Nuestra Voz Persiste PDF
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ISBN: 978-612-46796-1-2
NUESTRA VOZ PERSISTE:
DIAGNSTICO DE LA SITUACIN DE PERSONAS LESBIANAS, GAYS, BISEXUALES,
TRANSGNERO, INTERSEXUALES Y QUEER EN EL PER
ELABORACIN Y REDACCIN
MAL MACHUCA ROSE / RODOLFO COCCHELLA LOLI / ADRIANA GALLEGOS DEXTRE
EDICIN
MAX LIRA TAPIA
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NUESTRA VOZ PERSISTE:
DIAGNSTICO DE LA SITUACIN DE PERSONAS LESBIANAS, GAYS, BISEXUALES, TRANSGNERO,
INTERSEXUALES Y QUEER EN EL PER
Si quieres compartir la informacin contenida en este libro, dale noms. La reproduccin total
o parcial de este texto, en cualquier formato, queda permitida siempre y cuando se consigne su
autora y no sirva para fines de lucro.
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Por el apoyo y la confianza necesarias para que este proyecto se llevara a cabo, agradecemos profundamente a
Astraea Fundacin Lsbica para la Justicia, especialmente a Mnica Enrquez y a Brenda Salas; a IDEA
Internacional, sobre todo a Percy Medina, Pilar Tello, Lucho Egsquiza, Alejandra Cueto, Pia Retegui; y al
Banco Interamericano de Desarrollo mediante Adria Armbrister. Agradecemos tambin a la Embajada de
Francia y a la Embajada de Blgica; a la Red Cientfica Peruana, Rolando Toledo, Jeni Martn y Cayo Navarro
por su apoyo para conformar nuestra plataforma virtual, que nos permiti recaudar gran parte de las historias
aqu compartidas.
Por sus aportes a la construccin de categoras para la elaboracin de la investigacin, agradecemos los
comentarios de Tito Bracamonte (CNDDHH), Juan Carlos Callirgos (PUCP), Jessica Huertas (MIMP), Martn
Jaime (PUCP), Julio Mancilla (DP), Eloy Neyra Riquelme, Sara Rondinel (PUCP), Patricia Ruiz Bravo (PUCP),
Christian Snchez (PNUD), Lourdes Sevilla (MIMP), Ximena Sierralta (UE), Alfonso Silva Santisteban (UPCH)
y Gissele Vignolo (DP).
Agradecemos infinitamente a las organizaciones que se sumaron a la recoleccin de historias en las seis
regiones: Alma Chalaca, Amigos Unidos del Sur Sin Fronteras (AUDESF), Comunidad Homosexual Esperanza
para la Regin Loreto (CHERL), Chacla Forever, Diversidades Trans Masculinas, Epicentro Trujillo, Fminas,
Huancayo Feminista, Movimiento Lesbia, Red TLGB Arequipa, Red TLGB Callao, TransMan y Voluntades
Lima Norte. Tambin agradecemos a las personas que a nivel individual decidieron apostar e involucrarse en la
realizacin de esta investigacin: Salvador Or y Joshua Ortega en Huancayo, y Jess Veramendi en Lima Este.
El trabajo de estos dos aos no hubiese sido posible sin el apoyo incondicional de activistas que se sumaron al
trabajo colectivo. Gracias a Javiera Alejandra Arnillas, Fabrizio Calle Corzo, AP Canales, Rosa Victoria Chauca,
Cleidy Delgado, Patricia Esqun, Vero Ferrari, Jimena Hermoza, Brunella Landi, Aymara Len, Micaela
Machuca, Sebastin Marallano, Pierina Msquez, Angie Mera, Jos Antonio Otoya, Marco Prez, Mimi Salas,
Orlando Sosa, Fiorella Vasi, Eduardo Villanueva, Mauricio Zolezzi, Geraldine Zuasnabar, Krizia Zurita.
Gracias infinitas a Mayra Zea, quien tuvo un papel clave en el desarrollo de esta investigacin, y cuyos aportes
forman parte esencial del sentir con el que ha sido redactado este texto. A Silvana Prez Len, por aparecer
mgicamente y jugar un rol vital en el procesamiento de los datos cuantitativos. Sin ella, no existira la mitad de
la estadstica aqu presentada. A Max Lira, cuya capacidad crtica y luz nos permiti pulir este texto para que
resulte entendible a toda persona que quiera comprender nuestra forma de ver el mundo. A Ibrain Plcido, por
ser esa energa clida y vibrante que le ha dado color a nuestras pginas y por plasmar con gran sensibilidad la
esencia de las cabras en cada trazo aqu dibujado. A Anglica Negrn, por su infinita paciencia y buen humor
para afinar cada detalle que, como locas y pesadas que somos, le pedamos. Finalmente, este texto no sera
posible sin el apoyo y gua de Gabriel de la Cruz, quien con su incesante preocupacin y desbordantes carios
facilit la realizacin de nuestros sueos.
Por el apoyo emocional a lo largo de este proceso agradecemos a la familia Rose, familia Machuca, familia
Cocchella Loli, familias Gallegos Monteagudo, Gallegos Torres y Gallegos Dextre. Tambin a la familia Lores.
De la misma manera, agradecemos por el soporte y amor incondicional a Gabriela Altuna, Luca Bracco, Maria
Gracia Crdova, Sandra de la Cruz, Irene del Mastro, Oscar Espinoza, Selva Flix, Fedra Gutirrez, Milagros
Olivera, Ananda Ortiz, Paola Patio, Luis Quispe Maurtua, Keila Quispe Maurtua, Rafael Polar, Bertha Prieto,
Diego Urbina, Maria Claudia Tristn y Luis Vargas.
Finalmente, agradecemos a todas las mariconas, machonas, travestis, disidentes, bisexualas, cabras, lecas,
chivitas, pansexys, no binarixs, intersexuales, chs, pasivas, bebitas y buses que nos brindaron sus historias y
que vienen alegrando e infectando nuestro pas hace siglos. Sin su resistencia, no podramos soportar este
mundo binario y heteronormativo.
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Este libro est dedicado a lxs que no pudieron hablar porque ya no estn con nosotras; a quienes
persisten frente a la violencia y negligencia del Estado; a lxs nixs y personas que an no pueden
alzar su voz y a todas las voces disidentes que nos inspiran a seguir escribiendo.
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INDICE
1. Introduccin..........................................................................................................................................................................19
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5. Arequipa: Machonas y disidentes en el sur andino ..................................................................................................121
5.1 Descripcin general de la poblacin ....................................................................................................................127
5.2 Violencia hacia las personas LGBTIQ..................................................................................................................133
12.Anexos:.................................................................................................................................................................................253
12.1 Formulario final Cuntanos tu historia ..........................................................................................................253
12.2 Tabla para la operacionalizacin y procesamiento cuantitativo en
SPSS ....................................................................................................................................................................254
12.3 Distribucin de la poblacin segn identidad sexo-genrica por
grupos de los que alguna vez han recibido violencia.........................................................................................260
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INDICE de tablas y graficas
3. Metodologa
3.1 Categoras de anlisis...........................................................................................................................................70
4. Datos Generales
4.1 Distribucin de la poblacin total segn regin de residencia...........................................................................83
4.2 Distribucin de la poblacin total segn grupos de edad...................................................................................84
4.3 Distribucin de la poblacin total segn grado de estudios alcanzado..............................................................85
4.4 Distribucin de la poblacin total segn grupos de violencia ............................................................................89
4.5 Distribucin de la poblacin total segn espacio de violencia ...........................................................................90
4.6 Distribucin de la poblacin total segn grupos de apoyo .................................................................................91
4.7 Distribucin de la poblacin total segn segn identidad sexo-genrica ..........................................................92
4.8 Distribucin de la poblacin de mujeres cisgnero lesbianas segn grado de estudios alcanzado...................93
4.9 Distribucin de la poblacin de mujeres cisgnero lesbianas segn adscripcin a un seguro de salud ...........93
4.10 Distribucin de la poblacin de hombres cisgnero gays segn grado de estudios alcanzado..........................96
4.11 Distribucin de la poblacin de hombres cisgnero gays segn adscripcin a un seguro de salud ..................96
4.12 Distribucin de la poblacin de personas cisgnero bisexuales y pansexuales segn grado de estudio
alcanzado .............................................................................................................................................................98
4.13 Distribucin de la poblacin de personas cisgnero bisexuales y pansexuales segn adscripcin a un
seguro de salud....................................................................................................................................................98
4.14 Distribucin de la poblacin de mujeres trans segn orientacin sexual........................................................100
4.15 Distribucin de la poblacin de mujeres trans segn grado de estudios alcanzado ........................................100
4.16 Distribucin de la poblacin de mujeres trans segn adscripcin a un seguro de salud ...............................101
4.17 Distribucin de la poblacin de hombres trans segn grado de estudios alcanzado .......................................103
4.18 Distribucin de la poblacin de hombres trans segn adscripcin a un seguro de salud ...............................103
4.19 Distribucin de la poblacin de personas de gnero no binario segn grado de estudios alcanzado .............105
4.20 Distribucin de la poblacin de personas de gnero no binario segn adscripcin a un seguro de salud ......105
4.21 Distribucin de los testimonios segn tipos de violencia..................................................................................110
4.22 Cuadro comparativo de perpetradores identificados en los testimonios versus grupos de
perpetradores de violencia identificados en el formulario...............................................................................120
4.23 Distribucin de la poblacin segn formas de violencia...................................................................................120
12. Anexos
12.1 Formulario final Cuntanos tu historia..........................................................................................................253
12.2 Tabla para la operacionalizacin y procesamiento cuantitativo en SPSS ......................................................254
12.3 Distribucin porcentual segn identidades sexo-genricas por grupos de violencia .....................................260
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GLOSARIO
Este glosario contiene las definiciones de algunos trminos empleados a lo largo de este texto. Estas no son ni
podran ser absolutas, en tanto refieren prcticas e identidades culturales constituidas en la experiencia
particular de las personas, por lo que son cambiantes y fluidas en el tiempo y el espacio.
LGBTI
Sigla que se utiliza para hablar de lesbianas, gays, bisexuales, transgnero e intersexuales. Se utiliza como
trmino que engloba: 1) el conjunto de personas no heterosexuales (lesbianas, gays, bisexuales), 2) aquellas
cuya presentacin de gnero no necesariamente se corresponde con lo que se esperara de ellas en funcin a su
sexo biolgico (hombres y mujeres transgnero, travestis, transexuales, personas de gnero no binario) y 3) a
aquellas personas cuyo aparato reproductivo y/o anatoma sexual no encaja en las definiciones tradicionales de
sexo masculino o femenino (intersexuales).
Sexo
Sistema de diferenciacin de los cuerpos basado en la presencia de determinados cromosomas, niveles
hormonales, rganos reproductivos, rganos genitales externos y caractersticas sexuales secundarias. Suele
organizarse de acuerdo al binario masculino-femenino bajo el sistema mdico-legal oficial.
Orientacin sexual
Se define en relacin a los gneros hacia los que se orienta la atraccin afectiva, romntica y/o ertica. Si bien
las personas pueden adoptar una identidad en funcin a su orientacin sexual, esta no determina
permanentemente las prcticas sexuales concretas de un individuo. Orientaciones sexuales son la
homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, asexualidad, entre otras.
Gnero
Conjunto de caractersticas asociadas generalmente a la feminidad y masculinidad, que se define de acuerdo a
cada sociedad. El gnero es entendido como un sistema de organizacin social que construye la desigualdad en
base a la diferencia sexual, mediante la socializacin, con el fin de determinar los roles asignados culturalmente
a las personas. En las sociedades, ciertas expresiones, actitudes, aptitudes, y comportamientos son tpicamente
caracterizados como propios de un sexo u otro. Asimismo, el gnero no es natural ni fijo en el tiempo, sino que
se aprende socialmente y se pone en prctica da a da.
Identidad de gnero
Es la autopercepcin y autoidentificacin del gnero, y puede coincidir o no con lo que se espera socialmente de
una persona en funcin al sexo que se le asign al nacer. Cuando la autopercepcin del gnero encaja con lo que
se espera socialmente del sexo asignado, hablamos de personas cisgnero. Cuando la autopercepcin del
gnero no coincide con lo esperado socialmente segn el sexo asignado, hablamos de personas transgnero.
Tambin es posible que alguien se identifique fuera del binomio hombre-mujer, en ese caso hablamos de
personas de gnero no binario. Ninguna identidad de gnero es patolgica.
Expresin de gnero
Se refiere a la forma en que cada unx expresa su gnero y lo hace visible al resto. A veces, estas expresiones van
de acuerdo con lo que se espera socialmente segn la identidad de gnero y el sexo de la persona. A veces, no.
Algunas expresiones de gnero son: femenina, masculina, andrgina, entre otras. As, una persona puede
identificarse como mujer y su expresin de gnero podra ser masculina, femenina, una mezcla de ambas o algo
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nuevo.
Prcticas sexuales
Toda actividad sexual que un ser humano puede realizar. No es lo mismo que orientacin sexual, ya que las
prcticas sexuales que puede tener una persona son mltiples y diversas a lo largo de su vida y no estn
necesariamente determinadas por su orientacin sexual.
Bisexual
Persona que se siente, sexual y afectivamente, atrada hacia hombres y mujeres. Hay muchos tipos de personas
bisexuales: aquellas que tienen una fuerte preferencia por un gnero especfico pero se mantienen flexibles en
su atraccin hacia otros, as como aquellas que gustan por igual de cuerpos que perciben como masculinos o
femeninos.
Pansexual
Persona que se siente sexual y afectivamente atrada hacia personas de mltiples gneros, sean hombres,
mujeres, personas de gnero no binario, transgnero, entre otras. Esta palabra es empleada para hacer nfasis
en la multiplicidad de gneros existentes, capaces de ser sujeto y objeto de deseo sexual.
Gay
Persona que se siente sexual y/o afectivamente atrada hacia personas que se identifican como hombres.
Algunas categorizaciones emplean las siglas HSH (hombres que tienen sexo con hombres) para referir el tipo de
prctica sexual que llevan a cabo estas personas aun cuando no se identifiquen como tales. A veces, esta palabra
es utilizada de manera general para hablar de personas que se sienten atradas hacia personas de su mismo
sexo/gnero.
Lesbiana
Una persona que se identifica como mujer y se siente sexual y/o afectivamente atrada hacia personas que se
identifican como mujeres. Muchas veces esta palabra es utilizada como identidad poltica dentro del feminismo
para resaltar las voces y experiencias de los vnculos afectivos y erticos de mujeres que aman a mujeres.
Asexual
Persona cuya sexualidad transcurre en el plano de la atraccin esttica y ertico-afectiva, y que no experimenta
deseo sexual. Muchas personas asexuales mantienen relaciones sexuales en algn momento de su vida.
Transgnero
Una persona transgnero es aquella que lleva a cabo un desplazamiento desde una posicin de gnero impuesta
hacia otra con la que se identifica y en la que busca ser reconocida. Se utiliza esta categora para indicar el
proceso de transicin de gnero, que es variado y cambia de persona a persona. Este trmino incluye a personas
travestis, transgnero y transexuales.
Travesti
Persona de sexo masculino que emplea una serie de recursos estticos (maquillaje, vestimenta) y actitudinales
(postura, manera de caminar, tono y timbre de voz) para presentarse de manera femenina. Esta palabra es
comnmente utilizada de manera despectiva, y suele utilizarse para nombrar a personas de escasos recursos
econmicos y vinculadas al trabajo sexual. Tambin ha sido reapropiada por parte de la comunidad que busca
resaltar las experiencias de esta corporalidad.
Transexual
Se denomina transexual a la persona transgnero que, como parte de sus modificaciones corporales, lleva a cabo
una reasignacin genital quirrgica o se somete a un proceso de hormonacin para conseguirla. Si bien algunas
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personas transgnero optan por el proceso de reasignacin genital, esto no ocurre en todos los casos ni
constituye un requisito para ser reconocidx como persona transgnero. A pesar de estos matices, algunas
personas usan los trminos transexual y transgnero como sinnimos.
Cisgnero
Una persona cisgnero es aquella cuya identidad de gnero se corresponde con las expectativas sociales que se
tienen de ella segn el sexo que se le asign al nacer. Por ende, una persona que no es transgnero es cisgnero.
Por ejemplo, una persona que nace con vulva, que es asignada como mujer al nacer y que se identifica como
mujer, es considerada una persona cisgnero.
Intersexual
Este trmino se utiliza para describir la variedad de condiciones propias de una persona que nace con una
anatoma sexual y/o un aparato reproductivo que no encaja en las definiciones tradicionales de sexo masculino
o femenino.
Andrginx
Persona cuya identidad de gnero no se posiciona completamente ni en lo femenino ni en lo masculino, o que
utiliza elementos de ambos.
Heterosexual
Persona cuya orientacin sexual est dirigida hacia un gnero distinto al suyo. Tanto las personas cisgnero
como las transgnero pueden ser heterosexuales.
Queer
Trmino utilizado para abarcar una diversidad de disidencias sexo-genricas que prefieren no ser
especficamente delimitadas. Es un concepto adoptado del norte global que ha aumentado en su uso para hablar
de aquellas cuerpas que no son categorizables. Puede utilizarse tanto para hablar de orientacin sexual como
identidad de gnero
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prologo
Nuestra Voz Persiste aun a pesar de la violencia, opresin y estigmas que millones de personas lesbianas, gays,
bisexuales, transgnero, intersexuales y queer (LGBTIQ) enfrentamos, resistimos y esquivamos a diario en un
pas como el Per. Persiste a pesar de los cientos de aos de colonizacin impuestos sobre nuestros cuerpos y
territorios originarios, pretendidamente disciplinados bajo el mandato compulsivo del binarismo heterosexual.
Persiste a pesar de la persecucin deshumanizante que nos trasform primero en sodomitas y luego en enfermas
y criminales. Persiste a pesar de los fundamentalismos que nos convirtieron en objeto de exterminio durante el
conflicto armado interno y tambin hoy, en cada alocucin salvadora de las viejas y nuevas sectas confesionales.
Y persiste a pesar del Estado (garante de derechos), que por omisin ha devenido en el principal responsable de
los crmenes de odio, el homosidio y otras formas de violencia que acechan sobre nuestras vidas.
En este itinerario, por qu y para qu dar cuenta de la situacin de lxs LGBTIQ en el Per? Sin duda, por una
razn elemental: a pesar de los esfuerzos realizados desde diversos espacios LGBTIQ (y de sociedad civil),
todava se desconoce cmo opera la violencia y las condiciones estructurales que niegan nuestra humanidad y el
derecho a vivir plenamente. Se desconocen cules son los mecanismos y dispositivos de violencia que en sus
distintas formas y niveles naturalizan la heterosexualidad obligatoria, al mismo tiempo que invisibilizan el
manto punitivo del estigma que impide el reconocimiento del sujeto marica. Este desconocimiento/
silenciamiento no es casual, sino el resultado de un conjunto de estrategias de opresin desplegadas desde el
centro ms conservador de Amrica Latina, el Per. Aqu, el Estado, formalmente laico, es profundamente
confesional y la elite poltica parece ms preocupada en negar derechos antes que en afirmarlos y promoverlos.
Este alegato se construye de forma colectiva y en un proceso abierto al dilogo y al intercambio entre lxs
investigadorxs del colectivo No Tengo Miedo, lxs responsables regionales de la investigacin (Lima Norte, Lima
Sur, Lima Este, Callao, Arequipa, Junn, La Libertad y Loreto) y, finalmente, la comunidad LGBTIQ con sus 772
historias. Destaca el hecho que lxs investigadorxs del colectivo, as como lxs responsables regionales, son al
mismo tiempo activistas comprometidxs con las luchas del movimiento LGBTIQ, condicin que ha facilitado el
desarrollo de un vnculo de confianza y empata con quienes compartieron los testimonios de experiencias que
marcaron sus vidas.
El diagnstico nos permite conocer la situacin de lxs LGBTIQ a partir de eventos fundamentales para la vida
de toda persona, y que en este caso resultan marcados por un hecho transversal: la violencia. Se revela que la
amplia mayora ha sufrido algn episodio de violencia/discriminacin en sus vidas (el 87,7% de la muestra), y
que esta no es denunciada a pesar de su extensin (el 87,6% de afectadxs no realiz denuncia alguna). Es decir,
estamos frente a una realidad donde la violencia que se nos impone se naturaliza y se silencia: solo una de cada
diez personas la denuncia.
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Esta violencia atraviesa todos los mbitos de socializacin LGBTIQ y tiene como operadores a:
tercerxs/desconocidxs (47,7%), la familia nuclear (35,7%), compaerxs (35,5%), amigxs (30,2%), efectivos
policiales y de serenazgo/agentes del orden (21,3%), familia extensa (21,0%), educadorxs (20,3%), entre otros.
En su estudio previo (No Tengo Miedo, 2014), el colectivo ya haba llamado la atencin sobre cmo la familia se
constituye en una instancia fundamental para la reproduccin de violencia hacia lxs LGBTIQ. El presente
diagnstico actualiza esta data y revela cmo es que este espacio, en principio asociado al entorno afectivo y de
cuidado necesario para el desarrollo de las personas, se torna en uno de los contextos ms hostiles y de
desamparo ante la violencia homolesbobitransfbica. Asimismo, revela cmo las calles y lugares pblicos se
convierten en espacios de violencia para lxs LGBTIQ, donde una de cada dos es violentadx por personas
desconocidas. Estaramos, pues, frente a situaciones de inseguridad y violencia bastante extendidas y
recurrentes que, como en el caso de lo documentado para las mujeres, nos colocara en un particular estado de
vulnerabilidad.
Mencin aparte merece lo que ocurre con los agentes responsables de nuestra seguridad, como son los efectivos
de la Polica Nacional, del Serenazgo y la seguridad privada; o con quienes son responsables de nuestra
formacin educativa, lxs maestrxs y docentes. Se evidencia que estos agentes tambin pueden actuar en calidad
de perpetradores y generadores de un clima de inseguridad y temor, contraviniendo a sus mandatos
profesionales con el silencio cmplice de las instituciones estatales.
El diagnstico tambin aporta un novedoso acercamiento a la situacin de los derechos de las personas LGBTIQ
que viven en regiones distintas a Lima. Si bien hay situaciones de violencia estructural que afectan al conjunto
de lxs LGBTIQ independientemente de la regin en la que vivan, la data levantada pone en evidencia
variantes y matices regionales atravesados por las identidades sexo-genricas as como por los distintos
marcadores sociales que condicionan la vida de las personas.
En el caso de la regin Loreto, resulta revelador lo que acontece con el derecho a la educacin, a la salud y a la
vivienda. De un total de 86 personas entrevistadas (cuyo 50,0% corresponde a hombres cisgnero gays; 36,0%,
a mujeres trans; 7,0%, a mujeres cisgnero lesbianas; y 4,7%, a personas cisgnero bisexuales/pansexuales), el
34,9% no concluy sus estudios escolares. Esta situacin es mucho ms crtica para las mujeres trans, pues solo
una de cada dos estara culminando el ciclo de formacin escolar. Sobre la situacin de salud, Loreto reporta el
mayor ndice de personas que manifiestan vivir con VIH: el 14,0% del total de entrevistadxs. Nuevamente, son
las mujeres trans las ms afectadas con un 22,6%; seguidas por los hombres cisgnero gays con un 11,6%. En un
contexto caracterizado por las bajas coberturas de atencin y donde el diagnstico positivo al VIH suele
mantenerse en el clset, estas cifras son bastante altas y dan cuenta de un nivel de afectacin en extremo grave.
En forma complementaria, los testimonios muestran que al interior de los hogares el derecho a la vivienda es el
ms afectado, que este derecho se encuentra mediado por la violencia cotidiana que se ejerce en las familias y
que estos eventos de violencia concluyen generalmente con la expulsin temprana de lxs LGBTIQ de sus hogares
y familias.
Frente a lo que ocurre en Loreto, el caso de Arequipa parece plantear algunas diferencias probablemente
vinculadas al perfil sexo-genrico de lxs entrevistadxs as como a las propias diferencias regionales. La muestra
de Arequipa asciende a un total de 96 personas, en donde el 46,9% corresponde a mujeres cisgnero lesbianas;
21,9%, a hombres cisgnero gays; 13,5%, a personas cisgnero bisexuales/pansexuales; y 14,6%, a personas
trans y de gnero no binario. En este caso, el acceso a la educacin es amplio, el grado de educacin mnimo
alcanzado es de secundaria completa, mientras que el 61,5% de la muestra cuenta con algn nivel de formacin
universitaria (incompleta, completa y de postgrado). Como se explicita en el diagnstico, este dato revela
mejores condiciones para la exigibilidad de derechos, as como una masa crtica prxima al activismo
organizado. Asimismo, el estudio revela que el tipo de violencia ms frecuente es el que ocurre en el contexto
familiar, alcanzando al 41,9% de una muestra de 93 testimonios. A diferencia de lo reportado en Loreto, en
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Arequipa dada la muestra mayoritariamente femenina, parece que la violencia es ejercida para disciplinar y
controlar los cuerpos femeninos disidentes desde la infancia y adolescencia.
Estas diferencias (regionales) permiten evidenciar la complejidad y las tensiones que median la experiencia de
las personas LGBTIQ en el Per. Resulta claro que no es lo mismo ser marica en el Pantanal (Callao), en Beln
(Iquitos) o en la UNSA (Arequipa). En este sentido, el presente estudio nos coloca ante un nuevo escenario de la
investigacin y nos plantea al mismo tiempo nuevos desafos: cmo hacer comparables y explicar estas
diferencias regionales?, es suficiente la composicin del perfil sexo-genrico para comprender estas
diferencias?, por qu la violencia familiar expulsa en unos casos y en otros sujeta/controla?, por qu el VIH se
hace visible en unos casos y desaparece en otros? Estas son solo algunas de las preguntas que quedan abiertas a
futuras investigaciones.
Sin duda, los resultados y hallazgos del presente diagnstico son novedosos y nos colocan ante un nuevo
escenario en la demanda por reconocimiento ciudadano del Estado. Esto ha sido posible gracias al esfuerzo y
tenacidad de un grupo de investigadorxs y militantes originales y rigurosxs que adems de proporcionar nueva
data sobre la situacin de lxs LGBTIQ en el Per, aportan nuevos enfoques y aproximaciones que refrescan la
investigacin acadmica y el activismo social y poltico. Es resultado tambin de la confianza y participacin de
las comunidades LGBTIQ que a travs de sus testimonios nos han permitido escuchar una voz condenada por la
barbarie; de ah la importancia que adquiere el ttulo que rinde tributo a Juan Gonzalo Rose: Nuestra Voz
Persiste.
18
INTRODUCCIN
1 introduccion
.
En el Per, las cuerpas1 disidentes han existido desde siglos antes de la conquista
1
El uso de la palabra
cuerpa a lo largo de este
espaola. Muchas de estas han sido registradas en trabajos como el Museo Travesti
texto responde a la
del Per, de Giuseppe Campuzano; La descolonizacin del sodomita en los Andes necesidad poltica de
coloniales, de Michael Horswell, entre otros. Es a partir del proceso de colonizacin visibilizar la opresin que
que se instaura un sistema jerrquico del gnero y la raza que criminaliza toda se ha ejercido sobre los
disidencia sexo-genrica como sodoma. Las leyes de sodoma en el Per y el mundo cuerpos femeninos a partir
del entendimiento
constituyen los primeros registros de la homosexualidad a nivel poltico. Asimismo, el masculino del mismo, de
travestismo fue prohibido en el virreinato desde 1561 (Campuzano, 2007). Es desde cmo las decisiones sobre
este espacio de criminalizacin y patologizacin que se ha construido la visin los cuerpos han sido
tradicional del gnero y la sexualidad en el Per. tomadas por el poder
patriarcal desde su
enunciacin en gnero
Desde 1836-1837, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo estn masculino. Lo que
despenalizadas en nuestro pas, pero la persecucin de personas LGBTIQ ha buscamos en este texto es
continuado bajo la excusa de resguardar la moral y las buenas costumbres (ILGA, subvertir esta nocin para
reclamar la cuerpa como
2015). En el 2009, el Tribunal Constitucional declar ilegal la discriminacin por un espacio de definicin y
orientacin sexual dentro de las fuerzas armadas y policiales. En el Cdigo Civil, la enunciacin desde lo
homosexualidad sobreviniente sigue siendo una causal de divorcio que desfavorece femenino y las energas que
a las personas LGBTIQ. Esta poblacin, a pesar de su situacin de vulnerabilidad, transgreden el binario de
gnero. Feminizando
sigue sin aparecer en los Planes Nacionales de Derechos Humanos promulgados por cuerpa de manera
el Ministerio de Justicia. discursiva, reclamamos
nuestro primer espacio de
El Estado peruano es uno de los pocos que, en Latinoamrica, sigue sin formular una disputa poltica. El uso
espontneo de cuerpa
legislacin afirmativa con respecto a las personas lesbianas, gays, bisexuales, responde entonces a una
transgnero, intersexuales y queer. A lo largo de su historia, las autoridades y urgencia por enfatizar esta
funcionarios han rechazado, en base a posturas religiosas y conservadoras, la opresin sobre los cuerpos
incorporacin de marcos legales de proteccin hacia esta poblacin. De la misma femeninos o feminizados en
algunas partes del texto.
manera, la poblacin LGBTIQ solo cuenta con proteccin constitucional en lo relativo Esperamos que este
a la discriminacin por orientacin sexual, la cual, debido a la falta de un marco de posicionamiento en el
proteccin integral, queda como una ley desarticulada y sin mayor respaldo terreno de la ambigedad
institucional. En ese sentido, el Estado no ha garantizado la seguridad de esta no genere demasiada
ansiedad de gnero en lxs
comunidad y ha dado un permiso institucional hacia la violencia, llegando incluso a lectorxs (aunque en
perpetrarla y justificarla. Esto se traduce en la exclusin de la poblacin LGBTIQ del realidad, esperamos que
sistema laboral, la falta de protocolos existentes para un acceso ptimo a servicios de s).
salud y educacin, la ausencia de viviendas y comunidades seguras y respetuosas de la
diversidad, el incremento acelerado de los crmenes de odio, la criminalizacin de los
cuerpos trans en la va pblica, entre muchas otras. Este contexto evidencia la poltica
negligente del Estado hacia esta poblacin, puesta en prctica de manera deliberada y
sistemtica.
Por otro lado, las investigaciones acadmicas han sacado a la luz temas relevantes
para una aproximacin a la problemtica de las personas LGBTIQ. Si bien estos temas
an son abordados con prejuicios dentro de la academia, la produccin de
conocimiento sobre la disidencia sexo-genrica ha aumentado en las ltimas dcadas,
al igual que el inters de lxs investigadorxs. Algunas de las principales investigaciones
19
INTRODUCCIN
desde las ciencias sociales han estado dirigidas a caracterizar y describir a la poblacin
LGBTIQ desde una perspectiva histrica, a travs del estudio de sus principales
espacios de socializacin (el ambiente, la peluquera y el trabajo sexual), mediante
estudios mdicos relacionados al VIH/SIDA y el registro de la violencia que se ejerce
en su contra en distintos mbitos. Por ello, nos parece relevante recoger algunos de los
aportes principales que se han hecho a nivel terico sobre la disidencia sexo-genrica
en nuestro pas.
India bonita (o, Del amor y otras artes), de Oscar Ugarteche (1997), narra, en clave
foucaultiana, la historia de la sexualidad en el Per desde el perodo prehispnico
hasta la repblica. El autor postula que la homosexualidad en Occidente es fundada
discursivamente mediante la figura del sodomita. La tica sexual y la visin de la
sexualidad como funcin y finalidad para la reproduccin condicionaban a las
personas a relacionarse en espacios ntimos o privados. En base a estas ideas, el autor
argumenta que, en el imaginario peruano, existe una tipologa del homosexual que
distingue al afeminado del viril. El primero es absolutamente rechazado, mientras que
el segundo puede negociar su aceptacin a partir del ocultamiento de su sexualidad
(Ugarteche, 1997). Otra idea planteada por el autor explica cmo es que las travestis
son aquello que la sociedad espera que todos los homosexuales sean. La identidad
homosexual es creada a partir de la devaluacin de lo femenino. Las leyes con las que
se busc erradicar la sodoma por la va punitiva solo generaron su repliegue a la
clandestinidad. Finalmente, el autor argumenta que la identidad, especficamente la
homosexual, es una serie de caractersticas que son atribuidas desde la cultura y la
sociedad hacia el sujeto y no a la inversa. Sostiene que la identidad homosexual est
fuera de la persona, constituyndose en un discurso cargado de poder en s mismo.
Otras aproximaciones a las vidas LGBTIQ desde las ciencias sociales son recogidas en
Entre amores y luchas, editado por Jorge Bracamonte (2001). Esta es una
compilacin de estudios y comentarios crticos desde el enfoque de derechos
humanos y diversidad sexual. Algunos de los trabajos que ms resaltan son los
estudios de caso elaborados por Anglica Motta y Blanca Figueroa. Motta realiza una
investigacin sobre los discursos de sexualidad que esbozan personas entre 18 y 28
aos en varias discotecas de ambiente ubicadas en distritos de Lima Metropolitana
como el Cercado de Lima y Miraflores. As, encuentra que existen un discurso
moderno y otro ms bien tradicional. El primero se caracteriza por el rechazo a la
inscripcin del deseo propio dentro de los esquemas heterosexuales tradicionales,
como el de pareja donde uno tendra que ser femenino y otro masculino. Ms bien,
quienes enuncian este discurso se asocian al movimiento reivindicativo internacional
de derechos y cuestionan la relacin entre sexo biolgico y preferencia sexual (Motta,
2
2001). Contrario a este, el discurso tradicional se caracteriza por concebir las
En la jerga maricona,
relaciones de pareja en esquemas heterosexualmente establecidos, como el vnculo
punto es la forma de
llamar a la persona en entre una persona masculina (no-homosexual) y un homosexual que inscribe en su
quien unx centra la cuerpo atributos femeninos que abarcan la forma de caminar, bailar, gesticular, etc
atencin para tener algn (Motta, 2001). El trabajo de Blanca Figueroa aborda la peluquera como espacio de
tipo de contacto o vnculo
cultura homosexual y travesti, a partir de entrevistas a 125 peluquerxs de cuatro
sexual. Tambin es
utilizada por trabajadoras grupos socioeconmicos distintos. La autora describe las relaciones entre clientes,
sexuales para nombrar a peluquerxs y puntos2, la transmisin de ITS y VIH/SIDA, la construccin del cuerpo
sus clientes y potenciales y sus vnculos con el espacio. En cuanto a la autopercepcin de la orientacin sexual,
clientes.
Figueroa narra que muchxs entrevistadxs no entienden la naturaleza de su disidencia
20
INTRODUCCIN
Tambin existen investigaciones asociadas al campo de la medicina con componentes sociales, pues el
VIH/SIDA y sus modalidades de contagio se relacionan directamente a las conductas sexuales y formas de
socializacin que comportan, fundamentalmente, los gays y las mujeres trans. Por ello, desde esta disciplina
mixta se han desarrollado estudios liderados por la Universidad Peruana Cayetano Heredia y el Instituto de
Estudio en Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano (IESSDEH). Recientemente, como parte de la respuesta al
fenmeno del bullying o violencia escolar, han aparecido tambin una serie de investigaciones que se centran en
el bullying homofbico, como Era como ir todos los das al matadero...: El bullying homofbico en
instituciones pblicas de Chile, Guatemala y Per, de Carlos Cceres y Ximena Salazar (2013); y Exclusin por
diversidad en la escuela: herramientas para enfrentar la discriminacin y el acoso, de Violeta Barrientos y
Martn Jaime (2012).
Otros temas explorados han sido el acceso a la salud, como en el texto Diversidad sexual, discriminacin y
pobreza frente al acceso a la salud pblica de Martn Jaime (2013), y la construccin del movimiento social
LGBTIQ, como en el texto Entre orgullos y resistencias de Lucero Cuba (2012). Por ltimo, la construccin de
la identidad de gnero en personas trans es uno de los campos de estudio emprendido ms tardamente.
Encontramos investigaciones como la de Salazar (2015), que hace un anlisis de la construccin de la identidad
de mujeres trans en Lima, Ayacucho e Iquitos, mientras que la de Gallegos (2014), aborda la construccin de
identidades trans masculinas en el contexto penitenciario.
En la historia de la construccin de conocimiento sobre nuestra poblacin, ha sido fundamental recuperar los
saberes creados por lesbianas, gays, bisexuales, personas transgnero y de gnero no binario, intersexuales y
queer, ya que su voz constituye un aporte muy valioso para acceder a las experiencias y memorias de nuestra
comunidad. Los informes de la situacin de los derechos humanos de las personas LGBTIQ, as como los
registros de la violencia homolesbobitransfbica, entre otros, son documentos de suma importancia para la
construccin de una agenda verdaderamente representativa y comprometida con las necesidades de quienes se
encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad dentro de la comunidad. En ese sentido, es importante
resaltar la importante tarea que han llevado a cabo organizaciones como el Instituto Runa, el colectivo Raz
Diversidad Sexual, el MHOL, el Observatorio de Derechos Humanos LGTB y VIH/SIDA, las Lesbianas
Independientes Feministas Socialistas (LIFS), la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la Red TLGB y
Promsex, entre otras, que frente a la ausencia del Estado persistieron en levantar informacin sobre la violencia
y las necesidades de nuestra comunidad. Estas se han constituido en herramientas fundamentales para la
incidencia poltica frente al Estado, para poder exigir nuestros derechos y para sustentar las propuestas de ley y
de polticas pblicas que nuestra comunidad necesita.
Para entender las cifras presentadas por la comunidad, es necesario comprender que estas son recolectadas de
21
INTRODUCCIN
manera mixta, usualmente mediante tres modalidades: 1) de manera directa, gracias al trabajo de activistas que
levantan informacin a travs de sus vnculos con otras personas de la comunidad, 2) a travs de las denuncias
presentadas por los medios de comunicacin y 3) mediante el estudio de aquellos casos que logran ser
judicializados. Este trabajo nos ha permitido obtener informacin invaluable para entender la situacin de las
personas LGBTIQ a lo largo del pas y los modos en que somos vulnerables a la violencia, sobre todo a partir del
debate pblico y la difusin de informacin. Sin embargo, es importante recordar que debido a la
invisibilizacin de las orientaciones sexuales e identidades de gnero disidentes, el nmero de casos reportados
ser siempre bastante menor al nmero real de ocurrencias. En este sentido, se vuelve sumamente importante
levantar estas cifras, ms aun en un contexto en el que el pas no cuenta con una ley de crmenes de odio ni un
registro formal de las muertes violentas que sufre nuestra poblacin.
Una de las iniciativas ms necesarias ante la escalada de violencia transfbica es la que realiza el Observatorio
de Personas Trans Asesinadas (TMM), que ha registrado 2115 asesinatos de personas trans y de gnero diverso
en 65 pases del mundo desde el 1 de enero del 2008 hasta el 31 de diciembre del 2015, de los cuales 1654 se han
registrado en Amrica del Sur y Central, cifra equivalente al 78% de los asesinatos de personas trans reportados
en el mundo. La ltima actualizacin de este observatorio revel 100 homicidios de personas trans y de gnero
diverso reportados durante los primeros cuatro meses del ao, el nmero ms elevado registrado por el proyecto
desde su inicio (TMM, 2016). Por otro lado, la Comisin Interamericana de Derechos Humanos report 17
asesinatos de personas LGBTI (o percibidas como tales) ocurridos en el Per entre enero de 2013 y marzo 2014
(CIDH, 2015).
El Informe anual sobre derechos humanos de personas trans, lesbianas, gays y bisexuales en el Per
2015-2016, elaborado por la Red Peruana TLGB y Promsex, registr ocho asesinatos a personas gays y trans
entre abril y marzo de los aos que abarca el estudio. En el mismo documento, se reportaron 43 afectaciones a
la seguridad personal contra personas LGBT. De ellas, 24 fueron perpetradas por un agente estatal, equivalentes
al 55,8% del total de agresiones. La mayora de vctimas en estos casos son mujeres trans que ejercan el trabajo
sexual (Promsex, 2016). Otro nmero relevante en lo que a muertes de personas LGBTIQ se refiere es el que se
vincula a la epidemia del VIH/SIDA. Segn la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, se producen entre
1100 y 1200 muertes por causas asociadas al SIDA, de las cuales el MHOL estima que de cada tres, dos
corresponderan a personas TGB/HSH (CNDDHH, 2015).
Por ltimo, es fundamental recalcar la importancia legal y simblica de la publicacin del Informe Defensorial
N175 de la Defensora del Pueblo, titulado Derechos humanos de las personas LGBTI: Necesidad de una
poltica pblica para la igualdad en el Per, presentado en septiembre del 2016. Este texto, el primero de su
tipo producido oficialmente por el Estado, registra 38 muertes violentas asociadas a delitos dolosos perpetrados
contra la poblacin LGBTI entre los aos 2012 y 2014, as como 26 quejas de discriminacin por orientacin
sexual e identidad de gnero registradas por la Defensora del Pueblo entre el 2010 y el 2016. Este texto hace un
estudio comprensivo de la vulneracin de derechos humanos hacia la poblacin LGBTIQ y plantea un conjunto
de recomendaciones a los diversos organismos del Estado, motivo por el cual marca un precedente muy
importante en la lucha por nuestros derechos.
Otro antecedente importante que ha sido crucial para la incidencia con los organismos del Estado ha sido el
Observatorio de Voto Trans, realizado por nuestro colectivo en colaboracin con otras organizaciones trans
(Fminas y Diversidades Trans Masculinas). A travs de esta plataforma, se pudo iniciar un trabajo con los
organismos electorales estatales para garantizar que las personas transgnero y de gnero no binario ejerzan su
derecho al voto sin discriminacin ni violencia. Dicho estudio, elaborado con la participacin de 155 personas
trans y de gnero no binario, recogi que el 42,2% no haba podido cambiar su fotografa en el DNI a una que le
represente en la actualidad. El 25,7% report recibir discriminacin el da de las elecciones generales (No Tengo
Miedo, 2016). Como antecedente, en el 2006, un estudio sobre mujeres trans realizado por Instituto Runa,
22
INTRODUCCIN
Este primer captulo pretende brindar una mirada introductoria al contexto en el que se inscribe nuestra
investigacin. El segundo captulo rene una serie de reflexiones y aportes tericos en torno a los principales
ejes temticos que consideramos fundamentales para la comprensin del anlisis aqu presentado. Esta seccin
brinda una mirada crtica en torno a las categoras utilizadas en la investigacin (deseo, sexo, LGBTIQ, gnero),
as como una breve descripcin de lo que entendemos por transfeminismo, violencia de gnero, violencia basada
en orientacin sexual e identidad de gnero, violencia sexual, patologizacin de las identidades trans, y las
polticas pblicas que son bandera de lucha en el movimiento. El tercer captulo contiene una revisin detallada
de los diferentes procesos que atravesamos a lo largo de esta investigacin. Aqu, decidimos contar la historia del
diseo e implementacin del proyecto, as como las dudas y cambios que se dieron a lo largo del mismo.
Tambin incluye la evolucin del formulario con el que se recolectaron las historias, as como del proceso
colaborativo con las organizaciones aliadas.
El cuarto captulo presenta una mirada global a los datos recogidos en las seis regiones. Aqu se hallar los
principales resultados diferenciados segn cada una de las variables sociodemogrficas, un anlisis de la
situacin segn identidades sexo-genricas, y una mirada a cada uno de los tipos de violencia que hemos
tipificado. Este es el nico captulo dedicado ntegramente a hacer un anlisis diferenciado segn identidades
sexo-genricas, no obstante esta perspectiva atraviesa toda la investigacin. Los siguientes captulos ofrecen una
mirada a cada una de las regiones en las que se ha trabajado, siguiendo un orden que permite recorrer, primero,
las regiones que comparten geografas andinas; luego, aquellos espacios de la costa con enclaves urbanos
grandes y; finalmente, la amazona peruana. Estos captulos estn ordenados de modo que el contexto maricn
histrico local pueda ser comprendido para luego dar pie a las principales estadsticas. Finalmente, se desarrolla
un anlisis cualitativo de los testimonios recolectados en la regin segn los tipos de violencia.
El libro concluye con un pequeo captulo que resume las principales reflexiones a partir de la situacin de
violencia y discriminacin que hemos identificado a lo largo de los dos aos de trabajo que nos tom realizar la
investigacin. Esperamos que esta publicacin pueda servir para combatir la desinformacin y el prejuicio que
dificultan la garanta plena de nuestros derechos. Seguiremos trabajando para que as sea.
23
2 . aproximaciones a una teoria
de genero transfeminista
Es sumamente sencillo adoptar los discursos como si se tratasen de una descripcin transparente de
la realidad. A menudo, se suele elaborar categoras para hablar del mundo que resultan en
descripciones reificantes y esencialistas. A lo largo del proceso de investigacin, hemos hecho un
esfuerzo consciente por cuestionar las mismas categoras que nos han servido para posicionarnos,
nombrarnos e identificarnos. En ese sentido, nuestro entendimiento del gnero y la sexualidad ha
mutado de acuerdo a las experiencias y urgencias que nos han atravesado. A continuacin,
presentamos algunas reflexiones que han surgido a partir del uso de estas categoras en nuestro
trabajo.
En el campo de los estudios de gnero, existe una variedad de conceptos que han ido complejizndose
a lo largo del tiempo para poder categorizar y describir la realidad. Es por ello que se hace necesario
explicar qu significa la categorizacin para nosotras y cmo entendemos los matices de las
categoras utilizadas. Clasificar los hechos y fenmenos existentes es imprescindible para poder
organizarnos como seres humanos, as como para comunicarnos y hacer referencia a objetos/sujetos
agrupndolos segn sus caractersticas. Cuando hablamos de gnero y sexualidad, tambin hacemos
uso de mtodos y recursos con los cuales categorizamos las maneras en que las personas viven, se
expresan y relacionan. Si bien esta prctica es necesaria para construir conocimiento, puede tambin
devenir en una limitacin al momento de abordar las particularidades y diversidad de las personas.
A lo largo de la investigacin, emplearemos un conjunto de categoras construidas con el afn de
poder nombrar y clasificar diversos procesos subjetivos, ante los que el lenguaje se torna insuficiente.
Sexo, gnero, orientacin sexual, deseo. Para hablar de cada uno de estos conceptos es necesario
recurrir a los otros, no por una causalidad inminente, sino ms bien por una implicancia inevitable.
La pregunta recurrente, sobre todo para las personas que desconocen las experiencias y vidas
LGBTIQ, busca conocer el por qu. Por qu una persona es gay? Por qu una persona es trans?
Luego, inicia la confusin al tratar de responder estas interrogantes como si hubiese un nico factor
determinante. No ocurre lo mismo con la heterosexualidad, no solemos preguntar por qu alguien es
heterosexual o cul es la causa de ello. Esto pasa precisamente porque la norma se ha construido bajo
un esquema heterosexual incuestionable, basado histricamente en una estructura patriarcal.
Como mencion Wittig (1978) la heteronormatividad parte de un discurso opresor que establece
como vlida una nica forma de ser, estar y sentir; una lgica heterosexista considerada natural que
24
TEORA
funda la sociedad. Es por esto que el sistema heteronormativo es altamente adverso a la creacin de
nuevas categoras. Esto se ve reflejado en la opresin perpetrada por el sistema mdico-legal, que
controla y reprime directamente el cuerpo y deseo de aquellas personas que son disidentes de la
norma. En ese sentido, vemos que este sistema no solo oprime a la comunidad LGBTIQ, sino
tambin a todo aquel que escapa, aunque sea un poco, de las caractersticas tradicionales del gnero
que le fue asignado.
Entonces, para poder entender los conceptos sealados, debemos ubicarnos en un lugar de
enunciacin reflexivo, que no naturalice ninguna de las categoras que empleamos con fines
metodolgicos y con el objetivo de empezar a nombrar algo para luego deconstruirlo. Como bien
dicen tantas autoras, lo que no se nombra no existe y, en este caso, nombrarnos como trans,
lesbianas, gays, chivas, intersexuales, pansexualas, machonas, mariconas, pasivas, y todas las
categoras que iremos encontrando en este libro, resulta necesario. Persistimos frente a un Estado
que continuamente trata de invisibilizarnos e incluso asesinarnos, haciendo caso omiso a las
necesidades de nuestra poblacin vulnerabilizada.
El trmino sexo, tradicionalmente usado para referir el tipo de genitalidad que determina el ser
masculino o femenino de las personas al nacer, es abordado en nuestro anlisis desde una visin ms
compleja. Consideramos que el sexo no debe reducirse a una lectura (parcializada) de la biologa.
Esta categora cumple una funcin central al interior del rgimen biopoltico con que se marca la
diferencia social entre lxs sujetxs sexuadxs y est conformada por elementos tanto biolgicos
(cromosomas, hormonas, genitales, rganos reproductivos y caractersticas sexuales secundarias
como vello facial, morfologa corporal, tono de voz, entre otras) como sociales. Desde la lectura del
aparato mdico (cisheteronormativo), se ha forzado un ordenamiento de la multiplicidad infinita de
cuerpos en una restrictiva visin binaria desde la cual se ha jerarquizado el mundo.
