Eucaristia PDF
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Eucarista
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Parroquia de San Miguel.
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JAN
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23006 - JAN
Presentacin
Un ao ms! Gracias a todos los que colaboris en esta accin
pastoral y a toda la familia parroquial, que, con su buena acogida, nos
anima a seguir luchando por el bien.
Os invitamos a hacer una excursin-ficcin por el mundo de la
Eucarista como recuerdo de un ao consagrado a vivir este misterio de
una forma especial. Sin ms, nos detenemos en Roma y asistimos a la
presentacin de los dos grandes documentos de Juan Pablo II, relacionados
con este acontecimiento: Ecclesia de Eucharista y Mane nobiscum.
En un tono biogrfico, el Papa, en su encclica La Iglesia vive de
la Eucarista, nos transmite sus vivencias personales en sus mltiples
jornadas apostlicas, nos hace ver que el binomio Iglesia-Eucarista son
inseparables, como nosotros mismos lo expresamos al cantar el Adoro
te devote. Y es que la Iglesia hace la Eucarista y la Eucarista hace Iglesia.
Y en su carta apostlica Qudate con nosotros, despus de
presentarnos los tres maravillosos eventos eucarsticos el Congreso
Eucarstico Internacional en Guadalupe (Mxico, del 18 al 21 de
Octubre de 2004), la vigsima jornada de la Juventud en Colonia (del
18 al 21 de agosto de 2005) y el Snodo de Obispos (en Octubre de
2005)-, reflexiona sobre el icono de los discpulos de Emas y el cuadro
de la Trinidad y la Eucarista de Rublev, para animarnos a trabajar por
una cultura de la Eucarista, arrancando de lo ms ntimo de nuestro
corazn esa splica evanglica: Qudate con nosotros, Seor.
Dejamos Roma y volamos a Amrica para participar en el 48
Congreso Eucarstico Internacional en Mxico. De manos de la Virgen,
primera misionera de Amrica, mujer eucarstica por antonomasia, como
Sagrario en la Anunciacin, Custodia en la Visitacin y Altar en el
Calvario, recorremos las grandes avenidas de la ciudad, meditando el
lema del Congreso: La Eucarista, luz y vida del nuevo milenio.
Parroquia de San Miguel - 5
Eucarista
INTRODUCCIN.
C APTULO 1
L A I GLESIA VIVE DE LA E UCARISTA
Comenzamos contemplando el cuadro de Rublev sobre la Trinidad
y la Eucarista, porque la Eucarista es obra de la Trinidad: del Padre, a
quien se ofrece, del Hijo, quien se ofrece, y del Espritu Santo, que
hace realidad que el pan se convierta en el cuerpo de Cristo.
Siguiendo ese ro caudaloso de la tradicin bblica y patrstica y de
las enseanzas de los Papas, de modo especial de Juan Pablo II, Ecclesia
de Eucarista y Mane nobiscum, nos sentimos impregnados de un amor
divino.
I.- La Eucarista es un misterio de Luz.
Con realismo el profeta Isaas nos ensea que para poder evangelizar
al mundo hay que erradicar las tinieblas del pecado: Vio al pueblo
que caminaba en tinieblas, vio una luz grande; creci la alegra y aument
el gozo, porque un nio nos ha nacido, un hijo se nos ha dado y es su
nombre Prncipe de la paz (Is 9,1-6).
Para ello necesitamos a Cristo, luz que ilumina a todo hombre,
que viene a este mundo, pues en la Palabra est la Vida y la vida es la
luz de los hombres, aunque la Palabra vino a su casa y los suyos no la
recibieron, pero a cuantos la recibieron les da el poder de ser hijos de
Dios. Y la Palabra se hizo carne y habit entre nosotros (Jn 1,4-18).
Imagnate las consecuencias de un apagn de luz en una gran ciudad:
todo se paraliza y el miedo y la muerte intentan imponer su ley.
Asistamos a la fiesta de los Tabernculos, que nos recuerda el pere-
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Eucarista
pintaris una cruz en vuestras puertas como seal de que ah vive una
familia de Dios!
Y aquella noche pas Dios y el pueblo se puso en marcha como si
fuera un gran desfile triunfal. Pronto los soldados del Faran inician la
persecucin, pero de sbito mueren ahogados en el mar Rojo. Moiss
grita a todo pulmn: Aleluya! Dios est con nosotros!... y el pueblo
pasa a pie enjuto Aquella noche nuestro pueblo pasa de la esclavitud
a la libertad celebra su Pascua, pasando de la muerte a la vida. La
muerte, el miedo, el dolor, todo se ha hundido en el mar.
Desde esa fecha celebramos la Pascua, el paso de Dios por Egipto,
liberndonos de la esclavitud. Celebramos el mismo rito de nuestros padres.
Los tres caminantes han seguido su marcha; sienten hambre y
comienza a anochecer, y entonces los dos amigos le invitan a que se
quede con ellos. Entran en su casero, se sientan a la mesa, y el
desconocido toma pan, lo bendice y lo comparte. Entonces se abren los
ojos y ve claro el corazn. Ahora lo comprenden todo! Jess
desaparece Y ellos recobran la memoria. Recuerdan el da de la
multiplicacin de los panes y peces el discurso en la Sinagoga de
Cafarnan sobre la Eucarista recuerdan la noche del Jueves Santo;
aquella Cena en la que Jess tom pan y dijo: tomad y comed Que esto
es mi cuerpo!... tom el cliz y volvi a decir: esta es mi sangre, que
vence la muerte, el miedo, el dolor y el pecado Tomad y bebed. Y
aadi: Haced esto en memoria ma amad a los pobres, a los enfermos,
a todo marginado; hablad de Dios con vuestra vida y con vuestra palabra
para que todos sean felices.
Por eso, corriendo vuelven al Cenculo a contar su experiencia,
sintindose as evangelizados y evangelizadores de la era cristiana.
Acerqumonos, por ltimo, a Mara, mujer de Eucarista, que fue
un sagrario vivo desde la Anunciacin, fue Custodia en el misterio de la
Visitacin, fue apstol en Can y en el Cenculo, y ejerci su sacerdocio
al pie de la Cruz.
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Eucarista
Adoro: Esta palabra con la que se abre el himno es por s sola una
profesin de fe en la identidad entre el cuerpo eucarstico y el cuerpo
histrico de Cristo nacido de Mara Virgen, que verdaderamente padeci
y fue inmolado en la cruz por el hombre. Y slo, gracias a esta identidad
de hecho y a la unin hiposttica en Cristo entre humanidad y divinidad
podemos estar en adoracin ante la Hostia consagrada sin pecar de
idolatra. Deca San Agustn: En esta carne camin aqu y esta misma
carne nos ha dado para comer para la salvacin. Y ninguno come esa carne
sin haberla adorado antes. Nosotros no pecamos adorndola, pero pecamos
si no la adoramos.
La adoracin es como una luz especial: No tanto la luz de la verdad,
como la luz de la realidad. Es la perfeccin de la grandeza, belleza, y a
la vez de la bondad de Dios y de su presencia lo que quita la respiracin.
Es una especie de naufragio en el ocano sin orillas y sin fondo de la
majestad de Dios.
4.- Plagas, sicut Thomas, non inteor, No veo las llagas como las vio Toms,
Deum tamen meum te confteor: pero confieso que eres mi Dios:
Fac me tibi semper magis haz que yo crea ms y ms en Ti,
crdere, in te spem habre, te dilgere. Que en Ti espere, que te ame.
C APTULO 2
P RESENCIA REAL DE J ESS EN LA E UCARISTA
Para comenzar, entresacamos algunos hechos y gestos significativos
de la vida de San Gerardo, redentorista. Muchos tienen ms un valor
simblico que histrico. Se distingui por su espritu de sacrificio y
amor a la Eucarista... Despus de una misin popular deja su casa con
sta nota: Madre, perdname, voy hacerme Santo.
El misionero, que se ve obligado a acogerlo, lo remite al Padre de
novicios con otra nota: Ah te envo a un hermano intil. Acusado
calumniosamente le prohben comulgar, y al reconocerle su inocencia
responde al Superior, que le increpa: -Por qu no te defendiste? -Como
iba a defenderme si la regla prohbe justificarse, cuando uno es corregido
por el superior!
Atenda a pobres, misionaba pueblos, y se haba identificado con
Cristo crucificado, y pasaba horas y horas ante el Sagrario. Cuentan de
su infancia que en ms de una ocasin el Nio que tena la Virgen en
sus brazos descenda y se pona a jugar con l.
Su deseo de comulgar creca hasta ponerse en fila, de la que el
sacerdote lo retira, por su corta edad, hasta que un da al jugar al
escondite con el Nio Jess y no encontrarlo por ningn rincn del
Santuario se acord de que su madre le haba enseado: Que Jess est
en el Sagrario, y acercndose golpeaba la puerta diciendo: abre, Jess, que
s que ests ah. Se abri el Sagrario y Jess le dio la Comunin.
I.- Enseanzas dogmticas
Para acercarme a este Misterio me acompaa la fe, porque los
sentidos fallan. He aceptado a Jess y me fo de su palabra, que unos
testigos directos me han transmitido.
