Art 04
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Carmen J. Álvarez D.
Investigadora del Instituto de Derecho Comparado
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad de Carabobo
Roslyn E. Sánchez A.
Investigadora del Instituto de Derecho Comparado
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad de Carabobo
Resumen
Abstract
In this study of legal and procedural research is intended to highlight the importance of
Procedural Principles for efficient delivery of labor justice in this sense to study the standard
adjective shows that expressly includes principles that guide the procedural activity of subjects
the jurisdictional work process. Therefore, it is considered that these principles should be
considered and implemented as stated the current regulations, which constitutes the fundamental
ideas that determine the fundamental characteristics of Labor Litigation offering to proceedings,
criteria for interpretation and integration thereof. It is noteworthy that this research has been
carried out by reference from the general to the particular, ie first a definition of procedural law,
where the definition of principles specific, constitutional and legal principles, is performed
conceptualized labor turn procedural principles; On this evidence base as a second fundamental
aspect for such research are explained in detail all the principles that guide the new Venezuelan
labor process. In short, it is an interpretive study of conceptual development, based on
bibliographic and legislative, that personal judgment must constitute a legal contribution for
further research supports revisions.
SUMARIO
Introducción
Conclusiones
Referencias.
Introducción
Es de acotar que los Principios Fundamentales del Derecho Procesal Laboral son reglas
originadas de una premisa general que son el fundamento a otros enunciados dentro del
desarrollo y los efectos del proceso laboral y cabe señalar que serán analizados de forma
detallada, pues forman parte esencial del resguardo de los derechos procesales inmerso en los
parámetros modernos que supone la mejor conducción del debido proceso.
Villasmil y Villasmil (2010, p. 27) define al Derecho Procesal Laboral como una rama
del Derecho procesal que se ocupa de los conflictos laborales, ya sean individuales o colectivos,
En este sentido, el estudio del derecho procesal del trabajo comprende, entre otros, el análisis
concerniente a la justificación o la razón de ser de este proceso; el porqué de una jurisdicción o
proceso laboral con actuaciones procedimentales distintas o de formas especiales, en todo caso,
el porqué de un procedimiento judicial distinto al civil. Este asunto ha sido y sigue siendo centro
de reflexiones y disertaciones en la doctrina, algunas veces cometiendo toscas tautología, otras
aportando valiosas opiniones y ejemplos que delatan la fundamentación teleológica del proceso
laboral.
Del latín principium. Que significa primer instante del ser de una cosa. Punto que se
considera como primero en una extensión o cosa. Base, fundamento, origen, razón
fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia. Causa
primitiva o primera de una cosa, o aquello de que otra cosa procede de cualquier
modo.
constitucionalismo social, tomándose en cuenta para su protección a las personas sin recurso o de
menos ingreso económico. Así surge el derecho al amparo a la familia, el derecho a la educación,
salud, seguridad social y al trabajo, ya no como concesión de derechos únicamente al individuo,
sino a la familia y a la comunidad.
Rafael Ortiz-Ortiz (2004, p. 125) Señala en su texto Teoría General del Proceso que los
principios procesales laborales son aquellas reglas de valoración que se deducen del
ordenamiento jurídico adjetivo laboral y que sirven de fundamento para la interpretación y
aplicación de las normas procesales en atención a un criterio axiológico primario como lo es la
realización de la justicia.
Vescovi E. (2008, p. 51) afirma que el proceso, como también el procedimiento, se rigen
por diferentes principios, aun cuando las legislaciones positivas no se afilian a ningún sistema
puro. En consecuencia el estudio histórico de los diferentes procesos, ha mostrado como los
diversos principios han sido sucesivamente admitidos, rechazados y vueltos a instaurar, en una
especie de corsi e ricorsi. Así se observa una lucha, que se repite sin cesar, entre oralidad y
escritura, entre celeridad y la búsqueda de mayores garantías que conduce a enlentecer los
tramites entre libertad de formas y sujeción a estas, entre el predominio de las partes o del Juez
en la dirección del proceso, entre tarifa legal y libre apreciación de la prueba, entre unidad y
multiplicidad de instancias, entre otros. Toda reforma ha tenido, a menudo, como consecuencia,
luego de un periodo más o menos prolongado, una propensión a ser modificada volviendo al
sistema anterior.
