Grupos Psicoeducativos y de Reflexion
Grupos Psicoeducativos y de Reflexion
Grupos Psicoeducativos y de Reflexion
2011
0 Imgenes de Gabriel Pacheco
Relaciones y conversaciones para la atencin del consumo de sustancias psicoactivas y el
ejercicio de la violencia.
Una propuesta de colaboracin con perspectiva de gnero
La clnica como prctica educativa
De acuerdo a diferentes corrientes pedaggicas uno de los objetivos principales de la educacin reside en
estimular el proceso de autonoma de los educandos (Kamu s/f, analizando a Piaget), a travs de apoyarlos en su
capacidad de cuestionar los criterios de autoridad, las normatividades y las reglas de conducta a las que estn
expuestos durante su proceso de socializacin, pero no por el puro hecho de cuestionarlas o de descalificarlas,
sino para problematizarlas y a travs de ello, apropiarse de criterios de valoracin de su quehacer cotidiano. Con
ello, se espera que puedan asumir responsabilidades sobre los actos realizados en diferentes mbitos de su
desarrollo como personas.
Piaget (en Kamu, 1986) seala que los seres humanos nacen heternomos, en el sentido de que dependen de la
normatividad, de la autoridad y de la direccin de los adultos, pero que precisamente el proceso de crecimiento
que apoya la educacin puede y debe contribuir a que las personas comprendan y asuman procesos de autoridad
y de normatividad, pero no de una manera acrtica y anrquica, sino reconociendo compromisos con otros actores
sociales que estn involucrados en un proceso anlogo de construccin de su cotidianidad (Kamu s/f). Ahora bien,
para poder trabajar en ese desarrollo de la capacidad de autonoma, autores como Freire (1971, 1973) proponen
un proceso de problematizacin de la realidad que le permita a las personas no verla como extraa, sino como
parte de ellos; para ello propone trabajar la educacin como una prctica de la libertad, reconociendo la posibilidad
de equivocaciones y de rectificaciones, pero al final de cuentas de aprendizajes en el ejercicio de ser libre y no
nicamente acercndose tericamente a la nocin de libertad.
Otros autores, como Nunner-Winkler (1992), hacen una especie de graduacin de este ejercicio de la libertad y
distinguen que en un primer momento la libertad puede ser interpretada como hacer lo que se quiere a diferencia
de la autonoma a la cual le reconocen la caracterstica de saber por qu se hace lo que se quiere; sin embargo,
reconocen que es necesario un paso ms para acceder a la autodeterminacin, la cual consiste en poder influir
sobre los criterios sociales que legitiman las razones por las cuales se hace lo que se quiere hacer, es decir,
avanzar en el proceso de reconocimiento social que se tiene como autoridad en la construccin del entorno que
nos moldea y del cual tambin somos autores.
En esta lgica, la educacin podra aportar bastante al proceso de cambio si cuestionara esos modelos de
desigualdad social, si entrenara a las personas para problematizar lo obvio y para asumirse como actores sociales
corresponsables de las caractersticas del ejercicio de los derechos de los dems. La educacin formal podra
apoyar la transformacin de las injusticias de gnero si educara a los seres humanos para asumirse
corresponsables de cambiar las condiciones sociales que desigualan a las personas por alguna caracterstica
personal como lo es su sexo biolgico o su distanciamiento de los modelos hegemnicos. Si los procesos de
socializacin a los que estn expuestos varones y mujeres contribuyeran a problematizar cualquier ejercicio de
derechos que sea vivido ms como un privilegio (por el grupo social o por alguna caracterstica personal con la
que nacemos) que como un ejercicio equitativo de una capacidad personal en un contexto social, donde los
dems tambin tienen el derecho de desarrollar dicha capacidad, los estereotipos de los varones y mujeres seran
menos rgidos precisamente por la posibilidad de tomar distancia de ellos de una manera ms cotidiana.
Puede suceder que la clnica como prctica educativa estn legitimando las desigualdades al no cuestionarlas, al
utilizar y reproducir lenguajes sexistas, y al no estimular el ejercicio reflexivo de los varones y mujeres acerca de
su condicin de gnero, como producto ms de un aprendizaje social que de un destino asociado al sexo
biolgico. Algunas de las limitantes de las interpretaciones que asumen una sola forma de ver la realidad es que
subestiman a los seres humanos en una de sus capacidades bsicas, la de recrear el mundo del que son parte.
Ello de alguna manera atenta contra sus propios derechos humanos; por ello, en esta propuesta psicoeducativa
acerca del consumo de drogas y del ejercicio de la violencia se propende por una lectura tica de los derechos
humanos segn la cual es necesario el reconocimiento mutuo para poder construir consensos sobre los cuales ir
sustentando nuevos arreglos sociales y constituyndonos como nuevos sujetos polticos. En esta lgica, se
entiende la tica como una reflexin acerca de los supuestos sociales que sostienen los comportamientos.
Lo que parece claro es que una educacin directiva, suplementaria, lo que provoca es una despersonalizacin del
sujeto, quitndole las responsabilidades, al decidir por l o por ella, lo cual puede lograrse con marcos rgidos e
inflexibles, que difcilmente pueden irse adaptando a la situacin y la realidad tan cambiante a la que se enfrentan
las personas; por el contrario, una socializacin que respete las diferencias y que demande que las personas
1
Vale mencionar que esta propuesta comenz a germinarse a partir de la ancdota que uno de los autores (CF) contaba
acerca de un dilogo que sostuvieron Salvador Minuchin y Michael White en un congreso internacional acerca de la esttica del
cambio. En aquel dilogo, el segundo le deca al primero algo as como Salvador, te admiro mucho y te apreci ms, sin
embargo es una pena que tan slo te centres en las pautas de relacin de las personas y no escuches las conversaciones
entre ellas; palabras ms, palabras menos, aquel le contest a ste, Michael, tambin te aprecio mucho y te admiro ms, sin
embargo que pena que tu trabajo est centrado tan slo en las conversaciones entre las personas y no puedas ver la
2 Imgenes de Gabriel Pacheco
Las relaciones y las conversaciones como caminos para posibilitar una transformacin de las personas no son
excluyentes. Esta idea ha guiado nuestras pndolas para proponer dos trminos que seran los dos principales
mtodos (del lat. methdus, caminos) para atender el consumo de SPA y la violencia interpersonal, a saber, las
Relaciones colaborativas y Conversaciones dialgicas.
Con relaciones colaborativas queremos decir algo que hacemos con el otro, una actividad conjunta, compartida,
contrario a pensar en trminos de relaciones en las que el clnico le hace algo a otra persona o para la otra
persona, entonces la palabra colaborativa es muy importante en trminos de la forma en cmo se est con la otra
persona, es decir, la forma en cmo uno puede estar en una relacin que invita a la otra persona a estar ah, con
uno mismo, de una forma equitativa, de igualdad.
Con respecto al trmino de conversaciones dialgicas, no es inusual que cuando se usa la palabra conversacin
se suele pensar que conversar es slo hablar, platicar o chismear; pero si interrogamos la raz de la palabra
conversacin, descubriremos que un significado por dems interesante, con versare, del latn que significa
moverse con, lo cual implica que en el trabajo puedan emergen soluciones no impuestas sino decididas con
mutualidad. En esta lgica, la palabra dialgica, que supone hablar con la otra persona en vez de hablar hacia
ellos o por ellos, o inclusive, hablar acerca de ellos. John Shotter (1993), un psiclogo social ingls que escribe
mucho acerca de este tema, enfatiza la gran diferencia entre las formas de hablar con, de estar con, de pensar
con, en vez de hablar para, estar para o pensar para o acerca de. Hemos adoptado estas ideas porque nos han
resultado muy tiles para escribir y articular lo que queremos decir en estas pginas.
Este enfoque sostiene que el conocimiento, el lenguaje y las relaciones interpersonales son mbitos inseparables.
El conocimiento es relacional (se crea y se transforma en el intercambio social) y el lenguaje es generativo
(conforma nuestras vidas y nuestras relaciones). En palabras de Maturana, el hombre leguajea.
La clnica como conversacin es una relacin que se da en y a travs del lenguaje. As, construimos sentido
mediante la conversacin. El personal de CIJ es un participante ms dentro de esta red conversacional un socio
conversacional no obstante su participacin no est exenta de responsabilidad e intencionalidad.
En sntesis, esta propuesta emergi como un espacio para explorar el papel del dilogo y las relaciones en la
generacin de nuevos significados a travs del anlisis de la historia de vida de los propios participantes, es decir,
a travs de un trabajo auto-etnogrfico.
Analicemos los dos componentes de este trabajo colaborativo y narrativo.
a) La construccin de un quiasma grupal donde participen personas en un trabajo auto-etnogrfico.
El ejercicio auto-etnogrfico sigue por varios derroteros y se hace desde una diversidad de dimensiones, a saber,
desde el anlisis de la construccin de la subjetividad, las prcticas identitarias de gnero, el cuestionamiento de
los esquemas de atribucin y cognicin social, la deconstruccin de las historias dominantes y los discursos de
poder, pasando por la redefinicin de las relaciones entre ambos gneros y la construccin de nuevas relaciones
socio-amorosas, pues todos estas dimensiones configuran los problemas que nos ocupan, y slo a travs del
anlisis dialgico y relacional se puede contribuir a deconstruir y co-construir nuevos significados a nuestra
existencia.
El diseo de la propuesta supone que varias personas se agrupen por sexo/gnero, cada grupo ser acompaado
por un miembro de CIJ del mismo sexo/gnero que el del resto del grupo, quien operar como un interlocutor
socio conversacional ms durante el proceso grupal.
Los grupos se integran por mero inters de las personas que hayan sido interpeladas por una invitacin para
participar en este trabajo auto-etnogrfico. Los participantes debern ser adultos, varones y mujeres. La
participacin supone asistir a 12 sesiones de trabajo de forma semanal o inter diaria . Se estima que cada
sesin absorba un tiempo de 90 minutos. Se prefiere que una vez iniciado el proceso no se incluyan nuevos
integrantes, pero no es tan importante. Se sugiere que los grupos se conformen con no ms de ocho personas, y
se pueden mantener hasta con cuatro integrantes, en casos de desercin. Cada sesin supone dialogar acerca
con un tema.
Se sugiere que los socios conversacionales inicien las sesiones describiendo brevemente algunas de las ideas o
haciendo un lectura acerca del tema que se trabajara en cada sesin, para despus abrir un espacio para ser
importancia de sus relaciones. Por supuesto, se trataba de un juego de palabras entre dos de los principales representantes de
teoras muy distintas acerca de los caminos para el cambio. Sin embargo, sin importar lo que cada uno de ellos decide
privilegiar en sus mtodos, ninguno de los dos se atrevera a clausurar ningn camino que pudiera posibilitar el cambio de las
personas.
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conversado y pensado con el uso de los dispositivos grupales que se describen ms abajo y que invitan a verse
en espejo a travs del discurso del otro.
En tanto que el propsito de estos grupos es deshilachar y deconstruir los discursos dominantes relacionados con
los atavismos de gnero, los temas centrales se refieren a la construccin cultural de la masculinidad y la
feminidad, y la manera en cmo estos constructos sociales han generado y perpetuado las prcticas de poder y
saber que contribuyen con el ejercicio de la violencia y del consumo de SPA.
