1 PB
1 PB
1 PB
RESUMEN
ABSTRACT
This paper goes through a comprehensive literature review in order to properly deal with
such an important topic as the experience. This work examines the experience dimensions,
how to analyze them, and how to develop and promote a tourist experience, paying attention
to the brand and events as a paradigmatic promotional tool. The main contribution of this
paper focus in identifying state of the art about tourist experiences research, and it shows an
operative framework to put into practice the tourist experience in a destination.
Key words: tourist experience, experiential marketing, research, brand, events, image.
1. INTRODUCCIN
modo de cierre, el artculo aborda una sinttica explicacin prctica y metodolgica para
el diseo de experiencias tursticas de xito en un destino turstico: la matriz de diseo
de la experiencia.
[El viaje ofrece] la oportunidad, aunque sea de forma accidental, de encontrarse con
partes de uno mismo que ni siquiera saba que exista. En cierto sentido es como
si una parte de ti se hubiese quedado dormida y de repente se vuelve a despertar.
Viajando a otros lugares tengo la oportunidad de descubrir parte de m por la forma
en que acto ante algo extrao (2001:167).
Abrahams (1986) asegura que la experiencia seala nuestro deseo de tener actos autn-
ticos, a expensas de los autorizados, ya que apreciamos ms aquellos momentos que pode-
mos decir que fueron grandes, pero que se nos acercan y nos cogen por sorpresa, en los
que las expectativas se ven superadas como ocurre en el caso de las primeras experiencias,
que en caso de xito, son tan sorprendentes porque hemos odo hablar de ellas, e incluso
hemos hablado sobre ellas, pero consiguen sorprendernos de todos modos. Holbrook y
Hirschman (1982) claman por pasar el marketing del mundo del producto al mundo de la
experiencia, entendiendo el comportamiento del turista, no slo como de procesamiento
de informacin, sino esencialmente experiencial, sin ignorar el carcter placentero de
las actividades de ocio y la importancia de los disfrutes sensoriales, los sueos, el goce
esttico, y las respuestas emocionales.
Por otra parte, Havlena y Holbrook (1986) aplicaron las dimensiones del modelo
de Mehrabian y Russell (1974) y encontraron tres factores: el placer, la excitacin y el
dominio, que pueden ser utilizados para describir con xito el carcter emocional de las
experiencias de consumo. El placer se refiere al grado en que una persona se siente bien,
feliz, o satisfecho por la situacin; la excitacin se refiere al grado en que una persona se
siente estimulada; y el dominio se refiere a la medida en que el individuo se siente con
el control de la situacin.
De forma especfica, Arnould y Price (1993) en su investigacin sobre la actividad
del rafting, identificaron tres dimensiones claves de una experiencia extraordinaria: i) el
contacto con la naturaleza; ii) la creacin de comunidad con amigos, familiares e incluso
desconocidos; y iii) el crecimiento personal y la renovacin de uno mismo. Estos tres
temas juntos, son significativos para la explicacin de la satisfaccin global.
Otto y Ritchie (1996) identificaron seis dimensiones fundamentales de la construccin
de la experiencia: una dimensin hedonista, una dimensin social o interactiva, una bs-
queda de la novedad o dimensin de escape, una dimensin de confort, una dimensin de
seguridad, y una dimensin de bsqueda de estmulos o retos. As, los que buscan ofrecer
a los turistas una experiencia de calidad deberan considerar la forma de proporcionar a
los visitantes cada uno de estos seis componentes de la experiencia turstica.
Pine y Gilmore (1998) destacaron cuatro dimensiones de la experiencia, las cuales
clasificaron como: esttica, educacional, de entretenimiento y escapismo. Aho (2001)
distingue entre cuatro ncleos esenciales de la experiencia turstica: experiencias emocio-
nales, aprendizaje, experiencias prcticas, y experiencias transformadoras.
La motivacin es otro de los componentes de la experiencia, es una mezcla compleja
de escapismo, socializacin y auto-realizacin (Ryan, 1997). Esto ayuda a explicar el
creciente inters en los deportes participativos y extremos (Arnould y Price, 1993), y en
los nuevos tipos de turismo de aventura, cultural, deportivo y creativo (Richards y Wilson,
2006).
