Allouch Jean - El Doble Crimen de Las Hermanas Papin
Allouch Jean - El Doble Crimen de Las Hermanas Papin
Allouch Jean - El Doble Crimen de Las Hermanas Papin
(%le
Coleccin Fbrica de casos / casos en fabricacin
(^Pfle
Consejo Editorial
Josafat Cuevas
Patricia Garrido
Manuel Hernndez Garca
Gloria Leff
Marcelo Pasternac (Director)
Luca Rangel
r ^ plle
cole lacaniennc de psychanalyse
( R Pl\e
ccole Jacanienne de psychanalysc
ISBN 968-6982-03-5
Primera edicin en espaol: 1995
Segunda edicin en espaol: Mxico. 1999
Impreso en Mxico. Printed in Mxico
Sumario
nota e d ito r ia l....................................................... 9
prefacio................................................................... /.?
Primera parte
el Caso
Captulo uno las huellas del a c t o .................................... .. 21
El informe del escribano Bouttier; el informe
del peridico La Sarthe ; primera iconografa:
folo de las vctimas y bosquejo de la polica;
el acta dei mdico legisla.
Captulo dos el a c t o ..................................................................... 37
Palabras de la noche del crimen: testimonio
de La Sarthe ; la crisis de La; segundos
interrogatorios; reacciones del pblico;
terceros interrogatorios; primeras reacciones
al encarcelamiento; la reconstruccin del
crimen; declaracin de retractacin; ltimos
interrogatorios; la interposicin de la Srita. L.;
reconstruccin del desarrollo del pasaje a!
acto
Captulo tres un asunto rpidamente clasificado:
el proceso.......... ..................................... ........... 89
Justicia y psiquiatra; la actitud de las dos
hermanas; algunas de sus respuestas durante
el proceso; la conferencia del Dr. Logre; los
alegatos; la conclusin de los hermanos
Tharaud
Captulo cuatro genealoga y cro n o lo g a ................................... 137
Captulo cinco algunos incidentes y su posible incidencia 151
La ruptura con la madre vista por Clmence y
por sus dos hijas, transmitida por el jue/ de
instruccin y los expertos psiquiatras; el
incidente del ayuntamiento; el pedazo de
papel
Captulo seis Christine y La: una pareja psicolgica
y su dislocacin.................................................... 183
La crisis de nervios de La; la segunda
crisis de Christine; deposicin de las
codetenidas; el peritaje psiquitrico; tres
cartas de Christine
Captulo siete caquexia vesnica.......................................... 205
Christine rehsa endosar su crimen; el
traslado a Rennes; la consulta del Dr.
Lamache; nuevas cartas de Clmence; la
evolucin esquizofrnica (testimonio del Dr.
Guillerm); epilogo I: la renuncia de
Clmence; eplogo II; La
Segunda parte
primeros estudios
Captulo ocho esquizofrenia................................................ 233
Captulo nueve autocastigo o pasin n arcisista ? .............. 243
Captulo diez las hermanas Papin eran tres........................ 277
Addenda tres faciunt insaniam 301
nota editorial
En 1984 apareci en Francia La "solution" du passage a lacle. Le
double crime des soeurs Papin, firmado por Francis Dupr. El libro
que el lector tiene en las manos es la versin, en nuestra lengua, de
esa fbrica de caso.
En esta edicin existen algunos cambios y agregados que no
aparecen en la versin francesa y que ameritan algunas precisiones:
En primer lugar, ya no aparece firmado por Francis Dupr. sino por
los autores que en aquel entonces eligieron ese heternimo con el que
firmaron su trabajo. Jean Allouch, Erik Porge y Mayette Viltard
fueron los miembros de un cartel de trabajo que llev a cabo la
fabricacin del caso de las hermanas Papin. Para la versin en
nuestra lengua nos indicaron la pertinencia de incluir sus nombres y
ya no el de Francis Dupr, que haban elegido antes. Incluso, en la
reimpresin que se prepara actualmente en la lengua original, ya no
aparecer el heternimo.
Esta edicin incluye una addenda que el Consejo Editorial de Epeele
consider pertinente incluir. Esta addenda la forma un artculo que
Jean Allouch public en el nmero 22 de la revista litio ral, en abril
de 1987. Se trata del texto llamado: Tres faciurtt insaniam.
En el momento de la publicacin de La "solution".... an no haba
sido fundada la escuela lacaniana de psicoanlisis. En 1987, cuando
apareci Tres faciuni insaniam, la revista littoral ya era una de las
publicaciones de la elp. Esto viene a cuento, ya que siendo la fbrica
de casos una de las propuestas de trabajo de la elp, y an cuando
nuestros autores haban llevado a cabo este trabajo antes de la
fundacin de la escuela, el artculo de Allouch pona el acento
nuevamente sobre el caso de las hermanas Papin. de una manera tal
que implica una toma de posicin respecto a ciertos enunciados que
tocan de una manera precisa la transmisin de l (ya no se tratara
de un pasaje al acto, sino de un co-pasaje al acto; en este artculo
estn presentes los efectos del encuentro de la topologa con el
planteamiento del caso y, por lo tanto, el planteamiento de nuevos
problemas. Todas estas razones hacen que Tres faciunt... sea un
puente entre la fbrica del caso de las hermanas Papin y la del de
Marguerite Anzieu -libro de Jean Allouch que aparecer en poco
tiempo bajo nuestro sello editorial, con el ttulo Marguerite, Lacan la
llamaba Aime).
Esto da cuenta del ttulo de nuestra edicin. En l ya no aparece la
traduccin de La "solution" du passage l'acte , sino solamente El
doble crimen de las hermanas Papin. 01 lector, una vez ledos los
diez captulos que forman El doble crimen ..... y el artculo Tres
faciunt .....sacar sus propias conclusiones y, en el mejor de los casos,
nos dar la razn del por qu de nuestra eleccin.
Finalmente, esta edicin incluye, a diferencia de la edicin francesa,
la publicacin de seis fotografas inditas hasta ahora.
Mi crimen es lo bastante grande
para que yo diga lo que ex.
Christine Papin
prefacio
Las figuras de la locura (no decimos de la demencia) parecen poder
estar repartidas, segn dos polos, entre los cuales tal ve/ se ordena el
conjunto de sus manifestaciones. Por un lado, un discurso a veces
parlanchn, otras precavido, pero que raramente deja de apoderarse
de lo escrito para su hacer-saber; es de manera ejemplar Sehreber. En
el otro polo, la palabra se encuentra reducida a casi nada, se presenta
como resueltamente, convencional, y la locura entera parece
concentrada en la soia efectuacin de! pasaje al acto. Este ser de
manera ejemplar ei as llamado caso de las hermanas Papin.
Demasiado escrita, la primera figura no es (o es poco) leda: la
segunda, demasiado actuada, casi no da pie a la lectura. As, si bien
es indiscutible que uno y otro modo apuntan a hacer saber, este
objetivo nunca ser ms que un intento; y el hacer-saber no accede ai
decir, no logra encontrar en el Otro esa acogida que harfa que el loco
pudiera pasar a otra cosa diferente que este intento perpetuamente
fracasado de transmisin de un saber. Cada caso de locura sigue
siendo, fundamentalmente, arar en el mar.
Para los doctores que slo vieran ah cifras que no tienen nada que
ver con la medicina, tengo informaciones ms precisas a su
disposicin , escribe un loc dirigindose a la Academia. La locura:
pensemos por un instante en lo que se encuentra all
sistemticamente: transferencias de pensamiento, lectura directa de
los pensamientos, ejecucin obligada de rdenes alucinadas,
comentarios de los actos es un asunto de transmisin.
tisas informaciones que tiene el loco son tambin las que lo tienen
a l, no digamos muy a la ligera que les tiene mucho apego. Se
encontrara de-tenido al transmitirlas'.' No es seguro: acaso su hacer-
saber no forma parte de su alienacin y el movimiento por el cual se
nos presenta como intentando desprenderse de ellas, no es el mismo
que vuelve a sumergirlo ah mismo?
Juzgaramos severa esla observacin? Desde luego tendramos
argumentos slidos. Apelaremos primero a la experiencia literaria;
la locura no es tomada all de manera notable? Despus de haber
encontrado a una supuesta esquizofrnica y en el enloqueci
miento de este encuentro es que una Marguerite Duras escribe El
arrebato de Lol. V. Stein. Si ese texto nos conmueve, incluso nos
trastorna, no por ello le hizo mella a aquella que lo provoc.
Por lo dems, cmo sostener que la preciosa coleccin de formas
clnicas que es el discurso psiquitrico no ::upo ni pudo desdear la
letra 1 que est en suspenso en la locura? Sin embargo, ese es
absolutamente el caso, y la enfadosa miseria de ese discurso es desde
hace medio siglo una triste confirmacin de esc. El psicoanlisis
habra tomado el relevo? Sin embargo, Lacan da testimonio de una
posicin que es, en el mejor de los casos, la de un umbral. Y la
dificultad sigue siendo grande.
De cualquier forma, y eso tal ve. sea una suerte, nos vemos
reducidos al caso. En contraste con el caso Schreber, el de las
hermanas Papin vuelve tanto ms viva la cuestin de la locura cuanto
que la presenta de una manera resueltamente condensada en el solo
pasaje al acto. Sus agentes no han entregado de este, prcticamente,
ms que muy pocos comentarios, y los pocos elementos accesibles
hoy en da (este libro los rene) parecen ahondar el enigma, ms bien
establecerlo que resolverlo. Pero constituirlo no es poco.
Acaso es, y por la futilidad manifiesta de su causa que este caso sin
palabras, contrariamente al de Schreber, ha hecho hablar tanto?
Ciertamente el asunto no est cerrado: en 1983, Broadway ofreca
una obra escrita sobre la trama de ese hecho criminal, mientras que
en el lugar, en Le Mans, un joven cineasta produca una pelcula
sobre este mismo boceto. Despus los hermanos Tharaud, Eluard y
Peret, Man Ray, Lacan, Sartre, Simone de Beauvoir, Genet, Paulette
Houdyer, Nico Papadakis y muchos otros; estas ltimas producciones
atestiguan que ese pasaje al acto de las hermanas Papin todava no
est reabsorbido, no cesa de no escribirse.
Se puede aclarar lo que Lacan desjgna como hacer caso omiso de la
letra 2 con una declaracin de Francis Ponge. Es evidente, seala, que
lo que es ms particular, si es expresado de la manera ms
vergonzosa, si ustedes quieren, o ms bien no vergonzosa, es decir.
1. [futre liliere de lu letlre]
2. [/iitre lirire de lu lertre]
sin vergenza del carcter absolutamente subjetiva, particular, tal
vez. no s, pueril, infantil, de su subjetividad, y bien, esto ms
particular se encuentra, si es presentado a la vez sin vergenza y, a
pesar de eso, con rigor, lo ms rigurosamente posible, y bien, es eso
lo que produce despus proverbio y cae en los tugares comunes.
Fallece en los lugares comunes, t ests hecho para ellos.
El pasaje al acto de las hermanas Papin no cesa de no tallecer en los
lugares comunes. De manera ms general, se llamar locura a lo que,
satisfaciendo el conjunto de las condiciones aqu enunciadas
(expresin no vergonzosa, carcter absolutamente subjetivo,
particularidad, unicidad mxima, rigor de lo informado), es, sin
embargo, excepcin de la ley mencionada y no por eso cae en lugares
comunes.
el caso
Captulo uno
las huellas
del acto
ln la primera pgina de La Sarthe du xoir del viernes 3 tic febrero de
1933, se poda leer, a un costado del encabezado principal que
anunciaba: La mayora del puebla alemn respalda a Adolfo Hitler,
en un recuadro estrecho que la urgencia de la composicin solamente
haba permitido deslizar en este lugar periodsticamente privilegiado:
Horrible crimen: La Sra. Lancelin y su hija Gcncvicvc asesinadas
por sus sirvientas.
Eltrmino Horrible haba sido lanzado. Todos sabrn
inmediatamente que esta vez lo que puede evocar de sensacional
110 le deba nada a una preocupacin mercantil tic mala ley.
LA SARTHE
l u niftftrui j H&I3TJEKS D U 3 O I R 0HOT1DIE "G IO SM .
( i N.U
3
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IL ^ \ DI S O I ' F A U a l EST
1ANCELIN '
ET sa FIUE GEHEY!VE LA MAJORIT Dll PEliPLE 4LLEMAND
assassih s se TKOCYE DERRIRE ADOLF H IT1B
PAR
S. rw
Hurrible espectculo
La investigacin
Rpidamente alertacas, ti Sr. Namur. En los primeros escalones de la
comisario de polica; los Sres Billn, escalera que conduce al segundo piso, se
Legendre y Rav, inspectores,, llegaron encontraba un pequeo jarro de estao,
inmediatamente al lugar absolutamente aplastado y carente de
Poco despus, los Sres. Rigert, una asa, lo que prueba con qu violencia
procurador de la Repblica; Millet- fue golpeada una de las desdichadas.
Lacombe, substituto; Hbert. juez de Dispersos sobre el parquet y alrede
instruccin; Charrier, mdico forense; dor de las vctimas se encontraban sus
Bouttier, escribano forense, a su vez bolsos, un manojo de llaves, horquillas
suban la escalera y contemplaban con el de hueso para el cabello y pedazos de
corazn oprimido la espantosa escena vajilla de ornamento, manchados tic
Gotas de sangre haban salpicado los sangre
muros, manchando un cuadro ubicado a Pero el hallazgo ms lamentable de
dos metros del piso. Bajo el cuerpo de la los investigadores fue un ojo que se
Srta Lancelin se encontr un cuchillo encontraba en el antepenltimo peldao
ensangrentado de la escalera
Se instala ya una iconografa que va a ser retomada por los
surrealistas menos de un ao despus. Acompaando a ese primer
testimonio, se encuentra, en efecto, una foto de las dos hermanas tal
como figuraban, en buen lugar, en el domicilio de su madre. La foto
ritual de identidad, aunada a la primera y publicada al da siguiente,
ciar a Eluard y a Pret el complemento del material para el montaje
de un antes acoplado a un despus, par significante cuyo xito,
debido quizs a ese refuerzo fotogrfico, vino a lanzar sus redes
sobre el crimen, dndole un lugar, un valor de corte, del que no es
evidente que sea necesario recargarlo.'
Cundo Christine afirma: Mi crimen es lo bastante grande para que
yo diga lo que es cf. p. 41], no es factible, como condicin de
posibilidad de la enunciacin de semejante frase, suponer que su
crimen se dirige a otros y no a sus vctimas, y que lo que ella dice
a saber que fue grande otros pudieron comprobarlo'.' Como usled
ve, mi crimen es lo bastante grande...
La visin de la masacre aparece as como lo que cont primero y
como lo que debe contar primero. Fue necesario esperar unos
cuarenta aos (a la tercera edicin del libro de P. Houdyer) para que
esta visin se volviera pblica, al menos bajo la forma parcial de las
deis fotos de las vctimas tal como figuraban en el expediente y, a las
cules, slo el jurado haba tenido acceso. Las reproducimos aqu,
pues ese pasaje al acto hace transitar su decir por esta chicara de una
visin. Hay un elemento dado para ser visto, y tanto ms cuanto que
el espectculo no deja de provocar el movimiento de apartar la vista
de l.
Las dos placas fotogrficas estn tomadas desde el mismo ngulo; la
primera (1) ofrece el conjunto de los dos cuerpos y su posicin
respectiva; la segunda, tomada ms de cerca, registra ciertos detalles
de la matanza (ver fotos I y II).
En (I). abajo en el centro, la tapa de [a jarra de estao, que f ue una de
las armas del crimen; justo al lado, un cuchillo; en (I) y (11), al centro
a la derecha, un bolso de mano; un manojo de llaves entre las piernas
tajadas: no lejos de estas llaves, pero fuera del campo de las fotos, se
encontrar un segundo bolso.
2- Tome usted un retrato suyo ta) como un fotgrafo de arte pueda haberlo
tomado cuando usted estaba preparado para eso, es decir endomingado.
Luego, en bala usada, despeinado, vaya a hacer tornar su cara por
cualquier mquina automtica de fotos. Garantizamos, por la
comparacin de las dos fotos, et surgimiento de un sorprendente efecto
de ames/despus! Esto explica el enceguec miento que result de esto: no
hubo nadie para notar que la primera foto d las dos hermanas las
presenta en tanto que son el orgullo ce su m adre. Christine y La estn
ah, ubicadas desde el punto de vista de Clmence Dere, es decir, bajo
determinadas condicionen* si es verdad, como se observ, que hay un
margen de ese Dere a desir, {desir: deseado. N. de los T .)
Despus
El cuerpo de la Srita. Lancelin est en primer plano. Su calzn (en el
sentido que entonces tena ese trmino) fue parcialmente bajado
dejando ver, en (II), a nalga derecha cortada. La foto permite medir
]a importancia, la profundidad, de lo que La llamara las
enciseluras.' Se nota tambin, si se las toma como trazos, su
direccin sobre las piernas, que el periodista de La Sarthe compara
desde ese momento con panes que llevaran las huellas transversales
del cuchillo del panadero. Hay que creer que cierto pudor intervino
antes de que esas fotos fueran tomadas, ya que el croquis hecho por
la polica muestra destapada la nalga izquierda de la Srita. Lancelin
sobre la cual se notaron otras enciseluras.
La cara y la cabeza de la Sra. Lancelin estn muy mutiladas. Los ojos
estn ausentes de sus rbitas.
Conclusin:
el acto
Una vez que fueron visualizadas las huellas del acto (la enucleacin
de los globos oculares fue su permanente metonimia), sigui una
enorme tensin. Cmo se lleg a eso? La medida del horror
encontrado daba la medida de la urgencia de la convocatoria de los
kabitus judiciales: Qu haba pasado? El sin motivo del crimen
no poda ser abordado directamente y, finalmente, los hermanos
Tharaud lo lamentarn todava una vez ms ocho das despus del
proceso; la futilidad de la causa ser ignorada por una instancia
judicial preocupada, ante todo, por el establecimiento de los hechos.
Fueron necesarios largos meses y, curiosamente, i,m;icmis_de^
Cbrisfme- se m e jame, -d iex. _.eila^_a. lu <4*1 pasaje al arlo, paca -decidir
atenerse a una versin de los hechosjaug-pudiefa satisfacer ~a-iin
tribunal dp )n rriminal Se ver que en el solo nivel de los hechos las
cosas estaban lejos de ser ciaras.
Para saber en qu consisti el ataque, deberamos remitirnos
realmente a lo que de ste decan Christine y La. Las autoridades
que instruyeron el asunto se consideraron satisfechas cuando
pudieron confirmar, al menos confrontar sin demasiadas
contradicciones, esas declaraciones de las inculpadas con las huellas
del crimen tal como haban sido registradas.
Los interrogatorios que. vamos a presentar y estudiar no son y no
pretenden ser transcripciones de las declaraciones de Christine y
La: un polica y un escribano tomaron notas de lo que se deca ante
ellos, resumiendo una pregunta y la respuesta que se daba en una
frase afirmativa, dando a esas frases un estilo escolar en et que el
parloteo casi no tena derecho de acceso. Inscribir hechos no es
aqu atenerse a un texto.
Primero Christine, luego La, fueron interrogadas la misma noche
del crimen, la primera vez por el comisario central Dupuy, luego por
el juez que iba a estar a cargo de la instruccin, al cual se agreg el
procurador de la Repblica. Ante la pregunta del comisario Dupuy de
que ella le dijera por qu motivo, en qu condiciones y con qu
instrumentos las dos hermanas asesinaron a sus patraas, Christine
respondi esto:
Esa tarde, a una hora que no puedo indicar, pero no estaba oscuro
todava, nuestras patronas abandonaron la casa, dejndonos solas a
mi hermana y a m en e! inmueble. Antes de irse no tuvieron ninguna
discusin conmigo, ni con mi hermana, y no nos dieron ninguna
orden para realizar ningn trabajo. Por otra parte no tenan que
hacerlo, ya que nuestro trabajo estaba fijado desde haca mucho
tiempo y lo hacamos regularmente. Mis patronas regresaron
alrededor de las cinco y media. Estaba oscuro y mi hermana haba
cerrado los postigos de la calle. Durante su ausencia la plancha se
haba descompuesto, como ayer, por otra parte, y haba sido reparada
ya que yo haba ido a buscarla al negocio del Sr. Boucheri. Cuando la
seora regres, le inform que la plancha estaba descompuesta de
nuevo y que no haba podido planchar. Cuando le dije esto, ella quiso
lanzarse sobre m, en ese momento estbamos, mi hermana y yo y
mis dos patronas, en el descanso del I " piso. Al ver que la Sra.
Lancelin iba a lanzarse sobre m, le salt a la cara y le arranqiiJos
ojos con mis dedos. Cuando digo que salt sobre la Sra. L,imcelui.int
equivoco, salt sobre la Srita. Lancelin Genevive y es a sta ltima a
quien le arranqu los ojos. En ese momento, mi hermana La salt
sobre la SrTLancelnTy le arranc igualmente los ojos. Cuando
hubimos hecho esto, ellas se echaron o se pusieron en cuclillas en el
mismo lugar; enseguida, baj precipitadamente a la cocina y fui a
buscar un martillo y un cuchillo de cocina. Con esos dos
instrumentos, mi-hermana y yo nos encarnizamos sobre nuestras-das
4 ?.atronag. Las golpeamos en la cabeza a martillazos y les cortamos el
cuerpo y las piernas con el cuchillo. Tambin las golpeamos con un
jarro de estao que estaba colocado sobre una pequea mesa en el
descanso, nnr.tvamhi-min*: verjas veces los instrumentos la una^ on la
dia_me pas el cuchillo. Hicimos lo mismo con el jarro de estao.
Las vctimas se pusieron a gritar pero no recuerdo que hayan
pronunciado alguna palabra. Despus de que lo hicimos, fui a cerrar
con cerrojo la puerta de la cochera y cerr igualmente la puerta del
vestbulo. Cerr las puertas porque prefera que fuera la polica la que
descubriera nuestro crimen antes que nuestro patrn. A continuacin,
mi hermana y_yo fuimos.aJavarnos las manos a la cocina porque las
tenamos llenas de sangre, luego, subimos a nuestro cuarto, nos
quitamos nneums piapdn; gnp ^stnhan manchadas de sangre, nos
pusimos nn:i bata, cerramosxorulku/.e la pueila de. nuestra habitacin
y .nos acostamos las dos en la mjsma cama. Ah nos encontr usted
cuando forz la puerta. Al irnos a acostar, nos trajimos el martillo a
nuestro cuarto, lo puse en una silla al lado de nuestra cama. Por otra
parte usted lo encontr ah. RLo lo lamento, dicho de otra manera, no
le-p ^ d o d e^ T ^ to i amento e -no, Prefiero haberles quitado el pellejo
ajiiisjpatronas a que ellas nos hubieran quitado el nuestroTNcT
premedit mi crimen, no tenia odio contra elIaTpero no admito eI
tiesto ULieTla Sra. Lancelin tuvo esa tarde hacia tn.
El comisario reiter su pregunta a La. La actitud de sta fue
sensiblemente diferente a la de Christine: no solamente habla en
segundo lugar, sino que acenta y confirma este lugar de segunda
manifestando fuerte reticencia a hablar y se content, a fin de
cuentas, con dedicarse a confirmar lo dicho por su hermana mayor.
Al decirlo, dice igual que Christine, tambin que hizo igual que
Christine, golpe tanto como ella, como ella:
Respuesta. Mis patronas, la Sra. Lancelin y la Srita. Lancelin
Genevive, se fueron de la casa hacia las tres y media para ir al
centro; nos dejaron solas en la casa. Esta ltima planch y yo hice la
limpieza. Hoy, antes de irse, nuestras patronas no nos hicieron
ningn reproche, no hubo discusin entre nosotras. Regresaron hacia
las seis o seis y media...
En este punto del interrogatorio, la inculpada se niega a proporcionar
ms explicaciones.
Pregunta. Quiere usted que le lea la declaracin de su hermana y
usted me dir despus si es exacta?
R. S seor.
Se da lectura a la declaracin de Christine Papin. Despus de haberla
escuchado, La declara:
Todo lo que le ha dicho mi hermana es exacto, los crmenes
ocurrieron exactamente como ella se los narr. Mi papel en este
asunto es absolutamente el que ella le indic. Yo golpe com a ella y
tanto com a ellm aflrmo que no habamos premeditado asesinar a
nuestras patronas.JLajd.ea nos vino instantneamente cuando
escuchamos que la Sra. Lancelin nosliaca reproches. Igual que mi
hermana, no lamento el acto criminal que cometimos. Como mi
hermana, prefiero haberles quitado el pellejo a mis patronas a que
ellas me hubieran quitado el mo.
P. Antes de que ustedes golpearan a sus patronas, su hermana y
usted misma haban sido golpeadas por ellas?
R. Ellas no nos golpearon, hicieron solamente el gesto de quererlo
hacer. Le repito, prefiero haberles quitado su pellejo a que ellas me lo
hubieran quitado a m y, lo repito otra vez, no lo lamento.
La madre es escuchada
Debemos aadir que, el viernes por indicacin til sobre la extraa
la tarde, la Sra. Dere, madre de las dos mentalidad de Christine y de La Papin
criminales, fue escuchada por el Si [cf. p. 155 - 58];
Dupuy.
