Sahagun en El Espejo
Sahagun en El Espejo
Sahagun en El Espejo
TESIS
MAESTRO EN HISTORIA
Presenta:
LOS NTIMOS.
OTRA MANERA?
Niklas Luhmann
I. INTRODUCCIN. 5
DE SAHAGN.
IV. ANTECEDENTES. 73
a) Tzitzimime y brujas.
b) Tezcatlipoca y Cihuacatl.
c) Diablo nobiliario.
d) Incubus y sucubus.
f) Iglesia satnica.
g) Imaginario demonaco.
h) Posesin demonaca.
X. BIBLIOGRAFA. 230
El presente trabajo intenta contar parte de una historia conocida en sus rasgos
generales. En una dimensin amplia se trata del papel desempeado por los
misioneros europeos del siglo XVI que llevaron a cabo lo que Robert Ricard
inters del presente trabajo y que, desde esa perspectiva, sepa perdonar las
numerosas omisiones. 3
1
Robert Ricard, La conquista espiritual de Mxico. Mxico, Fondo de Cultura Econmica (FCE), 2001.
2
Serge Gruzinski, La colonizacin de lo imaginario en el Mxico espaol. Mxico, FCE, 1991.
3
Aunque en las presentes lneas la evangelizacin constituye el tema principal, no se trata de un texto
sobre la Iglesia cristiana. Es ms bien un intento por estudiar a la accin evangelizadora en su difcil
instalacin en tierras americanas durante la centuria en que se inici la dominacin occidental en el
Nuevo Mundo.
4
Para alguien que se dedique al estudio de los textos, esta nocin de delimitacin inicial es lo que Louis
Althusser llam la problemtica, una unidad determinada y especfica de un texto o de un grupo de
textos que ha surgido a travs del anlisis. Louis Althusser, La revolucin terica de Marx. Mxico, Siglo
XXI, 1969.
5
Para este trabajo hemos utilizado la edicin de la Historia general de las cosas de la Nueva Espaa
preparada por el padre ngel Mara Garibay (Mxico, Porra, 2000), pero debido a que existen varias
ediciones de la obra de fray Bernardino de Sahagn slo se citar Fray Bernardino de Sahagn, Historia
general, el libro a que se haga referencia y el captulo o la parte que se desee destacar. Ejemplo: Fray
Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Cap. II Lib. I, Confutacin.
se escribe desde el presente: son las necesidades de este tiempo las que
que se le da.
investigacin histrica descansa en ella. sta es una verdad sabida por siglos.
Verdad sabida, es cierto; pero como todas las verdades viejas, a veces tan
bruto que debe estimarse tanto en los contextos ms inmediatos como en los
Para ver las diferentes ediciones de la Historia general, as como para apreciar las dificultades para su
conocimiento, ver a Ma. Jos Garca Quintana, Historia de una Historia, en Estudios de Cultura
Nhuatl. Mxico, UNAM, 1999, Vol. 29, pgs. 163-187.
sentidos otros usos y otros sentidos en otra sociedad diferente a la que le dio
origen-, el texto recin reledo, deben pasar todos por la interpretacin que es,
cada nuevo uso del texto tendr que adecuarse por medio de especficas
sino sujetas tanto a reglas del buen oficio como a las virtudes - y los frenos- de
Marco Terico). En este momento hablar sobre el objeto que gui este texto.
ste se basa, principalmente, en identificar los modelos con los cuales los
librescas (Decamos que eso se pareca a las cosas encantadas que relata el
libro de Amads, escribe Bernal Daz del Castillo 40 aos despus de descubrir
un continente.
de toda soberana sobre las tierras del Nuevo Mundo. sta lleva a una serie de
Claro que no hay una nica visin sobre esto. Las instancias de la
captura del otro van desde la creencia en una transparencia cultural que
poca es sorprendente, pero tambin amenazadora. Slo hay que recordar, por
desembocar en el deseo de posesin. Los indios pierden con ellos sus tierras y
desarraigados, que a veces pasaron por Italia o por la lucha contra el Islam, se
6
Habra que precisar que no slo se trata de mostrar al otro completamente nuevo, sino a un otro que
comparta caractersticas con gentiles anteriores (a veces imaginarios), para el caso de Mxico, a los
mexicas (griegos y romanos, por recurrir a las comparaciones que hace fray Bernardino). Para efectos de
claridad, dir que slo existen dos tipos de sujetos para la Iglesia Catlica y sus agentes: los que practican
la fe catlica tal y como lo dicta el magisterio y las autoridades eclesisticas y quienes no. Dentro del
segundo grupo para la poca que aqu interesa entran una gran variedad de sujetos: judos, musulmanes,
herejes, brujas, protestantes, indios, etctera. Estos sectores representan lo otro para los misioneros del
siglo XVI. Todos comparten rasgos, y slo en el caso de los indios mesoamericanos se le presenta a la
mirada y al entendimiento europeo realidades inauditas, impensables e impensadas. Ante esta nueva
realidad pareciera lgico para mentes del siglo XX XXI que fuera necesario crear nuevas herramientas
para el conocimiento del otro radical (para muchos acadmicos es precisamente esto lo que logr nuestro
fraile con su Historia general). Tambin sera claro que las referencias ordinarias no bastaran para
transmitir, pues las cosas vistas desbordan los lmites de lo creble, tal como las fijaron las lecturas
acumuladas. Sin embargo, para los viajeros y los conquistadores que escriben (o que hablan), no es fcil
hacer creble un mundo ms fabuloso que las fbulas. En efecto, cmo comunicar esa admiracin
constituye la experiencia emocional decisiva en presencia de la diferencia absoluta? Sin embargo, dejar
de recurrir a una tradicin que se forj por siglos y que explica absolutamente todo es imposible. Saber
cmo Sahagn tuvo que ocupar su herencia cultural, histrica, mental, religiosa y escrituraria es parte de
nuestro trabajo.
7
Aqu sigo a Stephen Greenblat (Merveilleuses posesiones), uno de los padres fundadores del New
Historicism, la corriente crtica que hizo decaer el dominio durante mucho tiempo exclusivo, y hasta
tirnico, de los enfoques formalistas y estructuralistas. Cfr. Roger Chartier, El juego de las reglas:
Lecturas. Mxico, FCE. 2000, pgs. 201-204.
Michel Foucault, Michel de Certeau y muchos otros, sobre los problemas de los
donde es producido.
(con sus circunstancias vitales que le enredan y confunden); por tanto, este
10
necesario tomar en cuenta dos puntos importantes. Por un lado, habra que
igual forma, habra que analizar los objetivos que persiguen los distintos
autores que han utilizado la obra del franciscano como fuente indiscutible para
autor del texto adopta con respecto al material indio sobre el que escribe. En
estratgica, 8 que es una forma de analizar la relacin entre los textos y el modo
en que los grupos, los tipos e incluso los gneros de los textos adquirieron
han dado al material presentado por nuestro fraile menor para ser considerado
8
Creemos necesario precisar que para lograr establecer los elementos metodolgicos para realizar el
presente trabajo fue de gran ayuda el texto de Edward Said, Orientalismo (Madrid, Editorial Debate,
2002). Aunque la temtica aparenta ser muy distante a la que pretendemos desarrollar, se pueden
establecer grandes paralelismos tomando en consideracin los distintos contextos. El autor palestino
decide analizar parte del discurso que han realizado europeos u occidentalizados sobre el mundo
oriental y sus habitantes durante los siglos XIX y XX. Tambin debo mencionar que nos pareci til
emplear la nocin de discurso que Michel Foucault describi en Vigilar y Castigar (Michel Foucault,
Vigilar y Castigar. Madrid, Siglo XXI, 2000). Pensamos que si no se examina a Amrica o sus habitantes,
en especial en la poca que nos interesa, como el producto de un discurso, posiblemente no se comprenda
el proceso escriturario a travs del cual la cultura europea ha sido capaz de describir, inventar,
manipular e incluso dirigir Amrica desde un punto de vista poltico, sociolgico, militar, cientfico e
imaginario a partir de la Conquista.
9
Dado que este segundo aspecto sobrepasa el marco de inters del presente trabajo, slo desarrollaremos
el primer tema.
11
Siguiendo esta idea de que toda creacin intelectual debe ser apreciada
que de forma directa se aprecia como una produccin discursiva del serfico
10
Sin duda puede parecer polmico que se presente aqu a fray Bernardino como un hombre medieval, en
especial cuando se le ha calificado como un exponente de lo mejor del renacimiento espaol. Por
ejemplo, para Len-Portilla su presencia y su trabajo en tierras mesoamericanas son perenne testimonio
de lo mejor del humanismo espaol renacentista (Miguel Len-Portilla, Bernardino de Sahagn,
Historia-16, Madrid, 1987, pgs. 148 y 151). Por su parte, Nicolau dOlwer opina que Sahagn est
exento de todo prejuicio de raza, de patria o de cultura, para quien slo cuentan Dios y la verdad (Luis
Nicolau dOlwer, Historiadores de Amrica. Fray Bernardino de Sahagn, Mxico, 1952, pg. 49).
Sin embargo, lo que aqu se afirma, siguiendo a autores como el mismo Miguel Len-Portilla, Alfredo
Lpez Austin y Josefina Garca Quintana, entre otros muchos, es que Sahagn es heredero de dos
tradiciones: la medieval y la renacentista. La diferencia radica en que en este texto se propone que es su
herencia medieval la que determina la produccin de la Historia general de las cosas de la Nueva
Espaa. Tal interpretacin radica, como se ver despus, en que no consideramos que exista un corte tan
radical como para separar como dos pocas distintas a la Edad Media y el Renacimiento, sobre todo a
partir de lo que se conoce como Baja Edad Media (siglos XI- XIV), as como de la produccin discursiva
dedicada a describir al otro. Creo que existe una continuidad de la accin cristiana occidental medieval
con la labor de nuestro fraile.
12
que dio el fraile a las palabras de un texto, impide que pueda sospecharse una
autctonos. 12
11
Georges Baudot, Diablos, demonios y sortilegos en el proceso discursivo de la evangelizacin de
Mxico, en Mxico y los albores del discurso colonial. Mxico, Editorial Patria-Nueva Imagen, 1996.
Por su parte, Miguel Len-Portilla, en Filosofa nhuatl estudiada en sus fuentes. Mxico, UNAM, 1974,
ha hecho una defensa del mtodo que sigui Sahagn, el cual, segn el nahuatlato, impide cualquier
posibilidad de que el franciscano haya fracasado en su intento de recoger y presentar con veracidad el
bagaje cultural de los indios. En su anlisis se detiene en los siguientes puntos: el que los informantes de
Sahagn s conocan las tradiciones autctonas precristianas y que el modo de actuar del religioso
(preguntar lo mismo a varios informantes de antiguos centros culturales, apoyarse en los colegiales
indgenas de Tlatelolco y cotejar los datos obtenidos) garantiza que el franciscano registr con
autenticidad y veracidad lo respondido por los indgenas. El presente trabajo intenta reflexionar sobre
stos y otros factores que intervinieron en la creacin del conocimiento que presenta Sahagn con
respecto a la cosmovisin de los antiguos mexicanos.
12
Ms adelante presentar la identificacin de algunos elementos occidentales en testimonios
indgenas; sin embargo, considero necesario un trabajo ms exhaustivo en el reconocimiento de voces
occidentales en fuentes presuntamente autctonas, en especial en las crnicas y dems textos de los siglos
XVI-XVII.
13
elementos que utiliz el logos occidental cristiano (al que perteneca Sahagn)
mentalidad para la cual Dios mueve todos los hilos del devenir humano.
13
Algunos de los trabajos ms importantes que dan valiosa informacin sobre la vida del fraile son:
Miguel Len- Portilla, Fray Bernardino de Sahagn. UNAM, Mxico, 1999. Joaqun Garca Icazbalceta,
Bibliografa Mexicana del siglo XVI, nueva edicin por Agustn Millares Carlo. Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1954. Alfredo Chavero, Apuntes sobre bibliografa mexicana, Sahagn, Boletn de
la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica. Mxico, 1882. Luis Nicolau dOlwer, Fray Bernardino
de Sahagn. Instituto Panamericano de Geografa e Historia. Mxico, 1952 (Historiadores de Amrica.
IX).
14
Es frecuente que estudiosos se dediquen a buscar antecedentes individuales que pudieron haber
influido en la planeacin y redaccin de la obra de Sahagn. Por ejemplo, Donald Robertson ha hecho un
anlisis comparado entre el esquema de los doce libros de la Historia general de las cosas de la Nueva
Espaa y el que Bartolom Anglico, franciscano ingls del siglo XIII formado en la tradicin de San
Isidoro, muestra en su obra De propietatibus rerum (Donald Robertson, Mexican Manuscript Paining in
the Early Colonial Period. New Haven, Yale University Press, 1959, pgs. 167-178). Por su parte, Pablo
Escalante ha mostrado la correspondencia entre el Libro XI de la Historia general con los grabados del
Hortus sanitatis, de 1536 (Pablo Escalante, Los animales del Cdice Florentino en el espejo de la
tradicin occidental, en Arqueologa Mexicana, Vol. 6, Num. 36, marzo-abril, 1999). En nuestro caso
hemos realizado una identificacin no de autores particulares que podran haber servido al franciscano
como antecedentes o directamente como modelos, sino proponer una explicacin del actuar del
franciscano como consecuencia, o producto, de un accionar histrico-escriturario del cristianismo cuando
se daba a la tarea de describir a los otros y combatir su alteridad.
14
que sea nuestro propsito desmeritar otras lecturas sobre el accionar del hijo
de san Francisco.
que a lo largo de estas pginas se har mencin de lo que creo son los
15
Recordemos los numerosos esfuerzos que se han dedicado, por llamarle de algn modo, a la historia de
la elaboracin de la Historia general, interesados en desatacar las etapas de su elaboracin. Entre algunos
de los ms destacados podemos mencionar, adems de varios trabajos de Miguel Len-Portilla que se
citarn despus, los siguientes: Jess Bustamante Garca, Fray Bernardino de Sahagn. Una revisin
crtica de los manuscritos y de su proceso de composicin. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones
Bibliogrficas, 1990; Historia general de las cosas de la Nueva Espaa por fray Bernardino de Sahagn.
Cdices matrisenses que se conservan en las Bibliotecas del Palacio Real y de la Real Academia de la
HIstoria, 3 vol., Francisco del Paso y Troncoso (editor). Madrid, Hauser y Menet, 1905-1907. Wigberto
Jimnez Moreno, Fray Bernardino de Sahagn, en Sahagn, Historia general de las cosas de la Nueva
Espaa, 5 vol. Mxico, Editorial Pedro Robredo, 1938, I, XIII-LXXXI. John B. Glass, Sahagn:
Reorganization of the Manuscrito de Tlatelolco, Contributions to the Etnohistory of Mexico, number 7,
Lincon Center, Massachusetss, Conemex Asociates, 1978, 34.
16
Walter Benjamn, Charles Baudelaire: A lyric poet in the era of high capitalism, trad. al ingls de
Harry Zohn, New left books, 1973, Londres, pg. 71.
15
primer lugar, tiene sus races en la actividad griega de describir a los otros. El
y tal vez ms- en representar al mundo como debera ser, en producir una
antecedente directo del actuar del fraile menor es san Agustn, quien
Libro XI, 18 donde el fraile registra el mundo animal y natural en forma de una
16
que la historiografa le ha prestado poca atencin, pero que podra dar luz
Pero miedo a qu, se preguntar el lector. Para una mente como la del
19
De destacar resulta el trabajo emprendido por Jean Delumeau, El miedo en Occidente. Madrid, Taurus,
1989, donde expone a la civilizacin occidental del siglo XIV al XVIII en un permanente dilogo con el
miedo por las pestes, las guerras, las disputas religiosas y la inseguridad permanente, as como la
instrumentalizacin del temor por parte de la Iglesia. En otro sentido, tambin es interesante el trabajo de
Agnes Heller, Teora de los sentimientos, Mxico, Ediciones Fontamara y Ediciones Coyoacn, 1999.
20
Citado en Jean Delumeau, op. cit., pg. 11.
21
Es necesario precisar que no se trata aqu de decir que el fraile temi al indio y/o a su cultura. No, como
es bien sabido el fraile incluso lleg a estimar como superiores ciertas caractersticas culturales
mesoamericanas de las europeas. Lo que se asienta es que Sahagn temi, como cualquier miembro de la
sociedad a la que perteneca, al demonio, y que este temor lo motiv a emprender un esfuerzo que
posibilitara la erradicacin de la principal manifestacin demonaca en Amrica: la idolatra.
17
los intentos sistemticos occidentales por encontrar una nueva ruta hacia la
con ello propagar la fe en Cristo a todas las partes del orbe. En palabras de
nuestro fraile, Dios haba tenido oculta esta media parte del mundo y por su
no con propsito que fuesen destruidos y tiranizados sus naturales, sino con
22
Aunque recientemente un grupo de intelectuales espaoles, destacando Maravall, trata de introducir en
su representacin historiogrfica de la conquista de Amrica que los espaoles significaban la flor de la
modernidad, es necesario destacar que dicha concepcin no es exclusiva de europeos y que parte de los
exponentes de la historiografa latinoamericana tambin comparten esta idea sin llevar acabo un anlisis
detallado. Con relacin a la visin de Maravall sobre el espaol del siglo XVI, podemos decir que lo
considera, ni ms ni menos, como un hombre nuevo, distante del que lo precedi. Cito: la imagen del
hombre de la modernidad (...) est presente, con toda pureza de lneas, en el Renacimiento espaol,
insinuada incluso desde la temprana fecha en que las primeras corrientes prendan en nuestra cultura
cortesana de mediados del siglo XV. En las ltimas dcadas de ste y primeras del siguiente, se sita un
cambio importante en nuestra sociedad y se difunde la conciencia de unos hombres nuevos, unos
hombres a los que siente la necesidad de llamar de manera que se les distinga de los anteriores. Y a este
objetivo, el castellano, como las dems lenguas vernculas, ha dado entrada en su lxico a una voz nueva:
modernos. Jos Antonio Maravall, Antiguos y modernos, Madrid, Alianza Editorial, 1998, ver en
especial la Introduccin.
23
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro XII, Prlogo.
18
para que stos alcancen la reconciliacin divina. Una mudanza de las formas
de vida que implicaba para los misioneros que los indios alcanzaran la
conversin religiosa y con ello todos los beneficios celestiales, pero para los
mtodo de una ciencia moderna de una forma tan anticipada sean meritos poco
importantes, pero fue realmente lo que logr (o intent) nuestro fraile? Creer
que un autor de un siglo tan distante y sobre todo tan ajeno para nosotros,
como lo es el XVI, se haya preocupado por rescatar como fueron a los indios
24
Considero que las personas que participaron en la conquista espiritual s fueron conscientes de que
sus acciones provocaran un efecto: la destruccin de la cosmovisin india. Sahagn dice: Necesario fue
destruir todas las cosas idoltricas, y todos los edificios idoltricos, y aun las costumbres de la repblica
que estaban mezcladas con ritos de idolatra y acompaadas con ceremonias idoltricas, lo cual haba casi
en todas las costumbres que tena la repblica con que se regan, y por esta causa fue necesario
desbaratarlo todo y ponerles en otra manera de polica, que no tuviese ningn resabio de idolatra. (fray
Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. X, Relacin del autor digna de ser notada). De qu otra
manera puede entenderse la accin evangelizadora. La destruccin de la identidad, parcial al menos, de
los habitantes de Amrica no fue producto de la casualidad, de errores o ignorancias, sino el resultado
previsible e ineluctable de la conformacin del ser occidental con las nuevas tierras. Caso representativo
de esto es la actitud de Corts hacia los frailes, a quienes les pidi detener la destruccin y conservar
algunos templos para memoria (Informacin contra Corts Documentos inditos, Torres de
Mendoza, tomo XXVI, pg. 355), pero los frailes entendieron que aquella memoria de los indios sera
muy peligrosa.
25
Un problema central debe consistir en saber de qu manera pudieron entender y comprender los
religiosos de esta centuria en Nueva Espaa tal cosa, o mejor an, invirtiendo la frase, es necesario saber
cmo los mismos hombres no pudieron, de manera segura, entenderlo ni comprenderlo.
19
entrevistarnos con l (Sahagn) nos dira, como nos lo sigue diciendo hoy en
Desde el siglo XIX, en que vuelven a tener difusin los cronistas, hasta
nuestros das, las crnicas de los siglos XVI y XVII han sido ledas como textos
este gnero, 27 pero, al igual que las crnicas, ha sido y es utilizada por
general para saber cmo eran y qu pensaban los antiguos mexicanos. Pero el
creer que un escritor del siglo XVI est preocupado, antes que nada, por contar
de contener una fecha irrenunciable: la que le viene impuesta por el tiempo que
historiografa franciscana del siglo XVI fue describir la labor apostlica realizada
a establecer la fe en Cristo.
26
Arthur Anderson, Las obras evanglicas de Sahagn, en Estudios de Cultura Nhuatl. Mxico,
UNAM, 1999, vol 29, pgs. 143-162.
27
Es necesario aclarar que esta afirmacin no pretende negar que Sahagn no desarrollara este tipo de
escritura en la Historia general. Muestra de ello es el Libro XII, o doceno como le llamaba Sahagn, pero
este apartado no corresponde del todo al resto de la obra. A decir de Garibay (este libro) se halla
despegado de la obra en general (...), se halla desconectado de los dems (Cfr. Introduccin al Libro XII
de la Historia general).
20
su contexto de produccin, pues ser ste el que nos d la clave para lograr
una mejor comprensin de qu fue lo que algn autor (o sociedad) quiso decir
28
Si bien es cierto que la prctica historiana ha pregonado de manera frecuente el regreso a las fuentes
hace ms de un siglo, tambin lo es que en algunas ocasiones no se ha logrado identificar la lgica que las
organiza, en especial en el siglo XVI. A pesar de que gran parte de las producciones escritas de ese siglo
se basan en fuentes primarias y testimonios fidedignos-informaciones dadas a conocer por indios-,
esto no significa que stas necesariamente se organicen con una lgica autctona o que la reflejen
fielmente. La idea de que partimos en este trabajo se basa en que las fuentes escritas en el primer siglo de
ocupacin espaola, en este caso la Historia general de las cosas de la Nueva Espaa, se fundan en la
lgica de la produccin occidental que se expresa en un largo proceso de escritura cristiano-medieval.
Situacin esta ltima que lleva a la escritura conquistadora a utilizar al Nuevo Mundo como una pgina
en blanco donde escribir el querer occidental. Las cursivas son mas. (Michel de Certeau, La escritura
de la historia. Mxico, UIA, 1993, Prlogo a la segunda edicin, pgs. 11-13).
29
Desafortunadamente, muchas veces se ha acondicionado lo que alguien dijo o hizo para utilizarlo en
beneficio propio, de algn grupo, ideologa, etctera. Pareciera que lo importante es que tal cosa haya
sido dicha o escrita para poder utilizarla en cualquier otro tiempo del que produjo la frase. Se sigue un
patrn tomista: lo que importa es que tal o cual cosa haya sido dicho o escrita, destemporalizando al
producto e individuo (grupo humano) que lo produjo. Trataremos de combatir este vicio al concebir
que el suceso histrico debe interpretarse en el marco de las circunstancias en que ocurri. De este modo
entenderemos que el acto de recoger informacin y preservarla llevado a cabo por fray Bernardino de
Sahagn responde a la necesidad de darla a conocer, pero no a individuos de siglos tan lejanos para el
franciscano como el XIX el XX, sino a los agentes que tenan que hacer la conversin religiosa (destruir
la identidad) de los indios una realidad: predicadores y confesores. Nos queda claro que el franciscano no
pretenda ser testimonio para ningn investigador, llmese historiador, antroplogo o etngrafo, slo
reconstruir un mundo que para los espaoles se estaba perdiendo visualmente (el prehispnico), pero que
entre los indgenas segua vivo; no deseaba rescatarlo del terrible olvido, sino intentar utilizar un arma:
el conocimiento del otro, necesaria en el combate contra todo lo que obstaculizaba imponer la fe catlica.
Sahagn es un miles christi que busc derrotar al enemigo del gnero humano (Satans) por medio del
conocimiento de las prcticas idoltricas que los indios le ofrecan, para identificarlas y destruirlas en el
confesionario y con la predicacin.
21
perspectiva distinta.
incluso eurocentristas. Para ellos, baste recordar lo que dej dicho Tucdides
22
texto. Tambin incorporar una pequea seccin de otra forma con la que
historia de Mxico distintos grupos han usado la figura del indio precolombino
ms representativos.
30
Claro que no se pretende agotar en esta parte de la tesis los distintos usos a los que ha sido sometido los
textos sahaguntinos, y ms especficamente la Historia general, tema que sin duda merecera la atencin
de otro trabajo.
