Sicre Jose - Profetas
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Sicre Jose - Profetas
Sicre sj
Contenido:
Prologo
1. Que es un profeta?
2. Breve nota sobre la inspiracion profEtica
3. Los falsos profetas
a) Criterios internos
b) Criterios externos
4. Los medios de comunicacion de los profetas
1) La palabra
a) GEneros tomados de la sabiduria tribal y familiar
b) GEneros tomados del culto
c) GEneros tomados del ambito judicial
d) GEneros estrictamente profEticos
5. Los medios de comunicacion de los profetas
2) Las acciones simbolicas
a) ¿Se trata de acciones reales o de ficcion literaria?
b)Accion simbolica y magia
6. Las narraciones sobre profetas
7. Los libros profEticos: su formacion
8. Breve historia del movimiento profEtico
PROLOGO
Los libros profEticos constituyen uno de los bloques mas importantes del Antiguo Testamento. Para la Iglesia
primitiva fueron de sumo interEs. En nuestro tiempo, los profetas estan de moda. Nada de esto debe extrañarnos,
porque los profetas ejercieron un influjo decisivo en la religion israeli.
Pero estos libros tan interesantes resultan tambiEn de los mas dificiles para un lector moderno. Ante todo,
porque los profetas se expresan a menudo en lenguaje poEtico, y todos sabemos que la poesia es mas densa que la
prosa, menos atractiva para gran nœmero de personas. Por otra parte, el mensaje de los profetas hace referencias
continuas a las circunstancias historicas, politicas, economicas, culturales y religiosas de su tiempo. Numerosas
alusiones, evidentes para sus contemporaneos, resultan enigmaticas para el hombre actual.
Cuando se dan charlas o conferencias sobre los profetas es facil superar estas barreras. he podido
experimentarlo en los ambientes mas distintos, desde el estrictamente universitario de España hasta el mas sencillo
de los campesinos y obreros salvadoreños.
DespuEs de esas charlas, ocurria con frecuencias que personas interesadas en conocer mas a fondo a los
profetas me preguntaban quE textos debian leer, o por quE libro empezaban. Nunca conseguia dar una respuesta
satisfactoria, porque enseguida me venian a la mente el cœmulo de dificultades que encontrarian al ponerse en
contacto directo con el texto. Por otra parte, los numerosos estudios tEcnicos, o de poner en contacto con sus ideas
mas que con sus palabras. Al final, el lector quiza sepa lo que pensaba Isaias o Amos sobre un punto concreto, pero
es probable que no haya leido ni uno solo de sus poemas.
Surgio de este modo la conviccion de que convenia hacer una antologia de los principales textos profEticos,
pero agrupandolos por temas, para que el mensaje resultase mas claro y la exposicion mas pedagogica. Este
proyecto lo fui relegando, en parte por el deseo de escribir una obra seria y extensa sobre la justicia social en los
profetas, que titulE Con los pobres de la tierra. Una vez publicada, y cuando ocupaciones de tipo burocratico me
impiden dedicarme a estudios demasiado tEcnicos, crei llegado el momento de abordar este antiguo proyecto.
La seleccion de los textos se orienta en torno a los dos grandes polos del mensaje profEtico: la denuncia y el
anuncio. Me baso para ello en el relato de la vocacion de Jeremias, al que Dios llama “para arrancar y arrasar,
edificar y plantar”. Estas imagenes, tomadas del mundo de la agricultura (arrancar, plantar) y de la construccion
(arrasar, edificar), expresan muy bien el doble aspecto de la predicacion profEtica y son de suma actualidad. A
muchas personas solo les atrae la primera tactica: se inclinan por la critica dura, radical, cerrada casi a la esperanza.
Otras, quiza con ingenuo optimismo, solo piensan en una labor constructiva, “edificante”, como si la critica fuese un
elemento pernicioso para la Iglesia. La vocacion de Jeremias nos indica que ambas actitudes son necesarias en los
planes de Dios. Y el mensaje profEtico, tomado en su conjunto, sigue esta doble pauta.
La extension de los comentarios es algo que me preocupaba. No debian ser muy amplios, porque lo
importante es el contacto directo con el texto. Pero tampoco tan breves que dejasen al lector en la misma oscuridad
del comienzo. La linea adoptada supone algo intermedio. Mas que detenerme en el comentario, he procurado situar
el texto dentro de la problematica correspondiente y de la Epoca en que surge. Esto lo ilumina suficientemente, al
menos como punto de partida. En los dos volœmenes sobre Profetas, que L. Alonso Sch›kel y yo publicamos hace
pocos años en Ediciones Cristiandad, puede encontrar el lector un comentario mas amplio a cada pasaje. Aqui he
recogido algunos de esos materiales, pero casi todo es nuevo.
Al tratarse de un libro de divulgacion he suprimido sistematicamente todo tipo de notas filologicas y de
discusiones tEcnicas. El especialista sabe que este procedimiento es peligroso; puede provocar en el lector la
impresion de que las cosas son sencillas. Pero conviene correr este riesgo. Los textos profEticos, como cualquier
produccion artistica, se pueden entender a distintos niveles. A veces he comparado este fenomeno con los niveles de
comprension de una sinfonia o de una pelicula. “Amadeus”, de Milos Forman, ha sido un Exito reciente, que atrajo a
gran cantidad de pœblico. En principio, supongo que todos los espectadores la entendieron. Pero el conocedor de la
mœsica de Mozart, que identifica inmediatamente un pasaje de “Don Giovanni”, o advierte hacia el final el paso
reiterado del “Requiem” a “La flauta magica”, capta sugerencias y matices que pasan desapercibidos a la mayoria de
los espectadores. Igual ocurre con los textos profEticos. El especialista notara que quedan muchas cosas sin
comentar. Pero no escribo para ellos, sino para ese gran pœblico que desea conocer algo la personalidad y el
mensaje de los profetas. Si este libro les anima a un contacto mas profundo con los textos y sus autores, habra
cumplido su mision.
Es normal que una antologia literaria vaya precedida de un estudio sobre el autor o los autores recopilados.
TambiEn en este caso me parecio necesario incluir una introduccion sobre el fenomeno profEtico y los principales
problemas que plantea al hombre de hoy. Quiza extrañe a alguno la relativa amplitud con que he tratado los gEneros
literarios, en comparacion con el nœmero de paginas dedicadas a otras cuestiones. el motivo es sencillo. Los otros
puntos se encuentran facilmente desarrollados en cualquier introduccion a la Biblia. sin embargo, los valores literarios
quedan con frecuencia en la penumbra. Y es una lastima, porque muchos de los profetas son autEnticos genios de la
literatura universal. Los datos que aporto no significan un estudio estilistico serio, pero espero que despierten en el
lector una mayor sensibilidad hacia la forma externa del mensaje profEtico.
PRIMERA PARTE
Los problemas planteados por los profetas y los libros profEticos a la ciencia biblica han sido objeto de
numerosos estudios, que reflejan el interEs y la complejidad de dichas cuestiones. Muchas de ellas preocupan
tambiEn al cristiano sin especial formacion teologica. Otras lo desbordan, y tratarlas aqui solo contribuiria a aumentar
esa dosis de aburrimiento que, como escribia Kierkegaard, fue invadiendo el mundo desde el momento de la
creacion. LimitarE, pues, estas paginas introductorias a plantear y responder de forma muy sencillas las preguntas
que con mas frecuencia me han surgido al hablar de estos temas.
1. ¿QuE es un profeta?
Para la mayoria de la gente, el profeta es un hombre que “predice” el futuro, una especie de adivino. Esta
concepcion tan difundida tiene dos fundamentos: uno, erroneo, de tipo etimologico; otro, parcialmente justificado, de
caracter historico. Prescindo del primero para no cansar al lector con cuestiones filologicas. En cuanto al segundo, no
cabe duda de que ciertos relatos biblicos presentan al profeta como un hombre capacitado para conocer cosas
ocultas y adivinar el futuro: Samuel puede encontrar las asnas que se le han perdido al padre de Saœl (1 Sam 9, 6-
7.20); Ajias, ya ciego, sabe que la mujer que acude a visitarlo disfrazada es la esposa del rey Jeroboan, y predice el
futuro de su hijo enfermo (1 Re 14, 1-16); Elias presiente la pronta muerte de Ocozias (2 Re 1, 16-17); Eliseo sabe
que su criado, Guejazi, ha aceptado ocultamente dinero del ministro sirio Naaman (2 Re 5, 20-27), sabe donde esta
el campamento arameo (2 Re 6, 8s), que el rey ha decidido matarlo (2 Re 6, 30s), etc. Incluso en tiempos del Nuevo
Testamento seguia en vigor esta idea, como lo demuestra el dialogo entre Jesœs y la samaritana; cuando El le dice
que ha tenido cinco maridos, y que el actual no es el suyo, la mujer reacciona espontaneamente: “Señor, veo que
eres un profeta”. Y en la novela de JosE y Asenet, escrita probablemente en el siglo I, se dice: “Levi advirtio el
proposito de Simeon, pues era profeta y veia con anterioridad todo lo que iba a suceder” (23, 8); cf. Apocrifos del
Antiguo Testamento III (Ed. Cristiandad, Madrid 1982) 189-238, cita en p. 231.
Esta mentalidad se encuentra tambiEn difundida en ambientes cultos. El autor del Eclesiastico escribe a
proposito de Isaias: “Con espiritu poderoso previo el futuro y consolo a los afligidos de Sion; anuncio el futuro hasta el
final y los secretos antes de que sucediesen” (48, 24-25). Y el gran historiador judio del siglo I, Flavio Josefo,
hablando de Juan Hircano dice que poseyo las tres cosas que hacen mas felices: la realeza, el sacerdocio y la
profecia. Este œltimo don lo explica del modo siguiente: “Efectivamente, la divinidad tenia tanta familiaridad con El
que no ignoraba ninguna de las cosas futuras; incluso previo y profetizo que sus dos hijos mayores permanecerian al
frente del gobierno” (Guerra judia, 1, 2, 8).
Se trata, pues, de una concepcion muy divulgada, con cierto fundamento, pero que debemos superar. Los
ejemplos citados de Samuel, Ajias, Elias, Eliseo, nos sitœan en la primera Epoca del profetismo israeli, anterior al
siglo VIII a.C. Leyendo los libros de Amos, Isaias, Oseas, Jeremias, etc., advertimos que el profeta no es un adivino,
sino un hombre llamado por Dios para transmitir su palabra, para orientar a sus contemporaneos e indicarles el
camino recto. A finales del siglo VI a.C., Zacarias sintetizaba la predicacion de sus predecesores con esta exigencia:
“Convertios de vuestra mala conducta y de vuestras malas acciones” (1,4). Esta exhortacion a convertirse va
acompañada con frecuencia de referencias al futuro, prediciendo el castigo o prometiendo la salvacion. En
determinados momentos, los profetas son conscientes de revelar cosas ocultas. Pero su mision principal es iluminar
el presente, con todos sus problemas concretos: injusticias sociales, politica interior y exterior, corrupcion religiosa,
desesperanza y excepticismo.
En el Antiguo Testamento aparecen como profetas personajes muy distintos. Esto ha sido objeto de diversos
estudios sobre la “sociologia del movimiento profEtico”. Pero, en lineas generales, los rasgos mas llamativos de la
personalidad profEtica me parecen los siguientes:
a) El profeta es un hombre inspirado, en el sentido mas estricto de la palabra. Nadie en Israel tuvo una
conciencia tan clara de que era Dios quien le hablaba y de ser portavoz del Señor como el profeta. Y esta inspiracion
le viene de un contacto personal con El, que comienza en el momento de la vocacion. Por eso, cuando habla o
escribe, el profeta no acude a archivos y documentos, como los historiadores; tampoco se basa generalmente en la
experiencia humana general, como los sabios de Israel. Su œnico punto de apoyo, su fuerza y su debilidad, es la
palabra que el Señor le comunica personalmente, cuando quiere, sin que El pueda negarse a proclamarla. Palabra
que a veces se asemeja al rugido del leon, como indica Amos (1, 2), y en ocasiones es “gozo y alegria intima” (Jer
15, 16). Palabra con frecuencia imprevista e inmediata, pero que en momentos cruciales se retrasa (Jer 42, 1-7).
