Teorías de La Evolución. Notas Desde El Sur.
Teorías de La Evolución. Notas Desde El Sur.
Teorías de La Evolución. Notas Desde El Sur.
Teoras
e hiptesis principales de la actual teora evolutiva que
han estado en conflicto durante los ltimos doscientos
de la evolucin
aos. Pero no se trata de un anlisis exhaustivo, sino ms
bien de un recorte basado en una visin latinoamericana
de algunos problemas evolutivos. Dicha perspectiva
responde a la experiencia acadmica personal de los
Notas desde el sur
autores y ha tomado forma, bsicamente, a partir de una
serie de cursos sobre Biologa Evolutiva dictados
por ambos en distintas universidades argentinas.
Aqu se presentan, analizan y debaten las diferentes
Leonardo Salgado
y a veces contradictorias alternativas postuladas por la
teoraAndrea
evolutiva, Arcucci
desde sus primeros momentos en el
siglo xviii. La lnea central del libro pretende encuadrar
aquellas ideas tan diversas en torno del ms amplio
debate epistemolgico entre internalismo y externalismo,
expresado tambin como un debate filosfico entre el
estructuralismo y el adaptacionismo ms clsico. De tal
manera, este libro no es un manual para aprender las
bases de la teora evolutiva, sino un ensayo que aspira a
provocar nuevas y constructivas discusiones sobre el tema.
Lecturas de Ctedra
Teoras de la evolucin
Notas desde el sur
Lecturas de Ctedra
Teoras de la evolucin
Notas desde el sur
Leonardo Salgado
Andrea Arcucci
Teoras de la evolucin : Notas desde el sur / Leonardo Salgado y Andrea Arcucci.
1a ed. - Viedma : Universidad Nacional de Ro Negro, 2016.
264 p.; 15x23 cm
Lecturas de Ctedra
isbn 978-987-3667-37-4
1. Evolucin humana. 2. Teora de la evolucin. 3. Biologa evolutiva. i. Arcucci, Andrea
ii. Ttulo.
cdd 576.8
Teoras de la evolucin | ix
necesario, y alcanzarlo por el otro lado de la pared. O no alcanzarlo en ab-
soluto, ya que seamos francos la importancia de los objetivos corre por
cuenta de quien los propone, y eso los convierte en una cuestin relativa.
Mientras uno de los autores ha ejercido una notable seleccin a la hora de
elegir con quin vincularse en determinados proyectos de investigacin,
el otro autor posee un notable umbral de tolerancia que le ha permitido
abrazar proyectos asocindose con colegas de diversos estilos de trabajo,
capacidad y antecedentes.
Entonces, cmo dos personas tan distintas, en estilos y temperamen-
tos, pudieron combinarse de manera tan efectiva y generar este producto,
a todas luces atractivo y de innegable buena hechura? Posiblemente este
libro es producto de un fenmeno que perfectamente podra interpretarse
como consecuencia de un hecho evolutivo. Y tal vez podamos encontrar una
explicacin en estas mismas pginas. De acuerdo a la teora sinttica una
de las herramientas de la evolucin es la variabilidad gnica (en realidad la
combinacin de tres factores: mutacin, flujo gnico y recombinacin g-
nica). Es decir, esas sutiles diferencias a nivel cromosmico que poseemos
todos los integrantes de las poblaciones biolgicas y nos permiten, dentro
de ciertos mrgenes de tolerancia combinatoria, generar descendencia fr-
til a la vez que ofrecer una innumerable cantidad de alternativas frente a
contingencias ambientales que desafan nuestra sobrevivencia.
Este libro es un buen ejemplo de eso. De la virtud de la diversidad. Un
trabajo literario que se asemeja a un dueto con acordes armoniosos y com-
binaciones inteligentes y atractivas de ideas que, sin ser contradictorias,
no son exactamente lo mismo. Una miscelnea cadenciosa de estilos y
formaciones profesionales diferentes, pero amalgamados en una misma
trama de excelencia, capacidad y honestidad cientfica. Un trabajo que nos
estimula a seguir indagando, a ahondar en la informacin brindada por
las profusas referencias bibliogrficas. Y tambin a comparar posturas y,
eventualmente, perfilar la nuestra. Ya que, aunque la evolucin sea un fen-
meno natural, mientras haya ms de un ser humano estudindola, habr,
con diferencias sutiles o absolutas, ms de una manera de interpretarla.
Rodolfo A. Coria
Investigador del conicet y docente de la unrn
x | Salgado / Arcucci
ndice
vii | Prefacio
ix | Prlogo
15 | Captulo i. Introduccin
15 | Darwin y la evolucin
16 | El moderno darwinismo
21 | Una dificultad innecesaria
23 | La negra noche del darwinismo
24 | Modelos y programas
26 | Expectativas incumplidas
29 | Dos visiones de la evolucin
32 | Un esquema para Teoras de la evolucin: notas desde el sur
34 | Finalidades y propsitos
35 | Por fuera del esquema
Darwin y la evolucin
La idea de que los seres vivos evolucionan es aceptada desde hace poco ms
de 150 aos, exactamente desde 1859, ao de la primera edicin de El origen
de las especies por medio de la seleccin natural de Charles Darwin (1809-1882).
Este naturalista1 ingls es, sin duda, el campen del evolucionismo.2 Su
figura sobresale por encima de todos, no solo por haber inclinado defini-
tivamente la balanza hacia esa teora, sino porque la causa de la evolucin
imaginada por l la seleccin natural, ocupa un lugar central en la teora
sinttica3 (de aqu en ms, ts), la versin del evolucionismo vigente desde
la dcada de 1950. A tal punto llega la identificacin de la ts con Darwin que
en algunos textos se la designa incorrectamente, como discutiremos en el
captulo v, como neodarwinismo (llamaremos de aqu en adelante modernos
darwinistas a los evolucionistas que suscriben a esa teora; preferimos esta
denominacin a la de sintetistas o sintticos, que tambin suele emplearse).
La ts surgi entre 1920 y 1950 (Ridley, 1996, p.6) a partir de la integra-
cin de dos teoras: una (entonces setentona) teora de la evolucin, preci-
samente, el darwinismo4 o evolucin por seleccin natural, y una (entonces
joven) teora de la herencia, el mendelismo5. Hoy la ts no atraviesa su mejor
momento; de hecho, es cuestionada profundamente desde hace 40 aos
(aunque lo que se ha cuestionado es siempre una versin endurecida). Sin
embargo, nadie puede desconocer sus mritos; la ts ha funcionado bas-
tante bien, tanto que muchos modernos darwinistas han anunciado, a la
1 La denominacin cientfico fue empleada por primera vez en 1834 por William
Whewel, y no tuvo una aceptacin inmediata. Hasta entonces, otros trminos
eran preferidos, el de naturalista entre ellos (Mantegari, 2003, p.50).
2 Ernst Mayr define as a este genial ingls: una mente brillante, una gran audacia
intelectual y una habilidad para combinar las mejores cualidades de un natura-
lista-observador, un terico filosfico y un experimentalista: una combinacin
que el mundo ha conocido hasta ahora solo una vez, y fue en el hombre Charles
Darwin (2001, p.24).
3 Denominacin utilizada por primera vez por el paleontlogo norteamericano
George G. Simpson en 1949 (Reif y otros, 2000).
4 Trmino popularizado por Alfred R. Wallace, coautor de la teora de la seleccin natural.
5 Por Gregor Mendel (1822-1884), pionero en la formulacin de las leyes que rigen la
herencia. Ver Smocovitis (1996, pp.19-44).
Teoras de la evolucin | 15
manera de John Horgan6 en los 90, el final de la biologa evolutiva. Veamos,
si no, lo que escribi Jaques Monod (1910-1976), premio nobel de fisiologa
y medicina de 1965, en su libro Azar y necesidad:
El moderno darwinismo
16 | Salgado / Arcucci
producir adaptaciones y diversificacin; el segundo, la lentitud y graduali-
dad del cambio evolutivo7.
La seleccin natural (sn), algo tan simple y evidente que Thomas H.
Huxley8 se sinti estpido por no haber postulado la idea antes, es sin
dudas la gran contribucin de Charles Darwin al pensamiento universal.
Se basa en tres premisas, que podramos enunciar de la siguiente forma:
1) normalmente, los organismos producen ms descendencia de la que
puede efectivamente sobrevivir9, 2) los individuos que integran una po-
blacin varan; presentan mnimas diferencias que los hacen ms o me-
nos aptos, segn el contexto, 3) esas diferencias se heredan. Entonces, si
esas premisas son verdaderas, se obtiene lgicamente que: 1) generacin
tras generacin, la proporcin de variantes favorecidas se incrementar
en la poblacin (los ms aptos estarn cada vez ms representados); y 2) la
especie tender a evolucionar en la direccin de las variantes favorecidas,
incrementando de este modo su aptitud general.
Sobre el primero de los aspectos mencionados ms arriba la eficacia
de la seleccin natural hay que decir que, en su mayora, los modernos
seguidores de Darwin entienden que la seleccin y los dems factores
subordinados que enumeramos (mutacin, recombinacin y otros), son
los nicos responsables de la evolucin y que esta ltima puede explicarse
nicamente atendiendo a esas causas. Sobre esto, el evolucionista ucra-
niano Theodosius Dobzhansky (1900-1975) y los dems coautores del libro
Evolucin (F. Ayala, G. Stebbins y J. Valentine) no tienen dudas:
7 Este segundo aspecto compartido con otros modos de evolucin (Mayr, 2001,
p.50, cuadro 1).
8 Bilogo ingls (1825-1895), uno de los primeros defensores de las ideas de Darwin.
9 Idea tradicionalmente atribuida a Thomas Malthus (1766-1834), clrigo britnico, au-
tor de Ensayo sobre la poblacin (1798), en el que propuso que los alimentos aumenta-
ban aritmticamente mientras que las poblaciones lo hacan geomtricamente.
Teoras de la evolucin | 17
seleccionada porque cumpla una funcin en un conjunto dinmico capaz
de reproducirse. (1999, p.280)
18 | Salgado / Arcucci
Vemos as que las primeras etapas del paso del ojo desde un lado de la cabeza
al otro, que Mivart juzga que seran perjudiciales, pueden atribuirse al hbito,
indudablemente favorable al individuo y a la especie, de esforzarse por mirar
hacia arriba con los dos ojos mientras permanece en el fondo sobre un costa-
do. Tambin podemos atribuir a los efectos hereditarios del uso el hecho de
que la boca en diferentes especies de pleuronctidos est inclinada hacia el
lado inferior. El desuso, por otra parte, explicar el desarrollo menor de toda
la mitad inferior del cuerpo, incluso las aletas laterales. (1980a, p.285)
Por la falta de color en la cara ventral de la mayor parte de los peces y mu-
chos otros animales, podemos razonablemente suponer que la ausencia de
color en los pleuronctidos en el lado que resulta inferior, ya sea el derecho,
ya el izquierdo, es debida a la ausencia de luz.
12 Los dos volmenes de este libro son en realidad una versin ampliada de otra obra
suya titulada Seleccin natural, que nunca lleg a publicarse, y de la cual El origen de las
especies es un resumen hecho a las apuradas.
Teoras de la evolucin | 19
Parece probable que el desuso ha sido el agente principal en la atrofia de los
rganos. Al principio conducira poco a poco a la reduccin cada vez mayor
de una parte, hasta que al fin llegase esta a ser rudimentaria, como en el
caso de los ojos en animales que viven en cavernas oscuras y en el de las
alas en aves que viven en las islas ocenicas; aves a las que raras veces han
obligado a emprender el vuelo los animales de presa, y que, finalmente, han
perdido la facultad de volar. (p.596)
13 Un roedor de Amrica el Sur. En nuestro pas existen varias especies, todas perte-
necientes al gnero Ctenomys (Revista Fauna Argentina Nro. 41. Centro Editor de
Amrica Latina, 1983,p.32).
20 | Salgado / Arcucci
las especies es la seleccin natural. En este sentido, debemos ser hoy ms
darwinistas que Darwin. (p.20)
Y concluye ms adelante que los que crean que los registros geolgicos
son en algn modo perfectos, rechazarn desde luego indudablemente mi
teora (p.434).
Sin embargo, no todos sus partidarios compartan esta visin; a al-
gunos les pareca que aferrarse al gradualismo era inconveniente: Se
ha creado Ud. una dificultad innecesaria al adoptar tan abiertamente
el principio de natura non facit saltum14, le reproch Thomas H. Huxley
(1825-1895) en una carta fechada el 23 de noviembre del 185915. Segura-
mente estos darwinistas tenan sus razones para favorecer un modelo
de evolucin saltacionista (es decir, no gradual, discontinuo).16 En el caso
Teoras de la evolucin | 21
concreto de Huxley, la historiadora de la biologa Sherrie Lyons (1995)
piensa que lo que le impeda adoptar el gradualismo era su creencia en que
las especies eran tipos o clases naturales. En efecto, los evolucionistas tipo-
logistas como Huxley tendan a pensar que las especies se originaban com-
pletamente formadas, mediante un salto (de ah lo de saltacionismo): si se
cree en la evolucin y en los tipos constantes, solo la produccin repentina
de un nuevo tipo puede conducir al cambio evolutivo, reconoci ms de un
siglo despus Ernst Mayr, uno de los fundadores del moderno darwinismo
(2001, p.56). La existencia de tipos haca posible disponer de un sistema na-
tural de clasificacin, de ah que esos primeros evolucionistas se resistieran
a abandonar el tipologismo y, por ende, el saltacionismo. Huxley, particu-
larmente, extenda su pensamiento tipolgico a las categoras superiores
(Lyons, 1995, p.467).17 Otra crtica al gradualismo se fundamentaba en la
dificultad, a veces imposibilidad, de explicar la evolucin de los llamados
rganos complejos (como el ojo de los vertebrados superiores) o de rasgos del
tipo todo-o-nada (aquellos que solo funcionan, otorgando una ventaja se-
lectiva a su portador, al hallarse totalmente formados). En este sentido, la
evolucin discontinua que proponan los amigos de Darwin vena a cor-
tar el nudo gordiano atado por el evolucionista catlico George Jackson
Mivart18 (1827-1900). Expliquemos. Mivart haba afirmado que el hecho de
que las etapas iniciales de la evolucin de esos rasgos fuesen neutras en
trmino adaptativos, demostraba la invalidez de la seleccin natural. En
particular con relacin a los ojos de los pleuronectiformes, Mivart pensa-
ba que la conformacin final (ambos ojos dispuestos sobre un lado de la
cabeza) solo poda ser adaptativa una vez completado el desplazamiento
de uno de los ojos, es decir, totalmente vuelto hacia el otro lado. Un des-
plazamiento menor no era beneficioso, y por lo tanto no poda atribuirse
a la seleccin natural (al menos tal como esta era entendida por Darwin).
Ergo: la evolucin deba responder a un propsito superior: el de Dios
(Bowler, 1985, p.61). Y es justamente para evitar caer en Dios que los salta-
cionistas decidieron cortar el nudo gordiano y volcarse hacia la saltacin.
En lo sustancial, Darwin nunca modific su opinin sobre este punto, y
siempre defendi que esos estadios incipientes eran adaptativos19 deban
22 | Salgado / Arcucci
serlo!, manteniendo hasta el final su creencia en la evolucin lenta y gra-
dual por seleccin.
20 En realidad, Peter Bowler, en su libro El eclipse del darwinismo, plantea que la sn pas
a ser una teora ms entre otras. Gustavo Caponi, al leer esta parte de Teoras de la
evolucin: notas desde el sur, nos sugiri ser ms cuidadosos con la expresin eclipse.
Nos dice Gustavo que el primer darwinismo logr reunir a toda la historia natural
en un programa filogentico, y que eso constituye todo un xito.
21 Por Irme Lakatos (1922-1974), el conocido epistemlogo hngaro.
22 En realidad, pocos evolucionistas llegaron al extremo de negar la existencia
de la seleccin, pero la mayora la consideraba una mera forma de eliminar las
variantes no aptas.
Teoras de la evolucin | 23
ocurrido hacia 1900, hasta la completa reivindicacin del darwinismo,
acontecida entre 1930 y 1945 (Bowler, 1985). En total, pasaron casi 80 aos
desde la formulacin inicial de la seleccin natural hasta su aceptacin de-
finitiva: demasiado tiempo para una teora que ha sido celebrada como la
clave de todas nuestras explicaciones modernas sobre la vida. Pero los mo-
dernos darwinistas suelen tener una explicacin para casi todo, y el bilogo
y filsofo norteamericano Michael Ghiselin dice tener una para aquellos
largusimos treinta y pico de aos que median entre el redescubrimiento
de Mendel y la ts: nuevamente, la falta de comprensin (incomprensin
que, de este modo, no habra finalizado en 1900 como plantearon los cuatro
autores del libro citado ms arriba):
Modelos y programas
24 | Salgado / Arcucci
modo, el espaol hizo su aporte (uno sin duda fundamental) a la validacin
del llamado teorema fundamental de la seleccin natural, que desarrollaremos
en el captulo vi (Fischer, 1999; Dobzhansky y otros, 1983, p.33).
Los darwinistas (los de ahora y los de antes) creen que la seleccin na-
tural es equiparable a la seleccin artificial; que ambos mecanismos son
ms o menos similares.25 Pues bien: los seguidores de Darwin han conse-
guido modificar moscas en no menos de cincuenta caracteres por selec-
cin artificial, entre ellos, el tamao del cuerpo y ala, el nmero de quetas26
abdominales y estenopleurales, y la velocidad de desarrollo (Dobzhansky
y otros, 1983, p.39). Ayala informa otros casos similares. En gallinas, por
ejemplo, se logr incrementar la produccin de huevos hasta en un ciento
por ciento en apenas treinta aos (Ayala, 1994, p.7). Todos estos experimen-
tos parecen confirmar la fuerza de la seleccin natural al menos para pro-
ducir modificaciones de esa magnitud.
Si bien, como dice el filsofo rosarino Gustavo Caponi27, la batalla por
la seleccin natural se gan en el terreno de los conceptos y en los laborato-
rios (2011a, p.126), los bilogos de campo tambin contribuyeron a la con-
sagracin de la perspectiva seleccionista. Lo hicieron sobre todo sumando
ejemplos concretos de modificaciones operadas por seleccin, es decir, de
adaptaciones. Muchos de esos primeros ejemplos correspondan a casos de
mimetismo, fenmeno ampliamente estudiado en los siglos xix y principios
del xx. El camuflaje tambin pareca ser causado por seleccin. Un ejemplo
clsico de camuflaje lo constituye el cambio de coloracin (de claro a oscuro)
observado en poblaciones de ciertas mariposas inglesas28, muy publicitado
en la dcada de 1960 en el marco de la disciplina conocida como ecologa ge-
ntica. Se supona en ese caso que la seleccin natural haba favorecido a los
bichos negros (invisibles a las aves al posarse sobre los troncos ennegrecidos
por el holln industrial) por sobre los de color claro (Kettlewell, 1959; Ridley,
1996, p.103).29
En el mismo sentido, se ha demostrado recientemente la adaptabilidad
de ciertos lagartos al ser transferidos a regiones con condiciones diferentes
a las de origen (Losos y de Queiroz, 1998). Al igual que en los casos anterio-
res, es muy difcil encontrar aqu otra explicacin que la seleccin natural.30
25 Aunque a George Romanes (1886), nico discpulo que Darwin tuvo en vida, esa
equiparacin le resultaba muy dudosa.
26 Unos pelos que recubren la cutcula, caractersticos de los artrpodos.
27 Actualmente en la Universidade Federal de Santa Catarina, en Florianpolis, Brasil.
28 Biston betularia, tambin conocida como polilla de Manchester o mariposa de los
abedules.
29 Ciertamente, hay autores que creen que el de estas mariposas es un buen ejemplo
de seleccin (Arthur, 2011, p. 71), pero otros no (Ridley, 1996).
30 Ver otros ejemplos en Gould (2000, pp.347-361).
Teoras de la evolucin | 25
Justamente, el llamado programa adaptacionista fue impulsado y ms
adelante consolidado por darwinistas31 que, preferente o exclusivamen-
te, se dedicaron a la identificacin de adaptaciones: as piensa Caponi
(2011a). Anotamos en el grupo de tempranos impulsores32 a Henry Bates
(1825-1892), Alfred R. Wallace (1823-1913) y Fritz Mller (1821-1897), y ms
hacia ac en el tiempo (luego del triunfo de la perspectiva adaptacionista
que consagr a la ts), a Bernard Kettlewell y Jonathan Losos, como conso-
lidadores. De todas formas, aquellos naturalistas impulsores fueron una
franca minora; la mayora de los primeros darwinistas, en especial los
morflogos que suscribieron al primero de los programas del darwinis-
mo, el filogentico, nunca sali de sus laboratorios y gabinetes.
Expectativas incumplidas
26 | Salgado / Arcucci
menor variabilidad que aquellas que evolucionaron con rapidez (se supone
que la tasa de cambio aumenta con la variabilidad).
Expectativa 7. Las poblaciones de especies que habitan en ambientes es-
tables presentarn menor variabilidad que las que lo hacen en ambientes
heterogneos.34
Expectativa 8. Los organismos ms complejos presentarn un mayor n-
mero de genes.
Expectativa 9. Especies cercanamente emparentadas tendrn cariotipos
parecidos, y las muy alejadas, cariotipos muy diferentes.35
Teoras de la evolucin | 27
Expectativa 4. El cambio parece darse a menudo de manera brusca,
sin transiciones. Hay quienes piensan que ciertos eslabones perdidos no
se encuentran simplemente porque no han existido (aunque la expresin
eslabn perdido no es propia del mbito de la ciencia). Ms an: a veces esos
eslabones parecen ser tericamente imposibles.
Expectativa 5. En general, la variabilidad natural (gentica y fenotpica)
es muy alta. Desde que las tcnicas de electroforesis37 fueron perfecciona-
das se pudo detectar una gran variabilidad enzimtica. Dicho sea de paso,
esta fue una de las primeras grandes sorpresas que se llevaron los modernos
darwinistas. Richard Lewontin (1974) fue quien demostr que los polimor-
fismos de base gentica eran en extremo abundantes en la naturaleza.
Expectativa 6. Tambin en general, las poblaciones de especies que han
permanecido sin cambios durante mucho tiempo poseen tanta variabilidad
gentica como aquellas que han evolucionado ms rpido. En los primeros
tiempos de la electroforesis, el evolucionista molecular Robert Selander y
su grupo de colaboradores la emplearon en el Limulus (un ejemplo clsico
de fsil viviente) y vieron que su variabilidad gentica no era inferior a la de
otros artrpodos ms modernos (Selander y otros, 1970).
Expectativa 7. Las poblaciones de especies que viven en ambientes es-
tables parecen tener tanta variabilidad como las de aquellas que habitan
entornos heterogneos.38 Por ejemplo, las poblaciones de distintos orga-
nismos bentnicos, como ciertos braquipodos y equinodermos, son tan
variables como las de cualquier mosca.
Expectativa 8. Hoy sabemos, gracias a los estudios de genmica compa-
rada del bilogo australiano John Mattick (2004), que organismos tan sim-
ples como ciertos nematodes tienen casi tantos genes codificantes como
los seres humanos.
Expectativa 9. Las investigaciones de Neil Todd, de la Universidad de
Harvard, han revelado que, al menos en mamferos, especies muy prximas
tienen cariotipos muy distintos; en realidad, esto ya se saba desde los aos
30 (Margulis y Sagan, 2003, pp.254-257).
En definitiva, las expectativas no se cumplieron, aunque ello no bast
para refutar la ts. Por el contrario, esos desajustes entre los resultados y
la teora fueron razonablemente explicados mediante hiptesis espec-
ficas. Por ejemplo, los casos de estasis evolutiva (incumplimiento de la
expectativa 3) fueron atribuidos, entre otras causas, a la actuacin de un
cierto tipo de seleccin, la seleccin estabilizadora (Ayala, 1994, p.143;
28 | Salgado / Arcucci
Stebbins, 1978, p.163; Futuyma, 2005, p.504). El incumplimiento de la
expectativa 4 fue justificado por el mismo Darwin por la mentada imper-
feccin del registro fsil. Con relacin a la expectativa 5, los darwinistas
modernos explicaron la altsima variabilidad natural invocando, entre
otras causas, la superioridad del heterocigota39, mecanismo mediante el
cual se mantendran alelos desfavorables, incluso letales (como aquellos
responsables de la anemia falciforme), y la seleccin dependiente de la
frecuencia inversa40, que establece que un cierto genotipo es ms eficaz
a bajas frecuencias, lo que asegura la abundancia relativa de genotipos
poco eficaces41 (Ayala, 1994, pp.46-50). Un clsico estudio de Dobzhansky
realizado a fines de los 40 ha revelado la existencia de polimorfismos genti-
cos en poblaciones de la mosca Drosophila pseudoobscura; aqu se ha hablado
simplemente de una seleccin equilibradora42.
Debemos suponer entonces que hay ts para rato? Bueno, tampoco tanto.