31
Las diferentes ediciones de la obra y sus respectivos estudios introductorios, entre los que destacan el
de Wigberto Jimnez Moreno, en 1938, el del padre ngel Mara Garibay, en 1957, y recientemente el
trabajo conjunto de Alfredo Lpez Austin y Josefina Garca Quintana, dan cuenta de ello. Y lo es porque
el fraile presenta en su obra una informacin global (que ostenta como verdad) de la vida precristiana
desarrollada por los indios: los dioses que adoraban, el calendario, las fiestas y ceremonias, la astrologa,
los ageros y pronsticos, la retrica y filosofa moral, la historia poltica (reyes y seores), la estructura
social, poltica y religiosa, las enfermedades y sus medicinas, etctera.
23
ochenta del siglo XVIII la Historia antigua de Mxico, obra que se propuso
novohispano. 33
de sus obras hablan casi por s mismos: entre 1821 y 1822 public una Galera
32
Antes de los criollos, a principios del siglo XVII, varios indgenas o mestizos como don Fernando
Alvarado Tezozmoc, Chimalpain e Ixtlilxchitl, descendientes de la antigua nobleza indgena,
escribieron en idioma nhuatl o en castellano sus propias historias.
33
Francisco Xavier Clavijero, Historia antigua de Mxico. Mxico, Editorial Porra (Sepan Cuantos 29),
1982, pg. XVIII.
24
nacin espaola y liga europea; con el mismo afn patritico, en 1829, narr la
Memoria sobre la guerra del Mixtn (1826); una historia de Tezcoco (1826); la
edicin (muy poco seria, con omisiones y agregados, basada en la copia del
general de las cosas de la Nueva Espaa (1829). Antes de editar esta obra
34
El mismo sentido tuvo el suplemento que public en ese tiempo, titulado originalmente De la venida
de los espaoles y principio de la ley evanglica pero rebautizado por l: Horribles crueldades de los
conquistadores de Mxico y de los indios que los auxiliaron para subyugarlo a la Corona de Castilla o sea
Memoria escrita por D. Fernando de Alva Ixtlilxchitl. Bustamante edit tambin, entre otras obras, las
de los jesuitas Francisco Xavier Alegre y Andrs Cavo (que complet por su cuenta, incluyendo el fin del
Virreinato y la insurgencia). Cfr. Edmundo OGorman, Gua bibliogrfica de Carlos Mara de
Bustamante. Mxico, Centro de Estudios de Historia de Mxico, 1967.
Antes de Bustamante, en 1824, se publicaron algunos captulos (por Diego Panes) en la revista de un
grupo de exiliados espaoles Ocios de espaoles en Londres, que formaron la base de la edicin de Lord
Kingsborough de Antiquities of Mexico (1829). Pero sin duda ser la edicin de Bustamante con la que
25
obra (lo cual se corresponde con esa obsesin por la libertad poltica de
necesidad de identificarse con ellas pues era la suya una nueva identidad.
entra definitivamente en el marco de la historiografa mexicana como una obra clave para el estudio de la
poca prehispnica.
Sobre las ediciones de Bustamante vase Joaqun Garca Icazbalceta, Biografas. Estudios, introd. De
Manuel Guillermo Martnez, Porra, Mxico, 1998.
35
La idea original para escribir el Mxico a travs de los siglos (Mxico a travs de los siglos, 5 v.,
director general Vicente Riva Palacio. Mxico, Editorial Cumbre, 1956) parti del entonces presidente de
la Repblica, general Manuel Gonzlez, quien en 1881 encarg al general Riva Palacio que escribiera una
Historia de la Guerra contra la Intervencin y el Imperio. Se decidi que se escribiera la historia
general y completa de Mxico, la cual se dividira en cinco etapas y sendos tomos en tamao de folio
completo. El primero abarcara la poca prehispnica y se le encarg a Alfredo Chavero; el segundo lo
escribira el general Riva Palacio y comprendera el Virreinato; el tercero, dedicado enteramente a la
guerra de independencia, fue encargado a Julio Zrate; el cuarto versara sobre el primer medio siglo de
independencia y fue comenzado por Juan de Dios Arias, pero cuando falleci, dejando trunca la obra,
qued en manos del espaol Enrique de Olavaria y Ferrari; en el quinto y ltimo tomo se hara la crnica
de las guerras de Reforma y de Intervencin, y se le encomend a Jos Mara Vigil. Cfr. Jos Ortiz
Monasterio, Patria, tu ronca voz me repeta... Vicente Riva Palacio y Guerrero. Mxico, UNAM-
Instituto de Investigaciones Doctor Jos Mara Luis Mora, 1999.
26
nacional. 36
independencia (1810-1821). 37
36
Edmundo OGorman, La historiografa, en Mxico. Cincuenta aos de revolucin. IV. La cultura.
Mxico, FCE, 1960.
37
Con respecto al papel que jug el Museo Nacional en el proyecto de la formacin de la identidad
nacional durante el Porfiriato es de destacar el trabajo de Luis Gerardo Morales, Orgenes de la
museologa mexicana. Fuentes para el estudio histrico del Museo Nacional 1870-1910. Mxico,
Universidad Iberoamericana (UIA), 1994.
38
El siglo XX se limit, en buena parte, ms que a intentar nuevas imgenes del Mxico Antiguo, a
estudiar sus fuentes: los cdices prehispnicos, los textos indgenas transcritos con el alfabeto castellano y
los cada vez ms numerosos hallazgos arqueolgicos. Fillogos y etnlogos como Paso y Troncoso,
Eduard Seler, Pablo Gonzlez Casanova y Walter Lehmann; arquelogos como Manuel Gamio, George
Vaillant y Alfonso Caso, han sido eminentes en sus respectivos campos. La literatura prehispnica ha sido
estudiada por el ngel Mara Garibay y abri el camino para investigaciones incontables. Justino
Fernndez estudi el simbolismo incorporado a la piedra en la colosal Coatlicue, expresin plstica de la
concepcin mstico-guerrera de los aztecas. Jacques Soustelle reconstruy la vida cotidiana de los aztecas.
Finalmente, Laurette Sjourn y Miguel Len-Portilla han estudiado desde puntos de vista distintos
algunas ideas religiosas relacionadas con la figura de Quetzalcatl y lo que describen como pensamiento
filosfico del Mxico Antiguo.
27
los siglos XVI y XVII. Aqu resulta interesante lo afirmado por Jess
que:
en la base de esa postura hay ciertos intereses nacionalistas nada nuevos (...)
prehispnico.
39
Jess Bustamante Garca, op. cit, pg. 237. Por su parte, Len-Portilla considera errado el juicio de
Bustamante Garca y piensa que slo basta observar lo dicho por el fraile menor para mostrar que lo
escrito en nhuatl fue lenguaje y obra de los indgenas (Cfr. Miguel Len-Portilla, De la oralidad y los
cdices a la Historia General, en Estudios de Cultura Nhuatl. Mxico, UNAM, Vol. 29, 1999, pgs. 112-
113).
28
29
indios actuales que de los prehispnicos. Es una obviedad. A los vivos se les
dichas por un indgena otom o quich, por ms que esas palabras hayan sido
pronunciadas en un Sanborns?
30
producir versiones cannicas. Esto quiz tenga relacin con el privilegio mismo
gneros narrativos.
40
Por el contrario, la actividad etnogrfica, que trabaja esencialmente con materiales orales, dificulta la
estabilidad y la autoridad.
31
como parte de sta, a las formas ideolgicas de legitimacin del Estado. Pero
debemos reconocer que las implicaciones que ha tenido esta condicin para la
ambas tambin existe cierta relacin). En todo caso, esto sugiere que el canon
poltica, y que parecen existir razones ms difusas que tienen que ver con un
41
Tengo la impresin de que ste ha sido un aspecto reprimido en las discusiones sobre la etnografa. Por
lo menos as ha sido hasta ahora, aunque probablemente est comenzado a cambiar. En un artculo,
Roberto Da Matta observa que aquello que cuando se trata en la etnografa de otras culturas es
simplemente una descripcin, cuando se trata en la propia se convierte en una poltica. Ciertos temas no
son neutros; desatan emociones, sentimientos y actitudes, especialmente actitudes polticas. Cfr. Roberto
De Matta, Some Biased Remarks on Interpretivism: A View from Brazil, en Assesing Cultural
Anthropology, Robert Borofosky (ed), McGraw-Hill, Nueva York, 1994, pgs.119-132.
32
correccin.
33
ese canon del que se hablaba antes. Es decir, conocer cmo se produjeron
mesoamericana, etctera.
extenderme demasiado, tomar como ejemplo tres libros que renen, a travs
42
Es necesario precisar que se omiti el trabajo colectivo ms reciente sobre Sahagn titulado Fray
Bernardino de Sahagn y su tiempo. Jess Paniagua, Ma. Isabel Viforcos (coordinadores), Universidad de
Len, Len, Espaa, 2000. La razn es que en este texto existe una gran variedad de estudios dedicados
ms que a Sahagn mismo y su Historia general, al tiempo en el que vivi el franciscano.
34
riqueza lingstica.
Como se puede apreciar, el ttulo mismo del texto indica muy bien la
estudios acerca de su obra, editada como parte de los festejos del Quinto
35
con excepcin de los dos primeros captulos del texto, cuya aportacin es la
sensibilidad del fraile franciscano que permiti rescatar no slo la voz del indio
deseaba solucionar. Pero esto no es fcil, requiere una conciencia que apremie
43
A lo largo del texto se har referencia con mayor precisin a esta postura sobre Sahagn y su obra
mxima. Dejo, sin embargo, asentada la afirmacin de que en la gran mayora de los estudiosos del
mendicante y su obra mxima persiste el hbito de recurrir a sta ltima como cantera de noticias.
36
para entender los que animaron e inspiraron a los hombres de otras latitudes
histricas.
de la vida de los mexicas o de algn otro pueblo del que guarde informacin se
expresa que la fuente de su texto son los propios indgenas, y quin podra
informacin de los cronistas o autores del siglo XVI (con o sin ayuda de
lectores; es decir, saber cmo lean. 45 Para esto, sera necesario revisar los
44
Claro que no se pretende reducir la informacin sobre el mundo prehispnico con la que cuenta el
mundo acadmico a un solo texto o una sola fuente (en este caso la Historia general).
45
Para llevar a cabo un ejercicio de esta ndole sera necesario conocer cmo se daba el encuentro entre
el mundo del texto y el mundo del lector, trminos que tomamos de Paul Ricoeur. Cfr. Paul Ricoeur,
Temps et rcit, Pars, ditions du Seuil, 1985, vol. 3, Le Temps racont, pgs. 228-263.
37
sitan del siglo V a. C. al siglo XIX, momento este ltimo en que emerge la
retrica durante este periodo podra hacer creer que el mundo europeo
46
Roger Chartier, El orden de los libros, Gedisa, Barcelona, 1994.
47
Por qu no usar un concepto distinto a conocimiento cuando se habla de retrica, y de esta manera,
reservarlo para la ciencia? Aqu sigo a Mendiola, se prefiere conservar el trmino de conocimiento para la
retrica por dos razones: a) porque a pesar de que el conocimiento no se haba automatizado o
diferenciado de otras funciones para la sociedad europea anterior a fines del siglo XVII, la retrica era el
medio para producir conocimientos, en consecuencia, se interesara por que el lector actual se diera
cuenta que aquello que la modernidad llama arte, es semejante a lo que la sociedad anterior denominaba
conocimiento y, b) para respetar al autoreferencialidad de los sistemas, esto es, la retrica antes de que
naciera la ciencia se describa a s misma como productora de conocimientos, y no como ser despus,
como pura ornamentacin. Cfr. Alfonso Mendiola, Relatos de la Conquista, retrica y referencia, en Los
historiadores y la historia para el siglo XXI. Vera Hernndez, Gumersindo, Pantoja Reyes, Jos, et al.
(Coordinadores). Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Mxico, 2006. pgs. 113-146.
48
Por su parte, las sociedades que regulan su conocimiento de manera cientfica comprenden desde el
siglo XIX hasta la actualidad.
38
ciudadano de la polis griega que el senador del imperio romano, ni el obispo del
mundo carolingio que el fraile del siglo XIII, pues a cada uno de esos
diferenciaciones del sistema social estn en relacin directa con los cambios en
del discurso retrico moderno. Para Olson el discurso medieval era analgico
49
Para nuestro periodo los ms importantes son los de la escritura y los de la imprenta, ambos afectan los
programas de la retrica.
50
Para autores como Mendiola, el conocimiento retrico es una sofisticacin de la oralidad provocada por
la aparicin de la escritura; en cambio, la ciencia es una depuracin de la escritura generada por la
expansin de la cultura impresa.
51
Olson sostiene que en la actualidad se sabe con certeza que los autores del siglo XVII estaban en
completa posesin de una nueva conciencia del lenguaje, los signos, las ideas y el discurso, lo que les
permita juzgar como imperfectos los usos anteriores de los signos y de las formas del discurso. David
Olson, El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento.
Barcelona, Gedisa, 1997, pg. 187.
39
la lectura (...) (que) deba formar su propia sntesis y detectar los significados
los mltiples modos de interpretar los textos dados sus mltiples niveles de
significacin. 52
una lectura entre lneas. Para ellos, el discurso serio requera una clase de
Pero volvamos otra vez a las crnicas. Por contenido de las crnicas se
tanto, esta nueva realidad no poda ser dicha en las formas literarias existentes,
(la vista, el olfato, el tacto, el gusto, el odo) una realidad novedosa, por lo que
52
Ibidem.
53
David Olson, op. cit, pg. 188. La importancia social de la retrica ir disminuyendo en relacin directa
con la expansin de la cultura impresa. La retrica es un mecanismo de control de la comunicacin escrita
an basado en la oralidad. Parece extrao sostener que la oralidad defina los criterios de la escritura, pero
todo se vuelve ms claro si se parte del hecho de que se escriba para ser ledo. Por ello, la retrica
empieza a tornarse obsoleta en la medida en que se generaliza la capacidad de leer y escribir
40
moral. 54
por slo la verdad misma. sta es una consideracin de tipo moderno, muy
54
La modernidad con diferenciacin en sistemas funcionales ha abandonado esa concepcin moralizante
de la sociedad.
55
La Historia natural y moral de las Indias de P. Joseph de Acosta, Edmundo OGorman, Cuatro
historiadores de Indias, Mxico, SEP/Diana 1979, pg. 208.
41
ninguna razn, deben ser discutidos. Este tipo de estructuras que deben
del modo de vida. Por esto los conquistadores no cambiaron su concepcin del
XVI son morales y, por supuesto, cristianas. Por ello, aunque las expectativas
42
ejemplo.
modelo para autores que se lanzaron a la aventura americana. Tal vez por eso
de Mexa. 58
porque Dios permite que los hombres malvados, infieles e idlatras, castiguen
(crueles reyes y tiranos) aunque malos por s, son ministros de Dios; y aun
siervos los llama la Escriptura alguna vez, porque con ellos pierde y deshace
56
OGorman, op. cit., pg. 87.
57
Slo se publica por Antonio Castro y otra por la Sociedad de Biblifilos Espaoles. Mexa, Pedro, Silva
de varia leccin, ed. de Antonio Castro, Madrid, Ctedra, 1990, 2 vols.
58
Para 1551, cuando Ercilla regresaba a Espaa de su viaje con el prncipe, Mexa estaba a punto de
publicar la novena edicin castellana de su Silva, obra que reeditara muchas veces en castellano y en
otros idiomas. Ercilla y Ziga, Alonso de, La Araucana, ed. de Marcos A. Morigo e Isaas Lerner,
Madrid, 1987. De La Araucana, citamos el libro y el captulo con nmeros romanos; la estrofa y la pgina
con nmeros arbigos.
43
pecadores. 59
los turcos. Para Mexa los turcos son diablica gente y enemigos de
la mayor parte del mundo conocido y por la que sus diablicos e infieles
instrumentos con los cuales Dios castiga los pecados de los cristianos. Para
Aunque Mexa considera que los turcos son una secta diablica, observa
en ellos, como la har Ercilla con los araucanos, muchas cualidades. 61 A sus
eptetos que Ercilla usa para alabar las cualidades admirables de sus hroes
Mexa. Los araucanos estn representados por Ercilla tal y como Mexa
59
Mexa, Silva..., 1, 35, 477.
60
Mexa, Silva..., 1, 12, 275.
61
Misma caracterstica presente en Sahagn.
62
Mexa, Silva..., 2, 27, 699-701.
44
Ercilla luchan en batallas constantes, los unos contra los otros, cuando no
legendario capitn Otomano, pero antes del advenimiento del primer Solimn,
(gente) soberbia, gallarda y belicosa/ que no ha sido por rey jams regida. 63
turcos como una falsa secta diablica de infieles que consultan al diablo antes
por intervencin divina que Dios permite que un pueblo infiel castigue a los
victoria sobre los espaoles en el Nuevo Mundo. Como los turcos de Mexa,
europea. 64
directas a los turcos y que sus descripciones de stos y de los araucanos sean
idnticas. Los turcos de Ercilla son adoradores del diablo que consiguieron
cristianos. Ercilla parece poner la prosa de Mexa en verso cuando dice que por
63
Ercilla, La Araucana, I, I, 6, 129.
64
Ercilla, op. cit, VIII, 16, 275.
45
fue fuente para La Araucana, se puede decir que los dos autores comparten la
infieles y cristianos.
enfoque que no sea el cristiano, o para que la alteridad slo represente un rol
iniciar expondr cules son las razones por las cuales justifico utilizar esta
postura.
uso que se hace de la representacin del Otro sobresale con especial fuerza.
65
Tal vez, la dificultad o imposibilidad para reconocer la alteridad sea ms evidente en el plano religioso
o, para usar el trmino de Luis Villoro, en el plano sobrenatural (religioso) que en el plano natural (lo
humano, flora y fauna). La razn es que la Providencia determina qu es lo bueno o lo malo, y por ello no
puede existir otra alternativa. El cristianismo, en particular el de la poca que intentaba ser un
cristianismo en expansin, no permite ms que una verdad; hacer lo contrario, hubiera sido atentar contra
su propia naturaleza.
46
todava est condicionado por los efectos de aquel momento histrico en que,
han interesado por la idea del Otro, por el estudio de lAutre. Este nuevo
gentiles, los musulmanes segn los cristianos, los negros segn los blancos, la
gente de pueblo segn la gente de ciudad, los militares segn los civiles, las
mujeres segn los hombres, etctera- han sido y son hostiles y despectivos o,
47
El otro es visto como reflejo del yo. As, por ejemplo, el guerrero musulmn
Vasco de Gama, cuando entr por primera vez en un templo indio, interpret
una escultura de los dioses Brama, Vishnu y Shiva como una imagen de la
vez con la cultura japonesa a mediados del siglo XVI, el misionero jesuita S.
pero muy poco poder) de papa oriental. Es la analoga lo que hace inteligible
ponan la carga sobre la cabeza y no sobre los hombros, que las mujeres
48
XVII, las brujas empezaron a ser representadas cada vez con ms frecuencia
una idea general del Otro y de lo que se ha llamado un cdigo visual general
de expresin de lo infrahumano.
particular son testimonio de las respuestas dadas a dicho encuentro por los
textuales, no hablen de otra cosa que no sea de Occidente mismo. El otro slo
entre las realidades nuevas que buscaban manifestar y aquellas que les eran
Gnova, Pisa, Venecia, llegando a confesar que el orden u polica que en ellas
66
A pesar de que la visin del otro viene determinada por prejuicios y estereotipos, nos proporciona un
testimonio extraordinario si se sabe leer. Para lograrlo, es urgente penetrar en el corazn de esa sociedad y
de su mentalidad, y la forma de hacerlo consiste en preguntar cmo y dnde fijaron las lneas divisorias
que determinaban quin estaba dentro y quin estaba fuera de las caractersticas que definan al Yo.
49
poca, las del mundo mediterrneo como Sevilla, Venecia, El Cairo, Roma,
Constantinopla. 67
describir la realidad del mundo indgena sino tambin para explicar su pasado,
67
Hernn Corts, Cartas de relacin, Mxico, Porra, 1960, pgs. 17, 33, 46, 51, 55. Bernal Daz del
Castillo, Historia verdadera de la conquista de Nueva Espaa, Mxico, editorial valle de Mxico, 1985,
pgs. 314, 334, 336 y 338.
68
Aunque la comparacin corresponde efectivamente a una apropiacin de la realidad ajena por parte del
discurso dominante que la reduce y modifica mediante los conceptos y categoras que le impone, aunque
revele asimismo una incapacidad para concebir y describir algo nuevo, que niegue e invalide el marco en
el que esta realidad se expresa naturalmente y que la hiprbole tenga por lo regular un propsito poltico
evidente para Corts, por ejemplo, el de pintar al mundo conquistado de tal modo que el mrito del
conquistador resulte exaltado y por tanto que el favor del soberano asegure la continuacin de lo
emprendido-, hay en todo esto algo ms.
50
Sin embargo, la otredad construida por los europeos tiene otra vena: la
afirma:
el "indio" no fue descubierto como Otro, sino como "lo Mismo" ya conocido (el
69
asitico) y slo reconocido (negado entonces como Otro): "en-cubierto.
51
indio, tambin es claro que yo, observador del siglo XXI, no me es del todo
52
pretendido decir la ltima palabra sobre el accionar del hijo de san Francisco;
tal vez limitada, pero siempre con el objeto de presentar una postura que pueda
dificultad que tiene algn interesado del siglo XX o XXI para entender el
53
SAHAGN.
ocasin este enorme pensador afirmaba que nuestro instrumental mental, con
ser tales sin el saber recibido de los babilonios. Pero, deca Elas, seguimos
causa y efecto, pero no podemos dar cuenta de la relacin entre los babilonios
Lo que pretenda decir el pensador alemn era que el cambio debe ser
70
Roger Chartier lo entrevist y el documento apareci en Libration, el 5 de diciembre de 1985. Cfr.
Roger Chartier, El juego...pgs. 291-294.
71
Elas declaraba sentirse totalmente alejado de teoras como las de Jun y Popper que rompen la necesaria
continuidad entre lo que distinguen como precientfico y lo que consideran cientfico universalizando
nuestra propia concepcin de la ciencia.
54
estado al otro. En este sentido criticaba a los historiadores porque pensaba que
duracin los procesos que permitieron los avances del saber o los que
De esta forma adopto aqu una visin que no pretende cortar lo que
del discurso occidental. Bsicamente pienso que no existe un corte radical que
Posiblemente la nica pero gran diferencia sea que el fraile menor se enfrent
mesoamericano.
55
que se enfrenta quien desee estudiar esta etapa de la historia, para explicar el
72
Con el objeto de evitar alguna posible confusin, me parece necesario precisar ms sobre la
periodizacin que considero ms conveniente para contextualizar a Sahagn. De forma general debe
quedar claro que insertar al fraile menor como exponente, principalmente, del medioevo busca una
utilidad: entender su accin. Es decir, como cualquier periodizacin, la que se utiliza aqu es un recurso,
de explicacin sobretodo. El inters de extender hasta finales del siglo XVI la Edad Media no debe
parecer un mero capricho o algn tipo de necedad. El pensamiento o los sentimientos no responden
necesariamente a una cuestin cronolgica. El accionar dirigido a la prctica del mendicante no es muy
distinto al expuesto por san Agustn en su clebre De civitate Dei. Querer entender a fray Bernardino
como humanista y renacentista, lo alejan de su contexto. Estudiar a Sahagn como un hombre medieval
facilita su comprensin, en particular porque no intenta separarlo de la tradicin a la que pertenece.
Sahagn es continuidad. Lo cual no significa que su esfuerzo sea exactamente igual a san Agustn, por
ejemplo; las circunstancias son otras, pero lo que las explican es la misma: Dios. Por ltimo, este Sahagn
medieval es una mera propuesta para su estudio; de ninguna manera intenta invalidar (o menospreciar)
otros marcos explicativos.
73
Todo un estudio histrico del trmino Edad Media aparece en el primer captulo de Alfonso Mendiola,
Bernal Daz del Castillo, verdad romanesca y verdad historiogrfica. Mxico, UIA, Serie Historia y
Grafa, Segunda edicin, 1995. Tambin Jacques Heers en los primeros captulos de La invencin de la
Edad Media. Madrid, Crtica, 1995, analiza cmo se fue constituyendo la idea de la Edad Media y de
Renacimiento.
74
Incluso, espacialmente tambin resulta un exceso la generalizacin que se desprende del concepto Edad
Media, ya que tambin homogeniza una diversidad geogrfica muy vasta que tampoco es reducible,
culturalmente hablando, ms que ha determinados siglos. En la actualidad los medievalistas piensan que
la Edad Media no existi como un todo homogneo. Nunca se dio por completo un solo estndar en las
formas y modos de vivir y sentir la Edad Media por parte de los individuos que formaron las distintas
sociedades. Cada sociedad y poca construyeron su propia forma de vivir las circunstancias que las
rodearon. Tal vez, las condiciones econmicas, como el sistema feudal, y el teln de fondo religioso sean
las caractersticas que compartan la sociedad occidental medieval en su conjunto, sin embargo, las formas
de experimentarlas son, sin duda, diferentes.