Palabra dura y exigente en muchos casos, pero que se convierte en “un fuego ardiente e incontenible encerrado en
los huesos”, que es preciso seguir proclamando (Jer 20,9). Palabra de la que muchos desearian huir, como Jonas,
pero que termina imponiEndose y triunfando. Este primer rasgo resulta desconcertante a muchas personas. Por eso
volverE sobre El mas tarde, cuando terminemos este breve esbozo del profeta.
b) El profeta es un hombre pœblico. Su deber de transmitir la palabra de Dios lo pone en contacto con los
demas. No puede retirarse a un lugar sosegado de estudio o reflexion, ni reducirse al limitado espacio del templo. Su
lugar es la calle y la plaza pœblica, el sitio donde la gente se reœne, donde el mensaje es mas necesario y la
problematica mas acuciante. El profeta se halla en contacto directo con el mundo que lo rodea: conoce las
maquinaciones de los politicos, las intenciones del rey, el descontento de los campesinos pobres, el lujo de los
poderosos, la despreocupacion de muchos sacerdotes. Ningœn sector le resulta indiferente, porque nada es
indiferente para Dios.
c) El profeta es un hombre amenazado. En ocasiones solo le ocurrira lo que dice Dios a Ezequiel: “Acuden a ti
en tropel y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las practican (...). Eres para ellos
coplero de amorios, de bonita voz y buen tañedor. Escuchan tus palabras, pero no las practican” (Ez 33,30-33). Es la
amenaza del fracaso apostolico, de gastarse en una actitud que no encuentra respuesta en los oyentes. Pero esto es
lo mas suave que puede ocurrirle. A veces se enfrentan a situaciones mas duras. A Oseas lo tachan de “loco” y
“necio”; a Jeremias de traidor a la patria. Y se llega incluso a la persecucion, la carcel y la muerte. Elias debe huir del
rey en muchas ocasiones; Miqueas ben Yimla termina en la carcel; Amos es expulsado del Reino Norte; Jeremias
pasa en prision varios meses de su vida; igual le ocurre a Janani. Zacarias es apedreado en los atrios del templo (2
Cro 24, 17-22); Urias es acuchillado y tirado a la fosa comœn (Jer 26, 20-23). Esta persecucion no es solo de los
reyes y de los poderosos; tambiEn intervienen en ella los sacerdotes y los falsos profetas. E incluso el pueblo se
vuelve contra ellos, los critica, desprecia y persigue. En el destino de los profetas queda prefigurado el de Jesœs de
Nazaret.
Silenciariamos un detalle importante, si no dijEsemos que la amenaza le viene tambiEn de Dios. Le cambia la
orientacion de su vida, lo arranca de su actividad normal, como le ocurre a Amos (7, 14s) o a Eliseo (1 Re 19, 19-21);
le encomienda a veces un mensaje muy duro, casi inhumano, teniendo en cuenta la edad o las circunstancias en que
se encuentra.
AclararE este punto con dos ejemplos muy distintos. El primero, tomado de las tradiciones sobre Samuel,
quiza tenga un fondo mas legendario que historico, pero ayuda a hacerse una idea de las tremendas exigencias de
Dios:
"El niño Samuel oficiaba ante el Señor con Eli. La palabra del Señor era rara en aquel tiempo y no abundaban
las visiones. Un dia Eli estaba acostado en su habitacion. Sus ojos empezaban a apagarse y no podia ver. Aœn no
se habia apagado la lampara de Dios, y Samuel estaba acostado en el santuario del Señor, donde estaba el arca de
Dios. El Señor llamo:
-Samuel, Samuel”
Y Este respondio:
-”Aqui estoy”
Fue corriendo a donde estaba Eli y le dijo:
-Aqui estoy, vengo porque me has llamado.
Eli respondio:
-No te he llamado, vuelve a acostarte
Samuel fue a acostarse, y el Señor lo llamo otra vez. Samuel se levanto, fue a donde estaba Eli, y le dijo:
-Aqui estoy, vengo porque me has llamado.
Eli respondio:
-No te he llamado, hijo; vuelve a acostarte.
(Samuel no conocia todavia al Señor; aœn no se le habia revelado la palabra del Señor).
El Señor volvio a llamar por tercera vez. Samuel fue a donde estaba Eli, y le dijo:
-Aqui estoy, vengo porque me has llamado.
Eli comprendio entonces que era el Señor quien llamaba al niño, y le dijo:
-Anda, acuEstate. Y si te llama alguien, dices: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
Samuel fue y se acosto en su sitio. El Señor se presento y lo llamo como antes:
-”Samuel, Samuel”
Samuel respondio:
-Habla, Señor que tu siervo escucha" (1 Sam 3,1-10).
Este es el relato de la vocacion de Samuel, conocido quiza por la mayoria de los lectores. Pero se olvida con
frecuencia lo que sigue:
El Señor le dijo:
-Mira, voy a hacer una cosa en Israel, que a los que la oigan les retumbaran los oidos. Aquel dia ejecutarE
contra Eli y su familia todo lo que he anunciado sin que falte nada. Comunicale que condeno a su familia
definitivamente, porque El sabia que sus hijos maldecian a Dios y no les reprendio. Por eso juro a la familia de Eli
que jamas se expiara su pecado, ni con sacrificios ni con ofrendas" (1 Sam 3, 11-14).
Muchos autores ponen en duda la historicidad del relato y de la comunicacion de Dios a Samuel niño. Pero
este detalle es secundario para nosotros. Nos interesa el concepto que refleja este texto sobre la mision del profeta.
Samuel es un niño, educado desde pequeño con el sacerdote Eli, que lo trata como un padre. Sin embargo, recibe
de Dios el encargo mas duro: transmitirle su propia condena y la de sus hijos. Con razon añade el autor que, a la
mañana siguiente, Samuel “no se atrevia a contarle a Eli la vision” (v. 16), y si lo hace es forzado por el mismo Eli.
El segundo ejemplo esta tomado de Ezequiel. Dios le anuncia un acontecimiento sumamente doloroso: la
muerte de su esposa. Pero, incluso entonces, no podra dejarse dominar por la pena ni cumplir los ritos fœnebres
habituales. La existencia del profeta esta en todo momento al servicio de Dios, y tambiEn este hecho sera punto de
partida para transmitir su mensaje:
Estos ejemplos, que podrian multiplicarse, bastan para demostrar que la existencia del profeta no solo esta
amenazada por sus contemporaneos, sino tambiEn por el mismo Dios. No es extraño que alguno de ellos, como
Jeremias, llegara a rebelarse en ciertos momentos contra esta coaccion (Jer 20, 7-9.14-20), si bien se trato de crisis
pasajeras.
d) Por œltimo, conviene recordar que la profecia es un carisma. Como tal, rompe todas las barreras. La
barrera del sexo, porque en Israel existen profetisas, como DEbora (Jue 4) o Hulda (2 Re 22). La barrera de la
cultura, porque no hacen falta estudios especiales para transmitir la palabra del Señor. La barrera de las clases,
porque personas vinculadas a la corte, como Isaias, pequeños propietarios, como Amos, o simples campesinos,
como Miqueas, pueden ser llamados por Dios. Las barreras religiosas, porque no es preciso ser sacerdote para ser
profeta; mas aœn, podemos afirmar que gran nœmero de profetas eran seglares. La barrera de la edad, porque Dios
encomienda su palabra lo mismo a adultos que a jovenes.
En el esbozo anterior hemos puesto como primer rasgo el hecho de la inspiracion. Es algo que judios y
cristianos aplicamos a todos los autores biblicos, pero que en los profetas adquiere especial relieve. “Asi dice el
Señor”, “esto me comunico el Señor”, “esto me hizo ver el Señor”, “oraculo del Señor”, son formulas que se repiten
hasta la saciedad en este bloque de libros. Mucha gente se pregunta como debemos entender estas afirmaciones.
No pretendo resolver en pocas lineas un problema tan complejo. Quien desee profundizar en el tema puede leer la
densa obra de L. Alonso Schoekel, La Palabra Inspirada (publicada recientemente en 3È. ed. por Ediciones
Cristiandad), o el excelente articulo de Karl Rahner, Inspiracion, en Conceptos fundamentales de la Teologia II (Ed.
Cristiandad 1979) 781-790. Por mi parte, me limito a sugerencias muy sencillas que puedan esclarecer la cuestion.
Como punto de partida es œtil referirse a un campo mas conocido para nosotros y al que aplicamos
frecuentemente el concepto de “inspiracion”: La creacion artistica. En ella, la inspiracion aparece como un hecho real,
constatable e indiscutible, pero dificil de definir y precisar. Una poesia, una obra de teatro, una sinfonia o una
escultura estan “inspiradas”. Pero, ¿en quE consiste esa “inspiracion” de su autor? En lineas generales podriamos
decir que en la fusion perfecta de la tEcnica propia de un artista con el espiritu que lo alienta. De estos dos
elementos, el mas importante es el segundo, el espiritu. La tEcnica, fundamental en el arte, no lo es todo; incluso
puede provocar una obra tan fria que, a pesar de ser perfecta, nos deje la sensacion de “no estar inspirada”. La obra
de arte se produce cuando el artista tiene “algo que decir” y “sabe decirlo”.
El ejemplo del arte nos lleva a dos conclusiones: 1) el concepto de inspiracion es casi imposible de definir; 2)
una obra puede estar “inspirada” aunque los recursos tEcnicos del artista sean deficientes o elementales. El
villancico “Noche de Dios” es de las composiciones mas inspiradas, aunque sus recursos armonicos son
extremadamente simples.
Aplicando estos criterios al terreno biblico, lo primero que debemos tener presente es que la inspiracion de un
texto no depende de su mayor o menor tEcnica literaria, sino de que el autor estE alentado por un “espiritu” y tenga
algo que decir. En el enfoque tradicional de la inspiracion biblica, este problema esta resuelto de antemano, porque el
“espiritu” que alienta al autor es el Espiritu de Dios y lo que debe transmitir es “palabra de Dios”.
Sin embargo, esta interpretacion, con todo lo que tiene de exacta, corre el peligro de resultar simplista,
concediendo a todos los autores el mismo nivel de inspiracion y dando el mismo valor a afirmaciones de contenido
muy distinto. De esta forma, terminamos siendo injustos con la palabra de Dios, incluso la ridiculizamos. El proverbio:
“Mas vale vivir en el rincon de la azotea que dentro de la casa con mujer pendenciera” esta perfectamente formulado,
pero no es preciso recurrir a una especial revelacion divina para su autor. De igual modo, no podemos equiparar la
inspiracion del autor del libro de Job, o del Deuteronomio, con la del autor que redacta el segundo libro de los
Macabeos, limitandose a resumir los cinco libros de Jason de Cirene.
La teoria oficial sobre la inspiracion olvida que muchos autores biblicos nunca reivindican este don. Este
hecho es palpable en los “historiadores” y en los “sabios”. El epilogo del EclesiastEs, escrito por un discipulo,
presenta la obra de su maestro de manera muy sencilla, sin recurrir a especial comunicacion de Dios: “El Predicador,
ademas de ser un sabio, enseño al pueblo lo que El sabia. Estudio, invento y formulo muchos proverbios; el
Predicador procuro un estilo atractivo y escribio la verdad con acierto” (Ecl 12, 9-10). Y el traductor griego del libro del
Eclesiastico se expresa de forma parecida: “Mi abuelo Jesœs, despuEs de dedicarse intensamente a leer la ley y los
profetas y los restantes libros paternos, y de adquirir un buen dominio de ellos, se dedico a componer por su cuenta
algo en la linea de la sabiduria e instruccion, para que los deseosos de aprender, familiarizandose tambiEn con ello,
pudieran adelantar en una vida segœn la ley” (Prologo, letra c).
Con mas modestia aœn se expresa el autor del segundo libro de los Macabeos: “Jason de Cirene dejo escrita
en cinco libros la historia de Judas Macabeo y sus hermanos (...). Nosotros vamos a intentar resumirlo en un solo
volumen... procurando ofrecer entretenimiento a los que se contentan con una simple lectura, facilitar a los
estudiosos el trabajo de retener datos de memoria y ser œtiles a los lectores en general. Para quienes hemos
emprendido la penosa tarea de hacer este resumen no ha sido un trabajo facil, sino de sudores y vigilias, como no es
facil el trabajo del que organiza un banquete, que tiene que atender al gusto de los demas” (2, 23-27).
¿Es justo que mas tarde se reivindicase para estos autores una especial inspiracion de Dios? La Iglesia asi lo
ha decidido, pero los teologos estan obligados a repensar estos datos y formular nuestra fe tomandose en serio no
solo al hombre de hoy, sino tambiEn, y sobre todo, al mismo Dios.
Con los profetas no ocurre lo mismo que con historiadores y sabios. Ya hemos indicado la certeza e
insistencia con que afirman transmitir la palabra de Dios. Sugieren una comunicacion directa, casi fisica, entre ellos y
el Señor. Esto desconcierta al hombre moderno. Pero, si evitamos el literalismo, sus formulas expresan una verdad
profunda, bastante comprensible. Pensemos en las personas que podemos considerar profetas de nuestro tiempo:
Martin Luter King, Oscar Romero, etc. Estos hombres estaban convencidos de que comunicaban la voluntad de Dios,
de que decian lo que Dios queria en ese momento historico. Por eso no podian echarse atras, aunque les costase la
vida. Si hubiEsemos podido preguntarles: ¿Es que Dios le ha hablado esta noche? ¿Se le ha revelado en vision?,
tendrian que responder: Efectivamente, Dios me ha hablado; no en sueños ni visiones, pero si de forma indiscutible,
a travEs de los acontecimientos, de las personas que me rodean, del sufrimiento y la angustia de los hombres. Y esta
palabra externa se convierte luego en palabra interior, “encerrada en los huesos”, como diria Jeremias, que no se
puede contener.
El hombre corriente puede poner en duda la validez de este convencimiento del profeta. Lo atribuira a sus
propios deseos y fantasias; el profeta sabe que no es asi. Y actœa de acuerdo con esa certeza.
Naturalmente, cabe una pregunta posterior: ¿No puede equivocarse el profeta? ¿No puede, a pesar de su
buena voluntad, transmitir como palabra de Dios lo que solo es palabra suya? Evidentemente, si. De esta forma
surge el problema de los falsos profetas, a los que dedicaremos el siguiente apartado.