De hecho, hay bilogos y filsofos de la biologa que opinan que la ts (si es
que efectivamente hay algo que pueda ser llamado as, como discutiremos
en el captulo vi) debe ser: 1) expandida (Arthur, 1997; Carroll, 2000; Kutsche-
ra y Niklas, 2004); 2) extendida (Pigliucci, 2007); 3) cambiada parcialmente y
extendida (Burian, 1988); 4) integrada a una nueva teora evolutiva (Caponi,
2013); 5) desconstruida (Camus, 1997); 6) terminada (Eldredge, 1985); o 7)
directamente sustituida por una nueva (Carroll, 2000). Qu caractersticas
tendra esta nueva teora evolutiva? Qu papel jugara en ella la seleccin
natural, si es que juega alguno? Simplemente no lo sabemos.43
39 Nocin introducida por primera vez por Ronald Fisher en 1922 y ms tarde soste-
nida por John Haldane (Ridley, 1996, pp.117-118).
40 Inverse frequency-dependent selection (Futuyma, 2005, p.283).
41 Precisamente, ese tipo de seleccin parece ocurrir en el mimetismo llamado bate-
siano (Ridley, 1996, pp.121-122).
42 Nuestra traduccin para balancing selection.
43 Por supuesto, no todos vaticinan tiempos tan dramticos para el moderno darwi-
nismo. En la conferencia Estado actual de la teora de la evolucin, publicada en
2009 en ocasin del Ao Darwin, el bilogo evolucionista uruguayo Enrique Lessa,
si bien reconoce que en estos ltimos aos la ts se vio sometida a varios desafos,
como el neutralismo o la misma teora de los equilibrios puntuados, entiende que
ha salido ms o menos airosa de esas pruebas. Para el colega uruguayo, entonces,
no hara falta una nueva teora evolutiva.
Teoras de la evolucin | 29
alejadas de lo que terminar siendo la ortodoxia darwiniana; como ve-
remos en el captulo vi, esos evolucionistas heterodoxos realmente pu-
dieron haber torcido la historia. Entre ellos figuran el genetista Richard
Goldschmidt (1878-1958), un judo-alemn que termin exilindose en los
Estados Unidos en 1935, y varios importantes paleontlogos, entre ellos
Othenio Abel (1875-1946), director del Departamento de Paleobiologa de
la Universidad de Gotinga, y Otto Schindewolf (1896-1971), un estudioso
de la evolucin de los amonites.44 A su vez, en territorio aliado, en la Unin
Sovitica para mayor precisin, se destac Alexei Severtzov (1866-1936),
cuyas ideas fueron declaradas congruentes con la biologa sovitica y
correctas en trminos ideolgicos por los seguidores del infame Trofim
Lysenko (1898-1976) (Gilbert, 2003). Entendiblemente, este ltimo aval ter-
min hundiendo a Severtzov, al menos en Occidente.
Pese a tener opiniones discrepantes sobre muchsimas cosas, estos evolu-
cionistas coincidan en su frrea oposicin al darwinismo britnico de cuo
mendeliano, el de Fisher y Haldane, aquel que terminar volvindose hege-
mnico a partir de los aos 40. En particular, Goldschmidt y Schindewolf, de
manera menos notoria Severtsov, compartan una visin de la evolucin que
llamaremos estructuralista o formalista, la cual pona (y pone an) a la forma
por encima de la funcin.45 Segn esta perspectiva, la organizacin de los or-
ganismos, su forma (su forma profunda en realidad), era establecida por leyes
internas. Las constricciones formales impuestas por esas leyes estaran de
este modo muy por encima de la capacidad moldeadora del ambiente exterior,
por lo que, estrictamente, no seran constricciones sino verdaderos agentes
causales. El estructuralismo es ciertamente muy antiguo, incluso anterior al
evolucionismo (como veremos en el captulo ii). Hunde sus races en el mo-
vimiento romntico centroeuropeo de los siglos xviii y xix, recibiendo a lo
largo de la historia distintos nombres: morfologa idealista46, trascendenta-
lismo, anatoma filosfica, entre otros. La versin estructuralista del evolu-
cionismo postulaba (y postula an hoy) que los cambios evolutivos impor-
tantes47 ocurran a causa de ligeros cambios en el desarrollo embrionario
temprano o de grandes modificaciones del genoma, en tanto los cambios
adaptativos (o microevolutivos) lo hacan por factores de menor alcance.
30 | Salgado / Arcucci
La distincin que suele establecerse entre caracteres de organizacin, cons-
titutivos o primarios, por un lado, y de adaptacin, funcionales o consecu-
tivos, por el otro, responde en esencia a esa dualidad causal que plantea el
estructuralismo. Entendiblemente, los mecanismos evolutivos que (desde
la perspectiva estructuralista) originaban esas dos clases de caracteres reci-
bieron nombres diferentes. Schindewolf, por ejemplo, hablaba de tipognesis
para referirse al origen de los tipos morfolgicos y de adaptognesis para el
origen de las adaptaciones (en definitiva, la tipognesis era un mecanismo
macroevolutivo, mientras que la adaptognesis era uno microevolutivo).
Por cierto, a los paleontlogos como Schindewolf esta diferenciacin les
era sumamente til, ya que si un nuevo fsil presentaba, por ejemplo, un
incipiente carcter de organizacin, poda ser considerado como el primer
representante de un nuevo grupo, un grupo, digamos, por encima del nivel
de gnero (el representante de una nueva familia u orden). Si, en cambio,
mostraba un nuevo carcter de adaptacin, poda considerrselo como el
representante de una nueva especie dentro un grupo supragenrico ya es-
tablecido.48 La actual biologa evolutiva del desarrollo, el llamado evo-devo,
surgida en los ltimos treinta aos, rescata algunas ideas de la vieja tradi-
cin estructuralista. Hablaremos de ello en el captulo vii.
Los modernos darwinistas (especialmente el mayor de ellos, Ernst Mayr)
pensaban que todo eso de los tipos morfolgicos, las leyes de organizacin y
las constricciones formales era puro idealismo, y algo de razn tenan (Le-
vit y Meister, 2006). En efecto, la influencia de la filosofa de G. W. F. Hegel
(1770-1830) en el pensamiento de los llamados filsofos de la naturaleza
alemanes y franceses es innegable49: a estos, precisamente, se los conoce
en la literatura como morflogos idealistas o trascendentalistas.
Por supuesto, la estructuralista no era la nica perspectiva posible. De he-
cho, estaban tambin quienes pensaban que la forma adulta de los animales
(la profunda y la superficial) estaba determinada principal y acaso nica-
mente por la adaptacin al ambiente. A estos se los conoce como adaptacio-
nistas. En el marco general del evolucionismo, el lamarckismo ha ocupado
una posicin adaptacionista extrema (lo veremos en el captulo iii). Ms que
Lamarck, fueron los neolamarckistas (a quienes conoceremos en el captulo
v) quienes adoptaron la argumentacin clsica del adaptacionismo, propia de
Darwin (el captulo iv es todo acerca de l), y sobre todo de los neodarwinistas
(a quienes conoceremos en el captulo v). Desde el punto de vista creacionista,
48 El ltimo ejemplo asume que los gneros y especies se diferencian solo por sus
caracteres de adaptacin y que las familias se distinguen por sus caracteres de
organizacin.
49 Aunque este filsofo alemn siempre se mostr bastante crtico hacia ese movi-
miento (Beiser, 2003).
Teoras de la evolucin | 31
el postulado adaptacionista de que la adaptacin al ambiente tiene prioridad
sobre la forma no deja de ser contraintuitivo. Se supone que la forma precede a
la funcin, no a la inversa: Dios debe en primer trmino crear una forma para
luego hacerla funcionar, del mismo modo que un ebanista fabrica una silla que
solo luego de fabricada sirve para sentarse (Gould, 2004, p.203).
Para los adaptacionistas, las etapas embriolgicas tempranas casi no
cuentan: solo vale la forma adulta, final y definitiva, con todo su bagaje de
adaptaciones al ambiente exterior. Por el contrario, y por las mismas razo-
nes que Aristteles, los estructuralistas siempre se mostraron interesados
por el desarrollo embrionario, del cual, decan, la forma adulta era la causa
(Bowler, 2000, p.51).50
El moderno darwinismo es sin dudas adaptacionista: hablar de adapta-
cin al ambiente exterior y de evolucin morfolgica a gran escala, es hablar
casi de lo mismo, al menos en cuanto a su mecanismo causal: la seleccin
natural actuando sobre variantes intrapoblacionales. Sin embargo, hay que
destacar que los darwinistas siempre han admitido la existencia de limita-
ciones a las posibilidades de la seleccin, e incluso han dado cierto crdito a
varios argumentos estructuralistas clsicos, como el de las constricciones o
las correlaciones de crecimiento. Por otra parte, la actual ts no es tan adap-
tacionista como la de los 50 o 60; de hecho, tampoco puede decirse que la de
hoy y la de esos aos sean la misma teora.
32 | Salgado / Arcucci
el impacto del evolucionismo ha sido enorme, y es indiscutible su condicin
de paradigma. Sin embargo, el esquema fijismo/evolucionismo no ayuda a
comprender ciertas controversias suscitadas en el siglo xix (por ejemplo, el
debate Cuvier-Geoffroy, del que hablaremos en el captulo ii, el eclipse del
darwinismo que expondremos en los captulos v y vi, y el endurecimiento
de la ts que veremos en el captulo vi), as como tampoco muchas de las
tensiones que agitan actualmente la teora evolutiva, producto, en parte,
de viejas controversias no saldadas. En este sentido, rescatamos la distin-
cin hecha por E. S. Russell (1916) y Dov Ospovat (1995), y recogida por Ron
Amundson, entre morfologismo o actitud morfolgica (bsicamente, nues-
tro estructuralismo o formalismo) y funcionalismo, teleologismo o actitud
teleolgica (coincidente con nuestro adaptacionismo) (Amundson, 1998,
p.154; Caponi, 2011a, p.45). Ambos enfoques son, podra decirse, transpa-
radigmticos, ya que cuentan con sus respectivas versiones en el fijismo y
en el evolucionismo. Del mismo modo, el biofilsofo de la Universidad del
Pas Vasco, Toms Garca Azkonobieta, ha hablado de dos visiones de la
vida y la evolucin, la internalista y la externalista (2005, p.12). La primera
corresponde al estructuralismo/formalismo53 tal como lo hemos definido
y es, como vimos, heredera de la filosofa de la naturaleza centroeuropea;
la segunda es la de los modernos darwinistas, el adaptacionismo, deudora
en parte (al menos segn ese autor) de la teologa natural de William Paley.
El estructuralismo tiende a dar un mayor peso a eso que Mayr llam
causas prximas (Caponi, 2012, p.161), aquellas que, siendo comunes al or-
den de lo viviente y al orden fsico, nos dicen cmo es que algo ocurre. En
cambio, el adaptacionismo pone el nfasis en las llamadas causas remotas,
las cuales, siendo especficas de los fenmenos biolgicos, nos dicen por
qu es que algo ocurre (Caponi, 2001).54 En el contexto evolucionista actual,
est claro que la causa remota es la evolucin por seleccin natural, pero
para una mentalidad preevolucionista, la razn de ser de una determinada
estructura biolgica, por qu la misma tiene una forma y no otra, responde
a una inteligencia creadora.
El rosarino Caponi ha hecho una advertencia importante con rela-
cin al esquema Russell/Ospovat (R/O schema): la nocin de funcin de
E. S. Russell no correspondera al funcionalismo tal como lo entendan
Amundson y Gould, el paleontlogo. Al hablar de funcin, Russell se ha-
bra estado refiriendo al funcionamiento del organismo como una unidad
y no a las adaptaciones individuales al ambiente exterior. De este modo,
Teoras de la evolucin | 33
funcionalistas segn Russell, nos dice Caponi (2003a), seran aquellos que
simplemente anteponen una actitud teleolgica e insisten en la prioridad
de la funcin (siempre entendida como el funcionamiento del organismo
como una unidad) por sobre la pauta morfolgica. Entonces, en definitiva,
seguiremos hasta dnde sea posible el esquema R/O de Amundson, refor-
mulado como estructuralismo/adaptacionismo, teniendo en cuenta los
recaudos planteados por Gustavo Caponi.
Finalidades y propsitos
55 Teleologa es un trmino acuado por el filsofo alemn Christian von Wolf (1679-
1754). Llamamos teleolgicas a aquellas expresiones que contienen enunciados en
donde figuran trminos del tipo x tiene tal funcin. Teleolgicas son tambin las
respuestas a la pregunta Para qu x?. Las explicaciones teleolgicas son fre-
cuentes desde los tiempos de Aristteles. La revolucin cientfica del siglo xvii
limpi de teleologa a la fsica y a la astronoma, pero en biologa las explicacio-
nes de este tipo nunca fueron erradicadas, a pesar de los muchos intentos que se
hicieron en ese sentido. En la agenda de los neopositivistas del siglo xx (entre
ellos, Ernest Nagel y Carl Hempel) figuraba la traduccin de los enunciados te-
leolgicos sin prdida de informacin, de manera que las expresiones del tipo
con el fin de o con el propsito de desaparecieran del mbito de la ciencia
natural. Mucho se ha escrito sobre este asunto; bstenos decir que esa traduccin
no ha podido realizarse de una forma que convenza a todos, y hoy hay muchos
biofilsofos (como Michael Ruse, Robert Cummins y Alexander Rosenberg), as
como tambin muchos bilogos evolucionistas (como Ayala y Dobzhansky), que
no ven ningn problema en preservar ese modo teleolgico de hablar. En biologa,
teleolgicos pueden ser rganos, conductas o procesos. En el primer caso, se habla
de diseo: los rganos sirven, estn, o parecen diseados para un fin especfico:
las alas para volar, el ojo para ver, etctera. Las conductas son entendidas como
dirigidas a la consecucin de un fin, de ah que las consideremos teleolgicas: con
la danza nupcial, las calandrias macho procuran atraer a las calandrias hembra.
Los procesos pueden tambin ser teleolgicos de modo determinado, cuando el
estado final est establecido de antemano, por ejemplo, la ontogenia o desarrollo
embrionario, o indeterminado, cuando el estado final no est previamente esta-
blecido sino que es el resultado de la seleccin entre varios caminos posibles. En
este ltimo caso, para que el proceso pueda ser considerado teleolgico, la elec-
cin del camino posible debe ser determinista, es decir, no estocstica. Esa elec-
cin siempre depende de las circunstancias ambientales particulares o histricas,
de manera que el estado final nunca es predecible.
34 | Salgado / Arcucci
teleologa de orden interno, al postular que el organismo se organiza a s
mismo conforme a un fin (de orden interno). Los adaptacionistas, en cam-
bio, refieren a una teleologa externa, en donde las condiciones del medio
exterior constituyen el fin hacia el cual apunta la organizacin del orga-
nismo. La teleologa interna habra sido entrevista por el filsofo alemn
Immanuel Kant (1724-1804) en su Crtica del juicio56: un ser organizado de
la naturaleza es aquel en el que todo es fin y medio a su vez (en Caponi,
2003b, p.1015). La externa, por su parte, sera aquella de Aristteles y el te-
logo britnico William Paley (1743-1805) (aunque Caponi tiene algo para
decir sobre esto, como veremos en el captulo iii). En este ltimo caso, de
algn modo, las explicaciones externalistas parecen dar cuenta de ciertos
hechos del presente en razn de un hecho del futuro (una estructura es de
un modo determinado para luego funcionar de una determinada manera;
la silla es fabricada por el ebanista para que luego uno se siente en ella).
Esta es una diferencia fundamental con las llamadas causas eficientes aris-
totlicas, en donde las causas de un hecho deben buscarse en situaciones
anteriores, no futuras (Barrachina, 1998).
Por ltimo, hubo quienes directamente negaban la existencia de las
causas finales en la naturaleza. En efecto, los llamados atomistas hablaban
de puro azar, que no es otra cosa que la total ausencia de finalidad (Gilson,
1988, p.289). La tradicin atomista es muy antigua, anterior incluso a Aris-
tteles, y estuvo representada por algunos filsofos presocrticos, de los
cuales Empdocles y Demcrito aparecen como los ms conocidos. La
biologa cartesiana del siglo xvii tambin neg las causas finales (tanto
las internas como las externas) y solo consider las materiales y eficien-
tes. El conde de Buffon, antecedente inmediato de Lamarck y defensor
de una teora de la evolucin limitada, es un claro representante de esta
tradicin (Caponi, 2010a). Nos extenderemos sobre las ideas de Buffon en
el captulo iii.
En el captulo viii discutiremos dos modelos por fuera del esquema R/O, uno
ms vinculado a la herencia, el otro a la evolucin, que no parecen encajar en
ninguna parte: la epignesis o epigentica y la teora endosiombitica. Como
anticipo digamos que la epigentica plantea la posibilidad de la herencia de
los caracteres adquiridos y que la endosimbiosis ve a la evolucin como el re-
sultado de la incorporacin de genomas extraos, enteros o parciales. As, el
56 Tambin conocida como Tercera crtica, ya que fue precedida por Crtica de la razn
pura y Crtica de la razn prctica.
Teoras de la evolucin | 35
rbol de la vida marguliano (por Lynn Margulis una de las autoras intelec-
tuales de esta ltima teora), no se parece en nada a un autntico rbol; es
ms bien una intricada red de relaciones verticales y horizontales, al menos
en su parte ms basal (Gallardo, 2011, p.239, fig.8.4). Llamativamente, ya en
los 50 exista bibliografa que discuta ideas parecidas, pero ni una pisca de
endosimbiosis termin incorporndose a la ts, tal vez porque no hubo mi-
crobilogos entre sus promotores/arquitectos, y menos que leyeran ruso,
francs o alemn, idiomas en los que estaba escrita esa bibliografa. En el
caso del origen de la clula eucariota, el modelo marguliano ha sido bien
recibido, incluso por muchos modernos darwinistas y bilogos evolucio-
nistas del desarrollo. Sin embargo, no est claro qu lugar podra ocupar
Lynn Margulis en una prxima teora general de la evolucin.
36 | Salgado / Arcucci
Captulo ii. La primera poca del evolucionismo
Teoras de la evolucin | 37
presentes desde el comienzo del desarrollo, eran invisibles debido a su per-
fecta transparencia.3
Una nocin relacionada con el preformacionismo, atribuida al holan-
ds Jan Swammerdam (1637-1680), pionero en el estudio anatmico de
los insectos, es la de encapsulamiento. Esta nocin planteaba que los vulos
(o espermatozoides) contenan un diminuto homnculo en su interior,
el cual a su vez encerraba a otros homunculitos en sus microscpicas c-
lulas sexuales, y as sucesivamente. Siguiendo una lgica inobjetable, los
homunculistas de la escuela del holands llegaron a afirmar que toda la
historia de la humanidad haba residido en los ovarios de Eva (o en el
esperma de Adn). Hoy el encapsulamiento es inconcebible, hasta absur-
do, lo que no justifica el desdn con el que ciertos comunicadores de la
ciencia tratan a los homunculistas. De hecho, actualmente, en pleno siglo
xxi, nos tragamos sin problema que en el instante previo a la explosin
que origin el universo toda la materia estuvo concentrada en la cabeza
de un alfiler (o en una pelota de futbol, da lo mismo). Entonces, con una
mano en el corazn, quin puede decir algo de los homunculistas del
siglo xviii?
La alternativa al preformacionismo, la epignesis, es mucho ms anti-
gua; data de los tiempos de Aristteles, uno de sus primeros sostenedores.4
La epignesis planteaba que la complejidad morfolgica aumentaba duran-
te el desarrollo y que las distintas partes del embrin maduro no estaban
desde el comienzo, sino que eran plasmadas durante el proceso por una
misteriosa fuerza externa a la materia. Misteriosa pero hasta ah noms:
para algunos como Pierre-Louis Moreau de Maupertuis (1698-1759) esa
fuerza era la mismsima gravedad!5 Misteriosa era tambin la forma en que
se plasmaban en el nuevo ser desarrollado epigenticamente los recuerdos
de la organizacin pasada. En el marco del preformacionismo, la pregunta
Por qu los hijos se parecen a los padres? tampoco tena una respuesta
fcil. Se supona que el cuerpo encapsulado era una reproduccin ms o
menos fiel del cuerpo encapsulante, pero, por desgracia, los hijos suelen
parecerse a la madre o al padre de modo indistinto o ser una mezcla per-
fecta de ambos. En todo caso, el preformacionismo tena media pregunta
contestada, y aun as no logr prevalecer. En efecto, la controversia entre
ambas teoras se zanj finalmente a favor de la epignesis y el preforma-
cionismo fue a dar al tacho de las grandes equivocaciones de la historia
del pensamiento universal, junto con la alquimia, la teora del flogisto, el
38 | Salgado / Arcucci
humorismo, la frenologa, el mesmerismo y la teora miasmtica de la en-
fermedad. Por supuesto, esto no significa que esa doctrina no haya tenido
una base racional. Ciertamente, algunos preformacionistas deliraban al
ver (y a simple vista!) un homnculo nadando en un vaso de agua, pero
no hay que olvidar que las apariencias suelen ser ilusorias (ilusorio era
para los preformacionistas la indiferenciacin del huevo). El mismo Ga-
lileo, que lo saba muy bien, puso en duda la aparente inmovilidad de la
tierra. Como dijo Nicols Malebranche, el filsofo francs y devoto de la
doctrina de la preformacin: No hay que dejar que el espritu se fe de
la vista, ya que la mirada del espritu alcanza ms lejos que la vista del
cuerpo (citado en Jacob, 1999, p.85).
Tampoco Bonnet confiaba mucho en sus sentidos y eso explica su
triunfal declaracin de 1764 a favor del preformacionismo: Esta hiptesis
es una de las mayores victorias que el entendimiento puro ha conseguido
sobre los sentidos (citado en Gould, 2010a, p.32). Los sentidos (el de la
vista en este caso) gritaban Huevo indiferenciado!; el puro entendi-
miento (o la mirada del espritu) responda Preformacin!. En pleno
siglo de la razn (el xviii), en la era del entendimiento, es perfectamente
entendible que la doctrina de la preformacin haya sido la preferida. Con
seguridad, los homunculistas confiaban en que, a partir de observacio-
nes microscpicas efectuadas con nuevos y mejores instrumentos, los
sentidos terminaran confirmando lo que la razn les dictaba, cosa que
en definitiva, lamentablemente para ellos, nunca sucedi6 (Gould, 2010a,
p. 19). Con respecto al principio del encapsulamiento, diremos a favor de
los homunculistas que antes de la teora celular (que es muy posterior,
del siglo xix), nadie sospechaba ni remotamente que pudiera existir un
lmite inferior para el tamao de los organismos. As como se admita sin
inconvenientes que los diminutos protozoos tuvieran rganos internos
(las organelas celulares), nadie vea un obstculo terico para la existen-
cia de una largusima serie de homnculos encapsulados. En definitiva, el
preformacionismo y la epignesis eran cientficos por igual para la poca,
y los homnculos de la primera teora no eran ms falsos que las fuerzas
epigenticas de la segunda. De hecho, algunos epigenetistas terminaron
cayendo en el vitalismo, incluso en el misticismo (recordemos, segn los
criterios actuales, la epignesis era la teora cientficamente correcta). No
se salvaron de esa cada ni quienes admitan a la gravedad como respon-
sable del desarrollo epigentico; tengamos presente que, despus de todo,
la fuerza gravitatoria era bastante incomprensible, incluso para el mism-
simo Newton. Por el contrario, a los preformacionistas nunca les hizo fal-
ta el auxilio de fuerzas externas al embrin: sus homnculos aumentaban
Teoras de la evolucin | 39
de tamao simplemente por nutricin. Es ms, los preformacionistas ni
siquiera requeran de causas finales, se bastaban con las eficientes. Sus
hombrecillos sencillamente crecan, evolucionaban de forma medible y
cuantificable, tal como lo estipula la filosofa cartesiana. En realidad, la
epignesis no es necesariamente vitalista, ni siquiera dualista7. Es cierto
que, como vimos, muchos epigenetistas eran dualistas y requeran de una
entidad externa a la materia (fuerza vital o gravedad, da igual) que go-
bernara el proceso de transformacin del huevo en adulto.8 Pero tambin
puede darse epignesis sin dualismo y es as precisamente como la conce-
ba Aristteles (Gilson, 1988).9 De todos modos, debemos reconocer que la
manera aristotlica de entender la epignesis tampoco es muy cartesiana
que digamos.
El desarrollo epigentico, incluso en su versin no vitalista la conside-
rada cientficamente correcta, era un proceso direccionado, teleolgico,
causado por una finalidad. Como vimos, el desenvolvimiento preforma-
cionista, en cambio, no admita causas finales, y eso lo hizo filosfica-
mente correcto. Los cartesianos del siglo xviii sentan la necesidad de
limpiar la naturaleza de finalidades. Lo haban conseguido con la fsica y
la astronoma, pero la biologa se resista y la epignesis era vista por los
seguidores del gran Ren como la ltima trinchera de la irracionalidad
medieval.10 El propio Descartes haba abolido de un plumerazo la nocin
aristotlica de substancia: la forma (o alma en el caso de los seres vivos) en
su unin con la materia. Esa forma (o alma) era la causa final del devenir
y la generacin. Acabadas las substancias, separado el cuerpo del alma,
chau a las causas finales (Gilson, 1988, p.32). En el mundo insubstancial
de Ren Descartes, solo haba lugar para materia y materia extensa.11
7 El dualismo es una doctrina filosfica que plantea que la realidad posee una na-
turaleza dual, doble: una, el plano de lo material, el cuerpo; la otra, inmaterial, el
plano del espritu o de las ideas, el alma.