Por otra parte, ODell y Billing (2005) analizaron el concepto de experiencia-pai-
saje, donde las experiencias que se gestionan y se consumen se pueden comparar con
paisajes estilizados que son diseados y planificados estratgicamente. Son espacios
en los que diversos grupos se mueven y se ponen en contacto unos con otros: paisaje-
industrial, paisaje-regional, paisaje-arquitectura, y paisaje-nostalgia. As, estos paisajes
slo recrean una atmsfera para la experiencia, dado que hay lmites a la planificacin
como el trabajo de Arnould y Price (1993), que analizan la experiencia antes, durante y
despus del viaje. Por otra parte, Nickerson et al. (2004) trataron de comparar los signifi-
cados despus de las experiencias de los visitantes con tres enfoques metodolgicos: diario
de composicin abierta, envo de encuestas por correo y las entrevistas en profundidad.
Los tres enfoques proporcionan informacin sobre las dimensiones de la experiencia y la
comprensin sobre la relacin con el medio y las actividades, pero slo las entrevistas en
profundidad permitieron obtener una conexin espiritual con la experiencia vacacional.
Otro ejemplo de mtodos mixtos es el estudio de Lee et al. (1994) cuyos datos se
recogieron en dos etapas. La primera mediante la coleccin inmediata de experiencias de
ocio recordadas a travs de SITRM (mtodo de cinta de grabacin por iniciativa propia),
que requiere que los participantes usen localizadores electrnicos y lleven diarios de auto
cumplimentacin que generalmente emplean encuestas cuantitativas. La segunda etapa se
dise para evaluar la experiencia a travs de entrevistas en profundidad. El anlisis de los
datos revel una serie de caractersticas de la experiencia de ocio, algunas de las cuales
fueron ya previamente identificadas en la literatura: la vinculacin social, la comunin
con la naturaleza, etc.
Un ejemplo de anlisis de caractersticas positivas y negativas en la experiencia se
encuentra en el trabajo de Jackson et al. (1996), quienes utilizaron la Tcnica de Inciden-
tes Crticos en la que se les pide a los turistas enumerar y describir sus experiencias ms
positivas y negativas. Este marco conceptual permiti a los investigadores determinar
cules de las cuatro causas los turistas suelen usar para la explicacin de sus experiencias:
habilidad, esfuerzo, facilidad de la tarea, y la suerte. Los resultados del estudio indicaron
que los turistas eran ms propensos a atribuir la causa de las experiencias positivas a
ellos mismos, y ms propensos a atribuir la causa de sus experiencias negativas a factores
externos a modo de auto-proteccin. Estas atribuciones externas incluyen a las empresas
proveedoras, la poblacin local y simplemente la mala suerte.
Con el fin de profundizar en las respuestas de interpretacin de las experiencias de
los turistas, se pueden utilizar otra serie de tcnicas, como las fotografas de paisajes, que
permiten analizar cmo los diferentes grupos de turistas eligen diferentes experiencias
en la misma ubicacin geogrfica. Tambin la tcnica de elicitacin de metforas de
Zaltman (ZMET) que permite extraer de los turistas modelos mentales de su experiencia
vacacional donde los participantes proporcionan imgenes y metforas que representan
sus pensamientos y sentimientos acerca de las vacaciones.
Un aspecto importante a considerar en la metodologa de comprensin y medicin de
las experiencias es cmo tratar de minimizar el sesgo por olvido de los recuerdos, y el
sesgo en el estado de nimo (Larson y Csikszentmihalyi, 1983). As, es necesario analizar
la relacin existente entre la memoria y las experiencias. Este vnculo no es nuevo, y como
Cutler y Carmichael (2010) sealaron se remonta a los primeros trabajos de la psicologa
medioambiental (Fridgen, 1984). Desde entonces, distintos autores han investigado la
influencia de la experiencia turstica con relacin a los componentes cognitivos (Pearce y
Foster, 2007), afectivos (Noy, 2004) y cambios psicomotrices a nivel individual (Arnould
y Price, 1993).
Otros autores han empleado la Memoria de Trabajo, donde los recuerdos son los datos
en bruto, y el sujeto y el objeto de la investigacin se conviertan en uno, el investigador
Cuadro 1
DIFERENCIAS ENTRE LAS PERSPECTIVAS DE DEFINICIN DE DESTINO TURSTICO
Objetividad
Objetiva Objetiva Subjetiva
del concepto
como un nombre, trmino, signo, smbolo, diseo o combinacin de ellas que tiene por
objetivo identificar los bienes y servicios de un vendedor o grupo de vendedores para
diferenciarlos de los de la competencia
La literatura general del marketing y la marca (e.g., Aaker, 1991) y la literatura de
marca de destino (e.g., Ritchie y Ritchie, 1998; Hankinson, 2004) definen la marca de
destino como el conjunto de actividades de marketing que (1) apoya la creacin de un
nombre, smbolo, logotipo, palabra o grfico que fcilmente identifica y diferencia un
destino, que (2) constantemente transmite la promesa de una experiencia memorable
que esta nicamente asociada a ese destino, que (3) sirve para consolidar y reforzar la
conexin emocional entre el visitante y el destino, y que (4) reduce el coste de bsqueda
del consumidor y el riesgo percibido. La eficacia de la marca de un destino requiere de
una estrategia de venta nica que sea sostenible, creble y relevante, y que la competen-
cia quiera y tal vez sea capaz de imitar, pero que no pueda superar o usurpar (Morgan,
Pritchard y Piggott, 2002:21).
