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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA


Departamento de Historia del Arte I (Medieval)

MANUSCRITOS MEDIEVALES ILUMINADOS EN


LA BIBLIOTECA HISTRICA DE LA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE (SIGLOS IX-XIV):
ESTUDIO ICONOGRFICO Y CODICOLGICO.

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR


PRESENTADA POR

Helena Carvajal Gonzlez

Bajo la direccin de las doctoras

M de los ngeles Seplveda Gonzlez


Elisa Ruiz Garca

Madrid, 2010

ISBN: 978-84-693-3470-6
Manuscritos medievales iluminados
en la Biblioteca Histrica de
la Universidad Complutense (siglos IX-XIV):
estudio iconogrfico y codicolgico
Helena Carvajal Gonzlez
2
3
4
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA
DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE I (MEDIEVAL)

TESIS DOCTORAL

Manuscritos medievales iluminados en la Biblioteca Histrica


de la Universidad Complutense (siglos IX-XIV): estudio
iconogrfico y codicolgico

HELENA CARVAJAL GONZLEZ

DIRECTORAS:
DRA. M DE LOS NGELES SEPLVEDA GONZLEZ
DRA. ELISA RUIZ GARCA

MADRID- 2009

5
6
Un libro es como un jardn que se lleva en el bolsillo

Proverbio rabe

7
8
Agradecimientos

En primer lugar quiero mostrar mi ms profundo agradecimiento a mis dos


directoras, M de los ngeles Seplveda Gonzlez y Elisa Ruiz Garca, que desde
el comienzo de la investigacin me han ofrecido su gua y apoyo. La excepcional
calidad acadmica y humana de ambas ha facilitado en gran medida la
elaboracin de este trabajo.

Quiero dar las gracias a todo el personal de la Biblioteca Histrica Marqus


de Valdecilla por todas las facilidades y ayuda prestadas, en especial a su
directora, Marta Torres Santo Domingo, quien primero me anim a estudiar estos
manuscritos, as como a Pilar Moreno, Mercedes Cabello, Javier Tacn y Carlos
Pintos por su enorme disponibilidad en todo momento.

La orientacin y consejos que tan amablemente me han ofrecido los


profesores Jos Perona de la Universidad de Murcia, Luis Snchez de la Facultad
de Teologa de San Dmaso y Fermn de los Reyes de la Universidad
Complutense, han sido determinantes tambin en el estudio.

No puedo dejar de agradecer a mis compaeras Eleonora Arrigoni y


Camino Snchez sus excelentes consejos y la ayuda prestada durante todo el
proceso de elaboracin de la tesis. A Irene Gonzlez y Wouter de Vylder darles las
gracias por su ayuda tcnica en la ltima fase del trabajo. A Marcela Fernndez,
Mnica Gmez, David Snchez, Javier Yang, Cristina Arce, Lourdes Callejo y Luis
Ramos agradecerles sus nimos y su ayuda en todo el proceso.

Sin el apoyo de mis padres no habra podido terminar este estudio. Ellos
fueron quienes desde siempre me inculcaron el amor a la cultura y mantuvieron
mis nimos en los momentos difciles; por todo ello les dedico este trabajo.

9
10
ndice

I. INTRODUCCIN 17

II. METODOLOGA 25

III. ESTADO DE LA CUESTIN 31

IV. CONTEXTO HISTRICO 39


Fundacin de la Universidad Complutense 43
La Biblioteca Complutense en sus orgenes 47
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina 53

V. ESTUDIO DE LOS MANUSCRITOS 63

El De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro,


manuscrito 131 65

1. Estudio codicolgico 69
1.1 Fortuna del manuscrito 81
2. Rabano Mauro y el De Laudibus Sanctae Crucis 84
2.1 Autor y entorno cultural 84
2.2 El contenido de la obra. 86

3. La Cruz: significado e iconografa 89

4. Anlisis de las imgenes 92


4.1. El De laudibus Sanctae Crucis de la Biblioteca Nacional
de Espaa 92
4.2. Los tipos de representacin 94
4.3. Las miniaturas: 95
Figura I 96
Figura II 101
Figura III 103
Figura IV 107
Figura V 112
Figura VI 114
Figura VII 118
Figura VIII 122
Figura IX 124
Figura X 126
Figura XI 128
Figura XII 130

11
Figura XIII 131
Figura XIV 132
Figura XV 134
Figura XVI 139
Figura XVII 143
Figura XVIII 145
Figura XIX 147
Figura XX 149
Figura XXI 150
Figura XXII 152
Figura XXIII 156
Figura XXIV 157
Figura XXV 159
Figura XXVI 161
Figura XXVII 162
Figura XXVIII 163

5. Conclusiones 165

La Expositio in Cantici Canticorum de Beda el Venerable y Gregorio


Magno, Manuscrito 38 de la Biblioteca Histrica de la UCM 175

1. Estudio codicolgico 179


1.1 Fortuna del manuscrito 189

2. El texto bblico 191

3. La obra y sus autores 194


3.1 Beda, el Venerable (673?- 735) 194
3.1.1 El texto de Beda: difusin e influencias 196
3.2 San Gregorio Magno ( 604) 198
3.2.1. Autenticidad y trascendencia del texto. 200
3.2.2 Las influencias de San Gregorio 201
3.3 La interpretacin del Cantar de los Cantares: de
Orgenes a Beda 202

4. Anlisis de las imgenes 205


4.1. Las miniaturas 208
Folio 1r 208
Folio 9v 210
Folio 11r 217
Folio 15r 218
Folio 36r 219
Folio 53v 223
Folio 77v 225

12
Folio 101r 231
Folio 122v 232
Folio 133r 236
Folio 140v 240

5. Conclusiones 246

Glosa in Epistolas Pauli, manuscrito 44 249

1. Estudio codicolgico 253


1.1 Fortuna del manuscrito 262

2. Pablo de Tarso y su obra 264

3. San Pablo en el arte 268

4. Las miniaturas 271


4.1 Rasgos comunes 271
4.1.1 Un elemento decorativo de origen clsico 271
4.1.2. Las langostas 273
4.1.3. Cabecillas demonacas y animales que
muerden la letra 277

4.2 Anlisis de las imgenes 279


Primera carta a los Corintios (Folio 38v) 279
Segunda carta a los Corintios (Folio 76r) 288
Carta a los Glatas (Folio 100r) 291
Carta a los Efesios (Folio 111v) 293
Carta a los Colosenses (Folio 133v) 295
Primera carta a los Tesalonicenses (Folio 144v) 301
Segunda carta a los Tesalonicenses (Folio 155r) 304
Primera carta a Timoteo (Folio 160r) 305
Segunda carta a Timoteo (Folio 172 v) 307
Carta a Tito (Folio 181r) 310
Carta a Filemn (Folio 186r) 312
Carta a los Hebreos (Folio 188 r) 318

5. Conclusiones 323

El Breviarium Historia Catholica de Rodrigo Jimnez de Rada,


manuscrito 138 325

1. Estudio codicolgico 329


1.1 Fortuna del manuscrito 337

13
2. Jimnez de Rada y el Breviarium Historie Catholice 342
3. El texto bblico 345

4. La Historia Scholastica de Petrus Comestor. El manuscrito


COD. 70 de la Real Academia de la Historia 347

5. El Arca de No en el arte medieval: evolucin del tema 352

6. Anlisis de las imgenes 359


6.1 El arca 364
6.2 El diluvio, imagen del bautismo 374
6.3 La muerte y resurreccin de Cristo, antitipos del
diluvio. 376
6.4 El diluvio, smbolo del segundo advenimiento de
Cristo 379
6.5 Apothecaria 380
6.6 Los animales en el arca 385
6.7 La familia de No, familia de Cristo 389
6.8 No: imagen del justo, imagen de Cristo 391
6.9 La paloma y el cuervo 394

7. Conclusiones 397

Otros manuscritos iluminados de la Biblioteca Complutense 399

 Los manuscritos desaparecidos: 404

 BH MSS 24: Comentario al evangelio de Mateo de San


Juan Crisstomo y Encomio a San Pedro Philoptocon
de Juan Dicono. 406
 BH MSS 32: Biblia latina 409
 BH MSS 43: Tractatus in Evangelium secundum Lucam de
Beda el Venerable 416
 BH MSS 48: Breviarium Toletanum 418

 Los manuscritos conservados: 420

 BH MSS 31: Biblia latina 420


 BH MSS 33 y 34: Biblia latina 428
 BH MSS 36: Comentaria in Pentateuchum et in libros
Iosue, Iudicum et Rut de Rabano Mauro 431
 BH MSS 40: Psalterium et cantica cum glossa 435
 BH MSS 69: Sermones de San Bernardo de Claraval 440

14
 BH MSS 120: Liber morborum tam universalium quam
particularium de Gilbertus Anglicus 445
 BH MSS 156: Libros del Saber de Astronoma de Alfonso
X el Sabio 452

VI. CONCLUSIONES GENERALES 459

Aspectos teolgicos e iconogrficos 463


Aspectos codicolgicos 479
Manuscritos e impresos 483

VII. BIBLIOGRAFA 493

15
16
I. INTRODUCCIN

17
18
Que de tu mano y de tus ojos nunca est lejos algn libro (), copia libros,
para que, mientras la mano se gane la comida, el alma se alimente con la lectura.

San Jernimo. Carta al monje rstico. Epstola 125, 8-11

19
20
Introduccin

El presente estudio se centra en cuatro manuscritos iluminados que se


conservan en la Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense de Madrid y
que formaron parte de la dotacin fundacional que el Cardenal Cisneros otorg a
la primitiva Universidad de Alcal.

Estos manuscritos abarcan un periodo de cuatro siglos y constituyen un


excelente recorrido por el pensamiento y las expresiones artsticas de la alta y
plena Edad Media europea. El ms temprano de ellos sera el De laudibus Sanctae
Crucis de Rabano Mauro, copiado en el siglo IX y, por tanto, el ejemplar ms
antiguo conservado en Espaa de esta obra. Le seguiran en antigedad un cdice
miscelneo con comentarios al Cantar de los Cantares de San Gregorio Magno y de
Beda el Venerable del siglo XI, unas Epstolas de San Pablo con glosa realizadas en
torno a mediados del siglo XII, y el Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo
Jimnez de Rada, realizado en el siglo XIII.

Aunque la intencin al elegir estas obras, las mejor conservadas y ms


interesantes desde el punto de vista iconogrfico de la pequea coleccin de
manuscritos iluminados complutenses1, fue, en un primer momento, la de realizar
el anlisis simblico de una serie de iluminaciones, pronto se puso de manifiesto la
necesidad de analizar otros aspectos de dichos ejemplares.

El primer paso en este sentido fue adentrarnos en la investigacin


codicolgica, que estudia tanto las caractersticas materiales como textuales de los
manuscritos y aporta datos esenciales sobre la poca y los scriptoria donde
pudieron ser elaborados, permitindonos en algunos casos corregir o afinar la
datacin de los mismos. La paleografa, los modelos de organizacin de la pgina
o los colores empleados se convierten en elementos determinantes para acotar la
informacin que la imagen nos transmite.

1
Omitimos intencionadamente en la seleccin los Libros del Saber de Astronoma de Alfonso X el Sabio ya
que existe una tesis en curso centrada exclusivamente en este manuscrito.

21
Introduccin

A medida que avanzaba la investigacin y entrbamos en contacto con la


documentacin de la Biblioteca, con los ndices, inventarios y catlogos que daban
cuenta de la historia de la coleccin, comenzamos a plantearnos cul era la
consideracin del libro manuscrito en siglos posteriores a su elaboracin. Se nos
presentaron entonces una serie de interrogantes, como cul era la valoracin del
manuscrito en el siglo XVI frente al avance de la prodigiosa imprenta, si el hecho
de que estuvieran iluminados los haca ms valiosos en algn aspecto y si el
hombre ilustrado del Renacimiento consideraba la antigedad y la procedencia
como un valor aadido al meramente textual.

As pues, el estudio se ampli con otros manuscritos iluminados de la


coleccin, para hacer un pequeo muestreo del tipo de obras medievales que se
consideraban suficientemente valiosas y vigentes en los albores del Renacimiento
como para formar parte de una biblioteca universitaria.

Como es bien sabido, el manuscrito y el libro en general, son el producto


histrico de una poca y unas claves de pensamiento. La recepcin de esos textos e
imgenes, su vigencia en unas y otras pocas y el rechazo o aceptacin que
despiertan en el lector han condicionado en gran medida su historia. En ese
sentido, los avatares que afectan a un ejemplar no pueden dejar de ser objeto de
estudio y por tanto hemos tratado de identificar cul ha sido su trayectoria, no
slo desde su inclusin en el fondo Complutense sino tambin de qu forma han
sido adquiridos. La identificacin de antiguos poseedores, el estudio de las
sucesivas encuadernaciones y las anotaciones manuscritas son aspectos esenciales
en este sentido y nos permiten comprender que el libro y la imagen, pese a su
materialidad, no son objetos inertes, sino un conjunto de ideas que hablan al lector
y provocan en l reacciones, muchas veces plasmadas en mrgenes anotados u
hojas arrancadas.

El acercamiento a las fuentes documentales ha puesto tambin de


manifiesto que la preocupacin por los bienes de la biblioteca no es, en absoluto,

22
Introduccin

un valor reciente, aunque s hayan cambiado los conceptos y parmetros


aplicados. A lo largo de los siglos encontramos numerosas menciones a la
importancia de una buena biblioteca para la correcta formacin de los colegiales y,
por tanto, al valor de lo all contenido y a la gravedad del delito de hurto. Los
libros encadenados, las personas asignadas a su cuidado, as como los sucesivos
inventarios realizados por bibliotecarios que dejaron su firma en cada libro
revisado, son una muestra de una preocupacin por el fondo bibliogrfico que,
aunque se aleje de los conceptos contemporneos de preservacin, nos da buena
cuenta del valor de la Biblioteca Complutense.

El libro manuscrito y el impreso se hallan ntimamente relacionados desde


diferentes puntos de vista. En lo puramente material, la herencia de los primeros
es palpable sobre todo en los incunables, pero adems y pese al desarrollo de la
imprenta, los manuscritos conservaron durante siglos su valor, a veces como
fuentes para la impresin, como demuestra la compra de ejemplares por Cisneros
con vistas a la edicin de la Biblia Polglota Complutense, y otras como
trasmisores de textos que no haban sido objeto del inters editorial.

Estas obras, de diferente calidad artstica, constituyen una pequea muestra


de la riqueza bibliogrfica que posey la Universidad Complutense y que slo en
parte ha sobrevivido a los diversos avatares histricos. El que fuese una biblioteca
universitaria explica el hecho de que los ejemplares, salvo excepciones, no sean
obras de gran riqueza como las que se pueden encontrar en otras bibliotecas, ya
que era el contenido educativo de los textos y no la calidad material del ejemplar
lo que haca que se incluyesen en las colecciones de los Colegios.

Slo uno de los manuscritos, el Breviarium Historia Catholica, presenta una


escena narrativa, mientras que en los dems cdices la decoracin se limita a las
letras capitales y a los poemas grficos en el caso del De laudibus Sanctae Crucis.

23
Introduccin

Pese a ello, consideramos que estas decoraciones no son elementos


meramente estticos sino que casi todas ellas, en distintos grados, ilustran y
complementan el contenido del texto al que acompaan. En la creencia de que la
miniatura medieval, en su mayor parte, no es un mero elemento decorativo sino
un refuerzo visual de los mensajes que transmiten los textos, hemos tratado de
establecer el posible significado de estas imgenes en relacin con las obras que
ilustran. Para ello hemos recurrido, sobre todo, a los textos bblicos y sus exgesis,
aunque tambin hemos tratado de incluir los significados que la tradicin
cristiana, ms o menos popular, otorga a determinados elementos iconogrficos,
sin olvidar otros aspectos simblicos asociados desde antiguo a la imagen

Entre las limitaciones que hemos encontrado destaca la habitual


descontextualizacin temporal, lingstica y de pensamiento a la que se enfrenta
cualquier aproximacin iconogrfica y que impide la plena comprensin del
smbolo en su mbito originario. Desde el punto de vista documental encontramos
que las fuentes, en la mayor parte de los casos, se limitan a cumplir su funcin de
atestiguar determinados procesos administrativos, dejndonos insatisfechos en lo
que se refiere a los detalles ms vvidos y humanos.

Esta aproximacin, que comenz en el ao 2004 como trabajo de


investigacin de doctorado, trata de ser una valoracin lo ms completa posible de
cuatro obras excepcionales por su calidad artstica y literaria pero, sobre todo, por
su trascendencia como testigos de sucesivos avatares histricos. Quedan, sin duda,
muchos aspectos pendientes que podrn ser mejorados y corregidos y que
redundarn en el mejor conocimiento del patrimonio cultural de la Universidad
Complutense. Como afirma Julin Martn Abad al hablar de los libros de Alcal
nos acercamos cada vez ms al conocimiento de los productos ofrecidos por los talleres de
imprenta complutenses de siglos pasados () pero estamos lejos de conocer la historia de
los libros de Alcal: libros posedos, libros ledos, libros amados2.

2
MARTN ABAD, J.: El enredijo de mil y un diablos: (De manuscritos, incunables y raros, y de fondos y
fantasmas bibliogrficos). Madrid: Ollero y Ramos, 2007, p. 300.

24
II. METODOLOGA

25
26
Metodologa

Como hemos reseado en la introduccin, el primer acercamiento a los


manuscritos ha sido de tipo codicolgico3. En todos los casos se ha establecido:

Ficha catalogrfica del manuscrito


Tipo, calidad del soporte y estado de conservacin
Dimensiones del cdice
Breve anlisis paleogrfico
Obra que transmite y estructura de la misma: incipit y explicit,
captulos, etc.
Estructura de los cuadernos y presencia de reclamos o signaturas.
Dimensiones y estructura de la pgina: pautado, perforado, texto a
lnea tirada o en columnas, glosas marginales o interlineales, etc.
Ttulos de captulos, rbricas, ttulos corrientes.
Tipos de iniciales
Presencia de iluminacin
Anotaciones manuscritas de otra mano, llamadas de atencin, notas
de taller, signaturas antiguas, etc.
Encuadernacin

Posteriormente, y de acuerdo con lo que la escuela italiana define como


fortuna del manuscrito, hemos realizado un recorrido por la historia de cada pieza
desde su inclusin en el fondo complutense y, en los pocos casos en los que la
documentacin lo permite, nos hemos remontado a fechas anteriores. Con el
mismo propsito de contextualizar la obra, hemos realizado una breve resea del
autor y de la obra que sirviera para conocer su trascendencia dentro del
pensamiento cristiano y su posible plasmacin en el arte.

En lo referente al estudio artstico nos hemos centrado especialmente en la


iconografa aunque hayamos tratado, en ocasiones, aspectos estilsticos de la

3
Para establecer la metodologa nos parece indispensable la obra de Elisa Ruiz Garca Introduccin a la
codicologa. Madrid: Fundacin Germn Snchez Ruiprez, 2002, puesta al da del Manual de Codicologa
que public la misma autora en 1988.

27
Metodologa

ilustracin. Para el anlisis de la imagen hemos procurado tomar siempre como


referencia el propio texto que se ilustra, ya que, si en el estudio iconogrfico de
otros soportes nos vemos limitados, en ocasiones, por el desconocimiento de los
textos que sirvieron de inspiracin a la representacin plstica, en el caso de las
miniaturas contamos con la gua que el propio libro nos ofrece.

Adems, hemos recurrido a las obras exegticas ms importantes, desde los


primeros textos patrsticos a las obras contemporneas a la redaccin de la obra o
a la elaboracin material del cdice, sin olvidar las connotaciones que los
diferentes smbolos adquieren en la tradicin cristiana independientemente del
soporte en el que aparecen. Cada manuscrito ha sido tratado de forma
independiente aunque muchos conceptos aparezcan de forma reiterada. Es
inevitable al estudiar la iconografa cristiana medieval ver aparecer una y otra vez
alusiones a los mismos textos, autores y conceptos, pues estos constituyen la base
del pensamiento y el dogma cristiano.

Como sealbamos en la introduccin, consideramos que la correcta


contextualizacin de las obras es parte esencial de cualquier estudio histrico. Por
ello, hemos realizado al comienzo una breve revisin de la historia de la
Universidad en sus primeros aos de vida, as como de su primitiva biblioteca,
atendiendo en especial a la documentacin conservada y a las principales
aproximaciones al tema que hasta la fecha se han hecho.

Dada la fecha en la que se gesta la Biblioteca de la Universidad


Complutense de Madrid y la cercana de la invencin de la imprenta no podamos
eludir tampoco la referencia a la relacin entre manuscritos e impresos y la
consideracin de los primeros en el renacimiento. No existen demasiados
acercamientos al tema y la documentacin no es en absoluto abundante, pues su
funcin no es la de describir sino la de dejar constancia de los procesos
administrativos, aunque s se pueden entresacar algunas conclusiones sobre el
tema que nos atae.

28
Metodologa

Para la forma de las referencias bibliogrficas y las autoridades se han


utilizado las directrices de la Biblioteca Nacional de Espaa4.

4
http://catalogo.bne.es/uhtbin/authoritybrowse.cgi y http://www.bne.es/esp/servicios/manualautoridades.htm

29
30
III. ESTADO DE LA CUESTIN

31
32
Estado de la cuestin

La primitiva Universidad Complutense de Alcal de Henares ha sido objeto


de numerosos estudios desde diferentes puntos de vista, si bien la atencin
prestada a los fondos manuscritos en su conjunto es escasa.

La fuente indispensable para conocer el fondo librario complutense es, sin


duda, el conjunto de los diferentes ndices y catlogos de la Biblioteca que se
fueron elaborando a lo largo de su historia. Se conservan nueve dedicados a
manuscritos elaborados entre principios del siglo XVI y principios de XIX y, pese a
lo somero de sus descripciones, aportan informacin esencial sobre la composicin
y avatares de la coleccin. Aunque alguno de ellos ha sido transcrito y se los
menciona en diferentes obras dedicadas a la Biblioteca Complutense, no se ha
acometido an el estudio en profundidad de estos documentos que tan valiosa
informacin pueden aportar sobre el fondo. En el presente trabajo dedicamos un
captulo a esta documentacin, aunque sin nimo de ser exhaustivos, y hemos
consignado en todos los casos las referencias que los diferentes catlogos
introducen sobre los manuscritos objeto del estudio.

Igualmente relevante es el documento conservado en la Biblioteca Nacional


de Espaa que contiene el Rendimiento de cuentas de gastos efectuadas por cuenta del
arzobispo Francisco Jimnez de Cisneros y que se hall entre una serie de papeles de
Jos Amador de los Ros. El documento fue localizado por Julin Martn Abad y,
tanto l como Santiago Aguad Nieto, han analizado algunos aspectos del mismo.
Queda pendiente el estudio pormenorizado del texto y la comparacin de lo ah
inventariado con los ndices y el fondo conservado, que arrojara sin duda
importantes conclusiones sobre las procedencias y el proceso compositivo de la
Biblioteca Ildefonsina.

Un caso excepcional es el de los libros que pasaron a manos de Cisneros


desde la biblioteca de Isabel la Catlica. Los trabajos de Elisa Ruiz, Los libros de
Isabel la Catlica: arqueologa de un patrimonio escrito, y Manuel Snchez Mariana,
Manuscritos que pertenecieron a Isabel la Catlica en la Biblioteca de la

33
Estado de la cuestin

Universidad Complutense, han logrado identificar una serie de obras de esta


procedencia pero esto no sucede con otros antiguos poseedores de linaje menos
egregio.

La obra ms completa referida a los manuscritos existente hasta el momento


es el Catlogo de los manuscritos existentes en la Biblioteca del Noviciado de la
Universidad Central (procedentes de la antigua de Alcal) publicado por Jos de Villa-
Amil y Castro en 1878. Pese a sus evidentes imprecisiones y a que hoy en da
resulta obsoleto, es, sin duda, la descripcin ms detallada que del conjunto de
manuscritos complutenses se ha hecho hasta la fecha.

Los cdices iluminados fueron tambin parcialmente recogidos por Jess


Domnguez Bordona en su obra de 1933 Manuscritos con pinturas, si bien no todos
los manuscritos con miniaturas fueron objeto de anlisis y, adems, las propias
caractersticas del trabajo condicionaron que las descripciones fueran en extremo
someras.

No existe a fecha de hoy un catlogo actualizado de manuscritos que evale


de forma pormenorizada el estado actual de la coleccin tras las prdidas de la
Guerra Civil, ni corrija las imprecisiones que contienen los trabajos mencionados
anteriormente.

El ejemplar complutense del De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro,


fue estudiado por Manuel Snchez Mariana en su artculo de 2004 Un cdice
carolingio en la Universidad Complutense: De Laudibus Crucis de Rbano Mauro,
atendiendo sobre todo a elementos paleogrficos y de procedencia del cdice. Las
peculiaridades de esta obra han provocado que fuera copiada sin apenas
variaciones a lo largo del tiempo, manteniendo as un programa iconogrfico
prcticamente idntico en todos los ejemplares conservados, por lo que los
estudios generales sobre su composicin y simbologa son aplicables tambin al
cdice ildefonsino. En este sentido resultan esenciales las abundantes

34
Estado de la cuestin

investigaciones que Michel Perrin ha dedicado a la obra, as como la edicin del


texto que Jos Perona public en 1995 y los captulos que en obras generales sobre
poesa visual han consagrado al tema Rafael de Cozar o Victoria Pineda, entre
otros.

Los cdices griegos del fondo universitario fueron recogidos en diferentes


catlogos como el Charles Graux y, ms recientemente, en el de Gregorio de
Andrs, y, del mismo modo, aparecen mencionadas en obras dedicadas a la
Polglota Complutense, como la del padre Mariano Revilla Rico La Polglota de
Alcal: estudio histrico-crtico, publicada en 1917.

Tambin aparecen mencionadas en esta ltima obra y en la Memoria


descriptiva de los cdices notables conservados en los archivos eclesisticos de Espaa de
Jos Mara Eguren las diferentes Biblias latinas del fondo que se emplearon en los
trabajos de edicin de la Polglota. Las dos Biblias visigticas, tremendamente
daada una y desaparecida la otra en la Guerra Civil de 1936-9, fueron estudiadas
poco antes de su deterioro o prdida por Remedios Miqulez y Pilar Martnez, la
primera, y M Teresa Bermejo, la segunda, en sendos artculos que constituyen
uno de los pocos testimonios de su importancia.

Estos cdices figuran tambin recogidos por Millares Carlo en sus


diferentes obras dedicadas a los manuscritos visigticos hispnicos y se citan,
atendiendo sobre todo a sus particularidades paleogrficas, en la obra de Charles
Upson Collectanea Hispnica y en la Paleografa Hispnica de Zacaras Garca
Villada, as como en la Historie de la Vulgata de Samuel Berger. En concreto, la
desaparecida Biblia 32 fue mencionada por Manuel Gmez Moreno en el apartado
dedicado a los cdices de su obra de 1919 Iglesias Mozrabes: arte espaol de los
siglos IX al XI.

Sin duda, los Libros del saber de astronoma de Alfonso X el Sabio es la obra
de la coleccin Complutense que ms atencin ha recibido. Existe una primera

35
Estado de la cuestin

edicin facsmil de Manuel Rico y Sinobas realizada en la segunda mitad del XIX,
as como otra ms moderna publicada en 1999 con estudios de Ana Domnguez,
Julio Sams y Manuel Snchez Mariana. Desde el punto de vista codicolgico, la
obra ha sido analizada por Anthony John Crdenas y tambin se le ha prestado
atencin en la amplia bibliografa dedicada a la produccin alfons. Existe,
adems, una tesis doctoral en curso centrada en los aspectos codicolgicos y
artsticos del cdice.

El Breviarium Historia Catholica de Rodrigo Jimnez de Rada aparece con


frecuencia mencionado en obras generales dedicadas a la labor historiogrfica de
su autor, o en bibliografas como la Bibliotheca Hispana Vetus de Nicols Antonio,
pero la atencin otorgada en exclusiva a este texto no es extensa. Sin duda, a ello
ha contribuido que la obra no se editara por vez primera hasta 1992, de mano de
Juan Fernndez Valverde, pues, pese a que el Cardenal Lorenzana acometi en el
siglo XVIII la edicin de las obras del arzobispo toledano, el Breviarium fue el gran
ausente. Fernndez Valverde se centra, como es lgico dado el propsito de su
estudio, en los aspectos textuales del manuscrito y no en la iluminacin, aunque
los datos histricos que aporta sobre el ejemplar complutense son ciertamente
interesantes. Tambin resulta til para la contextualizacin histrica del cdice la
excelente obra de Ramn Gonzlvez Hombres y libros de Toledo. El nico estudio
dedicado a las miniaturas que decoran el manuscrito es el artculo de Villa-Amil
El Arca de No: iluminacin del cdice de la Biblioteca del Noviciado que
contiene el Breviarium Hystorie Catholice del arzobispo don Rodrigo Jimenez de
Rada de 1878, texto curioso aunque nada sistemtico y poco acertado en el
anlisis.

El resto de los manuscritos que forman parte del presente estudio no han
sido estudiados de forma individualizada hasta el momento y las referencias que
encontramos en los diferentes catlogos mencionados son extremadamente breves.

36
Estado de la cuestin

Algo ms amplia resulta la bibliografa dedicada a la fundacin de la


Universidad y a la formacin de la primitiva Biblioteca Ildefonsina. En muchas de
las obras que se ocupan de la historia de la Universidad Complutense, en especial
de su primera etapa, se dedican algunos captulos a la Biblioteca, si bien la
atencin prestada a estos aspectos no es exhaustiva en ninguno de los casos. Entre
las existentes, destacan la obra de Antonio Alvar Ezquerra La Universidad de Alcal
de Henares a principios del siglo XVI o la Historia de la Universidad Complutense de
Madrid, coordinada por Mara Cristina Gllego Rubio y Juan Antonio Mndez
Aparicio, que aportan algunos datos de inters sobre la biblioteca universitaria.

En este campo resultan indispensables las obras de Jos Garca Oro, en


especial el trabajo de 1999 La Universidad de Alcal de Henares en la etapa
fundacional, en la que el autor realiza un detallado recorrido por los procesos
constitutivos de la institucin, prestando especial atencin a la formacin de la
Biblioteca y a las empresas editoriales del Cardenal Cisneros. El mismo autor, en
colaboracin con Mara Jos Portela Silva, ha dedicado otras obras a la relacin de
la Corona con la institucin y a las vistas reales y ordinarias que, durante los siglos
XVI y XVII, se hicieron a la Universidad Alcalana y, en concreto, a su biblioteca.

Entre las obras ms antiguas dedicadas a la Biblioteca Complutense se


encuentran los artculos que Vicente de la Fuente public en el Boletn-Revista de la
Universidad de Madrid con el ttulo Formacin y vicisitudes de la Biblioteca
Complutense en el ao 1870, en los que el autor analiza la formacin primitiva
del fondo, atendiendo sobre todo a las materias y autores que los conformaban.
Recientemente, la que fuera directora de la Biblioteca de la Universidad
Complutense, Cecilia Fernndez Fernndez defendi su tesis doctoral titulada La
biblioteca de la Universidad Complutense, (1508-1836) que se encuentra an indita.

Sobre los fondos histricos de la Universidad en su conjunto y las


procedencias de los mismos, existen varios artculos de sus sucesivos directores
Manuel Snchez Mariana, Ana Santos Aramburo y Marta Torres Santo Domingo,

37
Estado de la cuestin

que aportan una visin general sobre el proceso de formacin y la trascendencia


del patrimonio bibliogrfico Complutense. Entre ellos destacan El fondo histrico
de la Universidad Complutense de Madrid de Manuel Snchez Mariana,
publicado en la obra de 1998 El libro antiguo en las bibliotecas espaolas, y el artculo
de Ana Santos y Marta Torres La Biblioteca Histrica de la Universidad
Complutense: Una primera aproximacin a sus procedencias que forma parte del
tomo II de La Memoria de los libros: Estudio sobre la historia del escrito y de la lectura
en Europa y Amrica publicado en el ao 2004.

En cuanto a las obras que contienen los manuscritos, muchas de ellas han
sido objeto de ediciones crticas en diferentes pocas, aunque de pocas existen
traducciones. Es abundante la bibliografa sobre los grandes doctores de la Iglesia,
como Gregorio Magno o Beda el venerable, pero no sucede lo mismo con el resto
de los autores estudiados, en especial cuando la obra que recoge el manuscrito no
es la ms famosa de su produccin.

En lo relativo al estudio iconogrfico de las miniaturas no existe, como


hemos sealado al comienzo, ninguna obra dedicada a estos manuscritos, a
excepcin del artculo de Villa-Amil sobre el Breviarium Historia Catholica de
Jimnez de Rada o las obras generales centradas en la simbologa de los carmina
figurata de Rabano Mauro. Si para el contexto general de la iconografa cristiana
antigua y medieval consideramos indispensable el Dictionnaire d'archologie
Chrtienne et de liturgie de Fernand Cabrol y Henri Leclercq, as como obras ms
recientes como la completsima obra de Jean Chevalier, para los temas ms
concretos remitimos a la bibliografa citada

38
IV. CONTEXTO HISTRICO

39
40
En eso de los libros, esas obras nuevas, que son venidas, comprense todas.

Carta de Fray Francisco Jimnez de Cisneros a su secretario Jorge de


Baracaldo, 1507

41
42
Fundacin de la Universidad Complutense

Fundacin de la Universidad Complutense

La Universidad de Alcal de Henares fue fundada en el trnsito del siglo


XV al XVI por el Cardenal Arzobispo de Toledo Francisco Jimnez de Cisneros
como parte esencial de su intento de reformar la vida espiritual y cultural de su
dicesis y, por extensin, de todo el Reino de Castilla.

Esta iniciativa del cardenal no fue en absoluto el primer intento de


establecer en Alcal estudios superiores ya que el tambin arzobispo de Toledo,
Gonzalo Garca Gudiel, obtuvo de Sancho IV en 1293 un privilegio para crear un
Estudio de Escuelas Generales con los mismos privilegios que el de Valladolid5,
circunstancia que aprovech Cisneros en su solicitud al papa Alejandro VI.

La empresa de Cisneros no se llev a cabo por simple amor al conocimiento


sino con la intencin de que el mejor dominio de las ciencias eclesisticas por parte
de los religiosos redundase en la formacin a largo plazo de los fieles. Al igual que
el telogo y obispo de vila Alonso Fernndez de Madrigal, ms conocido como
el Tostado, Fray Francisco consideraba que la excesiva preponderancia del
Derecho era la causa ltima de la crisis que experimentaba la Teologa
contempornea y, por ello, dise una institucin educativa en la que esta
disciplina se ensease de forma autnoma y crtica, evitando, adems, que sus
colegiales pudieran simultanearla con otros estudios6.

Fue por esta razn que, en su solicitud al papa, el cardenal especificaba que
slo las disciplinas concernientes a la correcta formacin del clero (Artes, Filosofa,
Derecho Cannico y Teologa) seran las que se impartiran en el nuevo centro y
no el Derecho Civil, que poda apartar a los eclesisticos de las materias relevantes

5
Sobre ste y otros intentos anteriores a Cisneros como el del arzobispo Carrillo vid. AJO GONZLEZ DE
RAPARIEGOS Y SINZ DE ZIGA, C. M.: Historia de las universidades hispnicas: orgenes y
desarrollo desde su aparicin hasta nuestros das. Vol. 1, Medievo y Renacimiento Universitario Madrid:
C.S.I.C., 1957, p. 378 y ss. y Gua de fondos de instituciones docentes. Madrid: Ministerio de Educacin y
Cultura. Subdireccin General de Archivos Estatales, 1999, p. 19.
6
GARCA ORO, J.: La Universidad de Alcal de Henares en la etapa fundacional (1458-1578). Santiago de
Compostela: Independencia Editorial, 1992, p. 424.

43
Fundacin de la Universidad Complutense

y cuya enseanza habra provocado, adems, conflictos con el rector de


Salamanca, quien haba tratado de disuadir a Cisneros en la eleccin de Alcal
como sede a favor de Alba de Tormes7.

Alejandro VI accede a la peticin mediante una serie de bulas otorgadas en


1499 en las que se autorizaba la creacin de un colegio de estudiantes y se
concedan todos los privilegios que ya gozaban las universidades de Salamanca,
Valladolid y el colegio de San Clemente de Bolonia8. Posteriormente, Cisneros
obtendra la proteccin de la corona a travs de los privilegios concedidos por la
Reina Juana en 1512 y, en ese mismo ao, la exencin jurisdiccional cannica de
los Arzobispos de Toledo, otorgada por Julio II9.

Como sealbamos al inicio, la creacin de la Universidad de Alcal se


engloba dentro de un proyecto ms amplio de reforma espiritual que afectar a
toda la Europa del trnsito al siglo XVI. Desde finales de la Edad Media
encontramos en Espaa, al igual que en otras naciones europeas, intentos de
reforma de la Iglesia que atajasen los numerosos problemas que la institucin
presentaba y que, en muchos aspectos, constituyen un preludio de las profundas
transformaciones que sacudirn la vida espiritual del siglo XVI.

Estos aires reformistas encontrarn en los Colegios Universitarios una


excelente va de renovacin de los eclesisticos que, desde el siglo XIV,
abandonarn los claustros catedralicios y las viejas escuelas medievales en favor
de la vida colegial. Con el propsito de formar una clase dirigente disciplinada y
culta, el cardenal Gil lvarez de Albornoz crea el Colegio de San Bartolom de
Salamanca, tras haber conocido el Colegio de los Espaoles de Bolonia; el
mencionado colegio salmantino servir de modelo a otros que se van
estableciendo en Espaa a lo largo del siglo XV, como los de Santa Cruz y San
Gregorio de Valladolid o el de San Antonio de Portacoeli en Sigenza. Todos estos
7
ALVAR EZQUERRA, A.: La Universidad de Alcal de Henares a principios del siglo XVI. Alcal de
Henares: Universidad de Alcal, 1996, p. 15.
8
ALVAR EZQUERRA, A.: Op. cit, p. 16.
9
AJO GONZLEZ DE RAPARIEGOS Y SINZ DE ZIGA, C. M.: Op. cit., 1957, p. 378

44
Fundacin de la Universidad Complutense

colegios se basan en unas constituciones que unen la seriedad de vida y de


costumbres a un sentido religioso y una estructura casi monacal, de modo que, en
palabras de Vicente de la Fuente, cuando los cannigos regulares se dispersaban
huyendo de la vida comn, se llamaba en las universidades a los estudiantes a imitar su
regla10.

El Colegio Mayor de San Ildefonso se comienza a construir en el ao 1500


con traza de Pedro Gumiel, pero, el que Cisneros tuviera que hacerse cargo de la
regencia, retras el inicio de las clases hasta 1508, ao en que comienzan a
impartirse estudios de Teologa, Lgica, Filosofa y Lenguas bblicas, aunque los
colegios menores, dependientes de diversas rdenes religiosas y creados para
favorecer a estudiantes pobres, completaban las enseanzas que ofreca el de San
Ildefonso11. En 1510 el cardenal promulg las Constituciones del Colegio Mayor y
de la Universidad a las que se aadiran siete aos ms tarde las de los colegios
menores. En estas primeras constituciones, conservadas en el Archivo Histrico
Nacional12, queda muy clara ya la importancia concedida por Cisneros a la
biblioteca.

En opinin de Bataillon, la Universidad de Alcal supuso la creacin de un


organismo completo de enseanza eclesistica y su existencia no fue un mero
triunfo del humanismo sino que estuvo unida a la renovacin de la enseanza
teolgica espaola13. Cisneros en Alcal, al igual que antes haba hecho Francisco
de Vitoria en Salamanca, estableci que la teologa se ensease de forma
independiente y crtica, atendiendo a sus tres ramas (tomismo, escotismo y
nominalismo) y huyendo de florilegios y compendios medievales para volver a la
Sagrada Escritura y los Santos Padres. En Alcal, esta valoracin de las fuentes
patrsticas y bblicas, que se convertir ms tarde en uno de los puntos

10
FUENTE, V. de la: Historia eclesistica de Espaa. Madrid: 1873, Tomo II. p. 444
11
El Colegio Mayor se ocupaba de la gestin acadmica y de la administracin de los bienes y de la justicia
de toda la Universidad, ya que hasta la reforma de Pedro Diez de Rojas de 1777 no hay diferenciacin clara
entre los rganos escolstico y docente. Por esta razn resulta prcticamente imposible separar la
documentacin conservada de uno y otro organismo. Vase Gua de fondos de instituciones docentes, p. 26
12
Archivo Histrico Nacional (A.H.N.). Universidades, Libro 1085.
13
BATAILLON, M.: Erasmo y Espaa. Mxico: Fundacin de Cultura Econmica, 1950, p. 12.

45
Fundacin de la Universidad Complutense

fundamentales del Concilio de Trento, se hace presente en la eleccin de las obras


que habran de constituir la Biblioteca Complutense y, sin duda, en proyectos de la
envergadura de la Biblia Polglota Complutense.

46
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

La Biblioteca Complutense en sus orgenes

La biblioteca universitaria renacentista es el fruto de un largo camino


evolutivo que discurre a travs de las bibliotecas monsticas y de los Estudios
Generales bajomedievales carentes de biblioteca y donde los libros pertenecan a
los profesores y a algunos escolares. Un paso esencial hacia la biblioteca
universitaria del Renacimiento es el dado por Alfonso X el Sabio cuando en el
siglo XIII establece en las Partidas la figura del Estacionario, que ha menester que
aya en todo estudio general para ser complido, que tenga en sus estaciones buenos libros e
legibles e verdaderos de testo e de glosa, que los loguen a los escolares para fazer por
ellos libros de nuevo o para enmendar los que tuvieren escritos14.

Garca Oro seala en su obra La Universidad de Alcal de Henares en su etapa


fundacional que el proyecto de la biblioteca debi nacer conjuntamente con la traza
de la Universidad y que la adquisicin de los libros pudo llevarse a cabo entre los
aos 1500 y 1510. Considera as mismo que la cantidad de libros que forman parte
del lote fundacional puede hacer pensar en la adquisicin de una biblioteca
completa15 aunque, en nuestra opinin, la documentacin conservada habla ms
bien de la compra masiva de libros por parte del Cardenal.

La biblioteca estuvo ubicada en la planta noble del colegio con sus ventanas
dando a la fachada principal. Por los datos que aporta la visita de Agustn del
Hierro en 1653, se sabe que tuvo unos 200m divididos en dos salas, segn
establece el primer ndice de hacia 151216.

14
Partidas 2, 31, 11 segn la edicin de Valladolid, 1587. Recogido en PESET, M.: Libros y
Universidades en Ex-libris universitatis: el patrimonio de las bibliotecas universitarias espaolas. Madrid:
Conferencia de Rectores de las Universidades Espaolas, 2001 p. 20
15
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992, p. 357 y ss.
16
FERNNDEZ FERNNDEZ, C.: La labor educadora de Cisneros y la primera biblioteca del
renacimiento en Espaa En Anales de documentacin, n.5, 2002, p. 85.

47
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

La sala principal contaba con diez plteos (estantes), divididos en parte alta
y baja, y en los que los libros se agrupaban por materias17. La superior alojaba
unos cuarenta volmenes pero en la inferior las cifras varan mucho. En la
segunda sala se encontraban nueve estantes de un solo cuerpo, numerados los seis
primeros, y adems debieron existir atriles, como se desprende de ciertas
alusiones a la ubicacin de determinadas obras en los inventarios18.

En palabras de Antonio Alvar desde muy pronto, el Arzobispo haba


comprendido que la cabal educacin de sus religiosos exiga la lectura continuada y el
conocimiento profundo de los libros sagrados, en particular y de la obra de los Padres de
la Iglesia. De ah que, desde los mismos comienzos () se empease Cisneros () en la
elaboracin y edicin de los libros19.

En este sentido resulta muy interesante el Rendimiento de cuentas de gastos


efectuadas por cuenta del arzobispo Francisco Jimnez de Cisneros conservado en la
Biblioteca Nacional y que se hall entre una serie de papeles de Jos Amador de
los Ros20. El mencionado documento constituye una excelente fuente de
informacin sobre ciertos pagos por libros que se realizaron en los aos previos a
la puesta en marcha de la universidad alcalana, en concreto entre 1496 y 1509,
aunque la foliacin antigua conservada, que comienza en el folio XVIII, y la
manera abrupta en la que se inicia la relacin deja claro que nos hallamos ante un
documento incompleto.

17
Una aproximacin a los contenidos de esta primera biblioteca se encuentra en FUENTE, V. de la:
Formacin y vicisitudes de la Biblioteca Complutense. En Boletn-Revista de la Universidad de Madrid,
12 (25 marzo 1870), pp. 717-724.
18
En los atriles que estn arrimados a la pared comenando desde la puerta () por la mano derecha ay los
libros siguientes Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar A.H.N. Universidades. Libro 920, f. 166r.
19
ALVAR EZQUERRA, A.: Op. cit, p. 67.
20
El documento fue localizado por Julin Martn Abad. Vid. Cisneros y el Siglo de Oro de la Universidad de
Alcal. Alcal de Henares: Universidad de Alcal, Centro Internacional de Estudios Histricos "Cisneros",
Fundacin General de la Universidad de Alcal, 1999, p. 196.
Tambin Santiago Aguad Nieto ha estudiado algunos aspectos del mismo en AGUAD NIETO, S.: De la
manuscritura a la imprenta: formacin de la Biblioteca del Colegio de San Ildefonso. En Civitas librorum =
La ciudad de los libros: Alcal de Henares 1502-2002. Alcal de Henares: Servicio de publicaciones de la
Universidad de Alcal, 2002, p. 55-80. En este y otros catlogos en los que hace referencia al documento se
ha introducido una errata en la signatura del manuscrito. La correcta es Mss/20056/47.

48
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

Como afirma Santiago Aguad, teniendo en cuenta que la primera piedra


del colegio se pone en 1500 y que las Constituciones de 1510 legislan ya sobre la
Biblioteca, queda claro que este documento marca el momento clave de la poltica
adquisitiva del Cardenal con vistas a la formacin del fondo librario21.

La Relacin se compone de varios grupos de asientos con una cronologa


propia y sin una lgica aparente. En las diferentes series se consignan libros
comprados o recibidos por el mayordomo Carlos de Mendoza, el secretario Jorge
de Baracaldo y los camareros Diego Lpez de Ayala y Alfonso Fernndez de
Tendilla entre otros. Encontramos tambin la mencin a libros presentados por
Nebrija, Diego Coln o Pedro de Lerma, as como a una serie de entregas
realizadas por el librero Melchor de Gorricio, editor de obras patrocinadas por
Cisneros, a distintos personajes e instituciones.

Entre los centros de adquisicin de las obras destaca Medina del Campo,
seguida de Valladolid, Toledo y Salamanca, y ya a principios del XVI la propia
Alcal, sin olvidarnos de Bolonia, importante no tanto por la cantidad de obras
tradas sino por ser un claro referente universitario22.

De los setecientos diez asientos slo en veintiocho casos se especifica que se


trata de libros de molde y de mano en cincuenta y siete. Santiago Aguad considera
que este pequeo nmero de manuscritos indica que la formacin de la biblioteca
fue tan rpida debido a que la mayor parte del fondo lo constituan impresos23.
Teniendo en cuenta que el fondo primitivo estaba formado por unos mil ciento
cincuenta volmenes y que el inventario de Villa-Amil cita ciento sesenta y nueve
manuscritos en 1876 (fecha en la que probablemente algunos se habran perdido)
es indudable que, aunque los libros impresos fuesen mayora, el nmero de
manuscritos sera bastante ms alto que el especificado en el Rendimiento de
cuentas.

21
AGUAD NIETO, S.: Op. cit., p. 59
22
Ibd., p. 59 y ss.
23
Ibd., p. 70.

49
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

El estudio del manuscrito nos ha permitido localizar una alusin a la


compra en 1503 por el mayordomo Carlos de Mendoza del Beda super epistolas (f
XXIr), que se consigna habitualmente en los ndices junto a los manuscritos 38 y
43, referido por ltima vez en el Inventario de Villa-Amil y que no se conserva en
la actualidad, as como un Comentaria epistolare (f XXVv) comprado en Valladolid
por el secretario Jorge de Baracaldo en 1508, quiz la Glosa a las Epstolas de Pablo
que aqu tratamos.

Existe tambin cierta documentacin epistolar de estos primeros aos en la


que queda constancia de la preocupacin de Cisneros por el Colegio y sus libros.
En una carta de 1507, el Cardenal ordena a su secretario Jorge de Baracaldo que
pague doscientos ducados a un librero de Salamanca por una partida de libros24.
Tambin conservamos la carta que Mosn Paz enva a Cisneros en 1516 desde
Mallorca en la que hace referencia al envo de unos libritos de los que demanda25
o la que Crisstomo Fernndez remite al Cardenal en ese mismo ao estando ste
ausente de Alcal. En sta ltima se informa a Cisneros de ciertas obras en la
librera de la iglesia que debe hacerse como la del colegio de San Ildefonso, pues
los gubiletes del mismo son muy buenos e caben muchos libros (...) porque
conmo en la yglesia siempre residiran letrados syenpre ser la libreria acreentada
de libros dellos26.

La vigsimo segunda disposicin de las ya mencionadas Consituciones de


1510, De libraria collegii, destinada en exclusiva a la biblioteca, establece que los
libros con los que convenientemente haba dotado el fundador a la universidad se
mantuvieran sujetos a una cadena a fin de que no pudieran ser extrados, bajo
pena de quedar privados los colegiales de quince das de racin la primera vez y
expulsados la tercera y de incurrir en excomunin los extraos al colegio. Para que

24
En eso de los libros, esas obras nuevas, que son venidas, comprense todas. En Cartas de los secretarios
del cardenal D. Fr. Francisco Jimnez de Cisneros durante su regencia en los aos de 1516 y 1517. Madrid:
Imprenta de la Viuda e Hijo de Eusebio Aguado, 1875. Carta 260.
25
PRIETO CANTERO, A.: Documentos inditos de la poca del Cardenal Fray Francisco Jimnez de
Cisneros (1516-1517), existentes en el Archivo General de Simancas en Anales Toledanos VII, 1973, p. 31
26
Ibd., p. 55-56

50
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

la biblioteca pudiera ser utilizada con facilidad, se dispuso que se mantuviera


abierta a determinadas horas y vigilada por un bedel encargado, as mismo, de
abrir y cerrar la librera. La limpieza de la misma sera realizada una vez al mes
por un colegial o capelln menor que habra de quitar el polvo a los libros y barrer
el suelo.

Tambin se establece la reproduccin regular de los libros por copia


manuscrita o impresin aunque, segn Garca Oro, la primera modalidad debi de
ser la ms frecuente en los primeros aos de la Universidad, como sugieren los
frecuentes pagos realizados, entre otros, a Pedro Tazn, escritor de libros, en 151227.

La Constitucin LXIII ordena que el visitador ordinario compruebe que la


Librera se abre en los horarios establecidos y se limpia y guarda adecuadamente
por los bedeles. As mismo ha de requerir el inventario de los libros y si halla falta
ha de ordenar la inmediata restitucin y el castigo de los culpables28.

Las visitas ordinarias realizadas en vida de Cisneros revelan que dicha


disposicin fue cumplida con regularidad y que la preocupacin por la Biblioteca
fue primordial en los primeros aos de funcionamiento del Colegio. La
transcripcin de la visita ordinaria de Hernando de la Fuente, realizada en
invierno de 1512, afirma:
Ansimismo el dicho Seor Doctor visito () la librera del dicho Collegio e todos
los libros della, e hallo estar todo complido conforme al ynventario con ciertas
edulas de su Reverendisima Seoria, que mando dar iertos libros a Diego Lopez
de Stuniga para la impresion que se hace en los moldes29.

Tambin la visita del mayordomo Carlos de Mendoza, realizada ese mismo


ao, detalla la de la librera e introduce de nuevo una interesante mencin a las

27
Ibd., p. 358.
28
FERNNDEZ FERNNDEZ, C.: Op. cit., p. 84.
29
GARCA ORO, J. y PORTELA SILVA, M. J.: Visitas a la Universidad de Alcal en vida del cardenal
Cisneros. Madrid: Cisneros, 1996, p. 66.

51
La Biblioteca Complutense en sus orgenes

empresas editoriales de Cisneros pues el visitador hallo todos los libros della estar
complidos, con iertas cedulas de su Seoria Reverendisima por las quales se sacaron
algunos que fueron nescesarios para la obra que su Seoria Reverendisima haze30.

Las de Arias de la Plazuela en 1513 y Pedro de Lerma en el 14, insisten en la


seguridad de la Biblioteca. Arias de la Plazuela manda que se hagan unas puertas
muy buenas con su erradura para la libreria que esta a peligro como agora esta31 y al
ao siguiente Pedro de Lerma insiste en que luego se pongan por obra haser unas
puertas y muy buena erradura para la librera32.

30
Ibd., p. 91.
31
Ibd, p. 154.
32
Ibd., p. 192.

52
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

Varios son los ndices e inventarios de la Biblioteca del Colegio de San


Ildefonso que se conservan, los ms antiguos en el Archivo Histrico Nacional y
los cuatro restantes en la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid33.
El principal problema a la hora de examinarlos radica en que, frecuentemente, no
se consigna si los libros que aparecen referidos son manuscritos o impresos y,
adems, la forma de aludir a la misma obra puede variar bastante de un listado a
otro.

Index omnium librorum bibliotece collegii Santi Ca. 1512 AHN. Universidades. Libro 1090.
illefonsy oppidi Complutensis F. 33 -54

Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn 1523 AHN. Universidades. Libro 1091.
Yldefonso
Inventario del archivo, sacrista, librera y bienes 1526 AHN. Universidades. Libro 1092.
inmuebles del Colegio de San Ildefonso, San
Pedro y San Pablo
Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste 1565 AHN. Universidades. Libro 920.
principal Collegio mayor de San Illephonso y
bienes muebles de la Librera
Libro de visitas de la Librera del Colegio de San 1582, 1591, AHN. Universidades. Libro 686
Ildefonso 1592 y 1621

Indize alphabetico de los libros contenidos en 1720 BUCM. Mss. 335


esta librera del Collegio maior de sn.
Ildephonso, Universidad de Alcala y claue para
encontrar cualquier libro...
Indice alphabetico de los libros contenidos en P. 1720 BUCM. Mss. 308
esta Libreria del Collegio Mayor de S.
Ildephonso Universidad de Alcala y clave para
encontrar qualqier libro...
Index librorum manuscriptorum 1745 BUCM. Mss. 307
Catlogo de los libros manuscritos de esta 1800 BUCM. Mss. 336
Biblioteca Complutense: suplemento al Catlogo
de los impresos de la misma

33
Ya que todos los cdices objeto de este estudio forman parte de la coleccin del primitivo Colegio de San
Ildefonso son slo los inventarios de este colegio los que reseamos aqu. Existen adems otros inventarios
dedicados exclusivamente a los impresos que tampoco recogemos en la presente relacin.

53
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

El primer inventario conservado del Colegio Mayor de San Ildefonso es el


Index omnium librorum bibliotece collegii Santi illefonsy oppidi Complutensis34, de hacia
1512, que ocupa los folios 33 al 54 del Libro becerro de los juros, censos, beneficios,
prstamos, propiedades y posesiones de la universidad35. La datacin de este ndice la
estableci en 1870 Vicente de la Fuente36 y desde entonces se ha considerado
vlida. Teniendo en cuenta que el principal acopio de libros se hace entre los aos
1496 y 1509 como indica el Rendimiento de cuentas de gastos efectuadas por cuenta del
arzobispo Francisco Jimnez de Cisneros y que las Constituciones de 1510 legislan ya
sobre la biblioteca nos inclinamos a pensar que probablemente la fecha de
redaccin sea algo anterior.

Este ndice menciona ms de mil volmenes37, nmero bastante elevado


considerando lo breve de su historia, entre los que se encontraban nuestros
manuscritos y otras joyas de la coleccin complutense como los Libros del Saber de
Astronoma de Alfonso X el Sabio. Interesantes resultan adems las diferentes
anotaciones marginales referidas a obras entregadas al Cardenal a travs de sus
mayordomos o camareros para la impresin, como ponen luego de manifiesto los
textos de las visitas ordinarias al Colegio que hemos mencionado anteriormente38.

Los manuscritos objeto de este estudio aparecen consignados de la siguiente


forma:

[F. 33r] In primo pluteo


Generalis historia domini Roderici archiepiscopi toletani

34
Una transcripcin de este texto se encuentra en FERNNDEZ FERNNDEZ, C.: La biblioteca de la
Universidad Complutense, (1508-1836). Tesis indita de la U.C.M. 2001. Anexos.
35
A.H.N. Universidades, Libro 1090.
36
FUENTE, V. de la: Op. cit. 1870, p. 717-718
37
Villa-Amil habla de 1150; Vicente de la Fuente menciona 1070. Vid. VILLA-AMIL Y CASTRO, Jos: "El
Arca de No: iluminacin del cdice de la Biblioteca del Noviciado que contiene el Breviarium Hystorie
Catholice del arzobispo don Rodrigo Jimenez de Rada" en Museo Espaol de Antigedades, t. IX, 1878, pp.
588-589 y FUENTE, V. de la: Op. cit., 1870, p. 718. Cecilia Fernndez seala que a los 1070 volmenes se
aaden despus tres ms y 65 volmenes en rabe, lo que dara un total de 1138. Vid. FERNNDEZ
FERNNDEZ, C.: Op. cit., 2001.
38
Es frecuente encontrar en los mrgenes de ste y otros ndices frases del tipo Diose al camarero de su
Seora Reverendsima por una nmina.

54
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

[F. 34v] In secundo pluteo


Epistole pauli cum glosa interlineari
[F. 36r] In tercio pluteo
Beda super cantica
[F. 37v] In quarto pluteo
Coronica de roderici archiepiscopi toletani
[F. 39v] In quinto pluteo
Rabanus de Sacratisime crux laudibus

De las dos nicas obras de Rodrigo Jimnez de Rada que aparecen


consignadas en este ndice, parece claro que la Coronica se est refiriendo al De
rebus Hispaniae, pues es frecuente encontrarlo as en las fuentes antiguas. La
referencia a la Generalis historia nos plantea, sin embargo, mayores dudas. Hemos
considerado que tal vez est entrada pudiera ser una alusin a la Historia de
Espaa del arzobispo pero, dado que en el fondo Complutense slo se conserva un
manuscrito con esta obra datado en el siglo XVII y que no existen tampoco
menciones a otro ejemplar manuscrito o impreso, parece factible que este ndice se
est refiriendo al Breviarium Historiae Catholicae que en ndices posteriores se
designa como Historia Catolica39 y que adems aparece en este ndice consignado
junto a la Historia Scholastica de Petrus Comestor con la que se halla fuertemente
emparentada40.

Entre 1518 y 1519 la biblioteca fue organizada e inventariada por el maestro


Francisco de la Fuente y el bedel Aparicio, quienes recibieron por su labor tres
ducados41. Es probable que su trabajo se reflejase en el ndice de 1523, el Inventario
de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso42. Tanto este ltimo inventario como el

39
Vicente de la Fuente pone el Breviarum en manos de Cisneros como uno de los primeros cdices que lega
a la biblioteca, aunque desconoce cmo llega a su poder. Vase FUENTE, V. de la: Elogio del arzobispo D.
Rodrigo Jimnez de Rada y juicio crtico de sus escritos histricos: Discurso ledo en... la Real Academia de
la Historia el da 29 de junio de 1862. Madrid: Imp. Jos Rodrguez, 1862, p.77.
40
Al respecto vase p. 336-339 del estudio del Breviarium Historia Catholica.
41
A.H.N.. Universidades, Libro 813, f. 92r-v. Recogido en GARCA ORO, J.: Op. cit., p. 360
42
A.H.N.. Universidades, Libro 1091.

55
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

realizado en 152643 son muy someros en sus descripciones y se limitan a dar el


ttulo y la localizacin de las obras en la biblioteca.

Los manuscritos aparecen consignados de forma muy similar en ambos


inventarios; reseamos el de 1523:

[F. 6v] In primo pluteo


Epistole pauli cum glosa interlinearia
In eodem pluteo in parte inferiori
Historia archiepiscopi Roderici de Rebus yspanie
[F. 7r] In secundo pluteo in parte supiori
Beda super cantica
[F. 7v] In tercio pluteo in parte superioris
Rabanus De laudibus crucis

Por su parte, el Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal
Collegio mayor de San Illephonso y bienes muebles de la Librera... de 156544 aporta ya
alguna informacin sobre los formatos y encuadernaciones de las obras. Es
frecuente encontrar consignado de pergamino y de mano al referirse a los
manuscritos aunque estas anotaciones no se hacen en el cien por ciento de los
casos.
En l encontramos las siguientes referencias a los manuscritos:

[F. 162r] [En el segundo pluteo en la primera facie] En la parte inferior de esta facie estan
los libros
3[en el margen] Beda sup Cantica de pergamino y de mano en tablas blancas enyesadas
con tachones
[F. 162v] En la segunda facie de este otro pluteo [tercero] en la parte superior
Rabanus de Laude Sancte crucis de mano en tablas blancas y tachones.
[F. 165r] En el septimo pluteo en la primera facie superior

43
A.H.N.. Universidades, Libro 1092.
44
A.H.N.. Universidades, Libro 920.

56
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

Epistolae Pauli cum glossa interlineary en tablas bayas


[F. 166 r y v] En los atriles que estan arrimados a la pared comenando desde la puerta. Por
la mano derecha ay los libros siguientes
Generalis historia Roderici Archiepi Toletani de pergamino en tablas negras

Estos tres ltimos ndices, los de 1523, 26 y 65, nos plantean una serie de
interrogantes. En primer lugar destaca el hecho de que en los dos primeros se
consigna slo el De rebus Hispaniae de Jimnez de Rada pero no el Breviarium
historiae catholicae, mientras que en el de 1565 sucede al revs. Este hecho parece
coincidir con la afirmacin que hace Nicols Antonio en su Bibliotheca Hispana
Vetus, publicada por primera vez en 1672, de que en esas fechas el manuscrito del
Breviarium lo tena el jurista Juan Lucas Corts (1624-1701), dueo de una nutrida
biblioteca45. A la vista de los inventarios de los siglos XVI y XVII, que slo
mencionan una obra del arzobispo, parece factible que este dato sea verdico
aunque resulta difcil determinar cmo abandon el manuscrito el Colegio y en
qu circunstancias volvi a formar parte de su biblioteca, ya que el inventario de
1745 menciona de nuevo la obra Roderici Toletani ArchipiscopiHistoria catholica y
como tal aparece tambin en el de 1800.

En el margen de la entrada correspondiente a Beda sup. Evangelia del Libro


del ynbentario de los Zensos Alquitar encontramos lo que parece ser el nmero 3,
quiz como alusin a los volmenes que componen la obra. Sobre este dato
volveremos ms adelante.

El Libro 686 de Universidades del AHN conserva varios inventarios


parciales realizados a expensas de los visitadores Francisco de Bobadilla y el
Doctor Gonzlez. Se realizaron en los aos 1582, 1591, 1592 y 1621. y en su mayor
parte dan cuenta de expurgos y restituciones de ciertas obras al fondo librario.

45
ANTONIO, N.: Biblioteca hispana antigua: o de los escritores espaoles que brillaron desde Augusto
hasta el ao de Cristo de MD. Madrid: Servicio de Publicaciones, Fundacin Universitaria Espaola, 1998,
p. 49 y ss.

57
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

Entre 1611 y 1615 tiene lugar la reforma de Diego Hernando de Alarcn


continuada a su muerte por el Licenciado Pedro de Tapia46. La situacin de la
biblioteca en 1614, segn se desprende de los datos de esta reforma, era
lamentable:
Iten, que atento que a muchos aos que no se compran libros, y la librera est
falta dellos, en especial de los que de nuevo se han impresso, mandamos, que por ahora,
se compren hasta trescientos ducados de libros, y que el Rector y el claustro pleno,
declare los que se han de comprar47.

La evaluacin del fondo bibliogrfico en esta ocasin tuvo que ser


exhaustiva, pues es frecuente encontrar en los manuscritos, normalmente en el
recto de la primera hoja o en verso la ltima, la anotacin manuscrita Visto ao
de 1614. Queda pendiente la incgnita de si esta revisin produjo o no un ndice
que no hemos conservado.

En la Biblioteca Histrica de la U.C.M. se conserva el Indice alphabetico de los


libros contenidos en esta Libre[ria] del Colleg[io] Mayor d[e] S. Ildeph[on]s[o]
Universidad de Alcala y clave p[ar]a encontrar q[ua]lq[ie]r libro... (Mss. 308) que
tradicionalmente se ha fechado entre el XVII y el XVIII. Este inventario es ya una
relacin de las obras dispuesta por orden alfabtico (normalmente de autor
aunque a veces tambin por ttulo) y no slo un reflejo de la ubicacin de las
mismas en la biblioteca como hasta ahora.

En un primer momento, y debido tanto a la encuadernacin renacentista


original que conserva el ndice como a las mencionadas anotaciones manuscritas
con fecha de 1614 que aparecen en varios de los manuscritos del fondo

46
Existe edicin impresa de la mencionada visita: La vltima reformacion que por mandado del Rey... se ha
hecho en la Vniuersidad de Alcala de Henares, siendo reformador y visitador... do[n] Diego Herna[n]do de
Alarco[n], del Consejo del Rey... a quien se cometio la execucio[n] de la dicha reformacio[n] y
cumplimiento de la visita. [Compluti: s.n., ca. 1615?]
47
Recogido en GIL GARCA, A.: La Universidad de Alcal de Henares en el siglo XVII, segn los datos de
sus visitas y reformas. Alcal de Henares : Fundacin Colegio del Rey, 2003, p. 530

58
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

complutense, nos inclinamos a pensar que probablemente fuera sta la fecha de su


redaccin.

Emilio Fernndez considera que este ndice sera en realidad la copia en


limpio del Mss. 335, fechado en 1720, pues incorpora ya las obras que el otro
presentaba aadidas con posterioridad a su redaccin original48. Tras la
comparacin de ambos documentos y la localizacin de ciertas anotaciones que
evidencian lo sealado49 consideramos que esta teora es acertada, lo que
retrasara la fecha del documento a despus de 1720.

En 1720, Baltasar F. de Quiones redacta el Indize alphabetico de los libros


contenidos en esta librera del Collegio maior de sn. Ildephonso, Universidad de Alcala y
claue para encontrar cualquier libro... (Mss. 335). La diferencia fundamental entre
estos dos inventarios y los anteriores es que no aparece consignado el manuscrito
que contiene la glosa a las Epstolas de San Pablo y, aunque s se mencionan varios
comentarios a las epstolas, todos ellos quedan descartados por fechas50.

Tambin estos dos ltimos ndices mencionan un comentario de Beda a San


Lucas en tres volmenes y no hacen referencia a las otras dos obras de Beda
anteriormente citadas. Las menciones por separado a las tres obras que
encontramos en los inventarios anteriores y posteriores, as como la referencia a la
compra del Comentario a las epstolas de Pablo en el Rendimiento de cuentas de gastos

48
FERNNDEZ GONZLEZ, E.: Universidad de Alcal en GLLEGO RUBIO, C. y MNDEZ
APARICIO, J. A. (Coord.): Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid: U.C.M., 2007 p.
32.
49
En el f. 10r del Mss. 308, y debajo de la entrada Ambrosius Catherinus Disp. Contra Luterum, aparece la
anotacin Lo llama en la C por su apellido. Al comprobar el Mss. 335 encontramos que la obra
efectivamente aparece consignada en la letra C y no en la letra A. Existen otros muchos ejemplos similares
que marcan la relacin entre las dos obras.
50
El manuscrito puede fecharse a mediados del siglo XII. En este ndice se mencionan comentarios de
Sasbou (probablemente Adam Sasbout) y Franciscum Titelmani, franciscanos holands y alemn
respectivamente que vivieron en la primera mitad del XVI. Tambin el que aparece como Guille auddus in
epistolas D. Pauli queda fuera de fecha, ya que Claude Guilliaud nace en 1493. El consignado como
Caietanus in epistolas Pauli hace referencia probablemente a la obra de Tomasso de Vio, conocido como
Cardinal Caetano, que vivi en el trnsito del siglo XV al XVI. Adems, todas estas obras aparecen
consignadas en el Index Universae bibliothecae Collegio Complutense de 1742 que hace por primera vez una
relacin de los impresos separada de la de los manuscritos por lo que claramente se trataba de obras de
molde.

59
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

efectuadas por cuenta del arzobispo Francisco Jimnez de Cisneros..., nos plantea la
duda de si realmente el comentario a San Lucas era una obra en tres volmenes,
como parecen indicar los ndices de 1556 a 1720, o si es en realidad una errata del
bibliotecario que examinase la coleccin o del que redactara el inventario que
asumi las tres obras diferenciadas como parte integrante del comentario a
Lucas51.

El primer catlogo independiente de manuscritos es el Index librorum


manuscriptorum elaborado en 1745 por el colegial Felipe F. Vallejo, que luego sera
arzobispo de Santiago52, y copiado por Antonio de la Cruz. Este ndice es una
cuidada relacin de los manuscritos existentes, ms semejante a los catlogos que
se harn en siglos posteriores que a los listados realizados hasta la fecha. Al final
del manuscrito encontramos una nota del copista y una adicin autgrafa
posterior de Vicente de la Fuente (1817-1879). Las firmas de estos dos personajes
aparecen con frecuencia en las primeras hojas de los manuscritos poniendo de
manifiesto diversas revisiones del fondo complutense, coincidiendo con la
elaboracin de los inventarios.

Este ndice de 1745 supone un gran avance en la descripcin de los


manuscritos pues, adems de establecer la extensin de los cdices, el tipo de letra
y la datacin aproximada de los mismos, especifica con mayor detalle el contenido
de los mismos. As pues, encontramos por primera vez una mencin a que junto al
comentario al Cantar de los Cantares de Beda aparece tambin en el mismo cdice
el de San Gregorio Magno.

51
Aunque en estos casos no existe mencin a si se trata de libros manuscritos, el cotejo del fondo conservado
con el ndice de 1512 y los inventarios posteriores, en especial los de XVIII que ya distinguen entre impresos
y manuscritos, no deja lugar a dudas, ya que no existen en el fondo obras impresas del autor irlands que
pudieran haber sido editadas en fecha suficientemente temprana como para formar parte de la dotacin
fundacional. La consulta de catlogos colectivos tales como CCPB, COPAC, ICCU y los de las principales
Bibliotecas Nacionales europeas y americanas no revelan ninguna edicin conocida del Comentario de Beda
al Evangelio de Lucas anterior a la de Josse Bade y Jean Petit en 1521.
52
SNCHEZ MARIANA, M.: Los cdices del Colegio Mayor de San Ildefonso De libros y Bibliotecas.
Homenaje a Roco Caracuel. Universidad de Sevilla, 1995, p. 361.

60
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

El Catlogo de los libros manuscritos de esta Biblioteca Complutense: suplemento


al Catlogo de los impresos de la misma (Ms. 336) redactado en Alcal de Henares en
1800 por Zacaras de Luque y Francisco Len de Aparicio es, al igual que el
anterior, bastante detallado en su descripcin de las obras aunque, como indica
Manuel Snchez Mariana, no siempre acertado en sus descripciones53. En la hoja
68r encontramos una anotacin de mano diferente a la del copista en la que se
afirma que los volmenes anotados en este ndice son ciento ochenta y cuatro.

Jos de Villa-Amil y Castro elabora por primera vez, a finales del siglo XIX,
un catlogo sistemtico de manuscritos de la Universidad Central54 en el que
realiza una breve aproximacin a los primeros inventarios de libros de los que se
tiene constancia y una descripcin pormenorizada de 169 cdices (quince menos
que en 1800) que divide en hebreos, griegos, latinos y castellanos, traduciendo en
muchas ocasiones casi literalmente las anotaciones de los ndices de 1745 y 180055.
Completa la obra un ndice de autores, compiladores, anotadores y traductores. La
numeracin establecida en esta relacin se mantiene actualmente en las signaturas
topogrficas que identifican a los manuscritos.

Domnguez Bordona, en su obra de 1933 Manuscritos con pinturas: notas para


un inventario de los conservados en colecciones pblicas y particulares de Espaa,
dedica un captulo a algunos de los cdices iluminados de la Universidad Central
entre los que se encuentran mencionados todos los que forman parte del presente
estudio.

La Guerra Civil de 1936-39 supuso uno de los mayores desastres del fondo
librario Complutense, aunque la extraordinaria labor de los bibliotecarios y la
colaboracin de algunos combatientes, en su mayora maestros, permiti que

53
Ibd., p. 362.
54
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo de los manuscritos existentes en la Biblioteca del Noviciado
de la Universidad Central (procedentes de la antigua de Alcal). Universidad de Madrid, 1878.
55
El catlogo de 1800 conserva a lpiz una serie de nmeros en el margen de cada una de las obras que
coinciden con la numeracin que establece Villa-Amil. Habida cuenta de las similitudes que existen entre las
dos obras, es factible que las anotaciones fueran realizadas en este ndice durante la elaboracin del Catlogo
de Villa-Amil.

61
Los ndices de la Biblioteca Ildefonsina

muchas obras fueran rescatadas del frente universitario. En la Lista de los libros
trados de la ciudad universitaria en los tres viajes efectuados hasta la fecha56,
documento redactado en 1937 y cuyo original se conserva en el archivo de la
Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, se consignan los cdices
que fueron trados durante la Guerra Civil desde la Ciudad Universitaria, adonde
previamente haban sido llevados para protegerlos de las revueltas estudiantiles,
ante el riesgo de bombardeos57. La relacin se da siguiendo la numeracin que
establece Villa-Amil en su catlogo y, de los cuatro cdices que analizamos en
detalle en el presente estudio, el nico que no pudo ser rescatado en estos tres
viajes es el Breviarium de Rodrigo Jimnez de Rada, hecho que explica, sin duda, el
dao sufrido por el manuscrito y su estado actual.

No existe a fecha de hoy un catlogo de manuscritos que determine cules


son las obras conservadas y su estado con posterioridad a la Guerra Civil, aunque
nos consta que es un proyecto prioritario para la Biblioteca Histrica Marqus de
Valdecilla.

56
Archivo de la Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de la Direccin (1937-1950).
Gestin de Lasso de la Vega. Caja 1. Documento n 11.
57
Al respecto vase el emocionante estudio de Marta Torres Santo Domingo Libros que salvan vidas, libros
que son salvados: la Biblioteca universitaria en la Batalla de Madrid en Biblioteca en Guerra. Madrid:
Biblioteca Nacional, 2005. p. 261-285.

62
V. ESTUDIO DE LOS MANUSCRITOS

63
64
El De Laudibus Crucis de Rabano Mauro.
Manuscrito 131 de la Biblioteca Histrica de la U.C.M.

65
66
Pero t regulaste todo con medida, nmero y peso

Libro de la Sabidura 11,20

67
68
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El De Laudibus Crucis de Rabano Mauro. Mss. 131 de la Biblioteca Histrica de la


U.C.M.

Ficha Bibliogrfica
Autor: Rabanus Maurus, Arzobispo de Maguncia 784?-856
Ttulo: De Laudibus Crucis
Fecha: Siglo IX
Medidas: 254 x 331 mm.
Extensin: [3] h. + 70 + [1] h.
Olim: 117-Z-29
BH MSS 131/ Villa-Amil 131/ Domnguez Bordona 1179

1. Estudio codicolgico

El De Laudibus Crucis de Rabano Mauro es el manuscrito ms antiguo de los


pertenecientes a la Biblioteca de la Universidad Complutense y form parte de la
dotacin fundacional del Cardenal Cisneros, como demuestra su inclusin en el
Index omnium librorum bibliotece collegii Santi Illefonsy oppidi Complutensis de hacia
151258.

Como han demostrado recientemente en sendos estudios Elisa Ruiz Garca


y Manuel Snchez Mariana, el cdice haba pertenecido previamente a Isabel la
Catlica y fue vendido al Cardenal Cisneros por Fernando a la muerte de la
Reina59.

Es el ms antiguo de los dos nicos ejemplares manuscritos conservados en


Espaa60 de una obra de gran trascendencia en la Edad Media europea, seguido
por el cdice del trnsito al siglo XI custodiado en la Biblioteca Nacional y trado a
Espaa en el siglo XVII por el Duque de Uceda.
58
A.H.N.. Libro 1090, fol. 39v.
59
RUIZ GARCA, E.: Los libros de Isabel la Catlica: Arqueologa de un patrimonio escrito, Salamanca:
Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, 2004, p. 147.
SNCHEZ MARIANA, M.: Manuscritos que pertenecieron a Isabel la Catlica en la Biblioteca de la
Universidad Complutense. Pecia Complutense. N 3 Junio, 2005. [Edicin digital] [consulta 15-6-2005]
[http://www.ucm.es/BUCM/foa/pecia/num3/index03.htm]
60
Recientemente se nos ha informado de que existe otro ejemplar manuscrito en el Real Colegio Espaol de
Bolonia que jurdicamente se considera territorio espaol. Dicha institucin slo permite el paso, salvo
contadsimas excepciones, a los varones.

69
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Se trata de un cdice manuscrito sobre


pergamino bien preparado. En algunas zonas
el tono es muy amarillento, sobre todo en el
lado del pelo, y se aprecia una considerable
disminucin del grosor de algunos folios de
la zona central. Las hojas son flexibles y,
salvo por un orificio reparado con papel en el
folio 29 (Fig. 1) y algunas trazas del raspado
de la piel, el estado de conservacin es
bueno. El manuscrito cumple la Regla de
Fig. 1. Orificio del folio 29
reparado con papel Gregory61.

Las medidas actuales son de 254 x 344 mm aunque hay evidencias de que
este tamao se debe a que el manuscrito ha sido refilado en encuadernaciones
posteriores (Fig. 2).

Fig. 2. Detalle del folio 1 en el que se aprecia el refilado de las hojas

Los cuadernos que conservamos completos son todos cuaterniones62 (Fig. 3)


y estaran numerados en la parte inferior del verso de la ltima hoja con nmeros
romanos. Se pueden observar los restos de esta indicacin en los cuadernos tres y
cuatro (Fig. 4).

61
Para mantener la homogeneidad visual de las pginas, los cuadernos se construyen de modo que el verso
de la hoja y el recto de la siguiente muestren el mismo lado, carne o pelo, y por tanto un color y aspecto lo
ms similar posible.
62
Manuel Snchez Mariana en su estudio Un cdice carolingio en la Universidad Complutense: De
Laudibus Crucis de Rabano Mauro. Patrimonio artstico de Galicia y otros estudios (Homenaje al Prof. Dr.
Serafn Moralejo lvarez). Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2004, Tomo III, p. 254, considera que
el primer cuaderno podra ser un quinin o senin dependiendo de si el cdice tena los preliminares
completos e ilustrados.

70
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Fig. 3. Esquema de los cuadernos63

63
Modelo de representacin grfica de los cuadernos expuesto, entre otros, en RUIZ GARCA, E.: Op. cit.,
1992, p. 169 y ss.

71
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Fig. 4. Numeracin de los cuadernos III y IV

Se ha perdido el primer cuaderno completo, la primera hoja del tercero, que


contendra la explicacin a la figura XIV y la figura XV, y la segunda mitad del
sexto. Han sido substrados, por tanto, casi todos los poemas de carcter
claramente figurativo, como el que nos mostrara a Ludovico Po con la cruz en el
prlogo o las imgenes del Cordero con el Tetramorfos y Cristo con los brazos
abiertos, entre otras.

El segundo cuaderno comienza por el lado de la carne, por lo que es de


suponer que el primero tambin lo hara, y el cdice empezara, as, al modo
latino. Existen, adems de las guardas, varias hojas de respeto al principio y al
final en papel verjurado con filigrana aadidas en encuadernaciones realizadas a
posteriori.

La organizacin de la pgina es bastante variable y difiere entre el primer y


el segundo libro. A grandes rasgos, encontramos un pautado en forma de
cuadrcula de aproximadamente 6 mm de lado para los carmina figurata; las lneas
horizontales de dicha cuadrcula constituyen la unidad de pautado para la parte
del comentario.

El diseo aproximado de una pgina del primer libro es el que se muestra a


continuacin (Fig. 5) aunque, en ocasiones, la necesidad de encajar mayor cantidad

72
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

de texto hace que el mdulo de escritura vare y que se salga de la caja de


escritura. El nmero de renglones de los poemas oscila entre treinta y cinco y
cuarenta y dos lneas y el texto del comentario puede superar este nmero; por
otra parte las lneas verticales de la cuadrcula crean entre 35 y 37 columnas. Todo
esto nos hace pensar que el diseo de cada una de las pginas se realiz por
separado teniendo en cuenta el texto y el carmen que iba a alojar. Segn el mtodo
de J. Lemaire64 el esquema de una pgina estndar sera 4 + 220 + 30 x 29 + 249 +
53.

Fig. 5. Diseo y medidas de la pgina del primer libro

64
LEMAIRE, J.: Introduction a la Codicologie. Louvain-La-Neuve: Universit Catholique de Louvain;
Institut d'tudes Mdivales, 1989, pp. 118-120

73
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El segundo libro presenta un diseo bastante estable que se reproduce a


continuacin (Fig. 6). El texto aparece a lnea tirada y organizado en treinta y un
renglones de texto. La unidad de pautado es de 7 mm. Segn el mtodo de J.
Lemaire65 el esquema de la pgina del segundo libro sera 9 + 189 + 9 + 46 x 39 +
216 + 76.

Fig. 6. Diseo y medidas de la pgina del segundo libro

65
dem.

74
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El pautado est realizado a punta seca, es poco perceptible en la mayor


parte de los folios y la marca de presin se observa en todos las hojas por el lado
de la carne. Como ya hemos mencionado, es presumible que, en el primer libro,
cada hoja haya sido diseada por separado segn las exigencias del texto que ha
de contener.

Presenta punteado muy sutil con orificios redondeados en el borde ms


externo de la hoja (aunque en muchas de ellas ha sido cercenado en
reencuadernaciones) y tambin enmarcando arriba y abajo el cuadrado de letras,
aunque es difcilmente perceptible porque las letras suelen trazarse encima.

La obra que recoge este manuscrito es In honorem Sanctae Crucis de Rabano


Mauro, tal y como aparece en el explicit de los manuscritos conservados completos,
aunque tradicionalmente se conoce como De laudibus Sanctae Crucis pues as se le
denomina desde la edicin de J. Wimpfelin de 1503 hasta la Patrologa Latina de
Migne en 185266.

Como ya hemos sealado, la obra se encuentra incompleta por el comienzo


y por el final. El texto conservado comienza en el folio 1r con la explicacin a la
figura VI: Quantos ergo et quales fructus lignum Sanctae crucis germine suo proferat.
En el recto del folio 22 encontramos el final del primer libro de la obra: Explicit
Deo iuvante opus Magnentii Hrabani Mauri in honorem sanctae crucis conditum.

En el verso de ese mismo folio aparece un documento del siglo XII relativo
a la Zecha, una fraternidad espiritual de la ciudad de Salzburgo, copiado
aprovechando que la pgina se encontrara en blanco67.

66
PERRIN, M.: "La Composition De L'In Honorem Sanctae Crucis de Raban Maur: Possibilits Et Limites
De L'explication De La Structure De L'oeuvre" en Revue Des tudes Latines, n 73. Paris: 1995, p. 199.
67
Una transcripcin de este documento se encuentra en SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice
carolingio, 2004, p. 259.

75
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

En el recto del folio 23 comienza el segundo libro de la obra: Incipit


praefatio libri secundi: Mos apud veteres fuit ut gemino stilo y en el verso del folio
35 encontramos el final del texto conservado: Omnia namque te glorificant et
benedicunt quae in imis et quae in supernis sunt. Comparndolo con las ediciones
impresas, el texto restante slo llenara una cara ms del siguiente folio por lo que
las siguientes estaran en blanco68.

La escritura empleada en el cdice es minscula carolina para el texto de los


poemas y del comentario, y la capital para los textos insertos en las ilustraciones y
su correspondiente transcripcin en los comentarios de los dos libros. La escritura
parece toda de la misma mano aunque, por exigencias de espacio, el mdulo se ha
ido variando en las diferentes partes de la obra.

En general la escritura es muy clara y regular y se aprecia un gran esmero


en todo el manuscrito, sin apenas correcciones ni tachaduras. Las letras aparecen
independizadas pero existen frecuentes enlaces y abreviaturas, sobre todo de los
nomina sacra y de palabras de uso comn. Los enlaces ms habituales son los
dgrafos et, ct, rt y st (con la s alta).

El uso de elementos arcaizantes como la a abierta (no muy frecuente), la N


capital al comienzo de alguna palabra y la g con la curva inferior siempre abierta
parecen indicar una cercana al primer periodo de la escritura carolina.

El manuscrito presenta muy pocas anotaciones marginales. Son destacables


varias llamadas de atencin en forma de manos y otras anotaciones bastante ms
modernas que parecen corresponderse con la poca de la encuadernacin (Fig. 7).
Presenta foliacin moderna a lpiz.

68
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: B. Rabani Mauri Fuldensis abbatis et
Moguntini Archiepiscopi opera omnia. Turnholti: Brepols, 1966-1977, vol. 1.

76
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Fig. 7. Detalle de escrituras marginales. Llamadas de atencin en forma de manos

En cuanto a las iniciales, las primarias ocupan cuatro renglones, las


secundarias dos y las terciarias slo uno (Fig. 8). Encontramos ejemplos de
primarias iluminadas con motivos vegetales muy sencillos en rojo y verde. Las
secundarias estn realizadas en rojo, mientras que las terciarias se han hecho unas
en rojo y otras en negro. La transcripcin de frases del poema en el comentario
aparece en letras maysculas realizadas en un tono rojizo que vira del granate al
naranja. El cuerpo del texto se ha copiado en tinta amarronada.

Fig. 8. Iniciales primarias decoradas, primarias en rojo, secundarias y terciarias y transcripcin


del texto del poema en el comentario

77
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El Inventario de libros pertenecientes a la Reina Isabel la Catlica que estaban en


el Alczar de Sgobia cargo de Rodrigo de Tordesillas, vecino y regidor de dicha ciudad
en el ao de 150369 nos aporta cierta informacin sobre su encuadernacin original
cuando dice que tena unas coberturas de cuero colorado con unas cerraduras de
latn.

La encuadernacin actual est realizada


en tapas de cartn y piel de pasta espaola con
super libros dorado cisneriano en ambas tapas,
en una interpretacin herldica del siglo XVII70
(Fig. 9). Presenta lomo curvo con cinco nervios
y entrenervios decorados mediante paletas y
hierros sueltos dorados con motivos vegetales.
En el segundo entrenervio encontramos un
tejuelo de piel granate con bordura de dos
Fig. 9. Super libros con el
nervios dorados que enmarcan el texto escudo cardenalicio

RHABAN. DE LAUDIB. CRUCIS. En el tercer entrenervio aparece una letra M


dorada y rodeada de estrellas71. Los cortes se muestran sin colorear y las
cabezadas son manuales, de hilo rojo y amarillo. Adems de las guardas, existen
varias hojas de respeto al principio en papel verjurado blanco con filigrana que
muestra un medalln con las iniciales HR del que salen cuatro racimos dispuestos
en forma de cruz72.

69
Archivo General de Simancas (A.G.S.), Patronato Real, leg. 30-6, ff. 64-72v.La transcripcin de este
documento se halla en HUESO ROLLAND, F. (Ed. lit.): Exposicin de encuadernaciones espaolas, siglos
XII al XIX: catlogo general ilustrado. Madrid: Sociedad Espaola de Amigos del Arte, 1934, p. 144. Una
transcripcin ms reciente se encuentra en RUIZ, E.: Op. cit, 2004, p. 289 y ss.
70
Al respecto, vase CARPALLO BAUTISTA, A. [et. al.]: Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense.
Universidad Complutense de Madrid, 2005. p. 87.
71
Esta misma letra aparece en el lomo de otros muchos manuscritos lo que nos hace pensar que
probablemente sealase que se trataba de un libro de mano.
72
El que muchos de los manuscritos de la Biblioteca Histrica presenten el mismo tipo de encuadernacin
nos hace pensar en una reencuadernacin general de ejemplares deteriorados que se pudiera llevar a cabo
coincidiendo con algn inventario. En este sentido, es necesario tener en cuenta la referencia que da Villa-
Amil en su estudio del Breviarum Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada sobre que en el ltimo
tercio del siglo XVIII la formacin de los ndices fue acompaada de una encuadernacin uniforme de un
gran nmero de volmenes como se menciona en el prlogo latino del de los manuscritos por lo que la
reencuadernacin bien podra datar de este momento aunque siguiese modelos herldicos ms antiguos. Vid
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: El Arca, 1878, pp. 587-623.

78
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Aunque, como ya se ha sealado, el manuscrito no presenta demasiadas


anotaciones marginales s conserva algunas signaturas antiguas y otras
anotaciones que reflejamos a continuacin:

Fig. 10. Guarda delantera


Biblioteca Complutense Ildefonsina
MSS. Latinos
E.3 C.2. N.16
72-2(tachado)
118-3 (borrado)
Vide Maurus
N 131
93-1
117-Z-29

79
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Fig. 11. Folio 1R. Margen superior


Rauanus de laudibus + Visto (?)

Fig. 12. Folio 1R. Esquina superior derecha


Rabanus Maurus Archiepiscopus Maguntiae haec de
laudibus crucis composuit plura tamen si cupis opera eius
vide M. Yepes in chronica S. Benedicti tomo 1. centur. 1. fol
69.

Fig. 13. Folio 1r. Margen


inferior:
Librera del Collegio maior de
Alcala. 25. e.
193

Fig. 14. Guarda posterior: tiene


este libro treinta y cinco fojas utiles

80
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

1.1. Fortuna del manuscrito

Como ya se ha sealado, el De Laudibus Crucis de Rabano Mauro es el


manuscrito ms antiguo de los que conforman la coleccin de la Universidad
Complutense y pertenece al grupo con el que Cisneros dot a la primitiva
biblioteca; el cdice haba pertenecido previamente a Isabel la Catlica y fue
vendido al Cardenal Cisneros por Fernando a la muerte de la Reina73.

Aunque no conserva ninguna indicacin sobre el copista, el scriptorium


donde se realiz o sobre poseedores antiguos del mismo, existen elementos
paleogrficos y documentales que nos permiten realizar una contextualizacin
aproximada del ejemplar complutense. Como explicbamos al referirnos a la
escritura, el cdice parece pertenecer al primer periodo de la escritura carolina,
debido a la presencia en la sede monstica de Salzburgo de copistas franceses
procedentes de Saint Denis y Saint Amand en el trnsito del siglo VIII al IX, que
habran sido llamados por el obispo Arno para constituir la biblioteca74.

Por otra parte, la insercin en el folio 22 de un documento del siglo XII


relativo a la Zecha, fraternidad espiritual de la ciudad de Salzburgo, parece indicar
que el manuscrito se encontraba all en esa fecha y, segn Snchez Mariana,
resulta muy probable que estuviera en el mismo lugar desde el siglo IX y que
hubiera sido copiado all mismo75.

El ya mencionado inventario de los libros de la Reina depositados en el


Alczar de Segovia, de 1503, lo describe como Otro libro de pliego entero, de
mano, en pergamino, de latn, que es de las Alabanas de la Cruz, las coberturas de
cuero colorado, las cerraduras de latn76. En 1504, tras la muerte de la reina
Isabel, parte de su patrimonio librario pasar a la institucin complutense pues

73
Vase nota 58.
74
Al respecto, vase SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice carolingio, 2004, pp. 255 y 256.
75
bid., p. 258.
76
A.G.S., Patronato Real, legajo 30-6, fol. 67.

81
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Fernando, siguiendo las disposiciones testamentarias de la Reina, har uso de sus


posesiones para pagar las deudas contradas. Mediante una cdula de 13 de
Octubre de 1505, Fernando el Catlico ordena a Rodrigo de Tordesillas, tesorero
del Alczar de Segovia, que haga entrega al cardenal Cisneros de varios libros del
fondo de la Reina por ser duplicados. La realidad es que dichos libros eran, en
verdad, obras notables por su rareza y entre ellas que se encontraba nuestro
cdice, descrito como Un libro De laudibus Crucis, escrito en pargamino77.

Una vez que pasa a formar parte de la Biblioteca Complutense aparece


mencionado en todos los ndices e inventarios de manuscritos que se llevan a
cabo, a diferencia de otros ejemplares de la coleccin que aparecen
intermitentemente en los listados. Como ya hemos sealado, aparece consignado
en el inventario ms antiguo conservado, el de ca. 1512, como de Sacratisime crux
laudibus 78
. El Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso de 152379 le
sita en la parte superior del tercer plteo, dnde an permaneca en 1526, como
seala el Inventario de este ao80.

El Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal Collegio mayor de
San Illephonso y bienes muebles de la Librera81 de 1565 lo describe como de mano
en tablas blancas y tachones.

El Indize alphabetico de los libros contenidos en esta librera del Collegio maior
de sn. Ildephonso de 172082 y su copia en limpio83 mencionan Rabanus in genesim
et de laudibus 2t. Esta entrada alude, sin duda, a la obra de Rbano Mauro que
aqu estudiamos y tambin al Comentario al Pentateuco, manuscrito actualmente
conservado con la signatura BH MSS 36, que comienza efectivamente por el
Gnesis.

77
SNCHEZ MARIANA, M.: Op. cit., 2005.
78
A.H.N. Universidades. Libro 1090, fol. 39v
79
A.H.N. Universidades. Libro 1091, fol. 7v
80
A.H.N. Universidades. Libro 1092, fol. 23r
81
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 162v.
82
Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid (B.U.C.M.), BH Mss 335, fol. 60v.
83
B.U.C.M. BH Mss. 308, fol. 116r.

82
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El Index librorum manuscriptorum84, realizado por Felipe F. Vallejo en 1745 y


copiado por Antonio de la Cruz, menciona ambas obras por separado y relaciona
el De laudibus Crucis con las dos Biblias visigticas, comparacin que slo es
correcta en lo referente a las fechas. Una anotacin marginal del XVIII constata que
el cdice ya haba sido mutilado por entonces.

Villa-Amil, basndose en el ndice de 180085, dice de l que contiene


numerosos laberintos y que carece de fin. Adems, seala que es un cdice escrito
en 35 hojas de pergamino, de 326 por 247 milmetros, con letra de transicin de la
gtica86 a la francesa, epgrafes y figuras de colores y que debe datar del siglo XI o
XII aunque, en una nota al pie, recuerda que en los ndices de la Biblioteca se le
considera como compaero de los manuscritos 31 y 32, dos Biblias del siglo IX, la
segunda de ellas perdida en la Guerra Civil87.

Por su parte Domnguez Bordona lo fecha tambin en lo siglos XI o XII y


seala que presenta figuras de colores88.

84
B.U.C.M. BH Mss. 307, fol. 41v
85
B.U.C.M. BH MSS 336, fol. 51r
86
Villa-Amil utiliza normalmente el trmino gtica para referirse a la escritura visigtica o carolina, a la que
a veces denomina tambin redonda. Cuando alude a lo que hoy se conoce como escritura gtica emplea el
trmino escritura cuadrada o francesa.
87
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878. p. 50 y nota.
88
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Manuscritos con pinturas: notas para un inventario de los conservados en
colecciones pblicas y particulares de Espaa. Centro de Estudios Histricos. Madrid, 1933, Tomo I
(VILA - MADRID), p. 495.

83
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

2. Rabano Mauro y el De Laudibus Sanctae Crucis.

2.1 Autor y entorno cultural

El De Laudibus Sanctae Crucis fue redactado en el ao 815 para el recin


coronado emperador Luis el Piadoso e impreso por primera vez en Pfortzheim en
1503.

La Alabanza a la Santa Cruz se concibe en un entorno muy concreto: el del


Renacimiento Carolingio, empresa poltica y cultural llevada a cabo por
Carlomagno y su grupo de colaboradores en todos los mbitos de la vida del siglo
IX en Centroeuropa y cuyos frutos no tendrn parangn hasta otros renacimientos
como el Trecento89.

Carlomagno haba conquistado un extenso territorio que ocupaba parte de


lo que haba sido el Imperio Romano de Occidente y que constitua el germen del
futuro Sacro Imperio Romano Germnico. Pese a ser un hombre con una gran
formacin militar y un excelente estratega, careca de cualquier formacin
humanstica aunque era consciente de la importancia que la ciencia y la cultura
tenan para el correcto funcionamiento del territorio. Por ello encarga a una serie
de personajes de la talla de Alcuino de York, Eginardo y Pablo de Pisa una
reforma del mbito cultural de su reino.

Este grupo de sabios observa que el latn se est fragmentando en lo que


luego sern las diferentes lenguas romances y que adems no existe una escritura
comn a todo el territorio, lo que dificulta enormemente las comunicaciones entre
una zona y otra del territorio. Para poner solucin a este problema se implanta la
escritura carolina, se impulsa de nuevo la lengua latina y, adems, todo el saber de
la antigedad se considera digno de ser conservado para lo que se emprende una

89
Aunque existen numerosas obras de referencia sobre Carlomagno y su entorno, la biografa del monarca
realizada por Eginardo sigue resultando indispensable. EGINARDO: Vida de Carlomagno. Madrid: Gredos,
1999.

84
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

extenssima labor de copia de manuscritos gracias a la cual conservamos


actualmente numerosas obras del mundo clsico.

El autor de la obra es el monje benedictino Rabano Mauro (779-856), uno de


los pensadores ms importantes de la Europa Central durante la Alta Edad Media
que fue llamado primus praeceptor Germanie por su labor cultural en estas tierras.
Discpulo de Alcuino de York, Rabano Mauro lleg a ser abad del monasterio de
Fulda y obispo de Maguncia y sus obras tuvieron enorme trascendencia en toda
Europa durante la Edad Media. Colabor activamente en la formacin del clero y
trabaj por la conversin de los pueblos paganos fronterizos con un enorme
carcter prctico que tambin se plasma en sus obras.

Destaca sobre todas el De Clericorum Institutione (c. 819), obra de cabecera de


futuros sacerdotes y predicadores, as como De Universo (entre 842-847) intento de
adaptar las Etimologias de san Isidoro al pensamiento germnico.

