Historias de Ciudades, UNESCO PDF
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Corresponsales
Bangkok: Yogesh Alai
Beijing: Li Xuekun
Belgrado: Balsa Spadijer
Berln: Oscar Vogel
Budapest: Gyrgy Enyedi
Buenos Aires: Norberto Rodrguez
Bustamante
Canberra: Geoffroy Caldwell
Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz
Colonia: Alphons Silbermann
Dakar: T . Ngakoutou
Delhi: Andr Bcteille
Estados Unidos de Amrica: Gene M .
Lyons
Florencia: Francesco Margiotta Broglio
Harare: Chen Chimutcngwende
H o n g Kong: Peter Chen
Londres: Alan Marsh
Mexico: Pablo Gonzalez Casanova
Mosc: Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola Akiwowo
Ottawa: Paul L a m y
Singapur: S. H . Alatas
Tokyo: Hiroshi Ohta
Tnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi
Ilustraciones:
Portada: Stonehenge. un conjunto de grandes
menhires (de 3 a 6 metros de altura). Salisbury.
Wiltshire. Inglaterra meridional. Lugar de culto,
erigido entre el final del neoltico v el inicio de la
edad del bronce (1800-1400 aC). R
A la derecha: Cuadro de Fernand Lger
(1881-1955). n.R.
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES
Septiembre 1990
COL-T
X
Editorial 277
Debate abierto
Los espacios urbanos han cambiado considerable- en los pases en desarrollo de Asia, Africa y A m -
mente en los ltimos treinta aos. La ciudad se ha rica latina (grfica 4). E n Amrica latina, la pobla-
desintegrado bajo el impacto de los procesos econ- cin urbana debera alcanzar el 75 % de la pobla-
micos, tecnolgicos, demogrficos, sociolgicos, cin total, con megpolis de 25 millones de habi-
culturales o tnicos. Las nociones que definan lo tantes, c o m o Mxico o Sao Paulo. Actualmente,
urbano, c o m o el centro o los lmites de la ciudad, en estas aglomeraciones urbanas gigantes del Ter-
han cambiado de significado. Las grandes aglome- cer M u n d o , el 50 % de la poblacin vive en subur-
raciones tienen ahora el nombre de conurbacin. bios, el 25 % no tiene acceso al agua potable, el
metrpoli o megpoli. Mientras que la nocin de 40 % no goza de sistemas de saneamiento, y el
ciudad hace pensar en un centro multifuncional, ha- 30 % de los residuos slidos no son evacuados.
bitado por gentes de toda condicin social, y en su Tanto en los pases industriales c o m o en el Ter-
periferia, las conurbaciones y otras megpolis desig- cer M u n d o la urbanizacin parece irreversible y
nan una sucesin de espacios urbanos, fragmenta- las zonas urbanas son por doquier el motor del
dos y organizados a m e n u d o por temas: trabajo, ser- desarrollo econmico. E n los pases en desarrollo,
vicios, produccin material, habitat, ocio. la contribucin de las ciudades al producto nacio-
La ciudad en tanto que lugar de sociabilidad y nal bruto se estima en un 60 %.
de civilidad, en tanto que centro -polis- y espacio Es. por consiguiente, en el contexto de una ur-
pblico -res publica- donde nacieron la democra- banizacin planetaria -Henri Lefvbre teme que
cia y la ciudadana, es difcil de percibir en esas en el siglo xxi. sobre la superficie de la tierra no
extensiones urbanas tentaculares. haya m s que una sucesin de desiertos de asfalto
Detrs de las transformaciones que afectan los es- que circunden algunas islas de produccin agra-
pacios urbanos se encuentra uno de los mayores fe- ria- que se transforman las estructuras de las ciu-
nmenos del siglo x x : la explosin urbana, que al- dades, se desarrollan nuevas formas de vida y de
canza todas las regiones del m u n d o y cuyofinal,se- creatividad, se modifican las relaciones entre el
gn las previsiones de las Naciones Unidas, an es espacio arquitectnico y el espacio cultural/sim-
lejano. Segn estas previsiones mientras que la po- blico.
blacin mundial entre 1990 y 2010 aumentara del Los artculos del presente nmero de la R I C S
50 %, pasando de 5.200 millones a 7.800 millones, la analizan algunas de estas transformaciones en to-
poblacin urbana crecera de m s de un 100 %, pa- da su complejidad histrica, cultural, religiosa,
sando de 2.000 millones a 4.500 millones. D e aqu al social y econmica. Richard Sennett seala los
ao 2020, la poblacin urbana pasara del 43 % al vnculos histricos profundos entre la planta orto-
57 % de la poblacin mundial (grficas 1 y 2). gonal de las ciudades norteamericanas y la tica
La urbanizacin galopante atae sobre todo a protestante. Saskia Sassen estudia las repercusio-
las regiones del Tercer M u n d o . Si se cumplen las nes que tiene sobre Nueva York la mundializa-
previsiones, el nmero de ciudades de 5 millones cin de la economa y el predominio de las indus-
de habitantes, entre 1950 y 2000. se habr multi- trias de servicios. Janet Abu-Lughod muestra que
plicado por 3 (de 5 a 15), en los pases industriali- algunas similitudes observadas a nivel de la calle
zados, mientras que en los pases en desarrollo, se en N u e v a York y en El Cairo esconden de hecho
habr multiplicado por 45. pasando de 1 a 45 diferencias estructurales y procesos de denomina-
(vase grfica 3). Si se considera las aglomeracio- cin econmica a escala mundial que configuran
nes urbanas gigantes de m s de 10 millones de las ciudades tanto en occidente c o m o en el Tercer
habitantes, en el ao 2000, 17 de ellas se situaran M u n d o . Christian Topalov analiza el papel
8 -
Poblacin Poblacin
total mundial urbana
Fuente: United Nations. The Prospects of World Urbanization, reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101
St/ESA/SER/lOI. Nueva York, 1987.
P R O P O R C I N D E LA POBLACIN D E LAS Z O N A S U R B A N A S
Regiones desarrolladas/Regiones en desarrollo, 1970-2025
% de zonas urbanas
100
80
60
40
20
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025
^ _ Regiones K ^ < 3 Rc 6'ones
^^" desarrolladas k S e n desarrollo
Fuente: United Nations. The Prospects of World Urbanization, reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/ESA/SER/101. Nueva York. 1987.
Editorial 279
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30
20 -
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Regiones Regiones
desarrolladas en desarrollo
renle: United Nations, lhe Prospects of World Urbanization, reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
Sl/ESA/SKR/lDl. Nueva York. 19X7
Fuente: United Nations. The Prospects of World Urbanization, reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/KSA/SER/101. Nueva York. 1987.
280 Editorial
desempeado por los reformadores urbanos de nos ofrece sus reflexiones de antropologa arqui-
principios de siglo en Inglaterra y en Francia en lo tectnica, y muestra las influencias ejercidas por
que se refiere a la integracin de la clase obrera en efectos microcsmicos, es decir la proyeccin
las estructuras productivas urbanas, aunque tam- metafrica de la estructura del cuerpo h u m a n o en
bin en la sociedad poltica. Graciela Schneier nos los conjuntos organizados c o m o por ejemplo las
da a conocer la historia de las ciudades de Amri- ciudades.
ca latina, la regin ms urbanizada del Tercer Estos artculos son versiones revisadas de algu-
M u n d o y continente de megpolis. Akin L . nas de las comunicaciones presentadas en una
Mabogunje analiza la organizacin urbana preco- reunin sobre las ciudades, que tuvo lugar en Pa-
lonial y colonial en Nigeria y preconiza soluciones rs el-20 y el 21 de enero de 1989 y que fue organi-
para salir de lo que l llama la crisis urbana post- zada Conjuntamente por la U N E S C O y el Consejo
colonial. Ovsei I. Chkaratan evoca la crisis social Internacional de Ciencias Sociales, y coordinada
y cultural de las ciudades y de los ciudadanos so- por Richard Sennet. Despus de aquella reunin,
viticos, vctimas del autoritarismo, de la desper- se constituy en Nueva York un U N E S C O Advi-
sonalizacin y de la pasividad, y la necesidad de sory Committee on Urban Studies, cuyo coordi-
desarrollar la participacin y la capacidad de au- nador es Richard Sennett. U n o de los cometidos
toorganizacin en las ciudades. Hidenobu Jinnai de este Comit ser contribuir al proyecto sobre
describe la evolucin del urbanismo en Tokio, ba- El futuro de las ciudades, que la U N E S C O se
jo la influencia de la era postindustrial y de las propone iniciar a partir de 1992, con el fin de con-
nuevas aspiraciones de sus habitantes a disponer tribuir a la mejora de los conocimientos y de las
de un marco de vida ms agradable. Balkrishna V . polticas sobre los sistemas urbanos, la planifica-
Doshi explica que concibi y construy los nue- cin urbana y las condiciones de vida en las ciuda-
vos barrios de Jaipur segn los principios religio- des, particularmente en el Tercer M u n d o .
sos y culturales que gobiernan la vida social india
desde hace milenios. Finalmente, Mary Douglas A.K.
Las ciudades norteamericanas:
planta ortogonal y tica protestante
Richard Sennett
R I C S 125/Set. 1990
282 Richard Sennen
Hancock Building, Chicago. Para los norteamericanos, la planta ortogonal ha sido el m o d o de neutralizar el entorno.
Cj. Gerstlcr/Raplio.
284 Richard Sennelt
Se haga la planta del lugar repartindola por sin carcter. N o es la cuadrcula la causa es-
sus plazas, calles y solares a cordel y regla, pecfica de esta falta de carcter, ya que la neu-
comenzando desde la plaza mayor, y des- tralidad persiste aunque se haya abandonado la
de all sacando las calles a las puertas y pauta de ciudad interminable de lneas regula-
caminos principales, y dejando suficiente res por el diseo de zonas residenciales sinuo-
espacio libre para que aun cuando crezca sas, centros comerciales y grupos de oficinas o
la ciudad pueda extenderse siempre en fbricas. Pero la historia reciente de la cuadr-
forma simtrica5. cula pone de manifiesto lo que cabra describir
Estas ordenanzas estuvieron tres siglos en c o m o fealdad y que subyace en la falta de carc-
vigor y se aplicarn por primera vez, en 1565, ter; tanto al crear un medio ambiente c o m o al
en San Agustn, Florida, en lo que concierne al desarrollar una vida, la neutralidad es muchas
actual territorio norteamericano. E n 1781, el veces el instrumento de una agresin pasiva.
plan inicial de Los Angeles habra sido familiar U n a ciudad opaca es, al igual que una vida ruti-
a Felipe II c o m o lo habra sido tambin, por lo naria, una manera de rechazar la idea de que
dems, a Julio Csar. C o n la llegada de los fe- tambin y en ltima instancia hay otras perso-
rrocarriles y la inversin de cuantiosos capita- nas, c o m o tambin otras necesidades, que n o
les, en las ciudades norteamericanas de influen- dejan de tener importancia.
cia hispnica quedan sin vigor los principios En abril de 1791, Pierre Charles l'Enfant,
enunciados en las Leyes de Indias. El cuadrado que libraba un combate denodado contra el
deja de tener un centro y ya no ser el punto de proyecto de T h o m a s Jefferson de aplicar u n a
referencia de la generacin de nuevos espacios cuadrcula rgida al diseo de la nueva capital,
urbanos. La cuadrcula desaparece a medida escriba al presidente Washington;
que se repite hasta el infinito, una manzana Los planes regulares... resultan en ltima ins-
tras otra, c o m o ocurrir en 1875 con el plano tancia fatigosos e inspidos; en su origen,
de Santa Mnica (nueva fraccin de Los Ange- la cuadrcula no ha sido m s que el pro-
les) y, una generacin m s tarde, al hacerse rea- ducto de una imaginacin fra carente de
lidad la nueva ciudad de Los Angeles. sensibilidad ante la verdadera belleza y la
Estos procesos geogrficos inherentes a la autntica grandeza...6.
cuadrcula tuvieron su culminacin en el si- La capital debe reflejar el poder simblico.
glo X X . incluso cuando el desarrollo urbano Para l'Enfant, la regularidad de la cuadrcula
adopta la forma de millares de casas dispuestas carece de tal reflejo y no es m s que un espacio
a lo largo de calles construidas c o m o meandros neutro con el sentido de vaco. El siglo siguien-
arbitrarios y que podran ser tomados por te al de l'Enfant demostrara, empero, que esos
Sendero de sauces o Viejos caminos de pos- medios neutrales eran espacios perfectos para
tas o cuando se crean parques industriales, poner al orden del da la negacin de la diferen-
bloques de oficinas y centros comerciales pega- cia.
dos a las autopistas. En el desarrollo de la m e - Los urbanistas norteamericanos se valieron
galopolis moderna es m s razonable hablar de del plano cuadriculado para rechazar incluso
nudos urbanos que de centros y suburbios. las irregularidades elementales de la geografa.
La vaguedad de la palabra nudo indica que En Chicago, c o m o tambin en otras ciudades,
ya no es posible designar un valor ambiental, la cuadrcula se aplic a u n suelo irregular; los
mientras que el centro est cargado de signi- bloques supriman el medio natural y se exten-
ficados histricos y visuales, por lo que el nu- dan implacablemente y con toda indiferencia
do es algo amorfo. a las colinas, ros y bosques que encontraban a
Esta pauta norteamericana se concebir de su paso. Haba que nivelar los accidentes natu-
un m o d o u otro en la configuracin extrema a rales y drenar las aguas; haba que ignorar los
que tienden otras formas de nuevo desarrollo obstculos que la naturaleza opona a la cuadr-
urbano; se crean as asentamientos similares en cula y el curso irregular de los ros o lagos, ya
Italia, Francia, Israel y en la Unin Sovitica que los planificadores de las ciudades de la
del otro lado de los Urales. En todos estos pro- frontera parecan no aceptar la existencia de to-
yectos falta la lgica de los lmites y la forma do cuanto no pudiera ser sometido a una geo-
definida dentro de los mismos; los edificios metra tan mecnica c o m o tirnica. A veces la
amorfos se traducen en la creacin de lugares imposicin implacable de la cuadrcula supo-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y tica protestante 285
na la supresin voluntaria de toda facultad l- esa poca del neoclsico, los planificadores del
gica. En Chicago, la aplicacin de la cuadrcula siglo XIX podran haber edificado c o m o los ro-
ha creado inmensos problemas al cauce del ro manos o c o m o , m s cercano, William Penn tra-
que atraviesa el centro de la ciudad; las lneas zando las plazas y fijando el lugar que deban
de las calles se detienen abruptamente en una ocupar las iglesias, las escuelas y los mercados.
orilla y prosiguen imperturbables por la otra, Se dispona del suelo para ello, pero los planifi-
c o m o si los extremos estuvieran unidos por cadores del siglo XIX no conceban las cosas de
puentes invisibles. E n 1797, un visitante de la ese m o d o . El desarrollo econmico y la con-
flamante ciudad de Cincinnati observaba la cienciacin ambiental iban inseparablemente
inconveniencia de aplicar la cuadrcula a ta- unidos a esa concepcin negativa de lo neutral.
les topografas fluviales, y aada: Los ediles de Nueva York declararon que las
D e haber trazado una de sus calles principales casas construidas en ngulo recto eran m s ba-
frente al ro y otra en la siguiente cresta del ratas y m s cmodas para vivir8. L o que no se
terreno ... la poblacin presentara una faz expresa aqu es la idea de que las unidades uni-
noble al contemplarla desde el ro7. formes del suelo son tambin m s fciles de
Se dio a Cincinnati un nombre antiguo sin vender. Esa relacin entre cuadrcula y econo-
ser una ciudad griega; esos planes urbanos im- ma capitalista tendr en Lewis Munford su
puestos de manera arbitraria a la tierra lo que m x i m a expresin al decir:
han hecho ha sido establecer una relacin inter- ... el capitalismo renaciente del siglo x v n trat
activa y de apoyo en la misma. la parcela individual, la manzana, la calle
A pesar de que Nueva York es una de las y la avenida c o m o unidades abstractas de
ciudades m s antiguas de la Amrica del Norte, compra y venta, sin el menor respeto por
los que se ocuparon de su planificacin en el los usos y costumbres tradicionales, por
apogeo del capitalismo la trataron c o m o si fue- las condiciones topogrficas o por las ne-
ra una ciudad de la frontera, un lugar en el que cesidades sociales9.
el medio fsico deba contemplarse c o m o ene- En la historia de Nueva York del siglo XIX
migo. En 1811, y de un solo golpe, los planifica- se trataba de algo realmente m s complejo, da-
dores impusieron la cuadrcula a la isla de do que la cuestin econmica de la venta del
Manhattan desde Canal Street, al borde del suelo era m u y distinta segn se tratara del N u e -
asentamiento m s denso, hasta la calle 155 y va York de 1870 o del de 1811. A comienzos de
luego, en 1870, en un segundo impulso, hasta la siglo, la ciudad era un racimo de edificios cons-
extremidad septentrional. En Brooklyn, al Este truidos en un yermo y el suelo que se pona en
del antiguo puerto, el plan cuadriculado se im- venta era un espacio vaco. A partir de la G u e -
puso de manera m s gradual. Fuera por miedo rra de Secesin ese suelo se ocup con suma
o simplemente por codicia, los pobladores de la facilidad. Sacar provecho de la venta del suelo
frontera trataron a los indios c o m o parte del en tales condiciones supona conocer m u y bien
paisaje y no c o m o a seres humanos. En la fron- los cdigos sociales y saber adonde ira a vivir
tera no haba nada, era un vaco que habra que la gente, por dnde pasaran los medios de
colmar. Ni en Nueva York ni en Illinois los pla- transporte y dnde se ubicaran las fbricas. El
nificadores podan concebir que existiera vida examen del m a p a que consta de una serie de
fuera de la cuadrcula. Consideraron que las al- manzanas idnticas no permite responder a
deas y villorrios del Manhattan del siglo xix muchos de los interrogantes. La cuadrcula no
tenan que ser sencillamente absorbidos a m e - constitua sino un diseo urbano racional en
dida que la cuadrcula de papel se converta en sentido abstracto y cartesiano. As, al igual que
realidad edificable. E n ese proceso, el plan no sucedi con la historia de las inversiones ferro-
sufrira ninguna modificacin, aun cuando una viarias e industriales, la historia econmica de
disposicin m sflexiblede las calles hubiera la cuadrcula en su perodo tardo registra tanto
sacado mejor partido de la colina y se hubie- inversiones desastrosas c o m o ganancias colosa-
ra adaptado mejor a los caprichos de la capa les.
hdrica de Manhattan. D e manera inexorable, Los que queran sacar pinges beneficios de
el crecimiento urbano llevado a cabo con arre- un ambiente neutral compartan la misma ima-
glo a la cuadrcula acabara arrasando todos los gen vaca de la cuadrcula con los que, al igual
asentamientos que encontraba a su paso. E n que l'Enfant, la detestaban10.
286 Richard Sennett
En la cspide de un rascacielos en Nueva York: la imposicin de la cuadrcula que caracteriza el espacio urbano
americano fue una manera de d o m a r el espacio natural que antao apareca sin lmites, E. iianmann/Magnum
tes de comercio, forasteros y mujeres poco re- 1911 en la que se consideraba que todas las vi-
comendables. D e manera m s general, los pla- viendas de pisos cumplan una funcin social
nificadores llegaron a considerar que el inmue- anloga a la de los hoteles; la falta de funda-
ble de pisos era tambin una cuadrcula mentos en que se basa un hogar se vincular en
vertical de ndole intrnsecamente neutral. El 1929, en una de las primeras obras consagradas
diario de Nueva York The Independent soste- a la arquitectura de las viviendas de pisos a ...
na en un editorial de 1902 concepciones anlo- esos edificios de 6, 9 o 15 plantas en los que
gas a las expresadas en Inglaterra por el movi- cada piso es idntico a todos los dems, por lo
miento de las ciudades-jardn y que en Francia que no hay nada que sea prcticamente indivi-
y Alemania fueron atributo de los planificado- dual13. El rascacielos no tiene cabida en el sue-
res socialistas interesados por los ideales c o m u - o de Ruskin.
nitarios segn los cuales los grandes inmuebles El sentido c o m n nos dice que el cambio
de pisos destruyen el sentimiento de vecin- interviene cuando uno percibe que algo anda
dad, la ayuda mutua, las relaciones de parro- mal y toma medidas para corregirlo. Pero una
quia y los intereses comunes que son el funda- versin ms realista nos dice que se acta a m e -
mento del orgullo y del deber cvico. E n dida que se descubre el mal. Se sabe que lo que
Nueva York este criterio quedar codificado en se hace est mal, pero se sigue obrando de tal
la Ley de edificios de viviendas mltiples de m o d o que ste se produzca para ver si lo que se
288 Richard Sennett
piensa o percibe es real. En nuestra poca esto que levantan los vagones al salir de un tnel
es lo que hacen los que construyen cuadrculas prximo a los edificios. D e noche en el bar hay
verticales para las familias. Inquietos por la po- un aparato de televisin encendido pero sin so-
sibilidad de que en espacios tan neutros e im- nido y se oyen las sirenas de los vehculos poli-
personales puedan perderse los valores de la fa- ciales. E n verano gira un ventilador. Tal es el
milia, los arquitectos y planificadores de la marco de las conversaciones y llegu a entender
dcada de 1930 (por ejemplo, Robert Moses) que esas gotas de sonido eran suficientes para
empiezan a edificar en Nueva York los grandes crear la conciencia de una presencia, una indi-
proyectos de viviendas que acabarn materiali- cacin mnima de que all haba vida. Las pala-
zando esa posibilidad. Puede ser que los prota- bras m e conmovieron m s que algn discurso
gonistas del cuento no sean unos malvados y poltico inflamado, por ser la expresin de un
que el sueo de la vivienda sea una utopa re- deseo de crear un lugar donde importara ha-
formista que tiene su origen en el siglo XIX y blar, aunque no fuera m s que un espacio so-
que consiste en edificar viviendas saludables y meramente equipado con sillas desparejadas y
numerosas para los trabajadores. Pero el voca- mesas de plstico que la genta llama su bar. Es-
bulario visual del edificio trasunta un conjunto ta construccin se opona a los lugares funcio-
de valores diferentes que transforma las viejas nales y neutros que se les asignaron, aunque pa-
ideas acerca del espacio ilimitado en nuevas ra ellos no representaran nada.
formas de rechazo. E n materia de control social el espacio neu-
Consideremos, por ejemplo, las viviendas tro aparece c o m o la gran diferencia entre la pla-
destinadas a personas de escasos recursos cons- nificacin europea del siglo XIX y las distribu-
truidas en Harlem a lo largo de Park Avenue y ciones m s modernas manifestadas en sentido
diseadas con arreglo a los principios de la cua- horizontal en el Estados Unidos del siglo XIX y
drcula amorfa y sin lmites. El espacio ha sido ahora en todo el m u n d o en forma de rascacie-
aplanado y quedan pocos rboles. Los peque- los. El barn Haussman se encarg de la remo-
os espacios de csped estn protegidos por delacin de Pars en la poca en que era disea-
cercas metlicas. Esas viviendas presentan una do Central Park. Haussman se encontr con
baja tasa de criminalidad, pero sus habitantes una ciudad milenaria y congestionada, cuyas
se quejan de que constituyen un medio hostil calles tortuosas eran a su juicio pasto de enfer-
para el desarrollo de la vida familiar. La hostili- medades, crmenes y revoluciones. Frente a ta-
dad est incorporada a su propia funcionali- les peligros imagin los distintos m o d o s tradi-
dad. Los edificios niegan la idea de que ese lu- cionales de represin. La apertura de avenidas
gar tenga algn valor. En ese sentido cabe decir rectas en el corazn de un Pars congestionado
que son urbanizaciones construidas por espa- permitira respirar mejor a la gente y desplazar
cios pasivo-agresivos. ms rpidamente a la polica y a la tropa. Sin
Es extrao percibir c m o se expresa este re- embargo, las grandes avenidas de la era hauss-
chazo en los bares situados en las cercanas de maniana deban estar bordeadas por edificios
esas viviendas de Harlem. (En el conjunto de de viviendas y comercios elegantes, de m o d o
torres no hay ningn lugar para beber en pbli- que los burgueses ocuparan los barrios que an-
co.) Es extrao porque el lenguaje sociable es tes haban ocupado los obreros; esperaba que la
extremadamente fragmentado. Al principio vida econmica de los trabajadores se centrara
pens que esa fragmentacin responda a m i en la prestacin de servicios a los burgueses que
presencia, pero pronto comprend que en esos dominaban el barrio. Se trataba de una suerte
bares la gente deja m u y pronto de prestar aten- de colonizacin de clase en el interior de la ciu-
cin a un blanco calvo y distrado que acaba dad. Al m i s m o tiempo que abra la ciudad al
siendo vagamente familiar. Se trata de bares fa- transporte de masas y a una circulacin rpida,
miliares en los que el servicio y los porteros se esperaba que las clases trabajadoras adquiri-
renen a beber cerveza (los lugares m s anima- ran una mayor dependencia local. Esta para-
dos estn destinados a los que viven a la som- doja puede ser reveladora de la contradiccin
bra del hampa). Estos bares de Park Avenue que acucia siempre a la burguesa: el deseo de
carecen de mostrador y consisten tan slo en progreso y de orden. Haussman mezcl los ve-
una sala con mesas. E n ellos es c o m o si el tiem- cindarios y diversific su poblacin en nombre
po se hubiera detenido. El da flota en el polvo del restablecimiento de los vnculos locales, co-
Las ciudades norteamericanas: plan la ortogonal y tica protesta/le 289
m o si los profesionales y los hombres de nego- Las primeras vistas de Manhattan le hicieron
cios respetables pudieran convertirse en una ver los prados buclicos que invadan la isla en
nueva clase de terratenientes. Se propuso crear 1831, ya que entonces su parte septentrional la
un Pars de clientes constantes y exigentes, de constituan unos pocos villorrios dispersos en
porteros espas y de un millar de oficios humil- tierras labrantas. E n el centro de ese paisaje
des. natural experiment la gran emocin de con-
El urbanismo norteamericano en su perodo templar una metrpolis que se le apareci co-
de florecimiento recorri un camino distinto m o una erupcin sbita. Sinti el entusiasmo
consistente en reprimir la definicin manifies- del europeo que al llegar a Amrica se imagina
ta del espacio significativo en el que tendran asentado en ese paisaje intacto en contacto con
lugar la dominacin y la dependencia. Prescin- una poblacin que tiene de sencilla y placente-
di de la forma haussmaniana de la vivienda de ra tanto c o m o los europeos tienen de rancios y
pisos con su patio de artesanos, creando en complejos. Pasado ese rapto de entusiasmo ju-
cambio, un desarrollo horizontal y vertical que venil, Nueva York empezar a inquietarle, tal
es la forma ms moderna y abstracta de la ex- c o m o escribi m s tarde a su madre. Nadie pa-
tensin. Al crear sus ciudades de cuadrcula, los reca tomar en serio el lugar en que se viva ni
norteamericanos procedieron del m i s m o m o d o se preocupaba por los edificios que constituan
que en su relacin con los indios, es decir, que el marco de su ajetreo cotidiano; para sus habi-
borraron la presencia de lo que les era ajeno en tantes, la ciudad no era m s que un complicado
vez de colonizarlo. El control no se estableci dispositivo de oficinas, almacenes y cantinas
mediante la jerarquizacin del lugar, sino m e - por el que transcurran sus actividades.
diante la afirmacin de su neutralidad. A lo largo de su viaje, Tocqueville no dejar
de asombrarse por el carcter blando e insulso
Negacin de la diferencia de las poblaciones americanas. Las viviendas
parecan decorados m s que edificios destina-
Evitar y negar son dos formas afines de supri- dos a durar: el centro no ostentaba ninguna
mir las diferencias. La primera reconoce la permanencia. Esa escena fsica tena conse-
existencia de la complejidad, aunque procura cuencias polticas. E n ausencia de cualquier li-
huir de la misma. L a segunda lo que hace es mitacin fsica, la gente senta que poda obrar
sencillamente abolir su existencia. En las ciu- a su antojo, y eso fue al menos lo que expres
dades norteamericanas las viviendas son luga- Tocqueville en el primer tomo de La democra-
res de retiro: las cuadrculas, lugares de recha- cia escrito al calor de sus impresiones de viaje y
zo. Los mejores observadores extranjeros del publicado en 1834.
Estados Unidos del siglo XIX comprendieron En este primer volumen el joven escritor re-
esa conjuncin de alejamiento y rechazo. flexiona sobre el carcter blando e insulso de
Tocqueville formaba parte de una familia Amrica, ya que sigue siendo en gran medida
que, junto con otros aristcratas, se negaban a prisionero de su propio pasado. Las masas
participar en el nuevo rgimen y practicaba americanas disfrutan de la igualdad y son a sus
una emigracin interna. Alexis de Tocqueville ojos idnticas a esas turbas de la gran revolu-
decidi hacer su famoso viaje a Amrica para cin que causaron la misma impresin a sus
eludir las dificultades inherentes al hecho de nobles padres. La masa, la mayora, es un rga-
haber prestado lealtad al rgimen. Desde sus no activo que aplasta las voces discordantes y
primeros das en Nueva York vio con toda cla- que no toleraba expresiones contrarias a su vo-
ridad lo que iba a explicar. luntad, imponindose a la minora:
En esa poca el extranjero llegaba por lo ge- N o conozco ningn pas en el que, de manera
neral a Nueva York desde el sur. Al acercarse al general, se haga gala de una independencia
puerto poda contemplar un bosque de mstiles de espritu y se goce de menos libertad au-
y una multitud que se afanaba en las oficinas, tntica de discusin que en los Estados
casas, escuelas, iglesias. Esta escena evocaba Unidos... En Amrica la mayora erige ba-
otras imgenes de prosperidad mercantil con rreras inexpugnables en torno al pensa-
las que se haba familiarizado en Amberes o miento. Dentro de los lmites asignados, el
Londres. Tocqueville lleg a Nueva York desde escritor es libre, pero hay de l si osa tras-
el norte, cruzando el estrecho de Long Island. cenderlos! ... Terminar cediendo bajo el
290 Richard Sennett
peso del esfuerzo cotidiano y quedar si- urbano era la que impona la gente, ya que esto
lencioso, c o m o avergonzado de haber di- era lo que se ansiaba para s m i s m o . El famoso
cho la verdad14. individuo norteamericano, lejos de ser un
La ciudad contribuye a suscitar la pasin de aventurero, era con frecuencia un hombre o
las masas, tal c o m o observaba Tocqueville en una mujer cuyo crculo real no trascenda el de
Amrica: su familia y sus amigos. Fuera de ese crculo el
La clase baja que vive en estas grandes ciuda- individuo careca de grandes intereses y ener-
des constituye una chusma an m s peli- ga. El norteamericano era un ser pasivo y el
grosa que en Europa ... Comprende tam- espacio montono era lo que una sociedad pa-
bin una multitud de europeos que el siva quiere para s misma.
infortunio y la mala conducta han arroja- Tocqueville encaja en nuestro estudio de tal
do a las playas del nuevo m u n d o , hombres manera que llega a concebir el rechazo y el ais-
que slo traen a Estados Unidos nuestros lamiento c o m o algo complementario. U n a so-
mayores vicios ... 15 ciedad pasiva tomar las medidas oportunas
Y , c o m o sola respuesta a las turbas, las fuer- para neutralizar, es decir, atenuar las aspere-
zas del orden construyen con madera. La blan- zas. El que mitiga la discordia por medio de la
dura del medio urbano norteamericano no era tolerancia y la comprensin (caso de N o r m a n
un gran obstculo al imperio de las turbas. N a - Mailer con \os graffiti) adopta de forma moder-
da haba en el exterior, ni piedras histricas ni na la posicin descrita por Tocqueville. E n el
formas rituales, que pudiera contener o disci- espacio, el centro comercial, la repeticin hasta
plinar las turbas. el infinito de rascacielos de vidrio y acero, la
El segundo tomo de La democracia en Am- cinta de cemento de la autopista, la repeticin
rica fue escrito cuando Tocqueville haba vivi- de almacenes idnticos en los que se venden las
do ya algunos aos bajo el nuevo rgimen en mismas mercancas en una ciudad tras otra, el
Francia. Se public en 1840 y en l se brinda reino del buen gusto discreto y moderado o los
una visin diferente que corresponde perfecta- perfeccionamientos tcnicos a los que en N u e -
mente a nuestro tema. El autor estaba de regre- va York se les da el nombre de eurotrash,
so en su propia sociedad, y esta, durante el rei- todo ello son signos modernos que correspon-
nado de Luis Felipe, haba adoptado c o m o den a la visin de Tocqueville. U n medio a m -
divisa: Enriqueceos!. C o m p r o b que toda biente blando vuelve a dar seguridad a la gente
una generacin se apartaba de ese m u n d o cni- para que crea que afuera no ocurre nada per-
co y arribista. Fue testigo de la emigracin in- turbador ni exigente. La neutralidad sirve para
terna de sus amigos de infancia; se trataba de legitimar el alejamiento.
una generacin deprimida, desilusionada, ms Tocqueville fue el primero en interrogarse
replegada en s que sarcstica. Esa depresin sobre la sociedad de masas y en ese sentido pre-
hizo que se planteara de nuevo su propio pasa- cursor de Ortega y Gasset, Huxley y Orwell.
do. C o n d e n la neutralidad por considerarla un
Tamiz sus recuerdos de Amrica a travs signo invisible de cansado conformismo m s
del prisma presente. Amrica apareci a sus que de la voluntad de la masa:
ojos c o m o precursora del nuevo peligro que L o que reprocho a la igualdad no es que lleve a
amenazaba a la sociedad europea; la sociedad los hombres por la senda de los placeres
con que se encuentra a su regreso a Europa pa- prohibidos, sino que los absorba por c o m -
deca males ms actuales que los causados por pleto en esa bsqueda de placeres permiti-
las turbas slo contenida por edificios de made- dos. C o n ello podra llegar a establecerse
ra. E n sus notas de viaje Tocqueville haba con- en el m u n d o una especie de materialismo
signado que todos los lugares de Amrica eran honesto que no corrompera a las almas,
parecidos; la economa local, el clima y hasta la sino que las debilitara y acabara por ani-
topografa parecan influir m u y poco en el as- quilar silenciosamente todos sus resor-
pecto de la ciudad. Al principio se haba expli- tes16.
cado esta homogeneidad urbana c o m o el resul- Ahora bien, al contemplar el cansancio de
tado de u n a explotacin comercial su propia generacin, cada vez m s pasiva y
desenfrenada. Ahora optaba por una visin cuyo rostro se volva cada vez m s blando, lle-
m s trgica. La fisionoma neutral del medio g a una nueva conclusin. En realidad, la psi-
Las ciudades norteamericanas: plaa ortogonal}' tica protestante 291
cologa propia del aristcrata hace que est m u - drez: una cuadrcula de desafo. Pero en este
cho m s cerca del individualista norteamerica- centro de poder, con todos estos hombres que
no de lo que podran creer los europeos. Tanto llevan trajes caros y discretos, que se hunden en
el aristcrata c o m o el norteamericano viven sus asientos de cuero, la atmsfera parece estar
aislados y sufren de ese alejamiento. Ajuicio de ms cargada de miedo que de afn mercantil.
Tocqueville, cuando una persona consigue Estos hombres temen mostrar su juego. La pa-
neutralizar lo exterior y se repliega en s misma labra control, que carece de sentido en el bar de
experimenta una prdida de su propio control. Harlem, es aqu sinnimo de angustia. H a y que
La guerra, las catstrofes econmicas, la vio- estar m u y atentos a que las cosas no se desinte-
lencia delictiva, son siempre experiencias en gren.
las que se acaba perdiendo el control. La neu- Para el habitante c o m n de Nueva York, la
tralidad tiene un carcter diferente, ms insi- realidad de estos temores debe de seguir siendo
dioso. En trminos fsicos es una falta de est- un misterio; lo nico que tiene que saber es que
mulo y, en trminos de conducta, una ausencia los negocios se realizan en un ambiente neutral
de experiencia exigente. Cuando falta el est- de estilo ingls o con muebles modernos y cuya
mulo o la exigencia la persona empieza a sentir- blandura no distrae a los jugadores de sus an-
se desorientada y acaba por experimentar una gustias.
disgregacin interior. En la debilidad no cabe Esta escena del bar Pierre no parece ajustar-
hablar de coherencia. se a la visin de Tocqueville. Nuestro autor
En Nueva York hay bares por todas partes, imagin una sociedad de masas constituida por
bares en los que se acostumbra beber mucho y personas iguales y que padecen las mismas vici-
bares en que la bebida no es m s que un c o m - situdes que son el producto de esa igualdad. La
plemento, c o m o el bar del Museo de Arte M o - igualdad (en el sentido de neutralizacin del
derno. H a y bares en las discotecas, los bancos y ambiente) les hace perder los carriles. A juicio
los burdeles, y tambin bares improvisados en de Tocqueville. esa falta de contencin se m a -
los barrios de viviendas. Los grandes bares es- nifiesta en la inquietud por la muerte de los
tn en los hoteles: el Oak Bar del Plaza o el bar norteamericanos, su incapacidad para tomarse
del Algonquin, bien decorados, con amplios la vida en serio y disfrutarla en el instante pre-
asientos confortables. Se asemejan a los clubes, ciso. Estaban (y estn) pensando siempre en
pero no tienen su atmsfera silenciosa. En un moverse, en trasladarse a otros lugares que pue-
gran bar hay que gritar para hacerse or, pero de que sean idnticos. E n la moderna Nueva
Nueva York carece de ese tipo de bares. Todos York los males culturales consistentes en neu-
tienen un carcter decididamente neutral, so- tralizarlo todo o equipararlo son los de una so-
bre todo en los centros del poder, c o m o sucede ciedad que, no obstante, padece profundas des-
con el bar del Hotel Pierre, en la Quinta Aveni- igualdades materiales. Al igual que San Agus-
da, justo donde comienza Central Park. El con- tn, Tocqueville nos ense a considerar seria-
traste fsico entre este bar y el situado en Har- mente la apariencia de las cosas. N o existe co-
lem es tan notable que no parecen tener nada herencia en la blandura y lo m i s m o puede de-
en c o m n . El carcter del bar del Hotel Pierre cirse del ansia por ganar dinero y del
es discreto, con sus amplias mesas, susfloresy sufrimiento por la pobreza, aunque el fenme-
su luz tamizada; las personas lo frecuentan pa- no de la neutralidad no pueda ser el m i s m o pa-
ra hacer negocios sin que parezca que los ha- ra los ricos y los pobres.
cen, lo que es visible a travs de detalles c o m o Este enigma se podra formular en forma de
ste: cuando la gente se reconoce, no se acerca a interrogante: C m o se produce el rechazo cul-
la mesa del otro, sino que, a lo s u m o , hace un tural de la diferencia en una sociedad en la que
pequeo gesto de reconocimiento. En el Pierre son tan tajantes las diferencias sociales y eco-
las bebidas slo sirven para cubrir las aparien- nmicas? El avezado hombre de negocios que
cias. Las personas pueden pasarse horas ente- hace una transaccin en el Pierre no acepta que
ras sin tocar su vaso y los camareros tienen la la consiguiente prdida de miles de empleos
costumbre de no molestarlas. forme parte de su realidad. Podemos entender
La atmsfera es tensa, dado que cada uno que su ambiente discreto fortalece en l el de-
presta suma atencin a los dems. El bar del seo de proceder c o m o si la nica realidad con-
Pierre tiene la neutralidad del tablero de aje- sistiera en trazar nmeros sobre un papel. Al
292 Richard Sennett
que separa este m u n d o del otro. La gente po- ba. Las observaciones de Tocqueville acerca
dra acumular ganancias en este m u n d o y stas del temor de los norteamericanos, junto con su
incidirn en su vida en el otro. As, por otra indiferencia al medio, es el resultado, a juicio
parte, la salvacin o la condenacin sern tanto de Weber, de esa mezcla religiosa tan fuerte-
ms aleatorias cuanto ms dependieran de los mente teida de negacin. Salvar y salvarse;
altibajos de la calle. negar el presente para hacerse acreedor del fu-
El ttulo mismo del libro de Weber demos- turo; competir despiadadamente con los dems
traba la relacin que estableca entre la nueva para probar el propio valor; rechazar lo concre-
valoracin espiritual de la competencia y los to en aras de lo interior; vivir en un estado de
orgenes del capitalismo moderno y acab por incesante devenir. E n este punto W e b e r se
expresar esta relacin de manera imaginable: la aproxima mucho m s a Freud que a Marx, ya
competencia para adquirir bienes, inmemorial que su manera de entender la mecnica de la
y universal en todas las sociedades, era ahora, competencia capitalista le sirve para demostrar
adems, la demostracin de la virtud. Sin e m - la tesis de Freud segn la cual el ser h u m a n o es
bargo, ese carcter slo se imprimir en la m e - vctima de sus propias inhibiciones.
dida en que slo siguiera siendo una demostra- Poco antes de escribir La tica protestante y
cin y no se plasmara en deseo irrefrenado de el capitalismo, Weber haba viajado a Estados
bienes de este m u n d o . El hedonista es voraz y a Unidos en una poca en que los Vanderbilt
la vez carece de disciplina, por lo que puede no ofrecan fastuosos banquetes para 70 comensa-
verse coronado por el xito. La negacin apare- les. Esos capitalistas amantes del lujo le pare-
ce as en la propia sociedad de competicin al cieron una anomala. Los hombres de poder lle-
m i s m o tiempo que la desigualdad. Los que garan con el tiempo a protegerse y a no osten-
sean capaces de ocultarse a sus propios ojos tar su riqueza. A nivel de la cultura trataran de
tendrn muchas m s probabilidades de triun- convertirse en uno de tantos, procurar no so-
far. bresalir. Seguiran, no obstante, siendo enemi-
La sutileza del anlisis de Weber consiste en gos unos de otros. En un rasgo de genio, Weber
comprender que la negacin es una experiencia comprendi que los capitalistas seguiran com-
de doble filo. La posibilidad de gratificarse in- pitiendo mucho despus de haber alcanzado la
mediatamente se logra al precio de rechazar el completa seguridad econmica. El hombre que
valor real de la cosa. La persona que gana dine- poda tratar a los dems c o m o piezas de un ta-
ro no lo gasta, la retencin (esos actos a los que blero era un hombre que luchaba con sus pro-
damos ahora el nombre de gratificacin diferi- pios demonios. Su perfil fue visible en el movi-
da) neutraliza de manera radical el vnculo miento protestante cuando la conciencia del es-
emotivo al neutralizar el valor de lo deseado. tado interno se convirti en centro de la fe. E n
Es c o m o si esa persona dijera: lo que obtuve un nuevo avatar de esa inspiracin genial, W e -
no vala el tiempo que perd en conseguirlo. ber lleg a comprender de qu manera una per-
La posibilidad de competir es tanto mayor sona puede tratar de resolver una duda relativa
cuanto que se rechaza la realidad del bien por el a su valor interno mediante un ejercicio de po-
que se compite. der en el que gane pero no disfrute con ello.