Parroquia de San Miguel - 21
Eucarista
vida en vosotros. Quien como mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna,
y yo le resucitar en el ltimo da. Porque mi carne es verdadera comida y
mi sangre verdadera bebida. Este es el pan que baja del cielo, no como el
que comieron vuestros padres y murieron. El que como este pan, vivir
eternamente.
Despus de esto muchos de sus discpulos se apartaron y no
volvieron con l. Por esto Jess pregunt a los doce: Tambin vosotros
queris marcharos? Pedro, en nombre de todos, respondi: Seor, a
quin iremos? T tienes palabras de vida eterna.
Ahora es Scott, presbiteriano y profesor en un centro americano,
quien nos cuenta cmo el estudio del Evangelio de San Juan le crea
una crisis escalofriante, que le lleva a l y a su esposa a la conversin.
Siguiendo la teologa protestante slo admite el pan de la Eucarista
como smbolo.
Las palabras de Juan, en el captulo sexto de su Evangelio, le invitan
a profundizar en su contenido da tras da y a meditar hora tras hora.
Despus de tanto estudio y oracin, se da cuenta de que Jess no poda
hablar simblicamente, cuando nos invit a comer su carne y a beber su
sangre. Los judos que le escucharon no se hubieran ofendido ni
escandalizado por un mero smbolo; adems, si ellos hubieran
malinterpretado a Jess, tomando sus palabras literalmente, mientras
l habla slo en sentido metafrico, le hubiera sido fcil aclarar ese
punto. De hecho, si muchos de sus discpulos dejaron de seguirle por
esta causa, Jess hubiera estado moralmente obligado a explicar que
slo hablaba simblicamente. Luego Jess est realmente presente en la
Hostia consagrada.
Tambin recuerda que un da cometi una fatal metedura de pata:
asisti a una Misa catlica; le impresionaba la devocin de los asistentes.
Escuchaba con atencin las lecturas y le venan ganas de intervenir y al
or las palabras de la Consagracin y al contemplar la elevacin de la
C APTULO 3
L A E UCARISTA - S ACRIFICIO
Reflexin bblico-teolgica.
El parmetro para conocer a Jess son las palabras de sus testigos,
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Eucarista
Emma-Margarita
para adquirir un pueblo santo, extendi sus manos mientras sufra a fin
de librar del sufrimiento a los que creen en ti. Mientras se entregaba al
sufrimiento voluntario para destruir la muerte, romper las cadenas del
Diablo, hollar al infierno a sus pies, extender su luz sobre los justos,
establecer la Alianza y manifestar su resurreccin, tom pan, te dio
gracias y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que es roto por vosotros.
De la misma manera, en relacin al cliz dijo: Esta es mi sangre, que es
derramada por vosotros. Cuando hagis esto, hacedlo en memoria de
m. Acordndonos, pues, de tu muerte y de tu Resurreccin, te ofrecemos
el pan y el vino, te damos gracias por habernos juzgado dignos de estar
ante ti y servirte. Y te pedimos que enves tu Espritu Santo sobre la
ofrenda de tu Iglesia, que renes en la unidad a todos los que la reciben.
Que sean llenos del Espritu Santo, que confirme su fe en la verdad,
que as podamos alabarte y glorificarte mediante tu Hijo Jesucristo. Por
l, gloria a ti y honra al Padre y al Hijo con el Espritu Santo.
Y cerramos nuestra oracin con un himno de rito bizantino
Kerubikon, (s. X-XI) que nos describe como la eucarista es el cielo
en la tierra.
Mientras la comunidad respira a todo pulmn su amor a la
Eucarista como si fueran querubines, el sacerdote reza en voz baja el
amor inefable de Dios a los hombres en este sacramento.
Himno de querubines.
Nosotros, que en este misterio representamos a los Querubines, y
cantamos a la vivificante Trinidad el himno tres veces santo, depongamos
toda mundana solicitud para recibir al Rey del Universo, invisiblemente
escoltado por las milicias anglicas. !Aleluya!, Aleluya!, Aleluya!
Oracin presidencial.
Nadie que est atado por los deseos y placeres mundanos es digno de
acercarse y servirte a Ti, Rey de gloria. Servirte es imponente e impresionante
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Eucarista
hasta para los poderes celestiales. Pero por tu inefable e inmenso amor por
nosotros, te hiciste hombre sin alteracin o cambio. T eres nuestro Sumo
Sacerdote y Seor de todos, y nos has confiado a nosotros la celebracin de
este sacrificio litrgico sin derramamiento de sangre. Porque slo T, Seor
y Dios nuestro, gobiernas todas las cosas en el cielo y en la tierra.
T ests sentado en el trono de los Querubines, eres seor de los Serafines
y el Rey de Israel. Slo T eres Santo y moras entre tus santos. Slo T eres
bueno y siempre ests dispuesto a escuchar. Por eso te imploro que te fijes en
m, pecador e indigno siervo tuyo, y que purifiques mi alma y mi corazn
de toda conciencia malvada. Concdeme que, lleno del poder de tu Santo
Espritu y revestido de la gracia del sacerdocio, pueda celebrar sobre tu
santo Altar el misterio de tu santo y puro cuerpo y tu preciosa Sangre.
Ante ti vengo con la cabeza agachada y suplico: no me retires tu rostro
ni me rechaces de entre tus hijos, sino concede que yo, pecador e indigno
siervo tuyo, sea digno de ofrecerte estos dones. Pues T, Cristo, Dios nuestro,
eres el oferente y la ofrenda. Aquel que recibes y eres distribuido, y a ti
damos gloria, junto con tu Padre Eterno y tu Santo Espritu de bondad y
dador de vida, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amn.
Qu bella imagen nos ofrecen las Eucaristas celebradas tanto en
las grandiosas catedrales como en las chozas de misin! Es el mismo
Jess quien baja tanto a unos lugares como a otros. Contempla al
cardenal Van Thuan, prisionero durante 13 aos en Vietnam, como
celebra la misa a oscuras y en el espacio de un metro mientras sus
guardianes y compaeros duermen; el altar son sus manos donde
depositaba unas gotas de vino y agua con el pan: As une su oblacin
personal al sacrificio redentor de Cristo.
C APTULO 4
E UCARISTA - C OMUNIN
Al or el discurso del pan de vida oramos con todos los presentes
en la Sinagoga de Cafarnan: Seor, danos siempre de ese pan.
Como el pueblo de Dios por el desierto necesitamos del man
bajado del cielo (Ex 16; Jn 6,58)
Como el profeta Elas escuchamos tu invitacin que nos regala el
alimento, porque el camino es largo (1Rg. 19,7).
Como los discpulos de Emas necesitamos de la Eucarista para
volver al grupo y seguir evangelizando (Lc 24).
Como a los Apstoles en tus apariciones nos invitas: venid y comed
(Jn 21,12).
Necesitamos de la Eucarista para continuar nuestro peregrinar por
el desierto de la vida.
La Eucarista es para nosotros como oxgeno del Espritu que llega
a cada una de nuestras clulas; es como aire que respiramos y sale
modelado en palabras y propaga sus vibraciones; es como luz que nos
envuelve y acta en nosotros definiendo nuestra identidad. As es Cristo
glorificado a quien recibimos en la comunin. l entra en nosotros o
mejor nosotros entramos en l.
Emma-Margarita
como la roca y pozo de Jacob del que brota agua para saciar nuestra
sed, es como el pan bajado del cielo para la vida del mundo.
Frente a los humanismos sin Dios, al nacional-laicismo y a la
dictadura del relativismo, la Eucarista nos presenta a un Dios cercano,
que aleja de nosotros el fantasma de esos dioses mitolgicos que aplastan
a los humanos.
Pero para participar en este gape sagrado no hay que olvidar que a
los muertos no se les da alimento y hay que tener presente la correccin
de San Pablo a los Corintios.
Recolitur memoria passionis ejus. Se celebra el memorial de su
Pasin.
Cuerpo entregado y sangre derramada No hay redencin sin
sangre. Con el ngel del Getseman nos acercamos a Cristo, recogemos
la sangre que ha baado el Huerto de los Olivos y le pedimos que beba
el cliz de la salvacin en este prlogo de su pasin Mezclados con el
Pueblo de Dios, manipulado aquel primer viernes santo, hacemos nuestra
su voz proftica: que la sangre de Cristo caiga sobre nosotros!
Agradecidos al soldado que con su lanza abre el costado de Cristo,
de donde sale agua y sangre, Iglesia y Sacramentos, repetimos: Sangre
de Cristo embrigame! Y como Mara, al pie de la cruz, ofrece el cuerpo
ensangrentado de su hijo, mientras llena su corazn de gracia redentora
para repartirla despus a la humanidad, nosotros nos unimos a ella,
completando lo que falta a la pasin del Seor, conscientes de que
santificacin es igual a cristificacin y cristificacin es igual a crucifixin.
Mens impletur gratia. El alma se llena de gracia.
La Eucarista es el Sacramento de nuestra unin con Cristo.
El vino y el pan nos unen en un solo cuerpo y el alma se llena de
Dios. Salimos de nuestro pobre yo y nos abrimos a horizontes casi
C APTULO 5
L A E UCARISTA EN LA B IBLIA
Todos guardamos impresa en nuestra imaginacin la semblanza de un
San Agustn que, inquieto en una juventud agitada, oa en su interior una
voz que le gritaba: Agustn, mira ms alto!, y dejando su vida rota se dedica
a la bsqueda de la verdad, sabiendo traducir poco a poco el pensamiento
de Platn al cristianismo hasta llegar a exclamar: Seor, nos han hecho para
ti, y nuestro corazn est inquieto, mientras no descanse en ti!