Dentro del Antiguo Testamento se distinguen dos grupos: el de los profetas de divinidades extranjeras (como
Baal) y el de los que pretenden hablar en nombre de YavE. Al primero lo encontramos especialmente en tiempos de
Elias (1 Re 18). Para la historia del profetismo carecen de importancia, a no ser por el influjo pernicioso que pudieron
ejercer sobre el pueblo. Mas grave es el caso del segundo grupo, porque fundamentan sus falsas promesas en una
pretendida revelacion del Dios verdadero.
Segœn Bright, los falsos profetas surgen con motivo de la persecucion de la reina Jezabel, durante el siglo IX
a. C. En estos momentos dificiles, no todos consiguieron resistir a la prueba y se pasaron al bando del rey. Los
encontramos en 1 Re 22 enfrentados a Miqueas ben Yimla. Y de ellos nos hablan Oseas (6, 5), Isaias (28,7),
Miqueas (3,5.11), Jeremias (23, 9-40; 27-29), Ezequiel (13, 2s; 14, 9).
Edmon Jacob indica cuatro causas de la proliferacion de los falsos profetas:
- el peso sociologico de la monarquia, que atrae en torno a ella personas dispuestas a defender sus intereses;
- la importancia concedida a la tradicion, que los convierte en papagayos, repetidores de ideas antiguas, sin
prestar atencion a Dios ni a los acontecimientos;
- el deseo de agradar al pueblo y de no enfrentarse a El;
- el deseo de triunfar y asegurarse una forma de vida.
En el Deuteronomio, la pena asignada a los falsos profetas es la muerte (13,1-6). Sin embargo, si
prescindimos de la matanza ordenada por Elias en el monte Carmelo contra los profetas de Baal (1 Re 18,19s), y de
la realizada por Jehœ, con caracter mas politico que religioso (2 Re 9-10), el Antiguo Testamento no conoce mas
casos de aplicacion de esta ley. Son precisamente los profetas verdaderos los que mueren (Zacarias, Miqueas, Juan
Bautista, Jesœs).
El problema mas grave que plantean los falsos profetas no es el de su origen o el de la evolucion del
movimiento, sino el de los criterios que ayudan a distinguirlos de los verdaderos.
Es un tema de interEs historico y teologico que preocupo a muchos autores, especialmente a Jeremias. Pero
es tambiEn de gran actualidad, ya que en la Iglesia conviven opiniones muy diversas y muchos cristianos no saben a
quE atenerse.
a) Criterios internos
R. Chave indica nueve: inmoralidad (adulterio, borracheras, venalidad, mentira), impiedad, magia, sueños
engañosos, optimismo, profesionalismo, Extasis, deseos de querer profetizar, no cumplimiento de sus profecias.
Resultan demasiados criterios, y tomados uno a uno no prueban suficientemente. Por ejemplo, ¿en quE consiste el
optimismo? ¿Se puede decir que los profetas verdaderos sean pesimistas? ¿QuE es moral e inmoral? Por otra parte,
resulta dificil encontrar todos estos defectos en una misma persona. Por eso, otros autores se han fijado en criterios
distintos:
El modo de revelacion: el verdadero profeta excluye los mEtodos adivinatorios, incluyendo los sueños, las
suertes, etc. Pero no resulta claro, porque los verdaderos profetas pueden tener sueños y los sacerdotes echan las
suertes. Ademas, hay falsos profetas que no usan procedimientos adivinatorios, como Ananias (ver Jer 28).
La conciencia de haber sido enviado, de estar investido de una autoridad divina. Es muy subjetivo. TambiEn
los falsos profetas pueden tenerla.
El criterio moral. Es muy relativo. Oseas se casa con una prostituta; Jeremias miente a los ministros del rey
(38, 24-27). Pero debemos reconocer que los verdaderos profetas tienen una conducta moral y una predicacion que
falta en los otros.
El espiritu. Segœn Mowinckel, los profetas de Juda anteriores al destierro se muestran reticentes con respecto
al espiritu; lo importante para ellos es el poder, la fuerza, el juicio. Este criterio es falso. TambiEn en Juda se habla de
la importancia del espiritu antes del destierro (Miq 3, 8) y Ezequiel lo reivindica con frecuencia (3,12-14; 8,3; 43,5).
Por otra parte, este criterio no sirve para el Reino Norte, donde se estima grandemente el espiritu como don de Dios.
Oraculo de condenacion-oraculo de salvacion. Los primeros serian tipicos de los verdaderos profetas, los
segundos de los falsos. Tampoco es cierto. Los verdaderos profetas hablan de la salvacion. Sus discipulos asi lo
entendieron y acentuaron al redactar los libros.
Cumplimiento-incumplimiento de las profecias. Dt 18,22 lo pone como criterio fundamental. Pero este criterio
no se siguio estrictamente en Israel, porque es muy dificil. ¿Como se cumplieron las promesas del Deuteroisaias
sobre la vuelta del destierro? ¿O las de Jeremias sobre la destruccion total? ¿O las de Habacuc, pocos años antes
de la destruccion de JerusalEn? No parece conveniente utilizar este criterio como el fundamental; entre otras cosas,
porque solo sirve a posteriori, no en el momento de la discusion. Por consiguiente, los criterios internos no aportan
una claridad total al problema.
b) Criterios externos
1) La palabra
El medio mas habitual entre los profetas para transmitir el mensaje de Dios es, naturalmente, la palabra.
Muchos podrian pensar que ese mensaje lo comunican mediante un discurso o un sermon, que son los gEneros mas
habituales entre los oradores de nuestro tiempo. A veces lo hacen, pero generalmente emplean una gran variedad de
gEneros literarios, tomados de los ambitos mas distintos. A continuacion indicarE diferentes ejemplos, para que el
lector se haga una idea de la riqueza y vitalidad de la predicacion profEtica.
Desde antiguo, la familia, el clan, la tribu, han empleado los recursos mas diversos para inculcar un recto
comportamiento, hacer reflexionar sobre la realidad que rodea a niños y adultos: exhortacion, interrogacion, parabola,
alegoria, enigmas, bendiciones y maldiciones, comparaciones. De todos ellos encontramos ejemplos en los profetas.
Comenzaremos con una de las parabolas mas famosas, la dirigida por Natan a David tras el adulterio con BersabE y
el asesinato de su esposo, Urias. Natan no aborda el caso directamente, le tiende al rey una trampa:
Al ambito sapiencial corresponde tambiEn la bendicion y maldicion, como Estas que encontramos en Jer 17,
5-8:
Asi dice el Señor:
"“Maldito quien confia en un hombre y busca apoyo en la carne,
apartando su corazon del Señor”
Sera cardo estepario que no llegara a ver la lluvia,
habitara un desierto abrasado, tierra salobre e inhospita.
“Bendito quien confia en el Señor y busca en El su apoyo”
Sera un arbol plantado junto al agua,
arraigado junto a la corriente; cuando llegue el bochorno,
no temera, su follaje seguira verde,
en año de sequia no se asusta, no deja de dar fruto."
El pasaje anterior une la bendicion-maldicion con las comparaciones, otro gEnero frecuentemente entre los
sabios. Jer 17, 11 constituye un ejemplo mas:
"Perdiz que empolla huevos que no puso
es quien amasa riquezas injustas:
a la mitad de la vida lo abandonan,
y El termina hecho un necio."
La pregunta es una forma de hacer reflexionar y de inculcar una conclusion inevitable. Es lo que ocurre en Am
3,3-6, donde el profeta prepara paso a paso la cuestion final:
"¿Caminan juntos dos que no se han citado?
¿Ruge el leon en la espesura sin tener presa?
¿Grita el cachorro en la guarida sin haber cazado?
¿Cae el pajaro al suelo si no hay una trampa?
¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado?
¿Suena la trompeta en la ciudad
sin que el vecindario se alarme?
¿Sucede una desgracia en la ciudad
que no la mande el Señor?"
b) GEneros tomados del culto
Podemos clasificar en este apartado himnos, oraciones, instrucciones y, quiza, los oraculos de salvacion.
En Amos tropezamos con un caso curioso; a lo largo del libro encontramos en diversos momentos lo que
parecen fragmentos de un himno al poder de Dios:
"El formo las montañas, creo el viento,
descubre al hombre sus pensamientos,
hizo la aurora y el crepœsculo
y camina sobre el dorso de la tierra:
se llama Señor, Dios de los ejErcitos (4,13).
Creo las PlEyades y Orion,
convierte las sombras en aurora,
el dia en noche oscura;
lanza la destruccion contra la fortaleza,
y la destruccion alcanza a la plaza fuerte (5, 8-9).
El Señor de los ejErcitos,
que al tocar la tierra la zarandea,
en un flujo y reflujo como el del Nilo,
y hacen duelo sus habitantes;
que construye en el cielo su escalinata
y cimenta su boveda sobre la tierra;
que convoca las aguas del mar
y las derrama sobre la superficie de la tierra;
se llama el Señor" (9, 5-6).
Es posible que este himno (que plantea numerosos problemas de traduccion e interpretacion, de los que
prescindo) no fuese compuesto por Amos, sino tomado por El y distribuido a lo largo del libro, en momentos claves,
para subrayar la omnipotencia divina. En Isaias si encontramos un himno de primera mano, compuesto por el profeta
o por el redactor del libro:
"Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mi,
pero ha cesado tu ira y me has consolado.
El es mi Dios y salvador: confiarE y no temerE,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
El fue mi salvacion.
Y sacarEis agua con gozo
de las fuentes de la salvacion.
Aquel dia dirEis:
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sion:
“QuE grande es en medio de ti
el Santo de Israel”" (Is 12).
La instruccion (tora) es un gEnero tipico del culto. Lo emplea el sacerdote cuando responde a alguno de los
problemas concretos que le plantean. Los profetas tambiEn usan el gEnero, aunque puede ocurrir, como en el caso
de Amos, que sea con intenciones distintas, en plan ironico:
"Marchad a Betel a pecar, en Guilgal pecad de firme:
ofreced por la mañana vuestros sacrificios
y a tercer dia vuestros diezmos;
ofreced azimos, pronunciad la accion de gracias,
anunciad dones voluntarios,
que eso es lo que os gusta, israelitas
-oraculo del Señor-" (Am 4, 4-5).
De un sacerdote del antiguo Israel cabe esperar una exaltacion del culto, la invitacion a frecuentar los grandes
santuarios, cumpliendo todos los ritos prescritos o aconsejados. Amos indica que todo eso responde solo al capricho
de los hombres ( “eso es lo que os gusta, israelitas”), no a la voluntad de Dios. La lleva a cabo, y despuEs de firmar
el contrato ora al Señor, pidiEndole al final la explicacion de este misterio:
"“Ay, mi Señor” Tœ hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, con brazo extendido, nada es imposible para
ti. Tœ eres leal por mil generaciones, pero castigas el pecado de los padres en los hijos que les suceden. Dios
grande y esforzado, cuyo nombre es Señor de los ejErcitos. Grande en ideas, poderoso en acciones, cuyos ojos
estan abiertos sobre los pasos de los hombres, para pagar a cada uno su conducta, lo que merecen sus acciones.
Tœ hiciste signos y prodigios en Egipto un dia como hoy, en Israel y entre todos los hombres, y te has ganado fama
que dura hasta hoy. Sacaste de Egipto a tu pueblo, Israel, con prodigios y portentos, con mano fuerte y brazo
extendido, y con gran terror. Les diste esta tierra, que habias jurado a sus padres darles, tierra que mana leche y
miel, y entraron a poseerla. Pero ellos no te obedecieron, no procedieron segœn tu ley, no hicieron lo que les habias
mandado hacer; por eso les enviaste todas estas desgracias. Mira, los taludes llegan hasta la ciudad para
conquistarla, la ciudad esta entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste.
Sucede lo que anunciaste, y lo estas viendo. Y tœ, Señor, me dices: 'Comprate el campo con dinero, ante testigos',
mientras la ciudad cae en manos de los caldeos" (Jer 32,16-25).
La respuesta a esta oracion viene poco despuEs, cuando Dios comunica al profeta que la compra del campo
contiene un mensaje de esperanza: a pesar de las circunstancias actuales, “se compraran campos en esta tierra, de
la que decia: 'Esta desolada, sin hombres ni ganados, y cae en manos de los caldeos'“ (32, 43).
Mas discutible es que el oraculo de salvacion pertenezca al ambito del culto. Quiza su contexto primitivo fuese
el de la guerra, cuando un sacerdote o profeta anunciaba la victoria en nombre de Dios y animaba no tener miedo.
Este gEnero es muy utilizado por Deuteroisaias, del que entresaco un ejemplo:
En este contexto se sitœa tambiEn lo que llama Schulz “declaracion juridico-sacral”, esencial en Ezequiel: la
enumeracion de una serie de comportamientos justos termina con la declaracion de que esa persona merece vivir
(en contra del discurso acusatorio, que implica, al menos en ciertos casos, la condena a muerte):
"El hombre que es justo,
que observa el derecho y la justicia,
que no come en los montes
y no levanta sus ojos a los idolos
de la casa de Israel;
que no profana a la mujer de su projimo
ni se llega a la mujer en su regla;
que no explota a nadie,
devuelve la prenda empeñada,
no roba,
da su pan al hambriento y viste al desnudo;
que no presta con usura ni acumula intereses;
que aparta su mano de la iniquidad
y juzga imparcialmente los delitos,
que camina segœn mis preceptos
y guarda mis mandamientos, cumpliEndolos fielmente,
ese hombre es justo. Vivira -oraculo del Señor-" (Ez 18, 5-9).
