar, pero la intencin era Destruir los Molinos de la Sefora Betey nas all reunidas dijeron que daran Cuarenta Chelines por el Saco
Jesmaine. Es posible que a fnales de siglo se hiciera ms corriente de Harina, y que pagaran eso, y no daran ms, y que si eSQ no era
la distribucin de avisos escritos a mano. Proveniente de Wakefield bastante, lo tomaran por la fuerza. EI propietario (un yeoman) lo
(Yorkshire), 1795: acept finalmente: Si tiene que ser ese el precio, que lo sea. EI
procedimiento de forzar la negociacn se puede ver con igual clari-
Para avisar dad en la declaracin de Thomas Smith, un panadero, que fue a
A todas las Mujeres domiciliadas en Wakefie1d que se desea se Hadstock (Essex) con pan en sus alforjas (1795). Fue detenido en la
renan en la Iglesia Nueva el prximo Viernes a las Nueve ... calle de la aldea por un grupo de cuarenta o 'ms mujeres y nos.
para fijar el precio deI trigo . Una de las mujeres (esposa de un trabajador) detuvo su caballo
Por deseo de los habitantes de Halifax y habindole preguntado si haba rebajado el precio deI Pan, l le
que se reunirn con ellas all. dijo que no tena rdenes de los Molineros de rebajarlo, y ella dijo
entonces Por Dios que si no lo rebajas no dejars ningn Pan en
De Stratton (Cornua\les), 1801:
este Pueblo ...
A todos los Hombres trabajadores y Comerciantes en la Cente-
Varias personas entre la multitud ofrecieron entonces 9 peniques
na de Stratton que esrn dispuestos a salvar a 5US Mujeres e Hijos de
por un pan de 4 libras, mientras que l peda 19 peniques. Entonces
la Terrible condicin de ser llevados a la Muerte por Hambre por eI
agricultor insensible y acaparador ... Reunos todos inmediatamente juraron que si no se lo daba a 9 peniques la Hogaza se lo quita-
y marchad en temeroso Orden de Batalla hacia las Viviendas de los ran, y antes de que pudiera dar otra respuesta, varias Personas que
agricultores usureros, y Obligadlos a Vender eI Grana en el Merca- estaban a su alrededor sacaron varias Hogazas de sus Cestas ... .
do, a un precio justo y razonable ... 120 Slo ai \legar a este punto acept Smith vender a 9 peniques la
119. Lettersfrom En~land, Londres, 1814, 11, p. 47. Las mujeres tenan otros J
recursos adems de la ferocidad: un coronel de Voluntarios se lamentaba de que el ciety, 17()()-I850, tesis doctoral, Universidad de Warwick, 1970, pp. 89-90. Wake-
Diablo en forma de Mujeres est ahora usando toda su influencia para inducir a la field: PRO, HO 42/35; Stratton: aviso manuscrito, fechado el 8 de abril y firmado
tropa a romper su lealtad a sus Oficiales: Lt.-Col. J. Entwisle, Rochdale, 5 de Cato, en PRO, HO 42161 foI. 718.
agosto de 1795, PRO, WO 1/1086. 121. Un corresponsal de Rosemary Lane (Londres), 2 de julio de 1795, se que-
120. Kettering: PRO, SP 36/50: para otros ejemplos dei uso del ftbol para j de que le despertara a las cinco de la madrugada un espantoso quejido (como 10
congregar a las masas, vase R. M. Malcolmson, Popular Recreations in English 50- Ilama la Chusma), pera yo lo llamara chillidos: PRO, WO 1/1089. foI. 719.
268 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL DE LA MULTlTUD 269
hogaza. La negociacin fue bien entendida por ambas partes, y los encontramos con que se acusa a un hilandero, dos tejedores, un
vendedores aI por menor, que tenan que contar con sus clientes cardador de lana, un zapatero, un bordador y diez trabajadores; en
tanto en los aos buenos como en los maios, capitulaban con fre- el suceso de Handborough se habl en una informacin de un car-
cuencia ante las primeras seales de turbulencia por parte de la pintero, un cantero, un aserrador y si~te ~abra?ores. '" Haba menos
multitud. acusaciones en relacin a la supuesta lOslIgaclOn por parte de perso-
~ En disturbios a gran escala, una vez formado el ncleo deI motn, nas con una posicin superior en la vida de las que Rud y otros
el resto de la muchedumbre era a menudo levantado a toque de trom- han observado en Francia.?' a pesar de que se sugera con frecuen-
peta y tambores. EI lunes pasado -comenzaba una carta de un cia que los trabajadores eran alentados por sUS superiores a adoptar
magistrado de Shropshire en 1756-, los mineros de Broseley se un tono hostil hacia agricultores e intermediarios. Un observador
reunieron ai son de las trompetas, y se dirigieron al Mercado de Wen- del suroeste sostena en 1801 que los motines estaban ciertamente
lock ... EI punto crtico era la reunin de un ncleo determinado. EI dirigidos por comerciantes inferiores, cardad.ores: y disidentes, que
destacado papel de los mineros no se explica por su virilidad y por se mantenan apartados pero, por su lenguaje e inmediata lO.fluen.
el hecho de estar particularmente expuestos a la explotacin deI con- cia, gobernaban a las clases bajas.''' Ocasionalm~nte,s~ adujo que
sumidor, sino tambin por su nmero y por la natural disciplina de personas que empleaban muchos trabajadores haban animado a sus
una comunidad minera. EI jueves por la maana -declar John propios obreros a actuar. 126 ,
Todd, un minero de la mina de carbn de Heaton, Gateshead (1740)-, Otra diferencia importante, en comparaclOn con Francia, era la
en el momento en que empezaba la ronda de noche, sus cornpaeros relativa inactividad de los braceros agrcolas de Inglaterra en. con-
de mina, en nmero de" 60 u 80 detuvieron la bomba de agua de la traste con la actividad de los vignerons y el pequeo campesinado
mina ... y se propuso venir a Newcastle para fijar los precios deI gra- francs. Muchos productores de cereal, por supuesto, contmuaron
no ... . Cuando vinieron desde la mina de carbn de Nook a Haver- con la costumbre de vender grano barato a sus propios braceros.
fordwest, en 1795 (el magistrado relata que su ayudante dijo: Doctor, Pero esto se aplicaba slo a los braceros regulares, con contratos
aqu vienen los mineros .,. yo levant la vista y vi una gran multitud anuales, y a ciertos distritos. Por otra parte, los trabajadores rura-
de hombres, mujeres y nios con porras de roble que bajaban por la les si que participaban en los motines cuando otro grupo (como los
calle gritando "todos a una, todos a una"), los mineras explicaron
ms tarde que haban venido a peticin de los pobres de la ciudad, 123. Witney, informacin de Thomas Hudson, 10 de ag?st.o de 1795. PR~,
que no tenan eI nimo necesario para fijar eI preeio por 5U cuenta.!" tribunal 5/116; Saffron Walden, acusaeiones por delitos el27 de julio 1795, PRO,. tn-
La composicin de la multitud en cuanto a profesiones nos pro- bunaI35!236; Devonshire, calendario para el Circuito de Verano, 1795, PRO, tnb~
nal 24/43; Handborough, informacin de James Stevens, cabez~ de decena de ve~l
porciona pocas sorpresas. Era (aI parecer) bastante representativa nos, 6 de agosto de 1795, PRO, tribunal .5/116. Los t~e~e amotinados de Be:kshlre
de las ocupaciones de las clases ms bajas- en las zonas de moti- en 1766 [uzgados por la encomienda especial fu~ron callfIc~dos de braceros; de las
nes. En Witney (Oxfordshire) encontramos informes contra un teje- 66 personas que comparecieron ante la encomienda especial en Gloucester en 1766.
dor de mantas, un sastre, la mujer de un vendedor de bebidas alco- 51 fueron calificadas de braceros, 10 eran esposas de braceros, 3 eran soltero-
nas: las calificaclones revelan poco: G. B. Deputy Keeper 01 Pub/ic Records, ,5th
hlicas y un criado; en Saffron Walden (Essex) acusaciones contra
Report (1844), 11, pp. 198199, 202-204. Para el Pas de Gales, 1793-1801, vease
dos cabestreros, un zapatero, un albal, un carpintero, un aserra- Jones, Com riots in wales, App. UI, p. 350. Para Dundee, 1772, vase S. G. E.
dor, un trabajador deI estambre, y nueve labradores; en varias aI- Lythe, The Tayside meal mobs, Scot. Hst. Rev., XLVI (1967), p. 34: un portero,
deas de Oevonshire (Sampford Peverell, Burlescomb, Culmstock) un cantero, tres tejedores y un marinero fueron acusados.
124. vase Rud, The crowd in hlstory, p. 38.
125. Teniente general J. G. Simcoe, 27 de marzo de 1801. PRO. HO 42/61.
122. Broseley, T. Whitmore, 11 de noviembre de 1756. PRO, SP 36/136; Ga- 126. As, en un motin provocado por la exportacin en Flint (1740) hubc ale-
teshead, informacin de John Todd en Newcastle City Archives; Haverfordwest, gaciones de que el mayordomo de sir Thomas Mostyn habfa encontrado armas para
PRO. HO 42/35. sus propios mineres: diversas deposiciones en PRO, SP 36/5 I.
270 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL)} DE LA MULTITUD 271
mineros) formaba el ncleo original, o cuando una cierta actividad precios, y ejemplos tambin de lo contrario, e incluso otros en los
los reunia en nmero suficiente. Cuando un grupo grande de brace- que parece haber poca diferencia en el movimiento de precios en
ros recorri el valle dei Tmesis en 1766, la accin haba comenza- mercados donde hubo y no hubo motn, ninguno de esos ejemplos
do entre cuadrillas que trabajaban en la barrera de portazgo de una -sean calculados por agregacin o por trmino medio- tene por
carretera, quienes dijeron con una sola voz: Vamos todos a una a qu revelar necesariamente el efecto que la expectacin dei motn
Newsbury en una corporacin para Poner ms Barato el Pan. Una producia sobre la situacin total dei mercado.'"
vez en el pueblo, lograron ms apoyos, desfilando por la plaza y Podemos tomar una analogia de la guerra. Los beneficios reales
dando tres vtores, En East Anglia, en 1795, se cre un ncleo simi- inmediatos de la guerra rara vez son significativos, ni para vencedo-
lar entre los bankers (cuadrillas empleadas para limpiar Zanjas de res ni para vencidos, pero los beneficios que se pueden obtener de
Drenaje y en la presa), Los bankers estaban tambin menos suje- la amenaza de guerra pueden ser considerables y, sin embargo, la
tos a la identificacin inmediata y ai castigo, o a las venganzas dei amenaza de guerra no comporta terror alguno si no se llega nunca
paternalismo rural, que los trabajadores de la tierra, puesto que a la sancin de la guerra. Si el mercado fue un campo de batalla de
eran, en su mayor parte, extranjeros de diferentes comarcas los la guerra de clases en la misma medida en que llegaron a serlo la
cuales no son tan fcilmente apaciguados como los que viven en el fbrica y la mina durante la Revolucin industrial, entonces la ame-
lugar. m naza dei motn afectara a la situacin total delmercado, no slo en
En realidad, el motn de subsistencias no precisaba de un alto afios de escasez, sino tambin en anos de cosecha media, y no slo
grado de organizacin. Necesitaba un consenso de apoyo en la co- en pueblos destacados por su susceptibilidad al motm, sino tam-
munidad, y un modelo de accin heredado, con sus propios objeti- bin en aldeas donde las autoridades deseaban preservar una tradi-
vos Y restricciones. La persistencia de esta forma de accin suscita cin de paz. Por muy meticulosamente que cuantfquemos los da-
una cuestin interesante: i,hasta qu punto tuvo, en cualquier senti- tos disponibles, stos no pueden mostramos a qu nivel habran
do, xito? i,Hubiera continuado durante tantos aos -realmente subido los precios si se hubiera eliminado totalmente la amenaza
cientos de afios- si hubiera fracasado decididamente en lograr sus dei motn.
objetivos, y no hubiera dejado tras de si ms que unos pocos moli- Las autoridades de zonas propensas ai motn dominaban a me-
nos destruidos y vctimas en las horcas? Es una pregunta especial- nudo los disturbios de manera equilibrada y competente. Esto nos
mente difcil de contestar; pero que debe ser planteada. permite a veces olvidar que el motn era una calamdad que produ-
da con frecuencia una profunda dislocacin de las relaciones socia-
les de la comundad, cuyos efectos podan perdurar durante aos.
VII Los magistrados provinciales se encontraban muchas veces en un
extremado aslamiento. Las tropas, si es que se las llamaba, podan
A corto plazo, parece probable que el motn y la fijacin de tardar dos, tres o ms dias en llegar, y la multitud lo sabia muy
precios frustraran sus propos objetivos. Los agricultores se vean a bien. El sheriff de Gloucestershire, en los primeros dias dei levan-
vec~s intimidados hasta tal punto que se negaban despus, durante tamiento de 1766, no pudo sino acudir ai mercado de Stroud con
vanas semanas, a llevar sus productos aI mercado. Es probable que sus hombres de jabalina, Un magistrado de Suffolk, en 1709, se
la interdiccin dei movimiento deI grano dentro de la regin no hi-
ciera ms que agravar la escasez en otras. Aunque pueden encon- 128. Indudablemente, investigaciones pormenorizadas de movimientos de pre-
trarse ejernplos en que el motn parece producir una calda de los cios a corto plazo eo relacin con los motines, que varies investigadores desarrollan
ahora con ayuda de ordenadores, ayudar a afinar la cuestin; pero las variables 500
muchas, y la evidencia con respecto a algunas (anticipaci6n de motn, persuasin
127. Newbury: escrito en PRO, TS 111995/3707; East Anglia: B. Clayton, Bos- ejercida sobre arrendatarios, comerciantes, etc., suscripciones caritativas, aplicacin
ton, 11 de agosto de 1795, PRO, HO 42/35. de precios para pobres, etc.) es a menudo difcil de encontrar y de cuantificar.
LA ECONDMA MORAL DE LA MULTlTUD 273
272 COSTUMBRES EN COMN
129. ... un Servicio de lo ms Odioso que nada salvo la Necesidad puede 130. Sunderland: peticin en PRO, WO 40/17; Wantage y Abingdon: peticin
justificar, vizconde Barrington a Weymouth, 18 de abril de 1768; PRO, W04/3, a sir G. Young y C. Dundas, 6 de abril de 1795. ibid.
fols.316317.
18.- THOMPSON
274 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA (~MORAL DE LA MULTlTUD 275
Entonces los mineros abandonaron en orden el pueblo, despus de E1 alcaIde de Exeter contest a Yonge que las autoridades de la
que sir Richard Newdigate y otros dos les hubieran dado cada uno ciudad haban ordenado que se vendiera el grano a 5 chelines 6
media guinea. Haban actuado, en efecto, de acuerdo con el Book peniques: Todo qued tranquilo en cuanto los agricultores bajaron
of Orders.''' el precio ... , Medidas similares se tomaban todava en Devon en
Este tipo de negociacin, en los comienzos deI motn, sola ga- 1801, ciertos caballeros entre los ms respetables de la vecindad de
rantizar concesiones a la multitud. Pero debemos tambin observar Exeter ... ordenaron ... a sus Arrendatarios llevar el Grano aI Mer-
los esfuerzos de los magistrados y terratenientes para prevenir el cado bajo pena de no renovarles los arrendarnientos. En 1795 y
motn. As, un magistrado de Shropshire en 1756 describe cmo los 1800-1801, rdenes como estas de los terratenientes tradicionalistas
mineros dicen que si los agricultores no traen su grano a los mer- a sus arrendatarios eran frecuentes en otros condados. EI conde de
cados, irn ellos a sus casas para trillarlo ellos mismos: Warwick (un archipaternalista y un defensor de la legislacin con-
tra los acaparadores con el mximo rigor) recorri en persona sus
Yo he enviado orden a rnis arrendatarios para que cada uno ne- propiedades dando rdenes como estas a sus arrendatarios.'"
ve cierta cantidad de grano aI mercado los Sbados como nico me- Presiones tales, en prevencin de un motn, pueden haber sido
dia de prevenir mayores danos.
ms eficaces de lo que se ha supuesto en cuanto a llevar grano ai
En el msmo ao se puede ver a los magistrados de Devon realizando mercado, frenar la subida de precios e impedir cierto tipo de lucro.
esfuerzos simlares. Se haban producido motines en Ottery, el grano de Ms an, una predisposicin aI motn era ciertamente efectiva como
los agricultores haba sido arrebatado y vendido a 5 chelines un bushel advertencia a los ricos de que deban poner la organizacin de la
y varios molinos haban sido atacados. Sir George Yonge envi a su beneficencia parroquial y de la caridad -grano y pan subvenciona-
criado a fijar un pasqun admontorio y conciliador en el mercado: do para los pobres- en buenas condiciones. En enero de 1757, la
corporacin de Reading acord:
El populacho se congreg, insult a roi Criado e intimid ai Pre-
gonerc ... alleer e1 pasqun declararon que no servia, no necesitaban que se organizara una suscripcin para reunir dinero para comprar
molestarse los Caballeros porque Ellas fijaran el precio a 4 chelines Pan que ser distribuido entre los Pobres ... a un precio que se fija-
9 peniques en eI prximo Dia de Mercado: en vista de esto fui ayer r muy por debajc deI precio actual del Pan ...
al Pueblo y dije tanto a la Gente Comn como a los de mejor ela-
se, que si la situacin no permaneca tranquila habra de llamar ai La corporacin misma don 21 libras.!" Tales medidas se adopta-
ejrcito .. , ban eon mueha freeuencia, por iniciativa unas veees de una eorpo-
racin, otras de un individuo de la gentry, algunas de las Quarter
l y dos miembros de la gentry de la vecindad enviaron su propio Sessions, otras de las autoridades parroquiales, o de los patronos,
grano a los mercados locales: especialmente de aquellos que empleaban un nmero considerable
de trabajadores (como los mineros del plomo) en distritos aislados.
He ordenado que el mo se venda a 5 chelines 3 peniques y 5
chelines 6 peniques por bushel a la gente ms pobre, puesto que he-
132. Shropshire: T. Whitmore, 11 de noviembre de 1756, PRO, SP 36/136;
mos decidido mantenerlo algo por encima del precio dictado por el
Devon: HMC, City of Exeter, serie LXXIII (I916), pp. 255-257; Devon, 1801: te-
populacho. Consultar con los molineros para saber si pueden dar- niente general J. G. Simcoe, 27 de marzo de 1801, PRO, HO 42161; Warwick:
nos algo de H arina ... T. W. Whitley, The parliamentary representation of the city of Coventry (Coventry,
1894), p. 214.
131. Penryn: PRO, WO 40/17; Warwickshire: H. C. Wood, The diaries of 133. Diario manuscrito dei ayuntamiento de Reading, Central Public Lbrary,
sir Roger Newdigate, 1751-1806)), Trans. Birmingham Archaelogical Soe., LXXVIII Reading: anotaci6n del 24 de enero de 1757. Se desembolsaron 30 libras para el
(1962), p. 43. actual precio elevado deI Pan el 12 de julio de 1795.
276 COSTUMBRES EN COMN
LA ECONOMA ~(MORAL) DE LA MULTITUD 277
, Las medidas tomadas en 1795 fueron especialmente amplias, va- Los Caballeros y los Agricultores se reunieron y el Pueblo espe-
nadas y bien documentadas. Iban desde suscripciones directas para r6 5U decisi6n ... fueron informados de que no se aceptara ningn
r~ducir el precio dei pan (Ias parroquias enviaban a veces sus pro- Precio que ellos propusieran o fjaran, y principalmente porque el
pIOS agentes drectamente a los puertos a comprar grano importa- principio de Fijar un Precio encontrara 5U oposicin. Los Agriculto-
~o), pasando por precios subvencionados para los pobres, hasta el res despus acordaron el de 12 chelines y que cada Habitante lo ob-
sistema Speenhamland. EI examen de dichas medidas nos adentra- tuviera en proporcin a su Familia .. '
ria ms profundamente en la historia de las leyes de pobres de lo Los Argumentos de los descontentos en Exmouth son muy con-
que es nuestra ntencin.!" pera los efectos eran en ocasiones curio- tundentes. Dadnos cualquier cantidad que permitan las Existencias
Disponibles, y a un precio por el cual podamos obtenerla, y estare-
sos. Las suscripciones, aunque tranquilizaban una zona, podian pro-
mos satisfechos; no aceptaremos nnguna Suscripcin de la Gentry
vocar un motn en otra adyacente ai despertar un agudo sentimien- porque aumenta el precio, y supone una privacin para ellos. 136
to de desigualdad. En 1740, un acuerdo concertado en Newcastle
para reducir los precios entre los comerciantes y una delegacin de Lo que importa aqui no es solamente que los precios, en mo-
una manifestacin de mineros (actuando concejales como mediado- mentos de escasez, estuvieran determinados por muchos otros fac-
res), tuvo como consecuencia que la ciudad se viera inundada por tores adems de las simples fuerzas dei mercado: cualquiera con un
gente deI campo de las aldeas de los alrededores: se intent sin conocimiento, incluso pequeno, de las muy difamadas fuentes <dite-
xito limitar la venta a personas con un certificado escrito de un rarias tiene que ser consciente de ello. Es ms importante observar
Ajustador, un Encargado dei Depsito dei Carbn un Medidor o todo el contexto socioeconmico dentro dei cual operaba el merca-
un Capillero. La participacin de soldados en motines encamina- do, y la lgica de la presin popular. Otro ejemplo, esta vez de un
dos a fijar el precio fue explicada por el duque de Richmond como mercado libre de motines hasta el momento, puede demostrarnos
pro?ucto de una desigualdad similar: alegaban los soldados que esta lgica en accin. EI relato proviene de un agricultor acomoda-
mlent,ras. Ia Gente dei Campo es socorrida por sus Parroquias y do, John Toogood en Sherborne (Dorset). El afio 1757 comenz
.SubscnpclOnes, los Soldados no reciben ningn Beneficio similar, con una queja general contra los precios altos, y frecuentes infor-
Adems, tales suscripciones, aunque su intencin era sobornar al
mes de motines en otros lugares:
motin (real o potencial), podian a menudo producir el efecto de
elevar el precio dei pan para los que no participaban dei beneficio El 30 de abril, siendo Da de Mercado, muchos de nuestros ocio-
de la suscripcin.!" Este proceso puede observarse en Devon deI sos e insolentes Hombres y Mujeres Pobres se reunieron y empeza-
sur, donde las autoridades actuaban todavia en 1801 dentro de la ron un Motn en la Plaza dei Mercado, fueron ai Molino de Oborn
tradicin de 1757. Una multitud se manifest en Exeter, en el mer- y trajeron muchos Sacos de Harina y dividieron el Botn aqu en
cado, pidiendo trigo a 10 chelines el bushel: Triunfo.
. Sistema de ayuda a los pobres adaptado en 1795 por los magistrados dei El lunes siguiente se encontr en la abada una carta anomma,
~erkshlfe y que se mantuvo en gran parte de Inglaterra incluso hasta principias dei
dirigida ai hermano de Toogood (que acababa de vender 10 bushels
slglo XIX. (N. del t.)
.134. Especialmente tiles son las respuestas de los corresponsales en Annals of
de trigo a 14 chelines 10 peniques -verdaderamente un precio
Agrculture, XXIV y XXV (1795). Vase tambin S. y B. Webb, The Assize of alto- a un molinero): Seor, si no tras vuestro Trigo ai Mer-
Bread, op. cit., pp. 208209; J. L. y B. Hammond, op. cit., capo VI; W. M. Stern, cado, y lo vendis a un precio razonable, sern destruidos vuestros
op. cn., pp. 181-186.
. 135. Un punto que debe ser considerado en todo anlisis cuantficado: el pre-
graneros ... .
CiO que. quedaba ~n el mercado despus de un motn poda subir, aunque, a con-
136. NewcastIe: anuncio deI 24 de junio de 1740 en City Archives Offiee; du-
secu~ncIa deI ~otm o de la amenaza de motn, el pobre pudiere recibir grana a
que de Richmond, 13 de abril de 1795, PRO, WO 1/1092; Devon: James Coleridge,
precros subvencionados.
29 de marzo de 1801, HO 42161.
278 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL DE LA MULTITUD 279
Puesto que los motines son una Cosa muy nueva en Sherbor- da consistir ste en lograr un trmino medio entre un precio eco-
ne ... y puesto que las Parroquias vecinas parecan estar a punto de nmico muy alto en el mercado y un precio moral. tradicional
participar en este Deporte pens que no haba Tiempo que perder, y determinado por la multitud. Este trmino se podia alcanzar por
que era conveniente aplastar este Mal de Raz, para lo cual tomamos medio de la intervencin de los paternalistas, por la automoderacin
las siguientes Medidas.
de agricultores y comerciantes, o conquistando una parte de la mul-
Habiendo convocado una Reunin en el Hospcio, se acord que
el selor Jeffrey y yo hiciramos un Informe de todas las Familias dei titud por medio de la caridad y los subsidios. Como cantaba alegre-
Pueblo ms necesitadas, hecho esta, reunimos alrededor de 100 libras mente Hannah More, en el personaje dei sentencioso Jack Anvil ai
por Suscripciones s. antes dei Siguiente Da de Mercado, nuestro intentar disuadir ste a Tom Hood de unirse ai motn:
J uez de Paz y otros habitantes principales hicieron una Procesin a
travs de todo el Pueblo y publicaron por medio dei Pregonero dei Asf, trabajar todo el dia, y el Domingo buscar
Pueblo el siguiente Aviso: en la Iglesia cmo soportar todas las necesidades de la semana.
Que se entregar a las Familias Pobres de este Pueblo una Can- Las gentes de bien, tambin, nos proporcionarn provisiones,
tidad de Trigo suficiente para su Mantenimiento todas las Semanas Harn suscripciones ... y renuncarn a sus bizcochos y pasteles.
hasta la Cosecha ai Precio de 8 chelines por bushel y que si cualquier Derry down 138
persona despus de este aviso pblico utiliza cualquier expresin ame-
nazadora o cometiera cualquier motn o Desorden en este Pueblo, S, Derry down y [tra-lar-lar! Sin embargo, siendo como era el
ser el culpable condenado a Prisin en el acto, carcter de las gentes de bien, era ms probable que un motn rui-
doso en la parroquia vecina engrasara las ruedas de la caridad que
Despus contrataron la compra de trigo a 10 chelines y 12 peniques la imagen de Jack Anvil arrodillado en la iglesia. Como lo expresa-
el bushel, suministrndolo a la Lista de Pobres a 8 chelines hasta ron sucintamente las copias colocadas fuera 'de las puertas de la
la cosecha. (60 bushels a la semana en este periodo supondran un iglesia en Kent en 1630:
subsidio de entre 100 y 200 libras.) Por estos medios restauramos
la Paz, y desilusionamos a muchos Sujetos vagos y desordenados Cuanto antes nos levantemos
de las Parroquias Vecinas, que aparecieron en el Mercado con los menos sufriremos. *
Sacos vacios, esperando haber obtenido Grano sin Dinero. John
Toogood, escribiendo este relato para gua de sus hijos, conclua
VIII
con el consejo:
Hemos estado examinando un modelo de protesta social que se
Si circunstancias como estas concurren en el futuro en vuestra
deriva de un consenso con respecto a la economa moral dei bienes-
Vida y alguno se dedica a los Negocios de la Agricultura, no dejis
que os tiente un ojo Codicioso a ser los primeros en aumentar el
tar pblico en tiempos de escasez. Normalmente no es til exami-
Precio dei Grano, sino dejad mejor que vuestra Conducta muestre narlo con relacin a intenciones polticas claras y articuladas, a pe-
alguna Compasin y Caridad hacia la Condicin dei Pobre ... 137 sar de que stas surgieran a veces por coincidencia casual. Pueden
encontrarse a menudo frases de rebelin, normalmente destinadas
Es dentro de un contexto como este donde se puede descubrir la
funcin del motn, ste pudo ser contraproducente a corto plazo, 138. The Riot: or, half a loaf is better than no bread, &C}}, 1795, en Hannah
More, WorkS' (1830), lI, pp. 86-88. [50 I'lI work the whole day, and on Sundays 1'11
aunque no se haya demostrado todava. Pera, repetimos, el motn seek / At Church how to bear al1 the wants of the week. I The gentlefo1ks, too, will
era una calamidad social, que deba evitarse a cualquier coste. Po- afford us supplies, I They'll subscribe - and they'll give up their puddings and pies. I
Derry down.)
137. Diario manuscrito de Jobn Toogood, Dorset CR, D 170/1. * [Before we arise I Less will safise.)
280 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL) DE LA MULTITUD 281
(sospecho) a helar la sangre de los ricos con su efecto teatra1. Se En 1772, una carta de Colchester, dirigida a todos los agricultores,
deca que los mineros de Newcastle, animados por el xito de la molineros, carniceros, tenderos y comerciantes de granos, advertia
toma dei ayuntamiento, eran partidarios de poner en prctica los a todos los Malditos Plloss que tuvieran cuidado,
antiguos princpios niveladores; aI menos desgarraron los retratos
de Carlos 11 y Jacobo 11 e hiceron pedazos sus marcos. En contras- porque estamos en noviembre y tenemos unas doscientas o trescien-
te, los barqueros de Henley (Oxfordshire) gritaron Viva el Preten- tas bombas listas para los Molineros y para todos, y no habr oi rey
diente, en 1743, y alguien en Woodbridge (Suffolk) clav un aviso ni parlamento 5610 una maraa de plvora por toda la nacin.
en el mercado, en 1766, que el magistrado local consider particu-
larmente descarado y sedicoso y de alta y delicada significacin: En 1766, se advirti a los gentleman de Fareham (Hampshire) que
Deseamos -deca- que nuestro exiliado Rey pueda venir o enviar se prepararan para una guerra del Populacho o Civil que arran-
algunos funcionrios. Es posible que esa misma intencin amena- cara a Jorge de su trono y derrumbara las casas de lo! pillos y des-
zante tuvieran en el Suroeste, en 1753, las amenazas de que los truira los sitiales de los Legisladores. Es mejor Soportar un Yugo
Franceses estarn aqu pronton.!" Extranjero que ser maltratados de esta forma, escribia un aldeano
Ms habituales son las amenazas generales de nivelacin, e de cerca de Hereford aI afio siguiente. Y casos similares se encuen-
imprecaciones contra los ricos. En Witney (1767) una carta asegura- tran en casi todos los lugares de Inglaterra. Es, principalmente, re-
ba a los alguaciles de la ciudad que la gente no permitiria a estas trica, aunque una retrica que deshace la retrica de los historia-
malditos pillos reso11antes y cebados que Maten de Hambre a los dores respecto a la deferencia y solidaridad social en la Inglaterra
Pobres de Manera tan Endemoniada para que e110s puedan dedicar- de Jorge 111. ""
se a la caza, las carreras de caba11os, etc., y para mantener a sus nicamente en 1795 y 1800-1801, cuando es frecuente encontrar
familias en el Orgu110 y la extravagancia. Una carta dirigida ai un matiz jacobino en estas cartas y volantes, tenemos la impresin
Gold Cross de Snow Hill en Birmingham (1766), firmada por Kid- de que existe una corriente subterrnea de motivaciones polticas
derminster y Stourbridge, se acerca ms aI tipo de la copla articuladas. Un tajante ejemplo de ellas es cierta copia dirigida a
<dos que hacen los caldos y los Amasadores que alarm a un ma-
... tenemos un Ejrcitc de ms de tres mil todos dispuestos a luchar gistrado de Maldon (Essex):
y maldito sea si no hacemos polvo el ejrcito del Rey
si resulta que el Rey y el Parlamento no lo remedian Queris que se alimenten los pobres de bazofia y granos
convertiremos Inglaterra en Basura y bajo la guillotina querramos ver vuestras cabezas
y si incluso as no abaratan las cosas porque creo que es una vergenza atender a los pobres as,
maldito sea si no quemamos eI Parlamento y lo arreglamos todo ... y creo que algunas de vuestras cabezas sern un buen espectculo."
139. Newcastle: crnica manuscrita de los motines en City Archives; Henley: Cientos y cientos de cartas como estas circularon en estas afias. De
Isaac, op. cit., p. 186; Woodbridge: PRO, WO 1/873: 1753; manuscrito de Newcast-" Uley (Gloucestershire), (mo el Rey sino una Constitucin abajo aba-
le, Brit. Lib. Add MS 32732, foI. 343. EI conde de Poulet, gobernador de Somerset, jo abajo oh caed altos gorros y orgullosos sombreros por siempre
inform en otra carta ai duque de Newcastle de que algunos miembros de la chusma
vinieron a hablar un lenguaje leveller, es decir, no comprendan por qu algunos
eran ricos y otros, pobres: ibid., fols. 214-215. 140. Witney: London Gazette, noviembre de 1767,0. 10.779; Birmiogham:
* [... there is a small Army of us upwards of three thousand ali ready to PRO, WO 1/873; Colchester: London Gazette, noviembre de 1772,0. 11.304; Pa-
fight / & 1'11 be dam'd if we don't make the King's Army to shite / If so be the King reham: ibd., enero de 1767, 0. 10.690; Hereford: ibd., abril de 1767, 0. 10.717.
& Parliament don't order better 1 we will turn England nto a Litter / & f so be as * (On Swill & Grains you wish the poor to be fed / And undemeath tbe Gui-
things don't get cheaper / I'll be damd if we don't burn down the Parliament House llintlne we could wish to see your heads / For 1 think it is a great shame to serve the
& make alI better ... ] poor so - / And I think a few or your heads will make a pretty show.]
282 COSTUMBRES EN COMN
LA ECONOMA MORAL DE LA MULTITUD 283
abajo a?ajo ... . En Lewes (Sussex), despus de haber sido ejecuta- fijan los precios, sino que tambin exigen un salario mnimo y el fin
dos vanos hombres de la milicia por su partcpacn en la fijacin
dei socorro Speenhamland. Estos motines se acercan a la revuelta
de precios, fue colocado un cartel: [A las armas, soldadosb
de los jornaleros, muy diferente, de 1830. La antigua forma de ac-
cin subsiste en los aos 1840 e incluso ms tarde, con races espe-
levantaos y vengad vuestra causa
contra esos malditos bestias, Pitt y Jorge, cialmente profundas en el suroeste. '" Pero en las nuevas zonas de la
porque ya que no pueden mandaros a Francia Revolucin industrial evoluciona gradualmente hacia otras formas
a ~er asesi~ados como Cerdas, o atravesados por una Lanza, de accin. La ruptura en los precios deI trigo despus de las guerras
SOIS requeridos urgentemente para que volvis rapidamente facilit la transicin. En las ciudades dei Norte, la lucha contra los
y os maten como Cuervos, o colgados por turno '" * agiotistas de grano dio paso a la lucha contra las leyes de cereales.
Hay otra razn por la cuallos aos 1795 y 1800-1801 nos sitan
En Ramsbury (Wiltshire), en 1800, se fij un cartel en un rbol: en un terreno histrico distinto. Las formas de accin que hemos
examinado dependen de un conjunto particular de relaciones socia-
Terminad eon vuestro Lujurioso Gobiemo tanto espiritual como les, un equilibrio especial entre la autoridad paternalista y la muche-
temporal o os Moriris de Hambre. Os han quitado eI pan, Oueso, dumbre. Este equilibrio se disloc con las guerras, por dos motivos.
C~rne. etc., etc., etc., etc., y hasta vuestras vidas os han quitado a En primer lugar, el antij acobinismo de la gentry produjo un nuevo
~Iles en SU5 Expediciones que la Famlia Borbnica defienda su pro- temor hacia cualquier forma de actividad popular; los magistrados
pia causa y volvamos nuestra vista, los verdaderos ingleses, hacia
estaban dispuestos a ver seales de sedicin en las acciones encami-
nosotros devolva~os ~ algunos a Hanover de donde salieron. Abajo
c?n vuestra,.ConstttucI6n. Erigid una repblica o vosotros y vuestros
nadas a la fijacin de precios, incluso cuando no existia tal sedicin;
hlJ~s pa~arels hambre el Resto de vuestros das. Queridos Hermanos el temor a la invasin levant a los Voluntarios, dando de esta for-
reclinarls. vu~stras cabezas y morirs bajo estos Devoradores de Hom~ ma a los poderes civiles medios mucho ms irtmediatos para enfren-
bres y dejaris a vuestros hijos bajo el peso del Gobierno de Pillos tarse a la muchedumbre, no parlamentando y con concesiones, sino
que os est devorando. con la represin, ic En segundo lugar, esta represin resultaba legi-
Dios Salve a los Pobres y abajo Jorge 111. 141 timada, en opinin de las autoridades centrales y de muchas loca-
les, por el triunfo de una nueva ideologia de economia poltica.
.Pero estos aos de crisis blicas (1800-180\) necesitarian un es- EI secretario dei Interior, duque de Portland, sirvi como di-
tudio aparte. E~tamos Ilegando al fin de una tradicin, y la nueva putado temporal de este triunfo celestial. Hizo gala, en \800-180\,
apenas ~a surgIdo: En estos afios, la forma alternativa de presin de una firmeza completamente nueva, no solamente en su manera de
econ~mlca -preSlOn sobre los salarios- se hace ms vigorosa; hay tratar los desrdenes, sino en anular y reconvenir a las autoridades
t~mbln algo ms que retrica bajo cl lenguaje sedicioso: organiza- locales que todavia apoyaban el viejopaternalismo. En septiembre
cin obrera clandestina, juramentos, los sombrios Ingleses unidos. de 1800 tuvo lugar en Oxford un episodio significativo. Por un cier-
En .1812 los motines tradicionales de subsistencias coinciden con el to asunto relacionado con la determinacin del precio de la mante-
ludismo. En 1816, los trabajadores de East Anglia no solamente quilla en el mercado, la caballeria hizo su aparicin en la ciudad (a
peticin -se descubri- dei subsecretario). El secretario dei Ayun-
[A~ise and revenge your cause / On those bloody numskulls, Pitt and Geor-
ge, ~ FO,r smce they no longer can send you to France / To be murd~red like Swine,
142. vase A. Rowe, The food riots of the forties in Cornwal1, Report of
or pierc d b~ the Lance, / Vou are sent for by Express to make a speedy Return /
To be shot like a Crow, ar hang'd in your Turn ... l Royal Cornwall Polytechnic Socety (1942), pp. 51-67. Hubo mctines de subsisten-
cias en las Tierras Altas de Escocia en 1847; en Teignmouth y Bxeter en noviembre
141. Maldon: PRO, WO 40/17; Uley: W. G. Baker, octubre de 1795 HO
de 1867; y en Norwich un episodio curioso (la Batalla de Ham Run) todavia en 1886.
42136; Lewes: HO 42135; Ramsbury: adjunto en rev. E. Meyrick 12 de iunio de '1800
H 42150. ' . 143. J. R. western, The Volunteer movement as ao aoti-revolutionary force,
1793-1801, Eng. Hist. Rev., LXXI (1956).
LA ECONOMIA MORAL DE LA MULTITUD 285
284 COSTUMBRES EN COMN
vista de un ataque violento e injustificado a la propiedad, prenado
tamiento, por indicacin dei alcalde y los magistrados, escribi aI de las ms fatales consecuencias para la Ciudad de Oxford y 5US
secretario de la Guerra, expresando su sorpresa porque un cuerpo habitantes de cualquier clase; lo cual, Su Excelencia da por supuesto
deI ejrcito de soldados de caballera haya aparecido esta manana que el Alcaide y Magistrados deban haber. pens~do que era s~ obli-
gado deber suprimir y castigar mediante el inmediato apresamiento y
temprano:
condena de los transgresores. 144
Tengo el placer de informarle que la poblacin de Oxford no ha A lo largo de 1800 y 1801, el duque de Portland se ocup de
mostrado hasta el momento ninguna disposici6n al motn, excepto
que el haber trado a mercado algunas cestas de mantequlla, y ha- imponer las mismas doctrinas. EI remedio contra los d~s~denes era
berlas vendido a un cheln la libra, y dado cuenta dei dinero ai pro- el ejrcito o los voluntarios; incluso las generosas suscnpciones para
pietario de la rnantequilla, pueda responder a tal descripcin ... conseguir grana barato debian ser desaconsejadas, porque agotaban
las existencias: la persuasin ejercida sobre agricultores o comercian-
No obstante la extrema tensin de los tiempos, las autoridades tes para reducir los precios era delito contra la economia poltica.
de la ciudad eran de la decidida opnim de que no haba lugar En abril de 1801 escriba ai conde Mount Edgcumbe,
en esta ciudad para la presencia dei Ejrcito regular, especialmente
Su Seorta debe excusar la libertad que me tomo de no dejar pasar
porque los magistrados estaban desplegando la mayor actividad para desapercibido el acuerdo ai cual, segn menciona, han llegado volun-
reprimir lo que eilos creen que es una de las causas principales de tariamente los Agricultores de Cornualles para proveer a los Mercados
la caresta, los deltos de acaparamiento, monopolo y reventa ... . de Grano y otros Artculos de Provisi6n a Preeios reducidos .. ,
La carta dei secretario dei Ayuntamiento fue enviada ai duque
de Portland, de quien recibi una grave reprimenda: El duque haba recibido informacin de que 19S agricultores haban
sido objeto de presiones por parte de las autoridades dei condado:
Su Excelencia ... desea que informe ai Alcaide y Magistrados,
que, puesto que su situacin oficial Ie permite apreciar de manera ". mi experiencia .,' me obliga a decir que toda empresa. de e~te t~po
muy especial el alcance dei dao pblico que se seguir inevitable- no se puede justificar por la naturaleza de las cosas y, tiene nevtta-
mente de la continuaci6n de los sucesos tumultuosos que han tenido blemente, y pronto, que aumentar y agravar la desgracia que preten-
lugar en varias partes del Reino como consecuencia de la actual es- de aliviar, y me atrever incluso a afirmar que cuanto ms general se
casez de provisiones, se considera ms inmediatamente obligado a haga ms perjudiciales sern las consecuencias que a la fuerza. Ia
ejercer su propio juicio y discreci6n en ordenar que se tomen las acompaarn, porque necesariamente impide el Empleo de Capital
medidas adecuadas para la eliminaci6n inmediata y efectva de tan en la Agricultura ,. ,145
peligrosas accones. Porque lamentando mucho Su Excelencia la cau-
sa de estos Motnes, nada es ms cierto que estas no pueden produ- 144. W. Taunton, 6 de septiembre de 1800; l. King a Taunton, 7 de septiem-
cir otro efecto que el de aumentar el mal ms all de todo posible bre de 1800, PRO, WO 40/17 y HO 43/12. En sus cartas privadas, Portland se
clculo. Su Excelencia, por tanto, no puede permitirse pasar en silen- esforz6 todava ms y escribi6 ai doctor Hughes deI Jesus College, .Oxford (l~ de
cio la parte de su carta que afirma que la poblacin de Oxford no septiembre) sobre el injusto y poco juicioso proceder de nuestro necro ayuntarruen-
ha mostrado hasta el momento ninguna disposcin ai motn, excep- to: Universidad de Nottinhgam, Portland MSS, PwV 111.
145. portland, 25 de abril de 1801, PRO, HO 43/13, pp. 24-27. El 4 de
to que el haber trado ai mercado algunas cestas de mantequilla, y 'octubre de 1800, Portland escribi aI vicerrector de la Universidad de ~xford (el doctor
haberlas vendido a un cheln la libra, y dado cuenta deI dinero ai Marlow) sobre los peligros de que el pueblo se abandonara aIa idea de que sus
propietaric de la mantequilla, pueda responder a tal descripcin. dificultades eran imputables a la avaricia y la rapacidad de aquellos que, en lugar de
Lejos de considerar esta circunstancia desde el punto de vista ser denominados acaparadores, son, hablando correctamente, los abastecedores Y
trivial en que aparece en su carta (incluso suponiendo que no est providentes Mayordomos del Pblico: Universidad de Nottingham, Portland MSS,
conectada con otras de naturaleza similar y an ms peligrosas, que PwV rn.
esperamos no sea el caso), Su Excelencia lo ve desde el punto de
286 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL DE LA MULTITUD 287
La naturaleza de las cosas que en otros momentos haba he- esfuerzo econmico, que el siglo XIX atribua a los beneficios. I "
cho imperativa, en pocas de escasez por lo menos, una solidaridad Estos supuestos se encontraban, naturalmente, fuertemente amena-
simblica entre las autoridades y los pobres, dictaba ahora la soli- zados mucho antes dei siglo XVlII. Pero en nuestras historias se abre-
daridad entre las autoridades y el Empleo de Capital. Es, quizs, vian con demasiada frecuencia las grandes transiciones. Abandona-
adecuado que el idelogo que sintetiz un antijacobinismo histrico mos el acaparamiento y la doctrina dei precio justo en el siglo XVII
con la nueva economa poltica fuese quien firmase la sentencia de y empezamos la historia de la economia de libre mercado en el si-
muerte de aquel paternalismo que, en sus ms sustanciosos pasajes glo XIX. Pero la muerte de la antigua economia moral de abasteci-
de retrica, haba celebrado. EI Pobre Trabajador -exclam Bur- miento tard tanto en consumarse como la muerte de la intervencin
ke-, dejemos que la compasin se muestre en la accin, paternalista en la industria y el comercio. EI consumidor defendi
sus viejas nociones de derecho con la misma tenacidad que (quizs
pera que nadie se lamente por su condicin. No es un alivio para sus el mismo hombre en otro papel) defendi su situacin profesional
mseras circunstancias; es slo un insulto para su msero entendimien- como artesano.
to .,. Paciencia, trabajo, sobriedad, frugalidad y religin le deben Estas nociones de derecho estaban claramente articuladas y lle-
ser recomendados; todo lo dems es un fraude total. 146
varon durante mucho tiempo el imprimatur de la Iglesia. EI Book
of Orders de 1630 consideraba el precepto moral y el ejemplo como
Contra un tono como este, el cartel de Ramsbury era la nica res- una parte integral de las medidas de emergencia:
puesta posible.
Que todas las buenas Medidas y Persuasiones sean utilizadas por
los Justicias en 5US distintas Divisiones, y por Admoniciones y Ex-
IX
hortaciones en Sermones en las Iglesias ... que los Pobres sean pro-
vistos de Grano a Precios convenientes y caritativos. Y adems de
Espero que de este relato haya surgido un cuadro algo diferente esta, que las clases ms ricas sean seriamente movidas por la caridad
del acostumbrado. He intentado describir, no un espasmo involun- cristiana, a hacer que 5U grano se venda al Precio comn dei Merca-
tario, sino un modelo de comportarniento deI cual no tendra por do a las clases ms pobres: Una accin piadosa, que ser sin duda
qu avergonzarse un sleo de Trobriand. recompensada por Dios Todopoderoso.
Es difcil reimaginar los supuestos morales de otra configuracin
social. No nos es fcil concebir que pudo haber una poca, dentro Por lo menos uno de estas sermones, predicado en Bodmin y Fowey
de una comunidad menor y ms integrada, en que pareca antina- (Cornualles) (antes de reunirse la Quarter Session), en 1630, por el
tural que un hombre se beneficiara de las necesidades de otro, y reverendo Charles Fitz-Geffrey, era todavia conocido por los lecto-
cuando se daba por supuesto que, en momentos de escasez, los pre- res deI siglo XVIII. Los acaparadores de trigo eran denunciados como
cios de estas necesidades) deban permanecer ai nivel acostumbra-
esos que odian al Hornbre, contrarios al bien Comn, como si eI
do, incluso aunque pudiera haber menos. ..mundo se hubiera hecho slo para eIlos, que se apropiaran de la
La economia deI municipio medieval -escribi R. H. Taw- tierra, y de sus frutos, exclusivamente para ellos ... como las Codor-
ney- era tal, que el consumo ostentaba, en cierta medida, la mis- nices engordan con Cicuta, que es un veneno para otras criaturas,
ma primaca en la mentalidad pblica, como rbitro indiscutido dcl asf ellos se alimentan de la escasez ."
exporta grano en momentos de escasez, el sabor dei lucro le es Hombres Sanguinarios; y con seguridad que de la Sangre de aque-
dulce, a pesar de haberlo sacado hurgando en el charco de la ms 110s que mueren por su culpa se les tomar cuenta.!"
sucia profesin de Europa ... .148
Se encontraban con ms frecuencia en fo!letos o peridicos:
AI avanzar eI siglo XVII enmudeci este tipo de exhortacin, es-
pecialmente entre los puritanos. En Baxter, una parte dei precepto Mantener alto el Precio deI Sostn mismo de la vida en una Ven-
moral se diluye en una parte de casustica y otra de prudencia co- ta tan extravagante, que el Pobre ... no puede comprarlo es la ma-
merciai: debe ejercerse la caridad as como la justicia, si bien los yor iniquidad de que cualquier hombre puede ser culpable; no es
productos podan ser retenidos en espera de la subida de precios, menos que el Asesinato, no, el ms Cruel Asesinato.!"
. esto no deba hacerse en perjuicio de la nacin, como si ... el rete-
nerlos fuera la causa de la escasez.'" Las antiguas enseanzas mo- A veces en hojas sueltas impresas y baladas:
rales se dividieron, progresivamente, entre la gentry paternalista por
idos ahora hombres ricos de corazn duro,
un lado, y la plebe rebelde por otro. Hay un epitafio en la iglesia de llorad y gritad en vuestra desgracia,
Stoneleigh (Warwickshire) dedicado a Humphrey How, portero de vuestro oro corrupto se levantar contra vosotros,
lady Leigh, que muri en 1688: y ser Testigo contra vuestras almas ... 153
Aqui Yace un Fiel Amigo dei Pobre y frecuentemente en cartas annimas. No hagis dei dinero vues-
que reparti Abundantes Limosnas de la Despensa de su seor
no Lloris Pobre gente aunque haya Muerto Vuestro Servidor
tro dios, se advertia a los gentlemen de Newbury en 1772:
el Seor en persona Os Dar Pan a Diario sino pensad en los pobres, vosotros grandes hombres pensais ir ai
si el Mercado Sube no Protestis Amargamente Contra Sus Precios
cielo o ai infierno, pensad en el sermn que se predic el 15 de mar-
eI Precio es Siempre el Mismo a las Puertas de Stone Legh.'"
zo porque malditos seamos si no os obligamos pensais matar de ham-
bre a los pobres vosotros malditos hijos de puta ... 154
Los antiguos preceptos resonaron a todo lo largo dei siglo XVIII
y ocasionalmente podan todavia orse desde el plpito: jMujer Avariciosa!, decan los mineros dei estao dirigindose a
La Exaccin de cualquier tipo es vil; pero en lo que se refiere aI una acaparadora de trigo de Cornualles, en 1795: Estamos ... de-
grana es dei tipo ms vil. Recae con ms peso sobre los Pobres, es cididos a reunimos y marchar inmediatamente hasta llegar a tu do-
robarles por que lo son ... es asesinar abiertamente a aquellos que se lo o tu Dios o tu Moiss [?J, a quien consideras como tal y destruir-
encuentran media muertos y saquear eI Barco naufragado ... estas lo y lo mismo tu Casa ... .l55
son los Asesinos acusados por el Hijo de Sirach, cuando dijo: EI
Pan dei Pobre es su vida: aquel que se lo robare es por ello un Hom- 151. An6nimo [A clergyman in the country], Artificial dearth: or, lhe ini-
bre Sanguinario ... Con justicia se puede llamar a tales apresares quty and danger of witho/ding com (1756), pp. 20-21.
152. Carta ai Sherborne Mercury, 5 de septlembre de 1757.
148. C. Fitz-Geffrey, God's BJessing upon the Providers of Come: and God's 153. A serious eall to the Gentlemen Parmers, on the present exorbitant Pri-
Curse upon lhe Hoarders, Londres, 1631; repr , 1648, pp. 7, 8, 13. ces of Provisions, hoja suelta, sin fecha, en la coleccin Seligman (Hojas sueltas,
149. Tawney, op. ct., p. 222. Vase tambin C. Hill, Society and puritanism Precios), Universidad de Columbia. [00 now you hard-hearted rich men, I In. your
in pre-revolutionary England, Londres, 1964. esp. pp. 277-278. miseries, weep and howl, I Your canker'd gold will rise against you, I And Witness
150. Debo esta informacin ai profesor David Montgomery. [Here Lyes a Faith- be against your souls ... l
fui Friend unto the Poore I Who dealt Large Almes out of his Lorde' Store I Weepe 154. London Gazeue, marzo de 1772, n." 11.233.
Not Poore People Tho' yc Servat's Dead I The Lord himselfe Will Give Vou Dayly 155. Carta de Captins Audacious, Fortitude, Presumption and dread not,
Breade I lf Markets Rise Raile Not Against Theire Rates I The Price is Stil the fechada el 28 de diciembre de 1795, Polgooth and other mines, y dirigida a Mrs.
Same at Stone Leigh Gates.] Herring, ibid., 1796, p. 45.
19. _ THOMPSON
LA ECONOMfA MORAL) DE LA MULTITUD 291
290 COSTUMBRES EN COMN
Hoy no damos importancia a los mecanismos extorsionadores til distritos fabriles dispersos- donde podan l1egar a organizarse
de una economa de mercado no regulado porque a la mayora de oon ms facilidad. La comercializacin (o la compra) se hace pro-
nosotros nos causan slo inconvenientes y perjuicios de poca mon- IJ'csivamente ms impersonal en una sociedad industrial madura.
ta. En el siglo XVlIl no era este el caso. Las escaseces eran verdade- ,in la Inglaterra o la Francia deI siglo XVlIl (en regiones dei sur de
ras escaseces. Los precios altos significaban vientres hinchados y lIalia, o de Hait, o de la India rural, o dei frica de hoy) el mer-
nos enfermos cuyo alimento consista en un pan basto hecho con cado permaneci como..nexo .social tanto como econmico. Era el
harina rancia. No se ha publicado todava ningn testimonio que lugar donde se l1evaban a cabo cientos de transacciones sociales y
muestre algo parecido a la clsica crise des subsistances francesa en personales, donde se comunicaban las noticias, circulaban el rumor
la Inglaterra deI siglo XVlIl: '" es verdad que la mortalidad de 1795 y la murmuracin y se discutia de poltica (cuando se hacia) en las
no se aproxim a la de Francia en el mismo afio, pero hubo lo que posadas o bodegas que rodeaban la plaza deI mercado. Era el lugar
la clase acomodada describi como una desgracia verdaderamente donde la gente, por razn de su nmero, senta por un momento
penosa; la subida de precios, escribi uno, les ha despojado de que era fuerte.!"
las Ropas que cubrian sus hombros, les ha arrancado los zapatos Las confrontaciones en el mercado, en una sociedad preindus-
y las medias de los pies, y arrebatado la comida de la boca.:" El trial, sou, por supuesto, ms universales que cualquier experiencia
levantamiento de los mineros deI estafio en Cornual1es fue precedi- nacional, y los preceptos morales elementales dei precio razonable~>
do de escenas angustiosas: los hombres se desmayaban en el trabajo son igualmente universales. Se puede sugerir, en verdad, la supervi-
y tenan que ser l1evados a sus casas por sus compaeros, que no vencia en Inglaterra de una imaginera pagana que alcanza niveles
estaban en mucho mejor estado. La escasez fue acompaada por ms oscuros que el simbolismo cristiano. Pocos rituales folclricos
una epidemia de Fiebre Arnarilla, muy probablemente la ictericia han sobrevivido con tanto vigor hasta fines dei siglo XVlIl como toda
que acompafia a la nanicin.!" En un afio como este, eI buhone- la parafernalia hogarea durante la cosecha, 'con sus encantos, sus
ro de Wordsworth deambulaba entre las cabanas y vio cenas, sus ferias y festivales; incluso en reas fabriles el ano trans-
curria todava al ritmo de las estaciones Y no aI de los bancos. La
Las desgracias de aquella estacin; muchos ricos escasez representa siempre para tales comunidades un profundo im-
se hundan como en no sueo entre los pobres, pacto psquico que, cuando va acompafiado deI conocimiento de
y muchos pobres dejaron de vivir, injusticias, y la sospecha de que la escasez es manipulada, el choque
y sus lugares no les reconocieron ... 159 se convierte en furia,
Impresiona, ai abrirse el nuevo siglo, el creciente simbolismo de
Ahora bien, si el mercado era el punto en el que los trabajado- la sangre, y su asimilacin a la demanda de pano En Nottingham,
res sentan con mayor frecuencia que estaban expuestos a la explo- en 1812, las mujeres marcharon con una hogaza colocada en lo alto
taci6n, era tambin el lugar -especialmente en distritos rurales o de un palo, listada de rojo y atada con un crespn negro, represen-
tando el hambre sangrienta, engalanada de arpillera. En Yeovil
156. Esta no equivale a argir que tales datas no vayan a obtenerse pronto en (Somerset), en 1816, apareci uua carta annima, Sangre y Sangre
relacin con las crisis demogrficas locales o regionales. y Sangre, tiene que haber una Revolucin General ... , firmada con
157. Annals of Agriculture, XXIV (1795), p. 159 (dates procedentes de Dun-
mow, Essex).
un tosco corazn sangrante. En los motines de East Anglia, en el
158. Carta de 24 de junio de 1795 en PRO, PC 1127/A.54; varias cartas, esp.
29 de marzo de 1795, HO 42134.