Los protestantes de los primeros tiempos se Esta negacin de s es prueba de que goza de un
lanzaron a la gratificacin diferida en beneficio carcter slido, ms fuerte que el de otros y lo
de Dios. Dios haca de la competencia una vir- suficientemente enrgico c o m o para resistir a
tud y de la negacin de la realidad una realidad. la tentacin del deseo. Weber se pregunta qu
Por desgracia. Dios es incognoscible y el peca- intenta probar la persona que compite para
do del ser h u m a n o es infinito. En qu dosis probarse algo. Para poner de manifiesto en un
haba que combinar el xito y la negacin del ejemplo extremo el malestar que subyace en la
m i s m o para demostrar que se es una buena per- competencia, examina la relacin de la con-
sona digna de salvacin? Al no ser posible res- ciencia moral protestante con el m u n d o en el
ponder a esta pregunta, la persona se ver im- caso de los calvinistas y los protestantes purita-
pulsada a seguir adelante, a competir cada vez nos que hallaron refugio en la Amrica del si-
ms y a tener cada vez ms xitos, a diferir cada glo xvii. Al igual que Tocqueville considera
vez m s la gratificacin con la esperanza de que que la forma de vida de ese ncleo h u m a n o en
el futuro le dara esa respuesta que nunca llega- Amrica se anticip a la que adoptaran los eu-
294 Richard Sennen
NEW YORK
N E W JERSEY
ropeos. A sus ojos los puritanos eran unos neu- lugares de cooperacin m s que de competi-
rticos heroicos, unos seres corrodos por la du- cin. E n el Pacto Eclesistico de la aldea de Sa-
da que luchaban denodadamente para probar- lem de 1689 se dice:
se que tenan valor. H e m o s decidido con toda rectitud considerar
En cierto m o d o , los puritanos no se presta- cul es nuestro deber y convertirlo en
ban a su argumentacin. Los lugares en que vi- nuestra pena, reconocerlo c o m o nuestra
van habran sido inmediatamente reconocidos vergenza y definir en qu medida no lo
por sus contemporneos c o m o tpicas aldeas hemos cumplido y pedimos por ello per-
europeas con su ncleo de casas en torno de un dn al evocar la Sangre del Pacto Perma-
prado y, m s all, las tierras labrantas hasta los nente.
lmites del distrito. Afinalesdel siglo x v n el Y , con el fin de respetar este Pacto y cuan-
diseo de esa aldea tradicional comienza a m o - tas disposiciones inviolables establece pa-
dificarse por motivos que seguirn vigentes ra siempre, habida cuenta de que nada po-
200 aos. Despus de establecerse el ncleo de demos nosotros mismos,
la aldea, en la divisin de la tierra, los recin Imploramos humildemente la ayuda y la
llegados abandonaban el conservadurismo que gracia de nuestro mediador 20 .
haba presidido el diseo de sus calles. Para En este Pacto se acepta de manera explcita
distribuir la inmensidad virgen no eran aplica- la consubstancialidad del malestar interno y de
bles los mtodos europeos de parcelamiento'1'. la cooperacin mutua. La neutralidad, la
En el siglo x v m esas aldeas de malla prieta se indiferencia para con los dems, no dejan de
deshilacharon a medida que los habitantes se ser expresiones vanas en estas poblaciones; las
fueron a vivir a las tierras que trabajaban. diminutas aldeas de Nueva Inglaterra no pare-
Mientras duraron, estas aldeas prietas eran can al principio que iban a ser el ambiente pro-
296 Richard Sennett
picio para el rechazo social de la tica protes- los primeros norteamericanos que sintieron la
tante. doble necesidad de alejarse de todo y de contro-
Sin embargo, sus habitantes llegaron a vivir lar su vida, dualidad que implicaba huir de los
el drama de la negacin a travs de la neutrali- dems en nombre del autodominio.
dad,'y viviran y padeceran en grado heroico a Las iglesias construidas en el centro de los
causa del m i s m o . El puritano se imaginaba que poblados tradicionales de Europa sealaban
deba alejarse del m u n d o en que haba nacido a claramente donde haba que buscar a Dios. El
causa del malestar de la guerra que se libraba centro define un espacio de reconocimiento.
en su interior. Su salvacin o su condenacin Dios es legible: est en el interior, en el santua-
estaban predestinadas por Dios, y Dios con un rio y en el alma. E n el exterior slo hay riesgos,
toque de su divino Instrumento, haba decreta- desrdenes y crueldades. El interior puritano
do la imposibilidad de que el puritano supiera no era legible, era el sustento de un combate,
si sera salvado o condenado. Estaba obligado, una conciencia en conflicto consigo m i s m o ; la
en palabras del puritano norteamericano Cot- terrible lucha por encontrarse se agravara
ton Mather, a predicar las riquezas de Cristo cuando los otros, es decir, el exterior, otras con-
que no es posible buscar, pero era demasiado fusiones, hicieran su aparicin. El espaol lle-
h u m a n o , era un hombre que quera conocer su gaba al N u e v o M u n d o c o m o un a m o ; la conver-
destino y buscaba las pruebas21. N o tena el po- sin y la conquista eran una sola cosa; llegaba
der de controlar las tentaciones ni los pecados su condicin de catlico. El puritano vena a un
cotidianos del m u n d o ; careca incluso del ali- refugio; la conversin era un deber y la con-
vio catlico de la absolucin de sus pecados. quista una necesidad de supervivencia, aunque
N o le era posible tener un conocimiento defini- ni una ni otra eran el verdadero motivo de su
tivo, y tampoco obtener la absolucin. Su Dios viaje. El lugar al que llegaba tena que ser con-
se asemejaba a una fortuna sdica. La concien- templado c o m o una tela blanca en la que poda
cia moral y el dolor se convertan as en sus desplegarse esa doble compulsin; recomenzar
compaeros inseparables. en un sitio nuevo y lograr as un mayor domi-
Puede que la expresin m s grfica de este nio de s.
conflicto interno sean los versos que George C o n frecuencia, quienes se haban embarca-
Goodwin escribi a principios del siglo xvii: do en esta experiencia purificadora encontra-
Canto m i propio ser; mis guerras civiles ban que el lenguaje no bastaba para conjurar
internas; sus conflictos internos, y el fracaso fatal llegara
Mis victorias y derrotas cotidianas; a convertirse en Salem con el silencio, el verda-
El duelo constante, la lucha incesante, dero castigo de las brujas. D e manera m s gene-
La guerra interminable que durar tanto ral, en la cultura norteamericana, al fracaso de
c o m o mi propia vida22. las palabras para revelar el alma se s u m la
Para escapar a ese sufrimiento el puritano conciencia exacerbada de s mismos en un pai-
fue tentado por la inmensidad virgen, por ese saje inmenso y que les era extrao. A falta de
vaco que no le impondr exigencias seducto- un lenguaje adecuado para expresar la expe-
ras y con la visin por remota que fuera de lle- riencia interior, cada uno se replegara en s an-
gar a controlar su vida. El padre de Cotton te la imposibilidad de manifestar su vida, con-
Mather, Increase Mather, perteneciente a la denado en el mejor de los casos a no dar sino
primera generacin de puritanos inmigrantes, una nueva impresin. El espacio interior del
escribi en la pgina inicial de su diario: catolicismo medieval tena un carcter fsico,
Espero la llamada de tierras desconocidas don- era un espacio que todos podan compartir. El
de vivir hasta el trmino de mi vida y de espacio interior de los puritanos era el espacio
mis lgrimas23. del Individualismo m s radical y m s impalpa-
Los primeros norteamericanos eran seres ble. El ojo del puritano slo poda ver en su in-
torturados. Cuando se habla de los primeros terior.
colonizadores o de los aventureros ingleses Por consiguiente, para el puritano, el vaco
no se llega a expresar ninguno de los motivos tena un significado espiritual. Incluso en el
que empujaban a la gente a emprender un viaje primer nudo de casas aldeanas se sentir siem-
peligroso y a instalarse en parajes desolados o pre solo con su conflicto. Observadores poste-
infestados de mosquitos. Los puritanos fueron riores se asombraron de que se lanzaran en for-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y tica protestante 297
m a incontenible a la conquista del Oeste quie- se trata en la calle a quienes carecen de techo o
nes podan haber llevado una vida ms rica y estn sujetos a trastornos mentales. Se les trata
feliz explotando lo que ya posean. Se trataba con resentimiento, ya que se presentan c o m o
de una de las manifestaciones de la tica pro- verdaderos necesitados y siguen mostrndose a
testante, esa incapacidad para admitir que lo la vista de todos. Y es una lucha contra esa hos-
que existe resulta suficiente. Quien se ve movi- tilidad la competencia de identidades que se ha
do por esa disposicin interna cree que esa lu- establecido para dejar la propia marca en los
cha le permitir encontrarse, que la propia as- vagones del subterrneo y los muros de la ciu-
pereza del combate le otorgar un valor inte- dad. Lo que se pide es el reconocimiento. A la
rior. Compite en aras del dolor y, en ltima pregunta Ser reconocidos por quin?, el pu-
instancia, compite consigo mismo. ritano poda dar una respuesta. Aunque nos fal-
E n un primer m o m e n t o la fe marc con su te su fe en Dios y no tengamos ninguna respues-
sello inconfundible esa lucha interior. El bien ta a m a n o , seguimos sintiendo, c o m o l, la ne-
combata al mal. M s tarde, a medida que sus cesidad de dudar. Sigue presente la antigua
protagonistas iban deshaciendo el nudo euro- sombra que oscurece la presencia de los de-
peo y adquiran ms autonoma, los trminos ms.
de esa lucha interior perdieron nitidez. U n tex- E n la historia de Estados Unidos el recurso
to clsico de la conquista del Oeste, la novela implacable a la cuadrcula contribuy a crear
The little house on the prairie, cuenta c m o laesa sombra. La cuadrcula pareca resolver la
familia se m u d a cada vez que descubre otro te- amenaza del valor del medio mediante u n acto
cho en su horizonte. Nadie puede explicar las de represin geomtrica. All fuera no haba
razones de esa vida errante, pero el hecho es nada que debiera ser tenido en cuenta al aplicar
que se sienten amenazados y tienen que alejar- la cuadrcula. Es sabido que los problemas de la
se cada vez ms. Es un movimiento anlogo el ciudad consisten en su impersonalidad, su es-
que da origen a los suburbios. Cada vez que cala alienante, su frialdad. A m i juicio, esta
puedas, aljate de los dems. La densidad es un descripcin es ms profunda de lo que parece a
mal. Slo el vaco, en la neutralidad, cuando simple vista. La impersonalidad, la frialdad y el
faltan el estmulo o la interferencia de los de- vaco son trminos esenciales del vocabulario
ms, puede el alma dominarse. Se tiene as la protestante sobre el medio ambiente. Estas pa-
dualidad del alejamiento y de la lucha por el labras marcan una cierta direccin de la mira-
autodominio. da; la separacin, la exclusin, la frialdad son
Cabe pensar que se trata de una historia pu- otras tantas razones para buscar los valores in-
ramente norteamericana y hasta que la ancdo- ternos en el interior. La tica protestante nos
ta se circunscribe a una pequea secta del siglo habla del avatar desdichado de esta orientacin
xvii. Pero as c o m o nos encontramos a veces de la percepcin. Es una historia de escasez de
con una iluminacin en la vida de personas dis- valores. Es una historia en la que son los pro-
tantes que nunca se propusieron influir en no- pios seres humanos los que crean unas condi-
sotros, la lucha civil interna librada en tie- ciones y circunstancias que inmediatamente
rras norteamericanas tiene un significado para despus contemplarn c o m o vacas y fras. Esa
el presente. Tocqueville se equivoc en cierto es la consecuencia perversa de la negacin. El
m o d o al contemplar el carcter individualista. que asume una actitud neutral para con el exte-
En efecto, lo tom c o m o una simple indiferen- rior acaba por sentirse vaco. Esta perversin se
cia con respecto a los otros, lo que constituye aplica tanto a la creacin del espacio c o m o a la
un error generoso, si cabe decir, habida cuenta creacin del capital. Ahora bien, al haberse in-
de otras realidades m s actuales. Lo cierto es corporado a la trama de la vida cotidiana y se-
que, el cdigo para establecer el autodominio cular, esta conciencia protestante del espacio
desarrollado por primera vez en Estados Uni- deja de ser una neurosis heroica.
dos, manifiesta una profunda hostilidad hacia V e m o s as que la relacin entre espacio cua-
las necesidades de los dems y un resentimien- driculado y tica protestante es un ejemplo de
to por su mera presencia. Los dems interfie- otra relacin ms general entre espacio y cultu-
ren; para lograr el control, nada de lo de afue- ra. Weber no pens que la religin determinara
ra debe importar. Esta hostilidad puede verse la economa, sino que exista una interaccin
ahora en muchas ciudades en la manera en que entre ambas. Del m i s m o m o d o , tambin los va-
298 Richard Sennen
lores culturales se entrelazan con el orden espa- s mismos. En Estados Unidos, la aplicacin de
cial. Estos lazos han ejercido una gran influen- la cuadrcula constituye el primer signo de una
cia en la visin moderna c o m o tambin en la forma moderna de represin m u y caractersti-
formulacin de Weber, las tcnicas religiosas ca que consiste en negar el valor de los dems y
de autorregulacin siguen vigentes m u c h o des- la peculiaridad de cada lugar mediante la cons-
pus de que desaparece la fe religiosa. En la pla- truccin de la neutralidad.
nificacin del espacio visual, la neutralidad
crea un campo de competencia en el que los Traducido del ingls
participantes operan un repliegue moral sobre
Notas
1. Joseph Rykwert, The Idea of a Frontier (Cambridge, Mass: 14. Alexis de Tocqueville. Dela
Town: The Anthropology of Urban Harvard. 1959), pgs. 24-25. dmocratie en Amrique (ed. a
Form in Rome, Italy and the cargo de J.P. Mayer), Gallimard.
Ancient World. (Cambridge. Mass: 8. Commissioner's Remarks, 1961 ; t o m o I. pg. 266.
M . I . T . Press. 1988), pg. 192. op. cit. pg. 25.
15. Notadel autor, al pie de las
2. Rykwert, op. cit.. pg. 90. 9. Lewis M u m f o r d , The City in pgs. 290-291 de la edicin citada.
History (Nueva Y o r k : Harcourt.
3. Rykwert, op. cit.. pgs. 90-91. Brace. Jovanovich, 1961), 16. Tocqueville, op. cit.. t. II, pgs.
138-139.
pg. 421.
4. William Bridges. Map of the
City of New York and Island of 17. Geoffrey Chaucer. The
10. El lector interesado en conocer
Manhattan (Nueva York: 1811), Canterbury Tales (Los Cuentos de
concretamente la lnea irracional
Commissioner's Remarks, Canterbury), traduccin de R . M .
que sigui la lgica del
pg. 30. Lumiaiisky (Nueva Yoik, Pocke!
capitalismo puede consultar con
Books, 1971), pg. 357 del original
provecho lo que dice Peter
5. Ordenanzas reales sobre y pg. 10 de la traduccin.
Marcuse, The Grid as City Plan:
descubrimientos nuevos y
N e w York City and laissez-faire
poblaciones. 18. M a x W e b e r , Die
planning in the nineteenth
century. Planning Perspectives. 2 protestantische Ethik un der Geist
6. Pierre Charles l'Enfant. Note (1987), pgs. 287-310. des Kapitalismus. (Existe en
relative to the ground lying on the espaol. La tica protestante y el
eastern branch of the river espritu del capitalismo. Edicions
Potomac... Pese a n o estar 11. Frederick L a w Olmsted. 62, Barcelona.)
fechada debe de haber sido escrita Description of a Plan for the
entre el 4 de abril, cuando el Improvement of the Central Park, 19. Anthony N . B . Garvan,
Presidente Washington transmiti 'Greensward', 1858 en Frederick
Architecture und Town Planning in
a l'Enfant las ideas de Jefferson, y L a w Olmsted, Jr. y Theodora
Colonial Connecticut ( N e w H a v e n :
el 10 de abril de 1791, fecha en que Kimball, Frederick Law Olmsted
Yale, 1951), pg. 52.
Jefferson acept el control de (Nueva York, 1928), pgs.
l'Enfant en materia de 214-232.
20. Reproducido en Charles B .
planificacin sobre la nueva Rice, Proceedings at the
capital de la nacin. Texto 12. John W . McCoubrey. Celebration of the Two Hundredth
reproducido en E . L . Kite L'Enfant American Tradition in Pai ting Anniversary of the First Parish at
and Washington. 1791-1792, (Nueva York: Braziller, 1963). Salem Village (Boston. 1874).
Baltimore: John Hopkins Press, pg. 29.
1929. pgs. 47-48. 21. Citado en Kenneth Silverman,
13. Citado por John Hancock, The Life and Times of Cotton
7. Francis Baily. Journal of a Tour The Apartment House in Urban Mather (Nueva York: Columbia
in Unsettled Parts of North America en la obra recopilada por University Press, 1985), pg. 24.
America in 1796 and 1797 Anthony D . King, Building and
(Londres, 1856). pg. 226, citado Society (Londres: Routledge and 22. George G o o d w i n ,
en Richard W a d e . The Urban KeganPaul. 1980), pg. 181. Auto-Machia versin
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y tica protestante 299
modernizada, adaptada del 23. Increase Mather. A Sermon Antiquarian Society, L X X I (1961),
original quefiguraen Sacvan Concerning Obedience, en The pg. 352.
Bercovitch. The Puritan Origins of Autobiography of Increase
the American 5 W / ' ( N e w Haven: Mather, a cargo de Michael G .
Yale, 1975), pg! 19. Hall, Proceedings ol the American
Servicios financieros y comerciales
de la ciudad de Nueva York:
vnculos internacionales
y repercusiones en la ciudad
Saskia Sassen
Tras una dcada en que el empleo ha ido dismi- cera parte de los empleos en el caso de Nueva
nuyendo drsticamente en la industria m a n u - York? En el presente artculo se abordarn es-
facturera, servicios y administracin pblica, tas cuestiones y se analizarn las condiciones
la ciudad de Nueva York experimenta a partir en las que se han producido la expansin de los
de los ltimos aos setenta un rpido creci- serviciosfinancierosy comerciales, los c o m p o -
miento de los serviciosfinancierosy comercia- nentes de tal crecimiento, su duracin y la con-
les. La explicacin puede residir en el hecho de siguiente distribucin de beneficios y costes pa-
que la ciudad ha entrado en la era postindus- ra los diferentes sectores de la economa ciuda-
trial, lo que constituira un caso interesante de dana y su fuerza laboral. Para situar los datos
renovacin econmica en contraste con la de- en perspectiva, se compara a la ciudad de N u e -
cadencia aterradora de la va York con su rea metro-
regin industrial del medio politana y con otras gran-
Saskia Sassen es profesora y miembro
oeste. As. pues, represen- de la Urban Planning Division, Gra- des ciudades tales c o m o
tan las formas de creci- duate School of Architecture. Planning Los Angeles y Chicago.
miento hoy visibles en la and Preservation. Columbia Univer- El fondo cultural de este
sity. N e w York, E E . U U . Es tambin
ciudad de Nueva York un miembro de varios grupos de investiga- artculo se encuentra en el
modelo de renovacin eco- cin internacionales y de varios proyec- gran n m e r o de anlisis
n m i c a que podra ser tos de la O N U . Sus publicaciones m s que existen sobre el rea
recientes son The Mobility of Labor and
adoptado por otras reas Capital (1988) y The Global Ciiv. New metropolitana de N u e v a
urbanas, una especie de al- York, London. Tokyo ( 1990). York basados tanto en teo-
ternativa postindustrial ca- ras sobre el tipo de creci-
paz de revitalizar la indus- miento propio de las gran-
tria? O bien, es este tipo des ciudades, c o m o en los
de crecimiento una carac- procesos cclicos de disper-
terstica tan slo de la gran sin de los componentes de
ciudad que es Nueva York? dicho crecimiento. En toda
Es eficaz y deseable este tipo de crecimiento? esta documentacin relativa a ese fenmeno se
Qu repercusiones puede tener en la estructu- pone de manifiesto la funcin de semillero de
ra econmica y social de la ciudad? Sabemos las grandes ciudades en un contexto de ciclos
que las grandes reas de la industria manufac- peridicos de superpoblacin, congestin y
turera del medio oeste produjeron una gran aparicin de aglomeraciones antieconmicas
cantidad de empleos bien remunerados duran- y de soluciones parciales basadas en la disper-
te su perodo de crecimiento con su correspon- sin espacial. Los beneficios y los costes socia-
diente efecto multiplicador sobre la economa les de estos ciclos de dispersin y concentra-
en general. Qu significa para una economa cin estn distribuidos de forma desigual entre
urbana tener c o m o sector econmico de mayor los distintos sectores de la poblacin, la fuerza
crecimiento a los serviciosfinancierosy comer- laboral y la economa. A d e m s , variarn segn
ciales, un sector que representa cerca de la ter- los diferentes regmenes econmicos que carac-
o 10 20 30 40 bo
i i i i u
km
cin de los petrodlares en el sistema financie- En pocas palabras, en los aos sesenta y se-
ro internacional. Los grandes bancos comercia- tenta la tendencia era impulsar a los centros re-
les se han convertido en las instituciones domi- gionales y a susfiliales,bajo la direccin de los
nantes en los mercados financieros grandes bancos transnacionales, mientras que a
internacionales. La crisis de la deuda de 1982 comienzos de los aos ochenta surge un nuevo
produjo cambios fundamentales en la industria modelo consistente en volver a concentrar la
financiera y, sobre todo, la disminucin de los gestin industrial y la produccin de innova-
prstamos bancrios y un rpido aumento del ciones financieras en un nmero circunscrito
mercado de valores. La amplia produccin de de plazas importantes. La reorganizacin de la
innovaciones financieras posibilit la expan- industria financiera se produce c o m o conse-
sin masiva de la industria mediante nuevos cuencia de haberse agotado toda posibilidad de
instrumentos negociables y no negociables de crecimiento, y ese fenmeno va unido a la re-
crdito y capital, lo que se reflej en las cifras conversin de los petrodlares mediante prs-
de la capitalizacin mundial que pasaron de los tamos que se conceden sobre todo a los pases
892 mil millones de dlares en 1974 a 5,2 billo- del Tercer M u n d o .
nes en 1986 (en dlares de valor constante). El desarreglo y la internacionalizacin del
Adems del aumento del volumen total se sistemafinancierode los principales pases de-
ha producido una transformacin importante sarrollados se ha producido pese a las diferen-
de los componentes de las finanzas. En los aos cias existentes entre esos sistemas en lo concer-
setenta el componente m s generalizado del niente al marco reglamentario, la historia y la
mercado financiero era el prstamo, mientras economa en que se mueven. Es inevitable que
que hacia 1984 pasaron a serlo los valores y persistan muchas de esas diferencias. Adems,
otros instrumentos negociables. Los prstamos los principales centrosfinancierosdel m u n d o
bancrios pasaron de los 124 mil millones de pueden adoptar formas especficas de incorpo-
dlares de 1981 a los 19 mil millones de 1985, racin al sistema financiero mundial. Por
cifra sta la ms baja desde 1972. E n 1986, la ejemplo, Japn es hoy el mayor exportador de
cuanta de dinero reunida por los bancos de in- capitales de todo el m u n d o y Tokio su centro
versin y otros valores aument en el 33 % en financiero m s importante, mientras que Esta-
relacin con 1985, siendo m s de cinco veces dos Unidos es el principal receptor de capitales
superior al volumen de los prstamos banc- extranjeros y la ciudad de Nueva York su cen-
rios. Por ltimo, se empez a atribuir una im- tro financiero m s importante. Londres es la
portancia menor a los centros regionales, re- plaza ms importante del euromercado y cuen-
concentrndose la actividad en las grandes ta con la red bancaria internacional ms vasta
ciudades. As, de los 5,2 billones de dlares de del m u n d o .
capitalizacin mundial de 1986, el 80 % corres- Esta evolucin econmica, junto con los
pondi a Nueva York. Londres y Tokio. La re- avances que se han producido en las telecomu-
percusin del crecimiento del mercado finan- nicaciones en el ltimo decenio, ha llevado a
ciero en dichas ciudades viene dado por el los gobiernos de los pases ms industrializados
anlisis del mercado de valores en cada uno de a reexaminar el marco reglamentario del sector
dichos pases. Segn los datos de Morgan Stan- financiero. A comienzos de los aos ochenta
ley, en 1985 ese mercado creci en Estados esos pases abolieron diversas clases de restric-
Unidos en el 27,2 %, mientras que en Japn el ciones, lo que tuvo c o m o consecuencia una m a -
13,4 % y en Gran Bretaa en el 17,6 %. T o d o yor competitividad y diversificacin del siste-
ello m e ha llevado a formular la hiptesis (va- m a financiero. Calificar este proceso de
se Sassen, 1989) segn la cual la prdida de par- desarreglo es, en trminos estrictos, incorrecto,
ticipacin en el mercado sufrida por los bancos ya que persiste un marco regulador y se han
comerciales y la importancia creciente de las aplicado nuevas normas. Estos cambios for-
institucionesfinancierasno bancarias sumadas m a n parte de la tendencia mundial que est
al mercado de valores (es decir, la transforma- transformando las funciones bsicas de las ins-
cin de varios tipos de deudas en instrumentos tituciones financieras. El rpido crecimiento
negociables) y a las innovaciones financieras de la banca internacional en el ltimo decenio
tienen que empujar a los centrosfinancierosa ha resaltado el hecho de que hoy por hoy el sis-
concentrar todava ms esas actividades. tema financiero mundial interactua con el sis-
306 Saskia Sassen
Fuente: Bureau of the Census, County Business Patterns 19S4, Nueva York (CBP-84-34)
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vnculos internacionales y repercusiones en... 309
1980
Fuentes: Harris (1988). calculado segn Hoover y Vernon, Anatomy of a Metropolis, 1962. pg. 248; U . S . Bureau of
the Census, Place of Work, Nueva York. 1984.
rea metropolitana de Nueva York en 5,6 mil puestos. En pocas palabras, estos ltimos aos,
millones. Segn dicho estudio, en 1982, las ar- tanto F I R E c o m o los servicios comerciales han
tes generaron directamente ms de 35.000 e m - contribuido de manera m u c h o m s importante
pleos, hasta alcanzar incluso la cifra de 117.000 a la creacin de puestos de trabajo en la ciudad
si se incluyen los producidos indirectamente. de Nueva York que en todo el pas.
Los ingresos han ascendido a 2 mil millones.
As, pues, las artes constituyen una industria
ms importante que la publicidad, la hostele- 3. Componentes del crecimiento
ra, el asesoramiento administrativo y los servi- de los servicios financieros
cios de computacin y procesamiento de datos.
Los mayores beneficiarios por orden de impor- y comerciales de la ciudad
tancia han sido la industria inmobiliaria, los de Nueva York
servicios comerciales y profesionales y el co-
mercio al por mayor y al detalle. Para nuestro U n gran nmero de empresas de servicios alta-
propsito hemos calculado que la industria de mente especializados y de instituciones finan-
las artes, con sus 5,6 mil millones, consta de cieras no bancarias son hoy da el ncleo de ese
cinco segmentos principales, a saber: 1) 1.580 sector. La rpida expansin que han experi-
instituciones sin fines lucrativos y que han mentado desdefinalesde los aos setenta radi-
aportado a la regin un total de 1,3 mil millo- ca en algunos de los procesos analizados en las
nes; 2) el turismo, con una aportacin de 1,3 primeras secciones. La reorganizacin de la in-
mil millones: 3) las actividades locales del cine dustria durante los ltimos aos ha producido
y la televisin, incluida la publicidad, el vdeo y cambios fundamentales caracterizados por una
la televisin por cable, con 2 mil millones; menor reglamentacin, una mayor diversifica-
4) las galeras de arte y las salas de subastas con cin, mayor competicin, crecimiento acelera-
360 millones, sin contar el valor de las obras do, adems de la prdida de cierta participa-
compradas o vendidas; y 5) los teatros de cin en los mercados experimentada por los
Broadway y de sus alrededores, con 480 millo- grandes bancos comerciales. Durante el pero-
nes, adems de las compaas itinerantes con do anterior, los bancos dominaron un mercado
sede en Broadway, con otros 170 millones. La cuyas caractersticas eran el alto nivel normati-
mayor parte del total (2,1 mil millones) de los vo, la poca inflacin y la tasa de crecimiento
gastos de la industria corresponde al personal m u y moderado, aunque predecible. El alto n-
(45 % ) , mientras que la segunda categora es la dice de inflacin de los aos setenta, la mayor
de los gastos por servicios comerciales (inclui- utilizacin del euromercado por parte de las so-
dos los profesionales) con el 20 %, y la tercera, ciedades de prstamos y la crisis del endeuda-
los impuestos por nmina y los beneficios. miento del Tercer M u n d o son los factores que
El modelo es bien distinto si se procede a han modificado esa situacin.
comparar la contribucin de los diferentes ser- Al principio de los aos ochenta se concen-
vicios al crecimiento del empleo entre la ciu- traban en Nueva York no slo las empresas na-
dad de Nueva York y Estados Unidos. Del au- cionales de servicios, finanzas e industria con
mento total de 300.000 puestos de trabajo en la transacciones internacionales, sino que era tam-
ciudad de Nueva York durante la fase de creci- bin cada vez mayor la concentracin de empre-
miento, comprendida entre 1979 y 1985, alre- sas extranjeras. Al ser el principal centro comer-
dedor del 38 % corresponde a F I R E y el 18 % a cial de Estados Unidos y la mayor plaza comer-
los servicios comerciales, lo que nos da un por- cial del m u n d o , la ciudad se presentaba c o m o el
centaje total del 56 %. Para el conjunto del pas emplazamiento clave de las empresas extranje-
las cifras correspondientes son del 13 % para ras en busca de poder acceder al mercado. El
F I R E y el 21,6 % para los servicios comercia- fuerte aumento de las inversiones extranjeras
les, es decir, un total de 34,6 % de los 6,9 millo- directas en Estados Unidos iniciado en 1981
nes de puestos de trabajo entre 1979 y 1985. acentu la magnitud de dichas transacciones in-
Entre 1985 y 1987 estas cifras son, en lo que se ternacionales con unas caractersticas m u y dis-
refiere a la ciudad de Nueva York, del 40,4 % tintas a las anteriores, operacin que se vio faci-
para F I R E y del 22 % para los servicios comer- litada por los vastos servicios de telecomunica-
ciales, es decir, el 62,4 % del total de 146.700 ciones y la infraestructura de los transportes.
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vnculos internacionales y repercusiones en... 311
El transporte de un cuadro de Juan Gris ( 1887-1927) en Nueva York, donde el sector de las artes es m s importante
que la publicidad, la industria hotelera o los servicios de informtica, E. Arnoid/Magnum.
312 Saskia Sassen
Clasificacin tipo
por rama de Sector Nueva York Chicago
actividad
asiticos e hispanos nacidos fuera del pas re- cinco residentes comprendidos entre los 20 y
presentan el mayor nmero de trabajadores3. los 44 aos, es decir, la edad m s productiva, lo
Los trabajadores pertenecientes a minoras constitua un inmigrante llegado despus de
tnicas siguen estando poco representados en 1964. La repercusin que ello tiene en la fuerza
los cargos de alto nivel. E n 1986, el 16 % de los laboral puede verse en el hecho de que en 1980
hispanos y el 21 % de todos los negros y otras uno de cada cuatro nios menores de 10 aos
razas ocupaban puestos auxiliares -adminis- resida en viviendas para inmigrantes.
trativos, profesionales o tcnicos- mientras La indicacin de la situacin relativa a la
que el porcentaje de blancos ascenda al 36 %. fuerza de trabajo desfavorecida puede verse en
Las cifras correspondientes a los blancos estn los datos sobre educacin. Segn el censo de
infravaloradas, ya que no incluyen a los traba- 1980, el 4 2 % de los negros y el 6 0 % de los
jadores que van diariamente a trabajar a la ciu- hispanos de ms de 25 aos de edad no tenan
dad. En Nueva York, tan slo el 30 % de los ningn diploma escolar. D e los 50.000 jvenes
trabajadores se desplaza diariamente de la peri- de 16 a 19 aos de edad que abandonaron la
feria al centro, cifra m u y inferior a la de otras escuela, cerca del 80 % perteneca a alguna mi-
grandes ciudades; el 99 % son blancos, y m u - nora tnica. Los datos de que se dispone nos
chos ocupan cargos de alto nivel. Los hispanos dicen que las personas que no terminan el ba-
siguen estando excesivamente representados chillerato suelen acabar desempleadas u ocu-
en la industria manufacturera. En 1986, el pando cargos mal remunerados.
23 % de hispanos, en contraste con el 12 % de Las cifras correspondientes a la poblacin
no hispanos, trabajaba en la industria m a n u - de la ciudad de Nueva York nos ensean de la
facturera, y de ellos, el 14 % eran operarios de manera m s clara los datos correspondientes a
mquinas, ensambladores y supervisores semi- la profesin y los ingresos, segn los cuales el
cualificados o sin ninguna cualificacin. En ci- crecimiento acentuado de los sectores de servi-
fras absolutas, no cabe duda de que la gran m a - cios financieros y comerciales de la ciudad no
yora de trabajadores hispanos no trabaja en la se han plasmado en unas mejores condiciones
industria manufacturera. socioeconmicas de grandes segmentos de la
1 as cifras correspondientes a inmigrantes y poblacin. Los ingresos personales per capita
trabajadores pertenecientes a minoras tnicas aumentaron en la ciudad de Nueva York cinco
son importantes, ya que constituyen una gran veces m s que en el resto del pas, aunque la
parte de la poblacin, y su nmero no har sino reparticin de esos ingresos sea m u y desigual.
aumentar. Hacia 1990 casi todas las proyeccio- Desde 1977, los ingresos reales se incrementa-
nes estadsticas cifran la poblacin pertene- ron en el 50 % en lo concerniente a las clases
ciente a alguna minora tnica en el 60 % apro- ms altas y, dentro de stas, el aumento m s
ximadamente. E n lo tocante a grupos de edad importante slo afecta al 25 % de las mismas,
considerados jvenes, la cifra es mucho m s mientras descenda en lo tocante a otros gru-
elevada y asciende al 80 % para los menores de pos. Entre 1980 y 1984, el porcentaje de la po-
4 aos, al 73 % para las personas de 5 a 19 aos breza creca al ritmo del 20 % (Tobier, 1985).
y al 66 % para las personas de 20 a 24 aos. En En 1985, el 24 % de la poblacin de la ciudad
1984, m s de las tres cuartas partes de los alum- de Nueva York era pobre, es decir, que los in-
nos de la escuela pblica pertenecan a alguna gresos de 1,8 millones de personas eran inferio-
minora tnica. U n o de los pocos grupos de res a los parmetros federales de 1986, situn-
edades de la poblacin blanca residente cuyo dose en los 11.203 dlares para una familia de
nmero es esta vez mayor corresponde a la cuatro personas. Segn datos fragmentarios, el
comprendida entre los 30 y los 40 aos; este nmero de los pobres disminuira estos ltimos
grupo constituye, adems, uno de los ms re- aos. Sin embargo, el ndice de participacin
presentativos de los nuevos trabajadores con de la fuerza laboral en la ciudad de Nueva York
altos ingresos. segua siendo del 52,4 %, es decir, 10 % por de-
Segn el censo de 1980. casi el 25 % de la bajo del ndice nacional.
poblacin urbana haba nacido en el extranje- Los pobres son en su mayora hispanos y
ro. Si se hubiera incluido a los indocumenta- negros. E n 1985, el 32 % de los negros y el 44 %
dos, esta cifra sera m u c h o mayor. Tal vez sea de los hispanos viva por debajo del umbral de
an m s importante sealar que uno de cada pobreza. Adems, se concentraban en hogares
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vnculos internacionales y repercusiones en... 319
cuyo cabeza de familia era una mujer. En 1982, va York supera a todas ellas. Los datos relati-
afectaba al 25 % de los hogares de la ciudad de vos a los distintos subsectores y a las caracters-
Nueva York, comparado con el 15% a nivel ticas de las empresas muestran que las diferen-
nacional. E n 1982, cerca del 42 % de los nios cias fundamentales entre la ciudad de Nueva
hispanos y negros de la ciudad de Nueva York York por un lado y las de Los Angeles y Chica-
viva slo con la madre, lo que es un signo m s go por otro son: a) un mayor nmero de empre-
de lo que representa la pobreza. U n dato re- sas con un mercado internacional y, b) un m a -
ciente nos dice que la mayora de los pobres yor nmero de empresas extranjeras. E n pocas
est compuesta por nios, situacin sta que palabras, las grandes ciudades representan un
hace pensar en las ciudades del Tercer M u n d o . emplazamiento clave para los servicios finan-
En resumen, el crecimiento razonable de los cieros y comerciales, c o m o puede verse por los
principales sectores econmicos de la ciudad ndices de concentracin de tales actividades.
de Nueva York pueden producir alguno de los Pero la ciudad de Nueva York es cuantitativa y
siguientes efectos en la economa de la ciudad: cualitativamente diferente a las otras por la
ageste crecimiento puede ser neutral con res- mayor concentracin de esos sectores y su ca-
pecto al empleo y los salarios de otros sectores rcter m s internacional.
de la economa; h) puede producir un creci- D e todo ello podemos deducir que en las
miento en otros sectores bajo los niveles exis- grandes ciudades, sobre todo en Nueva York,
tentes de salarios y empleo, o aumentarlos; c) las condiciones son propicias para fomentar
producir un crecimiento en otros sectores pero esas formas concretas de crecimiento y, lo que
en condiciones que representen un deterioro de es todava m s importante, para la innovacin
los niveles de empleo y salarios, y, d) reducir, en dichos sectores. Todo ello genera beneficios
impedir o dificultar el crecimiento en otros sec- y requiere tanto un alto nivel de concentracin
tores. Lo evidente de Nueva York es que, c o m o c o m o unos recursos propios de las grandes ciu-
mnimo, el crecimiento de los sectores princi- dades y su integracin en el mercado interna-
pales ha dejado intacto un gran nmero de tra- cional.
bajadores poco favorecidos y, en el peor de los La segunda serie de cuestiones se refiere a la
casos, ha hecho que su nmero aumente. Se persistencia de las aglomeraciones en una po-
puede afirmar que la existencia de un amplio y ca en la que el gran desarrollo de las telecomu-
prspero sectorfinancieroy de servicios no ha nicaciones y de la informtica podra en princi-
contribuido a reducir la proporcin de trabaja- pio facilitar y promover la dispersin espacial.
dores poco favorecidos. A mi juicio, la gran aglomeracin en Nueva
York es en gran parte resultado de la formacin
de una red global de lugares de produccin y de
Conclusiones mercados financieros, facilitado por los avan-
ces en las telecomunicaciones y la informtica.
Los serviciosfinancierosy comerciales son par- Precisamente es esta descentralizacin espacial
te considerable de la fuerza laboral de la ciudad posible gracias a los avances tecnolgicos la
de Nueva York. Tambin han sido los sectores que ha creado nuevas formas de centralizacin
de mayor crecimiento tras la crisisfinalde la administrativa tanto al ms alto nivel ejecutivo
ciudad en los aos 1975-76, hecho que plantea c o m o de control, diseo y prestacin de servi-
varios interrogantes. cios. Y tanto el ritmo acelerado de avances tc-
El primero se refiere a si ese crecimiento nicos c o m o el crecimiento econmico han esta-
produce una diferenciacin entre la base eco- do favorecidos por la produccin de innovacio-
nmica de la ciudad de Nueva York y la del nes.
conjunto del pas y otras grandes ciudades. La El tercer conjunto de cuestiones se refiere a
localizacin de los FIRE y de los servicios co- la integracin de este ncleo de gran crecimien-
merciales indican que hay una mayor concen- to econmico con: a) el resto de la economa de
tracin de dichas empresas en la ciudad de la ciudad y, b) el resto de la regin. Los datos
Nueva York que en el resto del pas. En segun- que se exponen en este artculo nos muestran
do lugar, si bien la concentracin tambin es una integracin limitada dentro del rea m e -
mayor en las grandes ciudades c o m o Chicago o tropolitana. H a y una gran concentracin de fir-
Los Angeles que en el resto del pas, la de N u e - mas con mercados internacionales en Nueva
320 Saskia Sassen
Notas
1. Las principales fuentes de especializadas sobre estos temas. investigaciones sobre las ciudades
informacin son: a) la de Nueva York y Londres (Sassen,
documentacin y publicaciones 2. Las principales fuentes de 1988; 1990).
especializadas sobre la industria informacin en que se documentan
financiera y la estos tres aspectos, analticamente 3. La proporcin de negros
internaconalizacin de la distintos, proceden de las fuentes nacidos en Nueva York ha bajado
produccin, publicadas por el gubernamentales antes ligeramente, pasando de 462.700 a
Fondo Monetario Internacional, mencionadas, los informes 440.200, mientras aumentaba la de
el Banco Mundial, el Ministerio publicados por empresas negros nacidos en el extranjero,
de Comercio de Estados Unidos especializadas tales c o m o Salomon pasando de 55.500 a 170.300. La
y el Banco Federal de Estados Brothers, Data Resources. Morgan proporcin de asiticos en Nueva
Unidos; b) las publicaciones Stanley Capital, las obras York nacidos en Estados Unidos
especializadas que tratan distintos especializadas, y, en particular, las pas de 8.000 a 10.500, y la de
aspectos de la industria de Thierry Noyelle, de asiticos nacidos en el extranjero,
financiera, c o m o Earomoney, Conservation of H u m a n Resources de 30.800 a 108.700. Por ltimo,
Bank of England Quarterly (Columbia University). Mathew la proporcin de hispanos en
Bulletin. The Banker, las Drennan de N e w York University, Nueva York nacidos en Estados
publicaciones de instituciones John Mollenkopf de City Unidos ha pasado de 242.000 a
c o m o Nomura Research Institute y University of N e w York, Regina 232.600, y la de hispanos nacidos
Morgan Guarantee Trust: c) un Armstrong de Regional Plan en el extranjero, de 132.700 a
gran nmero de obras Association y tambin mis propias 205.500.
Bibliografa
Janet L. Abu-Lughod
Desde el ao pasado resido en Nueva York, nos intervalos y estudiado durante unos 25
despus de haber vivido 20 aos en un subur- aos, y El Cairo, cuyo carcter desconcertante
bio de Chicago. Desde mi primera visita a El trat de comprender a lo largo de un perodo de
Cairo en 1957 nunca m e haba sentido tan des- tiempo semejante2. Pareca entonces que, m e lo
concertada y estimulada por una ciudad. Por propusiera o no, m i mirada incontaminada
consiguiente, pecara de presuntuosa si m e de- de Nueva York haba pasado inevitablemente
finiera a m misma c o m o una especialista de por elfiltrode mis vivencias de El Cairo y Chi-
Nueva York. Ahora bien, es posible que pueda cago.
compensar mi falta de conocimientos con una Lo mejor ser, pues, intentar explicar estas
mirada incontaminada, ya que todos sabe- comparaciones, y esto es lo que voy a procurar
m o s que damos muchas co- hacer en este artculo. Lle-
sas por sentadas cuando co- Janet L . Abu-Lughod ensea sociologa gada a N u e v a York en
nocemos un lugar. Tal vez e historia en la Graduate Faculty, N e w 1986 para ser entrevistada
resulte til sealar lo que School for Social Research, de Nueva con el fin de obtener una
York, donde tambin dirige un centro de
no saben ver aqullos cuyo investigaciones urbanas que se ocupa es- plaza en la N e w School,
conocimiento es m s pro- pecialmente de la parte baja de Manhat- sent una profunda sensa-
fundo. tan. Abu-Lughod es urbanista y ha pu- cin de dj vu al caminar
blicado muchos libros, monografas y
Hay otra razn que m e artculos sobre las ciudades norteameri- por la calle 14, con ese ba-
impulsa a hacerlo. Nuestra canas. Entre sus obras dedicadas a las zar que tanto recuerda
visin de los lugares depen- ciudades de fuera del m u n d o occidental cualquier otro bazar de una
pueden citarse sus libros sobre El Cairo y
de de lo que W . I . Thomas' Rabat y antologa urbanstica del Tercer ciudad del Tercer M u n d o ,
llam masa de percepcio- M u n d o . Sus libros m s recientes son: y trat de explicarme el ori-
nes, es decir, esa constela- Before European Hegemony: The World gen de esa sensacin ma
System A.D. 250-1350(Oxford Univer-
cin organizada de infor- sity Press) y Changing Cities (Harper & que m e llevaba a relacionar
maciones ya asimiladas en R o w , de prxima aparicin). El Cairo con m i vida en
las que introducimos las Nueva York y no con mis
nuevas informaciones y que sern el punto de vivencias de Chicago. Voy, pues, a hacer de
partida que nos llevar a valorarlas. Todos los manera que mis comparaciones sean m s expl-
3
eruditos han acumulado accidentalmente unas citas .
masas de percepciones de m u y diversa ndo- En trminos generales podramos pensar
le, lo que significa que cada uno de nosotros que Chicago y Nueva York, dos ciudades de la
damos un sentido algo distinto incluso a cada misma cultura y del mismo nivel de tecnologa
una de nuestras nuevas experiencias objeti- y desarrollo, tendran muchas m s cosas en co-
vas. m n que lo que pudiera ser el caso entre una y
La masa de percepciones urbanas de que otra y una ciudad del Tercer M u n d o que se ha
dispongo para captar las caractersticas de desarrollado a lo largo de ms de mil aos en el
Nueva York es m u y intensa y esto lo debo a dos marco de una tradicin cultural y religiosa to-
lugares. Chicago, en donde he vivido con algu- talmente distinta. Por otra parte, cabra pensar
R I C S 125/Set. 1990
324 Janet L. Abu-Lughoii
pras, y tambin con la mendicidad y hasta industriales en las que no hay segregacin de
con el sueo, por circunscribirme a cosas que clases desde el punto de vista de la residencia y
no dejan de ser agradables. Se trata de activi- en que han tenido lugar tantas actividades en
dades que no slo despiertan el inters de los los espacios pblicos, el domicilio o direc-
espectadores sino que tambin son objeto de cin no era nunca un indicador social impor-
su rechazo y no queda m s remedio que ad- tante8. E n estas circunstancias, el domicilio
mitir en definitiva que tanto N u e v a York co- era menos importante que la vestimenta*, es
m o El Cairo son ciudades m u c h o m s sucias decir, la exhibicin del consumo 9 . E n cambio,
que Chicago. en las ciudades industriales con una fuerte se-
Sera, no obstante, errneo hablar nica- gregacin de clases es menos necesario distin-
mente de la microcultura si se quieren ex- guirse por la forma de vestir, ya que el solo lu-
plicar las diferencias. Es obvio que los meca- gar en que se vive es por s solo revelador de la
n i s m o s q u e gravitan son las leyes q u e clase social a que se pertenece.
prohiben, inhiben, regulan o propician el Sigue sorprendindome que en Nueva York
uso de la calle. Por consiguiente, la existen- y El Cairo la vestimenta sea utilizada c o m o un
cia de vendedores ambulantes de alimentos emblema mucho m s que en Chicago. Tal vez
son un estmulo y una invitacin a que se co- porque en esas ciudades la gente es m s atracti-
m a en la calle. Los reglamentos de Chicago va. D e todas maneras, Simmel 10 no ha dado
impiden manifiestamente toda venta en las una solucin adecuada al problema que l mis-
calles; en Nueva York, la legislacin intenta m o plante. N o slo hay que valorar la diversi-
sin xito regular esas ventas5, mientras que dad sino tambin la autenticidad de lo que es
los esfuerzos peridicos que se hacen en El distinto. En El Cairo la adopcin reciente de la
Cairo para autorizarlas y controlarlas nunca vestimenta islmica por muchas mujeres tiene
reciben el apoyo de nadie. un significado claro. El aspecto moderno de
D e la misma manera que la calle es el lugar Nueva York puede ser slo una m o d a y no una
donde se realizan toda clase de actividades en declaracin de principios. N o es el signo de
Nueva York y El Cairo, y no en Chicago, tam- ninguna individualidad sino de la pertenencia
bin los barrios son m s reducidos en Nueva a un grupo dado.
York y El Cairo, pese a que sea difcil trazar sus Los barrios heterogneos exigen tambin
lmites. En cierta medida ello se debe a la utili- que se preste ms atencin a la seguridad. E n
zacin hetereognea del suelo en estas dos ciu- Chicago, la distancia que separa las razas y las
dades. Debido a la densidad y diversidad del clases evita la existencia de los porteros, excep-
suelo -la duplicacin y proliferacin de los pe- to en ciertas zonas fronterizas peligrosas. Pero
queos negocios que ofrecen al pblico servi- en Nueva York y El Cairo esos mecanismos no
cios m u y diferentes-, el hecho de mudarse de bastan. E n estas dos ciudades, el espacio est
un sitio a otro slo separado por unas diez dividido en pequeas unidades de defensa1 ' : en
manzanas, equivale a redefinir lo que es el ba- los barrios antiguos de El Cairo, el harah o ca-
rrio6. La vasta extensin de Chicago hace que llejn sin salida constituye una de esas unida-
los desplazamientos sean mucho mayores, tal des12; en los barrios de las clases m s altas, el
vez porque es una ciudad de automviles, lo acceso a los departamentos est protegido por
que. aunque parezca paradjico nunca podr un portero (el bou 'ab, que significa literalmente
decirse de Nueva York y El Cairo, puede que el fabricante de la puerta), mientras que se
por lo intenso de su trfico. suelen contratar guardianes para la proteccin
Los barrios de Nueva York y El Cairo, al de las mansiones privadas. A pesar de que en
no poderse definir de manera concreta ni com- Nueva York no existan los harah, la mayora de
pletamente exclusivos, no servirn nunca de sus vastos edificios de departamentos estn
parmetros para la identificacin social7. As se construidos para limitar el acceso a los mismos
explica sin duda ese desfile pintoresco de per- y el portero no slo es un smbolo de prestigio
sonas que a todos nos impresiona en lo concer- sino que cumple la funcin claramente defensi-
niente a Nueva York y El Cairo. En cambio, ese va del guardin.
despliegue suntuoso apenas tiene vigencia en
Chicago. * Juego de palabras, en ingls, entre address (direccin)
Segn la teora de Sjoberg, en las ciudades y dress (vestimenta). (N. del T.)