Para hablar de gnero, tambin es preciso hablar de sexo y viceversa. De acuerdo a De Martino
(2013), el gnero debe ser comprendido como una construccin cultural, "un sistema de smbolos y
25
TEORA
Los deseos y orientaciones sexuales diversas perturban al sistema. Las identidades sexo-genricas
que no se conciben de acuerdo a los modelos hombre-heterosexual-masculino-cisgnero o
mujer-heterosexual-femenina-cisgnero sern las ms cuestionadas segn cunto se alejen de estas
identidades arquetpicas. No se soporta la existencia de cabras que quieren tener sexo con otras
cabras, mujeres trans que gustan de mujeres cis, hombres gays hiper masculinos que desean ser
penetrados, lesbianas que tienen sexo con hombres trans, etc. Y es que la forma de concebir la
orientacin sexual y el deseo en este libro no quiere limitarse a las categoras que hemos utilizado
26
TEORA
para fines prcticos, ya que no son absolutas. La orientacin sexual est definida en relacin a los
gneros hacia los que orientamos nuestra atraccin afectiva, ertica, esttica y/o romntica (No
Tengo Miedo, 2014), es decir, no tiene que ver estrictamente con la atraccin a un sexo en trminos
biolgicos, sino con la atraccin a un gnero determinado. Un ejemplo con el cual es posible ilustrar
esta hiptesis es el de las personas trans que se identifican como heterosexuales al sentirse atradxs
por personas de gnero distinto al de ellxs.
Si bien se suele creer que la orientacin sexual es una caracterstica que permanece estable a lo largo
de la vida de una persona, reconocemos que, al ser tambin construcciones sociales, implican una
mutabilidad producida por el contexto y motivaciones del deseo. Este carcter mutable no trivializa
la nocin de orientacin sexual, sino ms bien la complejiza en tanto esta se plasma en prcticas
sexuales y objetos de deseo que pueden ir cambiando de acuerdo a la subjetividad de cada persona.
Esta relativizacin de la orientacin sexual nos lleva a pensar en el mito de la heterosexualidad y
homosexualidad como dos polos opuestos, ya que terminan siendo categoras que definen
nicamente dos extremos de un continuo, inventado para poder entender un poco ms el complejo
de nuestra sexualidad.
Cada unx de nosotrxs es un mundo de posibilidad infinita. Somos un ejrcito porque tenemos que
serlo. Somos un ejrcito porque somos tan poderosxs. (Tenemos tanto por lo que luchar; somos la
ms preciosa de las especies en extincin). Y somos un ejrcito de amantes porque somos nosotrxs
quienes sabemos lo que es el amor. Tambin el deseo y la lujuria. Nosotrxs los inventamos. Salimos
del closet, enfrentamos el rechazo de la sociedad, nos enfrentamos a pelotones de fusilamiento,
slo para amarnos lxs unxs a lxs otrxs! Cada vez que cogemos, ganamos (Queers lean esto, 1990).
Esta investigacin trabaja con un conjunto de conceptos que entran en disputa, incluso en
contradiccin, pues el gnero y sus infinitas manifestaciones escapan a las barreras lingsticas. A
pesar de esto, resulta necesario recurrir a ellos para desbaratarlos y construir un conocimiento
propio. Consideramos que para obtener un panorama de la situacin de la comunidad o poblacin
otra disputa? LGBTIQ en el Per, abordada aqu a travs del trabajo realizado en seis regiones,
tenamos que estandarizar categoras de anlisis que en muchos casos, y en funcin de quin sea la
persona que las lea, seran entendidas de diferentes maneras. Es decir, la estandarizacin de
categoras como las contenidas en las siglas LGBTIQ responde a una necesidad urgente de generar
una estadstica de la disidencia sexo-genrica, an inexistente en nuestro pas. Esto no significa
necesariamente que todxs aquellxs hombres, mujeres, personas cisgnero, trans, gays, lesbianas,
bisexuales, pansexuales, travestis, personas de gnero no binario, queer, intersexuales, y asexuales
tengan las mismas prcticas culturales, las mismas formas de sentirse, identificarse, expresarse,
pensarse como individuo o como comunidad. Este es un esfuerzo por ordenar las manifestaciones de
la disidencia sexo-genrica para aproximarnos a una narrativa inteligible.
27
TEORA
El discurso produce lo que enuncia: no existe una constitucin del sujeto sin una historia que la
preceda. Cuando hay un yo que pronuncia o habla y, por consiguiente, produce un efecto en el
discurso, primero hay un discurso que lo precede y que lo habilita, un discurso que forma en el
lenguaje la trayectoria obligada de su voluntad (Butler, 2012, p. 317). Las palabras que empleamos
para describir a la poblacin con la que esta investigacin trabaja son portadoras de una historia que
precede al reconocimiento social de aquellas cuerpas. Este ejercicio de nominacin no solo tiene una
valoracin negativa o positiva, sino que existe una identificacin en estas identidades. Las siglas que
componen el paraguas LGBTIQ, utilizadas a nivel mundial, entran en tensin con formas locales de
reconocerse y denominarse en comunidad. Las terminologas locales que empleamos las mariconas,
tracas, chitos, chivas, pansexy, fluidas, perritas estn compuestas de otros bagajes histricos y
formas de enunciarse y performarse. LGBTIQ es la instrumentalizacin y operacionalizacin de
nuestras identidades con la finalidad de generar informacin, nmeros y porcentajes que puedan
entrar en dilogo con formas de reconocimiento que pasan directamente por la academia y el Estado.
El ordenamiento de esta informacin numrica o cuantitativa responde a que el ser hombre o ser
mujer, inclusive queer o persona de gnero no binario, son cuestiones inestables, ya que toda
identificacin tiene un costo traducido en la prdida de otro conjunto de identidades e
identificaciones, una norma que nos elige pero que nosotros ocupamos (Butler, 2012). Ante esto, el
ordenamiento de las identidades en categoras LGBTIQ tiene sentido en tanto ocuparlas no implica
que estas son enunciadas y performadas de la misma manera en diferentes contextos o que estas no
puedan ser problematizadas, sino ms bien que dicho ordenamiento traspasa el orden local,
posicionando estas identidades como glocales. Por ejemplo, es interesante pensar en la adopcin de
la palabra queer en tanto posee un sentido no solo descriptivo sino adems poltico. Si bien esta
palabra proviene del Norte global, las personas que se identifican como queer en esos contextos no
son los gays y lesbianas blancxs privilegiadxs, sino sobre todo las personas racializadas, migrantes,
marginalizadas, con discapacidad, trans, y que buscan articular su lucha con otras comunidades
oprimidas en el mundo. En ese sentido, reconocemos la relevancia de la Q para ayudarnos a seguir
gestando lazos de sororidad con colectivos que son disidentes dentro la disidencia sexo-genrica, y
28
TEORA
con los que es fundamental generar dilogo y alianzas Sur-Norte mediante la creacin de lenguajes
comunes.
En qu quedamos entonces? Empleamos trminos esbozados desde el norte hegemnico que son
ampliamente utilizados en nuestro pas, pero que la mayora de veces no logran aprehender aquellas
formas de reconocerse en contextos locales, sino ms bien en planos polticos, de lucha y resistencia.
En esta investigacin, observamos que una persona puede, para fines instrumentales y polticos,
percibirse y denominarse como gay, pero en otro espacio social su reconocimiento pasa por
nombrarse chiva. Se trata de epistemologas locales manifiestas en, por ejemplo, la constitucin de
un yo maricn que, al presentarse de este modo, adopta un poder de resignificacin mayor. Esto
desestabiliza el mandato cisheterosexual en mayor medida que el denominarse gay, puesto que la
normalizacin del trmino en el contexto peruano evoca ms a una persona blanca y de clase alta,
mientras que denominarte chiva resignifica el insulto para darle una apropiacin afirmativa que
pasa tambin por cuestiones de clase, raza, ubicacin geogrfica, entre otras.
Entonces, cuando hablamos de las performances de gnero, estas () podran entenderse como
repeticiones de formas hegemnicas de poder que no logran repetir fielmente dichas formas y, en ese
mismo fracaso, abren la posibilidad de resignificar los trminos (Butler, 2012, p.183). Podramos
decir que esto puede extrapolarse a aquella hegemona gay, muchas veces blanca y de la cual
histricamente se ha nutrido y nutre la mariconada local peruana no solo a travs del movimiento
LGBTIQ mundial y sus antagonismos, sino tambin mediante las agendas de los organismos
internacionales, ONGs y empresas que financian proyectos LGBTIQ con una visin colonialista de la
diversidad sexo-genrica pero que en la reiteracin de aquella norma, se logra crear algo nuevo y
de esta manera revestirlo de nuevas significaciones. Esto es lo que contemplamos en el anlisis de los
captulos de esta publicacin: la problematizacin de aquellas identidades o formas de denominarse
que trascienden lo LGBTIQ.
La construccin del saber, la creacin de conocimiento sobre una realidad especfica, es un acto
poltico en tanto delimita el mbito de lo real, las personas que viven l y las historias que las
preceden. El transfeminismo, propuesta terico-poltica que informa esta investigacin, busca
erradicar la conceptualizacin del sistema de sexo-gnero binario, tanto a nivel macro como
micropoltico, haciendo espacio para que otras cuerpas e identidades puedan existir y desarrollarse
en plena garanta de todos sus derechos.
El feminismo es, en su forma ms amplia, un movimiento social y una corriente de pensamiento que
busca la erradicacin de toda forma de violencia basada en el gnero. Este, en tanto devenir del sexo
diagnosticado al nacer, distribuye sobre los cuerpos categorizados como femeninos o masculinos
una serie de opresiones, expectativas, roles y barreras. El sistema de gnero, constituido a travs de
diversos procesos sociales a lo largo de la historia, es uno en el que los sujetos hombres se han
29
TEORA
beneficiado sistemticamente de la opresin impuesta sobre las sujetas mujeres, siendo estas
ltimas relegadas al espacio de lo domstico, con reducido acceso a la poltica, el espacio pblico, la
educacin, la decisin sobre sus cuerpos y el ejercicio de los derechos que se han garantizado
tradicionalmente a aquellos pensados como ciudadanos. Ciertamente, este movimiento no ha sido
uniforme, sino que ha tenido diversos paradigmas de pensamiento que han enriquecido nuestra
comprensin del sistema de gnero como uno complejo, intersectado por mltiples otros sistemas de
poder como la raza, la clase, la orientacin sexual, la discapacidad, la religin, el contexto geogrfico
y cultural, la identidad de gnero, y las diferentes corrientes de pensamiento impuestas a travs de la
hegemona.
En ese sentido, es importante entender que el transfeminismo es un devenir del feminismo y que no
pretende su superacin, es decir, no debe leerse como un post-feminismo, sino ms bien como un
lente que busca proponer la desnaturalizacin del sexo biolgico, la despatologizacin de la
transgeneridad y la autodeterminacin de los cuerpos como paradigma de pensamiento para el
movimiento. Gestar un escenario en donde estos lastres dejen de ser centrales para la reproduccin
del orden social sera de mucha utilidad para comprender cmo los cuerpos trans son violentados por
el sistema de gnero, articulando similaridades con otros cuerpos abyectos, como los de las personas
con discapacidad, las cuerpas de mujeres, los cuerpos gordos, entre otros. El transfeminismo es una
corriente del feminismo que lo trasciende ms all de la nocin que lo define como un patrimonio de
las mujeres y hombres trans, y se ha constituido en una posibilidad poltica capaz de resaltar las
voces de personas de gnero no binario, intersexuales, travestis, transformistas, e incluso de
personas cisgnero con expresiones de gnero transgresoras ms all de lo entendido
tradicionalmente como trans. Nuestra apuesta poltica busca entonces que el transfeminismo no sea
el gueto donde todxs lxs trans y disidentes del gnero binario vamos a hablar entre nosotrxs, sino que
tanto personas cisgnero y heterosexuales, as como feministas de todas las intersecciones y
corrientes de pensamiento, puedan tambin reconocer en l los mismos principios feministas que
buscan la erradicacin de toda violencia basada en gnero.
Los principales postulados del transfeminismo vienen siendo compartidos por diversxs activistas
desde que el trmino apareci a finales del siglo pasado, y han cobrado relevancia en la lucha de los
movimientos LGBTIQ y feministas en Amrica Latina. A continuacin, presentamos algunos puntos
que han sido elaborados en base a los principios establecidos en el Manifiesto TransFeminista de
Emi Koyama (2003); el texto Los sexos son o se hacen? de Mauro Cabral y Diana Maffia (2003);
Construyndonos: Cuaderno de Lecturas sobre feminismos trans, I; compilado por Mauro Cabral;
la antologa Transfeminismos: Epistemes, fricciones y flujos, de Miriam Sol y Elena Urko (2013); y
los dilogos que hemos venido sosteniendo a lo largo de los dos aos de investigacin con activistas
nacionales e internacionales en torno al significado del transfeminismo desde el Sur global.
sentido, la experiencia intersexual es una voz que debe ser valorada por el movimiento
feminista pues seala la existencia de una forma de imposicin del gnero efectuada
materialmente sobre los cuerpos de personas con genitalidades no binarias a las que se les
mutila sin su consentimiento, vulnerando gravemente su integridad mental y fsica.
4. Cada individuo tiene soberana sobre su cuerpo. Esto implica el derecho a decidir sin que
ninguna persona o autoridad se imponga sobre nuestra voluntad e integridad. Nadie debe
estar sujeto a decisiones especficas sobre su cuerpo, identidad o expresin para ser
consideradx vlido y legtimo. Cada cuerpa es duea de sus decisiones estticas, mdicas,
sexuales y reproductivas. As como luchamos porque no se criminalice a las compaeras que
deciden abortar, tambin luchamos porque no se criminalice, patologice y marginalice a las
personas que decidimos abortar el sexo impuesto y expresar nuestro autntico ser.
5. Luchamos contra los sistemas de opresin que condicionan y restringen nuestra capacidad de
tomar decisiones, no contra las personas. Nuestra lucha contra el patriarcado y el binario de
gnero no implica el juzgamiento o la censura a aquellas personas que deciden performar
identidades masificadas por el patriarcado. No juzgamos a las personas trans, cisgnero o de
gnero no binario por cmo performan su gnero: entendemos que hay mltiples motivos que
nos hacen performar de formas especficas y se vuelven necesidades para sentirnos cmodxs,
segurxs, confiadxs, etc. Al mismo tiempo, analizamos crticamente nuestras micropolticas
para no reproducir sistemas que opriman a otrxs mientras hacemos espacio para nuestras
propias exploraciones con el gnero. No juzgamos a las compaeras trans ultrafemeninas ni a
las mujeres machonas, no juzgamos a los hombres afeminados, a las travestis deschavadas ni
a las personas de gnero no binario con propuestas estticas mltiples. Nos permitimos jugar
con el gnero para explorar nuevas posibilidades de liberacin.
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TEORA
6. Las mujeres no son el nico sujeto sistemticamente violentado por el sistema de gnero. Esto,
no obstante, no implica una relativizacin de lo que significa la opresin: no aceptamos la
premisa de que tanto hombres como mujeres son oprimidos por el sistema de gnero. Los
hombres conforman el sector poblacional cuya calidad de vida y acceso a derechos se ha
construido sistemticamente en base a la explotacin y marginalizacin de las mujeres.
Reconocer que ninguno de estos grupos es homogneo, y que existen ms gneros que solo
esos dos, nos permite, sin embargo, complejizar nuestro entendimiento de la opresin basada
en gnero. El sujeto mujeres se ha constituido en una ilusin retrica que le permiti hablar
a aquellas que ya tenan poder, minimizando las diferencias entre los mltiples grupos de
mujeres y personas con vulva que se han visto subsumidas en esta categora. No todas las
mujeres son oprimidas de la misma forma por el sistema de gnero, aunque estructuralmente
este cale en todas. Es importante que cada unx hable desde su experiencia y que nos
escuchemos profundamente, en nuestras similaridades y diferencias. Solo as construiremos
verdaderos lazos de sororidad.
7. Las voces de las personas trans, tambin oprimidas por el sistema de gnero, son
fundamentales para el movimiento feminista. Si bien la interseccin particular de la identidad
de gnero amerita sus propios espacios, esta se constituye en un tipo de experiencia de
carcter fundamental para la comprensin y desmantelamiento de la matriz de gnero
vigente. Las voces trans subvierten la norma que dicta que los genitales de una persona
determinan su gnero. Todo gnero implica una socializacin restrictiva y, por lo tanto, una
violencia, una imposicin: son las historias de las personas trans las que nos permiten
visibilizar cmo es que esto ocurre. Ellxs son cruciales para crear epistemologas que nos
permitan hablar del gnero en toda su complejidad, as como para complementar nuestro
entendimiento de otros sistemas de opresin.
En Historia de la sexualidad: la voluntad del saber, Michel Foucault reflexiona sobre cmo la
sexualidad ha sido controlada y regulada en el contexto europeo. El autor plantea que la sexualidad,
lejos de lo que se podra creer, en realidad nunca ha sido silenciada; por el contrario, esta cobra
presencia en una variedad de discursos que fungen de dispositivos de control social. Esta biopoltica
ha devenido en la constitucin del sistema mdico-legal moderno que valida la existencia de dos
tipos de sujetos: hombres y mujeres. Estas oposiciones binarias de raz occidental cuerpo-alma,
cultura-naturaleza, instinto-razn, pulsiones-conciencia, entre otras, reducen el sexo a un mero
criterio para la diferenciacin genital de los cuerpos. El objetivo de este empleo de la categora sexo
es asegurar que el aparato estatal y sus instituciones fundamentales (hogar, escuela, iglesia, etc.)
ejerzan un control absoluto de la sexualidad, planteada discursiva e histricamente como binaria.
La construccin del gnero se basa en la diferenciacin de los cuerpos a partir del diagnstico de su
sexo. Cuando se analiza la violencia machista ejercida contra cuerpos femeninos, pensados
histricamente como dbiles, se hace nfasis en la lectura de la masculinidad como si esta fuese
violenta en s misma y siempre ejercida contra las mujeres. Esta manera de explicar la violencia de
gnero invisibiliza cmo el patriarcado tambin opera a travs de agresiones ejercidas por cuerpos
de no-hombres. Es decir, cuando se piensa la violencia de gnero a partir de una perspectiva binaria,
que esencializa los roles de vctima y victimario, se deja de lado una serie de prcticas violentas que
pueden ser transversales. Como afirma Preciado El gnero mismo es la violencia, () las normas de
masculinidad y feminidad, tal y como las conocemos, producen violencia (Snchez-Mellado, 2010).
La produccin de los ideales y el deber ser de estos cuerpos, destinados o bien a la masculinidad o a
la feminidad, constituyen la violencia en s. En este sentido, todo dispositivo de opresin que se
fundamente en el gnero, debiera ser considerado como violencia de gnero. Es necesario
cuestionar la idea de que los actos de violencia basados en gnero solo afectan a mujeres: el gnero,
desde su imposicin entendida como el sometimiento de todas las personas a ser cisgnero y no
disentir del sexo impuesto, constituye el acto fundacional de la violencia patriarcal.
En el Per, tanto a nivel social como estatal, el trmino gnero evoca (casi) siempre a la mujer.
Esta mujer, adems, debe poseer ciertos atributos especficos como ser cisgnero o biolgica,
heterosexual y, de ser posible, madre (bajo el precepto marianista en donde esta es sumisa,
sacrificada, abnegada, frgil, dbil, delicada, entre otras). Solo as, esta cumplira con los requisitos
necesarios para desempear el rol que se le ha asignado histricamente en la sociedad. Estas
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caractersticas revisten de mayor legitimidad las demandas de este tipo de mujeres condensadas en
la categora gnero, y a su vez deslegitiman los reclamos de justicia de aquellas que no siguen este
modelo. Esto puede percibirse en distintos mbitos. La jurisprudencia, es uno de ellos, y es desde sus
mltiples niveles jueces de paz, mdulos bsicos de justicia y hasta el Tribunal Constitucional,
que se crean precedentes en cuanto al uso e interpretacin de la categora gnero. Otro mbito en el
que se define y disputa constantemente esta categora es el de los espacios acadmicos dedicados a
las investigaciones sobre gnero y sexualidad, en donde la ptica del gnero esencialista suele
establecerse de manera dominante.
El carcter radical de estas ideas en el contexto del patriarcado actual las restringe de circular en las
esferas de la poltica oficial o en los medios de comunicacin masivos. Cuando el Estado trata de
aproximarse a la violencia machista, ya para comprenderla o para formular polticas pblicas, acude
a lo que se ha denominado como enfoque de gnero. Este enfoque busca explicitar las desventajas
estructurales que afectan a las mujeres en sociedades machistas como la peruana. En tanto criterio y
perspectiva para revelar las brechas de desigualdad existentes entre hombres y mujeres a nivel
econmico, social y cultural, el enfoque de gnero cumple una funcin importante en el anlisis de la
violencia. Sin embargo, una de sus principales limitaciones radica en su conceptualizacin
homognea del sujeto mujer. El movimiento feminista ha visto surgir las voces de una diversidad de
mujeres, que caracterizan y diferencian sus problemas para quebrar el discurso de la mujer como
vena siendo construido por aquellas con mayor acceso a educacin y poder. Es as que se complejiza
la lectura sobre el sujeto poltico del feminismo y el enfoque de gnero para dar pie a propuestas
interseccionales e interculturales que den cuenta de las mltiples opresiones, tales como la raza,
edad, clase, religin, discapacidad, sexualidad, identidad, etc. Esto ha permitido visibilizar, adems,
que el sujeto que recibe la violencia de gnero no es nicamente la mujer, sino tambin los cuerpos y
performances que escapan al mandato de gnero normativo. Esto incluye a aquellas personas que se
rebelan en contra de los parmetros de heterosexualidad y cisgeneridad obligatorios, como en el caso
de las mariconas, lesbianas, trans, bisexuales, personas de gnero no binario, intersexuales, queer,
etc. Cuando hablamos de cuerpos trans especialmente de mujeres trans, las agresiones,
violaciones y asesinatos con los que se busca erradicarlos son actos que indican el repudio hacia
aquellos cuerpos que se expresan y performan de manera distinta a la que se esperara en funcin del
sexo que se le intuye. Al hablar de las violaciones correctivas hacia mujeres lesbianas, trans
masculinos y hombres trans, hablamos de un tipo de reaccin profundamente machista que ocurre
como consecuencia del rechazo que enuncian estos cuerpos a satisfacer sexualmente a los hombres.
A esto se suma que el sealamiento constante del maricn es, en los patrones sociales machistas, un
acto moralizador. Es decir, cuando nosotras hablamos de violencia de gnero, el imperativo que lo
secunda, al cual responde y por el cual es avalado y normalizado, tiene su raz en una estructura
patriarcal jerrquica, que se materializa cuando se ve desafiada. No es necesario que una persona sea
de gnero no binario, lesbiana, gay, bisexual, transgnero o intersexual para ser blanco de este tipo
de violencia, ya que esta se ejerce contra toda persona que aparente una conducta o performe una
identidad distinta a la que la norma establece.
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La necesidad de escribir sobre violencia sexual ha ido creciendo a lo largo del desarrollo de este texto.
Como activistas transfeministas, la voluntad de elaborar una explicacin crtica de este fenmeno fue
consolidndose en cada encuentro con otras compaeras a la luz de los testimonios recolectados y las
reflexiones forjadas en el contexto de las campaas Djala Decidir y Ni Una Menos. Si bien hemos
tratado de abordar este problema desde nuestro lugar como investigadoras, reconocernos como
personas que lidian con las agresiones sexuales en el plano cotidiano y en nuestros vnculos ntimos
nos impuls a inquirir sobre el rol que cumple este tipo de violencia en nuestra sociedad. No hay
duda de que se trata de un tema amplio y complejo, con muchos puntos en los que profundizar. Sin
embargo, ahora no buscamos ser exhaustivas, sino ms bien presentar algunos apuntes urgentes.
Estos buscan permitirnos dialogar como comunidad, de forma que asumamos nuestra
responsabilidad con el cambio de una cultura que facilita la violencia sexual y que la convierte en una
de las principales armas de la violencia basada en gnero.
Los efectos negativos en la salud fsica y mental de la persona que ha sufrido una violacin sexual se
encuentran determinados por factores como la duracin o frecuencia del abuso, la edad de la vctima
y de su agresor, las caractersticas de personalidad, la reaccin del entorno frente al hecho, la
atencin profesional adecuada para el caso, entre otros (MIMP, 2012). Es decir, el impacto de este
tipo de violencia en la salud mental y el desarrollo integral de la persona depender de algunas
situaciones que harn que cada vivencia y afectacin sea distinta y particular. Sin embargo, existen
secuelas psicoemocionales que suelen repetirse en las personas vulneradas. Las vctimas de violacin
sexual presentan comnmente sentimientos de tristeza, rabia, impotencia, desesperanza, temor,
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disidencia sexo-genrica, pero esto no sucede en todos los casos. Muchas veces solo se busca ejercer
el poder del macho dominante a costa del sometimiento de otras cuerpas sobre las cuales impone su
voluntad.
La reforma del sistema de justicia es otra medida a priorizar para poder recibir y atender
adecuadamente las denuncias de violencia sexual, dada la poca cobertura que existe hasta ahora.
Asimismo, ser necesario pensar en una reforma del sistema penitenciario pues, lejos de reeducar a
los agresores para dejar de violar, la crcel funciona como espacio donde la violacin sexual es
moneda de cambio, donde esta es ejercida comnmente y sus consecuencias son naturalizadas.
Finalmente, no podemos hablar de erradicar la violencia sexual sin mencionar la urgencia por
despenalizar el aborto, de forma que nadie ms tenga que morir como consecuencia de un
procedimiento abortivo clandestino o ser forzada a la maternidad. La determinacin sobre las
decisiones de salud de las personas debe ser tomada con autonoma e informacin. Debido a que los
embarazos no deseados son una de las principales consecuencias de la violencia sexual, es
fundamental que toda lucha contra la misma incluya en sus demandas el acceso irrestricto a
educacin sexual integral, anticonceptivos y planificacin familiar, as como a un aborto seguro y
gratuito garantizado por el Estado.
Como seres humanos, somos nicxs e irrepetibles. Nos componemos de una diversidad infinita de
caractersticas, deseos y preferencias que se manifiestan en todos los aspectos de nuestras vidas. La
identidad de gnero, las orientaciones sexuales y las preferencias dentro de las prcticas sexuales son
apenas un aspecto al interior de esta complejidad. La sexualidad, en tanto constructo dinmico, se
reinventa y evoluciona constantemente de acuerdo a las experiencias subjetivas de cada ser.
Uno de los aparatos de verificacin y control del gnero y la sexualidad funciona a travs del sistema
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ciertos espaoles hallaron en cierto rincn de una de las dichas provincias tres hombres vestidos
de hbitos de mujeres, a los cuales por solo aquello juzgaron ser del pecado corrompidos y no por
ms probanza los echaron luego a los perros que llevaban, que los despedazaron y comieron vivos,
como si fueran sus jueces (De las Casas, 1552) (2012, p. 182).
El DSM (Manual Diagnstico y Estadstico de los Trastornos Mentales) es un manual editado por la
Asociacin Americana de Psicologa (APA, por sus siglas en ingls) que categoriza el conjunto de
trastornos mentales y rene los criterios para su diagnstico. Este manual es uno de los ms usados
por los psiquiatras en nuestro pas y en el mundo. Es por esto que el contenido de cada edicin se
convierte en referente para la mayora de sistemas de salud en la clasificacin de los trastornos
psiquitricos. En 1952, sin haber realizado estudios rigurosos y ms bien en base a teoras carentes
de evidencia cientfica, la homosexualidad fue incluida en la primera edicin del DSM como un
trastorno mental (Iguales, 2012). Su eliminacin como patologa se dio recin en el DSM-II-TR
(Texto Revisado), durante los aos 80. Si bien se pudo considerar un avance en la despatologizacin
el desterrar la homosexualidad de este manual, en la siguiente edicin, el DSM III, se introdujo la
transexualidad como un trastorno mental clasificndolo como un trastorno de la identidad de gnero
(Fernndez, 2010). Luego de ms de 30 aos, en el 2013, la APA retir la categora trastorno de la
identidad de gnero del captulo de disfunciones sexuales, para dedicarle un captulo aparte
reconceptualizndola como 'disforia de gnero' para el DSM-V. La introduccin del diagnstico de
'disforia' de gnero en un manual de trastornos mentales seala que la patologizacin trans
permanece.
Una lectura transfeminista del discurso mdico que considera el gnero como mandato biolgico
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revela que, en este, existen dos formas de entender la transexualidad: se considera que el 'error' est
en el cuerpo o que se trata de una falla a nivel mental o psicolgico (Coll-Planas, 2011). La primera
idea indica que las personas trans estaran atrapadas en un cuerpo equivocado, y se nutre de
teoras sobre desbalances hormonales al momento de la gestacin. La segunda idea refiere que las
personas trans, al no reconocer su cuerpo como propio, sufriran un problema de carcter psquico.
Para el autor, estas posturas son contradictorias, ya que, si se considera que la transgeneridad es un
tema meramente biolgico, no tendra sentido clasificarlo como un trastorno mental. Por otro lado,
si este es considerado un trastorno mental, no se explica que dentro del tratamiento se recomiende
la reasignacin de sexo para resolverlo.
El argumento que emplean muchos psiquiatras, incluso instituciones como APA, es que es necesario
mantener este criterio diagnstico para proteger la asistencia mdica que la poblacin trans necesita.
Si bien esto puede parecer un mtodo ptimo para incidir en que los sistemas de salud tomen en
cuenta las necesidades de las personas trans, no deja de definirlas como personas que padecen una
enfermedad. Este cambio de paradigma es urgente y necesario, ya que las identidades trans no se
limitan a las que han sido establecidas segn los criterios diagnsticos, como es el caso de las
identidades no binarias. Asimismo, es importante para desmantelar la idea de que el gnero normal
es aquel que sigue los parmetros cisheteronormativos.
Por otro lado, el hecho de ser trans y tener que asumirse enfermx para poder recibir una cura o
tratamiento perpetra la lgica detrs de los argumentos transfbicos. Si bien en pocos pases existe
atencin de salud especializada para personas trans, estas deben, primero, cumplir con el criterio
diagnstico de disforia de gnero. Es decir, asumirse bajo una categora considerada como un
trastorno mental. En nuestro pas, estamos muy lejos de debatir las implicancias de la disforia de
gnero dentro del DSM-V en el sistema de salud pblica, ya que la atencin en salud mental sigue
siendo precaria. Es por esto que muchas de las terapias daan la salud mental de las personas
LGBTIQ.
la Salud (OMS) publicaron un documento llamado Curas para una enfermedad que no existe, en el
que indican cmo la aplicacin de estas terapias amenazan la salud mental y el bienestar en general
de las personas LGBTIQ. Este documento seala, adems, que estos supuestos tratamientos no
poseen ninguna justificacin mdica y son considerados antiticos, ya que el intento de cambiar se
asocia con depresin, ansiedad, insomnio, sentimientos de culpa y vergenza e inclusive se han
reportado ideaciones e intentos de suicidio (OPS y OMS, 2012, p.2). Es importante dar a conocer
que estas terapias son promovidas por sectores religiosos conservadores con mucho poder
econmico (Davies, 2012).
El nico mbito que se ha desarrollado respecto a la salud de las personas trans es el del VIH-SIDA,
que ha llegado a incluir el Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) como servicio
gratuito. Es importante mencionar que este tratamiento no llega a la mayora de la poblacin trans.
Si bien se encuentra disponible para la poblacin en general, los espacios para su difusin se han
concentrado sobre todo en poblaciones de mujeres trans, hombres gays, bisexuales y HSH, aunque
siguen siendo insuficientes. Si bien tcnicamente para recibir TARGA no se necesita contar con un
DNI, en la mayora de centros de salud se dificulta la atencin en caso de no tener este documento.
Este es el nico aspecto en el que las personas trans existen de algn modo para el Estado, siempre y
cuando sean parte de una poblacin portadora de un virus epidmico. Sin embargo, el clculo que
hace el Estado para determinar qu porcentaje de la poblacin formara parte de este grupo objetivo,
no indica el nmero real de personas que requeriran este tratamiento (Infante, 2014). Adems, el
desabastecimiento de preservativos y retrovirales es un problema constante en nuestro pas.
El bienestar general de las personas trans nunca ha formado parte de algn plan de gobierno. Hasta
el momento, no se cuenta con el reconocimiento de la identidad de acuerdo al gnero, ni siquiera con
el cambio de nombre como trmite automtico. Del mismo modo, no existen planes orientados a
facilitar el acceso a servicios de salud integral, educacin y empleo sin discriminacin de acuerdo a
las necesidades de las personas trans. Mientras la transfobia aumenta y cobra ms vctimas, la
transgeneridad sigue considerndose como patologa, no solo por el aparato mdico sino por la
sociedad en general.
La paradoja de la igualdad nos remonta a las discusiones sobre cul es la mejor manera de
cambiar el mundo: reforma o revolucin, inclusin o integracin, asimilarnos al sistema o
transformarlo? Este debate no es nuevo cuando hablamos de gnero. Los matices entre el feminismo
de la igualdad y el feminismo de la diferencia suponan en su base el enfrentamiento entre quienes
trataban de acceder a un reconocimiento en calidad de iguales y quienes apostaban por reivindicar
su alteridad radical como fuente de identidad y resistencia. El alcance del paradigma de la igualdad
se hace evidente ahora al interior del movimiento LGBTIQ peruano cuando las principales
plataformas de lucha enarbolan arengas como El mismo amor, los mismos derechos!. Es
realmente el mismo amor? Sin embargo, y al margen de si se trata del mismo amor o no, no hay
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TEORA
Si bien hasta ahora ha sido fundamental hacer referencia a conceptos como sexo, gnero, sexualidad,
identidad, y orientacin sexual, estas no son las nicas nociones que necesitamos comprender para
aproximarnos a la problemtica que atraviesa nuestra poblacin. Conceptos como violencia basada
en gnero, patologizacin, criminalizacin, crmenes de odio, violencia simblica, autonoma
corporal e identitaria, entre otros, revelan aspectos altamente importantes de la experiencia de
personas disidentes de la normativa cisheterosexual, los cuales suelen ser invisibilizados de las
narrativas hegemnicas sobre la diversidad sexual. Esperamos que de la lectura de este libro se
desprenda que las personas LGBTIQ no necesitamos prioritariamente que el Estado-Nacin valide
nuestros afectos. Esta idea, ampliamente difundida por los sectores privilegiados del movimiento
LGBT globalizado, oculta que necesitamos una proteccin real para nuestras vidas; oculta que
exigimos el acceso pleno a la satisfaccin de nuestras necesidades bsicas, as como el respeto hacia
nuestra integridad e identidad en base al reconocimiento de nuestra diferencia. La reduccin de los
derechos de las personas LGBTIQ a la necesidad de unin civil y matrimonio se basa en la nocin de
que nuestras vidas transcurren exactamente igual a las vidas de las personas heterosexuales, con la
nica distincin de que, en lugar de enamorarnos de una persona del sexo opuesto, nos ocurrira lo
contrario. Esta idea no solo contribuye a la invisibilizacin de las existencias trans sino que adems
reduce la situacin de opresin y violencia al plano de lo ertico-afectivo, cuando un nmero
significativo de las agresiones homolesbobitransfbicas buscan erradicar los cuerpos de las personas
LGBTIQ ni bien estos se hacen manifiestos en su disidencia. El que las personas agredidas tengan
una pareja, varias o ninguna no juega un rol determinante en estas situaciones. Los derechos
humanos no se garantizan en base a la situacin conyugal de las personas, y este no tendra por qu
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TEORA
Estos matices no significan que las luchas enfocadas en la unin civil y el matrimonio igualitario sean
insignificantes: gracias a los debates y movilizaciones, se ha establecido un contexto mucho ms
propicio al dilogo en torno al gnero y la disidencia sexo-genrica, lo cual facilit ampliamente que
se difunda mucha informacin sobre nuestra existencia y necesidades. Sin embargo, el enfoque que
ha predominado al interior de este flujo de sentido ha invisibilizado luchas que una multiplicidad de
colectivos y activistas venimos resaltando como urgentes y prioritarias: la necesidad de una
legislacin sobre crmenes de odio, la inclusin de las personas LGBTIQ en los planes nacionales de
derechos humanos, una ley de identidad de gnero que pueda garantizar la ciudadana de las
personas trans.
Como colectivo, sabemos que el Estado solo es uno de los interlocutores de esta investigacin: aquel
que tiene la obligacin de garantizar nuestra libertad y desarrollo pleno como seres humanos. En ese
sentido, la naturaleza de este texto est diseada a partir de una necesidad nuestra de comunicarnos
con el Estado para exigirle que cumpla con sus obligaciones. Esto no significa que el cambio que
buscamos materializar solo dependa de este aparato y de la voluntad poltica de las autoridades. Un
aspecto fundamental de nuestra visin del bienestar para las personas LGBTIQ depende de cmo nos
vinculamos en sociedad y con las comunidades en las que vivimos. Las leyes pueden garantizar
condiciones de vida necesarias, pero nuestra felicidad y plenitud deben ser luchadas tambin desde
lo ms cotidiano y cercano a nosotrxs, en nuestras relaciones interpersonales, en nuestras
micropolticas, en la forma en que nos vinculamos unxs con otrxs y en que construimos lazos de
sororidad con otras luchas y otras cuerpas. Una parte fundamental de nuestra visin se basa en que
la garanta de una vida segura y plena se logra no solo mediante las facultades coercitivas de una ley,
sino tambin a travs de los acuerdos establecidos por las comunidades en que vivimos. Esto nos
obliga a que trabajemos, adems, a nivel de bases, barrios y en una cultura de celebracin de la
diversidad que haga posible una convivencia saludable y una ciudadana democrtica.
Finalmente, es fundamental que los dilogos que tengamos internamente y con nuestras
comunidades se basen en entendimientos amplios de nuestra diversidad, que no nos esencialicen en
posiciones limitantes que impiden al Estado reconocer la violencia que se inflige hacia nosotrxs,
labor que debera realizarse con los recursos y atencin que dicha situacin amerita. Esperamos que
este documento brinde una visin integral de la situacin de nuestras comunidades a lo largo del
pas, para que las situaciones de violencia puedan ser atendidas de manera diferenciada segn las
necesidades de cada poblacin. Nuestra diferencia no debe justificar jams una desigualdad, sino
una poltica pblica especfica y afirmativa que repare la situacin de injusticia histrica en la que se
nos ha perpetuado.
42
3. metodologia:
i
43
METODOLOGA
1
Furia travesti es un La interdisciplinariedad constituye el punto de partida necesario para un
trmino acuado por la estudio de este tipo. El equipo central de investigacin cuenta con
activista travesti argentina
Lohana Berkins para profesionales formadxs en antropologa, sociologa, psicologa, estudios de
describir la toma de gnero y estudios LGBTIQ. Lo queer, aqu ledo tambin desde el
conciencia sobre la
situacin de personas transfeminismo y el gnero no-binario, implica una flexibilidad en las
transgneros, transexuales metodologas tradicionales para el recojo y anlisis de la informacin.
y travestis, as como el
sentimiento de rabia que Plantear que esta investigacin es realizada desde un enfoque transfeminista
causa la violencia. Es un implica: 1) el reconocimiento del carcter feminista de la investigacin en
llamado a la indignacin, a
la accin y a la
tanto busca la erradicacin de toda forma de violencia basada en el gnero
irreverencia travesti. y 2) que el transfeminismo no supone una superacin del feminismo, sino un
giro paradigmtico que cuestiona la naturalizacin del sexo biolgico y los
lmites binarios entre masculinidad y feminidad, que permite que hablemos
desde nuestras cuerpas y nuestro escndalo, desde nuestra disidencia y furia
travesti1. En ese sentido, creemos que la presente investigacin nos permite
aportar a la construccin de una epistemologa
trans-maricona-machona-pansexuala y no binaria sobre el gnero y la
sexualidad, que si bien no pretende resolver esta cuestin, s propone varias
luces sobre diversas formas de entender y complejizar nuestra disidencia.
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METODOLOGA
En este sentido, si bien aqu las categoras que empleamos fueron ordenadas
en tanto despliegues del cuerpo, la sexualidad, la identidad y el deseo de las
personas, es fundamental notar que todas estas se encuentran en constante
tensin y reinvencin: las palabras que utilizamos para describir la realidad
afectan la construccin de esa misma realidad. De ese modo tambin, las
personas LGBTIQ estamos en una constante lucha por nombrarnos y poder
narrar nuestras historias de una forma libre y plena, que nos permita contarle
al mundo nuestras verdades, de manera que esa libertad sea posible para
todxs.
3
El rapport es una palabra Trabajamos la recoleccin de historias de dos formas: presencialmente y a
derivada del ingls que se
utiliza para sealar la
travs de la web. La recoleccin presencial fue elegida por la posibilidad de
sintona emocional con la lograr un impacto en el espacio pblico, convocando directamente a las
otra persona, sobre todo
personas LGBTIQ que quisieran contar su historia. Los formularios aplicados
cuando unx se aproxima por
primera vez. El rapport de persona a persona permitieron un momento de encuentro entre personas
favorece el dilogo, la de la comunidad en el que se construy rapport3. Esto permiti un
apertura, la confianza y el
intercambio de informacin, aprendizaje mutuo entre entrevistadorx y entrevistadx, posibilitando
en este caso, para la asistencia en caso no se hubiera entendido alguna pregunta. Adicionalmente,
recoleccin de datos (Keats,
1988). se gener un vnculo mediante el cual se pudo entablar confianza y un espacio
donde la persona pudo ser contenida al momento de recordar hechos
46
METODOLOGA
dolorosos. A pesar de haber previsto este tipo de cuidado, algunas personas se sintieron intimidadas
ante la posibilidad de ser vistos con un grupo de gente LGBTIQ en un espacio pblico y no quisieron
quedarse a llenar el formulario. Es por esto que la recoleccin de historias por la web apareci como
una alternativa que ofreca mucha ms privacidad al permitir que personas que no viven su
orientacin sexual y/o identidad de gnero de forma abierta puedan participar con su testimonio.
Las regiones en las que se recolectaron las historias fueron elegidas bajo un criterio de exploracin,
segn una divisin presente en el imaginario peruano basada en la idea de que la sexualidad se vive
de forma ms o menos libre segn la zona del pas. La divisin se basa tambin en las experiencias
de diversas personas de la comunidad y organizaciones visibles en cada una de las regiones, as como
en algunas investigaciones realizadas sobre el tema. As, elegimos una regin de la costa norte (La
Libertad), una de la amazona (Loreto), una de la sierra central (Junn), y una de la sierra sur
(Arequipa). Adicionalmente, decidimos trabajar en diversas zonas de Lima y Callao, debido a la
proximidad y posibilidad de comparacin de ambos espacios, y porque conocamos que en dichas
zonas exista un trabajo fuerte, articulado y descentralizado con el cual queramos involucrarnos
ms. As fue que convocamos a trabajar en el proyecto, de forma orgnica, a Epicentro Trujillo,
Comunidad Homosexual Esperanza para la Regin Loreto (CHERL), Huancayo Feminista,
Movimiento Lesbia Arequipa, Alma Chalaca, Voluntades Lima Norte, Amigos Unidos del Sur Sin
Fronteras (AUDESF) y Casa Diversa.
En lo relativo al aspecto cualitativo de la investigacin, result crucial que las personas encargadas
de la recoleccin de las historias estuviesen comprometidas con los derechos de las personas
LGBTIQ, mediante experiencias personales y de lucha. Consideramos que solo de esta forma
lograramos afianzar un compromiso con el trabajo y la rigurosidad que exiga el proyecto.
Decidimos que, al tratarse de una investigacin de proyeccin nacional, debamos trabajar con otras
Hombre
organizaciones LGBTIQ locales y regionales cuya trayectoria conociramos y cuyos principios
compartamos. Fue importante para nosotrxs que las personas que contaran sus historias pudiesen
conocer organizaciones LGBTIQ locales a las cuales recurrir y con quienes organizarse. No Tengo
Miedo es un colectivo nacido en Lima, y en ese sentido, cremos que deban ser activistas LGBTIQ y
feministas que viviesen en esas regiones quienes se hagan responsables de las historias de sus zonas,
en coordinacin con el equipo central, y que la investigacin no podra realizarse sin incorporar las
voces de lxs activistas locales. As la recoleccin de historias se dise como un trabajo colaborativo
y descentralizado entre No Tengo Miedo y diversas organizaciones a nivel regional y local en cinco
regiones y dentro de Lima en las tres grandes zonas periurbanas norte, este y sur.
Aquella informacin analizada de forma cualitativa viene a ser el discurso de cada unx de lxs
participantes que contaron su historia mediante el formulario. Para Foucault (1966), un discurso es
la red de enunciados que pertenecen a un sistema singular de saber, dentro del cual se contiene la
forma de entender aquello sobre lo que se habla. En ese sentido, el discurso es un acto tanto social
como poltico, pues es el espacio donde se construye la visin de la realidad y se disputa el poder. El
anlisis crtico del discurso es una propuesta terica y analtica que concibe al lenguaje como un
sistema que refleja y reproduce la forma en que la gente piensa, y se propone estudiar discursos que
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METODOLOGA
delatan la matriz de poder para desnaturalizar las ideologas hegemnicas que se producen con
aparente objetividad y naturalidad. En ese sentido, el anlisis crtico del discurso ha sido una
herramienta central en el diseo y procesamiento de la investigacin, puesto que permite explicitar
cmo se construye la naturalizacin de la cisgeneridad y la heterosexualidad que termina por
justificar la violencia hacia las personas LGBTIQ. A partir de estas ideas, lxs investigadorxs
adoptamos esta herramienta analtica para describir la violencia hacia las personas LGBTIQ,
tomando conciencia y responsabilidad de lo que implica un esfuerzo como este. Es as que nos
embarcamos en un proyecto de investigacin que nos permitira cuestionar el mtodo mismo con el
que suele estudiarse el sexo, el gnero, la sexualidad, la violencia y la disidencia sexual.
En ese sentido, el enfoque cuantitativo est presente en nuestra investigacin en tanto decidimos
recolectar datos sociodemogrficos que complementen y nos ayuden a leer los resultados
cualitativos. Adicionalmente, debido a que el objetivo era recolectar la mayor cantidad de historias
posibles, y dado que la cantidad total de casos vlidos es de 772, se torn necesario medir y procesar
varios datos de forma cuantitativa.
El diseo de la investigacin se inici en enero del 2015, pero se empez a tramar desde las
presentaciones de la primera investigacin del colectivo, en octubre del 2014. Es en la presentacin
de este primer texto, titulado: Estado de Violencia: Diagnstico de la Situacin de Personas
Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgnero, Intersexuales y Queer en Lima Metropolitana, y en el
dilogo con otrxs investigadores y activistas LGBTIQ y feministas, que surge la necesidad de
embarcarnos en una investigacin a nivel nacional. El encuentro con otrxs feministas fue
fundamental para contrastar las ideas que habamos elaborado durante la primera investigacin con
las prioridades y visiones del cambio social que venan de diversos sectores del movimiento.
El XIII EFLAC (Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe), que se realiz en Lima en
noviembre del 2014, constituy un momento de encuentro entre distintas activistas jvenes de
diversas partes del pas que luchamos en ese espacio por la efectiva participacin de personas trans
de todos los gneros, frente a la oposicin de un contingente de feministas cisgnero mayores. Esta
oportunidad de encontrarnos y de conversar con activistas de otras regiones motiv en nosotrxs el
mpetu que nos acompaara los siguientes aos de trabajo para la culminacin de esta
investigacin.
Es as que, en enero del 2015, el proyecto se inicia con lxs coordinadorxs, Rudi Cocchella y Mal
Machuca, reunidxs para trazar los primeros esbozos de cmo sera esta segunda investigacin
colectiva, para la cual se necesitaran muchos ms recursos que para la primera. El diseo del
proyecto de investigacin comienza a la par que se inician las aplicaciones para conseguir
financiamiento. El proyecto se disea para ejecutarse a lo largo de dieciocho meses, incluyendo
lapresentacin de la publicacin; sin embargo, se alarga cuatro meses ms por diversas
48
METODOLOGA
Uno de los procesos ms importantes dentro del diseo de la investigacin estuvo relacionado con el
mapeo de las organizaciones LGBTIQ regionales y locales para la bsqueda de colaboradorxs con
quienes poder establecer un trabajo conjunto y articulado. A varixs de quienes luego se volveran
responsables regionales de la investigacin les conocamos de antes, de las luchas, por encuentros de
activistas, y viajes previos a dichas regiones. A la otra mitad, les conocimos en el camino. En ese
sentido, la seleccin de las regiones en las que se llevara a cabo la recoleccin de los datos se
determin a partir de la seleccin de responsables y organizaciones con las que queramos trabajar,
ya sea porque conocamos de su trabajo previamente o porque lo conocimos a travs de un mapeo
virtual o al consultar a otrxs activistas. Tambin, lanzamos una convocatoria por redes sociales para
identificar organizaciones que estuvieran interesadas en recolectar informacin sobre la poblacin
LGBTIQ y que puedan asumir este trabajo como parte de sus propios objetivos. Como equipo central
de investigacin, pusimos nfasis en que el proyecto fuese de inters de las organizaciones, de forma
que no sea una imposicin que proviene desde la Lima central. Era fundamental que la prioridad de
investigar sobre nuestra situacin sea compartida con el resto de organizaciones.
Por ello, buscamos organizaciones LGBTIQ y/o feministas que trabajen en torno a temas de
educacin sexual, diversidad de gnero y sexualidad, VIH/SIDA, salud sexual y reproductiva, etc.
