La Didáctica Es Humanista
La Didáctica Es Humanista
La Didáctica Es Humanista
Este libro fue sometido a dos dictámenes doble ciego externos, conforme a los criterios
académicos del Comité Editorial del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la
Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Coordinación editorial
Dolores Latapí Ortega
Coordinación editorial
Bertha Ruiz de la Concha
Edición
Martha Irene Díaz Cañas
Edición
Martha Irene Díaz Cañas
Diseño de cubierta
Diana López Font
Diseño de cubierta
Diana López Font
Traducción a pdf
Karla Guadalupe González Niño
Conversión a pdf
Jonathan Girón Palau
Primera edición: 10 de octubre de 2012
Se
Estaprohíbe
obra se la reproducción,
encuentra bajo unaellicencia
registro o laEsta
Creative obra se encuen-
Commons
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada
tra 4.0 Internacional Co-
bajo una licencia Creative Commons: Atribución-No
(CC BY-NC-ND
mercial-Sin 4.0)
Derivadas 2.5 (México). Véase el código legal com-
pleto en: Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México
Hecho en México
Hecho en México
Í ndice
9 Agradecimientos
1 “La historia cultural de Occidente experimentó un giro decisivo cuando Petrarca, al contem-
plar los mil años que habían transcurrido desde el declive de la antigua Roma, sintió que todo
ese periodo constituía un declive de la grandeza humana, una disminución de la excelencia
literaria y moral, una edad «oscura». En oposición a este empobrecimiento, Petrarca contem-
plaba la inmensa riqueza cultural de la civilización grecorromana, una aparente edad de oro
del genio creador y de la expresión humana. […] En lugar de la preocupación del escolasticis-
mo por la lógica, la ciencia y Aristóteles, así como por el constante imperativo de cristianiza-
ción de las concepciones paganas, Petrarca y sus seguidores descubrían el valor de todos los
clásicos literarios de la Antigüedad —poesía, ensayos, cartas, historias y biografías, filosofía en
la forma de los elegantes diálogos de Platón en vez de los secos tratados aristotélicos— y los
aceptaban tal como eran, no como si necesitaran modificación cristiana, con la misma noble-
za e inspiración con que habían brillado en la civilización clásica. […] Mientras que Dante y los
escolásticos centraban su atención en la precisión teológica y en el conocimiento científico
del mundo natural, Petrarca, en cambio, se sumergía en las profundidades y complejidades de
su propia conciencia. Antes que la construcción de un sistema espiritual y científico, su centro
de interés era de índole psicológica, humanística y estética” (Richard Tarnas, 2008: 269-271).
Francesco Petracco latinizó su apellido a Petrarca (Arezzo, 20 de julio de 1304-Arquà, Padua, 19
de julio de 1374). Fue lírico y humanista italiano, cuya poesía dio lugar a una corriente literaria
que influyó en autores como Garcilaso de la Vega, en España; William Shakespeare y Edmund
Spenser en Inglaterra, bajo el sobrenombre genérico de petrarquismo (<http://es.wikipedia.
org/wiki/Petrarca>).
que nunca necesitan indicar o enseñar cómo vivir desde una con-
dición más humana del conocimiento, que incluya el cuerpo y sus
emociones.
El término humanismo tiene una densa carga significativa. Desde
la Roma antigua, Cicerón utilizó por primera vez la palabra huma-
nitas; ésta ha sido definida, interpretada y reinterpretada innumera-
bles veces. Sin embargo, nos dice el filósofo peruano Miró Quesada,
que a pesar de tantas interpretaciones a través de los tiempos, el
sentido de esa palabra se ha ido concentrando en dos conceptos
significativos, compatibles y, de alguna manera, complementarios.
12 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
El conocer y hacer obra con los conocimientos para beneficio del hom-
bre, eso es hacer cultura y esa obra humana es la cultura, la cual es
importante y nada menos que para dar sentido a la existencia. Esto es,
para saber de alguna manera qué hacemos en este mundo [con la vida]
y qué hemos de hacer en el mundo para ser verdaderamente hombres
(Moreno, 1999: 92).