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 327
ambos casos, el mercado de la vivienda consti- cuarto de milln, aunque es difcil comprobar
tuye a la vez algo estricto y distorsionado. este dato. Es corriente que permanezcan a la
Creo que nadie puede decir cuntas unida- espera de futuros arrendatarios, y ello se debe a
des de vivienda hay en El Cairo, entre los que. una vez arrendados, el propietario no pue-
2 millones con que cuenta, sometidas al control de recuperarlos para habitarlos. Es tan endmi-
de los alquileres. Sin embargo, son tan numero- ca la ezcasez de viviendas que los padres tienen
sas las nuevas construcciones no sometidas a que comprarlas para alojar a sus hijos y mante-
control alguno (en los dos sentidos del trmino) nerlas vacas durante aos hasta que stos se
que es m u y posible que el control se limite a la casan. Los departamentos nuevos son casi ex-
cuarta parte de las viviendas. N o obstante ello. clusivamente de tipo cooperativo, sobre todo
El Cairo ha promulgado reglamentaciones m u y los construidos por el gobierno.
severas para proteger a los inquilinos, impi- La situacin de Nueva York no deja de ser
diendo as a los propietarios aumentar los al- distinta, pese a lo cual no es menos grave la
quileres (cuando estn bajo control) o que pue- escasez de viviendas. En un artculo publicado
dan desahuciar a los inquilinos una vez que por el New York Tiines]y se deca que 1,9 millo-
ocupan su vivienda. Por ello, y pese a la enor- nes de unidades de viviendas de alquiler de la
m e escasez de viviendas, han dejado de cons- ciudad, m s de la mitad (1.090.734) estaban
truirse nuevas viviendas de alquiler, aunque la sometidas al control de los alquileres (155.361)
ciudad, tal c o m o ocurre con Nueva York, cuen- o a la congelacin de los alquileres (935.373).
te con un porcentaje m u y alto de unidades de Prcticamente no se construyen nuevas vivien-
alquiler. H e odo decir que el nmero de depar- das de alquiler; las que existen siguen convir-
tamentos reservados de la ciudad se eleva al tindose en cooperativas, y los nuevos edifi-
,\'ii'\'u York y El Cairo vislos desde la calle 329
cios, en su gran mayora, comienzan a desarro- cin, c o m o sucede en Nueva York, puesto que
llarse c o m o cooperativas o condominios. D a - no existe ningn mecanismo para desalojar al
dos los elevados impuestos que gravan la pro- subarrendatario en el caso de que el arrendata-
piedad, no resulta fcil reservar en N u e v a rio decida volver a ocupar el piso.
York unidades vacas para su uso futuro, aun- E n estas dos ciudades, el mercado de la vi-
que haya bancos de apartamentos que m a n - vienda est rigurosamente dividido entre los
tienen un nmero indeterminado de viviendas que tienen derechos prioritarios y los que aca-
al margen del mercado, cuando menos tempo- ban de entrar en el m i s m o , ya sea c o m o efecto
ralmente. de la inmigracin o por constituir una nueva
Cules son las repercusiones de estas insu- formacin familiar. E n ambas ciudades esta si-
ficiencias en el mercado? Es interesante c o m - tuacin hace que grandes sectores de la pobla-
probar que son similares en El Cairo y N u e v a cin se mantengan aislados del mercado de la
York. E n a m b o s casos se fomenta la inmovili- vivienda. E n El Cairo los matrimonios se apla-
dad residencial. Las viviendas de alquiler no zan hasta poder alquilar un piso y los matrimo-
slo no quedan libres a la muerte de las perso- nios desunidos siguen viviendo juntos ya que
nas de edad que las ocupan, sino que se trans- ninguno de los esposos quiere (o puede) mudar-
fieren a los hijos; en algunas ocasiones, hay per- se. E n N u e v a York p o d e m o s citar entre los
sonas en El Cairo que han dejado libres sus efectos de esa situacin la duplicacin de los
viviendas desde hace m u c h o tiempo y siguen precios de los alquileres sometidos a una infla-
pagando sus alquileres nominales, m u y bajos, cin artificial en un mercado de la vivienda no
para conservarlas por si acaso. El subarrenda- reglamentado, el traslado a los suburbios o,
miento ilegal no constituye en El Cairo una op- sencillamente, el hecho de permanecer sin vi-
330 Janet L. Abu-Lughod
vienda alguna. E n ambos casos la coexistencia sin en zonas devolvi la autoridad a los h o m -
en el m i s m o barrio de viviendas de alquiler bres, y a las mujeres.
controlado y no controlado conduce a una di- E n El Cairo nunca se logr establecer u n
versidad m u y compleja que es el resultado acci- control sobre la utilizacin del suelo, a pesar de
dental de dos (o ms) mercados de la vivienda que los ingleses, inmediatamente despus de
segmentados que gravitan al m i s m o tiempo. imponer su autoridad a finales del siglo XIX,
E n cambio, se puso trabas a la otra cara de prepararan una legislacin que contena u n
la m o n e d a , es decir, a la movilidad fcil. L a Plan Bsico para ejercer ese control. Terica-
libertad de movimiento en Chicago no tuvo mente en El Cairo se necesita una autorizacin
ningn obstculo para que los blancos abando- previa para construir o alterar los edificios,
naran los barrios a los que se haban trasladado aunque, segn clculos recientes, el 80 % de to-
los negros, puesto que, salvo en el caso de que das las construcciones que se realizan es ilegal,
fueran propietarios, el haberse quedado no hu- puesto que lo han sido sin obtener previamente
biese supuesto ningn beneficio econmico. dicha autorizacin, incluso en los barrios en
Esta falta de trabas contribuy a la pronuncia- que la construccin es lcita (es decir, en zonas
da separacin de razas y clases en Chicago. distintas de las ocupadas ilegalmente).
La segunda variante primordial es la que En Egipto los constructores suelen ser h o m -
afecta a la divisin en zonas. Al introducirse en bres polticos (por ejemplo, el ex Ministro de la
el segundo decenio del siglo x x la normativa Vivienda fue director de la empresa de cons-
sobre zonas, que los tribunales respaldaran en trucciones m s importante del pas) y, c o m o
1916a raz de u n proceso m u y clebre que tuvo sucede en N u e v a York, es m u y ntima la rela-
lugar en Nueva York, se modific profunda- cin entre Gobierno y urbanizadores. Por cier-
mente el mercado libre, quedando segmentado to, algo diferente es el hecho de que, tal c o m o
en una serie de mercados monopolistas de es- en muchos pases del Tercer M u n d o , el Estado
tructura, pese a todo, bastante amplia. Seguan sea el principal urbanizador, recurriendo a e m -
subsistiendo, no obstante, usos y costumbres presas privadas de construccin para la lite.
poco conformes con lo establecido cuyo arraigo Se observa en esto un profundo contraste
vena de m u y atrs con lo que, cuanto m s con Chicago donde la unin entre la municipa-
compleja era la trama de la ciudad y cuanto lidad y los promotores para el desarrollo del
ms vieja era sta, tanto m s fcil era la super- centro de la ciudad, que alcanz su apogeo du-
vivencia de muchas de esas costumbres. Por rante la administracin de Jane Byrne, fue inte-
ello, N u e v a York ser desde sus orgenes una rrumpida al acceder a la direccin municipal
ciudad m u c h o m s heterognea que Chicago, los negros. D e haberse mantenido la unin, se
siendo menos fcil imponer en ella, sobre todo habran proseguido los planes para una Feria
en lo que respecta a Manhattan y a los antiguos Mundial que tena que celebrarse en un lugar al
distritos, el grandioso proyecto de divisin en sur del Loop, lo que habra incrementado con-
zonas. Quizs el xito de Chicago resida para- siderablemente el valor de las propiedades en
djicamente en su fracaso. esa parte de la ciudad y permitido incursiones
Tal vez no sea accidental que Nueva York en la Ciudad Negra. La eleccin de un alcal-
haya sido la primera ciudad que abandon esa de negro rompi esa unin y ahora, muerto el
divisin en zonas, por lo menos en su forma alcalde, los polticos de Chicago estn tratando
original. Y a a comienzos de los aos sesenta, de reconstituirla16.
con el nuevo enfoque de la divisin en zonas de T o d o lo que antecede m e lleva a la conclu-
Nueva York, la economa de bazar vio surgir sin de que, debido al control sobre alquileres,
nuevas posibilidades en materia de utilizacin el alto porcentaje de la inmigracin, la ausencia
del suelo, su edificacin, inmuebles no alinea- o el fracaso de una divisin previa en zonas,
dos con la calle, altura de los edificios, etc., que etc., todo ello hace que los procesos que provo-
hoy estn en pleno apogeo. A este respecto caron la produccin y reproduccin del tejido
Nueva York se distingue m u c h o m s de las espacial y social de la ciudad sean anlogos en
otras ciudades norteamericanas. La divisin en Nueva York y El Cairo y tan distintos de los de
zonas tena por objeto reemplazar la autoridad Chicago.
del hombre por la autoridad de una ley previa; Podemos, no obstante, afirmar lo m i s m o
en Nueva York, las discusiones sobre la divi- en lo concerniente a las semejanzas aparentes y
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 331
superficiales entre las economas de El Cairo y endeudado que sobrevive gracias a lo que he
Nueva York? Tengo ciertas dudas al respecto. denominado en alguna otra parte la forma ca-
Podra tratarse de un caso en el que los resulta- ritativa de produccin18. La supervivencia de
dos, en apariencia anlogos, provinieran de El Cairo depende de dos hilos m u y tenues, los
procesos m u y alejados unos de otros. subsidios del Gobierno de E E . U U . , ganado
por Sadat al firmar el primer tratado de paz con
Israel y tan slo superado por el que recibe Is-
Economas subyacentes rael del erario norteamericano, y, en segundo
lugar, las remesas que envan a su patria los,
La economa de Nueva York se suele definir aproximadamente, tres millones de trabajado-
c o m o Tercermundista. La idea es interesan- res egipcios que estn en el extranjero y que
te, aunque a medida que reflexiono sobre ella contribuyen tal vez hasta con el 20 % a los re-
m e resulta cada vez menos convincente. Pode- cursos que sostienen la economa, pero cuyo
m o s hallar un indicio de la verdadera diferen- nmero disminuye de manera drstica. Entre
cia de la economa subyacente en una de las los trabajadores expatriados hay desde los pro-
muchas comparaciones que antes he propues- fesionales altamente capacitados hasta los sim-
to. ples peones agrcolas. Los profesores egipcios
Matthew Edel17 sugiere llamar a N u e v a dirigen las universidades de Arabia Saudita; los
York Switz-Kong (Suiza y H o n g Kong). La se- mecnicos, electricistas y fontaneros egipcios
mejanza con Hong Kong reside en las empresas mantienen en funcionamiento las instalaciones
industriales de pequea escala. E n una poca de las nuevas ciudades del Golfo (mientras
tan prxima a nosotros como es la de los aos que en El Cairo, que se est cayendo a pedazos,
cincuenta, la estructura industrial de Nueva se echa mucho a faltar esa m a n o de obra); los
York se caracterizaba por lo numerosas que campesinos egipcios se ocupan de la cosecha en
eran las pequeas fbricas y empresas y no por Iraq, pas que carece de m a n o de obra a causa
los pocos conglomerados gigantescos que do- de la guerra, y Jordania, donde tambin se
minaban los centros del acero y los automvi- echan en falta y cuyas remesas son m u y eleva-
les del medio oeste. Pero aun antes se haba das, lo que permite contratar a tabajadores pa-
observado la semejanza con Suiza. Afinalesdel gndoles menos. C o n sus ganancias, estos tra-
siglo pasado, lasfinanzas,m s que las m a n u - bajadores pueden mantener a sus familias en su
facturas, llegaron a ejercer una influencia pre- patria, y el dinero que envan se convierte en
dominante. Si nos alejamos an m s en el bienes de consumo, es decir, que no se ahorra
tiempo, observaremos que Nueva York alcan- ni se invierte en operaciones productivas en el
z su preminencia en el siglo XIX como ciudad pas de origen. M s recientemente, la disminu-
industrial que manejaba la venta del algodn cin del precio del petrleo ha sido causa de
del sur; el paralelo es obvio, puesto que El Cai- importantes restricciones en los gastos guber-
ro debi parte de su prosperidad del siglo XIX a namentales de los Estados del Golfo, inicin-
la misma planta. Si El Cairo y Nueva York se dose la repatriacin de los trabajadores hus-
parecen en los aspectos Hong Kong, sus dife- pedes. El doble efecto de la disminucin de las
rencias se manifiestan al compararlas con Sui- remesas y la densidad cada vez mayor de El
za. El Cairo carece de todo parentesco con ese Cairo adonde retorna la mayora de los emigra-
pas, por supuesto, como ocurre con casi todas dos, incluso los que no provenan de all, ser
las ciudades del Tercer M u n d o . sin duda desastroso para la ciudad.
Los parecidos entre Nueva York y una ciu- Hay poco que decir sobre el papel de Egipto
dad del Tercer M u n d o como El Cairo demues- en la economa internacional. E n el apogeo del
tran en ltimo anlisis que slo lo son de m a n e - imperialismo, El Cairo fue una ciudad m u n -
ra superficial. Las estructuras profundas de dial en el sentido de que sus decisiones econ-
ambas ciudades son m u y diferentes, cosa que micas y polticas ejercan un impacto seguro so-
puede comprobarse a simple vista con detener- bre la economa mundial. El algodn, tan
se en el cometido marcadamente distinto que primordial para la produccin mundial en una
tuvo cada ciudad en la economa internacional poca en que las fibras textiles impulsaban la
y mundial. industrializacin, ha sido desplazado cada vez
El Cairo es capital de un pas pobre y m u y ms por las fibras sintticas y, al mismo tiem-
332 Janet L. Abu-Luglwd
po, el Canal de Suez, de tanta importancia es- perifrica y marginal, N u e v a York ha incorpo-
tratgica para la navegacin mundial en su rado la divisin internacional del trabajo a su
apertura en 1859, ha perdido toda significacin propio centro, sntoma del carcter absoluta-
cien aos despus, primero debido a su cierre y mente intercambiable del espacio al que se refi-
segundo al entrar en accin los gigantescos bar- ren los teorizadores de la ciudad postindustrial
cos petroleros. Sin embargo, lo que Egipto y El recurriendo para ello a unos trminos que pue-
Cairo hayan perdido en trminos mundiales si- den considerarse abstractos.
guen conservndolo en tanto que centros sim- Algunos urbanistas se han referido a esta si-
blicos, culturales y econmicos de la regin tuacin c o m o a un proceso de repatriacin del
rabe. A u n q u e tambin sta es una idea que va Tercer M u n d o , pero creo que la situacin es
siendo caduca. El boicot de los rabes a Egipto m u c h o m s dramtica y tiene que ver con una
despus de la iniciativa de Sadat, aunado al de- reorganizacin total del espacio.
sarrollo de los centros culturales y econmicos En las primersimas etapas de la integracin
alternativos en el m u n d o rabe, han descalifi- mundial (por ejemplo, aqullas que he tratado en
cado El Cairo, y esta ciudad ha pasado a ser una el libro reciente que dedico al sistema mundial
simple capital nacional, m s an. una capital durante el siglo Xlll)iy. las materias primas y
pobre. otros productos manufacturados se movan a tra-
D e esta manera, en Egipto, el sector tercia- vs de un circuito comercial internacional que,
rio o de servicios no contribuye ni controla las contrariamente a la opinin popular, era m u c h o
funciones y tampoco constituye la otra cara de m s extenso y complejo de lo que se ha dicho.
un sector indusrial avanzado y de servicios de Las principales ciudades mundiales eran enton-
informacin; ya no es totalmente preindustrial ces a la vez depsitos y centros de produccin.
(porque gran parte del m i s m o se propone reci- La segunda divisin internacional del trabajo
clar los residuos de la sociedad industrial), sin (a lo largo del colonialismo y el imperialismo del
vincularse tampoco orgnicamente a algn sec- siglo XIX) tendi a arrancar las materias primas
tor industrial que, pasados los comienzos pro- de los lugares de su produccin y llevarlas al cen-
metedores de la poca de Nasser, ha ido dete- tro del pas, para acabar reexportando los pro-
riorndose hasta acabar siendo tan slo un ductos fabricados a los mercados del Tercer
conjunto de fbricas multinacionales. Incluso M u n d o , rompiendo para ello la columna verte-
la produccin que sustitua a las importaciones bral de los sistemas de produccin locales y exa-
y que floreci en la poca del socialismo rabe cerbando as la divisin entre el primer m u n d o y
se desintegra por falta de importaciones protec- el tercer m u n d o . D e ah se lleg a la divisin ur-
cionistas y de restricciones monetarias. E n El bana del trabajo a escala mundial, con los centros
Cairo, la persistencia del sector terciario es sin- de produccin diferenciados entre capitales pol-
tomtica de la involucin econmica que pade- ticas y econmicas, situadas en el centro, y las
ce y de una ruptura radical de la estructura de ciudades autctonas, distintas de los puertos m e -
clases propia de aquella pequea aristocracia tropolitanos de transbordo, en la periferia.
privilegiada en materia de consumo que c o m - U n poco m s tarde la integracin revestir
praba a los norteamericanos (o a los ingleses o la forma de movimientos de capital del primer
franceses, etc.) lo que le era necesario y un mer- m u n d o hacia el tercer m u n d o , tendencia que
cado de masas replegado en s m i s m o y que s- Lenin ya haba identificado en la segunda dca-
lo tiene acceso a las mercancas artesanales m s da del siglo x x . Esta es la situacin que iba a
baratas. agravar la crisis de la deuda internacional m e -
C o m p a r e m o s esta situacin con la de N u e - dio siglo m s tarde.
va York. La ingeniosa designacin de Switz- Pero a mediados de siglo se habra reestruc-
K o n g es m u c h o m s idnea de lo que Edcl su- turado la divisin internacional del trabajo. A
giere porque se muestra claramente que una la descolonizacin sigui de cerca el m o v i -
economa est encerrada dentro de la otra. Y es miento de los propios lugares de produccin
esta caracterstica lo que hace que N u e v a York bajo los auspicios de las corporaciones transna-
sea m u y diferente de El Cairo, a pesar de las cionales que coordinaban la produccin de ob-
semejanzas superficiales. Si El Cairo ha sido jetos c o m o , por ejemplo, el automvil mundial.
excluido de la economa mundial, volviendo a Durante este perodo tambin se inici lo que
una situacin si no preindustrial por lo menos sera una solucin m s c o m n , es decir, la i m -
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 333
Notas
19. Before European Hegemony 20. Omito entrar en detalles ya desarrollados, entre otros, por
(Oxford University Press, 1989). que se trata de aspectos m u y bien Saskia Sassen y Roger Waldinger.
D e la cuestin social
a los problemas urbanos:
los reformadores y la poblacin de las
metrpolis a principios del siglo XX
Christian Topalov
La idea de que hay problemas urbanos es re- cfico. E n 1907, William Beveridge prepara la
ciente. Tiene su origen a comienzos del siglo X X creacin de las oficinas pblicas de colocacin
en los reformadores de la vivienda y los primeros y el seguro de desempleo que se instauraran
urbanistas, losfilntroposy los trabajadores socia- pocos aos despus en el Reino Unido. Beve-
les que tenan que enfrentarse con la realidad de ridge, que en el decenio de 1940 llegara a pro-
las grandes metrpolis del m u n d o industrial. poner el sistema de seguridad social caracters-
Cambiar la ciudad para cambiar la sociedad y, en tico del welfare state y acabar en la C m a r a
particular, el pueblo, tal era su visin estratgica. de los Lores, no era entonces sino un modesto
El movimiento de reforma urbana que en- trabajador social. En los aos de depresin que
tonces se inicia simultneamente en Europa y acababa de vivir su pas haba dirigido una ins-
Amrica del Norte no es un titucin pblica de asisten-
fenmeno aislado, sino que cia en u n barrio de L o n -
Chrislian Topalov es el Director de In-
se vincula, tanto por los vestigacin en el Centro de Sociologa
dres. D e esa experiencia sa-
h o m b r e s c o m o por las Urbana. Centre National de la Recher- c una interesante leccin
ideas, a un proyecto multi- che Scientifique, Pars. Francia. H a ejer- que expondr ante la C o -
cido actividades docentes en la Univer-
forme de reforma social sidad de Columbia, Nueva York, y en el
misin Real encargada de
que se definir y ampliar a King's College, Cambridge y en la New la reforma de la Ley de Po-
partir de 1880. Aqu m e School for Social Research, Nueva York. bres con estas palabras:
propongo examinar la hi- Ahora est investigando la historia c o m - El problema del exceso de
parativa de las reformas sociales y urba-
ptesis segn la cual en esa nas en Pars, Londres y Nueva York. E n - m a n o de obra se m e hizo
poca se asentaron las ba- tre sus m s recientes publicaciones se evidente hace tres aos en
ses del nuevo ordenamien- cuentan Le logement en France. Histoire Stepney, durante mi prime-
d'une marchandise impossible (1987) v
to del sistema de poder que Villes Ouvrires 1900-1950 (d. con Su- ra experiencia c o m o admi-
a la vez pone frente a frente sanna Magri. 1990). nistrador de un fondo de so-
y une clases dominantes y corro. El que se propona
clases subalternas. ayudar a trabajadores oca-
Al proponer la sociedad y la ciudad como objetos sionales quedaba m u y pronto desbordado, pues-
de la accin racional, los movimientos de reforma to que el nmero era incesante. Los hombres no
prepararon el surgimiento de las polticas sociales estaban desocupados todo el tiempo, ya que de
y urbanas modernas, cuyas consecuencias han otra forma hubieran muerto de hambre, salvo
marcado profundamente nuestro tiempo. que fueran mantenidos por sus esposas, lo que
slo se puede hacer hasta cierto punto. Era ob-
vio que conseguan algn que otro trabajo (...).
Dos eminentes reformadores Comprend que el hecho de obtener algn traba-
jo de vez en cuando era m s importante que el
Escuchemos en primer trmino a dos persona- hecho de no trabajar en otros momentos. Haba
jes de comienzos de siglo que ambos formula- que subrayar el hecho positivo de que bastaba
ron un problema social aparentemente espe- alguna actividad para que se mantuvieran a flo-
R I C S 125/Set. 1990
338 Christian Topalov
La ciudad-jardn de Suresnes, un proyecto de viviendas a buen precio, cuyo promotor fue Henri Sellier, alcalde
socialista de esta ciudad del cinturn de Pars, D . R
Pero surge un problema: los propios traba- blacin acepta vivir de cualquier manera
jadores no comparten esas preocupaciones. Sel- por atroces que sean las condiciones higi-
lier comprueba en 1922: nicas13.
D e b e m o s luchar contra la tendencia generali- Veiller tena un conocimiento directo de la
zada de nuestros obreros a ignorar el valor situacin. Inspirador de la ley de regulacin de
de la vivienda y el hecho de que se satisfa- las viviendas obreras de 1901 en el Estado de
cen con cobijos insalubres, negndose a Nueva York, luchara en la Charity Organisa-
hacer los sacrificios necesarios para conse- tion Society y luego en la National Housing A s -
guir una vivienda digna del ser h u m a n o " . sociation por el cumplimiento de la ley y su
Esta observacin, confirmada por las esta- extension a otras grandes ciudades norteameri-
dsticas del presupuesto de las familias obreras canas. En todas partes tropez con la oposicin
analizadas en especial por el socilogo Maurice de los propietarios de tugurios y tambin con la
Halbwachs 12 , discpulo de Durkheim, recuerda de las familias populares.
lo que unos aos antes deca Lawrence Veiller, Podemos ver as que dos polticas sociales
dirigente de los housing reformers de tradicin progresistas (el seguro de desempleo y la refor-
filantrpica en Estados Unidos de Amrica: m a de la vivienda) tienen su origen en un pro-
La idea de que miles de personas viven en las yecto educativo relativo a los trabajadores ur-
condiciones que se observan en las gran- banos y no en las exigencias de estos ltimos.
des ciudades estadounidenses porque no Esas polticas sociales contrariaban dos hbitos
hay otro lugar donde puedan vivir resulta bien arraigados en las clases populares: la m o -
injustificada y no corresponde a los he- vilidad e intermitencia del empleo asalariado y
chos. Debemos, pues, reconocer franca- la preferencia por las viviendas baratas de sus
mente que una parte importante de la po- barrios tradicionales.
340 Christian Topalov
D e la lucha despiadada contra los rompehuel- formarse y adecuarse a las funciones que les
gas, decisiva para el xito inmediato de la ac- asignaban sus nuevos amigos.
cin colectiva, a la reivindicacin del closed Contemplar los subsidios sindicales de des-
shop, las prcticas de los sindicatos franceses, ocupacin c o m o una forma de seguro impli-
britnicos y estadounidenses de comienzos de ca ya una intervencin, consistente en otorgar a
siglo son coincidentes al respecto, pese a las di- una prctica obrera un significado que le es aje-
ferencias ideolgicas que puede haber entre no. T o m e m o s dos ndices de esa distorsin ca-
ellos y la disparidad entre los resultados obte- racterstica del pensamiento reformador. E n
nidos. primer lugar, los sindicatos confunden a m e -
Desde esta perspectiva, la colocacin por el nudo las diversas circunstancias que acarrean
sindicato y el subsidio de desempleo son prcti- la prdida del salario: la huelga, el lock-out, la
cas ntimamente vinculadas entre s. El subsi- falta de trabajo y a veces la enfermedad y la
dio permite sobrevivir al trabajador sindicado invalidez. En todos estos casos se otorgan sub-
hasta que encuentre trabajo, pudiendo as re- sidios y en las cuotas sindicales rara vez distin-
chazar las ofertas de salarios inferiores a la tari- guen la parte destinada afinanciarespecfica-
fa sindical o provenientes de un empleador que mente los subsidios de desempleo. El seguro
constar en la lista negra o estar sometido al que no define los riesgos cubiertos y que no exi-
boicot de la organizacin. El subsidio incita al ge el pago de una prima es evidentemente algo
obrero a formar parte del sindicato, con lo que raro. A d e m s , el pago de la prima por desem-
ste fortalece su control sobre la oferta de m a n o pleo debera interrumpirse cuando desaparece
de obra. El subsidio contribuye tambin a cen- la desocupacin o sta deja de ser involuntaria.
tralizar el mercado en un sitio nico, local sin- Desde el comienzo todos los sistemas pblicos
dical, bolsa de trabajo o cantina, donde se in- se basaron en esta regla: quien rechazaba un
tercambian informaciones sobre los puestos de empleo propuesto por la oficina de colocacin
trabajo, las condiciones laborales y otras cues- perda automticamente el subsidio. Los subsi-
tiones, siendo el lugar desde el que se propaga dios sindicales funcionan de manera completa-
la doctrina sindical o las ideas revolucionarias, mente distinta y van acompaados de la prohi-
aunque tambin all puede afianzarse el poder bicin de aceptar un empleo cuyo salario sea
del dirigente sindical corrompido, pero eficaz. inferior a las normas sindicales o proporciona-
A ese respecto, los nuevos trabajadores pueden do por un empleador quefiguraen la lista ne-
ser dados de alta en la organizacin o elimina- gra. El subsidio de desempleo ofrece as la posi-
dos sin apelacin de un mercado de trabajo bilidad de rechazar un empleo disponible.
bien controlado. Esas diferencias no interesan Cabe comprender as la reaccin de muchos
a nuestro estudio. Lo que importa es observar sindicatos a los proyectos de estatizacin de
que el subsidio de desempleo no constituye tan- esos sistemas. N o es slo que no lo hayan pedi-
to un mecanismo de previsin c o m o un a r m a do, sino que adems temen perder con su inde-
de combate y un medio para afianzar la solida- pendencia un medio de accin que para algu-
ridad de u n grupo obrero. nos tiene una importancia capital. Exigen en
La observacin de esta experiencia llev a cambio que el Estado o las municipalidades
los reformadores de comienzos de siglo a ima- proporcionen trabajo en los perodos de depre-
ginar instituciones pblicas que duplicaran, in- sin cclica y cuando ello n o es posible que se
tegraran o reemplazaran los mecanismos sindi- les otorguen subsidios pblicos sin condicio-
cales. Los reformadores incorporaron a su nes: Work or Maintenance pasa a ser a partir
proyecto el modelo creado por los sindicatos, de 1906-1907 la consigna de los laboristas bri-
aunque cambiando su significado. Era necesa- tnicos. Sin embargo, los que manifiestan algu-
ria una cierta dosis de audacia para hacer caso na vacilacin son los sindicatos de obreros
omiso de la actitud combativa de los patronos y poco calificados, cuyos salarios son demasiado
considerar que las organizaciones sindicales n o bajos para poderfinanciarun sistema de subsi-
eran ya una amenaza, sino uno de los elemen- dios mutuos. Los acuerdos a que se llega en
tos de un nuevo orden poltico en el que los Francia en 1905 yen Inglaterra en 1911 permi-
obreros dejaran de ser los brbaros que acam- ten que los sindicatos intervengan en la gestin
pan a las puertas de la ciudad. Para ello, natu- de los sistemas pblicos, lo que acalla su oposi-
ralmente, los propios sindicatos deban trans- cin inicial.
342 Christian Topalov
creciente, a partir de 1910, de sindicatos y parti- clases peligrosas al referirse a los habitantes
dos obreros, la creacin de instituciones pblicas de los barrios obreros de las grandes ciudades.
de seguros o de ayudas, de oficinas de colocacin, Esta representacin permita describir a una
de constructores pblicos y, sobre todo, la expe- masa h u m a n a poco diferenciada que habitaba
riencia decisiva de la economa de guerra impri- en espacios urbanos precisos en los que se su-
m e n una evolucin rpida a las posiciones de las pona que se concentraban los flagelos sociales
organizaciones obreras. E n Estados Unidos se y de donde en cualquier m o m e n t o poda surgir
observan tendencias idnticas en la misma po- una amenaza: crmenes, epidemias, violencia,
ca, pero el cambio decisivo slo se producir con insurreccin. Esa mirada coexiste y entra en
el N e w Deal. D e ese m o d o , una parte de las pro- competencia con otra visin pintoresca del
puestas de los reformadores se convierte en rei- pueblo, segn la cual, aplicando a la ciudad m -
vindicacin obrera. Hay distorsiones importan- todos similares a los de los folkloristas, se con-
tes entre las primeras y las segundas, aunque esta sidera con una mezcla de curiosidad y de temor
evolucin ser el indicio de la afirmacin de u n a los personajes de la calle. Ahora bien, en
nuevo sistema de poder. cuanto se produce una crisis social, los matices
desaparecen, y la cuestin es reprimir a las
masas consideradas c o m o criminales. E n el
Ciencias y administracin curso del siglo XIX, en cuanto una parte de los
trabajadores empieza a organizarse en sindica-
Las estrategias de reforma que se insinuaron a tos y agrupaciones polticas, los problemas pa-
partir de los aos 1890 prefiguraron as un giro san a pertenecer a una categora nica, la cues-
importante en la relacin de poder entre domi- tin social. Esta configuracin de las
nantes y dominados. Para que se establecieran representaciones coincidi con la prctica ba-
verdaderamente sera necesario que todos los sada a la vez en la violencia del Estado con res-
participantes cambiaran. Pero, previamente, pecto a la conducta de rebelin individual o co-
para elaborarlas, hubo que remodelar las repre- lectiva y en dispositivos de asistencia y de
sentaciones de los problemas e inventar nuevos represin destinados a actuar directamente so-
instrumentos de intervencin. bre los individuos y las familias. Podemos dar a
Las representaciones del otro son insepara- este sistema de poder el nombre de modelo dis-
bles de las tcnicas de accin sobre el prjimo. ciplinario-represivo.
Las categoras que permiten pensar la realidad A partir de 1890 se produce una doble
social, y las prcticas destinadas a modificarla transformacin de la mirada y del proyecto
(saberes y poderes), forman todo un sistema. prctico sobre el pueblo. Por una parte, las
Los manuales de ciencias sociales procuran bo- clases peligrosas dejan de contemplarse en
rrar esta historicidad radical al omitir toda re- bloque. Se empieza a distinguir entre clase
ferencia a las relaciones prcticas de los clsi- obrera respetable y masas empobrecidas, a las
cos con la sociedad de su tiempo, a los autores que se clasifica progresivamente en categoras,
que retrospectivamente se consideran menores cada una de ellas sujeta a un tratamiento parti-
y a las disciplinas precientficas del pasado. cular y adaptado a su situacin. As, los clientes
Ahora bien, a comienzos de siglo, las na- habituales del hospital, del workhouse (asilo) o
cientes ciencias sociales inician una profunda de las instituciones de asistencia comienzan a
transformacin de las representaciones del ser tratados de forma diferente segn se los si-
otro, el obrero, el pobre. Se trata de una de esas te en las categoras de los viejos indigentes, de
remodelaciones peridicas de la visin de los las madres y nios sin recursos, de los desocu-
dominados por los dominantes que se produ- pados, de los vagabundos, de los dbiles menta-
cen en funcin de las dificultades con que tro- les y de los delincuentes juveniles. Al m i s m o
pieza el propio ejercicio de la dominacin. Ese tiempo, la cuestin social se fragmenta en
otro al que nos referimos es el pueblo de las una serie de problemas sociales, con la inten-
ciudades, aunque se pueden observar evolucio- cin de hacerla desaparecer. A cada uno de es-
nes anlogas, por ejemplo, en lo que concierne tos problemas debe corresponder un mbito de
al indgena o al loco. saber, una especialidad profesional y unas tc-
Desde los comienzos de la revolucin in- nicas especficas de intervencin. D e este m o -
dustrial, la burguesa utilizaba la categora de do se autonomizan por ejemplo los problemas
344 Christian Topalov
ti
Quartier populaire, barrio popular, montaje fotogrfico de Robert Doisneau, 1960. Doisneuu/Rapho.
346 Christian Topalov
de corresponder con la realidad, ya que su fina- san de la m a n o de obra femenina, del trabajo a
lidad social consiste en ejercer una accin sobre domicilio y del trabajo intermitente. Pero al
sus objetos. Sin embargo, a veces la cosa mar- m i s m o tiempo necesitan mantener vnculos
cha. H e m o s visto que los reformadores adopta- privilegiados con los medios de la burguesa re-
ron el modelo del subsidio sindical de desem- formadora que pueden legitirmarlos social-
pleo para concebir las instituciones pblicas de mente y con unos padrones que le sern tanto
seguro obligatorio que hacen funcionar el dis- ms tiles cuanto que no existen los aparatos
positivo en direccin contraria a sus objetivos. administrativos que puedan recibirlos. A b u n -
En otro registro se observa que no era necesario dan los estribillos que cantan al unsono el
determinar todas las significaciones sociales de magnate y el reformador: Robert W . DeForest
lafiestaritual, el potlatch, para comprender y Lawrence Veiller o Henry Morgenthau y Ben-
que su prohibicin destruira las capacidades jamin C . Marsh en Nueva York, Charles Booth
de resistencia de los indios de Columbia Brit- y el joven Llewellyn Smith en Londres, M a x
nica. Fue, sin embargo, necesario su estudio Lazard y Louis Variez en Paris y Gante. Colec-
por toda una generacin de etnlogos24. tivamente, los primeros urbanistas y planifica-
La ciencia y la administracin modernas es- dores urbanos estn inmersos en un medio que
tn en manos de hombres nuevos. El notable les permite frecuentar la gran burguesa, los fi-
ilustrado, generalista de la reforma social, cede lntropos y los industriales ilustrados. La epo-
su lugar al experto. Cada nueva profesin ela- peya de la reforma cvica en Estados Unidos
bora una tecnologa que le es propia, reivindica y, m u y particularmente, la historia de la Natio-
una legitimidad cientfica especfica y se afir- nal Conference on City Planning nos hacen ver
m a con la creacin de asociaciones que prego- c m o los medios empresariales necesitaban
nan su autonoma y de institutos de formacin disponer de un personal reformador indepen-
que organizan su reproduccin. A partir de los diente capaz de proporcionarles la legitimidad
aos J910 se produce el giro anunciador en la cientfica que no tenan para partir a la recon-
desaparicin de la precedente generacin de re- quista de un poder municipal que haban per-
formadores y que marcar los aos inmediata- dido a manos de political machines populis-
mente consecutivos a la Primera Guerra M u n - tas y, al m i s m o tiempo, q u e los nuevos
dial. profesionales eran incapaces de prescindir de la
H a y que observar algunos matices, ya que base social que les brindaba dicha alianza. E n
considero que la historiografa tiende con fre- Francia, el m i s m o proceso queda ilustrado por
cuencia a sobreestimar la autonoma de esas el surgimiento, en el M u s e o Social, del grupo
nuevas profesiones tanto en relacin con la que en 1919 constituir la Sociedad Francesa
burguesa reformadora tradicional c o m o en lo de Urbanistas.
concerniente a las relaciones entre mbitos es- Por otra parte, a pesar de la segmentacin
pecializados de reforma25. cada vez m s clara de los mbitos de la refor-
Claro que los nuevos expertos proyectan m a , los lazos entre unos y otros seguirn vigen-
una imagen de s mismos que es la de la inde- tes al menos durante los dos primeros decenios
pendencia, que da a entender que no hablan y del siglo. Existe una estrecha red de organiza-
actan para defender los intereses particulares ciones a la que cabe dar el nombre de nebulo-
de ningn grupo, sino en nombre de los intere- sa de la reforma, cimentada por algunas insti-
ses superiores de la sociedad. Esta pretensin tuciones clave y muchos hombres polivalentes.
se basa en la objetividad de la ciencia a la que Es m u y revelador al respecto el estudio de la
sirven. Los profesionales de la reforma procu- genealoga y la topografa de los diferentes gru-
ran alcanzar unos objetivos que les son propios pos y la biografa y trayectoria de las distintas
y, para empezar, el hecho de que son impres- personalidades. Se puede ver as la unidad del
cindibles al progreso: proceden muchas veces campo de la reforma, muchas veces ignorada
de un medio modesto y su jerarqua social pasa por una historiografa que considera c o m o algo
por ese reconocimiento. D e esa forma entrarn natural la divisin de las polticas sociales que
en conflicto con unos intereses econmicos obedecen precisamente al trabajo histrico que
m u y precisos, los de los propietarios de tugu- se realiza en ese perodo.
rios, de las compaas de servicios urbanos y de Los problemas sociales as construidos
los industriales, grandes o pequeos, que abu- por los nuevos profesionales adquieren la cali-
De la cuestin social a los problemas urbanos: los reformadores y la poblacin de las metrpolis... 347
afinalesde la dcada de los aos 1880, la defi- partes a partir de 1900 son el rostro oculto de
nicin de los criterios de la superpoblacin de los nuevos manuales de economa poltica de
las viviendas por las oficinas de censos y la de- Cambridge y de Yale. Los primeros arquitectos
finicin, a ltimos de la dcada de 1920, de las del movimiento moderno y los urbanistas fun-
normas por las que deban regirse los equipos cionalistas traducen a su manera el m i s m o sue-
colectivos por los tericos de la idea de uni- o en el espacio: la ciudad industrial de Tony
dad vecinal. Los aparatos encargados de la Garnier es testigo de ello, y lo m i s m o puede
observacin de las poblaciones y de poner en decirse de la m x i m a de Lon Jaussely en la
prctica las normas no tienen por qu conocer postguerra: Hay que producir mejor para vi-
a los grupos reales, les basta con hacer caso de vir mejor y hay tambin que vivir mejor para
las categoras que nacen de su propia interven- producir mejor: he aqu el axioma del da, cuya
cin. Cada individuo se sita en una serie de solucin es el problema que atae a la sociedad
posiciones independientes unas de otras cons- moderna 31 .
truidas por varios sistemas de clasificacin C o n todo, esta visin de una sociedad ato-
prctica. Mientras las leyes cientficas ignoran mizada de productores eficaces y de consumi-
al individuo concreto, las normas que las cien- dores racionales suscita una inquietud impor-
cias permiten establecer reconstruyen a un in- tante expresada por Durkheim con el lenguaje
dividuo diferente, que se convierte en sujeto de de la anomia y que las representaciones de la
la administracin. sociedad c o m o organismo tienden a superar.