8 En el vitalismo, que es una de las formas del dualismo, la vida se vuelve causa,
antes que efecto.
9 Efectivamente, para el oriundo de Estagira, la causa final de un ser vivo es su for-
ma, su alma, sin que pueda decirse que esa forma o alma sean exteriores al ser
vivo, cosas distintas a l.
10 Debe apuntarse aqu que el fantasma de las causas finales nunca desapareci del
todo en el mbito de la biologa.
11 La teologa cristiana an conserva algo de esa terminologa aristotlica: la doctri-
na de la transubstanciacin (catlica) y la de la consubstanciacin (protestante).
La primera plantea que en la Eucarista, durante la Consagracin, las substancias
del pan y el vino cambian por la substancia de Cristo (su cuerpo y su sangre); en la
segunda, las substancias del pan y el vino coexisten con la substancia de Cristo.
40 | Salgado / Arcucci
Y Dios dijo: hagamos al homnculo
Si bien los preformacionistas personificaban la razn pura, no debe pensarse
que descrean de Dios y la creacin divina. El cartesianismo en general estu-
vo lejos de ser contrario a la religin. Es ms, hay quienes creen que el perfil
mecanicista de la ciencia moderna responde al modo de entender la relacin
entre Dios y su creacin por parte de los cartesianos, modo que haca que
la naturaleza (la creacin, en definitiva) fuese comprensible en trminos de
leyes; obviamente, de leyes establecidas por el Creador (Bowler, 2000, p.13).
El preformacionismo poda ser ledo teolgicamente, y de hecho as fue.
Es ms: esa teora permiti reconciliar algunas ideas acerca de Dios que
de otro modo hubiesen sido irreconciliables, como por ejemplo, que todo
lo que existe ha sido creado una nica vez, en un primer instante, lo que
es coincidente con el Libro del Gnesis (Gould, 2010a, p.34). Para el filsofo
alemn Gottfried Leibniz (1646-1716), el preformacionismo incluso explica-
ba de manera muy simple la inmortalidad del alma y el pecado original. Los
epigenetistas, por su parte, afirmaban que Dios creaba y recreaba constan-
temente, toda vez que un nuevo germen se desarrollaba en el interior de su
progenitor. Tal vez una posicin intermedia entre esas dos haya sido la de
San Agustn y sus razones seminales12: grmenes de las cosas contenidos
en la materia amorfa creada por Dios (elementos preexistentes, como los
homnculos del preformacionismo), pero que se manifestaban en el tiem-
po, desarrollando todas sus virtualidades (como prescriba la epignesis).
En suma: el preformacionismo fue la teora embriolgica que ms se
ajust a la ortodoxia cristiana, a la vez que se ubic a la vanguardia de la
ciencia y la filosofa. La identificacin entre preformacionismo y religin
lleg a ser tan fuerte que algunos autores han asegurado que la prdida de
confianza en la providencia (fenmeno que habra abarcado desde media-
dos del siglo xvii hasta mediados del xix) se debi, justamente, a la cada
del preformacionismo (Marques, 2005).
Teoras de la evolucin | 41
de las ideas estadounidense Arthur O. Lovejoy (1873-1962) denomin a esa
fila gran cadena del ser (gcs), expresin que tom de un poema de Alexander
Pope (1688-1744) de 1732 (Marques, 2005). Antes de seguir, una importante
aclaracin: la gcs era esttica; sus eslabones eran fijos: no podan convertirse
unos en otros; estamos an bastante lejos de la idea de evolucin.
En su Contemplacin de la naturaleza de 1764, Bonnet coloc a los asbes-
tos, los talcos y las pizarras14 entre los minerales y las plantas (Jacob, 1999);
a las hidras15, entre las plantas y los animales; a los peces voladores, entre
los dems peces y las aves. Y as, todas las especies ocuparon su lugar en la
cadena. Como vemos, el francs acomod en la gcs a organismos e inor-
ganismos; incluso dispuso en ella a los cinco elementos primordiales de
Aristteles: tierra, agua, aire, fuego, ter (Russell, 1916). El bicho humano
tampoco se salv de ser puesto en la gran fila india de los bichos. Al ciruja-
no ingls Charles White (1728-1813) le cupo el dudossimo honor de ser el
primero (o uno de los primeros) en ordenar de menor a mayor a las razas
humanas. La tarea no le fue fcil, ya que al colocar a los europeos en lo ms
alto de la serie (la superioridad de estos era una verdad de la poca y del
contexto), tuvo que explicar por qu algunos de sus rasgos ms caractersti-
cos, como el abundante vello facial, lo acercaban a los animales inferiores.16
Lo que sigue es lo mejor que se le ocurri:
El cabello fino, largo y ondulante parece haber sido dado para adorno. El Pa-
dre Universal ha agraciado con l a unos pocos animales y a aquellos de ms
noble tipo (y lo coloc) sobre el hombre [europeo] el jefe de la Creacin, sobre
el majestuoso len, el rey de la selva y sobre el ms hermoso y til de los ani-
males domsticos, el caballo. (Citado en Gould, 1985, pp.288-289)
42 | Salgado / Arcucci
una cadena completa era siempre ms perfecta que un solo eslabn, por
ms perfecto que este fuese. De hecho, solo as poda entenderse por qu
un Dios perfecto se haba complicado la vida creando un mundo repleto
de criaturas imperfectas. En efecto: todas las formas posibles deban ne-
cesariamente existir. Los organismos imperfectos eran necesarios en el
orden de la creacin: hasta el mismsimo ser humano. Adn Buenosayres,
el personaje creado por nuestro Leopoldo Marechal, lo dijo bien clarito:
el creador necesitaba manifestar todas las criaturas posibles; el orden
ontolgico de sus posibilidades le exiga un eslabn entre el ngel y la bes-
tia; y eso era el monstruo humano (2000, p.32). Bien, pero por qu una
cadena y no otra cosa; una red o un rbol de los seres, por ejemplo? Segn
parece, el principio de plenitud de raz platnica no admita otra repre-
sentacin que la de una cadena. Otra metfora no hubiera sido lo mismo,
por cuanto los espacios vacos entre los hilos de una red o las ramas de
rbol, por ejemplo, daran a pensar en la inexistencia de formas (lgica-
mente) posibles (Bowler, 2000, p.56). La naturaleza jerrquica de la gcs, el
ordenamiento lineal y progresivo de los organismos, es una consecuencia
lgica de aquel principio.
De yapa, la cadena demostraba la existencia de Dios. En efecto, los es-
labones intermedios de la gcs eran dependientes o contingentes, mien-
tras que el del extremo superior era independiente o autosuficiente (si
A causa B, B es menos perfecto que A: la causa es siempre ms perfecta
que su efecto), de manera que la sola existencia de seres imperfectos de-
mostraba la existencia de uno perfecto: Dios. Siglos antes, San Anselmo
(1033-1109) haba llegado a una conclusin similar de un modo parecido:
los seres eran buenos y bellos de un modo diverso y limitado, por lo que
deba haber necesariamente un ser que tuviera esas perfecciones en gra-
do supremo.
Teoras de la evolucin | 43
cada vez ms creciditos (aunque de proporciones diferentes, hombrecitos
hechos y derechos). La consagracin de la epignesis hizo entonces que en
la teora fuese posible trazar un paralelo entre el desarrollo embrionario
de cada eslabn y la disposicin de los organismos adultos en la gcs. Lo
uno y lo otro mostraban sucesiones parecidas. La recapitulacin, precisa-
mente, es la teora que sostiene que los estadios tempranos del desarrollo
embrionario de organismos superiores (sobre todo animales) representan
(paralelizan) estadios adultos de organismos inferiores; cada organismo,
durante su desarrollo, repite la gcs hasta el punto que le corresponde en
ella. Tampoco esta era una idea nueva: ya haba sido anticipada por algunos
filsofos presocrticos, en particular, Empdocles y Anaximandro. De todas
formas, fue recin a finales del siglo xviii, y en un marco filosfico muy con-
creto, el de la filosofa de la naturaleza centroeuropea o naturphilosophie (en
alemn), que la teora de la recapitulacin hall suelo frtil. Corresponde,
entonces, que sigamos hablando de filosofa.
Los filsofos de la naturaleza vean a la naturaleza como una unidad;
los organismos e inorganismos eran para ellos parte de lo mismo; como
parte de esa naturaleza, el hombre configuraba la ms alta expresin de
la materia sobre la tierra, y estaba indisolublemente ligado a todos los de-
ms objetos. Eso en primer lugar. En segundo lugar, los naturphilosophen
crean que en la naturaleza exista una tendencia al desarrollo progresivo
y que todos los procesos naturales se movan en una nica direccin, la
nica posible, desde la nada hasta la complejidad humana (Gould, 2010a,
p.50). El hombre representa el mundo entero en miniatura, asegur
Lorenz Oken (1847, p.2), uno de aquellos filsofos. Ahora bien; si en la
naturaleza haba una sola direccin posible para el desarrollo orgnico y
si todos los procesos naturales (entre ellos el desarrollo embrionario y la
progresin de especies adultas, es decir, la gcs) estaban gobernados por
las mismas leyes, entonces, la sucesin de estadios embrionarios o fetales
de un animal cualquiera (su desarrollo epigentico en definitiva) deba
necesariamente repetir (recapitular) la disposicin progresiva de los seres
(adultos) que se hallaban detrs de l en la gcs. Este fue, precisamente, el
fundamento filosfico de la recapitulacin. Por supuesto, los recapitula-
cionistas no coincidan en todo. Incluso algunos vean cosas distintas en
la sucesin embrionaria o tal vez registraban lo mismo pero interpreta-
ban cosas distintas. Tal es el caso de Oken y Meckel.
Lorenz Oken (1809-1881), gran anatomista y embrilogo alemn, enten-
da que el incremento en complejidad que se observaba durante el desarro-
llo obedeca a la aparicin sucesiva de los distintos rganos que componan
el adulto; as, vea a las criaturas inferiores como humanos a medio termi-
nar, humanos con menos rganos. Esas criaturas eran, por esa sola razn,
inferiores al Homo sapiens. En su Lehrbuch der Naturphilosophie, aparecido
44 | Salgado / Arcucci
entre 1809 y 1811 y traducido al ingls en 1847 como Elements of Physiophilo-
sophy (Elementos de fisiofilosofa),17 Oken desgran esta idea:
Teoras de la evolucin | 45
se anim a criticar la ley de las conexiones de Geoffroy, el gran adversario
del barn, autor del megaterio, el perezoso gigante extinguido de las pam-
pas (Russell, 1916).
Geoffroy no es otro que tienne Geoffroy Saint-Hilaire (1772-1844),
un zologo estructuralista francs que acompa a Napolen en su ma-
lograda campaa a Egipto. l, junto a otro francs, el mdico y profesor
tienne Serres19 (1786-1868), fueron los principales representantes de la
filosofa de la naturaleza en Francia, donde recibi la denominacin de
trascendentalismo, trmino que hace referencia a la existencia de un plan
bsico de organizacin (uno para los animales, otro para las plantas) que
trasciende todas las formas.20 A diferencia de sus colegas alemanes (b-
sicamente filsofos, con excepcin de Meckel), Geoffroy y Serres posean
amplsimos conocimientos de morfologa y embriologa (Russell, 1916).
Enseguida hablaremos de Geoffroy; por ahora quedmonos con el ms
joven de los tienne.
A Serres lo que ms le interesaba era conocer los mecanismos de la re-
capitulacin. Le docteur crea que por alguna razn los diferentes animales
detenan su crecimiento antes de alcanzar la fase hombre. Supona que
lo hacan por contar con una menor fuerza formativa (impulso miste-
rioso que recuerda el lan vital de los vitalistas franceses novecentistas).
Como mdico, prest especial atencin a las malformaciones humanas
(tambin lo hizo Geoffroy), e interpret que podan ser causadas por una
falla en esa oscura fuerza generatriz. Vio a los fetos humanos anencfalos
como moluscos o, mejor dicho, como criaturas que se haban desarrollado
solo hasta el estadio molusco (artculo 3038 de Oken). Tambin relacio-
n los testculos no descendidos del hombre con la condicin observada
en los peces adultos. Otras deformidades, como la polidactilia, fueron
atribuidas por Serres a un exceso de esa misma fuerza vital. Esto de las
malformaciones, como vimos, ya haba sido planteado por Oken en su
artculo 3049 de Elementos de fisiofilosofia.
La ley de Meckel-Serres21 (la recapitulacin, tal como la entendan los
filsofos de la naturaleza) era fijista. En efecto, como ya dijimos, los dis-
tintos eslabones de la gcs eran estticos: no se vinculaban (hoy diramos)
filogenticamente. De todos modos, es seguro que la creencia en un mundo
dinmico e interconectado haya predispuesto a los filsofos de la naturale-
za a volcarse hacia el evolucionismo. De hecho, Geoffroy y Johan Wolfgang
Goethe (1749-1832), el gran poeta alemn (vinculado a la filosofa de la
46 | Salgado / Arcucci
naturaleza, aunque no exactamente un filsofo de la naturaleza), termina-
ron abrazando esta doctrina, como veremos ms adelante.
Hace unos aos, veraneando en las playas de San Bernardo (costa atln-
tica de la provincia de Buenos Aires), uno de nosotros (Leonardo) escuch a
una persona que venda pescados en la playa dar una definicin del Squatina
argentina que perfectamente podra haber salido de la boca de Oken: el popu-
lar angelito, tan rico a la plancha o en sopa, era para el pescador bonaerense
una mutacin inconclusa entre tiburn y raya. Para este filsofo de la natu-
raleza criollo, el Squatina era, bsicamente, una raya a medio terminar.
Teoras de la evolucin | 47
Geoffroy sobre la curiosa inversin de los vertebrados al presentar en la Real
Academia de Ciencias una memoria en la que comparaban a un cefalpodo
con un vertebrado doblado hacia atrs hasta el nivel del ombligo24 (Russell,
1916). En realidad, ya Aristteles en su obra Sobre las partes de los animales
haba equiparado a los vertebrados con los cefalpodos, ensayando con-
torsiones similares. Insistimos: la idea de que las especies eran deriva-
ciones o transformaciones de un mismo tipo bsico de organizacin no
implicaba evolucin, pero s era una condicin necesaria para la transfor-
macin terica de una forma en otra. De hecho, Geoffroy recin comenz
a pensar con seriedad en la posibilidad de la transformacin en 1825, en
su monografa Investigaciones sobre la organizacin de los gaviales
(mientras que sus ideas sobre la unidad de tipo son anteriores; datan de
1818-22 y figuran en su obra Filosofa anatmica), reivindicando la figura
del caballero de Lamarck para escndalo del barn de Cuvier. Por lti-
mo, Geoffroy defendi un modelo de evolucin discontinua mucho antes
que Huxley y Francis Galton (bulldog y primo de Darwin, respectivamen-
te), y reconoci la importancia evolutiva del clima al ejercer su influencia
directa sobre los organismos, aunque entendiendo que la estructura de
estos ltimos estaba, en definitiva, impuesta con rigidez por las leyes de
la forma. Buffon tambin haba hablado de algo parecido, como veremos
en el captulo siguiente.
Para el joven Charles Darwin, despreocupado estudiante de teologa en la
Universidad de Cambridge, 1830 fue un ao ms. Seguramente ignoraba que,
al otro lado del canal de la Mancha, la posibilidad terica de la evolucin esta-
ba a punto de ser (por el momento) clausurada. En efecto, el debate pblico
que hubo ese ao entre Geoffroy y su archirrival Cuvier en la Real Academia
de Ciencias de Francia, decidi la suerte del evolucionismo predarwiniano.25
Como dijimos, Geoffroy ya era transformacionista en 1830, pero el eje de la
polmica con el fijista Cuvier no pas precisamente por el transformacio-
nismo sino por su teora de los anlogos, la que planteaba, como vimos, la
correspondencia entre los rganos de todas las especies animales (Packard,
1901, p.124). Habiendo demostrado la existencia de un plan bsico para ar-
trpodos y vertebrados en 1820, y tras la lectura de la memoria de los suso-
dichos Meyranx y Laurencet, Geoffroy intent incluir a los moluscos en ese
mismo plan. Cuvier no se lo toler, lo que dio pie al debate. Era entendible:
para el barn las diferencias entre las ramificaciones animales eran profundas
e insalvables; ergo, la analoga era una mentira (ms adelante ahondaremos
en el pensamiento de Cuvier). Lo que sucedi durante la disputa es bien co-
nocido. Durante un par de meses ambos se dijeron muchas cosas sin llegar
24 Bueno, no todos los vertebrados poseen ombligo; hasta el lugar que ocupara el
ombligo, digamos.
25 Para conocer detalles sobre el debate ver Ochoa y Barahona (2009).
48 | Salgado / Arcucci
a ponerse de acuerdo en nada. Un buen da, Geoffroy dio por terminado el
debate unilateralmente y se retir de la Academia. Ante los ojos de la historia,
Cuvier, muerto en 1832, fue el vencedor; en todo caso, gan por abandono
cuando el partido estaba empatado.
Al igual que Geoffroy, Goethe crea en la existencia de un plan bsico
de organizacin para los animales y otro para las plantas. Efectivamente,
en su obra La metamorfosis de las plantas, el llamado ltimo hombre univer-
sal26 plante que todas las partes de la planta eran hojas modificadas. Su
reconstruccin de la planta primitiva como una gran nica hoja se basa
justamente en esa hiptesis. El mismo autor de Fausto nos cuenta cmo lle-
g a concebirla. Fue durante un viaje a Padua, Italia, en 1786, al encontrar
Teoras de la evolucin | 49
Goethe busc y busc hasta encontrar ese dichoso hueso de la discordia
en humanos muy jvenes: precisamente, en la fase fetal correspondiente al
mono (Lenoir, 1987).
El poeta pensaba que era posible una ciencia de la vida (lo que en 1802
Gottfried Treviranus haba llamado biologa) solo si se admita la existencia
de leyes de organizacin. Obviamente, no de leyes caprichosas sino capaces
de producir formas (hoy diramos) adaptadas a las condiciones externas de
existencia (Lenoir, 1987). Cuvier, el principal rival intelectual de Goethe y
vencedor oficial de Geoffroy en el debate de Pars, era de la misma opinin.
Ya hablaremos de esto ms adelante.
La teora vertebral del crneo (tvc) est claramente encuadrada en la
morfologa idealista. Goethe y Oken la formularon en simultneo en 1819.
El crneo, sostiene la tvc, no es otra cosa que una serie de vrtebras modi-
ficadas y fusionadas en una nica pieza. Refiere Goethe que esta idea ma-
dur en su cabeza al hallar un crneo de bvido en Venecia, Italia, durante
un viaje realizado a ese lugar en 1790:27
27 Evidentemente, los viajes a Italia inspiraban a Goethe. Recordemos que cuatro aos
antes, en otro paseo por las mismas tierras peninsulares, haba imaginado su teora
de la hoja al hallar una de palmera.
28 Pensemos en Newton y Leibniz y la invencin del clculo diferencial. El caso de
Darwin y Wallace es sin duda excepcional, el de dos correctsimos caballeros que
deciden presentar juntos un descubrimiento independiente.
50 | Salgado / Arcucci
cabeza que, en lugar de crneo, posea un nmero de elementos vertebrales
separados.29 Su contrincante, el evolucionista Thomas Huxley, positivista y,
por lo tanto, antidealista, si bien crea en los tipos (al menos en principio,
como vimos en el captulo i), termin rechazando la naturaleza vertebral
del crneo seguramente por la identificacin que esa teora tena con el ar-
quetipismo de Owen y la metafsica de los filsofos de la naturaleza. Ms
ac en el tiempo, los evolucionistas Francis M. Balfour (1876-1878), a fines
de siglo xix, y Edwin S. Goodrich (1868-1946), a principios del xx, aportarn
datos embriolgicos a favor de la naturaleza vertebral del crneo, dndoles
as la razn a Oken, Goethe y Owen (en el captulo vii hablaremos de las
pruebas moleculares que corroboran esta vieja creencia estructuralista).
Permtasenos aqu una digresin filogentica. En el siglo xix, los evolu-
cionistas que aceptaban la tvc orientaban la bsqueda del ancestro de los
vertebrados hacia una forma sin crneo tipo anfioxo. De la misma manera,
los que no lo hacan, apuntaban ese origen hacia formas invertebradas con
una cabeza completamente formada. Entre estos ltimos, William Patten
(1861-1932) hizo derivar a los ostracodermos del Paleozoico (los primeros
peces, acorazados y sin mandbulas) de los euriptridos (unos escorpiones
marinos, tambin paleozoicos), algo que hoy suena absurdo pero que en la
dcada de 1890 pareca aceptable.
Fue Goethe efectivamente un evolucionista? No es claro. Los que creen
que s se apoyan en una distincin que l hizo entre dos fuerzas forma-
trices opuestas, una conservadora (centrpeta o de especificacin) y otra
modificadora (centrfuga o de metamorfosis), de cuya lucha resultara la
permanencia o evolucin de la especie. A su vez, los que creen que no alegan
que los planes bsicos de organizacin que el alemn postul para plantas y
animales eran ideales, y que sus mentadas metamorfosis no eran ms que
encarnaciones de cada uno de esos planes ideales en organismos reales. En
este sentido, dicen, al hablar del origen del crneo vertebrado, Goethe no
habra estado insinuando la existencia real de un antepasado sin crneo,
sino la existencia ideal de un arquetipo o molde bsico. Entonces, sobre este
punto no habra diferencias entre Goethe, Oken y otros filsofos fijistas.
Segn parece, Charles Darwin comparta esta ltima opinin, ya que no
incluy al poeta entre sus precursores en el Bosquejo Histrico de El ori-
gen.30 En cambio, no hay dudas sobre el evolucionismo de Geoffroy; para el
francs la evolucin era causada, sin entrar en detalles, por la influencia del
ambiente y las condiciones de vida.
Resumiendo, hacia fines del siglo xviii y principios del xix, algunos
trascendentalistas entrevieron la posibilidad de la evolucin. Sobre los mo-
tivos por los cuales ese evolucionismo no logr despegar, algo hemos dicho.
29 Dicho sea de paso, para Owen el verdadero autor de la teora era Oken (Panchen, 1994).
30 Naturalmente, s lo hizo Haeckel en su popular Historia natural de la creacin.
Teoras de la evolucin | 51
Concretamente, responsabilizamos al barn de Cuvier (sobre el que volve-
remos ms adelante) y sealamos como decisiva su influencia (negativa,
claro), sobre todo a partir de su triunfo por abandono en el debate de Pars.
Adelantamos aqu que el partido revancha tendr otro resultado, aunque
esta vez el evolucionismo saldr a la cancha con una camiseta distinta: la
del adaptacionismo darwiniano.
31 Llamado as desde 1923, pero creado en 1812 por el secretario del Primer Triunvi-
rato, es decir, Rivadavia. No obstante, Mantegari (2003, p.76), siguiendo la opinin
del paleontlogo argentino recientemente fallecido Horacio Camacho, refiere que
no existe un decreto oficial de creacin del Museo del ao 1812 (solo una circular).
Por lo tanto, considera que la fecha oficial de creacin del llamado Museo del Pas
es 31 de diciembre de 1823, cuando Rivadavia era ministro de Gobierno de la pro-
vincia de Buenos Aires (bajo la gobernacin de Martn Rodrguez).
32 Profesor de Darwin en Cambridge. Hablaremos de l en el captulo iv.
33 De quien hablaremos en el captulo v.
34 Autores como Temkin (1959, p.332) piensan incluso que Burmeister no era anti-
ptico a la idea de evolucin: los que definitivamente le caan antipticos eran los
evolucionistas como Ameghino.
52 | Salgado / Arcucci
se lee, al menos en cuanto a la inmutabilidad de las especies. Mucho de lo
que encontramos en ese libro recuerda a la morfologa idealista de Oken y
Goethe (ya en los 40, pasadsima de moda): los organismos como reflejos
de ideas puras e inmutables, la visin de una lucha continua entre la idea y
su realizacin, la estructura final de los organismos vista como el resultado
de la materializacin de una idea en un momento y lugar determinados, y
otras cosas por el estilo. El alejamiento del tipo ideal, causado por la actua-
cin de agentes secundarios, se presenta en Burmeister como una verdade-
ra degradacin o degeneracin. No haba posibilidad de que esos agentes
causaran, por s solos, un mejoramiento; por ese lado, la puerta a la evo-
lucin estaba cerrada con siete candados (tambin Buffon haba trancado
esa puerta del mismo modo). Pero la sucesin paleontolgica no mostraba
un deterioro sino, por el contrario, un perfeccionamiento gradual, un pro-
greso. Justamente, ese perfeccionamiento no era el resultado de aquellos
agentes secundarios sino de la materializacin de formas reales cada vez
ms perfectas a raz de un mejoramiento general de las condiciones: hay
aqu, sin dudas, perfeccionamiento sin evolucin.