2 El estilo de vida, desde el principio humanista que actualmente defendemos, es lo que cons-
truye el ser humano desde su propio cuerpo en relación con las formas de vivir y de morir. Lo
cual viene dado en la relación intersubjetiva con los otros, tanto en la familia como en ámbi-
tos sociales. De tal manera que el ambiente del entorno que se va creando un sujeto contiene
valores de cooperación —no pragmáticos— hacia la vida, el medio natural, geográfico, cultu-
ral, social, político y económico en que está involucrado el sujeto y su cuerpo. Para diferenciar,
los valores pragmáticos están basados en actitudes conductuales, mientras que un estilo de
vida desde el humanismo se basa en valores emanados del conocimiento del cuerpo. Para ver
valores pragmáticos consultar a Xosé Manuel Cid (2001); para tener un ejemplo de los valores
emanados del cuerpo, veáse Norma Delia Durán Amavizca (2009b).
INTRODUCCIÓN 13
La principal tarea de las humanidades en nuestros días es poner
en la conciencia del hombre el avance de nuestra crisis. El docente en
su afán por equilibrar la problemática social, cultural y de políticas
educativas que le llegan día con día al aula, nos deja ver lo humano
que hay en él al crear su propia didáctica de forma intuitiva, porque
para el caso de los niveles básicos, medio básicos y medio superiores,
los docentes no atienden únicamente al conocimiento, sino que se
afanan por proporcionar a los alumnos lo que los planes y progra-
mas de estudio han excluido; ellos, los docentes, les enseñan a ser
sensibles, veraces, justos; pero también muestran una humanidad
enajenada porque les enseñan a ser consumidores y pragmáticos, y
un procedimiento de este tipo violenta el crecimiento como huma-
nos; es necesario que sean conscientes de este hecho. El empleo de la
violencia en este sentido significa que la realidad capitalista a partir
de la Revolución industrial se apoya en la ciencia para acelerar las
ventas por medio del consumo y esta premisa ha rebasado el esque-
ma conceptual del humanismo.
El consumismo produce una insaciabilidad de las necesidades
así como la inestabilidad en los deseos y la toma de decisiones que
lleva a una constante renegociación del significado del tiempo en la
cultura de una sociedad. Tenemos entonces que la escala de valo-
res heredada del síndrome consumista ha degradado la duración de
todo; ha jerarquizado la transitoriedad y ha elevado lo novedoso por
encima de lo perdurable, incluso en las relaciones entre individuos.
El docente vive con inercia las formas de su tiempo y ha acep-
tado, de manera inconsciente, la fórmula: para ser consumidor pri-
mero hay que ser producto. El docente es un producto de su tiempo,
un tiempo global guiado por los altibajos y las marginaciones del
mercado, un tiempo posmoderno, donde todo vale a favor del indi-
vidualismo.
Un país que cede a los mercados desde la primera hasta la últi-
ma palabra necesita habitantes que ya sean productos o que puedan
serlo sin demasiado esfuerzo ni gasto de inversión en ellos (Bauman,
2007a: 96).
Por su parte, el pragmatismo se opone a la visión de que los
conceptos humanos, el intelecto, pero sobre todo el cuerpo, sus sen-
14 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
saciones y sus emociones, representen el significado real de las re-
laciones entre las personas y entre éstas y las cosas y, por lo tanto,
para los pragmatistas la verdad y la bondad deben ser medidas de
acuerdo con el éxito que tengan en la práctica. En otras palabras, el
pragmatismo se fundamenta en la utilidad, y ésta es la base de todo
significado. La entrada del pragmatismo en la educación la dio el
positivismo al concebir al docente como el mero ejecutor de políticas
y planes educativos. Para nosotros los mexicanos, el positivismo sig-
nificó un paso más en el proceso de modernización en que nos metió
el racionalismo del siglo xviii.
INTRODUCCIÓN 15
Desde una perspectiva sociológica, las estructuras de acogida permiten
la agregación de los individuos en el cuerpo social. Son elementos im-
prescindibles, por lo tanto, para la socialización y la construcción de
la realidad. Desde una perspectiva psicológica, estas estructuras hacen
posible la identificación del individuo como proceso nunca acabado
que, tomando como punto de arranque la instintividad, alcanza el pun-
to culminante en la construcción de la persona (personificación) como
centro neurálgico de relaciones significativas. Desde una perspectiva
cultural, las estructuras de acogida hacen viable la integración de los
seres humanos en el flujo de una tradición concreta, con cuyo concur-
so, además, adquieren su identidad personal. Son, por consiguiente,
elementos imprescindibles en el proceso de interiorización individual y
colectiva de simbolismos, representaciones y valores, que lleva a cabo
la selección que es propia de cada cultura humana (Duch, 1997: 26).