Las organizaciones con las que queramos trabajar deban contar con capacidad de gestin:
disposicin de tiempo, experiencia en el desarrollo e implementacin de proyectos y recursos tanto
humanos como tcnicos para la investigacin. El manejo de redes sociales/internet tambin se
pens como una capacidad indispensable que iba a ser requerida para la elaboracin y gestin de las
campaas virtuales propias del proyecto. En tanto el xito del proyecto dependa tambin de la
calidad del vnculo establecido entre entrevistadorx y entrevistadx, las organizaciones deban
caracterizarse por ser un referente cercano y amigable entre la poblacin LGBTIQ local.
Durante la primera semana de marzo del 2015, previamente a la firma de un compromiso entre las
organizaciones, cada miembro del equipo central de investigacin viaj a la regin que se le asign y
de la cual se hara responsable: Mal viaj a Arequipa; Rudi, a Loreto; Mayra, a Junn; Adriana, a la
Libertad. All pudimos realizar personalmente el mapeo de las organizaciones locales y conocer a
varixs activistas ms que colaboraran en el trabajo de recoleccin de historias en cada una de las
regiones.
Asimismo, fuimos identificando las organizaciones con las que trabajaramos en Lima y Callao.
Decidimos que sera necesario convocar al Encuentro de Aprendizajes para la Investigacin con
Poblaciones LGBTIQ. Dicho encuentro se desarroll en Lima a lo largo de dos das en los que se
present a todo el equipo de No Tengo Miedo que trabajara en el proyecto. Se invit a lxs
responsables regionales y locales, as como a algunxs voluntarixs locales, para compartir saberes y
estandarizar conocimientos en cuanto a la metodologa y el enfoque de la investigacin, nuestra
visin sobre el transfeminismo y la interseccionalidad, el gnero, la disidencia sexual y los estudios
LGBTIQ, cmo trabajar con historias de violencia, incidencia poltica, y otras dinmicas de
sensibilizacin que nos han permitido sentar una base de trabajo conjunto. El encuentro nos
permiti la oportunidad de compartir experiencias entre todas las organizaciones, conocernos para
organizarnos antes de iniciar el trabajo conjunto, y construir polticamente un proyecto de activismo
que cruce la investigacin, la incidencia poltica, el arte, el trabajo emocional y la gestin
organizativa. En este espacio, algunas organizaciones manifestaron cmo el proyecto significaba una
nueva alternativa de activismo con la que revitalizarse y reconectarse con bases. A nivel del colectivo,
luego de un primer ao de trabajo juntxs, esto significaba tambin una oportunidad de confrontar y
dialogar nuestras ideas de forma sostenida con activistas de otras organizaciones, de asumir mayor
responsabilidad por nuestro trabajo y nuestra forma de hacer poltica como colectivo de
investigacin. Tambin nos permiti cuestionar las herramientas que diseamos y mejorar nuestra
metodologa para la investigacin, as como los instrumentos de recoleccin de datos. A nivel
emocional, nos permiti tambin asumir responsabilidad conjunta con cada unx de lxs responsables
regionales y locales de hacer el mejor trabajo posible para hablar de un tema complicado dentro de
nuestra comunidad de la forma ms clara y efectiva.
Durante este tiempo, tambin nos embarcamos en el rediseo de la pgina web. Nuestra meta era
poder tener un espacio organizado donde almacenar las historias recolectadas durante la
investigacin del 2014, as como las que se fueran registrando durante el 2015. Para esto, era
necesario reorganizar nuestro espacio virtual, especficamente en cuanto a gestionar el
almacenamiento de formularios y bases de datos diferenciadas por regiones, a mejorar nuestro
registro de descargas y readecuar la web a las necesidades de nuestro proyecto. Esto era
fundamental, puesto que el 24% de las historias se recolect va web, es decir, 185 testimonios
vlidos. En el 2014, fueron 152 de 290 historias las que entraron por la web, equivalentes al 52,4%.
Esto implica un crecimiento en la cantidad de historias ingresadas va web frente a las de la
investigacin pasada, aunque este abarque un porcentaje mucho ms pequeo en relacin al nmero
total de historias recolectadas este ao. Esto se debe a que la difusin de la campaa en regiones no
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METODOLOGA
Es as que el proyecto de investigacin que presentamos se propuso estudiar, por primera vez a nivel
nacional, la violencia contra la poblacin LGBTIQ a partir del autorreporte, sentando las bases para
la generacin de conocimiento fundamental para el funcionamiento de una democracia respetuosa
de los derechos humanos en nuestro pas. La publicacin resultante constituira un esfuerzo
estructurado para complejizar nuestra percepcin de la situacin de personas LGBTIQ en el Per,
desde las voces de personas de diversas identidades en distintas regiones, aportando a los estudios
de ciudadana, movimientos sociales, gnero y diversidad sexo-genrica en el pas. Consideramos
que esta investigacin nos permite hacer un ejercicio de memoria viva, a partir de testimonios reales,
desde voces que no han tenido acceso a autonarrar sus historias, para ser visibilizadas e hiladas
colectivamente, en una lucha por nuestro reconocimiento.
En la primera parte, se propuso conocer ms a la persona que asumira el rol de responsable regional
o local y profundizar en su experiencia como activista. En la segunda, incluimos un bloque de
preguntas estructuradas y semiabiertas que nos permitiran obtener ms informacin sobre las
caractersticas de la organizacin y los recursos de los que dispone. Nos interesaba conocer la
historia de la organizacin, su relacin con otras agrupaciones LGBTIQ de la zona y quines eran sus
aliados estratgicos. La tercera parte de la gua buscaba obtener datos sobre el contexto de trabajo de
la organizacin. Quisimos identificar el escenario actual de derechos de las personas LGBTIQ en la
zona. Esto implic indagar sobre crmenes de odio, antecedentes legales, ordenanzas municipales y
regionales, denuncias de violencia de gnero presentadas por personas LGBTIQ, posicin de las
principales autoridades polticas frente al tema, entre otros. Esto nos brind una aproximacin ms
cercana a la situacin de cada regin, organizacin y poblacin con la que trabajamos a nivel poltico
y social. Finalmente, la cuarta parte deba ayudarnos a analizar y evaluar el formulario para el
proceso de recoleccin de datos. El formulario que revisamos con lxs responsables regionales fue la
primera versin de este instrumento. El objetivo de confrontar el formulario con lxs responsables
regionales y locales fue evaluar la forma, estructura y, sobre todo, los trminos o categoras para
denominar las orientaciones sexuales, identidades de gnero y/o las distintas formas de sentir y vivir
la sexualidad. Esta revisin conjunta nos ayud a replantear mejor varias preguntas.
La primera versin se desarroll a finales del mes de febrero y el proceso de su elaboracin tom tres
semanas para llegar a una primera presentacin. Para la creacin de esta primera versin,
evaluamos la pequea encuesta con la que trabajamos durante la primera investigacin (No Tengo
Miedo, 2014). Entre debates, preguntas, creaciones individuales y grupales, a lo largo de esas
semanas, empezamos a trabajar el orden de las preguntas, la importancia de tener un cdigo que
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METODOLOGA
El penltimo bloque de preguntas del formulario buscaba que lxs participantes relaten momentos de
celebracin y/o respeto hacia sus identidades, lo cual nos permitira entender otras dimensiones de
la vida y cotidianidad de la poblacin LGBTIQ ms all de la violencia. Se trata de indagar sobre la
existencia de espacios de apoyo, sororidad y escucha disponibles. De esta manera, diseamos tres
preguntas: Alguna vez has sido respetadx y celebradx por ser LGBTIQ?, dando como opciones de
respuesta s y no; Quin fue la persona que te apoy?; y, finalmente ,Cmo te apoy?, en
donde se esperaba una narracin detallada del hecho.
El ltimo bloque contiene dos preguntas que tienen por objetivo la confirmacin de algunos datos.
La primera hace referencia a si la persona que llena el formulario es transgnero. Esta pregunta
contena una nota que explicaba que el proyecto busca aportar directamente a la visibilidad de las
personas trans y dispona como opciones de respuesta s y no. La ltima pregunta confirma el
consentimiento informado: si la persona desea que su historia sea pblica y compartida en la web,
redes y publicaciones; o si el formulario y todo su contenido permanecen como privados,
comprometindonos a mantener reservados todos los datos. Esta primera versin del formulario
tena 22 preguntas, de las cuales 19 eran cerradas y 3 abiertas. Esta versin fue la que cada unx de
nosotrxs, como coordinadorxs de investigacin, compartimos individualmente con lxs responsables
regionales y locales con la finalidad de incluir opciones y/o preguntas que podran ser relevantes
para cada organizacin en su contexto regional o local. Nos pareca importante compartir y
colectivizar la creacin del formulario entre todxs. De esta manera, el primer viaje que se realiz a las
regiones o localidades da paso a una segunda etapa en la creacin del formulario.
La segunda versin del formulario, luego de los viajes de mapeo, fue trabajada por un aproximado de
cuatro semanas entre marzo y abril, y supuso una constante retroalimentacin de los resultados de
los viajes. Queramos crear un formulario conciso, simple y completo, intentando no dejar de lado
ninguno de los comentarios y observaciones que se dieron en cada zona donde iniciaramos la
investigacin.
De esta manera, el primer punto que se discuti con lxs responsables regionales y el equipo de
investigacin fue la pregunta sobre el DNI. Tomamos en cuenta que muchas personas LGBTIQ, y en
especial las personas transgnero, no cuentan con uno. En el caso de aquellas que s, este
generalmente consigna el nombre y sexo asignados al nacer, mas no necesariamente el nombre y
gnero con los que se identifican. Tambin es importante mencionar que, para proteger el derecho a
la privacidad de lxs participantes, optamos por preguntar si la persona contaba con un DNI vigente,
en vez de pedir el nmero del documento, ya que esto ltimo podra resultar intimidante. Esta
pregunta, sin embargo, no sera suficiente para conocer cuntas personas contaban con un DNI que
consignara su nombre y gnero identitarios.
Otro cambio importante que realizamos en el formulario fue con respecto a la pregunta sobre la
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METODOLOGA
identidad de gnero. Una de las opciones originales para describir la identidad de gnero fue
genderqueer. Esta opcin fue luego eliminada, pues sentimos que persona de gnero no binario
poda englobar de forma ms sencilla lo que significa queer cuando se aplica al gnero. Adems,
agregamos cuatro preguntas de opcin mltiple, referentes al ltimo grado de estudios alcanzado, la
adscripcin a un seguro de salud, la existencia de alguna enfermedad o discapacidad, y la identidad
tnico-racial.
Tambin agregamos dos preguntas de opcin mltiple con la finalidad de saber especficamente
quines eran las personas (o grupos de personas) que haban ejercido violencia y/o apoyo hacia lxs
entrevistadxs. Esta pregunta surgi de la confrontacin entre el formulario que estbamos
preparando y el que usamos para la investigacin del 2014. Este ltimo nos permiti identificar
perpetradorxs de violencia en cada una de las historias narradas, pero no nos permita conocer si es
que haban sido vctimas de violencia a manos de otros grupos de perpetradorxs, adems de los
especificados en la historia. Es as que la creacin de esta pregunta nos permitira indagar esta
ocurrencia en cada uno de los grupos por separado, de forma que identificsemos si cada una de las
personas entrevistadas haba sufrido violencia o recibido apoyo por parte de diez grupos de
perpetradorxs diferenciados. Estos grupos se diversificaran para la ltima versin del formulario, a
la que agregamos cinco opciones ms, y reestructuramos algunas otras que ya haban sido planteadas
en la versin anterior.
Dado que la violencia constituye el tema central de nuestra investigacin, se hizo necesario
complejizar el anlisis de las historias narradas. Por ello, incluimos una pregunta referente a otras
caractersticas presentes en el suceso de violencia, ms all de la orientacin sexual y/o identidad de
gnero. Si bien la narracin de la historia o el suceso de violencia est ligado intrnsecamente al
hecho de ser una persona LGBTIQ, esta pregunta propone identificar otros componentes presentes
en la materializacin de la violencia. Este dato nos permitira hacer un anlisis interseccional de las
historias narradas.
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METODOLOGA
La segunda versin del formulario fue compartida con lxs responsables regionales y locales en el
Encuentro de Aprendizajes para la Investigacin con poblaciones LGBTIQ. Algunas de las
principales intervenciones que recogimos en este espacio se relacionaban a las palabras o categoras
que utilizamos para nombrar la diversidad sexo-genrica. Trabajamos durante tres semanas para
incorporar estos aportes a lo que sera la versin final del formulario. Esta se diseara grficamente
con la finalidad de que la versin fsica pudiese ser llenada fcilmente y resulte visualmente atractiva.
La tercera versin del formulario fue la definitiva y su elaboracin concluy el 15 de mayo de 2015,
cuando es impresa y enviada a las diferentes regiones y localidades para el inicio de la campaa de
recoleccin de historias. El formulario final se titul Cuntanos tu historia. Ver anexo 1 (P. 257). La
versin final del formulario, entonces, es producto del dilogo entre el equipo central de
investigacin, lxs responsables regionales y locales, y algunxs otrxs amigxs activistas y acadmicxs
con quienes consultamos durante el proceso de elaboracin.
En primer lugar, optamos por dejar un espacio en la parte superior derecha para que lx responsable
regional o local pusiera el cdigo o nmero del formulario, con la finalidad de poder identificar de
qu regin o zona de Lima provena la historia, la fecha de recoleccin y el nmero de historia
recolectada. Asimismo, tomamos la decisin de especificar con un asterisco (*) todas las preguntas
que consideramos obligatorias, de forma que en esas preguntas se reduzca la cantidad de datos
perdidos.
En segundo lugar, incluimos en la pregunta sobre identidad de gnero varias palabras que nos
ayudasen a ampliar las alternativas dentro de las posibles respuestas. Es as que la alternativa mujer
trans, se cambia por mujer trans / trans femenina / travesti; y la alternativa hombre trans pasa
a ser hombre trans / trans masculino. El sentido de estos cambios obedece a nuestra necesidad de
ampliar las posibilidades de identificacin dentro de un mismo espectro del gnero, dando cuenta de
que, dentro de los cuerpos diagnosticados masculinos que transitan hacia lo femenino (y a la
inversa), no todos transitan el gnero de la misma forma, ni se denominan de la misma manera. En
el caso de la primera alternativa, el cambio responde a que muchas mujeres trans* se identifican
tambin o nicamente como trans-femeninas, travestis y/o mujeres. Esta diferencia pasa por un
tema identitario, as como de clase, raza, acceso a educacin, entre otros. Muchas travestis en el Per
no se piensan a s mismas como mujeres, ni aspiran a transicionar hormonal ni quirrgicamente.
Asimismo, algunas personas trans-masculinas se identifican como hombres y otras, desde el
feminismo, rechazan esta categora. Para simplificar estas variaciones identitarias, agrupamos esas
categoras en alternativas donde estos espectros de transicin del gnero constituyan una sola
posibilidad en el formulario.
El penltimo cambio realizado se da en torno a la pregunta 23. Esta estaba redactada en la versin
anterior como Alguna vez te has sentido celebradx y/o respetadx por tu identidad LGBTIQ?. La
pregunta que segua era Quines te apoyaron?. Decidimos que ambas preguntas deban utilizar el
mismo verbo y que apoyo retrataba con mayor precisin la infomacin que estabamos buscando
con esta pregunta. Es as que se cambia la pregunta a Alguna vez te has sentido apoyadx respecto a
tu identidad LGBTIQ?.
El ltimo cambio se realiz en las posibilidades de respuesta frente a la pregunta 26: Eres una
persona transgnero?. En las versiones preliminares del formulario, las opciones disponibles para
responder eran s y no. Reflexionamos acerca de cmo la transicin de gnero es un proceso
complejo en la vida de una persona y, en muchos casos, toma varios aos en aceptar y tomar forma.
Reconocimos que muchas personas LGBTIQ podran no tener una respuesta definitiva a esta
pregunta, sino ms bien encontrarse en un perodo de cuestionamiento, como es tambin la
experiencia de algunas personas en nuestro equipo de investigacin. Es por ello que agregamos como
alternativa: Creo que podra ser trans*/ Me estoy cuestionando.
De esta manera concluye el proceso de formulacin del cuestionario que tom un aproximado de tres
meses y pas por una serie de consultas y cotejos con activistas locales, regionales y acadmicxs. El
formulario es el instrumento metodolgico de mayor peso, ya que su sujetx de estudio fue toda la
poblacin LGBTIQ a la que se pueda llegar y fue la herramienta que recab el grueso de la
informacin que la investigacin se propus obtener. Es por esta razn que nos pareca fundamental
explicar cada paso que se tom para llegar a cada pregunta y a la estructura final que adopta este
documento. Del mismo modo, consideramos necesario explicar la manera en la que fue cambiando a
partir de las distintas visiones de sexualidad y gnero enunciadas desde diferentes contextos al
interior del pas, nuestras experiencias como investigadorxs y los conocimientos de algunxs
acadmicxs y activistas. Este instrumento es el resultado de ese proceso colectivo y regional.
El material de diversidad sexual fue creado con la finalidad de explicar cada uno de los conceptos
relacionados a sexo, identidad de gnero, orientacin sexual y expresin de gnero, los cuales son
esbozados en el formulario. Asimismo, fue utilizado como un recurso educativo por las diferentes
organizaciones involucradas en el proyecto.
La versin resumida de Estado de Violencia es un polptico que condensa los datos principales de
nuestra primera investigacin (No Tengo Miedo, 2014). La finalidad de este instrumento era difundir
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METODOLOGA
Hicimos adems un volante sobre No Tengo Miedo que explica las lneas de trabajo del colectivo y
brinda algunos ejemplos de vulneraciones de derechos humanos que queremos combatir. Este
material fue realizado con la finalidad de informar en otras regiones y localidades quines somos y
qu hacemos. Elaboramos tambin una gua para el uso y llenado adecuados del formulario con la
finalidad de orientar a lxs voluntarixs encargadxs de recolectar las historias. La gua resalta aspectos
a tener en cuenta para completar el formulario adecuadamente, as como la forma de registrar cada
una de las historias con su respectivo cdigo. La gua brinda algunas recomendaciones para la
rigurosidad al momento de llenar las historias y para mantener el anonimato de lxs participantes.
La gua de intervencin en espacios pblicos es un instrumento que brinda pautas y sugerencias a lxs
responsables regionales y locales al momento de organizar y realizar la recoleccin de historias
enespacios pblicos. Dicha gua contiene una propuesta para la organizacin de la logstica de la
intervencin, incluyendo los materiales necesarios y un cronograma de trabajo. El uso de esta gua
por parte de lxs responsables regionales y locales, como se detalla ms adelante, fue desarrollado de
manera diferenciada segn los contextos, facilidades y dificultades que cada unx encontr en su
regin.
El ltimo documento que elaboramos se llam Pautas para el lanzamiento de campaa. Este
sintetizaba las principales indicaciones para el lanzamiento de la campaa de recoleccin de
historias, la cual se realiz en todas las regiones para conmemorar el Da Internacional Contra los
Crmenes de Odio por orientacin sexual e identidad de gnero, el 31 de mayo. Con este instrumento,
pudimos coordinar las actividades de manera conjunta con las organizaciones de Lima y otras
regiones para estar al tanto de cmo sera el lanzamiento, qu materiales y recursos se necesitaran,
y cules seran las estrategias a utilizar para aplicar el formulario.
La campaa de recoleccin de historias inici el 31 de mayo del 2015 con intervenciones simultneas
en varias zonas de Lima y regiones. Estas intervenciones fueron realizadas por cada organizacin
local y cont con la participacin de lxs coordinadorxs del equipo central y voluntarixs de No Tengo
Miedo. La recoleccin de historias tena una duracin inicial de cuatro meses, que se extendera un
mes ms para el cierre del proyecto.
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METODOLOGA
A nivel regional, consideramos necesario realizar un viaje de monitoreo a las regiones despus de dos
meses de haber iniciado la recoleccin con la finalidad de observar, apoyar y/o facilitar el
levantamiento de los datos. Para ello, diseamos una gua de monitoreo, la cual nos brindara la
posibilidad de conocer ms sobre las dificultades y estrategias de las organizaciones a lo largo del
proceso, as como permitirnos asegurar que se cumplan las metas del proyecto de manera sostenible.
La gua utilizada sirvi para indagar sobre la cantidad de historias recolectadas, contabilizndolas
por orientacin sexual e identidad de gnero. Preguntamos por el uso del formulario, las dificultades
que se presentaron y su pertinencia para el contexto social y poltico, as como sobre las estrategias
utilizadas para llegar a ms personas LGBTIQ. Tambin buscamos conocer ms sobre el rol e
involucramiento de la organizacin en la investigacin y evaluar el cumplimiento de los objetivos, as
como la participacin de mujeres cisgnero y personas transgnero en el proyecto. Asimismo,
buscamos conocer cules eran las recomendaciones y propuestas de lxs responsables regionales y
locales para la segunda etapa del proyecto.
Durante los viajes de monitoreo pudimos conocer de cerca las activaciones que cada organizacin
emprenda en su localidad, comprobando que las estrategias para cada lugar eran diferentes. Esta
diferencia entre regiones se debi principalmente a dos factores. El primero tiene que ver con el tipo
de organizacin y el segundo con la historia de visibilidad y activismo de cada regin.
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METODOLOGA
En el caso de Callao, la organizacin aliada Alma Chalaca, debido a su trayectoria de trabajo con
poblacin de hombres gays, recolect historias principalmente de dicho grupo. A nivel general, esta
ha sido la poblacin con el mayor nmero de participantes. Esto se debe a que existe una mayor
cantidad de grupos de hombres gays organizados a nivel local. En este caso, la recoleccin fue exitosa
no solo por la trayectoria de trabajo que Alma Chalaca tena con la poblacin, sino tambin por el
vnculo que esta mantiene con otras organizaciones similares en su localidad, como la Red TLGB
Callao, lo cual facilit las coordinaciones para las actividades. Asimismo, varixs voluntarixs de la
organizacin trabajaban dentro de la Direccin Regional de Salud del Callao, por lo que se utilizaron
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METODOLOGA
En el caso de Lima, las organizaciones aliadas fueron tres. En Lima Norte, trabajamos con
Voluntades, organizacin que cuenta con una casa comunitaria en San Martn de Porres y en donde
trabaja con hombres gays y mujeres trans, trans-femeninas y travestis de la zona, realizando
proyectos de difusin de informacin y prevencin de VIH/SIDA. En este espacio, se incorpor la
campaa de recoleccin de historias como parte de sus propias actividades semanales, lo que result
en una gran cantidad de historias recolectadas.
En Lima Sur, trabajamos con la organizacin AUDESF de VES (Amigos Unidos del Sur Sin Fronteras
de Villa El Salvador). Esta es la nica organizacin dirigida por mujeres trans dentro del proyecto. La
recoleccin de historias en esta zona de Lima fue difcil debido a diversos factores. Uno de ellos fue
la renuencia a participar por parte de las personas contactadas. De acuerdo a la responsable de la
zona, en oportunidades anteriores otras organizaciones han recolectado informacin de las mujeres
transgnero, trans-femeninas y travestis de Lima Sur que no se ha materializado en ningn beneficio
para ellxs. Es as que la desesperanza con respecto a su situacin tambin jug en contra de la
campaa de recoleccin de historias. Al ser la zona con menor cantidad de historias, se replante la
estrategia de recoleccin junto a la organizacin local. Se decidi realizar un evento que resultara
ms atractivo para la poblacin LGBTIQ de la zona, de acuerdo a lo planteado por AUDESF. A pesar
de esto, la convocatoria tampoco fue la esperada.
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METODOLOGA
las personas no heterosexuales y/o no cisgnero. Los riesgos van desde recibir algn tipo de
discriminacin, estigmatizacin, hostigamiento, agresin, detencin arbitraria, violencia sexual,
hasta terminar fatalmente en un crimen de odio. Es as que este acto de visibilidad implic una
trasgresin frente al silencio que existe sobre este tema en el espacio pblico.
El 76,0% (587/772) de los formularios recolectados corresponde a la versin impresa, por lo que
requiri un trabajo de campo en los diferentes lugares de recoleccin. Con respecto al uso del
formulario virtual, el 24,0% (185/772) de lxs participantes utiliz este medio. De estas 185 historias,
70,3% (130/185) vinieron de Lima y 14,6% (27/185), de Arequipa. La suma del resto de regiones
compone el 15,1% restante (28/185). Esto indica la existencia de una brecha con respecto al acceso y
uso de nuevas tecnologas para la participacin en investigaciones que, como esta, implican trabajar
con soportes virtuales.
Respecto a las reflexiones en torno a los desaciertos, se mencion la necesidad de adaptar en cada
regin la metodologa planificada. En el caso de Arequipa, por ejemplo, se tuvo que replantear la idea
de realizar eventos o actividades especficas para la recoleccin de las historias, ya que casi siempre
asistan las mismas personas. Ante esto, la dinmica fue modificada y se empez a buscar a las
personas LGBTIQ directamente en sus espacios de esparcimiento, como las canchas de vley. Esta
ltima estrategia tambin fue utilizada por otras regiones para poder llegar a una mayor cantidad de
personas que no necesariamente eran cercanas a su agrupacin.
Otra dificultad mencionada fue la gran cantidad de trminos no siempre conocidos para algunas
personas alejadas del activismo y/o de los temas de gnero. Este es un riesgo que previmos desde el
64
METODOLOGA
Por ltimo, se seal el hecho de que muchas personas LGBTIQ estn acostumbradas a recibir
preservativos o incentivos a cambio de la informacin brindada para las investigaciones en el marco
de la lucha contra el VIH. Ya que nuestro proyecto no cuenta con los recursos suficientes para
gestionar un programa de incentivos, se hizo difcil llegar nicamente con los materiales
informativos de nuestro trabajo como colectivo, por lo que algunas organizaciones incorporaron la
recoleccin de historias a otras de sus actividades que s contaban con este tipo de beneficios.
Finalmente, como lecciones aprendidas, lxs responsables mencionaron haber encontrado efectiva la
articulacin con agrupaciones que no necesariamente eran LGBTIQ, es decir, se abri la posibilidad
de trabajar con aliados heterosexuales. Esto ayud a que, en algunas regiones, la campaa se difunda
ms ampliamente y, por lo tanto, que la comunidad LGBTIQ cobre mayor visibilidad en su contexto
local, al margen de la recoleccin de historias. Algunxs responsables mencionaron que, inicialmente,
consideraban que la recoleccin de historias se desarrollara fcilmente por los vnculos amicales que
sostenan en su regin. En el camino, encontraron que muchxs accedan a contar su historia
verbalmente, pero no daban su consentimiento para plasmarla de modo escrito en el formulario.
Esto se debe a que las situaciones de violencia expuestas contienen datos ntimos respecto a
experiencias de vida dolorosas, sobre las cuales prima el temor y la desconfianza.
Al momento de cerrar la recoleccin de historias, se dio un plazo de dos semanas adicionales para
que lxs responsables regionales y locales terminasen de recolectar los formularios entre sus propios
voluntarixs y los mandaran al equipo central de investigacin. Es entonces que, surgieron ciertos
contratiempos con algunas regiones. En el caso de Lima Sur, no se logr entregar los formularios en
el tiempo estipulado, por lo que el proceso se dilat ms de lo esperado. En otros casos, los
formularios fueron enviados sin cdigo de recoleccin, por lo que la fecha del cdigo de historia fue
marcada como NSS. En el caso de Junn, nueve de los formularios fsicos se traspapelaron y no
fueron enviados a Lima. Al ser imposible corroborar su veracidad, las historias fueron eliminadas.
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METODOLOGA
Cuando el equipo de investigacin tuvo el total de formularios fsicos recolectados en las seis
regiones, se procedi a revisar cada entrada en la base de datos virtual, cotejando si la informacin
recibida era idntica a la del formulario fsico. De la misma manera, se prest especial atencin a la
lgica dentro de cada una de las entradas, tanto las que ingresaron por la web como por formulario
fsico. Esto se realiz con nfasis al momento de revisar la relacin entre sexo, identidad de gnero y
orientacin sexual. En este punto, algunas personas que se haban identificado como mujer
trans/travesti/trans femenina marcaron su sexo como femenino, cuando esta pregunta se refera al
sexo diagnosticado al nacer. Al revisar esto, decidimos cambiar a masculino el sexo de estas
personas, que adems marcaban s en la pregunta sobre visibilidad trans.
En el caso de la pregunta sobre la orientacin sexual, nos encontramos con un gran nmero de casos
de mujeres trans que haban marcado la alternativa gay/homosexual. Esto nos llev a
preguntarnos por el modo en que estaban siendo entendidos los trminos utilizados en el formulario.
La orientacin sexual hace referencia al gnero de la persona por la que se siente atraccin en
relacin al gnero con el que unx se identifica. Entonces, cuando las mujeres trans marcan
gay/homosexual, a qu se refieren? Corroborando la informacin con lxs responsables de la
recoleccin de historias, encontramos que estas mujeres trans se sentan atradas hacia hombres.
Entonces pensamos que, al identificarse como mujeres, debamos colocarlas bajo la categora
heterosexual, con lo cual las participantes quedaban identificadas como mujeres trans
heterosexuales.
Sin embargo, en la reunin de cierre, junto con lxs responsables regionales, locales y algunas
activistas trans invitadas, se abri la discusin en torno a la orientacin sexual de las mujeres trans.
All pudimos complejizar sobre lo que significa ser una mujer trans gay y una mujer trans
heterosexual, cuyo matiz no habamos an contemplado. Ellas compartieron con nosotrxs cmo el
definirse como heterosexual o gay implica diferencias en la vivencia de la sexualidad y hacia qu
expresiones de gnero en cuerpos diagnosticados masculinos va dirigido su deseo. A grandes rasgos,
aquellas mujeres trans que se identifican como heterosexuales se sienten atradas por hombres
cisgnero que no se identifican como gays u homosexuales, generalmente con una expresin de
gnero masculina; mientras que las mujeres trans gays se sienten atradas hacia hombres gays,
generalmente femeninos y/o afeminados, que suelen identificarse como parte de la cultura
maricona. Es as que la diferencia entre una mujer trans gay y una mujer trans heterosexual se
constituye en un rasgo importante para entender la complejidad de las identidades, a pesar de que en
ambos casos existe una atraccin hacia cuerpos diagnosticados masculinos. Esto se contrasta con la
realidad de una mujer trans lesbiana, que se siente atrada hacia otras mujeres, trans o cisgnero. Es
por esto que se vuelve a cambiar las respuestas de orientacin sexual de mujeres trans a las que ellas
marcaron inicialmente, para recoger a cabalidad la realidad narrada por lxs participantes de la
investigacin.
Al momento de revisar cada una de las historias, se decidi agruparlas segn el distrito de residencia
de la persona encuestada. Esto implic una nueva revisin de las respuestas, ya que en algunos casos
66
METODOLOGA
la persona haba sido encuestada en una regin diferente al lugar en el que viva. Asimismo, se coloc
un cdigo de procesamiento a cada uno de los formularios vlidos, enumerados del 1 al 772, en orden
alfabtico segn la regin a la que pertenecan. Al revisar las historias, surgieron dificultades para la
transcripcin de las mismas debido a algunas palabras y redacciones ininteligibles. En estos casos, se
contact a las personas encargadas de la recoleccin para verificar la informacin y poder realizar los
cambios correspondientes.
Finalmente, se decidi eliminar aquellas entradas que eran incoherentes, que tenan informacin
incompleta o que carecan de informacin sustancial y/o real, as como aquellas que fueron escritas
en tercera persona. En total se realizaron cinco revisiones completas de la base de datos, adems de
aquellas revisiones especficas de algunas respuestas, como fue en el caso de orientacin sexual,
ocupacin y lugar donde ocurri el hecho de violencia.
Muestra
Con respecto a la muestra utilizada, se hizo uso de una tcnica de muestreo no probabilstico, debido
a las caractersticas de la poblacin encuestada. Como hemos mencionado, en el Per, el
conocimiento sobre la situacin de la poblacin LGBTIQ es escaso: existe un dficit de informacin
verificable sobre quines y cuntas somos, tanto dentro de la academia como del Estado. Esta
negligencia no permite que se pueda contar con una muestra probabilstica, ya que para esto se
necesitara tener un patrn completo de la poblacin, informacin con la que hasta la fecha no se
cuenta y que es responsabilidad del Estado recolectar.
A partir de esto, decidimos utilizar una muestra no representativa, especficamente el muestreo por
conveniencia. Esta tcnica de seleccin de poblacin se caracteriza por que las muestras son
seleccionadas a partir de la accesibilidad que lxs investigadorxs tienen hacia ellas. Es decir, lxs
sujetxs son elegidxs por la facilidad de acceso a lxs mismxs: sea porque estuvieron presentes en
intervenciones, porque estn conectadxs con el colectivo en las redes sociales, porque visitan a las
organizaciones locales con las que se ha colaborado o por su voluntad de participar.
Mtodo de medicin
El mtodo de medicin fue el formulario ya presentado. Este fue aplicado tanto por los mismos
integrantes del equipo de investigacin como por voluntarixs capacitadxs por No Tengo Miedo y las
67
METODOLOGA
Las principales ventajas del formulario estuvieron vinculadas a la fcil gestin de la privacidad que
permita en un tema tan sensible como lo es la violencia, as como al cuidado dispuesto al momento
de preguntar y a la flexibilidad en la obligatoriedad de ciertas preguntas. Adicionalmente, se prioriz
el aprovechamiento de todas las posibilidades existentes de recabar la mayor cantidad de
informacin, al mismo tiempo que se gener un espacio de encuentro con activistas de la comunidad
que podran brindar orientacin a lxs participantes de la encuesta con respecto a alguna situacin de
violencia que estuviesen atravesando.
Las principales limitaciones de haber utilizado este mtodo tienen que ver con la prdida de
informacin en algunas preguntas que no fueron contestadas y la invalidacin de respuestas en
algunos formularios llenados por lxs participantes sin el acompaamiento de algn responsable y/o
voluntarix. En estos casos, algunas preguntas fueron interpretadas de forma distinta a la intencin
de la pregunta.
Un segundo paso fue leer y releer todas las historias que se haban recolectado, tanto las de apoyo
como las de violencia, para familiarizarnos con ellas y poder crear las categoras de anlisis
correspondientes al procesamiento cualitativo. Las historias recolectadas en Lima fueron transcritas
y subidas a la web por un grupo de voluntarixs, as como por el equipo central de investigacin.
Asimismo, al momento de verificar la lgica al interior de la redaccin de las historias, estas fueron
reledas nuevamente, por lo que, para este momento, lxs investigadores ya conocan y haban ledo el
grueso de las historias ms de una vez.
Adems de la lectura de las historias, se revisaron algunas fuentes para poder identificar patrones
que seran importantes resaltar en torno a la violencia hacia las personas LGBTIQ. Tambin se
repasaron las categoras de la investigacin pasada y se utilizaron como insumos importantes para
pensar y discutir cules eran las variables que se buscaba priorizar y analizar cualitativamente. Si
bien se revisaron las categoras pasadas, no se buscaba desarrollar una extensin o la segunda parte
de la investigacin anterior, sino ms bien recoger aquellas categoras aplicables a las historias
actuales, as como aprender de aquellos elementos que no funcionaron.
68
METODOLOGA
A partir de esta revisin, se crean las Familias de Documentos Primarios y las Familias de
Cdigos. Las Familias de Documentos Primarios son aquellas agrupaciones de historias a partir de
algn dato concreto que se obtiene del formulario, es decir, no es un elemento que se analiza en la
historia como parte del discurso. Estas Familias sirven para explorar y analizar las historias a partir
de algunas de sus caractersticas, de modo que estas puedan ser comparadas entre s. Por otro lado,
las Familias de Cdigos se refieren a aquellas categoras que nos ayudarn a realizar el anlisis en s,
descubrir patrones y explorar puntos interesantes a ahondar, lo cual implica un mayor esfuerzo
terico-conceptual sobre la historia. La creacin de dichos cdigos implicaba una delimitacin clara
de qu es lo que se ha de explorar de las historias. Para esta investigacin, se crearon un total de 43
Familias de Documentos Primarios, agrupadas en cinco categoras. En el caso de las Familias de
Cdigos, se crearon 49 cdigos, agrupadas en siete categoras.
Categoras de anlisis
Como se mencion anteriormente, el proceso de la creacin de las categoras de anlisis, tanto para
las Familias de Documentos Primarios como para las Familias de Cdigos, fue realizado de manera
grupal por el equipo de investigacin, leyendo las historias, revisando las categoras de la
investigacin pasada y discutiendo cada una de ellas. El resultado de este trabajo en conjunto se
presenta a continuacin.
69
METODOLOGA
70
METODOLOGA
71
METODOLOGA
Tercerxs / Personas con las que no se tiene una relacin previa al hecho
Desconocidxs de violencia o apoyo.
72
METODOLOGA
73
METODOLOGA
Violencia Fsica
Es la violencia que atenta contra la integridad fsica de una
persona.
74 Hombre
METODOLOGA
Intento de Homicidio
Durante el acto de violencia, se manifiesta explcitamente el
deseo de acabar con la vida de la persona.
78
METODOLOGA
Es importante resaltar que nuestra apuesta por un mtodo mixto de investigacin, que combine
tcnicas cualitativas y cuantitativas, responde a nuestra forma de abordar los objetivos de la
investigacin y a nuestra visin de la diversidad sexo-genrica en el pas. Consideramos que el uso de
este mtodo nos ha llevado a lograr mayor profundidad en el anlisis debido a la complementariedad
que permite la lectura de diversos tipos de datos. El uso combinado de Atlas.ti y SPSS nos ha
permitido explorar los datos de forma rigurosa, al mismo tiempo que evaluar la multiplicidad de
elementos utilizados a lo largo del proceso de investigacin. Esto nos ha permitido entender,
organizar, y generar una lectura propia para la contruccin creativa y colectiva del conocimiento.
79
80
4. datos
generales:
Una mirada con ojo de loca
81
DATOS GENERALES
11,1% 12,4%
Arequipa
Callao
Junn 14,5% 3
Del total de personas con
La Libertad edades entre 15 a 17 aos
Lima que especificaron el espacio
45,7%
4,7% donde fueron violentadas
Loreto (n=29), el 48,3% afirm
10,5%
Otros que esto ocurri en una
institucin educativa.
Figura 4.1 4
Del total de personas con
edades entre los 15 a 17
Del total de personas que se logr entrevistar, 754 especificaron su edad en el aos que especificaron su
formulario. El rango etario que obtuvimos comprende edades entre los 15 y expresin de gnero
(n=26), el 50,0% se
los 59 aos. Las personas menores de edad, cuyas edades oscilan entre los 15 identifica como pasivx.
y 17 aos34, representan el 4,3% del total de participantes, mientras que 5
Del total de personas con
aquellxs con edades entre los 18 y 24 aos de edad representan casi la mitad edades entre los 18 y 24
de la muestra, con un 43,2% equivalente a 326 casos5. El siguiente intervalo aos que especificaron el
espacio donde fueron
de edad con mayor nmero de participantes oscila entre los 25 y 29 aos, con violentadas (n=258), el
un 24,4%. El siguiente grupo etario ms numeroso est compuesto por las 33,7% declara haber sido
discriminada en una
personas que tienen entre 30 a 39 aos, y comprende el 18,8% del total, al institucin educativa.
cual le siguen el de las personas entre los 40 y 49 aos6, que conforman el
6
Del total de personas con
6,9%; personas que tienen entre los 50 y 59 aos de edad que suman el 1,3%. edades entre 30 a 49 aos
As, tenemos que el 72,5% del total de participantes tiene entre 15 y 29 aos. que especificaron su
Es por ello que muchos de los testimonios recogidos refieren episodios de ocupacin (n=154), el
23,3% se dedica a trabajos
violencia que ocurrieron en momentos fundamentales de la vida de las maricones (trabajo sexual,
personas, como su adolescencia tarda y/o adultez temprana. Es durante peluquera y cosmetologa).
83
DATOS GENERALES
40,3%
24,9%
19,2%
6,9%
4,4% 1,3%
Cuando indagamos sobre el sexo diagnosticado al nacer (n=772), observamos que el 65,2%
corresponde al sexo masculino, mientras que las personas de sexo femenino suman un 33,5%.
Finalmente, las personas intersexuales suman un total de 1,3% del total de casos.
El grado de escolaridad del total de participantes de esta investigacin (n=771) es variado, es decir,
hay personas que no han logrado terminar la educacin primaria, as como hay personas que han
podido acceder a educacin superior e inclusive postgrado7. De esta manera, el total de personas que
declara no haber culminado sus estudios escolares suma un 10,9% del total de casos vlidos. Un 1,1%
tiene un nivel educativo de primaria incompleta, otro 1,2% ha logrado culminar la primaria8 y,
84
DATOS GENERALES
et ia
pl ia
et a
pl ri
o
personas que cuentan con
pl ar
pl ri
pl a
pl ia
m ico
pl o
m ita
ad
m ar
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co ima
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et
et
co rim
co cun
co ver
pl
in Tc
in ive
st
Po
T
ni
P
Se
Se
Figura 4.3
n
U
U
in
in
85
DATOS GENERALES
86
DATOS GENERALES
87
DATOS GENERALES
Por otro lado, las edades que tenan las personas cuando sucedieron aquellos
hechos son variadas (n=675), por lo que aquellas fueron clasificadas en
intervalos. De esta manera, el 46,1% narr un hecho de violencia que le
sucedi cuando tena entre 18 y 24 aos de edad. El 16,1% narr un hecho de
88
DATOS GENERALES
violencia sucedido cuando tena entre 15 y 17 aos, y el 15,7% narr un hecho ocurrido cuando tena
entre 25 y 29 aos. El 11,4% de los testimonios sucedieron cuando lxs participantes tenan entre 1 y
14 aos de edad. Es preocupante observar que el 27,5% de las personas experiment la violencia
cuando era menor de edad, lo cual afecta su desenvolvimiento en una etapa crucial para el desarrollo
integral de la persona. El 10,4% relat hechos de violencia que ocurrieron cuando tenan entre 30 y
39 aos, el 2,1% relat un hecho le ocurri entre los 40 y 49 aos de edad y, finalmente, el 0,3% narr
casos que sucedieron cuando tenan entre 50 y 59 aos.
47,7%
23,9%
IQ
zg
xs
ar
xs
es
ja
fa
ja
os
xs
rx
sx
ns
BT
re
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ili
ili
Co
as
/
on
P
m
ja
a
u
PN
rs
ili
re
Fa
Fa
G
Pe
m
Pa Figura 4.4
Fa
Los lugares o espacios donde se sitan las experiencias de violencia narradas (n=632) han sido
agrupados en diez categoras. Los ms comunes son: el espacio pblico (calles, parques, playas y
plazas), con un total de 26,3%; las instituciones educativas (escuelas, universidades e institutos), con
un 25,9%; y el hogar, con un total del 23,7%. Es decir, aproximadamente una de cada cuatro personas
ha experimentado violencia en la calle, instituciones educativas y en sus propios hogares. El siguiente
grupo ms comn es el de aquellas personas que narran situaciones de violencia ocurridas en
establecimientos privados (hoteles, discotecas, restaurantes y bares), con un 10,4% de casos, seguido
por las experiencias de violencia en los centros laborales, con un 5,5%. Finalmente, el 3,6% de los
casos de violencia se presentan en centros de salud (hospitales, postas, clnicas, etc)20; el 2,4%, en los
barrios; el 1,7%, en Internet; otro 1,7%, en establecimientos pblicos; y el 1,6%, en iglesias.
A partir de las narraciones, se deba especificar si la persona identificaba alguna otra interseccin en
su experiencia de violencia adems de ser LGBTIQ (n=420). De esta manera, el 45,5% de las
personas declara haber sido adems discriminadx por su apariencia fsica21. El 11,6% manifiesta
haber sido discriminada adems por su raza o color de piel; un 10,7%, por su nivel socioeconmico;
un 8,6%, por ndoles religiosas; un 8,1%, por cuestiones de edad; y, finalmente, un 1,2%, por
discapacidad. Por ltimo, el 8,1% especific que no haba sufrido una experiencia donde se le
discriminara por otra razn ms que por ser LGBTIQ.
89
DATOS GENERALES
90
DATOS GENERALES
Amigxs 72,2%
Personas LGBTIQ 54,4%
Femilia nuclear 44,7%
Amigxs 39,6%
Pareja / Expareja 32,7%
Compaerxs 30,2%
Familia extensa 19,3%
Psiclogxs 14,9%
Tercerxs 13,9%
Educadores 12,4%
Familia de la pareja 9,3%
Nadie me ha apoyado 8,1%
Mdicxs 7,1%
Guas religiosxs 3,0%
Polica 2,5%
Jefes / Jefas 0,1% Figura 4.6
Finalmente, del total de casos (n=772), el 59,5% son testimonios pblicos, es decir, se cuenta con 459
testimonios autorizados para su publicacin. El 40,5% de las personas decidieron que sus historias
sean privadas, por lo que fueron tomadas en cuenta nicamente para el anlisis y no sern
publicadas.
Tras la sistematizacin de la informacin recogida, es importante tener una visin compleja en torno
a los cuerpos que estn materialmente sujetos a la violencia. Parte de esta visin implica evidenciar
que la categorizacin por identidades sexo-genricas responde a la necesidad de saber cmo lxs
participantes entienden y modifican su propio cuerpo (gnero), y cmo se vinculan con otrxs
(sexualidad). Esta forma de ordenar el conjunto de experiencias ligadas a la sexualidad y al gnero
nos llev a comprender que la violencia que sufren las personas LGBTIQ no es homognea, sino que
existen diferencias radicadas en las intersecciones que cruzan las diversas corporalidades. Este
ejercicio nos ayuda a resaltar aquellos casos donde la vivencia de un grupo supera significativamente
la violencia vivida por el total de la muestra. Esto no quiere decir que las cifras que presentamos aqu
respondan a la violencia ms frecuentemente experimentada por este grupo, sino ms bien a aquella
91
DATOS GENERALES
La categora identidad sexo-genrica surgi de una serie de discusiones sobre la complejidad de las
realidades retratadas en las respuestas a las preguntas sobre sexo, orientacin sexual e identidad de
gnero. En nuestra investigacin anterior, habamos esbozado una divisin donde el anlisis de la
situacin de lesbianas inclua tanto a personas cisgnero como trans, y as consecutivamente. Esto
nos sirvi para visibilizar la diversidad de sexualidades y gneros en nuestra comunidad y, en
especfico, cmo la orientacin sexual es independiente de la identidad de gnero (No Tengo Miedo,
2014). Para esta investigacin, trabajamos una forma de ordenar los datos que permite un orden
absoluto, sin lugar a la duplicacin de datos en esta categora. As, identidad sexo-genrica se crea
a partir de una lectura que prioriza la identidad de gnero para la definicin del conjunto; a
excepcin de las personas intersexuales, en cuyo caso se prioriza su sexo. En el caso de las personas
cisgnero, la lectura se dividir consecutivamente segn la orientacin sexual. En el caso de las
personas pansexuales y bisexuales, decidimos agruparlas pues consideramos que una cantidad
mayor de casos describira ms completamente la realidad de personas con sexualidades dirigidas
hacia mltiples gneros. Las categoras sexo-genricas quedaron como siguen: mujeres cisgnero
lesbianas, hombres cisgnero gays, personas cisgnero bisexuales y pansexuales, mujeres trans (de
todas las orientaciones sexuales), hombres trans (de todas las orientaciones sexuales), personas de
gnero no binario (de todas las orientaciones sexuales), personas intersexuales (de todas las
identidades de gnero y orientaciones sexuales), y personas cisgnero asexuales.
Figura 4.9
Otro dato relativo a la situacin de salud de las mujeres cis lesbianas se desprende de la pregunta
sobre enfermedades, padecimientos y discapacidad (n=139). Llam la atencin, en este segmento,
que reportaran el menor nmero de casos de depresin, ansiedad y baja autoestima en comparacin
al resto de identidades sexo-genricas, con slo el 8,6% de los casos en esta poblacin.
Adicionalmente, se report un caso de discapacidad fsica y uno de VIH/SIDA.
En trminos de experiencias de violencia (n=141), el 4,9% de la poblacin indic nunca haber sido
agredidx, mientras que el 95,1% reconoci haber pasado por discriminacin y/o violencia por ser
lesbiana en algn momento de su vida. Al preguntarles por los grupos que han ejercido violencia
contra ellas (n=132), las mujeres cis lesbianas reportaron casos de violencia perpetrada por tercerxs
y desconocidxs en el 49,2% de los casos, as como de violencia perpetrada por algn miembro de su
familia nuclear en el 44,7% de los casos. Los siguientes grupos con mayor prevalencia de casos fueron
lxs compaerxs, con el 31,8%; y lxs educadorxs, con el 28,0% de los casos.
Cuando comparamos estas cifras con aquellas derivadas del anlisis cualitativo (n=138), obtenemos
que las mujeres cis lesbianas son el grupo que relat la mayor cantidad de testimonios de violencia
familiar, presente en el 42,8% de los casos. Tambin encontramos que esta es la poblacin que relat
la mayor cantidad de testimonios de violencia religiosa, la cual ocurre en el 10,1% de los casos.
Tendra unos 19 aos cuando ella se enter, involuntariamente, de mis sentimientos por una chica.