La norma queda objetivada en reglamentos La armona del todo implica la integracin de
administrativos o espacios construidos en los las partes, y esta integracin tiene que llevarse a
que la racionalidad se impone a todos indepen- cabo a travs de grupos de dimensiones limita-
dientemente de las voluntades individuales, das en los que la norma se imponga eficazmen-
tanto de los gobernantes c o m o de los goberna- te sin que haya ninguna intervencin externa.
dos. La norma es la segunda m a n o invisible, la Se trata esencialmente de la familia y del ba-
izquierda tal vez. Su m o d o especfico de operar rrio. La visin de este ltimo cambia de signo.
consiste en que de ella arrancan las formas so- Liberada de su definicin clasista, la comuni-
ciales aulorreguladas. Mencionar dos formas dad local reconstituida sobre nuevas bases pue-
esenciales: el individuo racional y la comuni- de convertirse en el vector fundamental de la
dad primaria. accin reformadora gracias a los planificadores
El pensamiento econmico neoclsico aca- y a los servicios sociales. E incluso, y en la m e -
ba de inventar los conceptos de consumidor ra- dida en que las organizaciones sindicales sean
cional y de trabajo c o m o factor de produccin. ya un hecho, habr reformadores que acaben
T o d o el m u n d o busca lo ptimo. Esta construc- considerndolas c o m o uno de los instrumentos
cin reemplaza ventajosamente la representa- posibles de la reconstitucin del vnculo so-
cin formulada por Marx de una fuerza traba- cial.
jo-mercanca obligada a venderse a su precio de Los dos mbitos de la reforma evocados en
reproduccin. Pero los reformadores tienen un el presente artculo (los sistemas de asistencia y
sentido pragmtico y saben que el homo cono- la vivienda popular) permiten ilustrar algunos
micus todava no ha nacido y habr que fabri- aspectos de la ruptura estratgica inaugurada
carlo a partir de un material difcil. Los c o m - por las polticas sociales modernas.
portamientos de maximizacin implican que Despus del giro liberal que tiene lugar en
se trabaje cada vez ms y mejor, se consuma tiempos y grados distintos segn los pases, y
para mejor producir y se ahorre. Hay que crear desde la nueva ley de pobres de Gran Bretaa
las condiciones para que el modelo llegue a ser de 1834, los sistemas de asistencia se basarn
realidad. Alfred Marshall no slo dot a la cien- en dos elementos complementarios, el enclaus-
cia econmica de los instrumentos formaliza- tramiento pblico y la caridad privada. Toda la
dos que tal vez le eran necesarios, sino que ade- gente del pueblo sabe que, trascendido cierto
ms milit activamente para que se enviara a lmite cuyo contorno es confuso, puesto que, en
las labour colonics a los trabajadores que cada caso, lo fijarn las autoridades, la coer-
constituan el residuum de lo que ya no era cin directa puede recaer sobre sus espaldas y
posible ocupar32. Los esfuerzos para organizar hacer que acaben en la crcel, en el hospital o
el mercado de trabajo que se realizan en todas en la workhouse. Antes de llegar a ese extremo
350 Christian Topalov
pueden recurrir a losfilntroposy stos respon- desde el punto de vista moral o sanitario: el ha-
dern a las demandas de cada individuo, a con- cinamiento y m u y especialmente la prctica de
dicin de comprobar si hay necesidad de una subarrendar a otros, la irregularidad en el pago
ayuda y despus de aceptar una manera idnea de las mensualidades y el trabajo a domicilio.
de utilizarla. Es sabido que en la prctica y a Durante esta poca, se utilizaron tcnicas de
pesar de los esfuerzos de la filantropa cient- intervencin sobre todo represivas y general-
fica las lgicas del clientelismo y las coyuntu- mente ineficaces, ya sea ejerciendo u n control
ras de las crisis peridicas recreaban lo que los directo sobre las familias a travs de friendly
racionalizadores denunciaban sin respiro c o m o visitors a la manera de Octavia Hill o de los
una caridad indiscriminada. U n o de los princi- social settlements, o aplicando a travs de los
pales aspectos del seguro de desempleo elabo- inspectores sanitarios un estricto reglamento.
rado en 1909-1911 por Beveridge y Churchill Los reformadores m s progresistas propugna-
consista en sustituir la arbitrariedad por la ron tambin la construccin de viviendas obre-
norma. El subsidio ser un derecho ganado gra- ras por constituir un marco de vida higinico y
cias a u n trabajo regular realizado con anterio- de control ms hacedero. Pero esta interven-
ridad al momento del paro. N o m e gusta m e z - cin queda concebida hasta alrededor de 1900
clar la moralidad con las matemticas, dijo en trminos de operaciones aisladas. Las vi-
Churchill a este respecto y c o m o corolario de viendas modelo de losfilntroposn o eran en
las palabras siguientes ligeramente provocado- verdad sino islotes de reeducacin construidos
ras: en medio de un ocano de inmundicias de los
N o estoy convencido de nuestro derecho a re- barrios populares. Pese a la estricta seleccin
husar el subsidio a un hombre calificado de los inquilinos y a los reglamentos a que se los
que pierde su puesto de trabajo debido a la someta, la influencia del medio externo tenda
embriaguez. Ese hombre ha pagado ya su a transformarlos a su vez en tugurios. El Gar-
contribucin [...] y hay que recompensarlo den City M o v e m e n t propona otra solucin:
sin tener en cuenta la causa del despido. Es crear un medio radicalmente nuevo en comuni-
indiferente que ste se deba a su propia dades autocontenidas y alejadas de la ciudad.
inclinacin a la bebida o a la de su emplea- Pero el sueo de detener el crecimiento de las
dor34. metrpolis tropezaba con la realidad de la ur-
Naturalmente, hay que decidir quines son banizacin. C o n todo, a pesar de los fracasos
los que merecen la ayuda y quines son los que prcticos de ambos enfoques, las experiencias
no la merecen, sin hacer intervenir la incerti- realizadas permitieron que se empezaran a de-
dumbre propia de una decisin individual. Lle- finir normas cientficas de habitacin a las que
wellyn Smith, que prepar la legislacin de se atribua por s solas un efecto reformador y
1911, lo expres con claridad: El propio fun- que se materializaron en edificios y espacios.
cionamiento del sistema excluir automtica- A partir de 1910, con el movimiento de pla-
mente al ocioso35. El seguro de desempleo se nificacin urbana, se abre una nueva etapa. Se
basa en una seleccin automtica de los que tie- considera entonces que es toda la ciudad la que
nen derecho y de los que no lo tienen y se supo- tiene que reformarse. Las cosas tienen que es-
ne que consigue aislar a los desempleados oca- tar en su sitio, segn la expresin pintoresca de
sionales de los sistemticos. La clasificacin los autores del Plan Regional de N u e v a York:
terica definida por Alfred Marshall algunos [...] La atribucin de la tierra segn sean los
aos antes puede convertirse entonces, gracias distintos usos parece haber sido obra del
a un mecanismo administrativo, en el princi- sombrerero loco de "Alicia en el Pas de
pio de la clasificacin real de los grupos socia- las Maravillas". Personas m u y pobres vi-
les. Se puede decir as que el concepto moderno ven en tugurios situados en terrenos cen-
de desempleo preexisti histricamente a la trales de elevado precio. [...] A pocos pasos
realidad que deba designar. de la Bolsa se percibe el aroma del caf
Cabe examinar otro captulo de la lucha dis- tostado; a unos cientos de metros de Ti-
ciplinaria: la intervencin sobre las familias en mes Square, el hedor de los mataderos. [...]
su vivienda. Al principio se trat de combatir La situacin contrara todo el sentido del
directamente las formas de utilizacin del es- orden. Las cosas estn fuera de su lugar
pacio domstico consideradas c o m o negativas natural. Habra que corregir esta confu-
De la cuestin social a los problemas urbanos: los reformadores y la poblacin de las metrpolis... 351
sin para que las actividades se realicen en lu- tantos jalones del proceso. Estos autores fueron
gares apropiados36. ambos gente prctica y enunciaron problemas
La divisin en zonas ser instrumento pri- precisos, proponiendo medidas circunscritas a
vilegiado de este esfuerzo por separar el espa- las circunstancias. N o sera correcto atribuirles
cio reservado a las finanzas del de la industria, retrospectivamente unos objetivos exclusiva-
los lugares de trabajo de las viviendas de los mente basados en nuestra lectura de la historia
trabajadores. La planificacin del desarrollo de ulterior. Slo podemos restituir su propio len-
los suburbios tiene por objeto evitar que se re- guaje, que es uno de los modos de expresin
produzcan las mescolanzas caractersticas de la consciente de la sociedad de su tiempo y de los
antigua ciudad, ya que es de eso de lo que se conflictos que la agitaron. Ahora bien, Beverid-
trata, eliminar los barrios populares tradicio- ge y Sellier enuncian hechos en forma de pro-
nales y crear unidades vecinales en las que se blemas cuya solucin dara origen a una nueva
prohiba rigurosamente trabajar y en las que configuracin tanto de la industria (lugar don-
cada aspecto de la vida cotidiana tenga lugar en de tiene su origen la cuestin social) c o m o de
un sitio determinado. El urbanismo funciona- la sociedad poltica.
lista de los congresos internacionales de arqui- Por una parte, estos reformadores expresan
tectura moderna llevar a su paroxismo, sobre con una precisin cada vez mayor las exigen-
todo al suprimir las calles, esta visin compar- cias que a su juicio plantear el futuro orden
tida por sus oponentes, los nostlgicos del pa- productivo. Descubren que los trabajadores de
sado. las grandes ciudades no poseen las condiciones
Se parte del supuesto de que el nuevo orden que requiere la nueva revolucin industrial ini-
social ser engendrado por este nuevo orden ciada en algunos sectores desde 1880-1890 y
urbano pensado al m i s m o tiempo c o m o orga- cuyo desarrollo desean. Suean con un obrero
nismo en el que cada elemento contribuye a la nuevo, estabilizado en el empleo asalariado,
vida de todo el conjunto y c o m o fbrica racio- mvil en un espacio urbano ampliado y cuyos
nalizada en la que cada funcin se realiza en el m o d o s de consumo tengan c o m o nico fin la
lugar adecuado y de la mejor manera. Jaussely productividad. Sin duda, cuando los reforma-
propugn la organizacin econmica de las dores formalizan esta visin se adelantan a las
ciudades c o m o una especie de taylorizacin de realidades industriales, cuya remodelacin por
un taller m u y grande17, mientras que en el el sistema de la fbrica y la organizacin cient-
plan regional de la Russell Sage Foundation se fica del trabajo ser m u y lenta, sobre todo en
afirmaba que el rea de Nueva York y de sus las metrpolis, objeto privilegiado de su aten-
alrededores puede compararse con el terreno cin. Por otra parte, la experiencia reciente de
de una fbrica. La planificacin regional deci- la gran depresin y el presentimiento de que el
de la mejor manera de utilizar el terreno y rgimen de acumulacin, cuya crisis se ha ex-
adapta las zonas a su utilizacin38. presado de ese m o d o , han alcanzado sus lmi-
Si esta estrategia de reforma tiene lugar con tes, son elementos esenciales que explican su
los ojos puestos en una reorganizacin impor- explosin reformadora definalesde siglo. Pero
tante de las relaciones de poder, la pregunta lo que se expresa no es tanto una visin ntida
que puede hacerse es sta: por qu ese cambio de la nueva sociedad industrial por nacer, que
y por qu en ese m o m e n t o ? Se trata de una pre- una serie de diagnsticos precisos sobre los
gunta difcil que nos obliga a relacionar las re- obstculos que se oponen a su advenimiento.
presentaciones y las polticas con las realidades Los obreros reales, en efecto, resisten con xito
sociales a las que se aplican. A d e m s , m s all a los cambios que en ese m o m e n t o se gestan en
de las especificidades culturales e instituciona- el capitalismo. Los m o d o s de vida que los re-
les de cada una de las naciones interesadas, los formadores condenan les permiten defenderse
rasgos comunes del proceso invitan a interro- tanto de la precariedad de los ingresos en met-
garse sobre las modificaciones que se producen lico c o m o de la dependencia del vnculo sala-
a comienzos de siglo en los grandes pases in- rial.
dustrializados, que pueden explicar el surgi- Tienen xito porque los caracteres del pro-
miento del moderno proyecto de reforma. ceso de trabajo lo permiten y porque la ciudad
Volvamos, empero, a los diagnsticos y las y el barrio estn ah para proporcionarles, aun-
recetas de Beveridge y Sellier, ya que son otros que de forma irregular, los recursos que necesi-
352 Christian Topalov
tan. Recprocamente, sus prcticas de resisten- cial de ayer expresaba un hecho basado en la
cia eternizan las estructuras productivas y ur- idea de que los obreros eran extranjeros a
banas en que se basan. Sellier y Beveridge c o m - la nacin; su entrada con todos los derechos en la
prendieron que ese crculo vicioso deba ser sociedad poltica ir de par con la renovacin
atacado en su raz, a pesar de la obstinacin del de las bases de esta ltima y una reformulacin
pueblo y de los empresarios miopes. de las demandas por parte de las masas. Slo
Por otra parte, el orden poltico basado en con la condicin de que todos compartan los
la exclusin de las masas (de hecho o de dere- objetivos comunes ser posible que el vnculo
cho), la legitimidad de los notables y la repre- social se establezca sobre nuevas bases, que no
sin de la combatividad obrera tambin est sern ni el patronato ni las comunidades cerra-
tocando a sufin.A partir de 1880 se desarrolla das y hostiles de antao, sino la participacin
una nueva generacin de sindicatos y los gru- en las mismas instituciones polticas. Beverid-
pos polticos socialistas o populistas utilizan ge y Sellier son demcratas conscientes de las
las posibilidades que brindan las instituciones precondiciones de la democracia. Losfinesco-
para partir a la conquista del m u n d o obrero. El munes necesarios al organismo social deben ser
sufragio universal masculino se impone en Eu- proclamados y compartidos. Los ideales cient-
ropa, mientras que en Estados Unidos tiene co- ficos de los reformadores proporcionan una
m o consecuencia la derrota de los proceres lo- parte de esosfinescomunes y el patriotismo la
cales en los municipios de las grandes ciudades. otra. C o n la Primera Guerra Mundial, progreso
Esta evolucin exige la creacin de ciudadanos, social y patrioterismo cerril revelan con toda
lo que a su vez implica profundas modificacio- claridad su conexin ntima.
nes del comportamiento de las clases dirigentes
y tambin de las subalternas. L a cuestin so- Traducido del francs
Notas
* Este artculo parti del Williams & Norgate, 1889, Etude comparative France,
contenido de una ponencia pg. 596. Grande Bretagne. Italie, Etats
presentada a la Conferencia Unis, Revue Franaise de
Espacio, poder y representacin. 4. Royal Commission on the Poor Sociologie 28, 3, julio-septiembre
Departamento de Antropologa, de L a w , Appendix vol. 8, Q.78153. 1987, pgs. 417-451.
la Universidad de California, pg. 35.
Berkeley, en diciembre de 1986. 9. Henri Sellier, La vie urbaine 3.
Agradezco a Paul Rabinow el 5. Royal Commission on the Poor 1919.
haber creado ese fructuoso lugar de L a w , Appendix vol. 8, Q.78049.
debate y a Grard Mauger (Pars) pg. 31. 10. Henri Sellier, Rapport au
sus estimulantes comentarios. Conseil d'administration de l'Office
6. Alfred Marshall a Percy Alden, public d HB Mde la Seine. Le rle
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Amrica latina:
una historia urbana
Graciela Schneier
En Buenos Aires, c o m o en ludas las ciudades latinoamericanas de origen hispnico, la organizacin espacial, se basa
en la m a n z a n a , o bloque cuadrado de casas. i-'rn-Tchunu.cMraido de Argentina, hduoml Publicaria, S.A.. i yxn
J L -J L JL
CALLS c A LL e
1 i r i r
La m a n z a n a , unidad bsica de las ciudades hispnicas en A m r i c a latina. Dibujo de Graciano Gaspanni. extrai Jo de Urbanismo
Espaol en America, \rcbi\o General de Indias. Sewlla. I spaa. 1473
sin y los blue jeans, o donde el quechua se ron destruidas y reemplazadas por estableci-
mezcla con los okeys y el rock con la salsa1. mientos coloniales.
En algunos casos, estas ciudades se aseme- La destruccin de las viejas culturas era una
jan m s a las metrpolis de los pases occiden- condicin esencial para crear la nueva Europa
tales desarrollados. Hija de Nueva York y de en un espacio considerado vaco. Basta con
Houston, a las puertas de la tecnologa de los evocar los nombres que se dieron a los territo-
Estados Unidos y la m s histrica de las gran- rios (Nueva Espaa, Nueva Granada...) y sobre
des ciudades latinas4, Mxico puede conside- todo a las ciudades, que fueron a menudo bau-
rarse el paradigma de la Amrica latina con- tizadas c o m o sus homologas de la metrpoli
tempornea, as c o m o Sao Paulo, primer (Valencia, Crdoba, Medelln, La Rioja, Carta-
centro industrial de Amrica del Sur, es el para- gena).
digma del Brasil contemporneo, verdadero la- La vida colonial portuguesa fue m s prag-
boratorio de su proyecto de pas del futuro. mtica y se organiz en torno a las plantaciones
Buenos Aires o Montevideo tienen, por su par- y a los ingenios de caa de azcar. Factoras
te, un capital urbano fantstico de la primera c o m o las de Baha, Recife, Olinda o Ro no se
mitad de este siglo, slo comparable con Pars desarrollan y adquieren autonoma hasta el si-
o Londres, pero que no logran adaptar a las exi- glo xviii, en contacto con el m u n d o europeo, y
gencias del desarrollo moderno. slo en el siglo XIX adquirirn una importancia
M s all de esta originalidad, el continente comparable a la de las regiones hispnicas. E n
ha sido innovador al crear modelos que hicie- estas ltimas, la nueva sociedad fue, desde sus
ron poca, c o m o Brasilia, verdadera civiliza- orgenes, una sociedad urbana.
cin extra-territorial5, modelo de lo que D e Mxico a Santiago de Chile o a Buenos
constituye hoy la creacin de una civilizacin Aires, el imperio colonial espaol fue constitui-
urbana. do por una red cuya funcin era la de asegurar
el control territorial y el mantenimiento de
vnculos con la metrpoli. La mayora de los
I. El orden histrico centros urbanos de la Amrica hispnica actual
fueron construidos en el siglo xvi.
La historia del continente latinoamericano se M s que un hecho fsico, la ciudad fue el
confunde en gran parte con la de sus ciudades. instrumento de un proyecto colonial asentado
El modelo urbano que prevalece hoy da es un sobre bases jurdicas y teolgicas. U n m i s m o
producto compuesto de todas estas herencias marco institucional -las leyes de Indias- asegu-
sucesivas. Su adaptacin a las condiciones del r la unidad del modelo y los principios de una
m u n d o contemporneo ha sido por ende m u y nueva sociedad compacta, homognea y mili-
rpida y, desde muchos puntos de vista, m s tante. Las actas de fundacin, la distribucin
brutal e improvisada. de tierras y la organizacin municipal en cabil-
dos trazaban una ciudad destinada a servir de
La ciudad, instrumento de creacin
apoyo a una sociedad dual, la de los conquista-
de un m u n d o nuevo
dores y la de los conquistados. La plaza central,
plaza de armas rodeada por los smbolos del
Desde el descubrimiento y durante todo el poder -la catedral, el fuerte, el cabildo y las ca-
siglo x v , la Amrica que en el siglo XIX se lla- sas de los vecinos propietarios- es de por s
mar latina se constituye c o m o una rplica la encarnacin del modelo.
de! m u n d o europeo - u n m u n d o de ciudades-, Todas las ciudades latinoamericanas de ori-
pero una rplica amplificada y deformada... gen hispnico llevan la impronta de estos prin-
La Amrica indgena era un m u n d o esen- cipios de organizacin espacial. Extendido (co-
cialmente rural. Slo en las sociedades alta- m o en Buenos Aires), o limitado (como en
mente desarrolladas y estructuradas hubo algu- Caracas) el trazado colonial proporciona las
nas grandes ciudades -Tenochtitln (el Mxico unidades de la urbanizacin (la manzana) y del
actual) y Cuzco, capital del imperio inca- que habitat (dimensin de las parcelas). Algunos
superaban en poblacin y complejidad urbana centros de ciudades c o m o los de Lima (que fue
a numerosas ciudades europeas contempor- la capital del virreinato). La Habana o Quito,
neas. La mayora de las ciudades indgenas fue- conservan an toda su riqueza.
Amrica latina: una historia urbana 359
plicaron su poblacin en los cincuenta aos que de propiedades rurales, al m i s m o tiempo que se
siguieron a 1880. Lugar de actividad de h o m - forman parcelas menores en los barrios para las
bres de negocios e intermediarios, estas ciuda- clases medias o modestas, deseosas de ascen-
des fueron el escenario de una lucha cruenta sin social y posedas por el sueo de la casa
por el poder. La nuevas burguesas, en plena propia. Y a desde comienzos del siglo, la espe-
ascensin social y econmica, dominan la pol- culacin inmobiliaria y la autoconstruccin
tica y configuran las ciudades a su imagen. E n son aspectos primordiales de la urbanizacin
pocos aos, 20 o 30 ciudades constituyen la ar- latinoamericana.
mazn de una nueva sociedad y engendran una C o n la instalacin de tranvas por empresas
nueva cultura urbana en torno a la ideologa extranjeras con amplios intereses (compra de
del progreso. Esta imagen del progreso, que terrenos, construccin de infraestructuras, etc.)
provena de la Inglaterra victoriana, de la Fran- se favorece la construccin de nuevos barrios y
cia del Segundo Imperio y m s tarde de la Ale- la implantacin de industrias que extienden las
mania imperial, dio una cohesin indudable a zonas perifricas y modifican la escala de la
esta nueva clase dirigente que estaba decidida a ciudad. Muchas de ellas mejoraron sus infraes-
responder al desafo del exterior y a asumir la tructuras y rpidamente se instalaron los prin-
misin tradicionalmente atribuida al hombre cipales sevicios en las m s importantes.
blanco. Sin embargo, en la mayora de las aglomera-
U n aspecto caracterstico de este perodo, ciones menores la estructura colonial se mantu-
que adquiri mayor o menor amplitud segn vo casi sin cambios. Citando a un viajero de la
los casos, es el lanzamiento de programas de poca, Jos L. R o m e r o seala en Argentina ...
renovacin urbana. Los centros tradicionales pasar de la capital a la provincia equivale prc-
fueron objeto de proyectos de ordenamiento ticamente a retroceder de la nacin a la colo-
urbano inspirados en mayor o menor medida nia. A su juicio, esta afirmacin es vlida para
en la transformacin de Pars bajo el prefecto toda Amrica latina.
Haussman. El trazado de avenidas y la cons-
truccin de edificios pblicos y de residencias
particulares de gran lujo son los smbolos de II. La explosin urbana del siglo XX
esta modernidad monumental de comienzos de
siglo. La crisis de los aos treinta contribuy en gran
Transformadas por el aporte de inmigracio- medida a unificar los destinos de los pueblos
nes diferentes (europeas, en combinacin con latinoamericanos. En ella radicaron cambios
la poblacin mestiza, indgena o negra) y por el fundamentales y variados en sus economas, en
desarrollo del trabajo industrial y de los servi- sus sociedades y en la organizacin del espacio.
cios urbanos6, las clases populares afirman pro- Los distintos pases iban a promover polticas
gresivamente su presencia y se registran las pri- de industrializacin, un modelo de sustitucin
meras tentativas de organizacin social y de las importaciones y la idea de un Estado re-
sindical. gulador, promotor del desarrollo y planifica-
El fenmeno ms significativo fue sin lugar dor, cuyo objetivo sera consolidar la soberana
a dudas el crecimiento y la formacin de las nacional y garantizar la cohesin interna.
clases medias (comerciantes, profesiones libe- Las profundas modificaciones en el sector
rales, burcratas, militares, etc.) que provoc el primario de la produccin provocaron un xo-
surgimiento de nuevas modalidades de partici- do rural que encauz hacia las ciudades a gran-
pacin poltica y la formacin de partidos que des sectores de la poblacin en busca de empleo
desafiaron el poder de las viejas oligarquas en y mejores condiciones de vida. Y a con anterio-
busca de democracias ms amplias. Todo ello ridad, la revolucin mexicana de 1910 haba
corresponde a un cambio esencial: la ciudad se desencadenado un proceso de desarraigo rural
ha transformado en una ciudad de masas. que en 1920 haba dado lugar a una marcha
En la mayora de ellas, el centro cambia de hacia las ciudades. E n Per, los serranos
funcin: en Buenos Aires, Santiago de Chile, (habitantes de los Andes) bajaron hacia la cos-
Montevideo, Caracas o Mxico las familias de ta, atrados por el desarrollo industrial de L i m a
la plaza (la clase superior) emigran hacia ba- y otros centros. La crisis del salitre precipit a
rrios m s elegantes, nacidos de la parcelacin miles de desempleados sobre las ciudades chi-
. mrica launa: una historia urbana 361
1930 1972
'* 1 " - ^
.W \L . v \^
- ^
IB^^H^^^^T'
"H
Ur*:--'
El c r e c i m i e n t o extraordinario d e S a o P a u l o . Bulletin d'Informalions architecturales. Institut Tranais d'architecture, suplemento del n m e -
ro lf>. no\ lembre de 1987.
lenas, y lo propio ocurri con las ciudades bra- n m e n o presenta caractersticas culturales y
sileas c o m o consecuencia de la sequa y la cri- sociales especficas y cada ciudad afectada se
sis del caf. El despoblamiento de las reas ru- constituy en un polo concreto.
rales y el deterioro de numerosos centros
urbanos fueron una consecuencia del cese de la Centro/periferia: la ciudad de las m a s a s
explotacin de los recursos agrcolas y mine-
ros. La inmigracin provoc cambios profundos en
En las ciudades sufrieron una explosin de- las ciudades. Los grupos de inmigrantes sufrie-
mogrfica y social, acompaada del desempleo ron un largo proceso de enfrentamiento adap-
y la miseria. Mientras que a comienzos del siglo tacin y asimilacin recproca con la sociedad
X X slo 10 ciudades superaban los 100.000 ha- urbana normalizada (sobre todo con las cla-
bitantes y Buenos Aires era la nica que alcan- ses populares y la pequea clase media). Se tra-
zaba el milln, en 1940 otras tres ciudades ta de un proceso que todava sigue vigente y del
haban rebasado dicho umbral (Mxico, Sao cual se siguen observando actualmente las con-
Paulo y Ro de Janeiro). Desesperados o espe- secuencias en la vida cotidiana y poltica de las
ranzados, los inmigrantes inundaron las ciuda- ciudades.
des y comenzaron su larga marcha para su La formacin de las masas urbanas corri
insercin en la sociedad urbana. parejas con la industrializacin. En algunos lu-
Aunque la Segunda Guerra Mundial caus gares se form un proletariado industrial, con
una cierta mejora en las condiciones de vida a sus organizaciones sindicales, que posterior-
causa del desarrollo econmico que trajo consi- mente se convertiran en la lite de las clases
go y de las medidas sociales de algunos gobier- populares. Los otros mecanismos de socializa-
nos de corte populista (Crdenas en Mxico, cin en el medio urbano fueron tradicional-
Vargas en Brasil, Ibez en Chile, Pern en Ar- mente la industria de la construccin, los servi-
gentina, etc.), el cambio esencial radica en el cios urbanos y el pequeo comercio. Las
papel motor que desempearon algunas metr- nuevas masas urbanas fueron integrndose as
polis en el desarrollo econmico, regional y na- de m o d o paulatino durante las dcadas poste-
cional. E n realidad, la migracin de las zonas riores paralelamente a la evolucin del contex-
rurales hacia la ciudad transform a Amrica to econmico y poltico. La industrializacin y
latina de forma irreversible. las actividades urbanas aceleraron tambin el
El proceso de metropolizacin se inici len- desarrollo de las clases medias, cuya importan-
tamente, cobr impulso y sigui desarrollndo- cia aument en la mayora de las ciudades.
se hasta nuestros das. Las analogas que po- Puede afirmarse que el bienestar y la movilidad
dran establecerse basadas en las cifras con social caracterizan todo este perodo a pesar de
otros procesos similares en Europa y en los Es- las crisis econmicas y sociales.
tados Unidos son tan slo en apariencia. El fe- A comienzos de los aos sesenta, las hipte-
362 Graciela Schneier
sis segn las cuales exista un desarrollo armo- las nuevas redes urbanas rebasan ampliamente
nioso siguiendo la va abierta por los pases in- los lmites administrativos creando as regio-
dustrializados, fueron objeto de una revisin nes metropolitanas, que son autnticas conur-
crtica. Las teoras desarrollistas, as c o m o su baciones que absorben en su esfera econmica
contrapartida sociolgica, las teoras de la m o - y social a los municipios o ciudades vecinos.
dernizacin, se basaban en efecto en la capaci- Este cambio de escala acelera la disolucin del
dad de expansin de la industria. En este proce- modelo de ciudad europea.
so, la marginacin deba ser slo un fenme- E n oposicin a una jerarqua rgida centro-
no transitorio, vinculado a la transferencia de periferia, se desarrollan configuraciones mlti-
la poblacin rural hacia las actividades indus- ples. L a imagen de la ciudad-hongo refleja
triales. Ahora bien, ya en esa poca se comprue- adecuadamente esta expansin vertiginosa y
ba que una parte creciente de la poblacin est multidireccional del tejido urbano, asociada a
empleada en actividades que son a la vez poco la desintegracin de la centralidad tradicio-
productivas y escasamente lucrativas. La situa- nal (Sao Paulo), su desplazamiento (Caracas), a
cin se agrav en los centros urbanos en los que su consolidacin (Buenos Aires), o al proceso
se concentraba en esa poca el 60 % de las per- de barraquismo (Mxico). L a dispersin pe-
sonas desempleadas y subempleadas. rifrica se efecta siguiendo tres ejes: los nue-
Los cambios urbanos de este perodo se ca- vos tipos de habitat de lujo de las clases adine-
racterizan por la influencia material, cultural y radas, autocentrados y vistosos (Copacaba-
tecnolgica que ejercen los Estados Unidos. E n na e Ipanema en Ro; Providencia en
las principales ciudades que disponen de m e - Santiago de Chile; El Pedregal en Mxico;
dios materiales y financieros suficientes se pro- Miraflores y Monterrico en Lima; Chapi-
duce un proceso dual de extensin de las perife- nero en Bogot, etc.); los suburbios de casitas
rias y de verticalizacin de los centros. Las m e - unifamiliares y los agrupamientos de viviendas
trpolis adoptan una configuracin hecha de precarias. E n los aos sesenta se estima que vi-
rascacielos, centros comerciales y grandes cine- van en viviendas precarias el 35 % de los habi-
matgrafos con toda la simbologia de la socie- tantes de Caracas, el 25 % de los de Lima y el
dad de consumo. L a mayor actividad comer- 38 % de los de Ro de Janeiro. Estas cifras si-
cial y la demanda de locales comerciales y de guieron aumentando en los aos posteriores.
oficinas justifica la inversin en los centros m e - Este habitat precario, asociado al desem-
diante la construccin de las llamadas torres pleo y al subempleo, es una de las dimensiones
(Silencio en Caracas, Latinoamericana en fundamentales de la pobreza en las ciudades,
Mxico, etc), que dejan la ciudad colonial o eu- que ir agravndose con las polticas econmi-
ropea definitivamente a sus pies. cas y sociales de las dcadas siguientes.
La extensin de las tramas urbanas que yux- El desarrollo de las clases medias instaladas
taponen nuevos barrios y actividades comer- en el centro de las ciudades caus numerosos
ciales, crea una nueva centralidad basada en problemas en materia de vivienda. Las clases
funciones financieras e internacionales y hace medias, que tradicionalmente estaban instala-
que los centros tradicionales (Avenida Paulista das en el centro, se vieron obligadas a disper-
en Sao Paulo, por ejemplo) se queden anticua- sarse por las periferias, en pequeas casas in-
dos. A pesar de la existencia formal de numero- dividuales, en grandes bloques de casas o en
sos planes de urbanismo, el ordenamiento de ciudades jardn o, incluso, en ciudades peri-
las ciudades es el resultado de intervenciones fricas -Ciudad Satlite (Mxico) o Ciudad
de tipo sectorial: se modernizan las infraestruc- Kennedy (Bogot). Algunas capas medias o
turas (agua, electricidad), se reemplazan los m s acomodadas se fueron a vivir a edificios de
tranvas y se desarrolla el transporte por carre- apartamentos, generalmente fruto de operacio-
tera mediante la construccin de vas rpidas nes de especulacin inmobiliaria. Este tipo de
(perifrico de Mxico, autopistas de Cara- habitat, inici una transformacin profunda de
cas) y ferrocarriles subterrneos7. las relaciones de vecindad y los reemplaz por
El desarrollo de las redes virias y la forma- un vecindario modelo, basado en el individua-
cin espontnea del servicio de transportes co- lismo y la movilidad social.
lectivos provoca un cambio de escala en la ur- Haciafinesde este perodo, se constataba la
banizacin. Las implantaciones industriales y existencia de una crisis generalizada de los ser-
Amrica latina: una historia urbana 363
Plano de Brasilia y de sus ciudades satlite, por Oscar Niemeyer. L a forma del centro de la ciudad ha sido denomina-
da Pjaro de Niemeyer. Extrado de Ramn Gutirrez, El Urbanismo del Siglo X X en Amrica, 1971.
pues del retorno a la democracia. Treinta aos El principal inters de estas polticas en fa-
despus, el 60 % de esta metrpoli est consti- vor del sector informal reside en su bajo costo
tuido por un habitat irregular, marginado, presupuestario, ya que requieren esencialmen-
cuya gestin se lleva a cabo mediante interven- te medidas administrativas y reglamentarias
ciones especficas de los municipios, los orga- que abarcan la asistencia tcnica, la capacita-
nismos pblicos, y los dos partidos mayorita- cin, la legalizacin de ciertas prcticas o el res-
rios, as c o m o de la accin de las asociaciones peto de un mnimo de proteccin social. La
de vecinos de los barrios. heterogeneidad del sector -en el que se encuen-
tran a la vez vendedores ambulantes, propieta-
La administracin en tiempos de crisis: rios de pequeos establecimientos transportis-
el sector informal y los movimientos urbanos
tas y trabajadores en pequeos talleres- favore-
ce las reivindicaciones corporativas. Muchas
Hacia mediados de los aos setenta, aparecen de ellas pueden resolverse a nivel local provo-
tres grandes temas de la crisis urbana: la priva- cando una descentralizacin de los conflictos,
tizacin, la descentralizacin y la participa- que contribuye a reforzar la estabilidad polti-
cin. ca. El retorno a la democracia ha puesto en un
Los diferentes procesos de privatizacin de primer plano la importancia de los electores del
los servicios pblicos (agua, basuras, etc.) y de sector informal, que no slo son m u y numero-
descentralizacin administrativa y territorial sos sino que adems han conseguido u n cierto
afectaron a las ciudades y modificaron los equi- grado de organizacin. As, la participacin de
librios tradicionales. Los municipios, que son los trabajadores informales en los gobiernos lo-
organismos tradicionalmente dominados, cales ha empezado a adquirir una importancia
obtuvieron nuevas competencias y responsabi- no desdeable c o m o es el caso, desde hace po-
lidades y cargaron con todo el peso de la crisis co, de la Federacin de Vendedores Ambulan-
urbana. tes de Lima.
Las polticas de integracin se reforzaron El paradigma de una sociedad altamente
durante los aos ochenta bajo la presin de las movilizada por sus luchas urbanas domina la
reivindicaciones de la poblacin y de las re- reflexin sobre la ciudad en los aos setenta:
comendaciones de los organismos internacio- c o m o polo no institucionalizado de la socie-
nales (Conferencia Internacional sobre los Es- dad, los marginados urbanos desempearon
tablecimientos H u m a n o s , celebrada en V a n - un papel importante durante todo este perodo,
couver en 1976), que ponen de relieve la im- en las manifestaciones por el derecho a la tie-
portancia de la pobreza y la dimensin de esta rra, las ocupaciones organizadas, las asociacio-
creacin de la ciudad. Estas polticas hacen nes para la autoconstruccin, las revueltas con-
hincapi en la necesidad de una participa- tra las crisis de los transportes (quebras-que-
cin que se hara extensiva a nuevos actores bras de trenes, incendio de autobuses, etc.).
de la vida urbana: el sector informal y las orga- Sin embargo, en todos los pases, salvo quizs
nizaciones populares. en el Brasil, se tiende a una disminucin de las
A pesar de sus dimensiones, el sector infor- acciones colectivas y a una mayor diversifica-
mal fue ignorado hasta los aos ochenta. H o y cin.
da la situacin ha cambiado radicalmente y Los movimientos de los aos ochenta se ca-
muchos gobiernos, c o m o el del Per, dan prio- racterizan por diferencias significativas en rela-
ridad a ese sector en sus polticas. H a y razones cin a las modalidades de participacin de los
econmicas pero tambin ideolgicas que ex- aos anteriores, que procuraban, a la inversa,
plican el nuevo inters que reviste el sector in- potenciar la accin colectiva y la lucha por la
formal para quienes deciden las polticas. La conquista del poder. H o y , los movimientos ur-
interpretacin tradicional, que insiste en la in- banos se inspiran en una voluntad de integra-
suficiente creacin de empleos formales en las cin social y valoran al m x i m o la diversidad,
actividades modernas, ha sido sustituida por el pluralismo y la autonoma de las fuerzas que
enfoques que realzan el carcter de empresa- las componen.
rio capitalista de numerosos trabajadores del Se distinguen dos lgicas, que son m s bien
sector informal y la necesidad de que el Estado complementarias que opuestas. En primer lu-
no intervenga, puesto que frena el desarrollo. gar, la que reivindican los nuevos movimientos
368 Graciela Schneier
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pacto de esta reorganizacin planetaria slo al- urbanas? Quines son hoy, en estas condicio-
gunos pases - o quiz slo algunos territo- nes, los actores capaces de proponer alternati-
rios- se beneficien de la insercin privilegiada vas a una evolucin de esta ndole, y en nombre
en los circuitos mundiales. de qu proyecto?
C m o se establecern en el futuro las nue-
vas articulaciones? Mediante qu mecanis-
mos? Cules sern las nuevas formas de vida Traducido del francs
Notas
1. Con este trmino se describen clases medias o acomodadas que se 4. Ver Bataillon C . y Panabire, L .
actividades en pequea escala, de ha desarrollado m u c h o en los
localizacinflexible,que no son ltimos aos en Ro de Janeiro, 5. Ver Chesneaux, J.
objeto de ninguna reglamentacin por ejemplo, para protegerse de la
oficial y utilizan esencialmente la violencia y la miseria, y que 6. U n o s de los mecanismos tpicos
m a n o de obra familiar. favorece un cierto tipo de de ascensin social en las ciudades
identidad social. en crecimiento es el paso de los
2. El rancho en Venezuela y la servicios de la vida urbana
favela en Brasil son los 3. Las msicas urbanas permiten (conserjes, camareros, etc.) al
equivalentes a las barracas o entender hoy los sincretismos pequeo comercio que se difundi
chabolas. El condominio culturales que se manifiestan en las m u c h o en esa poca.
fechado es un tipo especfico de ciudades latinoamericanas: la
multipropiedad, vigilada msica chicha de metrpolis 7. Todos los ferrocarriles
rigurosamente, que dispone de c o m o Lima o Santiago de Chile, es subterrneos (metros) se
numerosas instalaciones una mezcla de msica andina y construyeron recientemente, salvo
deportivas y de esparcimiento. Se tropical ejecutada con el de Buenos Aires, que se
trata de un tipo de habitat para las instrumentos electrnicos. construy en 1914.
Bibliografa
Akin L. Mabogunje
R I C S 125/Set. 1990
374 Akin L. Mabogunje
cin social en toda Nigeria. C o n la era colonial, Por consiguiente, consagrar el resto de este
el capitalismo y cierta forma de intercambio de artculo a exponer la organizacin de nuestras
bienes, se convirtieron tambin en un mecanis- comunidades urbanas en el contexto del m o d o
m o vital. Sin embargo, el capitalismo no logr operativo de produccin que funcion durante
desplazar completamente el mecanismo ante- cada uno de los tres perodos. El objetivo es
rior tan anclado en las relaciones parentales y sealar los antecedentes de la crisis actual de
que haba sido caracterstica esencial del pero- nuestra vida urbana y tambin hacer hincapi
do colonial mientras desapareca el m o d o sin- en los factores que hay que tener m u y presentes
crtico de produccin. al disear las estrategias necesarias para solu-
El perodo postcolonial ha sido considerado cionar la crisis.
de manera general c o m o la continuacin del
colonial. E n cuanto a Nigeria, es posible argu-
mentar que aunque ese tratamiento sea legti- La organizacin urbana
m o , la reciente crisis econmica y el estilo y en la formacin social precapitalista
estrategia seguidos para resolverla pueden indi-
car que el pas est en el umbral de la supera- Al comentar la formacin de las ciudades pre-
cin de la herencia colonial. Esto tiene que ver capitalistas y preindustriales, Sjberg (1965)
con la movilizacin de las comunidades, tanto observa que su organizacin espacial muestra
rurales c o m o urbanas, para lograr un impulso la tendencia tpica de la lite a residir en el cen-
m s decidido al desarrollo, an en el marco ca- tro o cerca del m i s m o , mientras que las clases
pitalista, pero que presagia un cambio cualita- m s bajas y los grupos marginales son empuja-
tivo, o categrico, de nuestro m o d o de produc- dos hacia la periferia. Sin embargo, hay que
cin. destacar que el modelo territorial de estas ciu-
376 Akin L. Mabugunje
dades refleja tambin una mayor diversidad de Fulani, anota que la ciudad estuvo tradicio-
basada en las diferencias ocupacionales y tni- nalmente dividida en 27 distritos, algunos de
cas. D e m o d o tpico, cada grupo ocupacional los cuales eran, adems, segmentos de otros
vive y trabaja en una calle o barrio particulares ms grandes. D e ellos, unos siete quedaban to-
que con frecuencia llevan el nombre de la pro- tal o parcialmente fuera del antiguo m u r o de la
fesin u oficio al que se dedican. Los grupos ciudad. L a denominacin de los distritos tiene
tnicos, por su lado, forman tambin subsiste- un inters considerable. As, en el U n g u w a n
mas territoriales relativamente autosuficientes Sarkin Pawa, cerca del antiguo mercado H a u -
y cuentan con frecuencia con espacios que los sa, estaba el recinto tradicionalmente reserva-
aislan unos de otros. do al Sarkin Pawa (Jefe Carnicero) de Daura,
Esta amplia caracterizacin de la organiza- quien administraba el mercado local en n o m -
cin interna de las ciudades preindustriales, al bre del jefe. El Sarkin P a w a funcion c o m o ca-
parecer queda ejemplificada por una de las ms beza del distrito, inmediatamente al sur del
antiguas descripciones detalladas de una ciu- mercado, donde tena su recinto oficial. El Sar-
dad precolonial de Nigeria, Kano. Tras visitar- kin Tafarki, a cargo del peaje de las caravanas y
la, en febrero y marzo de 1851, Heinrich Barth, de las rutas, administraba el distrito que se ex-
el infatigable explorador alemn del Sudn oc- tenda entre la parte posterior del palacio y el
cidental, nos dej la siguiente descripcin: pozo Kusugu. Otros distritos, administrados
Procedo ahora a enumerar los barrios, cuyos por los funcionarios mayores, que residan en
nombres no dejan de tener inters. En pri- el lugar, eran el Unguwar Liman, bajo la autori-
m e r lugar debo observar que los barrios dad del Limamin Daura; el Unguwar Kaura.
ubicados al norte de la laguna Jakara, que bajo el Kaura; el Unguwar Fada Babba, bajo el
cruza la ciudad de este a oeste, estn habi- Fada Babba; y el Unguwar Makada, bajo Ser-
tados principalmente por gente Hausa o, kin M a k a d a , el jefe tambor (Smith, 1978,
c o m o los llamaban sus conquistadores, pg. 66).
Habe, del singular Kado, mientras Hay otras pruebas que parecen confirmar
que los barrios del sur estn habitados en que gran parte de los centros urbanos, no slo
su mayor parte, aunque no exclusivamen- en el pas Ilausa sino tambin en otras zonas
te, por los Fulbe, llamados Fellani por del norte de Nigeria, estuvieron en ese m o m e n -
la raza conquistada. (Barth, 1857, to organizados internamente en forma similar.
pg. 507.) Mientras que la ciudad tena una administra-
En total, Barth identific unos 29 barrios al cin central bajo la autoridad del Sarkin o, ms
norte de Jakar, siendo Dala el ms antiguo y el tarde, del emir, la organizacin del distrito no
ms importante en trminos comerciales, ya slo fue la base de la administracin detallada y
que en l residen asimismo todos los ricos co- de la funcin judicial, a cargo de jefes nombra-
merciantes, rabes y bereberes (principalmente dos, sino tambin de la movilizacin popular
en Ghadasiye). Barth destac tambin a T u - que asuma las responsabilidades colectivas,
dun-Makera (el barrio de los herreros) y a R u n - c o m o el mantenimiento de algunas partes del
fawa (el barrio de los talleres). Al sur de Jakara muro de la ciudad.
anot unos 46 barrios, incluyendo a Agadesa- En el pas Yoruba, Johnson observ que
wa (zona que originalmente perteneci a los na- muchos pueblos estaban organizados en ba-
tivos de Agades); Yola, el barrio principesco de rrios y que cada uno era administrado por un
la ciudad, llamado por este motivo madaki-n- jefe que resida en el m i s m o , quien adems era
Kano; Ghaladanchi, el barrio donde reside el responsable del concejo del pueblo ante el Oba.
ghaladima; Shuramshi, el barrio donde vive el Sin embargo, Johnson comenta luego sobre el
hijo mayor del gobernador, cuyo ttulo, chiro- estado de los pueblos Yoruba en el siglo xix, lo
m a - n o m b r e kanuri que procede de shu ro- siguiente:
m o - , dio nombre al barrio; y Naserawa (pro- Debe sorprender al observador ms despreve-
bablemente destinado, m s adelante, a ser el nido que ha viajado por el pas Yoruba
barrio de Nasara o de los cristianos), (Barth, que estas reparticiones del pas, que se su-
1857, pgs. 508-509). ponen ms atrasadas en cuanto a inteli-
Smith, en su descripcin de la ciudad de gencia - o sea, Ijesa, Ekiti, Ife y otras pro-
Daura, en el siglo XVIII, antes de la conquista vincias-, tengan mejores calles que las
La organizacin de las comunidades urbanas en Nigeria 377
otras m s ilustradas. Los ancianos atribu- cial, que facilita la rpida movilizacin de la
yen esto al efecto de las guerras intertriba- poblacin de esas ciudades en la guerra o en las
les. Es el caso de Abeokuta, que estaba tareas de la paz, est, por lo tanto, fuertemente
bien distribuida. Sin embargo, desde que anclada en el marco de la justicia social y de la
empezaron a llegar refugiados a las calles autoconfianza interna, inherente a la operacin
de estos pueblos originalmente agriculto- de las relaciones parentales y a la organizacin
res, se descuid el alineamiento de las ca- de los distritos y barrios.
sas, ya que cada uno quera simplemente
aposentarse cerca de los otros miembros
de su aldea, agrupndose junto a sus fami- La urbanizacin colonial
liares, en cualquier espacio disponible, al- y disolucin de los vnculos
rededor del jefe del lugar. Se puede decir parentales
lo m i s m o de todos los pueblos del pas Y o -
ruba que han sufrido las vicisitudes de la El sometimiento colonial de Nigeria por Ingla-
guerra. Aos despus, la gente pareca ha- terra, iniciado en 1861 con la anexin de Lagos
ber perdido el arte de aposentarse y de po- y continuado despus con m s fuerza en el pe-
nerle nombre a las calles, c o m o es el caso riodo posterior a 1884, ha sido descrito en tr-
de los pueblos Ijesa y Ekiti (Johnson, minos econmicos c o m o parte del proceso glo-
1921, pg. 93). bal de incorporacin de las economas
El significado de estas observaciones no fue perifricas tradicionales al sistema capitalista
claro para nosotros hasta la preparacin del mundial. Entindese por capitalismo la forma
primer Censo Nacional despus de la indepen- de produccin que depende de la operacin de
diencia (1962-1963). cuando se procedi a la un mercado libre y autorregulado para lograr
tarea de dividir la entonces Regin Occidental dar valor de cambio a mercancas y servicios,
en zonas numeradas de manera idnea. Las de m o d o que se cree un mecanismo de control
instrucciones iniciales dadas al jefe de campo altamente descentralizado capaz de coordinar
fueron utilizar trazos permanentes, c o m o son e integrar las actividades econmicas en gran-
calles y caminos, para demarcar las reas enu- des zonas. Esta funcin de control del mercado
meradas. Quienes trabajaron en las reas de en la forma capitalista de produccin alienta la
Ilesa, Ikiti e Ijebu volvieron para indicar que la divisin del trabajo y la especializacin geogr-
poblacin local protestaba por el uso de las ca- fica de la produccin y, a travs de la compe-
lles c o m o lmites para dividir sus barrios en tencia, estimula la adopcin de nuevas tecnolo-
partes. Las calles fueron campos de interaccin gas y la organizacin de un espacio econmico
m s que de alineacin y hubo que disear los razonablemente eficiente. E n consecuencia, el
lmites de las reas de enumeracin para pre- capitalismo aumenta considerablemente las
servar la integridad de la organizacin del ba- posibilidades de creacin de prosperidad mate-
rrio. rial en toda la sociedad y tiende siempre a au-
En trminos funcionales, la organizacin mentar la produccin.
del barrio o del distrito de estas diversas c o m u - En trminos sociales, el capitalismo slo
nidades urbanas se bas en las relaciones pa- progresa rpidamente con una profunda divi-
rentales. Esta relacin crea los mecanismos ne- sin de la sociedad en dos clases, la de los capi-
cesarios para integrar virtualmente todos los talistas y la de los trabajadores. La primera cla-
aspectos de la vida social y econmica y deter- se une a aquellos que a travs de la
mina el acceso a la tierra y los modos bsicos de administracin del capital entran en el proceso
produccin, creando as las bases de la ubica- de acumulacin econmica con una participa-
cin residencial de cada familia. Tambin con- cin, siempre creciente, del excedente produci-
trola el acceso a las especialidades resultantes do socialmente gracias al empleo de la clase
de la organizacin de los oficios, evidenciando trabajadora que va perdiendo gradualmente el
una fuerte concentracin espacial en las ciuda- acceso a otros medios de sustento, particular-
des precoloniales. Esto apuntala la movilidad mente la tierra, y que termina dependiendo ex-
social en la ciudad y ejerce, por lo tanto, una clusivamente de la venta de su fuerza de traba-
fuerte influencia en el status y los procesos de jo. C o n el tiempo, y con ese m o d o de
redistribucin de la sociedad. La disciplina so- produccin, la clase capitalista se convierte en
378 Akin L. Mabogunje
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troles familiares con respecto al trabajo, tuvo por encima de la colectividad y de la propiedad
que luchar con la resistencia africana, recu- comunal.
rriendo para ello a diversos artilugios y estrate- El desarrollo del transporte realz la impor-
gias. tancia de las actividades de cambio e imprimi
E n el caso de Nigeria, por ejemplo, la estra- una mayor movilidad geogrfica al orden de las
tegia de manipulacin m s importante a que cosas. Prcticamente todas las comunidades
recurri el colonialismo britnico tal vez haya sintieron las repercusiones de ese cuerpo cada
sido el sistema de gobierno indirecto, concebi- vez m s vasto de extranjeros que ya cohabitaba
do por Lugard para ocultar el intento de explo- con ellas. Sobre estos extranjeros no pesaba
tacin de la autoridad colonial escudndose en ningn tipo de vnculos parentales o tnicos ni
lo que eran unas legtimas disposiciones admi- la obligacin de unas relaciones tradicionales
nistrativas indgenas. D e este m o d o , al c o m e n - entre comunidades anfitrionas y extranjeros.
tar el papel de estas ltimas en el marco del Slo la Pax Britannica creara un vnculo entre
sistema administrativo indirecto, Lugard o b - ellas, garantizndoles en teora los m i s m o s pri-
serv: vilegios y, en todo caso, el m i s m o acceso a los
... aunque el poder del estado protector impo- recursos de la sociedad. E n las zonas urbanas,
ne los impuestos (ya sea en forma directa la administracin instituy la segregacin, dan-
c o m o el impuesto sobre la venta o, indi- do origen a la separacin de los barrios o distri-
recta, c o m o los aranceles de aduana, etc.) tos para extranjeros gobernados por sus pro-
y sea el Gobernador el quefijasu cuanta, pios jefes. Los m s famosos de estos barrios son
ser el gobernante nativo y sus represen- los nrdicos, en las ciudades del sur, y los meri-
tantes -dirigentes del distrito y del pue- dionales en las ciudades del norte. Pero, en to-
blo- quien establezca su distribucin, das partes, el carcter de los barrios de las ciu-
guiados y ayudados por el personal bri- dades de Nigeria se alter espectacularmente y
tnico. D e este m o d o el contribuyente las relaciones sociales de su poblacin crearon
pensar que se trata de un pago impuesto unos vnculos cada vez m s monetarios que pa-
por su propio gobernante nativo, pese a rentales, lo que es ahora evidente en la m a y o r
que ste sabe que el ojo vigilante del F u n - parte de ellos. Fue el caso de los propietarios y
cionario del Distrito procurar que no ha- de los arrendatarios. E n particular en los ba-
ya exacciones no autorizadas y que se re- rrios m s antiguos de las ciudades de Nigeria
pare cualquier injusticia (Lugard, 1965, surgi un tercer grupo distinto de los otros dos
pg. 207). y que comprende a quienes viven an en recin-
D e esta forma, las autoridades coloniales tos familiares y no pagan ningn alquiler ni de-
tuvieron xito, corriendo al lado de las liebres rechos de propiedad individual.