16 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
razón de los otros o sociedad) y a la naturaleza (en su sustrato ma-
terial, ecológico); estos aspectos ya son mundiales. Esta crisis sería
más llevadera si la pedagogía, vía curricular, considerase las viven-
cias de acogida, porque éstas permiten que el ser humano integre,
creadora y armónicamente en su existencia, lo desconocido, lo aún-
no-expresado, lo inexperimentado, lo temible, lo extraño (como el
conocimiento), con expresividad, sabiduría, familiaridad y amor. En
pocas palabras, es urgente recuperar la tradición de una cultura en
torno a la supervivencia del grupo y por consiguiente del individuo
hacia su humanización.
Por ello puede afirmarse que las estructuras de acogida son idóneas
para aligerar el insoportable peso negativo de las numerosas indeter-
minaciones que gravitan sobre los individuos y los sumergen en la
angustia y, a menudo incluso, en la desesperación (Duch, 1997: 29).
INTRODUCCIÓN 17
por lo tanto le niega a las personas que las construyen su condición de
creadoras autónomas de modos de concebir el mundo y actuar en él
(Maimone y Edelstein, 2004: 103).
18 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
el favorecimiento que hace el docente al ingresar en el aula el prag-
matismo. Pero nada se dice del ingreso que hace de las vivencias de
acogida que contienen en sí la parte más humana de los docentes.
Nosotros queremos hacer énfasis en esa condición de los docen-
tes como creadores autónomos en el modo de concebir la didáctica
y de actuar en el aula a favor del crecimiento de los alumnos como
parte de una comunidad y, también, en la atención que ponen en la
inmediatez de la relación docente-alumno en el proceso de enseñanza-
aprendizaje, aunque esto suene contradictorio ante la presencia del
pragmatismo.
Estas condiciones constituyen los elementos para una didáctica
humanista, porque si incluimos estas posturas de afecto, la ade-
cuación de los contenidos a las inquietudes de los alumnos, las va-
loraciones y los pensamientos como elementos importantes de su
práctica, podemos afirmar que trabajamos con lo que el docente es
como ser humano y no sólo con lo que trae de la ideología domi-
nante que le está tocando vivir.
Estas vivencias de acogida tienen que ver con lo que una cultura
desarrolla en torno a la supervivencia del grupo al que se pertenece.
Vemos al docente ante todo como un ser vivo, y que como tal se
vincula a su entorno en tanto que su supervivencia depende de lo
que haga, también, como integrante de un grupo, aunado a ser visto
como ser vivo social y con cultura —puesto que todos los grupos
resuelven su supervivencia de un modo original y único—, sin perder
de vista que cada miembro de esa cultura tiene a su vez sus propias
estrategias individuales. Basados en ello podemos concebir que el
docente, en las situaciones más adversas, es capaz de cuidar de su
comunidad, encuentra variantes de sujeto creativo y por definición
activo dentro del aula, en pos de la protección del destino de los
otros y el de él mismo.
INTRODUCCIÓN 19
sistema autopoiético; es decir, poseen un límite que los diferencia de
los otros y tienen una dinámica propia (Miró, 2003: 179).
20 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
manera de conocer la realidad didáctica del docente es por medio de
la observación empírica —en este caso la observación compartida—
y de la interpretación de los datos observados.
Para ello, como aspecto sustancial, es necesario señalar en qué
contexto sociohistórico se sitúa dicha tarea didáctica y comprender
la estructuración de los fenómenos de este tipo de didáctica que logra
vincular el gusto por aprender con las necesidades de sobrevivencia
de una cultura sostenida en tradiciones. Ya lo expone Lluís Duch,
esto se da al tomar en cuenta aquellos elementos relacionales como
el lenguaje (lengua materna), la codescendencia (es la pertenencia a
un grupo, a una familia), la inmediatez (encuentro inmediato de los
miembros de una comunidad), la corresidencia (de la calidad del es-
pacio y del tiempo), la cotrascendencia (la vida como un continuum
de racionalidad, de imágenes y de afectos, es decir, la tradición) que,
en y desde el presente, permiten establecer una vinculación creativa
con el pasado a fin de imaginar el futuro.3
Cada modelo didáctico comienza a construirse en la definición
misma de sus componentes y, por lo regular, las didácticas generales
y las específicas se constituyen bajo una rígida disciplina normativa
3 Lluís Duch (1997: 35 y 37) dice: “La […] estructura de acogida que experimenta una crisis
profunda es la que se agrupa alrededor del grupo de la cotrascendencia, que antaño había
reunido a los miembros de la sociedad, al margen de las convicciones religiosas personales
de cada cual, en torno al mismo cuerpo de creencias y prácticas simbólicas. De esta manera