Obviamente, con total arbitrariedad, me oblig a dejarla y cerrar todo contacto con ella, pero
93
DATOS GENERALES
siempre mi novia se las ingeniaba para encontrarme y estar cerca de m. Mam, al ver esta
insistencia de parte de mi novia, hizo que nos mudramos muy lejos pero aun as, las cosas entre
mam y yo no mejoraban. Al tratarme, su mirada era cada vez ms hostil. Su cario, paciencia
todo cambi. Es como si mam tuviera envenenado el corazn por el rechazo y repulsin de verme
amar a una mujer. Ya tena 21 y era triste continuar as. Cuando por fin decido que las cosas van a
cambiar y s qu hacer con mi vida, mi padre deja a mi mam y me hago cargo de toda la familia
(madre y hermanos pequeos). Con esto, era complicadsimo llevar una relacin. Aun as, me
esforzaba por trabajar y ayudar en casa, aunque descuidaba a la nia de mis sueos. Con la
distancia, la hora de verla me impulsaba las ganas de vivir por ella... pero el trato de mi madre era
muy doloroso. Un da, mientras ella estaba sola tomando un trago en la sala, me acerqu para
platicar, pero ella a media pltica me cort y con rabia me dijo: "Crees que no s que me odias... por
esa enferma que te lav el cerebro y te hizo ese dao... T ya no eres mi hija, no eres nada, me das
asco... Hubiera preferido mil veces que no nacieras a pasar este dolor, esta vergenza te hubieras
muerto antes de verte vivir as". En ese momento, gir mi rostro y vi a mis hermanos: estaban
atnitos, mirndola humillarme y viendo caer mis lgrimas una a una... no por rabia, sino por una
gran... gran tristeza y agona en mi alma. La mujer que ms admiraba, que amaba con todo mi
corazn, que fue la herona de mi vida, me destrozaba las ganas de vivir. No necesitaba un arma
para matarme porque lo estaba haciendo lentamente da a da....
- Lenna, 34 aos, Lince, Lima
De los grupos sexo-genricos que afirman haber recibido violencia por parte de sus parejas y
exparejas26, las mujeres cis lesbianas (n=132) representan el 7,6% de los casos; no obstante, al
momento de pedirles un testimonio (n=138), ellas representan el porcentaje ms bajo (2,9%). Esto
es frecuente para casos de violencia de pareja entre mujeres cis lesbianas, ya que se hace difcil
reconocer la violencia cuando esta es ejercida por un cuerpo femenino. En un espectro del imaginario
social dominante, profundamente patriarcal, se ha construido la creencia de que entre dos mujeres
que mantienen una relacin de pareja no podra darse violencia domstica o sexual. Esto se relaciona
al conjunto de expectativas sociales sobre cmo deben ser las mujeres en las relaciones: cariosas,
sumisas, pasivas, delicadas, cuidadosas. Esta construccin del gnero oculta la existencia de mujeres
que maltratan a sus parejas, y a su vez genera que tanto la vctima como la agresora tengan dificultad
para enunciar esta violencia, debido a la estigmatizacin que las rodea.
En muchos casos de violencia de pareja entre lesbianas, existe una tendencia a no evidenciar estos
hechos, callndolos para proteger a las implicadas y la reputacin de las personas LGBTIQ27 como
mecanismo de defensa ante la criminalizacin de las sexualidades y gneros disidentes. Al mismo
tiempo, muchas mujeres cis lesbianas que presentan denuncias de violencia de pareja no son
escuchadas, y las autoridades, as como sus comunidades y amigxs, les dan la espalda (Girshick,
2002).
Al indagar por la forma que tom la violencia en las historias relatadas (n=138), encontramos que las
mujeres cis lesbianas reportaron testimonios de violencia psicoemocional en el 91,3% de los casos.
94
DATOS GENERALES
95
DATOS GENERALES
Figura 4.10
De los 326 hombres cis gays que contestaron la pregunta sobre su situacin
de salud, el 13,2% manifest sufrir depresin, ansiedad y baja autoestima y el
7,7% manifest vivir con VIH/SIDA. A su vez, seis reportaron vivir con TBC,
otros seis reportaron tener una discapacidad fsica, y una persona report
una discapacidad cognitiva.
96
DATOS GENERALES
Era mi profesor. Enseaba vley solo a hombres. Me llevaba con el pretexto de ensearme a jugar
ftbol. Uno de los chicos me presenta al profe, que tena otras intenciones conmigo debido a que yo
era el ms amanerado. Quera convencerme de salir a tomar con l. No me dejaba bailar con otros
chicos. Me hizo una escena de celos y me llev a su casa. Me dijo "t no te vas de ac sin una `marca
ma. l, dentro de los forcejeos que tenamos en la cama, me amarr y me viol. Al da siguiente me
pidi mil disculpas, yo fing disculparlo, pero nunca lo pude ver igual. Un mes despus, me enter de
que haba violado a una nia de 8 aos. Ahora est en la crcel.
- Kevin, 23 aos, Villa El Salvador, Lima
En cuanto a los agravantes presentes en los testimonios relatados por hombres cis gays (n=319),
destaca que este sea el grupo con mayor presencia de abuso a largo plazo, en el 26,3% de las historias.
Asimismo, el agravante ms comn en las historias de violencia vividas por hombres cis gays es la
intervencin de ms de un agresor, lo cual ocurre en el 51,1% de los casos. El siguiente ms comn es
la vulneracin de necesidades bsicas, en el 29,0%, seguido por los testimonios que narran episodios
de abuso de poder, en el 22,6% de los casos. En cuanto a los derechos vulnerados (n=319), el 78,7%
de lxs participantes refiri algn episodio en el que se vulner su derecho a la sexualidad. Un 36,4%
de los casos contiene la narracin de un episodio de vulneracin a la libertad de expresin de gnero.
Otros derechos vulnerados en la poblacin de hombres cis gays son el derecho a la educacin, en el
22,9% de los casos, y el derecho a la ciudad, en el 22,6%. Este tambin es el grupo con mayor cantidad
de testimonios que dan cuenta de vulneraciones al derecho a la participacin en la vida pblica, con
un 5,0% de los casos. En cuanto a las experiencias de apoyo (n=329), el 90,9% manifest haberlo
recibido alguna vez, y el 9,1% de ellos manifest no haber recibido apoyo de nadie.
97
DATOS GENERALES
Figura 4.12
A partir del anlisis de los testimonios de personas cis bisexuales y pansexuales (n=112), la violencia
ms comnmente encontrada es la violencia de pares, presente en el 31,3% de los casos, y la violencia
familiar, en el 30,4%. Resalta tambin este grupo al ser el segundo con mayor cantidad de casos de
violencia religiosa (9,8%) y el tercero que ms reporta violencia de pareja (7,1%). Las principales
formas de violencia halladas en los testimonios de esta poblacin son la violencia psicoemocional, en
el 96,4% de los casos, y la violencia estructural, en el 12,5%. Encontramos relatos de violencia fsica
en el 8,9%; de violencia simblica, en el 7,1%; y de violencia sexual, en el 6,3% de los casos.
Los agravantes de la violencia ms comunes en estos testimonios (n=112) son la violencia perpetrada
por ms de un agresor, presente en el 42,0%; la vulneracin de las necesidades bsicas, en el 22,3%;
y el abuso ejercido a largo plazo, en el 19,6%. Asimismo, las personas cis bisexuales y pansexuales son
el segundo grupo que refiere la mayor cantidad de vulneraciones al derecho a la sexualidad, despus
de las mujeres cis lesbianas, con el 89,3% de los casos.
Tambin resulta importante notar que las personas cisgnero bisexuales y pansexuales (n=121) son
el tercer grupo en referir la menor cantidad de experiencias de apoyo (86,9%). El 13,1% declar no
haber recibido apoyo jams.
Respecto a la distribucin geogrfica de las historias (n=118), el 40,7% de los casos de mujeres trans
se concentra en Lima y el 26,3% proviene de Loreto. El 16,9% de las historias proviene del Callao. El
6,8% de los casos proviene de La Libertad; el 5,9%, de Arequipa, y el 2,5%, de Junn. Una historia
lleg de Lambayeque.
99
DATOS GENERALES
Figura 4.14
En relacin al acceso a derechos bsicos del que disponen las mujeres trans, es preocupante que este
sea el grupo con menor acceso a educacin, constituyndose en el nico con personas cuyo mximo
grado de estudios es primaria incompleta, siendo este el 5,9% de los casos, y con primaria completa
en el 3,4% de los casos. Tambin, son el grupo con mayor porcentaje de estudios de secundaria
incompleta con el 28,8% de los casos. Esto quiere decir que el 38,1% de las mujeres trans
entrevistadas no han completado sus estudios de escolaridad bsica regular.
Figura 4.15
En cuanto a su ocupacin, llama la atencin que del total de personas que se dedican al trabajo sexual
(n=29), el 96,6% corresponda a mujeres trans. Del total de personas que se dedican a la cosmetologa
y confeccin (n=50) el 60,0% son tambin mujeres trans. Del conjunto de mujeres trans que
respondieron esta pregunta (n=90), el 62,2% se dedica a la cosmetologa y/o al trabajo sexual.
Las mujeres trans (n=118) son el segundo grupo con menor acceso a un seguro de salud luego de los
hombres trans, ya que el 50,8% de la muestra no cuenta con un seguro de salud. En cuanto a su
situacin de salud (n=118), el 15,3% de las mujeres trans seal vivir con VIH/SIDA, el 13,6% indic
tener depresin y el 8,5% revel tener TBC. Una de ellas tambin declar vivir con una discapacidad
cognitiva.
Con respecto a las experiencias de violencia de las mujeres trans (n=118), el 95,8% de ellas declar
haber recibido violencia en algn momento de su vida. Solo el 4,2% declar no haber sufrido
violencia o discriminacin. Los grupos reportados como los principales agresores (n=112) son lxs
100
DATOS GENERALES
El tipo de violencia que aparece con ms frecuencia en los testimonios de las mujeres trans (n=117)
es la violencia institucional, presente en el 42,7% de los casos. A este le sigue la violencia callejera,
con un 35,9%. Ante ambos tipos de violencia, son las mujeres trans quienes obtienen los porcentajes
ms altos entre los grupos sexo-genricos. Tambin, en los testimonios encontramos la prevalencia
ms baja de violencia familiar, con el 19,7%. En cuanto a las formas de violencia identificadas en
estos testimonios (n=117), resulta preocupante notar que el grupo con mayor incidencia de casos de
violencia fsica son las mujeres trans (35,0%). Es notable que sea esta poblacin la que relata la
menor cantidad de historias de violencia psicoemocional de todos los grupos sexo-genricos (72,3%).
Es posible que esto se relacione con las experiencias que les resulta ms difcil de expresar y las
formas en que las mujeres trans enfrentan la violencia misma. Adems, encontramos un alto ndice
de violencia estructural, presente en un 27,4% de los casos, el segundo porcentaje ms alto para esta
violencia dentro de un grupo sexo-genrico. Es fundamental recalcar que las mujeres trans son el
segundo grupo con mayor prevalencia de violencia sexual, presente en el 11,1% de los casos. Muchas
de ellas se encuentran en una situacin de alto riesgo ante este tipo de violencia al ejercer el trabajo
sexual en un contexto donde las regulaciones son insatisfactorias y la PNP, Serenazgo y agentes del
orden actan de forma extremadamente hostil y violenta.
Cuando estaba solo caminando por Ceres en la tarde, los serenazgos me cargaron en la perrera y me
llevaron hasta un cementerio que estaba en Santa Clara. No me dejaban salir y yo solo estaba yendo
por ah a comprar ropa. Me sent ofendida porque les deca que no estaba trabajando sino ms bien
comprando ropa, pero les dio igual y me cargaron igual.
- Taramita, 22 aos, Ate Vitarte, Lima
Cuando estoy en la avenida, los serenazgos no nos dejan trabajar. Me echaron agua en medio de
tanto fro y me echaron un gas en el rostro que me hizo desmayar. Luego, aparec en la comisara sin
saber por qu si no haba hecho nada.
- Sacha, 28 aos, Ate Vitarte, Lima
101
DATOS GENERALES
Dentro de los agravantes identificados en los testimonios (n=117), debemos prestar atencin a que
las mujeres trans son el grupo que presenta mayor vulneracin de necesidades bsicas, con
prevalencia en el 38,5% de los casos. Tambin, presentan el mayor porcentaje de casos en donde
hubo abuso de poder (35,9%) y el mayor porcentaje de violencia de Estado (22,2%). Esto supera
altamente los porcentajes de violencia de Estado reportados por el resto de identidades
sexo-genricas. Esta es una de las razones por las que consideramos que es fundamental centrar la
discusin sobre los derechos de las personas LGBTIQ desde la experiencia trans como punto de
partida.
En cuanto a los derechos vulnerados para esta comunidad (n=117), observamos la mayor cantidad de
casos de vulneracin al derecho a la identidad (65,0%), lo que colocara a las mujeres trans como el
grupo con mayor porcentaje de reportes en esta categora. El que esta poblacin est impedida de
acceder a nombrarse e identificarse libremente revela el cun importante es este derecho y por qu
se ha constituido en una demanda central para esta comunidad. Otros derechos con alta prevalencia
de vulneracin en los testimonios de mujeres trans son el derecho a la libertad de expresin de
gnero (59,0%) y el derecho a la ciudad (30,8%). Ms preocupante an es que el 26,5% de mujeres
trans reportan vulneraciones a su derecho a la vida, el mayor porcentaje entre todos los grupos
sexo-genricos. Leer y entender el conjunto de circunstancias que colocan a las mujeres trans en la
posicin de mayor marginalidad comparativa frente al resto de identidades sexo-genricas es
importante para repensar las formas en las que hablamos de la comunidad LGBTIQ y para
cuestionar nuestras prioridades de lucha frente a una realidad que es constantemente minimizada.
En cuanto a las experiencias de apoyo, las mujeres trans reportaron haberlo recibido en el 94,1% de
los casos, mientras que el 5,9% mencion que jams recibi apoyo.
Debido a que actualmente disponemos de escasa informacin con respecto a los hombres trans y
personas trans-masculinas en el Per, es importante mirar la informacin que podemos obtener de
estos casos para aumentar nuestra comprensin acerca de la situacin de estas personas.
Del total de hombres trans (n=21), el 52,4% no cuenta con un seguro de salud. En cuanto a su
102
DATOS GENERALES
Figura 4.17
coherente y aceptar que esa era mi situacin. Me molest tanto que termin por quejarme en la
Secretara de mi facultad, pero la respuesta del coordinador fue que el profesor no estaba
incumpliendo ningn reglamento y me daba como solucin el llamarme solo por mis apellidos y que
para los exmenes no poda usar otro nombre, pues l no tena en su registro un alumno llamado
Marco por lo que no tena la obligacin de corregirlo.
Marco, 33 aos, Surquillo, Lima
Dentro de los testimonios de hombres trans (n=19), encontramos que el 31,6% de ellos decide narrar
una historia de violencia familiar. El 26,3% relata un testimonio de violencia institucional; otro
26,3%, un testimonio de violencia callejera; y el 21,1%, una historia de violencia de pares. En cuanto
a la forma con la que se ejerce la violencia en los testimonios de esta poblacin (n=19), el 94,7% de la
violencia reportada es psicoemocional, el 26,3% es violencia fsica y el 15,8% son testimonios de
violencia simblica, el porcentaje ms alto dentro de los grupos sexo-genricos. Tambin
observamos un 10,5% de hombres trans que cuentan testimonios de violencia estructural.
En cuanto a haberse sentido apoyado respecto a su identidad trans, el 95,0% de ellos expresaron
haber sido apoyados. Otro 5,0% expres jams haber recibido apoyo.
104
DATOS GENERALES
Figura 4.19
Figura 4.20
105
DATOS GENERALES
perpetradores de violencia; el 50,0%, a la familia extensa; y el 46,2%, a la familia nuclear. Otra cifra
que resalta es la violencia ejercida por la pareja, presente en el 30,8% de los casos, superando al resto
de porcentajes de otros grupos sexo-genricos por el doble o ms. Las personas de gnero no binario
representan los porcentajes ms altos de violencia por parte de psiclogxs y psiquiatras con el 30,8%
de prevalencia, y por mdicxs y personal de salud en el 23,1% de los casos.
Esto nos lleva a cuestionarnos sobre lo compleja que es la situacin de marginalidad en la que se
encuentran las personas de gnero no binario, ya que al no encajar dentro de los gneros
tradicionalmente establecidos como masculino y femenino, se suele invisibilizar tanto sus
necesidades como su propia identidad. Estar fuera de esta dicotoma y de las identidades
estrictamente trans femeninas y trans masculinas hace difcil inteligir esta identidad. Esto repercute
tambin en los niveles de violencia que las personas de la muestra visibilizan y atribuyen a grupos
importantes como amigxs, familia y personal de salud, quienes probablemente no tengan acceso a
informacin sobre los gneros no binarios y variantes.
De que he sufrido discriminacin por ser como soy, s. Cuando estudiaba en el Britnico de San
Juan de Lurigancho, una vez me botaron del bao de mujeres solo por vestir de forma diferente. Lo
hizo una seora. No me quej porque saba que no me haran caso, ya que en mi distrito no hay
poltica de proteccin a las personas LGBTIQ. Desde ese da, tuve que usar el bao de discapacitados
para evitarme molestias. Actualmente, ya no estudio en ese centro. En la universidad, me he topado
tambin con miradas raras, comentarios y "bromas" por parte de docentes y alumnxs.
Tomihas, 19 aos, San Juan de Lurigancho, Lima
En el anlisis de los testimonios narrados (n=27), identificamos como principales tipos de violencia
los casos de violencia familiar, los cuales suman el 33,3%; los de violencia callejera, con el 26,0%; y
los de violencia institucional, con el 26,0%. La violencia de pares estuvo presente en el 22,2%; la
violencia de pareja, en el 7,4%; y la violencia religiosa tambin en el 7,4% de los testimonios. Las
formas de violencia identificadas en los testimonios (n=27) son la violencia psicoemocional, presente
en el 92,6% de los casos; la violencia fsica, en el 22,2%; la violencia estructural, tambin en el 22,2%;
la violencia simblica, en el 7,4%; y la violencia sexual, presente en el 7,4% de los casos.
En el caso de los agravantes encontrados en los testimonios de violencia narrados por personas de
gnero no binario (n=27), el 40,7% incluye a ms de un agresor, el 25,9% constituye un abuso de
largo plazo, el 14,8% vulnera las necesidades bsicas de las personas y el 7,4% es violencia ejercida
por el Estado. Pudimos identificar adems (n=27) la vulneracin de varios derechos como el derecho
a la sexualidad, en el 70,4% de los casos; a la libertad de expresin de gnero, en el 55,6%; a la
educacin, en el 25,9%; y a la identidad, en el 18,5%. Con respecto a los efectos de la violencia
identificados en los testimonios, las personas de gnero no binario tienen el porcentaje ms alto
(37,0%) en la categora identificada como miedo, que muchas veces opera para mantener a las
personas silenciadas y desarticuladas polticamente.
106
DATOS GENERALES
Finalmente, en relacin a las experiencias de apoyo (n=27), el 96,3% de esta poblacin declar haber
sido apoyadx, mientras que el 3,7% manifest que no haba recibido apoyo por ser una persona de
gnero no binario.
Las personas intersexuales pueden tener diversas identidades de gnero y orientaciones sexuales, las
cuales usualmente se enuncian en base al gnero que se asign al nacer y/o en funcin a la crianza.
Debido al estigma que rodea su condicin, no existe mucha informacin sobre las personas
intersexuales en el Per y aquellas que conocen de su condicin no siempre son visibles. Es por ello
que consideramos importante presentar los hallazgos obtenidos. Encontramos diez personas que
explicitaron ser intersexuales en la muestra, lo que equivale al 1,3% del total de casos.
Dentro de la poblacin de personas intersexuales (n=10), cinco se identificaron como hombres a los
que se les asign sexo masculino al nacer. Uno de ellxs declar ser un hombre trans, lo cual indica que
su sexo asignado fue femenino, y ha pasado por un proceso de transicin de gnero para su
identificacin como masculino. Una de ellxs se identific como mujer, lo cual indica que se le asign
sexo femenino y que se identifica con l. Tres de ellas se identifican como mujeres trans, lo cual
quiere decir que se les asign sexo masculino al nacer y han pasado por un proceso de transicin de
gnero para su identificacin como mujeres trans y trans-femeninas.
En cuanto a su adscripcin a un seguro de salud (n=10), dos de ellxs no cuentan con uno. Tres
cuentan con SIS, dos con EsSalud, unx con seguro de las FFAA/PNP y dos con un seguro privado. En
cuanto a su situacin de salud (n=9), tres de ellxs indicaron sufrir de depresin, ansiedad y baja
107
DATOS GENERALES
autoestima. Con respecto a la vivencia de una situacin de violencia o discriminacin (n=10), el 100%
de la muestra seal haber sufrido violencia por su identidad sexo-genrica. Lxs perpetradores de
violencia sealados con mayor frecuencia en este grupo son lxs tercerxs y desconocidxs, en el 66,7%
de los casos; los agentes de seguridad, PNP y Serenazgo, en el 55,6%; y lxs guas religiosxs y
espirituales, en el 44,4%.
Cuando tena 5 aos, me violaron 2 tos y un vecino. En el colegio sufr bullying. Me pegaban
algunos profesores. Mis compaeros me amenazaban con pegarme y matarme. Me enamor de una
persona gay que ahora me insulta. Se ha vuelto hetero. Me insulta, me dice que soy horrible, me ha
envenenado. Los del gremio tambin me dicen que soy horrible. A veces quiero suicidarme por lo que
me ha pasado. A veces quiero sonrer, pero no puedo.
Sney, 25 aos, Alto Selva Alegre, Arequipa
Los tipos de violencia identificados en los testimonios de las personas intersexuales (n=9) son la
violencia institucional, en el 55,6%; la violencia callejera, en el 44,4%; y la violencia de pares, tambin
en el 44,4% de los casos. Se identific que la violencia familiar obtuvo una prevalencia del 22,2%
mientras que la violencia de pareja obtuvo un 11,1%. Asimismo, en cuanto a las formas de violencia
presentes en los testimonios (n=9), pudimos identificar violencia psicoemocional en el 100% de los
casos. La violencia fsica fue identificada en el 33,3% y la violencia estructural, en el 33,3%.
Identificamos casos de violencia sexual en el 22,2% y violencia simblica en el 11,1% de los
testimonios.
En el caso de los agravantes (n=9), resalta que la mayora de casos de violencia tuvo ms de un
agresor (66,7%). El abuso de poder ocurri en el 33,3% de las historias; la violencia de Estado, en el
22,2%; y la vulneracin de necesidades bsicas tambin en el 22,2%. En cuanto a los derechos
vulnerados de las personas intersexuales (n=9), hallamos la vulneracin al derecho a la libertad de
expresin de gnero en el 55,6% de los casos. El derecho a la ciudad fue vulnerado en el 44,4% y el
derecho a la identidad en el 33,3%.
En cuanto a sus vivencias de apoyo (n=10), el 90,0% indic haber sido apoyadx por su identidad
sexo-genrica, mientras que el 10% indic no haberse sentido apoyadx jams con respecto a su
identidad intersexual.
sexualidad genital. Las personas asexuales forman parte de la diversidad sexo-genrica en tanto
implica un quiebre con respecto a la norma heteronormativa. En total, obtuvimos cuatro casos de
108
DATOS GENERALES
personas asexuales, de las cuales dos provienen de Lima, una de La Libertad y una de Arequipa. De
estos casos, tres son mujeres cisgnero y uno es un hombre cisgnero.
En lo relativo al grado de escolaridad alcanzado por las personas cisgnero asexuales (n=4), unx de
ellxs cuenta con educacin tcnica incompleta; dos, con educacin universitaria incompleta; y unx,
con universitaria completa. En cuanto a su adscripcin a un seguro de salud (n=4), tres no cuentan
con uno y solo unx de ellxs cuenta con un seguro privado. En cuanto a su situacin de salud, tres
indicaron sufrir de depresin, ansiedad y baja autoestima, lo que equivale al 75,0% de la muestra.
Cuando preguntamos si es que han sufrido violencia o discriminacin por su identidad
sexo-genrica, lxs cuatro afirmaron que s. Los grupos de los que ms se report violencia son lxs
guas religiosxs y espirituales y lxs compaerxs en tres de los cuatro casos. Unx de ellxs report
violencia de psiclogxs y psiquiatras, y otra persona report violencia por parte de sus educadorxs.
En cuanto a los tipos de violencia identificados en los testimonios (n=4), hallamos que el 50%
present una historia de violencia de pares, un 25% report una historia de violencia autoinfligida y
un 25% report una historia de violencia callejera. En cuanto a las formas de violencia (n=4) halladas
en los testimonios, identificamos violencia psicoemocional en el 75% de los casos, violencia
estructural en el 25% y violencia simblica en el 25% de los relatos.
Si bien siento atraccin hacia ambos sexos, no tengo deseo sexual, no me interesa el sexo y no creo
que esto sea anormal. Soy asexual. Pero mis compaeros me han discriminado por esto, lo que me
lleva a veces a mentir sobre mi vida sexual para que no se burlen de m.
B, 22 aos, Lima
El nico agravante presente en los testimonios (n=4) es que la violencia fue cometida por ms de un
agresor, en el 50% de casos. En tres casos se vulneraba el derecho a la sexualidad y en un caso se
vulner el derecho a la ciudad. Al preguntarles si alguna vez haban sentido apoyo respecto a su
identidad (n=4), el 75% indic que s, mientras que el 25% indic jams haber recibido apoyo. En tres
casos, el apoyo provino de amigxs y, en uno, de unx psiclogx.
Para una comparacin completa entre las identidades sexo-genricas y los grupos de los que alguna
vez han recibido violencia, ver el anexo 3 (p. 264).
109
DATOS GENERALES
frecuencia de los eventos violentos, sino ms bien con la naturaleza de los mismos. En otras palabras,
son las caractersticas de la situacin narrada las que la constituyen en una historia que debe ser
contada. La violencia en el entorno familiar, por ejemplo, suele afectar de modo integral la salud
mental de las personas, ya que lxs perpetradores son los propios padres, madres, hermanxs, abuelxs,
txs, personas con las que se suele tener un vnculo afectivo y de convivencia. A pesar de ser eventos
significativos, las historias de violencia familiar no siempre son las que se elige contar, muchas veces
por lo doloroso que se hace recordar estos eventos.
Para realizar el anlisis de la violencia, clasificamos los testimonios de acuerdo a los tipos especficos
de violencia33 que contenan. Esta clasificacin comprende siete categoras: violencia institucional,
violencia callejera, violencia familiar, violencia de pareja, violencia de pares, violencia religiosa y
violencia autoinfligida. Varias de estas historias contienen ms de un solo tipo de violencia. Se
analizaron los resultados de las coocurrencias34 entre el tipo de violencia y las siguientes categoras:
agravantes, formas de violencia, dispositivos de violencia, derechos vulnerados y efectos de la
violencia. Del mismo modo, se revis la frecuencia de lxs perpetradores dentro de los testimonios
segn el tipo de violencia.
A continuacin, revisaremos cules fueron los datos ms resaltantes que, de acuerdo al tipo de
violencia, encontramos en nuestra investigacin.
Dentro de estas historias, encontramos diversos agravantes entre los que destaca el abuso de poder,
con una coocurrencia del 71,0%. Las historias en las que opera este agravante hacen referencia al uso
de la posicin de poder para el ejercicio de la violencia. Quienes incurren con frecuencia en esta
modalidad son lxs jefxs, educadorxs, mdicxs, psiquiatras, psiclogxs, personal de salud, guas
110
DATOS GENERALES
El principal agravante al interior de estas historias, con una coocurrencia de 36,0%, fue la presencia
de ms de un agresor. Esta coincidencia no es gratuita, ya que este tipo especfico de violencia suele
adoptar la forma de un grupo de agresores que hostiga a una vctima que se encuentra sola o
vulnerable. El siguiente agravante que aparece con mayor frecuencia en estos casos es la vulneracin
de necesidades bsicas, con un 29,0%, sobre todo en el acceso a educacin y a trabajo. El tercer
agravante ms frecuente es el abuso perpetrado a largo plazo, con 24,0%.
Los lugares en los que generalmente ocurre la violencia de pares son espacios en donde la persona
debe permanecer durante perodos largos. La cotidianidad de la violencia hace que el impacto de esta
sea an ms grave. En el caso de la escuela o el centro laboral, la experiencia sistemtica de violencia
en estos espacios los convierte en lugares no saludables para la persona, con lo que su rendimiento,
aprendizaje o desempeo laboral se ven drsticamente afectados. Del mismo modo, la agresin en
grupo ocasiona un impacto mucho ms severo debido al carcter mltiple del evento violento: al
recibir agresin de ms de una persona, la sensacin de indefensin36 frente a la fuerza de un
colectivo es mucho mayor.
"Cuando estaba en el colegio (catlico de hombres) en sexto de primaria fui con toda mi clase a la
cancha de ftbol para la clase de ed. fsica. Durante ese lapso de tiempo mi saln fue ocupado por
alumnos de otra promocin para recibir una clase y se sentaron en nuestras carpetas, las cuales
tenan nuestros nombres y poda identificarnos. Al regresar encontr que en mi carpeta haban
escrito calificativos tales como "maricn de mierda", "anormal", "enfermo" y "muere cabro". Me
sent avergonzado porque no quera aceptar mi homosexualidad en ese entonces y por el hecho de
haber sido humillado. Lo nico que hice fue borrarlos inmediatamente con papel higinico sin decir
nada a nadie. Esa fue una de la muchas veces que me han insultado por ser homosexual."
Sebastin, 25 aos, hombre cisgnero gay. Miraflores, Lima.
Con respecto a las formas de violencia, se hall una coocurrencia de violencia psicoemocional del
30,0% y de violencia fsica del 13,0%. Ambas formas de violencia estn relacionadas y pueden
presentarse al mismo tiempo en los ataques y agresiones relatadas, sobre todo en el mbito escolar.
Por otro lado, los dispositivos presentes en la violencia de pares son el bullying, en un 45,0% de las
historias; segregacin y binarismo de gnero, en un 10,0%; y el outing, en un 9,0%. Asimismo, los
testimonios de bullying refieren casos tanto de outing como de segregacin y binarismo de gnero.
Estas historias ocurren en espacios importantes de la socializacin como el centro educativo y el
centro laboral. En ellos, se hace mucho ms frecuente la vivencia impositiva de la
heteronormatividad desde una perspectiva binaria del gnero, as como las amenazas en torno a la
revelacin de nuestra sexualidad como forma de coercin y dao. Con respecto a los derechos
vulnerados con mayor frecuencia en los casos de violencia de pares, el que presenta la mayor
coocurrencia es el derecho a la educacin, con 33,0%. Los dos siguientes con mayor coocurrencia son
el derecho a la sexualidad, con 29,0%, y la libertad de expresin, con 23,0%. El mbito educativo
113
DATOS GENERALES
Las principales formas en las que se manifiesta la violencia familiar son las
agresiones de carcter psicoemocional, con una coocurrencia del 25,0%, y
fsica, con 11,0%. Por otro lado, los dispositivos ms utilizados para ejercer la
violencia en el entorno familiar son la patologizacin, presente en el 11,0% de
los casos, y las amenazas, en el 10,0%. Del mismo modo, los derechos
vulnerados con ms frecuencia en este tipo de violencia son el derecho a la
sexualidad, con 28,0%; el derecho a la vida e integridad de la persona, con
14,0%; y el derecho a la vivienda, con 13,0%.
114
DATOS GENERALES
Hace mucho tiempo, mi hermano mayor estaba a punto de matarme, junto a sus amigos, por el
simple hecho de no querer jugar pelota con l. Sus amigos cerraron todas las puertas de la casa,
pusieron el volumen de la msica muy alto para que nadie escuchara lo que me hacan. Me peg tan
fuerte... me quiso ahogar. Me peg durante una hora y media, y fue un vecino quien me tuvo que
sacar de la casa. Yo no poda ni caminar, ni hablar. Mi vecino me llev a su casa. Ahora ya no vivo
con mis paps.
Julio, 26 aos, hombre cisgnero gay. Comas, Lima
Los principales efectos de la violencia familiar son el miedo, con una coocurrencia del 16,0%; la
expulsin, con un 14,0%, y la performance cisheterosexual, con un 9,0%. Estas consecuencias
claramente se pueden deducir a partir de las anteriores caractersticas que describen la violencia
familiar.
Mi familia no me acepta, pero tengo que fingir mi homosexualidad porque sino mis padres me dan
una paliza. Ya les han dicho que soy gay, pero ellos se rehusarn a creerlo.
Mauricio, 19 aos, hombre cisgnero gay. Beln, Loreto
El sufrir agresiones, tanto de carcter psicoemocional como fsico, de manera sistemtica produce un
nivel de estrs y temor que en muchos casos obliga a la vctima a abandonar el hogar, voluntaria o
involuntariamente. Algunas personas que deciden permanecer en sus hogares condicionan su forma
de ser a una performance cisheterosexual con el propsito de evitar sufrir ms violencia.
El principal agravante que encontramos en estas historias es que la violencia fue perpetrada por ms
de un agresor, con una coocurrencia del 23,0%. A este, le siguen la violencia de Estado, presente en
un 15,0% de los casos, y el abuso de poder, en un 8,0%. Respecto a la forma de la violencia, en el
22,0% de las historias esta se ejerci de manera fsica. La violencia psicoemocional estuvo presente
en un 21,0%, mientras que la sexual en un 10,0% de los casos. Es importante resaltar que dentro de
todos los tipos analizados, la violencia callejera es en la que se encuentra la mayor coocurrencia de
violencia fsica.
115
DATOS GENERALES
Una vez estbamos en el Puente Quiones y estbamos trabajando. Debido al fro, decidimos
meternos a un carro y tomar unos tragos. Cuando se acab el trago, fuimos a trabajar picadas y
calentadas. Lleg una camioneta del Serenazgo de la Municipalidad de la Victoria y nos
comenzaron a insultar y a tirar agua. Luego nos comenzaron a golpear con sus varas. Nosotras, como
estbamos calentadas e indignadas, decidimos hacerles frente y opusimos resistencia. Igual nos
sacaron la mierda. Las caderas de mi amiga estaban hinchadas, horrible. Estbamos bien golpeadas.
Por eso, fuimos a la comisara a hacer la denuncia respectiva, pero los policas no nos dejaron
hacerlo y nos botaron de la comisara.
- Angelindsima, 27 aos, mujer trans heterosexual. Beln, Loreto
Generalmente, se recibe violencia de parte de personas que, antes de llevar a cabo la agresin, se
encuentran en grupo. Asimismo, se trata de personas que ejercen la violencia con ensaamiento, es
decir, buscan generar la mayor cantidad de dao posible aun cuando la vctima no dispone de
recursos para protegerse. La forma de vestir, caminar, hablar o simplemente de ocupar el espacio
pblico es comnmente considerada como aquello que provoca la agresin, con lo cual se incurre
no solo en una revictimizacin de la persona agredida, sino tambin en la impunidad de la que se
benefician los verdaderos responsables de la violencia. Los testimonios que refieren episodios de
violencia callejera, en muchos casos, van ms all del insulto y el hostigamieno, y terminan en golpes
y agresiones dirigidas al cuerpo que resultan en violencia sexual callejera.
En cuanto a los dispositivos que aparecen con mayor frecuencia utilizados en estos casos,
encontramos la criminalizacin, en un 12,0%; la segregacin y binarismo de gnero, en un 10,0%; y
el bullying, en un 6,0% de los testimonios. El derecho a la ciudad, por su parte, es el derecho que se
vulner con ms frecuencia, alcanzando un porcentaje del 77,0%. A este le siguen la vulneracin del
derecho a la sexualidad, en un 19,0%; y la del derecho a la libertad de expresin de gnero, en un
19,0%.
Por ltimo, los efectos de la violencia callejera encontrados en las historias son el miedo, en un
12,0%; la expulsin, en un 8,0%; y la resiliencia tambin en el 8,0% de los casos. Es importante
mencionar que habitar la ciudad con temor forma parte de la opresin estructural que afecta
cotidianamente a las personas LGBTIQ. La expresin de gnero es fuertemente reprimida al punto
de convertirse en un aspecto elemental a tener en cuenta antes de salir a transitar por el espacio
pblico. Al evitar verse demasiado gay o demasiado ahombrada, las personas LGBTIQ limitan un
aspecto bsico de su libertad como lo es el compartir el espacio pblico con amigxs o parejas.
integrantes del ncleo familiar de la vctima. El discurso de la violencia religiosa busca castigar,
amedrentar, descalificar y corregir a las personas LGBTIQ. Los perpetradores ms comunes son lxs
guas religioxs o espirituales, con una coocurrencia del 33,3%; la familia nuclear, tambin con 33,3%;
lxs compaerxs, con 18,5%; y lxs educadorxs, con el 16,7%.
Uno de los agravantes principales en los testimonios de violencia religiosa es el abuso de poder, con
una coocurrencia del 11,0%. El segundo agravante en aparecer con ms frecuencia en los casos
recolectados es la vulneracin de las necesidades bsicas, con un 9,0%, seguido por la presencia de
ms de un agresor, con un 8,0%. Estos agravantes se pueden relacionar con el contexto que
generalmente se vive en instituciones religiosas, donde la posicin de poder de la persona que ejerce
la violencia est casi equiparada a la ley de Dios u otra instancia divina desde la cual se legitima la
violencia. Cuando la violencia religiosa ocurre dentro de la familia o la escuela, se puede encontrar la
vulneracin de necesidades bsicas, ya que se niega la posibilidad de un hogar o centro educativo
seguro para el desarrollo personal y acadmico de las personas LGBTIQ.
Yo estudi en colegio particular donde haba el curso de religin, que lo daba un cura. Esta persona
me tena entre ceja y ceja, y me enviaba con el psiclogo del colegio, segn l, por mis problemas de
conducta, por estar lejos de la doctrina de la Iglesia Catlica. Yo tuve que ir una vez por semana
durante 3 meses. Para m, fueron las peores semanas de mi vida... Me quera hacer sentir culpable y
responsable por mi opcin. Hoy entiendo que es una orientacin y que yo no la elijo. No volvera a
pasar por eso, de ninguna manera. Yo s lo que soy.
- Vctor, 21 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao.
Con respecto a las formas en las que ocurre la violencia religiosa, encontramos que la ms frecuente
es la psicoemocional, con una coocurrencia del 7,0%. A esta le siguen la violencia estructural, con
6,0%, y la violencia simblica, tambin con 6,0%. Estas tres formas de violencia estn relacionadas
entre s, en tanto el discurso religioso es capaz de afectar la psique desde la instalacin de la culpa
como mecanismo de autocontrol y sometimiento. Esto hace que ya no se necesite de un otrx que
seale como inadecuado lo que unx siente o hace. El poder simblico de la culpa se encarga de operar
y modular las acciones de la vctima, con lo cual se consolida una opresin autoinfligida.
En cuanto a los dispositivos con los que se ejecuta la violencia religiosa, se encontr en primer lugar
la patologizacin, con una coocurrencia del 14,0%, seguida por las amenazas, en un 8,0%, y el outing,
en un 6,0%. El discurso religioso ms tradicional respecto a la orientacin sexual no hetero suele
apelar al tpico de la enfermedad para justificar la posibilidad de sanar o curar a las personas
LGBTIQ. Del mismo modo, la funcin que cumple la culpa al interior de estos discursos es la de
ejercer presin sobre la persona culpable, de modo que, al saberse infractora de los preceptos
establecidos por la doctrina, se ve conminada a abandonar aquellas prcticas que el dogma religioso
condena y abomina. El derecho vulnerado con ms frecuencia en los casos de violencia religiosa es el
derecho a la participacin en la vida pblica, presente en un 13,0% de los testimonios. El derecho a
la sexualidad es el segundo ms vulnerado, alcanzando un 9,0% de coocurrencia, seguido por el
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DATOS GENERALES
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DATOS GENERALES
Con respecto a los dispositivos de la violencia encontrados en estos testimonios, hallamos que los
ms frecuentes en ser utilizados por lxs agresores son la amenaza, con una coocurrencia en el 4,0%;
el outing, tambin con 4,0%; y la criminalizacin, con el 3,0%. En lo relativo a los derechos que
fueron vulnerados en estos casos, el que alcanz el ndice ms alto de coocurrencia fue el derecho a
la vida e integridad, vulnerado en un 10,0% de los casos. A este le siguieron el derecho a la seguridad
y proteccin social, con un 8,0%; y el derecho a la justicia, con un 3,0%. Por ltimo, con respecto a
los efectos de la violencia no se hallaron muchas historias que los indicaran explcitamente, pero, a
pesar de esto, se pudo identificar una pequea coocurrencia de resiliencia, presente en un 3,0% de
los testimonios.
Me enamor de mi mejor amigo, pero no lograba entender lo que me suceda o por qu senta eso.
Me excusaba con el tema de que era una etapa ms, pero no era as. Decid contrselo y no lo tom
de buena manera. Me deprim e intent suicidarme.
- Juan, 18 aos, hombre cisgnero gay. Trujillo, La Libertad
El intento de suicidio fue el principal agravante en este tipo de violencia, con una coocurrencia del
17,0%. Este agravante constituye uno de los ms determinantes para entender la magnitud del
impacto de la violencia. El deseo de desaparecer para no seguir siendo vulnerado, as como la
desesperanza general ante las adversidades, tambin es una de las caractersticas de este tipo de
violencia. La forma de violencia ms frecuente en los testimonios que narran casos de violencia
autoinfligida es la simblica, con una coocurrencia del 4,0%. Esta forma de violencia supone la
interiorizacin del opresor y sus discursos, con lo que estar expuesto a un otrx que ejerza la violencia
ya no es condicin para que esta ocurra: es unx mismx quien se hace cargo de ello, incluso hasta
conseguir la propia muerte.
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DATOS GENERALES
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5. AREQUIPA:
Machonas y disidentes
en el sur andino
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As tambin, de acuerdo a Silverblatt (1990), la legislacin espaola declaraba a las mujeres como
menores de edad bajo la tutela de su padre o marido, y sin capacidad de tenencia o disposicin de
tierras. Segn la autora, esto contradeca la costumbre andina, donde las mujeres tenan derecho
autnomo sobre sus bienes, los mismos que se heredaban por va matrilineal, mientras que los
hombres obtenan sus herencias patrilinealmente. Entre las mujeres peruanas, fueron las
campesinas indgenas quienes se vieron ms perjudicadas por la prdida de sus tierras (Silverblatt,
1990).
Conocimos los esfuerzos de las compaeras lesbianas feministas de Movimiento Lesbia - Arequipa,
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y, en los meses siguientes, desarroll un conjunto de actividades para recolectar historias, tales como
salidas a plazas pblicas, talleres y otros eventos. As tambin, se organizaron para difundir
contenidos crticos con respecto a diversas declaraciones homolesbobitransfbicas de sus
autoridades regionales y congresales. Realizaron, adems, intervenciones en espacios pblicos con la
colaboracin de otrxs activistas de la Red TLGB de Arequipa y artivistas independientes, como Jess
lvarez, con quienes se busc aumentar la visibilidad de personas LGBTIQ. Dichas intervenciones y
su difusin a travs de las redes sociales fueron importantes para la recoleccin de historias a travs
de la pgina web. Es as que Arequipa logr ser la segunda regin con mayor cantidad de historias
ingresadas por esta va.
En la regin de Arequipa se obtuvo 96 casos vlidos. El 98,0% de las historias recogidas proviene de
la provincia de Arequipa, como era de esperarse debido al campo de accin de Lesbia. Sin embargo,
se logr obtener un testimonio de la provincia de Islay, y una persona no especific su lugar de
residencia. De los 96 casos recogidos, casi la mitad de los testimonios se concentra en los distritos de
Alto Selva Alegre, Arequipa Cercado y Cerro Colorado (46,9%).
Miraflores 6 6,3%
Paucarpata 6 6,3%
Sachaca 4 4,2%
Arequipa Socabaya 5 5,2%
Tiabaya 1 1,0%
Yanahuara 5 5,2%
Yura 1 1,0%
Islay Meja 1 1,0%
No especifica 1 1,0%
TOTAL 96 100,0%
Figura 5.1
En cuanto a la poblacin que conforma la muestra, observamos una diferencia significativa con el
resto de regiones que determinar el anlisis a lo largo del captulo: Arequipa es la nica regin
donde existe una mayora de personas con sexo femenino, que se identifican como mujeres, y donde
las lesbianas ocupan el porcentaje principal en relacin al resto de identidades sexo-genricas. De
esta forma, registramos que el 61,5% sera de sexo diagnosticado femenino, el 36,5% sera de sexo
diagnosticado masculino, y que dos casos corresponden a personas intersexuales equivalentes al
2,1% de la muestra.
De esta forma, observamos que la muestra est conformada por un porcentaje importante de
mujeres cisgnero lesbianas, quienes suman el 46,9% del total. Los hombres cisgnero gays
representan el 21,9% de los casos, siendo esta la nica ocasin en que no son el grupo mayoritario en
alguna regin. Las personas bisexuales y pansexuales ocupan el 13,5%. Las personas trans (hombres,
mujeres y personas de gnero no binario) suman el 14,6% de las historias. Esto ocurre debido a la
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AREQUIPA
poca visibilidad que an existe en torno a estas realidades en Arequipa, as como la falta de
organizaciones trans que se articulen en la lucha por sus derechos. Las personas trans que se logr
entrevistar son algunas de las ms visibles polticamente en la zona y cercanas al colectivo Lesbia.
Sobre la edad de lxs participantes, es importante notar que se trata de una poblacin compuesta
principalmente por adultos jvenes, cuya mayora oscila entre los 18 y 24 aos. El siguiente grupo
etario ms numeroso es el de las personas que tienen entre 25 y 29 aos.
En cuanto al grado de estudios alcanzado por la poblacin, es importante mencionar que se trata de
una poblacin que ha accedido mayoritariamente a educacin superior, y en donde la mitad indic
ser estudiante universitarix. El grado mnimo alcanzado es la secundaria completa, lo que indicara
que todxs lxs participantes habran completado la educacin bsica regular. Esta experiencia marca
una diferencia en el acceso a la garanta de sus derechos con respecto a otras regiones, donde es
comn que personas LGBTIQ no logren terminar la educacin primaria y secundaria. Si bien esto
tambin ocurre en Arequipa, los testimonios recolectados en esta regin no seran un reflejo de esta
realidad, sino ms bien corresponden a la realidad de personas LGBTIQ educadas y organizadas
polticamente. Sobre esto, es importante mencionar que durante la recoleccin de historias se
realizaron varios esfuerzos para descentralizar la experiencia y recopilar distintas voces que nos
brinden un panorama amplio en la ciudad de Arequipa. Sin embargo, la fuerte influencia de la Iglesia
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referencia a la autopercepcin tnica y racial de cada unx, y en ese sentido, ms aun en el sur andino
del pas, se mantiene la dificultad para enunciar claramente palabras que nos recuerdan lo que
invisibilizamos cuando nos nombramos mestizxs.
La pregunta sobre expresin de gnero y otras formas de nombrarse nos revel que, si bien la cuarta
parte de la muestra no especifica el uso de otra palabra adems de las categoras sexo-genricas ya
establecidas, existira un porcentaje importante que s las utiliza (74,0%). En ese sentido, el 33,3% de
la muestra declar identificarse como modernx; el 19,8%, como pasivx; y el 16,7%, como activx.
Tambin hallamos un 6,3% que se identific como fluidx; un 3,1% que se identific como maricn;
otro 3,1%, como machona; un 2,1%, como queer y un 1,0% que se identific como traca.
Al preguntarles por sus experiencias de violencia, el 99,0% afirm haber sufrido discriminacin por
su orientacin sexual e identidad de gnero. Slo una persona afirm jams haber pasado por
situaciones de violencia. Esto nos permite observar una particularidad con respecto a la cantidad de
denuncias presentes en los testimonios: del total de historias de violencia (n=95), el 10,5% ha
realizado denuncias frente a la sociedad civil y el 6,3% ha gestionado denuncias formales. Si bien el
83,2% de la poblacin violentada no realiz denuncias, es importante notar que existe un mpetu
entre lxs participantes por no permitir que las agresiones basadas en identidad de gnero y
orientacin sexual queden impunes. Es importante recordar que la sentencia positiva en el caso de
Tazz Montenegro marc un precedente jurdico y permiti visibilizar que existen personas aliadas en
la Defensora del Pueblo, as como en el Centro de Emergencia Mujer. Estas personas, claves dentro
de estas instancias gubernamentales, estn sensibilizadas ante la situacin de la comunidad LGBTIQ
y trabajan por facilitar un clima donde estos casos puedan comenzar a resolverse pblicamente y de
acuerdo a los pactos de derechos humanos firmados por nuestro pas.
En cuanto a las experiencias de apoyo en la poblacin (n=96), encontramos que el 96,9% seal
haber sido apoyadx alguna vez, mientras que el 3,1% restante declar jams haberlo sido. A
continuacin, de manera comparativa, presentaremos los grupos que han perpetrado violencia y han
brindado apoyo a lxs participantes de Arequipa.
