El Signo de Los Tres

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o original raduocton E, Busquets do por Editorial Lumen, S.A. 1] Planas, 10 - 08034 Barcelona, 38 Los derechos de edicibn axtellava para todo el munds, Primera edicio: 1989 1983 by indiana University Prefacio Umberto Eco y A. Sebeok Abreviaturas en el texto Thomas A. Sebeok sto Legal: B 28148-1999 ISBN: 84.261-1186-3 Printed in Spain mm vi vil vill One, Two, Three... Uberty (A modo de introduccién Thomas A. Sebeok «¥a conoce usted mi método»: Una confrontacion en tre Charles S. Peirce y Sherlock Holmes Thomas A. Sebeok y Jean Umiker-Sebeok Sherlock Holmes: Experto en psicolog’a social ap Morelli, Freud y Sherlock Holmes: indicios y método cientifico Carlo Ginzbur To Guess or not to Gues Massimo A, Bonfantini Giampaolo Proni Peirce, Holmes, Popper 85 Gian Paolo Carettin Sherlock Holmes y la légica moderna: Ha ria de la busqueda de informacion a través de la mulacién de preguntas 210 Jaakko Hintikka y Merrill B. Hintikka Sherlock Holmes formalizado Jaakko Hintikke S. Peirce y Edgar Allan 1s hipétesis sobre tres Wulf Rehder Referencias Bibliograt 313 PREFACIO Los compiladores convienen en que el presente libro no ha sido «programadon, es decis, no es resultado de regia y caso, 0 sea, de una deduccién. Peirce nos ensefié que no es cierto en absoluto que todo acontecimiento esté «determina do por causas conforme a una ley, ya que, per ejemplo, «si un hombre y su antipoda estornudan al mismo tiempo, esto es simplemente lo que llamamios coincidencian (.406). Vea- mos a singular sucesi6n de acontecimientos que enumeramos a continuacién 1. En 1978, Sebeok dijo casualmenie a Eco que él y Jee Umiker-Sebeok estaban estudiando el «métodon de Sherlock Holmes a la luz de la l6gica de Peirce. Eco, por su parte, ma- nifesté que estaba preparando una conferencia (que pronun- cid més tarde, en noviembre de aquel mismo afio, durante el 1H Cologuio internacional de Poética, organizado por ei Ds partamento de Filologia Francesa y Romédnica de la Universi dad de Columbia) en la que comparaba el uso de la metodo- ogia abductiva en Zadig de Voltaire con el de Holmes. Dado que tanto Eco como Sebeok eran ya incurables adictos a Peirce, esta aparenie coincidencia no era de extrafar. 2. Sebeok sefialé entonces que conocia un ensayo, mas o-menos sobre e! mismo tema, publicado unos afios antes por Marcello Truzzi, socidlogo y declarado entusiasta de Holmes, quien no era un especialista en semidtica. Era obvio que Truzzi, que citaba sobre todo a Popper y no a Peirce, se interesaba por el problema de ia abduccidn o, en todo caso, por los mé- todos hipotético-deductivos 3. Unas semanas después, Sebeok descubrié que el ¢ nenté Iégico finlandés Jaakko Hintikka habia escrito dos en- sayos (entonces inéditos) sobre Sherlock Holmes y le I moderna, Hintikka no hacia ninguna referencia expifcita & Ja abduccién de Peirce, pero la cuestion era la misma. 4, En ese mismo periodo, Bee ley un trabajo, publicado en 1978, de uno de sus colegas de ia Universidad de Bolonia, el historiador Carlo Ginzburg, que habia inciado su apa- ticign més de ua efio antes, En ese trabajo se describia el em- pleo de modelos conjeturales dk ‘Hipécrates y Tucidides hasta los criticos de arte del siglo diecinueve. Su autor cita- ba, sin embargo, en sus reveladoras notas a pie d ‘pagina, Za- dig, Peirce ¢ incluso Sebeok. elga decir que Sherlock Hi mes era uno de los protagonistas principales de ese erudito estudio, junto 2 F 5, A continuacién, Sedeok y Umiker-Sebeok publicaron una primera versién de su estudio —después de que el pri- mero lo diera a conocer en ia, en octubre de 1978, en la Universidad de Brown, en el m: de un encuen- iro dedicado a «La metodologia en semidticay— en el que se confrontaba Peirce con Hoimes, y Eco publicaba su con- ferencia sobre Zadig. El propio Eco organizaba, en 1979, en la Universidad de Bolonia, un seminario de seis meses sobre Peirce y la novela policiaca. Casi i mismo tiempo, Sebeok —sin saber nada de la actividad docente paralela de Eco— ofrecia un curso ti nulado «Semiotie Approaches to James ‘te del programa de dad de Indiana (utiliz6, sin embargo, el ensayc que Bee habia publicado, en 1965, so- brelas estruci rrativas en ian Fleming). Una de las con- secaencias més tangibles dei seminario de Eco fue el articulo to por dos de sus colaboradores, Bonfantini y Proni, in cluido ahora en el presente libro; y uno de os resultados del curso de Sebeok fue su andlisis —realizado en colaboracién con uno de los estudiantes del curso, Harriet Margolis— de Ja semidtica de ias ventanas en Sherlock Holmes (publicado por primera vez en 1982, ea un mimero de Poetics Today) Mientras sucedie todo esto, Eco proseguia sus investigacio- es en Ja historia de la semistica, durante les cuales dio con la teoria aristotélica de !2 definiciéa; el trabajo que Eco pu- blica en este libro es resultado de esa linea de investigacion, 6. Entretanto, Sebeok y Eco decidieron reunir estos tz2- bajos en un volumen, pr ai que acepié unirse, con en- tusiasmo, a University Press. Durante uno de sus cur sos de ot de Yale, Eco entregé el mate- literatura compar rasa rial manuserito a Nancy Harrowitz, quien, aque! mismo trimestre, escribié un ensayo sobre Peirce y Poe, en el cual el método de Holmes, siguiendo una sugerencia del articulo de Sebeok, se convirtié en un término de referencia obligade. 