El reconocimiento de la marca reduce la necesidad de bsqueda de informacin deta-
llada y contribuye a que un destino se convierta finalmente en el elegido por el visitante
(Seddighi y Theocharous, 2002). Por consiguiente, comprender el contenido y la estructura
del reconocimiento de una marca es importante porque ambos influyen en lo que le viene
a la mente al consumidor cuando piensa en dicha marca.
Se puede concluir que el anlisis de la experiencia conduce a una concepcin del
destino desde una perspectiva representativa donde la marca es un elemento clave en la
identificacin de dicha experiencia y, por consiguiente, la confeccin de la marca debe
estructurase desde el anlisis de la experiencia del turista. A continuacin se presenta un
marco conceptual para entender el proceso de construccin de la marca. Posteriormente
se describe el cambio en el enfoque de marca que necesitan los destinos, lo que implica
centrarse en la experiencia turstica, creando un marketing basado en estas experiencias
para influir en las emociones de los viajeros potenciales.
el reconocimiento del nombre del destino, la calidad percibida del destino, las asociaciones
a la marca del destino, la fidelidad al destino, y otros activos como la ventaja competitiva
creada por la marca.
Hasta la fecha, la mayor parte de las investigaciones sobre experiencias se ha centrado
en los atributos del producto y la categora de las experiencias, y no en las experiencias
proporcionadas por la marca. La experiencia de marca se define como sensaciones, sen-
timientos, conocimientos y respuestas de comportamiento provocadas por estmulos rela-
cionados con la marca que forman parte del diseo e identidad de la misma, el embalaje,
la comunicacin y el entorno (Brakus et al., 2009).
Segn Alloza (2008), la experiencia de la marca se puede definir como la percepcin
de los consumidores que en todo momento tienen contacto con la marca, ya sea cuando
reciben imgenes publicitarias, durante el primer contacto personal, o durante el trato
personal recibido. La experiencia de marca se crea cuando los clientes utilizan la marca,
hablan a otros de la marca, buscan informacin sobre la marca, promociones, eventos, y
otros (Ambler et al, 2002).
En contraste con la satisfaccin del cliente, la experiencia de la marca no slo se pro-
duce despus del consumo, sino que se produce independientemente de que exista una
interaccin directa o indirecta con la marca (Hudson, Wang y Moreno-Gil, 2011). Por otra
parte, una marca de experiencia no tiene que ser sorprendente, ya que puede ser ambas
cosas; esperada o inesperada (Brakus et al, 2009).
El proceso de desarrollo de la marca del destino experiencial (Knapp y Sherwin, 2005;
Morgan et al, 2003) se puede estructurar desde el punto de vista estratgico en cuatro
sencillos pasos: (1) evaluar la situacin actual del destino y sus valores, (2) desarrollar
una identidad y promesa de marca, (3) comunicar esa promesa, y finalmente (4) medir la
eficacia de la marca.
La primera etapa en la creacin de una marca de destino experiencial es realizar un
diagnstico y establecer los valores fundamentales del destino y su marca. Esta etapa debe
considerar la importancia de la marca para el turista actual y cmo se compara con los
competidores directos. Es necesario incorporar un punto de vista objetivo como es el caso
de las perspectivas de los visitantes actuales y potenciales, incluyendo las diferencias entre
los distintos segmentos; as como a otros agentes como los prescriptores, los organizadores
de eventos, y los tour operadores, con el fin de obtener un anlisis independiente de la
situacin actual del mercado (Knapp y Sherwin, 2005).
Una vez que la investigacin de mercado se ha completado, el siguiente paso es el
desarrollo de la identidad de marca. Es fundamental para el xito de cualquier marca de
destino encontrar la medida en que la personalidad de la marca del destino interacta
con el mercado objetivo. La personalidad de la marca tiene dos componentes: la cabeza
y el corazn. La cabeza es la caracterstica lgica, mientras que el corazn es el
beneficio emocional y sus asociaciones (Morgan et al., 2003). La propuesta de marca
y su comunicacin puede estar basada en torno a ambos componentes, aunque hay un
creciente inters en el ltimo. Estos atributos emocionales y funcionales subyacen en el
concepto de promesa de marca, y cada destino debe comunicar a los visitantes actuales
y potenciales los beneficios y experiencias que pueden esperar a su llegada (Knapp y
Sherwin, 2005).