Estas cifras nos permiten reconocer la persistencia de la violencia perpetrada por un grupo amplio
de personas, ms all de los perpetradores especficos identificados en los testimonios. Observamos
con atencin la alta prevalencia de personas que afirman haber sufrido violencia por parte de
miembros de su familia nuclear, las cuales suman el 48,4%, as como por parte de educadores,
quienes suman el 22,1%, y de guas religiosxs, en el 20,0% de los casos. Debido a las caractersticas
etarias de la muestra, esta violencia sera particularmente preocupante al llevarse a cabo durante los
aos formativos del desarrollo de la persona.
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Figura 5.6
Figura 5.7
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AREQUIPA
En cuanto a la pregunta sobre identidad transgnero, el 12,5% afirm serlo y el 4,2% declar que est
en proceso de cuestionamiento y que podra ser trans. As, el porcentaje total de personas trans suma
el 16,7%. Observamos tambin que dos personas que no necesariamente se identificaron como trans
o personas de gnero no binario en la pregunta sobre su identidad de gnero, s sealaron que
podran ser trans o se estn cuestionando. Por ltimo, si bien la mayora de historias de esta regin
son pblicas (51,0%), un porcentaje equiparable no lo es (49,0%).
En la siguiente seccin, se analizar los testimonios de violencia bajo las categoras previamente
establecidas. Para ello, hemos realizado una lectura global de los testimonios recolectados. De las 95
personas que afirmaron haber recibido violencia, 93 de ellas relataron testimonios que aqu sern
analizados. Esos 93 testimonios contienen distintos tipos de violencia, y en algunos es posible hallar
ms de un tipo. El resultado final de la codificacin de los testimonios nos permite visibilizar los
siguientes resultados.
Observamos una importante predominancia de historias con componentes de violencia familiar, las
cuales suman el 41,9%. Esta cifra establece una diferencia porcentual importante con respecto a las
historias de violencia familiar que se han registrado a nivel general (27,2%) y en cuanto a los
porcentajes manejados en otras regiones. Una de las razones que explican esta particularidad radica
en que la muestra es mayoritariamente de sexo diagnosticado femenino. Las dinmicas de
socializacin en las que las mujeres son educadas suelen contener componentes de violencia y
coercin orientados a que estas permanezcan en el espacio del hogar y la familia. Debido a que las
mujeres son consideradas cruciales para la manutencin de la familia y la reproduccin de la
sociedad, habra una preocupacin fundamental por asegurar que ellas formen sus propias familias,
sean madres, y continen con la lnea de parentesco. Es as que se justifica gran parte de la violencia
hacia lesbianas, bisexuales, pansexuales, asexuales, personas de gnero no binario con vulva y
hombres trans. La violencia institucional ocupa el segundo lugar, presentndose en el 32,3% de los
testimonios; seguida por la violencia de pares, en el 29,0%.
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AREQUIPA
En cuanto a las formas de violencia con mayor presencia en los testimonios, hallamos los casos de
violencia psicoemocional, los cuales suman el 86,0% de las historias. La mayora de casos de
violencia incluira alguna forma de violencia psicoemocional, muchas veces en conjuncin con otras
ms. Los casos donde esta no aparece no indican necesariamente su inexistencia, sino ms bien que
la persona no la hace explcita. La violencia estructural, sustentada en normas legales y acuerdos
sociales, est presente en el 23,7% de los relatos, superando el porcentaje a nivel nacional que es
17,6%. La violencia simblica, aquella que lxs participantes reconocen que interiorizaron en algn
momento del relato, se encuentra en el 20,4%, cifra que supera hasta por tres veces el porcentaje a
nivel nacional de 6,3%. El contexto fuertemente religioso que se vive en Arequipa podra haber
contribuido a las formas en las que operan las violencias simblica y estructural, a pesar de que estos
casos no sean de violencia religiosa explcitamente. Por ltimo, observamos la existencia de casos de
violencia fsica en el 19,4% y de violencia sexual en el 9,7%. Sobre esta ltima, es necesario anotar
que la recoleccin de casos de este tipo de violencia resulta sumamente complicada debido a que
estas agresiones suelen ser invisibilizadas, incluso por las mismas vctimas y sus familiares, a raz de
la vergenza y culpa que generan.
De las historias en las que se logr identificar la edad de la vctima al momento de la agresin (n=90),
el 33,4% ocurri cuando esta era menor de edad, con edades que oscilan entre los 1 y 17 aos. El
48,9% de las historias toman lugar entre los 18 y 24 aos, y finalmente, el 17,8% de las historias
ocurri cuando lxs participantes tenan entre 25 y 29 aos de edad.
Los espacios de violencia identificados (n=93)7 con mayor recurrencia son el hogar, con el 36,6%; la
institucin educativa, con el 32,3%; y el espacio pblico, con el 18,3% de los casos. Es en estos tres
espacios donde se concentra el 87,2% de los relatos. Encontramos un 6,5% de historias donde la
violencia ocurri en establecimientos privados, generalmente discotecas y hoteles donde se niega el
derecho de admisin o se exige el retiro de las personas LGBTIQ una vez percibida su disidencia
sexo-genrica. Tambin hallamos que el 6,5% de historias ocurri en el centro laboral; 2,2%, en
centros de salud; 1,1%, en la iglesia; y otro 1,1%, en Internet8.
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Yo modelo los fines de semana, en diferentes centros comerciales o discotecas. Nunca he sentido
discriminacin haca m y, modestia aparte, es porque soy guapo y tengo dinero. Pero por ejemplo,
tengo amigos que tambin son gays y tienen algunos rasgos no los tratan igual. Entonces me
pregunto a m mismo, es diferente porque soy de temer? Si no tuviera dinero, quiz sera diferente.
Eso no me parece.
- Constantine, 24 aos, hombre cisgnero gay. Jos Luis Bustamante y Rivero, Arequipa
Violencia Familiar
La violencia familiar comprende el conjunto de agresiones que ocurren al interior de la estructura
familiar, sea esta la de la familia nuclear, extensa o de la pareja, e incluye la violencia que utiliza como
justificacin la defensa de la institucin de la familia y el parentesco. Este tipo de violencia suele
justificarse en los cdigos tradicionales de crianza que determinan lo que sera una conducta
apropiada para nios y nias, de manera diferenciada y dicotmica. Puesto que este tipo de ideas
forman parte de la enseanza tradicional catlica, han sido naturalizadas ampliamente, lo cual
dificulta la capacidad de cuestionar esta violencia a temprana edad. Muchas veces, pasan varios aos
hasta que las personas logran reconocer que sus experiencias constituyen hechos de violencia. Estas
incluyen castigos, manipulaciones, coercin de la sexualidad, chantajes, agresiones (fsicas, verbales
y sexuales), negligencia, desamparo, sometimiento a terapias correctivas, impedimento de la libre
expresin de gnero, encierro punitivo, expulsin del hogar y la falta de reconocimiento de su
identidad y la de sus parejas. Debido al vnculo afectivo, jerrquico y de dependencia que existe con
respecto a la familia, la violencia tiende a hallar formas de justificarse, perpetuarse a largo plazo y
generar efectos significativos en la salud mental de las personas. Por el lugar que ocupa la familia en
la visin catlica colonial de la sociedad arequipea, muchas veces estas formas de violencia se veran
justificadas por dogmas impuestos desde la niez, al margen de que la persona violentada crea o no
en ellos.
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AREQUIPA
Los testimonios nos permitieron visibilizar dos formas distintas de afrontar la situacin de violencia
familiar: la independencia y salida del hogar en que reside la familia nuclear, o la performance
cisheterosexual para evitar o reducir los problemas. En la primera, la persona se ve obligada a
generar mayores recursos para subsistir, incluso descuidando su bienestar y abandonando sus
estudios. Si bien muchos de estos casos llevan al empoderamiento de las personas al adquirir la
capacidad de asumir sus propias decisiones y dejar de convivir con sus agresores, este proceso
tambin las precariza materialmente y dificulta su acceso a oportunidades. En la segunda forma de
afrontar la violencia familiar, las personas deciden permanecer en el hogar y optan por mantener en
reserva su identidad de gnero u orientacin sexual, procurando que esto no llegue a ojos u odos de
la familia.
Hace ya tres aos, mi mam se enter que yo estaba con una chica... Creo que no deb contrselo
para evitar problemas con ella. Ella me grit. Lo que ms me doli fue que me dijo que yo le daba
asco, fue una palabra que an me acuerdo. Creo que la decepcion. Despus, mi hermana ya no me
habla, desde hace tiempo hasta ahora, ya no es lo mismo mi familia, y yo por eso me solvento mis
gastos. No es fcil: estudio y trabajo y realmente no es fcil... pero an as la apoyo a ella, porque la
quiero y sigo para delante, bien y fuerte.
- Guadalupe, 23 aos, lesbiana de gnero no binario. Socabaya, Arequipa
Violencia Institucional
La violencia institucional es la segunda ms recurrente: ocurre en treinta testimonios, equivalentes
al 32,3%. Esta es la violencia permitida y justificada en normas, acuerdos, costumbres y/o en la
estructura de una institucin concreta. Tambin incluye las agresiones cometidas por agentes de una
institucin en la que la violencia contra las personas LGBTIQ no es rechazada sino ms bien
normalizada y promovida, de modo que aquella no toma ningn tipo de medida para desvincularse
del accionar homolesbobitransfbico de sus agentes agresores. La mayora de estos casos ocurrieron
en la escuela o en la iglesia, as como en establecimientos privados como hoteles, discotecas y bares.
En el colegio, se enteraron los padres (sacerdotes) cuando me vieron dndome un beso con un chico
y llamaron a nuestros padres. El director quiso hacer de psiclogo. Me llev a su oficina, me toc el
cuerpo, el pene. Me dijo que yo haba nacido as porque mi pene era muy suave. Le cont a mi mam,
ella habl con el director y me quisieron botar, pero no fue as. Mi novio se retir del colegio para
evitar mayores problemas.
- Tino, 46 aos, hombre cisgnero gay. Alto Selva Alegre, Arequipa
Una de las formas ms perversas en las que se manifiesta esta violencia es cuando se utiliza la
posicin de poder dentro de una institucin para violentar a otra persona y mantenerla en silencio.
En instituciones como la escuela, tanto trabajadores en general, como docentes y personal
administrativo tienen una ventaja etaria con respecto a lxs estudiantes, lo cual les permitira abusar
de la confianza que les fue depositada en tanto profesionales de la educacin y miembrxs de una
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AREQUIPA
institucin educativa. La corta edad de las personas que asisten a la escuela en calidad de alumnxs las
volvera ms vulnerables a los efectos de eventuales coerciones. En estos casos, el castigo impuesto a
las personas LGBTIQ visibles suele ser la expulsin de la persona o de su pareja. Esta,
simblicamente, consiste en una disolucin de su vnculo afectivo en tanto anormal y peligroso
para el orden cisheterosexual que rige el espacio escolar. Este castigo tambin funcionara como
dispositivo de disciplinamiento y advertencia para otras sexualidades y gneros disidentes que
puedan visibilizarse.
Los casos de violencia sexual que ocurren en el mbito escolar, como en el testimonio de Tino,
difcilmente llegan a ser denunciados. Los agresores suelen ser figuras de autoridad al interior de la
institucin educativa, como el director del colegio, y pueden utilizar sus recursos para afectar
negativamente la cotidianidad de las personas LGBTIQ que decidan acusarlos. Incluso si los
agresores no son autoridades, la violencia sexual en este mbito tiene efectos sumamente corrosivos
para la salud mental y la sexualidad, puesto que ocurre en un momento decisivo del desarrollo
integral de la persona. Debido a que la escuela es un espacio al que se acude todos los das durante
varias horas, tener que convivir muchas veces en silencio con personas que han agredido un mbito
tan ntimo del ser generara traumas en la vivencia de la sexualidad.
Una parte importante de testimonios corresponde a la violencia perpetrada por los efectivos de la
PNP y del Serenazgo. Uno de los testimonios emblemticos recogidos durante la investigacin fue el
de Gabitx, quien recuerda la noche en que Seguridad Municipal llevara a cabo una batida en bares
frecuentados por la poblacin LGBTIQ a manera de campaa de limpieza social. Este hecho fue
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AREQUIPA
ampliamente condenado por lxs activistas del pas, quienes se solidarizaron con el movimiento
LGBTIQ arequipeo, tras lo cual se logr que el Alcalde Provincial de Arequipa se disculpe.
Violencia de Pares
La violencia de pares que se ejerce en contra de las personas LGBTIQ usualmente es perpetrada por
lxs compaerxs de escuela o trabajo. En ambos casos, estos se tornan en agentes encargadxs de
preservar la rigidez del gnero binario y sancionan con burlas y hostigamientos cualquier
transgresin al mismo. Muchas veces, la violencia de pares es perpetrada por compaerxs
heterosexuales. Estos actuaran en base a un impulso que refleja su propia incomodidad frente a una
identidad de gnero u orientacin sexual disidente. As, ante su vctima, el agresor reconocera
elementos de su propia disidencia sexo-genrica reprimida.
Mis compaeros hombres me decan: Machona, ven a mi fila, que aqu estn los hombres. Los
profesores, con su mirada..., ya era incmodo, me queran avergonzar frente a todos.
- Mar, 18 aos, mujer cisgnero lesbiana. Cerro Colorado, Arequipa
140
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Lamentablemente, la violencia de pares es perpetrada incluso por otras personas LGBTIQ, entre
quienes suele haber un alto nivel de competitividad sexual y esttica, por lo que se recurre a intentar
reducir a la otra persona o ponerla en su lugar. Este tipo de disputas suelen ser parte de las formas
comunes de interaccin maricona.
En el colegio, una vez me dieron folletos de diversidad sexual. Los repart y mis compaeras me
preguntaron si yo era as. Me insultaban, me decan que las lesbianas eran machonas, que estaban
mal porque no podan hacer eso. Me insultaron. Me dijeron lesbiana de mierda.
- Joune, 18 aos, mujer cisgnero lesbiana. Alto Selva Alegre, Arequipa
Haba estudiado en el (colegio) San Juan toda la secundaria. De por s no es fcil ingresar ah, pero
en 4to de secundaria, algunos de los chicos (colegio solo de hombres) corrieron el chisme de que yo era
gay. Y obvio pues, yo era un abanico andante! Me buscaron la sin razn, llamaron a mis paps y me
invitaron a retirarme. Me cambiaron de cole para quinto.
- Joel, 19 aos, hombre cisgnero gay. Sachaca, Arequipa
En casos como el de Joel, en donde la violencia de pares ocurre al interior de una institucin
educativa, es comn que las vctimas deban retirarse o sean expulsadxs de la misma, con lo cual la
agresin adopta componentes de violencia institucional en tanto se desfavorece a las personas
LGBTIQ en su garanta del derecho a la educacin. Dado el carcter bsico de esta necesidad, y su
importancia para superar la pobreza, estos casos son particularmente preocupantes. Otra
caracterstica que suele encontrarse en los testimonios de violencia de pares es el outing, o
exposicin violenta de la disidencia sexo-genrica. Estas agresiones ocurren cuando se saca del
clset a personas LGBTIQ que no han brindado su consentimiento para que esta informacin sea
conocida por tercerxs, con lo cual se afecta su derecho a la privacidad y seguridad personal.
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Violencia Callejera
La violencia callejera es aquella que se perpetra en el espacio pblico y se caracteriza por tener como
agresorxs a tercerxs y desconocidxs o agentes del orden como efectivos de la PNP y el Serenazgo.
Tambin existen casos donde la violencia callejera es perpetrada por vecinxs del barrio, con lo cual la
afectacin se agrava pues se trata de la comunidad inmediata con quienes se comparte la
cotidianidad en el espacio adyacente al hogar.
En lugares pblicos como en calles, combis, parques, por estar con mi pareja, nos gritaban
lesbianas! y palabras ofensivas. Se escuchaban murmullos ofensivos y malos tratos como
empujones.
- Alexa, 19 aos, mujer cisgnero lesbiana. Miraflores, Arequipa
Existen diversos contextos en donde quien comete la violencia callejera se siente con mayores
posibilidades de perpetrar su agresin sin ser descubierto o sealado. Uno de estos, aunque suene
paradjico, es el de las movilizaciones convocadas por activistas que se organizan para erradicar la
violencia homolesbobitransfbica. En estos espacios, lxs agresores aprovechan el desorden y los
grandes flujos de gente para insultar, empujar, escupir o arrojar objetos de forma annima sobre
quienes marchan por sus derechos. El efecto de estos ataques sobre la salud mental y emocional es
significativo, ya que estos son perpetrados por personas que agreden por conviccin y de maneras
bastante confrontacionales y violentas.
Otra recurrencia en los testimonios de violencia callejera, en este caso hacia lesbianas, es que lxs
agresorxs suelen ser hombres que se renen en grupos y con edades menores a las de las vctimas.
Esto nos podra brindar una pista sobre cmo el acoso sexual callejero, y en especfico el que afecta a
mujeres lesbianas, funcionara como una prctica patriarcal de reafirmacin de la masculinidad,
constituyndose en una especie de rito de pasaje de la masculinidad y la construccin del hombre.
As, quien participa de los ataques se reafirma como el macho dominante, virtual penetrador de
cualquier tipo de cuerpo, sea este el de una lesbiana, maricn, travesti, etc.
Esta forma de violencia es particularmente nociva, pues condiciona el uso del espacio pblico de las
personas afectadas por ella. La alerta ante la posibilidad de violencia representa un estrs adicional
142
AREQUIPA
en la vida de las personas, sobre todo para mujeres cisgnero lesbianas, bisexuales y pansexuales.
Esto las lleva a modificar su vestimenta al salir, sus rutas recurrentes, seguras y elegidas as como sus
horarios de salida y retorno con el fin de prevenir la violencia. En otros casos, este tipo de violencia
tiene como consecuencia la expulsin y el no retorno a ciertos espacios pblicos que deberan ser
para todxs.
Violencia Religiosa
La violencia religiosa es aquella que tiene como forma, causa o agresor a una religin especfica y se
presenta en el 9,7% de los testimonios. Comprende todo acto de violencia motivado o justificado por
alguna creencia, dogma o texto sagrado. En Arequipa, los casos de violencia religiosa registrados se
realizaron en nombre tanto de la Iglesia Catlica como de la Evanglica. En estos casos, lxs agresores
enmascararan la discriminacin, agresin o silenciamiento de las personas LGBTIQ como actos
moralmente loables bajo la religin en la que se intentan justificar. Esto es utilizado como recurso no
slo por guas religiosxs, sino adems por familiares y personas allegadas quienes consideran que los
argumentos de fe son incuestionables e indiscutibles. En el caso de la religin catlica, debido a su
estrecho vnculo con el Estado en la historia arequipea, esto sera an ms persistente.
Las personas LGBTIQ practican diversos credos, y muchas han logrado hallar espacios importantes
para sus vidas dentro de estas creencias, sobre todo ante la desproteccin real del Estado y la
violencia estructural homolesbobitransfbica. De esta forma, muchas se volveran a la religin en
bsqueda de acompaamiento, gua y proteccin. Es importante entender que religin y disidencia
sexo-genrica no son realidades que necesariamente deban excluirse mutuamente, sino que pueden
ir negociando formas de acomodarse. Lamentablemente, en Arequipa, esto no ocurre debido a las
actitudes de rechazo, estigmatizacin y odio promovidas por algunos lderes religiosos. Estos, al ser
figuras de autoridad en sus comunidades, argumentan que la homosexualidad y el travestismo son
prcticas pecaminosas y aberrantes que deben ser rechazadas por el bien de la sociedad.
Yo tengo la fortuna de tener padres que, a pesar de sus creencias religiosas, me apoyan y daran todo
por m. Hace casi dos aos decid retirarme de la iglesia a la que asista con mis padres. El pastor de
esta iglesia saba que era gay, supuestamente quedara solo entre l, mis padres y yo. Despus de
alejarme de la iglesia, decido viajar a Lima a estudiar lo que me apasiona, el teatro. Pero al estar
lejos, el pastor decidi contar este secreto a la iglesia y lastimar a mis padres. Se imaginarn que
para ellos no era nada sencillo, mis padres decidieron salir de la iglesia y ahora todos los miembros
(incluidos los que crea eran mis amigos) tienen prohibido hablar con nosotros. Desde mi regreso a
Arequipa, decid vivir mi homosexualidad libre y tranquilamente. Mis padres me apoyan. Ahora
exploro tambin el interesante mundo drag, y mi ciudad, en su mayora, nos detesta a los que
hacemos esto; pero ya no es doloroso, al contrario, nos da fuerza para seguir y seguir adelante.
- Desconocido Pedro, 23 aos, hombre cisgnero gay. Alto Selva Alegre, Arequipa
Como podemos observar en el testimonio, el quiebre con esta fe puede resultar liberador, o formar
parte de nuevas prcticas de espiritualidad que no impliquen, para las personas LGBTIQ, el rechazo
143
AREQUIPA
de su identidad. Tomar esta decisin, si bien resulta difcil en un contexto tan catlico como el de la
ciudad de Arequipa, puede facilitarse por la creacin de nuevas redes de comunidad. Muchas veces,
las personas LGBTIQ que salen de contextos profundamente religiosos encuentran mucho bienestar
en la transgresin de estos lmites y aquellos impuestos por el gnero binario tradicional. Este sera
el caso de la exploracin drag de Desconocido Pedro, o de espacios comunitarios en organizaciones
como los brindados por Movimiento Lesbia. Esto generara una resiliencia tanto personal como
colectiva que alimentara la movilizacin de la comunidad en momentos donde es fundamental la
visibilidad.
Violencia de Pareja
La violencia que ocurre entre personas LGBTIQ vinculadas en relaciones ertico-afectivas es un
fenmeno difcil de estudiar debido a la baja tasa de denuncias que existe. Esto ocurre porque la
estigmatizacin, patologizacin y criminalizacin existente hacia esta poblacin dificultara el
proceso de denuncia, incluso haciendo que la vctima interiorice como definitiva la imposibilidad de
realizarla. Debido a que esta violencia ocurre en el mbito del amor romntico, la nocin de la pareja
idealizada facilitara el proceso de justificacin de varios actos de chantaje y manipulacin, violencia
fsica y sexual, que podran darse en estas situaciones. Es por ello que lograr enunciar, en principio,
y denunciar posteriormente, es el resultado de un proceso de aceptacin de haber vivido una
situacin de violencia de pareja.
Es usual que la violencia ocurra posteriormente al consumo de alcohol o drogas, lo que lleva a
muchas personas a justificar las agresiones en base al argumento de la inconsciencia bajo la
influencia de algn estupefaciente. Esto hace que la violencia se vuelva an ms peligrosa debido al
uso continuo de dichas sustancias. En uno de los testimonios, la vctima relat un hecho de violencia
perpetrado por su expareja, quien se habra vuelto heterosexual e intentado asesinarle. En este
caso, es posible plantear que el agresor pretenda destruir aquello que inicialmente le habra causado
desviarse de la norma. De esta manera, constatamos que es fundamental cambiar la mentalidad que
contina patologizando la disidencia sexo-genrica, pues tendra consecuencias letales sobre la vida
de las personas LGBTIQ.
Violencia Autoinfligida
Si bien solo se encontraron dos casos de violencia autoinfligida, tambin es cierto que este proceso es
difcil de reconocer frente a otrxs debido al estigma que existe alrededor de las prcticas de
automutilacin o abuso de sustancias para causarse dao. Las historias que encontramos refieren el
abuso de alcohol como un recurso que permite refugiarse de las presiones familiares que nos
conminan hacia la cisheterosexualidad. Este tipo de violencia, como sealamos anteriormente,
tambin estara vinculado a estados profundos de depresin y al decrecimiento de la calidad de vida
de las personas que interiorizan la violencia, hasta reproducirla en sus propios cuerpos.
144
6. junin:
Visibilidad interrumpida
145
JUNN
Debido a su posicin geogrfica, Junn fue elegida como la regin de la sierra central peruana en la
que llevaramos a cabo la recoleccin de testimonios. Encontrar personas y organizaciones
interesadas en trabajar con nosotrxs fue sumamente difcil, debido principalmente a la poca
visibilidad de estas en la sierra central. Era fundamental incluir una regin de esta zona con la que se
pudiese establecer un contraste entre la informacin recabada aqu y la proveniente de la sierra sur.
Solo as podramos acercarnos a un entendimiento ms completo de la situacin de la comunidad
LGBTIQ a lo largo del pas.
Junn tiene fronteras territoriales con Lima, Cerro de Pasco, Ucayali, Cusco, Ayacucho y
Huancavelica. Esto le ha permitido posicionarse como una zona de trnsito y comercio intensos, lo
cual se acrecentara durante el periodo colonial. Adems, cuenta con varios valles y ros que la hacen
competitiva a nivel agroindustrial. De esta forma, Huancayo, su capital, es la novena ciudad ms
grande del Per, con aproximadamente 357 mil habitantes (INEI, 2015). Junn consta de nueve
provincias, y obtuvimos historias provenientes de siete de ellas, con la excepcin de Yauli y Satipo.
Con una altitud que oscila entre los 400 y 5000 m.s.n.m, Junn cuenta con dos regiones naturales:
sierra y selva, y cada una presenta formas especficas de organizar las costumbres y la vida (BCRP,
s/f). El quechua an tiene presencia en la regin, ya que el 9,6% de la poblacin aprendera a hablarlo
en su niez (INEI, 2009).
El pensamiento religioso tiene una fuerza importante en Junn, donde el 79,3% se identific como
catlico y el 15,8% como evanglico (INEI, 2009). Este hecho puede ayudarnos a explicar la falta
de informacin y organizaciones que trabajen temas de sexualidad y diversidad de gnero en la
regin, as como la dificultad que existe para hablar abiertamente de estos temas. Sin embargo, las
transgresiones a la norma cisheterosexual s existen en la regin. Un ejemplo de estas irrupciones es
el travestismo ritual en las danzas como la chonguinada y la tunantada, en donde hombres se visten
de mujeres para otorgarle a la danza el componente andrgino divino (Campuzano, 2007).
En esta regin, no encontramos colectivos liderados por personas que fueran abiertamente LGBTIQ,
pero conocamos a Natal Cordova y a Salvador Or, activistas de la regin quienes nos
recomendaron trabajar con Huancayo Feminista, colectivo comprometido con el feminismo y las
luchas de la disidencia sexo-genrica. Al colectivo Huancayo Feminista lo conocimos cuando an se
llamaba Crculo de Debate Feminista Huancayo Mara Jess Alvarado. Este espacio se fund en el
2012 y ha estado compuesto casi en su totalidad por mujeres cisgnero heterosexuales, salvo algunas
excepciones. La organizacin se fund con el objetivo de fomentar el debate sobre temas de gnero y
feminismos en Huancayo, adems de hacer incidencia poltica. El nombre fue modificado a
Huancayo Feminista luego de una reestructuracin a mediados del 2015.
147
JUNN
Respecto a la poblacin que conforma la muestra, es importante mencionar que solo hay siete
personas con sexo diagnosticado femenino y que adems se identifican como mujeres, tanto
lesbianas como bisexuales. Esto es un indicador de la dificultad que tienen las mujeres para acceder
a la visibilidad. La mayora de personas en la muestra son hombres cisgnero gays (63,9%), seguidos
por personas cisgnero bisexuales (13,9%), mujeres cisgnero lesbianas (11,1%), mujeres trans
(8,3%) y una persona de gnero no binario. No se encontraron hombres trans durante la recoleccin
de historias. Una lectura inicial de estas cifras nos permite dilucidar cmo las personas socializadas
como mujeres en Junn habran estado menos dispuestas a participar de esta investigacin que las
personas socializadas como hombres. Los testimonios de mujeres tomaron ms tiempo en ser
recolectados, y en muchos casos a las participantes les tom ms trabajo enunciar la violencia que
vivieron. Tambin cabe sealar que ninguna persona en Junn se identific como pansexual, asexual,
o heterosexual.
En cuanto al nivel de escolaridad de la poblacin en Junn, observamos que la mayora son personas
con acceso a educacin superior, tanto universitaria como tcnica. Una de cada cinco personas de la
muestra (19,4%) es estudiante, y tambin hallamos casos de personas con estudios universitarios
incompletos, as como personas con estudios de postgrado. Solo dos personas no completaron la
educacin regular bsica. En ese sentido, la muestra que accedi a contar su historia pertenece a un
sector relativamente privilegiado en trminos de acceso a oportunidades educativas. En cuanto a las
ocupaciones tradicionalmente mariconas, solo una persona especific dedicarse a la cosmetologa.
Con respecto a su adscripcin a un seguro de salud, la mitad de lxs participantes en Junn afirm no
estar afiliada a ninguno. De aquellxs que s contaban con uno, el grupo ms numeroso fue el de lxs
aseguradxs en EsSalud (25,0%), seguido por lxs aseguradxs al SIS (13,9%) y por lxs que disponen de
un seguro privado (11,1%). En cuanto a su situacin de salud, el 19,4% de lxs participantes indicaron
sufrir depresin, ansiedad y baja autoestima. Tambin se report un caso de una persona viviendo
con VIH/SIDA, correspondiente a un hombre cisgnero gay.
En lo referente a la pregunta por la expresin de gnero (n=34), es interesante observar que en Junn
solo se marcaron las opciones pasivx, activx y modernx. Nadie se identific como machona,
maricn, queer, o fluidx. Solo una persona escribi una nueva alternativa: discreto. Esto nos da
algunos indicios de cmo Junn mantiene cierto esquema tradicional y binario con respecto a la
vivencia de la sexualidad. La creacin de una nueva categora (discreto) no funcionara para hacer
visible una realidad, sino ms bien para ocultarla, para mantener en secreto la disidencia
sexo-genrica. Lo opuesto ocurrira en otras regiones y contextos donde las personas se nombran
como cabra, maricn, machona, traca, deschavadita, queer, bebita, perrita, entre otras que hemos
recogido. Con estas nomenclaturas, se busca inventar, reinventar y resignificar el lenguaje con el que
se habla sobre la disidencia, hay un proceso transgresor que se manifiesta en las formas de
nombrarse. Por el contrario, en Junn, dominara el llamado a seguir empleando los roles definidos
segn posiciones dicotmicas. As, observamos que el 52,9% de la muestra se identific como
modernx, el 35,3% como pasivx y el 23,5% como activx.
La pregunta sobre experiencias de violencia nos revel que, si bien 30 de 36 personas (83,4%)
recordaron un evento violento, dos de ellxs no identificaron la violencia como tal en un primer
momento. Las personas que declararon nunca haber sufrido violencia por ser LGBTIQ suman el
16,7% de la muestra (seis personas). Esto se debe, en parte, a que ellxs se esfuerzan porque su
identidad de gnero u orientacin sexual no sea reconocida por el resto, de forma que no puedan
utilizarla en su contra o para herirles. Quizs esto podra ayudar a explicar el que ninguna de las
situaciones de violencia recogidas en los testimonios de Junn haya sido denunciada ante el sistema
jurdico-legal. De los treinta casos de violencia, solo una persona (un hombre cisgnero bisexual)
denunci la violencia cometida ante la sociedad civil en este caso, a su comunidad inmediata,
compaerxs y amigxs.
Al preguntarles por los grupos de personas de los que alguna vez recibieron violencia por ser
LGBTIQ, observamos que la mayora (53,3%) ha recibido violencia de tercerxs y desconocidxs. A este
grupo le siguen el de lxs compaerxs, con el 43,3% de los casos, y el de lxs amigxs, con el 33,3%. El
cuarto lugar lo ocupan tres grupos, todos presentes en el 26,7% de los casos: la familia nuclear, la
familia extensa, y los guas religiosxs y espirituales. Es importante recordar que la sierra central es un
espacio en donde las experiencias y posturas relacionadas al gnero y la sexualidad estn altamente
mediadas por el pensamiento religioso.
En cuanto a las experiencias de apoyo (n=36), el 91,7% de lxs participantes indic haber recibido
apoyo por ser LGBTIQ, mientras que el 8,3% indic no haberlo recibido nunca. Al preguntar por los
grupos de apoyo (n=35), hallamos que se mantiene la tendencia donde los grupos ms comunes son
lxs amigxs (80,0%) y personas LGBTIQ (54,3%). El apoyo de la familia nuclear est presente en poco
150
JUNN
Figura 6.5
Figura 6.6
151
JUNN
En las respuestas a la pregunta sobre la identidad transgnero, dos personas afirmaron ser trans, y
tres marcaron que podran serlo o estar en proceso de cuestionamiento. Por ello, se puede afirmar
que 5 personas de la muestra son trans. Por ltimo, la mayora de historias recolectadas en esta
regin son privadas (52,8%), habiendo diecisiete personas que s eligieron que su historia sea pblica
(47,2%), por lo que la mayora de ellas ser citada en las siguientes pginas.
Contrastar los tipos de violencia registrados con las formas de violencia con mayor presencia en los
testimonios ser til para complejizar nuestro entendimiento y lectura de esta situacin. De esta
manera, podemos observar que todas las narraciones explicitan algn componente de violencia
psicoemocional (100,0%), mientras que el resto de formas de violencia no seran enunciadas tan
comnmente. En segundo lugar, con presencia en el 10,0% de los casos, se encuentran los casos de
violencia fsica, sexual y simblica. Tambin se hall un caso de violencia estructural (3,3%), que
refiere los casos donde no es necesario que haya un perpetrador especfico, ya que la violencia se
sustenta en las normas, leyes y acuerdos que permiten que estos hechos violentos se den de forma
sistemtica.
152
JUNN
Otro aspecto relevante es el espacio donde ocurri la violencia, puesto que este determina las
posibilidades que existen dentro del mismo para responder, resistir y buscar justicia. De las historias
recolectadas en Junn, el 26,7% ocurri en el espacio pblico e involucr una disputa por el uso del
espacio compartido. El 23,3% tom lugar en una institucin educativa; el 13,3%, en un
establecimiento privado as como en el hogar de la persona o de su pareja. El 6,7% ocurri en el
centro laboral, lo cual vulnera el derecho al trabajo. Finalmente, recibimos un caso que ocurri en el
barrio de la persona, as como un caso de violencia perpetrado en un centro religioso.
Por otro lado, identificamos intersecciones de poder en las que la violencia basada en gnero tambin
se justifica, adems de la orientacin sexual e identidad de gnero. As, hallamos siete casos donde la
violencia se sustent en la apariencia fsica, tres donde esta se sustent en el nivel socioeconmico y
la clase social, un caso justificado por motivos religiosos y uno por la raza y el color de piel. Es
fundamental observar cmo la violencia tiene sus bases en ms de un sistema de poder, para
entender qu cuerpos se vuelven vulnerables y bajo qu circunstancias.
Del total de participantes, fueron veintisis las personas que explicitaron la edad que tenan al
momento del hecho de violencia relatado (n=26). Observamos que en el 46,2% de los casos, las
agresiones ocurrieron cuando la persona era menor de edad: la mitad tena entre 1 y 14 aos, y la otra
mitad entre 15 y 17. La minora de edad sera un agravante en las historias narradas por estas
personas, puesto que la coercin, manipulacin, discriminacin y violencia en esa etapa de la vida
153
JUNN
tiene consecuencias profundas sobre el desarrollo integral de la persona. Por otro lado, el 42,3% de
los casos ocurri cuando lxs participantes tenan entre 18 y 24 aos de edad, y el 11,5% relat casos
que ocurrieron cuando tenan entre 25 y 29 aos.
Violencia de Pares
Los casos de violencia de pares en Junn ocupan la tercera parte de los testimonios de violencia, y
resultan particularmente importantes pues en la mayora se vulnera el acceso a una necesidad bsica,
como la educacin y el trabajo. De esta forma, lxs compaerxs y pares con lxs que se interacta en
estos espacios seran lxs agresores, comnmente agrupadxs contra una persona sobre la cual repiten
el maltrato todos los das. Este carcter recurrente volvera este tipo de violencia particularmente
nociva en tanto determina consecuencias a largo plazo sobre la psique de las personas. En muchos
casos, estas implican que lxs agredidxs busquen modificar su comportamiento para asemejarse a la
norma, y de esa forma dejar de ser punto de agresiones.
154
JUNN
Como observamos en el testimonio de Asoldar 5, hay una vigilancia sumamente estricta sobre el
cumplimiento del deber ser del gnero masculino, en cuanto a gustos, amistades y uso del tiempo.
El sealarlo como cabrito a sus espaldas no basta. Sus compaeros recurren a humillarlo
pblicamente para inculcar la advertencia a otros hombres que podran estar disidiendo de la
masculinidad hegemnica. As, se extiende la amenaza heterosexual a los otros cabritos del colegio,
para que vean lo que puede ocurrirles si siguen comportndose de esa manera. Es importante
mencionar que, en Junn, estos casos han sido relatados exclusivamente por hombres cisgnero. As,
podemos pensar que el bullying homofbico constituye un dispositivo de autorregulacin de la
masculinidad en grupos grandes de hombres que se frecuentan con cierta constancia. De esta forma,
todos estaran vigilando la masculinidad de todos, y el sealar las fallas en la performance de otro
pondra a los primeros, los ms hombres, en una posicin ms privilegiada en la jerarqua de la
masculinidad.
Violencia Callejera
Los casos de violencia callejera son el segundo tipo de violencia ms comn hallado en los relatos, y
se caracterizan por impedir el acceso a transitar y disfrutar de los espacios pblicos con el mismo
derecho que las personas cisgnero y heterosexuales. Tambin comprende los casos de violencia
ocurridos entre comensales de un mismo establecimiento privado quienes disputan el uso apropiado
de un espacio determinado. La mayora de estas disputas inicia con la reaccin violenta ejecutada
por el o lxs agresores ante la sola presencia de una persona a la que se ha identificado como
transgresora de la cisheterosexualidad. La manera en la que los cuerpos de lxs disidentes habitan el
espacio resulta altamente interpelante y desestabiliza los parmetros que tiene el agresor sobre
quines deberan ocupar el mismo. Se suele pensar que estos cuerpos deberan mantenerse
escondidos o reprimirse al momento de estar en presencia de otrxs. De alguna forma, se busca
reforzar esta idea que es verbalizada en varios de los testimonios cuando se exige a las personas
LGBTIQ que hagan sus mariconadas en su casa.
Otras veces, los agresores aprovechan la presencia de lxs disidentes sexo-genricas en el espacio
pblico para acercarse a insultarles y luego alejarse, quizs como prueba de una masculinidad fugaz
que deben reforzar consigo mismos o ante sus pares. Esto ocurre en algunos testimonios donde los
taxistas y conductores de transporte pblico se acercan a la vereda para insultar y humillar a quienes
narran estos testimonios y que, al momento de la agresin, estaban con sus parejas u otras amigas
mariconas. De esta forma, el hecho de que el encuentro sea fugaz contrarresta la posibilidad de una
respuesta por parte de quienes quedaran, luego de la violencia, sintindose delatadxs y vulnerables.
En muchos casos, las personas abandonan el espacio en el que estaban inmediatamente despus de
la agresin. En otros, procuran no volver a ellos, modificando sus rutas para evitar ser violentadas.
Violencia Familiar
Los casos de violencia familiar en Junn se caracterizan por basarse en sospechas de la familia,
pues en estos casos las personas no han explicitado su orientacin sexual o identidad de gnero. As,
son dos las maneras en que esta se manifiest, principalmente. La primera es el hostigamiento y
155
JUNN
Antes, mi familia me discriminaba. Por eso, cambi mi nombre por Katy Keller. Hasta ahora me
conocen por ese nombre. Ahora, cuando me preguntan mi nombre verdadero, yo siempre digo Beto.
- Katy Keller, 50 aos, hombre cisgnero gay. El Tambo, Huancayo
Violencia institucional
Estos son los casos en donde la agresin es permitida y validada por la estructura, normas y
disposiciones de instituciones concretas, cuyos agentes o miembrxs suelen ser perpetradores de
ataques homolesbobitransfbicos por los que luego nadie se hace responsable. Esto redunda en la
impunidad de la violencia, ya que lxs agresores no solo permanecen sin ser sancionados por la
institucin, sino que esta los respalda al no desvincularse de su actuar. Los tres casos que se
presentaron aqu incluyen un caso de discriminacin en un conocido restaurante cerca a la plaza de
Huancayo, un caso de una persona que teme por un posible contagio de VIH/SIDA al no contar con
suficientes herramientas para protegerse, diagnosticarse y vivir una vida libre de estigma, y un caso
de violencia en el centro laboral hacia una mujer lesbiana porque se neg a ser acosada sexualmente
por su jefe, el gerente de la empresa.
Yo trabajaba en la administracin de una empresa de automviles. Nadie saba que soy lesbiana.
Los tratos hacia m al inicio fueron amables, y muy buen sueldo. Al pasar los meses, el gerente de la
empresa comenz a acosarme, llegando al punto de ir a mi casa a buscarme. Para m, ya era un
fastidio, habl con la jefa de ventas que era amiga ma y le dije que me gustan las chicas. El chisme
se corri en toda la empresa, y el gerente comenz a llenarme de trabajo y a recortarme el sueldo. Ya
no me incluan en las decisiones de la empresa y comenzaban a tratarme recontra mal debido a mi
orientacin, hacindome quedar mal en varias oportunidades.
- Gabriela, 24 aos, mujer cisgnero lesbiana. Huancayo, Huancayo
En este caso, es importante observar el carcter interseccional de la violencia, que ocurre no slo
porque el agresor tuvo acceso a informacin sobre la orientacin sexual de la persona, sino adems
porque esta es mujer. Al ser una empleada recientemente contratada por la empresa, el gerente
considera que tiene derecho a hacerle insinuaciones de carcter sexual sin creer que ella podra
156
JUNN
negarse. Luego, sufre de outing por parte de su amiga que comunica su orientacin sexual al resto,
poniendo en riesgo su seguridad y subsistencia econmica, puesto que su sueldo y oportunidades
comienzan a verse recortadas, empujndola a salir de la empresa. Es fundamental que notemos cmo
la vulnerabilidad ocasionada por la marginalidad de la homosexualidad tiene consecuencias sobre la
supervivencia material de las personas, constituyndose en una violencia de gnero, lesbofbica y
econmica.
Violencia religiosa
La violencia religiosa es aquella que se fundamenta en dogmas y creencias religiosos, y que utiliza
como motivo o medio la religin. En algunos casos, el resultado de la violencia incluye el abandono
de esa religin por parte de personas LGBTIQ. En otros casos, las personas mantienen sus creencias
pero abandonan las comunidades religiosas e iglesias que las rechazan. Estos casos suelen tener
impacto fuerte sobre la salud mental de las personas, debido a que la religin ocupa un papel
sumamente importante en la vida social y espiritual de la poblacin de la sierra central.
Yo he sido muy devoto y siempre rezo. Hasta ahora voy a la Iglesia. Yo me quera bautizar en una
iglesia evanglica. Todos siempre me saludaban en la iglesia, pero al salir nadie me conoca, me
miraban y no me saludaban. Yo les dije que eran unos hipcritas que solo pregonaban, pero nada
ms. Me sent discriminado y ya no volv. Ahora, solo rezo solo y sin ir a iglesias.
- Katy Keller, 50 aos, hombre cisgnero gay. El Tambo, Huancayo
Violencia de Pareja
Este tipo de violencia se present en dos casos, en los cuales la violencia se sustent en el quiebre de
ciertas expectativas asociadas al ideal de amor romntico. Este concepto alude a la idealizacin de la
pareja sexo-afectiva que se reproduce culturalmente como sustento psicoemocional de la opresin de
las mujeres en estructuras de matrimonio y familia tradicionales, mediante el sentido altamente
normalizado de que el verdadero amor es monogmico y dura toda la vida. Al ser amado se le
permite y perdona todo, y su ausencia, abandono e infidelidades son experiencias que afectan
gravemente la estabilidad mental y emocional de las personas sentimentalmente educadas en
contextos patriarcales. Muchas mujeres se mantienen en relaciones violentas por lo incisivas que son
estas ideas, circulando profusamente en medios de comunicacin, dogmas, y normas de crianza
tradicionales y marianistas.
En uno de estos casos, la vctima fue agredida fsicamente por su pareja a raz de los celos que le
habra producido un supuesto engao. En otro, la pareja de la persona agredida la amenaza con
delatar su orientacin sexual (outing) si esta no cumpla con su promesa de amor eterno y persista
en su intento de terminar la relacin. Lamentablemente, observamos que la respuesta de la persona
agredida fue amenazarlo de vuelta para cortar el contacto. En ese sentido, es fundamental que las
personas LGBTIQ analicemos crticamente los patrones de amor romntico que, por falta de
referentes, solemos reproducir en nuestros vnculos, as replicando la violencia que existe en
relaciones heteronormadas.
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JUNN
158
7. La libertad:
Todxs somos Zuleimy
159
LA LIBERTAD
celebraciones. Estos datos sobre las disidencias sexo-genricas han sido invisibilizados a lo largo de
la historia, a pesar de haber sido siempre parte de nuestra cultura. Si bien actualmente las
investigaciones se realizan con ms frecuencia, an queda mucho por descubir sobre la disidencia
sexual en la historia de La Libertad.
Durante la historia republicana encontramos algunos sucesos que permiten comprender mejor el
contexto de la regin. Una forma de entender la identidad poltica del norte del Per es a partir de la
simpata mayoritaria de sus habitantes con el APRA. La Libertad, al ser la tierra natal de su fundador
Victor Ral Haya de la Torre y haber tenido participacin importante en la historia del partido, an
mantiene un nmero importante de militantes y simpatizantes apristas. La revolucin de Trujillo en
1932 marc un precedente en la participacin del norte como aliado aprista de la poca. Esta
revolucin fue conformada por obrerxs, estudiantes y campesinxs que, motivadxs por las
organizaciones sindicales revolucionarias, simpatizaban con las ideas libertarias del Partido Aprista
Peruano. La sublevacin se inicia en Trujillo, pero se expandi hasta diversas ciudades de la costa
norte y Santiago de Chuco en la sierra (Pease, 1993). El gobierno de Snchez Cerro envi tropas a
combatir contra lxs insurgentes de manera mortal y sangrienta, dejando cadveres mutilados en las
calles (Pease, 1993). Esta revolucin marc un precedente en la identidad poltica del norte del pas
y en particular para la ciudad de Trujillo.
A partir de su fundacin, la ciudad de Trujillo lleg a ser una de las ms influyentes del norte del pas
en el mbito poltico y religioso (Gomez, s/f.). En cuanto a la historia econmica de la regin, Anna
(2003) menciona que la agricultura trujillana del siglo XVII se enfoc en la produccin de azcar,
granos, tabaco, cacao, papas, algodn, entre otros, debido a los frtiles valles de Chao, Chicama,
Jequetepeque, Moche y Vir. La caa de azcar fue por mucho tiempo el producto estrella. Luego, de
acuerdo al informe de Caldern, Camacho y Cox (2014), el descubrimiento de minas hizo que la
industria minera empezara a tomar un papel importante en la economa. Sin embargo, la produccin
de azcar no dej de crecer, posicionndose como una de las principales industrias de La Libertad
desde mediados del siglo XIX.
En cuanto al contexto poltico actual, las organizaciones LGBTIQ indican que las actitudes de las
autoridades con respecto a sus demandas son variables. A partir de las elecciones regionales,
provinciales y distritales del 2014, hubo un aumento de la participacin de los movimientos polticos
y colectivos LGBTIQ. En estas elecciones, hubo 13 candidatos al cargo de Presidente Regional, siendo
los candidatos de mayor ventaja el de Alianza para el Progreso (APP) y el del Partido Aprista
Peruano. La participacin de mujeres solo estuvo representada en vicepresidencias, ms no en
161
LA LIBERTAD
En este contexto, se eligi para la investigacin a La Libertad como regin costera del norte del pas.
Otro factor que tambin nos llev a decidir trabajar en La Libertad fue el mayor acceso a informacin
sobre las agrupaciones y colectivos que estaban activando por los derechos LGBTIQ en la zona. Es as
que contactamos a organizaciones de la regin para proponer una alianza como parte del proyecto de
investigacin. Tras lanzar la convocatoria, Luis Fernando (Lufer) Sattui se comunic con nosotrxs
para manifestarnos que la organizacin en la que l activa, Epicentro Trujillo, estaba interesada en
participar de la investigacin. El contacto con la organizacin fue fluido y la actitud de Lufer, activista
cuyo trabajo es destacable en la regin como miembro fundador de Epicentro Trujillo y Director
Ejecutivo de la organizacin, facilit el trabajo significativamente.
De acuerdo a Lufer Sattui, el contexto de la lucha por los derechos LGBTIQ en la regin es an
complicado. En la mayora de municipios de La Libertad, la postura frente a las necesidades de las
personas LGBTIQ suele ser negativa o neutral y no hay evidencia de que las autoridades estn
preocupadas por las problemticas de esta poblacin. Ms an, estas no se manifiestan respecto a la
diversidad sexual y de gnero. Durante los ltimos cinco aos La Libertad ha sido escenario de
diversos casos de violencia homolesbobitransfbica, teniendo como principales vctimas a las
mujeres trans. Existe una Ordenanza Regional de no discriminacin, que establece la promocin de
la igualdad y no discriminacin por orientacin sexual e identidad de gnero. Esta se logr gracias a
la labor de grupos comunitarios que vienen trabajando varios aos en la zona.
Actualmente, las nuevas agrupaciones han ganado mayor posicionamiento, se hacen cada vez ms
conocidas y continan la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ. Si bien trabajamos con
Epicentro Trujillo, se conoce tambin el trabajo de la Red TLGB de La Libertad, que agrupa a los
diferentes colectivos en la regin. Estos son: Articulacin Intercultural, Diversidad GLBTI, Instituto
de Apoyo a la Diversidad Sexual (Inadis) - Trujillo, Asociacin LTB "Lucha y Libertad" (Luli) Trujillo,
162
LA LIBERTAD
Red Trans La Libertad, TGLB por la Igualdad, Transman Trujillo, Grupo GTB Cartavio, Grupo GTB
RAS (Roma, Ascope y Sausal).