56
fraile menor como medieval. Esto sin el tono peyorativo que ha cargado el
durante dcadas las arengas sobre las obras de Sahagn, en particular sobre
negativa porque, como dice Bernard Guene, 75 la Edad Media naci del
atraso parte del mundo de la ciencia, por lo que confrontaron la razn con lo
75
Bernard Guene, Histoire et culture historique dans loccident medieval. Paris, Aubier, 1980, pg. 9.
57
entre los siglos V al XV de nuestra era, siendo la cada de las dos partes del
que la Antigedad Clsica, con todas sus implicaciones, llegara a su fin con el
como medieval a todo lo ocurrido durante esos diez siglos, pero acaso son
slo estos factores los nicos vlidos para colocar inicios y fines a los procesos
sucesos que intervienen, tal vez de una manera ms directa, en la vida de los
que es pensar a la historia como un todo dividido, sobre todo con argumentos
76
Jacques Heers, op. cit., pag 27.
77
Peter Brown, El mundo de la antigedad tarda. Madrid, Taurus, 1989.
58
periodo que comprende los siglos II al VII y que representa una conexin entre
Le Goff piensa en una Edad Media ms larga, que durara del siglo II al siglo
Tarda que va del siglo III al X (o, si esto les asusta, una Alta Edad Media
que se detendra en el siglo VII); una Edad Media central yendo de los
alrededores del ao mil, inicio del gran despegue medieval, a la mitad del siglo
XIV; una Edad Media tarda, abarcando de la Gran Peste a los comienzos del
puede leer como totalitarismo. Estos son los tiempos modernos, de la Reforma
78
Henri Irene Marrou, Decadencia romana o antigedad tarda? Madrid, Rialp, 1977.
79
Cfr. Prlogo de Paul Veyne, en Peter Brown, Gense de lantiquit tardive. Pars, Gallimard, 1978.
59
Protestante, que significa el fin del monopolio de la Iglesia Catlica para regir
almas. Pero hay que insistir en que este principio de la modernidad no indica
que acabarn con la dinmica medieval. En otra parte, este mismo autor ha
medio que van desde el ao mil a la peste negra, pero destaca que se sentira
80
Jacques Le Goff, Tiempo, trabajo y cultura en el Occidente medieval, Madrid, Taurus, 1983. Ver sobre
todo el prefacio y el primer captulo.
81
Jacques Le Goff, La civilizacin del occidente medieval. Piados, Barcelona, 1999, ver la Introduccin.
60
los renacimientos: el Carolingio en el siglo IX, el del siglo XIII, marcado por el
Jacques Le Goff que el siglo XIII es un Siglo de las Luces, marcado por el
del saber? 83
hablan de tiempos de reforma para definir los aos que comprenden entre
mediados del siglo XIII y mediados del XVI, pero nunca los desligan del cuerpo
Por todo lo anterior, creo que el haber vivido en el siglo XVI no hace a
medievales.
82
Se ha visto que el quattrocento italiano ya se encuentra presente desde el siglo XIII.
83
Cfr. Jill Kraye (edicin), Introduccin al humanismo renacentista. Cambridge University Press. Edicin
espaola, Madrid, 1998. El objetivo de este texto es no ceir la visin del humanismo, como suele ser
habitual, al periodo que se extiende desde principios del siglo XIV hasta finales del XVI. Por ello, reserva
no pocas pginas al estudio de sus antecedentes medievales y al de su pervivencia en el seiscientos y aun
en siglos posteriores. De la misma forma, contrarresta la opinin de que el humanismo fue una aventura
de corte estrictamente filolgico, consagrada exclusivamente a los menesteres de latinistas y helenistas
profesionales y definible en los cauces de un currculo formado por la gramtica, la retrica, la poesa, la
historia y la filosofa moral. Tambin puede consultarse Peter Burke, El Renacimiento, donde se hace una
crtica sobre este concepto y la forma en que ha sido comprendido.
84
P. Chaunu, Le temps des reformes. La crise de la chretient. Leclatement. 1250-1550. Pars, Fayard,
1975. S. Ozment, The age of reform (1250-1550). Yale U.P, 1980.
61
85
Sirva como ejemplo de este proceso de continuidad o herencia el impacto que tuvo la formacin
recibida en Salamanca (donde al parecer estudi fray Bernardino) de algunos de los pensadores ms
importantes del siglo XVI. Los maestros de Salamanca explicaban la gramtica, las letras clsicas, la
medicina y el derecho. Enseaban la escolstica, en particular el tomismo, es decir, esa sntesis entre la
Revelacin y el aristotelismo que, en el siglo XIII, haba intentado hacer Santo Toms de Aquino. La
formacin de los frailes de Salamanca inclua el estudio profundo de las dos Summas de Toms de
Aquino y el aprendizaje del mtodo escolstico: ese bagaje intelectual iba a ejercer una influencia
incalculable sobre la visin del Nuevo Mundo. Segn las concepciones tomistas, el derecho divino, que
manaba de la Gracia, no anulaba el derecho natural, que proceda de la naturaleza racional. Por
consiguiente, los prncipes paganos eran poseedores legtimos de sus reinos. Semejante posicin iba en
contra de los argumentos sostenidos por los partidarios de Enrique de Susa, cardenal de Osia en el siglo
XIV, segn el cual todos los soberanos paganos eran usurpadores. Haba aqu el esbozo de una crtica de
la poltica de los soberanos cristianos para con los infieles y los indios.
Esta herencia medieval ofreci el terreno del que se nutrirn en el siglo XVI los textos jurdicos y
polticos de la Escuela de Salamanca. Con Francisco de Vitoria y Domingo de Soto, esta escuela
abordar el problema crucial de la legitimidad de la conquista y de la evangelizacin forzosa de los
indios.
Para el caso de fray Bernardino, acaso el fraile y su apuesta por traducir una cultura distinta a la suya no
podran considerarse como herederos de la famosa Escuela de Traductores de Toledo? Acaso puede
negarse la actualidad que tiene en el fraile franciscano el pensamiento y accionar de san Agustn?
86
Habra que precisar que por humanismo se pueden entender varias cosas: un ideal de vida cuyo centro
es el hombre, una tendencia literaria que propone un estudio ms preciso del mundo antiguo y un
comportamiento mental y cultural. Se trata, pues, de tres tipos de inquietudes que no haban estado del
todo ausentes a lo largo del Medioevo. Por otro lado, se ha problematizado la ubicacin de ciertos
personajes considerados tradicionalmente representantes de un Renacimiento-Humanismo antes de
tiempo, por lo que se ha hablado de una aurora del Renacimiento de la que participaran ciertos
autores. Sin embargo, pensar la historia como un todo que puede ser dividido en bloques con cortes
especficos puede limitar una correcta percepcin de los individuos que se desarrollaron en las distintas
62
ligados para demostrar que Sahagn rompi con la tradicin medieval: haber
Sin embargo, quien haya ledo con atencin la Historia general percibir que la
avant la lettre.
del religioso para, primero, interesarse y rescatar las antiguallas de los indios y
sociedades. Ms bien, creo que lo correcto es pensar a los seres humanos inmersos en diferentes procesos
que significan, en general, una continuidad, sin perder de vista que los cambios en la poca que nos
interesa se dan de una forma casi imperceptible.
63
indios (educacin y moral, principalmente) como positivas, creo que ste tiene
anterioridad).
a pesar de las variaciones continuas en los planes del franciscano, todos ellos
87
En la introduccin a la ltima edicin de la Historia general (Fray Bernardino de Sahagn, Historia
general de las cosas de la Nueva Espaa, introduccin, glosario y notas de Alfredo Lpez Austin y
Josefina Garca Quintana, Vol. 1. Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Alianza Editorial
Mexicana, pg. 10), los editores comentan: Sahagn estructur la temtica de su obra siguiendo el
tradicional modelo medieval que clasificaba a los seres en estricto orden jerrquico: primero, todo lo que
ataa a la divinidad; despus lo relativo al hombre, y por ltimo lo concerniente al mundo natural.
88
Alfredo Lpez Austin, The research method of fray Bernardino de Sahagn: The questionaires, en M.
Edmonson (comp.), Sixteenth-century Mexico. Albuquerque, University of New Mexico Press, 1977, pg.
120.
89
Aunque ms adelante se expondr algo referente a la nocin que se utilizar de medieval, es
necesario precisar algunos aspectos en este momento. Uno de los principales factores a considerar es el
que respecta a la carga significativa de este trmino. Aqu lo entendemos como una caracterstica que
va formndose a travs de un largo proceso (larga duracin, dira Braudel) y que, por el mismo motivo,
no puede pretenderse que culmine en el siglo XV, con el descubrimiento de Amrica, o el XVI. Los
motivos por los que consideramos que no existe un cambio radical en los frailes del primer siglo de la
Colonia, es porque la modernidad no indica ningn cambio esencial en la dinmica y el imaginario
social, y menos si stos son vistos en los elementos que estn ms involucrados con la cotidianidad.
Adems, la visin del mundo (y de la historia) que exponen los religiosos es la misma que se desarroll
en la etapa medieval donde se consolida el poder de la Iglesia: el providencialismo, la creencia en el
demonio, y en el caso de los franciscanos (al menos en una etapa) en el ideal de renovacin espiritual
basada en la exaltacin de la pobreza, etctera. Con respecto a la presencia del providencialismo en
64
del gran poder del Demonio, entre otras, nos llevara a descubrir que no slo
a patrones medievales, sino, y sin duda muy relevante, que muchos de los
los otros de acuerdo con sus propios parmetros (de la misma forma en que
de lo que Occidente consider las huestes bajo el influjo del demonio: judos,
Sahagn se pueden mencionar dos aspectos. Uno se relaciona con el Dios-juez implacable del Antiguo
Testamento. Sahagn compara el destino de Tenochtitlan con el de Jerusaln, maldecida por Dios en boca
del profeta Jeremas (Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Prlogo). En otra parte,
nuestro fraile explica que los indios se van acabando con gran prisa, no tanto por los malos
tratamientos que se les hacen como por las pestilencias que Dios les enva (Fray Bernardino de Sahagn,
Historia general, Lib. XI, Apndice). La otra circunstancia es la constante presentacin de Corts como
un instrumento de Dios (en cuya presencia y por cuyos medios hizo Dios nuestro Seor muchos
milagros en la conquista de esta tierra). Incluso fray Bernardino llega a equiparar la actuacin del militar
espaol en la conquista de las nuevas tierras con Josu, capitn general de los hijos de Israel en la
conquista de la tierra de promisin (Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. XII, Prlogo del
autor). Sobre la creencia en el demonio en la poca en la que se desarroll el fraile, ver la ltima parte de
este trabajo.
90
No se niega que existan espacios que contengan informacin fidedigna de las sociedades vistas como
objetos de estudio, simplemente tener en cuenta que a individuos completamente ajenos a las
civilizaciones de las que quieren dar cuenta de forma objetiva, les es imposible no interferir, consciente
o inconscientemente, en sus descripciones. De esta aseveracin resulta una discusin de suma
importancia: debatir si existe un ncleo duro de datos indgenas, y, de ser as, saber cmo se puede
acceder a ellos, con qu metodologa. Creo que uno de los mecanismos que nos podran ayudar a
diferenciar entre informaciones indias y occidentales, es el estudio de la cultura cristiana, en especial en
su faceta medieval (imaginario, mtodos de la prctica de las escrituras, escatologa, teologa, etctera),
pues este conocimiento ayudara a identificar las interpolaciones e intervensionismos de los agentes
65
ampliamente. 92
la verdad y, en tanto tal, como la que decida lo que poda considerarse como
occidentales u occidentalizados y distinguir una produccin original autctona. Cabe mencionar que
dentro de este esfuerzo por intentar mejorar la comprensin de lo indio en textos indgenas y que
retomaron indiscriminadamente historiadores y antroplogos contemporneos, destaca el trabajo de Guy
Rozat, quien en su libro Indios imaginarios, indios reales. Mxico, Tava Editorial, 1993 -despus
publicado por la Universidad Veracruzana en 2002-, ha mostrado qu significa la presencia de los
famosos presagios, como la de las profecas de la destruccin, utilizando la comparacin entre presagios y
profecas indgenas con relatos de la destruccin de Roma y Jerusaln. Otro elemento que resultara de
gran utilidad en el reconocimiento de la influencia cristiana en textos o fuentes indias, es el uso del
mtodo comparativo dirigido al anlisis de documentos realizados por un mismo autor. Un claro ejemplo
de los resultados de este ejercicio es la comparacin entre lo que el mismo Sahagn escribe en los
Colloquios en relacin con el Papa y lo que deja ver en la Cdice Florentino cuando describe las
caractersticas del sacerdote Quetzalcatl. Las caractersticas de ambos personajes, son, segn las propias
palabras de nuestro fraile, las mismas.
91
A pesar de que una parte del medio acadmico reconoce que Sahagn inici su trabajo para identificar
idolatras, generalmente se interpreta que ste rescat las manifestaciones culturales de los indios porque
se olvid de su objetivo y se vio conquistado por la cultura que primero intentaba destruir. Miguel
Len-Portilla, por ejemplo, argumenta que Sahagn, quien se haba propuesto identificar idolatras para
erradicarlas, poco a poco, a medida de que fue adentrndose en su investigacin, se sinti atrado por la
cultura indgena Miguel Len-Portilla, Sahagn antroplogo. Su aportacin cuestionada, en Letras
Libres, ao 1, nm. 12, dic. 1999. Sin embargo, no fue el conocimiento por el conocimiento, no se trat
del conocimiento del otro por el inters esttico de conocerlo. Su meta fue otra que rebasa el puro amor
a la ciencia: aprehender lo indio para combatir su alteridad y, as, lograr la conversin. No se trata de una
obra desinteresada -ni poda serlo-, sino que est construida de acuerdo con un principio utilitario e
instrumental.
92
Dejamos para otra ocasin reconstruir la trayectoria del mito sahaguntino. Ello implicara establecer
los autores, las obras, los momentos y las intencionalidades del discurso en torno a Sahagn en un periodo
de al menos 200 aos, ejercicio que vendra a sintetizar un proceso complejo que por el momento se
encuentra disperso y fragmentado en muchsimas obras.
66
fray Bernardino busc que el conocimiento que construy fuera usado por
creo que existen otras explicaciones que pueden ayudar a entender los
67
los religiosos, reconocen que los indios descienden del linaje adnico, se
acepta, de manera lgica, que stos son portadores de la razn natural que
Dios da a todos los hombres. Este concepto permita explicar el gran desarrollo
como hbiles para todas las artes mecnicas y para aprender todas las artes
liberales. 94
como relevantes diversas acciones morales de los indios, que a sus ojos se
93
Aqu hacemos alusin a la divisin que propone Luis Villoro (El primer momento: lo indgena
manifestado por la providencia en Los grandes momentos del indigenismo en Mxico. Mxico, Ediciones
la Casa Chata, 1979) de plano natural y plano sobrenatural, para comprender mejor el por qu Sahagn
valor positivamente ciertos rasgos indgenas. La divisin consiste en agrupar en el concepto plano
natural lo concerniente a los avances materiales, a la alta organizacin sociopoltica, la educacin, etc.
Con el otro trmino, Villoro pretende incluir las relaciones que los indios mantenan con sus divinidades,
las cuales fueron completamente condenadas por el franciscano.
94
Cosa distinta sucede en el plano sobrenatural que desarrollan los indios. Por profundos que sean sus
conocimientos espirituales y por grandes que sean los progresos culturales, en el mundo idlatra todo es
caos y desorden. Se han perdido las normas rectas y justas. El hombre no es capaz de reconocer el puesto
que ocupa en el mundo, llegando, incluso, a adorar, como si fuesen dioses, a animales inferiores a l. Se
confunde la Naturaleza dotada de rasgos divinos con Dios. Dios no ha sido percibido. En el Libro de la
Sabidura se considera a la Creacin como un camino fcil que conduce hasta Dios. La razn humana es
capaz de hallar pruebas de por s vlidas para demostrar la existencia de Dios, y estas pruebas se fundan
en la contemplacin de lo creado. El fuego y el granizo, la nieve y la niebla, el viento desencadenado, las
montaas y las colinas, los rboles frutales y los cedros, los animales mansos y los salvajes, el gusano y el
pjaro: todas las criaturas le alaban y ensalzan. Los atributos invisibles de Dios resultan visibles por la
creacin del mundo, pero las sociedades no cristianas no reconocen al verdadero Seor.
95
tienne Gilson, El espritu de la filosofa medieval. Madrid, Rialp, 1981.
96
Esta metafsica optimista est orientada en sentido opuesto al de toda doctrina que, con Lutero, juzgar
a la naturaleza humana viciada a fondo, verdaderamente corruptible, por el pecado original. La
interpretacin pesimista del hombre, que defendi Lutero, ha tomado una forma todava ms radical en la
Teologa dialctica reciente (K. Barth, E. Brunner, Fr. Gogarten, E. Thurneysen, R. Bultmann). Segn
68
contrario de ella.
que todo lo creado sea un reflejo de la entidad del Creador. Por ser Dios
que el origen divino del hombre no es un hecho que pertenezca al pasado, sino
ella, el hombre no slo es incapaz de conocer a Dios con la luz natural de la razn, sino que adems se
encuentra en un estado de absoluta oposicin a Dios. No existe camino alguno que conduzca desde este
mundo hasta Dios; ms an, tales tentativas son pecaminosas y slo contribuyen a aumentar la
culpabilidad del hombre. Sobre este punto puede consultarse Antonio Milln-Puelles, Lxico filosfico.
Madrid, Rialp, 1984.
97
Milln-Puelles, op. cit., pgs. 323-324.
69
fantasas.
sabe igual a los que le precedieron en la historia, pero se sabe y concibe como
el hombre a quien toc vivir en la postrera edad del mundo, lo que lo hace
concebirse como la criatura que vive una poca culminante de la historia. ste
es un hombre como cualquier otro, pero por el tiempo que le toc vivir es un
98
Edmundo OGorman realiz un excelente trabajo sobre la nocin de lo constitutivo de lo humano en la
Edad Media en el que nos hemos apoyado. Edmundo OGorman, La conciencia histrica en la Edad
Media. Separata del tomo Trabajos de historia filosfica, literaria y artstica del Cristianismo y la Edad
Media. Mxico, El Colegio de Mxico, 1942.
70
sobre las cualidades positivas del indio pudo influir el cambio de concepcin
manera general, dos visiones sobre el hombre: una pesimista, que presenta a
acentuada durante lo que se conoce como Alta Edad Media. La otra imagen
siglos XII y XIII. Chiara Frugoni ha sealado, a travs del anlisis de las
optimista:
99
Job.1,1.
100
Citado en Jacques Le Goff, El hombre medieval, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pg. 15.
71
Este hombre es la figura simblica del hombre que sufre, del hombre
con los individuos ajenos a ella. No hay que olvidar que la cristiandad medieval
entabla una relacin muy peculiar con los otros: parece detestarlos y
espanto. 102 Los mantiene a distancia, pero fija esa distancia de manera tal que
los marginados estn al alcance, ya que son precisamente los otros quienes
cristianos.
101
Le Goff, op.cit., pg. 16. Los trabajos de Giovanni Miccoli y Andr Vauchez a que se hacen referencia
son, del primero, Los monjes y, del segundo, El santo, en Jacques Le Goff, El hombre medieval.
102
Jacques Le Goff, Lo maravilloso y lo cotidiano en el occidente medieval, Barcelona, Altaya,, 1999,
pgs. 116- 128.
72
noticias que proporcion Marco Polo sobre las provincias chinas de Catay y
era mayor de lo que se pensaba. Los portugueses haban descubierto que las
103
Isla de la Tierra, u Orbis Terrarum, era el nombre con que se designaba a la extensin conocida de
superficie que se crea rodeada por una extensa porcin de agua, lo que la haca una isla rodeada de mar.
Durante la Edad Media se la consider la porcin habitada por el hombre y se la situaba en el hemisferio
norte del globo. Fueron varias las polmicas que se suscitaron con relacin a este concepto. Los
principales dilemas tuvieron que ver con la mayor o menor longitud del Orbis Terrarum y la mayor o
menor distancia que separaba a Europa de Asia. Para esta cuestin me he apoyado en la excelente sntesis
sobre las ideas referentes a la proporcin en que estaba distribuida la superficie del globo entre el mar y la
tierra que se encuentra en el Edmundo OGorman, La invencin de Amrica. Investigacin acerca de la
estructura histrica del nuevo mundo y del sentido de su devenir. Mxico, FCE, 1995. En especial la
segunda parte.
104
Hay que destacar que la idea de la esfericidad de la Tierra, que se opona a la nocin patrstica que
consideraba a la Tierra como superficie plana, se discuta en varios crculos intelectuales y se presentaba
como una gran posibilidad desde el renacimiento carolingio y ms tarde con la escolstica.
73
para su empresa.
ciertos nmeros, exista un inters por ellos porque tenan que ver con el arte
no era admisible que existiera una cuarta parte del mundo 105 y mucho menos
105
El hombre medieval est fascinado por el nmero. El tres: nmero de la trinidad, la geografa del ms
all estaba compuesta por Cielo, Purgatorio e Infierno, etctera. Cuatro: el nmero de los evangelistas, de
los ros del Paraso, de las virtudes y puntos cardinales. Siete: siete dones del Espritu Santo, siete
sacramentos, siete pecados capitales. Diez: el nmero del declogo, de los mandamientos de Dios y la
Iglesia.
El nmero 12 resulta de sumo inters en el caso de la orden franciscana en el Nuevo Mundo. Situaciones
como que este dgito represente la cantidad de las tribus de Israel, que san Francisco no iniciara su
predicacin hasta no haber reunido doce compaeros, que el lego Raimundo Lulio se uniera a doce
franciscanos en Mallorca para comenzar el estudio de las lenguas necesarias para la conversin de los
infieles, que en la nueva fundacin universitaria de Alcal se instaurara el colegio de San Pedro y San
Pablo para doce frailes menores, intervinieron definitivamente en la presencia constante y consciente de
este nmero en las empresas franciscanas. El utilizar este nmero como base para iniciar la misin del
recin conquistado territorio o como cifra en la fundacin de la provincia Insulana, nos habla de un deseo
por asemejarse a los apstoles, pues viven una situacin evangelizadora semejante a la de ellos (Cfr.
Motolina, Memoriales o Libro de las cosas de la Nueva Espaa y de los naturales de ella, ed. preparada
por Edmundo OGorman, Mxico, UNAM, 1971, pg. 20 y ss). Es en este contexto de importancia
simblica del nmero 12 donde se puede explicar la insistencia de fray Bernardino de Sahagn porque la
Historia general de las cosas de la Nueva Espaa se organizara en 12 libros. Cfr. Elsa Cecilia Frost,
74
Estrabn, corresponda a los cosmgrafos por no tener nada que ver con la
geografa. 106
creencias de que los habitantes de lo que se crea los lmites del espacio
asitico pertenecan a algn tipo de fauna mtica, los europeos tuvieran que
mundo propio a un ser ajeno y extrao a toda costa porque era la nica manera
hicieron del pasado un tiempo modlico a partir del cual todo se poda explicar.
bien de mucho menor peso que la bblica, corra pareja con ella: el legado
Historia de Dios en la Indias. Visin franciscana del Nuevo Mundo. Mxico Tusquets Editores, 2002,
pgs. 163-164; Y Lxico de smbolos. Madrid, Ediciones Encuentro, segunda edicin, 1995.
106
Citado en OGorman, La invencin de Amrica..., pg. 69. Cabe mencionar que esta nocin es el
remoto antecedente conceptual de la polmica acerca de la humanidad o no del indio americano.
75
de Aristteles:
Aristteles en (el) libro De admirandis in natis, dice que en los tiempos antiguos
amenas y deleitosas y muy frtiles (...) y que estas tierras o islas pudieron ser
las que estn antes de la Espaola o San Juan, o la misma Espaola o Cuba o
107
por ventura alguna parte de esta Nueva Espaa.
De esta tierra dice san Anselmo en el tratado De Imagine mundi ... que en las
partes de Occidente hay una isla que es mayor que Europa (y) frica, donde
109
Dios ha dilatado a Jafet.
negar la novedad y con ello evitar los problemas que esto representara. Se
recordaron los viajes de la flota de Salomn que llegaba hasta las islas de Orfir
y Tarsis y regresaba cada tres aos trayendo oro, plata, marfil, monos y
pavones. 110 Se trat de explicar que los hombres americanos procedan del
tronco de Adn y que si estas tierras estuvieron ocultas durante tantos siglos
fue nica y exclusivamente por designio de Dios. Aceptar que se tratara de otro
107
Fray Toribio de Benavente, Motolina, Memoriales..., pg. 14.