Este mismo espiritu juridico, tan acentuado en algunos textos de Ezequiel, es el que le lleva a una serie de
formulaciones casuisticas. El texto que acabamos de citar continœa:
"Si Este engendra un hijo criminal y homicida,
que quebranta algunas de estas prohibiciones
o no cumple todos estos mandatos (...)
morira ciertamente
y sera responsable de sus crimenes.
Y si Este engendra un hijo,
que a pesar de haber visto
los pecados de su padre no los imita (ƒ)
ese hombre no morira por la culpa de su padre."
Entre los gEneros tomados del ambito judicial uno de los que mas ha interesado a los comentaristas es el de
la requisitoria profEtica. En paginas posteriores incluiremos Miq 6, 1-8, ejemplo tipico de este gEnero.
Incluyo en este apartado una serie de cantos que surgen en las mas diversas situaciones de la vida: el amor,
el trabajo, la muerte, etc. La famosa “cancion de la viña” de Isaias es presentada por el profeta como una cancion de
amor:
"Voy a cantar en nombre de mi amigo
un canto de amor a su viña:
Mi amigo tenia una viña en fErtil collado.
La entrecavo, la descanto y planto buenas cepas;
construyo en medio una atalaya y cavo un lagar.
Y espero que diese uvas, pero dio agrazones.
Pues ahora, habitantes de JerusalEn,
hombres de Juda,
por favor, sed jueces entre mi y mi viña.
¿QuE mas cabia hacer por mi viña
que yo no lo haya hecho?
¿Por quE, esperando que diera uvas, dio agrazones?
Pues ahora os dirE a vosotros
lo que voy a hacer con mi viña:
quitar su valla para que sirva de pasto,
derruir su cerca para que la pisoteen.
La dejarE arrasada:
no la podaran ni la escardaran,
creceran zarzas y cardos;
prohibirE a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor de los ejErcitos
es la casa de Israel,
son los hombres de Juda su plantel preferido.
Espero de ellos derecho,
y ahi tenEis: asesinatos;
espero justicia, y ahi tenEis: lamentos" (Is 5, 1-7).
Ezequiel nos ofrece un ejemplo de “cancion de trabajo” domEstico, realizado por un ama de casa, que le
servira para aplicarla al futuro de JerusalEn:
Pon la olla, ponla, echa en ella agua;
echa en ella tajadas,
las mejores tajadas, pernil y espaldilla;
llEnala de huesos escogidos.
Coge lo mejor del rebaño;
luego apila debajo la leña,
cuece las tajadas en la olla
y hierve los huesos (ƒ)
“
Muy relacionados con el ambito vital de la elegia se encuentran los “ayes”. “Ay” “ay”, es uno de los gritos
entonados por las plañideras cuando acompañan el cortejo fœnebre. Los profetas utilizan este gEnero para indicar
que determinadas personas (mas bien grupos) se encuentran a las puertas de la muerte por sus pecados:
"“Ay de los que añaden casas a casas
y juntan campos con campos,
hasta no dejar sitio,
y vivir ellos solos en medio del pais”
Lo ha jurado el Señor de los ejErcitos:
Sus muchas casas seran arrasadas,
sus palacios magnificos quedaran deshabitados,
diez yugadas de viña daran solo un tonel,
una carga de simiente dara una canasta (Is 5,7-10).
Dos casos merecen especial atencion: el oraculo de condena dirigido a un individuo y el oraculo de condena
contra una colectividad. Ambos constan de diversos elementos, pero son esenciales la denuncia del pecado y el
anuncio del castigo. En las tradiciones de Elias encontramos ejemplos significativos. Cuando el rey Ajab se ha
apoderado de la viña de Nabot tras su asesinato, el profeta le sale al paso para interpretarlo:
"¿Has asesinado y encima robas? Por eso, asi dice el Señor: En el mismo sitio donde los perros han lamido la
sangre de Nabot, tambiEn a ti los perros te lameran la sangre" (1 Re 21,17ss).
En otra ocasion, el rey Ocozias, enfermo, envia a consultar a un dios pagano. Elias interviene de nuevo:
"¿Es que no hay rey en Israel para que mandes a consultar a Belcebœ? Por eso, asi dice el Señor: No te
levantaras de la cama donde te has acostado. Moriras sin remedio" (2 Re 1,3-4).
Esta formulacion tan sucinta la encontramos tambiEn en Amos cuando se enfrenta con el sumo sacerdote de
Betel, Amasias:
"Escucha la palabra del Señor. Tœ dices: "No profetices". Pues, bien, asi dice el Señor: Tu mujer sera
deshonrada, tus hijos e hijas caeran a espada; tu tierra sera repartida a cordel, tœ moriras en tierra pagana" (Am 7,
16-17).
En estos tres casos, aunque las situaciones son muy distintas, se emplea siempre la misma estructura.
Denuncia (“asesinar y robar”, “consultar a Belcebœ”, “prohibir profetizar”) y anuncio del castigo (que es siempre la
pena de muerte), precedido por la llamada “formula del mensajero” (“asi dice el Señor”).
Como indica Wextermann, nos encontramos en un ambiente de juicio, con una falta, un juez y una sentencia.
La falta denunciada consiste en la transgresion del antiguo derecho divino. El juez es siempre el mismo Dios,
guardian del derecho, que puede actuar incluso contra el rey, su vasallo. La sentencia es en los tres casos la pena de
muerte. Pero el mensajero (Elias o Amos) no posee poder ejecutivo y el efecto de la sentencia queda en suspenso
(al contrario de lo que ocurre en la maldicion magica, que se supone de efecto inmediato); tendra lugar mas tarde,
dentro de un plazo relativamente breve.
De lo anterior no debemos deducir que el profeta, al condenar a un individuo, se atenga siempre a este mismo
esquema, sin poder modificarlo. A veces recurre a metaforas para desarrollar el anuncio del castigo, como hace
Isaias en su oraculo contra el mayordomo de palacio, Sobna:
"Asi dice el Señor de los ejErcitos:
Anda, ve a ese mayordomo de palacio, a Sobna,
que se labra en lo alto un sepulcro
y excava en la piedra una morada:
¿QuE tienes aqui, a quiEn tienes aqui,
que te labras aqui un sepulcro?
Mira: el Señor te aferrara con fuerza
y te arrojara con violencia,
te hara dar vueltas y vueltas como un aro,
sobre la llanura dilatada.
Alli moriras, alli pararan tu carroza de gala,
baldon de la corte de tu señor" (Is 22, 15-18).
El oraculo de condenacion individual es breve, directo, se pronuncia en presencia del interesado, que escucha
la sentencia. El oraculo de condenacion colectiva se dirige a todo el pueblo, a un grupo o a las naciones extranjeras y
aparece como un desarrollo del anterior, con un horizonte mas amplio.
La acusacion abarca una multitud o una serie de faltas. Generalmente consta de dos miembros: el primero
denuncia de forma general, el segundo ataca un pecado concreto. Por ejemplo:
"A Damasco, por tres delitos
y por cuatro, no le perdonarE.
Porque trillo a Galaad
con trillos de hierro (Am 1,3).
Para transmitir su mensaje, los profetas no se limitan a la palabra. A veces la acompañan de gestos y
acciones para darle mas fuerza. Partamos de un ejemplo concreto.
"Un dia salio Jeroboan de JerusalEn y el profeta Ajias de Silo, envuelto en un manto nuevo, se lo encontro en
el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajias agarro su manto nuevo, lo rasgo en doce trozos y dijo a
Jeroboan: Cogete diez trozos, porque asi dice el Señor, Dios de Israel: Voy a arrancarle el reino a Salomon y voy a
darte a ti diez tribus" (1 Re 11,29-31).
¿Para quE destrozar un manto nuevo? ¿O descuartizar una pareja de bueyes (1 Sam 11,6-7)? ¿O tirar unas
flechas por la ventana (2 Re 13, 14-19), cargar con un yugo al cuello (Jer 27, 1-3.12), o dibujar una ciudad en un
ladrillo (Ez 4, 1-3)? Para una mentalidad practica, la accion simbolica parece una pErdida absurda de tiempo,
energias y dinero. Podria haberse transmitido el mismo mensaje sin necesidad de ese despilfarro.
Sin embargo, no es asi. Las palabras serian las mismas. Pero la fuerza expresiva, la capacidad de atraer la
atencion del oyente, es mucho mayor en la accion simbolica. Visualizan algo que las palabras solo pueden enunciar
con frialdad. “Se meten por los ojos”.
Quiza por ello los profetas emplearon a veces este tipo de acciones, aunque tenemos la impresion de que
estuvieron bastante condicionados por el gusto de la Epoca. Por ejemplo, entre los profetas del siglo VIII es dificil
encontrarlas, mientras son frecuentes en Jeremias y Ezequiel, profetas de finales del siglo VII y comienzos del VI.
Esto demuestra que la importancia de las acciones simbolicas es relativa; juegan un papel secundario dentro del
modo de expresarse de los profetas. A pesar de todo merece la pena conocerlas mas de cerca.
En la mayoria de los relatos sobre acciones simbolicas podemos encontrar, segœn Fohrer, seis elementos:
La orden de ejecutarla; viene siempre de Dios y este mandato, introducido por la formula del mensajero (“asi
dice el Señor”), es para el profeta un elemento decisivo, que exige obediencia.
El relato puede ser muy variado; en mas de la mitad de los casos no se cuenta la ejecucion de la accion
simbolica, se da por supuesta.
La interpretacion se da mediante palabras que desvelan el sentido de lo realizado; este elemento es esencial,
para evitar interpretaciones erroneas.
Los testigos oculares. Si exceptuamos ciertos casos de Jeremias y Ezequiel, aparecen mencionados con
mucha frecuencia; cuando faltan es por buenas razones, como en la mudez de Ezequiel, que solo tiene sentido para
el profeta.
El compromiso de Dios a ejecutar lo simbolizado.
El nexo entre la accion simbolica y lo simbolizado.
No siempre se dan todos los elementos. Pero esto es secundario. Lo importante es conocer algunos ejemplos
concretos.
El Señor me dijo: Vete a comprar una jarra de loza; acompañado de algunos concejales y sacerdotes, sal
hacia al valle de Ben Hinnon, adonde la Puerta de los Cascotes, y proclama alli lo que te dirE. Rompe la jarra en
presencia de tus acompañantes y diles: Asi dice el Señor de los ejErcitos: Del mismo modo romperE yo a este pueblo
y a esta ciudad; como se rompe un cacharro de loza y no se puede recomponer (Jer 19, 1-2.10-11).
Se trata de un caso interesante, en el que todos los elementos quedan incluidos dentro de la orden de Dios;
en ella se habla de la presencia de testigos, se interpreta el sentido de la accion, el Señor se compromete a cumplir
lo simbolizado y existe relacion entre la accion simbolica y el futuro anunciado (romper la jarra, romper a la ciudad).
Solo falta el relato de la realizacion, que el profeta considera innecesario.
A continuacion nos fijaremos en una cadena de acciones simbolicas realizadas por Ezequiel, todas ellas
relacionadas entre si, y que encuentran un final sorprendente en la interpretacion. El texto, que ha sufrido numerosos
añadidos y comentarios, lo reduzco a su probable formulacion primitiva:
"Y tœ, hijo de Adan, coge un adobe,
pontelo delante y graba en El una ciudad,
ponle cerco, construye torres
de asalto contra ella,
y haz un terraplEn contra ella;
pon tropas contra ella
y emplaza arietes a su alrededor (4,1-2).
Hay que colocarse en la situacion que presupone el libro. Ezequiel se encuentra deportado en Babilonia,
junto con otros paisanos judios. Estos esperan que su tragica situacion pase pronto y puedan volver a la tierra
prometida. Lo inimaginable es que JerusalEn pueda sufrir una nueva desgracia. En este ambiente, Ezequiel
comienza su accion cogiendo un ladrillo y grabando en El el escueto plano de una ciudad, que luego asedia con
torres, terraplenes y tropas. Como un niño que juega con sus ejErcitos de plastico. Los espectadores saben que no
se trata de un juego de niños. Y piensan que esa ciudad sitiada debe ser su mortal enemiga, Babilonia. El profeta no
dice nada. Sigue con una nueva accion relacionada con el asedio: el hambre. Y añade una tercera, que sugiere las
terribles consecuencias de la caida de la ciudad: un tercio de la poblacion muere en el incendio, un tercio muere a
espada, un tercio se dispersa huyendo. Los paisanos han comprendido la relacion entre las distintas acciones. Pero
seguro que las han interpretado mal, depositando en ellas falsas esperanzas. Por eso es imprescindible la
interpretacion, que evita los malentendidos: “Se trata de JerusalEn”. Las palabras siguientes no se detienen en
explicar el sentido de las acciones, obvio para los espectadores, sino en justificar la actitud de Dios con la capital.
En los pasajes anteriores predomina el elemento visual. A veces, el relato de la accion simbolica adquiere un
tinte mas literario u oratorio, con claro predominio de la palabra. Es lo que ocurre en este otro texto de Ez 21, 24-27:
"Y tœ, hijo de Adan, traza dos rutas para la espada del rey de Babilonia; las dos arrancaran del mismo pais.