7, Surgié otro hecho sorprendente cuando Eco descubrié que Gian Paolo Caprettini, de la Universidad de Torino, ha- bia dirigido, durante dos afios, un seminario sobre Peirce y Holmes. Caprettini es un conocido estudioso de Peirce, pero sa era la primera vez que Eco hablaba con él sobre Holmes. La coincidencia no debia desperdiciarse y, en consecuencia, también Caprettini fue invitado a colaborar en el presente vo- lumen. ‘Tenemos la impresi6n de que, si hubiéramos seguido re- buscando, hubiéramos encontrado mas contribuciones simi ares. ({Quizas el espfritu de la historia formulado en el Zeit- geist de nuestra época no es un mero fantasma hegelianol) Tuvimos, sin embargo, que dar por terminada la biscueda, sobre todo, por falta de tiempo. Muy a pesar nuestro, tuvi- ‘mos, ademas, que excluir material interesante acerca dei «mé- todon de Holmes porque no tenia en cuenta la légica de la abduccién (cf. la bibliografia del presente libro y, 2 nivel mas ‘general, la incomparable World Bibliography of Sherlock Hol- ‘mes and Dr. Watson, de Ronald Burt de Waal, 1974). La lite- Tatura menor acerca de Sherlock Holmes consta de un abru- mador repertorio de titulos, por lo que preferimos concen- trarnos en un niimero relativamente pequefio de contribu- clones recientes, que abordan directamente la historia de la metodologia abductiva. Durante nuestras pesquisas, nos dimos cuenta de que to- os los modernos estudiosos de la ldgica del descubrimiento cientifico han dedicado unas lineas, si mds no, a Holmes. Saul Kripke, por ejemplo, escribié, el 29 de diciembre de 1980, una carta a Sebeok en que, entre otras cosas, decia: “Tengo inédi- tas un par de disertaciones y una serie completa de conferen- cias (mis clases sobre John Locke en Oxford) acerca del «Fic- tional discourse in empty names», en las que Holmes podria ocupar un lugar todavia més importante» que en las referen- cias que de él hizo el propio Kripke en sus «Semantical Con- siderations on Modal Logic» o en las Addenda a su Naming ‘and Necessity, Numerosos trabajos siguen todavia fundados en la idea de que el método de Holmes se encuentra a medio ia deducci6n y la induccién. La idea de hipéte- én aparece mencionada, cuando Io es, sdlo de pasada. ‘Como es natural, no todos los trabajos publicados en el presente libro llegan a las mismas conclusiones. El propésito dc los compiladores no es discutir las divergencias de enfo- que, sino dejar al lector la libertad de valorarlas y utilizarlas de acuerdo con su propio interés. En cuanto al titulo del libro, nuestra intencién fue darle dos sentidos, Es obvia la referencia al largo relato de Doyle, «The Sign of the Four», o «The Sign of Four», que aparecis primeramente en la revista Lippincott’s y més tarde, en 1819, en forma de libro. Ademas, sentimos una compulsion domi- ante de remitir al lector al baile de desenfrenadas triplicida- dees del juego de las tres cartas de que habla Sebeok en su in- oF Suu lacién con Kazi R. Popper— se ha convertido en candente y de interés capital para la teoria del cono- desarrollada no sdlo por ei propic Popper, sino tam- u colega, al ya fallecide Imre Lakatos, tiguo discipulo, convertido después en uno de sus criticos mas feroces, Paul K. Feyerabend, ent otros. La contro- vertida imagen popperiana de la ciencia, como campo de conjeturas y refutaciones» —Popper, entre otras ideas, sos- tiene que la induccién es mitica, la busqueda de la certeza cientifica imposible y todo el conocimiento eternamente falible—, fue anticipada er susiancia por Peirce, a quien Pop per considera, dicho sea de paso, como «uno de los més grat des filésofos de to ;pos», aunque la falsacién, como una técnica més de la légica, no fuera en absoluto descon: da ni siqui jedia. Los eriticos de Popper como T. S, Kuhn y Anthony O’Hear, estén en desacuerdo con Al acerca de algunos de es ‘08 fiundamentales. Estamos onvencidos de que el enfoque semistico de la abducci6n pue- de arrojar nueva luz sobre un d sn venerable y conti- nuado, Esperamos que lz presente coleccién de trabajos no sélo tenga interés para las ituestes de fans de Sherlock Hol- | i mes, sino que sea lefda, también, tanto por los par fervientes de los Analiticos primeros (sobre el silogism por los de los Analiticos segundos (que tratan de las condi- Giones del conocimiento co). Como es natural, ramos también lamar la atencién de algunos de ic man el grupo, cada vez mas numecroso, de los habitus de Peit- Ce, entre los que nosotros dos figuramos. Creemos que, aunque de manera modesta, este libro puede ser también importante para la epistemologia y la filosofia de la ciencia, como ABREVIATURAS EN Los titulos de los relatos de Sherlock Holmes esi ados seguin la clave que se indica en Tracy 1977: xix. La duccién de los titulos sigue Ia edicién de las Obras Comple- tas de Sir Arthur Conan Doyle (Orbis, 1983), traducidas por A. Lazaro Ros. ABBE ‘The Abbey Grange CHAS ——_ Charles Augustos {La Granja Abbey). Biveron (Chare ADVENTU- The Adventures of Agustus Miberton. RES Sherlock Ho CORP The Copper Beeches (Cas aventura de {ta finca de Conner Sherlock Hoim Beeches ERY The Beryl Coronet CREE The Creeping Man (ta diadera de (Er bombre ave cs) repabe) aLac Black Ptr (1 ROO The Cooked Man “Negron Pete 1 jorobado). BLAN The Blunched Sokier DANG ‘The Descng Man (El soldado de ei (tos bar dolores) DEVI The Devis Root (Et ave The Be Carbuncle zie de abi) CFreaunclo