108
Durante los dos primeros siglos del Virreinato, estas tierras fueron siempre consideradas reinos de la
corona y no fue sino hasta bien entrada la administracin de los Borbones cuando, de una parte de los
magistrados reales, se pretendi designar a las tierras americanas con el apelativo de colonias.
109
Motolina, op cit. pg. 20.
110
I Re 10, 22, en la Vulgata aparece como III Re. Por su parte, Isaas pone en la boca de Yav la
mencin de unas islas remotas que no han odo nunca hablar de mi nombre y no han visto mi gloria (Is
66, 19).
76
habitantes.
repartimiento y divisin en los nietos de No), 112 que segn el Gnesis fueron
diecisiete y poblaron las islas de las gentes en sus tierras, segn las lenguas,
111
Elsa Cecilia Frost, en La historia de Dios..., ha demostrado que el conocimiento de las Nuevas Tierras,
las cuales para aadir desconcierto- se encontraban ya pobladas, fue lo que abri la primera grieta en la
explicacin del mundo dominante, de origen bblico.
112
Motolina, ibid. pg. 14.
113
Gn. 10, 5.
77
veintids hiptesis distintas sobre este asunto, entre las que destacan la
habitantes de las islas, esos hombres a los que el almirante describe con
luz del Evangelio, eran idlatras, pero tan mansos y de tan buen ingenio que
114
Fray Gregorio Garca, Origen de los indios del Nuevo Mundo, estudio preliminar de Franklin Pease G.
Y., Mxico, FCE, 1981 (ed. facsimilar de la 2. ed., Madrid, 1729). Incluso, este dominico analiz, en el
Libro IV, captulo XXIII, la posibilidad de que los aborgenes americanos procedieron de chinos y
trtaros; ms adelante, en captulo XXIV del mismo libro (De otras opiniones del origen de los indios, i
se propone la ms congruente, acerca de los primeros pobladores de las dilatadas regiones de Indias),
explora, entre otras, la posibilidad de que los hunos sean los predecesores de la gente americana.
78
conversin india fueron escasos, a pesar de que los frailes (muy pocos, por
dolos y templos y, a veces, infligieron castigos que iban desde azotes hasta la
hoguera y la horca a quienes continuaran practicando sus ritos antiguos. 116 Fue
tal el impacto que sufrieron los indios con la nueva realidad, el sometimiento a
templos e dolos, que lo nico que los frailes podan percibir, adems de temor
(recurdese lo que dice fray Toribio a este respecto 117 ), era una gran frialdad. 118
A decir de Motolina
115
Cristbal Coln, primera carta, compendiada por fray Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, 3
vols. Mxico, FCE, 1965, Lib. I, Cap. XL, pg.204.
116
El caso ms conocido es el proceso, sentencia y ejecucin aplicados a don Carlos, principal de
Texcoco, en el que por cierto fray Bernardino intervino como intrprete, siendo inquisidor el franciscano
fray Juan de Zumrraga. Entre los primeros franciscanos tampoco falt la accin de castigar a los indios
por continuar con el antiguo culto. Muestra de ello es el proceso inquisitorial que fray Andrs de Olmos le
infligi al seor de Matlatln en 1539 (Georges Baudot, Apariciones diablicas en un texto nhuatl de
fray Andrs de Olmos, en Estudios de Cultura Nhuatl, Mxico, UNAM, 1972, Vol. 10, pgs 349-357).
Miguel Len-Portilla, en Los franciscanos vistos por el hombre nhuatl. Testimonios indgenas del siglo
XVI. Instituto de Investigaciones Histricas, 1985, da el ejemplo de un sacerdote de Tezcatlipoca en
Tlaxcala que fue mandado a azotar en 1526 por fray Luis de Fuensalida. Roberto Moreno de los Arcos, en
su artculo La inquisicin para indios en la Nueva Espaa, siglos XVI-XIX, en Chicomztoc, Mxico,
mar., 1989, vol. II, pg. 13, seala, basado en una lmina de la Historia ... de Muoz Camargo, que fray
Martn de Valencia intervino en el ajustamiento de varios caciques de Tlaxcala.
117
A pesar de que Motolina perteneca a lo que Mendieta llama Edad Dorada, por la gran confianza en
la conversin religiosa de los indios, existe en aquel fraile una sensacin de inseguridad y hasta de temor.
La Nueva Espaa est, segn dice, colgada de un cabello, pues no hay animal, por insensato que sea, que
79
espaoles y obras de Mxico, o porque los viejos de los mexicanos tenan poco
119
calor....
no trabaje por echar de s la carga todas las veces que pueda y viere lugar; y donde hay para uno no era
razn haber descuido (Memoriales, pg. 294).
118
Entre otras muchas modificaciones a la forma de vida india se pueden mencionar las siguientes: se da
una revolucin en la representacin. La escritura alfabtica suplanta a la antigua pictografa, los cdigos
pictricos occidentales sustituyen las convenciones autctonas. La concepcin del tiempo tambin
cambia. El tiempo impuesto por los espaoles es a la vez lineal, universal, mensurable y articulado por el
corte entre el antes y el despus de su llegada; el de las tradiciones indgenas era completamente
diferente, marcado por el retorno de ciclos regulares, basado en las repeticiones y las correspondencias.
Como lo demuestran las Relaciones, esas extraordinarias investigaciones administrativas de fines del
siglo XVI, que obligan a los indios a producir un discurso acerca de su propio pasado, la temporalidad del
colonizador pasa a estructurar toda la narracin histrica indgena.
119
Motolina, Ibid, pg. 116.
120
Fray Bernardino de Sahagn, Colloquios y doctrina christiana con que los doze frailes de San
Francisco embiados por el papa Adriano sesto y por el emperador Carlos quinto convirtieron a los
indios de la Nueva Espaa, en lengua mexicana y espaola, ed. facsimilar del manuscrito original.
Paleografa, versin del nhuatl, estudio y notas de Miguel Len-Portilla, Mxico, UNAM-Fundacin de
Investigaciones Sociales, A.C., 1986.
La opinin ms generalizada sobre la probabilidad de que este dramtico encuentro entre sacerdotes de
ambos mundos se haya llevado a cabo es que no importa el hecho en s, es decir, si se dio o no tal
confrontacin, lo que interesa es lo que muestra tal documento. A pesar de que a Pilar Gonzalbo (La
lectura de evangelizacin en la Nueva Espaa, en Historia de la lectura en Mxico, varios autores.
Mxico, El Colegio de Mxico, 1999, pgs. 9-48.) le parece poco probable que se produjese tal encuentro,
considera a los Colloquios como un valioso testimonio de la forma en que los religiosos interpretaban la
espiritualidad y el ritual prehispnico y pretendan defender la superioridad de lo que ellos proponan. A
Antonio Rubial (La evangelizacin de Mesoamrica, Mxico, Conaculta, Tercer Milenio, 2001, pgs. 14-
15) no le parece relevante, poco importa, dice, si tal encuentro se dio en la realidad o slo fue una
creacin literaria de fray Bernardino, el hecho es que en ese texto quedaron reflejadas las tres etapas del
proceso que sigui la evangelizacin de los indios mesoamericanos. Por nuestra parte, creemos que entre
las cosas que resultan ms interesantes de este encuentro es la continuidad del pensamiento cristiano
para, primero, presentar una imagen que muestra un inters por entablar un dialogo con sus
adversarios espirituales y, despus, para declarar el triunfo y, obviamente, la adhesin del otro a las filas
del catolicismo, sin que en realidad se hubiese logrado un cambio completo en los otros. Un antecedente
de estas plticas con los disidentes, con los otros, fue el dilogo entre telogos ortodoxos y ctaros,
presentado por la apologtica catlica como un triunfo de los primeros. Por otra parte, los debates
teolgicos llevados a cabo entre judos y cristianos, como el de Barcelona de 1263, servan ms desde la
perspectiva cristiana como sesiones de adoctrinamiento del otro que como sincero debate entre iguales.
Tambin son representativos los coloquios entre catlicos y protestantes en el siglo XVI.
En el supuesto caso de que se hubiera realizado este encuentro resulta impensable que los sacerdotes
indgenas hubieran comprendido los temas que les exponan los cristianos (la existencia de un solo Dios,
del demonio y de los ngeles, la creacin del mundo, la vida del primer hombre en el paraso, la tentacin
y el pecado; tambin se les explic la personalidad del Papa, la trascendencia de las Sagradas Escrituras
y la justificacin de la presencia de los misioneros en tierras americanas) y por tanto que se hubieran
adherido a la fe en el dios cristiano.
80
religin india, 121 que pretenda convencerlos de los errores que haban
cometido.
Pero si a los frailes les interesaba evangelizar a los indgenas fue porque
puros gentiles, para Sahagn es certsimo que estas gentes todas son
humanos que, como otros, haban sido engaados por el demonio; sin
embargo, el yugo diablico que pesaba sobre los americanos era ms grande
del que otros idlatras haban soportado, prueba de que el alma de un indio
presenta como un ser dominado por el demonio, los mayores idlatras de que
concibe como un ser con grandes virtudes, con rasgos positivos, seres que por
Iglesia que retomara los principios de la Iglesia Primitiva, la Iglesia Indiana. 122
121
Para Klor de Alva el ncleo del mensaje de los Colloquios es de una agresividad extrema y su fin fue
implantar en la mente indgena la concepcin franciscana de la religin autctona. La historicidad de
los Colloquios de Sahagn, en Bernardino de Sahagn. Diez estudios acerca de su obra. Edicin e
introduccin de Ascensin Hernndez de Len-Portilla. Mxico, FCE, 1990, pg. 203.
122
Este ideal se persigui durante las primeras dcadas de la evangelizacin en Nueva Espaa por el
declive moral de los creyentes catlicos en Europa (recordemos que se present en este tiempo la reforma
protestante, la brujera y la hereja, etctera), lo que llev a pensar a los frailes que con los indios se
podra lograr la construccin de una Iglesia que se acercara a los parmetros de la Iglesia de los primeros
aos del cristianismo, la apostlica. Para los franciscanos, el indio, en un principio, era tan otro que
permita crear otra cristiandad, prxima a la pureza evanglica. El indio posea la cualidad preciosa por
81
sealar una fecha precisa para el fin de los tiempos (prohibido por la ortodoxia),
excelencia para los frailes menores: viva en la pobreza y desamparo; cumplan con el ideal de la pobreza
evanglica.
Aqu cabe mencionar la teora de la compensacin, que permite a los religiosos explicar el curso de la
historia. La citada teora consiste en que existen reemplazos que se ven beneficiados con la gracia divina:
el hombre fue creado para ocupar los lugares que los ngeles cados dejaron vacos; Israel, despus de ser
el pueblo elegido, dej su lugar a Europa y sta a Espaa; las almas arrebatas por las huestes diablicas
en Europa al cristianismo (moros, judos, brujas, herejes, protestantes, otomanos, etc.) sern recuperadas
con los habitantes de lo que se entendi como Nuevo Mundo. Sahagn, en el prlogo de su obra, lo
explicaba as: ...parece que en estos nuestros tiempos, y en estas tierras y con esta gente, ha querido
Nuestro Seor Dios restituir a la Iglesia lo que el demonio la ha robado (en) Inglaterra, Alemania y
Francia, en Asia y Palestina....
123
Segn John Phelan, seguido por otros autores como Georges Baudot, el milenarismo era una idea muy
generalizada entre los frailes menores que llegaron a Nueva Espaa, quienes se sentan instrumentos de
Dios para consumar la evangelizacin universal que preceder al finis mundi. Estos historiadores
sostienen que la idea de los franciscanos novohispanos de crear un estado indgena no hispanizado y
autnomo de los espaoles proviene de las tesis de Joaqun de Fiore y se puede equipar al reino milenario
que algunos de sus seguidores anunciaban. Esto, segn Baudot, fue la causa de los fuertes
enfrentamientos entre frailes y encomenderos, as como de la rebelin franciscana contra la Primera
Audiencia y de la propuesta de una Iglesia sin diezmos y sin obispos comparable a la Iglesia de los
monjes del joaquinismo. John Phelan, El reino milenario de los franciscanos en el Nuevo Mundo. Trad.
Josefina Vzquez. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Histricas, 1972 (Serie de historia
novohispana, 22). Georges Baudot, Utopa e historia en Mxico. Los primeros cronistas de la civilizacin
mexicana (1520-1569). Madrid, Espasa-Calpe, 1983.
82
el reino milenario, que era un reino de igualdad, cuando vemos su afn por
organizaron y su propio dominio sobre ellos. En todo caso, concluye Elsa Frost,
todos los textos que los partidarios del milenarismo novohispano aducen,
ceremonias litrgicas, con las que sustituyeron los cultos prehispnicos, tan
124
Elsa Cecilia Frost, Milenarismo mitigado o imaginado?, en Actas del Congreso de Historia
Mexicanista. Oaxtepec, oct., 1988; A new millenarium: Georges Baudot, en The Americas,
Washington, abr., 1980, vol. 36, nm. 4, pgs. 515-526. Recientemente, Antonio Rubial, La hermana
pobreza. El franciscanismo: de la Edad Media a la evangelizacin novohispana. Mxico, Facultad de
Filosofa y Letras, UNAM, 1996, ha retomado las ideas de Frost, ver en particular las pgs. 124-133.
83
indelebles para que pudieran hacerlas desaparecer las salvficas aguas del
bautismo. En ocasiones era difcil para los mismos religiosos discernir lo que
pasado indgena.
84
que sirvieran para localizar idolatras y borrar todo rastro de ellas. Rechaza la
prcticas indias en tiempo de su idolatra piensan que entre esta gente no hay
125
A partir de 1577 Felipe II y con ste el Consejo de las Indias cambiaron su posicin frente a las
investigaciones sobre culturas indgenas: se consideraron como peligrosas en la medida que difundan
ideas paganas y que animaban un espritu rebelde e independentista. Este cambio en el tratamiento de las
culturas indgenas est visto como la causa de la confiscacin de los escritos de Sahagn y del hecho que
no hayan sido publicados (cfr Georges Baudot, Utopa e historia). Sobre la historia de los manuscritos
vase tambin Doris Heyden, La triste suerte de los escritos de los frailes en el siglo XVI. El caso de
Sahagn, en B. Barba de Pia Chn (ed.), Estudios del Mxico antiguo, INAH, Mxico, 1996, pgs. 139-
150)
126
Fray Bernardino llam al proceso de expansin del cristianismo de Este a Oeste peregrinacin de la
Iglesia (Phelan utiliza la expresin ley geohistrica). Pero si bien aceptaba como Motolina, que dicho
avance se haba dado de Oriente a Occidente, discrepaba de l en que no crea que se detuviera en
Amrica y por lo tanto negaba la cercana del fin del mundo. Sahagn escriba en 1576 y en su
pensamiento influyeron varios hechos: la zona por evangelizar se ampli hacia las tierras de Filipinas,
China y Japn, y por lo tanto el proceso de avance no poda detenerse en el Nuevo Mundo (fray
Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. XI, Apndice); por otro lado, la despoblacin causada
por las pestes disminua las posibilidades de la Iglesia indiana (fray Bernardino de Sahagn, Ibid.); y
finalmente la conviccin pesimista de que la fe era bastante superficial entre los indgenas de la Nueva
Espaa, lo que haca difcil fundar en ella la Iglesia pura de los ltimos tiempos (Lib. X).
Estas ideas no las tuvo solamente un anciano que haba vivido la evangelizacin desde un principio, que
haba visto el derrumbamiento de la visin optimista de la Iglesia indiana y que al final de sus das
aceptaba resignado a los hechos. El mismo pensamiento haba tenido fray Martn de Valencia, que muerto
en 1534, vivi an dentro de la poca dorada de las misiones del XVI. Valencia encabez una pequea
misin que lleg a Tehuantepec con el fin de atravesar el ocano. El viaje no se realiz, pero la idea de ir
al Lejano Oriente a buscar el elemento humano para una nueva cristiandad sigui latente y se manifest
de nuevo en fray Juan de Zumrraga que, junto con el dominico Betanzos, pretendi, tambin sin xito,
cruzar el Pacfico para predicar. Es interesante hacer notar en todas estas actitudes un desencanto de la
Iglesia Indiana en algunos franciscanos de la primera poca. Las recadas en la idolatra y en los vicios
por parte de los indgenas, incluso entre los egresados de los colegios occidentales, hacan a la Nueva
Espaa inepta para plantar la Iglesia de los ltimos tiempos. Por tanto, el fin del mundo se retrasaba hasta
que llegara la evangelizacin de la ltima Iglesia, la de China, en la que se dara, entonces s, la anhelada
utopa.
85
127
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
128
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro III, Apndice.
129
De destacar es que Sahagn y Motolina presenten mtodos de evangelizacin muy distintos. El
primero estaba convencido de que slo mediante el estudio y conocimiento de la cultura india se podra
cristianizar a los indgenas con mejores resultados, era una labor de retaguardia misional. En cambio,
Motolina apoyaba la predicacin directa y masiva sin que existiera de por medio una preparacin
detallada para recibir los sacramentos cristianos. Tambin es importante tener en cuenta que hay dos
proyectos de cristianizacin: uno dirigido a adultos y otro a menores. En el primer caso, se opt por un
esfuerzo menor porque los religiosos comprobaron que las personas mayores difcilmente dejaran total
o parcialmente la religin precolombina -pinsese en la actitud de los ancianos indgenas recogida por
Sahagn en los Colloquios, ante el deseo franciscano de que abandonaran su cosmovisin-. En cambio,
nios y jvenes, por su poca o reciente adhesin a las creencias de sus antecesores, representaban una
mayor oportunidad para introducir con xito la fe en Cristo, por ello no es difcil entender que los
predicadores les proporcionaran a nios y jvenes una instruccin de corte occidental.
Por otro lado, es necesario identificar las diferencias entre la rama de franciscanos provenientes de
Castilla y los provenientes de Francia. Si comparamos a los franciscanos galos (Gilberti, Focher,
etctera.) sobre todo los provenientes de la provincia de Aquitania, con los franciscanos espaoles,
podemos observar que aquellos aportaron a la iglesia misionera de Amrica los fundamentos teolgicos,
histricos y cannicos. El representante ms destacado de este grupo es Juan Focher, quien con su
Enchiridion baptismi adultorum et matrimonii baptizandorum y el Tratado del bautismo y del
matrimonio de los recin convertidos a la fe, base del Itinerario catlico de los misioneros que marchan
a convertir infieles, impreso en Sevilla en 1574 por Diego de Valds, fue una palabra autorizada para
muchos religiosos (seculares y regulares) gracias a que representaba un apoyo en la aplicacin de
sacramentos, principalmente el bautismo y el matrimonio de adultos. En cambio, los frailes espaoles se
distinguieron por ser ms prcticos, emocionales y poco tericos. Incluso, Pedro ngeles afirma que los
misioneros franciscanos espaoles fueron, para la construccin de la primitiva iglesia novohispana, un
smil del apstol Pedro, en contraste con los franciscanos franceses, quienes se acercan ms a la figura del
apstol Pablo. Sobre la importancia de Focher y la comparacin de Pedro ngeles, ver la presentacin
86
quedado atrs y que con ellos se podra crear otra cristiandad. Fray Bernardino
...ellos (indios) hicieron entender a los ms de los religiosos, que toda idolatra,
con todas sus ceremonias y ritos, estaba ya tan olvidada que no haba para
qu tener este recatamiento, pues que todos eran bautizados y siervos del
verdadero Dios, y esto fue falssimo, como despus ac hemos visto muy claro,
que los indios crean y reciban con toda voluntad la Escritura, 131 pero primero es
realizada por Juan Carlos Ruiz Guadalajara en fray Juan Focher, Manual del Bautismo de adultos y del
matrimonio de los bautizados, Mxico, Frente de afirmacin hispanista, 1997.
130
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro X, Relacin del autor digna de ser notada.
131
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Prlogo al Apndice dice que los indios
deben creer y con toda voluntad recibir las palabras de Dios. La idea de que el fiel cristiano interiorice
la fe se ubica en un proceso en el que se va relegando a un puesto accidental la oposicin antigua de la
derecha e izquierda para poner mayor nfasis en los pares alto y bajo, interior y exterior.
132
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo general.
87
general del pasado indio, por eso intenta un estudio retrospectivo. Pero lo que
provoca en los europeos, en el mejor de los casos, una gran sorpresa y sobre
todo horror.
los espaoles persigue el objetivo de que las idolatras puedan ser identificadas
desea desaparecer este tiempo. 133 El olvido es algo anhelado. Esto sin negar
88
los rescata, pero cmo sabemos que esto es una muestra realmente
(pasado).
diferencia entre el error idoltrico en el que vivan los indios (lo malo, diablico)
sino diablico. Por qu, entonces, dedica tanta atencin a los mitos? As
Agustn dedic el libro sexto de La Ciudad de Dios a los mitos de los gentiles,
con el propsito de que su exposicin sirviese para darles a entender que sus
generalizada entre los evangelizadores, que slo la luz del evangelio aparta a
89
aberraciones.
Vosotros, los habitantes desta Nueva Espaa, que sois los mexicanos,
indios destas Indias Occidentales, sabed que todos habis vivido en grandes
vivido hasta agora (...) Y sabed que los errores en que habis vivido todo el
mxima de la verdad para los cristianos, que muestra no slo cul es el origen
de los falsos dioses, sino los grandes males en que incurrieron los hombres por
reconocer sus propios errores, al decir, segn las Escrituras: Errados habemos
perdicin.
posicin de desventaja frente a los antiguos gentiles del Viejo Mundo. Son los
indios, a su juicio, primeros entre todos los idlatras del mundo en la reverencia
y fidelidad que tienen a sus dioses; pero si los gentiles griegos y latinos a
134
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
90
presuncin- inventaron fbulas ridculas acerca del Sol, la Luna, las estrellas,
indios, gente tan prvula y tan fcil para ser engaada (justamente porque su
mujeres muertas en su primer parto, juzga que es cosa tan de burlar y de rer,
Escriptura, y al hablar del ritual dedicado a los montes, con comunin de sus
imgenes fabricadas con semillas, dice: Esto ms parece cosa de nios y sin
modo que una de las maneras de evitar la infidelidad por ignorancia sera dar a
idolatra, por eso deba mostrar las situaciones y las prcticas donde se
apartarlos de ese mal. Los esfuerzos por mostrar la existencia e identidad del
91
Frente a las extraas similitudes que advertan entre ciertos rasgos de las
narrado, es la opinin del fraile sobre lo que describe. La forman los distintos
135
Tres fueron las principales: si los ritos aztecas recuerdan tanto a los cristianos, es porque los aztecas ya
haban recibido, en un pasado lejano, una enseanza cristiana, misma que Durn la atribua a Santo
Toms, aunque sin explicitar si se refera al apstol o Santo Toms de Meliapor, quien segn fray
Servando Teresa de Mier fue un obispo clebre por su predicacin y milagros y, en particular, por
predicar en China y otras regiones brbaras y remotas haciendo muchos prodigios. La segunda posibilidad
era que el demonio, el maldito adversario, persuada y enseaba a los indios hurtando y contrahaciendo
el divino culto, logrando lo que Mendieta llamaba exacramentos, para hacerse adorar y servir. La tercera
opcin se desprenda del origen de los aborgenes americanos, a quienes se relacionaba, como una medida
para incorporarlos al tronco de Adn, con una de las tribus perdidas de Israel.
136
Gilbert Durand (Les structures anthropologiques de l Imaginaire: introduction larchtypologie
gnerale, Pars, Dunod, 1992.) ha demostrado que entre los diferentes pueblos indoeuropeos en un grado
de desarrollo parecido existen muchas estructuras antropolgicas de lo imaginario que divergen poco. La
rama dorada de Frazer (La rama dorada. Magia y religin, Mxico, FCE, 1944) o La gnesis de los mitos
de Krappe podran ayudar a argumentar esta idea. Sin embargo, esto no quiere decir que se pueda aceptar
que entre los indios mesoamericanos y los conquistadores europeos del siglo XVI tengan que existir
grandes semejanzas culturales. Durand lo precis bien: pueden compartir estructuras antropolgicas de lo
imaginario pueblos que compartan un desarrollo semejante, y definitivamente ste no exista entre
americanos y occidentales hace ya casi cinco siglos. Alguien recordar las obras de Mircea Eliade (El
mito del eterno retorno), donde los ejemplos estn tomados de distintos pueblos de la Tierra y se
muestran parecidos muy prximos, pero cabra hacer algunas precisiones al respecto. En primer lugar,
quien recoge la informacin es un europeo, lo que implica un factor, quirase o no, de intervencionismo
cultural. En segundo trmino, casi todas las culturas, antes o despus, han sufrido algn tipo de
dominacin occidental, misma que podra dar origen a paralelismos entre civilizaciones completamente
diferentes.