Poder visibilizar la campaa (...), poder educar, compartir con gente de la comunidad
sobre qu significa ser lesbiana, gay, trans, cmo se entiende la heterosexualidad en personas
trans, la pansexualidad. Ac en Trujillo, el activismo marica tiene cierto empoderamiento,
hay muchas cosas que se han facilitado. En el aspecto poltico, existe un descontento
generalizado por diversas polticas discriminatorias que no solo se remiten al tema marica,
sino tambin el caso de mujeres. Es por eso que las aliadas heterosexuales tambin han
apoyado. Las tres voluntarias heterosexuales que tenemos tambin son feministas. A travs
de los movimientos polticos, las luchas se van haciendo transversales y a partir de estxs
163
LA LIBERTAD
En La Libertad se logr recopilar 81 formularios vlidos. Del total de casos, el 65,4% dio
consentimiento para que su informacin sea pblica y el 34,6% prefiri mantener sus datos en
privado (n=81). Como se puede apreciar en el cuadro, la mayora de participantes habitan el distrito
de Trujillo. Esto se explica por el campo de accin del colectivo encargado, que si bien intenta
descentralizarse, tiene mayor acogida para este tipo de proyectos en las zonas ms concurridas de la
provincia. La recoleccin de historias en La Libertad se realiz principalmente de manera presencial;
solo cinco testimonios ingresaron a travs de la pgina web.
En cuanto a la edad de lxs participantes (n=81), identificamos que el 58,0% tiene entre 18 y 24 aos,
y el 19,8 % tiene entre 25 y 29 aos, es decir que poco ms de dos tercios de la muestra son adultxs
jvenes. Asimismo, el 13,6% tiene entre 30 y 39 aos, el 3,7% tiene entre 40 y 49, otro 3,7%
corresponde a los participantes menores de edad y una persona tiene 52 aos. Por otro lado, la
muestra de personas diagnosticadas con sexo femenino equivale al 50,6% y las diagnosticadas con
sexo masculino son el 49,4%, es decir, sera una muestra equiparada en trminos de sexo. Respecto
a las identidades sexo-genricas, el grupo porcentual ms grande es el de hombres cisgnero gays
(35,8%), seguido por mujeres cisgnero lesbianas (21,0%) y personas cisgnero
bisexuales/pansexuales (19,8%). A pesar de que existen colectivos trans en la regin, tanto de trans
masculinos como trans femeninas, fue difcil acceder a estas poblaciones.
164
LA LIBERTAD
Epicentro Trujillo, cuyo espacio se encuentra dentro de la Universidad Csar Vallejo. Adems, en
muchas de las actividades que se desarrollaron a lo largo de la recoleccin, se convoc a estudiantes
dentro de la misma universidad.
En cuanto a la situacin de salud, el 43,2% de las personas encuestadas en La Libertad no cuenta con
un seguro mdico. De aquellas que s cuentan con un seguro, el 27,2% est afiliadx a EsSalud, el
16,0% posee un seguro privado, el 12,3% est inscrito en el SIS y el 1,2% restante cuenta con el seguro
de las FFAA/PNP. Por otro lado, de las veinte personas que sealaron tener algn padecimiento o
enfermedad, quince sealaron sufrir depresin, ansiedad y/o baja autoestima, lo que indicara que
existen consecuencias de la violencia que estaran afectando la salud mental.
Respecto a la identidad tnico-racial (n=81), el 70,4% se identifica como 'mestizx' y el 12,4% como
'cholx'. Dada la historia colonial de La Libertad, y en especial la de la ciudad de Trujillo que es en
donde reside la mayora de participantes, podramos pensar que la identificacin mayoritaria con
el ser mestizx, muy por encima que las identificaciones con cualquier otra categora tnico-racial,
responde a que dicha identidad permite un reconocimiento de la variedad y la mezcla en donde es
posible evitar nombrar algunas procedencias tnico-raciales asociadas a lo abyecto, como el ser
indgena o afrodescendiente. Nombrarse 'mestizx' funcionara como un 'cajn de sastre' en el que unx
se puede definir y no definir al mismo tiempo.
Sobre la expresin de gnero (n=63), el 47,6% se identifica como modernx; el 27,0%, como pasivx; el
19,0%, como activx; el 12,7%, como maricn; el 11,1%, como fluidx; el 7,4%, como queer; y el 1,6%,
como machona. Un grupo de personas que conforman el 4,8% se identificaron con categoras que no
se encontraban en el formulario como: liberal, diversa, rara, cabro y humanx. Finalmente, existe un
21,0% que no especifica su expresin de gnero.
166
LA LIBERTAD
A continuacin, siguen dos cuadros con informacin sobre lxs grupos de perpetradores de violencia
y los grupos que brindaron apoyo a las personas LGBTIQ. La familia se constituye como uno de los
principales agresores, al mismo tiempo que tambin se le identifica como uno de los principales
grupos que brindan apoyo ante la violencia homolesbobitransfbica. El apoyo familiar se considera
fundamental para la estabilidad emocional, ya que ser validado por el endogrupo fortalece no solo el
sentido de bienestar en general, sino que adems es un catalizador del proceso de reparacin ante
situaciones de violencia.
Figura 7.5
167
LA LIBERTAD
Figura 7.6
En este subcaptulo, incluimos algunos datos recogidos en los testimonios de lxs participantes de la
regin La Libertad. Primero, se presentar los datos de acuerdo a un anlisis cuantitativo con el cual
trazamos un panorama general basado en los resultados; luego, sigue el anlisis de los contenidos
ms relevantes al interior de las historias compartidas. De las 81 personas que participaron, 79
brindaron testimonios que analizamos a lo largo de este subcaptulo. Estos testimonios se
categorizaron en tipos de violencia, los cuales responden a la naturaleza y las instituciones donde se
justifica la misma. Es importante notar que en varias historias se encontr ms de un tipo de
violencia.
La violencia familiar es aquella a la que se hace mayor referencia en los testimonios, presente en el
30,4%. Este tipo de violencia suele tener un mayor efecto sobre la salud mental de la persona debido
a que es perpetrada por alguien con quien supuestamente se mantiene un vnculo afectivo y del que
no se esperara violencia, sino cuidado. Hallamos tambin una amplia presencia de casos de
violencia institucional y de violencia de pares, representando el 27,8% cada una, as como de
violencia callejera, con 24,1%. Estos tipos de violencia hacen referencia a espacios que no se puede
evitar concurrir, como lo son la calle, el hogar, la escuela y otras instituciones que rigen la vida social.
Esto hace que la violencia se vuelva inevitable para muchas personas LGBTIQ, quedando
constantemente aisladas y expuestas. La mayora de veces, la respuesta ante estos tipos de violencia
no se materializa en una denuncia del evento violento. El 89,7% de personas que dijeron haber sido
violentadas no realizaron ningn tipo de denuncia (n=78). De las ocho personas que denunciaron,
cinco de ellas realizaron la denuncia frente a la sociedad civil (en redes sociales, escuela, ante la
administracin del local en que ocurri la agresin) y solo tres realizaron una denuncia formal (en
una comisara de la PNP, Serenazgo).
Con respecto a las formas de violencia, aquella que se presenta con mayor recurrencia, casi de
manera absoluta, es la violencia psicoemocional. Esta se ve reflejada en insultos, manipulaciones,
desconsideracin, humillaciones, entre otras; y suele ser transversal al resto de violencias, ya que el
impacto que puede tener la violencia fsica, as como la violencia sexual, simblica y estructural,
suele llegar a alterar de algn modo la salud mental de las personas. La segunda forma de violencia
ms comn es la violencia fsica, encontrada en el 13,9%. Si bien esta es considerada principalmente
por la magnitud material de la agresin que recibe la persona, su impacto lograr, en funcin del
contexto y el perpetrador, daos psicoemocionales en diferentes niveles. La violencia fsica, en los
casos de la regin, se materializa en puetes, patadas, empujones, escupitajos, lanzadas de piedras,
entre otros. Esta forma de ejercer la violencia, adems de causar daos psicolgicos, deja marcas
sobre el cuerpo de las vctimas.
Se registr el ao en que ocurri el hecho de violencia para poder calcular la edad de la persona al
momento de la agresin, as como la duracin de la misma para, de esta forma, contextualizar la
experiencia vivida. Podemos observar que la mayora decidi contar un evento violento sucedido en
los ltimos cinco aos, lo que podra considerarse como una vivencia actual. Del mismo modo,
constatamos que el 23,2% corresponde a las vctimas que an no cumplan la mayora de edad. Esto
169
LA LIBERTAD
nos hace pensar en el impacto de la violencia sobre la infancia, niez y adolescencia, los cuales suelen
tener efectos que perduran en la salud mental de la persona adulta.
Distribucin de la Distribucin de la
poblacin de La poblacin de La
Libertad segn ao en Porcentaje Libertad segn edad en Porcentaje
el que se perpetr la que ocurri el hecho de
violencia (n=75) violencia (n=69)
1990 - 1999 5,3% 1 - 14 aos 11,6%
2000 - 2009 21,3% 15 - 17 aos 11,6%
2010 - 2015 73,3% 18 - 24 aos 66,7%
Figura 7.9 25 - 29 aos 10,1%
Figura 7.10
Por otro lado, se encontr que el espacio de violencia ms frecuente, en el 26,6% de las historias, es
la institucin educativa. A este le siguen el espacio pblico, en el 24,1%, y el hogar y los
establecimientos privados, ambos en el 13,9%. Estos datos provienen de las historias que lxs
participantes decidieron narrar, lo que no significa que los espacios aqu mencionados sean los ms
frecuentes para la poblacin a nivel general. El que la recoleccin se haya dado sobre todo en espacios
estudiantiles podra haber influido en la decisin de lxs participantes en torno a qu referentes
utilizar o no en sus historias.
Tambin quisimos indagar sobre aquellas experiencias que atraviesan la orientacin sexual o
identidad de gnero de lxs participantes, es decir, las intersecciones que cruzan y complejizan la
identidad sexo-genrica. En el siguiente cuadro podemos apreciar que la apariencia fsica ha sido un
motivo adicional de discriminacin en quince casos que representan el 18,5% de la muestra. En este
caso, la apariencia fsica podra vincularse al castigo impuesto sobre un cuerpo en donde se evidencia
una transgresin de gnero. Por ejemplo una masculinidad que resulta impertinente en un cuerpo
que debera presentarse femenino o viceversa, de una feminidad transgresora en tanto aparece en un
cuerpo que se asume debiera presentarse como masculino. Esto no es algo que afecte nicamente a
170
LA LIBERTAD
las personas transgnero, sino a cualquier cuerpo que transgreda la presentacin tradicional del
gnero de acuerdo al sexo diagnosticado.
A continuacin, profundizaremos sobre cada tipo de violencia a partir de los testimonios recogidos.
Se debe tener en cuenta que las citas escogidas para esta parte son citas de personas que dieron su
consentimiento para la publicacin de sus narraciones. Si bien los testimonios privados no se usarn
para ejemplificar la situacin de violencia, su anlisis s se tomar en cuenta.
Violencia Familiar
La violencia familiar es el tipo de violencia ms frecuente en las historias de lxs participantes de La
Libertad. La familia es el grupo humano con el que aprendemos a socializar y con el que estrechamos
nuestros primeros lazos afectivos. La autoestima y el autoconcepto son dos de las caractersticas del
ser humano que se forman con gran influencia del primer grupo socializador. Es por esto que tanto
la aprobacin, el apoyo y el cuidado, como la violencia, el hostigamiento y el desamparo tendrn
mayor relevancia e impacto en nuestras vidas si son predominantes en nuestras relaciones
familiares.
Uno de los principales agravantes de la violencia familiar que sufren las personas LGBTIQ en La
Libertad es que esta es ejercida a largo de plazos bastante extendidos. Al tratarse de una violencia
vivida al interior del entorno familiar, muchas veces se convive con lxs perpetradores, que adems
suelen ser ms de uno. En el caso de Daniele, su comportamiento afeminado motiv en sus agresores
171
LA LIBERTAD
la necesidad de lanzarle frases correctivas, usadas para hacerle sentir que no era normal, con lo
cual se vulneraba su derecho a vivir en un entorno en el que se desarrolle plenamente y en el que no
se dae su salud mental ni se coaccione su expresin de gnero.
Son la violencia psicoemocional y fsica las formas ms comunes en las que se ejerce la violencia
familiar. As como Daniele, Elizabeth sufri violencia por parte de un familiar que no slo lo denigra
verbalmente por ser as, sino que le enva un mensaje que busca castigarlo por no ser como debe
ser, por no acatar la norma. La transgresin al mandato cisgnero se considera patolgica cuando
se plantea que las personas transgnero se encuentran enfermas y que podran ser curadas, en este
caso a golpes. La patologizacin como dispositivo de violencia tambin se encuentra presente en el
siguiente testimonio.
"Cuando en casa de mi familia, cuando hago alguna actividad, mi familia no quiere que
[mis amigos] ocupen el bao por ser gays."
- Amarilis, 52 aos, hombre cisgnero gay. La Esperanza, Trujillo.
Concebir ciertos cuerpos como abyectos o despreciables por su orientacin sexual o identidad de
gnero es parte del discurso patologizante con el que, en nuestra sociedad, se busca segregar a las
personas LGBTIQ. La nocin de que estas personas constituyen una amenaza infecciosa o
contaminante en contra del cuerpo social sano y heterosexual es un ejemplo preciso de cmo opera
el desprecio por aquellos sujetos que no se consideran iguales a unx, ni con el mismo derecho de ser
respetadxs.
En todos los casos, se puede observar que no se respeta el derecho a la sexualidad ni a la libre
expresin de gnero, as como el derecho a la vida y a la integridad. La violencia fsica y
psicoemocional que enmarcan las otras caractersticas de la violencia generan en la vctima, sobre
todo, un sentimiento de miedo constante a ser identificado como un transgresor de las normas de
gnero y sexualidad vigentes. Miedo a ser descubiertx, a ser expulsadx del hogar, as como la
necesidad de tener que fingir una heterosexualidad cisgnero para poder sobrevivir.
Violencia institucional
Las personas debemos lidiar en el da a da con diversas instituciones, tanto estatales como privadas.
Esta dinmica, imprescindible para la socializacin humana moderna, se encuentra llena de
obstculos y restricciones para las personas LGBTIQ. La estructura de las instituciones est
compuesta por normas y disposiciones respecto a cmo entender la identidad de las personas, en este
caso desde la cisheteronormatividad.
"Muchas veces, las personas son despectivas. En varias oportunidades, hasta los mismos
172
LA LIBERTAD
El abuso de poder es uno de los agravantes principales en la violencia institucional. El que un agente
del orden, que supuestamente tiene la funcin de velar por el bienestar de la ciudadana, sea ms
bien un perturbador de la tranquilidad, genera que la sensacin de inseguridad en el espacio pblico
aumente y la confianza en el Estado disminuya. Del mismo modo, el hecho de que el perpetrador de
violencia represente al Estado, a las normas y al orden, tambin agrava la situacin, ya que el uso de
la violencia estructural perpeta las acciones violentas y se llegan a convertir en el modo de funcionar
del sistema.
"Siendo una mujer trans, busqu trabajo en un saln de belleza donde necesitaban un
empleado pero me lo negaron por ser trans. Sin embargo, en ese local, todos eran gays".
- Yasumi, 25 aos, mujer trans heterosexual. La Esperanza, Trujillo
En el caso de las mujeres trans, la feminidad suele ser mucho ms repudiada en un cuerpo que ha
sido diagnosticado como masculino no solo porque transgrede los mandatos de gnero vigentes,
sino adems porque este habra renunciado a la masculinidad que se le asigna de acuerdo a cmo es
interpretado su cuerpo. Adems de la falta de reconocimiento de la identidad legal, el no pasar
desapercibidx para muchas personas trans, y en general LGBTIQ, ha llegado a significar desde el
bullying, que podra tener como consecuencia la desercin escolar, hasta la misma muerte.
173
LA LIBERTAD
El derecho a la educacin no solo contempla el acceso a una escuela o a completar los estudios
bsicos, sino adems poder educarnos en un ambiente seguro y apropiado para el aprendizaje y el
desarrollo acadmico. La falta de informacin de lxs docentes sobre temas de gnero y sexualidad es
alarmante, no solo en La Libertad sino a nivel nacional. En el primer caso, se puede observar el odio
con el que se amenaza a cualquiera que no sea cisgnero y/o heterosexual, vulnerando el derecho a
la sexualidad y a la libre expresin de gnero. Uno de los efectos de este tipo de violencia que ms se
ha evidenciado en los testimonios, es la expulsin de la institucin educativa como en el caso de
Minerva. El ser expulsadx del colegio, de la va pblica por un agente del orden o de un
establecimiento, no es ms que la materializacin del rechazo absoluto a cualquier tipo de sexualidad
que se considere disidente a la norma. Asimismo, el miedo tambin es uno de los efectos ms
recurrentes de este tipo de violencia.
Violencia de pares
Los casos en los que se observa los contenidos ms violentos en La Libertad corresponden a los
testimonios de violencia de pares. Esto no quiere decir que las formas de violencia y agravantes que
se encuentran aqu no se repitan en otros mbitos. A pesar de que en todos los grupos existen
relaciones de poder, el grupo de pares se caracteriza por estar compuesto de personas con las que la
relacin entre vctima y victimario suele ser horizontal y cotidiana. La confianza que se genera en un
grupo de pares se apoya en este rasgo, en que hay un grado de igualdad que funciona como base del
vnculo. A pesar de que el grupo de pares es un grupo en el que no habra jerarquas, encontramos
que existen manifestaciones de la violencia tan graves como en otros grupos de perpetradores donde
se podra decir que la jerarqua s existe.
Uno de los principales agravantes de la violencia de pares es que esta proviene de ms de un agresor.
El ataque en grupo suele ser ms fcil de desarrollarse en espacios de pares y la intensidad de la
violencia aumenta exponencialmente. Podemos ver cmo, en el caso de Luis, la desesperacin ante
la imposibilidad de defenderse hace que sienta miedo hasta el punto de pensar que no hay nada que
pueda hacer ms que morir. Este estado de indefensin se produce comnmente en casos de
bullying, al recibir de modo sistemtico los acosos y vejaciones por parte de sus supuestxs
compaerxs.
"A los 18 aos, sal a comer con un conocido, estaba con vestido y conversaba con l de
manera amable. Me embriagu y me viol. Me defend y le deca que no me gustaba y que
era lesbiana, entonces me volvi a violentar diciendo que yo era as porque no saba lo bueno
que era hacerlo con un hombre. Cuando se estaba llevando el proceso judicial, la psicloga
me dijo que era mi culpa porque me puse un vestido y eso significaba que quera algo con l".
- Dafne, 19 aos, mujer cisgnero lesbiana. Vctor Larco Herrera, Trujillo.
Tanto el caso de Luis como el de Dafne son ejemplos de cmo la violencia psicoemocional, fsica y
sexual se intersectan en escenarios donde no se esperara recibir ningn tipo de violencia. Escogimos
estos ejemplos para evidenciar que la violencia sexual, si bien en su mayora tiene por vctimas a
174
LA LIBERTAD
175
16
LA LIBERTAD
una traicin el hecho de que una persona con estas caractersiticas se identifique como hombre. Esta
concepcin de la sexualidad y el gnero se debe en parte a la gran desinformacin que existe an en
la comunidad LGBTIQ y en el resto de poblaciones sobre estos temas.
Violencia callejera
La violencia callejera es el tercer tipo de violencia ms frecuente en las historias que lxs participantes
decidieron narrar. El espacio pblico forma parte del cotidiano de las personas y es elemental poder
habitarlo sin que ello conlleve a restricciones por nuestra identidad de gnero u orientacin sexual.
Para la comunidad LGBTIQ, la violencia callejera es una constante, ya que la violencia estructural
que rige la construccin de los espacios y las normativas (formales e informales) dificultan un habitar
seguro para las personas con identidades sexo-genricas disidentes de la cisheteronorma. Los
perpetradores identificados en los testimonios de violencia callejera son sobre todo tercerxs y/o
desconocidxs, que al percibir la disidencia sexo-genrica en una persona, tendran el impulso de
acosarla, hostigarla verbalmente, amenazarla, agredirla fsicamente e incluso asesinarla. Un caso que
conmocion a la regin de La Libertad en el ltimo ao fue el asesinato de Zuleimy, una adolescente
trans de catorce aos que recibi varios disparos en el rostro hasta morir desangrada la vspera del
Da Nacional de Lucha contra la Violencia y los Crmenes de Odio. Lamentablemente, en nuestro pas
las garantas para la vida de las personas LGBTIQ no existen, y mucho menos para las personas trans.
"Acababa de dejar a mi ex pareja en su casa y un grupo de chicos nos vio besndonos cuando
nos despedamos. Me siguieron hasta el paradero y empezaron a insultarme. Como no les
hice caso, me empujaron y tiraron un puete. Por suerte, unos policas pasaron y me
ayudaron".
- Marcel, 20 aos, mujer cisgnero lesbiana. Trujillo, Trujillo
El caso de Marcel ejemplifica dos de los agravantes ms frecuentes en las historias de violencia
recabadas en la regin. El ataque en pandilla o grupo, donde hay ms de un agresor, aumenta el
ensaamiento con el que se agrede a las personas y hace evidente el abuso del poder que tiene el
grupo en la suma de sus fuerzas. La violencia psicoemocional mediante insultos denigrantes, la
violencia fsica materializada en golpes y empujones, y la violencia sexual a la que estn expuestas las
personas LGBTIQ son las formas de violencia ms recurrentes dentro de los testimonios de violencia
de pares.
Por otro lado, podemos ver cmo se patologizan y criminalizan a las personas LGBTIQ, que como
efecto de ser consideradas peligrosas, son expulsadas del espacio pblico directa o indirectamente.
En ese sentido, no solo se vulnera el derecho a la sexualidad y a poder habitar la ciudad libremente,
sino que adems, al perpetrarse violencia fsica, corre riesgo la vida e integridad de esas personas. En
176
LA LIBERTAD
ambos casos, las participantes parecieran ser castigadas: en el caso de Marcel, por ser una mujer
lesbiana que ejerce libremente su sexualidad al besar a su novia; y, en el caso de Jossy Carolina, por
considerar su cuerpo e identidad demasiado abyectos como para ocupar el mismo espacio.
Violencia religiosa
La violencia religiosa es un tipo de violencia que no suele identificarse como tal debido a que se
considera que lo vinculado con la espiritualidad, la religin o la palabra de Dios siempre ser positivo
para la persona. En este caso, lo violento radica en el uso de la doctrina religiosa para justificar el
dao ejercido sobre una persona.
Lxs perpetradores de este tipo de violencia son por lo general familiares, educadorxs, guas religiosxs
o psiclogxs que tienen una posicin de poder particular frente a la vctima. Los agravantes de este
tipo de violencia, como podemos ver en el caso de Daniel, es el tiempo prolongado en el que ocurre el
hostigamiento y discriminacin, sobre todo al interior del entorno familiar y la comunidad. En otros
casos, se encontr la expulsin del hogar e incluso el impedimento del acceso a necesidades bsicas
como educacin libre de violencia.
Violencia de pareja
La violencia de pareja es una de las ms invisibilizadas. El estigma social que conlleva aceptar y
177
LA LIBERTAD
denunciar la violencia de pareja hace que muchas veces las vctimas opten por el silencio. La
violencia fsica, psicoemocional y sexual tambin ocurren en las parejas LGBTIQ. En La Libertad,
solo se registraron dos testimonios de violencia de pareja, de los cuales solo uno tuvo el
consentimiento para ser pblico. Un caso fue de una mujer bisexual y el otro de una persona de
gnero no binario. En ambos casos el perpetrador fue un hombre cisgnero heterosexual.
Violencia autoinfligida
Cuando hablamos de violecia autoinfligida nos referimos a las lesiones que uno busca provocarse, as
como el intento de suicidio. Cuando una persona llega a un estado profundo de depresin, ansiedad
y sensacin de abandono, las ideas suicidas pueden presentarse. Esto no quiere decir que la persona
quiera necesariamente morir, pero s indica un agotamiento emocional severo en el que la
desesperanza prima.
"Fui dndome cuenta de que era gay cuando cursaba el cuarto ao de secundaria. Me
enamor de mi mejor amigo, pero no lograba entender lo que me suceda o por qu senta
eso, me excusaba con el tema de que era una etapa ms, pero no era as. Decid contrselo a
mi mejor amigo y no lo tom de buena manera, me deprim e intent suicidarme. No lo hice
gracias al apoyo que encontr en mi madre. Me pongo a pensar en la suerte que tuve y a la
vez, en que no muchos la tienen, por desconocimiento o miedo."
- Juan,18 aos, hombre cisgnero gay. Trujillo, Trujillo.
178
8.lima:
Ciudad de Reynas
Recuerdo que fui a confesarme a las Nazarenas. Le cont al padre que me gustaban los
chicos y tambin las chicas. El me pregunt si haba tenido sexo con un hombre. Le dije que
s. Me llamo engendro del demonio y una aberracin. Tambin que soy producto del escupe
de Satans y que arder en el infierno. Me dijo que rezara 10 ave maras y 10 padres
nuestros y me vaya.
179
LIMA
Lima es la ciudad donde naci No Tengo Miedo y donde desarrollamos la mayora de nuestros
proyectos como colectiva. Nuestra primera investigacin (No Tengo Miedo, 2014) se realiz en base
a datos recolectados exclusivamente en Lima Metropolitana, espacio que decidimos tomar en cuenta
nuevamente para este estudio. Gran parte del diseo de la investigacin se pens desde esta ciudad,
y su historia marca determinantemente las maneras en que entendemos la violencia que en ella y el
resto del pas acontece. Debido al carcter heterogneo de una ciudad como Lima, era importante
que la distribucin de testimonios refleje su diversidad, por lo que fue fundamental la alianza con
otras organizaciones para as garantizar un recojo descentralizado de la informacin. As, se
generaron alianzas con organizaciones en Lima Sur, Lima Norte y Lima Este, extendiendo el modelo
de trabajo colaborativo inicialmente planteado para las regiones. Es importante tener en cuenta que
en Lima vive un tercio de la poblacin del pas, y la mitad de lxs participantes de este estudio.
Lima es la capital del Per y se encuentra ubicada en la costa central del pas, a orillas del Ocano
Pacfico. Es un desierto costero que se extiende sobre las faldas de los Andes, fundado sobre el valle
de los ros Rmac, Chilln y Lurn; y que hoy se constituye en la mayor rea metropolitana del pas.
Se estima que solo en Lima Metropolitana viven cerca de 9 millones y medio de personas (INEI,
2015). A nivel poltico, Lima representa un caso especial como regin, puesto que contiene a la
Municipalidad Metropolitana de Lima que cuenta con autonoma regional, cumpliendo funciones
tanto de Gobierno Regional como de Municipalidad Provincial debido a la gran cantidad poblacional
y su importancia poltica.
Debido a la fertilidad de sus valles, Lima ha sido un espacio ideal para el desarrollo de diversas
sociedades que ocuparon la zona: desde la cultura Lima y la Pachacmac hasta el imperio Wari, la
cultura Chancay y, posteriormente, los Incas. Es por ello que a lo largo de la ciudad permanecen los
restos de numerosas huacas, parte del Qhapac an, y otras construcciones arqueolgicas
importantes. En 1535, Lima es fundada como Ciudad de los Reyes, la cual sera luego convertida en
capital del Virreinato del Per durante el periodo colonial (Municipalidad Metropolitana de Lima,
2016). Aqu se centraran muchas de las instancias de gobierno, situacin que se mantendra hasta la
actualidad y que ha generado una serie de tensiones en torno a la necesidad de descentralizar el
Estado y sus recursos a lo largo de la historia.
Lima se caracteriza por ser un contexto en donde tanto la visibilidad como la represin de la
diversidad sexo-genrica coexisten simultneamente. La Colonia fue el perodo histrico en el que
esta represin comenz a instalarse, y fueron las leyes promulgadas por la Corona las encargadas de
disuadir a la poblacin de incurrir en prcticas sodomticas. Sin embargo, la disidencia sexual y de
gnero logr emplear diversos recursos para hacerse visible an dentro de regmenes abiertamente
opresores. Uno de los casos ms emblemticos es el de las tapadas limeas. La tapada fue una forma
de referirse a las personas que, adems de usar vestidos que acentuaban la forma femenina,
empleaban unos mantones de seda denominados saya y manto con la finalidad de cubrir su rostro.
Segn Campuzano (2007), el manto, que solo dejaba un ojo al descubierto, otorg libertad a muchas
mujeres, hombres y travestis para habitar la ciudad, jugar a ser otras, y entrar en espacios de
negociacin del deseo de mltiples formas. De acuerdo a esta autora, esta es la razn por la que dicha
180
LIMA
manifestacin fue sancionada por distintas autoridades a lo largo de la historia colonial desde el
s.XVI hasta el s.XVII, en donde queda finalmente prohibida por ordenanza virreinal.
Para iniciar con la recoleccin de datos, fue necesario generar una alianza con organizaciones de base
que contasen con experiencia de trabajo comunitario en las distintas zonas de Lima. Con este
propsito, iniciamos un proceso de mapeo de organizaciones que trabajaran en el norte, sur y este de
Lima. As, encontramos que la mayora de organizaciones de base se haban conformado como
centros comunitarios en respuesta a la epidemia del VIH/SIDA, y que se repotenciaron a partir del
financiamiento otorgado por el Fondo Mundial en la dcada del 2000. Cuando este se retir del pas,
muchas de las organizaciones no lograron sostenerse econmicamente y varios centros comunitarios
desaparecieron. Las organizaciones que quedaron han seguido luchando por mantener el trabajo de
prevencin y difusin de informacin sobre estos temas, as como algunos otros que han cobrado
relevancia en los ltimos aos. Es importante notar tambin que, debido a las caractersticas de este
financiamiento, este fue recibido por organizaciones de hombres gays y mujeres trans. De este modo,
las historias recolectadas corresponden en su mayora a estos grupos identitarios. A pesar de ello, se
realizaron esfuerzos desde el equipo central de investigacin y los diferentes colectivos por suplir la
ausencia de otras identidades sexo-genricas mediante actividades realizadas en lugares donde se
pudiese encontrar dichas historias.
La recoleccin de historias en Lima se llev a cabo de manera colaborativa entre las cuatro
organizaciones que trabajaron en esta zona, cada una con un rango de accin determinado. En Lima
Norte, la recoleccin fue gestionada por Voluntades, colectivo que cuenta con una casa comunitaria
en San Martn de Porres. El responsable local fue Alberto Snchez, quien junto a Lucho Castro y Luis
Mercado convocaron diversas actividades, como campeonatos de vley y campaas de difusin de
informacin sobre VIH e ITS, para congregar a la mayor cantidad de personas LGBTIQ de la zona.
Asimismo, organizaron eventos llevados a cabo en el local de Voluntades a fin de incluir la
recoleccin en sus actividades cotidianas. Ellos lograron entrevistar a varios hombres que tienen
sexo con hombres (HSH) que no se identifican ni como gays ni como bisexuales, lo cual fue bastante
181
LIMA
difcil en la mayora de contextos, pero en este caso fue facilitado por el uso de
la casa comunitaria. Los formularios provenientes de Lima Sur fueron
recolectados por Amigos Unidos del Sur Sin Fronteras (AUDESF), a travs de
Tyra Guicchetti con el apoyo de Ann Claudet Calizaya. Ellas mantienen su
casa comunitaria en Villa El Salvador y forman parte de la nica organizacin
liderada por mujeres trans que colabor en la recoleccin de historias en
Lima. A pesar de esto, las historias que recibimos de esta zona, recolectadas a
menudo en el local de AUDESF as como en los torneos de vley realizados en
el Parque Zonal Huscar y otros espacios de reunin GBT, fueron sobre todo
de hombres gays. En el caso de Lima Este, la recoleccin fue liderada por
Jess Veramendi, quien trabaj inicialmente con el apoyo de Casa Diversa,
organizacin que dej de ser parte del proyecto hacia el final del proceso. La
recoleccin se dio en espacios pblicos as como por redes y contactos.
182
LIMA
Aquellos distritos que adems de proteger la orientacin sexual de sus habitantes incluyen la causal
de identidad de gnero son: Miraflores (Ordenanza N437-2015/MM), Pueblo Libre aunque
conceptualizada como identidad sexual (Ordenanza N391-MPL), y Jess Mara, que la indica
como condicin fsica o cualquier otra ndole propio de su naturaleza o identidad (Ordenanza
N285-2008-MDJM). Tambin existen distritos que si bien tienen ordenanzas contra la
discriminacin de cualquier ndole, no especifican ni la orientacin sexual ni la identidad de gnero,
sino nicamente el sexo como categora donde podra centrarse alguna lectura de discriminacin
basada en gnero. Estas municipalidades son: San Borja (Ordenanza N497-MSB) y Magdalena del
Mar (Ordenanza N292-2006-MDMM).
La lectura de los datos que se presentan aqu no puede obviar que fue en Lima donde, antes de que
siquiera se d la primera celebracin del Orgullo LGTB (a puertas cerradas en 1985), se realiz una
marcha travesti hacia el Congreso en 1978 para exigir el cese de la discriminacin. Tras este hecho,
las activistas lideradas por Francis Day, Giselle y Damonett, llevaron sus reclamos a una audiencia
histrica con la Comisin Especial de Derechos Humanos en la Asamblea Constituyente
(Campuzano, 2007). Lima tambin es el lugar donde se crea la primera organizacin LGBTIQ en
Amrica Latina: el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), en 1982. En 1995, se celebra
pblicamente, en el Parque Kennedy, el primer Da del Orgullo LGBT, evento al que acuden solo
trece activistas. En el 2006, Susel Paredes postula al Congreso por Lima siendo la primera lesbiana
visible en hacerlo. En el 2016, le siguen Mara Ysabel Cedano, as como Carlos Bruce y Alberto de
Belande como candidatos abiertamente gays. Una vez terminada la jornada electoral, solo los dos
ltimos, hombres cisgnero gays que postularon con el partido que gan el Ejecutivo, lograron una
curul en el Congreso.
A lo largo de los cuatros meses y medio que tom el levantamiento de informacin, en Lima se logr
recabar un total de 353 formularios vlidos. De este total, el 36,8% ingres va web, y el 63,2% lo hizo
a travs de la modalidad del formulario fsico. Adems, dos de cada tres personas (66,6%) estuvieron
de acuerdo en que sus testimonios fuesen pblicos, mientras que el 33,4% prefiri mantenerlo en
privado.
Respecto al lugar de residencia de lxs participantes, solo 332 indicaron el distrito en el que viven. De
esta manera, distribuimos Lima Metropolitana en zonas (centro, este, norte y sur), con la finalidad
de tener un panorama de la distribucin de historias en la ciudad. As, observamos que el 39,4%
proviene de Lima Centro, siendo esta la zona con la mayor cantidad de formularios vlidos, seguida
por Lima Este, con el 24,6%. Lima Norte acumula el 18,7% y Lima Sur el 11,3% de los casos vlidos.
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LIMA
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LIMA
Chorrillos 2,4%
Pachacamac 0,6%
Punta Negra 0,3%
Lima Sur
(11,3%) San Juan de Miraflores 0,3%
Villa El Salvador 7,6%
Villa Mara del Triunfo 0,9%
TOTAL 100,0%
Figura 8.1
Como podemos observar en los cuadros que revelan la cantidad de formularios vlidos por cada zona
de Lima, los distritos con la mayor cantidad de casos vlidos son San Juan de Lurigancho (30), Ate
Vitarte (26), Villa el Salvador (25) y Miraflores (22). Estos cuatro distritos suman el 29,2% del total
de casos vlidos (n=353).
En cuanto a la edad de lxs participantes, el rango etario abarca edades que van desde los 15 hasta los
54 aos. Del total de casos vlidos (n=353), el 3,7% corresponde a menores de edad. El grupo con el
mayor nmero de participantes, con el 38,5%, es el de las personas con edades entre los 18 y 24 aos,
seguido por las personas que tienen entre 25 y 29 aos, con el 25,5%. En base a estas cifras, es posible
afirmar que el 64,0% de la muestra corresponde a personas adultas jvenes. Luego, en menor
medida, observamos que el 20,7% tiene entre 30 y 39 aos, el 5,4% posee entre 40 y 49 aos, y el
1,4% tiene edades que fluctan entre los 50 y 59 aos. Finalmente, 17 personas (4,8%) no
especificaron su edad.
Respecto al sexo diagnosticado al nacer (n=353), se encontr que el 34,6% de participantes posee
185
LIMA
este caso podemos ver cmo es que, a pesar de que Lima es una ciudad
conformada mayoritariamente por migrantes, la tendencia a considerarse
mestizx prevalece, lo cual revelara cmo es que algunas categoras son
usadas para blanquear la cholitud.
187
LIMA
189
LIMA
Con respecto a las formas en que es perpetrada la violencia, encontramos que la violencia
psicoemocional est presente en el 93,7% de los testimonios, lo que indica una mayor exposicin al
dao emocional como consecuencia del agravio. La segunda forma de violencia ms recurrente en los
relatos es la estructural, con el 15,9%. Esta se materializa principalmente en las normas y dinmicas
de funcionamiento de las principales instituciones que rigen la sociedad. En tercer lugar,
encontramos la violencia fsica, cuya gravedad es innegable debido a que genera un dao directo en
el cuerpo de la persona, poniendo en riesgo su vida e integridad. En Lima, los casos de violencia fsica
contienen agresiones que pueden calificar como intentos de homicidio. La violencia sexual est
presente en el 6,9% de los testimonios, donde se encuentran casos de acoso callejero, tocamientos y
violaciones sexuales. De los 24 testimonios procedentes de Lima con componentes de violencia
sexual, 11 fueron violaciones sexuales. Por ltimo, la violencia simblica estuvo presente en el 5,2%
de los casos. En algunos de estos, la vctima se encuentra en estado de autodevaluacin e incluso
autoinculpacin por haber recibido la violencia. Esta forma de agresin es la que unx mismx ejecuta
en ofensa propia, volvindose as su propio agresor.
A lo largo de la lectura de los testimonios, logramos identificar los aos en que la agresin narrada
fue infligida. De esta manera, el 96,2% de los casos ocurri en los ltimos quince aos, mientras que
el 5,8% ocurri entre 1980 y 1990. Asimismo, identificamos la edad de la persona al momento de
consumarse el hecho de violencia. El 28,1% de las personas fueron violentadas siendo an menores
190
LIMA
de edad. En muchos casos, encontramos que estas vejaciones se han dado de manera sistemtica a lo
largo de perodos extensos.
De acuerdo a los testimonios, los espacios en donde la violencia ocurre con mayor frecuencia son: el
espacio pblico, en el 23,6% de los casos; la institucin educativa, en el 19,0%; y el hogar, en el 17,9%.
Cada una de estas cifras se relaciona tambin con las formas de violencia ms recurrentes y lxs
perpetradores identificadxs. En el espacio pblico, son lxs tercerxs y desconocidxs quienes
generalmente ejercen la violencia. En el colegio, la normativa alrededor de la escolaridad suele
violentar de manera estructural a lxs disidentes sexo-genricas, y suelen ser lxs compaerxs y
educadores lxs principales perpetradores. Con respecto al hogar, es importante observar cmo, en el
caso de las personas LGBTIQ, este deja de ser un espacio habitable y seguro. Permanecer all implica,
por lo general, convivir con quienes, adems de encargarse de los cuidados principales de la persona,
agreden y hostigan sistemticamente a sus familiares disidentes de la cisheterosexualidad.
191
LIMA
En cuanto a las denuncias (n=333), el 86,5% de lxs participantes no denunci la agresin, el 6,9%
realiz la denuncia frente a la sociedad civil y solo el 6,6% la realiz de manera formal. Estas cifras
indican lo difcil que an es para la poblacin LGBTIQ confiar en que su demanda ser atendida por
las autoridades del sistema estatal de justicia. La vergenza, el miedo y el ocultamiento son algunos
de los obstculos existentes para denunciar a lxs agresores. Asimismo, el hecho de enfrentarse a un
sistema homolesbobitransfbico significa correr el riesgo a sufrir revictimizacin.
Violencia de pares
El tipo de violencia que se present con mayor frecuencia en las historias analizadas es la violencia
de pares. La mayora de testimonios que revelan esta violencia indican que fue perpetrada a lo largo
de periodos extensos y por ms de un agresor. Asimismo, en estos casos se lleg a vulnerar las
necesidades bsicas de la persona agredida, principalmente su acceso a un espacio educativo libre de
violencia.
"En la fiesta de aniversario del instituto, la persona a la que le cont que era bisexual, se lo cont a
otros y empezaron a insultarme, a acosarme a tal punto que me encerraron en el bao y me
golpearon en ms de una ocasin, me mandaban notas amenazndome que no dijera nada o que me
ira peor".
- Edward, 28 aos, hombre cisgnero bisexual. Villa el Salvador, Lima
"Yo he sufrido discriminacin y violencia psicolgica. Mis compaeros del colegio me insultaban con
palabras hirientes, tambin me golpeaban, me daban patadones y yo no haca nada... pero ahora me
doy cuenta, y no deb tener miedo, deb enfrentarlos".
- Jorge, 21 aos, hombre cisgnero gay. San Martn de Porres, Lima
192
LIMA
En cuarto de secundaria, recib mucha discriminacin y chantaje por parte de un compaero que
me vinculaba con otro chico gay. Me amenazaba con contarle a mis compaeros y familiares.
- Carloman, 22 aos, hombre cisgnero gay. Los Olivos, Lima
193
LIMA
Violencia institucional
En los casos de la violencia institucional, se encontr que los agravantes
principales fueron el abuso de poder, la violencia de Estado y la vulneracin
de necesidades bsicas, tres elementos que podemos notar en los siguientes
testimonios.
"Siempre que asisto a mi consulta mdica (centro de salud estatal San Jos),
18
En mayo del 2016, No le digo a la enfermera antes que llame, que me diga Alexsis, pero a ella le llega
Tengo Miedo atendi el
caso de Yuya Romayna, y me llama por mi nombre de pila y eso me disgust. He perdido mi cita por
una mujer trans que lleg ese motivo. Yo soy trans y me visto de mujer. Cmo me va a llamar como
al Hospital Hiplito
Unanue (Bravo Chico)
hombre as?".
debido a su crtico estado - Alexsis, mujer trans lesbiana. Villa El Salvador, Lima
de salud. A pesar de
encontrarse gravemente
enferma, Yuya fue dada de "Hace tres meses, fui intervenida quirrgicamente en el Hospital 2 de Mayo,
alta por el personal mdico y por mi apariencia y mi DNI, de nombre diferente, fui objeto de mofa, burla
de dicho nosocomio. Al da
siguiente, ella pierde la y murmuraciones. Me llamaban constantemente seor en frente de mi
conciencia y es llevada mam, y eso me hizo sentir terrible, muy mal. Eso tuvo consecuencias directas
nuevamente al rea de
Emergencias del mismo en mi salud, pues empeor tanto que estuve al borde la muerte".
hospital, donde pasa varios - Mara, 34 aos, mujer trans heterosexual. Surquillo, Lima
das sin ser atendida,
expuesta a una serie de
enfermedades. Esta La violencia de Estado aqu se evidencia en un centro de salud estatal que no
negligencia puso en riesgo
su vida y revel cmo el contempla un protocolo de atencin para personas trans ni toma en cuenta la
sistema de salud trata a las importancia del reconocimiento de la identidad como parte del bienestar
personas transgnero.
Yuya fue abandonada en
emocional de lxs pacientes. En este caso, las enfermeras o personal de salud
una camilla a su suerte por cumplen un rol al interior de una jerarqua al ser las encargadas de ubicar a
parte del personal de salud,
lxs pacientes en las consultas o ser las mediadoras para la realizacin de
quienes adems se
rehusaron a llamarla por trmites. Alexsis, ante el desconcierto de ser llamada por su nombre de pila
su nombre social y utilizar masculino, opta por no atender su problema de salud con el fin de evitar el
sus pronombres
identitarios (ella). No es sealamiento o las miradas inquisidoras. En el caso de Mara, se evidencia un
sino hasta el reclamo de accionar negligente por parte del personal de salud que la llama seor
Yefri Pea (activista trans
de Lima Este), Shirley Jada cuando ella es una mujer trans. Esto tiene un impacto no solo en su salud
(su amiga) y nuestro mental, sino que al somatizarlo llega a afectar directamente su estado de
colectivo que las
autoridades del Ministerio salud fsico, poniendo en riesgo su vida18. En general, se vulnera gravemente
de Salud y del mismo el derecho a cubrir una necesidad bsica como el acceso a la salud. La
hospital prestan atencin
al caso y la admiten para
violencia de Estado cobra sus vctimas sobre todo en la poblacin trans
su tratamiento. impedida de acceder a un DNI que indique el nombre y gnero con el que se
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LIMA
identifican.
"Cuando estoy en la avenida, los serenazgos no nos dejan trabajar. Me echaron agua en tanto fro, y
me echaron un gas en el rostro que me hizo desmayar. Luego, aparec en la comisara sin saber por
qu si no haba hecho nada.
- Sacha, 28 aos, mujer trans heterosexual. Ate Vitarte, Lima
"Un viernes, fui al Metropolitano para trasladarme a mi trabajo, pero la seguridad del
Metropolitano y la polica me detuvieron. Me pidieron mis documentos, y se los di, en lo cual me
dijeron te quedas detenido, y yo les dije por qu?, si no he hecho nada, y el polica me dijo te vas
por ser gay del demonio.
- Brbara, 25 aos, hombre cisgnero bisexual. Comas, Lima
"En la escuela, como me comportaba de manera amanerada, al momento de hacer trabajos grupales
no me aceptaban en los grupos, por ser muy amanerado. Hasta los profesores me reclamaban que por
qu era yo as, que debera de cambiar mi forma de ser, de comportarme amaneradamente, y ser una
persona normal y creo que eso est mal porque nosotros decidimos cmo queremos ser".
- Fernando, 19 aos, mujer trans gay. Ate Vitarte, Lima
195
LIMA
Violencia Callejera
El tercer tipo de violencia ms frecuentemente hallado en los testimonios de Lima es la violencia
callejera. La calle es un lugar de trnsito cuyo uso resulta imprescindible. No obstante, es aqu donde
la poblacin LGBTIQ se encuentra expuesta a diferentes agresiones. Para pensar en un espacio
pblico libre de violencia, no basta con reducir la criminalidad comn. Existen agresores que son
avalados por discursos normativos respecto al gnero y a la sexualidad y el tipo de violencia que
ejercen no siempre se considera punible.
Sala de una fiesta en San Isidro, por las Flores con Javier Prado. Me bes con un chico quien se fue
para otro lado. Camin un poco y cerca estaban 6 chicos que nos vieron y tomaban en la calle. Me
lanzaron licor y las botellas vacas cuando se acercaban a m. Corr rpido y le peda a las personas
que cuidaban los edificios que me dejaran pasar. Nadie me hizo caso y segu corriendo hasta que
nadie me segua.
- Diego, 29 aos, persona intersexual bisexual. La Molina, Lima
"Hace un par de meses estaba camino a mi centro de estudios. Para eso, debo pasar por el parque
Neptuno (el que est frente al MALI). En el trayecto, un hombre me grita "puta" y otro "chito".
Luego de eso, tres hombres ms me cierran el paso y me dicen "machona de mierda", me empujan y
yo en ese momento lo nico que hice fue tratar de evitar alguna otra agresin. Escap de ellos pero
uno me cogi del brazo dejndome un moretn. No recuerdo muy bien qu hice pero apareci un
vendedor ambulante y se fueron corriendo. Yo estaba en shock, solo pens en llegar a mi clase pues
estaba un poco tarde y no quise hacerle mucha mente".
- Victoria, 26 aos, mujer cisgnero bisexual. Los Olivos, Lima
En los casos de violencia callejera, es comn que los ataques sean perpetrados por ms de un agresor.
Tanto Diego como Victoria son atacados porque los agresores consideraron que su afecto o
apariencia requieren ser amonestadas. El sistema cisheteronormativo trasluce sus mecanismos de
control a travs de la violencia con el fin de subyugar aquello que lo confronta. Es por eso que el beso
entre dos personas ledas como hombres se considera altamente repudiable en la lgica de los
agresores. En el caso de Victoria, su apariencia interpela del mismo modo a quienes la agreden. En
ambos casos, los agresores coaccionan el derecho a la libertad de expresin de gnero y el derecho a
196
LIMA
la sexualidad. Los agresores envan un mensaje claro sobre quines s pueden habitar el espacio de la
ciudad y cmo. Dicho mensaje, sumado a las agresiones fsicas, busca generar terror o miedo, que es
el efecto ms comn encontrado en los testimonios de violencia callejera.
"Al salir de una discoteca y tomar un taxi, antes de llegar a mi casa, el taxista se encontr con uno
de sus amigos. Ellos dos abusaron de m, me golpearon y violaron".
- Kharel, 31 aos, hombre cisgnero gay. Ancn, Lima
"Una vez me violaron. Treinta y dos chicos me llevaron con pico de botellas a un sitio descampado
en una casa abandonada y me violaron todos. Me escap y encima me pegaron por tratar de escapar.