El De Laudibus Sanctae Crucis, aunque de menor calidad teolgica y literaria


que otros ejemplos de su produccin, es una obra inspirada y compleja que funde
un detallado conocimiento de los textos bblicos con un devoto canto a las
grandezas del Creador y al sacrificio de Jesucristo. Adems, algunos historiadores
como R. Hinks consideran que la devocin al tema de la cruz que se observa en el
arte carolingio del 850 en adelante se debe en gran parte a la influencia de esta
obra90.

La bsqueda de la sabidura y el cientifismo reinante van a impregnar todos


los mbitos del conocimiento y afectar tambin a la defensa del dogma cristiano
frente a las amenazas de las mltiples herejas coetneas.

90
HINKS, R.: Carolingian Art. University of Michigan Press, 1992, pp. 121-122

85
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

2.2 El contenido de la obra.

La obra se compone de dos libros, el primero formado por 28 poemas


grficos o carmina figurata con su explicacin en las pginas siguientes, y un
segundo libro aadido por su autor para clarificar el complejo contenido del
primero y que constituye una transcripcin en prosa de los veintiocho poemas91.
Adems de estos dos libros, la obra cuenta con un prlogo en el que se incluyen
otros dos poemas, uno con la figura del emperador Ludovico Po al que se dedica
la obra y otra con una serie de letras destacadas que forman el texto Magnentius
Hrabanus Maurus hoc opus fecit.

El origen de este gnero que Rafael de Czar define como visualidad


literaria92 se encuentra en los textos sagrados hebreos93, desde donde pudo pasar a
la literatura griega, sobre todo durante el periodo alejandrino.

Calmaco y Tecrito en el siglo III a. C, Dionisio de Halicarnaso durante el


reinado de Augusto o san Gregorio Nacianceno (S. IV) utilizan caligramas,
laberintos y todo tipo de juegos fonticos y formales en su produccin literaria.

Sin embargo, los verdaderos precedentes de Rabano Mauro y su De laudibus


Sanctae Crucis son Publio Optancio Porfirio, poeta al servicio de Constantino el
Grande, y sobre todo Venancio Fortunato, obispo de Poitiers y principal creador
de laberintos del siglo VI. La renovacin del gnero llevada a cabo por este ltimo,
y que llega hasta la poca de Alcuino, debi sin duda influir en la eleccin de este
tipo de poema94, aunque Rabano Mauro otorga a su obra una trascendencia que
supera los ejemplos anteriores.

91
Michel Perrin seala que este segundo libro en prosa es una traduccin ad sensum del contenido de los
poemas para guiar al lector, sin cuya comprensin la obra carecera de propsito. Vase PERRIN, M. "A
propos des 'cruces' du 'De laudibus sancti crucis' de Raban Maur." En De Tertulien aux mozarabes. Tome II:
Antiquite tardive et Christianisme ancien. Paris: Institut des Etudes Agustiniennes: 1992, p. 219.
92
CZAR, R. De: Poesa e imagen: Formas difciles de ingenio literario. El Carro de la Nieve. Sevilla,
1991. Edicin digital consultada el 02-02-2005 [En lnea][Consulta: 02-02-2005]
[http://boek861.com/lib_cozar/portada.htm]
93
Es bien sabido que Rabano Mauro peregrin a Palestina antes de su ordenacin y que tanto l como su
maestro Alcuino fueron excelentes hebrastas. Al respecto, vase CZAR, R. De: Op. cit., cap. 6.2
94
PERRIN, M.: Op. cit, 1995, p. 199.

86
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Casi unnimemente se considera que existi una primera versin del texto
corregida por el propio autor antes de mediados del siglo IX, que es la que vemos
en la mayora de los ejemplos, salvo en el cdice Reginense 124 que incorpora
sobre la versin primitiva las correcciones posteriores. El ejemplar complutense
recoge ya las innovaciones de la versin corregida por ser probablemente una
copia de otro de la zona Maguncia-Fulda que ya las incorporaba95.

Los poemas se clasifican como tetrgonos pentacrsticos, es decir poemas


cuadrados en los que los versos estn colocados de tal forma que pueden ser
ledos de izquierda a derecha, de arriba a abajo, e incluso a veces en diagonales,
bien por letras, slabas o palabras96. Adems, a la lectura lineal de los poemas se
suma el significado del texto destacado en las imgenes y la carga simblica de
stas.

Por otra parte, en el prlogo de la obra, el autor nos seala que utiliza
ciertas abreviaturas y sinalefas que el lector debe ser capaz de desarrollar si quiere
comprender el significado de los poemas. As, nos encontramos palabras con una
ortografa peculiar o con los casos alterados sin otra finalidad que la de ajustarse a
las necesidades de la composicin grfica97. Si bien el ojo moderno encuentra en
estas alteraciones una dificultad aadida para la comprensin de la obra, es de
suponer que el lector medieval, acostumbrado a la lengua latina y a la temtica
religiosa, realizara una lectura suficientemente fluida de la obra y en caso
contrario contara con ese segundo libro aadido para facilitar la comprensin de
la obra.

Todos los carmina figurata que componen el cdice tienen como elemento
unificador la cruz, objeto de las alabanzas y smbolo que da coherencia temtica y
formal a la obra. Slo una de las ilustraciones, la figura XXII, no utiliza este
smbolo pero consideramos que constituye una excepcin formal intencionada ya
que alude precisamente a los dos smbolos ms utilizados por los cristianos con

95
SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice carolingio, 2004. p. 258.
96
COZAR, R.: Op. cit., cap. 10.7
97
PERRIN, M.: Op. cit., 1995, p. 199.

87
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

anterioridad a la generalizacin de la cruz como emblema del Salvador en el siglo


V.

88
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

3. La Cruz: significado e iconografa

El smbolo de la cruz es uno de los ms ancestrales y complejos que existen.


A ello hay que sumar la extensa carga simblica que el cristianismo le ha otorgado
a lo largo de los siglos.

Originalmente, la cruz se interpret como un cruce de energas y de planos,


una interseccin de opuestos como cielo y tierra o tiempo y espacio. Al igual que
el cuadrado, participa del simbolismo del nmero cuatro, por lo que tambin
representa los cuatro puntos cardinales.

Si se inscribe en un crculo, se convierte en el trmino medio entre el


cuadrado y el crculo, como tambin lo es el octgono, y en smbolo del equilibrio
entre actividad y pasividad del ser humano perfecto. Cuando la cruz aparece con
esta forma, sus brazos asemejan los radios de la rueda, por lo que puede ser
entendida como smbolo solar, tal y como sucede entre los pueblos asiticos y
germanos98. En la tradicin hebrea la cruz aparece muchas veces como smbolo de
los ritos de iniciacin primitivos99.

En los primeros siglos del cristianismo la cruz no fue empleada como


smbolo religioso ni identificativo por las connotaciones que esta forma de
ejecucin implicaba, ya que slo se aplicaba a los estratos ms bajos de la sociedad;
los primeros seguidores cristianos, de formacin y mentalidad hebrea, no podan
identificar al Mesas, vencedor por definicin, con esta forma de suplicio. No fue
hasta principios del siglo IV, cuando el emperador Constantino elimin esta forma
de martirio por deferencia a la muerte de Cristo, que el smbolo de la cruz empez
a remplazar a otros ms empleados como el Crismn o el pez.

98
Smbolos. Rioduero. Madrid 1978, pp. 70-71
99
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Diccionario de los smbolos. Barcelona: Herder 2003, p.
366.

89
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Una vez aceptada como smbolo, el cristianismo ha enriquecido


espectacularmente la representacin y trascendencia de la cruz, mucho ms all de
su significado originario.

Segn Cirlot, la cruz es una inversin del rbol de la vida paradisaco y


ambos se constituyen como Axis Mundi, centro mstico del cosmos por el que las
almas ascienden hasta Dios100. Por ello, la iconografa los relaciona con frecuencia
mediante cruces de aspecto leoso o tetrafolias que, adems, son una forma
habitual de referirse a la doble naturaleza de Cristo, en consonancia con ideas
como las expresadas por Pablo cuando afirma que Cristo, que es la virtud de
Dios, la sabidura de Dios, es tambin el rbol de la vida, en el cual debemos ser
injertados; y, por nuevo no menos admirable don de Dios, la muerte del Salvador
se convierte en rbol de la vida101.

Entre las leyendas que rodean a la cruz, destaca aquella por la cual el
madero procede del rbol que surge de las semillas que Set coloca en la boca de su
padre al enterrarle y que habran salido del paraso con los primeros padres. Otra
versin cuenta que las partculas del rbol plantado por Set sobre la tumba de su
padre, del que sale luego la madera para la cruz, se esparcen a travs de todo el
universo causando milagros tras la crucifixin102. Cualquiera de las dos versiones
refuerza la ambivalencia de la cruz como smbolo de sacrificio de Cristo y rbol
de la Vida as como de las dos naturalezas del Salvador.

Entre las formas ms antiguas de representacin se encuentra la cruz en


Tau que para Marie-Madeleine Davy simboliza la serpiente clavada a una
estaca103 aludiendo a aquella de bronce que Yahv manda hacer a Moiss para
sanar a los israelitas mordidos por las serpientes terrestres, como se lee en Num.
21, 6-9. En el Evangelio de Juan, el propio Cristo se compara a la serpiente de

100
CIRLOT, J. E.: Diccionario de smbolos. Labor. Barcelona, 1978, p. 154.
101
Rm 6, 5
102
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 363.
103
dem.

90
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

bronce104. Por ello, hasta el siglo XIII, Cristo que regenera a la humanidad aparece
en ocasiones representado como una serpiente de bronce sobre la cruz, tal y como
se lee en el poema mstico traducido por Rmy de Gourmont105.

El Sacrificio de Isaac se ha considerado prefiguracin del de Cristo y con


este carcter lo vemos aparecer en numerosos textos patrsticos106; entre las
relaciones que se establecen en esta comparacin, se equipara la lea que lleva
sobre los hombros Isaac a la cruz de Cristo107.

Finalmente, es necesario distinguir entre la cruz de la pasin, smbolo de


Cristo sufriente y de su muerte, y la cruz gloriosa de la Segunda Parusa. Esta
ltima es smbolo de la gloria eterna, de la gloria adquirida por el sacrificio y que
culmina en una felicidad exttica108.

104
Jn 3, 13-15: Nadie sube al cielo sino el que baj del cielo, el Hijo del hombre, que est en el cielo. A la
manera que Moiss levant la serpiente en el desierto, as es preciso que sea levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que creyere en l tenga la vida eterna.
105
Vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 935 y ss.
106
Entre otros, san Cipriano, san Ambrosio, Tertuliano o san Ireneo. Vase CABROL, F. y LECLERCQ, H.:
Dictionnaire darchologie chrtienne et de liturgie. Pars, 1924-53. T. VIII, 2. Col. 1553
107
Gn 22, 1-14. En esta comparacin se debe tener en cuenta que en las crucifixiones el condenado slo
llevaba hasta el Calvario el travesao de la cruz ya que el madero vertical permaneca fijo all.
108
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 366

91
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

4. Anlisis de las imgenes

Para intentar lograr una mayor coherencia y una mejor comprensin del
mensaje global de la obra, hemos credo conveniente realizar una reconstruccin
ideal del programa iconogrfico, usando como referencia para las imgenes que
faltan en el ejemplar complutense las del manuscrito Vit/20/5 de la Biblioteca
Nacional de Espaa. De este manuscrito hemos tomado los poemas I a VI as como
el nmero XV y el de los preliminares que contiene la imagen de Ludovico Po109.

Es por esta razn que incluimos aqu una breve resea histrica del
mencionado manuscrito Vit/20/5 as como alusiones puntuales a sus diferencias o
similitudes con el ejemplar objeto de nuestro estudio.

Hemos supuesto, por otra parte, que el ejemplar de Valdecilla no


presentara en origen ninguna anomala con respecto a otros cdices que se
conservan completos (ms all de peculiaridades cromticas que detallamos) salvo
la presencia o ausencia de preliminares.

4.1. El De laudibus Sanctae Crucis de la Biblioteca Nacional de Espaa

El De laudibus Crucis de Rabano Mauro custodiado en la Biblioteca Nacional


est escrito en pergamino en letra minscula carolina de finales del siglo X,
procede probablemente de Italia y algunos expertos como Mercedes Dexeus ven
en l vestigios bizantinos110. Domnguez Bordona lo describe como un manuscrito
con notable iluminacin, consistente en laberintos de letras a toda pgina sobre los

109
El manuscrito de la Biblioteca Nacional contiene tambin en el folio 6r de los preliminares otro poema en
el que aparece destacada la frase Magnentius Hrabanus Maurus hoc opus fecit. Est formado por treinta y
seis hexmetros y para formar el texto sealado es necesario seleccionar la primera letra de cada grupo de
seis.
110
DEXEUS M.: Las colecciones incautadas: las bibliotecas del marqus de Mondjar y del duque de
Uceda. En La Real Biblioteca Pblica, 1711-1760: De Felipe V a Fernando VI. Madrid: Biblioteca
Nacional, 2004, p. 217.

92
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

que se superponen figuras en color, y en otros casos representaciones simblicas


de la Cruz a base de figuras geomtricas111.

El cdice llega a Espaa como parte de la biblioteca del cuarto duque de


Uceda, Juan Francisco Gmez de Sandoval (en origen Juan Francisco Pacheco
Tllez de Girn) que se casa en 1667 con Isabel Mara Francisca Gmez de
Sandoval, hija del tercer duque de Uceda, y obtiene jurdicamente el ttulo en 1671.

Es sabido que gran parte de la coleccin del duque procede de la


incautacin de la biblioteca catedralicia de Mesina, dictaminada por el anterior
virrey como castigo de la ciudad que no quera someterse a la autoridad espaola.
Dicha incautacin comienza con el traslado del archivo en 1679 por Francisco de
Benavides y fue rematada unos aos ms tarde por su sucesor, el Duque de Uceda,
que se apropi de los libros depositados en el palacio de Palermo para su
biblioteca personal112.

Cuando la mencionada coleccin llega a Espaa, el Duque encarga a su


bibliotecario Juan Silvester que realice un inventario en el que vemos aparecer el
ejemplar del De laudibus Sanctae Crucis que hoy se custodia en la Biblioteca
Nacional consignado como De gloria sanctae Crucis por Magnetium Rabanum
Maurum; in folio113.

Durante los reinados de Carlos II y Felipe V, Juan Francisco Gmez de


Sandoval desempe numerosos cargos de responsabilidad pero, en 1711, y
siendo representante del monarca en Italia, se pasa al lado austriaco en la guerra
por la corona espaola. Derrotado el archiduque Carlos por el bando borbnico, el
antao poderoso Duque de Uceda sufrir el embargo de todos sus bienes, entre los
que se encontraba su rica biblioteca, y deber permanecer en el exilio hasta su

111
DOMINGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., Tomo I (VILA - MADRID). p. 377 n 931
112
Para el conocimiento de esta biblioteca remitimos a la tesis doctoral de Margarita Martn Velasco La
biblioteca del IV Duque de Uceda dirigida por Elisa Ruiz y leda en 2007.
113
ANDRS, G. de: Catlogo de los manuscritos de la biblioteca del Duque de Uceda. Madrid: Cuerpo
Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, 1975, p. 25

93
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

muerte. Sus libros pasarn a formar parte de la recin fundada Real Biblioteca en
1712 y sus cdices sern el origen de la coleccin de manuscritos de la Biblioteca
Nacional114.

4.2. Los tipos de representacin

Aunque la cruz es el elemento bsico de la mayor parte de las figuras que


aparecen en el cuerpo de la obra podemos diferenciar cuatro tipos de estructuras
formales115:

a) Representaciones figurativas alusivas al tema del poema.


En l se encontraran las representaciones de Cristo con los brazos abiertos, cruz
con serafines y querubines, el Cordero con el Tetramorfos, cruz formada por siete
flores en horizontal y vertical y Rabano Mauro alabando la cruz.

b) Cruces y smbolos formados con letras.


Es un modelo de gran complejidad por los diferentes niveles de lectura que se
crean ya que, adems de la lectura lineal del poema, el autor agrupa diversas
letras para formar otras mayores que a su vez componen nuevas palabras
empleadas para conformar la cruz.

c) Figuras geomtricas como elementos constructivos.


Esta variedad es la ms frecuente en la obra; las figuras geomtricas suelen
representar algunos de los aspectos que trata el poema y en muchas ocasiones
tienen, adems, implicaciones de simbolismo numrico y cromtico.

d) Cruz simple formada con los ejes vertical y horizontal del cuadro de letras.
Es el ms sencillo y menos numeroso de la obra, pues consiste nicamente en
destacar el verso central del poema, tanto en su disposicin vertical como
horizontal, para formar la imagen de la cruz.
114
Ibid., p. 7
115
CZAR, R. de: Op. cit., Cp. 4.3.

94
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

4.3 Las miniaturas

Antes de analizar el cuerpo de la obra formado por los veintiocho poemas


ya mencionados es necesario aludir a la representacin de Luis el Piadoso que se
encuentra en el prlogo del ejemplar de la Nacional y que suponemos aparecera
tambin en el Mss. 131 de la Complutense.

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa,


Vit/20/5, fol. 2v.

La imagen que aparece en el folio 2v representa al monarca carolingio


revestido de la dignidad imperial aunque con atributos claramente cristianos.
Desde Constantino el emperador se ha convertido en el Miles Dei, soldado de Dios
encargado de velar por la iglesia y la evangelizacin de los paganos, por lo que en
las representaciones que encontremos del emperador a partir de ese momento
vamos a ver cmo los atributos militares son substituidos por elementos
religiosos, como la larga cruz que remplaza a la lanza o la imagen del Crismn en
lugar de las guilas imperiales.

95
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Siglos ms tarde la iconografa carolingia, dentro de la idea de renovatio y


emulacin de la Roma bajo imperial, va a presentar al monarca como un nuevo
csar cristiano y as vemos aparecer a Ludovico Po vestido como un general y
portando una larga cruz en el centro del poema titulado De imagine Caesaris. En la
aureola se lee Cristo corona a Luis y en la cruz: La victoria y salvacin verdaderas del
rey se encuentran en tu Cruz.

Figura I:
(Falta en el ejemplar complutense)

El primer poema tiene por ttulo De imagine Christi y nos muestra la imagen de
Cristo crucificado.

De laudibus Sanctae Crucis, fin. S. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 7v.

En la explicacin al poema, el autor menciona el sacrificio de Cristo en la


cruz por el que fuimos salvados y con cuya sangre venci a la muerte y hace un

96
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

recorrido por los diversos nombres del Salvador en el que se advierte una gran
influencia de las Etimologas de San Isidoro116.

La imagen es una representacin de un Cristo siraco, barbado y con nimbo


crucfero (atributo exclusivo del Salvador) que parece descansar sobre el travesao
de la cruz en el que no est clavado. Est cubierto con un pao de pureza
realizado en prpura y oro y no se aprecian marcas de clavos en manos o pies ni
otras seales de la pasin como la lanzada en el costado.

El uso del oro y la prpura, tanto para el nimbo crucfero como para el pao
de pureza, son una clara alusin al Cristo Rey que ha vencido a la muerte.

La prpura, como es bien sabido, es un tinte obtenido de moluscos del


gnero murex que se utiliz desde antiguo para teir las ropas de las altas
dignidades. Por la intensidad del colorido y lo costoso de su obtencin se limit en
ocasiones a las casas reales y tras la cada del Imperio Bizantino su uso fue
progresivamente sustituido por otros colorantes ms baratos como la cochinilla.

San Jernimo, al criticar las riquezas que comienza a acumular la Iglesia en


el trnsito al siglo V, hace mencin a los cdices purpreos, ricos ejemplares
teidos con este suntuoso producto, escritos con letras de oro y decorados con
piedras preciosas117.

Ejemplos del uso de la prpura en Bizancio los podemos encontrar en la


descripcin que en su Libro de las Ceremonias hace Constantino Porfirogeneta de

116
Vase PERRIN, M.: Quelques rflexions sur le De laudibus Sanctae Crucis de Raban Maur: de la
codicologie la thologie en passant par la potique. Paris: Societ des tudes Latines, 1989, p. 224
117
JERNIMO, Santo: Cartas de..., I, (ed. y trad. D. Ruiz Bueno), Madrid, 1962, p. 194, recogido en
YARZA LUACES, J.: Fuentes de la Historia del Arte I. Madrid: Historia 16, 1997, p. 142

97
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

cmo el basileos se prepara para el lunes de Pascua118 o en la crnica que


Liutprando de Cremona hace de su embajada a Constantinopla119.

Por otra parte, las alusiones a la prpura como smbolo de riqueza y


dignidad real son innumerables en la Biblia. En el Antiguo Testamento se la
menciona frecuentemente en las descripciones de los templos120, al hablar de los
diferentes reyes y dignatarios121 o como parte de las ofrendas destinadas a
Yahv122. En el Apocalipsis se la menciona tambin al referirse al atuendo de la gran
prostituta de Babilonia123 y a la cada de la propia ciudad124.

Importantsima es su aparicin en el escarnio de Cristo; esta escena de la


Pasin es recogida tanto por los sinpticos (aunque Lucas slo habla de
esplndido vestido) como por Juan, y, precisamente, se utiliza la tradicional
connotacin de la prpura como emblema de la realeza para ridiculizar a Cristo
rey de los judos125.

118
Cuando llega el momento, el emperador se reviste con la tnica de seda prpura con hilos de oro
enriquecida con piedras preciosas y perlas. CONSTANTIN POPHYROGNTE, Le Livre des Ceremonies,
Pars, 1967, vol. I, libro I, cap. 10, pp. 72-72 en YARZA LUACES, J.: Op. cit., pp. 179-180.
119
Despus de la comida (en el palacio) fueron tradas las frutas en tres vasijas de oro, que, debido a su
enorme peso, no son llevadas a mano de hombre, sino en carretillas cubiertas de prpura. LIUTPRANDO
DE CREMONA: Italia e Bisanzio alle soglie dellanno mille. Novara, 1987, Antapdosis, lib. ViI 5, pp. 193-
194. En YARZA LUACES, J.: Op. cit.,, p 178
120
2 Cr 3, 1-14: Empez, pues, Salomn a edificar el templo de Yahv en Jerusaln (...). Salomn lo recubri
por dentro de oro puro. Revisti la Sala Grande de madera de ciprs y la recubri de oro fino, haciendo
esculpir en ella palmas y cadenillas. Para adornar el templo lo revisti tambin de piedras preciosas; el oro
era oro de Parvin. Recubri de oro el templo, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas, y esculpi
querubines sobre las paredes (...). Hizo tambin el velo de prpura violeta, prpura escarlata, carmes y lino
fino, con querubines bordados.
121
Dt 5, 29: Entonces Baltasar mand vestir de prpura a Daniel, ponerle un collar de oro al cuello y
proclamarlo como tercer mandatario del reino.
122
Ex 25, 1-8: Yahv habl as a Moiss: Di a los israelitas que me reserven ofrendas. Me reservaris la
ofrenda de todo el que la ofrezca de corazn. stas son las ofrendas que reservaris: oro, plata y bronce;
prpura violeta y escarlata, carmes, lino fino y pelo de cabra; pieles de carnero teidas de rojo, cueros
finos y maderas de acacia; aceite para el alumbrado, aromas para el leo de la uncin y para el incienso
aromtico; piedras de nice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.
123
Ap 17, 4-5: La mujer estaba vestida de prpura y escarlata, resplandeca de oro, piedras preciosas y
perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y tambin las impurezas de su
prostitucin, y en su frente un nombre escrito, un misterio: La gran Babilonia, la madre de las prostitutas y
de las abominaciones de la tierra.
124
Ap 18, 16-17: Ay, ay, la gran ciudad, vestida de lino, prpura y escarlata, resplandeciente de oro,
piedras preciosas y perlas, que en una hora ha sido arruinada tanta riqueza!
125
Mt 27, 27-31: Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jess al pretorio y reunieron
alrededor de l a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de prpura; y, trenzando
una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caa; y doblando la
rodilla delante de l, le hacan burla diciendo: Salve, Rey de los judos!; y despus de escupirle, cogieron

98
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Respecto al oro, resulta casi innecesario realizar un recorrido por sus


connotaciones. Mencionar tan slo que es considerado el metal perfecto, la carne
de los dioses en Egipto, la luz mineral en la India o la representacin de la
iluminacin en las estatuas de Buda. En el mundo clsico era el smbolo del Sol y
de Apolo y en el mundo cristiano ha sido uno de los smbolos de Jess, luz, sol,
oriente126.

En la narracin de la Adoracin de los Magos que hace Mateo, el oro


aparece mencionado como uno de los dones se ofrece al Nio127; este don ser
interpretado por los santos padres como un smbolo de la realeza y adems, la
ofrenda en s se entiende como cumplimiento de los orculos mesinicos sobre el
homenaje de las naciones al Dios de Israel128.

El hecho de que en este carmen slo aparezca el travesao horizontal de la


cruz y el cuerpo de Cristo figure como trazo vertical puede ser una forma de
sealar que l es la propia cruz. Como afirma Le Roux-Guyonvarch, la
iconografa cristiana utiliza la cruz tanto para expresar el suplicio del Mesas
como su presencia: donde est la cruz, est el Crucificado129.

Por otra parte el que la figura de Jess aparezca apoyada sobre el travesao
de la cruz, sin clavos y sin ninguna marca de la pasin, as como la presencia de la

la caa y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de l, le quitaron el manto, le pusieron sus
ropas y le llevaron a crucificarle.
Mc 15, 16-20: Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.
Le visten de prpura y, trenzando una corona de espinas, se la cien. Y se pusieron a saludarle: Salve, rey
de los judos! Y le golpeaban en la cabeza con una caa, le escupan y, doblando las rodillas, se postraban
ante l. Cuando se hubieron burlado de l, le quitaron la prpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera
para crucificarle.
Lc 23, 11: Pero Herodes, con su guardia, despus de despreciarle y burlarse de l, le puso un esplndido
vestido y le remiti a Pilato.
Jn 19, 1-3: Pilato entonces tom a Jess y mand azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas,
se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de prpura; y, acercndose a l, le decan: Salve, rey de
los judos. Y le daban bofetadas.
126
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 786
127
Mt 2, 11: Entraron en la casa; vieron al nio con Mara su madre y, postrndose, le adoraron; abrieron
luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.
128
Al respecto, vase UBIETA, J. . (Dir): Nueva Biblia de Jerusaln. Bilbao: Descle de Brouwer, 1999
[Edicin en CD-ROM], nota a Mt 2, 11.
129
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit, p. 363.

99
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

prpura y el oro, nos sita ante una escena triunfante en la que las alusiones a la
crucifixin y muerte quedan reducidas a meras referencias supeditadas a la
representacin gloriosa de Cristo. Como seala Perrin, no es un Cristo en la cruz
propiamente dicho sino un Cristo orante, a la vez Dios y hombre, que extiende sus
brazos sobre el mundo para protegerlo y salvarlo130.

Pese a resultar una imagen algo rgida y con cierta influencia bizantina es
innegable el afn de realismo que se pone de manifiesto en la representacin de la
musculatura del torso y abdomen, el sombreado del rostro, la individualizacin y
detalle de pies y manos as como en el cuidado con el que se han trazado el pelo
de la barba y la melena, caractersticas todas ellas que no resultan extraas habida
cuenta de que el manuscrito procede de Italia donde la herencia clsica en las
representaciones figurativas se mantuvo palpable a lo largo de la Edad Media.

130
PERRIN, M.: Op. cit., 1989, p. 224.

100
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura II:
(Falta en el ejemplar complutense)

El segundo poema lleva por ttulo De crucis figura quae intra tetragonum est
scripta, et omnia se comprehendere manifestat y expone una concepcin del mundo
dividida en cuatro.

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 10v.

El autor seala que en esta imagen la cruz de Cristo muestra con sus cuatro
brazos la totalidad de lo que existe, a saber: el cielo, la tierra, el infierno y lo
supraceleste, en relacin a las palabras de Pablo en Flp 2, 10 cuando afirma Para
que al nombre de Jess toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los
abismos.

En primer lugar, el autor menciona que todas las criaturas se agrupan en


cuatro aspectos: las que son, las que viven, las que sienten y las que comprenden.
Entre las primeras se encuentran las piedras que slo existen, a continuacin las

101
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

plantas que existen y viven pero no sienten o comprenden, los animales que
adems de existir y vivir tambin sienten y, por ltimo, los ngeles y los hombres
que unen a todas las cualidades anteriores la del intelecto.

Existen adems cuatro afecciones del alma que la conducen hacia el bien o
hacia el mal y son el temor, el dolor, el deseo y la alegra.

La cruz de este poema, a diferencia de otras cruces simples sin


criscunscribir que veremos en otros ejemplos, se halla rodeada por un cuadrado de
versos que inciden de nuevo en los aspectos de totalidad. En el margen superior
leemos O crux quae excellis toto et dominaris Olympo. En el inferior: O Crux quae
dederas rupto plebem ire at Averno. A la izquierda del espectador O Crux dux misero
latoque redemptio mundo y a su derecha O Crux vexillum sancta et pia cautio saeclo.

El cuadrado, por su parte, representa lo esttico, firme y definido. Segn


Cirlot, su carcter esttico y severo explica su utilizacin tan frecuente en cuanto
signifique organizacin y construccin131 y resulta pues apropiado para
representar esa organizacin del mundo que expresa el poema. Adems, como ya
se ha mencionado en la introduccin al smbolo de la cruz, con anterioridad al
cristianismo la cruz fue usada tambin como representacin de los puntos
cardinales y del total de las direcciones posibles.

La cruz de este poema nos ensea que a travs de sus brazos el mensaje de
salvacin afecta a todo lo creado contenido en ese cuadrado externo en una
alusin a la universalidad del mensaje de Cristo que, como veremos, es una
constante a lo largo de la obra.

131
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 156

102
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura III:
(Falta en el ejemplar complutense)

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 13v.

Cruz formada por las palabras Crux Salus. Crux aparece en vertical y salus en
horizontal; la ele de la segunda palabra constituye el centro grfico de la cruz. El
ttulo del poema es De novem ordinibus angelorum, et de nominibus eorum in crucis
figura dispositis.

Cada una de las nueve maysculas agrupa varias letras del texto formando
las palabras: C: Seeraphin, R: Cheerubin, V: Arcangeli, X: Aangeli, S: Virtutes, A:
Potestate, L: Throni, V: Principat y S: Dominationes, es decir, los nueve coros
anglicos segn la divisin establecida por el Pseudo Dionisio Areopagita.

En la Biblia se mencionan en numerosas ocasiones los ngeles como


ministros y mensajeros de la divinidad y desempean numerosas funciones como
intermediarios entre Dios y los hombres. En los textos cannicos del Antiguo
Testamento se mencionan los serafines, querubines, arcngeles y ngeles; el resto

103
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

de los nueve rdenes son mencionados exclusivamente en algunas epstolas de


Pablo y dominaciones y potestades tambin en la primera carta de Pedro.

Parece ser que estos dos trminos designaban a funcionarios del poder civil
encargados de aspectos judiciales y en la carta de Pedro son empleadas para
establecer un paralelismo entre la corte celeste y el poder terreno132.

En Efesios 1, 21 Pablo menciona que Cristo se sita por encima de todo


principado, potestad, virtud y dominacin. Segn Jos ngel Ubieta, estos seres
son las potencias csmicas habituales en la literatura hebrea que Pablo, sin
someterlos a crtica, se limita a encuadrar bajo el poder de Cristo. En sus diversas
cartas los vemos asociados a los ngeles de la tradicin bblica y convertidos
progresivamente en seres negativos, hasta identificarse con las potencias
demonacas133.

En este sentido, las cartas de Pablo nos presentan a estos cuatro grupos
anglicos como espritus que a veces hacen cumplir la ley de Dios, en referencia
por ejemplo a la presencia anglica en el Sina junto a Moiss134, aunque otras
ocasiones son descritos como seres que tratan de alejar al hombre de Dios135.

En Colosenses 2,14 Pablo afirma que Cristo cancel la nota de cargo que
haba contra nosotros, la de las prescripciones con sus clusulas desfavorables, y la
quit de en medio clavndola en la cruz. Y, una vez despojados los principados y
las postestades, los exhibi pblicamente, en su cortejo triunfal. El poder de los
ngeles, entendidos como espritus malficos asociados a la antigua alianza, queda
roto con el sacrificio de Cristo en la cruz.

132
UBIETA, J. A. (Dir): Op cit, nota a 1 Pe. 3, 22 (b).
133
Ibd., nota a Ef 1, 21.
134
En Gl 3, 16 se menciona la antigua ley promulgada por ngeles y otorgada al mediador que es Moiss. En
los textos ms antiguos es frecuente encontrar alusiones al pasaje del Sina en el que se identifica a Dios con
su ngel aunque en los ms modernos Moiss habla con un ngel del Seor y no con Dios mismo. Vase
UBIETA, J. A. (Dir): Op cit, nota a Hch 7, 38 (b).
135
Ef 6, 10-13: Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra
las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espritus del mal que estn en el
aire

104
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El gran codificador de los ngeles, sin embargo, es el Pseudo Dionisio


Areopagita aunque, en opinin de Cabrol, no hace sino ordenar ideas expuestas ya
en textos apcrifos anteriores, como los Apocalipsis de Enoch, Esdras y Moiss136.
En el trnsito del siglo V al VI el Pseudo Dionisio escribe Sobre la jerarqua celeste,
obra atribuida, al igual que sus dems textos, a Dionisio Areopagita, mrtir
cristiano del siglo I convertido gracias a la predicacin de san Pablo. En ella
describe cada uno de los nueve coros anglicos y establece sus funciones de forma
detallada.

Para el Pseudo Dionisio, en la primera jerarqua se encuentran los Serafines,


seres incandescentes, en movimiento continuo, que tienen funcin purificadora,
los Querubines, que reciben este nombre porque rebosan sabidura, y los Tronos
que carecen de toda deficiencia y estn siempre listos para recibir a Dios137.

En la segunda jerarqua se encuentran las Dominaciones, seres libres de


cualquier servidumbre terrena, las Virtudes, que reciben su nombre por su
fortaleza viril que excluye cualquier pereza, y las Potestades que elevan a los seres
inferiores hacia Dios138.

El tercer y ltimo grupo reunira a los principados que tienen poder de


gobierno y gua, los Arcngeles que sirven e intermediarios entre Dios y los
ngeles y stos ltimos que son los ms cercanos al hombre139.

Un siglo ms tarde san Gregorio Magno en sus Homilas sobre el Evangelio


alude a las cartas de Pablo al establecer la divisin de los ngeles, pero su
clasificacin bebe indudablemente del texto del Pseudo Dionisio140. Para San
Gregorio en la primera jerarqua, encontramos a los Serafines que son los seres que

136
Al respecto, vase CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit., t. I, 2. col. 2083 y ss.
137
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA: Obras completas del Pseudo Dionisio Areopagita. Madrid:
Biblioteca de autores cristianos, 1995, La jerarqua celeste, p. 145-153.
138
Ibd., p. 153-157
139
Ibd., p. 157-162
140
GREGORIO I, PAPA, SANTO: Obras de san Gregorio Magno. Madrid: La Editorial Catlica, 1958.
Cuarenta homilas sobre los Evangelios, 34, 7-10, pp. 715-17

105
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

rodean a Dios y arden de amor hacia l, los Querubines que se nos presentan como
los seres sabios y los aurigas del Seor y los Tronos que contemplan y adoran al
seor adems llevar la justicia de Dios a la tierra. La segunda jerarqua agrupa a
las Dominaciones que regulan y vigilan el trabajo de los dems ngeles, las
Virtudes que realizan milagros y transmiten la gracia divina a los hombres y las
Potestades que preservan al mundo del Demonio. El tercer y ltimo coro est
compuesto por los Principados que son los protectores de la religin, los
Arcngeles, responsables de anunciar misterios y milicia del Seor y finalmente
los ngeles que son los que se encuentran ms cerca de los hombres.

Rabano Mauro, en el comentario al poema, seala que los ngeles alabaron


en el nacimiento, estuvieron presentes en desierto y participaron en la pasin y
resurreccin del Salvador. La descripcin que de ellos hace est basada en san
Gregorio aunque tambin cita los escritos paulinos. Podemos pensar, por tanto,
que al conocer y dominar los textos de Pablo exista una relacin entre la cruz que
cobija, absorbe y contiene a las diversas figuras anglicas y el texto antes
mencionado en el que se alude al poder de la cruz de Cristo sobre los ngeles.

El nmero nueve es citado por Rabano Mauro en su obra De universo donde


afirma que adems de ser el nmero de los coros anglicos representa tambin la
muerte del Seor que expir en la hora nona141.

Por otra parte el nueve, por ser el cuadrado de tres (que se entiende como
suma del uno y el dos: el cielo y la tierra), representa la universalidad, la
finalizacin de un ciclo y el comienzo de otro: as Cristo es crucificado en la hora
tercia, comienza su agona en la sexta y expira al llegar la hora nona142.

141
LAUAND, J.: Rabano Mauro e o significado mstico dos nmeros VIDETUR, n 23[En lnea]
[Consulta: 20-09-2007]. < http://www.hottopos.com/videtur23/jean.htm>
142
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 762

106
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura IV:
(Falta en el ejemplar complutense)

La imagen nos muestra una cruz que divide el cuadrado de letras en cuatro
parcelas donde se sitan querubines y serafines. El ttulo del poema es De Cherubin
et Seraphim in crucis scripsit et significationem eorum y en l, el autor plantea cmo la
divina providencia, siempre preocupada por la salvacin del gnero humano,
enva a estos espritus al hombre.

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 16v.

Rabano Mauro considera que los serafines, situados en los dos cuadrados
superiores, son una prefiguracin de Cristo pues sus seis pares de alas estn
dispuestos de tal modo que trazan la forma de la cruz.

Los serafines aparecen mencionados con este nombre exclusivamente en la


visin de Isaas donde se nos muestran como seres que alaban al Seor y purifican
al profeta para ser digno de proclamar la palabra de Dios143.

143
Is 6, 1-7: El ao de la muerte del rey Ozas vi al Seor sentado en un trono excelso y elevado, y sus haldas
llenaban el templo. Unos serafines se mantenan erguidos por encima de l; cada uno tena seis alas: con un

107
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Segn Ubieta, etimolgicamente el trmino procede de saraf y significa los


ardientes pero slo comparten nombre con las serpientes abrasadoras que
aparecen en Num. 21, 6 y en Dt. 8, 15144.

Para Chevalier y Gheerbrant, sin embargo, la relacin del serafn y las


serpientes ardientes es evidente y tiene como argumento el valor simblico del
fuego. En el texto del Libro de los Nmeros la quemadura es smbolo de castigo y es
enviada para matar, mientras que en Isaas el smbolo ha evolucionado y se
convierte en elemento de purificacin145.

El Pseudo Dionisio, como ya hemos sealado al hablar de las jerarquas


celestiales, los describe como seres que arden, que calientan, que se encuentran en
movimiento perpetuo alrededor de los secretos divinos y que tienen el poder de elevar
eficazmente a su imagen a sus inferiores animndolos del mismo ardor (), el poder de
purificar por el rayo y por el fuego146.

De los querubines, Rabano Mauro dice que formaban parte del templo y
que estaban cerca del arca y de los altares propiciatorios, como se les describe en el
Libro de los Reyes. El autor destaca tambin que con sus alas abiertas prefiguran la
imagen de Cristo y recuerdan constantemente al hombre la pasin.

Para el Pseudo Dionisio los querubines se caracterizan sobre todo por su


masa de conocimiento y su efusin de sabidura que les permite recibir los dones de
Dios y comunicarlos a continuacin a las esencias inferiores147.

par se cubran la faz, con otro par se cubran los pies, y con el otro par aleteaban. Y se gritaban el uno al
otro: Santo, santo, santo, Yahv Sebaot: llena est toda la tierra de su gloria. Se conmovieron los quicios
y los dinteles a la voz de los que clamaban, y el templo se llen de humo. Y dije: Ay de m, que estoy
perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey
Yahv Sebaot han visto mis ojos!Entonces vol hacia m uno de los serafines con una brasa en la mano, que
con las tenazas haba tomado de sobre el altar, y toc mi boca y dijo: He aqu que esto ha tocado tus
labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado est expiado.
144
UBIETA, J. A. (Dir): Op cit., nota a Is. 6, 2 (a).
145
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 925
146
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA: Op. cit., pp. 145-153
147
Idem.

108
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Los querubines proceden de los Karib babilnicos, genios alados mitad


animal mitad hombre, que guardaban las puertas de templos y palacios. En el
xodo, Yahv ordena a Moiss que le erija un santuario y en la descripcin del
propiciatorio le indica que debe hacer dos querubines de oro macizo en los dos
extremos del mismo, con las alas extendidas y las caras vueltas148; los querubines
aparecen con la misma funcin en el Primer Libro de los Reyes149 y en Segundo de las
Crnicas150 cuando se describe la construccin del templo de Jerusaln por
Salomn.

En los Salmos, Isaas y el Libro de Daniel aparecen referidos como trono de


Dios151 mientras que el Eclesistico los describe como carro del Seor152.

Sin duda uno de los textos que mayor importancia otorga a los querubines
es el Libro de Ezequiel. En una primera visin que tiene lugar junto al ro Quebar el
profeta describe el carro de Yahv153 y menciona unos seres que en la profeca del
castigo de Jerusaln identificar explcitamente con los querubines154.

148
Ex 25, 18-20 Hars, adems, dos querubines de oro macizo; los hars en los dos extremos del
propiciatorio: haz el primer querubn en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarn un
cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarn con las alas extendidas por encima, cubriendo con
ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio.
149
1 R 6, 23-29: Hizo en el santuario dos querubines de madera de acebuche de diez codos de altura ().
Coloc los querubines en medio del recinto interior. Los querubines tenan las alas desplegadas. Cada uno
tocaba un muro con un ala y en el centro del templo se tocaban uno al otro, ala con ala. Revisti de oro los
querubines
150
2 Cr 3, 8-10: Construy tambin la sala del Santo de los Santos, cuya longitud, correspondiente al ancho
del templo, era de veinte codos, y su anchura igualmente de veinte codos. Lo recubri de oro puro, que
pesaba seiscientos talentos. Los clavos de oro pesaban cincuenta siclos. Recubri tambin de oro las salas
superiores. En el interior de la sala del Santo de los Santos hizo dos querubines, de obra esculpida, que
revisti de oro.
151
Sal 99, 1: Reina Yahv, tiemblan los pueblos; entronizado sobre querubines, vacila la tierra
Is 37, 16: Yahv Sebaot, Dios de Israel, que ests sobre los Querubines, t slo eres Dios en todos los
reinos de la tierra, t el que has hecho los cielos y la tierra.
Dn 3, 55: Bendito t, que sondeas los abismos sentado sobre querubines alabado y ensalzado por los
siglos.
152
Eclo 49, 8: Ezequiel tuvo la visin de la gloria que Dios le revel en el carro de querubines.
153
Ez 1, 5-25: Haba en el centro la figura de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente: tenan figura
humana. Tenan cada uno cuatro caras y cuatro alas cada uno. Sus piernas eran rectas y la planta de sus
pies era como la pezua del buey, y relucan como el fulgor del bronce bruido. Bajo sus alas haba unas
manos humanas por los cuatro costados; los cuatro tenan sus caras y sus alas. Sus alas se tocaban unas a
otras; al andar no se volvan; cada uno marchaba de frente. La forma de sus caras era un rostro humano, y
los cuatro tenan cara de len a la derecha, los cuatro tenan cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenan
cara de guila. Sus alas estaban desplegadas hacia lo alto; cada dos alas se tocaban entre s y otras dos les
cubran el cuerpo; y cada uno marchaba de frente; donde el espritu les haca ir, all iban, y no se volvan
en su marcha. Entre los seres haba como brasas incandescentes, con aspecto de antorchas, que se mova

109
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El Apocalipsis menciona tambin cuatro seres a los que llama vivientes que
estn inspirados en el texto de Ezequiel. Tanto en la primera visin junto al ro
Quebar como en la del castigo de Jerusaln, en la que menciona ya a los
querubines, Ezequiel habla de cuatro seres con cuatro caras cada uno mientras que
el Apocalipsis menciona cuatro vivientes cada uno de un aspecto155. El Apocalipsis
los describe como llenos de ojos; en el texto de Ezequiel, Ubieta traduce la palabra
original ojos por destellos ya que considera que es ms apropiado en contexto,
pero es muy probable que el texto apocalptico incorporara el trmino en su
sentido estricto156.

Ireneo de Lyon vincula por primera vez en el siglo III de forma evidente a
los vivientes apocalpticos con los querubines de Ezequiel y a su vez con los
evangelistas, en su intento de defender la canonicidad exclusiva de los cuatro
Evangelios157. Tambin Beato en su explicacin a los vivientes los identifica con los
querubines y los evangelistas y esta identificacin se plasmar en la iconografa158.

Nos llama la atencin la interesante relacin que se establece entre las


descripciones de serafines y querubines y que ya apunta Jos ngel Ubieta159. Por

entre los seres; el fuego despeda un resplandor, y del fuego salan rayos. Y los seres iban y venan como el
aspecto del rayo. Mir entonces a los seres: haba una rueda en el suelo al lado de los seres por los cuatro
costados. El aspecto de las ruedas y su estructura era como el destello del crisolito. Tenan las cuatro la
misma forma y parecan dispuestas como si una rueda estuviese dentro de la otra. En su marcha avanzaban
en las cuatro direcciones; no se volvan en su marcha. Su circunferencia era enorme, imponente, y la
circunferencia de las cuatro estaba llena de destellos todo alrededor. Cuando los seres avanzaban,
avanzaban las ruedas junto a ellos, y cuando los seres se elevaban del suelo, se elevaban las ruedas. Donde
el espritu les haca ir, all iban, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espritu del ser
estaba en las ruedas (). Y o el ruido de sus alas, como el de muchas aguas, como la voz de Sadday;
cuando marchaban haba un ruido atronador, como el estruendo de una batalla; cuando se paraban,
replegaban sus alas.
154
Ez 10, 20-22: Era el ser que yo haba visto debajo del Dios de Israel en el ro Quebar; y supe que eran
querubines. Cada uno tena cuatro caras y cuatro alas, y como manos humanas bajo sus alas. En cuanto a
sus rostros, tenan la apariencia de los que yo haba visto junto al ro Quebar. Cada uno marchaba de
frente.
155
Ap 4, 8: El primer Viviente, como un len; el segundo Viviente, como un novillo; el tercer Viviente tiene
un rostro como de hombre; el cuarto Viviente es como un guila en vuelo.
156
UBIETA, J. A. (Dir): Op. cit., nota a Ez 1, 8.
157
IRENEO, SANTO, OBISPO DE LYON: Adversus Haereses 3.11.8. en J. QUASTEN: Patrologa, T. I.
Madrid, 1991, p. 308 y ss.
158
Al respecto, vase SEPLVEDA GONZLEZ, M de los .: La iconografa del beato de Fernando I
(Aproximacin al estudio iconogrfico de los beatos). Universidad Complutense de Madrid, 1987. Tomo II,
p. 389-406.
159
UBIETA, J. A. (Dir): Op cit, nota a Is. 6, 2 (a).

110
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

una parte, ambas escenas estn relacionadas con la purificacin de la boca del
profeta y por otra, en la descripcin de los querubines existen diversas menciones
al fuego, las brasas y el rayo que recuerdan a los saraf o serafines. Esta relacin
tambin se establece en la descripcin que hace Juan en el Apocalipsis de los
vivientes (cuya vinculacin con los querubines ya hemos establecido) a los que
describe con seis pares de alas y alabando constantemente a Dios en una evidente
alusin al texto de Isaas160.

160
Ap 4, 8: Los cuatro Vivientes tienen cada uno seis alas, estn llenos de ojos todo alrededor y por dentro,
y repiten sin descanso da y noche:"Santo, Santo, Santo, Seor, Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y
que va a venir".

111
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura V:
(Falta en el ejemplar complutense)

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 19r.

El poema lleva por ttulo: De quator figuris tetragonicis circa crucem positis, et
spirituali aedificio domus Dei. La imagen nos muestra una cruz con los brazos
rematados en una especie de horquillas que divide el cuadrado de letras y una
forma cuadrangular amarilla destacada en cada uno de los cuatro sectores.

El poema est dedicado al edificio de la Iglesia en el que los patriarcas,


profetas, apstoles y mrtires son los elementos constructivos, representados por
los cuatro cuadrados a modo de piedras angulares. El comentario del poema
recoge una serie de citas bblicas que hacen alusin, tanto a la condicin de Jess
como piedra angular161, como a la que tienen los cristianos de templo del
Espritu162.

161
Hch 4, 11-12: l es la piedra que vosotros, los constructores, habis despreciado y que se ha convertido
en piedra angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros
debamos salvarnos.
1Pe 2, 4-8: Acercndoos a l, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios,
tambin vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construccin de un edificio espiritual, para un sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediacin de Jesucristo. Pues est en la
Escritura: He aqu que coloco en Sin una piedra elegida, angular, preciosa y el que crea en ella no ser
confundido. Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrdulos, la piedra que los

112
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

La Iglesia es en el Nuevo Testamento el equivalente de Israel en el Antiguo,


y su comparacin con un edificio es recurrente tanto en el Nuevo Testamento
como en la patrstica y, en general, en la literatura cristiana de todas las pocas.
As lo vemos aparecer en Orgenes, que compara a los cristianos con piedras vivas,
y en los comentarios que hacen san Hilario de Poitiers y san Agustn al Salmo
127163. El mismo Orgenes, en su comentario sobre el arca de No, interpreta que
los maderos cuadrados del arca son smbolo de los doctores, maestros y celadores
de la fe en la Iglesia ya que cuadrado es lo que no vacila por ninguna parte, sino
que, lo gires por donde lo gires, se mantiene firme y slidamente estable164.

Adems de los versculos que recoge Rabano Mauro, es especialmente


significativa la alusin a Cristo como piedra angular que hace Pablo en la Carta a
los Efesios cuando afirma:
As pues, ya no sois extraos ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y
familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apstoles y profetas, siendo
la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificacin bien trabada se eleva
hasta formar un templo santo en el Seor, en quien tambin vosotros con ellos
estis siendo edificados, para ser morada de Dios en el Espritu165.

Esta idea, que tiene su origen en las alusiones mesinicas del Libro de Isaas
y los Salmos166, reaparece tambin en los Evangelios sinpticos167, en los Hechos de
los apstoles168 y en la Primera carta de Pedro169.

constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido, en piedra de tropiezo y roca de escndalo.


Tropiezan en ella porque no creen en la palabra; para esto han sido destinados.
162
1 Co 3, 10-17: Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el
cimiento, y otro construye encima. Mire cada cual cmo construye! Pues nadie puede poner otro cimiento
que el ya puesto, Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno, paja, la obra de cada cual quedar al descubierto; la manifestar el Da, que aparecer con
fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probar el fuego (). No sabis que sois templo de Dios y
que el Espritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruir a l;
porque el templo de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo.
163
Sobre estos aspectos vase el artculo de PELLITERO, R.: Santidad y edificacin de la Iglesia en El
caminar histrico de la santidad cristiana: de los inicios de la poca contempornea hasta el Concilio
Vaticano II. Universidad de Navarra, Servicio de publicaciones, 2004, pp. 517-534.
164
ORGENES: Homilas sobre el Gnesis. Madrid, Ciudad Nueva, 1999, p. 116.
165
Ef 2, 19.
166
Sal 118, 22: La piedra que desecharon los albailes se ha convertido en la piedra angular. Is 28, 16: Por
eso, as dice el Seor Yahv:"He aqu que yo pongo por fundamento en Sin una piedra elegida, angular,
preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilar.

113
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El cuadrado, como ya hemos mencionado con anterioridad, es la forma ms


estable y slida y se emplea con frecuencia para representar cualquier concepto
que implique perdurabilidad y firmeza. En De laudibus Crucis aparecer de nuevo
en el poema XI para hacer alusin a los libros del Pentateuco, base de la historia
del Pueblo de Israel.

Figura VI:
(Falta en el ejemplar complutense)

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 21v.

La imagen nos muestra cuatro tringulos escalonados dispuestos en forma


de cruz170. El poema lleva por ttulo De quator virtutibus principalibus quomodo ad
crucem pertineant, et quod omnium virtutum fructus per ipsam nobis collati sunt y ensalza

167
Mt 21, 42, Mc 12, 10, Lc 20, 17
168
Hch 4, 11-12
169
1 Pe 2, 4-8
170
Czar considera que esta imagen forma la cruz teutnica; esta cruz recibe su nombre de la orden militar
Teutnica creada en Tierra Santa por un grupo de nobles guerreros alemanes en el siglo XII por lo que en
este caso consideramos que no puede tener ninguna relacin con la ilustracin. Vase CZAR, R. de: Op.
cit., Cap. 4.3

114
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

los frutos de la cruz, las cuatro virtudes cardinales, que superan el esplendor del
sol y oscurecen la blancura de la nieve.

Las virtudes cardinales se encuentran ya en el paganismo grecorromano.


Aristteles afirma que es lo que completa la buena disposicin de una cosa, lo que
la perfecciona; aplicndolo al hombre, es virtuoso el que permanece en el justo
medio. En Platn se encuentran asociadas no slo a la esencia del hombre sino a
sus actividades y por ello considera virtudes cardinales la prudencia, la fortaleza y
la templanza o moderacin171. Tambin se encuentran formuladas en Cicern, en
su tratado De officiis (Sobre las obligaciones) y por Marco Aurelio en sus
Meditaciones. El Cristianismo aadi a estas virtudes las llamadas Virtudes
teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

En la teologa catlica, las virtudes cardinales disponen al entendimiento y


a la voluntad para obrar segn el juicio de la razn iluminada por la fe, para que
sta escoja los medios ms adecuados al fin sobrenatural del hombre, y se
diferencian de las virtudes teologales en que no tienen por objeto a Dios mismo
sino el bien honesto172.

El comentario al poema est repleto adems de alusiones a la madera de la


cruz y de citas de la Sagrada Escritura en las que se establecen smiles vegetales.
As encontramos mencin al primer salmo173, a las palabras de Cristo camino del
Calvario segn el texto de Lucas174, al texto de Juan en el que Jess se compara con
la vid verdadera175 o a la descripcin de los frutos del espritu que hace Pablo en
su Carta a los Glatas176.

171
FERRATER MORA, J.: Diccionario de filosofa abreviado. Madrid: Edhasa-Sudamericana, 1976. p. 435
y ss.
172
ROYO MARN, A.: Teologa de la perfeccin cristiana. Madrid: BAC, 1988. p. 135
173
Sal 1, 3: Ser como rbol plantado entre acequias, da su fruto en sazn, su fronda no se agosta. Todo
cuanto emprende prospera.
174
Lc 23, 31: Porque si en el leo verde hacen esto, en el seco qu se har?
175
Jn 15, 5: Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en m y yo en l, se da mucho fruto;
porque separados de m no podis hacer nada.
176
Gl 5, 22-23: En cambio el fruto del Espritu es amor, alegra, paz, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad, modestia, dominio de s.

115
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Es bien sabido que elemento vegetal, ya sea como rbol de la vida o en su


vertiente ms sencilla (ramas, hojas o frutos), es un smbolo recurrente en la
iconografa cristiana para referirse a la salvacin.

En este poema Rabano Mauro, pese a que menciona el trmino tringulo al


referirse a las formas que se emplean, deja claro que son escalonados ya que de esa
forma se indica que slo mediante la gracia del Espritu Santo se pueden descifrar.
En este caso, por tanto, sera ms correcto referirse a la iconografa de la escala o
escalera177 que a la del tringulo.

La simbologa de la escalera es generalmente positiva y suele referirse al


ascenso o progresin hacia el conocimiento, la virtud o la perfeccin; cuando es
una escalera que se introduce en la tierra puede representar el conocimiento oculto
o inconsciente. Sin embargo, si la accin es descendente, todos estos aspectos se
revierten y la transforman en smbolo negativo.

En opinin de Chevalier, los egipcios ya utilizan el smbolo de la ascensin


mediante la pirmide que es analoga de la escalera sobre todo en el caso de las
escalonadas178.

En la Biblia, la escalera o escala aparece en dos momentos con gran


relevancia simblica. En primer lugar la escala es elemento esencial del sueo de
Jacob en el Gnesis179. En la visin del templo futuro de Ezequiel180 se mencionan

177
Rabano Mauro utiliza el trmino gradus que puede traducirse por peldao o escaln.
178
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 460 y ss.
179
Gn 28, 10-15: Jacob sali de Berseba y fue a Jarn. Llegando a cierto lugar, se dispuso a hacer noche
all, porque ya se haba puesto el sol. Tom una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal y se acost
en aquel lugar. Y tuvo un sueo. So con una escalera apoyada en tierra, cuya cima tocaba los cielos, y vio
que los ngeles de Dios suban y bajaban por ella. Vio tambin que Yahv estaba sobre ella y que le deca:
Yo soy Yahv, el Dios de tu padre Abrahn y el Dios de Isaac. La tierra en que ests acostado te la doy
para ti y tu descendencia. Tu descendencia ser como el polvo de la tierra y te extenders al poniente y al
oriente, al norte y al medioda; y por ti se bendecirn todos los linajes de la tierra, y por tu descendencia.
Yo estoy contigo; te guardar por donde vayas y te devolver a este solar. No, no te abandonar hasta haber
cumplido lo que te he dicho.
180
Ez 40, 24-37.

116
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

diversas escaleras en los diferentes atrios y prticos con un nmero simblico de


peldaos que puede ser siete u ocho.

El uso de la escala como smil es abundantsimo en la literatura cristiana


desde poca primitiva; lo vemos aparecer ya en Casiano, san Gregorio Magno y
san Benito; tambin lo emplean san Juan Clmaco o Isaac el Sirio y en la plena
Edad Media san Bruno, Honorio de Autn o Bernardo de Claraval seguirn
usndolo para representar el camino del alma del fiel hacia Dios. Es especialmente
significativa la descripcin de Jacobo de Serugh que alude a la cruz erguida como
una escala maravillosa entre lo terrenal y lo celestial181.

Tras examinar los diferentes aspectos de la imagen y el poema, nos


encontramos ante alusiones a las virtudes que son los frutos de la cruz, a una serie
de menciones de lo vegetal en la Biblia y a referencias que comparan la escala que
es camino del alma hacia Dios con la propia cruz. Nos preguntamos si esta imagen
formada por tringulos de lados quebrados podra ser considerada, tal vez, una
cruz leosa realizada con las limitaciones que las formas geomtricas establecen.

181
Vid CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 455 y ss.

117
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura VII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 1v

El ttulo del poema es De quator elementis, vicissitudinibus temporum, de quator


plagis mundi, et de quator quadrantibus naturalis diei, quomodo omia in cruce ordinentur,
et in ipsa sanctificentur y nos muestra cuatro crculos con la siguiente disposicin y
texto182:

- Arriba en color naranja y con letras en rojo: Ver oriens ignis aurora hac parte
relucent
(La primavera, el Oriente, el fuego, la aurora)
- Abajo en color amarillo y con letras en rojo: Autumnus, zephyrus, tellus et vespera hic
fit
(El otoo, el Cfiro, la tierra y el ocaso)

182
Es importante tener en cuenta que en las transcripciones de los textos Rabano Mauro sita la izquierda y la
derecha no en funcin del espectador sino de la propia imagen. As en la transcripcin del texto de los
crculos se dice que arcton hiems lympha. est a la derecha. y Aer, aestas, austera la izquierda, mientras
que desde el punto de vista del espectador se situaran al revs.

118
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

- Izquierda en verde y con letras en rojo: Arcton hiems lympha media nox ecce locate
(El viento del Norte, el invierno, el agua y la media noche)
- Derecha en color azul y con letras en amarillo: Aer, aestas, auster, arci hic sit
meridiesque
(El aire, el verano, el Austro y el medioda)

Aunque con diferente orden, en cada crculo se mencionan:


- los cuatro elementos (fuego, tierra, agua y viento)
- los cuatro momentos del da (aurora, ocaso, media noche y medioda)
- las cuatro regiones del mundo183 vinculadas a los cuatro vientos (oriente, cfiro,
norte y austro o viento del sur)
- las cuatro estaciones (primavera, otoo, invierno y verano)

Los colores se han asignado en funcin de vnculos simblicos e


iconogrficos bastante conocidos. As a la primavera, el Oriente, el fuego y la
aurora se les asigna el rojo anaranjado, que es color de las llamas, y cuya gama
tradicionalmente se asocia con la aurora184.

El amarillo ha correspondido al otoo, el Cfiro, la tierra y el ocaso, aunque


con frecuencia se asigna al fuego, las llamas y el verano. La correspondencia
puede deberse a que en ocasiones el elemento tierra aparece representada por el
color ocre185 y al color que adquiere la vegetacin que empieza a marchitarse
camino del invierno.

El viento del Norte, el invierno, el agua y la media noche se han asociado


con el color verde. Segn Cirlot, los colores del verde al violado corresponden al

183
Rafael de Czar traduce plagis como plagas aunque plaga-ae tambin significa regin, extensin o pas;
consideramos que este ltimo significado resulta mucho ms apropiado al contenido del poema. Vase
CZAR, R. De: Op. cit., Cp. 4.3.
184
En la mitologa griega Eos, la Aurora, es descrita como una diosa cuyos dedos color de rosa abren las
puertas del cielo para que pase el Carro del Sol. Vase GRIMAL, P.: Diccionario de mitologa griega y
romana. Paids. Barcelona, 1994. p. 161.
185
CIRLOT, J.E.: Op. cit., p. 136

119
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

agua186; El verde, adems, representa tanto la vida, por ser el color de la


vegetacin, como la muerte, por la lividez; podra por tanto vincularse al fro y al
invierno en el que la tierra descansa en su muerte pasajera.

La asociacin cromtica ms infrecuente para los ojos modernos es la que


vincula el aire, el verano, el Austro y el medioda con el color azul. En este sentido
es determinante la puntualizacin de Pastoureau quien seala que para la cultura
medieval, el azul es, por el contrario, un color clido, puesto que es el color del
aire y el aire es clido y seco 187. Cirlot seala tambin que el color azul es uno de
los ms ambiguos en su significado pero que puede representar el cielo despejado
y el da188, como corresponde a la estacin que de trata (verano) y a la hora del da
(medioda).

En el ejemplar custodiado en la Biblioteca Nacional, los dos crculos que


forman el trazo vertical de la cruz son de color azul mientras que los otros dos son
rojos. El azul ha correspondido a verano y otoo mientras que el rojo se ha
identificado con primavera e invierno. La diferencia que observamos en este
manuscrito, teniendo en cuenta adems que la asignacin del color nos resulta
bastante arbitraria, plantea una incgnita que hoy por hoy no hemos podido
resolver189.

El nmero cuatro se asocia a lo terrestre y material, frente al tres que


representa lo espiritual, y en este caso, refuerza la idea de organizacin material
del mundo que expone el poema.

186
dem
187
PASTOUREAU, M.: Una historia simblica de la Edad Media occidental. Buenos Aires: Katz, 2006, p.
18. Hay que sealar, sin embargo, que existen numerosos casos en el que al azul aparece asociado a lo que es
negativo y est alejado de Dios; es de suponer entonces que el azul se vincule con lo fro y oscuro ms que
con lo clido y luminoso. Como ejemplos podemos sealar la divisin de los corderos y cabritos de San
Apolinar el Nuevo en la que dichos animales aparecen guardados por un ngel rojo y azul respectivamente o
la imagen de Adn y Eva del Beato de El Escorial donde vemos un rbol con una raz azul y otra blanca. La
azul es del mismo color que la serpiente y adems corresponde a Eva.
188
dem.
189
Manuel Snchez Mariana, en su estudio del ejemplar complutense, seala que la comparacin con el
esquema cromtico de otros manuscritos conservados establecido por Perrin no permite establecer una
relacin entre ellos ni llegar a ninguna conclusin concreta a este respecto. Vase SNCHEZ MARIANA,
M.: Un cdice carolingio 2004, p. 256 y nota 3.

120
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Rabano Mauro, en el captulo III del libro XVIII de su obra enciclopdica De


universo dedicado al significado de los nmeros, dice del cuatro que representa las
partes del mundo desde las cuales la Santa Iglesia se reunir, segn la profeca de
Isaas, as como los cuatro elementos de los que est formado el ser humano, segn
las etimologas de san Isidoro190.

En lo referente a la forma geomtrica, el crculo es desde antiguo una de las


figuras con una simbologa ms clara y universal. Al no tener principio ni fin
representa la totalidad, la perfeccin y la eternidad y es imagen del movimiento
continuo e infinito que se repite sin variacin, como sucede con las estaciones del
ao. Esta idea del Eterno Retorno hace que en la Edad Media muchas
representaciones del ao tengan forma circular191.

Este poema habla de la totalidad del mundo (los cuatro puntos cardinales),
del tiempo (los cuatro momentos del da), del ao (las cuatro estaciones) y de la
materia (los cuatro elementos). La eleccin del crculo como figura que da forma al
texto no es aleatoria sino que refuerza los ya mencionados aspectos de totalidad y
continuidad, al igual que el cuatro vincula el texto con lo terrestre.

190
LAUAND, J.: Op. cit.
191
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 132.

121
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura VIII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 2v

El ttulo del poema es De mensibus duodecim, de duodecim signis, atque


duodecim ventis, et de apostolorum praedicatione, deque caeteris mysteriis duodenarii
numeri, quae in cruce osteduntur y nos muestra una cruz de 12 brazos en la que los
trazos secundarios triangulan los extremos de los brazos principales, realizada en
naranja con las letras en rojo.

La lectura comienza por el trazo


vertical de la cruz, continua con el trazo
horizontal, los dos cortos de la parte de
arriba y los dos de abajo. Por ltimo se
leen los dos trazos cortos de la
izquierda y de la derecha.

122
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Rafael de Czar considera que esta representacin est en la lnea de la


cruz teutnica o triangulada192.

Como se desprende del ttulo y del texto inserto en la cruz, el poema alude
a los doce meses, los doce vientos, los doce signos, los doce apstoles, las doce
regiones y las obras de la tierra, as como a los misterios diversos de este nmero.

El dodecanario, o grupo de doce elementos, se constituye como el nmero


mximo de las agrupaciones cclicas o circulares, tales como el zodaco o el
nmero de los meses. La rosa de los vientos se organiza con este nmero y
muchos panteones cuentan con 12 dioses mayores. Segn Cirlot, esta abundancia
del nmero doce se debe a que en todos los casos mencionados subyace el
simbolismo del zodaco, es decir, la idea de que los cuatro elementos pueden
aparecer en tres modos (...), de lo que resultan doce factores193.

Para Jos Perona, y de acuerdo a las ideas expresadas en De Universo, la


imagen mostrara los cuatro vientos principales representados por la cruz bsica y
acompaados por los secundarios simbolizados en los brazos cortos194.

La frmula dodecanaria se muestra tambin en el judasmo y cristianismo


en grupos humanos, como los hijos de Jacob o los 12 apstoles. Doce son los frutos
del rbol del la vida195 y doce las estrellas que decoran la corona de la mujer del
Apocalipsis196. Segn Chevalier, representa adems a la Iglesia Triunfante, tras las
fases militante y sufriente197.

El doce es smbolo de la complejidad interna del universo y en el


cristianismo representa la combinacin del cuatro del mundo espacial y del tres

192
CZAR, R. de: Op. cit.
193
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 174
194
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Figurae. (Ed. J. Perona). Murcia:
Universidad de Murcia, Secretariado de Publicaciones, 1995, p. 6.
195
Ap 22, 2
196
Ap 12, 1.
197
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 424.

123
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

del tiempo sagrado por lo que se constituye como el nmero del mundo
acabado198 y, al igual que el crculo, smbolo de la totalidad.

Figura IX:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 3v

Cruz formada por cuatro hexgonos en amarillo con letras rojas. El ttulo
del poema es De diebus anni in quator hexagonis et monade comprehensis, et
debissextilli incremento, quomodo in specie sanctae crucis adornentur et consecrentur.

La explicacin al poema es una compleja disertacin sobre la estructura del


ao y sus divisiones, teniendo en cuenta aspectos como la influencia lunar o si el
ao es o no bisiesto. En funcin de esta explicacin, cada uno de los hexgonos
tiene en su interior 91 letras equivalentes a los 91 das que resultan de dividir el
ao en cuartos. Adems, si se divide de nuevo por cuatro el da restante de esta

198
dem.

124
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

divisin, el resultado son cuatro grupos de seis horas, lo que se refleja en la forma
hexagonal de la cruz.

El poema en s es una alabanza a la cruz en el mbito de todo lo creado. Las


divisiones del tiempo y de la tierra, el girar de los astros y el continuo sucederse
de la luz y las tinieblas se muestran como parte de la grandeza de la creacin y de
la divina intervencin sobre el mundo y el hombre.

La cruz est formada por cuatro hexgonos amarillos que, sin embargo,
recuerdan por su forma a los ptalos de una flor. La identificacin de la cruz con el
rbol de la vida mediante la tetrafolia o la cruz de aspecto leoso es una forma
frecuente de referirse a la doble naturaleza de Cristo. Como seala M ngeles
Seplveda, el rbol que siempre tiene fruto simboliza asimismo la eternidad y,
por tanto, la divinidad de Cristo199.

San Pablo en Romanos 6, 5 afirma que Cristo, que es la virtud de Dios, la


sabidura de Dios, es tambin el rbol de la vida, en el cual debemos ser injertados;
y, por nuevo no menos admirable don de Dios, la muerte del Salvador se convierte
en rbol de la vida. La cruz, por otra parte, como instrumento de su muerte, es
smbolo de su humanidad, y por ella se cumple la promesa de redencin que se
hizo a los Primeros Padres200.

199
SEPLVEDA GONZLEZ, M. de los A.: Los anagramas y el programa iconogrfico de Quintanilla de
las Vias: una hiptesis de interpretacin. La Espaa Medieval. Tomo V. Madrid, 1986. p. 1234
200
En esta identificacin de los dos elementos, cruz y rbol de la vida, no hay que olvidar la leyenda segn la
cual la cruz de Cristo estara hecha con la madera del rbol cuyas semillas sac Adn del Paraso y que Set
coloc en la boca de su padre al enterrarlo.

125
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura X:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 4v

Cruz formada por cinco grupos circulares de 14 cuadradillos anaranjados


con letras rojas. El ttulo del poema es De numero septuagenario et sacramentis ejus:
quomodo cruci conveniant. La lectura de los setenta cuadrados se realiza, como en
todos los casos, siguiendo los trazos de la seal de la cruz y da como resultado:
Crux pia constructa hic superasti vincula mortis/ Magna bona et sancta his superasti
crimina saecli.

Esta figura tiene tambin una interpretacin de carcter numrico en


relacin con el valor del nmero setenta, equivalente al nmero de cuadrados que
forman la figura. En la explicacin al poema, Rabano Mauro menciona que el
nmero setenta es muy adecuado para la figura de la santa cruz, porque setenta
son las semanas que deban pasar sobre las ruinas de Jerusaln segn la profeca

126
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

de Jeremas que retoma el profeta Daniel201 y setenta los ancianos que Yahv
manda elegir a Moiss para que rodeen el tabernculo202.

Segn Chevalier203, los derivados o mltiplos del nmero siete llevan


tambin implcita la idea de totalidad. En concreto el nmero setenta es el dcuplo
de siete, lo que lo convierte en un superlativo que implica doble perfeccin. En la
Biblia, el nmero setenta con frecuencia viene a designar la totalidad de lo real o
de lo posible, como se aprecia en Eclo. 20,14 al hablar de la avaricia del insensato,
en Is. 30, 26 donde se compara la luz del sol con la prosperidad futura o Gn. 10
donde se describen los setenta pueblos de la tierra. Tambin en el Nuevo
Testamento vemos aparecer esta cifra para aludir a la totalidad, cuando Pedro
pregunta a Jess por el perdn de las ofensas204.

Una vez ms a lo largo de la obra encontramos referencias a la totalidad de


lo creado, en esta ocasin mediante la alusin al nmero setenta. Czar seala
adems, que esta figura podra estar relacionada con la llamada cruz botanada205 en
la que las circunferencias de los brazos sealaran los puntos cardinales de
cualquier espacio, fuera de los cuales nada existe, por lo que simbolizan, una vez
ms, la idea del todo.

201
Dn 9, 1 y ss.
202
Nm 11, 16 y ss.
203
Sobre el nmero setenta vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 938 y ss.
204
Mt 18, 21 y 22: Entonces se le acerc Pedro y le dijo: Seor, cuntas veces perdonar a mi hermano que
peque contra m? Hasta siete? Jess le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
205
Una botana es un parche o remiendo circular empleado para tapar agujeros en odres y otros objetos.

127
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XI:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 5v

Cinco cuadrados rojos con las letras en amarillo dispuestos formando una
cruz. El ttulo del poema es De quinque libris Mosaicis, quomodo per crucem
innoventur, exponitur. El orden de lectura en este caso vara del habitual, si tenemos
en cuenta la disposicin de los libros del Pentateuco. El orden de este poema es,
por tanto, arriba-izquierda-centro-derecha-abajo, de acuerdo con la disposicin
Gnesis-xodo- Levtico-Nmeros-Deuteronomio.

El poema canta cmo los cinco libros Mosaicos son renovados por la cruz,
prefigurada por el rbol del paraso y el leo que carga Isaac camino al sacrificio y
gracias a la cual es saldada la deuda del hombre.

El autor hace un repaso por los principales hechos de cada libro. As


menciona que en el Gnesis se narra la creacin y en el xodo la salida del pueblo
de Israel de Egipto. En el Levtico se establecen los ritos sacrificiales que Rabano

128
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Mauro compara de nuevo con el sacrificio de la cruz y en el libro de los Nmeros se


narra la victoria de Moiss y Aarn contra Datn y Abirn. Finalmente el
Deuteronomio contiene la antigua ley que es renovada por el Evangelio.

El cuadrado representa lo esttico, firme y definido. Segn Cirlot, su


carcter esttico y severo explica su utilizacin tan frecuente en cuanto signifique
organizacin y construccin206. Por ello, la forma resulta idnea para simbolizar
los libros del Pentateuco, que rene las lneas bsicas de la historia del pueblo de
Israel y de su ley.

Como ya mencionbamos al analizar el poema V, es frecuente el empleo del


smil arquitectnico para referirse a Israel y a la Iglesia. En concreto, Orgenes
emplea la alusin a lo cuadrado en su comentario sobre el arca de No cuando
afirma que es el smbolo de los doctores, maestros y celadores de la fe en la Iglesia
ya que cuadrado es lo que no vacila por ninguna parte, sino que, lo gires por
donde lo gires, se mantiene firme y slidamente estable207.

Adems, en el mundo hebreo, el nombre de Yahv no poda ser


pronunciado por lo que para referirse a Dios se empleaban cuatro puntos que
representaban cada una de las cuatro consonantes que formaban dicho nombre.

206
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 156
207
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 116

129
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 6v

Destacadas en amarillo aparecen las letras


griegas que forman el nombre de Adn al
realizar la seal de la cruz (con los movimientos
arriba-abajo-izquierda-derecha).

El ttulo del poema es De nomine Adam protoplasti, quomodo secundum Adam


significet, et ejus passionem demonstret. En la explicacin al poema se establece la
conocida identificacin entre el primer hombre y Cristo, Nuevo Adn que con su
muerte y resurreccin repara la cada de la humanidad que tuvo lugar por el
pecado de los primeros padres.

Rabano Mauro establece tambin que el nombre Adn contiene en s mismo


las cuatro regiones en las que se divide la tierra segn sus nombres en griego, a

130
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

saber Anatolia, Disis, Arctos (el Polo Norte) y Mezembria y representa la


universalidad del plan divino de salvacin208.

Figura XIII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 7v

Cuatro cruces naranjas con las letras en rojo dispuestas en forma de cruz. El
ttulo del poema es De diebus conceptionis Christi in utero virginis, quator crucibus
demonstratis: hoc est, CCLXXVI et ejusdem significatione.

El poema trata del misterio de la concepcin de Cristo y de los 276 das,


equivalentes a nueve meses y seis das, que pasa en el tero materno. Este nmero
se vincula con la creacin y destruccin del Templo de Jerusaln y establece un
paralelismo entre estos hechos y la muerte y resurreccin de Jesucristo.

208
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1966, vol. 1, col. 197

131
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Adems, la divisin de doscientos setenta y seis entre cuatro, el nmero de


cruces, equivale a nueve meses y seis das, lo que aade una nueva dimensin
simblica ya que nueve es el nmero de jerarquas anglicas y el seis el da de la
creacin en el que Dios dio vida al hombre. El nueve y el seis son a su vez
mltiplos de tres, por lo que quiz encontremos aqu una alusin trinitaria
relacionada tambin con la divinidad de Cristo y su concepcin.

Figura XIV:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 8v

Letras griegas en amarillo con letras rojas dispuestas en forma de cruz a


partir de la gamma central que contiene la palabra IESUS; las dems letras estn
dispuestas a modo de palndromo. El ttulo del poema es De annis ab exordio mundi
usque in annum passionis Christi, in notis Graecarum litterarum, secundum formam
sanctae crucsi dispositis, simul cum sacramento quod in hoc revelatur.

132
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Tanto el poema como su explicacin son una compleja exposicin de la


relacin entre diferentes fechas claves para el pueblo de Dios, como la fecha del
diluvio o el bautismo de Cristo en el Jordn.

Adems de tener un valor numrico conocido (la representa el nmero


tres, la el siete, la el nmero trescientos y la el mil) el autor ve en la el
smbolo de la fe en la trinidad, en la la esperanza, en la la caridad y en la la
felicidad eterna, todo ello fundamentado en complejas relaciones numricas209.

Jos Perona considera que este poema recuerda a las lecciones cabalsticas
que us san Jernimo en sus epstolas sobre los nombres de Dios. En su opinin
adems la T, que simboliza el nmero 300, equivale a 6 veces 50, siendo cincuenta
el nmero de Pentecosts y seis los das de la Creacin. La X es el resultado de
multiplicar 10 por 100 y por tanto nmero de la perfeccin210.

Beato de Libana, en su tratado sobre el arca bblica que incorpora


coronando el texto dedicado a las Siete Iglesias de Asia, seala que la tau
representa en s misma la cruz del Seor ya que forma un trazo como de rbol
plantado, y el otro como una antena alargada en lo alto, que indicaba ciertamente
la forma de cruz211.

209
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit. 1966, vol. 1, col. 205- 206
210
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1995, p. 7
211
BEATO DE LIBANA, SANTO: Obras Completas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1995.
Comentario al Apocalipsis, libro II., p. 277 y ss.

133
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XV:
(Falta en el ejemplar complutense)

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 47v

El Cordero en el centro de la cruz y como brazos las cuatro figuras del


Tetramorfos. Siguiendo el trazado habitual de la cruz encontramos arriba el
guila, abajo el hombre, a la izquierda el len y a la derecha el toro.

En torno al cordero se aparece la frase Ecce agnus Dei ecce qui tollit peccata
mundi, sobre su cabeza puede leerse Septe Sp[iri]t[us] Dei y en el nimbo cruciforme
YOS, la forma griega de hijo.

Los smbolos de los cuatro evangelistas aparecen colocados encima de una


especie de pedestal en el que encontramos el comienzo de cada uno de los
evangelios: el guila de san Juan con In principio erat V[erbum], el len como
smbolo de san Marcos con la inscripcin Vox clamantis, el toro de san Lucas con el
texto Fuit in diebus Hero[dis] y el hombre que representa a san Mateo con la frase

134
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Liber generationis. Esta forma rectangular denominada por Rabano Mauro charta
(papel, libro), aunque de aspecto bastante ambiguo, parece estar relacionada con
aquellas representaciones en las que los smbolos de los evangelistas portan un
libro o rollo o descansan sobre l (Fig. 15 y 16) y que encontramos a lo largo de
toda la Edad Media.

Fig 15. guila de San Juan, principios del


siglo IX. Londres, Victoria and Alberts
Museum, Inv. 269-1867.

Fig. 16. Pantocrator y tetramorfos, Portada del


Sarmental, Catedral de Burgos, ca. 1260

La imagen es una clara alusin al pasaje apocalptico en el que Juan ve al


cordero vencedor de la muerte que es el nico capaz de abrir los siete sellos
rodeado de los cuatro vivientes o Tetramorfos212.

212
Ap 5, 6 y ss.: Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un
Cordero, como degollado; tena siete cuernos y siete ojos, que son los siete espritus de Dios, enviados a

135
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Con el trmino Tetramorfos se designa al conjunto de los smbolos que se


refieren a los cuatro evangelistas, basndose principalmente en los textos de
Ezequiel, Isaas y en el Apocalipsis, as como en la reinterpretacin que de ellos
hacen los Santos Padres. Es un tema fundamental del arte prerromnico y su
importancia se mantendr durante toda la Edad Media debido a que el Apocalipsis
es el texto que mejor muestra las dos naturalezas de Cristo, por lo que se emple
frecuentemente para condenar tendencias herticas y en la oposicin al Islam.

El Apocalipsis est muy emparentado con el Antiguo Testamento del que


toma con frecuencia imgenes simblicas. En concreto, para la elaboracin del
Tetramorfos, se toman las caractersticas esenciales de los querubines o seres
vivientes de la visin de Ezequiel213, muy relacionada con elementos estticos e
iconogrficos de Mesopotamia, y de la descripcin que hace Isaas de los
serafines214.

Ireneo de Lyon vincula por primera vez en el siglo III de forma evidente, a
los vivientes apocalpticos con los querubines de Ezequiel y a su vez con los
evangelistas en su intento de defender la canonicidad exclusiva de los cuatro
evangelios215.

toda la tierra. Y se acerc y tom el libro de la mano derecha del que est sentado en el trono. Cuando lo
tom, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero.
213
Ez 1, 5-25: Haba en el centro la figura de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente: tenan figura
humana. Tenan cada uno cuatro caras y cuatro alas cada uno. 7Sus piernas eran rectas y la planta de sus
pies era como la pezua del buey, y relucan como el fulgor del bronce bruido. Bajo sus alas haba unas
manos humanas por los cuatro costados; los cuatro tenan sus caras y sus alas. Sus alas se tocaban unas a
otras; al andar no se volvan; cada uno marchaba de frente.1 La forma de sus caras era un rostro humano, y
los cuatro tenan cara de len a la derecha, los cuatro tenan cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenan
cara de guila (). Mir entonces a los seres: haba una rueda en el suelo al lado de los seres por los cuatro
costados (). Cuando los seres avanzaban, avanzaban las ruedas junto a ellos, y cuando los seres se
elevaban del suelo, se elevaban las ruedas. Donde el espritu les haca ir, all iban, y las ruedas se elevaban
juntamente con ellos, porque el espritu del ser estaba en las ruedas.
214
Is 6, 2-3: Haba ante l serafines, que cada uno tena seis alas: con dos se cubran el rostro y con dos se
cubran los pies, y con las otras dos volaban, y los unos y los otros se gritaban y se respondan: Santo,
Santo, Santo, Yav de los ejrcitos! Est la tierra llena de su gloria.
215
No es posible que haya ms de cuatro evangelios, ni tampoco menos. Son cuatro las regiones del mundo
en que vivimos y cuatro los vientos de los cuatro puntos cardinales; porque, por otra parte, la Iglesia est
diseminada por toda la tierra, y la columna y el fundamento de la Iglesia es el evangelio y el Espritu de
natural que tenga cuatro columnas desde todos los ngulos soplen incorruptibilidad y reaviven en los seres
humanos el fuego de la vida. Por todo lo cual es evidente que el Hacedor de todas las cosas, el Verbo, que
est sentado sobre los querubines y sostiene el universo, cuando se nos manifest a los hombres nos dio su

136
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

La identificacin de los vivientes apocalpticos con los evangelistas es


frecuente en la patrstica pero la atribucin vara en funcin de que Santo Padre lo
elabore. Sin embargo podemos concluir que la relacin ms frecuente es la que
realiza san Jernimo en su Prlogo a los Evangelios vinculando los smbolos con el
comienzo de cada uno de ellos216.

Sin embargo, san Jernimo, Gregorio Magno o san Honorio de Autun


tambin entienden el Tetramorfos con matiz cristolgico, pues el Salvador fue
hombre por su nacimiento, buey por su muerte, len por su resurreccin y guila
por su ascensin217. Santiago de la Vorgine recoge en la Leyenda dorada otra
versin que atribuye tambin a san Jernimo y que, si bien respeta la
identificacin establecida por el santo, est basada en otros aspectos218.

A nivel simblico el Tetramorfos es, en opinin de Cirlot, una manifestacin


de la antiqusima idea universal que es el principio de cuaternidad y expresa los
aspectos benvolos del orden espacial a igual distancia del centro219. El
nmero cuatro tradicionalmente representa lo terrestre y lo material por lo que los
cuatro smbolos del Tetramorfos asociados al centro, en este caso el Cordero,
representaran los aspectos positivos de la correcta ordenacin del espacio y de la
existencia frente al caos.

evangelio bajo cuatro formas, pero sostenido por un slo Espritu. IRENEO: Adversus Haereses 3.11.8. en J.
QUASTEN: Op. cit., T. I. Madrid, 1991, p. 308.
216
RAU, L.: Iconografa del arte cristiano. Ediciones del Serbal, 1996-98. T. 1, Iconografa de la Biblia,
vol. 1, Antiguo Testamento, p. 49. M de los ngeles Seplveda transcribe la versin de este texto que se
encuentra en la Biblia de Cava. Vase SEPLVEDA GONZLEZ, M de los .: La iconografa..., 1987.
Tomo II, p. 499.
217
Ibid., p. 49, CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 435-436 y CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit.,
p. 988.
218
La cara del hombre simboliza a Mateo, porque este evangelista en su evangelio destac ms que los otros
lo concerniente a la humanidad de Jess; la del buey representaba a Lucas que fue el que con mayor
relevancia expuso el carcter sacerdotal de Cristo; a Marcos, que describi con ms detalles que los otros
lo relativo a la resurreccin del Seor, atribuimos la cara de len (...) porque este evangelista inici su
relato presentndonos a Juan Bautista conmoviendo a los pecadores con los rugidos de su predicacin; el
guila, finalmente, por volar a mayor altura que las dems aves, simboliza apropiadamente al evangelista
Juan, que con especial elevacin escribi sobre la divinidad de Cristo. VORGINE, S. de la: La leyenda
dorada. Madrid: Alianza, 1982, p. 669.
219
CIRLOT, J. E.: Op. cit.,, p. 448.

137
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

La imagen del cordero apocalptico suele seguir la descripcin que le


muestra como degollado pero en pie, portando a veces la cruz en una de sus patas
y coronado por los siete ojos y los siete cuernos que, como se dice en Ap. 5,6, son
los siete espritus del Seor y representan adems el poder y el conocimiento que
Cristo posee en plenitud220. En este caso le vemos coronado por el nimbo
crucfero, que es atributo exclusivamente cristolgico, y con la alusin textual a los
siete espritus del Seor que menciona el Apocalipsis.

El cordero es tradicionalmente emblema de mansedumbre y pureza y


vctima habitual de los sacrificios en el Antiguo Testamento. Segn Pierre Prigent
este hecho, junto con la profeca de Isaas sobre el Mesas, al que compara con un
cordero manso, hace que se emplee como representacin del sacrificio de Cristo en
numerosos ejemplos del Nuevo221. Especialmente significativa resulta la
exclamacin que pronuncia el Bautista al ver a Jess, he aqu el Cordero de Dios
(Jn 1, 35), y que lo vincula con el carcter sacrificial del animal en el Antiguo
Testamento, aspecto que tambin menciona Pablo222. La importancia del cordero
como smbolo del Mesas se aprecia tambin en la profeca del Poema del siervo de
Yahv (Is. 53) y reaparece con gran fuerza en el cristianismo primitivo, como
podemos leer en Act. 8, 32. En el Apocalipsis su presencia es frecuente y
determinante y, aunque mantiene el carcter sacrificial, representa la victoria del
Salvador sobre la muerte y es por tanto emblema del Cristo resucitado y
triunfante.

Su presencia como centro de la cruz es por tanto tremendamente


emblemtica y llena de significado.

220
UBIETA, J. A. (Dir): Op. cit., nota Ap. 5, 6 (b).
221
Al respecto, vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 344
222
1 Co 5, 7: Alejad la vieja levadura para ser masa nueva, porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido
inmolado.

138
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XVI:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 9v

El ttulo del poema es De septem donis Spiritus sancti, quae propheta Isaias
enumerat y muestra dos lneas de siete estrellas/flores de ocho ptalos o puntas
cada una, realizadas en azul y con las letras en rojo; las lneas se cruzan a la altura
de la estrella/flor central que es comn para las dos.

Los siete dones aparecen enumerados en el mismo orden en las dos lneas:
sapientiae (sabidura), intellectus (inteligencia), consilii (consejo), fortitudinis
(fortaleza), scientiae (entendimiento), pietatis (piedad) y timoris Domini (temor de
Dios). El poema hace referencia al texto de Isaas en el que se anuncia la venida del
Mesas, el vstago de Jes, sobre el que reposar el espritu de Yahv223.

223
Is 11, 1 y ss. Y brotar un retoo del tronco de Jes y retoar de sus races un vstago. Sobre el que
reposar el espritu de Yahv, espritu de sabidura y de inteligencia, espritu de consejo y de fortaleza,
espritu de entendimiento y de temor de Yahv.

139
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

La identificacin de Cristo con la estrella se encuentra en Ap. 22, 16, donde


Cristo se llama a s mismo estrella brillante de la maana, aunque tambin la
profeca de Balam identifica al Mesas que ha de llegar con una estrella224.

El empleo de estrellas/flores para aludir a Cristo resulta bastante frecuente


en la iconografa prerromnica, aunque el nmero de puntas/ptalos vara. En la
decoracin del testero de Quintanilla de las Vias encontramos estrellas/flores de
seis ptalos que son frecuentemente smbolo de Cristo, rbol de la vida, y a
menudo ocupan el centro de las cruces anicnicas225. Por otra parte, en los beatos
mozrabes aparecen estrellas de ocho puntas de forma parecida; esto se debe a la
identificacin con Venus, la estrella de la maana con la que Cristo se vincula, y
que en el mundo antiguo se representaba como una estrella de ocho puntas226.

Rau, basndose en Baltrusaitis,


seala que el tema de los siete
dones del Espritu Santo que
rodean a Cristo en forma de
palomas y que podemos ver en
vidrieras de Saint Denis o Chartres
(Fig. 17), constituye en realidad
una adaptacin de un motivo de
Fig. 17. Catedral de Chartres (Francia), vidriera de carcter astronmico o
la fachada occidental, ca. 1150.
planetario227.

El nmero ocho es el nmero universal del equilibrio csmico228. Adems,


es el da que sucede al sabath y a los siete das de la creacin, por lo que no slo
representa la resurreccin de Cristo, que sucede el octavo da, sino que tambin

224
Nm 24, 17: La veo, pero no ahora; la contemplo pero no de cerca. lzase de Jacob una estrella, surge de
Israel un cetro, que aplasta los costados de Moab y el crneo de todos los hijos de Set.
225
SEPLVEDA GONZLEZ, M. de los .: Op. cit., 1986, p. 1230
226
Ibd., p. 1230 y nota 34.
227
REAU, L.: Op. cit., 1996, T. 1, v. 1. Iconografa de la Biblia, Antiguo Testamento, p. 36.
228
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 768.

140
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

anuncia la era futura eterna y la resurreccin del hombre; si el siete es el nmero del
Antiguo Testamento, el ocho se convierte en el del Nuevo229.

La relacin escatolgica entre el octavo da, en el que Jess resucita, y el


tiempo futuro la encontramos en numerosos autores. San Basilio en su Tratado
sobre el Espritu Santo defiende la importancia de llamar al domingo el octavo da
no slo porque en el da de la resurreccin recordamos la gracia que nos ha sido
otorgada sino, tambin, segn pienso, porque este da es, en cierto modo, la
imagen del siglo futuro230. Por su parte, san Juan Crisstomo, afirma Qu es la
ogdoada, sino el da del Seor? (...). La Escritura lo ha llamado octavo,
manifestando el cambio de la condicin y la inauguracin de la vida futura231.

Por otra parte, el nmero ocho tiene claras connotaciones bautismales, lo


que estara en relacin con la temtica del poema, ya que el bautismo es el medio
por el que el Espritu Santo comunica sus dones al nefito232. La relacin entre el
bautismo y el nmero ocho, el nmero de la resurreccin, aparece expuesto
claramente en los escritos agustinianos referentes a la circuncisin que afirman:
As pues, en cualquier da despus de su nacimiento en que sea bautizado un nio
en Cristo, equivale a circuncidarlo al octavo da, puesto que se le circuncida en
aquel que, si bien resucit al tercer da de ser crucificado, resucit sin embargo el
da octavo de la semana233.
Tambin san Pablo en Rom. 6, 3-4 vincula el sacramento del bautismo con la
muerte y resurreccin de Cristo234 y san Justino, al respecto de la Primera Epstola
de Pedro, seala que:

229
Sobre esta interpretacin del nmero 8 vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p.
768.
230
BASILIO MAGNO, SANTO: De Spiritu Sancto, cap. 27, recogido en BOTTE, B. y DANIELOU, J.:
Vivir segn el domingo. Barcelona: Centre de Pastoral Litrgica, 1990, p. 49.
231
Recogido en BOTTE, B. y DANIELOU, J.: Op. cit., p. 55.
232
Sobre este aspecto vase OATIBIA, I.: Bautismo y confirmacin. Biblioteca de Autores Cristianos.
Madrid, 2000, p. 34 y ss.
233
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Obras de San Agustn. Madrid: La Editorial Catlica, 1971,
Vol. 6, Tratados sobre la gracia, p. 393.
234
O es que ignoris que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jess, fuimos bautizados en su muerte? Por
el bautismo fuimos sepultados con l en la muerte, para que, as como Cristo fue resucitado de entre los
muertos para gloria del padre, as tambin nosotros andemos en una vida nueva

141
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El Justo No, con los otros hombres del diluvio, es decir, su mujer, sus tres hijos y
las mujeres de sus hijos, formaban el nmero ocho y ofrecan el smbolo del octavo
da en el que nuestro Cristo se ha aparecido resucitado de entre los muertos235.

Estas relaciones explican el hecho de que numerosos edificios con finalidad


bautismal, as como las propias pilas bautismales, adopten formas octogonales e
incorporen, en ocasiones, elementos estrellados en su diseo o decoracin.

El nmero siete es el nmero de los dones que se mencionan en el pasaje de


Isaas pero, adems, representa la suma perfecta del 3, nmero del cielo, y del
cuatro, representativo de la tierra. Es el total de las direcciones posibles (dos por
cada dimensin ms el centro) y representa uno de los modelos del transcurso
temporal (la semana). En la tradicin judeocristiana se le ha relacionado con los
siete pecados, uno por cada influencia planetaria236, y posteriormente ha
simbolizado la suma de las tres virtudes teologales y las cuatro cardinales. El uso
del nmero siete es amplsimo en todas las culturas por su aspecto de sntesis e
integracin, a la vez que de transformacin237. En la Biblia representa la totalidad,
se emplea setenta y siete veces a lo largo del Antiguo Testamento y es un nmero
esencial en el Evangelio de Juan y en el Apocalipsis238

Esta figura conecta temticamente el texto de Isaas con el Apocalipsis ya que


en ambos se mencionan los siete espritus de Dios que reposan sobre el Mesas, el
Cordero vencedor de la muerte. Por otra parte, la profeca de Isaas menciona al
cordero manso llevado al matadero, idea que el Bautista retoma para hablar de
Cristo y que reaparece en el Apocalipsis como ya hemos visto en la Figura XV. Se
establece por tanto una interesante relacin triangular entre ambas imgenes y
uno de los textos que las inspira.

235
JUSTINO, SANTO: Dialogus cum Tryphone, CXXXVIII, 1-2, recogido en BOTTE, B. y DANIELOU, J.:
Op. cit., pp. 56-57.
236
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 404
237
Hay siete notas en la escala habitual, siete colores en el arco iris, siete esferas planetarias y siete planetas
correspondientes. Al respecto, vase CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 404.
238
Vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.:Op. cit., p. 943- 944.

142
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

En Ap. 1,16-20, 2,1 y 3,1 se mencionan siete estrellas que Cristo sostiene en
su mano derecha y que, como se lee en Ap. 1, 20, son los ngeles que, a modo de
pastores, estn encargados de vigilar las siete iglesias, representacin de la Iglesia
Universal. Si tenemos en cuenta este posible significado, descubrimos que una vez
ms aparece en la obra la idea de totalidad y universalidad mediante la alusin a
los siete planetas ms cercanos al sol y de las siete iglesias, que reuniran a la
totalidad de los fieles.

Figura XVII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 10v

Ocho octgonos en azul con letras en amarillo dispuestos en forma de cruz.


El ttulo del poema es De octo beatitudinibus evangelicis.

El texto de Rabano Mauro establece una relacin entre los ya mencionados


dones del Espritu y las bienaventuranzas, siguiendo un texto de san Agustn

143
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

referente al sermn de la montaa. Rabano Mauro sin embargo, reproduce el texto


de Mateo en su comentario239.

Segn Cirlot, el octgono simboliza la regeneracin espiritual240 por ser el


estado intermedio entre el cuadrado, smbolo de lo terrestre y el crculo que, como
ya se mencionaba al referirnos a la figura VII, representa la totalidad y la
perfeccin. Adems, es el nmero vinculado con la resurreccin por haber
resucitado Cristo el octavo da de la semana, hecho que, como ya se ha planteado,
influye en la forma de baptisterios y pilas bautismales.

Las ideas de renacimiento, regeneracin y resurreccin que representan


tanto el octgono como el nmero ocho, se pondran en relacin con las bondades
que el evangelio otorga a quien, como dice el texto de Rabano Mauro, tiene su
consuelo en lo alto241.

239
Mt 5, 1-10: Bienaventurados los pobres de espritu porque de ellos es el reino de los cielos;
Bienaventurados los mansos porque ellos heredarn la tierra, Bienaventurados los que lloran porque ellos
sern consolados; Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos sern hartos;
Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarn misericordia; Bienaventurados los limpios de
corazn, porque ellos vern a Dios; Bienaventurados los pacficos, porque ellos sern llamados hijos de
Dios; Bienaventurados los que padecen persecucin por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos.
240
CIRLOT, J.E.: Op. cit., p. 338.
241
Felices flentes quis consolatio in alto est. Vase RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA
784?-856: Op. cit. 1966, vol. 1, col. 218.