anu). YIN. The Dying Detecive Bose The Boscom Valley hae Mystery (El mitero srorbundo} det valle de ewpr The Empty Howe Boscom acne | pruc The Bruce Paringzon desea | Frans (Los panos dei ENGR The Engines Thumb | ‘Brace Partington»). (El ded pale det | caro The Cardboeté Box ingtieto, | Gaaajadecarsés) FINA The Final Problem CASEBOOK The Case Book of (Et problema final | Sherlock Himes we The Five Oranger (Sherlock Homes Pipe (las cinco Sigue en pie I+ semis de naan panel ychArchvo —GLOR The Goris Scot (Ls de Sherlock Holmes (2! parte. Gloria Scot») coup REE HOUN LADY MAZA MEMOIRS usc NoBL NORW olden Pince >I REDC REDE RES! dentin’. The Sk RET TURN SECO sHOS SPEC wis The Man with the The Priory School Twisted Lip stuD A Study in (1 Colegio Prion). (Estudio en ‘The Red Cisse (I cxcarlat), hombre del labio culo 100) SusS The Sussex Vampire sexorido). The Red- Headed (El vampiro de VAL Tne Valley of F League (La liga 8¢ Susse. valle det Ts THOR — The Problem of Thor wist Wisteria Lodge (EL “The Reigate Puz Bridge (El problema pabellon Wisteria. (Los hidalgos de det puente de Thor. The Yellow Face (La Reigat) 3GAB The Three Gables cara amarill “The Resident Patient ae i aes (Gl enfermo interno) stu ‘The Three Seudents be (Los tres estudiantes. Cotourman (El reiado). The Return of Sherlock Holmes (La reapariciéa de jock Holme) 'A Scandal ia Bohemia (Un cseéndalo e= Bohemia) The Second Stain La segunda manch) ‘Shoscombe Old Place {Shoscombe Ole lacs) The Sign of Four (Et signo de Ios cuat0). Siber Blaze (Est ae plat. ‘The Six Napoleons (los els Napoleones The Speckled Band (ca bands de Tunares. The Stockbroter’s Clerk (El esribiente Bole. Thomas A. Sebeok ONE, TWO, THREE... UBERTY (A MODO DE INTRODUCCION) Nos un disparate afirmar que, mientras todos los cono- ‘cedores de Peirce como minimo han hojeado las crdnicas de Sherlock Holmes escritas por Arthur Conan Doyle, la gran “mayoria de aficionados a Holmes no han oido siguiera hi ‘blar de Peirce. Una pregunta que se han hecho, de modo ex- Blicito 0 implicito, casi todos los colaboradores del presente olumen es si la confrontacién entre el gran poligrafo nor- teamericano y cl famoso detective inglés —el primero una pe: Sona real, poseedor, ademés, segiin seftalé William James en 1895, de «un nombre de misteriosa grandeza», y el segundo ‘una figura mitica, por supuesto, pero que segiin ha observa do Leslie Fiedler, «jamés moriré»— es susceptible de produ- Git an esperable uberty. An esperable uberty? La intuicion etimol6gica nos dice que esperable, palabra inventada —tal ‘vez por el propio Peirce, y que no aparece en los modernos diecionarios ingleses—, significa algo relativo a esperar, de- sear. Uberty, vocablo casi desaparecido en el inglés moder. 1g, fue documentado por primera vez en 1412, en una oscura obra de John Lydgate, el «Monje de Bury», titulada Tivo Mer- chants. Es equivalente a «capacidad fructifera, fecundidad, fertilidad, feracidad, abundancia, 0, aproximadamente, a lo que los italianos suelen llamar uberta (cualidad de ubérrimo), En una larga carta a Frederick Adams Wood, doctor en medicina, profesor de biologia en el MIT, escrita a principios del otofio de 1913, Peirce explicaba que uno ée los dos obje- tivos fundamentales de la Iogica deberia ser extraer toda la posible y esperable uberty, o «valor de productividadn, de ios ites tipos canénicos de razonamiento, a saber: deducciéa, in- duceién y abduccién (este tltimo término denominado alter Sativamente retroduccién o inferencia hipotética). La uberty, Te decir, la feracidad de este dltimo tine de razonamiento, se fin Peirce, aumenta a medida que sv seguridad, 0 apron: ai jon a la certidumbre, disminuye. Peirce mismo detalla les TMfSrencias entre los tres tipos que dice haber reconocide siempre» (desde 1860): en primer iugar, a deduccidry, cout depende de nuestra confianza en le habilidad de analizar dl Significado de los signos con los que, o por medio de los Sue, pensamosy; en segundo lugar, la induccidn, «que depende de peestra confianza en que el curso de un tipo de experiencia nose modifique o cese, sin alguna indicacion previa al ces»; Joen tercer lugar, la abduccién, «que depende de muestra es, peranza de adivinar, tarde o temprano, las condiciones bajo peratales apareceri tn tipo determinado de fendmeno» (8.384- 388), En este progreso desde la primeridad, a través de la se- undidad hasta la terceridad, la relacion entre seguridad y cberty es de tipo inverso, lo que significa, dicho de manera simple, que en la medida en que dectece la certeza de una con- jetura, aumenta proporcionalmente su valor heuristic NNumeros magicos y sonidos persuasivos», para decirlo en la mesurada expresion de Congreve, en especial el ires y Tas nuimeros divisibles por tres, obsesionaron a algunos de los Dprianos mas briliantes, y persiguen todavia a algunos de Hosotros. Es, sin duda, una excentricidad extrafamente ob- seaiva, compartida, entre otros, por Nikola Tesla (1856-1943), tl servio que puso gran parte de los cimientos de la civiliza~ cién electrificada del siglo veinte. Cuando Tesla paseaba al- Sededor del edificio donde se encontraba su laboratorio, sen- tia la necesidad de darle la vuelta tres veces; y cuando cen: ba en el Waldorf-Astoria, utilizaba 18 (es decir, G + 3) x 3) inmaculadas servilletas de lino para eliminar los gérmenes, imaginarios 0 10, del reluciente servicio de mesa de plata y