35 Años de PDVSA. Balance y Estado Actual
35 Años de PDVSA. Balance y Estado Actual
35 Años de PDVSA. Balance y Estado Actual
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La primera etapa, 1976-1981: la luna de miel.
El total de exportaciones bajó, durante esta etapa, de 2.156.000 barriles por día
en 1976 a 1.800.000 barriles por día en 1981. Sin embargo, esta baja fue
compensada por un mayor valor del paquete de exportación. Un aspecto
negativo fue el incremento del consumo en el mercado doméstico, el cuál pasó
de 244.000 barriles diarios en 1976 a 369.000 barriles diarios en 1981, con
precios altamente subsidiados. Para empeorar esta situación muchos de los
volúmenes consumidos localmente eran los de mayor valor, gasolinas y
destilados. Esta es una situación que se iría a perpetuar y a empeorar,
convirtiéndose en uno de los errores estratégicos y políticos más graves de
todos los gobiernos que hemos tenido.
Número de empleados.
La gerencia.
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La segunda etapa, 1981-1993: del éxito técnico a la
contaminación política.
Durante estos 13 años PDVSA tuvo seis presidentes y juntas directivas: Rafaél
Alfonzo Ravard (1981-1983), Humberto Calderón Berti (1983- 1984), Brígido
Natera (1984-1986), Juan Chacín (1987-1988), Andrés Sosa Pietri (1989-1991) y
Gustavo Roosen (1992-1993). Ello se debió a que el período de cada
presidencia fue acortado de cuatro a dos años, una medida poco sensata que
contribuyó bastante a la intensificación de las maniobras entre los potenciales
candidatos a la presidencia y, aún en mayor escala, entre los candidatos a la
Junta Directiva. Un rasgo característico de esta etapa fue el empobrecimiento
cualitativo de las directivas, al llegar a esas posiciones personas quienes no
calzaban los puntos necesarios para haber llegado allí, algunos cuyo mayor
mérito era la amistad con el ministro o su identificación con el partido de
gobierno. Esto no quiere decir que no existieran distinguidos profesionales a ese
nivel. Por supuesto que si los había y ellos seguramente asumieron más de su
porción de responsabilidades para compensar por la debilidad de algunos de sus
colegas. El área bastante fuerte de PDVSA en esta etapa fue la de los
coordinadores. Quien vea el Informe Anual para 1991, por ejemplo, y se
encuentre con coordinadores de la talla de Alonso Velasco, Humberto Vidal,
Juan Carlos Gómez, Nelson Olmedillo y Vicente Llatas y, a nivel de las
empresas operadoras, con gerentes verdaderamente estelares como Jorge
Zemella, Julio Trinkunas, Joaquin Tredinick, Mario Rodríguez, Angel Olmeta,
Arnold Volkenborn, Alfredo Gruber, Hugo Finol y Gustavo Inciarte podrá ver que,
con un equipo humano de esta calidad, el progreso de PDVSA estaba
prácticamente garantizado.
Durante la primera fase de esta etapa la industria petrolera entró en una crisis
mundial, ciertamente no originada por Venezuela pero muy mál manejada por el
ministro Calderón Berti. Los precios del petróleo colapsaron y Venezuela
incrementó su producción en una decisión inconsulta del ministro. El país, no
solo PDVSA, entró en crisis. En Agosto de 1982 las reservas internacionales de
Venezuela habían perdido unos tres mil millones de dólares y existía una fuerte
fuga de capitales. En Septiembre de 1982 el gobierno de Luis Herrera procedió a
ponerle la mano al fondo de inversión de PDVSA, a pesar de la protesta general
de la oposición y de buena parte del país pensante. Esta decisión había sido
premeditada. Leopoldo Díaz Bruzuál, presidente del Banco Central, se permitió
decir que “la industria petrolera era poco productiva” (RESUMEN, #436, Marzo
14,1982) a fin de justificar la acción del gobierno. Las navidades de 1982 no
fueron felices para Venezuela. La crisis financiera de 1983 estaba en puertas y
una nueva Junta Directiva de PDVSA, a ser nombrada en Agosto de ese año,
confirmaría la tendencia a la politización.
Uno de los venezolanos más ilustres del Siglo XX, Enrique Tejera Guevara, me
decía, cada vez que me veía: “No permitan que Caralampio siente sus reales en
la industria petrolera!”.
Xenofobia y patrioterismo.
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La tercera etapa, 1993-1999: Lo Positivo, la apertura petrolera.
Lo Negativo, reaparece la empresa única.
Lo que parecería a muchos como un asunto meramente formal y sin importancia, fue
para la gerencia de PDVSA el aviso del final de la meritocracia. En una corporación
meritocrática y organizada el sistema de ascensos está pre-establecido de tal
manera que pudiera parecer monótono. En el grupo Shell se decía que,
cuando un presidente se retiraba, se empleaba a un nuevo mensajero (office
boy), para ilustrar lo férreo del sistema de ascensos. El impacto de esta
decisión en el seno de PDVSA fue muy negativo. La desmotivación y el
resentimiento llegaron a niveles nunca antes existentes en la organización. A
pesar de que el Presidente Giusti continuó hablando de meritocracia, este
concepto perdió mucho de su contenido y pasó a formar parte de la retórica
vacía que los venezolanos acostumbran asociar con el mundo político.
El planteamiento estratégico esencial de PDVSA desde el inicio de la
presidencia de Giusti fue la apertura al capital privado. Para el nuevo
presidente la expansión de la industria petrolera era necesaria pero no debía
significar, solamente, el crecimiento de PDVSA, sino un incremento en el
aporte del sector privado internacional y nacional a esa expansión. Es
interesante observar que ello representó un cambio importante en la
tradicional postura de desconfianza que el Presidente Caldera siempre había
exhibido frente al sector privado, sobre todo el sector privado petrolero
internacional. Caldera aceptó esta estrategia plenamente, así como estuvo
de acuerdo con los nombramientos en PDVSA.
No hay dudas que, después de la presidencia del General Alfonzo Ravard,
ninguna otra presidencia tuvo mayor impacto en PDVSA que la de Luis
Giusti. Durante su presidencia se tomaron decisiones estratégicas muy
importantes, algunas muy positivas, otras no.
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Decisiones estratégicas positivas.
La Apertura.
La empresa única.
Su primer acto en materia petrolera fue despedir a Luis Giusti, a quien veía
como un anti-cristo, como la personificación de la odiada tecnocracia
petrolera. Pero, en el momento, puso en su lugar a Roberto Mandini, quien
había tenido desaveniencias serias con Giusti y le sonaba, por ello, más
digerible. Se equivocó, porque Mandini es un tecnócrata casi quimicamente
puro. Al llegar a PDVSA solo pudo actuar de la única manera como siempre
había actuado, como un gerente muy apegado a los principios universales de
la gerencia moderna. A Mandini le molestó que le pusieran un comisario
político al lado, un tal Héctor Ciavaldini, quien había sido sacado de PDVSA
anteriormente por mediocre. Ciavaldini entró a la empresa como Director y
por algun tiempo su presencia en la empresa co-existió, de manera bastante
grotesca, con una demanda que había introducido en base a un informe
psiquiátrico firmado por el Dr. Edmundo Chirinos. Este asunto daba ya la
pauta de lo que se le venía encima a PDVSA. Cuando Mandini se quejó ante
Chávez del comportamiento de Ciavaldini, Chávez se quedó con....
Ciavaldini.