Buscas las races de su cambio y tienes que recoger la lgrimas de
su madre, Santa Mnica, los ejemplos y consejos de San Ambrosio y el
encuentro con San Pablo, como respuesta a esa voz interior que le urga;
toma y lee.... y tomando la Biblia, abri por el captulo 13 de Romanos
que le repeta: Agustn, ya es hora de que despiertes de tu sueo y vivas en
el pleno da de la gracia, revistindote de nuestro Seor Jesucristo.
Te invito a que escuches tu conciencia, iluminada por la fe y con
San Agustn leas la Palabra de Dios para que descubras la hermosura
siempre nueva y siempre antigua del misterio eucarstico.
I.- La Eucarista prefigurada en el A. T.
La prehistoria de la Eucarista tiene sus races en el ritual judo
de las comidas festivas, parientes cercanos a las comidas practicadas
en casi todas las culturas.
Los datos del A.T. son gua y ayuda como antecedentes o precursores
tipos o figuras fciles de entender desde la fe.
Figuras veterotestamentarias avaladas por Jess.
La Eucarista slo puede comprenderse si nos adentramos en el
mundo espiritual de la Biblia. Por eso, toda la tradicin apostlica,
Sacris Solemnis.
Noctis recolitur coena novissima,
qua Christus creditur agnum et azyma
dedisse fratribus juxta legitima.
Priscis indulta Patribus.
Dedit fragilibus corporis ferculum,
Dedit et tristibus sanguinis poculum,
Dicens: accipite quod trado vasculum;
Omnes ex eo bibite,
Sic sacrificium istud instituit,
Cujus officium committit voluit
Solis presbyteris, quibus sic congruit,
Ut summant et dent ceteris.
Pablo y San Juan respondieron que es el bien de todos los hombres; y que
esto es lo que hizo Jess lo atestiguan con sus vidas los ciegos, los
paralticos, los leprosos, los pobres, los pecadores... y esto es lo que puede
pensar cualquier persona con experiencia religiosa, ya que Jess es la
biblioteca inagotable de la Iglesia y archivo inviolable, cuyo resumen
encuentras en los signos y palabras de la Eucarista: es su suma teolgica.
Despus de releer el libro de la Eucarista, crecer en ti el amor, la
fraternidad, la entrega y la solidaridad con los ms pobres, en quienes Cristo
se encarna. Aprendamos a ser de verdad Cirineos y Buenos Samaritanos.
...Mientras estaban comiendo, tom Jess pan y, pronunciando la
bendicin, lo parti y, dndoselo a sus discpulos, dijo: Tomad, comed, esto
y mi cuerpo. Tom luego un cliz y, dadas las gracias, se lo dio, diciendo:
Bebed de l todos, porque sta es mi sangre de la Alianza, que va a ser
derramada por muchos para remisin de los pecados. Y os digo que desde
ahora no beber de este producto de la vid hasta el da aquel en que lo beba
con vosotros en el Reino de mi Padre (Mt 26, 26-29; Mc, 14,17-21; Lc
22, 19-20).
Cuerpo entregado... sangre derramada
Pan partido y compartido.. sangre medicinal. Cmo se explica que
despus de 20 siglos la Misa siga en pie, participando millones de seres
humanos en ms de 300 idiomas? Es que no es obra de los hombres, es obra
de Dios.
Con Santo Toms de Aquino cantamos: que les dio el alimento de su
cuerpo a los dbiles y a los tristes la bebida de su sangre, diciendo: Tomad
este cliz que os entrego y bebed todos de l.
Con Santa Gertrudis rezamos: te ofrezco en reparacin, Padre
amantsimo, todo lo que sufri tu Hijo amado, desde el momento en que,
reclinado sobre paja en el pesebre, comenz a llorar, pagando luego por los
necesitados de la infancia, las limitaciones de la edad pueril, las dificultades
70 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
C APTULO 6
E UCARISTA Y T RINIDAD
Paseamos por la playa, en una maana primaveral, como Jess y
Pedro a las orillas del Tiberades, cuando lo nombra primer Papa, despus
de aprobar el examen del amor. Observamos que un hombre pensativo,
tal vez San Agustn, dialoga con un nio que intentaba pasar todo el
agua del mar al hoyo que haba hecho en la arena.
Agustn, que no cesaba de dar vueltas en su mente al misterio de
Dios, le dijo: Ignorante, no ves que eso es imposible, porque en nuestro
planeta hay mucha ms agua que tierra. Es verdad! Le contest el nio,
que era un ngel: ms desgraciados sois los mortales, cuando queris
meter en vuestras cabezas el misterio de Dios que es infinito, y vuestra
inteligencia es limitada.
I.- Recuerdo de una historia trinitaria.
Plan de Dios, uno y trino, sobre el hombre, roto por el pecado y
restaurado por la muerte y resurreccin de Cristo, que se actualiza en
la Eucarista.
La confesin en un Dios, uno y trino, no es ms que el desarrollo
de la expresin: Dios es amor; amor, no esttico, sino dinmico, que no
se agota. El Padre se da al Hijo, por va de inteligencia, como cuando
una persona se mira al espejo y ve ante si su misma imagen; el Hijo se da
al Padre y los dos se aman con una llama de fuego sagrado, que es el
Espritu Santo, por va de voluntad; y las tres personas se nos dan a los
hombres por la gracia de la filiacin. Somos sus consanguneos perpetuos.
De las tres personas, dos, el Hijo y el Espritu Santo, reciben una
misin temporal en las criaturas: El Hijo es enviado por el Padre para
redimir a los hombres; y el Padre y el Hijo envan al Espritu Santo para
su santificacin.
El evangelista San Lucas as lo cuenta: En el misterio de la
Parroquia de San Miguel - 73
Eucarista
la obra redentora del Hijo, cuyo misterio salvfico se hace realidad por
el Espritu Santo. La accin comunional de la Eucarista nos relaciona
con las tres personas divinas y con los hombres.
La Plegaria Eucarstica se convierte en una bendicin descendente
de Dios al hombre, confesin de un Dios creador y redentor, que entra
en dilogo con los hombres, estableciendo una nueva alianza, sellada
con su muerte y resurreccin, y en una splica ascendente de alabanza
y de accin de gracias a Dios.
Se inicia la Eucarista con la presencia de la Trinidad, husped de
nuestra alma, para acompaarnos durante toda la celebracin y darnos
al final el adis que nos hace samaritanos de Dios, con manos abiertas
para hacer el bien, con la marca garantizada del Evangelio.
Como reflejo del amor fontal del Padre no es pensable un divorcio
espiritual entre Dios y la criatura; como reflejo de nuestra relacin con
el Hijo no podemos convertirnos en islotes aislados; y como reflejo del
Espritu Santo el encuentro del Yo con el T se hace un nosotros.
Cada Eucarista nos compromete a vivir como hijos de Dios, como
hermanos de Cristo y de todos los hombres, y como santos, moldeados
por el Espritu Santo.
Avivemos, pues, nuestra fe en la presencia de la Trinidad sobre el
altar para trinitizarnos y cristificarnos.
Apliqumonos el smil de la familia donde no reina el amor, sino
que domina el egosmo; ah es difcil la convivencia y la felicidad, porque
nos olvidamos que estamos en el mundo para amar y ser amados.
II.- La Eucarista, alabanza y accin de gracias a la Trinidad.
Meditamos en el principio y fundamento de los Ejercicios Ignacianos
que el hombre es creado para servir, alabar y dar gracias a Dios y
mediante esto salvar su alma.
En el canto del Magnficat Mara se presenta como modelo de adorador.
Parroquia de San Miguel - 75
Eucarista
11) y a la comunidad de Filipos les indica el camino que lleva a Cristo, con
los indicadores a respetar en la lucha por la justicia, venciendo el ritualismo
y las aoranzas del pasado, abrazados a la cruz, con espritu pascual.
Tras la escena del Calvario parecen terminados los sueos y utopas del
Reino. Sus discpulos decepcionados se dispersan y rompen con la
comunidad, pero pronto vuelven a reencontrarse con la presencia del
Resucitado que como un imn los atrae. Estos encuentros, en el marco de
las comidas postpascuales con sabor eucarstico, son el embrin de la Iglesia.
Los relatos de San Lucas al final de su Evangelio y en la primera
historia del Cristianismo son difanos (Lc 24; Hch 2 y 4).
La descripcin del gape sagrado, dentro de las Iglesias domsticas,
gira en torno al trpode: enseanzas de los Apstoles, fraccin del pan
y comunicacin cristiana de bienes.
Y en la estampa de los discpulos de Emas vemos a unos hombres
frustrados, que se alejan de Jerusaln y rompen la comunin; un extrao
personaje se les une que los escucha y reprende su incredulidad, y
enfervorizndoles el corazn le reconocen al partir el pan y vuelven a la
comunidad con celo apostlico.
Como colofn una reflexin infantil, ya que para profundizar en la
vida de Dios tenemos que hacernos como nios. Oigamos al Santo Cura
de Ars, contndonos la vida de Alejo.