Para ellos, los asociados tendrn que dialogar, narrar, leer, escribir y reflexionar acerca de aquellos constructos y
su relacin con el abuso de SPA y las prcticas de violencia.
La premisa principal para organizar el trabajo agrupando a los participantes por su sexo es que las creencias de
gnero tan firmemente arraigadas se miran en espejo con personas del mismo sexo/gnero; los discursos entre
mujeres son diferentes a los discursos entre los varones, haciendo posible el intercambio de experiencias
similares con personas de su mismo sexo, sin la amenaza de sentirse juzgado por el otro sexo/gnero.
Adems, hay tanta dificultad y muchas veces miedo entre las mujeres para expresar pblicamente el sufrimiento
padecido por los abuso de poder porque las remitira a denunciar condiciones de injusticia y explotacin, y
nombrar a los beneficiarios de dicha explotacin, usualmente los varones. La exposicin de experiencias con otras
mujeres crea un clima de confianza y de comprensin en donde, podrn expresar los sentimientos que les
produce la inequidad y sometimiento en que viven.
Por su parte, los varones, tendrn tambin la oportunidad, probablemente indita, de discutir acerca de qu
entienden por masculinidad y expresar los sentimientos de confusin y ambigedad que les puede generar este
constructo, as como plantear los efectos que tiene sobre su vida el que sean evaluados slo por su desempeo
como proveedores econmicos o bebedores compulsivos. Al contactarse con estos sentimientos tendrn la
oportunidad de reconocer las formas discursivas de dominio que frecuentemente utilizan para reafirmar su
masculinidad y el dao que causan tales alocuciones, a las personas que quieren.
El verse reflejado en otros/as permite entender, desde un meta-nivel, la imposicin de estereotipos que asocian el
ser varn o mujer con prcticas de dominio/sometimiento, y a partir de esta experiencia re-flexiva dar paso a
la deconstruccin de los sistemas de creencias cannicas y a la posibilidad de cuestionarse los cliss de gnero,
generadores de violencia y del abuso de SPA.
Un ambiente relajado y de meta-observacin permite la aceptacin emptica del discurso del otro y la claridad del
contexto de la propia situacin de vida con mayores elementos que posibilite la deconstruccin de creencias
dominantes y el surgimiento de nuevas narraciones de su subjetividad como varones y mujeres.
Adems, los grupos proporcionan una demostracin patente de comportamiento alternativo: descubriendo como
enfrentan otros/as las situaciones problemticas, los participantes pueden aprender de ellos y construir sus
propias soluciones, lo cual contribuye a fortalecer la responsabilidad en el ejercicio de su capacidad de decisin.
Todo aquello que dice un persona en el devenir de las sesiones de trabajo permite trabajar en sus formas y
contenidos los recursos de elaboracin de sus problemticas histricas y develar sus caminos de construccin
simblica. Lo que dice y cmo lo dice, los temas que jerarquiza y los que evita, la amplitud o restriccin de las
relaciones que establece entre ellos, la apertura o cierre en la escucha del discurso de los otros, son todas
dimensiones de anlisis centrales que permiten construir ideas acerca de la forma en que se constituyo su
subjetividad masculina o femenina, y sus modalidades defensivas. A partir de ellas se puede inferir la plasticidad o
la rigidez de la produccin representativa y sus posibilidades de co-construir nuevas formas de subjetividad
genrica.
En otras palabras, la aspiracin de esta propuesta es que los asociados puedan desenmascarar los discursos,
mecanismos y estructuras del sistema de poder que inducen a las personas a colaborar en el sometimientos de
sus propias vidas y en la objetivacin de sus propios cuerpos de la manera que las personas se convierten en
participantes complacientes para vigilar y disciplinar sus pensamientos, sus conductas, sus cuerpos y sus almas,
en sntesis, sus vidas.
Tarea nada sencilla toda vez que los discursos, mecanismos y tcticas de poder se valen de un ardid envestido de
glamour, los cliss de gnero. A travs de ellos se incita a que las personas abracen su propio sometimiento, a
regir sus vidas mediante tcnicas de poder que modelan su comportamiento y que, incluso, llegan a modelar sus
cuerpos.
Estos cliss de gnero bloquean el pensamiento porque se repiten ad nauseam y se convierten en verdades
incuestionables, en sedimento mental difcil de remover.
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Estos cliss se transmiten a travs del conocimiento gnmico, y se imprimen en los pliegues de nuestra piel como
sagradas escrituras de una autora annima, la famosa sabidura popular, sabidura descarnada; ejemplos de
esta o estas escritoras annimas son las buenas costumbres y las tas, las tradiciones y las amigas, la cultura y la
cantina, la iglesia y la abuela, adems de las canciones, el programa de la tele, los refranes populares, las
pelculas, y el qu dirn, en fin, cada sociedad tiene sus propias formas y rostros para dictar como debe ser un
[gran] hombre y como debe ser una [buena] mujer.
Pero tambin se transmiten a travs de ciertas prcticas de saber, que son emitidas por voceros (respetables,
doctos) formados en ciertas tcnicas especiales que les confiere el privilegio de hablar con autoridad la visin
del experto ms all del alcance de su experiencia personal (Shotter, op. cit.). Estas prcticas de saber
expresan conceptos que se consideran globales y unitarios (Foucault, 1980) disfrazados de conocimientos
racionales; son exposiciones que encubren la facipulacin, y incluso, encubren las mltiples resistencias que
puedan encontrar.
Estos discursos de verdad muestran como conclusa, segura, fija y permanente la naturaleza del mundo (y, en
consecuencia, de la lgica atributiva de gnero).
En cualquiera de los dos casos, a las personas les resulta difcil poner en tela de juicio estos conocimientos
porque tales prcticas de saber incluyen la prohibicin de plantear cuestionamientos; as, cualquier reflexin crtica
que se haga sobre su unicidad es categorizada como inapropiada, inaceptable e incluso descalificada.
Citar ejemplos de los primeros podra ocupar ros de tinta.
Los hay para ellas: Es la cruz que te toc vivir, Cuando ests muerta, todos dirn que fuiste buena, Calladita te
ves ms bonita; los hay tambin para ellos: Bebe que la vida es breve, Para todo mal, mezcal, Ms abrigan
buenas copas que buenas ropas; Los hombres de verdad se mueren en la raya; y los hay para todos: No hay mal
que por bien no venga, Aguntate: lo que no te mata, te hace ms fuerte, Unos nacen con estrella y otros nacen
estrellados, El que nace patamal, del cielo le caen las hojas). Estn en las letras de las canciones que repetimos
como estribillo (Pensando as lo perders, Rmpeme, mtame, pero no me dejes, no mi vida, No tengo trono ni
reina, pero sigo siendo el rey, Borracho yo he nacido, borracho yo he crecido y s perfectamente que borracho he
de morir. Culpo yo al destino que me marco el destino que irremediablemente yo tengo que seguir, Hablando de
mujeres y traiciones se fueron consumiendo las botellas, No es que sea el alcohol, la mejor medicina, pero ayuda
a olvidar cuando no ves la salida, Nac norteo hasta el tope, me gusta decir verdades, soy piedra que no se alisa
por ms que talles y talles, soy terco como una mula, a donde vas que no te halle. En los chistes sexistas (En
qu se diferencia un camin lleno de marranos y uno de hombres.? Qu hace una mujer fuera de la cocina?
Qu hace un hombre despus de hacer el amor?). En las bromas misginas (En la cara no por favor, De dnde
eres? Soy tuleo, y dems albures machines). En las narrativas de gnero que se trasmiten de las (tele/radio/foto)
novelas (Y por eso lloras mujer?, Vamos para que te estrenen); en los criterios para elegir pareja (Ya estaba
muy paseada!, Tiene buena nalga). En los mensajes de la mercadotecnia al servicio de una sociedad de consumo
(Soy totalmente Palacio, Hoy hay futbol!, Para los que no entienden a las mujeres!; Para los hombres de verdad).
En los encabezados de los peridicos (Hiena abandona a sus hijos, La mato para lavar su honor). En los criterios
de justicia (Se lo mereca por piruja; Qu haca una mujer decente a esa horas de la noche fuera de sus casa?,
como dijo un juez al exculpar a un violador; Ellas los provocan vistindose as, como lo dijo el responsable de
averiguaciones previas de una delegacin del DF). En los criterios de vala personal que se transmiten desde el
plpito (Y luego, ya noms las dejan cuando ya no valen nada, quin las va a querer as, como lo dijo un cura en
la misa dominical) o desde el confesionario (Pero s te da tu dinerito, o no mujer? Te tiene tu estufa y tu
refrigerador, no? como le dijo un sacerdote a una mujer que se quejaba del maltrato de su marido). En los
discursos polticos vidos de credibilidad (En Mxico, cada vez hay ms hogares con lavadoras, y no de dos
patas, Los mexicanos hacen trabajos que ni los negros quieren hacer, Tal candidato es un peligro para Mxico). Y
en cualquier conversacin de la vida cotidiana: Haiga sido como haiga sido, Pa que sepa quin manda!, Cllate,
t no tienes derecho a hablar!, Que fiesta tan aburrida, no dieron alcohol!, No puedes venir as a verme, debes
vestirte como la digna esposa de un director; No te preocupes, algn da alguien te querr as, como le dijo una
psicloga a su compaera de trabajo refirindose a su condicin de madre soltera; Ya csese joven! As ya
noms deja dicho! como le dijo un colega a uno de los autores; y un largo etctera. En todos ellos se da un
proceso de categorizacin de jerrquicas y discriminacin, y todo ellos circulan con una impunidad terrible
parasitando las subjetividades de las varones y mujeres.
Con ejemplos de las segundas se pueden imprimir tiras enteras de papel tapiz.
Ser hijo de madre soltera es un factor de riesgo para el consumo de drogas, publicado en un trabajo de
investigacin; Ser hombre es un factor de riesgo, repetido hasta hacerse un estribillo en las discusiones acerca de
la masculinidad; Los embarazos en las adolescentes se dan especialmente en las familias disfuncionales, a decir
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de un pediatra. Los consumidores de drogas tienen baja autoestima, baja asertividad, baja adherencia escolar,
baja resilencia, bajo control de impulsos, baja tolerancia a la frustracin y bajas calificaciones, escuchado en
varios foros y congresos. Algunos enunciados con una seguridad de tal contundencia que no dejan de sorprender:
Las mujeres que son golpeadas tienen rasgos masoquistas. Algunos otros enunciados por las propias mujeres:
Esa facultad es exclusiva de las mujeres, refirindose a educar hijos; Gracias a nuestro sexto sentido femenino,
atribuyndose una capacidad de percepcin extraordinaria para saber lo que el otro est pensando; Un hombre no
podra educar por s slo a una criatura, nadie como la madre para esos menesteres. Los artistas no estn
exentos: La expresin ms bella del amor la encontramos en Pigmalen, que cre la mujer perfecta. En los
crculos del saber psicoanaltico: Ese sueo muestra un ejemplo clsico de la envidia del pene en las mujeres; Se
trata de un clsico caso de histeria; Perdname, pero aqu el Doctor soy yo, analiza tus resistencias. Algunos
expresados en foros acerca de la igualdad de gnero: No entiendo tanta alharaca, ya tienen su vagn para puras
mujeres, expresado por un doctor en psicologa en un foro universitario; No existe tan situacin de inequidad, ya
las dejamos que estudiaran, ya les dimos permiso de que se metieran a trabajar, eso de la desigualdad quedo en
el pasado, dicho por un mdico. Yo no entiendo eso que dices de la desigualdad de gnero, mi chava y yo,
cuando nos dejan hacer trabajos en la escuela los hacemos juntos, y la calificacin que nos ponen es la misma
para los dos; hay equidad en nuestra relacin, yo voy a la biblioteca, estudio y subrayo lo ms importante, luego
se lo doy a ella para que los transcriba y lo ponga as bonito, como ellas saben hacerlo, luego lo engargola y si nos
sacamos 10 u ocho es la misma calificacin para ambos, como te digo, nosotros somos una pareja donde no
existe la violencia, dicho por un pasante de psicologa. Y tambin en este caso hay un largo etctera.