Siguiendo a Ritchie y Hudson (2009), los destinos tursticos se han dado cuenta de
que la promesa de marca tiene que ir ms all de los aspectos fsicos de un destino, y
crear una expectativa de experiencia a la llegada del visitante. Estos autores utilizan
varios ejemplos como la promesa de Las Vegas, que es una experiencia excitante, sexy y
peligrosamente segura safely dangerous. La promesa de visita de Irlanda es la entrega
e involucracin de la gente, la riqueza, el colorido, el entorno virgen, y el medioambiente
natural y cultural. Los lugareos tambin se encuentran en el objetivo de la promesa de
marca de Australia, sugiriendo una bienvenida ms clida, distintiva y autnticamente
australiana. A los visitantes de Nueva Zelanda se les promete descubrimiento personal, y
experiencias ms autnticas y genuinas que las que ya conocen, todo ello con el teln de
fondo de los impresionantes paisajes. Finalmente, la India promete una oportunidad nica
para el fortalecimiento fsico, el rejuvenecimiento mental, el enriquecimiento cultural y
la elevacin espiritual.
El tercer paso para la comunicacin de la promesa de marca, exige que la esencia de
la marca se comunique de forma integral, y por parte de todos los agentes, incluyendo
tambin la realizacin de diversas campaas promocionales, el logo de la marca, lema, la
historia y el nombre (Ritchie y Hudson, 2009). As, por ejemplo, para la campaa Lo que
pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas la ciudad desarroll una serie de innovadores
anuncios de televisin que no radicaban en imgenes tpicas de nen, showgirls y juegos
de azar, sino ms bien en recrear un concepto actualizado de Las Vegas como el lugar para
realizar los sueos, ambiciones secretas y fantasas, y al que el turista no regresar. La
sexualmente sugerente y divertida serie de anuncios, atraa por igual a hombres y mujeres
de diferentes edades, que votaron por los anuncios ms atractivos durante un ao en el
peridico USA Today. La direccin del sitio web, al final de cada anuncio, proporcio-
naba tambin ms informacin y un sistema de fcil reserva.
La etapa final de la creacin de una marca de destino es evaluar el rendimiento que la
misma ha tenido en el mercado: la medicin de su eficacia. La continua evaluacin de la
comunicacin es la clave, al igual que tambin lo es tener una mente abierta y la voluntad
de aceptar el cambio por parte de los gestores de la marca (Ritchie y Ritchie, 1998). El
secreto es evolucionar continuamente y enriquecer la marca original, fortalecer la base
inicial aumentando su atractivo y ampliando el mercado.
En cualquier caso, solo medir la llegada de turistas es una forma de medir la eficacia,
aunque muy deficiente y en la literatura ya existen numerosos mtodos de valoracin de
la imagen de un destino (Serarols y Royo, 2005). La forma ms adecuada de analizar
el rendimiento de una marca de destino es controlar la eficacia de la marca en lugar de
la eficacia de las campaas individuales (Wells et al., 2006), realizando una valoracin
econmica de la marca y los atributos de la imagen, a travs de las diferentes tcnicas
existentes (Carballo et al., 2011) siendo capaz de identificar los elementos de la experien-
cia que realmente aportan valor.
Se puede concluir que la marca, no slo incorpora las experiencias del turista en
el destino para su creacin, sino que se trata de un proceso dinmico, donde la propia
marca tambin aporta una experiencia al turista, existiendo una metodologa estructu-
rada que permite el proceso de desarrollo de la marca y su contribucin a un marketing
de experiencias.
Desde los trabajos pioneros en la literatura turstica sobre los eventos, comenzados en
los aos 80 por el profesor Getz, la creciente importancia de los eventos y festivales como
productos tursticos no ha dejado de crecer. Tanto los eventos especiales como los mega-
eventos pueden aportar interesantes beneficios: elevar el nmero de turistas, aumentar
la cobertura en los medios de comunicacin y el prestigio, elevar el impacto econmico
para la comunidad de acogida o destino, mejorar la satisfaccin del visitante, limitar el
efecto de la estacionalidad de un destino turstico, aumentar los incentivos para atraer a
nuevos mercados y atraer clientes que visitan por primera vez el destino, mejorar las tasas
de ocupacin en los hoteles, aumentar la estancia media, etc. (Getz, 1997).