Me soltaron al da siguiente, violada y golpeada".
- Mairelly, 40 aos, mujer trans gay. Ate Vitarte, Lima
Los ataques que sufrieron Kharel y Mairelly fueron perpetrados por ms de un agresor, lo que
aumenta significativamente la sensacin de vulnerabilidad y el nivel de dao en la integridad de la
persona, pudiendo llegar hasta el homicidio. El ser maricn o trans en Lima constituye en s mismo
un factor de riesgo ante la homolesbobitransfobia de tercerxs y desconocidxs. La violacin sexual es
ejercida en la totalidad de los casos por hombres cisgnero heterosexuales. Al margen de si
satisfacen o no algn impulso sexual, pareciera que la motivacin radica en la necesidad de castigar
la abyeccin que representa la existencia de la vctima. En los dos casos presentados, ningunx realiz
la denuncia. La probabilidad de revictimizacin es alta, ya que no existe una verdadera
sensibilizacin de las autoridades para la recepcin de estos casos, en donde muchas veces, como
consta en otros testimonios, la vctima termina siendo sujeto de burla y discriminacin.
Violencia familiar
La violencia familiar es el primer tipo de violencia que suele experimentar una persona LGBTIQ.
Esto ocurre debido a que, con frecuencia, son lxs cuidadores principales quienes que intentan
corregir las conductas y preferencias de las personas LGBTIQ desde que estxs son pequexs. Lxs
agresores incluidos en este tipo de violencia pueden ser la familia nuclear, la familia extensa y la
familia de la pareja. Como todas las violencias, esta se manifiesta a diferentes niveles, desde la
indiferencia hasta los crmenes de odio. En el caso de Lima, encontramos como principal agravante
que la violencia fue ejercida a lo largo de perodos extensos, generalmente desde la niez. Del mismo
modo, como segundo agravante ms frecuente encontramos la pluralidad de agresores, como en el
siguiente testimonio.
El da en que mi hermano me golpe y me rompi la mano, fue un momento en el que busc pelear
de la nada. Lo hizo en frente de mi familia, trat de denunciarlo ese mismo da, pero parte de mis
tos encubrieron todo. An mi familia niega y no acepta que l hizo eso.
- Santiago, 26 aos, hombre trans pansexual. Santiago de Surco, Lima
Para Santiago, resulta sumamente difcil hacerle frente a su principal agresor, que en este caso es su
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LIMA
hermano. El resto de su familia tambin se convierte en agresora al avalar esta conducta, negndola
y encubrindola. De este modo, la violencia trasciende el ataque fsico, ya que Santiago se queda sin
el respaldo que hubiera esperado recibir de parte de su propia familia. Esta falta de apoyo dificulta
la capacidad de denuncia, la cual podra dejar un antecedente de la violencia ante el sistema estatal
de justicia.
Nacer y desde un principio, sentirte en una burbuja, por una familia con mentalidad cerrada.
Tener que cuidarte del qu dirn o de la manera de expresar tu amor! Desde los 16, amar a alguien
de tu mismo sexo y sentirte completa con aquella persona, que tu familia se d cuenta por un acto
fortuito y que tu padre se muestre indiferente, quitndote la ayuda aun siendo t una menor de
edad y teniendo a tu madre en otro continente. Tener que irte, buscrtela sola, que muchas veces
desearan que murieras, o simplemente ests muerta como hija.
- Bri, 21 aos, mujer cisgnero lesbiana. Cercado de Lima, Lima
Sufrir la violencia por periodos largos impacta negativamente en la salud mental de la vctima. En
muchos casos, las agresiones escalan hasta convertirse en situaciones de indefensin y aislamiento.
En el caso de Bri, la falta de empata de su familia es algo que ella percibe desde pequea, lo cual se
traduce en la represin de sus expresiones de afecto y, por lo tanto, afecta su desarrollo integral. El
despojo de la ayuda econmica, es en realidad el cese del cuidado legalmente establecido como un
deber que tienen lxs padres para con sus hijxs menores de edad, derecho que le es negado a Bri por
ser lesbiana. Esto resulta incluso en una expulsin tcita de su propio hogar. La violencia
psicoemocional y simblica subyace en la mayora de estos escenarios. Sentir que su padre desea que
estuviera muerta, ms all de si efectivamente sea as, es un sentimiento que da pistas del nivel de
desprecio que ha experimentado por tanto tiempo.
Cuando era menor y cuando me iba a dormir, mi hermano mayor me levantaba la sbana y senta
tocamientos indebidos en mi cuerpo. Es algo natural entre hermanos, me deca. Siempre intentaba
besarme en la boca y me tocaba. () Siento que desde que me considero una mujer trans, la gente
no me respeta, no me aprecia. He sentido mucho rechazo de parte de muchas personas, pero en
especial de clientes y de mis doctores. Esto me genera mucha tristeza.
- Cris, 35 aos, mujer trans heterosexual. San Martn de Porres, Lima
Violencia Religiosa
Este tipo de violencia afecta de manera determinante la calidad de vida de las personas LGBTIQ
debido al poder que ha detentado la Iglesia Catlica en el Per a lo largo de la historia, as como a su
198
LIMA
acogida entre la poblacin. Si bien solo algunxs participantes decidieron compartir una historia de
violencia religiosa, en el Per es comn recurrir al discurso dogmtico religioso para desacreditar las
identidades y orientaciones sexo-genricas diversas. En la actualidad, los grupos religiosos
conservadores acusan a la comunidad LGBTIQ y a las activistas feministas de utilizar la ideologa de
gnero para cambiar de modo negativo la mentalidad de las personas, incitando a aceptar la
diversidad sexual y de gnero. Los discursos que emplean estos sectores evocan cierta nocin de 'lo
natural' basada en fragmentos de la Biblia que sealan a las conductas homosexuales como
'aberracin' o 'pecado', con lo cual incurren, paradjicamente, en el tipo de adoctrinamiento violento
que se le atribuye a lxs activistas feministas y de la diversidad sexual.
199
LIMA
ultratumba, todos los pecadores, entre los cuales se encuentran los sodomitas al ser considerados
seres con sexualidades aberrantes. La culpa instalada por el hecho de ser LGBTIQ acta como parte
de la violencia simblica, que ya no necesita del agresor para estar recordando lo malx o pecadorx
que unx puede ser, sino que busca que unx mismx reprima cualquier deseo o sentimiento genuino
que no vaya acorde con el mandato divino.
Violencia de pareja
La violencia de pareja en el caso de Lima no fue muy reportada. Esto no significa que las agresiones
entre personas que mantienen un vnculo sexoafectivo no existan o sean poco frecuentes. La mayora
de estos casos ocurren a propsito de situaciones de celos, infidelidad, competencia, o inclusive la
misma homolesbobitransfobia interiorizada y reflejada en la imposicin de patrones hegemnicos.
"Cuando, por ejemplo, sala con un chico, en la intimidad o cuando estbamos en cuatro paredes,
me trataba como una reina, pero cuando andaba conmigo en la calle senta que se avergonzaba de
m. Eso haca que me sintiera mal".
- Kris, 23 aos, mujer trans gay. San Martn de Porres, Lima
Como vemos en el caso de Kris, el ocultamiento de su relacin por parte de su pareja genera en ella
sentimientos negativos. La prctica de negar a la persona con la que se tiene una relacin por el
hecho de mantener una imagen heterosexual resulta familiar para muchas personas LGBTIQ. Si bien
en el caso de Kris no sabemos por cunto tiempo se extiende esta situacin, de acuerdo a los dems
testimonios la violencia suele vivirse por perodos largos. El hecho de negar la relacin con una
persona forma parte del dao psicoemocional, afecta a la seguridad en unx mismx y al mismo tiempo
devala el vnculo.
"Ocurri hace un par de aos cuando decid poner fin a la relacin de un ao que tena con mi
supuesta enamorada. Al contarle mi orientacin sexual, se sinti desconcertada y me insult con
muchas palabras despectivas y se encarg de contar a todos algo que an no era pblico. Recib
peyorativos como marica de mierda, cabro, etc. Palabras que claro est no me afectaron en lo
mnimo, pero si me doli que una persona a la cual consider importante en mi vida tenga el valor
de decirlas".
- Francesco, 24 aos, hombre cisgnero gay. San Isidro, Lima
En el caso de Francesco, el outing es el dispositivo de violencia que su pareja utiliza para humillarlo.
En Lima, se encontr que esta prctica y el hecho de amenazar con realizarla forma parte de la
violencia de pareja. La orientacin sexual de Francesco pareciera representar algo abyecto para su
enamorada, y ante ello, la respuesta violenta est dirigida a humillarlo. El hecho de exponer su
orientacin sexual sin su consentimiento, adems de intentar denigrarlo con calificativos
peyorativos, causa un gran dolor y decepcin siendo una persona con la que mantuvo un vnculo
ntimo.
200
9. callao:
Machismo y prcticas
de muerte
201
CALLAO
202
CALLAO
hasta la fecha, el cual afect gravemente la infraestructura del puerto y diezm a casi la totalidad de
sus habitantes, ya que solo se salvaron 200 personas de un total de 7 mil (Espinoza, 2004). Debido a
que lo que se conoca del Callao qued destruido e inundado por la salida del mar, se decidi crear el
Nuevo Callao en los jardines y huertos de Bellavista.
Actualmente, segn el INEI (2015), el Callao cuenta con aproximadamente 1 milln de habitantes. Su
territorio abarca 147 kilmetros cuadrados, siendo la regin ms tugurizada del pas con un
promedio de 7 159 habitantes por kilmetro cuadrado (Lima Metropolitana tiene 269 habitantes por
kilmetro cuadrado). Una de las principales problemticas que afronta el Callao en la actualidad es
la abundancia de grupos criminales y delincuenciales que se dedican a la comercializacin de drogas,
al contrabando y al sicariato. Esta situacin gener que, en diciembre del 2015, el gobierno de
Ollanta Humala declare el estado de emergencia en la regin. Esta medida, sin embargo, no se ha
traducido en una disminucin de la problemtica. Segn el INEI (2015), la tasa de homicidios en el
Callao alcanza su nivel ms elevado de vctimas en la poblacin con edades entre los 15 y 29 aos, con
30,9 homicidios por cada 100 mil habitantes. A nivel general, la tasa de homicidios por cada 100 mil
habitantes en el Per es de 6,7%. Solo en el Callao, esta cifra asciende al 14,8%, tres veces mayor que
la de 4,7% correspondiente a Lima (INEI, 2015).
Es en base a estos antecedentes que determinamos la inclusin del Callao en la investigacin para
analizar de qu manera esta violencia afecta a la poblacin LGBTIQ chalaca. La mayora de
investigaciones que abordan temas de gnero en el Callao estn condicionadas a una visin
tradicional, en donde solo se considera a mujeres y hombres cisgnero. As, se encuentran ndices e
investigaciones sobre embarazo adolescente, relaciones de gnero en instituciones educativas,
violencia familiar, entre otros.
Para iniciar con la recoleccin de testimonios en el Callao, decidimos generar una alianza con la
Asociacin Civil de Diversidad Sexual de la Regin Callao: Alma Chalaca, creada en el 2005 por
iniciativa de promotores de salud que trabajaban estrategias de prevencin de VIH/SIDA con HSH y
mujeres trans de la regin. Ms adelante, esta organizacin comienza a realizar talleres con el
objetivo de sensibilizar a la poblacin LGBTIQ sobre temas de salud, los cuales se replicaron en
varios distritos del Callao. Actualmente, Alma Chalaca cuenta con quince miembros representados
por una Junta Directiva. Rafael Rosas Castillo, actual miembro del Consejo Directivo y representante
legal de la organizacin, fue elegido como Responsable Regional para la investigacin. Ms adelante,
la Red Callao TLGB y TS, la cual agrupa a varias organizaciones (Alma Chalaca, Corazones Chalacos,
Tod@s, Fuerza Chalaca y Woman del Callao), decidi involucrarse en la investigacin a travs de
Julio Csar Real, actual presidente de la Red.
203
CALLAO
Con el propsito de estandarizar criterios y definiciones entre nuestro equipo de investigacin y lxs
voluntarixs de las organizaciones aliadas, No Tengo Miedo brind tres capacitaciones para explicar
cmo entendemos el gnero y la sexualidad y de qu manera necesitbamos aplicar estos conceptos
en la investigacin. Nuestro objetivo era que ms personas se interesaran e involucraran en el recojo
de la informacin. Debido a la cercana geogrfica entre el Callao y Lima, y a que tuvimos la
oportunidad de compartir estos espacios de aprendizaje, es que el Callao es la segunda regin con la
mayor cantidad de entrevistadxs.
Del total de historias recolectadas (n=112), ms de la mitad de casos provienen del distrito del Callao
(54,5%). Esto est ntimamente relacionado con el espacio en el que accionan las organizaciones que
estuvieron involucradas en la recoleccin de casos, as como con el hecho de que este distrito alberga
el mayor nmero de habitantes, con un total de 410 640 residentes (INEI, 2014). Luego, con
porcentajes menores, se encuentran Ventanilla, con el 13,4%; Bellavista, con el 12,5%; y La Perla, con
el 10,7% del total de casos. En menor medida, se pudo recolectar casos de Carmen de la Legua
Reynoso (4,5%) y de La Punta (3,6%), ambos con una menor densidad poblacional que el resto de
distritos. Finalmente, solo un caso no especifica su distrito de residencia.
Las edades de las 112 personas que participaron fluctan entre los 18 y 50 aos. El 33,9% tiene entre
204
CALLAO
a los que pueden acceder sin ser discriminadas como las peluqueras y
4
Del total de mujeres trans salones de belleza4. Por otro lado, se puede apreciar que una de cada cuatro
de la muestra (n=20), el
personas (25,0%) culmina los estudios escolares bsicos. Este constituye el
70,0% se dedica al trabajo
sexual; el 20,0%, a la porcentaje ms alto en comparacin con los otros grados de estudio
cosmetologa y confeccin; alcanzados5. Luego, se observa que el 34,9% se encontrara realizando
y, finalmente, el 10,0% se
dedica a la gastronoma. estudios superiores al momento de llenar el formulario y el 29,5% habra
culminado estudios superiores, sean estos universitarios o tcnicos.
5
Segn la SENAJU (2015), Finalmente, solo una persona ha logrado acceder a estudios de postgrado.
en el Callao la tasa neta de
asistencia de la poblacin
de 17 a 24 aos de edad a Distribucin de la poblacin del Callao segn
educacin superior es del grado de estudios alcanzado (n=112)
24,7%.
Nivel de estudios Frecuencia Porcentaje
Primaria incompleta 2 1,8%
206
CALLAO
mujeres trans y el otro 50,0% son hombres cisgnero gays, es decir que el
VIH/SIDA tiene una mayor prevalencia sobre aquellos cuerpos 8
El 73,0% de los casos de
diagnosticados con sexo masculino8. SIDA en el Per estn
concentrados en Lima y
Callao (MINSA, 2013).
En cuanto a la identidad tnico-racial, observamos que quienes se identifican
como mestizxs (30,9%) y como cholxs (25,2%) suman el 56,1% de la muestra,
es decir ms de la mitad del total de participantes (n=112). El tercer grupo
ms grande es el de lxs afrodescendientes, con el 14,6%, seguido por lxs
blancxs, con el 12,2% de casos. Es importante notar que el Callao es la regin
que presenta el porcentaje ms alto de personas que se identifican como
afrodescendientes. En menor medida, la muestra agrupa a personas que se
identifican como amaznicxs (5,7%), indgenas (4,1%), asiticxs (2,4%) y
quechuas (2,1%). Finalmente, cuatro personas no especificaron su
pertenencia a algn grupo tnico-racial.
207
CALLAO
Figura 9.5
Figura 9.6
208
CALLAO
Respecto a la violencia y/o discriminacin que sufren las personas LGBTIQ en el Callao (n=112), el
88,4% declara haber sido victimizado en algn momento de su vida con motivo de su disidencia
sexo-genrica. Quienes manifiestan nunca haber sido agredidxs por ser LGBTIQ suman el 11,6% del
total de participantes. En cuanto a las experiencias de apoyo, el 89,3% del total (n=112) declar haber
sido apoyado por otras personas en algn momento de necesidad o vulnerabilidad, mientras que un
10,7% declar nunca haber sido apoyado o auxiliado.
Algo que resalta con respecto a los testimonios del Callao es que en esta regin se encuentra el mayor
porcentaje comparativo de historias privadas, las cuales suman el 73,2% del total de casos (n=112).
Esto significa que esas historias no podrn ser utilizadas de manera textual en esta publicacin, pero
s en las estadsticas y el anlisis presentado. Por otro lado, el 26,8% de lxs participantes permite que
sus testimonios sean pblicos. Identificamos a partir de las experiencias narradas que las personas
se conocen y socializan en barrios cuya composicin espacial podra generar mayores mecanismos de
vigilancia sobre el gnero y la sexualidad. A partir de la lectura de los testimonios, se podra inferir
que en esta regin la disidencia es vivida frecuentemente en secreto.
Este subcaptulo tiene por objetivo analizar los tipos de violencia que sufrieron las personas que
decidieron brindar su testimonio. Algunos casos contienen ms de un tipo de violencia, por lo que la
suma de porcentajes no es absoluta. Para comprender el contexto en que se dan estas situaciones, as
como algunas caractersticas de la violencia, presentaremos algunos datos cuantitativos que nos
darn mayores insumos para analizar los testimonios.
La violencia institucional es la que aparece con mayor frecuencia en los testimonios provenientes del
209
CALLAO
Callao, con el 43,3% (n=104). Esta cifra resulta alta en comparacin con el promedio del pas
(29,4%), lo cual convierte al Callao en la regin con la mayor tasa de agresiones hacia personas
LGBTIQ perpetradas en instituciones que legitiman la violencia con el apoyo de sus normas y
estructuras. Los lugares donde la violencia institucional ocurre con ms frecuencia son instituciones
educativas, espacios laborales, hospitales y postas de salud. La violencia de pares es la segunda ms
narrada, con un total del 26,9%, seguida por la violencia familiar, con el 25,0%. En menor medida,
identificamos que la violencia callejera est presente en el 16,3% y la violencia religiosa en el 10,6%.
Finalmente, solo se identific cinco testimonios de violencia de pareja.
Mediante el anlisis de los testimonios, logramos identificar las diferentes formas en que la violencia
es perpetrada. As, observamos que el 77,9% de los casos involucran elementos de violencia
psicoemocional, materializados en insultos, bullying, outing, hostigamiento, exclusiones,
exposiciones, escarnio, entre otros. La violencia fsica, presente en el 34,6% de los casos, ubica al
Callao como la regin con el mayor registro de casos de violencia fsica en comparacin con las otras.
Se evidencia en los testimonios numerosos episodios que involucran golpes, palizas y linchamientos,
como tambin la negacin del acceso a la alimentacin y vivienda. Estas son prcticas que se
evidencian de manera generalizada en todos los tipos de violencia. Esto podra vincularse a la cultura
de violencia que se vive en muchas zonas del Callao, reforzada por la comercializacin de drogas y la
delincuencia que esta genera. En tercer lugar, la violencia estructural est presente en el 23,1% de los
casos. Esta se manifiesta en situaciones donde la violencia es avalada por normas que pueden ser
tanto implcitas como explcitas, y muchas veces es aceptada y secundada por la sociedad.
Finalmente, identificamos seis casos de violencia sexual y dos de violencia simblica.
La lectura de los testimonios sirvi para que podamos determinar la fecha aproximada en que
ocurri la violencia narrada y la edad que la persona tena al ser violentada. De esta manera,
podemos decir que el 91,8% de casos (n=97) ocurri en los ltimos quince aos (2000-2015),
mientras que el 9,3% sucedi entre los aos de 1970 y 1999. Adems, observamos que el 30,1% de las
narraciones (n=80) ocurri cuando la vctima era menor de edad, mientras que las que tomaron
lugar cuando las personas tenan entre 18 y 24 aos suman el 58,8% de la muestra. Finalmente,
aquellas experiencias de violencia que ocurren entre los 25 y 29 aos son narradas en menor medida,
con el 12,5%.
210
CALLAO
Ao Porcentaje Ao Porcentaje
1970 - 1979 1,0% 1 - 14 aos 13,8%
1980 - 1989 2,1% 15 - 17 aos 16,3%
1990 - 1999 6,2% 18 - 24 aos 58,8%
2000 - 2009 36,1% 25 - 29 aos 12,5%
2010 - 2015 55,7% Figura 9.10
Figura 9.9
Por otro lado, establecimos una clasificacin de los espacios en donde los testimonios narrados
tomaron lugar. As, el espacio pblico (21,2%), la institucin educativa (20,2%) y el hogar (18,3%)
son aquellos lugares donde la mayora de testimonios de violencia se desarrollan. Estos tres espacios
en conjunto suman 59,7% del total de casos (n=104). Es importante notar que estos ambientes
constituyen nuestra cotidianidad y la violencia que en ellos se ejerce hacia las personas LGBTIQ es
sistemtica. El siguiente espacio de violencia ms recurrente es el centro laboral: una de cada diez
personas narraron historias ambientadas en el lugar en donde trabajan. Esta cifra supera el
porcentaje nacional (4,8%) con casi el doble de casos.
Tambin buscamos conocer si lxs participantes podan identificar alguna otra razn por la que creen
que pudieron haber sido discriminadxs adems de ser LGBTIQ. A esta variable la llamamos
intersecciones e identificamos que el 29,8% asegur haber sido discriminado tambin por su
apariencia fsica. Esto significa que aproximadamente tres de cada diez personas de la muestra
211
CALLAO
identifican que su forma de vestir, corporalidad y apariencia fueron razones por las que tambin
sufrieron violencia. En menor medida, el 12,5% manifest haber sufrido discriminacin racial
adems de homolesbobitransfobia y, finalmente, un 11,5% afirm que tambin se le discrimin por
su estatus de VIH/SIDA.
Violencia institucional
La violencia institucional, presente en el 43,3% de los testimonios, es la ms recurrente y tiene una
serie de caractersticas particulares. En primer lugar, funciona de manera estructural, pues se
ampara en las normas y disposiciones homolesbobitransfbicas de la misma institucin, de modo
que se obstaculiza que la poblacin LGBTIQ acceda a los servicios brindados por aquella. En segundo
lugar, se trata de una violencia infligida a nivel psicoemocional, pues es perpetrada a travs de
insultos, negaciones y escarnios. Esto muchas veces genera en la persona agredida sentimientos de
indefensin, pues es todo un aparato el que opera contra este individuo generando as sentimientos
negativos e impotencia en la persona.
En la mayora de casos, existen una serie de situaciones que agravan la violencia. En primer lugar, se
encuentra el abuso de poder realizado por representantes de una institucin, sea esta pblica o
privada, quienes actan violentamente bajo su nmina. As, en ms de la mitad de casos analizados,
las personas LGBTIQ se ven negadas en su acceso a una serie de necesidades bsicas como salud,
trabajo y educacin, con lo cual su derecho a la vida e integridad se ve vulnerado. Adems,
observamos que aproximadamente uno de cada tres casos corresponde a abusos perpetrados a largo
plazo (especialmente aquellos que se dan en instituciones educativas) y casi el mismo nmero de
casos de violencia son perpetrados por el Estado. Esto mantiene un correlato con la cantidad de
personas de la muestra (n=99) que manifestaron alguna vez haber sido violentadas por policas y/o
efectivos del Serenazgo (18,2%). Muchos de estos casos constituyen tambin episodios de violencia
callejera; sin embargo, aqu nos enfocaremos en las implicancias institucionales.
En una leva, hace como doce aos, me captaron con engaos y me llevaron a una comisara con ms
212
CALLAO
gente. Uno de los policas dijo: l es cabro, es hijo de fulano y otro polica me agarr del cuello y me
bajaron dicindome baja cabro de mierda. Me sent mal luego, me estigmatizaron y por ser gay me
segregaron; por servir a la patria.
- Edilberto, 44 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao
Cuando quise presentar una denuncia por robo, indicaron que quizs me agredieron porque yo
coquete con el ratero.
- Jonathan, 25 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao
Estaba yo acompaando a unas amigas travestis por Botern y se nos acerc un patrullero y nos
subi a la fuerza al carro dicindonos que nosotros habamos robado a una chica su bolso, cosa que
no era cierta, pero los policas nos seguan culpando, llegando a golpear a una de mis amigas. Yo me
sent muy mal por no poder hacer nada y los amenac con denunciarles, lo que les provoc risa. Luego
nos dejaron por 200 Millas y tuvimos que regresar a pie. Eso fue algo terrible.
- Juan, 39 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao
El testimonio de Juan contempla una modalidad de violencia comnmente perpetrada por agentes
del orden en contra de personas trans femeninas y hombres gays que se dedican al trabajo sexual en
la va pblica. Muchas veces, estxs son intervenidxs sin justificacin alguna por efectivos de la Polica
y/o Serenazgo, quienes buscan criminalizarlxs hacindoles responsables de alterar el orden o de
haber generado algn disturbio con el objetivo de expulsarlxs de ciertos espacios. De esta manera, la
PNP incurre en el delito de detencin arbitraria y/o secuestro de personas LGBTIQ, perpetrado con
gran impunidad y complicidad de los mismos agentes. Esto desemboca en un crculo vicioso de
violencia, pues esta no es denunciada sino que se reproduce entre los operadores del sistema estatal
de justicia al mismo tiempo que se quiebra la confianza en el mismo.
Nunca he tenido reparos en que las personas sepan que soy lesbiana, pero eso me caus problemas
con una profesora que se la agarr conmigo. Me calificaba mal, me haca la vida a cuadritos y mis
213
CALLAO
compaeros lo notaron hasta que me jal un ciclo y yo hable con el tercio estudiantil. Ellos llevaron
esto a la Direccin Acadmica y pudieron ver que mis calificaciones estaban siendo influenciadas
por sus prejuicios. A Dios gracias, se rectific y nunca ms me tuve que anotar en sus cursos.
- Estela, 23 aos, mujer cisgnero lesbiana. La Perla, Callao
Tuve penosas experiencias en mi centro de estudios universitarios y casi empezando los primeros
ciclos, donde me encontr con profesores de lo ms retrgrados, al punto de confrontarme por mi
orientacin sexual en pblico, en la ponencia de un trabajo, experiencia que an recuerdo con
mucho impacto y como algo que me marc. Menos mal que mis compaeros no me censuraron y se
pusieron a mi favor y en contra de ese profesor que no supo ocupar su rol y se dej llevar por los
prejuicios.
- Irma, 32 aos, mujer cisgnero lesbiana. Carmen de la Legua, Callao
Otro espacio institucional en donde se ejerce violencia hacia personas LGBTIQ es el de las
instituciones educativas escolares, tcnicas y universitarias. All, es muy comn que docentes y
personal administrativo, al percibir indicios de la disidencia sexo-genrica de algunxs alumnxs,
traten de corregirla y/o castigarla. Los mecanismos de correccin por lo general buscan exponer
pblicamente la identidad de la persona agredida, muchas veces tratando de obtener el respaldo de
sus compaerxs y abusando de la autoridad concedida por la institucin. As, se obstaculiza
gravemente el acceso de las personas LGBTIQ a un ambiente educativo libre de violencia.
Cuando tom la decisin de estudiar para ser estilista, encontr muchos obstculos. Para empezar,
no me aceptaban en los institutos. Finalmente, donde s me aceptaron fue difcil en un principio con
los profesores y con los mismos estudiantes. Recib mucho rechazo, malos tratos y faltas de respeto.
Hasta tuve que sentarme alejada durante una buena temporada. Esto cambi en parte con el
tiempo, pero me caus en su momento mucha depresin.
- Scarlet, 25 aos, mujer trans heterosexual. Bellavista, Callao
Como se evidencia en los testimonios, el abuso de poder que ejercen lxs docentes a travs de lo que
denominamos segregacin y binarismo de gnero es muy poderosa. Se observa tambin una
constante vulneracin del derecho a la educacin, a la sexualidad y a la libertad de expresin de
gnero. Muchas veces, estos maltratos se dan de manera sistemtica y pueden prolongarse a lo largo
del tiempo, lo cual genera en la persona especialmente si esta no dispone de una red de apoyo,
depresin y sentimientos de inferioridad respecto de sus compaerxs, quienes poseeran privilegios
en principio negados a las personas LGBTIQ.
Por otro lado, la violencia ejercida en espacios laborales es otra modalidad muy comn de violencia
institucional. En el Callao, esta modalidad fue la ms narrada a diferencia de otras regiones. Por ello,
hacemos especial nfasis en ella y presentamos los testimonios aqu citados para ejemplificar cmo
se manifiestan este tipo de maltratos.
214
CALLAO
Cuando termin el colegio, ya era bien deschavadita, as que me fui vistiendo ms de mujer cada
da. Me haca sentir muy bien y quera trabajar en una peluquera. Buscar trabajo vestida de mujer
no fue nada fcil, no me recibi nadie. Apenas me vean, murmuraban, se rean y me decan que no
haba trabajo, ni siquiera para limpieza. Sent muy feo esas miradas de burla, me chocaban.
- Yesenia, 29 aos, mujer trans heterosexual. Ventanilla, Callao
Yesenia sufre de violencia transfbica en nada menos que un espacio para aprender a ser peluquera
y evidencia en su testimonio lo difcil que es buscar trabajo siendo una persona trans. La burla es uno
de los elementos ms comunes en los testimonios de violencia, pues as es cmo se suele amedrentar
a la persona generando en ella sentimientos negativos y cuadros de depresin. En el caso de Coco, el
abuso de poder que ejerce su jefe va en la misma lnea del abuso usualmente perpetrado por
docentes, pues se trata de enderezar y corregir a la persona que, en este caso, se ve amenazada
con ser despedida de su trabajo, lo cual casi siempre termina por ocurrir.
Violencia de pares
La violencia de pares es la segunda ms recurrente en los testimonios narrados por lxs participantes,
llegando a acumular el 26,9% del total de casos (n=104). Esta es perpetrada por aquellas personas
que denominamos compaerxs de trabajo y estudios, amigxs y personas LGBTIQ. Se percibe en estos
testimonios que las formas ms comunes de agresin pasan por la violencia psicoemocional,
especialmente a travs del bullying. Cuando la violencia es expresada de manera verbal, las
agresiones suelen ser recordadas como situaciones de las que se logr sobrevivir y sobreponerse, tras
lo cual se busca integrarlas como partes de una narrativa de perseverancia y resiliencia.
Contrariamente, cuando las agresiones involucran violencia fsica, estas no son recordadas de la
misma manera en tanto tienen otras implicancias en la memoria de lxs participantes.
En casi la mitad de los casos de violencia ejercida por pares, se identifica la presencia de ms de una
persona cometiendo la agresin. Esto nos indica que las vejaciones perpetradas no son aisladas, sino
215
CALLAO
ms bien sistemticas. Estas pueden ocurrir a lo largo de periodos extensos y suelen contar con el
aval de otrxs compaerxs de trabajo y/o estudios, incluso con el de docentes y/o jefxs. La toxicidad
de estos ambientes para las personas LGBTIQ queda entonces en evidencia.
Cuando era nio hasta antes de llegar a la adolescencia, fueron das de bullying para m. No solo
por ser un nio gay, sino por sentirme feo y ser obeso. Los aos pasan, uno aprende, se cuida y sabe
qu recibir de los dems. Hoy a mis 31 aos soy todo un hombre que le gustan los hombres. Y?, pasa
algo? Mi padre militar, mi madre cristiana me aman como soy. Soy feliz!.
- Joako, 31 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao
Los ltimos aos de mi secundaria, cuando tom la decisin de vivir como lesbiana, es que tuve
rechazo y burla de parte de mis compaeros de estudio. Pero lo asum porque era el riesgo que decid
tomar. Me dejaban notas groseras, escriban en la pizarra, me llamaban a mi casa para burlarse,
pero yo tom al tiempo la decisin de tomarlo a la broma y con ellos. Todo lo que me decan y
escriban yo me burlaba tambin. Fue la nica forma en que todo se pudo resolver. Ya no se
esmeraban tanto en hacerme sentir mal.
- Chela, 19 aos, mujer cisgnero lesbiana. Ventanilla, Callao
Los testimonios de violencia ejercida por compaerxs de instituciones educativas hacia personas
cisgnero gays se caracterizan por contener componentes de violencia fsica. En varios casos, lxs
compaerxs (generalmente hombres cisgnero heterosexuales) agreden fsicamente cuando se
encuentran en estado etlico, muchas veces a la espera de que las personas LGBTIQ hayan salido de
las instalaciones de la institucin. Estas agresiones fsicas, generalmente realizadas en grupo, se dan
a travs de palizas, retencin de la persona en contra de su voluntad, linchamientos y, en algunos
casos, violencia sexual (tocamientos). Este tipo de violencia se refleja en uno de los testimonios
recolectados correspondiente a un hombre cis gay, a quien sus compaerxs le orinan encima. En el
caso de las mujeres lesbianas, se evidencia un matiz con respecto a los efectos que tiene la violencia
lesbofbica cuando esta ocurre en instituciones educativas. Si bien muchas estn expuestas al
bullying escolar, se percibe una sinergia entre estudiantes, directivos y docentes con el objetivo de
expulsarlas de la institucin. Tal parece que, en el caso de los hombres gays, se quisiera jugar con
sus cuerpos: no expulsarlos, sino ms bien retenerlos con la finalidad de nutrir la masculinidad de
los compaeros. Cuando se trata de mujeres lesbianas, se las quiere eliminar, no ver, expulsar. Una
mujer que renuncia al falo como objeto de deseo pareciera no ser merecedora de completar una
educacin junto a otros hombres. Es importante notar que los testimonios que revelan violencia
fsica son, en su mayora, privados, y que se percibe mucho dolor al recordar estos sucesos. Las
palabras que se leen en los desenlaces son depresin, tristeza, decepcin e incomprensin.
En un campeonato de vley, una mariconas que estaban borrachas fueron muy insolentes conmigo
y me lanzaron trago en la ropa porque me dijeron que yo era bien conchuda por ser maricona fea y
encima chola. Me gritaban cada momento que era chola. Opt por irme de ah porque los chicos que
estaban con ellas se les vea bien bagres y no quera que me lastimen.
- Ricardo, 28 aos, hombre cisgnero gay. Callao, Callao
216
CALLAO
Violencia familiar
La violencia familiar representa el 25,0% del total de los testimonios. Es,
adems, la violencia que menos historias pblicas tiene. La mayora de los
testimonios revela que lxs perpetradores ms comunes son integrantes de la
familia nuclear, es decir, personas con las que se comparte el espacio
denominado hogar, sean estos el padre, la madre y/o lxs hermanxs. En
segundo lugar, las agresiones son perpetradas en menor medida por la
familia extensa, sean estos tos, tas, primxs, entre otrxs.
Las dos formas ms comunes en las que se presenta la violencia familiar son
la psicoemocional y la fsica. La presencia de una de estas suele implicar a la
otra, en tanto es comn que, al golpear a las personas, lxs agresores expresen
su homolesbobitransfobia mediante insultos y amenazas. Debido al vnculo
que se tiene con estas personas por ser miembrxs de la familia consangunea
y compartir la misma vivienda, las situaciones de violencia familiar se dan a
217
CALLAO
lo largo de perodos extensos, lo cual afecta gravemente la salud mental de las personas LGBTIQ. El
dispositivo ms comn de violencia, y en el que se amparan los familiares para avalar su accionar, es
la patologizacin de las sexualidades diversas. De esta manera, la disidencia sexual es pensada como
una enfermedad y, por lo tanto, como algo curable o corregible. En el siguiente testimonio, la
violacin sexual es considerada por el hermano de la vctima como tcnica legtima para
heterosexualizarla.
Tuve problemas fuertes con mis hermanos varones que no respetaban mi orientacin sexual, al
punto de darles el encargo a unos amigos de ellos para que me tomen en cuenta como enamorada y
si era posible tener sexo, no importando si era a la fuerza. A Dios gracias pude controlar la situacin
y no se concretaron esas bajas intenciones. Ellos fueron criados de forma machista y an, hoy por hoy,
mis relaciones con ellos no son del todo buenas.
- Pepa, 29 aos, mujer cisgnero lesbiana. Callao, Callao
Muchos testimonios revelan la vergenza de la familia nuclear por la orientacin sexual o identidad
de gnero de la persona, as como cierto sentido de honor mancillado como consecuencia de las
habladuras de la gente al difundirse entre lxs conocidxs de la familia cualquier informacin
relacionada a la disidencia sexo-genrica del familiar en cuestin. Ante estas situaciones, lxs
familiares niegan cualquier indicio de anormalidad en la persona y hasta prefieren alejarlx de las
reuniones familiares. Segn lo explorado en los testimonios, unx de cada cuatro participantes fue
expulsadx de su hogar con nada ms que la ropa que traa puesta. Tres mujeres trans fueron
expulsadas de sus hogares tras saberse que fueron vistas travestidas en el espacio pblico y lo mismo
ocurri con dos hombres cisgnero gays que fueron descubiertos dedicndose al trabajo sexual.
218
CALLAO
Muchos padres y madres se niegan a pagarle los estudios a sus hijxs cuando descubren sus prcticas
sexuales. Al ser desterradxs de sus hogares, varixs deciden nunca ms regresar y dejar de mantener
vnculos con sus familias consanguneas. En el caso de las mujeres trans que se vieron obligadas a
abandonar su hogar, es una prctica comn escoger a una madre: otra mujer trans que se
encargara de brindar cuidados y orientacin ante el contexto de soledad y abandono en el que ellas
se encuentran. Si bien este tipo de asociaciones logran brindar acompaamiento y soporte a quienes
se vieron separadxs de sus propias familias, se identifica un gran dolor en las historias como
consecuencia de la prdida de contacto con lxs familiares o el haber sido expulsadxs de aquella
manera.
Violencia callejera
La violencia callejera, si bien no es la ms narrada, suma un total de 16,3% y es la que concentra la
mayor cantidad de experiencias de violencia sexual. Muchas de ellas son violaciones sexuales o
intentos de violacin, y fueron perpetradas nada menos que por efectivos de la PNP y, en menor
medida, por personas desconocidas. La violencia sexual est secundada por la violencia fsica, por lo
que podramos decir que los testimonios ms violentos y desgarradores se concentran aqu. Adems,
estas vejaciones son ejecutadas por dos o ms personas. Son muy pocas las ocasiones en que solo un
agente ejecuta la agresin.
La PNP excede sus atribuciones cuando, so pretexto de encontrarse realizando sus labores de
seguridad ciudadana, hace uso legtimo de la violencia durante intervenciones arbitrarias a
hombres gays y mujeres trans que, a menudo, simplemente se encuentran transitando por la va
pblica. Durante estos episodios, la agresin pasa por la inmediata criminalizacin de sus cuerpos.
La aparicin de estos en el espacio pblico representa una irrupcin peligrosa desde la perspectiva
policial, la cual procede a tres prcticas que nombraremos aqu como prcticas de la impunidad.
Los agentes del orden exigen dinero a las personas LGBTIQ arbitratriamente intervenidas a cambio
de dejarlxs permanecer en el espacio pblico. Los favores sexuales tambin son parte de estas
negociaciones ilegales, insinuados bajo amenaza de sufrir una paliza o de ser llevadx a una comisara.
Este tipo de violencia hacia las disidentes sexo-genricas se asemeja a la ejercida por la figura del
caficho o proxeneta. Dada la impunidad con la que es posible realizar actos de violencia
homolesbobitransfbica, el caficho ya no opera en la ilegalidad, sino a travs de la PNP cuando los
efectivos buscan beneficiarse mediante la obtencin de recursos provenientes de las personas
intervenidas. En otras ocasiones, generalmente ante la negativa de las personas LGBTIQ a
abandonar el espacio pblico, se procede a pegarles, mojarles con agua helada, robarles y agredirles
sexualmente. Finalmente, la ltima modalidad encontrada fue el secuestro y desplazamiento forzado
219
CALLAO
De esta manera, podemos decir que los derechos que ms se vulneran cuando
hablamos de la violencia callejera en el Callao son el derecho a la ciudad,
impedido en ms de la mitad de los casos, seguido del derecho a la justicia y
libertad. Estas dos vulneraciones ocurren cuando se niega el uso del espacio
pblico, se obstruye el acceso a realizar denuncias y se secuestra o detiene
arbitrariamente a las personas. En estos casos tambin se encontr la
vulneracin del derecho a la identidad y a la vida e integridad.
Violencia religiosa
La violencia religiosa representa el 10,6% del total de testimonios y ocurre
cuando la persona que inflige el dao utiliza como recurso el dogma o la
religin, sea esta catlica, evanglica o cualquier otra. De esta manera,
observamos que la forma de violencia ms comn en la que es ejercida la
violencia religiosa es la estructural, puesto que los casos narrados se sitan
en espacios jerrquicos que manejan estructuras de exclusin hacia las
personas LGBTIQ. En la mayora de casos, existe un abuso de poder por
parte de aquellas personas portadoras del mensaje de Dios, lo cual deviene
en la vulneracin de necesidades bsicas como la educacin y la salud.
220
CALLAO
Yo estudi en un colegio religioso y he sentido en carne propia la censura y el rechazo por ser
lesbiana, por ser ms achorada y no tan femenina, como si todas las mujeres deberamos ser
idnticamente delicadas y sumisas. Toda mi secundaria me he sentido sealada por no sujetarme a
esas normas de tica femenina. Me obligaban a confesarme, hasta me presentaban chicos para
emparejarme, el colmo de los colmos. Una vez me citaron para hablar con la psicloga y yo no fui y
se lo dije a mi madre. Menos mal que ella me apoya.
- Meche, 25 aos, mujer cisgnero lesbiana. Ventanilla, Callao
De esta manera, identificamos en los testimonios tres espacios donde se ejerce la violencia religiosa.
El primero es el espacio al interior de las escuelas privadas religiosas donde hay monjas o curas
docentes. El segundo comprende las iglesias y parroquias, las cuales muchas veces niegan el ingreso
o excluyen a las personas cuando su orientacin sexual y/o identidad de gnero es reconocida. Por
ltimo, hay dos casos que ocurren en postas mdicas cuyo personal de salud cuenta con servidores
evanglicos que aconsejan de manera paternalista sobre cmo ser o comportarse. Todos estos
perpetradores de violencia, bajo el manto de la religin, utilizan una misma argumentacin para
convencer a sus vctimas: la patologizacin de la sexualidad y/o identidad de gnero disidente. Es
decir, la consideran enferma, poseda y, por lo tanto, curable. Usualmente, dicha curacin es
realizable nicamente mediante rituales que involucran conos religiosos como Dios, algn santo o
inclusive la virgen Mara, a travs de la confesin y oracin, como en el caso de Meche.
Violencia de pareja
La violencia de pareja se identifica en cinco testimonios y ninguno de ellos es pblico. Todos estos
hacen referencia a agresiones fsicas y cuatro de ellos tuvieron consecuencias a largo plazo para la
persona agredida. Esto significa que las personas tuvieron que permanecer internadas en el hospital
debido a la magnitud del dao. Por lo tanto, se generaron secuelas fsicas y psicoemocionales. Este
tipo de vejaciones causan dao en la estabilidad mental de la persona ya que se generan sentimientos
encontrados, tanto de vergenza como de culpa, as como de dependencia emocional y baja
autoestima.
Cuatro de las cinco experiencias de violencia son robos, tanto de artefactos electrnicos como de
dinero, ahorros o vestimentas, y estas suceden sobre todo a hombres cisgnero gays y mujeres trans.
En algunos casos, el agresor/delincuente justifica su accionar debido a la adiccin a algn
estupefaciente. En otro caso, la vctima de la violencia perdona a su marido, lo cual resulta comn
dentro del crculo de violencia en el que se da la violencia de pareja. En estos casos, el derecho ms
vulnerado es el derecho a la vida e integridad. Por ltimo, el nico caso de violencia de pareja narrado
por una mujer cisgnero lesbiana hace referencia a una brutal paliza perpetrada por su exesposo,
quien se enter de la relacin lsbica que ella mantena. En este caso, la vctima tambin recibi la
amenaza de perder la tenencia de sus hijxs por el hecho de ser lesbiana.
221
222
10 LORETO: .
Cuando las chivitas
aun as bailan
223
LORETO
Los discursos identitarios y la comunidad imaginada que envuelve la peruanidad muchas veces no
abrazan a la Amazona ni cultural ni histricamente. En el Per tripartito, la divisin imaginaria que
toma el pas est compuesta por costa, sierra y selva, donde las primeras dos han tenido mayor
presencia en el desarrollo y la creacin de la narrativa nacional. Estas dos geografas, a travs de sus
dinmicas y narrativas histricas no siempre armoniosas entre ellas son con las que se ha
construido el imaginario de lo que es el Per y la peruanidad.
Segn Motta (2011), la selva o Amazona se erige como un Otro lejano del cual se han reproducido
una serie de representaciones y rescata dos en particular. La primera plantea que esta es una zona
llena de prdiga abundancia, con referencia a imgenes como las de El Dorado o la tierra
prometida. Esto tiene sustento en cmo la Amazona ha sido reeditada a partir de booms extractivos
como el caucho, el oro, la madera y actualmente los hidrocarburos. La segunda representacin asocia
a la Amazona como una tierra salvaje o un espacio primitivo habitado por seres sumidos en la
dicotoma buenos salvajes o azuzadores. En palabras de la autora, seres que ya sean
considerados como pecadores/inferiores/degenerados/freno para el desarrollo o, en el mejor, y
menos frecuente de los casos, como espontneos/naturales/buenos salvajes (Motta, 2011, p. 33).
A propsito de este tema, con atencin a la construccin de ideas sobre la sexualidad en la Amazona,
Chirif (2004) resalta a travs de la lectura y anlisis de crnicas coloniales y republicanas la
caracterizacin de la Amazona y sus habitantes a lo largo del tiempo. De esta manera comenta que
la desnudez del indgena amaznico fue considerada por los misioneros como signo inequvoco de
libertinaje sexual. La ausencia de un rito matrimonial similar al catlico, as como los casos de
poligamia observados o de separacin de parejas reforzaron esta imagen (Chirif, 2004, p.6). Son
estos factores histricos y discursivos alrededor de la Amazona con los que se vincula la sexualidad.
Imgenes de una sexualidad exacerbada desarrollada por la colonizacin, muy comn en otras
regiones tropicales, asociadas al calor, la lujuria, degeneracin y ociosidad. Ms adelante, con las
fuerzas colonizadoras, la Iglesia y la migracin establecen una serie de jerarquas que pasan por la
etnicidad-clase social y el gnero (Motta, 2011, p. 34).
Iquitos, ciudad de donde provienen la mayora de casos de esta investigacin, fue fundada en 1861
como un centro poltico y administrativo en el contexto del boom extractivo del caucho. Actualmente,
es la capital de Loreto y cuenta con un aproximado de 427 mil habitantes, posicionndose como la
ciudad ms poblada de la Amazona y la quinta ciudad ms poblada del pas (INEI, 2015, p. 36).
Hasta el momento, las nicas vas de comunicacin con la ciudad son areas o fluviales y en el
periodo 2014-2015 se instala una fibra ptica en la zona.
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La Amazona en el Per representa casi el 60,0% del territorio nacional y en trminos poblacionales
representa el 9,4% (INEI, 2007, p.17). Por ello, en el diseo de la investigacin se plante trabajar en
una regin amaznica y, por tanto, generar una alianza con una organizacin localizada en esta zona.
Adems, se trata de una regin donde existe una fuerte y visible poblacin de mujeres trans y de
hombres gays. En la Amazona existen investigaciones en torno al gnero, pero planteadas desde la
matriz cisheterosexual. Es decir, trabajan las relaciones de gnero a partir de un enfoque binario de
masculinidad y feminidad tradicional, en comunidades tanto rurales como urbanas. Sin embargo,
sigue siendo necesario desarrollar investigaciones que contemplen las diversidades sexuales y de
gnero que alberga la Amazona peruana con un enfoque desde las ciencias sociales.
Respecto a las alianzas con organizaciones LGBT en la regin, anteriormente el CHERL trabaj en
acciones conjuntas con AMHODIP (Asociacin Movimiento Homosexual Diversidad Punchana) y
con Tsanwa, dos organizaciones locales por los derechos de la diversidad sexual. AMHODIP, con el
tiempo y el retiro definitivo del Fondo Mundial del Per,1 no logr ser lo suficientemente sostenible
para continuar con sus labores. Por otro lado, la organizacin civil Tsanwa, conformada por jvenes
universitarios gays, sigue trabajando hasta la actualidad en polticas distritales a favor de la
poblacin LGBT. Por ltimo, a nivel local, el CHERL mantiene relaciones de trabajo y ayuda con
otras organizaciones que no trabajan especficamente temas LGBTIQ, sino ms bien temas
relacionados con el medio ambiente y artsticos (La Restinga y Estamos en la Calle), el trabajo
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En cuanto a las estrategias locales que fueron utilizadas para llegar a una
mayor cantidad de personas, se abordaron tres tcticas. La primera consiste
en la entrega de lubricantes y/o condones, prctica comn entre
organizaciones que luchan por los derechos LGBTIQ en Iquitos. Desde la
entrada del Fondo Mundial en la macroregin selva, la prctica de entregar
condones y lubricantes a cambio de participacin en foros, eventos, chequeos
mdicos y consultas psicolgicas se ha afianzado. Por ello, a pesar de no
haber dispuesto de aquellos productos para esta investigacin, la
organizacin loretana los consider necesarios para poder acercarse a ciertas
personas a cambio de su tiempo y memorias.