quedaba asegurada corporativamente la correcta relación del ser humano con lo invisible,
con la trascendencia. Es evidente que la crisis de la cotrascendencia tiene mucho que ver con
la pérdida del «lugar social» de Dios, que ha tenido lugar, de forma cada vez más acelerada,
en la cultura occidental a partir de la Ilustración (siglos XVII-XVIII). La religión es la sigla que
resume los diferentes aspectos de esta […] estructura de acogida, cuya crisis de instituciona-
lización ofrece uno de los síntomas más diáfanos de la precariedad de la sociedad actual. […]
Estamos convencidos de que la crisis actual del hombre público es una señal irrecusable de la
profunda crisis del hombre interior. O, tal vez aun fuera más preciso decir: esta situación crítica
se ha originado a causa de la mala relación que, sobre todo a partir de la modernidad, ha ido
imponiéndose entre lo público y lo privado, entre interioridad y exterioridad, entre natural
y artificial, entre afectos y efectos e, incluso, entre mística y política. Como consecuencia de
estas relaciones sumamente precarias, la actual situación de inexpresividad ha alcanzado el
penoso estado que ahora lamentamos. Sin embargo, a pesar de todo, el ser humano jamás
dejará de tener como característica esencial el hecho de ser un espíritu encarnado. Ésta es
la realidad antropológica que, según nuestra opinión, debería ser el objeto de los análisis
e interpretaciones más finos y mejor fundamentados sobre la «situación del hombre en el
mundo»”.
INTRODUCCIÓN 21
ligada a políticas educativas estatales, pues con ello se augura que
posea sólidos fundamentos teóricos. Sin embargo, este esquema re-
sulta una barrera epistemológica que, para muchos, es difícil dirigir
hacia nuevos procesos innovadores en la práctica de la enseñanza.
Desde nuestro punto de vista esa rigidez conduce a callejones sin
salida y restan a la didáctica la posibilidad de constituirse, también,
desde una ética que tome en cuenta al otro como ser pensante, en
este caso al docente, con una interpretación propia acerca del mun-
do —que por lo regular se la otorga la cultura de pertenencia— con
tradiciones y, sobre todo, dotado de un cuerpo en unidad que posee
su propia subjetividad y en cuyo interior hay emociones que no se
dejan de sentir pero que no se sabe cómo manejarlas (Bisogno, 2006).
Si se acepta, en general, que la didáctica tiene como propósito
y como objeto de estudio la enseñanza, podemos sostener que el
docente, quien lleva a cabo tal tarea, porta en sí mismo la representa-
ción del conjunto de supuestos y formas de acción que caracterizan
un determinado modo de enseñar en una cultura escolar y social
basada en la intersubjetividad, en una relación de sujeto a sujeto, de
cuerpo a cuerpo.
Es fácil comprender la dificultad que significa para muchos ver
al docente como creador de didáctica cuando siempre se le ha conce-
bido como un ejecutor de planes y programas de estudio —en pocas
palabras como un medio técnico— para que los alumnos alcancen
el aprendizaje. Concebirlo como creador se torna complejo porque el
principio epistemológico en el que se basa la educación en México
se desprende del positivismo, a saber: la relación sujeto-objeto. En
la actualidad se continúa sustentando este punto de partida hacia el
conocimiento, en el caso de la didáctica, vía la formación docente:
el profesor es un objeto y puede manipularse, un objeto maleable; es
alguien del que se espera que proporcione, a través de la enseñanza,
lo que las políticas educativas y el currículo escolar estipulan. En un
lenguaje coloquial en el campo de la educación decimos que se lo
concibe como alguien cuadrado.
Una manera de dejar atrás estas posturas hacia el profesor pue-
de ser mediante la reconstrucción histórica de su práctica de enseñar
día con día en el aula. Cuando se consideran aspectos históricos
22 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
cotidianos en el desarrollo de la didáctica en el aula, se va cons-
truyendo un pasado que está en el presente y esa historia cotidiana
nos muestra cómo las fuerzas sociales y culturales van estructurando
de diversas formas los procesos relativos a la enseñanza y se puede
alcanzar a sistematizar; así, las experiencias desplegadas por los do-
centes, haciendo relativa abstracción de un enseñar, que a primeras
de cambio se percibe como particular, en un contexto, también, par-
ticular, limitan la generalización.
Sin embargo, al darnos a la tarea de observar las prácticas de en-
señanza de diferentes profesores entre niveles básicos, medio básicos
y bachillerato hemos encontrado que, por principio, el supuesto de
que la didáctica es normativa —porque busca prescribir los hechos
de los que se ocupa— se rompe en esos testimonios obtenidos me-
diante registros de observación en el aula.