144
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XVIII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 11v.

Cuatro elementos triangulares compuestos por 10 cuadradillos naranjas


cada uno con las letras en rojo y dispuestos en forma de cruz similar a la
Teutnica242. El ttulo del poema es De mysterio quadragenarii numeri y el texto
interior, siguiendo el orden habitual de lectura, compone la frase Cruz sacra, tu
aeterni es regis victoria Christi.

El tringulo representa la agrupacin ternaria y, dependiendo de su


posicin y aspecto, los cuatro elementos; as, hacia arriba representa el fuego, hacia
arriba y con el vrtice truncado el aire, hacia abajo el agua y hacia abajo y con el
vrtice truncado la tierra 243. En la tradicin judaica, el tringulo equiltero

242
Vase nota 105
243
CIRLOT, J. E.: Op. cit. p. 448.

145
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

representa a Dios que no puede ser nombrado. En opinin de Pierre Grisson, el


tringulo derecho junto al invertido representan las dos naturalezas de Cristo244.

En el texto se nos explica que el nmero al que se dedica la figura se forma


multiplicando diez, que es el nmero de cuadrados de cada tringulo, por cuatro,
que es el nmero total de stos. El nmero diez representara las diez leyes (Diez
Mandamientos) del Antiguo Testamento245, mientras que el cuatro alude a los
Evangelios, texto que consuma y supera la antigua Ley. La multiplicacin del
cuatro por el diez, por tanto, dara como resultado el nmero cuarenta y
equivaldra a unir la Antigua Ley con la Nueva.

El autor destaca la importancia del nmero cuarenta y lo relaciona con


diversos hechos bblicos como el ayuno de Cristo en el desierto resistiendo las
tentaciones durante cuarenta das246 o la edad de Isaac cuando tom por esposa a
Rebeca247, unin que se equipara con la de Cristo y su Iglesia248. Tambin se dice
que estos fueron los das tardaron en volver los doce varones enviados a explorar
la tierra prometida249.

En la simbologa bblica, el nmero cuarenta se relaciona con la espera, la


prueba o el castigo y es la cifra que marca los principales acontecimientos de la
historia de la salvacin250. En el Antiguo Testamento es una edad clave para el
hombre pues a esa edad se desposa Isaac con Rebeca o Esa con Judith251. Moiss
comienza a hablar al pueblo de Israel en el ao 40252. Tambin los reinados David

244
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.:Op. cit. p. 1021
245
Ex 22, 1 y ss.
246
Mt 4 1-11; Mc 1, 12-12; Lc 4, 1-14
247
Gn 25, 20
248
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1966, Col. 222
249
Nm 13, 1 y ss. Yahv habl a Moiss, diciendo: Manda a algunos hombres a explorar la tierra de Canan
que voy a daros: manda a uno por cada tribu y que sean todos de los principales entre ellos (...). Volvieron
de explorar la tierra al cabo de cuarenta das.
250
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., pp. 378-9.
251
Gn 26:34 Y cuando Esa fue de cuarenta aos, tom por mujer Judith hija de Beeri Hetheo, y
Basemat hija de Eln Hetheo.
252
Dt 1, 3 El ao cuarenta, el undcimo mes, el da primero del mes hablo Moiss a los hijos de Israel de
todo aquello que Yahv le mandara hacer respecto de ellos.

146
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

y Salomn duran cuarenta aos253 y los castigos de la humanidad pecadora se


traducen en cuarenta das de lluvia254 o cuarenta aos vagando por el desierto255.
En los textos del Nuevo Testamento el nmero cuarenta cobra tambin gran
importancia pues Jess ayuna durante cuarenta das y cuarenta noches en el
desierto256 y, segn Pierre Prigent, resucita despus de cuarenta horas de estar en
el sepulcro257.

Figura XIX:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 12v.

253
2 S 5, 4; 1 R 11, 42
254
Gn 7, 17 Y fu el diluvio cuarenta das sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elev
sobre la tierra
255
Nm 32,13 Y el furor de Jehov se encendi en Israel, e hzolos andar errantes cuarenta aos por el
desierto, hasta que fue acabada toda aquella generacin, que haba hecho mal delante de Jehov
256
Mt 4,2 Y habiendo ayunado cuarenta das y cuarenta noches, despus tuvo hambre
257
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 379

147
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Cinco aspas en rojo con letras en amarillo dispuestas en forma de cruz. El


ttulo del poema es De quinquagenario numero et sacramento in eo manifestato y las
aspas son, como se nos explica en el cometario al poema, representacin de la
numeracin romana equivalente al nmero diez. Adems, el nmero total de
letras tambin es de cincuenta, distribuidas diez en cada una de las cinco equis.

Toda la explicacin versa, de nuevo, sobre la trascendencia de esta cifra y


de sus combinaciones258. Entre los hechos relacionados con el nmero cincuenta, el
autor menciona la celebracin de la entrega de las tablas de la ley a Moiss, que se
realizaba a los cincuenta das de la Pascua del Cordero, o la venida del Espritu
Santo sobre los discpulos, cincuenta das despus del sacrificio de Cristo, de
modo que la cifra que se convierte aqu en un periodo simblico.

En su prlogo a la edicin del De laudibus Crucis, Jos Perona seala que el


nmero diez es representacin mstica de la cruz y adems signo de la
totalidad. El nmero cincuenta por su parte puede ser considerado resultado de
varias operaciones aritmticas. As podemos entenderlo como las suma de 49, el
cuadrado de 7 y smbolo tambin de la totalidad, ms la Mnada, representacin
del Uno que es Dios. Por otra parte puede ser entendido como la suma del ya
descrito nmero 10 y del 40, uno de los llamados impariter pares, que pueden ser
divididos en partes iguales, pero cuyas partes no pueden ser a su vez divididas en
partes, tendiendo a la unidad259.

258
El nmero cincuenta desde la mitologa griega ha simbolizado la exacerbacin de lo humano por ser
dcuplo de cinco, nmero que representa al hombre en su aspecto ms fsico (cuatro extremidades ms la
cabeza), al mundo sensorial por su relacin con los cinco sentidos, y al universo (cuatro direcciones ms el
centro) aunque, si tenemos en cuenta el sentido general del texto, es lgico pensar que son otros aspectos los
que han hecho al autor elegir esta cifra. Sobre el significado del nmero cinco, vase CHEVALIER, J. (Dir.)
y GHEERBRANT, A.: Op. cit., pp. 291-295.
259
RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1995. p. 6.

148
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XX:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 13v.

Cuatro lambdas en azul, dos con letras en rojo y dos en amarillo, dispuestas
en forma de cruz. El ttulo del poema es De nmero centenario et vicenario, et mystica
ejus significatione.

El poema relaciona el nmero ciento veinte con aspectos como la altura del
templo de Salomn260 o el nmero de los varones sobre los que descendi el
Espritu Santo en Pentecosts261.

En la cbala hebrea el nmero que corresponde a la letra L es treinta y


ocupa la duodcima posicin en el alfabeto. La lambda es la letra undcima del

260
En I R 6, 1 y ss. se dice que la casa que Salomn edifica a Yahv tena sesenta codos de largo, veinte de
ancho y treinta de alto pero en ningn momento de la descripcin se menciona la cifra de ciento veinte codos
sobre la que versa el poema. El largo por el ancho sumara mil doscientos.
261
Tampoco en los Hechos de los Apstoles se menciona este nmero en concreto sino que se dice que los
apstoles estaban todos juntos; posteriormente se habla de una muchedumbre que se acerca a contemplar el
prodigio, por lo que esta cifra probablemente proceda de la tradicin o de algn texto apcrifo. El dcuplo
normalmente se emplea para simbolizar la totalidad por lo que quiz la muchedumbre se quiera representar
por el ciento veinte que es el dcuplo de doce, nmero de los apstoles.

149
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

alfabeto griego y tiene tambin un valor de treinta. Por tanto la multiplicacin del
valor de cada letra, treinta, por el nmero de lambas, cuatro, dara como resultado
ciento veinte, que es la cifra a la que se dedica el poema.

En la antigua Grecia represent la unidad de las polis y en fsica simboliza


la energa. Segn Bayley, esta letra representara el poder262.

Figura XXI:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 14v.

Cruz de brazos ovalados formada por setenta y dos pequeos cuadrados


naranjas con las letras en rojo. El ttulo del poema es De septuagenario numero et
binario cum ejus significationibus y hace alusin a los misterios del nmero 72, pues

262
BAYLEY, H.: The lost language of symbolism. Londres, 1952. Recogido por CIRLOT, J. E..; Op. cit., p.
274.

150
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

setenta y dos son los libros cannicos de la Biblia, el nmero de las lenguas y de
los discpulos de Cristo, adems de los apstoles263.

Rafael de Czar plantea que puede tratarse de una cruz ovalizada que
representara el movimiento continuo de las fuerzas en todo ser vivo264. El
poema que decora el interior de la figura alude a la ley de Dios que reluce sobre la
cruz, a la que todas las gentes deben adorar. Este texto nos hace pensar que tal vez
esta representacin tenga relacin con la figura IX y se trate de una tetrafolia en
alusin a la cruz como rbol de la Vida, smbolo de la doble naturaleza de Cristo.

Por otra parte, el valo es la forma que adopta la mandorla y que, en


opinin de Chevalier, no es otra cosa que un rombo con los ngulos laterales
redondeados265. El rombo simboliza la unin de los mundos superior e inferior y
la superacin del dualismo materia-espritu, del mismo modo que la cruz leosa o
la tetrafolia unen en s mismas las dos naturalezas del Salvador.

263
Czar en su obra Poesa e imagen: formas difciles de ingenio literario plantea que esta figura se refiere a
la importancia del nmero setenta, pero el texto de Rabano Mauro alude en realidad al nmero setenta y dos.
Vid RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1966, vol. 1, col. 234
264
Vid CZAR, R. de: Op. cit.
265
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 680.

151
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 15v.

Crismn con la y la formadas por letras griegas maysculas en rojo con


el texto en amarillo, en naranja con el texto en rojo y en amarillo contorneada en
rojo y con el texto en el mismo color. El ttulo del poema es De monogrammate, in
quo Christi nomen comprehensus est.

La lectura se realiza siguiendo los trazos habituales de escritura de las


letras, es decir, desde la base de la curva de la hasta la parte alta de la misma y
bajando luego por el cado; en el caso de la primero el trazo de izquierda a
derecha en diagonal y luego en sentido contrario.

152
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Segn este orden de lectura las letras que aparecen en la ilustracin son
CHPIHCYCHCCC pero la transcripcin que se da en la explicacin
al poema forma el texto O C CC I C C C266.

Dentro de estas letras de mayor tamao y siguiendo el orden de lectura


sealado, encontramos un texto potico sobre el nombre de Cristo y sus dos
naturalezas.

A la hora de enfrentarnos a la interpretacin de esta serie de letras debemos


tener en cuenta que se trata de un texto redactado en una fase tarda del uso de la
lengua griega. En primer lugar encontramos la sigma de final de palabra
empleada tambin al principio y entre vocales trazada a modo de C latina,
modalidad tarda muy diferente de su trazado clsico (, ). Lo que parece ser una
lambda mayscula () es en realidad una alfa (A) sin el travesao, mientras que la
lambda se ha realizado como una minscula pero de gran tamao (). La zeta
griega (, ) aparece latinizada con el grupo th.

Existen adems algunos errores sintcticos de concordancia que pueden


deberse a esos ajustes que en el prlogo de la obra el autor afirma haber utilizado
o bien al desuso en el que haba cado la lengua griega. Por otra parte, la ltima
palabra HIC no parece corresponderse con la lengua griega, salvo que se tratara de

266
Vase RABANUS MAURUS, ARZOBISPO DE MAGUNCIA 784?-856: Op. cit., 1966, vol. 1. col. 236

153
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

las tres primeras letras del nombre de Jess de forma desordenada, por lo que nos
inclinamos a pensar que tal vez se trate de la palabra latina hic aludiendo a que en
el Crismn se encuentra inserto el nombre de Cristo, como indica el ttulo del
poema.

Una reconstruccin posible de este texto sera la frase O C C[O] C


I C [ISTO]C HIC267 es decir El Salvador Jess, en verdad Dios,
Mesas aqu si la palabra fuera un dativo con valor adverbial o El Salvador
Jess, verdadero Dios, Mesas aqu si se hubiera empleado por error el sustantivo
en lugar del adjetivo . A nuestro entender, el uso algo extrao del
artculo es atribuible a las razones antes mencionadas.

El crismn, monograma de Cristo formado por la unin de las dos primeras


letras de la palabra , ungido, es uno de los smbolos cristianos ms
antiguos utilizado por la Iglesia primitiva incluso con anterioridad al de la cruz,
que hasta principios del siglo IV mantuvo el carcter negativo. Cuando la cruz se
aade al lbaro constantiniano, las antiguas guilas imperiales que coronaban los
estandartes tambin fueron substituidas por el crismn.

La necesidad de dejar patente la divinidad de Cristo, negada por algunas


herejas como el arrianismo, hizo que en el siglo IV el anagrama se encerrase
dentro de un crculo268, representativo de la eternidad, o que se incorporasen otros
elementos de significado similar, como el A y la . En algunos crismones
romnicos se ha incorporado una S que, como nos explica el tmpano de Jaca,
representa al Espritu Santo para darle un carcter trinitario. De esta manera, y ya
que el griego caa en el olvido, la pasa a representar la P de Pater, la
permanece como smbolo de Cristo y la S representa al Spiritu Sancto.

267
O OC I C ITOC IHOC
268
En ocasiones el crculo pasa a ser una corona de laurel como smbolo de triunfo.

154
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

A lo largo de la Edad Media, el crismn comienza a substituirse por las


primeras letras del nombre de Jess en griego, IHS, a veces atribuyndole el
significado de Iesus Hominum Salvator.

Otro smbolo frecuente en el arte cristiano primitivo es el pez. Como es


sabido, el trmino en griego ( O) compone la frase Jess, Mesas, hijo de Dios
Salvador y constituye una profesin de fe completa. Su uso fue frecuente hasta el
siglo III y su desaparicin se relaciona con el declive del uso de la lengua griega.

La frase que componen las maysculas que forman el crismn es muy


similar a la profesin de fe que llevaba implcita la figura del pez por lo que esta
figura, la nica que no emplea la forma de cruz, rene en s misma el contenido de
los dos smbolos ms frecuentes del cristianismo primitivo (el crismn y el pez),
ambos fuertemente relacionados con el mesianismo y cuyo significado cobrar
nuevamente una gran importancia en la lucha contra herejas vigentes en la Edad
Media, como el arrianismo visigodo, o frente al Islam.

155
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXIII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 16v.

Cruz griega con brazos rematados en tringulos a modo de cruz patada,


realizada en color amarillo y con las letras en rojo. El ttulo del poema es De
numero vicenario et quaternario, de que ejus significatione.

El texto trata de la importancia del nmero 24 que equivale a las horas del
da, las divisiones de los sacerdotes (levitas) que establece David269, el nmero de
los ancianos del Apocalipsis y la suma de los patriarcas y los apstoles.

Los veinticuatro ancianos son un smbolo del paso del tiempo y


representan, al mismo tiempo, un papel sacerdotal y regio pues alaban al seor, lo
asisten y participan de su poder real, como sealan sus coronas270. Su nmero

269
1Cr 24, 1 y ss.
270
Ap 4, 9. Los veinticuatro ancianos se postraban delante del que estaba sentado en el trono, y adoraban al
que vive para siempre jams, y echaban sus coronas delante del trono

156
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

simboliza la doble armona del cielo la tierra y la doble plenitud sagrada (temporal
y eterna). Como ya se ha mencionado, el doce era el nmero sagrado del pueblo
elegido, por lo que su duplicacin se debe a su doble papel hacia el Seor y hacia
los hombres y por su doble carcter de sacerdotes y reyes271.

Figura XXIV:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 17v.

Cruz griega formada por cuatro elementos pentagonales en rojo con las
letras en amarillo. El ttulo del poema es De numero centenario, quadragenario,
quaternario, ejusque significatione.

Aunque la explicacin del poema habla de quator pentagonis lo cierto es que


el aspecto de las figuras difiere bastante de la forma habitual del pentgono. La
mayor similitud la encontramos con una tienda de tela que tradicionalmente se ha

271
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 1051

157
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

considerado el origen del templo y, por su forma cupulada, una representacin de


la presencia del cielo sobre la tierra272. Como su propio nombre indica, tambin el
Tabernculo es una tienda y as se nos describe en el xodo la que Yahv manda
realizar a Moiss273. Las representaciones de la miniatura, tanto del tabernculo
del Antiguo Testamento como del que se menciona en el Apocalipsis, resultan
bastante similares a las formas que aqu presentamos (Fig. 18).

San Jernimo describa el sancta


sanctorum del templo como un signo
sagrado que englobaba al mundo
entero, y que era adems smbolo de los
cuatro elementos y de todas las
dimensiones. Tambin Orgenes lo
describa como una figura del mundo
entero, mientras que el filsofo judo
Filn de Alejandra vea en l una
imagen del mundo pero tambin del
hombre y de la condicin humana274.

Fig. 18. Aarn en el Tabernculo. Biblia de San


Isidoro de Len, 960, Real Colegiata de San
Isidoro de Len, Cod. 2, fol. 50r.

El nmero 144 sobre el que versa el poema es el cuadrado de 12 que, como


ya se ha mencionado con anterioridad, es el nmero de las divisiones espacio-

272
Ibd., p. 992.
273
Ex 26, 1 y ss: Y hars el tabernculo de diez cortinas de lino torcido, crdeno, y prpura, y carmes: y
hars querubines de obra delicada. La longitud de la una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la
misma cortina de cuatro codos: todas las cortinas tendrn una medida. Cinco cortinas estarn juntas la una
con la otra, y cinco cortinas unidas la una con la otra. Y hars lazadas de crdeno en la orilla de la una
cortina, en el borde, en la juntura: y as hars en la orilla de la postrera cortina en la juntura segunda.
Cincuenta lazadas hars en la una cortina, y cincuenta lazadas hars en el borde de la cortina que est en la
segunda juntura: las lazadas estarn contrapuestas la una la otra. Hars tambin cincuenta corchetes de
oro, con los cuales juntars las cortinas la una con la otra, y se formar un tabernculo..
274
Sobre estas consideraciones del tabernculo Vid CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit.,
p. 969.

158
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

temporales. En la Biblia es un nmero clave, pues doce son las tribus de Israel,
doce los apstoles, doce los frutos del rbol de la vida o las puertas de la Jerusaln
Celestial 275.

En el Apocalipsis se dice que la muchedumbre de los marcados es de ciento


cuarenta y cuatro mil, es decir, doce mil por cada una de las doce tribus276. Este
nmero pasa entonces a ser un smbolo de la multitud de los fieles y de la Iglesia
Cristiana, el Israel de Dios que ha lavado sus tnicas en la sangre del Cordero.

Figura XXV:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 18v.

275
Paul Claudel dice que Ciento cuarenta y cuatro es doce veces doce: doce que es tres multiplicado por
cuatro, el cuadrado multiplicado por el tringulo. Es la raz de la esfera la cifra de la perfeccin. Doce
veces doce es la perfeccin multiplicada por ella misma, la perfeccin al cuadrado, la plenitud que excluye
cualquier otra cosa que ella misma. Cita recogida en CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit.,
p. 424.
276
Ap 7, 4 y ss. O que el nmero de los sellados era de ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de todas las
tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Jud, doce mil sellados; de la tribu de Rubn, doce mil; de la
tribu de Gad, doce mil; de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftal, doce mil; de la tribu de Manass,
doce mil; de la tribu de Simen, doce mil; de la tribu de Lev, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil; de la
tribu de Zabuln, doce mil; de la tribu de Jos, doce mil; de la tribu de Benjamn, doce mil.

159
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Cruz griega realizada con letras naranjas y con el texto interior en rojo; en el
cruce de las dos filas de letras aparece una pequea cruz realizada con cuatro
cudradillos. Las letras forman la palabra Alleluia y el trmino Amen aparece en el
interior de la cruz central. El ttulo del poema es De Alleluia, et Amen in crucis forma
ordinata y el autor relaciona ambos trminos con la alabanza de la Iglesia en la
vida futura.

La invocacin Aleluya, que significa Alabad a Dios, slo se emplea dentro


del Nuevo Testamento en el Apocalipsis aunque su uso es frecuente en el Antiguo
Testamento277. En la explicacin al poema el autor menciona diversos pasajes de
este libro en el que se usa el trmino como en la invocacin de la muchedumbre
despus del juicio de la Gran Prostituta de Babilonia278 y en la alabanza al Cordero
que hacen los vivientes y los ancianos279.

277
UBIETA, J. A.: Op. cit., nota a Ap. 19, 1
278
Ap 2, 1-4: Despus o en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que deca: Aleluya! La
salvacin y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos; porque ha
juzgado a la gran Prostituta que corrompa la tierra con su prostitucin, y ha vengado en ella la sangre de
sus siervos. Y por segunda vez dijeron: Aleluya! Su humareda se eleva por los siglos de los siglos.
Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que est sentado
en el trono, diciendo: Amn! Aleluya!
279
Ap 5, 6-10: Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un
Cordero, como degollado; tena siete cuernos y siete ojos, que son los siete espritus de Dios, enviados a
toda la tierra. Y se acerc y tom el libro de la mano derecha del que est sentado en el trono. Cuando lo
tom, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tena cada uno una
ctara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cntico nuevo
diciendo: Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con
tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nacin.

160
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXVI:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 19v.

Cruz griega en rojo con letras amarillas en su interior. El ttulo del poema es
De prophetarum sententiis, quae ad passionem Christi ad nostram redemptiones pertinent
y describe las profecas que los profetas280 han realizado sobre Cristo y la relacin
de estos textos con la redencin del Mundo.

Esta figura pertenece al cuarto modelo sealado por Czar en el que se


destaca el verso central vertical y horizontalmente para formar la cruz. El texto
interior de la cruz, Es placida superis, crux, huic es navita mundo, relaciona de manera
potica la salvacin del mundo a la deriva con la cruz.

280
Isaas, Jeremas, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Ams, Abdas, Jons, Miqueas, Nahum, Habacuc,
Sofonas, Ageo, Zacaras y Malaquas

161
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXVII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 20v.

Cruz griega en naranja con letras rojas en su interior. Al igual que la figura
anterior, la nmero XXVII tambin pertenece al cuarto modelo en el que se
destacan el verso central del poema, en vertical y en horizontal, para formar la
cruz.

El ttulo del poema es De apostolorum dictis ex eodem re in Novo Testamento y


recoge una serie de textos procedentes de las Epstolas de Santiago, Pedro y Pablo
sobre la labor del apstol de Cristo en su sentido amplio como ejemplo para el
creyente.

162
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXVIII:

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss. 131,
fol. 21v.

Cruz griega en naranja con letras rojas en su interior. En la parte inferior se


observa la representacin del propio Rabano Mauro, como indican las letras
superpuestas a la figura.

El ttulo del poema es De adoratione crucis ab opifice y, al igual que el


comentario, es una alabanza del autor a Dios Todopoderoso, en sus tres personas,
as como al smbolo de la cruz. Sobre la figura de Rabano Mauro aparece el texto
Rabanum memet clemens rogo, Christe, tuere, O pie judicio.

La figura del beato, tonsurado y con tnica blanca y manto verde, aparece
de rodillas y con las manos alzadas en seal de oracin o de splica, al modo de
los orantes antiguos. El tratamiento de los ropajes, pese a lo tosco del trazo, trata
de mostrar un cierto realismo y reflejar de manera naturalista la corporeidad de la
figura en consonancia con la esttica del renacimiento carolingio. Tambin el

163
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

rostro del personaje muestra una individualizacin y un realismo que, si bien no


alcanza las cotas de otras piezas coetneas, no parece deberse a una buscada
idealizacin o a la esttica conceptual de otras manifestaciones prerromnicas,
sino a las limitaciones del miniaturista.

En lo referente a su estilo, resulta complejo establecer con seguridad una


filiacin debido a que su calidad es inferior a la de otras piezas caractersticas de
determinadas escuelas y a que slo conservamos la imagen de Rabano Mauro de
todas las representaciones figurativas que ilustraron el manuscrito. Pudo haberse
copiado en el propio monasterio de Salzburgo que, como ya se ha mencionado,
estuvo muy influido por Saint Denis y Saint Amand, aunque por cercana
geogrfica no puede descartarse la influencia del Monasterio de Fulda.

164
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Conclusiones

El De Laudibus Sanctae Crucis es una obra extremadamente compleja que


funde en s misma una honda y encendida alabanza al Creador y a la cruz junto
con un estudio numrico y bblico de gran densidad.

Perrin considera que nada en la obra es fruto de la improvisacin; no es


aleatorio el nmero de poemas, de letras de los mismos o la disposicin de las
figuras. Todos estos factores ponen de manifiesto un entramado subyacente en la
obra que queda reflejado en la carta que Rabano Mauro manda a su condiscpulo
Hatto para remarcar la importancia de que un futuro copista respete
escrupulosamente el orden y diseo de las figuras281.

La obra contiene 28 poemas si exceptuamos los que se encuentran en el


prlogo. Segn Perrin esto se debe a que en la concepcin del mundo que tiene el
hombre medieval, el plan de Dios es aritmtico282 tal y como se expresa en el Libro
de la Sabidura 11,20 cuando se dice Pero t regulaste todo con medida, nmero y peso.
El propio Rabano Mauro, al final del libro primero del De laudibus Crucis, seala
que la obra contiene veintiocho poemas porque es este un nmero perfecto y la
cruz es consumacin y perfeccin de muchas cosas.

En su obra De Universo el autor seala que el 28 representa la longitud de


las cortinas del templo283 como se lee en la descripcin del xodo284 y el misterio
de la Ley y del Evangelio, ya que cuatro es la cifra de los Evangelios y veinticuatro
el nmero de los libros del Antiguo Testamento, segn la tradicin de los hebreos.
Sin embargo, como bien seala Perrin, este misterio se expresa tambin mediante

281
A este respecto es imprescindible el artculo de M. Perrin La composition de lIn honorem Sanctae
Crucis de Raban Mauren el que se detallan abundantes relaciones numricas relativas a las letras de cada
uno de los poemas.
282
PERRIN, M.: Op. cit., 1995. p. 200.
283
LAUAND, J.: Op. cit.
284
Ex 6, 1-2: Hars la Morada con diez tapices, de lino fino torzal, de prpura violeta y escarlata y de
carmes; bordars en ellos unos querubines. La longitud de cada tapiz ser de veintiocho codos y la anchura
de cuatro. Todos los tapices tendrn las mismas medidas

165
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

otros nmeros ya que la interpretacin simblica nunca es unvoca o


monosmica285.

Perrin seala, adems, que existen relaciones simblicas entre los diferentes
poemas. l establece que existe relacin entre el 3 y el 4 (las jerarquas anglicas y
los querubines y serafines), el 16 y el 17 (los siete dones del espritu y las ocho
bienaventuranzas), el 19 y el 20 (el nmero 50 y el 120 que representa el nmero de
varones sobre los que desciende el Espritu en Pentecosts, cuya etimologa
desciende a su vez del nmero 50), y entre el 26 y 27 (El Antiguo y el Nuevo
Testamento).

Aunque el entramado de relaciones que se establecen en la obra es


prcticamente infinito y supera con creces las aspiraciones del presente estudio,
trataremos, a continuacin, de plantear algunas de ellas:

En los primeros seis poemas el autor nos presenta al Salvador y la Cruz,


esencia de la obra y origen de la fe; a continuacin nos remite a la totalidad de lo
creado para centrarse luego en los ngeles, la Iglesia y el mundo fsico. Sera por
tanto un acercamiento progresivo de lo ms abstracto a lo ms concreto, un
esquema piramidal desde la divinidad a lo material descendiendo por los
diferentes grados de la perfeccin. Tambin los poemas referidos a los doce meses
y los doce vientos y a la estructura del ao que encontramos a continuacin
podran tener relacin con esta singular taxonoma de lo existente que establece
Rabano Mauro.

Otro grupo interrelacionado es aquel que se centra en Cristo como Mesas.


A este grupo pertenecen los poemas XV (Cordero y Tetramorfos) y XVI (dones del
Espritu) debido a sus relaciones con el texto de Isaas y el Apocalipsis y por
extensin el XVII (Bienaventuranzas) que tambin se apoya en la profeca del
Mesas. El nmero XXII, dedicado al Crismn, establece claramente el carcter

285
PERRIN, M.: Op. cit., 1995. p. 201

166
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

mesinico de Cristo en la profesin de fe que contiene, as como la representacin


de Cristo vestido de prpura y oro del nmero I que, como ya hemos establecido,
encarna la culminacin de la profeca mesinica establecida en el libro de Isaas.

Perrin establece relacin entre los poemas XXVI y XXVII dedicados


respectivamente a los profetas y los apstoles, los encargados de proclamar la
palabra del Seor en el Antiguo y Nuevo Testamento. Temticamente podemos
relacionarlos tambin con el nmero VI, dedicado a la Iglesia, de la que ambos
grupos, junto con los santos y los mrtires, son piedra angular. As mismo, el
poema XVIII (nmero cuarenta) establece la relacin entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento y por tanto se relacionara con el nmero XI dedicado al Pentateuco y
con el nmero XXI dedicado al setenta y dos que es el nmero de los libros de la
Biblia y de los discpulos (adems de los apstoles). Los poemas dedicados al
nmero cincuenta (XIX) y al ciento veinte (XX) por su relacin con Pentecosts
podran unirse a este grupo y tienen a su a su vez tienen cierta relacin con el V y
con XVI ya que todos hacen alusin al Espritu Santo y su efecto en los que lo
reciben. A su vez el V, dedicado a las virtudes teologales, se relacionara con el
XIV que menciona las cardinales.

Sobre las dos naturalezas de Cristo encontramos referencias en el nmero I,


donde se nos presenta al Salvador como hombre que ha muerto en la cruz y Dios
por su triunfo sobre la muerte, en el XV que nos muestra al Cordero, vctima y
vencedor rodeado por el tetramorfos tal como aparece en el Apocalipsis, y en el
nmero XXII donde el crismn contiene un texto potico dedicado a este tema.
Podramos incluir igualmente en este grupo la figura XXV en la que aparece la
alabanza de los vivientes y los ancianos al Cordero as como las figuras IX y XXI, si
entendemos que la representacin est relacionada efectivamente con las
tetrafolias, como sealbamos en sus respectivos comentarios.

Los poemas dedicados a la creacin como obra divina y al mundo fsico


seran el II, el III, el IV, el VII, VIII y IX. Tambin el nmero XII aunque

167
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

principalmente dedicado al nombre de Adn contiene una alusin al mundo fsico


ya que, como se mencionaba en el comentario, establece la divisin del mundo en
cuatro regiones. Sobre el tiempo, adems de los ya mencionados VIII y X
podramos mencionar tambin el XIII y el XIV que hablan respectivamente del
tiempo de la gestacin de Cristo y de las fechas claves para el pueblo de Israel.

Existe adems un extenso grupo dedicado a los nmeros y su significado,


muy relacionados con la obra De Universo. En este grupo se situaran el nmero
VIII (nmero doce), el X (nmero setenta), el XVIII (nmero cuarenta), el XIX
(nmero cincuenta), el XX (nmero ciento veinte), el XXI (nmero setenta y dos),
el XXIII (nmero veinticuatro) y el XXIV (nmero ciento cuarenta y cuatro). Los
elementos de relacin entre estos poemas, si atendemos a aspectos numerolgicos,
son infinitos y adems algunos de ellos estn relacionados temticamente entre s
y con otros poemas.

168
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura Tema Se relaciona con


Figura I Cristo Mesianismo, Doble naturaleza de Cristo
Figura II La totalidad de lo creado Creacin y mundo fsico
Figura III Las jerarquas anglicas Creacin y mundo fsico
Figura IV Serafines y querubines Creacin y mundo fsico
Figura V Las virtudes cardinales Espritu Santo
Figura VI La Iglesia Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
Apstoles)
Figura VII El mundo fsico Creacin y mundo fsico
Figura VIII Los doce meses, vientos Creacin y mundo fsico, Los nmeros y su
significado
Figura IX El ao Creacin y mundo fsico
Figura X El nmero setenta Creacin y mundo fsico, Los nmeros y su
significado
Figura XI El Pentateuco Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
Apstoles)
Figura XII Adn Creacin y mundo fsico
Figura XIII Concepcin de Cristo Creacin y mundo fsico
Figura XIV Fechas claves para Israel Espritu Santo, Creacin y mundo fsico
Figura XV El Tetramorfos y el Cordero Mesianismo, Doble naturaleza de Cristo
Figura XVI Los dones del Espritu Mesianismo, Espritu Santo
Figura XVII Las bienaventuranzas Mesianismo, Espritu Santo
Figura XVIII El nmero cuarenta Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
Apstoles), Los nmeros y su significado
Figura XIX El nmero cincuenta Espritu Santo, Antiguo y Nuevo
Testamento (Profetas y Apstoles), Los
nmeros y su significado
Figura XX El nmero ciento veinte Espritu Santo, Antiguo y Nuevo
Testamento (Profetas y Apstoles), Los
nmeros y su significado
Figura XXI El nmero setenta y dos Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
Apstoles), Los nmeros y su significado
Figura XXII El Crismn Mesianismo, Doble naturaleza de Cristo
Figura XXIII El nmero veinticuatro Los nmeros y su significado
Figura XXIV El nmero ciento cuarenta y cuatro Los nmeros y su significado
Figura XXV Alleluia Doble naturaleza de Cristo
Figura XXVI Los profetas Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
Apstoles)
Figura Los apstoles Antiguo y Nuevo Testamento (Profetas y
XXVII Apstoles)
Figura El autor alaba a la cruz
XXVIII

169
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

A nivel literario, la obra de Rabano Mauro fue extremadamente clebre en


su momento aunque, segn algunas opiniones, es inferior a obras como De
institutione clericorum. La calidad artstica del MSS 131 de la Biblioteca Histrica,
como ya se ha mencionado, es relativamente menor a la de otros ejemplares
procedentes de scriptoria ms ricos en tradicin, aunque destaca por el hecho de
ser la ms antigua de las escassimas copias existentes en Espaa de una obra de
gran trascendencia en su momento.

La comparacin con algunas imgenes de los cdices conservados en la


Biblioteca Vaticana y en la Biblioteca Nacional de Viena, contemporneas al autor
y realizados en la abada de Fulda, con el ejemplar de la Biblioteca Nacional del
siglo X-XI o con las copias impresas nos muestra una iconografa claramente fijada
y prcticamente inamovible a lo largo de su historia, en la que las variantes
formales se deben a aspectos puramente tcnicos y de destreza del copista, as
como a la evolucin de los presupuestos estticos desde los modelos carolingios
hasta otros estilos de expresin.

Figura XI

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X.


Madrid, Biblioteca de la Universidad Madrid, Biblioteca Nacional de
Complutense, Mss. 131, fol. 5v. Espaa, Vit/20/5, fol. 36r

170
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXIV

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X.


Madrid, Biblioteca de la Universidad Madrid, Biblioteca Nacional de
Complutense, Mss. 131, fol. 17v. Espaa, Vit/20/5, fol. 71r

Figura XVI

De laudibus Sanctae Crucis, fin. s.


De laudibus Sanctae Crucis, s. IX. X. Madrid, Biblioteca Nacional de
Madrid, Biblioteca de la Espaa, Vit/20/5, fol. 50vr
Universidad Complutense, Mss.

Figura XXII

De laudibus Sanctae Crucis, s.


IX. Madrid, Biblioteca de la De laudibus Sanctae Crucis, fin. s.
Universidad Complutense, X. Madrid, Biblioteca Nacional 171
Mss. 131, fol. 15v. de Espaa, Vit/20/5, fol. 66r
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

Figura XXVIII

De laudibus Sanctae Crucis, s. IX.


Madrid, Biblioteca de la Universidad De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X.
Madrid, Biblioteca Nacional de
Complutense, Mss. 131, fol. 21v.
Espaa, Vit/20/5, fol. 84r

La razn que explica este hecho es que De laudibus Sanctae Crucis fue
concebido como un todo en el que texto e imgenes se interrelacionan de forma
esencial y no como una decoracin o explicacin de un texto previamente
redactado y autnomo. Esto tambin sucede en los Beatos aunque all el programa
iconogrfico presenta numerosas variaciones. En la Alabanza a la Santa Cruz, sin
embargo, el hecho de que las imgenes deban coincidir con puntos especficos del
texto dificulta mucho ms la introduccin de variantes.

Por otra parte, la obra nos presenta dos niveles de lectura: uno ms literal
que plasma ms o menos directamente las ideas expresadas en los poemas o bien
que alude a conceptos recurrentes de la obra de Rabano Mauro que reaparecern
en De universo, y otro que recoge conceptos simblicos ms profundos procedentes
de concepciones ancestrales heredadas por el cristianismo por diferentes vas.

Estos crmina figurata tratan el tema de la salvacin, de la universalidad del


mensaje de Cristo y de su sacrificio mediante smbolos que aluden a la totalidad
de lo creado, ya sea el tiempo, el espacio o los grados de la existencia, de forma
que la ciencia y el conocimiento se vuelven prueba irrefutable de las verdades del
Evangelio.

172
De laudibus Sanctae Crucis de Rabano Mauro

El conocimiento exhaustivo de los textos sagrados y exegticos as como de


la literatura y la cbala hebrea permiten al autor demostrar mediante
razonamientos casi cientficos las verdades de la fe. En consonancia con el espritu
del Renacimiento Carolingio se busca que lo que para el creyente es irrebatible por
causa de la fe lo sea tambin porque los textos as lo demuestran. En un momento
histrico en el que se vuelve la mirada a la antigedad y se potencia el
conocimiento del universo en todos sus aspectos, la proclamacin del mensaje de
salvacin no poda en ningn caso alejarse de esa tendencia.

173
174
La Expositio in Cantici Canticorum de Beda el
Venerable y Gregorio Magno, Manuscrito 38 de la
Biblioteca Histrica de la UCM

175
176
La pintura se usa en las iglesias para que los analfabetos, al menos mirando a las paredes,
puedan leer lo que no son capaces de descifrar en los cdices.

San Gregorio I. Epistulae, IX, 209

177
178
Expositio in Cantici Canticorum

El Mss. 38 de la Biblioteca Histrica de la U.C.M.

Ficha Bibliogrfica

Biblioteca Histrica de la UCM Marqus de Valdecilla.

Autor: Beda, El Venerable, Santo, 673-735


Ttulo: Expositio in Cantici Canticorum
Autor: Gregorio I, Papa, Santo, 540-604
Ttulo: Exposicio in Canticis Canticorum
Fecha: Siglo XI
Medidas: 260 x 160 mm.
Extensin: [3] h + 146 + [1] h.
Olim: 117-Z-3; 92-1
BH MSS 38/ Villa-Amil 38/ Domnguez Bordona 1168

1. Estudio codicolgico

Cdice manuscrito sobre pergamino de


mediana calidad. Las hojas presentan
numerosos defectos y el aspecto no es
homogneo. El que muchas de ellas aparezcan
cortadas, con el texto adaptndose a las fallas,
y la diferente calidad que se observa a lo largo
del cdice parece indicar que fue realizado
con restos de pergamino. Pese a que existen
algunas partes daadas286 el estado de
conservacin de la obra es bueno.
Fig. 1 Detalle de hojas aprovechadas.

La primera hoja de pergamino conservada muestra el lado del pelo, al


modo latino. El manuscrito cumple la Regla de Gregory287.

286
Como es frecuente, el folio 1 est muy deteriorado. Tambin el 59v y el 60r aparecen daados,
probablemente por agua. El folio 139 aparece cosido con hilo rojo en uno de sus bordes.
287
Para mantener la homogeneidad visual de las pginas, los cuadernos se construyen de modo que el verso
de la hoja y el recto de la siguiente muestren el mismo lado, carne o pelo, y por tanto un color y aspecto lo
ms similar posible.

179
Expositio in Cantici Canticorum

La pgina est organizada a lnea tirada con una unidad de pautado de algo
ms de medio centmetro. Segn el mtodo de J. Lemaire288 el esquema de la
pgina sera 12+6+112+6+24 x 12+9 +96+6+88+6+41 (Fig. 2).

El pautado est realizado a punta seca y resulta poco perceptible. Conserva


punteado en el borde ms externo de la hoja y marcando las columnas de los
mrgenes. Las medidas actuales de la pgina son de 260 por 160 mm aunque el
que el punteado aparezca a veces cercenado parece indicar que el tamao actual se
debe al refilado realizado en las reencuadernaciones. Este tamao, algo ms
pequeo y manejable, parece estar relacionado con que fuera un libro espiritual,
para la lectura individual del monje.

12

96

88 260 mm

41

12 6 112 6 24

160 mm
Fig. 2. Diseo y medidas de la pgina

288
LEMAIRE, J.: Op. cit., 1989, p. 118-120

180
Expositio in Cantici Canticorum

Como se puede apreciar en el siguiente esquema (Fig. 3), la distribucin de


la pgina y sus proporciones cumplen casi al milmetro el llamado canon secreto
enunciado recientemente por Caterina Tristano; las pequesimas variaciones
perceptibles responden, sin duda, a los refilados que se hayan podido hacer en las
sucesivas encuadernaciones.

Fig. 3. Porporciones del canon secreto

El cdice presenta una estructura regular formada por cuaterniones, a


excepcin del segundo cuaderno, que es un ternin, y del ltimo formado por
cuatro hojas. El manuscrito conserva signaturas en alguno de los cuadernos y
presenta foliacin moderna a lpiz (Fig. 4).

181
Expositio in Cantici Canticorum

Fig. 4. Estructura de los cuadernos289

289
Modelo de representacin grfica de los cuadernos expuesto, entre otros, en RUIZ GARCA, E.: Op. cit.,
1992, p. 169 y ss.

182
Expositio in Cantici Canticorum

Nos encontramos ante un cdice miscelneo, aparentemente de la misma


mano, que contiene la Expositio in Cantica Canticorum de Beda el Venerable, cuyo
primer libro es el de Gratia Dei contra Julianum290, as como el Comentario al Cantar
de los Cantares de san Gregorio Magno, dividido en dos homilas o libros291.

El texto comienza en el folio 1r: Incipit liber Beda persbiteri de Gratia Dei
contra iulianum. Scripturus iuvante superna gratia in cantica canticorum primo
admonendu putavi lectore ut opuscula iuliani eglanesis292 ex episcopis de campania.

Del folio 9v al 11v aparece un resumen de la interpretacin simblica de


cada versculo del Cantar de los Cantares: Capitula in Cantica Canticorum. Desde el
folio 11v al 14v encontramos completo el texto del Cantar de los Cantares, con las
divisiones numeradas en rojo y verde de forma alternada.

La obra de Beda aparece dividida en cinco libros:


Folio 14v: Incipit liber primus euisdem Beda presbiteri
Folio 36r: Explicit Liber primus. Incipit Liber secundus
Folio 53v: Explicit Liber secundus. Incipit tercius
Folio 77 v: Explicit liber tercius. Incipit liber quartus
Folio 101r: Explicit liber quartus. Incipit liber quintus
Folio 122v: Explicit liber quintus

290
El Liber de Gratia Dei conforma el libro primero de la Expositio Cantici Canticorum y constituye una
crtica contra Juliani Celanensis, obispo de Campania al que ya menciona en su Historia Eclesistica como
Julianus de Campania, cooperator Pelagii. Al respecto vase BEDA, EL VENERABLE, SANTO: Bedae
Venerabilis opera. Turnholti: Brepols, 1983, Pars II, Opera Exegtica: 2B. In Tobiam, in Proverbia, in
Cantica Canticorum, pp. 165-375 y BEDA, EL VENERABLE, SANTO: Venerabilis Bedae, Anglo-Saxonis
Presbyteri, opera omnia. Lutetiae Parisiorum: J.-P. Migne, 1862. Tomus secundus, col. 1065-1234.
La Patrologa Latina ofrece ligeras variaciones en la organizacin del texto con respecto al manuscrito.
Migne considera el Liber de Gratia Dei contra Julianum, que no aparece numerado en el manuscrito, como
el primero de los que forman la obra, por lo que, en la edicin impresa, los siguientes libros aparecen
numerados del segundo al sptimo, y no del primero al sexto.
291
Si tomamos como referencia las transcripciones modernas de la obra, lo que en el manuscrito de la
Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense aparece como Prima homilia (fol. 132-140) recogera los
captulos 1 al 25 del Comentario, mientras que la Secunda homilia (fol. 140-146) coincide con los captulos
26 a 46 del mismo. Vase GREGORIO I, PAPA, SANTO: Sancti Gregorii papae I cognomento Magni,
opera omnia. Lutetiae Parisorum: J. P. Migne, 1862. Tomus quintus. Col. 397-548 y GREGORIO I, PAPA,
SANTO: Commentaire sur le Cantique des cantiques. Paris: Les ditions du Cerf, 1984, pp. 68-140.
292
La Patrologia latina lo transcribe como celanensis. Vase BEDA, EL VENERABLE, SANTO: Op. cit.,
1862. Tomus secundus, col. 1065.

183
Expositio in Cantici Canticorum

Del folio 122v al 132v, y constituyendo el libro sexto, encontramos una serie
de referencias al Cantar de los Cantares en las obras de san Gregorio Magno: Incipit
de Opusculis Presbiteri (?) Gregorii Papae Libri VI In exposicione cantici canticorum
quam libris quinque explicavimus. Nam primum huius operis volume contra iulianum per
defensione gratia Dei quem ille inpugnavit

En el folio 132v comienza el Comentario al Cantar de los Cantares de Gregorio


Magno dividido en dos libros: In nomine Domini Incipit exposicio in Canticis
Canticorum de exceda relevata Domini Gregorii papae urbis Rome Libri II. [Proemium]
Postquam a paradisi gaudiis expulsum est genus humanum, in istam peregrinationem vitae
praesentis veniens, excum cor a spirituali intellectu habet

En el folio 140v encontramos el explicit de la primera homila o libro y el


incipit de la segunda: Introduxit me rex in cubiculum suum: exsultabimus et laetabimur
in te. Ecclesia Dei, quasi quaedam domus regis est, et ista domus habet portam, habet
ascensum, habet triclinium, habet cubiculum

El explicit de la obra es: Equitatui meo te assimilavi id estt electis meis similem te
feci293.

La escritura empleada es carolina dextrgira, caracterstica que se aprecia


frecuentemente en cdices catalanes del mismo periodo. La letra g aparece casi
siempre con el trazo inferior abierto y encontramos alguna a de tipo uncial. Las
palabras aparecen independizadas y, en ocasiones, esta separacin se marca por
puntos. Son frecuentes las abreviaturas, sobre todo de palabras de uso comn y de
los nomina sacra; entre los enlaces proliferan el del dgrafo st con la s alta, el del
grupo ad y la e caudada sustituyendo al grupo ae.

Las caractersticas de letra empleada nos hacen dirigir la atencin al cdice


Ripoll 116, conservado en el Archivo de la Corona de Aragn y datado en el siglo

293
La Patrologa latina transcribe la ltima palabra como attendi. Vase GREGORIO I, SANTO: Op. cit.,
1862. Tomus quintus, col. 548

184
Expositio in Cantici Canticorum

XI, que contiene la misma combinacin de textos presente en el manuscrito


complutense y se encuentra incompleto por el final294. Aunque ambos manuscritos
son de manos diferentes, presentan un ductus muy similar, as como semejanzas
estilsticas apreciables en las capitales, los ttulos de partes y en la organizacin de
la pgina que ponen de manifiesto la relacin entre ambas piezas y plantean la
posibilidad de que el manuscrito complutense sirviera de modelo para el cdice
Ripoll 116.

Tambin Lepold Deslisle consigna un volumen con estos textos en el


inventario de la biblioteca de Cluny depositados en la Biblioteca Nacional
Francesa295; la consulta de los catlogos actuales slo nos ha permitido localizar un
manuscrito similar al descrito por Deslisle pero no idntico, lo que nos impide
actualmente establecer una posible familia de manuscritos.

En cuanto a las iniciales podemos distinguir entre terciarias que ocupan un


rengln, secundarias (del mismo tamao pero coloreadas en rojo, azul o verde) y
primarias de tamao variable y decoradas con gran riqueza (Fig. 5).

Fig. 5. Iniciales primarias y secundarias

Pedro Bohigas, en su estudio sobre la iluminacin de manuscritos catalanes,


establece la existencia de un grupo formado por iniciales de gran tamao que

294
VIGU, J. (Dir.): Catalunya romnica. Barcelona: Fundaci Enciclopedia Catalana, 1984-1998, Vol. 10,
p. 322 y ss.
295
257. Volumen in quo iterum continetur in parabolas prefatas, et Hieronymus in librum Ecclesiastes , et
idem Beda de gratia Dei contra Julianum et in Cantica canticorum, et de opusculis beati Gregorii in eadem
Cantica.DESLISLE, L: Inventaire des Manuscrits de la Bibliothque Nationale: Fonds de Cluni. Pars, H.
Champion, 1884, pp. 337-373.

185
Expositio in Cantici Canticorum

unen motivos de entrelazo con temas naturalistas (hojas y motivos animales), todo
ello rellenado con color296. En ellas se percibira un cierto recuerdo carolingio
irlands en el uso del entrelazo, si bien este motivo se emple ya en lo visigtico y
reaparecer en lo mudjar. En las iniciales del presenta manuscrito no
encontramos el uso del entrelazo en sentido estricto pero s se aprecia un empleo
de cintas entrelazadas y tallos vegetales que atrapan animales o figuras humanas.
Su estudio iconogrfico merece un captulo aparte.

La tinta utilizada para el texto principal es de color negro que, en ocasiones,


pierde intensidad. Los ttulos de captulos, as como el incipit y explicit de cada
parte, aparecen realizados en rojo, azul y verde, colores que, en ocasiones, se
emplean para destacar el texto mediante un recuadro en torno a la palabra escrita
en negro (Fig. 6).

Fig. 6. Detalle de ttulos coloreados o enmarcados

A lo largo del manuscrito son frecuentes los marginalia que suelen llamar la
atencin sobre algn punto esencial del texto y encontramos tambin lo que
parecen ser notas de taller junto a las iniciales (Fig. 7).

Fig. 7. Posibles notas de taller junto a iniciales

296
BOHIGAS, P.: La ilustracin y la decoracin del libro manuscrito en Catalua: Contribucin al estudio
de la historia de la miniatura catalana. Barcelona: Asociacin de Biblifilos de Barcelona, 1960, Vol. 1:
Periodo romnico, p. 39-52.

186
Expositio in Cantici Canticorum

Presenta encuadernacin en pasta espaola con super libros dorado


cisneriano en ambas tapas, en una interpretacin herldica del siglo XVII297 (Fig. 8.
Los cinco nervios y los entrenervios aparecen decorados con paletas y hierros
sueltos dorados con motivos vegetales. En el segundo entrenervio encontramos un
tejuelo de piel granate con bordura de dos nervios dorados que enmarcan el texto
Beda et Gregor PP. In Cantica. En el tercer entrenervio aparece una letra M dorada y
rodeada de estrellas298(Fig. 9). Los cortes se muestran sin colorear y las cabezadas
son manuales, de hilo rojo y amarillo. Adems de las guardas, existen varias hojas
de respeto al principio en papel verjurado aadidas en encuadernaciones
realizadas a posteriori299.

Fig. 8 y 9. Super libros y lomo

297
Al respecto vase CARPALLO BAUTISTA, A. [et. al.]: Op. cit., 2005, p. 87.
298
Esta misma letra aparece en el lomo de otros muchos manuscritos lo que nos hace pensar que
probablemente sealase que se trataba de un libro de mano.
299
El que muchos de los manuscritos de la Biblioteca Histrica presenten el mismo tipo de encuadernacin
nos hace pensar en una reencuadernacin general de ejemplares deteriorados que se pudiera llevar a cabo
coincidiendo con algn inventario. En este sentido es necesario tener en cuenta la referencia que da Villa-
Amil en su estudio del Breviarum Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada sobre que en el ltimo
tercio del siglo XVIII la formacin de los ndices fue acompaada de una encuadernacin uniforme de un
gran nmero de volmenes como se menciona en el prlogo latino del de los manuscritos por lo que la
reencuadernacin bien podra datar de este momento aunque siguiese modelos herldicos ms antiguos. Vid
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: El Arca, 1878, pp. 587-623

187
Expositio in Cantici Canticorum

En la guarda delantera encontramos una


etiqueta de la Biblioteca Complutense
Ildefonsina con la siguiente signatura: Mss
latinos E.3 C.3 N.II as como varias
signaturas antiguas a mano, algunas de
ellas borradas, y el texto Vr Beda (Venerab.)
de Gratia dei.

Fig. 10. Guarda delantera con signaturas antiguas

En el recto de la guarda volante posterior aparece la anotacin tiene este


libro Ciento quarenta y seis ojas utiles as como la firma de Antonio de la Cruz,
copista del Index librorum manuscriptorum de 1745, que vemos aparecer en otros
muchos manuscritos. En la parte inferior del recto del folio 1 aparece la anotacin
Visto ao de 1614300.

Fig. 11. Anotaciones y firmas

300
Esta anotacin es, probablemente, muestra de la revisin del fondo bibliogrfico que se hizo entre 1611 y
15 coincidiendo con la reforma de Diego Hernando de Alarcn y Pedro de Tapia. Sobre estos aspectos, vase
p. 56 y 477-8.

188
Expositio in Cantici Canticorum

1.1 Fortuna del manuscrito

La primera alusin a este manuscrito que encontramos en los inventarios


conservados es la que aparece en el Index omnium librorum301 de hacia 1512; en el
folio 36r se dice que el Beda super cantica se halla situado en el tercio pluteo. La
descripcin del Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso302 de 1523 es
igual de somera y lo sita en la parte superior del segundo plteo, donde an se
mantena tres aos ms tarde, como menciona el Inventario de los bienes del colejio
mayor de Sn Yldefonso303 de 1526

El Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal Collegio mayor de
San Illephonso y bienes muebles de la Librera 304 de 1565 es algo ms explcito y lo
describe como de pergamino y de mano en tablas enyesadas con tachones, al
tiempo que lo sita en el segundo pluteo en la primera facie superior.

Tanto en el Indice alphabetico de los libros contenidos en esta Libreria del


Collegio Mayor de S. Ildephonso Universidad de Alcala y clave para encontrar qualquier
libro... de 1720305 como su copia en limpio306 mencionan un comentario de Beda a
san Lucas en tres volmenes y no hacen referencia ni al Comentario al Cantar de los
Cantares ni al de las Epstolas de san Pablo que s aparecen referidos en los
inventarios anteriores.

Las menciones por separado a las tres obras que encontramos en los
inventarios anteriores y posteriores, as como la referencia a la compra del
Comentario a las epstolas de Pablo en el Rendimiento de cuentas de gastos efectuadas
por cuenta del arzobispo Francisco Jimnez de Cisneros... parece descartar que el
comentario a san Lucas se tratase de una obra en tres volmenes sino que, ms
bien, pudo ser una errata del bibliotecario que examinase la coleccin o del que

301
A.H.N. Libro 1090, fol. 36r.
302
A.H.N. Universidades. Libro 1091, fol. 7r.
303
A.H.N. Universidades. Libro 1092, fol. 22r
304
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 162r.
305
B.U.C.M. BH Mss 335, fol. 10v.
306
B.U.C.M. BH Mss. 308, fol. 22v.

189
Expositio in Cantici Canticorum

redactara el inventario que asumi las tres obras diferenciadas como parte
integrante del comentario a Lucas.

No es hasta 1745 que la obra de Beda que aqu nos ocupa vuelve a aparecer
de forma independiente. En el Index librorum manuscriptorum307, realizado en Alcal
de Henares como complemento al de los impresos que se haba hecho unos aos
antes, leemos Item comm in cantica canticor. lib, 6. quor. primus est de gratia
Dei contra Iulianum. A partir de ese momento lo encontramos ya consignado en
los dems inventarios y catlogos que se realizan.

Jos de Villa-Amil en su catlogo lo describe como un cdice escrito (...)


con letra clara e iniciales de vivos colores adornadas con figuras y adornos de
gusto romnico308 lo que, en su opinin, acusa el siglo XII o principios del XIII,
idea sta que tambin comparte Domnguez Bordona309.

307
B.U.C.M. BH Mss. 307, fol. 12v
308
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo , 1878., p. 13
309
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933, Tomo I (VILA-MADRID), p. 493.

190
Expositio in Cantici Canticorum

2. El texto bblico

El Cantar de los Cantares, obra polmica donde las haya, ha recibido las ms
diversas interpretaciones a lo largo de la historia. Segn Rau se trata de una
coleccin profana de cantos de amor compuesta en el siglo III a.C. y, por tanto, sin
ninguna relacin con Salomn a quien se le atribuye. La Sulamita sera quiz una
nueva favorita a punto de entrar en el harn real o la amada de un pastor, cuyo
nombre podra derivar bien de Abisag, amante del viejo David procedente de
Sulam o Sunam en Galilea, o ser la forma femenina ligeramente modificada de
Salomn. Para justificar su introduccin entre los libros santos deba hallrsele un
sentido alegrico y es por ello que se asimil primero a la relacin entre Yahv y
su pueblo y, ms tarde, a Cristo y la Iglesia310.

Por otra parte el uso de la figura del matrimonio como imagen de la


relacin entre Dios y su pueblo resulta frecuente en el Antiguo Testamento, sobre
todo en Oseas311, Isaas312 y Jeremas313, quienes representan a Israel como la
esposa infiel que se ha dejado seducir por dioses ajenos. Sin embargo, el Cantar de
los Cantares muestra a la esposa siempre enamorada, fiel y pura, lo que nos hace
identificarla con el Israel de la poca mesinica, arrepentido, purificado y fiel a su
Dios, con quien ha reanudado sus relaciones para siempre, libre ya de cualquier
idolatra314. Segn esta visin, el libro celebra los amores del Mesas con el Israel

310
RAU, L.: Op. cit., 1996-1998, T. 1, v. 1. Iconografa de la Biblia, Antiguo Testamento, p. 347.
311
Os 2, 2-13: Protestad de vuestra madre, porque ni ella es mi mujer ni yo soy su marido. Que aleje de su
rostro sus fornicaciones y de entre sus pechos sus prostituciones, no sea que yo la despoje, y, desnuda, la
ponga como el da en que naci, y la convierta en desierto, en tierra rida, y la haga morir de sed(...). La
castigar por los das en que incesaba a los baales y, adornndose con sus anillos y sus collares, se iba con
sus amantes y se olvidaba de mi, dice Yahv.
312
Is 57, 3-13: Acercos, pues vosotros, hijos de la bruja, generacin de la prostituta (...). Los lisos
chinarros del torrente sern tu parte, he ah tu porcin. A ellos hiciste tus libaciones y elevaste ofrendas (...).
Detrs de la puerta y el umbral pusiste tu distintivo, pues, lejos de mi, te descubriste y subiste a tu lecho, lo
ensanchaste y te prostituiste con aquellos cuyo comercio deseaste, compartiendo su lecho (...). Grita, que te
salven tus dolos. A todos los llevar el viento, un soplo los arrebatar. Pero el que en m confa heredar la
tierra y poseer mi monte santo.
313
Jer 3, 1: Si un hombre despide a su mujer y ella se aparta de l, si viniere a ser de otro hombre, volver
aqul a ella de nuevo? No ser del todo profanada esta mujer? T, pues, que con tantos fornicaste, podrs
volver a m? Orculo de Yahv.
314
Jer 31, 31-34: He aqu que vienen das - orculo de Yahv - en que yo har alianza con la casa de Israel y
la casa de Jud, no como la alianza que hice con sus padres cuando, tomndolos de la mano los saqu de la
tierra de Egipto, pues ellos quebrantaron mi alianza y yo los rechac - orculo de Yahve -. Porque esta ser

191
Expositio in Cantici Canticorum

de Dios (...) tomando la forma literaria de las costumbres hebreas, y el


pensamiento de los vaticinios profticos315.

Esta interpretacin alegrica del texto es frecuente desde antiguo. Los


judos, a partir del siglo II d.C. lo entendieron como smbolo del amor de Dios por
Israel y el del pueblo por su Dios, representado en las relaciones entre dos
esposos. Los autores cristianos primitivos, sobre todo Pablo, siguieron esta lnea
de interpretacin aunque identificando lo narrado en el Cantar con las bodas de
Cristo con la Iglesia.

No obstante, Jos ngel Ubieta considera que esta interpretacin resulta


algo forzada, sobre todo si se compara con textos evidentemente alegorizantes
como los de los profetas, quienes, cuando emplean este recurso, ofrecen tambin la
clave de la interpretacin. Por ello, las interpretaciones catlicas ms recientes, que
reanudan la tradicin ms antigua, ven en el libro una coleccin de cantares que
celebra el amor humano plasmado en el matrimonio y bendecido por Dios316.

Desde muy pronto, la amada del Cantar de los cantares se ha considerado


una prefiguracin de la Virgen Mara y los atributos con los que se la describe en
el texto, sobre todo en el canto tercero, van a embellecer con frecuencia las
descripciones que de la Virgen se harn en las letanas, los himnos y los escritos
marianos de toda ndole.

La Sulamita es, por tanto, imagen del pueblo de Dios y, junto con la mujer
del Apocalipsis317, ha dado origen a la iconografa de la Tota Pulchra y
posteriormente a la de la Inmaculada. Pero no es ste el nico punto en comn de
estas dos figuras ya que la mujer del Apocalipsis, que tambin se identifica con la

la alianza que yo har con la casa de Israel despus de aquellos das, orculo de Yahv (...) les perdonar
sus maldades y no me acordar ms de sus pecados.
315
NCAR FUSTER, E. Y COLUNGA, A. (Eds.): Sagrada Biblia. Madrid: Biblioteca de Autores
Cristianos, 1962., p. 699
316
UBIETA, J. . (Dir):Op. cit. Introduccin al Cantar de los Cantares.
317
Ap 12, 1-2: Un gran signo apareci en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y
una corona de doce estrellas sobre su cabeza; est encinta, y grita con los dolores del parto y con el
tormento de dar a luz.

192
Expositio in Cantici Canticorum

Virgen Mara, ha sido en ocasiones entendida como una alegora del pueblo
elegido, ya sea ste el Pueblo de Israel o la Iglesia318. Ejemplos de esta
representacin del pueblo elegido como una mujer son frecuentes tanto en el
Antiguo Testamento319 como en el Nuevo320; adems, el xodo al desierto de la
mujer apocalptica para protegerse del dragn sera equiparable a la huida del
pueblo hebreo esclavizado en Egipto321.

Como ya hemos sealado, los adjetivos de la amada del Cantar de los


cantares unidos a los de la mujer del Apocalipsis reaparecen tambin en las Letanas
marianas. Estos textos surgen en el siglo XII (las venecianas, de Maguncia y
lauretanas) aunque existe el precedente de numerosos himnos bizantinos, como el
llamado Akathistos, o los Khairetismoi, sartas de alabanzas que comienzan con la
palabra Chare (algrate) en recuerdo del saludo del Arcngel Gabriel322.

En resumen, podemos afirmar que estas dos figuras femeninas poseen unas
caractersticas comunes, tanto a nivel formal como simblico. Las dos son ejemplo
de belleza y virtud, prefigura de la Virgen Mara y smbolo del pueblo de Dios, ya
sea Israel o la Iglesia; ambas se han unido en las Letanas marianas y juntas han
dado lugar a conceptos iconogrficos tan complejos como la Tota Pulchra o la
Inmaculada.

Sin embargo, los textos que encontramos en nuestro manuscrito ofrecen una
concepcin del texto bblico que, si bien respeta la interpretacin tradicional
expuesta por san Pablo, se adentra una nueva dimensin teolgica. Con Orgenes
y los comentaristas posteriores (Aponio, Beda o Gregorio entre otros), el conjunto

318
Iconografa mariana: la Inmaculada [catlogo de la exposicin]. Crdoba, 1997. Pgs. 25- 28.
319
Jer 3, 6-10, Ez 16, 22 y Os. 2, 19-20
320
Gl 4, 26 ss, Ef 5, 1-2 y 22-23 y Ap 19, 7 y 21, 9.
321
El hecho de que la mujer apocalptica gritase con los dolores de parto y ansias de parir (Jn 12, 2)
contradice el parto virginal y sin dolor que establece la tradicin para Mara (aunque estos dolores se pueden
entender como smbolo de la pasin de la Virgen como corredentora de Cristo, tal y como se expresa en Lc 2,
35); Sin embargo la figura de la mujer encinta a punto de parir tambin aparece en la Sagrada Escritura para
referirse al Pueblo de Israel, como podemos leer en Isaas 26, 17: Como la mujer encinta,cuando llega el
parto, se retuerce y grita en sus dolores, as estbamos nosotros ante ti, Yahv.
322
Vase PONS, G.: Puerta del cielo. Las letanas de la Virgen. Madrid, 2001, p. 8.

193
Expositio in Cantici Canticorum

de cantos pasa a ser la representacin de la unin mstica del alma con Dios
representada en la esposa que, tras haber hallado la perfeccin, puede adentrarse
en las cmaras del rey. Esta innovadora concepcin del texto bblico se mantendr
a lo largo de la Edad Media a travs de la obra de san Bernardo para alcanzar una
nueva cima en la produccin de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jess.

3. La obra y sus autores

3.1 Beda, el Venerable (673?- 735)

Nace hacia el 673 en Jarrow (Reino Unido); hurfano de padre y madre, a


los siete aos fue llevado por sus parientes en calidad de oblato a la abada de
Wearmouth, floreciente centro de cultura y de ferviente vida monstica, donde a
los diecinueve aos fue ordenado dicono y a los treinta, sacerdote. El Papa
Gregorio II lo llama a Roma pero Beda le suplica que le permita permanecer en
Jarrow de donde slo se alej para establecer las bases de la Escuela de York, de
donde ms tarde saldra el clebre Alcuino. Fue enterrado en el monasterio de
Jarrow y sus restos posteriormente trasladados a la catedral de Durham. En el ao
836, el snodo de Aquisgrn lo declar "Venerable y Doctor admirable".

Se le ha considerado el mejor representante del monaquismo ingls y uno


de los padres de toda la cultura posterior, influyendo, por medio de la escuela de
York y la carolingia, sobre toda la cultura europea. Su obra se caracteriza por un
saber enciclopdico y por tener como objeto principal la enseanza. Bajo su
direccin se hicieron tres copias de la Vulgata, e igualmente tradujo el Evangelio
de Juan al ingls antiguo.

Su obra ms clebre es, sin duda, la Historia eclesistica del pueblo ingls,
crnica de la conversin al cristianismo de las tribus anglosajonas. Adems, Beda
defini un mtodo para datar acontecimientos histrico-religiosos, como la
encarnacin o el nacimiento de Jesucristo, que fue conocido y adoptado en la

194
Expositio in Cantici Canticorum

mayor parte de Europa. Tambin se hicieron clebres sus homilas y sus


comentarios de las Escrituras, basados en interpretaciones generalmente de tipo
alegrico y simblico.

Juliano de Eclano (380-455)

La obra de Beda arremete contra Juliano, obispo de Eclano, depuesto de su


sede episcopal al encabezar la defensa del Pelagianismo, condenado en la Tractoria
del ao 418 por el papa Zsimo.

Juliano nace hacia el 380 en el seno de una noble familia romana y desde
joven acta como lector y dicono en la iglesia de su padre, el obispo Memor. San
Agustn lo llama a Hipona en el 408 y poco despus es nombrado obispo de
Aeclanum por el papa Inocencio. En el ao 418 el papa Zsimo condena el
pelagianismo mediante la epstola Tractoria y exige la adhesin de los obispos;
Juliano contesta con dos cartas en las que pide algunas explicaciones antes de
suscribirla pero el papa no lo acepta y le excomulga junto con 18 obispos italianos
que se haban negado a apoyar la condena.

Juliano, ante estos hechos, escribi al comes de Venecia explicando las


consecuencias de la concepcin del matrimonio que Zsimo defenda, pero ste
remite su carta a san Agustn quien respondi con la obra De nuptiis et
concupiscentia. En la consideracin agustiniana de que desde Adn la humanidad
era una massa peccati necesitada de redencin323 y sobre todo, en sus ideas de que
el apetito sexual provoca el alejamiento del alma humana de Dios, Juliano
encontr indicios de maniquesmo. Segn el obispo de Eclano, las tesis de Agustn
ponan en entredicho la bondad de la creacin y la justicia del creador324 lo que dio
lugar a una agria polmica entre ambos y a una abundante produccin literaria.

323
JEDIN, H. (Dir.): Manual de Historia de la Iglesia. Barcelona, 1980, p. 249
324
QUASTEN, J.: Op. cit., 1986, Vol. 3, p. 585.

195
Expositio in Cantici Canticorum

Tras su deposicin y destierro, Juliano, convencido de la bondad de la


naturaleza humana, se traslada a Oriente donde se dedic a refutar el De nuptiis et
concupiscentia de Agustn con sus dos obras, los Libri quattor ad Turbantium y los
Libri octo ad Florum a los que el obispo de Hipona respondi con su Opus
imperfectum Contra Julianum.

En el ao 439 solicit sin xito el regreso a la comunin eclesistica y su


reposicin en la antigua sede de Eclano pero el dicono Len puso freno a su
peticin; cuando este dicono se convierte en papa en el 440, condena de nuevo a
Juliano que muere en Sicilia en torno al ao 45.

3.1.2 El texto de Beda: difusin e influencias

Aunque existen diversas ediciones de las obras completas de Beda el


Venerable325, segn la Enciclopedia Catlica, a fecha de 1913 no se haba publicado
ninguna basada en el cotejo cuidadoso de los manuscritos, ya que la edicin de
Giles y Migne326 mostraba pocas o ninguna mejora con respecto a la bsica de 1563
o la de Colonia de 1688327.

Santiago Aguad seala tambin que es escasa la presencia de las obras del
irlands en las bibliotecas espaolas328. En concreto, el Comentario al Cantar de los
Cantares de Beda no ha sido demasiado difundido o estudiado, quiz por la
importancia otorgada a sus obras histricas aunque, en su propia opinin y en la

325
La primera edicin conservada de las obras completas es la que Josse Bade y Jean Petit comienzan a
publicar en 1521.
326
Venerabilis Bedae Anglo-Saxonis Presbyteri opera omnia. Parisiis: excudebatur et venit apud J.P. Migne
editorem, 1850.
327
CatholicEncyclopedia. London: The Encyclopedia Press, 1913. Utilizamos la edicin digital: Catholic
Encyclopedia [En lnea] [Consulta 23-10-08] [http://www.newadvent.org/cathen/], letra B, Bede, the
Venerable. Las ediciones a las que hacen alusin son: Opera Bedae ...omnia in octo tomos distincta ....
Basileae: per Ioannem Heruagium, 1563 y Venerabilis Bedae ... Operum tomus secundus quo eiusdem
philosophia, mathesis et chronologia sive de natura rerum, ratione temporum, sex mundi aetatibus,
philosophiae elementis. Coloniae Agrippinae : apud Ioannem Wilhelmum Friessem juniorem, 1688.
328
AGUAD NIETO, S.: Op. cit., 2002, p. 72-73

196
Expositio in Cantici Canticorum

de sus contemporneos, las obras exegticas fueron las ms importantes de su


produccin329.

Son mltiples las influencias de otros autores que se han identificado en el


Comentario de Beda al Cantar de los Cantares, aunque no hay acuerdo en cules
fueron las vas de llegada de dichos prstamos. La primera y ms sealada es la de
la obra de Orgenes (185-254), cuya repercusin fue determinante en muchos de
los exegetas posteriores del libro bblico. David Hurst identifica hasta veinte
prstamos del alejandrino en la obra de Beda pero Holder seala que no hay
evidencia directa de ello, ni tampoco reminiscencias probadas otros autores
propuestos, como Justo de Urgel, Gregorio de Elvira, san Isidoro de Sevilla o san
Jernimo330. Para Hurst son slo los autores que el propio Beda cita en su
comentario los que deben considerarse elementos de inspiracin: Juliano de
Eclano, Aponio y san Gregorio Magno.

Para algunos autores, el propio Liber de Gratia Dei, que da comienzo a la


obra, sera la forma de Beda de exculparse por haber empleado ideas del obispo de
Eclano, condenado por hereja331. Holder considera que se trata ms bien de una
forma de sealar al lector menos formado cules fueron los errores de Juliano, de
tal forma que el resto de su produccin teolgica fuera aprovechable desde el
punto de vista de la ortodoxia. As, en el prefacio, Beda seala que la obra de
Juliano, al que llama serpiente entre la hierba por haber camuflado la hereja de
seductora elocuencia, no debe ser rechazada por completo, sino purgada de sus
errores332.

329
Catholic Encyclopedia [En lnea] [Consulta 23-10-08][http://www.newadvent.org/cathen/], letra B, Bede,
the Venerable.
330
HOLDER, A. G.: The patristic sources of Bedes commentary on the song of songs En: International
Conference on Patristic Studies (13th. 1999. Oxford): Historica, biblica, theologica et philosophica. Leuven:
Peeters, 2001, p. 370-71.
331
WARD, B.: The Venerable Bede. Harrisburg: Pa., 1990, p. 76. Recogido en HOLDER, A. G.: Op. cit., p.
371
332
HOLDER, A. G.: Op. cit., p. 371

197
Expositio in Cantici Canticorum

La influencia de Gregorio Magno es ms que evidente, dado que el ltimo


libro de la obra de Beda es una recopilacin de las alusiones al Cantar de los
Cantares en diversas obras del pontfice. Este hecho parece confirmar, adems, que
Beda no conoci el Comentario al Cantar de los Cantares de san Gregorio, ya que, en
ese caso, no habra desarrollado la paciente labor de compilacin de sus otras
opiniones sobre el libro bblico333.

Para Holder la gran fuente de inspiracin de Beda es, sin duda, Aponio334,
cuyo nombre menciona en dos ocasiones y al cual cita en varias partes del texto335.
Como seala Ramos-Lisson, Aponio bebe directamente de Orgenes e influye
tambin en la obra de Gregorio, quien probablemente emple tanto la obra
original del alejandrino como la reinterpretacin que de su comentario hizo el
monje336. Por tanto, es Orgenes la fuente ltima de la obra de Beda, aunque sus
planteamientos llegasen a su conocimiento a travs de las lecturas de Gregorio y
Aponio.

3.2 San Gregorio Magno ( 604)

Nacido hacia el 540 en una familia de la nobleza romana, vivi los


momentos ms crticos de la cada de Roma y los primeros de una nueva poca
ascendente. Se ha considerado que con l se cierra el perodo de los grandes
Padres y literatos de la Iglesia de Occidente y se abre una nueva edad cuyo
espritu fue capaz de concretar en obras que seran claves hasta san Bernardo,
santo Toms y santa Teresa.

333
Ibd., p. 372
334
Los datos sobre Aponio son escasos. Algunos autores le consideran un abad que vivi entre finales del
siglo IV y principios del V en el norte de Italia o cerca de Roma. Al respecto, vase: HOLDER, A. G.: Op.
cit., p. 372.
Segn Johannes Witte las fechas de composicin del escrito de Aponio se sitan entre el 405 y el 416. Vase
WITTE, J.: Der Kommentar des Aponius zum Hohenliede. Erlangen: [s.n.], 1903, p. 28.
335
HOLDER, A. G.: Op. cit., p. 373
336
RAMOS-LISSON, D.: En torno a la exgesis de san Gregorio Magno sobre el Cantar de los Cantares
en Teologa y vida. [En lnea]. 2001, Vol. 42, n 3, I.3. [Consulta: 20-10-2008]
[http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-
34492001000300001&lng=es&nrm=iso&tlng=es]

198
Expositio in Cantici Canticorum

Su formacin fue hondamente cristiana por su mbito familiar, ya que entre


sus antepasados se encontraba el papa Felix III. Su padre se dedic al fin de su
vida al servicio de la Iglesia como regionario y su madre pas los ltimos aos en
el monte Aventino, en absoluto retiro; adems, varios de sus familiares fueron
canonizados.

Gregorio obtuvo una slida formacin en leyes y comenz la carrera


poltica, hasta que un encuentro con monjes procedentes de Montecassino hizo
que tomase los hbitos. Benedicto I lo envi como nuncio a Constantinopla, donde
pas ocho aos. A su vuelta a Roma tuvo lugar la crecida del Tiber que se cobr,
entre otras muchas, la vida del papa Pelagio II; el clero, el senado y el pueblo,
eligieron a Gregorio nuevo papa.

El santo public la Regula Pastoralum, que fue el cdigo de los obispos


durante la Edad Media. Igualmente, restaur la disciplina, renov el culto y la
liturgia con el famoso Sacramentario y dio al pontificado un gran prestigio.
Foment el culto de las reliquias, y la piedad y devociones populares, aunque, la
reforma ms famosa fue la de la liturgia y el canto, que aun en un solo rito
llamado, en su memoria, gregoriano. Logr la conversin de Inglaterra gracias a
Agustn de Canterbury y en su tiempo se celebr el III Concilio de Toledo (589) en
el que los visigodos abjuraron del arrianismo.

Es el escritor ms fecundo de los papas medievales. Entre sus obras


destacan los ya citados Sacramentario y la Regla pastoral, as como Epistolario, con
859 cartas, las 22 homilas sobre Ezequiel y el Comentario a los libros de Job (Moralia
In Job) que tanto usaron otros santos como Teresa de Jess. Junto con san
Ambrosio, san Agustn y san Jernimo, es uno de los cuatro padres de
Occidente337.

337
Se pueden consultar, entre otras, la biografa del santo escrita por el Conde de Montalembert San
Gregorio Magno. Buenos Aires: Compaa de Editoriales y Publicaciones Asociadas, 1941 o la ms reciente
MARKUS, R. A.: Gregory the Great and his world. Cambridge: Cambridge University Press, 1997.

199
Expositio in Cantici Canticorum

3.2.1. Autenticidad y trascendencia del texto.

Las ediciones publicadas hasta el momento de la Expositio slo presentan el


comentario a los ocho primeros versos del Cantar de los Cantares, aunque parece
que Gregorio realiz la exgesis del texto completo del poema, como se desprende
de ciertas referencias en textos de san Columbano e Ildefonso de Toledo338.

Si tomamos como referencia las transcripciones modernas de la obra, lo que


en el manuscrito de la Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense aparece
como Prima homilia (fol. 132-140) recogera los captulos 1 al 25 del Comentario,
mientras que la Secunda homilia (fol. 140-146) coincide con los captulos 26 a 46 del
mismo339.

La autenticidad de este comentario ha sido bastante discutida. Segn


Melquades Andrs no parecen pertenecer al Santo las obras recogidas por Migne
en el tomo 79 de la Patrologa Latina, entre las que se encuentra el Comentario al
Cantar de los Cantares, ya que aunque san Gregorio predic sobre este y otros
libros del Antiguo Testamento, la compilacin que en vida del santo hiciera el
monje Claudio de la Comunidad de Monte Celio result tan ajena al sentido
original de las homilas que el propio Gregorio decidi retirarla340.

En una carta al subdicono Juan de Rvena en enero del 602, san Gregorio
le encarga con premura que recoja los mencionados comentarios transcritos por
Claudio, lo que, en opinin de Domingo Ramos-Lisson, permiti al santo
recuperar los textos pero, probablemente, no impidi que ciertas copias apcrifas
circularan mientras tanto341.

Meyvaert afirma que la Expositio es, por su estructura, estilo y lenguaje,


netamente gregoriana, sin intervencin alguna del monje Claudio, mientras que la
presencia de algunas frases sincopadas ponen de manifiesto el carcter oral de su

338
Al respecto, vase RAMOS-LISSON, D.: Op. cit., I.1 y notas 8 y 9.
339
GREGORIO I, PAPA, SANTO: Op. cit. 1862. Tomus quintus. Col. 471-492.
GREGORIO I, PAPA, SANTO: Op. cit., 1983, p. 68-140
340
GREGORIO I, PAPA, SANTO: Op. cit., 1958, p. 47.
341
RAMOS-LISSON, D.: Op. cit. I.1

200
Expositio in Cantici Canticorum

composicin342. Francis Clark tambin considera que los fragmentos conservados


de este comentario son netamente autnticos, aunque no circularan en vida del
Santo343.

Por otra parte, el que en el incipit de los manuscritos ms antiguos


apareciera la palabra exceda, variante de scheda, trmino con el que se llamaba a
los cuadernos de apuntes como los usados para tomar notas de los comentarios
del papa, hace pensar a Verbraken que este comentario habra sido tomado de los
archivos papales y es garanta de su autenticidad344.

En lo referente al ttulo de la obra existe tambin cierta polmica. Los


Maurinos, la Patrologa Latina de Migne y Verbraken en el Corpus Christianorum la
denominan expositio, aunque editores anteriores, como Dekkers, consideraron que
se trataba de un conjunto de homilas345

Ediciones de las obras completas del Santo realizadas en poca moderna,


como la de Rigaud de 1705346, no recogen este comentario al libro del Antiguo
Testamento, aunque s incluyen una tabla de referencias al Cantar de los Cantares
que san Gregorio emplea en otras obras.

3.2.2 Las influencias de san Gregorio

Son varios los prstamos de otros autores que se pueden identificar en la


obra de san Gregorio. La influencia ms evidente es la de Orgenes, palpable no
slo en la triple interpretacin de la escritura (literal o histrica, alegrica y moral)
sino tambin en ciertos conceptos de la exgesis del alejandrino que Gregorio
retoma en su propio comentario. Las ideas de Orgenes llegaran a su obra a travs

342
MEYVAERT, P.: The Date of Gregory the Greats Commentaries on the Canticle of Canticles and on I
kings, en SE 23 (1978-1979), pp. 212-216. Recogido en RAMOS-LISSON, D.: Op. cit. nota 13.
343
CLARK, F.: The Pseudo-Gregorian dialogues. Leiden: E. J. Brill, 1987, Vol. 2, p. 419-20.
344
GREGORIO I, PAPA, SANTO: Expositiones: In Canticum Canticorum, In Librum Primum Regum
(Recensuit Patricius Verbraken). Turnholti: Brepols, 1963, p. VIII.
345
Sobre esta polmica, vase RAMOS-LISSON, D.: Op. cit. I.2.
346
Sancti Gregorii Papae I cognomento magni Opera omnia... / studio [et] labore monacharum Ordinis
Sancti Benedicti . Tomus primus quartus. Parisiis: sumptibus Claudii Rigaud, 1705.

201
Expositio in Cantici Canticorum

de la lectura directa o, quiz, a travs de los textos de Aponio, cuya influencia ya


se ha sealado al hablar del Comentario de Beda el Venerable347.

Resulta tambin indudable la honda presencia de san Agustn en la obra de


Gregorio Magno y, aunque el primero no realiz como tal un comentario del libro
bblico, las referencias a ciertos versculos del Cantar que encontramos en varios de
los escritos agustinianos sern tambin recogidas por Gregorio en su
comentario348.

Por otra parte, como seala Blanger, la gran coherencia del pensamiento
gregoriano hace que determinados conceptos reaparezcan una y otra vez a lo largo
de la obra del pontfice y as, en la exgesis al Cantar de los Cantares, retoma ideas
planteadas ya en una de sus primeras obras, los Moralia in Job, en donde ya
expone su concepto de la ceguera del ser humano a consecuencia del pecado
original349.

3.3 La interpretacin del Cantar de los Cantares: de Orgenes a Beda

Tras la exposicin del entramado de influencias que marcan a nuestros


autores, queda claro que es Orgenes el punto de partida esencial en la
interpretacin cristiana del libro bblico, aunque tanto Gregorio como Beda hayan
aportado elementos originales, bien de su cosecha o retomando a Aponio o san
Agustn.

El Comentario al Cantar de los Cantares es, en opinin de san Jernimo, la


obra maestra de Orgenes350. La originalidad del alejandrino radica en que, si bien
respeta la interpretacin tradicional de que el conjunto de poemas representa la

347
La influencia de Orgenes en la obra de san Gregorio ha sido estudiada por P. De Lubac, Blanger y
Meyvaert entre otros. Vase RAMOS-LISSON, D.: Op. cit. III.1, notas 44-47
348
Blanger establece relaciones, entre otros escritos, con De doctrina Christi, Enarrationes in Psalmos y en
el Comentario al Evangelio de Juan. Vase GREGORIO I, PAPA, SANTO: Op. cit., 1984, p. 30-34
349
Ibdem, p. 41-43.
350
ORGENES: Comentario al Cantar de los Cantares. Madrid: Ciudad Nueva, 1994, p. 22.

202
Expositio in Cantici Canticorum

unin de Cristo con su Iglesia, como expone san Pablo en Ef. 5, 31 y ss351, propone
adems la identificacin de la esposa con el alma que tiende a Cristo. Partiendo de
la interpretacin literal del texto, el autor emprende el camino habitual en toda su
produccin: tras la lectura alegrica del texto se llega a la interpretacin moral que
es la ms importante, pues supone la aplicacin de los conceptos expuestos a la
vida del creyente.

Tradicionalmente, el tema fundamental en la interpretacin del Cantar de los


Cantares haba sido el contraste entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre
Israel y la Iglesia cristiana, de tal modo que los amigos del esposo simbolizaron
con frecuencia a los profetas, mientras que las hijas de Jerusaln, a las que alguna
vez se dirige la novia, simbolizaran el pueblo de Israel que no ha querido aceptar
el mensaje de Cristo. Sin embargo, para Orgenes la Iglesia no empez con Cristo
sino que existi desde el comienzo del mundo y ha vivido siempre a la espera de
Salvador. La unin con el esposo supone el paso de la imperfeccin de la ley a la
perfeccin de la gracia y es ste el mensaje fundamental del texto352.

Esencial resulta tambin la distincin que establece Orgenes entre los fieles
incipientes y los perfectos, con el fin de resaltar que todo cristiano, sea cual sea su
condicin, ha de tratar de progresar en su unin con Cristo, a imitacin de la
Esposa del Cantar, entendida como expresin del alma perfecta que ya ha llegado
a la unin definitiva con Dios, mientras que las doncellas, almas an imperfectas,
corren tras el aroma del esposo353.

Es esta la lnea de interpretacin que van a continuar los otros


comentaristas. Beda considera que el Cantar es una alegora de los misterios de
Cristo y su Iglesia representados en las figuras de los amantes, un acercamiento

351
Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre y se unir a su mujer, y los dos se harn una carne.
Gran misterio es ste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. Ubieta, sin embargo, considera que este
versculo hace alusin al Gnesis.
352
ORGENES: Op. cit., 1994, pp. 27-28.
353
Ibd., p. 29.

203
Expositio in Cantici Canticorum

teolgico a la historia del mundo, cuyo epicentro sera la encarnacin del Verbo354.
Por su parte, Gregorio, al explicar el Cantar de los Cantares, se adentra en la
experiencia del alma que anhela el conocimiento de Cristo y que invoca la
experiencia de Dios, no a travs del temor sino del amor355.

354
HOLDER, A. G.: Op. cit., p. 370
355
RECCHIA, V.: Lettera e profezia nell'esegesi di Gregorio Magno. Bari: Edipuglia, 2003, p. 74

204
Expositio in Cantici Canticorum

4. Anlisis de las imgenes

El Cantar de los Cantares no ha sido un tema grato para el arte, como deja
patente la escasa cantidad de representaciones que encontramos. En opinin de
Javier Morales Vallejo, a pesar de su belleza conceptual y visual y de su estructura
dramtica y descriptiva, el libro bblico es el gran ausente del arte cristiano356.

La exgesis fundamentalmente
alegrica que prima en los comentarios
bblicos medievales se reprodujo a veces
de forma grfica en la miniaturas de
manuscritos ricamente decorados, como
el MS 19 del Kings College, en el que
vemos la representacin de los amados
del Cantar entendidos como Cristo y su

Fig. 12. Beda super Cantica canticorum, S. XII Iglesia (Fig. 12).
in. Kings College, MS 19, fol. 21v

Sin embargo, lo ms frecuente es encontrar que el


texto se acompaa de iniciales vegetales, como
ocurre en otras partes del mismo manuscrito (Fig.
13), en el Cdice Ripoll 116 o en el Complutense.

Fig. 13. Beda super Cantica canticorum, s. XII in. Kings


College, MS 19, fol. 54v

Como hemos sealado en el estudio codicolgico, la escritura carolina de


nuestro manuscrito es dextrgira, caracterstica que aparece con frecuencia en
cdices catalanes de este momento. El cdice Ripoll 116, conservado en el Archivo

356
MORALES VALLEJO, J.: El Cantar de los Cantares. Arte y palabra en MAGAZ, J. M. (Ed.): El
Cantar de los Cantares y el arte: jornada de arte sacro. Madrid: Facultad de Teologa de San Dmaso, 2007,
p. 15.

205
Expositio in Cantici Canticorum

de la Corona de Aragn y datado en el siglo XI, contiene la misma combinacin de


textos presente en el manuscrito complutense y, aunque ambos manuscritos son
de manos diferentes, presentan un ductus muy similar, as como semejanzas
estilsticas apreciables en las capitales (Figs. 14-17), los ttulos de partes y en la
organizacin de la pgina que ponen de manifiesto la relacin entre ambas piezas
y plantean la posibilidad de que el manuscrito complutense sirviera de modelo
para el cdice Ripoll 116357.

Fig. 14. In cantica canticorum allegorica Fig. 15. Expositio in Cantici Canticorum
expositio. Archivo de la Corona de Biblioteca de la Universidad
Aragn. MS Ripoll 116 (S. XI), fol. 42r Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.
XI), fol. 53v

Fig. 17. Expositio in Cantici


Fig. 16. In cantica canticorum allegorica Canticorum. Biblioteca de la
expositio. Archivo de la Corona de Universidad Complutense de
Aragn. MS Ripoll 116 (S. XI), fol. 77r Madrid. Mss. 38 (S. XI), fol. 101r

357
VIGU, J. (Dir.): Op. cit, 1984-1998, Vol. 10, p. 322 y ss.
El cdice Ripoll 116 se halla incmpleto por el final por lo que, en el caso de que esxistiera relacin, el
Complutense habra servido de modelo para el 116.

206
Expositio in Cantici Canticorum

Como sealbamos al inicio del presente estudio, tradicionalmente las


iluminaciones de manuscritos (cuando se trata de letras capitales, orlas y adornos
marginales y no de escenas narrativas) se han entendido como meros adornos,
muestra de la imaginacin y de la capacidad esttica del ilustrador. Sin embargo,
consideramos que en el presente manuscrito, la decoracin de las capitales tiene
un cierto carcter simblico y, aunque slo algunas constituyen en s mismas
conceptos iconogrficos completos, s aluden de una manera u otra al tema de la
lujuria, la idolatra o la gracia redentora, en consonancia con los mensajes que
transmite el texto.

As, junto a representaciones elaboradas que expresan inequvocamente


conceptos desarrollados en el comentario, es frecuente ver aparecer otros
elementos ms sencillos pero con una evidente carga simblica, tales como
elementos vegetales empleados como estilizacin del rbol de la vida, pero con el
mismo significado que ste, o animales entrelazados que hacen alusin a la
muchedumbre de los salvados, en un recurso iconogrfico muy empleado desde el
arte paleocristiano358.

En todas las miniaturas se ha utilizado una tinta oscura para delimitar los
contornos y cuatro colores (azul, verde, rojo y pardo) para el relleno. Adems, casi
todas las figuras presentan una gruesa lnea roja en su contorno exterior que, en
ocasiones, se extiende formando un fondo para la letra, como podemos observar
en los nmeros 77v y 122r. Otras veces es el color azul el que se emplea para
rellenar el espacio que se forma dentro de la letra, como en los ejemplos 9v, 11r,
15r, 101r y 133r.

El dibujo resulta somero pero tremendamente expresivo, con lneas seguras


y enrgicas (sobre todo en las caras) que dan carcter a los seres que representan,

358
Existen numerosos ejemplos desde el arte paleocristiano, como son las crteras de San Vital de Rvena, el
friso intermedio del testero de Quintanilla de las Vias, en los cimacios y las impostas de las bvedas de san
Pedro de la Nave o en los capiteles historiados del panten de san Isidoro de Len

207
Expositio in Cantici Canticorum

en especial cuando se trata de animales, ya que las dos figuras humanas que
aparecen resultan bastante estereotipadas.

En lo referente al texto ilustrado, no resulta fcil saber qu textos bblicos


utilizaron los primeros exegetas cristianos ni tampoco los medievales. En el caso
de Orgenes, deducimos por sus palabras que emple la Septuaginta en su
comentario, aunque l mismo seale que ha consultado otras versiones359.
Tambin san Gregorio emplea a veces trminos que no corresponden a la Antigua
Vulgata mientras que el texto de Beda parece ms cercano a sta versin, aunque
no en todos los casos360.

4.1. Las miniaturas

Folio 1r:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 1r
[Inicio del texto: Incipit liber Beda persbiteri de Gratia Dei contra julianum. Scripturus iuvante superna
gratia in cantica canticorum primo admonendu putavi lectore ut opuscula iuliani eglanesis ex episcopis de
campania.]

359
ORGENES: Op. cit., 1994, cap. 3,14.
360
Para homogeneizar las referencias a captulos y versculos, empleamos en todos los casos del presente
estudio: Nova vulgata Bibliorum Sacrorum editio: sacros, oecum, concilii Vaticani II ratione habita issu
Pauli PP. VI recognita auctoritate ioannis Pauli PP. II promulgata. Vaticano: Libraria Editrice Vaticana,
1979. Las citas en castellano estn tomadas de UBIETA, J. A. (Dir): Op. cit., 1999. [Edicin en CD-Rom].

208
Expositio in Cantici Canticorum

Letra S realizada con entrelazo de cintas y tallos vegetales. Una figura de


hombre vestida con camisa azul y pelo al estilo normando361 se entrelaza con la
letra como si tratase de trepar por ella o se encontrase atrapado. Los trazos de la
letra no pasan exclusivamente por delante o detrs de la figura sino que parecen
atravesarla.

Como ya se ha sealado en la introduccin, el cdice comienza con el Liber


de Gratia Dei contra Julianum, obispo de Eclano, seguidor de las ideas pelagianas
contra el que ya escribi san Agustn. Para algunos autores, este primer libro sera
la forma de Beda de exculparse por haber empleado ideas de Juliano,
excomulgado por hereja, aunque, segn Holder, se tratara ms bien de una
forma de sealar al lector menos formado cules fueron los errores de Juliano de
tal forma que la parte cannica de su obra pudiera ser aprovechada362.

Mientras que la raposa de la miniatura 36r parece atrapada entre las cintas,
el hombre que vemos aqu parece trepar por los tallos como si stos fuesen una
tabla de salvacin, concepto que reaparece muchos los ejemplos del manuscrito
(36r, 53v, 140v) donde los elementos vegetales simbolizan el mensaje de Cristo, la
redencin, o la presencia de la divinidad. Segn Chevalier, la cinta comparte el
significado de las ligaduras o nudos pero, mientras que el de estos dos ltimos es
casi siempre negativo, cuando la primera forma lazos o crculos suele simbolizar la
continuidad y la participacin en la perfeccin. La cinta es la manifestacin de la
victoria pero puede atrapar al vencedor en la vanidad y estrangularlo en el sentido
moral o psicolgico363.

Teniendo en cuenta que el primer libro de la obra de Beda es un aviso al


lector sobre las falsas doctrinas de Juliano, el miniaturista pudo buscar aqu la
representacin de los errores del telogo, generados quiz por su vanidad, o la

361
Representaciones similares se pueden encontrar en obras coetneas como el tapiz de Bayeux (Med. del s.
XI).
362
HOLDER, A. G.: Op. cit., p. 371.
363
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., 2003, pp. 295-296

209
Expositio in Cantici Canticorum

misma expresin que los canteros de San Martn de Frmista o San Isidoro de
Len que en sus representaciones de hombres sobre leones siendo devorados por
otros leones aluden al hombre que se aferra a Cristo para evitar que el pecado lo
consuma (aunque en Frmista y Len podran aludir tambin al hombre aferrado
al pecado que acaba siendo devorado por ste).

Folio 9v:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 9v
[Da inicio a un resumen de la interpretacin simblica de cada versculo del Cantar de los Cantares:
Capitula in Cantica Canticorum.]

Letra S con forma de serpiente que se retuerce sobre s misma. El animal


presenta la cola enrollada y gira la cabeza para morder el ala verde terminada en
garra con forma similar a una lira. El contorno aparece delimitado con tinta oscura
y rodeado por un grueso trazo rojo; en la parte ms externa del animal se aprecia
una decoracin de semicrculos azules a modo de escamas.

Toda la interpretacin alegrica que encontramos en este resumen versa


sobre la oposicin entre la Sinagoga y la Iglesia, el Antiguo y el Nuevo Testamento
por lo que quiz la lucha entre la serpiente y el ave sea una alusin a este conflicto.

210
Expositio in Cantici Canticorum

La forma del ala, as como la terminacin en garra, parece querer


representar un guila, animal con connotaciones sumamente positivas que, en
ocasiones, representa la realeza y la Ascensin de Cristo. El guila es un animal
solar, soberano del cielo, igual que el len lo es de la tierra y, para el Pseudo
Dionisio Areopagita, rene en s misma los aspectos de agilidad, prontitud y
vigor364. En la Edad Media se compara la plegaria del creyente con las alas del
guila que se elevan hacia la luz365. Representa tambin uno de los aspectos de los
seres vistos por Ezequiel y de los Vivientes apocalpticos y una de las asociaciones
ms frecuentes del guila es con el evangelista san Juan, partiendo de la relacin
establecida por san Jernimo en su prlogo a los evangelios366.

En ocasiones el Tetramorfos se entiende con matiz cristolgico, debido a la


asociacin que establecen san Jernimo, Gregorio Magno o san Honorio de Autun,
entre otros367. Santiago de la Vorgine en la Leyenda Dorada escribe:
Cabe tambin pensar que los cuatro animales vistos por Ezequiel representan al
propio Jesucristo, protagonista de los relatos evanglicos, puesto que el simbolismo de las
cuatro caras es perfectamente aplicable a l; la cara de hombre significara su condicin
de hombre verdadero, nacido de una virgen; la de buey, su misin de mstico novillo
destinado a ser sacrificado en su Pasin; con la de len se tratara de darnos a entender
que por s mismo recuperara la vida en su Resurreccin; y con la de guila, que se
remontara hasta el cielo en su Ascensin368.