160. Sidney Mintz, Intemal market systems as mechanisms of social articula-
159. W. Wordsworth, Poetcal works, ed. de E. de Selincourt y Helen Darbi-
tlorc Intermedate socees, social mobility and communicaton, American Bthno-
shire (Ox~ord, 1959), V, p. 391. [The hardships of that season; many rch I Sank
logical Socety, 1959, y del nsmo autor Peasant rnarkets, Scientific American,
down as. In a dream among the poor, I And of the poor did many cease to be, I
And ther place knew them not ... ] cem (1960). pp. 112-122.
292 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL DE LA MULTITUD 293
mismo afio, frases como Tomaremos sangre antes de cenar, Eu peratvos, por algunos de los socialistas seguidores de Owen, y sub-
Plymouth, una Hogaza que ha sido baada en sangre, con un co- sisti durante aos en algn fondo de las entraas de la Sociedad
razn a su lado, fue encontrada en las calles. En los grandes mo- Cooperativa Mayorista. Un sintoma de su final desaparicin es que
tines de Merthyr, de 1831, se sacrific un ternero y una hogaza hayamos podido aceptar durante tanto tiempo un cuadro abreviado
empapada en su sangre, clavada en el asta de una bandera, sirvi y economicista deI motn de subsistencias, como respuesta di-
como emblema de la revuelta. '" recta, espasmdica e irracional al hambre; un cuadro que es en s
Esta furia en relacin con el grano es una culminacin curiosa mismo un producto de la economia politica que redujo las recipro-
de la poca de los adelantos agrcolas. En la dcada de 1790, la cidades humanas aI nexo salarial. Ms generosa, pero tambin ms
gentry misma estaba algo perpleja. Paralizados a veces por un exce- autoritaria, fue la afirmacin dei sheriff de Gloucestershire en 1766.
so de alimentos nutritivos.!? los magistrados, de vez en cuando, Las masas de aquel afio, escribi, habian cometido muchos actos
abandonaban su industriosa cornpilacin de archivos para los disci- de violencia,
pulos de sir Lewis Namier, y miraban desde las alturas de sus par-
ques a los campos de cereales donde sus labriegos pasaban hambre. algunos de desenfreno y excesos; y en algunas ocasiones algunos ac-
tos de valor, prudencia, justieia y eonseeueneia eon aquello que pre-
(Ms de un magistrado escribi ai Home Office, en coyuntura tan
tendan obtener. 164
critica, describiendo las medidas que tomaria contra los amotinados
si no estuviera confinado en su casa por la gota.) EI condado no
estar seguro durante la cosecha, escribi el seor lugarteniente de
Cambridgeshire, sin algunos soldados, pues habia oido que el Pue-
blo tena la intencin de lIevarse e trigo sin pedirIo cuando estuvie-
ra maduro. Consideraba esta como verdaderamente un asunto
muy serio y en este campo abierto, muy fcil de que se haga, por
lo menos a hurtadillasa.:"
No pondrs freno ai buey que trilla el grano, EI avance de la
nueva economia poltica de libre mercado supuso tambin el desmo-
ronamiento de la antigua economa moral de aprovisionamiento.
'Despus de las guerras lo nico que quedaba de ella era la caridad,
y el Speenhamland. La economia moral de la multitud tard ms
tiempo en morir: es recogida en los primeros molinos harineros coo-
tomaba parte en actos en el mercado; y las relaciones -a veces haba en absoluto,' pero este no era el tema deI ensayo, Tampoco
negociaciones-e- entre la multitud y los gobernantes que se clasifican se puede decir que en algn sentido las conclusiones de estudiosos
bajo el insatisfactorio epgrafe de rnotn. Mi mtodo consisti en (tales como el doctor Stevenson) que se han ocupado de estos asun-
reconstruir un modelo paternalista de la comercializacin de los ali- tos se contradigan o compitan necesariamente con las mas. Los
mentos, eon expresin institucional protectora y con medidas de ex- historiadores econ micos y sociales no se dedican a competir unos
cepcin en pocas de escasez, las cuales se derivaban en parte de con otros, como los polticos, aunque a veces lo parece. EI estudio
anteriores medidas eduardianas y tudor de abastecimiento y regla- de los salarios y los precios y el estudio de las normas y las expec-
mentacin dei mercado; contrastar esto con la nueva economia po- tativas pueden complementarse recprocamente.
ltica deI mercado libre deI grano, asociada, sobre todo, con La Quedan todavia algunos positivistas ineducables que, ms que
riqueza de las naciones; y demostrar cmo, en tiempos de precios discrepar de las conclusiones de los historiadores sociales, desean
muy altos y de estrechez, la multitud podia recurrir a la accin di- rechazar sus preguntas. Proponen que slo es necesaria una serie de
reata y vigorosa para imponer el control protector deI mercado y la explicaciones directamente econmicas de los motines de subsisten-
regulacin de los precios, reivindicando a veces una legitimidad de- cia o incluso que slo es apropiado hacer una serie de preguntas aI
rivada deI modelo paternalista. respecto: sobre el grano y su comercio, las cosechas, los precios en
Comprender las acciones de una multitud determinada puede el mercado, etc. Curioso ejernplo de elIo es un breve ensayo que
exigir que se preste atencin a determinados mercados y determina- Dale Williams public en 1976 con el ttulo de Were "hunger"
das prcticas comerciales. Pero para comprender el espacio polti- rioters really hungry?.' En l se deca que mi economia moral-
co en el cualIa multitud poda actuar y negociar con las autorida- tena por objeto substituir un enfoque econmico o cuantitativo.
des es preciso atender a un anlisis ms amplio de las relaciones No s cmo, se le haba metido en la cabeza que los motines tenan
entre los dos. Las conclusiones de La economa morab no pueden que estar relacionados o bien con el hambre 'O con asuntos socia-
aplicarse directamente a cualquier mercado campesino- ni a todos les que afectaran a usos local" y derechos tradicionales. Pero se
los mercados protoindustriales y tampoco a la Francia revoluciona- recordar que al principio de mi ensayo hago una advertencia pre-
ria en los anos 11 y lU ni a Madrs en el siglo XIX. Algunos de los cisamente contra esta confusin, utilizando para ello la analoga de
encuentros entre cultivadores, distribuidores y consumidores eran un grfico de la tensin sexual: la objecin reside en que tal grfi-
notablemente parecidos, pero yo los he descrito tal como se resol- co, si se usa de forma poco juiciosa, puede concluir la investigacin
van dentro deI campo de fuerza dado correspondiente a las relacio- en el punto exacto en el cual pasa a tener un inters sociolgico o
nes inglesas en el siglo XVIII. cultural serio: cuando est hambrienta (o con apetito sexual), i,qu
Mi ensayo no ofreca un panorama exhaustvo de los motines es lo que hace la gente? (pgina 215). Por supuesto que los amoti-
de subsistencia en Inglaterra en el citado siglo; no haca una corre- nados tenan hambre y a veces estaban al borde de la inanicin.
lacin (por ejemplo) de la incidencia de motines con el movimiento Pero esto no nos dice cmo su conducta es modificada por la cos-
de los precios, y tampoco explicaba por qu el motn era ms co- tumbre, la cultura y la razn. .
mn en algunas regiones que en otras, ni trataba de examinar otra No obstante, esto ilustra un aspecto aI que no concedemos la
docena de factores variables. En anos recientes se han aportado da- debida importancia. Inevitablemente, el estudio comparado de los
tos nuevos y abundantes sobre estas cuestiones y gran parte de ellos
se estudian en la til obra An atlas of rural protest in Britain, 2. J. Stevenson, Food riots in England, 1792-1818, en R. Quinault y J. Steven-
1548-1900 (1983), de Andrew Charlesworth. El doctor John Steven- SOIl,eds., Popular protest and publc order, Londres, 1974, p. 67. Tambin J. Ste-
venson, The "moral economy" of the English crowd: myth and reality, en Anthaoy
son se queja de que La economa moral no nos dice virtualmen- Fletcher y J. Stevenson, eds., arder and disorder in Ear/y Modem England, Cam-
te nada acerca de por qu algunos lugares estaban sometidos a dis- bridge, 1985, ensayc que afiade poco aI debate.
turbios de forma casi perenne, mientras que en otros casi no los 3. Past and Present, 0. 71, mayo de 1976.
LA ECONOMiA MORAL REVISADA 299
298 COSTUMBRES EN COMN
motines de subsistencia se ha hecho en el marco de la historia de las tes eran puestos a prueba por la respuesta que daban ai mismo. A
naciones donde haba motines. Ha habido menos reflexin compa- decir verdad por medio de esfuerzos visibles y convenientemente
rada en el caso de las historias nacionales que aportan pruebas -y divulgados, los gobernantes hasta podan reforzar su ~utori~ad duo
a veces stas son tristemente abundantes- de que la escasez daba rante la escasez, como han argido John Walter y Keith Wnghtson
paso ai hambre sin atravesar una fase en la cuaI estallaban motines basndose en ejernplos dei siglo XVlI. De hecho, el gobierno central,
dei tipo que cabe ver en la Europa occidental. EI hambre se ha mediante proclamas, invocando las sucesivas regias que acabarfan
padecido en el pasado (como en Irlanda y la India) y se padece hoy constituyendo el Book of Orders, y proclamando das de ayuno. na-
en varias partes de frica, como podemos ver en nuestras pantallas cional, y las autoridades locales por medio de rfagas de actividad
de televisin, con un fatalismo que a veces se confunde con la apa- muy visible contra los pequefios transgresores, desde los badgers, los
tia o la resignacin. No es slo que, rebasado cierto punto, los ham- forestal/ers y los regrators' hasta los borr~chos, los renega.dores,
brientos no tengan recursos fsicos ni emotivos para amotinarse. (Por los que trabajaban en dia de descanso, los jugadores Y los pcaros,
esta razn e1 motn debe tener lugar antes de que la gente est tan podian ganar credibilidad entre la parte de la poblacin que estaba
debilitada y puede presuponer una estimacin cuidadosa dei abaste- convencida de que la escasez era un juicio de Dios.' Por 10 menos,
cimiento futuro y de los precios dei mercado.) Sucede tambin que las autoridades mostraban pblicamente su preocupacin. En el me-
el motn es la respuesta que un grupo, una comunidad o una clase jor de los casos, podan frenar la subida de los precios o pers~dir
da a una crisis; amotinarse no est dentro de las posibilidades de a los agricultores a colocar sus existencias en el mercado abl~rto.
unos cuantos individuos. Ni tiene por qu ser la nica forma o la Es posible incluso que el motn sea una seal de que el Antiguo
ms obvia de accin colectiva: puede haber otros mtodos tales como Rgimen est terminando, toda vez que hay alimentos en los hrreos
las peticiones en masa a las autoridades, los das de ayuno, sacrifi- o graneros o en las barcazas, esperando que se apoderen de ~llos o
cios y plegarias, la visita a las casas de los ricos; o la migracin de los lleven ai mercado, y hay que regatear un poco sus precios. El
poblados enteros.
... Badger es la persona que compra trigo y otras mercancas y las Ileva a otra
El motn no tiene por qu ser el procedimiento favorito dentro parte para venderias. ForestaUer es la que compra mercanca antes de que llegue ai
de la cultura de los pobres. Poda provocar a los dioses (que ya mercado pblico y la vende luego a un precio ms alto. Regrator es el que acapa~a
haban enviado la escasez a modo de Juicio) y, por supuesto, mercanca en el mercado, especialmente vituallas, para venderias luego con ganancia
podia molestar a los gobernantes o a los ricos, los nicos de quienes en el mismo mercado o en un mercado vecino. (N. dei t.)
5. John Walter y Keith Wrightson, Dearth and the social arder in Ea:ly M~
se poda obtener un poco de alivio. La llegada de una mala cose-
dern England)), Past and Present, 71 (1976). Vase tambin (para u~a aflrmacin ma~
cha se observaba con temor y sobrecogimiento. EI hambre emplea su rotunda de autoridad) John Walter, Grain riots and popular atttudes to the law.
propia escolta. Los que ya lo han experimentado pueden verlo anun- Maldon and the crisis of 1629), en John Brewer y John Styles, eds., ~n ungove:nable
ciado, no slo en el cielo, sino tambin eo los campos, escudrifia- people, 1980. Para el Book of Orders, vanse A. Bveritt, The marketing of agricultu-
dos cada afio con creciente ansiedad, semana tras semana durante ral produce, en J. Thirsk, ed., The agrarian history of England and Wales, vol. ~V.
1500-1640, Cambridge, 1967. pp. 581-586; P. Slack, The Book of Orders: t?e making
los clidos meses dei verano ... ' En el siglo XVIIl, Inglaterra estaba of English social policy, 1577-163b>, TRHS, XXX (1980); R. B. Out~walte, Food
empezando a salir dei Antiguo Rgimen demogrfico, con sus crisis in Early Modero England: patterns of public response, Proceedmgs of the Se-
peridicas visitas por parte dei hambre y de la peste, y la escasez venth International Economic History Congress, Edimburgo, 1978, pp. 367-374; R. B.
resucitaba antiqusimos recuerdos y temores. El hambre podia colo- Outhwaite, Dearth and government ntervention in English grain markets, .1590-1700,
Econ. Hist." Rev .. XXXIl, 3 (1981); y Buchanan Sharp, Popular protest m 17th cen-
car a todo el orden social en el potro dei tormento y los gobernan-
tury Bngland, en Barry Read, ed.. Popular culture in 17th ce~tury. Englan~. 1985.
esp. pp. 274-289. Sharp arguye (p. 279) que los motines de subslstencl~s dei siglo ~Vll
3 menudo eran intentos de hacer cumplir ordenanzas de mercado sancionadas oficial-
4. R. C. Cobb, The potice and lhe people, Oxford, 1970, p. 323. Para un
estudio comparado, vase David Arnold. Famine: social crisis and historical change, mente y que, en muchos casos, pueden considerarse, no como ataques contra el orden
Oxford, 1988. establecido, sino como intentos de reforzarlo.
300 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 301
hambre de verdad (es decir, cuando realmente no hay existencias de mismo modo que se cuenta que en el oeste de Irlanda, en 1847,
alimentos) no suele ir acompaiiado de motines, ya que hay pocos familias enteras se emparedaron en sus chozas para morir.
objetivos racionales para los amotinados. En el noroeste pastoril de Durante la plaga de hambre que se registr en Bengala en
Inglaterra, todavia en las dcadas de 1590 y 1620, parece que la 1873-1874 la gente recurri aI gobierno como nico abastecedor po-
poblacin padecia mortalidad causada por el hambre. Pero <dos po- .ible. Ms de 400.000 personas se instalaron junto a los caminos de
bres '" moran de hambre silenciosamente, y no creaban ningn socorro, suplicando ayuda y trabajo: teman abandonar eI camino,
problema de orden para sus gobernantes.' Durante el hambre que dei cual imaginaban que era el nico lugar donde podia obtenerse
asol Irlanda en 1845-1847 hubo unos cuantos motines contra la subsistencia. En un lugar, la columna de carros que traan a los
exportaci6n en las primeras fases,' pero la reina, en su discurso de hambrientos de los pueblos se extenda ms de treinta kilmetros.
1847, pudo felicitar ai pueblo rlands por haber sufrido con pa- AI principio se oan los chillidos de las mujeres y los niiios y las
ciencia y resignacin, EI rnotn suele ser una respuesta racional y voces de los que suplicaban monedas o grano. Ms adelante, la gen-
no tiene lugar entre las personas desamparadas o sin esperanzas, sino te permaneca sentada en el suelo, hilera tras hilera, miles y miles I
entre los grupos que se percatan de que tienen un poco de poder para en silencio ... ,9
ayudarse a si mismos cuando los precios suben vertiginosamente, falia No hay una respuesta nica, sencilla, animai ai hambre. In-
el empleo, y pueden ver cmo las existencias dei producto que consti- cluso en Bengala los datos son contradictorios y difciles de inter-
tuye su principal a1imentacin se exportan dei distrito. pretar. Hay algunos que nos muestran a los cabezas de familia aban-
La pasividad de las vctimas dei hambre se observa tambn en donando a sta (pgina 390) y otras cr6nicas que hablan de intensas
Asia. Bajo el Antiguo Rgimen de hambre en Oriente (como en la solidaridades familiares y de abnegaci6n. Un trabajador de los ser-
terrible plaga que hubo en Orissa en 1770), la muerte y los fugitivos vicios de socorro de la Bengala rural en 1915 nos cuenta una histo-
despoblaban los distritos. Los ryots huan de la tierra a la que esta- ria que era comn:
ban sujetos. Dia y noche un torrente de desgraciados hambrientos
y enfermos entraba en las grandes ciudades.s Los que se quedaban AI medioda me sent a los pies de un rbol para comer roi fru-
en la tierra, gal almuerzo ... La gente me vio y mucho antes de terminar me en-
contr rodeado por una multitud de personas harnbrientas. No lo
vendan su ganado; vendan sus aperos de labranza; devoraban SUS termin. Tena una barra de pan conmigo y ... di el resto a los ni-
semillas; vendan sus hijos y sus hijas, hasta que finalmente no se nos. Un chiquillo tom su racin e inmediatamente la rompi en
podia encontrar a ningn comprador de nios; cornian las hajas de cuatro pedazos para su madre, sus dos hermanas y l mismo, dejan-
los rboles y la hierba dei campo O," do la porcin que, con mueho, era la ms pequena para l mismo."
Pero no se amotinaban (en el sentido que venimos dando a la pala- Esta es una respuesta aprendida, una respuesta aI hambre que hasta
bra). Tampoco hubo motines durante el hambre que azot Bengala los niiios pequeiios conocen. Pedir limosna, actividad en la cuallos
en 1866, cuando muchas unidades domsticas rurales murieron len-
tamente de hambre sin proferir una queja o hacer una sefal, dei 8. W. H. Hunter, Tne annals of rural Bengal, 1883,1, pp. 26-27. Muchos de
los pobres de los condados occidentales de Irlanda eran vencidos por .la fiebre en su
6. Sbarp, op. ct, p. 275; A. B. Appleby, en la crnica clasica de la mortalidad propia casa: vase sir W. P. MacArthur, Medicai history of the famine, en R. D.
ocas!onada por el hambre en Cumberland y Westmorland a finales del siglo XVI y Edwards y T. D. Williams, eds., The great famine. Dublin, 1956, esp. pp. 270-289.
cormenzos dei XVII, no deja constancia de ningn disturbio: vase Famine in Tudor 9. Sir Richard Temple, gobernador de Bengala, memorndum sobre la escasez
and Stuart England, Liverpool, 1978. de 1873-1874, Extra supplement of the Gazette of India, 26 de febrero de 1875,
7. Cecil Woodham Smith, The great hunger, 1970, pp. 120-121; James S. Don- pp. 25. 56-57.
nelly, Jr., The land and lhe people of ntneteenth-century Cork, 1975, pp. 89-91. 10. J. Mitchell, Bankura Wesleyan College Magazine, enero de 1916.
302 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 303
nos tambn tienen asignados sus papeles, es otra respuesta o es- 'lIOn disciplina desacostumbrada, persuadieron por la fuerza a los
trategia aprendida. Tambin pueden seria las amenazas a los ricos qricultores a enviar provisiones ai mercado, hicieron que algunas
o el robo de articulas alimentarios." IUtoridades -entre ellas eI sefior Dalloway, el High sheriff de OIou-
El motn -que es en s mismo un trmino tosco que puede IIItershire- fueran durante un tiempo prisioneras- de sus exigen-
ocultar ms de lo que revela- no es una respuesta natural u ob- das, estimularon las medidas locales de caridad y socorro y (si he
via ai hambre, sino una compleja pauta de comportamiento colec- IeIdo bien lo que dice eI doctor Williams) puede que impidieran que
tivo, una alternativa colectiva a las estrategias de supervivencia in- la escasez diera paso ai hambre. Y si Dale Williams quiere ejemplos
dividualistas y familiares. Desde luego, los amotinados a causa dei de que la multitud estaba informada por la preocupacin por <dos
hambre estaban hambrientos, pero el hambre no dieta que deban usos locales y los derechos tradicionales, lo nico que tiene que
amotinarse ni determina las formas de! motn. hacer es recurrir a la tesis de Dale Williams, donde encontrar ejem-
En 1984 Dale E. Williams lanz un ataque directo contra La pios suficientes, tales como el de la multitud castigando a los moli-
economa moral en un artculo publicado en Past and Present con neros con la destruccin de su maquinaria de cerner, asi como un
el ttulo de Morais, markets and the English crowd in 1766." EI apndice de cartas annimas que estn lIenas de amenazas contra
artculo se inspira un poco en su propia e importante tesis doctoral agiotistas, forestallers, regrators, acaparadores de trigo, ventas se-
presentada en 1978 con e1 ttulo de English hunger riots in 1766. ln muestra y dems."
Pero su intencin es principalmente polmica y resulta pesado en- EI doctor Williams no ha introducido cuestiones de principio en
contrarse con que, despus de casi dos dcadas, se te invita a volver el debate, sencillamente est confundido en lo que respecta a las
ai punto de partida y apresentar tus argumentos de nuevo. preguntas que hace. Puede que tambin haya un poco de presin
Andrew Charlesworth y Adrian Randall han tenido la amabili- Ideolgica detrs de su polmica. Cuando publiqu La economia
dad de hacer las rectificaciones oportunas y sealar las contradiccio- moral, por primera vez, e! mercado no ocupaba en el firrnamen-
nes en que incurre Williams. B A la critica que ellos hicieron afiadir to ideolgico un lugar tan alto como el que ocupa hoy. En la dca-
solamente que varias de los ataques de Williams parecen ir dirigidos da de 1970 algo denominado teoria de la modernizacin recorri
contra las conclusiones de su propia tesis de doctorado. Lejos de algunas mentes indefensas en las academias occidentales y posterior-
refutar mi crnica de las normas y el comportamiento, las multitu- mente la celebracin de <da economia de mercado se ha vuelto
des que aparecen en la tesis de Williams concuerdan con la crnica triunfal y casi universal. Esta renovada confianza en el mercado
que se hace en La economa moral. Dados los altos precios y las se encuentra en el articulo dei doctor Williams, donde se me rie
seales de que se acercaba una poca de escasez, los trabajadores por no prestar suficiente atencin a los sistemas que producen ri-
paeros dei oeste de Inglaterra impidieron que se lIevasen a cabo queza. Los grupos de amotinados de 1766 participaban ... en su
ms exportaciones de grano desde el distrito, regularon el mercado totalidad en un sistema de mercado capitalista que, en la dcada de
1760, haba alcanzado un nivel de perfeccin sin igual en el mun-
do. La economa rnorab se ha vuelto sospechosa porque explo-
11. Sobre las respuestas ai hambre hay muchos datas curiosos y contradicto-
rios en Robert Dirks, Social response during severe food shortages and famines,
raba con nimo comprensivo imperativos econmicos que no eran
Current Anthropology, XXI (1980), pp. 21-44. los dei. sistema de mercado capitalista ... y ofreca uno o dos
12. Pas! and Present, 104 (1984). comentarias escpticos acerca de la infalibilidad de Adam Smith.
13. A. Charlesworth y Adrian Randall, Morais, markets and the Bnglish
crowd en 1766, Past and Present, 114 (1987), pp. 200-213. Sobre los motines de
1766, vanse tambin A. J. Randall, The Gloucestershire food riots in 1766, Mid- 14. Tesis doctoral, Universidad de Gales, 1978. El excelente artculo de Dale
land History, X (1985); W. J. Shelton, English hunger & industrial disorder, 1973, y Williams titulado Midland hunger riots in 1766)), en MidJand History, III, 4 (1976),
resefias de Shelton por m mismo en Econ. Hist. Rev . 2. a serie, XXVII (1974), incluso habra podido escribirse para ilustrar la tesis de la economia moral. l,Qu
pp. 480-484, Y por Pe~er Linebaugh en Bu/!. Soe. Lab, Hist., 28 (1974), pp. 57~61. ocurri6 entre 1976 y 1984 para cambiar los acontecimientos de 17667
304 COSTUMBREs EN COMN
m. Este carnet de afiliacin sindical de los peinadores de lana data de 1838 y to.
dava muestra la figura dcl obispo Blaize en cl centro de la parte superior.
11. EI carnet de la Amistosa Sociedad de Laneros, 1785, invoca la asociacin con
el comercio y con la vida pastoral ms que con la industria.
T H E
PILLORY
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With the Eloquent cpeech ir made Ioon afrcr WILLlAMS had left ir.
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To which is a-tded, an Antient Propbecy of MERLlN'S
On the JA C K-B O O T.
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ANTICIPATION OF TU,F.
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j)ud,,"', ""'h'eh L,n<"'ly Il'-'h l'ro{:'otic) "'de. '[\Ol'ch ., I"",., 'lO
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)1.,," fland "pon mo. lerl"l" I f\mm.}', a, M,ille"r,'J on; ~ndlmu{jowll.tuloU I
fll{)~:d be r,blloo.perien"c j'0ur Boh.",,"'" toW"d, mo, wl;e~. Ct'trntn.l, r.f 3 l"p'T"1tSr~t;'tln
P"P ti",,' my'womlon Wtndnw,. 'ndc<J I IIearlil}' wtfh'hoj' f0011 m,}', fuch ",itll (;'ntiomeo
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y Faeher was a celebratcdCocker, my Mother the Daughre- of
a Fiddler, and previous to ~Iilage, hoi'TTrpuryro ne.
Charms to fome advamage. Hy the!c laudble meana my Parenta
,. u", L,hc'!; o",.~t~~ DOU'L ""D Advoc.. ~ ~j"11 h" An ill'oucndo'" m.kcit [.l. Why were poffefled oi' fome wealth : no expencc was Iparcd to give me nn
fhou.d l>U' g,ear V,II","' n.nJ up(Jn m~ a' well .. IJlllc nn",? 11 ~nj' L~w", ia \ho<,rl.co I
n'.,wL>ok "pon, fh"uld <L,,< '0 alt<mp' to p~rv~t' ,Ilo L.w, of ,hl' Land, ."eI
undermlOo t!te Ed ncanon, and thc accomplifhmcnt ofa Genlll'i'O;ln; but ala~, mv
1.11,<,,,,, 01,lo" I'topk>, why Jhr.>uld not I o.polo hLm to j'n1!r Vi~w ~nd Comem!,l/ l'r ir anj' fieril nature was nevcr ablc to abide the tirfl rudimcnrs 01 a rebolar.
P,rI<>n fhlJ"ld.'Jl<c, p"vatel:lribe 'o borr.y. public r."li., why Ihou1dno, llilt .01' rhe R.fcal
w )'0",' R.I~n!menll I wOl\ld h.z" .... r}' M.n me.. w,ti, 1,,,do~R.ward: nnf l1"dcferve. and ali my auempr a at gcntilhy onlv Ierved to make me rcdiculoua.
I-!ail<" ,afAxe' kt ,hem have ,h~rn, or, ,r any' Ih.1I meri' on:y" ?oll up~n me, Y<>Uf g"ale[~l How 1 have fullillcd the dutice of the c1oth, my Charity towards
Sc,,,,n, "verr ",.<lV "-' "x.lr lhem, .ho' lo.d. or Din .ndrott<n Eggs, infle.dol L.o ...l, and
Aool~m"'"ns JltoulJ b~my LGt." the pocr Couagers wil l evincc, and having obrained lhe rank cf a
An anrienr Prophecy of MULlN''- Magilhate, J unbluOlingly firft exercired my autbority in convi{li!1,~
\ \ ' Hi',N frcm the Ncrrh a cruel Bird CJI1'd--.--, and fending to prtfon a poor honef man, the Iather of a la rge fa-
~h~lI f1y o'er b~GL4NI) and devour it3 FrUit,
mily, for Ielling ale without a Jcence, though ali my ncighboun
Shall oer this Land hi~ bauefu! Pinions tpread.
AnJ from their Month~ lhall takethe Lhildren's Bread , knew it was through my influem.e alone t hat a liccnr-c had bcen re-
Shall, Cuckoo-Iikc, make othcr Nes his own, Fufed him; 1 wa a induced to rommit this ad ar mcnnnefs and wanton
Audcaft his fihhy Egg~ behind the---_'_ cruelty, ooly becaufe he wa s tbc Tenant of a rcfpeiable gent lcman,
'Iben Magua Charta to j-xcue ll1al1 rum; r'icher and more refpectabte rhan niyfeH, whom 1 ha ted for obliging
The Apple Ix qR. olf, lhe M~FhaQt lI\OurJl me firidly to obferve the plous dutics 1 had u nder tn ke n, and wn s
Tlten fhallpack'd juries rry the Fila alcne,
A"d under J--.. the Bench lhaUgrcaa,
amply paid for, but had no incl inaiion lo perforrn.
Then l'illori~ into Rl."pure Ihall ome, Man ifold have been mv Sin s, a nd a.t the awful momcnr 01' diflc-
Alld fhe fltf!, li:""'LA.NO~ Bulwark, be llruckduwb, Julion their horri.:1 ddor;nity prefcnts itfelf to my dillurhed mind.
1 humbly llfl. fOl'givenefs oF the Ilumbers 1 havcoppreffed, Jnd
hope thele roy lafi ';vords ma}" be publilbed as a warning to toore 01'
IV. Esta hoja impresa por una sola cara combina las formas visuales y bterarias meall extra8ioD, who, like me, mar' become poffdTecl 01 fome littk
coo la anligua forma oral de las profecas en rima. Williams, que era librero, l)ower, :tnd mplov jt to fhe injtlp (Ir their fl'l!o\\'-(rC:tll1;'CS.
fue condenado a la picota por reeditar la obra de Wilkes North Briton, n.o 45. Fue
:\ P~11itr;nt SI:,\j'.;ER.
vitoreado por la multitud, que erigi un patfuulo de escaleras, cn el cual coIg
una bota fuerte Ismbolo dei favorito deI rey, el conde de ButeI], un hacha y una V. Stira contra un magistrado clerical (vase p. 575). Dos gentlemen de Staf-
boina escocesa; ai cabo de un rato, bajaron estas artculos, cortaron la parte su- fordshire tenan un pleito en 1796-1800, John Gough, esquire, y el reverendo
perior de la bota con el hacha y luego arrojaron tanto la bota como la boina a una Thomas Lane, juez de paz, rector de Handsworth, a quien se atribuycn estas l-
gran hoguera>). (Thomas Wright, Caricature history 01 the Georges, Londres, timas palabras. lohn Gough trataba de encontrar el apuyo de sus arrendatarios en
1867, p. 300). el pleito y combinaba hbilmente la stira visual con la forma literaria ms po-
pular: las ltimas palabras de los condenados.
Y&1'0-~cifuc.
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X. AI empezar a caer los precios en 1801, los caricaturistas se mofaron de los acaparadores de trigo que se quedaron sin sa-
ber qu hacer con su grana. EI pen agrcola (derecha) aparece como inocente.
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XI. Basado en un incidente en Bishop's-Clyst, Devon, en agosto de 1800. Exista desde haca tiempo en Devon la tradicin
de que las rnultitudes registraran el campo y visitaran a los agricultores que tenan la reputacin de ser acaparadores de trigo
y los amenazasen con una saga. Las mujeres aparecen interpretando un papel destacado en el suceso.
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XII. Mtodo legal de desgranar cereales: tributo ai juez Kenyon, que haba presidido el juicio y la condena de Rusby, fac-
tor del trigo, por regrating avena (julio de 1800) y trataba de resucitar las antiguas leyes contrajiJrestalfing, etc., basndose en
que -a pesar de su derogacin- seguan estando reconocidas por eI derecho comunal.
XIII. Durante la crisis de los cereales de ] 800-1801 el secretario del Interior, el duque de Portland, apoy activameute ellais-
sez-faire y en marzo de 1801 mand una circular a los lores gobernadores deplorando las autoridades locales que haban re-
"",,;t.,rl..... 1'><: <lnf;oll::l<;. Ie:vec contra la venta secn muestra.
'fRAP vrd ('OMPA.NWN ", (,tI' F/R,HHR." '/(JA." 'J'.
xv. Los monopolizadores se quedan con trigo sin vender, mayo de 1KO I. EI al-
ealdc recurre a Assize of Bread. El pen agrcola mira por la ventaria y dicc:
[Maldito sea si no pensaba que finalmente llegarfamosa esto!.
XlV. Visin urbana dei terrateniente y el agricultor conspirando para subir los
precios durante la crisis de los cereales de 180L
11'".""",,,", '/dm. fi'.cdr-"ty.l'M,,","
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CHID 'F'KU:NDS with N'F,W' 11:\Cl'~S, or \rELCOl\H~ VI~lTOll5 to JOJ-fN m.r.r..
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XVII. lzquierda: la Butter Cross en Witney, Oxon, fue construda en 1683 y reparada en 1811. Muchos edifcios de mercado
se construyeron en el sigla XVII y todava son prueba del vigor de los controles deI mercado. Derecha: el Mercado dei Trigo
en Ledbury. Herefordshire, se construy poco despus de 1617. AJ cabo de unos cincuenta afias se afiadieron cmaras de al-
macenaje a la parte de arriba, donde el trigo no vendido se guardaba hasta el siguiente dia de mercado. AI cmpezarse a ven-
der eJ trigo segn muestra en el sigla siguiente, las cmaras se alquilaron y abajo continu existiendo un mercado de aves de
eorral y mantequilla.
XVIII. EI tiempo. el trabajo y la mortalidad aparecen invocados en el Neptune Yard, Walker, Newcastle-upon-Tyne.
XIX. Este panel de yeso est en la cmara grande de Montaeute House, cerca de Yeovil, Somersct, y data aproximadamente
de 1601. EI marido. que se haba quedado cuidando dei beb. es sorprendido por la esposa cuando est sacando cerveza su-
brepticiamente. La mujer le golpea en la cabeza con un zapato mientras un vecino presencia la escena.
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xx. A la derecha de este pane1 de Montacute aparece el esposo o un representante suyo obligado a cabalgar en una prtiga.
A menudo se representa esta como si se tratara de cabalgar el skimmington, pera co el verdadero skimmington cabalgan dos
personas, una de ellas representando a la mujer que pega a 5U marido, el cual cabalga de cara a la cola deI caballo o del asno.
(Vase la lmina XXII, que es obra de Hogarth y representa un skimmington.) EI panel de Montacute podra representar un
riding the stang (Norte de Inglaterra) o un coul-staffing en el West Country.
XXI. Ilustracin de Hogarth para Hudibras, que representa la quema de restos cn Tcmple Bar y es un ejemplo deI teatro ca-
llejero de la poltica londinense. Tambin vemos en ella Ia preparacin de efigies para la hogucra.
XXII. Ilustracin de Hogarth para Hudibras, en la que puede verse un skimmington.
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XXIII. EI skimerton de Rowlandson (de las ilustraciones de Dr. Svnta ...r) mucstra todo el simbolismo y los avos de un carna-
val de los maridos carnudos. En la ilustracin de Rowlandson las mujeres participan de forma ms activa que en las de
Hooarth
A GENERAI.. 8UMMONS
TO ALI. TIIF. 1I01t\'lFIED FOlllLEItS,
XXIV. Convocatoria a Horn Fair (Feria de los Cuemos) en Charlron (al norte de
Bluckhcath). Se decfa que este carnaval de cornudos que se celebraba en cl sigla
XV][[ era muy antiguo y en l participaban muchos jvencs distinguidos que Ile- xxv. EI impresor T. Batchelar utiliz estas anuncies entre 1St? y 1828 (infor-
vaban rnscarus y disfraces, y hacan gala de gran abundancia de cuernos. macin facilitada por Roy Palmer) de tal rnanera que Sll Convocatoria- lleva la
iconografa de los carnudos y dei skimmington hasta bien entrado cl siglo XIX.
XXVI. Esta mscara diablica, llamada c1 Ooser, se guardaba en una casa de
labranza de Melbury Osmond, Dorset, pero se ha perdido. La mandbula inferior
se mova por media de un cordel; se supone que cn sus ltimos afias la usaban
para asustar a los ninas revoltosos.
CHAPTER VIII.
XXVII. Esta reconstruccin de riding the stang procede de una histeria local de
Grimsby publicada en 1857. Un representante (L,o un vecino") es pusc.ulo 1.:11 cl
stang, con cierta comodidad, micntras la vfctirna contempla con aprcnsirin lu es-
cena desde la ventana.
.,"".I!, bV .Itr, IA) f 1:G Hu I '/,;, :;,rh ""~""r,,L'<1 .1"11/"",,, ;11 ,. A"!I Thitrg ."nc," I1r Ih, 1'.'lccum 7'h<'''/I'C', S/,-~"d
A JrLJ." ,h'"..m~l..r, J"l.n ][,,',', ,I"!,,, II"lJ!", Oh, who'lll,uj''' "ife: >,'" I{""~,, John llobh.,
A i"lI'i ,I""'.nul.',, J"h" 11"1,1,, A '''''''1 pedi' ",f", '"j" 11"!>I,,
11, nlH"...1 J~",' ( .""f, 1\"1 '''!''''',,,~ 1'" 'I'.
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J~!l~ Jlob'", J"!l~ 1l0blJ.,
II~ hU"1: dlll~le d,,"~!~\ ./oh" 1I0bb,.
'11"'Y"U "er~ df,4id of J~lle BolJlJ,.
XXVIII. Los ltimos dfus de las cencerradas: un lewhelling en un pueblo (Brai- Bu! dO"lI h" ... ire fuI him, John 1l0Lh., JoI.o ilobb"
IiUl,],,"" I,;, ",(,. (,,1 I""" J"hn IlnbL.;
les) de Warwickshirc cn 1909. La banda desfila ante las efgies de Ia pareja des- \''-"IL ~ r"I; hu~bl" ],L>{JIoI<-.
J ,., \ "Ilo.! tln'" tr""Lk."
carriada, instaladas enfrente de la casa de la mujer. AI cabo de tres noches las I.,",' 'n,,' "'dI fi' ti ""Uld, "
efigies son quemadas. Obsrvese que esta banda se compone exclusivamente de .lu''''1[,,1>:,, .1,,1", Il"IJ'",
{I~., i.'Li'I',I' ,1""'UJd~'-"I .lu]," JI"h!!"
varones y que los instrumentos histricos se han substitudo por ollas, leche-
ras y planchas de hierro ondulado. XXIX, John Hobbs: al igual que gran parte de las existencias de los vendedo-
res de baladas, sta pretende divertir y no tiene absolutamente ningn valor tes-
timonial.
A FULL ACCOUNT o( the EXTRAORDINAR Y ClRCUMS'fANOE 010'
/~.-:-.-'"
"l03,
~
32 4 -:l;N'fE D FEMMES A LONDRES,
AMAN $?"(2 nerai observer qu'une coufume aussi infme
BELLZNtlHZ8 WZPB s'est cnserve sans interruptien , qu'elle est
mise chaque jour exeution ,; que si quelques
In th,~.t.lJJ18rket-place,Thettord,
o, rll"
On 8Rtorda,. lul, (or Ih .'Im
plaoo between Ihem.n" hla wifa ..
tIS. logethe, "ith a trua and Illug"I'Qhle lJilllog"o which took
111111 "'AI Id, when .ha WIlI ret'rlng witl, h..t o.. ,y hllaband.
magistraIs des comts , informs que 'de sem-
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ .,t:h~~'J... -, c)' ,./I
blables marchs allaient se fare , ont cherch
k'
On Salllrelal lul Ih. Marltat_pllclt of Thetfotd w61 thro"n into I ltate of eJ:oitement ldcre
.lIft"leeI Ih,,,, "r a lTIan about ~orty YIl4Tl1 of Ige, in. Ilbab~y~g.nte.1 dl'1llll; leadiog ~ .mart- les empcher eu envoyant SUl' les iieux des
10011.111" "omall, "llh I halldkerclne(rollnd her neck, and ahorlllllg Wilhl loud vlliee .. who'lI buy
a wifll" Att.r I"'Ylng ai lhe centre of the Mllrkel, h. mountij a ebalr anrlolfllred her for 1I[l!e,
u 811. wall'ood looking, but thll.t waa ali hll c0l!ld .ay (or her." A loung ~n of plau.ible "1'lwar-
aflOB .,.a 10. for her; hul he waa ll"llmedlately oppcecd by an o!d gentlemen bdd",g
morl. Aftlrward. t~e young man becllme ~be purcbaeer for ee. Tba monay WD.M p-id dcwo and
constables ou
huissiers , la populace les a tou-
da. hUlblod 00 ~aDdLDg o\'$r the hand~ercblefto t~e purchaaer, b.gan to dance and Bing, deelar-
in, h.had got rld o(a IrOllbJelO(OanollY ""fe, WhlCh eeused much mernmeot in lhe ero.d. 'Che jours disperss , et qu'elle a maintenu cequ'elle
young womao wrned Iha"ly rouod and ..ld, you know 10U oJd ra.cal YOIl arejeRlou.-yoll are
j,o man, lod b.ve no nee of a YOllnK wife, and II"It iB the eeeecn you lold me, Y0l1l1ae1 old
d"g, H ..r~ the laugh waa tumed .alfllinat hirn, anel the womeo began to clap th"ir h.od. ai hlen.
He tben Mld .he was li. gu'mandl~l~g wcman, and would eat ROY man's eub stanee up; end de~
eonsidre comme son droit.
clarefl if hl had kapt her anoLher year,Bb. would ba"e \'tIl.Uln hlm out of houle aod harbour, Llere
ure WOl1lll0 looked blue, but aOOIl Lurtled rOllod, nothi~ deunted. and ... id, ".wa!low your SIIb-
It~nce indea.d. tb'lt rnig-ht 1000 be IwaUowed hy aoy ludy preeent for what lhere iB of it. Ooly
tlrlok, he wlahed h.lra pound oi .ugar aod oee ounee OrtaR to acne 111 both the whole h!es&il,l
we ..k; end ao for dinner., freab mll4l wa never uw. but fi half-penny wonh of onlons and :o amall
qrtanllty of bread & clie~Be_were our ~inoer& fo~daYB tojrethee." Hete the women b_me uproar-
~;llI., bul be walked olfBlngJog, "I falrly got nd of bar:' 'CheforLunate purchuer led bera"BY
In loud buZ'Eu. Tbe lelJer'1 oame il Joho SimpBon, of BrandenhaID, IInd Lhe porcba.et'. name ri
JohD Hllrl, ofwhom be IIlld been jealolll, bllYLDg lodgad In bi. b01l.e.
Vou melfiad man aad "'orna0 too, AnJ for five poundA he Mld ber,
Of every de.. rae, Ao" baIC-e-erown Wa' Ip.nt,
Ir you WiBb to n"e contented,
Pray ba adviB'd by me ; Thia mao wall worlh 1I0me money,
Tlke caut'ibn from Ihil mao and ';('1, Aud I mi.er did uppear,
Who f1id in B'loc!eoham dlV"lI_ He kept hi~ wifa on bread Ilnd cheele,
Al1\l .lm. hetW~D th_ did tall.e plata "' ilh alla"'aD~ of amall blHlr;
iv.n~,...m~1 Bealdes h. ltept ber fTom h"" \M,
CHO&lIl. Womao'B eomfort aDd delr.i:ht,
Likewia.. he I"U 10 jealoua.
80 meo look ouL vllat rou ar. abou\' Halay grunl1D~ avery nigbt,
"'or your wivel du aI youOIn,
t'or a womao i. a blelBing;
And a comfort lo ft man, Oh, jealonsy ia a crllel tbing,
I'd ba,"e yOU 1u.h il unI,
11 llBllp.lled inlhal neighbourl;ood, /t i. ""or.et!,..n toh, SI"el" ~I.y,
Upon lhe olhet dfl~', Thc l{hcutnat;am ar Goot;
A mln roy'd to lell hil wif., ~o Vou that Ceei Ih08e cruel poina,
TI1Tou.,h j.lloolY they Bay; 1'hink on tbia manand wife,
To pari Ilw agreed it .earu, B. lure yoo b:l.Ye cOllvincin: prcor,
To TheU'old roarltet they "'ertt, Be(ou ,.ou Mame your wlCe,
PriaMd
...
tln,.DI! Sold b,. Jo.aph Bamtylde, 1'het(ord.
xxx: Esta hoja suclta, que habla de la venta de una esposa, se imprimi en
Thetford y probablerncnte se basaba en algn incidenle real, con algunos reto-
ques para hacerlo ms entretenido.
XXXI. Con esta vifteta concluye la crnica de una venta de esposas en Londres.
Apareci en un libro francs que, ai igual que muchos otros, exagera la frecuen-
cia de la costumbre (<<qu'elle est mise chaque jour excution).
LA ECONOMiA MORAL REVISADA 305
16. W. Letwin, The origns of scentific economics, 1963. pp. 147~148. vase,
sin embargo. Joyce Appleby, Economic thought and ideology in seventeenth-century
England, Princeton, 1978, pp. 258-259 para matizaciones.
20. - THOMPSON
306 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 307
J oyce Appleby ha mostrado la economa moral en retirada a dad, y la economia, como de adaptar un tipo determinado de mo-
mediados dei sigla XVll, pera la tensin entre las normas y el me- ralidad en beneficio de un tipo determinado de economia." Quiz
canismo una vez ms se acentu en el XVIII. Un locus classicus es hubiera podido dejar ms claro que el prembulo y la peroraci6n
el escndalo que provoc La fbula de las abejas, de Mandeville, tenan verdadera importancia en las intenciones de los economlstu
que, con la ecuacin vcios privados = beneficios pblicos, pro- polticos clsicos: eran algo ms que artificios retricos. En aftos
cur exactamente divorciar los imperativos morales, por un lado, y recientes, el recordatorio dei profesor Coats en el sentido de que la
el proceso econ6mico, por el otro. Algunos se lo tomaron como economia de Smith estaba firmemente basada en la fllosofia lbe-
una afrenta a la moral oficial; ai desmitificar el proceso econmico, ral-moral de la Ilustracin dei sigla XVIII se ha convertido en cen-
despojaria a la autoridad de su legitimidad paternal; y en 1723 el tro de intenso inters acadmico y volveremos a hablar de ello.
jurado de acusacin de Middlesex present el libro como un perjui- Quiz el problema radique en la palabra moral. Esta palabra
cio pblico. es una seal que hace que un aflujo de sangre polmica suba a la
De esta manera, el concepto de la economia como objeto no cabeza dei estudioso. Nada ha molestado ms a los crticos que
normativo de estudio, con mecanismo objetivo independiente de im- la idea de que el participante en un motn de subsistencias pudiera
perativos morales, se separ de la teora tradicionalista durante el ser ms moral que un discpulo dei doctor Adam Smith. Pero eso no
periodo mercantilista, y con gran dificultad: en algunos campos la era lo que quise decir (fuera cual fuese el juicio a los ajas de Dias),
dificultad fue menor (contabilidad nacional, discusiones sobre co- Lo que hice fue discriminar entre dos grupos distintos de suposicio-
mercio y metales preciosos), pero las dificultades eran inmensas en nes, dos discursos distintos, y las seales de que existe diferencia
los campos relacionados con la distribucin interna de los articulas son abundantes. Escrib sobre una vsn tradicional consecuente
necesarios para la vida. Porque si los gobernantes negaban sus pro- de las normas y obligaciones sociales, de las funciones econmicas
pios deberes y funciones en la proteccin de los pobres en tiempos propias de los distintos sectores dentro de la comunidad que, torna-
de escasez, entonces podan devaluar la legitimidad de su gobierno. das en conjunto, puede decirse que constituyen la economia moral de
Con tanta tenacidad y fuerza se defendia este punto de vista, que los pobres (pgina 216). A esta se afiadi un denso tejido de pre-
todavia en 1800 el presidente dei tribunal supremo, lord Kenyon, cedentes y de prcticas en la secuencia de comercializacin de los
declar que la permanencia dei forestalling* como delito en la com- alimentos. Tal vez hubiera podido llamarlo economia sociolgica,
mon law es algo sumamente esencial para la existencia dei pais. y una economia en su significado original (oeconomy) como la de-
Cuando el pueblo supo que haba una ley para recurrir a ella se bida organizacin de una unidad domstica, en la cual cada parte
tranquiliz y desapareci as la amenaza de insurreccin." Este est relacionada con el conjunto y cada miembro reconoce sus di-
argumento no procede de la economia y ni siquiera deI derecho, versos deberes y obligaciones. Eso, de hecho, es tanto o ms pol-
sino de las ms altas razones de Estado. tico que la economia poltica, pera por media dei uso los eco-
La moraldads de Adam Smith nunca fue el objeto dei debate, nomistas elsicos se Hevaron el trmino.
sino -eu relacin eGO el comercio cerealista interno- los trminos La flecha de Elizabeth Fox-Genovese pasa de largo sin tocarme
y el vocabulario, de hecho, la problemtica de ese argumento. La por una razn muy parecida." Opina que puede decirse que tanto la
economia de mercado cre nuevos problemas morales -ha escrito economa tradicional como la c1sica son morales (ai menos en
el profesor Atiyah -y puede que no fuese tan obvio entonces, como la imagen que tienen de si mismas) y tambin que ambas formaban
lo sera ms adelante, que no se trataba tanto de separar la morali- parte de ideologias ms amplias de la elase dominante. No hay
* Actividad deI forestaler, Vase la nota ai pie de la pgina 299. (N. deI t.) 18. P. S. Atiyah, The rse andfall offreedom of cantract, Oxford, 1979, p. 84.
17. Douglas Hay, The state and the market: lcrd Kenyon and Mr. Wadding- 19. Elizabeth pox.Genovese, The meny faces of moral economy, Past and
tom" Past an Present (de prxima aparicin). Preseru, 58 (1973).
308 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 309
aqui muchas cosas que choquen con mis argumentos, oi siquiera "Es el mercado un mercado o es el mercado U1,:a metfora? Des-
que encajen en ellos, y quiz la diferencia real de nfasis de Fox-Ge- de luego, puede ser ambas cosas, pero con demasiada frecuencia el
novese radique en su opinin de que yo me inclino a tener una discurso sobre el mercado expresa el sentido de algo definido -un
visin romntica de los tradicionalistas. Mi tendencia a favorecer espacio o institucin de intercambio ("quiz la Bolsa de Cereales de
a los paternalistas me ernpuja a pasar por alto que aunque la Londres en Mark Lane?)- cuando, en realidad, a veces sin que lo
ascensin de una sociedad de mercado trajo consigo horrores indis- sepa la persona que usa el trmino, se emplea como metfora dei
cutibles, tambn trajo un nfasis en la libertad de eleccin indivi- proceso econmico, o una idealizacin o abstraccin de dicho pro-
duai, el derecho a mejorar la propia posicin, con el tiempo la opor- ceso. Quiz para reconocer este segundo uso, a veces Burke emplea-
tunidad de participar en poltica. ba la palabra sin el artculo determinado:
Eso es tambin lo que nos aseguran -o solan asegurarnos-
los tericos de la modernizacin. Y, por supuesto, los amotinados Mercado es eI encuentro y la comunicaci6n del consumidor y el
ya estaban profundamente inmersos, en alguna parte de su vida, en productor, cuando descubren sus necesidades mutuas. Creo que ,n~
los intercambios de trabajo, servicios y bienes de una economia de die ha observado con reflexin lo que es mercado, sin quedar atom-
to ante la verdad, la correccin, la cvilidad, la equidad general. con
mercado. (Me abstendr de mencionar a los crticos que han expre-
que se ajusta la balanza de necesidades ... En cuanto el gobierno apa-
sado la estpida idea de que se ha propuesto una segregacin abso- rezca en mercado, se subvertirn todos los princpios del msmo."
luta entre una economa moral y una economa de mercado, para
no avergonzarles.)'" Pero antes de que pasemos a considerar todos Eso son palabras necias: totalmente de las que se cumplen debi-
estos bienes humanos indudables deberamos detenernos a examinar do a su propia naturaleza. Y la misma elase de palabras necias re-
eI mercado como proveedor de subsistencia en poca de escasez, troalimentadas se utilizan hoy en la alta formulacin de teoras de
que es lo nico que tiene que ver con mi tema. Porque a pesar de las relaciones de mercado. La economa poltica tiene sus complejas
todo lo que se habla sobre el mercado o las relaciones de mer- genealogas intelectuales, y su historia es un vigoroso discurso aca-
cado, el inters historiogrfico por la comercializacin real de los dmico con sus propias publicaciones y sus polmicas y congresos,
cereales, la harina o el pan es poco ms evidente hoy que en 1971." en los cuales se exponen de varias maneras los comentarios relativos
a temas aprobados: Pufendorf, la virtud, la Iey natural, Pocock,
20. Esta me hace pensar en la sabia advertencia de David Thorner: Es seguro Grocio, los fisicratas, Pocock, Adam Smith. Estos temas son fas-
que nos extraviaremos si tratamos de concebir las economas campesinas como orien-
tadas exclusivamente a la "subsistencia" y a sospechar capitalismo siempre que los cinantes y hablar de ellos es un admirable ejercicio mental, pero se
campesinos den seales de estar orientados aI "mercado". Es mucho mejor dar por corre el riesgo de que impida hablar de otras cosas. La historia in-
sentado. como punto de partida, que durante siglas las economias campesinas han telectual, ai igual que la historia econmica antes que ella, se vuelve
tenido una doble orientacin hacia ambas cosas. De esta manera, pueden evitarse imperialista y procura invadir toda la vida social. Es necesano ha-
muchos debates infructuosos en torno a la naturaleza de las economas denominadas
"de subsistencia". [Ojal se tuviera presente la misma advertencia aI hablar de las
cer una pausa, de vez en cuando, para recordar que la forma en
economias prctondustriales! Vase Peasant economy as a category of hlstory,
en Teodor Shann, ed., Peasants and peasant sociees, Oxford, 19872, p. 65.
21. La notable excepcin es Wendy Thwaltes, The marketing of agricultural England and Wales, vol. V, 2. a parte, Cambridge, 1985, capo 17. EI s~le~cio. sobre la
produce in eghteenth century Oxfordshire, tesis de doctorado, Universidad de Bir- molturacin de trigo lo ha roto por fio John Orbell, The com millng industry,
mingham, 1980. Vase tambin de la misma autora Dearth and the marketing of 1750-1820 en C. H. Feinstein y S. PoUard, eds., Studes in capitalformation in tht
agricultural produce: Oxfordshire, c. 1750-180(h>, Agric. Hist, Rev., XXXIII (1985), United Kin~dom, Oxford, 1988, que muestra (p. 162) el rpido crecimiento de la
2. a parte; John Chartres, Markets and marketing in metropolitan western England tasa de nversin anual de capital en la molturacin, desde 1761 hasta alcanzar lU
in the late seventeeth and eighteenth centuries, en Michael Havinden, ed., Husbandry apogeo en el afio de eseasez (y motines) de 1801.
an markeng in the south-west, Exeter, 1973, pp. 63-74, y John Chartres, The 22. Edmund Burke, Thoughts and details 00 scarcity, 1795, en Workl. 1801.
marketlng of agriculturaI produce, en Joan Thirsk, ed., The agraran history of VII. pp. 348-351.