El prusiano crea ver en ciertos animales extinguidos una combina-
cin de rasgos que en la actualidad se presentaban en grupos separados.
Desde una perspectiva idealista, no haba una explicacin fcil para esa
rara mezcolanza de caracteres. Si las ideas eternas a partir de las cuales se
originaban los animales reales eran independientes, cmo eran posibles
esas combinaciones? Burmeister no profundiz al respecto; solo dijo que
la naturaleza utilizaba siempre los mismos modos de diferenciacin
aunque en diferentes combinaciones. As, el prusiano vea posible que
ciertos rasgos se manifestaran de forma reiterada en diferentes grupos
a lo largo del tiempo geolgico, en especial, en grupos dominantes o que
presentaban el mximo nivel de organizacin en ese momento.
En definitiva, el evolucionismo no encontr el modo de meterse en la
dura cabeza de Burmeister. El andamiaje terico del viejo prusiano era
firme (as, al menos, lo vea l); todas las piezas encajaban ms o menos
bien, de modo que la evolucin no haca falta. Por su parte, Moreno35 y
Ameghino no le dieron tantas vueltas al asunto y aceptaron la evolucin
de entrada; no estaban tan condicionados mentalmente como lo estaba
el europeo. Por ltimo, si bien es cierto que Burmeister fue educado en la
filosofa de la naturaleza y que fue tipologista hasta la muerte, hay creen-
cias suyas que lo acercan al materialismo antimetafsico (opuesto a la filo-
sofa de la naturaleza) que era, por otra parte, la filosofa ideolgicamente
correcta a mediados del siglo xix (Salgado y Navarro Floria, 2001). Por lo
tanto, no sera justo ubicarlo sin ms en la naturphilosophie.
Teoras de la evolucin | 53
Respondida la pregunta del subttulo, dejemos Buenos Aires y regrese-
mos a Europa a encontrarnos con Cuvier, verdugo oficial del evolucionismo
predarwiniano. Como a Burmeister, al francs se lo acusa de anacrnico
y fantico religioso; como Burmeister, tuvo sus motivos para rechazar el
evolucionismo. Conozcamos, pues, cules fueron esos motivos.
54 | Salgado / Arcucci
Captulo iii. Esperando a Darwin
La hora de Cuvier
1 Inclusive ocuparon una misma habitacin entre 1795 y 1796 (Packard, 1901, p.213).
2 Aqu corresponde una aclaracin. Segn Caponi, cuando Cuvier hablaba de tipos de
organizacin se refera a modos de coordinar y ejercer las funciones orgnicas fun-
damentales, mientras que cuando su examigo invocaba un nico plan de composi-
cin haca alusin a ciertas constantes morfolgicas que permitan comprender los
procesos fundamentales que guiaban la construccin (no tanto el funcionamiento)
de las formas orgnicas (2006, p.35). En definitiva, nos dice Gustavo, las ramifica-
ciones de Cuvier no corresponden a los tipos abstractos de Geoffroy, ni tampoco a
los prototipos inmutables imaginados por Buffon (2010a, p.119).
Teoras de la evolucin | 55
evolucionismo de Lamarck, pero la autoridad de Cuvier era tan absoluta, y
su antievolucionismo tan categrico, que nadie se atrevi a tomar en serio
al evolucionismo hasta mucho despus. Y menos el de Lamarck, que por
cierto era bastante raro, aun para evolucionistas como Geoffroy.
Las diferentes partes de un animal deban estar coordinadas de modo
de posibilitar su existencia. Eso prescriba con precisin la ley de coexis-
tencia de Cuvier de 1812: todo ser organizado forma un conjunto, un
sistema nico y cerrado, en el que todas las partes se corresponden mu-
tuamente, y convergen a la misma accin definitiva por una reaccin rec-
proca (citado en Caponi, 2004a). En principio, esta ley admita un nmero
infinito de organismos. Sin embargo, a causa del llamado principio de condi-
ciones de existencia, en la naturaleza exista solo una mnima fraccin de esos
organismos posibles (2004b, p. 19). A estas condiciones de existencia hay
que entenderlas como una interseccin entre dos conjuntos. Por un lado, el
de las correlaciones compatibles entre s desde el punto de vista fisiolgico;
por el otro, el medio en el cual el organismo debe vivir. Como puede verse,
las condiciones de existencia de Cuvier nada tienen que ver con las condicio-
nes de vida de Darwin, como no se cansa de repetir nuestro filsofo rosarino.
De hecho, aquel principio permita la existencia de solo cuatro ramificacio-
nes, por lo que era inconcebible la existencia de organismos por fuera de
ellas. De este modo, el principio de condiciones de existencia, el gran aporte
terico de Cuvier, se convirti en el gran obstculo terico a la evolucin.
Pensaba el francs que la estructura final de un organismo era la cau-
sa de cada una de sus partes? Algunos autores como el historiador de la
biologa William Coleman piensan que s, y ubican al barn en la misma
lnea que Aristteles y sus causas finales; finalidad de orden interno, pero
finalidad al fin (valga la redundancia). Otros, como el norteamericano
Christopher McClellan (2001) y el mismo Gustavo Caponi opinan que no y
sostienen que Cuvier empleaba la terminologa aristotlica solo como un
recurso investigativo para realizar inferencias. El barn entenda cada par-
te del ser vivo a partir de la consideracin del conjunto, pero no crea que
ese conjunto fuese la causa de las partes individuales (lo que s supondra
teleologa). De acuerdo con el norteamericano y el rosarino, Cuvier habra
evitado toda referencia a la teleologa natural y a las causas finales.
Dnde se ubica Cuvier en el esquema R/O de Amundson? Stephen
Gould ha sealado que la clasificacin cuvieriana en cuatro ramificacio-
nes tiene mucho de funcionalista, si bien huele a estructuralismo (2004,
p.323). Pero hay que recordar que funcin (al igual que funcionalismo) es un
trmino que se emplea con sentidos distintos. Como dijimos en el captulo
i, desde el externalismo (perspectiva que pone el acento en las causas exter-
nas) se suele hablar de funcin en el sentido de adaptacin; es desde este
punto de vista un concepto histrico, ya que, implcita o explcitamente,
56 | Salgado / Arcucci
hace referencia al origen de la estructura (para William Paley, como veremos,
ese origen estaba en un diseador inteligente; para Darwin, en la seleccin
natural). Desde el internalismo tambin se habla de funcin, pero con refe-
rencia al aqu y al ahora, a la relacin de las partes con la totalidad.3 A esto
ltimo parece que se refera Cuvier, cuyo inters pasaba por la coordinacin
de todas las partes en una totalidad funcional ms que por las adaptaciones
individuales. De hecho, Gould (2004) habra errado en considerar a Cuvier
como uno de los mayores exponentes de la tradicin funcionalista (enten-
dida como adaptacionista), una perla negra en la Europa continental, ma-
yormente de tradicin estructuralista. El mismo error habran cometido
Peter Bowler (2000, p.266) y Michael Ruse, adems del propio Ron Amundson
(1998, p.155).4 Entonces, si se quiere, Cuvier era internalista-funcionalista
(funcionalista alla Russell), pues apuntaba al funcionamiento interno o co-
herencia funcional ms que a leyes internas de la forma o a principios orga-
nizacionales, si bien comparta con los internalistas-formalistas una visin
no centrada en la adaptacin al ambiente exterior. El olor que senta Gould
era terminantemente olor a internalismo.
Llama mucho la atencin que el archirrival de Cuvier haya sido Geoffroy y
no Lamarck. No es este ltimo, despus de todo, nuestro hroe evolucionista
predarwiniano? A Steve Gould, eso no le llama la atencin. El neoyorquino
piensa que Cuvier y Lamarck, a pesar de sus muchas diferencias, compar-
tan una visin funcionalista (nuevamente, entendida como adaptacionista).
En cambio, McClellan cree que Cuvier estaba tan lejos de Geoffroy como de
Lamarck: lejos del primero, porque no admita la existencia de principios de
organizacin internos autnomos, como la unidad de tipo; lejos del segundo,
porque no crea en la gran cadena del ser.
Teoras de la evolucin | 57
doctrina hablamos, no solo explicaba la formacin de la corteza terrestre y
el relieve, sino tambin (sobre todo a partir del siglo xix) las discontinuida-
des en el registro fsil. En particular, el barn de Cuvier pensaba que, cada
tanto, la superficie del planeta era afectada por cataclismos (sobre todo
inundaciones, pero tambin incendios y otros tipos de calamidades) que
causaban la extincin de todas (o la mayora de) las formas existentes.6 As,
el ttulo de la principal obra geolgica de Cuvier, publicada en 1812, hace
referencia a esas catstrofes exterminadoras: Discurso sobre las revoluciones
de la superficie del globo.
Entre los catastrofistas apuntamos adems a Alcide dOrbigny (1802-
1857) y Hermann Burmeister, el director prusiano del museo pblico de
Buenos Aires, a quien ya conocimos en el captulo anterior. Al igual que
Abraham Werner (1750-1817), pionero del catastrofismo, dOrbigny era
neptunista, es decir que crea que todos los estratos, o al menos los ms im-
portantes, se haban formado en la profundidad de los ocanos7 a partir del
residuo cristalizado de antiguas inundaciones. Nuestro testarudo profesor
prusiano crea, en cambio, que la historia del planeta poda dividirse en dos
fases distintas, una plutonista (o volcnica) y otra neptunista.8
En su Prodrome de Palontologie Stratigraphique de 1849, dOrbigny expuso
ideas an ms dramticas que las de Cuvier, proponiendo la creacin y ani-
quilacin a lo grande de faunas enteras como resultado de una desgraciada
catstrofe natural (Depret, 1995). Ironas de la historia: el fijista dOrbigny
se vali de la clasificacin de invertebrados fsiles del evolucionista Jean
Lamarck para sostener las ideas catastrofistas de Cuvier; del mismo modo,
pero al revs, el evolucionista Charles Darwin se basar en las clasificacio-
nes del fijista Richard Owen y del propio dOrbigny para favorecer sus pro-
pias teoras evolucionistas.
58 | Salgado / Arcucci
La pampa es un viejo mar
Alcide dOrbigny anduvo por nuestros pagos. Vino a las provincias del Plata
representando al Museo de Historia Natural de Pars, una vez finalizadas las
guerras independentistas (estuvo entre 1827 y 1829), con la misin de reunir
datos de la flora, fauna y gea de la regin. Pareca una tarea sencilla, pero
la buena suerte no lo acompa: lleg justito para presenciar la cada del
gobierno de Bernardino Rivadavia (en junio del 27) y andaba an por aqu
cuando Juan Lavalle fusil a Manuel Dorrego (en diciembre del 28). Al no
contar con un salvoconducto oficial como el que aos ms tarde obtendr
Charles Darwin de manos de Juan Manuel de Rosas, dOrbigny se vio impedi-
do de transitar con libertad por el interior del pas. A pesar de todo, el francs
pudo recorrer parte del territorio y colectar una buena cantidad de fsiles,
piezas que ms tarde utilizar como indicadores bioestratigrficos. Dicho
sea de paso, el francs es considerado como uno de los primeros bioestrat-
grafos, si bien la utilizacin de fsiles con esos fines se remonta al siglo xviii.
Como resultado de ese viaje surgi esa monumental obra que es Viaje
a la Amrica meridional. La primera historia geolgica de nuestro subconti-
nente se halla en ese libro, con mayor precisin, en los captulos dedicados a
la geologa y la paleontologa (publicados en 1842). Vale la pena conocer ese
dramtico relato (que dividimos en cuatro actos breves), que sirvi de base
a los estudios posteriores de Darwin y Burmeister.
Acto 1. Antes del Terciario.
Amrica del Sur atraviesa un largo perodo de enrgicas convulsiones
(de ah la escasa representacin de los depsitos jursicos y, en menor me-
dida, de los cretcicos).
Acto 2. El Terciario.
Un tiempo bastante tranquilo; la depositacin de los sedimentos del lla-
mado mar guaranien9 (el tertiaire patagonien, repleto de moluscos) nivela el re-
lieve esculpido por las tempranas sacudidas del acto primero (sin embargo,
no todo habra quedado bajo el agua del mar guaran: los troncos fsiles y los
restos del mamfero Toxodon paranensis hallados en Feliciano, al norte de Entre
Ros, los delicados huesitos del roedor Megamys y los moluscos de agua dulce
hallados en Patagonia, revelan la presencia cercana de tierras emergidas).
Acto 3. Arcilla Cuaternaria.
La tranquilidad se acaba. La corteza se enfra y, una vez consolidada, se
ahueca. La materia desplazada de la corteza ahuecada origina las cordille-
ras, lo que provoca un desastre geolgico. En efecto, esos movimientos cor-
ticales ocasionan un importante desplazamiento de las aguas del mar y el
exterminio completo de las faunas continentales, cuyos restos se esparcen
Teoras de la evolucin | 59
por todo el interior del subcontinente: el depsito de la llamada argile
pampene corresponde precisamente a este evento.
Acto 4. Diluvio.
Otras sacudidas ms leves causan un nuevo desplazamiento de las
aguas. Estos movimientos estn vinculados al vulcanismo andino, no al
levantamiento de la cordillera como los correspondientes al acto previo. En
realidad, los llamados terrenos diluvianos tienen un doble origen: ma-
rino (los depsitos de conchillas de San Pedro, San Blas y Montevideo) y
tambin continental.
La historia en su ltima etapa (nuestro acto 4) coincide bsicamente
con el mito bblico del diluvio universal. Pero ojo: dOrbigny, al igual que
otros catastrofistas, no pensaba en una inundacin milagrosa enviada
desde el Cielo como castigo. S crea, en todo caso, que Moiss, el autor o
uno de los autores del Gnesis, haba tenido conocimiento de un suceso
real y basado en l su relato mtico. La pampa es un viejo mar, dice un
hermoso poema-cancin de los pampeansimos Ricardo Nervi y Alberto
Cortez, inspirada verosmilmente en las ideas de aquel bioestratgrafo
francs, viejo catastrofista.
Al poco tiempo de publicado el volumen geolgico de Viaje a la Amrica
meridional (en 1842), Charles Darwin dar a la imprenta sus Observacio-
nes geolgicas sobre Amrica del Sur (en 1846). El ingls, que tambin haba
caminado por suelo argentino (entre 1832 y 1834, apenas tres o cuatro
aos despus que el francs), ofrecer una versin muy distinta de la evo-
lucin geolgica del subcontinente sudamericano, ms apacible, menos
ligada a debacles. Nuestro futuro campen del evolucionismo saba que
el catastrofismo geolgico estaba pasando de moda y que, ms tarde o
ms temprano, sera reemplazado por el uniformitarismo, doctrina que
sostiene la unidad de causas e intensidades (ese reemplazo suceder en
efecto a mediados del siglo).10 El rubio pasajero del Beagle supo ver el
cambio de paradigma en ciernes, y adopt con rapidez el modelo progre-
sivo, el de Charles Lyell (1797-1875), fundador de la moderna geologa. Su
forma de entender la evolucin biolgica se ajustar perfectamente a ese
modelo, como veremos en el captulo iv.
Catastrofismo y progresivismo
10 Bsicamente, el uniformitarismo sostiene que los procesos de ayer son los mis-
mos de hoy y actan con la misma intensidad.
60 | Salgado / Arcucci
menos en cuanto a su intensidad. Tambin, que cuanto ms jvenes eran los
estratos, ms parecidos eran los fsiles a los organismos vivientes; en este
sentido, los catastrofistas vean en las sucesiones paleontolgicas una direc-
cionalidad.11 Normalmente (pero no siempre) esa direccionalidad pareca
apuntar a un perfeccionamiento o mejoramiento; en esto (y solo en esto),
la lectura catastrofista del registro paleontolgico era coincidente con la de
los evolucionistas de la poca, sobre todo aquellos que se inclinaban hacia el
lamarckismo12. Ahora bien, qu poda causar esa direccionalidad? Dios? En
principio, no era descabellada la idea de un gobierno celestial del proceso; un
ser superior llevando las cosas hacia la aparicin (final) del hombre, ltimo
peldao de la creacin. Sin embargo, Dios iba teniendo cada vez menos lugar
en las explicaciones geolgicas (excepto en las duras cabezas de los telo-
gos de la naturaleza, a quienes conoceremos ms adelante en este mismo
captulo), y los gelogos (catastrofistas y uniformitaristas sin distincin) se
inclinaban ahora hacia causas absolutamente naturales. En concreto, para
explicar esa (aparente) direccionalidad postularon la teora del enfriamiento
terrestre (tet), la cual trascender en un contexto evolucionista, luego de que
el darwinismo hiciera suyo el progresivismo, hacia 1870 (Lyons, 1993).13 La
idea de fondo era que los organismos iban sucedindose de peor a mejor o
al revs (por creacin o por evolucin), segn las condiciones mejoraran o
empeoraran; o mejor dicho, segn se acercaran o alejaran del ptimo climtico
del grupo al que pertenecan. La tet explicaba de manera simple por qu al-
gunos organismos del pasado, como los grandes dinosaurios del Mesozoico,
parecan superiores (ms grandes, ms eficientes) a los actuales represen-
tantes de su grupo. Segn esta perspectiva, aquellos grandes saurios habran
vivido bajo las condiciones ptimas para los de su clase (la de los reptiles); a
partir de entonces, a raz del enfriamiento, solo fue posible una desmejora
de las faunas reptilianas. Veremos en el captulo v (Y Dios dijo: hagamos al
arquetipo) cmo Owen enarbolar la superioridad de los dinosaurios con
el claro propsito de favorecer una visin no progresivista de la historia pa-
leontolgica de la tierra.
En definitiva, la tet encajaba muy bien en el catastrofismo. Precisa-
mente, las sacudidas o cataclismos que marcaban el ritmo de la evolucin
11 Tengamos presente que, para los catastrofistas, los organismos representados por
esos fsiles no se sucedan como resultado de transformaciones evolutivas, sino a
causa de sucesivas creaciones o encarnaciones.
12 Entre estos ltimos anotamos a los dos Robertos escoceses: Chambers (1802-1871)
y Grant (1793-1874) (Bowler, 2000, p.286).
13 De hecho, Buffon, quien no fue un evolucionista ciento por ciento, tambin crea
que los organismos degeneraban a medida que las condiciones del planeta des-
mejoraban, es decir se enfriaban.
Teoras de la evolucin | 61
geolgica del planeta podan atribuirse a ese enfriamiento.14 Como vere-
mos, la tet no era admisible en un contexto de ciclos geolgicos, como el
planteado por Lyell.
El reverendo William Buckland (1784-1856), profesor de Oxford, centro
del conservadurismo anglicano, fue a la vez un telogo de la naturaleza,
un gelogo catastrofista y un paleontlogo progresivista partidario de las
creaciones sucesivas (Bowler, 2000, p.287): lo que hoy llamaramos un crea-
cionista cientfico (p. 238).15 Aunque Buckland siempre estuvo un poco al mar-
gen de la controversia uniformitarismo-catastrofismo, termin volcndose
hacia el segundo por pura conveniencia, ya que las violentas sacudidas que
planteaba esa doctrina le permitan explicar mejor la completa destruccin
de faunas y floras (Buckland, 1837, p.121). Lo que ms le interesaba al profe
de Oxford era destacar que esas transformaciones geolgicas (sobre todo la
aparicin de las tierras emergidas) fueron convenientes a la aparicin del
hombre: para Buckland, la geologa revelaba el plan de Dios (p.44).
62 | Salgado / Arcucci
la cabeza eran cclicos, bsicamente, fases alternantes de erosin y depo-
sitacin. Aqu, como podemos ver, no hay direccionalidad posible; es sin
duda un modelo muy distinto al de los direccionalistas, partidarios del
enfriamiento terrestre. Los organismos acompaaban a la tierra en sus
ciclos eternos. El abogado de la geologa pensaba que aquellos que haban
vivido en el Mesozoico eran diferentes a los actuales, no porque corres-
pondieran a un orden de creacin anterior, como crean los seguidores de
Buckland, sino simplemente porque las condiciones climticas del pla-
neta durante esa era geolgica haban sido otras. Lyell no tuvo empacho
en asegurar que, cuando esas condiciones se restablecieran, cuando la
ruleta del tiempo retornara a su punto Mesozoico, los dinosaurios reapa-
receran: [e]ntonces quizs aquellos gneros de animales retornen [] El
enorme iguanodonte quizs reaparezca en los bosques, y el ictiosaurio en
el mar, en tanto el pterodctilo quizs revolote otra vez en las copas de
los helechos arborescentes (Lyell, 1832, p.7).17 Claramente, la nocin de
cambio irreversible es algo que el evolucionismo hered de la tradicin
catastrofista, no de Lyell.
En la larga vida de Hermann Burmeister se distinguen con claridad dos
etapas: la primera, catastrofista, y la segunda, uniformitarista. En Historia
de la Creacin, obra correspondiente a la primera etapa, se sostiene que la
superficie del planeta ha sido esculpida por debacles (Salgado y otros, 2007),
mientras que en Descripcin fsica de la Repblica Argentina, publicada entre
1876 y 1886 y correspondiente a la segunda etapa, se asegura que los dep-
sitos pampeanos se han originado por causas graduales, de modo que la
muerte de los mamferos fsiles all sepultados no es atribuida a ninguna
catstrofe dorbigniana. En el plano geolgico, tambin se afirma en esta l-
tima obra que los aluviones marino-litorales de la costa bonaerense se han
originado de modo lento y gradual. Evidentemente, en los 80 el catastrofis-
mo era cosa del pasado, aun para un viejo conservador como Burmeister.
Volviendo a Lyell, digamos que, al igual que la mayora de sus colegas, no
se ocup solo de geologa sino de un montn de cosas: paleontologa, bio-
geografa, en fin, de todo lo que en aquel tiempo abarcaba la (as llamada)
historia natural. Especficamente, el segundo volumen de sus Principios de
geologa de 1832 es muy biolgico: contiene un largo argumento a favor de la
inmutabilidad de las especies, contrario por igual a las teoras transforma-
cionistas de Geoffroy (estructuralista) y Lamarck (funcionalista en el sen-
tido que le da Gould). De este modo, Lyell parece encajar bien en la divisin
clsica entre creacionismo-fijismo y evolucionismo: es definitivamente un
Teoras de la evolucin | 63
fijista, aunque su discurso est bastante lejos del clsico estilo bblico de los
telogos de la naturaleza18 (Bowler, 2000, p.265).
A diferencia de Cuvier y Burmeister, el fijismo de Lyell no tendra que
ver con la existencia de obstculos tericos a la evolucin, aunque es indu-
dable que su modelo de cambio cclico no favoreca al evolucionismo (salvo
que se piense en especies que evolucionan e involucionan cclicamente).
Como gelogo, Lyell tena preocupaciones muy concretas. Necesitaba una
definicin sobre la naturaleza de las especies ya que sus investigaciones
abarcaban largos perodos de tiempo, durante los cuales, se crea, los lmi-
tes de las formas actuales podan perderse (1832, p.2). Y a ese propsito le
convena, sin duda, el fijismo. De todas formas, sabemos que Lyell termin
pasndose al evolucionismo hacia fines de la dcada de 1860.19
A Lyell se le ha perdonado su fijismo; ms an: se lo ha entronizado
como el padre de la geologa moderna, la personificacin del paradigma
uniformitarista triunfante, el Darwin de la geologa. El fijista Cuvier, en
cambio, es todava hoy identificado con el diluvio y el milagro. Claramente,
el trato que la historiografa (darwinista) ha reservado a uno y otro respon-
de al clsico recurso del hombre de paja, es decir, el de exagerar las ideas an-
tagnicas (falsearlas en definitiva) con el objeto de favorecer la propia20. En
primer lugar, digamos que Dios estaba tan presente en las explicaciones de
Lyell como en las de Cuvier (poco, por cierto). En realidad, el discurso teol-
gico no fue exclusivo de una teora sino que las atraves a todas, en mayor o
menor medida, y esto es vlido no solo para la geologa sino para la biologa
en general y el evolucionismo en particular. Por supuesto, una teora puede
ajustarse ms que otra a la ortodoxia cristiana, pero ese es otro asunto. De
hecho, el filsofo y telogo Daniel Blanco (2008) de la Universidad Nacional
del Litoral, en Santa Fe, Argentina, piensa que el uniformitarismo de Lyell
era teolgicamente neutro, en nada hostil a la religin.21 Tambin, Blanco
opina que la opcin de Lyell por el uniformitarismo obedecera a razones
18 Aunque, al igual que estos ltimos, crea en las adaptaciones perfectas (Ospovat,
1995, p.15).
19 Ya es evolucionista en la dcima edicin de los Principios de geologa, de 1868
(Wilkinson, 2002).