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Este proceso, as como la participacin de la organizacin por primera vez en una investigacin de
esta envergadura, gener una serie sentimientos de logro, as como aprendizajes. Por un lado, lxs
dirigentes del CHERL sienten que con este proyecto de investigacin y sus salidas de campo, han
regresado al activismo de sus inicios, a tocar puerta por puerta con el fin de generar vnculos y
relaciones interpersonales. A partir de ello, cayeron en cuenta de que muchas de las personas
entrevistadas saban poco de las actividades, acciones o eventos que realiza la organizacin. Esto
gener espacios de sensibilizacin y de aprendizaje de ambos lados que han sido rescatados como
positivos por el CHERL, ya que las narraciones de experiencias y memorias en muchos casos
revitalizaban sus ganas de luchar, trabajar y seguir dedicndose al activismo. Por ltimo, a modo de
aprendizaje, el CHERL ha adoptado los conceptos esbozados para esta investigacin con la finalidad
de educar a sus integrantes en cuanto a temas de identidad de gnero y orientacin sexual, y han
complejizado sus discursos con elementos del feminismo y transfeminismo. Este es un tema que ha
venido interesando cada vez ms a la comunidad de activistas LGBTIQ loretanxs.
El total de participantes en Loreto son 86 personas. De este total, 84 viven en la provincia de Maynas,
en donde se ubica la ciudad Metropolitana de Iquitos; un caso proviene de la provincia de Requena
(ubicado al sur de la provincia de Maynas); y una persona no especifica el lugar donde vive.
La mayor cantidad de personas que han participado de esta investigacin tiene sexo diagnosticado
masculino, sumando un 90,7%, mientras que las personas con sexo femenino son el 8,1% y solo hay
un caso de una persona intersexual. Este predominio se debe a la poca visiblidad y el miedo entre las
poblaciones lsbicas o de mujeres bisexuales en participar del activismo local o dar a conocer su
identidad y orientacin en pblico. En la regin Loreto y zonas amaznicas, las mujeres cisgnero
ejercen de manera relativamente abierta su sexualidad, a diferencia de las mujeres que viven en otros
lugares del pas. Esto es visible en cmo ellas tendran la posibilidad de vincularse sexualmente con
varias personas a lo largo de su vida, la apertura en su deseo y su placer, donde ellas tambin seran
reconocidas como seres deseantes. No obstante, el ejercicio de dichas libertades se encuentra
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condicionado a que el sujeto de deseo solo pueda ser un hombre. Cuando esta condicin es
subvertida, la sexualidad femenina se vuelve abyecta, se reprime y muchas veces es repudiada.
De las personas que participaron en Loreto (n=86), el 50,0% son hombres cisgnero gays y el 36,0%
son mujeres trans o travestis. Las mujeres cisgnero lesbianas suman el 7,0%; las personas
bisexuales y pansexuales, el 4,7%; las personas intersexuales, el 1,2%; y, finalmente, otro 1,2%
corresponde a las personas de gnero no binario. Todas las organizaciones que existen en el casco
metropolitano de Iquitos son organizaciones compuestas bsicamente por hombres gays y mujeres
trans. Muchas de ellas surgieron en el marco de la epidemia del VIH/SIDA que se expanda ante la
negligencia del Estado. Por ello, organizaciones como el Movimiento Homosexual Iquitos (MHOI),
que actualmente ya no existe, y el CHERL, se fundaron a finales de los aos 90 y comienzos del 2000,
respectivamente, como forma de suplir la ausencia del Estado y gestionar mejor sus recursos tanto
econmicos, polticos y sociales para una atencin integral en aquellos temas.
Lxs participantes de la regin Loreto (n=86), en comparacin al resto de regiones, poseen un acceso
sumamente restringido a la educacin al ser lxs que menor nivel educativo alcanzado tienen, puesto
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8
Se identific que el 75,6% del total de personas de la muestra (n=86) estn El 83,2% de las personas
que manifiestan tener
adscritas a un seguro de salud8. El 70,9% est afiliado a un seguro de salud VIH/SIDA (n=12) estn
pblico, mientras que un 4,7% est afiliado a uno privado. Loreto es la regin adscritas al SIS, mientras
que un 16,7% no cuenta con
con la mayor cantidad de asegurados al SIS. Por otro lado, presenta tambin un seguro de salud.
la menor cantidad de asegurados a un sistema de salud privado en relacin a
las otras regiones. Esto se debera a que en la ciudad de Iquitos existe una
escasa oferta de servicios privados de salud.
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que un 4,7% dijo nunca haberse sentido as. Sin embargo, al preguntarles por alguna experiencia de
apoyo, el 100,0% de las personas relat al menos un testimonio. Es decir, todxs lxs participantes han
pasado por momentos de apoyo en algn momento de sus vidas.
Figura 10.7
Figura 10.8
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Por ltimo, del total de casos recolectados (n=86), el 81,4% manifiesta querer compartir su historia
a travs de redes sociales y en esta publicacin, mientras que un 18,6% decide que sus testimonios
sean privados y solo formen parte de la base de datos del colectivo.
El orden que tomar este subcaptulo, en que se analiza los testimonios de violencia en la regin, est
guiado por los tipos de violencia ms comnmente narrados. Un testimonio puede contener ms de
un tipo de violencia. Sin embargo, antes de analizar de manera cualitativa los testimonios de
violencia y apoyo compartidos por las 86 personas que participaron en esta investigacin, es
importante brindar algunos datos cuantitativos para tener un panorama general sobre cmo se
desarrollan las situaciones de violencia narradas en la regin de Loreto.
La mayora de casos narrados (31,4%) contiene componentes de violencia institucional. Es decir, casi
un tercio de lxs participantes manifestaron haber sido discriminadxs bajo las normas y aval de ciertas
instituciones. Tras la sistematizacin de los testimonios recolectados, hallamos que este tipo de
violencia es perpetrada en establecimientos tanto pblicos como privados, que pueden ser bares,
discotecas, centros comerciales, hospitales e instituciones educativas. Los siguientes tipos de
violencia en aparecer con mayor frecuencia son la violencia familiar, con el 26,7%, y la violencia
callejera, con el 25,3%. En los testimonios que refieren estos tipos de violencia es posible apreciar un
alto grado de violencia fsica. El cuarto tipo ms recurrente es la violencia de pares, con el 19,8%. Esta
comprende los actos de discriminacin ejercidos por compaerxs de escuela, universidad y trabajo,
as como por parte de amigxs y personas LGBTIQ. Por ltimo, tambin identificamos dos casos de
violencia de pareja, otros dos de violencia religiosa y uno de violencia autoinfligida.
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Luego, analizamos discursivamente los testimonios para comprender cmo se estaba perpetrando la
violencia y tipificamos cinco formas en las que esta se materializa. La ms recurrente es la violencia
psicoemocional (76,0%), orientada a infligir dao a travs de insultos, amenazas, negligencias, entre
otros ataques a la salud mental y emocional de las personas LGBTIQ. En segundo lugar,
identificamos la violencia fsica, presente en el 29,0% de los casos, incluyendo tres intentos de
homicidio. En tercer lugar, se encuentra la violencia estructural, en el 25,6% de los casos, relacionada
a la violencia ejercida a travs de estructuras sociales y jurdicas que se expresan a travs de leyes y
normas de respetabilidad o buena conducta. Muchas veces, esta forma de violencia se relaciona
a aquellos casos de discriminacin en instituciones concretas que se justificaran bajo el discurso de
la moral y las buenas costumbres14. La violencia sexual est presente en cuatro casos que reflejan
el acoso sexual callejero y de pareja que viven las personas LGBTIQ en Iquitos. Finalmente, la
violencia simblica fue evidenciada en dos casos.
Por otro lado, logramos identificar el ao o los aos en que se perpetr la violencia. Observamos que
el 91,8% narr algn hecho sucedido en los ltimos quince aos. Adems, pudimos identificar las
edades de las personas en el momento en que fueron violentadas, registrando que el 43,7% decidi
narrar hechos de violencia que ocurrieron a lo largo de su infancia, pubertad y/o adolescencia.
Distribucin de la Distribucin de la
poblacin de Loreto poblacin de Loreto
segn ao en que se Porcentaje segn edad en que Porcentaje
perpetr la ocurri el hecho de
violencia (n=81) violencia (n=64)
Adems, pudimos determinar cules son los espacios donde se desenvuelven las experiencias
relatadas. De esta manera, identificamos que son el espacio pblico (30,5%) y el hogar (23,2%) los
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presentada ante una organizacin LGBTIQ. A continuacin, y a partir de lo explorado hasta este
punto, profundizaremos en el anlisis de las situaciones de violencia narradas segn la clasificacin
propuesta.
Violencia institucional
La violencia institucional es la violencia ms narrada por lxs participantes (n=86). Esto se refleja en
el 31,4% que decidi contar una situacin adversa o violenta en espacios institucionales. Estos
espacios son imprescindibles para la vida en sociedad y el acceso a la ciudadana; nos referimos a
establecimientos estatales y privados como bancos, hospitales, colegios, universidades, entre otros.
Si bien la violencia institucional es realizada comnmente dentro del espacio en el que la institucin
opera, esta no se define nicamente por la ndole del espacio, sino tambin por quin la ejerce. De
esta manera, lxs perpetradorxs de la violencia institucional son aquellos que tienen una posicin de
poder superior. As, los testimonios revelan que lxs perpetradores ms comunes son educadorxs,
agentes del orden (PNP, Serenazgo y seguridad privada), jefes y jefas, mdicxs y personal de salud.
Por mi identidad de gnero, mi jefe me exclua de actividades y trabajos que yo poda realizar, pero
l trataba de bajarme el autoestima diciendo que eso no era trabajo para gente como yo,
menospreciando mi capacidad y deseos de trabajar. No contento con ello, le cont a mis compaeros
(mi orientacin sexual), y por ltimo me sac del municipio donde laboraba en el rea de
maquinarias.
- Alvano, 44 aos, hombre cisgnero gay. Iquitos, Maynas
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En el colegio, una profesora no aceptaba que fuera con arete y las uas pintadas, as que me expuls
de su clase. Me hizo sentir mal por la forma en la que me trat.
- Priscila, 23 aos, mujer trans heterosexual. San Juan Bautista, Maynas
En una batida nos trataron mal, de forma despectiva, hacindonos sentir mal por ser gays. Y todo
porque un polica se cay y nosotras nos remos.
- Melissa, 33 aos, hombre cisgnero gay. Punchana, Maynas
Fui al Hospital de Iquitos porque no saba qu tena y de repente me mandaron a hacerme pruebas
de VIH, tan solo porque me vieron rubia. Mi diagnstico era TBC as que los mdicos se quedaron
sorprendidos.
- Rita, 41 aos, mujer trans gay. Iquitos, Maynas
Los dispositivos de violencia, es decir, los modos en las que esta es perpetrada, son mltiples. En los
casos de violencia institucional, resaltan dos en particular: la primera es la segregacin y el binarismo
de gnero, que se refleja en la vigilancia y posterior llamado a corregir conductas que no estaran
dentro de la norma segn el sexo de las personas. Esto deviene en la obstaculizacin del acceso a
servicios, recursos y/o oportunidades. Varios de los testimonios presentados aqu evidencian el
empleo de estos dispositivos, cuya finalidad es imponer una serie de condicionamientos respecto a la
identidad de la persona para que esta pueda acceder a servicios bsicos o infligir un castigo por no
cumplir con la cisheteronorma. Esto desencadena una gran inequidad respecto a la distribucin de
recursos para la poblacin loretana, pues varias personas LGBTIQ se ven vetadas de acceder a ellos.
Estaba en el colegio. Cursaba el 5to grado de primaria con 10 aos de edad, aproximadamente. En
el curso de educacin fsica siempre nos dividamos en grupos de dos, para jugar ftbol y voley.
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Siempre me una a mis compaeros para jugar ftbol, ya que no me gustaba el otro deporte para
nada. Un da, la directora del plantel me vio y me llam para un lado y dijo: "las nias como t no
juegan toscamente, embarrndose; tampoco andan desnudos (en ese momento estaba con el polo
hacia atrs, como usualmente se hace para identificarse entre un mismo equipo), tienes que actuar
delicadamente". No volv a jugar ftbol. Desde ah trat de fingir lo que no soy, hasta ahora que me
siento ms segura de m misma y de lo que soy.
- Luz, 28 aos, mujer cisgnero lesbiana. Iquitos, Maynas
Los casos de violencia institucional culminan, por lo general, en la expulsin inmediata de la vctima
del espacio en el que ocurri la agresin, as como la resiliencia en tanto modo de sobreponerse o
hacerle frente a la violencia.
Violencia familiar
La violencia familiar est presente en el 26,7% del total de historias narradas (n=86). Encontramos
algunos rasgos resaltantes con respecto a la forma que toma esta violencia. En primer lugar, la
violencia fsica es la ms frecuente y est caracterizada por desarrollarse a largo plazo, ya que por lo
general ocurre en espacios compartidos por varias personas que constituyen la familia nuclear. A lo
largo de los testimonios, pudimos identificar tres grupos de perpetradores: la familia nuclear, la
familia extensa, y la familia de la pareja. Decidimos incluir a este ltimo grupo como perpertrador de
violencia familiar puesto que se trata de un tipo de violencia ejercida con el fin de defender la lnea
de parentesco y salvaguardar la imagen de la familia cisheteronormativa.
Identificamos tambin que la mayora de casos de violencia familiar tienen componentes de agresin
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psicoemocional durante perodos extensos. Dado que la violencia ocurre al interior de la familia, la
no aceptacin y/o el pensar la diversidad sexual como una anomala o enfermedad tiene
repercusiones en el desarrollo y la salud mental de las vctimas. La violencia fsica tambin
predomina en la violencia familiar. Esta es utilizada constantemente como recurso para corregir y
castigar la orientacin sexual, expresin e identidad de gnero de la persona. Muchas veces, se cree
que mediante golpes, insultos e intimidaciones, la orientacin sexual, expresin e identidad de
gnero del familiar en cuestin cambiar. Los testimonios, por el contrario, refutan estos prejuicios.
Mi mam no acepta mi orientacin. Ella cree que es algo anormal y, al enterarse o cuando le
cuentan algn chisme, se molesta conmigo.
- China, 25 aos, mujer cisgnero lesbiana. San Juan Bautista, Maynas
Mi pap me bot de su casa a la edad de los trece aos porque no aceptaba mi identidad de gnero.
Los maltratos verbales y fsicos eran pan de cada da.
- Sally, 23 aos, mujer trans heterosexual. San Juan Bautista, Maynas
Mis tos no me aceptaban desde muy pequeo. Me maltrataron dejndome al borde de la muerte.
En mi familia no me aceptan al nivel de botarme de la casa y dejarme en la calle. Luego de mucho
tiempo, solo es mi madre la que me acepta.
- Shena, 31 aos, hombre cisgnero gay. Beln, Maynas
Como se lee en los testimonios, la mayora de estas situaciones de violencia se extienden por periodos
largos. Muchos casos tienen duraciones de hasta cinco aos de maltrato sistemtico y finalizan
normalmente cuando la persona LGBTIQ violentada decide irse de la vivienda o es expulsadx de
ella. Otro rasgo relevante es que este tipo de violencia vulnera el acceso a una serie de necesidades
bsicas debido a la negligencia o el estado de abandono en el que vive la persona. Cuando la violencia
ocurre al interior del espacio familiar, la necesidad bsica ms vulnerada es el acceso a la vivienda.
Esto se da a travs del retiro y/o expulsin de las personas de su hogar, debido al temor que les
generan sus familias o porque sus padres y/o hermanxs los expulsan directamente. Otro derecho
vulnerado en contextos de violencia familiar es el que garantiza la vida e integridad de las personas.
Este se ve obstaculizado por las vejaciones fsicas y psicolgicas que sufren las personas en el
contexto de violencia sistemtica y la privacin de sus alimentos. Esta prctica punitiva es
ampliamente difundida en Loreto. La racionalizacin de comida es algo usual en las poblaciones
econmicamente precarizadas, donde se prioriza que las raciones ms grandes lleguen a los hombres
cisgnero heterosexuales, por pensarse que son la mayor fuerza productiva del hogar. As, las
mujeres, las chivas, las travestis, mujeres trans suelen ser privadxs sistemticamente de alimentos.
Por ltimo, es importante mencionar que un elemento fundamental de esta violencia es que es
comnmente perpetrada por ms de un agresor-integrante de la familia, actuando bajo el amparo y
complicidad de otrxs familiares.
Los recursos o dispositivos ms comnmente utilizados por las familias para ejercer violencia son la
amenaza y el bullying. La amenaza est caracterizada por condicionar la libertad de la persona a
partir de la performance cisheterosexual obligatoria. Tambin es muy comn amenazar con la
muerte o la vulneracin de la integridad fsica para que la vctima desista en su afn de ser LGBTIQ.
Este recurso resulta ms efectivo mientras ms joven y dependiente sea la persona, puesto que las
posibilidades de emanciparse son ms difciles cuando an se est sujetx a las decisiones del padre o
la madre. En segundo lugar, el bullying es el constante hostigamiento hacia el familiar y comprende
desde insultos hasta la irrupcin constante, comnmente a travs del seguimiento y la vigilancia, en
la vida privada (amical, romntica y/o sexual) de la persona agredida.
Mi padre nunca acept mi orientacin, y recib maltrato fsico y psicolgico a diario, desde los 10
aos hasta los 15. Es por ello que tom la decisin de alejarme de mi casa y olvidarme de mi familia,
por los constantes maltratos que sufra cuando era nia y estaba entrando a la adolescencia.
- Estelita, 42 aos, mujer trans heterosexual. San Juan Bautista, Maynas
La hermana de mi mam prohibi a sus hijos que tengan cualquier mnimo contacto conmigo por
el hecho de ser lesbiana. Recib rechazos de mi abuela hasta el punto de botarme de mi casa, y lo ms
fue el no recibir respaldo de mi madre.
- Diana, 24 aos, mujer cisgnero lesbiana. Iquitos, Maynas
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Violencia callejera
La violencia callejera representa el 25,4% del total de historias narradas. Esto quiere decir que
aproximadamente una de cada cuatro personas decidieron narrar historias que involucraran una
violencia que por lo general toma lugar en el espacio pblico y es perpetrada por personas
desconocidas. Tambin se encuentran, aunque en menor medida, los agentes del orden (PNP,
Serenazgo y agentes de seguridad). Estos ltimos, debido a la naturaleza de su oficio, suelen llevar a
cabo las agresiones contra personas LGBTIQ en la calle, constituyndose en una amenaza inmediata
que puede emplear la violencia impunemente y/o coludirse con ella cuando es perpetrada ante su
total inaccin.
Al igual que en la violencia familiar, la violencia callejera se presenta a nivel psicoemocional y fsico.
En primer lugar, se revela el carcter cotidiano y altamente naturalizado de este tipo de
victimizacin, que va desde el acoso sexual callejero hasta la explcita agresin verbal a travs de
insultos, la amenaza o el desearle la muerte al otrx. En segundo lugar, casi la mitad de los casos
poseen componentes de violencia fsica. A partir de lo observado en los testimonios, se puede
conjeturar que las calles de Iquitos no son un espacio seguro para las personas LGBTIQ,
especialmente cuando estas transitan solas. Esto se evidencia en los testimonios con gran carga de
abusos fsicos y palizas grupales. Los efectos generados por este tipo de violencia suelen perdurar en
el tiempo y afectan tanto la integridad fsica como la salud mental de las vctimas, as como
exacerban la percepcin de inseguridad de estas al transitar por la calle.
Cuando caminaba por la calle, un desconocido me hizo escuchar una frase fuerte, amenazante y
humillante. Me dijo Cmo no te mueres?. Yo no entenda por qu, ni nos conocamos y me deseaba
la muerte. Eso me hizo sentirme muy triste y deprimida por unos das. Hasta ahora no entiendo.
- Aixa, 18 aos, mujer trans heterosexual. Beln, Maynas
La violencia callejera suele ser ejecutada por ms de una persona. Esto indica que, en la mayora de
las vejaciones, el nmero de agresores supera a lxs agredidxs. Esto evidencia el empleo de una
posicin de poder desde la cual se busca avergonzar a la vctima con el aval y proteccin de otrxs,
reduciendo al mximo su posibilidad de defensa. Otro rasgo preocupante de la violencia callejera es
la clara identificacin de intentos de homicidio a travs de golpes constantes al cuerpo o, incluso, el
uso de objetos punzocortantes como botellas o navajas.
Mientras caminaba por la calle como de costumbre, vestido de mujer, unos hombres extraos
comenzaron a insultarme e incluso me lanzaron unas piedras.
- Fiorella, 18 aos, mujer trans heterosexual. Punchana, Maynas
Como se puede evidenciar en los testimonios, el bullying y/o acoso callejero son los dispositivos de
violencia utilizados ms comnmente por lxs perpetradorxs. Es importante y revelador notar que, en
la mayora de testimonios de violencia callejera, la mayora son hombres cisgnero. Esto nos da
nuevas luces sobre el perfil y las caractersticas de las personas que perpetran violencia contra las
personas LGBTIQ en el espacio pblico.
Cuando estaba caminando, reciba insultos por parte de personas que, sin conocerme, me llamaban
maricn. Siempre reciba insultos de unos vecinos y uno de ellos peda a sus amigos que tambin me
insultaran, no importndole que yo me encuentre con amigos o mis hermanos. Una vez, cuando este
se hallaba en estado etlico, intent golpearme. Al no permitrselo, me insult por varias cuadras de
MARICN.
- Cutona, 19 aos, hombre cisgnero gay. San Juan Bautista, Maynas
El derecho ms vulnerado en cuanto a este tipo de violencia es el derecho a transitar libremente por
la ciudad. La poblacin LGBTIQ es constantemente acosada y hostigada cuando transita por las
calles y estos casos quedan impunes la mayora de las veces. En segundo lugar, se vulnera el derecho
a la vida e integridad. Cuando transitan por el espacio pblico, las vidas de las personas LGBTIQ,
especialmente de las mujeres trans, corren riesgo. Sin embargo, se percibe que el efecto de estas
vejaciones callejeras es, por lo general, la resiliencia. Es decir, la respuesta que se encontr frente a
este tipo de violencia fue la construccin de recursos para sobrellevar los eventos adversos. Esta
actitud resiliente se nutre del apoyo colectivo desarrollado sobre todo por la comunidad de mujeres
trans.
Violencia de pares
A lo largo de la lectura de los 86 testimonios, se pudo identificar un total de 17 casos, equivalente al
19,8%, que incluan componentes de violencia de pares. Cuando hablamos de violencia de pares, nos
referimos a la violencia perpetrada por personas que se encuentran en una jerarqua similar u
horizontal a la nuestra, sean estas nuestrxs amigxs, compaerxs y/o personas LGBTIQ. De esta
manera, se identific en los testimonios que lxs compaerxs son el perpetrador ms recurrente.
Otros agresorxs recurrentes son las personas LGBTIQ y finalmente lxs amigxs.
La violencia de pares suele materializarse mediante el abuso psicoemocional y fsico, que por lo
general est asociado a contextos y espacios escolares. El bullying es el dispositivo ms utilizado,
pues es comn que en espacios que se comparten por varias horas al da y a largo plazo las personas
LGBTIQ estn sujetas a ser victimizadas reiteradas veces. Dado que la violencia tambin adopta un
carcter institucional, siendo as incorporada como norma para el funcionamiento de las
instituciones, se observa que en varias unidades escolares iquiteas, la violencia ejercida por lxs
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Insultos en el vley por rivalidad en el juego que lleg hasta los golpes.
- Eduarda, 21 aos, mujer trans gay. San Juan Bautista, Maynas
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casos en donde las mismas mujeres trans o hombres cis gays se defienden, ayudan o ensean a ser
LGBTIQ en un contexto muchas veces adverso. Estos momentos de ayuda pueden darse de manera
individual, de maricona a maricona, de un grupo hacia una persona LGBTIQ o a nivel organizacional.
Siempre me he sentido apoyado por la comunidad LGTBI. Ahora soy activista y lucho por los
derechos de lxs dems.
- Rita, 41 aos, mujer trans gay. Iquitos, Maynas
Mis amigas que trabajan igual que yo me apoyaron y cuando hay problemas estamos unidas.
- Solange, 32 aos, mujer trans gay. Iquitos, Maynas
Una travesti me apoy, me ense a vestirme, a andar en tacos, a maquillarme, a hacer mi propia
ropa para que no sea una deschavada, una degenerada. A estar bonita.
- Sharon, 31 aos, mujer trans heterosexual. Iquitos, Maynas
Violencia de pareja
La violencia de pareja est presente en dos casos, lo cual equivale al 2,3%. A pesar de no contar con
muchos casos, es posible asegurar que la gran mayora de estos estn cargados de una violencia muy
explcita. La violencia de pareja es aquella donde la violencia sexual es la principal forma de
perpetrarla. Se evidencia que los casos presentados tienen como agravante las consencuencias a
largo plazo, sean estas fsicas o psicolgicas. Finalmente, el derecho ms vulnerado en este tipo de
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Por una disputa de pareja, por chismes de otras mariconas, fui agredido hasta que me cortaron la
cara con el vidrio de una botella. Las bromas llegaron a eso. En vez de que yo denuncie, la chiva me
denunci.
- Freddy, 32 aos, hombre cisgnero gay. Iquitos, Maynas
Violencia religiosa
La violencia religiosa aparece en dos testimonios. Estos actos de violencia estn guiados e
incentivados por la fe religiosa, que en muchos casos genera la imposicin de ciertos modelos de
vida. En la ciudad de Iquitos, se percibe que, durante la ltima dcada, los movimientos religiosos,
tales como los pentecosteses, evanglicos o mormones, han crecido significativamente. Cuando se
trata de diversidad sexual y/o de gnero, estos grupos se caracterizan por manifestar mensajes
explcitos de odio y repudio hacia la poblacin LGBTIQ. Este tipo de violencia puede provenir de
cualquier persona, sea esta unx tercerx o desconocidx, un familiar o un docente.
La forma ms comn de violencia para estos casos es la simblica. Esta forma de violencia ocurre
mediante la interiorizacin, por parte de la vctima, de una serie de prejuicios a travs del mensaje
religioso, lo cual genera que esta se violente y avale la violencia que est siendo ejercida contra s. Los
dos casos de violencia religiosa con los que contamos refieren la prdida de trabajo y un intento de
homicidio.
Cuando trabajaba en la plaza, un cliente me llev a un lugar donde intent matarme dicindome
que soy un demonio y no merezco vivir. Le di un puetazo y me escap para salvar mi vida.
- Solange, 32 aos, mujer trans gay. Iquitos, Maynas
Violencia autoinfligida
En cuanto a la violencia autoinfligida, solo se logr identificar en un testimonio. Aquella narracin es
privada, sin embargo, podemos decir que refleja la desesperanza de un hombre cisgnero gay que
considera su orientacin sexual como un obstculo que le impide desarrollar otras labores ms all
del mbito domstico. El desarrollo educativo de esta persona se ve impedido por la construccin
que maneja sobre la homosexualidad a raiz del contexto de violencia familiar en el que se encuentra.
247
REFLEXIONES FINALES
11 . REFLEXIONES FINALES
A lo largo del proceso de investigacin y redaccin de este libro, hemos pasado por una serie de
discusiones y desencuentros. No es fcil escribir un libro entre tres mariconas. Mucho menos llegar
a consensos que involucren a las diversas organizaciones con quienes trabajamos la recoleccin de
datos. A pesar de esto, el aprendizaje ha sido invaluable y creemos que la informacin que
compartimos aqu servir como una herramienta que permita continuar la lucha por los derechos de
las personas LGBTIQ. Estas reflexiones finales no concluyen de ninguna manera el dilogo sobre
todas las dimensiones de la violencia que atraviesan nuestras vidas, sino ms bien pretenden abrir
preguntas y cuestionamientos respecto al modo de entender la realidad de nuestra poblacin. Al
mismo tiempo, quisiramos que este libro incentive a ms estudiantes, investigadorxs, activistas,
funcionarixs pblicxs y cabras en general a investigar, escribir sus propias historias, crear polticas
pblicas, producir conocimiento desde su experiencia y visin del mundo, y a transformar la realidad
para dar a conocer la diversidad en nuestras voces. De esta manera, recapitularemos algunos temas
que, a travs de la investigacin, se han visibilizado como urgentes.
La magnitud de este tipo de violencia se incrementa al ser ejercida por mltiples actores del entorno.
Tanto lxs compaerxs de estudios como las mismas autoridades del colegio buscan regular a travs
de la violencia las conductas, apariencias y deseos de aquellxs que osen salir de la norma. Casi en la
totalidad de casos, el dao queda impune ya que se disfraza de reglamento de conducta del colegio y
se justifica en la creencia errnea de que las identidades LGBTIQ son patolgicas y, por lo tanto,
nocivas para el desarrollo adecuado del resto de estudiantes. Lamentablemente, las consecuencias
de este tipo de violencia pueden llegar hasta el suicidio de la persona acosada. Aunque la gravedad
del dao ser distinta en cada caso, se debe reconocer que el acoso sistemtico basado en gnero y
sexualidad impactar siempre de forma negativa en la salud mental e integridad de la persona. El
Estado peruano ha creado iniciativas para combatir el bullying escolar; sin embargo, hasta el
momento, no existe un verdadero nfasis en el bullying homolesbobitransfbico. Las 125 historias de
violencia en el espacio escolar que recolectamos revelan que el dao producido por este tipo de
248
REFLEXIONES FINALES
violencia no solamente se agrava por la duracin prolongada del sufrimiento, sino adems por el
hostigamiento simultneo de varios compaerxs. Es as que el espacio que debera ser seguro y apto
para el desarrollo integral del nix o adolescente, se convierte en un espacio de miedo, dolor,
vergenza e impotencia.
Mientras estas reflexiones son escritas, el Ministerio de Salud (MINSA) atraviesa un momento
crtico. En septiembre del 2016, mediante Decreto Supremo (038-2016-SA), el Ejecutivo declar en
emergencia sanitaria los establecimientos de salud de Lima Metropolitana. Esto se debe al
desabastecimiento general de medicamentos, la ausencia de infraestructura mdica adecuada, la
precarizada situacin de lxs mdicxs en el pas, as como a la ineficiente gestin administrativa,
logstica y financiera del sector. Esta situacin ha afectado notoriamente el acceso de las personas a
su servicio, especialmente el de la poblacin LGBTIQ en mayor situacin de pobreza. No es gratuito
que el 35,8% de 771 personas es decir 1 de cada 3 personas no cuente con un seguro de salud,
inclusive cuando el SIS es gratuito. Del total de personas que contestaron si posean algn seguro de
salud (n=771), el 21,9% afirm estar inscrito en EsSalud mientras que el 20,8% cuenta con un seguro
del SIS. Estas dos entidades, la primera pblico-privada y la segunda pblica, acumulan el 42,7% del
total de afiliadxs. La poblacin ms afectada en su acceso a la salud pblica es la de personas trans:
52,4% de los hombres trans/trans masculinos (n=21) y 50,8% de las mujeres trans/travestis/trans
femeninas (n=118) no cuentan con un seguro de salud.
A pesar de la multiplicidad de problemas al interior del sistema de salud, nos parece importante
enfatizar dos: la desatencin de la salud mental de las personas LGBTIQ y las negligencias en la
atencin, administracin y en los procesos de sensibilizacin en cuanto a temas de VIH. En primer
lugar, el 15,2% de 764 personas declara padecer de depresin, ansiedad y/o baja autoestima, y eso
solo incluye a las personas que han decidido contar que viven con estos padecimientos. Es
preocupante ver que la salud mental no es una prioridad en el pas y que su tratamiento no suele ser
brindado por el sistema de seguros de salud. Hemos observado a lo largo de esta investigacin que
las personas LGBTIQ sufren de un acoso sistemtico que se intensifica mientras ms visible o
diferente sea la persona a la norma cisheterosexual. Cuando la violencia proviene de personas del
entorno familiar, y a esta se le aade la que ocurre en otros espacios de socializacin por ejemplo,
la calle o el barrio, el dao a la autoestima es lo que ms nos afecta. Esto deviene con frecuencia en
cuadros de depresin, sobre todo si la persona no tiene a quin acudir. Nos preguntamos, quin se
hace responsable del cuidado de la salud mental?
La relacin que existe entre la disidencia sexo-genrica y la epidemia del VIH/SIDA es sumamente
compleja. Al realizar esta investigacin, nos interes recabar no solo cifras y estadsticas
relacionadas a la prevalencia del virus, sino tambin sentidos y percepciones sobre cmo se vive en
el Per siendo parte de la comunidad LGBTIQ y portadorx de VIH. De 764 personas, el 5,9%
manifiestan ser portadorxs del virus. Adems, del total de personas que manifiestan vivir con
VIH/SIDA, el 97,8% son de sexo diagnosticado masculino. Esto indica que la epidemia se concentra
en las poblaciones de hombres gays y bisexuales y de mujeres trans. Es importante mencionar que la
mayora de polticas impulsadas por el MINSA destinadas a combatir el VIH estn dirigidas a
249
REFLEXIONES FINALES
poblacin trans, gay y HSH. Esto ha generado un impacto en la atencin que reciben estas personas,
quienes suelen ser encasilladas como portadoras naturales del virus especialmente las mujeres
trans. La estigmatizacin obstaculiza el acceso a una atencin integral de salud para estas personas,
pues con frecuencia el personal de salud asume que, por ser mujeres trans, son portadoras del virus,
con lo cual incurren en conductas negligentes al no escucharlas cuando ellas acuden a tratar otros
malestares. Adems, hemos registrado casos en donde es el mismo personal encargado de la atencin
el que acosa a personas LGBTIQ para cambiarlas, incluso mediante insinuaciones sexuales. En
algunos casos extremos, la mayora de veces experimentados por mujeres trans, es el mismo personal
mdico o la administracin hospitalaria la que, arbitrariamente, decide no brindar atencin a estas
personas.
Narrar la violencia es una labor compleja dado que la memoria es selectiva con los hechos que
resultan ms dolorosos de recordar para cada unx. Muchas veces, lo que podemos verbalizar y llegar
a compartir con otrxs es apenas aquello con lo que podemos lidiar. Esto no quiere decir que las
historias recogidas reflejen a profundidad las diversas aristas en las experiencias de violencia
narradas. En trminos metodolgicos, sabemos que la violencia no puede ser trabajada a cabalidad
nicamente con un formulario que incluya algunas preguntas de carcter cualitativo. Es importante
visibilizar que las personas contaron aquello que la metodologa de trabajo les permiti contar
sobre todo si se tiene en cuenta la brevedad del lapso en el que se da la interaccin entre
entrevistadx y entrevistadorx. Es por esto que el registro aqu presentado debe ser considerado como
una muestra inicial del rostro complejo de la violencia.
Es necesario dar cuenta de que no todas las personas trans enfrentan la misma situacin de opresin.
Los matices revelados a partir del anlisis diferenciado por identidades sexo-genricas permiten
visibilizar la desventaja estructural que marginaliza a las mujeres trans, el nico grupo de la muestra
cuyo mximo grado de estudios alcanzado es la educacin primaria (completa e incompleta). Son
ellas quienes se dedican mayoritariamente a la cosmetologa o al trabajo sexual, quienes presentan
los ms altos ndices de prevalencia de VIH/SIDA y de TBC, quienes ven vulnerado su acceso a
necesidades bsicas de manera ms drstica y quienes sufren el abuso de poder y la violencia de
Estado en mayores proporciones 2 de cada 5 reportan haber sufrido violencia policial. En el caso de
los hombres trans, estos conforman el grupo que reporta la mayor cantidad de casos de violencia
250
REFLEXIONES FINALES
Por otro lado, no podemos ignorar la preocupante tasa de personas LGBTIQ (n=726) que no
denuncian las agresiones que sufren (87,6%), incluso cuando estas atentan contra sus vidas. Existen
algunos casos en los que, aun cuando las denuncias son presentadas, los mismos efectivos policiales
encargados de recibirlas deciden arbitrariamente no procesar nuestros reclamos, atendernos de
manera despectiva o expulsarnos del establecimiento pblico. Observamos con mucha preocupacin
la imposibilidad material, emocional y estructural de las personas LGBTIQ para acceder a procesos
de justicia libres de discriminacin, juzgamientos, acoso sexual y violencia.
Las razones por las cuales muchas personas LGBTIQ no denunciaron los hechos de violencia que
relatan en los testimonios son interdependientes, de ah que la mayora de crmenes hacia nuestra
poblacin se mantengan impunes. La recurrente y flagrante violencia de la PNP, as como la
perspectiva sesgada y parcializada del sistema judicial, crean una estructura que para la mayora de
personas LGBTIQ solo genera desconfianza. Muchas de las personas entrevistadas no confan en el
sistema de justicia y de seguridad ciudadana porque saben que existe una alta probabilidad de que
sean revictimizadas o expuestas a represalias. Otro factor a tomar en cuenta para explicar la
renuencia de las personas LGBTIQ a denunciar las agresiones es la desinformacin que existe
respecto a dnde acudir ante una situacin de violencia. Por ltimo, nos parece que los casos ms
preocupantes corresponden a aquellas personas que naturalizan la violencia al punto de caer en la
absoluta desesperanza o autoinfligirse el dao.
Una de las lecciones aprendidas tras la lectura de los testimonios recogidos de personas trans tiene
que ver con su inmensa capacidad de resiliencia personal y colectiva frente a la adversidad que
implica sobrevivir en el sistema cisheterosexual. Las formas de recuperarse de la violencia, de
vencerla y dejar de ser vctima, pasan no solo por el empoderamiento personal, sino adems por el
que emprende la comunidad: la sororidad demostrada por otras compaeras que han pasado por
experiencias similares, la compaa al momento de presentar la denuncia, las muestras de amor y
cuidado manifiestas en el recibir a la compaera en casa, prepararle comida, ayudarla a curarse,
acompaarla a sus consultas mdicas, darle palabras de aliento y compartir con ella los recursos.
Estas prcticas constituyen formas importantes de recuperar aquella energa femenina asociada al
cuidado, la nutricin, la sororidad, la emocin, el plano espiritual donde podemos acceder a nuestro
251
REFLEXIONES FINALES
ms autntico ser aun frente a un mundo que nos violenta, en el que seguimos creando espacios
seguros a pesar de que constantemente nos sean negados. En ese sentido, recuperamos la lectura de
la androginia andina que coloca a la disidencia sexo-genrica en ese espacio de mediacin ritual entre
opuestos complementarios, esa lucha-danza poderosa y peligrosa que se inscribe en las cuerpas
travestis, trans y no binarias llenas de fuerza liberadora y cuestionadora del orden patriarcal, violento
y opresor.
Este libro quedara incompleto sin que invoquemos a las voces de aquellas personas que no lograron
denunciar los hechos de violencia que pusieron. Esto responde a una necesidad de reflexionar sobre
las razones por las cuales no denunciamos, cualquiera sea el contexto de violencia en el que nos
encontremos. Por qu no verbalizamos los abusos que sufrimos? Si no confiamos en el sistema
judicial peruano, a quin recurrimos? Las organizaciones LGBTIQ locales y regionales cumplen una
importante funcin en generar espacios tanto polticos como sociales para nosotrxs. Por ltimo, esta
investigacin demuestra que aquellas personas que ms apoyo brindan son lxs amigxs y las personas
LGBTIQ. Creemos firmemente que los lazos de sororidad entre mariconas, chivas, tracas, lecas,
chitos, personas de gnero no binario, asexuales, intersexuales, fluidxs y queer nos permiten ser ms
resilientes, tener mayor confianza en nuestras capacidades, ms ganas de querernos, cuidarnos y ser
felices.
252
12 anexos
.
253
254
12.2 Anexo II: Tabla para la operacionalizacin y procesamiento cuantitativo en SPSS
Tipo de
N de pregunta Nmero de respuestas
Objetivo pregunta (abierta o Afirmaciones Etiquetas Observaciones
(tems) vlidas
cerrada)
1. Arequipa
2. Callao
3. Junn
Regin 1 Cerrada 4. La Libertad Vlidas: 772
5. Lima Perdidos: 0
6. Loreto
7. Otro
1. Lima Norte
Conocer el distrito de 2. Lima Este La pregunta solo se tom en
residencia, solo para las Abierta (Luego cuenta para la Regin de Lima. Vlidas: 332
1 3. Distrito de residencia 3. Lima Antigua En un inicio fue abierta pero
personas residentes categorizada) Perdidos: 21
en Lima 4. Lima Moderna luego fue categorizada en las
6 etiquetas sealadas.
5. Lima Sur
Conocer si la persona tena 4. Cuentas con un DNI 1. Si Vlidas: 762
DNI 1 Cerrada vigene? Perdidos: 10
2. No
Todas las respuestas fueron
Abierta 5. Edad puestas en intervalos de edad
para su posterior anlisis
1. 15 - 17 aos
2. 18 - 24 aos Vlidas: 754
Cnoocer la edad del 1 Se escogieron 6 intervalos, se Perdidos: 18
encuestado 3. 25 - 29 aos tom la decisin que el primer
Cerrada 5. Edad intervalo slo comprendiera a
4. 30 - 39 aos
los menores de edad
5. 40 - 49 aos
6. 50 - 59 aos
1. Femenino
Vlidas: 772
Cnoocer el sexo 1 Cerrada 6. Sexo 2. Masculino
Perdidos: 0
3. Intersexual
1. Hombre
2. Mujer
Cnoocer la identidad de 1 Cerrada 7. Identidad de gnero 3. Mujer trans / Travesti / Trans Vlidas: 772
gnero Femenina Perdidos: 0
4. Hombre Trans / Trans masculino
5. Persona de gnero no binario
255
256
5. Trabajos maricones
6. Arte
1. No cuento con seguro de salud
2. SIS
Conocer si cuenta o no con 11. Cuentas con un seguro Vlidas: 771
1 Cerrada 3. ESSALUD
algn tipo de seguro de de salud? Perdidos: 1
salud 4. Seguro de las FFAA / policiales
5. Seguro privado
1. Discapacidad fsica
2. Discapacidad cognitiva / mental
3. VIH / SIDA
Pregunta de opcin mltiple
4. TBC (tuberculosis) Vlidas: 764
donde cada individuo poda
Perdidos: 8
5. Depresin / ansiedad / baja marcar ms de una respuesta
autoestina
Conocer si tienen alguna Cerrada 12. Tienes alguna 6. Ninguna
enfermedad. padecimiento 1 (Respuesta enfermedad/padecimiento
de salud o discapacidad mltiple) discapacidad? 7. Otro
1. Indgena
2. Quechua
3. Aymara
Conocer la identificacin Cerrada 13. Con cul o cules de 4. Cholx Pregunta de opcin mltiple
Vlidas: 771
tnico - racial 1 (Respuesta las siguientes de 5. Amaznicx donde cada individuo poda
Perdidos: 1
mltiple) identificas? marcar ms de una respuesta
6. Mestizx
7. Afro-descendiente
8. Blancx
9. Asiticx
1. Pasivx
2. Activx
3. Modernx
Conocer otras formas de 14. Adems de lo indicado, Pregunta de opcin mltiple
4. Fludx Vlidas: 678
nombrarse y sentir el gnero 1 te indentificas con alguna donde cada individuo poda
5. Maricn Perdidos: 94
adicionales de la persona de estas palabras? marcar ms de una respuesta
6. Machona
7. Queer
8. Otro
Conocer si la persona 15. Alguna vez has 1. No La pregunta en un inicio slo Vlidas: 772
1 Cerrada
considera que ha sufrido sufrido violencia o 2. Si contaba con dos etiquetas Si/No, Perdidos: 0
pero posteriormente en la limpieza
de la data, se vio la necesidad de
incluir una tercera etiqueta No*,
violencia o discriminacin discriminacin por ser
3. No* para sealar los casos en que la
por ser LGBTIQ LGBTIQ?
persona no habia parcado No,
pero posteriormente narraban
un hecho de violencia
1. Familia nuclear
2. Familia extensa
3. Compaerxs (de escuela,
universidad, trabajo)
4. Amigxs
5. Amigxs heterosexuales
6. Pareja / Ex pareja
Conocer en qu grupos por 16. Marca todos los grupos 7. Familia de la pareja Pregunta de opcin mltiple
las que ha recibido violencia por los que has recibido Vlidas: 715
1 Cerrada 8. Otras personas LGBTIQ donde cada individuo poda
o discriminacion por ser discriminacin o Perdidos: 57
marcar ms de una respuesta
LGBTIQ violencia por ser LGBTIQ 9. Educadorxs
10. Jefes / Jefas
11. Psiclogxs / Psiquiatras
12. Mdicos / Personal de Salud
13. Guas religiosxs y/o espirituales
14. Tercerxs / Desconocidxs
15. Polica / Serenazgo / Personal
de seguridad
1. 1970 - 1979
Ao en que ocurri el 2. 1980 - 1989
hecho de violencia / Las respuestas fueron puestas Vlidas: 694
discriminacin en 3. 1990 - 1999 en intrvalos Perdidos: 78
intrvalos 4. 2000 - 2009
257
258
5. 2010 - 2015
1. 1 - 9 Slo se utilizaron los casos en que
la violencia / discriminacin
2. 10 - 19 haba ocurrido en un perodo de
Vlidas: 36
Temporalidad tiempo, para tener una idea de la
Perdidos: 736
3. 20 - 29 temporalidad en que el hecho de
violencia / discriminacin haba
4. 30 - 39 ocurrido
1. 1 - 14 aos
2. 15 - 17 aos
Se decidi utilizar la informacin
3. 18 - 24 aos del ao en que ocurri el hecho de
Edad en que ocurri el
4. 25 - 29 aos violencia / discriminacin y la Vlidas: 675
hecho de violencia /
edad de la persona para saber la Perdidos: 97
discriminacin
5. 30 - 39 aos edad en que ocurri el hecho de
6. 40 - 49 aos violencia / discriminacin
7. 50 - 59 aos
1. Calle / Espacio Pblico (Playas,
Parques, Plazas, Transporte pblico)
2. Establecimiento Privado (Hotel,
Discoteca, Restaurante, Bar)
1. Familia nuclear
2. Familia extensa
3. Compaerxs (de escuela,
universidad, trabajo)
4. Amigxs
5. Amigxs heterosexuales
6. Pareja / Ex pareja
Cerrada
7. Familia de la pareja Pregunta de opcin mltiple
Conocer qu grupos (Respuesta
24. Quines te apoyaron? donde cada individuo poda Vlidas: 756
apoyaron a esta persona 1 mltiple) 8. Otras personas LGBTIQ marcar ms de una respuesta Perdidos: 16
9. Educadorxs
10. Jefes / Jefas
11. Psiclogxs / Psiquiatras
12. Mdicos / Personal de Salud
13. Guas religiosos / Espirituales
14. Tercerxs / Desconocidxs
15. Polica / Serenazgo / Personal de
Seguridad
16. Nadie me ha apoyado
1. No
Conocer si la persona es 26. Eres una persona 2. Si Vlidas: 772
1 Cerrada
transgnero transgnero? 3. Creo que podra ser trans* / Me Perdidos: 0
estoy cuestionando
259
260
12.3 Anexo III: Distribucin porcentual segn identidades sexo-genricas por gruposde violencia (n=715)
Persona
Persona de Mujer Persona
Persona Hombre cisgnero
Mujer trans Hombre trans gnero no cisgnero cisgnero
Intersexual cisgnero gay bisexual y
(n=112) (n=112) binario Lesbiana asexual
(n=9) (n=308) pansexual
(n=26) (n=132) (n=4)
(n=105)
Familia nuclear 25,9% 68,4% 33,3% 46,2% 29,5% 44,7% 43,8% 50,0%
Familia extensa 15,2% 31,6% 22,2% 50,0% 20,1% 20,5% 21,9% 0,0%
Compaerxs 17,0% 36,8% 33,3% 65,4% 39,3% 31,8% 40,0% 75,0%
Amigxs 24,1% 21,1% 22,2% 69,2% 32,8% 20,5% 34,3% 25,0%
Pareja / Ex pareja 10,7% 15,8% 11,1% 30,8% 7,5% 7,6% 15,2% 0,0%
Familia de la pareja 9,8% 42,1% 11,1% 26,9% 5,5% 21,2% 13,3% 25,0%
Personas LGBTIQ 12,5% 42,1% 11,1% 26,9% 11,4% 6,1% 13,3% 0,0%
Educadorxs 15,2% 31,6% 11,1% 42,3% 16,2% 0,0% 21,0% 25,0%
Jefes / Jefas 10,0% 5,3% 22,2% 11,5% 9,7% 12,9% 8,6% 0,0%
Psiclogxs / Psiquiatras 5,4% 26,3% 0,0% 30,8% 2,3% 9,8% 11,4% 25,0%
Mdicos / Personal de
20,5% 15,8% 11,1% 23,1% 7,8% 5,3% 6,7% 0,0%
Salud
Guas religiosxs y/o
17,0% 31,6% 44,4% 57,7% 19,8% 27,3% 25,7% 75,0%
espirituales
Tercerxs / Desconocidxs 50,0% 63,2% 66,7% 61,5% 45,5% 49,2% 41,9% 50,0%
Polica / Serenazgo /
38,4% 15,8% 55,6% 42,3% 13,0% 20,5% 21,9% 0,0%
Personal de seguridad
261
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