(los campesinos) y cazndolas con los sabuesos D e este m o d o , el sistema indirecto de go-
(los gobernantes nativos). Es obvio que la insti- bierno, pese a conservar la apariencia externa
tucin del impuesto, especialmente obtenido de las disposiciones administrativas tradicio-
de forma pecuniaria, es uno de los medios m s nales, iba dando c o m o resultado unos cambios
respetables para persuadir a la gente y apro- fundamentales en la estructura organizativa de
piarse del excedente producido por la pobla- las sociedades urbanas. Los lazos parentales se
cin dominada. E n esas circunstancias, todo convirtieron entonces en una nueva forma de
ello llev a ensalzar el valor de cambio y a ini- relacin social basada en la clientela que se pu-
ciar el proceso de comercializacin y monetari- so al orden del da. Los propietarios y terrate-
zacin de las relaciones sociales. T o d o empez nientes se convirtieron en patronos que ayuda-
a tener una etiqueta y un precio. La tierra y el ban a sus arrendatarios y a otros de la vecindad
trabajo, en particular, empezaron a ser negocia- para que tuvieran acceso a los recursos y privi-
bles. E n el caso de la tierra, no slo se trat de legios sociales.
arrendamiento, sino de la enajenacin comple- U n o de los estudios m s detallados de esta
ta de los propietarios tradicionales. El proceso transformacin de las relaciones sociales en el
se aceler tanto por la promocin o cultivo de marco urbano es el de Sandra Barnes; Patrons
las primeras cosechas estables c o m o por la in- and Power, en el que la autora procura descri-
troduccin de un sistema jurdico que favore- bir la vida en Mushin, suburbio del Lagos m e -
ca la comercializacin y la propiedad privada tropolitano, vindose c m o la relacin patrn-
La organizacin de las comunidades urbanas en Nigeria 381
las arreglaron para salvar su crdito de la era es visto c o m o el instrumento de la clase domi-
colonial. nante, en una actitud que busca perpetuar la
Por otro lado, y aunque sea difcil afirmar desequilibrada distribucin de los ingresos y la
que ha surgido una clase proletaria en las ciu- abundancia y conservar el dominio de la ideo-
dades de Nigeria, no hay duda de que las desi- loga capitalista y el poder poltico. El ejemplo
gualdades econmicas y las procedentes de los que dan los diferentes grupos, militares o civi-
ingresos han aumentado drsticamente en las les, una vez en el gobierno es revelador de la
dos ltimas dcadas, llevando a una considera- utilizacin cnica del aparato estatal para obte-
ble polarizacin de la poblacin urbana. H a y ner riquezas personales a costa de la colectivi-
una fuerte controversia sobre si los trabajado- dad. La codicia se ha convertido en una norma
res y los pobres de las zonas urbanas tienen un nacional, y las diferencias de clase slo existen
marcado sentido de clase, sobre todo una con- con respecto a las vctimas y segn sea el escala-
ciencia de clase, por la manera c m o reaccio- fn. Tanto en la lite c o m o en las clases trabaja-
nan frente a los hechos y acontecimientos ocu- doras, el compromiso es mnimo y reina una
rridos fuera de su lugar de trabajo. C o m o ob- gran indiferencia por la repercusin que pue-
serva con justeza Johen (1980), hay pruebas dan tener estas acciones en la sociedad civil y el
claras de la resistencia de los trabajadores a la inters nacional.
relacin entre explotacin y parasitismo de la D e este m o d o , la actual crisis urbana gira en
clase privilegiada de Nigeria con respecto al ac- torno al sentido de anomia que muchos resi-
tual modelo neocolonial de produccin. Esta dentes urbanos exhiben con respecto a asuntos
resistencia adopta la forma de acciones que son que son de su inters a largo plazo en la ciudad.
menos explcitas que las surgidas de protestas, Esta indiferencia e incapacidad frente a una
manifestaciones y huelgas sindicales. Entre es- burocracia incompetente, ineficaz y explotado-
tas acciones estn las respuestas personales de ra, que no suministra electricidad en forma
los trabajadores, c o m o los abandonos de traba- constante, ni da agua en forma regular, ni lim-
jo, la huelga de celo, los sabotajes, los acciden- pia sistemticamente las calles, ni da seguridad
tes y las enfermedades, el uso de drogas, la permanente a las personas y a la propiedad,
creencia en otras soluciones utpicas y, m u y procede de un fracaso de la organizacin y de la
particularmente, el recurso al hurto y al robo. creencia fatalista y la desesperacin frente a la
Claro que a lo largo de la historia econmi- situacin actual. La alienacin social se refleja
ca de Nigeria, el nivel de alienacin de los tra- tanto en la accin de la lite c o m o de la clase
bajadores c o m o consecuencia de su trabajo trabajadora. La nica diferencia radica en que
nunca fue tan agudo c o m o ahora. En la actuali- mientras los miembros de la lite siempre po-
dad, si se quiere montar un negocio en Nigeria, drn huir del pas para disfrutar de unos bene-
una de las dificultades m s arduas consistir en ficios mal ganados que han ido acumulando en
la manera de protegerse para no ser despojado el extranjero, los trabajadores no tienen esta al-
por los trabajadores a los que uno pretende ternativa y deben sufrir las consecuencias de
ayudar al brindarles un empleo remunerado. una economa saqueada y despojada y de una
Es necesario efectuar en el pas estudios serios sociedad cada vez ms embrutecida y acosada.
sobre el motivo por el que los trabajadores ur-
banos no tienen reparo en cometer actos nega-
tivos, sin pensar que estn socavando as sus La movilizacin del vecindario
propias posibilidades de estabilizar y consoli- y el marco de accin
dar una poltica de empleo tan necesaria a su
pas. Se vern entonces en la tesitura de tener En este contexto uno debe examinar qu se
que revelar no slo la actitud propia del traba- puede hacer para reducir o minimizar el impac-
jador frente al empleador, sino tambin la na- to de esta crisis y la excesiva desorientacin so-
turaleza y grado de su conciencia de clase. cial que est fomentando. Para ello ser necesa-
Estos comportamientos depredadores e in- rio recordar la naturaleza de la urbanizacin en
dividualistas de clase se extienden a las zonas la sociedad capitalista. D e acuerdo con Mollen-
residenciales y socavan el orden y la seguridad kopf ( 1981 ), las ciudades en la sociedades capi-
que haban alcanzado las aglomeraciones urba- talistas se concentran y tienen dos tipos de rela-
nas en los tiempos coloniales. El Estado ya no cin: la de produccin y acumulacin econmi-
La organizacin de las comunidades urbanas en Nigeria 383
d) realizar todo ello fomentando el sentido de que hay diferencias significativas entre ambos.
responsabilidad comunal entre los residen- Tal vez lo m s crtico es que mientras la organi-
tes y especialmente los nios y los adoles- zacin de los barrios de las ciudades precolo-
centes cuyo idealismo potencial puede ser niales fue la expresin de las relaciones sociales
aprovechado (Reino Unido, 1971). parentales o tnicas, en las emergentes ciuda-
Los concejos vecinales han sido contempla- des postcoloniales capitalistas lo que se intenta
dos as c o m o un medio de hacer una operacin es atenuar o reducir la discrepancia entre la he-
de ciruga esttica a la democracia. D e ah sur- terogeneidad social reinante y el conflicto de
gi el concepto de los mismos c o m o agentes ac- clases en el marco de las organizaciones vecina-
tivos en una relacin de direccin-participa- les en que se produce.
cin con la autoridad municipal, en la que sta Otra distincin fundamental es que, mien-
proporciona los fondos, el personal especializa- tras en las ciudades precoloniales los lmites de
do y los locales, mientras que los otros dan a los barrios estn determinados y precisos, de-
cambio el conocimiento del lugar, la organiza- pendiendo del aumento de la ocupacin paren-
cin local y la ayuda voluntaria. E n el contexto tai o tnica, en la ciudad postcolonial el sentido
de Nigeria, no hay, con seguridad, razones para de vecindad es una funcin de uso e interac-
que el gobierno local de gran parte de las ciuda- cin social cuyos alcances geogrficos hay que
des no pueda alentar la formacin de comits o conocer antes de poderlos trazar. E n muchas
concejos vecinales. Claro que en algunas ciuda- ciudades hay zonas en las que el sentido de la
des c o m o Ibadn esos comits ya existan. A c - vecindad es todava incipiente y otras en las
tualmente, su mayor preocupacin es la seguri- que ya est logrado. E n otras ciudades hay ve-
dad y la solidaridad del vecindario. Sin embar- cindades que son vestigios histricos que su-
go, n o hay razn para q u e estos comits fren transformaciones demogrficas, mientras
vecinales no puedan ser utilizados para contro- que tambin hay otras en las que la vida apenas
lar la calidad de la educacin primaria y el si ha cambiado. Todo ello contribuye, a m a n e -
cumplimiento de la enseanza, tratando de ra de pinceladas, a trazar la organizacin y la
mantener el esfuerzo educativo, el servicio de estructura social de las ciudades de Nigeria.
salud, las normas ambientales, la vigilancia A u n as, es m u y escasa la informacin con-
frente a los delitos y la mejora global de la vida creta y definitiva de que se dispone con respec-
social urbana, especialmente en los barrios m s to a la estructura organizativa de las ciudades
pobres. N a d a impide, sin duda, que el gobierno de este pas. La tarea consiste en identificar,
local utilice dichos comits incluso para mejo- delimitar y trazar la estructura vecinal bsica
rar las capacidades tcnicas y las posibilidades de las ciudades de Nigeria para lograr una m e -
de empleo de sus integrantes. Naturalmente, el jor visin de su organizacin. Nuestra esperan-
hecho de organizar a las comunidades urbanas za es que trabajando con dichas estructuras
por medio de comits vecinales brinda una fa- vecinales se podr tal vez movilizar a las pobla-
bulosa oportunidad para movilizar a nuestras ciones urbanas, motivndolas m s efectiva-
ciudades hacia una rpida transformacin so- mente, no slo para que se sumen a sus compa-
cioeconmica. triotas rurales, sino tambin para que trabajen
con m s energa por una pronta recuperacin
de la economa nacional y la creacin de una
Conclusin sociedad independiente y socialmente m s jus-
ta, y tambin con objeto de hacer de la vida
La idea de los concejos o comits vecinales nos urbana una experiencia sana, placentera, m s
ha permitido, por lo tanto, una visin casi c o m - segura y materialmente m s gratificadora.
pleta del diseo organizativo de la ciudad pre-
colonial, precapitalista. Es obvio, sin embargo, Traducido del ingls
La organizacin de las comunidades urbanas en Nigeria 385
Bibliografa
Conviene examinar en primer lugar si la estruc- Examinemos en primer lugar el primer nivel, la
tura social de la ciudad es un reflejo directo de estructura de la sociedad sovitica, que se m a -
la estructura social del conjunto de la sociedad. nifiesta de m o d o tan claro en las relaciones ur-
A mi juicio, es menester distinguir entre estruc- banas.
turas nacionales o estatales, regionales y de m e - Hasta ahora el debate que se ha efectuado
nores dimensiones. En cada uno de esos niveles en la U R S S en torno a la perestroika se ha
la estructura social no es un simple vaciado centrado sobre todo en el crecimiento econ-
de la estructura global de la sociedad h u m a n a . mico, la transparencia, la democracia, y las
E n El Capital, K . Marx subraya una y otra vez relaciones entre las distintas nacionalidades.
que, por ejemplo, la categora de las relaciones Parte de los publicistas y socilogos empez a
de produccin opera no en examinar hasta cierto pun-
el contexto de la vincula- to el problema de la estruc-
O.I. Shkaratan es autor de numerosos
cin entre un obrero y un trabajos cientficos, entre ellos las si- tura social, pero nicamen-
capitalista determinados, guientes monografas: La empresa in- te en relacin con la crtica
sino en el de las relaciones dustrial. Ensayos sociolgicos. Mosc, de la burocracia.
Mysl. 1978: Normas sociales y planifica-
de clases y de una macroes- cin social, M o s c , Proizdat, 1984. E n el fondo de la cues-
tructura social. D e aqu se obra colectiva; Revolucin social y tc- tin puede formularse de la
desprende, por lo dems, nica y procesos nacionales, Mosc, N a u - siguiente manera: Cul es
ka, 1987, obra colectiva; La revolucin
que es preciso estudiar la tecnolgica y el destino de los jvenes, la naturaleza del sistema
microestructura de los gru- Mosc, Znanie, 1989, obra colectiva, socioeconmico aplicado
pos y las relaciones dentro etc. en la U R S S ? De qu ndo-
de otras categoras, sobre le es la estructura social in-
todo, de las categoras so- herente a ese sistema?
ciopsicolgicas. Este enfo- Si reservamos el trmi-
que de M a r x m e parece no estalinismo al m u n d o
acertado. E n efecto, es po- de la ideologa, nos queda
sible y necesario tener en cuenta que las relacio- para designar la realidad de las relaciones so-
nes sociales se dan en mltiples niveles. Desde cioeconmicas la posibilidad de emplear con-
un punto de vista terico, los elementos espec- ceptos c o m o sistema administrativo, siste-
ficos y las relaciones inherentes a cada uno de m a coercitivo y socialismo cuartelero. A m i
dichos niveles pueden explicarse por las carac- juicio, estas palabras revelan la superficie del
tersticas funcionales de los correspondientes fenmeno, pero no su esencia. Es evidente que
subsistemas. sera errneo considerar c o m o socialismo el as-
Resulta, pues, que la estructura social de la pecto de las relaciones sociales que ha predomi-
ciudad refleja naturalmente la estructura social nado ampliamente e influido en gran medida
de la sociedad sovitica, por una parte, y cier- en el establecimiento de formas cuartelero-re-
tos elementos y relaciones especficas inheren- presivas de organizacin de la sociedad. Pero
tes a ese organismo que es la ciudad, por otra. podemos afirmar con el m i s m o grado de seguri-
R I C S 125/Set. 1990
388 Ovsei Irmovich Shkaralan
dad que tampoco se trata de capitalismo, al m e - ter transitorio. U n a transformacin tal provoca
nos en su forma clsica. la solucin de la continuidad y la ruptura tanto
Si buscamos a lo largo de la historia una de las tradiciones seculares relacionadas con la
analoga de nuestra sociedad actual, cabe recor- actividad productiva y extraproductiva, c o m o
dar la formacin social transitoria que existi del estilo de vida en su conjunto. Desde luego,
entre el comunismo primitivo y el comienzo de el r u m b o que adopte esa transicin puede tener
la sociedad dividida en clases. Siguiendo el diversas variantes. Algunas de ellas estn uni-
pensamiento de L. Morgan, Engels denomin das a formas confusas de organizacin econ-
esa sociedad una democracia guerrera. E n mica y poltica de la sociedad y otras a una es-
ella no exista an la propiedad privada, pero s pecie de carrera revolucionaria de obstculos
la heterogeneidad socioeconmica del trabajo que reniega de todas las formas anteriores de
y la apropiacin de la plusvala por parte de los vida econmica, social y poltica. Si el nivel de
jefes y sus agentes. Surgieron as una minora educacin de la poblacin y de las autoridades
dirigente y relaciones de dominacin y sumi- es bajo y si las reformas polticas se inician pre-
sin que se vieron reforzadas m s tarde con la cipitadamente, es inevitable que se produzcan
aparicin de la propiedad privada. importantes deformaciones sociales que para
M e permito observar de paso que para ex- muchas personas significarn un destino trgi-
plicar el fenmeno de la sociedad sovitica m u - co. Esta variante prevaleci en la U R S S y de-
chos autores se sienten atrados por la concep- termin durante decenios el destino del pueblo
cin marxista del m o d o asitico de produccin sovitico.
c o m o formacin socioeconmica milenaria, Comparto la opinin de que bajo la influen-
caracterstica de inmensos territorios. Es bien cia de una serie de factores histricos se form
sabido que en esa forma de produccin se prac- en nuestro pas un sistema socioeconmico
ticaba la explotacin de una clase por otra sin particular, a saber, el sistema de socialismo de
que se estableciera la propiedad privada. Segn Estado (o socialismo monopolstico de Esta-
K . M a r x , en la mayora de las principales for- do), en el que evidentemente aparecen los ele-
m a s asiticas, el principio unificador nico quementos y las relaciones universales inevitables
est por encima de todas las pequeas comuni- en una determinada etapa transitoria de desa-
dades acta c o m o propietario supremo o pro- rrollo histrico, c o m o los que le son propios. Si
pietario nico y en consecuencia las comunida- se observa la sociedad sovitica del interior o
des reales aparecen tan slo c o m o poseedores del exterior, se comprueba un m i s m o fenme-
hereditarios^. La plusvala corresponde al prin- no malsano: la burocratizacin, el excesivo po-
cipio nico supremo, es decir al Estado, perso- der del aparato de direccin y el fortalecimien-
nificado en el faran, el zar, el kan. etc.; la pro- to del estatismo en detrimento de la sociedad
piedad es en cierta forma inexistente desde el civil. A d e m s , la burocracia sovitica concen-
punto de vista jurdico. Los lmites entre la de- tra en sus m a n o s no slo el poder poltico, sino,
mocracia guerrera y las formas asiticas con sus adems, el econmico.
caractersticas de despotismo son, sin duda al- C o n la liquidacin de la propiedad privada
guna, bastante relativas y difuminadas. Sin e m - y de las clases, pasaron a primer plano las rela-
bargo, se puede formular la hiptesis de que la ciones en el mbito del poder. E n una situacin
sociedad sovitica es anloga a la democracia en que la propiedad no pertenece por as decir-
guerrera. lo a nadie, en la que es annima, revisten una
Si reflexionamos desde esta perspectiva so- importancia determinante para la diferencia-
bre el carcter de las relaciones sociales disimu- cin social las relaciones determinadas por la
ladas bajo la envoltura del socialismo cuartele- funcin del trabajo en la organizacin de la so-
ro, se puede pasar a la siguiente proposicin. El ciedad y por la actividad administrativa. L a
paso de una sociedad madura dividida en cla- propiedad socializada supone personas de ca-
ses a una sociedad igualitaria sin clases consti- ractersticas m u y especficas que encarnen los
tuye un m o m e n t o histrico particular en la intereses de todos los asociados. Sin embargo,
evolucin de la humanidad. Es posible que el en la prctica, dichas personas se arrogan los
sistema de relaciones sociales que se forma en plenos poderes que incumben al conjunto de
ese m o m e n t o sea tan especfico que surja una propietarios. Esos intermediarios disponen
formacin socioeconmica particular de carc- de los medios de produccin y manejan la dis-
Estructura social de la ciudad sovitica 389
M O S C en invierno. Pinkhassov/Magnun
persona ocupe su nicho ecolgico social que calles y qu se va a ensear en las escuelas, etc.
le garantice la obtencin de una determinada Todos los aspetos de la vida urbana se so-
cantidad de bienes y servicios. La eficiencia en metieron a normas. Existe un cmulo de nor-
el trabajo slo cumple entonces un papel secun- m a s y reglamentos especiales, de instrucciones
dario. L o esencial es la profesin, el puesto, la secretas y pblicas, que regulan la vida de toda
rama, e incluso la regin y la ciudad donde vive la ciudad. El resultado ha sido, desde luego, la
la persona. Por ejemplo, un obrero excelente de desaparicin de la autonoma de la poblacin:
la industria ligera recibir un salario inferior y la gente perdi la costumbre de ser autnoma y
menos bienes que un obrero mediocre que tra- de adoptar decisiones. H a n desaparecido las
baje en una fbrica de armas. Las estancias en tradiciones especficas que diferenciaban una
sanatorios y centros de reposo, la calidad de la ciudad de otra.
educacin de los hijos y la posibilidad de bene- E n el m o m e n t o de la llegada de M . S . Gorba-
ficiarse de tratamientos personalizados, todo chov a la direccin del pas, las ciudades se ha-
esto se ha asignado de manera centralizada a lo ban transformado en tristes vagones-dormi-
largo de decenios. Desde luego, la vida m i s m a torio prximos a las fbricas. Y debido a una
se ha encargado de trastornar ese orden buro- poltica social determinada, esas fbricas se ha-
crtico paradisaco. Siempre ha existido una ban convertido en la gran mayora de los casos
economa paralela que funciona segn las leyes en centros de trabajo nada o poco cualificado.
del mercado, pero que no era sino una econo- M s all de lo que era objetivamente nece-
ma secundaria, sin una importancia determi- sario conservar c o m o trabajos poco atrayentes,
nante. El hecho de que gran parte de la pobla- penosos o insalubres, habida cuenta la base tc-
cin est satisfecha porque sus condiciones de nica y organizativa de la produccin, el sistema
vida estn garantizadas y exista una relativa administrativo-burocrtico mantuvo artificial-
estabilidad de la ecuacin: Poca eficacia en el mente un alto ndice de empleo en actividades
trabajo/bajo nivel de vida, prueba que este de ese tipo. Para lograrlo se adoptaron medidas
tipo de organizacin social es algo natural, cuyas abiertamente coercitivas, c o m o el rgimen de
races estn profundamente arraigadas en la pasaporte interno y el empadronamiento en
historia del pas, en el pasado reciente de pue- una ciudad determinada. En definitiva se ins-
blos que prcticamente no han conocido el ca- taur un rgimen en el que las personas estn
pitalismo ni ninguna forma estable de propie- esclavizadas por un trabajo concreto. D e un to-
dad privada ni han adquirido el hbito de un tal de unos 130 millones de trabajadores, casi
trabajo intenso. N o es casual que el trmino 50 millones realizan un trabajo primitivo y con
paga se vea sustituido con frecuencia por tr- escasos alicientes. C o n salarios bajos, un obre-
minos especficos c o m o remuneracin o ro n o cualificado es m s rentable que el m s
gratificacin, es decir, lo que el jefe da al sub- rentable de los robots.
ordinado segn su propio parecer y no lo que el Al m i s m o tiempo no hay que olvidar los
trabajador recibe por su trabajo, en funcin de profundos cambios que se han producido in-
su cantidad y calidad. cluso durante estos aos de estancamiento. Por
Este tipo de relaciones ha marcado tambin ejemplo, los habitantes de las ciudades que
profundamente todo el sistema de vida urbana. cuentan en la actualidad ms de 50 aos, des-
Paulatinamente se fueron desmoronando los empeaban en su juventud (es decir, a finales
lazos civiles que slo se haban formado des- de los aos cincuenta) un trabajo intelectual
pus de la abolicin de la servidumbre y de que complejo en el 14 % de los casos, mientras que
las ciudades obtuvieran algunos derechos de a mediados de los aos ochenta esta propor-
autonoma y. sobre todo, porque hacia los aos cin ha pasado a ser entre los jvenes de 27 %.
treinta desapareci la autonoma personal des- E n 1987 el porcentaje de trabajadores jvenes
de el punto de vista de la economa. E n efecto, (de menos de 30 aos) en relacin con el n m e -
todos los trabajadores se convirtieron en servi- ro total de trabajadores en el campo de la infor-
dores del Estado. Este decida y sigue todava mtica ascenda a 43,7 %, frente a 30,2 % en
decidiendo lo que se va a dar a una ciudad: qu todos los dems sectores juntos2.
empresas se han de construir, cules se han de Pasemos ahora a examinar las condiciones
cerrar, cuntos apartamentos ser preciso cons- en las que se efecta la reproduccin cultural
truir y de qu clase, cul ser la anchura de las y social del habitante de las ciudades. Por tr-
Estructura social de la ciudad sovitica 391
mino medio, cada uno dispona en 1987 de dos de los aos sesenta hasta mediados de los
14,7 metros cuadrados de espacio habitable, lo ochenta, el resultado era el m i s m o : la gente
que representa un cierto progreso ya que 30 pasa casi todo su tiempo libre haciendo cola (la
aos antes prcticamente todos ellos vivan en poblacin del pas pasa en la compra de vveres
lo que se denominaba apartamentos colecti- y productos industriales 36.500 millones de ho-
vos, es decir, varias familias en un m i s m o ras por ao), trabajando en el jardn, preparan-
apartamento, mientras que en la actualidad do la comida, planchando, arreglando la vi-
m s del 85 % ocupan uno independiente. N o vienda, ocupndose de los nios y viendo la
obstante, incluso hoy en da se dispone en nues- televisin. En todos los grupos sociales la lectu-
tro pas de 3,5 veces menos espacio habitable ra del peridico y ciertos elementos de la vida
que en Estados Unidos 3 . poltica incumben por lo general al marido. La
mujer dedica a los quehaceres domsticos tres
El volumen de los distintos servicios por habi-
tante es sumamente bajo. Basten estos datos: cada veces m s tiempo que el marido. Tan slo 3 %
habitante gasta anualmente en servicios culturales aproximadamente de padres jvenes dedican
7,1 rublos y en educacin fsica y deportes 0,46 tiempo a algo tan importante c o m o la educa-
rublos. Sealemos de paso que en la U R S S hay cin de los hijos, es decir, pasear y charlar con
2.500 piscinas, mientras que en Estados Unidos ellos, ensearles msica e idiomas y habituar-
hay un milln. En centros de reposo y tratamiento los al trabajo. Para qu hablar de museos, tea-
o establecimientos sanitarios se gastan 6,7 rublos tros, deporte y creacin artstica: para la m a y o -
por ao. C o m o resultado, suponiendo una distri- ra de los habitantes de la ciudad, incluso de
bucin equitativa de las plazas, un habitante de laM o s c y de Leningrado, era slo un recuerdo
ciudad tiene en promedio la posibilidad de des- de la juventud acompaado de la liberacin de
cansar o hacer una cura en un sanatorio o una la rutina de la existencia6.
pensin una vez cada 14 aos, es decir, dos veces Esta situacin se debe a que durante m u -
en toda su vida activa4. chos aos no se invirtieron adecuadamente los
En las ciudades existen m u y pocos autnti- recursos para fomentar la industria y la realiza-
cos clubes que sean lugares de encuentro. Debi- cin del ser h u m a n o . H u b o una amplia repro-
do a la pobreza del medio urbano, durante el duccin de la estructura social, se mantuvo un
gobierno de Brezhnev tuvo lugar en Mosc la elevado porcentaje de trabajadores no cualifi-
siguiente evolucin: cados y no se crearon las condiciones necesa-
rias para formar debidamente a los obreros
Nmero de visitas anuales por habitante5 e ingenieros bien cualificados que requiere la
alta tecnologa ni a una lite creadora y h u m a -
Teatros Museos Cines nista.
La situacin era especialmente difcil para
1970 1,94 2,28 19,4
los intelectuales de las ciudades, privados en su
1985 1,56 1,99 13,3
mayora de la posibilidad de difundir amplia-
mente su cultura y transmitirla a sus hijos. E n
N o es casual que de los jvenes moscovitas m i opinin, el problema de la educacin y la
que respondieron a la encuesta nicamente cultura a medias es una de las trgicas conse-
61 % estimara tener realmente acceso a los va- cuencias que m i pas debe al socialismo cuarte-
lores espirituales. Y esto en Mosc! lero. H a y 6,5 millones de ingenieros en un pas
Esta situacin general ha conducido a una que necesitara c o m o m x i m o entre 2 y 2,5 mi-
reproduccin deformada de la poblacin. llones. D e generacin en generacin estas per-
Cuando interrogaba a la gente en Leningrado, sonas han ganado cada vez menos, han perdido
Kazan, Minsk y otras ciudades, y peda a los el gusto por el trabajo creativo, se han descuali-
jvenes que anotaran lo que hacan en el tiem- ficado y han olvidado incluso sus conocimien-
po libre, quedaba casi vaca la larga lista de po- tos profesionales. Desde comienzo de los aos
sibilidades que se proponan. Algunos incluso sesenta todas las encuestas sociolgicas han re-
se enfadaban: Acaso no saben los socilogos velado que si bien el grado de educacin y for-
en qu emplea su tiempo libre el ciudadano co- macin de un obrero mejoraba de ao en ao
m n y corriente? Efectivamente, en las n u m e - durante su vida activa, no se garantizaba al in-
rosas encuestas efectuadas a partir de media- geniero la promocin en su carrera profesional.
392 Ovsei Irmovich Shkaratan
En 1985 el sueldo de un ingeniero constructor cin de las contradicciones sociales, sobre todo
era de 175 rublos, m s primas variables del or- en las grandes ciudades. Puedo fundamentar
den de 20 % del sueldo bsico. E n esa misma esta afirmacin en los resultados de las investi-
poca un ajustador medianamente cualificado gaciones que he venido realizando desde m e -
ganaba entre 380 y 520 rublos. Difcilmente se diados de los aos sesenta sobre la vida social
podra encontrar un medio ms eficaz de pri- de tres ciudades soviticas: Kazan, gran ciudad
var a las personas de todo deseo de realizar un industrial (ms de un milln de habitantes), Al-
trabajo intelectual. N o es casual que segn metevsk, ciudad industrial mediana (unos
nuestras encuestas slo 20 % de los ingenieros 125.000 habitantes) y Menzelinsk, una ciudad
constructores puedan ejecutar autnomamente pequea que es el centro administrativo de una
un trabajo profesional. Son evidentes las conse- regin agrcola. Estas ciudades estn situadas
cuencias para nuestro pas de esta actitud hacia en el territorio de la Repblica Socialista Sovi-
los intelectuales. tica Autnoma de Tartaria, que es en todos los
Desde la Revolucin de Octubre los intelec- aspectos una regin tpica del pas, y en tres
tuales han escuchado por primera vez, y en re- ocasiones diferentes - 1 9 6 7 , 1974-1975 y
petidas ocasiones, palabras elogiosas sobre su 1983- se efectuaron en ellas encuestas repre-
utilidad social de labios del lder Gorbachov. sentativas con una muestra de m s de 7.000
Hasta ese m o m e n t o oan hablar con mayor fre- personas.
cuencia de intelectuales podridos y medro- Segn dichas encuestas, el nivel de educa-
sos y del papel de liderazgo que la clase obrera cin de todas las capas sociales ha aumentado a
desempeaba en relacin con la intelligentsia yun ritmo relativamente rpido. As en Kazan,
su educacin. Es evidente que en el contexto de el porcentaje de obreros cualificados que ha-
una revolucin cientfica y tcnica todo ello ha ban terminado los estudios secundarios pas
constituido un obstculo para un autntico des- de 25,1 a 68,9% entre 1967 y 1983. Podra
arrollo de la sociedad. pensarse que con ese crecimiento del potencial
Esa ideologa afect especialmente a las de la poblacin y en un clima en el que se pro-
grandes ciudades y a los antiguos centros cultu- clamaba sin cesar el adelanto cientfico y tcni-
rales que a la par de los centros anlogos de los co, se acelerara necesariamente la movilidad
pases de Occidente hubieran debido entrar en profesional. Pero no slo no fue as, sino que
una era de desindustrializacin. En efecto, m u - experiment una regresin. Si en 1974 el
chas personalidades pblicas e idelogos ofi- 35,9 % de los encuestados no haban cambiado
ciales consideraban perjudiciales, y las siguen nunca en su vida de profesin ni de situacin
considerando, incluso las propuestas m s ano- social, en 1983 lo haba hecho el 39,6 %; haban
dinas de fomentar la informtica, lo que supo- cambiado de oficio, pero por otro similar y, en
ne una m e r m a de la importancia y el porcentaje consecuencia, de idntica categora social, 48,7
de trabajadores de las grandes empresas, ya que y 45,2 % respectivamente; por ltimo, haban
esas medidas implicaran necesariamente la cambiado de profesin y de categora social
disminucin del porcentaje de obreros en el 15,4 y 15,2% de los encuestados, respectiva-
conjunto de la poblacin. As los planificadores mente. Y esa evolucin lenta haba tenido lugar
de Mosc propusieron hace poco no slo m a n - en una sociedad habituada a una movilidad
tener el nmero de trabajadores, sino adems social a gran escala (vase cuadro 1 ).
reducir nicamente en 25 % el nmero de obre- La contradiccin entre el mejoramiento del
ros no cualificados, desde ahora... hasta el ao nivel de educacin y la reduccin de las posibi-
2100. Esos mismos individuos, dinosaurios del lidades de lograr una mayor movilidad profe-
comunismo cientfico, pidieron que para el sional se observaba tambin en la situacin en
ao 2100 se reduzca en Mosc el nmero de las ciudades. Las encuestas mostraron una
estudiantes y trabajadores cientficos en com- orientacin creciente hacia las actividades de
paracin con 1985. La profunda ignorancia de esparcimiento, la adquisicin de bienes mate-
esos oscurantistas ha frenado y sigue frenando riales y la educacin de los hijos. Sin embargo,
en gran medida la buena marcha del pas por un medio urbano poco desarrollado y, en con-
el derrotero universal del progreso moderno. secuencia, la imposibilidad casi total de reali-
Los largos aos de lento crecimiento tecno- zarse fuera del mbito de la produccin,
lgico tuvieron c o m o consecuencia la acentua- desembocan en la crisis del sistema de valores
Estructura social de la ciudad sovitica 393
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Proyecto de Constantin Melnikov para el edificio del Ministerio sovitico de la industria pesada. Mosc, 1934. D . R
394 Ovsei Irmovich Shkaralan
Capa social Indicacin Padre del Encuestado a Encuestado a Encuestado en Hijo mayor del
cronolgica encuestado, a comienzos de los 30 aos de el momento de encuestado en
comienzos de su vida activa edad la encuesta el m o m e n t o de
la vida activa la encuesta
1. Campesinos, miembros de un
koljoz. trabajadores agrcolas 19,0 6,9 0,9 0,3 0,8
2. Trabajadores con trabajo no
cualificado o poco cualificado 16,6 10,3 5,1 5,5 8,3
3. Trabajadores con u n trabajo
cualificado.
fundamentalmente fsico 36,0 58,8 56,1 54,8 50,2
4. Obreros con un trabajo
altamente cualificado, con
funciones fsicas e
intelectuales para la
aplicacin de una tcnica
compleja 1,1 2,9 2,9 3,4 1,7
5. Trabajadores con una
actividad intelectual poco
cualificada (empleados no
especialistas) 4,1 1,9 2,2 2,1 4,5
6. Trabajadores con una
actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados 9,0 7,7 10,8 9.9 8,9
7. Trabajadores que efectan
una actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios superiores 10,2 9,8 15,3 15,8 21.7
8. Trabajadores que efectan
una actividad intelectual
altamente cualificada que
requiere estudios superiores y
formacin complementaria 1,5 1,2 4,9 5,8 2,8
9. Trabajadores que efectan
una labor intelectual
altamente cualificada
de direccin 2,5 0,5 1,8 2,2 1,1
TOTAL 100 100 100 100 100
El espacio urbano sovitico en los aos I960: bloques de hormign invaden el c a m p o circundante, H . Cartier-Bresson/
Magnum.
la pertenencia a una capa social, ya que no exis- que realizan un trabajo intelectual, 10,4; el por-
ten instituciones que canalicen las necesidades centaje de los que consideran malo su estado de
especficas de los grupos (capas) que componen salud se cifra en 5,9, 14,2 y 13,9 % respectiva-
la sociedad urbana. mente. Los datos relativos a la biblioteca fami-
V o y a ofrecer algunos datos sobre esta mis- liar son: el personal directivo posee u n a media
m a ciudad de Kazan, que caracterizan las con- de 542,5 libros, los obreros cualificados 67,6 y
diciones de vida de las distintas capas sociales la gran m a s a de intelectuales 186,7. El panora-
y sus respectivas diferencias en 1983, es decir, m a relativo a la frecuencia de lectura de obras
en vsperas de la perestroika. literarias es el siguiente: en las tres categoras la
El personal directivo de los diferentes nive- proporcin de los que leen regularmente (todos
les ganaba por trmino medio 220,9 rublos, los los das o varias veces por semana) es, respecti-
obreros cualificados 180,3 rublos y la gran m a - vamente, de 81,1, 55,9 y 7 4 , 7 % . Para termi-
sa de empleados que realizaban un trabajo inte- nar, algunos datos sobre las vacaciones: las
lectual 155,3 rublos; para estas categoras de pasaron en el extranjero 5,7, 0,4 y 2 % respecti-
personas la proporcin de quienes tenan apar- vamente; en un sanatorio, una pensin o un
tamentos independientes o casa propia era de centro de reposo: 17, 9,9 y 13,2%. C o m o se
89, 67,1 y 4 4 , 2 % respectivamente. Los datos desprende de las cifras citadas, las diferencias
relativos a la salud son los siguientes: el perso- sociales son evidentes, pero no revisten por sus
nal directivo toma anualmente un promedio de dimensiones un carcter cualitativo.
7,9 das de licencia por enfermedad (sin contar C o m o ya seal, el problema estriba en
los das que se toman para cuidar a parientes), otros aspectos: las diferencias en los bienes que
los obreros cualificados, 9,9 y los empleados se posee son consecuencia directa del puesto
396 Ovsei Irmovich Shkaratan
que se ocupa y de la pertenencia a este o aquel cir, los fenmenos de desintegracin de condi-
sector de la economa. ciones particulares, lo que, segn esta teora,
C o m o conclusin, voy a procurar exponer guardara relacin con el proceso de reduccin
mi propia concepcin de las estructuras socia- de las desigualdades dentro de la sociedad.
les de una ciudad. Es inherente a la comunidad Cules son las primeras conclusiones que
urbana una estructura social y espacial que se se pueden sacar del estudio de las relaciones
estudia aplicando el mtodo de la ecologa fac- sociales en la ciudad sovitica?
torial. Tambin en la U R S S esta orientacin ha A una sociedad con estructuras sociales
tenido cierto auge7. Sin embargo, dada la fun- autoritarias corresponden ciudades desper-
cin bsica de reproduccin social de la ciu- sonalizadas en las que las autoridades locales
dad, resulta que lo que moldea y organiza c o m o actan c o m o representantes de la autoridad
sistema las relaciones urbanas son los grupos central y no c o m o portavoces de los intereses
de consumidores (= de consumo cultural) y las de la comunidad urbana. En u n socialismo es-
relaciones que se dan entre ellos8. tatal, se considera la ciudad no c o m o u n a co-
Nuestra tarea consista en elaborar un indi- munidad territorial que se reproduce natural-
cador del carcter de las actividades extrapro- mente, sino c o m o una organizacin con u n fin
ductivas (en otros trminos, del carcter del especial de tipo productivo. Se reprimen los
consumo). Dicho indicador determina el grado elementos de autorregulacin del sistema urba-
de intensidad del consumo segn su diversifi- no, y los procesos espontneos se reglamentan
cacin. Durante la investigacin es fcil re- y se transforman artificialmente en procesos
gistrar las ocupaciones del encuestado en su organizados. E n consecuencia, c o m o la ciudad
tiempo libre. Se puede medir el grado de parti- ha perdido su masa crtica de espontanei-
cipacin de la gente en esas actividades por la dad, en un determinado m o m e n t o queda con-
frecuencia con que las practican durante un pe- denada al estancamiento y cualquier innova-
rodo determinado: semana, mes, ao (segn el cin resulta imposible.
tipo de ocupacin). El trabajo consiste en m e - Todos estos factores influyen considerable-
dir la diversidad de las actividades extrapro- mente en la manera en que la ciudad cumple su
ductivas de la gente por su grado de participa- funcin esencial, a saber, la reproduccin so-
cin en diferentes tipos de actividades. El tipo cial del individuo. Es evidente que la ciudad
de ocupacin (actividad) es una categora gene- sovitica no ofrece en la actualidad las condi-
ral empleada en la investigacin para clasificar ciones indispensables para la constitucin de
las ocupaciones cotidianas en bloques segn su los recursos h u m a n o s necesarios en los sectores
proximidad funcional (por ejemplo, cuidado y de produccin de alta tecnologa. E n efecto, los
educacin de los hijos, actividades intelectua- habitantes necesitan distintas actividades de
les y culturales). Si se elabora un continuum de esparcimiento, educacin permanente, u n ele-
las actividades extraproductivas, la diversidad vado nivel de vida y servicios de gran calidad.
de los tipos de actividad dentro de una misma En estas circunstancias, la principal orien-
clase aparece c o m o una relacin de lo particu- tacin para el desarrollo de la ciudad sovitica
lar a lo general. E n total se obtuvieron nueve es que los ciudadanos dejen de formar una m a -
grupos, establecidos segn el grado de diversi- sa, una multitud indiferenciada, manipulada
dad de las actividades extraproductivas (o de arbitrariamente por las autoridades locales,
consumo en el sentido amplio del trmino). para convertirse en una comunidad autoorga-
Segn esos grupos, la distribucin de los en- nizada de personas que dirijan cada vez en m a -
cuestados mostr en todas las capas sociales yor medida su propio destino y el de la ciudad.
una estructura bastante pobre de las activida- Las leyes promulgadas en los ltimos aos
des (este punto se ha tratado anteriormente). han creado ciertas condiciones previas que fa-
Por el contrario, se descubri una baja relacin cilitan esta nueva situacin. E n las ciudades se
entre las diferencias por capas sociales y grupos han creado distintas cooperativas. Slo en
de consumidores urbanos, lo que constituye al- 1988 el nmero total de cooperativas en fun-
go imprevisto (vase el cuadro 2). Para la inter- cionamiento se multiplic por 5,5, elevndose
pretacin terica de este fenmeno se recurre a el 1. de enero de 1989 a 77.500. Esas coopera-
la teora de Wesolowski sobre los fenmenos de tivas empleaban a 1.400.000 personas, es decir
descomposicin de la estructura social9, es de- nueve veces m s que a comienzos de ao, y se
Estructura social de la ciudad sovitica 397
Personas
Capas sociales 1 i 3 4 5 6 7 8 9 interrogadas %
Obreros con un trabajo no 11.8* 32.9 22.4 10,6 14,1 3,5 4.7 0,0 0,0 85 100
cualificado o poco 14.7 24.2 27.4 7,4 Z5 7.4 4.2 1,1 1.1 95 100
cualificado
Obreros con un trabajo 3,4 18.3 20.4 10,4 21,3 13.3 9.3 3,2 0.5 624 100
cualificado 8.7 21.5 24.7 14,7 T43 7,7 5,5 1,6 1.3 953 100
Obreros con un trabajo 0.0 12.2 24.4 9,8 19.5 19,5 9.8 4,9 0,0 41 100
altamente cualificado con 0.0 19.7 27.9 9.8 16,7 9.8 6.6 6.6 3,3 61 100
actividades fsicas e
intelectuales
Trabajador con una 6.5 32.3 19.4 3,2 22,6 6.5 6.5 0.0 3.2 31 100
actividad intelectual poco 2.6 26.3 26.3 5,3 10,5 10.5 7,9 7.9 2.6 38 100
cualificada (empleado no
especialista)
Trabajadores con una 5.3 8.0 22,7 17,3 20,0 8.0 12,0 6.7 0.0 75 100
actividad intelectual 4.5 12.1 19,7 16,7 21.2 9,1 13,6 3,0 0.0 66 100
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados
Trabajadores con una 1,1 9.3 19.8 15,4 22,0 10.4 14,3 7.1 0.5 182 100
actividad intelectual 5,0 12.1 21,7 18,5 17,8 12,5 8,5 2.8 1,1 281 100
cualificada que requiere
estudios superiores
Trabajadores con una 0,0 7.8 11,8 9,8 16,7 22,5 20,6 9,8 1.0 102 100
actividad intelectual 2.9 9.7 26.2 16.5 M T6 5.8 3,9 2,8 103 100
altamente cualificada que
requiere estudios superiores
v formacin
complementaria
Trabajadores altamente 2.9 5.7 20.0 17.1 11,4 17.1 17.1 8.6 0.0 35 100
cualificados con funciones 0.0 5.0 25.0 17.5 273 2.5 20.0 2.5 0,0 40 100
directivas
ciertos aspectos van a acentuarse las diferen- est preparando. Y a se han formado miles de aso-
cias sociales que existen en la sociedad urbana, ciaciones ciudadanas para la proteccin del medio
o m s exactamente van a revestir u n carcter cultural y de la naturaleza, as c o m o numerosos
abierto y transparente. clubes polticos, complejos de viviendas para j-
V a a acentuarse el proceso de consolidacin venes, etc. Las relaciones de esas asociaciones con
y politizacin de los grupos sociales as c o m o las autoridades locales son frecuentemente m u y
de t o m a de conciencia y abierta manifestacin tensas, ya que representan una protesta contra el
de sus intereses; los rganos de autoadministra- poder de la administracin y la burocracia. Pese a
cin local van a convertirse en el c a m p o de ba- estas dificultades, tales asociaciones estn aumen-
talla de esos grupos y en el lugar en el que se tando y convirtindose en una fuerza cada vez
conciliarn sus intereses en funcin de sus re- m s influyente en las ciudades.
cursos. Esta evolucin se ver facilitada por la
Ley de Administracin Descentralizada que se Traducido del raso
Notas
1. Marx K... Engels, F . . Obras en cifras- 1987. Mosc, 1988, L.I., Putgaizer, V . M . , Shmarov,
completas, tomo 46, parte I, pg. pgs. 191-192. A.I., Cmo gasta el tiempo la
463. E n los ltimos aos los poblacin, Mosc, 1984. pg. 102;
orientalistas soviticos al analizar 3. Investia, 7 de julio de 1988, pg. Investigaciones sociolgicas, 1986,
esta idea prefieren calificar de 3. La economa de la URSS en n m . 1, pg. 73-81.
estatal ese m o d o de produccin. 1987; Anuario Estadstico, Mosc,
Las relaciones socioeconmicas se 7. Rukavishnikov, V . O . : La
1988, pg. 475.
caracterizan porque quienes poblacin de la ciudad, Mosc,
explotan a los pobres no son los 198U: Barbash, N . B . : Metodologia
4. La economa de la URSS en
propietarios sino quienes detentan del estudio de la diferenciacin
987, pg. 447; Argumentos y
el poder. El aparato estatal se territorial del medio urbano,
hechos, 1989, n m . 1, pg. 3;
apodera de los medios de Mosc, 1986, etc.