92
cronista, ningn historiador presenta sus datos en bruto, puros. Sahagn no fue
ven ac, fulano, pues eras tan mi amigo, quiero que vayas a la casa del sol y
traigas de all instrumentos para que me hagas fiesta, y para esto llamars a la
137
ballena y a la sirena, y a la tortuga, que se hagan puente por donde pises.
ballena, siendo que no haba este tipo de mamferos en los mares tropicales.
tuvo muy cierto y averiguado que era rubia, sino que tambin le otorga
137
Fray Jernimo de Mendieta, Historia eclesistica indiana, 2. edicin facsimilar. Mxico, Ed. Porra,
1971, Lib. II, Cap. 3.
138
Aqu sera importante mencionar que reconocer a la sirena como una figura ajena a la mentalidad
prehispnica no significa una gran dificultad, dada la composicin del imaginario de los conquistadores
que inclua en su repertorio a stos y otros seres mticos grecorromanos, pero en otros casos donde la
intervencin es ms sutil, se debe poner ms atencin para lograr diferenciar las dos cosmovisiones.
93
sotanas de clrigos abiertas por delante y sin capillas y los cuellos escotados y
139
las mangas cortas y anchas que no llegaban al codo.
a sus probables lectores. Por ejemplo, al relatar la actitud de los indios cuando
tormentos son castigos por las faltas cometidas, Sahagn slo pudo agregar
comidas repugnantes los corazones, los pies y las manos, que eran por el
139
Al parecer, el primero que observ esta intervencin de los frailes franciscanos fue el padre Mariano
Cuevas, La historia de la Iglesia Mexicana, Tomo I, pg. 104. Mxico, Editorial Patria, 1946. El mismo
padre Cuevas narra cmo fray Bartolom de las Casas envi en cierta ocasin a un clrigo a que se
enterase de las creencias de ciertos indios de Tabasco. El enviado volvi con la sorprendente noticia de
que crean en un dios padre, hijo y espritu santo. El hijo, nacido de una virgen, fue coronado de espinas,
muerto en un madero y resucitado al tercer da (Cuevas, La historia..., T. II, pg. 99).
140
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro IV, Cap. IX.
141
Patrick Antich, El mictlan en la obra de fray Bernardino de Sahagn: inframundo o infierno, en Fray
Bernardino de Sahagn y su tiempo..., pgs. 537-552.
94
una justicia divina en el ms all que castigara a los malos, a los pecadores, lo
precolombinas.
en demanda del paraso terrenal, y traan por apellido Tamoanchan, que quiere
decir buscamos nuestra casa; y poblaban cerca de los ms altos montes que
porque opinin es de los que escriben que est debajo de la lnea equinoccial;
los escritores, que el paraso terrenal est debajo la lnea equinoccial y que es
143
un monte altsimo que llega su cumbre cerca de la luna.
cosmologa griega, los telogos trasladaron el paraso desde del cielo hasta la
luna. Con san Alberto Magno y santo Toms de Aquino se redujo notablemente
142
Para esto se puede consultar el trabajo de Sara Ladrn de Guevara, El smbolo de la mano en
Mesoamrica, en La palabra y el hombre, Universidad Veracruzana, nmero 73, enero-marzo, 1990.
143
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
95
constitucin fsica del ser humano. Sin embargo, la versin de que ste se
cual estaba ubicado en la cumbre de una alta montaa, cerca de la luna. Para
lector.
traduccin de la riqueza agrcola del Edn (un huerto delicioso), 146 con
productos mesoamericanos (el cacao, la goma negra llamada olli, etctera). 147
144
Por ejemplo, Dante Alighieri, autor de La divina comedia, rechaza la posicin escolstica y acepta que
el Paraso Terrenal se ubica en una cumbre cerca del cielo de la luna.
145
Citado en Jos Contel, Visiones paradisacas: Extraas analogas entre Tlallocan y Paraso Terrenal
en la Historia general de las cosas de Nueva Espaa de fray Bernardino de Sahagn, en Fray Bernardino
de Sahagn y su tiempo..., pgs. 617-627.
146
Edn, en hebreo, significa huerto delicioso. Ver la descripcin que se presenta del Edn en el
Gnesis, II, 4-16, y la que se presenta en la Elega al Rey de Tiro (Ezequiel 28, 13-15).
147
Aunque destaca la incorporacin de las rosas como elemento occidental.
96
Y son muy ricos, porque sus tierras son muy ricas, frtiles y abundosas, donde
llaman cuappatlachtli. Dase tambin ella el olli, que es una goma negra de
rbol que se llama olli, y la rosa que llaman yolloxchitl, y todas las dems
rosas, 149 que son muy preciadas. All es la madre de la aves que cran pluma
chicos, y el ave que llaman quetzalttotl. Tambin se traen de all piedras muy
ricas de chalchihuites, y las piedras turquesas. All se halla tambin mucho oro
150
y plata.
Por otra parte, creo que el ubicar, en una descripcin del Libro X, al
asienta que Plant (...) Yav Dios un jardn en Edn, al oriente, y all puso al
aguas, que se extenda por las cuatro esquinas (rumbos) del mundo, en cada
esquina haba un rbol y/o un dios que sostena el cielo, cada uno de los
148
Aunque Alfredo Lpez Austin seala que es preciso aclarar que la visin paradisaca no debe
atribursele a Sahagn pues aparece en el texto original de los informantes, no creo que se pueda aceptar
esto, pues sera negar la indudable presencia de la voz de Sahagn impregnada en los discursos de sus
informantes.
149
Las rosas no existan en tierras americanas antes de la llegada de los espaoles, lo que podra
interpretarse como una bsqueda de paralelismo por parte de nuestro fraile.
150
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro III, Apndice, Cap. II.
151
Gen, 2, 8.
97
del universo no son los mismos que los cuatro puntos cardinales (norte, sur,
iniciaba con la salida del sol; por donde sala; por donde se ocultaba, es decir,
de acuerdo con las posiciones que adquira durante el da. En este sentido
Len-Portilla explica:
marcha del sol: all por donde ste se opone, se halla su casa, es el pas del
color rojo; luego a la izquierda del camino del sol, est el sur, el rumbos del
color azul; frente a la regin de la casa del sol, est el rumbo de la luz, de la
la ruta del sol se extiende el cuadrante negro del universo, el rumbo del pas de
153
los muertos.
Existen otros casos que se podran citar como posibles ejemplos de las
152
Ylotl Torres Gonzlez, Diccionario de mitologa y religin de Mesoamrica, Larousse, Mxico,
1999, pg. 147.
153
Miguel Len-Portilla, La filosofa nhuatl estudiada en sus fuentes, Mxico, UNAM, IIH, (Serie
Cultura Nhuatl, Monografas, 10), 1997, pg.124.
98
investigaciones. 155
Posiblemente de todos los atributos con los que se califica al Papa en dicho
texto en su versin castellana (hombre, varn como nosotros, tiene las veces
santidad del Papa, pues se utilizan casi las mismas expresiones con las que el
Cdice Florentino, libro III, cap. IX describe la figura del sumo sacerdote
muy buenos son su corazn, su vida, gran sabio, dicen los Colloquios acerca
del Papa.
154
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib I, Cap. XII. Tambin resultan significativos los
elementos que conformaban la imagen que nos ofrece nuestro fraile del dios Quetzalcatl, entre los que
destacan: una mitra en la cabeza (...), un sobrepelliz (...) y en la mano derecha un cetro a manera de
bculo de obispo: en lo alto era enroscado como bculo de obispo
155
Francisco Morales, La inculturacin del cristianismo en un texto de Sahagn. El dilogo de los doce,
en Fray Bernardino de Sahagn y su tiempo..., pgs. 661-674; hemos utilizado en particular la pg. 670.
Es importante mencionar que los datos presentados son los que ofrece Morales.
99
156
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. X, Relacin del autor digna de ser notada.
157
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Confutacin.
100
Lo que tenemos es lo que l crey que fue la visin del mundo de los
teniendo como justificacin que los hombres a los que describa pertenecan,
como el resto de los seres humanos, a la historia salvfica y, por tanto, posean
parte de las nuevas tierras fue donde los espaoles creyeron encontrar el
ltimo rincn del dominio del demonio, escondido por el secreto juicio de Dios.
las prcticas indias, en especial, sobre las cosas que se relacionaban de una
158
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro II, Exclamacin del autor.
101
indios con los de romanos y griegos, logrando establecer como principal punto
en comn el pesado yugo del diablo. Las almas de toda la humanidad valen lo
construccin del saber realizada por el fraile (apropiacin del otro) se dirige a
159
Sobre la importancia de la semejanza en la construccin del saber en el siglo XVI puede verse a
Michel Foucault Las palabras y las cosas. Trad. de Elsa Cecilia Frost. Mxico, Editorial Siglo XXI,
1968. En especial el captulo II La prosa del mundo. Tal vez esta caracterstica de la mentalidad
medieval fue la que llev a Michel Foucault considerar que the sciences of the sixteenth century were
obssessed by the notion of similitude, citado en Antonello Gerbi, La naturaleza de las Indias Nuevas,
Mxico. FCE, 1978, pg. 19.
Es importante decir que aun hoy en da el discurso se ve alimentado por la analoga.
160
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
102
fue necesario para los recin llegados explicarse a s mismos la novedad que
mecanismo seguido fue una reaccin del pensamiento que podramos definir
que estructura por analoga (por eco), casi de la misma forma en que lo
161
Mauricio Beuchot, La analoga como instrumento lgico-semntico del lenguaje y del discurso
religiosos, segn Santo Toms de Aquino, en Signo y lenguaje en la filosofa medieval. Mxico, UNAM,
1993, pg. 35. Creo adecuado aplicar esta caracterstica a todos los atributos indios que los misioneros
presentan como extraas similitudes en relacin con aspectos cristianos, en particular porque los
religiosos se desarrollan en una atmsfera aristotlica y la relacin de analoga se puede conectar con la
doctrina aristotlica de las categoras y las enseanzas de Santo Toms.
103
las referencias invocadas, las que provienen del universo del conquistador.
postulando por ello mismo su igualdad potencial. Vemos por tanto cmo la
reconocimiento del otro. Recurrir a ella significa aceptar sin remedio que
prevalezcan los conceptos y los criterios de una cultura sobre otra, pero
104
del siglo XIX, de las primeras teoras que postulan el relativismo cultural.
cristianos contra todos los dems (judos, moros, brujas, herejes, indios,
tecnologa, por mencionar slo dos ejemplos como los nicos paradigmas
vlidos.
inversin, una oposicin justificadora que permite a los espaoles dominar las
debe enfrentar, el imperio del bien, en este caso representado por Espaa y
162
Francois Hartog, Le miiroir dHrodote, essai sur la reprsentation de lautre. Pars, Gallimard, 1980,
pg. 225.
163
A esta imagen, el siglo XVIII europeo (del norte) sobrepone la del mundo dividido en pases
atrasados y pases ricos que an se mantiene.
105
diseminada por todo el orbe, porque ella es la heredera de Cristo y, por ende,
catlica, si sta es buena aqulla (la protestante o la india, por ejemplo) tendr
que ser mala, si es blanca la otra tendr que ser negra. Pero los trminos con
conocer ciertos casos en que las similitudes entre las religiosidades en conflicto
son muy cercanas. Al toparse con informes indios sobre una diosa entre los
primer intento por entender esta semejanza se inclina por ver en esta
iglesia satnica, una copia de la divina, compuesta por lo que Mendieta llam
164
Mendieta, op. cit., Libro II, Cap. IX.
106
lo otro, de percibir las diferencias culturales en cuanto tales, pero tiene que
afirmar que lo que est produciendo es una produccin del otro mismo. Prepara
as, se intenta presentar lo que dicen los indios como la verdad, su verdad, al
165
Leopoldo Zea, Amrica como conciencia. Mxico, UNAM, 1972, pg. 68.
107
Cuando se analizan trabajos en donde el autor afirma que sacar a luz todos
todas sus maneras de hablar y las ms de sus antiguallas buenas y malas, 166
cuatro factores claves en las relaciones de poder. El primero tiene que ver con
ejerza sin una serie de miras y objetivos. Las relaciones de poder son
166
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
108
El primer problema sera aceptar que los indios proporcionaron todos los
109
como lo que en siglos posteriores sera el buen salvaje; tal vez no hemos
salido del todo de ese estereotipo que impide reconocer en el indio otro papel
del franciscano tuvieron que haber vivido (o debieron haberlo tenido muy
indgenas.
sus errores:
110
podrn dejar los pobres viejos y viejas aquello en que toda su vida se han
168
criado?
pasado, su identidad:
...no nos parece cosa justa que las costumbres y ritos que nuestros
Contradiccin poco probable por parte del indio, sobre todo porque el
que el indio miente por temor a los espaoles), el origen de la aceptacin de los
168
Sahagn, Colloquios, pg. 86.
169
Sahagn, op cit., pg. 86.
170
Ibid, pg. 89.
111
lo que recogi; 171 tal vez, los indios slo dijeron lo que el fraile buscaba: una
all de ellos las fuentes recogan tradiciones y narraciones de otra ndole. Sin
fueran incapaces de recordar lo que haba pasado antes, sino que hacerlo no
171
Incluso con la colaboracin de amanuenses indgenas, siempre es Sahagn el que habla; no era posible
que l pensara ni se expresara como un indio, y los naturales que la ayudaban pertenecan a una
generacin que ya no produca fcilmente el tipo de literatura representado en los Huehuetlatolli y la
poesa tradicional.
172
Federico Navarrete, Las fuentes indgenas ms all de la dicotoma entre historia y mito, en Estudios
de Cultura Nhuatl, vol. 30, Mxico, UNAM, 1999, pgs. 231-256.
173
Federico Navarrete, op. cit. pg. 249.
112
procesos de dilogo intenso y desigual entre las historias indgenas y las ideas
cambio, estn equivocados. Esto hace necesario abrirles los ojos para que
vean las mentiras en que los demonios engaadores y burladores los han
mantenido.
Francisco Toral. 175 Es decir, desde el poder pastoral, desde una tecnologa del
poder que produce saberes. Sabemos que el fraile practic cierto ejercicio de
medio de preguntas. 176 Sahagn cre y sigui el orden de una minuta que
174
Entre un antroplogo y sus sujetos de estudio tampoco la hay y, sin embargo, damos por buenos los
resultados de su investigacin. Sin embargo, un punto importante de las investigaciones contemporneas
es que los cientficos pueden relativizar sus apreciaciones, asunto que Sahagn no logr por el conjunto
de caractersticas culturales propias de su tiempo.
175
A pesar de que Saghagn dice que fue fray Francisco Toral (despus obispo de Campeche y
Yucatn) quien le orden emprender su obra, Garibay considera que quien le dio el primer impulso fue
Motolina, cabeza de los frailes menores en 1547 por muerte del provincial.
176
Alfredo Lpez Austin The Research Method of fray Bernardino de Sahagn: The questionaries, en
Edmonson (comp.), Sixteenth-Century Mexico, University of New Mexico Press, Albuquerque, 1975.
113
cerca de dos aos, siguiendo la minuta que yo tena hecha (...) sobre lo que me
estos naturales de esta Nueva Espaa, y para ayuda de los obreros y ministros
178
que los doctrinan.
para que le dieran razn de lo que les preguntase, pero adems, a sus solas,
morar a San Francisco de Mxico con todas mis escrituras, donde por espacio
de tres aos pas y repas a mis solas estas mis escrituras, y las torn a
enmendar y las divid por libros, en doce libros, y cada libro por captulos y
180
algunos libros por captulos y prrafos.
177
Miguel Len-Portilla, De la oralidad y los cdices a la Historia general, op cit., pgs. 136-139.
178
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. II, Prlogo.
179
En cualquier indagacin o investigacin slo puede haber ciertos tipos de objetos-sujetos de
conocimiento. En el caso de Sahagn, resulta interesante observar que las explicaciones del por qu el
fraile decide concentrarse en la nobleza india para alcanzar o conseguir informacin relacionada con su
antigua cultura se basan, exclusivamente, en que el fraile consideraba que los herederos de este linaje
podran concentrar o hacerse llegar de informacin ms detallada y confiable sobre lo que l preguntara.
Pero a nuestro juicio, existe otra circunstancia que influy, por lo menos en una pequea medida, en la
eleccin de Sahagn de la clase dominante como fuente de su trabajo. Existe una idea tomista que
relaciona estrechamente a la nobleza occidental con los cometas. Segn el dominico, ni siquiera el paso
de un cometa reduce o perjudica a la estirpe noble, por ello, son sus miembros o herederos quienes deben
conservar de una mejor manera el recuerdo de sus ritos.
180
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro II, Prlogo.
114
diablo, es un ser del lenguaje y, por lo tanto, un ser enajenado que existe
cultura tal y como hoy se practica. Situacin que, por otro lado, no
en el progreso de la civilizacin.
Segn Klor de Alva, Sahagn y sus colegas fueron los instrumentos para
antropologa no meramente como una prctica colonial sino como una prctica
181
catlica romana.
181
Jorge Klor de Alva, Sahagn and the birth of Modern Ethnography: representing, confessing and
inscribing the native other, en The work of Bernardino de Sahagn: Pionner Ethnography of Sixteenth-
115
estudian, y al estar por ende excluidos del juego real de los intereses de dicha
como fueron no es posible. Las palabras que dicen lo otro, nos proporcionan un
Historia fue reglamentada por los pueblos que haban desarrollado formas
mata.
century Aztec Mexico. Editado por Jorge Klor de Alva, H. B. Nicholson, and Eloise Quiones Keber.
Vol. 2 of Studies on Culture and Society. Albany, Institute for Mesoamerican Studies. Austin, University
of Texas Press, 1988. Tambin ver el captulo The confessional, self-examination, and the birth of
Modern Ethnography, pgs. 38, 39, 40 y 42.
182
El etnlogo Marc Aug, en Las formas del olvido. Barcelona, Gedisa, 1998, contrapone la concepcin
de la narratividad de Paul Ricoeur a la de la simbolizacin de Clifford Geertz, para mostrar las
deficiencias y peligros en la construccin etnolgica de relatos referidos a otras culturas, que se deben a la
imposibilidad de captar el peso autntico de ciertas significaciones en las informaciones disponibles.
116
respecto, Luis Villoro destaca que existen, de forma general, tres niveles
distintos de comprensin del otro por parte de los europeos en el siglo XVI. 183
categoras y valores familiares dentro de lo que Villoro llama figura del mundo.
romano; un templo azteca es una mezquita, sus dolos, otros Moloch, etctera.
rasgos de la cultura ajena que se resisten a caer bajo las categoras usuales,
porque no caben dentro de la figura del mundo del sujeto, la cual establece el
117
explicacin.
puede haber una verdad y slo un destino del hombre. Esa creencia bsica
labor de fray Bartolom de las Casas; es decir, con el reconocimiento del otro
para que voluntariamente elija los valores del nico que conoce el verdadero
sentido de la historia (el cristiano). Admitir que el punto de vista ajeno fuera, por
184
Luis Villoro, op. cit., pg. 17.
118
comprenderlo.
Reconocer al otro como sujeto de derechos ante Dios y ante la ley -como lo
otro pero no su plena diferencia. Para ello tendra que aceptarlo como una
Por ltimo, el tercer nivel de comprensin del indio tendra que ver con el
acepta que este nivel nunca fue franqueado admite que hubo quienes lo
lengua del vencido y dedica aos enteros a dialogar con sus interlocutores
indios, para entender y descubrir su mundo. Por fin el otro tiene la palabra, su
119
divina. sta seala como fin de la historia el advenimiento del reino de Cristo y
antpoda del cristiano. Ya no se reviste ahora el dios con los significados que el
indio le otorga, sino con los trazos que el catlico revela en su faz. Slo el
criterio del evangelizador puede revelar la realidad; el otro aparece como mera
analogas que el europeo practic. La necesidad del fraile para hacer entrar lo
indio a su figura del mundo signific una grave prdida del significado del
significado negar su figura del mundo y, por tanto, renunciar al proyecto global
120
que significaba el mundo indio, pero no puede concederle igual validez que al
suyo.
121
A) MTODO DE SAHAGN.
Cuando inici este proyecto lo primero que observ fue que a Sahagn se le
lado, haber reunido una gran cantidad de testimonios en nhuatl sobre las
y otras anotaciones suyas (de sta ya nos hemos ocupado). La otra gran
185
Acaso sus empeos por rescatar, ordenar y volver asequibles los conocimientos, legado de la antigua
cultura indgena, no recuerdan el antecedente ciertamente extraordinario en los tiempos de la Espaa
medieval. La escuela de los discpulos y traductores de Sahagn fue feliz renovacin en el nuevo mundo
de algo muy semejante a lo que haban sido las famosas escuelas de traductores de Toledo. Desde fines
122
etnogrfico.
el mtodo utilizado para sus indagaciones. Con el fin de ser fiel, me ver en la
Como en otros prlogos desta obra he dicho, a m me fue mandado por sancta
naturales desta Nueva Espaa, y para ayuda de los obreros y ministros que los
memoria de todas las materias de que habra de tratar, que fue lo que est
o Tezcucu. Hzose desta manera: en el dicho pueblo hice juntar todos los
principales con el seor del pueblo que se llamaba Diego Mendoza, hombre
con quien pudiese platicar y me supiesen dar razn de lo que los preguntase.
del siglo XI traductores rabes y judos, colaborando con sabios y letrados, haban hecho posible el
acercamiento de la conciencia hispnica y europea a textos y obras conservadas en idioma arbigo,
muchas de ellas clsicos del mundo antiguo hasta entonces desconocidos para el pensamiento de
Occidente. Lo que en Toledo se llev a cabo al rescatar esos textos, se repiti, toda proporcin guardada,
en el ambiente de Nueva Espaa.
123
preguntase. Estaban tambin all hasta cuatro latinos, a los cuales yo pocos
muchos das, cerca de dos aos siguiendo la orden de la minuta que yo tena
hecha. Todas las cosas que conferimos me las dieron por pinturas, que aqulla
era escriptura que ellos antiguamente usaban, y los gramticos las declararon
Donde juntando los principales los propuse el negocio de mis escrituras y los
platicase las escrituras que de Tepepulco traa escriptas. El gobernador con los
muy hbiles en su lengua y en las cosas de sus antiguallas, con los cuales y
Vine a morar a Sanct Francisco de Mxico, con todas mis escripturas, donde
por espacio de tres aos pas y repas a mis solas todas mis escripturas, y las
torn a emendar y dividlas por libros, en doce libros, y cada libro por captulos,
124
Sagradas Escrituras, el engao que han sufrido los indios por parte del diablo.
125
engaados, en tanto que los franciscanos saban muy bien quines eran esos
La investigacin sobre los ritos, las creencias, las estructuras sociales, las
los cristianos, por lo menos desde el siglo XI, cuando Pedro El Venerable, abad
186
La Instruccin en Gernimo de Mendieta, op cit. Lib. III, Cap. 9; y en fray Juan de Torquemada, Los
veintin libros rituales y monarqua indiana. Mxico, UNAM, 1975-1983, 7 vols. T. 5, Lib. XV, Cap. 7.
187
Sahagn, Colloquios, pg. 90.
126
diferenciador que constitua la lengua rabe. 188 Por ejemplo, Pedro de Alcal
Pater Noster, Credo, Salve Regina. Contiene un texto bilinge a dos columnas
de recibir? Una parte dedicada a describir las ocasiones en que se peca, donde
188
Ricard en su artculo Indiens et morisques, en tudes et documents pour lmissionaire de lEspagne
et du Portugal. Louvain, 1931, pgs. 209-219, apunt la idea, como hiptesis de trabajo, que ciertos
procedimientos de evangelizacin utilizados, unos con los moriscos y otros con los indios
mesoamericanos, presentan analogas muy interesantes, y que, debidamente analizados, podran dar la
clave de los modelos de cristianizacin de sociedades indgenas vencidas contemporneamente.
189
Citado en Antonio Garrido Aranda, Metodologa misional. Moriscos e indios. Mxico, UNAM, 1980,
pgs. 43-44. El trabajo de Pedro de Alcal resulta sumamente interesante porque muestra que varias
acciones de Sahagn no representan una novedad, una creacin o una inspiracin que surge de una
realidad diferente, sino que pertenecen a un proyecto occidental practicado en circunstancias en donde la
propagacin de la fe cristiana se ve en dificultades.
127
Otro antecedente importante para la labor de los frailes del siglo XVI
ser capaz de traducir los argumentos con precisin (mismo problema que
Lulio, cuyo principal campo de accin fue el norte de frica y quien fund en
misionero dio sus frutos en el decreto del Concilio de Viena de 1311, por el que
sirio. 191
190
Hay que recordar que en el Reino de Granada haba un volumen importante de poblacin autctona,
descendientes de nazares para integrarse en el Estado- Iglesia, y que fray Juan de Guadalupe cre ah
una casa franciscana, al parecer a semejanza del Colegio de Tlatelolco, para la conversin de los recin
conquistados mudjares.