No obstante ello puede tratarse, como en todas las actividades humanas, una línea de
progreso. El proceso ha pasado, de ser un duelo privado, a convertirse en una función pública; el
formalismo inicial, prácticamente sin sentido, ha cedido a los mecanismos más avanzados y, en
general, se procura que la función jurisdiccional satisfaga las necesidades superiores de la
colectividad, antes que el interés particular del litigante. La abolición del sistema de tarifa legal
en la evaluación de la prueba, es casi universalmente admitida, así como la tendencia hacia la
La Ley Procesal Laboral contempla unos innovadores principios que son entre otros, la
oralidad, Inmediación, gratuidad, concentración, publicidad, la rectoría del Juez en el proceso y
la novedosa figura de los medios alternos de resolución de conflictos entre otros, que pueden
redundar en un descongestionamiento de los tribunales de justicia. En general, el derecho
procesal ha observado un desarrollo desigual con respecto al derecho sustantivo; en efecto, el
sistema procesal clásico se ha caracterizado por el predominio absoluto de la forma escrita, hasta
el extremo de que lo que no consta en las actas escritas carece de toda relevancia jurídica: “lo
que no está en los autos no está en el mundo”, repiten aun con cierta socarronería muchos de
nuestros jueces cuando pretenden explicar su evasión de la realidad de los hechos.
Este monopolio de las actas escritas que reduce la función del Juez a decidir siguiendo un
conjunto de actuaciones formales sirve de justificación para poder delegar en otros funcionarios
la tarea de preparar o instruir la totalidad o parte del proceso, puesto que el sentenciador es un
simple árbitro de un duelo a quien sólo corresponde definir al ganador sin ninguna participación
activa en el proceso y sin libertad siquiera para apreciar las pruebas del expediente, pues está
sometido a rígidas reglas legales para su valoración. Esta posición meramente contemplativa y
casi mecánica del Juez tiene su fundamento en el principio dispositivo según el cual los litigantes
son los dueños del proceso, los personajes estelares de un drama en el que el Juez es simple
espectador por lo que corresponde a las partes determinar el desenlace de la lucha. Mientras el
derecho sustantivo se fue adaptando a los grandes cambios económicos y sociales que ha
experimentado, y en muchos casos conmovido, la humanidad creando, como dice Couture (2012,
p. 270) un sistema jurídico especial para proteger a los hiposuficientes, estableciendo
restricciones a la libertad contractual, y por tanto sensibles excepciones al principio clásico de
igualdad de los ciudadanos ante la ley, y con la abolición de la noción de culpa aquiliana en
Chiovenda y Carnelutti en la (ob. Cit.) señalan que a partir de la primera década del siglo
20, los ius laboralistas, con la adhesión de grandes maestros del derecho procesal, como fueron
promoviendo un sistema procesal especial capaz de crear un marco de protección para el
laborante que hiciera efectiva para este la garantía del debido proceso mediante la compensación
en el plano procesal de la desigualdad económica existente entre empleador y trabajador.
Una Ley Orgánica Procesal del Trabajo que garantice el funcionamiento de una
jurisdicción laboral autónoma y especializada. Se le otorga a los órganos jurisdiccionales del
trabajo la facultad para conocer exclusivamente de todos aquellos asuntos de carácter
contencioso que se produzcan con relación al hecho social trabajo. Se desarrolla la idea de
autonomía y especialidad de la jurisdicción laboral al establecer que conocerán en primera
instancia los Tribunales de Sustanciación, Mediación y Ejecución y los de Juicio y las Cortes
Superiores del Trabajo de las respectivas circunscripciones o circuitos judiciales en segunda
instancia.