cristal, El estilo de pensamiento numerolégico ha sido apli- cadio desde antiguo —por le menos desde Pitégoras— en los campos de la categorizacion y Ia catalogaci6n. Pietro Bon- 0, en su De numerorum mysteria (1618), y, antes que él, Cor- Selius Agrippa, en su De occulta philosophia (escrita en 1510, } publicada en 153), persiguieron la magia de las triadas con Yeterminacién maniaca, comenzando por el mas alto signifi- ado del tres, a saber, el nombre de Dios, de tres letra su propia lengua, el hebreo, pasado por la Trinidad cri made Padre Hijo y Espiritu Santo, hasta triplicidadesdifun- ides ends os wopecios imaginable el esquern del mun- do de aquel tiempo (hecizo que perure ain hoy en os sig liacales de las Casas in para elaborar lo: fos zodicales de as Cassa tlizan pars elaboar fos sng ants Dove incorpors mimeros en ocho tulos de sus historias de Holmes. El ordinal de dos y los cardinales cu tro, cinco y seis aparecen cada uno una sola vez: La segunda mancha, El signo de {los} cuatro, Las cinco semillas de ni ‘anja, Los seis Napoleones. El tres es mencionado no meres de tres veces 0, si forzamos un principio oculto, cuatro: Las tres gabletes, Los tres Garrideb, Los tres estudiantes, y Qui zis El trescuartos desaparecida, Ademés el Chevalier C. Auguste Dupin, aquel «tipo tan inferior», es el personaje cen tral de tres (de entre cuatro, 0 cinco, si se cuenta entre ellos {ii cres el hombre») de los cuentos del triptico detectivesco que escribi6 Edgar Allan Poe: Los crimenes de la calle Mor- gute, El misterio de Marie Rogét y La carta robada, que Ja gues Derrida (1975) ha denominado con el mote de «a tr Jogia de Dupin», y que Jacques Lacan ha interpretado (1966:!1- 61) como una serie de estructuras psicoanaliticas repetidas de airois temps, ordonnant irois regards, supports par trois su- Jets..», que constituyen un trazado como éste {p. 48): En efecto, tai como sefiaia Derrida (p. 108): «ies locu- tions ‘rio; ‘triangles; ‘triangle intersubjectif’ surviennent ré Sréquernrient. en una Wiederholungszw”.ig reticular (Re- cuérdese que Dupin vivia en el nimero 33 de la Rue Dun6i ‘au troisiémen, en el Faubourg St. Germain.) (Sobre «Po- ida, véase ademas John- atica», de acuerdo con Lacan y Ds won a ae a la que, en la historia El estudio de Butler (1970:94 sefala aus, <7 eer ‘dente, «el pensamient fue intelectual de Cote ampliamente filos6ficos, cosmolégicos eee. Es conocida la Te kaa ae alisis ificaciones tricotémicos, os ant ony oo jente y en defensa de la cual publics, 1910, esta engafiosa apologia: sain lasospechaantipade de quer ait Sec aa mero tres) de que Wolet s¢ lecho de Procusto que es Respuesta del autor a portancia sepersticiosa 0 imaginar fa fas divisiones para facerlas ca Ia tricoromia. ‘Admito, sin ambazes, ve exe una mnie no poo ems oe fan dado nombre. St af, No sos pitas Ie me ts scorns Noeian hacen podria mats rion aoe ey tan afectado por ella; pero me veo obligade, Por No estoy an afte Pg nn vad de otias gb 0 Me veda a hacer un ni sin esse 8 0,8 a har vs pris austin qe ei inde extatara au fen aterm sospectaran UeEr0n8 gece soy victima de ella. ... No tengo ninguna pr de a op So ns rictomias en gener (568-5) es curioso recordar aqui que una parte importante de la carrera de Peirce al servis del Co¥ y 6 en misiones de triangulacion oat Geoderie Survey tenscursé en misiones de Wienges ia costa de Maine y de los est Golfo, 4.10 argo oe insialo ume estan geodésica de trang Jacidn, llamada muy apropitdamente «CS, Pe Staton, "endo de tal circunstancia biogréfica, en r ca ere pe (el hogar de Peioecerea de Milford, Pennsy vani A pesar del desmentido, ia). 307, Peirce —siguiendo a «Kant, el rey del pensamien- oa ae (368), para no mencionar a Hegel y su tesis/an , ¥ que eS tan regidos por una simetria postulada que, para un semid- fogo, se parece mucho al sistema ciibico que forman las vo- cales turcas de Lotz (1962:13): / a A =f | Este esquema representa ocho fonemas en términos de tres oposiciones binarias absolutas. De manera similar, los quarks superiores, inferiores y «extrafios» se indican por 1 dys, res- ey Beetvamente (lo mismo en cuanto los antiguas i wy sencillas para la coi i $ 9 con reales construccién de los ha- ones a partir de los quarks, La lsificacén de detuple via de os hadrones para obtener un octtoaperecera como la 1 LATRANSINESY CHARGE De The Cosmic Code: Quantum P fe Quantum Physics asthe Language of 1, Copyright © 1982 by Heinz R. Ps cae de Sinn eins R. Pagel. Con permixo de Simon 1 Schuster al dela Gul & Weser Comperetion En 6 materia de religion, Peirce se convirtié pronto de! uni tarismo al trinitarismo, aunque sin salirse dei marco del epis- ‘copalismo, Cierta vez escribi6 0 ribi6: «Ua Signo es e! mediador en eeu Objtoy su Silica. Objet el padre signo la ma significado», acerca de lo cual Fisch comenté con d Fc Fisch coments Agadern: «pote haber afaddo, desu hijo el Tepes ste ree 1982:xxii) “pesaniy sae aie adda de Feud, bosaulada hae pose por aren (980) en una conparacin cpeetica con i oo og debi alent sepin hs observa ambien Tisch 1982 8 otros investigadores a explorar en profunsdiad esta aparentecoincidencia de puntos devs Aungue los pros le es que Freud no tuviera conocimie lio 3 2 conocimiento del ¥0, Ello y Ti de Peirce, su triparticién de ia mente en Ego, Id se e go (cf. en particular Freud 1961:18:18-39) —ave constituyen tos conceptos clave de ia psicopatologia— revuerda