Alejo, hijo de una familia distinguida, respondiendo a la llamada
del Seor, deja su casa y se va lejos como humilde pordiosero. Pasados
17 aos vuelve a su pueblo natal. Nadie le reconoce. Unos seores lo
reciben en su palacio y despus de dormir 17 aos en el hueco de la
escalera muere. Al amortajarlo su madre lo reconoce y exclama: Oh
hijo mo! Qu tarde te he reconocido!
Puede pasarnos a nosotros lo mismo; que despus de tener a la
Trinidad en nuestro corazn por la inhabitacin y a Jess, por la
comunin, nos veamos obligados a decir: Qu pena! Qu tarde los
hemos reconocido, habindolos tenido tan cerca!
78 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
2.- Aplicacin.
Como iconos de la Trinidad vivamos la presencia de Dios en nuestras
vidas, como templos vivos del Espritu Santo que somos, cooperando
en la obra de la creacin, de la redencin y de la santificacin de los
hombres, escuchando la voluntad del Seor en esta hora de nuestra
historia y enfrentndonos sin miedos y con esperanza la forma de insertar
a Dios en una sociedad postmoderna, con su filosofa nihilista, su
laicismo a ultranzas y su dictadura del relativismo. En el nihilismo la
nada nadea, la nada destruye, triunfando siempre la ley del ms fuerte;
en el nombre del laicismo que prescinde de todo tipo de valores, como
es el carcter sagrado de la vida y de la dignidad humana, se levantaron
los hornos crematorios para los excluidos del proyecto nazi, y se crearon
los campos de exterminio para los disidentes del Estado sovitico; y
con el relativismo moral se termina defendiendo las aberraciones ms
absurdas y espantosas.
Dnde est Dios en una sociedad que no reacciona ni se
inmuta ante tanto holocausto de vidas inocentes? Dnde est Dios
en una globalizacin que margina continentes, condenndolos al
hambre y a la guerra fratricida? Dnde est Dios en un mundo,
en el que el 20% de sus habitantes se lleva el 80% de su bienestar,
condenando al resto a la miseria y al hambre? Cmo insertar a
Dios en un sistema mercantilista, lleno de barreras proteccionistas,
en detrimento de los dbiles? Dnde est Dios en la ciencia, no
para frenarla, sino para evitar su dimensin diablica en el campo
de la ingeniera social y gentica? Cmo hacer presente a Dios
ante tantos atentados terroristas suicidas como el 11-S y el 11-M?
C APTULO 7
L A E UCARISTA Y LA I GLESIA
C APTULO 8
L A E UCARISTA EN LOS GRANDES PENSADORES DE LA
P ATRSTICA Y DE LA T EOLOGA
Al iniciar nuestra peregrinacin por el mundo de la Eucarista para
estudiar sus momentos claves, ponemos en tus manos esta gua turstica,
con todo el material adecuado, para que sigas las distintas etapas, sin
miedo a equivocarte.
Los relatos bblicos, crisol de la unidad de los creyentes, con las
exigencias de su pureza interior, responden a la pregunta: dnde y cmo
hay que celebrar la Eucarista?
Los primeros cristianos no se detienen en el cmo se transforma el
pan en el cuerpo del Seor, sino que hacen hincapi en la presencia del
Resucitado, que sigue alimentndonos con su Palabra y con su Cuerpo
en las asambleas domiciliarias, y as van construyendo la Iglesia.
San Juan silencia la institucin, pero en su discurso sobre el pan
de la vida y en el lavatorio de los pes insiste en la necesidad de la
Eucarista, cuya savia es el servicio.
Tenemos que esperar a San Justino para conocer cmo se celebraba
la Eucarista al principio.
San Justino fue un mrtir que vivi en el siglo II de nuestra era.
Filsofo que se hace cristiano y ensea el Cristianismo con valenta.
Nos dej un texto en el que describe cmo celebraban la Eucarista los
primeros cristianos.
Parroquia de San Miguel - 97
Eucarista
aromas eucarsticos de San Juan Bautista Vianney, Santa Teresa del Nio
Jess y Santa Margarita Mara de Alacoque.
Recorremos, pues, sin prejuicios los caminos de la humanidad y
tenemos que reconocer que cuanto ms se ha atacado a la Iglesia y a la
Eucarista, ms ha crecido el fervor del pueblo en este misterio.
Ante la crisis y rechazo de toda metafsica y desprecio a la
terminologa tradicional, Mounier con su personalismo y Zubiri con
su Transustantivacin nos ponen en va de relacin y servicio, savia
de toda eucarista... y en la presentacin de este misterio ms sub ratione
alimenti que sub ratione panis, no como realidad fsica-qumica, sino
como alimento, principio de vida, y as la sustancia pierde su
sustantividad de pan como alimento material y adquiere la sustantividad
como alimento espiritual.
La fiesta ha terminado!
Hemos escuchado la Palabra de Dios, hemos rezado juntos, dando
gracias a Dios y haciendo memoria de la muerte y resurreccin de
Jesucristo. Hemos comulgado y, por ltimo, recibimos el encargo de
Vivir la Misa en la casa y en el trabajo, para que la Eucarista celebrada
en el templo, sea tambin una Eucarista vivida en la calle.
C APTULO 9
L A E UCARISTA EN EL ARTE Y EN LA LITERATURA .
In figuris praesignatur
Cum Isaac immolatur,
Agnus Paschae deputatur,
Datur manna Patribus.
la cultura tcnica y al por qu, con los humanismos. Cuando uno sabe
porqu vive encuentra cmo vivir. Hay que saberse integrar en y con el
medio para hacer al hombre persona: un hombre sin tcnica no es
hombre, y sin cultura no es persona.
Continuamente aflora en nuestra conciencia la obligacin que
tenemos de dar razn de nuestra fe y esperanza.
Renunciamos a toda concepcin prefabricada de Dios y
trabajamos, en las horas de nuestro encuentro con nosotros mismos,
en descubrir al Dios que nos salva, bajo imperativos y parmetros
marcados por Jess: Ayuda a los otros, lucha por un mundo mejor.
Nuestra fe se centra en ese Dios dinmico, amoroso, vivido en coordenadas
de amor. Nos ayudar como plataforma el sentirnos Iglesia.
As la fe ser el eje y centro de nuestra vida, pero una fe
personificada, compartida, comprometida, dialogante y confesante
con el ejemplo y la palabra.
El converso Frossard, en su libro Dios existe, yo me lo encontr,
cuenta como la fe le abri un panorama de amor hasta conseguir la
reconciliacin razn-fe con Teilhard y ver que los cementerios eran
las ventanas de la resurreccin.
Con la Evangelii nuntiandi me atrevo a preguntarte: eres
verdaderamente lo que anuncias?, vives lo que crees?, predicas
verdaderamente lo que vives?
2.- A la proposicin del celebrante nos unimos proclamando
la muerte y resurreccin de Cristo y la espiritualidad del maranatha.
2.1.- Una mirada retrospectiva nos recuerda que el equinoccio
de primavera es el da de la victoria de la luz sobre las tinieblas, es el
triunfo del bien sobre el mal. Para los hebreos la primavera era
smbolo de la creacin; todo germina y crece. As los pastores y los
agricultores ofrecan las primicias de sus ganados y de sus cosechas.
Llegaron tiempos difciles y tuvieron que emigrar a Egipto donde
Parroquia de San Miguel - 129
Eucarista
C APTULO 10
L A E UCARISTA EN LA MSICA .
a los textos, que casi declama. Muchos compositores de esa poca van a
seguir esta lnea, y entre ellos destacamos a nuestros mejores polifonistas
del siglo XVI: Toms Luis de Victoria, Cristbal de Morales y Francisco
Guerrero. Sus obras musicales son de tal belleza y espiritualidad, que es
muy difcil superarlas. Como hombres de una fe profunda expresan sus
vivencias a travs de la msica, a pesar de los pocos medios que usaban:
slo la voz humana.
Ms cercano a nuestros das est San Po X que dio normas muy
precisas sobre la funcin de la msica en el culto. Public un Motu
proprio sobre la msica sacra, que durante muchos aos ha servido de
pauta y orientacin; trat de corregir abusos y desviaciones, exigiendo
que la msica moderna sea digna de las celebraciones litrgicas.
Ya en nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II ha marcado lneas y
criterios en cuanto a la msica se refiere. Podemos concretarlos as:
Que se procure que el Pueblo de Dios no sea un mero espectador,
sino que tome parte activa en el canto.
Que se acepten todas la formas de msica autntica en las
celebraciones y el uso de otros instrumentos, adems del rgano.
Que se introduzca en la Liturgia el uso de las lenguas vivas y no
slo el latn, aunque se debe seguir reconociendo el valor y uso del
Gregoriano.
Que en las celebraciones se d prioridad a la Palabra de Dios
recuperando as el Salmo responsorial y las aclamaciones de la Asamblea.
Con todo esto, han cambiado notablemente la concepcin y
realizacin de los cantos, sobre todo de la Misa: del canto polifnico, a
modo de concierto, del Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus, se ha
pasado al canto de los mismos por el pueblo.
Este nuevo estilo ha dado a las celebraciones eucarsticas otra imagen
muy distinta.
