Carta A Mi Hijo

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La hermosa carta de un padre a su hijo

Lima . Esta carta se ha vuelto viral en redes sociales y nos da un claro mensaje del amor entre un
padre y su hijo.
Era una maana como cualquier otra. Yo, como siempre, me encontraba de mal humor. Te rega
porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grit porque no parabas de jugar con los
cubiertos y te reprend porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a hablar entre dientes y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te
levant por el cabello y te empuj violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te
despediste de mi tmidamente y yo slo te advert que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regres a casa despus de un da de mucho trabajo, te encontr jugando en
el jardn. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos
te dije que debas cuidar la ropa y los zapatos; que pareca no interesarte mucho el sacrificio de tus
padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas
delante de mi te indiqu que caminaras erguido.
Ms tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arroj la
servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre
la mesa grit que no soportaba ms ese escndalo y sub a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenz a apagarse. Me di cuenta de que haba exagerado mi postura y tuve
el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. Cmo poda un padre, despus de hacer
tal escena de indignacin, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuch unos golpecitos en la puerta. Adelante dije, adivinando que eras t. Abriste muy
despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitacin.
Te mir con seriedad y pregunt: Te vas a dormir? Vienes a despedirte? No contestaste.
Caminaste lentamente con tus pequeos pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para
echarte en mis brazos cariosamente.
Te abrac y con un nudo en la garganta percib la ligereza de tu delgado cuerpo. Tus manitas
rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sent que mi alma se
quebrantaba. Hasta maana papito, te amo me dijiste.
Qu es lo que estaba haciendo? Por qu me desesperaba tan fcilmente? Me haba
acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a m y
ciertamente no eras igual. Tu tenias unas cualidades de las que yo careca: eras legtimo, puro,
bueno y sobretodo, sabas demostrar amor.
Por qu me costaba tanto trabajo? Por qu tena el hbito de estar siempre enojado? Qu es
lo que me estaba aburriendo? Yo tambin fui nio. Cundo fue que comenc a contaminarme?
Despus de un rato entr a tu habitacin y encend con cuidado una lmpara. Dormas
profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente hmeda, tu
aspecto indefenso como el de un beb.
Me inclin para rozar con mis labios tu mejilla, respir tu aroma limpio y dulce. No pude
contener el sollozo y cerr los ojos. Una de mis lgrimas cay en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te ped perdn en silencio. Te cubr cuidadosamente con las cobijas y sal
de la habitacin. Algn da sabrs que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojal te des
cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo ms que a mi vida.

Para pensar: Carta de un Padre a un hijo.


Amado hijo:

El da que est viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y comprndeme.

Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, tenme paciencia.
Recuerda las horas que pas ensendote a hacer las mismas cosas.

Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras y sabes de sobra como termina,
no me interrumpas y escchame. Cuando eras pequeo para que te durmieras, tuve que contarte
miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer, haga mis necesidades, no te avergences y comprende que
no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces cuando nia te ayude
y estuve pacientemente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.

No me reproches porque no quiera baarme; no me regaes por ello. Recuerda los momentos que te
persegu y los mil pretextos que te inventaba para hacerte ms agradable tu aseo.

Cuando me veas intil e ignorante frente a todas las cosas tecnolgicas que ya no podr entender, te
suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona.

Acurdate que fui yo quien te enseo tantas cosas. Comer, vestirte y como enfrentar la vida tan
bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia.

Cuando en algn momento, mientras conversamos, me llegue a olvidar de que estamos hablando,
dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te
impacientes; tal vez no era importante lo que hablaba y lo nico que quera era estar contigo y que
me escucharas en ese momento.

Cuando en algn momento, mientras conversamos, me llegue a olvidar de que estamos hablando,
dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te
impacientes; tal vez no era importante lo que hablaba y lo nico que quera era estar contigo y que
me escucharas en ese momento.

Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. S cunto puedo y cuando no debo.

Tambin comprende que con el tiempo, ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.

Cuando mis piernas fallen por estar cansadas para andar.........dame tu mano tierna para apoyarme
como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus dbiles piernitas.