Todos estos discursos de verdad han operado como argumentos del modelo hegemnico tradicional (de familia,
de gnero, de relacin de pareja, de convivencia, de salud, de humor, de autoridad, de gobierno, etc.), es decir,
como hiperrealidades, y han contribuido a construir la subjetividad de muchas personas y a perpetuar las
condiciones de dominacin en que estn sometidos los sujetos.
En ocasiones, al discutir temas relacionados con el ejercicio del poder en sus relaciones, tanto varones como
mujeres se niegan a reconocer que con frecuencia, en ellas prevalecen condiciones donde uno/a mismo/a o el/la
otro/a abusan del poder conferido en tal relacin y que desde ah, mantienen pautas de violencia. Esta negacin
obtura el proceso de reflexin y anlisis. Develar los dispositivos que fomentan la violencia, implica desmistificar
los discursos, creencias, mitos y mitotes internalizados que legitiman las relaciones de desigualdad y el ejercicio
de abuso de poder.
Por ello, en estos espacios se propende por generar una discusin creativa y dialgica para la exteriorizacin de
algunas de estas verdades narrativas interiorizadas, intercambiando experiencias que ayuden a recuperar relatos
exticos o narraciones alternativas que puedan, eventualmente, edificarse.
Resumiendo, los GPR son un espacio de coexistencia de muchas voces, en donde se busca destejar, o
deshilachar al menos, los discursos de poder y control, al tiempo que se busca tejer o al menos hilvanar, las
posibilidades de un por-venir mejor. El discurso totalizante y monocromtico empieza a deshilarse dando paso a
un tejido ms policromtico construido a partir de la polifona de voces.
Entonces, en estos grupos no se busca de ninguna manera al consenso, por el contrario, en ellos se privilegiar el
disenso, pues el trabajo que aqu se plantea encuentra su riqueza en el intercambio de mltiples voces, todas ellas
vlidas.
Entonces los participantes podrn ponerse en contacto con las fortalezas que les ha posibilitado sobrevivir en un
mundo que todo lo categoriza en jerarquas y/o sistemas binarios (mujer/hombre, bueno/malo,
incluyente/excluyente, exitoso/fracasado, riesgo/proteccin, etc.) que los estimule a mirar atrs y enfrente de s, y
reconocer a otros varones y mujeres que les ensearon o les pueden ensear, la tenacidad, la creatividad y la
esperanza, pero especialmente la indeterminacin dentro de la determinacin.
En la medida en que todos los participantes estn implicados, hacen posible la puesta en prctica de acciones
reparadoras, teraputicas y trasformadoras. Es aqu donde la propuesta de los GPR se vuelve fundamental.
b) La colaboracin de los/as socios/as conversacionales de CIJ.
El sistema sexo/gnero no es un elemento neutral en la interaccin que se establece entre los socios
conversacionales y el resto de los asociados en esta empresa. Esto puede observarse principalmente en las
reacciones diferenciadas de los/las integrantes del grupo, cuando son coordinados por un hombre o una mujer.
Tambin los/as socios/as conversacionales ponen en juego vivencias, valores, convicciones y creencias de gnero
al participar en estos grupos.
Los prototipos masculinos y femeninos son construcciones culturales, por ello, los colaboradores de CIJ no estn
exentos de reproducir su propio sistema de gnero en las sesiones grupales sin percatarse de ello. Los
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posicionamientos de las personas respecto al gnero son imposibles de evitar en cualquier relacin, tampoco son
ajenos a la hora de trabajar los GPR, sin embargo pueden servir como elementos de anlisis, deconstruccin y co-
construccin.
Las experiencias de cada uno de los socios conversacionales puede ser complementaria e igualmente importante,
para ello se sugiere que ambos, l y ella, sostengan conversaciones dialgicas durante el tiempo que estn
trabajando los GPR, ya que las experiencias compartidas pueden ser muy enriquecedoras tanto para s mismos/as
como para el proceso grupal, ya que el hecho de que se meta-comuniquen sobre el proceso de deconstruccin de
discursos normativos de gnero ampla su comprensin y el resto de los participantes del grupo puede
beneficiarse de esta perspectiva binocular. Si las reflexiones resultantes de la observacin personal se
transparentan con sus asociados, se convierten, a su vez, en elementos de meta-comunicacin que permiten la
deconstruccin de supuestos, creencias y emociones, en todos ellos/as, abriendo posibilidades y flexibilizando las
concepciones.
La actitud reflexiva sobre s mismo/a promueve naturalmente el crecimiento del/la socia conversacional de CIJ
como persona y como profesional, pues lo/la obliga a cuestionarse sobre su posicionamiento en la vida,
contrariamente a dar por hecho los constructos que lo/la determinan. El incluir la visin autorreferencial modifica la
percepcin que se tiene de s mismo/a y promueve la transformacin.
El proceso implica un juego dialctico de los socios conversacionales de CIJ que se complementan y se influyen
mutuamente en un movimiento recursivo. Bajo la perspectiva socio-constructivista, todos los participantes del
proceso son susceptibles de transformacin, incluyndolos propios socios de CIJ. Por lo cual, es importante que
ellos mantengan una visin autorreferencial a fin de relacionar la experiencia inmediata que se tiene cuando
interacten con los dems participantes del grupo, lo cual proporciona otra visin ms compleja.
La irrenunciable inclusin de los socios conversacionales en el sistema que se observa, se traduce ante todo
como una actitud o posicin tica, ms que como una forma estratgica de intervenir. La forma de la inclusin es
diversa y se articula con los factores que estructuran al/la socio/a, no slo las creencias tericas a las que se
apega, sino su propia historia y estilo de relacin, su posicin respecto al gnero, y por supuesto la forma en cmo
ejerce el poder y en como l/ella mismo/a est incardinado en las prcticas de subordinacin discursiva, etc.
Todo esto trae consigo una asignacin de un nuevo marco psicolgico del escenario para ampliar tanto los
referentes racionales como los emocionales. La flexibilidad se incrementa, al mismo tiempo que se cuestionan los
presupuestos nicos o verdaderos.
Tambin se hace necesaria la reflexin acerca del zcalo terico en el que sustenta este trabajo, que reconozcan
cules elementos de su propia historia intervienen en sus relaciones de poder, qu papel ha jugado en la
construccin de la trama discursiva de gnero, y su posicin respecto al otro gnero, la violencia y el abuso de
SPA, la forma en cmo han ejercido el poder en l /ella y la manera en que l/ella lo ejercen.
Cuando no se tiene conciencia de las propias concepciones de gnero y de su ejercicio poltico, es ms fcil
imponerlas a los dems integrantes, reproduciendo la constriccin que intenta evitar.
Para el ejercicio de la auto-observacin se sugiere pensar en los siguientes puntos:
Su posicin y ejercicio poltico respecto sus asociados. Pensar su posicin afectiva respecto de sus
asociados puede brindarle informacin muy importante sobre el proceso en general. Los cuestionamientos
acerca de sus posiciones pueden realizarse preguntndose, por ejemplo: con qu persona me resulta difcil
ser emptico?, con quin me siente cmoda?, qu creencias de tal integrante y mas me impulsan a darle
voz a unos y no a otros?, A quin deseo proteger, ayudar, impulsar, callar?, qu de mi historia de vida me
lleva a aliarme con tal persona?, etc.
Reflexiones surgidas a partir de la identificacin de su posicin. El dilogo interno propicia la reflexin acerca
de los motivos que lo mantienen en cierta posicin respecto a sus asociados. La reflexin ofrece la
oportunidad de abandonar supuestos nicos y estn dirigidas a conocer el conocer de los socios
conversacionales: con quin me siento identificado, cercana, lejano, etc.?, el discurso/la forma de
relacionarse de qu integrante me resulta atractivo, aburrida, molesto, etc.?, qu tipo de creencias o teoras
me colocan en la posicin de sabelotodo?, etc.
No hay que olvidar de la advertencia de Don Juan, el maestro de Carlos Castaneda, quien durante sus largas
caminatas siempre trata de despertar la atencin del alumno: Mira all!, pero Castaeda no puede ver otra
cosa que el chaparral infinito. Hasta que Don Juan le hace la siguiente observacin Carlitos, t no ves lo que no
puedes explicar; deja de lado la explicacin y aprenders a ver! (Castaneda, 2001)
2
El diario a diario.
Un seor toma el tranva despus de comprar el diario y ponrselo bajo el brazo. Media hora ms tarde desciende con el
mismo diario bajo el mismo brazo.
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montn de hojas impresas que el seor abandona en un banco de plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montn de hojas impresas se convierte otra vez en diario, hasta que un muchacho lo ve, lo
lee y lo deja convertido en un montn de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montn de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo
encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montn de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para
empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios despus de estas excitantes metamorfosis. (Julio
Cortazar, 2001, pg. 76)
15 Imgenes de Gabriel Pacheco
La iterabilidad del signo escrito hace que pueda perdurar ms all de la ruptura sus contextos originales y generar
otros nuevos. Es capacidad de ser citado, de ser puesto entre comillas, hace que la escritura, antes de ser una va
de comunicacin, constituya una marca, una huella. La tarea en la prctica se dirige a la fabricacin de huellas.
Marcas que, al producirse, implican tanto la ruptura del sentido que atrapa el modo suficiente de aprender como la
generacin de sentidos nuevos.
Hombre y mujeres traern a los GPR sus propios constructos, atributos, creencias, papeles, funciones, habilidades
y responsabilidades de gnero, como una continuacin sin corte de su modo habitual de estar en el mundo. Es la
situacin psicoeducativa la que transforma lo masculino o lo femenino en un entrecomillado, una marca que al
repetirse no hace ms que generar otra. A esto lo han denominado repeticin original. Repeticin en tanto se liga
con su pasado en el eje temporal, pero original porque genera un nuevo orden se significacin, de re
significacin (de re-signacin). Observemos el cambio de sentido que separa en la palabra resignar si le se agrega
esa marca grfica, ese significante mudo que es el guin, transformndola en re-signar.
Aunque ms no sea un juego, no deja de sorprender, en concordancia con lo que se ha venido planteando, que el
acto de volver a poner un signo (re-signar) lleve en su interior, como pasado, un renuncia (resignar). Esto ayuda a
romper con el contexto significativo que la determina para encontrar otros que se constituyen a partir de la
diferencia con aqul.
Podemos definir el acto de escribir como ese lapso que comienza con un movimiento que slo llega a ser tal en la
medida en que llega a su fin. Preguntarnos sobre el acto mismo de escribir nos conduce a preguntar qu sucede
all en ese momento que Barthes (2003) llama ductus. El ductus se distingue del escrito en tanto producto para
centrarse en la produccin en s misma: no la escritura hecha, sino la escritura que se est haciendo. Esto quiere
decir que la escritura, adems de ese valor simblico, adquiere un ndice subjetivo.