Afirm haber metido a sus dos hijas, Y sin duda, la misma muchedumb
en febrero y marzo, a travs de una indignada es la que vino ante las vitrinas
lavandera, dos cartas que quedaron sin de nuestras oficinas a manifestar su
respuesta. Esas cartas, que fueron antipata a las dos criminales cuya que
encontradas por los policas en el cuarto hemos podido exhibir la fotografa
de las muchachas, tal vez darn una desde las 14 Hrs
La emocin de la ciudad
El viernes, durante todo el da, un comprensible, una tarjeta de visita,
gran nmero de personas de Le Mans, discreto testimonio de simpata hacia
muy turbados, desfilaron frente a la sus afligidos miembros.
apacible casa de la calle Bruyre; hemos A travs de los postigos cerrados, la
visto a muchos amigos de esta vieja fina luz que se filtraba descubra la
familia sarihense venir a depositar en el presencia de investigadores que
buzn, con una emocin muy continuaban con sus hallazgos.
La tambin es interrogada:
Fui educada en la casa de la hermana de mi abuelo Dere que resida
en la calle de la Abbaye-Saint-Vincent. Fui a la escuela libre de la
calle Saint-Vincent hasta la edad de ocho aos, luego al orfelinato
Saint-Charles hasta la edad de trece aos. Estuve durante cuatro
meses con mi madre en Tuff en la casa del Sr. Parteau.
C h r is t in e
... Por los ruidos y los pasos, enseguida pens que eran esas damas
que regresaban y, para asegurarme, me adelant al descanso e
inclinndome ligeramente dije: Es la seora que regresa, y le dije a
mi hermana: Le voy a pedir a la seora que arregle la plancha si
quiere, esto me convendra (cela m'arrangerait ) porque estamos
retrasadas en el planchado.
A la luz de la vela baj y, cuando llegaba al ltimo escaln, antes del
descanso del primer piso, me encontr en presencia de la Sra.
Lancelin que ya haba llegado al descanso. Le dije: Mi plancha est
echada a perder; otra vez, me dijo ella, y se acerc mucho a m,
no me dio tiempo de dirigirle la palabra, me agarr del brazo derecho
y del pecho, dicindome no s qu. Yo le dije: Qu le pasa?
Djeme tranquila, yo no me resista, pero mi hermana, que llegaba
en ese momento, me ayud a librarme sin lograrlo enseguida.
Cuando estuve liberada, la Srita. Lancelin, que yo no haba visto
antes y que deba encontrarse en el descanso, me agarr a su vez las
muecas y luchamos las dos; yo le deca a la Srita. Lancelin: Qu
tiene usted contra m?, pero ella no me respondi nada, se
contentaba con mirarme y yo consegu hacerla caer con la cara hacia
adelante y soltarme una mano. En ese momento, cuando yo estaba
sobre su espalda, ella me dio una patada detrs y me arranc un
mechn de pelos. Me enfurec y le arranqu los ojos, no haca ms
que quejarse, ella poda estar aturdida, no por un golpe que yo le
haba dado antes, sino por el golpe de su cabeza al caer contra el pie
del armario; despus de haberle arrancado los ojos agarr el jarro que
estaba al alcance de mi mano en la mesita y le golpe la cabeza a la
Srita. Lancelin con golpes repetidos, dej el jarro cuando dej de
golpear; mientras tanto, mi hermana deba estar enfrentndose con la
Sra. Lancelin, pero yo no saba lo que le haba hecho, cuando me
levant haba terminado. Yo estaba furiosa an pensando en la patada
que haba recibido de la Srita. Lancelin. Decid ir a buscar el martillo
para golpearla con l, en donde yo misma haba sido golpeada, tom
al mismo tiempo el cuchillo triangular y mi hermana, que haba
bajado conmigo, suba el cuchillo de postre que iba a usar para cortar
las piernas de la Srita. Lancelin. En lo que me concierne, baje el
calzn de la Srita. Lancelin. le di dos o tres martillazos abajo de la
columna vertebral. Es posible que le haya hecho, ms o menos en el
mismo lugar, algunos cortes con el cuchillo triangular, golpeando
sobre ste con el martillo. Las victimas no gritaron, solamente se
quejaban. Mi hermana y yo lanzamos gritos durante la lucha
Bajamos a la cocina para limpiarnos, estbamos cubiertas de sangre.
Fui a poner el cerrojo del prtico de la puerta de entrada y del
vestbulo...
L e-:a
...Usamos el jarro slo ms tarde. Cuando nuestras patraas
regresaron, haca algunos minutos que la electricidad y el
funcionamiento de la plancha elctrica haban cesado en el cuarto
donde mi hermana planchaba. Yo estaba en ese momento en el
pequeo desvn, extendiendo la ropa en el radiador. Mi hermana
me dijo: Est descompuesta, voy a bajar rpido a la cocina a
buscar la vela para terminar de planchar, mientras la plancha est
an caliente. Ella ya haba vuelto a subir cuando las seoras
Lancelin regresaron. Las escuchamos abrir las puertas y mi
hermana me dijo: Voy a bajar para pedirle a la Sra. Lancelin que
intente reparar la plancha, para aprovechar su ausencia esta tarde
y avanzar el planchado, y ini hermana baj para encontrar a la
Sra. Lancelin despus de haber visto, desde arriba de la escalera,
que llegaba. Yo baj un poco despus que ella, haba escuchado
hablar, pero sin comprender lo que se deca; y cuando llegu, en
los ltimos escalones, vi que la Sra. Lancelin tena agarrada a mi
hermana por el brazo, estaban las dos en el descanso de la
escalera. Habiendo escuchado hablar, pens que la Sra. Lancelin
no quera arreglar la plancha y tom el par de ti jeras y el algodn
para continuar trabajando en la cocina. Me acerqu a mi hermana
y a la Sra. Lancelin, mi hermana pareca muy agitada. Pregunt
qu ocurra. No me respondieron. Tom entonces la mano de la
Sra. Lancelin para que soltara a mi hermana, lo logr, pero la Sra.
Lancelin la volvi a tomar. La Srita. Lancelin haba llegado en
ese momento cerca de nosotras, me agarr igualmente, al mismo
tiempo que la Sra. Lancelin. Mi hermana quiso soltarme de la
Srita. Lancelin, agarr a -:ta ltima por las manos, lucharon
juntas mientras que yo luchaba con la seora Lancelin. No vi bien
qu pas entre mi hermana y la Srita. Lancelin. En lo que
concierne a la Sra. Lancelin al comienzo me empuj hacia el
armario, luego nos volteamos hacia el descanso y ella termin por
caerse, fue en ese momento que le arranque los ojos con los
dedos. La Sra. Lancelin tuvo como un estertor y tom el jarro que
mi hermana haba lanzado a mi lado, y golpe a la Sra. Lancelin
en la cabeza numerosas veces.
El juez pregunta enseguida:
P. Usted golpe a la Sra. Lancelin?
R. Fui yo.
P. Usted descendi despus con su hermana a la planta baja?
R. Mi hermana baj un poco antes que yo, mientras yo continuaba
golpeando a la Sra. Lancelin. Baj para ir a buscar un cuchillo en el
cajn del comedor para vengarme tambin de la Srita. Lancelin, que
nos haba empujado a mi hermana y a m.
P. El empujn no haba sido muy fuerte, ya que ustedes no fueron
heridas, ni una ni la otra. En todo caso, usted subi un cuchillo de
postre bien afilado e hizo numerosos cortes en las piernas de la Srita.
Lancelin.
R. S seor, mi hermana le haba subido las enaguas y bajado sus
calzones. La Srita. Lancelin deba estar muerta porque no deca nada.
Le arranqu los ojos a la Sra. Lancelin despus de que ella se cay, su
cabeza haba golpeado el armario y vi sus grandes ojos abiertos que
me miraban. Entonces le puse mis dedos en los ojos y se los
arranqu. Slo us mis dedos para arrancrselos, no emple ni los
cuchillos ni las tijeras, Lamento lo que hice. Si hubiramos
reflexionado antes, no habramos hecho eso.
D e c l a r a c i n d e C h r i s t in e P a p i n , c o n f e c h a d e l 12 d e j u l i o
D e c l a r a c i n d e L a P a p i n , c o n f e c h a d e l 12 d e j u l i o
I n t e r r o g a t o r i o d e C h r i s t in e d e l 25 d e ju l io d e 1933
P. Usted tiene 28 aos, usted es originaria de Marign, Distrito de
Le Mans. En el momento de los hechos del 2-2-1933 de los cuales
usted es acusada, estaba usted en la casa de los esposos Lancelin, en
el 6 de la calle Bruyre en Le Mans, desde haca alrededor de 7 aos?
R. S seor, creo haber entrado en 1926.
P. Su hermana La vino igualmente a la casa de los esposos
Lancelin poco despus que usted. Ella slo tena 14 aos. Se emple
como recamarera usted misma trabajaba ah como cocinera
tena usted, y an tiene, un cario por su hermana que excluye a
cualquier otro?
R. Quiero mucho a mi hermana.
P. Ella parece tener igualmente un gran cario por usted, pero
parece estar un poco bajo su dependencia. Sus patrones estaban muy
satisfechos de sus servicios. Por su parte, usted no tena de qu
quejarse de ellos; el largo perodo de 1926 a 1933, durante el cual
usted permaneci en su puesto, lo demuestra y usted lo ha reconocido
sin restriccin. Por su lado, el Sr. Lancelin no ocult cunto eran
apreciados sus servicios en su casa. Una sola sombra apareci desde
1929, usted estaba ese ao, por una razn mal definida, peleada con
su madre, y el Sr. Lancelin se dio cuenta de que, desde esta disputa,
su carcter se haba ensombrecido, que usted se haba vuelto nerviosa
e inestable y que ya no aprovechaba como antes su tiempo libre para
salir el domingo con su hermana; y el Sr. Renard, cuado del Sr.
Lancelin, que usted vea de vez en cuando, dijo incluso que, desde
haca un cierto tiempo, su carcter se haba vuelto poco amable.
R. Lo reconozco, era tal vez porque yo estaba fatigada.
R. Despus de haber sido criada desde los 7 a los 15 aos en Bon-
Pasteur de Le Mans, a donde su madre la haba confiado, y donde
usted dej un buen recuerdo, usted entr al servicio domstico y tuvo
varios trabajos antes de entrar a la casa de los esposos Lancelin, ya
sea sola, o en compaa de su hermana. En general, todos sus
patrones han estado satisfechos de usted; en las informaciones dadas
por algunos, apareca, sin embargo, una cierta restriccin en lo que
concierne al carcter. Es as que una seora Mnag de Le Mans, que
la emple a usted y a su hermana, desde el 7 de marzo de 1925 al 2 1
de abril siguiente y que adems estaba muy satisfecha de sus
servicios, al haberle hecho la observacin de que un viernes, usted
haba permanecido mucho tiempo en el mercado; la escuch a usted
responderle secamente, bajo la influencia de una clera mal
contenida, cuando su patrona se alejaba, usted se puso a hablar fuerte
en la cocina y a mover con estrpito las hornillas de la estufa; unos
das despus, su madre, avisada, vena a buscarla.
R. Me acuerdo de ese incidente en la casa de una seora Mnag.
P. Es as que otra vez el mismo ao, siendo sirvienta con su
hermana La en la casa de una seora de Dieuleveut, a propsito de
una observacin de su patrona, usted profiri una palabra que fue
calificada de desagradable y que acarre su despido.
R. Es exacto.
P. Cuando su madre vino a buscarla, la Sra. Dieuleveut, le aconsej
no colocarla con su hermana, quien le haba dado buena impresin.
Desde 1924, una seora Tonteix, en cuya casa usted slo estuvo 15
das, observ que usted tena el carcter difcil y que pareca altanera
y reacia. Pero ese carcter difcil, que se haba manifestado bastante
antes de que estuviera en la casa del Sr. Lancelin, y antes de la
disputa de 1929 con su madre, no puede explicar ese doble crimen
del que usted es acusada, cometido en circunstancias inimaginables
de horror, que yo recordar un poco ms adelante. La cuestin
entonces se planteaba acerca de su responsabilidad penal; no estaba
usted, en el momento de esos hechos, en un estado mental deficiente
y ms o menos loca?
R. Simplemente yo estaba enervada.
P. Sea lo que sea, su examen, desde el punto de vista mental, fue
juzgado necesario desde el principio. Los tres expertos
comisionados, despus de haberla examinado y tomado
conocimiento del expediente, de los hechos y de sus explicaciones,
en el reporte del que le di conocimiento, ha emitido la opinin de que
usted era, como su hermana, plenamente responsable de sus actos;
que en una palabra, desde el punto de vista penal, su responsabilidad
era entera.
R.- No tengo nada que decir.
P. Le recuerdo los mismos hechos de los que usted es acusada. El 2
de febrero de 1933, hacia las 7 de la tarde, la polica haba sido
avisada por el Sr. Lancelin su patrn, de que, al haber querido entrar
a su casa a buscar a su mujer y a su hija, que deban ir con l a cenar
a la casa del Sr. Rinjart, no pudo abrir la puerta cerrada por dentro, y
ni usted ni su hermana, cuyo cuarto estaba iluminado, haban
respondido a sus llamados. Los agentes, al haber escalado la barda
del jardn, fueron a abrir desde el interior la puerta de entrada y
descubrieron en el descanso del 1" piso, acostados uno al lado del
otro, los cadveres de la seora y de la Srita. Genevive Lancelin
la Sra. Lancelin tena la cabeza aplastada y los ojos arrancados la
Srita. Lancelin tena la cabeza igualmente destrozada, un ojo
arrancado y las piernas profundamente cortadas. Una y otra estaban
en vestido de calle y parecan haber sido derribadas por sorpresa
cuando, ya de regreso, llegaban al descanso. Se la encontr encerrada
con su hermana en su cuarto, acostadas en la misma cama, y las dos
vestidas con una bata. Usted reconoci inmediatamente que era usted
quien, con su hermana, haba dejado a las vctimas en el estado en el
que se encontraban, y usted pretenda que ellas la haban atacado y
que usted no haba hecho ms que defenderse. Un poco antes del
regreso de sus patraas, la plancha elctrica que usted usaba haba
dejado bruscamente de funcionar, as como el alumbrado del cuarto
donde usted estaba. De tal manera que, desde la llegada de la Sra.
Lancelin al descanso, usted la puso al corriente de este incidente que
a usted le haba parecido totalmente desagradable. Usted explic que
al haber hecho la Sra. Lancelin como si se le fuera a abalanzar, usted
se le lanz a la cara con las manos por delante y le arranc los ojos.
Despus, usted rectific en seguida al decir que fue sobre la Srita.
Lancelin que usted se lanz y a quien le haba arrancado los ojos,
mientras que su hermana La haca lo mismo a la Sra. Lancelin. Slo
fue despus de haberles arrancado los ojos a sus vctimas que usted y
su hermana les destrozaron la cabeza con un martillo y un jarro de
estao y las tajaron con un cuchillo.
R. En efecto, es lo que dije.
P. Al da siguiente, el 3 de febrero, cuando se la escuch en la
instruccin, usted daba los detalles acerca de la manera en la que
usted haba operado y los papeles respectivos desempeados por
ustedes dos usted es quien derrib a la Sra. Lancelin y le arranc
los ojos defendindose contra su agresin; mientras que su hermana
La haca lo mismo a la Srita. Lancelin, que haba intervenido. El
mismo da, 3 de febrero, su hermana confirmaba sus explicaciones y
cuando usted entraba a la prisin, como se le quera separar de su
hermana, usted intent araar a la celadora en la cara.
R. Es exacto.
P. El 7 de febrero, escuchada de nuevo, usted dijo que no saba
exactamente si fue a la Sra. o a la Srita. Lancelin a quien usted le
haba arrancado los ojos, y que pensaba ms bien que fue a la Srita.
Lancelin. Pero cualesquiera que fuesen sus explicaciones, parecan
inverosmiles; usted alegaba en efecto un ataque de sus patronas,
luego una lucha durante la cual usted y su hermana tuvieron la
ventaja. Ahora bien, no hubo lucha, las dos vctimas fueron
sorprendidas y muy rpidamente derribadas, sin tener tiempo ni
posibilidad de defenderse. Eso se desprende, no solamente del hecho
de que ni usted ni su hermana tenan huellas de lucha o de cualquier
violencia, sino de las comprobaciones del mdico forense que hizo la
autopsia de los cadveres de las vctimas. Le leo su informe:
Los primeros golpes dados con el jarro de estao fueron violentos y
dejaron a la seora y a la Srita. Lancelin en la imposibilidad de
defenderse adecuadamente. Hubo sorpresa y violencia controlada de
los golpes. Es posible tambin que las vctimas hayan sido
aporreadas una despus de la otra por las dos hermanas. Y el
el acto 0>7
experto concluye: La .seora y la Srita. Lancelin fueron asesinadas
casi sin lucha, con un encarnizamiento y un refinamiento de crueldad
del que la literatura mdico-legal tiene pocos ejemplos. Los
instrumentos del crimen fueron mltiples: jarro de estao, martillo,
cuchillo; y el hecho ms particular del crimen es el arrancamiento de
los ojos con los dedos en las vctimas an vivas, pero incapaces de
defenderse al estar ya dbiles por tener heridas considerables.
Acaso la defensa de las vctimas, apenas esbozada, parece haber
consistido particularmente en cuidarse la cara y los ojos con las
ruanos, que llevan las huellas de los golpes y los cortes, e incluso, en
las dos vctimas, una fractura de dedo?
R. No me acuerdo.
P El 8 de junio, usted y su hermana fueron conducidas al lugar de
los hechos, usted mantuvo su primera versin, dando explicaciones
que fueron consignadas en el proceso verbal de sus interrogatorios
respectivos. Pero el 12 de julio, usted dio espontneamente
numerosas explicaciones. Fue usted quien, durante una crisis
nerviosa, se abalanz usted lo dijo sobre la Sra. Lancelin cuando
una y otra llegaban al descanso del primer piso. Es posible usted lo
dijo que al principio la haya derribado con un jarrazo en la cabeza
cuando ella no se lo esperaba. Cuando la Srita Lancelin lleg ah,
usted la golpe igualmente con el jarro de estao. En un gesto de
defensa, la Srita. Lancelin la agarr de los cabellos y le arranc un
mechn, y entonces usted misma la derrib y le arranc un ojo.
Segn usted, al llegar en ese momento su hermana La, slo habra
cortado las piernas de ia Srita. Lancelin cuando ella ya no se mova.
Usted dijo que pensaba que su hermana no haba hecho otra cosa. El
mismo da su hermana rectificaba sus explicaciones: tambin dijo
que haba llegado al descanso cuando la Sra. Lancelin ya estaba
derribada. Ella la vio a usted enfrentada con la Srita. Lancelin que
estaba a punto de caer. Es esto exacto?
R. S seor.
P. Su hermana, no la ayud a usted en ese momento a dominar a
la Srita. Lancelin?
R. No seor, yo lo hice sola.
P. Su hermana, a! ver a la Sra. Lancelin a punto de levantarse, dijo
que se precipit sobre ella, le tom la cabeza y la golpe en el piso.
R. Yo se lo haba dicho.
P. Ella declar que usted tambin le dijo que le arrancase los ojos a
la Sra. Lancelin, lo cual hizo inmediatamente. Luego golpe la
cabeza de la Sra. Lancelin con el jarro de estao que usted haba
usado para romper la cabeza de la Sra. Lancelin despus de haberle
arrancado un ojo.
R. Fui yo quien le pas el jarro de estao a mi hermana despus de
haberlo usado yo.
P. Enseguida, por el uso que'hicieron ustedes del jarro de estao, se
hubiera podido creer que su luna se haba calmado, pero no fue as
para nada. Segn su hermana, usted, en un estado de sobreexcitacin
extrema, le dtjo en ese momento : Las voy a masacrar.
R. No me acuerdo.
P. Usted dijo: Voy a buscar un cuchillo y un martillo; y baj a la
planta baja a buscar all las dos armas. Cuando regres, usted le dijo a
su hermana que haba bajado despus que usted-- que el cuchillo
que usted tena no cortaba, entonces su hermana fue a buscar otro
ms afilado que deba servirle para tajar las piernas de la Srita.
Lancelin. Las heridas en las piernas, dijo el forense, fueron hechas
cuando la Srita. Lancelin estaba muerta.
R. Ella ya no se mova. Yo misma la golpe en las nalgas con el
martillo en ese momento,
P.Esta escena dramtica, que no se explica, cuyas circunstancias
parecen las de una espantosa pesadilla, se desarroll muy
rpidamente: ha sido contada y explicada por usted, primero con el
cuidado de mostrar a las vctimas en su culpa, luego, en ltimo lugar,
con la voluntad muy aparente de exonerar a su hermana de toda
responsabilidad. Los detalles que usted ha dado de esto son ms o
menos exactos. Se puede pensar que han sido voluntaria o
involuntariamente deformados por usted, siguiendo su preocupacin
momentnea. Comparando los descubrimientos de la autopsia con
sus declaraciones o las de su hermana, surge que usted es inculpada
de haber, el 2 de febrero de 1933:
1. De haber dado muerte voluntariamente a la Sra. Lancelin. de
comn acuerdo con su hermana La,.
2. De haber dado muerte voluntariamente a la Srita. Lancelin.
R. Me gustara mucho ver a mi hermana y ser puesta con ella
durante mi detencin.
P. El 12 de julio, el mismo da en que usted modific sus
explicaciones, en la prisin tuvo una crisis nerviosa anloga usted
me lo declar a la del 2 de febrero. Dadas ciertas manifestaciones
respeco de las cuales sus codetenidas declararon, y que el guardin
en jefe seal al Sr. procurador de la Repblica; manifestaciones
tanto en actos como en palabras que podan hacer pensar en una crisis
de locura, el mdico psiquiatra, comisionado por nosotros, el Dr
Sehutzemberger, procedi de nuevo a su examen. Le doy a conocer
su informe, fechado el 20 de julio del presente. He aqu sus
conclusiones:
1. Los hechos que motivaron el informe del vigilante en jefe de la
casa de detencin de Le Mans, no resultan de la patologa mental.
2. Christine Papin se entreg a un exceso de clera y a actos de
simulacin para dejar de estar separada de su hermana.
R. Estaba realmente agitada y enervada. Estaba afligida por no
estar con mi hermana y tambin porque acababa de darme cuenta,
por primera vez, que haba actuado mal lamento profundamente lo
que hice. Y no me explico cmo llegu a eso. Para terminar, formulo
todava mi deseo de ver de nuevo a mi hermana y ser reunida con
ella.
In t e r r o g a t o r io d e L e a P a p in , e l 26 d e ju l io d e 1933
P Usted tiene 21 aos. Naci en Le Mans el 15 de septiembre de
191 I. Pue educada hasta los 13 aos en el Instituto Saini-Charles,
avenida Len Bolle en Le Mans, donde su madre la confi cuando
se divorci en 1912, y se coloc como sirvienta. Estaba usted en
malos trminos con su madre en 1929, por una causa mal definida '
R. Mi madre me indispona con las observaciones que me haca.
P, A los 13 aos, su madre la retir de la Institucin Saint-Charles
y la lleva con ella a Tuff, a la casa del Sr. Parteau, donde ella era
sirvienta. Enseguida ella la meti en dos lugares, con su hermana
Christine, luego sola en la casa del Sr. Neault, farmacutico, en la
calle Prmartine. Usted se qued poco tiempo en este lugar y no
tard en reunirse con su hermana Christine en la casa de los esposos
Lancelin, en la calle Bruyre no. 6. Christine era cocinera y usted
fue contratada como recamarera?
R. S seor, en 1926
P Ustedes dos estaban all desde haca 7 aos el 2 de febrero
de 1933, en el momento de los hechos de los que se les acusa, en los
que participaron ambas: el doble asesinato de sus patronas, la seora
Lancelin y la seoritaGenevive Lancelin, su tuja, cuyos cadveres
fueron encontrados, hacia las siete de la tarde de ese da, sobre el
descanso del primer piso de su domicilio por la polica, que fue
alertada por el Sr Lancelin, quien no haba podido entrar a su casa, la
puerta de entrada haba sido cerrada cun cerrojo desde el interior?
R Fue mi hermana Christine quien cerr el cerrojo despus del
crimen.
P. Las dos vctimas tenan la cabeza espantosamente rota por
repetidos golpes, hechos con la ms grande violencia; estaban
irreconocibles; le haban sido arrancados los dos ojos a la Sra.
Lancelin. acostada de espaldas: uno slo, de la Srita. Lancelin, haba
sido lanzado al primer escaln de la escalera. La Srita. Lancelin
estaba acostada con la cara hacia el frente: la falda levantada y su
calzn bajado dejando ver los muslos y las nalgas tajadas con cortes
profundos, transversales, heridas diversas. Pedazos lanzados aqu y
all, salpicaduras de sangr y de materia cerebral testimoniaban la
violencia d los golpes, el encarnizamiento y el espantoso salvajismo
con el que ese doble crimen fue cometido. Usted estaba, cuando se
descubrieron los cadveres, encerrada en su cuarto y acostada con su
hermana; la ropa ensangrentada tue ustedes dos se haban quitado
para ponerse una bata limpia haba sido depositada cerca de la
cama?