2.2. Oralidad
Audiencia preliminar
La audiencia preliminar es uno de los momentos fundamentales y estelares del juicio del
trabajo. Su realización y conducción se materializa en la fase de sustanciación del proceso,
estando a cargo del Juez o Jueza de Sustanciación, Mediación y Ejecución. Esta audiencia
preliminar es presidida personalmente por el Juez o Jueza y a ella deben comparecer las partes de
manera obligatoria, bien sea personalmente o mediante apoderados en el día y la hora que
determine el tribunal, previa notificación del demandado. La obligatoriedad a la comparecencia
de esta audiencia es con el objeto de garantizar la posibilidad de que el Juez o Jueza de
Sustanciación, Mediación y Ejecución estimule medios alternos de resolución de conflictos,
como la conciliación o el arbitraje, a través de la mediación del tribunal.
Audiencia de Juicio
2.3. Inmediación
El juicio oral se materializa a través de las audiencias sea ésta la audiencia preliminar o
sea la audiencia de juicio. Por su parte, la inmediación a su vez es esencial al juicio oral pues el
debate entre las partes como la evacuación de las pruebas en el proceso deben ser incorporadas
en la misma audiencia, es decir, de manera inmediata.
El otro aspecto resaltante de este principio es que el Juez o Jueza debe participar personal
y activamente en la evacuación de la prueba, a los fines de poderse formar personalmente un
juicio valorativo de los argumentos y alegatos de las partes como de las pruebas evacuadas en la
audiencia, y poder juzgar personalmente en base a la sana crítica resultante del debate procesal.
2.4. Concentración
Este principio se fundamenta en que en una misma audiencia debe concentrarse tanto la
persona del Juez o Jueza que va a dirigir el debate y producir la sentencia, como la
comparecencia de las partes y la evacuación de todas las pruebas, esto con el propósito de evitar
retardos innecesarios y garantizar por parte del juzgador un conocimiento personal, directo,
actual del debate procesal y poder obtenerse así una sentencia inmediata y en base a la
percepción que el Juez o Jueza haya tenido del juicio.
2.5. Publicidad
Establece el artículo 4 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, que los actos del proceso
serán públicos, salvo que expresamente esta Ley disponga lo contrario o el tribunal así lo decida,
por razones de seguridad, de moral o de protección de la personalidad de alguna de las partes. En
este sentido la LOPT indica que los actos del proceso serán públicos, pero se procederá a puerta
cerrada en la audiencia preliminar para facilitar la posibilidad de mediación y conciliación o por
razones de decencia pública cuando así lo considere el Juez.
Los estudiosos del Derecho Procesal coinciden al señalar que este principio permite la
transparencia del proceso jurisdiccional y la participación ciudadana en la administración de
justicia. De modo que, cuando se habla de publicidad se está en presencia de la transparencia del
proceso y la participación de todas aquellas personas que tengan interés en presenciar las
audiencias y demás actos, lo que se traduce en una forma de control por parte de la sociedad civil
en la administración de justicia.
2.6. Gratuidad
En este mismo orden de ideas la nueva Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los
Trabajadores en su artículo 11 estipula que la justicia laboral es gratuita tanto en sede judicial
como en sede administrativa del trabajo. En consecuencia, no se podrán establecer tasas,
aranceles ni exigir ni recibir pago alguno por su servicio. Los registros públicos y notarías
públicas no podrán cobrar tasas, aranceles ni exigir pago alguno en los casos de otorgamiento de
poderes y registros de demandas laborales.
2.7. Brevedad
Al respecto el artículo 6 de la ley adjetiva procesal dispone: “El Juez es el rector del
proceso y debe impulsarlo de oficio o a petición de parte hasta su conclusión”. Haciendo un
recuento por el código de procedimiento civil se observa que se ordena al Juez, de oficio o a
petición de parte, proveer la continuación de una causa que se encuentre en suspenso, caso en el
cual procede la notificación de las partes, sin que corra término alguno hasta que no conste
haberse cumplido con esa diligencia. La indiferencia del Juez, unida a la negligencia o a la
desidia de las partes, era fuente de grandes retardos en la marcha de los procesos. Hoy, el Juez no
está obligado a tolerar, como un simple espectador, la paralización del juicio, sino que debe
impulsarlo hasta su conclusión, aún sin el concurso de las partes...