El acto de escribir, el ductus, el momento de fabricacin, es la experiencia difusa de la comunicacin y la no
comunicacin entre lo que proviene del exterior, en tanto cdigo, y esa reinvencin subjetiva que singulariza el uso
de la escritura. Entre la escritura que pretende ser leda por cualquier potencial lector y el trazo identificante.
Pensando de esta manera, el escrito se ubica en ese abanico articulado por las nociones de lo privado, lo pblico
y lo ntimo.
Lo ntimo es aquella experiencia que, a pesar de que se quiere compartirla con otro, queda siempre como una
experiencia subjetiva. En este sentido, el acto de escribir puede pensarse como una ilusin de que el lector
entender todo lo que yo, como escritor/a, quiere que entienda.
Para que la escritura sea efectivamente un hecho que implique la constitucin de lo ntimo (o un recuento con la
intimidad) es necesario que otro exista en la lectura, que otro garantice que la marca sea leda.
Precisamente, lo ntimo se desarrolla en ese espacio: entre escritor/a y lector/a. El/la escritor/a deber soportar
ms tarde que su lector/a tambin pueda dejar sus marcas en el texto. Pero en el momento de produccin, no
existe tal diferencia. Es el lugar donde lo subjetivo y lo objetivo, aunque sin armonizar, no se oponen.
La propuesta psicoeducativa pone la escritura en el acto abriendo el espacio de lo ntimo no para interpretar
significados, sino para experimentar nuevas escrituras.
Dejemos pues, que el significado escoja la palabra y no al revs, como nos sugiere George Orwel.
Podramos pensar, entonces que la herencia es un texto. Sobre este texto, pronunciado por las voces de otros, es
donde podra escribir el sujeto las palabras propias. La herencia permite que cada generacin, a partir del texto de
fundamento, introduzca variaciones que la modifiquen.
Del mismo modo que postulamos que al leer, el sujeto se lee. Al interpretar lo escrito, se interpreta a s mismo en
tanto entramado en esa urdimbre que constituye el texto. Entonces el producto de leer es una narracin. El sujeto
que lee, escribe virtualmente un texto nuevo que incorpora elementos de su historia significados en el proceso
interpretativo. De este modo el dinamismo que se despliega al leer permite el ingreso a la lgica de la subjetividad
de quien lee. Las formas de leer reflejan la subjetividad en tanto constituye modalidades nicas de construccin de
sentidos.
Entonces, el trabajo artesanal del sujeto supondr tomar elementos de lo ledo en las sesiones o en otros lados,
interiorizados y construir con ellos un producto original y novedoso, una nueva escritura, en la que l ser el autor.
An as, un escrito absolutamente sin subjetivizar no es un texto. La apropiacin subjetiva supone significaciones
construidas por el lector en dilogo con lo escrito. Esta operacin de subjetivacin queda definida entonces como
la apropiacin de lo escrito en tanto extrao.
3
Cuando public 'El calgrafo de Voltaire', dijo: "todo lo que sirve para escribir, tambin sirve para matar"
17 Imgenes de Gabriel Pacheco
rivalizan con la visin ordinaria. Aqu la pintura parece producir ya no reproducir. Pero logra darle alcance a la
realidad en el nivel de sus elementos.
Iconicidad, en este orden de ideas, entonces significa la revelacin de una realidad ms real que la realidad
ordinaria. Esta teora de la iconicidad, como el aumento esttico de la realidad, nos da la clave para encontrar una
respuesta decisiva a la crtica de la escritura de Platn.
La iconicidad es la re-escritura de la realidad. La escritura, en el sentido limitado de la palabra, es un caso
particular de la iconicidad. La inscripcin del discurso es la trascripcin del mundo, y la trascripcin no es
duplicidad, sino metamorfosis.
Lectura y escritura tienen lugar en este espacio de lucha cultural. La lectura y la escritura no son simples
habilidades; son procesos psicopedaggicos de largo alcance que se desarrollan con base en competencias
complejas en donde convergen el pensamiento y la interaccin. Lectura y escritura son el pharmakon, el remedio
por el cual el sentido del texto es rescatado de la separacin del distanciamiento y colocado en una nueva
proximidad, proximidad que suprime y preserva la distancia cultural e incluye la otredad dentro de lo propio.
Desarrollo y temas de las sesiones de los Grupos Psicoeducativos y de Reflexin
En principio de debe tratar de generar una clima de colectividad, cordialidad y confianza en la cual los asociados
del grupo se sientan motivados a expresar emociones y sentimientos privados. Este clima favorece la integracin y
dilogo de los integrantes y ayuda a crear lazos de solidaridad, adems de una escucha sensible y respetuosa
que les permita sentirse confirmados y motivados para intercambiar experiencias y alternativas para cuestionar o
afrontar las interpelaciones de los discursos dominantes, incluyendo el discurso de la violencia y del abuso de
SPA, favoreciendo adems aspectos tales como responsabilidad de sus integrantes y la capacidad de tomar
decisiones. De esta manera, los y las participantes asumen un papel activo.
El intercambio de experiencias favorece el principio de universalidad y significa que los y las asistentes descubren
que no son las nicas personas que sufren una situacin as, se miran a manera de espejo, esto disminuye la
tensin y cierto alivio, ya que no se sienten diferentes, lo cual permite dar paso a la reflexin, a la capacidad
pensante de cada integrante.
El socio conversacional de CIJ describe el tema en cuestin, cuando as sea sugerido y abre un espacio para su
reflexin en trminos de discusin y analtica y reflexin. En algunas sesiones se propone utilizar algunas tcnicas
grupales, vivenciales y reflexivas que aseguran verse a s mismo, a manera de espejo a travs del discurso del
otro.
Las temticas son abordadas desde la perspectiva de gnero como eje transversal, lo cual favorece el
cuestionamiento de la construccin social del gnero y sus consecuencias en las maneras de enfermar de los
hombres y las mujeres.
Los temas expuestos no son ms o menos importantes segn una exigencia externa, sino que se realzan a partir
del desenvolvimiento de los sentidos que emergen en el despliegue discursivo.
La organizacin de los temas no impone un ordenamiento anticipado sino que el que jerarquiza el devenir
asociativo; su nica aspiracin es favorecer la expresin y el debate de las modalidades genuinas en sus formas
de elaboracin y responder al reconocimiento de la heterogeneidad de la produccin psquica como la expresin
de formas particulares de subjetivacin.
El hecho de que los participantes debatan sobre sus puntos de vista, acerca de los temas consignados en el
programa, trae consigo ya un aprendizaje, pues les obliga a repensar sus posiciones y a contrastarlas con
personas con las que no sienten un compromiso emocional importante. La posibilidad de comprender, ceder,
negociar y ser emptico, se potencia pues la discusin se realiza en torno a temas de inters para ellos, pero con
personas distintas ajenas al conflicto que viven cotidianamente.
Los GPR ofrecen la posibilidad de que en la medida que escuchan los relatos y las reflexiones, los integrantes
tengan la posibilidad de ver situaciones similares a las que uno vive, con la pareja y con la familia, y al mismo
tiempo se reflexiona sobre el propio actuar y se obtienen distintas posibilidades de solucin a discrepancias,
problemas y conflictos. La posibilidad de escuchar historias similares y diferentes, de platicar las historias propias,
permite el aprendizaje a travs de la conversacin y la reflexin.
En el GPR se propende por a escuchar y no por imponer, se aprende a reconocer los sentimientos asociados a
distintas situaciones, a contar y reflexionas acerca de las propias experiencias y adems se aprende a negociar.
Los socios de esta empresa, los grupos psicoeducativos conversan entre s acerca de lo que las reflexiones
narraciones, lecturas y escrituras les sugiere. El/la socio/a conversacional colabora en las reflexiones, las visiones
18 Imgenes de Gabriel Pacheco
se amplan, se introducen nuevos significados e historias, pero nadie tiene la jerarqua para decir que es lo
correcto o quien debe hacer algo en especfico, de esta manera se democratiza la conversacin. En este mismo
sentido, se pide que no se juzgue, ni se aplauda, critique, aconseje o interprete a los integrantes, pues ello
significara ponerse en una posicin de superioridad frente al otro, a quien se le puede evaluar y calificar en algn
sentido.
La meta es la realizacin de la autonoma, el reconocimiento de la heterogeneidad e irreductibilidad de las formas
de vida divergentes. Se trata de sujetos que no se empecinen en dominar y vencer a todos los dems sino que
estn dispuestos a admitir al otro y a ver el mundo desde otros ngulos.
Es posible que los socios conversacionales colaboren con preguntas como qu le hizo sentido?, qu le pareci
nuevo, diferente, interesante?, con qu elementos no est de acuerdo?, qu sentimientos les provoc lo que
escuch?, cmo puede cambiar o ampliar lo que piensa a partir de lo que escuchado?, etc. en el nimo de
contribuir en las conversaciones reflexivas.
El/la socio conversacional estar atento/a a que las posiciones que se muestran no sean valorativas, en donde se
juzgue o sancione la experiencia de los integrantes, ya que esto puede favorecer un ambiente percibido como
hostil. Puede, a travs de la curiosidad, validar todas las posturas como diferentes, pero no por ello
contradictorias.
Los GPR tiene la intencin de generar conversaciones que permitan la creacin de un discurso inclusivo, donde se
exploren nuevas realidades. Estas posibilidades alternativas facilitan la creacin de nuevos significados en todos
los integrantes de la conversacin. Es el contexto del dilogo encontramos una verdad de conexiones discursivas.
Como nos recuerda Bateson la verdad que importa no es una verdad de preferencias sino una verdad de
complejidades de una trama interactiva total en cursoen la que bailamos la danza de Shiva
Por eso necesitamos preguntarnos por: cmo utilizamos, excluimos o ignoramos a los/os hombres/mujeres en
las diferentes relaciones que establecemos con ellas/os, cmo los usan, excluyen o ignoran las diferentes
instituciones sociales?, Cmo utilizamos a otras personas?, Cmo nos utilizan otras personas, cmo nos
utilizan, excluyen o ignoran las instituciones sociales?, Cunto abusamos de ellas/os?, Cunto abusan de
nosotros?, De qu forma manipulamos a las/os nios/as o jvenes, De qu forma nos manipulan las personas
que nos rodean?, Cunto irrespetamos la formas de ser y hacer las cosas que tienen las/os nios/as y jvenes
en nuestras familias?, Cunto nos irrespetan quienes nos rodean?, Cunto estamos sentenciando,
culpabilizando, castigando y hasta perdonando a las/os otros (hijos, pareja, nios/as, jvenes, adultos, etc.) en
casa?, Cunto nos estn sentenciando, culpabilizando y castigando otros? Y sobre todo cmo se relaciona
todo estos con el ejercicio de la violencia y el abuso de alcohol?
Este proceso de llegar a concebir a los dems seres humanos como uno de nosotros, y no como ellos,
depende de una descripcin detallada de cmo son las personas que desconocemos y de una redescripcin de de
cmo somos nosotros. Ello no es tarea de una teora, sino de gneros tales como la etnografa, el informe
periodstico, los libros de historietas, el drama documental y, especialmente, la novela
En los grupos, lo que aparecen son historias, an mejor, historias acerca de historias. En este sentido esta
propuesta es una conversacin que favorece, un intercambio de historias.