Pon una señal en el arranque de cada ruta para la espada: 'A Rabat de los amonitas; a Juda, que tiene en JerusalEn
su plaza fuerte'. Ha hecho alto el rey de Babilonia en la bifurcacion de la calzada, donde se dividen las dos rutas,
para consultar el vaticinio: baraja las flechas, pregunta a los idolos, inspecciona el higado. Ya tiene en su mano
derecha el vaticinio: “A JerusalEn” “A prorrumpir en alaridos y lanzar gritos de algazara, a emplazar arietes contra las
puertas, a hacer un terraplEn y construir torres de asalto”"
De nuevo juega el profeta con el elemento sorpresa. El rey de Babilonia esta a punto de comenzar su
campaña anual. Y se le trazan dos posibilidades: contra los amonitas, contra los judios. Los espectadores esperan lo
primero. En este momento, la accion simbolica se convierte en descripcion literaria, con tension creciente. El lector
contiene el aliento cuando el rey “hace alto en la bifurcacion de la calzada”. Es preciso leer el texto despacio, dando
tiempo a la imaginacion para ver como se barajan las flechas, se consulta a los idolos, se inspecciona el higado de
un animal muerto. Hasta que, finalmente, se obtiene la respuesta, contraria a los deseos del espectador: ““A
JerusalEn”” Magnifico ejemplo de la libertad con que emplean los profetas las estructuras literarias habituales.
En los ejemplos citados, se emplean elementos externos para simbolizar algo: un adobe, alimentos de diverso
tipo, un cinturon de lino. Hay casos en que la misma persona del profeta se convierte en objeto central de la accion.
Es lo que le ocurre a Isaias en el relato del capitulo 20. Para entenderlo conviene cambiar el orden de los versos,
restituyendo su orden cronologico. Todo comienza con un mandato impensable de Dios: -”Anda, desatate el sayal de
la cintura, quitate las sandalias de los pies. El lo hizo y anduvo desnudo y descalzo”.
Es dificil imaginar a un personaje como Isaias, tan sobrio y casi hieratico, paseando de esta forma por
JerusalEn durante meses y meses. ¿QuE quiere expresar con ello? La respuesta tiene lugar mucho mas tarde:
El año en que el general enviado por Sargon, rey de Asiria, llego a Azoto, la ataco y la conquisto. Entonces el
Señor hablo por Isaias, hijo de Amos:
Como mi siervo Isaias ha caminado desnudo y descalzo durante tres años, como signo y presagio contra
Egipto y Cus [= Etiopia], asi el rey de Asiria conducira a los cautivos de Egipto y a los deportados de Cus, jovenes y
viejos, descalzos y desnudos. Sentiran miedo y vergŸenza por Cus, su confianza, y por Egipto, su orgullo. Y aquel
dia los habitantes de esta costa diran: Ahi tenEis a los que eran nuestra confianza, a los que acudiamos en busca de
auxilio para que nos libraran del rey de Asiria; pues nosotros, ¿como nos salvaremos?
Nos encontramos en el año 715 a.C. cuando Isaias comienza su accion simbolica. Desde el 734, Juda esta
pagando tributo a Asiria. Politicos y pueblo desean liberarse de ese yugo. Cuentan con la ayuda de egipcios y etiopes
para levantarse contra sus dominadores. Pero Isaias desconfia de ellos y adopta la costumbre de marchar por
JerusalEn desnudo y descalzo, igual que los prisioneros de guerra. El sentido queda claro dos años mas tarde, 713,
cuando las tropas asirias conquistan Azoto, demostrando con ello su superioridad. La rebelion es un locura, como ha
estado sugiriendo Isaias desde el comienzo.
Otras veces es la forma de vida del profeta, o ciertas actitudes concretas, las que se convierten en simbolo de
un tragico futuro. Es lo que ocurre en la triple orden que recibe Jeremias de Dios (16, 1-9):
Me vino la palabra del Señor:
-No te cases, no tengas hijos ni hijas en este lugar. Porque asi dice el Señor a los hijos e hijas nacidos en este
lugar, a las madres que los parieron, a los padres que los engendraron en esta tierra: Moriran de muerte cruel, ni
seran llorados ni sepultados (...).
Asi dice el Señor:
-No entres en casa donde haya luto,
no vayas al duelo, no les des el pEsame,
porque retiro de este pueblo -oraculo del Señor-
mi paz, misericordia y compasion.
Moriran en esta tierra grandes y pequeños,
no seran sepultados ni llorados,
ni por ellos se haran incisiones
o se raparan el pelo;
no asistiran al banquete fœnebre
para darle el pEsame por el difunto,
ni les daran la copa del consuelo
por su padre o su madre.
No entres en la casa
donde se celebra un banquete
para comer y beber con los comensales;
porque asi dice el Señor de los ejErcitos,
Dios de Israel:
Yo harE cesar en este lugar,
en vuestros dias, ante vosotros,
la voz alegre, la voz gozosa,
la voz del novio, la voz de la novia.
Para completar estas ideas sobre las acciones simbolicas nos fijaremos en dos cuestiones:
Algunos autores consideran de interEs secundario esta pregunta. A principios de siglo escribia Tobac: “Sea
real o ficticia la accion simbolica, el resultado desde el punto de vista de la enseñanza es sensiblemente el mismo, y
no perdemos mucho al no poder determinar siempre con exactitud su caracter”. Van den Born tambiEn subraya que
para el fin esencial ‘simbolizar lo que Dios hara« no es imprescindible que se ejecute la accion. Es suficiente
“contarla”. Sin embargo, otros comentaristas consideran muy probable que fuesen llevadas a cabo. Segœn Fohrer,
no existen motivos validos para dudar de la historicidad de los relatos y ofrece en favor de ella los siguientes
argumentos:
- el mandato divino es tan serio que se supone que el profeta lo cumplira; aunque en mas de la mitad de los
casos no se cuente la ejecucion de la orden, esto no prueba que se trate de ficciones literarias;
- el hecho de que los espectadores exijan a Ezequiel una interpretacion de sus acciones demuestra que Estas
son reales.
- los relatos ofrecen pormenores de la vida diaria;
- la accion simbolica debe ser un signo para el pueblo, y esto requiere que sean llevadas a cabo;
- muchas acciones se realizan en circunstancias historicas concretas y muy importantes.
Estoy basicamente de acuerdo con Fohrer, pero no tendria inconveniente en admitir que algunas de ellas son
mera creacion literaria.
b) Accion simbolica y magia
Para algunos comentaristas, como Van de Born, las acciones simbolicas de los profetas son los œltimos
vestigios de las practicas magicas. Fohrer lo niega por los siguientes motivos:
- El origen de la accion simbolica es una orden de Dios y no el deseo del profeta ni la voluntad de otros
hombres. Es raro que falte este mandato.
- La interpretacion que da el profeta demuestra que la accion simbolica no se asemeja a la magia, que opera
por su propia fuerza. Ordinariamente, la accion magica carece de interpretacion.
- La garantia divina de que ejecutara lo simbolizado la diferencia aœn mas de la magia, donde nunca estamos
seguros del resultado. En la accion simbolica, el elemento magico queda dominado, porque es el poder de Dios el
que opera en la realidad humana.
- Los profetas no deseaban las calamidades simbolizadas; en los magos ocurre lo contrario.
- La magia procede generalmente con un ritual complicado, del que no encontramos huella en los profetas.
- La accion magica pretende modificar el curso del destino. La simbolica, por el contrario, revelar los planes de
Dios; no intenta modificarlos, sino que el hombre se someta a ellos.
“Entre la magia y el profetismo biblico existe todo el abismo que separa la voluntad o el deseo del hombre de
la voluntad de Dios, a menudo incondicional. La religion biblica constituye probablemente la confrontacion mas
decisiva con la magia que conocio la AntigŸedad. Representa la oposicion decidida a las recetas humanas para
evadirse de la gracia divina, protectora y creadora de un mundo nuevo” (Ramlot).
***
Nuestro conocimiento de los profetas de Israel se basa en dos clases de documentos: los relatos contenidos
en los libros de Samuel, Reyes y Cronicas y los llamados libros profEticos. Los problemas que plantean son muy
distintos y conviene conocerlos aunque sea de forma somera.
Nos ponen en contacto con numerosos personajes (reales o ficticios) de interEs para los primeros siglos del
profetismo y con otros posteriores que no dejaron obra escrita. Son los siguientes:
Samuel (1 Sam 1-3; 7-13; 15-16; 28,3-5).
Gad (1 Sam 22,5; 2 Sam 24).
Natan (2 Sam 7; 12; 1 Re 1,11-48).
Ajias de Silo (1 Re 11, 29-39; 14,1-8).
Samayas (1 Re 12,21-24; 2 Cr 12,5-8).
Un profeta anonimo (1 Re 13).
Jehœ, hijo de Janani (1 Re 16,1-4; 2 Cro 19,1-3).
Un profeta anonimo (1 Re 20,13-28).
Uno de la comunidad de profetas (1 Re 20, 35-43).
Miqueas ben Yimla (1 Re 22).
Elias (1 Re 17-19; 21; 2 Re 1)
Eliseo (2 Re 2; 3,4-27; 4,1-8,15; 9,1-10; 13,14-21).
Julda (2 Re 22,13-20).
Azarias, hijo de Oded (2 Cro 15,1-8).
Janani (2 Cro 16,7-10)
Yajziel (2 Cro 20, 13-17)
Azarias, hijo de Yehoyada (2 Cro 24,17-22)
Un profeta anonimo (2 Cro 25,5-10).
Otro profeta anonimo (2 Cro 25,5-10).
Otro profeta anonimo (2 Cro 25,14-16).
Oded (2 Cro 28,9-13).
Una lectura rapida de estos textos bastaria para advertir grandes diferencias entre ellos. A veces se trata de
notas brevisimas; en otros se cuentan simples anEcdotas; algunos presentan los hechos con sentido dramatico y
profundidad religiosa. Cada vez existe menos unanimidad en la forma de clasificarlos. Pero, sin entrar en
profundidades, al lector puede ayudarle la division en tres grupos propuesta por Jepsen:
a) Un primer bloque de textos presenta a estos profetas a la luz de la historia, destacando su interEs por la
politica exterior o interior; el profeta aparece como un hombre que aconseja al rey o le reprende, interviene en la
guerra, fomenta la subida al trono de un personaje, etc. Por ejemplo, cuando el profeta Gad aconseja a David que
abandone el refugio del desierto y se asiente en territorio de Juda (1 Sam 22,5), Natan condena a David por su
adulterio y asesinato (2 Sam 12) y mas tarde interviene de manera decisiva en la subida al trono de Salomon (1 Re
1,15-48); o cuando Eliseo interviene de forma indirecta en la uncion de Jehœ como rey (2 Re 9).
b) El segundo abarca leyendas profEticas, embellecidas por la tradicion oral y, en ciertos casos, inventadas
por ella. En este segundo grupo tiene mas importancia el ideal del profeta que la realidad historica. Aunque algunos
de estos textos se fijan en intervenciones politicas de los profetas, su interEs se centra en el aspecto humano,
especialmente en sus numerosos milagros. Es tipico de muchos de estos relatos subrayar el poder profEtico de
adivinacion. Es conveniente advertir que estos relatos no siempre contienen datos historicos para evitar
interpretaciones erroneas. En su libro ¿Por quE no soy cristiano? aduce Bertrand Russel la siguiente tradicion
profEtica:
Subio Eliseo desde Jerico a Betel, y segœn subia por el camino salieron del poblado unos chiquillos, que se
burlaban de El:
“Sube, calvo” ¿Sube, calvo”
Eliseo se volvio, se les quedo mirando y los maldijo invocando al Señor. Entonces salieron de la espesura dos
osas que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos niños (2 Re 2,23-24).
Si se interpreta el relato al pie de la letra, como un hecho historico, es para escandalizar a cualquiera y decidir,
como Russel, no creer en ese Dios. Pero lo que tenemos ante nosotros es una simple leyenda que intenta inculcar
respeto a la persona del profeta y subrayar el poder de su palabra. Desde luego, la leyenda es bastante
desafortunada; corresponde a una concepcion religiosa muy primitiva, nada semejante a la cristiana. Y tambiEn es
de tremenda ingenuidad. Porque dos osas podran matar a cuatro o cinco niños; los restantes habrian huido
inmediatamente. Quien invento la historia entendia muy poco de osas y mucho menos de niños. Y lo que es peor,
tampoco conocia bien a Eliseo, ese personaje tan preocupado por la gente pobre y sencilla, a los que alimenta, cuida
y protege. Habria sido incapaz de maldecir a unos niños porque se burlasen de El. Este ejemplo nos demuestra que
las tradiciones de este grupo debemos leerlas con ciertas reservas desde el punto de vista historico y no
escandalizarnos ni entusiasmarnos demasiado con ellas.
c) El tercer grupo esta formado por discursos de profetas, que sintetizan en pocas palabras su mensaje; quiza
porque estos hombres solo tuvieron una o dos intervenciones, quiza porque no se conservo nada mas de ellos. Pero
tambiEn es posible que tales discursos fuesen creados por los historiadores posteriores, para ir dando una vision
teologica de los acontecimientos o para justificar en nombre de Dios determinados hechos posteriores. Un ejemplo
tipico lo encontramos en 1 Sam 2,27-36:
"Un profeta se presento a Eli y le dijo:
Asi dice el Señor: Yo me revelE a la familia de tu padre cuando eran todavia esclavos del Faraon en Egipto.