C APTULO 11
C ORPUS C HRISTI
Urbano IV encarg a San Buenaventura y a Santo Toms de Aquino
la composicin del oficio del Corpus, y cuando el Pontfice comenz a
leer en alta voz los himnos escritos por Santo Toms, San Buenaventura
fue rompiendo los suyos en pedacitos; y no fue para menos, ante la
belleza literaria y contenido teolgico del trabajo de Santo Toms.
hoy ms, que sois mi dicha, mi fe; del mundo, Seor, huir para no
volver jams. Jams porque su crueldad me sumi en dolor profundo;
no medit que en el mundo sin vos no hay fe ni verdad.
Idolatra; cosa rara, pues Daniel conoca el matrimonio del rey con la
Vanidad. La coronacin de la Idolatra es interrumpida por la llegada
del Profeta que increpa al Rey. Baltasar, sin hacer caso, da un gran festn,
usando y profanando los vasos sagrados, smbolo de la comunin
sacrlega. Suena el estruendo de un terrible trueno y una mano escribe
la frase fatdica, que interpreta Daniel para que quede de manifiesto el
sacrilegio cometido.
Ese vaso del altar la vida contiene, es cierto, cuando a la vida se
sirve de bebida y de alimento, mas la muerte encierra, como la vida,
que es argumento de la muerte y de la vida y est un licor compuesto de
nctar y cicuta.
Cerremos nuestra oracin de mano de los artistas que han entrado
en la intimidad del hombre en su debate entre humanismo y
racionalismo, descubriendo los lmites del hombre en su conflicto
dialctico, entre su yo y los dems, entre su conciencia y Dios.
No inventaban nada, slo observaban y reflexionaban para fundir
cultura y vida a travs de sus personajes, llenos de humanidad,
comprendiendo al ser humano en su peregrinacin , iluminado por su
conciencia y por el redescubrimiento de Dios en el espejo de la vida, y
esbozando as una cosmografa teolgica y literaria, en la que ve que
como peregrino no va slo, sino que se le ha unido el Gran Peregrino
del Amor por la Encarnacin y la Eucarista, penetrando en los misterios
divinos y hacindose partcipe de la trascendencia
Oigamos a Tirso de Molina en el Colmenero divino:
Venid, mortales, venid, venid, venid, venid, que el pan de este
trigo pan de ngeles es.
Y a su vez Caldern completa el pensamiento:
Mortales, venid, el trigo que en Nazaret concibi una virgen
para parirle en Beln. Mortales, venid, y veris que el pan de este
trigo Pan de ngeles es.
164 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
C APTULO 12
C ONGRESOS INTERNACIONALES
Un hoy, celebracin.
Un congreso suele durar una semana, culminando con la Statio
Orbis, pues la celebracin eucarstica presidida por el Papa o por su
legado como expresin visible de la comunin de la Iglesia Universal.
Las sesiones catequticas y las reuniones espirituales y acadmicas
sobre el tema propuesto van dirigidas al conocimiento ms profundo
del misterio y sus implicaciones en la vida personal, familiar y social.
Durante esa semana todas las iglesias particulares se unen
espiritualmente expresando as la unidad del cuerpo de Cristo.
3.- Recapitulacin.
Terminamos haciendo un recorrido telegrfico por los 48 Congresos
Eucarsticos Internacionales para revisar en nuestra oracin si han
cumplido sus objetivos:
El objetivo es dar a conocer, amar y servir a Nuestro Seor en el
Santsimo Sacramento, por medio de reuniones sociales, y trabajar para la
Parroquia de San Miguel - 169
Eucarista
San Lucas como Padre del hijo prdigo (Lc 15), y San Juan, perdido en
ese ocano inmenso de amor exclama: tanto am Dios al mundo que nos
dio a su hijo unignito (Jn 3,16)... y al transmitirnos los latidos de su
corazn afirma; Dios es amor (Jn 1,4-8).
Todo esto y ms queremos decir al cantar al Amor de los amores y
al sentir la cercana de Dios en la Eucarista; Dios est aqu!
Amor! amor! Es palabra, hecha realidad, que no ha dejado de estar
a nuestro lado desde los albores del mundo, aunque durante esa
largusima noche, de millones de aos, los hombres la han prostituido,
creando unos dioses mitolgicos, a quienes haba que temer. Pero vino
Jess para acabar con esas viejas historias, con todos esos dolos con sus
mscaras aterradoras. No temis; Dios es amor!
has hecho las cosas tan bellas/ y les has dado una vida fugaz/ pon, Seor, tu
mirada sobre ellas/ y devuelve a los hombres la paz./Paz, paz, paz y amor,
paz, paz, paz, Seor.
Eucarista y Evangelizacin.
Invitado San Pablo a esta convivencia nos hemos atrevido a hacerle
esta breve entrevista.
Cmo se explica que de perseguidor de cristianos te conviertas en
apstol de los gentiles?
Muy sencillo, los caminos de Dios son un misterio. Iba yo camino
de Damasco para llevar a prisin a los seguidores del Nazareno, cuando
Parroquia de San Miguel - 177
Eucarista
de repente una luz potente me dej ciego y o una voz que me deca:
Saulo, Saulo, Por qu me persigues? En ese instante comprend que
Cristo y la Iglesia son una misma cosa, por eso no pude menos que
decir: qu quieres que haga?
Guiado por la gracia, Ananas me impuso las manos,
convirtindome en un apstol ms. (Hch 9)
Entonces, Te atreveras a presentarnos tu hoja de servicios?
Ya me vi obligado a hacerlo en Corinto ante la labor destructiva de
algunos pseudocristianos: Presums de que sois hebreos, descendientes
de Abrahan y ministros de Cristo. Tambin yo lo soy!... y si confieso la
verdad, yo soy ms que vosotros.
Ms trabajos, ms fatigas, ms crceles, ms peligros en los ros, en
el mar, en la ciudad...; muchas veces fui apedreado y azotado. Sufr
insomnios, hambre, sed y fro...Me vi tan perseguido que en una ocasin
me hice descolgar en una espuerta por un muro porque intentaban
matarme.
Y todo esto lo sufr por el amor que le tengo a Jess, mi Seor, y a
los hombres, mis hermanos (2Cor 11).
Despus de este curriculum vitae me siento impotente para seguir
entrevistndote, pero, por favor, de dnde proceda tu fuerza?
Slo te puedo decir que si Dios est con nosotros, quin contra
nosotros?Quin nos va a separar del amor de Cristo? Ni la tribulacin,
ni la angustia, ni la persecucin, ni el hambre, ni la espada, ni la vida,
ni la muerte podrn separarme del amor de Dios, manifestado en Cristo
Jess.
Disculpa, Pablo, que use tu testimonio en esta entrevista-ficcin,
para iluminar el himno del Congreso de Sevilla.
C APTULO 13
E L D OMINGO, D A DEL S EOR
Sin domingo no hay cristianismo.
Comenzamos nuestro trabajo con el salmista: ste es el da que
actu el Seor (Sal 118,24).
Y es que el Domingo, por tradicin apostlica, tiene su origen en
el mismo da de la Resurreccin. Celebramos el misterio pascual en el
da que llamamos con razn Da del Seor. Por eso, el Domingo es la
fiesta primordial cristiana (S.C. 106). La Iglesia procura que los
cristianos no asistamos a este misterio de fe como extraos y mudos
espectadores, sino que participemos consciente, piadosa y activamente
fortalecindonos en la escucha de la Palabra de Dios y ofrecindonos al
ofrecer la Hostia santa (S.C. 47-48).
Como da de la alegra, de descanso y de la solidaridad debemos
compartir nuestro tiempo y nuestros bienes con los dems; as
convertimos el Domingo en el mejor foro de la caridad, de la justicia y
de la paz que pone en marcha el mandato misionero. Intentamos estudiar
el Domingo a nivel sociolgico, eclesial y pastoral.
Eplogo.
Que nuestras eucaristas dominicales den cabida a todos nuestros
problemas y a todas las personas con un corazn tan grande como el
mundo, tan poblado como la tierra y tan abierto como el universo!
El profeta Isaas nos dice de parte de Dios: dejad de presentarme
ofrendas que no sirven para nada; qu esperis que haga yo con todos
esos sacrificios? Lo nico que yo quiero es un corazn misericordioso.
Te quedas en el mundo,
Cuando creamos ya que te marchabas.
Desde lo ms profundo
Vimos que no olvidaba
Y por amor en Pan te transformabas.
El domingo triunfaste,
Con tu Resurreccin nos has salvado
Y al fin nos convocaste
A volver a tu lado
Y celebrar el da a ti dedicado.
Acudo a tu reclamo,
A la fiesta feliz de tu llamada.
Acudo porque te amo,
Porque me siento amada
Por ti que me iluminas la jornada.
Carmen Mari
C APTULO 14
L A M ISA PASO A PASO
Celebracin de la eucarista.
Piensa que a travs de lo visible como palabras, objetos, gestos y
signos se llega a las realidades misteriosas e invisibles de la Misa.
Intentamos sacar de nuestras experiencias religiosas lo fundamental de
nuestra fe. Iniciemos, pues, nuestro trabajo con las palabras de Cristo
en la ltima Cena: ardientemente he deseado celebrar esta Pascua con
vosotros antes de ir al Padre.