Considerar la clnica como una conversacin y no como una cura nos exige no slo evitar incurrir en el error de
clasificarla como una intervencin mdica, sino replantearnos el tema de la retrica.
Entre los participantes se juega su capacidad para expresar ideas y su esfuerzo reflexivo, el pensar en preguntas
que nunca antes se haban planteado y el caer en situaciones contradictorias y buscarles solucin, en otras
palabras, construir un discurso que les implico un proceso dialgico consigo mismo: cada uno tendr la
oportunidad de mirarse a la distancia de los aos y pensarse as mismo. Este proceso de reflexin podra
considerarse un auto etnografa, concepto utilizado por Patt (1997) para referirse al auto reconocimiento, la auto
representacin ante el otro. El concepto de auto etnografa es aplicable a nuestro caso, puesto que los
participantes, varones y mujeres, tienen un modo de elaborarse a s mismos como objeto de interpretacin, de
pensarse ante el otro y frente a s mismos. Esto slo es posible en el quiasma grupal. Esta es la riqueza de los
GPR, el trabajo de la cofrada, ncleo seminal de ideas.
No se trata pues de que hablen de la violencia y el abuso de SPA sino que hablen entre s buscando ese
reconocimiento intersubjetivo. En palabras de Julio Cortzar (1993), el Bolvar de la narrativa latinoamericana "la
verdadera otredad hecha de delicados contactos, de maravillosos ajustes con el mundo, no poda cumplirse desde
un solo trmino, a la mano tendida deba responder otra mano desde el afuera, desde lo otro".
Esto son los GPR, distintas manos del mismo saludo.
19 Imgenes de Gabriel Pacheco
Cuaderno de apoyo para aplicar los Grupos Psicoeducativos y de Reflexin (GPR) entre las
personas que acuden a tratamiento en CIJ
Domus haec aedificata est cogitando.
Este cuaderno no es un manual en s mismo. Lo que sigue tiene que ver ms bien, con la construccin de una
hermenutica y de un lenguaje de pro-vocacin, un lenguaje subvertido, o en palabras de Buordieu un discurso
hertico, extico para Derrida o como lo nombra White, un contralenguaje.
En esta propuesta no desconoce que el consumo de sustancias psicoactivas (SPA) y el ejercicio de la violencia
en cualquiera de sus mbitos: familiar, escolar, conyugal, paternofilial, de noviazgo, laboral, basada en
estereotipos sexistas, en creencias religiosas, etc. ocasionan graves y variados problemas en la salud relacional
de las personas, con costos sociales incalculables.
Los aspectos centrales del aporte de la perspectiva de gnero retomados en el contenido de esta propuesta son,
en trminos tericos: el concepto de poder, la construccin de identidades de gnero, y los significados de la
feminidad y masculinidad en las relaciones que han supuesto una definicin excluyente y jerarquizada entre
ellos .
El cuestionamiento del abuso de poder y de los discursos del dominio son las categoras que constituyen, en
trminos de la psicoeducacin, el tema generador y el eje de anlisis para la reflexin permanente.
Las relaciones interpersonales, en general, y sobre todo, aquellas en que se entretejen en relaciones afectivas,
suelen estar marcadas por el desequilibrio del ejercicio del poder en donde predomina el control y la imposicin de
una de las partes, y el sometimiento y subordinacin de la otra. En este tipo de relaciones generalmente se
presentan problemas y conflictos por la forma de reconocer y manejar las diferencias entre las partes
involucradas, y surgen mltiples aliados y pretextos para expresarse: los conocimientos, la informacin, la
tecnologa, el dinero, entre otros.
El campo profesional de la salud mental no est exento de esta lgica; existe el poder del conocimiento que se
impone como verdad, por lo que en este caso, la propuesta que aqu se hace cuestiona el estatus y la investidura
de la bata blanca que les da prestigio y reconocimiento.
Por ello, quizs los socios conversacionales pueden sentirse confundidos al inicio en su papel establecido de
expertos. Pero una vez supero este momento de apora podrn construir formas novedosas de crear y recrear
nuevas realidades colectivas junto con sus asociados.
Por ello deseamos reiterar que las personas que colaboren en los GPR, sern un interlocutor ms junto con los
otros participantes; sern copartcipes de un proceso que les permita el reconocimiento de la condicin de gnero
por medio de la revisin de su propia historia de vida y de sus propias verdades narrativas, y podrn reflexionar
acerca de su propia masculinidad/feminidad y la forma en cmo conciben y se relacionan con el alcohol y otras
SPA, y en cmo usan el poder.
Con este cuaderno se aspira a proporcionar a todos los socios conversacionales insumos conceptuales y
reflexivos para el anlisis de las prcticas discursivas de dominio, incardinadas en los constructos de gnero, para
poder identificar la lgica en que se ejerce en poder en estos discursos dominantes que argumentan a favor de la
violencia y del abuso de SPA.
En consecuencia, uno de los propsitos es fortalecer los poderes y la construccin de nuevos saberes de los
participantes, con una concepcin que implica que todas las personas tienen poder desde dentro de s mismas.
Es posible que en muchas de las personas participantes, su poder haya estado oprimido o subordinado, o por el
contrario se haya manifestado de manera deformada o hasta violenta. Para ello, se debe reconocer que los
discursos dominio o las verdades narrativas que nos han interpelado como hombres y como mujeres no son
monolticos sino fracturables y transformables.
Por lo tanto se buscar desmantelar la lgica las relaciones tradicionales de poder y de gnero que han
incardinado nuestra subjetividad con estrategias como la deconstruccin de los discursos dominantes y la re-
flexin a travs de un dilogo transubjetivo y horizontal para transformar aquellas prcticas y constructos de
gnero que legitiman las desigualdades y el abuso de poder entre las personas. As mismo, se propende por la
bsqueda de discursos alternativos, de narrativas alternativas, para la construccin de nuevas cosmovisiones,
legitimadas a partir de la nueva agencia grupal. La idea es desmantelar la lgica del sometimiento y co-construir
nuevas realidades en torno a su masculinidad o feminidad, y a la forma de ejercer el poder personal y de
relacionarnos con las sustancias psicoactivas.
As, en las primeras sesiones bsicamente se trata de compartir historias, an mejor, historias acerca de historias.
El grupo asistir a un intercambio de historias.
Las historias pueden tener bsicamente cuatro figuras o tramas. Hay por lo menos cuatro modos diferentes de
tramar: el romance, la tragedia, la comedia y la stira. Toda historia (de vida), hasta la ms sincrnica o
estructural esta tramada de alguna manera.
El romance es bsicamente un drama simbolizado por la trascendencia del hroe del mundo de la experiencia, su
victoria sobre ste y su libracin final del mundo. Es un drama del triunfo del bien sobre el mal, de la virtud sobre el
vicio, de la luz sobre las tinieblas.
El tema arquetpico de la stira es precisamente lo opuesto; es en realidad, un drama de desgarramiento, un
drama dominado por el temor de que finalmente las personas estamos prisioneras en el mundo antes que su amo,
y por el reconocimiento de que, en ltima instancia, la voluntad humana es siempre inadecuadas o insuficiente
para derrotar a la fuerza oscura de la muerte o un destino funesto.
Comedia y tragedia, sugieren la posibilidad de liberacin al menos parcial, de la condicin de la cada y un escape
siquiera provisional del estado dividido en que los hombres se encuentran en este mundo.
En la comedia se mantiene la esperanza de un triunfo provisional del hombre sobre el mundo social y natural;
tales reconciliaciones estn simbolizadas en las ocasiones festivas que el narrador cmico tradicionalmente utiliza
para terminar sus dramticos relatos de cambio y transformacin. Las reconciliaciones que ocurren al final de la
comedia de las personas con sus semejantes y con su mundo, son representadas como ms saludable, como
resultado del conflicto entre elementos al parecer inalterablemente opuestos, es decir, se revela que estos
elementos son, a la larga, armonizables entre s, unificados, acordes consigo mismos y con otros.
En la tragedia no hay ocasiones festivas, salvo las falsas e ilusorias. Sin embargo, la cada del protagonista de la
historia y la conmocin del mundo en que habita no son vistas como totalmente amenazantes para quienes
sobreviven a la prueba agnica. Para los espectadores de la contienda ha habido una ganancia de conciencia, y
esa ganancia consiste en la epifana de la ley que gobierna la existencia humana, provocada por los esfuerzo del
protagonista contra el mundo. Las reconciliaciones que ocurren al final de la tragedia son ms de la ndole de
resignaciones de las personas a las condiciones en que deben estar en el mundo; afirma que son inalterables y
22 Imgenes de Gabriel Pacheco
eternas, lo que implica que la persona no puede cambiarlas sino que debe aprender a interactuar dentro de ella;
ellas establecen los lmites de lo que se puede pretender y lo que no se puede legtimamente proponer en la
bsqueda de seguridad y salud del sujeto.
Muchas de las personas que vivieron o viven experiencias de violencia familiar sumadas a situaciones de abuso
de alcohol (u otras drogas) suelen tramar sus historias como tragedias, sus relatos aparecen como si fueran
inalterables, como si estuvieran condenas a un destino funesto, vaco de esperanzas.
Una vez que se ha tramado el conjunto de acontecimientos de los temas revisados en las primeras sesiones se
tienen un breve crnica de sus vidas; la crnica de los sucesos se ha transformado en un proceso diacrnico
completo, sobre el cual los socios conversacionales tendrn la oportunidad de compartir sus reflexiones como si
se estuviera frente a una estructura sincrnica de relaciones, tratando de analizar la estructura del conjunto
completo de hechos y pidindoles a los sujetos un juicio sinptico de la relacin entre determinado relato y otros
relatos que podran ser hallados, identificados o descubiertos en las sesiones siguientes.
Ejemplo de tales intervenciones pueden ser:
Qu significa todo eso? Cul es el sentido de todo esto?, Qu tiene que ver eso con nos cont en esta sesin
con la pasada?, De qu manera estas historias han signado su forma de forma de ser [subjetividad]?, etc.
Esta ser justamente la tarea de los socios conversacionales en sesiones siguientes.
En ellas se buscar conversar y reflexionar acerca de las experiencias, percepciones, concepciones y
explicaciones acerca de ciertos temas de su vida cotidiana, por ejemplo, la forma en cmo se relacionan con las
bebidas alcohlicas, la manera en que construyeron su sistema de creencias, su habitus corporal, la manera en
como ejercen el poder, su concepcin del amor, entre otros.
Abajo se presentan los temas para cada una de las sesiones, todas ellas se trabajan dentro de un encuadre
situacional.
Sesin Tema
4 Mi relacin con las bebidas alcohlicas: una historia que vale recontar
A pesar de que el mtodo de trabajo sugiere hacer un recorte temporal (encuadre) basndose en la concepcin de
que el tiempo se da independientemente de la percepcin, de acuerdo con el clebre pasaje del libro XI de las
Confesiones, no debemos olvidar que no existe un pasado en s, tan slo existe un pasado en relacin con el
presente, un presente en relacin con el presente y un futuro en relacin con el presente. De ese modo el
pasado, el presente y el futuro se unen en un ciclo reflexivo en el que cada uno recibe su significado de los otros
dos.