R. Nos las quitamos despus de habernos lavado en la cocina y
haber subido a nuestro cuarto,
P. Usted, como su hermana, no tuvo ninguna dificultad para
reconocer con una cierta arrogancia, que este doble crimen era su
obra comn, Su hermana dio explicaciones y detalles que usted se ha
contentado con confirmar, y usted misma dijo: En cuanto a m.
estoy sorda y muda.
R. Lo recuerdo.
P. Contra toda verosimilitud, Christine haba alegado que las
vctimas la haban atacado y que ella no haba hecho ms que
defenderse; que usted haba ido en su ayuda; que ustedes haban
luchado contra las vctimas; usted La, principalmente contra la Sra.
Lancelin que, dice su hermana, haba querido lanzarse sobre ella
cuando se enter de que la plancha elctrica se haba descompuesto
otra vez esa tarde, como en la vspera.
R. Mi hermana haba dado ya esas explicaciones y yo las haba
confirmado.
P. Sin embargo, hasta ese momento, slo haba buenos informes
sobre usted y su hermana; en lo que a usted concierne, estaba bien
considerada: animosa para el trabajo, limpia, obediente y sumisa, de
conducta irreprochable y usted 1 1 0 reaccionaba como su hei.nana, a
menudo nerviosa e irritable, cuando se le haca una observacin
R. Haca lo mejor que poda.
R Por otra parte, usted no tena ningn asunto del cual quejarse de
la familia Lancelin; ni usted ni su hermana. Si hubiera tenido alguna
queja, es indiscutible que usted no se hubiera quedado siete aos .
Adems, los ahorros de las dos, que se elevaban hasta cerca de 2400
francos, les daban una cierta independencia que podran haber
aprovechado para ir a otro lado si el lugar no hubiera sido bueno De
tal manera que a primera vista, ningn motivo razonable aparece en
este doble crimen de una ferocidad inaudita. La cuestin de la
integridad de su estado mental se planteaba desde el comienzo;
despus de ser examinadas y de contar con toda la informacin, los
tres expertos que hemos comisionado, los Dres, Schuztemberger.
Baruk y Truelle dieron sus informes el Io de junio, concluyendo que
en su opinin, su estado mental era normal, as como el de su
hermana, y que la responsabilidad de las dos, desde el punto de \ ista
penal, era completa. He aqu sus conclusiones a las que doy lectura
(...).
T. No tengo ninguna observacin que hacer.
P. Todos aquellos que las han conocido han podido comprobar que
ustedes tenan, la una para la otra su hermana Christine y usted
un profundo cario, exclusivo, parece, de otro sentimiento afectivo.
Adems, en lo que a usted concierne, se haba comprobado que
estaba bajo la influencia y la dependencia moral de su hermana,
sobre todo desde su ria con su madre.
R Yo escuchaba a Christine como a una hermana mayor.
P, En lo que concierne a los hechos mismos y a su explicacin,
usted ha sostenido desde hace mucho tiempo, contra toda
verosimulitud como su hermana- , que las vctimas las haban
atacado, y esto hasta su interrogatorio: del 12 de julio, en el que usted
aport nuevas explicaciones que concuerdan mejor, por una parte,
con lo verosmil y por otra, con los hallazgos, Igual que su hermana,
al declarar ese da, usted modific la primera versin de que, cuando
las vctimas regresaron la tarde de! 2 de febrero, la electricidad
acababa de de jar de funcionar en el cuarto donde su hermana
planchaba y, su hermana, al haber escuchado su entrada, baj en
primer lugar a su encuentro, mientras que usted terminaba de poner
la ropa blanca a secarse sobre el calefactor, en el cuarto donde usted
estaba en el segundo piso. Estaba usted ocupada en eso cuando oy
un grito?
R Escuch un grito, no muy fuerte, y un ruido de cada.
P Fue cuando usted baj a su vez y, al llegar al descanso del
primer piso, vio tendida, tirada a la Sra. Lancelin que se esforzaba
por levantarse, mientras que la Srita. Genevive, que luchaba con su
hermana, estaba a punto de caer. Pensando que su hermana haba sido
atacada, usted se precipit sobre la Sra. Lancelin para impedirle
levantarse. Usted le agarr la cabeza y la golpe sobre el parquet para
aturdira.
R Cuando yo llegaba al descanso, mi hermana Christine me dijo:
Ah est la Sra. Lancelin que se levanta, ve a arrancarle los ojos,y
al mismo tiempo yo la vea arrancarle los ojos a la Srita. Lancelin. Yo
le obedec. Mi hermana pareca estar furiosa, gritaba y respiraba
resoplando ruidosamente,
P. Su hermana golpe a la Srita. Genevive Lancelin con el jarro
de estao?
R. S seor. Y yo golpe a la Sra. Lancelin en la cabeza hasta que
ya no se movi ms. Hice lo mismo que mi hermana le haca a la
Srita. Lancelin, pero ella no me pas el jarro que yo encontr a mi
alcance despus que ella lo haba usado. Hasta donde yo me acuerdo,
ella no me dijo que golpeara a la Sra. Lancelin.
P. Usted declar que su hermana estaba an furiosa; le dijo
levantndose: Las voy a masacrar, voy a bajar a buscar el martillo y
un cuchillo. Usted la sigui y al observar al pasar que el
cuchillo de su hermana no cortaba tom otro bien afilado!
R. Es exacto.
P. Usando las armas que fueron a buscar, usted y su hermana deben
haber golpeado a sus dos vctimas que, sin duda, ya estaban muertas.
En particular, taj usted las piernas de la Srita. Genevive Lancelin
a quien su hermana haba bajado el calzn y desnudado el cuerpo?
R. La Srita. Lancelin ya no se mova.
P. El mdico dijo que, segn sus hallazgos, la Srta. Lancelin
seguramente estaba muerta en ese momento. Doy lectura del informe
del forense y de sus conclusiones. Usted puede observar que los
hallazgos del experto pueden estar de acuerdo con la generalidad de
sus explicaciones que por una parte, pueden ser incompletas o
inexactas, particularmente como consecuencia de una falta de
memoria.
R. He dicho todo lo que recordaba.
P Su hermana Christine, con la preocupacin aparente de quitarle
culpa a usted, en ocasin de sus nuevas explicaciones, dijo que su
papel se haba limitado a tajar las piernas de la Srita. Lancelin cuando
ella ya no se mova.
R. He dicho efectivamente la verdad. Lamento haber participado
en ese crimen y me doy cuenta de cuan mal me port. Intervine al ver
a mi hermana luchando con la Srita. Lancelin porque cre que ella
haba sido atacada.
P. De sus explicaciones y de los elementos de la informacin,
resulta que la inculpacin que le concierne se precisa as: usted est
inculpada de haber matado voluntariamente a la Sra. Lancelin, junto
y en concierto con su hermana el 2 de julio de 1933, en Le Mans.
R. Lo reconozco.
Sr. L.
Srita. L. ^ La
2) La (al comisario)
(se le ley la declaracin de Christine)
La seora regres?#.
Et fusible se fundi otra
Otra vez!. La Sra. L abarra a C hris
tine por el brazo.
Ellas luchan
La interviene,
La Srita. L se lanza sobre
Christine. la lom a por el
brazo.
| La ayutlu a Christine a
i liberarse..
| Christine arranca los ojos
i de la Srita. L , despus de
haberla golpeado con el
jarro de estao.
La baja a la cocina.
!despus vuelve a subir.
!Coria las piernas de la
1Srita, L.
Christine participa en esto. Ellas____estaban bien
m altratadas recibieron su
m erecido.
Como al caer ella me dio
una patada, yo Ja seccion
para vengarm e del golpe
que me haba dudo,
El m s fuerte la ganaba
La a la Sra. L.: Qu le
pasa hoy para tratam os de
esta m anera Christine lucha con la Sra
L.
Lea interviene para liberar
a su hermana.
La Sra. L. tom a a La por
el brazo.
La arranca los ojos de la
Sra. L. Como ella, yo particip en
los dos crm enes ile los
cuales se nos culpa.
11. L a s v e r s io n e s d e l v ie r n e s 3 de f e b r e r o
Las herm anas eluden las preguntas precisas por medio de frases incoherentes
hablando de tom os o de m ujeres visitadas por el espritu [cf, La Sarlke],
5) Christine
Lo que hizo que me la
La Sra. L. llega al descanso echara"
Seora, como ayer, el
fusible se fundi otra vez al
estar planchando.
Otra vez descom pues La Sra L lanza sus dos
to? brazos en direccin de
Christine, golpea su pecho
y el brazo izquierdo y le
agarra por el brazo.
.Q u le pasa? Christine boxea con la Sra.
L.
La Srita. L viene a ayudar
a su madre
La se lanza sobr la Srita.
L e intercam bia con ella
puetazos.
Al ver que yo no poda
Christine arranca los ojos con a Sra, L. me puse
de la Sra, L. con sus uas furiosa
La hace lo m ism o a la
Srita. L. Las dos hermanas Para m altratarlas como
bajan a la cocina usted lo ha podido ver
Ellas maltratan a la
seora y a la Srita. L,
Luego cierran la casa y se Si hubiese sabido que eso
van a acostar. iba a term inar as. no
hubiera hecho la obser
vacin que le hice a a Sra,
L y que desencaden
todo
1) La
La Sra. L. se lana Sobre
Christine.
La Srita L se lanza sobre
La.
La arranca los ojos de la
Srita. L, Para acabar con ella,
Christine y La bajan a la Com o las dam as an se
cocina. m ovan, las golpeam os.
No hay huellas de los interrogatorios del sbado 4, sino que Christine se encarga de
responder por su hermana. La vspera son puestas en celdas separadas 1decisin que
entristece a La y exaspera a Christine).
Rechazan alim entarse y acostarse.
III. L a s v e r s io n e s de l a p r im e r a s e m a n a d e sp u s d e l c rim e n
8) La (el 7 de febrera)
Ningn elem ento nuevo o diferente de su interrogatorio
del 3 de lebrero, slo esto:
La corta las piernas de la (nota del periodista a
Srita. propsito del otro cuchillo;
L.Christine la ayuda para el prim ero no habra cor
cortarle las nalgas. tado ni un pan).
9) Christine (el 7 de febrera fuente -a Sarthe)
10) Christine
R uidos (le pasos de la Sra Christine se inclina sobre el
L. Es la seora que descanso.
regresa?
(a La: Le voy a pedir a la
seora, si quiere, que
arregle la plancha, esto me
convendra a m. ya que
estam os retrasadas en el
planchado)
Christine avanza en el des
canso donde se encuentra a
la Sra. L.
Mi plancha est echada a
perder
O tra vez!
La seora L. agarra a
Christine del brazo derecho
y del pecho Christine no se
r si ste
La Sra. L dice algo de lo
que Christine no se acuerda
Q u le pasa? Djeme
tranquila. La invita a Christine a
liberarse.
La Srta. L. agarra las mu
ecas de Christine. Luchan
las dos.
C hristine a la Srita, L.:
Q u tiene usted contra
m?
Christine hace caer a la
Srita. L., libera una de sus
m anos, se coloca sobre su
espalda. La Srita. L. le da
una patada hacia atrs; Me enfurec y le arranqu
Christine le arranca los los ojos.
ojos, luego golpea su
cabeza con el jarro.
Estaba furiosa an pen
C hristine va a la cocina a sando en la patada que
buscar un martillo, haba recibido de la Srita.
L.
Las palabras Las hechas ! <t\ t arnetitintis
Christine vuelve al descan
so, baja el calzn de la Para golpearla (a la Sita.
Srita. L., le hace algunos L .j en donde yo mism a
cones- haba sido golpeada.
Las hermanas bajan a la
cocina a lim piarse; Chris-
tine va a cerrar el cerrojo.
11 )La
Ruidos de pasos de las
seoras,
Voy a bajar para pedirle a
la Sra, que intente
reparar la plancha para
aprovechar su ausencia y
avanzar el planchado Christine se inclina hacia el
descanso para m irar quin
llegaba. Ella baja.
La, al escuchar que ha
blan, baja poco despus de
Christine.
Ella ve a la Sra. L.
deteniendo a Christine por
el brazo.
La tom a la m ano de la Mi herm ana pareca muy
Sra L, para soltar a su agitada
hermana.
La Sra. L. vuelve a tornar a
Christine.
La Srita. L. agarra a La.
Christine agarra a la Srita.
L. para soltar a La. La Sra.
L. em puja a La hacia el
arm ario, lucha durante ta
cual la Sra. L cae,
La le arranca los ojos,
luego la golpea con el jarro Vi sus grandes ojos
que C hristine haba lan abiertos que me miraban.
zado al lado de La
Christine baja a la cocina.
La la sigue. Para ir a buscar un
cuchillo para vengarm e
La hace cortes en las tambin de la Srita. L. que
piernas de la Srita. L. nos haba em pujado, a mi
Chrisiine haba subido su herm ana y a m.
falda y bajado su calzn.
V. L a s v e r s io n e s de l a r e t r a c t a c i n (12 de j u l i o de 1933)
12) Christine
C hristine pregunta a la
Sra, L. si le quiere reparar
su plancha elctrica
C hristine no sabe lo que la
Sra. L le respondi.
Niega, sin embargo, que
haya habido provocacin Christine se precipita Acabo de tener una crisis
sobre la Sra. L. igual a la que tuve cuando
La golpea (tal vez) con el golpe a la Sra L Tuve
jarro. una especie de recuerdo en
La Srita, I interviene, el que los detalles me
lucha con Christine volvieron
La Srita L arranca a
Christine un mechn de
cabellos; sta le da un
golpe con el jarro; la Srita.
L. cae al suelo.
Christine le arranca los
ojos.
La slo interviene para
hacer cortes en las piernas
de la Srita. L.
13) L a
VI. L a s v e r s io n e s r e t e n id a s p o r l a a u t o r id a d ju d i c i a l
Segunda fase
* Christine baja a la cocina.
* La sigue a su hermana.
* Christine sube de nuevo al descanso con cuchillo y martillo,
seguida por La.
* Christine sube la falda de la Srita. L., baja su calzn y le taja las
nalgas.
* Christine a La:
El cuchillo que tengo no corta. (13)
* La baja al comedor a buscar otro cuchillo (13).
* Christine golpea a la Srita. L. con elcuchillo y elmartillo (3, 8,
10).
* La hace enciseluras en las piernas de la Srita. L. (3, 8, 11, 12,
13).
* Christine se calma despus de haber visto el estado de las
victimas y la sangre derramada (6).
Eplogo
* Christine va a cerrar la puerta con cerrojo.
* Las dos hermanas van a lavarse, se cambian de ropas y se meten
en bata a la cama. Ellas quieren que sea la polica (y no el Sr. L.)
quien descubra el drama.
* Acuerdan decir que fueron atacadas y dar una versin de los
hechos en la que las dos hayan tenido partes iguales.
Observaciones: No se sabe en qu momento La, que tena los
pequeos panes en el bolsillo de su delantal, los puso sobre la mesita
del descanso de la escalera. Ese da, Christine y La tenan sus reglas.
un asunto rpidamente
clasificado: el proceso
En el transcurso misino de su proceso, la discusin del caso de
Christine y La deba cambiar de terreno y desplazarse del campo
jurdico al psiquitrico. Numerosos observadores, entre ellos los
hermanos Tharaud, notaron la precipitacin (no decimos la prisa) por
parte del juez, de la parte acusadora y del jurado, en concluir de una
vez. No, decididamente as no se debera hacer justicia, al calor de
las veladas y de las digestiones difciles, escribir el cronista de
L'OEuvre al da siguiente del veredicto. Y, un mes despus, durante
cuatro semanas, Alio Plice interrogar: Se conden a dos locas?,
mientras que Eluard y Pret, Man Ray y luego Lacan, se preparaban a
intervenir.
AI aceptar juzgar as. la justicia se desposea del caso en el mismo
instante en que pretenda resolverlo.
Esta vez hubo, entre justicia y psiquiatra, una articulacin
especialmente defectuosa. Habra que ver ah el signo de un tiempo
en el que la ciencia psiquitrica, llevada a su cspide con el edificio
kraepeliniano y la expansin de ta escuela francesa, extenda sus
prcticas hasta las salas de audiencia? Ciertamente s; y el ejercicio
del peritaje psiquitrico condensaba, en s mismo, todas las
dificultades. He aqu lo que deca de ello el Dr. Logre al periodista de
Alio Plice : El experto, de hecho, y singularmente el experto
alienista, es el amo del asunto. i decide. El jurado, e incluso el juez,
no retienen de su conclusin slo un elemento de informacin, sino,
cada vez ms, un elemento de conviccin. El Dr. Brillon no es
menos claro: Los expertos? Qu es un experto? Es un personaje
que ha sufrido una deformacin profesional. Se ha convertido en una
especie de polica o de auxiliar de la parte acusadora. La bsqueda
de la responsabilidad dice an el Dr. Brillon plantea una
cuestin que el mdico no debe resolver.
< i o . 11
* 6 mola 88
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KCE HAYAS es vtonHr*
4.
m Ut- l l F o n d a te u r *. A.JEA ENTJEN3 O O Tm iE N REGIONAL 25 CETT.
An dura el misterio...
Grands Procs
DES
CONTEMPORAINS
Recueil d loquence judiciaire
DONNANT, TOUS LES DEUX MOIS, LE TEX TE INTEGRAL
DES PRINCIPAUX PLAIDOYERS ET RQUISITOIRES
*o tn L a oiu B C Tioa di
M IL E D E SAINT-AUBAN
tormiir om Loftt>n db ocits
*TOC*t A LA COUR ll'rPIL III
s o m m a t r k :
Ln D ro it* d e l A r t i s t e , M. C a hoi^ coutre M C auco.
P r t d ^ D c e d * M. ( i r e n e t ; A u d i e n c e d u a 5 o c l o b r e 1927 ,
v i n { t u r ) ; Co uc lii M o ns d e M. l e S u b s t i t u R a i s l n .
L t P o c b d s M. \ i . b e h t O l s t u i c e * C o u r d A $* i * e . C o u r d 'A . s t i s e s d e La S c t t M ;
\ u d i e n c e <lu :.*<* m a i ig 3 3 H c q u U i t o i r e d e M . I \ m x m I g n e r o ! : P l a i d o i r i e d e M* R i / o i .
Le P r o c * des Pam * e v C o t d ' C o u r d 'A s a ia e s d e U S a r i h f ;
A u d i e n c e d u ag a e p t e m b r e , li s i d r n c c d e M. I t o tu h**r, C o n ^ i H o i a la G *tr
d A p p o l d ' A n g e r j ; P l a i d o i r i e d e M |p I W t o r m i e r H o u l i r e : K r q u i i t o i r c d e M l i i o g e r l
P r o c u r e u r d e la H p u b l i q u e : P l a i d o i r i e d e M - C e r n a m e l i r i c r c , d t ' f e n s r u i d e C h r i n -
ti e P ap in .
L A k h h c S arret C o u r d \* 3 i* e * d e * U o m * ltr* - d ii-lltn ' n r . A u d i r i m - d u 3 o O d n b r e
1 9 3 3 ; P l a i d n i r i e d e M L u c i e n Kscflier ; l U i d o i r i e d e M'* t t a n u l I t r i n n .
T t B I.K b l 1' b a t ie r e
P A R IS
L I B R A I R E G E N E R A L E DE DROIT ET DE J U R I S P R U D E N C E
Amtummt L*>rm*wt Q k r t s h rt C .< F. rnnus
R PICH O N t R D U IU N L ) A t / l A S ^ K i i i t T M T k ! Na
L i b f i i r k t d u C o n u d d F .l il e l d e l i S o c lc t c J I ^ K it U lio n c o m p u s e
20 Rtr souiiLOT (6* akhM
A L E G A T O D EL SR. LE B TO N N IER H O U L I R E , PA RTE C IV IL . A
NOM HRE DE LA FAM ILIA LA N C ELIN
Seores,
El 3 de febrero en la maana, nuestra ciudad se despertaba presa de
la emocin ms viva, de la ms legtima de las indignaciones. Por la
prensa local, la ciudad acababa de saber, que un abominable doble
crimen, (abominable sobre todo en razn de las condiciones en las
cuales haba sido perpretado), haba sido cometido la vspera en la
tarde, en pleno centro de la ciudad, en la calle Bruyre, sobre dos
mujeres muy honorablemente conocidas, muy estimadas, perte
necientes a la mejor sociedad burguesa: la Sra. y la Srita. Lancelin.
M ujer e hija de un abogado honorario, quien durante largos aos,
haba ejercido en Le Mans su profesin en la Plaza de la Prefectura,
y que haba dejado en el palacio los mejores y ms simpticos
recuerdos, la Sra. y la Srita. Lancelin fueron asesinadas con un
refinamiento de crueldad tal que en un prim er abordaje,la razn se
rehusaba a admitir la realidad de los hechos, y que el mdico legista,
comisionado para examinar los cuerpos de las vctimas, iba a poder
escribir en su informe .sin ninguna exageracin, que uno se
encontraba en presencia de un crimen sin precedente en los anales
mdico-legales, cometido con un refinamiento de tin tura que slo se
encuentra en los pueblos no civilizados.
Y este crimen abominable, ese crimen monstruoso. por quin haba
sido cometido? Por la dos sirvientas de la cusa, las hermanas Papin,
las dos cd servicio de patrones a quienes no haban tetuda ningn
reproche que hacerles durante siete aos que haban estado a su
servicio.
Dadas estas circunstancias, el asunto era de aquellos que deban
apasionar a la opinin pblica y ocupar a la prensa. Los
representantes de sta no deban fa lla r en sus obligaciones: pero si
todos, o casi todos, para hablar ms exactamente, iban a apreciar y
estigmatizar como convena al acto de las hermanas Papin, el Sr.
Lancelin y los miembros de su fam ilia iban a tener la dolorosu
estupefaccin de encontrar en ciertos diarios, tales como lHumanit,
ciertos semanarios ilustrados, tales como Detective, artculos que,
sin ir hasta la apologa del crimen, lo presentaba sin embargo, bajo
una luz tal, que el lector mal advertido tena el derecho de
preguntarse si las verdaderas vctimas de esta horrible tragedia no
eran las mismas muchachas Papin, ya que segn esos periodistas, su
existencia haba sido difcil y miserable, de tal manera duros y
dolorosos haban sido los servicios que les haban sido pedidos en
los diferentes lugares por donde ellas haban pasado, y
particularm ente en la casa Lancelin. Esa fue una de las primeras
razones que incit al Sr. Lancelin y a los miembros de su fam ilia a
constituirse en parte civil.
Por otra parte, la opinin pblica buscaba un mvil, una razn al
acto de las muchachas Papin que pudiera satisfacerla y como no la
encontraba, la imaginacin pudo ms que la razn, y la imaginacin
se extravi.
Los rumores ms inverosmiles, ms extraordinarios y ms falsos
fueron puestos en circulacin. Se juntaron los nombres de las
muchachas Papin a los nombres de terceros, cuya honorabilidad y
moralidad habran debido ponerlos a cubierto, no solamente de toda
acusacin, sino incluso de toda insinuacin malintencionada. Se
lleg hasta prestarles amantes a estas muchachas, elegidos entre los
miembros de la fam ilia de sus vctimas, mientras que resulta, de
todos los documentos del expediente, que ellas siempre tuvieron
horror al hombre, y que por lo menos desde este punto de vista, su
conducta fu e siempre irreprochable. Se hizo de las muchachas Papin
vctimas del espiritismo, mientras que nunca lo practicaron, y si en el
momento actual les preguntramos lo que es, ellas tendran muchos
problemas para respondernos. En ciertos medios, en fin, y bajo las
form as ms diversas, la tesis de l'Humanit, la tesis de Detective a
la cual yo haca alusin slo hace un instante tenan sus adeptos; y
se escuchaban reflexiones parecidas a esta: evidentemente las
muchachas Papin han cometido un crimen horrible, pero no fueron
ellas empujadas por los patrones a los que servan? Su severidad,
sus exigencias, sus actitudes las han exasperado.
Ustedes comprenden, seores, que era indispensable cortar las alas
a todos esos periodicuchos, poner fin a todos esos chismes que nunca
han reposado sobre ninguna base seria, y si estoy aqu, en nombre de
la fam ilia Lancelin, para pronunciar contra las hermanas Papin las
palabras severas que tiene derecho de pronunciar contra ellas, estoy
tambin para demostrarles que nada, en este lamentable asunto,
podra empaar la memoria de la Sra. o de la Srita. Lancelin, y que
ningn intrngulis, susceptible de llevar un perjuicio a la
honorabilidad de uno de los miembros de la familia, jam s existi.
El crimen es horrible, es abominable, horrorizante; de entrada
confunde a la razn, es posible: pero la responsabilidad plena y
entera incumbe a las muchachas Papin sin que les sea posible
encontrar una excusa o una atenuacin, tan ligera como sea, en los
hechos, en los gestos, en las actitudes de sus patrones con respecto a
ellas.
**
*
No haba ninguna razn para que la Sra. Lancelin acte, frente a las
hermanas Papin, de manera diferente de como haba actuado
siempre con sus domsticas anteriores; y por lo dems, todava
resulta, tanto de los informes proporcionados a la instruccin por el
Sr. Lancelin mismo y por las hermanas Papin, como de aquellos
dados por las personas cercanas a la casa, que las hermanas Papin
no podan encontrar un lugar ms agradable y ms ventajoso. Si no,
juzguen eso ustedes:
Desde el punto de vista material estaban alimentadas como los
patrones, no solamente desde el punto de vista de lo necesario, sino
desde et punto de vista de lo superfluo; ni un postre o entrems que
haya sido servido en la mesa de los patrones falt de servirse al
mismo tiempo en la mesa de las domsticas.