con no table aproximacin la estructura generative que Perce os- tulé para la semistia. La nocién de Superega, por eiemic erge como la tiltima de las grandes represiones fundamen” tales a partir de las dos categorias anteriores de represion. pri- maria y secundaria. (A propésito, ud coincide con Sher- jock Holmes séloen una novela, urdida por Nicholas Meyer, 100k Seven Percent Solution, y en su version cinematografi- ge en colaboracion con Herbert Ross.) El titulo del presente ensayo. jntroductorio, como muchos lectores ya habrén ‘advertido, hace ¢cO ‘al del influyente tr- bajo de George ‘Gamow, One, Two, Three... Infinity (1947). Gamow, el famoso tedrico que fue el primero en sugerir la existencia en la informacion hereditaria de una codificacién exis ete, sentia fascinacién por los triplets, Com hace Satente en la conocida carta publicade Physical Review fi948), acerca del origen de los slemen™ quimicos, cuyos Coronas son, 2 titulo de broma, Alfa, Beta y ‘Gamow, en este orden. _ ence sostena (con razon) —al contrario de 2 OFT convencional, ¥ de como aparece: codificado en la terminolo- ia de las gramticas oocidentales— que 0 ‘nombres som sus- ie oe ar ios pronombres, yno viceversa- Algunet de las im- oe aglisticas de la triada fundamental ds Peirce re- Piigeren el ipo de atencin experta ue intenté cl fallecido quicte? tz (1976) en su analisis estructural de es clase gra- ‘matical. En su articulo, de dificil ‘accesibilidad, publicado por primera vez en jwingaro, en 1967, Lotz demostraba que entre primers onombres no-agregados en cuestiOn Drews S°G% de hecho, siete posibilidades muy diversas Iégicamente, de las aecfos sin embargo, s6lo una es viable en Ia lengua estudia- da por él, Una relacion es triangular Tres relaciones forman estructuras denominadas en : 3 3 t a Posteriormente (1978), I : 78), Ingram examiné la r ner, fie i extends Gem 7 enguas na ies) de Bees cue arcaban de 43 15 personas, sa ls forma simples s nian las agregadas. Sgn Ingram, Jo gue : a inglés de cinco person iamente atipi o> (iid. 219, Wo caal dese ‘clei, parecer, a primera _amentales de Peirce y de! inmenso eciicio construido sobre 6 Hinge aparniomente nara: A, en a moro fa Sh symar (al como shat en Bovis) sucado or uno et (Seok 1951) have uno rein aos, Hi6 el de personas gramaticales en 3 x 3, cada un de tas “tales era el nexo de las co-acviones entre un par Je interlo- Spores posible, Simpicando un poo pueden ocurrr la “formas siguientes: la primer aye el remitente per Soe ol desintaro, te egunda persona ucuye ede Beste ero exclye ol remente; la tercera persona excuy : ate; la tercera persona © pair ¢ fa persona excluye relent destintrio yn coars persona incye le ente y el destnatario, Estas formas producen nueve cate- igores de interclaciones posible: 12, 1-32 1,2 —3, 3—1,3 — 2,3 —3,3—4y 4 —3, je im gu pois haber sido meafigea de Pees su iioma rata hubiera sido jai estrambovico Gedankonexperiment ‘que crea en el principio de la relativided lingtistica, ér, denomind, en en Jo que el lingista sueco, Esaias Tepnér,denomines 880, sprakets makt dver tanken, es deci je samiento». Bal puesto, para Peirce, cada una dels tes personas mh de una de las otras jes asumia la esencia de ur sai lemma el content. LO ave cxplcaba mix ox la ito 917: «Aunque no pus uns ea autos de [so tienen sin embargo une relacon ent ya que TU e5 un ELLO en-que hay otro YO. YO se asoma ha; Gad interiog, BLO se asoma hacia el exterior, TU vincula.» (Ouro tema de interés para clings, pero ave agu men c 10 de paso, se refiere a la 80. Gecion entre el principio diddico de Takobson,o Bnarism {es lakobson y Waugh 1979:20), contra las tsis@ priori de (isos sobre la indescomponibilidad de las reacioses tide Cas saber, que la tiseecién de cualquier campo del discur- so es inevitablemente exhaustiva, ¥ product je mane inv i i ases que $© aa a in concretemos lo dicho mediante el famoso saco de judias de Peirce de 1878 (2.623): Deduccién Regla “Todas las judias de este saco son blancas. Caso Estas judias son de este saco, Resultado Estas judias son blancas. Induccion Es fas son de este saco. Caso Estas judi Resutado tas jdias son blaneas. ‘Regla Todas las judias de este saco so Abduecién Regla “Todas las judias de este saco son blancas. Resultado Estas judas son Blancas "Caso Estas judias son de este sac res figuras son irreducti- ortante repetir que estas tres fig bles Por rant, ed probedo que cada figura comprende el viacipio de Ia primera figura, mientras que Ja segunda y la reer contienen ademas otros principios» (2.807). En résu- 28 men, una abcuccién nos permite formular una prediccién ge- neral, pero sin garantia alguna de éxito en el resultado; ade- ‘ids, la abducci6n como método de pronéstico ofrece «la tinica’ esperanza posible de regular nuestro futuro eomportamiento- de manera racionab» (2.270). Obsérvese que todo Argumento, expresado, por ejemplo, como Silogismo, es en si mismo un signo, «cuyo interpretan. te representa su objeto como un signo ulterior a través de una ley, es decir, le ley de que el paso de tales premisas a tales con- clusiones tiende a la verdad» (2.263). Peirce da a todo Argu- mento el nombre de Legisigno Simbdlico. Todo Argumento est compuesto de tres proposiciones: Caso, Resultado y Re- ala, en tres permutaciones, que producen respectivamente las ties figuras expuestas en los ejemplos del saco de judias, Pero cada una de las Proposiciones