Es obvio que el presente es el nico marco temporal de la accin, de aqu deriva el axioma de la clnica: todos los
problemas son problemas del presente; la idea misma de que un problema est situado fuera del presente, lo
vuelve insoluble (Boscolo y Bertrando, 1996). El cambio se induce desatando las rgidas ataduras entre pasado,
presente y futuro y estableciendo nuevas relaciones mediante la reconstruccin de otras posibilidades.
Abajo se describe las sesiones, algunas de ellas estn desagregadas por sexo/gnero. En las que no se haga
esta aclaracin aplican igual para mujeres y varones.
Conviene recordar que el trmino tcnica proviene de , Arte. En este sentido, la inter-vencin, como el arte,
para serlo, necesita siempre abrir caminos nuevos.
Otras fuentes afirman que tcne se puede traducir como emplear la fuerza en un fin. Esta es justamente la idea de
estas tcnicas es crear detonadores poderosos para que las personas tengan pensamientos poderosos.
De cualquier manera, los socios conversacionales pueden enriquecer las relaciones colaborativas y las
conversaciones dialgicas con otras tcnicas o dispositivos de su propia imaginera.
No se pretende en esta sesin acabar el tema o el debate, por el contrario este es un primer acercamiento a las
temticas que se irn discutiendo y analizando a lo largo de las sesiones. No se trata de llegar a consensos, se
privilegia entonces que los participantes se conecten con los dispositivos de trabajo y con la lgica temtica que
seguirn.
El trabajo en espacios de reflexin con varones despierta todo tipo de reacciones entre ellos, desde la curiosidad
hasta el rechazo inmediato pasando por la sensibilizacin y el reconocimiento de la necesidad de cambiar. Uno de los
aspectos ms impactantes, con los hombres que s acuden a estos espacios, es cuando se evidencian los costos de
una masculinidad estereotipada.
Probablemente esta sesin demande algn otro tipo de tcnica, si es el caso, los socios conversacionales lo
decidirn.
Despus, un poco ms adelante describan la manera en como a ellos les han transmitido la idea de masculinidad.
Al plantear sus propias experiencias como varones, los hombres suelen contar una narrativa caracterizada por el
romanticismo, con historias donde hay un momento de paz, despus aparece un personaje malo (Era bien
manchado) que creaba los problemas y rompa con esa tranquilidad (O sea, estbamos bien y llegaba mi pap
pedo y la cagaba; o Era un grupo tranquilo hasta que llego ese tipo). En todos los casos las voces de los
varones se tiene que hacer escuchar para sancionar a quien consideran el detractor (Uno le tiene que entrar al
quite, tampoco se va a dejar uno; que se manche con los otros va, pero no con uno). Siempre hay una mujer
(mam, pareja, hermana, novia, etc.) y si no la hay aparecen en escena un grupo de varones ms dbiles que
ellos (era bien ojete con los otros morros; vi como mi pap le pegaba a mis hermanos ms chicos). Y al final, l
vence, no sin dificultad, al personaje disruptivo (s nos dimos nuestros golpes, pero slo as entendi; uno es
tranquilo pero me cans y lo tuve que poner en su lugar).
Los argumentos que suelen utilizar van desde los ms conocidos (por eso somos hombres; Si te dejas te
agarran de caballito y no te sueltan) en defensa de su hombra o para evitar ser sancionados o excluidos
socialmente (A un morro le picaba las nalgas y como no deca nada porque estaba as bien meco, le empezaron
a decir que le gustaba la verga y ya no lo soltaron) hasta los ms reificados (Yo lo llevo en la sangre, mi abuelo
era as y mi pap tambin, nunca nos ha gustado eso; Yo digo que si tienen que ver con las hormonas, no s
cmo se llama pero los hombre tenemos una sustancia en el cerebro que no hace ser as [arrebatados]).
Materiales: Ninguno en especial para esta sesin, adems de los obvios para trabajar en grupo.
Los varones siguen persiguiendo la promesa de Hibrys seguidme y adorarme, y yo los har como dioses ese
padecimiento diagnosticado por los griegos que conduce a la ceguera por el orgullo desmedido.
Qu bonitos son los hombres que se matan pecho a pecho, cada uno con su pistola defendiendo su derecho.
Los pistoleros de fama una ofensa no la olvidan y se mueren en la raya no les importa la vida, los panteones son testigos,
es cierto no son mentiras
Nac norteo hasta el tope, me gusta decir verdades, soy piedra que no se alisa por ms que talles y talles soy terco como
una mula, a donde vas que no te halle.
No soy monedita de oro pa caerles bien a todos, as nac y as soy si no me quieren ni modo. El cielo tengo por techo,
noms el sol por cobija, dos brazos pa mantenerte, y un corazn para tu vida.
Y alegre se fue cantando por el filo de la sierra Tamaulipas es mi tierra! pal que lo ande dudando. Y si alguno no le cuadra,
pues que lo venga a arreglar que el cuerudo de mi tierra nunca se sabe rajar
An a costa de la vida propia, an a costa de la vida de quienes decimos amar.
Al pueblo lleg un fulano, que a Martn vino a buscar, pero Martn perdi todo, ya no tena que apostar. Si quieres mirar mis
cartas tienes que pagar por ver. Martn contesta sereno: Te apostare mi mujer. Tena una mano segura, saba que no iba a
perder Se destaparon cuatro ases se sinti Martn morir, del juego as son las leyes haya que aprender a sufrir, tena un
pokar de reyes, no haba ni que discutir. Martn sali como un rayo y en dos horas regreso, su esposa iba a su lado, todo en
silencio qued...
Pero cmo no vamos a llevar las cosas al lmite, si el abuso de poder y de alcohol han sido emblemas de una
virilidad fiduciaria.
La paremiologa no dicta cosas distintas:
Ms abrigan buenas copas que buenas ropas; Beb que la vida es breve; Con amor y aguardiente, nada se
siente; Para todo mal mezcal, para todo bien, tambin; Quieres conocer a un hombre? Emborrchalo.
Los/as socios/as conversacionales tendrn que recurrir a la imaginera de sus imaginantes para poder migrar
tantas y tantas creencias estticas a terrenos nmadas. Para ello se puede valer de la paremiologa. Abajo
aparecen algunos refranes que pueden ser tiles para cuestionar estos saberes normativos acerca de la violencia
contra las mujeres:
Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, andars carrera van; Cuando al run hacen seor, no
hay cuchillo de mayor dolor; Caridad y amor no tocan tambor, en silencio viven mejor; Del dicho la hecho hay
mucho trecho; No es lo mismo predicar que dar trigo; Obras son amores y no buenas razones; A hoy, lo veo;
en maana, poco creo; No creas sino lo que veas.
Algunos pueden crear sinergias en las personas:
No es porque las cosas son difciles que no nos atrevemos, es porque no nos atrevemos que son difciles; El
que tropieza y no cae, adelanta terreno; Quien adelante no mira, atrs se halla; El que quiere va; el que no
quiere enva; Ms hace el que quiere que el que puede; Llralo y sfrelo, y despus sigue adelante.
Algunos otros muy tiles:
Cuida a tu cerebro que tu cerebro cuida de ti; El que regala bien vende, si el que recibe lo entiende
Algunos para cuestionar la violencia contra los nios:
Mozo bien doctrinado, ser viejo descansado; Costumbres de mal maestro, sacan hijo siniestro; De padres
cantores, hijos jilgueros; Ms apaga buena palabra que caldera de agua; Ms vale una palabra a tiempo que
46 Imgenes de Gabriel Pacheco
cien a destiempo; Cada uno en lo que se cra, y en la buena crianza la hidalgua; Cuando uno no quiere, dos
no regaan.
Algunos para pensar:
Dime de qu presumes y te dir de qu careces; El que se excusa se acusa; El que siembra vientos recoge
tempestades; El que solo come su gallo, solo ensilla su caballo; Hombre celoso, de suyo es cornudo; Paga lo
que debes, sanars del mal que tienes; No hay peor sordo, que quien no quiere or, ni peor ciego que el que no
quiere ver.
Pero ms all de esto y muchos otros que pueden ayudar a cuestionar otras tantas creencias, se prefiere que los
refranes, canciones, frases celebres sern re-fraseados por los propios asociados/as, especialmente los que ellos
hayan mencionado como significativos en su vida. Puede ser hasta divertido: Para todo mal, nopal, para todo bien
tambin.
Materiales: Hojas blancas y lpices. Tambin gomas para borrar. Acaso algn instrumento musical por si alguien
se anima a pasar al karaoke y refrasear, recomponer o recrear la letra de una cancin, la cancin de su vida.
Cuando ella tena cinco aos se enamor de un hombre que se rea y la abrazaba muy, muy fuerte, que la
suba sobre sus hombres y le mostraba el mundo desde all arriba. Ella pens que ese hombre era como
una montaa y que las montaas no se mueren nunca y que son el sitio ms maravilloso del mundo para
mirar la vida.
Cuando ella tena quince aos se enamor de un joven que tena una frente muy, muy amplia y que la
tomaba de la mano para conducirla y le deca que el mundo estaba mal hecho y haba que cambiarlo. Ella
pens que ese joven era como una espada y que las espadas no mueren nunca y que son el objeto ms
maravilloso del mundo para cambiar la vida.
Cuando ella tena veinticinco aos se enamor de un hombre que tena una voz muy, muy potente y que le
hablaba de lo mucho que saba y que le deca que el mundo era un lugar para reproducir la savia y la
sabidura. Ella pens que ese hombre era como un mar y que los mares no se mueren nunca y que son el
medio ms maravilloso del mundo para reproducir la vida.
Cuando ella tena treinta y cinco aos se enamor de un hombre que tena un brazo muy, muy firme y que
la empujaba casi, subiendo interminables escaleras y le deca que el mundo era un lugar que haba que
conquistar peldao a peldao. Ella pens que ese hombre era como un viento y que los vientos no se
mueren nunca y que son el aire ms maravilloso del mundo para respirar la vida.
Cuando ella tena cuarenta y cinco se enamor de un hombre que tena un pecho muy, muy slido y que le
ofreca descansar all su cabeza y le deca que el mundo era un lugar al que haba que enfrentarse con
serenidad. Ella pens que ese hombre era como una roca y que las rocas no se mueren nunca y que son la
materia ms maravillosa del mundo para resistir la vida.
Cuando ella tena cincuenta y cinco aos se enamor de un hombre que tena unos ojos muy, muy claros y
que la invitaba a mirar lo que le vea y deca que el mundo era un enigma que haba que descifrar. Ella
pens que ese hombre era como un libro y que los libros no se mueren nunca y que son la frmula ms
maravillosa del mundo para comprender la vida.
Cuando ella tena sesenta y cinco aos se enamor de un hombre que tena un odo muy, muy fino y que la
escuchaba con mucha atencin y le deca que el mundo era un lugar por el que haba que pasar para llegar
a la verdadera vida. Ella pens que ese hombre era como una meloda y que las melodas no se mueren
nunca y que son la msica ms maravillosa del mundo para sentir la vida.
Cuando ella tena setenta y cinco aos se enamor de un hombre que tena piernas muy giles y que la
impulsaba a caminar todava y le deca que el mundo era un lugar que haba que recorrer a paso humano.
Ella pens que ese hombre era como un camino y que los caminos no se mueren nunca y que son el
recurso ms maravilloso del mundo para andar por la vida.
Cuando ella tena ochenta y cinco aos se enamor de un hombre que tena memoria muy rica y que le
deca que el mundo era un lugar en el que ya haban estado y al que volveran. Ella pens que ese hombre
era como un Dios y que los dioses no se mueren nunca y que son la idea ms maravillosa para dar sentido
a la vida.