También se puede considerar como un ingrediente de este poder otorgado al Juez, como
director del proceso la facultad, que le confiere el artículo 48 de la nombrada ley especial laboral,
para tomar, de oficio o petición de parte, todas las medidas necesarias establecidas en la ley para
prevenir o sancionar las faltas a la lealtad y probidad en el proceso, las contrarias a la ética
profesional, la colusión y el fraude procesal o cualquier acto contrario a la majestad de la justicia
y al respeto que se deben los litigantes. En esencia, es conveniente acotar que no basta con la
existencia de un Juez letrado, formado en la ciencia del derecho. Se requiere de un Juez con
autoritas, es decir, que sea acatado no por su condición de autoridad del estado sino por la
confianza, el reconocimiento y el respeto que merecen sus decisiones.
discrecionalmente; debido a que esta manera de actuar llevaría a aplicar el sistema de la libre
convicción, el cual viene a ser un método especial de análisis concebido por dicha legislación.
Así se entiende, que a través de este único y uniforme proceso laboral, se resolverán
todos aquellos asuntos contenciosos del trabajo que no tengan atribuida su resolución a la
conciliación y al arbitraje; Como por ejemplo: demandas por prestaciones sociales y otros
derechos derivados de la relación laboral, demandas con ocasión de accidentes o enfermedades
profesionales, demandas por daño material o moral, entre otros.
Este principio consagrado en la parte in fine del artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo no debe confundirse con el de la norma más favorable, pues si bien es cierto que la
aplicación del in dubio pro o operario también se traduce en la opción que mas favorezca al
trabajador, es ostensible la diferencia y la diversa utilidad de uno y otro principio.
Como ya hemos visto, la aplicación de la norma más favorable apunta a resolver los casos
de conflicto o colisión entre dos o más normas laborales aplicables para la solución de un mismo
asunto; mientras que el in dubio pro operario tiene otro sentido y otra utilidad. Se trata de
resolver un problema subjetivo: El angustioso problema de la duda: ¿Condenar o absolver? ¿Dar
o negar? Como expresa Sentis Melendo, citado por Villasmil y Villasmil (2006, p. 34) estar en
duda, in dubio, significa carecer de certeza, encontrarse en estado de incertidumbre, lo cual no
debe confundirse con la falta o deficiencia de las pruebas de alguna de las partes o de ambas ni
con la diferencia de opiniones entre los jueces llamados a decidir la causa. En el primer caso el
asunto se resolvería en contra de quien debía asumir la carga de la prueba y no la cumplió; y en
el segundo caso, la discrepancia de opinión de los magistrados no tiene su base en la duda sino
en la propia convicción de cada uno de ellos y el problema se resolverá según el convencimiento
o criterio de la mayoría.
El estado de duda o incertidumbre del Juez sobre si debe acoger la pretensión contenida
en la demanda en el proceso laboral se resuelve aplicando la que favorezca al trabajador
independientemente de la situación que ocupe en el juicio, ya sea como actor o demandado. El in
dubio pro operario responde como señala Carnelutti a una exigencia no lógica sino deontológica:
no es que sea así, sino que debe ser así. En efecto, en el plano jurídico formal de lo que implica
el in dubio pro operario privará el interés social y el principio protector.
Es valioso e importante resaltar que Nuestra Carta Magna en su artículo 89.1 recoge por
primera vez este principio de la “Primacía de la realidad sobre las formas y apariencias”, el cual
venía siendo reconocido hace muchos años en Venezuela por la Jurisprudencia y que, si se
quiere, tampoco es exclusivo del Derecho del Trabajo y también es aplicable a otras disciplinas
jurídicas, por consiguiente este artículo establece textualmente en su numeral 1 que: “ Ninguna
ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y
beneficios laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las Formas o
Apariencias.
como regla, esto es el contrato a plazo indeterminado. Pero este principio también será de
utilidad, para casos como aquellos en los que se da un pago como beneficio no remunerativo o
no pensionable, cuando en realidad es un concepto remunerativo y pensionable, por lo que se
puede decir que su aplicación no es tan limitada como algunos autores señalan.