191
De destacar resulta la figura del dominico san Vicente de Ferrer, quien tras estudiar en el studium
arabicum et hebraicum de Valencia ejerci labores de predicador entre judos y rabes, adems de
convertir a un rabino de Valladolid que habr de ser posteriormente obispo de Burgos.
128
...es mi parecer que los desengaen del engao que padecen (...) y esto
en tanto que occidental, versin de unos otros, los indios, que hay que hacer
los otros por medio de una organizacin artificial destinada a hacer que los
discurso occidental. Para esto basta poder convertir una lengua en otra, pero
conversin. 193
(inquisitio) en la Alta Edad Media, 195 Sahagn fue claro al demostrar que acta
192
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro XI, Apndice.
193
A esta idea de utilidad del conocimiento del otro, con el objeto de convertir a los indios al
cristianismo, se podra oponer una visin humanista del fraile. Sin embargo, Robins declara que no es de
ninguna manera fcil intentar dividir los intentos lingsticos medievales de los renacentistas. Por
ejemplo, asegura que durante la poca medieval se haban redactado gramticas de provenzal y cataln,
aunque reconoce que la importancia histrica y los mritos metodolgicos de estas gramticas slo se
estn apreciando adecuadamente ahora. Cfr. R. H. Robins, Breve historia de la lingstica. Madrid,
Ctedra, 2000, pg. 149 y ss.
194
El primer relatoetnogrfico hecho en tierras americanas y con base en sus habitantes sea el esfuerzo
del monje jernimo cataln Ramn Pan, quien para elaborarlo aprendi la lengua de los indgenas de La
Espaola y escribi la Relacin acerca de las antigedades de los Indios (redactada en 1498).
129
cuyas creencias son distintas a las que promueve: a los otros. Obviamente esta
humanidad misma. En el caso del cristianismo existen etapas en las que este
195
Oscar Martiarena, Lo indio como objeto de conocimiento, en Dinoia, Ao XLIV, Nm. 44,
Mxico, Instituto de Investigaciones Filosficas, UNAM, 2000.
196
Por citar algunos ejemplos de este inters por descalificar a los otros como un ejercicio necesario para
reforzar la identidad cristiana, recordemos la abundante produccin escrita de san Agustn para refutar las
creencias de los paganos (maniqueistas, priscilianistas y los origenistas, etctera). La que la Iglesia
desarroll sobre las distintas herejas, en particular las desarrolladas entre los siglos XI-XIV
(cistercienses, clunicienses, catarismo, valdenses, etctera) y que produjeron la fundacin de rdenes de
corte urbano como la Orden de los Predicadores (dominicos) y la que dirigi san Francisco de Ass. (La
diferencia entre las herejas de la Alta Edad Media y las de la Baja se refieren principalmente a que en la
primera etapa florecieron las herejas cristolgicas -sobre la naturaleza y el papel de Cristo- y en la
segunda, las herejas se centraron en la crtica en la Iglesia, en la crtica de los pecados del clero, de los
vicios de los religiosos y su alejamiento de los ideales evanglicos). Las descalificaciones que promovi
la institucin eclesistica sobre sus oponentes monotestas (judos y moros) exaltada con el proceso de
reconquista del territorio ibero y que pretenda lograr la unificacin espiritual, y la que sufrieron las
cosmovisiones amerindias con la conquista y evangelizacin de sus territorios.
130
un fraile serfico, fray Juan del Piano Carpini (tambin llamado Frre Jean de
Plan Carpin), con rango de legado pontificio, una expedicin por el Kanato del
Volga para mejor evaluar las posibilidades que ofrecieran los mongoles de
Rubrigenio, pas tres aos, entre 1253 y 1256, dedicados a una importante
exploracin por Extremo Oriente y lleg hasta Qaraqorum y la corte del gran
Khan Mngke. Tambin a su regreso redact una crnica que haba de ejercer
197
Aqu seguimos, entre otros, algunos datos presentados por Georges Baudot en Los precursores
franciscanos de Sahagn del siglo XIII al siglo XVI en Asia y Amrica, en Fray Bernardino de Sahagn
y su tiempo..., op cit.; y J. R. S. Phillips, La expansin medieval de Europa, Mxico, FCE, 1994.
131
partes orientales.
humanas poco y/o mal conocidas, pero esto responde a un objetivo: luchar
el interior de los territorios del imperio mongol, y con una posible alianza
siguientes siglos, pero tal vez se dio con ms vigor en el caso de los frailes
etngrafos de Mxico.
premisas para reestructurar una sociedad, una cultura y una humanidad que se
132
Sahagn:
de nuestro Padre S. Francisco en esta Nueva Espaa, el santo varn Fr. Martn
de Valencia, por ambos a dos fue encargado el padre Fr. Andrs de Olmos de
la dicha orden (por ser la mejor lengua mexicana que entonces haba en esta
versin definitiva de la primera obra sobre la cultura nhuatl del Mxico central,
Olmos saba ya que tena un sucesor designado por la orden serfica: fray
198
Fray Gernimo de Mendieta, op. cit, Libro II.
133
dice, conocidas las fbulas y ficciones vanas que los gentiles tenan acerca de
eran dioses, ni podan dar cosa ninguna que fuese provechosa a la criatura
199
racional.
Pero exactamente cul fue el proceder del padre africano con respecto a
paralelismo con relacin a la accin que Sahagn efecta para con los indios
del siglo XVI. Pero existe una diferencia determinante: aquellos tendrn la
199
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro III, Prlogo.
134
naturales que procuran aducir los doctores paganos a favor de sus dioses
(ttulo del captulo VIII del Libro VI de La ciudad de Dios), Qu opinan los
gentiles de los dioses que adoran (ttulo del captulo XXX del Libro Cuarto) o
distintivas de las divinidades paganas: De los oficios que cada uno de los
dioses tiene (ttulo del captulo IX del Libro Sptimo). Esta accin se repite con
200
En el libro De la naturaleza del bien se puede apreciar dos partes bien diferenciadas. En la primera
expone los principios intemporales sobre la filosofa del bien y el mal (CC. I-XXXIX), y pasa luego a la
refutacin directa de lo que l llama blasfemias impas, con que los maniqueos atribuyen a la naturaleza
de Dios las torpezas ms nefandas (CC. XL-XLVIII). Pone al descubierto las abominaciones de las
creencias y prcticas maniqueas. Obras de san Agustn, Tomo III, Versin e Introduccin y Notas del P.
Mateo Lanceros Victorino Capnaga Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1951.
135
falsedad de los dioses en las propias palabras de quienes les adoraban, decide
hombres cegados por la falsa luz de los dioses la oferta cristiana, la verdad
es, sin duda, que no pueden ellos dar a ninguno la vida eterna, pues que no
ayudan para esta vida temporal (ttulo del captulo XII del Sexto Libro). El
santo varn pretende, al igual que Sahagn, precisar que no basta con
atencin, pues marca una diferencia drstica entre la experiencia del obispo de
sus observaciones. Creo que san Agustn s puede ofrecer una descripcin
136
Nuevo Mundo. Pero, sin duda, la ms destacada fue la conquista de las Islas
descripcin del otro se refiere. Tal vez no sea mucho exagerar decir que en
dominacin.
Pulgar 203 y Andrs Bernldez, por mencionar slo dos ejemplos, arrojan
201
La otredad que encarnan los vascos prcticamente no tiene equivalente en tierra espaola:
considerados como paganos en potencia, singularizados en extremo por el euskaro, una lengua anterior al
castellano. Sobre la idea del extranjero en tierra ibrica a comienzos del siglo XVI. Cfr. Carmen Bernard
y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo. Del descubrimiento a la Conquista. La experiencia
europea, 1492-1550. Mxico, FCE, 1996, pg. 168 y ss.
202
Silvio Zavala, La conquista de Canarias y Amrica, en Estudios indianos. Mxico, El Colegio
Nacional, 1948. El archipilago de 13 islas, situado al oeste del Sahara, se libr prcticamente hasta el
siglo XV del predominio occidental. Fue un francs, Jean de Bthencourt, quien conquist las cuatro islas
de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro hacia el 1400. Bthencourt las vende a don Juan
Alonso, conde de Niebla, el cual, a su vez, las cambia por unas tierras a Fernn Pereza, caballero de
Sevilla. ste fracasa en la conquista de las otras tres, La Gran Canaria, Tenerife y La Palma, pero se
instala en el archipilago, y los autctonos, si hemos de creer a Bernldez, lo reconocen como su rey y
seor natural. La dinasta de los Peraza ejerce su poder sobre los canarios hasta que los reyes catlicos,
Fernando e Isabel, en 1479, deciden tomar en sus manos los asuntos atlnticos, y envan a Pedro de Vera
a conquistar las otras tres islas, ms frtiles pero tambin ms difciles de someter. La encarnizada
resistencia de los indgenas, que acaba gracias al temor provocado por los caballos de los castellanos,
inaugura una historia que se repetir muchas veces en el Nuevo Mundo, primero en las Antillas, y luego
en el continente. Cfr. Andrs Bernldez, Memorias del reinado de los Reyes catlicos, edit. Por Manuel
Gmez Moreno y Juan de Mata Carriazo. Madrid, Real Academia de la Historia, 1962, cap. XV, pg. 40.
203
Hernando del Pulgar, Crnica de los Reyes Catlicos, edit. por Juan de Mata Carriazo. Madrid,
Espasa-Calpe, coleccin de Crnicas Espaolas, 1943.
137
fines es el hecho de que estos pueblos del ocano encarnan una otredad muy
etnogrfico antes de que existiese la etnografa; tambin son los primeros que
Para los cronistas de fines del siglo XV, describir un pueblo diferente es,
en forma de mujer desnuda ante la cual se encuentra otras dos figuras, que
ante una mujer desnuda tal vez deba despertar en los lectores de su crnica
autoridades eclesisticas.
antepasados, Dios los haba dejado ah y los haba olvidado, pero que un da,
Espaa-, gracias a lo cual por fin podran ver. Ms all del adoctrinamiento que
Para los espaoles del siglo XV no son ni infieles ni apstatas, como los moros,
138
las races que los unen a sus islas y a sus cabras: por lo dems, algunos ya
sometidos.
Tampoco hay que olvidar el factor racial: los habitantes de Las Canarias
la piel fue muy importante para enjuiciar moralmente a las personas. Por
ejemplo, Coln, en una carta a Luis de Santngel con fechas del 15 de febrero
muy lindo acatamiento, ni son negros como en Guinea; 205 por el contrario, en
varios lugares de su diario anota que los indios que encontraba eran gente
hermosa, alta y blanca. Pero como andaban desnudos al sol tenan el color de
van casi desnudos, trabajan la tierra con cuernos de vaca, y como cuchillos
204
Sobre las explicaciones que se dieron en Nueva Espaa sobre el origen racial de los indios puede
consultarse a Elsa Cecilia Frost, Historia de Dios, pgs. 131-168. Destacan los intentos por relacionar a
los indios con la descendencia de No: Jafet, Sem y Cam, siendo las ms recurridas vincular a los
indgenas con los dos ltimos, aunque Motolina tambin estableci una relacin con Jafet,
tradicionalmente relacionado con los habitantes de Europa.
205
Cristbal Coln, Carta de Coln a Luis de Santngel, en Diario a bordo, pg. 251.
206
Cristbal Coln, Diario a bordo, pgs. 108, 281 y 284.
139
de animales nuevos.
207
Bernldez, op. cit., cap. LXIV, pg. 139.
140
sus confrontaciones con los disidentes del cristianismo en el siglo V d. C., 209
pero esto no significa que el accionar cristiano se haya detenido en las vas que
mecanismo del padre africano de acuerdo con las circunstancias a las que se
enfrentaba el cristianismo.
harto problemtica. En primer lugar por el peso de las viejas inercias definidas
siguiendo el exemplum regis que podra implicar la entrada oficial en una nueva
encuentran la Vida de San Antonio Abad, escrita por san Atanasio para
208
Cabe precisar que el procedimiento judicial denominado inquisitorial era ms antiguo que la propia
Inquisicin. Adems, no se pretende establecer en este trabajo una comparacin directa con este
procedimiento y el llevado a cabo por Sahagn. Ms bien intentamos relacionar la actividad sahaguntina
con un proceso de investigacin que persegua el objetivo de conocer para convertir o mejorar la pastoral
catlica. En este sentido, se puede establecer una vinculacin entre el trabajo de nuestro fraile y el de
Decretum o Collectarium, escrito por Burcardo, obispo de Worms, y unos pocos colaboradores, hacia
1008-1012. En el Libro 19, denominado Corrector, se ensea a los sacerdotes cmo conseguir
correcciones para los cuerpos y medicinas para las almas. El captulo 4 es un penitenciario: consiste en
una larga serie de preguntas dirigidas por el confesor y seguida por una nota con la penitencia adecuada.
Cfr. Norman Cohen, Los demonios familiares de Europa, Madrid, Alianza Universidad, 1987, pg. 198.
209
Varias razones llevaron a los franciscanos a incorporar el agustinianismo a su doctrina teolgica, entre
ellas se pueden mencionar: a) la gran afinidad existente entre la espiritualidad de san Francisco y la de san
Agustn; b) el hecho de que los iniciadores de la escuela franciscana fuesen todos decididamente
agustinianos (S. Antonio, ex agustino, en Bolonia; Roberto Grosseteste, en Oxford; Alejandro de Hales en
Pars); c) la desconfianza ante un sistema pagano que contradeca al cristianismo.
141
cuentan de las vas para una mejor labor pastoral. A ttulo de ejemplo podemos
correctione rusticorum de san Martn de Dumio, monje del siglo VI, convertido
noroccidental de Espaa.
como clave para restaurar el orden interno de la Iglesia. Los cambios que
apostlica ante los diversos poderes polticos (por ejemplo ante Felipe I, de
autoridad papal sobre los diversos poderes eclesisticos y laicos. Sin embargo,
ser con Inocencio III cuando se conviertan en realidad muchos de los sueos
142
actividades de moros y judos, en especial las que tenan que ver con las
crea, o ms bien, se afianza una identidad. Una identidad a la que hay que
se tendr como corolario la necesidad de combatir a todos los que por alguna
210
Peter Brown ha demostrado muy bien la heterogeneidad de las prcticas religiosas y sociales en las
distintas regiones que conformaron la cristiandad medieval durante el primer milenio. Peter Brown, El
primer milenio de la cristiandad. Barcelona, Crtica, 1996.
211
Cuando hablo de mundos externos me refiero a los que se encontraban afuera de lo que la Iglesia
consideraba como vlido. Es claro que la Iglesia consideraba como enemigos internos de la sociedad
cristina a los herejes, judos y brujas (ms tarde, en el caso espaol, al moro) y como externos a
cismticos y paganos.
212
El otro mecanismo que sirvi a la Iglesia para controlar a los otros fue el de la integracin. Por este
medio la Iglesia consideraba que haba logrado la conversin de individuos que se encontraban afuera de
la ley de Cristo, pero casi siempre los individuos continuaban con sus prcticas religiosas aunque se
desarrollaran en un ambiente cristiano.
143
Tambin podemos afirmar que es aqu en donde toma ms fuerza, tal vez se
armada y la simblica.
Dado que en este trabajo nos interesa destacar el segundo aspecto del
san Agustn, con lo estratgico que resulta el conocimiento de los otros, fue
de Cluny en los primeros aos del siglo XII. Este patriarca religioso realiz tres
igual que nuestro franciscano, Pedro pretende que su texto sea fuente para
213
En esta parte dedicada a Pedro el Venerable hemos tomado informacin del trabajo de Guy Rozat,
Identidad y Alteridades: El Occidente medieval y sus otros.
144
como los representantes del poder que deben combatir de forma directa a los
indignacin que siente por la ignorancia que presentan los religiosos latinos con
cierto que el juicio del abad de Cluny corresponde a una ausencia real y a la
salvarse, a abrir los ojos a la luz. Aunque habra que poner atencin en que
145
aqu cabra precisar que Sahagn tambin acta de acuerdo con la idea
fueran del presente. No es que se ignore que son hechos antiguos, pero stos
214
Oscar Martiarena, op cit, pg. 198.
215
Ibid.
146
seguir siendo la del evangelio (...) para el hombre de la Edad Media, pues, el
Jacques Le Goff comienza despus de la peste negra (mediados del siglo XIV),
216
Edmundo OGorman, La conciencia histrica en la Edad Media, pg. 52 y ss.
217
scar Martiarena, op cit., pg. 198.
147
fe. 219
218
En el siglo XIII la Iglesia ya haba tomado conciencia de que su monopolio de la verdad era
cuestionado principalmente por movimientos herticos. Muestra de ello es la creacin de rdenes
mendicantes como la Orden de los Hermanos Predicadores- Dominicos-, dirigidos a contrarrestar la
influencia de los albigenses, y la Orden Franciscana.
219
Habra que precisar que la produccin escrita occidental medieval cristiana sobre el otro, ya sea en
forma de manuales o de descripcin de grupos humanos, persigue consciente e/o inconscientemente la
modificacin de la identidad de los grupos ajenos a los dogmas que promueve la Iglesia. En el caso de los
manuales, el objetivo de su redaccin es dar un procedimiento o el material para combatir la alteridad;
se busca un eco de lo escrito en la accin. Por su parte, en las descripciones etnogrficas se presenta
una destruccin retrica, pues el principio de observacin objetiva no puede aplicarse; la conservacin
de las caractersticas especficas de algn grupo es imposible dado la descalificacin de otras
interpretaciones religiosas por parte de los miembros de la institucin eclesistica; existe una reduccin
textual del grupo humano descrito.
220
Nicols Eymeric, El manual de los inquisidores. Buenos Aires, Rodolfo Alonso Editor, 1972.
221
Kramer y Sprenger, El martillo de la brujas. Para golpear a las brujas y a sus herejas con poderosa
maza, Madrid, Abraxas, 1976.
148
con una intensidad menor que en el resto de Europa, 223 es claro que la
222
En territorio ibero destaca el mencionado dominico Eymerich, inquisdor de Aragn y autor de Contra
daemonum invocatores, contra astrlogos imperitos ataque nigromantes (1395), y sobre todo
Directorium inquisitorum (1369). Tambin las obras de fray Lope de Barrientos (1382-1469), obispo
sucesivamente de Segovia, vila y Cuenca, Tratado de la adivinanza, y la de Martn de Arls y
Andosilla, cannigo de Pamplona, Tractatus de superstitionibus, escrita en el tercer cuarto del siglo XV.
Para el siguiente siglo destaca la obra de fray Martn de Castaega (Tratado muy sotil y bien fundado de
las supersticiones y hechiceras), pero sobre todo la de Pedro Ciruelo Reprobacin de las supersticiones y
hechiceras, que al parecer conoci una mayor difusin que la de Castaega (editadas ambas en 1529 en
Salamanca), aumentando as la posibilidad de su conocimiento de parte de Sahagn. En esta obra se
aborda cun grande son los pecados de las supersticiones que van en contra del primer mandamiento, las
maneras y las especies de las mismas, artes adivinatorias, astrologa, ageros, etctera; puntos que son
tocados por el mismo Sahagn. La Reprobacin... conoci un xito editorial amplio en el siglo XVI con
un total de 12 ediciones, la primera en 1529 y despus su reedicin ms prxima fue, otra vez, en
Salamanca en 1538. Cfr. Arturo Morgado, Demonios, magos y brujas en la Espaa Moderna. San Lcar
de Barrameda, Universidad de Cdiz, 1999.
223
Martn Lutero, al igual que los religiosos de la poca, estaba convencido del poder diablico. Se
explica as que planteara: Yo no tendra piedad alguna por las brujas; las quemara a todas. Crea,
adems, en la desigualdad de gnero y raza, propugnando que los judos fueran expulsados de las tierras
cristianas y que sus ghettos y sinagogas fueran quemados.
149
Pennsula.
afectada. El contenido de dicha obra narra las prcticas realizadas por las
224
En 1527, Olmos fue elegido por fray Juan de Zumrraga para ayudarle en una investigacin que
pretenda extirpar la brujera de Vizcaya.
225
No perdemos de vista la diferencia entre hereja e idolatra: el hereje (donde entran las brujas europeas
y otros sujetos) es aquel que conociendo la fe cristiana reniega o abjura de ella. El idlatra (o gentil), por
su parte, no tiene ese conocimiento. Pero lo que aqu nos interesa destacar es que los manuales
inquisitoriales, cuyos objetos de estudio eran las brujas, sirvieron de antecedente como una especie de
mtodo para recolectar informacin y lograr el conocimiento de creencias y costumbres indgenas; de la
misma forma, el conocimiento que ambos tipos de textos (el manual inquisitorial y los textos que
150
conocemos en la actualidad como etnogrficos) tienen como objetivo utilizar ese conocimiento en la
prctica para lograr la conversin como fin ltimo.
226
Por ejemplo, en el Martillo de las brujas, en el Captulo V, se describen las seis maneras que las brujas
pueden emplear para hacer dao a los hombres (...). Una consiste en suscitar en un hombre un amor
insensato por una mujer o en una mujer por un hombre. Otra consiste en dedicarse a sembrar el odio o la
envidia en el corazn de alguien. La tercera es la que se encuentra entre los que se consideran embrujados
hasta el punto de no poder usar su fuerza genital respecto de sus mujeres, o viceversa, de las hembras
respecto de los hombres; existe, adems, la que procura el aborto. La cuarta es la que hace sufrir a un
hombre en uno cualquiera de sus miembros. La quinta es la que le priva de la vida. La sexta es la que le
quita el uso de la razn.
227
En el prlogo de su Tratado, Olmos sostiene que existen diferentes tipos de infidelidad: la que surge
cuando uno se aparta por propia decisin de la Iglesia y de los principios que se saben correctos de
antemano (a lo cual califica de hereja u pecado mortal); la surgida con motivo de razonamientos
incorrectos y no deliberados con respecto a la fe que le hacen vacilar sin llegar a derribarlo por completo,
y la que es producto del desconocimiento de la verdadera fe y la ignorancia de lo que sean los pecadores.
151
alguna cosa entre estos naturales tocante a esta materia de la idolatra, des
luego noticia a los que tienen cargo del regimiento espiritual o temporal, para
que con brevedad se remedie; y haciendo esto hars lo que eres obligado, y si
as tambin nuestro seor Dios castiga a los que en l ofenden, con mayor
rigor que a ninguno de todos los otros pecadores. Y a los que encubren este
poseen una extrema habilidad para ocultar sus errores, dira el inquisidor
caractersticas de los grupos perseguidos y con ellas las prcticas que habran
de ser extirpadas. En ambos casos -el manual de Eymeric y los edictos de fe-
franciscano:
228
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Al sincero lector.
229
Eymeric, op. cit., captulo primero dedicado al procedimiento del Santo Oficio.
152
ofensivo a la divina majestad, as tambin nuestro seor Dios castiga a los que
en l ofenden, con mayor rigor que a ninguno de todos los otros pecadores. Y a
los que encubren este pecado asimismo los castiga con gravsimos tormentos,
230
en este mundo y en el otro...
perseguidor de este pecado (la idolatra), y de sus autores, por medios lcitos y
obligada a proporcionar las piezas que puedan servir para inculpar a otro del
peticin que hace fray Bernardino para que los que identifiquen prcticas
Nueva Espaa tenan, y con ello a la idolatra, sea un religioso y no slo eso,
230
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Al lector.
153
importante, es que con la actuacin del fraile se aclara la instancia que tena en
mente cuando solicita que se d noticia a los que tienen cargo del regimiento
porque despus del proceso de 1539 contra don Carlos, cacique de Texcoco y
231
Georges Baudot, Fray Toribio Motolina denunciado ante la Inquisicin por fray Bernardino de
Sahagn en 1572, en Estudios de Cultura Nhuatl, volumen 21, Mxico, UNAM, 1991. Tambin es de
notar que el mismo fray Bernardino de Sahagn ya haba participado en un proceso inquisitorial en 1569,
aunque en este caso no como denunciante, sino como testigo en el proceso contra fray Alonso Urbn
por proposiciones herticas, ver a Georges Baudot, Utopa e historia en Mxico. Los primeros cronistas
de la civilizacin mexicana (1520-1569), Madrid, Espasa-Calpe, 1983, pg. 475. Entre los procesos a
frailes franciscanos conservados en el ramo de la Inquisicin del Archivo General de Mxico abundan
acusaciones de blasfemia y proposiciones herticas, averiguaciones sobre limpieza de sangre,
acusaciones por desacato y palabras irreverentes contra el Sumo Pontfice e incluso contra Dios. Algunos
ejemplos de frailes franciscanos procesados por la Inquisicin se pueden consultar en Beatriz Aracil
Varn, En los lmites de la obediencia y el desacato: franciscanos y poder en la Nueva Espaa del siglo
XVI, en Fray Bernardino de Sahagn y su tiempo..., pgs. 413-423.