Cuando ella tena noventa y cinco aos conoci a un hombre que apenas vea, apenas oa, casi no
caminaba, tena pocas fuerzas, rara vez hablaba, y no siempre que algo era gracioso, se rea. Ese hombre,
que no se pareca a una montaa ni a una espada, que no era como el mar ni como el viento, que no le
recordaba a las rocas ni a los caminos, que nada deca que sonara como un libro ni como una meloda; ese
hombre que era nada ms que un hombre que le pregunt quin era ella.
4
Bortnik, Ada. Revista Humos nm. 60, junio de 1991, Madrid, Espaa.
50 Imgenes de Gabriel Pacheco
Sexta sesin para los varones
5
Tema: Subjetividad masculina. Privilegios y molestares .
Objetivo: Analizar los privilegios masculinos y los molestares que ejercemos como hombres, a travs de la lectura
La historia de Andr.
Tiempo
12 minutos para que el socio describa la manera en como devenimos sujetos. 10 para la leer La historia Andr.
60 para la reflexin y discusin grupal. Los ltimos 10 servirn para hacer una breve sntesis de las reflexiones
vertidas.
Dispositivo:
En los primeros minutos el SC describir la manera en cmo se construye la subjetividad masculina, y los factores
biolgicos y psicosociales que intervienen en su constitucin.
Se sugiere hacerlo de manera breve pero clara, podr describir que la subjetividad es algo que se construye a lo
largo de la vida, y que en ella influye el cuerpo/sexo con el que nacemos (todo el aparato corporal y biolgico); el
nombre que nos pusieron (ideas asociadas a l); las relaciones familiares en casa (forma en que se relacionaban
nuestros padres como pareja, formas en que los padres se relacionaban con los hijos y las hijas, las tareas,
responsabilidades y deberes de mam y de pap, los juguetes o regalos recibidos, los deberes y privilegios o
permisos otorgados para hijos e hijas, los comportamientos que se sancionaban para cada sexo, las expectativas
que tenan para nosotros, el trato recibido como varones, el lugar que ocupamos como hijos, etc.); la educacin e
informacin recibida en casa (papeles sexuales, valores, actitudes, forma de expresar la afectividad, la manera en
relacionarnos con nuestro cuerpo, la sexualidad, los privilegios masculinos, etc.); las condiciones de vida en las
que crecimos (situacin econmica en casa, nivel educativo de la familia, experiencias de migracin, cambios de
residencia, etc.); relaciones sociales (estudio, trabajo, tipo de amigos y amigas, proyecto y expectativas de vida); y
finalmente, tambin haber vivido experiencia muy frustrantes o traumticas (abuso sexual en la niez, abuso de
alcohol en la familia, violencia en casa, condiciones de deprivacin, muertes de seres queridos, etc.). En esta
descripcin podr apoyarse de las experiencias que los asistentes hayan narrado en la primera sesin.
Se pretende que reconozcan que la subjetividad masculina esta conforma de por mltiples experiencias y
situaciones, que dan cuenta de la historia de vida, la imagen personal y corporal, y las perspectivas que se tienen.
Enseguida les dir que quiere contarles la historia de vida de un varn. Lee la historia, o an mejor, pide a los
participantes que lo hagan, por ejemplo, cada uno puede leer un prrafo de la historia.
Al concluir la lectura, les pedir que reflexionen en Andr, un personaje que quera ser todo un hombre. As que
se abre el debate en tono a la historia de Andr. El SC estar atenta a las ideas y reflexiones que hagan de la
historia y tratara de invitar a la reflexin con preguntas que apuntalen el anlisis de los deseos de Andr, y de las
formas en que l crea que poda ser un gran hombre: blicas y opresoras, el poder y riquezas, la sabidura y
experiencia, una descendencia numerosa para ser un consejero protector, y finalmente un galn seductor
sexualmente fogoso.
Justamente, la idea es dirigir la discusin en torno a la manera en que estas creencias se constituyeron en una
suerte de historias dominantes que signaron la subjetividad de Andr y que al mismo tiempo cieron el desarrollo
de muchas de sus posibilidades, incluyendo la posibilidad de finalmente aceptarse l mismo.
Se sugiere que el SC intervenga con preguntas como:
Qu es lo que l realmente estaba buscando?, qu ganaba en cada ocasin?, qu perda o que perdi?,
Cmo se puedo haber sentido en cada ocasin?, Cmo puedo haber sido la familia de Andr?, esta historia
podra ser real?, esta historia se parece a la de alguien que ustedes conocen o a la de alguno de ustedes?
Esta pregunta es coyuntural para dar un primer giro a la conversacin. Ahora dirigir sus intervenciones a explorar
las historias dominantes que pudieran estar parasitando la subjetividad de los asistentes, para ello sugerimos
apoyarse con la siguiente pregunta toral:
Si ustedes tuvieran una hada madrina que le pediran?
Podr seguir explorar estas historias con preguntas como las que siguen.
5
Molestares: trmino acuado por Bonino para referirse a la actitud molestona de los hombres, el afn por estar molestando.
51 Imgenes de Gabriel Pacheco
Por qu algunos hombres viven eternamente buscando
ser todo un hombre?, a qu le atribuimos la vala de un
hombre hoy en da?, qu tenemos que hacer los
hombres para sentirnos felices?, qu cosas hacen
ustedes para sentirse ms hombres?, por qu los
hombres necesitamos hacer estas cosas?, qu cosas
dejan de hacer ustedes por considerarlas de poca
hombra?, cuntos de ustedes consumieron drogas nada
ms por probar que eran muy hombres? etc.
Despus le dar un segundo giro al dilogo, tratando de
llevarlos a contar su propia historia como hombres, lo cual
resultar bastante complicado, pues no es nada sencillo
hablar de los propios avatares de nuestra masculinidad.
Despus le dar un segundo giro al dilogo, tratando de
llevarlos a contar su propia historia como hombres, lo cual
resultar bastante complicado, pues no es nada sencillo
hablar de los propios avatares de nuestra masculinidad.
Ustedes acaban de or la historia de un personaje, alguien quiere contarnos la propia? Cmo es la historia de
Alberto, Alejandro, Alfredo, ngel, Armando, Arturo, Beto, Bruno, Carlos, David, Enrique, Erasmo, Fernando,
Fermn, Gerardo, Gustavo, Isaas, Harry, Hugo, Israel, Juan, Jess, Jorge, Manuel, Mario, Marco, Miguel, Ricardo,
Luciano, Luis, Oscar, Pedro, Rafael, Ramn, Ricardo, Rubn, Vctor, Sal, Sergio, Soilo, etc. segn los nombres
propios de los asistentes En qu es igual o diferente la historia de ustedes?
Otra vez, los SC debern estar atentos a recuperar las diversas voces como una alternativa de deconstruccin de
los estereotipos de la masculinidad propios de la sociedad patriarcal en la que vivimos, y comenzar a sealarlos
en el nimo de ir desmantelando estos estereotipos que operan como una camisa de fuerza en el desarrollo de los
varones.
Tambin puede apoyarse de las siguientes preguntas:
Cmo crear posibilidades de cambio?
Cmo avanzar como varones hacia la equidad y no crear nuevas inequidades?
Qu ganamos los hombres en la equidad? Hay prdidas para las mujeres?
Podemos entrar en la esfera domstica o de la salud reproductiva sin que se convierta en un nuevo campo de
competencia con las mujeres?
Cules son las formas ms eficaces de trabajar ro arriba, es decir, buscando un efecto reflexivo en el trabajo con
varones?
Cmo son los procesos de cambio en los hombres? Qu los facilita y qu los dificulta?
Cul es la pedagoga de gnero de mayor eficacia?
Materiales: La historia de Andr.
Los GPR pueden ser un buen pasaporte para logar pasar la aduana que pone esas viejas ideologas patriarcales.
Nuestros cuerpos deben todava ser aprendidos como algo que nos es entregado para ser cuidado y no para ser
explotado, como un instrumento ajeno o disociado a nosotros mismos.
En este orden de ideas, se puede afirmar que, en general, el cuidado personal, el cuidado de nuestros cuerpos, esto
es, la valoracin del cuerpo en el sentido de la salud y de su integridad es algo prcticamente inexistente en los
procesos de crianza y socializacin de los varones. Por el contrario, el cuidarse o cuidar a otros aparece como un
papel circunscrito a las mujeres salvo en el caso de los mdicos o enfermeros . En este sentido recogemos otra
frase de la paremiologa masculina que signa los propios cuerpos masculinos: Hasta donde el cuerpo aguante.
Verdades narrativas asociadas a la resistencia (Morir en la raya o hasta que el cuerpo aguante, condenan a los
cuerpos sometidos a presiones que alcanzan sus propios lmites. El cuerpo masculino sufre los excesos de estas
narrativas.
Los varones, cuando nos referimos al cuerpo, nuestros cuerpos, solemos nombrarlo como el cuerpo, las piernas,
la mano, etc., y no como mi cuerpo, todava muy alejados de una concepcin yo-cuerpo, como si fusemos tan slo
ocupantes de ese instrumento, como si fuera una mquina a nuestra servicio a la que eventualmente hay que afinar y
balancear.
Concebir el cuerpo como un mero instrumento de trabajo podra ser tpico en los sectores laborales en donde la fuerza
corporal es central para el trabajo, y por ende, para ganarse la vida (la sobrevivencia). Sin embargo, en una multitud
de revistas que circulan hoy en da dirigidas exclusivamente para a los varones, se afirma el cuerpo desde la misma
concepcin instrumental y estructural: Guas para maximizar tu mquina, Cmo sacarle el mejor provecho a tu cuerpo.
Los cuerpos masculinos se han tratado como formas de efectividad, pero no como agencias completamente
desarrolladas.
Diversos autores han documentado ya la forma en que la identidad corprea de los varones genera estragos en su
salud. El inventario de problemas de salud masculina asociados a esta concepcin sigue creciendo. A pesar de que
los datos epidemiolgicos de las ltimas dcadas presentan cifras de morbilidad y mortalidad masculina importante y
creciente, apenas es problematizado por la medicina.
El cuerpo sufre, en verdad, un asalto en nombre de la masculinidad.
Apenas comienza a asociarse la concepcin de nuestros cuerpos como mquinas fabricadas para el aguante con las
altas tasas de morbilidad masculina, particularmente los problemas de corazn, ciertos tipos de cncer (pulmn) y de
piel. De la misma manera que los homicidios, accidentes y suicidio se empiezan a asociar a la nocin (o fantasa) de
invulnerabilidad: No me pasa nada, Yerba mala nunca muere, Clenme, especialmente entre los varones jvenes.
Muchas veces, el cuerpo-como-arma termina siendo una forma de violencia contra el propio cuerpo.
Por supuesto, todo esto deriva en la ausencia de los hombres en los espacios de salud.
65 Imgenes de Gabriel Pacheco
Si a esto le sumamos la dificultad que tiene los varones de expresar sus necesidades de salud, el escenario se
complica. Los varones, en general, no hablan de sus problemas de salud, porque constituira una demostracin de
debilidad, de feminizacin frente a los otros y otras.
La creencia que subyace a esto se hace evidente, la nocin de cuidado de la salud denota una feminizacin.