1.- Ritos iniciales.
La comunidad recibe al Sacerdote de pie y el sacerdote se acerca al
altar, revestido con los ornamentos sagrados (traje de fiesta en el mundo
romano que adopta la liturgia en el siglo VIII).
Cuando ya llega al Presbiterio, besa el altar, y por qu lo besa?:
porque representa a Cristo y a l vendr Jess dentro de unos minutos;
es un signo de amistad con Jess.
Y por qu hacemos la Seal de la Cruz? Porque la Misa es la
actualizacin del sacrificio de Cristo en la Cruz, que se realiza bajo la
mirada de la Santsima Trinidad.
Se nos invita a reconciliarnos con Dios en el acto penitencial y
sabes por qu golpeas tu pecho en el lado izquierdo? Porque ah est
el corazn; y as como para llamar a una puerta la golpeas, t das golpes
a tu corazn dicindote: cambia de vida y busca tener a Dios
convirtindote. Como los ciegos del Evangelio exclaman: Jess, Hijo
de David, ten piedad de m! (Mt 20, 30).
Recitamos el gloria, himno de glorificacin a la Trinidad, que
arranca del siglo I, como leemos en la Didaj.
Parroquia de San Miguel - 199
Eucarista
Termina este rito con una oracin breve, llamada colecta, porque
recoge las intenciones de los que participan en la Eucarista: T ofreces
al Padre la vida, pasin y muerte del Seor y a su vez le pides a cambio
que Te conceda lo que le pides. Y todo cuenta con la firma, garanta y
sello de la Trinidad.
Respondemos:
- con Jess: que no slo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
- con Mara: hgase en m segn tu Palabra;
- con Pedro: dnde iremos, si t tienes palabras de vida eterna?;
- con el Vaticano II: que los tesoros de la Biblia enriquezcan
nuestras celebraciones.
Y ante el peligro del Ritualismo, que vaca de contenido y sentido
el rito, hay que or la voz de los Profetas que como proyectil, desde
fuera, rompen la muralla que nos impide relacionarnos con Dios (Is
1,13 ss), exponiendo la vida a la muerte, como en el caso de Jeremas, o
al destierro como Ams (Jer 26; Ams 7).
al unirse al de Cristo adquiere esa dimensin sin lmites. Ves como una
Eucarista est por encima de todas las promesas, a veces heroicas, que
hacemos a los santos dentro de nuestra religiosidad popular.
Y por qu el sacerdote lava sus manos? No por razones higinicas,
sino por la exigencia de pureza interior que pide la celebracin
eucarstica; y a su vez para poner en practica el mandato de Jess en el
lavatorio del primer Jueves Santo, indicndonos que el servicio es la
savia que debe correr por toda Eucarista.
Desde los primeros tiempos de la era cristiana hasta nuestros das
hemos representado la Eucarista con espigas de trigo y racimos de uvas.
Mientras se presentan las ofrendas se hace la colecta que se destina
a obras de la Iglesia Universal, Diocesana o Parroquial, a caridad y
misiones.
Con San Ignacio de Antioquia terminamos: dejadme! yo quiero ser
grano de trigo en los dientes de los leones.
* Consagracin
Al fijar la atencin en la Consagracin-Transformacin analizamos
el trmino transformacin: la preposicin Trans significa cambio,
mutacin (trans-figuracin trans-subtanciacin), dejamos los esquemas
fixistas y evolucionistas y nos fijamos en la transformacin que Dios ha
operado al irrumpir en lo humano hasta hacer realidad que el Crucificado
sea el Resucitado y que la Eucarista sea como el segundo Adviento o
venida corprea en Cristo glorificado que anuncia el Adviento
definitivo, es el encuentro de Cristo con la creacin por el pan y el
vino, y el encuentro de Cristo con los hombres en la comunidad
cristiana, como garanta y anticipo de nuestra transformacin.
Confirma este hecho el variado repertorio que define este misterio;
cambio, mutacin, transformacin, santificacin, transustanciacin.
Asimismo la Eucarista se presenta como sacrificio de holocausto y
de comunin en cuanto es entrega total de Cristo al Padre y a los hombres.
damos cuenta que la Misa se inicia con Jess y no terminar hasta que
la humanidad retorne al Padre.
Por eso, con los discpulos de Emas, decimos: qudate con
nosotros, Seor, en cada Eucarista Dominical.
2 Entrevista:
Los primeros Cronistas de la Eucarista nos ofrecen los textos de la
Institucin.
Periodista: Comencemos presentando a los invitados. Recuerda que
el Cristianismo nace en Palestina, pero ante la persecucin llega a
Antioquia, que se convierte en cuna del Cristianismo, centro misional
de donde parten Pedro para Roma y Pablo para Oriente.
Marcos acompaa a Pedro como lo hacen los periodistas con el
Papa en sus correras apostlicas. Toma nota de todas sus catequesis; de
forma que al Evangelio de San Marcos le podemos llamar el Evangelio
Petrino.
Mateo es aquel publicano que, dejando la mesa de los impuestos,
sigue a Jess como Apstol.
Pablo, de perseguidor de cristianos se convierte en el Apstol de
los gentiles. Qu hoja tan completa de servicios presenta en sus cartas!.
Va a ser el primero que, por escrito, nos describa cmo se haca la
Eucarista en las primeras Comunidades.
Al lado de Pablo aparece Lucas, mdico de profesin, quien,
convertido al Cristianismo, es un gran misionero con Pablo.
Las Comunidades cristianas se autodefinen por la fraccin del pan,
que es como llamaban a la Eucarista; y, aunque se evidencian dos lneas
Mateo-Marcos y Pablo-Lucas, ambas apuntan a una tradicin comn, a
Jerusaln, al Cenculo donde Jess celebr la primera Eucarista, el da
del Jueves Santo.
Parroquia de San Miguel - 217
Eucarista
Con los trminos esto es mi cuerpo afirma: este soy yo; con las
palabras: esta es mi sangre que ser derramada para el perdn de los
pecados nos descubre la dimensin sacrificial de la Misa...; con tomad y
comed, tomad y bebed nos invita al banquete de la Comunin; y con
haced esto en memoria ma, hace alusin al pacto o alianza de Dios con
los hombres actualizando este misterio hasta el fin de los tiempos.
Oigamos a nuestros invitados. Marcos y Mateo nos llevan a
Jerusaln y Roma, y Pablo y Lucas a Antioquia y Corinto.
Marcos:
Cmo me emocionaba al participar en aquellas Eucaristas,
presididas por S. Pedro en Jerusaln, en Antioquia y en Roma! En torno
al Pastor se reuna todo el pueblo creyente y qu profundo escalofro
sentamos al or las palabras de la consagracin Ah toda la Iglesia
naciente hacia la Eucarista y cada Eucarista haca ms Iglesia, pues el
nmero de Cristianos creca (Mc 14, 22-25).
Mateo:
Yo, Mateo, despus de Pentecosts presida muchas Eucaristas
dominicales como el resto de los Apstoles. Para mi y para los miembros
de mis comunidades cada Misa era una llamada a la conversin y a
trabajar por el Reino de Dios (Mc 26, 26-29).
Periodista:
Vibro de alegra al or contar vuestras vivencias, pero tenemos poco
tiempo. Por eso doy la palabra a Pablo y Lucas para que nos enseen a
vivir la Misa.
Pablo:
Yo, Pablo, que no merezco ser apstol de Cristo, ha querido Dios
que fuera el primero, sobre el ao 55, en Corinto, que os transmitiera
por escrito esta tradicin recibida del Seor, sobre la Eucarista. (1Cor
11, 23-25).
218 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
Periodista:
Hoy escuchamos a S. Juan y a Scott en un dilogo sincero y sencillo
para profundizar en la presencia de Jess en la Hostia consagrada.
Juan como testigo directo en la Sinagoga de Cafarnan nos recuerda
las enseanzas de Jess, y Scott, profesor en un centro presbiteriano en
Amrica, nos contar cmo el estudio de la promesa eucarstica en el
Evangelio de Juan le cre una crisis religiosa escalofriante que les llev
a l y a su mujer a la conversin.
Juan:
Os invito a que me acompais por tierras de Cafarnam. Observad
cmo Jess levant su mirada al cielo, bendijo aquellos seis panes y los
reparti entre cinco mil personas sin contar a mujeres y nios. Es lo
mismo que Jess repiti en el Milagro de la Institucin de la Eucarista
y si pones atencin en la Misa, vers que el Sacerdote, en nombre de
Cristo, en el momento de la Consagracin tambin eleva su mirada al
cielo, bendice el pan y el vino que se convierte en Cristo y lo distribuye
despus en la Comunin.
Dos das despus, el sbado, entramos en la Sinagoga de Cafarnam
y participamos como hombres religiosos en el culto. Toma la palabra
Jess y omos que nos dice: os aseguro; si no comis la carne del Hijo
del Hombre y no bebis su sangre, no tendris vida en vosotros. Quien
come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitar en
el ltimo da. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera
bebida. Este es el pan que baja del cielo, no como el que comieron
vuestro padres y murieron; el que come este pan, vivir eternamente
Despus de esto muchos de sus discpulos se apartaron y no volvieron
con l. Por esto Jess nos pregunt a los doce: Tambin vosotros
queris marcharos?; y Pedro en nombre de todos respondi: Seor, a
quin iremos? T tienes palabras de vida eterna.