Sustentamos, también, que nos movemos en otro plano: el ho-
lístico, en donde se confirma la diversidad en la unidad. Holística
significa, en este caso, que la concepción que hacemos de la didáctica
de un profesor está basada en la integración toral, porque tiene más
fuerza y vigor junto a un concepto de didáctica que responde a una
situación cultural escolar (referida a las costumbres de enseñar en de-
terminada escuela) y educativa (referida a las costumbres de enseñar
de determinada sociedad).4 Esto da pie a que cada docente (unidad)
encuentre una identidad, un significado y un propósito de vida al
conectarse con la comunidad (diversidad) a la que pertenece, a través
de las vivencias de acogida. No es la suma de las partes lo que los
integra, sino la manera de articularse e identificarse con el grupo.5
4 Para conocer los resultados de estas observaciones en el aula del bachillerato se puede recu-
rrir a Durán, 2005: 160.
5 Agustín Pániker nos ayudará a expresar mejor lo que consideramos holístico. “Las sociedades
no pueden esencializarse precisamente porque están en interacción y transformación. Todo
lo que tiene historia es, por fuerza, imposible de definir y esencializar. Tal y como yo lo veo,
esto nos conduce a las ideas de interdependencia, hibridación e interrelación. Por ello, per-
sigo no uniformizar o universalizar sin miramientos, lo mismo que me resisto a encerrarme
entre muros inconmensurables. Comparto la sensibilidad del antropólogo, que descubre lo
particular, lo singular y lo concreto, y ama lo diverso, igual que la del filósofo, que busca lo
universal, lo plural y lo general, y anhela lo mejor. No se trata, como reflexiona Geertz, de
«distanciarnos de los otros como si de antípodas se tratase, ni tampoco en atraerlos a nuestro
lado como si fuesen facsímiles». Consiste en abrirse a todos los géneros de discurso posibles
INTRODUCCIÓN 23
En el contexto del aula —el cual se encuentra cruzado por los so-
cial, lo político, lo cultural representado en la humanidad del docente
y de los alumnos—, el modelo tecnicista para concebir a la didáctica
se cae, al extremo de poder renunciar a la pretensión de operaciona-
lizar variables e ir en la búsqueda de la construcción de categorías de
interpretación de esa didáctica del docente que nos permitan cons-
truir una teoría de la didáctica del profesor. Las estrategias didácticas
del profesor tienen un sello de lo humano, son más complejas en su
construcción en relación con las que sitúa el campo de la didáctica
general y de las didácticas especiales, hasta ahora incapaces de traba-
jar con modelos que incluyan la estructura de análisis de lo humano y
de lo sociohistórico como condiciones sustanciales para comprender
la conformación de la didáctica del profesor.
Nos hemos percatado, asimismo, de que por intermedio del do-
cente se va internalizando el universo de creencias, valores, ideas y
sentimientos que conforman lo que con frecuencia se define como
representaciones colectivas de la cultura a la que se pertenece. Es
decir, que en un ámbito inmediato y concreto, como es el aula, cir-
cunscrito a su propia historia y desarrollo, es donde un sujeto como
el docente construye y elabora. Lo que cada docente sigue poniendo
en funcionamiento es aquello que aprendió acerca de cómo enseñar,
tanto en las experiencias al lado de otros colegas, como al lado de
los propios alumnos, aquello continuamente subvalorado por las di-
dácticas generales y especiales: la cultura escolar. Maimone y Edels-
tein apuntan que es por lo tanto necesario:
y aprender de todas las epistemologías. [...] Puedo suscribir la tendencia que tiende a ver lo
general a la vez que la que descubre lo particular. Ambas no son incompatibles desde una
perspectiva pluralista. Me resisto a reducir mi campo de mira a un único ángulo. Mi visión
concibe simultáneamente una connaturalidad con los demás seres humanos, lo mismo que la
particularidad de la diferencia. Existe unidad-en-la-diversidad. En lugar de buscar una síntesis
(o una unidad trascendente) entre lo universal y lo particular, disfruto más saboreando ambos
extremos a la vez. Podemos —y considero que debemos— seguir hablando de idiosincra-
sias, de formas de percibir el mundo, de gobierno, de pedagogía, de filosofía, de estética, de
mística, que son particulares y están ancladas en núcleos locales, culturales, civilizacionales o
como queramos denominarlos. Porque para permitir la pluralidad es obligatorio respetar la
diferencia, pensar en términos de singularidades y reconocer la permeabilidad y la interrela-
ción de las culturas” (Pániker, 2005: 50 y 52).