310 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 311
que la gente concebia su poca no tena por qu ser igual que la tiene sentido tomar a Smith como ejernplo tpico de la variedad de
realidad de dicha poca. Y la forma en que algunas personas conci- opiniones que existia dentro de la Ilustracin europea. Esto resulta
ben eI mercado no prueba que el mercado tuviera lugar de esa obvio si se va ms all dei contexto ingls, ai cual limita Thompson
manera. Porque Adam Smith ofreciese una clara demostracin ana- 5U comentario, y se considera el debate en todo 5U marco curopeo.
ltica de cmo los mercados de artculos de subsistencia y trabajo EI contexto crucial para la Digression 00 grain de Srnith no rue el
podan equilibrarse de una manera que concordaba con la justicia encuentro eco la multitud inglesa o escocesa, sino los debates fran-
estricta y la ley natural de la hurnanidad," ello no indica que todo ceses en torno a la liberalizacin dei comercio interno en 1764-1766,
que ocurri ... cuando el propio Smith se encontraba en Francia."
mercado emplricamente observable funcionara as, Ni nos dice cmo
la justicia estricta para con los derechos de propiedad podia equili-
Hay aqui algunas confusiones intencionadas. Lo prin:'ero que ~s
brarse con la humanidad natural para con la gente trabajadora.
necesario comentar acerca de este pasaje es que, en la rrnsma medi-
Los sellores Hont e Ignatieff, en eI curso de un prestigioso pro-
da que los positivistas ineducables, ms que brindarse a debatir mis
yecto de investigacin titulado Political Economy and Society,
I7S018S0 deI King's College de Cambridge, se han topado con mi puntos de vista, lo que hace es desaprobar mis preguntas. H?nt e
artculo sobre la economia moral y lo censuran porque no se ajusta Ignatieff prefieren actuar en una disciplina independiente de ideas
a los parmetros dei pensamiento poltico de Cambridge: polticas y retrica. No desean saber cmo las ideas se presentar?n
en calidad de actores en el mercado, entre productores, interrnedia-
AI recobrar la economia moral de los pobres y el sistema regula- rios y consumidores, y dan a entender que no es apropiado ve~las
dor ai cual apelaban, Thompson ha puesto muy de relieve el carcter bajo esta luz. Puede ser el aspecto crucial para Hont. e. I~natleff
iconoclasta de la postura de Smith, atribuyndole el mrito de for- que el debate en torno a las estrategias deI mercado dividi a los
mular la primera teoria que revoc la tradicional responsabilidad so- filsofos entre ellos mismos no menos profundamente de lo que
cial vinculada a la propiedad. Sn embargo, la antinomia -economia separ a la multitud de Smith, pero mi ensayo trata de la m~l~itud
moral frente a economia poltica- caricaturiza ambas posturas. La y no de los filsofos. Hont e Ignatieff me reprenden por escnblr. u.n
primera se convierte en un moralismo tradicional, vestigial; la otra ensayo de historia social y de cultura popular en vez de escribir
en una ciencia libre de la intrusin de imperativos rnorales. En la
sobre los temas aprobados en Cambridge. Debera haber hablado
medida en que puede darse el nombre de imperativo moral ai hecho
de ser favorable a una subsistencia adecuada para los pobres, era un de Quesnay, Pufendorf, Pocock, Grocio, Hume y los dems.
imperativo moral que compartfan tanto los paternalistas como los Aun as las censuras de Hont e Ignatieff son ms chapuceras
economistas polticos ... En cambio, dar a Ia economia moral el nom- de lo necesaro, Lejos de atribuir a Adam Smith el mri.t? de
bre de tradicionalista supone presentarla sencillamente como una se- formular la primera teoria que revoc la tradicional respons~blhdad
fie de preferencias morales vestlgiales carentes de argumento inde- social vinculada a la propiedad (son palabras suyas y no mias), me
pendente sobre el funcionamiento de los mercados. De hecho, los esfuerzo en sefalar lo contrario, y de La riqueza de las .nacio~es
llamados tradicionalistas eran muy capaces de argumentar su postu- digo que cabe consideraria no slo como punto de partida, sino
ra basndose en eI mismo terreno en que se apoyaban sus adversa- tambin como una gran terminal central en la que convergen, a me-
rios de la economia poltica. A decir verdad, y este es el aspecto diados deI siglo XVlll, muchas lneas importantes de discusifi.(p-
crucial, :1 debate en torno ai mercado o las estratgias de polcia
para proporcionar subsistencia a los pobres dividia a los filsofos y
gina 230). De hecho, son Hont e Ignatieff, y no Thompson, quienes
los economistas polticos entre elIos mismos de forma no menos pro- escriben que en 1776 Smith seguia siendo el nico portaestandarte
funda de lo que dividia a la muItitud a ojos de Smith. En efecto, no de la "libertad natural" en los cereales," errar espectacular que
23. Istvan Hont y Michael Ignatieff, Needs and justice in The wealth of na- 24. Ibid., pp. 14-15.
tons, en I. Hont y M. Ignatieff, eds., Wealth and virtue, Cambrldge, 1983, p. 43. 25. Ibid .. p. 18.
312 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 313
cometen ai confundir el contexto britnico con el francs tras la resueltamente a toda intervencin impropia deI libre funcionamien-
guerre des farines. En cuanto a presentar la econorna moral como to deI mercado. T. R. Malthus, nombrado profesor de economia
una serie de preferencias morales vestigiales carentes de argumen- politica en Haileybury en 1805, fue uno de los primeros y aptos
to independiente sobre el funcionamiento de los mercados, lo mala instructores.
es, una vez ms, la vulgaridad de la multitud. Sus componentes no Hont e Ignatieff saben que e! contexto crucial para la digre-
eran filsofos. SI tenlan, como demuestra mi ensayo, argumentos sin de Smith <mo fue el encuentro con la multitud inglesa o esco-
independientes e inteligentes acerca dei funcionamiento de los mer- cesa, sino los debates franceses en torno a la liberalizacin deI co-
cados, pera eran acerca de mercados reales en lugar de las relacio- mercio interno en 17641766. Me pregunto cmo lo saben. Una
nes teorizadas de mercado. No estoy convencido de que Hont e Ig- influencia filosfica francesa tiene mejor reputacin que una multi.
natieff hayan llegado muy lejos alleer los folletos y peridicos -y tud inglesa o escocesa, y, por supuesto, en Adam Smith influy
no digamos las relaciones de la multitud- donde se encuentran es- profundamente el pensamiento fisiocrfico. Sobre la influencia de
tas argumentos y no s qu les da derecho a reprenderme a mi o los debates franceses cabe hacer conjeturas, pero no es evidente
reprender a la multitud. en las pocas pginas de la digresin de Smith. EI debate sobre la
Huelga decir que no tom a Smith como ejemplo tpico de la liberalizacin deI comercio tambin haba tenido lugar en Inglaterra
variedad de opiniones que existia dentro deI campo de la Ilustracin y Escocia y se haba vuelto ms acalorado durante la poca de es
europea, Tom el ensayo de Smith titulado Digresson concerning casez de 1756-1757, cuando muchas autoridades locales inglesas ha-
the com trade, deI Libro Cuarto, captulo 5, de La riqueza de las ban hecho cumplir simblicamente algunas de las antiguas leyes
naciones, como la expresn ms lcida en ingls de! punto de vista protectoras." Da la casualidad de que la nica autoridad que Smith
de la nueva economa politica ante las relaciones de mercado en cita en su digresin no es un fisicrata francs, sino Charles Smith,
materia de alimentos de subsistencia. Como tal influy profunda- cuya obra Three tracts on the com trade dat de 1758 (pgina 230).
mente en los circulas gubernamentales britnicos y pocos capitulas Es probable que en las teorias sobre el mercado de Adam Smith
pueden haber ejercido una influencia ms palpable en la poltica, o nfluyeran la experiencia escocesa y la francesa, pero la digresin se
haber sdo utilizados de forma ms extensa para justificar una poli- argumenta de forma casi exclusiva en trminos de prcticas y leyes
tica que ya se haba puesto en prctica. Pitt y Grenville lo leyeron inglesas."
juntos en la dcada de 1780 y se convirtieron por completo; cuando
Pitt titube en e! ano critico de 1800, Grenville le hizo volver a la
antigua fe." Burke era partidario fervoroso y haba lIegado a postu- 28. El contactc real de Adam Smith eon los pensadores franceses se produ-
jo durante su visita a Paris, diciembre de 1765 a octubre de 1766: vase Adam Smith,
ras parecidas de forma independiente; en 1772 habia sido uno de An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations, ed. de R. H. Camp-
los promotores de la derogacin de las antguas leyes sobre foresta- bell y A. S. Skinner, Oxford, 1976, I, pp. 22-23, nota 8. Por lo tanto, estaria ausen-
lling, y ms adelante moralizaria las Ieyess de la economia politica te de Inglaterra durante el apogeo de los motines de 1766. Pero el propio Smith
y dra que eran divinas." En el sigla XIX sucesivas promociones de insisti en que sus opiniones sobre el taissez-faire ya estaban formadas en 1749: va-
administradores seran enviadas a la India, plenamente adoctrinadas se Jacob Yiner, The long view and the short, Gleneoe, Il1inois, 1958, p. 215.
29. Puede que Smith tomara prestada de otro folletista incluso su famosa com-
en la Digressiorn de Smith en el Haileybury College y dispuestas a paracin de los prejuicios populares contra los aeaparadores con la creencia en la
responder a las inmensas exigencias deI hambre indio resistindose brujerfa: vase Refectians on the present high price of provsons; and the com-
paints and disturbances arising therefrom, 1766, p. 39, que se refiere tambin a la
26. Vase Roger Wells, Wretched faces, Gloucester, 1988, p. 88. brujera y seala que en la comisin para el nombramiento de magistrados los en-
27. vanse Douglas Hay, The state and the market, op. ca., C. B. Mac- cantamientos, la brujeria, las artes de magia, el forestalling, el regratng {vase la
pherson, Burke, Oxford, 1980, passm; Burke, Thoughts and details 00 scarcity, nota ai pie de la p. 299] y e1 acaparamiento se clasifican en el mismo grupo, como
p. 354: Ias leyes del comercio, que son las leyes de la naturaleza, Y. por consiguien- delitos de naturaleza parecida, porque los cometan personas malvadas, de una ma-
te, las leyes de Dias. nera a la vez asombrosa y desconocida.
314 COSTUMBRES EN COMN
LA ECONOMA MORAL REVISADA 315
Algunos interpretaron mi ensayo como una critica tanto contra Adam Smith adopt una actitud ms severa y doctrinaria que
Adam Smith como contra el mercado libre, que es un gran pro- muchos de sus colegas ante la inviolabilidad dei Iaissez-faire incluso
tagonista hoy dia. Pero mis comentarios eran deferentes, modera- durante tiempos de escasez. Insista en que los intereses de los dis-
dos y agnsticos. Traemos a colacin estos comentarios, tribuidores (dei interior) y dei gran conjunto dei pueblo eran
exactamente los mismos, incluso en los afias de la mayor eSCQ-
No para refutar a Adam Smlth, sino simplemente para indicar los
puntos donde hay que tener precaucin hasta que nuestros conocimien-
sez, La libertad ilimitada, sin restricciones, dei comercio dei tri-
los se amplen. Con respecto ai modelo dei laissez-faire no hay que go, dei mismo modo que es la nica forma eficaz de impedir las
decir sino que no se ha demostrado empricamente; que es intrnseca- miserias dei hambre es tambin el mejor paliativo de los inconve-
mente improbable, y que existen ciertas pruebas en contra (p. 236). nientes de una escasez." Smith no era el nico portaestandarte
de la "libertad natural" en los cereales, pero era uno de los por-
No bay ningn veredicto histrico definitivo despus de ms de dos- taestandartes ms extremistas de esta libertad, que, segn l, debia
eientos aos, porque Adam Smith teoriz un estado de competencia seguir estando incontrolada incluso en pocas de gran escasez, Y de-
perfecta y el mundo todavia espera que dicho estado llegue, bia de saber muy bien que era exactamente este punto de las medidas
Pero, incluso si supusiramos condiciones de mercado ms per- de urgencia en tiempos de escasez el que ms polmicas suscitaba.
fectas, en el mercado de las necesidades de subsistencia hay peculia- Su notable precursor en la formulacin de la Political oeconomy,
ridades que plantean sus propios problemas tericos. No se trata de sir James Steuart, habia rechazado este argumento y abogaba por
si, a la larga, no es ventajoso para todas las partes que se mejoren la acumulacin de cereales en graneros pblicos para su venta en
las comunicaciones y se forrnen mercados nacionales y, finalmente, pocas de escasez." EI sucesor y bigrafo de Smith, Dugald Stewart,
internacionales de cereales y de arroz. En cuanto se plantea esta se comport como un autntico albacea cuando disert sin reservas
pregunta, la respuesta se hace evidente de por si... y nos encontra- sobre la libertad ilimitada dei comercio dei trigo hasta el afio cr-
mos en una curva de retroalimentacin. La obstruccin directa de tico de 1800." Sobre esta cuestin, Adam Smith no fue vulgariza-
este flujo, ya fuera por parte de las autoridades locales o por parte do: ni mal cornprendido.
de la multitud, podia ser claramente reaccionaria. Pero la escasez y Lo que se discute no es la estructura terica total de La riqueza
el hambre son siempre a corto en vez de a largo plazo. Y Adam de las naciones (como algunos dan a entender), sino el puflado de
Smitb slo tiene remedios a largo plazo (tales como los precios al- pginas de ese tratado en las que Smith hace una digresin para
tos como factor estimulante de la roturacin de ms hectreas para hablar dei comercio dei trigo. Estas pginas adquirieron autoridad
el cultivo de cereales) para la crisis a corto plazo. En 1776, afio de proftica y en los episodios de escasez -en Inglaterra en 1795 y
la publicacin de La riqueza de las naciones, la conveniencia de que 1800; en Irlanda, la India y el imperio colonial durante gran parte
el comercio nacional de cereales fuese ms fluido ya era ms que evi- dei siglo XIX- estos eran los argumentos que recitaban los polticos
dente. Lo que se discutia (en Francia tanto como en Inglaterra) eran y los administradores. En Inglaterra, durante la dcada de 1790,
las medidas que las autoridades podan o deban tomar en pocas tanto eI gobierno como la oposicin encabezada por Fox sanciona-
de precios elevados y escasez. En este sentido haba grandes discre- ron estos argumentos y cuando el ministro dei Interior, el duque de
pancias, no slo entre los tradicionalistas (y, desde luego, la multi-
tud) y los economistas polticos, sino tambin -como Hont e Ignatieff 31. Estos pasajes los selecciona para darles nfasis Salim Rashid en The po-
sealan muy amablemente- dentro de las filas de los economistas licy of assez-faire during scarcities, Economic Journal, 90 (1980), pp. 493503.
polticos." 32. Sir James Steuart, A dissertation 00 the policy of grain, en Works, 1805,
rempresin de 1967, V, pp. 347-377. Steuart hizo su proposicin por primera vez en
1757, pero la mantuvo en afios subsiguientes.
33. Dugald Stewart, Lectures on poitical economy, Edimburgo, 1855, reimpre-
30. Hont e Ignatieff, op. ct., pp. 16-19.
sin de 1968, 11, p. 52.
316 CQSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 317
Portland, acos a los tradicionalistas que desempefiaban el cargo juez y magistrado de Kaira habia instado ai gobierno a intervenir
de jefes de la magistratura, a los magistrados y a las autoridades importando cereales y vendindolos a los minoristas por poco ms
locales con homilas sobre economa poltca e instrucciones de de su precio de coste. La propuesta fue rechazada:
preservar la libertad de los mercados lo que haca no era vulgarizar
los puntos de vista dei doctor Smith, sino hacerlos cumplir es- El Honorable Gobernador en Consejo est dispuesto a pensar ...
trctamente. que aquellos principias aprobados y reconocidos ... que prescriben
una libertad total y sin restricciones en el comercio de 'cereales, como
As, cuando el ayuntamento de Nottingham aprob que la mul-
mejor se adapten ai socorro de cualquier escasez que exista y a la
titud impusiera limites a los precios y ejerci presin sobre los agri- evitacin del hambre, son especialmente aplicables a los comercian-
cultores locales para que abastecieran el mercado cobrando estos tes de cereales de la provincia de Goozerat ... La digresin dei c-
precios, Portland insisti, empleando trminos de Smith, en que lebre autor de La riqueza de las naciones relativa ai comercio de
trigo ... especialmente en lo que respecta ai Comerciante dei interior,
Siernpre que una reduccin deI precio de una mercanca ha sido es forzosa e irresistiblemente aplicable a todos los estados de la so-
efectuada por media de la intimidacin nunca ha sido duradera, Y, ciedad donde puedan haberse establecido comerciantes o distribuido-
adernas, ai sacar las cosas de su curso natural y ordenado, ocurre res de cereales."
casi necesariamente que eo vez de remediar el mal, ste vuelve eon
mayor violencia que antes .'14 Homilias parecidas se expresaban en rdenes dei gobierno de Ma-
drs en 1833 en las cuales se arga que los precios elevados consti-
A esto aadi Portland, pero con su propia vehemencia especial, el tuyen la mejor seguridad contra el hambre: La intervencin dei
tema de Smith de la justicia natural para con los derechos de pro- Gobierno en estas crisis ... trastorna la corriente natural (por medio
piedad: deba haber una observancia religiosa dei respeto ... que de la cual, alli donde el comercio es libre, las' demandas de cualquier
se debe a la propedad privada, y cl jefe de la magistratura de mercancia encontrarn con seguridad la oferta correspondiente, en
Oxfordshire, el duque de Marlborough -que era tradicionalista y la medida en que las circunstancias lo perrnitan) y tiende a convertir
paternalista- recibi instrucciones en el sentido de que una temporada de escasez en otra de hambre absoluta."
Si el empleo de la Propiedad no est seguro, si cada Hombre no
36. Srnivasa Ambirajan, Economic ideas and lndian economic policies in
siente que tiene poder para retener lo que posee mientras lo desee y the 19th century, tesis doctoral, Universidad de Manchester, 1964, pp- 363-364.
se desprenda de ello dei modo y por el Preco que l tenga a ben Una circular parecida, citando casi ai pie de la letra La riqueza de las naciones, fue
sealar, entonces, forzosamente acabar la Confianza en la Industria producida por la Junta de Ingresos Pblicos de Madrs en 1811: Arnold, Famne,
y todos los esfuerzos valiosos y virtuosos de toda suerte ... la totali- p. 113. vase tambin S. Ambirajan, Classcal political economy and British policy
dad dei Orden de cosas se ver derribada y destruida. in Inda, Cambridge, 1978.
37. Ibid., p. 366. La opinin de que las plagas de hambre eran siempre la
Todos deblan mantener el Principio de Libertad y Propiedad per- consecuencia de intervenciones bienintencionadas por parte de las autoridades que
interrumpian el curso natural dei comercio es una de las afirmaciones de Adam
fectas." Smith menos bien fundamentadas: Quien examine con atencin la hlstoria de las
Eran el mismo principio y la misma autoridad a los que se ape- escaseces y hambres que han afligido alguna parte de Europa durante el sigla en
Iaron durante el hambre que azot el oeste de la India en 1812. EI curso o los dos anteriores comprobar que las escaseces nacen en unos cuantos
casos de la desolacin de la guerra, pero en el mayor nmero de casos por culpa de
las estaciones; y que nunca una plaga de hambre ha tenido otra causa que no fuera
34. Wells, Wretched faces, p. 238. la viotencia dei gobierno a intentar, por medos mpropos, remediar la contrariedad
35. Roger Wells, The grain crisis in England, 1794-1796, 1799-180h, tesis de la escasez, (La cursiva es ma.) Basndose en esta pretensin de omnisciencla,
doctoral, Universidad de York, 1978, pp. 472-473. Tambin Wells, Wretched faces, Smith y sus discpulos podian denunciar las medidas de proteccin por inicuas. Smith
pp.238-239. tambin afirm que Ia sequa en Bengala, hace unos cuantos anos, probablemente
318 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 319
A pesar dei aterrador ejemplo de la gran plaga de hambre que intervencin del gobierno en el comercio de cereales o de arroz."
asol Irlanda, los imperativos de Smith continuaron informando la Las medidas de socorro tenian que consistir en el reparto de una
poltica de la India durante las plagas de hambre de las dcadas de pequena cantidad de dinero para comprar (fuera cual fuese la altu-
1860 y 1870. Baird Smith, ai informar dei hambre de 1860-1861, ra a la que el orden de la naturaleza hubiese situado los preclos)
aplaudi los principios no intervencionistas de La riqueza de las entre aquellos cuya necesidad aprobara el examen consistente en tra-
naciones y aconsej que el remedio de la escasez se dejara ai orden bajar en obras de asistencia pblica." Estas directrices, o negativas
de la naturaleza [el cual] aunque de vez en cuando produzca tremen- en lugar de drectrices, se fundamentaban en teorias que -por mu-
dos sufrimientos, generalmente tambin proporciona el medio ms cho que las ampliaran otros autores- se basaban a su vez en las
eficaz para mitisarlos.18 (Slo en Orissa, en 1860, se calcul que el pocas pginas de la digresin de Adam Smith.
hambre habla causado 1.364.529 muertos.}" Se ha sugerido que al- Estas pginas, pues, estaban entre los escritos ms influyentes
gunos administradores fortalecieron su poltica de no intervencin de la historia y hay que sefialar que su influencia mundial a veces
aceptando literalmente las doctrinas malthusianas." El gobernador fue funesta. Sus argumentos desacreditaban o desaprobaban las tra-
general comunic ai magistrado de Patna que, si bien <mo entra en dicionales intervenciones protectoras en tiempos de escasez, podian
las posibilidades ... de las autoridades pblicas remediar la desgra- utilizarse para justificar el agiotaje y el acaparamiento y podan ser-
ciada escasez de cereales, los magistrados pueden hacer mucho vir de excusa para tranquilizar la conciencia turbada de las autori-
por mitigar el sufrimiento y calmar la irritacin dei pueblo: dades recomendando la inactividad como economia politica correc-
ta. Dos economistas indios que han tenido la temeridad de poner en
Manifestando comprensin ante 5US sufrimientos, oyendo de for- entredicho la habitual autosatisfaccin de su profesin ante los pun-
ma humanitria, paciente e indulgente 5US quejas, alentndoles a mi- tos de vista de Smith sobre el comercio de cereales reciben una al-
rar hacia la cosecha que se avecina ... se les puede persuadir a sopor- tanera reprimenda de Hont e Ignatieff: han pasado por alto la
tar con resignaci6n las inevitables calamidades que padecen." tradicional teoria de la justicia que enmarca el discurso de Smith
sobre el comercio libre de articulos para la subsistencia durante la
Esto nos hace retroceder, no slo hasta Smith y Malthus, sino tam- escasez y las plagas de hambre, Y citan este pasaje de la digresin:
bin hasta Thoughts on scarcity; de Edmund Burke.
Lo que prohibia la economia poltica era toda injerencia vio- Impedir ... que eI agricultor enve 5US produetos en todo momen-
lenta en la marcha dei comercio, incluidos el procesamiento de los to aI mejor mercado es evidentemente sacrificar las leyes normales
agiotistas o los acaparadores, la fijacin de precios mximos y la de la justicia en aras de una idea de la utilidad pblica, en aras de
una especie de razones de Estado ... un acto de autoridad legislativa
que debera ejercerse solamente, que slo puede perdonarse, en ca-
sos de la ms apremiante necesidad.
habrta podido ocasionar una escasez muy grande. Algunas regulaciones impropias,
algunos frenos peco juiciosos, que los servidores de la Compaa de las Indias Orien-
tales impusieron ai comercio del arroz quiza contribuyeron a convertir aquella esca- Y de una forma u otra Hont e Ignatieff encuentran en este pasaje
sez en una plaga de hambre. Esta afirmacin la ha criticado H. Sur, The Bihar la confirmacin de su conclusin de que el discurso de Smith no
famine of 1770, lndian Econ. & Social Hist. Review, XIII, 4 (1976), que encuentra trataba de las condiciones de las plagas de hambre reales, las cuales
una explicacin mejor en eI derrumbamiento de la administracin tradicional mogo-
la y el vaco que produjo.
correspondian ai discurso sobre la necesidad grave que "infringe
38. B. M. Bhaa, Famnes in India, Bombay, 1967, p. 105.
39. Ambirajan, tesis, p. 367. 42. Vase Bhatia, op. cit., p. 105.
40. vase S. Ambirajan, Malthusian population theory and Indian famine 43. Los absolutos de la economa poltica fueron modificados por el Famine
policy in the 19th century, Population Studies, XXX, I (1976). Code de 1880, aunque el principio general de no lntervencin en el comercio de cerea-
41. Ambirajan, tesis, pp. 366-367. les permanec intacto hasta la segunda guerra mundial: Arnold, op. cit., p- 114.
320 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL REVISADA 321
todas las leyes?. Pero en vano buscaremos en la digresin, o en bolsillos vacos; ai comprar artculos de primera necesidad a precos
otras partes de La riqueza de las naciones, ese discurso sobre la hinchados, las personas dejan de poder comprar cosas que no son
grave necesidad, Lo que se nombra pretenciosamente como dis- esenciales y entonces vienen tiempos difciles para el zapatero, el
curso es, a lo sumo, una breve clusula de salvedad (medidas que lejedor, el calcetero, el pescador, el barbero, el transportista y mu-
slo pueden perdonarse en casos de la ms apremiante necesidad) chas otras personas." Por consiguiente, el nmero de personas ca-
y un prolongado silencio sobre lo que pueden ser estas medidas." paces de pagar los precios hinchados disminuye en las regiones de-
En cuanto a Ia tradicionai teora de la justicia que enmarca el primidas y los alimentos pueden exportarse a las regiones vecinas,
discurso de Smlth sobre el comercio libre, la justicia es para con menos deprimidas, donde cl empleo se mantiene y los consumidores
los derechos de propiedad. Tal como Hont e Ignatiff reconocen en todavia tienen dinero para pagar. En esta secuencia, los precios al-
otra parte, Smith insisti en la prioridad casi absoluta de los dere- tos pueden, de hecho, retirar abastecimiento de las regiones ms
chos de propiedad de los mercaderes de cereales y los agricultores deprimidas. Una destacada autoridad en materia de hambres recien-
frente a las afirmaciones de necesidad que hacan los trabajadores tes, el doctor Amartya Sen, seala que en un perodo de depresin
pobres. Esta postura era ms extrema que la de muchos economis- el hambre e incluso la inanicin tienen poca influencia en el mer-
tas polticos y fisicratas de la poca; de hecho, Diderot consider cado y en muchas plagas de hambre se exportaron alimentos desde
que privilegiar la propiedad privada por encima de la necesidad en el pas o la regin azotado por la plaga, Un caso notorio de ello fue
tiempos de hambre era un principio canibal." Irlanda en la dcada de 1840 y se ha observado en varias ocasiones
Mi argumento (da la casualidad) no pretende demostrar que el tambin en la India:
doctor Adam Smith era un canibal. La defensa que hizo Smith dei
comercio libre de cereales posea virtudes evidentes a largo plazo, La proposicin de Adam Smith, de hecho, se ocupa de la eficien-
pera tena nicamente una pertinencia negativa en pocas de crisis, cia eon que se satisfaee una demanda deI merado, pera no diee nada
toda vez que sus remedios -tales como incrementar la produccin sobre satisfaeer una neeesidad que no se haya traducido en una de-
de cereales- eran a largo plazo o -por ejemplo, los precios muy manda efeetiva debido a la falta de unos derechos basados en el mer-
altos- no eran remedios en absoluto. Entre las deficiencias de la cado y a la escasez de poder adquisitivo."
doctrina de Smith cabe sealar que I) era doctrinaria y contraemp-
rica. No quera saber cmo funcionaban los mercados reales, como 3) EI error ms desafortunado nace de la metfora que hace
tampoco quieren saberlo sus discpulos actuales. Como dogma po- Smith dei precio como medio de racionamiento. Smith arguye que
dia servir de excusa para la inactividad, ejemplo de lo cual son va- los precios altos frenan el consumo y hacen que todo el mundo
rios desastres en Irlanda y la India. 2) Promovia la idea de que los ms o menos, pero en especial las clases inferiores, se incline hacia
precios elevados eran un remedio (doloroso) para la escasez, ai atraer la frugalidad y la buena administracin. AI comparar aI comercian-
provisiones hacia la regin afligida por la escasez. Pero lo que atrae te que sube los precios con el prudente capitn de una nave que
abastecimiento no son los precios altos, sino las personas que tienen raciona los alimentos de la tripulacin, hace una sugerencia persua-
en el bolsillo dinero suficiente para pagarlos, Un fenmeno caracte- siva de distribucin justa de recursos limitados. Estos recursos se
rstico de los tiempos de escasez es que sta genera desempleo y
46. As, en Bengala en 1873 los primeros en pasar hambre fueron las clases
no agrcolas: tejedores, trabajadores dei metal, carpinteros, pescadores, sirvientes.
44. Hont e Ignatieff, op. cit., p. 20. Adam Smith eo The theory of moral Les siguieron los braceros agrcolas y los pequenos cultivadores: Extra SupplemenJ
sentiments, ed. de D. D. Raphael y A. L. Macfie, Oxford, 1976, p. 27, considero to the Gazette of India, 26 de febrero de 1875, p. 33.
que eI hambre violento era un delito contra la decencia. Aunque a veces inevi- 47. Amartya Sen, Poverty and famines, Oxford, 1981, pp. 161-162. Que se
table, siempre es indecente). exporten alimentos desde regiones azotadas por eI hambre puede ser una caracters-
45. lbid.. p. 22. tica "natural" dei mercado, que respeta el derecho en vez de las necesidades.
21. - THOMPSON _
322 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 323
racionarn, no slo entre consumidores individuales, sino tambin Puede que esto nos recuerde que el mundo todavia no ha term-
a lo largo dei tiempo, dividiendo <dos inconvenientes de la escasez nado con la escasez o con el hambre. El problema ocupa a muchas
tan equitativamente como sea posible a lo largo de todos los dife- mentes capacitadas y, como caba esperar, una parte de la labor
rentes meses, semanas y dias dei ao. ms pertinente procede de economistas e historiadores indios, para
Por persuasiva que sea la metfora, hay una elisin de las rela- los cuales el hombre no es un problema tan lejano y que, pese a
ciones reales que el precio asigna, lo cual induce a pensar -porque ello, comparten con Inglaterra algunas historias comunes de adm-
el argumento se ha repetido desde entonces y todava puede orse nistracin, derecho e ideologa. Un mtodo impresionante para abor-
hoy- en un Juello de manos ideolgico. EI racionamiento por me- dar el asunto es el de Amartya Sen, en su Poverty and famines
dia de los preclos no distribuye los recursos equitativamente entre (1981), que emplea la teoria de los derechos y tambin un avanza-
los necesltados; reserva los alimentos para los que puedan pagar su do aparato estadstico. Derechos indica la totalidad de los varia-
precio y excluye a los que no puedan pagaria. Quiz una quinta dos medias gracias a los cuales las personas tienen aeceso a los ali-
parte o una cuarta parte de la poblacin inglesa en el sigla XVIll iba mentos esenciales, ya sea mediante la agricultura de subsistencia
tirando ai borde de la subsistencia pura y simple, y corria el peligro directa o el abastecimiento por parte de un patrn o amo (en su
de caer ms abajo siempre que suban los precioso En un estudio
unidad domstica) o mediante la compra en el mercado. Una plaga
reciente y autorizado se demuestra que
de hambre es el resultado de la ruptura de tales dereehos y el mri-
En los aos difeiles tal vez el 20 por ioo de la pobiacin no to de este mtodo es que no slo nos dice que se ha producido un
podia, sin ayuda, comprar suficiente pan aun eo el caso de que hu- descenso de la cantidad de alimentos disponibles, sino que adems
biera podido eliminar todos los dems gastos; y ... en un ano muy examina por qu algunos grupos tenan que pasar hambre mientras
difcil el 45 por ioo de toda ia poblacin poda verse arrojado a que otros podan alimentarse ... i.Qu permite que un grupo y no
semejante ndigencia." otro se haga con los alimentos que existen?."
EI doctor Sen examina las plagas de hambre habidas en Asia y
Lo que Hay eneuentra en la Inglaterra dei sigla XVIll, sir William en frica durante el sigla xx, cuyos datas estadsticos son ms dig-
Hunter y otros observadores lo encontraron en la India dei XIX. nos de confianza que los que tenemos para el sigla XVIll, y concluye
Incluso en afias normales una quinta parte de la poblacin pasaba que, en el gran nmero de casos examinados, el hambre no puede
por la vida con alimentos insuficientes." La elevacin de los pre- atribuirse simplemente ai descenso de la disponibilidad de alimen-
cios durante los periodos de escasez poda raconarla hasta el ex- tos. Donde haba habido una mala cosecha, un dficit moderado
tremo de excluirIa por completo dei mercado. de la produccin se traduca en un dficit excepcional de la pues-
Esta es algo que hay que tener presente en todo momento. Los la en el mercado. El mercado no puede aislarse y abstraerse de la
precios altos dei pan importaban poco a los ricos, eran una moles- red de relaciones polticas, sociales y jurdicas en la cual se halla
tia para las clases medias, resultaban dolorosos para los trabajado- situado. Una vez se ha entrado en la espiral descendente dei ham-
res con empleo fijo, pera podan representar una amenaza para la bre, el proceso puede volverse acumulativo y prescndiendo de
supervivencia de los pobres. Por esta eran a la vez una cuestin
cmo se cause una plaga de hambre, los mtodos para romperia
poltica. EI motn de subsistencia era una protesta y quiz un
exigen que haya abundancia de alimentos en el sistema de distribu-
remedio contra este racionamientr por media dei bolsillo que fo-
cin pblico."
mentaba la desigualdad social.
Este mtodo es aplicable a la escasez en la Europa dei sigla XVIll
48. Douglas Hay, war, dearth and theft in the eigbteenth century, Past and
Present, 95 (1982). p. 132. 50. Sen, op. cit., p. 154.
49. Vase Bhatia, op. ct., p. 39. 51. lbid., pp. 75, 79.
324 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 325
tambn," y es preferible ai que se adopta con la mayor frecuencia ron entre el 40 y el 50 por 100 entre 1750 y 1790; y entre 1790 y 1815
y que se concentra en las malas cosechas como si stas pudieran dar las rentas volvieron a subir entre un 80 y un 90 por 100." AI mlsmo
una explicacin, no slo necesaria, sino tambin suficiente de todo tiempo (como atestiguan las considerables edificaciones agrlcolas de
lo que vino despus. EI doctor Sen arguye que este mtodo FAD aquel periodo que todava se conservan), los agricultores medianos y
(food availability decline, es decir, descenso de la disponibilidad de los de mayor importancia podan pagar con comodidad estas rentas
alimentos) elevadas a la vez que crecan su prosperidad y sus aspiraciones soca-
les. La renta era el medio que empleaban los terratenentes para per-
Da pocos indicios sobre el mecanismo causal de la inanicin, ya cibir su parte de los beneficios agricolas. Estas rentas indicaban un
que no entra co la relacin de las personas con los alimentos. Sea
aumento muy considerable de la riqueza de las elases capitalistas agra-
cual fuere el poder proftico del punto de vista FAD, no cabe
duda de que es dlfco en su reticenca." rias (riqueza en la que los braceros agrcolas no participaban) y esto
se vea asistido a su vez por la venta de alimentos -y especialmente
En general, los pobres ingleses dei siglo xvrn eran protegidos de la de cereales- a los consumidores de la ciudad. La riqueza de los
inanicin absoluta por las leyes de pobres y por la caridad, pero el terratenentes tambin reciba el apoyo de los cercarnientos de tierras,
argumento dei doctor Sen sigue siendo vlido. Las explicaciones de que alcanzaron su apogeo en los anos de la guerra cuando tres mi-
los anos de escasez que ofrecen Smith y Malthus se apoyan mucho llones de acres (1.215.000 hectreas), es decir, el 9 por 100 de la
en las malas cosechas (FAD) y siguen sendo dlficas en lo que se superficie terrestre de Inglaterra, fueron objeto dei cercamiento parla-
refiere a la relacin de las personas con los alimentos y los derechos mentario y gran parte de ellas se destin ai cultivo de cereales."
socialmente diferenciales que existan. Esta prosperidad no pas desapercibida entre los trabajadores
La relacin de las personas con los alimentos lIeva aparejados de la industria lanera, los mineros dei carbn y los manufacture-
sistemas de poder, propiedad y leyes. EI conflicto sobre el derecho ros protondustriales que vivan junto a las prsperas regiones
a los alimentos en el mercado podra verse como un foro de la lu- agrcolas. Es en este contexto donde deben verse los enfrentamien-
cha de elases, si la mayora de los historiadores actuales no fueran tos de 1795-1796 y 1800-1801. Wretched faces (1988), deI doctor
demasiado remilgados para usar esa expresin. Tambin puede ver- Roger Wells, es eI estudio ms documentado que tenemos o es pro-
se como un foro para el conflicto de intereses, la ciudad contra bable que tengamos de todos los aspectos de estos aos de escasez
el campo, cuando los obreros industriales, los de la lana o los y hay que expresar gratitud ai autor por su laboriosidad de archive-
mineros deI carbn se enfrentaban a los agricultores y los comer- ro y por la luz que emana de muchas de sus pginas. Sin embargo,
ciantes. ciertas conelusiones suyas son aparentemente disparatadas y parecen
Ambas formas de conflicto pueden observarse en Inglaterra du- contradecirse con sus propios dates, y puede que ello se deba a que
rante los anos de precios altos de las guerras napolencas, y, dado hasta el doctor Wells se ha visto indebidamente influido por el apa-
que el gobiemo intervena con la doetrina y con la fuerza armada en rente sentido comn dei mtodo de Smith (FAD).
apoyo dei funcionarniento sin trabas dei capitalismo agrario, no cabe Desde Iuego, hubo serios dficits de las cosechas en estos aos y
duda de qu elases e intereses fueron los vencedores. EI profesor Min- e1 pas quiz hubiera tenido que hacer frente a una verdadera pIaga
gay calcula que, en las regiones que ha investigado, las rentas subie- de hambre de no haber sido por las considerabIes importaciones dei
52. Vase Louise Tllly, Food entitlement, famine, and conflict, en R. I. Rot-
berg y Theodore K. Rabb, eds., Hunger and history, Cambridge, 1985, pp. 135-152. 54. G. E. Mingay, The course af rents in the age af Malthus, en Michael
53. Vase Sen, op. cit., p. 154. Y vase A. K. Ghose, Food supply and starva- Tumer, ed., Malthus in his time, Basingstoke, 1986, pp. 90-91.
tion: a study of famines with reference to the Indian subccntinent, Oxford Economic 55. Michael Turner, Corn crises in Britain in the age of Malthus, en Turner,
Papers, XXXIV, 1982. op. cit., p. 120.
326 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 327
extranjero.> Pero cuando Reger Wells escribe que la puesta en prc- criterios dei gobierno. EI examen macroecon6mico, en contrapoaici6n
tica de la economia moral era una receta para el desastre" lo al microeconmico, dei comercio de cereales revela los peUaral de la
que hace es examinar el asunto con una perspectiva demasiado es- protesta para la subsistencia nacional en general, y para lo. centrol
trecha. Sus argumentos contra la economia morab -expresin en de consumo en particular. Alejar la inanici6n de los lugares ms vul-
la que cabe todo y que l utiliza a lo largo de la totaldad de su nerables haca necesario suprimir con la mayor rapidez los moUnel. S9
importante estudio para indicar cualquier medida que tomaran las
autoridades o Impuslera la multitud para proteger al consumidor, Lo malo es que el hambre suele estar localizado (en el est-
regular los mercados o controlar los precios- son a veces tan alar- mago). Las muertes por inanicin aparecen como micropuntos 10-
mistas como los de Edmund Burke o los dei duque de Portland. calizados. Roger Wells ha ledo demasiados documentos estatales
Arguye que las perturbaciones dei mercado diezmaron el abasteci- sobre la administracin de Pitt durante la guerra y se ha visto atrai-
miento futuro y luego aceleraron la inflacin, que los controles do hacia el interior de sus bucles argumentales que se retroalimen-
de los pre~los agravaron los efectos de la violencia, que el Assize tan, Asimismo, en su lenguaje exagerado (edesasrre, diezmaron,
of Bread hzo estragos all donde estuvo vigente y que la economia violencia, intervencin populista violenta, aniquilam) nos he-
moral estimul directamente la intervencin populsta violenta al mos apartado mucho de las acciones directas disciplinadas y a me-
mismo tiempo que debilitaba los propsitos de la comunidad de nudo incruentas de la multitud, con su protocolo y su desorderi
contener los desrdenes, Y evoca visiones de un crculo vicioso ordenado se que ha revelado la historiografia reciente y que confir-
en .el que el motn detiene el abastecimiento, los mercados vacos man las investigaciones dei propio doctor Wells, y hemos vuelto a
estimulan ms violencia y nuevas perturbaciones aniquilan la con- la antigua y nefasta escuela en la que toda multitud se presentaba
fianza comercial: como una chusma violenta y crdula.
Hay algo en los argumentos de Wells, algo que alcanza su ma-
Finalmente, desde una perspectiva global, todo el pas se vera yor fuerza cuando cita -especialmente en el verano de 1795- las
afectado. Eu este contexto los aspectos positivos de la intervencin numerosas ocasiones en que la multitud bloque el paso de cereales
po~ular, fr~nando la ~nmoralidad mercantil, combatiendo la explo- por via acutica o por tierra. Este bloqueo hubiera podido provo-
tacI~n mxima, empujando la atencn pblica hacia la precaria si- car desastres en grandes centros de consumo tales como Birmin-
tuacn de los pobres y galvanizando mayores medidas de socorro gharn, Nottingham y Leicester, aunque no ocurri as, En otras cues-
pierden importancia. Porque estas ltimas caractersticas de la pro~ tones, Wells (de forma poco caracterstica) ofrece pruebas poco con-
testa, por ms que fueran importantes, estaban esencialmente locali-
vincente e inciertas. Los escasos ejemplos que da no persuaden de
zadas. AI evaluar un motn, el historiador debe tambin adaptar los
que la regulacin de los precios siempre diezmara e1 abastecimien-
to futuro de aquellos mercados. Donde las ciudades o los distritos
56. La doctrina de Adam Smith sobre la no injerencia en el comercio de cerea- manufactureros dependan de una fuente local de alimentos, los agri-
les estaba limitada, e~ su digresin, ai comerciante dei interior. Wells se equivoca cultores tambn dependan de su clientela local; y la multitud po-
cua~do supone (por ejemplo en Wretched faces, p. 7) que la vigorosa actuacin dei dia amenazar a los agricultores con requisar sus productos. AI final
gobierno ai efectuar importaciones de trigo durante una poca de escasez volaba los
preceptos de Smith. Pero (en la doetrina de Smith) el gobierno no debe intervenir
los agricultores tenan que volver aI mercado y en su comportamien-
entonces en el mercado interno vendiendo importaciones por debajo de la tarifa au- to influan factores diversos: las relaciones con los consumidores,
torreguladora dei mercado, y en general esta se evit en la dcada de 1790 vendiendo con sus terratenientes, con su propia conciencia.
la c~rga inmediatamente en el puerto de llegada y era frecuente que representantes
de ciudades y parroquias del interior asistiesen a taJes ventas.
57. Roger Wells, The revoit of the south-west, 1800-180b, Social Hstory, 6 59. lbid., p. 181.
(1977), p. 743; Wells, Wretched faces, p. 230.
60. John Bohstedt, Riots and community po/itics in Eng/and and Waes,
58. lbid. pp. 178-181, 23()"236.
1790-1810, Cambridge, Massachusetts, 1983, p. 27.
328 CQSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 329
La afirmacin de Roger Wells en el sentido de que el Assize of de Pickard, Edward, dej constancia de las fluctuaciones irregula-
Bread hizo estragos all donde estuvo vigente se ve apoyada por res de la marcha de esta cornpaa de urgencia de gentlemen be-
una sola ancdota acaecida en Oxfordshire en 1800. Pero da la ca- nvolos:
sualidad de que Oxford es el nico centro sobre el cual tenemos un
estudio meticuloso deI funcionamiento dei Assize en el siglo XVIII y Uno de los gentlemen estuvo en Hull poco despus de que co-
este estudio en modo alguno confirma la atribucin de estragos. menzara el primer periodo [de alquiler de seis meses) y, habiendo
Las investigaciones de la doctora Wendy Thwaites inducen a pensar salido de Birmingham con la impresin temerosa de que la ciudad
que es posible que el funcionamiento dei Assize elevara marginal- estara realmente sin abastecimiento de alimentos, se aventur a com-
mente el precio dei pan en Oxford en los anos normales, pero que prar una gran cantidad de trigo ... que acababa de Ilegar deI Bltico,
frenara la subida en los anos de escasez. Daba a las autoridades dei y la envi a Birminghampor cuenta de esta nueva Compafla. No s
mercado. los panaderos y los consumidores una sensacin de segu- cmo se pag eI trigo ni quin lo pag: supongo que su banquero Ies
proporciono el dinero ... Aunque el precio dei trigo ya era exorbitan-
ridad en las relaciones de unos con otros," y, en todo caso, no debe
te en aquel tiempo, inesperadamente subi rnucho ms: y, ",i ben la
verse aisladamente, sino como parte de una regulacin de mayor al-
Compana pudo proporcionar as una gran cantidad de harina cada
cance que inclua el contro! de! peso y la caIidad. Londres tambin semana a los pobres, por un precic inferior al que cobraban los co-
tuvo un Assize of Bread durante todo el siglo XVIII y, lejos de sufrir merciantes en general, lo cierto es que, aI finalizar los prirneros seis
estragos, los motines de subsistencia fueron faros en la capital." meses, se encontraran con que sus beneficios eran tan grandes, que
Roger Wells hace un balauce excesivamente desequilibrado. Es temieron que la exhibicin de sus cuentas provocar cierta indigna-
verdad que Pickard, el molinero-comerciante ms importante de Bir- cin popular. En consecuencia, solicitaron a mi padre que prolonga-
mingharn, tuvo que dejar el negocio debido a la hostilidad de la ra el periodo de alquiler, a lo que l accedi, con el fin de, segn
multitud en septiembre de 1800." Pero esto no dej a Birmingham dijeron, efcctuar alguna disminucn de las ganancias para presentar
sin provisiones. Haba otro molino de vapor, el Union MilI, aun- aI pblico un balance ms satisfactorio. Ms o menos en la fecha de
que ste suministraba principalmente pan a sus numerosos comer- renovacin dei periodo, el precio dei trigo empez a ceder y continu
ciantes y subscriptores, y a coste de produccin, lo que tal vez re- cayendo hasta el final: a consecuencia de lo cual, y tambin a causa
presentaba la traduccin de los principios de la economia moral de las perdidas sufridas en otras compras cuantiosas efectuadas a
en un principio de cooperacin." Y el molino de Pickard no cerr: comienzo deI ltimo periodo, estas gentlemen benvolos no slo in-
virtieron todos sus beneficios de los primeros seis meses, sino que
fue alquilado a una compaa nueva, como medida de urgencia,
adems perdieron todo el capital que haban adelantado."
para garantizar el abastecimiento continuado de la ciudad. EI hijo
Este caso no cuadra con las propiedades de la doctrina de Smith
61. W. Thwaites, The Assize of Bread in l Sth-century Oxfordshire, Oxonien-
oi de la economia moral. Sugiere que, en estas condiciones excn-
sia, LI (1986), pp. 171-181.
62. Sobre la rareza de los motines de subsistencias en Londres se encuentran tricas, durante la guerra todas las partes deI mercado de cereales
explcaciones diferentes eu George Rud, Paris and Londan in the 18th century, estaban jugando a la gaJlina ciega. En cualquier caso, las generali-
1970, pp. 55-.57; John Stevenson, Popular disturbances in England, 1700~1870, 1979, zaciones sobre las caractersticas y las funciones de los motines de
pp. 99-100; Bohstedt, op. ct., pp. 208-209. Es indudable que asegurar el abasteci-
miento de Londres era una prioridad del Estado.
subsistencia son arriesgadas si se hacen partiendo exclusivamente
63. Vase Wells, Wretched faces, pp. 180J81. de estos anos de guerra, toda vez que son un caso especial: tanto el
64. Annimo, A record of the staff of life from 1796 to 1900: at the Old Mill apogeo como el final de la tradicin de los motines, en un contexto
ofthe city, Birmingham Magazine 01 Arts and lndustries, 111 (1899). Vase tambin
J. Tann, Co-operative coro milling; self-help during the grain crises of the Napo-
leonic wars, Agric. Hist. Rev., 28 (1980), p. 52; el Union MiIl se fund en 1796 65. Libreta manuscrita de Edward Pickard, Birmingham Reference Llbrary,
con 1.360 subscriptores, principalmente trabajadores. MS 22/11.
330 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 331
de guerra y temores de invasi6n, con la gentry y sus criados en los agricultores de los alrededores), y sugiere que tales accones eon-
armas (como yeomanry)* y en un estado de pnico antijacobino. taban con el apoyo de redes, tanto horizontales como verticales, de
Estos ltimos aos dei siglo XVIII fueron tambn un momento de- relaci6n dentro de comunidades que tenan sus propias tradlclones
cisivo en lo que se refiere a las circunscripciones y las prcticas de y recordaban sus propios precedentes. En las relaciones vertlcales
comercializaci6n, a medio camino entre los mercados abastecidos sugiere que patronazgo social puede ser una expresin ms til
localmente donde los consumidores y los agricultores, los magistra- que paternalismo, un patronazgo que, sin embargo, entrallaba
dos y los comerciantes, todas estas personas sabian algo de las de- deberes y obligaciones recprocos. Si bien el motn o la acci6n drec-
ms, a veces se encontraban cara a cara y podan negociar los ta para hacer que bajasen los precios en modo alguno eran legti-
precios, Incluso por medio dei motim>; y las relaciones ms imper- mos, lo cierto es que tanto las autoridades como la multitud se ate-
sonales de los grandes mercados urbanos que los agricultores rara- nan a un protocolo reconocido. Los amotinados no lanzaban
mente vlsltaban, abastecidos por distribuidores que compraban en un desafio directo contra todo el sistema de propiedad y poder, y
mercados lejanos." Asimsrno, la experiencia de la dcada de 1790 mientras as fuera, y se evitase la violencia, las autoridades eran a
resulta todavia ms complicada a causa de las profundas divisiones veces cmplices en la fijacin de precios, reconociendo que la paz
internas en el seno de las autoridades gobernantes, con el gobierno social era ms importante que los derechos de propiedad absolutos
central imponiendo los dogmas dei Iaissez-faire mientras que algu- o, mejor dicho, los derechos a obtener beneficios. Por consiguien-
nas autoridades locales y los terratenientes tradicionalistas intenta- te, los amotinados modificaban los derechos de propiedad de los
ban controlar los precios por medio de la persuasin y de la toleran- agricultores y los distribuidores de alimentos ... y su ejercicio de la
cia de las actividades de la multitud. En condiciones tan confusas es fuerza en el margen de la legitimidad y la ilegalidad era una forma
probable que encontremos contradicciones y algunos ejemplos de real, aunque limitada, de ejercer poder poltico. A decir verdad,
estragos . los motines eran un momento constituyente dinmico en el sistema
Los argumentos ms convincentes sobre el xito dei motn se de propiedad y poder. 66
pueden presentar si se toma en consideraci6n un largo periodo que John Bohstedt afirma confiadamente que los amotinados de De-
abarca los siglos XVII y XVIII. Dos historiadores dei siglo XVII sacan von alcanzaban sus objetivos: los motines no hubieran sido tan
la conclusi6n de que los motines consguieron invariablemente que frecuentes ni tan ordenados de no haber obtenido ningn resulta-
las autoridades tomasen medidas para aliviar los agravios," En ge- do. Los motines de subsistencia, huelga decirlo, aparecen tambin
neral, lo mismo puede decirse en el caso dei siglo XVIII. La regula- en la historia de otras naciones, primero en Europa y China," lue-
ci6n de los precios podia incluso dar buenos resultados y el anlisis
ms persuasivo dei xito de la multitud se encuentra en el capitulo 68. Bohstedt, op. ct., esp. caps. 2 y 9 y pp. 54, 202, 220-221. Cf. Thwaites,
titulado Devon's classic food rots en Riot and eommunity poli- tesis, pp. 522-527, para una estimacin de la efectividad dei motin para impulsar la
ties In England and Wales, 1790-1810 (1983), de John Bohstedt. proteccin deI consumidor.
ste demuestra que la ciudad pequena o mediana era el escenario 69. China proporciona un ejemplo de la buena gestin burocrtica del abaste-
cimiento de alimentos, durante la dinasta Ching en el siglo XVIII. EI Estado chino
clsico de la acci6n directa de la multitud (apoyada por la visita de tom medidas de vasto alcance para alimentar aI pueblo durante las pocas de es-
casez; entre eIlas cabe citar los graneros pblicos, la provisin de prstamos, la
... Fuerza voluntaria de caballerfa compuesta principalmente por yeomen o pe- represln de los acaparadores, el fomento de la circulacin por canales y carre~eras.
queos propietarios. (N. dei t.) Estas medidas eran apoyadas por un sistema de valores confuciano que sanciona-
66. Estas aspectos se desarrollan en Bohstedt, op. ct., passim, especialmente ba el imperativo de la benevolencia y por la creencia popular de que todo rgimen
eo 5U contraste entre los mercados de Manchester y Devon. Todavia eo 1800 el Union que presidiera desastres tales como el hambre y las inundaciones habla perdido el
Mill de Birmingham cbtenla normalmente su aprovisionamiento en eI mercado de mandato deI cielo. Por lo tanto, todo lo que estuviera relacionado con la distribu-
Birmingham o dentro de un radio de 20 millas (32 kilmetros): J. Tann, op. cit., p. 54. cin de alimentos en tiempos de escasez tenia muchslma importancia poltica. EI
67. Walter y Wrightson, op. cit., p. 41. campesino chino no mendigaba caridad, exigfa socorro y consideraba que la buro-
332 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 333
go en la India y en otras partes. Hay algunos indicios de que repre- cidentes en el sur de la India cuyas caractersticas y objetivos eran
sentan una fase de transici6n entre el Antiguo Rgimen demogrfi- parecidos a los registrados en Inglaterra y Francia durante el si-
co de base local y crisis absolutas de subsistencia y el mercado glo XVIII: impedir las exportaciones, provocar un descenso de los
libre nacional y moderno regulado exclusivamente por los pre- precios y presionar a los funcionarios locales para que tomasen me-
cios y la policia." Es poco probable que el motn hubiese sido tan didas destinadas a garantizar el abastecimiento. AI igual que en la
universal en el caso de no haber dado algunos resultados, algn Inglaterra de dos siglos antes, el saqueo- de las tiendas de comes-
espacio en el cual la acci6n directa era una forma de protegerse de tibles generalmente no acababa en robo, sino que lo que se preten-
los apetitos recn liberados de los intereses agrarios, una adverten- dia era estropear el gnero para humillar a los comerciantes a quie-
cia a los especuladores y los agiotistas y una seal de alarma para nes la multitud consideraba culpables de agiotaje y acaparamiento
que las autoridades tomasen medidas de urgencia y las instituciones en un periodo de extrema privaci6n. Por consiguiente, una de las
benficas se pusieran en movimiento. La acci6n directa poda (y funciones dei motn era moderar el apetito de beneficios desatado
puede) presentarse bajo muchas formas, desde las peticiones humil- por el mercado libre en vias de desarrollo, y Arnold relaciona su
des hasta las cartas amenazadoras y el incendio provocado," o los agresividad con el momento de transicin entre los mercados de base
bloqueos y ataques contra los molinos, pero era siempre un aconte- local y un naciente mercado nacional de cereales, transicin que iba
cimiento profundamente poltico adems de econ6mico. acompaada de sbitas fluctuaciones de los precios, la exportacin
El motn, como momento constituyente dinmico en el sistema de cereales desde regiones afectadas por la escasez y rupturas de los
de propiedad y poder, obviamente ha adquirido formas e impor- acostumbrados cauces de comunicacin. Tambin sugiere que, ai
tancia diferentes en la historia de distintas naciones, y en el caso menos a corto plazo, el motn triunfaba, en trminos de sus propios
ingls hay que verlo dentro de la estructura de las relaciones entre objetivos." Lo que puede desprenderse de esto es que el motn es
patricios y plebeyos que ya hemos examinado (captulo 2), con sus funcional y cabe esperar que aparezca en el mismo momento de
lmites y su espacio para la licencia. Pero volvamos a revisar los transicin en la historia de muchas naciones.
hechos de la India e Irlanda y tambin los de Inglaterra. En un En tal caso, i.por qu no se impone en la historia de Irlanda?
lcido estudio, David Arnold ha examinado la aparici6n de una tra- Hubo graves episodios de hambre en Irlanda durante el siglo XVIII Y
dici6n de motines de subsistencia, quiz empezando por la Presiden- comienzos dei XIX, mucho antes de la llamada Gran Hambre.
cia de Madrs en 1876. En el periodo 1918-1919 hubo unos 120 in- Pero el caso irlands no es tan claro como a veces se ha hecho que
pareciera. Se afirma a menudo que no hay una tradicin de motines
de subsistencia en Irlanda." Sin embargo, durante la seria plaga de
cracia estaba obligada por 5U cargo a proporcionrselo y que los ricos lo estaban por
su deber. Muchas de las cosas que hacan los chinos que particpaban en motines de
hambre de 1740-1741 el peridico dublins Pue's Occurrences dio la
subsistencias se parecan a lo que ocurra en Europa en tales ocasiones -bloqueo noticia de que la chusma de Dubln haba abierto por la fuerza pa-
de los transportes, ataques contra los acaparadores, presiones sobre los burcratas y naderas y tiendas de harineros y la de que se haba abordado un
los ricos- y eI motn era una forma reconocida de poner en movimiento las medidas barco en el Liffey (junio de 1740); tambin inform de que el ejr-
de socorro dei Estado: Lillian M. Li, Introduction: food, famine and the Chinese cito haba sofocado un motn contra la exportacin en Galway (agos-
state; R. Bn Wong, Food riots in the Qing dynasty; Paul R. Greenough, Com-
ment; todos en Joumal of Asian Studes, agosto de 1982. to), de que se haban registrado motines contra la exportacin Y a
70. Para la accin recproca de otros factores en historias nacionales diferen- favor de la fijaci6n de precios en Youghal y en Munster en general
tes, vanse Charles TilIy, Food supply and public order in modem Burope, en
C. T'illy, ed., The formation of national states in Europe, Princeton, 1975,
pp. 380-455; y Louise TilIy en Rotberg y Rabb, eds., Hungerand history, pp. 143-148. 72. David Arnold, Looting, grain riots and government policy in South In-
71. Para cartas amenazadoras, vase mi The crime of anonymity, en Dou- dia, 1918, Past and Present, 84 (1979).
glas Hay et 01., Albion's fatal tree, pp. 325-341. Para el incendio provocado, vase 73. vase. por ejemplo, George Rud, Protest and punishment, Oxford, 1978,
WeUs, Wretchedfaces, pp. 165-167. p. 57, que dice que el motn de subsistencias contribua POCOl) antes de 1829-1831.