Scott:
Amigo Juan, tus palabras me han inquietado y me han cuestionado
seriamente sobre mi vida religiosa. Sabes que nosotros no somos catlicos
y slo admitimos la Eucarista como smbolo; las palabras de Jess que
t nos recuerdas en el captulo Sexto de tu Evangelio como un discurso
sobre el pan de la Vida me han obligado a estudiar das y das y a meditar
horas y horas.
Despus de tanto estudio y oracin, vine a darme cuenta de que
Jess no poda hablar simblicamente , cuando nos invit a comer su
carne y a beber su sangre; los judos que le escucharon no se hubieran
ofendido ni escandalizado por un mero smbolo. Adems, si ellos
hubieran malinterpretado a Jess, tomando sus palabras de forma literal,
mientras l habla slo en sentido metafrico, le hubiera sido fcil aclarar
ese punto. De hecho, ya que muchos de sus discpulos dejaron de seguirle
por causa de esta enseanza, Jess hubiera estado moralmente obligado
a explicar que slo hablaba simblicamente.
Tambin recuerdo que un da comet una fatal metedura de pata:
decid que haba llegado la hora de ir a una Misa Catlica; me impresion
la sincera devocin de los asistentes. Escuchaban con atencin las
lecturas; me venan ganas de interrumpirles para decir: mira esa frase
es de Isaas, ese salmo es el salmo tal y al or las palabras de la
Consagracin y contemplar la elevacin de la Hostia, interiormente con
Santo Toms exclam: Seor mo y Dios mo! Todo me pareca
fantstico! No haba que esperar ms, Dios me llamaba a entrar en la
Iglesia Catlica, gracias a la Eucarista.
Periodista:
Me ha fascinado tu entereza y preparacin. Me viene a la
imaginacin ese cuadro de la ltima Cena que hay en un convento
alemn, donde Cristo con la Hostia en sus manos, arropado por Lucero
y Calvino, con firmeza dice: Esto es mi cuerpo, este soy yo, esto es
Periodista:
Nos vamos a contentar con un simple sondeo, siguiendo el itinerario
de cualquier celebracin. Oigamos a cualquiera de los Monitores de
Arco-Iris, preguntndole porqu a los jvenes se les convierte la
Eucarista en un rollo inaguantable, del que desconectan tan fcilmente.
Monitor:
Los jvenes, en nuestros altibajos en la vida cristiana, es verdad
que nos preguntamos: Por qu hay que ir a Misa los Domingos? Por
qu nos aburrimos con tanta frecuencia? Por qu tantos amigos nuestros
han roto con la prctica religiosa?
Reconocemos, sin embargo, que si la Misa sigue en pie, despus de
veinte siglos, no puede ser invencin de los hombres, cuando se celebra
en ms de trescientos idiomas y participan millones y millones de
creyentes.
Periodista:
Bien! Ves que tus preguntas, ms que preguntas son afirmaciones.
Es necesario que vosotros los jvenes, con vuestra presencia y
participacin en la Misa, dejis de ser unos simples quejicas y deis a
la Eucarista el tono de fiesta que se merece con vuestra alegra.
Veamos qu opinan algunos de nuestros lectores, que tan
generosamente prestan su voz y sentimientos en la proclamacin de la
Palabra y en las Moniciones, venciendo todo respeto humano y sin afn
de protagonismo.
Lector:
Yo tengo una vivencia distinta. He observado que, al prestarme a
leer, ha crecido mi deseo de conocer la Biblia: me he convencido de que
la fe entra por el odo y hay que anunciarla a tiempo y a destiempo, he
ledo y reledo el texto Bblico para familiarizarme con l, y proclamarlo
con la dignidad que pide este servicio; y as, poco a poco, me voy
Parroquia de San Miguel - 223
Eucarista
Periodista:
Creo que has dado en la clave. Nos olvidamos que estamos celebrando
la vida con ese ramillete de penas y alegras, de xitos y fracasos Cuando
nos invitan a una fiesta por ejemplo a un cumpleaos siempre solemos
llevar algn detalle. Pero, desgraciadamente, en nuestras eucaristas nos
presentamos con las manos vacas.
Sacerdote:
Dicho con otras palabras creo que estamos afirmando que al lado
de una Misa, todos los sacrificios, hasta los ms heroicos de nuestros
devotos, valen poco. Entra de lleno en el corazn de la Misa y te
convencers de verdad. Reconoce que en la Misa no presentas al Seor
tus mritos, que son muy pobres, sino al mismo Hijo de Dios, que ora
por nosotros y se ofrece por nuestros pecados.
Periodista:
Supongo que ya comprendes el alcance de los temas que a
continuacin vamos a tratar, y que son la Anfora o plegaria de accin
de gracias o alabanza y la Epclesis o splica para que el Espritu Santo,
por medio del sacerdote que acta en nombre de Cristo, convierta el
pan en el cuerpo de Cristo.
Parece que el cielo de la Trinidad ha abierto un hueco y el Espritu
Santo dice al Sacerdote: Pronuncia bien esas palabras creativas para
que Dios se haga presente en el Altar.
Y para terminar, por la Amnnesis o Memorial de la Muerte y
resurreccin se actualiza la Misa solemne de Cristo en el Calvario.
Sacerdote:
Gracias a Dios estos trminos ya no nos suenan a los cristianos a
chino. Comprendemos su alcance y as como un ramillete de recuerdos
de fe y amor, vivimos en profundidad la Comunin de los Santos,
recordando a cuantos an peregrinamos por este mundo, y a nuestros
seres queridos que ya volaron a la Casa del Padre, en unin con Mara y
Parroquia de San Miguel - 225
Eucarista
con todos los que gozan de Dios, avalando nuestra splica por la voz de
Jesucristo, nica voz autorizada en los umbrales de la eternidad.
Perdonadme que haya sido tan rollo Y es que yo no entiendo
mi vida sin Misa y me gustara que todas las personas que yo quiero
tuvieran esta vivencia para convencerse.
Periodista:
Bien ya que contamos tambin con varios Ministros de la
Eucarista, pidamos a uno de ellos que cierre nuestra entrevista
hablndonos acerca de cmo debemos comulgar
Ministro de la Eucarista:
Como preparacin para comulgar bien, rezamos el Padre Nuestro
y nos damos el sculo de la Paz. Al comulgar hacemos una profesin de
fe con el Amn, (creo que Jess est en la Hostia consagrada que
recibo).
Periodista:
S, es cierto! El Padre Nuestro es como un resumen de todo el
Evangelio sus tres primeras peticiones, van dirigidas a Dios, y las
otras cuatro restantes al hombre Es el mejor programa de vida, ya
que Jess quiso resumir todo lo que hizo y dijo en esta oracin. Nos
exige ser hermanos y luchar por un mundo mejor.
Con el rito de la Paz, se nos insiste en que si tenemos algo contra el
hermano, dejemos la ofrenda y vayamos antes a reconciliarnos.
Ministro de la Eucarista:
En un principio solan comulgar todos los presentes, pero en
siglos sucesivos fueron enfrindose y as, en el siglo VI, la Iglesia
prescribe la Comunin por Navidad, Resurreccin y Pentecosts; y en
el siglo XIII, en el Concilio de Letrn, se impone la Comunin por
Pascua florida hasta que viene San Po X, quien ante las corrientes
Jansenistas grita: Cristianos, id a Jess! Comulgad con frecuencia!
226 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
C APTULO 15
L A E UCARISTA Y LA TRANSFORMACIN DEL MUNDO
Un prisionero por el ao 1950, en un campo de concentracin ruso,
as relata su experiencia:
En el barracn donde yo estaba ramos todos catlicos. Por eso los
guardianes se ensaaban particularmente con nosotros, pero no podan
privarnos del enorme consuelo de la misa. Haba con nosotros un
sacerdote, y todos los domingos, con infinitas precauciones, cuando ya
se haba dado el toque de queda y en el campo de concentracin no se
oan ms que las voces de alerta de los centinelas y los aullidos de los
perros polica, se levantaba pronto, se pona en el centro del barracn y,
sobre unas tablas, celebraba el Santo Sacrificio.
Para ello, lo primero que Cristo nos pide a los creyentes es que
seamos fieles a su palabra: si permanecis fieles a mi Palabra, seris
verdaderamente mis discpulos, conoceris la verdad y la verdad os har
libres (Jn 8, 31-32).
Al mismo tiempo, el mundo, cansado de tanta palabrera, de tantas
promesas y de tantas teoras nos exige obras y testimonios como lo
atestigua el Crisstomo: vivid la Caridad que nace de la Eucarista,
con obras de Misericordia, para que la tierra se convierta en cielo.
Miremos a Mara, modelo de la restauracin de la autntica libertad
desde la Anunciacin hasta el Calvario, cantndole con fervor: Quiero
decir que s, como t, Mara.
Es verdad que sin el horizonte del cielo no se puede transformar la
tierra, pero no pensemos como los hombres, pensemos como Dios, que
lo que es imposible para los hombres es posible para l. La ceguera,
como a David, nos lleva al pecado, pero la confianza, como a Pedro,
nos lleva a la santidad. Para San Justino, el alimento Eucarstico obra
nuestra transformacin.