Sus sueldos , despus de haber sido al principio de 200 >' 100 francos'
por mes, haban aumentado progresivamente a 300 y 200 f rancos;
como regalo, los patrones le aadan a eso un medio mes; y con las
propinas y los cambios, las sirvientas se hacan de ms de ciento
cincuenta francos por mes.
En lo que concierne a la seguridad social, el Sr. Lancelin haba
buscado, desde la promulgacin de la ley, explicarles el
funcionamiento de esta ley; las hermanas Papin slo haban visto
una cosa: que ellas cada mes estaran obligadas a entregar cierta
suma a la caja, y ellas haban declarado que no pagaran nada. No
se preocupen, haba respondido el Sr. Lancelin, nosotros pagaremos
por ustedes; gesto que no sorprender a ninguno de los amigos del
Sr. Lancelin; ninguno de aquellos que conocan y saban apreciar su
delicadeza de corazn y sus sentimientos. Y a partir de ese momento.
el Sr. Lancelin pag las dos parles, la de los patrones y la de las
domsticas. Si ustedes aaden a esto que las dos hermanas Papin
estaban alojadas, tenan ropa limpia, eran mantenidas a costil de los
patrones, ustedes comprenden que ellas hayan podido hacer
fcilm ente, en el espacio de siete aos, tos ahorros que han hecho y
que alcanza al momento de su arresto, cerca de veinticinco mil
francos.
Desde el punto de vista del trabajo, la Sra. Lancelin te exiga al
servicio. Esperaba que sus domsticas fueran cuidadosas. Es
posible, pero no es eso propio de una buena ama de casa? y, por lo
dems, sus exigencias no eran como para asustar a las hermanas
Papin, que eran trabajadoras. Sin embargo, no habra que exagerar
las horas de trabajo reclamadas a las dos domsticas. Ya levantadas
a las siete, eran libres de subir a su cuarto en la tarde,
inmediatamente despus de cenar, o sea hacia las nueve. Mientras
tanto, tenan toda la libertad a las horas de las comidas, y no
abusaban de eso; y en la tarde, cuando et servicio lo permita, la Sra.
Lancelin pona dos horas a su disposicin para trabajar para ellas
mismas! Ustedes vern pocas casas burguesas que presenten
ventajas parecidas. Tambin, cuando se interrog a Christine y La
Papin sobre su manera de vivir en la casa de los esposos Lancelin;
cuando se les pregunt si tenan reproches qu hacer a sus patrones,
respondieron siempre que haban encontrado bueno el lugar y que si
no lo hubiesen considerado bueno, no se hubieran quedado mucho
tiempo. Yo aado que si primero Christine Papin no hubiera
encontrado el lugar deseable, no hubiera hecho venir a su hermana;
porque no hay que olvidar que es por el pedido de Christine que La
entr en ta casa de los esposos Lancelin; y que, en fin, si las dos no
hubieran estado a gusto all, no hubiesen resistido al deseo de su
madre, cuando sta quiso en 1930 o 1931 hacerlas abandonar la
casa, porque la Sra. Lancelin se permiti hacer observar a la Sra.
Dere que ella no tena razn al querer apoderarse siempre de los
sueldos de sus hijas...
Entiendo que las muchachas Papin aadieron que el Sr. y la Sra.
Lancelin, igual que la Srita., nunca hayan tenido ninguna
fam iliaridad con ellas; que ni el seor ni la seorita les hablaban, y
que la seora slo les diriga la palabra para darles rdenes o para
hacerles observaciones ms o menos merecidas. Igualmente
entiendo, que La pretendi que en los primeros meses que estuvo al
servicio de la Sra. Lancelin, sta, al haber visto un papel caerse al
suelo, le haba exigido arrodillarse para recogerlo...
En lo que concierne a la falta de familiaridad, en principio se puede
ser excelente patrn sin estar obligado a mostrarse fam iliar frente a
la servidumbre; pero en este caso, si los esposos Lancelin eran un
poco distantes, hay lugar para preguntarse si no era esa la misma
actitud de las muchachas Papin frente a sus patrones, que guiaba la
actitud de esos ltimos. En su informe, los mdicos alienistas han
hecho el estudio del carcter de esas dos acusadas; y declararon que
Christine y La eran dos mujeres que nunca haban amado a nadie,
ni siquiera a su madre; que nunca haban sido susceptibles de tener
el menor apego, la menor devocin por el prjimo. Un solo afecto las
guiaba en la vida: es el que tenan recprocamente la una por la otra;
pero fuera de ese afecto, y fuera de un amor inmoderado por el
dinero, nunca haba nada en el corazn de esas mujeres; y es lo que
puede explicar muchas cosas. Ellas hacan su servicio porque les
pagaban para hacerlo; era todo; pero como fuera de ese afecto
singular y especial que sentan una por la otra, era manifiesto que
ninguna otra persona contaba para ellas, su carcter no poda
hacerlas muy simpticas y es lo que explica por qu, fuera del
servicio, el Sr. y la Sra. Lancelin evitaban frente a ellas, una
fam iliaridad de la que seran el objeto que no habra sido ni
comprendida, ni apreciada por aquellas.
En lo que concierne ai incidente del pedazo de papel, tenemos el
derecho a preguntarnos si en efecto existi; en primer lugar, porque
La slo lo invoc, al comienzo, para defenderse y explicar el ataque
a su patrona el da del crimen; enseguida, porque ella declar haber
hablado de ello a su madre cuando el hecho se produjo, y su madre,
interrogada sobre este teme,', respondi no haber escuchado nunca de
eso. Por lo dems, seria verdad que no hay que olvidar que en la
poca en que habra ocurrido, La era una chiquilla de quince aos,
poco inteligente, no formada, y que la Sra. Lancelin verdaderamente
poda permitirse actuar frente a ella como se acta frente a un nio
terco que no quiere obedecer. De todas esas observaciones, resulta
manifiesto que el Sr. o la Sra. Lancelin nunca tuvieron el menor
reproche que hacerse en lo que concerna a su actitud frente a las
domsticas: ellos siempre se mostraron tan buenos, tan benevolentes
frente a aqullas como podan serlo, y es por lo que el crimen que las
muchachas Papin cometieron sobre la persona de sus patraas es
ms monstruoso y ms abominable!
***
Cmo fue cometido ese crimen? En qu condiciones fue
perpetrado ?
Seores, para que ustedes se den cuenta de lo que pas, es
indispensable que para empezar les haga una descripcin de la casa.
El n 6 de Ia calle Bruyre tiene por entrada un portal, en el cual est
empotrada la puerta de entrada del inmueble. Detrs del portal, un
porche abierto que da acceso al patio y al jardn. Bajo el porche,
propiamente hablando, a la derecha, la puerta de entrada de la casa;
en la planta baja, un vestbulo sobre el cual dan dos puertas, la de la
derecha que abre al comedor que da a la calle, la de la izquierda que
da al comedor, en medio una escalera que conduce al descanso del
prim er piso, lugar del crimen. Sobre este descanso del primer piso,
tres puertas; dos que abren a dos cuartos situados arriba del saln y
del porche, y que dan, por consecuencia a la calle, otra que abre a
un cuarto que da al jardn; era el del Sr y la Sra. Lancelin. Por
ltimo, una segunda escalera, continuacin de la primera, que
conduce al segundo piso. En el momento del crimen, sobre este
descanso exista un arcn, sobre el cual un jarro de estao que
pesaba ms de un kilo haba sido puesto.
En el segundo piso, dos cuartos y un desvn, et cuarto de las
domsticas en el cual se encontraban dos camas, y un guardarropa,
en el cual las hermanas Papin tenan la costumbre de trabajar y
planchar, todo alumbrado por electricidad.
Esa tarde, dos de febrero, el Sr., la Sra. y al Srita. Lancelin haban
salido hacia las diecisis horas; el seor para ir a su crculo, como
tena la costumbre todos los das, la seo y la seorita para ir a la
ciudad, hacer algunas encargos > particularmente ir a una venta de
caridad a hacer algunas compras. Los diferentes miembros de la
fam ilia deban encontrarse a las seis y media, cuarto para tas siete,
en la calle Bruyre, para ir juntos a cenar a la casa del Sr. Rinjard,
hermano de la Sra. Lancelin; (uno de nuestros compaeros ms-
distinguidos del colegio de abogados de Le Mans), Durante ese
tiempo, las hermanas Papin deban emplear su tiempo en el
planchado de ropa de la casa, planchado que ellas haban sido
obligadas a interrumpir la vspera, debido a una reparacin que
deba hacrsele a una plancha elctrica.
Los eventos iban a comenzar a desarrollarse como haba sido
previsto; y nada, al menos en el espritu de los miembros de la
fam ili Lancelin, poda permitir suponer el drama que iba
desarrollarse dos horas ms tarde.
Por su parte, las hermanas Papin se pusieron a planchar al menos
segn lo que han dicho y hasta las seis ningn incidente las iba a
perturbar. Hacia las seis, un desperfecto de electricidad se produca,
inutilizando la plancha elctrica. Christine bajaba entonces a la
cocina a buscar una veta para alumbrar el cuarto y haba subido a
este cuarto haca algunos minutos declar cuando escuchaba a
la Sra. y a la Srita. Lancelin que regresaban de la venta de caridad,
con las manos cargadas de los objetos que traan y que haban
comprado all. La Sra. Lancelin suba al primer piso, muy
probablemente para ir a dejar esos objetos a su cuarto, y la Srita.
Lancelin se quedaba en el descanso de la planta baja. En ese
momento, Christine bajaba del segundo al primer piso v se
encontraba en el descanso del primer piso al mismo tiempo que su
parrla. Ella explicaba entonces a la Sra. Lancelin el incidente que
se haba producido y le haca saber que, debido a este incidente, el
planchado no haba podido ser terminado. Que la Sra. Lancelin haya
hecho en ese momento una reflexin en la cual se revelaba lu
contrariedad que experimentaba, es posible; e incluso era muy
natural. En todo caso, lo que hay de cierto es que, antes de que le
diera tiempo de hacer un gesto, un movimiento, Christine Papin se
apoderaba del jarro de estao que se encontraba sobre el arcn y
asestaba con l un golpe tan violento en la cabeza de su patrona, que
esta, lanzando un grito de dolor y de angustia, se caa al suelo medio
muerta. Con el ruido de la cada del cuerpo y del grito lanzado por
su madre, Genevive Lancelin. en dos saltos, suba la escalera que
conduce al descanso d tl primer piso para venir a socorrer a su
madre; pero antes de que le diera tiempo para intervenir, Christine,
an en posesin de su jarro de estao, le asestaba un golpe en la
cabeza que a su vez la aturda; y Genevive Lancelin, como su
madre, caa desfalleciente; no sin que mientras tanto, en un gesto de
defensa, haya tenido tiempo de agarrarse a la cabellera de Christine,
y al caer arrancarle un mechn de cabellos que tena en su mano
crispada.
La llegaba a su vez al haber escuchado todo ese ruido, y llegaba
justo en el momento en que las dos pobres vctimas, abatidas,
derrumbadas, trataban, en un esfuerzo supremo, de levantarse para
hacer frente a sus agresoras. Ay! una rabia loca se apoderaba de
Christine; e iba inmediatamente a comunicrsela a su hermana La!
Al ver a la Sra. Lancelin incorporarse sobre las rodillas, le grit a su
hermana: Acbala! Arrncale los ojos! y La se precipita sobre la
Sra. Lancelin que ya no tiene fuerza para oponer la menor
resistencia! Con un gesto de torturadora experimentada, con una
seguridad de mano verdaderamente espantosa, introduce sus dedos
ganchudos en las cavidades orbitales de la Sra. Lancelin y
arrancando los dos ojos, los lanza a la escalera; mientras que su
hermana Christine, con el mismo gesto, arranca el ojo izquierdo de
la Srita. Lancelin; las dos desdichadas allan de dolor; y como las
muchachas Papin teman que los gritos de sus vctimas fueran
escuchados desde afuera, sin cesar les golpearon la cabeza sobre el
parquet; slo detenindose para pasarse el jarro de estarlo, con el
cual continuaban su obra de muerte. Poco a poco las quejas de las
vctim as se debilitaron, los estertores de la muerte comienzan a
escucharse y sus cuerpos son sacudidos por los sobresaltos de la
agona. Christine est ebria de sangre de sus patronas; y la nica
frase que ella encuentra para pronunciar ante este horroroso
espectculo es la siguiente: Las voy a masacrar! Las voy a
exterminar! Las dos bajan a la cocina; una se apodera de un
martillo, la otra de un cuchillo; y como se dan cuenta de que en su
precipitacin se apoderaron de un cuchillo que no corta, La vuelve
sobre sus pasos para agarrar el cuchillo grande bien afilado.
Provistas de estas nuevas armas, se encarnizan sobre los cuerpos de
sus vctimas; reducen la cabeza de la Sra. Lancelin a papilla; la
sangre, los sesos saltaban por todos lados; las paredes, las puertas
de los cuartos fueron cubiertas con sangre hasta dos metros
cincuenta de altura. Desnudan una parte del cuerpo de la Srita.
Lancelin y le hacen cortes profundos. Por ltimo, no cesan de
golpear, de cortar, de tajar, hasta que agotadas y cubiertas de
sangre, estn en el lmite de sus fuerzas y en la imposibilidad de
continuar!
He aqu la horrible carnicera lograda por estas mujeres! y cuyos
menores detalles nos han sido revelados por ellas mismas, ya que
slo ellas podan drnoslos...
Y despus, qu hicieron? Otra vez son ellas quienes nos lo han
dicho. Saben que el Sr. Lancelin regresar de un momento a otro, y
no queran, lo han declarado, darle explicaciones a l porque sus
explicaciones no estaban listas... Y toman la precaucin de ir a
asegurar la puerta de entrada para prohibirle el acceso a la casa!
Tomada esta precaucin, van a lavarse las manos, totalmente
manchadas de sangre y se quitan sus ropas que tambin estn
empapadas. Una hora y media ms tarde, la polica las encontraba a
las dos en su cuarto acostadas en la misma cama, vestidas con una
bata, acurrucadas una contra la otra, discutiendo sus medios de
defensa!...
Sea como sea, esta escena de carnicera el crimen reprochado a
las muchachas Papin tes pareci a los magistrados encargados de
la instruccin tan horrible, tan monstruoso, que repugnaba de tcd
form a a su razn de hombres ntegros el pensar que un crimen
semejante haba podido ser llevado a cabo por personas razonables,
que comprendo muy bien que los magistrados instructores hayan
querido someter a las muchachas Papin a un examen mental a fin de
apreciar su responsabilidad penal y el haber llamado, para realizar
este examen, a tres hombres, especialistas en enfermedades
mentales, dispuestos a dar, en principio , a las acusadas, todas las
garantas a las cuales ellas tenan derecho, y a proporcionarles a
ustedes, jueces, todos los elementos de los cuales podran tener
necesidad para ponderar a conciencia un crimen tan abominable!
Este crimen, calificado por el mdico legista, el Doctor Chartier,
como nico en los anales mdico-legales.
Tres mdicos alienistas fueron comisionados para examinar a
Christine y La Papin desde el punto de vista mental, tres psiquiatras
v de los mejores. Uno es el Doctor Schutzenberger: l es mdico en
jefe del asilo de alienados de la Sarthe; su pasado, sus obras, su
reputacin seran en s mismos una garanta suficiente para poner
vuestras conciencias al abrigo de lodo escrpulo.
El segundo es el Doctor Baruk, mdico en jefe del asilo de alienados
de Maine-et-Loire. Su largo pasado de mdico alienista es muy
conocido por el Tribunal; los tribunales de nuestra regin han
recurrido tan frecuentemente a su sabidura como para que yo me
demore en hacerle un elogio que sera superfluo. Todo lo que puedo
decirles, y el Sr. Presidente de las audiencias quera reconocerlo
conmigo hace un rato, es que sus opiniones son autoridad en el
mundo de los mdicos alienistas y que su reputacin rebas por
mucho los lmites de ta regin del Oeste.
Por ltimo, el tercero es el Dr. Truelle, jefe de clnica en el asilo
Sainte-Anne de Pars, uno de nuestros primeros mdicos alienistas
de Francia en la actualidad. Es experto ante los tribunales del Sena,
comisionado en casi todos los procesos delicados y sensacionales, y
la eleccin que se ha hecho de l dice bastante de sus cualidades.
Particularmente l es quien ha sido comisionado por el juez de
instruccin del Sena encargado del asunto Gorguloff, para examinar
a Gorguloff, el asesino del presidente Doumer; l es quien acaba de
ser comisionado para examinar a Violette Nozires y apenas necesito
hacerles notar que si el Sr. Truelle es comisionado en el Sena para
dar su opinin en tales procesos, es que evidentemente se estima que
est a la altura de las misiones que le son confiadas.
Y bien, es a estas tres celebridades que el Sr. juez de instruccin, de
acuerdo con el Sr. procurador de la Repblica, ha confiado el
cuidado de examinar a Christine y a La Papin, de investigar en sus
antecedentes hereditarios si alguna tara poda ser de naturaleza tal
como para tener sobre ellas una repercusin susceptible de poder
explicar o atenuar su crimen, de examinarlas desde el punto de vista
fsico , fisiolgico y psquico y ver si de este examen poda
desprenderse una atenuacin de sus responsabilidades.
Ahora bien, ustedes conocen su respuesta. Ustedes han escuchado
sus deposiciones. Es imposible ser ms claro, ms preciso y al mismo
tiempo parecer ms seguro de s mismo, de lo han sido cada uno de
estos seores. Desde el punto de vista hereditario, desde el punto de
vista fsico, desde el punto de vista patolgico, no hemos encontrado
en estas dos mujeres lo hemos dicho ninguna tara susceptible de
disminuir en una proporcin alguna su responsabilidad penal. Ellas
ni son locas, ni histricas, ni epilpticas: son normales, mdicamente
hablando, y nosotros las consideramos como plena y enteramente
responsables del crimen que han cometido.
Q u quieren ustedes, seores.' Cuando las celebridades mdicas,
teniendo la experiencia y la autoridad de los tres expertos
comisionados despus de un examen serio y profundo a los que los
sujetos fueron sometidos vienen a formular, bajo la fe del
juramento, las conclusiones tan precisas como estas,
verdaderamente me pregunto cmo pueden tener an los profanos
la pretensin de discutir provechosamente un informe como el que
est en la base de estos debates e intentar atenuar su alcance?
Adems, la defensa fue la primera en comprender que no podra
intentar combatir las conclusiones de los mdicos expertos si no
tuviera a su lado, para sostenerla, a otro mdico alienista, como por
lo dems se acostumbra encontrar habitualmente en las grandes
circunstancias . Me refiero al Doctor Logre.
Seores, est lejos de m la idea de querer criticar en algo a la
ciencia del Doctor Logre, y en mi calidad de profano de la
psiquiatra, querer plantearme como rbitro entre la opinin de los
mdicos expertos comisionados por el juez de instruccin y el Doctor
Logre, citado por la defensa.
Pero me permitirn sin embargo, darles a conocer las razones par
las cuales me parece que entre la opinin de los expertos
comisionados por un juez de instruccin y la opinin de un mdico
citado por la defensa , la opinin de los expertos comisionados por la
justicia debe, sin ninguna duda en vuestros espritus, sin ningn
escrpulo, vencer.
En primer lugar, los expertos comisionados por la justicia, no toman
en cuenta ni a la defensa, ni a la parte acusadora; no tienen ningn
inters en pronunciarse en un sentido ni en otro, se les pide su
opinin sobre un caso delicado, en un momento en que el proceso no
ha nacido an, en que los debates slo habrn tenido lugar si la
responsabilidad de las acusadas llega a ser reconocida; que sta
opinin sea favorable a la parte acusadora o a la defensa, si tos
debates surgen, esto les importa paco y su independencia es
absoluta.
>
Puede ser lo mismo de! mdico citado por la defensa? En cierta
medida no est l al servicio de una de las partes? N o se presenta a
la barra con la misin de venir a deponer en un sentido favorable a
la defensa?...Entiendo que ustedes me dirn que el mdico citado en
tales condiciones, sigue estando libre de pronunciarse en el sentido
que le dictar su conciencia, y que adems slo acept la misin que
le era pedida porque sta misin estaba conforme a su conviccin.
Es posible! Pero para hacerse una conviccin, quin le inform?
quin le dio los elementos necesarios?: La defensa, y
exclusivamente ta defensa, que slo le dijo lo que pensaba favorable
a la causa de sus clientes y que slo pudo poner en sus manos los
elementos que juzgaba tiles para los intereses de las acusadas. Fue
as como l se form una conviccin, y si esta conviccin permaneca
vacilante, la defensa ha sido hbil para encontrar ante el mdico
del cual ella deseaba el testimonio tos argumentos irresistibles,
susceptibles de vencer sus dudas. Es en estas condiciones que un
mdico citado por la defensa viene a deponer, y yo digo que, por
principio, esas condiciones no le permiten estar completamente
informado y enseguida le quitan una parte de su independencia.
Yo no tena el honor de conocer al Doctor Logre, es la primera vez
que lo vea y que lo escuchaba. Que me permita en prim er lugar
decirle el inters que puse a su notable conferencia y que me permita
decirle enseguida que me da la impresin de tener el aspecto de un
hombre de corazn generoso, siempre dispuesto a tender una mano-
caritativa al acusado; yo casi podra decir de l que es el mdico de
las causas desesperadas , el mdico de los acusados en peligro de
muerte. En el asunto Gorguloff, tambin es l a quien la defensa cit
para combatir el informe del Doctor Truelle, y lleg a decir,
contrariamente a lo que declaraba el Doctor Truelle, que Gorguloff
era irresponsable. Por lo dems, yo no me asombrara que en el
proceso de hoy, esta habitual divergencia de opinin entre el Doctor
Truelle y el Doctor Logre haya sido una de las razones por las cuales
la defensa pens en citar al Doctor Logre. Ya que el primero deca
s, haba muchas posibilidades para que el segundo diga no! Son dos
mdicos alienistas que profesan enseanzas distintas. Nobleza
obliga! No hay que perder las ocasiones que puedan presentarse
para sostener sus doctrinas, y estoy convencido de que al Doctor
Logre no le ha parecido mal encontrar sta para poder afirmar la
suya. Maana, en el caso Nozires en el cual el Doctor Truelle est
otra vez comisionado para examinar a la acusada, estoy seguro que
si el Doctor Truelle >sus colegas estiman a Violette Nozires
responsable de los crmenes que se le reprochan, el Doctor Logre
estar una vez ms del lado de la defensa, listo a declarar a Violette
Nozires irresponsable , como declar de Gorguloff. Sin embargo, le
deseo mucho xito en el asunto Nozires, xito que no tuvo en el
asunto Gorguloff y que no lo tendr, estoy convencido, en el asunto
Papin!
Adems, razonemos, seores! Cmo querran ustedes apoyarse
seriamente en la opinin del Doctor Logre, quien no ha visto a las
acusadas, no las ha examinado, no ha tenido la ocasin de
entrevistarse con ellas! Para pronunciarse en este caso, slo posee
una parte de los elementos que han estado a la disposicin de los
otros tres mdicos comisionados por el juez de instruccin.
Cuando ustedes tienen un enfermo en casa y quieren conocer el mal
del cual sufre, darle los cuidados que necesita, Para pedirle un
diagnstico, se les ocurrira remitirse a un mdico que no haya visto
a vuestro enfermo? Evidentemente no! Porque ustedes dirn con
razn, que un mdico que no ha visto ni examinado a vuestro
enfermo est en la imposibilidad de pronunciarse de una manera
eficaz y en conocimiento de causa; aado que si ese mdico es
concienzudo les dir que no puede decirles nada en tanto que no
haya visto y examinado a vuestro enfermo. Y es sta, en efecto, la
opinin del Doctor Logre; porque recuerden el incidente que hace
rato ha recordado en esta barra el Doctor Truelle.
El asunto pas en Lille, hace unos meses. El Doctor Logre haba sido
comisionado para examinar a un acusado desde el punto de vista
mental. La defensa esta vez haba citado al Doctor Truelle; ahora
bien, el Doctor Logre declar perentoriamente que un mdico que no
haba ni visto ni examinado al enfermo no poda permitirse venir a
dar una opinin seria y autorizada!... Me sorprende que el Doctor
Logre no se haya acordado en esta circunstancia de un tan excelente
precepto y haya credo deber ir en contra de l; adems, qu ha
hecho el Doctor Logre en esta barra? La crtica del informe de sus
colegas, ponindose en un punto de vista exclusivamente terico. Lo
ha hecho con juicio, con urbanidad, bajo un lenguaje de lo ms
pulido, pero tambin con un placer evidente! Pronunci una
conferencia doctrinal acerca de un tema que le es fam iliar, muy feliz,
lo repito, de encontrar una ocasin para desarrollar ideas que le son
caras y sobre todo contrarias a las emitidas por el Doctor Truelle y
sus colegas.