Tiempos Nuevos, suplemento de la
produccin y organiza y controla la revista, Perestroika y Derechos 8. Publiqu una metodologa de la
produccin y la distribucin. Humanos, diciembre de 1988, determinacin y descripcin de
Vase por ejemplo, Vasiliev, L.S.: pg. 12. esos grupos en: Soviet Sociology,
Estado y m o d o estatal de vol. X I X , n m . 1 (verano de 1980).
produccin en la antigua China, 5. Pravda, 30 de marzo de 1987;
La sociedad}' el Estado en China, 9. Wesolowski, W . Klasy, warstwa
Investigaciones sociolgicas, 1987,
parte I, Mosc, 1981, pgs. 37-39. n m . 4, pg. 51. iwladza. Varsvia, 1966,
pgs. 185-193.
2. Investigaciones sociolgicas, 6. La economa de la URSS en 10. Argumentos y hechos, 1989,
1986. n m . 3, pg. 100, la URSS 1987, pgs. 384-387; D u m n o v , n m . 18, pgs. 3-4.
Puede revitalizarse
la zona costera de Tokio?
Hidenobu Jinnai
partir de los aos setenta las ciudades de Euro- yendo excelentes instalaciones recreativas de
pa y los Estados Unidos empezaron a hacer diferente tipo que explotan las caractersticas
todo lo posible para rehabilitar dichas zonas y especficas de esos parajes.
construyeron locales comerciales e instalacio- El movimiento para revalorizar el ro Sumi-
nes de recreo, de m o d o que una vez ms la po- da es m u y dinmico, debido sobre todo a las
blacin ha tenido acceso a esos parajes que una mltiples actividades del movimiento cvico
vez ms se haban vuelto atractivos. denominado Club Ro Sumida. C o m o ejem-
Si los habitantes de Tokio han tomado con- plo cabe citar la lnea de transporte acutico
ciencia de las zonas que colindan con el agua, entre Puente Azumabashi y el Muelle Takeshi-
se debe a un fondo social y econmico que es ba y los barcos de recreo yakatabune, que
bsicamente similar, pero al m i s m o tiempo tie- son cada da m s populares. Puede mencionar-
ne caractersticas peculiares. se adems el Puente Sakurabashi destinado ex-
El movimiento para revitalizar dichas zo- clusivamente a peatones, que une las dos partes
nas empez a cobrar importancia a comienzos del Parque Sumida y pudo construirse gracias a
de los aos ochenta. Para rehabilitarlas se han un esfuerzo conjunto de los distritos de Taito y
abordado diversos enfoques y adoptado toda Sumida. E n ambas riberas se han construido
una serie de medidas. Quisiera resumir la situa- embarcaderos especiales para que se conozca el
cin. agua.
En primer lugar, se ha intensificado el sen- E n el distrito de Koto ha empezado a fun-
timiento de familiaridad con el agua, ya que la cionar otra lnea de transporte acutico que
poblacin exiga m s lugares de esparcimiento. une el ro Sumida y sus canales con la Baha de
La megalopolis de Tokio, que haba perdido Tokio. Hay adems un parque acutico popu-
sus zonas verdes y sus aguas, convirtindose en lar que representa un foso Sendai.
una jungla de cemento durante el desarrollo En el Parque Odaiba se renen los jvenes
que caracteriz el perodo de crecimiento de la que practican el surf, as c o m o excursionistas y
postguerra, era cada vez ms una ciudad invi- amantes de la pesca. El resultado es un entorno
vable, un yermo que se denomin el desierto extico que contrasta con el perfil y los rasca-
de Tokio. Empezaron luego a cambiar los va- cielos de la ciudad, entre otros la Torre de T o -
lores y las prioridades de la sociedad. Se co- kio. Al sur del Muelle Oi se encuentra el Parque
menz a exigir un entorno ms rico y a procla- de Aves Silvestres de la Baha de Tokio, cons-
mar la importancia de las zonas verdes y del truido gracias a un movimiento cvico. As
agua, lema ste que es clave cuando se pretende pues, cada vez es ms enrgica la exigencia de
tener una ciudad con un mejor aspecto y con la poblacin de un entorno natural constituido
mejores instalaciones de esparcimiento. A por las zonas que lindan con el agua.
partir de los aos setenta empieza a cobrar im- U n segundo movimiento que afecta dichas
portancia el movimiento cvico que se propone zonas es el intento de atraer nuevamente a la
recuperar las zonas costeras y los espacios ver- gente a esa rea, construyendo edificios de
des. El primer objetivo fueron las zonas verdes, apartamentos a lo largo del ro Sumida y la Ba-
pero paulatinamente se incluy tambin el ha de Tokio, distrito ste en el que la pobla-
agua, y en la actualidad muchos distritos cuen- cin sedentaria haba disminuido constante-
tan con parques en los que sta se utiliza de mente a partir de la guerra. Desde el perodo
m o d o creativo. As, una vez m s se ha prestado Meiji gran parte de la zona situada en la desem-
atencin a las zonas ribereas. Tambin en T o - bocadura del ro y la baha era un distrito in-
kio esta tendencia es evidente en la revaloriza- dustrial ocupado por enormes construcciones
cin del ro Sumida, otros ros y canales, as de fbricas y depsitos, que han quedado deso-
c o m o en los distritos situados en la baha. El cupados al haber perdido su funcin original
control y la regulacin de la contaminacin debido a los cambios de la estructura industrial
obligaron a muchas fbricas a desplazarse, lo y la racionalizacin del trabajo. Esos espacios
que tuvo c o m o consecuencia positiva el mejo- vacos se han convertido en un poderoso incen-
ramiento paulatino de la calidad del agua que tivo para atraer residentes al centro de Tokio,
antes era sucia y ftida. Esto ha permitido a la con la construccin reciente de edificios de
poblacin reunirse en las zonas ribereas y uti- apartamentos e instalaciones culturales y co-
lizarlas c o m o a bien tengan. Se estn constru- merciales que integran la poblacin y el agua.
Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 401
El rea metropolitana de Tokio, la megpolis m s densa del m u n d o , con 30,64 millones de habitantes en 1985
24.3 % de la poblacin total de Japn. Sigue creciendo, D . R
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La ciudad fluvial 21, que se construye en el marco de la estrategia de las riberas del ro, en Tokio, H . Jinnai, D . R
404 Hidenobu Jinnai
parajes? Se comprender as que esa parte de la una parte, y funcionalidad de las oficinas, por
ciudad abre la mente a amplias perspectivas. Se otra, sino que ms bien se complementan y en-
ver la ciudad cobijada dentro de la natura- riquecen mutuamente.
leza en forma de agua. Hay fbricas y depsi-
tos abandonados, as c o m o vas de tren en-
mohecidas entre las que crece la yerba. H a y Revalorizacin del potencial marino
muelles con barcos oxidados y a lo lejos exten-
siones de agua. Se puede visitar Tsukudajima Conforme avanzaba el desarrollo de la ciudad
para tener una idea de lo que era una aldea de moderna, se fue olvidando durante largos aos
pescadores en el perodo Edo. E n Odaiba se en- el valor de las zonas ribereas. Actualmente
tra en contacto con un perodo ms antiguo de tenemos una buena oportunidad de utilizar
la historia: fortificaciones construidas a finales esas zonas, pero las personas directamente
del perodo Edo c o m o defensa contra los bu- interesadas siguen indecisas en cuanto al tipo
ques negros de Estados Unidos. Las zonas ri- de espacio urbano que ha de crearse. Desde lue-
bereas estn punteadas con lugares c o m o go, otros proyectos urbansticos en pases ex-
esos, en los que la corriente de la historia ha tranjeros constituyen valiosos modelos. H a y
dejado su huella y en los que se ha acumulado mucho que aprender del perodo Edo de Tokio
la ptina del tiempo. Se est frente a extensio- c o m o rica capital marina.
nes de agua, lo mismo que ante la prolongacin La ciudad de Edo fue construida en estrecha
del tiempo. relacin no slo con los ros y canales que sur-
U n lugar que hace sentir la extensin de la can la ciudad, sino adems con el ocano. Las
historia, libera la mente y enriquece la imagi- zonas ribereas eran parte integrante de la vida
nacin. A d e m s , c o m o se puede experimentar de la poblacin antes de que en la era Meiji
el ocano que se abre ante los ojos, se tiene una quedara ahogada por fbricas, depsitos y
sensacin maravillosa que refresca y vigoriza muelles. N o slo se utilizaron para negocios re-
fsica y mentalmente. El panorama de la ciu- lacionados con el comercio, la pesca, etc., sino
dad es del todo diferente desde ese lugar. Otro que contaban con numerosos lugares de impor-
incentivo de la zona es la manera c o m o refleja tancia religiosa, por no hablar de las instalacio-
en forma sensible y clara los cambios de las nes destinadas a esparcimiento y recreo. E n
estaciones y el paso del tiempo. En esta poca una palabra, en esas zonas se encontraban di-
en la que las personas estn motivadas por la versos sitios populares agradables y representa-
emocin y no por la fra lgica econmica y tivos. Prueba de ello son las muchas pinturas
funcional, las zonas ribereas con su aparien- sugoroku y meisho de vistas famosas que mues-
cia cambiante al ritmo de las estaciones son un tran una profunda identificacin con las zonas
sitio ideal que estimula la imaginacin. Tal ribereas.
vez ni la emocin ni los sentimientos humani- Por ejemplo, si consideramos la zona que se
tarios tuvieron importancia cuando se cons- extiende desde la desembocadura del ro Sumi-
truyeron las ciudades modernas a un ritmo da hasta Haneda, a la que se presta cada vez
frentico y precipitado. N o obstante, en la ac- mayor atencin, vemos que hay muchas cone-
tualidad se valora la sensibilidad de la vida. xiones entre el mar y la ciudad, entre el agua y
Por ejemplo, percibimos en el crepsculo los la tierra, y nos damos cuenta de que el ocano
leves cambios del agua y del aire y gustosos hace atractiva la vista de la ciudad y enriquece
pasamos algn tiempo contemplando la no- la vida de la poblacin.
che. E n otras palabras, puede decirse que los El panorama del mar desde las cimas de las
lugares que nos recuerdan las percepciones montaas era magnfico. En el perodo Edo la
ms humanas se encuentran en las zonas ribe- tierra firme no se extenda tanto hacia el m a r
reas. Precisamente por esta razn deberan c o m o hoy da y la cordillera estaba ms cerca
ser fcilmente accesibles a toda la poblacin. del ocano. Subiendo a una pequea colina se
Esa zona es adems, el lugar m s adecuado pa- poda disfrutar del grandioso panorama de la
ra las personas que trabajan en los edificios Baha de Edo y contemplar el ocano por enci-
inteligentes, a fin de mitigar el estrs produ- m a de los techos de la ciudad. A d e m s , se cons-
cido por la tcnica. E n este sentido no se opo- truan santuarios y templos en esos acantila-
nen los elementos de diversin y recreo, por dos, considerados c o m o sitios con u n
.Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 405
U n o de los numerosos planes de rehabilitacin de los terrenos ganados al m a r en la baha de Tokio: un segundo
centro de la ciudad, proyecto de la Administracin Metropolitana de Tokio, D . R .
magnfico panorama y escogidos intencional- dos c o m o edificios inteligentes que por moti-
mente por su belleza. vos de seguridad impiden la entrada de perso-
Se puede imaginar que vistos desde la otra nas no autorizadas.
direccin, esos santuarios religiosos eran pun- En el perodo Edo al descender de las m o n -
tos de orientacin importantes para el marine- taas hacia el mar se poda contemplar el m u n -
ro. Incluso si los templos no eran m u y eleva- do de los chonin (mercaderes), que se extenda
dos, en los bosques que los rodeaban haba en derredor. A lo largo de la zona costera haba
enormes ginkgos y otros rboles considerados espacios pintorescos de proporciones h u m a -
sagrados. Puede verse, por consiguiente, que nas. E n todas partes poda verse una dramtica
los planificadores haban pensado en su fun- creacin de espacio. Al trmino de una calle-
cin de seales orientadoras. juela el caminante se encontraba de repente an-
En la actualidad, conforme se gana cada vez te un mar imponente.
ms tierra al mar y se construyen edificios cada U n elemento importante de la ordenacin
vez m s elevados, los lugares para contemplar moderna de la zona costera es crear una atms-
el ocano ya no son las colinas o montaas, fera vigorosa y animada. Por esta razn no es
sino la Torre de Tokio y dems rascacielos. As conveniente que dominen la costa nicamente
pues, los grandes edificios construidos a lo lar- rascacielos sin vida y edificios de oficinas. E n
go de las zonas ribereas debern tener terrazas Boston y Nueva York se incorporaron los vie-
de observacin y restaurantes panormicos jos muelles y edificios ricos en significacin
para poder contemplar el hermoso panorama. histrica para crear espacios animados, de fcil
Estn proliferando los rascacielos disea- acceso y proporciones humanas. A m e n u d o se
406 Hidenobu Jinnai
ha dado acceso a la zona costera dejando detrs tirse en un barco que navegaba a lo largo del
los edificios de oficinas, lo que permite su coe- ro. Tokio tiene muchas zonas adecuadas para
xistencia. lneas de transporte urbano por agua y para
La zona costera de Edo se caracterizaba por barcos de recreo ya que la zona situada entre
los numerosos restaurantes de alta calidad y los Shibaura y Haneda es m u y vasta y hay muchos
establecimientos que alquilaban habitaciones. canales construidos despus del perodo Meiji.
Era un lugar agradable que miraba al ocano, Es preciso utilizar plenamente esos recursos h-
donde el habitante de Edo poda descansar y dricos.
divertirse. Las posadas de las diligencias de co- A d e m s , si contina el desarrollo de reas
rreos de Shinagawa eran una de esas zonas. c o m o la Urbanizacin n m . 13, experimenta-
Sencillas casas de t a lo largo de la costa de remos un nuevo panorama: contemplar las zo-
Tokaido ofrecan a los viajeros cmodos luga- nas comerciales de Tokio desde el otro lado del
res de descanso. Sin embargo, en el Japn de ro. Y a en la actualidad es extraordinaria la vis-
hoy es difcil construir nuevos restaurantes o ta de la ciudad desde la terraza de observacin
cafs al aire libre, debido a normas m u y estric- del Museo de Ciencias Marinas. Desde el paseo
tas. Es preciso en el futuro cambiar nuestro de la Urbanizacin n m . 13 se puede contem-
m o d o de pensar afinde recobrar la tcnica y los plar al atardecer un enorme sol enrojecido que
conocimientos necesarios para construir buenos se oculta plcidamente tras el muelle Shinaga-
lugares de descanso a lo largo de la costa. w a y sus innumerables depsitos. Tambin es
En la actualidad podemos crear a lo largo de hermosa la vista nocturna del centro de Tokio
la zona costera un nuevo tipo de paisaje que no desde ese punto de observacin.
era posible durante el perodo Edo. En esa po-
ca exista la extravagante costumbre de diver- Traducido del ingls
Planificacin de una comunidad:
Vidyadhar Nagar
Balkrishna V . Doshi
El proceso de urbanizacin de los pases en de- La creacin de Vidyadhar Nagar forma parte
sarrollo se caracteriza en buena medida por las de los esfuerzos de la J D A para planificar co-
construcciones que se van agregando a los cen- rrectamente el desarrollo de la ciudad y solu-
tros urbanos existentes. Los intereses econmi- cionar los problemas que provoca la situacin
cos exigen que las actividades y, por consi- actual. Segn las directrices elaboradas por la
guiente, la poblacin, se siten en esos centros Autoridad, deberan alcanzarse los siguientes
urbanizados, pero el problema de su gestin, objetivos:
por lo que atae al abastecimiento de los servi- 1. Constituir un modelo de desarrollo urba-
cios bsicos, la vivienda y no que pueda imitarse en
el transporte, no cesa de otros lugares para proyec-
Balkrishna V . Doshi es un arquitecto de
agravarse. la India, director de la Fundacin Vash- tos similares de desarrollo.
La reestructuracin m a - tu-Shilpa para el Estudio e Investiga- 2. Descentralizar las ten-
terial de las ciudades m e - cin del Diseo Ambiental, que ha rea- siones de la ciudad matriz
lizado u n trabajo pionero en la
diante vastos proyectos de construccin de casas de bajo costo y en por lo que atae a la vivien-
desarrollo urbano slo es planes de desarrollo ciudadano. Traba- da, las infraestructuras y
posible cuando los munici- j con Le Corbusier en los aos cin- las actividades econmi-
cuenta y ha sido profesor en varias uni-
pios poseen grandes super- versidades norteamericanas. cas, y equilibrar las defi-
ficies de terreno. La Auto- ciencias de la ciudad exis-
ridad para el Desarrollo de tente.
Jaipur (JDA) es una de las 3. Atender a las necesida-
pocas que son propietarias des de vivienda de u n sec-
de una cantidad considera- tor entero de la sociedad y,
ble de terrenos dentro de la en particular, de la clase
ciudad. pobre urbana.
C o n motivo del 250 aniversario de su fun- 4. Constituir un digno tributo al gran arquitec-
dacin, la J D A decidi dedicar al arquitecto de to Vidyadhar Bhattacharya, que proyect la
la antigua Jaipur, Vidyadhar Bhattacharya, la ciudad amurallada de Jaipur en 1727.
urbanizacin de 400 hectreas situadas al no- A d e m s , las directrices estipulan que Vid-
roeste de esa urbe. Se propuso crear en ese lugar yadhar Nagar contar con los siguientes ele-
un municipio para 100.000 personas y denomi- mentos:
narlo Vidyadhar Nagar en honor al arquitecto.
En este artculo se expone la preparacin
En el plano municipal
del plan bsico para la creacin de Vidyadhar
Nagar, una ciudad smbolo de permanencia y 1) U n centro de oficinas gubernamentales;
orden, de fe, calma y seguridad, y de posibilida- 2) oficinas institucionales; 3) oficinas comer-
des socieconmicas. ciales; 4) una zona industrial; 5) una terminal
RICS125/Set. 1990
408 Balkrishna V. Doshi
Uli
ff
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.K T ;*, ,V 7
-jM^f
.1 /a izquierda: Ramganj Bazaar, en la antigua ciudad. U n ejemplo del estilo arquitectnico de Jaipur, B.V. Doshi, D . R .
Arriba: Imgenes de Vidyadhar Nagar. pintura de B . V . Doshi. D . R .
410 Balkrishna V. Doshi
Vidyadhar Nagar (a la izquierda) est situada a unos 3 k m de la ciudad de Jaipur y queda unida a la ciudad madre
por una calle-bazar, de la cual es una expresin contempornea, B.V. Doshi. D.R.
La unidad social y fsica m s pequea es la vivienda caracterizada por una casa con patio, adaptada al m o d o de vida
introvertido de los indios, as c o m o a las condiciones climticas ridas, con u n a insolacin intensa y tormentas de
tierra. D.v. Doshi. D R.
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\ El piano conceptual Praslar
Sur
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Configuracin de una ciudad indo-ana Estructura conforme a las Escrituras
La planificacin de la antigua ciudad de Jaipur tiene sus races en los principios religiosos que gobiernan la vida
social en India desde hace milenios.
El Mndala (diagrama). Vas tu (entorno) - Punish (energa) es un medio para construir en armona con las fuerzas
csmicas y los grandes sistemas naturales.
El Prastar es un concepto de planta urbana elaborado a partir del Mndala Vastu-Purush. El diagrama bsico de
9 cuadrados fue adaptado al lugar de Jaipur y aplicado de acuerdo con las Escrituras, B.V. Doshi, D . R .
414 Balkrishna V. Doshi
Sin embargo, la estructura material rigurosa La estructura de los espacios, las calles, las
del sistema autctono no impide la variedad, la viviendas y otras construcciones deben reflejar
flexibilidad y el crecimiento gracias a una gran respeto por las creencias cosmolgicas y, en
diversidad de recursos. particular, el sol, la luna y las estaciones. La
1. La gran variedad de las dimensiones de los orientacin debe cumplir una funcin y prote-
terrenos permite una fcil asimilacin de ger de la violencia del sol creando sombras y
grupos de clases diferentes dentro de cada corrientes de aire o brisas en los espacios donde
grupo parental socialmente homogneo. tengan lugar las actividades. Asimismo, las es-
2. C a d a barrio cuenta con servicios locales ca- taciones habrn de tenerse en cuenta para crear
ractersticos que se organizan por consenso unos tipos de construccin que permitan apro-
en funcin de las necesidades y prioridades vechar al m x i m o cada espacio, ya sea abierto
de la comunidad, ya se trate de templos, o cerrado.
dhobis (lavaderos), sacerdotes, escuelas, etc. Es imperativo que estos conceptos estn
3. E n el interior de una estructura amplia, los presentes en la planificacin de la ciudad para
habitantes tienen la posibilidad de organi- aprovechar y transformar todas las formas de
zar sus casas y servicios, manifestando as la energa y los recursos disponibles gracias a su
condicin y las prioridades de sus hogares. preservacin y a una utilizacin innovadora.
As, pues, si se ha de planificar una ciudad Por ejemplo, las aplicaciones de la energa solar
satlite de 100.000 a 150.000 habitantes en las pueden reducir el consumo de combustible f-
proximidades de una antigua ciudad tradicio- sil, el proceso de recuperacin del agua y la irri-
nal c o m o Jaipur y en el estilo de Vidyadhar, no gacin con poca evaporacin pueden reducir la
slo habr que reflejar lo que se expresa en Jai- d e m a n d a de recursos hdricos y el empleo de
pur sino iniciar una nueva forma de vida ade- materiales locales y nuevas tcnicas de planifi-
cuada para el siglo X X y los siglos sucesivos. cacin y construccin pueden reducir la utiliza-
U n a ciudad nueva construida afinalesdel siglo cin de cemento y dar pleno empleo a m a n o de
X X debe concebirse c o m o un lugar noble para obra semicualifcada.
una comunidad que se respete a s m i s m a y que D e manera similar, con un criterio adecua-
pueda vivir en condiciones de seguridad. Debe- do se pueden mejorar los transportes, recu-
r crear una calidad de vida que fomente la par- rriendo en mayor medida a los medios locales
ticipacin de los ciudadanos de conformidad de transporte, m s econmicos, al alcance de la
con la evolucin del estilo de vida de las c o m u - mayora de la poblacin (locomocin a pie, bi-
nidades humanas. Deber generar una sen- cicletas, motocicletas, etc.), lo que tambin
sacin de arraigo, de identidad personal y puede reducir la superficie total de carreteras,
comunitaria para tratar de mantener cons- facilitar la circulacin y restarle peligrosidad y
tantemente el ideal de la vida h u m a n a . rebajar el ruido y la contaminacin atmosfri-
Por ende, el plano habr de expresar creen- ca.
cias filosficas y erigir los diversos elementos Si se aplica este planteamiento a la planifi-
de la nueva ciudad de m o d o que cubra todas las cacin de la ciudad as c o m o a las tierras, la
necesidades de desarrollo h u m a n o . Los asenta- flora, la fauna y las aguas que la rodean, Vid-
mientos humanos han manifestado casi siem- yadhar Nagar no slo podr convertirse en un
pre sus creencias en las fuerzas csmicas y los fascinante trazado de construcciones con
valores que respetan. Aunque una actividad orientacin ecolgica, sino dar tambin un lu-
exija soluciones complementarias y a veces gar preponderante a los centros cvicos y cultu-
contradictorias, stas deben combinarse para rales de m o d o que se conviertan en la puerta de
adaptarse a las actividades rpidas y lentas, ac- acceso a la ciudad y a su poblacin. L a sensa-
tivas y pasivas o diurnas y nocturnas c o m o par- cin que se experimente al entrar en la ciudad y
tes integrantes del poblado. el dilogo que se entable entre los edificios y
La forma de la ciudad debe seguir los prin- sus habitantes debern constituir una experien-
cipios de diversidad en la unidad, condensabi- cia esttica tan grata, al menos, c o m o la que
lidad y extensibilidad, similares a los fenme- produce la antigua Jaipur.
nos biolgicos en los que las extensiones y
reproducciones estn interrelacionadas. Traducido del ingls
El cuerpo csmico
Mary Douglas
R I C S 125/Set. 1990
416 Mary Douglas
dad totalmente abierta, habr pocos signos de niveles inferiores) y la dimensin oriente/occi-
efectos csmicos. dente para indicar el prestigio: la entrada esta-
E m p e c e m o s con los efectos csmicos m u y ba orientada hacia el norte y la parte derecha
poco desarrollados y consideremos el empleo hacia el oriente, siendo sta la que mereca el
de los trminos encabezamiento o pie de mayor respeto2. U n ejemplo de efecto csmico
una pgina y nuestra convencin de alinear el m u y limitado pero slidamente anclado es la
eje norte/sur con la nocin de cabeza y pie. Esto antigua granja irlandesa de County Claren,
produce una ordenacin de arriba hacia abajo: orientada de m o d o que en la parte occidental se
leemos comenzando por la parte superior de la reservaba una pieza que deban ocupar los pa-
pgina hacia la parte inferior. C o m o la m a n o dres al jubilarse cuando el hijo se haca cargo de
que sostiene la pgina puede tomar cualquier la granja. As, el ocaso de su vida estara ilumi-
direccin, el microcosmo potencial se libera de nado por el sol poniente3.
la orientacin que indique. Podemos utilizar la Cabe observar que estas referencias simb-
palabra libre en contraposicin con ancla- licas -simples pero efectivas- pueden lograrse
da, para referirnos a cualquier representacin sin mayor dificultad porque las unidades resi-
lgica del cuerpo, transferible libremente. Al- denciales estn m s o menos aisladas. As, pue-
gunos efectos microcsmicos slo se han des- den orientarse hacia los puntos cardinales sin
arrollado en forma limitada, por ejemplo la dar la espalda a las dems ni romper la perspec-
referencia al cuerpo cuando hablamos de enca- tiva de una calle recta. U n campamento n m a -
bezamiento y pie de una pgina. Otros, por el da se establece tan a m e n u d o y las viviendas se
contrario, son m u y ricos y abundantes. Se trata desmontan con tanta facilidad que el aumento
de entender por qu los efectos csmicos ricos y de su tamao con el correr del tiempo n o pre-
slidos alcanzan las plenas proporciones del senta problema alguno. Sera m s difcil respe-
microcosmo nicamente en algunas civiliza- tar el esquema csmico en un asentamiento
ciones y no en todas. densamente poblado. Si un edificio pblico im-
Los efectos csmicos m s ricos estarn uni- portante se orienta sistemticamente segn los
dos al movimiento de la tierra y los astros, po- puntos cardinales, los edificios que estn situa-
niendo as de manifiesto su referencia univer- dos a su alrededor tendrn que ser libres: po-
sal. Constituyen un marco formal para vincular drn estar orientados hacia el interior en direc-
las acciones del ser h u m a n o en tales situaciones cin del lugar pblico o hacia el exterior de
al cambio peridico de las estaciones y a la apa- ste, o bien ajustarse al modelo que se les im-
ricin irregular de terremotos y tifones, una es- ponga. Esto significa que para que los efectos
tructura metafrica permanente de sentido csmicos puedan verse en el emplazamiento de
universal. A m e n u d o los templos, palacios y de- los edificios alrededor de un centro, es preciso
m s edificios pblicos ejemplifican efectos cs- que exista consenso, que se procure mantener
micos slidos, pero no siempre. L o m i s m o su- el modelo y que haya espacio para ello. Los ha-
cede con las viviendas, por ejemplo, cuando la bitantes pueden ignorar la lnea oriente/occi-
entrada est orientada obligatoriamente en dente, pero pueden decidir crear una vez ms
cierta direccin: el este, la salida o la puesta del un efecto libre de microcosmo dentro de cada
sol al oeste. Aunque la estructura principal pue- casa. Si los edificios tienen que construirse
de estar orientada de ese m o d o , no necesaria- frente a una roca, o alinearse a lo largo de un ro
mente lo estar el interior. Los fulani, etnia n- sinuoso, la roca o el ro facilitarn con frecuen-
m a d a de Nigeria, disponan todas las partes cia un alineamiento simblico fijo.
integrantes de su vivienda en lina m i s m a direc- Los leles del ro Kasai4 solan orientar sus
cin: en todo nuevo campamento orientaban casas hacia la plaza central de la aldea, circuns-
su hogar en direccin norte/sur para distinguir cribiendo as un espacio pblico destinado a las
la precedencia masculina dentro de las genera- danzas y ceremonias. L a principal lnea de
ciones, y en direccin oriente/occidente para el orientacin de toda la regin es el eje constitui-
ordenamiento de las distintas generaciones1. do por sus dos ros m s importantes. Para los
Las casas de la regin nororiental de Tailandia leles la direccin ro arriba tena u n prestigio
descritas por S. J. Tambiah utilizaban la dimen- histrico ya que de all haban venido sus ante-
sin superior/inferior segn el grado de intimi- pasados y se haban extendido paulatinamente
dad (los extraos slo eran admitidos en los hacia el norte. La aldea m i s m a estaba orientada
El cuerpo csmico 417
por el curso del ro, de m o d o que si se pregunta- que entra por la puerta da sobre la pared occi-
ba por alguien la respuesta sola ser que se en- dental, que se convierte en el lado de la luz aso-
contraba arriba o abajo en funcin del ro. ciado con el oriente y con la vida. Quien entra
A u n q u e la entrada de las casas poda estar en la casa penetra en un m u n d o invertido, suje-
orientada en cualquier direccin, en el interior to a la mujer. Desde el interior, la casa es una
se restableca c o m o eje el curso del ro. La parte versin contraria de las orientaciones del uni-
posterior, la m s alejada de la puerta, se consi- verso normal del hombre.
deraba ro arriba y la entrada (a este efecto Teniendo presentes estos ejemplos, pode-
asimilada a una salida) siempre ro abajo. Si m o s volver a considerar la distribucin de los
se preguntaba a alguien dnde estaba una cala- efectos csmicos. U n a explicacin de su irregu-
baza o una cesta, responda aplicando estas ca- laridad podra ser simplemente la atencin se-
tegoras segn un punto de referencia. Por lectiva del observador. Los historiadores del
ejemplo, ro arriba de la c a m a o ro abajo arte se hanfijadom s en los efectos microcs-
del fogn. As pues, la casa era tratada c o m o un micos de los edificios pblicos, mientras los an-
ro que corra hacia el exterior. La representa- troplogos prestaban mayor atencin a la re-
cin de estos mismos conceptos en el cuerpo de presentacin recproca del cuerpo fsico y del
una persona enriqueca an m s la gama de sig- diseo de las casas en la arquitectura de la vi-
nificaciones que pasaban de una situacin a vienda. Podra argirse que hay una deforma-
otra. Los leles reconocan una dimensin arri- cin profesional que hace centrar la atencin
ba/abajo segn la cual el alimento era llevado en este o aquel aspecto. Si aceptamos esta ob-
desde la boca a travs del cuerpo hasta los rga- servacin, podramos suponer implcitamente
nos excretores. Esto les permita hacer una re- que, si un historiador del arte se pusiera a reali-
ferencia indirecta a los rganos genitales c o m o zar un trabajo de c a m p o con los antroplogos,
la parte del cuerpo orientada ro abajo. U n a vera en todas partes efectos microcsmicos,
taza o una calabaza tenan su parte ro arriba por lo dems ricos. Pero esto no es posible, por-
en el fondo y su parte ro abajo en el borde, que los antroplogos no los encuentran en to-
manera sta de hablar que no influa en su pen- das partes.
samiento m s de lo que puede hacerlo el hablar D e manera alternativa, podra argumentar-
de encabezamiento o pie de la pgina de un li- se que existen diferencias entre la ciudad y el
bro. Por consiguiente, para m la utilizacin del campo, debidas tanto al costo del espacio urba-
simbolismo espacial de los leles es un ejemplo no c o m o a que los sistemas simblicos domi-
de efectos csmicos libres que no estn ancla- nantes suelen ser destruidos por la urbaniza-
dos en ningn eje establecido desde el exterior, cin. Pero esto sera plausible si no hubiera
sino que cada persona lleva en su propio cuer- sociedades que ejemplifican el microcosmo.
po y hacer girar con ste o segn la direccin en Tal vez los efectos microcsmicos se vean dis-
que ha decidido construir su casa. Pese a la re- minuidos por la urbanizacin, pero lo contra-
peticin del m i s m o paradigma, estos efectos rio no es cierto: no se puede deducir que siem-
csmicos no podran calificarse de ricos. pre estn presentes en la arquitectura rural o
Entre los bereberes descritos por Pierre tribal de la vivienda, pero que no siempre se
Bourdieu5, el contenido simblico de la casa conocen. T a m p o c o es cierto que los historiado-
est anclado con mucha mayor fuerza y riqueza res del arte permanezcan en las ciudades con-
en la orientacin exterior. La puerta mira hacia templando los edificios pblicos, mientras que
el este, de m o d o que salir de la casa constituye los antroplogos recorren las zonas pobres y ru-
un movimiento de occidente a oriente. Esta es rales en las que todos los edificios son de vi-
la direccin propicia para iniciar cualquier tra- vienda. Detrs de todo esto hay algo m s que la
bajo fuera de casa tratndose de las labores deformacin profesional del observador.
agrarias y comerciales propias del hombre. El A decir verdad, no son muchos los antrop-
interior es el mbito de la mujer y est dividido logos que han escrito sobre los efectos micro-
de m o d o que forma un microcosmo de todo el csmicos de la vivienda. La investigacin an-
universo. Sus efectos csmicos estn anclados tropolgica en el mbito de la arquitectura est
tambin en el verdadero oriente y occidente, apenas en mantillas6 y la correspondiente in-
pero en sentido contrario. El occidente del ex- formacin es igualmente espordica entre los
terior es el oriente del m u n d o interior. La luz antroplogos. M e gustara suponer que si no se
418 Mary Douglas
ha hablado de efectos csmicos es porque no cin y la posicin, con una dimensin abierta y
existan. Esto da pie a investigar una cuestin orientada de arriba hacia abajo. E n su cultura
ms general en relacin con las condiciones so- reconocen cuatro actividades distintivas: pes-
ciales en que suelen aparecer los efectos micro- ca, jardinera, sexualidad y homicidio. Consi-
csmicos en el mbito de la arquitectura, lo que deran que cada una de ellas comprende un ata-
resulta m s provechoso que formular pregun- cante y una vctima, un ganador y un perdedor;
tas incompletas sobre los prejuicios del obser- que cada una de ellas requiere que a la vctima
vador o hiptesis inconsistentes sobre la dismi- se la saque de un plano inferior y se la exponga
nucin del simbolismo en la vida urbana. en uno superior antes de que, ya totalmente so-
M s bien habr de comenzar por preguntar- metida, se coloque horizontalmente. Estas ela-
se por qu una persona se une a otra y empieza boradas estructuras simblicas no escapan del
a producir efectos microcsmicos. Estos se lo- todo a nuestra definicin de efecto microcs-
gran delimitando y deslindando conceptual- mico, puesto que utilizan c o m o eje la verticali-
mente el universo y reproduciendo los lmites y dad del cuerpo h u m a n o . El vencedor est arri-
divisiones en esquemas m s pequeos y m s ba y el vencido yace horizontalmente, ya sea un
grandes. U n esquema conceptual compartido pescado extrado del m a r y puesto en una e m -
que se proyecta en el espacio no es un logro barcacin, ya el a m e arrancado de la tierra, ya
gratuito. Incluso el planeamiento informal de la hembra en el acto de copular, o bien el que ha
una ciudad o una casa impone a la persona cier- muerto en una lucha ancestral. La diferencia
tas limitaciones. Pero en muchas comunidades principal radica en que en sus distintas series
los individuos toman a mal cualquier limita- de representaciones importantes no se preten-
cin. Es perfectamente posible que una c o m u - de reconocer ninguna delimitacin del cosmos.
nidad funcione sin concepcin alguna de un D e conformidad con la tesis sostendia en este
m u n d o delimitado. N o hay razn para esperar artculo, observamos que el pueblo de Malaita
que esa comunidad desarrolle efectos micro- no est interesado en trazar lmites alrededor
csmicos anclados en el mbito de la arquitec- de sus grupos de parentela. Es imposible decir
tura, independientemente de que sea urbana, qu es macrocosmo y qu microcosmo en este
campesina, pblica o privada, poique sus sistema de referencias recprocas e igualmente
miembros no querrn ni individual ni comuni- imposible encontrar una delimitacin del cos-
tariamente representar la dominacin del todo m o s que se representa. E n su vida cotidiana
sobre la parte. esos pueblos no se interesan por trazar lmites
Si uno no utiliza el esquema conceptual, no alrededor de sus grupos de parentela, y mues-
intentar incorporrselo. El experimento po- tran mayor inters por ampliar su influencia
dra hacerse en una situacin tpica del antro- que por hacerla exclusiva. Tampoco se intere-
plogo de campo, por ejemplo, una comunidad san por establecer derechos duraderos en rela-
tribal de Nueva Guinea o Africa en la que no cin con la propiedad de la tierra o de otros
puedan verse efectos microcsmicos. Es de es- objetos. Entre ellos el poder poltico opera
perar que dicha comunidad presente una con- uniendo a la persona al ciclo de los intercam-
cepcin altamente individualista del derecho y bios ceremoniales: su ley es el derecho a circu-
la poltica. Esto no significara que no proyecte lar y no a proyectar o encerrar.
ningn esquema conceptual sobre su espacio. U n modelo estructural dominante que re-
Sin embargo, no se tratara de un esquema ce- presenta relaciones adversas -siempre u n o
rrado. Desde luego, podra tener efectos csmi- contra uno, siempre un ganador y un perde-
cos no anclados, pero no tratara de proyectar dor- es todo lo que se precisa para representar
un modelo sistemtico de todo el cuerpo sobre formalmente un individualismo competitivo.
el m u n d o . Tal vez sea un prejuicio, pero m e parece que en
U n ejemplo de ello son los ares de Malaita, nuestra civilizacin la dimensin vertical est
una de las islas Salomn 7 . Atribuyen a sus jar- m s cargada de significacin que cualquier
dines, embarcaciones, casas y plataformas ce- otra. El idioma mismo lo manifiesta: tratamos
remoniales una significacin social y metafsi- de mantenernos a la altura, de estar por encima
ca, pero no para representar sistemas cerrados de alguien o de algo, e infundimos nimo di-
o estables. M s bien proyectan esquemas con- ciendo sencillamente: arriba! Desde el punto
ceptuales interesados en primer lugar en la ac- de vista arquitectnico, en una vivienda el pi-
El cuerpo csmico 419
so superior significa intimidad: en trminos m u y poco que ver con la urbanizacin. Es evi-
de bienes races arriba significa preciosas dente que tampoco hace aparicin en un gran
vistas desde ticos elevados, mientras que la nmero de entornos no urbanos. N o es la urba-
planta baja es el rea comercial de precio mdi- nizacin en s m i s m a la que produce la desinte-
co; arriba ser siempre mejor que abajo. gracin del microcosmo. C o m o sabemos, la ur-
Se necesitaran investigaciones sistemticas banizacin es compatible con las estructuras
para determinar si la presencia de efectos m i - jerrquicas y en el curso de la historia ha corri-
crocsmicos corre parejas con una visin jerr- do parejas con los sistemas imperiales. El m i -
quica de la comunidad ideal, presentada c o m o crocosmo se deshace si los miembros de una
sistema cerrado y ordenado. colectividad quieren mantener abiertas sus po-
Por el contrario, no es de extraar que una sibilidades, se sienten libres para ir y venir,
cultura individualista prefiera utilizar refe- para unirse o no unirse, esperan ampliar el al-
rencias verticales al cuerpo h u m a n o para cance de su influencia y no quieren que se les
ejemplificar la competicin entre personas impongan limitaciones. La explicacin de ello
iguales que sern desiguales cuando una ven- radica en algn aspecto de la teora de los bie-
za a la otra. nes colectivos.
E n resumen, sostengo que la desaparicin
del microcosmo en los tiempos modernos tiene Traducido del ingls
Notas
1. Stenning, D . , 1959 Savannah Family and Community in Ireland Reversed, en Changes and
Nomads. A Study of the Wodabe (Harvard University Press). Communications: Melanges
Pastoral Fulani (Londres). offertes Claude Lvi-Strauss
l'occasion de son 60me
4. Douglas, Mary, 1963 The Lele
anniversaire (Mouton).
2. Tambiah, S.J., 1969 Animals of the Kasai (International African
are good to think and good to Institute, Oxford University
6. Blier, Suzanne.
prohibit, Ethnology Press).
8:424-59.
7. D e Coppet, Daniel 1976,
5. Bourdieu, Pierre, 1971 The Jardins de vie, jardins de mort en
3. Arensburg, C . y Kimball, S.T.. Berber House or the World Melanesie, Traverses: 166-177.
Papel creador
de las ciencias
sociales. Segunda parte:
panorama de oportunidades*
Peter Lengyel
a las capacidades cientficas y a la estructura- Norte y el Pacfico2, con una poblacin de unos
cin profesional actuales, siguiendo la visin 800 millones de habitantes. A stos pueden su-
resumida de c m o mejorar la investigacin marse los de la semiperiferia de Asia formada
emprica y controlarla a travs de un esfuerzo por Singapur, H o n g Kong, Taiwan, la Repbli-
empresarial decisivo. En la conclusin se pro- ca de Corea, Israel, Kuwait y los Emiratos del
cura poner en guardia contra una fe excesiva en Golfo, con una poblacin de unos 80 millones
el empirismo. de habitantes; Sudfrica, con otros 30 millones
y, m u y probablemente, los 250 millones de la
El mundo en tres zonas semiperiferia de Amrica latina formada prin-
cipalmente por Argentina, Uruguay, Chile,
En la socioesfera mundial operan unas poten- Brasil, Venezuela y Mxico, m s algunos
tes fuerzas de interdependencia y uniformiza- Estados insulares del Caribe, Mediterrneo y
cin que no impiden, sin embargo, caracteri- Ocano Atlntico, con una poblacin total de
zarse por reas de ignorancia, agudos alrededor de 1.200 millones de personas.
contrastes y discontinuidades. Desde nuestro
Las E M I R E M contienen las reas ncleo de
punto de vista, estos contrastes no siempre con-
Europa -principalmente el Reino Unido, Fran-
cuerdan con los indicadores nacionales clsicos
cia, Alemania, Austria, Pases Bajos y Suecia-
de desarrollo ni con las clasificaciones habitua-
que han sido las ms adelantadas en las cien-
les de los regmenes. Ahora bien, al interesar-
cias sociales y que establecieron m u y pronto
nos sobre todo por lo que conocemos de las so-
servicios de control e instalaciones de forma-
ciedades y que merece nuestra confianza y por
cin e investigacin, Estados Unidos, Canad,
los comportamientos respecto de la investiga-
Australia, Nueva Zelanda y Japn, pases a los
cin emprica y sus aplicaciones, el hecho de
que se exportaron con buenos resultados y en
pretender comprender sus repercusiones e in-
los que echaron profundas races, junto con zo-
terpretarlas nos lleva a una clasificacin apro-
nas ms aisladas y en las que se han asimilado
ximada que no hace sino subrayar tales aspec-
peor, aclimatndose ms recientemente. Los
tos. Hay, no obstante, que recordar que, dentro
24 Estados miembros de la O C D E poseen to-
de cada uno de los tres grupos de poblacin
dos potentes servicios de observacin estadsti-
agregados por pases que hemos establecido se
ca con series temporales en algunos casos que
producen unas discontinuidades internas y
datan ininterrumpidamente de hace ms de u n
agudas. As, algunas lites urbanas de reas pe-
siglo y con ajustes graduales que toman progre-
rifricas estn bastante fuertemente articuladas
sivamente en cuenta las evoluciones. Su m i s m a
con reas centrales, mientras que bolsas de
pertenencia a la O C D E los alienta a estandari-
reas centrales y secciones centrales de su peri-
zar su cobertura y a hacerla tan comparable co-
feria siguen estando m u y aisladas de toda rela-
m o sea posible. Dichos Estados cuentan tam-
cin con respecto a datos y hallazgos de las
bin con los centros m s avanzados de
ciencias sociales y a sus efectos reflexivos. L o
formacin e investigacin para complementar,
que tratamos de identificar no son slo algunas
afinar y verificar empricamente las estadsti-
categoras indicativas sino tambin realidades
cas de los servicios estatales, aunque a este res-
psicolgicas desde el punto de vista de las cien-
pecto hay pases que se distinguen por figurar
cias sociales c o m o industria del conocimiento
claramente en los primeros y en los ltimos
ms o menos ampliamente aceptada, condicio-
puestos y, entre stos,figuranprincipalmente
nada para mayor facilidad del usuario y ele-
los de Europa del sur. La semiperiferia posee
mento en parte al menos constitutivo cuando
tambin por lo general una cobertura estadsti-
no decisivo de cualquier forma de toma de de-
ca cuando menos idnea, aunque su capacidad
cisin a distintos niveles. Con estas premisas
de investigacin emprica es inferior y suele de-
generales en mente podemos aventurarnos ms
pender todava mucho de la formacin impar-
lejos.
tida por los pases ncleo al respecto.