Muchos autores coinciden a la hora de analizar el impacto econmico derivado de los
eventos (Perles, 2006; Seaman 2003; y Kasimati, 2003) destacando tres tipos de impactos
o efectos que se pueden medir en funcin de los flujos de los agentes analizados: los efec-
tos directos que se corresponden a los gastos realizados por la actividad o la institucin
organizadora en diferentes conceptos (salarios, compras, alquileres, ejecucin de progra-
mas, etc.) en el rea geogrfica de referencia y en un perodo de tiempo determinado);
los efectos indirectos, definidos como los gastos que realizan los visitantes o espectadores
como consecuencia del evento (alojamiento, restauracin, transporte, compras, entradas,
etc.); y los efectos inducidos, entendiendo por los mismos todas aquellas repercusiones
no contabilizadas en las categoras anteriores y que se difunden o amplan por el resto del
sistema econmico, dentro y fuera del espacio de referencia.
Los eventos ayudan a aumentar el atractivo de un destino, como una parte clave de la
cartera de productos del mismo. Marchena y Repiso (1999) afirman que la tendencia al
aumento de la demanda de los eventos, mega-eventos y otras actividades culturales, ser
evidente no solo en aquellos lugares que se han configurado tradicionalmente como un
destino turstico, sino tambin en destinos emergentes. Los eventos han evolucionado a
lo largo de las ltimas dcadas, pasando de ser meros productos diseados para agregar a
la cartera de atractivos que ofrece el destino, a convertirse en herramientas de marketing
estratgico, cuyo propsito es no slo atraer a los turistas, sino ayudar a desarrollar la
notoriedad de los destinos (pases, regiones o ciudades) que los acogen, as como el posi-
cionamiento y la marca de los mismos. Los tipos de eventos pueden variar ampliamente,
ya que incluyen festivales, ferias, eventos deportivos, eventos de arte, y tambin eventos
de negocios, tales como exhibiciones, exposiciones, meetings, eventos educativos, carna-
vales y otros (Zerpa y Lunar, 2008; y Garca y Such, 2010). Debido a que son nicos, los
festivales y los eventos, ya sean regionales, nacionales o internacionales, son noticia,
y por lo tanto atraern el protagonismo meditico tanto en los medios tradicionales como
en Internet.
Los destinos desean ser asociados con los eventos que poseen los atributos que el
destino quiere adoptar (Moreno-Gil y Ritchie, 2009). Sin embargo, resulta complicado
realizar la evaluacin de los impactos econmicos resultantes de los eventos, siendo ms
fcil para los destinos argumentar beneficios genricos no cuantificados de imagen y
marca. De hecho, el principal beneficio que los destinos pueden obtener de los eventos es
la exposicin de la marca y el desarrollo de la imagen (Dimanche, 2002). Un papel de
los gerentes del destino es seleccionar, apoyar, u organizar eventos que contribuyan con-
sistentemente a la comunicacin de la imagen y atributos de la marca de los destinos. Los
eventos son fuertes herramientas de comunicacin y los responsables del destino deben
asegurarse de que los eventos como experiencias y sus atributos estn bien alineados con
la estrategia general de marketing del destino.
Para el visitante, un evento especial es una oportunidad de una experiencia fuera del
rango normal de sus decisiones o ms all de la experiencia cotidiana. Los eventos turs-
ticos tienen la particularidad de ofrecer a sus clientes un escenario en donde puede llegar
a ser ellos mismos los actores, por lo tanto, creando experiencias valiosas y memorables.
La poderosa combinacin de eventos como constructores de la imagen para el destino, y de
creadores de experiencias para entregar a los visitantes, contribuye a hacer de los eventos
una de las estrategias clave para ayudar a los destinos a obtener una ventaja competitiva.
Sin embargo, desarrollar una fuerte imagen de marca para un destino lleva aos, y para que
los eventos contribuyan de manera significativa a este esfuerzo, debe usarse un enfoque de
desarrollo del evento coherente e integrado, en consonancia con los objetivos del destino
y en relacin a la experiencia a desarrollar y promocionar.
En este ltimo epgrafe se ha enfatizado la importancia de desarrollar un marketing de
experiencias, y prestar especial atencin a los eventos como catalizadores experienciales,
siendo stos un elemento aglutinador y bsico en la comunicacin del destino, debindose
entender cada fase del turista en el destino, y cada interaccin, como un pequeo micro
evento que necesita ser potenciado y sobre el que debe establecerse una mejora continua.