Todo esto est muy bien, e incluso pudo parecer interesante a
algunos de ustedes, pero, creen que el debate mdico al cual hemos
asistido haya sido tal que pueda modificar en algo, en sus
razonamientos, las conclusiones de los expertos comisionados por la
justicia? Evidentemente no... Y los honorables representantes de la
defensa lo han comprendido tan bien que se han contentado
simplemente, apoyndose en las conclusiones del Doctor Logre, con
pedir un suplemento de peritaje mdico... El Tribunal rechaz este
nuevo peritaje y ha hecho bien. Para qu un nuevo peritaje cuando
el que ha sido hecho lo han realizado los psiquiatras ms
autorizados, los ms concienzudos que ustedes pudieran encontrar?
Adems, si el Tribunal hubiera acordado el peritaje solicitado y que,
en este peritaje, algunos elementos fueran encontrados en
contradiccin con los resultados del primero, no habra habido
ninguna razn para que, en prximos debates, el Sr. Procurador o yo
mismo, representantes de los intereses de la parte civil, no pidamos
un tercero, y el proceso podra continuar asi durante meses.
Ninguna duda subsiste en el espritu del Tribunal sobre la plena y
entera responsabilidad de las muchachas Papin y estoy convencido
que no subsistir ninguna en el vuestro.
Seores,
En prim er lugar, la Defensa quiere inclinarse ante una fam ilia muy
cruelmente puesta a prueba. Hay dolores tan profundos que atraen la
simpata, incluso de los indiferentes, dolores tan profundos y tan
dignos que deberan imponer el respeto a todos.
2. G nn^nire (un sem anario satrico y fem enino) del 6 de octubre de 1933
escribe: Creo que fueron los jurados, por m ucho que los Tharaud los
acusen de no haber com prendido nada del dram a, los que tuvieron razn.
No hay que m ezclar las cosas. L a justicia es una convencin, pero la vida
en sociedad es otra.... No se podra reconocer mejor, all m ism o donde
se la defiende, que el juicio em itido no tena nada que ver con la justicia.
Y, m s adelanle: L a sociedad no quiere volverse un cam po de
experiencias clnicas donde las vctim as slo serviran para esclarecer la
psicologa de los asesinos
Juzgadas y condenadas, las hermanas Papin todava no
han revelado su secreto
(De nuestros enviados especiales Jrme y Jeun Tharuud)
El jurado no ha comprendido
La Sra. C ernam e ti riere que, de Logre y que el Tribunal haba
todas las personas que se han acercado a rechazado.
las acusadas, es quien las ha visto ms Seguram ente, eso hubiera sido
frecuentem ente y que las conoce mejor, sensato. Pero prim ero hubiera sido una
puesto que desde hace m eses se ha revolucin, al parecer, en las costum bres
aproxim ado a ellas con la devocin de de la m agistratura; despus, toda esa
una herm ana de la caridad, aport en un buena gente de la Sarthe que com pona
clido alegato, ios hechos que ella haba el jurado estaba muy tejos de suponer
observado y que relat ayei a los que las investigaciones m dicas, una
lectores de Paris-Snir, pero que no puncin lum bar, por ejem plo, podan
figuraban en el informe de los expertos, aportarle esclarecim ientos sobre el
com o si el estado mental de las estado de C hristine y de L a Papin.
acusadas, cinco o seis meses despus de No solam ente este pedido no fue
su crim en, dejara de ser interesante y no acogido, sino que el jurado rechaz a
pudiera echar luz sobre su estado Christine las circunstancias atenuantes
anterior y sobre el crim en m ism o. que por otro lado la defensa no haba
El Sr C hautem ps que tom la pedido. M arcaron con ello su ausencia
palabra, gran abogado de audiencias, com pleta de inquietud y que no haban
m ostr la contradiccin que haba entre com prendido nada en ese tenebroso
el punto de vista del Sr. Logre y el de los dram a en el que slo vieron sangre y
otros expertos, la insuficiencia del horror, all donde haba algo, no s que,
inform e oficial que separaba patologa y este m isterio horroroso que puede caer
psicologa como si fueran dos dom inios brutalm ente sobre la cabeza de quien sea
con fronteras cerradas! y que es m s trgico que la sangre.
Y concluy pidiendo esta vez al Para term inar un ltim o detalle
jurado, en un asunto en que la cuesiin C uando el presidente anunci a C hus
de la irresponsabilidad se planteaba de tie que estaba condenada a m uerte y
una m anera tan inquietante, llam ar al que se le cortara la cabe/.a en la plaza
presidente a la sala de deliberaciones de Le M ans, I11/.0 el gesto de arrodillarse
para rogarle conceder ese suplem ento de com o si un sem ejante golpe del cielo
investigacin que quera el Doctor slo pudiera ser recibido de rodillas
C aptulo cuatro
genealoga y cronologa
No nos pareci necesario llevar la investigacin de los elementos
genealgicos y cronolgicos ms all de lo que aqu es presentado.
Tal vez sin razn. Sin embargo se observar que, en lo que concierne
ya a los abuelos de Christine y de La (e incluso de su padre), no se
sabe prcticamente nada. A partir de entonces, qu habra aportado
una minuciosa investigacin a nivel civil sino un esqueleto sin carne?
Se ha elegido limitar la ordenacin de los elementos a aquellos que
haban aparecido ya sea durante el proceso o a continuacin de las
investigaciones que fueron efectuadas por los que estaban
interesados en las hermanas Papin.
Esas ordenaciones parciales, genealgicas y cronolgicas, reclaman
cierto nmero de observaciones.
Genealoga
* Isabelle Papin, hermana de Gustave, dos aos mayor que l,
aparece aqu porque ella cri a Christine desde el 6 de abril de 1905
al 25 de mayo de 1912. Christine tiene un mes cuando es confiada a
su ta Isabelle. Se quedar con ella hasta la edad de 7 aos.
* Otros dos hijos de tres embarazos (entre ellos una hermana),
completan la fratra de Gustave e Isabelle Papin. No se sabe cmo
estn situados en esta fratra.
* Con excepcin de un medio hermano de las hermanas Papin,
producto del segundo matrimonio de Gustave, se ignora si nacieron
otros hijos de ese segundo matrimonio. En qu fecha se volvi a
casar Gustave? Tampoco se sabe. Se puede suponer que ese segundo
matrimonio es posterior al crimen ya que en el momento del crimen
su ex esposa declara que l vive con sus dos hermanas.
S ituacin de los diversos miembros de las familias P apin y D eree.
DE QUIENES AQU SE T R A TA
* Det lado Dere aparecen un hermano del padre de Clmence y su
hi ja (una de sus hijas?), porque La le fue confiada un tiempo. No se
sabe a partir de qu edad La vivi en la casa de su to materno;
Clmence la recupera a la muerte de este to en 1918 (La tiene
entonces 7 aos). Antes de esto La fue amamantada en la casa de
una hermana del padre de Clmence.
* Aparte de la existencia de una hermana de Clmence. a quien le
escribe en 1913 para participarle sobre las dificultades con sus hijas,
no se sabe nada de la fratra de Clmence. tampoco nada a
fortiori de su lugar en esta fratra.
Cronologa
A continuacin se encontrar la ordenacin cronolgica de los
principales acontecimientos evocados. Entre corchetes, figura ia
fuente que ha permitido su fechado para cada uno de ellos:
PH = Paulette Houdyer
Doc. = Documentacin de los archivos del proceso o
documentacin de hospitales
Exp. = Informe de los expertos psiquiatras.
AL = Alegatos
Los peridicos son mencionados por su nombre: La Sarthe. Pars-
So ir.
algunos incidentes y su
posible incidencia
Cada quien sabe por la experiencia, que pequeneces, hechos
aparentemente menores, en ciertos casos, no quedan sin
consecuencias y pueden poner en cuestin un vnculo slidamente
establecido, a veces incluso producir la ruptura definitiva de tal
vnculo.
De esta manera estaremos atentos a los incidentes que fueron
evocados por Christine y La Papin. Sin prejuzgar acerca de su
importancia respectiva o de su lazo con el pasaje al acto, nos
contentaremos primero con reunir las afirmaciones a las cuales cada
una de ellas dio lugar, afirmaciones que tal vez nos permitirn
situarlos.
1 (En nuestra versin hem os optado por dejar en el cuerpo del texto la
traduccin de la versin instruida en espaol y a continuacin hemos
dejado la versin tal cita! en la lengua original, para que el lecior pueda
apreciar esta versin en su literalidad. N. de los T. |
Le M a n s , 3 f v r i e r 931
M e s 2 c her filies,
Je v o u s d e n i e n d e d e vo s n o u v e l le si v o u s p o u v e z
m e n d o n n j e s e r a is he re use d a n a v o ir m on c o e u r ne v o u s
a u b l i r a s j a m a i s s u s ce m o n d e r n i e r s o u p i e r si la v ie q u i
v o u s e n t o u r ne v o u s p i is p lu s r e v e n e z v er m o i s m on
c o e u r v o u s r e c e v e r a s t o u s jo u r s a v e z d e s e n p a ic e m e n t
a p r e s e n t p o u r v o u s s e p a r r e t de m oi p lu s la rd r e v e n e z e
a m o i et je s e r a is h e u r e u s e de v o u s r e c e v o i r e su r m on
c o e u r si v o u s a v e z e p lu s m o n a d r e s s e e c r iv e z e a la
f a m i l l e S a in t M a rs D a u ti lle i! s e r o n t t o u s jo u r au je
s e a r a i s a t r v a i l l si v o u s a v e z e b e s o in s d 'a r g a n s
e c r i v e z e m o i je v o u s e n v o i r a i s de s u ite d a n s la v ie s Oh
ne s a i t p a s ce qui n ou s a11an s 1 1 a q u e d i e u m a i s les
h o m m e s en f o n t g r a n d e me nt le u r p a rt s u r ta u s la
j a l o u s i e s q u e el a s u r v o u s et m oi e n f in f a ite p o u r le
m ie u x on c r p is e a v o ir e des a m ie s et s o u v e n t o es de
g r a n d en ne m ie s m a im e se u x qu i v o u s e n to u r les p u is
p r a ix v o u le z e v o u s c r ir e v o tre g r a n d m e re a S a in t
t n a r s D a u tile elle s e r a is si h e u r e u s e d a v o i r e un m ot de
c e s 2 p e tite filie je fin en v o u s e n b r a s s e n t de to u s
c o e u r v o tr e m e re c le m e n c c D e r e 6 1 ru p r e m a tto ir e
a t a n s u ne r e p o nse de v o u s c h r i s t i n e e t l ea,
Le M a n s , 5 m a rs 193 1
M e s c h e r P e ti te f ilie ne v o u s e n q u e t s de m a s a n t je
v a is b ie n e t j e p e n s e t o u s jo u r q u e v o u s a ll e z e m es
r e v e n i e r s u r m o n s c o e u r j e c o n te s t o u s j o u r s u r v o u s 2
m a lg r e t u n e d o u l e u r e u s p a in e q u e on m a a p r is e q u e on
f a it to u s p o u r v o u s ta i r e r e n tr s d a n s un c o u v a n t p o u r
a itr e s r e l i g i e u s e v o u s m a y e s t o u s j o u r d it q u e j a m a i s
v o u s ne r e t r e r i e s d a n s un c o u v a n t q u e ce n e t s p as v o s
a id e s je les c o n ta i s vos h a id e s q u i s o n t b ie n s o n n a i te s
de r e s te s ta u s 2 v o u s b ie n m a r g s et e l l e v s u n e b e lle
f a m i l l e je s a it q u e to u s 2 v o u s a im s b ie n les e n f a n t
j a m a i s je ne a c c e t t e r s j a m s j e n e c e t t e r s u n e c h o s e
p a r e l l l e s c e s p a s d ie u c e s f o r c s la loi d e d ie u sa ne
le u r p a r t e r a s p as c h e n c e s m a is v o ila m a d e r n i e r v o lo t s
je ne s u is p a s e n f in v o u s le s a v e z e je c r o is en d ie u m a is
en d ie u s e lle et b ie n v o ila ja m a i s j e ne s e r e z e e n t e r r s
p a r les p r e t r s ce fin i et d ie u ne m e n v a u d r a s p a s et d ie u
ne m e v o u d e r a s p a s c e s v o le ts c e s v io le ts la foi de d ie u
d e f o r c 2 je u n e f ilie a r e n te s en un c o u v e n t n o u s ne
d e m a n d e s r ie n s a p e r c o n n e c e s la j a l a u s e r i e s de v o u s il
a u n e j a l a s i e s su r v o u s et su r m o i ne v o u s la is s e r e p a s
f a ir e lu t s j u s q u e au d e r n i e r m o m a n t v o tre m tr a is s e e st
b ie n a u c o u r e n t je s a it q u e c e s / a r r o s h i d e s / j a m a i s je
r e m e t e r s le s p a ix d a n s u n e g l is e c o t o l iq u e ce s o n t d e s
c a t o l i q u e q u i v o u s f a ir e su c e tt e c h o s e s la on v ie n s de
lite le d i r e s m es e n f a n t s m e s e n f a n t s v o u s a ite s o n n a i te s
ne c r e y e s p as la j u s t i c e m o n c o e u r c e r a s to u s jo u r s
t r o u v e r p o u r v o u s r e c e v o i r on v o u s a d e t o u r n s d e v o tr o
m e re c e t t e s p o u r q u e ne v o iy e r ie n s de ce q u e on v o u s a
f a it le s m is e r r e s q u e on v o u s a fa it d e p u is 6 m o is
m a f a m i l l e v o u s r e c e v r a s to u s jo u r r e v e n e z e si v o u s le
p o u v e z e et ne te n s p a s a vo s m tr e s D ie u
n o u d e m e t e r a z ja m a i s d e n f e r m s 2 je u n n e f ilie s m a lg r s
le u r h i d s p lu s on e st o n n a i te s p lu s on e st m a le u r e u x
c h e z le s c a to liq u e s p a r te s a lle z la c a m p a g n e s le p lu s
v ite s p o s ib le s p o u r v o tr e s e n t ne r e g a r d s pas a
l 'e r g a n s on va v o u s f a ir e to m b s p o u r a it r e s les m tr e s
d e v o u s on v o u s e n o ir a s a 1'o p ita b le v o u s p a ir e z e b ie n
p lu s c h a i r e s et la on f e r a s ce q u e on v o u d e r a s de v o u s
p a r t e s v o u s ne s e r e z e p lu s v o s m tr a is e on v o u s f e ra s
e n t r s e n n e n p o r te s q u e 11e s c o u v e n t ne d o n n e z p a s de 8
jo u r p a r te s a la c a m p a g n e v o iy e z e les m tr e s g r ig n e s
c e s u n e b o n n e f a m i lle et c e la ne v o u s c o u te r a s pas
c h e r e s et v o u s a u re du la it et le b o n s l a ir du c o u r a g e
m o n c o e u r v o u s p a r le s c e s p a s m a b o u c h e .
Clmenee
Christine La
La Sra. L.
El Sr. Rinjard testimonia acerca de la tensin propia de esta nueva
situacin, de su aspecto evolutivo; cada vez ms, las dos hermanas
viven en autarqua, replegadas sobre s mismas hasta ya no responder
a las preguntas que se les hacen:
[II Sr Rinjard (docum ento 64). herm ano y to de sus victim as, declara
Mi herm ana (la seora Lancelin) pareca contenta del servicio de sus
sirvientas, y yo tem a la im presin <Je que ella consenta su Carcter poco
am able por el trabajo que ellas hacan. Por carcter poco am able, quiero
decir que daban la im presin de estar encerradas y yo observ que, sobre
todo los ltim os seis m eses, ellas slo me respondan con un s o un no a
las preguntas que les pudiera hacer Incluso un da pregunte si haba
ocurrido algn incidente y se me respondi que no
Los expertos psiquiatras, convencidos contra toda verosimilitud que
la ruptura con la madre era un asunto de dinero, casi no llevaron su
investigacin sobre este punto:
Con respecto a su m adre, la afectividad est claram ente dism inuida. En
un m om ento dado, hablando de la seora D ere, C hristine nos dice: esta
m ujer, pero adem s explica que si entre ella y su madre los sentim ientos
habituales se han esfum ados, eso proviene de la actitud m ism a de su
m adre respecto a ella Esta, dice, no tena nada de gentil ni conm igo ni
con mi herm ana, nos haca reproches constantes, era desagradable con
nosotras, y cuando nos vea, era para agobiarnos con crticas,
panieulrm ente en lo que concierne al aseo y al dinero aportado.
Respecto a eso. nos confirm a que su madre las diriga a ella y a su
herm ana. Ies elega sus lugares y las retiraba de ah cada vez que
estim aba que no ganaban suficiente.
Aqu de nuevo, com o lo observaba el Dr. Logre, las declaraciones de
La son estrictas repeticiones de las afirmaciones de Christine:
Tanto en La com o en C hristine, la afectividad presenta ciertas
particularidades en el sentido de que, de alguna m anera, es electiva
respecto a su herm ana Christine.
Los lazos afectivos entre La y su m adre son muy laxos, pero esto no
parece sorprendente y aq u e la seora D ere no ha criado a sus hijas, no se
ocup de su instruccin, ni de su educacin y, antes del disgusto reciente,
casi slo intervena para obtener de los patrones salarios superiores para
sus hijas.
La reconoce haber cesado toda relacin con su m adre que no era, dice,
am able con ella, que las agobiaba siem pre con reproches, siem pre les
haca reprim endas, criticaba su m anera de vestirse; sin em bargo, de su
infancia no guarda m alos recuerdos salvo que su m adre le prom eta a
ella y a su herm ana m eterlas a la A sistencia; no testim onia ningn deseo
de ver a su m adre desde que est en prisin.
Christine y La no dicen nada sobre la ruptura misma; limitan su
comentario a la observacin de que su madre las agobiaba con
Christine y La vistas por su madre
crticas, particularmente a propsito de su aseo. Nada, en esos
decires, viene a invalidar nuestro anlisis de la ruptura con la madre
com o instalacin de una transferencia materna sobre la Sra. L.
Adems, ese hilo nos permite situar lo que se ha llamado el incidente
de la alcalda com o un intento abortado de liberarse de esa
transferencia materna en tanto que implicaba com o toda
transferencia un encierro.
Esa tarde, cuando levant los brazos al saber que el fusible se haba
fundido, tuve miedo de que la Sra. Lancelin ejerciera violencia sobre
m y m hermana, como haba hecho cuando viva en la plaza de la
Prefectura; yo estaba desde haca un ao y medio en su casa cuando
un da, percibi en el suelo un pedazo de papel que se haba escapado
del canasto. Se irrit por ello En ese momento yo estaba haciendo la
escalera, me llam y cuando estuve cerca de ella, en el gabinete en
que se encontraba el pedazo de papel, antes de que yo pudiera
sospechar su gesto, me agarre) del brazo izquierdo pellizcndome, me
forz a arrodillarme dicindome: Aqu hay un pedazo de papel,
luego me dej y se fue a su cuarto sin decir nada. Esta manera de
actuar me haba sorprendido y vejado profundamente y siempre se
me qued en la memoria, le cont a mi hermana y le dije: Que no lo
vuelva a hacer o me defender. Mi hermana estuvo de acuerdo
conmigo en que las patronas no tenan derecho de violentar as a sus
domsticas. Igualmente, yo le haba hablado de ello a mi madre y ella
tambin me haba dicho que era necesario que si eso se repeta, me
defendiera. La tarde del crimen, cuando \ i a la Sra. Lancelin levantar
los brazos al saber que el fusible se haba fundido, mi hermana crey
que iba a ejercer sobre ella la misma violencia que haba ejercido
sobre m. al igual que la Srita. Lancelin, y yo tuve el mismo temor, y
le salimos al paso cuando levantaba los brazos. Yo estaba lejos de
sospechar que, al saber q je el fusible se haba fundido, la Sra.
Lancelin iba a querer lanzarse sobre nosotras dando la impresin de
decir que no servamos para nada.
I. C a r t a d e l i n s p e c t o r j e f e d e l a p r i s i n a l j u e z d e
IN STRU C C I N ,
12 de julio de 1933
Tengo el honor de informarle que la joven Papin est en un estado de
mucha sobreexcitacin. La ltima noche tuve que ponerle la camisa
de fuerza para impedir que se arranque los ojos.
Esta detenida declar que tena la intencin de arrancarle los ojos al
Sr. juez de instruccin, al Sr. Brire y a los vigilantes.
Adems, intent morder a varias de sus codetenidas que han prestado
ayuda para dominarla.
II. D e p o s i c i n de T h i e r y E u g n i e , e d a d 55 aos,
SIN PR O FE SI N , CO D ETENID A EN LA C R CEL DE L E M A N S
12 de julio de 1933
Ayer en la maana, Christine Papin, que estaba acostada, se levant
de un salto, se precipit hacia la ventana y agarrada de los barrotes
con ambas manos, grit: Perdn! Perdn! No lo volver a hacer...
Fui yo quien atac a la Sra. Lancelin y lo repiti ante la vigilante;
una codetenida la arranc de los barrotes con mucha dificultad para
calmarla (pareca estar en un estado de sobreexcitacin extrema,
tratando incluso de arrancarse los ojos). La guardiana en jefe hizo
venir a su hermana La; cuando la vio, la tom en sus brazos y la
apret hasta asfixiarla. Luego, por invitacin de la vigilante,
habindose sentado sobre el borde de la cama con su hermana, se
quit su camisa y en un estado de exaltacin creciente, le deca
Dime que s! Dime que s!. Tena ios ojos horripilantes y le peda
a la vigilante dejarla sola con su hermana. Sin embargo fueron
separadas y Christine vino con nosotras al taller donde pareci
calmarse. Es todo lo que vi.
III. D e p o s i c i n d e T E s s i e r L u c i e , 6 0 a n o s ,
SIN PROFESIN, CODETENIDA EN LA PRISIN DE Le MANS
22 de julio de 1933
Siendo codetnida de Christine Papin, pude comprobar en esta
inculpada, desde hace un mes en tres ocasiones crisis con
violencias muy grandes. Durante esas crisis, ella se levanta
bruscamente de su cam a y se precipita en bsqueda de su hermana.
Pronuncia groseras y llama a su hermana con fuertes gritos. Pide
tambin a su marido y a su nio.
Besa el suelo y hace signos de cruz con su lengua, tanto en el suelo,
como en tos muebles y en las paredes. Ella quiso reventarse los ojos
en mi presencia y, como yo la sostena, me agarr la mano derecha y
la coloc en su boca entre sus dientes. Fui obligada a torcerle la nariz
para hacerla ceder y yo misma le di dos bofetadas. Saltaba de derecha
a izquierda, de manera que las vigilantes fueron obligadas a ponerle
la camisa de fuerza. Estaba todava muy agitada y nosotras no
estbamos tranquilas, sobre todo en la noche. Pero yo y las otras
codetenidas la vigilamos y estbamos muy decididas a no sufrir sus
violencias. Le hago frente y ella me escucha muy bien. Se acuesta
cuando le digo que se acueste. A veces dice que se vengar de todos
aquellos que le hacen mal. Nos dice a veces: Estn enojadas
conmigo?. Le respondo: No, pero no, sabemos que usted ha tenido
una crisis. Cuando ocurri su gran crisis, tena espuma en la boca,
hoy not que tena un poco. Pero ella no tena accesos de violencia.
Se content con ponerse de rodillas y orar. Antes de su primera crisis
de violencia, tuvo una especie de alucinacin: deca que veta a su
hermana colgada de un rbol, con las piernas cortadas. A veces nos
dice: Estoy perdida, me van a cortar a cabeza, qu tengo que
hacer?. Nosotras le aconsejamos que se dirija a su abogada. Nos
dice que si es necesario morir, ir resueltamente. Durante sus crisis,
al pronunciar obscenidades, suele levantar sus faldas ante nosotras.
Creo que es histrica y que, todas las manifestaciones a las cuales se
entrega, han aparecido durante sus menstruaciones.
IV. D e p o s i c i n d e R a y m o n d e L e g e a y , 19 a o s ,
C O N F E C C IO N IS T A , C O D ETEN ID A EN LA PR ISI N D E L E M a NS
22 de julio de 1933
Hace un mes que Christine Papin, que est detenida conmigo, est
sujeta a crisis de violencia durante las cuales llora, alla y busca
morder a aquellas que se encuentran a su alrededor. Tena espuma en
los labios y dice palabras obscenas e incluso levanta su vestido. Vi
que quera arrancarse los ojos. Estuvimos obligadas a iniervenir, a
separarle las manos de la cara, y las vigilantes se vieron obligadas a
ponerle la camisa de fuerza.
Actualmente no hace ms que orar, ponindose de rodillas, haciendo
cruces con su lengua, en el suelo, en las paredes y el armario, lo que
com enz a hacer hace tres semanas. Tiene sus noches agitadas, de
manera que no dormimos tranquilas. En la noche la vi lanzarse contra
la ventana, luego contra la puerta, como si sta hubiese estado abierta
y hubiera querido pasar. Una noche crey percibir a su hermana
suspendida del rbol con las piernas cortadas.