La imagen que tienen los hombres de los servicios de salud, segn diversos estudios, es que stos son para
ancianos, mujeres, nios o para enfermos. Y los varones consideran que no caen en ninguna de esas categoras,
por lo tanto, les son ajenos.
Se cita un comentario de un socio de estos grupos:
Mire, la verdad no s qu me pasa, pero desde que vengo a estos grupos algo se me desconchinflo en los ojos,
me sale agita de ellos cuando usted nos hace hablar de nuestra niez.
En mi trabajo se siente un ambiente irrespirable, dijo un seor que padeca problemas asmticos.
Doctor, no s que tengo, pero mire, esta mano ya no me sirve, no tendr otra por ah?, cont un varn acerca de
su ltima visita al mdico. Todos los dems varones preguntaron que le haba contestado su mdico.
Mujeres y hombres no somos en esencia una realidad inmutable sino un devenir y nuestro hbitat corporal en
tanto realidad vivida, se encuentra mediada por la conciencia definida desde las acciones sociales.
A este respecto vale citar algunas de las leyendas que se varones han inscrito en sus cuerpos a partir de estas
reflexiones:
Ya entend que no tengo que irme hasta que se termine la ltima botella.
Todas las expresiones son para hacernos rudos, para ser el eje, el que aguante, pero tenemos que deshacernos
de estas chingaderas para vivir mejor.
Entend que no somos seres superiores, que debo de dejar de pernoctar con esta creencia.
Vida saludable, eso es lo que yo aspiro despus de estas reflexiones. Me he enfermado por haberme credo todas
estas cosas que me dijeron. Tengo dos hijas que quiero ver crecer, y quiero llegar sano a mi vejez, no lo voy a
logar si me sigo contando con que debo callarme mis dolencias. Ahora, slo eso quiero una vida saludable para mi
cuerpo, para m.
Materiales: Si el SC decide aplicar la misma tcnica que la propuesta para el GPR de mujeres, entonces conviene
que consiga los mismos materiales
Yo T o T- Yo
La socia conversacional tiene una enorme oportunidad de reflexionar, junto con sus asociadas, la trama de este
cuento.
77 Imgenes de Gabriel Pacheco
Abajo se presenta un breve fragmento del relato de una seora, an joven, que comparti El cuento de su vida y
del dolor que seguir con este cuento le est causando.
Esta es la historia de Lady Di, una mujer plebeya que en su niez fue privada de muchas oportunidades por
ser mujer, y por ser la mayor de tres hijas. Ella era hija de un padre bueno, que era muy alto, como los robles,
pero al mismo tiempo muy chiquito, pues era constantemente humillado por su esposa y sus dos cuadas
que vivan con ellos. La madre se encargaba de menospreciar al padre frente a las hijas. Pero Lady Di tena
la facultad de ver la belleza a travs de sus ojos de las personas, y encontraba en la mirada de su padre una
gran bondad. Lady Di fue creciendo con mucho resentimiento contra su madre por los desprecios que le
haca a su padre. Con ella, su malvada madre no era mejor, siempre la estaba retando, le deca que nada
hacia bien, que haba nacido buena para nada, y los castigos que le impona consista en encerrarla en el
armario de la recmara de mam, donde slo haba ratas y oscuridad. Ah pas muchas tarde de su niez,
castigada por cualquier capricho de la madre.
Cuando se caso, tuvo dos hijos. Siempre les ocult a sus hijos el gusto enfermizo que tena su padre por las
jovencitas y por el alcohol. Hasta que lo corri de casa. Los hijos la culparon por el abandono del padre y ella
call, aceptando la culpa.
Lady Di era muy querida en su trabajo, todas sus compaeras iban a consultarle sus problemas. Para todas
tena palabras de aliento, a todas ayudaba a resolver sus problemas.
Tena una especie de radar que le permita darse cuenta del dolor de los dems, y si perciba que alguien
estaba triste iba y lo consolaba. No poda dejar de pensar en el prjimo. Siempre estaba atenta a ver que se
le ofreca al otro, siempre dispuesta a complacer al otro. Si una amiga que se quejaba del dolor de espalda,
ella le deca que a ella misma tambin le dola la espalda o si una amiga se quejaba de que le iba mal en el
trabajo, ella tambin le deca que tena problemas en su oficina, aunque su espalda estuviera bien y en su
trabajo fuera eficiente.
Los martes sala con un grupo de amigas que les gustaba de visitar los cafs y fumar, y ella fumaba y se rea
con ellas, aunque no tuviera motivos para rer. Los jueves vea a otro grupo de amigas que siempre andaban
afligidas y como terminaban llorando, ella lloraba con ellas aunque no tuviera razones para llorar.
Siempre solcita. Siempre tratando de arreglar los problemas del prjimo. Siempre sonriente, siempre
preocupada por como la veran los otros.
Con los hijos no era diferente, como ninguno trabajaba de manera formal a ambos les daba dinero. Bueno, le
pedan prestado y no le pagaban. Ella pensaba que quizs a ellos les haca ms falta el dinero que a ella
misma.
Como su hermana era mdica, un da la invit a ser voluntaria en el hospital del pueblo, lugar donde ella
trabajaba. Pues all fue Lady Di, atravesaba la ciudad para estar temprano atendiendo a los enfermos,
preguntndoles por su salud. Haciendo llamadas para ellos, dndoles sus medicinas. Regresaba corriendo
para recoger a su nieto que sala del jardn de nios a la una de la tarde, an cuando su nuera no trabajara.
Le preparaba la comida a ambos y despus ella ya se sentaba a comer.
Cuando sala a pasear al centro de la ciudad acompaada por su nuera y su nieto, bastaba que ella de dijera,
Que linda blusa! o Que pantaln tan bonito, se le vera bien al nio!, para que ella desembolsar
inmediatamente el costo de la prenda y se las regalar.
Qu linda es usted Lady Di!, Usted siempre tan servicial, Usted es un alma de Dios, Lady Di Tales
eran los jarabes que se tomaba para sentirse grande, para sentirse buena.
Las veces que quiso negarse a hacer algo, a ir a algn lugar, a dar algo a alguien, se senta mala
Simplemente no poda
Lady Di ocultaba su tristeza detrs de una mscara de
Etc.
Una cuento ms.
Hoy me invitas a que reflexione y en verdad te digo que me gustara tener un montn de respuestas para darte y
convencerte que mi piel habla junto con la de todas mis compaeras. Hoy me permit hacer un viaje en donde
desarrolle msica, en donde sent por los ojos, respir por la boca y habl por los odos.
Mis manos slo se dedicaron a escribir.
6
Libro o comentario en que se refieren los hechos de cada da; sucesos notables ocurridos en la fecha en que se est o de la que se trata,
pero en aos anteriores.
7
Transformacin de algo en otra cosa; mudanza que hace alguien o algo de un estado a otro, como de la esclavitud a la liberalidad o de la
pobreza a la riqueza. Cambio que experimentan muchos animales durante su desarrollo, y que se manifiesta no solo en la variacin de forma,
sino tambin en las funciones y en el gnero de vida.
8
Arte de proyectar y construir edificios.
9
Disciplina que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigedad, especialmente a travs de sus restos.
10
Conjunto de hilos que, cruzados y enlazados con los de la urdimbre, forman una tela. Disposicin interna, contextura, ligazn entre las partes
de un asunto u otra cosa, y en especial el tejido de una obra dramtica o novelesca
11
Ideologa: conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o poca, de un movimiento cultural,
religioso o poltico, etc.
81 Imgenes de Gabriel Pacheco
Para Jaques Derrida, una propiedad esencial de la escritura es su
carcter de iterabilidad, esto es, el poder que tiene un escrito de ser
reproducido en cualquier momento. La iterabilidad del signo escrito hace
que pueda perdurar ms all del tiempo y generar nuevos significados.
Esta capacidad de iterabilidad hace que la escritura antes de ser una
va de comunicacin constituya una marca, una huella.
En esta sesin, la tarea se dirige a la fabricacin de historias alternativas
futuras que, al escribirse, posibilitan la generacin de nuevas formas
de significar nuestras relaciones con otras personas, con el poder y con
el alcohol y/u otras drogas.
Recuerdos del porvenir supone dibujar una realidad donde todo puede
ocurrirle al participante, como escritor debe establecer un convenio para
leer: instalarse en la actitud donde todo es posible, instalarse en dos
planos, el de la realidad y el de lo imaginario, el de lo concreto y lo
ilusorio, se desarrollan en forma paralela en la obra de esta sesin. Para
ello tendr que hacer uso del futuro como vivencia actual. Recuerdos de
un porvenir es un ejercicio de posibilidades que nunca terminan.
Los socios conversacionales explicarn que la tarea consiste en imaginarnos que estamos en el mes o ao
(futuro) y cada participante habr de elegir algunas fechas de ese ao, no importa si son en la misma semana o
mes. No tienen que identificarlo en un calendario, no es importante. Tampoco es relevante ser exactos en las
fechas, este primer ejercicio se hace solamente para que las personas se posicionen en el futuro.
Enseguida les entregarn las hojas y los lpices, y les pide que escriban algunas pginas de su Diario Personal,
pero de las fechas que eligieron previamente, incluyendo en la parte superior de la hoja la fecha que estn
citando, por ejemplo 28 de agosto de, seguido de una frase introductoria como:
Querido Diario, nunca olvidar este da
Otra alternativa es pedirles que escriban algunas efemrides de su vida, acaecidas durante los meses prximos o
durante el ao siguiente, para ello escribirn en su hoja un ttulo como:
Efemrides de mi vida: sucedi un da como hoy pero del ao
Seguidas de frases introductorias cortas como las siguientes
Era un da de abril cuando
Todos recordamos aquel verano del ao cuando
Tambin pueden ofrecerse las dos alternativas y darle a los participantes la oportunidad de elegir el ejercicio que
les resulte ms atractivo.
Obviamente las personas empezaran a bromear, dirn cosas como que se sacaron la lotera, que les aumentaron
el sueldo, que adelgazaron cuatro kilos, que al fin el amor de su vida les hizo caso o hasta que Mxico le gan a
Argentina en penaltis, as que ser tarea de los socios explicarles que escribir pginas de Mi Diario o de las
Efemrides de mi vida tiene que ver con narrar en tiempo pasado algunos sucesos excepcionales ocurridos
en esas fechas, que describan cualquier acontecimiento en su vida pasada que no concuerde con las historias
dominantes que han narrado en sesiones anteriores, incluyendo la que pudo haber emergido en El cuento de mi
vida de la sesin 10.
Estas situaciones excepcionales pueden ser cosas muy cotidianas que la gente suele pasar por alto. Desde asistir
a una consulta para mejorar su salud (con un mdico, un dentista, un psiclogo, etc.) hasta haber roto algunas
reglas que se haba auto impuesto y que lo estaban oprimiendo. Situaciones en las que la Whiskola, La mata
ratas, El Speedy Gonzlez, Mi comadre estuvo a punto de convencerlos y no lo logr, y la forma en cmo cada
quien lo evit; puede ser algn episodio en el que la persona haya logrado resistirse a la influencia de los
discursos dominantes y al final hizo lo que l/ella mismo/a decidi, incluyendo una descripcin de cmo lo logro; o
situaciones en las que quiso abusar del poder actuando violentamente y logr detenerse, o alguna vez en que
alguien quiso abusar de l/ella, pudo identificarlo y tuvo el valor para impedirlo.