334 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOM{A MORAL REVISADA 335
(diciembre), de que la gente haba irrumpido en varias comercias de examinar una vez ms los datos relativos a Inglaterra. Hace veinte
Limerick (marzo de 1741) y de que un barco que transportaba ave- anos los historiadores apenas prestaban atencin a la idea de que los
na con destino a Waterford haba sido detenido en el rio en Carrick- motines de subsistencia quiz cumplan a!guna funcin positiva. La
on-Suir y que las tropas hablan disparado contra la multitud (abril doctrina de Smith los vela como ejemplos de disfuncin social, ai
de 1741)." No parece un pas carente de una tradicin de moti- mismo tiempo que presentaba el dficit (F AD) de las cosechas como
nes de subsistencla. Se lnform6 de que las mujeres hablan partici- explicacin suficiente de la mayora de los incrementos dei precio de
pado en motines en Wexford en 1757" y en 1758 John Wesley encon- los cereales. Lo que un estudioso ha llamado una lectura anacrnica
tr6 a <da chusma muy atareada en el puerto de Sligo, descargando de la sociedad moderna en sus primeros tiempos como sociedad de
un barco holand~s de trigo que hablan comprado los forestallers mercado caracterizada por el triunfo dei individualismo econmo
para matar de hambre a los pobres. La chusma lIev todo el car- ha dado credibilidad a un modelo malthusiano de cambio social y
gamento ai mercado y <do vendi6 por cuenta de los propietarios ai econmico, que propone una relacin sin problemas y no mediada
precio normal. Y esto lo hicieron con toda la tranquilidad y toda la entre la cosecha, el precio y (hasta el sigla XVII) la mortaldad."
compostura imaginables, y sin golpear ni hacer dano a nadie," Pero avances recientes de la demografia histrica nos estn mos-
Asl pues, no cabe duda de que los irlandeses dei siglo XVIll co- trando una serie de acontecimientos ms compleja. A. B. Appleby
nocan el clsico motln de subsistencias y es posible que las his- identific claramente el hambre regional en el noroeste en 1596-1597
torias generales no le dediquen la atencin suficiente. Si esta clase de y 1622-1623, y plante de forma interesante el interrogante de por
motln no logro impedir las exportaciones ni aliviar el hambre (como qu el resto de Inglaterra haba logrado librarse dei hambre. Se han
en 1740-1741), ello podra explicar por qu la tradicin fue debil- propuesto varias razones convincentes para la diferencia en la ecolo-
tndose con el paso dei siglo." Y sobre las razones de la divergencia gia dei hambre entre el noroeste y el sur. Y a ellas cabe agregar la
de las tradiciones nacionales slo cabe hacer especulaciones. Quiz diferencia de la eficacia de las medidas de socorro, que se encargaban
los participantes en estos motines tenan menos influencia polticas de que los escasos cereales excedentes se lIevaran al mercado o se
en Irlanda, porque no amenazaban de la misma forma directa la transfiriesen a los ms necestados, a precios subvencionados. Puede
estabilidad y el prestigio de una gentry dominante residente. Y que el Book of Orders tuviera funciones ms que simblicas y (con la
tampoco (a falta de leyes sobre pobres) estimularon dei mismo modo ayuda dei socorro a los pobres y las instituciones benficas) que mit-
un aparato de socorro, ni siquiera (a pesar de algunos ejemplos) de gase los efectos de la escasez en el sur, mientras que la regin dei
caridad de la gentry:" noroeste era no slo agropecuaria y deficiente en trigo, sino que, ade-
De modo que en Irlanda los motines de subsistencias no funcio- ms, carecia de las estructuras administrativas y financieras para po-
naron, en parte porque no haba espacio polltico (como en Ingla- ner en movimiento el Book of Orders,"
terra) dentro dei cua! la plebe pudiese ejercer presin sobre sus gober- EI importante libra Population history of England, de Wrigley y
nantes. Arguyendo en retrospectiva a partir de estos casos, podemos Schofield nos permite seguir estudiando estos argumentos. Si bien sue-
le arguirse que la amenaza dei hambre ya haba desaparecido de In-
74. Estos ejemplos se reunieron en un foIleto que publicaron el Foreign Office y glaterra en 1650, hasta 1745 puede demostrarse la existencia de una
el Irish Offlce, Famine in Ireland, 1740-1741. 1847.
75. Gentleman's Magazine, mayo de 1757. dbil relacin entre los precios de los cereales y la mortalidad. Una
76. EI JOU/7IQ/ de Wesley, 27 de mayo de 1758. relacin dbil (cuando existe a lo largo y ancho de la nacin) podra
77. Pero se informa de motines de subsistencias en 1792, Samuel Clark y J. S.
Donnelly, eds., lrish peasants, Manchester, 1983, p. 55, Y en 1793. C. H. E. Philpin, 79. John Walter, The social economy of dearth in Early Modero Bngland, en
00., Nationolism and popular protest in Ireland, Cambridge, 1987, p. 196 (condados de John Walter y Reger Schofield, eds., Pamne, disease, and the social order in Early
Cork y Waterford). Modem society, Cambridge, 1989, pp. 82, 121.
78. Vase L. M. Cullen y T. C. Smout, Comparative aspects of Scottish and 80. John Walter y Roger Schofield, Famine, disease and crisis mortality in Early
lrish economic and social history, Edimburgo, 1977, p. 10 y capo 2. Modem socety, en ibid., p. 47.
336 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 337
ocultar agudas crisis de mbito local, o una mortalidad diferencial en mente desprovistos de recursos. Un corresponsal que escriba desde
la cual el excedente de defunciones recaa principalmente entre los un vecindario manufactureros dei oeste en un periodo de escaso
pobres, o ciertos grupos desprotegidos. Asimismo, la amenaza dei empleo y precios elevados (1741) conclua:
hambre no se habla alejado mucho. Wrigley y Schofield examinan
una muestra de 404 parroquias entre 1541 y 1871 buscando anos en Cada mes los pobres se vuelven ms pobres, pues 5US vestidos se
los que la tasa de mortalidad en muchas parroquias fuera notablemen- convierten visiblemente en harapos y no tienen posibildad de com-
te superior a la tendencia dei momento; 1727-1729 y 1741-1742, que prarse otros nuevos. Ya se han vendido casi todas las pequenas cosas
son aos de escasez y motines, ocupan lugares muy elevados en la superfluas, o quiz uno tena un anillo de oro, otro dos o tres platos
de peltre, un tercero un pote o una marmita de latn; de estas cosas
clasificacin (con tasas de mortalidad de entre el 30 y el 40 por 100
venan desprendindose para comprar pan para s mismos y sus fa-
por encima de la tendencia), aunque otros afios de motines -1709, milias ... 85
1757 y 1795- no aparecen en puestos elevados." Pero no podemos
tener la seguridad de que la causa fueran crisis de subsistencias loca- Eso no es (todavia) una crisis de subsistencias, pero s es el contexto
les, ya que la elevada mortalidad podia ser resultado de epidemias." para la desnutricin crnica.
Estas cuestiones son cornplejas. A efectos de nuestro argumento No hay que interpretar errneamente la teora de los derechos
bastar con scfialar que las crisis locales persisten hasta bien entra- y sacar la conclusin de que no hubo fallos en el abastecimiento de
do el siglo XVIII, que el dficit de las cosechas o los precios altos cereales y que todas las escaseces las provoca cl hombre. Lo que
surten un efecto diferencial en las distintas comunidades (incluso demuestra Sen es que, dado un dficit de la cosecha, la forma de
las prximas unas a otras), y que los movimientos insignificantes distribuir el abastecimiento entre los grupos sociales es decididamen-
de las series estadsticas nacionales pueden ocultar sufrimientos loca- te obra deI hombre y depende dei mtodo de distribucin que se
les muy agudos. Por otra parte, con mucho, la incidencia global ms escoja, y el precio en el mercado no es ms que uno entre muchos de
alta de mortalidad causada por una crisis [local] se daba en el sur- ellos. Incluso en tiempos de escasez haba siempre algo de abasteci-
oeste, en una regin que se extendla desde el sur de Gloucestershire miento, y el problema consista en crno sacar este excedente de los
y el oeste de Wiltshire hasta Devon pasando por Dorset: es decir, depsitos y graneros y dirigirlo a los ms necesitados." Las medidas
una de las regiones donde ms motines de subsistencias hubo duran- comprendidas en el Book of Orders funcionaron razonablemente
te el siglo XVIII." bien y no est claro por qu dejaron de aplicarse a partir de 1630.
Esto induce a pensar que los amotinados tenan buenas razones En un ensayo argido con claridad, el doctor Outhwate ha sugerido
para preocuparse, y para actuar en defensa propia. Y que en los que la complejidad y la ineficiencia de su funcionamiento causaron
aos de precios altos se vean ernpujados hacia el margen, de tal desencanto." Pero tambin podran asignrseles sendos papeles
modo que incluso las modificaciones pequenas de su situacin en el ai inters y a la ideologa a medida que las clases terratenientes,
mercado podlan representar una diferencia mortal. Habla muchas
maneras de obtener subsistencias, no todas las cuales dependan dei
85. Philo-Georgius ai duque de Newcastle, 7 de diciembre de 1741, Brit.
mercado," y en los casos de apuro los pobres no estaban total-
Lib. Add MS 32, 698, foI. 496.
86. EI profesor Sen contina haciendo hincapi en el contexto poltico dei ham-
81. E. A. Wrigley y R. S. Schofield, The popu/ation of England, 1541-1871, bre en el siglo xx. Los gobiernos que son responsables ante la opini6n pblica son
Cambridge, Mass., 1981, p. 653. Los anos de motines de 1766-1767 muestran una ms propensos a tomar medidas de socorro que los otros, y es difcil encontrar un
tasa de mortalidad que es 10,4 por 100 superior a la tendencia. caso eo el cuaI una plaga de hambre haya ocurrido en un pas que tuviera una pren-
82. Vase lbid., pp. 668-669. sa libre y una oposicin activa dentro de un sistema democrtico: Amartya Sen,
S3. /bid., p. 692. Individual freedom as a social commitment, New York Review of Books, 14 de
84. Vase lohn Walter, The social economy of Dearth, buena parte deI cual JUDio de 1990.
todava es apIicable a los comienzos dei sigla XVIlI. 87. Outhwaite, Dearth and governrnent intervention, p. 404.
22. - THOMPSON
338 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMiA MORAL REVISADA 339
cuItivadoras de cereales y orientadas hacia el mercado fueron adqui- procesar a los que vendan segn muestra, a los forestallers, etcte-
riendo influencia en el gobierno. Durante largos periodos a partir ra. (En las dcadas de 1780 y 1790 las opiniones ya estaban ms
de 1660 eI problema no fue la escasez, sino la produccin abundan- divididas y aquellos que -como eI conde de Warwick- continua-
te, los precios bajos y los atrasos en las rentas, a la vez que la teoria ron haciendo los viejos gestos caritativos tendan a declararse pater-
mercantilista se mostraba absorta en la exportacin de cereaIes (y nalistas tories tradicionales.) Esta tradicin de caridad muy visble
las primas a la exportacin). En semejantes condiciones, las medi- puede atribuirse en parte a motivos humanitarios y a .una imagen
das que tomaron los Tudor en relacin con eI abastecimiento no se aprobada que la gentry tena de si misma como protectora de los
pusieron en prctlca, aunque no se olvidaron en los aos de precios pobres contra los patronos desalmados, los mezquinos overseers de
elevados. En 1693 en Oxfordshire la muItitud se apoder dei trigo las parroquias y los intermediarios codiciosos. Pero era tambin una
cuando se 10 estaban llevando los acaparadores, diciendo que esta- postura calculada en la alianza construida culturalmente entre los
ba decidida a poner en prctica la ley en vista de que los magistra- patricios y la plebe contra las clases medias, y distraa la atencin
dos la descuidaban." Algunos de nuestros amotinados -escribi de la prosperidad de los terratenientes para sealar a destacados
un comerciante en 1766- iban enganados hasta el extremo de creer disidentes y cuqueros entre los comerciantes de la alimentacin que
que no hacan ms que ayudar a hacer que se cumplieran leyes be- recurran aI agiotaje."
neficiosas ... 89 Vistas desde esta perspectiva, las leyes de pobres y las asociacio-
Lo que tal vez mitig la abrogacin deI Book of Orders fue la nes benficas eran partes integrantes deI sistema de propiedad y po-
creciente eficacia de las leyes de pobres en lo que se refiere a pro- der. De hecho, con frecuencia las subvenciones y las subscripciones
porcionar una red de seguridad institucional para las personas con pueden verse como medidas encaminadas directamente a evitar el
domicilio. De la responsabilidad que rechazaron las autoridades cen- motn por medio de dinero, o incluso como recompensas por no
traIes voIvi a hacerse cargo la parroquia o el ayuntamiento. Y ai amotinarse." John Bohstedt nos ha advertido:
lado de este socorro limitado, en tiempos de escasez, las tradiciones
de caridad locales tenan ms validez de la que a veces se les atribu- No es hist6ricamente til separar el indudable humanitarismo de
ye. En cierto sentido, las prcticas de economia domstica y de estas asociaciones benficas de su funcin de preservar el dominio de
hospitalidad de los Tudor se hicieron extensivas ai gentleman terra- clase. La miseria de los plebeyos atacaba la conciencia de los ricos y
teniente dei sigIo XVIII en su lucha por adquirir influencia local me-
diante grandes gestos de Iiberalidad."
91. Tantos eran los insultos dirigidos contra los cuqueros, que stos hicieron
En todos los aos de precios altos -ai menos hasta la dcada una declaracin pblica en 1800: La Sociedad de los Amigos ... habiendo sido
de 1760- hubo en casi todo eI pais terratenientes importantes que durante un tiempo calumniada como opresora de las clases laboriosas e indigentes de
enviaban trigo a precios reducidos ai mercado para dar ejemplo a la comunidad, maquinando para monopolizar aquellos artculos necesarios para la
los dems, vendan cereales baratos en su puerta, ordenaban a sus vida que son el trigo y la harina, cree que ha llegado el momento de vindicar su
arrendatarios que abastecieran el mercado a precios moderados, que inocencia y su integridad propias ... : Meetings for sufferings, XL, pp. 404~406,
6 de octubre de 1800, Friends House Library, Londres. Mi agradecimiento ai biblio-
llegaban a algn acuerdo con el condado para reducir los precios y tecarlo, Malcolm Thomas.
92. En 1766 la gentry local hizo una subscripcin en Melksham en considera-
88. The tife and times or Anthony woo, antiquary of Oxfor, 1632 M1695, ed. cin a que los pobres no participaron en los recientes motines que ocurrieron co
de A. Clark, citado en W. Thwaites, Tbe coro market and economic change: Ox- toda la ciudad, y se distribuy carne de buey entre ms de 1.600 personas pobres.
ford in the 18th century, Midland Hstory, prxima aparicin. Pero la carne se dio en noviembre, meses despus de que pasara el momento culmi-
89. Refectons on lhe present high prce of provsons, p. 27. nante de la crisis. E1 doetor Randall sugiere la posibilidad de que a los pobres que se
90. Gran parte de lo que escribe John Walter sobre las instituciones benficas amotinaron en Chippenham, Stroud, Frome o Bradford (Wiltshire) les fuera mejor:
deI siglo XVII en tiempos de escasez es igualmente aplicable a las primeras siete dca- A. J. Randall, Labour and the industrial revolution in the west of Eogland woollen
das dei siglo XVIII: Walter Social economy of dearth. industry, tesis doctoral, Universidad de Birmingham, 1979, p. 166.
340 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 341
lanzaba un desafo a su capacidad de poner rernedio, deI mismo modo demogrfico. Hasta entre ciudades vecinas la diferencia en la rela-
que amenazaba con atacar sus propiedades y desafiar la legitimidad cin motn/socorro puede haber influido en la mortalidad. La mcz-
de su monopolio poltico. ela de leyes de pobres, asociaciones benficas, subvenciones -inclu-
so medidas de poca importancia como los lmites a la conversin de
En la dcada de 1790 un "paternalismo" menguante ... no era ms cereales en malta, la prohibicin de los polvos para el pelo, O la
que el instinto de conservacin tenuemente disfrazado." recomendacin de dietas austeras a las deferentes capas medias-
As fue a partir de la dcada de 1790 y la supuesta amenaza del puede que aportara su grano de arena a la supervivencia de alguien.
jacobinismo proporcion un acicate complementario. Pero en dca- Esto es sencillamente repetir que e1 abastecimiento de alimentos
das anteriores cabe percibir una especie de pacto social, menos calcu- (y, de hecho, la demografia) tiene su propia elase de poltica, en la
lador y ms inconsciente, una especie de impuestos obligatorios que se cual puede que el motn se considere un agente racional y efectivo.
Plllan por el ejercicio cotidiano de la hegemonia. Daba un carcter De no haberse producido motines de subsistencias, puede que esta
de liberalidad a una parte de la gentry rural que permite perdonarle complicada mezela de medidas de proteccin no hubiese existido
otros pecados. En este sentido -ha escrito John Walter- los afios nunca. Si, ai igual que Roger Wells, decimos que para alejar la
de escasez continuaron favoreciendo una situacin en la cual poda inanicin de los lugares ms vulnerables era necesario suprimir con
renegociarse continuamente la naturaleza de las responsabilidades so- la mayor rapidez los motines, lo que hacemos es examinar desde
ciales entre los pobres y sus superiores Pero a plazo ms largo, lo una perspectiva a corto plazo la necesidad, en un caso de emergen-
que otrora se percibiera como deberes recprocos (y como derechos cia, de hacer que el trfico de cereales cruce por la fuerza un blo-
por parte de los braceros) pas a ser redefinido como caridad discri- queo popular. Con una perspectiva a plazo ms largo, de dos siglos
minatoria y discrecional, Si <dos pobres se libraron de <da vulnera- y ms, cabe que el motn y la amenaza de motn alejasen la inani-
bilidad a las crisis de subsistencias fue a costa de quedar cogidos en cn, a veces haciendo que bajasen los precios, y, de forma ms
una red de deferencia y dependencia." Sin embargo, aunque esto es general, obligando ai gobierno a prestar atencin a la difcil situa-
verdad en el caso de la Inglaterra rural -y quiz en el de algunas cin de los pobres, as como estimulando el socorro parroquial y la
ciudades-, los anales de los motines de subsistencias muestran una caridad local. Entonces la tesis tiene que ser que la solidaridad y
alternativa. la accin colectiva de la gente trabajadora urbana, as como la de
De todos modos, a las medidas de socorro no se les puede qui- los distritos manufactureros y mineros, hizo algo por poner fin a la
tar importancia diciendo que fueron simples gestos o un ejercicio crisis de subsistencias. Y, a la inversa -pero como hiptesis ms
de control social. Hay motivo para suponer que posiblemente miti- provisional-, podra ser que la falta relativa de motines en la Irlan-
garon las crisis de subsistencias. Si el margen entre unas subsisten- da y la India dei siglo XIX fuese un factor (entre otros) que permiti
cias deficientes y e1 hambre (para los grupos en peligro) era peque- que la escasez se convirtiera en hambre, Y si as fue, entonces lo
110, entonces la redistribucin marginal entre los ms necesitados mejor que podemos hacer nosotros, en nuestra opulencia, para ayu-
puede que importara lo suficiente como para cambiar un guarismo dar a las naciones hambrientas es enviarles expertos en el fomento
de motines."
93. Bohstedt, op. cit., pp. 96M97,
48. Vase lo que dice Peter Mandler sobre la
conversin de la gentry hacendada en estas anos, de un paternalismo dbil que reco- 95. Wendy Thwaites, que tuvo la amabilidad de leer estas pginas en manus-
nada los derechcs consuetudinarios de los pobres a un lenguaje del orden natural crto, me ha reido muy sensatamente por hacer siquiera este chiste. Seala que los
(segn la definicin de Smith y Malthus) en eI cual el nico derecho natural verda- recursos de las naciones hambrientas modernizadas han avanzado desde el siglo XVIII,
dero es el de la propiedad: The making of the new poor Iaw Redvvus, Post and y (citando a Nigel Twose, Culttvang hunger, Oxfam, 1984) describe un vehiculo
Present, 117 (noviembre de 1987). que se cre para reprimir a los amotinados en la Repblica Dominicana o Hait!: el
94. walter, Social economy of dearth, pp. 127~128; Walter y Schofield, Fa- AMAC-l tiene diecinueve puntos de armas, cuatro Ianzadores de granadas mltiples,
mine, disease and crisis mortality, p. 48. un cafin de agua, una cmara de video nfrarroja para vigilancia, y su carrocera
342 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 343
Digo esto slo en parte en broma, porque lo que est en juego en los precios, pero la imposicin draconiana de lmites mximos a
son las defensas de la comunidad y la influencia poltica de la gente los precios a veces ha propiciado la aparicin de un mercado nearo
trabajadora, Como mnimo, los gobernantes probablemente se ocu- o una huelga de productores (Ia suspensin dei abastecimiento por
parn ms de socorrer a los pobres si temen que, de no hacerlo, su parte de los campesinos) con consecuencias no menos funestas que
gobierno correr pelgro a causa de los motines. Como es natural, las dei laissez-faire doctrinario. A veces la mentalidad de los revo-
no supongo que hublera (y haya) una nica serie alternativa y uni- lucionarios urbanos ha sido profundamente hostil ai ampesinado,
versal de remedlos, Ia economia moral, para derrotar la escasez y y en el siglo xx los estados colectivistas han precipitado hambres
evitar el hambre. Mis argumentos han ido dirigidos precisamente tan horribles como las que presidi la economia poltica satisfecha
contra semejante dogma universalista (el mercado libre). Tal vez de si misma. Algunos tericos de hoy muestran inters por recordar
lo nico que quepa esperar en tiempos de crisis sea la improvisacin lo primero y por olvidar lo segundo, ocultndolo, por innombrable, en
enrgce, el uso de los recursos y las opciones de que se disponga. pequenos ejercicios de pensamiento poltico. Por esto he rectificado
Si la economia poltica se apoya en metforas persuasivas pero en- la crnica, para demostrar que los amotinados tenan sus razones.
gallosas (tales como el racionamiento), la economia moral nutri Y (para concluir) tal vez convendra ser ms prudentes ai utili-
sus propios irracionalismos y supersticiones, tales como el conven- zar el trmino mercado. Repetir mi pregunta de antes: i,es el
cimiento popular de que toda escasez era la consecuencia deI acapa- mercado un mercado real o se trata de una metfora? Hoy dia a
ramiento y la especulacin, escasez artificial, o incluso de algn cada momento oyes hablar de una economia de mercado. Cuan-
malvolo pacte de famine. do se contrasta con la direccin centralizada de los estados colecti-
Siempre se pueden presentar argumentos desde ambos lados de vistas de la vieja escuela comprendes qu es lo que se est descri-
la cuestin. EI castigo ejemplar aplicado a los agiotistas " o a los biendo. Y, desde luego, aqui el mercado es beneficioso y tambin
comerciantes fraudulentos a veces ha surtido un efecto beneficioso puede ser democrtico, porque estimula la variedad y expresa la
eleccin por parte de los consumidores. Pero no puedo decir clara-
mente qu era una economia de mercado en la Inglaterra dei si-
puede electrficarse coo una carga de 7.000 voltios. Concluye Thwaites que para gla XVIII; 0, rnejor dicho, no encuentro una economa que no fuese
que eI motfn funcione all, tiene que haber ciertas limitaciones en el extremo a que
llegar la represin por parte de las autoridades, He dejado eI chiste porque asi de mercado para contrastaria con ella. Es imposible pensar en una
puedo incluir tambin la oportuna advertencia de Wendy Thwaite. economia sin mercado; e incluso los ms celosos participantes en
96. Adam Smith, en 5U digresin, mr con buenos ajas a los agiotistas, toda motines de subsistencias, tales como los estaeros de Cornualies o
vez que a) los beneficios elevados de los afias de escasez compensaban a los comer- los mineros de Kingswood o los trabajadores de la industria paera
ciantes de los modestos beneficios de los aftas normales, y b) los beneficios excesivos dei oeste de Inglaterra," estaban comprometidos inextricablemente
de unos cuantos podan ser el precio inevitable que haba que pagar por las funcio-
nes dei mercado para el pblico en general. En cualquier caso, los acaparadores y con el mercado, como productores y tambin como consumidores.
los agiotistas (si se equivocaban al juzgar el mercado) se veian cogidos en falta cuan-
do caan los precioso Hasta ahora nadie ha conseguido encontrar una manera de
estudiar sistemticamente la cuestin dei acaparamiento y el agictaje en los aftas de 97. Somos afortunados por tener estudios de estas grupos de trabajadores,
precios altos dei sigla XVIII, y tampoco es fcil ver cmo podrla hacerse. Pera esta tanto en sus capacidades como productores (duros en la negociacin) como consumi-
no es motivo para el dogma generalizado en el sentido de que su efecto (suponiendo dores (propensos ai motn). Ni tan slo la costumbre era premercado o no merca-
que tuviera alguno) era insignificante, y que no pueden presentarse argumentos a favor do, sino determinado consenso de la comunidad sobre la regulacn de los saladas y
de los precios excesivos (en un mercado favorable al vendedor, apuntalado por las los precioso Vanse J. G. Rule, The labouring miner in Cornwall, C. 1740-1820)),
leyes de cerea.les) que transferia riqueza de los pequeos consumidores a los cultivado- tesis doctoraI, Universidad de Warwick, 1971, esp. pp. 116-180; R. W. MaIcolmson,
res de cereales. Algunos estudiosos muestran gran pericia eu materias tales como el A set of ungovemable people, en J. Brewer y J. Styles, eds., An ungovernable
comportamiento de las ratas y las pulgas, o en las ratios entre la semiUa de trigo y los people, 1980 (la poblacin minera de Kingswood); A. J. Randall, Labour and the
excedentes de la cosecha disponibles, ai miemo tiempo que se negan empecinadarnente industrial revolution in the west of England woolen industry, tesis doctoral, Univer-
a reconocer factores bastante importantes como, por eiemplo, Ia cod.icia humana. sidad de Birmingham, 1979.
344 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 345
i,Cmo hubieran podido existir durante un mes o una semana sin dores que suponen que tal mercado exista realmente deben mostrr-
l? Lo que encontramos son formas diferentes de regular el merca- noslo en los anales. Una metfora no basta, por esplndido que sea
do o de manipular los intercambios entre productores y consumido- su linaje intelectual.
res, en beneficio de unos o de otros, Nos hemos ocupado deI caso
especial de la comercializacin de artculos de primera necesidad
en tiempos de escasez y el modelo que preferia la multitud era pre- 1II
cisamente el mercado lbre, en el cual los pequenos productores
competlan libremente, en vez de los mercados cerrados de cuando Veamos seguidamente el asunto dei papel que interpretaban las
grandes comerciantes haclan transacciones privadas, ante muestras mujeres en los motines de subsistencias. En 1982 Jennifer Grimmett
en las habitaciones reservadas de las posadas." ' y M. I. Thomis publicaron un til capitulo sobre el tema," en el
Sospecho que a menudo la economa de mercado es una me- cuaI preguntaron cul de los dos sexos interpretaba un papel ms
tfora (o una mscara) deI proceso capitalista. Incluso puede em- destacado, aunque dejaron la pregunta sin respuesta. Kcnneth Lo-
plearse a modo de mito. La forma deI mito que ms convincente gue, en un estudio sobre las chusmas de la harina en Escocia,
resulta desde el punto de vista ideolgco reside en la idea de que el comprob que las mujeres eran muy activas, aunque representaban
merc~d? es una ~ntidad supuestamente neutral pero (por casualidad) slo el 28 por 100 de las personas que comparecieron ante los tribu-
beneficiosa; o, SI no es una entidad (toda vez que no puede encon- nales. Pero posiblemente esto se debi a que era menos probable
t~arse en espacio alguno excepto en la cabeza), entonces es un esp- que las procesaran que a sus colegas masculinos, de modo que,
ntu que da energa -de diferenciacin, movilidad social, individua- una vez ms, la pregunta queda sin respuesta. roo En 1988, J ohn Bohs-
lizacin, innovacin, libertad-, COmo una especie de sala de clasi- tedt quiso dar una respuesta concluyente en un notable artculo que
ficacin deI correo dotada de mgicos poderes de amplificacin que pretende demoler el mito dei motn de subsistencias femenino. ro
transforma cada carta en un envase y cada envase en un paquete. He aqu las conclusiones de Bohstedt:
Este mercado puede proyectarse como fuerza benigna de consen-
Las mujeres no dominaban los motines de subsistencias; estes
so, que involuntariamente maximiza los mejores beneficios de la motines no eran una esfera claramente femenina ... Tpicamentc, las
nacin. Incluso puede parecer que es el sistema de mercado el mujeres se unian a los hombres en los motines de subsistencias La o
que ha producdos la riqueza de la nacin: i,ser que el merca- cooperaci6n de Ias mujeres eon los hombres es mueho ms significa-
do cultiv todos aquellos cereales? tiva que el monopolio que sugiere la ereencia ms antigua. Las mu-
EI mercado es en verdad una metfora soberbia y desconcertan- jeres eran eompafieras significativas de los hombres en los motines
te d.e las energas que quedaron en libertad y de las necesidades (y relacionados con el pan en parte porque eran compaferas esenciales
opcones) nuevas que se crearon a resultas de las formas capitalistas en la tarea de ganar el sustento de la uoidad domstica en la socie-
de intercambio, escondidos todos los conflictos y todas las contra- dad preiodustriaI y en parte porque tales motines seguan siendo un
mtodo poltico eficaz en las ciudades tradicionales y estables de ta-
dicciones. EI mercado es (cuando se contempla bajo este aspecto)
mano entre pequeno y mediano.
una mscara que llevan unos intereses determinados, que no coinci-
den con los de la nacin o Ia comunidad, pero a los que nte-
99. Malcolm I. Thomis y Jennifer Grimmett, Women in protest, 1800-1850,
resa, sobre todo, dar la impresin de que s coinciden. Los historia- 1982, capo 2.
100. Kenneth J. Legue, Popular disturbances in Scotland, 1780-1815, Edim-
98. Mis.t's Weekly Journal, 12 de marzo de 1726, inform de que la chusma se burgo, 1979, pp. 199, 202-203. .
alz en los dias de mercado e~ Northampton, Kettering, Oundle, Wellingborough, 101. John Bohstedt, Gender, household and community politics: women in
Stony Stratford, porque los agncultores no quenan llevar trigo ai mercado sino que English riots, 1790-1810}), Past and Present, 0. 120 (agosto de 1988), pp. 88122.
lo gua~dab~o en las posad.as, E~ Towcester se impidi un motin cuando el prego- La pretensin de haber demolido el mito de motn de subsistencias femenino se
nero dia aVISO de que eI tngo deba traerse al mercado abierto. encuentra en las pp. 90, 93.
346 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 347
Estas conclusiones se sostienen de dos maneras. En primer lugar, cuanto ms se rinde l ante sus propias cifras y cuanto ms se aleja
John Bohstedt presenta lo que se pretende que son estadisticas de las fuentes literrias y contextuales. Esto se debe a que iran
depuradas de todos los motines habidos en Inglaterra y el Pas de parte de los datos son demasiado confusos para introducirlos en un
Gales entre 1790 y 1810. En segundo lugar, introduce algunas pgi- cuadro, donde las definiciones han de ser claras. Y cuando exami-
nas de especulaci6n sobre el papel de los dos sexos en la economa nas algunas de las cifras de J ohn Bohstedt lo que est en dlscu-
domstica protoindustrlal. sin puede parecer absurdo. De sus 617 motines logra identificar
Ya he expresado la admiraci6n que siento por el importante es- 240 como de subsistencias. Estos se dividen a su vez en:
tudio de los modnes que hizo Bohstedt. Y en este nuevo artculo
hay material nteresante. Pero oscurece tantas cosas como revela. A. Dominan las B. Mujeres y C. Slo D. Se desconoce
La primera dlficultad es que no hay ningn mito dei motn de mujeres hombres hombres el sexo
subslstenclas femenno que deba demolerse. Nadie, ningn histo- 82
35 42 81
rador, ha sugerido jams que los motines de subsstencias fueran
un monopolo de las mujeres o que fuesen predominantemente
femeninos, y Bohstedt no puede mostrar ninguno que lo fuera. Lo Si se deduce D y se juntan A y B, entonces 77 de 158, es decir, el
ms que puede hacer en censurar a Barbara y J. L. Hammond por- 49 por 100 de estos motines de subsistencias tuvieron partcipaci6n
que (en 1911) escriberon sobre el crtco ano de 1795 diciendo que femenina y el 51 por 100, no. De modo que si se quisiera afirmar
fue el ano de <da revuelta de las amas de casa, debido ai papel que las mujeres tomaron parte en <da mayora de tales motines, se
conspicuo que las mujeres desempearon en los motines de subss- cometera un error de un 2 por 100. Pero, juntando B y C, se des-
tencias."? Eso no constituye un mito, de manera que nos ernpu- cubrira que 123 de 158, lo que representa el 78 por 100, tuvieron
jan hacia una polmica espuria. Quiz los historiadores anteriores participacin masculina, lo cual podra ser un paso hacia la creaci6n
no sempre hayan prestado suficiente atencin ai papel de las muje- de un mito dei motn de subsistencias masculino que una generaci6n
res en los motines, pero la mayora de ellos han coincidido en afir- posterior de ordenadores debera demoler.
mar que las mujeres eran muy visibles en los motines y partcipaban Cuando Bohstedt se brinda a utilizar estas cifras en maniobras
con frecuencia en ellos. Dado que todos los historadores muestran ms complicadas (tales como los cocientes de violencia y desorden)
motines en los cuales los hombres tambin eran muy visibles, o en sin duda hace rer a toda persona que est familiarizada con el ma-
los cuales los hombres y las mujeres actuaban juntos, nadie ha su- terial que usa. Permtanrne explicar algunas de las dificultades. Ante
gerido que los motines de subsistencias fueran una esfera claramen- todo, hay que sealar las dificultades con que se tropieza para ha-
te f emenina, cer un recuento digno de confianza. Son conocidas y se han comen-
Empujado por el vivo deseo de expulsar dei campo a este adver- tado con frecuencia. roa Bohstedt extrae su muestra dei Annual Regis-
sario mtico, Bohstedt introduce sus cuadros. Con gran laboriosidad ter, de dos peridicos de Londres y de las cartas enviadas al Minis-
ha reunido una muestra de 617 motines entre 1790 y 1810 y la terio del Interior para dar cuenta de desrdenes (H 42). Se trata
utiliza en varas maniobras estadsticas. No s qu decir ai respecto. de un estudio amplio, pero la informacin provincial de la pren-
Hay veces en que sus cifras son tiles: por ejernplo, al mostrar una sa de Londres era fragmentaria, cabe que los jueces de paz no siem-
divisin aproximada entre las diferentes ocasiones de motn. Y Bohs- pre desearan poner los asuntos locales en conocimiento de las auto-
tedt es un erudto cuidadoso que a veces recuerda las limtaciones
de sus datos. Pero, en general, su historia se hace menos creble
103. EI mejor comentario es Roger Wells, Counting riots in elghteenth-cen-
tury England, Bu/letin of Lab. Hist. Soe., 37 (1978), pp. 68-72. Alao Booth comen-
102. lbid., p. 88. J. L. y B. Hammond, The vil/age tabourer, 1911, reimpre- ta sucesivos errares en las estimaciones eo 5U excelente y denso estudio Food riots
sin de 1%6, pp. 116-118. in the north-west of England, 1790-lOh~, Past and Present, 77 (1977), esp. pp. 89~90.
348 COSTUMBRES EN COMN LA ECONDMA MORAL REVISADA 349
ridades centrales, la muestra tiende a destacar demasiado los inci- secuencia dei Trabajo de aquella Noche fue: tres Hombres, un Mu-
dentes dramticos o violentos en detrimento de los ms pacificos chacho y dos Mujeres muertos a tiros ... 1O~
(de ahi la posibilidad de que no informe debidamente de la partici-
pacin de las mujeres), etctera, Cuando se compara con estudios Este informe empieza siendo indeterminado (O), se vuelve masculi-
regionales que sacan su material de fuentes locales, la muestra de no (C) en Alborotadores y pasa decididamente a (B) -mujeres y
Bohstedt presenta un recuento insuficiente. Alan Booth, en un estu- hombres- slo cuando los dragones, aI disparar a bocajarro con-
dio minucioso de los motines de subsistencias habidos en el noroes- tra la muItitud, sacan una muestra ai azar. Entre todo el vocabula-
te de Inglaterra durante los mismos aos, da cuenta de cuarenta y rio indeterminado (cchusma populacho) y masculino, la prime-
seis disturbios de los cuales slo doce aparecen en la muestra de ra mencin de las mujeres en un informe largo es cuando dos de
Bohstedt, Booth aade que en la mayora de los motines donde se ellas sou muertas a tiros. En 1757 una multitud parecida y sexual-
dej6 constancia de la composicin sexual parece que las mujeres mente indeterminada se present ante un molinero de Hereford e
fueron a la vez ms numerosas y especialmente activas, y a conti- insisti en registrar la casa y el molino en busca de cereales. El
nuaci6n cita trece ejemplos. Por consiguiente, los ejemplos de Booth molinero se neg:
(que l no pretende sugerir que sean exhaustivos) superan el total
Pese a ello, persistieron en hacer otro registro, diciendo que si
dei recuento de motines de subsistencias de todas las categorias que no tena nada de cereales tendra algo de dinero, y ante semejante
hizo Bohstedt y que tienen que quedarse cortos ai reflejar la presen- declaracin fue necesario hacer fuego contra eIlas y cuatro mujeres y
cia femenina.!" dos hombres resultaron heridos, lo cual hizo que el resto se dis-
Seguidamente, debemos tener en consideracin la naturaleza de persara.!"
los datos que se emplean. i.Cmo es que en ochenta y dos casos (es
decir, ms de la tercera parte de la muestra) se desconoce el sexo de Una y otra vez los informes sobre chusmas dejan el sexo sin
los amotinados y eu qu medida son concluyentes o confusos los determinar hasta el momento en que alguna accin o las detencio-
datos en los ochenta y un casos de slo hombres? Los datos se nes hacen que los individuos resulten visibles. Y no es esto indicio
expresan a menudo utilizando un lenguaje sexualmente indetermina- de un sesgo sexista por parte dei autor dei informe. El sesgo (supo-
do: amotinados, la chusma, <dos pobres, los habitantes, niendo que lo haya) es ms probable que est en la mente dei histo-
el populacho. Veamos una carta dei 12 de julio de 1740 proceden- riador o dei lector de! siglo xx, cuyas expectativas, cuando lee algo
te de Norwich y publicada en el Ipswich Journal que describe un sobre chusmas, son de multitudes integradas por hombres y que
motn por parte de e! Pueblo llano, lo ms humilde de! Pueblo, lee las crnicas de acuerdo con ello. Quiz en las postrimerias dei
la Multitud: siglo XIX la chusma se convirti en un substantivo masculino. Pero
la imagen que estos nombres colectivos evocaban en la mente de las
Sobre las Ocho de la Noche el AlcaIde encerr a tres de cuatro personas deI siglo XVIII era muy diferente: la palabra chusma ha-
Alborotadores en la CrceI; eI cual Acto enfureci tanto a la Chus- ca pensar en mujeres, hombres y (a menudo) jvenes, especialmente
ma, que abrieron la Crcel por la fuerza, liberaron a sus Compae- chicos. Me parece probable que el cuadro de Bohstedt sea enganoso
ros, y apenas dejaron un Cristal en toda la Crcel ... Dicen que ante y que muchos de los motines de la columna (O) (sexo desconocido)
este Ultraje de la Chusma, un gent/eman irreflexivo arrebat el Mos- y algunos de la (C) (slo hombres) fueran mixtos.
quete de un Dragn y atraves con un disparo la Cabeza de un Hom-
bre. Ya podis imaginar cmo esto enfureci aI Populacho; y la Con-
105. Ipswich Journal, 26 de julio de 1740. Debo esta a Robert Malcolmson.
106. Brstol Journa/, 11 de junic de 1757, citado en Jeremy N. Capte, Popu-
104. Bohstedt, Riots and community poittcs, pp. 11
M14,
230-231; Booth, op. lar protest and public arder in Ith-century England: the food riots of 1756-1757,
cit., pp. 98-99. tesis de licenciatura, Queens University, Ontario, 1978, p. 102.
350 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 351
Asimismo, estas cifras que entran en los cuadros, ya procedan (Vanse las pginas 88 y 262.) Poceros y barqueros destacaron en
de la prensa o de una carta ai Ministerio dei Interior, normalmente los hechos y a primera vista podra parecer un motn de hombres.
dan cuenta de un determinado momento dei motn -quiz su pun- Pero un examen ms detenido demostrar que la presencia mascul-
to crtico- y raramente describen su evoluci6n. No obstante, un na alternaba con la femenina. Las acciones regionales contra la ex-
motn puede tener varias fases: puede empezar, por ejemplo, con lo portaci6n fueron iniciadas en Stockton por una Selora con un paio
que hacen las mujeres, despus los hombres se unen a ellas y ai y un cuerno. (Vase la pgina 265.) Mujeres adems de hornbres
final se quedan solos. A ml modo de ver, hay dos situaciones en las tomaron parte en e! abordaje de naves cargadas de trigo y obliga-
cuales cabe esperar que una multitud sea predominantemente mas- ron a descargarlo y entregarlo a la multitud que esperaba en la pla-
culina. La prlmera es cuando grupos de trabajadores disciplinados, ya.'" Cuando -despus de tres semanas de bloqueo popular de la
acostumbrados a actuar juntos, inician el motn: este puede ser el exportaci6n- el sheriff reuni6 el posse comitatus contra ellos, los
caso de los mineros dei carb6n, los barqueros, los estaleros de Cor- habitantes de Stockton, en nmero de tres mil, Ilamaron a los Mi-
nualles y los marineros. En el segundo caso, cuando se espera un neros de Ederly y Caterhorn. no Mientras tanto se haban registra-
confllcto serio con las autoridades, a veces parece que las mujeres do disturbios de escasa importancia en Newcastle-upon-Tyne, en los
retroceden, o quiz es que los hombres les piden que retrocedan. que particip6 un grupo de mujeres incitadas por un lder que se
Sin embargo, los datos no son tan ordenados como esto sugie- haca lIamar Generalai o Jane Bogey, repicando campanas y obs-
re. Los mineros y los estaleros eran arquetipos dei amotinado mas- taculizando el paso de los caballos que transportaban cereales por
culino, pero tambin es notorio que toda la comunidad participaba la cudad."' Despus de que cinco mujeres fueran encarceladas.!"
en sus movimientos. De la chusma de Kingswood se suele pensar los disturbios de Newcastle se calmaron, pero rebrotaron a escala
que era masculina, por ejemplo ante el hecho de que destruy6 las mucho mayor a mediados de junio, con la participaci6n de barque-
barreras de portazgo y puertas de peaje, Pero a veces su resistencia ros y poceros (que abandonaron sus pozos). En la primera fase,
a la autoridad parecia ms un levantamiento de todo el distrito. un grupo de trescientos o cuatrocientos hombres, mujeres y nilos
Durante los motines contra el impuesto sobre la sidra en 1738 los entr6 en la ciudad y exigi6 trigo a bajo precio; entraron por la fuer-
funcionarios se encontraron con Ia resistencia de aquella Pandilla za en algunos graneros y la multitud march6 triunfalmente por las
de saIvajes con Armas de Fuego: Hay ahora en el Bosque no calles lanzando vtores y haciendo sonar instrumentos de viento. Los
menos de 1.000 Hombres, Mujeres y Chicos en Armas, destruyendo magistrados lIamaron y armaron a los Vigilantes y se practicaron
todo lo que encuentran a su paso ... ." En 1740, los mineros de algunas detenciones; la multitud aparece entonces en las cr6nicas
Kingswood hicieron una marcha hasta Bristol y se manifestaron con- cada vez ms masculina, con Mineras, Carreteros, Herreros y otros
tra el precio dei trigo ante la Casa dei Consejo, dejando atrs su trabajadores comunes, bien armados de garrotes, abriendo por la
habitual Armamento de Garrotes y Bastones, pero acompalados fuerza el dep6sito de detenidos y liberando a los presos, y marchan-
de algunos tejedores, esposas de mineros y abundancia de otras do muy disciplinadamente por la ciudad con tambores, gaitas y ban-
mujeresa.!" Tanto la ausencia de armamento como la presencia deras simuladas. 113 ~
de mujeres inducen a pensar (en esa ocasi6n) en el prop6sito de
109. Edward Goddard, 24 de mayo de 1740 en PRO, SF 36/50/431 Ydeposi-
valerse de mtodos pacficos.
ciones varias en SP 36/51.
En 1740, hubo en eI noreste una oleada de motines de subsisten- 110. J. J. WilIiamson, Sheriff de Durham, 10 de JUDio de 1740, en PRO, SP
cia cuya culminaci6n fue e! saqueo de! Ayuntamiento de Newcastle. 36151.
111. Joyce Bllis, Urban conflict and popular violence: the Guildhall riots of
1740 in Newcastle-upon-Tyne, Int. Rev. Social Hist., XXV, 3 (1980).
107. G. Blenkinsop, 14 de octubre de 1738 en PRO, T 11299(15). 112. Fueron puestas en libertad en las 8essions ai cabo de unos dias.
108. Northampton Mercury, 6 de octubre de 1740; R. Malcolmson, en Brewer 113. Account of the riots por el concejal Ridley en Northumberland eRO,
y Styles, op. ct. p. 117. 2Rl 27/8.
352 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 353
Habra ms episodios, las fuerzas deI orden abriran fuego con-. jUn Mostyn!." En Coventry (1756) los pobres -es de suponer
tra la multitud y sta atacara el Ayuntamiento. Mi propsito es que de ambos sexos- dieron palmaditas en la espalda de los mio
ilustrar la evolucin de una multitud que participa en un motn de neros y les instaron a terminar lo que habian empezado.'" Y en
subsistencias, a la que ahora pueden incitar unas rnujeres, Iuego Nottingham, en el mismo aiio, los mineres negociaron un acuerdo
puede dar cabida a ambos sexos y a edades diversas y que finalmen- con el alcaIde y luego, cuando salan de la ciudad, varias muie-
te (cuando Ilega el momento de rescatar a alguien y enfrentarse a res ... les dieron dinero para que volviesen y les mostraron un Mo-
las autoridades) se vuelve predomnantemente masculina. Pera no lino de Viento ... que tena piedras francesas. Los mneros, deseo-
hay que estereotipar nada de todo esta. El historiador ms cuidado- sos de complacerlas, destruyeron varias molinos de los alrededores.!"
so dei suceso observa que ai papel de las mujeres y los nios se le En los motines contra la exportacin en Poole (Dorset) en 1737 (en
quitaba importancia en investigaciones posteriores, a la vez que se cambio) la accin estuvo a cargo de las mujeres, y los hombres las
exageraba el de los poceros, Las mujeres contribuyeron a episodios apoyaron y juraron que si alguien molesta a alguna de las Mujeres
de volencia, asf fsica como verbal, entrando por la fuerza en los en sus Accones reuniran a un gran nmero de hombres y destrui-
graneros y una mujer se postr de rodillas ante los magistrados y ran tanto los barcos como los cargamentos (pgina 265). '"
grit: {Sangre por sangre! .1l4 Las autoridades trataron con la mxi- Dos ejernplos poco corrientes de apoyo de un sexo ai otro pro-
ma dureza a las mujeres que naban descargado trigo de un barco ceden de Escocia. En enero de 1813 en Montrose los magistrados
ll~ .
en St oe k ton, rmentras que en Newcastle seleccionaron a los poce- trataron de forzar a los carreteros de la ciudad a cargar cereales en
ros para procesarlos y dejaron en paz a las mujeres, los barcos y los carreteros prometieron a regaadientes que as lo
Vemos aqu a comunidades enteras en accin, con uno de los haran; pera (jsorprcsal), ai volver a casa, se encontraron con que
dos sexos destacando aI asumir cada uno de ellos un papel diferen- no podan entrar, porque sus esposas haban cerrado los establos
te. EI episodio podra incluirse en cualquiera de las categorias de con lIave o enviado los caballos a otra parte. En 1801, en Errol, los
John Bohstedt segn e1 momento en que se informase de l. Tam- Voluntarios recibieron la orden de salir a la calle para una posible
bin vemos que la multitud podan integraria diferentes elementos intervencin contra una chusma de la harina. Cuando se dispo-
que desempeiiaban de modo consciente papeles diferentes en coope- nan a desfilar, algunas de las mujeres, principalmente las esposas y
racin unos con otros. Hay otras ocasiones en que se informa de las madres de los Voluntarios, les quitaron las armas, pero se las
que el puebk llam a los mineras para que le ayudaran. En los devolvieron inmediatamente. La multitud apedre entonces una po-
motines contra la exportacin que hubo en Saint Asaph (Flint) en sada impunemente y, segn sugiere Kenneth Logue, Puede ser que
1740 se dijo que a los hombres, las mujeres y los niios se les las mujeres sencillamente quitasen parte deI mecanismo de disparo,
unieron Varias Mineras dei Carbn y de otra clase: no slo eso con lo cual inutilizaron las armas y relevaron a los Voluntarios de
sino que se aleg que los mineras pertenecientes ~ sir Thoma~ la desagradable tarea de abrir fuego contra sus propios paisa-
Mostyn fueron despedidos deliberadamente, Ies dieron garrotes y nos."?
les alentaron a.tornar parte. Acabaron dominando por completo las Una serie de acciones ms compleja se describi en Exeter
cosas y marcharon juntos bajo los colores de Mostyn y gritando en 1757:
23. - THOMPSON
354 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 355
EI pasado Dia de Mercado algunos Agricultores pidieron 11 che- En vez de intentar ese repaso, John Bohstedt salta a un argu-
lines por Bushel de Trigo y acordaron entre ellos subir eI precio has- mento totalmente distinto. Expresa dudas sobre si las mujeres tenfan
ta 15 chelines y luego resistir. Pero los griegos (que as llaman a los un lugar significativo en el mercado. De hecho, siguiendo la moda
Habitantes de Saint Sidwell's), ai tener noticia de este Complot, man- que impera en el mundo acadmico occidental, la moda de presen-
daron a 5US esposas en gran Nmero ai Mercado, decididos a no
pagar ms de 6 chelines por Bushel, v, si no queran venderlo a ese
tarse como ms feminista que t, sugiere que quienes afirman que
precio, tomarlo por la Fuerza; y las esposas que no estuvieran con- las mujeres participaban en el mercado son vendedores de estereoti-
formes con ele Acuerdo seran azotadas por sus Camaradas. Haben- pos sexistas. Yo soy uno de los blancos de su desprecio, toda vez
do tomado esta decisi6n, marcharon hacia el Mercado dei Trigo y que en mi ensayo, ai mismo tiempo que llamaba la atencin en es-
arenaaron a los Agricultores de tal Manera, que bajaron su precio a pecial sobre el papel muy activo de las mujeres, haba sugerido que
8 chellnes y 6 peniques. Llegaron los Panaderos y se 10 hubiesen una de las razones de ello podia ser el hecho de que fueran las ms
llevado todo a ese precio, pero las Amazonas juraron que ai primer involucradas en la compra y venta cara a cara, las ms sensibles a
hombre que lo intentase lo l1evaran ante el Alcaide, y los Agriculto- la trascendencia dei precio, las ms experimentadas en detectar el
res, a or esto, juraron que traeran ms ai Mercado; y las vehemen- peso escaso o la calidad inferior (pgina 266). Bohstedt discute
tes Hembras amenazaron a los Agricultores dicindoles que si no
cumplan su juramento, ellas vendran y se lo llevaran por la Fuerza
esta afirmacin: Es un error anacrnico suponer que el papel de
de sus Almiares. Los Agricultores cedieron y lo vendieron por 6 che- las mujeres en los motines de subsistencias naci de algn papel
lines, con 10 cuaI los tejedores y los peinadores de lana pobres se especial de la mujer como la compradora de la famlia. En ninguna
alegraron.!" parte se encuentran pruebas de la frecuente suposicin de que en
este periodo las mujeres eran las principales compradoras ... , Las
Es dudoso que los griegos pudieran mandar a sus esposas a mujeres plebeyas eran productoras y ganadoras de ingresos y no
llevar a cabo una serie de acciones practicadas tan hblmente sin amas de casa y compradoras no asalariadas y limitadas por su sexo
un previo acuerdo mutuo sobre el papel de los dos sexos: el cual (en ai papel ms moderno de "hacer hogar?. '" A decir verdad, Bohs-
este caso) dejaba la accin y el trabajo de pensar a las mujeres y tedt se indigna ante el estereotipo inventado por l mismo: Las
slo la tarea de comer a los hombres. mujeres no eran simplemente furias hogareias que se secaban las
Otra dificultad (insuperable) es que los datos sacados de los anos manos y se iban aI mercado o se encendan all como multitud de
1790-1810, por muy hblmente que se cuenten, no pueden servir de compradoras. No trata de demostrar quin se encargaba de com-
base para generalizaciones sobre la presencia femenina en los moti- prar las provisiones ni cmo,'> sino que, en vez de ello, formula
nes de subsistencias que tuvieron lugar a lo largo de un periodo de hiptesis sobre las relaciones casi de igualdad entre las mujeres y
ms de doscientos afios. Despus de 1812, los motines de esta clase, los hombres en la economia domstica protoindustrial.
en la mayor parte dei pas, cedieron su puesto a otros tipos de protes- Estoy de acuerdo en que amas de casa y la compra son (en
ta (poltica, sindical). De modo que John Bohstedt ha sacado sus can-
tidades de las ltimas etapas dei motn tradicional, en el cual -segn
123. Thomas y Grimmett, op. ct., p. lO, tambin me acusan, basndose en lo
arguye l mismo- puede que el papel de las mujeres estuviera cam- mismo, de colocar a las mujeres firmemente en el mercado; aunque no exactamente
biando. Como mnimo, las generalizaciones tendran que apoyarse en junto aI fregadero de la cccina; y, adems, no arrojan ninguna luz sobre cmo se
un repaso de los datos correspondientes a los siglos XVII y XVlII. rzz haca la comercializacin.