20 Gould (1994, p.394) define a dichas falacias como caricaturas elaboradas por la
oposicin con el objeto de exprimir al mximo los beneficios retricos de la di-
cotoma. En este caso, a fin de favorecer el uniformitarismo, se asoci el catas-
trofismo con la teologa. Del mismo modo, los positivistas del siglo xix habran
asociado todo el pensamiento cristiano medieval con la idea de una tierra plana,
con la intencin de mostrar que si la Iglesia haba errado en el asunto de la forma
de la tierra, tambin poda hacerlo en su defensa del fijismo (Eco, 2013, p.13).
21 Aunque, siempre segn Blanco, difera bastante del relato clsico del Gnesis, por
aquello de los ciclos.
64 | Salgado / Arcucci
de orden estrictamente metodolgico: al aplicar el principio de la parsimo-
nia, la llamada navaja de Hutton, el ingls habra decidido no incluir en sus
explicaciones procesos que no actuaran en el presente. En definitiva, Lyell
habra recostado la carga de la prueba hacia el lado catastrofista; lo que deba
ser probado era la actuacin pasada de catstrofes; hasta tanto, haba que su-
poner uniformidad de causas e intensidades. Los catastrofistas, por su parte,
no suponan nada. Como buenos empiristas tomaban el registro geolgico
al pie de la letra, tal cual se les presentaba. Si este mostraba rasgos de un
aparente origen violento, un pliegue, una falla, un depsito de grandes roda-
dos, entre otros, entendan que hubo cataclismos y listo. En todo caso, eran
los uniformitaristas, de tradicin racionalista, los que deban desmentir el
origen catastrfico de esos rasgos, no al revs (Gould, 2010b, pp.163-169). En
definitiva: no es correcto asociar sin ms catastrofismo con Dios.22
Por cierto, la geologa actual no es heredera nicamente de Lyell. Bas-
te mencionar la teora glacial (de mediados del siglo xix) y la nocin de
extincin masiva (correspondiente a la segunda mitad del siglo xx). Catas-
trofistas y uniformitaristas han contribuido, quizs por partes iguales, a
la moderna geologa.
Dios era cada vez menos necesario en el terreno de la geologa, pero
haba un asunto vinculado a la composicin y funcionamiento de los or-
ganismos que era muy difcil de abordar sin recurrir a la providencia: el
de su (aparente) diseo conforme a sus necesidades. Dejemos, entonces, la
geologa y volvamos a la biologa, tema central de este libro.
22 Tendr algo que ver con el racionalismo de Lyell el hecho de que tuviera una vista
dbil? (Gould, 2003, p.161).
23 Aquel de la ley Boyle-Mariotte.
Teoras de la evolucin | 65
el ltimo detalle del mundo haba sido planificado por Dios. En su Historia
de Jenni, Voltaire hace decir a su Freind, en un discurso ante ateos e indios:
desde la raz de los cabellos hasta los dedos de los pies todo es arte, todo es
preparacin, medio y fin (2003, p.516). En realidad, esta idea no es exclusi-
va de la modernidad, ni siquiera del cristianismo. Ya en la antigua Grecia,
Xenofn, discpulo de Scrates, deca que el mundo haba sido diseado por
una superinteligencia (obviamente, no el Dios de los cristianos) y que todo
pareca existir para beneficio del hombre. En su libro Sobre la naturaleza de los
Dioses, Cicern ofrece un argumento similar (Bowler, 2000, pp.44-45). Segn
parece, esta idea tambin estaba en los estoicos; de hecho el cristianismo (y
en definitiva, la tn) la habra tomado de ellos.
El diseo biolgico como demostracin de la existencia de un Dios
bueno nos remite al quinto argumento de Toms de Aquino (1225-1274)
enunciado en su Suma Teolgica (Sober, 1996, p.63). El doctor Anglico ha-
ba reconciliado la filosofa de Aristteles con el cristianismo (influencia-
do hasta ese momento por Platn) y la teleologa (la finalidad de las cosas,
su para qu), nocin consubstancial a la idea de diseo, pas a ser desde
entonces una pieza fundamental en las argumentaciones de los padres de
la Iglesia (Bowler, 2000, p.61).
Hacia la segunda mitad el siglo xviii, cuando la visin optimista del mun-
do y de las criaturas que lo habitan comenz a decaer, tambin tambale el
argumento del diseo. Desde Inglaterra, cuna de la teologa de la naturaleza,
el filsofo David Hume critic la utilizacin de ese argumento como prueba
positiva de la existencia de un Dios bueno (Dawkins, 1989; Sober, 1996, p.65).
La tn buscaba demostrar la bondad de Dios a travs de la experiencia sen-
sible (el diseo de los seres vivos), pero Hume, padre del empirismo, crea
que eso era imposible24. Pero pese a las crticas de Hume y Voltaire, la tn no
perdi vigencia en Inglaterra, y es precisamente este pas que dar al mundo
el ms alto exponente de esa doctrina, William Paley, ya mencionado en el
captulo i (Mayr, 2001, p.67).
En el nombre de Paley
24 El empirismo de Hume era tan absoluto que hasta la nocin de causalidad provena
de la experiencia.
25 Los tratados Bridgewater son una obra colectiva en ocho tomos sobre teologa
66 | Salgado / Arcucci
Premisa 1: El deseo de Dios es que todos seamos felices en esta vida y en la
siguiente.
Premisa 2: Podemos descubrir la voluntad de Dios a travs de las Escrituras
o consultando la luz de la naturaleza. Ambas vas conducen a la misma
conclusin.
Premisa 3: La voluntad de Dios con respecto a cualquier accin puede ser co-
nocida a partir de su tendencia a promover o disminuir la felicidad general.
Conclusin 1: Dios crea para promover la felicidad general de todas las
criaturas.
Conclusin 2: Los organismos estn adaptados perfectamente a su ambien-
te por el Creador (Miles, 2001, p.198).
Teoras de la evolucin | 67
Paley, aun reconociendo que el mundo no era tan bello como lo pintaba
el obispo de Hipona (hoy Annava, en Argelia), estaba de acuerdo en que
detrs de cada desgracia hay un propsito basado en un bien superior: los
terremotos son necesarios, opinaba el doctor Pangloss; los herbvoros son
cazados y comidos pero por su propio bien, revelar Buckland. Incluso, el
reverendo Paley anticip el argumento bucklandiano al manifestar que
ciertos rganos, como las garras, los colmillos, y los picos afilados de las
aves, eran necesarios a la economa de la naturaleza. Lo mismo con respec-
to a la superfecundidad y la muerte: debe haber destruccin necesariamente.
Estas ideas responden con claridad al principio de economa natural ba-
sado en el presupuesto de que todos los seres vivos no existen para ellos
mismos sino para los otros (Caponi, 2011a, p.15).27
Paley daba por hecho que cada una de las partes del organismo tena
una funcin especfica: para l, nada en la naturaleza era en vano. En
este sentido, sus razones, como las de Buckland y los dems telogos de
la naturaleza, eran teleolgicas (tambin teolgicas, por supuesto), es
decir que siempre contenan una referencia a una causa final, finalidad
o propsito.
La mayora de los filsofos e historiadores (Gould, Amundson, Ruse)
ven en Paley al ms alto exponente del adaptacionismo predarwiniano
(Gould y Lewontin, 1979).28 Gustavo Caponi (2010a), sin embargo, opina que
en los telogos de la naturaleza en general, y en Paley en particular (excepto
quizs por el captulo xvii de su libro), la utilidad de las estructuras al
ambiente ocupa un lugar secundario con relacin a la coherencia funcional
de los diferentes rganos (en esto coincidiran con Cuvier).
Se deca que esas adaptaciones eran perfectas o cuasiperfectas (Caponi
2003b), ya que era inimaginable un dios perfecto creando organismos imper-
fectos o imperfectamente adaptados. Sin embargo, los telogos de la natura-
leza tenan una forma bastante extraa de entender la perfeccin. Veamos,
si no, lo que escribi William Buckland en su contribucin geolgica a los
tratados Bridgewater: Toda perfeccin tiene relacin con el objeto que
68 | Salgado / Arcucci
cada forma de organizacin que ocurre en la naturaleza se propone alcan-
zar, y nada que logre completamente el fin propuesto puede ser llamado
imperfecto (1837, pp.107-108, la traduccin es nuestra). Es decir, si cum-
pla con su finalidad, la forma de organizacin era perfecta. El problema
era que nadie poda conocer de antemano la finalidad de una forma de
organizacin concreta; no era posible saber en qu haba estado pensando
Dios al crear una cierta forma; los animales y plantas eran como eran por
alguna razn conocida solo por Dios, y chau.
Los filsofos (no los telogos) de la naturaleza tambin crean en las
adaptaciones perfectas, pero rechazaban que existiera una relacin es-
tricta entre la forma orgnica y las condiciones inorgnicas, como crean
los telogos de la naturaleza (Ospovat, 1995, p.9).
Al igual que el libro de Paley, los tratados Bridgewater abundan en
ejemplos de adaptaciones perfectas y en referencias a la armona de la
naturaleza. En efecto: all, hasta los restos paleontolgicos parecen cele-
brar la gloria del Seor. Fernando Ramrez Rozzi e Irina Podgorny, dos
antroplogos argentinos, han mostrado cmo Buckland ech mano del
megaterio (bestia conocida a partir de un resto extrado en 1789 de las
barrancas del ro Lujan y llevado al Gabinete de Historia Natural de Ma-
drid) para refutar la idea de Buffon de que los perezosos (el megaterio
era justamente un gran perezoso) eran bichos imperfectos. En efecto, en
los tratados Bridgewater esa criatura prehistrica rioplatense es descripta
como perfectamente adaptada a su entorno; el megaterio era, en definitiva,
un bello y armonioso animalito de Dios (Buckland, 1837, p.139; Ramrez
Rozzi y Podgorny,2001).
Teoras de la evolucin | 69
esas influencias podan causar modificaciones29. Sin embargo, esas modifi-
caciones no eran necesariamente adaptativas; en esto Buffon est lejos de
Paley y la idea del diseo.30 Anticipndose en doscientos aos a Steve Gould
y Richard Lewontin, el francs critic a aquellos que le buscaban la utilidad
a todo, acusndolos directamente de inventarla cuando no la vean (Krause,
1880. p.148). Mucho menos crea en los diseos perfectos. Es ms: pensaba
que ciertos bichos posean rganos intiles y hasta desventajosos, como el
tucn y su pico, y que otros, en cambio, carecan de rganos fundamentales
o muy necesarios (Caponi, 2010a). Los perezosos sudamericanos, como vi-
mos, eran para Buffon unos animalejos impresentables.
Con respecto al esquema R/O establecido por Ron Amundson, dnde
ubicamos a Buffon? No en el adaptacionismo ciertamente, ya que no crea
en la adaptacin ni en el diseo. En el estructuralismo entonces? Tampoco,
si bien hay algo de estructuralismo en su idea de la generacin y en su con-
sideracin del cuerpo animal y vegetal como un molde interno en el que
la materia se asimila al todo (preformado). En el atomismo? En un sentido
s, en la ausencia de finalidad, interna o externa, que es uno de los rasgos
ms destacados del atomismo (Caponi, 2011a, p.19).
Por supuesto, Buffon no se ocup solamente de megaterios y tucanes
sino de prcticamente todo (pensemos que su Historia natural posee 36
volmenes!). Con respecto al bicho humano, Buffon consider que la hu-
mana era una especie noble, ya que no provena de ninguna otra espe-
cie por degeneracin y no haba generado otras de ese mismo modo; en
este sentido, no poda ser ubicada en ningn gnero, ya que los gneros,
por definicin, agrupaban a la especie original y a las especies derivadas
de ella por degeneracin. El lector atento habr advertido que el noble
francs no segua el sistema binominal del sueco Carl Linaeus (1707-1778,
latinizado como Linneo), su gran adversario, el cual prescribe la obliga-
toriedad de ubicar cada especie en una serie de categoras taxonmicas,
entre ellas la de gnero. Tambin postul que las diferencias raciales hu-
manas eran debidas a las diferentes condiciones de vida, pero sin creer
que cada raza humana se encontrara adaptada a un ambiente particular.
Insistimos: Buffon no era adaptacionista, para l no haba un diseo es-
pecfico para cada una de las razas humanas.
En el captulo i dijimos que Buffon era defensor de una teora de la evo-
lucin limitada. En efecto, algunos nosotros incluidos ven en l a un pro-
toevolucionista, a alguien que no lleg a dar el paso hacia el evolucionismo,
por temor o simple indecisin. Pero Gustavo Caponi piensa otra cosa: que
70 | Salgado / Arcucci
Buffon no era evolucionista, ni proto ni nada. Gustavo tiene sus razones;
haba, al parecer, un serio obstculo terico que impeda al francs tomar
partido por el transformacionismo: su principio de la generacin y dege-
neracin. No es este el lugar para profundizar en las complicadas teoras
buffonianas; remitimos a los lectores al citado libro de Caponi (2010a), uno
de los pocos que hay sobre la obra del conde francs (y en castellano!).
La otra figura opacada por el reverendo Paley fue la del ingls Erasmus
Darwin (1731-1802), mdico de profesin, poeta e inventor en sus ratos
libres. Pap de Robert, el padre del ms famoso de los Darwin, Erasmus
no era exactamente buffoniano, pero estaba muy al tanto de las ideas del
conde francs.
El abuelo Erasmus tena una vida social muy intensa. Perteneca a
la clebre Sociedad Lunar, e incluso prestaba su casa para las reuniones
de esa asociacin. Los lunticos (no es chiste, as se los llamaba) eran la
vanguardia de la revolucin industrial en Gran Bretaa, y hasta tenan
vnculos con dos de los padres fundadores de los Estados Unidos: Thomas
Jefferson (1743-1826) y Benjamin Franklin (1706-1790). El otro abuelo de
Charles Darwin, Josiah Wedgwood (adems abuelo de su mujer), tambin
fue miembro de esa excntrica organizacin de lunticos.
Erasmus despertaba amores y odios, incluso en una misma persona.
Samuel Coleridge (1772-1834), el gran poeta ingls, lo elogi como la men-
talidad ms original de su tiempo, pero a la vez cre el trmino darwinisear31
para designar la anttesis de la sobria investigacin cientfica (Krause, 1880,
p.135; Packard, 1901, p.217).
Al igual que Buffon, Erasmus daba mucha importancia a los efectos
del clima sobre los organismos: un efecto directo, casi automtico, no
orientado a la consecucin de un propsito. Anticip la idea de seleccin
sexual que aos ms tarde desarrollar el ms famoso de sus nietos, al
destacar que los machos ms fuertes dejaban ms descendencia (Packard,
1901, p.224). Su obra ms conocida, Zoonomia (1794), es bsicamente un
libro de medicina, pero en ella hay un poco de todo. Pobre Erasmus: sus
colegas mdicos le reprochaban ser filsofo, los filsofos ser poeta, y los
poetas ser cientfico32, uno darwiniseador para colmo (Krause, 1880, p.135).
De la discusin de sus obras con los Shelley (Percy y Mary) y Lord Byron,
nacer Frankenstein (King-Hele, 1963, p.143), inspirada seguramente en
su propia figura.33 Por ltimo, en su largo poema El jardn botnico (con
Teoras de la evolucin | 71
sus dos partes, La economa de la vegetacin, de 1789, y Los amores de las
plantas, de 1791) afirm, diferencindose de Buffon, que los rganos rudi-
mentarios demostraban la evolucin. Sin embargo, Erasmus no figura como
antecedente de la evolucin en la primera edicin de El origen de las especies:
solo se lo nombra como la persona que anticip las ideas equivocadas de
Lamarck. Recin en 1879, Charles Darwin escribir una biografa de su abue-
lo, disfrazndola de prefacio al ensayo sobre Erasmus de Ernst Krause (por
cierto, ese prefacio es ms largo que el propio ensayo). Hay quienes ven en
esta contribucin un tardo intento por redimir la figura de su antepasado,
figura que l mismo se haba encargado de enterrar (King-Hele, 1963, p.84).
El reverendsimo Paley discuti las obras de Erasmus (no habra podido
dejar de hacerlo, ya que el abuelo de Darwin era un autor muy popular), sin
impugnar abiertamente sus ideas protoevolucionistas y citando sus trabajos
en un contexto que no era contrario a la tn.34 La estrategia del sagaz Paley
result, a la postre, muy eficaz: logr desactivar el protoevolucionismo de
Erasmus sin desconocer sus mritos intelectuales, dejando a salvo su figura.
De la Inglaterra de Paley y Erasmus crucemos por ensima vez el ca-
nal de la Mancha y regresemos a la Francia de Buffon a encontrarnos con
Lamarck, su sucesor.
72 | Salgado / Arcucci
todos los organismos de la gran cadena del ser. Sin embargo, no lleg a
postular el origen comn de todos los seres vivientes, como har Darwin
aos ms tarde. Para el ex caballero francs, los grupos actuales corres-
pondan a diferentes lneas, cada una originada en forma separada por
generacin espontnea (esta ltima nocin sin duda tomada de su men-
tor Buffon). Veremos ms adelante cmo Lamarck fue modificando esta
idea en sucesivas obras.
En el plano de la geologa, el francs se ubica en el uniformitarismo
que aos ms tarde se pondr de moda con Lyell, aunque por momentos
parece admitir cierta accin violenta de las aguas del mar. Por cierto, a
veces a Lamarck se le iba la mano con el uniformitarismo. Lleg a decir,
por ejemplo, que las cordilleras eran el resultado de la erosin fluvial de
planicies sobreelevadas, las que a su vez haban sido formadas por la de-
positacin de residuos orgnicos en el fondo de los ocanos (Packard,
1901, p.102).36 De esto se deduca que las montaas ms altas eran las ms
antiguas, lo que es contrario a la nocin moderna de que las cordilleras
ms bajas son las ms viejas (por ser las ms erosionadas). Todo esto est
en uno de sus libros menos ledos y ms oscuros: Hidrogeologa.
En definitiva, el exbotnico del Jardn de las Plantas parisino nunca
tuvo la consideracin de sus colegas; ni siquiera el transformacionista
Geoffroy lo tomaba muy en serio. Nadie le crea y todos lo ninguneaban:
Cuvier, Geoffroy, el mismo Darwin. No obstante, los (autodenominados)
neolamarckistas (de los que hablaremos en el captulo v) lo reivindicaron
pstumamente en la segunda mitad del siglo xix.37 As lleg a ser un hroe
predarwiniano, el ms grande de todos. Convengamos que se ha hecho jus-
ticia con este viejo francs.
La teora de Lamarck fue presentada en forma de una serie de leyes, las le-
yes de variacin de las especies, en dos de sus principales obras, Filosofa zoo-
lgica, de 1809, e Historia natural de los invertebrados, publicada en seis tomos
entre 1815 y 1822. Es en este segundo trabajo que las cuatro leyes aparecen
en su versin definitiva (en el anterior, algunas de ellas no estn consignadas
como tales).38
Primera ley.39 La vida, por sus propias fuerzas, tiende continuamente
a acrecentar el volumen de todos los cuerpos que la poseen y a extender
las dimensiones de sus partes, hasta el trmino que induce ella misma.
Teoras de la evolucin | 73
Aunque no est dicho en su enunciado, esta ley genera un incremento en
complejidad; en definitiva, es la causa del progreso evolutivo (Martins,
1997). Es por ella que los organismos ascienden en la gran cadena del ser,
desde el momento de su origen espontneo. Segn Caponi (2010a, p.127),
para superar el escollo terico que en el sistema de Buffon impeda el trans-
formacionismo pleno, es que Lamarck postul esta, su primera ley.
Segunda ley. La produccin de un nuevo rgano en un cuerpo animal
resulta de una nueva necesidad sobrevenida, que continuamente se hace
sentir, y de un nuevo movimiento que esa necesidad crea y conserva. La-
marck vea que el surgimiento de nuevos rganos mereca una considera-
cin especial, al punto que le reserv una ley propia.
Tercera ley. El desarrollo de los rganos y su fuerza de accin resultan
constantemente del empleo de esos rganos. El empleo del cuello por parte de
la protojirafa (el constante ejercicio de estirarlo para alcanzar las copas de los
rboles) result en su alargamiento. Esta ley y la anterior explican el modo en
que los organismos se apartan de la lnea ascendente que establece la ley pri-
mera. Naturalmente, los rasgos desarrollados de este modo, entendidos como
perturbaciones ms que como adaptaciones, no contribuyen a ascender en la
escala del progreso: en definitiva, las jirafas de cuello largo son tan complejas
como las protojirafas de cuello corto.
Cuarta ley. Todo lo que se ha adquirido, trazado o cambiado en la or-
ganizacin de los individuos, durante el curso de su vida, es conservado
por la generacin y transmitido a los nuevos individuos que provienen de
quienes han ensayado esos cambios. A pesar de ser la ms conocida, la que
ms asociamos a la figura de Lamarck, esta cuarta ley es la menos original e
importante de las cuatro, ya que, como dijimos, la herencia de los caracteres
adquiridos era ampliamente aceptada en el siglo xix, tanto que Lamarck ni
siquiera se tom el trabajo de demostrarla (Martins, 1997).
A Jean Lamarck se lo suele ubicar en el adaptacionismo, pero es claro
que su primera ley plantea un tipo de evolucin que nada tiene que ver con
la adaptacin al ambiente. Aqu parece estar la clave de la desgracia de La-
marck. En efecto, es esta primera ley, no la cuarta, la que tuvo mayores ndi-
ces de desaprobacin. Se argument en su contra la existencia de organis-
mos vivientes muy simples que no haban progresado; Lamarck respondi
que esos organismos eran simples, s, pero por haberse generado (de forma
espontnea) tardamente: eran, en todo caso, ms jvenes en trminos evolu-
tivos que los organismos ms complejos (Martins, 1994). Con el tiempo, esas
criaturas simples se volveran grandes y complejas.
Qu decir de las leyes segunda y tercera? Son leyes de adaptacin? Des-
pus de todo, son estas dos leyes las que tradicionalmente han justificado la
ubicacin de Lamarck y el lamarckismo en el adaptacionismo. Caponi (2007)
responde a la pregunta con un rotundo no. Es ms, para el santafesino el
74 | Salgado / Arcucci
francs nunca tuvo por objetivo explicar la adaptacin, sino solo el modo en
que las especies se apartaban de la lnea principal ascendente que estableca
su primera ley. Como dijimos, ms que en adaptaciones Lamarck pensaba en
desviaciones o perturbaciones; modificaciones no necesariamente tiles o
ventajosas que tendran ms que ver con la degeneracin buffoniana que con
la adaptacin (trmino este ltimo que, dicho sea de paso, Lamarck nunca
utiliz). El error, dice Caponi (2011a, p.26), es que la obra de Lamarck suele
leerse desde el darwinismo; el mismo Darwin as lo habra hecho.
La evolucin lamarckiana suele caracterizarse como unilineal y pro-
gresiva, distinta a la evolucin darwiniana, que es ramificada y no progre-
siva. En realidad, el modelo lamarckiano fue unilineal solo al principio, en
Investigaciones sobre la organizacin de los cuerpos vivientes de 1802; en Filosofa
zoolgica de 1809 y, sobre todo, en el volumen introductorio de su Historia
natural de los animales sin vrtebras de 1815, el modelo evolutivo lamarckia-
no ya es parcialmente ramificado y difiltico (Gould, 2000, pp.127-156).
El arbusto lamarckiano se perfeccion en su ltima obra importante,
Sistema analtico de los conocimientos positivos del hombre de 1820, en el que
se reemplaz el difiletismo animal (origen doble) por el monofiletismo
(origen nico).
Lamarck fue tambin el primero en proponer el origen del hombre a
partir de un primate inferior; no obviamente de un simio viviente, sino de
un antecesor extinguido y desconocido. Veamos cmo explica ese origen en
Filosofa zoolgica:
Teoras de la evolucin | 75
Estamos aqu ante un Lamarck adaptacionista (o en todo caso adecua-
cionista) que da prioridad a la funcin o utilidad sobre la forma. La con-
formacin adecuada de los pies humanos se obtiene a partir de un cambio
de hbito (comenzar a andar sobre las patas posteriores), lo que a su vez
surge de una nueva necesidad, vinculada a nuevas circunstancias. En defi-
nitiva, para Lamarck, las nuevas necesidades son, al menos en el caso de la
locomocin humana, el factor desencadenante de la evolucin.
El modelo lamarckiano funciona razonablemente bien para el surgi-
miento del diseo humano, pero su aplicacin a nivel de raza resulta forza-
da, por decirlo con suavidad. De hecho, la caracterstica racial por excelen-
cia, el color de la piel, siempre fue mejor explicada desde el ambientalismo
(la accin directa del ambiente, por ejemplo, los efectos de la radiacin so-
lar) que por el mecanismo lamarckiano del uso-herencia (leyes 2 a 4).
A mediados del siglo xix haba al menos tres modos de fijismo: 1) el es-
tructuralista de los filsofos de la naturaleza alemanes y franceses; 2) el
adaptacionista de los telogos de la naturaleza (de origen ingls y prevale-
ciente en ese pas, pero con fuerte presencia en el continente), basado en el
argumento del diseo; y 3) el funcionalista del francs Cuvier, internalista
como el primer modo, pero ms centrado en principios de organicidad in-
terna que en leyes de la forma o en planes organizacionales.