Por el lado del turista, ha surgido un enfoque sobre la experiencia en respuesta a las limi-
taciones de ver el comportamiento del consumidor slo en trminos de procesamiento de la
informacin cognitiva y como un proceso lgico y secuencial. Como dicen Holbrook y Hirs-
chman (1982), las experiencias son subjetivas, estados emocionales cargados de significado
simblico, y el consumo es hedonista no utilitario, especialmente en situaciones de ocio.
Las dos lneas de investigacin en la literatura sobre las experiencias tursticas: la pers-
pectiva gerencial y la del consumidor, suelen estar de acuerdo en considerar al turista como
un objeto final, pero tambin como el co-creador del producto (Prahalad y Ramaswamy,
2004). El objetivo de las experiencias extraordinarias es el crecimiento y la realizacin
personal (Arnould y Price, 1993) que conduce a la transformacin del turista. Es mediante
el diseo de un escenario o del espacio para que esto suceda, que una empresa o destino
puede atraer y retener a los turistas.
El diseo y desarrollo de una experiencia turstica debe incorporar este enfoque de
anlisis de procesos gerencial, pero parece insuficiente para abordar toda la complejidad
de la misma. As, tambin debe integrar la perspectiva del turista. Como las experien-
cias son muy subjetivas, una experiencia significativa nunca puede ser garantizada. Sin
embargo, se pueden crear las condiciones ideales para recrear experiencias memorables.
Considerando que los estudios tericos no suelen proveer de un instrumento operacional
para aplicar el diseo de experiencias (Mehmetoglu y Engen, 2011), a continuacin se
muestra un sencillo instrumento prctico para analizar, comprender y disear los elemen-
tos que componen una experiencia memorable, integrando la perspectiva de gestin del
destino y la del turista.
La figura 1 (matriz de diseo de la experiencia) integra ambas perspectivas. En el
eje vertical se consideran las fases desde la perspectiva de gestin del destino, con las
distintas etapas en las que se divide el proceso del disfrute vacacional del turista en
el destino. Tomando el proceso de consumo tradicional) de un turista en un destino
de sol y playa (Moreno et al., 2002, se han identificado las siguientes fases genricas:
informacin y reserva (en origen), llegada, transporte, check-in en el hotel, alojamiento
en la habitacin, consumo de ocio en el destino, transporte en el destino, compras, ali-
mentacin, salida, y retorno a casa. Estas fases pueden desarrollarse ms en detalle, e
incluso desglosarse los diferentes elementos que las componen, llegndose a un nivel
de anlisis sumamente minucioso. As por ejemplo, en la figura 1 se muestra con cierto
nivel de desglose, y a modo de ejemplo, la fase de check-in en el hotel: bienvenida,
solicitud de documentacin, entrega de llaves e informacin general, indicaciones para
acceder a la habitacin. Esta descomposicin debe hacerse para cada fase si se desea
un anlisis completo de la experiencia.
En el eje horizontal se integra la perspectiva del turista, enumerando los aspectos
identificados en la literatura como necesarios para recrear una experiencia memorable:
involucracin del turista, shock sensorial, autenticidad, diversin, sociabilidad, personali-
zacin, y autodescubrimiento y trasformacin.
A continuacin, la metodologa propuesta plantea cruzar ambos ejes y someter cada
fase, y cada subfase del destino (eje vertical), a un anlisis participativo y reflexivo de
posibles mejoras a incorporar en la experiencia, tratndose uno por uno las posibilidades
de incorporar los elementos experienciales del individuo (eje horizontal).
Ilustrando de forma breve nuevamente el caso de la fase de check-in, y en concreto
la subfase de entrega de laves al cliente e informacin general, debemos plantearnos
posibles mejoras en relacin a cada uno de los aspectos que incorporan memorabilidad
a la experiencia y que aparecen en el eje horizontal. As, se recogen mejoras de las per-
sonas del equipo que participen en la dinmica sobre cmo mejorar la involucracin del
turista en la entrega de la informacin del resort y el destino, incorporando elementos de
la naturaleza del destino y vinculando esa informacin con los aspectos internos y propios
Figura 1
Matriz de diseo de la experiencia
Destino: Segmento:
Transformacin
Personalizacin
Shock sensorial
Involucracin
Autenticidad
Sociabilidad
Diversin
Otros
FASES Cdigo SUBFASES
Informacin y Reserva
Llegada
Transporte
Bienvenida
Solicitud documentacin
Check-in Hotel
Entrega de llaves e informacin
del individuo. Una vez anotadas todas las posibles mejoras propuestas, se contina con
el segundo aspecto del eje horizontal aplicado a la misma fase, esto es, cmo mejorar el
shock sensorial en la entrega de la informacin y llaves, incorporando los cinco sentidos
en dicho proceso y generando sorpresa sensitiva y un estmulo al cliente. Se contina con
el siguiente aspecto, y cmo incorporar autenticidad en dicha subfase, y que los elemen-
tos propios e identitarios del destino entren en juego, ya sea con el material empleado
para dar la informacin, su diseo, las palabras usadas, etc. El siguiente aspecto es el
de diversin, tratando de incorporar, por ejemplo, elementos de gamificacin en dicha
subfase. A continuacin se sugieren mejoras que ayuden a aadir mayor sociabilidad en la
entrega de informacin y llaves, dando lugar a posibilidades de creacin de comunidad y
BIBLIOGRAFA
AAKER, D.A. (1991): Managing brand equity: capitalizing on the value of a brand name.