124. Bohstedt se muestra extraamente inconsecuente. Sugiere que los hombres
se encargaban de la comercializacin (p. 116). Pera las mujeres (J,que normalmente
121. R. W. Malcolmson, Life and labour in England, 1700-1780, 1981, p. 1I8. no se encargaban de ella y, por ende, estaban encerradas en la unidad domstica?)
122. Wendy Thwaites ha encontrado mujeres presentes en motines de subsis- tejan de un modo u otro las redes de vecindad, y elogia un estudio francs por
tencias habidos en Oxfordshire en 1693, 1713, 1757, 1766 Y 1795: Thwaites, tesis, sefi.alar que el trabajo de la casa entraba en la cooperacin comunal ai ir a bus-
cuadro p. 472 (para 1795), pp. 485-486. car agua y provisiones, por ejemplc (p. 98, la cursiva es ma).
356 COSTUMBRES EN COMN LA ECQNQMA MORAL REVISADA 357
sus acepciones actuales) trminos anacrnicos, aunque yo no utilic de trigo, etctera; las avenidas que llevaban a ella abarrotadas de
ninguno de ellos. Tengo una pequena dificultad que estriba en que esposas de agricultores con sus cestas de mantequilla, huevos y aves
no considero que las habilidades que intervienen en ir aI mercado o de corral ... 127
encargarse dei hogar carezcan de importancia y sean inferiores, aun-
que es verdad que las culturas dominadas por los hombres pueden De hecho, ai mercado de aves de corra!, fruta y verduras a ve-
hacer que lo parezcan, y luego traten de limitar a las mujeres a ces lo lIamaban mercado de las mujeres, Un comerciante expe-
papeles inferiores, Pero en realidad hay aqu dos interrogantes: rimentado, recordando la dcada de 1760, describi eI prspero
uno emplrico -l.quin hacla la compra y cmo?- y otro terico mercado turstico de Bath, donde el agricultor, su esposa, hija o
sobre la economia domstica protoindustrial, y nos ocuparemos de criada acudia con Ia mejor mantequilla de leche, mantequilla de
ellas siguiendo ese orden. suero de leche, quesos ... cerdos para asar ... tocino ... morcilla y
-No hay ninguna fuente nica a la que se pueda acudir para de- salchichn, abundancia de manteca, mondongo bien limpiado y pre-
ter~inar los papeles de los sexos en el mercado. Desde luego, las parado a mano por una pulcra lechera; aves de corral diversas ...
mujeres se hallaban presentes como vendedoras de comestibles huevos frescos ... fruta, flores, hierbas, miei y los panales, etc.,
aunque pocas de ellas eran comerciantes autorizadas. ns Cabra es~ etc., etc.n.!" En la dcada de 1790 de este comercio ya se estaban
perar que, en una ciudad con mercado, encontrramos multitud de encargando intermediarias, buhoneros, etc.a.!" y al crecer la pros-
vendedores de aves de corral, huevos, mantequilla, verduras, fru- peridad de los agricultores la gente se quejaba con frecuencia de
ta y otros artlculos producidos localmente, y la mayora de estos que compraban pianofortes para sus hijas, en vez de lIevar la man-
vendedores eran mujeres: las esposas, hijas y criadas de los agricul- tequilla y los huevos ai mercado.'"
tores deI lugar, mientras que otras seran comerciantes modestas de Es menos fcil identificar a los compradores, aunque es induda-
la elase trabajadora. En un mercado gobernado estrictamente, algu- ble que los haba de uno y otro sexo. Oxford, que en el siglo XVIII
nas de estas personas podan pagar un tributo por su puesto de era un mercado de trigo bien reglarnentado, tiene muy pocos datos
venta -por ejernplo, en la Butter Cross (vase la lmina XVIla)-, sobre compras pequenas y los que tiene indican que los principales
pero era ms frecuente que expusieran sus rnercancas en la pe- compradores eran panaderos, molineros y comerciantes. Pero es po-
riferia.'" En 1816 un historiador local describi el mercado de Bi- sible que no se tomara nota de las pequenas compras. O quiz la
cester: gente trabajadora no compraba a menudo un saco de trigo de un
bushel de harina.'" Una investigacin sobre Ruth Pierce, que muri
He odo decir a muchos de los habitantes ancanos que en otro en extraas circunstancias en el mercado de Devizes en 1753, indica
tiempo vean Ia colina deI mercado completamente cubierta de sacos que se haba juntado con otras tres mujeres para comprar un saco
de trigo a un agricultor.'" Las prcticas eran diferentes en cada re-
125. Vanse eI excelente estdio de Wendy Thwaites Women in the market gin, pero a mediados de siglo en muchas partes deI sur y de las
plac~:. OXfords~ire c. 1690-18?O, Midland History, IX (1984), pp. 23-42, y, para la
tradicin anterior, Rodney Hilton, women traders in medieval England, eo Class
confict and the crisis of feudalism, 1985, p. 213. 127. J. Dunkin citado en bi., p- 29.
126. A comienzos deI siglo XVIII el Seor dei Mercado de Woodbridge (Suf- 128. J. Mathews, Remarks on the cause and progress of the scarcity and dear-
folk) amenazaba con procesar a las personas que vengan a esta ciudad con pesca- ness of caule... , 1797, pp. 9-10.
do, aves de corral, fruta, mantequilla, queso, huevos en los dias de mercado y que 129. lbid., pp. 70-71.
lleven estas cosas de casa en casa, en lugar de tomar un tenderete o puesto en el 130. J. Malham (prroco de Helton, Dorset, y Ordinario de la crcel del con-
mercado: Ipswich y East Suffolk eRO, V 5/9/6 - 3 (3). Quiz parecidos intentos dado de Wiltshire), The scarcity of gran consdere, Salisbury, 1800, p. 43.
de control~r se encontraban detrs de una serie de procesos de pequenos comercian- 131. Thwaites, tesis, I, pp. 208-221, comenta la cuestin con cuidado.
tes (hortalizas, fruta, pescado) por regrating en Oxford en 1712: de las 24 personas 132. Inquisition 00 Ruth Pierce, Wiltshire Archaelogcal and Natural His-
procesadas, 21 eran mujeres: Thwaites, p. 30. tory Magazine, XII (1870), pp. 256-257. Mi agradecimiento a Mary Prior.
358 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL REVISADA 359
Midlands los trabajadores compraban harina o pan en lugar de tri- a la tienda de comestibles y comprar un poco de t, azcar, mante-
go. '" Cinco casos relativos a infracciones dei Assize of Bread (falta quilla. m En esta divisin de los papeles de los sexos, el de la mujer
de peso, etctera) se vieron ante las Quarter Sessions de Oxfordshi- consistia en terminar la compra y el dei hombre (sin duda), quedar-
re, en la Epifania de 1758, procedentes de Ploughley Hundred, y se en la posada y beber.
cuatro de los compradores a quienes se les tom juramento eran Personas de todas las edades, tipos, tamaos y sexos se reunian
mujeres, '" EI alegare que la Corona present en 1766 contra Hester en un mercado concurrido. La gente elegante iba apartndose a me-
Pitt y Jane Pitt indica que pararon a Mary Cooke en Ruscombe, dida que transcurria el siglo; no queria verse apretujada entre los
cerca de Stroud, cuando iba a caballo cargada con diecisis docenas plebeyos y mandaba a sus criados ai mercado en vez de ir en perso-
de panes, la empujaron hasta hacerla caer dei caballo y se apodera- na. (Ms que ai criado, probablemente enviaban a la cocinera o la
ron dei pan. '" Esto nos recuerda que en la segunda mitad dei siglo ayudanta de cocina a comprar provisiones.) Las esposas y las hijas
las tiendas de panaderos y buhoneros eran cada vez ms comunes, de los cottagers quiz siguieron acudiendo para gastarse en tela,
que el pan podia transportarse a caballo, o en un carro tirado por cintas o artculos domsticos los modestos ingresos que obtenan
un caballo, y que los motines podan ser de mujeres contra mujeres. vendiendo huevos o cerezas. (EI dinero ganado con estos productos
Los datos de que disponemos me inducen a pensar que en la perteneca a la parte dei presupuesto familiar que correspondia a
dcada de 1790 la gente trabajadora no compraba trigo, harina o <da rama femenina.) Algunos agricultores se quedaban, se emborra-
pan en el mercado en el dia de mercado, sino que obtena estos chaban y sus esposas tenan que recogerlos.!" Haba carreteros y
productos en otra parte, en posadas, tiendas o panaderas. Catheri- palafreneros, vendedores de copias, quiz uno o dos violinistas y un
ne Phillips nos dice en 1792 que antes era costumbre de las espo- fullero. Haba nios con los ojos muy abiertos y la esperanza de
sas de trabajadores y artfices comprar, en los dias de mercado, dos robar una manzana. Haba parejas de enamorados, en el nico dia
o tres galones de malta, con la que quiz se elaboraria una cerveza en que podan verse. Panaderos y molineros, buhoneros e interme-
tolerablemente buena para la mesa y que duraria toda la semana, diarios, funcionarios dei mercado. Y una multitud de compradores,
pero ya empezaban a no hacer esa compra porque el impuesto so- muchos de los cuales eran mujeres. Por regia general, le tocaba a la
bre la malta haba hecho que el precio subiera dernasiado.!" Donde mujer cocer el pan, elaborar la cerveza y preparar la comida -Mary
la gente acudia al mercado urbano desde cierta distancia quiz uti- Collier, la lavandera, revel con elocuencia los papeles duales de la
lizaban algn medio de transporte, y las mujeres, los hombres y los mujer como asalariada y trabajadora domstica, en 1739-'" Y des-
nios mayores viajaban apretujados en l; sin duda el marido y la de hace mucho tiempo se da por sentado que la mujer era la princi-
mujer solian recorrer juntos el mercado. En 1800 un observador se pal compradora de provisiones. No se ha demostrado dei todo que
fj en que un hombre y su esposa acudan a una posada para com- as fuera, pero si las investigaciones se dirigen en esa direccin, poca
prar un cuarto de bushel de trigo, y despus de medir el trigo, la duda me cabe de cules sern sus resultados.
mujer le dice a su marido: John, quiero un poco de dinero para ir En cualquier caso, el mercado era una gran ocasin para la so-
ciabilidad. Me atrevo a sugerir que el dia de mercado podia incluso
ser de diversin. Si las mujeres interpretaban un papel tan impor-
133. A person in business, Two etters on lhe f/our frade, Londres, 1757,
1766, pp. 7-8; el autor escribe desde Hampshire. Vase tambin Wendy Thwaites, tante en relacionar las unidades domsticas unas eon otras hasta
Dearth and the marketing of agricultural produce: Oxfordshire, Agric. Hist, Rev .
XXXtIl, 1985, p. 121. 137. William Brooks, The true causes of our present dtstress for provisions,
134. Thwaites, Women in the market place, p. 37. 1800, pp. 29-30. Doy las gradas a la doctora Thwaites.
135. PRO, TD 11/1138/5956: Special Commission, Gloucester, 14 de noviem- 138. F. W. Steer, ed., The memoirs of James Spershott, The Chichester
bre de 1766, alegato de la Corona. Papers, 30, Chichester, 1962.
136. Catherine Phillips, Consderations on lhe causes of lhe high price of 139. Vase Mary Collier, The woman's /abour, ed. de Marian Sugden y E. P.
grain... , 1792, p. 7. Thompson, 1989.
360 COSTUMBRES EN COMN LA ECONMA MORAL REVISADA 361
formar una comunidad, Lcmo podia ocurrr que no tomasen parte rnujeres) trabaron un largo y victorioso combate eon los agriculto-
en una ocasin tan importante para la relacin social (y los chis- res. '" John Bohstedt desea quitarle importancia a este papel de la
morreos) de la comunidad como el mercado? Bohstedt no nos ofre- rnujer en el mercado porque quiere hacer hincapi en el papel pro-
ce ninguna prueba, pero sugiere que tanto los ingresos de la familia ductivo de las mujeres en la unidad domstica protoindustrial, que
como las compras necesarias probablemente los recoga el hombre las haca virtualmente iguales a los hombres en la economia y la
ai hacer el viaje semanal ai almacn y ai mercado. Bohstedt dice organizacin cornunales. Las rnujeres participaban en los motines,
esto pensando en el trabajador paero o fabricante de clavos pro- no en calidad de amas de casa, sino como personas que contribuan
toindustrial que trabaja en su propia economia domstica, pero plenamente a los ingresos de la famlia. Hay que verias como proto-
tiene que recoger las materias primas y entregar el producto termi- ciudadanas y constituyentes de la organizacin y la economia locales,
nado ai putter-otu. Pero el dia de entrega de su pieza a menudo easi iguales a los hombres en afirmar sus derechos al pan disponible.
no era el mismo que el dia de mercado. Y en una rnayora de las No deseo poner en duda la importancia dei trabajo de las mu-
unidades domsticas hilar fue la parte principal dei trabajo de jeres en la unidad domstica dedicada a la paera o la metalurgia.
las mujeres hasta la dcada de 1790 o ms tarde, y las mujeres (espo- Pero no hay ninguna razn que les impidiese ser tambin las prin-
sas o solteras) tenan que visitar a su propio putter-out, o aI tendero cipales encargadas de comprar y vender alimentos, dei mismo modo
que haca las veces de agente, con la misma frecuencia. Un folleto que los hombres serian los que con ms frecuencia se encargaban
de 1741 muestra a mujeres de Hampshire, Wiltshire y Dorset acu- de las herramientas y los materiales dei oficio. Lo que puede resul-
diendo ai mercado en carretas de agricultor y Ilevando el hilo a los tar enganoso son los conceptos de igualdad y estatus que les apli-
paeros: Iuego reciben las pocas cosas que necesitan y vuelven a la camos desde nuestra propia sociedad consciente dei estatus y con-
posada para que las Ileven de nuevo a casa. (Podia haber hasta tractual. Estas mujeres (y estos hombres) eran para ellas mismas y
trescientas o cuatrocientas personas pobres, principalmente mujeres, no para nosotros: eran proto-nada. No las acuciaba nnguna idea
en el mercado haciendo esto.) "" En 1794 un observador bien infor- de igualdad, en sentido competitivo, toda vez que estaban profun-
mado escribi sobre el desaliento de un pen cuya esposa e hijos damente habituadas a aceptar que los papeles de los hombres y los
vue1ven deI mercado con la triste noticia de que el Hombre de la de las mujeres eran diferentes y que ello no significaba que ninguno
Lana ya no da ms trabajo para hacerlo a domicilio ... . '" fuera ms o menos que el otro. Desde luego, haba puntos de coin-
Si las mujeres solan preparar la comida en la unidad domstica cidencia y tambin ocasiones en que cada sexo (las mujeres eon ms
y si algunos (pero no todos) los motines de subsistencias protagoni- frecuencia que los hombres) tomaba parte en el trabajo deI otro.
zados por mujeres tenan objetivos en el mercado, el sentido comn Pero Bohstedt va demasiado lejos, en su loable intento de poner de
induce a pensar que las mujeres saban mucho de la comercializa- relieve la posicin independiente de las mujeres, ai sugerir que los
cin de los alimentos. AsI parece con frecuencia a juzgar por los papeles de los hombres y las mujeres en la economia de la unidad
informes. En 1740 en Newport Pagnell (en una poca en que la domstica o dei cottage eran casi ndistinguibles.!"
multitud bloqueaba las exportaciones), los agricultores vendieron AI contrario; los diferentes papeles de los sexos estaban demar-
dos carretas de trigo a los agentes. Se disimul el trigo envasndolo cados firmemente, tal vez tanto ms firmemente cuanto que la esfe-
como si fuera queso, pero algunas mujeres astutas sospecharon ra de responsabilidad de cada sexo contaba con el respeto dei otro,
el engano, pararon las carretas y (acompaadas de otras trescientas
142. lpswich Journal, 7 de junio de 1740.
140. Alice Clark, Working ttfe of women in lhe seventeenth century, 1919, 143. Bohstedt quiz recurre en exceso a las sugerencias de Hans Medick sobre
reimpresin de 1982, pp. 108-109. The preto-industrial family eccnomy, en Peter Kriedte, H. Medick y Schlumbohm,
141. A. B., Observations on lhe detriment lha! s supposed must arse to lhe Industriaization before industriazation, Cambridge, 1987, pp. 60-63(hay tred. cast.:
family of every cottager from lhe 10$$ of wollen spinning ... , 1794.
o Industrlalizacn antes de la industralizacon, Crtica, Barcelona, 1986).
362 COSTUMBRES EN CMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 363
Una fuente enfticamente literaria es el poema que describe las y confianza en si mismas. Pero esto no era debido a que los papeles
costumbres de los paeros en el West Riding de Yorkshire hacia de los sexos fuesen casi indistinguibles. La esfera de autoridad fe-
1730. Es exactamente una comedia de costumbres sobre los papeles menina probablemente inclua la mayor parte de la compra y venta
de los sexos en una unidad domstica protoindustrial, aunque su de provisiones y dentro de la unidad domstica las mujeres eran res-
categoria es la de pequeo menestral ms que la de oficial. En l la ponsables de preparar el pan, elaborar cerveza y alimentar a todos
comida ciertamente la prepara la Seora, con la ayuda de la apren- sus miembros. Por lo tanto, eran especialmente sensibles ai precio y
diza Bess: consiste en caldo, tortas de avena, carnero, pan (prepa- a la calidad, y eran las primeras en tener que formular economias
rado en casa), pastelillos de fruta y cerveza de elaboracin casera. y estrategias de supervivencia cuando la escasez amenazaba. Este
EI Maestro supervisa las necesidades dei ramo de tejedores; l o papel haca que custodiasen la supervivencia de la unidad domstica
sus hijos (o aprendices) obtienen lana de la regin de los Wolds, la tanto como la custodiaban los hombres, que tal vez ganaban la mayor
lIevan a los hilanderos, obtienen apresto, colorantes, etctera. La parte de los ingresos de la familia. Hablaban de sus problemas, en-
Sellora debe supervisar la obtencin de levadura (tal vez de algn fados o ansiedades eon otras mujeres, no slo en e1 mercado, sino
vecno), malta y frutos deI lpulo para elaborar cerveza, jabn y en las ocasiones que diariamente se presentaban en el vecindario.
azul. ElIa y Bess deben tambin sentarse ante la rueda de hilar Alice Clark escribi hace mucho tiempo que esto favorecia la for-
teir, hacer la colada (y lavar la vajilla), lIevar a los nos a I~ macin de una opinin pblica femenina sobre los acontecimientos
escuela e ir luego a buscarlos y supervisar a los trabajadores en del momento. De esta manera se vinculaban las unidades domsti-
ausencia dei maestro. Y otra docena de cosas.'" cas y se preparaba el ncleo para las acciones directas."
Eran exactamente la magnitud y la importancia manifiesta dei AI quitarle importancia a este papel y fijar su anlisis sobre el
papel de la mujer, asi como sus mltiples responsabilidades, cada papel de las mujeres como ganadoras de ingresos en la unidad do-
una de las cuales exiga habilidades especiales, las que le daban mstica manufacturera, Bohstedt -muy en contra de sus propias
autoridad en la unidad domstica y respeto en la comunidad. Su intenciones- hace una crnica casi condescendiente de las mujeres
trabajo era indispensable y ella lo sabia muy bien. De nada sirve como participantes en motines: Tpicamente, las mujeres se unan
tratar de calificar las esferas de trabajo femenina y masculina en a los hombres en los motines de subsistencias (pgina 345, la cur-
trminos de grados de casi igualdad, Por supuesto, en la esfera siva es mia). Se sugiere que las mujeres expresaban su solidaridad
pblica dei derecho, la religin y la propiedad la mujer estaba so- con los hombres, como casi iguales suyos que eran. Pero los da-
metida. Pero en la economa de la unidad domstica los trminos que tas que tenemos no producen esa impresin, Eu estas cuestiones,
necesitamos son autoridad, valia y respeto: tal vez la pari- las mujeres eran a menudo las lideres de la opinin de la comuni-
dad y la interdependencia mutua de los elementos que son diferentes.'" dad y las que iniciaban las acciones; a veces eran las nicas ejecu-
Si las mujeres destacaron de modo especial en los motines de tantes de tales acciones y los hombres las secundaban para mostrar
subsistencias habidos en regiones donde la economia domstica su solidaridad con ellas tan frecuentemente como las mujeres secun-
manufacturera era fuerte, tales como los distritos paeros, ello se daban a los hombres.
debia en parte a que su papel en esta economia les daba autoridad En 1766 y posteriormente hubo menos acciones espontneas de
la multitud en el mercado por.que eran menos los cereales que se
a 144. El texto completo est en Publications of lhe Thoresby Society, XLI,
3. parte, 1947, p. 95. Hay extractos en H. Heaton, Yorkshire woolen and worsted
industries, 1920, pp. 344-347; Thompson, The making of lhe English working c/ass, 146. Clark, op. ctt., p. 51. Vanse tambin la sugerencia de Maxine Berg sobre
pp. 300301. las redes en The age of manufactures, 1985, pp. 164~167 (hay trad. cast.: La era de
145. Vase Dorothy Thompson, Women, work and politics in nineteenth-cen- las manufacturas, Crtica, Barcelona, 1987), y el excelente estudio dei trabajo de. l.as
tury England: the problem of authority, en Jane Randall, ed., Equal or different, mujeres en la economia familiar en Bndget Hill, Women, wodc, and sexual palitcs
Oxford, 1987, pp. 6163. in eighleenth~cenlury England, Oxford, 1989, captulos 3 y 4.
364 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 365
vendian all. Las ventas se estaban trasladando a las posadas y el pueblo se alborot inmediatamente.':" Si esta elase de alborotos
mercado libre estaba tocando a su fin en algunos lugares. La gente perdian fuerza luego, las mujeres todavia podian iniciar (e iniciaban)
trabajadora deI sur y de las Midlands era cada vez ms dada a com- acciones espontneas en el mercado en relacin con otros alimentos,
prar pano EI precio deI pan podia fluctuar o (si el precio permane- tales como las patatas o la carne. En Ashby-de-Ia-Zouche en 1766,
cia igual) lo que variaba era el peso, que era ms difcil de juzgar. cuando un agricultor subi en dos peniques la libra el precio de su
En los anos de precios altos de la dcada de 1790, los enormes pa- mantequilla, una vieja le asi por el cogote con una mano y con la
nes de cuatro llbras o de dos libras que normalmente se elaboraban otra le unt la cara de mantequilla. '"
en muchas ciudades quedaron fuera deI alcance de los pobres, Si las mujeres tomaron parte en ms o menos motines de los
que se vieron obligados a comprar fragmentos de pan, con varias que se tiene noticia carece de importancia. Lo que s contina sen-
superflcies expuestas aI sol, el aire, las moscas, el polvo y todas las do importante -y, de hecho, notable- son las abundantes pruebas
contingencias de una tienda de buhonero, '" Pero el producto final de que las mujeres participaron activamente en los motines de sub-
que se encontraba en una tienda de buhonero era un blanco ftil sistencias durante un periodo de ms de doscientos anos, y en mu-
para los que deseaban provocar el descenso deI precio de los cerea- chas partes de Gran Bretaa.!" Ningn otro asunto recibia un apo-
les, Por consiguiente, la multitud tenia que trazar sus planes con yo tan entusiasta y constante de las mujeres, ai menos en Ingla-
ms cuidado y seleccionar los blancos, a menudo fuera dei merca- terra. '" AI repasar las acusaciones en los tribunales dei oeste y de
do, tales como posadas, canales, muelles, graneros, casas de labran- Oxford en la segunda mitad dei siglo XVlll, vemos unos cuantos ca-
za, molinos, carretas en la carretera. Estas acciones relacionadas sos que parecen ser la defensa de prcticas gremiales (pero no dei
con el trigo o la harina debian de producirse despus de debates (y sindicalismo formal) por parte de la comunidad; prcticas que con-
rumores sobre acaparamiento o especulacin) en el seno de la comu- sisten en resistencia aI cercamiento de tierras, en cencerradas, y en
nidad trabajadora. la poltica civica en antiguas ciudades paeras, Y en todas estas co-
Las acciones espontneas por parte de mujeres en el mercado sas parece que hubo una significativa participacin femenina. Pero
fueron ms frecuentes en la primera mitad dei siglo, porque el trigo los motines de subsistencias son las acusaciones donde con mayor
y la harina estaban todavia en el mercado abierto. As, en Oxford frecuencia encontramos mujeres. Hay algunos casos donde todos
en 1693 encontramos en el mercado mujeres apedreando a moline- los acusados son hombres, '" como tambin los hay donde slo figu-
TOS, harineros, panaderos, etctera; 148 en 1740, la mayora de los
motines fueron contra la exportacn, pero tambin se da noticia 150. Bewdley: Northampton Mercury, 6 de junio de 1757; Worcester: Worces-
de motines en el mercado, tales como eI de Peterborough, donde ter Jouma, 19 de mayo de 1757; Taunton, Newcastle-under-Lyme, Salisbury, Kid-
varias mujeres se alzaron tumultuosamente en el dia deI mercado derminster: todos en R. W. Malcolmson, Life and labour in Eng/and, /700-1780,
1981, pp. 117-118.
obligaron a los agricultores a abandonar sus sacos y esparcieron su 151. Dale E. Willlams, Midland hunger riots in 1766)), Mid/and History, III,
trigo por la calle.'" Se da cuenta de parecidas acciones de mujeres 4 (1976).
en eI mercado en 1757 en Bewdley, Worcester, Taunton, Newcastle- 152. John Walter en Charlesworth, ed., An atlas of rural protest, 1983, mues-
under-Lyme y Salisbury, mientras en 1766, en Kidderminster, cuan- tra mujeres presentes en motines en Kent (1595), Essex (1596) y descargandc un
do unas mujeres pobres estaban licitando por un saco de trigo en eI barco en Southampton (1608).
153. En Escocia a finales dei siglo XVIII el asunto que ocasionaba la mayor
mercado de este producto y un panadero ofreci ms que ellas, el participacin de mujeres en la accin directa era la oposicin al ejercicio dei patro-
nazgo eclesistico por parte de patronos laicos contra los deseos populares de los
fieles. Los motines de subsistencias ocupaban el segundo lugar. Logue, op. ct.,
147. Thomas Parsons, Letters to an M.P. on lhe absurdty of popular preju- pp. 199-204.
dices... Bath, 1800.
154. PRO, Assi 24/42, Devon, inviemo de 1767: 21 hombres (17 tejedores,
148. Thwaites, tesis, 11, pp. 468.469. 2 peinadores de lana, 2 peones, 1 cordobanero) por atacar un cernedero; ibid., 9 hom-
149. Gloucester Journal, 24 de junio de 1740. bres de Ottery St Mary por derribar un molino hidrulico (y los dos casos siguien-
366 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMfA MORAL REVISADA 367
ran mujeres.''' Hay acusaciones en las que parece que se ha escogi- tra veinte mujeres y slo cinco hombres. rso .Indican estas cifras di-
do a una mujer a modo de muestra.!" de la misma manera que en ferencias de comportamiento entre los sexos o diferencias en las prc-
otros casos se han escogido hombres.!" Hay veces en que la acusa- ticas de control y procesamiento? 161
cin parece haberse hecho imparcialmente. rse Pero las acusaciones No sabemos hasta qu punto las autoridades estaban tan dispues-
dan fe de la vigorosa presencia de las mujeres, tas a procesar a mujeres como a hombres, o si las mujeres tenlan
Hay la posibilidad de seguir investigando este aspecto, pues pa- que cometer desafueros- especiales antes de ser acusadas. tez Hay
rece que todavia nadie ha examinado sistemticamente los archivos pocos indicios que hagan pensar que en el oeste de Inglaterra, re-
judiciales a lo largo de un prolongado periodo. Y no es de esperar gin profundamente tradicional donde los motines de subsistencias
que se encuentren respuestas uniformes. John Bohstedt seilala que eran un modo de negociacim casi tolerado, las autoridades con-
de cincuenta y cuatro amotinados que comparecieron ante los tribu- siderasen de mal gusto acusar a mujeres por haber participado en
nales en Devon en 1795 y 1801 slo siete eran mujeres; pero que en tales motines. En 1765 Tiverton se vio convulsionado por motines
Manchester, en 1795, de las doce personas acusadas de participar de la comunidad y los gremios contra el alcaide y la corporacin,
en motines de subsistencias nueve eran rnujeres.!" Mis propias in- en los cuales (segn atestigua la literatura) las mujeres fueron las
vestigacones en los archivos judiciales revelan una discrepancia pa- que ms destacaron, pues entraron por las ventanas de una posada
recida entre el distrito occidental (donde durante el periodo 1765- y cayeron sobre el alcaide, arrancndole la peluca y amenazndole
1772 hubo motines en Devon, Wiltshire, Dorset y Somerset) con con la muerte si no firmaba un papel. Pero de las veintisis perso-
114 hombres y slo catorce mujeres acusados, y el distrito de Ox- nas procesadas por estos motines slo seis eran mujeres.''' Pero .qu
ford (donde hubo motines de subsistencias en Herefordshire, funcin cumpla el procesamiento? Parece ser que en el distrito oc-
Worcestershire y Shropshire entre 1767 y 1774) con acusaciones con- cidental el procesamiento de participantes en motines de subsisten-
cias fue fortuito y a menudo indulgente. Con frecuencia era difcil
persuadir ai grand jury a encontrar motivos suficientes para proce-
tes); ibid., Somerset 1766. motn relacionado coo el queso, Wellington (13 penado- sar a los amotinados y (una vez encontrados) podia ocurrir que el
res de lana, tejedores, etc., acusados); btd., Somerset, verano de 1767, motln rela- petty jury" no los declarase culpables. En el caso de un ataque que
cionado con el queso, 7 peones de Trowbridge acusados (pero sin que se lIegara a
ningn veredicto certo); ibid . Wiltshire, invierno de 1767. 8 hombres acusados
(5 tejedores, 2 escribientes, 1 pe6n). 160. PRO, Assi 24/42, 24/43, 4120, 4121, 4122. Slo he contado los casos de
155. PRO, Assi 4122, Shropshire, verano de 1767, 5 mujeres de Culmington, motines relacionados explicitamente con los alimentos.
por cortar sacos y arrojar grano ai suelo. Assi 4120, Worcestershire, verano de 1768, 161. Douglas Hay ha encontrado mujeres a la cabeza de motines de subsisten-
7 mujeres por llevarse 21 hectolitros de trigo. Assi 4121, Worcestershire, Cuaresma das en Staffordshire en 1740, 1757, 1783 Y 1800: Crime, authority and the criminal
de 1775, 7 mujeres de Old Swinford (I viuda, 2 hilanderas, 2 esposas de minero y laws in Staffordshire 1750-1800, tesis doctoral, Universidad de Warwick, 1975,
2 esposas de pe6n) por un motfn relacionado con la harina en el cual partciparon p. 265, y comunicacin privada.
200. Assi 24143, Somerset, Cuaresma de 1801, 4 mujeres por obligar a vender pan 162. En 1795 mineros dei bosque de Dean registraran una barcaza fluvial en
por debajo dei precio dei mercado. Awre, en el Severo. AI encontrar trigo y harina, 100 hombres, mujeres y nios baja-
156. PRO, Assi 24/43, Devon, verano de 1801, 5 peones y una mujer soltera, ron dei bosque con caballos y asnos y se llevaron 176 hectolitros. Segn un testigo,
por obligar a vender cebada por debajo dei precio dei mercado. las mujeres se mostraron ms tumultuosas que los hombres. Pera fueron deteni-
157. PRO, Assi 24/42, Somerset, verano de 1767, motin relacionado con la dos 5 mineros, 2 de los cuales fueron ahorcados por robar batina; PRO, Assi 5/116;
mantequilla, 5 mujeres y I pen acusados. London Chronicle, 17-19 de noviembre de 1795.
158. Por un motn relacionado con el trigo ocurrido en Bicester (Oxfordshire) 163. PRO, Assi 24/42, Devon, verano de 1765; F. J. Snell, The chronicles of
en 1757, 4 hombres y 4 mujeres fueron pracesados, de los cuales I hombre y 1 mujer Twyford, Tiverton, 1893, pp. 192-201.
fueron condenados a 7 afias de deportacin; por un motn relacionado con las alu- Grand jury: jurado que se encarga de considerar las pruebas reunidas por el
bias, 2 hombres fueron deportados y 1 mujer fue marcada: Thwaites, tesis, pp. 471 juez de instruccin para decidir si debe o no formalizarse la acusacin contra una
y 473. persona. Petty jury: jurado que enjuicia fmalmente los hechos en los procesos civiles y
159. Bohstedt, Gender, househo1d and community politics, p. 120, nota 116. crinnales. (N. deI t.)
368 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 369
en 1767 hubo contra un cemedero de Devon, veintiuna persanas to en los casos en que las mujeres predominaban de forma manfies-
fueron absueItas y en dos casos el grand jury no pudo encontrar ta en los motines, puede que las autoridades hubieran comprobado
motivos para procesarlos, y en el caso de otro ataque contra un que era ms conveniente castigar a los hombres de modo ejemplar.
molino <mo se pudo encontrar motivos para procesar a la totalidad Incluso es posible que existiese una jerarquia de niveles de pro-
de los dieciocho acusados en Ottery Saint Mary. '" Y asi sucesiva- cesamiento, con diferentes proporciones por sexo en cada nivel. En
mente. En 1795 y 18001801 se despleg un poco ms de cela, pera lo ms alto de la jerarquia estaria la encomienda especial de Oyer
una venta forzosa en 1801 dia por resultado la absolucin de cinco and Terminer, que el gobierno instituy a finales de 1766 con el
hornbres acusados y no se celebr proceso contra la nica mujer, al objeto de dar ejemplosi en los distritos turbulentos. Los que eran
mismo tiempo que se anul el procesamiento de dos hombres acu- juzgados por esta encomienda eran predominantemente hombres:
sados de aterrorizar a un agricultor (ponindoIe una saga alrededor trece en Berkshire y ninguna mujer; quince hombres en Wiltshire y
dei cuello) para que firmase un papel. En cambio, cuatro mujeres cuatro mujeres; y en Gloucestershire cincuenta y cuatro hombres
de Montacute (Somerset) fueron acusadas de hurto en gran cuanta y doce mujeres. ". Puede que las autoridades fuesen hasta cierto pun-
por obligar a Elizabeth Hopkins a vender setenta y dos panes a un to reacias a someter a las mujeres a un procesamiento que podia
precio inferior al que ella deseaba cobrar, y Mary Gard y Sarah terminar con su ejecucin.!" pera, en eI caso de que les incoaran
Baker fueron declaradas culpables.:" proceso, es difcil saber si recibian un trato preferente de los tribu-
En varias casos ms, tanto en el distrito occidental como en el nales. '" En el caso de las mujeres de Wiltshire, Priscilla Jenkins fue
de Oxford, se impuso a los acusados una multa de un chelin o se les condenada a muerte por robar en una casa (se le conmut la pena
absolvi por pobres. rs Esta induce a pensar que la funcin dei por la de deportacin perpetua), Elizabeth Moody y Mary Nash
procesamiento era inspirar terror durante un tiempo hasta que fue- fueron deportadas durante siete afias por robar cosas por valor de
se posible restaurar el orden y que el acusado cayera en el debido I chelin y 7 peniques en una casa, y Sarah Pane, que era viuda, fue
estado de contriccin a causa de la ansiedad y de las molestias deI declarada culpable de robar harina por valor de 6 peniques y puesta
juicio propiamente dicho. EI procesamiento entrafiaba una serie de en libertad despus de azotarla en privado. Los castigos parecen
dificultades -Ia seleccin de los infractores, la preparacin de los bastante severos. Pero se trataba de los cargos por los cuales los
testigos renuentes, el adio que inspiraba el fiscal- y los magistra- jurados habian optado por declararIas culpables. Examinando el
dos locales (notoriamente en el oeste) eran reacios a incoar proce-
167
50. Dado que eI procesamiento era a la vez selectivo e incierto
168. Estos son los resultados oficiales en Baga de Secrets, O. B. Deputy Kee-
-esta es, se emprenda para dar ejemplo, pera no tena necesa- per of Pub/ic Records, 5th Report, 1844, apndice lI, pp. 198-204. Pero algunos
riamente una relacin directa con la incidencia de motines-, no presos fueron retenidos para su posterior procesamiento o sus casos fueron desesti-
puede darse por sentado que fuera ciego ante el factor sexo. Excep- mados. EI Oloueester Journal, 15 de diciembre de 1766, inform de que 96 amotina-
dos se hallaban a la sazn en la crcel, 16 de los cuales eran mujeres: vase tambin
WiIliams, tesis, pp. 162-163. Pero otros documentos inducen a pensar que hasta
164. PRO. Assi 24/42. Entre aquellos que no fueron procesados porque el 22 mujeres fueron encerradas: las acusaciones contra una o dos de ellas fueron reti-
grand jury de Ouerry St Mary no encontr motivos para ellr haba 4 carpinteros, radas y otra declaro contra sus compaeros: alegato de la Carona, PRO, TS
4 peinadores de lana, 3 agricultores, 2 sastres, 2 peones, 2 cordobaneros y I techador. 11/1188/5956, y A calendar of the criminal prisoners in the castle gaol of Glouces-
165. PRO, Assi 24/43. ter, 13 de diclembre de 1766 (con anotaciones) en TS 11/995/3707.
166. En un motin relacionado con el queso que hubo en Taunton, se acus a 169. Esta lo sugiere John Beattie en su autorizado articulo, The criminality
11 hombres y 6 mujeres. A todos se les declar pobres y se les puso en libertad. of women in eighteenth-century Bngland, Journal of Soe. Hst., VIII (1975), p. 113,
Entre dichos pobres haba 3 peinadores de lana, 2 tejedores de sarga, 2 cordoba- nota 57. Tambin Beattie, Crime and the courts in England, J66()..J800, Oxford,
neros, 2 peones, 1 hojalatero, I batanero; y 3 hilanderas, esposas de un cordobane- 1986, pp. 436439.
ro, un pen y un tejedor de sarga; PRO, Assi 24/42, Somerset, invierno de 1767. 170. Booth, op. ct., p. 106, se encuentra eon que en los tribunales de Lanca-
167. Vase Wells, Wretched faces, capo 16, The role of the courts. shire en 1790-1801 (parece que no se haca ninguna diferenciacin entre los sexos.
24, - THOMPSON
370 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMtA MORAL REVISADA 371
asunto ms detenidamente, parece que las haban elegido para pro- Un examen ms atento de los casos no nos dice mucho. Seis de
cesarlas porque todas menos Sarah Pane fueron ms ali dei mo- las rnujeres absueltas haban participado en un motn sobre el que-
tn de subsistencas y cometieron robos en los domicilios de agri- so en Farmer Collett's, por el cual un hombre tambin fue absuelto
cultores o comerciantes. Priscilla Jenkins se haba lIevado presunta- y otro declarado culpable. Mary Hillier corri detrs de la chusma
mente una lonja de toclno, un par de botas y varios objetos en un en Minchinhampton y les dijo que el senor Butt haba llegado a
fardo sobre la cabeza... y un arma de fuego. Elizabeth Moody y casa y disparado un arma de fuego y matado a dos nos y ella
Mary Nash no eran felonas tan desesperadas, pero las acusaron de deseaba que volvieran y derribaran la casa. El grand jury declar6
allanamiento de morada, de romper las ventanas y algunos muebles que no haba motivo para el procesamiento. Elizabeth Rackley y
y de lIevarse la ropa de vestir de la familia. In Elizabeth Witts, ambas condenadas a deportacin, fueron declara-
En el caso de los acusados de Gloucestershire cabe deducir un das culpables de robar harina por valor de 10 peniques, pero como
poco ms.'" La encomienda especial en Gloucester se vio frenada parte de varias entradas nocturnas y por la fuerza en el molino de
por un grand jury que se neg a dar su aprobacin ciegamente y Richard Norris. EI delito se consider felona por haberse cometido
quiz tambin por un petty jury reacio. De las ventiuna mujeres a con nocturnidad.'" EI caso ms claro de discriminacin sexual fue
las que estaban preparando para procesarlas una no fue acusada, es el de J ohn Franklyn y Sarah Franklyn, su esposa, acusados conjun-
de suponer que por ser leme covert:" Ms de la mitad dei resto tamente de penetrar en un comercio de Stroud y lIevarse jabn,
fueron absueltas (ocho) o el grand jury juzg que no haba motvo cola y otras cosas. Pero Sarah no fue procesada, seguramente por-
para procesarlas (tres). De setenta y cinco detenidos de sexo mascu- que, segn la doctrina jurdica de la leme covert, mientras actuaba
lino se Iibr ms o menos la msma proporcin, con dieciocho ab- con su marido no era responsable de sus aetos. Fue una suerte para
soluciones y veinte acusaciones no aprobadas por el grand jury. Y ella, ya que J ohn Franklyn fue declarado culpable de hurto en gran
no hay gran diferencia en el ndice de declaraciones de culpabilidad: cuanta y deportado durante siete aos.!"
siete de veintiuna mujeres comparadas con treinta y cinco de seten- Esto lIeva a pensar que la actuacin ms dura de los tribunales
ta y cinco hombres. La diferencia acentuada se encuentra en la se- poda ser un poco menos dura para las mujeres. Pero la actuacin
veridad de las sentencias condenatorias. Diecisis de los hombres ms leve no tiene por qu mostrar la misma inflexin sexual. Los
fueron declarados culpables de felonas; diecinueve, de delitos me- magistrados recurran por va sumaria al encierro en correccionales
nores; mientras que slo dos de las mujeres fueron declaradas felo- o a la condena por pequenas infracciones dei orden pblico para
nas y a cinco las declararon culpables de delitos menores. Nueve calmar los nimos de una multitud, sin prestar atencin a las dife-
participantes en motines fueron condenados a muerte -todos eran rencias sexuales. Por ejemplo, una carta procedente de Lincolnshire
hombres, aunque seis de ellos fueron indultados- y nueve, entre en 1740 seala que hemos tendo un disturbo por parte de la Chus-
ellos dos mujeres, fueron condenados a siete anos de deportacin. ma en Bourn Destruyeron Algunos Sacos de Trigo en el Barco y
Obstruyeron su transporte a Spalding durante un tiempo, pero fue
171. Alegatas de la Corona en PRO, TS 1111116/5728. Elizabeth Moody y Sofocado a tiempo por los Oficiales de la Ciudad y 5 Mujeres En-
Mary Nash estaban embarazadas y dieron a luz inmediatamente despus de 5US res- cerradas en el Correccional?" Es poco probable que los episodios
pectivos [ucos; Mary Nash tuvo mellizos: DO se sabe a ciencia cierta si tuvieron que de esta clase dejaran huella en los archivos nacionales, aunque a
cumplir la condena. Vase Williams, op. cit., pp. 167, 170.
172. Algunas de las deducciones siguientes dependeu de anotaciones aproxima-
tivas en el Gaol Calendar en PRO. TS 11/995/3707, pero esta es diffcil de discrifrar 173. Elizabetb Rackley fue perdonada ms adelante.
y no sempre es exacto. Tambin TS 11/1188/5956; Williams, op. cit.; G/oucester 174. Gaol Calendar en PRO, TS 111995/3707. Sobrefeme covert, vase Blaek-
Journal, 22 de diciembre de 1766; Gloucester CR, Q/SG 1767-1770, Gloucester stone, op. cu., IV, pp. 26-27, y lobo Beattie, op. cn., p. 238, nota 71.
Oao1 Calendar, 13 de enero de 1767. 175. Carta de lobo Halford, I de julio de 1740, en Lincs., Arebives Office,
Mujer casada que se considera bajo la proteccin dei marido. (N. dei t.) 1 Anc. 7/4/14.
372 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 373
partir de la dcada de 1760 aument la probabilidad de que se vie- de Nottingham y sus alrededores que <mo haya siquiera perspecti-
ran en las Quarter Sessions/" va de que eI motn pierda fuerza, debido a que no se detuvo a las
John Bohstedt nos dice que la represin no saba de sexos y rnujeres, que eran las principales agresorasn.!" En el sigla XVI y
tiene razn cuando afirma que los soldados reciban con frecuencia comienzos deI XVII, las mujeres que participaban en motines hablan
la orden de abrir fuego contra multitudes mixtas. Desde Anne Car- sido personas liminares con una personalidad jurdica ambivalente
ter de Maldon, Essex, en 1629, hasta Hannah Smith de Manchester en los mrgenes de la competencia de la ley. Afirmaban, en los
en 1812, unas pocas vctimas o heronas fueron enviadas aI pat- motines provocados por el cercamiento de tierras, que las mujeres
bulo, mientras otras eran condenadas a la deportacin.!" Sin embar- no tenan Iey, y no estaban sujetas a las leyes deI reino como los
go, estoy indeciso; sigue siendo posible que, si bien de vez en cuan- hombres sino que podan ... delinquir sin miedo ni castigo de la
do se daban ejemplos, los casos en que para ello se usaban mu- ley.'"' Aunque aI sexo femenino ya le haban quitado esa ilusin de
jeres fueran menos numerosos, que a veces las mujeres gozaran deI la cabeza en el sigla XVIII, quiz en regiones tales como eI oeste
privilegio de su sexo, y que mucho dependiera deI lugar, el mo- segua existiendo alguna idea de privilegio, tanto entre las trans-
mento y el humor de las autoridades. gresoras como entre los fiscales.
Si las autoridades centrales insistan en que haba que dar ejern- i,Haba otras peculiaridades deI input femenino en los motines
plo, entonces el sexo no importaba. En 1766 eI gobierno y los fun- de subsistencias? Dudo que tenga valor tabular el desorden y la vio-
cionarias judiciales presionaban con fuerza para que se selecciona- Iencia segn el sexo, en parte debido a la naturaleza mperfecta de
sen a los delincuentes punibles con la muerte, y eI Procurador deI los datas, en parte porque todo motn debe llevar aparejada alguna
Tesoro Iamentaba que en Leicester, las Pruebas son muy escasas clase de desorden y violencia. Cuando en un incidente se produca
contra una Mujer por tirar Queso desde una Carreta a la Chusma, un enfrentamiento directo entre garrotes y armas de fuego -el ata-
que si no es un Salteamiento, no es Punible con la Muerte, '" (Han- que a un molino, la entrada en un depsito de detenidos para libe-
nah Smith fue declarada culpable de salteamiento casi cincuenta anos rar a los presos-, eI sexo predominante sera eI masculino. En los
ms tarde, por vender mantequilla por un precio barato a la multi- informes es ms comn que las mujeres aparezcan arrojando pro-
tud.) AI final, ninguna mujer fue ahorcada por los motines de 1766, yectiles -piedras o patatas- y en una ocasin, en las Midlands, en
aunque Sarah Hemmings fue condenada a la pena capital por su 1766, plantadas en filas de cinco o seis en fendo, defendiendo un
participacin en un motn en Wolverhampton: la ciudad pidi que puente con piedras y pedazos de Iadrillo contra jnetes. raz Sean cua-
se le perdonara la vida y la pena fue conmutada por la deportacin les sean las conclusiones que saquemos sobre las reciprocidades
a perpetuidad.'" En 1800 eI corresponsal de The Times Iament des- sexuales y eI respeto entre mujeres y hombres en estas comunidades,
sera necio suponer que disolvan las diferencias sexuales. Sin duda
176. Ano Welford y Barbara Masoo fueron condenadas a seis meses de traba- eI enfrentamiento fsico de hombres y mujeres, de soldados y rnul-
jos forzados en la Quarter Session de Northampton en 1796 por intentar, con un titud, despertaba tensiones sexuales, quiz expresadas por las muje-
grau nmero de personas, principalmente mujeres, detener una carreta dei merca- res mediante un Ienguaje obsceno, por las masculinas fuerzas deI
do: Northampton Mercury, 9 de abril de 1796. Doy las gracias a Jeanette Neeson. ordem> en una pugna entre la evitacin de la violencia y la agresi-
177. Para Anne Carter, vase John Walter, Grain riots and popular attitudes
to the law: Maldon and lhe crisis of 1629)), en Brewer y Styles, eds., An ungoverna- vidad excitada sexualmente. '" A veces los militares aparentaban des-
h/e people, pp. 47-84, excelente estudio que sigue a los amotinados hasta los archi-
vos locales. Para Hannah Smith, vase Thomis y Grimmett, op. ct., pp. 43-44. 180. WeUs, op. cit., p. 121.
178. Memorndum sobre el estado de las pruebas contra los participantes en 181. John Walter en An ungovernabJe people, p. 63; vase tambin Reger B.
motines de subsistencias (1766) dei procurador deI tesoro en los Shelburne Papers, Manning, ViIlage revolts, Oxford, 1988, pp. 96. 116.
vol. 132, William L. Clements Library Universidad de Michigan, Ann Arbcr; vase
I 182. Williams, op. cit., pp. 273-274.
tambin PRO, SP Dom 44/141. 183. Despus de repetidas solicitaciones por parte de un captn de la infan-
179. Williams, Midland hunger rtots in 1766, p. 277. teria de marina, el alguacil de Brentwood detuvo de mala gana a dos mujeres en la
374 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMiA MORAL REVISADA 375
preciar a las mujeres. EI comandante de las tropas enviadas a sofo- con la tradicin y el papel de su sexo, como encargadas de los h-
car un motn en Bromsgrove en 1795 se quej altaneramente de que jos, de la unidad domstica, dei sustento de la comunidad. Esc sim-
se encontraron con que la causa era un hatajo de viejas ... como bolismo -los panes ensangrentados en prtigas, el golpear con ca-
en todos los supuestos motines en esta parte dei pas. Pero este charros de cocina- era especialmente propio de las protestas de las
hatajo de mujeres (no todas las cuales eran viejas) haba hecho un mujeres, Mostraban lo que Temma Kaplan ha denominado con-
buen papel, pues unas setenta de ellas haban detenido una carreta ciencia femenina ms que feminista, que se apoyaba en su acep-
y seis caballos y se hablan lIevado veintinueve sacos de harina de tacin de la divisin sexual dei trabajo, que es una divisin que
trigo. IM asigna a las mujeres la responsabilidad de preservar la vida. Ex-
Cuando las mujeres se amotinaban no hacan ningn intento de perimentar la reciprocidad entre ellas mismas y la competencia eu
disimular su sexo ui de pedir perdn por l, A mi modo de ver, la tarea de preservar la vida infunde en las mujeres un sentido de su
habla muy pocas personas que se vistieran con la ropa propia dei derecho colectivo a administrar la vida cotidiana, aunque para ello
otro sexo en los motines de subsistencias, aunque una o dos veces tengan que enfrentarse a la autoridad. 187
encontramos informes no confirmados de hombres vestidos de mu- Nada complaca ms a las amotinadas que humillar la pomposa
jer.!" Estos ritos de inversim -o quiz se trataba de vestirse con agresividad masculina. Eu un motn que hubo en Tiverton en 1754
la ropa que estuviera ms a mano- se encontraban ms comnmen- un tal teniente Suttie lIam la atencin de la multitud por su ceIo;
te en los motines contra el pago de peajes, en las protestas carna- se le oy decir a un juez de paz: Deme permiso, seor, para orde-
valescas y, ms adelante, en elludismo.''' Pero la inversin, fuese nar a los hombres que disparen y ver a los tipos saltando como
intencional o no, era precisamente lo que las mujeres no deseaban guisantes. Soltaron la tropa contra la multitud y los soldados re-
conseguir. Lejos de querer presentar una imagen andrgina y ame- corrieron las calles asestando sablazos y bayonetazos:
nazadora, procuraban presentar su derecho particular, de acuerdo
Mientras los soldados corran de un lado a otro en cumplimiento
de sus rdenes algunas rnujeres asieron ai teniente Suttie por eI cue-
cervecera The Ship, las cuales haban estado cantando una cancin en la calle
110 y te qutaron la espada, que nunca recupere. Fue un duro golpe
Brentwood en la que se desprestigiaba a los militares: Essex CRO, Q/SBb 352/55
(agosto de 1793). para su orgullo y tema favorito de las chanzas de sus amigos, quie-
194. PRO, WO 1/1091. 5 y 8 de agosto de 1795; Assi 2126 y 5/116. nes, muy cruelmente, no le permitiran olvidar su escaramuza con
185. Iackson's Oxford Journal, 28 de mayo de 1757, informa de que una carre- las mujeres y la nada gloriosa prdida de su arma.!"
ta de trigo se la llev en Bath una chusma que llevaban disfraces de mujer. No he
encontrado ninguna acusacin en el siglo XVIII por un delito parecido en un motn No era la primera ni la ltima vez que desarmar simbolizaba castrar.
de subsistencias.
186. Vase Natalie Davis, Women 00 top, en Society ond culture in Ear/y Los hombres que ocupaban puestos de autoridad todava teman
Modern Fronce, Stanford, 1975. Pienso que la profesora Davis pasa por alto el he- la violencia y la incitacin de la lengua femenina (vanse las pgi-
cho de que un vestido de mujer era la prenda ms fcil de encontrar para disfrazar nas 556-558) y a veces las mujeres lograban alcanzar sus objetivos
a un minero o un cottager. Algunos de los efectos simblicos de inversin (que la
por medio de las burlas, los insultos o avergonzando a los agricul-
profesora Davis describe tan bien) eran consecuencia en lugar de intencin. Los ata-
ques contra las barreras de portazgo tenlan un simbolismo ms militar: Los depo- tores o los comerciantes con sus razones. En 1767 Susannah Soons
nentes dijeron ... oyeron el ruido de Cuernos Sonando ... y poco despus un gran fue declarada culpable en Norwich por pronunciar varios discursos
Nmero de Personas armadas coo Armas de Fuego y Hachas, algunas de ellas dis- escandalosos e incendiarios, y Mary Watts eu Leicester, por ata-
frazadas con la cara ennegrecida y Ropa de Mujer ... , Se trataba de un ataque
contra una barrera de portazgo en Ledbury, Herefordshire. James Baylis, pen, que
fue detenido, dijo que se habia ennegrecido la cara con corcho quemado y que el 187. Temma Kaplan, Female consciousness and collective action: the case of
vestido, el delantal y el sombrero de paja que llevaba eran de su esposa: informacin Barcelona, 19101918)), Signs, VII, 3 (1982), pp. 545, 560, 565.
en PRO, TS 11/1122/5824,4 de noviembre de 1735. 188. Snell, The chroncles ofTwyford, pp. 194-195.Este fue un motin electoral.