El bestiario de Philippe de Than habla as del guila:


El guila es la reina de las aves, como lo muestra este hermoso ejemplo. En el texto
latino, la llamamos clarividente, pues mira al sol cuando ms luce ste, contemplndolo
directamente sin guiar los ojos (...). Cuando envejece, se vuelve torpe y le falla la vista;
entonces remonta a lo alto del cielo, se incendia al calor del sol, y quema sus alas y la

364
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. Cit, p. 63
365
dem.
366
De la Vorgine atribuye a san Jernimo las palabras el guila, finalmente, por volar a mayor altura que
las dems aves, simboliza apropiadamente al evangelista Juan, que con especial elevacin escribi sobre la
divinidad de Cristo. VORGINE, S. de la: Op. cit., 1982, p. 669.
367
Ibd., p. 49, CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 435-436 y CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit.,
p. 988.
368
dem.

211
Expositio in Cantici Canticorum

nube de sus ojos, tan hbil y prudente es. Cuando ha hecho esto el guila, se dirige a
Oriente, donde ve un manantial cuyas aguas son claras y sanas: y tal es su naturaleza que
una vez que se ha zambullido tres veces en la fuente, recupera su juventud (...). El guila
representa al Hijo de la Virgen Mara, que es rey de todo el mundo sin duda alguna, que
vive en las alturas y ve muy lejos, y sabe lo que debe hacer369.

La serpiente, por su parte, puede, en ocasiones, tener connotaciones


positivas derivadas de alguna de sus cualidades. As la vemos aparecer en
Nmeros 21, 6-9, donde la serpiente de bronce que Yahv manda hacer a Moiss
devuelve la salud a muchos israelitas mordidos por las terrestres. Por ello, algunas
veces y hasta el siglo XIII, Cristo que regenera a la humanidad aparece
representado como una serpiente de bronce sobre la cruz, tal y como se lee en el
poema mstico traducido por Rmy de Gourmont370. En Mateo 10, 16, Jess dice a
sus discpulos os envo como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes
como serpientes y sencillos como palomas y en el evangelio de Juan el propio
Cristo se compara a la serpiente de bronce371. Tambin san Bernardo la considera
smbolo de la prudencia, virtud que regula todas las dems y sin la que cualquiera
de ellas se convertira en vicio.

Sin embargo, la imagen de la serpiente que predomina en el arte cristiano es


la que se nos muestra en el Gnesis372 o en el Apocalipsis373, es decir, la de un ser
dotado de poder que, por robado, se convierte en ilegtimo y maligno. La cola
anillada, como veremos tambin en la miniatura del folio 77v, refuerza en algunos
bestiarios la vinculacin de la serpiente con el demonio, al que llaman el mayor de

369
MALAXECHEVERRA, I. (Ed.): Bestiario medieval. Siruela. Madrid, 1996, p. 74-75
370
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit, p. 935 y ss.
371
Jn 3, 13-15: Nadie sube al cielo sino el que baj del cielo, el Hijo del hombre, que est en el cielo. A la
manera que Moiss levant la serpiente en el desierto, as es preciso que sea levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que creyere en l tenga la vida eterna.
372
Gn 3, 14 y ss: Entonces Yahv Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminars, y polvo comers todos los das de
tu vida. Enemistad pondr entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: l te pisar la cabeza mientras
acechas t su calcaar.
373
Ap 12, 9: Y fue arrojado el gran Dragn, la Serpiente antigua, el llamado diablo y Satans, el seductor
del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ngeles fueron arrojados con l.

212
Expositio in Cantici Canticorum

los reptiles, pues en sus nudos quedan atrapados los pecadores. Para Cirlot, los
anillos estranguladores representan la fuerza374.

En la iglesia de la Virgen de Mueras (Bolea, Huesca), del siglo XII,


encontramos varias representaciones que presentan ciertas similitudes con
algunas iniciales del presente manuscrito. De los capiteles que conserva la ermita,
cinco presentan el mismo motivo: una especie de hombre guila con la cabeza en
forma de valo, cuerpo rectangular y dos medios cilindros a modo de piernas que
en uno de los casos presentan un remate en garra (Fig 18). Otros dos capiteles
gemelos muestran un hombre erguido, inmovilizado por dos serpientes con
cuerpo anillado que le muerden las muecas y un guila cuyas alas son mordidas
por dos serpientes exactas a las anteriores.

Fig. 18. Capitel con hombre-guila. Siglo XII. Iglesia de la Virgen de Mueras (Bolea, Huesca).

Adolfo Castn, en su anlisis del programa iconogrfico de esta iglesia,


establece cierta relacin entre los capiteles y la escatologa islmica, siguiendo la
interpretacin de Francisco iguez375. En opinin de Castn, el hombre sin rostro
con alas de guila podra representar a los condenados de la cuarta morada
infernal que no tienen ojos pero s alas, segn la descripcin del hadiz de Abdal

374
CIRLOT, J. E.: Op. cit., 1978, p. 409.
375
IGUEZ ALMECH, F.: "La escatologa musulmana en los capiteles romnicos". Prncipe de Viana, Ao
n 28, N 108-109, 1967, pp. 265-276.

213
Expositio in Cantici Canticorum

Benomar376. El hombre atrapado por serpientes sera, segn lo descrito por


Samarcandi, bien el avaro al que los reptiles devoran las manos o el pecador que
niega la oracin377. Por su parte el guila, la figura ms cercana a nuestra
miniatura, se relacionara con lo narrado por Avicena al respecto de las almas que
no alcanzan la perfeccin y estn unidas an a lo terrenal por fuertes ligaduras,
representadas en las serpientes, que les impiden ascender a las moradas celestes378.

Segn Cirlot, el guila y la serpiente aparecen frecuentemente en lucha en la


iconografa, principalmente antigua y medieval, y en esta lucha la funcin del
guila es corregir las fuerzas oscuras simbolizadas en la serpiente379. Un tema que
enlazara con este concepto y que presenta ciertas similitudes formales con la
miniatura que analizamos es la lucha entre un ave y una serpiente que aparece en
los Beatos de la familia IIa y IIb380. Con frecuencia, este tema se ha interpretado
como la lucha entre el guila y la serpiente381 aunque Yarza considera que en
realidad se trata de un ave extraa oriental de cuello acorazado, fuerte pico y
potentes garras.

Plinio, en su Historia natural describe un tipo de guila que se revuelca en el


polvo, para luego cegar al ciervo con el que se enfrenta y sacudirle con sus alas
hasta que ste se despea. En el mismo pasaje, el guila se enfrenta tambin con la
serpiente que ataca sus huevos, en una lucha ms cruenta y mucho ms incierta,
aunque en los aires382. La representacin del texto original de Plinio la
encontramos en pilas de abluciones hispanomusulmanas como las de Almanzor
(Fig. 19) y de Abd al-Malik, y tambin en otro tipo de piezas califales como la

376
CASTN SARASA, A.: "El romnico de la Virgen de Mueras (Bolea)" en Argensola: Revista de
Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, n 87, 1979, p. 148.
377
IGUEZ ALMECH, F.: Op. cit., 1967, p. 271
378
CASTN SARASA, A.: Op. cit, p. 148.
379
CIRLOT, J.E.: Op. cit., p. 71.
380
Clasificacin de W. Neuss.
381
As lo considera Churruca en su obra Influjo oriental en los temas iconogrficos de la miniatura espaola.
Siglos X al XII. Madrid, 1939, p. 61. Tambin Carlos Cid e Isabel Vigil interpretan que el ave es en realidad
un guila. Vase CID, C. y VIGIL, I.: La miniatura del guila y la serpiente en los beatos Medievalia, n
10, 1992, pp. 115-132
382
PLINIO EL VIEJO, Historia natural, libro X (IV, 5). Traduccin del pasaje en CID, C. y VIGIL, I.: Op.
cit. 1992, pp. 115-132

214
Expositio in Cantici Canticorum

arqueta de Leyre. Un ejemplo cristiano se halla en el folio 165v del Beato de


Gerona (975) (Fig. 20) donde se lee Coreus et aquila in venatione383.

Fig. 20. Beato de Gerona. 975. Catedral de Gerona, Archivo


Fig. 19. Pila de Almanzor.
Capitular. Ms. 14320, fol. 165v.
Siglo X. Museo de la
Alhambra (Granada).
.

Dado que en el cristianismo el ciervo era


considerado un animal benfico, en los Beatos (Fig. 21)
fue substituido por la serpiente (que tambin aparece en
la leyenda) y pas a encarnar la victoria de Cristo sobre el
mal, segn el texto de Beato384.

Fig. 21. Beato de Saint Sever. Siglo XI. Biblioteca Nacional de


Francia. MS.8878, fol. 13r.

383
Segn Gonzalo Menndez Pidal, el animal semejante a un grifo que el Beato denomina Coreus, es en
realidad el animal que en la Persia sasnida se llam Simurgh, especie de fnix que en su configuracin de
dragn, ave, len y pez aluda a los cuatro elementos glorificados en el culto mazdesta. Ejemplos de este ser
fantstico se ven en el relieve de Cosroes II en Taq-i-Bostan (finales del siglo VI) pero tambin en la
destruida iglesia de san Hilario de Venecia en el siglo IX y en los cnones del Cdice Vaticano (grec. 354)
del siglo X, de origen bizantino aunque con fuerte influjo islmico. Vase MENNDEZ PIDAL, G.: Sobre
miniatura espaola en la Alta Edad Media. Corrientes culturales que revela. Madrid, 1958, pp. 31-32.
384
Se cuenta que en la regin del Oriente hay un pjaro con un pico grade, muy duro y como un arma; al
luchar con la serpiente () busca intencionadamente el barro revolcndose en l () y degradado con una
vestidura humillante aterroriza al enemigo () Con un imprevisto dardo de su pico hiere el cerebro de la
bestia. Y de este modo, con el ingenio de su maravillosa sagacidad abate al ingente adversario. De igual
manera (se comporta) nuestro Seor y Redentor contra el suplantador de la antigua serpiente del gnero
humano. Beato de Gerona, fol. 19v. Traduccin en CID, C. y VIGIL, I.: Op. cit., 1992, pp. 118.

215
Expositio in Cantici Canticorum

Otro tema que parece enlazar con lo aqu representado es el de la ceguera


de la Sinagoga que en algunas ocasiones aparece escenificado como una mujer con
los ojos tapados, no por una venda como suele ser habitual, sino por la figura de
una serpiente. Paulino Rodrguez menciona unos pocos ejemplos en el mbito
hispnico, en concreto en la Biblia de Pamplona terminada en 1197 y conservada
en la catedral de Amiens (Ms. 108), y otros tantos en territorio francs385. En su
opinin, la serpiente es la representacin del diablo que ciega a la Sinagoga del
mismo modo que en otros ejemplos, como la Biblia Historiada de la Biblioteca
Nacional Francesa (Ms. fr. 167, fol. 158v) o el vitral de la Pasin de la catedral de
Chartres, vemos la figura de un diablillo realizando el mismo cometido386.

As pues, la serpiente que muerde el ala de guila, podra ser en este


contexto una representacin de la Sinagoga que, segn el texto de Beda, pese a
pedir la encarnacin del Salvador, no reconoce luego su venida y se turba ante la
fe y la alegra de la Iglesia387.

385
Saint-Seurin de Burdeos, el portal central de la fachada occidental de la catedral de Estrasburgo y en la
fachada oeste de Notre Dame de Pars, aunque este ltimo ejemplo podra haber sido alterado en la
restauracin de Violet le Duc. RODRGUEZ BARRAL, P.: Contra caecitatem iudeorum: el tpico de la
ceguera de los judos en la plstica medieval hispnica en Ilu. Revista de ciencias de las religiones, n 12,
2007, pp. 184-185.
386
dem.
387
BEDA, EL VENERABLE, SANTO: Op. cit., 1862. Tomus secundus, col. 1077-1079.

216
Expositio in Cantici Canticorum

Folio 11r:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 11r.
Incipit liber Beda Cantica Canticorum. Osculetur me osculo oris suis quia meliora sunt ubera tua vino,
fragantia unguentis optimis [Es la transcripcin completa del texto del Cantar de los Cantares]

Letra O formada por una serpiente que se muerde la cola. El cuerpo del
animal forma varios tirabuzones con diferente color y sobre la mitad del lomo se
aprecia una lnea roja zigzagueante. El espacio interior que crea el animal aparece
coloreado en azul.

La imagen no tiene relacin aparente con el texto del Cantar de los Cantares y
tampoco en el comentario de Beda encontramos alusiones a este animal salvo para
referirse al pecado de Adn y Eva en el paraso388 o al versculo de Cant. 1, 17: las
vigas de nuestra casa, de cedro, nuestros artesonados, de ciprs. Segn Beda, las
maderas nobles se relacionan con la solidez y el decoro de la Iglesia y en concreto,
el olor del cedro hace huir a las serpientes389.

Extrapolando la imagen a un contexto ms general, la serpiente se asemeja


al Ouroboros gnstico, reptil que se muerde la cola y que representa el eterno
retorno y la continuidad de la vida. Segn Olivier Beigbeder, tanto el Ouroboros

388
Ibd., col. 1100-1101.
389
Ibd., col. 1212.

217
Expositio in Cantici Canticorum

como la Anfisbena, serpiente de dos cabezas nacida de la cabeza de Medusa, se


esquematizan en el romnico y representan fenmenos de supervivencia de temas
ms antiguos. Cuando la serpiente aparece dibujada en dos colores adquiere un
sentido moral y a veces aparece rodeada de cintas representando la victoria de
Cristo, como sucede en el Hortus deliciarum en que Jess resucitado pesca un
dragn390. Segn Beigbeder encontramos ejemplos del Ouroboros en Vzelay,
junto a la representacin del zodaco y de los trabajos de los meses, aludiendo al
paso del tiempo, y tambin en Lavandieu (Saint-Paulien), por la fuerte influencia
copta391. Por otra parte, y teniendo en cuenta las interpretaciones ms frecuentes
de la serpiente, es probable que la miniatura trate de representar el pecado que
genera ms pecado.

Folio 15r:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 15r.
Incipit liber primus euisdem Beda presbiteri. Cantica Canticorum, in quibus sapientsisimus ille regum
Salomon mysteria Christi et Ecclesiae, Regis videlicet aeterni, et civitatis ejus, sub figura sponsa et sponsae
descripsit[Comenta desde Cant. 1,1 a 2,12]

Letra C compuesta por elementos vegetales en verde y blanco. Se


observan palmetas y hojas muy sintticas y planas que rematan en una cabeza

390
BEIGBEDER, O.: Lxico de los smbolos. Madrid: Encuentro, 1989, pp. 366-371.
391
bid., p. 370.

218
Expositio in Cantici Canticorum

animal, quiz un perro, de largas orejas que se gira sobre s misma con la boca
entreabierta. El espacio vaco se ha rellenado con pigmento azul.

Al igual que sucede en la miniatura 11r y quiz en la 101r, no parece haber


relacin entre el texto comentado y la ilustracin. Podemos deducir en este caso
que, si no se trata de un elemento decorativo, es posible que el animal que muerde
el tallo vegetal represente, como ya hemos comentado anteriormente, al fiel que se
alimenta del rbol del paraso.

Folio 36r:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 36r.
Explicit liber primus. Incipit liber secundus. Surge amica mea, sponsa meam et veni columba mea in
foraminibus petre in caverna macerie [Comenta desde Cant. 2,13 a Cant. 4,4.]

Letra S formada a base de entrelazo que mezcla cintas azules y


decoracin vegetal, a modo de trampa, en la que se enreda la figura de un animal
que presenta las garras extendidas y la boca abierta en actitud de morder una de
las cintas. Las garras son bastante similares a las del len y el Agnus Dei de la
miniatura 122v. El pelaje, de color pardo, se ha realizado mediante formas

219
Expositio in Cantici Canticorum

semicirculares a modo de escamas con rallado interior, muy similares a las que
cubren el cuerpo del Cordero de la mencionada miniatura. La nica oreja que nos
permite apreciar el perfil del animal es lobulada.

En esta parte del comentario, en concreto en Cant. 2, 15, encontramos el


texto Cazadnos las raposas, las pequeas raposas que devastan las vias,
nuestras vias en flor. Aunque el aspecto del animal es similar al de un conejo o
una liebre, dada la gran importancia que tanto Beda como Orgenes otorgan a este
fragmento en su interpretacin, nos inclinamos a pensar que se trata de una
raposa.

Orgenes afirma que, si interpretamos el Cantar como la unin del alma con
Dios, por las raposas debemos entender las potestades enemigas y los demonios
malvados que, por medio de torcidos pensamientos y errnea interpretacin,
exterminan en el alma la flor de las virtudes y aniquilan el fruto de la fe392. Por
esa razn se manda a los santos ngeles que eliminen los malos pensamientos
inoculados por los demonios del alma del fiel, lo que ha de hacerse cuando an
son pequeos. Por el contrario, si asumimos el pasaje como alusivo a Cristo y a su
Iglesia, las palabras se refieren a los doctores de la Iglesia que han de frenar a los
herejes en sus inicios, antes de que seduzcan a muchos inocentes.

Beda retoma las ideas de Orgenes insistiendo especialmente en la


concepcin de que el poema representa a Cristo y su Iglesia. Por tanto, las zorrillas
representan a los herejes y cismticos que atacan las mentes menos instruidas
impidiendo que florezca la doctrina de Cristo, mientras que la esposa, a la que
llama hija de Jerusaln, representa la humildad propia de los doctores que han de
desterrar los errores doctrinales cuando an son pequeos. Las vias que han de
protegerse aparecen nombradas en plural porque, aunque la Iglesia es una, est
diseminada por muchos lugares.

392
ORGENES: Op. cit., 1994, pp. 300-302.

220
Expositio in Cantici Canticorum

El Bestiario latino habla de las raposas como seres engaosos y esquivos, casi
demonacos, que fingen estar muertos para poder devorar a las aves de rapia que
se acercan al supuesto cadver. Segn el autor, etimolgicamente la palabra vulpis
procede de volubilis y refleja el comportamiento y naturaleza del animal393.

San Ambrosio de Miln (ca. 340-397), en su Exposicin sobre el Evangelio de


Lucas hace alusin a este pasaje del Cantar de los Cantares cuando compara a las
zorras con los herejes, aunque insiste en que son las vias pequeas las que
pueden destrozar y no las grandes394. Tambin Rbano Mauro, en el captulo
dedicado a los animales de De rerum naturis, retoma la idea de que las raposas son
los herejes que minan la fe del creyente, tomando como referencia este versculo
del Cantar y las ideas expuestas por los comentaristas anteriores395.

Un motivo similar aparece tambin en el


comentario de Beato a Apocalipsis 13, 14 en el
que las zorras se asimilan de nuevo con los
herejes que atacan al fiel con astucia y
artimaas. Aunque Beato hace alusin a dos
textos de Mateo para explicar el pasaje396
parece innegable que, pese a no citar sus
fuentes, est retomando ideas de

Fig. 22. Beato de Fernando I y doa comentaristas anteriores, como los


Sancha. 1047. Biblioteca Nacional de
Espaa. VITR/14/2, fol. 194 r mencionados Orgenes o Ambrosio de Miln,
para establecer la relacin entre el animal y

393
Bestiario Latino. Npoles: Dedalus, 2000, p. 25.
394
Expositio Evangelii secundum Lucam, VII, 34. [Edicin digital] [Consulta 14-6-08]
[http://www.documentacatholicaomnia.eu/02m/0339-
0397,_Ambrosius,_Expositio_Evangelii_Secundum_Lucam_Libris_X_Comprehensa,_MLT.pdf]
395
De rerum naturis, VIII, I, De bestiis. [Edicin digital] [Consulta 12-6-08]
[http://www.documentacatholicaomnia.eu/03d/0788-0856,_Rabanus_Maurus,_De_Rerum_Naturis,_LT.doc]
396
Beato combina los versculos de Mt 7, 20 y 23, 37 para identificar a las zorras con los herejes y a los
gallos con la congregacin, pero tambin hace alusin al evangelio de Juan, a los Salmos y verso del Cantar
de los Cantares sobre las zorras y las vides. Vase BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit.1995.
Comentario al Apocalipsis, libro VI.

221
Expositio in Cantici Canticorum

los herejes y as lo vemos aparecer en las representaciones de los Beatos que


muestran a un zorro atacando a un gallo (Fig. 22)397.

Segn Cid Priego, el origen del tema no se encuentra en Plinio ni en san


Isidoro ni tampoco en los textos bblicos, por lo que probablemente proceda de un
Bestiario o Fabulario398. En nuestra opinin, y dado que Beato basa la mayora parte
de su comentario en autores anteriores, la imagen de las zorrillas del Cantar de los
cantares puede tener relacin con este otro tema iconogrfico.

Una representacin del tema del Cantar,


en este caso tremendamente explcita pues nos
muestra dos zorros rodeados de racimos, lo
encontramos en un capitel que asienta sobre
dos columnas pareadas de la arquera de la
capilla central de San Andrs de vila399.
Tambin en el Hortus deliciarum aparece otra
representacin del poco frecuente tema de las
Fig. 23. Hortus deliciarum. Fol 225r
raposas y los racimos (Fig. 23), como [Reconstruccin segn la edicin de
Rosalie Green]
ilustracin de varios pasajes alusivos a los
herejes entre los que se encuentra el de Beda400.As pues, la zorra rodeada por
tallos vegetales puede representar en esta miniatura a los demonios o herejes
vencidos y anulados por la salvacin y la fe verdadera, plasmadas en el elemento
vegetal.

397
Segn Klein, este motivo es excepcional dentro de los Beatos pues la mayor parte de las ilustraciones
hacen alusin al texto bblico y no al comentario. En su opinin, esta representacin surgi en origen como
imagen marginal y progresivamente se incorporara al esquema general de los Beatos. Sobre la evolucin del
motivo vase KLEIN, P. K.: La tradicin pictrica de los Beatos en Actas del Simposio para el estudio de
los cdices del Comentario al Apocalipsis del Beato de Libana (Grupo de estudios del Beato de Libana)
Vol. II, 1980, pp. 91-92.
398
CID PRIEGO, C.: A propsito de una miniatura del Beato de Gerona, la serie de la zorra y el gallo en
Annals de l'Institut d'Estudis Gironins, n 33, 1994, pp. 237-260.
399
El programa iconogrfico de esta iglesia se encuentra analizado en VILA DA VILA, M.: Motivos del
Bestiario en la escultura romnica abulenseen Cuadernos de Arte e Iconografa. Tomo II - 3. 1989, p. 166-
176.
400
HERRADA DE LANDSBERG, ABADESA DE HOHENBURG, ca.1130-1195: Hortus deliciarum
(Edited by Rosalie Green). London: Warburg Institute, 1979, p. 371.

222
Expositio in Cantici Canticorum

Folio 53v:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 53v.
Explicit Liber secundus. Incipit tercius. Duo ubera tua sicut duo hinuli capreae gemeli. Multifarie et multis
figurum modis eodem Christi et Ecclesiae mysterie repetuntur [Comenta desde Cant. 4,5 a 5,12]

Letra D formada por entrelazo y decoracin vegetal con palmetas y


medias palmetas en verde y blanco. Dos pequeas cabezas de larga nariz,
realizadas con trazos muy sencillos pero de gran fuerza expresiva, decoran los dos
extremos del trazo recto de la letra. Son muy similares a las que vemos aparecer en
el folio 101r.

El texto del Cantar de los Cantares que comenta Beda en el libro tercero
comienza con el verso Tus pechos son dos cras mellizas de gacela, paciendo
entre azucenas. En la miniatura vemos aparecer dos cabecillas que, si bien no
pueden identificarse estrictamente con gacelas o cabras, s parecen estar haciendo
alusin al texto.

En esta parte del comentario, Beda afirma que, aunque son mltiples las
formas de referirse a los misterios de Cristo y su Iglesia, el significado de todas las

223
Expositio in Cantici Canticorum

imgenes empleadas es siempre el mismo y su variedad responde a un deseo de


complacer el nimo del lector.

Al referirse al smil de los pechos, Beda insiste en que ha de interpretarse


con un sentido recto, pues el texto no se refiere a una mujer sino que es una
representacin de la nutricin que los pequeos, los fieles menos formados,
obtienen de la palabra de Dios a travs de los doctores. El que sean dos pechos es,
en opinin de Beda, una alusin a lo cristianos de origen judo o gentil. Para
reforzar esta exposicin Beda se basa en lo expresado por san Pablo en I Cor. 3, 1-
3401 y por san Pedro en I Pe. 2, 2-3402. Por otra parte, el que se describan como cras
gemelas alude a que, pese a su dispersin, es una sola Iglesia la que educa a los
fieles en la nica fe verdadera.

Las dos cras de gacela aparecen rodeadas en el poema de azucenas o lirios,


planta que en la Edad Media fue empleada como emblema de la iluminacin y
atributo del Seor403. San Jernimo y san Bernardo relacionan en sus comentarios
el lirio con Cristo, tomando como referencia, entre otros textos, el verso del Cantar
de los Cantares ego flos campi et lilium convallium404. Tambin Orgenes, en su
Segunda Homila sobre el Cantar de los Cantares afirma que el valle del poema
representa el mundo, mientras que el lirio designa a Jesucristo como rbol de la
vida plantado en medio del Paraso405.

Segn Marie-Madaleine Davy, el ciervo y la gacela aparecen asociados con


frecuencia en la Sagrada Escritura. Orgenes afirma que la gacela posee ojo
penetrante y que el ciervo es matador de serpientes y compara a Cristo con una

401
Yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carnales, como a nios en
Cristo. Os di a beber leche y no alimento slido, pues todava no lo podais soportar. Ni aun lo soportis al
presente; pues todava sois carnales.
402
Como nios recin nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcis para la
salvacin, si es que habis gustado que el Seor es bueno.
403
CIRLOT, J. E.: Op. cit, p. 279
404
Yo soy el narciso de Sarn, el lrio de los valles. http://www.heraldica.org/topics/fdl.htm [Consultado el
10-5-2002)
405
ORGENES: Homila II sobre el Cantar de los Cantares, recogido en CHEVALIER, J. y
GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.

224
Expositio in Cantici Canticorum

gacela segn la teora y con un ciervo segn sus obras406. En el arte cristiano se
parte del Salmo 42407 para identificar al ciervo que va presuroso en busca de las
aguas con el alma cristiana que se mueve en pos de Dios. Por ello, es frecuente
encontrar representaciones de estos animales que beben de los cuatro ros del
paraso, como se pude ver en el mosaico de la cruz de la salvacin de la Baslica de
Letrn (Siglo XIII)408.

As pues, la miniatura puede representar a esos pequeos fieles, de origen


judo o gentil, que, a travs de la gua de los doctores, se nutren de la palabra de
Dios, representada aqu en los elementos vegetales que los rodean.

Folio 77v:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 77v.
Explicit liber tercius. Incipit liber quartus: Genae illius sicut areolae aromatum consitae a pigmentariis
labia eius lilia distillantia murram primam. Sicut in labiis Domine verba, quae loquebatur, ita in genis ipsa
modestiapietas simul et severitasvultus ejus exprimitur. [Comenta desde Cant. 5,13 a 7,5]

406
Ibd., p. 289.
407
Como anhela la cierva los arroyos, as te anhela mi ser, Dios mo.
408
SEBASTIN LPEZ, S.: Mensaje simblico del arte medieval. Madrid: Encuentro, 1994, p.262

225
Expositio in Cantici Canticorum

Letra G formada por un dragn que se retuerce sobre s mismo como si


hubiera sido atrapado y volteado por el lazo azul que le rodea. Las terminaciones
lobuladas del lazo, sin embargo, son muy semejantes a las que vemos en los
elementos vegetales de otras miniaturas. El lomo aparece decorado por grandes
escamas rayadas en tono pardo, mientras que la cabeza, las patas y el vientre,
tambin cubierto de escamas, son de color verde. El final de la cola podra estar
anillada, como si de una serpiente cascabel se tratase, o retorcida sobre s misma.

En esta parte del comentario, Beda compara cado uno de los atributos del
amado con los de Cristo y explica que las manos son descritas como talladas en
oro y adornadas por jacintos (Cant. 5, 14) en alusin a los clavos de la cruz,
mientras que las columnas de mrmol con base de oro (Cant. 5, 15) representan la
fortaleza del plan divino409.

Al referirse al verso Su vientre, pulido marfil, todo cubierto de zafiros,


Beda introduce una curiosa alusin al elefante y al dragn. Para el autor, el vientre
es una de las partes ms dbiles del ser humano y representa la fragilidad del
hombre expuesto a sus deseos, mientras que el marfil hace alusin al elefante,
animal en el bestiario medieval se consideraba casto y de sangre fra. Segn Beda,
el elefante puede vencer al dragn y con la frialdad de su sangre calmar el deseo,
de tal modo que el marfil representara la castidad que preserva al hombre de la
concupiscencia410.

La creencia de que el elefante slo copulaba una vez en su vida, tras haber
comido el fruto de la mandrgora, hizo que se identificara al animal con Adn y
Eva quienes, por influencia de la serpiente, conocieron la unin carnal tras probar
el fruto prohibido411

409
Beda hace aqu alusin tanto a la flor de color prpura como al mineral, que relaciona adems con la
piedra de Tarsis presente en otras versiones de la Biblia sustituyendo a la flor en la descripcin de las manos.
BEDA, EL VENERABLE, SANTO: Op. cit., 1862. Tomus secundus, col. 1167.
410
Ibid., col. 1167-1169.
411
Como desarrollaremos en la miniatura 133r, el pecado original fue relacionado frecuentemente con la
concupiscencia aunque se tratase en realidad de un pecado de desobediencia hacia el Creador.

226
Expositio in Cantici Canticorum

Plinio describe el enfrentamiento entre el elefante y el dragn diciendo que


es fatal para ambos, pues el elefante atrapado cae al suelo aplastando con su peso
al dragn412. San Isidoro, por el contrario, afirma que ni siquiera el elefante, a
pesar de su magnitud, est a salvo del dragn: ste se esconde al acecho cerca de
los caminos por los que suelen transitar los elefantes, y se enrosca en sus patas
hasta hacerlos perecer por asfixia413. El tema aparece representado con frecuencia
en los bestiarios medievales, como el de Aberdeen (Fig. 24), y tambin lo vemos en
ejemplos escultricos como uno de los cimacios de la capilla central de San Andrs
de vila414, aunque en estos casos, la representacin se cie a la leyenda
tradicional que narra la lucha entre ambas bestias. En el manuscrito complutense,
por el contrario, la letra parece representar la interpretacin de Beda en la que el
dragn es el derrotado.

Fig. 24. Bestiario de Aberdeen, ca. 1200 Fig. 25. Aviarium et bestiairum, ca. 1230-50.
Aberdeen University Library. MS 24, Sidney Sussex College. MS 100, fol. 34r
fol. 65v.

412
PLINIO: Natural History. Henry G. Bohn: London, 1855, lib. 8, 11, p. 259. Recogido en MAURA, J. F.:
Monstruos y bestias en las Crnicas del Nuevo Mundo Especulo, n 19, Noviembre 2001-febrero 2002. [En
lnea] [Consulta 04-11-2008] [http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/monstruo.html]
413
ISIDORO, SANTO, ARZOBISPO DE SEVILLA, 560-636: Etimologas, Madrid: Biblioteca de Autores
Cristianos, 1983, Vol. 2, lib. XI, 3, p. 53-55.
414
VILA DA VILA, M.: Op. cit. 1989, p. 166-176

227
Expositio in Cantici Canticorum

El dragn, por su parte, se asimila en la tradicin cristiana a la serpiente,


partiendo del salmo 74415 y de la interpretacin hecha por Orgenes del mismo,
donde la vincula con Leviatn416. Los dragones aparecen citados en la Biblia en
varias ocasiones, bien como objeto de idolatra417 o smbolo de calamidades418
aunque, sin duda, la alusin ms importante al dragn se lee en Ap. 12,3-4419, en
donde la multiplicacin de sus cabezas aumenta el sentido negativo del animal.

En la miniatura, esta relacin entre el dragn y la serpiente viene acentuada


por la terminacin de la cola en anillos, como si de una serpiente de cascabel se
tratase. Adems, en el Bestiario de Cambridge a la descripcin isidoriana sobre el
dragn se aade el siguiente texto:
El demonio que es el ms enorme de todos los reptiles, es como este dragn ().
Yace escondido junto a los senderos por los que pasea, porque su camino al
Paraso est obstaculizado por los nudos de sus pecados, y l los estrangula hasta
matarlos420.

Esta representacin del dragn asimilado a la serpiente por la terminacin


de su cola es bastante frecuente dentro del periodo romnico, simbolizando casi
siempre la lucha entre el bien y el mal, en temas del estilo de la lucha de san Jorge
o san Miguel Arcngel. Ejemplos cercanos los encontramos un relieve de la puerta
del claustro de la Catedral de Solsona (Fig. 26), o en un capitel del bside central
del Monasterio de Irache (Navarra) (Fig. 27)421.

415
Sal 74, 12-14: Pero t, Seor, eres mi Rey desde el principio, t lograste victorias en medio de la tierra:
deshiciste el Mar con tu poder y quebraste las cabezas del dragn marino; aplastaste las cabezas de
Leviatn y lo diste como alimento a las fieras del desierto.
416
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 428.
417
Dn 14, 23-27: Haba tambin un gran dragn muy venerado de los babilonios. Dijo el rey a Daniel: No
dirs que este est hecho de bronce! Mira que est vivo y come y bebe; de ste no podrs decir que no es
dios vivo. Adrale, pues. A lo que Daniel contest: Al Seor, mi Dios, adorar, porque l solo es Dios vivo.
418
Jer 14, 6: Los asnos salvajes se paran sobre las colinas peladas, aspirando el aire como dragones, con los
ojos consumidos por falta de hierba.
419
Apareci en el cielo otra seal, y vi un gran dragn de color de fuego que tena siete cabezas y diez
cuernos, y sobre sus cabezas siete coronas. Con su cola arrastr la tercera parte de los astros y los arroj a
la tierra. Se par el dragn delante de la mujer que estaba a punto de parir, para tragarse a su hijo en
cuanto le pariese.
420
MALAXECHEVERRA, I. (Ed.): Op. cit., p. 181
421
Aunque no hemos podido localizar ninguna reproduccin de la obra, M Purificacin Arango menciona
una letra g en forma de dragn rodeado de elementos vegetales en un manuscrito checo del siglo XII
conservado en la antigua Biblioteca Capitular de san Vito de Praga que contiene la obra De civitate Dei de

228
Expositio in Cantici Canticorum

Fig. 26. Dragn de cola enroscada, siglo XII. Fig 27. Dragn de cola enroscada,
Puerta del claustro. Catedral de Solsona. med. Siglo XII. Capitel del bisde.
Lrida. Monasterio de Irache (Navarra)

En la obra de Smargadus Diadema monachorum, manuscrito de origen ingls


copiado en letra carolina de finales del siglo XI, encontramos un motivo similar
aunque en este caso el cuerpo del dragn configura una letra D. Por la actitud del
personaje parece claro que el tema representado es, al igual que en los ejemplos
anteriores, una alusin a la lucha entre el bien y el mal (Fig. 28).

Fig. 28. Smaragdus: Diadema monachorum. Clares


College (Cambridge), MS NI.2.2, fol. 2v

san Agustn. ARANGO GONZLEZ, M. P.: Aproximacin a la miniatura checoslovaca en el periodo


romnico y gtico" en Cuadernos de arte e iconografa, Tomo 6, n 11, 1993. [En lnea] [Consulta 23-4-
2007] [http://fuesp.com/revistas/pag/cai1102.htm]

229
Expositio in Cantici Canticorum

Por otra parte, el lazo azul comparte el remate lobulado con los elementos
vegetales que vemos aparecer a lo largo del manuscrito representando la salvacin
y la palabra de Dios, de tal modo que, en este caso y tomando como referencia la
interpretacin que del texto del Cantar hace Beda, podemos concluir que la
imagen nos muestra al dragn-serpiente, smbolo del pecado, atrapado y asfixiado
por la representacin del bien422.

En opinin de Fernando Galvn, ms de la mitad de las figuraciones de


animales fantsticos o reales presentes en los manuscritos de Len en torno a 1200
son dragones o seres similares423. Por su parte, Joaqun Yarza seala que los
ejemplos escultricos de dragones son escasos en comparacin su presencia en la
miniatura, quiz porque la forma ondulada y las posibilidades de adaptacin
flexible van mejor a la lnea que al modelado424. El mismo autor, al referirse a
algunos de los seres monstruosos que decoran los manuscritos hispanos, afirma
que en la mayor parte de los casos lo decorativo prima sobre lo alegrico425. Sin
embargo, teniendo en cuenta lo expresado por Beda en el texto y la relacin con la
leyenda del Bestiario, consideramos que pese a que el dragn sea un elemento
decorativo muy frecuente en los manuscritos, en este caso puede haber sido
elegido intencionadamente, de entre los muchos motivos posibles, por su
adecuacin al texto.

422
Como sealbamos en el anlisis de la miniatura 1r, Chevalier afirma que al igual que el lazo tiene un
carcter positivo, cuando se vuelve nudo o ligadura suele tornarse negativo y representar el estrangulamiento
psicolgico o moral. Vase nota 362.
423
GALVN FREILE, F.: Fragmentos de manuscritos iluminados en el Archivo Histrico Provincial de
Len (c. 1200). Len: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Len, 2000, pp. 65-67
424
YARZA LUACES, J.: Formas artsticas de lo imaginario. Barcelona: Anthropos, 1987, p. 169.
425
dem.

230
Expositio in Cantici Canticorum

Folio 101r:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 101r.
Explicit liber quartus. Incipit liber quintus. Caput tuum ut carmelum et come capitis tuis sicut purpura regis
vincta canalibus. In capite sponsae recte mens accipitur animae fidelis[Comenta desde Cant. 7,6 al fin.]

Letra C formada por el entrelazo de tallos verdes y cintas blancas sobre


fondo rojo y azul. Remata en hojas treboladas blancas de las que surgen dos
cabecillas de animal muy similares a los de la figura 53v.

Como sucede en otras dos miniaturas, no encontramos relacin aparente


entre la letra capital y el texto del comentario, salvo que el miniaturista haya
intentado relacionar esta capital con de del folio 53v y la explicacin de Beda sobre
los pechos de la amada.

Como comentbamos al referirnos a aquella imagen, Beda considera que el


smil alude a la nutricin que los fieles obtienen de la palabra de Dios mientras
que el que sean cabras gemelas es una alusin a lo cristianos de origen judo o
gentil y a la universalidad de la Iglesia. Tambin en esta parte del Cantar de los
Cantares vuelve a aparecer la alusin a los pechos de la novia que Beda interpreta
una vez ms con el mismo significado.

231
Expositio in Cantici Canticorum

Folio 122v:

Expositio in Cantici Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 122v.
Incipit D. Opusc. BBI Gregorii PP. Lib VI In exposicione cantici canticorum quam libris quinque
explicavimus. Nam primum huius operis volume contra iulianum per defensione gratia Dei quem ille
inpugnavit [Referencias al Cantar de los Cantares en las obras de san Gregorio Magno]

Letra I a modo de pilastra con el fuste decorado por tallos verdes y hojas
lobuladas sobre fondo rojo. Remata en un medalln adornado con hojas lobuladas
y curvadas en verde y blanco.

En el interior aparece una imagen muy esquemtica del Agnus Dei que
levanta la cruz con una de las patas traseras. Las patas del cordero presentan
gruesas digitaciones, muy similares en su forma a las del len recostado de la
parte inferior, que ha sido realizado tambin con gran simplicidad de lneas.

El cordero aparece llevando en una de patas las traseras el lbaro como


smbolo de su pasin, ya que es la vctima propiciatoria que ha vencido a la
muerte y al pecado muriendo en la cruz. El len tambin constituye un smbolo
del Salvador ya que el Mesas es comparado en toda la sagrada escritura con el

232
Expositio in Cantici Canticorum

len vencedor de la tribu de Jud, desde el Gnesis hasta el Apocalipsis donde


adems se le vincula con el Cordero426.

Uno de los ejemplos ms


explcitos de esta asociacin lo
encontramos en el tmpano de
la baslica de Armentia (Fig.
29) en el que el Agnus Dei
aparece rodeado por un
crculo en donde se lee: Mors, Fig. 29. Detalle del tmpano, siglo XII. Baslica de Armentia
ego sum mortis. Vocor Agnus (lava).
sum Leo fortis (Yo soy la
muerte de la muerte. Me
llaman cordero, soy un len
fuerte)427.

El cordero es emblema de pureza y mansedumbre, as como una de las ms


habituales vctimas propiciatorias del Antiguo Testamento y uno de los smbolos
con los que ms frecuentemente se representa al Redentor en la Sagrada
Escritura428, sobre todo en el Apocalipsis donde es mencionado en numerosas
ocasiones429. Segn Pierre Grison430, la crucifixin en Viernes Santo evoca los
sacrificios del cordero preparado para la pascua juda, as como el papel salvador

426
Gn 49, 8-13: A ti, Jud te alabarn tus hermanos (...) Cachorro de len, Jud; de la presa subes, hijo
mo; Posando, te agachas como len, como leona. Quien le hostigar para que se levante? No faltar de
Jud el cetro ni de entre sus pies el bculo hasta que venga aquel cuyo es, y a l darn obediencia los
pueblos.
Ap 5,4-6: Y yo lloraba mucho porque no se haba encontrado a nadie digno de abrir el libro ni de leerlo.
Pero uno de los Ancianos me dice: No llores; mira, ha triunfado el Len de la tribu de Jud, el Retoo de
David; l podr abrir el libro y sus siete sellos. Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro
Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tena siete cuernos y siete ojos, que son los siete
espritus de Dios, enviados a toda la tierra.
427
PINEDO, R.: El simbolismo en la escultura medieval espaola. Madrid, 1930. Recogido por CIRLOT, J.
E.: Op. cit, p. 146. Una aproximacin al significado del tmpano y su insercin en el programa iconogrfico
del templo se encuentra en OCN ALONSO, D. M.: "La representacin de la anstasis en la Baslica de
Armentia" en Cuadernos de arte e iconografa, Tomo 6, N. 11, 1993, pp. 192-202
428
1 Pe 1, 18-19: considerando que habis sido rescatados de vuestro vano vivir (...) con la sangre preciosa
de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha.
429
Ap 5, 6-14; 6, 1 y ss., 7, 9 y ss.; 12, 11; 13, 8; 14,1-5 y 10; 15, 3; 17, 14; 19, 7-10 ; 21, 9 y ss.; 22, 1 y ss.
430
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit, p. 344.

233
Expositio in Cantici Canticorum

que tuvo la sangre con la que los judos esclavizados en Egipto marcaron sus
puertas para protegerse de la exterminacin431.

De igual manera, la exclamacin del Bautista he aqu el Cordero de Dios


(Jn 1, 35) que pronuncia al ver a Jess, lo vincula con el carcter sacrificial del
animal en el Antiguo Testamento, aspecto que tambin menciona Pablo432. La
importancia del cordero como smbolo de Cristo se aprecia tambin en la profeca
del poema del siervo de Yahv (Is. 53) y reaparece con gran fuerza en el cristianismo
primitivo, como podemos leer en Act. 8, 32.

En el arte paleocristiano, sobre todo mientras que la cruz se considera


smbolo de una muerte deshonrosa, representa al propio Cristo con diferentes
atributos, pero tambin a los fieles cristianos que rodean la figura del Buen Pastor
o se dirigen hacia el monte Sin. El Cordero Mstico, degollado pero en pie, que
levanta con una de sus patas la cruz, es smbolo del Redentor que con su sacrificio
ha vencido a la muerte y al pecado.

Por su parte, el len es, por excelencia, el smbolo solar y luminoso que
representa el poder, la sabidura, la justicia y la soberana. Ya en las culturas
primitivas el len se identific con el sol y esta asociacin se mantuvo en la Edad
Media, aunque enriquecida con simbolismos secundarios. El len emerge como
rey de las criaturas terrenales en oposicin al guila, seor de los cielos, y
constituye el principio masculino por excelencia. Representa la doble naturaleza
de Cristo, divina en su cabeza y cuartos delanteros, y humana, contenida en la
relativa debilidad de sus patas traseras. En el bestiario de Philippe de Than
podemos leer:
"El len, de varias formas domina muchos animales; por eso es rey el len. Tiene
la expresin ardiente, el cuello grueso y con melena; el pecho, por delante, es cuadrado,
valiente y agresivo; los cuartos traseros, delgados; tiene una gran cola, y las patas lisas y

431
Ex 12, 21-23.
432
1 Co 5, 7: Alejad la vieja levadura para ser masa nueva, porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido
inmolado.

234
Expositio in Cantici Canticorum

giles junto a los pies; los pies gruesos y cortados, con uas largas y curvadas(...) El len
significa el hijo de la Virgen Mara; es, sin duda alguna, el rey de todos los hombres; por
su propia naturaleza, tiene poder sobre todas las criaturas.(...) El pecho cuadrado
representa la forma divina; los cuartos traseros muy delgados muestran que fue humano a
la vez que divino; la cola, la justicia que se cierne sobre nosotros; mediante la pata, que
tiene lisa, muestra que Dios es rpido, y que era conveniente que se entregara por
nosotros; el pie, que tiene cortado, muestra que Dios rodear al mundo, y lo tendr en el
puo; por las uas, se entiende la venganza contra los judos.433

Por tanto, si len en s mismo alude a la doble naturaleza de Cristo, la idea


se refuerza an ms al contraponerlo a la figura del cordero de gruesas patas, con
el que se halla relacionado por el texto del Apocalipsis antes mencionado.

Por otra parte, el elemento vegetal ascensional que recorre el fuste del pilar
para rematar el tondo superior podra aludir al rbol de la Vida, que en ocasiones
aparece representado de forma esquemtica mediante un tallo ascendente o
mediante elementos vegetales ms simples, como frutos o roleos. Ya en el Antiguo
Testamento encontramos la imagen del rbol asociada al Mesas como retoo del
rbol de Jes434 y como el rbol que Yahv planta en el monte Sin y que se
convertir en magnfico cedro, y se acogern a l las aves de toda pluma, que
habitarn a la sombra de sus ramas435. San Pablo en Rom. 6, 5 afirma que Cristo,
que es la virtud de Dios, la sabidura de Dios, es tambin el rbol de la vida, en el
cual debemos ser injertados; y, por nuevo no menos admirable don de Dios, la
muerte del Salvador se convierte en rbol de la vida. Por ello, desde el arte
paleocristiano el rbol de la Vida se utiliza para representar a Cristo, pero
tambin es emblema del Paraso y de la vida nueva tras la Resurreccin.

Esta composicin, por tanto, podra ser una alusin trinitaria ya que funde
tres elementos que hacen alusin a Cristo, a saber: el Len, el Cordero y el rbol

433
MALAXECHEVERRA, I. (Ed.): Op. cit., pp. 23-24.
434
Is 11
435
Ez 17, 23.

235
Expositio in Cantici Canticorum

de la Vida, de igual manera que en el tmpano de Jaca se emplea la suma de los


dos leones y el Crismn para aludir a la Trinidad.

Folio 133r:

Exposicio in Canticis Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38 (S.


XI), fol. 133r.
In nomine Domini Incipit exposicio in Canticis Canticorum de exceda relevata Domini Gregorii papape
urbis Rome Libri II. Postquam a paradisi gaudiis expulsum est genus humanum, in istam peregrinationem
vitae praesentis veniens, excum cor a spirituali intellectu habet [Primera homila o libro de san Gregorio]

Letra P formada por una serpiente enrollada sobre s misma que sujeta
con su cola el cuello de un hombre, al tiempo que le muerde a la altura del vientre
o los genitales. El hombre agarra la cola de la serpiente y muestra la boca abierta,
pero su actitud es completamente esttica y la expresin tampoco resulta
evocadora de dolor o miedo. Tanto el hombre como el animal presentan unos ojos
muy rasgados que se repiten en otras figuras del manuscrito. El personaje lleva el
pelo cortado en sucesivas capas superpuestas436, y su piel es de color verde.

436
Vase nota 68.

236
Expositio in Cantici Canticorum

Esta capital da inicio al Proemio del Comentario al Cantar de los Cantares de


san Gregorio Magno, que comienza con una alusin a la cada del gnero humano
y a su expulsin y peregrinacin por el mundo tras la alegra del Edn437. Como
hemos sealado anteriormente, la idea de la ceguera del ser humano a
consecuencia del pecado original es un tema que aparece desde temprano en la
obra gregoriana438.

La representacin del hombre mordido por la serpiente en la zona del bajo


vientre es, indudablemente, una alusin al pecado original que muchas veces se ha
relacionado con la concupiscencia, aunque se tratase en realidad de un pecado de
desobediencia hacia el Creador. Muestra de que esta consideracin haba calado
en el pensamiento cristiano desde muy temprano es el texto de san Agustn en su
tratado De la gracia de Jesucristo y del Pecado Original439, en el que ha de rebatir la
teora que consideraba las nupcias como un mal, e indigno al hombre nacido de
ellas440.

Como ya hemos sealado, la serpiente puede, en ocasiones, tener


connotaciones positivas derivadas de alguna de sus cualidades, como la serpiente
de bronce que cura a los israelitas441, y que se usar para representar a Cristo que
regenera a la humanidad442, o como animal prudente siguiendo el texto de
Mateo443 y las ideas de san Juan Crisstomo444. Sin embargo, la imagen de la

437
Postquam a paradisi gaudiis expulsum est gens humanum, in istam peregrinationem vitae presentis
veniens, caercum cor a spirituali intellectu habet. GREGORIO I SANTO: Op. cit., 1862, Col 471.
438
Moralia in Job, VIII, 49. Vase nota 55.
439
As tambin todo lo que hay de vergonzoso en aquella rebelin de los miembros, de que se ruborizaron
los que a continuacin del pecado cubrieron esos mismo miembros con hojas de higuera, no se le puede
atribuir tampoco a las nupcias (...) sino que se le debe imputar al pecado de desobediencia. AGUSTN,
SANTO, OBISPO DE HIPONA: Op. cit., 1971 pp. 395-6.
440
Un ejemplo de la pervivencia de esta consideracin es la frase del historiador de principios del siglo XX,
Serrano Fatigati que, al estudiar la decoracin de temtica obscena de canecillos segovianos, seala que se ve
en casi todos ellos una interpretacin sobrado realista del pecado original SERRANO FATIGATI, E.:
Portadas del periodo romnico y de la transicin al ojival. B.S.E.E. Recogido por RUIZ MONTEJO, I.: La
temtica obscena en la iconografa del romnico rural. Goya, n 147. Madrid, 1978, p. 138
441
Nm 21, 6-9
442
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit, p. 935 y ss.
443
Mt 10,16: Os envo como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos
como paloma
444
Veamos cul es la prudencia que exige el Seor. Como serpientes dice-. As como a la serpiente no le
importa perderlo todo, aunque sea seccionando su cuerpo, con tal de conservar la cabeza, as tambin t
debes estar dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu cuerpo y aun la misma vida, con tal que conserves la fe.

237
Expositio in Cantici Canticorum

serpiente que predomina en el arte cristiano es la que de un ser maligno, tomando


como referencia las descripciones del Gnesis445 o del Apocalipsis446.

La imagen del enfrentamiento del hombre con


la serpiente es relativamente frecuente en el arte
medieval, representando normalmente aspectos
de tentacin o lucha contra el pecado447. Una
representacin de este tipo la encontramos en
un capitel del claustro de San Pedro el Viejo
(Huesca) el siglo XII en el que se muestran
diferentes escenas de combates entre hombres y
monstruos, con un evidente sentido alegrico
de la lucha entre el bien y el mal. En este caso la
serpiente muerde al hombre por el cuello (Fig.
30). Fig. 30. Capitel del Claustro, siglo
XII. San Pedro el Viejo (Huesca).

Como mencionbamos al analizar la miniatura del folio 9v, en la iglesia de


la Virgen de Mueras (Bolea, Huesca) del siglo XII, encontramos varias
representaciones que presentan ciertas similitudes con algunas iniciales del
presente manuscrito. En este caso resulta de inters la imagen del hombre erguido,
inmovilizado por dos serpientes con cuerpo anillado que le muerden las muecas
(Fig. 31). Adolfo Castn, siguiendo a Francisco iguez identifica esta escena con la
escatologa musulmana, en concreto con lo descrito por Samarcandi sobre

La fe es la cabeza y la raz; si la conservas, aunque pierdas todo lo dems, lo recuperars luego con creces.
JUAN CRISSTOMO, SANTO, Homila sobre san Mateo, 33.
445
Gn 3, 14 y ss: Entonces Yahv Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminars, y polvo comers todos los das de
tu vida. Enemistad pondr entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: l te pisar la cabeza mientras
acechas t su calcaar.
446
Ap 12, 9: Y fue arrojado el gran Dragn, la Serpiente antigua, el llamado diablo y Satans, el seductor
del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ngeles fueron arrojados con l.
447
En otros casos encontramos figuras femeninas mordidas en los pechos por serpientes como alusin a la
lujuria, en una reinterpretacin cristiana del tema tradicional de la Madre Tierra alimentando serpientes.
Encontramos numerosos ejemplos del tema como el de la colegiata de santa Mara la Real de Sangesa (S.
XII), el de Saint-Croix de Burdeos (S. XI-XIII) o la figura de la lujuria en la portada sur de Saint-Pierre de
Moissac.

238
Expositio in Cantici Canticorum

determinados castigos en los que las serpientes atacan a los pecadores, ya sean
avaros o aquellos que niegan la oracin448.

Fig. 31. Capitel con hombre mordido por serpientes. Siglo XII. Iglesia de la Virgen de Mueras
(Bolea, Huesca).

La imagen del guila atacada por serpientes de la misma iglesia se


relacionara con lo narrado por Avicena al respecto de las almas que no alcanzan
la perfeccin y estn unidas an a lo terrenal por fuertes ligaduras, representadas
en las serpientes, que les impiden ascender a las moradas celestes449. Aunque es un
hombre lo representado aqu, y no un guila, encontramos cierta relacin entre
ambas escenas pues la serpiente con sus nudos inmoviliza al hombre y le muerde
los genitales como alusin al pecado original que deteriora la relacin del hombre
con Dios.

El hecho de que el hombre aparezca con la piel verde podra estar


relacionado con el origen del hombre en el paraso. Para Gheerbrant, el verde es
un color tranquilizador, refrescante, humano (). El verde, como el hombre, es
tibio450. Como seala Portal, en el Apocalipsis se ordena a las langostas que no
daen la hierba ni nada verde y, en su opinin, la oposicin entre lo verde y los
profanos demuestra que la hierba verde era smbolo de la regeneracin451. En
Os. 14, 9, Yahv se define a s mismo como ciprs siempre verde y en Ap. 4,3

448
IGUEZ ALMECH, F.: Op. cit., 1967, p. 271
449
CASTN SARASA, A.: Op. cit, p. 148.
450
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 1057
451
PORTAL, F.: El simbolismo de los colores: en la antigedad, la edad media y en los tiempos modernos.
Sophia Perennis. Palma de Mallorca, 1996, p. 98.

239
Expositio in Cantici Canticorum

encontramos la siguiente descripcin del Dios supremo: El que estaba sentado


era de aspecto semejante al jaspe y a la cornalina; y un arco iris alrededor del
trono, de aspecto semejante a la esmeralda.

La prdida de este estado de comunin con Dios por sus pecados, la


prdida del paraso, es lo que conduce al hombre a la peregrinacin que menciona
san Gregorio.

Folio 140v:

Exposicio in Canticis Canticorum. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Mss. 38


(S. XI), fol. 140v.

Introduxit me rex in cubiculum suum: exsultabimus et laetabimur in te. Ecclesia Dei, quasi quaedam domus
regis est, et ista domus habet portam, habet ascensum, habet triclinium, habet cubiculum [Segunda
homila o libro de san Gregorio]

En el folio 140V encontramos una letra I de acento herldico, similar a la


flor de lis, formada por tallos vegetales y entrelazo. Los tallos aparecen coloreados

240
Expositio in Cantici Canticorum

en crema y verde sobre un fondo rojo; un rectngulo azul en el centro bordeado


por una cinta blanca parece enlazar los tallos superiores e inferiores.

Esta inicial da comienzo al segundo libro u homila del Comentario de san


Gregorio, que se centra en los versculos 4 al 9 del primer captulo del Cantar de los
Cantares452. En el primer versculo, Introduxit me rex in cubiculum suum,
exaltabimus et laetabimur in te, la amada ha entrado en la cmara del rey por lo
que el empleo de esta planta de carcter herldico resulta muy apropiado para dar
comienzo al pasaje.

La flor de lis ha tenido desde la Edad Media carcter regio y, en concreto,


ha representado a la casa real francesa. Una leyenda medieval afirma que un ngel
le regal a Clovis, el rey Merovingio de los Francos, un lirio de oro como smbolo
de su purificacin tras la conversin al Cristianismo. Otra versin afirma que el
monarca adopt el smbolo cuando los lirios de agua le mostraron el camino para
cruzar con seguridad un ro y ganar la batalla de Tolviac. El rey Luis VI, en el siglo
XII, fue el primer monarca francs en usar la flor de lis en su escudo453. Chevalier,
basndose en Gunon, afirma que la flor de lis herldica de seis ptalos, como la
que muestra la miniatura, puede representar la rueda sin el trazado de la
circunferencia, es decir, los seis rayos del sol: flor de gloria y fuente de
fecundidad454.

En el Antiguo Testamento el lirio aparece con frecuencia para exaltar las


cualidades de los fieles al seor455. En Mt 6, 26-29 encontramos que los lirios

452
Aunque la versin de la Biblia usada por san Gregorio fuera probablemente la Septuaginta, utilizamos
para las referencias de captulos y versculos Nova vulgata Bibliorum Sacrorum editio: sacros, oecum,
concilii Vaticani II ratione habita issu Pauli PP. VI recognita auctoritate ioannis Pauli PP. II
promulgata.[Vaticano]:Libraria Editrice Vaticana, 1979
453
Tomado de The Fleur-de-Lis In Heraldry and History http://www.fleurdelis.com/fleur.htm y de
Herldica http://www.heraldica.org/topics/fdl.htm [Consultados el 10-5-2002)
454
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.
455
Eclo 39, 14: Como incienso derramad buen olor, floreced como el lirio exhalad perfume, entonad un
cantar, bendecid al Seor por todas sus obras.
Eclo 50, 1-8: Simn, el sumo sacerdote, hijo de Onas, en su vida repar el templo, y en sus das fortific el
santuario (...). Qu glorioso era cuando, rodeado de su pueblo, sala de la casa del velo!(...) como rosal
florecido en primavera, como lirio junto a un manantial, como cedro del Lbano en verano, como fuego e
incienso en el incensario.

241
Expositio in Cantici Canticorum

simbolizan el abandono a la voluntad de Dios que provee a los elegidos de todas


sus necesidades456.

Como exponamos al analizar la miniatura 53v, Cirlot seala que, en la


Edad Media, el lirio fue empleado como emblema de la iluminacin y atributo
del Seor457. San Jernimo, san Bernardo y sobre todo Beda, relacionan en sus
comentarios el lirio con Cristo, tomando como referencia, entre otros textos, el
verso del Cantar de los Cantares ego flos campi et lilium convallium458.
Posteriormente, y a medida que el culto mariano cobre mayor importancia, el lirio
se vincular con la Virgen Mara tomando en este caso como referencia el
versculo Sicut lilium inter spinas, sic amica mea inter filias459.

Orgenes, en su Segunda Homila sobre el Cantar de los Cantares afirma que el


valle del poema representa el mundo, mientras que el lirio designa a Jesucristo
como rbol de la vida plantado en medio del Paraso460. Ese rbol de la vida que
crece en el centro del Paraso461 representa la regeneracin, el renacimiento y el
regreso al estado primigenio de perfeccin, es el eje csmico, comienzo y el final de
todo ciclo462. Segn el Dictionnaire darchologie chrtienne et de liturgie, hasta el
siglo XIII no es extrao ver a Cristo rodeado de flores de lis o azucenas463.

Os 14, 5: Yo sanar su infidelidad, los amar graciosamente; pues mi clera se ha apartado de l, ser como
roco para Israel: florecer como el lirio y hundir sus races como el Lbano.
456
Por lo dems, quin de vosotros puede, por ms que se preocupe, aadir un solo codo a la medida de su
vida? Y del vestido, por qu preocuparos? Observad los lirios del campo, cmo crecen; no se fatigan, ni
hilan. Pero yo os digo que ni Salomn, en toda su gloria, se visti como uno de ellos.
457
CIRLOT, J. E.: Op. Cit, p. 279
458
Yo soy el narciso de Sarn, el lrio de los valles. http://www.heraldica.org/topics/fdl.htm [Consultado el
10-5-2002)
459
Sobre la evolucin iconogrfica del smbolo puede consultarse el captulo Una flor para el rey: jalones
para una historia medieval de la flor de lis en PASTOUREAU, M.: Op. cit., 2006, pp. 107-121
460
ORGENES: Homlie sur les Cantique des cantiques. Pars, 1954, recogido en CHEVALIER, J. y
GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.
461
Gn 2, 9: y en el medio del jardn el rbol de la vida y el rbol de la ciencia del bien y del mal.
462
CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.
463
CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit., t. V, col. 1707-1708.

242
Expositio in Cantici Canticorum

En el arte asturiano del reinado de Alfonso III se


emplea la figura de la flor de lis asociada a la
cruz con sentido cristolgico y tambin en un
intento de reafirmar la unin entre la Iglesia y el
estado464. Encontramos ejemplos en San Salvador
de Valdedis (Fig. 32), en San Martn de Salas y
tambin en otras piezas procedentes de
edificaciones alfonses conservadas en el Museo
Arqueolgico de Oviedo; la propia Cruz de la
Victoria presenta los brazos rematados de forma
trilobulada465.
Fig. 32. Placa labrada con cruz
rematada en flor de lis sobre la tribuna,
San Salvador de Valdedis
(Villaviciosa, Asturias), ca. 892.

En uno de los capiteles del claustro de la iglesia de San Fructuoso de Bags


(Barcelona) de finales del siglo XI, encontramos la representacin de Cristo en
majestad bendiciendo entre nubes y en el espacio libre se ha colocado una flor de
lis. La otra cara del capitel aparece decorada con una Anunciacin en la que
reaparece la misma flor, en este caso aludiendo probablemente a la virginidad de
Mara466.

Como hemos sealado en el anlisis de la miniatura 122v, ya en el Antiguo


Testamento encontramos la imagen del rbol asociada a Cristo como retoo del
rbol de Jes467 y como el rbol que Yahv planta en el monte Sin468. Tambin san
Pablo compara al Salvador con el rbol de la vida469, razn por la cual desde el arte

464
LVAREZ MARTNEZ, M S.: Consideraciones en torno al templo prerromnico de San Salvador de
Valdedis. Lio: revista de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, n 12, 2006, pp. 14-15
465
Existen ejemplos anteriores de cruces con remate trilobulado en el arte armenio y en otros ejemplos
anteriores del arte asturiano como la Lpida de Tbara. Al respecto vase SEPLVEDA GONZLEZ, M de
los .: La iconografa del beato de Fernando I (Aproximacin al estudio iconogrfico de los beatos).
Universidad Complutense de Madrid, 1987, t. II, pp. 124 y ss.
466
CANELLAS LPEZ, A. (et al.): Rutas romnicas en Catalua. Madrid: Encuentro, 1996, p. 64
467
Is 11
468
Ez 17, 23
469
Rm 6, 5

243
Expositio in Cantici Canticorum

paleocristiano se utilizar el elemento vegetal para representar a Cristo, y tambin


como emblema del Paraso y de la vida nueva tras la Resurreccin.

El rbol de la vida representa tambin la cruz de Cristo e, incluso, ambos


motivos aparecen fundidos a veces en una cruz de aspecto leoso ya que, segn
Juan Eduardo Cirlot, la lnea vertical de la cruz es la que se identifica con el rbol,
ambos como eje del mundo 470.

Tambin en el Apocalipsis se menciona el rbol con doce frutos que surge a


un lado y a otro del ro del paraso, cuyo alimento es saludable para las naciones471
y que se ha entendido tambin como una alusin al salvador. En ocasiones, el
rbol de la vida aparece representado de forma esquemtica mediante un tallo
ascendente; este mismo concepto se simboliza otras veces a travs de elementos
vegetales ms simples, como tallos, frutos o roleos, que sirven
de alimento o rodean a diferentes animales, como alusin a los
bienaventurados de toda tribu, lengua y pueblo y nacin472.

Dentro del arte visigodo encontramos representaciones


muy estilizadas del rbol de la vida, con frecuencia
equiparado a la cruz, que recuerdan notablemente a la
presente capital, aunque en esos casos podra deberse a la
identificacin del rbol con la palmera (Fig. 33).

Fig. 33. Pilastra visigoda, siglo VII, Mrida (Badajoz), Museo Nacional de
Arte Romano

470
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 78. En esta identificacin juega adems un importante papel la leyenda segn
la cual la cruz de Cristo estara hecha con la madera del rbol cuyas semillas sac Adn del Paraso y que su
hijo coloc en su boca al enterrarlo.
471
Ap 2, 2
472
Ap. 5, 9.
De este tipo de representacin ms sinttica existen numerosos ejemplos desde el arte paleocristiano, como
son las crteras de San Vital de Rvena, el friso intermedio del testero de Quintanilla de las Vias, en los
cimacios y las impostas de las bvedas de san Pedro de la Nave o los capiteles historiados del panten de san
Isidoro de Len.

244
Expositio in Cantici Canticorum

Tambin dentro del mismo periodo aparecen


numerosos ejemplos de trifolias (Fig. 34) que
comparten rasgos con la I inicial del folio 144v y que,
al igual que el lis, se equipararon al rbol de la vida y
posean tambin, muy probablemente, un significado
trinitario.
Fig 34 Detalle de trifolias en los ngulos de cada cuadrado en una
pilastra visigoda, siglo VII. Mrida (Badajoz), Museo Nacional de
Arte Romano.

En el comentario de Gregorio, el cubiculum del rey representa el punto ms


alto de la perfeccin cristiana, al que se llega a travs de un camino asctico. La fe
hace atravesar la puerta de la casa, que es la Iglesia, y al adentrase en el interior se
llega al cubiculum, donde el alma se desposa con Cristo. En opinin de Ramos-
Lisson, la eleccin del trmino cubiculum, frente a cellaria de la Vulgata, y de la
expresin in cubiculum regis, y no in cubiculum sponsi, que emplea en su comentario
est dando a entender la alta consideracin que a san Gregorio le merecen los
secretos de Dios473.

Como sealbamos al hablar del texto bblico, el Cantar de los Cantares se ha


interpretado en ocasiones como una imagen del amor de Jess, el rey, hacia su
Iglesia, representada en la figura de la amada, por lo que es lgico pensar que el lis
aluda tanto al carcter regio del amado del Cantar como al propio Cristo474. Estas
ideas aparecen reforzadas, adems, por la forma vegetal longitudinal,
representacin del rbol de la Vida, del Salvador y de la ascesis del alma hacia
Dios.

473
RAMOS-LISSON, D.: Op. cit. IV.
474
Segn Ricardo Lpez, la flor de lis, adems de rematar cetros regios, fue smbolo del mismo Cristo y, por
su forma cruciforme, puede simbolizar el acercamiento de Dios hasta hacerse hombre y morir por los
hombres. Vase LPEZ, R.: Smbolos. Vigo, 1997, p. 54 y 55.

245
Expositio in Cantici Canticorum

5. Conclusiones

El presente manuscrito se nos muestra como una obra de mediana calidad,


destinada a la lectura espiritual del monje. El tipo de escritura lo pone en conexin
con la zona catalana y establece una posible relacin con el mencionado Ms.
Ripolll 116 que presenta la misma combinacin de textos y quiz, con ese otro
manuscrito francs procedente de Cluny, que menciona Deslisle en su catlogo de
1884475.

Por su parte, la ilustracin parece pertenecer al grupo de miniatura catalana


establecido por Pedro Bohigas formado por iniciales de gran tamao que unen
motivos de entrelazo con temas naturalistas (hojas y motivos animales), todo ello
rellenado con color y en el que se apreciara cierta influencia irlandesa, heredada
por lo carolingio, en el empleo de cintas y tallos entrelazados que cobijan o
atrapan a figuras humanas o animales476.

Entre otros aspectos, el manuscrito resulta especialmente interesante por la


escasez de obras de Beda en las bibliotecas espaolas y por ilustrar ciertos
conceptos del Cantar de los cantares, texto que, a pesar de su belleza conceptual y
visual y de su estructura dramtica y descriptiva, es, en opinin de Javier Morales
Vallejo, el gran ausente del arte cristiano477.

Como plantebamos al comienzo, los comentarios que principales exegetas


desde Orgenes han hecho al texto del Cantar de los Cantares se basan en la
identificacin de los novios del poema con Cristo y su Iglesia, o bien, en la
bsqueda mstica del alma que tiende a Dios. Es sta la clave de interpretacin que
hemos tratado de aplicar al estudio de cada miniatura aunque, en algunos casos,

475
257. Volumen in quo iterum continetur in parabolas prefatas, et Hieronymus in librum Ecclesiastes , et
idem Beda de gratia Dei contra Julianum et in Cantica canticorum, et de opusculis beati Gregorii in eadem
Cantica. DESLISLE, L: Op. cit., pp. 337-373.
476
BOHIGAS, P.: Op. cit., Vol. 1: Periodo romnico, p. 39-52.
477
MORALES VALLEJO, J.: Op. cit., 2007, p. 15.

246
Expositio in Cantici Canticorum

las imgenes parecen referirse ms al contexto general del mensaje cristiano que a
aspectos puntuales de lo expresado por Beda o Gregorio.

Cristo aparece representado como len, cordero o rbol de la vida,


asocindolo, en ocasiones, al carcter regio del amado. Los fieles, por su parte, son
advertidos de la debilidad del gnero humano, de su fragilidad ante el pecado y
de la necesidad de seguir la gua de los ms sabios, que han de protegerlos de los
falsos doctores quienes, como Juliano de Eclano, pueden atacar las vias del Seor
cuando an son jvenes.

Las imgenes que lo ilustran, aunque decorativas, responden a los


conceptos expresados en el texto y se dirgen, por tanto, a un lector formado capaz
de hallar la relacin entre idea e imagen.

En resumen, el texto y las imgenes transmiten la idea de que el alma del


fiel debe avanzar en la bsqueda del Salvador, igual que la novia recorre campos y
ciudades en pos del esposo, para lograr la unin mstica a la que slo la elegida
puede aspirar. Las ideas de la universalidad del mensaje de Cristo, que debe ser
custodiado y transmitido de forma ortodoxa por los doctores, y la posibilidad de
la salvacin que puede materializarse exclusivamente en el seno de la nica Iglesia
verdadera, son conceptos esenciales en el arte cristiano medieval y, en concreto, en
el presente manuscrito.

247
248
Epistolae Beati Pauli cum glosa, Manuscrito 44 de
la Biblioteca Histrica de la UCM

249
250
Mi palabra y mi predicacin no se apoyaban en persuasivos discursos de sabidura,
sino en la demostracin del Espritu y de su poder.

Primera Carta a los Corintios 2, 4

251
252
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Epistolae Beati Pauli cum glossa seu expositione, Mss. 44 de la Biblioteca


Histrica de la U.C.M.

Ficha bibliogrfica

Biblioteca Histrica de la UCM Marqus de Valdecilla. Signatura BH MSS 44

Ttulo Uniforme: Biblia. Nuevo Testamento. Epstolas de Pablo.


Ttulo: Epistolae Beati Pauli Apostoli cum glossa seu expositione
Fecha: Siglo XII med.
Medidas: 295 x 195 mm.
Extensin: [4] h + 217 + [1] h.
Olim: 118-Z-33
BH MSS 44/ Villa-Amil 44/ Domnguez Bordona 1170

1. Estudio codicolgico

Cdice manuscrito sobre pergamino


bien preparado y de aspecto uniforme, quiz
de ternera. Las hojas son finas, flexibles y de un
tono muy blanco en el lado de la carne y algo
menos en el del pelo. Se observan algunos
defectos como orificios y trazas del raspado o
acuchillado de la piel. Pese a que existen
algunas partes daadas (concretamente las
hojas ms cercanas a las tapas presentan
curvaturas, alabeos y rigidez) el estado de
conservacin de la obra es bueno. Fig. 1. Detalle del folio 29r.

Se ha perdido la primera hoja del primer cuaderno y otra entre las hojas 123
y 124. La primera hoja de pergamino conservada muestra el lado de la carne por

253
Epistolae Beati Pauli cum glossa

lo que si slo faltase otra al inicio, el cdice comenzara por el lado del pelo al
modo latino. El manuscrito cumple la Regla de Gregory478.

Adems, existen varias hojas de respeto al


principio y al final en papel verjurado con
filigrana aadidas en encuadernaciones realizadas
a posteriori. El folio 217 aparece en blanco y
parece de un tipo de pergamino diferente (Fig. 2).
Adems, se observan trazas de escritura en
sentido contrario al del resto del cdice que habra
sido raspada.

Fig. 2. Folio 217r.

Las medidas actuales son de 295 por 195 mm aunque hay indicios de que
este tamao se debe a que el manuscrito ha sido refilado en encuadernaciones
posteriores ya que, por ejemplo, el ttulo corriente se encuentra cercenado en
algunas pginas.

El manuscrito presenta una estructura regular formada por cuaterniones


salvo el ltimo cuaderno que es, probablemente, un bifolio no solidario (Fig. 3).
Los quince primeros cuadernos y algunos del resto de la obra de forma irregular
conservan reclamos con la primera palabra del cuaderno siguiente en la parte
inferior del verso de la ltima hoja.

478
Para mantener la homogeneidad visual de las pginas, los cuadernos se construyen de modo que el verso
de la hoja y el recto de la siguiente muestren el mismo lado, carne o pelo, y por tanto un color y aspecto lo
ms similar posible.

254
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Fig. 3. Estructura de los cuadernos479

479
Modelo de representacin grfica de los cuadernos expuesto, entre otros, en RUIZ GARCA, E.: Op. cit.,
1992, p. 169 y ss.

255
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Presenta foliacin moderna a lpiz y se conserva en la mayor parte del


cdice un ttulo corriente a tinta roja con el nombre de cada una de las epstolas.

La pgina est organizada en tres columnas, una de texto y dos de


explicacin en letra algo menor. Adems cuenta con glosas interlineales. La
unidad de pautado es de un centmetro para el texto de las epstolas y
aproximadamente medio para el comentario aunque esta columna no presenta
pautado de rengln. Segn el mtodo de J. Lemaire480 el esquema de la pgina
sera 12+24+5+63+6+60+25 x 15+190+90.

15

190

295 mm

12 24 5 63 6 60

195 mm

Fig. 4 Diseo y medidas de la pgina

480
LEMAIRE, J.: Op. cit., pp. 118-120

256
Epistolae Beati Pauli cum glossa

El pautado est realizado a punta seca y la marca de presin se observa en


todos las hojas por el lado del pelo. Es asumible que se haya realizado en un
primer bifolio independiente empleado despus a modo de gua para marcar los
dems del cuaderno, que ms tarde se rotarn para mantener la alternancia pelo-
carne.

Presenta punteado en el borde ms externo de la hoja aunque en muchas de


ellas ha sido cercenado en reencuadernaciones. La primera parte del cdice
muestra pequeos cortes oblicuos mientras que al final encontramos orificios
circulares similares a los realizados con un punzn.

La obra que recoge este manuscrito es un comentario a las Epstolas de San


Pablo en forma de glosa, de autor desconocido481. No se conserva el Incipit de la
obra sino que comienza con Romanos 1,9 (a mitad del versculo): eius, quomodo sine
intermissione memoriam vestir facial semper in orationibus meis obsecrans si quo modo
tandem aliquando prosperum iter habean in voluntate Dei veniendi ad vos. La
distribucin del texto es la siguiente:

Folio 1: Ro. 1, 9: eius, quomodo sine intermissione memoriam vestir facial semper in
orationibus meis obsecrans si quo modo tandem aliquando prosperum iter habean in
voluntate Dei veniendi ad vos.
Folio 38v: Primera carta a los Corintios.
Folio 76r: Segunda carta a los Corintios.
Folio 100r: Carta a los Glatas.
Folio 111v: Carta a los Efesios.

481
La glosa marginal escrita al comienzo de cada epstola, a modo de prlogo, muestra muchas similitudes
con otros comentarios a las epstolas muy conocidos como el de Pedro Lombardo. El resto de glosas
marginales e interlineales no parecen corresponder a este comentario pero s muestran una gran coincidencia
textual con la obra Epistolae s. Pauli cum glossis de autor desconocido que se conserva en la Bayerische
Staatsbibliothek de Munich, escrito en letra gtica del siglo XIII y aparentemente de origen francs. Vase
HAUKE, H.: Katalog der Handschriften aus dem Dominikanerkloster und Domstift in Augsburg. Mnchen:
Bayerische Staatsbibliothek, 2005, Clm. 3743. [En lnea] [Consulta 12-12-07] [http://www.manuscripta-
mediaevalia.de/hs/projekt-Muenchen-Augsburg-pdfs/Clm%203743.pdf]

257
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Entre folio 123v y 124r [falta]: final de la Carta a los Efesios y primeros
versculos de la Carta a los Filipenses482.
Folio 133v: Carta a los Colosenses.
Folio 144v: Primera carta a los Tesalonicenses.
Folio 155r: Segunda carta a los Tesalonicenses.
Folio 160r: Primera carta a Timoteo.
Folio 172 v: Segunda carta a Timoteo.
Folio 181r: Carta a Tito.
Folio 186r: Carta a Filemn.
Folio 188r: Carta a los hebreos.

En el folio 216v encontramos el fin de la Epstola a los Hebreos y aunque no


hay Explicit el resto de la hoja aparece en blanco por lo que, al menos en
apariencia, el manuscrito se encuentra completo por el final.

La escritura empleada es carolina bastante avanzada (probablemente de


mediados del siglo XII) como ponen de manifiesto las abundantes abreviaturas, la
unin entre letras y la ausencia de elementos arcaizantes propios de la primera
etapa. Los enlaces ms habituales que encontramos son la e caudada
substituyendo al grupo ae, y el dgrafo st con la s alta unida a la t.

En general es una escritura muy clara y regular realizada con gran cuidado
y esmero en todo el manuscrito sin apenas correcciones ni tachaduras.
Encontramos varias manos en la obra que, adems, varan de mdulo para las
glosas y comentario, lo que parece situar el origen del manuscrito en un scriptorium
de cierto nivel. Teniendo en cuenta la escassima produccin de manuscritos en
letra carolina pura que se da en nuestro territorio en este periodo es probable que
esta obra se realizara fuera de las fronteras hispanas.

482
Desde Ef. 6,17 hasta Fil. 1,4.

258
Epistolae Beati Pauli cum glossa

A lo largo del manuscrito son frecuentes los


marginalia que suelen llamar la atencin sobre algn
punto esencial del texto. La forma ms frecuente es la
palabra nota realizada como un monograma de gran
belleza grfica (Fig. 5).
Fig. 5. Detalle de escrituras marginales. Nota realizada a modo de
monograma.

La tinta empleada para el texto principal, comentario


y glosas es bastante oscura con pocas oscilaciones del
negro al pardo. Se utiliza igualmente tinta roja,
realizada quiz a base de minio o carmn, para
sealar el incipit y explicit de cada carta as como para
el ttulo corriente. Aparecen adems algunos signos
de prrafo en forma de caldern realizados en rojo y
azul, color este ltimo que se introduce en los
Fig. 6. Detalle de calderones
manuscritos a finales del siglo XI (Fig. 6).
en rojo y azul

En cuanto a las iniciales, podemos distinguir entre terciarias que ocupan un


rengln, secundarias (del mismo tamao pero realizadas en rojo) y primarias de
tamao variable y decoradas con gran riqueza. Los colores empleados en estas
ltimas son el negro, rojos y anaranjados, sienas, ocres y marrones y toda una
gama de azules y verdes en diversas intensidades (Fig. 7). Todas ellas, a excepcin
de la ltima, son letras P, iniciales de Paulus, ornadas con elementos figurativos de
diversa ndole; su estudio iconogrfico merece un captulo aparte.

Fig. 7. Iniciales primarias, secundarias y terciarias

259
Epistolae Beati Pauli cum glossa

La encuadernacin483 est realizada en tapas de cartn


y pasta espaola con super libros dorado cisneriano
en ambas tapas, en una interpretacin herldica del
siglo XVII484 (Fig. 8).

Fig. 8. Super libros con el escudo cardenalicio

Los cinco nervios y los entrenervios aparecen decorados con


paletas y hierros sueltos dorados con motivos vegetales. En el
segundo entrenervio encontramos un tejuelo de piel granate con
bordura de dos nervios dorados que enmarcan el texto. En el
tercer entrenervio aparece una letra M dorada y rodeada de
estrellas485 (Fig. 9). Los cortes se muestran sin colorear y las
cabezadas son manuales, de hilo rojo y amarillo.

Fig. 9. Lomo

Las guardas y hojas de respeto estn confeccionadas con papel verjurado


blanco con filigrana que muestra la palabra Pittaluga y una flor de lis coronada de
la que cuelga un medalln oval486. La obra conserva una serie de signaturas

483
El que muchos de los manuscritos de la Biblioteca Histrica presenten el mismo tipo de encuadernacin
nos hace pensar en una reencuadernacin general de ejemplares deteriorados que se pudiera llevar a cabo
coincidiendo con algn inventario. En este sentido es necesario tener en cuenta la referencia que da Villa-
Amil en su estudio del Breviarum Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada sobre que en el ltimo
tercio del siglo XVIII la formacin de los ndices fue acompaada de una encuadernacin uniforme de un
gran nmero de volmenes como se menciona en el prlogo latino del de los manuscritos por lo que la
reencuadernacin bien podra datar de este momento aunque siguiese modelos herldicos ms antiguos. Vid
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: El Arca, 1878, pp. 587-623
484
Al respecto vid. CARPALLO BAUTISTA, A. [et. al.]: Op. cit., p. 87.
485
Esta misma letra aparece en el lomo de otros muchos manuscritos lo que nos hace pensar que
probablemente sealase que se trataba de un libro de mano.
486
No hemos podido localizar este modelo en ninguno de los repertorios habituales, sin embargo, en el
artculo de Maurizia Migiorni sobre el manuscrito de Carlo Giuseppe Ratti conservado en el Archivo
Histrico del Comune de Gnova se dice que el ejemplar est realizado en papel genovs de diversas
procedencias, como indican los diferentes tipos de filigrana que se encuentran. En las primeras hojas la
filigrana reca un giglio sormontato da una corona, sotto il quale un'ovale con ai lati le iniziali del maestro
cartaio "G.B.C.". Vase MIGIORNI, M.: Carlo Giuseppe Ratti. Storia de' pittori scultori et architetti liguri e

260
Epistolae Beati Pauli cum glossa

antiguas en la hoja de guarda delantera (Fig. 10), as como en el recto del primer
folio (Fig 11); en la parte inferior de ese mismo folio se puede leer Visto ao de
1614487. En el recto de la guarda volante posterior se ha consignado: Tiene este libro
doscientas diez y seis ojas utiles (Fig. 12).

Fig. 11. Folio 1 r :


Librera del Colegio Mayor 40 A
43 (?) e

Fig. 10. Guarda delantera

Fig. 12. Guarda volante posterior

de' forestieri che in Genova operarono secondo il manoscritto del 1762, a cura di Maurizia Migliorini en
FOSCA: Fonti per la Storia della Critica d'Arte. Genova 1997.
[En lnea] [Consulta el 14-07-2008] [http://www.fosca.unige.it/testi.php?LINK=Introduzione&ID=1]
487
Esta anotacin es, probablemente, muestra de la revisin del fondo bibliogrfico que se hizo entre 1611 y
15 coincidiendo con la reforma de Diego Hernando de Alarcn y Pedro de Tapia. Sobre estos aspectos, vase
p. 56 y 477-8.

261
Epistolae Beati Pauli cum glossa

1.1 Fortuna del manuscrito

El manuscrito 44 form parte de la dotacin fundacional con que el


Cardenal Cisneros provey a la primitiva Universidad Complutense como
demuestra su inclusin en el Index Omnium librorum bibliotece collegii Santi Illefonsy
oppidi Compllutensis de hacia 1512488. En dicho inventario aparece referido como
Eple. pauli cum glosa interlinaria y se le sita en el segundo plteo.

El Rendimiento de cuentas de gastos efectuadas por cuenta del arzobispo


Francisco Jimnez de Cisneros, conservado en la Biblioteca Nacional con signatura
Mss/20056/47 y al que nos referimos en la introduccin, introduce la mencin en el
folio 25v a la obra Comentaria epistolare comprada en Valladolid en julio de 1508
por el secretario Jorge de Baracaldo. Nada nos dice el inventario sobre si se trataba
de un libro manuscrito o impreso489 ni tampoco aporta detalles sobre su autor o
contenido.

El Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso de la ciudad de


Alcal de hacia 1523490 y el de 1526491 lo sitan en el primo pluteo.

Unos aos ms tarde, el Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste
principal Collegio mayor de San Illephonso492 de 1565 dice de l que se encontraba en
la parte superior del sptimo plteo y que tena tablas Bayas.

El Indize alphabetico de los libros contenidos en esta librera del Collegio maior
de sn. Ildephonso, Universidad de Alcala y claue para encontrar cualquier libro...493,
redactado por Baltasar F. de Quiones en 1720, no lo menciona, mientras que su

488
A.H.N. Universidades. Libro 1090, f. 34v.
489
En el fondo complutense se conserva la obra In B. Pauli Apostoli Epistolam ad Romanos absolutissima
comentaria de Cornelio Musso pero tanto su fecha de impresin, 1588, como su pertenencia al Colegio
Menor de la Compaa de Jess impiden que fuera sta la obra mencionada en el Rendimiento de cuentas.
490
A.H.N. Universidades. Libro 1091, f. 6v
491
A.H.N. Universidades. Libro 1092, f. 21r
492
A.H.N. Universidades. Libro 920, f. 165r.
493
B.U.C.M., BH Mss 335.

262
Epistolae Beati Pauli cum glossa

copia en limpio lo incorpora aadido en un margen494. El de 1745 no hace ninguna


referencia al manuscrito que contiene la glosa a las Epstolas de San Pablo y,
aunque s se mencionan varios comentarios a las Epstolas, todos ellos quedan
descartados por fechas495.

No es hasta 1800, en el Catlogo de los libros manuscritos de esta Biblioteca


Complutense: suplemento al Catlogo de los impresos de la misma realizado en Alcal de
Henares, cuando se le vuelve a mencionar496.

Villa-Amil en su catlogo dice que existen iniciales en cada epstola, de colores


y muy adornadas de follajes, animales y figuras, algunas bastante notables (...) y otras
realzadas de verdaderas iluminaciones y que parece pertenecer al siglo XIII497.

Por su parte, Domnguez Bordona lo describe con iniciales miniadas, algunas


iluminadas, con follaje, animales y figurasy lo sita en el siglo XIII498.

Existen, sin embargo, una serie de elementos que nos hacen datar la obra
entre mediados y finales del siglo XII y no en el XIII como ha sido habitual. Por un
lado, el uso de la tinta azul que no se introduce hasta finales del siglo XI, el empleo
del punteado en el borde externo de la hoja y la representacin de Pablo con la
espada, smbolo parlante que no aparece hasta el siglo XII y que decora la capital
de la Segunda Carta a los Corintios, nos indican que nos hallamos ante una obra de
finales de la Alta Edad Media. Sin embargo, el uso de la escritura carolina y el

494
B.U.C.M. BH Mss. 308, fol. 53v.
495
B.U.C.M. BH Mss. 336. El manuscrito puede fecharse a mediados del siglo XII. En este ndice se
mencionan comentarios de Sasbou (probablemente Adam Sasbout) y Franciscum Titelmani, franciscanos
holands y alemn respectivamente que vivieron en la primera mitad del XVI. Tambin el que aparece como
Guille auddus in epistolas D. Pauli queda fuera de fecha, ya que Claude Guilliaud nace en 1493. El
consignado como Caietanus in epistolas Pauli hace referencia probablemente a la obra de Tomasso de Vio,
conocido como Cardinal Caetano, que vivi en el trnsito del siglo XV al XVI. Adems, todas estas obras
aparecen consignadas en el Index Universae bibliothecae Collegio Complutense de 1742 que hace por
primera vez una relacin de los impresos separada de la de los manuscritos por lo que claramente se trataba
de obras de molde.
496
B.U.C.M. BH MSS 336, fol. 52r y v.
497
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 15.
498
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit.,1933, Tomo I (VILA - MADRID), p. 493

263
Epistolae Beati Pauli cum glossa

empleo del pautado a punta seca que desaparece a finales del siglo XII nos hacen
establecer un posible lmite cronolgico a mediados de esa centuria.

2. Pablo de Tarso y su obra

Pablo, llamado originalmente Saulo, el deseado, nace en Tarso entre el ao 3


y el 10 de nuestra era. Nacionalizado romano, en su formacin estuvieron
presentes tanto la cultura hebrea, por su etnia y tradicin familiar, como la griega
y muestra de ello es su escritura en un griego correcto con algunos hebrasmos. La
hagiografa destaca su animadversin hacia los cristianos a los que habra
perseguido encarnizadamente, hasta el punto de participar en la lapidacin del
protomrtir San Esteban499. Para algunos historiadores, sin embargo, este odio
previo a su conversin es una rplica de la historia de Sal y David500 y estara
desmentida por el propio santo en Glatas 1, 22 donde afirma que antes de su
conversin era, por tanto, personalmente desconocido para las iglesias de Cristo
en Judea.

Tras su conversin hacia el ao 35 en el camino de Jerusaln a Damasco,


Pablo, el pequeo, comienza una larga y fructfera labor de predicacin que le lleva
por tierras de Damasco, Jerusaln, Chipre, Antioqua, Anatolia, Tesalia, Atenas y
feso hasta llegar finalmente a Roma en la dcada de los 60 donde, segn
Tertuliano, padece martirio junto a San Pedro, aunque por ser ciudadano romano
obtuvo el privilegio de ser decapitado en lugar de sufrir la crucifixin.

499
Sobre los aspectos biogrficos e histricos del santo pueden consultarse, entre otros, HOLZNER, J.: San
Pablo: Heraldo de Cristo. Barcelona: Herder, 2002; TOMKINS, S.: Pablo y su mundo. Madrid: San Pablo,
2007; PABLO, SANTO: Las Epstolas de San Pablo. (Traducidas y comentadas por Giusseppe Riciotti).
Madrid: CONMAR, 1962.
500
Vid. RAU, L.: Op. cit., T. 2, Iconografa de los santos, p. 7.

264
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Fig. 13. Decapitacin de San Pablo. Arquivolta de la portada.


Monasterio de Sta. Mara de Ripoll.

Son catorce las epstolas que la tradicin ha atribuido al santo de Tarso


aunque, hoy en da, una gran mayora de investigadores considera que slo siete
de ellas pueden ser sealadas como autnticamente paulinas. Hay acuerdo en que
I Tesalonicenses, I y II Corintios, Filipenses, Filemn, Glatas y Romanos fueron
escritas por el santo, mientras que las opiniones al respecto de las dems divergen.
La mayor parte de las dudas ataen a las llamadas epstolas pastorales, Tito y I y
II Timoteo, ya que se centran es aspectos burocrticos que podran reflejar una
iglesia ms tarda y en ellas el discurso del santo resulta pesado y reiterativo si se
compara con el resto de la produccin501. Slo Hebreos es unnimemente
considerada desde antiguo obra de un discpulo, aunque la coherencia que
presenta con la lnea de pensamiento paulino hizo que se incluyera dentro del
canon.

Estas dudas sobre la autora de determinadas epstolas surgieron con fuerza


en el siglo XIX (aunque antes se haban planteado ya algunas cuestiones sobre su
autenticidad) pero en el periodo medieval todas ellas fueron consideradas
netamente paulinas y, como tal, empleadas frecuentemente para sustentar
conceptos de teologa dogmtica y moral.

501
Sobre esta polmica vase, entre otros BARBAGLIO, G.: La teologa de San Pablo. Salamanca:
Secretariado Trinitario, 2006. p. 9 y ss. y UBIETA, J. A. (Dir.): Op. cit., Introduccin a las Epstolas de
Pablo.

265
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Segn Ubieta, la ordenacin de las epstolas dentro de la Biblia se realiz en


funcin de su extensin y sin atender a la verdadera cronologa de los escritos. En
su opinin, el orden de redaccin de las cartas sera I y II Tesalonicenses, Glatas,
Romanos, Filipenses, Efesios, Colosenses, Filemn, I y II Timoteo, Tito y Hebreos. Por el
contrario, Giuseppe Barbaglio, quien slo considera autnticas las siete cartas
mencionadas anteriormente, sita Glatas a continuacin de Filipenses.

En lo que s parecen coincidir la mayor parte de los investigadores es en que


la teologa de Pablo no es pensamiento organizado y sistemtico sino ms bien
una serie de repuestas y soluciones a problemas concretos que las diferentes
comunidades planteaban. En opinin de Barbaglio, Pablo es un telogo in faciendo
que busca responder de la mejor manera posible los problemas que se le
encomiendan, elaborando para ello soluciones provisorias que deben ser
corregidas y mejoradas y que estn abiertas a nuevas circunstancias502. Del mismo
modo que asistimos a la creacin y organizacin de la Iglesia primitiva,
contemplamos a la largo de sus escritos la evolucin de su pensamiento que, si
bien mantiene ideas fundamentales, se adapta y perfecciona a medida que
discurre la vida y la actividad evanglica del santo.

En los textos paulinos encontramos una serie de bloques temticos en los


que se circunscriben las diferentes cartas, as como conceptos que reaparecen con
frecuencia a lo largo de todo el corpus. La proclamacin de Cristo muerto y
resucitado conforme a las Escrituras, la unidad de judos y gentiles y la superacin
de la antigua ley tras la muerte del Salvador o la importancia de las obras en la
vida del cristiano, son aspectos esenciales de los escritos paulinos que se
reinterpretan y mejoran a lo largo de las diferentes cartas. As, Romanos retoma y
revisa las ideas expuestas en Glatas, del mismo modo que Efesios parece ser un
nuevo examen de lo planteado en Colosenses.

502
BARBAGLIO, G.: Op. cit., p. 9.

266
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Tras la muerte del santo, y a medida que el recuerdo de su predicacin se


alejaba, las epstolas se hicieron ms valiosas como modo de conservar su mensaje.
En torno al ao 100 fueron reunidas en un nico volumen y comenzaron a
circular, con una importancia similar a la de los cuatro evangelios. Su inclusin
dentro del canon bblico result incuestionable desde el principio, aunque no
faltaran detractores como los ebionitas o devotos exaltados como Marcin quien
lleg a rechazar el resto de los textos cristianos a favor del corpus paulino.

Su influencia en el pensamiento cristiano, y por tanto en sus expresiones


artsticas, ha sido determinante a lo largo de la historia. Segn Tomkins, Agustn
se convirti al leer a Pablo y tom de l su idea fundamental de que la humanidad
cada no puede resurgir si no es a travs de la gracia de Dios503. Las ideas paulinas
sobre el celibato influyeron notablemente en los primeros movimientos
monsticos y tambin Lutero se inspir en las ideas sobre la fe del santo para su
reforma contra el catolicismo medieval.

503
TOMKINS, S.: Op. cit., 2007, p. 183-186.

267
Epistolae Beati Pauli cum glossa

3. San Pablo en el arte

Por lo que se extrae de las Epstolas, Pablo fue un hombre pequeo, calvo,
contrahecho, con la frente abombada y la nariz aguilea. La iconografa desde
poca temprana le representa como un hombre calvo y barbado, normalmente de
gesto adusto, aunque revestido de gran dignidad. Ejemplos tempranos de este tipo
de representacin podemos verlos en sarcfagos del siglo IV como el de Berja (Fig.
14) o el de Junio Basso504.

Fig. 14. Detalle de San Pedro y San Pablo ante Nern. Sarcfago de Berja.
Siglo IV. Museo Arqueolgico Nacional

Sus atributos casi exclusivos son el libro, por su actividad de mensajero de


la palabra de Dios, y la espada, smbolo de su martirio. Segn Rau, esta ltima no
aparece como atributo del santo hasta el siglo XIII para equipararla a las llaves de
San Pedro. Ferrando Roig retrasa su aparicin a finales de ese siglo,
excepcionalmente substituida por un cuchillo, para representar tanto su martirio
como el estilo tajante de sus epstolas505. Existen sin embargo, algunas piezas que
parecen confirmar una aparicin anterior a esta fecha506. Como ejemplos podemos

504
Existe sin embargo, otra tradicin iconogrfica surgida de los Hechos de los Apstoles que tiende a
representar al santo como un hombre vigoroso al estilo de San Pedro, del que slo se diferenciara por la
calva y por el color y la longitud de la barba. Este modelo cobrar gran fuerza en la poca moderna.
505
FERRANDO ROIG, J.: Iconografa de los santos. Barcelona, 1950, p. 213.
506
La Catholic Encyclopedia seala que el smbolo aparece en el siglo X pero no da ms datos al respecto.
CatholicEncyclopedia. London: The Encyclopedia Press, 1913. Utilizamos la edicin digital: Catholic
Encyclopedia [En lnea] [Consulta 23-10-08] [http://www.newadvent.org/cathen/], letra P, St.Paul.

268
Epistolae Beati Pauli cum glossa

citar una escultura de San Pablo procedente del frontal de altar de San Salvador de
Bibils (tambin llamado de Castarn de Noals) en Huesca, fechado en el siglo XII
(Fig. 15), y una pintura sobre tabla procedente de un retablo de San Vicente de
vila del siglo XII (Fig. 16).

Fig. 15. San Pablo. San Salvador de Bibils Fig. 16. San Pablo. Frontal de altar procedente
(Huesca). Siglo XII de San Vicente de vila. Siglo XII.