154
la fe. 232
perdieron la vida y muchos otros fueron mutilados. 233 Ser hasta 1571 cuando
Santo Oficio- y los coloc bajo la supervisin directa de los obispos en materia
de fe y costumbres. 234
siglo XVI puesto que los indios eran cristianos desde haca tiempo y, por lo
como el hereje.
Aqu habra que destacar dos cosas: el hecho de que fray Bernardino
155
nuevos fieles a una verdadera y plena fe de Cristo, segn el catolicismo (tal vez
Por otra parte, la Historia general y una obra clsica sobre brujera y
una. En la segunda parte del Martillo de las brujas se trata de la forma de inferir
diversos modos con que los demonios, por medio de las brujas, atraen y
misma seccin, los autores se dedican a mencionar el modo general con que
las brujas realizan sus maleficios sobre todas las criaturas, utilizando,
156
opositores.
que se les haba encomendado. El mismo Eymeric describi las diez maneras
que los herejes tienen o utilizan para engaar a los inquisidores y advierte a los
seala los signos externos por los cuales deben ser reconocidos, Eymeric
manuales inquisitoriales.
que los indios estn enfermos en la medida en que conservan sus prcticas; la
urgencia de que sean curados, particularmente por los mdicos de las almas,
235
En Tlatelolco, en el inicio del colegio, fue donde Olmos hall el tiempo para redactar los primeros
cuestionarios, organizar las primeras encuestas y preparar las primeras planificaciones del Tratado de
hechiceras.
157
evangelizar a los indios, y que por tanto en Sahagn slo se vera renovada o
revivida.
Sahagn se dio cuenta de que las fuerzas fsicas para cazar imgenes
confesin y la predicacin.
contra ellas. Hanse puesto estas pocas, aunque hay otras muchas. Los
confesiones, y para predicar contra ellas porque son como una sarna que
236
enferma a la fe.
236
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro V, Apndice.
158
idlatras.
A. 6. UN MTODO EXTENDIDO.
embargo, considero que para una mejor comprensin del mtodo etnogrfico
159
analiza Foucault, es una adaptacin secular, una derivacin, al ser utilizada por
espiritual.
de Sahagn: para imponer la religin cristiana hay que extirpar toda huella de
religin pagana, y para lograr eliminar el paganismo, primero hay que conocerlo
bien.
237
Hernn Corts, Cartas y documentos, Mxico, Porra, 1963.
160
raz no les hubiramos tirado todo lo que huela a la vieja religin de sus
necesidad que se aleja del mero inters por conocer. El objetivo de estas
Porque todo mi intento fue y es dar aviso a los ministros de los ageros e
afn curativo:
almas.
238
Fray Diego Durn, Historia de las Indias de Nueva Espaa e Islas de la Tierra Firme, 2 vols.,
Mxico, Porra. 1967, Tomo I, Prlogo.
239
Fray Diego Durn, op. cit., Tomo I, Captulo XIX.
240
Olmos, Tratado de hechiceras, Prlogo, pg. 3.
161
espiritual.
hace mucho al caso para la variacin de las costumbres y afectos del alma,
complexin del cuerpo; porque comnmente los colricos son iracundos; los
el cuerpo. 241
El vicio y el pecado traan consigo el deterioro tanto del espritu como del
cuerpo. El dao que el diablo poda causar entre los humanos era mltiple y
sueo creando la falsa sensacin de que lo soado era vivencial; y aun las
241
Henrico Martnez, Repertorio de los tiempos e historia de esta Nueva Espaa (1606), CONACULTA,
Mxico, 1991, pg. 305.
162
Es muy necesario saber atar la llaga, o herida, para curarla; que ni est muy
indios para curarles de estas heridas tan penetrantes y estas llagas tan viejas
a de apretar el Ministro tan recio que encone la llaga, ni tampoco a de ser tan
163
que en eso no va nada, pero digo que es idolatra finsima en ellos (...), dems
haba que conformarse con una aceptacin de los ritos externos del
cristianismo, como la mona, lo cual era demasiado frecuente, pues los frailes
boberas o nieras,
pero (...) ni conviene se descuiden los ministros de esta conversin, con decir
que entre esta gente no hay ms pecados que borrachera, hurto y carnalidad.
Porque otros muchos pecados hay entre ellos muy ms graves y que tienen
245
gran necesidad de remedio.
243
Fray Diego Durn, op. cit., Tomo I, captulo VII.
244
Fray Diego Durn, op. cit., Tomo I, Captulo VIII.
245
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
164
tipos de enfermedades para saber cmo curar mejor a sus pacientes, asimismo
tena un objetivo claro: fray Bernardino intentaba ser la fuente, materia prima,
246
Esta concepcin del desarrollo de la evangelizacin en Nueva Espaa llev a Sahagn a considerar que
el verdadero significado de la Conquista de Mxico bien poda haber sido ofrecer un camino, una
estacin, al Gran reyno de China donde hay gente habilsima, de gran polica y de gran saber. En
contraste con el caso de Mxico, si se implantaba la fe cristiana en China, all florecera y sera duradera.
247
Para Sahagn es claro que los beneficiarios de su obra deben ser los predicadores y confesores para el
combate de lo idoltrico, pero esto no implica que otros religiosos no se hayan beneficiado con el
165
responsabilidad individual.
documento sahaguntino. Creo necesario emprender un esfuerzo para pensar en un Sahagn como un autor
ledo y consultado para la elaboracin de informes sobre idolatras, en especial, los realizados en el siglo
XVII en Nueva Espaa, lo cual nos dara una imagen de la forma e influencia (tal vez no slo como
fuente de informacin, sino como modelo en la construccin de estos manuales) en la que fue leda la
obra del nuestro franciscano en su contexto original. Por citar un ejemplo, Hernando Ruiz de Alarcn, en
su Tratado de idolatras, supersticiones, dioses, ritos, hechiceras y otras costumbres gentilicas de las
razas aborgenes de Mxico (notas, comentarios, y estudio de Don Francisco del Paso y Troncoso,
Ediciones Fuente Cultural Librera Navarro, 1953), se propone la descripcin de las costumbres
gentilicas que oy viven entre los indios naturales desta Nueva Espaa, con el objetivo de ... abrir senda
a los ministros de indios, para que en entrambos fueros puedan fcilmente venir en conocimiento desta
corruptela para que assi puedan mejor tratar de su correccin, si no del remedio (Prlogo), pues lo
principal de la cura, es conocer la enfermedad (Al illmo. Sr. Don Francisco Manso de Ziga), lo cual,
sin duda, es un eco de la famosas palabras escritas por Sahagn en el Prlogo general en la Historia
general: El mdico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enfermo (sin) que primero conozca
de qu humor, o de qu causa proceda la enfermedad.... Otra caracterstica que podran compartir
nuestro fraile y Ruiz de Alarcn es lo ininteligible que les resulta el lenguaje de los naturales, lo que slo
pueden justificar diciendo que las palabras de algn srtrapa son la morada del demonio. Para el
misionero del siglo XVI, es tan difcil comprender los cantares que los compara con lenguajes de aves.
Otro religioso que pudiera haberse visto influenciado por nuestro franciscano es Jacinto de la Serna, quien
en su Manual de ministros de indios para el conocimiento sus idolatras, y extirpacin de ellas (notas,
comentarios, y estudio de Don Francisco del Paso y Troncoso, Ediciones Fuente Cultural Librera
Navarro, 1953), se propuso presentar el estado que oy tienen estos miserables indios en sus
supersticiones para que ministros, prrocos, curas y pastores sepan curar las enfermedades espirituales.
248
Jean Delumeau, La confesin y el perdn. Madrid, Alianza Universidad, 1992, pg. 9.
166
del juego interno entre las esencias divinas que habitaban en l, esencias que
humanas. 249
Con todo esto cabe suponer que entre los indios prehispnicos
personales fue uno de los retos ms difciles para los frailes durante la
evangelizacin.
penitencia. Por un lado, el acto del ministro de la Iglesia, que no era sino la
absolucin, y por otro, los actos del penitente que consistan en la contricin, la
confesin y la satisfaccin. Slo Dios poda perdonar a los hombres, pero era el
249
Vase Lpez Austin, Tamoanchan y Tlalocan, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1994, pgs. 30-
35.
167
divina.
judiciario de dicha accin. 251 En este sentido, Trento otorg a los confesores la
puede apreciar otra caracterstica que, tal vez, los tericos contemporneos no
han podido percibir por restringirse a una relacin de poder vertical muy cierta,
250
Estela Rosell Sobern, As en la Tierra como en el Cielo. Manifestaciones cotidianas de la culpa y el
perdn en la Nueva Espaa de los siglos XVI y XVII, El Colegio de Mxico, Mxico, 2006, pg. 48 y ss,
cita a Sesbou, Storia dei dogmi (pg. 154).
251
La obligacin anual de confesarse se haba establecido en el Concilio de Letrn, de 1215. Vase
Prosperi, Il Concilio, pg. 125.
168
que persegua el franciscano al proponer que los indios fueran confesados por
stos los que nos muestran el tipo de lnea que segua, una donde el
puede hacer pensar que Sahagn tena muy claro que su uso representara un
por toda la comunidad que era testigo de su purga hasta que el obispo
penitencial:
169
expiacin frente a la comunidad, va quedando atrs. Hay que ver este hecho
252
Peter Brown, La antigedad tarda, en Historia de la vida privada, vol. 1, Madrid, Taurus, 1992,
pg. 271.
253
Georges Duby, Situacin de la soledad, siglos XI- XIII, en Historia de la vida privada, vol. 4, pg.
204.
254
Delumeau, op. cit., pg. 221.
170
tipo de autoanlisis llevado a cabo bajo la direccin del sacerdote. Por otra
parte, era indispensable evaluar los conocimientos religiosos de los fieles para
que Sahagn reprueba la actitud de los indios cuando, pensando en las formas
foro judicial, tambin ahora, cuando alguno mata o adultera acgese a nuestras
171
medida las formas del comportamiento humano. Para Alfredo Lpez Austin, la
confesin practicada con los indgenas ignoraba antiguos vnculos, como los
mismo ms que en funcin del grupo al que perteneca. Lo cual significa no que
255
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Cap. XII.
256
Adelina Sarrin Mora, Sexualidad y confesin: la solicitacin ante el Tribunal del Santo Oficio (siglos
XVI-XIX), Madrid, Alianza Editorial, 1994, pg. 14. Para Herbert Frey, La europeizacin de Europa y la
occidentalizacin del Nuevo Mundo en La genealoga del cristianismo, Origen de occidente?,
coordinacin y prlogo de Herbert Frey. Mxico, Sello Bermejo CONACULTA, 2000, pgs. 254-275, uno
de los puntos centrales en la autoconstitucin de Europa fue el cambio de la confesin colectiva a una
entrevista privada entre pecador y confesor, significando un impulso en la internalizacin de la doctrina
cristiana, as como una ampliacin del campo de influencia espiritual sobre la poblacin a travs de las
autoridades eclesisticas.
257
Alfredo Lpez Austin, Cuerpo e ideologa, Vol. I. Mxico, UNAM, 1989, pgs. 443-67.
258
Interesante son los trabajos de scar Martiarena que relacionan confesin con la creacin (o
afirmacin) de la conciencia individual y la memoria. Ver scar Martiarena, confesin y conciencia
individual, en Hurtado G. (comp.) Subjetividad, representacin y realidad. Mxico, Benemrita
Universidad de Puebla, 2001, pgs. 255-268; Confesin y memoria, en Historia y Grafa, No. 8.
Mxico, Universidad Iberoamericana, 1997, pgs. 65-76.
172
hazer una obra til y provechosa... para lumbre y nutricin de los ministros de
la Iglesia...y (para que) los dichos Ministros sepan los propios y naturales
259
Recurdese a fray Alonso de Molina, de cuyo Confesionario mayor se conocen tres ediciones con
diferencia de muy pocos aos: 1565, 1569 y 1578.
260
Fray Alonso de Molina, Confesionario mayor en la lengua mexicana y castellana, Mxico, edicin
facsimilar del editado en 1569, Instituto de Investigaciones Filolgicas e Instituto de Investigaciones
Histricas, 1984, pgs 2-3.
173
Debemos tomar en cuenta que, como dijo Delumeau, los sueos (y los miedos)
partcipe, que vivi creyendo que el demonio le haba robado a la Iglesia las
De manera que todo lo que ellas (las escrituras) son y sern se ha de atribuir a
261
Fray Bernardino de Sahgan, Historia general, Carta dedicatoria del autor.
262
Concilio de Trento, sesin VI, Sobre la justificacin, cap. XIII.
174
salvacin.
los actos pasados y presentes. Por ejemplo, a los cronistas no les interesaba
civitate Dei, obra del padre de Hipona, nos presenta a la ciudad terrestre
de la historia est en esta institucin que trata por todos los medios posibles
263
Karl Lwith, El sentido de la historia: implicaciones teolgicas de la filosofa de la historia. Madrid,
Aguilar, 1956.
264
Hay que aclarar que para san Agustn no es tan obvia la separacin entre las dos ciudades msticas:
porque estas dos ciudades en este siglo andan confusas y entre s mezcladas, hasta que se distinga en el
juicio final... (La ciudad de Dios, Libro Primero, cap. XXXV). Sin embargo, en nuestro texto nos
referimos a la autoconcepcin de la institucin como heredera de un discurso -y una obligacin (lo que
implica su conciencia de pertenecer a la ciudad divina)- que promueva el acceso a la ciudad de Dios.
175
corregir):
distinguir a nadie, sino querer que todos se salven, todos a quienes predicamos
esta paz. (...) Pues nos manda Dios querer la salvacin de todos a quienes
265
predicamos la paz, sin saber quines se salvarn.
sangre al que deba velar por su salvacin. No desea sufrir esa carga de
sea cobrado por Dios. Despus de todo, el hecho en s de luchar para que los
(...) aun entonces nos ser provechosa la predicacin, aunque estril para l, y
266
si sobre l reposare la paz anunciada, nos aprovechar a nosotros y a l.
cristianismo: los Exempla, 267 gnero literario desarrollado desde el siglo XIII, y
265
San Agustn, De la correccin y la gracia, cap. XV Ha de evitarse la negligencia para corregir, pg.
201, en Obras completas de san Agustn, (versin e introduccin del p. Victorino Capnaga, O.R.S.A.),
Madrid, BAC, 1956.
266
Ibid.
267
En este punto hemos tomado como base el trabajo de Jacques Le Goff, El judo en los exempla
medievales. El caso del Alphabetum Narrationum, en Lo maravilloso y lo cotidiano en el occidente
medieval, Barcelona, Altaya, 1999, pgs. 116-129.
176
una poca de repudio de las comunidades judas por parte de la cristiandad. 268
cristiana para uso de los predicadores y, a travs de ellos, de los simples fieles.
atencin es que cuando este tipo de texto tomaba como referente a los judos,
aunque sea de forma indirecta. Pero como la conversin del judo representa
relacin al otro.
268
Con esto no pretendemos reducir los protagonistas de los exempla a los judos. En Nueva Espaa, por
ejemplo, los indios fueron personajes centrales en varias composiciones de este tipo. Vase Daniele
Dehouve, Rudingero el borracho y otros exempla medievales en el Mxico virreinal. Autores
franciscanos, como Motolina y Mendieta, recuperan algunos ejemplos donde se relatan casos similares a
los exempla teniendo como actores principales a indios. Cfr. Gernimo de Mendieta, Historia eclesistica
indiana, Lib. IV, Cap. XXVI.
269
Aqu seguimos las caractersticas de los exempla mencionados por Javier Ayala Caldern en su tesis
de doctorado El Diablo en la Nueva Espaa..., pgs. 54 y 55. Vase bibliografa consultada.
177
cristiana.
poca.
f) Provocar miedo.
etctera.
178
Otro rasgo que llama la atencin es que Sahagn produce un texto para
son los confesores y predicadores, as como los fieles que observen las
exempla, en especial las sealadas como funciones lneas arriba. Por supuesto
importa mucho lo escrito, aunque no debemos perder de vista que los textos
179
deberes.
entiendo por stos los lectores y posibles oyentes del texto sahaguntino, que la
presentada por fray Bernardino? En especial despus de pasar por una etapa
muy debatible; sin embargo, creo que existen algunas evidencias que podran
270
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. XII, Prlogo del autor.
180
cierta medida, con la persistencia del poder del diablo sobre la gente
Bernardino los indios, al igual que los no cristianos en los exempla, son
cristianismo. 271
271
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Prlogo a la obra.
181
Antigua prctica dentro del cristianismo que tiene su clmax durante la Edad
y, sobre todo, la forma del demonio, del purgatorio y otras imgenes, fue a
travs de los distintas artes plsticas (por ejemplo en las esculturas en las
272
Jean Delumaeu, El miedo en occidente, Madrid, Taurus, 1994, dice que el cristianismo avanz gracias
a propagar temor.
273
Puede verse a manera de ejemplo el famoso cuadro Infierno de Jean Pol y Herman Limbourg
(1415). Cfr. Luther Link, Il Diavolo nell`arte, Miln, Bruno Mandadori, 2001.
182
Luis Caldera, quien iba de pueblo en pueblo con grandes cuadros en que haba
Purgatorio, pero, con el objetivo de que los catecmenos indios tuvieran clara
ello, prepar una especie de horno y en l ech perros, gatos y otros animales
y despus les prendi fuego, logrando, con toda seguridad, que los gritos y
aullidos de las bestias provocaran un gran terror entre los indios. 274
entre los indios de la Mixteca, quien tambin hizo suyo los medios de
religioso explicaba a su auditorio que aquellos eran los indios convertidos que
haban vivido hasta su muerte en el servicio de Dios, pero abajo del cuadro se
presentaba a la vista el infierno, con sus penas, su fuego oscuro que devora a
indios. La interpretacin del misionero fue que esos indios haban rechazado la
274
Robert Ricard, La conquista espiritual de Mxico. Mxico, FCE, 2001, pg.193.
275
Aqu slo mencionaremos un ejemplo de los cuadros de este misionero, sin embargo existe, por lo
menos otro que puede consultarse en Agustn Dvila Padilla, Historia de la Fundacin y discurso de la
Provincia de Santiago de Mxico, de la Orden de Predicadores, por las vidas de sus varones insignes y
casos notables de Nueva Espaa. Madrid, 1596 (tercera edicin, prlogo de Agustn Millares Carlo.
Mxico, Academia Literaria, 1955.
183
que los frailes transmitieron a los indios desde un principio. 276 Los sermones de
premio a los buenos y castigo a los malos. Adems, las fachadas de algunos
sealar que si bien las imgenes del Infierno presentadas por los frailes
lucha contra el Demonio entre los indios se tradujo, tambin, en los lienzos
utilizados por los frailes como recurso didctico para evangelizar. En este
sentido vale la pena recordar las palabras de Sahagn para describir a los
276
Las escenas del Juicio Final difundidas por los misioneros pertenecan a la tradicin de la Baja Edad
Media europea. Las fuentes ms comunes para reconstruir aquellas imgenes fueron los textos bblicos de
San Mateo, San Marcos, San Lucas, Isaas, Ezequiel, Daniel y Corintios. Las escenas del Juicio Final se
transmitieron de manera cotidiana y formaron parte importante de la cultura popular de la Edad Media.
Cfr. Jean Delumeau, El miedo en occidente.
277
Sobre la construccin de las imgenes infernales, Georges Minois ha insistido en la combinacin de
elementos populares de textos apcrifos y apocalpticos y la visin intelectual que termin por
desarrollarse con los telogos escolsticos. Vase Minois, Piccola storia, pg. 57.
184
transmisin del temor hacia el Demonio. En realidad, el primer paso para lograr
aquel monstruoso ser del que era necesario apartarse y huir. Nuevamente, la
personificacin del Demonio promovida por los frailes tuvo sus orgenes en las
278
Sahagn, Adiciones, Apndice a la postilla y Ejercicio cotidiano, ed. Miguel Len-Portilla. Mxico,
Instituto de Investigaciones Histricas, UNAM, 1993, pg. 79.
279
Sobre el procedimiento que se deba seguir para que los indios bautizados renunciaran al Demonio,
vase el prlogo de Zumrraga al manual del bautismo de fry Juan Focher. Focher, Manual del bautismo
de adultos y del matrimonio de los bautizados, introd. Fredo Arias de la Canal, trad. Del latn Jos
Pascual Guzmn de Alba, revisin Jess Gmez Fregoso. Mxico, Frente de Afirmacin Hispanista,
1997, pgs. 139-141.
280
Luis Weckmann habla de la herencia medieval de los frailes al concebir al Demonio como un enemigo
fsico contra el cual era indispensable luchar. Vase Luis Weckmann, La herencia medieval, pg. 173.
185
los castigos que sufren los idlatras. 281 El objetivo es el mismo: adoctrinar con
En palabras de Sahagn:
...el pecado de idolatra (es) el mayor de todos los pecados, y los idlatras en el
infierno son atormentados con mayores tormentos que todos los otros
El objetivo de esta accin fue advertir a los indios lo que les esperaba si
temor. El fraile afirma que el error de no aceptar a Dios se paga con el castigo
doctrina cristiana (...) son hijos del diablo y dignos de gran castigo en este
281
Claro que difcilmente los indgenas hubieran podido acceder a la lectura del texto del mendicante,
pero la funcin de esta pedagoga del miedo tambin pudo haberse utilizado para (re)informar a los
posibles lecto-oyentes del texto, adems de que destaca la necesidad de incluir este tipo de amenazas
cuando los directamente involucrados ni siquiera eran contemplados como destinatarios.
282
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Confutacin.
283
Ibid.
284
Ibid. Aunque es claro que entre los objetivos de la obra de Sahagn no se encuentra la especulacin
teolgica, sino el combate a la idolatra para rescatar a los indios de las garras de Lucifer, es digno de
notarse que Sahagn no ejercite su capacidad descriptiva cuando habla del lugar en donde moran lo
pecadores, espacio que despertaba el inters y la imaginacin de los autores piadosos y los artistas
plsticos, y slo mencione el fuego material creado para servir de tormento a los rprobos y otros
gravsimos tormentos.
186
En El martillo de las brujas, con base en un texto de san Agustn, sus autores
los hombres para vengarse del mal y para la belleza del universo. 285 Adems,
lo quieren conocer
Hacis esto con tan grande rectitud y justicia que nadie en los cielos ni en la
tierra puede tachar vuestras obras con razn, ni con verdad, ni deciros: Por
qu, Seor, hacis esto? Porque no solamente sois justo, pero sois la misma
accin no significa un error moral; todo lo contrario, slo puede explicarse como
285
Martillo de las brujas, segunda parte, cuestin II, Modos de quitar y curar los maleficios.
286
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Ibid.
187
hbitos muy arraigados por la costumbre. Si bien son mejores los que se
dirigen por el amor, son mucho ms los que se corrigen por el temor. Con
obedecer. 287
Itinerario, aclaraba a los frailes que era lcito coaccionar a los indios
injurias o trabajos serviles, para que de esta forma les nazca el deseo de
cierto de Dios.
287
Prov. 29, 19.
288
Focher se basaba en la siguiente cita de san Agustn: Cristo mediante el castigo, comprometi a San
Pablo a la fe. Al mismo tiempo, Focher aclar que la utilizacin del miedo deba acompaarse del
ejemplo virtuoso de los frailes y, adems, insisti en que aunque la utilizacin del miedo era lcita, no
siempre era conveniente ni edificante. Vase Juan Focher, Itinerario del misionero en Amrica, introd.
Antonio Eguiluz. Madrid, V. Surez, 1960, pgs. 77-81.
188
que tampoco la garantice del todo. Lo esencial es que los hombres entren en la
289
Palabras de san Agustn citadas por Elia Nathan Bravo, San Agustn: temor y conversin religiosa,
en Signos, Anuario de Humanidades, ao VII, tomo III, 1993, Mxico, UAMI, 1993, pg. 106.
189
cosmovisiones. No hay que perder de vista que el objetivo de Sahagn fue que
serfico padre fue el que implicaba el cambio de creencias entre los indgenas,
sahaguniana.
propone que los que ofendan a Dios no sean castigados inmediatamente, sino
que sean los santos predicadores quienes aparten a los catecmenos indios de
los pecados.
Y a los que de vuestros siervos os ofenden, no los condenis luego, mas antes
los amonestis por vuestros santos predicadores y los favorecis con vuestros
290
Todos los que tal hacen - idolatrar- son hijos del diablo y dignos de tan grande castigo en este
mundo, y en el otro de grande infierno. Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I,
Confutacin.