376 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 377
car a los magistrados con lenguaje y gestos indecentes y oprobio- cargarnento.!" En el altercado que hubo en Newport Pagnell en 1740
sos.''' En Montrose, en 1812, cuando se estaba dando la orden de (pginas 360-361), las mujeres lucharon con los agricultores durante
que cesara el motn y los militares se disponian a dispersar a la mucho tiempo, declarando que <mo estaban dispuestas a que tanto
multitud, Elizabeth Beattie les grit: i,Es que nadie va a quitarle Trigo saliera dei Reino mientras ellas queran pan, [y] juraron que
ese papel de las manos? y trat de quitarle el documento aI ma- perderan la vida antes que prescindir de l, Finalmente, con gran-
gistrado.?" des aclamaciones de gozo se descargaron las carretas. EI reportero
Elizabeth Beattie sabia lo que hacia. Pero tambin lo saba Anne dei Northampton Mercury juzg que el asunto merecia un breve
Carter, en 1629. Era obvio que despreciaba la pompa de las autori- comentaria:
dades locales y a uno de los magistrados principales de Maldon en
16221elIam chupasangre y ... muchos otras cosas desagradables. Las Vencedoras se encuentran ahora celebrando un Gran Conse-
AI interrogaria el alguacil por su ausencia en la iglesia, ella le haba jo para considerar lo que van a hacer con l. Que en el Sexo dbil
replicado: que si lle proporcionaba alguien que le hiciera su traba- aparezcan una Valenta y una Resolucin tan infrecuentes es motivo
de sorpresa para los que se consideran Soberanos despticos de las
jo ra, En los motines se lIam a si misma capitn y grit [Vend,
mujeres y Seores de la Creacin.!"
mis valientes muchachos de Maldon, yo ser vuestra lder porque no
moriremos de hambre.!" En 1740, en Newcastle, la generala Jane
Semejante valentia no era rara. En repetidas ocasiones las mu-
Bogey sabia lo que haca, y lo mismo cabe decir de Lady Ludd,
jeres hicieron frente a la tropa y sta dispar contra ellas. En una
e1 titulo que adoptaron las lderes de los motines de 1812 tanto en
de las nicas cartas que se conservan de un participante en un mo-
Nottingham como en Leeds.''' Y lo mismo Hannah Smith, que a
tn de subsistencias ste escribi sobre un gran motn que hubo en
sus cincuenta y cuatro anos encabez la chusma), durante algunos
Nottingham (1800):
dias en Manchester, aquel mismo ano, provocando la bajada de los
precios de las patatas, la mantequilla y la leche, y jactndose de os hubieradolido el corazn si hubieseis visto a las rnujeres Pidiendo
poder reunir una multitud en un minuto.''' La falta de defercncia Pau y Declarando que Iucharan hasta la muerte Antes que permitir
influy tanto como la participacin en motines en el hecho de que que siguieran tratndolas de aquella manera ... la conducta dei pue-
Anne Carter y Hannah Smith acabaran en la horca. i,Qu clrigo blo '" que soport el fuego de la yeomanry con tanto valor, que los
iba a dar referencias sobre el carcter de semejantes marimachos? gentlemen quedaron atnitos porque les arrojaron tales lluvias de
i,Qu noble iba a interceder por ellas? piedras desde todas las direcciones, que ya no pudieron cargar sus
Puede que en los motines de las mujeres no se diera exactamen- armas despus de dispararias ... 196
te el rnismo grado de violencia que en los de los hombres, pero ello
no significa que fuesen juegos de nios. Frecuentemente alcanzaban 194. Para ejemplos, vase Derby, Mercuty, 10 de julio de 1740 (Derby 1740).
un punto culminante cuando las mujeres obligaban a los caballos a Elizabeth Beer y Elizabeth Bell fueron condenadas a 7 aios de deportacn cada una
pararse, se subian a las carretas y arrojaban los sacos a sus compa- por su particpacin en este motn. Informacin de Thos. Higgings contra Ano BUr-
eras, a veces soltaban a los caballos y ellas mismas tiraban de la don, que detuvo su carreta en Long Handborough en agosto de 1795, sac el caballo
carreta hasta un lugar donde les resultara ms cmodo repartirse el de entre las varas y se meti entre ellas para impedir que volvieran a ponerlo all:
PRO, Assi 5/116.
195. Northampton Mercury, 2 de junio de 1740; lpswich Journal, 7 de junio
189. Williams, tesis, p. 203, nota 2, y p. 279. de 1740.
190. Logue, op. cn., p. 22. 196. Carta interceptada de J. y L. Golby a Queridos Hermano y Hermana
191. Walter,op. cit., pp. 58, 72. fechada en Nottingham el 7 de septiembre de 1800, en PRO, HO 42151. Bxtractos
192. Ellis, op. cit., p. 340; Thoms y Grimmett, op. cit., p. 31. de la carta se encuentran eu Quinault y Stevenson, eds., op. cit., pp. 5859, y en
193. Ibid., pp. 43-45. Wel1s, Wretched faces, pp. 120-122.
378 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMiA MORAL REVISADA 379
Quiz en los malos tiempos los pobres de uno y otro sexo se Eso no es toda la verdad referente a las mujeres y la autoridad,
asociaban mejor de lo que suponemos. Puede que los hombres fue- pero los motines de subsistencias aportan un conjunto importante y
sen ms conspicuos que las mujeres en los motines de subsistencias voluminoso de datos que no deben desdeilarse. Pueden ampliar nues-
y puede que no. " 'ero
PSI' sumamos todo lo que ya sabemos (y an tro sentido de las posibilidades de la naturaleza- femenina. Puede
queda mucho por averiguar), vemos que eran muchlsimas las muje- que la pregunta ms difcil de contestar no sea la de por qu las
res que participaban en los motines de esta clase, a veces solas, ms mujeres a veces se amotinaban, sino la de por qu, a mediados dei
a menudo en multitudes mixtas en las cuales los dos sexos colabo- siglo XIX, la tradicin de protesta pblica se debilit tanto y la pre-
raban lealmente. sencia de las mujeres se retir al interior de un mundo serial de
Durante ms de doscientos ailos estos motines fueron las expre- unidades domsticas privadas."" Bien mirado, quiz (en contraste
siones ms visibles y pblicas dei hecho de que las mujeres trabaja- con lo que vino despus) deberla rehabilitarse un mito dei motin
doras no mostraban deferencia ante las autoridades y disputaban de subsistencias femenino.
con ellas. Como tales, esto pone en duda a su vez los estereotipos
de sumisin y timidez femeninas o la creencia de que la mujer no
salla dei mundo privado de la unidad domstica. Puede que, des- IV
pus de todo, Robert Southey (pginas 265-266) no fuese tan tonto.
De hecho, cabe que, una vez soliviantadas, las mujeres fuesen ms No s hasta dnde hay que remontarse para encontrar el origen
apasi?nadas que los homb~es en su elocuenca, que prestaran menos de la expresin economia moral. Me parece que procede de fina-
atencin a las consecuencias, y, en su papel de cuidadoras de la les dei siglo XVIII, pero no logro encontrar referendas. Es seguro
familia, estuviesen ms decididas a obtener resultados rpidos. '" Tal que ya circulaba en la dcada de 1830,"" y en 1837 el cartista Bron-
vez -como sugiere John Bohstedt- muchas mujeres se encontra- terre O'Brien la utiliz en una polmica contra los economistas
ran ms sumergidas que los hombres en la economia moral y me- politicos:
nos en la de mercado, y estuvieran entre las ltimas personas que
La economa poltica autntica es como la economa domstica
abandonaron las prcticas de la economia moral. '"
autntca; no consiste s610 en trabajar afanosamente y ahorrar; hay
unaeconoma moral adems de poltica ... Estos charlatanes destrui-
197. o puede que la respuesta fuese diferente segn el lugar y el momento. ran los afectos a cambio de una produccin y una acumulaci6n in-
Walter, op. ct., p. 62, escribe que (das mujeres estuvieron presentes en casi todos
los moti?es de subsiste~cias dei perodo [es decir, a principios del siglo XVII] y algu-
nos motmes eran exclusivamente femennos.
198. Tom Wedgwood escribi a 5U padre, Josiah, describindole la chusma de subsistencias, de la cencerrada y dei carnaval de Guy Fawkes, con las mujeres
en las Potter,ies en marzo de 1783: Las mujeres eran mucho peores que los hombres, y los nios de las hogueras disfrazados interpretando los papeles principales: Po-
como, ~r eJ~mplo. el pastor Sneyd logro que unos 30 hombres le siguiesen .. '. pero pular festvity and consumer protest: food price disturbances in the southwest and
una mujer grt: 1~O, no, eso no est ben, eso no est bien, y entonces se volvie- Oxfordshire in 1867)), Albion, 14, 3-4 (1982). Aunque las mujeres eran a menudo las
ron atrs, y se aeord que el trigo tomado [en] la embareacin deba venderse a un ms activas en estos sucesos, pocas de ellas eran detenidas o procesadas. Vase Storch,
pr~cio justo: The Wedgwood Leuers, ed. de Ann Finer y G. Savage (1965), p. 268. p. 233, nota 41.
MI agradecmientc a Douglas Hay. 200. Dorothy Thompson, Women and nineteenth-eentury radical politics: a
199. Las mujeres y los mineres destacaron en la tradicional fijacin de precios lost dimension, en Juliet Mitchell y Ann Oakley, eds., The rights and wrongs of
en el suroeste de Inglaterra en 1847, y las mujeres y los pescadores en el noreste de women, Harmondsworth, 1976, pp. 112-138.
Esco~a: A '. Rowe, Food ri?ts of the forties in Comwall, Royal Cornwa/l Poty- 201. As, Robert Southey afirmaba defender la MORAL contra la economia
technc Soeety (1942); E. Richards, The last Scottish food riots, Past and Present poltica, vase David Eastwood, Robert Southey and the intelleetual origins of
Supplement (1981). Vase tambin Reger E. Swift, Food riots in mid-Victorian romantic conservatism, Eng. Hist, Rev., CIV (1989), p. 323. La economia moral
Exeter, 1847-1867)), Southern History, 2 (1980). En un estudio interesantsimo, Ro- deI sistema de factorfas lo emple en un sentido muy diferente eI doctor Andrew
bert Storch describe, para 1867, en Devon y Oxfordshire, las tradiciones dei motn Ure en The philosophy of manufactures, 1835.
380 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 381
cesantes ... Es, en efecto, la ECONDMA MORAL la que tienen siempre Si se quiere aplicar la expresin a otros contextos, es necesario
fuera de 5U vista. Cuando hablan de la tendencia de las grandes ma- redefinirla o quedar un poco desenfocada. Adrian Randall la ha re-
sas de capital, y de la divisin dei trabajo, a incrementar la produc- definido as al aplicaria a La economia moral industrial de los tele-
ci6n y abaratar las mercancas, no nos hablan dei ser humano infe- dores de Gloucestershire en el siglo XVIlI."" Las mismas comunidades
rior que una ocupaci6n nica y fija debe producir necesaramente."" de tejedores que participaron en motines de subsistencias (1766)torna-
ron parte en conflictos laborales en la industria (1756); estas per~onas
Esta acepcin directamente anticapitalista est cerca de la que intro- estaban informadas por los mismos valores. Mostraban las rmsmas
duje en La formacin de la elase obrera en Inglaterra, cuando dije solidaridades y sanciones comunitarias (tales como las cencerradas con-
de los motines de subsistencias que eran legitimados por las supo- tra los que infringan las normas dei gremio), una apelacin parecida
siciones de una economia moral ms antigua, que enseaba la inmo- a la costumbre y a la ley estatutaria de los Tudor y los Estuardo
ralidad de ... sacar provecho de las necesidades dei pueblo. Y lue- (cuando sta protegia sus propios ntereses), y una insistencia similar
go dije que los motines de subsistencias de 1795 fueron un ltimo en que, en lo referente al bienestar econmico de la comunidad, las
y desesperado esfuerzo por reimponer la antigua economa moral fuerzas dei mercado y los beneficios de los individuos se supeditaran
paternalista en contraposicin a la economa dei mercado libre. au a la costumbre. Asimismo, Randall muestra que la multitud industrial
Posteriormente defini con ms cuidado la expresin, las prcti- tambin procuraba presionar a la gentry para que interpretase el pa-
cas asociadas con ella y los componentes contradictorios dei control pel de conciliadora y rbitro, de modo que <da economia moral era el
paternalista y la rebelin de la multitud. EI motivo de esta inda- anverso dei modelo paternalista.
gacin retrospectiva estriba en que la teoria de la economia moral Este argumento me convence ms que a medias. En aquellas
ha despegado ahora en ms de una direccin y en varios campos de ciudades paeras dei oeste de Inglaterra haba una densa textura
estudio especializado y a veces se cita mi ensayo como autoridad. de rituales gremiales y usos consuetudinarios, aprobados por la co-
Pero aunque la expresin es aplicable a toda innovacin que pueda munidad, que cabe ver como el lado oculto, plebeyo y tenaz de la
justificarse, en general me he limitado a aplicaria a los enfrentamien- industria mercantilista. Por supuesto, estos trabajadores estaban
tos en el mercado por el acceso (o eI derecho) a artculos de prime- habituados a una economia con mercados, pero unos mercados di-
ra necesidad, es decir, alimentos esenciales.. No es slo que existe rigidos dentro de normas consuetudinarias; en tiempos de conflicto
un conjunto identificable de creencas, usos y formas asociadas con
la comercializacin de alimentos en tiempos de escasez, a los cuales
conviene unir bajo una expresin comn, sino que las emociones pp. 23-57, y Cynthia A. Bouton, L'vconomie morale" et la Guerre .des farines de
profundas que despierta la escasez, las exigencias que la multitud 1775, y tambin, de los editores, Introduction en Florence-Gauthier y Gu!-Ro-
hacla a las autoridades en tales crisis y la indignacin provocada bert Ikni, eds., La Guerre du B/ au xvar sicle, Paris, 1988; Laura Rodng~ez,
The Spanish riots of 1766, Past and Present, 59 (1973); Barbara Clark Smith,
por el agiotaje en las situaciones de emergencia que representaban Food rioters in the American revolution, en Alfred F. Young, ed., Beyond t~e
una amenaza para la vida comunicaban una obligacin moral par- American revo/ution, Urbana, prxima aparicin; John Rogers, Tbe 1866 gram
ticular de protestar. Todo esto, formando un conjunto, es lo que riots in Sri Lanka, Comparative Studies in Society and Hstory, XXIX, 3 (1987).
yo entiendo por economia moral."" 205. A. J. Randall, en John Rule, ed., British trade unionism, 175()..1850, 19~8,
pp. 29.51. Vase tambin Charlesworth y Randall, Morais, mar~ets .and th,eEnghsh
crowd, pp. 206-209. EI profesor Charles TiIly, en una COmU?,IC~Cln pn.vada, ha
202. Bronterre's National Reformer, 21 de enero de 1837. Debo esta referen- sugerido una nueva definicin: "La expresin economia moral uene se~tldo cuan-
cia a Dorothy Thompson. do los que reclaman una mercancia puedan invocar derechos no ~onetanos sobre la
203. (Penguin, 1968), pp. 67 M73. misma y las terceras partes acten en apoyo de estas reclamacones; cuando, por
204. Parecidos temas de economia moral se han examinado en diferentes ejemplo, la pertenencia a una comunidad sustituya ai precio como base para .t~ner
historias nacionales, entre las que destacan (Francia) Louise Tilly, The food riot as derecho. En la medida en que "economia moral" significa meramente tradicin,
a form of political conflict in France, Journal of Interdsciplnary History, I (1971), costumbre o intercambio fuera deI mercado establecido pierde su fuerza conceptual.
382 COSTUMBRBS EN COMN LA ECONOMIA MORAL REVISADA 383
afirmaban las prioridades dei Oficio, o elevaban la defensa de en que, en las comunidades campesinas y las primitivas comunda-
los intereses de la comunidad trabajadora por encima de los benefi- des industriales, muchas relaciones econmicas se regulan de con-
cios de los pocos, y si la expresin economia moral nos ayuda a formidad con normas no monetarias. Estas comunidades existen
identificar estas normas y prctcas, entonces que se use. Sin duda como un tejido de costumbres y usos hasta que se ven amenazadas
alguna nos ayuda a ver la naturaleza fuertemente defensiva y, en por racionalizaciones monetarias y se vuelven conscientes de si mls
ese sentido, conservadora de esta cultura plebeya. mas como economia moral, En este sentido, la economia moral
Pero l.dnde debemos fijar un Imite? Los piratas tenan usos y nace como resistencia a la economia de mercado Iibre." Tal como
costumbres transmitidos con mucha fuerza: l.tenian una economia han argido Chariesworth y Randall, La base de la economia mo-
moral?" Kelth Snell sugiere que el derecho de los pobres a la resi- ral era ese mismo sentido de comunidad que una experiencia comn
dencia formaba parte consistente de aquellos valores de la "econo- de la industria capitalista generaba."" Las racionalizaciones o mo-
mia moral" que he analizado. Y ampla la lista de candidatos a dernizaciones dei mercado capitalista atentaban contra las normas
ser incluldos en esta economia moral a las leyes de pobres en gene- de la comunidad y continuamente creaban un antagonista moral.
ral, a las contrataciones anuales y a los salarios justos, e incluso Esta es una ampliacin que WilIiam Reddy generaliza todavia
al consumo popular, la moda [yj las actividades de octo, Luego ms en The rise of the market culture, pues considera que la econo-
se vuelve y me echa un rapapolvo por el carcter amorfo de mi mia moral es una serie de valores y criterios morales que fueron
economa moral. 1fJ7
violados por el cambio tcnico y comercial:
Admiro la labor dei doctor Snell, pero en esta ocasin me deja
perplejo porque veo pocos indicios de que sepa mucho sobre las La defensa de tales criterios morales no tema por qu haber sido
tensiones que hay alrededor dei nexo de los alimentos en tiempos de motivada por el recuerdo del pasado. La insuficiencia deI lenguaje
escasez. Lo que es amorfo es su propia ampliacin dei uso de la deImercado llamaba constantemente la atencin deItrabajador a cau-
expresin, y esto es fruto dei error de suponer que lo que se discute sa de las condiciones mismas de trabajo.
son valores de la economia moral. Pero si los valores, por si so-
los, constituyen una economa moral, entonces encontraremos eco- Y Reddy concluye que algo parecido a una economia moral tiene
nomias morales por todas partes. Mi propio concepto de la econo- que aflorar forzosamente a la superficie en cualquier parte donde se
mia moral de la multitud en el mercado de alimentos incluye mode- extienda el capitalismo industrial."? Esto tiene la ventaja de dese-
los ideales o ideologia (justamente igual que los incluye la economia
char la idea de que la economia moral debe siempre ser tradicio-
poltica), que asigna papeles econmicos y que aprueba prcticas
nal, retrgrada, etc.; aI contrario, se rege~era continuamente
consuetudinarias (una economia alternativa), en un equilibrio de-
como crtica anticapitalista, como movimiento de resistencia."' Es-
terminado de fuerzas de clase o sociales. Es sacando valores o
actitudes morales dei contexto de una formacin histrica deter- tamos cerca dei lenguaje de Bronterre O'Brien. Pero lo que esto
minada que Snell obtiene sus resultados amorfos.
Sin embargo, no tengo ningn derecho a patentar la expresin. 208. La gran huelga de los mineras britnicos en 1984 fue un ejemplo tardo
Algunos historiadores prefieren un uso ms descriptivo y ms Iibre. de tal enfrentamiento, aunque las fuerzas dei mercado libre aparecieron bajo el
Parece que no existe ninguna otra expresin para describir la forma disfraz de todos los recursos dei Estado.
209. Charlesworth y Randall, Morais. markets andtheEnglishcrowd, p. 213.
210. William Reddy, The rse of market culture, Cambridge, Mass., 1984,
206. Marcus Rediker, Between lhe devi! and lhe deep blue sea, Cambridge, pp. 331-334.
1987, capo 6. 211. Carl Gersuny y Gladys Kaufman, Seniority and the moral economy of
207. K. D. M. Snell, Annals Df lhe labouring poor, Cambridge, 1985, U. S. automobile workers, 1934-1946, Joumal of Social History, XVIII (1985),
pp. 99-199, 103. amplian el concepto a las reivindicaciones no econmcas de los sindicatos.
384 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 385
gana en amplitud lo pierde en enfoque, y en manos inexpertas pue- Hay aqui cierta semejanza con la economia moral de la multi-
de desbordarse y caer en retrica moralista no contextua1. zrz tud inglesa dei siglo XVIII, aunque Scott no ampla la comparacin
Menos peligro hay de que ocurra esto en los giles debates te- y, de hecho, se interesa ms por las relaciones entre patrono y clien-
ricos que tienen lugar en el campo de los estudios campesinos, don- te en el pueblo que por los enfrentamientos o las negociaciones que
de una teoria de la economia moral se halla ahora en el centro de caracterizan la tradicin europea deI motn de subsistencias.i" Pre-
la polmica. Esto es as gracias a James C. Scott, cuyo libro The visiblemente, sus teoras han sido discutidas con vigor por los defen-
moral economy of lhe peasant (1976) generaliz un argumento de- sores de las fuerzas de mercado y Samuel L. Popkin polemiz
rivado de estudios efectuados en la Baja Birmania y en el Vietnam. contra los que eran presentados como los economistas morales
La expresin procede de mi propio ensayo, pero ahora se aplica a en The rational peasant (1979). Esta obra presentaba ai campesino
conceptos campesinos de la justicia social, de los derechos y las caracterstico como un actor racional, ajustndose astutamente a la
obligaciones, de la reciprocidad, Pero lo que distingue el uso que economia de mercado de un modo satisfactoriamente interesado y
de ella hace Scott es que va mucho ms ali de hacer crnicas des- sin normas. De tal manera que el antiguo debate entre economistas
criptivas de valores o actitudes morales. Toda vez que para el morales y polticos pareca a punto de repetirse en los arrozales dei
campesinado la subsistencia depende del acceso a tierras, las costum- sureste asitico, un debate en que sera necio que yo entrara, aun-
bres de la utilizacin de la tierra y dei derecho a sus productos se que no cabe duda de que mis simpatias estn con James Scott,
hallan ahora en el centro dei anlisis en lugar de la comercializacin Sin embargo, el profesor Scott ha hecho que el debate avanzara
de los alimentos. Y se considera que la costumbre (vista sobre un (y se moviera hacia un lado) en su libro Weapons of the weak,
trasfondo de recuerdos dei hambre) perpeta los imperativos de la colocndolo en un territorio donde las comparaciones pueden explo-
subsistencia y los usos que aseguran a la comunidad contra el res- rarse con ventaja. Este territorio no es slo el de las formas tenaces
go. Estos imperativos se expresan tambin en las relaciones de pro- de resistencia al poder por parte de los dbiles y de los pobres: en
teccin entre terrateniente y arrendatario (o patrono y cliente) y en la burla, en la truculencia, en la ironia, en los pequenos actos de
las resistencias a las innovaciones tcnicas y a las racionalizaciones desobediencia, en el disimulo ... en la incredulidad ante las homi-
del mercado, donde stas podran entrafiar riesgos en el caso de las de la elite, en los esfuerzos continuos y arduos por mantenerse
suscitarse una crisis. Scott analiza las instituciones de redistribucin firme frente a fuerzas abrumadoras."! Es tambin, y ai mismo tiem- '
de los pueblos y las obligaciones caritativas de ndole religiosa y po, el de los lmites que los dbiles pueden imponer al poder. Tal.
muestra que hay buenos motivos para considerar que tanto la nor- como ha argido Barrington Moore en Injustice:
ma de reciprocidad como el derecho a la subsistencia son autnticos
componentes morales de la "tradicin pequena" ... , esta es, en la Eu cualquier sociedad estratificada ... bay una serie de limites a
cultura campesna universalmente. La amenaza a estas instituciones lo que pueden bacer tanto los gobernantes como los sbditos, los
y normas asociada con la expansin europea y con las racionaliza- grupos dominantes como los subordinados. Hay tambin una serie
ciones dei mercado ha hecho a menudo que el campesinado partici-
para en movimientos revolucionarios.s" 214. Para crticas constructivas, vanse David Hunt, From the millenium to
the everyday: James Scott's search for the essence of peasant politics, Radical Hist.
212. Peligro que el propio Reddy no evita deI todo en su continuacin, Money Rev., 42 (1988), pp. 155-172; Michael Adas, "Moral economy" or "Contest sta-
and tberty in modem Europe, Cambridge, 1987, en la cual dei intercambio mone- te"?, Journal of Social History, XIII, 4 (1980).
tario asimtrico se hace la clave de toda la historia moderna, donde eI honor y 215. James C. Scott, Weapons of the weak: everyday forms of peasant resls-
el dinero libran una lucha desigual. lance, New Haven, 1985, p. 350. Vanse tambin las aportaciones de los editores co
213. James C. Scott, The moral economy ojthe peasant: rebe//ion and subsisten- Andrew Turton y Shigeharu Tnabe, eds., Hstory and peasant consciousness in south
ce in southeast Asia, New Haven, 1976. Vase tambin James M. Polachek, The east Asia, Osaka, 1984, y el nmero especial de los Journals of Peasant Studies,
moral economy of the Kiangsi Soviet, Journal ofAsian Studes, XLII, 4 (1983),p. 825. XIII, 2 (1986).
25. - THOMPSON
LA ECONOM1A MORAL REVISADA 387
386 COSTUMBRES EN COMN
de obligaciones mutuas que atan a los dos juntos. Tales lmites y africanos y asiticos hasta los latinoamericanos are o irlandeses tiene
obligaciones no aparecen establecidos en constituciones ni contratos poco que ver con el uso que yo hice (en 1971) de esta expresln, y
formales y por escrito ... en vez de ello se ocupa de la dialctica social de la mutualidad (ne-
cesidad y obligacin) desigual que se encuentra en el centro de la
Hay (ms bien) una serie no expresada con palabras de entendi- mayoria de las sociedades. La expresin economia morab ha ga
mientos mutuos, y <do que tiene lugar es un continuo sondeo por nado aceptacin porque es menos engorrosa que otras expresiones
parte de los gobernantes y los sbditos para averiguar qu es lo que (tales como reciprocidad asimtrica dialctica) con las cuales, de
pueden hacer impunemente, para poner a prueba y descubrir los no ser por ella, tal vez nos veramos aporreados. Cuando un histo-
limites de la obediencia y la desobediencia. Pasando por el concep- riador irlands escribe sobre la economia moral se refiere ai si-
to de reciprocidad social, o, como prefiere Moore, obligacin mu- glo XVIIl con su paternalismo, su deferencia y sus antieconmicas
tua (<<expresi6n que no significa implicitamente igualdad de cargas (es decir, improductivas) descuidadas prcticas agrcolas tales
u obligaciones)?" esto nos lleva de vuelta a la economia moral, como las rentas bajas y la tolerancia de los atrasos."? Un estudioso
en el sentido dei equilibrio o campo de fuerza que examin en el (Paul Greenough), ai escribir sobre el hambre de Bengala en
primer capitulo y en el regateo entre fuerzas sociales desiguales en 19431944, tiene una definicin todavia ms extensa:
el cual el ms dbil todavia tiene derechos reconocidos sobre los
AI hablar de economia moral me refiero al grupo de relacio-
ms poderosos. Entre los que recientemente han cultivado estas ideas nes de intercambio entre grupos sociales, y entre personas, en las
siento especial simpatia por Michael Watts, cuyo libro Silent vio/en- cuales el bienestar y el mrito de ambas partes tiene precedencia so-
ce examina los alimentos y el hambre entre los hausa dei norte de bre otras consideraciones tales como eI provecho de una o de la atra. 22<1
Nigeria. Watts ve que las normas y las prcticas de una tica de sub-
sistencia colectiva imperativa impregnan el universo campesino, pero Estas definiciones amplias tendrn sin duda cabida para la mayoria
lo ve sin sentimentalismo: de las cosas que podramos desear introducir, y si la expresi6n alien-
ta a los historiadores a descubrir y escribir sobre los campos dei
La economa moral no era especialmente moral y, desde luego, intercambio humano ante los que la economia ortodoxa de antes
eI califato no era ningn universo rousseauniano de bienestar campe- era ciega, entonces habremos salido ganando.
sino y patronos benvolos. En vez de ello, la economia moral era Si empleamos la terminologa de clase, entonces la economia
necesaria para la supervivencia deI gobernante y el gobernado, y el moral, segn esta definici6n, puede ocuparse de la forma en que
precio lo pagaban bloques de poder predominantes para el manteni- se negocian las relaciones entre las clases. Muestra c6mo la hegemo-
miento y la reproduccin de las relaciones sociales de produccin nia no se impone (o se discute) sencillamente, sino que se articula
repletas de relaciones de explotacin y luchas de clases.
en el trato cotidiano de una comunidad y s610 puede sostenerse
por medio de laconcesi6n y el patronazgo (en los buenos tiempos), por
No hay ninguna necesidad de aacer que la economa moral cargue
con ellegado de Durkheim, Rousseau y Ruskin. m 218. Leslie Anderson, Prom quiescence to rebellion: peasant political activity
Gran parte dei interesantsimo debate que bajo el epgrafe de in Costa Rica and pre-revolutionary Nicaragua, tesis doctoral, Universidad de Mi-
economia moral tiene lugar en la actualidad desde los estudios chigan, 1987; Erick D. Langer, Labor strikes and reciprocity 00 Chuquisaca Ha-
ciendas, Hspanc AmericanHstory Revew, LXV, 2, 1985.
219. Thomas BartIett, An end to moral economy: the Irish militia disturban-
216. Barrington Moore, Jr., lnjusttce: lhe social bases of obedience and revolt, ces of 1793, en C. H. E. Philpin, ed., Nationalism and popular protest in Ireland,
1978, pp. 18.506. Cambridge, 1987.
217. Michael wetts, Si/ent violence: food, famine and peasantry in northem 220. Paul R. Greenough, Indian famines and peasant victims: the case of
Nigeria, Berkeley, 1983, pp. 106. 146. Bengal in 1943-1944, Modem Asian Studies, XIV, 2 (1980), p. 207.
388 COSTUMBRES EN COMN
LA ECONOMfA MORAL REVISADA 389
rnedio, al menos, de los gestos de proteccin en los malos.?' De las Este breve resumen servir si nos deja con la expectativa de que
dos partes de la expresin es probable que economia actualmente dar y suplicar proteccinx son factores crticos para el discurso
pueda cuidar de si misma, toda vez que ser definida en la prctica de crisis dei campesinado, en lugar de deberes o derechos, Oree-
de cada estudioso. Es la parte moral la que quiz requiera ahora nough encuentra en esto una explicacin de la respuesta bengal a la
ms atencin. Un beneficio que se ha obtenido de aplicar la expre- plaga de hambre. En las terribles condiciones de 1943-1944 fueron
sin a los estudios campesinos es que podemos veria funcionando raros los ataques a graneros o comercios. Haba alimentos de toda
dentro de culturas cuyas premisas morales no son idnticas a las de clase ante sus ojos mientras la gente pasaba hambre en las calles
la herencia judeocristiana.zaa de Calcuta, pero nadie trataba de apoderarse de ellos por la fuer-
Nadie ha hecho esto ms explcito que el profesor Greenough za. La actitud de la gente era de total resignacim y atribuye su
en su estudio dei hambre de Bengala y lo ha Uevado a cabo sobre la desgracia exclusivamente ai destino o karma ... . Un oficial mdico
base directamente comparativa de la crisis de subsistencia. Gree- ingls compar esta con el Punjab o las Provincias Unidas, donde
nough presenta un compendio dei sistema de valores aas de los cam- se hubiesen producido terribles rnotines, y:
pesinos bengales, y no obtiene esto (como SCOU) dei recuerdo de la
escasez y de estrategias destinadas a evitar riesgos, sino, al contra- Los maridos y los hermanos habran hecho abrir aquellos comer-
rio, de una tradicin bengal de abundancia. En el centro de este cias de alimentacin, pero en Bengala murieron enfrente de las tien-
das atiborradas.
sistema de valores est Laksmi, que es a un tiempo un concepto dei Pregunta: l.Atiborradas de cereales?
orden y la abundancia y una benvola diosa de la prosperidad. La Respuesta: Si, moran en las calles enfrente de comercias atborra-
prosperidad fluye hacia abajo desde arriba, desde Laksmi, o desde dos de cereales.
los reyes, los patronos o los padres. En su forma ms simple hay Pregunta: l..Porque no podan comprar?
dos situaciones solamente: los que dan arroz y los que lo reciben, y Respuesta: Si, y se debi a la actitud pasiva, fatalista de aquellas
en tiempo de crisis el reflejo dei campesino es buscar refugio en la personas el que no hubiera ningn motn ... 225
relacin entre patrono y cliente, buscar nuevos patronos o esperar
con paciencia la devolucin de los dones de Laksmi. Greenough Un destacado comunista bengal escribi con admiracin sobre es-
tambin encuentra una inflexible antipatia bengal para con la afir- tos habitantes de los pueblos, saturados de amor a la paz y la
macin individual: honradez, apartndose de la senda dei pillaje, y con fortaleza
ilimitada ... ponindose en la cola de la muerte." Y, refirindose
EI arte de los templos, los textos eruditos y los apotegmas popu- a esto, Greenough concluye que este comportamiento representaba
lares reiteran que el xito que tiene una persona, sea cuaI fuere, pro- la aceptacin continuada en una crisis de los valores mismos que
cede nicamente de la benevolencia de no superior ... No hay un hasta entonces haban sostenido a las vctimas:
credo de acumulacin comercial que sea aceptado de forma general. 2Z4
Las vctimas abandonadas no podian hacer ms que dramatizar
su desvalimiento con la esperanza de estimular de nuevo una corrien-
221. Vase Scott, Weapons of the weak, capo 8, excelente estudio de la hege- te de benevolencia. Mendicidad, gritos y lamentacones, gestos im-
monfa en este sentido cotidiano. plorantes, la exhibicin de nios muertos o moribundos ... todo esto
222. Vase tambin Charles F. Keyes, Bconomic action and Buddhist mora- formaba parte de los intentos de los necesitados, los intentos de des-
lity in a Thai village, Journal of Asian Studtes, XLII, 4 (1983). pertar caridad y trasladar la responsabilidad de su nutricin a los
223. Paul R. Greenough, Prosperity and msery in modern Bengal, Oxford, nuevos proveedores destinadosn."
1982, esp. capo I. Greenough saca su cr6nica de la cosmologia hind y no dice nada
sobre las diferencias entre los habitantes hindes y musulmanes de los pueblos.
225. Greenough, Prosperty and msery, pp. 266267.
224. Paul R. Greenough; Indulgence and abundance as Asiao peasant values:
226. tu, p. 268.
a Bengali case in point, Journal of Asian Studies, XLII, 4 (1983), p. 842.
227. Ibid., p. 271.
390 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 391
La intervencin deI profesor Greenough es muy bien acogida. Pero ma sus conclusiones con creciente confianza, como si fueran indis-
presenta ciertas dificultades. Una serie de ellas nace de su interpreta- cutibles. Las medidas desesperadas de una pgina se convlerten,
cin de datos complejos, Su reconstruccin deI sistema de valores de cincuenta pginas despus, en la afirmacin general de que Ias
los campesinos bengales lIeva la marca de cierta escuela de antropo- figuras de autoridad en las unidades domsticas campesinas abano
logia holstica y no deja espacio para la variedad y la contradiccin. donaban a numerosas personas que dependan de ellas y a las que
Donde ms evidente se hace esto es en su comentario de la desmora- no se consideraba esenciales para reconstituir la famlia y la soce
lizacin provocada por la escasez prolongada, la ruptura de familias, . dad en el periodo posterior a la crss.?' Lo que se encuentra en
y el abandono de las esposas y los hijos por parte deI padre. Gree- casos extremos se ofrece ahora como si fuese la norma: <dos mari-
nough concluye que la desintegracin familiar no ocurra de modo dos y los cabezas de famlia se apropiaban de activos domsticos y
fortuito, sino que, al parecer, era resultado de excluir de forma inten- abandonaban a sus cnyuges, y los padres vendan hijos por dinero
cionada de la subsistencia domstica a los miembros de la familia a en efectivou.t"
los que se valoraba menos que a los otros, Tal exclusin era deses- Estas cuestiones debemos dejrselas a los especialistas en cultu-
perada, pero no reprensible y podia explicarse en trminos de los ra bengal. Pero influyen mucho en las conclusiones comparadas de
conceptos morales bengales, EI miembro ms favorecido de la fami- Greenough en lo que se reflere al motn:
lia (en esta crnica) es el padre, que -aun en el caso de ser el nico
superviviente- podia reconstituir ellinaje farniliar. Estos valores pa- Esta pauta de victimizaci6n no tiene nada eo comn con las tra-
triarcales estn interiorizados de forma tan profunda, que los abando- diciones eurcpeas de rabia y revuelta. Eu Europa la violencia provo-
nados consienten pasivamente su propio abandono.'" cada por el hambre iba dirigida hacia afuera y hacia arriba con-
Esto puede ser verdad o puede ser parte de la verdad. "9 Pero tra los terratenientes, los comerciantes y los funcionarios a los que se
Greenough apoya su aparato interpretativo en datos poco convin- consideraba culpables; en Bengala la tradicin era dirigir la violencia
hacia dentro y haca abajo. contra clientes y personas dependien-
centes -unas cuantas crnicas deI destierro de esposas o el aban-
teso Era la fra violencia deI abandono, del dejar de nutrir, en vez de
dono de familias- y no comprueba otras interpretaciones."" Y afir- la violencia apasionada dei derramamiento de sangre y el tumulto. m
228. Ibd., pp. 215-225, e Indian famines and peasant victims, pp. 225-233.
229. Megan Vaughan en Pamine analysis and family relations: 1949 in Nya- La comparacin sera ms convincente si Greenough no hubiera in-
saland, Past and Present, 108 (1985), presenta ejemplos parecidos y perturbadores terpretado errneamente los datos europeos de un modo que acen-
dei abandono de los ancanos, los nios y los incapacitados, as como de maridos tuaba la violencia de esa tradicin. Prefiere una carta excitable dei
que abandonan a la familia: y M. Vaughan, The story of an African famtne: gender
and famine in twentieth-century Maiawi, 1987. Abb Raynal, en la cual los participantes en los motines de subsis-
230. Puede que algunos hombres abandonaran a la familia con la esperanza tencias europeos de la dcada de 1780 se presentan persiguindose
de encontrar rrabajo (y enviar remesas) o con la expectativa de que eu su ausencia unos a otros con dagas en la mano, matndose unos a otros,
los parientes de su esposa o las instituciones benficas dei pueblo mantendran a la arrancando y devorando sus propias extremidades, etctera, a las
familia. Es posible que se animase a las mujeres a pedir limosna como ltimo recur-
so para no pasar hambre. De modo parecido, cabe que la venta de ninas fuera una conclusiones menos sensacionales de los historiadores deI motn de
ltima estratgia para asegurar la supervivencia de los pequenos. (Greenough da por
sentado que el motivo dominante para vender ninas era conseguir dinero para la
comida de los padres, o, en caso contrario, tpara librarse de los intolerables gritos 231. Prosperty and misery, pp. 215 y 264. Cf. Greenough, Indulgence and
de los ninas pidiendo de comer}, Prosperity and misery, p. 221.) En su crnica de abundance, pp. 832-833: los cabezas de la unidad domstica abandonan frlamen-
la mortalidad segn las diferencias de edad durante las plagas de hambre (ibid. te a las persanas que dependen de ellos, en una realizacin extrema de los valores
capo 6) Greenough no hace ningn intento de relacionar esta con las conclusiones de patriarcales nucleares ... se hace aceptable encauzar las amenazas de extincin hacia
la demografia histrica en lo que se refiere a las tendencias que se encuentran comn- actores menos esenciales como son los clientes, las mujeres y los nios.
mente durante la crisis de subsistencias. A decir verdad, su forma de tratar los estu- 232. Indulgence and abundance, p. 847.
dias histricos y demogrficos es desdeosa: vase David Arnold, Famine, pp. 89-90. 233. Ihid., p. 847; Prosperity and misery, pp. 270-271.
392 COSTUMBRES EN COMN LA ECONOMA MORAL REVISADA 393
subsistencias.>' Esta manipulacin de los datos, en la cuallas vcti- Pero perdonmosle su ceIo polmico. Porque nos ha recordado
mas sumisas se contrastan con saqueadores enfurecidos, quita va- dos cosas importantes. La primera es que incluso el hambre ex-
lor a su estudio comparado. tremo, e incluso el acto ms sencillo de preparar alimentos, puede
Queda, sin embargo, el significativo interrogante de las premi- tener expresin cultural diferencial: cultivar, cocer, compartir y
sas morales, en relacin con la subsistencia, en culturas diferen- comer arroz en Bengala constituyen la celebracin de una serie de
tes. AI criticar The moral economy of the peasant, Greenough ar- rituales ... Analizar minuciosamente un campo de actividad econ-
guye que mica y ponerle la etiqueta de "subsistencia" es cortar los vnculos
sociales, sacros e incluso csmicos que la preparacin de los ali-
E1 modelo de la economa moral que presenta SeDU ... es de na- mentos y la comensalidad pueden representar. Por estas razones,
turaleza esencialmente jurdica. SeDU dice que los campesinos de todas Greenough sospecha que la economia moral dei arroz en gran parte
partes afirman un derecho a la subsistencia, que esta afirmaci6n se de Asia es ms verdaderamente moral, est ms Ilena de implicacio-
experimenta como justa, y que nace de una norma de reciprocidad; nes, de lo que los historiadores econmicos y polticos han querido
asimismo, las elites tienen el deber de alimentar a 5US campesinos
reconocer.'" Pero no hay motivo para limitar estos pensamientos
y no cumplir dicho deber enrraa una prdida de legitimidad. Esta
terminologa latinizada se deriva dei estudio de los numerosos moti-
a Asia ni aI arroz. EI pan, que es la materia prima de la vida, se
nes de subsistencias que estallaron eo la Europa occidental entre los menciona en el padrenuestro, el pan y la sal son las ddivas con
siglas XVII Y XIX; es dudoso que sea apropiada para explicar las con- que en otro tiempo los campesinos europeos daban la bienvenida a
diciones en Bengala. Los bengales en crisis han hablado de 5US ne- los visitantes, y la hostia dei sacramento de la eucaristia era pan sin
cesidades de ddivas (bar), ayuda> (sahajya) y donativos (dan). levadura.
pera raramente de sus derechos: de indulgencia en vez de reei- Tambin se nos recuerda que corremos siempre el peligro de
procidad; de dharma regia ... pera raramente de deber de clase confundir los datos histricos con los trminos de interpretacin
que se pudiera hacer cumplir. que nosotros msmos hemos introducido. A veces, los participantes
en los motines de subsistencias apelaban a la justicia (o a los pre-
Esta no es simplemente una limitada cuestin de terminologa, sino cios justos) y no cabe duda de que protestaban contra las prc-
de estructuras cognitivas y de sendas consuetudinarias para las ac- ticas injustas; pero ellenguaje de deberes, obligaciones, reei-
ciones en que hace pensar el uso de tales trminos.'" procidad e incluso de derechos es en gran parte nuestro. Los
Esto es en parte un juego lingstico acadmico que, por desgra- amotinados insultaban a los acusados de hacer trampas Ilamndoles
cia, se manipula una vez ms para ganar unos puntos a costa de bribones, y, en el teatro dei enfrentamiento, los autores de cartas
Scott, Porque Greenough ha confundido ellenguaje (y las estructu- annimas elaboraron una retrica de amenaza: asesinato, incendio
ras cognitivas) de los temas histricos y dei intrprete acadmico. provocado, incluso revuelta.?' Sin embargo, si hallramos mane-
Ni los participantes en motines de subsistencias en Inglaterra ni los ras de interrogar la estructura cognitiva de los participantes en mo-
campesinos birmanos actuaban con un vocabulario de normas, tines de subsistencias, quiz encontraramos ciertas premisas esen-
reciprocidad o legitimidads en los labios, y, de igual manera, la ciales, ya fueran expresadas mediante los ms sencillos trminos
terminologia interpretativa deI profesor Greenough (<<cosmologia, bblicos de amor y caridad, o en trminos de conceptos de lo
jerrquico, antropomorfoseado) puede ser tan latinizada (o he- que los seres humanos se deben unos a otros en tiempos de necesi-
lnica) como la de Scott y, quiz, todavia es ms improbable encon-
traria en los labios de un campesino bengali.
236. Ibid., p. 848.
237. Vase mi ensayo The crime of anonymity, en Hay, Linebaugh y Thomp-
234. Ibid., p. 268. son, Atbion's fatal tree, esp. Sampler of letters, pp. 326-343. Pero hasta estas
235. Indulgence and abundance, p. 846. cartas son producciones estudiadas y literrias.
394 COSTUMBRES EN COMN
dad, conceptos que pueden tener poco que ver con la instruccin
cristiana pero que nacen de los intercarnbios eIementales de la vida
material.
Habia aqui un discurso plebeyo, casi debajo dei nivel de pers-
picuidad, que apelaba a solidaridades asumidas tan profundamen-
te, que eran casi annimas, y que slo de vez en cuando encontraba
expresin en los anales (muy imperfectos) que tenemos. Walter Ste-
phens, acusado de participar en un motin ante la encomienda espe- 6. TIEMPO, DISCIPLINA DE TRABAJO
cial de Gloucestershire en diciembre de 1766, supuestarnente decla- Y CAPITALISMO INDUSTRIAL
r que lo que la chusma habia hecho estaba bien y era justificable,
y que pese a la actuacin de los Jueces, lo tendran todo Nivelado
antes de que transcurriese mucho tiempo. '" No cabe duda de que Tenamos un viejo Sirviente cuyo nombre era
eso no es pensarniento politico licito, y el King's College de Cam- Wright Trabajando constantemente, aunque eoo
bridge no permitir que pase. Pero Walter Stephens lo dijo en un paga Semanal, de oficio era Carpintero de carros ...
momento en que se encontraba en peligro de que lo juzgaran y con- Ocurri6 una maana que un Carro se Estrope en eI
denaran a muerte a causa de estas opiniones (lo cual, en la actuali- Camino ... fuimos a buscar al Viejo para que lo re-
parase donde estaba; mientras se haUaba ocupado
dad -ai menos que yo sepa-, no Se corresponde con la situacin
con 5U Trabajo, para no Paisano que le conoca y te
de los miembros de la junta de gobierno dei King's) y sus intencio- saluda con el Cumplido acostumbrado, Buenos dias,
nes merecen nuestro respeto. Padre Wright, Buena suerte con tu Trabaio; eI An-
La investgacin comparada de lo que es <da moral (ya sea como ciano alza los ojos paramirarle ... y con una especie
norma o como estructura cognitiva) nos ayudar a entender estas de Hosquedad agradable, contest, Lo mismo me da
intenciones. Es un programa para la investigacin hacia adelante. que la lenga o que no, es Da de Trabajo.
Sera una lstima dejar a los futuros historiadores sin nada que ha- D. DEFOE, The great law ofsuborination con-
cer. En cualquier caso, aunque yo engendr el trmino economia sidered; or the insolence an insufferable
moral y lo introduje en el actual discurso acadmico, hace ya mu- behaviour of SERVANTS in England
cho tiempo que el trmino oIvid quin es su padre. No quiero re- duly enquired nto (1724)
pudiarlo, pero ha aleanzado la mayoria de edad y ya no soy respon-
sable de sus actos. Ser interesante ver lo que hace a partir de ahora. Para la Parte superior de la Humanidad el Tiem-
po es un Enemigo, y ... su principal Trabajo es ma-
tarlo; mientras que para los dems el Tiempo y el
Dinero son casi sinnimos.
HENRY FIELDING, An enquiry into the causes
of the late increase of robbers (1751)
tada se atreve hoy a decir una palabra con respecto a dar cuerda aI economia extraordinariamente bien regulada. De forma similar se
relo], sin exponerse a las furtivas miradas y las bramas maliciosas desarrollan los trminos en que se miden los intervalos de tiempo.
de la familia ... Ms an, la expresin corriente de las mujeres de la En Madagascar una forma de medir el tiempo es una cocci6n de
vida es, Seor, l.quiere que d cuerda a su reloj?.
arroz (alrededor de media hora) o la fritura de una langosta (un
momento). A los nativos de Cross River se les oy decir que el
Virtuosas matronas (se lamentaba el relojero) estn relegando sus
relojes a los cuartos trasteros porque estimulan los actos de car- hombre muri6 en menos tiempo que tarda el maz en quedar com-
pletamente tostado (menos de quince minutos).'
nalidad.'
Pero no es probable que estas impresiones poco precisas hagan No es difcil encontrar ejemplos de esto ms prximos a noso-
prollresar la cuesti6n que nos ocupa: i,hasta qu punto, y en qu tros en tiempo cultural. As, en el Chile dei siglo XVII, el tiempo se
formlll.afect6 este cambio en el sentido dei tiempo a la disciplina media con frecuencia en credos: en 1647 se describi6 la duracin
'de trabaio, y hasta qu punto influy en la percepci6n interior dei de un terremoto como el periodo de dos credos; mientras que se
tiempo de la gente trabajadora? Si la transici6n a la sociedad indus- determinaba el tiempo de cocci6n de un huevo por la duraci6n de
trial madura supuso una severa reestructuraci6n de los hbitos de un avemara en voz alta. En poca reciente, en Birmania, los mon-
trabajo -nuevas disciplinas, nuevos incentivos y una nueva natura- jes se levantaban al amanecer cuando hay suficiente luz para ver
leza humana sobre la que pudieran actuar estos incentivos de mane- las venas de las manos.' EI Oxford English Dictionary ofrece algu-
ra efectiva-, i,hasta qu punto est todo esto en relaci6n con los nos ejemplos ingleses: pater noster wyle, miserere whyle (1450);
cambios en la representaci6n interna dei tiempo? y (en el New English Dictionary pero no en el Oxford English Dic-
tionary) tiempo de orinar, una medida un tanto arbitraria.
Pierre Bourdieu ha explorado ms de cerca las actitudes ante eI
II tiempo dei campesino kableo (en Argelia) en aos recientes: Una
actitud de sumisi6n y de impasible indiferencia al paso dei tiempo
Es sabido que entre pueblos primitivos la medida dei tiempo que nadie suena siquiera en dominar, utilizar o ganar ... La prisa se
est generalmente relacionada con los procesos habituales dei ciclo considera una falta de decoro combinada con una ambici6n diab-
de trabajo o tareas domsticas. Evans-Pritchard ha analizado el sen- lica. EI reloj se conoce a veces como el molino dei diablo; no
tido dei tiempo de los nuer: hay horas precisas de comer; la noci6n de una cita exacta es des-
EI horario diario es el del ganado, la ronda de las tareas de pas-
toreo, y el paso del tiempo a travs de no dia es, para no nuer, 6. E. E. Bvans-Pritchard, The Nuer, Oxford, 1940, pp. 100-104 [hay traduc-
primordialmente la sucesin de dichas tareas y sus relaciones mutuas. cin casteIlana: Los Nuer, Barcelona, 1977, pp. 116-120]; M. P. Nilsson, Primitive
time reckoning, Lund, 1920, pp. 32-33, 42; P. A. Sorokin y R. K. Merton, So-
Entre los nandi se desarro1l6 una definici6n ocupacional dei tiempo cial time: A methodologica1 and functional analysis, American Journal of Socio-
que no solamente cubra todas las horas, sino tambin las medias tos, XLII (1937); A. I. HalloweIl, Temporal orientacin in western civilization
horas dei dia -a las 5.30 de la maana los bueyes han ido allugar and in a pre-literate society, American Anthropology, Nueva Serie, XXXIX (1937).
Otras fuentes para la nocin primitiva deI tiempo se ctan en H. G. Alexander, Time
de apacentamiento, a las 6 se ha soltado a las ovejas, a las 6.30 el as dimenson and history, Alburquerque, 1945, p. 26, y Beate R. Salz, The human
sol ha crecido, a las 7.30 las cabras han ido a pastar, etc.-, una element in ndustrialization, Economic deveiopment and Cultural Change, IV (19.5.5),
esp. pp. 94-114.
7. E. P. Salas, L'volution de la notion du temps et les horlogers l'poque
.5. Annimo, The Clockmaker's Outcry against the Author of ... Tristram coloniale au Chili, Annales ESC, XXI (1966), p. 146; Cultural patterns and technical
Shandy, Londres, 1760, pp. 42-43. change, ed. M. Mead, UNESCO, Nueva York, 1953, p. 75.
400 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 401
conocida; slo aceptan encontrarse "en el prximo mercado". Hay la tierra, construir, remendar las redes, bardar, hacer una cuna o un
una cancin popular que dice: atad) parecen revelarse ante los ojos dei labrador por la lgica de la
necesidad." Pero esta exposicin nos servir para destacar los condi-
Es intil perseguir el mundo. Nadie lo acanzar." cionamientos esenciales en las distintas notaciones dei tiempo que pro-
porcionan las diferentes situaciones de trabajo y su relacin con los
Synge, en su bien observado relato sobre las islas Aran, nos ritmos naturales. Est claro que los cazadores deben utilizar ciertas
ofrece un ejemplo clsico: horas de la noche para colocar sus trampas, Los pueblos pescadores
y marineros tienen que integrar sus vidas con las mareas. Una peticin
Mientras paseo eon Miehael alguien se me acerca a menudo para de Sunderland de 1800 incluye las palabras considerando que es este
preguntarme la hora. Poca de esta gente, sin embargo, est lo sufi- un puerto de mar en el cual mucha gente se ve obligada a permanecer
cientemente aeostumbrada ai tiempo moderno para comprender ms levantada toda la noche para atender a las mareas y a sus asuntos en
que de una forma imprecisa la convencin de las horas y cuando se
la digo es por roi reloj por lo que no quedan satisfechos y preguntan el rio." La frase operativa es atender las mareas: la organizacin
cunto les queda hasta eI atardecer. 9 deI tiempo social en el puerto se ajusta a los ritmos dei mar; y esto
parece natural y comprensible ai pescador o el marinero: la compul-
EI conocimiento general dei tiempo en esta isla depende, curio- sin pertenece a la naturaleza.
samente, de la direccin deI viento. Prcticamente todas las chozas De manera similar, el trabajar de amanecer a anochecer puede
se construyen ... con dos puertas, una frente a la otra, de las cuales parecer natural en una comunidad agrcola, especialmente durante
la ms protegida se mantiene abierta todo el da para que d luz aI los meses de cosecha: la naturaleza exige que se recolecte el grano
interior. Si sopla viento norteo se abre la puerta sur y la sombra de antes de que comiencen las tormentas. Y se pueden observar ritmos
la jamba de la puerta indica la hora en su movimiento sobre el suelo de trabajo igualmente naturales- relacionados con otras ocupaciones
de la cocina: tan pronto como el viento cambia, viniendo dei sur, se rurales e industriales: hay que ocuparse de las ovejas mientras cran y
abre la otra puerta, y las gentes, a las que jams se les ha ocurrido
guardarias de los depredadores; hay que ordeilar las vacas; se debe
utilizar Di siquiera una esfera primitiva, se encuentran perdidas ...
Cuando el viento es dei norte la anciana prepara mis comidas vigilar el fuego dei carbn y no permitir que llegue a quemar la turba
eon eierta regularidad; pero en los dems das me haee eon freeuen- (y los carboneros tienen que dormir a su lado); una vez que se comien-
eia el t a las tres en lugar de a las seis ... 10 za la produccin de hierro, no se puede permitir que fallen los homos.
La notacin deI tiempo que surge de estos contextos ha sido
Naturalmente, una indiferencia tal ante las horas dei reloj slo se descrita como orientacin ai quehacer. Es quiz la orientacin
poda dar en una comunidad de pequenos agricultores y pescadores ms efectiva en las sociedades campesinas, y es importante en las
con una estructura minima de comercializacin y administracin, y en
la cual las tareas cotidianas (que pueden variar desde pescar a labrar 11. El suceso ms importante en la relaci6n de las islas con una economia
externa durante la poca de Synge fue la llegada dei barco de vapor, cuyas horas
pcdlan verse muy afectadas por la marea y el tiempo. Vase Synge, The Aron Is-
8. P. Bourdieu, The attitude of the Algerian peasant toward time, en Medi- lands, Dublin, 1907, pp. 115-116.
terranean Countrymen, 00.. J. Pitt-Rivers, Paris, 1963, pp. 55-72. [It is useless to 12. PRO, WO 40/17. Es interesante observar otros ejemplos en que se recono-
pursue the world. No one will ever overtake it.] . ce que las horas de las tareas marinas estaban en pugna con las rotinas urbanas: el
9. Cf. lbtd., p. 179: Los hispanoamericanos no regulan sus vidas por el reloj Tribunal dei Almirantazgo estaba siempre ablerto, pues que los forasteros y merca-
como hacen los anglosajones. Tanto la poblacin rural como la urbana, al serles deres, y hombres de mar, tienen que aprovechar la oportunidad de mareas y vientos,
preguntado cundo piensan hacer alguna cosa, da respuestas como: "Ahora miamo, y no pueden, sin ruina y gran perjuicio, asistir a las solemnidades de los tribunaJes y
a las dos o las cuatro". alegatos dilatarias (E. Vansittart Neale, Feasts and fosts, Londres, 1845, p. 249),
10. J. M. gynge, Plays, poems, and prose, Bveryman ed., Londres, 1941, mientras que en algunas legislaciones sabatarias se haca una excepcin para los pes-
p.257. cadores que divisaban un banco de peces cerca de la costa en dia de descanso.