Las E M I R E M , tras haber experimentado
I) Economas mixtas redistributivas
un rpido cambio social a lo largo de dos siglos,
de mercado
lo que les ha permitido interiorizar sus proce-
Las E M I R E M comprenden los 24 Estados sos c o m o hechos vitales permanentes, son hoy
miembros de la O C D E de Europa, Amrica del unos grandes consumidores del discurso inter-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 423
pretativo y crtico de la ciencia social a efectos ms alto nivel en el verano de 1989, de retirar
de orientacin e identidad. Aunque inicial- la participacin en una investigacin valorada
mente dieran la prioridad a enfoques globalis- en 750 libras esterlinas sobre el comportamien-
tas tales c o m o el marxismo, la sociologa de to sexual en Gran Bretaa, copatrocinada por
Weber o el funcionalismo estructural, genera- el Organismo de Enseanza Sanitaria y el C o n -
dos por ellos mismos en tanto que epgonos de sejo de Investigacin Econmica y Social y des-
tradiciones filosficas m u c h o m s antiguas, tinada a servir de orientacin en el control de la
son cada vez ms numerosos los que se pronun- epidemia de S I D A , so pretexto de que dicha
cian hoy por la prueba emprica, y no necesa- investigacin invadira la privacidad y de
riamente de gran coherencia y con un significa- que sus conclusiones podran no ser dignas de
do anecdtico. Lo que llama la atencin acerca crdito3. Efectivamente, todo el c a m p o del
de ese material es una presentacin que reviste comportamiento sexual, del que se ha repetido
la forma cientfica (generalmente cuantifica- que experiment una revolucin en Occi-
da o inclusive con grficos) que concuerda tan- dente estas ltimas dcadas, con obvias conse-
to con el lugar prevaleciente de la ciencia en las cuencias sociales y epidemiolgicas, escasea en
constelaciones culturales de las E M I R E M y con datos segn tres investigadores, siendo m u y po-
la concepcin de la sociedad c o m o un dispositi- cos los progresos a este respecto desde las in-
vo modulable. El hecho de que elementos espo- vestigaciones ya desfasadas de Alfred Kinsey y
rdicos, tomados fuera de su contexto y sin ex- sus colaboradores definalesde los cuarenta y
tensin temporal o espacial, suelan ser a comienzos de los cincuenta4. D e haberse pres-
m e n u d o triviales, aunque quizs el hecho se tado mayor atencin a las demandas de los j-
tenga en cuenta, no impide que sean esgrimi- venes, en este campo c o m o en otros muchos, se
dos por unos medios de informacin y por unos habran sealado las formas de canalizar sus
intereses polticos o comerciales que no hacen frustraciones de manera constructiva, especial-
sino ir a remolque de las tendencias. Tambin mente en pases c o m o Francia en que a finales
es en las E M I R E M donde ms lejos se ha lleva- de los sesenta pareca no haber ninguna causa
do el condicionamiento de los datos, hallazgos que pudiera dar lugar a explosiones c o m o haba
y discursos dirigidos a diferentes grupos de sido la guerra de Viet N a m , en lugar de reaccio-
consumidores de manera ptimamente asimi- nar con pnico adoptando reformas mal conce-
lable. Nadie, desde los nios de la escuela hasta bidas y precipitadas. Otro ejemplo es la censu-
los profesionales altamente especializados, en- ra de los libros de texto de historia en Japn,
tre los lectores de la prensa popular y los mani- combatida sin xito por Saburo Ienaga5.
puladores creativos de la ciencia social en s, En las llamadas circunstancias postmoder-
tiene por qu sentirse privado de la debida in- nas, el aparato oficial de seguimiento de las
formacin, y sta es cada vez ms rpida bajo el E M I R E M ha tenido tambin que ajustarse a
impulso de las buenas comunicaciones y el es- multitud de fenmenos espontneos o para-
tablecimiento de extensas redes de computa- djicos o admitir que no alcanza a cubrirlos. El
doras. ms importante de ellos es el surgimiento de
Al decir que los ciudadanos de las E M I - una economa paralela o subterrnea que, se-
R E M sufren de un exceso de informacin de gn se calcula, representa por lo menos el 20 %
datos brutos, rpidamente comentados, y de la del producto nacional bruto en pases c o m o
gran cantidad de fuentes escrupulosamente Italia y cerca del 7,5 % en Gran Bretaa. Por
buscadas en que suelen basarse las decisiones definicin, el funcionamiento de este sector no
importantes, no se hace otra cosa que describir est declarado, y lo m i s m o vale para la inmi-
tan slo un aspecto de la realidad. El otro con- gracin ilegal, tan importante en Estados Uni-
siste en los tabes recalcitrantes que envuelven dos (donde se dice que ha contribuido a apre-
todava a unos mitos profundamente arraiga- ciables mrgenes de error en el censo) y en
dos y que perturban el sentido comn, des- menor grado en la Europa nordoccidental. El
cuidando las zonas ms reacias a la cuantifica- destinofinaly la repercusin real de pagos de
cin plausible o que han sido descartadas por transferencia estatales tales c o m o subsidios y
su incapacidad en atraer los fondos necesarios seguro social que representan hasta el 40 % de
a las investigaciones empricas. Ejemplo de ello los ingresos en algunos casos tambin suele es-
es la decisin gubernamental, tras el veto del tar poco claro, c o m o sucede con la parte oculta
424 Peter Lengyel
del comercio internacional de trueque que, con ro descubrir, buscando en los archivos de datos
un valor anual que segn clculos es superior a o en los registros de estos bajos niveles, que es
mil millones de dlares, equivale a ms o menos fcil obtener una informacin m s detallada de
la mitad del valor del comercio mundial co- lo que aparece en las altas esferas. A los datos
rriente de productos6. Esas prdidas dismi- que se dispone en el c a m p o pblico -incluyen-
nuyen evidentemente el rigor del control es- do los hallazgos de la investigacin acadmica,
tadstico y no se prestan fcilmente a investiga- con tal de tomarse la molestia de buscarlos en
cin emprica. Al sumarse a la inestabilidad de unas publicaciones por lo general oscuras- hay
los tipos de cambio de divisas, a los caprichos que sumar una informacin confidencial m u y
de los mercados de valores y a los sorprenden- abundante. Los gobiernos, los bancos, las c o m -
tes cambios repentinos de conducta que pue- paas de seguros, los servicios de asesora, las
den ser causa de disturbios que dejan perplejo, empresas y otros rganos disponen de una bue-
parecen incluso m s inexplicables. Si el con- na parte de informacin c o m o resultado de co-
trol estrecho de la socioesfera tiene c o m o obje- misiones especiales y de recogida de datos du-
tivo limitar la incertidumbe, su fracaso resulta rante las operaciones. A u n q u e sea causa de
inquietante. preocupacin de quienes se interesan por la
Las semiperiferias de los pases de las E M I - proteccin de la privacidad y por los defenso-
R E M son m e n o s exigentes a este respecto. res de la transparencia en los asuntos pblicos,
Conscientes de las deficiencias de su aparato de dicha informacin brinda a sus detentores la
control, tanto por la calidad c o m o por la cober- capacidad de influir en el equilibrio del juego
tura de los datos, menos afinado que el centro a de las fuerzas sociales. Algunos datos no nece-
las creencias cientficas, especialmente en el sariamente agradables pueden salir as a la luz,
caso de los pases m s grandes, con unos impre- contradiciendo o corrigiendo lo que los intere-
sionantes sectores de poblacin que viven real- ses creados -especialmente los de los gobier-
mente en la periferia exterior, continan e m - nos- desearan hacer creer al pblico. La varie-
pleando m t o d o s improvisados, tambin dad de fuentes de informacin, cualesquiera
siguen bastante apegadas a lo que han llegado a que sean sus inconvenientes, es una garanta
ser m s bien unos valores del centro ya cadu- importante del pluralismo y permite que el pai-
cos, c o m o la familia numerosa, la tica del tra- saje sociosfrico se pueda iluminar desde ngu-
bajo, el patriotismo o el espritu de los pione- los m u y diversos.
ros. La semiperiferia comparte con la periferia La informacin est ah, pero cmo se usa
una poblacin juvenil y ansiosa que siente vi- y qu significa? Este es el meollo del asunto.
vamente sus privaciones relativas, a diferencia Ciertamente los actores sociales tienden a con-
de los habitantes de m s edad y vida conforta- trolar cualquier informacin que puedan o tie-
ble tpicas de todas las reas industrializadas. nen que hacerlo en aplicacin de la ley y de las
Esa juventud, disparada hacia el xito, aunque prcticas vigentes. Est claro tambin que estos
dotada con frecuencia de unos elementos edu- actores tratan de usar la informacin de que
cativos insuficientes, no se siente forzosamente disponen para hacer progresar sus intereses o
inclinada a seguir una cadencia cientfica cau- justificar sus funciones. Es bastante fcil selec-
telosa. cionar datos para probar una causa o marcar el
Cualesquiera que sean sus deficiencias, to- derrotero de una accin sin que haya necesaria-
do el arsenal de observacin de las E M I R E M mente intenciones conspirativas. As, los e m -
del ncleo es un poderoso revelador de las rea- presarios tienden a seguir el curso que les dan
lidades sociosfricas. Aparte de fenmenos indicadores tales c o m o los que publica sema-
tales c o m o los que consuetudinariamente se nalmente en las ltimas pginas The Econo-
van observando, dicho arsenal tiene capacida- mist, mientras que los gobiernos prestan a su
des lo suficientemente flexibles c o m o para diri- vez atencin a otros en inters de la nacin o
gir la atencin rpidamente a aspectos todava para asegurarse ventajas electorales. Los gru-
inexplorados, en parte a travs de los servicios pos opuestos a las corrientes principales pue-
centrales y en parte tambin ejerciendo presio- den tener m s dificultades al respecto, aunque
nes sobre fuentes intermedias (gobiernos na- son muchos los que ya estn avezados a entre-
cionales, empresas, bancos, asociaciones del sacar lo que necesitan del acervo de informa-
sector industrial, universidades, etc.). N o es ra- ciones disponibles, complementndolo con lo
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 425
cin anterior y la ulterior, puede resultar bas- gicas y las soluciones inspiradas por las mismas
tante distorsionante, ya que los datos suelen ser normas contemporizaban con la inercia, los in-
inexactos y desproporcionados. Nuestros co- tereses creados, los juegos de poder y los dficit
mentarios debieran interpretarse en funcin de crnicos. La sociedad civil arrastraba el paso
un pasado que, en algunos casos, fue compar- de categoras monolticas que alimentaban el
tido con las economas de mercado y en otros discurso prescriptivo caracterstico del limita-
casos con economas tpicamente preindus- do producto de comentarios e interpretacio-
triales. nes.
Las ortodoxias globalistas marxistas-leni- Hasta un instrumento tan esencial c o m o las
nistas que presidieron las revoluciones socialis- cuentas nacionales fue la expresin de una
tas, si bien se consagraron a producir nuevas mezcla de parquedad y materialismo. Todas las
sociedades y un nuevo modelo de hombres, E C E R E adoptaron un sistema de balance del
dieron los primeros pasos con metas de produc- producto material ( S B P M ) estndar sin ningn
cin tpicas de un industrialismo trasnochado. m o d o de ser contrastado y ajeno al sistema de
Los planes sucesivos establecieron unas cuotas cuentas nacionales (SCN) recomendado por las
a la produccin que daban la medida del xito Naciones Unidas desde 1952 y prcticamente
o del fracaso. Dejando de lado muchas prcti- adoptado -con algunas revisiones- en todos los
cas y acuerdos locales enrevesados, los organis- dems sitios. La referencia a las estadsticas de
mos encargados de la planificacin central se National Accounts Statistics, Main Aggregates
enfrentaron con un tremendo desafo en trmi- and Detailed Tables, que publican peridica-
nos de retroalimentacin depurada y adaptada mente las Naciones Unidas y que se elabora
a lo largo de siglos y que en cualquier lugar aler- con las cifras suministradas por los servicios
taba a los gobiernos respecto a hechos sin que centrales de estadsticas de los Estados m i e m -
stos tuvieran que hacer grandes esfuerzos para bros, muestra que la informacin divulgada de
averiguarlos. Los flujos de informacin as S B P M es sumamente incompleta. Slo Checos-
atrofiados, sobre todo en lo inmaterial, dificul- lovaquia, Polonia y Hungra facilitan ltima-
taban la cuantificacin. Se tenda a ocultar, o a mente algunos detalles m s completos. T a m -
mantener deliberadamente en secreto por razo- bin Hungra y Yugoslavia han procurado
nes ideolgicas, los costos reales de los a u m e n - adaptarse a las normas de las cuentas naciona-
tos brutos del producto en trminos econmi- les. Por otra parte, el hecho de que la Unin
cos y sociales. Se declaraba que las encuestas Sovitica y otras E C E R E presenten unos cua-
empricas eran incompatibles con la dinmica dros (parcialmente en blanco) de slo una o dos
social preordenada que no permita contrastar- pginas, en comparacin con las 52 pginas de
las con ninguna prueba fragmentaria, por no Estados Unidos, las 43 de Japn o las 20 de
decir contradictoria. Haba que liquidar las es- Jamaica8, es ciertamente un psimo indicador
tructuras y los comportamientos heredados de lo que realmente se controla o se tiene en
que se oponan al socialismo, sin por ello dejar existencias en los rganos centrales de las E C E -
de observar con sumo cuidado los que el nuevo R E , y ms bien refleja la actitud de esos pases
sistema iba creando. El resultado fue que inclu- respecto a la circulacin de la informacin. N o
sive los pases industrializados del C A M E , pa- cabe sorprenderse por ello de que los observa-
saron a ser sumamente deficientes en el sumi- dores nacionales y extranjeros sean cada vez
nistro de datos empricos. M u y poco, si acaso, ms escpticos con respecto al significado de
se realiz mediante encuestas psicosociales, los datos del sector pblico que en lo concer-
sondeos de opinin, anlisis de mercado y de niente a los de las E M I R E M , sobre todo al no
motivaciones y mustreos o con respecto a los haber fuentes de verificacin ni pruebas de lo
aspectos tcnicos de la solucin de los conflic- contrario. La manipulacin del poder y el vir-
tos, por no hablar de la psicologa o del control tual monopolio de los datos se alian entre s de
de lo que se supona que no exista en absoluto: manera que puedan aceptarse fcilmente.
el despilfarro generalizado de la propiedad es- La enseanza y la formacin en materia de
tatal, la corrupcin, el clientelismo, el mercado ciencias sociales en las E C E R E reflejan natural-
negro, la delincuencia organizada o la fuga de mente y conforman en parte el suministro de
cerebros debida a la emigracin. Los proble- los datos y los flujos de la informacin. Los
mas se definieron a partir de posiciones ideol- programas bsicos de enseanza tienden a ser
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parle: panorama de oportunidades 427
sumamente tericos, segn se deduce del lugar nas repblicas de la Unin Sovitica y Yugosla-
predominante de lafilosofay los elementos ju- via, inclusive si se materializan, m u y pronto se
rdicos, econmicos, histricos y polticos. Es convertirn en una preocupacin por c m o vi-
poca la enseanza que se dispensa respecto a vir en ese sistema de un m u n d o competitivo
mtodos empricos, al anlisis riguroso de los del que tan cuidadosamente han estado prote-
datos o a ciertas disciplinas modernas aplica- gidas hasta ahora las E C E R E . E n ese punto, la
das. Al analizar recientemente los archivos his- ignorancia o las hiptesis apriorsticas respecto
tricos de las primeras etapas del rgimen revo- a los mecanismos nacionales y sus implicacio-
lucionario, puede verse c m o rompen con este nes no hacen sino obstaculizar el progreso futu-
modelo, sin profundizar ms all de un nivel ro. Es, pues, previsible, que un mejor control y
determinado por falta de datos empricos que unas encuestas empricas en las E C E R E tengan
permitan archivar los testimonios en lugar de un futuro prometedor, junto con la adopcin
basarse en meras estimaciones o clculos sin gradual de unas normas y prcticas que son
fundamento. Por consiguiente, en sus esfuerzos moneda corriente de las E M I R E M y sus semi-
de reestructuracin, las E C E R E tendrn que periferias. Ello es parte del precio que hay que
hacer frente tambin de manera urgente a sus pagar por una mayor integracin en la divisin
capacidades de mantenimiento del control y de internacional del trabajo y el comercio m u n -
retroalimentacin, yendo acostumbrando gra- dial.
dualmente a sus ciudadanos a la recepcin y a
la interpretacin de fuentes variadas de infor-
III) La periferia
macin emprica que les sirvan para evaluar la
dinmica de sus propias sociedades. Esto pue- Se calcula en 2.500 millones las personas con
de no ser fcil debido a una cierta inclinacin las ms altas tasas de crecimiento demogrfico
hacia percepciones generalizadoras matizadas que viven en la parte del m u n d o no comprendi-
de tonos msticos, lo que puede explicar el re- da en los dos conjuntos anteriores de pases y
nacer del inters actual en la Unin Sovitica sus semiperiferias. D e ellas, cerca de la mitad
por el concepto de noosfera tal c o m o fuera con- vive nicamente en cinco grandes pases -In-
cebida por Vernadsky y Teilhard de Chardin9. dia, Indonesia, Pakistn, Bangladesh y Nigeria.
H a n sido hasta tres las generaciones educadas En el otro extremo, son m s de 25 los Esta-
con enfoques globalistas. El que se pase ahora a dos insulares cuyas poblaciones no alcanzan los
un enfoque m s emprico y libre de finalidades 2 millones y, en algunos casos, con menos de
preordenadas puede constituir un desafo psi- 50.000 habitantes, y unos 30 los pases cuyas
colgico considerable. poblaciones ascienden a unos 3 millones de ha-
Por otra parte, los ciudadanos, especial- bitantes o menos. Estos extremos de la escala
mente los de las E C E R E europeas, tienen una llaman la atencin respecto al criterio que rige
educacin suficiente y estn al corriente de las la definicin de la periferia en el contexto ac-
condiciones que prevalecen en los pases de la tual. U n o de ellos consiste no tanto en la canti-
O C D E . Al haber salvado una forma de cambio dad de datos socioeconmicos, frecuentemente
radical pueden ser capaces de salvar otra pro- bastante abundantes, sino en la calidad. Es evi-
metedora de un rendimiento mejor para su tra- dente que sea m s fcil llevar el control de pe-
yectoria. Porque, despus de todo, el socialis- queas comunidades, aun con instrumental
m o constituye la perspectiva de m a y o r comparativamente sencillo, que de las grandes.
bienestar y mejor calidad de vida. Por ello, Pero los agregados resultantes no cuentan m u -
cualquier sistema mixto que pueda suceder a su cho en el conjunto perifrico ni tampoco el co-
expresin original debera en la prctica ser nocimiento que se precisa de las condiciones de
aceptado c o m o un arreglo pragmtico con este los pequeos pases contrarresta automtica-
fin. Pero, a medida que sigue adelante la peres- mente sus problemas de marginalidad y aisla-
troka, sin duda con altibajos, ser cada vez miento. E n pases m s grandes, la calidad de
m s urgente la necesidad de corrientes de infor- los datos es un problema importante y, sin e m -
macin emprica sobre la estructura social, los bargo, instrumentos modernos tales c o m o los
resultados econmicos o los factores de c o m - satlites de observacin, sobre todo en lo con-
portamiento. Los objetivos iniciales, como ese cerniente a las series temporales que pueden
deseo de autodeterminacin que buscan algu- verse seriamente distorsionadas por trastornos
428 Peter Lengyel
nocer abstracciones tales c o m o formacin de cuencia continua, c o m o debiera ser nuestra fi-
capital, deuda nacional o expectativas de nalidad ltima, la situacin actual de la base de
vida al nacimiento? C m o pueden ellos sen- datos hara que nos sintiramos frustrados.
tirse concernidos por las disposiciones de con- N o es que falten observatorios internacio-
trol de la natalidad que asocian el menor tama- nales con cobertura mundial o regional. Desde
o de la familia al mayor bienestar individual, elfinalde la Segunda Guerra Mundial los ob-
cuando la experiencia les dice que cuantos m s servatorios han proliferado de manera inusita-
hijos se tengan menos habr que trabajar y que da, dando lugar a unos primeros informes m u y
stos son el nico seguro con que podrn contar aproximativos que, de todas formas, eran reve-
en casos de enfermedad y de vejez? ladores de la condicin de la sociosfera m u n -
Con arreglo a nuestros presupuestos los pa- dial. Entre ellos cabe destacar a las grandes or-
ses perifricos son aquellos en los que sus flujos ganizaciones intergubernamentales tales c o m o
de informacin socioeconmica se limitan a las Naciones Unidas y sus organismos especia-
una lite relativamente pequea y tpicamente lizados, las comisiones econmicas regionales,
urbana. As, la agobiante masa de documentos los bancos y los fondos de desarrollo, la O C D E ,
tcnicos y obras sobre la ciencia social que se la Organizacin de Estados Americanos, el C A -
publica en la India estn escritos en ingls, idio- M E y otros muchos rganos, hasta una cifra de
m a que tan slo domina el 25 % de la poblacin casi 300 12 , sin que en su totalidad cuenten con
del pas. L a expansin de esta lite crea situa- m s de 100.000 funcionarios13, y de ellos, slo
ciones de semiperiferialidad. L a falta o el m u - un pequeo porcentaje trabaja profesional-
tismo de efectos reflexivos imprime cierta esta- mente en el manejo de los datos socioeconmi-
bilidad en la resignacin a las sociedades cos publicados de m u y diversas formas. Las or-
pobres, puesto que, de no ser as, la falta de ganizaciones intergubernamentales se basan
referencias interpretativas de los elementos de ampliamente en lo que les suministran los Esta-
informacin entre las masas podra tener con- dos miembros a travs de los canales oficiales,
secuencias desastrosas. Por otra parte, esto con todas las deficiencias y las vaguedades del
tambin hace que la periferia sea insensible a caso. Sus propias capacidades de investigacin
los estmulos, confirmando su inmovilismo y o de verificacin son dbiles, por lo que tienen
su resistencia a la innovacin. El ciclo de pro- que tener cuidado en lo que construyen basn-
duccin, difusin, recepcin, interpretacin y dose en la informacin que obtengan por temor
accin con respecto a los datos socioeconmi- de reacciones gubernamentales negativas. Los
cos es complejo y en s m i s m o funcin del m e - informes de los grupos de inspeccin o de los
dio ambiente en que opera. expertos en el terreno y otras verificaciones mi-
nuciosas pueden poner a las organizaciones in-
tergubernamentales en la va de una mejor in-
Un solo mundo? formacin que la que puedan tener inters en
divulgar, sobre todo tratndose de temas po-
Segn las cifras m s aproximadas de las tres tencialmente explosivos, por ser, c o m o es natu-
secciones anteriores, podemos conjeturar que ral, los ms espinosos. Por lo tanto, procurarn
el 30 % de la superficie de toda la sociosfera apoyar la sabidura popular y documentarse
est brillantemente iluminada, mientras que acerca del statu quo, y expresarn los comenta-
del 15 al 20 % lo est de forma m s intermiten- rios crticos que puedan publicar de una mane-
te y el resto se halla en una penumbra crnica. ra tan abstracta por sus generalidades que re-
N o es de sorprender, entonces, que todava sulten operacionalmente neutros, con notables
sean incipientes los intentos de elaborar esce- excepciones en campos particulares. Las orga-
narios mundiales y evaluar la dinmica m u n - nizaciones intergubernamentales que suelen
dial. La inclinacin cualitativa y cuantitativa ser las que estn a la cabeza de la formacin de
exagera cualquier cosa transmitida en formatos la opinin mundial y que a veces se encierran
estndar y aparentemente comparables, mien- en un extrao mutismo, han adquirido esa au-
tras que las reas en que escasean los datos, toridad a la que regularmente rinden tributo las
sean espaciales o sustantivas, tienen una visin personas que las citan c o m o su mejor fuente.
menguada. Aunque slo tratramos de produ- En parte estimuladas por lo que revelan las
cir una serie de fotografas sin seguir una se- organizaciones intergubernamentales y en par-
430 Peler Lengyel
te para hacer avanzar las cosas m s de lo que ra, probablemente tienen unos archivos
aparentemente desearan, en parte tambin pa- acervos de datos m s significativos. C o m o son
ra colmar las lagunas y en parte para promover raras las veces que los dejan trascender al do-
determinadas causas, son muchas las organiza- minio pblico, su efecto consiste sin embargo
ciones no gubernamentales ( O N G ) y las institu- en contrarrestar los valores corrientes a cambio
ciones acadmicas que tambin han entrado en de ventajas particulares o anticiparse a ellos.
el m u n d o de la observacin de la sociosfera y A d e m s , surgiran complicaciones a nivel
de la competencia de comentarios, especial- mundial incluso si los datos de las fuentes nacio-
mente a partir de los aos setenta. M u y dispa- nales fueran mucho m s fiables que en la actua-
res por su alcance, capacidades y resultados, y lidad. Porque la sociosfera mundial es una cosa
altamente concentradas en Europa Occidental distinta de la suma de sus partes nacionales.
y Amrica del Norte, constituyen la prueba vi- Couvait y Pless exploraron recientemente esa
viente de las crecientes preocupaciones inter- tierra de nadie econmica que explica los moti-
dependientes a medida que se va encogiendo vos por los que las cuentas del m u n d o n o se
perceptiblemente el espacio que le queda a la equilibran y el comercio es asimtrico. Identifi-
accin soberana de cada nacin. Algunas, co- can un enorme agujero negro hecho de las
m o Amnista Internacional y el Instituto Inter- transacciones que eluden todo control nacional.
nacional de Estudios Estratgicos se han dado a La tercera parte de estas transacciones ocultas la
conocer, mientras que otras trabajan m s en la atribuyen a buques mercantes que navegan bajo
sombra, c o m o muchos equipos acadmicos cu- pabelln de conveniencia y los dos tercios res-
yas investigaciones son a largo plazo. Las cone- tantes a las operacionesfinancierasdimanantes
xiones por medio de computadoras han contri- del comercio ilegal de drogas y armas, el cohe-
buido a aprovechar y c o m p l e m e n t a r los cho, el fraude, la extorsin, la evasinfiscaly los
esfuerzos discretos, aunque tambin en este bancos sin domicilio que manejan dineros ca-
c a m p o las comunicaciones son cada vez m s lientes o que blanquean ingresos sospechosos,
preponderantes dentro de las fronteras y entre o dimanantes del trabajo clandestino. As, las
las fronteras opuestas del Atlntico Norte. La exportaciones (o sea los barcos) salen de u n pas
caracterstica c o m n m s valiosa de las O N G determinado y nunca llegan al destino anuncia-
es precisamente su independencia respecto a do, mientras que las importaciones (por ejem-
gobiernos y burocracias. Tambin han llegado plo, las drogas o las armas) cruzan diversas fron-
a convertirse en depositarias de conocimien- teras antes de llegar a unos consumidores
tos, buena voluntad y asociaciones de accin sumamente cautos que no dan a conocer el ori-
debido a la decepcin generalizada respecto a gen de la mercanca. A d e m s , los autores de-
la actuacin de las organizaciones interguber- muestran c m o los cuadros de la deuda mundial
namentales y a su visin de las comunidades de se prestan a engao, ya que las fuentes son el
Estados m s que del continuismo de las situa- reflejo de los esfuerzos conjuntos del Banco de
ciones y los problemas. Prosiguiendo sus cam- Pagos Internacionales, el Banco Mundial, el
pos de inters, ora con una perspectiva transna- Fondo Monetario Internacional y la O C D E , ya
cional ora con perspectivas subnacionales, las que crditos y dbitos no concuerdan ni siquiera
O N G han desenterrado excelentes informacio- de manera aproximada 14 .
nes, c o m o en el caso de las minoras tnicas, el Otro espacio social comparable es el de los
armamento y los estamentos militares (tema en refugiados, ya que, segn las estimaciones bas-
el que se ha convertido en autoridad reconoci- tante prudentes del Alto Comisionado de las
da el Instituto Internacional de Investigaciones Naciones Unidas para los Refugiados, ascien-
sobre la Paz, de Estocolmo), la libertad de pren- den a unos 14 millones (el equivalente de la
sa o la situacin de las mujeres. E n la escena poblacin de los Pases Bajos). Los refugiados
internacional de datos e informacin, sin e m - representan la exteriorizacin de los conflictos
bargo, las O N G pueden considerarse u n grupo nacionales. Son una carga para la comunidad
vivaz, una espina en la carne de los que tienen internacional, y sta ni puede ni est dispuesta
cosas que ocultar, y concienciadoras m s que a resolver las situaciones que obligan a la gente
importantes suministradoras de datos en gene- a abandonar masivamente sus pases. Fuera de
ral. Instituciones privadas tales c o m o los ban- los pagos de transferencia hechos para dar sus-
cos, las corporaciones y los servicios de aseso- tento a los refugiados m s o menos temporal-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 431
ha respondido demasiado a la lgica institucio- producto depende tanto de los cambios relati-
nal para que se vea en ella a un grupo con inte- vos de los precios, c o m o de las mejoras cualita-
reses independientes ansioso de reaccionar an- tivas y de la flexibilidad y no ya de las instala-
te los hechos que l m i s m o ha sacado a relucir. ciones fijas y de su capacidad de produccin,
Claro que esas pruebas siguen todava sirvien- caractersticas de los sectores primario y secun-
do, aunque sea a expensas del pblico, puesto dario? C m o abarcar unas economas parale-
que el control estatal e intergubernamental es las y clandestinas, sobre todo cuando van m s
la nica parte del aparato de recoleccin de da- all de las prcticas comunes para incluir ele-
tos que funciona a escala remotamente indus- mentos de innovacin estructural y estrategias
trial, mientras que el resto se halla m u y c o m - financieras? Qu se debe hacer de las divisas
partimentado, fragmentado y parcelado, con cuando se convierten en bienes comerciales ta-
las contadas excepciones de empresas de cola- les c o m o tripas de cerdo o granos de soja, cuyo
boracin tales c o m o los archivos de datos y las valor de intercambio flucta, tal c o m o si fueran
redes o consorcios, entre toda una serie de talle- acciones, al albur de los rumores, los ndices
res artesanales. Eso a duras penas constituye el m s que dudosos o los pnicos resultantes del
camino apropiado para un esfuerzo cientfico manejo de las computadoras? Dichos desafos
concertado capaz de complementar y quizs tienen que aadirse ahora a lo que ha sido ob-
contradecir llanamente la retroalimentacin de vio durante largo tiempo, es decir, que las eco-
las fuentes oficiales. Las comparaciones con las nomas no operan claramente de tal forma que
ciencias naturales no son siempre apropiadas, se puedan abstraer fcilmente de las matrices
pero la disciplina que se les impone por los im- sociales de las que son expresin, segn la cle-
perativos del manejo de sus propias bases de bre frmula de cteris paribus. H a y cosas que,
datos contrasta agudamente con el separatismo decididamente, no siguen iguales, sobre todo a
prdigo cultivado por la comunidad cientfica lo largo del tiempo. A d e m s , hay que revisar
social. las premisas primitivas de la motivacin. Sin
Pueden encontrarse otras razones de esa embargo, las ciencias econmicas redistributi-
pretendida debilidad operativa de las ciencias vas y su principal aliada, la demografa, siguen
sociales. E n un texto anterior hemos examina- gozando de muchos privilegios. Sus bases de
do esta debilidad al establecer el contraste en- datos no son slo m s dignas de crdito, sino
tre la tecnologa en s y la cuasi tecnologa de las que al m i s m o tiempo la prioridad constante de
ciencias sociales, para concluir que la alianza que gozan los mecanismos econmicos en las
m s poderosa entre la base cognoscitiva de las polticas pblicas y los incesantes cuidados y
ciencias sociales y la voluntad de accin ha debates que se les prodiga realzan lo econmico
operado hasta ahora en apoyo de las ideologas hasta una altura tal que no cabe extraarse de
m s que de los resultados directamente atribui- que lo social quede arrinconado o en la p e n u m -
bles al conocimiento aplicado18. L o que pode- bra. N o es mera coincidencia que la economa
m o s aadir aqu es que la eficiencia operacio- sea la nica ciencia social cuyos xitos son co-
nal est ntimamente ligada al rigor de la ronados con el premio Nobel, adems de ser
observacin y del anlisis. As, la economa, tambin la ciencia mejor organizada profesio-
que pas de ser la ciencia lgubre a la rei- nalmente.
na de las ciencias sociales, ha perdido ltima- Sobre todo a partir de los aos setenta, las
mente todo crdito debido a haber fracasado a ciencias sociolgicas, por ser las que enfocan
nivel macroeconmico al elaborar marcos de las diversas series de relaciones entre los grupos
explicacin que puedan abarcar satisfactoria- humanos, han dado pasos m u y importantes. Al
mente el curso actual de los hechos. Ahora analizar procesos tales c o m o la expansin y la
bien, es que se puede culpabilizar a los econo- contraccin, la consolidacin, la diferencia-
mistas de que los datos de que disponen sean cin, la especializacin, la disolucin, el iguala-
inexactos e incompletos? Qu se puede espe- miento o la movilidad, han mejorado decisiva-
rar de una ciencia basada en cuantificaciones mente su instrumentacin y precisin, hoy
cuando las medidas convencionales, c o m o las objeto particular de evaluacin cientfica. Ese
basadas en el P N B , son cada vez m s inadecua- progreso se ha logrado gracias a la elaboracin
das en la medida en que la contribucin del sec- de la estadstica matemtica, la convergencia
tor terciario que representa hasta el 80 % del de conceptos tericos y de mediciones de sus
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 433
podrn ofrecer dentro de poco, todava no ocu- sea tan slo disponible en unos pocos idiomas y
pa el lugar que le correspondera en la combi- sobre todo en ingls, aunque es prctico para
nacin de las polticas. Algunas ciencias estn los especialistas, es un obstculo para el crculo
sacando ventajas del esfuerzo de otras, y eso, m s amplio de los usuarios potenciales. Por lo
sin duda, tambin es en parte culpa de la forma tanto, hay que esforzarse decididamente en tra-
en que las ciencias sociales se han proyectado ducir y adaptar y tambin en desarrollar con-
hasta el presente. ceptos y glosarios en las lenguas nacionales. La
forma particular de este discurso necesita llegar
E n cuanto a las ciencias naturales, el proce-
so de descubrimiento, aplicacin, comerciali- a distintos sectores de las comunidades por to-
zacin y mejora, en un principio aleatorio y de-dos los medios disponibles. La presentacin
rrochador, se h a ido racionalizando convencional literaria no basta. Los medios au-
gradualmente hasta convertirse en esa maqui- xiliares, audiovisuales, grficos y carteles m u -
naria potente de investigacin y desarrollo que rales, museos, revistas populares, y los que se
conocemos hoy en da. Gran parte del crdito dirigen a la juventud para familiarizarla pro-
que ello supone no hay que atribuirlo a los go- gresivamente con la mecnica de la ciencia, de-
biernos -excepto en lo que se refiere a los es- bieran utilizarse a tal efecto. Habra que insistir
fuerzos relacionados con la guerra- sino a la en los programas que se basen en los medios de
industria, por ser sta la que ha fomentado el comunicacin para responder a los interrogan-
progreso tecnolgico en todos los campos y en tes siguientes: C m o llevar a cabo el mues-
treo? Qu se puede aprender de las series de
beneficio propio, c o m o es natural, aunque tam-
bin, y en ltima instancia, sea en beneficio dedatos? C m o trabajan los economistas? Cu-
les son los fundamentos de una buena adminis-
todos. Para las ciencias sociales, la cuasitecno-
loga disponible se gener en gran parte en esostracin? La operacionalizacin implica, pues,
bastiones de la investigacin pura que son las un conjunto acorde con las configuraciones
universidades e instituciones similares, apo- culturales y las capacidades receptivas. M u c h o
yndose directa o indirectamente de manera de lo que las ciencias sociales pueden ofrecer es
bastante complejo, por lo que debe contem-
oficial, en la mayora de los casos, y nutrindo-
plarse con s u m o cuidado, aunque no sea nunca
se de todo el aparato de control estadstico sos-
tan complicado c o m o se pretende por razones
tenido por el Estado. Parece que llega ya la hora
de que se emprenda un vasto esfuerzo empresa- que ms tienen que ver con las profesiones uni-
rial de creacin de un medio ambiente general versitarias que con sus aplicaciones. Habra
que iniciar la operacionalizacin en los centros
en el que esta cuasitecnologa, junto con sus im-
perativos de conducta y sus efectos de refle- m s avanzados y que disponen del mejor acer-
xin, pueda funcionar a escala mundial. La ex- vo de conocimientos en investigacin emprica
periencia adquirida mediante la transferencia y control. Sin embargo, habra que partir desde
de tecnologa debiera ser inspiradora en este un comienzo de u n sentido de la colaboracin
que asociara cada fuente creativa a uno o m s
contexto, ya que se ha aprendido m u c h o acerca
centros sobresalientes de investigacin en cam-
de la tecnologa c o m o portadora de cultura y de
las dificultades frecuentemente no anticipadas pos que requieren transferencia de conoci-
de su transplante que pueden ser de ayuda deci- mientos y material. Dichas empresas conjuntas
podran ser el inicio de una red mundial de es-
siva. Cabe, pues, concebir el equivalente cient-
fico y social de la investigacin y el desarrollotaciones de investigacin y control de apoyo
(I y D ) , que podemos llamar Operacionaliza- mutuo que estuviesen pendientes de las necesi-
cin y Ensamblaje (O y E). dades y posibilidades locales. A este respecto,
La operacionalizacin no significa tan slo habr que interpretar el trmino local con
recopilar manuales del gnero hgalo usted flexibilidad y en algunos casos podra abarcar
mismo y estuches con instrucciones, por ms alguna subregin, c o m o el Caribe o Africa
tiles que puedan parecer esos ejercicios, sino Oriental, y en otros un espacio contiguo que
que implica un esfuerzo mucho m s amplio y puede rebasar las fronteras nacionales siempre
en diferentes niveles, encaminado a estimular que se den unas condiciones comparables, co-
la demanda de lo que ya es disponible y a cer- m o la Cordillera del Himalaya, el Valle del Ni-
ciorarse de su receptividad. El hecho de que el lo o el Sahel, mientras que en otros casos podra
cuerpo de la documentacin cientfica y social tratarse de unidades subnacionales tales c o m o
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 435
las Repblicas de la Unin Sovitica o la Cuen- trializados, c o m o tampoco las que caracterizan
ca Amaznica de Brasil. D e lo que se trata es de a las E M I R E M concuerdan siempre con las de
identificar, cuando proceda, con pruebas y las E C E R E . H a y casos en los que la dependen-
ajustes, la verdadera configuracin de la so- cia al servir a las normas internacionales puede
ciosfera mundial, con objeto de poner al descu- en realidad fomentar distorsiones, ya que los
bierto las necesidades y oportunidades particu- pases pueden sentirse impulsados a informar
lares de cada c o m p o n e n t e . Sera con- sobre lo que difcilmente pueden observar, y
traproducente limitarse a reproducir el modelo ello por razones de prestigio y c o m o marca de
basado en los Estados nacionales, ya que con modernidad. E n otros casos pueden perderse
ello slo se tendera a perpetuar los errores y las importantes transformaciones c o m o conse-
distorsiones propias, precisamente, de las ac- cuencia del hecho de que las categoras corrien-
tuales divisiones. tes de observacin no les sean aplicables. Cada
L a operacionalizacin estara entonces vez la cautela se impone en todas partes ante
compuesta de varias fases. Al comienzo consis- cambios cualitativos tales c o m o , por ejemplo,
tira en la transferencia y la condensacin, con capacidades del personal o diseo y durabili-
nfasis en el suministro de material en los idio- dad de los productos industriales. E n la perife-
m a s vernculos. La segunda fase consistira en ria puede ser de particular significado c o m o
difundir dicho material entre las reas cubier- componentes de una modernizacin que, debi-
tas por las estaciones de investigacin, a fin de do a su intangibilidad, suele pasar inadvertida.
estimular la demanda de servicios de ciencias Tambin puede ocurrir lo contrario, que se
sociales. Se podra escoger una amplia g a m a de acumulen retrasos, acelerando as la espiral
clientes potenciales: las autoridades naciona- descendente. Las estaciones locales de investi-
les, las empresas, las cmaras de comercio y si- gacin, al procurar una operacionalizacin, de-
milares, k>s partidos polticos, las organizacio- beran preocuparse de estas cuestiones y elabo-
nes de bienestar y las organizaciones rar ndices originales e instrumentos de
caritativas, los grupos de accin, la prensa, los observacin adaptados a las circunstancias. Si
rganos industriales y agrcolas entre otros. el m u n d o est lleno de variedades, por qu re-
Respecto a los gobiernos nacionales en s, se flejarlo entonces de forma uniformada?
podra suscitar en los ministerios el inters por El hecho de ensamblar la operacionaliza-
recurrir a servicios cientficos sociales y auxi- cin debiera recaer estrictamente en estaciones
liares en forma de contratos si se demuestra locales de investigacin. Su principal preocu-
convincentemente que resulta m s eficiente y pacin debiera consistir en recolectar y evaluar
barato hacer ejecutar determinadas tareas por crticamente cuantos datos empricos y anlisis
la estacin local de investigacin que por las pertinentes estn disponibles en la zona abarca-
autoridades pblicas. N o hay ninguna razn da. N o cabe duda de que hay casos en que eso
para que los Estados tengan que cargar siempre podra hacerse con m u y poco esfuerzo debido a
con todo el peso del control o de las encuestas. la s u m a escasez de datos que hay que examinar.
C o m o en otros campos, ese peso se puede com- Sin embargo, es frecuente que resulte una tarea
partir si hay ofertas competitivas. bastante intricada. Efectivamente, son muchos
La tercera fase podra consistir en evaluar los datos escondidos en las publicaciones eru-
las categoras y las medidas convencionales ditas de que puede disponerse en el extranjero
adoptadas a efectos de control. Dichas medi- o que se han archivado en dependencias guber-
das, por lo general, se modelan directamente namentales. Slo el hecho de encontrarlos pue-
basndose en la prctica corriente de los cen- de llevar un tiempo precioso y representar m u -
tros m s adelantados y bajo la presin de las cha energa, mientras que evaluarlos -tambin
organizaciones intergubernamentales que ne- en lo concerniente a las capacidades tcnicas
cesitan recopilar cuadros comparativos. Sin demostradas- podra plantear otros problemas
embargo, es algo que no llega a determinar su delicados. E n cualquier caso, es indispensable
validez en cualquier contexto. C o m o se dijo an- ensamblarlos c o m o forma de evaluar la base de
teriormente, las categoras que pertenecen a la conocimiento, ya que la investigacin suele lle-
estructura de las sociedades industrializadas y varse a cabo de forma desordenada y no acu-
que surgen de ella no siempre encajan con las mulativa y no lo es menos la manera de consr-
de los pases preindustrializados o subindus- valos.
436 Peler Lengyel
dad. Pero tenemos que ser lcidos respecto a tante, ya que antes c o m o ahora, gravita en tor-
los lmites del empirismo y control que, aunque no a la lucha por obtener las oportunas asigna-
absolutamente necesarios, no son en absoluto ciones presupuestarias y tambin en torno al
suficientes. Es frecuente que su mrito princi- equilibrio de los poderes entre naciones y blo-
pal sea negativo: revelan lo que no es, denun- ques. L o que configura en ltima instancia a
cian los errores de sentido c o m n y la opi- estos temas eternos es, decisivamente, la per-
nin convencional, sealando los problemas y cepcin que de los mismos se tiene, basada en
no las soluciones, observando las tendencias las corrientes informativas que cristalizan en
sin indicar necesariamente c m o canalizarlas o imgenes de las diversas situaciones con que se
controlarlas. Para decirlo con una analoga m - enfrentan las comunidades. E n este m u n d o
dica, lo que hacen es diagnosticar ms que cu- nuestro cada da m s estrecho, es tambin cada
rar. Ahora bien, es sabido que sin un diagnsti- vez menor la tolerancia que se tiene de las gra-
co claro no hay cura probable, y en la situacin ves interpretaciones errneas o de los errores
actual de la base de los conocimientos empri- de juicio. Por lo tanto, lo que hay que poner al
cos respecto a la sociosfera mundial, los diag- alcance de los polticos y de los ciudadanos son
nsticos tienen que preceder cualquier actua- datos de buena calidad que puedan ser recono-
cin poltica bien informada cientficamente. cidos, si no c o m o la verdad, al menos c o m o una
Nuestro objetivo ltimo debiera consistir aproximacin razonablemente objetiva de las
en procurar elaborar un programa para la so- realidades corrientes.
ciosfera mundial similar al que gradualmente Las conclusiones de la investigacin empri-
se est elaborando para la biosfera. Los parti- ca socioeconmica y el proceso de control lle-
dos y los movimientos verdes ya estn po- van a corto plazo y de manera m u y directa a
niendo de manifiesto los imperativos ecolgi- diversos tipos de oportunismo pragmtico.
cos. Se estn convirtiendo en centros de Aunque con ello se presta a cierta flexibilidad
atencin de preocupaciones que tan slo unos dinmica y a cierta reactividad que pueden
aos atrs se consideraban c o m o algo remoto y perfectamente mejorar el funcionamiento de la
hasta caprichoso: el efecto de invernadero, el sociedad, no concuerda necesariamente con la
agujero del ozono, la extincin de las especies, concepcin general de la poltica. Para que di-
la eliminacin de los residuos peligrosos, entre cha concepcin evolucione, las ciencias socia-
otros. La acumulacin de pruebas cientficas es les tienen tambin que contribuir inteligente-
la principal responsable de ello, apoyada por mente en sus modalidades interpretativa y
los movimientos de ciudadanos que han actua- analtica utilizando al m x i m o todos los ele-
do c o m o acicate para los gobiernos en lo con- mentos empricos de que dispongan21. Slo de
cerniente a las preocupaciones de los votantes esa forma podrn desplegar plenamente su po-
y, por consiguiente, al hecho poltico de prestar tencial creador. Lafinalidadltima de dicha
atencin a las cuestiones ambientales. Este pre- contribucin podra consistir en la formacin
cedente es m u y significativo, sobre todo por- bsica de los estadistas del m u n d o , tan diferen-
que refleja la madurez de tantos grupos de pre- te de la poltica internacional convencional co-
sin al interesarse por algo hasta conseguir que m o lo es el politiqueo de la verdadera calidad
su inters se convirtiera paulatinamente en una de estadistas nacionales. Es sabidura lo que
gran corriente de opinin. La sociosfera, con necesitamos cultivar y la sabidura no viene f-
sus contornos indefinidos y sus mltiples face- cilmente ni tampoco puede emanar en las con-
tas, parece ser comparativamente menos espe- diciones modernas de la ignorancia, ni florecer
cfica y, por lo tanto, menos identificable c o m o con ella.
causa.