24 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
Reconocer en la dignidad del conocimiento a los saberes alternati-
vos a la ciencia, creados permanentemente, reconstruidos como ins-
trumentos de superviviencia de sectores populares, expresión de su
esencia, materialización de su cultura. No tenemos sociedad de todos
y para todos, hasta que no reconozcamos que todos somos sujetos
de conocimiento y actuemos en consecuencia (Maimone y Edelstein,
2004: 403).
INTRODUCCIÓN 25
cente desde las instancias de burocracia dentro de las escuelas. El
docente desarrolla su creatividad al máximo posible para aprove-
char los escasos recursos didácticos con que cuenta, si es que acaso
cuenta con ellos. En esta circunstancia, las tareas dentro del aula
se complejizan en el tiempo y espacio del salón de clases y se de-
sarrollan estrategias de forma inmediata e intuitivamente para dar
respuesta a las necesidades de los alumnos ante los requerimientos
que muestran como seres humanos pertenecientes a una cultura, y
que, históricamente en nuestro país, se marca entre la modernidad
y la posmodernidad, esto es, se cae en una destradicioanlización
cada vez de mayor envergadura, en donde no faltan los indivi-
dualismos, el cada quien su vida, la violencia en el interior de la
escuela, las desestructuraciones familiares, las crisis económicas, la
decadencia del Estado-nación, las muertes prematuras, las pederas-
tias, las tristezas, las iras, las ansiedades, los miedos y, pocas veces,
las alegrías. En donde la crisis se mide en función de las enferme-
dades, las cuales además se ven como responsabilidad propia en
el proceso hacia la curación. La respuesta del profesor es mostrar
afecto, comprensión, dar su tiempo para escuchar y, en muchos ca-
sos, hacer algún aporte económico para que alguien coma. A pesar
de todo ello, el profesor es sometido a la exclusión desde la visión
hegemónica de la eficiencia en el currículo, y en la mayoría de los
casos no se valora el esfuerzo del profesor por salvar lo humano
de los alumnos.6
6 En este sentido va la concepción de la didáctica propuesta por Martín Rodríguez Rojo (1997:
169): “la parte más cercana al educador y al educando: el aula o escenario concreto donde se
produce el aprendizaje. [...] llamaré a este espacio, microsistema. Interpretado desde la TAC
[Teoría de la Acción Comunicativa], podemos pensar que en la relación interactiva e inter-
subjetiva que se puede y debe crear en el aula, encontramos lo que Habermas denomina «el
mundo de la vida», mundo de la vida del aula. Este mundo de interpretaciones, de sentimien-
tos y emociones humanas, donde el sujeto se puede sentir más alejado de las coacciones
oficialistas, al poder entablar diálogos humanos personales sobre la problemática más íntima
y subjetiva, constituye una situación. [...] donde cada día afloran cuestiones concretas y de-
terminadas correspondientes al interés de los habitantes del aula. [en el] amplio campo [...] el
aula como situación espacio-vivencial selecciona aspectos específicos, o conflictos sentidos
por los profesores y alumnos, sobre los cuales se entablan discusiones y debates en busca de
entendimiento. Ésta será, [...] una de las funciones de la acción didáctica de la que está dotada
el aula, […] donde se produce el aprendizaje”.
26 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
Nuestro propósito con la tarea de observación compartida es
que el docente pueda escucharse a sí mismo, que se reconozca como
sujeto creativo y que se vuelva digno cuando su historia en la do-
cencia empiece a tener valor y, también, recuperar el sentido que
posee su práctica: el de ayudar a la supervivencia de la comunidad
al introducir vivencias de acogida para que ese aporte deje de ser
oculto y excluido.
La observación compartida7 parte de la interpretación de la prác-
tica escolar, parte del mundo vivido en el aula, aunque no tematiza-
do: esto último lo estamos haciendo. Cuenta con el significado que
las observadoras atribuyen a las relaciones en el aula y con los pro-
pios problemas o conflictos destapados por la intuición.