26. - THOMPSON
402 COSTUMBRES EN COMN TIEMPD, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 403
industrias locales pequenas y domsticas. No ha perdido de ninguna Do hombre ... puede segar de Cereal, como Cebada y Avena, si
manera toda su relevancia en ciertas zonas rurales de la Inglaterra es grueso, leoso y abatido hasta el suelo, trabajando bico, y no
actual. Se pueden proponer tres puntos sobre la orientacin ai que- cortando las cabezas de las espigas, y dejando la caa an co crec-
hacer. EI primero es que, en cierto sentido, es ms comprensible miento, acre y media ai da: pero si el cereal es bueno, grueso y bico
humanamente que el trabajo regulado por horas. EI campesino o erguido, puede entonces segar dos acres o dos acres y media ai dia'
trabajador parece ocuparse de lo que es una necesidad constatada. pera si el cereal es corto y fino, puede entonces segar tres, y a veces
En segundo lugar, una comunidad donde es normal la orientacin cuatro acres ai da, y no trabajar en exceso ... IS
ai quehacer parece mostrar una demarcacin menor entre trabajo
y vida. Las relaciones sociales y el trabajo estn entremezclados EI clculo es difcil y depende de muchas variables. Evidentemente,
-Ia jornada de trabajo se alarga o contrae de acuerdo con las labo- una forma directa de medir el tiempo era ms conveniente."
res necesarias- y no existe mayor sentido de conflicto entre el tra- Esta forma de medir el tiempo encarna una relacin simple. Los
balo y el pasar el tiempo. En tercer lugar, ai hombre acostumbra- que son contratados experimentan una diferencia entre el tiempo de
do al trabajo regulado por reloj, esta actitud hacia el trabajo le sus patronos y su propio tiempo. Y el patrn debe utilizar el tiem-
parece antieconmica y carente de aprernio." po de su mano de obra y ver que no se malgaste: no es el quehacer
Una diferenciacin tan clara supone, desde luego, como referente, el que domina sino el valor dei tiempo al ser reducido a dinero. El
al campesino o artesano independientes. Pero la cuestin de la orien- tiempo se convierte en moneda: no pasa sino que se gasta.
tacin al quebacer se bace mucho ms compleja en el caso de que el Este contraste puede observarse en cierta medida, en las actitu-
trabajo sea contratado. La economa familiar dei pequeo agricultor des hacia dinero y trabajo, en dos pasajes dei poema de Stephen
puede estar en trminos generales orientada al quehacer; pero dentro Duck, The thresher's labour." EI primero describe una situa-
de ella puede existir una divisin dei trabajo y una distribucin de cin laboral que nosotros consideramos como normal en los si-
papeles, as como la disciplina de la relacin patrn-empleado entre el glos XIX y XX:
campesino y sus hjos, Incluso en este caso empieza el tiempo a con-
vertirse en dinero, dinero dei patrn. Tan pronto como se utilizan Rebotan las duelas de manzano silvestre de nuestros tablones,
verdaderos braceros se seala el cambio, de orientacin al quehacer a y el eco de los graneros devuelve eI golpeteo.
trabajo regulado. Es cierto que la regulacin dei trabajo puede hacer- Vuelan ai aire nuestras nudosas armas;
se sin reloj ninguno, y de hecho precede a la difusin dei reloj. Pero, y con igual fuerza descienden despus desde la altura:
a mediados deI siglo XVII, los campesinos acomodados calculaban sus abajo, arriba, tan bien marcan el tiempo,
expectativas sobre el trabajo contratado (como lo hizo Henry Best) en que los martillos de los ciclopes no pudieron repicar con ms
jornadas: el Cunnigarth, con sus tierras bajas, supone cuatro lar- [fidelidad ...
gas jornadas regulares, etc.;" y lo que Best hizo en sus propias tierras,
intent presentarlo Markham de forma general: 15. G. M., The inricbment of the Weald of Kent, Londres, 166010, capo XIl:
Un clculo general de los hombres, y de los trabajos de las reses: lo que cada uno
13. Henri Lefebvre, Critique de la vie quotidienne, Paris, 1958, Il, pp. 52-56, puede realizar sin perjuicio cotidianamente, pp. 112-118.
prefiere la distincin entre tempo cclico -que surge dei cambio en las ocupaciones 16. EI clculo salarial todava implicaba, por supuesto, la jornada estatuida de
agrcolas de temporada- y tiempo lineal de la organizacin urbana e industrial. amanecer a atardecer, definida, tan tarde como 1724, en una relacin de Lancashire:
Ms sugestiva es Ia distincin de Lucien Febvre entre Le temps vcu et le temps-me- Trabajarn desde las cinco de la maana hasta entre siete y ocho de la noche, desde
sure, Le probtme de l'incroyance ou XYP scle, Paris, 1947, p. 431. Un examen en mediados de marzo a mediados de septiembre, y desde ese momento desde la
tanto esquemtico de la organizacn de las tareas en las economas primitivas se en- primavera dei da hasta la nocne, con dos medias horas para beber y una hora para
cuentra en StanIey H. Udy, Organisation of work, New Haven, 1959, capo 2. comer y (en verano solamente) media hora de sueo: por lo dems, por cada hora
14. Rural Economy in Yorkshire in 1641 ... Farming and Account Books of de ausencia se descontar un penque: Armais of Agricutture, XXV (1796).
Henry Best, ed. C. B. Robinson (Surtees Society, XXXIII), 1857. pp. 38-39. 17. The threshers Jabour, ed. de E. P. Thompson y Marian Sugden (1989).
404 COSTUMBRES EN COMN TlEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 40S
Desciende rtmicamente nuestro sudor en saladas arroyos, Pronto reina la confusin sobre los campos,
cayendo de nuestras guedejas o resbalando por la cara. y llenan los odos dei trabajador clamores que le aturden;
No conocemos interrupci6n en nuestro quehacer; las campanas, y el restallar de los ltigos alternan 5U sondo,
la ruidosa trilla siempre ha de seguir. y retumban sobre el suelo los carros traqueteantes.
ausente eI patrn, otros se solazan sin temor; Metido el trigo, los guisantes y otros granos,
e1 trillador dormido se traiciona, comparten la misma suerte y pronto dejan la llanura pelada;
Ni siquiera para engaar la tediosa labor. en clamoroso triunfo arranca la ltima carga,
y que con dulzura sonran los minutos que pasan, y fuertes hurras proclaman el final de la cosecha. *
podemos, como pastores, contar alegres historias,
la voz se perde, ahogada por e1 estrepitoso golpear ... Es esta, por supuesto, una pieza establecida y obligatoria de la poe-
sa agraria deI siglo XVIlI. Y tambin es cierto que se mantena la
Semana tras semana nos esforzamos en este duro quehacer, moral del jornalero con las altas ganancias de la recoleccin. Pero
hasta que los das de aventar traen algo nuevo;
sera un error considerar la situacin de recoleccin en trminos de
nuevo s, muchas veces peor,
el trillador s610 se rinde ante la maldici6n de su patr6n; respuesta directa a estmulos econmicos. Es tambin un momento
cuenta los sacos, cuenta las medidas dei da, en el que los viejos ritmos colectivos rompen sobre los nuevos, y
y luego jura que hemos malgastado la mitad de la jornada. puede exhibirse una buena cantidad de folclore y hbitos rurales
IPero, pillos! i,Pensis que esto es bastante? como evidencia que confirma la satisfaccin psquica y las funcio-
Vuestros vecinos trillan dos veces ms. * nes rituales -por ejemplo, el momentneo olvido de diferencias so-
ciaIes- deI hogar de la cosecha. [Qu pocos saben hoy -escribe
Esto parece describir la monotona, la alienacin deI placer en el M. K. Ashby- lo que era participar en una cosecha hace noventa
trabajo, y el antagonismo de intereses que se atribuye generalmente aftos! Aunque los desheredados no obtuvieron gran parte de los fru-
ai sistema fabril. EI segundo pasaje describe la recoleccin: tos, compartan, sin embargo, el xito, la profunda dedicacin y
gozo de ste. 18
Por fin descansa en filas el grano bien secado,
grata escena, listo para los graneros.
Bien contento mira el patr6n la escena con regocijo, III
y nosotros empleamos toda nuestra fuerza para transportarIo.
No est de ningn modo claro hasta qu punto estaba extendida
* [From the strong Planks our Crab-Tree Staves rebound, / And echoing Barns la posibilidad de disponer de relojes precisos en la poca de la Revo-
return the rattling Sound. I Now in the Air our knotty Weapons Fly; I And now lucin industrial. Desde el siglo XIV en adelante se erigieron relojes
with equal Force descend from high: / Down one, one up, so well they keep the en iglesias y lugares pblicos; la mayora de las parroquias inglesas
Time, / That Cyclops Hammers could not truer chme ... / In briny Streams our
Sweat descende apace, I Drops from our Locks, or trickles down our Face. / No
intermission in our Works we know; / The noisy Threshall must for ever go. / Their * [At length in Rows stands up the well-dry'd Com, / A grateful Scene, and
Master absent, others safely play; / The sIeeping ThreshaIl doth itself betray. I Nor ready for the Bam. / Our well-pleas'd Master views the Sight with joy, / And we
yet the tedious Labour to beguile, / And make the passing Minutes sweetly smile, / for carrying ali our Force employ. / Confusion soon o'er alI the Field appears, /
Can we, like Shepherds, tez a merry rale? / The Voice is lost, drown'd by the noisy And stunning CIamours fiH the Workmens Ears; / The Bells, and clashing Whips,
Flail / / Week after Week we tbis dull Task pursue, / Unless when winnowing Days alternate sound, / Anel- rattling Waggons thunder o'er the Ground. I The Wheat lot
produce a new; / A new ndeed, but frequently a worse, I The Threshall yields but in, the Pease, and other Grain, I Share the same Fate, and soon leave bare the
to the Master's Curse: / He counts the Bushels, counts how much a Day, / Then Plain; I In noisy Triumph the last Load moves on, I And loud Huzza's proclaim the
swears we 've idled half our Time away. I Why Iook ye, Rogues! D'ye think that Harvest done.]
this will do? / Your Neighbours thresh as much again as you.] 18. M. K. Ashby, Joseph Ashby of Tysoe, Cambridge, 1961, p. 24.
406 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISMO 407
deben haber posedo un relo] de iglesia hacia finales dei sigla XVI." ter pasajero, la resurreccin y el juicio.> El sonido servia mejor que
Pero la precisin de estos relojes es una cuestin polmica y se man- la vista, especialmente en distritos industriales en vias de desarrollo.
tuvo el uso de relojes de sol (en parte para poner los dems en En los distritos textiles dei West Riding, en las Potteries (y proba-
hora) en los siglos XVII, XVIlI Y XIX.'" blemente en otros distritos), se utilizaba an el cuerno para desper-
Continuaron hacindose donativos caritativos en el siglo XVII (al- tar a la gente por la maana." Ellabrador levantaba en ocasiones a
gunas veces extendidos como tierras de reloj, tierras de ding- sus propios braceros yendo a sus cabanas; y sin duda el aldabonazo
dong o tierras de campana de toque de queda) para que se to- de aviso empez con las primeras fbricas.
caran las campanas ai alba y se diera el toque de queda." As, Ri- Un gran avance en la precisin de los relojes domsticos se
chard Palmer de Wokingham (Berkshire) cedi en 1664 la adminis- logr con la aplicacin dei pndulo en 1658. Los relojes de
tracin de unas tierras para que se pagara ai sacristn el toque de la pared empezaron a difundirse ms desde la dcada de 1660, pero
campana grande todas las maanas a las cuatro, o lo ms aproxi- los que tenan minutero (y agujas para las horas) se generali-
mado posible a estas horas, desde el 10 de septiembre ai 11 de mar- zaron bastante ms tarde." En cuanto a aparatos ms transpor-
zo todos los aos tables, el reloj de bolsillo era de precisin dudosa hasta que se
hicieron ciertos progresos en el escape y se aplic el muelle de equi-
no slo para que todos los que vivan a distancia que puedan or 5U librio espiral despus de 1674." An se preferian los adornos y la
sonido sean as inducidos a un oportuno marchar a descansar por riqueza en el diseo a la mera funcionalidad. Un diarista de Sussex
la noche y un temprano madrugar por la maana para las labores
anot en 1688:
y deberes de 5US muchos quehaceres (cosas comnrnente atendidas y
premiadas coo frugalidad y pericia) 0.0
com pr ... un reloj de plata, que me cost tres libras ... este relo] da
la hora dei dia, el mes dei afio, la fase de la luna, y la marea y
sino tambin para que los forasteros y otras personas que oyeran la
reflujo de las aguas; y marcha treinta horas habndole dado cuerda
campana en las noches de invierno pudieran enterarse de la hora 5610 una vez."
de la noche, y recibir cierta orientacin sobre el camino apropiado.
Estos fines racionales, creia, no podan sino ser muy dei agrado
de las gentes discretas, siendo lo mismo hecho y bien visto en la 22. Charty Commissoners Reports (1837-1838), XXXII, parte I, p. 224; van-
mayora de las ciudades y mercados, y otros muchos lugares dei se tambin H. Edwards, A Col/eetion of Old English Customs, Londres, 1842, esp.
reino ... . La campana recordaria tambin a los hombres su carc- pp. 223-227; S. O. Addy, Household rales, Londres, 1895, pp. 129-130; County
Folk-Lore, East Ridlng of Yorkshre, ed. Mrs. Gutch, Londres, 1912, pp. 150-151;
Leicestershire and Rutland, ed. C. J. Bilson, Londres, 1895, pp. 120-121; C. L C.
19. Para la primera evolucin de los relojes, vanse Carlo M. Cipolla, Clocks Beeson, op. cu., p. 36; A. Gatty, The Bel/, Londres, 1848, p. 20; P. H. Ditchfield,
and cuture, passim; A. P. Usher, A history of mechanical inventions, ed. rev., Har- Old English Customs, Londres, 1896, pp. 232-241.
vard, 1962, capo VII; Charles Singer y otros, eds., A history oftechnology, Oxford, 23. H. Heaton, The Yorkshire woo/len and worsted ndustres, Oxford, 1965,
1956,111, capo XXIV; R. W. Symonds, A history of English ctocks, Penguin, 1947, p. 347. Wedgwood parece haber sido el primero en sustituir el cornetn por la cam-
pp. 10-16, 33; E. L. Bdwards, Weight-driven chamber clocks of the Middle Ages pana en las Potteries: E. Meteyard, Lfe of Josiah Wedgwood, Londres, 1865, I,
and Renaissance, Alrincham, 1965. pp. 329-330.
20. M. Gatty, The Book of Sun-dales, ed. rev., Londres, 1900. Para un ejem- 24. W. I. Milham, Time and timekeepers, Londres, 1923, pp. 142-149; F. J.
pIo de un tratado que explica en detalle la forma de determinar las horas con el reloj Britten, Old clocks and watches and thetr makers, Londres, 19326 , p. 543; E. Bru-
de sol, vase John Smith, Horotogical Dialogues, Londres, 1675. Para ejemplos de ton, The longcase c/ock, Londres, 1946, capo IX.
mercedes concedidas para relojes de sol. vase C. J. C. Beeson, Clockmaking in 25. Milham, op. ct., pp. 214-226; C. Clutton y G. Daniels, Watches, Londres.
Oxfordshire, Banbury Hist. Assn., 1962, pp. 7678; A. J. Hawkes, The c/oekmakers 1965; F. A. B. Ward, Handbook of the collectons i1/ustrating time measurement,
and walchmakers of Wgan, 1650-1850, Wigan, 1950, p. 27. Londres, 1947, p. 29; Cipolla, op. ctt., p. 139.
21. Puesto que muchos de los primeros relojes de iglesia no daban las horas, 26. Edward Turner, Bxtracts from the Diary of Richard Stapley, Suuex Ar-
estaban complementados con un campanero. chaelogical Col/eetion, 11 (1899), p. 113.
408 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISMO 409
El profesor Cipolla sugiere la fecha de 1680 como el momento jugaron un papel de importancia crtica en la innovacin tcnica de
en que adquiri precedencia la fabricacin de relojes ingleses sobre las primeras fases de la Revolucin industrial. Este hecho no que-
sus competidores europeos." La fabricacin de relojes haba surgi- daria oculto para ser descubierto por el historiador: se present con
do de las destrezas dei herrero," y todavia puede observarse esta energia en ciertas peticiones de los relojeros contra la estimacin
afinidad en los cientos de relojeros independientes que trabajan para fiscal en febrero de 1798. Por ejemplo, la peticin de Carlisle:
encargos locales en sus propios talleres, dispersos a travs de las
ciudades con mercado e incluso grandes pueblos de Inglaterra, Es- las industrias del algodn y la lana estn enteramente endeudadas
cocia y Gales en el sigla XVIII." Mientras que muchos de eilos no por el estado de perfeccin que la maquinaria que all emplean ha
conseguido, ai reloj y los relojeros, grandes cantidades de los cuales
aspiraban ms que al simpie reloj de campo de caja larga y cuerda han estado, desde hace muchos anos ... empleados en la invencin y
para un dia, haba artesanos de verdadero genio entre ellos. As por construccin as como supervisi6n de estas maquinarias ... 32
ejemplo John Harrison, relojero y antiguo carpintero de Barton-on-
Humber (Lincolnshire), perfeccion un cronmetro rnarino, y en La fabricacin relojera en pequenas localidades sobrevivi has-
1730 declaraba haber ta el siglo XIX, aunque desde los primeros afias de este siglo se hizo
corriente que el relojero local comprara las piezas fabricadas en se-
logrado llevar un reloj ms cercano a la verdad, de lo que realmente rie en Birmingham, montndolas en su propio taller. En contraste,
puede imaginarse, si se considera el vasto nmero de segundos de la fabricacin de relojes de bolsillo, desde los primeros aos dei
tiempo que hay eo un mes: en cuyo espada de tiempo no oscila ms siglo XVIII, se concentr en unos cuantos centros, de los cuales los
de un segundo ... estcy seguro de poder llevarIo a la excelencia de
ms importantes eran Londres, Coventry, Prescot y Liverpool." Des-
dos o tres segundos al ao."
de los comienzos se produjo una minuciosa subdivisin dei trabajo
en esta industria, facilitando la produccin a gran escala y la reduc-
Y John Tibbot, un relojero de Newtown (Montgomeryshire) haba
cin de los precioso la produccin anual de esta industria en su pun-
perfeccionado un reloj en 1810 que (deca l) pocas veces oscilaba
ms de un segundo en dos aos." Entre estos extremos se encontra- to ms alto (1796) se calcul entre 120.000 y 191.678, una parte
sustancial de la cual se destinaba al mercado de exportacn." EI
ban todos los numerosos, perspicaces y muy hbiles artesanos que
32. Commons Journals, UH, p. 251. Los testigos de Lancashire y Derby die-
27. Vase el admirable examen de los orgenes de la industria inglesa eo Cipolla, ron testimonios similares: tbid., pp. 331, 335.
op. cu., pp. 6569. 33. Los centros comerciales de fabricacin de relojes de pared y de bolsillo
28. En fecha tan tarda como 1697 en Londres la Compaa de Herreros dis- que suplicaban contra eI impuesto en 1798 fueron: Londres, Brstol, Coventry, Lei-
putaba el monopolic a los relojeros (fundada en 1631), basndose en que es bien cester, Prescot, Newcastle, Edimburgo, Liverpool, Carlisle y Derby: Commons Jour-
sabido que son los originales y verdaderos fabricantes de relojes, etc., y que tienen nals, LIII, pp. 158, 167. 174, 178,230,232, 239, 247. 251. 316. Se afirmaba que
por ello completa pericia y conocimientc ... : S. E. Atkins y W. H. Overall, Some s610 en Londres haba 20.000 personas dedicadas a este oficio, 7.000 de ellos en
Aceount of lhe Worshipful Company of Clockmakers of the City of Londan, Lon- Clerkenwell. Pero en Bristol s610 haba de 150 a 200. Para Londres, vase M. D.
dres, 1881, p. 118. Para un herrero-relojero de aldea, vase J. A. DanielI, The George, London li/e in the eighteenth-century, Londres, 1925, pp. 173-176; Atkins y
making of clocks and watches in Leicestershire and Rutland, Trans. Lecs. Archaeol. Overall, op. ct., p. 269; Morning Chronicle (19 de diciembre de 1797); Commons
Soe., XXVII (1951), p. 32. Journals, UH, p. 158. Para Bristol, ibid., p. 332. Para Lancashire, Victoria County
29. Se encuentran listas de estos relojeros en F. J. Britten, op. cit.; John Smith, History, Lancashire.
Old Scottish clockmakers, Edimburgo, 1921, e I. C. Peate, Clock and watch makers 34. EI clculo ms bajo lo dio un testigo ante el comit para las peticiones de
in Wales, Cardiff, 1945. los relojeros (1798): Commons Journals, UH, p. 328: estimaci6n dei consumo anual
30. Documentos de la Compaa de Relojeros, Archivo Gremial de Londres, interior, 50.000; exportacin, 70.000. vase tambin un clculo similar (relojes de
6026/1. Vase (para el cronmetro de Harrisoo) F. A. B. Ward, op. cit., p. 32. pared y de bolsillo) para 1813, Atkins y Overall, op. cu., p. 276. EI clculo ms alto
31. I. C. Peate, John Tibbot, clock and watch maker, Montgomeryshire es eI de las cubiertas de relojes de bolsillo con la marca de Goldsmiths Hall-cubier-
Col/ections, XLVIII, parte 2, Welshpool, 1944, p. 178. tas de plata, 185.102 en 1796, bajandc a 91.346 en 1816- y se encuentra en el
410 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISMO 411
poco afortunado intento de Pitt de cobrar impuestos sobre todo fueron registrados por Eden o David Davies podia siquiera sollar
tipo de relojes, aunque slo dur de julio de 1797 a marzo de 1798, con semejantes precios, pudiendo slo hacerlo los artesanos urba-
marc un momento decisivo en el destino de la industria. Ya en nos mejor pagados. EI registro dei tiempo (sospechamos) pertenecla
1796 se lamentaba sta de la competencia de los relojes de bolsillo a mediados de siglo todava a la gente acomodada, patronos, agrl.
franceses y suizos; las quejas continuaron incrementndose en los cultores y comerciantes; y es posible que la complejidad de los dise-
primeros anos dei siglo XIX. La Compafia de Relojeros declar fios y la preferencia por los metales preciosos, fueran formas inten-
en 1813 que el contrabando de relojes de oro baratos haba alcan- cionadas de acentuar el simbolismo de estatus.
zado proporciones alarmantes, y que aqullos se vendan en joye- Pero tambin parece que la situacin empezaba a cambiar en
rias, merceras, sombrereras, tiendas de juguetera francesa, perfu- las ltimas dcadas deI siglo. La polmica provocada por el intento
meras, etc., casi exclusivamente para el uso de las clases altas de de cobrar impuestos sobre todo tipo de relojes en 1797-1798 ofrece
la sociead, AI mismo tiempo algunos artculos baratos de contra- una prueba parcial. Fue quizs el ms impopular y con toda certeza
bando, vendidos por casas de empeio o viajantes de comercio, de- el ms desafortunado de los impuestos de Pitt:
blan estar lIegando hasta las clases ms pobres."
Est claro que haba abundantes relojes de todo tipo hacia 1800. Si tu dinero se lleva, an te quedan los pantalones;
Pero no est claro a quin pertenecieran. El doctor Dorothy Geor- Y los faldones de la camisa, si tus pantalones logra;
ge, que escriba a mediados dei siglo XVIII, sugiere que el trabaja- Y la piei, si la camisa; y si los zapatos, los pies desnudos.
dor, como el artesano, posean con frecuencia relojes de plata, Pero, no pensis en los IMPUESTOS: [Hemos vencido a la flota
[holandesa! 38
pero esta afirmacin es imprecisa en cuanto a la fecha y slo est
ligeramente documentada." El precio medio de los relojes sencillos
Los impuestos consistan en 2 chelines 6 peniques por los relojes de
de pared de caja larga fabricados localmente en Wrexham entre 1755
bolsillo de plata o metal; 10 chelines por los de oro, y 5 chelines
y 1774, oscilaba entre 2 libras y 2 libras 15 chelines; una lista
de precios de Leicester, de relojes nuevos sin caja, de 1795, vara de por relojes de otro tpo. En los debates que se produjeron sobre
este impuesto, las intervenciones de los ministros slo sobresalieron
3 libras a 5 libras. Un reloj bien hecho no costara menos con toda
por sus contradicciones. Pitt declar que esperaba que el mpuesto
seguridad." En vista de ello, ningn bracero cuyos presupuestos
produjera 200.000 libras al afio:
go artculos prcticos, pero eran tambin artculos de lujo ... gene- El Sr. Pitt tiene ideas muy apropiadas para eI resto de las finan-
ralmente en propiedad de personas que podran muy bien pagar ... , zas dei pas. Se ha dispuesto que el impuesto de media corona se
cobre trimestralmente. Esta es grande y digno. Da cierto aire de en-
Se propona, no obstante, eximir los relojes de tipo ms modes-
jundia a un hombre eI pagar siete peniques y media en pro de la
to ... que generalmente posean las clases ms pobres. 39 El minis- retigin, la propiedad y el orden soctat:"
tro consideraba claramente este impuesto como una especie de Bol-
sa de la Fortuna; su clculo sobrepasaba ms de tres veces ai dei La verdad es que esta gabela se consideraba una locura, que esta-
mismo Piloto dei reino: bleca un sistema de espionaje y como un golpe contra la elase me-
dia." Los propietarios de relojes de oro fundieron las cubiertas y
Tabla de estimacion las convirtieron en plata o metal." Los centros de fabricaci6n caye-
ron en la crisis y en la depresin." AI revocar la ley en marzo de
Estimacin Lo cual 1798, Pitt dijo tristemente que este impuesto habria sido mucho ms
deI significara, productivo de lo que originalmente se calcul6; pero no est claro si
Artculos Impuesto ministro en relojes era su propio clculo (200.000 libras) o el dei ministro dei Tesoro
Relojes de bolsillo (700.000) en el que estaba pensando."
de plata y oro 2 chel., 6 peno L 100.000 800.000 Permanecemos en la ignorancia (pero en la mejor de las compa-
Relojes de oro 10 chel., Openo L 200.000 400.000 as). Haba muchas maquinarias de medir el tiempo hacia 1790: el
Otros reIojes 5 chel., Openo L 3 o 400.000 c. 1.400.000 nfasis se iba trasladando dei lujo a la conveniencia; incluso
los cottagers podan poseer relojes de madera que costaran por de-
bajo de los 20 chelines. En realidad, se est produciendo una difu-
Brillndole los ojos ante la perspectiva de un aumento de ingresos, si6n general de los relojes (como era de esperar) en el momento
Pitt revis sus definiciones: podra poseerse un solo reloj de bolsillo exacto en que la Revoluci6n industrial exigia una mayor sincroniza-
(o perro) como artculo de conveniencia, lo que sobrepasara esto cin dei trabajo.
seran pruebas de abundanca." Aunque estaban apareciendo algunos ejemplares muy baratos
Desgraciadamente para los cuantificadores dei crecimiento eco- -y de malsima calidad-, los precios de los que eran eficaces per-
nmco, se olvid una cuestin: era imposible cobrar este impues- manecieron durante muchas dcadas fuera dei alcance deI artesano."
to." Se orden a todas las comunidades domsticas, bajo horribles
penas, que enviaran listas de los relojes que existan en sus hogares. 42. Morning Chronicle (26 de julio de 1797).
La estimacin sera trimestral: 43. Puede percibirse un ndice en la pesada ccleccia de cuentas vencidas y no
pagadas. Impuestos aplicados, julio de 1797: ingresos en el ac que terminaba en
enero de 1798, 300 libras. Impuestos anulados, marzo de 1798: vencidos y no paga-
39. Las exencones en la ley (37 George HI, c. 108, cl. XXI, XXII y XXIV) dos, ao que terminaba en enero de 1799, 35.420 libras; en el afio que terminaba en
eran: a) un reloj de cualquier tipo para un residente cualquiera de la casa exento de enero de 1800, 14.966. PP, eIX, Accoun/s and Papers (/799-1800), LI, pp. 1.009 (2)
impuesto de ventaria o casa (por ejemplo, un cottager); b) los relojes hechos y 1.013 (2).
de madera, o fijados en madera, y los cuales relojes son generalmente vendidos por 44. Morning Chronicle (16 de marzc de 1798);Commons Journais, UH, p. 328.
sus respectivos fabricantes a un precio que no exceda la stfma de 20 chelines ... ; 45. vase las peticiones, citadas supra, nota 33; Commons Journal, UII,
c) los criados agrcolas. pp. 327-333; Morning Chronicle (13 de marzo de 1798). Se deca que dos tercios de
40. Morning Chronicle (1 de julio de 1797); Craftsman (8 de julio de 1797); los relojeros de Coventry estaban sin empleo: ibtd. (8 de diciembre de 1797).
Parlamentary History, XXXIII, possim. 46. Craftsman (17 de marzo de 1798). Lo nico que consigui la ley fue que,
41. En el ano que termin eI 5 de abril de 1798 (tres semanas despus de la exstera -eo tabernas y lugares pblicos- la Ley deI Reloj Parlamentario.
revocacin), el impuesto haba recaudado 2.600 libras: PP, CIH, Accounts and Pa- 47. AIgunos relojes importados aparecian con precios tan bajos como 5 cheli-
pers 0797-1798), XIV, pp. 933 (2) Y 933 (3). nes en 1813: Atkins y Overall, op. ct., p. 292. Vase tambin supra, nota 39. El
414 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 415
Pero no debemos dejar que las preferencias econmicas normales reloj era el banco del pobre, una inversin de sus ahorros; en pocas
nos induzcan ai error. EI pequeno instrumento que regulaba los nue- malas podia venderse o empearse." Este relojillo que ves -dijo
vos ritmos de la vida industrial era tambin una de las ms urgentes un cajista cockney en la dcada de 1820- no me cost ms de un
entre las nuevas necesidades que el capitalismo industrial haba crea- billete de cinco cuando lo compr, y lo he empeado ms de vente
do para dar energia a su avance. Un reloj de cualquier tipo no slo veces, y le he sacado en total ms de cuarenta libras. Es un ngel de
era til; concedia prestigio a su dueo y habla quien estaba dispues- la guarda para uno, es un buen reloj, cuando ests apurado. II
to a estirar sus recursos para hacerse con uno. Habla fuentes varias, Como quiera que un grupo de trabajadores determinado pasara
ocasiones varias. Durante muchos anos un goteo de relojes slidos a una fase de progreso en sus estndares de vida, la adquisicin de
pero baratos se infiltr pasando deI ratero ai receptor, al prestamis- relojes era una de las primeras cosas que perciblan los observado-
ta y a la taberna." Incluso a los jornaleros, una o dos veces en su res. En el bien conocido informe de Radcliffe sobre la edad dorada
vida, podia inesperadamente caerles la suerte deI cielo trayndoles de los tejedores manuales de Lancashire en la dcada de 1790, los
un reloj: el botn en la milcia," las ganancias de la cosecha, o el hombres tenlan todos un reloj de bolsillo y las casas estaban bien
salario anual de un criado." En algunos lugares dei pais se crearon amuebladas con relojes de elegante caoba o caja elaborada." En
Clubs de Relojes, de alquiler o adquisicin colectiva." Adems, el Manchester, cincuenta aos despus, el mismo fenmeno llam la
atencin de un periodista:
precio de no reloj de bolsillo ingls de pIata de buen funcionamiento se determin en Ningn obrero de Manchester carecer de uno, un minuto ms
1817 (Committee on Petitions of Watchmakers, PP, 1817, VI) co 2 a 3 guineas; de lo necesario. Se ven, aqu y all, en las casas de mejor clase,
hacia los aos 1830 no relo] de metal de buen funcionamiento se podia conseguir relojes antiguos de los de esfera metlica y ocho das; pero el artcu-
por 1 libra: D. Lardner, Cabinet Cyctopaeda, Londres, 1834, Hl, p. 297.
lo ms comn, con mucha diferencia, es el pequeno artefacto holan-
48. Muchos relojes debieroncambiar de dueo co los bajos fondos de Londres:
la legislacin de 1754 (27 George Il, c. 7) estaba dirigida a los receptores de relojes ds, con su activo pndulo balancendose abierta y cndidamente
rabadas. Los rateros continuaron naturalmente 5U oficio imperturbables; vase, por ante el mundo entero."
ejemplo, Minutes of Select Committee to Inquire into the State of the Poliee of the
Metropo/is, 1816, p. 437: por ejemplo los relojes; se puede uno deshacer de eIlos Treinta aos despus, era la doble cadena de oro deI reloj lo que
con la misma facilidad que cualquier otra cosa ... Tuvo que ser un muy buen reloj
de plata patentado el que se pagaraa 2 libras; y de oro a 5 o 6 libras. Los recepto-
constitua el smbolo deI dirigente obrero Lib-Lab;* y por cincuenta
res de relojes robados en Glasgow, se deca, los vendanen grandes cantidades en los aos de servicio disciplinado en su trabajo, el patrn ilustrado rega-
distritos rurales de Irlanda (I 834}: vase J. E. Handley, The Irish in Scotand, laba a su empleado un reloj de oro grabado.
1798-1845, Cork, 1934, p. 253.
49. Siendo Winchester uno de los lugaresde reunin de la milicia voluntria,
ha sido esceoario de desrdenes, disipacin y absurda extravagancia. Se cree que
nueve dcimas partes de las primas pagadas a estos hombres, que suman ai menos
20.000 libras, se gastaron todas en el momento, en las casas pblicas, sombrererfas, 52. PP. 1817, VI, pp. 19.22.
relojerias, etc. Con el mayor desenfreno se llegaron a comer billetes de Banco entre 53. [c. M. Smith], The Working Man's Way in the World, Londres, 1853,
rebanadas de pan y mantequilla: Month/y Magazine (septiembre de 1799). pp. 67-68.
50. AIguoos testigos que aparecieron ante el Select Comittee de 1817 se lamen- 54. W. Radcliffe, The Origin of Power Loom Weaving, Stockport, 1828.
taron de que artculos de calidad inferior (conocidos en ocasiones como relojes de p. 167.
judlo} se elogiaban con exageracin en ferias rurales y eran vendidos a los crdulos 55. Morning Chronicle (25 de octubre de 1849). Pero en 1843, J. R. Porter
en falsas subastas: PP, 1817, VI, pp. 15~16. (The Progress of the Nation, 111, p. 5) todava consideraba la posesin de un reloj
51. Benjamin Smith, Twenty-fourLeuers from Labourers in Amrica to their como una indicacin cierta de prosperidad y de respetabilidad personal por parte
Friends in Eng/and, Londres, 1829, p- 48: se refierea ciertas partesde Sussex, veinte dei hombre trabajador. .
perscnas formaban un club (como eI Cow Club), pagaban5 chelinescada una durante Liberal-laborista: laborista que aceptaba los principias de la economia lbe-
veinte semanas sucesivas, en cada una de las cuales se sorteaba un relo] de 5 libras. ral. (N. dei t.)
416 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 417
mineros dei plomo dei Norte que eran tambin pequenos agriculto-
IV res; los artesanos de aldea que se ocupaban de trabajos varios, en la
construccin, acarreo o carpintera; los trabajadores a domicilio que
Volvamos del reloj a la tarea. La atencin que se presta al tiempo dejaban su ocupacin durante la recoleccin; el pequeno agricultor-
en la labor depende en gran medida de la necesidad de sincronizacin tejedor de los Peninos.
dei trabajo: Pero mientras que la industria manufacturera se mantuvo Es en la naturaleza de este tipo de trabajo donde no puede so-
en una escala domstica o de pequeno taller, sin una intrincada sub- brevivir una planficacin dei tiempo precisa y representativa. Algu-
divisin de la produccin, el grado de sincronizacin que se requeria nos extractos dei diario de un tejedor-agricultor metdico de
era leve, y prevaleca la orientacin al quehacer." EI sistema de tra- 1782-1783 nos pueden proporcionar un ndice de la variedad de sus
bajo a domicilio exigia mucho traer y lIevar y mucho esperar los ma- labores. En octubre de 1782 estaba todava ocupado en la recolec-
teriales. EI mal tiempo no slo interrumpa las labores agrcolas, la cin y la trilla, ai mismo tiempo que en su telar. En das de lIuvia
construccin y el transporte, sino tambin el tejer, cuando habia que poda tejer de 8 112 a 9 yardas; el 14 de octubre llev la pieza
extender las piezas acabadas sobre los tendedores para secar. AI apro- acabada, y por tanto sIo pudo tejer 4 3/4 yardas; el 23 trabaj
ximarnos a una labor cualquiera, quedamos sorprendidos por la rnul- hasta las 3 de la maana, teji 2 yardas antes de que el sol se pu-
tiplicidad de tareas subsidiarias que el mismo trabajador o grupo sera, remend una chaqueta ai final de la tarde. EI 24 de diciem-
familiar debe hacer en una cabala o taller. Incluso en talleres mayo- bre, tej 2 yardas antes de Ias I I. Estuve amontonando el carbn,
res, los hombres trabajaban en ocasiones en labores distintas en sus limpiando el tejado y las paredes de la cocina y amontonando el es-
propias bancas o telares, y -excepto en el caso de que el miedo a la tircol hasta las 10 de la noche, Adems de cosechar y trillar, batir
malversacin de los materiales impusiera una rgida supervisin- la manteca y trabajar en el jardn, encontramos estas anotaciones:
podia permitirse cierta flexibilidad en las entradas y salidas. 18 de enero de 1783: Fui empleado para preparar el establo de un
De ah la caracterstica irregularidad de las normas de trabajo Ternero y Llevar las copas de tres rboles de
anterior ai advenimiento de las industrias mecnicas a gran escala. Pltano que crecan en el Callejn y fueron
Dentro de los requerimientos generales para la labor de una semana en este da cortados y vendidos a John Blag-
o quince dias -la pieza de tela, determinado nmero de clavos o de brough.
pares de zapatos-, podia alargarse o acortarse la jornada. Es ms, 21 de enero: Tej 2 3/4 yardas habiendo parido la Vaca ne-
en los comienzos deI desarrollo de la industria fabril y de la mine- cesitaba mucho cuidado. (AI dia sguiente fue
ra, sobrevivieron muchos oficios mixtos: los mineros deI estao de andando hasta Halifax para comprar una me-
Cornualles que tambin participaban en la pesca deI arenque; los dicina para la vaca.)
27. - THOMPSON
418 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 419
Esta irregularidad general debe inscribirse en el ciclo irregular de sus propias vidas con respecto a su trabajo. (EI modelo persiste en-
la semana de trabajo (e incluso deI afio de trabajo) que provocaba tre los que trabajan de forma independiente -artistas, escritores,
tantos lamentos de moralistas y mercantilistas en los siglos XVII y XVIII. pequenos agricultores y quz tambin estudiantes- hoy, y ha sus-
Unos versos impresos en 1639 nos ofrecen una versin satrica: citado la cuestin de si no se trata de un ritmo de trabajo humano
natural), En lunes y martes, segn la tradicin, los telares manua-
Ya sabes hermano que el Lunes es Domingo; les repetan lentamente Tiempo de so-bra, Tiempo de so-bra, en
el Martes otro igual; jueves y viernes, Que-da un dia, Que-da un dia:" La tentacin de
los Mircoles a la Iglesia has de ir y rezar; ahorrarse unas horas por la maana, prolongaba el trabajo hasta la
el Jueves es media vacacin; noche, horas iluminadas por velas." De pocos oficios se dice que no
el Viernes muy tarde para empezar a hilar;
el Sbado es nuevamente media vacacin, S8
hagan honor a San Lunes: zapateros, sastres, carboneros, trabaja-
dores de imprenta, a!fareros, tejedores, calceteros, cuchilleros, to-
John Houghton, nos da una versin indignada en 1681: dos los cockneys. A pesar dei pleno empleo de muchos oficios en
Londres durante las guerras napolenicas, un testigo se lamentaba
Cuando los tejedores de punto o los que hacan medias de seda de que vemos que se guarda San Lunes tan religiosamente en esta
reciban precios altos por 5U trabajo, se observ que raramente tra- gran ciudad ... generalmente seguido por un San Martes tambin."
bajaban co Lunes o Martes sino que pasaban la mayor parte deI Si hemos de creer a Los cuchilleros joviales, una cancin de Shef-
tiempo en la taberna o los bolos ... Con los tejedores es corriente field de finales dei siglo XVIII, su observancia no carecia de tensio-
que estn borrachos el Lunes, tengan dolor de cabeza el Martes y las nes domsticas:
herramentas estropeadas el Mircoles. En cuanto a los zapateros,
antes se dejaran colgar que no recordar a San Crispn el Lunes .,. y Cmo en un buen San Lunes,
as permanecen normalmente mientras tienen un penique de dinero o sentado ai fuego de la herrera,
el valor de un penique en crdito. S9 contando lo hecho ese Domingo,
y conspirando en alegre regocijo,
En la norma de trabajo se alternaban las tandas de trabajo in- pronto oigo levantarse la trampilla,
tenso con la ociosidad, donde quera que los hombres controlaran en la escalera est mi esposa:
Maldito seas, Jack, te voy a desempolvar los ojos,
llevas una agraviante vida de borracho;
sido imposible encontrar eI original. Es interesante comparar presupuestos de tiempo ests aqui en lugar de trabajar;
de economas campesinas ms primitivas, por ejemplo, Sol Tax, Penny capitalism- con la jarra en las rodillas;
A Guatemalan lndian economy, Washington, 1953, pp. 104-105; George M. Forster, maldito seas, que siempre ests ocioso.
A primtve Mexican economy, Nueva York, 1942, pp. 35-38; M. J. Herskovits, The Y yo trabajo como una esclava para ti. *
economic lI/e of primitive peoples, Nueva York, 1940, pp. 72-79; Raymond Firth,
Malay /ishermen, Londres, 1946, pp. 93-97. 60. T. W. Hanson, op. cit., p. 234.
58. Divers Crab-Tree Lectures, 1639, p. 126, citado en John Brand, Observa- 61. J. Clayton, Friend/y Advice to the Poor, Manchester, 1755, p. 36.
tions on Popular Antquities, Londres, 1813, I, pp. 459-460. H. Bourne, Antquita- 62. Report of the Tria/ of Alexander Wadsworth aganst Peter Laure, Lon-
tes Vulgares, Newcastle, 1725, pp. 115 55., declara que los sbados por la tarde en dres, 1811, p. 21. La queja est particularmente dirigida contra los fabricantes de
lugares del campo y aldeas Terminan las Labores dei Arado, y se Extienden por sillas de montar.
toda la Aldea Refrigrios y Descanso. [Vou know that Munday s Sundayes bro- [How upon a good Saint Monday, I Sitting by the smithy fire, I TeIlios
ther; / Tuesday is such another; / Wednesday you must go to Church and pray; / what's been done o't Sunday, / And in cheerful mirth conspire, / Soon I hear the
Thursday is half-hollday: / On Friday it is too late to begin to spin; / The Saturday trap-door rise up, / On the ladder stands my wife: / Damn thee, Jack, 1'11 duat
is half-holiday again.) they eyes up, / Thou leads a plaguy drunken life: I Here thou sits instead of wcr-
59. L. Houghton, Co//ection of Leers, Londres, 00. de 1683, p. 177, citado king, / Wi' thy pitcher on thy knee: / Curse thee, thou'd be always lurking. / And
en Furniss, op. cit., p. 121. I may slave myself for theeu.]
TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 421
420 COSTUMBRES EN COMN
pleando los alfareros especializados a nios y trabajando con poca Este ritmo de trabajo irregular se asocia generalmente ai abundante
vigilancia, a su propio ritmo. Nios y mujeres trabajan los lunes y beber deI fin de semana: San Lunes es uno de los blancos de mu-
martes, pero reinaba un sentimiento de fiesta y la jornada era ms chos tratados victorlanos de abstinencia. Pero incluso el ms sobrio
corta que de costumbre, ya que los alfareros estaban ausentes gran y autodisciplinado artesano podia sentir la necesidad de alternar en
parte dei tiempo, bebindose lo ganado la semana previa. Los nios, este modo. No s cmo describlr la enfermiza repugnancia que se
no obstante, deblan preparar material para el alfarero (por ejemplo, aduea a veces dei hombre trabajador y le incapacita por completo
las asas de los cacharros que l modelaria) y todos sufran por la durante un periodo de tiempo ms o menos largo para ejercer sus
cantidad excepcional de horas (catorce y algunas veces diecisis al dia) ocupaciones corrientes, escribla Francis Place en 1829; a ello afia-
que se trabajaban de mircoles a sbado: da una nota a pie de pgina de testimonio personal:
He estado pensando que si no fuera por el alivio dei comienzo Durante casi seis aftas, mientras trabajaba, cuando tena trabajo
de la semana para mujeres y ninas en todos los alfares, no podra que hacer, de doce a dieciocho horas al dia. cuando no podia ya,
mantenerse la tensin mortal de los ltimos cuatro dias. por el motivo mencionado, continuar trabajando, sola escaparme y
dirigirme tan rpidamente como podia a Highgate, Hampstead, Mus-
Un viejo alfarero, predicador metodista laico de opiniones liberal- well-hill o Norwood, y as volver a mis vmitos ... Este es el caso
radicales, vela estas costumbres (que deploraba) como consecuencia de todo trabajador que he conocido; y en proporcon a 10 perdido
de la falta de mecanizacin de los alfares; y arga que esta misma que sea el caso del hombre ocurrirn estos ataques con mayor fre-
indiscplina dei trabajo cotidiano influa sobre toda la vida y la ar- cuencia y sern de ms larga duracin."
ganizacin obrera de los mismos. Las mquinas significaban disci-
plina en las operaciones industriales: Podemos, finalmente, constatar que la irregularidad de dias y
semanas de trabajo se insertaba, hasta las primeras dcadas deI si-
Si se hubiera encendido un motor de vapor todos los Lunes a las glo XIX, dentro de la ms amplia irregularidad dei afio de trabajo,
seis de la maana, los trabajadores habran estado disciplinados en salpicado por sus tradicionales fiestas y ferias. Todavia, a pesar dei
el hbito de la industriosidad regular y continua ... He observado, triunfo dei domingo sobre los antiguos dias de santos en el si-
tambin, que las mquinas parecen inducir hbitos de clculo. Los
glo XVII," se adheran las gentes tenazmente a sus verbenas y feste-
Alfareros eran lamentablemente deficientes a este respecto; vivan
como nios, sin ninguna previsin calculada para el trabajo o sus jos tradicionales, e incluso pudieron llegar a aumentar stos tanto
resultados. En alguno de los condados del norte este hbito de calcu- en fuerza como en extensn."
lar les ha hecho intensamente prudentes en muchos modos manifies-
tos. Su gran sociedad cooperativa no habra nunca llegado a alcan- dirigido mi atenci6n hacia una serie de casos aparecidos en el Staffordshire Potteries
zar un desarrollo tan inmenso y fructfero si no fuera por la previ- Telegraph en 1853-1854 en que los patronos consiguieron multar o lIevar a la crcel
sin inducida por el uso de la mquina. Una mquina que funcionara a trabajadores que abandonaban su trabajo, a menudo en lunes y martes. Estas
tantas horas a la semana prcducira tanta cantidad de hilaza o tejido. acciones se realizaban so pretexto de incumplimento de contrato (contrataci6n anual),
Los minutos se consideraban factores de estos resultados, mientras que para lo cuaI vase Daphne Simon, Master and servant, en Democracy and the
en los Alfares las horas, e incluso a veces los dias, no se vean como labour movement, ed. J. Saville, Londres, 1954. A pesar de esta campaa de proce-
tales factores. Quedaban siempre las mailanas y las noches de los lti- sos, la costumbre de observar San Lunes todavia aparece anotada en el Report of
the Children' Employment Commisson, PP, 1863, XVIII, pp. XXVII-XXVIII. '
mos dfas de la semana, y se confiaba en compensar con ellos las pr-
69. F. Place,/mprovement ofthe Working Peope, 1834, pp. 13-15: Brit. Mus.,
didas producidas por el abandono dei principio de la semana." Add. MS, 27825. vase tambin John Wade, Hstory of the Middle and Worklng
Classes, Londres, 1835 3, pp. 124-125.
70. Vase C. Hill, op. cit.
68. An old potter, When I was a child, Londres, 1903, pp. 16,47-49,52-54, 71. Clayton (op. cit., p. 13) sostiene que la costumbre popular ha establecido
57-58, 71, 74-75, 81, 185-186, 191. W. Sokol, de la Universidad de Wisconsin, ha tantos dias de Fiesta, que muy pocos entre nuestros compaeros de trabajo fabril
424 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISM 425
"Hasta qu punto puede extenderse esta problemtica de la in- rada como (antes de la aparicin dei almacn de aldea) en los dias
dustria fabril a los trabajadores rurales? Aparentemente su caso su- de mercado. 74
pondra un implacable trabajo diario y semanal: el bracero rural no EI mozo agrcola o el bracero asalariado fijo, que trabajaba
gozaba de San Lunes. Pero es necesaria una minuciosa diferencia- sin descanso las horas estatuidas completas o ms, que no posela
cin de las distintas situaciones laborales. La aldea deI siglo XVIII (y derechos comunales o parcela alguna y que (si no resida dentro)
dei XIX) tena sus propios artesanos independientes, as como rnu- viva en un cal/age vinculado, estaba sin duda sujeto a una intensa
chos empleados en tareas de caracter irregular." Adems, en el cam- disciplina laboral, tanto en el siglo XVII como en el XIX. La jornada
po no cerrado, el argumento clsico contra el campo abierto y dei de un arador (residente) fue descrita con entusiasmo por Markham
comn se basaba en su ineficacia y en el despilfarro de tiempo que en 1636:
supona para el pequeno agricultor o el cottager:
... el que ara ha de levantarse antes de las cuatro de la maana, y
si les ofreces trabajo, te respondeu que deben ir a cuidar sus ovejas, despus de dar graeias a Dias por el descanso y una oraci6n por eI
cortar sus tojos, sacar su propia vaca del corraI dei concejo, o, qui- xito de su trabajo, se dirigir ai establo ...
z, dicen que deben llevar el caballo a herrar, para poder llevarlo a
una carrera o a un juego de cricket (Arbuthnot, 1773). Despus de limpiar el establo, cepillar a los caballos, darles de co-
mer y preparar sus aparejos, puede desayunar (6-6.30 de la mana-
Eu su deambular tras el ganado, adquiere hbitos de indolencia. na), debe arar hasta las 2 O 3 de la tarde; tomar media hora para el
Do cuarto, la mitad, y ocasionalmente dias enteros se pierden imper-
almuerzo; cuidar los caballos, etc., hasta las 6.30, cuando puede
ceptiblemente. La jornada de trabajo se hace insoportable ... (Infor-
me sobre Somerset, 1795). entrar acenar:
Cuando un trabajador se ve en posesi6n de ms tierra de la que ... y despus de cenar, debe o ben arreglar 5US zapatos y los de 5U
l y 5U familia pueden cultivar eo los atardeceres el labriego ya no Familia ai lado dei fuego, o sacudir y batir el Camo o el Lino, o
puede depender de l para un trabajo constante (Commercial and coger y sellar Manzanas o Manzanas silvestres para Sidra o Agraza-
Agricultural Magazine, 18(0)." da, o si no moler la malta en el molino de mano, o coger juncos
para velas, o hacer alguna tarea agrcola dentro de casa hasta que
lleguen las acho ...
A esto debemos aadir las frecuentes quejas de los reformadores
agrcolas con respecto ai tiempo perdido, tanto en ferias de tempo-
Entonces debe ocuparse otra vez de su ganado y (cdando gracias a
Dios por los beneficios recibidos en ese da) puede retirarse."
est'n firmemente y regularmente empleados ms ali de dos terceras partes de su Con todo, podemos permitimos cierto escepticismo. Existen di-
tempo. Vease tambin Furniss, op. cit., pp. 44-45, y el resumen de mi traba]o en ficultades evidentes en la naturaleza de esta ocupacin. Arar no es
el Bul/etin Df lhe Socety for lhe Study of Labour Htstory, n. o 9 (1964).
una tarea para todo el ano. Las horas y las labores l1uctan con el
72. Tenemos cuatro o cinco pequeftos labradores ... tenemos un albal, un
carpintero, un herrero y un molinero, todos los cuales ... tienen la frecuente costumbre tiempo. Los caballos (ya que no los hombres) deben descansar. Hay
de beber a la salud dei Rey ... Su trabajo es desigual; algunas veces estn llenos de tambin una dificultad de control: el informe de Robert Loder indi-
encargos y a veces no tienen ninguno; generalmente tienen muchas horas de 000, por- ca que los crados (cuando no eran vistos) no siempre se empleaban
que ... la parte ms dura [de su trabajo] recae sobre algunos hombres que contratan ... : en dar gracias a Dios de rodillas por sus beneficios: los hombres
Un labrador describiendo su propia aldea (vose infra, nota 78) en 1798.
73. Citado en J. L. Y B. Hammond, The vil/age labourer, Londres, 1920,
p. 13; E. P. Thompson, The making of the English working c/oss, Londres, 1963, 74. Vase, por ejemplo, Annols of Agrculture, XXVI (1796), p. 370 n.
p. 220 (hay trad. cast.: La formacn de la c/ose obrera en Inglaterra, Crtica, Bar- 75. G. Markham, The lnrichmenl Df lhe Weald of Kent, Londres, 166010,
celona, 1989). pp.115-117.
426 COSTUMBRES EN COMN TlEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 427
pueden trabajar si hay placer y as pueden holgar." EI agricultor compaeros les harn trabajar; y as obtengo ... las mismas horas
mismo tena que trabajar muchas horas si haba de mantener siem- adicionales de trabajo de mis mozos, que las que voluntariamente
dedcan a ste mis criados contratados."
pre activos a sus braceros." Y el mozo poda hacer valer su derecho
anual de marcharse si no le complaca su empleo. En el siglo XIX la polrnica se resolvi en gran parte a favor deI traba-
De modo que el cercamiento de campos y el progreso agrcola jo asalarado semanal, complementado por labores necesarias cuando
estaban, en cierto sentido, relacionados con un gobierno eficaz dei lo requera la ocasin. La jornada de los trabajadores de Wiltshire,
tiempo de la mano de obra. EI cercamiento y un progresivo exce- segn fue descrita por Richard lefferies en la dcada de 1870, era
dente de mano de obra a finales dei siglo XV[[( endurecieron la si- poco menos prolongada que la descrita por Markham. Quiz, resis-
tuaci6n de los que tenan empleo fijo; se enfrentaron con las alter- tindose a tan intenso faenar, se diferenciara en la torpeza de su
nativas de empleo parcial y leyes de pobres, o la sumisi6n a una caminar y <da mortecina lentitud que parece impregnar todo lo que
ms exigente disciplina de trabajo. No es una cuesti6n de tcnicas, hacen."
sino de un mayor sentido de la economa deI tiempo entre los pa- EI trabajo ms arduo y prolongado de la economia rural era el
tronos-capitalistas reformadores. Esto queda patente en un debate de la mujer deI bracero. Una parte de aqul -especialmente el cui-
entre los defensores de la mano de obra asalariada con empleo fijo dado de los nnos-; era el ms orientado al quehacer. Otra parte
y los defensores dei trabajo contratado (es decir, trabajadores estaba en los campos, de los cuales tena que volver para ocuparse
contratados para determinadas labores a destajo). En la dcada de de nuevas tareas domsticas. Como protestara Mary Collier en una
1790, sir Mordaunt Martin censuraba el recurrir a trabajo con- penetrante rplica a Stephen Duck:
tratado,
'" cuando de vuelta en Casa estamos,
que las gentes acuerdan, para ahorrarse eI esfuerzo de vigilar a sus [ay! sabemos que nuestro Trabajo no ha hecho ms que empezar;
trabajadores: la consecuencia es que eI trabajo se hace mal, el traba- tantas cosas requieren nuestro Cuidado,
jador se jacta en la taberna deI tiempo que desperdicia apoyado diez manos que tuviramos, podramos emplear,
contra la pared y produce eI descontento de los hombres con sala- Los Niftos en la Cama, eon el mayor Cuidado
rios modestos. todo lo necesario para vuestro retomo preparamos;
vosotros cenis, y sn tardanza a la Cama vais,
y descansis hasta el siguiente Da;
Un agricultor respondi con el argumento de que el trabajo con- mientras nosotras, jay! poco Sueo podemos disfrutar,
tratado y el trabajo fijo asalariado se podan combinar juiciosa- pues nuestros madrugadores Hijos lloran y gritan ...
mente:
En toda Labor tenemos nuestra debida Parte;
Dos trabajadores se comprometen a cortar una porcin de hier- y desde el Dia que empieza el Cosechar,
ba a dos ehelines o media corona el acre; yo envo eon las hoces dos hasta cortar y guardar el Grano,
de mis mozos domsticos ai campo; puedo estar seguro de que sus nuestras cotidianas labores y tareas as extremamos,
que casi nunca Tiempo para sonar tenemos."