N o cabe duda de que es algo m u y impor- Traducido del ingls
438 Peler Lengyel
Notas
1. Estas frases descriptivas se 8. Cf. National Accounts Statistics. 16. Cf. V . Bornschier y P. Lengyel
introducen para poner de relieve Main Aggregates and Detailed (eds.): World Society Studies I,
las caractersticas dinmicas de Tables, 2 vols. United Nations, C a m p u s , Frankfurt y Nueva York,
grupos de pases que ya no se Nueva York, 1989. 1990, sobre todo la introduccin.
pueden describir adecuadamente
como economas de mercado o 9. Cf. Nikita Moiseev: El estudio 17. Ver por ejemplo: Economie
economas de planificacin de la noosfera: humanismo data: Can experts count on U . S .
central. contemporneo, Revista figures? International Herald
Internacional de Ciencias Sociales, Tribune, 31 de octubre de 1989,
2. Los 24 pases miembros de la 122. pgs. 1 y 14.
O C D E se pueden subdividir en los
12 que constituyen la Comunidad 10. F. Gonzlez Vigil y otros: 18. P. Lengyel: Papel creador de
Econmica Europea (320 millones), Estructuras nacionales de los las ciencias sociales. Primera parte:
su anillo externo de siete pases datos socioeconmicos primarios. hacia un mayor reconocimiento de
(80 millones), Estados Unidos y VII: Per, Revista Internacional de la base cognoscitiva Revista
Canad (255 millones) y los tres Ciencias Sociales, vol. X X X I I , Internacional de Ciencias Sociales,
pases del Pacfico -Japn, n m . 4, 1980, pgs. 857-901. 122, pgs. 615-632.
Australia y Nueva Zelanda
19. Inclusive los indicadores
(140 millones). 11. Cifras citadas de Le Monde, 10
fsicos son inadecuados. El
de octubre de 1989, pg. 43.
compendio m s completo
3. Fumbling in the dark with disponible de unos de ellos, The
data, Londres, Sunday Times, 17 12. Grard Blanc: L'volution World's Telephones, publicado
de septiembre de 1989, pg. B. 6. quantitative des organisations anualmente por A T T , Whippany,
internationales: vers la croissance N.J., Estados Unidos, se basa en
4. M . Pollak, F. Dubois-Arber y zro? en: Nicolas Jquier (ed.). datos que abarcan nicamente el
M . Bochow: La modification des Les organisations internationales 60 % de las instalaciones.
pratiques sexuelles, La entre l'innovation et la stagnation,
Recherche, 213, septiembre de Lausanne, Presses Polytechniques 20. U n a excelente resea al
1989, pgs. 1.100-1.111. Romandes, 1985, pg. 24. respecto puede verse en Francis X .
Sutton: Development ideology:
5. Cf. A texbook warrior in 13. Idem. N . Jquier: its emergence and decline,
Japan, International Herald Introduction, pg. 4 Daedalus, invierno de 1989,
Tribune, 1. de noviembre de pgs. 35-37.
1989, pg. 18. 14. J.F. Couvrat y N . Pless: La
face cache de l'conomie 21. Yuri Afanasiev es m u y
6. Cf. Oxford International mondiale, Hatier, Paris, 1988. elocuente respecto a la necesidad
Countertrade Directory, Oxford, de la contribucin de los
De Bard, 2 vols., anual desde 1988. 15. Cf. Immanuel Wallerstein: El historiadores. Cf. Jean Daniel e Y .
moderno sistema mundial, 1.1, Afanasiev: Cette grande lueur
7. Citado por Le Monde, 17 de 1979, t. II, 1984, Siglo xxi Editores l'Est, Pars, Maren Sell, 1989,
octubre de 1989, pg. 34. de Espaa, Madrid. pgs. 47-63.
Notoriedad y obsolencia
de las ciencias sociales:
la innovacin
como deporte de equipo
La ciencia no es en muchos respectos tan dis- profesores a los que se reconoce c o m o estre-
tinta del deporte. A algunos cientficos se les llas, y son los que cosechan los beneficios en
considera c o m o estrellas y atraen fcilmente forma de prestigio, ayudas a la investigacin,
a sus conferencias a vastas audiencias, sus horarios de enseanza, nombramientos en las
obras se venden m u c h o y los empleadores po- mejores instituciones y sueldos m s altos.
tenciales se los disputan. H a y equipos (faculta- E n los deportes de equipo, por otra parte,
des, institutos de investigacin, departamen- hay dos clases de jugadores. Los hay que des-
tos, universidades) cuyo predominio es incues- e m p e a n las tareas m s gratas, y se llevan
tionable, mientras que otros slo tienen xito estadsticas sobre sus xitos. Los porteros de
algunas temporadas y otros, a su vez, se refu- ftbol y de hockey, por ejemplo, tienen m u y
gian para siempre en la cola presente la lista de los juga-
de la clasificacin. Sin e m - dores contrarios con los go-
Mattei Dogan es director de investiga-
bargo, para seguir con la cin del Centro Nacional de Investi- les que les han metido, y
analoga, tenemos que re- gacin Cientfica de Pars y es profesor tambin la recproca es
conocer ante todo que hay en la Universidad de California en Los cierta. Sin embargo, no es
Angeles. Presidente del Comit de in-
dos clases de deportes, el vestigacin de sociologa comparativa
fcil cuantificar todas las
deporte individual y el de- de la Asociacin Internacional de So- tareas, por lo que no se pue-
porte de equipo. La ciencia ciologa. 72, Bd. Aragon, 75013 Pars, de valorar la contribucin
suele ser contemplada co- Francia.
de algn que otro jugador.
Robert Pahre. titulado en economa
m o parte del deporte indi- poltica, es profesor asistente en la Uni- En el ftbol estadouniden-
vidual, aunque en lo con- versidad de Rochester. Department of se no hay ningn tipo de
cerniente sobre todo a la Political Science. University of Roches- estadstica que mida los lo-
ter, Rochester, N . Y . 14627, E E . U U .
ciencia social se la conciba Autores del artculo C a m p o s hbridos gros individuales de los ju-
c o m o un deporte de equi- en las ciencias sociales (RICS, 121, pp. gadores de la lnea de ata-
po, cuyos jugadores actan 497-512). que, pese a que esta lnea
en puestos m u y variados. est formada por cinco de
E n deportes individuales tales c o m o el te- los once jugadores del equipo. Sin lnea de ata-
nis, la natacin o las carreras de fondo, se resal- que, ningn juego ira m u y lejos y todos los de-
ta a las estrellas y se las premia. En la comuni- fensas se veran atacados m u c h o antes de que
dad universitaria son muchos los que se portan pudieran desprenderse del baln.
c o m o si pensaran que la enseanza y la investi- El avance cientfico se aproxima bastante
gacin son tambin deportes individuales. Pue- m s al deporte de equipo. Dentro de cualquier
den citarse estadsticas sobre las veces en que comunidad cientfica hay estrellas, y su impor-
aparece el nombre de algn autor, y los curricu- tancia investigadora queda reflejada en las es-
lum vit resumen los xitos de la carrera en tr- tadsticas. Pese a ello, el avance de la ciencia se
minos de publicaciones, nombramientos, pre- debe tambin al esfuerzo de unos investigado-
mios y otros parmetros m s o menos cuantifi- res que equivalen a la lnea de ataque, con fre-
cables del xito. H a y investigadores y cuencia en el anonimato. Convendra elaborar
R I C S 125/Set. 1990
440 Mattet Dogan y Robert Fahre
y se explica por el hecho de tener acceso al pa- dos. Segn nuestros propios clculos, slo el 3 o
trimonio de que se trata. el 4 % de las 10.000 citas de esta obra provie-
Los gigantes tambin se apoyan en el patri- nen de las cinco estrellas, Karl Marx, M a x
monio, y puede que hasta ms que los estudian- Weber, Emile Durkheim, Talcott Parsons y
tes universitarios. Karl Marx se remite a A d a m Robert Merton, mientras que el 97 % restante
Smith en 296 de las 1.721 pginas de su Teora se distribuye entre unas 3.000 personas.
de la plusvala, lo que significa que en ms de La American Political Science Review ha re-
una de cada seis pginas aprovecha el trabajo seado unos 100 libros en cada edicin en los
de ese investigador singular. A d e m s de Smith, 10 aos ltimos, o sea, 400 por ao. En los aos
Ricardo y otras grandesfiguras,Marx se refiri sesenta la cifra era de casi 200 por ao, con lo
tambin abundantemente y con cierta frecuen- que se llega a 8.000 en un cuarto de siglo, sin
cia de manera polmica, a investigadores m e - incluir todos los libros publicados en la mate-
nos conocidos de su tiempo. Tambin ellos ria. Aunque slo fuera innovador uno de cada
contribuyeron a su pensamiento, con lo que se cuatro libros, estimacin modesta, tendramos
demuestra que los gigantes pueden trepar sobre de todas formas 2.000 libros innovadores. L a
los hombros de los enanos. Muchos investiga- cantidad de artculos de revistas que han sido
dores destacados del pasado han dejado unas innovadores en el m o m e n t o de publicarse debe
huellas mucho m s visibles que las de otros por de ser m u y grande.
haber sido precursores de los gigantes, como Tambin podemos intentar calcular el volu-
sucede con Feuerbach (vase la obra de Marx m e n del patrimonio de las revistas. Suponga-
tesis sobre Feuerbach) hasta La teora de M . m o s que una revista de sociologa publica cinco
Ferrier de Jean-Baptiste Say. artculos por edicin, o sea, 20 al ao o 500 en
La innovacin no se presenta en el vaco si- un cuarto de siglo. Puede que sean alrededor de
no que se desarrolla a partir del patrimonio, 100 las revistas en todo el m u n d o que tratan de
combinada con la manera que tenga el cientfi- sociologa y que cuentan por los menos con 25
co de enfocar dicho patrimonio. Puede que el aos de existencia. Por ello, la cantidad de ar-
arte m s valioso del cientfico consista en desa- tculos que renen entre todas asciende a los
rrollar casi un sexto sentido basado en el pro- 50.000. N o todos los artculos tienen carcter
fundo conocimiento de su propio campo, lo innovador, por supuesto, aunque cabe suponer
que puede decirle qu investigaciones son pro- que aproximadamente la mitad del total de la
metedoras y cules no (de Sola Price 1975: innovacin quefiguraen dichos artculos figu-
142). Los patrimonios sirven de asidero y de ra entre los 5.000 mejores lo que sigue siendo
punto de referencia. Todos los investigadores importante.
conocen los clsicos de su patrimonio y son es- En otro amplio campo, el de la psicologa
tos paradigmas los que sirven de referencia pa- del desarrollo, son cerca de 2.000 los artculos,
ra medir la innovacin. Por ejemplo, todos los monografas, reseas, libros y captulos de li-
socilogos estn familiarizados con unas pocas bros publicados anualmente a comienzos de los
docenas de obras importantes y todos saben ochenta (Cairns y Valsiner 1984). Extrapolan-
que la buena sociologa se relacionar de al- do a partir de dichos ejemplos, concluiremos
guna forma con las preocupaciones de dichos diciendo que el patrimonio actual de cada una
clsicos o con las de sus ms recientes homlo- de las ciencias sociales est compuesto de va-
gos. A u n as, la direccin de la investigacin rios miles de libros y de decenas de miles de
siempre cambia. L a mayora de socilogos, in- artculos, publicados en su mayora en los lti-
cluyendo los mejores, no siempre han ledo a m o s 20 aos.
Marx, Weber, Durkheim o Parsons, no habin- Hay quienes han pretendido cuantificar el
dolo hecho en todo caso desde los primeros volumen del patrimonio en un campo determi-
aos de su formacin universitaria. nado. Si volvemos la vista a los aos 1930-1955
Est claro que la innovacin es un fenme- del estudio sobre la opinin pblica, Bernard
no de masa, c o m o puede comprobarse hojean- Berelson escribe: La primera edicin de la bi-
do libros y revistas. El ndice de Handbook of bliografa de Smith-Lasswell-Casey contena
Sociology (Smelser, ed. 1988) da una lista de 4.500 ttulos desde el comienzo de 1934. La se-
unos 3.000 nombres y es probable que no todos gunda edicin contena 3.000 para los nueve
los innovadores de la sociologa estn inclui- aos de 1934 a 1943. Los recopiladores de
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovacin como deporte de equipo 443
1943 destacaron 150 ttulos sobresalientes, dado que los clsicos estn ah, la tendencia de
de los que el 60 % aparecieron a partir de m e - los investigadores es poner de relieve las con-
diados de 1934 (Berelson 1956:302). Esto sig- tribuciones de unos pocos investigadores so-
nifica que en 1943, el dos por ciento de todos bresalientes y olvidar las contribuciones m s
los ttulos publicados alguna vez eran conside- modestas que les sirvieron de base. El tiempo
rados todava sobresalientes. Este bajo por- contribuye irremediablemente a este proceso, y
centaje revela, no obstante, un gran nmero en las innovaciones menores son absorbidas por el
cifras absolutas, y muchos de los ttulos ten- patrimonio y quedan en gran parte c o m o in-
dran que ser considerados sobre todo c o m o fluencias en unos pocos clsicos. Los clsicos
valiosos, aunque no fueran sobresalientes. H a y siguen siendo la fuente principal del patrimo-
que tener tambin en cuenta que este gran cuer- nio, c o m o Miguel Angel y otros gigantes del ar-
po de trabajo ya exista en 1955. Desde enton- te siguen siendo la fuente del arte del Renaci-
ces el estudio sobre la opinin pblica ha au- miento. Sin embargo, el Renacimiento fue un
mentado explosivamente. vivero del que sobresalieron centenares de ar-
La disquisicin de Berelson sobre la investi- tistas de talento, c o m o puede comprobarse con
gacin relativa a la opinin pblica tambin el solo hecho de visitar los museos italianos.
ilustra el grado de trabajo que se ha acumulado. Tambin por cada Mozart hubo docenas de
E n la resea sobre la lista ilustrativa de los diez compositores hoy cados en el olvido.
libros ms importantes de 1930 y de los diez
libros m s importantes de 1955, Berelson ob-
servaba que, mientras los ttulos m s sobresa- Lente de aumento
lientes de 1930 se haban escrito a lo largo de
un siglo, los de 1955 lo haban sido entre 1939 Sucede rara vez en el mbito de las ciencias so-
y 1953. As, lo nuevo parece relegar lo viejo. ciales que alguna contribucin importante se
Dicha estimacin puede confirmarse amplia- atribuya posteriormente a mltiples investiga-
mente. La Biblioteca del Congreso cuenta con dores, aunque sea hoy frecuente en lo tocante a
alrededor de 200.000 obras de geografa, las ciencias naturales. Sin embargo, son los in-
30.000 de antropologa, 50.000 de psicologa, vestigadores annimos y los modestos progre-
700.000 de economa, 200.000 de sociologa, sos que a ellos se deben los que siempre desem-
200.000 de ciencias polticas, 300.000 de histo- pean algn papel, por lo que es injusto resaltar
ria estadounidense y 600.000 de historia de tan slo las contribuciones de las estrellas,
otros pases (American Library Association dejando en el olvido a centenares de investiga-
1986). Las hay que son bastante antiguas, c o m o dores. E n las ciencias naturales, los ganadores
es natural, y no todas tuvieron un carcter in- del Nobel observan una y otra vez que los
novador cuando aparecieron, aunque son m u - cientficos eminentes son encomiados despro-
chas las que han contribuido en mayor o menor porcionadamente por sus contribuciones a las
medida al patrimonio cuando aparecieron por ciencias, mientras que los cientficos relativa-
primera vez. Es imposible el estudio detallado mente desconocidos son elogiados raras veces
de todo este patrimonio, pero las cifras dan una por contribuciones comparables (Merton
buena idea de la magnitud relativa en cada ca- 1973:443). Hasta los prncipes de la comuni-
so. N o cabe sorprenderse de que sean las obras dad cientfica critican las exageraciones del
histricas las que figuran en mayor nmero, y sistema de estrellato.
en la sola Biblioteca del Congreso la historia de A d e m s de la justicia, el sistema de estrella-
Estados Unidos figura con m s ttulos que to puede perjudicar realmente a la ciencia. R o -
cualquier otra disciplina. La psicologa, aun- bert Merton arguye que cuando dicho sistema
que parezca extrao, est poco representada se transforma en dolo patentizado, viola la
aunque el anlisis de las revistas probablemen- norma del universalismo propia de la institu-
te confirmara que es mucha realmente la in- cin cientfica y frena el avance de los conoci-
vestigacin que aparece en revistas y no en li- mientos. Pero casi nada se sabe de la frecuencia
bros. con que editores y rbitros, y otros cancerberos
La mayor parte del trabajo contiguo a la de la ciencia adoptan estas prcticas (Merton
investigacin no tiene por qu citar a los clsi- 1973:457). El sistema basado en las estrellas
cos, salvo raras excepciones. Sin embargo, y puede tambin generar intolerancia y tirana.
444 Mattet Dogan y Robert Pahre
Podremos citar el caso extremo y clebre del que haba que buscar la explicacin del c o m -
estancamiento de la lingstica y la biologa so- portamiento irracional y hasta cruel de seres
viticas c o m o consecuencia de las intervencio- que parecan normales en una especie de conta-
nes de Stalin. Sin embargo, se presentan cons- gio al calor de las multitudes.
tantemente casos m u c h o m e n o s extremos. La ley del rendimiento decreciente fue obra
Todo investigador ha odo ancdotas terribles en 1815 de tres economistas que actuaron de
acerca de la tirana de cierto editor de revistas manera independiente unos de otros, Edward
o de determinado lder de algn grupo en de- West, David Ricardo y T h o m a s Malthus. Bertil
partamentos universitarios. Tal conducta pue- Ohlin, Erik Lindahl, Gunnar Myrdal y Michael
de ser posible tan slo por el valor que el siste- Kalecki pueden haberse anticipado a algunas
m a basado en el estrellato imprime a los de las partes de la Teora General de Keynes en
investigadores considerados, valor m u y por en- varios aos.
cima del que de verdad se merecen. La simultaneidad de la invencin slo se
El hecho de que sea la innovacin simult- producira cuando la innovacin est en el ai-
nea la que prevalece nos indica con toda clari- re. Esta frase es demasiado vaga, por supues-
dad hasta qu punto puede prestar a error el to. Lo que realmente ocurre es que dos investi-
que slo se haga resaltar a las estrellas. Harriet gadores creativos y familiarizados ambos con
Zuckerman escribe a este respecto: La historia el mismo patrimonio, prosiguen lgicamente la
de la ciencia est llena de episodios de descu- obra de sus predecesores avanzando en la mis-
brimientos m u y parecidos, obra independiente m a direccin. La simultaneidad no tendra lu-
y con frecuencia simultnea de dos o ms cien- gar sin esta lgica y no podra suceder sin un
tficos (Zuckerman 1988:542). Por ejemplo, patrimonio sustancial sobre el que se asienten y
Isaac Newton y Godofredo Leibnitz descubrie- construyan ambos innovadores. Los debates en
ron en 1665-1666 el clculo infinitesimal al la materia suelen ser los catalizadores de la ac-
mismo tiempo. Paul Broca es conocido por su cin de varios investigadores en una misma di-
demostracin de que las heridas causadas en reccin. West, Ricardo y Malthus respondieron
determinadas partes del cerebro podran inha- los tres a los usos del razonamiento econmico
bilitar el lenguaje, pero su descubrimiento te- contemporneo en el debate respecto a la ley de
na origen en Ernest Aubertin, quien tuvo la 1815 sobre el precio del maz, aunque Ricardo
desgracia de no hallar un caso clnico apropia- se sirviera de la ley del rendimiento decreciente
do del fenmeno hasta despus de Broca. El na- para atacarla y Malthus para defenderla.
turalista Alfred Rssel Wallace descubri la Investigadores que trabajaban separada-
teora de la evolucin en Indonesia al m i s m o mente en Holanda, Blgica, Austria, Suiza, C a -
tiempo que lo haca Charles Darwin en Lon- nad y Nigeria descubrieron casi simultnea-
dres con datos de Los Galpagos. Cuando Wal- m e n t e una nueva forma de democracia
lace comenz a escribirse con Darwin, Darwin caracterizada por una profunda segmentacin
se sinti obligado a publicar, no slo su teora, cultural y al m i s m o tiempo por una sorpren-
sino las cartas y notas que revelaban que su dente estabilidad gubernamental: la democra-
teora era anterior a sus relaciones con Wallace. cia consocietaria.
Hay muchos casos as. Entre los 264 galardona- El proceso de innovacin simultnea es ubi-
dos con el Premio Nobel estudiados por cuo y no se sita precisamente al final de la
Zuckerman, se descubri que setenta de ellos escala. Es importante recordar que los descu-
haban participado de alguna forma en des- brimientos mltiples no se limitan a los gran-
cubrimientos mltiples de otros premios N o - des descubrimientos ni a ninguna ciencia en
bel, adems de los galardonados con quienes particular, c o m o tampoco a ningn perodo de-
haban compartido el premio (Zuckerman terminado (Zuckerman 1988:542). M u c h o s
1988:545). El virus del SIDA se descubri poco investigadores han hecho la experiencia de des-
ms o menos al m i s m o tiempo, siendo sus des- cubrir que otro colega trabajaba sobre el m i s m o
cubridores Luc Montagnier y el Dr. Gallo. L o tema de manera similar a la suya, haciendo un
mismo ha sucedido con las ciencias sociales. descubrimiento simultneo, grande o pequeo.
Gustave Le Bon y Gabriel Tarde escribieron Tener en mente dichos descubrimientos nos
sobre el comportamiento de la muchedumbre a ayuda a recordar la exageracin del sistema de
finales del siglo XIX, llegando a la conclusin de estrellato en la ciencia.
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovacin como deporte de equipo 445
El sistema de estrellato subestima muchsi- Michael Rothschild, Joseph Stiglitz, Jack Hirs-
m o el papel de millares de investigadores. leifer, Jacques Dreze, G . Debreu y George
U n o s pocos ejemplos sacados de las ciencias Akerlof. Sin embargo, la lista, aunque amplia,
sociales bastarn para ilustrar el problema. no es completa. Tendran que aadirse muchos
Cualquier comprensin del efecto de los meca- otros nombres, sobre todo en campos especiali-
nismos electorales en los sistemas de partido se zados de los mercados de capitales, la inver-
basa en el trabajo de muchos investigadores, sin, los mercados burstiles y los seguros, por
por no mencionar los debates parlamentarios lo que la bibliografa completa sobre el tema
sobre la representacin proporcional. U n o pue- incluira docenas de artculos y u n n m e r o
de nombrar a lumbreras tales c o m o Maurice prcticamente parecido de autores representa-
Duverger, Ferdinand A . Hermens, Douglas W . dos. A d e m s , dichos artculos se basan en un
Rae, Anthony D o w n s , David Butler, Giovanni cuerpo m u c h o ms vasto de obras que los espe-
Sartori, y otros muchos, desde T h o m a s Hare, cialistas de los diferentes campos especializa-
en 1859, y John Stuart Mill, en 1862, hasta dos tendran que dominar. U n cuerpo todava
George van den Bergh, en 1956, y Enid Lake- ms amplio de obras sirve de fundamento a to-
m a n y James Lambert, en 1955, pero todos dos estos artculos y libros, dejndolos poco a
ellos forman parte de la misma cordillera. N o poco sin valor acumulativo, sin que por ello de-
tener en cuenta la cordillera, c o m o parece ha- jen de haber contribuido de alguna manera en
ber hecho William Riker en su bien conocido su tiempo. H a y algunas partes de la literatura
artculo publicado en 1982 en la American Poli- que pertenecen prcticamente a los modelos
tical Science Review es exagerar la altura de los formales de las ciencias sociales, teniendo en
picos. Algunos de los m s perspicaces han sido sus aspectos no formales implicaciones para
los propios polticos. N o hay democracia en la psicologa del conocimiento, el comporta-
que no haya habido centenares de personas que miento de las organizaciones y otras especiali-
han contribuido al debate, desde las disquisi- dades.
ciones de Madison en las monografas del Fede- Estudios sobre las lites tambin son pro-
ralist hasta los participantes en el debate polti- ducto de muchos investigadores con contribu-
co sobre la representacin proporcional en ciones grandes y pequeas. Dejando de lado
Francia en 1986. Los problemas han sido estu- algunas figuras anteriores a 1900, cualquier
diados m s recientemente por un amplio grupo revista del tema incluira a Moisei Ostrogorski,
de investigadores en colaboraciones para Vilfredo Pareto, Gaetano Mosca, Robert M i -
Choosing an Electoral System, editado por chels y M a x Weber, entre otros, con anteriori-
Arend Lijphart y Bernard Grofman. dad a la Primera Guerra Mundial. En el pero-
La innovacin masiva, los vastos patrimo- do interblico se sumaran las contribuciones
nios y el progreso acumulativo son obvios vir- de Moller von der Brck, Harold Lasswell, Jo-
tualmente en cada una de las partes de las cien- seph Schumpeter y otros. E n los aos 1950 y
cias sociales. T o m e m o s , por ejemplo, la 1960, la comprensin del tema fue aumentan-
documentacin relacionada con las repercusio- do an, con contribuciones destacadas de Orte-
nes de la tecnologa en la sociedad y las tecnoes- ga y Gasset, Burnham, R a y m o n d Aron, Dorn,
tructuras. Aqu tambin se pueden citar algu- Hunter, Milovan Djilas, C . Wright Mills, Ralf
nas personalidades, entre una gran multitud: Dahrendorf, Heinz Eulau, Susanne Keller,
Federico Engels, Thorstein, Veblen, Jos Meisel, Donald Matthews y otros muchos. E n
Schumpeter, Lewis M u m f o r d , John Kenneth los aos 1970 y 1980, son ms del centenar los
Galbraith, Jacques Ellul, Jean Fourasti, M e a - investigadores que han ido edificando a partir
dows y otros, del Club de R o m a . Sin embargo, de un patrimonio verdaderamente impresio-
son centenares los que han contribuido con su nante, junto con un amplio elenco que va de
granito de arena al edificio y sera imposible Robert Putnam hasta G . William Domhoff.
distinguirlos a todos. A travs de cada especialidad de toda disci-
La teora econmica de la incertidumbre y plina encontramos un patrimonio as. Dicho
el riesgo no es diferente. Es cierto que en ella se patrimonio vara de tamao, de edad y de im-
incluye el trabajo de Bernoulli, Bayes, Kenneth portancia. Es posible cuantificar satisfactoria-
Arrow, John Pratt, Oskar Morgenstern y John mente las contribuciones de estos patrimo-
von N e u m a n n , Frank Knight, Howard Raiffa, nios?
446 Mallei Dogan y Robert Fahre
es raro publicar veinte artculos o m s al ao. esas cifras han sido importantsimas para sus
E n cierta forma, la norma de publicacin pue- respectivas disciplinas, pero de importancia re-
de presentar u n hallazgo singular, con sus lativamente nfima para las d e m s . N o a m
respectivas explicaciones de pertinencia y re- C h o m s k y y Milton Friedman han sido citados
percusiones. E n muchas ciencias sociales, por cada u n o m s de 3.500 veces entre 1981 y
otra parte, el artculo que se escriba sobre algn 1985, segn el SSCI, cifra altsima. A m b o s son
anlisis regresivo sera inaceptable. investigadores de una sola disciplina y son cita-
Tambin habra que observar que el SSCI dos principalmente por colegas de su m i s m o
mide slo las citas que aparecen en los artculos campo. H a y otros grandes investigadores que
y no en los libros. Son m u y variables las disci- son mltiples, y son muchos los que han alcan-
plinas a las que se consagran libros y artculos. zado una gran celebridad en diversos campos.
En psicologa priman sobre todo los artculos M a x W e b e r , tambin citado m s de 3.500 ve-
publicados en revistas especializadas, mientras ces en el m i s m o perodo, es un ejemplo famoso;
que los historiadores plasman sus investigacio- Talcott Parsons, con un nmero de citas anlo-
nes en libros, escriban o no artculos. M u c h a s go, es clebre en sociologa, ciencia poltica y
disciplinas pasan por pocas de transicin. Los antropologa. Karl M a r x ha sido citado 1.500
economistas publican cada vez menos libros veces entre 1981 y 1985, igual que Seymour
hoy en da, aunque no es raro que recopilen sus Martin Lipset, y ambos son mltiples y su cele-
trabajos y los agrupen en forma de libro, lo que bridad se extiende a muchos campos. El equili-
revaloriza su obra. Los politlogos parecen se- brio entre ellos vari ligeramente entre 1966 y
guir su ejemplo en campos orientados m a t e m - 1970, con 1.800 citas de Lipset y 1.100 de
ticamente. U n a disciplina de transicin o divi- Marx. Tambin hay investigadores a los que se
dida c o m o es la ciencia poltica permite utilizar cita casi siempre fuera de su propia disciplina,
el SSCI, lo que multiplicar el grado de innova- caso del economista M a n c u r Olson, con unas
cin respecto a la eleccin del pblico, subesti- 1.000 citas sobre todo por parte de politiclo-
m a n d o los progresos respecto a la teora po- gos.
ltica. Entre los cientficos sociales m s citados a
Tambin varan las costumbres de los auto- comienzos de los ochenta figuran personalida-
res de recurrir a las citas. Broadus observa que: des tales c o m o B . F . Skinner (3.000), citado en
D o s autores pueden servirse del m i s m o n m e - filosofa, sociologa, antropologa, psicologa y
ro de libros, folletos y artculos de revistas, aun- otras disciplinas; Paul Samuelson (3.0OO), m s
que habr uno que remita al lector a las citas de unidisciplinario que Skinner, pero citado igual-
pie de pgina veinte veces y otro treinta mente c o m o economista y politiclogo; Robert
(Broadus 1971:236). Si al autor que publica Merton y Emile Durkheim (2.500 cada uno)
m u c h o y cita m u c h o le gusta el trabajo de otro han sido clebres fuera de la sociologa. Durk-
autor, a ste lo citarn m u c h o ms que si el tra- heim es u n buen ejemplo de longevidad, en
bajo del primero fuera m e n o s prolfico, sin que contraste con su contemporneo, el gegrafo
ello modifique su valor. Evidentemente, las va- Paul Vidal de la Blache, citado solamente unas
riaciones debidas a este factor pueden contar docenas de veces. Esta diferencia es comprensi-
m u y poco en el caso de muchos investigadores, ble, puesto que Durkheim es m s terico y Vi-
aunque siempre la idea que se forma ser ten- dal de la Blache ms descriptivo.
denciosa, ya que la mayor parte de autores no H a y muchas sorpresas en el Social Sciences
son citados con la m i s m a frecuencia. Citation Index. T h o m a s K u h n (2.700) es tan
El resultado es que las citas parecen una m e - citado c o m o Aristteles (1.500) y Platn
dida curiosa y no podemos servirnos de ellas (1.100) juntos. John Maynard Keynes es citado
c o m o medida innovadora. N o s gustara esta- solamente 2.000 veces en el m i s m o perodo,
blecer una correlacin entre innovacin e m s que Schumpeter (1.600), aunque m e n o s
hibridacin, aunque no sea ste el lugar de que Milton Friedman (3.500). Otros notables
hacerlo. Sin embargo, esto nos recuerda que economistas quedan rezagados, c o m o Wassily
aunque los hbridos tienen m s posibilidad de Leontief (800) y Gordon Tullock (800).
ser innovadores, no es absolutamente cierto Las tresfigurascentrales de la antropologa
que los investigadores de una sola disciplina (Malinowski, Radcliffe-Brown y Evans-Prit-
tengan que ser menos productivos. Algunas de chard) slo suman entre los tres las mismas ci-
448 Mattet Dogan y Robert Fahre
vistas han sido capas sedimentadas de conoci- lgicos se refuerza tambin gracias al trabajo
mientos antes de convertirse en cementerios. metodolgico de Erwin Scheuch sobre la fala-
Lo m i s m o pasa con los libros. Son muchos cia individualista que tanta repercusin ha te-
los que en su tiempo tuvieron alguna novedad nido en la investigacin exploratoria de los so-
durante una generacin y fueron ampliamente cilogos, politiclogos y antroplogos sociales.
citados. Despus de incorporarse plenamente N o obstante, han sobrevivido algunos trabajos
al trabajo de dicha generacin se convierten en importantes al ataque combinado de los sofis-
parte de las muchas obras no citadas del patri- m a s tecnolgicos y ecolgicos. Sigue siendo
monio y pasan la antorcha del conocimiento a importante la lgica de la investigacin de
la generacin siguiente. Durkheim sobre el suicidio, aunque todos los
El trabajo innovador ms antiguo se va des- clculos se hicieran manualmente.
vaneciendo gradualmente. E n efecto, la obso- Dicha longevidad no es fcil de explicar.
lescencia es un aspecto importante del incre- Robert Merton hizo gran hincapi en las teo-
mento de cualquier patrimonio. U n o puede ras de rango intermedio dentro de las ciencias
determinar en parte mediante la tasa de obso- sociales, c o m o las teoras que mejor pueden
lescencia hasta qu punto se progresa en u n combinar la teora significativa y la prueba e m -
campo determinado. Es cierto que dicha tasa prica. Parece que dichas teoras tambin son
vara segn las disciplinas. L a ciencia natural ms longevas. H a y grandes teoras que sucum-
crece desde unafinsimacapa de su primera ben rpidamente ante los ataques de los espe-
lnea de investigacin, mientras que la filosofa cialistas y mueren prematuramente, mientras
y la historia lo hacen desde el conocimiento, que proyectos menores van siendo rpidamen-
que puede ser bastante antiguo (de Sola Price te absorbidos por los de rango intermedio.
1975:126). Lafilosofade Aristteles es intem- Otros casos de longevidad muestran simple-
poral, pero las ciencias naturales del mismo au- mente que siguen siendo importantes algunas
tor estn irremediablemente pasadas de m o d a ; cuestiones, y el enfoque amplio de los primeros
su ciencia social se halla en algn lugar inter- investigadores puede todava aportar impor-
medio entre los dos extremos. tantes puntos de vista. Andr Siegfried con su
Muchos libros mueren mientras otros si- Crise britannique au XXe sicle, escrita en
guen viviendo largo tiempo. Es difcil aseverar 1913, seguir teniendo validez, mientras que la
qu determina su esperanza de vida. La morta- economa britnica sigue cuesta abajo. La pre-
lidad puede producirse debido a razones tec- gunta de Werner Sombart de por qu no hay
nolgicas, lo que es una certeza en fsica, as- socialismo en Estados Unidos sigue intrigando
tronoma o qumica. Las escalas de Lavoisier a muchos investigadores. Las cuestiones plan-
parecen inadecuadas hoy en da. Las mejoras teadas por Alexis de Tocqueville y Lord Bryce
metodolgicas pueden surtir el m i s m o efecto. acerca de la democracia estadounidense tam-
En las ciencias sociales, la mayora de trabajos bin siguen siendo pertinentes.
cuantitativos basados en los datos agregados y Por otra parte, hay innovaciones que caen
publicados antes de 1950 estn pasados de m o - en el olvido y son silenciadas durante muchos
da hoy, una vez que W . S . Robinson, con su ar- aos. John Mitchell ha sido el primero en ha-
tculo Ecological Correlation and the Beha- blar de ese tipo de estrellas conocido hoy c o m o
vior of Individuals (Correlacin ecolgica y los agujeros negros de 1783; el marqus de
comportamiento de los individuos) ( 1950), lo- Laplace hizo unos planteamientos similares
gr llevar a los investigadores del anlisis eco- pocos aos despus. A m b o s han cado en el ol-
lgico al campo de la investigacin explorato- vido. Laplace dej, no obstante, la idea de vol-
ria, campo que en s mismo fue posible gracias ver a editar El sistema del mundo, aunque no se
a los progresos tcnicos. Slo despus de la re- publicara de nuevo hasta 1928, cuando Su-
volucin de la computadora, veinte aos des- brahmanyan Chandrasekhar descubri los re-
pus, sera de nuevo posible proceder a unos quisitos matemticos con la ayuda de la mec-
anlisis metodolgicamente elaborados de los nica cuntica; el ruso Lev Davidovich Landau
datos agregados, c o m o sostienen los autores de hizo un descubrimiento m s o menos anlogo y
Quantitative Ecological Analysis in the Social al m i s m o tiempo. El profesor de Chandrasek-
Sciences, editado por Mattei D o g a n y Stein har, el eminente astrnomo Sir Arthur Edding-
Rokkan (1969). El renacer de los estudios eco- ton, y Alberto Einstein, impugnaron dicha con-
450 Mallei Dogan y Robert Pahre
cepcin y sta volvi a caer en el olvido y no sin siguiente. Algunas resurrecciones son el re-
resurgira ms que hacia 1970, sin que desde sultado de una profeca confirmada. E n el ar-
entonces haya sido comunmente aceptada, si tculo de Phillips Cutright, Desarrollo de la
bien el trabajo inicial fue en ltima instancia poltica nacional: medicin y anlisis (1963),
una de las razones de que a Chandrasekhar le se haban previsto los pases que iban a ser de-
dieran el Premio Nobel en 1983. Robert M e r - mocrticos en los prximos aos y los pases
ton da ejemplos adicionales: cuyas democracias seran derrocadas. Al leer el
La historia de la ciencia abunda en ejemplos artculo hoy en da tenemos que admirar su
de trabajos bsicos escritos por cientficos perspicacia. Tambin podemos observar que
relativamente desconocidos y que fueron este artculo de gran importancia para la polti-
olvidados durante aos. Consideremos el ca comparativa se public en The American So-
caso de Waterston, cuyo trabajo clsico ciological Review.
sobre la velocidad molecular sera recha- Algunos libros muertos o moribundos han
zado por la Royal Society c o m o "nada ms sido propulsores del progreso cientfico mien-
que una insensatez"; o el de Mendel, tras eran asesinados. U n ejemplo importante es
quien, sumamente decepcionado por la la tesis de Henri Pirenne, mejor formulada en
falta de reaccin a sus trabajos histricos Mahoma y Carlomagno, que ya no se acepta,
sobre la herencia, rehus publicar los re- pero que en su tiempo gener una abundante
sultados de su investigacin ulterior, o el polmica. La tica protestante y el espritu del
de Fourier, cuyo trabajo clsico sobre la capitalismo, de M a x Weber, tampoco aceptada
propagacin del calor tuvo que esperar por lo general hoy en da estimul una gran in-
trece aos antes de serfinalmentepublica- vestigacin sobre los orgenes del capitalismo.
do por la Academia Francesa (Merton La escuela de Fischer sobre los orgenes de la
1973:456-457). primera guerra mundial es otro caso de dicha
Se podran dar otros muchos ejemplos de destruccin creativa, y se podran dar otros
insurreccin en las ciencias sociales. La teora muchos ejemplos. El progreso quiere decir que
de los grupos de inters de Arthur Bentley na- lo nuevo sustituye a lo viejo. N o importa lo sa-
ci muerta en 1909, aunque David Truman la bio que pueda ser un cientfico, tanto su obra
resucit en los aos cincuenta. La Theory of c o m o l m i s m o estn condenados a la senilidad
Transportation (1984) de Charles Horton Coo- o a la decadencia.
ley fue exhumada un siglo m s tarde para el Slo un Shakespeare o un H o m e r o son in-
estudio de Las ciudades gigantes c o m o puer- mortales y, sin embargo, el primero puede no
tos martimos de entrada. El tratamiento m a - haber sido sino el pseudnimo del decimosp-
temtico de Cournot sobre la teora econmica timo conde de Oxford, mientras que el segundo
slo gozara de prestigio 50 aos despus de su puede no haber existido nunca c o m o persona
invencin. El trabajo del economista ruso K o n - real.
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Bibliography of the Social Sciences: des services d'information et de docu- Science Information Services / Servi-
Sociology, vol.36, 1986. London; mentation en sciences sociales /Inven-
N e w York, Routledge / for / The In- tario de servicios de informacin y do-ces mondiaux d'information en scien-
ternat. Committee for Social Science cumentacin en ciencias sociales. Pa- ces sociales / Servicios mundiales de
ris, Unesco; Oxford, Berg, 1988. informacin sobre ciencias sociales).
Inform, and Doc., 1990. 351 pp. (Dif- 225 F F .
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mation Directories / Rpertoires World List of Social Science Periodi-
Directory of Social Science Informa- mondiaux d'information en sciences cals, 1986, 7th ed. / Liste mondiale des
tion Courses, 1st ed. I Rpertoire des sociales / Repertorios mundiales de priodiques spcialiss dans les scien-
cours d'information dans les sciences informacin sobre las ciencias socia- ces sociales / Lista mundial de revistas
sociales / Repertorio de cursos en infor-les). Encuadernado, 150 F F . especializadas en ciencias sociales. Pa-
macin en ciencias sociales. Paris, Unesco Yearbook on Peace and Con- ris, Unesco, 1986. 818 p p . index.
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1988. 167 pp. (World Social Science Y o r k , G r e e n w o o d Press, 1989. Services / Services mondiaux d'infor-
Information Directories / Rpertoires 327 pp. bibl. index. 280 F F . mation en sciences sociales / Servicios
mondiaux d'information en sciences mundiales de informacin sobre cien-
sociales / Repertorios mundiales de World Directory of Human Rights cias sociales). 100 FF.
* Cmo obtener estas publicaciones: a) las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la Oficina de
Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( U P P / V ) , 7, place de Fontenoy, 75700 Paris, o en los distribuidores nacionales;
b) las (publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas las libreras importantes o en la Oficina de Prensa citada.
Nmeros aparecidos
Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se public con el ttulo de International Social Science Bulletin/Bulletin international des
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en espaol y, en 1987, ha reiniciado su edicin
espaola con el nmero 114. Todos los nmeros de la Revista estn publicados en francs y en ingls. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la Unesco. Divisin de publicaciones peridicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 Pars (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a travs de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, A n n Arbor, M I
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfi-
chas tambin estn disponibles en la Unesco, Divisin de publicaciones peridicas.
Arbor
Migue! A
editorial
Federico Mayor
Aniversario del
Emilio Muoz
E N E R O 1990
Quintanilla Nota
En el 5 0 9
CStC
Ruiz C S I C una
F E B R E R O 1990
REDACCIN
28006
(91) 261 66 51
MADRID
Renovacin Educativa
CEPAL
Santiago de Chile Abril de 1990 N m e r o 40
SUMARIO
Una estrategia industrial y tecnolgica para Brasil. Joo Paulo dos Reis Velloso 37
PRESENTACIN
I. Movimientos sociales
El Movimiento Verde: una exploracin socio-histrica
JOHAN G A L T U N G
Diez tesis acerca de los movimientos sociales
A N D R G U N D E R FRANK y M A R T A FUENTES
El juicio al sujeto: un anlisis de los movimientos sociales en Amrica Latina
RAFAEL GUIDO y O T T O FERNNDEZ
Del petitorio urbano a la multiplicidad de destinos
FERNANDO CALDERN G . y M A R I O R. D O S SANTOS
Los movimientos populares y la transformacin del sistema poltico mexicano
JOE FOWERAKER
El regreso del lder: crisis, neoliberalismo y desorden
SERGIO Z E R M E O
Derechos sociales, organizacin de intereses y corporativismo en Brasil
MARA HERMINIA TAVARES DE ALMEIDA
Junta de Asesores: Presidente: Anbal Pinto. Vicepresidente: Angel Serrano. Vocales: Rodrigo Botero, Fernando H . Cardoso, Aldo Ferrer. Enrique Fuentes Quintana,
Celso Furtado, Norberto Gonzlez, David Ibarra, Enrique V . Iglesias, Jos Matos Mar, Francisco Orrego Vicua, Manuel de Prado y Coln de Carvajal, Luis Angel
Rojo, Santiago Roldan, Gert Rosenthal, Germnico Salgado, Jos Luis Sampedro, Mara Manuela Silva, Alfredo de Sousa, Mara C . Tavares, Edelberto Torres-Rivas,
Juan Velarde Fuertes, Luis Yaz-Bamuevo. Secretarios: Andrs Bianchi. Jos Antonio Alonso.
Consejo de Redaccin: Carlos Bazdresch, A . Eric Calcagno, Jos Luis Garra Delgado, Eugenio Lanera, Augusto Mateus, Juan Muoz
SUMARIO
Casos latinoamericanos
Jos Tavares de Arajo Jr Lia Haguenauer y Joo Bosco M . Machado, Pwteo. competitividade e desempenho exportador da economia brasileira nos anos SO.
Alejandro Jadresic: Transformacin productiva, crecimiento y competitividad internacional. Consideraciones sobre la experiencia chilena.
Jos Manuel Salazar y Eduardo Donan: La reconversin industrial y el Estado concertador en Costa Rica.
Jacques Marcovitch: Poltica industrial e tecnolgica no Brasil: U m a avaliao preliminar.
Casos europeos
Miltel Buesa y Jos Motero: Crisis y transformacin de la industria espaola: base productiva y comportamiento tecnolgico.
Rafael Myro: La poltica industrial y la recuperacin de la industria espaola.
Jaime Andrez: A poltica industrial em Portugal.
Paolo Guemeri: Patrones de especializacin comercial y competitividad internacional: el caso italiano.
Y L A S SECCIONES F U A S D E
Reseas temticas: Examen y comentarios -realizados por personalidades y especialistas de los temas en cuestin- de un conjunto de artculos significativos
publicados recientemente en los distintos pases del rea iberoamericana sobre un mismo tema. Se incluyen ocho reseas realizadas por Lia Haguenauer, Eugenio
Lahera. Alejandro Rofman. Mara Jess Vara (latinoamericanas); Pablo Bustelo, Claudio Cortellesse, Pascual Daz, Fernando Luengo y Arturo Gonzlez Romero (es-
paolas).
- Suscripcin por cuatro nmeros: Espaa y Portugal, 6.600 pesetas; Europa, 56 dlares; Amrica Latina, 45 dlares y resto del mundo, 65 dlares.
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La Revista internacional c/e ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripcin en 1990
Pases industrializados: 5.000 ptas. o 45 $.
Pases en desarrollo: 3.000 ptas. o 27 $.
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Se ruega dirigir los pedidos
de subscripcin, compra de un nmero,
as c o m o los pagos y reclamaciones
al Centre Unesco de Catalunya:
Mallorca, 285. 08037 Barcelona
Toda la correspondencia relativa
a la presente debe dirigirse al Redactor ele
de la Revue internationale
des sciences .sociales
Unesco, 7 place de Fontenoy. 75700 Paris.
Los autores son responsables de la eleccin
y presentacin de los hechos que figuran
en esta revista, del m i s m o m o d o
las opiniones que expresan
no son necesariamente las de la Unesco
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Edicin inglesa:
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(ISSN 0020-8701)
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Edicin francesa:
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(ISSN 0304-3037)
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31400 Toulouse (Francia)
Edicin china:
Ciiioji slieliiii kexue zuzhi
Gulouxidajie Jia 158. Beijing (China)
Edicin rabe:
Al-Ma/al/a Addawlva
HI Llitni al Ijtiinaiya
Unesco Publications Centre
1, Talanl Harb Street. El Cairo (Egipto)