es, a su vez, un signo, es decir, ‘un signo «enlazado con su objeto por una asociacién de ideas -generales» (2.262), un Simbolo Dicente que es necesariamente "un Legisigno. ___Puesto que tanto el objeto como el interpretante de cual- ‘Guier signo son forzosamente también signos, no es de sor. jnder que Peirce afirmara «que todo este universo est serm- rado de signos», y se preguntara «si no estara compuesto ‘@clusivamente de signos» (cf. Sebeok 1977, passim). Inclu. alusién de Fisch a la constelacidn triddica familiar, im. en Peirce, de padre, madre e hijo —con sutiles reso. Aoias de los versos de Milton «The Childhood shows the any/As morning shows the day», y de Wordsworth «he is father of the Man»—, ha encontrado fundamento m la ciencia de la vida, segiin la sofisticada explicacisn de Hiom de ia génesis de los signos: «Dans interaction ‘Signify bifiant’ il est clair qu’entrainé par le flux universel, le Sig- ifié émet, engendre le Signifiant en un buissonnement ra ufiant ininterrompu. Mais le Signifiant réengendre le Signi chaque fois que nous interprétons le signe. Et comme le exemple des formes biologiques, le Signifiant (le des. ant) peut redevenir le Signifie (Ie parent), il suffit pour la du laps de temps d’une génération» (1980:264; Sebeok 24), Peirce, en un pasaje muy discutido, responde a la pregun- 1a «{Qué es el hombre?» categorizandolo como un Simbolo 29 (7.583). En cuanto al Universo, lo consideraba como un Ar gumento. En una conmovedora ¥ memorable serie de confe- rencias, pronunciadas en la primavera de 1903, Peirce avan- 76 la opinion de que ja realidad de la Terceridad «es operan- te en la Naturaleza» (5.93), concluyendo lo siguiente: «El Universo como argumento es necesariamente una obra de arte maestra, un gran poema —puesto que todo buen argumento es un poema y una ‘sinfonia— como todo poema verdadero es un sdlido argumento... El efecto total esta ‘mas alla de nues- tra comprension; pero podemos apreciar, en cierta medida, ja Cualidad resultante de las partes del todo, Cualidades que son el resultado de la ‘combinacién de las ‘Cualidades elemen- tales que pertenecen & Jas premisas» (5.119). Peirce continud, en la siguiente conferencia, con una ‘aserie de afirmaciones que pareceran disparatadas», y una orgia de triparticiones adi- cionales, asombrosas por su aleance, pero reconocidas como tales por William James (1907:5) ‘adestellos de luz deslum- brante sobre un fondo de oscuridad tenebrosa». ‘Con ocasién del centenario de Poe, en el afilo 1911, Sir Ar- thur Conan Doyle presidié una cena conmemorativa celebrada en Londres. Fue él quien transmitié a Sherlock Holmes, en- tre otras facetas de las cualidades de ‘Dupin, la astuta habili- Sg gens ee clones oe Doral y deca ie ict anime ane oe Sas Sagan eon, oan =P SENS Gipone prsto) Ea os, Buireerefinendore iNteter on de Peony cen daca Mor ee eee Ses nee lnm wt ea vo, a lo outré de sus aracteistcas.»), dio que slosproble Sean a octcmnane (scr Peletambln cap ete) sDande aban de que Peirce les infndiern la ley de fa bertad, elm, en expresion ubér « la libertad, que él amd, 0 del pensamiento? the Play of Musement», e! libre jue- 30 CAPITULO I Thomas A. Sebeok y Jean Umiker-Sebeok iA CONOCE USTED MI MET 000» LUNA CONFRONTACION ENTRE CHARLES 8. PEIRCE Y SHERLOCK HOLMES! «amas pretendo adivinars Sherlock Hole o£ sino de ay) ero debemos conga a ed do, 0 de ningiin modo. wend avira Charles S. Peirce, Ms, 6922 i Peirce - Detective asesor’ sop, en el vapor Bristol de la Fall River Line, rumbo rk, donde Fos. a promunciar una conferencia el dia me. su legade a Nueva York, por la mahana, expe Beats cme gm cat steno dow te. Se visti de prisa y abandons el b GC (POF salir al aie lib el boque Ci prise y abande on las pr itary de dae a8 oWidado el abrgoy un valono Foun: que | facilita mricano para su trabajo en a Coast ome ae . rato, Piro regresé a toda prisa Ae a ante fo aa vate Gos objetos habian desapare. a alo que a t a ay a profesional desu vida» sino consegula devel isl ess mkmas condiciones pefeaaren gue lo = : Jue, despué: ea mse cans nea sin imy é cubic 31 Fuide un extremo a otro de a fila, y, del modo ms dégagé que pude, Thus un poco con cada un de ellos sobre cualquier cosa en la que Gt pudiere mostrar cierto interés, pero que a mi menos me comPro- er pfra, con la esperanza de parecer tan tonto que pudiera detectar alga sintoma en el laéron a toda la fila, me volvi y di unos Sasow aunque sin alejarme, y me dij: «No tengo ni el menor deste sage juz por el que guiarme.> A lo cual, sin embargo, mi otro yO {fuesto ave nuestras rlaciones son siempre a base de didlogos) me No tienes mas que epuntar al hombre con ei dedo. No impor fa que carezcas de motivo, tienes que decir quién te parece que es ¢] ladidn.» Di un pequefio rodeo en mi paseo, que no habia durado mas lds un minuto, y-euando me volvi hacia ellos, coda sombra de duda habia desaparecido. No habia aurocrtice. Nada de eso venia a cuen- 0, (Peirce 1929278) Lievé al sospechoso aparte, pero Peizce no logré conven cerle, ni con razonamientos ni con amenazas, ni con la pro- inesa de cincuenta délares, de que le devolviera las cosas. En- ronces «bajé corriendo al mucile y me hice Hlevar, con fa ma- yor rapidez de que fue capaz ei coche, la agencia Pinkerton». Le dirigieron a un tal sefior Bangs, jefe de la rama neoyor- nombre) me gro del barco de la Fal River, que se lama fula- reloj la