Por supuesto, no siempre (con seguridad, nunca) esos tres modos de
fijismo se presentaban en estado puro. En Louis Agassiz (1807-1873), en
concreto, estn los tres. En efecto, este gelogo-paleontlogo suizo adopt
algunas nociones de Cuvier por ejemplo, su clasificacin de los animales
en cuatro ramificaciones, las mezcl con ciertos elementos del estructu-
ralismo como la teora de la recapitulacin, para l aplicable solo dentro
de cada una de esas ramificaciones, y lo bati todo con un poco de teolo-
ga de la naturaleza, tomando de esta ltima, entre otras cosas, la visin
direccionalista del registro paleontolgico.
Agassiz tom conocimiento de la filosofa de la naturaleza en 1827 en la
Universidad de Munich, donde sigui los cursos de Oken (Gould, 2010a, p.56).
En los aos 30 estudi anatoma comparada con Cuvier, y en los 40 formul
junto a Buckland la teora glacial, de claro perfil catastrofista.40 Como buen
discpulo del profe de Oxford, reconoca la intervencin, en todas las fases de
la historia de la tierra, de una voluntad creadora que obraba en virtud de un
plan preconcebido.
40 En la provincia argentina de Santa Cruz existe un glaciar que lleva el nombre de Agassiz.
76 | Salgado / Arcucci
Agassiz es considerado un prcer de la ciencia en Estados Unidos, pas
al que arrib en 1846. Hay numerosas contribuciones suyas a la historia
natural, pero la que ms nos interesa aqu tiene que ver con la teora de
la recapitulacin (dicho sea de paso, fue Agassiz quien propag las ideas
recapitulacionistas en el Nuevo Mundo). Hasta Agassiz, la recapitulacin
era entendida como la correspondencia ms o menos exacta entre dos se-
ries: 1) los eslabones (organismos adultos) de la gran cadena del ser; y 2)
los sucesivos estadios embrionarios de cada eslabn individual (la minica-
denita). A partir de Agassiz, se agregar una nueva serie: 3) el registro fsil
(Gould, 2010a, p.63). Ratificando esa triple correspondencia, un discpulo
suyo, el paleontlogo Carl Vogt (1817-1895), mostrar en 1842 cmo la serie
integrada por tres tipos de aleta caudal41, se daba tanto en la progresin de
peces vivientes (la gran cadena de los peces) como en el desarrollo embrio-
nario de los peces avanzados y en el registro fsil.
La figura de Agassiz tambin est asociada a la doctrina que estable-
ca que el gnero humano se hallaba constituido por diferentes especies
creadas independientemente en distintos lugares del planeta. Como puede
entenderse, esta doctrina, el poligenismo, acentuaba al mximo las dife-
rencias humanas y las consideraba insuperables. El monogenismo, que
defenda una sola especie humana y una sola creacin, al menos dejaba
abierta la puerta para la erradicacin de esas diferencias; diferencias que,
en tiempos de Agassiz, nadie negaba por otra parte. Para el gelogo suizo,
las razas inferiores haban sido creadas en primer trmino; luego, sucesiva-
mente, lo habran sido las superiores.42 El mdico neoyorkino John H. van
Evrie (1814-1896), mximo exponente del racismo decimonnico, escribi
esto en 1867, en plena sintona con la creencia de Agassiz:
Teoras de la evolucin | 77
finalmente, tenemos al negro, el ltimo y el menor, el ms bajo en la esca-
la, pero, posiblemente, el primero en el orden de la creacin, porque hay
muchas razones en la naturaleza y estructura de las cosas que indican []
la inferencia de que el negro fue el primero y el caucsico el ltimo en el
programa u orden de creacin [La traduccin es nuestra] (1863, p.48)
43 El monogenista Buffon no habra estado muy de acuerdo con usar aqu el trmi-
no degeneracin, ya que, como vimos, consideraba a la humana una especie noble.
44 En realidad, naci en territorio del imperio ruso, hoy perteneciente a Estonia.
78 | Salgado / Arcucci
aspecto puntual). Pero su interpretacin del desarrollo embrionario, su ley
del desarrollo de 1828, negaba la gran cadena del ser y la recapitulacin y en
esto hay una clara diferencia con Oken y Meckel, los campeones del recapi-
tulacionismo preevolucionista.
La ley de von Baer tuvo en general una buena acogida. Entre sus adheren-
tes se destacan el francs45 y cuvieriano Henri Milne-Edwards (1800-1885), y
los ingleses Richard Owen (1804-1892) y, un viejo conocido nuestro, Charles
Darwin. La ley del desarrollo puede resumirse, segn Gould (2010a, p.75) en
los siguientes cuatro puntos:
Teoras de la evolucin | 79
impensable que los animales que se desarrollan alla von Baer puedan ser
puestos en una nica fila, alla Oken. Hubo otras representaciones visuales
de las relaciones entre los organismos ms acordes al vonbaerismo (dejando
de lado aquel asunto de las ramificaciones): el arbusto de Darwin o el esque-
ma de crculos englobados por otros ms amplios de Henri Milne-Edwards,
de 1884 (Gould, 2010a, p.78).
Von Baer influenci a dos de los ms conocidos evolucionistas deci-
monnicos postdarwinianos: Thomas Huxley y Herbert Spencer47(Lyons,
1995). De hecho, la definicin que este ltimo dio de evolucin48 supone un
movimiento en el sentido vonbaeriano, desde lo general (homogneo) a lo
particular (heterogneo).
80 | Salgado / Arcucci
Chambers era evolucionista de un evolucionismo muy particular; uno
que combinaba elementos del lamarckismo (como ya comentamos), de la
filosofa de la naturaleza (doctrina, en principio, fijista) y de la teologa de
la naturaleza (tambin fijista). Fue, de hecho, uno de los primeros evolu-
cionistas testas, segn la denominacin de Peter Bowler. Crea el escocs
que el surgimiento de formas cada vez ms perfeccionadas era el resulta-
do no de causas naturales, sino de un plan que el Creador haba insertado
en el Universo (Bowler, 2000, p.293).
A pesar de las referencias, sinceras o no, a dioses y creaciones, Cham-
bers no pudo evitar el escndalo. A decir verdad, tampoco hizo mucho por
evitarlo e, incluso, dedic todo un captulo49 de su Vestigios al rspido tema
de la evolucin humana. Fue, de hecho, la primera referencia al origen
animal del hombre escrita en ingls. Para colmo, Chambers reconoci al
impopular Lamarck como su principal fuente de inspiracin (Gould, 2004,
p. 200) y adhiri a la teora de Buffon sobre la propiedad transformadora
de las condiciones de vida:
Hace 200 aos, algunas personas fueron trasladadas debido a una brbara
poltica, desde Antrim y Down, en Irlanda, hacia las costas, en donde se han
afincado, pero bajo condiciones miserables, an para Irlanda; y la conse-
cuencia es que (hoy) ellos exhiben rasgos peculiares del ms repulsivo tipo,
mandbulas proyectadas con grandes bocas abiertas, narices deprimidas, al-
tas mejillas y miembros arqueados, junto a una extremadamente diminuta
estatura. [La traduccin es nuestra] (1994, p. 280)
Teoras de la evolucin | 81
salido de la mano bienhechora y omnipotente de un Dios infinitamente
bueno e infinitamente sabio. (1899, p. 41)
82 | Salgado / Arcucci
Captulo iv. El captulo del campen
1 El artculo es de 2008. No hay un error aqu; en 1858 Darwin present por primera vez
la teora junto con Wallace, de modo que los festejos darwinistas arrancaron en 2008.
2 Mayr (2001, p.48 y ss.) ha planteado la evolucin darwiniana como cinco teoras
diferentes que Darwin tomaba como una unidad: 1) evolucin como tal; 2) origen
comn; 3) diversificacin de las especies; 4) gradualismo; y 5) seleccin natural.
Algunas de estas teoras coinciden con los tpicos propuestos por Kevin Padian.
Teoras de la evolucin | 83
Viaje y paso por la Argentina
84 | Salgado / Arcucci
Darwin, bilogos y gelogos festejaron por igual. Sobre la contribucin
de Darwin al conocimiento geolgico recomendamos especialmente un
artculo escrito por dos importantes gelogos argentinos: Vctor Ramos y
Beatriz Aguirre-Urreta (quien adems es paleontloga), ambos de la Uni-
versidad de Buenos Aires. Entre los aportes de Darwin a la geologa pura y
dura, Ramos y Aguirre-Urreta (2009) destacan la construccin del primer
mapa geolgico regional de la Patagonia argentino-chilena (ms adelante
hablaremos de otros aportes geolgicos de Darwin, ms vinculados a la
paleontologa estratigrfica).
Teoras de la evolucin | 85
de una gran marejada de proporciones continentales. Hoy sabemos que la
lnea de costa s retrocedi, pero principalmente como resultado de un des-
censo del nivel del mar durante un perodo glacial; tengamos en cuenta que
hacia 1840 era inconcebible un aumento o disminucin del volumen de los
ocanos: recin esta idea se tornar aceptable con la teora glacial7.
La existencia de fsiles similares en diferentes puntos del pas dio al
ingls una idea de la magnitud de ese levantamiento continental. En los
alrededores de Baha Blanca, ms precisamente en Punta Alta, haba restos
de moluscos marinos pertenecientes a especies actuales en asociacin con
huesos de grandes mamferos extinguidos (esta asociacin abra la puerta
a la controversia, como veremos ms adelante). En Observaciones geolgicas
se menciona que en esa localidad del sur bonaerense, precisamente en las
capas de grava (capas a y c), haba ms de veinte especies vivientes de in-
vertebrados marinos moluscos, corales y cirrpedos8, asociadas a especies
extinguidas de mamferos. Cuatro o cinco de esas especies de invertebra-
dos eran comunes a los depsitos de conchillas levantadas (upraised shells)
de las llanuras rioplatenses.9 En la capa b, la intermedia, no haba fsiles
marinos, con excepcin de unos pocos fragmentos, y s restos seos de un
mamfero extinguido, un armadillo. En cuanto a la composicin de esta l-
tima capa, Darwin indic que era muy parecida a su barro pampeano, o a la
arcilla pampeana de dOrbigny.10
Entre los mamferos hallados en las capas de grava de Punta Alta (capas
a y c) se encuentran los fsiles recolectados durante su viaje: Megatherium
cuvierii, Megalonyx jeffersonii, Mylodon darwinii, Scelidotherium leptocephalum,
Toxodon platensis, y Equus curvidens. Los huesos de estas especies extinguidas
presentaban microorganismos adheridos, entre ellos varios infusorios de un
origen indudablemente continental. En este caso, Darwin no tuvo inconve-
nientes en admitir que esos bichitos provenan de la denudacin del barro
pampeano, es decir de su capa b. Sin embargo, como dijimos, varias de las
piezas seas tenan tambin incrustados invertebrados de procedencia mari-
na, principalmente cirrpedos y srpulas11. Cmo poda ser eso posible? Se
7 El Estudio sobre los glaciares de Louis Agassiz es de 1840, pero recin en el siglo xx se
reconocer el importante papel que las glaciaciones desempearon en la historia
del planeta.
8 Grupo de crustceos que viven fijos en las rocas, muy comunes en las restingas de
las costas patagnicas, en donde se los conoce como dientes de perro. El gnero ms
conocido es Balanus.
9 Darwin no encontr en Punta Alta restos de Azara labiata, por ser este un bivalvo
tpicamente estuarial.
10 Actualmente, este nivel sedimentario corresponde a distintas unidades formacio-
nales de edad pleistocena.
11 Gusanos tubcolas calcreos, que actualmente viven en todos los mares.
86 | Salgado / Arcucci
haban ahogado aquellos mamferos en el mar y recubierto de invertebra-
dos luego de su dramtico deceso? Pareca poco probable: la gran cantidad
de esqueletos en esos estratos descartaba una muerte simultnea de ma-
nera accidental. Tampoco era admisible postular un ahogo masivo de miles
de bestias, ya que eso supondra un origen catastrfico (no lyelliano) de los
depsitos. No: Darwin vio esa asociacin como el resultado de un artefacto;
la consider una asociacin artificial. Explic lo sucedido en cuatro actos:
Como se ve, Darwin opinaba que la brecha temporal entre los esqueletos
de mamferos y los invertebrados era despreciable (casi inmediatamente,
al poco tiempo). En esto hay una clara diferencia con su par dOrbigny,
quien pensaba que correspondan a tiempos muy diferentes. Ms an, para
dOrbigny era tericamente imposible que coexistieran especies actuales y
extinguidas (aqu y en cualquier otra parte del mundo). En definitiva: uno
y otro no pensaban muy distinto salvo por una pequea (pero important-
sima) cuestin de cronologas: el galo consideraba una exposicin tarda
de las osamentas, el britnico una temprana. Hasta aqu la controversia
planteada entre dOrbigny y Darwin sobre esa asociacin de fsiles criollos.
Teoras de la evolucin | 87
o a un depsito similar. Dos cosas resultaban evidentes: 1) ese famoso ba-
rro corresponda a antiguos depsitos estuariales (simple aplicacin del
actualismo: las actuales almejas de esa especie viven en estuarios); y 2) esa
capa haba continuado acumulndose durante el perodo de formacin del
actual estuario del Ro de la Plata (en donde viven actualmente las Azara).
Recordemos que dOrbigny pensaba que ambos depsitos tenan orgenes
diferentes: la arcilla pampeana (el barro pampeano de Darwin) era el re-
sultado de una inundacin vinculada a los movimientos de levantamiento
de la cordillera (los depsitos de nuestro acto 3 de la historia geolgica de
dOrbigny), y los depsitos marinos recientes12 se haban originado a partir
de movimientos relacionados al vulcanismo andino (movimientos sucedi-
dos en nuestro acto 4). Equivocadamente, Darwin vio una continuidad en-
tre ambos depsitos, considerndolos un producto de la accin del estuario
del ro de la Plata en tiempos prehistricos, tiempos en los que las faunas
de invertebrados marinos ya haban alcanzado su conformacin actual. Es
ms, el ingls afirm que, luego de elevarse el sur de la provincia de Buenos
Aires, el barro pampeano haba continuado formndose no ya como un de-
psito estuarial sino como uno continental. La zona de Sierra de la Ventana
se habra elevado en primera instancia (aunque no necesariamente en otro
tiempo geolgico); de esa rea se supona que provenan los fragmentos
rodados de hueso negro hallados en Monte Hermoso y los cantos de tosca
de los depsitos de grava de Punta Alta. Como puede verse, la explicacin
de Darwin, en sintona con el uniformitarismo lyelliano, no dejaba lugar a
convulsiones violentas y extinciones sbitas.
DOrbigny supona, sobre la base del buen estado de preservacin de
las conchillas halladas por encima del barro pampeano (por ejemplo, los
bancos sampedrinos de Azara labiata), que la elevacin del territorio haba
sido rpida. De otro modo, pensaba, los fsiles se habran roto por accin
de las olas. Para Darwin esto no era necesariamente cierto, sobre todo si
los bivalvos haban vivido en bahas protegidas. El buen estado de pre-
servacin de las conchillas indicaba al rubio ingls una elevacin lenta y
gradual del terreno. As, ambos, el ingls y el francs, utilizaban el mismo
argumento para demostrar exactamente lo contrario.
12 Con especies presuntamente marinas como Azara labiata, que hoy se sabe que es ms
estuarial que marina.
88 | Salgado / Arcucci
seleccin natural. Pero tambin es verdad que la valoracin que el ingls
hizo de ellos no fue inmediata ni automtica.13 Entonces, en definitiva
cun importantes fueron esos fsiles para el darwinismo en sus comien-
zos y en qu sentido lo fueron?
Existe una forma objetiva de conocer la importancia que dio Darwin a
esos fsiles y es ver con qu propsito explicativo los utiliza en sus publi-
caciones. Eso haremos a continuacin. Para ello consideraremos las obras
mencionadas sobre el viaje del Beagle y, desde ya, su libro ms importante:
El origen de las especies. En concreto, vamos a considerar tres observaciones
sobre el registro paleontolgico significativas en potencia desde el punto de
vista de la teora de la evolucin.
Primera observacin. Organismos extinguidos que han coexistido
con organismos vivientes. Como acabamos de ver, Darwin registr restos
seos de mamferos extinguidos ntimamente asociados a diversas espe-
cies de invertebrados marinos vivientes, principalmente corales, molus-
cos y cirrpedos.14 Esta observacin est en Diario y anotaciones de 1839,
en el captulo x de las cinco primeras ediciones de El origen de las especies
(1859-1869), y en el captulo xii de la sexta edicin de 1872. En realidad,
esa coexistencia de formas muertas y vivas poda explicarse a la perfec-
cin sin recurrir al evolucionismo y, en este sentido, no parece que haya
llamado la atencin de Darwin. De hecho, en Diario y anotaciones, en Ob-
servaciones Geolgicas y en El origen de las especies, ese registro est mencio-
nado con propsitos muy distintos, ninguno de los cuales es demostrar la
evolucin. En efecto, en Diario y anotaciones y en Observaciones Geolgicas,
Darwin trae a cuenta esa asociacin para defender, contra la opinin de
dOrbigny, que los esqueletos fsiles de Punta Alta y San Julin (esa lti-
ma localidad en la provincia argentina de Santa Cruz) estaban en su sitio
original, en el punto exacto en el que las bestias haban sucumbido y que
no haban sido removidos de all; en cambio, en El origen de las especies,
Darwin la menciona en medio de una argumentacin sobre el cambio
simultneo de las formas orgnicas, para aducir que esa simultaneidad
(que s es, para l, una prueba de la evolucin) no poda generalizarse al
conjunto de las formas terrestres, de agua dulce y marina. Es decir que,
desde un punto de vista evolutivo, esa asociacin de formas muertas y
vivas no solo no aportaba nada sino que hasta iba en contra de la teora
13 De hecho, durante su viaje alrededor del mundo, el futuro campen del evolucio-
nismo us esos fsiles para trazar secuencias no transmutacionistas de taxones,
al uso y costumbre de la poca (Herbert, 1995).
14 Adems, vimos que, contrariamente a dOrbigny, el ingls haba interpretado que
los mamferos e invertebrados tenan una misma antigedad.
Teoras de la evolucin | 89
de la descendencia con modificacin, al menos en los trminos en los que
Darwin la estaba concibiendo.
Segunda observacin. En ciertos mamferos extinguidos se observa una
mezcla de caractersticas que en la actualidad se presentan en especies per-
tenecientes a grupos diferentes.
Ya en sus primeros trabajos, con mayor precisin, en el captulo viii
de su Diario de investigaciones de 1845, Darwin destacaba que en el Toxodon
(mamfero cuaternario perteneciente al extinto grupo de los notoungula-
dos) haba rasgos que recordaban a los paquidermos, a los roedores, a los
edentados y a los cetceos herbvoros15, y que en la extinguida macrauque-
nia haba cosas de paquidermo y de rumiante, en especial de camlido.
Sin embargo, ya en la primera edicin de El origen de las especies (1859) la
idea de que el toxodonte y la macrauquenia eslabonaban distintos grupos
actuales es virtualmente ignorada; apenas se menciona que esta ltima
presenta algunas caractersticas de perisodctilos y artiodctilos, lo que,
para el caso, tambin es falso.16 Evidentemente, algo sucedi entre 1845
y 1859 que hizo que Darwin cambiara de opinin; seguramente alguien
le sopl al odo que aquellas vinculaciones eran muy tradas de los pelos.
Qu importancia evolutiva guarda el hecho de que ciertos mamfe-
ros extinguidos presenten caractersticas que en la actualidad se dan en
grupos separados? Naturalmente, esa combinacin de rasgos se explica
sin problemas desde el evolucionismo. Pensemos en una forma ancestral.
Todo lo que hay en ese ancestro se mantendr, en principio, en las formas
que evolucionen a partir de l. En cada una de estas formas, adems, se
encontrarn caractersticas especficas surgidas luego de la separacin de
aquella especie ancestral, incluyendo la desaparicin de alguna que otra
caracterstica original (por eso lo de en principio). Sin embargo, antes de
Darwin ese hecho era bien conocido, y se entenda satisfactoriamente
en otros contextos, como el de los tipos profticos de Louis Agassiz o la
teora del arquetipo vertebrado de Owen (Desmond, 1984; Ospovat, 1995,
pp.96,134y138). Por ejemplo, Hermann Burmeister (1843), que no era evo-
lucionista para nada, vea en el Anoplotherium una combinacin de carac-
teres de paquidermos y perisodctilos. Segn el prusiano, como vimos, la
naturaleza trabajaba de acuerdo con los mismos modos de diferenciacin,
aunque en distintas combinaciones, produciendo formas cada vez ms
15 Curioso nombre con el que, en el siglo xix, se conocan a los sirenios (manates y
dugongos), unos mamferos acuticos lejanamente emparentados con los elefan-
tes. Actualmente existen unas cinco especies de sirenios.
16 En todo caso, si existen caractersticas presentes en ambos, ello no significa que la
macrauquenia sea una forma intermedia, como Darwin quera dar a entender. Co-
mentaremos en el captulo v la objecin que hizo Mivart a esta observacin de Darwin.
90 | Salgado / Arcucci
perfectas. No es una explicacin que hoy convenza a nadie, pero era satis-
factoria y vlida para la poca.
Tercera y ltima observacin. En el cuaternario de Amrica del Sur se
registran mamferos pertenecientes a grupos sudamericanos vivientes.
Esto tambin est en las primeras obras de Darwin. En el captulo viii
del Diario de un naturalista leemos:
Teoras de la evolucin | 91
presentes, han quedado como nicos sostenedores del principal argumen-
to paleontolgico de Darwin: la supuesta relacin entre lo muerto y lo vivo
en un mismo lugar.
Darwin se baj del Beagle en 1836 con la cabeza dada vuelta y llena de pre-
guntas. Desde entonces, y por ms de veinte aos, nuestro futuro campen
del evolucionismo no parar de leer, pensar y escribir hasta dar al mundo El
origen de las especies: all est, desarrollada en varios de sus 15 captulos (parti-
cularmente en el vi), su famosa teora de la seleccin natural.
Segn el esquema Russell/Ospovat de Amundson, la teora de Darwin es
funcionalista alla Gould (es decir adaptacionista), al igual que la de Lamarck
(al menos como ha sido leda tradicionalmente), aunque ciertos aspectos,
como la ley de la correlacin de las partes (esto es, la modificacin no adap-
tativa de ciertos rganos a partir de la modificacin de otros por seleccin,
desarrollada en el captulo v de El origen de las especies), son ms propios del
enfoque estructuralista. En definitiva, la evolucin darwiniana no es la ma-
nifestacin de leyes biolgicas sino el resultado de la interaccin del or-
ganismo con su ambiente, y en esto estriba precisamente su carcter de
adaptacionista (Lenoir, 1987, p.27).
Hay quienes sostienen que la mayor contribucin de la teora de
Darwin a la historia natural fue brindar una explicacin de la adaptacin
en trminos no teolgicos, y que otros aspectos, como el de la diversifi-
cacin (ramificacin evolutiva que sigue a la especiacin), no fueron
atendidos por el ingls con igual amplitud y profundidad (Ayala, 1970 y
2010; Dawkins, 1989). De este modo, en El origen de las especies se hablara
de cualquier cosa menos, justamente, del origen de las especies (Den-
nett, 1995; Schwartz, 1999, p.41; Mayr, 2001, p.39; Margulis y Sagan, 2003).
Gustavo Caponi (2010b) no comparte esta opinin. Segn el santafesino, la
necesidad de explicar la adaptacin al ambiente habra surgido a partir de
un requerimiento interno de la teora de Darwin, es decir, no habra sido
el objetivo principal del ingls. Al parecer, el pasajero del Beagle andaba
buscando un mecanismo capaz de causar diversificacin pero en forma
armnica, uno por el cual las nuevas especies conservaran todas sus partes,
coadaptadas, y a su vez adaptadas al ambiente (Caponi, 2011a, p.1). El ni-
co mecanismo que le garantizaba a Darwin que esas ramificaciones evo-
lutivas fuesen armnicas era la seleccin natural (o, al menos, fue el mejor
92 | Salgado / Arcucci
que se le ocurri). Por seleccin natural, un organismo cuyos rganos se
encontraban mutuamente coadaptados poda transformarse en otro sin
que se generaran desarreglos, preservando sus condiciones de existencia.
La formulacin inicial del problema fue cuvieriana, dice Gustavo, aunque la
respuesta fue, en ltima instancia, darwiniana, al plantear una adecuacin
de los perfiles orgnicos a las exigencias ambientales. Ponerse a explicar
el origen de las adaptaciones no era lo que Darwin quera. Sin embargo,
termin hacindolo, ya que el mecanismo que le permita dar cuenta de la
diversificacin, la seleccin natural, produca, adems e inevitablemente,
adaptaciones.
En el captulo i hemos comentado en qu consiste la teora de la selec-
cin natural. De forma breve, los miembros de una poblacin varan entre
s y las variaciones normalmente se heredan. La ms mnima diferencia,
si es til, podra garantizar el xito reproductivo de los organismos que la
portan. A la larga, se originar una nueva especie que mostrar esa diferen-
cia en forma acentuada (Ginnobili, 2006).