Otra de nuestras tareas es lograr obtener categorías conceptua-
les de interpretación de dicha práctica para ir conformando una di-
dáctica de carácter humano que logre guiar la labor de la didáctica
general y de las didácticas específicas. Se trata entonces de aceptar
los desafíos de trabajar con otros y compartir puntos de vista para
lograr construir desde el consenso y la diversidad de las prácticas
intersubjetivas entre los docentes y los observadores una descrip-
ción lo más clara y completa posible acerca de la didáctica que se
vive en las aulas, con el fin de que en el futuro se puedan elaborar
desde la pedagogía respuestas amplias y congruentes con los pro-
blemas centrales, por lo menos, de la humanidad mexicana y por
lo mucho, de la humanidad en general. Así, la didáctica humanista
nace en la práctica del aula; es considerada como origen de teoría y
como fuente de intervenciones improvisadas, también de actitudes
imaginativas propias de un docente que tiene que resolver conflictos
originados en la refriega de la vida cotidiana.
INTRODUCCIÓN 27
Cuando un sujeto es capaz de valorar, de formar juicios de valor, de
reflexionar sobre el propio mundo de la vida y sobre el mundo exte-
rior sistémico, emite síntomas de autonomía, de ser capaz de aunar
dialécticamente la autodeterminación de sus actos con la prudente sa-
biduría de la co-determinación. El individuo, entonces, ha llegado a la
madurez de la interacción comunicativa que le abrirá las puertas de
una potente identidad personal. [...] Se representarán, así, las diferen-
cias de cada personalidad. La libertad de la comunicación crítica y la
fuerza de los argumentos aparecidos en el debate [desde la observación
compartida con los docentes] impedirán que esa socialización no se
convierta en una asimilación o pasivo engullimiento en las instancias
del poder. La sinceridad comunicativa en el proceso de socialización
asegura la veracidad de los hablantes (Rodríguez, 1997: 172).
La lección que nos deja la labor docente desde las aulas mexica-
nas es que la didáctica humanista debe situarse entre las preocupacio-
nes de nuestro tiempo, a saber: los principios que está estableciendo
la posmodernidad que justifica cada vez más el individualismo, que
vive preocupado por no aferrarse a nada colectivo, y sostiene una
suspicacia con los fundamentos y tradiciones de una cultura, con lo
cual se augura la destrucción de un principio de indignación e incluso
de un principio de poder enamorarse de la vida (Durán, 2009).
Partimos del la asunción de que el conocimiento se construye
socialmente y tiene como base una relación cuerpo a cuerpo, cara a
cara y sujeto a sujeto. Entonces, si el desarrollo del conocimiento es
una construcción social, la educación y la escuela deben de propo-
nerse también la transformación del medio social así como la de los
docentes y de los alumnos.
Las pedagogías derivadas de la modernidad y en los últimos tiem-
pos las pedagogías que se suman a la propuesta posmoderna aceptan
calladamente, con la visión de las competencias, que la sociedad está
bien en el individualismo. Porque la idea de las competencias referidas
al campo educativo —inicialmente referidas al contexto laboral— se
entiende como un saber hacer en situaciones concretas que requie-
ren la aplicación creativa, flexible y responsable de conocimientos,
28 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
habilidades y actitudes.8 Estas categorías favorecen el crecimiento
de un individuo contemporáneo caracterizado por la elección: debe
saber elegir de prisa, debe saber tomar decisiones rápidas, debe saber
combinar redes, realizar alianzas, saber cerrar tratos; debe vivir, y
está obligado a hacerlo, en ambientes de riesgo por competir con el
conocimiento y donde los cambios vitales son precarios.
La idea de las competencias continúa dejando de lado, o no sabe-
mos para qué momento, los sentimientos y las emociones, el interior
de un cuerpo-sujeto, que de vivir en ese ambiente de individualismo,
experimenta la corrosión y desintegración de la ciudadanía y con-
secuentemente de la humanidad. Esta técnica de las competencias
puede engendrar “comunidades” con emociones frágiles y efímeras,
dispersas y erráticas, que se deslizan de un objetivo a otro y están a
la deriva, en una constante búsqueda, pero siempre inconclusa, de
un sitio seguro, que sólo lo da la comunidad.9
8 Vemos que la idea de las competencias en poco ha cambiado con los postulados de aprender
a aprender, aprender a ser y aprender a hacer, en cuanto dotar de conocimiento, habilidades
y aptitudes, pero ahora el término “competencias” sin duda expresa lo que la sociedad de la
individualidad viene resaltando. Desde Argentina leemos la siguiente reflexión en cuanto al
rumbo que va tomando la educación en este siglo XXI: “el contexto social, económico y polí-
tico del nuevo siglo se caracteriza por la generalización de un modelo de sociedad y Estado
que se identifica predominantemente con las matrices liberales y sus particulares concep-
ciones de sociedad, de hombre, de cultura. Este modelo selecciona entre el conjunto de la
población mundial a determinados sectores que serán los protagonistas (los exitosos) y asu-
me que habrá otros que no podrán incorporarse a esos procesos de modernización. La única
forma de «pertenecer» al mundo «universalmente válido» será integrarse a esos sectores cada
vez más reducidos de protagonistas de la historia única. […] A quien ha transitado las calles
del segundo cordón del conurbano, no puede dejar de sorprenderle que todos los proyectos,
planes, programas y políticas de desarrollo, apunten a «organizar», «capacitar», «transferir»
y nunca «detectar», «preguntar», «escuchar». Para el modelo y los que toman decisiones es
como si allí nada pasara, nada se supiera […] es el acto máximo de soberbia: como «nosotros»
los hemos excluido, «ellos» no pueden hacer nada sin nosotros, no son nada” (Maimone y
Edelstein, 2004: 104).