cadena y un abrigo detectives, con quien tuvo la BD ehaesS Perce (De aN 3 a National Academy of Sine ‘tomada presumiblemente al poco tier aa con on de Pres como miembro de It naucion em i679) eatretiempo, El elo) es un Charles Frodsham és indviduo bar dl barco ala una del medio, » de inmediats actrees, or qu bend sven caus Md Be Si do encanto tenga en su ode paces pefio, lo hagan detener.» El seftor Bangs dijo: «;Qué le h = Bpensar que le harobado el reloj?» «Vayan, dij yo, eno tengo ningu. “fa oon pra pat fer hy compl eis Fj, como exoy seguro de que hard, el asus terinaie sey sino ty sunt termina aqui sed ar ninguna medida. Pero yo sé que ir, he dado el nimero del rel, le dejo mi tarjeta, No se ares Mada deteniéndolon. (1929:273) . sees eee tombre de Ia Pinkerton fue encarwado de caso, pero 'sele dieron instrucciones de «obrar segiin s : iro us prorias deduc- Genes», de no hacer caso de las suposciones de Pere so. quién era el culpable. Ei detective, después de investigar dos los camareros de la Fall River, se suso'a seguir a an individuo cue no era el sospechoso de Pei uso a seguir @ un in e pista result fal Cuande ei detective llegé asi a un punto muerto en su in- vestigaci6n, Peirce oa ver al sefior Bangs, quien le acon jeta postal 2 iodas las casas de empeiio de Fall y Boston, ofreciendo una recompensa por raci6n del reloj. Las postales fueron enviadas 23 de junio. Al dia siguiente, ¢ y el agente de Pinkerton recuperaron el reloj de manos: de un abogado neoyorguine, el cual les indied qué casa de empeftos habia respondido ala oferta Ge recompensa. El mis- mo propietario de la casa le «describié la persona que habia empefiaco el reloj de una manera tan grdfica que no cupo PAWNBROKERS! Please Stop if Offered, or Notify If Reosived. Plain Gold Hunting Case Lever Watch, Ne. 04565, [Chnetes Frodsham, maker. Stolen from State Room of Fall River Stenmboat * Bristol,” Saturday 18160. will be paid for ite recovery: Send information to ALLAN PINKERTON, June 28,1800, 66 Exchange Pla, Now York, Fig 4, Ejemplar no urado de una postal en que se ofrce uns recom: (Pensa por la devolucin de eloj de Peirce De los archivos el Coast ‘and Geodetic Survey en los National Archives a duda de que se trataba de mi jes decir, de Peirce] i 175). sy el detective se dirigieron entonces al alojamient choso, con la intencién de recuperar también ia ca- ‘abrigo. El detective se mostré remiso a entr sin un mandamiento, ante lo cual Peirce, disgust ia ineptitud del agente, entrd solo, asegurandole que Besaria exactamente en doce minutos con sus cosas, Des. Marra los acontecimientos que siguieron: Fostrestamos dé escalea lame ala puerta de apatamento, 1 @ bri uoa mujer de raza amarilla; dctas de els taba oo nism color de piel, sin sombrero. Entréy dij: Su muvido sex sen SingSing por haberme robado el rel, Mee entorete ce cadena ye! abrigo, que tambien me robs, estn aguly he ven a recogeros.> Ante lo cual as dos mujeres armazon un enc boro y amenazaron con ira buscar ala polica a! monente, No Meeaetdo con exctitud lo que die, sdlo sé que no peri la calna’ 1s die que cometerian un error lamando ala policia porque | $6lo serviria para empeorar la stsacién del marido, Deco el sitio exacto donde se hallaban la cadena el abr, ates de que legara la potica.. Novela en que haga del diacstar la cadena, y pasé a otro del interior. En él habia pocos muc- bes, aparte de una cama de matrimonio y un batil de madera al otro ado, de la cama. Dije: «Mi cadena est en el fondo del bat, debajo de ls ropa y voy a cogerla.» Me arrodillé y por suerte el bail no tstaba cerrado con lave. Después de echar fuera toda la ropa. di con. Ta cadena. La Sueté, et el acto, al rloj yal hacerlo me di cuenta de que la otra mujer (Ia que no levaba sombrero) habia desapareci- do. pesat del interés que habia mostrado por mi conducta. «Aho- an: dije, «a6lo me falia encontrar el abrigo»... La mujer extend Tos brazos a derecha e izquierda y dijo: «Le invito a que lo busque por todo cl piso.» Yo dije: «Muchas gracias, sefiora, porque el ex: ao sdinasio cambio en el ono respecto a cuando abri el bail me ase- ggura que el abrigo no esté aqui.» Sali, por lo tanto, del piso y en- fonees vi que en el rellano habia otra puerta ‘aunque no fo recuerdo con certeza, creo que es muy probable aue ‘etuviera convencido de que la desaparicién de In otra mujer estabe Sclacionada con mi evidente determinacién de buscar el abrigo en el iso del que acababa de salir. Lo que es seguro es que habia com: Brendido que la otra mujer no viva lejos. De modo que, para empe- pretijamé ala puerta del otro apartamento, Vinieron a abrir dos mu hchas amarilas o amarillentas. Miré por encima de sus ombros sini una salita de aspecto bastante tespetable con un bonito piano. ‘Paro encima del piano habia un paquete atado del tamafo y fa for- va justas para contener mi abrigo. Dije: «llamo porgue tlenen ue paquete que es mio; ab si, ya lo veo, me lo Teva» Ent apariin- Molas amablemente, cot el paquete, lo deshice y encontré el abrigo, Ge me puse en seguida. Boj alacalley llegué donde estaba el de Seine quince segundos antes de que pasaron los doce minutos. (4929:275-277) El dia siguiente, 25 de junio, Peirce escribié al inspector Patterson que «Los dos negros que me robaron el reloj han Eo detenidos hoy y aguardan juicio. Todo ha sido recobra- 3p il ladron es el individuo del que yo habia sospechado todo 1 tiempo en contra del parecer del detectiven.