Firmado el Io de junio de 1933, es decir al comienzo de los
acontecimientos, el peritaje psiquitrico no las menciona y luego, los
expertos no han credo, a continuacin, deber poner en duda con
respecto a ellos su primera conclusin. En relacin a la actitud de
las dos hermanas en prisin, el peritaje observa:
V. En prisin, desde e! mes de febrero, Christine no se queja de su suerte,
reconoce no hablar con sus com paeras de cautiverio, intercam biar
solam ente algunas palabras con su herm ana; dice dorm ir muy bien, no
tener sueos, ni pesadillas y tener buen apetito; el doctor Schutzenberger
que las ha observado desde el mes de febrero, no ha observado en ellas
ningn adelgazam iento; en la prisin, ella no hace nada, no hace ningn
trabajo y, com o le preguntam os la razn de esta inactividad que
sorprende un poco en una joven habituada desde su infancia a trabajar,
nos responde acom paando sus palabras con una sonrisa; No tengo que
trabajar porque soy rea, testim oniando asf que ella conoca las reglas
im puestas en el reglam ento de las prisiones; com o insistim os sobre ese
punto, nos confirm a: Tendra tiem po para trabajar si fuera condenada.
Lo mismo para La:
En prisin desde el mes de febrero, no se queja de su suerte, ella mism a
dice dorm ir bien, sin sueos ni pesadillas y tener buen apetito; el doctor
Schutzem berger que la ha seguido desde el m es de febrero no ha
observado en ella ningn adelgazam iento; pasa sus das totalm ente
inactiva en la prisin, raram ente intercam bia algunas palabras con su
herm ana y apenas habla a sus com paeras. C om o estam os sorprendidos
de que ella perm anezca as, sin hacer nada siendo que estaba habituada a
trabajar, responde con una ligera sonrisa Soy rea. no tengo que
trabajar, testim oniando as que ella conoce las reglas im puestas por el
rgimen de las prisiones y com o insistim os, ella confirm a que cuando sea
condenada. tendr tiem po para trab ajar
Sin embargo gracias al trabajo del Dr. L. Guillan!, disponemos de un
texto de la mano dnl E?r. Schut/.emberger que fue llamado a ver a
Christine al da siguiente de su crisis, texto en que concluye que
ella se haba entregado a un acceso de clera y a actos de simulacin
para dejar de estar separada de su hermana;
VI. No obstante, la actitud de Chrsstine, en el m ism o m om ento en que
hem os entrado en su celda, habra podido a priori sorprendernos:
estaba acostada sn el suelo, con la m ejilla contra el piso, con los ojos
llenos de lgrim as; pero es casi seguro que se traa otra vez de una
m anifestacin; en efecto, la guardiana apenas acababa de abandonar su
celda, el ruido de nuestros pasos haba llam ado su atencin; y en el
exam en hem os podido com probar que si sus cabellos tenan algo ile
polvo, la m ejilla que estaba apoyada contra el suelo no tena ninguna
huella, de la m ism a m anera, slo algunas lgrim as una o tal ve/, dos
haban cado sobre su blusa.
Igualm ente, en nuestro exam en, C hristine en repetidas ocasiones se puso
de rodillas, geste que no haca en otra poca, pero cuando l.i invitam os a
sentarse, persiste un esta actitud, m ientras que al contrario, la abandona
inm ediatam ente desde que parecem os no prestar ninguna atencin a su
actitud
E! m ircoles, C hristine l u v ouna nueva crisis de clera; habam os
notado previam ente que en los prim eros das, haba am enazado a la Sra.
G elly (la vigilante); incluso habam os previsto que en el futuro podran
producirse m anifestaciones parecidas. La escena del m ircoles tiene
todas las apariencias de un acceso de clera, pero sin em bargo, con este
com plem ento, hubo en esta m anifestacin una nota teatral > utilitaria;
adem s C hristine la ha reconocido en tres ocasiones diferentes y
repelidas; desde algunas sem anas las dos herm anas estn separadas y
C hristine no ha dejado, cada vez que la ocasin le ha sido dada, de
protestar contra esta separacin; de esta m anera, no es sorprendente que.
respondiendo a nuestra pregunta, ha confesado haberse m anifestado asi
con el fin de esiar reunida con su herm ana.
Hem os interrogado a C hristine respecto a la crisis de clera, y de aspecto
m elodram tico, hecha el m ircoles; tres veces nos confes haber actuado
as para intenta!, por ese procedim iento, ser reunida con su herm ana.
C om o le decim os ^Hixo usted una com edia el otro da. m ircoles?
S seor, nos responde, y aade enseguida; S j pero n o h ice la com edia
de locos y, cuando le hacem os observar la gravedad de su confesin
M e pongo en sus manos porque no puedo actuar de otra manera
Esos seis textos son los nicos elementos de los que disponemos para
apreciar lo que fueron esos incidentes en la prisin, cuyo momento
culminante parece poder situarse en la crisis de la noche del I I al
12 de julio. Esta crisis, con la escena en la que pusieron a las dos
hermanas en presencia una de la otra, tuvo una funcin de corte.
As aparece en su aprs-coup, ya que a partir de ese da, Christine se
resuelve a ya no obtener, por un forzamiento, la prosecucin de una
vida en comn con Lea; renuncia a esta vida en comn (ya sea en
prisin o sobre el cadalso) y, despus del 19 de julio, nunca mas
pronunciar el nombre mismo de Lea. Las tres cartas que se
adjuntan aqu testimonian de un cambio, del cual, toda la cuestin
sigue siendo, para Christine, evaluar el costo.
Le M a n s , I 9 j u l i o de 1933
S e o r B o u ie r
L e p id o q u e q u ie r a p e d ir m e una
e x p l i c a c i n de lo q u e he d ic h o y
n a r r a d o y q u ie r a c o n c e d e r m e un
p e r mi s o de verlo para e x p l i c a r me la
v id a p e ro yo no e s t a r s o la c o n u s te d
p a r a e x p li c a r m e y le p id o q u e
q u ie r a d a r m e p e r m is o de e s ta r co n
m i h e r m a n a L ea P a p in
Q u i e r a u s te d d a r m e p e r m is o de
v o lv e r a v e r a mi h e r m a n a L a
P a p in
C h r i s t i n e P a p in 1
I. M onsieur Boutier
Je vous dem ende de hien vouloir me dem end une esplication pour ce
que e vous est dit esl nar e( veze m a cord une perm ission de vous voire
pour mespl e la vie m es je ne pas aitre seul ave vous pour mespl ier et je
vous dem end de bien vous vouloir me donne la persion d'aitre avec na
soeur L a Papin
Veze na cord la perm istin de revoire na soeur La Papin
9 V /~ . / f /? //
D a d o mi e s ta d o d e d e b i l i d a d m o ra l
en el q u e m e e n c u e n t r o d e s d e h a c e
un c i e r t o tie m p o y h a b ie n d o
r e f l e x i o n a d o d e s d e e n t o n c e s , le
r u e g o q u e q u ie r a e x c u s a r m e p o r
h a b e r l o s m o l e s t a d o a to d o s u s te d e s
y d e h a b e r l e s d ic h o c o s a s
a b s o l u t a m e n t e f a ls a s q u e yo
la m e n t o m u c h o h a b e r l e s c o n f e s a d o
h a b i e n d o a c tu a d o b a jo el im p e rio
de la c l e r a lo q u e es c ie r to . C o n la
e s p e r a n z a de q u e u s te d q u e r r
e x c u s a r m e y no c a m b i a r n a d a de
n u e s tr a s it u a c i n R e c ib a S e o r j u e z
de I n s t r u c c i n m is
a g r a d e c i m i e n t o s r e s p e tu o s o s y m is
re c o n o c im ie n to s
C hristine Papin :
2. Le Mqus, l a o t 1933
M onsieur le juge d'rnstruction
Vu mon tat de faitilesse m orale oi je m e suis trouve depui.s un certain
m om ent et ayant rflchi depuis, je vous prie de bien vouloir rti'excuser
de vous avoir drang tous et de vous avoir dir des choses absolum eni
fausses lesquelles je regrette beau coup de vous de vous avoir avou ag
sous i'em pire de la colre ce qui esl vrai. D ans l'espoir que vous voudrez
bien m 'excuser et ne ren changer de noire situation
Recevez M onsieur [e ju g e d'Instruction m es rem erciem enis respectueux
et reconnaissants
1 Cfy' * rri y j
e /- *** JV<*_
y 7 * K ^7 0 H * A i
Le M a n s , 2 1 d e s e p t ie m b r e d e 1933
S e o r escribano
caquexia vesnica
Tal fue el trmino del deslizamiento progresivo de Christine hacia la
esquizofrenia. En efecto, su encierro no iba a cesar de acentuarse
(llammosle autismo, a condicin de no alejar la derivacin de
cuyo trmino es el fruto: el de una pudibundez que rechaz
autoerotismo) hasta e! 18 de mayo de 1937 cuando, a las 21 horas,
muere a consecuenc.o de caquexia vesnica (certificado de
deceso).
Las primeras reacciones de Christine ante el anuncio del veredicto
(pero se puede incluso hablar de reaccin?), han sido consignadas
en La Sarthe. Al da siguiente del proceso, se poda leer:
Christine Papin an no ha querido firm ar su recurso de
apelacin
Y, todava ms, esta vez por otra pluma (estos dos textos son
retomados tal cual por La):
L e M a n s 2 0 de m a y o d e 1934
Mi q u e rid a p eq u e a C h ristin e
Te e s c r i b o e s ta s d o s p a l a b r a s p a r a te n e r n o ti c ia s tu y a s y
las d e tu s a lu d si tu c o m e s b ie n y si tu tr a b a j a s e s o m e
d a r a un g ra n p l a c e r si tu m e d a s n o ti c ia s tu y a s
te n g a m o s V a lo r h a z lo q u e ei d o c to r te d ic e q u e h a g a s
es p o r tu b ie n y el m o tu q u e h a s s id o tan V a lie n te hay
q u e t e n e r l o en la v id a d im e en tu c a r ta si tu s u f r e s y h as
c o m o yo y V alo r ves c o m o la tr a b a ja y tu ll e g a r s c re e
en tu m a d r e y s s ie m p r e b u e n a h ija el S e o r d i r e c t o r y
la S e o r a de a h y to d a s tu s p a t r o n a s q u e te r o d e a n s
b u e n a h ija tu e s t a r s c o n t e n t a d e v e rm e V a lo r V a lo r
f ja t e y o te n g o p e ro hay q u e t e n e r l o el c ie l o no
a b a n d o n a a a q u e ll o s q u e tie n e n tu V alo r h a y q u e d e c ir
y o q u i e r o t r a b a j a r y c o m e r b ie n
S us b a le s e s t n en la c a s a y c u i d o de to d a s su s c o s a s
s b u e n a h ija c o n a q u e ll o s q u e te r o d e a n y tr a b a j a b ien
e s ta r f e liz si el S e o r D i r e c t o r e s t c o n te n to de tu
tr a b a jo tu p u e d e s c r e e r q u e yo no te o l v i d a r j a m s y tu
p e q u e a h e r m a n a La q u e h a c e to d o p a ra ti f ja te e lla
tr a b a j a te r m in o mi c a r ta b e s n d o te co n to d o mi c o r a z n
tu m a d r e C l m e n c e D e r e
14 ru S a in t P a v ie r N " 14 C it Le M a n s
C a s a d e l S e o r A u mor
L e M a n s 7 de a g o s to de 1934
S e o r D i r e c t o r en J e fe le p id o p o r
f a v o r q u e s e a ta n a m a b le de d a r m e
n o ti c ia s s o b re la s a lu d de mi h ija
C h r i s t i n e P a p in y si el S e o r
D o c to r ve si su p o b r e c a b e z a
v o lv e r a e s ta r en su lu g a r;
d e s a f o r t u n a d a m e n t e e lla no tu v o
c u i d a d o s a ti e m p o , en fi,n c u e n to
c o n u s te d S e o r D o c to r si es
p o si b le .
U s te d c o n c ib e m is p e n a s y si e ll a
h a b la de mi su m a d r e , p ie n s e s e o r
h a s t a q u p u n to e s to y a f l i g i d a
Seor
T o d o s m is s in c e r o s
agradec m le n to s.
C l m e n c e D e r e
N 14 ru St. P a v in la C it . L e
M a n s en c a s a d e l S e o r A u m o n 4
4. Le m ans 7 aot 1934
M onsieur le D irecteur C hef j vous dem ande s'il vous piis de bien
vouloir me donnez des nouvelles sur la sante de m a filie C hristine Papin
et si M onsieur te D oeieurvois si fa p a u v re tete reviendra elh
m alheureusem ent ella n'a pas eue les soins i tem ps, enfin je conte sur
vous M onsieur le D octeursi possible. Vous concevez mon preuves e si
elle parle de moi sa m re, m ossieu pensez a qu'elte point je suis eprouve
M onsieur Tout mes sincres rem ercim ents.
C lm ence Dere
N 14 ru St Pavain la Cit.
Le M ans chez M onsieur A um on
Al margen de esta carta, se lee hoy: Escrita et 18 de mayo del 37 a la
madre para hacerle conocer el estado desesperado de su hija. No se
sabe si Clmence fue a Rennes para el entierro de Christine. No
obstante, la cosa es poco probable porque ela responde por escrito,
en junio de 1937, a una carta del director de la casa central en la cual
se puede suponer que le informaba del deceso; si Clmence haba
estado en Rennes, ciertamente habra ido a visitar a La a la prisin y
habra arreglado en el lugar mismo la cuestin de los asuntos de
Christine.
L e m a n s (?) d e j u n i o de 1937
S e o r d i r e c t o r d e la C a s a C e n tr a ] d e R e n n e s ? en
r e s p u e s t a a su in f o r m a c i n del 22 de M a y o de 1937 le
d e c l a r o q u e r e n u n c io a to d o lo q u e se q u e d en su
e s ta b le c im ie n to q u e haya p e rte n e c id o ( a p p ar te n u e } a
m i h ija P a p in C h r i s t in e f a lle c i d a el 18 de M a y o en el
a s ilo St M a in R e n n e s Q u ie r a el S e o r d i r e c t o r r e c ib i r
m is s a lu d o s r e s p e tu o s o s
C 1 m en ce D e r e
14 ru St P a v ie n L a c it Le M a n s S a r th e
Eplogo II: La
Con una sorprendente facilidad, La, despus del pasaje al acto,
despus de los incidentes en la prisin de Le Mans donde ella fue
enfrentada al hecho de que Christine haba roto radicalmente con
ella. La, si podemos decirlo as, cambia de mano * se pone bajo la
dependencia de su madre, no sin guardar un cario incuestionable
por Christine, pero un cario condenado a quedar sin respuesta. En
relacin a la situacin instalada despus de la ruptura de las dos
hermanas con su madre y que deba mantenerse hasta los incidentes
de la prisin de Le Mans, para La, la configuracin nueva es
estrictamente invertida: la eleccin de Christine corno ama (su
ruptura con Clmence era la de Christine, a la cual ella se haba
suscrito), eleccin que se acompaaba de un amor por Clmence
mantenido oculto, por eda es substituida, a partir de ese momento,
por la adopcin de Clmence como ama acompaada de un amor por
Christine que, dado su objeto, de ninguna manera poda encontrar su
garante. Esta inversin se encuentra significada en los hechos tal
como podemos entreverlos con los pocos documentos que
disponemos sobre lo que fue la vida de La en prisin y despus de
su salida de ella.
7. [e.v hace referencia a la term inacin verbal hom ofnica a manger, pero
que por term inar s produce "com idos". N.de los T ]
8 [En el sentido del que juega iras el que lleva la m ano N del T J
Desde su llegada a Rennes, La se pone en contacto con Clmence.
Esta responde inmediatamente:
L e M a n s 26 d e f e b r e r o d e 1934
S e o r D irecto r
Seor
R e c i b la c a r ta q u e M i q u e r i d a h ija L a P a p in m e
e s c r i b i al l l e g a r al e s t a b l e c i m i e n t o de R e n n e s le
a d j u n t o un p a p e l q u e m e C o n c ie r n e c o m o la m a d r e de
C h r i s t i n e P a p in y de L a P a p in q u e u s te d tie n e en e s te
m o m e n t o a m is d o s h ija s
S eor D irecto r
M is S in c e r o s A g r a d e c i m i e n t o s
D e r e C l m e n c e , R u S a in t P a v ie n
L a c it N 14 Le M a n s S a rth e v
Le M a n s 23 de a b ril de 1939
S eor D irecto r
T e n g o e h o n o r de r o g a r le q u e
q u ie r a e n v ia r m e un C e r t i f i c a d o de
v id a de m i h ija L a P a p in q u e e s t
en la c a s a C e n tr a l b a jo el N de
r e g is t r o 8 6 -7 8 p u e s te n g o
n e c e s id a d de el p a ra m i s e g u ro
s o c ia l r e c ib a el S e o r D i r e c t o r
to d o s m is s in c e r o s
A g r a d e c im ie n to s S e o r D ir e c t o r
c u e n to s ie m p r e co n u s te d p a ra los
b u eno s cu id ad o s (bon secou rs} que
p u e d a d a r le a mi h ija L a P a p in
d i v o r c i a d a de P a p in
C l m e n c e D e r e
NT d e r e g i s t r o 8 6 7 8 T a lle r 2 c a s a de
R e n n e s , 6 de a g o s to de 1939
S e o r D re c to r
te n g o el h o n o r de d i r i g ir m e a su
b e n e v o l e n c i a p a r a d a r m e el p e r m is o
de d a r le a mi m a d re m is e f e c to s de
g u a r d a r r o p a en su p r x im a v is ita .
S e a tan a m a b l e de r e c i b i r S e o r
D i r e c t o r m is m s p r o f u n d o s
r e s p e to s
L a P ap iti 11
1 7 de f e b r e r o d e 1 93 4
Seor D irecto r
A c a b o de r e c ib ir hoy la s u m a 185
f r a n c o s y q u i s i e r a qu e te n g a u s te d
l a b o n d a d de p o n e r al p e c u l i o
d i s p o n i b l e de mi h e r m a n a la s u m a
d e I 20 f r a n e o s
R e c ib a S e o r mi p r o f u n d o r e s p e to
L a P a p in '
3 de f e b r e r o de 1935. Al M d ic o en J e fe d e l A s ilo de
Rennes
Seor
Si u s te d q u ie r e te n e r a b o n d a d de d a r m e n o ti c ia s d e mi
he rm ana.
R e c i b a S e o r mi p r o f u n d o r e s p e to
L a P a p in
12- Le 17 fvrier 14.14
M onsieur le Directeur
Je viens ele recevoir aujnurd'hui la som m e 185 frailes el je vqus d raisb ien
ijue vous avez la boniti de nielt:c au pcule disponible de na soeur la
som m e de 120 franes ReeCVez M onsieur le D irecteur rnon profond
respecte
La Papi n
13. 3 fvrier 1935. Au M decin C hef de lA sile de Rennes
M onsieur
Si vous vulez bien avoir la bom de me donner des nouvelles de niu
soeur. R ecevez M onsieur mon profond rsp ed
Veremos que durante toda su vida, La cultivar este amor por
Christine. En prisin, el rgimen ms duro pesa sobre ella con todo
su peso.
En 1938, ella formula una demanda de liberacin condicional, lo que
da lugar a una noticia individual enviada al prefecto de la Ille-et-
Vilaine y al procurador de la Repblica de Le Mans el 24 de enero de
1938:
Salud: buena, apta para todo trabajo.
Trabajo', asignada al taller de confeccin de ropas impermeables.
Muy buena obrera.
Carcter, moralidad, conducta : carcter dulce. Muy buena conducta.
M oralidad sin observacin desfavorable.
Grado de instruccin: primaria.
Relaciones con la fam ilia y terceros: mantiene correspondencia
regular y afectuosamente con su madre.
Peculio'. PR 206, PD 920. proveniente del trabajo.
Gastos de justicia: los gastos de justicia estn pagados.
Conducta a prever en la vida libre:
M edio de existencia despus de la liberacin: su madre la seora
Dere Clmence, cocinera, asistenta, reside en el 14 de la calle... se
com promete a recibir a la condenada, a conseguir trabajo y medios
de existencia en caso de liberacin condicional.
Residencia eventual despus de la liberacin: los hechos que han
motivado la condena ocurrieron en Le Mans y es en esta misma
ciudad que la condenada se retirara en caso de liberacin
condicional.
Atestado, intervencin y compromisos de terceros: compromiso de la
seora Dere Clmence, cocinera, que reside... de recibir a su hija y
de conseguirle trabajo y medios de existencia. Informaciones del
comisario de polica de Le Mans.
Observaciones particulares:
Opinin de la comisin de vigilancia: La comisin no se reuni.
Opinin del director: opinin favorable.
27 de f e b r e r o de 193S
S eo r D irecto r
V e n g o a p e d ir le se r r e t i r a d a del
t a l l e r 2 p o r q u e m e s ie n to m uy
f a tig a d a de e s ta r to d o el d a d e p ie
y q u e el o lo r de la b e n c in a m e
in c o m o d a m u c h o . E s p o r lo q u e
te n ie n d o to d a v a 5 a o s p o r
c u m p lir d e s e a r a c u m p lir e se
tie m p o s e n ta d a .
R e c ib a u s te d S e o r D i r e c t o r la
e x p r e s i n de m is p r o f u n d o r e s p e to
L a P a p i n 1,1
Por la puerta de servicio, una vieja la m ism a m uchacha con los rasgos
sirvienta un poco gris, con cham bra gris, altivos, con los ojos salvajes, con los
con inedias de algodn gris, abandona, cabellos obscuros: su herm ana C hns-
cada sbado, en punto de las 17 horas , tine, m uerta loca en un asilo de Rennes.
el hotel de lujo donde ha trabajado toda dos aos despus de su condena a
la sem ana. Trota por las callejuelas m uerte. Y com o La, quien fue ubicada
grises de una antigua ciudad del oeste de com o dom stica a la edad de 14 aos,
Francia, de la cual jur guardar en conserv una especie de m ana por la
secreto el nom bre lim pieza, ella pasa un trapo suave sobre
C ie contra su seno un bolso la im agen brillante. U na especie de
hinchado por sus delantales blancos que caricia.
ha enrollado alrededor de una credencial Y La cam ina de un lado para otro en
de identidad que despus de hace ms de el cuarto exiguo. L ava sus delantales,
veinte aos no ha m ostrado a nadie. hace su lim pieza.
Sobre ese docum ento, gris por el C onfiesa:
desgaste, est caligrafiado su verdadero Hago todo lo que puedo para que
nom bre: La Papin, nacida en Le M ans mi cuarto siga siendo un sim ple cuarto y
en 1912. D esde su salida de prisin en para que nii herm ana C hristine. que me
941, ha intentado escapar a los observa desde lo alto del cielo (porque
sortilegios de ese nom bre que incluso estoy segura que est en el paraso), no
sus em pleadores ignoran. ;En vano! se burle de m. Ruego por ella Ruego
En efecto, ella puede im aginarse por nuestra m adre que vino a vivir aqu,
con delicia arrodillada en la capilla de conm igo hasta su m uerte. Para ayudar
la Virgen donde nunca deja de hacer alto m e, deca ella...Y de repente no puedo
cuando vuelve a su casa para el reposo rogar mas. C hristine m e m ira. Ella est
sem anal que se llam a M arie, su siem pre bella y joven. Sonre com o
nom bre de sirvienta. Su oracin est antes: con irona! Yo m e deshago, me
envenenada con su m entira. Se levanta, encojo, sudo de m iedo, desfallezco ... Y
esboza sobre el cabs un furtivo signo hay un bal en mi cuarto
de cruz, vuelve a la calle y corre a su Es un bal con cerraduras antiguas
cuarto. Echa el cerrojo a la puerta y se cuya tapa redonda se levanta y se dobla
extiende sobre su cam a de fierro. rechinando y cuya cerradura est asegu
Y hela aqu, esta fam osa M arie,rada por dos pequeos cerrojos con
colm ada de su pasado, Y es La, la llaves m insculas. Es necesario toda una
rebelde, la am orosa y la crim inal que cerem onia para encontrar las llaves, m e
resucita del fondo de su carne y de su terlas, darles vuelta, arrancarlas, levan
m em oria. tar las lengetas de m etal que se engan
E ntonces se levanta y se cuida de chan a los ganchos del cuerpo del cofre
nunca sorprender su cara con ojos M e ocurre, dice La, sentir com o una
asim tricos y grises en el espeja qu ha m ano que paraliza m is m uecas, y lanzo
colocado tal vez inconscientem ente las llaves... M e parece que voy a
en un rincn de la pieza donde el sol com eter una m ala accin. Me levanto,
nunca ir a descubrir su im agen. Se tiem blo. Envejezco.
dirige hacia el aparador y de un cajn Es verdad que ese cofre est lleno de
exhum a fotografas. Todas representan pecados. De ellos se escapa un m ar de
encajes, de linones, de balistas J fram ente. Slo un signo puede evocar
trabajados a la m anera de las costureras sus recuerdos: ella se lava las m anos, las
de otros tiem pos. Esos son los adornos cepilla y las pule tan largam ente que las
q u e las herm anas Papin, las sirvientas, jovencitas. sus am igas de trabajo, vienen
abran en su desvn, para sus fiestas, a darle una alegre palm ada en la
cuando la seora se contentaba con la espalda:
ro p a habitual. Entonces M arie, ests soando?