El acompaante de Fitz Roy vio antes que nadie la importancia de la
competencia intraespecfica. Ya Lyell haba reconocido en sus Principios de
geologa cierta competencia interespecfica (Wilkinson, 2002), factor que
tampoco Darwin desdeaba, sobre todo la competencia entre especies em-
parentadas con similares requerimientos ecolgicos.
La evolucin darwiniana es gradual (punto 10 de los propuestos por Ke-
vin Padian): en esto, la influencia de Charles Lyell es incuestionable. Como
vimos en el captulo anterior, la evolucin por seleccin natural responde
con plenitud a la perspectiva uniformitarista que Lyell adopt para el cam-
bio geolgico. Recordemos que Darwin conoca muy bien la obra del abo-
gado y gelogo, particularmente su libro Principios de geologa, el cual, recin
salidito del horno18, haba devorado a bordo del Beagle (Bowler, 2000, p.299).
Hay quienes, como Haeckel y Marx, creyeron ver en Darwin al verdugo
de la teleologa. Pues vieron mal: sin dudas, la explicacin de la evolucin
darwiniana es teleolgica, aunque, claro, no intencional (Lennox, 1993).19
De hecho, en cierto sentido, el darwinismo de Darwin es ms teleolgico
que el lamarckismo de Lamarck. Lo que s hizo el ilustre ingls fue separar
18 Ramos y Aguirre-Urreta informan que el libro fue un regalo de Henslow (2009, p.50).
19 La naturaleza efectivamente no tiene propsitos o intenciones, aunque a veces
pareciera tenerlos. Leo Gonzlez Galli nos ha aportado un argumento del filsofo
Michael Ruse que sostiene que la biologa recurre a la teleologa porque los orga-
nismos parecen diseados en virtud de ser producto de la sn, y porque generar
explicaciones darwinistas de ese diseo aparente requiere necesariamente la me-
tfora del diseo para generar la hiptesis adaptacionista del caso.
Teoras de la evolucin | 93
la teleologa de la teologa (Caponi, 2003b, p.998); en todo caso, Darwin fue
verdugo de esta ltima, no de la primera.20
94 | Salgado / Arcucci
naturaleza (heredada de aquella doctrina), al menos hasta mediados de
la dcada del 50. El viraje intelectual-espiritual del rubio pasajero del ms
famoso bergantn de todos los tiempos puede seguirse en su modo de con-
cebir las adaptaciones. Segn Dov Ospovat (1947-1980), aquel del esque-
ma Russell/Ospovat, tras su conversin al evolucionismo, Darwin sigui
creyendo en las adaptaciones perfectas durante un tiempo. Al producirse
un cambio ambiental, pensaba, los organismos perfectamente adaptados
reaccionaban adaptativamente, ajustndose perfectamente a la nueva si-
tuacin (Mayr, 2001, p.57). Luego de la lectura del Ensayo sobre el principio
de la poblacin de Malthus, en 1838, Darwin no abandon la creencia en las
adaptaciones perfectas, lo que cambi en todo caso fue el mecanismo de
ajuste.25 En la versin premalthusiana de la teora de Darwin la adaptacin
se daba por generacin; en la inmediatamente posterior a Malthus (de he-
cho, es esta la primera versin de la teora de la seleccin natural), mediante,
justamente, seleccin (Ospovat, 1995, p.43). Esta ltima formulacin de la
teora es la que se expone en su Ensayo de 1844 (un largo borrador de El origen
de las especies). Finalmente, Darwin advirti que la nica forma de garanti-
zar un mejoramiento permanente era reconociendo que las adaptaciones
eran relativas26. Hacia 1859 (ao de la primera edicin de El origen), Darwin
ya haba adoptado la idea de mejoramiento permanente y abandonado las
adaptaciones perfectas. La perfeccin haba sido erradicada de la naturaleza.
La teologa natural haba muerto en forma definitiva para l.
Teoras de la evolucin | 95
de aquel interminable borrador. As, a las apuradas, sali en 1859 El origen
de las especies. Haban pasado veintin aos desde la lectura de Malthus y el
descubrimiento del principio de la seleccin natural.
Sobre los motivos de esa tardanza de ms de veinte aos se ha dicho
de todo, entre otras cosas, que Darwin no quera escandalizar a su muy
cristiana esposa. Este ltimo argumento es absurdo. No. Las razones hay
que buscarlas en otro lado. Para el filsofo Caponi, estn en la propia es-
tructura de la teora; en ciertos aspectos fundamentales que Darwin no
consigui cerrar sino hasta muy tarde. Expliquemos. En 1838, Malthus le
haba hecho ver al joven Charles Robert la seleccin natural. El campen
ingls dispona ahora de un mecanismo que le permita explicar el cam-
bio adaptativo a lo largo de un nico linaje, pero an no vea cmo la sn
poda causar diversificacin, que era como se dijo lo que realmente le
interesaba. Segn Caponi, Darwin tard mucho en encontrar ese cmo: el
principio de divergencia, nico concepto de El origen de las especies que no
pudo explicar solo con palabras; debi ayudarse con un grafiquito, y aun
as uno debe leer varias veces esas pginas (mirando de reojo el grfico)
para entenderlo. Lo importante aqu es destacar que la causa de la demora
tendra que ver, segn Caponi, con la dificultad de explicar por seleccin
natural esas benditas divergencias.27
96 | Salgado / Arcucci
correlacionadas entre estructuras homlogas seriales en el caso de los miem-
bros delanteros y traseros.
De todas formas, en ese mismo libro, Darwin admiti que las correla-
ciones eran raras y que los caracteres arrastrados por correlacin, es decir,
aquellos que no eran blanco directo de la seleccin, si bien podan no ser
adaptativos ciento por ciento (justamente, por no haber sido selecciona-
dos), no podan ser disfuncionales o desventajosos. Supona, pues, que la
seleccin natural era siempre capaz de romper la correlacin y eliminar el
carcter (en potencia) desfavorable (Gould, 2004, pp.360-369). De presen-
tarse un conflicto entre seleccin y correlacin, siempre prevalecera la pri-
mera, sostena Darwin.28
Las variaciones de los animales y las plantas bajo domesticacin cierra con una
metfora que sintetiza de forma magnfica el pensamiento de Darwin sobre
el valor de las constricciones en el diseo final del organismo: la metfora
del edificio. La metfora plantea que la forma de un edificio no encuentra
restricciones importantes en la forma de los ladrillos individuales. En el m-
bito de la biologa, la metfora sugiere que el diseo biolgico est ms all
de toda restriccin; o mejor: que las leyes del crecimiento, las constricciones,
valen solo all donde a la seleccin le da lo mismo un diseo que otro.
En El origen de las especies casi no hay referencias al origen del hombre. Ape-
nas una oracin de catorce palabras al final del libro, como para (en trmi-
nos futboleros) dejar la pelota picando en el rea:
28 Es por esa razn que Steve Gould (2004) reconoce la posicin subordinada de la
constriccin en el modelo darwiniano.
29 En realidad, lo de mucha fue insertado por Darwin en una de las ediciones pos-
teriores de El origen de las especies. En la primera edicin solo se deca arrojar luz
sobre el origen del hombre (Gould, 2000, p.267).
Teoras de la evolucin | 97
por seleccin natural a partir de una criatura inferior. Obviamente, los si-
mios eran los candidatos naturales a ocupar ese lugar. Si no descendamos
de los simios, le pegaba en el palo. Thomas H. Huxley fue el primer darwi-
nista en sealar, una por una, las muchsimas similitudes entre el hombre
y sus peludos parientes, brindando as una base firme para la aplicacin de
la teora darwiniana al hombre. Lo hizo en su libro El lugar del hombre en la
naturaleza de 1863. Sin embargo, Huxley apenas se refiri all a los meca-
nismos evolutivos implicados, decidindose sin mucho entusiasmo por la
seleccin (Bowler, 1986, pp.3 y 4):
98 | Salgado / Arcucci
Aplicando la lgica adaptacionista, la postura erguida y la locomocin bpe-
da que ella supone deban ser ventajosas de algn modo. El mismo Darwin
revel que esos rasgos haban evolucionado a partir de un cambio en la es-
trategia de vida que requiri que las manos quedaran libres para confeccio-
nar herramientas para la defensa o la obtencin de alimentos:
Teoras de la evolucin | 99
ingls los descartaba como primitivos.30 Conclusin: la evolucin era una
mentira.31
Darwin no tena dudas de que la seleccin natural era la causa de la
diferenciacin racial. No fue el primero en proponer ese mecanismo:
cincuenta aos antes, otro mdico, William C. Wells (1757-1817), sin ser
un evolucionista en el sentido actual del trmino, haba explicado de esa
forma el origen de las razas negra y mulata a partir de los habitantes
blancos de climas ms fros.32 En este sentido, Darwin logr lo que no
pudo su Juan el Bautista: encontrarle un valor adaptativo al color de la piel
(al negro, que era el que haba que explicar; el otro color, el blanco, era, en
todo caso, neutro, el color normal):
Tenemos, pues, visto que las diferencias caractersticas externas entre las
razas humanas no pueden explicarse satisfactoriamente por la accin di-
recta de las condiciones de vida, ni tampoco por los efectos del uso conti-
nuado de las partes, ni menos por el principio de correlacin. Nos hallamos,
30 Bateman se estaba refiriendo a una triste historia, que tiene como protagonista
secundario a Darwin. Tres nativos fueguinos, rebautizados como Jemmy Button,
Fuegia Basket y York Minster, haban sido raptados y llevados a Inglaterra en 1830
por Robert Fitz Roy en ocasin de un viaje del h.s.m. Beagle, con el propsito de
ensearles a hablar ingls y a tomar el t; en fin, de civilizarlos. El viaje realizado
por Darwin en ese mismo bergantn un ao ms tarde tena, entre otros objetivos,
el de liberar a esos cautivos en su tierra de origen.
31 Otro argumento que Bateman emple para negar la evolucin del hombre era que
en el cerebro no haba ningn centro especfico para el lenguaje. Sus estudios sobre
la afasia as se lo haban indicado.
32 El valor adaptativo que Wells daba al color negro u oscuro era el de resistencia a
enfermedades tropicales (Darwin, 1980a, p.47).
Postular esa doctrina [la seleccin natural] supone despertar un odio ins-
tintivo; me corresponde la afortunada tarea de afirmar que esa pesadilla de
desecho y muerte carece de base y es repulsiva. (Citado en Bowler, 1985, p.87)
Y con esto terminamos con los provocadores para centrarnos en los cris-
tianos serios, como Owen y Mivart.
7 Dov se refiere en todo caso al adaptacionismo aunque vimos que en realidad Cuvier no
era adaptacionista!
El tbano de Darwin
Retoques al darwinismo
El heredero
Durante los ltimos siete aos de su vida, nuestro golpeado campen tuvo
en Romanes a un inseparable colaborador. De entrada, el viejo le encomen-
d al joven una misin excluyente: disear un experimento que corroborara
su hiptesis pangentica. Romanes puso manos a la obra o al menos eso
le dijo a su maestro. Este le escriba casi a diario; quera saber si haba re-
sultados. Aquel se disculpaba o contestaba con evasivas. Darwin le acercaba
trabajos, como ese de Haeckel en donde se describa una hiptesis pareci-
da, la perignesis de las plastdulas13. Las plastdulas, deca el artculo del
barbudo profesor de la Universidad de Jena (Alemania), eran las unidades
estructurales bsicas de todo ser organizado. Esas molculas vibraban y sus
vibraciones eran heredadas (en virtud de su propiedad de reproducirse y
recordar). El uso intensivo de ciertas partes del cuerpo, deca el artculo,
afectaba de forma positiva la vibracin de las plastdulas, de manera que,
El neodarwinismo
14 En realidad, como dijimos, este programa fue inaugurado por Darwin en trabajos
posteriores a El origen de las especies, aunque su semillita la encontramos en los
escritos de algunos telogos de la naturaleza.
23 Adems, Haeckel acu trminos tales como ontogenia (desarrollo), filogenia (historia
evolutiva) y ecologa (ciencia que estudia las relaciones entre los organismos y de estos
con su entorno). Para interiorizarse sobre los alcances de la ecologa haeckeliana y el
contexto ideolgico de la produccin del trmino ecologa, ver Federovisky (2011, p.67-73).
26 Las ascidias son un grupo de animales marinos cuya forma adulta vive adherida
al sustrato.
Darwin prefera la teora del ruso von Baer. En definitiva, el modo de de-
sarrollo vonbaeriano se corresponde con el modo de evolucin darwiniano.
Para el campen ingls los animales emparentados filogenticamente po-
sean embriones similares porque la seleccin natural actuaba con mayor
intensidad en etapas tardas del desarrollo ontogentico.28
Recapitulando
Los negros, en los que el dedo gordo es ms fuerte y ms movible que no-
sotros, se sirven de l para asir las ramas cuando trepan a un rbol, exacta-
mente como lo hacen los monos cuadrumanos. Los mismos recin nacidos
europeos, durante los primeros meses de su existencia se sirven tambin de
la mano posterior; toman una cuchara, por ejemplo tan fuertemente con el
dedo gordo como con el pulgar. (1947, p.512)
32 Estudiosos de los organismos vivientes, mientras que los paleontlogos son los
estudiosos de los organismos del pasado.
33 Los trilobites son un grupo de artrpodos marinos extinguidos que vivieron du-
rante prcticamente todo el Paleozoico.
34 Un ejemplo clsico de fsil viviente, comn en las costas del Golfo de Mjico. Se
llama fsiles vivientes a aquellos organismos que no han experimentado cambios
sustanciales en millones de aos.
El adulto que conserva ms rasgos fetales, infantiles o simiescos es, sin lu-
gar a dudas, inferior al que ha seguido desarrollndose [] De acuerdo con
estos criterios, la raza blanca o europea se sita a la cabeza de la lista, mien-
tras que la negra o africana ocupa el puesto ms bajo. (Citado en Gould,
2010a, pp.160 y 161)
35 Desde finales de los 50 (Gallego, 2011) se sabe que el sndrome de Down es produ-
cido por una trisoma en el par de cromosomas 21, no por una detencin o freno
del desarrollo. Durante la formacin de las gametas, en la meiosis, dos cromoso-
mas 21 migran por error hacia un mismo polo, de modo que una de las clulas que
resultan de esa divisin lleva un cromosoma 21 de ms. As, al fusionarse en la
fecundacin, el resultante cigoto llevar tres cromosomas correspondientes a ese
par, que ahora es una trada.
Es curioso que nadie se haya dado cuenta, en todos esos aos, de que
la inocente observacin del francs contrariaba de modo flagrante la ley
haeckeliana (los humanos jvenes eran los que deban tener cara de oran-
gutn, no al revs). Evidentemente, la teora de la recapitulacin era de-
masiado buena y un monito francs de cara humana no poda ser motivo
serio de preocupacin.
Tal como ocurri con el origen de los mamferos, la ley biogentica en-
torpeci la marcha del conocimiento de la evolucin humana. En los pri-
meros aos del siglo xx, el paleontlogo ingls Arthur Smith Woodward
(1864-1944) se bas en ella para descartar a los simios extinguidos como po-
tenciales ancestros del hombre (insistimos, mal que le pese a Haeckel, Cope
y Hall, nada parecido a un simio puede verse en la ontogenia humana) y po-
ner en ese lugar al hombre de Piltdown (que tampoco se pareca mucho a un
feto humano, para ser honestos). El eontropo fue un fraude, una mezcla de
cosas burdamente pintadas y retocadas, pero la teora de la recapitulacin
torn verosmil ese bicho inexistente. Bast un marco terico apropiado
(antiguas ideas de Darwin, la teora de la recapitulacin), una cucharada
de chauvinismo y listo!: casi todos los paleontlogos ingleses cayeron en
la trampa. Por cierto, an no sabemos quin fue el autor intelectual de esa
41 Como vimos en el captulo iv, Darwin haba afirmado que ese origen se hallaba en
frica, como finalmente qued demostrado, aunque de pura casualidad.
42 En realidad, Dubois ya tena noticias de hallazgos en ese lugar (Moore, 1957, p.238).
43 An se discute el lugar exacto del nacimiento de Florentino Ameghino. Algunas fuentes
lo dan por nacido en Gnova, Italia, otras en Lujn, Repblica Argentina. Ameghino
siempre se consider un lujanense.
Evolucin a lo bestia
45 Por hominidios, Ameghino se refiere siempre a los homninos, los homnidos bpe-
dos, de los cuales el nico representante vivo es el Homo sapiens.
46 Para el comn de la gente, huelga decirlo, esto era bastante menos digerible que
afirmar que los humanos descendan de los simios.
47 Otro continente que el americano, ya que la evolucin ascendente del hombre habra tenido
lugar en Amrica.
48 Por supuesto, Ameghino no reduca la evolucin a impulsos de esa clase. Tambin
haca lugar al esfuerzo y a la voluntad individual. En su obra trunca Origen polig-
nico del lenguaje articulado encontramos varios ejemplos de evolucin lamarckiana.
1 Una aclaracin taxonmica sobre este animal: el Sirenodon fue un nombre aplica-
do en su momento a la larva del Ambystoma (que no es otro que el referido axolote
norteamericano); hoy este ltimo es el nombre genrico vlido.
Como dijimos, Bolk era antidarwinista, pero era acaso la teora de la retar-
dacin intrnsecamente antidarwinista, entendiendo por antidarwinista
no adaptacionista? La respuesta es un terminante no, y de hecho no todos
los retardacionistas siguieron a Bolk en su versin dura (internalista) de la
fetalizacin. Sin ir ms lejos, Walter Garstang (1868-1949), impulsor de la
retardacin junto con Kollmann, crea que la forma larvaria de vida libre
que haba dado origen a los cordados, haba surgido como una adaptacin
para la propagacin (Gould, 2010a, p.231).
En efecto, Garstang dio un giro retardacionista a la teora de la ascidia,
formulada en sus inicios en el contexto de la ley biogentica, como vimos
en el captulo v (El desarrollo bajo la luz de la evolucin). Ahora, la idea
era que los vertebrados haban surgido a partir de ascidias por pedomor-
fosis: lo que en las ascidias era una larva temporaria, en los vertebrados
se haba vuelto un estadio adulto permanente (en los pisciformes, de los
cuales evolucionaron todos los dems). Adaptacin larvaria y pedomorfosis
seran, entonces, los factores clave en el origen evolutivo de los vertebrados
Como dijimos, fue el mismo Darwin quien dio la patada inaugural del pro-
grama adaptacionista. En efecto, en algunos de los captulos de El origen
de las especies, pero sobre todo en su libro La fecundacin de las orqudeas de
1862, los rasgos particulares de los organismos son presentados como el
resultado de la seleccin natural. Otros darwinistas ms darwinistas que
Darwin, como Wallace, Mller y Weismann, se encargaron de dar impulso
a ese programa, de sentar sus bases.
Naturalmente, el programa adaptacionista sigui los avatares
del darwinismo y la seleccin natural. En concreto, hacia 1900, y
a raz de aquella mala jugada de Weismann que referimos en su
momento, la seleccin natural pas a ser cosa del pasado, siendo
reemplazada (eclipsada, en realidad) por una serie de alternativas, una
de ellas igualmente adaptacionista, el uso-herencia lamarckiano, el cual
haba sobrevivido al weismannismo al amparo del evolucionismo testa
y el recapitulacionismo, como vimos en el captulo v. En algn aspecto,
el lamarckismo era preferible al darwinismo. Los evolucionistas testas se
haban volcado en su mayora hacia Lamarck por razones morales (pense-
mos en el sentido positivo que an hoy damos al esfuerzo individual como
contrario al fatalismo que supone la seleccin darwiniana), mientras que
los recapitulacionistas lo habran hecho por simple conveniencia (vimos en
ese mismo captulo v que el uso-herencia era necesario a la ley biogentica,
herramienta del programa filogentico). En el caso de los recapitulacionis-
tas norteamericanos, tambin habran entrado en juego las implicancias
morales. Un claro ejemplo lo constituye el neolamarckista Edward Cope,
para quien las acciones conscientes o voluntarias desempeaban el papel de
motor de la evolucin: de ah el nombre de psicolamarckismo con el que se
conoci su teora (Bowler, 2003, p.243).
Por supuesto, los darwinistas no ignoraban el rechazo que provocaban las
consignas de lucha por la vida o supervivencia del ms apto, pero alega-
ban que la seleccin no era esencialmente inmoral. Algunos, como el botnico
norteamericano Asa Gray (1810-1888), sostenan que la variabilidad sobre la
que actuaba la seleccin darwiniana estaba orientada segn el designio de
una voluntad superior (constreida por la voluntad de Dios), de manera que
nada malo poda salir de esa seleccin (Gray fue uno de los pocos evolucio-
nistas testas seleccionistas). Del mismo modo, el conocido anarquista ruso
Peter Kropotkin (1842-1921) defendi que en la naturaleza la seleccin favore-
ca la cooperacin y no el egosmo, justamente lo contrario de lo que pensaba
Darwin (aunque las crticas de Kropotkin eran dirigidas a Thomas Huxley,
bulldog darwinista). An hoy no conseguimos ponernos de acuerdo sobre
qu selecciona la seleccin: organismos?, poblaciones?, grupos familiares?,
Las ideas cientficas nunca son extraas a los llamados climas de poca. Las
creencias, valores, prejuicios y temores que configuran esos climas contri-
buyen a forjar las opiniones de los cientficos, que por esa razn nunca son
ciento por ciento racionales. A su vez, las ideas de los cientficos de carne
y hueso que creen, juzgan, valoran, prejuzgan y temen como cualquier hijo
de vecino, contribuyen a generar esos climas, por lo que podra decirse que
son a la vez su efecto y su causa.
La idea de progreso (en sus mltiples planos, natural, social y moral) es
propia del clima de poca de la segunda mitad del siglo xix. La teora de la
evolucin era progresiva porque la sociedad europea de esa poca crea en
el progreso, as de simple.
La evolucin progresiva supone la aparicin de formas cada vez ms
perfectas, complejas, avanzadas, superiores o mejores. En principio, el
darwinismo de Darwin era neutro con relacin al progreso. La adaptacin
por seleccin era siempre relativa a un ambiente local; un cambio relacio-
nado con las circunstancias concretas del aqu y ahora. Sin embargo, ni
nuestro campen pudo sustraerse al encanto de aquella dulce idea. Le cost
mucho explicar a Darwin cmo la seleccin poda causar progreso (por la
razn mencionada ms arriba), pero finalmente lo hizo echando mano de
una metfora, la de la cua, que figura en uno de sus cuadernos de notas y
en un borrador de El origen. Dicha metfora plantea que las especies nue-
vas son superiores a las viejas, del mismo modo que las cuas que logran
La teora de la ortognesis
14 El inventor del trmino fue Wilhelm Haacke (1855-1912), un zologo alemn (Le-
vitt y Olsson, 2006).
el mono que toma el pecho aferrado a su madre tiene que colocar la cabeza
en postura humana y de ah la posicin central del foramen magnum en
el crneo de los monos recin nacidos. El movimiento del foramen mag-
num se inicia cuando ha concluido el periodo de amamantamiento. Esta
etapa infantil ha cobrado carcter permanente en el hombre. (Citado en
Roheim, 1973, p.553)
24 Trmino craneomtrico aplicado a los crneos cortos, en oposicin a los crneos lar-
gos o dolicoceflicos.
25 El Dssell es el ro que corre en el Neandertal (valle de Neander, en alemn).
26 Cambios evolutivos a lo largo de un linaje que muestran una cierta direccionali-
dad: por ejemplo, el aumento de tamao en distintos grupos de dinosaurios, o el
aumento de tamao y reduccin del nmero de dedos en los caballos, o el aumen-
to de tamao de las defensas de los elefantes, entre otros. Hoy sabemos que esas
tendencias son en realidad el efecto de la extincin diferencial de clados enteros.
Haba una vez un monje llamado Mendel que cruzaba plantas en el jardn de
su monasterio. De repente, descubri que lo que esas plantas transmitan a
27 Otros autores hablan en cambio de cuatro fases: races, preparacin, formacin y re-
cepcin. La primera fase de Gould correspondera a la fase de preparacin segn este
otro esquema (Reif y otros, 2000).
29 Tampoco eran apreciados los estudios sobre herencia, citologa y embriologa, por
no estar sujetos a experimentacin (Allen, 2005).
30 La versin norteamericana de la Stazione de Npoles, la cantera darwinista que
mencionamos en el captulo v, El tbano de Darwin (Raff, 1996, pp.10 y 11).
31 La segunda ley de Mendel se cumple solo cuando los genes se encuentran en dife-
rentes cromosomas (Schwartz, 1999, p.224).
Un tro desparejo
36 Como hoy lo llamamos, segn la denominacin dada en 1906 por el botnico nor-
teamericano Orator Cook (1867-1949).
son reducibles a los de otra), de leyes (las leyes de una teora pueden ser reducidos
a las de otra), metodolgica, ontolgica, entre otras.