New York: The Free Press.
AAKER, J.L. (1997): Dimension of Brand Personality, Journal of Marketing Research,
n 34 (August), pp. 347-56.
ABRAHAMS R. (1986): Ordinary and extraordinary experience en The Anthropology
of Experience. TURNER y BRUNER (eds.). Illinois, University of Illinois, Press:
Urbana and Chicago, pp. 45-72.
AHO, S.K. (2001): Towards a general theory of touristic experiences: Modeling expe-
rience process in tourism, Tourism Review, vol. 56, n 3/4, pp. 33-37.
ALLOZA, A. (2008): Brand Engagement and Brand Experience at BBVA, The Trans-
formation of a 150 Years Old Company, Corporate Reputation Review, vol. 11, n
4, pp. 371-381.
AMBLER, T.; BHATTACHARYA, C.B.; EDELL, J.; KELLER, K.L.; LEMO, K.N. y
MITTAL, V. (2002): Relating brand and customer perspectives on marketing mana-
gement, Journal of Service Research, vol. 5, n 1, pp. 13-25.
ARNOULD, E.J.; PRICE, L.L. (1993): River magic: Extraordinary experience and the
extended services encounter, Journal of Consumer Research, vol. 20, n 1, pp. 24-45.
MARTN, B. (2003): La imagen turstica de las regiones insulares las islas como para-
sos, Cuadernos de Turismo, n 11, pp. 127-137.
MARTNEZ, E. y CHERNATONY, L. (2004): The effect of brand extension strategies
upon brand image, Journal of Consumer Marketing, vol. 21, n 1, pp. 39-50.
McALEXANDER, J.H.; SCHOUTEN, J.W. y KOENIG, H.F. (2002): Building Brand
Community, Journal of Marketing, 66 (January), pp. 38-54.
MEHMETOGLU, M. y ENGEN, M. (2011): Pine and Gilmores concept of experience
economy and its dimensions: An empirical examination in tourism, Journal of Quality
Assurance in Hospitality and Tourism, 12, n 4, pp. 237-255.
MEHRABIAN, A. y RUSSELL, J. (1974): An approach to environmental psychology,
Cambridge, Massachusetts, MA: MIT Press.
MORENO, G.S.; CELIS, S.D. y AGUIAR, Q.T. (2002): Anlisis de la satisfaccin del
turista de paquetes tursticos respecto a las actividades de ocio en el destino: El caso
de Republica Dominicana, Cuadernos de Turismo, n 9, pp. 67-84.
MORENO-GIL, S. y RITCHIE, B.J.R. (2009): Understanding the Museum Image For-
mation Process: A Comparison of Residents and Tourists, Journal of Travel Research,
vol. 47, pp. 480-493.
MORGAN, N; PRITCHARD, A. y PIGGOTT, R. (2003): Destination branding and the
role of the stakeholders: the case of New Zealand, Journal of Vacation Marketing,
vol. 9, n 3, pp. 285-299.
MORGAN, N.; PRITCHARD A. y PIGGOTT, R. (2002): New Zealand, 100% pure: the
creation of a powerful niche destination brand, Journal of Brand Management, vol.
9, n 4/5, pp. 335-354.
NICKERSON, N.P.; KERSTETTER, D.; BRICKER, K. y ANDERECK, K. (2004): Unders-
tanding visitors experiences: methodological comparisons, en Measuring the Tourism
Experience: When experience rules, what is the metric of success? Conference Procee-
dings of the Travel and Tourism Research Association, Montreal, Quebec, June 20-23.
NOY, C. (2004): This trip really changed me: Backpackers narratives of self-change,
Annals of Tourism Research, vol. 31, n 1, pp. 78-102.