Entre todas las tribus de Israel me lo elegi para que fuera sacerdote, subiera a mi altar, quemara mi incienso y llevara
el efod en mi presencia, y concedi a la familia de tu padre participar en las oblaciones de los israelitas. ¿Por quE
habEis tratado con desprecio mi altar y las ofrendas que mandE hacer en mi templo? ¿Por quE tienes mas respeto a
tus hijos que a mi, cebandolos con las primicias de mi pueblo, Israel, ante mis ojos?
Por eso, oraculo del Señor, Dios de Israel, aunque yo te prometi que tu familia y la familia de tu padre estarian
siempre en mi presencia, ahora, oraculo del Señor, no sera asi. Porque yo honro a los que me honran y seran
humillados los que me desprecian. Mira, llegara un dia en que arrancarE tus brotes y los de la familia de tu padre, y
nadie llegara a viejo en tu familia. Miraras con envidia todo el bien que voy a hacer; nadie llegara a viejo en tu familia.
Y si dejo a alguno de los tuyos que sirva a mi altar, se le consumiran los ojos y se ira acabando; pero la mayor parte
de tu familia morira a espada de hombres. Sera una señal para ti lo que les va a pasar a tus dos hijos, Jofni y FineEs:
los dos moriran el mismo dia.
Yo me nombrarE un sacerdote fiel, que hara lo que yo quiero y deseo; le darE una familia estable y vivira
siempre en presencia de mi ungido. Y los que sobrevivan de tu familia vendran a prosternarse ante El para mendigar
algœn dinero y una hogaza de pan, rogandole: 'Por favor, dame un empleo cualquiera como sacerdote para poder
comer un pedazo de pan'."
En principio podriamos pensar que se trata de un discurso historico pronunciado por un profeta desconocido.
Nadie debe extrañarse de que alguien se levante en nombre de Dios contra los pecados de la familia del sumo
sacerdote Eli. Pero al final del discurso encontramos un dato sorprendente: se anuncia que la dinastia sacerdotal de
Eli sera sustituida por otra que “vivira siempre en presencia de mi ungido”. Ya que el ungido es el rey, se habla de
una familia sacerdotal al servicio de los monarcas. Pero en tiempos de Eli no existe monarquia ni se piensa todavia
en ella. Se trata, pues, de un discurso creado posteriormente, cuando ya se sabia que la familia de Eli habia pasado
a segundo plano, siendo sustituida en importancia por la de Sadoc. Esto ocurrio muchos años mas tarde, cuando
Salomon desterro al sacerdote Abiatar, descendiente de Eli, por haberse puesto en contra de su nombramiento como
rey. El autor de la Historia deuteronomista (que abarca los libros de JosuE, Jueces, Samuel y Reyes) ha creado la
figura de este profeta anonimo y le ha puesto un discurso en la boca para anticipar los acontecimientos y justificarlos
como voluntad de Dios.
Este ejemplo no debe provocar en el lector una sospecha absoluta con respecto a todos los discursos de
profetas pertenecientes a este bloque (1 Sam 2,27-36; 13,10-14; 15; 1 Re 11,29-39; 14,1-16; 16,1-4, etc.), pero si
precaverle para valorarles rectamente.
Los grupos de textos que hemos considerado en este apartado son muy importantes para conocer la historia
del profetismo en sus origenes y primeros siglos de existencia. Pero la aportacion capital de los profetas se nos ha
transmitido en los libros que analizaremos a continuacion.
La Biblia hebrea incluye en este bloque los libros de Isaias, Jeremias, Ezequiel y los Doce (Oseas, Joel,
Amos, Abdias, Jonas, Miqueas, Nahœn, Habacuc, Sofonias, Ageo, Zacarias, Malaquias). La traduccion griega de los
Setenta (LXX) realiza algunos cambios de orden dentro de los Doce (Oseas, Amos, Miqueas, Joel, Abdias, Jonas,
etc.), y los sitœa antes de Isaias. Por otra parte, despuEs de Jeremias introduce Baruc, Lamentaciones y la Carta de
Jeremias (= capitulo 6 de Baruc en muchas ediciones actuales). Estos añadidos resultan comprensibles: Baruc fue
secretario de Jeremias; las Lamentaciones las atribuyen los LXX a este gran profeta. No es raro que ambas obras
fuesen situadas despuEs de su libro. En realidad, el libro de Baruc no lo escribio el discipulo de Jeremias, y las
Lamentaciones no son suyas. Pero estos detalles no se conocian en siglos pasados.
Por œltimo, nuestras ediciones acostumbran incluir entre los libros profEticos a Daniel, aunque los judios lo
colocan entre los “otros escritos” (Ketubim). La decision actual parece acertada ya que Daniel es, al menos en parte,
el representante mas genuino de la literatura apocaliptica, hija espiritual de la profecia.
El principal problema que plantea esta serie de libros es el de su formacion. La cuestion es tan complicada
que podriamos dedicar muchas paginas a un solo libro. Nos contentaremos con unas ideas generales.
Nosotros estamos acostumbrados a atribuir una obra literaria a un solo autor, sobre todo, si al principio nos da
su nombre, como ocurre en los libros profEticos. Pero en este caso no es cierto que todo el libro proceda de la misma
persona. Podemos comenzar recordando el ejemplo mas sencillo: Abdias. Este profeta no escribio un libro ni un
folleto; una sola pagina con veintiœn versos resume toda su predicacion. Seria normal atribuirle estas pocas lineas
sin excepcion. No obstante, los comentaristas coinciden en que los versos 19-20, escritos en prosa, fueron añadidos
posteriormente; el estilo y la tematica los diferencian de lo anterior. ¿QuiEn inserto estas palabras? No lo sabemos.
Quiza un lector que vivio varios siglos despuEs de Abdias.
Si el mensaje mas breve de toda la Biblia plantea problemas insolubles, los 66 capitulos de Isaias, 52 de
Jeremias o 48 de Ezequiel son capaces de desesperar al mas paciente. Hay que renunciar por principio a
comprenderlo todo. Limitandonos a ideas generales y, simplificando mucho, podemos indicar las siguientes etapas
en la formacion de los libros profEticos:
a) La obra original del profeta. Normalmente, lo primero seria la palabra hablada, pronunciada directamente
ante el pœblico, a la que seguiria su consignacion por escrito. A veces, entre la proclamacion del mensaje y su
redaccion pudieron transcurrir incluso varios años, como sugiere el capitulo 36 de Jeremias. Este relato es el mas
sugerente sobre los primeros pasos en la formacion de un libro profEtico. Tras situarnos en el año 605 a.C. (“el año
cuarto de Joaquin, hijo de Josias, rey de Juda”), nos dice que el profeta recibio la siguiente orden del Señor:
"Coge un rollo y escribe en El todas las palabras que te he dicho sobre Juda y JerusalEn y sobre todas las
naciones, desde el dia en que comencE a hablarte, siendo rey Josias, hasta hoy. (...).
Entonces Jeremias llamo a Baruc, hijo de Nerias, para que escribiese en el rollo, al dictado de Jeremias, todas
las palabras que el Señor le habia dicho" (36,1-4).
A un hombre actual puede extrañarle que se deje pasar tanto tiempo entre la predicacion y la redaccion
escrita. Si Jeremias recibio la vocacion el año 627 a.C., como parece lo mas probable, resulta curioso que solo reciba
orden de escribir el contenido esencial de su mensaje veintidos años mas tarde. Pero la mentalidad de la Epoca era
distinta. Recordemos que, siglos mas tarde, Jesœs no dejara una sola palabra escrita. Volviendo a Jeremias, el
volumen dictado a Baruc corre un destino fatal. Tras ser leido en presencia de todo el pueblo, luego ante los
dignatarios, termina tirado al fuego por el rey Joaquin. Pero Dios no se da por vencido y ordena al profeta: “Toma otro
rollo y escribe en El todas las palabras que habia en el primer rollo, quemado por Joaquin” (v. 28). El capitulo termina
con este interesante dato:
"Jeremias tomo otro rollo y se lo entrego a Baruc, hijo de Nerias, el escribano, para que escribiese en El, a su
dictado, todas las palabras del libro quemado por Joaquin, rey de Juda. Y se añadieron otras muchas palabras
semejantes" (v. 32).
Entre el primer volumen y el segundo existe ya una diferencia. El segundo es mas extenso. Contiene el
nœcleo basico del futuro libro de Jeremias. Los comentaristas han hecho numerosos intentos para saber cuales de
los capitulos actuales se encontraban en aquel volumen primitivo. No existe acuerdo entre ellos, y carece de sentido
perderse en hipotesis. Lo importante es advertir que el libro de Jeremias se remonta a una actividad personal del
profeta.
Algo parecido debio de ocurrir con Isaias, Amos, Oseas, etc. Es probable que la palabra hablada diese lugar a
una serie de hojas sueltas, que mas tarde se agrupaban formando pequeñas colecciones: el “Memorial sobre la
guerra siroefraimita” (Is 6,1-8,14), el “Librito de la consolacion” (Jer 30-32), los oraculos “A la casa real de Juda” (Jer
30-32), los oraculos “A la casa real de Juda” (Jer 21,11-23,6), “A los falsos profetas” (Jer 23,9-32), “Sobre la sequia”
(Jer 14), etc.
Hasta ahora nos hemos fijado en la palabra profEtica que fue consignada por escrito despuEs de ser
pronunciada oralmente. No podemos olvidar que en ciertos casos el proceso es inverso: primero se escribe el texto,
luego se proclama. En este apartado adquieren especial relieve los relatos de vocacion (Jer 1,4-10; Ez 1,3), las
llamadas “Confesiones de Jeremias”, los relatos de acciones simbolicas no realizadas (ya hemos contado con esta
posibilidad).
Y dentro de esta misma linea podriamos llegar a admitir que algunos profetas mas que predicadores fueron
escritores. Este caso se ha presentado con especial agudeza a proposito de los capitulos 40-55 de Isaias
(“Deuteroisaias”); muchos comentaristas creen que su autor fue un gran poeta que redacto su obra por escrito,
comunicandola oralmente solo en un segundo momento. TambiEn el gran ciclo de las “visiones” de Zacarias parece
mas obra literaria que redaccion posterior de una palabra hablada.
b) La obra de los discipulos y seguidores del profeta.. Con lo anterior no quedaron terminados, ni de lejos, los
actuales libros profEticos. Les faltaba mucho camino por recorrer. El siguiente paso lo dara un grupo muy complejo
que, a falta de mejor tErmino, califico de discipulos y seguidores. Utilizo una expresion bastante ambigua para no
inducir a error al lector. Nosotros estamos acostumbrados a una relacion muy directa entre el maestro y el discipulo.
Decimos, por ejemplo, que Julian Marias es discipulo de Ortega y Gasset. Pero nadie diria que Garcia Morente fue
discipulo de Kant, por mucho que estimase y conociese la obra de este filosofo. En nuestra mentalidad, para que
alguien sea discipulo es preciso que haya existido un contacto fisico, directo, unos años de compañia y aprendizaje.
Esta relacion directa entre maestro y discipulos se dio tambiEn en algunos de los profetas. Isaias nos habla de
ellos. Pero, en la redaccion de los libros, intervendra no solo este tipo de discipulos, sino tambiEn personas muy
alejadas temporalmente del profeta, aunque dentro de su esfera espiritual. Como si Unamuno hubiese podido
refundir y completar la obra de Kierkegaard. Un ejemplo que puede parecer absurdo, pero que ilumina nuestro caso.
Discipulos y seguidores contribuyeron especialmente en tres direcciones: 1) redactando textos biograficos
sobre el maestro; 2) reelaborando algunos de sus oraculos; 3) creando nuevos oraculos.
De lo primero tenemos un ejemplo notable en el relato del enfrentamiento de Amos con el sumo sacerdote de
Betel, Amasias (Am 7,10-17). Es el œnico pasaje biografico de todo el libro. Pero no fue escrito por Amos, ya que se
habla de El en tercera persona:
Amasias, sacerdote de Betel, envio un mensaje a Jeroboan, rey de Israel:
-"Amos esta conjurando contra ti en medio de Israel; el pais ya no puede soportar sus palabras. Asi predica
Amos: 'A espada morira Jeroboan, Israel marchara de su pais al destierro'.
Amasias ordeno a Amos:
-Vidente, vete, escapa al territorio de Juda; alli puedes ganarte la vida y profetizar. Pero no vuelvas a
profetizar contra Betel, que es el santuario real y nacional."
"Respondio Amos a Amasias:
-Yo no soy profeta ni del gremio profEtico; soy ganadero y cultivo higueras. Pero el Señor me arranco de mi
ganado y me mando ir a profetizar a su pueblo" (...).
Dentro de este apartado de relatos biograficos escritos por los discipulos el caso mas importante y extenso es
el de los capitulos 34 a 45 de Jeremias, atribuidos generalmente a su secretario Baruc.