Por ltimo, cuando algn da me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades.
Algn da entenders que esto no tiene que ver con tu cario o cuanto te ame.

Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir.

Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer.

Piensa entonces que con este paso que me adelanto a dar, estar construyendo para ti otra ruta en
otro tiempo, pero siempre contigo.

No te sientas triste, enojado o impotente por verme as. Dame tu corazn, comprndeme y apyame
como lo hice cuando empezaste a vivir.

De la misma manera como te he acompaado en tu sendero, te ruego me acompaes a terminar el


mo. Dame amor y paciencia, que te devolver gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo
por ti.

Atentamente.

Carta del padre a un hijo (real muy


fuerte)(recomendable!!
Querido hijo:

Al empezar a escribir estas lneas me asaltan las lgrimas, y tambin la alegra de hablar contigo.
Por fin. Hace doce aos. Recuerdas?. Yo he estado intentando olvidar, intentando apartarte de m,
de mi vida. Sin saber que, para ello, tena que adormecer, que anestesiar, que matar en definitiva,
una parte de m. La parte ms bonita de un ser humano: la parte de nosotros que ama, que se
emociona, que se re, que se alegra, que ve el futuro con esperanza y optimismo. Esa parte de m
qued cubierta por una especie de nube negra el da que me faltaste y decid que mejor no hablar
de ello y tirar para adelante.

Querido hijo: Llevo dos das hablando contigo a todas horas. Aunque no s si me puedes escuchar,
las lgrimas que lloro despus de doce aos me dicen que s. Quera tener tu recuerdo oculto en una
especie de desvn de mi mente. En la estantera de la esquina, detrs de un montn de trastos
intiles. A ti, que fuiste la alegra ms grande de mi vida. Sabes que nunca haba imaginado que se
poda ser tan feliz como cuando tu madre me dijo que estaba embarazada de ti?. Y eso que tambin
sent mucho miedo. Tu madre y yo ramos estudiantes universitarios, y apenas nos conocamos.
Pero cuando ella me dijo que estabas creciendo dentro de su vientre, sent que, por primera vez en
mi vida, haba hecho algo realmente importante: engendrarte. Por primera vez en mi vida, conoc la
maravillosa sensacin de querer a alguien ms que a uno mismo. Porque gracias a ti entend, en el
momento que tu madre me dijo que estaba embarazada, para qu venimos a este mundo: para
Amar. Con maysculas, s. Para querer a los dems. Y los hijos sois los maestros que necesitamos
para poder conocer la Felicidad. S, con maysculas tambin. La autntica, no la de mentira que nos
venden por la tele y que se puede comprar.

Querido hijo: Todo fue demasiado rpido y demasiado confuso. Tu madre deca que no poda
tenerte (si ya te tena!) porque no quera decepcionar a sus padres. Fjate en qu mundo tan raro
vive tu padre: han lavado el cerebro a la gente para sentirse mal y sentirse culpable ante un
embarazo, ante un hijo, ante la mayor alegra de su vida. Tu madre estaba preocupada por haberse
quedado embarazada; yo estaba preocupado ante la posibilidad de que dejase de estarlo y t ya no
estuvieras. Ya conoces la cantidad de excusas y mentiras que han enseado a muchas mujeres (y
hombres) a decir cuando hay un embarazo: que si te arruina la vida, que si no es el momento, que
si ya tendrs tiempo ms adelante (como si pudiramos haber hecho una fotocopia tuya)...

Querido hijo: Todo eso es mentira. T no arruinaste mi vida. Me diste la razn para vivir. Cuando me
enter de que existas, me sent capaz de todo. Por ti. Capaz de cualquier cosa, de cualquier
sacrificio para darte todo lo que necesitases. Yo, que era un indolente muchas veces incapaz
siquiera de moverse del sof salvo que fuese para algo que me resultase placentero... Pero por ti
estaba dispuesto a estudiar, a trabajar, a levantarme temprano, a acostarme tarde, a no dormir, a no
comer, a no comprarme ropa nueva, a olvidarme de llevar los zapatos ltimo modelo... Incluso a
olvidarme del camino profesional que yo crea que deba seguir para poder ganar dinero lo antes
posible para ti. A lo que hiciera falta con tal de que t estuvieses bien y estuvieses feliz. Hubiera sido
feliz de poder dejar mi cmoda vida de estudiante desocupado para poder alimentarte y acunarte por
las noches.