Por su parte, los jueces de juicio, jueces superiores y los magistrados de la Sala Social del
Tribunal Supremo de Justicia sólo pueden utilizar la conciliación. La diferencia estriba en que el
Juez de sustanciación, mediación, y ejecución al realizar su tarea de mediador llega a convertirse
en un verdadero formulador de propuestas para la solución del conflicto planteado. El agotará el
uso de todas las técnicas de la mediación como negociación asistida para ejecutar debidamente
su rol, es decir, se aferrará a la mediación como una categoría de la negociación vista como un
proceso que incluye personas y asuntos a negociar.
A diferencia de los Jueces Superiores y los Magistrados de la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia, sólo pueden conciliar, porque en caso de mediar podrían adelantar
criterio e influir en las resultas del juicio, por lo tanto, únicamente deben conciliar. El Juez
conciliador debe cuidarse de no confundir la conciliación con la mediación, pues es solo un
tercero imparcial que produce el avenimiento de las partes para que ellas mismas resuelvan el
conflicto. La ley Orgánica Procesal del Trabajo en su artículo 6 consagra el uso de los medios
alternos: “el Juez es el rector del proceso y debe impulsarlo personalmente, a este efecto será
tenida en cuenta a lo largo del proceso, la posibilidad de promover la utilización de medios
alternos de solución de conflictos, tales como la conciliación y arbitraje…”
Conclusiones
En el Derecho Procesal Laboral, anteceden una serie de principios que buscan resguardar
a la parte indefensa en la relación laboral, es decir su misión primordial es alcanzar el trato justo
y equitativo en la misma, la cual a diferencia de la relación civil no parte de la concepción de que
las partes son iguales, sino que por el contrario, en ella se encuentra una parte en condiciones de
desventaja esto es el trabajador, con la aplicación de los principios laborales se procura alcanzar
la igualdad de las partes en dicha relación.
Partiendo de las reflexiones anteriores se considera importante señalar, que para consolidar
este estudio se llevó a cabo un análisis detallado de cada principio, los cuales se encuentran
establecidos no solo en la Carta Magna de Venezuela, sino también, en la Ley Orgánica
sustantiva y adjetiva del Trabajo, todas éstas normativas han sido objeto de estudio para dilucidar
el contenido sobre los principios como: la autonomía jurisdiccional que garantiza el
funcionamiento de una jurisdicción laboral autónoma y especializada; la oralidad la cual permite
la efectiva realización de la justicia y el cumplimiento del fin social; la inmediación que está
íntimamente relacionada al proceso oral pues ambas no solo son inseparables sino que, son a su
vez coproductoras la una de la otra, ya que la inmediación es una consecuencia obligada de la
oralidad, pues indudablemente a medida que se implanta la oralidad para el conocimiento y
decisión de los asuntos del trabajo la inmediación será más acusante y obligatoria para el juez.
La sana critica tiene que ver con la eficacia de la valoración de las pruebas que debe tener
el juez; uniformidad procesal que consiste en la simplificación del proceso; in dubio pro
operario, principio que responde a la duda o incertidumbre del Juez sobre si debe acoger o no
una pretensión que favorezca al trabajador, independientemente de la situación que ocupe en el
juicio, ya sea como actor o demandado; en efecto, en el plano jurídico formal de lo que implica
el in dubio pro operario privará el interés social y el principio protector; prioridad de la realidad
de los hechos, este principio es beneficioso para establecer o comprobar cuando se está en
presencia o no de una relación laboral, pues tiene elementos, que van a servir para identificarla,
que son: la prestación personal, el pago de una remuneración y la subordinación. Por último la
incorporación en el proceso laboral de los medios alternos, como la mediación, la conciliación, y
el arbitraje han contribuido notablemente en la solución de conflictos.
En síntesis, investigar y ahondar sobre este tema se ha convertido en tarea esencial para
sustentar lo concerniente a los principios laborales, de modo que estos puedan cumplirse a
cabalidad y generar mayor satisfacción a los justiciables.
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Referencias legales
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