En segundo lugar nos referiamos a la reelaboracion de antiguos oraculos del maestro. Un ejemplo iluminara
este procedimiento. Hacia el año 725 a.C., el Reino Norte (Israel) decidio rebelarse contra Asiria. Para Isaias se trata
de una locura que costara cara al pueblo. Asi lo indica en el siguiente oraculo:
“Ay de la corona fastuosa, de los ebrios de Efrain,
y de la flor caduca, joya de su atavio,
que esta en la cabeza de los hartos de vino”
Mirad: un fuerte y robusto, de parte del Señor,
como turbion de granizo y tormenta asoladora,
como turbion de aguas caudalosas y desbordantes,
con la mano derriba al suelo
y con los pies pisotea
la corona fastuosa de los ebrios de Efrain
y la flor caduca, joya de su atavio,
que esta en el cabezo del valle ubErrimo.
Sera como una breve temprana:
que el primero que la ve,
apenas la coge, se la traga (Is 28,1-4).
La capital del Reino Norte, Samaria, es presentada por el profeta como una “corona fastuosa”, una “flor”, “joya
del atavio” de los israelitas. Pero las autoridades insensatas, “hartos de vino”, la estan llevando a la ruina. Aunque el
texto no habla expresamente de rebeliones ni revueltas, da a entender que el emperador asirio (“un fuerte y robusto”)
pondra tErmino al esplendor de la ciudad: “Con la mano derriba al suelo y con los pies pisotea la corona fastuosa de
los ebrios de Efrain”.
Asi ocurrio. El año 725 fue asediada Samaria, conquistada el 722, deportada el 720. Con ello se ha cumplido
la palabra profEtica. Pero no era Esta la œltima palabra de Dios, porque El sigue fiel a su pueblo. Y un “discipulo”
añade mas tarde los versos 5-6, recogiendo las metaforas de la corona y la joya, aunque dandoles un sentido nuevo:
Aquel dia sera el Señor de los ejErcitos
corona enjoyada, diadema esplEndida
para el resto de su pueblo:
sentido de justicia
para los que se sientan a juzgar,
valor para los que rechazan
el asalto a las puertas.
Ahora se dirige a los israelitas del Norte una palabra de consuelo. El texto ya no habla de “hartos de vino”,
sino de hombres responsables, capaces de juzgar y defender a su pueblo. Y su timbre de gloria no es una ciudad,
sino el mismo Señor, “corona enjoyada, diadema esplEndida”.
En el caso que acabamos de citar, la reelaboracion no afecta directamente al texto primitivo. Lo respeta en su
literalidad, aunque el añadido modifique o complete el sentido. Lo mismo ocurre en otro ejemplo, el magnifico poema
de Is 14 sobre la derrota del tirano, que citaremos mas adelante. Parece que esta terrible satira fue escrita contra un
rey asirio. Mas tarde, cuando este Imperio desaparecio de la historia, un “discipulo” considero conveniente actualizar
su sentido aplicandolo a los reyes babilonios. Para ello inserta el poema en medio de unas claras referencias a esta
potencia:
Cuando el Señor te haya dado reposo
de tus penas y temores,
y de la dura esclavitud en que serviste,
entonaras esta satira
contra el rey de Babilonia (Is 14,3-4a).
c) La estructuracion del libro . Todo el material anterior, acumulado a lo largo de años y siglos, debio de
presentarse ante los redactores finales como un autEntico rompecabezas. ¿Como agruparlo y ordenarlo? Podemos
decir que el criterio cronologico no les preocupo demasiado. Es cierto que los primeros capitulos de Isaias (1-5)
parecen contener el mensaje de su primera Epoca, y 28-33 el de sus œltimos años. Algo parecido podriamos decir
de Ez 1-24 (primera etapa) y 33-48 (segunda). Sin embargo, las excepciones son tantas que mas bien debemos
rechazar el criterio cronologico. Parece que el orden pretendido por los redactores fue mas bien el tematico y, dentro
de Este, una division de acuerdo con el auditorio o los destinatarios. Asi, en lineas generales, el resultado fue:
- oraculos de condenacion dirigidos contra el propio pueblo
- oraculos de condenacion dirigidos contra paises extranjeros
- oraculos de salvacion para el propio pueblo
- seccion narrativa.
Pero no conviene absolutizar el esquema. Las excepciones superan con mucho a la regla. El libro que mejor
se adapta a la estructura propuesta es el de Ezequiel. Bastante Jeremias, en el orden de los Setenta (LXX), que es
distinto del de la Biblia hebrea. El caso de Isaias y de otros escritos es mas complejo, aunque las ideas anteriores
resultan œtiles en muchos momentos para comprender su formacion. Lo que no conviene olvidar, y esto es una
conquista de los estudios mas recientes sobre los libros profEticos, es la importancia capital de los redactores. Su
labor no fue mecanica, de simple recogida y acumulacion de textos. Sobre todo en algunos casos llevaron a cabo
una autEntica tarea de filigrana, engarzando los poemas con hilos casi invisibles que reaparecen a lo largo de toda la
obra. Analizar el libro de Isaias desde este punto de vista, como una opera gigantesca con diversos temas que se
entrecruzan y repiten, es una tarea apasionante, pero, por desgracia, tan complicada que cae fuera de las
posibilidades de esta obra.
d) Los añadidos posteriores. Incluso despuEs de las etapas que hemos reseñado, los libros profEticos
siguieron abiertos a retoques, añadidos e inserciones. Tomando como ejemplo el libro de Isaias, despuEs de estar
estructurado su bloque inicial (capitulos 1,39) se añadieron los capitulos 40-66. Incluso es posible que lo œltimo en
formar parte del El fuera la llamada “Escatologia” (cc. 24,27). Este proceso se repite en el libro de Zacarias, donde
distinguiremos entre “Protozacarias” o “Primer Zacarias” (cc. 1-8) y “Deuterozacarias” (cc. 9-14), sin excluir que este
œltimo bloque sea obra de distintos autores.
Lo œnico que podemos asegurar es que hacia el año 200 a.C. los libros profEticos estaban ya redactados en
la forma que los poseemos actualmente. Asi se deduce de la cita que hace de ellos el Eclesiastico y de las copias
encontradas en Qumran.
Aunque el Antiguo Testamento concede el titulo de “profeta” a Abrahan, Maria (la hermana de MoisEs) y
DEbora, parece mas seguro situar los comienzos del fenomeno profEtico hacia el siglo XI a.C., en tiempos de
Samuel. En esta Epoca inicial ofrece una imagen bastante curiosa y extraña. Se trata de grupos de personas que,
mediante la mœsica y la danza, entran en Extasis (1 Sam 10,5-13) o en trance (1 Sam 19,18-24). Es posible que
alentasen al pueblo a permanecer fieles al Señor y que acompañasen al ejErcito en sus batallas contra los filisteos.
Pero su relacion con los futuros profetas de Israel es mucho menor de lo que pudiEramos pensar. Segœn Gonzalez
Nœñez no son profetas sino “testigos” de la presencia del Señor y auxiliares de los profetas. En realidad, no hablan
en nombre de Dios, no anuncian el futuro, no son videntes, no hacen de intermediarios entre Dios y el pueblo;
simplemente mantienen un quehacer religioso y llevan a cabo una forma de vida que lo facilita.
Samuel aparece en la tradicion biblica con rasgos muy diversos: hEroe en la guerra contra los filisteos, juez
que recorre Israel, vidente en relacion con las asnas de Saœl. Ejerce tambiEn funciones sacerdotales, ofreciendo
sacrificios de comunion y holocaustos. Pero lo que mas subraya la tradicion biblica es su caracter profEtico: es el
hombre que transmite la palabra de Dios. Este dato podemos observarlo ya en el capitulo sobre la vocacion (1 Sam
3): advertimos un contacto nuevo y especial con Dios a travEs de su palabra, y se le encarga una tarea tipicamente
profEtica: anunciar el castigo de la familia sacerdotal de Eli. Por si no fuera suficientemente claro, el resumen final
afirma: “Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba acreditado como profeta del Señor” (1 Sam
3,20).
Otro rasgo profEtico de Samuel es su intervencion en la politica, ungiendo rey a Saœl. La tradicion le hace
ungir tambiEn a David cuando niño (1 Sam 16), pero esto quiza carezca de fundamento historico. En cualquier caso,
la uncion de Saœl recuerda lo que hara Natan con Salomon (1 Re 1,11ss), el encargo que recibe Elias con respecto
a Jehœ (1 Re 19,16) y que ejecutara Eliseo a travEs de un discipulo (2 Re 9).
Por œltimo, y mas profEtico que lo anterior, es su denuncia del rey. En dos ocasiones se enfrenta Samuel a
Saœl. La primera, con motivo de la batalla de Mikmas (1 Sm13,7b-15); la segunda, despuEs de la guerra contra los
amalecitas (1 Sam 15,10-23).
Ambos hechos, la uncion del rey y la denuncia, plantean serios problemas historicos. Sobre el primero existen
dos versiones, la monarquica y la antimonarquica. Respecto al segundo es posible que exista un duplicado, ya que 1
Sam 15,10-23 parece desconocer 1 Sam 13,7b-15. De todas formas, parece claro que los autores biblicos
interpretaron a Samuel como el primer gran profeta.
Dada la imposibilidad de tratar con detenimiento cada uno de los profetas posteriores, indicarE las principales
lineas de evolucion hasta el siglo VIII a.C., Epoca en que la profecia adquiere un rumbo nuevo. En estos siglos que
van desde la instauracion de la monarquia hasta la aparicion de Amos podemos detectar tres pasos, muy
relacionados con la actitud que el profeta adopta ante la figura del rey.
1. El primer paso podemos definirlo de cercania fisica y distanciamiento critico respecto al monarca. Los
representantes mas famosos de esta primera Epoca son Gad y Natan. Gad interviene en tres ocasiones:
aconsejando a David que vuelva a Juda (1 Sam 22,5), acusandolo de haber realizado el censo (2 Sam 24,11s) y
ordenandole edificar un altar en la era de Ornan (2 Sam 24,18s). Desempeña, pues, una funcion de consejero de
guerra, una funcion judicial y una funcion cultural. Es interesante notar que nunca se dirige al pueblo; siempre esta en
relacion directa con David.
Natan tiene mas importancia. Es el profeta principal de la corte en tres momentos decisivos de la vida de
David: cuando pretende construir el templo (2 Sam 7), cuando comete adulterio con BersabE y manda asesinar a
Urias (2 Sam 12), cuando Salomon hereda el trono (1 Re 1,11-48).
Considerarlos profetas de la corte no es acusarlos de servilismo, ya que nunca se vendieron al rey. Por eso
podemos definir su postura de cercania fisica y distanciamiento critico.
2. El segundo momento se caracteriza por la lejania fisica que se va estableciendo entre el profeta y el rey,
aunque aquEl solo interviene en asuntos relacionados con el monarca. Un ejemplo significativo es el de Ajias de Silo,
del que se conservan dos relatos (1 Re 11,29-39 y 14,1-8). En ambas ocasiones se dirige -directa o indirectamente- a
Jeroboan I de Israel: la primera, para prometerle el trono; la segunda, para condenarlo por su conducta. Esto
demuestra que el compromiso del profeta no es con el rey, sino con la palabra de Dios. Pero tambiEn resulta
interesante comprobar que Ajias no vive en la corte ni cerca del rey. La primera vez le sale al encuentro en el camino,
la segunda debe ir la esposa de Jeroboan a buscarlo.
Dentro de este apartado podemos clasificar tambiEn a Miqueas ben Yimla, que solo aparece en 1 Re 22,
cuando Ajab de Israel se une a Josafat de Juda para luchar contra los sirios. Discuten los comentaristas si se trata de
una persona real o ideal. En cualquier caso, el texto es muy interesante para la confrontacion entre verdaderos y
falsos profetas. Estos aparecen merodeando junto al rey, anunciando el Exito, deseando quedar bien. Miqueas no
esta presente; tiene que ir a buscarlo. Y no se compromete a nada, solo a “decir lo que el Señor me mande” (v.14).
3. El tercer momento concilia la lejania progresiva de la corte con el acercamiento cada vez mayor al pueblo.
El ejemplo mas patentes es el de Elias. En los casos de Ajias y Miqueas ben Yimla, cuando el rey busca al profeta, lo
encuentra. Con Elias no ocurre asi, como reconoce Abdias: “No hay pais ni reino a donde mi señor no haya enviado
gente a buscarte.... Cuando yo me separe de ti, el espiritu del Señor te llevara no sE donde, yo informarE a Ajab,
pero luego no te encuentra, y me mata” (1 Re 18,10ss). Efectivamente, Elias nunca pisa el palacio de Ajab. Una vez
le sale al encuentro “en la viña de Nabot” (1 Re 21). Y en la otra ocasion que se acerca a El, por mandato expreso
del Señor, exige la presencia de todo el pueblo (1 Re 18,19). sus relaciones con Ocozias no fueron muy distintas;
nadie puede obligarlo, ni siquiera por la fuerza, a presentarse ante el rey; El lo hara voluntariamente para anunciarle
su muerte (2 Re 1). Por otra parte, Elias se acerca a la gente, como lo demuestra el episodio de la viuda de Sarepta
(1 Re 17,9-24) y el juicio en el monte Carmelo (1 Re 18). Estos timidos pasos seran continuados por Eliseo, el profeta
mas “popular” del Antiguo Testamento.