76. En el intento de explicar la deficiencia de sus existencias de trigo en 1617,
Loder escribe: Cul sea la causa de ello no lo s, pero fue en aquel afio en que 78. Sir Mordaunt Martin en Bath and West and Southem Counties Society,
R. Pearce y Alce eran criados mias, entonces eon gran afecto (como parecia de forma Letters and Papers, Bath, 1795, VII, p. 109; A farmer, Observations 00 Taken-
demasiado evidente) si se lo dia a los caballos ... o cmo desapareci6, s610 Dlos lo Work aod Labcur, Monthly Magazine (septiembre de 1798, mayo de 1799).
sabe. Robert Loder's farm accounts, 00. G. E. Fussell (Camden Soe., 3. a ser., 79. J. R. Jefferies, Tne toiters of the fet. Londres, 1892, pp. 84-88, 211-212.
um, 1936, pp. 59, 127. 80. Mary Collier, ahora lavandera, de Petersfield en Hampshire, The Woman's
77. Para una relaci6n de la jornada de uo agricultor activo, vase William Labour: An Epistle to Mr. Stephen Duck: in Answer to his late Poem, ca//ed The
Howitt, Rurallife of Engiand, Londres, 1862, pp. 110-111. Thresher's Labour. Londres, 1739, pp. 10-11, reimpresi6n 1989. [... wheo we Home are
428 COSTUMBRES EN COMN TlEMPD. DISCIPLINA Y CAPITALlSMO 429
Una forma tal de trabajar era slo soportable porque parte dei mis- resistencia ai cambio y el asentimiento al mismo surge de la cultura
mo, los nios y la casa, se revelaba como necesario e inevitable, entera. Y sta incluye un sistema de poder, relaciones de propiedad,
ms que como una imposicin externa. Esto es hoy dia todavia cier- instituciones religiosas, etc. Y el no prestar atencin a todos ellos
to y, no obstante las horas de escuela y televisin, los ritmos de simplemente desvirta los fenmenos y trivializa el anlisis. Sobre
trabajo de la mujer en 01 hogar no estn enteramente adaptados a todo la transicin no es a la industrializacin tout court sino ai
las medidas dei reloj. La madre de nios pequenos tiene un sentido capitalismo industrial o (en el siglo xx) a sistemas alternativos cu-
imperfecto deI tiempo y observa otras mareas humanas. Todavia no yos rasgos son an inciertos. Lo que aqui examinamos no slo son
ha salido dei todo de las convenciones de la sociedad preindustrial, los cambios producidos en las tcnicas de manufactura que exigan
una rnayor sincronizacin dei trabajo y mayor exactitud en la ob-
servacin de las horas en todas las sociedades, sino tambin la vi-
v vencia de estos cambios en la sociedad dei naciente capitalismo in-
dustrial. Estamos tratando simultneamente el sentido dei tiempo
He colocado preindustrial entre comillas y hay para ello una en su condicionamiento sociolgico y la medida dei tiempo como
razn. Es cierto que la transicin a la sociedad industrial madura medio de explotacin laboral.
exige un anlisis en trminos sociolgicos as como econmicos. Con- Existen motivos para que la transicin fuera particularmente pro-
ceptos tales como preferencia temporal>, y <da curva ascendente de longada y estuviera plagada de conflictos en Inglaterra: entre los
la oferta de mano de obra, son, con excesiva frecuencia, compli- que se estudian con frecuencia, se encuentra el hecho de que la in-
cados intentos de encontrar trminos econmicos que describan pro- glesa fuera la primera Revolucin industrial y no hubiera ni cadi-
blemas sociolgicos. Pero, de igual modo, el intento de proporcio- llacs, ni siderurgias, ni televisiones para servir como prueba mani-
nar modelos simples para un solo proceso, supuestamente neutro y fiesta deI propsito de la operacin. Adems, los preliminares de la
tecnolgicamente orientado, conocido como ndustrializacn es Revolucin industrial fueron tan largos que, en los distritos fabriles
tambin dudoso."' No es solamente que las industrias fabriles alta- de comienzos deI siglo XVIII, se haba desarrollado una cultura po-
mente desarrolladas y tcnicamente alerta (y la forma de vida que pular vigorosa y libre, que los propagandistas de la disciplina vean
propugnaban) de Francia e Inglaterra en el siglo XVIII puedan ser con consternacin. Josiah Tucker, den de Gloucester, declaraba
descritas como preindustriales slo mediante una violencia semn- en 1745 que <das clases mtis bajas de gente estaban totalmente de-
tica. (Y una descripcin tal deja el camino abierto a interminables generadas. Los extranjeros (sermoneaba) se encontraban con que
analogias falsas entre sociedades en niveles econmicos enormemen- <da gente I/ana de nuestras populosas ciudades son los infelices ms
te diferentes.) Es tambin que no hubo nunca un solo tipo de tran- lIenos de abandono y ms licenciosos de la tierra:
scin. La tensin de sta recae sobre la totalidad de la cultura: la
Tanta brutalidad e insolencia, tanto libertinaje y extravagancia,
tanta ociosidad, irreligiosidad, maldecir y blasfemar, y desprecio por
come, I Alasl we find our Work but just begun; I So many Things for our Atten-
toda regla y autoridad ... Nuestras gentes estn borrachas con la
dance call, lHas we ten Hands, we could employ them alI. / Our Children put to
Bed, with greatest Care I We ali Things for your coming Home prepare: I You sup,
copa de la ttbertad,"
and go to Bed without delay, I And rest yourselves till the ensuing day; / While we,
alas! but little Sleepcan have, / Because our froward Children cry and rave ... /110 Los ritmos irregulares de trabajo descritos en la seccin anterior
ev'rv Work (we) take our proper Share; I And from the Time that Harvest doth nos ayudan a entender la severidad de las doctrinas mercantilistas
begin / Until the Com be cut and carry'd in, / Our Toil and Labour's daily so
extreme, I That we have hardly ever Time to dream.]
por lo que respecta a la necesidad de mantener bajos los salarios
81. Vase la valiosa crtica de Andr Gunder Frank, Sociology of develop-
ment and underdevelopment of sociology, Cata/yst, Buffalo (verano de 1967). 82. J. Tucker, Six Sermons, Bristol, 1772, pp. 70~71.
430 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 431
como prevencin contra la inactividad, y hasta la segunda mitad Este servicio haba de ser calculado despus de todas las deduccio-
deI siglo XVIII no parecen comenzar a ser generalmente efectivos los nes por encontrarse en tabernas, cerveceras, casas de caf, desayu..
estmulos salariales normaless dei capitalismo." Los enfrentamien- no, almuerzo, jugar, dormir, fumar, cantar, Ieer las noticias de his..
tos debidos a la disciplina ya han sido examinados por otros." Lo toria, pelear, contender, disputar o cualquier cosa ajena a mis asun-
que me propongo hacer aqui es tratar brevemente diferentes puntos tos, en cualquier caso, holgazanear,
relacionados con la disciplina dei tiempo ms particularmente. EI Se orden ai monitor y ai vigilante de fbrica que mantuvieran
primero se encuentra en el extraordinario Law Book of lhe Crowley una hoja de horas para cada empleado a jornal, anotadas ai minu-
lron Works. Aqui, en los comienzos mismos de la unidad a gran to, con Entrada y Salida. En la Orden dei monitor, seccin 31
escala de la industria manufacturera, el viejo autcrata, Crowley, (una aadidura posterior) se declara:
crey6 necesario pensar un cdigo completo, civil y penal, cuya ex-
tensi6n sobrepasaba las 100.000 palabras, para gobernar y regular a Y debido a que he sido informado de que varios empleados fijos
han sido tan injustos como para regirse por los relojes ms adelan-
la refractaria mano de obra. Los prernbulos de las rdenes Nme-
tados y tocar la campana antes de la hora para marcharse de sus
ro 40 (vigilante de fbrica) y 103 (monitor) dan el tono general de
labores, y por los relojes ms atrasados y tocar la campana despus
vigilanca moralmente virtuosa. De la Orden 40: de la hora para volver a su trabajo, y habindolo permitido a sabien-
das esos dos negros traidores Fowell y Skellerne, se ordena por tanto
Habiendo sido por mucha gente que trabajan por jornada con la que ninguna persona de las aqu referidas se rija por relo], campana,
connivencia de los oficiales horriblemente enganado y habiendo pa- reloj de bolsillo o de sol otros que el dei Monitor cuyo reloj no se
gado por mucho ms tiempo de 10 que debo en conciencia y siendo alterar nunca excepto por el vigilante dei reIoj ...
tal la bajeza y traicin de varias empleados que han ocultado la pe-
reza y negligencia de los que cobran por jornada ...
Se orden6 ai vigilante de la fbrica que mantuvieran una vigilancia
tan estrecha que no estuviera ai alcance de nadie alterar esto. Sus
Y de la Orden 103:
deberes estaban tambin definidos en la seccin 8:
Algunos han pretendido tener un cierto derecho a holgar, con-
fiando en su presteza y habilidad para hacer lo suficiente en menos Todas las maanas a las 5 el Vigilante debe tocar la campana
tiempo que los dems. Otros han sido tan necios como para creer para el comienzo deI trabajo, a las ocfio para el desayuno, media
que hasta su simple presencia sin ernplearse en ningn asunto ... Otros hora despus para trabajar otra vez, a las doce para el almuerzo, a
tan descarados como para glorificar su villana y reprender a los de- la una para trabajar y a las ocho para dejar el trabajo y cerrar.
ms por su diligencia ...
Su libro con la relacin de las horas deba ser entregado todos los
Con el fio de que la pereza y la villana sean detectadas y los jus- martes con la siguiente declaracin jurada:
tos y diligentes premiados, yo he credo prudente crear un control dei
tiempo hecho por un Monitor, y ordeno y por estadeclaro que de 5 a 8 Esta relacin de horas se ha hecho sin favor o afecto, mala vo-
y de 7 a 10son 15 horas, de las cuales se toma 1 112 para el desayuno, luntad ni odio, y creo de verdad que las personas arriba menciona-
almuerzo, etc. Habr por tanto trece horas y media de servicio neto ... das han trabajado ai servicio de lohn Crowley las horas arriba
consignadas."
83. El cambio se vislumbra quiz tambin en la ideologia de los patronos ms
ilustrados: vase A. W. Coata, Changing attitudes to labour in the mid-eighteenth-
Century, Econ. Htst. Rev., 2.- ser., XI (1958-1959). 85. La Orden 103 se reproduce completa en The Law Book of the Crowl~y
84. Vase PoIlard, op. cit.; N. McKendrick, Josiah Wedgwood and factory Ironworks, ed. M. W. Flinn (Sturtees Soe., CLXVII), 1957. Vase tambin la Ley 16,
discipline, Hist. Joumai, IV (1961); vase tambin Thompson, op. cit., pp. 356~374. Cuentas. La Orden 40 est en el Libra de Derecho, Brit. Lb., Add. MS, 34555.
432 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISMO 433
Entramos aqui, ya en 1700, en el conocido panorama dei capi- Pero, ai parecer, una vez desaparecida la fuerte presencia de Josiah,
talismo industrial disciplinado, con las hojas de horas, el vigilante los incorregibles alfareros habran vuelto a muchas de sus antguas
dei tiempo, los informadores y las multas. Unos setenta aos des- costumbres.
pus se impuso la misma disciplina en las primeras fbricas de los Es demasiado fcil, sin embargo, considerar todo esto sim pie-
algodoneros (aunque la maquinaria misma era un buen suplente del mente como un problema de disciplina de talIer o fbrica, podemos
vigilante de las horas). Careciendo dei auxilio de las mquinas para estudiar brevemente el intento de imponer un ahorro de tiempo
regular el ritmo de trabajo en los alfares, el supuestamente forrni- en los distritos de manufactura a domicilio y su efecto sobre la vida
dable disciplinario Josiah Wedgwood se vio forzado a imponer dis- social y domstca. Prcticamente todo lo que los patronos desea-
ciplina a los alfareros en trminos sorprendentemente moderados. ban imponer se puede encontrar en las pginas de un solo folIeto,
Las obligaciones dei oficial de fbrica eran: Friendly Advice to the Poor dei reverendo J. Clayton, escrito y
publicado a petcin de los antiguos y actuales Funcionarios de la
Estar en la fbrica a primera hora de la maana y dirigir a las Ciudad de Manchester en 1755. Si eI haragn se mete las manos
personas a sus labores cuando vengan, estimular a los que vienen a en el pecho, en vez de aplicarias ai trabajo, si pasa el tiempo Deam-
la hora regularmente, hacindoles saber que su regularidad es debi-
bulando, debilita su constitucin con la Holgazanera, y embota su
damente observada, y distinguindoles con repetidas muestras de
aprobacin. de la parte de la gente trabajadora menos ordenada, esprtu con la Indolencia ... no puede esperar ms que la pobreza
con regalos u otras seales apropiadas a su edad, etc. como recompensa. El trabajador no debe perder el tiempo ociosa-
mente en el mercado o maIgastarlo cuando compra. Clayton se
Aquellos que lleguen ms tarde de la hora sefialada deben ser lamentaba de que las Iglesias y las CalIes [estn] lIenas de un N-
reprendidos y si despus de repetidas muestras de desaprobacin no mero de Espectadores en bodas y funerales, que a pesar de la
vienen a la hora debida, debe mantenerse una relacin dei tiempo en Miseria de su Condicin Hambrienta ... no tienen escrpulos en
que son deficientes, y quitar una cierta cantidad de su salario cuan- malgastar las mejores Horas dei Da, simplemente mirando ... . La
do llegue el momento si son asalariados, y si trabajan a destajo de- costumbre dei t es esa vergonzante devoradora de Tiempo y Di-
ben despus de frecuentes llamadas de atencin ser enviados otra vez nero. Tambin lo son las vigilias y las fiestas y los festejos anuales
a la hora dei desayuno." de sociedades de socorro mutuo. Y tambin ese perezoso pasar la
maana en Cama:
Ms adelante estas regias se endurecieron algo:
Caalquier trabajador que se empene en pasar por la portera des- La necesidad de levantarse ternprano reducira al pobre a la ne-
pus de la hora permitida por el Patrn pierde 2/_peniques.87 cesidad de marchar pronto a la Cama; y evitaria as el Peligro de las
diversiones de Medianoche.
Y McKendrick ha expuesto cmo luch Wedgwood con eI proble-
ma de Etruria e introdujo el primer sistema conocido de fichar. os Madrugar tambin introducira una Regularidad exacta en sus Fa-
milias, un maravilloso Orden en su Economia.
EI catlogo nos es conocido, y podra haber sido tomado de
86. MS, instrucciones, c. 1780, en Wedgwood MSS (Barlaston), 26.19114.
Baxter en el siglo anterior. Si hemos de fiamos de Early Days de
87. Algunas regulaciones y regIas confeccionadas para esta manufactura hace
ms de treinta aos, fechado c. 1810, en Wedgwood MSS (Keele University), 4045.5. Bamford, Clayton no consigui que muchos de los tejedores abju-
88. Se conserva un reloj de vlgilancia> en Barlaston, pero estos relojes (fabri-
cados por John Whitehurst de Derby desde aproximadamente 1750) servfan solamen-
te para asegurar el patrullamiento regular, la asistencia de los vigilantes noctur- son, Annals of Philosophy, VI (1815), pp. 418-419; VII (1816), p. 160; Charles Bab-
nos, etc. Los primeros sistemas de fichaje eon impresin se fabricaron en Estados bage, On lhe Economy of Machinery and Manufacturers, Londres, 1835, pp. 28, 40;
Unidos por Bundy en 1885. F. A. B. ward, op. cit., p. 49; vase tambin de T. Thom- E. Bruton, op. cit., pp. 95-96.
28. - THOMPSON
434 COSTUMBRES EN COMN
TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 435
raran de su antigua forma de vida. No obstante, el largo coro dei Toda escolar debe estar en el aula los Domingos, a las nueve de
amanecer de los moralistas es el preludio a un ataque bastante vivo la maana, y a la una y media por la tarde, o perder su puesto el
a las costumbres, deportes y fiestas populares que se realiz en los prximo Domingo y se ir la ltma."
ltimos anos dei siglo XVIII y primeros dei XIX.
An se disponia de otra institucin no industrial que poda em- Una vez dentro dei recinto de la escuela, el nino entraba en un nue-
plearse para inculcar la economia deI tempo: la escuela. Clayton se vo universo de tiempo disciplinado. En las escuelas dominicales me-
lamentaba de que las ca1les de Manchester estuvieran llenas de nios todistas de York, los maestros eran multados por impuntualidad.
harapientos sin nada qu hacer; que no slo pierden el Tiempo, sino La primera regia que deba aprender un escolar era:
que aprenden costumbres de juego, etc. Alababa las escuelas de ca-
ridad porque enseaban Industriosidad, Frugalidad, Orden y Regula- Tengo que estar presente en la Escuela ... pocos minutos antes
ridad: Los Escolares estn obligados a levantarse temprano y obser- de las nueve y media en punto ...
var las Horas con gran Puntualidad." William Temple, ai defender
en 1770 que se enviara a los nios pobres a los cuatro anos de edad Una vez all, se encontraban bajo una reglamentacin militar:
a talleres donde se les pudiera emplear en alguna manufactura y reei-
bieran dos horas de instruccin ai dia, fue explicito en cuanto a la El Superintendente tocar nuevamente, entonces, con un movi-
miento de su mano, toda la Escuela se levantar de sus asientos in-
influencia civicamente educadora dei mtodo:
mediatamente; con un segundo movimiento los Escolares darn me-
dia vuelta: con un tercero se dirigirn, lenta y silenciosamente, al
Es considerablemente til que estn, de una forma li otra, cons- lugar sealado para repetir sus lecciones, pronunciar entonces la
tantemente ocupados ai menos doce horas ai da, se ganen la vida o palabra Comenzad ... 94
no; ya que por estas medias esperamos que la generacn prxima
est tan habituada ai empleo constante que se convertir a la larga
en algo agradable y entretenido ... 90 La embestida, desde tan varias direcciones, a los antiguos hbi-
tos de trabajo de las gentes no qued, desde luego, sin oposicin.
En la primera etapa, encontramos simple resstenca." Pero en la
Powell, en 1772, tambin consider la educacin como un entrena-
siguiente, mientras se impone la nueva disciplina de tiempo, los tra-
miento en el hbito de la industriosidad: cuando el nino negara a
bajadores empiezan a luchar, no contra las horas, sino sobre ellas.
los seis o siete anos deba estar acostumbrado, para no decir natu-
Los hechos no son dei todo claros. Pero en los oficios artesanos
ralizado ai Trabajo y la Fatiga." EI reverendo William Turner,
rnejor organizados, especialmente en Londres, no hay duda de que
escribiendo en Newcastle en 1786, recomendaba las escuelas Raikes
se acortaron progresivamente las horas en el siglo XVIlI con el avan-
como un espectculo de orden y regularidad, y citaba a un fabri-
ce deI asociacionismo. Lipson cita el caso de los sastres de Londres
cante de camo y lino de Gloucester que haba declarado que las
cuyos horarios se redujeron en 1721 y nuevamente en 1768: en am-
escuelas haban operado un cambio extraordinario: se han ... he-
cho ms tratables y obedientes, y menos pendencieros y vengati-
vos." Las exhortaciones a la puntualidad y regularidad estn ins- 93. Rules for the Methodist School of lndustry at Pock/ington, for the nstruc-
critas en los reglamentos de todas las escuelas primarias: tion of Poor Giris in Reading, Sewing, Knitting, and Marking, York, 1819, p. 12.
94. Rulesfor the Government, Superintendence, and Teachingofthe Wes/eyan
Methodist Sunday Schools, York, 1833. Tambin Harold Silver, The concept of po-
pular educaton, Londres, 1965, pp. 32-42; David Owen, English philanthrophy,
89. Clayton, toe. ct., pp. 19, 4~-43.
1660-1960, Cambridge, Mass., 1965, pp. 23-2--7.
90. Citado en Furniss, op. cit., p. 114. 95. La mejor exposicin de los problemas de los patronos se encuentra en
91. Annimo [Powell], A View of Real Grievances, Londres, 1772, p. 90. S. Pollard, The geness of modem management, Londres, 1965, capo V: La adap-
92. W. Turner, Sunday Schools Recommended, Newcastle, 1786, pp. 23, 42. taci6n de la mano de obra.
436 COSTUMBRES EN COMN TlEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 437
bas ocasiones se acortaron tambn los intervalos a mitad dei da lugar de ser instrumentos para medir el tiempo, se utilizaban como
que se permitan para almorzar y beber, el da se comprim." Ha- capotes para eI engano y la opresin. Aunque esto se saba entre los
cia finales dei siglo XVIII existen algunos indicios de que algunos de hombres, todos tenan rniedo de hablar, y entonces los trabajadores
los oficios ms favorecidos haban conseguido algo parecido a la teman llevar relojes consigo, pues no era cosa rara que despidieran
jornada de diez horas. a cualquiera que presumiera de saber demasiado sobre la ciencia de
Esta situacin slo poda mantenerse en oficios excepcionales y la horologa."
con un mercado de mano de obra favorable. La referencia en una
octavilla de 1827 al sistema ingls de trabajar de 6 de la maana a Se ulilizaban mezquinas estratagemas para acortar la hora deI
6 de la tarde" puede ser un indicio ms seguro de las expectativas almuerzo y alargar la jornada. Todo fabricante quiere convertirse
generales con respecto a la jornada de trabajo de los obreros indus- en un caballero de inrnediato, dijo un testigo ante el Comit de
trales y artesanos fuera de Londres en los aos 1820. En los oficios Sadler:
deshonrosos y las industrias a domicilio la jornada (cuando haba
y quiere recortar todas las esquinas posibles, de modo que la campa-
trabajo) estaba probablemente avanzando en direccin opuesta. na suene para salir cuando ha pasado media minuto de la hora, y
Era precisamente en las industrias -Ias fbricas textiles y talle- para entrar alrededor de dos minutos antes de la hora ... Si el reloj
res mecncos- en que la nueva disciplina de tiempo se impona est como antes, el minutero tiene un peso, de modo que tan pronto
ms rgurosamente, donde la contienda sobre las horas se hizo ms como pasa dei punto de gravedad, salta tres minutos de una vez, as
ntensa. AI principio algunos de los peores patronos intentaron ex- que quedan veintisiete minutos en lugar de trenta.I'"
propiar a los trabajadores de todo conocimiento dei tiempo. Yo
trabaj en la fbrica dei seor Braid, declar un testigo: Un cartel de huelga de Todmorden, de la misma poca aproxima-
damente, lo deca ms abiertamente : si ese pedazo de sudor asque-
All trabajbamos mientras pudirarnos ver en el verano, y no s roso, "el viejo operario de mquinas de Robertshaw" no se ocupa
decir a qu hora parbamos. Nadie sino el patrn y su hijo tena de sus cosas, y nos deja en paz, vamos a preguntarle dentro de
reloj, y no sabamos la hora. Haba un hombre que tena reloj ... Se poco cunto hace desde la ltima vez que recibi un cuarto de pinta
lo quitaron y lo pusieron bajo custodia dei patrn porque haba di-
de cerveza por pasarse diez mnutos de la hora. un Los patronos
cho a los hombres la hora ... 98
ensearon a la primera generacin de obreros industriales la impor-
tancia dei liempo; la segunda generacin form comits de jornada
Un testigo de Dundee ofrece prcticamente el mismo hecho:
corta en el movimiento por las diez horas; la tercera hizo huelgas
en realidad no haba horas regulares: patronos y administradores ha-
para conseguir horas extra y jornada y media. Haban aceptado las
can con nosotros lo que queran. A menudo se adelantaban los re- categoras de sus patronos y aprendido a luchar con ellas. Haban
lajes de las fbricas por la mafiana y se atrasaban por la tarde; y en aprendido la leccin de que el tiempo es oro demasiado ben, tez
96. E. Lpson, The economc hstory of England, Londres. 19566 , III. pp.404-
406. vase, por ejemplo, J. L. Ferri, Londreset /es Anglas, Parfs, An XII. I. pp. 163- 99. Annimo, Chapters in the Lfe of a Dundee Factory Boy, Dundee, 1887,
164. Algunos de los datos en cuanto a las horas se analizan en G. Langenfelt, The p. 10.
historie origin of the eight hours day, Estocolmo. 1954. 100. PP. 1831-1832. XV, pp. 177-178. Vase tambin el ejemplo de la Comi-
97. A Letter on the Present State of the Labouring Classes in America, por un sin de Fbrica (1883) en Mantoux, op, cit .. p. 427.
inteligente emigrante de Filadelfia, Bury, 1827. 101. El cartel est en mi poder.
98. Alfred (8. Kydd], History of the Factory Movement .... Londres. 1857. I, 102. Para un examen de la fase slguiente, en que los obreros haban aprendido
p. 283, citado en P. Mantoux, The Industrial Revolution in the etghteenth-century, las regias dei juego, vase E. J. Hobsbawm, Labouring men, Londres, 1964,
Londres. 1948. p. 427. capo XVII: Costumbres, salarios y volumen de trabajo.
438 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 439
Recordad lo recompensadora que es la Redencin deI Tiempo ... Oh, l.dnde est la cabeza de esos hombres, y de qu metal es-
en eI mercado, o en comerciar; en la labranza o en cualquier ocupa- tn sus duros corazones hechos, que pueden bolgar y jugarse ese
cin remuneradora, solemos decir que eI hombre se hace rico cuan- Tiempo, ese poco Tiempo, ese nico Tiempo, que se les concede para
do ha hecho uso de su Tiempo. 104 la eterna salvacin de sus almas? 107
Olver Heywood, en el Youth's Monitor (1689), se dirige aI mismo Por otra parte, tenemos las ms abiertas y mundanas admoni-
pblico: ciones sobre el buen gobierno deI tiempo. Por ejemplo , Baxter, en
The Poor Man 's Fami/y Book, aconseja: Que tus horas de sueo
Observad las horas de intercambio, atended a los mercados; hay sean slo tantas como exige tu salud; Pues no se debe perder un
pocas especiales que os sern favorables para despachar vuestros tiempo precioso en innecesaria inercia: vstete rapidamente; de-
dcate a tus labores con diligenca constantea.!" Ambas tradiciones
103. John Preston utiliz la imagen de la maquinaria de relojerfa en 1628: En fueron entregadas, por media dei Serious Cal/ de Law, a John Wes-
este curioso mecanismo de relojera de la religin, cada perno y cada rueda que se ley. EI nombre mismo de metodistas subraya este buen gobierno
estropea perturba a la totalidad: Sermons Preached before His Majestie, Londres. dei tiempo. Tambin en Wesley hay dos extremos: el hurgar en el
1630, p. 18. Cf. R. Baxter, A Christian Directory, Londres. 1673, I, p. 285: Un
cristiano prudente y bien formado debe tener sus asuntos en un orden tal, que cada
deber corriente tenga su lugar, y todos deben estar ... como las piezas de un Reloj lOS. The Whole Works 01 lhe Rev. Oliver Heywood, Idle, 1826, V, p. ~7~.
o de cualquier otra mquina. que deben estar agrupadas en conjuncin, eo su debi- 106. Ibtd . V. pp. 386-387; vase tambin p. 562.
do lugar. 107. Baxter, op. ct., I. p. 276.
104. Ibid., I, pp. 274-275, 277. 108. R. Baxter, The Poor Man's Famy Book, Londres. 16976, pp. 290-291.
440 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 441
nervio de la mortalidad y la homilia prctica. Era el primero (y no Cuando !lamo a mis obreros los Sbados por la noche para pa-
los terrores dei inflemo) el que a veces daba ribetes histricos a sus garles, a menudo me hace pensar en el grande y general dia de rendir
sermones, y transportaba a los convertidos a una repentina coneien- cuentas, cuando YO, y t, y todos nosotros, seremos llamados a un
eia de sus pecados. Continu tambin las imgenes dei tiempo como grande y terrible reconsiderar ... Cuando veo que uno de mis hom-
moneda, pero menos explicitamente como mercader o mercado: bres ha malogrado parte dei salario que deba recibr, porque ha es-
tado holgazaneando en la feria; otro que ha perdido un da por un
golpe de la bebida ... no puedo evitar el decirme, ha llegado la No-
Cuida que andes con circunspeccin, dice el Apstol ... redimien-
do el tiempo; dejando todo el tiempo que puedas para los mejores
che; ha !legado la noche dei Sbado. Ni el arrepentimiento oi la dili-
gencia de estos pobres hombres pueden ahora hacer buena una sema-
propsitos; rescatando cada fugaz momento de las manos dei peca-
na de mal trabajo. Esta semana se ha perdido en la eternidad.""
do y Satn, de las manos de la pereza, la comodidad, el placer, las
cosas de este mundo ...
Mucho tiempo antes de la poca de Hannah More, sin embar-
Wesley, que nunca hizo una excepcin consigo mismo, y que se go, el tema dei celoso goberno dei tiempo haba dejado de ser una
Ievantaba todos los das a las cuatro de la maana hasta los 80 aos tradiein particular de puritanos, wesleyanos o evanglicos. Fue Ben-
jamin Franklin, que tuvo de por vida un inters tcnico en los relo-
(orden que los muchachos de Kingswood School hieieran lo mis-
mo), public en 1786 como folleto su sermn The Duty and Advan- jes y que contaba entre sus amigos con John Whitehurst de Derby,
tage of Early Rising: AI empaparse ... tanto tiempo entre las tibias inventor dei reloj registrador, el que dio su expresin secular menos
sbanas, la carne se recuece, como si dijramos, y se hace blanda y ambigua:
floja. Los nervios, mientras tanto, quedan muy trastornados, Esto
Puesto que nuestro Tiempo est reducido a un Patrn, y los Me-
nos recuerda la voz de SIuggard de Isaac Watts. Dondequiera que
tales Preciosos dei Dia acuados en Horas, los Industriosos saben
Watts dirigiera la mirada en la naturaleza, a la atareada abejita o emplear cada Pieza del Tiempo en verdadero Beneficio de sus dife-
ai sol saliendo a su debida hora, sacaba la misma lecein para el rentes Profesiones: y el que es prdigo con sus Horas es, en realidad,
hombre dcgenerado.!" AI lado de los metodistas, los evangelistas un Malgastador de Dinero. Yo recuerdo a una Mujer notable, que
adoptaron el mismo tema. Hannah More contribuy con unas lineas era muy sensible ai Valor intrnseco dei Tiempo. Su marido haca
imperecederas en Early rising: Zapatos y era un excelente Artesano, pero no se ocupaba dei paso de
los minutos. En vano le inculcaba ella que el Tiempo es Dinero. EI
Pereza, silenciosa asesina, no ms tena demasiado Ingenio para comprenderla, y esto fue su Ruina.
Tengas mi mente aprisionada; Cuando estaba en la Taberna con sus ociosos Compaeros, si uno
Ni me dejes perder una hora ms observaba que el Reloj haba dado las Once, i Y que es eso, deca l,
Contigo, Sueo feln.!'" para nosotros? Si eIla le mandaba aviso con el Chico, de que haban
dado las Doce, Di/e que est tranquila, que no pueden ser ms. Si que
haba dado la una, Rugale que se consuele, que no puede ser menos. 112
En uno de sus folletos, The Two Wealthy Farmers, consigue intro-
dueir la imagen dei tiempo como moneda en el mercado de trabajo:
Este recuerdo procede directamente de Londres (sospechamos) don-
de Franklin trabaj como impresor en los aos 1720, si bien sin
109. Poetieal Works of lsaae Watts, DD, Cooke's Poeket ed., Londres, [1802], seguir jams, nos asegura en su Autobiografia, el ejemplo de sus
pp. 224, 227, 232. El tema no es nuevo, por supuesto: el prroeo de Chaueer dijo:
Dormir mueho en ealma es un gran engendrador de lujuria.
110. H. More, Worlcs, Londres, 1830, Il, p. 42. Vase tambin p. 35: Tiempo. IH. Ibid., nt, p. 167.
[Thou silent murderer, Sloth, no more / My mind imprison'd keep; / Nor Iet me 112. Poor Rchard's A/manae (enero de 1751), en The Papers Df Benjamin
waste another hour / With thee, thou felon Sleep.] Franklin, ed. L. W. Labaree y W. J. Bell, New Haven, 1961, IV, pp. 86-87.
442 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 443
compaeros de trabajo en observar San Lunes. Es en cierto sentido en uno de esos interminables relatos de muertes pas (o pecadores
apropiado que el idelogo que proporcionara a Weber su texto cen- heridos por el rayo), mentras que las homilas se han convertido en
tral como ilustracin de la tica capitalista '" perteneciera, no aI Vie- pequenos retazos smilesianos sobre el humilde que progres gracias
[o Mundo, sino al Nuevo: el mundo que inventara el reloj registra- ai madrugar y la diligencia. Las clases ociosas empezaron a descu-
dor, sera pionero en el estudio de tiempo-y-movimento, y lIegara brir el problema (dei cual tanto omos hoy) dei ocio de las masas.
a su apogeo con Henry Ford.!" Una considerable proporcin de trabajadores manuales (descubri
con alarma un moralista) despus de terminar su trabajo tenan
VII muchas horas dei dia para pasarIas como mejor creyeran, Y l.de qu
manera ... gastan este tiempo precioso aquellos cuyo pensarniento
Los nuevos hbitos de trabajo se formaron, y la nueva discipli- no est cultivado? Los vemos a menudo simplemente aniquilando
0.0
na de tiempo se impuso, de todos estos modos: la divisin dei tra- estas porciones de tiempo. Durante una hora, o varias seguidas...
bajc, la vigilancia dei mismo, multas, campanas y relojes, estmulos se sientan eo un banco o se tumban sobre la orilla deI rio o en no
altozano ... abandonados a una completa ociosidad o letargo ... o
en metlico. En algunos casos tard muchas generaciones (como en
agrupados en la carretera dispuestos a encontrar en lo que pase oca-
el caso de los alfares) y se puede poner en duda en qu medida se
si6n para una grosera jocosidad; lanzando alguna impertinencia o
consigui plenamente: los ritmos irregulares de trabajo se perpetua- expresando alguna procacidad insultante, a expensas de las personas
ron (e incluso institucionalizaron) hasta el presente siglo, notable- que pasan ... "6
mente en Londres y en los grandes puertos. '"
A lo largo dei siglo XIX se continu dirigiendo a los obreros la Esto era, claramente, peor que el Bingo: nula productividad combi-
propaganda de la economa dei tiempo, degradndose la retrica, nada con descaro. En una sociedad capitalista madura hay que con-
deteriorndose cada vez ms los apstrofes a la eternidad, hacin- sumir, comercializar, utilizar todo el tiempo; es insultante que la
dose las homilas cada vez ms pobres y banales. En tratados y mano de obra simplemente pase el rato.
foIletos de comienzos de la poca victoriana dirigidos a las masas, Pero "hasta qu punto tuvo realmente xito esta propaganda?
la cantidad dei material ahoga, Pero la eternidad se ha convertido "En qu medida nos est permitido hablar de una reestructuracin
radical de la naturaleza social dei hombre y de sus hbitos de traba-
113. Max Weber, The protestant ethic and the spirit of capitalism, Londres,
1930, pp. 48-50 Y passim.
jo? En otro lugar he dado algunas razones para suponer que esta
114. Ford empez su carrera arreglando relojes: puesto que haba diferencias disciplina se haba interiorizado realmente, y considerar las sectas
entre las horas locales y las horas establecidas por los ferrocarriles, confeccion6 un metodistas de principios dei XIX como una expresin de la crisis_
reloj, eon dos esferas, que marcaba ambas horas; un principio ominoso: H. Ford, psquica que acarre. '" As como el nuevo sentido dei tiempo de los
My lI/e and work, Londres, 1923, p. 24. mercaderes y la alta burguesa dei Renacimiento parece encontrar
115. Existe una abundante literatura portuaria dei siglo XIX que ilustra esto.
Sin embargo, en poca reciente el trabajador temporerc de los puertos ha dejado de
una forma de expresin en una intensa conciencia de la moral, as,
ser un accldente dei mercado laboral (como lo vea Mayhew) y se destaca por su podemos sostener, la extensn de este sentido a la gente obrera
preferencia por las altas ganancias sobre la seguridad: vase K. J. W. Alexander, durante la Revolucin industrial (junto con los riesgos y alta mor-
Casuallabour and labour casualties, Trans. Inst. of Engineers and Shipbuilders talidad de la poca) puede ayudarnos a explicar el nfasis obsesivo
in Scotland, Glasgow, 1964. No he tratado en este trabajo los horarios ocupaciona-
en la muerte de sermones y tratados que eran consumidos por la
les introducidos por la sociedad industrial, sobre todo los trabajadores de turno noc-
turno (minas, ferrocarriles, etc.): vanse las observaciones deI Joumeyman engneer
[T. Wright], The Great Unwashed, Londres, 1868, pp. 188-200; M. A. Pollock, ed., 116. John Foster, An Essay on the Evils of Popular Ignorance, Londres, 1821,
Working Days, Londres, 1926, pp. 17-28; Tom Nairn, New Left Revtew, 34 (1965), pp. 180-185.
p.38. 117. Thompson, op. ct., caps. XI y XII.
444 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALlSMO 445
clase trabajadora. O (desde un punto de vista positivo) se puede AI hacer ciertas generalizaciones fundadas en otro estudio de las
observar que, mientras se desarrolla la RevoIucin industrial, los condiciones de trabajo mexicanas, observa Wilbert Moore: EI
incentivos salariales y las fuerzas de consumo en expansin -Ias trabajo est casi siempre orientado al quehacer en las sociedades
recompensas palpables dei consumo productivo dei tiempo y la evi- no industriales ... y ... puede ser conveniente vincular los salarios
dencia de nuevas posiciones predictvas ante eI futuro-s-!" son a las tareas y no directamente a las horas, en reas de reciente
claramente efectivas. Hacia los aos 1830 y 1840 era generalmente desarrollo.'"
observado que el obrero industrial ingls se distinguia de su compa- EI problema reaparece en formas variadas en la literatura de la
ero irlands, no por su mayor capacidad para eI trabajo intenso industrializacin. Para el ingeniero dei desarrollo econmico pue-
sino por su regularidad, su metdica administracin de energia, ; de ser un problema de absentismo: "cmo debe tratar la Compaa
quz tambin por la represin, no de los placeres, pero si de la ai obrero impenitente de la plantacin dei Camern que declara:
capacidad para descansar a las antiguas y desinhibidas usanzas. "Cmo puede un hombre trabajar as, dia tras dia, sin faltar? "No
No existe medio alguno para cuantificar eI sentido dei tiempo de se morir 1.121
uno o un milln de obreros. Pero es posible proporcionar una compro-
bante de tipo comparativo. Porque lo que el moralista mercantilista ... todas las costumbres de la vida africana hacen que un nivel alto
deca con respecto a la falta de respuesta dei ingls pobre dei siglo XVIII y sostenido de esfuerzos en una jornada de extensin dada sea una
a incentivos y disciplinas, es con frecuencia repetido por observadores carga mayor, tanto fsica como psquica, que en Europa. lZ2
y tericos dei desarrollo econmico con respecto a las gentes de pases
en vias de desarrollo hoy dia. As por ejemplo, se consideraba a los Los compromisos de tiempo en el Oriente Medio y Amrica La-
peones mexicanos en los primeros afios de este sigIo como gente in- tina se tratan con frecuencia con cierta ligereza para criterios euro-
dolente e infantil, EI minero mexicano tena la costumbre de volver peos; los nuevos obreros industriales slo se acostumb~an gradual-
a su aldea para sembrar y cosechar el grano: mente a los horarios regulares, asistencia regular y un ntmo de tra-
bajo regular; no siempre se puede confiar en los horrios para el
Su falta de iniciativa, incapacidad para ahorrar, ausencias cada transporte y entrega de materiales ... l2J
vez que celebran una de sus excesivas fiestas, disposicin para traba-
jar 5610 tres o cuatro das a la semana si eco eso paga sus necesida-
Puede creerse que el problema consiste en adaptar los ritmos esta-
des, insaciable deseo dei alcohol ... se sealaban como prueba de su
inferioridad natural. cionales rurales, con sus festejos y fiestas religiosas, a las necesida-
des de la produccin industrial:
No respondia al estimulo directo dei jornal, y (como el minero in-
gls dei carbn o deI estano dei siglo XVlIl) respondia mejor a siste- El trabajo anual de la fbrica es necesariamente acorde con las
mas de contratacin y subcontratacin: demandas de los obreros, en lugar del ideal desde el punto de vista
de la ms eficiente produccin. Numerosos intentos por parte de la
Cuando se le da un contrato y la seguridad de -que obtendr
tanto di?ero por tonelada que saque de la mina, y que no importa
cunto tempo tarde en sacarlo, o cuntas veces se siente a contem- 120. W. E. Moere, Inustrazation and labor, Ithaca, 1951, p. 310, y
plar la vida, trabajar con un vigor extraordinario.!" pp. 44-47, 114-122.
121. F. A. Wells y W. A. Warmington, Studies in industriatization: Nigerla
and the Cameroons, Londres, 1962, p. 128.
. 118. Yase el importante estudo sobre actitudes anticipatorias y predictivas y 122. Ibd., p. 170. Vanse tambin pp. 183, 198,214 .
su inffuenca en el comportamiento econmico y social, eu P. Bourdieu, op. cito 123. Edwin J. Cchn, Social and cultural factors affecting the emergence of
119. Citado en M. D. Bernsten, The Mexicon mining industry, 1890-1950, Nue- innovations, en Social Aspects of Economic Development, Economic and Social
va York, 1964, capo VII; vase tambin M. Mead, op. cit., pp. 179-182. Studies Conference Board, Estambul, 1964, pp. 105-l()6.
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administracin para alterar eI sistema de trabajo han sido nulos. La trabajo y vidan.P Pero, habiendo lIevado hasta este punto el
fbrica vuelve a un plan aceptable al cantelano.'> problema, podemos permitimos moralizar algo por nuestra cuenta,
ai estilo dei siglo XVIII. De lo que se trata no es dei nvel de vida,
o
se puede considerar, como ocurri en los primeros aos de las Si los tericos deI desarrollo asi lo desean, aceptaremos que la anti-
fbricas de algodn de Bombay, que consiste en conservar la mano gua cultura popular era en muchos sentidos pasiva, intelectualmen-
de obra al precio de perpetuar mtodos ineficaces de produccn te vaca, falta de aceleramiento, y, simple y lIanamente, pobre. Sin
-horarios f1exibles, descansos y horas de comida irregulares, etc.-. disciplinar el tiempo no podramos tener la apremiante energa dei
M~s ge~eralme~te. en pases donde el vnculo entre el nuevo prole- hombre industrial; y lIegue esta disciplina en forma de metodismo,
tanado industrial y sus famlares (y quiz tierras arrendadas o de- stalinismo, o nacionalismo, lIegar ai mundo desarrollado.
recho a alguna tierra) de la aldea sea mucho ms prximo _y se Lo que hay que decir no es que una forma de vida es mejor que
mantenga mucho ms tiempo- que en la experiencia inglesa, pare- otra, sino que es parte de un problema mucho ms profundo; que eI
c~ cuestn de disciplinar una mano de obra que slo se siente par- testimonio histrico no es sencillamente cambio tecnolgico neutral
cal y temporalmente comprometida con la forma de vida in- e inevitable, sino tambin explotacin y resistencia a la explotacin;
dustrial. '"
y que los valores son susceptibles de ser perdidos y encont:a~os.
Los hechos son abundantes, y, por el mtodo de contrastar, nos Los trabajos de sociologia de la industrializacin, que se multiplican
recuerdan hasta qu punto nos hemos acostumbrado a diferentes con rapidez, son como un paisaje estragado por diez anos de sequia
disciplinas. Las sociedades ndustriales maduras de todo tipo se dis- moral: hay que pasar muchos miles de palabras que conforman re-
tmguen porque adminstran el tiempo y por una clara dvisn entre secas abstracciones ahistricas, entre cada oasis de realidad hu-
mana. Hay demasiados empresarios dei desarrollo occidentales que
parecen sentirse enteramente satisfechos de los beneficios que, con
1~. Manning Nash, The recruitment of wage labor and the development of respecto a la reforma dei carcter, ofrecen con sus manos a sus
new ~kdls~>, A~na/s of lhe American Academy, CCCV (1956), pp. 27-28. Vanse
tambin Manning Nash, The reaction or a civil-religious hierarchy to a factory in retrasados hermanos. La estructuracin de la mano de obra nos
Guatemala, Human Organization, XIII (1955), pp. 26-28, y B. Salz, op. cito (supra, dicen Kerr y Siegel:
nota 6), pp. 94-114.
. 125. ,W. E. Moore y A. S. Feldman, eds., Labor commitment and social change ... supone eI estabIecimiento de regIas para las horas de trabajo y no
In dev~/opmg ~reas, Nueva York, 1960. Entre los trabajos tiles sobre adaptacin y trabajo, para los mtodos y cantidades apagar, para el movimiento
absentismo se incluyen W. Blkan, An African labour force, Kampaja, 1956, esp. los de entrada y salida ai trabajo y de una posicin a otra. Supone
caps: 11 ~ UI; y F. H. Harbison e I. A. Ibrahim, Some labor problems of industria-
regias relacionadas con el mantenimiento de la continuidad en el pro-
lization 10 ~gypt, Annals Df the American Academy, CCCV (1956), pp. 114-129.
M. D. Morns (~he emergence of an industrial labor force in India, Berkeley, 1965)
ceso laboral ... eI intento de minimizar la revuelta individual u orga-
desestJma la seriedad deI problema de disciplina, absentismo, fluctuaciones de tem- nizada, la provisin de una visin dei mundo, de orientacin ideol-
porada en el empleo, -etc., en las fbricas de algodn de Bombay a finales deI si- gica, de creencias ... 127
glo XIX, pero en muchos puntos sus afirmaciones parecen contradecir sus propics
~atos: ~~se pp. 85, 97, 102; vanse tambin C. A. Myers, Labour problems in the Wilbert Moore ha negado a confeccionar una lista de la compra de
mdustnallzat/on of India, Cambridge, Mass., 1958, capo 111, y S. D. Mehta, Pro- los omnipresentes valores y las guas normativas de alta relevancia
fessor Morris on te~tiIe labour supply, Indian Economic Journal, I, 3 (1954),
pp. 33.3-340. EI trabajo dei profesor Morria, The recruitment of an industrial labor
force In Inda, with British and American comparisons, Comparative Studies in 126. Vase G. Friedmann, Leisure and technological civilization, Int. Soe.
So~iety.~nd History, 11 (1960), desvirta y malinterpreta los datos ingleses. Hay es- Science Jour., XII (1960), pp. 509-521.
t~dlOS tiles de una mano de obra slo parcialmente comprometida en G. V. Rim- 127. C. Kerr y A. Siegel, The structuring of the labor force in industrial 50-
lmger, Autocracy and the early Russian factory system, Jour. Econ. Htst., XX ciety: new dimensions and new questions, Industrial and Labor Relations Review,
(1960), Y T. V. von Laue, Russian peasants in the factory, ibid., XXI (1961). 11 (1955), p. 163.
448 COSTUMBRES EN COMN
TlEMPO, DISCIPLINA Y CAPITALISMO 449
para la meta dei desarrollo social; estos cambios de actitud y creen-
cias son "necesarios" para lograr un rpido desarrollo econmico y un problema situado en el pasado, Porque hemos llegado a un pun-
social: to en que los socilogos estn disertando sobre el problema dei
ocio. Y parte dei problema es cmo lleg a convertirse en tal. EI
puritanismo, en su matrimonio de conveniencia con eI capitalismo
Impersonalidad: juicio por mritos y aetos, no por procedencia so-
cial o cuaJidad sin importancia. industrial, fue el agente que convirti a los hombres a la nueva va-
Especificidad de las relaciones en trminos tanto de contexto como loracin deI tiempo; que ensei a los nios, incluso en su infancia,
de lmtes de interaccin. a progresar a cada luminosa hora, y que satur las cabezas de los
Racionalidad y resolucin de problemas. hombres con la ecuacin el tiempo es oro."? Una forma constante
Puntualidad. de revuelta en el mundo occidental industrial y capitalista, sea bo-
Reconocimiento de interdependencia individualmente limitada pero hemia o beatnik, ha tomado con frecuencia la forma de una igno-
sistemticamente vinculada. rancia absoluta de la urgencia de los respetables valores dei tiempo.
Disciplina, deferencia ante la autoridad establecida. Y surge una interesante pregunta: si el puritanismo fue parte nece-
Respeto ai derecho de propiedad ...
saria de la tica laboral que permiti al mundo industrializado salir
de las economias de pobreza del pasado, i,empezar a descomponer-
stos, junto con resultados y aspiracin de ascenso, nos tranqui- se la valoracin puritana dei tiempo ai aflojarse las presiones de la
liza Moore, no se pobreza? i,Est ya en descomposicin? i,Empezarn los hombres a
perder ese inquieto sentido de urgencia, ese deseo de consumir el
indican como lista exhaustiva de los mritos dei hombre moderno ... tiempo con resolucin, que lleva la mayora de la gente con la mis-
EI hornbre completo tambin amar a su familia, venerar a Dios,
ma naturalidad que un reloj de pulsera?
y expresar sus habilidades estticas. Pera mantendr cada uno de
estos aspectos en 5U sitioe.!" Si van a aumentar nuestras horas de ocio, en un futuro automa-
tizado, el problema no consiste en cmo podrn los hombres con-
sumir todas estas unidades adicionales de tiempo Iibre, sino qu
No debe sorprender que las provisiones de orientacin ideolgica
capacidad para la experiencia tendrn estos hombres con este tiem-
de los Baxter dei siglo xx sean bien acogidas en la Fundacin Ford.
po no normatizado para vivir. Si conservamos una valoracin pu-
Que aparezcan tambin a menudo en publicaciones patrocinadas por
ritana dei tiempo, una valoracin de mercancia, entonces se convier-
la UNESCO es menos fcilmente explicable.
te en cuestin de cmo hacer ese tiempo til, o cmo explotarlo
para las industrias dei ocio. Pero si la idea de finalidad en el uso
dei tiempo se hace menos compulsiva, los hombres tendrn que re-
VIII aprender algunas de las artes de vivir perdidas con la Revolucin
industrial: cmo llenar los intersticios de sus das con relaciones per-
Es un problema por el que tienen que pasar, y superar, los pue- sonales y sociales ms ricas, ms tranqilas; cmo romper otra vez
blos dei mundo en vias de desarrollo. Esperemos que recelen de los las barreras entre trabajo y vida. Y de aqui surgiria una dialctica
modelos manipuladores, que presentan a las masas trabajadoras sim- novel en la cual una parte de las antiguas y agresivas energias y
plemente como mano de obra inerte. Y en cierto sentido, tambin, disciplinas emigrarn a las naciones de reciente industrializacin,
en el mbito de los pases industriales avanzados, ha dejado de ser mientras las viejas naciones industrializadas se esfuerzan en descu-
128. E. de Vries y J. M. Echevarra, eds., Social aspects of economic develop- 129. Hay comentarios sugerentes sobre esta ecuacin en Lewis Murnford y S. de
ment in Latn America, UNESCO. 1963, p. 237. Grazia, citado supra, nota 1; Paul Diesing, Reason in soclety, Urbana, 1962, pp. 24-28;
Hans Meyerhoff, Time in literature, Universidad de Califomia, 1955, pp. 106-119.
29. - THOMPSON
450 COSTUMBRES EN COMN TIEMPO. DISCIPLINA Y CAPITALISMO 451
brir modos de experiencia olvidados antes de que comience la histo- ferida dei relojero- sustituy aI Dios dei materialismo mecnico
ria escrita: por un empresario:
... los nuer carecen de una expresin equivalente ai tiempo de nues- Si el moderno racionalismo econmico es como el mecanismo de
tra lengua y, por esta razn, a diferencia de nosotros, no pueden uo reloj, tiene que haber alguien que le d cuerda.!"
hablar dei tiempo como si fuera algo real, que pasa, que puede des-
perdiciarse, aprovecharse, etc. No creo que experimenten nunca la Las universidades occidentales estn hoy repletas de artesanos re-
misma sensacin de lucha contra el tiempo o de tener que coordi- lojeros, ansiosos de patentar nuevas claves. Pero pocos todavia
nar las actividades con un paso abstracto dei tiernpo, porque 8US han lIegado tan lejos como Thomas Wedgwood, hijo de Josiah,
puntos de referencia son principalmente las propias actividades, que que disei un plan para introducir las horas y la disciplina dei
suelen ser de carcter pausado. Los acontecimientos siguen un ardeu
tiempo de Etruria en los talleres mismos de la conciencia formativa
lgico, pero no hay sistema abstracto que los controle, aI no haber
puntos de referencia aut6nomos a los que tengan que adaptarse con dei nino:
precisi6n. Los nuer son afortunados.!"
Mi objetivo es alto. He estado esforzndome por dar con un
golpe maestro que se anticipe un siglo o dos ai progreso dei ritmo
Desde luego, ninguna cultura reaparece con la misma forma. Si amplio dei avance humano. Prcticamente todo paso previo de su
el hombre ha de satisfacer las exigencias tanto de una industria au- avance puede adscribirse a la influencia de personajes superiores.
tomatizada muy sincronizada, como de zonas mucho ms extensas Ahora bien, yo opino que en la educaci6n de los ms grandes de
de tiempo libre, debe de alguna manera combinar en una nueva estas personajes, no se ha procurado que ms de una hora de cada
sntesis elementos de lo antiguo y lo nuevo, encontrando imgenes diez contribuya a la formacin de esas cualdades de las que ha de-
no surgidas ni en las estaciones ni en el mercado sino de aconteci- pendido esta influencia. Supongamos que poseemos una relacin de-
mientos humanos. La puntualidad en el trabajo expresara el respe- tallada de los veinte primeros anos de la vida de algn extraordina-
to hacia los compaeros de trabajo. Y el pasar el tiempo sin finali- rio genio; tque caos de percepciones! ... iCuntas horas, das, me-
dad seria un tipo de comportamiento visto con aprobacin por nues- ses, se han gastado prodigamente en ocupaciones improductivas!
tra cultura. jQu multitud de impresiones a media formar y conceptos abortivos
Dificilmente puede lograr la aprobacin de aquellos que ven mezclados en una masa de confusin! ...
la historia de la industrializacir en trminos aparentemente Eu las cabezas mejor reguladas de la actualidad, (,00 hubo y hay
neutros pero que estn, en realidad, cargados de valoracin, como algunas horas dei da pasadas en ensimismamiento, el pensamiento
una progresiva racionalizacin ai servicio deI desarrollo econm- sin gobierno, sin guiaf !"
co. Este argumento es por lo menos tan viejo como la Revolucin
industrial. Dickens vio el lema de Thomas Gradgrind <dispuesto El plan de Wedgwood era modelar un nuevo sistema de educacin,
a pesar y medir cualquier parcela de naturaleza humana, y a de- riguroso, racional y cerrado. Se propuso a Wordsworth como uno
cir exactamente cunto suma) como el reloj estadstico mortal de los posibles superintendentes. Su respuesta fue escribir The Pre-
de su observatorio que media cada segundo con un golpe como
el de una lIamada en la tapa de un fretro. Pero el racionalismo
ha desarrollado nuevas dimensiones sociolgicas desde la poca de 131. Capitalism, Encyclopaedia of the Social Scences, Nueva York, ed. de
Gradgrind. Fue Werner Sombart quien -utilizando la imagen pre- 1953.m, p. 205.
132. Thomas Wedgwood a William Godwin, 31 de julio de 1797, publicado en
el importante artculo de David Brdman, Coleridge, Wordsworth, and the Wedgwood
130. E. Evans-Pritchard, op, cit., p. 103. Fund, Bulletin of the New York Public Library, LX (1956).
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