42 La lista vara segn los historiadores; esta que ofrecemos es tal vez la ms conocida.
45 Nuestro colega Guillermo Lpez del Museo de la Plata ha escrito una buensima
resea de la vida de este norteamericano de caracterstica barbita candado. Ver
en este link: http://apaleontologica.blogspot.com.ar/2009/10/recordando-george-
gaylord-simpson_06.html
46 Fueron varias las campaas a la Patagonia organizadas por el Museo Americano
de Historia Natural entre 1930 y 1934. Las mismas fueron financiadas por M. S.
Scarritt de Nueva York y tenan por finalidad coleccionar mamferos terciarios.
47 Arthur (2011, p.273) abre la seccin 17.2 de su libro con la siguiente afirmacin:
Las especies son las nicas categoras reales en la jerarqua taxonmica. He ah
un realista de pies a cabeza.
Gana el adaptacionismo
Como puede verse, los saurpodos de los 50 no eran ya los seres incapaci-
tados que haban montado los ortogenetistas, aquellos reptiles condenados
59 Esta idea haba sido planteada por primera vez por Rensch en los 40 para ciertos
casos en los que se hallaba implicada la alometra (Reif y otros, 2000).
Adaptacionismo parcial
62 Arthur (2011, p. 124) da una serie de posibilidades para la selectividad del incre-
mento en el tamao cerebral en la evolucin humana: uso de herramientas y len-
guaje, o incluso ventajas basadas en la seleccin sexual.
63 Aunque al menos en un caso, el del Homo floresiensis, hubo una reduccin (absoluta y
relativa) del encfalo, por lo que el incremento no es necesariamente adaptativo en
todos los casos (Arthur, 2011, p.128).
64 El vello pbico humano tambin ha sido explicado desde el adaptacionismo como un
ornamento sexual relacionado con la transmisin de feromonas o con la reduccin
Adaptacionismo refinado
Estructuralismo post-sntesis
68 Anlisis actuales tambin indicaran que la evolucin por deriva (no adaptativa)
pudo haber jugado un rol destacado en la transicin Australopithecus-Homo.
69 Con relacin a esta escuela, Reif y otros (2000, p. 35) sostienen que fue el aislamiento
posterior a la primera guerra mundial lo que hizo que los morflogos y paleontlogos
alemanes redescubrieran las doctrinas idealistas del siglo anterior. Sin embargo, esta
hiptesis, planteada originalmente por Simpson para explicar la naturaleza hetero-
doxa del evolucionismo de ese pas, no es aceptada por otros historiadores, que dan a
la biologa alemana de entreguerras un rol ms activo en la formulacin de la ts.
70 Tcnicamente, los ingleses y norteamericanos eran aliados de los rusos.
71 Para ahondar en la biografa de este evolucionista, recomendamos el trabajo de Carlos
A. Quintana (2012).
Gentica continental
76 En la dcada del 70, Mary-Claire King y Allan Wilson descubrieron que los seres hu-
manos y los chimpancs comparten un 99% de sus genes (King y Wilson, 1975). Estas
ideas estn en la tesis doctoral de Mary-Claire King del 73. En ese trabajo se afirma
que la evolucin molecular y la fenotpica van por caminos distintos; los autores citan
trabajos de Ohno para sostener que los mayores cambios resultan usualmente de mu-
taciones que afectan la expresin de los genes. Pequeas diferencias en el tiempo de
activacin o en el nivel de actividad de un gen simple, podran, en principio, influen-
ciar considerablemente los sistemas que controlan el desarrollo. Las diferencias con
los chimpancs podran deberse a mutaciones en el sistema de regulacin del desarro-
llo. King y Wilson dicen que esas mutaciones pueden ser de varios tipos: mutaciones
puntuales que afectan genes reguladores, variaciones en el orden de los genes debidas
a inversiones, translocaciones o deleciones, o fusiones o fisiones de cromosomas in-
dividuales. Los rearreglos de genes pueden tener su efecto importante en la expresin
de los genes. Dicen tambin que los estudios sobre el bandeado cromosmico de los
chimpancs y humanos revel que desde que los dos linajes se separaron tuvieron
lugar al menos diez grandes inversiones y translocaciones y una fusin cromosmica.
Como nota destacada, Mary-Claire King y su laboratorio de la Universidad de Califor-
nia en Berkeley colaboraron con las Abuelas de Plaza de Mayo en los 80 en la identifi-
cacin de personas apropiadas al nacer por la dictadura argentina.
77 El trmino canalizacin fue acuado por Waddington en los 40 para ser aplicado al de-
sarrollo embrionario.
78 Gould critica las mutaciones sistmicas como algo lamentable (2004, p. 177).
81 Gerhard Heberer, editor de Die evolution der organismen de 1943, el libro fundacio-
nal de la susodicha sntesis alemana, prefera una explicacin seleccionista de la ti-
pognesis, a la que no diferenciaba de la adaptognesis, el mecanismo microevo-
lutivo propuesto por Schindewolf mencionado en el captulo i (Reif y otros, 2000).
Desde los inicios de la citogentica, a principios del siglo xx, se sabe que
especies muy prximas pueden variar significativamente en su cariotipo,
es decir en su constitucin cromosmica, tanto en el nmero de piezas
como en la forma de los cromosomas individuales. Ya entonces se sos-
pechaba que esas diferencias se haban generado en el transcurso de la
evolucin a partir de translocaciones, inversiones, fusiones o fisiones; en
definitiva, de reensamblajes cromosmicos. Richard Goldschmidt (1958),
el gran heterodoxo, ya haba advertido que no haba una correlacin cla-
ra entre cariotipo y morfologa organsmica. Le pareca que la evolucin
morfolgica y la evolucin cromosmica eran cosas distintas, o que al
menos podan estudiarse por separado. De cualquier forma, era eviden-
te que los cambios cromosmicos deban guardar alguna relacin con la
evolucin, si no con la evolucin morfolgica quizs con el inicio del ais-
lamiento reproductivo o con el mismo origen de las especies; de hecho, la
especiacin cromosmica est hoy ampliamente aceptada en el modelo
estasiptrico de especiacin (Gallardo, 2011, p.297 y ss.).
Desde un comienzo se vio que era importante la multiplicacin de
conjuntos enteros de cromosomas. En 1911, el genetista japons Yoshinari
Kuwada (1882-1981) afirm que el maz se haba originado a partir de la
duplicacin del (doble) juego de cromosomas presente en el ancestro; es
decir que esa planta presentara dos juegos de cromosomas parlogos (jue-
gos homlogos, surgidos por duplicacin, sin mediar especiacin por cla-
dognesis) (Taylor y Raes, 2004). En 1936 el genetista sueco Arne Mntzing
(1903-1984) relacion la duplicacin genmica con el origen de las especies.
Lo que era vlido para una planta cultivada como el maz, pareca serlo tam-
bin para muchas otras especies vegetales silvestres.
En los aos calientes de la ts se aceptaba que la alopoliploida, es de-
cir la poliploida derivada de la fusin y posterior duplicacin de genomas
parentales de especies diferentes (Gallardo, 2011, p.302), era importante
en el origen de nuevas especies1, pero pocos vean el valor evolutivo de la
1 A este caso correspondan las plantas estudiadas por Mntzing (Rogers, 2011, p.11).
2 Aunque tambin puede ocurrir duplicacin gnica sin duplicacin cromosmica. Ga-
llardo informa que las duplicaciones gnicas pueden crearse por errores durante la
replicacin, por crossing-over desigual, por resbaln (slippage) recombinacional, con-
versin gnica o transferencia lateral (2011, p.335).
3 Ya vimos que Doby haba ido suavizando el papel evolutivo de esos cuerpos coloreados
cromosoma significa precisamente eso en las sucesivas ediciones de su libro; aun as,
ese papel fue siempre importante.
4 Hoy se cree que aproximadamente el 90% de los genes de los eucariotas se ha
originado de esa forma (Gallardo, 2011).
5 Esto est dicho en el libro Gentica terica de Goldschmidt, que es del 55.
Por una razn u otra, la embriologa y los estudios del desarrollo en general
quedaron al margen de la ts. Por supuesto, esta marginacin no ocurri sin
resistencia. El escocs Conrad Hal Waddington (1905-1975), en un simposio
realizado en Oxford a principios de los 50, alz la voz para denunciar que su
propio campo, el de la embriologa, haba sido injusta e inexplicablemente
exceptuado (Smocovitis, 1996, p.22). Ms que nadie, Waddington tena de-
recho a protestar. En una poca (los 50 y 60) en que los estudios evolutivos
estaban casi desconectados de la gentica y la biologa del desarrollo, estas
entre s, y la bioqumica de todo lo dems (al menos en ciertos pases), el
escocs hizo lo imposible por integrar esas disciplinas, y eso que se haba
iniciado como paleontlogo! En ese sentido, es un autntico precursor del
movimiento de sntesis que se dar 40 aos ms tarde, es decir, el evo-devo
(Burian y Thieffry, 2001).
Sin duda, la incorporacin del desarrollo en la ts (en la forma de em-
briologa y/o fisiologa del desarrollo) pudo haber aportado una mirada
ms centrada en el organismo entero y no solo en su forma adulta final.
Cul pudo haber sido la razn de dicha exclusin? Para Mayr, fueron los
propios embrilogos los que no quisieron participar de la sntesis (Smo-
covitis, 1996, p.192). Por qu no habran querido hacerlo? En realidad,
la embriologa ya estaba divorciada de los estudios evolutivos desde los
8 Aun cuando el gen mismo era una entidad metafsica; hasta Bateson lo reconoca.
13 Lo vimos en el captulo i.
14 Aunque estas podran tambin ser el efecto de otras formas de cribado, no de la
seleccin de especies (Lieberman y Vrba, 2005).
16 Algunos autores, como William Brown Jr., sostienen que los dos ejemplos princi-
pales de ep que se dan en el artculo de Eldredge y Gould, el caracol Poecilozonites y
el trilobite Phacops, no muestran un patrn puntuado de evolucin (Brown, 1987).
17 Aun cuando, segn parece, su fascinacin por las ideas de Haeckel se remonta a
sus aos de estudiante secundario (Gould, 2010a, p.11).
18 De hecho, los captulos finales de Ontogenia y filogenia se integran a nuestro mbito 3
de reintroduccin del estructuralismo en la evolucin, el de la ecologa evolutiva.
El rol de la ecologa
explican que, en el caso de ciertos urodelos como el axolote, la neotenia sera ventajosa por-
que lograra circunscribir todo el ciclo de vida del animal a un nico ambiente: el acutico.
21 Peter Godfrey-Smith (2001) estableci una diferenciacin entre adaptacionistas
en sentido emprico (aquellos que creen que la seleccin efectivamente lo model
todo), adaptacionistas en sentido explicativo (aquellos que piensan que el diseo
de los organismos y las relaciones de aptitud entre ellos y sus ambientes son los
aspectos ms importantes a explicar por la biologa) y los adaptacionistas en sen-
tido metodolgico (aquellos que toman a la adaptacin como concepto explicativo
que orienta la investigacin).
Menos conocido que Steve Gould es Pere Alberch (1954-1998), otro superhroe
de nuestro mbito 2. Al igual que el neoyorquino, este bilogo cataln tuvo,
segn Arantza Etxeberra y Laura Nuo de la Rosa (2009), intereses amplios,
desde la biologa del desarrollo (especficamente estudi el desarrollo de los
miembros en reptiles y anfibios) hasta la museologa (fue director del Museo
de Ciencias Naturales de Madrid). Sus aportes a la actual teora de la evolucin
pueden resumirse en tres: 1) cambi las teoras jerrquicas estticas del desa-
rrollo por una concepcin dinmica, cclica e interactiva a travs de modelos
tericos y experimentos; 2) sostuvo la relevancia de los estudios a nivel mor-
fogentico y consider a las morfologas como productos de complejsimas
interacciones genticas y epigenticas; y 3) sugiri que algunas propiedades
del desarrollo constrean posibles vas de evolucin en direcciones especfi-
cas al definir el rango de variaciones asociadas con ciertas formas; de hecho,
fue Alberch de los primeros en desarrollar la nocin de developmental constraint
(Etxeberra y Nuo de la Rosa, 2009, p. 31).
El evolucionista ibrico fue sin dudas un bicho raro. Estuvo siempre
ms interesado en las tcnicas matemticas que en las moleculares. Fue un
El homo sabio
22 Creo que los seres humanos son esencialmente neotnicos (citado en Gould,
2010a, p.425).
23 Aqu hay una clara diferencia con Lovejoy, para quien la adaptacin era el retardo
mismo, en tanto alargaba la etapa temprana dedicada al aprendizaje social. Ese
tiempo extra era para Lovejoy ms valioso que todas las caractersticas morfolgi-
cas juveniles juntas.
24 El recapitulacionista Ameghino, como vimos, sugera evitar la encefalizacin ex-
cesiva aumentando evolutivamente el tamao corporal: para nuestro mximo pa-
leontlogo, nada haba de malo en ser grandotes y de cabezas chiquitas.
26 En general, los dinosaurios no avianos poseen varias fases de desarrollo: una pri-
mera, de crecimiento rpido y continuo; una segunda, de crecimiento rpido y
peridico (es en esta etapa que se forman los anillos de crecimiento); una tercera
de crecimiento muy pero muy lento.
30 Arthur establece que, desde el punto de vista del desarrollo, es importante dis-
tinguir entre tres categoras de genes: housekeeping genes (literalmente, genes de
limpieza de la casa), que se expresan en la mayora de las clulas; terminal target genes
(genes de blanco final), que se expresan solo en ciertos tipos celulares, y regulatory
genes (genes reguladores), cuyo rol es el control de la actividad de otros genes (2011,
p.41). Estos ltimos genes son especialmente importantes en el desarrollo.
31 Uno de los componentes de los nucletidos, los eslabones de los cidos nucleicos.
La seleccin natural acta sobre los cuerpos (que son, en definitiva, los
portadores de los caracteres), pero la ts define la evolucin en trminos
de cambios en la constitucin gentica de las poblaciones. Hasta hace poco
tiempo se ignoraba en absoluto de qu modo se relacionaban los cuerpos
con los genes y, con toda lgica, los modernos darwinistas vean en eso
un serio problema. El botnico estadounidense George Ledyard Stebbins
(1906-2000), uno de los fundadores de la ts, reconoci de manera temprana
la gravedad de ese bache terico en su libro Procesos de evolucin orgnica de
1971 (su primera edicin en ingls):
Todava en los aos 80, los bilogos no estaban muy convencidos de que
esa exploracin que propona Stebbins en los 70 condujese a algn lado; ni
siquiera era seguro que el desarrollo (el puente entre el genotipo y el fenotipo
en definitiva) estuviese programado en los genes. Brian Leith, bilogo y pro-
ductor de la bbc, da cuenta de esa situacin en El legado de Darwin, un libro
escrito en esa dcada. El ttulo del captulo ix lo dice todo: Pueden los genes
33 Aunque, segn parece, los responsables del origen del caparazn de la tortuga no son
especficamente genes homoticos sino genes que producen factores de crecimiento
de fibroblastos (Arthur, 2011, p.282).
34 Lo que hay, en realidad, es una clara correspondencia entre las grandes transfor-
maciones evolutivas, que suelen involucrar un aumento de la complejidad orga-
nsmica, y los eventos de ampliacin significativa del genoma.
35 La duplicacin habra afectado a todo el genoma, no nicamente a los genes hox
(Arthur, 2011, p.228).
36 De todo esto, de la importancia evolutiva de la duplicacin gnica, ya haban hablado
Bridges y Ohno, pero ahora evidentemente exista una mayor predisposicin de la
El Gran paso entre los tres genes Hox de la hidra y la fila Hox de Urbilateria
no es solo la consecuencia de la seleccin darwiniana: en cierto modo es
ms bien su causa, por cuanto esa rebelin genmica invent una estrate-
gia de diseo multicelular tan slida y abstracta, en los fundamentos, que
poda permitirse el lujo de ser verstil y detallista en la superficie. (p.136)
Aparentemente, las aletas de los peces y las patas de los tetrpodos se desa-
rrollan a partir de los mismos genes hoxd 11, 12 y 13. Hasta ac, nada raro; las
aletas pares y los miembros tetrpodos son homlogos, eso ya se sabe desde
los tiempos de Owen. Lo que se ignoraba hasta hace poco es que las dife-
rencias entre esos apndices locomotores obedeceran a diferencias en la ex-
presin de aquellos genes hox (Arthur, 2011, pp.174-175). De manera sucinta
(ya que el proceso es muy complejo), en los peces esos genes se activan en la
parte posterior de la aleta en desarrollo, pero en los tetrpodos la activacin
se produce en las partes posterior y frontal del extremo distal del brote del
miembro. Esto lo vieron por primera vez Paolo Sordino y sus colaboradores
gradacin evolutiva entre ambos planes corporales. Adems una segunda nota
aclaratoria, no es seguro que los actuales radiados (los cnidarios y ctenforos)
representen la condicin plesiomrfica o primitiva para los metazoos; algunos
evolucionistas estn convencidos de que los actuales radiados evolucionaron de
animales bilaterales (Martindale y otros, 2002).
Tenan razn
Garstang
Geoffroy
48 Arthur menciona tambin el caso del gen bmp4, de la familia de los genes que co-
difican las protenas morfogenticas, que en vertebrados se expresa ventralmente
y en artrpodos dorsalmente (2011, pp.114 y 115).
La epigentica
El captulo viii de El legado de Darwin lleva por ttulo Pueden los genes
aprender de la experiencia?. Es sin duda una pregunta extraa, sobre
todo en boca de un evolucionista de los 80 como Brian Leith; sin embargo,
era en absoluto pertinente en esos aos. En efecto, en los 70 el inmunlo-
go australiano Ted Steele haba obtenido resultados experimentales que
demostraban, al menos en apariencia, que ciertos rasgos podan heredar-
se de un modo lamarckiano. No hace falta decir que las demostraciones
de Steele iban a contramano de toda la gentica mendeliana y la ts, ni
tampoco que causaron un alboroto enorme (de ah que Leith decidiera
dedicarle al asunto un captulo entero de su libro). Pues bien, el punto es
que en los ltimos aos la posibilidad de la herencia de los caracteres ad-
quiridos ha sido reflotada a partir del descubrimiento de la llamada heren-
cia epigentica (aunque los casos estudiados por Steele no necesariamente
corresponden a ese tipo de herencia). Para el chileno Milton Gallardo, no
existen dudas: la epignesis corresponde a una suerte de componente
lamarckiano en la evolucin (2011, p.395).1
El trmino epignesis nos remite a Aristteles y a aquella teora embrio-
lgica que en los siglos xvii y xviii se ofreca como alternativa al preforma-
cionismo (como vimos en el captulo ii, La percepcin del cambio a escala
individual). Ya en los aos 40 y 50 del siglo xx, Conrad Waddington, el
protestn embrilogo escocs del captulo vi, emple el trmino epigentica
para designar a una rama de la gentica del desarrollo2 (Van Speybroeck,
2002). Con su epigentica o embriologa causal, Waddington buscaba explo-
rar la importancia de la gentica, a la cual vea como un factor subyacente
y unificador de la biologa, y rescatar el papel de los genes en el desarrollo.
Recordemos que los embrilogos de los 40 y 50 no estaban interesados en
especial en la gentica (como vimos en el captulo vii, El papel del desa-
rrollo y la embriologa), a la que consideraban un simple juego de cartas.
Waddington vea a los genes trabajando en red, interactuando entre s y
con sus propios productos. En el desarrollo del ala de la mosca, por ejemplo,
1 Sobre esto que dice Gallardo debemos recordar lo que dijimos en el captulo ii:
que la herencia de los caracteres adquiridos es la menos lamarckiana de las leyes
de Lamarck.
2 La gentica del desarrollo pona el acento en el estudio de las funciones de los
genes en el embrin en desarrollo.
La simbiognesis
Dijimos en el captulo I que muchos evolucionistas y filsofos auguraban
una pronta ampliacin o expansin de la ts, mientras que otros promovan
su sustitucin lisa y llana. Entre estos ltimos, la microbiloga y biloga evo-
lutiva estadounidense Lynn Margulis (1938-2011) pensaba que el paradigma
neodarwinista estaba muerto y que haba que reemplazarlo (2003, p.28).
Ciertamente, sus ideas desafan a la ts aunque tambin a la nueva biologa
evolutiva del desarrollo, para qu ocultarlo. Con relacin al esquema R/O de
Amundson, las teoras de la norteamericana no encajan en ningn lado, ni
en el estructuralismo ni (mucho menos) en el adaptacionismo: tal vez por
esa razn se la ningunea sistemticamente desde ambos lados. En efecto,
los textos clsicos de evolucin ignoran por completo a esta seora. En el
varias veces citado Evolucin, de Dobzhansky y otros, se la menciona solo en
dos oportunidades (en las pginas 381 y 387), vinculndosela a la teora en-
dosimbitica (aplicada al origen de los organismos eucariotas). En el libro
de Douglas Futuyma (2005), existe una sola mencin de su trabajo (de su
nombre, en realidad, en la pgina 95) para dar cuenta del origen de las mi-
tocondrias y cloroplastos a partir de procariotas endosimbiontes. En el de
El regreso de la ascidia
Pocos animales han dado ms que hablar a los evolucionistas que la mo-
destsima ascidia. Vimos en el captulo v (El desarrollo bajo la luz de
la evolucin) que Kovalevskii, Darwin, Haeckel, Lankester y Ameghino
haban postulado la evolucin de los vertebrados a partir de protocorda-
dos pisciformes. Como el contexto de entonces era recapitulacionista, las
ascidias fueron consideradas como vertebrados ssiles degenerados y su
larva de vida libre, la reminiscencia de aquel protocordado pisciforme
congelada en su ontogenia. En el captulo vi (ltima nota sobre la retar-
dacin) vimos que Garstang dio vuelta la ecuacin y propuso, desafiando
el dogma haeckeliano, que los vertebrados haban evolucionado directa-
mente de larvas de ascidia por pedomorfosis. En el captulo vii (Tenan
razn), explicamos de qu modo esa transformacin heterocrnica pudo
haber ocurrido a partir de una serie de mutaciones en genes del desarro-
llo. Pues bien, a principios de los 90, Donald Williamson, de la Universidad
de Liverpool, ha brindado una explicacin de la evolucin de las ascidias
(y de todos los animales con larvas en realidad) absolutamente distinta a
todas las anteriores. Su teora de la transferencia larvaria postula que los
animales con larvas muy distintas al adulto han adquirido esas morfologas
larvarias por la incorporacin de genomas de otros animales, lo que, como
puede verse, est en sintona con la teora endosiombitica de Margulis
(Margulis y Sagan, 2003, p.231). Las larvas pisciformes de las ascidias ha-
bran sido importadas de organismos de vida libre (de animales pisciformes,
en definitiva); del mismo modo, los onicforos se parecen de modo sospe-
choso a las orugas de las mariposas, lo que plantea la posibilidad que los
lepidpteros y otros grupos de insectos hayan adquirido ese tipo de larva
a partir de la incorporacin de genomas de verdaderos onicforos. De este
Para cerrar
A lo largo de Teoras de la evolucin: notas desde el sur hemos estado refirin-
donos al esquema Russell/Ospovat de Ron Amundson: los estructuralistas
insistiendo en la prioridad de las leyes de la forma sobre la adaptacin; los
adaptacionistas argumentando exactamente lo contrario. Hemos intentado
encajar a todo el mundo en ese bendito esquema. No siempre lo consegui-
mos; es que la realidad no suele acomodarse a nuestras categoras, no al me-
nos sin ser forzada.
El evo-devo, la actual biologa evolutiva del desarrollo, rescata varias
de las nociones clsicas del enfoque morfolgico ya presentes en la fallida
sntesis alemana como, por ejemplo, el rol de las constricciones, pero no
echa por tierra el adaptacionismo, o mejor dicho, la adaptacin. El evolu-
cionismo propone hoy una suerte de acuerdo entre ambas perspectivas;
este acuerdo, en cierta forma, ya estaba insinuado en los primersimos
darwinistas. Como fuimos viendo a lo largo de este libro, el mismo cam-
pen ingls posea una visin amplia de la evolucin, que inclua nociones
que aos ms tarde seran dejadas de lado por la ts, de un claro perfil
adaptacionista. Parafraseando a Faustino Cordon, el evolucionista es-
paol mencionado en el captulo i, podra decirse que, en cierto sentido,
la actual biologa evolutiva tiende a ser tan darwinista como Darwin. Si
agregamos a este cuadro la posibilidad de que ciertas caractersticas ad-
quiridas se hereden (como no tena dudas Darwin), la identificacin de
la actual biologa evolutiva con el darwinismo de Darwin sera casi total.7
la herencia de los caracteres adquiridos como si eso fuera un punto a favor para
aceptar la hiptesis hoy en da!.
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Leonardo Salgado
Es paleontlogo egresado de la Universidad Nacional de La Plata, especiali-
zado en el estudio de dinosaurios. Actualmente, es profesor de la Universi-
dad Nacional de Ro Negro en el Profesorado en Biologa y en la Licenciatura
en Paleontologa, e Investigador del Conicet en el Instituto de Investigacin
en Paleobiologa y Geologa.