La espada es smbolo del estado militar y de sus atributos, la bravura y el


podero. Es capaz de la destruccin pero tambin se convierte en smbolo positivo
al salvaguardar la paz y la justicia. En las tradiciones cristianas medievales se
convierte en el arma noble que acompaa a los santos guerreros y a los caballeros
cristianos como Roldn, Carlomagno, Turpin o el Cid. Todos ellos son arquetipos
superiores de la sociedad en los que recaen todas las virtudes y smbolo de la
lucha de la psique contra las pasiones. El caballero, por tanto, representa el logos o
la dominacin del espritu sobre la cabalgadura que es la materia507.

507
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 473 y ss.

269
Epistolae Beati Pauli cum glossa

En este sentido, no hay que olvidar que la espada de su decapitacin en


ocasiones ha hecho que se considerara a Pablo como un caballero romano, con las
connotaciones militares que ello implica, como expone Guillaume Durand en su
Rational508.

San Pablo ejerce su patronazgo sobre bruidores, por su espada, y sobre


cesteros y cordeleros por su huida de Damasco en un cesto suspendido de una
cuerda. Tambin se le invoca contra las tormentas y frente a la mordedura de
vbora, ya que sobrevivi a su veneno

Pese a todo ello y a su capital importancia como difusor del cristianismo,


Pablo en solitario no es un santo excesivamente grato para el arte; el nmero de las
representaciones en las que lo vemos aparecer, as como la cantidad de templos
bajo su advocacin es pequea en comparacin con la de otros santos. Segn
Duchet-Suchaux y Pastoreaux en solitario, Pablo no es un santo verdaderamente
popular. Es sobre todo la Reforma la que le concede una posicin prominente (...)
oponindolo a Pedro509. Su martirio, vinculado al de Pedro, as como su
participacin en el colegio apostlico se convierten en los puntos fuertes de la
variedad iconogrfica de Pablo, sin olvidar la ilustracin de sus epstolas en
numerosas obras manuscritas, como la Biblia de vila o el Epistolario de Burgo de
Osma510.

508
RAU, L.: Op. cit., T. 2, Iconografa de los santos, p. 9.
509
DUCHET- SUCHAUX, G. Y PASTOUREAUX, M.: La Biblia y los Santos. Madrid, 1987, p. 300
510
Un recorrido sobre su presencia en el arte espaol se encuentra en el catlogo de la Exposicin realizada
en 1964 en el Casn del Buen Retiro. VV. AA: San Pablo en el arte. XIX Centenario de su venida a Espaa.
Direccin General de Bellas Artes. Madrid, 1964.

270
Epistolae Beati Pauli cum glossa

4. Las miniaturas

4.1 Rasgos comunes


Antes de realizar un anlisis detallado de cada una de las miniaturas conviene
hacer notar la existencia de una serie de elementos comunes a muchas de ellas
(Vese cuadro pg. 278).

4.1.1 Un elemento decorativo de origen clsico

En ocho de las doce capitales observamos, hacia la mitad del trazo vertical
de la letra, una decoracin que rompe visualmente la longitud del mismo y que
resulta curiosa por sus similitudes formales. Este elemento decorativo est
formado por una serie de discos ms o menos achatados con un crculo rehundido
en el centro, flanqueados por otros elementos de forma triangular que parecen
incrustados en el trazo de la letra. Tanto las formas circulares como las
trapezoidales presentan, en ocasiones, una decoracin a modo de punteado en
blanco.
Podemos observarlo en los nmeros 38v, 100r, 111v, 133v, 144v, 155r, 160r y
172v y parece guardar un notable parecido con elementos militares romanos.

38v 100v 111v 133v

144v 155r 160r 172v

271
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Por un lado, encontramos una cierta similitud formal con la decoracin


interior de los escudos, como se puede apreciar en estos dos ejemplos tardos de
iconografa romana como son la Villa de la Olmeda en Palencia (Siglo IV d.C.)
(Fig. 17) o San Vital de Rvena (547) (Fig. 18).

Fig. 17. Detalle del mosaico de la cacera. Fig. 18. Detalle del mosaico de Justiniano y Teodora.
Villa romana de La Olmeda. Siglo IV d.C. San Vital de Rvena (547)

Sin embargo, la mayor similitud la encontramos en los estandartes de las


legiones romanas, smbolo distintivo y de prestigio con gran valor en el mbito
militar romano, pues su prdida en la batalla supona la deshonra de quienes la
defendan. Ejemplos de estos elementos militares estn presentes en numerosos
relieves, como los de la Columna Trajana (Fig. 19), pero tambin en monedas con
las que se efectuaba el pago de la soldada a los legionarios (Fig. 20)511.

Fig. 19. Detalles de la Columna Trajana. Fig. 20. Denario de la IX


Foro Romano. 118-113 d. C. Legin Hispnica (ca. 83 a.C.)

511
Queremos agradecer a D. Toms Gonzlez Santos la referencia facilitada sobre este tipo de monedas, as
como la reproduccin del denario de su coleccin privada.

272
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Tambin encontramos cierto parecido con algunas representaciones de


fbulas, como la que recoge la tnica del soldado que prende a San Pedro por su
izquierda en el sarcfago paleocristiano de San Justo de la Vega (S. IV Museo
Arqueolgico Nacional) (Fig. 21). El broche aparece rematado por tres bolitas que
recuerdan notablemente a las decoraciones aqu presentadas.

Fig. 21. Sarcfago de San Justo de la Vega. Museo Arqueolgico Nacional. Siglo IV

Todos estos elementos se relacionan con el mundo militar romano (escudos,


emblemas o adornos) y podemos considerarlos una alusin a la ciudadana del
apstol, as como un vnculo esttico con su smbolo parlante, la espada, que como
ya se ha mencionado, ha hecho que en ocasiones se le considerara como un
caballero romano.

4.1.2. Las langostas

Otro elemento que se repite con mucha frecuencia es un tipo de insecto,


similar a un saltamontes o langosta, que aparece en 5 capitales, siempre con la
peculiaridad de presentar la cabeza girada hacia atrs, en sentido contrario al
natural. Lo vemos en las letras nmero 76r, 111v, 160r, 172v y 186r, aunque en este
ltimo caso la cabeza recuerda a la de un camello o dromedario, siempre con la
boca abierta y una especie de mueca o sonrisa bastante marcada. Todos ellos
llevan en torno al cuello un elemento de color marfil con unos pequeos valos
salientes que recuerda notoriamente a una quijada inferior.

273
Epistolae Beati Pauli cum glossa

76r 111v 160r 172v 186r

La langosta o el saltamontes representaron para los hebreos el castigo de


Dios y como tal se la ve aparecer en la octava plaga que Yahv manda sobre
Egipto512. Este aspecto de fuerza destructiva enviada como castigo pasar a la
tradicin cristiana y en el Apocalipsis reaparecen como seres terribles:
La apariencia de estas langostas era parecida a caballos preparados para la
guerra; sobre sus cabezas tenan como coronas que parecan de oro; sus rostros
eran como rostros humanos; tenan cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes
eran como de len; tenan corazas como corazas de hierro, y el ruido de sus alas
como el estrpito de carros de muchos caballos que corren al combate; tienen
colas parecidas a las de los escorpiones, con aguijones, y en sus colas, el poder de
causar dao a los hombres durante cinco meses.513.

Fig. 22. Detalle de las


langostas. Beato de Gerona
(970). Catedral de Gerona

512
Ex 10, 12: Pero Yahv dijo a Moiss: Tiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para que venga sobre
ella la langosta; que suba sobre la tierra de Egipto y devore todo lo que dej el granizo.
513
Ap 9, 7-10

274
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Los seres que decoran las miniaturas comparten con los del Apocalipsis el
rostro de hombre y los dientes de len; en los nmeros 111v, 160r y 172v adems,
las alas parecen acorazadas y semejantes a escudos.

En algunos Beatos y Apocalipsis encontramos representaciones que, si bien


parten de la misma descripcin, resultan completamente diferentes a los que
vemos aqu (figs. 22 y 23) pero existen otras representaciones que guardan mucha
ms semejanza, como la del Apocalipsis de la coleccin Yates Tompson, algo
posterior (fig. 24).

Fig. 23. Detalle de las langostas. Fig. 24. Detalle de las langostas.
Apocalipsis (1313). Biblioteca Apocalipsis (1380). Yates
Nacional Francesa Thompson Collection

El hecho de que las cabezas de las langostas miren hacia atrs podra estar
relacionado con Corn IV, 50 en donde se lee:
Los que habis recibido las Escrituras, creed en lo que Dios ha hecho descender
del cielo para confirmar vuestros libros sagrados, antes que Nosotros borremos los
rasgos de los rostros y los volvamos hacia el lado opuesto.

Asn Palacios seala que esta idea aparece recogida en abar, quien afirma
que el pasaje hara referencia a los judos que negaron la verdad del Corn, as
como en ciertas descripciones islmicas del Juicio Final, de tradicin talmdica, en

275
Epistolae Beati Pauli cum glossa

las que se menciona que algunos condenados tendrn las cabezas vueltas hacia
atrs para leer la condena que llevarn sujeta a la espalda514. Tambin, en la
leyenda narrada por el judo converso al Islam Wahb ibn Munabbih, Salomn
habra visto unos diablos con los rostros vueltos hacia las nucas que vomitaban
llamas. La tradicin se perpeta en algunos sermones aljamiados donde los
perjuros resucitarn vueltas sus caras hacia sus touelos515. Es frecuente
encontrar a los condenados representados de esta forma en escenas como la de las
langostas o en la representacin del infierno que encontramos en los Beatos.

En concreto, la imagen del folio 186 que representa un ser con cabeza de
camello y cuerpo de langosta, presenta adems una curiosa relacin con el Zohar o
Libro del esplendor, considerado la cspide de la Cbala hebrea. Los aspectos
concretos se detallarn en el estudio de la mencionada miniatura.

Tambin en la nmero 108 de las


Cantigas de Santamara, se narra la
historia de un nio judo nacido
con la cabeza hacia atrs como
castigo de su padre que negaba el
misterio de la Encarnacin516 (Fig.
25).

Fig. 25. Cantiga 108. Biblioteca de El


Escorial, Ms. B. I. 1, fol. 155 v.

514
Sobre este tipo de castigo y sus relaciones textuales vid. ASN PALACIOS, M.: La escatologa
musulmana en la Divina Comedia. Hiperin. Madrid, 1961, pp. 128-129 y 155-157.
515
GIL, RIBERA Y SNCHEZ: Coleccin de textos aljamiados. Zaragoza: [s.n.], 1888, pp. 69 y 71.
Recogido en ASN PALACIOS, M.: Op. cit., p. 129
516
Recogido en RODRGUEZ BARRAL, P.: La dialctica texto-imagen a propsito de la representacin
del judo en la Cantigas de Santa Mara de Alfonso X en Anuario de estudios medievales 37/1, enero-junio
de 2007, pp. 228.

276
Epistolae Beati Pauli cum glossa

4.1.3. Cabecillas demonacas y animales que muerden la letra

Con cierta frecuencia aparecen, como remate del trazo vertical de la letra,
unas cabecillas de aspecto humanoide pero demonaco517 que salen de una flor y
sacan una larga lengua. Las podemos observar en los nmeros 38v, 76r, 111v y
160r.

38v 76r 111v 160r

Por ltimo, es necesario sealar que en un total de seis iniciales aparecen


diferentes animales mordiendo, bien el trazo recto de la letra o como cierre del
valo de la P. En los nmeros 76r, 111v y 160r el animal parece ser una
serpiente, as como en la 133v aunque este ltimo reptil presenta una cabeza de
cerdo o de perro. La 144v aparece mordida por un dragoncillo alado y en la 186r
es un grillo o saltamontes con cabeza de camello o dromedario el que muerde la
letra.

76r 111v 133v

44v 160r 186r

517
Salvo en la capital n 160r en la que vemos un ser indeterminado similar a un pez.

277
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Los orgenes de este tipo de


representaciones podran estar en la
miniatura irlandesa y anglosajona,
donde son habituales los ejemplos de
transformismo animal en los que los
animales se convierten en cintas que a
su vez son mordidas por stos. Es, as
mismo, un recurso muy frecuente en la Fig. 26 Capitel de entrelazo, 1185-1195.
Claustro de San Juan de la Pea (Huesca)
escultura romnica donde vemos
aparecer animales rodeados de tallos vegetales que suelen morder (Fig. 26).

Para Joaqun Yarza estos seres incluidos en las iniciales que se retuercen de
manera inverosmil, desarrollan una considerable agresividad mordiendo tallos,
animales o seres humanos son ejemplos en los que lo decorativo prima sobre lo
alegrico. Pese a su posible valor decorativo, en nuestra opinin, algunos de estos
ejemplos podran tener tambin un valor simblico en relacin con el texto al que
acompaan.

CUADRO DE REPETICIN DE ELEMENTOS EN LAS MINIATURAS

N de Pieza de Langosta Cabecilla Animal que Elementos Figuras


miniatura tres discos saliendo muerde la vegetales humanas
de flor letra
38(V) X X X(?) X
76(R) X X X X X
100(R) X X
111(V) X X X X X
133(V) X X X X
144(V) X X
155(R) X X
160(R) X X X X
172(V) X X X
181(R) X
186(R) X X X
188(R) X

278
Epistolae Beati Pauli cum glossa

4.2 Descripcin de las miniaturas

Primera carta a los Corintios (Folio 38v)

Letra P realizada en tono pardo sobre


fondo azul agua. El trazo largo de la letra
aparece decorado a la mitad con elementos
trapezoidales y circulares y rematado en un
elemento vegetal del que sale una cabecilla
de demonio con una larga lengua.

En la parte curva de la letra P hallamos


un Cristo efebo con nimbo crucfero que
bendice a Pablo, representado como un
hombre calvo y con barba castaa. Jess
aparece vestido con tnica naranja y manto
azul intenso. Sobre la cabeza de Pablo
vemos aparecer un elemento trilobulado
muy grfico que podra ser una
simplificacin de la flor de lis.

Por la posicin de Cristo y la longitud de


sus piernas parece lgico pensar que se
halle sentado. La cabecilla que aparece en la parte inferior podra ser el remate de
la circunferencia de la letra o, tal vez, representar un trono con decoracin animal
en la parte inferior, aunque resulta difcil precisar de qu especie se trata.
Siguiendo la tradicin deberamos encontrar leones, en referencia al trono de
Salomn y por su carcter de animal custodio y vigilante, aunque lo cierto es que
el ser que aqu aparece no tiene ninguna similitud formal con el len. Se parece
ms, aunque no demasiado, a un cordero, lo que sera una alusin a Cristo como
vctima redentora de la humanidad as como una posible alusin a Pablo como

279
Epistolae Beati Pauli cum glossa

pastor del rebao de Dios. La mayor similitud la encontramos con el caballo


aunque su simbologa no parece tener relacin con el tema aqu tratado518.

Si por el contrario se tratase de un perro podra deberse


a la equiparacin que el cristianismo hace del perro con
el sacerdote, por ser ambos guardianes del rebao; quiz
de esta manera el miniaturista est aludiendo a Pablo
como difusor del mensaje de Dios y a su sumisin ante el
Seor, en relacin al mensaje de la epstola que ms
adelante mencionamos.

No se puede descartar tampoco que se trate de un animal que muerde la


letra, tal y como se ver en otras iniciales, aunque su boca no muestra claramente
la posicin adecuada. Si fuese un animal negativo, el que aparezca a los pies del
Salvador representara la victoria de Cristo sobre el mal, siguiendo el texto del
Salmo 90519 que se plasma tambin en representaciones como, por ejemplo, el
tmpano de Jaca (Fig. 27).

Fig. 27. Tmpano de Jaca. Siglo XI

La Primera carta a los Corintios fue escrita en el ao 56 en la ciudad de feso;


en realidad se trata de la segunda dirigida a esta comunidad, pues existi una

518
La imagen de Pablo cayendo del caballo no aparece en los Hechos de los apstoles sino que se crea ms
tardamente por equiparacin con la Superbia (orgullo) del ciclo de los vicios, inspirado por la Psicomaquia
medieval; no consideramos, por tanto, que el caballo tenga relacin con esta forma de representacin. Vid.
RAU, L.: Op. cit., T. 2, Iconografa de los santos, p. 14.
519
Sal 90, 12-13: Los ngeles te llevaran en palmas para que en la piedra tu pie no tropiece; pisars el spid
y el basilisco, hollars el len y el dragn.

280
Epistolae Beati Pauli cum glossa

anterior que no se conserva. Se cree que la epstola fue redactada por Pablo a lo
largo de varias semanas, lo que explicara la ausencia de un hilo lgico riguroso.
La preocupacin del santo por diversos motivos as como lo dilatado de su
redaccin la convierte en un texto farragoso, aunque cargado de informacin
histrica sobre las primeras comunidades cristianas520.

A nivel doctrinal destaca la preocupacin de Pablo por una tendencia a la


disgregacin que pareca invadir la comunidad de Corinto, divida en
conventculos que seguan a uno u otro predicador521.

Es en este sentido en el que debemos entender la miniatura que ilustra la


letra capital: Pablo se arrodilla ante un Cristo entronizado que le bendice; el santo
se nos muestra, por tanto, como un instrumento del Seor que es el nico digno
de recibir veneracin, como leemos en I Corintios 3, 5-7:
Qu cosa, pues, es Apolo? Y qu cosa es Pablo? Son ministros, por medio de lo
cuales cresteis (...) Yo plant, Apolo reg, pero Dios hizo crecer; as que ni el que
planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.

La imagen del trono en s misma se ha asociado tradicionalmente a la


realeza y a la divinidad. El trono de Salomn, de oro y marfil, elevado sobre
escalones y protegido por toros y leones522, es ya una sntesis de smbolos
gloriosos que eleva al monarca por encima del resto de los humanos523. Tambin
en el Apocalipsis el trono se convierte en smbolo de la Divinidad al ser pedestal del
Cordero; la iconografa emplear la Etimasia, el trono vaco y preparado para el
nico que puede ocuparlo, como alusin a la Segunda Venida de Cristo y como
representacin alegrica de Dios.
520
Sobre los aspectos histricos de la epstola Vid. PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 25 y 26 y
BARBAGLIO, G.: Op. cit., pp. 39-47
521
Co 1, 11-13 He sido informado (...) de que hay entre vosotros disensiones. Aludo, por tanto, a lo que cada
uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo! Yo, por el contrario, de Apolo! Yo, a mi vez de Cefas! Yo, por mi
parte, de Cristo! Se ha dividido Cristo? Acaso Pablo fue crucificado por vosotros, o bien fuisteis
bautizados en el nombre de Pablo?
522
1R 10, 18-20: El rey hizo un gran trono de marfil, que revisti de oro finsimo. El trono tena seis gradas,
un respaldo redondo, brazos a uno y otro lado del asiento, dos toros de pie junto a los brazos y doce leones
de pie sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Nada igual lleg a hacerse para ningn otro reino.
523
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 1029 y ss.

281
Epistolae Beati Pauli cum glossa

En el propio texto paulino encontramos la frase Acerqumonos, por tanto,


confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia
de un auxilio oportuno524, texto que, junto a otros, fundament despus de Trento
la creacin de la iconografa trinitaria del trono de gracia o Genadenstul525. Tal vez
la unin del trono, smbolo de la Divinidad, con la figura de Cristo y la imagen
dibujada sobre la cabeza del santo, que como ms adelante desarrollamos puede
ser una alusin al Espritu Santo, est configurando tambin aqu un smbolo
trinitario.

No existen muchos ejemplos en los


que San Pablo aparezca arrodillado o
postrado ante Cristo de manera aislada.
Lo ms frecuente es que forme parte de
una representacin de la traditio legis en la
que los santos aparecen normalmente de
pie, flanqueando a un Cristo frontal
entronizado, como vemos en el Sarcfago
Borghese (Museo del Louvre) o el de
Fig. 28 Traditio legis. Sarcfago de Junio
Junio Basso (Fig. 28, ambos de finales del Basso (ca. 359). Gruta de San Pedro del
siglo IV. Vaticano

524
Hb 4, 16
525
PELEZ MALAGN, J. E.: Modelos iconogrficos de la representacin de la Trinidad en el Arte
Odiseo. N 6, Septiembre 2002. [En lnea] [Consulta 12-3-08] [http://www.odiseo.es.vg]

282
Epistolae Beati Pauli cum glossa

En el tmpano de Saint Pierre de


Svignac (siglo XII) encontramos una
curiosa traditio legis en la que un
Cristo entronizado entrega las llaves
a San Pedro situado a su derecha, y
el rollo a San Pablo (Fig. 29. Ambos
santos aparecen en una postura Fig. 29 Traditio legis. Tmpano de Saint-Pierre
de Svignac. (Siglo XII)
reverencial, iniciando una
genuflexin.
Ms cercano resulta el tmpano de San Pau del
Camp (Barcelona), con una genuflexin ms
explcita, aunque la posicin de Cristo sigue
siendo frontal y no de perfil como aparece en
nuestra miniatura (Fig. 30).

Fig. 30. Traditio legis. Tmpano de San Pau del Camp


(Barcelona) (Fin. siglo XI)

El hecho de que Cristo aparezca


representado como efebo, a la manera
paleocristiana526, nos hace pensar que
quiz el miniaturista est tomando
como modelo una composicin antigua
de la traditio legis, bien en su versin
clsica o en la interpretacin cristiana
del tema. El que Cristo aparezca de
perfil es algo que no vemos en otros Fig. 31. El emperador entregando la ley. Arco
de Constantino (315 d.C.). Foro Romano.
ejemplos cristianos de la traditio legis

526
La representacin de Cristo como un hombre imberbe y joven corresponde al ideal griego del efebo y del
atleta que predomin originalmente en occidente frente al modelo sirio barbado. Sin embargo, hacia el siglo
IV, el tipo del Cristo siraco desplaza progresivamente al primer modelo hasta su prctica desaparicin,
aunque en las representaciones de milagros la figura de Cristo imberbe se mantiene todava un tiempo.
REAU, L.: Iconografa del arte cristiano. Iconografa de la Biblia. Nuevo Testamento. Ediciones del Serbal.
Cultura artstica. Barcelona, 1996. Vol 2, p. 42.

283
Epistolae Beati Pauli cum glossa

pero s en ejemplos ms antiguos como el del Arco de Constantino (315 d.C.) que
nos muestra al emperador entregando el rollo a uno de sus centuriones (Fig. 31).
Otra escena que podra haber servido de inspiracin en la composicin de la
miniatura es la de Cristo ante Pilatos que vemos aparecer tambin desde poca
temprana en ejemplos como el ya mencionado sarcfago de Junio Basso, aunque
en esos casos ambas figuras aparecen en el mismo plano.

Uno de los aspectos esenciales de la carta de Pablo es la defensa de la


honestidad de las costumbres en la comunidad de Corinto. Por lo que se deduce
del texto, la primitiva iglesia de Corinto corra el riesgo de verse contagiada por
los usos de la ciudad en la que el adulterio, la prostitucin y las relaciones
incestuosas eran habituales. Pablo conmina a los fieles a alejarse del vicio de la
lujuria ya que cualquier pecado que el hombre pueda cometer queda fuera del
cuerpo; el fornicario, sin embargo, peca contra el propio cuerpo y ste es santuario
del Espritu Santo527.

A lo largo del captulo noveno de la carta, encontramos tambin una


digresin del autor sobre la idolatra de los hebreos en su camino por el desierto
pese a los portentos que Dios haba realizado; Pablo lo considera una advertencia
para quienes contemplan el fin de los siglos, la ltima poca de la revelacin divina
que se ha iniciado con la venida del Mesas.

Es sabido que a lo largo de la Sagrada Escritura el uso de la figura del


matrimonio como imagen de la relacin entre Dios y su pueblo resulta frecuente y,
de hecho, el adulterio y la lujuria aparecen vinculados frecuentemente a la
idolatra, como podemos ver en Oseas, Isaas y Jeremas, quienes representan a
Israel como la esposa infiel que ha corrompido su lecho conyugal528.

527
I Co 6, 18 y ss.
528
Vid. Notas 310-112

284
Epistolae Beati Pauli cum glossa

En la parte inferior de la letra aparece, como ya se ha


sealado, una cabecilla de aspecto demonaco con
larga lengua y aspecto avejentado; la calva y las
profundas ojeras confieren al ser un aspecto de
calavera sobre la que se ha superpuesto la piel. Esta
pequea cabeza de aspecto cadavrico podra fundir
perfectamente ambos aspectos, idolatra y adulterio,
que Pablo reprueba en su carta.

El hecho de sacar la lengua se entiende en s mismo como gesto de burla;


adems, su longitud y aspecto recuerdan a la serpiente de cuerpo largo y
resbaloso, ser que tambin posee una larga lengua y cuyo significado se vincula
con frecuencia al sexo y el engao, pues es desde antiguo representacin del falo
generador de vida y en la tradicin hebrea, smbolo del pecado original de los
primeros padres.

Claros ejemplos de estas dobles relaciones son la representacin de la mujer


adltera en el Prtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, que
sostiene sobre su regazo el crneo de su amante muerto529 (Fig. 32), o la imagen de
la lujuria en la portada sur de Saint-Pierre de Moissac (Fig. 33), representada como
un ser cadavrico de largos cabellos con mechones en forma de lenguas y con los
senos mordidos por serpientes530.

529
Jos Mara Azcrate, sin embargo considera que la figura de la mujer con el crneo en el regazo, es decir,
la muerte, (es) evidente alegora de la concupiscencia. AZCRATE RISTORI, J.M.: Las epstolas
apostlicas y la iconografa romnica. Homenaje al Cardenal Tarancn. Academia de arte e historia de San
Dmaso. Madrid, 1980, p. 71.
530
La imagen tradicional de la Madre Tierra alimentando serpientes pas a representar en el arte medieval el
pecado de la lujuria. Encontramos numerosos ejemplos, adems del ya citado, de mujeres con los pechos
mordidos por serpientes como el de la colegiata de Santa Mara la Real de Sangesa (S. XII) o el de Saint-
Croix de Burdeos (S. XI-XIII).

285
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Fig. 32. Detalle de la Adltera. Prtico de la Fig. 33. Lujuria. Portada sur de Saint
Gloria. Catedral de Santiago de Pierre de Moissac. Siglo XII
Compostela. Siglo XII

La Primera carta de San Pablo a los Corintios trata tambin el tema de los
diferentes carismas que otorga la presencia del Espritu Santo y como todos ellos
han de servir a un fin comn ya que en un solo Espritu fuimos bautizados para
un solo cuerpo, ya Judos, ya griegos, ya esclavos, ya libres; y todos hemos bebido
del mismo Espritu531.

En los Hechos de los Apstoles se narra un rito que suceda


inmediatamente al bautismo y consista en que tras la imposicin de las manos por
Pablo, los nefitos hablaban en lenguas diversas y profetizaban, como seal de la
presencia del Espritu Santo entre ellos532. Segn Riciotti, este rito era lo que Pablo
llama beber del espritu y consistira en el sacramento de la confirmacin que, en
origen, se administraba juntamente con el bautismo por ser los catecmenos
adultos533. En el captulo VIII de El Bautismo, Tertuliano identifica la imposicin de

531
I Co. 12, 13.
532
Hch 19, 5-6
533
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 76 y ss. Parece ser que la glosolalia y la profeca eran frecuentes no
slo en las celebraciones de esos dos sacramentos sino tambin en las reuniones eucarsticas. En esta carta
Pablo insiste en la importancia de poner esos dones al servicio de la comunidad y en no vanagloriarse de
ellos. Sobre estos aspectos vase BARBAGLIO, G.: Op. cit., p. 39-130.

286
Epistolae Beati Pauli cum glossa

las manos del Obispo con el momento en el que el Espritu Santo desciende a
morar en el bautizado (purificado y bendecido ya por el agua y la santa uncin
respectivamente) y afirma que es el mismo Espritu que vino sobre el Seor en
figura de Paloma para que se revelase la naturaleza del Espritu Santo por medio
del animal que se caracteriza por la simplicidad y la inocencia534.

En relacin con esta idea, quiz el elemento trilobulado similar a una flor de
lis que aparece sobre la cabeza del santo a la altura de la mano con la que Cristo
bendice, podra ser una representacin del Espritu pues en la Edad Media se
consider al lis como emblema de la iluminacin y atributo del Seor535.

La flor de lis, por su forma tripartita, se emple


tambin como smbolo de la Trinidad536, lo que
enlazara con la concepcin trinitaria del Bautismo que
se expone en Mt. 28,537 y posteriormente en textos como
la Primera apologa de Justino538 o la Tradicin apostlica
de Hiplito de Roma de finales del s. II. En esta ltima
obra se dice que se bautizaba tres veces, una por cada

Detalle del dibujo sobre persona de la Trinidad, se unga al que se confirmaba


la cabeza de San Pablo
tres veces y luego se le ofrecan tres clices, con agua,
vino y una mezcla de leche y miel en alusin a la tierra prometida, de los que
haba que beber tres veces tambin con el mismo sentido539.

534
Idem, p. 133.
535
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 279.
536
Sobre la evolucin iconogrfica del smbolo puede consultarse el captulo Una flor para el rey: jalones
para una historia medieval de la flor de lis en PASTOUREAU, M.: Op. cit., 2006, pp. 107-121
537
Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espritu Santo. Ubieta considera que este versculo puede haber sido revisado con posterioridad para dejar
claro el carcter trinitario ya que el los Hechos de los Apstoles se menciona siempre que se bautiza en el
nombre de Jess. Vid. UBIETA, J. A.: Op. cit. Nota a Mt. 28,19.
538
Luego, los conducimos a sitio donde hay agua y () son regenerados ellos, pues toman el agua del bao
en el nombre de Dios () y de nuestro Salvador Jesucristo y del Espritu Santo. Recogido en QUASTEN, J.:
Patrologa (edicin espaola preparada por Ignacio Oatibia). Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos,
2001-2002. Vol. I, p. 213.
539
Ibd., p. 497 y ss.

287
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Segunda carta a los Corintios (Folio 76r)

Letra P de color rojo amarronado sobre


fondo azul intenso. El trazo recto, de color
rojizo, aparece decorado con lneas curvas y
punteado en blanco.

As mismo, observamos una cabeza de


animal que parece morder el trazo de la letra
y una langosta con rasgos humanoides y la
cabeza vuelta en direccin opuesta a la
natural. La boca aparece entreabierta en una
sonrisa. Este trazo recto aparece rematado
en una forma vegetal a modo de campanilla
de la que sale una cabecilla demonaca con
pelo y barba puntiagudos y una larga
lengua verde.

En el interior de la curva de la letra aparece el santo Pablo con nimbo y espada en


la mano, de nuevo calvo y barbado, y vestido con tnica verde y manto pardo. El
fondo se ha decorado con un elemento vegetal similar a una flor.

Casi todas las opiniones al respecto de la Segunda Carta a los Corintios


coinciden en que, probablemente, el texto es el fruto de la unin de varias cartas
redactadas en momentos diferentes, lo que explicara los saltos temticos que se
perciben. Se cree que fue redactada en torno al ao 55540 y constituye el balance de
una serie de hechos sucedidos en los meses anteriores. Tras el escaso efecto de la
primera carta enviada a los Corintios y del viaje de Timoteo, Pablo decide realizar
una rpida visita a la ciudad para poner fin a los males de la comunidad; por la
mala acogida que recibe y por la gravedad de lo que suceda, Pablo se marcha y

540
Riciotti la retrasa al otoo del 57. Vase PABLO DE TARSO, SANTO: Op. cit., pp. 107-109

288
Epistolae Beati Pauli cum glossa

promete volver para aplicar el merecido castigo pero su compasin hace que lo
dilate cada vez ms. En su lugar enva una severa carta que no conservamos y
poco despus manda a Tito, que finalmente regresar con noticias positivas. Esta
carta conocida como Segunda en realidad sera la cuarta y, aunque es una misiva
de reconciliacin, apuntan an los ecos de los conflictos pasados como se lee en II
Corintios 13, 10: Por ello os escribo estas cosas ausente, para que presente no use
el rigor, conforme a la autoridad que el seor me ha concedido para edificacin y
no para destruccin.

Podemos considerar, en este sentido, que el gesto del santo con la espada
levantada es una alusin al mensaje y al tono de la carta. A diferencia de la
miniatura 133v, en la que vemos al santo mostrando la espada y el libro, aqu toda
la importancia se ha otorgado al smbolo de su martirio que, como ya se ha
mencionado, alude tambin al estilo tajante y directo de su escritura. En un
sentido ms elevado, la imagen podra referirse tambin a la descripcin que
Pablo hace de s mismo, en cuanto que servidor de Jesucristo, sealando que en su
debilidad reside su fortaleza541.

Los otros elementos como la langosta, la cabecilla demonaca o el animal


que muerde la letra podemos entenderlos, probablemente, como alusiones a la ira,
la lascivia, fornicacin o impureza, faltas contra las que Pablo advierte a los
Corintios en diferentes partes del texto542.

541
II Co 10,1: Soy yo, Pablo en persona, quien os suplica por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo
tan humilde cara a cara entre vosotros, y tan atrevido con vosotros desde lejos. Os ruego que no tenga que
mostrarme atrevido en presencia vuestra, con esa audacia con que pienso atreverme contra algunos que
consideran procedemos segn la carne. Pues aunque vivimos en la carne no combatimos segn la carne.
No!, las armas de nuestro combate no son carnales, antes bien, para la causa de Dios, son capaces de
arrasar fortalezas
II Co 12, 10: Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las
persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy dbil, entonces es cuando soy fuerte.
542
II Co 12, 20-21: En efecto, temo que a mi llegada no os encuentre como yo querra; ni me encontris
como querrais: que haya discordias, envidias, iras, ambiciones, calumnias, murmuraciones, insolencias,
desrdenes. Temo que en mi prxima visita el Seor me humille por causa vuestra y tenga que llorar por
muchos que anteriormente pecaron y no se convirtieron de sus actos de impureza, fornicacin y libertinaje.

289
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Como ya mencionbamos al analizar la miniatura correspondiente a la


Primera carta a los Corintios, la cabecilla de larga lengua similar a una serpiente y
aspecto cadavrico, podra relacionarse con los conceptos de lujuria e idolatra,
mientras que la langosta con la cabeza vuelta hacia la espalda enlazara con las
leyendas islmicas expuestas en la introduccin. Esta relacin viene reforzada por
lo sealado por Asn Palacios al respecto del relato sobre el rapto al cielo que
Pablo narra en esta carta y a partir del cual se forj en el siglo IV un Apocalipsis
griego en el que se cuenta la visin infernal de Pablo y su intercesin por los
condenados543. El texto comenz a difundirse entre los cristianos occidentales a
partir del siglo IX con notables variaciones respecto del original griego, diferencias
que segn Asn Palacios pudieron deberse al contacto con textos islmicos de
contenido similar544.

543
II Co 12, 2-5: S de un hombre en Cristo, el cual hace catorce aos -si en el cuerpo o fuera del cuerpo no
lo s, Dios lo sabe- fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y s que este hombre -en el cuerpo o fuera del
cuerpo no lo s, Dios lo sabe- fue arrebatado al paraso y oy palabras inefables que el hombre no puede
pronunciar. De ese tal me gloriar; pero en cuanto a m, slo me gloriar en mis flaquezas.
544
ASN PALACIOS, M.: Op. cit., p. 236 y ss.

290
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Carta a los Glatas (Folio 100r)

Letra P sobre fondo pardo. El trazo recto


aparece decorado con espirales y lneas blancas;
en su parte intermedia aparecen las figuras
circulares y trapezoidales en verde que se
repiten en otras miniaturas. Rematando este
trazo observamos un elemento marrn, a modo
de lengua, aunque sobre el pergamino se
adivinan esbozos de un remate ms complejo
que no se lleg a realizar.

La parte curva de la letra aparece decorada con


elementos vegetales y geomtricos en colores
verde, pardo y rojizo. En el centro aparece un
elemento circular plano, a modo de disco, sello o
moneda, con el borde dentado.

La Epstola a los Glatas fue escrita hacia fines del


ao 57 y su propsito es el de proclamar a esa comunidad los verdaderos
principios del cristianismo que se haban visto amenazados por la actuacin de
cristianos judaizantes quienes insistan en el cumplimiento de la ley de Moiss
incluso despus del bautismo. En la carta, Pablo afirma que la ley de Moiss ha
sido superada por el Evangelio y que la promesa de Yahv a Abraham se cumple
en Cristo y su Iglesia545. En ese sentido, la circuncisin y el cumplimiento de la
antigua ley dejan de ser necesarios pues, como afirma Pablo, los que han sido
bautizados en Cristo son ya descendencia de Abraham y herederos de la
promesa546.

545
Vid. PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 164-167
546
Gl 3, 27-29: Los que os habis bautizado en Cristo os habis revestido de Cristo: ya no hay judo ni
griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jess. Y si sois de
Cristo, ya sois descendencia de Abrahn, herederos segn la promesa

291
Epistolae Beati Pauli cum glossa

El empleo del sello como seal de la Alianza y de la eleccin de Dios es


frecuente en la Sagrada Escritura. En el Eclesistico se alude a la alianza establecida
con Abraham y se dice que fue sellada con su carne547, en relacin a la circuncisin
que en el Gnesis se establece como seal del pacto entre Dios y su pueblo548. En el
Nuevo Testamento el sello aparece como smbolo del designio de Dios y as Cristo
es descrito por Juan como el Hijo del hombre, porque a ste es a quien el Padre,
Dios, ha marcado con su sello549, seal que a partir de este momento pasar a ser
la marca del Espritu que otorga el bautismo. En la literatura paulina lo vemos
aparecer en Romanos como alusin a la antigua alianza550 y posteriormente como
seal del Espritu551.

Como seala Oatibia, en el ritual del bautismo, la crismacin viene a


reforzar la idea del sello del Espritu, tomando como base textos tales como el
Evangelio de Lucas552, basado a su vez en Isaas553, los Hechos de los apstoles554 o el
texto de Corintios antes mencionado555. En ese sentido, podemos entender que

547
Eclo 44, 19-20: Abrahn fue padre insigne de una multitud de naciones, no se hall quien le igualara en
su gloria. l guard la ley del Altsimo, y con l estableci una alianza. En su carne sell esta alianza, y en
la prueba fue hallado fiel.
548
Gn 17, 9-13: Dijo Dios a Abrahn: Guarda, pues, mi alianza, t y tu posteridad, de generacin en
generacin. sta es mi alianza que habis de guardar entre yo y vosotros -tambin tu posteridad-: Todos
vuestros varones sern circuncidados. Os circuncidaris la carne del prepucio, y eso ser la seal de la
alianza entre yo y vosotros. A los ocho das ser circuncidado entre vosotros todo varn, de generacin en
generacin, tanto el nacido en casa como el comprado con dinero a cualquier extrao que no sea de tu raza.
Deben ser circuncidados el nacido en tu casa y el comprado con tu dinero, de modo que mi alianza est en
vuestra carne como alianza eterna.
549
Jn 6,27.
550
Rm 4, 9-13
551
II Co 1,21-22: Es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungi, y el que
nos marc con su sello y nos dio en arras el Espritu en nuestros corazones.
Ef 1, 13: En l tambin vosotros, tras haber odo la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvacin,
y credo tambin en l, fuisteis sellados con el Espritu Santo de la promesa, que es prenda de nuestra
herencia, para la redencin del pueblo de su posesin, para alabanza de su gloria.
552
Lc 4,18: El Espritu del Seor sobre m, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena
Nueva, me ha enviado a proclamar la liberacin a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a
los oprimidos y proclamar un ao de gracia del Seor.
553
Is 61, 1-2: El espritu del Seor Yahv est sobre m, por cuanto que me ha ungido Yahv. A anunciar la
buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la
liberacin, y a los reclusos la libertad; a pregonar ao de gracia de Yahv, da de venganza de nuestro Dios;
para consolar a todos los que lloran.
554
Hch 10, 36-38: l ha enviado su palabra a los hijos de Israel, anuncindoles la Buena Nueva de la paz
por medio de Jesucristo que es el Seor de todos. Vosotros sabis lo que sucedi en toda Judea, comenzando
por Galilea, despus que Juan predic el bautismo; cmo Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu
Santo y con poder, y cmo l pas haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con l;
555
OATIBIA, I.: Op. cit., p. 110.

292
Epistolae Beati Pauli cum glossa

quiz el sello que decora el interior de la letra, rodeado de elementos vegetales,


puede ser una alusin a la seal que el cristiano recibe con el bautismo (que
sustituye el antiguo sello de la circuncisin) y le hace heredero de la promesa
hecha por Dios a su pueblo y renovada de forma definitiva con la muerte y
resurreccin de Cristo.

Carta a los Efesios (Folio 111v)

Letra P azul sobre fondo pardo. El trazo largo


presenta en la parte intermedia decoracin
geomtrica en forma de discos, as como espirales
y puntos blancos en toda su extensin. Se observa
tambin la figura del insecto con la cabeza vuelta y
la boca abierta y el remate vegetal con cabeza
demonaca de larga lengua. En la parte curva
aparece una flor muy similar a las que vemos en la
carta a Tito y en la segunda a los Tesalonicenses.

La Carta a los Efesios se encuentra muy relacionada


con Colosenses, hasta el punto de considerarse que
Efesios es en realidad una revisin del otro texto,
del mismo modo que en Romanos revisa y ordena
las ideas expuestas en Glatas. Las dudas sobre su
autenticidad surgieron a partir del siglo XIX por su
estilo pesado y reiterativo que parece alejarla de
otros escritos considerados autnticos. Como
seala Ubieta, este estilo se parece al que utiliza en
algunos pasajes de Romanos y Corintios y, aunque
su autenticidad no es tan segura como la de Colosenses, existen numerosos
aspectos que parecen indicar la autora de Pablo556.

556
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas

293
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Segn Riciotti, fue redactada durante la primera prisin de Pablo y aunque


en principio se enva a feso, la intencin era la de que se propagase por el resto
del Asia cristianizada; de hecho, algunos cdices antiguos no mencionan en el
encabezamiento el saludo a feso que llevan versiones ms tardas557. Ubieta, por
el contrario, seala que probablemente los destinatarios de la carta fueran los
creyentes en general y ms particularmente a las comunidades del valle del Lico,
entre las cuales hace circular su carta558.

Para Ubieta, el aspecto fundamental de Efesios es la caridad insondable de


Cristo que culmina el plan divino de salvacin de la humanidad encarnada en la
Iglesia, como cuerpo del Salvador que adquiere dimensin universal559. Ya que
Cristo ha salvado con su muerte y resurreccin a los que creen en l, los fieles
deben ser ahora alabanza de Su gloria y testigos de la revelacin. Para ello, el
santo indica a los fieles cul es el camino que han de seguir y cmo debe actuar el
que vive en Cristo.

En este sentido, como se ve varias veces a lo largo de la obra, los animales


que decoran la letra pueden ser una advertencia sobre el mal en cualquiera de sus
formas ya que cualquier fornicario o impuro o concupiscente -que es un idlatra-
no tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios560, el cual puede estar
representado por la forma vegetal encerrada dentro del crculo, significativo de lo
divino y eterno.

557
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 312-314
558
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas
559
dem.
560
Ef 5, 5.

294
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Carta a los Colosenses (Folio 133v)

Letra P de color azul oscuro sobre fondo pardo. El trazo largo aparece dividido
longitudinalmente en dos, asemejndose a la
hoja de una espada tambin por el diferente
tono de azul empleado en cada una de las
mitades. Hacia la parte central del trazo
aparecen los habituales elementos geomtricos
de origen romano.

La parte inferior el trazo se divide en dos y


remata en elementos vegetales, similares a
flores de varias hojas. La parte superior
aparece decorada por un animal fantstico con
cuerpo de serpiente y cabeza de cerdo.

En el interior del trazo curvo aparece san


Pablo sobre fondo casetonado con una espada en el brazo derecho y un libro en la
mano izquierda. Viste tnica roja y manto claro y se le representa calvo y barbado.

Como ya se ha mencionado, la Carta a los Colosenses fue considerada, junto


con Efesios, como netamente paulina hasta principios del siglo XIX en que se
comenz a dudar de su autenticidad, fundamentalmente por su estilo pesado y
reiterativo y porque los problemas teolgicos que parece afrontar estn muy
relacionados con las teoras gnsticas del siglo II. Ubieta considera que el estilo
algo menos enrgico que se observa en estos dos textos se halla presente tambin
en algunos captulos de Corintios y Romanos y que las controversias teolgicas que
el santo trata de resolver seran en realidad las planteadas por los judos esenios y
no por los gnsticos561.

561
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas.

295
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Parece ser que la epstola fue escrita en Roma en los primeros meses del ao
63 coincidiendo con el primer encarcelamiento de Pablo. La ciudad de Colosas fue
cristianizada durante la estancia de Pablo en feso por Epafra, un griego
previamente convertido por Pablo que ms tarde, al saber de su encierro, acudira
a visitarlo en la crcel en representacin de los colosenses. Esta comunidad nunca
haba sido visitada por el santo pero, debido al gran afecto que senta por ellos y al
ser informado de su situacin espiritual, decide escribir esta epstola en las que les
anima a conservarse firmes en la fe y a desechar ciertas especulaciones
cristolgicas y contaminaciones del judasmo en lo referente a las costumbres que
proliferaban562.

Pablo se nos muestra con su aspecto fsico habitual y con sus dos atributos
ms frecuentes, la espada y el libro, a modo de un retrato plenamente
identificativo que podra enviarse a una comunidad que desconociese fsicamente
al Santo, como era el caso de los colosenses. Tambin la contraposicin de los dos
smbolos, la espada y el libro, pueden entenderse como un reflejo del estilo del
santo que oscila entre un rechazo tajante y firme de todo aquello contrario al
mensaje de Cristo y un caluroso mensaje de nimo para los que cumplen la
doctrina.

En la Carta a los Colosenses, Pablo trata con especial ahnco el tema de las
potencias celestes que, segn algunas especulaciones judas, dirigan la marcha del
Cosmos y a las que los de Colosas otorgaban gran importancia, hasta el punto de
comprometer la supremaca de Cristo. Pablo contesta diciendo:
[Cristo] cancel la nota de cargo que haba contra nosotros, la de las
prescripciones con sus clusulas desfavorables, y la quit de en medio clavndola
en la cruz. Y, una vez despojados los principados y las postestades, los exhibi
pblicamente, en su cortejo triunfal563.

562
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 393-4
563
Col 2, 14-15

296
Epistolae Beati Pauli cum glossa

En la misma carta, Pablo hace referencia en repetidas ocasiones a la


sabidura y la ciencia de Dios y a los misterios que ahora han sido revelados a los
fieles a travs de los ministros564. Esa sabidura que menciona Pablo puede estar
simbolizada en el libro que porta, no slo como smbolo parlante, sino tambin
como representacin del conocimiento de Dios. Como seala Gheerbrant, el libro
en s mismo representa la sabidura; si se muestra abierto simboliza el
conocimiento que puede ser aprehendido mientras que si se halla cerrado
conserva su secreto, por ello a veces se compara con el corazn humano565. En
nuestra miniatura Pablo aparece con el libro abierto pero vuelto hacia su pecho, en
un gesto muy significativo que parece representar estas ideas566.

La representacin de San Pablo con el libro es muy frecuente dentro del


periodo romnico. Encontramos representaciones parecidas en edificios del siglo
XII como la Iglesia de Santa Mara de Piasca (Cantabria) (Fig. 34), la Portada del
Obispo de la catedral de Zamora (Fig. 35), la abada de Moissac, o San Juan de las
Abadesas (Fig. 36), por citar algunos ejemplos, aunque en ninguno de los casos
que conocemos el santo lleva el libro abierto y vuelto hacia su pecho, como
sucede en la miniatura 133v.

564
Col 1, 24-26: Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y () conforme a la
misin que Dios me concedi en orden a vosotros para dar cumplimiento a la palabra de Dios, al misterio
escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos.
Col 2, 1-2: 1 Quiero que sepis cun dura lucha estoy sosteniendo por vosotros y por los de Laodicea, y por
todos los que no me han visto personalmente, para que sus corazones reciban nimo y, unidos ntimamente
en el amor, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento del misterio de Dios.
565
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 645.
566
Ramn Otero seala que Durandus prescribe que los evangelistas y los autores de las epstolas deban ser
representados con el libro abierto. Aunque su obra es posterior al periodo que tratamos, podra recoger
convenciones existentes o a algn tratado anterior. OTERO TEZ, R.: Iconografa del coro del Maestro
Mateo. Cuadernos de Arte e Iconografa, Tomo VI, n 11, 1993. [En lnea] [Consulta el 10-12-08]
[http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai11p1.htm]

297
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Fig. 34. San Pablo, s. XII. Fig. 35. San Pablo, s. XII. Fig. 36. San Pablo, s. XII.
Portada Oeste de Santa Tmpano de la portada del Tmpano de la portada.
Mara de Piasca (Cantabria) Obispo. Catedral del San Juan de las
Salvador. Zamora Abadesas (Gerona)

Tanto en Colosenses como en Efesios, que como hemos sealado parece una
reelaboracin de la primera, Pablo retoma la problemtica sobre los judos y
gentiles que le angustiaba en el captulo noveno de la Carta a los Romanos y, en esta
ocasin, concluye que gracias al sacrificio de Cristo ambos pueblos se unen en un
solo hombre nuevo567.

En el coro del Maestro Mateo de la Catedral de Santiago de Compostela


encontramos representados una serie de personajes del Antiguo y Nuevo
Testamento a ambos lados de la Virgen con el Nio en una composicin que para
Ramn Otero estara relacionada con lo expresado en Ef. 2, 19-21 al respecto de los
judos y gentiles568: As pues, ya no sois extraos ni forasteros, sino conciudadanos de
los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apstoles y profetas,

567
Col 3, 9-11: No os mintis unos a otros, pues despojados del hombre viejo con sus obras, os habis
revestido del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, segn la imagen
de su Creador, donde no hay griego y judo; circuncisin e incircuncisin; brbaro, escita, esclavo, libre,
sino que Cristo es todo y en todos.
Ef 2, 11-18: As que, recordad cmo en otro tiempo vosotros, los gentiles segn la carne, llamados
incircuncisos () estabais a la sazn lejos de Cristo, excluidos de la ciudadana de Israel y extraos a las
alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora, en Cristo Jess, vosotros, los que
en otro tiempo estabais lejos, habis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque l es nuestra paz:
el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio, la enemistad, anulando en su carne la Ley
con sus mandamientos y sus decretos, para crear en s mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo
las paces, y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando en s mismo
muerte a la Enemistad.
568
OTERO TEZ, R.: Op. cit. [En lnea] [Consulta el 10-12-08]
[http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai11p1.htm]

298
Epistolae Beati Pauli cum glossa

siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificacin bien trabada se eleva
hasta formar un templo santo en el Seor. Todo el pasaje del que esta frase es
conclusin alude a la unin de judos y gentiles, expresada en trminos muy
similares a los empleados en la epstola a los Colosenses.

La parbola de los viadores, narrada en Mateo 20, 1-16, se ha interpretado


con frecuencia como una alusin a que Dios trata por igual a los que proceden de
la fe hebraica como a los gentiles que se han incorporado despus a la Iglesia o a
los pecadores arrepentidos569. Segn Ignacio Arellano el tema de la via como
imagen de la Iglesia que agrupa a ambos colectivos reaparece tambin en
Casiodoro y San Bernardo570.

Aunque de forma mucho ms simple, este concepto de la unin de judos y


gentiles podra estar representada aqu en los dos tallos vegetales que rematan la
letra y que sin embargo surgen de un tronco comn, de igual forma que los dos
grupos de creyentes se hallan vinculados por la muerte de Cristo y por la
universalidad de Su mensaje.

El tema de los preceptos judaicos y su cumplimiento aparece con bastante


frecuencia en las cartas paulinas. El animal que decora la parte superior de la letra,
una serpiente con cabeza de cerdo, sea quiz una alusin a las sugerencias sobre
alimentos puros e impuros571 que ciertos doctores judos haban hecho a la
comunidad y que Pablo rechaza diciendo:
Que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propsito de fiestas,
de novilunios o sbados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el
cuerpo de Cristo (). Una vez que habis muerto con Cristo a los elementos del
mundo, por qu sujetaros, como si an estuvierais en el mundo, a preceptos como

569
UBIETA, J. A. (Dir.): Op. cit. Nota a Mt. 20.
570
ARELLANO, I.: Diccionario de los autos sacramentales de Caldern. Pamplona: Universidad de
Navarra; Kassel : Edition Reichenberger, 2000, p. 228
571
En Lv 11, 7 y en Dt 14, 8 se dice que el cerdo, al tener la pezua hendida y no rumiar, es inmundo y no
debe ser ingerido.

299
Epistolae Beati Pauli cum glossa

no toques, no pruebes, no acaricies, cosas todas destinadas a perecer con


el uso, y conforme a preceptos y doctrinas puramente humanos?572.

Por ltimo, el que Pablo aparezca junto a lo que parece ser una maciza
puerta puede aludir a su encierro, situacin que l recuerda a los de Colosas en
varias ocasiones573 y en especial con la frase de despedida Acordaos de mis
cadenas.

La representacin de San Pablo en prisin


es muy poco frecuente y existen escasos ejemplos
de poca medieval574. En el Comentario a las
Epstolas de Pablo de Pedro Lombardo,
manuscrito de finales del siglo XII procedente del
monasterio de Sahagn que hoy se conserva en la
Pierpont Morgan Library, aparece la
representacin del abrazo entre Pablo y otro
personaje que se ha identificado como Timoteo
(Fig. 37).

Fig. 37. Glossa in epistolas Pauli. (Siglo XII). Pierpont


Morgan Library, MS M.939, fol. 181v

La presencia de los soldados en la parte inferior de la letra capital puede


estar indicando que la escena representa la visita de algn colaborador en la
crcel. La inicial en concreto marca el comienzo de la carta a los Filipenses,
efectivamente escrita durante un encarcelamiento, pero lo que all se narra no tiene

572
Col 2, 18.
573
Col 1, 24 y 2,1.
574
En una de las arquivoltas de la portada que da acceso a la baslica de Ripoll aparece un ciclo dedicado a la
vida de San Pablo. En l encontramos una imagen del prendimiento del Santo por unos soldados pero no su
encarcelamiento.

300
Epistolae Beati Pauli cum glossa

que ver con la visita de Timoteo sino con la de Epafrodito, enviado por los
Filipenses para socorrer al santo.

La letra capital de la Carta a los Filipenses no se conserva en el manuscrito


complutense pero s encontramos representaciones de lo militar que pueden
entenderse tambin como alusiones a los diferentes encarcelamientos de San
Pablo, como veremos ms adelante en la Epstola a Filemn, escrita igualmente en
prisin.

Primera carta a los Tesalonicenses (Folio 144v)

Letra P anaranjada sobre fondo pardo. Hacia la mitad del trazo recto aparece el
elemento geomtrico decorativo formado por
discos que se repite en muchas de las
miniaturas. Observamos tambin un pequeo
dragn alado que muerde el fuste Este trazo
remata en una forma con movimiento que
semeja una cola de animal o tallo vegetal.

En el interior de la parte curva de la p


aparecen varios crculos concntricos en
pardo, rojo y verde unidos por cuatro valos
blancos dispuestos en forma de cruz o
tetrafolia.

La Primera Carta a los Tesalonicenses es el


escrito paulino ms antiguo conservado y,
segn la mayor parte de opiniones, fue
redactada en el verano del ao 50 desde Corinto. En esta comunidad se haba
extendido la creencia de que la Segunda Parusa del Seor estaba prxima por lo
que el trabajo y las preocupaciones terrenas eran ya innecesarias; el santo ha de

301
Epistolae Beati Pauli cum glossa

desmentir en su carta la inminencia de este hecho, as como otra creencia segn la


cual los fieles difuntos se encontraran en peores condiciones ante el juicio que
aquellos que an estuvieran vivos a su llegada575.

El elemento que decora el interior del crculo de la P recuerda


notablemente a un laberinto. El laberinto siempre anuncia en su interior algo
precioso o sagrado y su labor esencial es defender su centro y permitir el acceso
slo al iniciado; atravesarlo, por tanto, tendra su equivalente en otras pruebas
como la lucha contra el dragn que tambin vemos representado aqu. Los
laberintos grabados en el suelo de las iglesias, adems de ser la firma de gremios y
cofrades, substituan la peregrinacin a Tierra Santa, por lo que en su centro se
situaba a veces una representacin del templo de Jerusaln576.

Existen adems, unos laberintos en forma de cruz conocidos como nudo de


Salomn (Fig. 38) que aparecen con frecuencia en el mundo celta, germnico y
romnico y que parecen integrar el doble simbolismo de la cruz y el laberinto, por
lo que se suelen entender como emblemas de la divina inescrutabilidad577.

Fig. 38. Nudo de Salomn

El nudo de Salomn est formado por dos anillos que se entrelazan cuatro
veces, con puntos de cruce alternos y, segn la leyenda, fue realizado por el rey
Salomn para sujetar tres grandes rocas que amenazaba a su pueblo. Es un
elemento decorativo muy frecuente en el mundo romano y lo vemos aparecer en
numerosos mosaicos hasta fecha tarda, as como en obras posteriores578. Segn

575
PABLO DE TARSO: Op. cit,. pp. 1-3. Riciotti considera que la fecha de redaccin fue el ao 53.
576
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 620-622
577
Vid. CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 266
578
MEZQUIRIZ IRUJO, M. A.: Hallazgo de mosaicos romanos en Villafranca (Navarra), Trabajos de
arqueologa Navarra, n 17, 2004, p. 363.

302
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Ren Guenon, el nudo de Salomn, representa el adagio hermtico lo que est


arriba, como lo que est abajo y se relaciona con el doble tringulo llamado por
los cabalistas sello de Salomn y estrella o escudo de David
indistintamente579.

Siguiendo lo expresado por Pablo en I Tesalonicenses 5, 1-6580 el laberinto de


letra nos dice que el tiempo y el lugar de la Segunda Parusa slo lo conoce el
Creador y que los fieles deben recorrer la vida en la ignorancia pero con la certeza
de que llegarn a su centro cuando el Seor lo determine.

Si bien consideramos que los cuatro lazos blancos pueden por contexto
estar relacionados con el nudo de Salomn y el significado del laberinto, no se puede
descartar tampoco que representen una cruz o tetrafolia, en cuyo caso podran
estar haciendo referencia a la muerte y resurreccin de Cristo, idea que Pablo
utiliza en I Tesalonicenses 4, 14 para consolar a los que temen por la resurreccin de
los muertos581.

En Espaa encontramos mltiples ejemplos en la villa tardo-romana de Veranes en Cantabria, en la Villa


Fortunatus de Fraga (Huesca), en la ermita de San Julin de Congarna (Libana) o en los restos de la
primitiva catedral de Jan, por citar algunos.
579
Estas afirmaciones forman parte de las respuestas a lectores que Guenon public en la revista Speculative
Mason entre 1934 y 1940. Vase Speculative Mason, Abril de 1935, p. 77 y Octubre de 1935, p. 156.
580
En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenis necesidad de que os escriba. Vosotros
mismos sabis perfectamente que el Da del Seor ha de venir como un ladrn en la noche. () Pero
vosotros, hermanos, no vivs en la oscuridad, para que ese da os sorprenda como ladrn, pues todos
vosotros sois hijos de la luz e hijos del da. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. As pues, no
durmamos como los dems, sino velemos y seamos sobrios.
581
Porque si creemos que Jess muri y que resucit, de la misma manera Dios llevar consigo a quienes
murieron en Jess.

303
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Segunda carta a los Tesalonicenses (Folio 155r)

Letra P azul intenso sobre fondo verde. El fuste


aparece decorado con el elemento geomtrico
repetitivo y rematado en un tallo vegetal con una
hoja. En la parte semicircular aparece sobre fondo
marrn una flor muy similar a las que vemos en la
Carta a los Efesios y en la Carta a Tito, quiz una
variacin del tema de la flor de lis, en rojo, azul y
verde.

La Segunda Carta a los Tesalonicenses presenta


sorprendentes semejanzas literarias con la primera,
hasta el punto que algunos crticos la han
considerado obra de otro autor inspirado en Pablo. Segn Ubieta, ambas cartas no
se contradicen sino que se completan, por lo que es mucho ms probable que el
propio Pablo haya querido corregir en la segunda epstola algunos aspectos mal
entendidos de su enseanza escatolgica582.

Esta epstola fue redactada pocos meses despus de la primera y su


propsito era el de calmar los nimos con respecto a la inminencia de la Parusa ya
que la primera carta haba causado el efecto contrario al deseado; al afirmar Pablo
que la fecha y la hora eran desconocidas y que llegara de noche como un ladrn
gran parte de la comunidad abandon sus labores y su trabajo para limitarse a
esperar la pronta llegada de Jesucristo. En ella Pablo se muestra mucho ms
tajante que la primera, indica cuales son las seales que han de preceder al hecho
en s y conmina a los fieles a que trabajen pues si alguno no quiere trabajar,
tampoco debe comer583.

582
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas.
583
II Ts 3, 10.

304
Epistolae Beati Pauli cum glossa

No encontramos en esta capital ninguna alusin explcita al texto, ms all


de que el elemento vegetal pueda ser, como es frecuente, una alusin al paraso y a
la vida que espera al justo tras la Segunda Parusa. Su forma recuerda lejanamente
a la de la flor de lis o lirio, que, como ya hemos sealado al analizar I Corintios, se
entendi como emblema de la iluminacin y smbolo del Seor584. San Jernimo y
San Bernardo relacionan en sus comentarios el lirio con Cristo, tomando como
referencia, entre otros textos, el verso del Cantar de los Cantares Ego flos campi
et lilium convallium585 que posteriormente, y a medida que el culto mariano cobre
mayor importancia, se vincular con la Virgen Mara. Tambin Orgenes, en su
Segunda Homila sobre el Cantar de los Cantares afirma que el valle del poema
representa el mundo, mientras que el lirio designa a Jesucristo como rbol de la
vida plantado en medio del Paraso586.

Primera carta a Timoteo (Folio 160r)

Letra P de color azul sobre fondo marrn con el


elemento geomtrico repetitivo hacia la mitad de su
trazo recto. En este mismo trazo aparece una langosta
con la cabeza vuelta de cuya cola surge una cabecilla
monstruosa con larga lengua similar a un pez.

En la parte curva de la letra aparece un elemento


geomtrico rojizo y una especie de anguila con el
cuerpo espinado que recurre el interior del valo
hasta morder el trazo recto de la letra. Tanto el trazo
curvo de la p como la parte superior del trazo recto
presentan una decoracin que le da aspecto metlico.

584
Vase nota 33.
585
Yo soy el narciso de Sarn, el lrio de los valles. http://www.heraldica.org/topics/fdl.htm [Consultado el
10-5-2002)
586
ORGENES: Homlie sur les Cantique des cantiques. Pars, 1954 recogido en CHEVALIER, J. y
GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.

305
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Como ya se seal al hablar de las epstolas pastorales, la Primera carta a


Timoteo es, junto con la Carta a Tito, la que muestra mayores divergencias con el
resto de la produccin paulina, fundamentalmente porque se centra en aspectos
burocrticos y organizativos que poco tienen que ver con la primitiva iglesia
descrita por Pablo y porque su tono difiere en gran medida del espritu misionero
y activo que expresa el santo en otros escritos587. Por todo ello, algunas teoras
hacen autor al santo slo de unos pocos fragmentos, mientras que la redaccin
correra a cargo de un discpulo, mientras que otras plantean la posibilidad de que
las cartas sean la ampliacin que un seguidor hara de cartas autnticas recibidas y
custodiadas por Timoteo y Tito.

Segn Riciotti, fue escrita probablemente desde Macedonia hacia el ao 65


para dar instrucciones a su discpulo sobre la eleccin de los obispos, presbteros y
ministros entre hombres que no sean nefitos y cuya reputacin y actos deben ser
intachables. Igualmente recomienda a Timoteo que rechace algunas prohibiciones
sobre el matrimonio y el consumo de determinados alimentos que gnsticos y
judaizantes intentaban difundir ya que toda criatura de Dios es buena, y nada ha
de rechazarse si se toma con hacinamiento de gracias588. Otro aspecto de la carta
es la evaluacin de la condicin de las viudas para conocer las que de verdad
necesitaban la ayuda de la comunidad as como una advertencia a los ricos para
que no pongan sus esperanzas en lo material, que de nada les ha de valer en la
vida futura.

En el texto encontramos frecuentes alusiones a determinados aspectos que


aparecen de forma reiterada en muchas de las cartas y que parecen constituir las
mayores preocupaciones del santo. El tema de los falsos doctores, las
prohibiciones de gnsticos y judaizantes y, sobre todo, la conducta impropia de
los fieles, podran estar representados una vez ms aqu en las figuras de la
langosta y la cabeza que sale de ella, as como el animal fantstico similar a una

587
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas.
588
Vid. PABLO DE TARSO: Op. cit. pp. 347-9

306
Epistolae Beati Pauli cum glossa

serpiente que decora el valo de la letra, como imagen de todos aquellos males
que acechaban a la comunidad y de los que Timoteo deba alejarse a la vez que
proteger a los suyos.

El aspecto metlico de la letra, similar a un blindaje, podra retomar la idea


del combate que Pablo emplea frecuentemente como smil para referirse a la
condicin del cristiano y que, en concreto, emplea en esta carta para animar a
Timoteo589.

Segunda carta a Timoteo (Folio 172 v)

Letra P azul sobre fondo pardo. El trazo largo


aparece decorado con el elemento geomtrico
hacia la mitad y con un insecto con la cabeza
vuelta. Remata en una especia de penacho o
plumero en varios colores similar a la cola de un
pavo real. El interior de la letra aparece decorado
por un intrincado conjunto de tallos y hojas de
gran belleza y colorido.

La segunda epstola a Timoteo forma parte de las


llamadas epstolas pastorales cuya autenticidad ha
sido muy discutida por las evidentes diferencias
de estilo que existen entre stas y el resto de las
cartas paulinas. Para Ubieta, sin embargo, si se
estudia II Timoteo de forma separada, no hay
ninguna objecin de peso que impida atribuirla al
Santo y las diferencias entre sta y las otras cartas dirigidas a las iglesias radicara
exclusivamente en el destinatario590. Para Riciotti, lo expresado en II Timoteo 4,6

589
I Tm 6, 12: Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la
que hiciste aquella solemne profesin delante de muchos testigos.
590
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas.

307
Epistolae Beati Pauli cum glossa

parece indicar que la carta fue escrita por Pablo en la crcel romana poco antes de
su martirio y la convertira en un testamento espiritual del santo para su ms fiel
colaborador591.

En el texto encontramos una interesante alusin a los ltimos das en los que
vendrn tiempos difciles porque los hombres sern amadores de s mismos,
amadores del dinero, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes de los
padres, ingratos, criminales, desnaturalizados, implacables (...) y adems de otros
que tienen apariencia de piedad, pero que han renegado del poder de ella. Todas
estas aberraciones que menciona el santo y que sucedern al final de los tiempos
pueden estar encarnadas en la langosta que decora el trazo vertical de la letra y
cuya cola es similar a la de un pavo real.

La langosta, similar a las que menciona el Apocalipsis, nos sita en ese


marco temporal y adems es smbolo de todo mal; el hecho de que su cola sea
hermosa y colorida como la del pavo real, animal que representa la inmortalidad y
la resurreccin, puede entenderse como una advertencia frente a los falsos
doctores que dan apariencia de piedad habiendo renegado de ella592. En la
tradicin islmica existe la figura de Iblis, que a veces se identifica con el Lucifer
hebreo y otras con uno de los djinn593. Se le suele describir con cabeza humana,
cuerpo de mula y cola de pavo real.

Por otra parte, podra existir tambin relacin con el suplicio reservado para
los adivinos en el Corn, que llevarn su cabeza vuelta hacia el occipucio594,
siguiendo la advertencia de Pablo:

591
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 347-9. Jos ngel Ubieta, por el contrario, considera que lo expresado
en ese versculo no hace alusin a una muerte prxima sino al final de su cautiverio como indican los planes
optimistas que se describen en las frases siguientes.
592
II Tm 2, 16-18 Evita las palabreras profanas, pues los que a ellas se dan crecern cada vez ms en
impiedad, y su palabra ir cundiendo como gangrena. Himeneo y Fileto son de stos: se han desviado de la
verdad al afirmar que la resurreccin ya ha sucedido; y pervierten la fe de algunos.
593
HOUTSMA, M. T: E.J. Brill's First Encyclopaedia of Islam, 1913-1936. Leiden [etc.]: Brill, 1987, p-
351-352.
594
ASN PALACIOS, M.: Op. cit., p. 226

308
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Porque vendr un tiempo en que los hombres no soportarn la doctrina sana, sino
que, arrastrados por sus propias pasiones, se harn con un montn de maestros
por el prurito de or novedades; apartarn sus odos de la verdad y se volvern a
las fbulas595.

Siguiendo las teoras de Riciotti, la carta es claramente una despedida del


santo que es consciente de la cercana de su fin596 y llama a su lado a su
colaborador, al tiempo que le pide que se mantenga fiel en la fe y en el evangelio.
La decoracin vegetal que decora el interior de la capital podra ser entendida
como una alusin a lo que espera a Pablo tras ese fin inminente y que l describe
en el captulo 4 de la carta:
He competido en la noble competicin, he llegado a la meta en la carrera, he
conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Da
me entregar el Seor, el justo Juez.

Esa corona de la justicia es, sin duda, la vida del Paraso que espera a los
justos y que en multitud de ocasiones a lo largo del arte cristiano se representa
mediante formas vegetales.

Incluso en el caso de que la carta aludiese a la prxima liberacin del Santo


y no a su muerte, como parecen indicar los versculos 4,16-18597, el elemento
vegetal podra estar representando tambin la recompensa de Pablo y la
proteccin que el Seor le otorga por proclamar su mensaje.

595
II Tm 4, 3-4.
En los Hechos de los Apstoles 13, 6-12 se narra el enfrentamiento entre Pablo y el mago Elimas, al que el
santo ciega temporalmente.
596
II Tm 4, 6: Porque yo estoy a punto de ser derramado en libacin y el momento de mi partida es
inminente.
597
En mi primera defensa nadie me asisti, antes bien todos me desampararon. Que no se les tome en
cuenta. Pero el Seor me asisti y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara plenamente el
mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del len. El Seor me librar de toda obra
mala y me salvar guardndome para su Reino celestial.

309
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Carta a Tito (Folio 181r)


Letra P verde sobre fondo pardo. En el fuste
se encarama un pequeo hombrecillo o duende
de piel verdosa, largas orejas y ojos muy
abiertos que porta un palo del que cuelga una
bolsa. Amarrado a su cintura vemos un
recipiente con forma de cesto o zurrn que
termina en una flor de hojas carnosas con largo
pistilo. La parte curva de la letra aparece
ocupada por una flor de gran tamao con
ptalos de varios colores muy similar a las que
vemos en la Carta a los Efesios y en la Segunda a
los Tesalonicenses.

Al igual que el resto de las llamadas Epstolas


pastorales, la autenticidad de la Carta a Tito es
una de las ms discutidas. Jos ngel Ubieta seala que son fundamentalmente I
Tim. y sta las que muestran mayor heterogeneidad con respecto al resto del
corpus paulino ya que desarrollan una visin del ministerio que contrasta
enormemente con el planteamiento misionero expresado por el santo en otros
escritos, y se centran en aspectos organizativos como las cualidades de los
ministros o la conducta ciudadana que han de mantener los fieles598.

En opinin de Riciotti, Esta carta fue enviada por el santo a Tito, uno de sus
ms fieles colaboradores, bautizado por su propia mano y al que llama hijo en
varias ocasiones, que se encontraba evangelizando en Creta599. En ella le pide que
siga poniendo orden en las cosas pendientes y le advierte de que tenga cuidado
pues en la isla hay muchos indisciplinados, charlatanes y seductores600.

598
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a las Epstolas.
599
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 373
600
Es sabida la mala fama que entre los griegos tuvieron los habitantes de Creta, hasta el punto de existir un
verbo cretizar que se entenda como equivalente de mentir o ser impostor. Al respecto, vid. PABLO DE
TARSO: Op. cit., p. 376.

310
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Uno de los temas recurrentes en el texto es el de los falsos doctores sobre los
que Pablo previene a Tito. En varias partes del texto, Pablo advierte a su discpulo
de que el Espritu dice claramente que en los ltimos tiempos algunos
apostatarn de la fe entregndose a espritus engaadores y a doctrinas diablicas,
por la hipocresa de embaucadores que tienen marcada a fuego su propia
conciencia (4,1-2) y en concreto, en 4,7, el santo indica a Tito que rechace las
fbulas profanas y los cuentos de viejas y se ejercite en la piedad. Quiz el
pequeo duende de color verde encaramado sobre la letra sea una representacin
del mundo fantstico, del engao o las hechiceras o, en un sentido mucho ms
moderno, de aquello que no existe y slo se usa para embaucar al oyente.

Aunque no parece existir una relacin directa, el hombrecillo de la


miniatura recuerda a la leyenda del llamado hombre verde, conocido en muchas
naciones europeas con diferentes nombres601 y que parece estar emparentado con
divinidades antiguas que representaban los ciclos de muerte y renovacin, como el
sumerio Tammuz, el Silvano romano o el Cernunnos celta. En casi todas las
representaciones antiguas, el hombre verde aparece con el cabello cubierto de
vegetacin mientras que a partir del periodo romnico el smbolo pas a
representarse como una cabeza o mscara que vomita vegetacin en forma de
largos tallos o roleos.

Fig. 39. Hombre verde. Capitel de San Pedro de


Tejada (Burgos). Siglo XII

601
Santiago el verde u hombre de musgo en Espaa, Greenman en Irlanda, le Feulliou en la Galia o
Blattqesicht en Germania.

311
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Segn De las Heras, en el arte paleocristiano es frecuente encontrar la


representacin de dos rboles del paraso, uno bueno y otro malo, que a veces
arrancan de la misma raz y que representan la eleccin del ser humano frente al
pecado, de modo que la reinterpretacin del smbolo antiguo de la Madre Tierra o
del hombre verde en el arte romnico por medio de las mscaras de las que salen
dos tallos, podra estar relacionada con este concepto paleocristiano602.

Carta a Filemn (Folio 186r)

Letra P con el trazo recto formado por el cuerpo de un soldado con faldn
azul, escudo azul tachuelado y un casco con proteccin nasal muy similar a los del
ejrcito normando que vemos aparecer en el tapiz de Bayeux, bordado en el siglo
XI.

La parte superior aparece decorada con el


cuerpo de un insecto con cabeza de camello.
En el centro del valo vemos una figura
humana desnuda y descalza con un pie en
alto que alancea al monstruo; Aunque esta
ltima figura est muy deteriorada, resulta
en extremo peculiar tanto por su postura
como por anatoma.

La cronologa y lugar de redaccin de la


carta a Filemn son aspectos bastante
discutidos. Para Riciotti, el texto fue
redactado en los comienzos del ao 63 en

602
Sobre estas relaciones vase HERAS Y NEZ, M de los A. de las: La mscara que arroja dos haces de
caulculos por su boca, Cuadernos de arte e iconografa, Tomo 2, N. 3, 1989 (Ejemplar dedicado a: Actas
del Primer Coloquio de Iconografa), pp. 87-91.

312
Epistolae Beati Pauli cum glossa

alguno de sus encierros603, mientras que Barbaglio considera que pudo escribirse
entre los aos 53 y 55; para ste ltimo, el lugar de redaccin tuvo que ser feso,
dada la cercana de Colosas, aunque no tengamos testimonios de que el santo
padeciera prisin en esa ciudad604.

La carta fue escrita por Pablo desde la crcel para encomendarle a Filemn,
un rico ciudadano de Colosas y colaborador del santo en la empresa
evangelizadora, el cuidado y el perdn de Onsimo, su esclavo anteriormente
huido que se haba convertido al cristianismo al entrar en contacto con el Santo.
Aunque est dirigida a un personaje concreto, no tiene, en opinin de Barbaglio,
un carcter exclusivamente privado ya que Pablo transforma la suerte del esclavo
en un problema que afecta a toda la Iglesia.

San Pablo no entra en esta epstola en consideraciones sobre la legitimidad


de la esclavitud, institucin que en otras epstolas asume como normal605, sino que
exhorta al dueo a que acoja fraternalmente a Onsimo como hermanos en Cristo
que son. Tras la conversin del esclavo, al que se refiere como mi hijo a quien
engendr entre cadenas (Fil. 1,10), Onsimo tiene una nueva dignidad
fundamentada en la fraternidad y el amor que han de procurarse los que
comparten el gape cristiano.

La imagen que decora la miniatura nos muestra a un hombre desnudo que


alancea a un ser monstruoso con cabeza de camello y cuerpo de langosta. Como
hemos sealado al hablar de la repeticin de las langostas en muchas de las
miniaturas, este animal represent para el pueblo hebreo el castigo de Yahv y

603
PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 307-8
604
BARBAGLIO, G.: Op. cit., p. 228 y ss.
605
Son muchas las ocasiones en las que Pablo insta a los esclavos a obedecer a sus amos y a stos
comportarse adecuadamente con sus siervos sin entrar en consideraciones sobre la institucin. Encontramos
ejemplos en Col. 3, 22 o Ef. 6,5-8.

313
Epistolae Beati Pauli cum glossa

como tal, aparece en la octava plaga de Egipto606. En la tradicin cristiana se


mantuvo este aspecto y as aparecen referidas en el Apocalipsis607.

Por su parte el camello es considerado con frecuencia smbolo de sobriedad


y templanza, aunque en el Levtico y el Deuteronomio es tenido por animal impuro
ya que rumia aunque no tiene la pezua hendida608.

Sin duda, la relacin ms sorprendente de nuestra miniatura se establece


con el Zohar609 donde se habla de camellos volantes y se dice que as era el animal
tentador del Edn610. Este mito parece provenir de los ashmog persas, seres que en
el Avesta se describen como monstruos guardianes con cabeza de camello y cuerpo
de serpiente, semejantes a los dragones o a las serpientes aladas611.

El hecho de que el personaje alancee al ser maligno, la serpiente del Edn,


debera dotarlo de una mayor dignidad; sin embargo se nos muestra desnudo y en
una actitud de claro esfuerzo. Podra, tal vez, representar la lucha contra el
pecado de Onsimo, el esclavo fugado tras robar a su amo que encuentra en Pablo
la conversin y la intercesin?

606
Ex 10, 12: Pero Yahv dijo a Moiss: Tiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para que venga sobre
ella la langosta; que suba sobre la tierra de Egipto y devore todo lo que dej el granizo.
607
Ap 9, 7-10 : La apariencia de estas langostas era parecida a caballos preparados para la guerra; sobre
sus cabezas tenan como coronas que parecan de oro; sus rostros eran como rostros humanos; tenan
cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes eran como de len; tenan corazas como corazas de hierro, y
el ruido de sus alas como el estrpito de carros de muchos caballos que corren al combate; tienen colas
parecidas a las de los escorpiones, con aguijones, y en sus colas, el poder de causar dao a los hombres
durante cinco meses.
608
Lv 11, 1-8 y Dt 14, 3-8
609
El Zohar, (Sefer ha Zohar o Libro del Esplendor) es un libro sagrado de la Cbala hebrea redactado en
arameo a modo de comentarios al Pentateuco y sobre su autora existen varias teoras. Para algunos fue
redactado por Rabi Shimon Bar Iojai a finales del siglo I d.C. mientras que otros consideran que su autor fue
Rab Moiss de Len (Mos ben Sen Tob), filsofo y rabino del siglo XIII, quien afirmaba basarse en textos
ms antiguos del anterior. Existen varias versiones resumidas del libro: El Zohar. Revelaciones del Libro
del esplendor seleccionadas por Ariel Bension. Ediciones de la tradicin Unnime. Palma de Mallorca,
1992. El Proyecto Amos ha publicado hasta el momento la traduccin y comentario de los cuatro primeros
libros: El Zohar: traducido, explicado y comentado. Barcelona: Obelisco, 2007
610
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 127
611
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 241

314
Epistolae Beati Pauli cum glossa

La desnudez posee en la
tradicin cristiana diferentes
consideraciones. La de Adn y Eva
antes del pecado simboliza su
inocencia y pureza y slo despus de
cometida la falta es cuando los
primeros padres se avergenzan de
su estado y deciden cubrirse con Fig. 40. Pinturas de la Iglesia de la Vera Cruz de
Maderuelo (Segovia), s. XII. Museo del Prado.
hojas, como podemos ver en la Vera
Cruz de Maderuelo (Fig. 40) en donde se contrapone la imagen de Adn desnudo
al ser creado con la de Adn y Eva cubrindose con hojas tras el pecado.

Ese sentido de exposicin y vergenza aparece en otras partes del texto


bblico, como cuando el profeta Nahm amenaza a Israel con que Dios revelar su
desnudez en seal de idolatra612. La desnudez del personaje puede representar,
por tanto, la conversin del esclavo y el bautismo que borra el pecado y devuelve
al fiel al estado de gracia como si de un nuevo nacimiento se tratara, pero tambin
la vergenza por la falta cometida, contra la que lucha ahora Onsimo tras su
conversin.

En la escena de la palmera que vemos en algunos Beatos613 aparece una


figura que asciende hacia lo alto deseosa de coger una palma, smbolo de la
recompensa de mrtires y santos. En el Beato de Gerona, el personaje aparece
desnudo y es ayudado por otro personaje vestido que sujeta una cuerda614.
Manuela Churruca identifica estos dos personajes con el alma ayudada por el
cuerpo615. Esta miniatura podra interpretarse con el mismo sentido que la escena
de la palmera que aparece en los beatos: el personaje desnudo que alancea al

612
Nah 3, 5 y ss: Aqu estoy contra ti-orculo de Yahv Sebaot: levantar tus faldas hasta tu cara, mostrar
a las naciones tu desnudez, a los reinos tu vergenza. Arrojar inmundicia sobre ti, te deshonrar convertida
en espectculo. Y as, todo el que te vea huir de tu presencia diciendo: asolada ha quedado
Nnive!Quin se apiadar de ella?Dnde buscar quien la consuele?
613
Huelgas, Cardea, Arroyo y Gerona.
614
SEPLVEDA GONZLEZ, M de los .: La iconografa, 1987. Tomo III, p. 419 y ss.
615
CHURRUCA, M.: Op. cit., pp. 64-65

315
Epistolae Beati Pauli cum glossa

monstruo, smbolo del pecado, sera el alma del cristiano y se relacionara


mediante la lanza con la figura del soldado que porta el escudo en la parte inferior
de la letra y que en este caso podra representar el cuerpo.

No se debe olvidar, por otra parte, como ya seal Azcrate, que en las
Epstolas de San Pablo es frecuente encontrar el smil militar para representar la
lucha del fiel contra el pecado y la tentacin616. As en Ef. 6, 11-17 se lee:
Vestos de toda la armadura de Dios para que podis resistir a las insidias del
diablo (...). Estad, pues, alerta, ceidos vuestros lomos con la verdad, revestida la
coraza de la justicia y calzados los pies, prontos para anunciar el evangelio de la
paz. Embrazad en todo momento el escudo de la fe (...).Tomad el yelmo de la
salvacin y la espada del espritu.

Este mismo concepto se encuentra en I Tes. 5, 8617 y en II Tim. 2, 3618 y,


aunque en la carta a Filemn no aparece expresamente este smil, es una imagen
frecuente del lenguaje paulino que el miniaturista ha podido reproducir aqu para
simbolizar la huida y posterior conversin del esclavo Onsimo.

Por su parte, la figura del soldado que conforma la parte inferior del trazo
recto de la letra p, podra ser una alusin a este mismo concepto de la lucha del
cristiano que tantas veces aparece en los escritos paulinos o, quiz, estar haciendo
referencia al encierro en que se encontraba el santo cuando redact la carta.

En el Comentario a las Epstolas de Pablo de Pedro Lombardo que se conserva


en la Biblioteca Universitaria de Salamanca619 encontramos una representacin

616
Vid. AZCRATE RISTORI, J.M.: Op. cit., p. 73. Teodoro Falcn seala que este mismo concepto
aparece en los guerreros que decoran el primer orden de columnas en la portada del Palacio de san Telmo de
Sevilla. FALCN, T.: Jesucristo como modelo en el programa iconogrfico del Palacio de San Telmo de
Sevilla. Cuadernos de arte e iconografa, Tomo 4, N 7, 1991 (Ejemplar dedicado a: Actas de los II
Coloquios de Iconografa), pp. 256-261
617
Pero nosotros, hijos del da, seamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad y del yelmo
de la esperanza en la salvacin.
618
Comparte las fatigas, como buen soldado de Cristo Jess.
619
Salamanca. Biblioteca General de la Universidad. Ms. 558. Fernando Galvn lo sita en el ltimo cuarto
del siglo XII y considera que la factura es francesa y pudo llegar a la Universidad desde la misma Salamanca

316
Epistolae Beati Pauli cum glossa

muy similar a la de nuestra capital, si bien en este caso aparece al comienzo de la


Carta a los Tesalonicenses (Fig. 41). En el folio 185r del mencionado manuscrito
aparece una letra p en cuyo interior un personaje vestido con una tnica muy
sencilla alancea un dragn alado con cabeza humana. Segn Fernando Galvn620 la
imagen guarda mucha semejanza con las representaciones de San Miguel o San
Jorge aunque, por contexto, la vinculacin ms clara podra ser con los versculos
de la carta que hacen relacin a la impureza621.

Fig. 41. Glossa in Epistolas Pauli. Salamanca. Biblioteca General de la Universidad. Ms. 558, fol. 185r

o quiz desde Len. Vase GALVN FREILE, F.: La decoracin de manuscritos en Len en torno al ao
1200. Len: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Len, 1999, pp. 123-139.
620
GALVN FREILE, F.: Op. cit.,1999, p 133.
621
I Ts 4, 3-7: Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificacin; que os alejis de la fornicacin,
que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la pasin, como
hacen los gentiles que no conocen a Dios. Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de l en este punto,
pues el Seor se vengar de todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos, pues no nos llam Dios a la
impureza, sino a la santidad.

317
Epistolae Beati Pauli cum glossa

Carta a los hebreos (Folio 188 r)

Letra M en azul sobre fondo pardo. El trazo central constituye el eje de


simetra para dos trepadoras con multitud de hojillas en verde, azul y marrn.
Esta letra es la nica de todas las capitales que no da comienzo a la palabra Paulus
sino a la palabra Multifariam622.
La Carta a los hebreos fue hasta el
siglo IV, objeto de diferencias entre
latinos y griegos ya que los
primeros dudaban de su
autenticidad por las evidentes
diferencias de redaccin y de estilo
que el texto presenta. El propio
Orgenes afirmaba que los
pensamientos son del apstol (...)
pero quin escribi la epstola, slo
Dios lo sabe con certeza623. En
general, hoy en da se considera que Pablo dara a un amigo o secretario las claves
de lo que deseaba transmitir en su escrito pero confiara la redaccin material del
texto a este personaje desconocido.

Se cree que fue redactada entre el ao 64 y 65 y sus destinatarios son los


cristianos de origen judaico que se encontraban en Jerusaln y no los romanos
como se ha conjeturado. En opinin de Ubieta, la principal preocupacin del autor
es la de prevenir contra el peligro de la apostasa a los destinatarios de la carta,
quiz hebreos convertidos que vivan en ambiente helnico, o bien gentiles
fascinados por el culto judaico624. Estos nuevos cristianos de sangre hebraica
conservaban, segn Riciotti, el orgullo de pertenecer al pueblo elegido que el

622
La carencia del habitual saludo de Pablo que da comienzo a las otras epstolas es uno de los motivos
esgrimidos para negar la autenticidad de la carta. Vase UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a los
Hebreos.
623
Vid. PABLO DE TARSO: Op. cit., p. 397 y ss.
624
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a los Hebreos.

318
Epistolae Beati Pauli cum glossa

propio Pablo reconoce en Romanos 9, 4-5625. La epstola es, por tanto, un mensaje
que trata de reconfortar y guiar a esta comunidad, azotada por los desrdenes de
Palestina que culminarn en la destruccin de Jerusaln en el ao 70 y que
esperaban del Mesas Jess una intervencin que les salvara de lo que se
avecinaba.

Parece ser, adems, que el texto es en realidad la unin de dos homilas


redactadas para ser expuestas oralmente, que posteriormente se fundiran en la
Carta a los Hebreos. Se perciben por ello dos hilos conductores en el texto: en la
zona central se habla del sacerdocio y del sacrificio de Cristo, mientras que en dos
pasajes simtricos se trata el tema de la perseverancia en la fe, por medio de la
alusin a los ngeles en uno de los casos, y en el otro, a travs de una exhortacin
con rasgos apocalpticos626.

El trazo central de la M se ha concebido a modo de rbol de la vida en


torno al que ascienden dos ramas trepadoras. Para reforzar el paralelismo, y pese
al color azul empleado, el trazo central ha sido dibujado con aspecto rugoso
semejante al del tronco de un rbol. El lignum vitae es, sin duda, uno de los
smbolos ms importantes de la iconografa cristiana y por su origen, es tambin
inmensamente representativo de la tradicin hebrea; adems est en perfecta
sintona con el bagaje religioso del que el autor hace gala en este texto mediante
mltiples citas del Antiguo Testamento.

Este diseo en el que los espacios vacos de la m se rellenan con elementos


vegetales es, en general, bastante frecuente. Lo podemos ver, por ejemplo, en la
capital de la Carta a los Hebreos del ya mencionado Comentario a las Epstolas de
Pablo de Pedro Lombardo627 (Fig. 42) o en los Moralia in Job de la Real Colegiata de

625
Sobre los aspectos histrico-sociales de esta carta Vid. PABLO DE TARSO: Op. cit., pp. 397-401
626
UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin a los Hebreos.
627
Salamanca. Biblioteca General de la Universidad. Ms. 558, fol. 211r

319
Epistolae Beati Pauli cum glossa

San Isidoro628 (Fig. 43), aunque en ninguno de los dos casos la vinculacin con el
rbol de la vida se hace tan evidente como en el manuscrito complutense.

Fig. 42. Glossa in Epistolas Pauli. Fig. 43. Moralia in Job. Len. Real
Salamanca. Biblioteca General de la Colegiata de San Isidoro. Ms. X, fol. 212r
Universidad. Ms. 558, fol. 185r

Las alusiones a Cristo Sacerdote y a su sacrificio en la cruz, que leemos


desde Hb. 7,1 a 10,25 nos lo presentan como renovador de la antigua alianza que
queda sellada con su sangre en un pacto ms perfecto y definitivo629. La profeca
sobre el Mesas que sellar esa nueva alianza que menciona el autor, aparece
referida en el Antiguo Testamento tanto en Isaas como en Ezequiel y ambos
recurren a la imagen de rbol para describirlo630. El propio Pablo en Romanos 6, 5
afirma que Cristo, que es la virtud de Dios, la sabidura de Dios, es tambin el

628
Len. Real Colegiata de San Isidoro. Ms. X, fol. 212r
629
Hb 9, 13-15: Pues si la sangre de machos cabros y de toros () santifican con su aspersin a los
contaminados () cunto ms la sangre de Cristo, que por el Espritu eterno se ofreci a s mismo sin
tacha a Dios, purificar de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo! Por eso es
mediador de una nueva alianza; para que, interviniendo una muerte que libera de las transgresiones de la
primera alianza, reciban, los llamados, la herencia eterna prometida.
Hb 10, 19-24: Tenemos, pues, hermanos, plena confianza para entrar en el santuario en virtud de la sangre
de Jess, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por l para nosotros, a travs de la cortina, es decir, de
su cuerpo. (). Mantengamos firme la confesin de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa.
630
Is 11, 1: Saldr un vstago del tronco de Jes, y un retoo de sus races brotar.
Ez 17, 22 y ss: Tambin yo tomar de la copa del alto cedro, de la punta de sus ramas escoger un ramo y lo
plantar yo mismo en una montaa elevada y excelsa: en la alta montaa de Israel lo plantar. Echar
ramaje y producir fruto, y se har un cedro magnfico. Debajo de l habitarn toda clase de pjaros, toda
clase de aves morarn a la sombra de sus ramas.

320
Epistolae Beati Pauli cum glossa

rbol de la vida, en el cual debemos ser injertados; y, por nuevo no menos


admirable don de Dios, la muerte del Salvador se convierte en rbol de la vida.

La combinacin de estos textos hace que la iconografa recurra con


frecuencia, como vemos en esta capital, al tema del rbol de la vida para referirse
al Salvador, bien con la figura de un rbol o con elementos ms simples, tales
como frutas, tallos o roleos631. En ocasiones, el rbol de la vida representa tambin
la cruz de Cristo e, incluso, ambos motivos aparecen fundidos a veces en una cruz
de aspecto leoso, en virtud de estas relaciones textuales antes planteadas y
tambin de la leyenda segn la cual la cruz del Salvador estara hecha con la
madera del rbol cuyas semillas sac Adn del Paraso y que Set coloc en su boca
al enterrarlo.

Como hemos mencionado anteriormente, la Carta a los Hebreos trata


tambin en el tema de la perseverancia en la fe mediante la alusin a los ngeles
que se someten al Salvador y, especialmente, a travs de referencias escatolgicas
que se concentran en la ltima parte de la epstola632. Como seala Ubieta, para
Pablo, la vida del fiel debe ser considerada como un xodo continuo hacia la patria
prometida que no puede identificarse con ningn lugar terrestre.

Aunque la relacin con el texto apocalptico es evidente, teniendo en cuenta


que la mayor parte de las teoras consideran que el ltimo libro de la Biblia fue
redactado en torno al ao 90 (aunque algunos lo adelantan a la dcada de los 70),
no podemos establecer influencias de un texto sobre el otro, sino ms bien hablar
de un contexto comn para la redaccin de ambos y de una serie de influencias de

631
Existen numerosos ejemplos desde el arte paleocristiano, como son las crteras de San Vital de Rvena, el
friso intermedio del testero de Quintanilla de las Vias, en los cimacios y las impostas de las bvedas de San
Pedro de la Nave o en los capiteles historiados del panten de San Isidoro de Len. Tambin encontramos
esta misma utilizacin del motivo vegetal en otros de los manuscritos que estudiamos, como son el
Comentario al Cantar de los Cantares de Beda el Venerable o en De laudibus crucis de Rabano Mauro.
632
Hb 12, 18-24: No os habis acercado a una realidad palpable() Vosotros, en cambio, os habis
acercado al monte Sin, ciudad del Dios vivo, la Jerusaln celestial, y a miradas de ngeles, reunin
solemne, y a la asamblea de los primognitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espritus
de los justos llegados ya a su perfeccin, y a Jess, mediador de una nueva alianza, y a la aspersin
purificadora de una sangre que habla ms fuerte que la de Abel.

321
Epistolae Beati Pauli cum glossa

textos ms antiguos como los libros de Isaas, Ezequiel, Zacaras o Daniel as como
de los Apocalipsis hebreos de los siglos II y I a.C.633.

Sin embargo, la asociacin entre ambos textos s pudo estar presente en la


elaboracin de los conceptos iconogrficos del manuscrito, de forma que el rbol
de la vida que decora la letra capital de la epstola est haciendo alusin tambin
aqu al que se menciona en el Apocalipsis y que sirve de alimento saludable para
las naciones634, rbol que se emparenta con el del Gnesis y los mencionados por
los profetas y que es por ello alusin al Mesas prometido que renueva la Antigua
Alianza y que con su muerte y resurreccin repara el pecado cometido por los
Primeros Padres, cumple las promesas de Dios y salva a la humanidad, en
consonancia con el mensaje de la epstola.

633
Al respecto, vase UBIETA, J. . (Dir.): Op. cit. Introduccin al Apocalipsis.
634
Ap 22,1.

322
Epistolae Beati Pauli cum glossa

5. Conclusiones

Nos encontramos ante un manuscrito de mediados del siglo XII de buena


calidad, producido fuera de las fronteras peninsulares y probablemente
procedente de un scriptorium de alto nivel, como parece indicar la presencia de
diferentes manos en su elaboracin. El tipo de escritura carolina, muy redondeada,
podra pertenecer a la zona italiana pero no existen otros elementos que permitan
confirmar dicha hiptesis.

No se conoce el autor de la glosa a las Epstolas y aunque la glosa marginal


escrita al comienzo de cada epstola, a modo de prlogo, muestra muchas
similitudes con otros comentarios a las epstolas muy conocidos como el de Pedro
Lombardo (ca. 1100 1160) no sucede lo mismo para el resto del comentario. El
manuscrito muestra, sin embargo, una gran coincidencia textual con la obra
Epistolae s. Pauli cum glossis de autor desconocido que se conserva en la Bayerische
Staatsbibliothek de Munich, escrito en letra gtica del siglo XIII y aparentemente
de origen francs635.

Como ya se ha mencionado, la importancia de los textos paulinos es


enorme, tanto en la historia de la Iglesia como en la del arte cristiano desde los
primeros tiempos, y su trascendencia supera a la de la propia representacin fsica
del santo.

Las miniaturas de este manuscrito son de una gran riqueza simblica y


conceptual y reflejan partes sustanciales del mensaje que transmite el texto; es
lgico pensar, por tanto, que si no el miniaturista s el organizador del trabajo
posea un amplio conocimiento de los escritos paulinos y una excelente capacidad
analtica y de sntesis capaz de plasmar mediante elementos simblicos sucintos la
enorme carga teolgica de las Epstolas.

635
Vase HAUKE, H.: Op. cit., 2005, Clm. 3743. [En lnea] [Consulta 12-12-07] [http://www.manuscripta-
mediaevalia.de/hs/projekt-Muenchen-Augsburg-pdfs/Clm%203743.pdf]

323
Epistolae Beati Pauli cum glossa

El manuscrito presenta, por otra parte, una serie de relaciones estticas e


iconogrficas muy interesantes. En primer lugar llama la atencin la herencia
clsica reinterpretada que se observa en la obra, presente tanto en los elementos
decorativos de la mitad del trazo vertical de muchas de las capitales, en el nudo de
Salomn de la miniatura 144v as como en el Cristo imberbe con tnica y manto de
la miniatura 38v, y que nos habla de la posibilidad de un modelo ms antiguo,
quiz un sarcfago paleocristiano, que pudiera haber contemplado el miniaturista
y tomado como referencia en la realizacin del manuscrito.