C hristine, los ojos feroces, se M arie la gris con las m anos rojas, es
envolva con trajes nobles con calados decir La con las m anos sangrantes,
com o dos dedos. Lea, mas coqueta y inclina su cabeza bajo el chorro del
m s joven, se envolva en los blancos lavam anos. N ecesita de esta
vapores del punt de Alen^on. A pesar purificacin, que repetir hasta su
de los cuidados de La, encajes y m uerte, si jam s ve surgir con una
batistas, se han vuelto grises com o su picadura de aguja la m enor gola de
cabellos y com o su som bra que. no sangre...
osando vestirse de esas reliquias, las Espectro del pasado que quem a hasta
despliega en el cuarto frente al espejo el punto de reducirla al color de la
ciego.. ceniza. La Papin prosigue su dulce
El tunes, em briagada de locura hasta su testam ento
encantam ientos, M arie la sirvienta, Cuando ya no pueda trabajar, pido
perdn. La! retom a su trabajo en el volverm e H erm ana M arie, en el Bon-
hotel de lujo. Pasteur", en Le M ans. Ahorro para ser
Frecuentem ente le confan bruir la adm itida. En el "B on-Pasteur, una de
vajilla. Los cuchillos no le m olestan. Si mis herm anas m ayores ha sido religiosa.
alguien se hiere, ella enjuaga la sangre La encontrar...
primeros estudios
Captulo och o
esquizofrenia?
Aunque Lacan no haya discutido el diagnstico de esquizofrenia en
su artculo sobre las hermanas Papin, ste parece totalmente
sostenible. sobre todo a partir de lo que sabemos hoy en da
concerniente a Christine despus de su pasaje al acto. Si en efecto, tal
es el caso, se plantea la cuestin de saber si ese diagnstico se aplica
a Christine desde antes del pasaje al acto. Por el contrario, si ese
diagnstico es descartado para el perodo que precede y es mantenido
para el que sigue al pasaje al acto, convendr concebir como posible
el pasaje de la paranoia a la esquizofrenia (un pasaje semejante fue
explcitamente considerado por Freud).' As, nos vemos conducidos
a interrogarnos acerca del lugar de la esquizofrenia para Freud y para
Lacan, principalmente respecto al privilegio que ellos conceden a la
paranoia.
El diagnstico de esquizofrenia
Como lo expresa el Dr. Guillerm, la actitud de Christine en el
hospital de Rennes, puede entrar en el cuadro de la esquizofrenia. La
inmovilidad, la actitud de permanencia estereotipada y el mutismo,
pueden definirse por los trminos de negativismo y abulii; y la
alusin a los maleficios de las joyas Lance!in puede ser la expresin
de un delirio paranoide an activo. He aqu, por ejemplo, una
observacin de Kraepelin que evoca el comportamiento de Christine:
Esta ausencia de reaccin tan especial y tan marcada a todo tipo de
impresin, coincidente con la conservacin de la inteligencia y de la
[. Freud, Sigm und. Puntual ilaciones psicoanatltivas sobre un tuso de
paranoia (Demenlia panmotclesj descrito autobiogrficamente. [1911],
A m orrojlu ed. Buenos A ires, 1976. Vol. XII, p, 7 I
memoria, es la caracterstica de la enfermedad que estudiamos. Un
anlisis llevado ms a fondo nos aclara an ms. Este hombre tan
bien educado se queda semanas o meses acostado o sentado cerca de
su cama sin sentir ta menor necesidad de ocuparse. Est como
embotado, no tiene ni movimiento ni expresin, a intervalos re sin
m otivos y de una manera particular, los rasgos de su cara se quedan
inmviles. A lo sumo se lo ve por azar hojear un libro. No habla, no
se interesa por nada. Cuando recibe una visita, tambin permanece
totalmente aptico; no se informa de qu pasa con su familia, saluda
apenas y regresa a su cuarto sin haber experimentado la menor
sensacin. Le parece intil escribir una carta; adems no tiene nada
que escribir. Sin embargo, un da dirigi al mdico un escrito sin
ilacin, incoherente, incompleto, entrecortado, con juegos de
palabras infantiles. Por ejemplo, peda algo ms alegre en el
tratamiento, un movimiento en toda libertad para agrandar el
horizonte; quiere erg o disminuir un poco el espritu en las-
lecciones; y nota bene desea por el amor de Dios no ser
combinado con el club de los inocentes; la vocacin del trabajo es el
blsamo de la vida.2
Para Kraepelin, el negativismo se traduce por su estpida
resistencia a cada intento hecho respecto a ella (comenta e! caso de
una enferma), por su voluntario mutismo, en fin, por la completa
imposibilidad de conseguir sobre ella cualquier influencia. '
En cuanto a la abulia, he aqu lo que Bleuler dice de ella:
Los enfermos parecen indolentes v perezosos porque ya no reciben
ningn impulso. No hacen nada, ni espontneamente ni por alguna
orden. A veces se quedan por aos en la cama. Si en las form as
ligeras experimentan deseos y temores, no hacen nada para conjurar
unos o realizar los otros. Pero se pueden observar otras form as de la
degradacin de la voluntad: enfermos que no pueden resistir a las
incitaciones exteriores o interiores, determinando hasta los impulsos
criminales.*
Esta posibilidad de un pasaje al acto en el esquizofrnico ha sido
estudiada por Guiraud en un artculo con un ttulo evocador: El
La semiologa de la esquizofrenia
A ttulo de recordatorio, hicimos la lista de los trminos empleados
por Kraepelin y Bleuler para describir la enfermedad:
En Kraepelin
1. La ausencia de afectividad, coincidente con una prdida de juicio.
2. La indiferencia, la ausencia de reaccin.
3. La no-conciencia de la afeccin,
4. El mutismo.
5. La risa, las muecas.
6. La manera de tender la mano: Se le tiende la mano abierta, ellos
ponen la suya completamente rgida.
7. Las ideas delirantes absurdas que diferencian la demencia precoz
de la paranoia: Las manifestaciones delirantes son francamente
absurdas y no surgen de un trabajo cerebral. La enferma no
5. G uiraud P. et B. Cailleux, Ann. Med. Pxych., nov. 1928,1 11. p. 352.
6 Kraepelin, E. t>p. cir.
experimenta, como los verdaderos paranoicos, la necesidad de
resistir, de conocer exactamente a ta gente, de saber las causas de
sus persecuciones; ustedes tienen la facultad de cambiar aqu a
voluntad la personalidad de los perseguidores. Es cierto, el delirio
puede modificarse, pero apuntalndose en s mismo; nunca es
ordenado por una concepcin especial de las cosas; se instala bajo
form a de ideas sbitas, extravagantes, incoherentes, frecuentemente
regidas por diversas alucinaciones sensoriales. Por el contrario, en
la paranoia, el delirio se incorpora sobre bases que tienen una
existencia real, pero la interpretacin deforma la naturaleza de
ellas.7
8. E) lenguaje estrafalario, las afirmaciones deshilvanadas, la
fraseologa absurda, la incoherencia de las afirmaciones.
9. La estereotipia.
10. El negativismo.
11. La Befehlautomatie (sugestionabilidad a jas rdenes).
12. Los impulsos, la excitacin.
13. La catatonia.
14. Las sensaciones corporales.
En Bleuler *
Se encuentra una jerarqua de los sntomas consecutiva a la Spaltung:
La dislocacin (Spaltung) es la condicin previa a las
manifestaciones ms complicadas de la enfermedad. Ella imprime a
toda la sintomatologa su marca especial. Pero detrs de esta
dislocacin sistematizada en funcin de tales complejos, hemos
encontrado un relajamiento primitivo deI proceso asociativo, que
puede conducir a una fragmentacin irregular (Zerspaltung) de
conceptos tan slidos que son los mismos elementos de la
experiencia. Bajo el nombre de esquizofrenia, he querido designar a
esas dos form as de dislocacin (Spaltung) que se confunden
frecuentemente en su accin.'1
He aqu, en desorden, los signos: autismo, obstculos, negativismo,
trastorno de las asociaciones, respuestas laterales, incoherencia,
neologismos, ensalada de palabras, indiferencia, desinters,
paratimia, ambivalencia, alucinaciones, delirios, mutismo,
manerismo, catatona, impulsiones.
7. K raepelin. E, op. cit., p. 204.
8. Bleuler, E. <>p. cit.
9. Bleuler, E. <>p. cit., p. 98
A partir de ah, se pueden proponer algunas observaciones:
1. La descripcin de la enfermedad est sostenida por una teora
causa! (decaimiento intelectual para Kraepelin, Spaltung para
Bleuler) No se podra, por ello, desvalorizar una descripcin clnica
en nombre de una crt.ca de la teora que la ordena. Las teoras
aventureras (como la de Cirambault), no obstante, han permitido
descripciones clnicas (por ejemplo, la del automatismo mental) que
no solamente son rigurosas sino que an son comunicables y
exportables a otras teoras. A la inversa, las descripciones que se
quieren atericas en nombre de un ideal abstracto de comunicacin
1 1 0 alcanzan ms que a una semiologa vaga, gris y confusa. "
autocastigo o pasin
narcisista?
Las mujeres psiccas fueron las que llevaron a Lacan a lo que llama
una especie de deslizamiento hacia Freud, y a aplicar el
freudismo sin saberlo.1 Como Aline y la otra mujer no nombrada
de la tesis (aquella que escribe: Voy a decirle agu de qu manera
quiero castigar a mi marido en sus principales defectos, pues lo
repito, ia muerte no es un castigo),' Christine y La lo obligan a un
rigor igual al que ellas mismas aplican. Y cuarenta y dos aos
despus, Lacan contina haciendo suya la mxima de Chesterton:
El loco no es el hombre que ha perdido la razn; el loco es el que lo
ha perdido todo, excepto su razn.'
As lo declara: La psicosis es un ensayo de rigor. En ese sentido, yo
dira que soy psictico. Soy psictico por la nica razn de que
siempre he intentado ser riguroso... Freud no era psictico.
Contrariamente a muchos, no es psictico porque se interesaba en
algo diferente. Su primer inters era la histeria.4
En 1975, esta versin de Lacan pone el acento sobre el hecho de
que habiendo innovado, inventando un nombre ms bien raro:
paranoia de autocastigo . habra tenido que imponer su tesis a los
psiquiatras de la poca.
En este terreno, no es sorprendente que haya encontrado a Freud y el
problema del narcisismo. El autocastigo y los asesinatos llamados
I Lacan. Jacques. Conferencia et enlretiens dan.i des universits nord-
americaines. Scilicet, n6-7. L e Seuil, P ans, 1976, p. 15.
2. Lacan, J De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad.
Siglo XXI editores, M xico, 1979, p. 302
3. Ibid.. p. 232.
4 Lacan, J , Conferencvs tip. cit.. p. 9.
inmotivados de los caracteres impulsivos ( triebhafte,
pulsi vos...), en ese momento en los aos 1925-1930 daban lugar
a un debate importante ' que divida a los psicoanalistas y que
cuestionaban los avances de Freud sobre el narcisismo y la segunda
tpica. Al crear en 1932 la entidad nosolgica de paranoia de
autocastigo, Lacan entraba en ese debate, retomaba a su manera las
posiciones de Alexander, Melanie Klein o Reich; sin decirlo tomaba
partido contra las posiciones de los psicoanalistas franceses y llegaba
a una tierra desconocida, segn l: el narcisismo.
Christine y La Papin le proporcionan en 1933, por el asesinato
inmotivado y su pasaje al acto resolutivo, un nuevo caso que
analiza de manera diferente. Abandona el autocastigo como razn del
acto y de su solucin, y crea lo que en la tesis slo estaba entrevisto:
su primera formalizacin personal de la funcin de la imagen. Este
pequeo texto sobre las hermanas Papin toma un mayor lugar en
cuanto a la invencin del estadio del espejo y en la distincin entre
imaginario y simblico que, poco a poco, llevar a Lacan a la
invencin del trptico: real, simblico, imaginario.
C m o trata I^atjan los motivos de los crmenes llamados
inmotivados y los de la solucin del pasaje al acto?
De Aim e a Christine y a La, su posicin cambia. Cuelga su tesis,
dice l, en el perchero tlel .nitncastiio:' pero el autocastigo, estaba
lejos de ser una nocin muy clara, y no era Freud quien
proporcionaba los esclarecimientos esperados; al contrario cada texto
llevaba dificultades suplementarias. Por su parte, Lacan proporcion
su interpretacin del autocastigo.
Los motivos del pasaje al acto eran tratados mucho ms, por los otros
psicoanalistas (Alexander, Reich. Reik, Glover, Nunberg, Fenichel...
la lista es larga) que por Freud mismo. Adems, en Francia, aparte de
M arie Bonaparte, el tema slo era abordado por los psiquiatras. La
cuestin de saber quin era atacado ms all de la vctima, era el
objeto de polmicas, y la curacin producida por la realizacin del
acto, suscitaba profundas oposiciones. Lacan cre su propia posicin
sobre todos esos puntos y fue llevado a plantear los primeros
5. Ver anexo I.
6. As nos acercbam os a la m aquinaria de! paso al acto, y aunque slo
fuese por contentarnos con el perchero del autocastigo que nos tenda la
crim inologa berlinesa por boca de A lexander y de Staub
desem bocbam os en Freud
Lacan, J. De nuestros antecedentes. En: Escritos, Tomo I, Siglo XXI
editores, M xico, 1984, p 60
elementos de sus divergencias, claramente expresados trente a
Freud, sobre el conocimiento de! yo, la pulsin de muerte y la
formacin del supery.
* La pulsin de muerte
La causa del odio, de la agresividad, de la implacable dureza del
supery, la encontr Freud en la pulsin de muerte.2" El supery se
ha engendrado, sin duda, jjor una-identificacin con el arquetipo
paterno ( Vatervorbild ). Cualquier identificacin de esta ndole tiene
el carcter de una desexualizacin o, aun, de una sublimacin. Y
bien; parece que a raz de una tal transposicin ( Umsetzung) se
produce tambin una desmezcla 21 ( Entmischung) de pulsiones. Tras la
sublimacin, el componente ertico ya no tiene la fuerza para ligar
toda la destruccin que lo acompaaba, y sta se libera como
inclinacin ( Neigung) a la agresin y destruccin. Justamente, sera
de esta desmezcla de donde el ideal extrae todo el sesgo duro y cruel
del imperioso deber-ser.
* El autocastigo
Un ao despus, en 1924, en El problema econmico del
masoquismo , Freud se libera de la expresin psicolgicamente
incorrecta de sentimiento de culpa para reemplazarla por
necesidad de castigo que recubre de manera igualmente cabal el
19. Ibid.. p. 52-53.
20. Ibid., p. 54.
21. Die Entmischung tradicional m ente haba sido traducido por
desintrincacit'm de las pulsiones. El trm ino elegido por !a nueva
traduccin Payol, desunin, participa de la m ism a dificultad. Las
pulsiones no estn unidas o desunidas, estn en una Vermischung, una
mezcla, y una Entmischung, una desmezcla. Este neologism o se apoya
en la carta del 19-7-1910 de Freud a Pfister: Su idea de polarizacin es
esplndida. Yo la llam o | Entm ischung ) separacin de los contrarios, en
los cuales participan frecuentem ente nuestras instintos ( pulsiones |. Es
com o si la cocinera hubiera cocido en el horno todo el azcar en un
extrem o de lu pasta y toda la sal en el otro. Con ello, naturalm ente, se
pierde el sabor. Un tem a muy atractivo, pero que se ha desarrollado
todava hasta el final. Entmischung es tam bin un neologism o en
alem n. [Freud, S.-Pfister. O P. Correspondencia, 909-1939. F.C.E.
M xico, 1966. Pg. 39).
estado de cosas observado.22 Dice ms adelante: Podramos
traducir la expresin 'sentimiento inconsciente de culpa" por
"necesidad de ser castigado por un poder parental".
Esto tiene al menos dos efectos: ai poner de nuevo el acento, ya no
del lado segn su expresin del complejo de Edipo, sino del
lado de la identificacin narcisista, por primera vez, Freud
abandona la referencia de los lazos del origen del supery a la voz, a
la representacin palabra, a lo escuchado, a lo acstico,21 y opta por
una referencia a la imagen, con un trmino que utilizar de nuevo en
el mismo contexto, si 1 1 0 en la misma frase, en las Nuevas
conferencias en 1932, las .magos:2" La mtroyeccin de la pareja
parental en el yo dej en el nio magos. A esas magos vienen a
vincularse enseguida, las influencias de los maestros, autoridades...
personas que el yo, vuelto ms resistente, no tiene ms necesidad de
ntroyectar. La ltima Gestalt (figura, forma, personaje) de esta serie
que comienza con los padres es el Destino.'
Segundo efecto: al poner el acento sobre la necesidad de castigo,
Freud desarrolla una nueva manera de establecer una relacin entre el
autocastigo ligado a la pulsin de muerte y la satisfaccin libidinal
ligada a la pulsin sexual. Es el masoquismo moral, testigo de la
Vermischung , de la mezcla pulsional: Ni aun la autodestruccin de
la persona puede producirse sin satisfaccin libidinosa^."'
* Alexander
La posicin de Alexander fue, por mucho, la ms importante y la ms
compleja.
Desde 1922, apoyndose en Duelo y melancola y en Psicologa de
las masas y anlisis del yo, yuxtapona dos posiciones an mal
ajustadas.2* A propsito de un caso en el que el paciente deca: Soy
dem asiado dbil, Alexander interpretaba: Otro es ms fuerte que
yo. El paciente recreaba una situacin padre-hijo que nunca haba
superado: identificacin con el padre e introyeccin del padre como
ideal, lin a parte del yo batallaba contra la otra: para el ideal del yo, es
-una solucin sadicary para ef yo na solucin masquTst. Elwj
envidia alideal _v__es castigado por^ torturantes -sentimientos de
inferioridad, pem jjbtiene un placer masoquista del castigo^
De este anlisis, situndose ms bien sobre la vertiente narcisista,
saca conclusiones edpicas, por lo menos pre-edpicas, influidas
por las teoras berlinesas de Abraham (y ms tarde de M. Klein): En
el complejo de castracin, hay dos tendencias de autocastigo
reunidas en una corriente: por una parte, el castigo del talin para
deseos activos de castracin proveniente del conflicto con el padre;
por otra, el castigo por deseos incestuosos. Visiblemente apurado
por haber dejado en la ambigedad la cuestin del narcisismo, aade:
Ms tarde, en esta segunda fuente, el temor de la castracin es
solamente un miedo de una herida narcisista general.
* Reich
Reich, al llevar frecuentemente hasta la caricatura las posiciones de
Alexander, desarrolla una posicin original: Com o Freud lo ha
mostrado, el sentimiento de culpa es una forma especial de angustia,
-tientemor del padre quedes "amado rtMTqtrcT'cstigue; este ltlinojes
introyectado y contina funconhO en el yo como rigor de
29 Reich, W ilhelm. Dctu types naretssiques, I.J.P., 1922, y en Premie r.
rrits, Payol. Pars, 1976, I I, p. 144
10 Reich, W. Sur la gnitalit du puirii de vue psychanalytique, I.J.P., 1924,
en Premien' cnts, iipxit,, p. 184.
31 A lexander. F. The u ted fur putiishment and the death-instinct, I.J.P,
1929. p. 269.
todas maneras, importantes observaciones clnicas no
cp n c i e n c i a j > e
nos permiten hacer equivaler la necesidad de castigo con un
sentim iento inconsciente de culpa. No todo sentimiento de culpa
em puja al autocastigo; fundamentalmente, este ltimo es un intento
de liberarse de los tormentos de la conciencia. Ella se origina en el
placer del yo que, bajo la cubierta de la moralidad, hace una sumisin
masoquista con respecto al supery (i.e. de! padre). En numerosos
casos, el castigo est dirigido nicamente contra un objeto
introyectado.,: Para Reich, la acumulacin de la libido, es !a que
produce la angustia de conciencia y el sentimiento de culpa. La
necesidad de castigo juega un papel secundario.
Define ms precisamente esta posicin en 1928: Mi punto de vista
es que la tendencia al autocastigo no es una tendencia psicolgica
ltima, como por ejemplo el erotismo ana! o genital o el placer
sexual. La necesidad de castigo no juega ningn papel en los
procesos neurticos primarios. Es un sntoma neurtico. Interviene
secundariamente para mantener la neurosis." Y Alexander se opone
a esto:|La neurosis no es un autocastigo; representa una satisfaccin
de las tendencias reprimidas, que slo es posible despus de haber
aguantado compulsivamente un sufrimiento neurtico. La neurosis
no es un autocastigo sino una satisfaccin de la pulsin y de la
necesidad de castigo.14
* Reik
Reik, que haba abordado esta cuestin, interviene de nuevo y busca
conciliar las dos tesis.
En 1924, por intermedio del estudio de las neurosis de guerra, haba
sido llevado a considerar el quebrantamiento de la posicin narcisista
del yo, como si el yo se viera recordando de repente y en los trminos
ms violentos, la potencia del supery proyectado en el mundo
exterior bajo la forma del destino, recuerdo que toma entonces la
32. Reich. W. The so u ites oflh e neum ric anxieiy, I.J.P., 1926, p. 389,
33. Reich, W. Dixcussinn on the need fur punishm eni and the neuntic
process. A criticism n f re cent theories <>f the pm blem <>f neurosis, .J.P,,
1928, p. 236.
34. A lexander, F. A reply to Reich's criticism. En. Discussion on the need fo r
punishtneni and the neurotic pnrcess, 1928, p. 245.
funcin de un castigo.' Vuelve a intervenir para imbricar las dos
tesis, la de Reich y la de Alexander: el sentimiento de culpa
desencadena el autocastigo que refuerza la libido y aumenta la
satisfaccin pulsional. Pero mientras ms fuerte es la acumulacin
libidinal, ms se acrecienta el sentimiento de culpa, etc... los dos
factores son complementarios."
Sin duda, esta misma voluntad de conciliacin es la que le hace
considerar tres aspectos de la necesidad de castigo: el que constituye
una condicin previa a la satisfaccin pulsional; el que, bajo la forma
de autocastigo va a la par de la satisfaccin propiamente dicha; y por
ltimo, aqul que es una repercusin secundaria de la gratificacin de
las pulsiones prohibidas.
* Melanie Klein
Paralelamente a ese debate, Melanie Klein, caminando sobre las
huellas de Abraham, elaboraba su teora de la culpa. Se sabe qu
estruendosa entrada en escena hizo en Inglaterra en 1927, en la
British Psychoanalytical Society en el Coloquio sobre el anlisis de
nios!." Bajo todos sus aspectos mostr la actitud educativa y no
psicoanaltica de Anna Freud; cmo sta se haba abstenido de
aclarar las ms antiguas fijaciones orales y sdico-anales, as como la
culpa que a ellas se liga, atribuyendo a los nios un supery
dbil. ' En otros dos :extos de 1927 y 1928, va ms lejos que
Abraham, para quien la angustia hace su aparicin al nivel
canbalstico, mientras que el sentimiento de culpa surge durante la
fase siguiente, en el primer estadio sdico anal. El conflicto edpico
interviene dice ella desde las fases ms precoces del desarrollo.
En efecto, el sentimiento de culpa es un producto del supery, a
condicin de ver realmente que el supery nace desde el comienzo de
la vida psquica. La excesiva severidad del supery proviene del
35. Reik, Theodor. D e' Schrecken, Inrernationaler Psychoanalyticscher
Verla/;, 929. El texto titulado Der Schrecken es de 1924. traducido en
Payot en 1950. p. 322, Le besuin d'avouer.
36. Reik. T Libido un:l Schuldgefhl, en Der Schrecken , op. til , p 48,
traducido en Payot, p. 333.
37. Klein, M lanie. Sirnpttsium sabr anlisis infantil [1927). En: Obras
cmplelas. Tomo 11: Contribuciones al psicoanlisis. Paids-H orm ,
Buenos Aires, p.p. 137-163.
38. Klein. M. Tendencias criminales en nios normales [19271 y Estadios
tempranos de! conflicto edpico [1928], En: op. cu p p , 165-178; y p.p.
179-189.
hecho de que el nio desea devorar, golpear, morder, destruir el
objeto introyectado. El supery se vuelve entonces algo que muerde,
que devora y que corta. Las frustraciones orales y anales toman una
significacin de castigo y hacen nacer la angustia. Los problemas
ulteriores del supery podrn ser ligados a una fijacin pregenital.
* Los franceses
Estam os obligados a diferenciar a los protagonistas de este asunto
segn su nacionalidad ya que el debate sobre el autocastigo es la
m anera en que el psicoanlisis de Freud se introduce en Francia, es
decir en la psiquiatra francesa, al mismo tiempo que el debate sobre
el anlisis practicado por los no-mdicos.
El inicio del partido lo hizo Marie Bonaparte, con la publicacin del
caso de la Sra. Lefebvre,1'1 un inicio de partido freudiano.
En el caso Lefebvre, Marie Bonaparte no dice nada sobre la
naturale/.a del autocastigo. Los psiquiatras, com o Guiraud o Lvy-
Valensi, tampoco. Hay que esperar el pequeo articulo de Codet y
Laforgue, hasta 1929, para leer un comienzo de teorizacin. Para
escapar a la ansiedad, el enfermo se refugia !ii nnm<ij
auTotrtnTiTTva.''El autp-^it> *** un modo de 1iqu<!,-< del
complejo de Edmo. Codet y Laforgue hacen referencia a Jones y a
Melanie Klein, a los estadios preedpicos que influyen en la
formacin del supery, y a la importancia del destete como primera
39. Bonaparte, M arie. Le cas de Mine l^efebvre, R.F.P., n l, 1927. La Sra.
Lefebvre dice entonces que tena que encontrarse con alguien fuera de la
puerta de Bthune Ella se sienta, detrs de su hijo, a la izquierda de su
nuera, las dos sentadas atrs, bajo el capote abatido del torpedo Ford.