* ‘Como Peirce sefialé en una carta posterior a su amigo Y discipulo William James (1842-1910), fil6sofo y psicdlogo de Harvard, esta historia detectivesca le sirvié de ilustracién para su ateoria de por qué la gente adivina correctamente tan @ jenudon. «Este singular instinto de adivinar» (1929:281), © inclinacién a adoptar una hipétesis, que Peirce mas comuin= mente denomina abduccidn’ o retroduccidn, la describe como «una ensalada singular... cuyos ingredientes principa~ 36 _lacién de una hipétesis, si Jes son la falta de fund: lamento, la i y la fiabilic (Ms. 692) En cuanto a su ubicudad, Pens ooo nga mance en gue puedo deserbrlo gue eo. sec fess 1 fre, 10, sino sélo una imagen, que hago inte i G@ pre por medio de ua drain de her, Ea delantiog gab; mientras quelo que veo es conte, Relz na thd Sn a or Spc ut ce ogi Lasoo es Contlmadas yen orlando. Nove pede alin os oy cvanc ne conciniento mis al de de a mead aunque sea Au mdue todo nuevo conocimiento dependa de la formu: in embargo «parece; al priicipi bi nga egunarse ava fundamena, puesto que Teal se limita a inferir e “i un puede 504 Beguesee nse weno sea) Sin embargo, Gite ata 5 firmativo, y lnhistesneulacoresponcer a tn hecho eal seyrendente de todas las maravilas del umiverso oa. eee de abduccién con «los musicales y aero le las aves, es deci ea nosoos y en clases ia expresisn asec, odie purameat instintivos» (929242) Pe c cin se basa en la confianza de. delque'razona y la naturaleza existe una que afi- acts eases teniatins, de adivinar no — yanas, le que todo intent somparacion con la observacién» 2), — € aS que nos gustaria tener una explicaciér 7 5 i6n de ellas es una mera suposicié; st ae Seocroaoc areca Se Sam casas ann lo por la espalda. El jefe de la policia | podria abr “ Poner el dedo sobre un nombre. cualqui Ey de existi, lo 37 ¥ conjeturar que es el del asesina. ;Qué valor tendria una conjetura wists comparado con la multitud de posibls eyes de atraccién que Satrfan haber justficado [ale del movimiento planetaro de Kep oe ll» que, previamente ala verificaciin mediante constatacio Pe de perturbactones, et, as hubera explicado perfecamente. New- Tor, me dirs, supuso que Ia ley tenia que ser simple. Pero, zaueé era. ‘Go'sino amontonar un intento de adivinar sobre otro? Sin duda, en ser atvatera hay muchos mas fenémenos compejos que simples. No nay justificacidn para fo que no sea poner [uns abduecién] como interrogacion. (Ms. 692) La abduccin, es decir, la retrodueci6n («un nombre de- safortunado», confes6 el propio Peirce), es, segiin una de las formulaciones posteriores de Peirce, que aparentemente debe mucho al filésofo inglés George Berkeley (1685-1753), un me- Gio de comunicacién entre el hombre y su Creador, un «pri Vilegio divino» que debe ser cultivado (Bisele 1976, vol. TI: 306). Para Peirce, «segtin la doctrina de las probabilidades, seria précticamente imposible a cualquier ser viviente adivi- nar por pura casualidad la causa de un fenémeno», por lo que se aventura a decir que «no cabe duda razonable de que ja mente del hombre, por haberse desarrollado bajo la infiuen: ia de las leyes de la naturaleza, piensa en cierto modo segin pautas de la naturaleza» (Peirce 1929:269). «Es evidente», es- Cribe, «que si el hombre no poseyera una luz interior que ten- Giera a hacer que sus conjeturas fueran... mucho mas a me- nudo ciertas de lo que serfan por pura casualidad, la raza hu- Tana se hubjera extinguido hace tiempo, por su total jneapacidad en la lucha por la existenci...» (Ms. 692). fp adicion al principio de que la meate humana tiene, como resultado de uu proceso evolutivo natural, una predis- posision a conjeturar correctamente acerca del mundo, Peit- ce propone un segundo principio conjetural con el fin de ex- plicar parcialmente el fenémeno de la adivinacién, a saber, que «a menudo extraemos de una. observacién.s6lidos indi- cios de la.verdad, sin poder especificar.cudles circunstancias, de entre las observadas contenian tales indicios» (1929:282). Volviendo a Ia historia del reloj robado, Peirce no fue capaz de determinar a nivel consciente cual de los camareros del bar- co de la Fall River era el culpable. Al mantenerse «en un es- 38 tado tan pasivo y Teceptivo» (1929: y ivo» 281) como le fus Se omen Pez co oie a fe a, acer lo que Pea una conjetura a ciegas advir- > realidad, el ladrén habia dado un indicio invoh p cepcientes, ‘segtin sus palabras, habiendo realizado «una discriminacién por debajo de la supe e de la conciencia, 80). Los proce- a Hes au lone a mouciones acerca del mundo de- _ uzean proposiciones universales. Basandose en el trabajo 6 locido psicc es (1863-1944), alumno suyo en. ngucil épo- ee “Gia eta SostuVvo que estos juicios Derceptivos ci ede modo mas justo, no controlable y por lo tanto no nan lente consciente» (5.181).® ‘Los diferentes clementos de ee describe la formacién de una hipotesi: ® de insigh®, la «sugerenciaabductivay viene a nose emo un destellon (5.181). La sola diferencia entre un juici- @Peteeptivo y una inferencia abductiva es que el primero, rio de la segunda, no estd sujeto a andlisis Iogico, inferencia abductiva sec ambi gradvalmente en julio pereepiivo ide haya una clara linea de demarcacién entre arnbos 0, en otras ings insight ca eee por lo que sel origina, con freeuenc Alude al ipo de ere

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