Por otra parte, el vnculo con el Zohar y con elementos de la escatologa


islmica parece indicar un entorno de creacin en el que las relaciones
interculturales con otros modos de pensamientos fueran posibles. La tentacin de
situar el origen del manuscrito en algn lugar de la Espaa medieval que
cumpliera dichas caractersticas es fuerte pero el tipo de escritura parece indicar
que esta hiptesis no puede ser sostenida; debemos pensar, por tanto, en algn
lugar de fuerte romanizacin y en el que adems pudiera llegar la influencia del
pensamiento hebreo e islmico, quiz alguna zona de Italia, lugar al que, como ya
hemos sealado, tambin podra apuntar el tipo de letra empleada en el cdice.

324
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo
Jimnez de Rada, Manuscrito 138 de la Biblioteca
Histrica de la UCM

325
326
Qu placer, estar en un buque batido por la tormenta,
cuando estamos seguros de que no naufragar.

Blaise Pascal

327
328
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada. Mss. 138 de la


Biblioteca Histrica de la U.C.M.

Ficha Bibliogrfica

Biblioteca Histrica de la UCM Marqus de Valdecilla.

Autor: Jimnez de Rada, Rodrigo, ca. 1170-1247


Ttulo Uniforme: Breviarium Historie Catholice
Ttulo: Breviarium historiae catholicae / Rodericus Toletane Ecclesie sacerdos
Fecha: Siglo XIII-XIV
Medidas: 195 x 295 mm.
Extensin: 397 h.
Olim: 118-Z-13 bis (no se conserva)
BH MSS 138/ Villa-Amil 138/ Domnguez Bordona 1181

1. Estudio codicolgico

El ejemplar se halla muy deteriorado por los daos sufridos durante la


Guerra Civil espaola. A causa del fuego se ha perdido la encuadernacin636 y
todos los bordes aparecen quemados, en especial el ngulo superior derecho de la
parte inicial y la mitad interna de la parte final. Los folios posteriores slo se
conservan parcialmente (Fig. 1 y 2).

Fig. 1y 2. Hoja de la zona final del manuscrito y fragmentos sueltos conservados

636
Jos de Villa-Amil en su catlogo dice que estaba encuadernado como todos los grandes cdices de la
coleccin, lo que nos hace pensar en una posible encuadernacin en pasta espaola con el super libros dorado
cisneriano en la tapa que vemos en otros muchos manuscritos de la coleccin. Vid. VILLA-AMIL Y
CASTRO, J. De: Catlogo, 1878, I, cdices, p. 54.

329
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

El manuscrito fue llevado al Instituto de Conservacin y Restauracin de


Bienes Culturales de Madrid en 1976, siendo director de la Biblioteca Complutense
Fernando Huarte, junto con otras 12 piezas. All permaneci hasta 1999 y se
llevaron a cabo las primeras fases de la restauracin: retirada de la encuadernacin
y separacin de las hojas.

Fig. 3. Manuscrito en la primera fase de la


restauracin, una vez retirada la
encuadernacin

En ese ao se traslad a la Biblioteca


Histrica donde se procedi al alisado mediante
humectacin del pergamino. En la actualidad se
conserva protegido por lminas de polister en tres
estuches de cartn neutro para evitar su
degradacin637. Para intentar respetar la estructura
original de cuadernos las lminas se han dispuesto a
modo de bifolios encartados que alojan en su
interior las hojas de pergamino (Fig. 4). Fig. 4. Conservacin en
lminas de polister.

Las hojas conservadas nos permiten apreciar un excelente pergamino, muy


blanco y de aspecto uniforme, en el que apenas se diferencia el lado del pelo del de
la carne. No encontramos enmiendas, tachaduras o fallos del pergamino salvo una
ligera contraccin del mismo en torno a algunas letras capitales (Fig. 5).

637
Un proceso similar de restauracin, aunque con una mayor intervencin, se sigui con otras obras de la
Biblioteca Histrica. El artculo de Javier Tacn y Pilar Puerto al respecto nos da una excelente idea del
sistema. TACN CLAVAN, J. y PUERTO MANOUVRIEZ, P.: Cdice del siglo XV semidestruido en la
Guerra Civil: montaje a partir de lminas de polister En Restauracin & rehabilitacin n 58 (2001), p. 71-
75.

330
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Fig. 5. Pergamino contrado en torno a una letra


capital

El catlogo de Villa-Amil638 dice que el cdice est formado por 398 hojas639
de pergamino de 378 por 300 mm. Aunque se conservan todas ellas, el estado de
conservacin slo permite leer la parte central de la columna derecha de gran
parte de los folios desde la mitad del manuscrito en adelante. La medicin actual
de las hojas mejor conservadas nos da unas dimensiones aproximadas de 358 por
297 mm; la prdida de esos milmetros en las dos direcciones se justifica
perfectamente por la propia contraccin natural del pergamino acentuada por los
efectos del fuego.

La primera hoja de pergamino


conservada muestra el lado del pelo, por lo que
el cdice estara realizado al modo latino si
asumimos que fuera esa, en origen, la primera
pgina de texto. El manuscrito cumple la Regla
de Gregory640.

Fig. 6. Primer folio conservado

638
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, p. 54
639
Aunque son 398 hojas las que forman el manuscrito, durante la restauracin se numeraron a lpiz,
duplicando por error la pgina 331 que aparece como 331B. Para evitar confusiones, la referencia que damos
al mencionar folios concretos es la que encontramos a lpiz en el manuscrito pese a esta errata.
640
Para mantener la homogeneidad visual de las pginas, los cuadernos se construyen de modo que el verso
de la hoja y el recto de la siguiente muestren el mismo lado, carne o pelo, y por tanto un color y aspecto lo
ms similar posible.

331
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

La obra que recoge el manuscrito es el Breviarium Historie Catholice del


arzobispo Rodrigo Jimnez de Rada. El manuscrito comienza con Incipit p[ro]logus
Noue legis salutare preconium sue cause preuenit principiumy coincide con el Incipit
que establece Jos de Villa-Amil por lo que podemos asumir que el fuego no
destruy ninguna hoja al comienzo del texto. El incipit del cuerpo de la obra se
encuentra en el folio 2v y, aunque daado, concuerda con el que da Juan
Fernndez Valverde para el ejemplar de El Escorial que s se conserva completo:
Incipit breuiarium hystorie catholice conpilatum a Roderico toletane ecclesie sacerdote641.

La obra se divide en nueve libros ms un prlogo:


Prologus: F. 1r - 2v
Liber primus: F. 2v 17r
Liber secundus: F. 17r 50v
Liber tertius: F. 50v 121 v
Liber quartus: F. 121v 170r
Liber quintus: F. 170r 206r
Liber sextus: F. 206r 146v
Libro septimus: F. 246v 292v
Liber octauus: F. 292v 338v
Libro nonus: F. 338v 397r.

El final del texto conservado es Non enim, sicut vos aestimatis, hi ebrii sunt, est
enim hora diei por lo que, segn la transcripcin realizada por Fernndez Valverde,
slo se habran perdido los versculos 15 al 18 de los Hechos de los Apstoles con los
que se cierra la obra. El verso de la h. 397 [i.e. 398] se halla en blanco por lo que,
aparentemente, y a excepcin de las lagunas textuales causadas por el fuego, el
manuscrito se hallara completo por el final.

641
JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Roderici Ximenii de Rada Breviarium historie catholice. (Ed.
lit. Juan Fernndez Valverde). Turnhout: Brepols, 1992, p. IX.

332
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

La tinta empleada para el texto es de un color negro profundo y sin


oscilaciones. Todo el cdice presenta ttulos corrientes a tinta roja y azul alternada
que indican de forma abreviada el libro bblico sobre el que comenta el autor. Esta
alternancia de rojo y azul es una caracterstica de este periodo de la escritura
castellana, introducida desde Francia gracias a la circulacin de libros como la
Biblia Rica o de San Luis que lleg a manos Alfonso X el Sabio mediante una
donacin inter vivos y a la que tuvo un gran aprecio.

El inicio de cada epgrafe o parte se ha realizado con tinta roja. Interlineada,


y tambin en tinta roja, aparece la abreviatura correspondiente a cada libro bblico
cuando se trata de una cita textual, y una pequea cruz cuando el texto es
comentario del autor (Fig. 7).

Fig. 7. Ejemplo de interlineado en rojo

Encontramos una nica inicial


primaria al comienzo del texto con el
retrato del autor que ocupa diez
renglones (Fig. 8). Existen varias
iniciales secundarias decoradas con
elementos vegetales y zoomorfos que
normalmente ocupan entre seis y siete
renglones (Fig 9.). El cuerpo de las
terciarias, realizadas en rojo y azul,
ocupa dos renglones de texto pero
Fig. 8. Inicial primaria
todas ellas presentan una serie de

333
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

adornos (a veces zoomorfos o vegetales aunque en su mayora son geomtricos)


que se extienden por el espacio intercolumnar (Fig. 10).

Fig. 9. Inicial secundaria Fig. 10. Iniciales terciarias

Adems de estos elementos de ornamentacin, el manuscrito conserva en el


folio 12v una miniatura con la representacin del arca de No segn las
descripciones de San Agustn y Walahfrid Strabo que se estudiar en el apartado
iconogrfico.

El cdice presenta una estructura regular formada por cuaterniones a


excepcin del quincuagsimo cuaderno, que incorpora una hoja suelta unida con
pestaa, aadida probablemente para hacer coincidir el final de un captulo con el
del cuaderno, y del ltimo que es un ternin (Fig. 11).

334
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Fig. 11. Estructura de los cuadernos642

642
Modelo de representacin grfica de los cuadernos expuesto, entre otros, en RUIZ GARCA, E.: Op. cit.,
1992, p. 169 y ss.

335
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Los cuadernos 3 y 6 conservan reclamos en vertical con la primera palabra


del cuaderno siguiente en el margen interno del verso de la ltima hoja.

Presenta foliacin moderna a lpiz643 y otras anotaciones realizadas durante


la restauracin. Se conservan tambin algunas anotaciones marginales en letra del
XV y llamadas de atencin en forma de pequeas manos.

La pgina est organizada en dos columnas. El pautado est realizado con


lpiz de plomo y no se conservan restos de perforado. En algunas zonas el texto
desborda el espacio de la columna y se amplia por el margen.

Fig.12. Diseo y medidas de la pgina

643
Vid. nota 637.

336
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

La unidad de pautado es de un centmetro. Segn el mtodo de J.


Lemaire644 el esquema de la pgina sera 38+7+85+10+10+85+5 +64 x 32+267+50.

Se observa un cambio de mano entre el primer folio, realizado con una


escritura ms arcaizante de trnsito entre la carolina y la gtica645, y los restantes
copiados en una gtica muy regular que cumple las reglas de Meyer646.
Encontramos abundantes abreviaturas sobre todo en los nomina sacra y en
palabras de uso comn.

1.1 Fortuna del manuscrito

De la obra de Jimnez de Rada se conservan en Espaa tres copias


manuscritas: el X.I.10 de la Real Biblioteca de El Escorial (s. XIII) que contiene la
redaccin primitiva de la obra, el de la Biblioteca Complutense (s. XIII-XIV) que
incorpora ya todas las correcciones y el 54-57 de la Biblioteca Provincial de Toledo
(s. XVIII) que sigue el texto del ejemplar complutense. La obra se edit por
primera vez en 1992.

Segn seala Fernndez Valverde en su prlogo a la primera edicin de la


obra, la redaccin inicial, dictada por el arzobispo y corregida y ampliada en los
mrgenes, sera la del ejemplar de El Escorial. Este cdice fue regalado por
Jimnez de Rada a la sede arzobispal de Osma que nunca lleg a ocupar;
posteriormente Honorato Juan, preceptor del prncipe Carlos y obispo de Osma
entre 1564 y 66, lo envi a la Biblioteca de El Escorial como regalo para Felipe II647.
La copia definitiva y modelo para la Toledana sera la Complutense ya que en el
siglo XVIII, cuando ste ltimo cdice se copia, el ejemplar del El Escorial ya haba

644
LEMAIRE, J.: Op. cit., 1989, p. 118-120
645
Adems de la propia escritura existen otros elementos como signos de abreviatura, justificacin del
rengln etc. que tambin difieren de los del resto del manuscrito.
646
Si dos letras tienen arcos confrontados (b-e, o-c, p-o), entonces se aproximan tanto que se yuxtaponen
parcialmente. RIESCO TERRERO, A. (Ed.): Introduccin a la paleografa y a la diplomtica general.
Madrid: Sntesis, 1999, p. 118
647
JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit., p. X. y ANTOLN, G.: Catlogo de los cdices latinos
de la Real Biblioteca del Escorial. Madrid: Imprenta Helnica, 1910. Tomo I, p. XV.

337
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

sido guillotinado y re-encuadernado con la consiguiente prdida de parte de estas


anotaciones648.

No conocemos el origen del Breviarium Complutense aunque es posible que


se copiara en Osma, donde se encontraba el ejemplar de El Escorial hasta 1564-66.
Es bien sabido que Jimnez de Rada leg sus libros al monasterio de Huerta
mediante una carta de donacin fechada en 1235649 pero nunca se realiz un
inventario que especificase las obras contenidas en su biblioteca. Segn Vicente de
la Fuente, el MSS 138 fue uno de los primeros cdices que Cisneros leg al Colegio
de San Ildefonso aunque se desconoce cmo lleg a su poder650. Fernndez
Valverde supone que, tal vez, el manuscrito se hallara en la catedral de Toledo
adonde quiz lo legara Jimnez de Rada y de donde ms tarde lo habra sacado
Cisneros651.

Las dos obras manuscritas que del arzobispo toledano se conservan


actualmente en la Complutense (el Breviarium historie catholice objeto de nuestro
estudio y De rebus Hispaniae copiado en el siglo XIV) aparecen referidas en el
ndice de ca. 1512 como Generalis historia domini Rocerici archiepiscopi toletani y
Coronica de Rocerici archiepiscopi toletani sin mayores especificaciones652.

Parece claro que la Coronica se est refiriendo al De rebus Hispaniae pues es


frecuente encontrarlo as en las fuentes antiguas, pero la referencia a la Generalis
historia nos plantea mayores dudas. Hemos considerado que tal vez est entrada
pudiera ser una alusin a la Historia de Espaa del arzobispo pero, dado que en el
fondo Complutense slo se conserva un manuscrito con esta obra datado en el
siglo XVII y que no existen tampoco menciones a otro ejemplar manuscrito o
impreso, parece factible que este ndice se est refiriendo al Breviarium que en

648
JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit., 1992, p. IX y ss.
649
GONZLVEZ RUIZ, R.: Hombres y libros de Toledo (1086-1300). Madrid: Fundacin Ramn Areces,
1997, p.174
650
FUENTE, V. de la: Op. cit., 1862, p.77
651
JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit., p. XII
652
A.H.N. Universidades. Libro 1090, fol. 33r y 37v respectivamente.

338
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

ndices posteriores se designa como Historia Catolica y que, adems, aparece en


este ndice consignado junto a la Historia Scholastica de Petrus Comestor con la que
se halla fuertemente emparentada desde el punto de vista textual653.

El inventario de 1523654 describe tres obras de Rada: Generalis historia


roderici Archiepiscopi, Historia archiepiscopi Roderice de Rebus Yspanie y Roderici
archiepiscopi toletane Historia de antiquitate ispanie. El de 1526655 slo menciona dos
y de forma algo confusa ya que el nombre del autor se ha escrito en el rengln
intermedio sin dejar claro si alude a una u otra obra:
Liber illiustrium viroru[m] gothice
Roderici Archiepi toletan
Historia de antiquitate hispanie

Por su parte el Libro de los Zensos656 de 1556 describe una Generalis


Historia Roderici Archiepi Toletani como de pergamino en tablas negras pero no
introduce ninguna mencin al De rebus Hispaniae.

Nicols Antonio seala en su Bibliotheca Hispana Vetus, publicada por


primera vez en 1672, que en esas fechas el manuscrito lo tena el jurista Juan Lucas
Corts (1624-1701), dueo de una nutrida biblioteca657. A la vista de los inventarios
de los siglos XVI y XVII658, que no mencionan todas las obras del arzobispo, parece
factible que este dato sea verdico, aunque resulta difcil determinar cmo
abandon el manuscrito el Colegio y en qu circunstancias volvi a formar parte
de su biblioteca, ya que el inventario de 1745 menciona de nuevo la obra Roderici
Toletani ArchipiscopiHistoria catholica y como tal aparece tambin en el de 1800.

653
As lo considera tambin Jos de Villa-Amil en su estudio sobre el cdice. Vase VILLA-AMIL y
CASTRO, Jos: El Arca, 1878, pp. 595-596.
654
A.H.N. Universidades. Libro 1091, fol. 6v.
655
A.H.N. Universidades. Libro 1092, fol. 21v.
656
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 166r y v.
657
ANTONIO, N.: Op. cit., p. 49 y ss.
658
Sobre los ndices y catlogos de la Biblioteca Complutense, vanse pp. 51-60.

339
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

El manuscrito toledano, que parece ser heredero del de San Ildefonso, fue
copiado como parte de los proyectos editoriales del Cardenal Lorenzana (1722-
1804)659 aunque, cuando por fin se publican las obras de Jimnez de Rada, el
Breviarium no se encuentra entre las editadas660.

Del ejemplar complutense Villa-Amil afirma:


[Est] escrito a dos columnas, con letra gruesa francesa iniciales con dibujos de
colores y oro, y muy curiosas iluminaciones. La de la N, inicial del prlogo (que tiene muy
perdido el color), contiene un arzobispo con nimbo, mitra, bculo, palio y capa, sentado
de frente y echando la bendicin, y la de la hoja 12 vuelta () representa un doble corte
transversal de la arca de No, con sus letreros respectivos de Augustinus y Strabo. Tiene
la misma encuadernacin que los dems grandes cdices, y debe datar del siglo XIII,
cuando ms, del XIV661.

Domnguez Bordona lo fecha en el siglo XIII y menciona que tiene una


inicial con representacin del autor y dos vistas longitudinales segn Estrabn y
segn San Agustn662.

Durante la contienda civil del ao 36, los cdices de la biblioteca


Complutense fueron llevados a la Ciudad Universitaria para protegerlos de las
revueltas estudiantiles pero, ante el riesgo de bombardeos, se decidi su traslado
de vuelta al Noviciado en tres viajes663. La Lista de los libros trados de la ciudad
universitaria en los tres viajes efectuados hasta la fecha, documento redactado en 1937
y cuyo original se conserva en el archivo de la BUCM664, menciona los cdices que
pudieron ser rescatados siguiendo la numeracin que establece Villa-Amil en su

659
El Cardenal Francisco Antonio de Lorenzana reuni una extensa coleccin de incunables, manuscritos de
los siglos XI al XIX e impresos, que constituyeron el ncleo de la actual gran Biblioteca de Castilla-La
Mancha. Adems emprendi la edicin de las obras de numerosos escritores cristianos primitivos.
660
La obra PP. Toletanorum quotquot extant opera. Tomas tertius, que contiene gran parte de la obras de
Jimnez de Rada, fue impresa en Madrid en 1793 por la viuda de Joaqun Ibarra.
661
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, p. 54
662
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933, Tomo I (VILA - MADRID), p. 495.
663
Al respecto vid. TORRES SANTO DOMINGO, M.: Op. cit., pp. 261-285.
664
Archivo BUC (UNIVERSIDAD CENTRAL BIBLIOTECA. Direccin 1937-1950. Gestin de Lasso de la
Vega. Caja 1). Documento n 1.

340
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

catlogo y entre ellos no figura el Breviarium de Rodrigo Jimnez de Rada, hecho


que explica, sin duda, el dao sufrido por el manuscrito y su estado actual.

En el oficio de 14 de Octubre de 1940665, el director de la Biblioteca da


cuenta de la aparicin, en los primeros trabajos de desescombro, de varios cdices
entre los que se encontraba el 138. La Memoria de la Biblioteca del ao 1940 describe
con gran crudeza el estado del cdice como semipodrido. Podrn salvarse slo
algunas partes de cdigos mediante costosas reparaciones666.

Como hemos referido al comienzo, los trabajos de restauracin no


comenzaran hasta 1976 en el Instituto de Conservacin y Restauracin de Bienes
Culturales de Madrid, donde permaneci hasta 1999, ao en el que se traslada a la
Biblioteca Histrica y se completa su restauracin.

665
En psimo estado, los extremos podridos. El principio y particularmente el final del libro casi totalmente
perdido. Relacin de los manuscritos e incunables encontrados en las trincheras de la Ciudad Universitaria
Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de la Direccin. Serie Comunicaciones y Oficios,
1940 n 3642.
666
Memoria anual correspondiente al ao 1940. Separata del Boletn de la Biblioteca Universitaria de
Madrid. Madrid, 1941, p. 12

341
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

2. Jimnez de Rada y el Breviarium Historie Catholice

Rodrigo Jimnez de Rada nace en Puente la Reina (Navarra) en torno a 1170


y muere en Lyon en 1247. Su educacin se realiz entre Bolonia y Pars y a su
vuelta a Espaa fue nombrado obispo de Osma y asisti al Concilio de Letrn en
calidad de arzobispo de Toledo.

Mantuvo numerosos pleitos con otras dicesis para asegurar la primaca


toledana y dedic una especial atencin a la ciudad de Alcal de Henares. Mand
reconstruir el Palacio Arzobispal, destruido por un incendio poco despus de su
construccin, ratific y ampli el Fuero a los habitantes de la villa complutense y
dispuso que uno de los dos vicarios de Toledo residiese en Alcal. Adems,
contribuy de forma notable a la fundacin de las primeras Escuelas Generales. Su
biblioteca, sin embargo, la don al monasterio de Santa Mara de Huerta, donde
quiso ser enterrado.

Adems de su actividad poltica y militar durante los reinados de Alfonso


VIII y Fernando III el Santo667, Jimnez de Rada fue un excelente historiador cuyo
mayor mrito reside en haber hecho uso de la documentacin y haber aplicado un
criterio crtico a las fuentes, que contrasta en ocasiones con textos rabes y hebreos
para confirmar o desechar datos.

Su obra ms conocida es el De rebus Hispaniae, tambin conocida como


Historia gtica o Crnica del toledano, en la que se describe la historia de la
Pennsula Ibrica hasta 1243 pero tambin redact una Historia arabum,
excepcional en la poca por la atencin prestada a la cultura islmica.

El Breviarium Historia Catholica o Expositio catholica scripturae, como tambin


se conoce, puede definirse, en opinin de Juan Fernndez Valverde, como una
667
Entre otras, Jimnez de Rada tomo parte en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) de la que fue adems
cronista, organiz por mandato de Honorio III la cruzada de todos los reinos cristianos hispnicos aunque sin
xito y conquist Cazorla y Quesada en 1231. Para su biografa se puede consultar BALLESTEROS
GAIBROIS, M.: Don Rodrigo Jimnez de Rada. Barcelona: Labor, 1936.

342
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Biblia historial y supone un intento de introducir en Espaa las corrientes


teolgicas imperantes en Europa a comienzos del siglo XIII668. Como seala este
autor, a medida que avanza el siglo XII, el texto bblico se sigue comentando
aunque la glosa deja de perseguir exclusivamente la edificacin del lector y
comienza a adquirir un carcter cientfico y un valor en s mismo, que se
consolidar definitivamente el en XIII. Surge, adems, el inters por la crtica
textual y se recurre a la historia profana cuando el texto bblico no es suficiente
para la correcta contextualizacin histrica; as, los autores de este momento no se
limitan ya a aclarar las controversias entre los diferentes padres sino que se
atreven a dar soluciones personales diferentes.

Todo ello se aprecia en Petrus Comestor y su Historia Scholastica, que se


perfila como fuente fundamental del Breviarium. Parece ser que el texto fue
elaborado a peticin de sus colegas para unificar en una sola obra el texto bblico y
sus comentarios. Comestor no se apartar de la autoridad de los padres pero va a
intercalar las Incidencias, comentarios o reflexiones tomadas de la cultura clsica
sobre el texto que se explica. Se nutre para elaborarla de la Glossa Ordinaria y
Pedro Abelardo aunque tambin encontramos referencias hebreas tomadas de San
Jernimo o Andrs de San Vctor, segn diferentes opiniones.

Pronto se convirti en una obra de referencia en la enseanza universitaria


y conoci numerosas traducciones y comentarios. Su gran influencia se
experiment en Espaa sobre todo en la General Estoria de Alfonso X y tambin en
la obra de Jimnez de Rada que aqu estudiamos.

A diferencia de la obra alfons, que se refiere continuamente al maestre


Pedro, Jimnez de Rada contina la costumbre de la poca de no citar a los
contemporneos, pero la influencia de Comestor es innegable, hasta el punto de
encontrar reproducidos textualmente pasajes de la Historia Scholastica. Tambin
emplea el arzobispo toledano textos de Josefo, San Agustn, San Isidoro y Beda

668
JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit. 1992, p. XVIII y ss.

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El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

aunque existen, sin duda, aportaciones personales del autor que reflexiona sobre
el texto bblico669.

En lo referente al pasaje que nos ocupa desde el punto de vista iconogrfico,


la historia del Diluvio y el arca de No, Jimnez de Rada centra su comentario en
aspectos tales como la forma y descripcin del arca, los animales que fueron
elegidos y, sobre todo, en la distribucin interior de la embarcacin. Para clarificar
este ltimo punto, el autor seala las similitudes y diferencias que existen entre las
descripciones de San Agustn y Walahfrid Strabo y en las variaciones de stas con
respecto a lo expresado en la Vulgata.

En opinin de Fernndez Valverde, la intencin de Jimnez de Rada fue


escribir una obra que se convirtiera en libro de texto de la Universidad Palentina,
en decadencia ya frente al auge de Salamanca, pero la escasez de copias
conservadas hace pensar que dicho intento no tuvo sus frutos aunque, por
avatares del destino, la creacin del arzobispo acabase en la biblioteca de la
Universidad que su sucesor Cisneros funda en Alcal de Henares.

669
Vid. JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit. 1992, p. XVIII y ss

344
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

3. El texto bblico

La historia de No se narra en los captulos 6 al 9 del Gnesis y constituye


una promesa de salvacin y una alianza entre Dios y sus elegidos. Segn Ubieta la
parte primitiva del Gnesis es como un prtico previo a la historia de la salvacin
que toda la Biblia va a narrar; se remonta a los orgenes del mundo y extiende su
perspectiva a la humanidad entera670.

En el Nuevo Testamento se ha atribuido la redaccin del Pentateuco a


Moiss y como tal la mencionan los Evangelios y las Epstolas (Jn 1 45; 5 45-47; Rm
10, 5), aunque las tradiciones ms antiguas nunca afirmaron explcitamente que el
patriarca fuera el redactor de este amplio texto.

A finales del siglo XIX se estableci la teora de que el Pentateuco sera la


compilacin de varios documentos posteriores a Moiss entre los que se podran
sealar varias familias. Por un lado existira el relato Yahvista que desde el relato
de la Creacin usa el nombre de Yahv y que, segn Ubieta, con un estilo vivo y
pintoresco da una respuesta profunda a los graves problemas que a todo hombre
se plantean, y las expresiones humanas que utiliza para hablar de Dios encubren
un sentido muy alto de lo divino. Por su parte el Elohsta, que designa a Dios con
el nombre comn de Elohim, presenta un estilo ms sobrio y montono en su afn
por respetar la distancia que separa al hombre de Dios. La tradicin Sacerdotal
sera algo posterior y aadira gran parte de los conceptos legales que se
encuentran en el Pentateuco.

Por otra parte, el mejor conocimiento de la literatura y la arqueologa del


Prximo Oriente y en concreto de las civilizaciones vecinas de Israel, ha puesto de
manifiesto que gran parte de lo contenido en el Pentateuco tiene paralelismos en
relatos ms antiguos que pudieron conservarse en los santuarios o en la tradicin

670
Sobre este punto y los siguientes vid. UBIETA, J.A. (Dir.): Op. cit.

345
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

oral671. Esta pluralidad de tradiciones es lo que explica, segn Ubieta, las


repeticiones y discordancias que se observan en el texto como, por ejemplo, en los
dos relatos combinados del diluvio.

Finalmente, el Pentateuco es el libro de las promesas y las alianzas. Dios


promete a Adn y Eva su salvacin tras la cada, a Noe, el orden restaurado tras el
diluvio y, sobre todo, establece su alianza con Abraham que renueva a Isaac y a
Jacob y, por extensin, a todo su pueblo. La alianza que garantiza esta promesa es
explcita con No y se manifiesta en el arco iris; Moiss ms tarde sellar para todo
el pueblo esa alianza en el Sina.

El relato bblico comienza con la justificacin de por qu Yahv decide


acabar con su creacin ya que la humanidad se hallaba llena de pecado. Slo No
obtiene gracia de Dios por ser justo y recibe el encargo de construir un arca672
destinada a salvarle a l y a su familia, junto con unas parejas de animales que
supondrn la continuidad de lo creado por Dios despus del desastre673. No
cumple el encargo que se le ha hecho y entra en el arca con su familia y animales
tras lo cual Dios manda su castigo sobre la tierra y toda forma de vida humana y
animal perece674.

671
Sobre la dimensin histrica del Diluvio y la posible conservacin del arca existen numerosas obras de
divulgacin. Dos ejemplos recientes seran las obras de BERLITZ, C.: En busca del Arca perdida de No.
Barcelona: Crculo de Lectores, D. L. 1988 y SOLER, C. y QUIRN M.: El Arca de No y el Diluvio
Universal. Arganda del Rey (Madrid): Eclimat, 2007.
672
Gn 6, 14-16 y 18-21: Hazte un arca de maderas resinosas. Haces el arca de caizo y la calafateas por
dentro y por fuera con betn. As es como la hars: longitud del arca, trescientos codos; su anchura,
cincuenta codos; y su altura, treinta codos. Haces al arca a una cubierta y a un codo la rematars por
encima, pones la puerta del arca en su costado, y haces un primer piso, un segundo y un tercero.
Entrars en el arca t y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo ser viviente meters
en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Sern macho y hembra. De cada especie de aves, de
cada especie de ganados, de cada especie de reptiles entrarn contigo sendas parejas para sobrevivir. T
mismo procrate toda suerte de vveres y hazte acopio para que os sirvan de comida a ti y a ellos.
Gn 7, 1-10: Yahv dijo a No: Entra en el arca t y toda tu familia, porque t eres el nico justo que he
visto en esta generacin. De todos los animales puros tomars para ti siete parejas, el macho con su hembra,
y de todos los animales que no son puros, una pareja, el macho con su hembra. (Asimismo de las aves del
cielo, siete parejas, machos y hembras) para que sobreviva la casta sobre la faz de toda la tierra
673
Existen varias tradiciones babilnicas similares a lo narrado en el Gnesis aunque no dependen unas de
otras sino que se nutren todas del recuerdo de una inundacin catastrfica sucedida en el Valle del Tigris y el
Efrates que la tradicin exager hasta darle dimensiones universales. Slo el narrador bblico le da al relato
un carcter edificante sobre la justicia y la misericordia de Dios. Vid. UBIETA, J.A.: Op. cit, nota a Gn 6,5.
674
Gn 7, 7-24: No entr en el arca, y con l sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, para salvarse de
las aguas del diluvio (). A la semana, las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El ao seiscientos de la

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El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Aplacada la ira del Seor, la tierra se seca y la familia de No puede por fin
salir del arca. El patriarca ofrece sacrificios a Yahv y ste decide no volver a
maldecir la tierra675. Finalmente el Seor bendice a No y sus hijos y establece con
ellos una alianza676 que, a diferencia de la que establecer ms tarde con Abraham
y su descendencia a travs de la circuncisin o con Moiss y su pueblo por la
observancia de la ley, afecta a toda la creacin677.

4. La Historia Scholastica de Petrus Comestor. El manuscrito COD. 70 de la Real


Academia de la Historia.

Como ya hemos sealado al exponer los precedentes del Breviarium


Historiae Catholicae de Jimnez de Rada, la obra de Petrus Comestor Historia
Scholastica fue sin duda el principal referente del arzobispo al redactar su crnica.

En la Real Academia de la Historia se conserva con la signatura COD. 70


un ejemplar manuscrito de la Historia Scholastica de Petrus Comestor del siglo XIII

vida de No, el mes segundo, el da diecisiete del mes, en ese da saltaron todas las fuentes del gran abismo,
y las compuertas del cielo se abrieron, y estuvo descargando la lluvia sobre la tierra cuarenta das y
cuarenta noches. (). El diluvio dur cuarenta das sobre la tierra. Crecieron las aguas y levantaron el
arca, que se alz de encima de la tierra. (). Subi el nivel de las aguas mucho, muchsimo sobre la tierra, y
quedaron cubiertos los montes ms altos que hay debajo del cielo (). Pereci toda carne: lo que repta por
la tierra, junto con aves, ganados, animales y todo lo que pulula sobre la tierra, y toda la humanidad. Todo
cuanto respira hlito vital, todo cuanto existe en tierra firme, muri. Yahv extermin todo ser que haba
sobre la faz del suelo, desde el hombre hasta los ganados, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo: todos
fueron exterminados de la tierra, quedando slo No y los que con l estaban en el arca. Las aguas
inundaron la tierra por espacio de ciento cincuenta das.
675
Gn 8, 21-22: Al aspirar Yahv el calmante aroma, dijo en su corazn: Nunca ms volver a maldecir el
suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazn humano son malas desde su niez, ni volver a
herir a todo ser viviente como lo he hecho. Mientras dure la tierra, sementera y siega, fro y calor, verano e
invierno, da y noche no cesarn.
676
Gn 9, 9-17: He pensado establecer mi alianza con vosotros y con vuestra futura descendencia y con todo
ser vivo que os acompaa: las aves, los ganados y todas las alimaas que hay con vosotros, con todo lo que
ha salido del arca, todos los animales de la tierra. Establezco mi alianza con vosotros, y no volver nunca
ms a ser aniquilada la vida por las aguas del diluvio, ni habr ms diluvio para destruir la tierra. Dijo
Dios: sta es la seal de la alianza que para las generaciones perpetuas pongo entre yo y vosotros y todo
ser vivo que os acompaa: Pongo mi arco en las nubes, que servir de seal de la alianza entre yo y la
tierra. Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se ver el arco en las nubes, y me acordar de la
alianza que media entre yo y vosotros y todo ser vivo, y no habr ms aguas diluviales para exterminar la
vida. Pues en cuanto est el arco en las nubes, yo lo ver para recordar la alianza perpetua entre Dios y
todo ser vivo, toda la vida que existe sobre la tierra.
677
UBIETA, J. A. (Dir.): Op. cit. Nota a Gn 9, 9.

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El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

procedente de San Pedro de Cardea678. La simple observacin de ambos cdices,


el Breviarium complutense y la Historia de la Real Academia, revela un cierto aire
de familia que se manifiesta materialmente en el tamao y en la organizacin de la
pgina pero tambin en el uso de ciertos elementos como la introduccin del ya
mencionado concepto de Incidencia que en el ejemplar de la RAH se marcan con
una I mayscula de gran tamao mientras que en la obra de Jimnez de Rada
aparece sealado con la palabra completa, encabezada, eso s, por una I similar679.

El cdice 70 de la Real Academia de la Historia es un ejemplar sumamente


elegante que, adems de unas bellas capitales, introduce un original diseo de
cartelas ornadas con elementos vegetales para alojar en los mrgenes comentarios
del autor sobre el texto que analiza. El texto principal aparece sealado con la
rbrica expositio y su explicacin con el trmino allegoria. En la obra de Rada estos
comentarios se intercalan en el texto, marcados con una cruz como sealbamos
anteriormente.

En el captulo de la Historia Scholastica dedicado al arca de No680, Petrus


Comestor describe la forma de la embarcacin y sus medidas, tomando en parte el
texto bblico pero tambin inspirndose claramente en lo expuesto por San
Agustn en La ciudad de Dios.

En lo referente a su distribucin interna, Comestor cita dos versiones. La


primera la toma de San Agustn, a quien en esta ocasin cita explcitamente, y
describe el arca como bicamerata y tricamerata, es decir, de cinco cmaras siendo las
dos inferiores stercoraria y apothecaria y las tres superiores las destinadas a los

678
RUIZ GARCA, E.: Catlogo de la seccin de cdices de la Real Academia de la Historia. Madrid: Real
Academia de la Historia, 1997, p. 367.
679
No existen datos sobre qu ejemplar de la Historia Scholastica de Comestor pudo utilizar Jimnez de
Rada aunque es probable que los cdices presentaran una estructura similar. Fernndez Valverde sugiere que
tal vez se tratara de una reportatio o copia realizada durante las clases por el propio arzobispo cuando era
alumno de la Universidad de Pars. JIMNEZ DE RADA, R., ca. 1170-1247: Op. cit. 1992, p. XXIX y XXX.
680
PETRUS COMESTOR: Eruditissimi viri magistri Petri Comestoris Historia Scholastica Matriti: ex
officina Antonij Gonalez de Reyes...: a costa de Francisco Sacdon , 1699, p. 35

348
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

animales mansos (mitium o micium en Jimnez de Rada), los animales salvajes


(immitium o immicium en Jimnez de Rada) y en medio los hombres y las aves.

Petrus Comestor cita despus otra descripcin del arca, aunque en esta
ocasin no dice de quin la toma; parece claro, sin embargo, que puede tratarse de
la descripcin que da Strabo en la Glossa ordinaria, a su vez basada en el texto de la
Biblia de los Setenta. En ella se dice que tiene cinco cmaras dispuestas en altura
por encima de la sentina, por lo que la stercoraria sera la inferior y la de los
hombres y aves la superior.

En el folio 12v de la Historia Scholastica de la Real Academia de la Historia,


y dentro del epgrafe, De ingresum in archam encontramos dos representaciones
esquemticas del arca de No a modo de cortes transversales que reflejan las
mencionadas descripciones y que estn claramente emparentadas con las del
Breviarium aunque carecen de cartelas (Fig. 13). As la de la izquierda sera
equivalente a la descripcin de Walahfrid Strabo del Breviarium, mientras que la
derecha reflejara la de San Agustn pero vista en espejo con respecto a la de
Jimnez de Rada.

Fig. 13. Representacin del arca de No. Historia Scolastica de Petrus Comestor. Real Academia de la
Historia, Cod. 70, fol 12v.

349
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Otro ejemplo del mismo tipo de representacin lo encontramos en la parte


dedicada al Arca de No del manuscrito MS 5 del Christs College de Cambridge,
cdice miscelneo de principios del siglo XIII que rene al Historia Scholastica de
Comestor o el Compendium Genealoga Christi de Pedro de Poitiers (Fig. 14).

Fig. 14. Representacin del arca de No. Christs College, MS 5, fol. IV-2

Una de las pocas aproximaciones, por no decir la nica, que se han hecho a
la iluminacin del manuscrito complutense es la realizada por Jos de Villa-Amil y
Castro en su artculo de 1878 El Arca de No: iluminacin del cdice de la
Biblioteca del Noviciado que contiene el Breviarium Hystorie Catholice del arzobispo
don Rodrigo Jimenez de Rada publicado en el Museo de Antigedades.

En l, Villa-Amil hace un recorrido por la tradicin iconogrfica del Arca de


No, por los diversos intentos que se han hecho a lo largo de la historia de
establecer las medidas, organizacin y aspecto del arca, as como de otros aspectos
de la narracin del diluvio en el Gnesis. En lo referente a las dos representaciones
del arca seala Villa-Amil que lo notable y grave del caso es, que las
descripciones grficas que pone D. Rodrigo de ambas opiniones () no
concuerdan, ni apenas ofrecen analoga, con las ideas que quieren representar681.

Villa-Amil considera que esta falta de correspondencia entre idea e imagen


puede deberse a que habiendo tenido presente D. Rodrigo al escribir su obra dos

681
VILLA-AMIL Y CASTRO, Jos: El Arca , 1878,, p. 614.

350
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

distintos cdices, uno con la Glosa ordinaria y otro con las Questiones de San
Agustn, exornados ambos con sendas representaciones del arca de No, les
hubiese considerado como parte integrante del texto.

En nuestra opinin, y establecida ya la innegable relacin con la obra de


Petrus Comestor en la que encontramos como ilustracin destacada (adems de
capitales y orlas) los dos cortes transversales del Arca, la inspiracin de Rada no
sera otra que un ejemplar de la Historia Scholastica.

El Mss. P.I.9682 conservado en la Real Biblioteca de San Lorenzo de El


Escorial y procedente de la Biblioteca del Conde Duque de Olivares, que tambin
recoge la Historia de Comestor, incorpora en su folio 18v una representacin del
arca que, aunque refleja el texto bblico, se asemeja ms a las imgenes de los
Beatos que a la que nos ocupa aqu (Fig. 15). La consulta de otros ejemplares de la
misma biblioteca, como el Mss. Q.III.12 o el P.I.13., o los de la Biblioteca Nacional
MSS/10239 y el excepcional RES/199, que no contienen representacin alguna del
arca pese a estar este ltimo profusamente ilustrado, nos dirige an ms la
atencin hacia este cdice procedente de San Pedro de Cardea donde tambin se
copi entre 1175 y 1185 el famoso Beato del mismo nombre.

Fig. 15. Esquema del arca segn la Historia


Scholastica de Petrus Comestor. Mss. P.I.9.
Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial

682
Este manuscrito se ha datado en el siglo XIII aunque el tipo de escritura, carolina de transicin a la gtica,
parece indicar que puede ser algo ms temprano.

351
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

5. El Arca de No en el arte medieval: evolucin del tema

El tema de No y el arca es uno de los ms antiguos y frecuentes del arte


cristiano aunque, por su contenido simblico algunas escenas experimentarn una
mayor difusin que otras. Dentro del ciclo de No se pueden distinguir dos partes
diferenciadas: la primera relativa al ciclo del arca y el Diluvio y la segunda
centrada en la embriaguez del patriarca y su escarnio.

Es infrecuente encontrar la figura de No aislada y sin el arca, aunque


existen algunos ejemplos683, as como tampoco son excesivamente abundantes las
imgenes relativas a la embriaguez y el escarnio, probablemente porque este
pasaje muestra una imagen menos edificante del patriarca, aunque a veces se haya
llegado a considerar prefigura del escarnio de Cristo.

Salvo cuando se representa el ciclo completo, como sucede en la Capilla


Palatina de Palermo o en Saint Savin de Poitou, las imgenes que ms proliferan
son aquellas que representan el arca sobre las aguas, tal como aparece en el
Breviarium de Jimnez de Rada, ya que este momento es, sin duda, el de mayor
contenido simblico y el que ofrece una sntesis de toda la historia y su
significado.

Adems de la figura del patriarca en la nave, acompaado progresivamente


por su familia y los animales, es elemento esencial la figura de la paloma que porta
en el pico una rama de olivo, seal de que la tierra ha comenzado a secarse tras la
catstrofe y, en ocasiones, tambin el cuervo que No enva en primer lugar y
nunca regresa. Es frecuente que aparezcan tambin, cuando la iconografa se
vuelve ms compleja, representaciones de los ahogados sobre las peas o en las
aguas.

683
Rau menciona el fresco de Tefanes el griego en la iglesia del Salvador de Novgorod (1378) y una
estatua procedente de Eslutsk del museo de Lyon en la que el patriarca porta un modelo del arca y una
herramienta de carpintero. Vid. RAU, L.: Op. cit., T. 1, Iconografa de la Biblia, vol. 1, Antiguo
Testamento, p. 130 y ss.

352
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Como sealan Cabrol y Leclercq, el origen de la adopcin de este smbolo


puede estar en la carta de San Pedro que lo relaciona con el bautismo aunque,
frente a la iconografa bautismal, ser preferida casi siempre la idea del arca como
representacin de la Iglesia, nico entorno por el que el creyente pude encontrar la
salvacin684.

La escena en s misma y los elementos que la configuran han sido desde


temprano revestidos por los exegetas de numerosas connotaciones simblicas que
desarrollaremos ms adelante y, raras veces, la representacin artstica va a
reflejar exclusivamente uno de estos aspectos, ya que todos forman parte de un
intrincado de ideas.

Quiz el ejemplo ms independiente, en cuanto a connotaciones se refiere,


sea el tema de No y el arca en el arte paleocristiano donde la representacin de
No es tremendamente frecuente ya que formaba parte de la Commendatio animae,
la oracin para la recomendacin del alma del difunto que se cantaba en las
ceremonias fnebres y en la que se mencionaban personajes del Antiguo
Testamento que haban sido salvados milagrosamente por Yahv, as como ciertos
milagros de Cristo que se narran en el Nuevo.

Veremos aparecer la imagen de No junto a los temas de Daniel entre los


leones, los hebreos en el horno, Susana y los viejos o la historia de Jons, que con
idntico significado685 proliferan en catacumbas, sarcfagos y necrpolis y que son
a la vez smbolo del justo que es salvado por Dios y prefiguraciones de personajes
y conceptos del Nuevo Testamento.

684
CABROL, F. y LECLERCQ, H. : Op. cit., Tomo I, 2. col 2709.
685
Esta iconografa encuentra uno de sus ejemplos ms explcitos en el sarcfago de Juliano en el que un
orante remplaza a No en el arca, as como en un fresco que nos muestra un arca en forma de sarcfago con
cabezas de len donde un fiel difunto vestido con dalmtica ha sustituido tambin al patriarca. Vid.
CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit. Tomo I, 2, col. 2709.

353
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

El arca comienza siendo en catacumbas y sarcfagos una especie de caja de


la que sobresale el torso del patriarca, con los brazos levantados a modo de orante
y recibiendo la paloma que porta la rama de olivo.

El ejemplo ms antiguo de esta modalidad es de finales del siglo I y se


encontr en la catacumba de Domitila. Ejemplos de siglos posteriores los
encontramos en la Cappella greca del cementerio de Santa Priscilla (s. II), en el
arcosolium del cubculo tercero de la catacumba de Domitila (s. III), y tambin en
la de los santos Marcelino y Pedro (Fig. 16). Del siglo IV conservamos el Sarcofago
del bambino (Fig. 17) hallado en una de las trcoras de la Va Apia en Roma (S. IV).

Fig. 16. Catacumba de los santos Marcelino y Pedro, Fig. 17. Sarcfago del nio, s. IV,
s. III, Roma Trcora de la Va Apia (Roma)

En todas estas representaciones destaca el hecho de que No aparezca


vestido a la moda contempornea y en ocasiones como un joven. Cabrol y Leclercq
plantean que, aunque los primeros artistas cristianos no tenan inconveniente en
representar de esta forma a los personajes del Antiguo Testamento, es probable
que adems exista una razn subyacente de gran importancia: la figura de No no
tiene tanto un significado histrico como simblico ya que lo que prima no es la
relevancia temporal del pasaje del Diluvio sino su valor como representacin de la
misericordia de Dios y la salvacin del justo; as No se asimila al difunto para que
ste logre igualmente la redencin686.

686
CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit. Tomo I, 2, col. 2716

354
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Un ejemplo interesante de poca temprana son las dos representaciones que


encontramos en la necrpolis egipcia de El-Bagawt. En la Capilla del xodo (S.
IV) encontramos una narracin de tipo histrico en la que aparece una curiosa
representacin del arca a modo de barcaza en la que la proa y la popa se alargan
hasta crear una techumbre. En el interior aparecen el patriarca y otra figura
femenina al lado de sendas puertas; sobre los personajes se han escrito las palabras
N y c (arca). Junto a No encontramos una paloma de enorme tamao
con la rama de olivo en la boca.

Por otra parte, en una banda de la llamada Capilla de la Paz (S. VI) y junto a
las figuras de Daniel, Isaac, Adn y Eva, Jacob, la Anunciacin y alegoras de la
paz y la justicia, se ha representado el arca como una barcaza con techumbre
sustentada por un mstil central que crea una pequea almena y dos columnas
laterales (Fig. 18). En su interior aparecen No y su esposa junto a otros seis
personajes. Sobre la influencia de esta representacin y sus relaciones con nuestra
miniatura volveremos ms adelante.

Fig. 18. Capilla de la Paz, s. VI Necrpolis de El-Bagawt (Egipto)

El sarcfago de Keppelstadt (Fig. 19), conservado en Trves y realizado en


los primeros siglos del cristianismo belga, introduce una variante interesante ya
que vemos aparecer los animales junto a los hombres en el interior del arca.

355
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Realizados a pequea escala y apoyados en el borde encontramos pjaros y


cuadrpedos, quiz ciervos o bvidos, mientras que en lo que parece ser el suelo
aparece el cuervo en contraste con la paloma que llega volando. La tosquedad de
la talla hace pensar a Cabrol y Leclercq que el autor contase con un modelo para
su composicin, quiz una pintura que le sirviera de gua687.

Fig. 19. Sarcfago de Keppelstadt. Trevs

Segn los mencionados autores, tanto esta ltima obra como el bajorrelieve
encontrado entre las ruinas de la ciudad romana de Cuiculum (actual Djemila,
Argelia) ponen de manifiesto que no es ya exclusivamente el texto bblico el que se
est siguiendo para la representacin sino que las obras de San Agustn y otros
comienzan a marcar la iconografa, como demuestra la introduccin de elementos
vistos ya bajo la ptica de los santos padres quienes encontrarn en el arca de No
un smbolo de la Iglesia y en el Diluvio la prefiguracin del Bautismo.

El Gnesis de Viena (S. VI) (Fig 20) y el Pentateuco de Tours o Ashburnham


(VII) (Fig. 21) muestran un carcter ms narrativo y una concepcin dramtica de
la historia y se centran en la representacin del castigo plasmado en los muertos
frente a un arca casi hermtica de la que no se trasluce el interior.

687
CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit. Tomo I, 2, col. 2719

356
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Fig. 20. Pentateuco de Tours o Fig. 21. Gnesis de Viena, s. VI.


Ashburnham, s. VII. Bibliothque sterreichische Nationalbibliothek, cod.
Nationale de France. Ms. Nouv. acq. lat. theol. gr.31.
2334.

En el arte bizantino la representacin del arca va a perder algo de su sentido


simblico para concentrarse en los aspectos narrativos, y como tal lo vemos en
Monreale (Fig. 22) y San Marcos de Venecia (Fig. 23).

Fig. 22. Escenas del arca sobre las aguas y Fig. 23. Detalle de No recibiendo la paloma
salida del arca Catedral de Monreale, s. XII Baslica de San Marcos de Venecia, s. X

Tambin el arte romnico va a preferir este aspecto narrativo frente a


representaciones explcitamente simblicas y se va a concentrar en ciclos
completos como sucede en Saint Savin de Poitou o en la Capilla Palatina de
Palermo, aunque tampoco es infrecuente encontrar representaciones de escenas
independientes en capiteles como los que vemos en Vezelay (Fig. 24), Gerona (Fig.
25) o Autun.

357
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Fig. 24. No fabricando el arca. Fig. 25. Arca de No. Capitel del
Capitel de la Baslica de Santa claustro de la catedral de Gerona, s.
Magdalena de Vzelay, s. XI-XII XII

Ya dentro del arte gtico vemos aparecer la historia de No en la Saint


Chapelle formando parte del ciclo del Gnesis, que se representa junto a otros
libros del Antiguo Testamento as como con escenas de la infancia y pasin de
Cristo. Un ejemplo curioso, muestra de la nueva mentalidad gtica, es la primera
capilla del lado del Evangelio de la catedral de Chartres, costeada por carpinteros
toneleros, en la que vemos aparecer al No constructor del arca como patrn de
este oficio688.

688
JIMNEZ PRIEGO, M T.: Los oficios de la Edad Media a travs de las vidrieras de la catedral de
Chartres en Cuadernos de arte e iconografa. Tomo II - 3. 1989. [En lnea] [Consulta 18-08-08]
<http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0312.html>

358
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

6. Estudio de las imgenes

El manuscrito contiene exclusivamente dos miniaturas, la primera una


inicial decorada con una representacin ideal del autor, en el folio 1r, y la segunda
que muestra dos cortes transversales del Arca de No segn las descripciones de
San Agustn y Walafrid Strabo (fol. 12r).

El retrato del arzobispo nos lo muestra


entronizado, ataviado con vestiduras
propias de su dignidad, cubierto con mitra
y portando el bculo arzobispal en la mano
izquierda mientras que bendice con la
derecha. Es un retrato idealizado que
muestra a Jimnez de Rada como un
hombre joven, casi aniado. Las vestiduras,
sin embargo, estn realizadas con gran
detalle y el estudio de los pliegues denota
sin duda un afn de naturalismo en la

Fig. 23. Inicial con retrato de Jimnez de Rada.


representacin.
Biblioteca de la Universidad Complutense,
BH Mss. 138, fol. 1r

Ya Villa-Amil en su catlogo689 seala que tiene muy perdido el color por lo


que no podemos achacar el estado actual de la imagen a los efectos del fuego.
Aunque existe la posibilidad de que se encontrara inacabado, el que el resto del
cdice se halle bien terminado y la presencia de algunos restos de color que se
adivinan en zonas como la manga del hbito nos hace pensar que probablemente
se trate de una prdida del pigmento por una mala aplicacin o manipulacin del
ejemplar.

La segunda y ltima imagen que encontramos en el manuscrito es la que


representa el arca de No. La comparacin con el manuscrito de la Biblioteca de El
689
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de.: Catlogo, 1878, p. 54

359
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Escorial, del que es copia el ejemplar Complutense, nos muestra dos imgenes
prcticamente idnticas en lo esencial, si bien es cierto que mientras que el
manuscrito escurialense presenta una mayor calidad en la representacin
anatmica de los personajes, sobre todo en los cuerpos desnudos sobre las
montaas, el Complutense gana en viveza y colorido (Fig. 26a y b).

Fig. 26a. Representacin del Arca de


No. Biblioteca de San Lorenzo de El
Escorial, Ms. X-I-10, fol. 17r.

Fig. 26b. Representacin del Arca de No.


Biblioteca de la Universidad Complutense de
Madrid, BH Mss. 138, fol. 12r.

360
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

As, en el manuscrito escurialense observamos unos desnudos bastante realistas y


proporcionados, mientras que el que se conserva en el cdice complutense resulta
mucho ms torpe (Fig. 27).

Fig. 27 Comparacin de la representacin de los muertos

Lo mismo sucede con la representacin de No que en el manuscrito ms


antiguo ha sido retratado de forma mucho ms realista, proporcionada y
expresiva, pese a lo sinttico de la imagen, que en el otro manuscrito (Fig. 28).

Fig. 28 Comparacin de la representacin de No en en el cdice escurialense


(izquierda) y complutense (derecha).

Centrndonos ya en el estudio de las dos imgenes del arca, segn los


textos de San Agustn y Walahfrid Strabo, se pone en evidencia que, salvo por la
distribucin de los pisos, las dos representaciones son muy similares en lo
esencial. Ambas nos muestran una barca sobre la que descansa una estructura
tronco-piramidal rematada en un edculo con tejado a dos aguas y con un

361
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

respiradero en un lateral. El interior de la estructura se halla dividido en diversos


pisos identificados con carteles y compartimentado en diferentes habitculos. El
arca flota sobre una representacin del agua realizada en tonos marrones verdosos
en la que nadan una serie de animales marinos, entre los que hallamos peces y
otros similares a serpientes o anguilas.

La escena se ha ubicado sobre un fondo azul que quiere representar el cielo


con adornos en forma de tres pequeos crculos blancos. A la derecha, sobre un
fondo de paisaje montaoso muy esquemtico, aparece en vuelo la paloma
portando en el pico una rama de olivo que describe el texto bblico. La zona de la
izquierda de la imagen, muy deteriorada por el fuego en el caso del arca segn
San Agustn, contiene, adems de la cartela con la palabra ostium/hostium y la
representacin de una especie de torreta o respiradero, un cuerpo humano sobre
unas peas que est siendo atacado por un cuervo. En la ilustracin
correspondiente a San Agustn aparecera tambin la suelta de la paloma por No.

Las diferencias ms notables entre una y otra imagen radican en la divisin


interna del arca, la de la izquierda ajustada al concepto de San Agustn, expuesto
en sus obras Quaestiones in Heptateuchum, Contra Fausto y La Ciudad de Dios y
recogidas por casi todos los comentaristas posteriores690, y la de la derecha
reflejando la Glosa ordinaria de Walahfrid Strabo691.

690
Aunque esta concepcin del arca aparece reflejada en los escritos agustinianos mencionados, en nuestra
opinin es ms probable que la representacin siguiera la recensin que de estos escritos se hace en la
Historia Scholastica de Petrus Comestor.
691
Walafrid Strabo (808 y 849) fue un filsofo y telogo carolingio, discpulo de Rabano Mauro. Aunque su
amplia produccin literaria abarc la teologa y la historia, sin duda fue la Glosa ordinaria el texto que
mayor fama le granje. Este comentario a la Biblia tuvo un extraordinario xito durante toda la Edad Media,
y fue utilizado como manual de texto y de consulta en la mayor parte de las escuelas monsticas y
episcopales hasta bien entrado el siglo XVII. Siguiendo la tradicin patrstica, que tambin usa su maestro
Rabano Mauro, Strabo plantea una interpretacin alegrica de la Biblia en la que todos los hechos tienen,
adems de su valor histrico-temporal, un significado simblico aplicable al Nuevo Testamento o al Tiempo
futuro.

362
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Agustn, basndose en el texto de la Biblia de los Setenta, afirma que el arca


era bicamerata et tricamerata692. Strabo, al citar a San Agustn, aade que por
encima de la sentina existan dos cmaras, apothecaria y stercoraria, y sobre stas,
tres mansiones dedicadas a los animales salvajes, mansos y a los hombres y las
aves. El ilustrador ha introducido un piso extra, el de las aves, pero para el resto
de la ilustracin hemos de entender que las divisiones internas de cada una de las
tres cmaras superiores, donde se han colocado adems cartelas con los tipos de
los ocupantes, sera una solucin del miniaturista para poder representar las
diferentes especies en un espacio reducido y complejo por lo triangular y no una
subdivisin interna de las mansiones.

Strabo recoge la mencionada divisin del arca segn San Agustn y adems
expone otra versin, tambin basada en el texto de la Septuaginta, en la que el arca
estara dividida en cinco mansiones en altura (tambin por encima de la sentina)693.
El Breviarium lo refleja con bastante fidelidad salvo porque el miniaturista ha
introducido un piso ms para los hombres pese a que, segn Strabo, stos
compartan recinto con las aves.

Mientras que en los ejemplos escultricos, quiz por las limitaciones del
soporte, la representacin del arca suele resultar bastante sinttica, la miniatura
por el contrario nos ofrece mayor cantidad de detalles y as encontramos que, con
frecuencia, el arca aparece dividida en cinco mansiones siguiendo los
planteamientos antes mencionados, aunque no con el detalle que muestra el
cdice complutense. Este tipo de representacin con cinco habitculos la

692
Quid ait, cum de arcae fabricatione loqueretur: Inferiora, bicamerata et tricamerata facies eam? Non
enim inferiora futura erant bicamerata et tricamerata. Sed in hac distinctione totam instructuram eius
intellegi voluit, ut haberet inferiora, haberet et superiora inferiorum quae appellantur bicamerata; haberet et
superiora superiorum, quae appellavit tricamerata. In prima quippe habitatione, id est in inferioribus, semel
camerata erat arca; in secunda vero habitatione supra inferiorem iam bicamerata erat, ac per hoc in tertia
supra secundam sine dubio tricamerata erat. AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Quaestiones in
Heptateuchum, ad Gn 6,16.
693
Quinque ergo mansionibus distincta sunt: prima, id est inferior, fuit stercoraria, quo stercora defluebant,
ne qui erant in arca fetore laederentur; secunda, apothecaria; tertia, immitium animalium et serpentium;
quarta mansuetorum; quinta, id est suprema, hominum et avium. Ostium, ubi bicamerata et tricamerata
jungebantur, id est, inter apothecariam et bestiarium habitationem. WALAHFRID STRABO: Walafridi
Strabi Fuldensis monachi opera omniaParisiis: apud Garnier editores et J.-P. Migne successores, 1879, col.
105C-105D.

363
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

encontramos, entre otros, en el Beato de Fernado I y Sancha (Fig. 29), en la Biblia


de vila o el Beato de Tbara, pero existen otros muchos ejemplos coetneos y
posteriores en los que no se respeta dicha divisin, como el Beato de la Seo de
Urgell (Fig. 30 o la Biblia de San Luis.

Fig. 29. Beato de Fernando I y doa Fig. 30. Beato de la Seo de Urgell, s. X.
Sancha, 1047. Biblioteca Nacional de Museo Diocesano de Urgell (Lrida), Ms
Espaa. VITR/14/2, fol. 109r 26, fol. 82v

6.1. El arca de No, imagen de la Iglesia

La idea del arca como figura de la Iglesia es la principal acepcin del


smbolo y cmo tal la encontramos en numerosos escritos teolgicos y en la
iconografa.

Antes de Tertuliano (155-230) el smil aparece en Ireneo, pero se convierte


en rasgo caracterstico de la tipologa que expone el cartagins en su tratado Sobre
el bautismo y que confirma luego en De Idolatria cuando seala que Quod in arca non
fuit, en Ecclesia non sit694 refirindose a los idlatras que identifica con los animales

694
KARLIK, E. E.: El acontecimiento salvfico del bautismo Segn Tertuliano. Vitoria: Seminario
Diocesano, 1967, p. 13, nota 40; p. 41.

364
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

que No excluy del arca. San Cipriano desarrollar luego este mismo concepto
que tambin encontramos en Orgenes, San Ambrosio y San Agustn entre otros.

En su Segunda homila sobre el Gnesis, dedicada al arca de No695, Orgenes


(185-253) identifica los compartimentos del arca con el cielo, la tierra y el infierno.
Segn el autor, la divisin de las partes inferiores en dos compartimentos podra
representar lo infernal y terrenal, mientras que las superiores en su conjunto
aludiran a los seres celestes, segn lo expresado por San Pablo en la carta a los
Filipenses y la segunda a los Corintios696.

Ambrosio de Miln (340-397) en su Tratado sobre el Evangelio de Lucas


tambin establece la relacin del diluvio con el bautismo y del arca con la Iglesia
cuando afirma:
La gracia del bautismo requiere la paz, () que una paloma llev al arca, que sola
se salv del diluvio. Lo que figuraba esta paloma, lo he aprendido de Aquel que
ahora se ha dignado descender bajo la figura de una paloma. l me ha enseado
que por este ramo y por esta arca eran figuradas la paz y la Iglesia, y que, en
medio de los cataclismos del mundo, el Espritu Santo lleva a su Iglesia la paz
fructuosa697.

San Agustn (354430) expone sus ideas al respecto del arca y el Diluvio
principalmente en las Quaestiones in Heptateuchum, La ciudad de Dios y Contra
Fausto, uno de sus escritos antimaniqueos ms relevantes. En el libro XV, captulo
XXVII de La ciudad de Dios, Agustn establece que el arca que No construye por
mandato de Dios es, sin duda, una figura de la ciudad de Dios peregrina en este
siglo, esto es, de la Iglesia que llega a la salvacin por medio del madero en que
estuvo pendiente el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jess698.

695
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 123.
696
Flp 2, 10: En nombre de Jess toda rodilla se doble de los seres celestes, terrestres e infernales.
2 Co 12, 2: hasta el tercer cielo.
697
AMBROSIO DE MILN, SANTO: Obras de San Ambrosio. Madrid, Biblioteca de autores cristianos,
1966, I. Tratado sobre el Evangelio de Lucas. p. 143
698
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: La ciudad de Dios. Madrid, Bibliotheca Homo Legens,
2006, p. 620 y ss.

365
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Sobre la divisin del Arca, San Agustn seala que los dos pisos representan
a la Iglesia reunida de todas las gentes, judos y gentiles, mientras que los tres
pisos aluden a la reparacin de todos los pueblos despus del diluvio a travs de
los tres hijos de No. Las mansiones de la parte superior, en tres pisos, pueden
representar en su opinin las tres virtudes teologales aunque deja la puerta abierta
a otras interpretaciones siempre que se ajusten a la fe catlica699.

En su Comentario al Apocalipsis, y coronando el texto dedicado a las Siete


Iglesias de Asia, Beato de Libana (798) introduce un tratado sobre el arca
bblica700 que se basa claramente en el que Gregorio de Elvira haba redactado
unos aos antes, aunque tambin encontramos en el texto claras resonancias de la
obra de Orgenes.

Entre los puntos ms originales de su comentario encontramos la relacin


que establece entre las siete almas que se le conceden al santo y justo No y las
siete Iglesias que se salvarn del fuego del Juicio y reinarn en la nueva tierra.
Beato afirma que aunque la Iglesia es una, se habla de siete Iglesias por su espritu
septenario701 ya que siete son los miembros del cuerpo, siete los ojos de Seor, las
estrellas sobre su mano derecha, las copas o las trompetas. Tambin suman este
nmero los dones del Espritu que menciona Isaas y, segn Beato, el apstol
Pablo escribe cartas a personajes concretos para no sobrepasar el nmero de siete
iglesias a las que ya haba dedicado sus textos.

En palabras de Beato, la divisin en tres pisos corresponde al cielo, el


Paraso y la nueva tierra, es decir los aposentos () que estn preparados para
los santos en el Reino de Dios y se basa claramente en lo expresado por Orgenes.

699
Ibd., p. 621
700
Seguimos en esta parte BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., Comentario al Apocalipsis, libro II.
701
dem, p. 273.

366
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Tambin Strabo relaciona el trmino bicamerata con la divisin entre los


cristianos circuncisos y no circuncisos, es decir de origen judo o gentil, mientras
que tricamerata aludira a los tres hijos de No cuya descendencia llenar la tierra.

Las dos imgenes del Breviarium nos muestran un arca triangular que se
estrecha en altura. Para Hugo de San Vctor, el que el arca se estreche hacia lo alto,
representa que muchos son los que forman la Iglesia y menos los que dentro de
ella alcanzan la vida espiritual por lo que sus cinco mansiones representan la
evolucin desde los hombres carnales a los espirituales. Esta forma piramidal
significa tambin que todo lo creado es inferior a Dios en perfeccin y majestad702.
La representacin del Breviarium es muy clara en este aspecto pero encontramos
que no sucede igual en la mayor parte de las representaciones anteriores que,
como es lgico, no pueden estar influidas por la obra de Hugo de San Vctor. En el
caso de los Beatos, el arca de No suele aparecer como una forma rectangular
coronada por un tejado a dos aguas, mientras que slo en obras ms tardas, como
la Biblia de vila (med. del siglo XII) o la de San Luis (med. del siglo XIII) este
estrechamiento se hace ms evidente, aunque nunca con la claridad del Breviario
de Jimnez de Rada.

Por otra parte, las dos representaciones nos muestran que la barcaza est
realizada con maderos cuadrados. Esta idea aparece reiteradas veces en los textos
exegticos, principalmente en Orgenes que interpreta la forma de las tablas como
smbolo de los doctores, maestros y celadores de la fe en la Iglesia ya que
cuadrado es lo que no vacila por ninguna parte, sino que, lo gires por donde lo
gires, se mantiene firme y slidamente estable703, y posteriormente en San
Agustn y en aquellos comentaristas que siguen al obispo de Hipona.

702
HUGO DE SANCTO VICTORE, 1096?-1141: Hugonis de S. Victore canonici regularis S. Victoris
Parisiensis tum pietate, tum doctrina insignis opera omnia. Turnholti: Brepols, 1968-1976. De arca Noe
Mystica, Cap. V, col. 629D y ss.
703
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 116.

367
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Son muchos los textos que otorgan un sentido simblico a las dimensiones
del arca tanto para relacionarlas con la Iglesia como con el mismo Cristo.

Agustn de Hipona seala que la longitud del cuerpo humano, de la cabeza


a los pies, es seis veces su anchura y diez el espesor desde el dorso al vientre; por
esa razn el arca se hizo con medidas equivalentes ya que estas dimensiones
significan el cuerpo humano, en cuya realidad anunci que vendra a los hombres, como
realmente vino704 y tanto l como Hugo de San Vctor afirman que la puerta abierta
en el costado es una prefigura de la lanzada en el costado ya que por ella
verdaderamente entran los que acuden a l, ya que de all nacieron los sacramentos, en
que son iniciados los creyentes705.

Tambin para las medidas del arca entraan para Orgenes un significado
simblico. La anchura tiene el nmero cincuenta que es el consagrado a la
remisin y el perdn porque, segn la ley que establece el Levtico, el ao
quincuagsimo haba remisin706. As, Cristo, el No espiritual, ha colocado este
nmero () en la anchura de su barca, es decir, en su Iglesia, en la que libera de
perdicin al gnero humano707. El nmero de la altura, el treinta, es, entre otras
cosas, la edad a la que Jos es liberado y Cristo bautizado as como el trescientos,
cifra que indica la longitud del arca, es el nmero de hombres con los que
Abraham y Geden obtienen la victoria708.

Para Beato los trescientos codos de longitud del arca representan la cruz del
Seor ya que los griegos designaban a este nmero con la letra tau que forma un
trazo como de rbol plantado, y el otro como una antena alargada en lo alto, que
indicaba ciertamente la forma de cruz709.

704
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Op. cit., 2006, p. 620 y ss.
705
dem.
706
Lv, 25, 10
707
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 121
708
Gn 14,14 y Jc 7, 6-8
709
BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., p. 277 y ss.

368
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Es evidente que el arca no est realizada a escala y que las dimensiones no


cumplen aqu el canon establecido por los comentaristas pero s encontramos la
alusin a la lanzada en el respiradero lateral que muestran ambas imgenes.

La calle central de la versin de San Agustn, donde se sitan los personajes


de la narracin bajo arcos de medio punto o geminados, aparece continuada por
una especie de mirador desde donde No enva a la paloma. Esta prolongacin
hace que se asemeje a una columna y lleva nuestra atencin hacia modelos
anteriores como las ya citadas pinturas de El-Bagawat que emplean una
composicin muy similar.

Como mencionamos al tratar la evolucin artstica del tema del arca de


No, en una de las bandas de la llamada Capilla de la Paz de la necrpolis de El-
Bagawat (S. VI) y junto a las figuras de Daniel, Isaac, Adn y Eva, Jacob, la
Anunciacin y alegoras de la paz y la justicia, se ha representado el arca como
una barcaza con techumbre sustentada por un mstil central que crea una pequea
almena y dos columnas laterales. En su interior aparecen No y su esposa y a una
menor escala otros seis personajes que han sido descritos como nios710 aunque en
nuestra opinin la diferencia de tamao puede responder a una jerarquizacin de
los personajes que podran identificarse como Sem, Cam y Jafet con sus mujeres.
La escena de No se encuentra separada de la Anunciacin por dos palomas
blancas, una de las cuales roza con el pico la cabeza de Mara mientras que la otra
vuelve al arca con una rama de olivo.

El Breviario ha desarrollado esta imagen con ms detalle pero encontramos


recuerdos evidentes del mstil central en la cmara de los hombres de San
Agustn, as como en el remate a modo de almena que en nuestro cdice se ha
convertido en el mirador por el que se asoma No.

710
FAKHRY, A.: The Necropolis of El-Bagawt in Kharga Oasis. Cairo: General Organization for
Goverment, 1951
CABROL, F. y LECLERCQ, H.: Op. cit. Tomo I, 2, col. 2715

369
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Segn afirma Iaki Galarraga, en


casi todos los beatos se representa el Arca
de No pero ninguna de estas
representaciones corresponde al prototipo
descrito por el autor si no, ms bien, a un
Arca domstica con las formas de una casa
en alzado711(Fig. 31). Sin embargo, como
ha sealado M de los ngeles Seplveda,
la influencia de la iconografa del Arca de
No s se percibe en la representacin de
las Siete Iglesias que encontramos en los
Fig. 31. Detalle del arca de Noe. Beato de
Beatos712. Fernando I y doa Sancha. Biblioteca
Nacional de Espaa. VITR/14/2, fol. 109 r

En la representacin de la Carta a Prgamo del Beato Hh. 58 vemos una


imagen de la Jerusaln Celestial que es a la vez la Iglesia; la divisin del edificio en
tres partes recuerda al texto de Beato sobre las divisiones del arca que
representaran el Paraso, la tierra nueva y el reino de los cielos713. El miniaturista
ha plasmado estos conceptos mediante decoracin vegetal en la parte inferior,
gemada en la intermedia y con un gran arco en la superior que representa la
bveda celeste714.

En la imagen de Esmirna del Beato de Osma los personajes aparecen


cobijados por un templete sostenido por columnas y que tambin guarda relacin
con las representaciones del arca, probablemente porque en esta parte del
comentario Beato identifica los salvados en el arca y en Sodoma con lo que
suceder la final de los tiempos715.

711
GALARRAGA ALDANONDO, I.: Apostillas a un tratado sobre el arca bblica en A parte rei, n 45,
mayo de 2006, p. 10. [En lnea]
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/apostillas45.pdf [Consulta el 15-06-2008]
712
SEPLVEDA GONZLEZ, M de los .: El Arca de No origen de la iconografa de la Siete Iglesias en
los Beatos en El barco como metfora visual y vehculo de transmisin de formas: Actas del Simposio
Nacional de Historia del Arte. Mlaga-Melilla: (C.E.H.A.), 1987, pp. 363-384.
713
BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., p. 368 y ss.
714
SEPLVEDA GONZLEZ, M de los .: El Arca, 1987, p. 368 y ss
715
Ibd. p. 366 y ss.

370
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

La escena de Sardes en el Beato de San Milln, que parece estar cambiada


con Laodicea, presenta tambin una orla de forma pentagonal enmarcando a los
personajes similar a la que vemos en la iglesia de Tiatira de San Pedro de Cardea
(que tambin parece estar cambiada con Laodicea) y cuya forma parece tener
como origen una representacin del arca de No. Con estas imgenes estn
emparentadas tambin feso del Beato de Valcavado, as como la ya mencionada
Esmirna del de Osma y Laodicea del mismo cdice716.

La relacin de Filadelfia de Osma con las pinturas de El-Bagawat se


muestra en las columnas y capiteles, as como en la moldura entre los arcos,
aunque falta la columna presente en otras representaciones de la Iglesia en
diferentes cdices. Tambin el remate superior de las pinturas egipcias muestra
similitud con el remate del arca de No del Beato Rylands y con la iglesia de feso
del de Gerona.

Como seala Seplveda, estas y otras complejas relaciones entre las iglesias
y las variaciones sobre el mismo esquema parecen querer mostrar un deseo de
uniformidad dentro de la variedad ya que, en palabras de Beato, se denominan
en plural siete Iglesias, siendo una por su espritu septenario717 y ponen de
manifiesto, adems, que el prototipo del arca no puede haber servido slo de
modelo para una iglesia y de ah haberse extendido a las otras, sino que debe
haber servido de referencia para todas ellas.

Como mencionbamos anteriormente, el Breviario ha desarrollado algunos


elementos presentes en El-Bagawat que slo aparecen esbozados en los beatos,
como el remate de la almena o los montes con el olivo, sugeridos en los capiteles
de la pintura egipcia y que en los beatos se representan por medio de
imbricaciones en las representaciones del arca y como rboles que flanquean feso
en el Beato de Gerona en bien por medio de elementos vegetales en otras iglesias.

716
dem, p. 376.
717
BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., p. 273

371
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Las relaciones entre todas estas representaciones mencionadas hacen pensar


en un modelo comn para todas ellas que en el caso de los Beatos pone de
manifiesto una doble transformacin iconogrfica: por un lado se asimila la
imagen de la Iglesia, tradicionalmente asociada con la barca de los apstoles, con
el arca de No para despus transformarla de nuevo en imagen de la Iglesia718.

Como afirma M de los ngeles Seplveda, el origen de estas


representaciones est asociado sin duda a la figura de la Barca de Pedro que desde
fechas tempranas se convirti en imagen de la Iglesia y que probablemente
empleara como modelo, a travs del filtro paleocristiano, representaciones
romanas de embarcaciones, como la que encontramos en el sarcfago de Jons del
Museo de Letrn (Fig. 32), en el que podemos advertir ya el esquema pentagonal e
incluso a la compartimentacin y el remate que marcar todas estas
representaciones posteriores719.

Fig. 32. Sarcfago de Jons, s. III-IV. Museo Lateranense (Roma)

La identificacin tiene su origen en el pasaje en el que Cristo camina sobre


las aguas al encuentro de la barca donde se hallaban los discpulos que se narra en
los evangelios de Mateo720, Marcos721 y Juan722, aunque es el primero de los citados

718
SEPLVEDA GONZLEZ, M A.: El Arca, 1987, p. 379
719
dem.
720
Mt 14, 22-23: Inmediatamente oblig a los discpulos a subir a la barca y a ir por delante de l a la otra
orilla, mientras l despeda a la gente. Despus de despedir a la gente, subi al monte a solas para orar; al
atardecer estaba solo all. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las

372
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

el nico que menciona a Pedro como figura principal del suceso y el que mejor
describe la fe de los apstoles que reconocen a Jess como Hijo de Dios. De esta
forma, el tema de la barca pasa a ser smbolo de la fe de la Iglesia, encabezada por
Pedro segn el evangelio de Mateo723, en Cristo, el Mesas Hijo de Dios. Existe
adems otro pasaje recogido en los sinpticos, el de la tempestad calmada724, que
se desarrolla en un contexto muy similar y en el que de nuevo destacan los
conceptos de fe y de que Cristo es el Hijo de Dios al que obedecen los elementos.

Hugo de San Vctor (c. 1097- 1141) dedica dos obras al tema del arca: De
archa Noe morali y el Libellus de formatione arche, tambin llamado De archa Noe
mystica. En estos dos tratados se centra en aspectos ya mencionados por otros
comentaristas, entre los que cita a Orgenes, como las dimensiones del arca, la
distribucin de los animales y sus diferentes significados.

Entre los aspectos ms innovadores de sus escritos encontramos la alusin a


la columna central del arca, que en De archa Noe morali describir como el rbol de
la Vida plantado en medio del paraso, la imagen de Cristo en medio de su
Iglesia725. En el Libellus de formatione arche726 retoma la misma idea para aadir
adems que las columnas laterales, ms bajas que la central, representan la
humanidad pecadora, mientras que Cristo se erige como columna central en
medio de la asamblea segn el texto de Mateo 18,19 en el que Jess afirma:

olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino l hacia ellos, caminando sobre el
mar. Los discpulos, vindole caminar sobre el mar, se turbaron y decan: Es un fantasma, y de miedo se
pusieron a gritar. Pero al instante les habl Jess diciendo: nimo!, soy yo; no temis. Pedro le
respondi: Seor, si eres t, mndame ir hacia ti sobre las aguas. Ven!, le dijo. Baj Pedro de la
barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jess. Pero, viendo la violencia del viento, le entr
miedo y, como comenzara a hundirse, grit: Seor, slvame! Al punto Jess, tendiendo la mano, le
agarr y le dice: Hombre de poca fe, por qu dudaste? Subieron a la barca y amain el viento. Y los que
estaban en la barca se postraron ante l diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
721
Mc 6, 45-52
722
Jn 6, 16-21
723
Ubieta seala que esta es una de las veces que el nombre de Pedro se intercala intencionadamente en el
relato histrico del que llama el evangelio de la Iglesia. UBIETA, J. A.: Op. cit. Nota a Mt 14, 28
724
Mt 8, 23-27; Mc 4, 37-41; Lc 8, 22-25.
725
HUGO DE SANCTO VICTORE, 1096?-1141: Op. cit., De arca Noe maorali, Cap. VII, col. 640C. Esta
asociacin recuerda tambin a la que establece Orgenes, en su Segunda Homila sobre el Cantar de los
Cantares donde afirma que el valle del poema representa el mundo, mientras que el lirio designa a Jesucristo
como rbol de la vida plantado en medio del Paraso. Vase ORGENES: Homlie sur les Cantique des
cantiques. Pars, 1954 recogido en CHEVALIER, J. y GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.
726
HUGO DE SANCTO VICTORE, 1096?-1141: Op. cit., Libellus de formatione arche, cap. II, 684A y ss

373
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Os aseguro tambin que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para


pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirn de mi Padre que est en los cielos.
Porque donde estn dos o tres reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio de
ellos.

Estos textos ponen de manifiesto que Hugo de San Vctor conoca, sin duda,
representaciones del arca de No que seguan modelos tales como los de El-
Bagawat, las de las siete Iglesias de los beatos o los que influyeron al Breviarium727.

6.2 El Diluvio imagen del Bautismo

El Diluvio Universal ha sido relacionado tanto en el Nuevo Testamento


como en la patrstica con el sacramento del Bautismo.

El texto bblico que ms claramente establece la idea del diluvio como


prefiguracin de este sacramento es la primera carta de Pedro728. En ella se pone
el acento en que agua del diluvio salva a los ocho elegidos del mismo modo que el
Bautismo salva al nefito y le otorga una nueva vida.

Uno de los comentaristas de la sagrada escritura que sin duda ms


relevancia da a esta identificacin es Tertuliano. Segn Estanislao Karlik, es el
primero de los escritores cristianos que presenta un elenco de figuras bautismales

727
Especialmente interesante en este sentido resulta el artculo de Antonio de vila Jurez en el que se
afirma que quiz la forma cuadrada y hermtica de San Baudelio de Berlanga, y en concreto su columna
central, pueda estar haciendo alusin tambin al concepto del arca de No como figura de la Iglesia siguiendo
los mencionados textos de Hugo de San Vctor. Vase VILA, A. DE: San Baudelio de Berlanga: fuente
sellada del paraso en el desierto del Duero en Cuadernos de Arte e Iconografa. Tomo XIII - 26. 2004, p.
333-396
728
1Pe 3, 18-22: Pues tambin Cristo, para llevarnos a Dios, muri una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espritu. En el espritu fue tambin a predicar a los
espritus encarcelados, en otro tiempo incrdulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los das en
que No construa el arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados a travs del agua;
a sta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino
en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurreccin de Jesucristo, que, habiendo ido al
cielo, est a la diestra de Dios, y le estn sometidos los ngeles, las dominaciones y las potestades.
Recientemente se ha planteado que esta carta pueda ser un esquema completo de la primitiva liturgia
bautismal o al menos contener importantes fragmentos de la misma aunque autores como Oatibia prefieren
ser cautos al respecto. Vid. OATIBIA, I.: Op. cit., p. 29.

374
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

aunque ellas se encuentren ya [por separado] en Bernab, Justino, Ireneo quienes a


su vez han tenido su fuente en la escritura729.

Tertuliano escribe su Tratado del Bautismo aproximadamente entre el ao


198 y el 206, poca en la que probablemente fuera un doctor a cargo de la
instruccin de catecmenos730. La intencin primera del tratado es formar a los
catecmenos y a los nefitos menos instruidos pero tambin desea mostrar a los
judos que en los mismo hechos del Antiguo Testamento est significada su
superacin por las realidades del Nuevo731 y, sin duda, salir al paso de la secta de
los Cainitas, hereja que supona una radicalizacin del gnosticismo, y que negaba
el bautismo.

Tertuliano recoge la idea del Diluvio como prefigura del Bautismo de la ya


mencionada carta de Pedro y acenta el aspecto eclesiolgico y no el cristolgico
que predominaba en la interpretacin de San Justino. Segn Vicastillo, se van a
inspiran en la obra de Tertuliano tanto Cipriano, obispo de Cartago (258), como
Jernimo y Agustn de Hipona, en el trnsito del siglo IV al V, o el obispo africano
Vctor de Vita (485). Tambin San Isidoro en sus Etimologas recoge ciertos pasajes
del cartagins y, basndose sin duda en Tertuliano, la idea de las figuras del
bautismo aparecer posteriormente en numerosos autores que elaboren catequesis
bautismal732.

En el captulo VIII de El Bautismo, Tertuliano identifica la imposicin de las


manos del Obispo con el momento en el que el Espritu Santo desciende a morar
en el bautizado (purificado y bendecido ya por el agua y la santa uncin) y afirma
que es el mismo Espritu que vino sobre el Seor en figura de Paloma para que se
revelase la naturaleza del Espritu Santo por medio del animal que se caracteriza
por la simplicidad y la inocencia733.

729
KARLIK, E. E.: Op. cit., 1967, p. 4.
730
TERTULIANO: El bautismo; La oracin. Madrid: Ciudad Nueva, 2006, p. 13.
731
KARLIK, E. E.: Op. cit., p. 4
732
TERTULIANO: Op. cit., p. 18 y ss.
733
dem, p. 133.

375
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Para reforzar esta explicacin, el autor aade que, al igual que tras las aguas
del diluvio (bautismo del mundo le llama Tertuliano) con las que se limpi la antigua
iniquidad, la paloma volvi con una rama de olivo que anunciaba el cese de la ira
de Dios, tambin la paloma del Espritu Santo trae la paz de Dios y vuela hacia la
tierra de nuestra carne al salir del bao, tras serle perdonados sus antiguos
pecados, en todo lo cual la Iglesia corresponde a la figura del arca734.

La rama de olivo que porta la paloma, segn seala Dulaey, bast a veces
para significar el bautismo, no slo porque aludiese a toda la historia del Diluvio
sino por que evocaba el aceite usado en la uncin crismal. En palabras de San
Efrn:
Vino el ramo de Olivo, tipo de la uncin. Los habitantes del arca lanzaron gritos
de jbilo al verlo, pues traa la buena nueva de la salvacin. Tambin vosotras
gritad de jbilo al ver este oleo santo () pues trae la buena nueva del perdn735.

Afirma tambin Dulaey que, al ser el aceite el elemento con el que se


alumbraba, la rama de olivo puede simbolizar la iluminacin que recibe el alma
por el bautismo. En este sentido encontramos el texto de la Epstola 69 de San
Jernimo donde afirma que la paloma del Espritu Santo vuela hacia No, como
ms tarde hacia Cristo en el Jordn, y con el ramo de la regeneracin y de la luz,
anuncia la paz al mundo736.

6.3 La muerte y resurreccin de Cristo, antitipos del Diluvio.

La primera carta de Pedro introduce una mencin a la anstasis o descensus


ad inferos, es decir, la bajada de Cristo a los infiernos en espritu durante los tres
das que su cuerpo yaci sin vida para liberar las almas de los justos que haban
muerto antes de su venida. Segn Ubieta los espritus encarcelados que menciona

734
dem, p. 137
735
EFREN, SANTO: Himnos sobre la Epifana. Recogido en DULAEY, M: Bosques de smbolos: La
iniciacin cristiana y la Biblia (siglos I-IV). Madrid: Ediciones Cristiandad, 2003, p. 239
736
Recogido en DULAEY, M: Op. cit., 2003, p. 239.

376
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Pedro pueden ser los difuntos que castigados por medio del diluvio, son llamados
por la paciencia de Dios a la nueva vida737.

Dado que el Diluvio con frecuencia es interpretado como prefiguracin del


bautismo no es de descartar, como seala Ignacio Oatibia, que la comparacin
entre el diluvio y el bautismo est jugando tambin con la idea de la muerte y
resurreccin de Cristo como sugiere el versculo 21:
A sta [el arca] corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en
quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por
medio de la Resurreccin de Jesucristo738.

La vinculacin entre el sacramento del Bautismo y la muerte y resurreccin


de Jess no es en absoluto infrecuente. Aparece esbozado por primera vez739 en la
primera carta de Pablo a los Corintios cuando dice:
Estoy informado de vosotros, por los de Cloe, que existen discordias entre
vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, Yo de
Apolo, Yo de Cefas, Yo de Cristo. Est dividido Cristo? Acaso fue Pablo
crucificado por vosotros? O habis sido bautizados en el nombre de Pablo? Doy
gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y
Gayo! As, nadie puede decir que habis sido bautizados en mi nombre (1Cor 1,
11-15).
Posteriormente ser desarrollado tambin en las cartas a Romanos y
Colosenses, en la epstola a Tito y, de forma ms sutil, en la primera carta a los
Tesalonicenses740.

737
UBIETA, J. A.: Op. cit. Nota a Pe 3, 19.
738
OATIBIA, I.: Op. cit, p. 108
739
Oatibia considera que tal vez sea una interpretacin prepaulina que el apstol desarroll. Vid.
OATIBIA, I.: Op. cit., p.45.
740
Ro 6, 3-4 O es que ignoris que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jess, fuimos bautizados en su
muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con l en la muerte, para que, as como Cristo fue resucitado de
entre los muertos para gloria del padre, as tambin nosotros andemos en una vida nueva.
Col. 2, 12: Sepultados con l en el bautismo, con l tambin habis resucitado por la fe en la fuerza de Dios,
que lo resucit de entre los muertos.
Tit. 3, 4-5: Mas cuando se manifest la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, l nos
salv, no por obras de justicia que hubisemos hecho nosotros, sino segn su misericordia, por medio del
bao de regeneracin y de renovacin del Espritu Santo.

377
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Los escritos agustinianos referentes a la circuncisin establecen claramente


la relacin entre el sacramento del bautismo y la resurreccin de Cristo cuando
afirman que en cualquier da despus de su nacimiento en que sea bautizado un
nio en Cristo, equivale a circuncidarlo al octavo da, puesto que se le bautiza en
aquel que, si bien resucit al tercer da de ser crucificado, resucit sin embargo el
da octavo de la semana741.

Tambin en Apocalipsis 7,14 se habla de los que estn vestidos con


vestiduras blancas que vienen de la gran tribulacin; han lavado sus vestiduras y
las han blanqueado con la sangre del Cordero, lo que para algunos autores,
aunque estrictamente exprese una situacin escatolgica, establece una relacin
entre el bautismo y la muerte de Cristo en la cruz742.

Los padres griegos al hablar de la iniciacin del cristiano utilizan con


frecuencia el trmino griego telet (iniciacin, rito) que en los cultos mistricos se
combinaba con teleutn (morir) dando lugar a significativos juegos de palabras743.
El Ritual para la iniciacin de cristianos adultos, seala que la iniciacin cristiana no
es otra cosa que la primera participacin sacramental en la muerte y resurreccin
de Cristo744.

Por otra parte, el octavo da es el que sucede al sabath y a los siete das de la
creacin, por lo que el ocho745 no slo representa la resurreccin de Cristo sino que
simblicamente anuncia la era futura eterna y la resurreccin del hombre746.

I Tes. 4, 13-14: Hermanos, no queremos que estis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os
entristezcis como los dems, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jess muri y que resucit, de
la misma manera Dios llevar consigo a quienes murieron en Jess.
Tit. 3, 4-5: Mas cuando se manifest la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, l nos
salv, no por obras de justicia que hubisemos hecho nosotros, sino segn su misericordia, por medio del
bao de regeneracin y de renovacin del Espritu Santo.
741
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Op. cit., 1971, p. 393.
742
TREVIJANO, R.: El lenguaje bautismal del Apocalipsis. Salmanticensis n 27 (1980) p. 165-192
743
OATIBIA, I.: Op. cit, p.4 y nota 3.
744
dem, p. 5
745
En Ap. 22,16 se identifica a Cristo con la estrella de la maana por lo que la estrella de ocho puntas pasa a
ser smbolo de Cristo ya que as se representaba a Venus en el mundo antiguo. Vid. SEPLVEDA
GONZLEZ, M A.: Los inicios de la iconografa cristiana: la sala bautismal de Dura Europos (Siria) en
Lecturas de Historia del Arte, nm. 2. Vitoria, 1990, p. 198 y nota 23.

378
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En ese sentido resulta tambin muy representativo que fuera ocho el


nmero de los salvados tras el diluvio. Asterio de Amasea en su Homilia sobre el
salmo 6 explica que el Seor resucit al octavo da porque el primer grupo de
ocho hombres, en tiempos de No, tras la destruccin del mundo antiguo, suscit
un nuevo universo de nuestra raza747.

Todas estas relaciones determinan que con frecuencia el diseo de


baptisterios y pilas bautismales adopten con frecuencia formas octogonales748.

Apoyando tambin la vinculacin entre la Pasin de Cristo y la historia del


Diluvio encontramos el texto de Gregorio del Elvira en el captulo 28 del Arca de
No donde afirma:
El ramo de olivo que trae la paloma testimoniaba abiertamente la paz y la
resurreccin. Trayendo en su pico el leo de la Pasin, anunciaba que concedera
la gracia abundante del carisma. Era hacia atardecer, porque esto deba suceder
al final del mundo749.

6.4 El Diluvio smbolo del segundo advenimiento de Cristo

La idea de que el Diluvio prefigura la segunda venida de Cristo se


encuentra expresada fundamentalmente en los evangelios de Mateo y Lucas750 as
como en los escritos de Orgenes.

746
Sobre esta interpretacin del nmero 8, vase CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p.
768.
747
Recogido en DULAEY, M.: Op. cit., p. 233
748
Ejemplos tempranos bien conocidos son el baptisterio de Tarrasa erigido en la segunda mitad del siglo V,
el de San Juan de Florencia cuya construccin original data del trnsito del siglo V al VI, o los dos ejemplos
de Rvena, el de los ortodoxos y el de los arrianos, tambin del siglo V.
749
Recogido en DULAEY, M.: Op. cit., p. 240.
750
Mt. 24, 37-39: Como en los das de No, as ser la venida del Hijo del hombre. Porque como en los das
que precedieron al diluvio, coman, beban, tomaban mujer o marido, hasta el da en que entr No en el
arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastr a todos, as ser tambin la venida del
Hijo del hombre.
Lc. 17, 26-27: Como sucedi en los das de No, as ser tambin en los das del Hijo del hombre. Coman,
beban, tomaban mujer o marido, hasta el da en que entr No en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer
a todos.

379
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

El texto evanglico emplea la historia del Diluvio con un componente


histrico, de catstrofe que acaece realmente, pero tambin en un sentido
simblico de castigo a los impos, al igual que sucede con la historia de Lot que
tambin citan.

Por su parte Orgenes, en la ya citada Homila sobre el arca de No, considera


en la interpretacin espiritual del texto que aquel diluvio que entonces casi puso
fin al mundo sea la figura de ese fin del mundo que realmente se producir ()
pues tambin a nuestro No, que realmente es el nico justo y el nico perfecto, el
Seor Jesucristo, le fue dicho por el Padre al final de los tiempos que hiciera para
s un arca de tablas cuadradas y le diese medidas llenas de misterios.

Esta interpretacin enlaza sin duda con las identificaciones del arca con la
Iglesia y de No con el propio Cristo que Orgenes desarrolla en los epgrafes
siguientes y que hemos expuesto anteriormente.

6.5 Apothecaria

Sin duda una de las cmaras ms interesantes es la llamada apothecaria. El


trmino griego da en latn la palabra apotheca que en castellano ha
generado tanto el trmino bodega como botica.

En la versin de San Agustn vemos una jarra o aguamanil, un copn o


pxide y ocho crculos apilados entre cortinajes. En la de Strabo, adems de estos
objetos, encontramos tambin un cliz y un barril; en este caso adems los crculos
son slo tres y tienen dibujada una cruz en su interior.

380
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

San Agustn

Strabo

Todos ellos, a excepcin quiz del barril, no parecen elementos propios de


una bodega sino que ms bien parece que nos hallamos ante objetos litrgicos.

Efectivamente, en el caso de Strabo parece claro que los tres crculos entre
cortinajes estn representado panes u hostias consagradas, lo que se plasma no
slo en la cruz que tienen dibujada sino tambin en el hecho de aparecer velados.
El uso de cortinas para cerrar los templos y el empleo de paos para no tocar con
las manos los objetos sagrados son prcticas habituales en muchas religiones y
como tal encontramos numerosos ejemplos en los textos sagrados751 y en la
iconografa752.

751
Valga como ejemplo Ex. 26, 31: Hars un velo de prpura violeta y escarlata, de carmes y lino fino
torzal; bordars en l unos querubines. Lo colgars de cuatro postes de acacia, revestidos de oro, provistos
de ganchos de oro y de sus cuatro basas de plata. Colgars el velo debajo de los broches; y all, detrs del
velo, llevars el arca del Testimonio, y el velo os servir para separar el Santo del Santo de los Santos
752
La procesin de vrgenes y mrtires de San Apolinar el Nuevo de Rvena (S. V) nos muestra a los santos
llevando sus coronas con manos veladas.

381
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Los tres panes nos recuerdan a varios


ejemplos iconogrficos alusivos a la
Eucarista, como la imagen de Abraham
con los tres varones en el Encinar de
Mambr (que tambin tiene carcter
trinitario) o el sacrificio de Melquisedec
que vemos representado en San Vital de
Fig. 33. Sacrificios de Abel y Melquisedec, Rvena(Fig. 33), Santa Mara la Mayor o en
siglo IV. San Vital de Rvena.
la Veracruz de Maderuelo, entre otros
ejemplos. En este sentido es interesante tener en cuenta que, segn afirma Reau,
para algunos Santos Padres, Melquisedec, el sacerdote-rey sera en realidad Sem,
el hijo de No que representara el orden sacerdotal, mientras que sus hermanos
Jafet y Cam/Canaan daran lugar a la nobleza y los siervos respectivamente753.

Los crculos del arca de San Agustn no tienen el smbolo de la cruz pero s
otro pequeo crculo ms oscuro en su interior cuyo significado no hemos logrado
descifrar. Es probable por el contexto que se trate tambin de ocho panes,
aludiendo quiz a los ocho ocupantes del arca.

En las dos versiones del arca encontramos un copn o una pxide, vaso
sagrado con tapa para llevar las hostias consagradas a los enfermos cuyo uso se
populariz en torno al siglo IX. A veces se poda cubrir con el conopeo, tejido
normalmente de seda blanca, que indicaba la presencia de Cristo sacramentado754.

Tambin en las dos versiones encontramos un aguamanil o jarra, quiz para


contener agua, aceite o vino, y en la ilustracin que corresponde a la versin de
Strabo aparece adems lo que puede ser un tonel de vino y un cliz, elementos que
sin duda estaran relacionados con la Eucarista como alusin a una de las especies
eucarsticas.

753
RAU, L.: Op. cit, T. 1, Iconografa de la Biblia. vol. 1, Antiguo Testamento, p. 132 y 159
754
GIORGI, R.: Smbolos, protagonistas e historia de la Iglesia. Barcelona: Electa, 2005, p. 42

382
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Cualquiera de estos lquidos mencionados tiene una amplia significacin


que puede relacionarse con el contexto litrgico. El vino es sin duda el ms
evidente de ellos por ser una de las especies eucarsticas como leemos en los textos
evanglicos de la institucin del sacramento en la Santa Cena755.