Con esta bella oracin ortodoxa rusa cerramos el trabajo:
Querido Padre del cielo, multiplica y haz madurar el pan de tal forma
que alcance para todos; para el hambriento y el hurfano, para el que desea
y pide y para aquel que lo toma y te alaba y para el que se marcha
desagradecido. Danos el Pan. Danos la Paz. Da Pan y Paz a todos los
hombres. Tambin la Palabra es Pan. Danos imaginacin para que se nos
ocurra una palabra que sea pan para otro. Que se nos ocurra una palabra
cuando hay discusin, angustia o sospecha.
Convirtenos en pan para los hambrientos del mundo: para los que
padecen hambre en la lejana y para los que necesitan de nuestro pan en la
proximidad.
encarnado Dios. De la gente que no sirve para nada, jams hay que
pensar en eliminarlos, porque Dios ha escogido lo necio del mundo
para confundir a los sabios y lo dbil para humillar a los fuertes, y la
mujer tiene los mismos derechos y deberes que el hombre; a una mujer,
Mara de Nazaret, le di la gracia ms grande que puede darse a un ser
humano: la hice mi propia madre. A otras las hice confidentes
predilectas. A nuestros enemigos hay que amarlos: hay que rezar por
ellos y ayudarles para que cambien de conducta.
-Si la verdad nos hace libres, ...qu pasos debemos dar para
conseguir esa meta y qu opciones fundamentales debemos tomar para
realizar dicho proyecto?
Debemos analizar el veredicto que se lanza contra la sociedad en la
que vivimos: que es una sociedad injusta, basada en estructuras de
pecado, que esclaviza, como la idolatra del dinero, del placer y del poder,
savia que corre por el tronco cultural... La sociedad no se decide en el
campo de lo poltico y econmico, sino en lo cultural. As la fe que no
se hace cultura es una fe no aceptada, ni pensada ni vivida.
La sociedad injusta es fruto de unos comportamientos utilitaristas
y de una filosofa consumista, con la consecuente ausencia de la
conciencia social y de voces comprometidas, con sus nuevas bolsas de
pobreza y con el rechazo del parmetro del verdadero desarrollo o rechazo
del reconocimiento de la dignidad de la persona, del bien comn y de
la solidaridad. Despus debemos intentar responder al reto de sustituir
el imperio de la razn, al servicio de muchas sinrazones, por el imperio
del amor, porque la razn crea opiniones que dividen, mientras que el
amor une por el servicio. Del pienso luego existo de Descartes,
debemos pasar al amo, luego existo, de Pascal. En un conflicto laboral,
cuando el pueblo de Dios se vea oprimido en Egipto, surgi la idea de
un Dios libertador, que quiere el desarrollo de todo el hombre y de
todos los hombres.
Parroquia de San Miguel - 237
Eucarista
Eplogo
C APTULO 16
M ARA , MUJER DE E UCARISTA
Pablo VI en la Marialis Cultus describe con cuatro verbos la actitud
de Mara frente al misterio eucarstico: Mara es la virgen audiens, orans,
patiens, offerens.
De igual manera la comunidad cristiana debe ser la familia unida,
que celebra y vive la Eucarista, que escucha y ora, que ofrece y se
compromete.
Es un hecho innegable que Mara congrega a la Iglesia en torno al
altar como lo confirman Lourdes y Ftima, Guadalupe y el Pilar con
todos los grandes santuarios.
Cuntos han encontrado su conversin en esas Eucaristas,
presididas por Mara, en esos centros de espiritualidad!
El Magnficat, que cant Mara en Ain-Karin, sigue resonando en
estos pedazos de cielo en la tierra.
Comunin de la Virgen
gracia, el Seor est contigo. No temas, por que has hallado gracia delante
de Dios y vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo, a quien
pondrs por nombre Jess. El Espritu vendr sobre ti, y por eso el que ha
de nacer ser llamado Hijo de Dios. Entonces dijo Mara: He aqu la esclava
del Seor; hgase en m segn tu palabra. (Lc 1, 26-31).
En aquellos das, se levant Mara y se fue con prontitud a una
ciudad de Jud, entr en casa de Zacaras y salud a su prima Isabel,
que llena del Espritu Santo exclam: Bendita t entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno; y de dnde a m que la madre de mi Seor
venga a m. Feliz la que ha credo que se cumplir todo lo que el ngel te
anunci! Y dijo Mara: engrandece mi alma al Seor, por que ha visto la
humildad de su esclava (Lc 1, 39-46).
Y sucedi que, mientras ella estaba en Beln, se le cumplieron
los das del alumbramiento y dio a luz a su hijo primognito... El ngel
anunci a los pastores que les haba nacido el Salvador, mientras los
ngeles cantaban el Gloria... se pusieron en camino a toda prisa y
encontraron a Mara y a Jos con el nio acostado en el pesebre. Los
pastores se volvieron, alabando a Dios (Lc 2,1-20).
Tambin vinieron unos Magos de Oriente, guiados por una estrella
y llenos de alegra vieron al Nio con su madre Mara, y postrndose lo
adoraron, ofrecindole los dones de oro, incienso y mirra (Mt 2,1-12)
No podramos empezar a construir el Evangelio de la Eucarista y
el Evangelio de Mara con estos pasajes bblicos?
En la Anunciacin Mara es el Sagrario del Verbo encarnado,
enriquecido con oro y perlas preciosas de gracias y virtudes, en la
Visitacin es la Custodia procesional del primer Corpus de la historia,
que en su recorrido de Nazaret a la casa de Isabel al coro angelical se
unen los peregrinos de todos los tiempos, y en Beln, centro de
espiritualidad y escuela de apostolado, Mara bendice a los pastores y a
los Reyes con el Emmanuel, como en nuestras solemnes bendiciones
con el Santsimo.
250 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
morativo del hecho salvfico que tuvo lugar una vez para siempre, signo
demostrativo de la salvacin que se realiza en el presente, y signo
prognstico, o anticipacin del banquete escatolgico.
Con el mismo Santo Toms recitamos con fervor la antfona
laudatoria del Corpus: Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra
comida, se celebra el memorial de su pasin, el alma se llena de gracia y se
nos da la prenda de la gloria futura.
Jess en el ritual de la cena, viene a decirnos: voy a la muerte como
verdadera vctima pascual como canta Isaas en el poema del siervo de
Yahv.
Mara no poda faltar en este momento. Recordando aquellas
costumbres, en las que el hombre ganaba el pan y la madre era quien lo
reparta entre los hijos, en el misterio salvfico, Cristo nos gana la gracia
de la salvacin, y Mara, al pie de la cruz, ofrece a su Hijo por nosotros
y va llenando su corazn de la gracia redentora para distribuirla entre
los hombres a travs de los siglos.
Y por ltimo nosotros no podemos olvidar que si del costado de
Cristo salen unas gotas de agua y sangre, parece que Cristo nos est
diciendo: aqu tienes mi corazn como casa donde puedes instalarte,
pero antes debes echar de tu corazn lo que no te d paz ni alegra para
que yo me instale en el tuyo como mi propia casa.
Esto nobis praegustatum in mortis exmine. Haz que te gustemos
en el trance de la muerte oh Jess, amable y hijo de Mara!
Mira que estoy en la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre
la puerta, entrar en su casa y cenar con l (Ap 3, 20)
Dios est en todas partes, pero el cuerpo de Jesucristo no est en
todas partes, sino en el Cielo y en la Hostia consagrada, y por eso, los
bienaventurados en el cielo y los amantes del Sagrario en la tierra pueden
gozar de esta feliz compaa.
252 - Parroquia de San Miguel
Eucarista
APNDICE
San Tarsicio, mrtir de la Eucarista.
(msica suave de fondo)
Abreviaturas
N D I C E
Presentacin .....................................................................................5
Captulo 1 - La Iglesia vive de la Eucarista ............................7
TEMA I.- ASPECTO DOGMTICO ...................................... 21
Captulo 2 - Presencia real de Jess en la Eucarista............ 21
Captulo 3 - La Eucarista Sacrificio .................................. 33
Captulo 4 - Eucarista Comunin ..................................... 45
TEMA II.- REFLEXIN BBLICO-TEOLGICA................ 59
Captulo 5 - La Eucarista en la Biblia .................................. 59
Captulo 6 - Eucarista y Trinidad ........................................ 73
Captulo 7 - La Eucarista y la Iglesia ................................... 85
TEMA III - SNTESIS HISTRICA ....................................... 97
Captulo 8 - Eucarista en los grandes pensadores .............. 97
Captulo 9 - La Eucarista en el arte y literatura................ 117
Captulo 10 - La Eucarista en la msica............................... 139
Captulo 11 - Corpus Christi ................................................. 153
Captulo 12 - Congresos Eucarsticos internacionales ......... 165
Captulo 13 - El domingo da del Seor ............................... 187
Captulo 14 - La misa paso a paso ......................................... 199
Captulo 15 - La Eucarista y la transformacin
del mundo ......................................................... 227
Captulo 16 - Mara, mujer de Eucarista ............................. 241
EL DA 19 M ARZO DE 2006
DE
O NOMSTICA DE S AN J OS ,
EN LOS TALLERES DE C ATENA 3, S. L.
DE LA CIUDAD DE J AN .