190
Por otra parte, fray Bernardino no slo presenta la imagen de Dios que
los que conocen y sirven y obedecen al solo y verdadero Dios, gozarn de sus
riquezas y gozos eternos (...). Los dais lumbre para que os conozcis y
291
Ibid.
292
Ibid.
191
de la civilizacin mexica fue que los mismos religiosos no criaron a los indios
idolatra.
tenan, ni los criamos con aquel rigor y austeridad que se criaban en tiempo de
293
su idolatra.
naturaleza, las cuales eran identificadas con las mujeres por su poder para
controlar la regeneracin de las plantas y dar a los hijos la fuerza para la guerra
rituales contra la repeticin del desastre. Hoy sabemos que los primeros
293
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro X, Relacin del autor digna de ser notada.
192
-moros, judos-, opina que para lograr la adhesin de los indios a la nueva
ministros, el buen trato de los espaoles para con los naturales, pero nada
servira si juntamente
salvacin, no tuvieran (los indios) tambin entendido que los han de temer y
294
tener respeto, como hijos a sus padres....
Una de las principales razones que motivaron este esfuerzo por comprender la
294
Gernimo de Mendieta, op. cit., Libro I, Cap. IV
295
Siguiendo a Lucien Febvre, el objetivo de Delumeau con El miedo en Occidente fue restituir su parte
legtima a una serie de sentimientos que, teniendo en cuenta latitudes y pocas, han jugado en la historia
de las sociedades humanas, cercanas y familiares a nosotros, un papel capital.
296
Me parece que la visin tan racional y secular que heredamos hoy en da de la modernidad y de la ya
secular descristianizacin de Occidente, son factores que por lo regular obstruyen nuestra comprensin de
un mundo de creencias como el del siglo XVI. Lucien Febvre, en El problema de la incredulidad en el
siglo XVI. La religin de Rabelais, en La Evolucin de la Humanidad (dirigida por Henri Berr), Seccin
Tercera: El mundo moderno, V. 84, Mxico, Unin Tipogrfica Editorial Hispano-Americana, 1959, dice
que la principal caracterstica del hombre del siglo XVI es el sentir (y cmo no hacerlo?) y, tal vez, sea
necesario volver a reflexionar ese siglo a partir de un enfoque que se detenga ms en la importancia de la
sensibilidad (qu sabemos del amor, de la muerte, de la piedad, de la alegra...).
193
en Sahagn haya sido el miedo. El miedo es comn a los seres humanos, pero
lo interesante es precisar cules son los motivos que llevan al hombre a sentirlo
Sahagn a sentir miedo nos pueden parecer irrisorios en este momento, pues
varios siglos nos separan del contexto en el que se desarroll el fraile, donde
logrado que los miedos cambien. Todos hemos experimentado pnico, terror.
como los hicieron otros hombres en pocas pasadas, explicaciones que nos
permitan entender qu fue lo que nos produjo miedo, pero a pesar de ello, la
El miedo existe. Lo que ha cambiado son las causas que lo detonan. Los
misma manera que las personas del siglo XVI o cualquier otro tiempo. Durante
194
horror que le causan ciertas prcticas idoltricas que tanto dese combatir. 297
No creo que haya corazn tan duro que oyendo una crueldad tan inhumana, y
la Biblia que en una descripcin del mundo mexica, su reaccin con respecto al
con un tono irnico, burln o sarcstico. Ser hasta los siglos XI y XII cuando
297
Hay que tener presente que la imagen que presenta Sahagn del poder demonaco no es distinta a la
que predomina en el mundo cristiano. Segn Fernando Cervantes, The Devil in the New World. The
Impact of Diabolism in the New Spain, Yale University Press, New Haven and London, 1994, la idea de
que Satn tena como principal objetivo provocar idolatra en el mundo fue la ms representativa en el
pensamiento occidental en la segunda mitad del siglo XVI.
298
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. II, Exclamacin del autor.
195
angustia. Otro factor importante que retras que amplios sectores sociales
representarlo de una forma muy parecida a los hombres, muy prximo a ellos,
lo que les permita a los individuos burlarlo y vencerlo. Despus se dar una
diablico.
299
Jeffrey Burton Russell The devil in the middle ages, Ithaca-Londres, Cornell University Press, pgs.
62-87.
196
eruditos y difundida por los artistas, los escritores y los clrigos, en sus
sermones o contactos con los fieles. El hecho de infundir temor en este dominio
los lugares donde podan ser vistos, ledos u odos. En cada instante, cada
300
La sistematizacin y dogmatizacin de las penas del infierno fueron, recuerda Georges Minois
(Historia de los infiernos, Barcelona, Piados, 1994), tomando delantera desde finales del siglo X sobre
promesas de salvacin. El perded toda esperanza, rtulo que segn Dante se encontraba a las puertas del
infierno, era el mensaje con el que se recordaba a los vivos la necesidad de vivir de forma acorde con la
moral cristiana a fin de evitar la condenacin eterna.
197
301
Dejamos para el siguiente apartado el enlace entre el demonio del siglo XV con la idea de Sahagn.
198
En los ltimos aos el tema del demonismo ha sido trabajado desde distintos
pas, creo que resulta de especial inters acercarse a este tema en los
primeros aos del contacto entre europeos y americanos, ya que ha sido poco
conquistadores europeos.
represent una figura retrica del discurso cristiano, sino el personaje que
formas de actuar, principalmente, de los religiosos europeos del siglo XVI que
diablo en los textos novohispanos del siglo XVI se debe, adems de la enorme
302
Sera imposible hacer aqu un recuento de todos los autores que han trabajado al demonio. Por ello,
slo mencionar los trabajos que han influido en la redaccin de este apartado. Russell, Delumeau,
Muchembled, Cervantes, etctera.
199
catlica. En una Europa escindida por la hereja, la cultura ibera era la que
200
posiblemente aqu ms temible que en cualquier otra parte del orbe, quiz slo
por ello sus caractersticas son exaltadas con rasgos clsicos y enriquecidos
con algunos de los atributos con que los indios representaban a sus
deidades. 304
demonios de la tradicin cristiana como una manera de probar que, sin saberlo,
Un mtodo distinto, pero tambin muy usual, para presentar a los dioses
las figuras enteras) que estos tenan realmente en sus panteones respectivos
304
Tanto para Fernando Cervantes como para Flix Bez-Jorge reconocen la incorporacin de rasgos
indgenas a la figura del diablo. Cfr. Fernando Cervantes, El demonio en Hispanoamrica, y Flix
Bez-Jorge, Los disfraces del demonio.
201
Hidalgo.
8. 2. El Diablo y Sahagn.
empresa como una cruenta batalla contra las huestes del Mal. Para los
De esta manera, los frailes vieron con horror los vicios y pecados que
recordar que, al mismo tiempo que los frailes repudiaron todo aquello que a sus
reconocieron que el orden de violencia y crueldad que haba reinado entre los
ltimos. Bajo la mirada de los frailes, los indios eran sujetos buenos e inocentes
En realidad, para los frailes los indios haban estado ajenos a la palabra
mala inherente a los indios mismos, sino ms bien, a la infamia de Satn que
202
proceso de purificacin de todas aquellas prcticas que a los ojos de los frailes
condena eterna entre los indios de la Nueva Espaa, sino ms bien llegaron
Ms All.
que para los indios haban asegurado el orden y la estabilidad durante varios
203
que de los dioses de los gentiles del Viejo Mundo. Esto se reafirma con las
etctera. Sahagn afirma que los indgenas de la Nueva Espaa, como los
ceguedad que los oblig a atribuir entendimiento a un ser creado para servicio
tambin esta obra (el Libro Onceno) muy oportuna para darlos a entender el
valor de las criaturas, para que no las atribuyan divinidad; porque a cualquiera
que criatura que van ser iminente em bien o mal, la llamada teutl; quiere decir
dios. De manera que al Sol le llamaban teutl por su lindeza; al mar tambin,
indgena, podan plantearse que eran slo criaturas mundanas a las que por
305
No debemos considerar a este pasaje de Sahagn como un mero exceso de interpretacin. Si bien la
razn no es lingstica, cabe advertir que otros autores de su siglo y del siguiente se percataron de que en
las concepciones indgenas la divinidad se extenda a todas las criaturas y se haca ms notoria en aquellas
que mostraban cualidades extraordinarias.
204
Omnis dii gentlum demonia (Todos los dioses de los gentiles son demonios).
excelencia no slo para explicar la fuente del engao, sino para dar cuenta de
los hechos extraordinarios relatados por los indgenas y aceptados por los
espaoles. Si los indios narraban casos en los que la naturaleza haba sido
tierra, era natural para los espaoles atribuir la accin a los demonios. Incluso
las enfermedades que los indios le atribuan a sus diosas eran interpretadas
As, Sahagn dir que la parlisis de los nios, explicada por los indios a
partir de los daos causados por las Tzitzimime (mujeres fallecidas en el primer
parto), poda deberse a que entraba en las criaturas algn demonio. Con los
un filsofo, historiador y viajero griego que haba vivido en los siglos IV y III a.
y aplic especial atencin al registro de los sitios que se suponan los lugares
306
Sobre la importancia de Evmero en el trabajo sahaguntino nos apoyamos en Alfredo Lpez Austin,
Fray Bernardino de Sahagn frente a los mitos indgenas, en Ciencias 60-61, octubre 2000-marzo 2001,
pgs. 6-14.
205
que los llamados dioses haban sido en su tiempo seres humanos, y que la
quienes las aceptaron siglos ms tarde con mayor pasin fueron los escritores
Mundo. Tal como lo afirma Caballero Lpez al respecto del papel de San
mticos humanizados.
e historia. En esta lnea las Etimologas de San Isidoro aportan como novedad
307
Jos Caballero Lpez, Presencia y funcin del mito en la historiografa espaola de los siglos XIV y
XV, en Coloquio internacional de Filologa griega: influencia de la mitologa clsica en la literatura
espaola de los siglos XIV y XV, rea de Filologa Griega de la UNED, Madrid, 2002.
206
XVI.
protegidos. La otra base, muy importante, era la creencia indgena de que los
Tzapotatlenan, fue la primera que invent la resina que se llama xitl (...) Y
como esta mujer debi ser la primera que hall este aceite, contronla entre los
dioses y hacan fiesta y sacrificios aquellos que venden y hacen este aceite que
(y) los lazos para matar las aves y los remos para remar, etctera.
207
una forma tan espontnea que parece revelar la inexistencia del conflicto.
su muerte? Por ello Sahagn nos dice del dios Olmcatl Huixtotli que era el
caudillo de los olmecas Huixtotin, seor que tena pacto con el Demonio, de
Quetzalcatl, que fue hombre mortal y corruptible, que aunque tuvo alguna
apariencia de virtud (...) fue gran nigromntico, amigo de los diablos, y por tanto
agrega que su cuerpo est hecho de tierra y a su nima nuestro seor la ech
demonio sobre los hombres, como resultado de su odio por ser desplazado
humano sera disputado para su salvacin o para su condenacin por los dos
208
este sentimiento no impidi que los religiosos y otras capas sociales sintieran
temor hacia l.
trmino in tlacatecolotl para expresar una idea de ser maligno para situar al
Diablo para indicar quin es el ser maligno que se estaba definiendo de esa
manera. Tena que ser as, pues en ltima instancia, si Olmos utilizaba el
concepto de Hombre-Bho era para poner sobre aviso a los indios para que no
308
Fernando Cervantes, The Devil in the New World. The Impact of Diabolism in the New Spain. New
Haven and London, Yale University Press, 1994.
309
Andrs de Olmos, Tratados de hechiceras y sortilegios, cap. I, fol. 391 v, pg. 13.
209
no podra ser de otro modo; pero cmo encaja entonces que este diablo
imagen se asemeje a esa identidad cultural? El diablo concebido por Olmos fue
su diablo cristiano, que engaaba por igual a espaoles, judos, moros e indios;
contra l luchaba con las armas de suyo conocidas los sermones- que
existencia. Olmos sabe que en sus sermones tiene que emplear elementos que
les resulten familiares a los indios, por ello al hablar del demonio y del pecado,
310
Lo que dice Baudot es: El diablo de Olmos es un diablo cristiano es un diablo que nos atrevemos a
calificar de poltico: de diablo fraguado por una poltica colonial () todas las apariciones diablicas
alegadas por Olmos revisten los aspectos de una lucha contra resurgencias prehispnicas. En resumidas
cuentas, el diablo es un personaje indgena, prehispnico, cuando hace alguna aparicin en Mxico
(Olmos, Tratado de hechiceras, Introduccin de Baudot, pg. XXV). Este diablo que tanto se asemeja a
la identidad cultural prehispnica cultural prehispnica pide algo parecido a la colaboracin del aborigen
para rechazar la nueva religin, y en consecuencia el nuevo estado de cosas () es como una tenaz
nostalgia de cultos pasados, que el seor aparecido intenta revivir, y patalea rabiosamente ante las
pruebas de su abolicin y los smbolos de la nueva cultura. S, el diablo es aqu, sobre todo, la nostalgia
de los tiempos prehispnicos. Y Olmos lo sabe bien cuando aade estos detalles, estas fbulas que son
suyas, personalsimas, al frrago de la prdica antidiablica de su colega Castaega, al mismo tiempo que
lo traduce al nhuatl (Ibid, pg. XXVI).
210
soberbio y quera recibir honores como si fuera Dios; entonces, el smbolo del
aquellos que quieren saber cmo estn hechas las cosas secretas, o aun
tarde, 311 adquiran una especificidad que pareca adaptarse a lo que Olmos y
el tonalpohaulli.
las cuentas de los das, que posean los indios era solamente calendricas:
Otra cuenta tenan estos naturales, que () se usaba para adivinar las
condiciones y sucesos de la vida que tendran los que naciesen () sin ningn
Para Sahagn era posible aceptar una manera de conocer aquello que
311
Ibid, pg. 19
312
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Apndice al Libro IV.
211
de los indios.
general.
demonio, por medio de los diferentes cultos idoltricos que solicita, que exige a
tributo indio y por ello le fue necesario tener listos los instrumentos que
(...) est esperando coyuntura para si pudiese volver al seoro que ha tenido, y
fcil cosa le ser para entonces despertar todas las cosas que se dice estar
212
Y es que el diablo nunca cede su presa sin lucha, y, as, Motolina afirma
por qu no le servan y adoraban como antes solan, pues era su dios (...) y a
esta causa los primeros aos siempre tuvieron credo y esperaban su ida, y de
cierto pensaban que los espaoles no estaban de asiento sino para volverse.
Otras veces deca el demonio que aquel ao quera matar los cristianos, otras
veces les amonestaban que se levantasen contra los espaoles y que les
8. 3. El demonio y la otredad.
tener sobre los dioses indios es la que marcaba la tradicin: Quoniam omnes
dii gentium daemonia (todos los dioses de los pueblos son demonios). 315 La
tanto antiguos como nuevos, sobre todo cuando las prcticas religiosas
313
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. III, Prlogo.
314
Motolina, Memoriales, pg. 151.
315
Vulgata, Salmo 95, 5. En las versiones modernas aparece bajo el nmero 96 y el texto tiene otro
sentido. En otra parte de la Biblia, se afirma que la adoracin de los dioses paganos es obra de los
demonios (Lev. 17, 7)
213
cabeza a uno de los principales rasgos del demonio medieval, idea compartida
tierra y en el infierno. 318 Esta caracterstica del diablo est presente desde la
tierra como en el mismsimo lugar donde se encuentra Dios. 319 Ubique daemon
enemistades y odios entre los pueblos y reyes: y no es maravilla que haga esto
316
Lev 17, 7.
317
Aqu cabra preguntarse qu tanto la asimilacin entre manifestaciones de la cultura prehispnica y los
cultos al demonio en Europa fue nociva para preservar y registrar los fundamentos de las antigedades
aborgenes.
318
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Cap. III.
319
Job 2, 1-2
320
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Confutacin.
214
de los dioses es que stos son en realidad demonios que desean saciar su sed
jcara y echaba un papel blanco dentro y despus iba por todas las estatuas de
los diablos y untbales (la) boca con el papel ensangrentado. Otros mojaban un
321
palo en la sangre, y tocaban la boca de la estatua con la misma sangre.
un discurso descalificador.
Escrituras. 322
Tzitzimime y brujas.
321
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib, II, Apndice III.
322
Las creencias y prcticas que se llaman populares no son patrimonio exclusivo del pueblo, pues son
compartidas a menudo por las elites dirigentes, inclusive por los hombres de la Iglesia.
215
la enfermedad y el Mal.
Tezcatlipoca y Cihuacatl.
daemon (El diablo est en todas partes) escribi Salvanio discpulo de san
voluntad.
323
Lulio Caro Baroja, Las brujas y su mundo. Biblioteca Temtica Alianza, Madrid, 1993, cap. 13.
324
Lisn Tolosana, Brujera, estructura social y simbolismo en Galicia. Akal editor, Madrid, 1979, pgs..
58 y ss.
216
que el Diablo toma el cuerpo del reptil para corromper a Eva. Por tal razn
Guadalupe en el Tepeyac.
Diablo nobiliario.
dioses mexicas: Otro diablo adoraron vuestros antepasados, el cual tena bajo
presentando una correspondencia entre los dioses que caen del cielo con la
los dioses que descienden porque para l significaba una representacin clara
325
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Confutacin.
326
Existieron varias opiniones sobre la cantidad de ngeles desterrados del paraso y se clasificaban en
una precisa jerarqua correspondiente no slo a la anglica, sino tambin a la feudal. Alphonsus de Spina
crea que un tercio de los ngeles originales se convirtieron en diablos, especficamente 133, 106, 668.
Jean Wier estableca que existen 7.405.926 diablos mandados por 72 prncipes y se dividen en 1.111
legiones de 6.666 miembros cada una. Se destacan 68 nombres de prncipes demonacos, con un nmero
217
los otros sus hijos acordaron de echar del cielo al dicho navajn, y as lo
pusieron por obra (...) Dicen salieron de l mil y seiscientos dioses (en que
327
aparece atinar la cada de los malos ngeles).
Incubus y sucubus.
diferencias
tanto en las naturalezas como en los actos hay variedad y multiplicidad (...),
Hasta el siglo XII, los clrigos crean que los demonios eran inmateriales,
lo cual exclua toda relacin sexual con ellos. Pero en el siglo XII se
desarrollaba la idea segn la cual los incubus y los sucubus pueden realmente
variable de legiones bajo su dependencia. Rey de los demonios es Bael, con 66 legiones; Agares, con 31
legiones; Barbatos, con 30 legiones y con cargo de conde y duque; Pursan, con 22 legiones; Eliogor o
Abigor, con 60 legiones; Sytry, tambin llamado Bitru, es un gran prncipe que tiene rostro de leopardo y
alas de grifo, dispuesto en todo momento a transformarse en una esplndida figura humana y a requerir de
amores a las mujeres; Bune es un gran duque, en forma de dragn con tres cabezas, de las cuales una de
ellas es humana; Orias es un gran marqus en forma de len que cabalga en un caballo fortsimo, con cola
de serpiente; Zaleos es un gran conde, que cabalga, semejante a un soldado bellsimo, un cocodrilo,
adornado de corona ducal.
327
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro II, Cap. I.
328
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Apndice II.
329
Martillo de las Brujas, Primera parte, cuestin IV.
218
mujer como el arma del demonio, como la madre del pecado. Esta tendencia a
incompatibilidad con los gustos estticos nahuas, ni mucho menos por una
pueden tener otra apariencia que no fuera esa. Lo hace como heredero de una
demonio. 330
Por vuestra misma relacin sabemos que los antiguos mexicanos adoraron y
los diablos, enemigo de los hombres, feo, espantable, cruel, revoltoso, inventor
330
La fealdad del diablo se debe, segn Urbano Rafael, a que su castigo inmediato fue perder en absoluto
la belleza, la bondad y la verdad.
331
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Confutacin.
219
Al hacer suya lo opinin sobre el motivo (el odio) que lleva a Satn a
principales opiniones sobre los mviles que lo llevan a tentar a Adn y a sus
pareja.
Iglesia satnica.
que en la divina. Hay que recordar que San Buenaventura llamaba al demonio
diabolus est simia Dei (mona de las obras de Dios), porque quiere
contrahacer las obras de Dios, pero no siempre puede todo lo que quiere, sino
332
Sobre esta idea del hombre pecador, al parecer, a Sahagn le interes destacar ms que el apetito
sexual, el apetito intelectual. El afn de conocer ms all de lo deseado por Dios es un atrevimiento
que es castigado por el Seor, quien reprende al inflado espritu del hombre soberbio y envanecido (Cfr.
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro V, Prlogo.)
333
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro II, Exclamacin del autor.
334
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Exclamacin del autor.
220
consideracin que hace Justino Mrtir sobre los demonios. Para Justino, los
Cristo. 335
Imaginario demonaco.
Como hemos podido observar son muchas las ocasiones en las que fray
Bernardino utiliza su descripcin del mundo nahua como un espejo para ver
Huitzilopochtli como una cabeza de dragn muy espantable que echaba fuego
por la boca. 336 Lazo que, por supuesto, no representa una novedad dentro de
Daniel 337 y del dragn rojo de siete cabezas y diez cuernos del Apocalipsis, 338 y
tampoco dentro del franciscanismo, pues ya exista una clara inclinacin por
335
Elsa Cecilia Frost, La historia de Dios en la Indias, pgs. 87-88.
336
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Libro I, Cap. 1
337
Dn., XIV, 22-27.
338
Ap., XII, 3
339
Juan de Torquemada, Monarqua indiana. Mxico, Instituto de investigaciones histricas, UNAM, T5,
Libro XV, Cap. 8.
221
llamada acatl, o tlilcatl, cuyas caractersticas son: tan gruesa que un hombre
puede abrazar, muy larga, grande cabeza, reluce de negra ojos como
brasas. 340
diablo: Aquellas palabras que deca el srtrapa parecen que eran invocaciones
demonio, misma que aos antes Olmos haba relacionado con Satn.
Posesin demonaca.
cristiana con respecto al poder del demonio sobre los hombres. Si bien es
340
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. XI, Cap. IV)
341
Puede verse a parte del ejemplo de Olmos, que el dominico fray Alonso de Espina ve en una
guacamaya al demonio, el jesuita Prez de Ribas afirma que el diablo tomaba las formas de un alacrn y,
por mencionar slo otro ejemplo, Mendieta ve en la rana, la vaca, el toro, la mona, el cerdo y la vbora,
por citar a animales no fantsticos, la presencia de Satn.
222
existe un solo caso, por lo menos en los franciscanos evangelizadores del siglo
no slo que el demonio haba enloquecido a todo un pueblo, sino que, cuando
en que estaba, tan recio que al parecer de todos los que all se hallaban
342
pareca salir de l el demonio.
Casos que unidos a las prcticas religiosas de los indios slo puede
tener una causa, el demonio, que asoma su rostro aun en ceremonias que
parecan inocuas, pero que en realidad son malignas parodias de los ritos
cristianos.
342
Motolina, Memoriales, pg. 121.
343
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general, Lib. I, Cap. X.
223
hombre, y Amrica es una idea que tiene una historia, una tradicin de
por una realidad emprica, sino tambin por una serie de deseos, represiones,
Sin embargo, sera un error concluir que el indio americano del siglo XVI
Creo que Amrica fue creada o americanizada-, pero creer que tales cosas
porque se descubri que era hijo del diablo, sino tambin porque se poda
224
sistema para conocer Amrica, un filtro aceptado que el indio atraviesa para
en smbolo de todo el mundo precolombino. Mi anlisis del texto, por tanto, hizo
que sea una presencia dada, sino una represencia o representacin. El valor, la
Amrica depende, por tanto, muy poco de ella como tal. Que el discurso sobre
siglo XVI tenga sentido es una cuestin que depende ms de Occidente que de
225
discursiva como la que se crea sobre el indio. Este discurso es, despus de
menos, por este hijo de san Francisco es y no slo representa una dimensin
present es una interpretacin que muestra otra faceta del fraile. Una donde l
226
como indio. Sin embargo, no hay que perder de vista que la informacin que
conciencia. Involucra una continuidad de las acciones del serfico padre, quien
227
voz que pueda ser comprendida. Su voz, cuando la tiene, pasa a travs de la
que las historias y relaciones que sobre la vida y costumbres de este hombre
(americano) se han escrito sin tomar en cuenta este factor decisivo, slo van
travs del que slo se puede ver el acontecer humano. No se inventa porque
se haya sido el objetivo, sino que los elementos que conforman su texto
228
manera semejante para los estudios literarios del siglo XX ha sido un texto
Sahagn como a uno de sus antecesores (tal vez el ms importante). Para los
una resistencia indgena sobresale tambin en los estudios histricos del siglo
hombre de su tiempo, por lo que habra que colocarlo en esta doble dimensin:
229
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