El aceite por su parte es elemento esencial del ritual del bautismo y de la


confirmacin, que en fechas tempranas se reciba juntamente con el bautismo. La
uncin prebautismal se ha interpretado como smbolo del alistamiento en la
milicia de Cristo o de insercin en el Olivo verdadero mientras que la uncin
crismal posbautismal, que comienza a popularizarse entre el siglo IV y VII,
recuerda al bautizado que se ha hecho uno con Cristo Sacerdote, Rey y Profeta756.

Como hemos sealado anteriormente al referirnos al sacramento del


Bautismo, la rama de olivo bast a veces para significar el bautismo, no slo
porque aludiese a toda la historia del Diluvio sino por que evocaba el aceite usado
en la uncin crismal. Tambin su uso en las lmparas hace que el aceite pueda
simbolizar la iluminacin que recibe el alma por el bautismo.

El agua es uno de los elementos que ms se repiten en los textos sagrados


para aludir a la salvacin, la limpieza y la nueva vida. Tertuliano en De baptismo
dice que los hombres son pececitos que necesitan el agua para su salvacin y
menciona como tipos del Bautismo el agua primigenia, el paso del Mar Rojo, la
roca Horeb o el Bautismo de Juan.

La mezcla del agua con el vino en el cliz eucarstico es explicada por san
Cipriano en su carta 63, Sobre el sacramento del cliz del Seor. En este escrito
Cipriano seala que el pan simboliza la unin de Cristo y los fieles ya que muchos
granos molidos crean un solo pan, como sucede con la Iglesia, y que cuando en el
cliz se mezcla el agua con el vino, el pueblo se junta a Cristo757.

755
Mt. 26, 20-25 ; Mc. 14, 17-21; Lc. 22, 17-18
756
OATIBIA, I.: Op. cit., p. 109 y ss.
757
Recogido en QUASTEN, J.: Op. cit. Vol. I, p. 675 y ss.

383
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Tambin el epitafio de Abercio, obispo de Hierpolis, de finales del siglo II


y escrito en clave simblica para que pudiera ser entendido slo por los cristianos,
seala que en la ceremonia el Gran Pez, o sea Cristo, daba un vino delicioso y
mezcla de vino y agua con pan758.

La relacin entre el Bautismo y la Eucarista queda clara en numerosos


textos. Ya Justino en el siglo II seala en su Primera apologa que la ceremonia del
bautismo terminaba con la celebracin eucarstica en la que los recin bautizados
tomaban pan y vino mezclado con agua759.

El smbolo trinitario de los tres panes podra enlazar tambin con el


Bautismo que ya en Mt. 28, 19 se dice tena este carcter760 y as se plasma en textos
como la ya mencionada Primera apologa de Justino761 o el la Tradicin apostlica de
Hiplito de Roma de finales del s. II en la que se dice que se bautizaba tres veces,
una por cada persona de la Trinidad, se unga al que se confirmaba tres veces, y
luego se le ofrecan tres clices, con agua, vino y una mezcla de leche y miel,
alusin a la tierra prometida, de los que haba que beber tres veces tambin con el
mismo sentido762.

Sin embargo, la verdadera base dogmtica que enlaza las ideas de limpieza,
curacin y vida eterna presentes tanto en el Bautismo como en la Eucarista se
encuentra en los textos bblicos. Por un lado encontramos las curaciones en las que
la eliminacin de la enfermedad se asocia al perdn de los pecados y por otro,
textos del Evangelio de Juan y que pone de manifiesto la vinculacin entre el Agua
viva y el pan, que como elementos del Bautismo y la Eucarista otorgan la vida

758
Ibid., p. 173.
759
Ibid., p. 213.
760
Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espritu Santo. Ubieta considera que este versculo puede haber sido revisado con posterioridad para dejar
claro el carcter trinitario ya que el los Hechos de los Apstoles se menciona siempre que se bautiza en el
nombre de Jess. Vid. UBIETA, J.A.: Op. cit. Nota a Mt. 28,19.
761
Luego, los conducimos a sitio donde hay agua y () son regenerados ellos, pues toman el agua del bao
en el nombre de Dios () y de nuestro Salvador Jesucristo y del Espritu Santo. Recogido en QUASTEN, J.:
Op. cit. Vol. I, p. 213.
762
Ibid., p. 497 y ss.

384
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

eterna763. Tambin el Apocalipsis recurre a la idea del ro y el rbol de la vida, en


la que se asocian las ideas de alimento, salud y vida eterna764. Ejemplo excepcional
en el que todos estos conceptos aparecen vinculados con una gran madurez
iconogrfica es la Sala Bautismal de Dura Europos en Siria765.

En relacin con estos ltimos conceptos, y retomando la idea planteada al


principio de que el trmino apothecaria significa al mismo tiempo bodega y botica,
nos encontramos que San Ignacio de Antioqua en su Carta a Efeso llama a Jess
mdico y dice que la Eucarista es el antdoto del fruto mortfero del pecado,
medicina de inmortalidad, antdoto contra la muerte y alimento para vivir por
siempre en Jesucristo766.

6.6 Los animales en el arca

Las cmaras destinadas a los animales nos muestran, pese a su diferente


distribucin, muchas similitudes en cuanto a las especies representadas.

San Agustn Walahfrid Strabo


763
Jn. 6, 35 y 48-58 y Jn. 7, 37-39
764
Ap. 22,1-2 y 17
765
Vase SEPLVEDA, M de los A.: Op. cit.1990.
766
HIPLITO DE ROMA: Carta a feso 20, 2. Recogido en QUASTEN, J.: Op. cit., p 74.

385
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En la imagen de los immicia animalia, los


animales salvajes, segn San Agustn
encontramos representados de abajo a arriba
caballos, leones, unos animales similares a
rinocerontes que tal vez podran ser jabales,
otros que por las rayas podran ser tigres y lo
Fig. 34. Elefante portando un
que parecen ser perros o quiz elefantes, castillo, ca. 1400. Coro de la ermita
de San Romn. Puebla de Castro
realizados con una trompa muy corta, tal y (Huesca).
como aparecen en otros ejemplos, como el del coro de la ermita de San Romn en
Puebla de Castro (Huesca) de hacia 1400 (Fig. 34) o el algo ms naturalista de San
Baudelio de Berlanga (Soria) de comienzos del siglo XII.

En la de Strabo se repiten los mismos animales, salvo por los tigres que
aparecen sustituidos por otros animales que en opinin de Villa-Amil
representaban osos767.

En el piso de las aves de San Agustn, introducido por el miniaturista, se


encuentra la representacin de una serie parejas. En el extremo izquierdo aparecen
lo que por similitud con la que trae la rama de olivo podramos identificar con
palomas; les siguen unas aves zancudas y otras cuatro parejas de difcil
identificacin aunque el pico ganchudo de las cuartas por la izquierda indique que
tal vez sean rapaces.

San Agustn

767
VILLA-AMIL Y CASTRO, J.: Catlogo,1878, p. 617.

386
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En la divisin de Strabo
correspondiente a las aves
hallamos una un gallo y gallina,
una pareja de zancudas y otros
dos tipos representados de forma
poco identificable aunque las
Strabo terceras por la izquierda podran
ser palomas.

Para San Agustn entre los micia animalia (animales


domsticos), aparecen gallo y gallina (que en Strabo se
colocan con las aves), una pareja de conejos, ovejas, cerdos y
bvidos.

San Agustn

En la representacin de Strabo
de los micia animalia, los mansos,
se ubican conejos, cabras, ovejas,
bvidos y cerdos.
Strabo

Como hemos planteado anteriormente, son muchos los autores que


consideran a los animales de toda raza como alusin a la Iglesia formada por
gentes de todo tipo. Este concepto se expresa claramente en Tertuliano que
identifica a los animales no admitidos con los idlatras y en Orgenes para quien la
cohabitacin de los animales representa la unin de todos en el Reino de los
Cielos.

387
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

San Jernimo en el captulo 22 de su escrito Contra los luciferinos afirma que


en el arca estaban el leopardo y el ciervo, el lobo y el cordero. En la Iglesia hay
justos y pecadores, recipientes de oro y de plata que coexisten con recipientes de
madera y de arcilla768. Tambin San Agustn, en su Conferencia con los donatistas
que deseaban una iglesia de puros, seala que tras la partida del cuervo, no
faltaban en el arca otros animales impuros. Queda de todo, animales puros y
animales impuros, mientras dura el diluvio, mientras dure este mundo769.

Un texto que claramente se relaciona con este concepto de la universalidad


del mensaje de Cristo y de la Iglesia lo encontramos en el Apocalipsis 5,9 cuando
los vivientes y los veinticuatro ancianos adoran al Cordero diciendo T eres
digno de tomar el rollo y romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y
derramando tu sangre redimiste para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y
nacin.

Para algunos autores, como Michel Pastoureau, los animales representados


en el arca tienen tambin sentido simblico. Segn Pastoureau, el que la Biblia no
especificase qu animales formaban parte de la expedicin dej una gran libertad
a los creadores para incluir unos u otros segn el sistema de valores y los
conocimientos de cada poca. Es fcil en ocasiones identificarlos por algunos de
sus atributos pero en la mayor parte de los casos, muchos crean confusin, ya que
no fueron hechos para ser reconocidos sino como representacin del concepto770.

Sin embargo, cuando aparecen los animales hay uno presente en todas las
representaciones del arca desde el arte carolingio a fines de la Edad Media: el len.
Este animal aparece representado junto a otros cuadrpedos grandes que pueden
variar aunque son frecuentes el oso, el jabal y el ciervo. En un primer momento, el
oso, rey de los animales en las sociedades germnicas, comparte protagonismo con

768
Recogido en DULAEY, M.: Op. cit., p. 247.
769
dem.
770
PASTOUREAU, Michel: Op. cit., 2006, p. 63 y ss.

388
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

el len, el principal para la cultura grecolatina y hebrea, pero progresivamente el


segundo ir desplazando al primero en importancia.

El oso en todas las tradiciones germnicas desde el paleoltico representaba


al rey de los animales por su fuerza y por su semejanza al hombre. El mundo
germnico ve en este animal dotado de gran fuerza un smbolo del hombre salvaje
y son mltiples las leyendas de hroes nacidos de una mujer y un oso. En la
tradicin hebrea, por el contrario, el oso aparece retratado casi siempre como un
animal peligroso ante el que el fiel pide proteccin771. Para Pastoureau, la
progresiva relegacin del oso a partir del ao mil se debe a la actitud de la Iglesia
que demonizar al animal atribuyndole vicios como la pereza, la glotonera o la
brutalidad frente a la imagen regia y noble del len, animal que por otra parte se
asociar con frecuencia a la imagen del propio Cristo.

6.7 La familia de No, familia de Cristo

En la figura del arca segn Strabo, la


parte superior del arca la ocupan los
hijos de No y sus mujeres en actitud de
dilogo mientras que la esposa del
patriarca se encuentra junto a l en el
mirador de la parte superior y ambos
extienden los brazos para recibir a la
Strabo
paloma que porta la rama de olivo.

771
1 S 17, 34-37: Respondi David a Sal: Cuando tu siervo estaba guardando el rebao de su padre y
vena el len o el oso y se llevaba una oveja del rebao, sala tras l, lo golpeaba y se la arrancaba de sus
fauces, y si se revolva contra m, lo sujetaba por la quijada y lo golpeaba hasta matarlo. Tu siervo ha dado
muerte al len y al oso, y ese filisteo incircunciso ser como uno de ellos, pues ha retado a las huestes del
Dios vivo. Aadi David: Yahv que me ha librado de las garras del len y del oso, me librar de la mano
de ese filisteo. Dijo Sal a David: Vete, y que Yahv sea contigo.
Lm 3, 10-11: Me ha acechado como un oso, como un len escondido. Ha intrincado mi camino para
desgarrarme, me ha dejado destrozado.

389
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En la calle central del arca segn San Agustn se encuentran


representados los familiares de No. En el primer nivel
aparece sola la mujer de No y en los tres siguientes hacia
abajo los hijos de No con sus esposas. Las mujeres aparecen
en todos los casos con tnica y manto que les cubre la cabeza
y los personajes extienden sus manos en gestos elocuentes
que parecen querer indicar conversacin

San Agustn

Es frecuente en muchos comentarios encontrar la alusin a que la divisin


tricamerata del arca alude a los tres hijos de No, Sem, Cam y Jafet, mediante los
cuales se poblar la tierra con una nueva humanidad superviviente del diluvio.

En su Comentario al Apocalipsis, Beato de Libana establece entre las siete


almas que se le conceden al santo y justo No y las siete Iglesias que se salvarn
del fuego del Juicio y reinarn en la nueva tierra772.

Orgenes en su Segunda homila sobre el Gnesis dice que son pocos los que
se salvan con No y mantienen con l la ms estrecha relacin de parentesco, del
mismo modo que nuestro Seor Jesucristo, el verdadero No, tiene pocos ntimos,
pocos hijos y parientes que sean partcipes de su palabra y capaces de su
sabidura773. Tambin San Hilario en el captulo 13 de su obra De los misterios
afirma que Dios abriga a sus hijos en el arca de su doctrina y de su Iglesia774.

772
BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., p. 273
773
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 114.
774
DULAEY, M.: Op. cit., p. 243-44.

390
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En la parte dedicada al arca y el Diluvio de la Glosa ordinaria, Strabo seala


que igual que No fue liberado por el agua y la madera con su familia, la familia
de Cristo es liberada por el bautismo y la cruz.

Si el arca representa a la Iglesia y No al propio Jess, como veremos luego


en detalle, las gentes que lo habitan son sin duda pueblo de Dios.

6.8 No: imagen del justo, imagen de Cristo.

En la parte alta del arca de las dos representaciones encontramos la figura


de No.

San Agustn
En la parte superior de la imagen segn San Agustn, vemos aparecer al
patriarca asomado al mirador y con los brazos extendidos, representado el
momento en el que lanza la paloma para comprobar si las aguas se han asentado
tras el diluvio, mientras que a la derecha de la imagen, y simultaneando dos
momentos de la historia, se nos muestra el momento de la historia en la que la
paloma vuelve al arca con una rama de olivo en el pico mostrando que ha cesado
por fin el castigo de Yahv sobre la tierra.

391
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En la descripcin de Strabo, No
aparece acompaado por su
mujer, y ambos dirigen su mirada
hacia la paloma que regresa con la
rama de olivo.
Strabo

Una de las ms antiguas interpretaciones de este tema es la de No como


imagen del justo salvado por la misericordia de Dios. Adems de en el Gnesis, as
aparece recogido en el Eclesistico cuando se dice que No fue hallado ntegro y
justo, y en el tiempo de la ira hizo posible la reconciliacin. Gracias a l un resto
sobrevivi en la tierra, cuando lleg el diluvio. Con l se pactaron alianzas eternas,
para que el diluvio no exterminara a todos los vivientes y en el Cuarto Canto del
Siervo de Yahv donde el profeta Isaas retoma la figura de No para hacer alusin
a la misericordia de Dios y la alianza establecida775.

Tambin Pablo en su Epstola a los Hebreos menciona a No como modelo de


fe776 y Pedro, en su segunda carta, alude al patriarca como ejemplo del justo al que
la misericordia de Dios libra del castigo777.

Como hemos sealado al trazar la evolucin iconogrfica del motivo, la


imagen de No abund en el arte paleocristiano ya que formaba parte de la
oracin para la recomendacin del alma del difunto y se convierte en smbolo del
justo que es salvado por Dios.

775
Is 54, 9-10: Ser para m como en tiempos de No como jur que no pasaran las aguas de No ms sobre
la tierra, as he jurado que no me irritar ms contra ti, ni te amenazar. Porque los montes se corrern y
las colinas se movern, mas mi amor de tu lado no se apartar y mi alianza de paz no se mover-dice Yahv,
que tiene compasin de ti.
776
Hb 11, 7: Por la fe, No, advertido sobre lo que an no se vea, con religioso temor construy un arca
para salvar a su familia; por la fe, conden al mundo y lleg a ser heredero de la justicia segn la fe.
777
2 Pe 2, 4-10: Pues si Dios no perdon a los ngeles que pecaron (), si no perdon al antiguo mundo,
aunque preserv a No, heraldo de la justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un mundo
de impos () es porque el Seor sabe librar de la prueba a los piadosos y guardar a los impos para
castigarles en el da del Juicio.

392
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Pero la imagen de No se ha entendido tambin como prefiguracin del


propio Cristo. Uno de los textos que ms claramente establece la relacin entre la
figura de No y Cristo es la segunda de las Homilas sobre el Gnesis de Orgenes
dedicada al Arca de No778.

En ella encontramos una triple interpretacin del texto (literal o histrica,


mstica o alegrica y moral), esquema que se va a repetir con frecuencia en sus
obras exegticas. En la interpretacin segn la letra, Orgenes nos describe cmo es
la forma del arca, sus materiales y su distribucin interior, al tiempo que nos da
detalles sobre los alimentos y las medidas. En la explicacin espiritual, el
alejandrino plantea que el diluvio es figura del advenimiento de Cristo, que el arca
es imagen de la Iglesia y que No es figura de Jesucristo al que llama No espiritual.

Clemente de Roma en su Carta a los Corintios 9,2 dice que No fue hallado
fiel y tuvo como ministerio de predicar al mundo un nuevo nacimiento y el
Maestro salv por l a los seres vivos que, en concordia, haban entrado en el
arca779 y Gregorio de Elvira, en su Tratado sobre el arca de No, afirma que el
patriarca es prefigura de Cristo porque su nombre significa descanso y Jess dijo a
los que le escuchaban Venid a m todos los que estis cansados y agobiados y yo
os aliviar (Mt. 11, 28)780.

Tambin Hugo de San Vctor en su De arca Noe morali afirma tajantemente


que el arca es la Iglesia y No representa a Cristo que la gobierna y por el que
surge una nueva humanidad781.

No se salva del diluvio y, en medio de la destruccin del mundo, emerge


como principio de una nueva humanidad y se convierte as en prefiguracin de
Cristo. Segn Juan Chapa, No, el justo del que nacern todas las naciones

778
Vid. ORGENES: Op. cit, 1999.
779
Recogido en DULAEY, M: Op. cit., p. 230
780
dem.
781
HUGO DE SANCTO VICTORE, 1096?-1141: Op. cit., De arca Noe morali , cap. V, col. 629D

393
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

prefigura a Cristo, el nico justo y primognito de todos los hombres782. Adems,


su papel al frente del arca, imagen de la Iglesia, que hemos expuesto
anteriormente, tambin refuerza esta relacin con Jesucristo.

6.9 La paloma y el cuervo

La paloma y el cuervo, son dos elementos esenciales de la historia segn el


relato del Gnesis pues son los indicadores del estado de las aguas tras el
Diluvio783.
En la escena del arca segn San Agustn
vemos dos momentos de la historia tratados
de forma simultnea. Mientras que por la
izquierda el patriarca suelta la paloma, por la
derecha la vemos regresar ya con la rama de
olivo. Sobre las peas adems se adivina un
cadver atacado por un cuervo, quiz
San Agustn
alusin al primero que enva No.
En la de Walahfrid Strabo se ha
representado slo el regreso de la
paloma con la rama de olivo en la
segunda expedicin. Tambin aparece
a la izquierda la imagen del cuervo
alimentndose de carroa.

Strabo

782
CHAPA, J. (Ed.): Historia de los hombres y acciones de Dios: La historia de la salvacin en la Biblia.
Madrid: Rialp, 2000, p. 52.
783
Gn. 8, 6-12: Al cabo de cuarenta das, abri No la ventana que haba hecho en el arca y solt al cuervo,
el cual estuvo saliendo y retornando hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. Despus solt a la
paloma, para ver si haban menguado ya las aguas de la superficie terrestre. La paloma, no hallando donde
posar el pie, torn donde l, al arca, porque an haba agua sobre la superficie de la tierra (). An esper
otros siete das y volvi a soltar la paloma fuera del arca. La paloma vino al atardecer trayendo en el pico
un ramo verde de olivo, por donde conoci No que haban disminuido las aguas de encima de la tierra. An
esper otros siete das y solt la paloma, que ya no volvi donde l.

394
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

En el mundo clsico la paloma se asociaba a la armona y al nmero ocho,


que era su smbolo; adems era el pjaro consagrado a Afrodita y en algunos
bajorrelieves funerarios aparece representando al alma.

En la tradicin judeocristiana, adems de aludir al Espritu Santo,


representa el alma del justo, la pureza y la bsqueda de Dios, como seala
Gregorio de Nisa al hablar del alma que segn se aproxima a la luz se hace bella y
toma la forma de este animal784.

En la Biblia encontramos numerosas alusiones positivas a este pjaro,


empleado con frecuencia como animal sacrificial785. En el Cantar de los cantares es
frecuente referirse a la amada como paloma sin tacha786.

El cuervo, por su color negro y por que se alimenta de cadveres,


representa por el contrario cualidades negativas. Segn Rau, en el poema caldeo
las diferentes expediciones las realiza un cuervo pero, dado que este animal era
considerado impuro para los judos, la Biblia lo sustituy por la paloma787 cuyas
connotaciones desde antiguo han sido netamente positivas.

Como mencionbamos al establecer la relacin del arca y el Diluvio con la


Iglesia y el Bautismo, Ambrosio de Miln en su Tratado sobre el Evangelio de Lucas,
seala que por este ramo y por esta arca eran figuradas la paz y la Iglesia, y que,
en medio de los cataclismos del mundo, el Espritu Santo lleva a su Iglesia la paz
fructuosa788.

784
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 797
785
Lv. 12, 6-7: Al cumplirse los das de su purificacin, sea por nio sea por nia, presentar al sacerdote, a
la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un ao como holocausto, y un pichn o una trtola
como sacrificio por el pecado
786
Ct. 2,14, 5,2 y 6.9
787
RAU, L.: Op. cit., T. 1, Iconografa de la Biblia. vol. 1, Antiguo Testamento, p. 137
788
AMBROSIO DE MILN, SANTO: Op. cit., p. 143.

395
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

Para Agustn de Hipona la paloma que no se posa y regresa al arca es


smbolo del fiel que huye del nuevo bautismo impuesto por los herejes789, mientras
que el cuervo representa al pecador790.

Beato, basndose en Gregorio de Elvira, seala que cuervo es imagen del


pecador que debe ser expulsado del arca, mientras que la paloma representa al
Espritu Santo que al no encontrar acogida entre los pueblos volvi al arca de la
Iglesia de los Apstoles hasta que pudo ser enviada de nuevo y regres con la
ramo de olivo, testimonio de la paz y la resurreccin791.

Tertuliano afirma que, al igual que la paloma volvi con una rama de olivo
que anunciaba el cese de la ira de Dios, tambin la paloma del Espritu Santo trae
la paz de Dios y vuela hacia la tierra de nuestra carne al salir del bao, tras serle
perdonados sus antiguos pecados, en todo lo cual la Iglesia corresponde a la figura
del arca792.

789
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Tratado sobre el evangelio de Juan. Madrid: Biblioteca de
Autores Cristianos, 2005.
790
AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Enarraciones sobre los salmos. Madrid: La editorial
catlica, 1965.
791
BEATO DE LIBANA, SANTO: Op. cit., p. 277.
792
TERTULIANO: Op. cit., p. 137.

396
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

7. Conclusiones

El Breviarium Historia Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada, custodiado en


la Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense de Madrid, es un excelente
ejemplar, testigo de las nuevas corrientes de pensamiento en la interpretacin de
la Biblia que inicia, entre otros, Petrus Comestor en su Historia Scholastica, que
tanta influencia tuvo en el texto de Jimnez de Rada. Las relaciones apuntadas con
el manuscrito de la Real Academia de la Historia que contiene esta ltima obra y
que procede de San Pedro de Cardea, donde en fechas cercanas se copi el beato
del mismo nombre, parece sugerir relaciones entre unos y otros cdices que a
fecha de hoy no ha sido posible concretar.

Adems de su calidad material y artstica este ejemplar es un superviviente


que ha superado diferentes avatares histricos hasta casi desaparecer en la Guerra
Civil de 1936. Afortunadamente la actuacin de los bibliotecarios en 1937 y la
restauracin realizada a finales del siglo XX nos permiten an hoy contemplarlo.

Hemos visto a lo largo de la exposicin que el tema del arca y el Diluvio es


uno de los ms ricos en significado de la iconografa cristiana, lo que ha
determinado su frecuente representacin en todas las pocas. Sin embargo, llama
la atencin la estrecha relacin que las imgenes del Breviarium Historiae Catholicae
muestran con los diferentes textos bblicos y exegticos y que las diferencian de la
mayora de representaciones mucho menos detalladas del tema que encontramos a
lo largo de los siglos.

Las visiones del tema que nos muestra el Breviarium Histhorie Catholica
ponen de manifiesto que el arca, al igual que la barca de los apstoles, es imagen
de la Iglesia universal formada por maderos cuadrados, es decir sus santos y
doctores, en la que tienen cabida todos los cristianos independientemente de su

397
El Breviarium Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada

origen y perfeccin, del mismo modo que todos los animales cohabitaron dentro
de la nave.

Sus medidas, aunque arbitrarias en este caso, y la puerta lateral son imagen
de Cristo y de la herida de su costado, alusin a su Pasin por la que Jess libera a
los hombres, igual que el arca salv a los ocho elegidos. Tambin la columna
central de la representacin segn San Agustn nos recuerda la imagen de Cristo
en medio de su Iglesia siguiendo las palabras de Mateo, mientras que la
apothecaria nos muestra la curacin y remisin de los pecados que por medio del
Bautismo y la Eucarista obtiene el fiel en el seno de la Iglesia.

No, el nico justo de su generacin, es tipo de Cristo por el que surge una
nueva humanidad, la familia cristiana recuerdo de aquellos siete salvados,
purificada a travs de las aguas del Bautismo. Igual que el Diluvio limpia la
antigua iniquidad, el Bautismo borra el pecado del hombre y le hace participar
adems en la muerte y resurreccin de Cristo mediante la presencia del Espritu
Santo que, al igual que la paloma trajo la rama de olivo, otorga al nefito la paz y
la gracia.

Finalmente el Diluvio se nos muestra tambin como smbolo de la segunda


venida de Cristo al final de los tiempos, para la que el creyente debe estar
preparado a fin de poder subir al arca de la Iglesia por la que se salvar de la
muerte y llegar a la Vida Futura.

398
Otros manuscritos del Fondo Complutense

399
400
No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos

Lucio Anneo Sneca

401
402
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Los cuatro cdices analizados hasta el momento presentan un gran inters


iconogrfico, histrico y codicolgico, pero existen en el fondo otros manuscritos
iluminados de poca medieval que, si bien no tienen la misma trascendencia desde
el punto de vista del anlisis simblico de la imagen, resultan determinantes para
conocer la dimensin de la empresa cisneriana y la importancia del patrimonio
librario Complutense.

No es la intencin del presente trabajo realizar un catlogo exhaustivo del


fondo manuscrito de la Universidad Complutense de Madrid sino, ms bien, y
como sealbamos en la introduccin, conocer qu manuscritos medievales
iluminados fueron seleccionados para formar parte de la universidad alcalana y si
la decoracin contribuy en algo a su eleccin. Por ello, nos limitaremos aqu a los
cdices realizados hasta el siglo XIV, procedentes del primitivo colegio de San
Ildefonso y presentes en la dotacin fundacional de ca. 1512, descartando los
hebreos, pese a su inters en otros aspectos, ya que la iluminacin que contienen
es, en gran medida, la creada por la disposicin del texto masotrico793. Tampoco
nos referiremos a aquellos manuscritos que presenten algn tipo de decoracin no
figurativa, como letras coloreadas o con rasgueos, a pesar de su inters y calidad
esttica794.

Adems de los cdices conservados actualmente, existieron otros que se


fueron perdiendo a lo largo de la historia de la Universidad, por sustraccin, por
ser considerados obsoletos o debido a desastres como la Guerra Civil de 1936-39.
Dado lo somero de las descripciones de los ndices de la Biblioteca Complutense,

793
Sobre la Biblia Hebrea BH Mss 1 y BH Mss 2 se pueden consultar entre otros:
MARTN CONTRERAS, E.: Apndices masorticos: cdice M1 de la Universidad Complutense de Madrid.
Madrid: CSIC, Departamento de Filologa Bblica y de Oriente Antiguo, 2004.
VEGAS MONTANER, L.: Aspectos textuales de la Vetus Latina en II Crnicas segn el ms. Complutense I.
Tesis indita de Universidad Complutense de Madrid, 1976.
SNCHEZ MARIANA, M.: "Comentario al Ms. 1 de la Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense
de Madrid: Biblia hebraica, s. XIII" en Ex-libris universitatis: El patrimonio de las bibliotecas universitarias
espaolas... Madrid: CRUE, 2000, pp. 205-206.
ORTEGA MONASTERIO, M. T.: Estudio masortico interno de un manuscrito hebreo bblico espaol:
cdice n 2 de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Cientficas, 1977.
794
Dentro de este tipo de decoracin no figurativa se encuentran los siguientes manuscritos medievales: 35,
39, 45, 46, 70, 71, 89. 93, 104, 107, 126, 134, 143, 146 y 147.

403
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

resulta casi imposible determinar cules de los manuscritos perdidos con


anterioridad a la elaboracin del Catlogo de Jos de Villa-Amil y Castro posean
algn tipo de ilustracin, por lo que el estudio se ha limitado a los que all
aparecen descritos como iluminados.

Los cdices desaparecidos795

La larga vida de la institucin Complutense, as como los cambios de


mentalidad y mil otros avatares histricos han ocasionado la prdida de
abundantes obras manuscritas, piezas irremplazables por ser, en palabras de
Manuel Snchez Mariana, vehculos transmisores de un texto y testimonios
arqueolgicos de una determinada sociedad796.

Como desarrollaremos ms adelante, la prdida de cdices fue frecuente


desde los primeros aos de existencia del Colegio de San Ildefonso y, ya en 1526,
encontramos misales y libros litrgicos apartados del uso por ser considerados
obsoletos. Ms grave es lo narrado por Perez Bayer sobre los manuscritos hebreos
y griegos vendidos a un polvorista de Alcal797 o lo sucedido con las Leyes de
Moros, manuscrito del siglo XII robado antes de 1800 y devuelto a la Universidad
para ser sustrado de nuevo, junto con la copia que se haba realizado, antes de
1870798.

Sin embargo, fue la Guerra Civil de 1936-39 el mayor desastre del fondo
Complutense. El informe que Vicente Navarro Reverter, Jefe del Servicio de
Recuperacin y Devolucin Bibliogrfica, present al fiscal instructor de la causa

795
Queremos agradecer a Da. Marta Torres Santo Domingo, directora de la Biblioteca Histrica, toda la
informacin que nos ha proporcionado sobre los procesos de recuperacin del fondo Complutense tras la
Guerra Civil y que ha sido determinante en la elaboracin de este trabajo.
796
SNCHEZ MARIANA, M.: Introduccin al libro manuscrito. Madrid: Arco Libros, 1995, p. 9
797
PREZ BAYER, F.: Por la libertad de la literatura espaola. Alicante, 1991, p. 402, recogido en PESET,
M.: Libros y Universidades en Ex-libris universitatis: el patrimonio de las bibliotecas universitarias
espaolas. Madrid: Conferencia de Rectores de las Universidades Espaolas, 2001 p. 33
798
SNCHEZ MARIANA, M.: Op. cit., 1995. Pgs. 362.

404
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

general sobre las prdidas del Tesoro Bibliogrfico Nacional en 1940 resulta
determinante para comprender la dimensin de lo perdido:
Aunque no puedo proporcionar a V.I. una estadstica detallada se puede adelantar
que el Tesoro Bibliogrfico Nacional ha sufrido prdidas considerables. En primer
lugar los cdices de la Universidad de Madrid, llamados Complutenses que han
aparecido calcinados en el desescombro de la Ciudad Universitaria; adems de
estas joyas nicas en su gnero, de la misma Facultad de Filosofa y Letras, se ha
perdido la mayor parte de la Biblioteca, abundante en libros raros y
manuscritos.799.

Entre los manuscritos anteriores al siglo XV que Jos de Villa-Amil y Castro


describe como iluminados en su Catlogo de los manuscritos800 de 1878 existen cinco
que no se conservan hoy en da:

BH MSS 24: Comentario al evangelio de Mateo de San Juan Crisstomo y Encomio a


San Pedro Philoptocon de Juan Dicono.
BH MSS 25: Homilas sobre el Gnesis de San Juan Crisstomo
BH MSS 32: Biblia latina
BH MSS 43: Tractatus in Evangelium secundum Lucam de Beda el Venerable
BH MSS 48: Breviarium Toletanum

Ninguno de ellos aparece en la Lista de los libros trados de la ciudad


universitaria en los tres viajes efectuados hasta la fecha801 ni en los documentos de
1940-41 que relatan la recuperacin de otros cdices que no haban podido ser
rescatados en 1937802, como sucedi con el Breviarium Historia Catholica de Jimnez

799
A.H.N. Fondos contemporneos. Causa General. Legajo 1557 (Madrid. Pieza undcima. Tesoro
Artstico). Negativos 3452.
800
Como ya se sealo al comienzo, la signatura topogrfica actual de los manuscritos de la Coleccin
Complutense procedentes del Colegio Mayor de San Ildefonso es la en su da estableci Villa-Amil. Vase
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. De: Catlogo..., 1878.
801
Archivo Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid (UNIVERSIDAD CENTRAL
BIBLIOTECA. Direccin 1937-1950. Gestin de Lasso de la Vega. Caja 1). Documento n 1.
802
Relacin de los manuscritos e incunables encontrados en las trincheras de la Ciudad Universitaria
Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de la Direccin. Serie Comunicaciones y Oficios,
1940 n 3642.

405
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

de Rada, quemado en la guerra pero recuperado en los trabajos de desescombro


del ao 40803, por lo que es factible pensar que todos ellos desaparecieran del
fondo Complutense a causa de los daos ocasionados por la Guerra Civil.

BH MSS 24: Obras de San Juan Crisstomo y Juan Dicono

Autor: Juan Crisstomo, Santo, ca. 344-407


Ttulo: Comentario al Evangelio de Mateo
Autor: Juan, Dicono
Ttulo: Encomio a San Pedro Philoptocon
Fecha: Siglo X-XI?
Medidas: 344 x 260 mm
Extensin: 207 h.
Villa-Amil 24 / Graux -Martin 3

Se trataba de un manuscrito griego que contena el Comentario al evangelio


de Mateo de san Juan Crisstomo y el Encomio a San Pedro Philoptocon de Juan
Dicono.

La obra de san Juan Crisstomo estuvo ampliamente representada en la


Biblioteca Complutense mediante dos volmenes en griego y otros cuatro en latn
y su presencia junto a otros padres como San Agustn, San Gregorio, Orgenes o
San Cipriano parece estar relacionada con la atencin que las nuevas corrientes
humanstico-teolgicas impulsadas, entre otros, por Francisco de Vitoria y el
propio Cisneros prestaron a las fuentes bblicas y patrsticas frente a los
compendios medievales en uso unos aos antes.

San Juan Crisstomo (ca. 347-407) es considerado por la Iglesia catlica uno
de los cuatro grandes Padres de la Iglesia del Oriente. Su capacidad oratoria y su
labor como predicador hicieron que recibiera el sobrenombre de "Crisstomo",
que significa Boca de oro. En el ao 398 fue nombrado metropolitano de

Memoria anual correspondiente al ao 1940. Separata del Boletn de la Biblioteca Universitaria de


Madrid. Madrid, 1941, pp. 9- 12
803
Al respecto vanse las pp.339-40 del estudio del manuscrito 138

406
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Constantinopla pero sus crticas a la vida licenciosa del clero y la denuncia de los
abusos de las autoridades imperiales le crearon numerosas dificultades a lo largo
de su vida, hasta el punto de ser enviado a una regin remota en la frontera de
Armenia donde termin sus das804.

Su obra se caracteriza por una interpretacin directa de las escrituras propia


de la escuela de Antioquia, que huye de la alegora y aplica las enseanzas a la
vida cotidiana del cristiano. En su produccin literaria destacan sobre todo las
homilas, varios centenares, normalmente recogidas en forma de notas que
posteriormente eran revisadas por el santo. En concreto, las noventa Homilas sobre
el Evangelio de San Mateo representan el ms antiguo comentario completo sobre el
texto del primer evangelista.

El cdice aparece mencionado en el Index omnium librorum de ca. 1512 y en


los inventarios de 1523 y 1526 pero nada se dice en ellos de sus caractersticas
fsicas, ms all del contenido y que estaba escritos en lengua griega.

El algo ms explicito Libro del ynbentario de los Zensos alquitar () y bienes


muebles de la Librera 805de 1565 lo describe de la siguiente manera:
Chrisotomus Super Matheum. grece, de pergamino.

El Index librorum manuscriptorum806 de 1745, realizado en Alcal de Henares


como complemento al de los impresos que se haba hecho unos aos antes, lo
recoge como un cdice de pergamino grueso en una letra de extrema antigedad y
lo considera obra de la misma mano que el desaparecido Ms. 25, que contena las
Homilas sobre el Gnesis del mismo autor. En una anotacin manuscrita marginal
se aade que los cdices tenan 207 y 252 hojas cada uno.

804
Para la biografa del santo se puede consultar, entre otros: ARRARAS, F.: San Juan Crisstomo. Madrid:
Atlas, 1943
805
A.H.N. Libro 920, fol. 170r.
806
B.U.C.M. BH Mss. 307, fol. 12v.

407
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

El Catlogo de los manuscritos de Villa-Amil lo refiere como escrito a dos


columnas, en una letra de gran antigedad y seala que una anotacin manuscrita
annima en el nmero 25 los data a ambos en el siglo X807. En lo relativo a la
decoracin, slo se menciona que la inicial iluminada correspondiente al Encomium
haba sido arrancada por esas fechas pero nada se dice de si el resto del
manuscrito conservaba algn tipo de iluminacin.

El manuscrito aparece recogido tambin en la obra que Charles Graux


public en 1892808 a la que remitimos para la descripcin codicolgica completa de
este cdice desaparecido. Del Ms. 24, Graux dice que presenta la misma
encuadernacin que la Biblia Griega, es decir de becerro amarillo-rojizo, con
cierres de cobre y en cada tapa las armas coronadas por el sombrero arzobispal; en
el lomo aparecera el ttulo y el nmero 159; en las guardas, una serie de
signaturas antiguas y en el folio 1, en otra mano, Visto 614809. Al referirse al 25,
seala que en la guarda delantera apareca la anotacin Del siglo X este y el otro ms.
de S. Juan Chrysost que tambin refiere Villa-Amil.

Al respecto de este cdice que contena el Comentario sobre San Mateo,


resulta interesante la posible relacin con la edicin promovida por Isabel la
Catlica en los primeros aos del siglo XVI, cuya versin realizaba en Sevilla Fray
Juan de Quevedo, franciscano amigo del Cardenal Cisneros. Con vistas a esta
labor, la reina solicit a Perafn de Ribera el prstamo de un ejemplar manuscrito
de la obra que les sirviera a traductor e impresor como ejemplar de referencia pero
el Adelantado, en una carta al Conde de Ribera, explica que el ejemplar requerido,
que haba pertenecido a su padre, se haba perdido en un reparto de bienes810. Si

807
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 6
808
GRAUX, C.: Notices Sommaires des manuscrits grecs dEspagne et de Portugal. Pars, Ernest Leroux,
1892, pp. 126-129.
809
Probablemente se trate de un error de transcripcin ya que la anotacin Visto 1614 o Visto ao de 1614
aparece en muchos de los manuscritos, coincidiendo probablemente con la revisin del fondo bibliogrfico
que se realiza entre 1611 y 1615 durante la reforma de Diego Hernando de Alarcn y Pedro de Tapia
810
GARCA ORO, J. y PORTELA SILVA, M. J.: La monarqua y los libros en el Siglo de Oro. Alcal de
Henares: Universidad de Alcal; Centro Internacional de Estudios Histricos Cisneros, 1999, p. 50 y notas
4* y 5.

408
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

bien es imposible afirmar que este ejemplar sirviera para los trabajos de impresin,
no deja de llamar la atencin su presencia en la Biblioteca Complutense.

Gregorio de Andrs considera, sin embargo, que el cdice pudo llegar a


Espaa en 1512 junto a otros que trae el cretense Demetrio Ducas con vistas a la
Biblia Polglota Complutense811.

No consta en la Lista de los libros trados de la ciudad universitaria en los tres


viajes efectuados hasta la fecha ni en los documentos del ao 40 relativos a la
recuperacin de fondos.

BH MSS 32: Biblia latina


Ttulo: Biblia latina
Fecha: Siglo X?
Medidas: 510 x 379 mm.
Extensin: 139 h.
Villa-Amil 32 / Domnguez Bordona 1167 / Millares Carlo 215 / Eguren Biblia 7
de la Universidad Central

Los primeros ndices de la Biblioteca Complutense son bastante vagos en


sus descripciones por lo que resulta difcil identificar cul de las entradas hace
referencia al presente cdice. En el Index Omnium Librorum812 de hacia 1512
encontramos las siguientes menciones:
Biblia gotica
Biblia gotica
Prima pars biblie antique
Secunda pars biblie antique
Biblia
Biblia

811
ANDRS, G. de: Descripcin sumaria de las colecciones de cdices griegos del siglo XVI en Estudios
Clsicos, 66-67, XVI, 1972, pp. 220-221.
812
A.H.N. Universidades. Libro 1090, f. 33r.

409
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Los ndices de 1523813 y 26814 son igual de escuetos e introducen las


siguientes referencias:
Inventario de los bienes del colejio mayor de San Yldefonso,:
Biblya gotica en dos cuerpos en pergamino
Biblia Latina manuscripta en pargami[no]

Inventario del archivo, sacrista, librera y bienes inmuebles del Colegio de San Ildefonso,
San Pedro y San Pablo:
Secunda pars biblie in pergameno
Biblia gotica en dos cuerpos en pergamino
Biblia latina manu scripta in pegameno

El Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal Collegio mayor de
San Illephonso y bienes muebles de la Librera de 1565815 menciona las siguientes
biblias:
Dos libros muy grandes que es la Biblia scriptos de letra ghotica. De pergamino
viejos en tablas coloradas.
Otro cuerpo grande que es biblia latina scripta en pergamino y letra gotica.
Enuesado
Otros dos libros grandes que es biblia de pergamino y de mano en tablas negras

Teniendo en cuenta que los nmeros 33 y 34 del catlogo son dos partes de
una misma Biblia, nos inclinamos a pensar que las descritas en dos volmenes son
stas (aunque se les llame indistintamente biblia gtica en dos cuerpos o biblie
antique), mientras que las Biblias 31 y 32 escritas en minscula visigtica seran las
restantes, aunque la clasificacin vare tambin entre gtica y latina816.

813
A.H.N. Universidades. Libro 1091, f. 6v
814
A.H.N. Universidades. Libro 1092, f. 21r
815
A.H.N. Universidades. Libro 920, f. 166r.
816
El propio Jos de Villa-Amil, al describir esta Biblia en su Catlogo de los manuscritos dice que est
escrita en letra gtica. Cuando en otras ocasiones se refiere a lo que actualmente se denomina escritura gtica
suele emplear el trmino cuadrada.

410
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Los inventarios ms recientes conservados, sealan el origen de las dos


biblias visigticas en Toledo, desde donde llegaron al Colegio de San Ildefonso, y
afirman que en el prlogo de la Polglota se datan con ms de ocho siglos de
antigedad.

Segn seala Ramn Gonzlvez, con anterioridad a la intervencin del


cardenal Cisneros se conservaban en la catedral toledana diecisiete cdices
mozrabes que fueron consignados en el inventario de Sancho Martnez817,
aunque sin detallar su contenido. En su opinin, es muy probable que se tratara de
cdices no litrgicos ya que el rito hispnico estaba expresamente prohibido en la
catedral y su restitucin no se produce hasta que Cisneros funda para ello la
capilla del Corpus Christi818. El inventario de Bernal Zaffont, de mediados del
siglo XIV, describe algunas de las obras mozrabes, lo que ha permitido identificar
unos nueve manuscritos conservados actualmente, entre los que se encuentra la
Biblia Hispalense, pero no se existe ninguna Biblia que pueda relacionarse
expresamente con las complutenses819. Si bien no es posible confirmar esta
hiptesis, no se puede descartar que quiz las Biblias 31 y 32 procedieran de este
fondo no descrito en su totalidad820 o de alguna de las parroquias toledanas cuyos
fondos sirvieron para restituir la liturgia en la Catedral821.

Tanto el ndice de 1745 como el catlogo de Villa-Amil dicen de ella que se


encontraba incompleta pues comenzaba con los dos ltimos versculos de los
Proverbios. Villa-Amil la describe como escrita a tres columnas en letra gtica algo
ms redonda que la de la Biblia 31822. Sobre su decoracin seala que posea

817
ARCHIVO CAPITULAR DE TOLEDO, X.12.B.I.I. (1277 abril 1 Toledo). Copia simple inconclusa.
818
GONZLVEZ RUIZ, R.: Op. cit, 1997, pp. 764-773
819
Ibd., p. 771
820
Gonzlvez seala tambin que Juan de Vallejo, bigrafo del Cardenal, da alguna noticia difusa de la visita
de Cisneros a la Biblioteca Capitular de Toledo, donde fij sus ojos en los viejos cdices visigticos.
GONZLVEZ RUIZ, R.: Evolucin histrica de la Biblioteca Capitular de Toledo en LPEZ-
VIDIRERO, M. L. y CTEDRA, P. M. (Ed.): El libro antiguo espaol. IV, Coleccionismo y bibliotecas
(siglos XV-XVIII). Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca; [Madrid]: Patrimonio Nacional:
Sociedad Espaola de Historia del Libro, 1998, p. 252
821
Sobre los cdices visigticos toledanos vase tambin MILLARES CARLO, A.: Los cdices visigticos
de la catedral toledana: cuestiones cronolgicas y de procedencia. Madrid: Academia de la Historia, 1935.
822
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, p. 10.

411
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

numerosas letras capitales, muchas de ellas mutiladas, as como varias hojas de


cnones con arcos de herradura y la representacin de los evangelistas y sus
smbolos en los principales capiteles de las arqueras. Sobre la datacin afirma que,
aunque se consider durante tiempo como coetnea de la Biblia 31, ya Jos Mara
Eguren afirm que perteneca al siglo XI.

Jos Mara Eguren en su Memoria descriptiva de los cdices ms notables


conservados en los Archivos eclesisticos de Espaa823 dice de la Biblia 32 que es un
cdice de 139 folios escritos a tres columnas y que se halla incompleto por el
principio y el fin. Refirindose a obras anteriores, seala tambin que al
manuscrito se le ha dado una gran antigedad, aunque, en su opinin, la escritura
parece del siglo XI.

Samuel Berger en la Historie de la Vulgata hace referencia al cdice


complutense y lo data en el trnsito del siglo IX al X. Al referirse a la decoracin
de esta biblia dice que el arte es grosero e infantil; los evangelistas estn
representados con una rara inexperiencia y, en su opinin, algunas de las
ornamentaciones recuerdan al estilo del Codex Cavensis824.

Tanto Charles Upson en Collectanea Hispnica825 como Zacaras Garca


Villada en su obra Paleografa Hispnica la mencionan, atendiendo exclusivamente
a particularidades paleogrficas826. Mariano Revilla, en su estudio sobre la
Polglota de Alcal, incluye la Biblia 32 entre los manuscritos que sirvieron para su
redaccin y afirma que su letra es algo ms redonda que la de la Biblia 31 y que
estaba decorada con ttulos e iniciales de colores. Sobre su encuadernacin seala
que era de poca Cisneriana con fuertes tapas de madera forradas en cuero827.

823
EGUREN, J. M.: Memoria descriptiva de los cdices notables conservados en los archivos eclesisticos
de Espaa. Madrid: M. Rivadeneyra, 1859, p. 18.
824
BERGER, S.: Histoire de la Vulgata, p. 15. Recogido en BERMEJO, M. T.: "La segunda Biblia
visigtica de Alcal". En: Boletn de Bibliotecas y Bibliografa, T. II, (1935), Nm. 1 y 2, p. 65.
825
UPSON, C.: Collectanea Hispanica. Pars, F. Paillart, 1919, p. 18.
826
GARCA VILLADA, Z.: Paleografa espaola: precedida de una introduccin sobre la paleografa
latina e ilustrada Madrid: Centro de Estudios histricos, 1923, p. 115.
827
REVILLA RICO, M.: La Polglota de Alcal: estudio histrico-crtico. Madrid: Imprenta Helnica, 1917,
p. 137-143

412
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Domnguez Bordona la menciona tambin en dos de sus obras. En el


Catlogo de la exposicin de cdices miniados espaoles dice de ella que es de tipo
andaluz y que conserva iniciales y arqueras que recuerdan a los de la Hispalense;
incluye adems una reproduccin de la segunda pgina de cnones828. En la obra
de 1933, Manuscritos con pinturas, se refiere a ella como mozrabe del siglo X con
letras de laceras, follajes y animales: las de los Evangelios con sus respectivos
smbolos. Seala tambin que posee tres pginas de cnones con arqueras de
herradura y las alegoras de los evangelistas y que procede de la universidad de
Alcal. Incluye tambin una reproduccin de la tercera pgina de cnones829.

Manuel Gmez Moreno la menciona en el apartado dedicado a los cdices


de su obra de 1919 Iglesias Mozrabes: arte espaol de los siglos IX al XI. Al referirse
a las diferentes escuelas y tendencias que se pueden apreciar dentro de la
miniatura del siglo X, seala que junto a obras puristas, de extrema sencillez y con
dejos carolingios, como la Biblia Cavense, encontramos la Segunda Biblia
Complutense, ampliamente decorada y luego la Hispalense cuyo mrito principal
est en sus ilustraciones830.

Manuel C. Daz considera que, pese a que las opiniones han situado esta
Biblia en los lmites del siglo IX y X, debera datarse en la primera parte del siglo X
ya que la Biblia 31, segn lo aceptado frecuentemente, es posterior al 927. Para este
autor, el origen de la Segunda Biblia de Alcal es, sin duda, Crdoba desde donde
viajara a Toledo y posteriormente a Alcal para ser empleada en la edicin de la
Biblia Polglota Complutense831.

828
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Exposicin de cdices miniados espaoles: catlogo. Madrid : Sociedad
Espaola de Amigos del Arte, 1929, p. 13
829
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933. Tomo I (VILA - MADRID), p. 493
830
GMEZ MORENO, M.: Iglesias mozrabes: arte espaol de los siglos IX al XI. Granada: Patronato de la
Alhambra, 1975, pp. 355-56.
831
DAZ Y DAZ, M. C.: Manuscritos visigticos del sur de la Pennsula: Ensayo de distribucin regional.
Sevilla: Secretariado de publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1995, p. 163.

413
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

De gran inters para el anlisis de este manuscrito resulta el artculo


publicado en 1935 por M Teresa Bermejo al respecto de la Biblia 32832, esencial
adems porque incluye varias fotografas en blanco y negro, que constituyen uno
de los pocos testimonios grficos del cdice perdido, algo excepcional que no
sucede con ninguno de los otros manuscritos desaparecidos. A l remitimos
adems para la organizacin interna del texto.

El artculo de Bermejo, hace un recorrido por la bibliografa referente a la


obra y concluye, siguiendo a Domnguez Bordona, que debe datarse en la primera
mitad del siglo X. Seala adems que se observan tres manos diferentes en el
manuscrito aunque con un ductus muy similar y que, al igual que en la Biblia
Hispalense, el copista ha cometido el error de atribuir a San Jernimo el prlogo de
Rabano Mauro a la carta de San Pablo a los romanos. El manuscrito se copi en
letra minscula visigtica, pequea ancha y de arcos bajos, caracteres que, segn
Millares Carlo, corresponderan a la escuela andaluza833.

La Biblia 32 posea, adems,


anotaciones marginales en minscula
visigtica y en rabe, as como foliacin
moderna, y se observaban tambin
abundantes mutilaciones de pginas
completas e iniciales834. En cuanto a la
decoracin, el manuscrito posea
abundantes capitales y encabezamientos en
rojo, verde y amarillo, la mayor parte de
Fig. 1. Capital con cabeza de evangelista,
motivos geomtricos y una sola fol. 69v.

antropomorfa en el folio 69 v (Fig. 1).

832
BERMEJO, M. T.: "La segunda Biblia visigtica de Alcal". En: Boletn de Bibliotecas yBibliografa, T.
II, (1935), Nm. 1 y 2, pp. 63-84.
833
MILLARES CARLO, A.: Tratado de paleografa espaola. Madrid: Villaiz (Librera y Casa Editorial
Hernando), 1932, p. 161.
834
BERMEJO, M. T.: Op. cit., p. 73

414
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Adems de por las iniciales, el manuscrito estaba adornado con varias


pginas de cnones bajo arqueras de herradura. Las dos primeras tablas de
concordancia mostraban arcos de herradura sobre columnas con decoracin de
atauriques; los arcos superiores, de mayor tamao, cobijaban a otros ms
pequeos y entre ambos se dispona la representacin de los evangelistas
afrontados a sus respectivos smbolos. La ltima de ellas, por el contrario,
empleaba serpientes entrelazadas como elementos arquitectnicos.

Fig. 2. Tablas de cnones, fols. 67v-68v.

La aplicacin del color, como


suele ser habitual en este periodo, se
hace en superficies planas bien
delimitadas, aunque en opinin de
Bermejo, el trazado de los contornos
en esta Biblia se muestra algo
vacilante, ya que el autor es mejor
colorista que dibujante. Las Fig. 3. Esquema de dos iniciales
representaciones ms habituales son

415
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

las geomtricas y zoomorfas de peces y pjaros en los que Bermejo advierte cierta
influencia inglesa. La inicial del folio 94 es, en su opinin, idntica a la del 168v de
la Biblia Hispalense, aunque esta ltima slo se ha perfilado a tinta835.

BH MSS 43: Tractatus in Evangelium secundum Lucam de Beda el Venerable

Autor: Beda, El Venerable, Santo, 673-735


Ttulo: Tractatus in Evangelium secundum Lucam
Fecha: Siglo XII-XIII?
Medidas: 366 x 252 mm
Extensin: 224 h.
Villa-Amil 43

Se trata muy probablemente del manuscrito que aparece consignado en los


ndices junto al cdice que contiene los comentarios al Cantar de los Cantares de
Beda y Gregorio que aqu estudiamos (Mss. 38) y el Comentario de Beda a las
Epstolas de San Pablo que aparece en el Rendimiento de Cuentas836 y que ya no se
conservaba en poca de Villa-Amil. Este ltimo documento, en su folio XXIr,
seala que la obra Beda super epistolas fue parte de un lote de libros comprados en
Medina en el ao de 1500 por los secretarios Juan de Fras y Juan de Viana y cost
trescientos ochenta maravedes.

El inventario de 1565837 lo describe como Beda super evangelia en


pergamino, en becerro con tachones. A continuacin describe la obra Beda in
epstolas Pauli en tablas negras con tachones.

Como ya hemos referido al estudiar los catlogos e ndices de la Biblioteca


Ildefonsina y el manuscrito 38838, los tres cdices de Beda aparecen referidos como
volmenes independientes en los ndices de los siglos XVI y en los que se realizan

835
BERMEJO, M. T.: Op. cit., pp. 77-83
836
Sobre este documento vanse las pp. 46-48.
837
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 165v.
838
Vane las pp. 57-58 y 187-8.

416
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

a partir de 1745, pero no as en el de 1720839 (Mss. 335) y su copia en limpio840


(Mss. 308) que mencionan un comentario de Beda a San Lucas en tres volmenes y
no hacen referencia a los otros dos. Las menciones por separado a las tres obras
que encontramos en los inventarios anteriores y posteriores, as como la referencia
a la compra del Comentario a las epstolas en el Rendimiento de cuentas..., parece
descartar que el comentario mencionado en los Mss. 335 y 308 fuese una obra en
tres volmenes sino que, ms bien, pudo ser una errata del bibliotecario que
examinase la coleccin o del que redactara el inventario que asumi las tres obras
diferenciadas como parte integrante del Comentario al Evangelio de Lucas.

El Index librorum manuscriptorum841 de 1745, complemento al de los impresos


que se haba hecho unos aos antes, se describe la obra Bedae (Venerabilis)
expositio in euangelium S. Lucae como un cdice de pergamino escrito en letra
redonda (probablemente carolina), de indudable antigedad pero sin datar. En
una anotacin manuscrita marginal se aade que la obra tena 220 fojas tiles.

La mejor fuente de descripcin que conservamos para conocer cmo fue el


manuscrito 43 es el mencionado Catlogo de los manuscritos existentes en la Biblioteca
del Noviciado de la Universidad Central, elaborado por Jos de Villa-Amil en 1878 y
que lo describe como cdice escrito en 224 hojas de pergamino (), a dos
columnas con letra de transicin de la gtica842 a la francesa (), e iniciales de
colores adornadas de follajes propios del estilo romnico. Puede considerarse
como del siglo XII o principios del XIII843.

Domnguez Bordona, en su catlogo de 1933844, no describe el manuscrito


43 entre los del fondo de la Universidad Central, probablemente porque las
iluminaciones que adornasen el cdice no fueran de mucha relevancia.

839
B.U.C.M. BH Mss. 335, f. 10v
840
B.U.C.M. BH Mss. 308, f. 22v
841
B.U.C.M. BH Mss. 307, f. 12v
842
Con frecuencia Villa-Amil utiliza el trmino gtica para referirse a manuscritos en letra carolina mientras
que lo que actualmente se denomina escritura gtica aparece referida como cuadrada.
843
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo1878., p. 14.
844
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933, Tomo I (VILA - MADRID), pp. 493-497

417
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

No consta en la Lista de los libros trados de la ciudad universitaria en los tres


viajes efectuados hasta la fecha ni en los dems documentos relativos a la
recuperacin de cdices.

Aunque es imposible conocer el aspecto real del manuscrito, dadas las


descripciones nos inclinamos a pensar que se tratase de un cdice escrito en letra
carolina y con iniciales similares a las que decoran el Comentario al Cantar de los
Cantares descritas por Villa-Amil como de vivos colores adornadas con figuras y
adornos de gusto romnico 845.

BH MSS 48: Breviarium Toletanum

Ttulo: Breviarium toletanum


Medidas: 223 x 157 mm
Extensin: 501 h.
Villa-Amil 48 / Domnguez Bordona 1171

Entre las obras perdidas con posterioridad a la elaboracin del Catlogo de


Villa-Amil se encontraba un Breviarium Toletanum que, segn la tradicin, haba
pertenecido al cardenal Cisneros.

El ndice de hacia 1512846 menciona un Breviarium qus.(?) Regulae beati


Isidori. El Libro del ynbentario de los Zensos alquitar de 1565 menciona entre los
libros de la biblioteca un Breviarium secundum regulam Beati Isidori que es el
moarabe, en pergamino, y en tablas coloradas847, el nico cuya descripcin
parece encajar con el manuscrito 48. Sin embargo, entre los libros que se
conservaban en la iglesia se menciona un breviario grande del Arobispo
enquadernado en tablas y vezerro que quiz fuera el que aqu tratamos848.

845
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878,p. 13
846
A.H.N. Universidades. Libro 1090, fol. 34r.
847
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 161r.
848
Ibid. fol 265v.

418
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

El ndice de 1745849 y el Catlogo de los manuscritos de Villa-Amil850


coinciden en describirlo como un cdice escrito en vitela de excelente caligrafa y
ricamente adornado con numerosas capitales iluminadas y enriquecidas con oro,
muchas de las cuales haban sido arrancadas, daando el manuscrito en gran
medida. Sealan as mismo ambos catlogos que el cdice conservaba pegado a las
tapas de terciopelo rojo un resto de la piel de la encuadernacin original, en el que
estaba grabado el escudo de armas de la Iglesia Toledana con la imagen de la
imposicin de la casulla a San Ildefonso y la cruz y el capelo cardenalicios y que
gozaba de gran estimacin porque se crea que haba pertenecido al cardenal
Cisneros. Ninguno de estos dos catlogos da fecha, ni siquiera aproximada para el
cdice.

Domnguez Bordona es muy somero en su descripcin y slo dice de l que


estaba ornado con hermosas iniciales de oro y colores, con follajes y que perteneci al
Cardenal851.

No consta en la Lista de los libros trados de la ciudad universitaria en los tres


viajes efectuados hasta la fecha de 1937 ni en los dems documentos alusivos a la
recuperacin del fondo bibliogrfico.

849
B.U.C.M. BH Mss. 307, fol.
850
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878,p. 16.
851
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933, Tomo I (VILA - MADRID), p. 494.

419
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Los manuscritos conservados

BH MSS 31: Biblia latina


Ttulo: Biblia latina
Fecha: Siglo X med.
Medidas: 490 x 360 mm.
Extensin: 331 h.
BH MSS 31 / Villa-Amil 31/ Domnguez Bordona 1166 / Millares Carlo 214/
Eguren Biblia 8 de la Universidad Central

La Biblia latina Mss 31 es uno de los manuscritos ms importantes del


fondo Complutense, no slo por su antigedad sino por haber sido empleada para
la edicin de la Biblia Polglota Complutense.

Muy daada en la Guerra Civil, fue llevada al Instituto de Conservacin y


Restauracin de Bienes Culturales de Madrid en 1976 junto con otras 12 piezas,
siendo director de la Biblioteca Complutense Fernando Huarte, para su
restauracin. La encuadernacin se ha perdido y aproximadamente dos tercios de
los folios, en concreto los ms cercanos a las tapas, slo conservan la mitad de su
superficie. Se encuentra digitalizada a texto completo en la Biblioteca Digital
Dioscrides852.

Fig. 4. Primer folio conservado. Fig. 5. Folio 184r.

852
http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=B20833532&idioma=0

420
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Como ya hemos sealado en el anlisis de la desaparecida Biblia 32, los


primeros ndices de la Biblioteca Complutense son bastante vagos en sus
descripciones por lo que resulta difcil identificar a cul de los cdices se est
haciendo referencia en cada momento. En el Index Omnium Librorum853 de hacia
1512 encontramos las siguientes menciones:
Biblia gotica
Biblia gotica
Prima pars biblie antique
Secunda pars biblie antique

Los de 1523854 y 26855 son igual de escuetos e introducen las siguientes


referencias:

Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso:


Biblya gotica en dos cuerpos en pergamino
Biblia Latina manuscripta en pargami[no]
Inventario del archivo, sacrista, librera y bienes inmuebles del Colegio de San
Ildefonso:
Secunda pars biblie in pergameno
Biblia gotica en dos cuerpos en pergamino
Biblia latina manu scripta in pergameno

El Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal Collegio mayor de
San Illephonso y bienes muebles de la Librera de 1565856 menciona las biblias
siguientes:

Dos libros muy grandes que es la Biblia scriptos de letra ghotica. De pergamino
viejos en tablas coloradas.
Otro cuerpo grande que es biblia latina scripta en pergamino y letra gotica.
Enuesado
853
A.H.N. Universidades. Libro 1090, f. 33r.
854
A.H.N. Universidades. Libro 1091, f. 6v.
855
A.H.N. Universidades. Libro 1092, f. 21r.
856
A.H.N. Universidades. Libro 920, f. 166r.

421
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Otros dos libros grandes que es biblia de pergamino y de mano en tablas negras

Teniendo en cuenta que los nmeros 33 y 34 del catlogo son dos partes de
una misma Biblia, nos inclinamos a pensar que las descritas en dos volmenes son
stas (aunque se les llame indistintamente biblia gtica en dos cuerpos o biblia
antiqua), mientras que las Biblias 31 y 32 escritas en minscula visigtica seran las
restantes, aunque la clasificacin vare tambin entre gtica y latina857.
Los inventarios ms recientes conservados858, sealan el origen de las dos
biblias visigticas en Toledo, desde donde llegaron al Colegio de San Ildefonso, y
afirman que en el prlogo de la Polglota se datan con ms de ocho siglos de
antigedad.

Como sealbamos al referirnos a la desaparecida Biblia 32, aunque en la


Catedral de Toledo se conservaban diecisiete cdices mozrabes antes de la
llegada de Cisneros, los inventarios conservados no permiten identificar ninguno
de los manuscritos con las Biblias complutenses. Sin embargo, entre los cdices no
descritos o en algunas de las parroquias cuyos fondos sirvieron para restituir la
liturgia mozrabe se podra fijar, tal vez, la procedencia de estas obras859.

En 1780, el padre Andrs Merino, en su Escuela de leer letras cursivas dice de


la Biblia 31:
Este es aquel Cdigo tan alabado de los editores de la Biblia complutense, los
quales corrigieron principalmente por ella el texto de la translacin de San
Jernimo, y afirmaron que dicho Cdigo se haba escrito 800 aos antes y, por
consiguiente, antes de la entrada de los moros860.

857
El propio Jos de Villa-Amil, al describir esta Biblia en su Catlogo de los manuscritos dice que est
escrita en letra gtica. Cuando en otras ocasiones se refiere a lo que actualmente se denomina escritura gtica
suele emplear el trmino cuadrada.
858
B.U.C.M. BH Mss. 307, f.
B.U.C.M. BH MSS 336, f.
859
Sobre este fondo toledano y sus inventarios, vase p. 410 del presente estudio.
860
MERINO DE JESUCRISTO, A.: Escuela Paleographica o de leer letras antiguas desde la entrada de los
godos en Espaa hasta nuestros tiempos. Madrid: por D. Juan Antonio Lozano 1780, p. 65.

422
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Jos Mara Eguren en su Memoria descriptiva de los cdices ms notables


conservados en los Archivos eclesisticos de Espaa861 data el cdice en el siglo IX e
incluso ms antigua la supone Mariano Revilla, quien la consider del trnsito del
siglo VIII al IX862. Fue Millares Carlo en su Corpus de Cdices Visigticos quien
seal que en el ltimo folio del manuscrito se podan leer dos noticias
correspondientes a los aos 927 y 880, y que, aunque dicho folio perteneca a un
cdice diferente, debi aadrsele al de la Biblia 31 en el tiempo en el que fue
copiado863.

Domnguez Bordona dice de ella que est escrita en letra mozrabe de


transicin y que conserva algunas iniciales muy adornadas, as como los cnones
de Eusebio con fajas iluminadas, formando laceras y orlas864.

Manuel C. Daz, siguiendo a Canellas, afirma que en la obra intervinieron al


menos dos copistas y que sin duda el texto aadido al final del manuscrito,
aunque coetneo, es de un copista diferente. En cuanto a la datacin, seala que
las conclusiones mencionadas anteriormente sobre la posible fecha del 927 no
pueden tomarse por buenas ya que la anotacin no forma parte del propio
manuscrito sino que es posterior y, consecuentemente, indiferente en cualquier
sentido al tiempo verdadero en que se ejecut el manuscrito865.

Una fuente esencial para el estudio del presente cdice es el artculo que
publicaron en 1935 Remedios Miqulez y Pilar Martnez, poco antes del desastre
del fondo complutense en la Guerra Civil de 1936-39, al que remitimos adems
para la organizacin interna del texto866. Este artculo ofrece adems una serie de

861
EGUREN, J. M.: Op. cit., p. 17.
862
REVILLA RICO, M.: Op. cit., pp. 137-143
863
MILLARES CARLO, A.: Corpus de cdices visigticos. [Las Palmas de Gran Canaria] : Gobierno de
Canarias [etc.], 1999, n 214
864
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933. Tomo I (VILA - MADRID), p. 493
865
DAZ Y DAZ, M. C.: Op. cit., pp. 162-3.
866
MIQULEZ DE MENDILUCE, R. y MARTNEZ, P.: El cdice complutense o la primera Biblia
visigtica de Alcal en Anales de la Universidad de Madrid, Tomo IV, Fascculo 3 (Letras), pp. 204-219

423
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

fotografas que, aunque de poca calidad, son uno de los pocos testimonios grficos
que conservamos del cdice antes de su deterioro.

La Lista de los libros trados de la ciudad universitaria en los tres viajes


efectuados hasta la fecha867 de 1937 no incluye la Biblia 31 entre los recogidos, y
tampoco se la menciona en el oficio de 14 de Octubre de 1940 ni en la Memoria de la
Biblioteca correspondiente a 1940, publicada en 1941, por lo que no tenemos
constancia de en qu momento se recuper el cdice.

Segn nuestros clculos, el manuscrito conservara desde el folio XIIr hasta


el CCCXXXIv868. El cdice est realizado en pergamino de excelente calidad, sin
apenas diferencia entre el lado del pelo y de la carne. La pgina se organiza a tres
columnas en la mayor parte del manuscrito y a cuatro en el folio XVIII869. El
pautado se ha realizado a punta seca y es prcticamente imperceptible y el
punteado se conserva slo marcando la separacin entre la columna central y
derecha. Conserva foliacin romana en la parte inferior centra del recto de cada
hoja que, segn Villa-Amil, es moderna870.

Fig. 6. Detalle del foliado.

867
Archivo Biblioteca de la universidad Complutense de Madrid (UNIVERSIDAD CENTRAL
BIBLIOTECA. Direccin 1937-1950. Gestin de Lasso de la Vega. Caja 1). Documento n 1.
868
La ltima cifra que se puede leer con claridad es CCCXXXIr; Villa-Amil sin embargo dice que contaba
con 339 folios mientras que Miqulez y Martnez afirman que tena 329; segn el artculo de stas ltimas,
una anotacin manuscrita que se conservaba en la guarda mencionaba 330 hojas.
869
Este dato se obtiene del mencionado artculo de Remedios Miqulez y Pilar Martnez ya que el estado
actual del cdice no permite la comprobacin.
870
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878,p. 8.

424
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

La tinta empleada es de color negro algo


desvado, aunque con una tonalidad
bastante regular, y para los ttulos de
partes e iniciales se han empleado
pigmentos verdes y rojos.

Fig. 7. Detalle de iniciales y ttulo realizados en


rojo y verde

El manuscrito se ha copiado en letra minscula visigtica, pequea ancha y


de arcos bajos, caracteres que, segn Millares Carlo, corresponderan a la escuela
andaluza871. Segn Miqulez y Martnez, la comparacin con la Biblia 32 revela
que la 31 es algo ms descuidada y desigual que aquella. Adems, en la confeccin
del cdice intervinieron ms de un copista, como se desprende de ciertas
particularidades paleogrficas. El manuscrito conserva anotaciones marginales en
rabe y latn, unas en minscula visigtica y otras en letra gtica872.

Segn lo especificado en los trabajos de Villa-Amil y Miqulez y Martnez,


existen una serie de folios que no perteneceran originalmente al manuscrito. En
concreto, la primera hoja, que contena el prefacio de San Isidoro, habra sido
decorada posteriormente con una orla de gruesos follajes y fuerte colorido. El folio
segundo se habra aadido en poca del Cardenal y contendra el escudo de
Cisneros, jaquelado de oro y gules y coronado por la cruz y el sombrero
arzobispal. En el vuelto de la hoja, apareca el ndice de la obra, algo incompleto en
opinin de Villa-Amil, y realizado en una imitacin de la escritura visigtica.

871
MILLARES CARLO, A.: Op. cit., 1932, p. 161.
872
MIQULEZ DE MENDILUCE, R. y MARTNEZ, P.: Op. cit, pp. 212-13.

425
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Segn Miqulez y Martnez, tambin eran


adiciones de poca de Cisneros los folios XLIV,
XLVII, XVLIII, XCIX, CXCVII, CCXXVII, CCXXVIII
as como las iniciales de los folios XVI y CLXXXV
y, del mismo modo, habran sido retocadas las
iniciales de los folios LXXXI, XCVII y el ngulo
superior del folio CXI873. Villa-Amil afirma adems
que la ltima hoja, esta s autntica, era parte del
libro de Ruth de otro gran cdice coetneo874. Fig. 8. Inicial reparada en
folio CLXXXV v

En 1935, la Biblia conservaba una encuadernacin del siglo XVI con


cantoneras metlicas sobre pao rojo con el escudo cardenalicio en el centro. La
encuadernacin actual es fruto de la restauracin y se ha realizado en becerro
gofrado con una decoracin geomtrica muy sencilla y con broches metlicos.

En cuanto a la iluminacin, el cdice presentaba en origen ciento ochenta y


tres iniciales con decoracin geomtrica y vegetal y siete zoomorfas875. Abundan
adems otras muchas exclusivamente perfiladas con tinta roja. Entre las vegetales
y geomtricas son frecuentes las hojas en forma de corazn y los entrelazos de dos
o cuatro tallos y las zoomorfas representan en casi todos los casos peces muy
estilizados; una sola capital muestra la figura de un pjaro que porta un ramo en
el pico (Folio Cv).

Fig. 9. Folio Cv. Inicial


con forma de pjaro
que porta una rama en
el pico en 1935 y estado
del folio en la
actualidad

873
MIQULEZ DE MENDILUCE, R. y MARTNEZ, P.: Op. cit., p. 214.
874
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 9.
875
MIQULEZ DE MENDILUCE, R. y MARTNEZ, P.: Op. cit, p. 215.

426
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

El uso de peces y pjaros para la decoracin es relativamente frecuente en el


arte prerromnico. Ambas especies aparecen casi siempre con carcter positivo, ya
sea como representacin del alma del fiel en el caso de las aves o con
connotaciones eucarsticas o bautismales para los peces876.

En el primer folio se haba realizado adems en poca cisneriana una orla


decorativa y en el verso, el escudo del Cardenal, aunque en la actualidad este folio
se ha perdido. El folio CCLXXVII contiene los Cnones de San Eusebio colocados
bajo arqueras de medio punto realizadas en un colorido mucho ms vivo que el
del resto del manuscrito y e impropio de la poca877. Adems de que lo habitual en
los cdices mozrabes es que estos cnones aparezcan cobijados por arqueras de
herradura, en las pginas contiguas se puede apreciar el trazado de unos arcos de
herradura por traspaso de la tinta, lo que para Miqulez y Martnez es prueba
suficiente de que el folio no es autntico878.

Fig. 10. Folio CCLXXVIIv en 1935 y estado actual

876
Como es bien sabido, el pez fue tambin empleado en el mundo paleocristiano para referirse a Cristo, ya
que sus letras en griego daban inicio a cada palabra de la profesin de fe Jess, Mesas, Hijo de Dios
Salvador.
877
Las arqueras estn realizadas en rojo, amarillo y azul. Adems de ser colores diferentes a los del resto del
cdice, el uso del color azul se introduce en los manuscritos a finales del siglo XI.
878
MIQULEZ DE MENDILUCE, R. y MARTNEZ, P.: Op. cit., p. 217-18.

427
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

En general, la decoracin del manuscrito muestra las caractersticas


esenciales de la escuela andaluza, con colores apagados en tonalidades planas y
con perfiles fuertemente delimitados. La ausencia de la figura humana es
prcticamente absoluta. La comparacin con la Biblia 32 y con la Hispalense pone
de manifiesto, segn Miqulez y Martnez, que la Biblia 31 es algo inferior en
calidad pues no presenta la delicadeza y expresividad de las anteriores.

BH MSS 33 y 34: Biblia latina

Ttulo: Biblia latina


Fecha: Siglo XIII
Medidas: 529 x 359 mm.
Extensin: 101, 126 h
BH MSS 33-34 / Villa-Amil 33-34/ Domnguez Bordona 1166/ Eguren 9 de la
Universidad Central

Manuscrito copiado en pergamino de buena calidad que comienza por el


lado del pelo, al modo latino. El texto se organiza a dos columnas y el pautado se
ha realizado a punta seca. Presenta punteado en el margen interno y externo de la
hoja. Los cuadernos son, en su mayora, cuaterniones y aparecen signados al final
en nmeros rabes; tambin se conservan reclamos en vertical en el verso del
ltimo folio de cada cuaderno.

Est escrita en letra gtica muy regular que cumple las leyes de Meyer; la
separacin de palabras es muy marcada y no se observan demasiadas
abreviaturas. Los ttulos corrientes y de partes se han realizado en rojo.

428
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Conserva iniciales muy sencillas en rojo, verde y


azul y otras con elementos vegetales estilizados o
pequeos rostros humanos. Las letras capitales de
mayor tamao han sido completamente mutiladas
aunque en algunos casos se pueden apreciar pequeos
restos de la decoracin.

Fig. 11. Detalle de inicial con rostro humano

El manuscrito conserva notacin


neumtica gregoriana en los folios 68r-
69r del primer volumen, coincidiendo
con las Lamentaciones de Jeremas. El
uso de una nica lnea roja de pautado
indica que se trata de una de las
formas ms antiguas de este tipo de
notacin.

Fig. 12. Notacin neumtica gregoriana, fol.


69r.

La encuadernacin ha sido restaurada superponiendo la piel original con el


escudo cardenalicio dorado a una cubierta nueva.

El primer volumen del manuscrito contiene desde el Gnesis (incompleto)


hasta el Libro de Job. El segundo volumen comienza con un prefacio de san
Jernimo, al que siguen los cuatro Evangelios, las Epstolas de Pablo, las Epstolas
catlicas, los Hechos de los Apstoles y el Apocalipsis, que se halla incompleto por
el final. Todos los ndices e inventarios, desde el de hacia 1512, la describen en dos
volmenes por lo que si en algn momento se procedi a la separacin de un

429
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

volumen nico en dos tomos encuadernados por separado, sin duda tuvo que
realizarse con anterioridad a la fecha mencionada.

Como ya hemos mencionado al referirnos a las Biblias visigticas, las


descripciones de los ndices redactados entre principios del siglo XVI y principios
del XVIII aportan poca informacin que permita identificar a qu obras se refieren,
aunque la mencin a los volmenes puede ser un dato que identifique los
Manuscritos 33 y 34 con la llamada indistintamente biblia antiqua o biblya gotica879.
Jos Mara Eguren la fecha en el siglo XII y seala que conserva
encuadernacin del tiempo de Cisneros. Sobre la escritura afirma que los
caracteres son ya franceses con buenos epgrafes y bellas proporciones en
columnas y planas880.

Jos de Villa-Amil, siguiendo lo expuesto en los ndices de 1745 y 1800,


menciona que est muy mutilada e incompleta, sobre todo en la parte de las
epstolas que se encuentra completamente destrozada. Adems, probablemente
corrigiendo a Eguren, afirma que aunque se ha dado como del siglo XII bien pudiera
no ser sino del siguiente881.

La Memoria de la Biblioteca de la Universidad del ao 1940 da cuenta de la


recuperacin de algunos cdices en los trabajos de desescombro de la Ciudad
Universitaria entre los que aparecen los dos tomos de la presente Biblia; del Mss
33 se dice que est mutilado en su ltima parte mientras que el Mss 34 slo
presentaba algunos deterioros882.

879
Vese la transcripcin de los ndices en el anlisis de los manuscritos 31 y 32.
880
EGUREN, J. M.: Op. cit., p. 18
881
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, pp. 11-12.
882
Memoria anual correspondiente al ao 1940. Separata del Boletn de la Biblioteca Universitaria de
Madrid. Madrid, 1941, p. 12

430
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

BH MSS 36: Comentaria in Pentateuchum et in libros Iosue, Iudicum et Rut de


Rabano Mauro
Autor: Rabano Mauro, Beato, 780?-856
Ttulo: Comentaria in Pentateuchum et in libros Iosue, Iudicum et Rut
Fecha: Siglo XII (ex.)
Medidas: 160 x 110 mm.
Extensin: 186 h.
BH MSS 36/ Villa-Amil 36

Se trata de un cdice escrito en pergamino de buena calidad aunque con


diferencia de color muy acentuada entre el lado del pelo y el de la carne. La
escritura es carolina de transicin, aparentemente de la misma mano en todo el
manuscrito y probablemente extrapeninsular; la separacin de palabras y el uso de
abundantes abreviaturas parecen indicar que se trata de una obra de trnsito al
siglo XIII.

Su pequeo tamao, as como el aspecto algo austero del manuscrito,


sugieren que se trataba de un libro espiritual para la lectura privada del monje.

La pgina se organiza a lnea tirada. El pautado se ha realizado a punta seca


y conserva punteado en el borde externo de la hoja. Los cuadernos son
cuaterniones, a excepcin del primero que es un quinin, y conservan signatura en
nmeros romanos en el verso de la ltima hoja de cada uno. Adems, en fecha
algo posterior, se aadi un ttulo corriente en el ngulo superior izquierdo de
cada folio, aunque en muchos de ellos se ha perdido por el refilado de las hojas,
as como un pequeo ndice del contenido de la obra en el vuelto del ltimo folio.

Se ha empleado una tinta amarronada para el texto y rojiza para las


iluminaciones y algunos detalles de los ttulos. El manuscrito presenta cuatro
letras capitales en los folios 1r, 67v, 131v y 176r, que dan comienzo al comentario
al Gnesis, al xodo, al libro de los Nmeros y al de los Jueces respectivamente.

431
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Conserva la encuadernacin habitual que ya hemos referido para el resto de


los manuscritos de la coleccin, en pasta espaola con superlibros dorado
cisneriano en ambas tapas883.

La distribucin del texto es la siguiente:


Folio1r: [Comienzo del comentario al Gnesis] In principio fecit D[eu]s
caelu[m] et terram.
Folio 67r: Explicit lib[er] genesis, Incipit liber exodi.
Folio 103r: Explicit liber exodi, incipit liber levitici
Folio 131v: Expl[icit] lib[er] leviticu[m] Incip[it] lib[er] Numeri
Folio 161v: Incipit liber Deuteronomii
Folio 169v: Finit lib[er] deuteronomii. Incip[it] lib[er] Iosue
Folio 176r: Finit Iosue liber. Incipit liber iudicu[m]
Folio 184v: [Inicio del comentario al libro de Ruth]: Nunc stilu[m] ad Ruth
convertanus gerit na[m]q[ue]
Folio 186r: Queres ut diximus om[ne]s gentes p[er] ipsu[m] salvandos ac
benedicendos e[ss]e demonstrat. FINIT.
Folio 186v: ndice de la obra en letra carolina de transicin.

El autor de la obra es el monje benedictino Rabano Mauro (779-856), uno de


los pensadores ms importantes de la Europa Central durante la Alta Edad Media
que fue llamado primus praeceptor Germanie por su labor cultural en estas tierras.
Discpulo de Alcuino de York, Rabano Mauro lleg a ser abad del monasterio de
Fulda y obispo de Maguncia y sus obras tuvieron enorme trascendencia en toda
Europa durante la Edad Media. Colabor activamente en la formacin del clero y
trabaj por la conversin de los pueblos paganos fronterizos con un enorme
carcter prctico que tambin se plasma en sus obras.

Destaca sobre todas el De Clericorum Institutione (c. 819), obra de cabecera de


futuros sacerdotes y predicadores, as como De Universo (entre 842-847) intento de

883
Vanse, adems, las pp. 477-8.

432
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

adaptar las Etimologas de San Isidoro al pensamiento germnico. Esencial tambin


resulta su obra De laudibus Sanctae Crucis, uno de los hitos de la poesa grfica de
todos los tiempos y la coleccin de carmina figurata ms importante de la Alta
Edad Media.

Sus comentarios exegticos abarcan casi todos los libros de la Sagrada


Escritura, que interpreta habitualmente en sentido alegrico y moral, siguiendo la
va de Orgenes, y con frecuentes referencias a los Santos Padres.

El manuscrito aparece consignado en el ndice de ca. 1512884 como Glosa


moralis Rabani a genesy usq[ue] ad Ruth inclusive y del mismo modo lo encontramos
referido en los ndices de 1523 y 26. El Libro del ynbentario de los Zensos885 de 1565
lo describe como Rabanus sup. Pentatheucum pequeo de pergamino y mano en
tablas.

Villa-Amil dice de l que es un cdice de pergamino con letra pequea e


iniciales de colores ornamentadas, en los dos primeros, cuarto y sptimo tratados,
que acusan el siglo XII, o cuando ms, los principios del siguiente886.

Las letras capitales combinan el color marrn de la tinta con un pigmento


anaranjado que se emplea para realizar el sombreado y rellenar huecos. Las dos
primeras letras capitales (folios 1r y67v) presentan elementos vegetales y de
entrelazo que parecen metamorfosearse en sendas cabezas de ave; adems, la
capital del folio 67v presenta en la parte inferior la figura de un lobo que dirige la
mirada hacia el ave, aparentemente una rapaz, que echa fuego por la boca. La
tercera capital (folio 131v) se limita a emplear elementos vegetales y geomtricos.

884
A.H.N. Universidades. Libro 920, f. 35v.
885
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 162r.
886
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 12.

433
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Fig. 13. Folio 1r. Fig. 14. Folio 67v. Inicio Fig. 15. Folio 131v. Inicio del
Inicio del comentario del comentario al libro del comentario al libro de los
al libro del Gnesis xodo Nmeros

Por su parte, la letra i que da comienzo al comentario al


libro de los Jueces (Fig. 16), representa a un len
rampante con la boca abierta, realizado con bastante
torpeza. La imagen podra estar haciendo alusin al
patriarca Jud, a quien su padre Jacob bendice en el
lecho de muerte comparndole con un cachorro del len
y augurando que de su descendencia surgir la tribu ms
poderosa887.

De esta tribu, que en efecto fue la ms poderosa


de Israel, descienden David y el propio Cristo, segn la
genealoga establecida por Mateo y Lucas, al que con
Fig. 16. Folio 176r.
Inicio del comentario frecuencia se representa como len vencedor de la tribu
al libro de los Jueces
de Jud, partiendo precisamente de esta profeca que se

887
Gn 49. 9-10: Cachorro de len, Jud; de la caza, hijo mo, vuelves; se agacha, se echa cual len o cual
leona, quin le va a desafiar? No se ir cetro de mano de Jud, bastn de mando de entre sus piernas,
hasta que venga el que le pertenece, y al que harn homenaje los pueblos.

434
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

ha interpretado con carcter mesinico y del Apocalipsis, donde se retoma el


smbolo vinculndolo adems con la imagen del Cordero888.

BH MSS 40: Psalterium et cantica cum glossa


Ttulo: Psalterium et cantica cum glossa
Fecha: Siglo XII ex.
Medidas: 320 x 220 mm.
Extensin: 255 h.
BH MSS 40/ Villa-Amil 40 / Domnguez Bordona 1169

Cdice escrito sobre pergamino de excelente calidad, de tono muy blanco y


homogneo. La pgina se organiza a tres columnas, la central de texto y las dos
laterales de glosa; adems presenta glosa interlineal. El pautado se ha realizado a
punta seca y conserva punteado en el borde externo de la hoja que ha sido muy
refilado, lo que puede explicar tambin que, actualmente, no se conserven
reclamos ni signaturas.

Es evidente que, al menos, falta el primer folio del manuscrito,


probablemente ocupado por la palabra Beatus con una inicial de gran tamao, ya
que el texto conservado comienza con vir qui non abiit in consilio impiorum (Sal 1, 1).

Actualmente el manuscrito se halla formado por cuaterniones pero el hilo


es claramente moderno, por lo que no podemos asegurar que fuera sta
originalmente la tipologa de los cuadernos.

La letra es carolina de transicin a gtica889, muy regular y bien trazada,


cuidado que se observa en toda la confeccin del manuscrito. Cuando la glosa

888
Ap 5,5-8: Pero uno de los Ancianos me dice: No llores; mira, ha triunfado el Len de la tribu de Jud,
el Retoo de David; l podr abrir el libro y sus siete sellos. Entonces vi, de pie, en medio del trono y de
los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tena siete cuernos y siete ojos, que son
los siete espritus de Dios, enviados a toda la tierra. Y se acerc y tom el libro de la mano derecha del que
est sentado en el trono. Cuando lo tom, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron
delante del Cordero.
889
Aunque el manuscrito conserva pautado a punta seca, la compresin de las palabras y el que algunos
trazos, especialmente en las letras g y b, comiencen a quebrarse hacia las formas poligonales del gtico nos

435
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

ocupa la parte superior de la pgina se emplea un salvado de margen de origen


cancilleresco. La escritura parece indicar que el manuscrito es de origen
extrapeninsular.

Conserva iniciales secundarias decoradas con


motivos vegetales en oro y colores rojo, verde, azul y
morado (Fig. 17), as como terciarias trazadas tambin
en los colores mencionados. Las letras capitales de
mayor tamao han sido mutiladas daando en gran
medida el manuscrito. Algunos ttulos y calderones se
han destacado en rojo y en un azul muy intenso y poco
habitual.
Fig. 17. Inicial secundaria

La encuadernacin que conserva es la habitual que ya hemos referido para


el resto de los manuscritos de la coleccin en tapas de pasta espaola con super
libros dorado cisneriano890.

Los folios 1r al 246v contienen los Salmos mientras que las trece ltimas se
han copiado una serie de cantos bblicos:
Folio 246v: Canticum Isae prophete (Confitebur tibi Domine)
Folio 247r: Script[ur]a ezexhie regis iuda (Ego dixi)
Folio 248v: Canticu[m] Ann[a]e (Exultabit cor meum)
Folio 250r: Canticum moysi (Cantemus domino)
Folio 252v: Oratio abacuch (Domini audibi auditionem meam)
Folio 254v: Canticum moysi (Audite celi)

El Salterio es una coleccin de poesa religiosa que recibe su nombre del


instrumento musical usado para acompaar los cantos. Est formado por ciento

hace situar el manuscrito en la ltima parte del siglo XII. Villa-Amil, con poco acierto, lo sita en el siglo
XV.
890
Vanse, adems, las pp. 477-8.

436
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

cincuenta composiciones aunque la numeracin vara dependiendo de las


versiones de la Biblia. Los ms frecuentes son los himnos, splicas y acciones de
gracias, aunque algunos de ellos funden varias temticas en su composicin.

Los himnos comienzan con una exhortacin a la alabanza divina, cuyos


motivos se detallan en el cuerpo del himno: los prodigios realizados por Yahv en
la naturaleza, especialmente su obra creadora, y particularmente la salvacin
concedida a su pueblo. La conclusin repite la frmula de introduccin o expresa
una oracin.

Las suplicas o lamentaciones suelen dirigirse directamente a Yahv


mediante una invocacin, a la que acompaa una peticin de ayuda, una oracin o
una expresin de confianza. En el cuerpo del salmo se intenta conmover a Yahv
describiendo la triste situacin de los suplicantes, con metforas que son tpicos y
que rara vez permiten determinar las circunstancias histricas o concretas de la
oracin. Con frecuencia se le recuerdan a Yahv sus antiguos beneficios o se le
reprocha porque parece olvidadizo o ausente aunque tambin se afirma la
confianza que se tiene en l, y, en ocasiones, el salmo de peticin no es ms que
una larga invocacin de confianza.

Por ltimo, los salmos de accin de gracias son los menos numerosos.
Raramente son colectivos pues lo ms frecuente son los agradecimientos
particulares por la oracin atendida; en la ltima parte suelen introducir temas
didcticos y exhortar al fiel a que invoque a Yahv. Su estructura es muy parecida
a la de los himnos891.

Es bien sabido que los Salmos son los cnticos rituales de Israel, ya que
muchos de ellos conservan indicaciones musicales o litrgicas que los relacionan
con el culto, aunque resulta difcil precisar a qu ceremonias y celebraciones
concretas perteneca cada uno. En cuanto a la autora, los ttulos atribuyen los

891
UBIETA, J. A. (Dir.): Op. cit., Introduccin a los Salmos.

437
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

salmos a David, a Asaf, a los hijos de Cor y salmos aislados a Hemn, Etn,
Moiss y Salomn, aunque el nmero de composiciones vara de nuevo segn las
versiones del texto bblico.

Al respecto de su valor espiritual, Ubieta considera que los salmos fueron la


oracin del Antiguo Testamento, en la que el mismo Dios inspir los sentimientos que sus
hijos deben albergar con respecto a l y las palabras de que deben servirse al dirigirse a
l. Los recitaron Jess y la Virgen, los Apstoles y los primeros mrtires892.

Dentro del mismo gnero de la poesa lrica hebrea encontramos los otros
cnticos del manuscrito que se hallan incluidos, en ocasiones, dentro de los libros
histricos, como el Cntico de Moiss, o profticos como los de de Isaas o Habacuc.
Tambin se recoge el Cntico de Ana, en el que la esposa del Elcan ruega a Yahv
para que le permita concebir, oracin que ser escuchada y dar por fruto a
Samuel. Este cntico ha sido sealado en ocasiones como precedente del
Magnificat, aunque ste ltimo tiene un tono mucho ms personal que contrasta
con el de Ana, en el que se expresa sobre todo la esperanza de los humildes893.

El manuscrito aparece en los ndice de 1512, 23 y 26 como Psalterium cum


glossa interlinearia894, mientras que el Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar895
de 1565 lo describe como Psalterium cum glosa interlinearij en Tablas negras.

Resulta interesante la vinculacin que establecen los ndices de 1745 y 1800


con el manuscrito ya estudiado de la glosa a las Epstolas de San Pablo (Mss. 44)896.
Aunque es evidente que la distribucin de la pgina de ambos ofrece muchas
similitudes y que la datacin es bastante cercana, las manos de los dos cdices son
claramente diferentes.

892
dem.
893
dem.
894
A.H.N. Universidades. Libro 1090, fol. 34v; A.H.N. Universidades. Libro 1091, fol. 6v; A.H.N.
Universidades. Libro 1092, fol. 21r.
895
A.H.N. Universidades. Libro 920, fol. 165r.
896
Codex latinus membranaceus, charactere rotundo, eodem cum eo qui est in glossa ad epistolas pauli ut
idem calamus videatur. BH Mss 336, f. 52r.

438
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Villa-Amil, en su catlogo de 1878, lo describe someramente atendiendo a


su contenido y escritura, a la que denomina redonda. Respecto a la decoracin
afirma que tiene iniciales de colores y las capitales con dorado y finos dibujos, algunas
que han sido recortadas y que probablemente tendran curiosas iluminaciones. Seala
tambin que una inicial muy importante deba ocupar la primera hoja ya que,
segn la disposicin del resto del texto y salvo que existiera otra obra preliminar,
este primer recto slo contendra la palabra beatus. Llama la atencin que lo site
en el siglo XV, igual que ms tarde har Domnguez Bordona, ya que ni la
escritura ni la decoracin se corresponden con una fecha tan tarda897.

En la obra de Domnguez Bordona Manuscritos con pinturas898, slo se dice


de l que tiene iluminaciones del siglo XV y que estaba ya muy mutilado.

El manuscrito fue recuperado en los trabajos de desescombro de la Ciudad


Universitaria de 1940. En la Relacin de los manuscritos e incunables encontrados en
las trincheras de la Ciudad Universitaria se dice que se encontraba en bastante buen
estado, con alguna hoja mutilada y otras muchas dobladas y torcidas899.

El presente cdice conserva una serie de letras capitales muy sencillas, ya


que las de mayor complejidad y tamao fueron arrancadas en su mayora. Las que
conservamos son en su prctica totalidad de tipo vegetal, con hojas, brotes y
nudos que forman una especie de cadenetas. El colorido es muy rico pues se
emplean hasta cuatro tonos muy intensos en la misma letra e, incluso, muchas de
ellas van ornamentadas con pan de oro. Este efecto decorativo se suma al de la
propia organizacin de la pgina y al cromatismo de las iniciales terciarias
originando una composicin extremadamente bella (Fig. 18).

897
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 13.
898
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933. Tomo I (VILA - MADRID), p. 493.
899
Relacin de los manuscritos e incunables encontrados en las trincheras de la Ciudad Universitaria
Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de la Direccin. Serie Comunicaciones y Oficios,
1940 n 3642.

439
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Fig. 18. Detalle de folio con inicial secundaria decorada y


mltiples iniciales terciarias resaltadas en colores.

BH MSS 69: Sermones de San Bernardo de Claraval

Autor: Bernardo, Santo, 1090-1153


Ttulo: [Sermones]
Fecha: Siglo XIII
Medidas: 290x 190 mm.
Extensin: 218 h.
BH MSS 69/ Villa-Amil 69

Manuscrito realizado en pergamino de buena calidad. La pgina se


organiza a dos columnas y el pautado se ha realizado con lpiz de plomo por las
dos caras. Conserva punteado en el borde ms externo del folio y marcando los
mrgenes de cada una de las columnas. Los cuadernos son, en su mayora,
cuaterniones900 y conservan reclamos en el margen inferior del verso del ltimo
folio.
La escritura es gtica muy regular, probablemente extrapeninsular, y,
aparentemente, todo el cdice es de la misma mano901. El mdulo de escritura, que
es bastante grande, y la organizacin en dos columnas, es caracterstica que se
aprecia en muchos sermonarios.

900
Siete cuaterniones, un quinin, seis cuaterniones, un quinin, 11 cuaterniones y un ternin
901
Snchez Mariana la describe como carolina de transicin a la gtica y seala que la regularidad que
muestra es recuerdo de la escritura carolina, mientras que la angulosidad que presenta indica ya el trnsito a
la gtica. SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice del monasterio de Santa Mara de Sandoval: los Sermones
de San Bernardo, separata de Escritos dedicados a Jos Mara Snchez Catn, II. Len: Centro de Estudios
e Investigacin "San Isidoro", 2004, p. 1365.

440
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Se ha empleado tinta de color marrn oscuro para el texto, roja para los
ttulos y pigmentos rojos, verdes, amarillos y azules para la iluminacin. En
algunos casos encontramos tambin el empleo de oro para algunas letras capitales.
Predominan los motivos vegetales y geomtricos en la decoracin de las iniciales,
aunque en algunos casos se introducen tambin figuras humanas.

Conserva algunas letras de espera en el borde de


los folios, que indicaran al iluminador dnde
deba trazar las letras capitales. Adems se
observan apostillas de la poca encuadradas y
anotaciones manuscritas del siglo XV902.
Fig. 19. Letra de espera trazada en el borde externo del
folio

Presenta la encuadernacin habitual que ya hemos referido para el resto de


los manuscritos de la coleccin en tapas de pasta espaola con super libros
dorados cisneriano903.

El manuscrito recoge una serie de sermones de San Bernardo, de temtica


variada. Para la organizacin interna del texto remitimos al artculo de Manuel
Snchez Mariana Un cdice del monasterio de Santa Mara de Sandoval: los
Sermones de San Bernardo904.

Segn seala Garca Oro, a diferencia de la patrstica y la escolstica, la


preescolstica del siglo XII estuvo escasamente representada en la Biblioteca
Complutense por lo que la presencia de la obra de San Bernardo, junto con la de
los vitorinos Hugo y Ricardo, constituye una notable excepcin905.

902
dem.
903
Vanse, adems las pp. 477-8.
904
SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice del monasterio", 2004, p. 1361-74.
905
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992, p. 361.