Justo antes del segundo farol, donde el cam ino da una vuelta, ella le pide
me dice a su hijo que se detenga, bajo pretexto de una pequea
necesidad que tena que satisfacer. Y cuando el coche se detiene, ella saca
su revlver, lo pone en la sien izquierda de su nueraque voltea la cabeza
m irando en ese m om ento el cam ino, y con una im placable seguridad, la
m ata instantneam ente con una bala que atraviesa el crneo, directo de
una sien a la otra , Las deposiciones han evocado la escena trgica de la
suegra asesina, sentada en el tercer escaln de la escalera del hospital,
im pasible, ausente, com o extraa a lo que all pasaba, m ientras que a
algunos pasos, sobre una cam illa, estaba extendido delante de ella el
cuerpo de su vctim a. El crimen de la Sra. Lefebvre, m atando as,
fram ente de un balazo, a su nuera con cinco m eses y m edio de em barazo
inspir un horror inm enso.
40 C odet y Laforgue. Echis suciaux el besoin inconscient d'auiopuntiftn,
R.F.P.. 1929.
privacin. Hesnard y Laforgue son quienes introducen
verdaderamente el debate terico en Francia, a continuacin del caso
clnico de la Sra. Lefebvre.41
Laforgue deseaba actuar con mucha diplomacia y con concesiones
respecto a los psiquiatras,, lo que Freud reprobaba ampliamente. El
libro de Hesnard y Laforgue sobre el autocastigo ser un informe,
para no decir un digest, de todas las posiciones sobre el autocastigo;
cada tesis es presentada en condicional, lo que es tanto como decir
lengua francesa obliga tomarlo con pinzas.
Sobre la naturaleza de! autocastigo, primero toman la posicin de
Jones: la agresividad aparece como un hecho instintivo primitivo (se
sabe que es la poca en la que en Francia se traduce trieb por instinto
y no por pulsin). En seguida el autocastigo es vuelto contra el
individuo y produce la cultura moral. Toda c ultura es primitivamente
im -ijp'tK hinn i^n ingi-itlm, nnn nm^n.-l/a efectiva y
e^fen qt
A esta posicin, adjuntan la de Freud, a saber, la transformacin de la
pulsin y la vuelta en su contrario como mecanismo primario; antes
de la accin de la cultura, est la identificacin parental que produce
la culpa y el castigo. Esjel aadido de las am enazas exteriores y de la
ufentijicacon pareafl qiir prnduce-e-1- super-v. F n to n n ^ la tensin-
y o-supery. a la.-_.cuiL.._j^.a_gadas. cu Ipa artigo, denyjl
T^rjilmf*ntfi dnl instinto autodestructor.
Veremos ms adelante, que retoman principalmente la cuestin del
acto punitivo de Alexander.
De Odier y de la primera Conferencia de los psicoanalistas de lengua
francesa (Ginebra, 1926), retoman la necesidad que hay de distinguir
niveles, planos diferentes en la instancia punitiva, a falta de los
elementos radicalmente diferentes en la instancia del supery. Hay
una accin discordante, contradictoria, de la instancia inferior
erotizada (supers, presupery o antiy) {sursoi , prsurmoi ou
antirnoi) y la instancia superior moral (supery, yo ideal). El supers
est especialmente ligado a la represin del incesto y condena
inconscientemente actos en apariencia normales (en realidad
inconscientemente incestuosos), mientras que e! jm pery es una
instancia. mwfaL _que_ciiudia. xDiC-ifHCTTTeTTte:porejemplo- el
masoquismo y lanederasiia.^.-/
El acto criminal
y el sntoma neurtico
En 1928, Reich ataca a Alexander y su nueva manera de encarar el
sntoma, ya no solamente com o disfraz simblico de un sentido
42. Lacan, Jacques. Motivas del crimen paranoico: el crimen de las
hermanas Papin , Siglo XXI editores, 2a edicin, M xico, 1979, p. 341 y
p. 345.
43. Freud, S. Algunos tipos ...... op. c i t p. 324-325.
oculto, sino igualmente, como el resultado de un debilitamiento de la
eficiencia de la facultad de represin.
En efecto, en Neurosis y personalidad total , se puede Ieer^M ientras
t-nn un p] pnntr' Hf v^a del yo y del. S.UperyO,T
represin__y_eJ.-^iuicio consciente _estn menos unidos en . la
(lUMiiniirin, y ni fontrilfif. m ayor m la flivsip (Spaltung) neurtica
en la personalidad, produciendo nuevas vas de descarga para las
mociones pulsionales que la censura del supery permite,
produciendo sntomas neurticos.1"
El punto clave del cambio para rl supery pirnli- l,i
ejlcucja de su accin represora, cuando adopta,-.^im pltmn-nii.-. un
sistema de _c as tijao Por medio del cual -se., deseana de su larca de
ri-iMihii- y reprimir l:i< pnKinnes .Hnhirrwln decretado los castigos ha
hecho su deber y entonces puede cerrar los ojos sobre el empuje
del ello. Entonces, en la formacin de las neurosis, no solamente el
supery, por su excesiva severidad y su represin demasiado forzada,
vuelve la fuerza dinmica de la represin en una de las mas grandes,
sino tambin, al infligir castigos (autocastigo), hace posible que las
pulsiones indebidamente restringidas hagan irrupcin, al haber sido
abolidos los sentimientos inhibidores de culpa por el sufrimiento . El
supery impone pues el castigo antCS- d e que. .kt-ecac.cin de la
represin ten t i lugar. Alexander se apoya en una frase de Freud de
El Yo y el ello, frase que Reich encuentra de las ms obscuras: El
ideal del yo procura efectuar la represin del complejo de Edipo y es
a este acontecimiento revolucionario que debe su existencia. Por su
parte, Reich se apoya en otros dos textos de Freud, El spultamiento
del complejo de Edipo, e Inhibicin, sntoma y angustia, para
sostener que la angustia de castracin es el factor represor. El yo
reprime en funcin de su miedo al castigo y, en consecuencia, dirige
su sadismo contra s mismo. Debido a la tensin de las tendencias
agresivas en el supery, el yo se vuelve ms estricto en sus
exigencias morales y se vuelve moralmente masoquista, empujado
doblemente en esto: en las esferas altas, prximas a la conciencia, por
un sentimiento social de culpa (angustia de conciencia) y en las
esferas ms profundas, por su jerp,Qjc_ al.c astigo (mie.dn de la
c a s to c i a j/5
47. A lexander, F. Der neurotische Charakler. En: I.Z.F., 1928, (y I.J P.,
1930). La distincin neurtica y neursica proviene del hecho de que se
diferencia el neurtico que sufre de una neurosis y el neursico que sufre
de un carcter neurotische, traducido nvrosique en 1938 en Le crimineI
el ses jufe.s de Alexander. Lacan, en las pginas 133 y 135 de los cril.i,
habla de un carcter nvrotique y de otro nvrosique . [A pesar de esto, en
la edicin castellana dice neurtico donde en francs claram ente dice
nvrosique. Escritos p. p. 125 y 127. N.T.],
48. Ver anexo 11,
49. A lexander, F. Der neurotische Verbrecher. En: Der Verbrecher und seine
Richter, I.P. K, 1928, Traducido en 1938 en G allim ard,
Las form as de compromiso
Para Reik, la confesin es una forma de compromiso;'*1 se ver que
para Lacan el delirio es el compromiso. Reik considera, que la
confesin asegura una gratificacin parcial de la necesidad de
castigo. Esta gratificacin contiene al sufrimiento de la angustia
precedente a la confesin, as como de la confesin misma vivida
como experiencia dolorosa. Es un compromiso que reemplaza al
sntoma neurtico y tiene la misma funcin que el acting-out que
evita.
De todas maneras, su funcin depende de la estructura; en la neurosis
obsesiva, el yo se desembarazar de la confesin en una lucidez
inmediatamente desaparecida o desplazndola en un detalle
insignificante. Pero al contrario, en las neurosis narcisistas la
confesin se volver la exigencia que el supery impone al yo como
tortura. Las falsas confesiones y las falsas auto-acusaciones son
reivindicaciones de !a responsabilidad del dao, no al nivel de la
realidad del gesto, sirio al nivel del sentimiento de culpa
inconsciente.
\ Toxico m ana?
5 T /
La defensa falla parcialm ente, La irrupcin de las tendencias
reprim idas s lo alcanza a la exp resin en la modifica tcin de las
tendencias (.Strebugen) sexuales
Satis fac in real
alopl istica
Perve rsin
C aptulo diez
t r e s f a c i u n t i n s a n i a m 1
Hay quienes construyen establos para poder tomarme
mejor como una vaca lechera.
Aime
El rayo
Al admitir la existencia Je una posible comunicacin de la locura ,
Ch. Lasgue y J. Falret 1 (1873) cualesquiera que fuesen los
lmites, estrechos a mas no poder, al interior de los cuales
pretendieron contener esa posibilidad desencadenaron una
tempestad. Ya sea que lo hayan pretendido, o no lejos de haber
sido recibida como una nueva piedra para una disciplina que haba
acumulado muchas otras, como el estudio local de una entidad
clnica indita su intervencin tuvo, para ese discurso psiquitrico
con el cual pareca estar al mismo nivel, el alcance de una
interpretacin.
La cuestin se deja aprehender en sus consecuencias: desde la
barrera, agujereada pur todas partes, que inmediatamente intent
oponerle Rgis 5 (1880), hasta veinte aos de esfuerzo que tuvo que
I . E sta es la traduccin de un artculo de Jean A llouch, que ap areci en el
nm ero 22 de la rev ista iittnral (ed. E res, T oulouse), en abril de 1987. En
l se refiere ai libro de Francis D up r" que, recordar el lector, es el
hetern uno con el que apareci pu blicado originalm ente en F rancia
(1984) e presente libro. O bviam ente, este artculo no fig u ra en la
edicin francesa original. La traduccin de este texto es de M anuel
H ernndez G. [N. del E. ]
2 L asgue, Ch. y F alret, , La folie a deux i/u folie communique', en
L asgue, Ecrits psychiMriques, Privat, Toulouse, 1971. R etornado en
particular en el Expediente sobre la 'folie deux estab lecido p o r Porge,
E. en lirtoral 3/4, E res, T oulouse, febrero de 1982.
producir un Clrambault pura evacuar la mencionada comunicacin
de la locura" del campo psiquitrico, llevndola al registro de los
estudios de las costum bres.4
Locura com unicada : ese significante, como tal, realiz
interpretacin, en principio, por lo inesperado de! resurgimiento de!
trmino locura [folie } 5 en un discurso en donde ya no deba
tratarse mas que de la enfermedad mental. "
Curiosamente, cuando hablan de la folie deux , los psiquiatras dejan
de utilizar su jerga, de hablar griego o latn en un aparente
metalenguaje; al contrario, lo que llega a sus plumas es el hablar
comn y corriente, especialmente lo comn y corriente psictico:
locura comunicada (Lasgue y Falret), simultnea (Rgis), delirio
impuesto (Marandon de Monteyl), prestado o inclusive adoptado
(Clrambault) son, sin ms, temticas delirantes.
Para dar cuenta de la suerte de transmisin en juego en la folie
deux, el ltimo de los autores mencionados, llega hasta dar pruebas
de una inventividad metafrica casi potica, hablando no sin
disculparse por ello de un fermento 7 en un cultivo, o inclusive de
un delirio inducido como un tallo " que, plantado en arena, no tendra
por tanto- ni races profundas ni verdadero desarrollo. Se est
lejos del modo de enunciacin presuntamente culto que pone en
circulacin trminos tan temibles como esquizofrenia , para-noia
o incluso "automatismo mental.
En este escrito se va a tratar de una conjetura que plantea que el
asunto abierto intempestivamente por Lasgue y Falret, encuentra su
cierre cien aos mas tarde con Lacan, y ello por el paradigma R.S.I.
E l enceguecim iento
Esta afirmacin de tres faciunt insaniam resultar menos extraa de
lo que puede aparentar a primera vista, si uno se toma el trabajo de
sealar el singular enceguecimiento que, desde Lasgue y Falret, no
ha cesado de manifestarse a propsito de la folie i deux.
Por principio, hay una multitud de casos que se dejan de recibir como
casos de folie ci deux. Citemos a Srieux y Capgras en su obra
decisiva sobre las locuras razonantes. No es una excepcin, es, al
contrario, la regla, cuando escriben, como de pasada: Abuela
materna alienada, madre nerviosa muerta demente, hermana
histrica ,1' lo que no los lleva, por ese mismo hecho, a encarar el
caso que nos presentan en ese momento como un caso de locura
colectiva. Del lado de los psicoanalistas, citemos tambin a una Ruth
Mac Brunswick que, al presentarnos lo que fue un anlisis de un
delirio de celos, nota que la hermana mayor de su paciente iba a
morir en el hospital psiquitrico despus de haber pasado ah los
ltimos cinco aos de su vida, pero sin, por ello, encarar las cosas
desde el punto de vista de [a folie deux. Citemos tambin a Lacan
quien, despus de haber anotado explcitamente que la madre de su
Aim e deliraba, quiz su hermana tambin, no lleva su
investigacin por ese lado y plantea finalmente un diagnstico que
excluye el de folie deux.
La alternativa
As, ai ser situada en la perspectiva abierta por Lasgue y Falret, la
elucubracin lacaniana del concepto de al menos tres paranoicos ,
que sobreviene, al final de 1975, en ocasin de la reedicin de la tesis
de 1932, parece menos extravagante, menos en el aire , e incluso
menos enredosa de lo que puede aparentar de entrada. Sigamos pues
el hilo de la fo lie deux en donde se trama no tanto una historia sino
un suceso.
Slo la posibilidad de una transmisin de la locura suscita lo que
tenemos que llamar un horror. A qu responde? A lo que yo propuse
llamar roca de la alienacin, que resulta que cumple funciones de
definicin de la enfermedad mental, lo que Lasgue y Falret no
pueden evitar reafirmar en el momento mismo en que introducen su
locura comunicada". El alienado, escriben, se basta a s mismo ".
La alienacin forma roca a partir del momento en que se la piensa
como autosuficiencia, y un Clrambault, a quien le resultaba evidente
el carcter egocntrico del delirio,12 no dir otra cosa. De ah, e
inmediatamente, la virulencia de la pregunta de la folie a deux: si hay
una locura comunicada cmo seguir creyendo en la autosuficiencia
del alienado?
10. Cf. Israels, H an. Schreber, pre etfils, Seuil. Pars, 1986.
11. A lt. c it. en littorl, p. 115
12. "... ese egocentrism o que caracteriza a los delirios en general,- ", np. cit.,
p. 39.
Rpidamente, una segunda problemtica viene a asociarse a sta,
pues la afirmacin de la autosuficiencia no llega a reducir su enigma.
Este planteamiento tiene por anclaje aquello con lo que uno se
tropieza desde Pinel, a saber, el carcter irreductible del delirio, su
alergia radical a toda persuasin. Hay ah un problema serio de orden
epistemolgico sobre el cual hago aqu un impasse , salvo por el
hecho de mencionar que se trata de determinar lo que funge como
prueba para el ser hablante. Una enferma de Clrainbault declara:
Jams se tiene prueba de nada en la vida ,1' enunciado que tiene el
mismo alcance negativo, la misma verdad cavernosa que el de "no
hay relacin sexual . Si esta co-delirante tiene razn y la tiene
uno miele la inanidad del criterio de realidad. El sujeto hablante no
encuentra su certidumbre mas que en el acto y es del acto, y en lauto
que ste loma el lugar Je aqulla,'* que el delirio recibe su
irreductibilidad. Cm o fue sta recibida ah donde no se dispona de
esta categora? Lasgue y Falret son perfectamente explcitos sobre
este punto: la irreductifcilidad del delirio depende del alienado en
tanto que es y sigue siendo el amo {m uire } absoluto de su delirio.
Amo absoluto , es cargar un poco la mano. Pero as es, los amos
estaran ah, en los hospitales psiquitricos en donde se comprueba,
como con Hegel, que no conforman una sociedad. Lasgue y Falret
no parecen haber lede a Hegel, no se dan cuenta de que la
afirmacin sobre la autosuficiencia es contradictoria con el
reconocimiento de una dominacin {maitrise | . Sin embargo, para
nosotros, la cuestin no es objetar lo que ellos avanzan, sino tomar
nota de que 1a folie i deux pensada com o comunicada deja sin
abordar esta identificacin del alienado como amo, siendo que atenta
contra la roca de la alienacin.
Vamos a encontrar la posicin exactamente inversa en Rgis. Ocho
aos despus que que Ltsgue y Falret, al afirmar que no podra
haber locura comunicada, Rgis lleva en alto el estandarte de la roca
de la alienacin. Uf, de buena nos hemos librado! Pero ese retorno al
redil no adviene sin resto. Si la locura puede ser simultnea, como
lo pretende Rgis, ya no podra ser concebida, en adelante, com o un
estado de dominacin. Rgis no deja de interrogar sobre este punto a
13. C liam b ault, op cif , p. 15.
14. M ucho uues de haber introducido el concep to de acto psicoanaltico,
L acan haba pu esto el dedo en esa relacin del deliro y del aclo; as: El
delirio cesa con la realizaci n de los fines del acto". L acan, J. Mmvos de I
c rimen paranoico: el rimen de las hermanas Papin. En: De la psicosis
paranoica en sus relaciones can la personalidad , Siglo XXI, M xico,
1976, p. 342
prohibirnos disociar delirio y psicosis, como lo pretenda
Clrambault. Tambin, hemos calificado su rechazo de la fo lie deux
com o pseudo-solucin".
23 C lram bauk, op. cit., p. 47 a 71: Pero sle [cierto conde] qu iere
pro hibirle a la Sru. G ra re t que reciba las visitas de M arie Forel, en
consecuencia (sub ray o y a ) se convertir en persecutor en cierto tiem p o"
p.5 3). A qu no se hace e ir cosa m as que sacar las consecuencias de ese
en consecuencia,
ms, en razn de que no se ve cm o dos individuos podran ser una
sola esencia.
Con Motivos del crimen paranoico", el acento recae, esta vez
francamente, sobre la folie a deux. Lacan reafirma ah su toma de
partido por la locura simultnea, pero no puede hacer otra cosa ms
que reconocer la existencia de una disparidad, en su relacin con el
co-delirio e incluso con el co-pasaje al acto, entre Christine y La
Papin. Slo a la primera es a la que, para concluir, menciona
reconocindola de hecho como el elemento activo de la pareja
psicolgica . La invencin del estadio del espejo , redoblada por el
abandono de la referencia spinozista en beneficio de Hegel (el deseo
tomado, desde ese momento, com o deseo de deseo), van a dar a la
fo lie deux un lugar que no podra ser mas ejemplar. As, en Los
complejos familiares, la folie deux no aparece en la clasificacin
ordenada de las psicosis (sin embargo bastante heterclita),
afirmando Lacan, por el contrario, que es en los delirios a dos en
donde mejor creemos aprehender las condiciones psicolgicas que
pueden jugar un rol determinante en la psicosis."
Con Clrambault la folie i deux no estaba en ninguna parte; hla aqu
por todos lados, desde la parafrenia hasta el deliro de reivindicacin.
Es que est, en potencia, en el corazn de la definicin misma del
complejo del que la esencia es reproducir una cierta realidad del
ambiente 25 (etimolgicamente arnbi-iens, de ir , lo que va
alrededor). Hay psicosis cuando el objeto tiende a contundirse con
el yo,21 notemos que Lacan no dice lo inverso, dicho de otra manera:
no hay psicosis ms que por la folie ci deux ; las formas diversificadas
de la psicosis atienden a la diversidad de los complejos en juego. Este
objeto, que tiende a confundirse con el yo de una manera contra-
identificatoria es, en efecto, otro yo, un yo en tanto otro pero cuya
alteridad, no discernida, est por ser establecida.
As, encontramos ahora a nivel de la folie a deux , las condiciones
determinantes de la psicosis. Nos ser necesario, sin embargo, ir al
otro extremo del camino hecho por Lacan para encontrar una
escritura de esta ejemplaridad, despus de que la dimensin del
imaginario haya hecho trplice con aquellas del simblico y del
24. L acan, J La familia, Ed. A rgonauta, B arcelona, 1978, p. 110. Esta
ob serv acin cierra el captulo consagrado a las psicosis; algu nas pginas
antes (p 6 1 ) el delirio a dos d a la liim a palabra del captu lo que
representa el co m p lejo de intrusin."
2 S. b4, p.22
26. -37j/V, p.57
real, despus de que se haya planteado la cuestin de su
anudamiento, despus de que que haya sido puesto en juego como
cuarto trmino el sinthome.
Psicosis y neurosis
Para concluir, leamos el texto de Lacan del que aqu se avanza y que
cerrara la problemtica abierta por Lasgue y Falret, al llevar la
ejemplaridad de la fo lie deux al paradigma.
En tanto que un sujeto anude a tres el imaginario, el simblico y el
real, no est sostenido ms que por su continuidad (el imaginario, el
simblico y el real son una y misma consistencia), y es en ello en lo
29 Srieux y C apgras, op. cit , p 99.
30. [cf. p. 290]
31. S rieux y C ap g ras. op. cit., p 124
que consiste la psicosis paranoica. Al escuchar bien lo que enuncio
hoy, se podra deducir que a tres paranoicos podra estar anudado, a
ttulo de symptme, un cuarto trmino que se situara como tal
como personalidad en tanto que ella misma sera, respecto de las
tres personalidades precedentes, distinta, y [sera] su symptme. Es
decir que tambin sera paranoica? Nada lo indica en el caso que es
ms que probable, que t.s seguro, en donde es de un nmero
indefinido de nudos que una cadena borromea puede estar
constituida. Lo que no impide que respecto de esta cadena que, desde
ese momento, ya no constituye una paranoia, si no es que es comn,
respecto de esta cadena, |que] la floculadon posible, terminal, del
cuarto trmino (en esta trenza que es la trenza subjetiva) nos deja la
posibildad de suponer que sobre la totalidad de la textura hay ciertos
puntos elegidos que, de ese nudo a cuatro, son el trmino. Y es
efectivamente en eso que consiste, propiamente hablando, el
sinthome, y el sinthome no en tanto que l es personalidad sino en
tanto] que respecto de los otros tres, se especifica por ser sinthome y
neurtico.
Henos aqu, por este texto, que por lo dems fue lo que le ocurri a
un Lasgue cuyos ltimos trabajos estuvieron centrados en la
histeria, con una estructura borromea que escribe, en el m ism o paso,
paranoia comn y sinthome neurtico. Y aporta una perturbacin
interesante al aspecto de cajn, geomtrico, de nuestras
clasificaciones. Y si nosotros, a partir de ah, encarramos de otra
manera a la neurosis?
El nudo del sinthome, en tanto que anuda a tres paranoicos con un
sinthome, nos parece cifrar de una manera pertinente la paranoia
comn de la familia Papin Ofrece la incuestionable ventaja de dar su
lugar a Emilia, el sinthome, en tanto que elemento de estructura y,
adems, en tanto que elemento no cualquiera, especificado por no ser
paranoico, pero por hacer que se mantuviera, por un tiempo al
menos, la paranoia comn, esta paranoia que, clnicamente, no lo es,
al menos hasta una cierta intervencin intempestiva, separadora, de
la Sra. Lancelin proponindoles a sus sirvientas que tomaran en
cuenta su propio inters. Qu avatar de la estructura borromea pudo
responder de tal intervencin? y sobre qu puntos elegidos de la
textura podemos inscribir la serie de los eventos que nos entrega ese
caso?, a partir de cundo hay esta liberacin de las consistencias
anudadas y por lo tanto paranoia clnicamente abierta por ese
32. L acan, J. Sem inario .e sinthome. 15 de diciem bre de 1975 [La
transcripcin es del T. |
des anudamiento mismo de la estructura borromea? Esos problemas,
y numerosos otros que vienen con ellos, estn a la espera de su
solucin.
Sin embargo, el caso de la familia Papin aporta desde ya, a ms o
menos cuarenta aos de distancia, un nuevo y notable sustento a lo
que Lacan avanza en 1975 como siendo la estructura borromea de la
paranoia comn. Una confirmacin suplementaria nos es ofrecida
por la lectura que acabamos de desplegar de la cuestin de la folie
deux.
De ah esta proposicin de una conjetura que, ciertamente est por
ponerse a prueba, pero que tiene la ventaja de estar formulada,
conjetura segn la cual e nudo borromeo del sinthome valdra como
lo que escribe las condiciones de posibilidad de la psicosis y, por lo
tanto, da un cierto nmero de orientaciones en cuanto a su
tratamiento.
el doble crimen de las hermanas Papin,
se imprimi en el mes de agosto de 1999
en Ediciones y Grficos En, S.A. de C.V.
Av. Mxico Coyoacn 421. 03330
Tel. 604 12 04, 604 77 61 y 688 91 12
con un tiro de 800 ejemplares.
Mxico D.F,