ODELL, T. y BILLING, P. (2005): Experiencescapes: tourism, culture, and economy,
Copenhagen Business School Press: Copenhagen, Denmark.
OBIOL MENERO, E.M. (2002): Marcas tursticas y territorio. Un anlisis geogrfico
del turismo valenciano, Cuadernos de Turismo, n 9, pp. 85-101.
OTTO, J.E. y RITCHIE, J.R.B. (1996): The service experience in tourism, Tourism
Management, vol. 17, n 3, pp. 165-174.
PEARCE, P. L. y FOSTER, F. (2007): A university of travel: Backpacker learning,
Tourism Management, n. 28, pp. 1285-1298.
PERLES, J. F. (2006): Anlisis del impacto econmico de eventos: una aplicacin a
fiestas populares de proyeccin turstica, Cuadernos de Turismo, n 17, pp. 147-166.
PETKUS, E. JR. (2004): Enhancing the application of experiential marketing in the
arts, International Journal of Nonprofit and Voluntary Sector Marketing, vol. 9, n
1, pp. 49-56.
PINE, B.J. y GILMORE, J.H. (1999): The experience economy: Work is theatre and every
business a stage, Harvard Business School Press: Boston.
PINE, B.J. y GILMORE, J.H. (1998): Welcome to the experience economy, Harvard Busi-
ness Review, pp. 97-107.
PRAHALAD, C.K. y RAMASWAMY, V. (2004): Co-creating unique value with custom-
ers, Strategy and Leadership, vol. 32, n 3, pp. 4-9.
PRESENZA, A.; MORENO, G.S. y LOBO, L.A. (2007): El funcionamiento de las orga-
nizaciones de marketing de destinos regionales. El caso de la organizacin regional
de turismo Abruzzo Promozione Turismo (Italia) , Cuadernos de turismo, n19,
pp.133-146.
RICHARDS, G. y WILSON, J. (2006): Developing creativity in tourist experiences: A
solution to the serial reproduction of culture?, Tourism Management, vol. 27, n 6,
pp. 1209-1223.
RITCHIE, J.R.B. y RITCHIE, R.J.B. (1998): The branding of tourism destinations:
past achievements and future challenges en Annual Congress of the International
Association of Scientific Experts in Tourism (AIEST), September 1998, Marrakesh,
Morocco: 89-116.
RITCHIE, B. J. R. y HUDSON, S. (2009): Understanding and Meeting the Challenges of
Consumer/Tourist Experience Research, International Journal of Tourism Research,
vol. 11, n 2, pp. 111-126.
ROBERTSON, H. (2007): At last a definition of experiential marketing, Marketing
Week, January 18: 21.
RYAN, C. (1997): The Tourist Experience: A New Introduction. Cassell: London.
RYAN, C. (1995): Researching Tourist Satisfaction: Issues, Concepts, Problems, London:
Routledge.
SCHMITT, B. (2003): Customer Experience Management, New York: The Free Press.
SCHMITT, B. (1999): Experiential marketing, Journal of Marketing, n 15, pp. 53-67.
SEAMAN, B. (2003): Economic impact of the arts en TOWSE R. (2003) A Handbook
of Cultural Economics, 27, pp. 224-231.
SEDDIGHI, H. R. y A. THEOCHAROUS, L. (2002): A model of tourism destination choice:
A theoretical and empirical analysis, Tourism Management, vol. 23, n 5, pp. 475-87.
SERAROLS, C. y ROYO, M. (2005): El turismo rural-cultural: Un modelo de gestin
del marketing turstico a nivel local basado en la medida de la imagen del destino,
Cuadernos de Turismo, n 16, pp. 197-222.
STERNBERG, E. (1997): The iconography of the tourism experience, Annals of Tour-
ism Research, vol. 24, n 4, pp. 951-969.
TASCI, A.D.A. y KOZAK, M. (2006): Destination brands vs. destination images: Do
we know what we mean?, Journal of Vacation Marketing, vol. 12, n 4, pp. 299-317.
THOMSON, M.; MAcINNIS, D. J. y PARK, C. W. (2005): The ties that bind: Measuring
the strength of consumers emotional attachments to brands, Journal of Consumer
Psychology, vol. 15, n 1, pp. 77-91.
TSAUR, S.H; CHIU, Y.T. y WANG, C.H. (2006): The visitors behavioural consequences
of experiential marketing: an empirical study on Taipei Zoo, Journal of Travel and
Tourism Marketing, vol. 21, n 1, pp. 47-64.
VOSS, C. (2004): Trends in the Experience and Service Economy, the Experience Profit
Cycle, London School of Business, pp 1-39.