441
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Bernardo de Claraval (1090-1153) fue el gran impulsor y propagador de la


Orden Cisterciense y el telogo ms importante del siglo XII en Europa. Entr a
formar parte de la orden benedictina en 1112 y poco despus recibe el encargo de
fundar la nueva abada de Clairvaux. Su excelente formacin cultural y carisma
hicieron de l un gran predicador, habilidad que emple en su labor pastoral pero
tambin en la defensa de los derechos de la Iglesia frente al poder de prncipes y
emperadores. A nivel teolgico luch contra las tendencias laicistas de la poca y
logr que se condenara el racionalismo de Abelardo y las propuestas de Arnaldo
de Brescia. Fue as mismo un gran impulsor las cruzadas y las rdenes militares
as como del culto mariano.

Los sermones que pronunci en vida son lo ms importante de su


produccin, junto a los tratados doctrinales. Se conservan ms de 350 en los que,
pese a su brevedad, desarrolla una doctrina precisa y coherente tomando como
fuente tanto la sagrada escritura como la tradicin cristiana. Su gran referencia fue
Orgenes, del que toma la exgesis alegrica, aunque tambin sigui a Gregorio,
Ambrosio y Agustn pese a despreciar a los filsofos que tanto influyen en las
ideas agustinianas906.

Segn seala Snchez Mariana, el conjunto de sermones que contiene el


cdice no engloba todos aquellos que se encuentran en otrs ejemplares ms
completos o en las ediciones impresas posteriores, aunque no queda claro si estas
ausencias se deben a la falta de espacio o a un posible modelo defectuoso907.

En el folio 218v aparece el texto LIBER SCE MARIE/ SALTVS NOVALIS/ QUI
EUM INDE ABS/TULERIT ANATE/MA SIT AMEN, que Snchez Mariana considera un
claro signo de procedencia del monasterio leons de Santa Mara de Sandoval.
Este convento fue fundado por el conde Ponce de Minerva en un lugar donado
por Alfonso VII en 1142 como agradecimiento a los servicios prestados por el

906
Sobre su produccin literaria vase DAZ RAMOS, G. (Ed.): Obras completas de San Bernardo. Vol. 1.
Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1953.
907
SNCHEZ MARIANA, M.: Un cdice del monasterio", 2004, p. 1374.

442
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

noble. Dicho lugar aparece referido como Sotnoval o Saltonoval y se ubica entre
los ros Esla y Parma. En 1167 el abad cisterciense Diego Martnez, junto con otros
monjes precedentes del monasterio de la Espina (Valladolid), se trasladara a este
nuevo centro monstico que seguira en funcionamiento hasta la desamortizacin
de 1835908. En nuestra opinin, la escritura del manuscrito parece claramente
extrapeninsular por lo que esta anotacin, que es claramente de letra diferente,
podra ser ms bien un ex libris del mencionado monasterio que una indicacin del
scriptorium a modo de colofn.

En el ndice de ca. 1512 se menciona la obra varii sermones Bernardi, tal vez
aludiendo al presente manuscrito, aunque no se especifica, como es frecuente, si se
trata de un ejemplar manuscrito o impreso909. Los de 1523 y 26 mencionan tambin
unos sermones Beati Bernardi910. El de 1565 no lo consigna aunque s hace referencia
a otras obras del santo y a varios conjuntos de sermones sin autor. Aunque
tampoco aparece recogido en el ndice de 1720, los restantes del siglo XVIII y XIX
lo mencionan y hacen alusin al gran tamao de su escritura.

En concreto, el de 1745 transcribe correctamente la nota final a diferencia de


Villa-Amil que transcribe FALTUS por SALTUS. Este mismo autor dice del cdice
que est escrito a dos columnas, con gruesos caracteres redondos, e iniciales de
colores con adornos que conservan algo de gusto romnico911.

Las iluminaciones que decoran el texto pueden dividirse en dos grupos. Por
un lado encontramos una serie de capitales trazadas sobre todo en rojo y azul que
muestran elementos vegetales bastante estilizados y cercanos a la esttica gtica,
mientras que por otro aparecen una serie de iniciales encuadradas y decoradas
frecuentemente con oro, que emplean motivos vegetales ms gruesos y carnosos

908
RISCO, M.: Espaa sagrada. En Madrid : En la Oficina de Pedro Marn, 1786, Tomo XXXV, Memorias
de la Santa Iglesia esenta de Len, concernientes a los siglos XI, XII y XIII, fundadas en escrituras y
documentos originales...pp, 224-9
909
A.H.N. Universidades. Libro 1090. fol. 42r.
910
A.H.N. Universidades. Libro 1091, fol. 10v; A.H.N. Universidades. Libro 1092, fol. 27v.
911
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 23.

443
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

similares a los que aparecen en manuscritos del periodo carolino-romnico, o


elementos geomtricos macizos. Estas diferencias parecen indicar la posible
intervencin de dos artistas diferentes.

Iniciales estilizadas Iniciales macizas

Mientras que las iniciales del segundo tipo resultan poco corrientes, las del
primero son extremadamente frecuentes en cdices coetneos de procedencia muy
diversa. Valga como ejemplo la comparacin con diversos cdices y fragmentos
conservados en el Archivo Histrico Provincial de Len y en la Real Colegiata de
San Isidoro.

Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH MSS 69

Archivo Histrico Breviario y ritual. Archivo de Archivo Histrico


Provincial de Len. la Real Colegiata de San Provincial de Len.
Carpeta Ponferrada I, Isidoro de Len. S XII, fol. Carpeta Astorga I, 2,
46, fol. 14 62r fol. 83

444
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

BH MSS 120: Liber morborum tam universalium quam particularium de Gilbertus


Anglicus
Autor: Gilbertus Anglicus
Ttulo: Liber morborum tam universalium quam particularium
Ttulo Uniforme: Compendium Medicine tam rnorborum universalium quam
particularium
Fecha: Siglo XIII
Medidas: 370 x 260 mm.
Extensin: 171 h.
BH MSS 120/ Villa-Amil 120 / Domnguez Bordona 1177

Se trata de un manuscrito realizado en pergamino de mediana calidad,


cuidadosamente ornamentado aunque con abundantes deterioros provocados
quiz por un uso frecuente del ejemplar.

La pgina se organiza a dos columnas en todo el cdice y el pautado se ha


realizado a lpiz de plomo muy sutil. Los cuadernos son en su mayora seniones y
conservan reclamos recuadrados en rojo en el verso del ltimo folio de cada uno.
Algunos de los cuadernos conservan signatura de registro en la primera mitad del
cuaderno, con el mismo procedimiento que emplear luego la imprenta primitiva.
No se observa punteado.

Los diferentes tamaos y calidades del pergamino, as como la presencia de


diferentes manos, parece indicar que se trata de un manuscrito facticio.

La letra es gtica universitaria de origen extrapeninsular. Son muy


frecuentes las abreviaturas.

La tinta empleada para el cuerpo del


texto es de color negro amarronado mientras
que para calderones y ttulos se ha empleado
una alternancia de colores rojo y azul,
caracterstica de origen francs. Tambin se ha

Fig. 20. Alternancia de rojo y azul

445
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

realizado con esta alternancia de colores la numeracin de los diferentes captulos


en la parte superior central de cada recto.

El manuscrito conserva numerosas


anotaciones marginales y algunos
diagramas que en ocasiones parecen
llamadas de atencin, aunque tambin
encontramos otros que podran ser
indicaciones tcnicas.

Fig. 21. Anotacin marginal en folio 115r

Conserva la encuadernacin habitual que ya hemos referido para el resto de


los manuscritos de la coleccin en pasta espaola con super libros dorado
cisneriano en ambas tapas912.

El cdice presenta unas bellsimas iniciales


decoradas con elementos vegetales y zoomorfos y,
a veces, con figuras humanas con algn rasgo
animal. Los colores empleados son muy vivos y es
frecuente tambin el uso del oro.

Fig. 22. Inicial del folio 115r

Se trata de un manuscrito facticio que contiene las siguientes obras:


Folio 1r- 1v: Notas a tres y cuatro columnas

912
Vanse, adems, las pp. 477-8.

446
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Folio 2r: Incipit Tractatus de rigiminis omnis morborum discrepatorum [autor


desconocido]913
Folio 4r: Modus medendi Gerardi Cremonensis (en letra posterior914)
Folio 16v: Explicit modus medendi Guirardi Cramonensis. [C]onferunt cebro
Folio 18r: Explicit Liber de conferentibus et nocentibus
Folio 19r: Incipit Liber morborum tam universalium quam particularium a
magistro Gileberto Anglico editus
Folio 168v: Explicit Compendium medicine.
Folio 169: Prologus tabule salernitanis Inicpit tabula salerni de virtutibus et
operationibus.
Folio 168v-171r: Explicit tabula preciosisimi operis magistri salnernitanis.

Poco se sabe de Gilberto de Aquila o Anglicus, (ca. 1180-ca. 1250) llamado


as por estar al servicio del rey de Inglaterra hacia 1207915. Segn Jean Eugne
Dezeimeris, su produccin muestra una gran influencia de Averroes y destaca por
su gran capacidad de observacin y la correcta eleccin de las fuentes916. Su obra
ms famosa es el Compendium Medicine tam rnorborum universalium quam
particularium, editado en Lyon por Michael de Capella en 1510. El texto tuvo que
ser escrito despus del primer tercio del siglo XIII, pues es evidente la presencia en
ella del Canon de Avicena y el manuscrito ms antiguo es de 1271. Ninguna de las
otras obras mdicas atribuidas a l ha sido editada crticamente.

Aunque el incipit del tratado es Liber morborum tam universalium quam


particularium, el explicit que aparece al final del texto coincide con el ttulo ms
frecuente de su obra ms conocida: Compendium medicine. Adems, el texto

913
No hemos logrado localizar esta obra en los incipitarios consultados, como la obra de Lynn Thorndike A
catalogue of incipits of mediaeval scientific writings in Latin, que slo consignan un Tractatus de regimine
sanitatis escrito por Petrus de Tussignano hacia finales del XIV.
914
En el ndice de 1720 aparece mencionada por primera vez la presencia de esta obra por lo que es probable
que la anotacin date de ese momento.
915
Un Gilberto de Aquila, mdico del rey de Inglaterra estuvo en Roma en 1214 y aparece citado en
documentos hasta 1246. Vase GARCA BALLESTER, L. y DOMNGUEZ, A.: El mundo mdico de la
Historia naturalis (ca. 1275-1296) de Juan Gil de Zamora en Dynamis: Acta hispanica ad medicinae
scientiarumque historiam illustrandam, N. 14, 1994, pp. 256-58
916
DEZEIMERIS, J. E.: Dictionnaire historique de la mdecine ancienne et moderne... Paris: Bchet Jeune,
1828-1839, T. 2, deuxime partie, pp. 547-8

447
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

concuerda completamente con la edicin de Jacques Saccon y Vincent de


Portonariis de 1510917.

Por su parte, Gerardo de Cremona (Cremona ca. 1114 - Toledo? 1187) fue
un traductor italiano que form parte de la Escuela de Traductores de Toledo
donde, bajo la direccin de Raimundo de Toledo, realiz la traduccin de ms de
80 rabes al latn entre las que destacan el Almagesto de Tolomeo y el Canon de
Avicena918.

Segn seala Garca Oro, el fondo de medicina tuvo su sede en una parte
destacada del aula bibliotecaria y estuvo compuesto por cuarenta y seis
volmenes, entre los que se encontraban obras de Galeno, Hipcrates, Avicena o
Arnaldo de Villanova, as como obras en romance tales como el Tractado de la
piedra en romance919. Este excelente fondo de libros de medicina deja claro el inters
que el Cardenal mostr por el acopio de obras que permitieran la correcta
formacin de los colegiales920.

La obra aparece en los ndices de 1512, 23 y 26921 como Practica Gelberti


anglici, sin embargo, en el Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal
Collegio mayor de San Illephonso y bienes muebles de la Librera922 no encontramos tal
entrada. Lo ms similar es la mencin que aparece en el folio 171v a Libri
magistri guillermi in Scientia medicinali, aunque podra tratarse tambin del
descrito como un libro de medicina de pergamino y de mano.

917
Esta edicin se encuentra digitalizada a texto completo en la Biblioteca Digital Dioscrides de la UCM.
http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=X533652404&idioma=0
918
Sobre su labor como traductor vase: MARTNEZ GZQUEZ, J.: Los rabes y el paso de la ciencia
griega al Occidente medieval en Revista Internacional d'Humanitats, Ao VIII, N 8, 2005 [En lnea]
[Consulta el 12-12-08] [http://www.hottopos.com/rih8/martinez.htm] y GIL, J. S.: La escuela de traductores
de Toledo y sus colaboradores judos. Toledo: Instituto de Investigaciones y Estudios Toledanos 1985.
919
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992, p. 363
920
En octubre de 1503 se compran en la feria de Medina del Campo, entre otros muchos, una serie de libros
de medicina: un libro del ojo en xvi, compendio de la salud en lx, un libro que se dize cura de la piedra en
lxxv. BNE, Mss/20056/47, f. XXIIIr
921
A.H.N. Universidades. Libro 1090, f. 46v; A.H.N. Universidades. Libro 1091, f. 13v; A.H.N.
Universidades. Libro 1092, f. 32r.
922
A.H.N. Universidades. Libro 920.

448
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Los ndices de 1720923 lo mencionan de nuevo como Practica Giliberti Anglici


y el de 1745924 establece ya que al tratado de medicina de Gilberto de Aquila le
precede otra obra de Gerardus Cremonensis.

La descripcin ms extensa del manuscrito es la del catlogo de Jos de


Villa-Amil donde aparece referido como cdice del siglo XIII escrito () a dos
columnas, con letra francesa clara y capitales de colores (de ellas arrancada la
primera) las principales con oro y dibujos, y las iniciales de los siete libros con
figuras925. Seala adems Villa-Amil que a la obra de Gilbertus Anglicus le
preceden el Tractatus de rigimini (?) omnium morborum de autor desconocido y las
obras Modus medicandi y Liber de conferentibus et nocentibus de Gerardus
Cremonensis.

Domnguez Bordona lo resea como del siglo XIII y con iniciales


iluminadas con figuras926.

Guy Beaujouan, en su obra Science mdivale d'Espagne et d'alentour recoge el


manuscrito y seala que se conserva otro ejemplar del Compendium Medicine en la
Biblioteca Nacional de Espaa con signatura 1199, as como fragmentos de la
misma en una compilacin mdica escrita en cataln y custodiada en la Biblioteca
de Catalua con signatura 7-4-27927.

Las iniciales que decoran el texto muestran, en su mayora, letras


encuadradas con algn trazo largo que se extiende por los mrgenes. En la mayor
parte de los casos nos muestran elementos vegetales que en algunos casos se
transforman en animales; en contadas ocasiones aparece la figura humana con
algn elemento animal a modo de llamada de atencin hacia la letra capital.

923
B.U.C.M. BH Mss. 308, f. 113v; B.U.C.M. BH Mss. 335, f. 59r.
924
B.U.C.M. BH Mss. 307, fol. 29r
925
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: Catlogo, 1878, p. 45.
926
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933. Tomo I (VILA - MADRID), p. 493.
927
BEAUJOUAN, G.: Science mdivale d'Espagne et d'alentour. Aldershot, Hampshire: Variorum, 1992, p.
185.

449
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Fig. 23. Inicial con elementos zoomorfos y Fig. 24. Figura antropomofa con
vegetales patas de animal

Estas imgenes pueden ser entendidas, quiz, como meros elementos de


enriquecimiento esttico, un divertimento o humorada del copista como las define
Snchez Mariana en otros casos928, dado que ilustran un texto cientfico de un
autor fuertemente influido por la visin racionalizadora de Aristteles y Averroes.
En este sentido resulta muy interesante lo sealado por Garca Ballester al respecto
de la obra del franciscano Juan Gil de Zamora, quien se basa para elaborar su
tratado en el Compendium medicinae de Gilbertus Anglicus:
[Los conceptos de vida y creacin] eran muy comprometidos, especialmente si,
como en el caso de Juan Gil, fueron vertidos en escritos dirigidos () a la
instruccin de predicadores y estudiantes de las rdenes mendicantes. En ellos,
como decimos, se ofreca una visin totalmente naturalizada del proceso en que
consiste la vida y de su propia relacin con el proceso de creacin929.

Sin embargo, no se puede obviar tampoco el hecho de que en la tradicin


judeocristiana, y tambin en la cultura medieval, la enfermedad se asocia

928
SNCHEZ MARIANA, M.: La ejecucin de los cdices en Castilla en la segunda mitad del siglo XV
en LPEZ-VIDIRERO, M. L. y CTEDRA, P. M. (Ed.): El libro antiguo espaol: actas del primer
Coloquio Internacional (Madrid, 18 al 20 de diciembre de 1986). Salamanca: Universidad; Madrid: Sociedad
Espaola de Historia del Libro, 1988, pp. 323
929
GARCA BALLESTER, L. y DOMNGUEZ, A.: Op. cit., pp. 259-60

450
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

frecuentemente con el pecado. En ese sentido encontramos que, en alguna de las


curaciones, los discpulos interrogan a Jess sobre si el pecador es el enfermo o sus
padres930 y que el propio Cristo otorga la curacin aludiendo al perdn de los
pecados931. Bajo esa ptica, los seres monstruosos que funden elementos
antropomorfos con otros animales podran hacer referencia al mencionado
concepto de la enfermedad como fruto del pecado.

Este tipo de decoracin, con mayor o


menor complejidad, es muy frecuente en los
manuscritos del momento, tanto de tema
religioso como cientfico y de diferentes
procedencias geogrficas. Un ejemplo es el
manuscrito de origen francs que contiene una
Interpretacin de los nombres hebreos custodiado
en la New York Public Library y fechado en el
ltimo tercio del siglo XIII, que muestra una
organizacin de la pgina muy similar, con la
misma alternancia de rojo y azul para ttulos y
Fig. 25. Interpretacin de los nombres
epgrafes as como letras capitales con motivos hebreos. New York Public Library.
MA 4, fol. 417r.
similares (Fig. 25).

930
Jn 9,1-3: Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discpulos: Rabb,
quin pec, l o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondi Jess: Ni l pec ni sus padres; es
para que se manifiesten en l las obras de Dios
931
Mt 9-1 Subiendo a la barca, pas a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paraltico
postrado en una camilla. Viendo Jess la fe de ellos, dijo al paraltico: nimo!, hijo, tus pecados te son
perdonados.

451
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

BH MSS 156: Libros del Saber de Astrologa


Autor: Alfonso X, Rey de Castilla, 1221-1284
Ttulo: Libros del Saber de Astrologa
Fecha: Toledo; Escritorio alfons, ca. 1276
Medidas: 470 x 260 mm.
Extensin: 201 h.
BH MSS 156/ Villa-Amil 156 / Domnguez Bordona 1183

Entre los otros manuscritos conservados es necesario hacer referencia a los


Libros del Saber de Astronoma, de Alfonso x el Sabio, manuscrito que se ha
denominado la joya de la corona de la coleccin complutense932. Como ya
mencionbamos en la introduccin, al elegir los manuscritos para nuestro estudio
omitimos intencionadamente esta obra pese a su enorme inters, ya que existe una
tesis doctoral en curso centrada en el anlisis artstico y codicolgico de la obra.
Pese a ello, es obligado dar aqu algunas nociones sobre la obra que permitan
aproximarse a la trascendencia del cdice.

El manuscrito se ha copiado en pergamino algo grueso pero de excelente


calidad y buena preparacin, sin diferencias notables entre el lado del pelo y de la
carne. El pautado se ha realizado en todos los casos por el lado de la carne, con
lpiz de plomo, y es bastante tenue. En las zonas de la ilustracin no se observan
trazos de lpiz, por lo que es probable que cada hoja se preparara de forma
independiente, lo que revela un gran cuidado en la elaboracin del cdice.

Est formado 201 hojas de aproximadamente 396 x 405 mm933 que se


agrupan en treinta y un cuadernos, algunos incompletos, en su mayora
cuaterniones, aunque existe algn ternin. Parece ser que en la restauracin de
1977 se unieron de forma incorrecta algunos folios sueltos para formar pliegos
completos.

932
Por las condiciones de conservacin de la obra, el estudio se ha realizado sobre la edicin facsmil: Libros
del Saber de Astronoma del rey Alfonso X. [Barcelona]: Ebrisa, 1999 y la edicin digital
http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=B18550071&idioma=0.
933
Las medidas de los folios varan, sobre todo en la parte final del manuscrito, por las contracciones
naturales del pergamino.

452
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

Se ha empleado tinta marrn para el texto y roja para la


realizacin de epgrafes, calderones e iniciales
secundarias. La decoracin se concentra en las iniciales
de libro o captulo, que a veces se extienden por los
mrgenes formando orlas afiligranadas, cuadros
ilustrativos y las figuras propiamente dichas; stas
sumaran ciento sesenta y dos ilustraciones, entre las de
pgina completa, media pgina y parte de una
columna.
Fig. 25. Detalle de inicial de rasgueo que se extiende por el margen formando orla, fol. 16v

Est escrito a dos columnas, en letra gtica textual, aparentemente de la


misma mano en todo el manuscrito. Segn Snchez Mariana, se trata de la gtica
tpica alfons, de carcter muy regular y cuidado, sin contaminaciones de la
cursiva. Las abreviaturas son escasas y de fcil desarrollo934.

La distribucin del texto, segn el citado autor, es la siguiente:


I. Las XLVII figuras de la octava esfera (f. 2v-25v. Incompleto)
II. Cmo se debe hacer la esfera redonda y obrar con ella (f. 27-40v)
III. Cmo se deben hacer las armellas del atacir en la alcora y obrar con ellas (f.
41- 42)
IV. Cmo se debe hacer el astrolabio redondo y obrar con l (f. 43-68v)
V. Cmo se debe hacer el astrolabio llano y obrar con l (f. 69-83)
VI. Cmo se debe hacer la lmina universal y obrar con ella (f. 83v-109)
VII. Cmo se debe hacer la azafea y obrar con ella (f. 109v-135va)
VIII. Cmo se deben hacer las armellas y obrar con ellas (f. 135va-155v)
IX. Cmo se deben hacer las lminas de los planetas y obrar con ellas (f. 156-
169vb)
X. Cmo se debe hacer el cuadrante y obrar con l (f. 169vb-174v. Incompleto)

934
SNCHEZ MARIANA, M.: "El cdice Alfons" en ALFONSO X, REY DE CASTILLA, 1221-1284:
Libros del Saber de Astronoma del rey Alfonso X. [Barcelona]: Ebrisa, 1999, Vol. 1, p. XII

453
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

XI. Cmo se debe hacer la piedra de la sombra y obrar con ella (f. 178-183b.
Incompleto)
XII. Cmo se debe hacer el relogio de agua y obrar con l (f. 183b-180v.
Incompleto)
XIII. Cmo se debe hacer el relogio del argent vivo y obrar con l (f. 191-195a)
XIV. Cmo se debe hacer el relogio de la candela y obrar con l (f. 195b-201a)
XV. Cmo se deben hacer las dos maneras del palacio de las horas (f. 201a-203v.
incompleto)
XVI. Cmo se debe hacer un instrumento llano para hacer el atacir y obrar con l
(f. 205-208. Incompleto)

La obra se compone, por tanto, de diecisis tratados que versan sobre


diferentes aspectos y que modernamente han sido agrupados en los Libros de las
estrellas, que englobaran los nmeros I al IV, los Libros de los instrumentos, que
reuniran los nmeros V al XI ms el XVI, y los Libros de los relojes, que
comprenderan los cinco restantes.

El cdice presenta numerosas mutilaciones,


en especial de las ilustraciones, pero tambin de
pginas completas. Segn Crdenas, la mayor parte
del deterioro sucede entre 1501 y 1562, coincidiendo
con la poca en la que mayor atencin se presta al
cdice. Entre 1570 y 1867 slo pierde una hoja y no
vuelve a ser mutilado hasta el periodo comprendido
entre 1867 y 78935.

Fig. 26. Detalle de iluminacin mutilada, fol. 6r.

935
CRDENAS, A. J.: "Hacia una edicin crtica del Libros del Saber de Astrologa de Alfonso X: Estudio
codicolgico actual de la obra regia (Mutilaciones, fechas, y motivos)" en Homenaje a Pedro Sainz
Rodrguez, II, Madrid: Fundacin Universitaria Espaola, 1986, p. 119.

454
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

La encuadernacin que presenta es la ya referida para el resto de la


coleccin de manuscritos, probablemente del siglo XVII, aunque Rico y Sinobas, en
la edicin facsmil, afirma que es del siglo XVIII.

Para Anthony J. Crdenas, el manuscrito comparte las caractersticas de


todas las obras alfonses en cuanto a la escritura, la distribucin del texto en dos
columnas, el tipo de iniciales que presenta y la presencia de ilustraciones para
clarificar el texto936. Adems fue la obra ms apreciada por el monarca y la que ha
sufrido un mayor deterioro. Segn este autor el ttulo correcto de la obra sera
Libros del Saber de Astrologa, y no de astronoma como estableci don Manuel Rico
y Sinobas, aunque ambos trminos se usaron indistintamente en la poca937.

Segn Snchez Mariana, en el texto hay indicaciones a las ciudades de


Toledo, Burgos y Sevilla, y es en esta ltima ciudad donde probablemente se copi
en torno a 1270938. En la catedral hispalense permaneca en 1341 cuando Gueruccio
realiz la traduccin que hoy conserva la Biblioteca Vaticana y recientemente se ha
sabido que fue propiedad de Isabel la Catlica, al igual que otros cdices alfonses,
como el rico de las Cantigas, el Libro de los juegos, o la Estoria de Espaa.

Snchez Mariana lo identifica con el descrito por el inventario del Tesoro


del Alczar de Segovia de 1503 como otro libro de marca mayor, en pergamino,
de mano, en romance, que habla de Estrologa, que hizo componer el rey don
Alonso, con las coberturas coloradas939. Como ya hemos mencionado al hablar
del De laudibus Crucis, a la muerte de Isabel, Fernando emplear algunos de los
bienes de la reina para pagar las deudas contradas. Mediante una cdula de 13 de
Octubre de 1505, el Rey Catlico ordena a Rodrigo de Tordesillas, tesorero del
Alczar de Segovia, que haga entrega al Cardenal Cisneros de varios libros del
fondo de la reina, entre los que se encontraba Otro libro De la espera, con otros

936
Ibid., p. 112.
937
Ibid., pp. 112-3
938
SNCHEZ MARIANA, M.: Op. cit., 1999, Vol. 1, p. XI
939
A.G.S., Patronato Real, leg. 30-6, f. 70v

455
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

tratados de astrologa, escrito en pargamino, que Snchez Mariana identifica


inequvocamente con el Mss. 156940.

La obra aparece consignada en el Index omnium librorum de hacia 1512 con el


ttulo algo confuso de Opera pleraque astronomica sermone hispanico, pero el
de 1526 ya la describe como Libro de las figuras de las estrellas del rey don
Alonso y de modo similar la encontramos referida en los siguientes catlogos e
inventarios.

Al igual que Villa-Amil, Domnguez Bordona dice que est ilustrado con
multitud de grandes figuras explicativas, de oro y colores muchas de ellas
mutiladas y menciona la edicin facsmil de Manuel Rico y Sinobas941.

Existen ocho manuscritos que contienen la obra, adems del Complutense,


conservados en la Biblioteca Nacional de Espaa, la Real Biblioteca de El Escorial,
la Real Academia de la Historia, la Biblioteca Vaticana y la Bodleian Library, y
aunque se encuentran incompletos, la suma de todos ellos permite la
reconstruccin total del texto y las imgenes942.

En cuanto a la iluminacin, las imgenes ms


interesantes seran, sin duda, las que se
encontraran en los llamados Libros de las estrellas,
los ms deteriorados, ya que el resto de las
ilustraciones corresponden a instrumentos
astronmicos y figuras geomtricas de diferente
ndole. De las 48 planchas circulares
correspondientes a las constelaciones que se
encontraran en los mencionados Libros de las
Fig. 27. Constelacin de Piscis, fol. estrellas, se conservan exclusivamente 18, entre las
4r.
940
SNCHEZ MARIANA, M.: Op. cit., 2005.
941
DOMNGUEZ BORDONA, J.: Op. cit., 1933. Tomo I (VILA - MADRID), p. 495-6.
942
CRDENAS, A. J.: Op. cit., 1986, p. 113.

456
Otros manuscritos iluminados del Fondo Complutense

que se encuentran Piscis, Aries o Virgo (Fig. 27). Todas ellas aparecen rodeadas
por una rbrica que contiene el nombre de la constelacin en diferentes lenguas.

En opinin de Ana Domnguez, la obra presenta cierta influencia


neoplatnica en lo referente a los conceptos de microcosmos y macrocosmos que
procedera, aunque expresado all de forma ms simple, de los manuscritos del
Timeo de Platn y que resurgira en obras medievales, como las Etimologas de San
Isidoro (en la figura de la rosa de los vientos), en enciclopedias medievales e
incluso en los Beatos943. Por otra parte, la forma de representacin de las
constelaciones es tremendamente similar a lo reflejado en el lapidario, lo que
pondra de manifiesto la coherencia del pensamiento cientfico alfons y su
carcter de avanzadilla cientfica de Europa944.

943
DOMNGUEZ RODRGUEZ, A.: La historia del Arte y el Libro del Saber de Astrologa en
ALFONSO X, REY DE CASTILLA, 1221-1284: Libros del Saber de Astronoma del rey Alfonso X.
[Barcelona]: Ebrisa, 1999, Vol. 1, p. XVIII
944
Ibid., p. XXVII.

457
458
VI. CONCLUSIONES GENERALES

459
460
Donde se quiere a los libros tambin se quiere a los hombres

Heinrich Heine

461
462
Conclusiones iconogrficas

1. Aspectos teolgicos e iconogrficos

Del anlisis de las miniaturas que decoran los manuscritos de temtica


religiosa, en relacin con los textos que complementan, se extraen una serie de
conclusiones referentes al valor iconogrfico y teolgico de las imgenes.

En primer lugar es necesario hacer mencin a la repeticin de una serie de


conceptos iconogrficos que se aparecen con relativa frecuencia en las diferentes
obras estudiadas, debido a que muchos de ellos representan aspectos esenciales de
la fe cristiana:

El mensaje principal que encontramos de forma reiterada en los manuscritos es


que Cristo es el verdadero Mesas anunciado por los profetas, Dios y hombre, que
con su muerte y resurreccin ha vencido al pecado y a la muerte y ha renovado la
alianza establecida con los primeros padres. Los tipos de representacin de este
concepto son muy variados aunque, con frecuencia, encontramos que la base
dogmtica se halla en los mismos textos.

Entre las formas ms habituales de representacin encontramos las alusiones a


Cristo como rbol de la vida, si bien con frecuencia no se emplea el rbol en s
mismo sino elementos vegetales variados, como tallos, roleos, hojas y, con cierta
frecuencia, la flor de lis. La identificacin de Cristo con el rbol de la vida surge de
textos profticos sobre el Mesas, como los de Ezequiel e Isaas945 y encontrar la
vinculacin definitiva en la Carta de San Pablo a los Romanos946 y en el
Apocalipsis947, donde el rbol que siempre tiene fruto es medicina para los

945
Is. 11, 1: Saldr un vstago del tronco de Jes, y un retoo de sus races brotar.
Ez, 17, 22 y ss: Tambin yo tomar de la copa del alto cedro, de la punta de sus ramas escoger un ramo y
lo plantar yo mismo en una montaa elevada y excelsa: en la alta montaa de Israel lo plantar. Echar
ramaje y producir fruto, y se har un cedro magnfico. Debajo de l habitarn toda clase de pjaros, toda
clase de aves morarn a la sombra de sus ramas.
946
Rm 6, 5: Cristo, que es la virtud de Dios, la sabidura de Dios, es tambin el rbol de la vida, en el cual
debemos ser injertados; y, por nuevo no menos admirable don de Dios, la muerte del Salvador se convierte
en rbol de la vida
947
Ap 22, 1-2: Luego me mostr el ro de agua de vida, brillante como el cristal, que brotaba del trono de
Dios y del Cordero. En medio de la plaza, a una y otra margen del ro, hay un rbol de vida, que da fruto
doce veces, una vez cada mes; y sus hojas sirven de medicina para los gentiles.

463
Conclusiones iconogrficas

creyentes. As se nos muestra en mltiples ejemplos de los manuscritos, como la


inicial de la Carta a los hebreos (Fig. 1), o en la representacin trinitaria de la capital
que da comienzo a las referencias al Cantar de los Cantares en la obra de San
Gregorio (Fig. 2).

Fig. 1. Epistolae Beati Pauli Apostoli cum glossa Fig. 2. Expositio Cantici Canticorum, s.
seu expositione, med. s. XII. Madrid, XI. Madrid, Biblioteca de la
Biblioteca de la Universidad Complutense, Universidad Complutense, Mss. 38,
Mss. 44, fol. 188r fol. 122v

En ocasiones, el smil enlaza con la


idea de que la cruz es tambin alusin
al rbol de la vida paradisaco, eje
mstico del cosmos, tomando como
referencia la leyenda de que la cruz de
Cristo se fabrica con la madera del
rbol cuyas semillas extrajo Set del
paraso. Este concepto se representa
mediante tetrafolias o cruces leosas,
como la del poema VI del De laudibus
Crucis (Fig. 3), y enlaza adems con la
Fig. 3. De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X.
idea de que la propia cruz es Cristo y Madrid, Biblioteca Nacional de Espaa,
Vit/20/5, fol. 21v
donde est ella se encuentra el
Crucificado948.

948
CHEVALIER, J. (Dir.) y GHEERBRANT, A.: Op. cit., p. 363.

464
Conclusiones iconogrficas

Entre los elementos vegetales que suelen aparecer representando al Salvador, se


repite con cierta frecuencia la imagen del lirio o lis. Como hemos visto en el
anlisis de los diferentes manuscritos, esta planta en origen se vincul con
Jesucristo, partiendo de la identificacin que establece Orgenes en su Segunda
Homila sobre el Cantar de los Cantares, donde afirma que el valle del poema
representa el mundo, mientras que el lirio designa a Jesucristo como rbol de la
vida plantado en medio del Paraso949. Tambin San Jernimo y San Bernardo
emplearn este smil y, aunque progresivamente la flor pasar a asimilarse con la
Virgen Mara, durante la Alta Edad Media es frecuente que se emplee para
designar a Cristo, aunque tambin, en ocasiones se entienda con carcter trinitario
o como emblema de la iluminacin divina, como sucede en la miniatura de la
Primera Carta a los Corintios (Fig. 5.).

Fig. 4. Expositio in Cantici


Canticorum, s. XI. Madrid, Fig. 5. Epistolae Beati Pauli Apostoli cum
Biblioteca de la Universidad glossa seu expositione, med. s. XII.
Complutense, Mss. 38, fol. 53v Madrid, Biblioteca de la Universidad
Complutense, Mss. 44, fol. 38v

El lis posee adems un claro componente herldico, que


posteriormente adoptar la casa real francesa, y en este
sentido alude en ocasiones a la figura de Cristo Rey,
como se aprecia en la capital del Comentario al Cantar de
los Cantares, donde el lis de la inicial alude al carcter
regio del amado, que los exegetas identifican con Jess
(Fig. 6).
Fig. 6. Expositio Cantici Canticorum, s. XI. Madrid, Biblioteca de la
Universidad Complutense, Mss. 38, fol. 140v

949
ORGENES: Homlie sur les Cantique des cantiques. Pars, 1954 recogido en CHEVALIER, J. y
GHEERBRANT, A: Op. cit., p. 652.

465
Conclusiones iconogrficas

Esta misma idea de realeza la encontramos representada


tambin mediante el oro y la prpura que vemos
aparecer el primer carmen del De laudibus Crucis, en el
que estos elementos de claro significado regio ayudan a
configurar la imagen del Salvador triunfante y vencedor
de la muerte, a la que slo se alude mediante el
travesao horizontal de la cruz (Fig. 7).
Fig. 7. De laudibus Sanctae Crucis, fin. s. X. Madrid, Biblioteca
Nacional de Espaa, Vit/20/5, fol. 7v.

Tambin la imagen del Cordero, relacionada muchas veces con la del len, se
emplea habitualmente para referirse a Cristo. Como ya hemos sealado, el cordero
es tradicionalmente emblema de mansedumbre y pureza y vctima habitual de los
sacrificios en el Antiguo Testamento. La importancia del cordero como smbolo
del Mesas se aprecia tambin en la profeca del poema del siervo de Yahv950 y
reaparece con gran fuerza en el cristianismo primitivo, como podemos leer en los
Hechos de los Apstoles951. Especialmente significativa resulta la exclamacin que
pronuncia el Bautista al ver a Jess: he aqu el Cordero de Dios952 y que lo vincula
con el carcter sacrificial del animal en el Antiguo Testamento, aspecto que
tambin menciona Pablo953.

En el Apocalipsis su presencia es frecuente y


determinante y, aunque mantiene el carcter
sacrificial, representa la victoria del Salvador sobre
la muerte y es, por tanto, emblema del Cristo
resucitado y triunfante. De este modo lo vemos
aparecer en la figura XV del De laudibus Crucis,
Fig. 8. De laudibus Sanctae Crucis, s. X
(ex). Madrid, Biblioteca Nacional de
Espaa, Vit/20/5, fol. 47v

950
Is 53, 7: Fue oprimido, y l se humill y no abri la boca. Como un cordero al degello era llevado, y
como oveja que ante los que la trasquilan est muda, tampoco l abri la boca.
951
Hech. 8, 32.
952
Jn 1, 35
953
1 Co 5, 7: Alejad la vieja levadura para ser masa nueva, porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido
inmolado.

466
Conclusiones iconogrficas

rodeado por el Tetramorfos y coronado por los siete espritus del Seor (Fig. 8).

El len en s mismo constituye un smbolo


del Salvador ya que el Mesas es
comparado en toda la sagrada escritura
con el len vencedor de la tribu de Jud,
desde el Gnesis hasta el Apocalipsis,
donde adems se le vincula con el
Cordero954. Por la fortaleza de su cabeza y
la relativa debilidad de sus patas traseras,
el bestiario de Philippe de Than nos
presenta al len como smbolo de la doble
naturaleza de Cristo955, idea que se
acenta an ms al contraponerlo a la
figura del cordero que nos muestra la
Fig. 9. Expositio in Cantici Canticorum, s. XI.
miniatura del Comentario al Cantar de los Madrid, Biblioteca de la Universidad
Complutense, Mss. 38, fol. 122v
Cantares (Fig. 9).

El smil arquitectnico tambin se emplear para referirse a Cristo, al que se


compara con la piedra angular del edificio de la Iglesia o con el mstil central de la
barca de los apstoles. La identificacin de Cristo con la piedra angular tiene su
origen en las alusiones mesinicas del libro de Isaas y los Salmos956, reaparece
tambin en los Evangelios sinpticos957, en los Hechos de los apstoles958, en la

954
Gn 49, 8-13: A ti, Jud te alabarn tus hermanos (...) Cachorro de len, Jud; de la presa subes, hijo
mo; Posando, te agachas como len, como leona. Quien le hostigar para que se levante? No faltar de
Jud el cetro ni de entre sus pies el bculo hasta que venga aquel cuyo es, y a l darn obediencia los
pueblos.
Ap 5,4-6: Y o lloraba mucho, porque ninguno era hallado digno de abrirlo y verlo. Pero uno de los
ancianos me dijo: No llores, mira que ha venido el len de la tribu de Jud, la raz de David, para abrir el
libro y sus siete sellos. Y mir; y he aqu en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los
ancianos, estaba un Cordero como inmolado, que tena siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espritus
de Dios enviados en toda la tierra.
955
MALAXECHEVERRA, I. (Ed.): Op. cit., pp. 23-24.
956
Sal 118, 22: La piedra que desecharon los albailes se ha convertido en la piedra angular. Is 28, 16: Por
eso, as dice el Seor Yahv:"He aqu que yo pongo por fundamento en Sin una piedra elegida, angular,
preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilar.
957
Mt 21, 42; Mc 12, 10; Lc 20, 17

467
Conclusiones iconogrficas

Primera carta de Pedro959 y, con especial intensidad, en la Carta de San Pablo a los
Efesios960.

Encontramos una plasmacin grfica del


concepto en el poema V del De laudibus Crucis, en
el que un gran cuadrado que cobija a otros
cuatro alude al edificio de la Iglesia del que
Cristo es piedra angular, mientras que los
patriarcas, profetas, apstoles y mrtires son los
Fig. 10. De laudibus Sanctae
elementos constructivos del templo del Espritu Crucis, fin. s. X. Madrid,
Biblioteca Nacional de Espaa,
(Fig. 10). Vit/20/5, fol. 19r

Con un carcter similar encontramos en el


Breviarium Historiae Catholicae la idea de Cristo
como mstil central del Arca de No, imagen de la
Iglesia, partiendo, probablemente, de la
identificacin que Hugo de San Vctor establece
en varias de sus obras (Fig. 11). En De archa Noe
morali describe la columna central del arca como
el rbol de la Vida plantado en medio del paraso,
Fig. 11. Breviarium Historia
Catholica, s. XIII-XIV. Madrid, imagen de Cristo en medio de su Iglesia961,
Biblioteca de la Universidad
Complutense, Mss. 138, fol. 12r
mientras que en el Libellus de formatione arche962
retoma la misma idea para aadir adems que las

958
Hech 4, 11-12
959
1 Pe 2, 4-8
960
Ef 2, 19: As pues, ya no sois extraos ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de
Dios, edificados sobre el cimiento de los apstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en
quien toda edificacin bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Seor, en quien tambin
vosotros con ellos estis siendo edificados, para ser morada de Dios en el Espritu
961
HUGO DE SAN VICTOR: Op. cit., Cap. VII, col. 640C.
962
HUGO DE SAN VICTOR: Op. cit. Cap. II, col. 684A y ss.

468
Conclusiones iconogrficas

columnas laterales, ms bajas que la central, representan la humanidad pecadora,


mientras que Cristo se erige como columna central en medio de la asamblea segn
el evangelio de Mateo963.

Otro tema que encontramos representado en los manuscritos con una relevancia
similar es el de la nica Iglesia verdadera, cuerpo espiritual del que Cristo es
cabeza y unin del pueblo de Dios con vocacin universal, fuera de la cual no
existe la salvacin. Este tema tiene especial importancia en el Breviarium Historiae
Catholicae, por ser entendida desde antiguo el Arca de No como imagen de la
Iglesia, pero aparece con igual intensidad en otros de los manuscritos. As, en la
figura V de la obra de Rabano Mauro, encontramos a la Iglesia representada como
un edificio del que patriarcas, profetas, apstoles y mrtires son los elementos
constructivos, simbolizados por cuadrados ya que cuadrado es lo slido e
inmutable, aquello que lo gires por donde lo gires, se mantiene firme y slidamente
estable964, concepto que vemos aplicado tambin a los maderos del Arca de No.

La importancia de los doctores dentro del cuerpo de la Iglesia es otro tema que
aparecer de forma recurrente en los diversos textos e imgenes de los cdices
aqu tratados. En Beda, son los doctores los que deben luchar contra los herejes
que amenazan las vias del Seor, representados en la raposa de la miniatura 36r,
y los que han de instruir a los fieles menos formados simbolizados por las gacelas
mellizas de la miniatura 53v. En Rabano Mauro y el Breviarium de Jimnez de
Rada son esos elementos estables con los que se construye el edificio o la nave de
la Iglesia, mientras que en Pablo, pese a su importancia, no son sino un
instrumento del Seor, que es el nico digno de recibir veneracin, como leemos
en la Primera Carta a los Corintios965.

963
Mt. 18, 19: Os aseguro tambin que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra
para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirn de mi Padre que est en los cielos. Porque
donde estn dos o tres reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos.
964
ORGENES: Op. cit., 1999, p. 116
965
I Cor 3, 5-7: Qu cosa, pues, es Apolo? Y qu cosa es Pablo? Son ministros, por medio de lo cuales
cresteis (...) Yo plant, Apolo reg, pero Dios hizo crecer; as que ni el que planta es algo, ni el que riega,
sino Dios que hace crecer.

469
Conclusiones iconogrficas

Vinculada al tema de la Iglesia se manifiesta con especial intensidad la idea de la


universalidad del mensaje de
salvacin, destinado por igual a judos
y gentiles y a cualquiera que lo
busque, independientemente de su
nivel de perfeccin. Con ese sentido es Fig. 12. Breviarium Historiae Catholicae, s.
XIII-XIV. Madrid, Biblioteca de la
que se representan los animales de Universidad Complutense, Mss. 138, fol. 12r
toda especie dentro del arca (Fig. 12),
pues, como seala San Agustn, tras la partida del cuervo en la nave queda de
todo, animales puros y animales impuros, mientras dura el diluvio, mientras dure
este mundo966.

Como se ha podido observar a lo largo del estudio, tambin los carmina


figurata de Rabano Mauro tratan de forma reiterada el tema de la universalidad
del mensaje de Cristo, mediante smbolos que aluden a la totalidad de lo creado y
a la extensin del plan divino de salvacin. En el Comentario a las Epstolas, y
coincidiendo con las ideas paulinas sobre la unidad de judos y gentiles,
encontramos dos brotes que surgen de un mismo tallo (Fig. 13.), mientras que en
Comentario al Cantar de los Cantares la idea se representa en las cabecillas gemelas
entre elementos vegetales, como esas gacelas mellizas del poema que para Beda
son smbolo de los fieles menos instruidos, de origen judo o gentil (Fig. 14).

Fig. 13. Epistolae Beati Pauli Apostoli cum Fig. 14. Expositio Cantici Canticorum , s.
glossa seu expositione, med. s. XII. Madrid, XI. Madrid, Biblioteca de la
Biblioteca de la Universidad Universidad Complutense, Mss. 38, fol.
Complutense, Mss. 44, fol. 138v 53v

966
DULAEY, M: Op. cit., p. 247.

470
Conclusiones iconogrficas

Gran relevancia adquiere tambin en los


manuscritos el tema de la importancia de los
sacramentos, en especial el bautismo, como medio
por el que el cristiano participa en la muerte y
resurreccin de Cristo, queda limpio de sus pecados
y pasa a formar parte de la Iglesia. La trascendencia
del bautismo la vemos aparecer especialmente el en Fig. 15. Breviarium Historia
Breviarium Historiae Catholicae (Fig. 15) pues el Catholica, s. XIII-XIV. Madrid,
Biblioteca de la Universidad
Diluvio ha sido considerado, tanto en el Nuevo Complutense, Mss. 138, fol.
12r
Testamento como en la patrstica, como
prefiguracin de ste sacramento. La idea se establece en la Primera Carta de Pedro
y posteriormente ser muy desarrollada por Tertuliano en su Tratado del bautismo
y por aquellos escritores que elaboren catequesis bautismal, como San Jernimo o
San Agustn. De esta forma, el agua del Diluvio pasar a simbolizar el agua del
sacramento, la paloma la presencia del Espritu Santo que baja a morar en el
nefito, y el ramo de olivo la uncin con los santos leos.

De un modo menos explcito, encontramos en la miniatura de la Primera Carta a


los Corintios (Mss. 44, fol. 38v) la representacin de una forma similar a la flor de
lis que podra estar aludiendo a la presencia del Espritu Santo, pues el lis se
entendi a veces como emblema de la iluminacin967, en relacin con lo expresado
por el santo al respecto de los diferentes carismas que otorga la presencia del
Espritu Santo y como todos ellos han de servir a un fin comn968

967
CIRLOT, J. E.: Op. cit., p. 279
968
I Cor. 12, 4: Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espritu; diversidad de ministerios, pero un
mismo Seor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se le
otorga la manifestacin del Espritu para provecho comn. Porque a uno se le da por el Espritu palabra de
sabidura; a otro, palabra de ciencia segn el mismo Espritu; a otro, fe, en el mismo Espritu; a otro,
carisma de curaciones, en el nico Espritu; 10 a otro, poder de milagros; a otro, profeca; a otro,
discernimiento de espritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas
cosas las obra un mismo y nico Espritu, distribuyndolas a cada uno en particular segn su voluntad.

471
Conclusiones iconogrficas

En el De laudibus Sanctae crucis de Rabano


Mauro, el tema se trata tambin en el poema
XVI (Fig. 16) dedicada a los dones del Espritu
Santo. El tema en s mismo se relaciona con el
bautismo, que es el medio por el que el
Espritu otorga sus dones al nefito, pero,
adems, el uso de flores o estrellas de ocho
ptalos o puntas establece una relacin con la
Fig. 16. De laudibus Sanctae Crucis,
muerte y resurreccin de Cristo. Por un lado, la s. IX. Madrid, Biblioteca de la
Universidad Complutense, Mss.
estrella se identifica con el Mesas, tanto por la 131, fol.
profeca de Balam como por lo expresado en el
Apocalipsis969 y en el mundo antiguo Venus, el lucero de la maana, se
representaba como una estrella de ocho puntas. Por otra parte, el nmero ocho se
asocia con la resurreccin del Salvador que sucedi el octavo da de la semana, y
por la asociacin que San Pablo970 o San Agustn971, entre otros, establecen entre
este hecho y el sacramento del Bautismo, se ha empleado con frecuencia en el
diseo y la decoracin de edificios y pilas bautismales.

La eucarista, por su parte, no tiene tanta representacin en los manuscritos como


el tema del bautismo, aunque s encontramos una sugestiva alusin en los objetos
eucarsticos del Breviarium de Jimnez de Rada (Mss. 138, fol. 12r), donde adems
se establece una interesante relacin entre ambos sacramentos mediante los

969
Num. 24, 17: La veo, pero no ahora; la contemplo pero no de cerca. lzase de Jacob una estrella, surge
de Israel un cetro, que aplasta los costados de Moab y el crneo de todos los hijos de Set.
Ap. 22, 16: Yo, Jess, he enviado a mi ngel para daros testimonio de lo referente a las iglesias. Yo soy el
retoo y el descendiente de David, el Lucero radiante del alba.
970
Rm 6, 3-4: O es que ignoris que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jess, fuimos bautizados en su
muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con l en la muerte, para que, as como Cristo fue resucitado de
entre los muertos para gloria del padre, as tambin nosotros andemos en una vida nueva
971
As pues, en cualquier da despus de su nacimiento en que sea bautizado un nio en Cristo, equivale a
circuncidarlo al octavo da, puesto que se le circuncida en aquel que, si bien resucit al tercer da de ser
crucificado, resucit sin embargo el da octavo de la semana. AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA:
p. cit., 1971, p. 393.

472
Conclusiones iconogrficas

aspectos de curacin, limpieza y vida eterna que se destacan tanto en el Evangelio


de Juan972 como en el Apocalipsis973.

Fig. 17 Breviarium Historiae Catholicae, s. XIII-XIV. Madrid, Biblioteca de la Universidad


Complutense, Mss. 138, fol. 12r

Otro tema tratado con bastante frecuencia es


el de la importancia de la conducta que ha de
tener el fiel cristiano. Este tema adquiere una
enorme importancia en el Comentario a las
Epstolas, dado el fuerte carcter didctico de
los textos paulinos, pues, como sealbamos
en el correspondiente estudio, Pablo se nos
muestra como un telogo prctico que en sus
Fig. 18. Epistolae Beati Pauli
cartas procura dar respuesta a los problemas Apostoli cum glossa seu expositione,
med. s. XII. Madrid, Biblioteca de
concretos que le planteaban las diferentes
la Universidad Complutense,
comunidades. Las tentaciones, vicios y Mss. 44, fol. 38v

conductas equivocadas a las que el cristiano ha de hacer frente aparecen a veces


representadas en cabecillas monstruosas, insectos y seres fantsticos que, como
advertencia, decoran las capitales que dan inicio a aquellas cartas en las que estos
temas tienen especial relevancia (Fig. 18).

Tambin en el comentario de San Gregorio al Cantar de los Cantares, encontramos


al hombre mordido en los genitales por la serpiente, en alusin al pecado original
que expulsa al gnero humano del paraso (Mss. 38, fol. 133r) y en el Breviarium se

972
Jn 6, 35: Les dijo Jess: Yo soy el pan de vida. El que venga a m, no tendr hambre, y el que crea en m,
no tendr nunca sed.
973
Ap 22,1-2: Luego me mostr el ro de agua de vida, brillante como el cristal, que brotaba del trono de
Dios y del Cordero. En medio de la plaza, a una y otra margen del ro, hay un rbol de vida, que da fruto
doce veces, una vez cada mes; y sus hojas sirven de medicina para los gentiles.

473
Conclusiones iconogrficas

nos muestran los cadveres de aquellos que no


fueron encontrados justos durante el diluvio
(Fig. 19).

Fig. 19. Breviarium Historiae Catholicae, s. XIII-XIV.


Madrid, Biblioteca de la Universidad Complutense, Mss.
138, fol. 12r

En general, encontramos que en todas las obras prima la interpretacin


alegrica de la Biblia en la que todos los hechos tienen, adems de su valor
histrico-temporal, un significado simblico aplicable al Nuevo Testamento o al
Tiempo futuro. En este sentido resulta esencial la influencia de Orgenes, cuyas
ideas, como ya hemos mencionado en los diferentes manuscritos, tuvieron una
importantsima influencia en los telogos posteriores, pese a que la produccin
conservada del alejandrino es escasa. La triple interpretacin de la escritura (literal
o histrica, alegrica y moral), heredada de la Escuela Alejandrina y que l
establece en la de Cesarea, ser el mtodo de interpretacin ms frecuente en el
occidente tardo antiguo y medieval, muy por encima de la exgesis literal de la
Escuela de Antioqua, aunque sta estuvo representada en el fondo complutense
mediante las obras de San Juan Crisstomo.

Siguiendo la tradicin alejandrina, encontramos que esta forma de


interpretacin reaparece al final de la era patrstica en San Gregorio Magno,
fundamentalmente por la influencia de Orgenes y San Agustn, y posteriormente
en Beda, Rabano Mauro y su discpulo Walhafrid Strabo.

La influencia de Orgenes es enorme, sobre todo de su exgesis del Cantar


de los Cantares que, si bien respeta la lectura tradicional expuesta por San Pablo, se
adentra una nueva dimensin teolgica al entenderlo como la experiencia del alma
que anhela el conocimiento y la experiencia de Dios, interpretacin que llegar

474
Conclusiones iconogrficas

hasta San Juan de la Cruz. Sin embargo, pese a su importancia, no es slo este
texto el que encontrar ecos en el resto de las obras de la coleccin; tambin sus
Homilas sobre el Gnesis sern recogidas y reinterpretadas a travs de los
comentarios de San Agustn, Gregorio de Elvira o Beato, que a su vez influyen en
las concepciones que nos muestra el Breviarium

La honda presencia paulina palpable en el pensamiento cristiano, y por


tanto en sus expresiones artsticas, es tambin claramente visible en los
manuscritos estudiados en detalle. Como mencionbamos en el anlisis del
manuscrito 44, pese su capital importancia como difusor del cristianismo la figura
del santo en solitario no es demasiado grata para el arte, a excepcin de cuando se
muestra su participacin en el colegio apostlico o forma pareja con Pedro, pero
los conceptos expuestos en sus Epstolas s encontrarn una extraordinaria
plasmacin en el arte medieval.

Dejando de lado las miniaturas de las propias Epstolas, que, como es lgico,
se apoyan en el texto que ilustran, encontramos referencias a las ideas paulinas en
una gran variedad de ejemplos.

Al referirnos a los motivo iconogrficos que con ms frecuencia se emplean


para referirse al Salvador, hemos destacado la importancia del rbol de la vida,
que si bien procede del Gnesis y de las diferentes profecas mesinicas, encuentra
su identificacin definitiva en la Carta a los Romanos.

Orgenes, y, por consiguiente, aquellos comentaristas que beben de sus


ideas, se basa en Pablo para explicar la distribucin interna del arca de No,
mientras que Beato relaciona las almas que se le conceden al justo No con las
siete cartas del santo dedicadas a las diversas iglesias. Especialmente importante
resulta la vinculacin que establece Pablo entre el bautismo y la muerte y
resurreccin de Cristo en diferentes epstolas, relacin que encontramos latente en

475
Conclusiones iconogrficas

las diversas ocasiones en las que se hace alusin al sacramento, tanto en el


Breviarium como en el De laudibus Crucis.

En esta ltima obra, la influencia de Pablo es especialmente intensa, pues


Rabano Mauro cita con frecuencia al santo de Tarso en sus explicaciones a los
diferentes poemas. De l toma gran parte de la concepcin anglica de la figura III
o la idea de que Cristo es la piedra angular del edificio de la Iglesia en la figura V,
aunque el origen de esta identificacin es anterior, como ya hemos expuesto.

Por su parte, el texto de Beda, aunque presenta una gran influencia de las
ideas origenianas, mantiene tambin la interpretacin paulina de que el poema
representa la relacin de Dios y su Iglesia y, basndose en la Primera Carta a los
Corintios974, identifica los pechos de la amada con la nutricin que los doctores
aportan a los fieles menos formados.

Adems de la interpretacin alegrica, que otorga a los hechos bblicos una


significacin simblica, y relacionada con ella, destaca el uso de la idea de
prefiguracin, por la cual lo narrado en el Antiguo Testamento encuentra su
correspondencia y cumplimiento en el Nuevo y demuestra que la promesa de
salvacin se consuma en Jess. Ya en el Evangelio de Lucas el propio Cristo emplea
la idea del tipo y el antitipo refirindose a s mismo975, y tambin en los Hechos de
Los Apstoles, los Evangelios y las Epstolas encontramos que, en el mbito judo, la
proclamacin del kerigma recurre la este sistema para mostrar que Jess es el
Mesas esperado976. Sin duda, la mayor difusin de sta forma de relacin entre

974
I Cor. 3, 1-3: Yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carnales, como a
nios en Cristo. Os di a beber leche y no alimento slido, pues todava no lo podais soportar. Ni aun lo
soportis al presente; pues todava sois carnales.
975
Lc. 24, 25-27: l les dijo: Oh insensatos y tardos de corazn para creer todo lo que dijeron los profetas!
No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar as en su gloria? Y, empezando por Moiss y
continuando por todos los profetas, les explic lo que haba sobre l en todas las Escrituras.
976
Act. 8, 26-35: Y he aqu que un etope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etopes, que
estaba a cargo de todos sus tesoros, y haba venido a adorar en Jerusaln, regresaba sentado en su carro,
leyendo al profeta Isaas. El Espritu dijo a Felipe: Acrcate y ponte junto a ese carro. Felipe corri hasta l
y le oy leer al profeta Isaas; y le pregunt: Entiendes lo que vas leyendo? l respondi: Cmo lo puedo
entender si nadie me hace de gua? Y rog a Felipe que subiese y se sentase con l. ()El eunuco pregunt a

476
Conclusiones iconogrficas

ambas realidades surge de los escritos paulinos y de la patrstica y determina, en


gran medida, el sistema iconogrfico cristiano.

La idea de prefiguracin se hace especialmente palpable en la miniatura del


arca de No que decora el Breviarium de Rodrigo Jimnez de Rada, pues los
diversos elementos que la integran han sido entendidos desde el mundo
paleocristiano como arquetipo de las realidades del Nuevo. As, entre los muchos
componentes simblicos de la imagen que hemos referido en el correspondiente
estudio, No se nos presenta como prefigura de Cristo, del que surge una nueva
humanidad tras las aguas del Diluvio, interpretadas ya desde antiguo como
smbolo del bautismo, mientras que el arca simboliza y anticipa la Iglesia.

En relacin con estas formas de interpretacin, que ven en los hechos y


personajes un reflejo de realidades superiores, destaca tambin el abundantsimo
empleo de los nmeros con carcter simblico, hecho que, segn Michel Perrin, se
explicara porque para el hombre medieval, el plan de Dios es aritmtico977, tal y
como se expresa en el Libro de la Sabidura 11,20 cuando se dice Pero t regulaste
todo con medida, nmero y peso.

El ejemplo ms elocuente de esta concepcin es el complejo intrincado de


relaciones numricas que nos muestra el De laudibus Sanctae Crucis de Rabano
Mauro, donde cada concepto se expresa y sostiene a travs del nmero y de sus
relaciones, y que posteriormente desarrollara en su obra De Universo. Sin embargo,
pese a su relevancia, no esta la nica obra en la que la importancia simblica del
nmero aparece de forma reiterada en la iconografa y los textos. Aquellos que
interpretan la historia del diluvio y en los que se sustenta la representacin del
arca de No del Breviarium Historiae Catholicae, emplean tambin las ideas de
medida, dimensin y nmero con carcter simblico, de tal forma que el nmero

Felipe: Te ruego me digas de quin dice esto el profeta: de s mismo o de otro? Felipe entonces tom la
palabra y, partiendo de este texto de la Escritura, se puso a anunciarle la Buena Nueva de Jess.
977
PERRIN, M.: Op. cit., 1995. p. 200

477
Conclusiones iconogrficas

de los salvados pasa a relacionarse con el da de la resurreccin de Cristo y el


tamao del arca alude al perdn o se relaciona con la cruz del Salvador.

San Gregorio afirmaba que la pintura se empleaba en las iglesias para que
los analfabetos pudieran descifrar aquello que no eran capaces de leer en los
cdices978. No es el caso de los manuscritos que aqu estudiamos, pues nos
encontramos ante obras especializadas para un lector formado, en las que la
ilustracin no es meramente explicativa sino que remite a conceptos teolgicos
complejos expresados en el texto.

Como sealbamos en la introduccin, consideramos que poco en el arte


medieval es simplemente decorativo y que detrs del artesano se encuentra
siempre el telogo que establece, concreta y detalla el programa iconogrfico. Si
esto es cierto para cualquier soporte, ms an para la miniatura en la que la
palabra inspiradora, ya sea el texto sagrado o la interpretacin que de l hacen los
doctores, se convierte en marco para la plasmacin pictrica.

Incluso cuando las imgenes no forman escenas o ciclos narrativos, casi


todas ellas, en diferentes grados de complejidad, ilustran, clarifican o remiten al
texto que acompaan, convirtindose as en refuerzo visual del mensaje que
transmite la obra. Suele ser la descontextualizacin temporal, lingstica y de
pensamiento la que impide, muchas veces, hallar la clave de interpretacin de las
imgenes y, aunque muchos motivos parezcan meros divertimentos estticos, el
anlisis del texto al que acompaan permite vislumbrar, a veces, que detrs de las
figuras fantsticas de dragones y monstruos, o cobijado entre la flora que decora
una capital, se encuentra un mensaje para el fiel que se acerca a la obra de arte.

978
Gregorio I, Papa, Santo: Epistulae, IX, 209.

478
Conclusiones codicolgicas

2. Aspectos codicolgicos

Como plantebamos anteriormente, el estudio se ha centrado en quince


cdices iluminados, realizados entre los siglos IX y XIV y presentes en el lote
fundacional de ca. 1512. Dado que este grupo representa en torno al diez por
ciento de la totalidad del fondo ildefonsino, las conclusiones que podemos extraer,
aunque significativas cualitativamente, son por fuerza parciales, no pudindose
aplicar al grueso de la coleccin.

El soporte escriptorio empleado es, en todos los casos, el pergamino,


normalmente de mediana calidad y, salvo excepciones, presenta una buena
preparacin.

Entre los manuscritos altomedievales, abundan los copiados en letra


carolina, frente a los escritos en visigtica o uncial. Los cinco datados en la Baja
Edad Media emplean la letra gtica979.

De los quince cdices estudiados, trece estn escritos en lengua latina, uno
en griego y otro, los Libros del saber de Astronoma, en castellano.

En cuanto a la iluminacin, encontramos que la mayor parte se concentra en


capitales decoradas con mayor o menor riqueza, a excepcin de tres cdices que
muestran una mayor presencia de miniatura. En el caso del De laudibus Crucis, este
hecho viene provocado por la propia naturaleza de la obra, al ser sta una
coleccin de poemas grficos. Los Libros del saber de astronoma, por ser un tratado
de carcter tcnico, requeran la presencia de imgenes explicativas, pero esta
caracterstica es adems signo de identidad de muchas de las obras procedentes
del escritorio alfons980. La presencia de la miniatura del arca de No en el
Breviarium Historiae Catholicae viene determinada, probablemente, por ser una
copia fiel del ejemplar escurialense que tambin la incorporaba y que fue
979
No conservamos datos sobre la letra utilizada en el desaparecido Breviarium toletanum (BH Mss. 48).
980
CRDENAS, A. J.: Op. cit., 1986, p. 112.

479
Conclusiones codicolgicas

promovida directamente por su autor, el arzobispo de Toledo Rodrigo Jimnez de


Rada.

Otra excepcin notable en lo que a la iluminacin se refiere, es el Psalterium


con glosa (Mss. 40) de finales del siglo XII, manuscrito realizado con un extremo
cuidado y, lamentablemente, mutilado de todas las capitales de mayor tamao,
pese a lo cual an hoy se puede apreciar la calidad de su confeccin y decoracin.

Todos los manuscritos conservados, salvo los dos restaurados981, presentan


la misma encuadernacin en pasta espaola con el super libros dorado cisneriano
en una interpretacin herldica del siglo XVII982. El que muchos de los
manuscritos de la Biblioteca Histrica presenten el mismo tipo de encuadernacin,
nos hace pensar en una reencuadernacin general de ejemplares deteriorados que
se pudiera llevar a cabo coincidiendo con la elaboracin de algn inventario. En
este sentido, el que en la mayor parte de los manuscritos aparezca la anotacin
manuscrita Visto ao de 1614, coincidiendo probablemente con la revisin del
fondo bibliogrfico que se hizo entre 1611 y 15 durante la reforma de Diego
Hernando de Alarcn y Pedro de Tapia983, nos hace pensar que quiz fuera en este
momento cuando tal reencuadernacin se llevara a cabo.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta la referencia que da Villa-Amil en


su estudio del Breviarum Historiae Catholicae de Rodrigo Jimnez de Rada al
respecto de que en el ltimo tercio del siglo XVIII la formacin de los ndices fue
acompaada de una encuadernacin uniforme de un gran nmero de volmenes,
como se menciona en el prlogo latino del catlogo de los manuscritos (BH Mss.
336), por lo que la reencuadernacin bien podra datar de este momento aunque
siguiese modelos herldicos ms antiguos984.

981
El Breviarium Historiae Catholicae (Mss. 138) en la actualidad se conserva protegido por lminas de
polister en tres estuches de cartn neutro para evitar su degradacin. Al respecto, vase p. Por su parte, la
encuadernacin actual de la Primera Biblia de Alcal (Mss. 31) es fruto de la restauracin y se ha realizado
en becerro gofrado con una decoracin geomtrica muy sencilla y con broches metlicos. Vase p. 328.
982
Al respecto, vase CARPALLO BAUTISTA, A. [et. al.]: Op. cit., p. 87.
983
Vase p. 56.
984
VILLA-AMIL Y CASTRO, J. de: El Arca, 1878, pp. 587-623.

480
Conclusiones codicolgicas

Desde el punto de vista temtico, este pequeo ncleo de manuscritos


iluminados muestra una preferencia por los textos sagrados, la teologa y la
exgesis bblica, como corresponde a una institucin educativa que pretendi dar
un nuevo impulso a la enseanza teolgica en Espaa y, por extensin, lograr la
reforma de la vida espiritual y cultural del Reino. Cisneros se anticipar al
Concilio de Trento en la importancia otorgada a las fuentes bblicas y a la
patrstica, recopilando para la Biblioteca Complutense una cuidada seleccin de
textos sagrados y comentarios exegticos, y dando a la imprenta proyectos tan
significativos como la Biblia Polglota Complutense.

Nos encontramos ante un fondo tpicamente universitario en el que los


libros parecen haber sido escogidos por su contenido y su funcionalidad, y no por
su riqueza formal o material. Salvo algunas excepciones, como los libros
procedentes del fondo de Isabel la Catlica, estos manuscritos seran el pariente
ms cercano de los libros de pecia y su presencia en el fondo parece estar
relacionada con la importancia otorgada en el renacimiento a los originales por su
correccin textual y antigedad. En opinin de Otto Pcht, cuanto ms privado era
el carcter del libro, menor estmulo exista para su estructuracin y decoracin
artstica985, lo que explicara, en parte, que las obras de la Biblioteca Ildefonsina,
obras de estudio y de lectura privada, no contaran con la exhuberancia decorativa
que podramos encontrar en las obras destinadas al culto o a una biblioteca regia.

Por otra parte, y siguiendo la definicin de San Buenaventura986, estos


quince manuscritos nos dan cuenta de las diferentes formas de hacer un libro en la
Edad Media: en ellos encontramos copistas, compiladores, comentaristas y
autores, y nos permiten vislumbrar la importancia de la palabra escrita pues, en

985
PCHT, O.: La miniatura medieval: Una introduccin. Madrid: Alianza, 1987, p. 35.
986
Cudruple es la manera de hacer un libro. En efecto, aquel que escribe lo ajeno, sin aadir ni cambiar
nada, es llamado meramente copista; el que escribe lo ajeno e introduce adiciones que no son suyas, es
dicho compilador; en cambio, quien el que escribe lo ajeno como texto principal y lo propio como
aclaracin es denominado comentarista y no autor; por ltimo, aquel que escribe no slo lo propio sino
tambin lo ajeno, pero lo propio como texto principal y lo ajeno como confirmacin de lo dicho, esa persona
tal es la que debe ser considerada como autor. BUENAVENTURA, SANTO, 1224- 1244: Opera
theologica. Quarecchi: Ad Claras Aquas, 1934, Vol. I, Proemium in librum I Sententiarum, q. 4. [Traduccin
de Elisa Ruiz]

481
Conclusiones codicolgicas

palabras de Ramn Gonzlvez, al ser el cristianismo una religin del libro, ni los
ministros de la Iglesia podan formarse sin una extensa red de centros de enseanza ()
ni la rica variedad de organismos como parroquias () monasterios femeninos y
masculinos, conventos, escuelas y universidades podan prosperar y desenvolverse sin los
libros imprescindibles987.

987
GONZLVEZ RUIZ, R.: Op. cit. 1998, p. 235-236.

482
CDICE LENGUA SOPORTE DATACIN TIPO DE ILUMINACIN MATERIA
LETRA
De laudibus Sanctae Crucis (Mss. Latn Pergamino Siglo IX Carolina Poemas grficos Poesa religiosa
131)
Biblia latina (Mss. 31) Latn Pergamino Siglo X (in.) Visigtica Iniciales Sagrada Escritura

Biblia latina (Mss. 32) Latn Pergamino Siglo X (in.) Visigtica Iniciales Sagrada Escritura

Comentario al Evangelio de Griego Pergamino Siglo X-XI Minscula Iniciales Exgesis bblica
Mateo (Mss. 24) uncial
Expositio in Cantici Canticorum Latn Pergamino Siglo XI Carolina Iniciales Exgesis bblica
(Mss. 38)
Tractatus in Evangelium Latn Pergamino Siglo XI-XII? Carolina? Iniciales Exgesis bblica
secundum Lucam (Mss. 43)
Epistolae Pauli Apostoli cum Latn Pergamino Siglo XII (med.) Carolina Iniciales Exgesis bblica
glosa (Mss. 44)
Comentaria in Pentateuchum et in Latn Pergamino Siglo XII (ex.) Carolina de Iniciales Exgesis bblica
libros Iosue, Iudicum et Rut (Mss. transicin
36)
Psalterium et cantica cum glossa Latn Pergamino Siglo XII (ex.) Carolina de Iniciales Exgesis bblica
(Mss 40) transicin
Biblia latina (Mss. 33-34) Latn Pergamino Siglo XIII Gtica Iniciales Sagrada Escritura

Liber morborum (Mss. 120) Latn Pergamino Siglo XIII Gtica Iniciales Medicina

Sermones (Mss. 69) Latn Pergamino Siglo XIII Gtica Iniciales Teologa dogmtica
Principales caractersticas de los manuscritos

y moral
Libros del Saber de astronoma Castellano Pergamino Ca. 1270 Gtica Iniciales, constelaciones, Astronoma
(Mss. 156) instrumentos astronmicos
Breviarium Historia Catholica Latn Pergamino Siglo XIII-XIV Gtica Iniciales, retrato del autor, Exgesis bblica
(Mss. 138) escena bblica
Breviarium toletanum (Mss. 48) Latn Pergamino ? ? Iniciales Liturgia

483
Manuscritos e impresos

3. Manuscritos e impresos

La Biblioteca Complutense se form en un contexto de tremendos cambios,


pues la imprenta, en cuya difusin tanto tuvo que ver el cardenal Cisneros, haba
hecho su aparicin pocos aos antes, condicionando, sin duda, la propia historia
del libro y, en concreto, la composicin del fondo librario universitario.

Aunque la apreciacin del nuevo ingenio fue en general positiva, no faltan


las voces en contra de esta innovacin. Micer Gonzalo en 1494 escribe:
Dios nos ha hecho gracia que en nuestros tiempos hayamos tanta abundancia de
libros Latinos, Griegos et arbigos, en todas las facultades, et parece me, que ha
acahecido el contrario, que los ingenios se han encogido, et apoquecido, despus
de la abundancia de los libros, como en otro tiempo quando haba pocos, se
descubran muy grandes ingenios988.

Con la aparicin de la imprenta, y debido al espectacular aumento de la


oferta, el precio del libro, sobre todo manuscrito, experiment un descenso del que
el testamento de Gonzalo Garca de Santa Mara, otorgado en 1519, da buena
cuenta:
Item lexo a mi mujer todo lo que se fallara dentro de mi studio, assi de libros que
esten en las tablas y fastigones, como en el suelo y dentro de caxas y caxones; assi
de pergamino como de paper, u ass scriptos de mano, como de emprenta (), que
creo valen hoy, ahun con la emprenta, mas de cinquo mil sueldos, y valian mas de
mil florines de oro antes de la emprenta989.

Sin embargo, aunque el desarrollo de la imprenta supuso un descenso de la


produccin de manuscritos, no ocasion en un primer momento su

988
Prlogo de El Catn en latn et en romane. Zaragoza: Pablo Hurus, 1494. Recogido en REYES GMEZ,
F. de los: El libro en Espaa y Amrica. Legislacin y censura. Madrid: Arco Libros, 2000, p. 89.
989
Recogido en PEDRAZA GARCA, M. J.: El libro espaol del Renacimiento: La vida del libro en la
fuentes documentales contemporneas. Madrid: Arco Libros, 2008 segn la transcripcin publicada por
SERRANO Y SANZ, M.: Testamento de Gonzalo Garca de Santa Mara en Boletn de la Real Academia
Espaola, ao I, t. 1, 1914, pp. 470-478, doc. 5.

484
Manuscritos e impresos

desaparicin990. El libro de mano, por su coste y lo dilatado de su elaboracin,


qued asociado al concepto de libro de lujo y se mantuvo, sobre todo, para las
obras litrgicas que requeran un alto nivel de perfeccin y un gran esmero en la
transmisin del texto991.

Esta progresiva especializacin del oficio hacia el libro religioso se pone de


manifiesto en la terminologa empleada en contratos y capitulaciones. Los
trminos escritor de libros de iglesia o escritor de libros eclesisticos aparecen con
mucha frecuencia, aunque tambin se localizan los de escritor de letra de mano o de
letra gorda. Encontramos, pues, gran abundancia de libros de coro, cantorales,
breviarios, salterios y otros libros de tipo litrgico, aunque tambin en algunos
casos se encargan libros de privilegio, rboles genealgicos y, por supuesto, cartas
de marear cuya fabricacin manuscrita ser muy prolongada en el tiempo.

Esta concepcin del libro manuscrito como libro de lujo hace que, cuando
en los primeros tiempos de la imprenta se deseaba dar realce a una edicin
impresa, se recurriese con frecuencia a las tcnicas propias del manuscrito, como
la impresin sobre vitela o la iluminacin manual posterior de orlas o capitales,
como sucedi con el Dioscrides del Doctor Laguna, propiedad de Felipe II y
coloreado a mano, o con la edicin en vitela de la Biblia Polglota de Amberes que
el mismo monarca deposit en su biblioteca del monasterio de San Lorenzo el Real
de El Escorial992.

Como seala Vctor Mnguez al referirse al libro impreso ilustrado del siglo
XV, el rpido xito de este producto se debi a que la sociedad estaba

990
Carla Bozzolo y Ezio Ornato sealan que hacia 1480 en las bibliotecas francesas slo se registraba un 6%
de impresos mientras que hacia 1530 el porcentaje de manuscritos apenas sobrepasaba el 10%. Vid.
VERNET, A. (Ed. lit.): Histoire des bibliothques franaises. Vol.1, Les bibliothques mdievales: du VIe.
sicle 1530. Paris: Promodis: Editions du Cercle de la Librairie, 1989, p. 333 y ss.
991
Manuel Jos Pedraza seala que un copista de libro de valor produca unas 250 lneas de texto en dos
meses y medio, el tiempo necesario para poder imprimir un milln de ejemplares. El coste de un nico
ejemplar manuscrito supona un tercio del coste total de edicin. Vid. PEDRAZA GARCA, M. J: Op. cit.,
2008, p. 95.
992
BOUZA LVAREZ, F.: Del escribano a la biblioteca: la civilizacin escrita europea en la alta edad
moderna (siglos XV-XVII). Madrid: Sntesis, 1992, p. 46.

485
Manuscritos e impresos

familiarizada con la ilustracin libresca a travs de la iluminacin de los


manuscritos medievales. Si estos nuevos libros deban competir con los antiguos
cdices, obviamente ms valorados si contaban con iniciales, orlas y miniaturas,
los editores haban de ofrecer un producto igual de atractivo visualmente por lo
que, la aparicin de la imprenta supondra el desarrollo de la imagen
multiplicada993.

En cuanto a la Biblioteca Complutense, encontramos que gran parte del


total de los libros de Teologa y Patrstica incluidos en la dotacin fundacional,
segn el inventario de ca. 1512, estaba formada por manuscritos. Como seala
Garca Oro, el que al consignar muchas de estas obras se mencionen dos o ms
volmenes parece sugerir su carcter manuscrito ya que la imprenta no haba
acometido an obras de tal magnitud994. Dado lo temprano de la fecha, no es de
extraar que se recurriese a esta tipologa ya que muchas de las obras necesarias
para la formacin de los colegiales no haban sido dadas an a la imprenta. En
otros casos, sin embargo, encontramos que ya exista edicin impresa de las
obras995 y, pese a ello, se eligieron copias manuscritas para incluirlas en el fondo,
quiz por la valoracin que a las obras de mano se les daba por su correccin
textual y antigedad.

Adems, queda constancia de que esta modalidad se sigui utilizando en el


Colegio de San Ildefonso para los libros de uso restringido como los litrgicos, y
prueba de ello es el encargo que hace el rector al escribano Martn Tapiador en
1515 de unos oficios de difuntos para la iglesia de San Ildefonso, por el que se
pagaron dos mil cuatrocientos cuarenta y siete maravedes996. Tambin hay
referencias a compras de papel y pergamino para aquellas obras que se realizaban

993
MNGUEZ, V.: Imgenes para leer: Funcin del grabado en el libro del Siglo de Oro en CASTILLO
GMEZ, A. (Comp.): Escribir y leer en el siglo de Cervantes. Barcelona: Gedisa, 1999, p. 257.
994
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992, p. 362
995
El Comentario al Cantar de los cantares de San Gregorio Magno, que recoge el Mss. 38, fue impreso en
Salamanca por Juan Gysser en 1508; de las obras de San Juan Crisstomo existen numerosas ediciones desde
fecha temprana, como la del Comentario al Evangelio de Mateo impresa en Colonia en 1487.
996
A.H.N. Universidades. Libro 813, f. 2v. La cifra escrita en nmeros romanos es IIMCCCCXLVII.

486
Manuscritos e impresos

con vistas a la Polglota, como traducciones de lenguas bblicas, o para las cuentas
de uso interno del Colegio997.

Pero la librera del Colegio tambin se desprenda de duplicados y restos


bibliogrficos que haban quedado obsoletos. En 1526 aparecen depositados en
cajas y apartados del uso libros de cuentas y sacrista junto con misales, libros
litrgicos y musicales que haban sido remplazados por otros ms acordes a los
tiempos. En 1584 el visitador Valera dispuso desprenderse de muchos papeles
redactados entre 1510 y 1560 que a efectos administrativos carecan de valor998.

Garca Oro supone que, en este trasiego de libros y papeles, seran


eliminados sin duda manuscritos cuyo valor era considerado nulo, bien por haber
sido ya impresos o porque su contenido resultaba obsoleto. En la actualidad no
resulta raro, al revisar los impresos de los siglos XVI y XVII principalmente,
encontrar tiras de pergamino en letra gtica e incluso carolina reforzando las
encuadernaciones.

Tambin Perez Byer cuenta en el XVIII que se vendieron har como treinta
aos cantidad de cdigos manuscritos hebreos y griegos que eran los mismos que el
cardenal Cisneros haba hecho buscar por toda Europa y comprado a precio de oro, para
que sirviesen de originales en la edicin de su famosa Biblia complutense, a cierto
polvorista de Alcal, llamado Torija () como pergaminos viejos e intiles, sino para
cohetes en que se emplearon999.

Los inventarios de estos primeros siglos dejan constancia de que, en un


primer momento, no se hace apenas distincin entre manuscrito e impreso: en
contadas ocasiones encontramos los trminos de mano o de molde para
especificar su condicin y nos ser hasta el siglo XVIII, al menos en lo que respecta

997
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992,p. 368
998
Ibd., p. 379.
999
PREZ BAYER, F.: Por la libertad de la literatura espaola. Alicante, 1991, p. 402, recogido en PESET,
M.: Libros y Universidades en Ex-libris universitatis: el patrimonio de las bibliotecas universitarias
espaolas. Madrid: Conferencia de Rectores de las Universidades Espaolas, 2001 p. 33

487
Manuscritos e impresos

a la Biblioteca Complutense, que nos encontremos inventarios diferenciados de


unos y otros libros.

Sin embargo, aunque escasas, s existen menciones al valor del manuscrito


en fechas prximas a la creacin de la Biblioteca Complutense. Joan Loreno Cala
escribe al Duque de Ganda en 1525:
Por dicha carta veo me manda vuestra Illustre Seora le compre algunos libros
scritos de mano en latin vieios tractantes de poeta, rethrica y de historia, porque
han de servir para la librara que nuevamente ha mandado hazer vuestra Seora
en su palatio. Stoy dello admirado porque, a la una parte, pienso sera bien vuestra
Seora mandase comprar libros de nueva emprempta, bien correctos y bien
guarnescidos porque deocrasen aquella librara que fuese conforme a la nobleza y
grandeza de vuestra Illustre Seora. Al contrario desto pienso que vuestra Illustre
Seora ha consideracin a la iniquidad de nuestro tiempo en el qual semeiante
sciencia no es codiciada () y por eso si vuestra Seora manda que yo compre los
libros susodichos mandar me ha screvir vuestra Illustre Seora el nmero
dellos1000.

Ms reveladora resulta la apreciacin que hace Benito Arias Montano sobre


su coleccin, a los que denomina originales1001, en su carta al rey. Escribe Arias
Montano:
Yo tengo originales que valen ms de mil ducados, y no los dara yo por ningn
precio por ser quito dello. Son hebraicos, griegos, caldeos, latinos y los tengo

1000
Carta de Joan Loreno Cala al Duque de Ganda, Barcelona, 27 de enero de 1525. Fundacin
Francisco Zablburu y Basabe, Coleccin Mir, Carpeta 23-920 segn la transcricpcin de BOUZA
LVAREZ, F.: Leer en Palacio, del Aula Gigantium al Museo de Reyes en El libro antiguo espaol III: El
libro en palacio y otros estudios bibliogrficos. Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca [etc.],
1996, p. 40.
1001
El Padre Sigenza en la Tercera parte de la historia de la Orden de San Gernimo aclara cul era el
significado de originales en la poca: originales se llaman los libros de mano antiguos, aunque sean de
muchos aos despus de sus mismos autores. Recogido en RUIZ GARCA, E.: La pasin anticuaria al
servicio de Felipe II en El libro antiguo espaol III: El libro en palacio y otros estudios bibliogrficos.
Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca [etc.], 1996, p. 250.

488
Manuscritos e impresos

mandados en mis testamentos a la librera de los originales de vuestra


majestad1002.
Especialmente interesante resulta la carta que el humanista Juan Pez de
Castro, asesor de Felipe II en la creacin de la biblioteca escurialense, escribe a
Mateo Vzquez sobre el precio y la valoracin de los libros manuscritos en
15681003:
He procurado reducir el precio de estos libros a cierta regla en que haya
certeza y albedro. Habr diez y siete aos que por mandado del Ilustrisimo
seor Cardenal de Burgos concert un escribiente griego de nacin para
trasladar algunos libros muy raros en Roma (). Pagbasele medio real
por cada hoja () Desde aquel tiempo se han las cosas encarecido de tal
arte () que merece bien un real cada hoja de aquellos libros (). Lo de
poner doblado el precio de cada hoja de lo que concert en Roma no es de
maravillar pues el tiempo lo causa y vemos que la Biblia del Cardenal
Francisco Ximenez vala seis ducados y vale agora treinta ducados () por
la rareza de las cosas y as los son estos libros del seor Cardenal bien
raros los ms de ellos.
[Van] sealados los libros que estaban doblados y an tres doblas y los que
estaban ya impresos, ms no por esto no se deban de tener los ejemplares
antiguos en menos. Antes, las libreras principales deberan estar provedas
de libros de mano en todas lenguas, porque stas les dan nombre y fama y
estima.

Ambrosio de Morales expone en la documentacin relativa a la Biblioteca


Escurialense que lo ms importante es hazer la librera insigne, y lo que se debe
procurar con ms cuydado es juntar muchos originales de mano antiguos y muy escogidos.
Porque quando de stos tuviere muchos la librera, ser aventajada sobre otras ms que
por ningunas otras muchas qualidades que en ella pudiesen concurrir. Estos originales
son los que ennoblecen las libreras y las hazen muy famosas y celebradas en boca y
escritura de todos los hombres insignes que saben y escriben, y esto es lo que

1002
GIL, J.: Arias Montano [Bienes y herederos]. Badajoz, 1998, p. 58. Recogido en LVAREZ
MRQUEZ, M del C.: El libro manuscrito en Sevilla (Siglo XVI). Sevilla: rea de Cultura y Fiestas
Mayores, Ayuntamiento de Sevilla, 2000, p. 119.
1003
BOUZA LVAREZ, F.: Op. cit., 1992, p. 138.

489
Manuscritos e impresos

principalmente se estima en una librera sin que nadie le ponga en competencia otra cosa
ninguna que sea tanto de preciar1004.

Tambin Mutio Pansa, en su descripcin de la Biblioteca Vaticana, se refiere


a la importancia de los manuscritos del fondo:
E quel che pi mirabile la maggior parte di essi sono scritti penna, perloche si
giudice, che siano i veri originale, o vero i pi corretti trasunti di quei primi
Scrittori1005

Maria Luisa Agati seala que en la Edad Media y el primer Renacimiento el


libro representaba un bien precioso, como demuestran aquellos inventarios de
iglesias y abadas en los que los cdices aparecan consignados entre los bienes del
tesoro1006. En su opinin, a partir del siglo XV los inventarios comienzan a dar
cuenta, no slo del ttulo de la obra, sino tambin de la materia, la encuadernacin
y la decoracin. Sin embargo, en lo que atae a la Biblioteca Complutense,
encontramos que los inventarios del siglo XVI y XVII resultan tremendamente
parcos en detalles alusivos a la iluminacin y a la calidad artstica de las obras. El
libro 1092 de Universidades del AHN slo hace mencin a la ilustracin en dos
ocasiones: al referirse a tres libros grandes de coro, de vidas de santos, escritos en
pergamino, de letra gruesa antigua, iluminados al principio de oro y colores, bien
encuadernados y a un breviario del que dice que est escrito de mano, en algunas
partes iluminado, bien encuadernado e guarneido1007; en ninguno de los otros ndices
de estos siglos aparecen alusiones a la imagen.

Tampoco son abundantes los datos relativos a la consideracin del oficio de


escribano e iluminador en el primer Renacimiento y hemos de recurrir a los

1004
A.G.S. Obras del Escorial. Legajo 2. Recogido en RUIZ GARCA, E.: Op. cit. 1996, p. 250-251.
1005
PANSA, M.: Della Librera Vaticana RaggionamentiRoma, 1590. Recogido en BLASCO
CASTIEYRA, S.: La imagen literaria de la Biblioteca Vaticana y la Biblioteca del Escorial: Mutio Pansa,
Angelo Rocca y Fray Jos de Sigenza en El libro antiguo espaol IV, p. 147.
1006
AGATI, M. L.: Il libro manoscritto: introduzione alla codicologia. Roma: L'Erma di Bretschneider,
2003, p. 395.
1007
Estos libros sealados, adems, no formaban parte de la biiblioteca del Colegio sino que se hallaban en
el llamado Depsito donde se guardaban documentos esenciales como bulas o cartas de privilegio. A.H.N.
Universidades. Libro 1092, fol. 68v.

490
Manuscritos e impresos

contratos y pagos para trazar, al menos aproximadamente, el perfil de dichos


oficios y la consideracin del producto final1008.

El proceso del libro manuscrito se iniciaba con un contrato entre las partes
que especificaba los pagos y el plazo de entrega (muy dilatado habitualmente) as
como las caractersticas fsicas de la obra: materia escriptoria, renglones por hoja,
hojas por cuaderno, etc. y si haba de llevar o no iluminacin. Los rubricadores e
iluminadores eran considerados artesanos independientes y su tarea muchas veces
quedaba fuera del contrato con el escribano que sola ser capaz de hacer letras
quebradas o principios lanceados (probablemente los rasgueos que se extienden
desde las capitales por los mrgenes en los cdices gticos), letras cuadradas
tornasoladas y cardinales pero no iluminaciones ms complejas como vietas o
historias1009.

Nada ms nos trasmiten estos documentos sobre la decoracin del


manuscrito, o su calidad, aunque s sabemos por otras fuentes que el aspecto
esttico de los libros se consideraba un valor que sumaba al propio de la
Biblioteca. En este sentido, la consideracin que hace Fray Jos de Sigenza sobre
la Biblioteca Escurialense resulta muy reveladora y aplicable tambin a la
reencuadernacin general de ejemplares que, entre los siglos XVII y XVIII, se
realizara en la biblioteca Ildefonsina:
Hase procurado que tengan todos una misma enquadernacin y que se hagan
proporcionados y buenos tomos, lo que creo que hasta agora no se ha hecho en
ninguna de las libreras de que tenemos noticia1010.

1008
Es evidente que poco tiene que ver el escribiente renacentista con el copista de los scriptoria
altomedievales aunque es probable que existiese mayor similitud con los de la Baja Edad Media, por la
mayor presencia de laicos que compaginaban esta actividad con otros oficios como el de platero, vidriero o
maestro de hacer cartas de marear. Sobre estos aspectos vid. PEDRAZA GARCA, M. J.: Op. cit. y
LVAREZ MRQUEZ, M del C.: Op. cit.
1009
M del Carmen lvarez Mrquez incluye algunos precios pagados por ciertas iluminaciones en los
primeros aos del XVI. Una letra costaba 170 maravedes en 1512 mientras que por una historia se pagaron
1100 y 250 y por una vieta 102 en 1514. Vid. LVAREZ MRQUEZ, M del C.: Op. cit, p. 96
1010
JOS DE SIGENZA: Historia de la Orden de San Jernimo, II. Madrid: NBAAEE, 1909, p. 590.
Recogido en BLASCO CASTIEYRA, S.: La imagen literaria de la Biblioteca Vaticana y la Biblioteca del
Escorial: Mutio Pansa, Angelo Rocca y Fray Jos de Sigenza en El libro antiguo espaol IV, p. 162.

491
Manuscritos e impresos

Como conclusin, cabe sealar que la contemplacin de un incunable y un


manuscrito inacabado, sin la decoracin de mrgenes, capitales o escenas, deja
muy claro que el deseo de continuidad era evidente en la imprenta primitiva y que
no exista en un principio intencin de realizar un producto diferente sino de
continuar haciendo libros, de la nica forma que se conceba. Como afirma
Fernando Bouza, en realidad, manuscrito e impreso son los polos de un solo continuo
que es la escritura1011.

Los libros del Colegio de San Ildefonso eran ante todo libros de estudio, de
ah que su calidad artstica no sea aspecto prioritario en su adquisicin aunque
esta fuera, sin duda, un valor aadido al meramente textual. Como hemos visto a
travs de algunos textos conservados, los hombres ilustrados del Renacimiento,
entre los que sin duda se contaba Cisneros, valoraban los originales por su
antigedad y rareza, por la correcta transmisin del texto y por el prestigio que su
posesin otorgaba a cualquier biblioteca que los custodiara.

No concierne a este estudio analizar el tremendo impacto que la imprenta


alcalana y las empresas editoriales de Cisneros tuvieron para el mundo librario,
pero es innegable que la herencia cultural conservada en los manuscritos del
fondo complutense tuvo mucho que ver en este proceso. Como expone
magistralmente Garca Oro, la imprenta, recientemente introducida en Espaa, sera la
encargada de esparcir estos tesoros bblicos y mil otros patrsticos, humansticos y
literarios fraguados a la sombra de la Academia complutense (). Las numerosas
ediciones de escritos medievales y contemporneos que l patrocin alimentaron la vida
espiritual de la siguiente generacin espaola y especialmente de la de los grandes
msticos del siglo XVII1012.

1011
BOUZA LVAREZ, F.: Op. cit., 1992, p. 48.
1012
GARCA ORO, J.: Op. cit., 1992, p. 427.

492
VII. BIBLIOGRAFA

493
494
Bibliografa

Fuentes manuscritas

Biblioteca Complutense, o Catlogo de sus libros impresos dispuesto por orden de


materias por el Dr. D. Zacaras de Luque, Bibliotecario Mayor, ao de 1799. Tomo I-II,
Madrid, 1799. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 330-
331.

Catlogo de libros de la biblioteca, ordenado por materias. Alcal de Henares, s. XVIII.


Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 312.

Catlogo de los libros manuscritos de esta Biblioteca Complutense: suplemento al


Catlogo de los impresos de la misma. Alcal de Henares, 1800. Biblioteca de la
Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 336.

Index librorum manuscriptorum. Alcal de Henares, 1745. Biblioteca de la


Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 307.

Index omnium librorum bibliotece collegii Santi illefonsy oppidi Complutensis. Alcal de
Henares, ca.1512. Archivo Histrico Nacional. Universidades. Libro 1090, fol. 33 -
54.

ndice alfabtico de autores de la biblioteca de la Universidad Central. Madrid, s. XIX.


Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 593.

ndice alfabtico de autores de la Biblioteca de la Universidad Central. Madrid, s. XIX.


Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 595.

Indice alfabetico de la Biblioteca del Colegio Mayor de San Ildefonso formado por el Dr.
Dn. Zacarias de Luque... y... Dn. Francisco Leon de Aparicio. Alcal de Henares, 1801-
1807. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 324-329.

495
Bibliografa

Indice alphabetico de los libros contenidos en esta Libreria del Collegio Mayor de S.
Ildephonso Universidad de Alcala y clave para encontrar qualqier libro.... Alcal de
Henares, post. 1720. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH
Mss. 308.

Indize alphabetico de los libros contenidos en esta librera del Collegio maior de sn.
Ildephonso, Universidad de Alcala y claue para encontrar cualquier libro.... Alcal de
Henares, 1720. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 335.

Informe de Vicente Navarro Reverter, Jefe del Servicio de Recuperacin y Devolucin


Bibliogrfica, presentado al fiscal instructor de la causa general sobre las prdidas del
Tesoro Bibliogrfico Nacional, 1940. A.H.N. Fondos contemporneos. Causa
General. Legajo 1557 (Madrid. Pieza undcima. Tesoro Artstico). Negativos 3452.

Inventario de los bienes del colejio mayor de Sn Yldefonso. Alcal de Henares, 1523.
Archivo Histrico Nacional. Universidades. Libro 1091.

Inventario del archivo, sacrista, librera y bienes inmuebles del Colegio de San Ildefonso,
San Pedro y San Pablo. Alcal de Henares, 1526 . Archivo Histrico Nacional.
Universidades. Libro 1092.

Libro de visitas de la Librera del Colegio de San Ildefonso. Alcal de Henares, 1582,
1591, 1592 y 1621. Archivo Histrico Nacional. Universidades. Libro 686.

Libro del ynbentario de los Zensos Alquitar deste principal Collegio mayor de San
Illephonso y bienes muebles de la Librera. Alcal de Henares, 1565. Archivo Histrico
Nacional. Universidades. Libro 920.

Lista de los libros trados de la ciudad universitaria en los tres viajes efectuados hasta la
fecha. Archivo de la Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de
la Direccin (1937-1950). Gestin de Lasso de la Vega. Caja 1. Documento n 1.

496
Bibliografa

Memoria histrica y datos estadsticos referentes a la Biblioteca de la Universidad


Central, coordinados con destino a la Exposicin Universal de Pars de 1878 por el Sr. D.
Manuel Oliver y Hurtado... Bibliotecario general de dicha universidad. Madrid, 1 de
enero de 1878. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. BH Mss. 566.

Relacin de los manuscritos e incunables encontrados en las trincheras de la Ciudad


Universitaria Universidad Complutense de Madrid. Biblioteca. Archivo de la
Direccin. Serie Comunicaciones y Oficios, 1940, n 3642.

Rendimiento de cuentas de gastos efectuadas por cuenta del arzobispo Francisco Jimnez
de Cisneros, Biblioteca Nacional de Espaa, Mss/20056/47.

Fuentes impresas

ALFONSO X, REY DE CASTILLA, 1221-1284: Libros del Saber de Astronoma del rey
Alfonso X. [Barcelona]: Ebrisa, 1999.

AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: La ciudad de Dios. Madrid, Bibliotheca


Homo Legens, 2006.

AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Enarraciones sobre los salmos. Madrid:


La editorial catlica, 1965.

AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Obras de San Agustn. Madrid: La


Editorial Catlica, 1971.

AGUSTN, SANTO, OBISPO DE HIPONA: Tratado sobre el evangelio de Juan.


Madrid: Biblioteca de autores cristianos, 2005.

497
Bibliografa

AMBROSIO DE MILN, SANTO: Expositio Evangelii secundum Lucam. [Edicin


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