Querido hijo: An recuerdo el miedo que senta cuando oa hablar a otros con tanto cinismo de tu
vida, como si fueses un mueble que haba que pensar si devolverlo o no al fabricante. An recuerdo,
ahora con rabia por no darme cuenta entonces, el desencanto que sent cuando incluso el psiclogo
que me trataba por una mala racha que llevaba, hablaba de tu existencia como una simple opcin,
y me recomendaba que no pidiese a tu madre que se apiadase de ti, sino que simplemente callase y
estuviese a su lado. Cunta frialdad, hijo mo! Cunta frase estereotipada para lavarse las manos
y parecer modernos! Que no intercediese por ti ante tu madre... Ante el mismsimo diablo lo hubiera
hecho si hubiera podido y hubiera hecho falta, para salvarte. Tu alma por la ma. Tu vida por la ma.
Sabes que no me hubiese importado. Aun en el infierno hubiese podido ser feliz por toda la eternidad
si yendo all hubiera conseguido que t vivieras. Cmo iba a callarme mientras la vida de mi hijo
corra peligro! Cmo permanecer impasible mientras se hablaba de matar al hijo de mis entraas!
Cmo decirle a tu madre que la apoyaba cuando hablaba de destrozar la carne de mi carne y la
sangre de mi sangre (y la suya)!.

Querido hijo: Tu madre tena miedo. Mucho miedo. Ms que yo. O quizs es que no tuvo la suerte
que yo tuve. Tus abuelos ensearon a tu padre que la familia es lo primero. Que la sangre es lo
primero. La nica verdad de la vida, me deca tu tatarabuela. A nadie le hace gracia un embarazo
no planeado. Pero yo tuve la inmensa fortuna de haber sido criado aprendiendo la importancia de
querer a los hijos por encima de todo: por encima del miedo, de los imprevistos, de las
incomodidades, de las penurias incluso. No s cmo explicrtelo porque es muy difcil, pero tus
abuelos consiguieron, sin decrmelo nunca con palabras, que supiese y entendiese que nada tiene
sentido ni valor sin la familia y sin los hijos. Ninguna carrera ni doctorado en ciernes. Ningn futuro
econmico o profesional puede sustituir a un hijo, por brillante que sea. Es ms: resulta ofensivo que
se hable de un hijo y de otras cosas como si fuesen intercambiables.

Querido hijo: Tu madre no tuvo esa suerte. Ella se cri en otro tipo de hogar. En un hogar donde las
apariencias, el fingir xito y el ajustarse a unos planes (en los que t no estabas incluido) era ms
importante que los hijos y la familia. Tu madre no saba cmo explicarlo, pero en su familia las
personas tenan valor en funcin de la utilidad que podan tener de cara a aparentar ser la familia
perfecta. Sabes que le implor por ti. Que no se preocupase por sus padres (tus abuelos), que los
padres se enfadan mucho ante un embarazo imprevisto, pero que luego se derriten al tener a su
nieto en brazos. Que tus otros abuelos (mis padres) nos ayudaran en todo lo necesario. Que incluso
te criaran ellos si era necesario mientras nosotros (aunque fuese cada uno por nuestro lado) nos
asentbamos profesionalmente. Incluso le ped que, si la idea de saber que estabas con alguna
persona conocida que no fuera ella misma (conmigo o con tus abuelos) le resultaba difcil de aceptar,
que te dejase vivir para darte en adopcin. Tampoco me importaba saber que no te vera nunca si
as consegua que vivieses. No s cmo explicrtelo, pero eras tan maravilloso que tu existencia
converta todos los sacrificios en una alegra (incluso el sacrificio de no poder estar contigo).

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