A partir de ahora, los profetas se dirigiran predominantemente al pueblo. No dejan de hablar al rey, ya que
Este ocupa un puesto capital en la sociedad y la religion de Israel, y de su conducta dependen numerosas
cuestiones. Pero se ha establecido un punto de contacto entre el movimiento profEtico y el pueblo, y ambos iran
estrechando sus vinculos cada vez mas.
En el siglo VIII surge un fenomeno totalmente nuevo dentro de la profecia: la aparicion de profetas que nos
dejan su obra por escrito. Por ello se les conoce como “profetas escritores”, aunque el tErmino clasico aleman
Schriftpropheten debemos traducirlo mas bien por “profetas con obra escrita”.
¿Tiene un sentido especial esta consignacion por escrito del mensaje profEtico? En principio podriamos
atribuirlo simplemente a la difusion cada vez mayor de la escritura. Pero numerosos autores piensan que la causa es
mas profunda. Si el mensaje de los profetas a partir de Amos se conservo por escrito fue debido a que su palabra
causo honda impresion en los oyentes. Habian escuchado algo nuevo, totalmente diverso de lo anterior, que no
podia ser olvidado. Eso nuevo consistira en el rechazo del “reformismo” para dar paso a la “ruptura total” con las
estructuras vigentes.
Podemos decir que los profetas anteriores a Amos eran reformistas. Admitian la estructura en vigor y
pensaban que los fallos concretos podian ser solucionados sin abandonarla. A partir de Amos no ocurre esto. Este
profeta advierte que todo el sistema esta podrido, que el muro de Israel esta abombado y no puede mantenerse en
pie; el Reino Norte es como un cesto de higos maduros, maduros para su fin. Con palabras de Isaias, el pueblo de
Dios es un arbol que debe ser talado hasta que solo quede un tocon insignificante. Unica solucion es la catastrofe, de
la que emerge, al correr del tiempo, una semilla santa (Is 6,13).
Esta novedad tan grande, este corte radical con la predicacion de los profetas anteriores, habria motivado que
el mensaje de Amos se consignase por escrito. Y es posible que, a partir de El, se convirtiese en costumbre para los
profetas siguientes, sin olvidar que a veces es el mismo Dios quien les ordena escribir sus oraculos (vEase Is 30,8-
10; Jer 36; ls 27-32, etc).
Otro dato que impresiona en la profecia del siglo VIII es la acumulacion, en el breve espacio de medio siglo,
de cuatro profetas de gran talla: Amos, Oseas, Isaias y Miqueas. Es, sin duda, la Epoca de oro de la profecia israeli.
Ya que resulta imposible tratar la vida y el mensaje de estos grandes protagonistas, sintetizaremos la problematica
en la que se mueven, destacando tres aspectos fundamentales: social, politico y religioso.
La problematica social, con sus diversos matices, aparece en los cuatro profetas. Amos y Miqueas son los
mas preocupados por el tema. Al primero le duele sobre todo la situacion de los marginados sociales; a Miqueas, la
opresion de los campesinos de la Sefela por parte de los terratenientes y las autoridades de JerusalEn. Isaias da la
impresion de vivir en la capital y de enfocar el problema desde otro punto de vista, fijandose no solo en la opresion de
los pobres, sino tambiEn en la corrupcion de los ricos.
Esta importancia tan grande de los problemas sociales no tiene nada de extraño en el siglo VIII. Tanto el
Reino Norte como el Sur habian pasado rapidamente de una situacion tragica, de gran pobreza, a un auge
economico solo comparable con el del reinado de Salomon. Pero este desarrollo de la agricultura y de la industria se
consiguio a base de los mas pobres. Es verdad que siempre se dieron desigualdades en el antiguo Israel, pero ahora
adquieren proporciones alarmantes. El abismo entre ricos y pobres crece sin cesar, y Amos no duda en dividir la
poblacion de Samaria en dos grandes grupos: los “oprimidos” y “los que atesoran” (Am 3, 9-12).
La problematica religiosa tiene dos vertientes. Por una parte, encontramos el culto a dioses extranjeros,
especialmente a Baal, que se da practicamente desde el tiempo de los Jueces. Los israelitas, al asentarse en
Palestina y dedicarse a la agricultura, no pensaban que YavE pudiese ayudarles en este nuevo tipo de actividad. Se
encomiendan a Baal, dios cananeo de la fecundidad, las lluvias, las estaciones, al que atribuyen “el pan y el agua, la
lana, el lino, el vino y el aceite” (Oseas 2,7). Y surge la lucha religiosa mas enconada de la historia de Israel, que
adquiere matices tragicos en tiempos de Elias, con la matanza de los cuatrocientos sacerdotes de Baal, y en la
revolucion de Jehœ (2 Re 10). Oseas no pretende solucionar el problema por las armas, incluso critica duramente a
Jehœ, que intento purificar el culto a base de sangre. Lo que el profeta desea es que el pueblo adquiera un mayor
conocimiento de Dios y se convierta.
La segunda vertiente del problema religioso es mas grave y aparece en los cuatro profetas del siglo VIII. Se
trata de la falsa idea de Dios fomentada por un culto vacio, por una piedad sin raigambre, por unas verdades de fe
mal interpretadas. En definitiva, se trata de un intento de manipular a Dios, de eliminar sus exigencias Eticas,
contentandolo con ofrendas, sacrificios de animales, peregrinaciones y rezos. El Dios de la justicia, que quiere un
pueblo de hermanos y no tolera la opresion de los dEbiles, se convierte para la inmensa mayoria del pueblo en un
dios como otro cualquiera, satisfecho con que el hombre le rinda culto en el templo y le ofrezca sus dones. Y la
alianza del Sinai, condicionada a la respuesta Etica del pueblo, se transforma en una promesa incondicional, que ata
las manos a Dios y sitœa a Israel por encima de los demas pueblos. Los cuatro profetas reaccionaran duramente
contra esta perversion de la idea de Dios.
La problematica politica es tambiEn fundamental en esta Epoca, debido a las graves circunstancias
nacionales e internacionales. Donde aparece con mayor fuerza es en Oseas e Isaias. La chispa que hara estallar la
bomba es la subida al trono de Asiria de Tiglatpileser III (año 745 a.C.). Su politica imperialista y la de sus sucesores
(Salmanasar V, Sargon II, Senaquerib) transformaran el Antiguo Oriente en un campo de batalla donde Asiria intenta
imponer su hegemonia sobre pueblos pequeños y tribus dispersas.
Frente a ella, Egipto aparece como la œnica potencia capaz de oponErsele. Y asi surgiran en Israel y Juda
dos partidos contrarios, uno asirofilo y otro egiptofilo, que haran oscilar la politica hacia uno u otro extremo. Lo tipico
de Oseas e Isaias es su defensa de la neutralidad, su oposicion radical a las rebeliones contra Asiria y a las alianzas
con este pais o con Egipto. Algunos han acusado a estos profetas, especialmente a Isaias, de “politica utopica”.
Otros los defienden como hombres de gran intuicion y prudencia politica. Lo cierto es que ambos fracasaron. Ni las
autoridades ni el pueblo les hicieron caso.
A la edad de oro de la profecia siguen muchos años de silencio. Bastantes comentaristas diran que unos
setenta y cinco. En gran parte se explica por el largo reinado de ManasEs (cincuenta y cinco años), hombre
despotico, que “derramo rios de sangre inocente, de forma que inundo JerusalEn de punta a cabo” (2 Re 21,16). Es
posible que en su tiempo surgiesen profetas, aunque la frase anterior sugiere que no les darian la oportunidad de
decir muchas cosas. Quiza podamos datar durante su reinado la profecia de Nahœn, en contra de lo que piensan
muchos comentaristas.
Pero es a finales del siglo VII cuando volvemos a encontrar un grupo de grandes figuras: Sofonias, Jeremias,
Habacuc. No resulta facil sintetizar su problematica porque tienen puntos de vista muy distintos. Sofonias alienta la
reforma religiosa y politica del rey Josias. Habacuc se plantea el problema de la historia, de esa serie ininterrumpida
de potencias opresoras (Asiria, Egipto, Babilonia), dificil de conciliar con la bondad y la justicia de Dios.
Pero la gran figura de la Epoca es Jeremias, que recoge el tema de la catastrofe anunciada por los profetas
del siglo VIII. No es masoquismo ni sadismo lo que le guia, sino la negativa del pueblo a convertirse. Ante esta
actitud, Dios impone un castigo menor, el sometimiento a Babilonia, nueva dominadora del mundo antiguo. Pero el
rey y las autoridades se niegan a aceptarlo. Confiando una vez mas en la ayuda de Egipto, promueven la rebelion. Y
Esta llevara a la catastrofe definitiva. El año 586 cae JerusalEn, desaparece la monarquia, el templo es incendiado
junto con la ciudad y tiene lugar la segunda y mas importante deportacion. Jeremias, que no descuida los problemas
sociales ni la critica a la falsa religiosidad, es el punto culminante de la profecia anterior al exilio. En su Epoca se
cumplen las amenazas formuladas un siglo antes por sus predecesores.
La caida de JerusalEn marca una nueva etapa en la historia de la profecia. Antes de ella estuvo dominada por
el tema del castigo y la amenaza. A partir de ahora, los profetas hablan de esperanza y consuelo. Ezequiel y el
Deuteroisaias, los dos grandes representantes de la profecia exilica, van en esta linea. Ezequiel habia comenzado su
actividad en Babilonia antes de la caida de JerusalEn; igual que Jeremias, anuncio entonces la catastrofe inminente.
Pero en la segunda etapa de su actividad anuncia la renovacion total, politica, social, economica, religiosa. Su vision
del futuro es quiza demasiado ambiciosa y perfecta, no falta ningœn aspecto y se extiende hasta los œltimos
tiempos, los que siguen a la victoria definitiva de Dios sobre sus enemigos.
Los profetas posteriores a Ezequiel participan de su esperanza, pero se mantienen a niveles mas modestos.
El Deuteroisaias, por ejemplo, centra su esperanza en la liberacion de Babilonia y en la posterior restauracion de
JerusalEn. Si tiene que anunciar algo inaudito no es la victoria de Dios en la guerra, sino su triunfo por medio del
sufrimiento y la muerte del Siervo.
Ageo, Zacarias y el grupo de profecias, anonimas que conocemos como el Tritoisaias (Is 56-66), se sitœan en
las primeras dEcadas posteriores a la vuelta de Babilonia. El primero insiste en la reconstruccion del templo y
fomenta la esperanza de un nuevo rey davidico, al que identifica con Zorobabel, cerrando sus profecias con la
victoria de Juda sobre sus enemigos. Zacarias se mueve en una tematica parecida, aunque la desarrolla con cuadros
e imagenes de suma originalidad, aprovechados posteriormente por la literatura apocaliptica. La problematica de Is
56-66 es demasiado amplia para poder resumirla. Pero se advierte en estos capitulos un fenomeno importante: la
profecia se aisla cada vez mas de la situacion presente y se refugia en el futuro, en “el cielo nuevo y la tierra nueva”
(Is 65,17). La diferencia con los autores del siglo VIII e incluso con los del VII es manifiesta. Malaquias, en el siglo V,
representa un punto de vista distinto, centrado totalmente en lo concreto; pero resulta una problematica demasiado
pequeña y cotidiana.
La Epoca posexilica aporta tambiEn el librito de Joel, la llamada “Apocalipsis de Isaias” (Is 24,27), la coleccion
conocida como “Deuterozacarias” (Zac 9,14) y otros textos. Una produccion interesante, pero que no logra evitarnos
la impresion de que la profecia va languideciendo. Hasta que desaparece por completo. Russel piensa que las
causas que contribuyeron a la desaparicion de la profecia fueron:
- La canonizacion de la “ley” (pentateuco), que probablemente tuvo lugar en el siglo V. A partir de entonces, el
pueblo tiene un medio seguro de conocer la voluntad de Dios, no es preciso estar pendiente de la palabra profEtica.
- El empobrecimiento creciente de la tematica profEtica. Por una parte, se centra demasiado en el futuro
lejano. Por otra, cuando habla del presente, no trata los grandes temas y le falta el caracter incisivo de los antiguos
profetas.
- El pulular creciente de las religiones de salvacion, magos, adivinos, que el pueblo identifica a veces con los
profetas. Esta peligrosa identificacion hace que el profetismo caiga en descrEdito.
De cualquier forma, la profecia siguio gozando de gran prestigio en Israel. Pero con un matiz importante. Se
estimaba grandemente a los antiguos profetas y se esperaba la venida de un gran profeta en el futuro (ver 1 Mac
4,46; 14,41). Segœn una corriente, se trataria de un profeta como MoisEs (ver Dt 18,18); de acuerdo con otra,
inspirada en Malaquias 3,23, seria Elias quien volviese. Esta esperanza se cumplira, para los cristianos, en las
personas de Juan Bautista y Jesœs.
Las paginas anteriores nos han puesto en contacto con los principales profetas de Israel en una vision rapida,
excesivamente fria. En el fondo sigue latiendo la pregunta misteriosa con que abriamos la introduccion: ¿quE es un
profeta? ¿QuE siente?
Termino respondiendo en parte con unos versos de JosE Maria Valverde a proposito de los poetas. El profeta
es muchas veces un poeta, y lo que vale para Estos es valido tambiEn para aquEllos.