9 Nos explican Beck y Beck-Gernsheim (2003: 26), “comunidades de preocupaciones compartidas,
ansiedades compartidas u odios compartidos, pero en cada caso una […] «comunidad del
clavo», es decir, un momentáneo reunirse alrededor de un clavo en el que muchos individuos
solitarios pueden colgar sus solitarios temores individuales. […] «Lo que emerge de las mar-
chitas normas sociales es un ego desnudo, asustado, agresivo, que busca amor y ayuda. En
la búsqueda de sí mismo y de sociabilidad afectuosa, se pierde fácilmente en la jungla del yo
[…] Alguien que está olisqueando en la niebla de su yo ya no es capaz de darse cuenta de que
este aislamiento, «este confinamiento solitario del ego es condena masiva»”.
INTRODUCCIÓN 29
Mucho se ha discutido sobre si la didáctica es o no una ciencia.
Ésa parece ser una discusión sin fin, pero aunque esa discusión no se
encuentre acabada, todo lo que huela a subjetividad en la didáctica
sigue desechándose. Y como en este caso el docente es humano, tiene
cuerpo y subjetividad, continúa dejándose de lado.
30 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
néutica; con ello muestra una preocupación por la recuperación y
la formación de valores compartidos por el docente y el observador.
Estos aspectos son los elementos de trabajo en los que se basa nues-
tra propuesta didáctica: podemos afirmar que trabajamos con lo que
el docente es, un cuerpo-sujeto con valores y pensamientos propios,
y no sólo con lo que trae desde su formación pedagógica.
En esta obra se incluyen reflexiones del tipo de la didáctica
humanista que hemos venido mencionando. Tiene como antece-
dente un trabajo concebido y coordinado por quien firma esta
introducción, entre los años 1991 y 1995, en lo que entonces se
conocía como Centro de Investigaciones y Servicios Educativos
(cise) de la unam. Los resultados de aquella investigación se pu-
blicaron en Durán, 2005. La tesis de la que se partió entonces y
que aún la sustentamos, es la de que el profesor crea su propia
didáctica.
Aquí haremos un breve paréntesis para hablar en forma per-
sonal, doy disculpas por ello, pero es necesario por cuestiones de
aclaración. En aquel entonces, el principal descubrimiento para
mi asombro fue que el docente se maneja con intuiciones tanto
como por procedimientos racionales. Algo que no se mencionaba
desde los ámbitos académicos positivistas de la pedagogía. Ese
hallazgo me llevó a introducirme en el estudio de la intuición
hasta llegar al estudio del cuerpo, pues la intuición no es un cons-
tructo metodológico sino una cualidad del ser humano que brota
del cuerpo. Las pesquisas en torno al cuerpo y la intuición han
completado ahora la posibilidad de hablar de una didáctica hu-
manista (Durán, 2004).
Sólo a partir del 2002 pude encontrar en las reflexiones del cam-
po pedagógico y desde Inglaterra, un libro coordinado por Terry
Atkinson y Guy Claxton cuyo título es El profesor intuitivo.10 Sin
embargo, aunque se encuentre en esa obra una discusión en torno
al dualismo de cuerpo-mente en Descartes, los autores no la logran
rescatar con profundidad ni en la forma en que nosotros lo hemos
10 Me permití hacer una reflexión del alcance de los aportes de esta obra para la pedagogía en
un ensayo titulado: “Pedagogía del cuerpo, la intuición y la razón”, en Durán y Jiménez (2009)..
INTRODUCCIÓN 31
avanzado: la participación del docente en la incorporación de ele-
mentos afectivos en el aula por la vía intuitiva y corporal. Aunque en
este trabajo no ahondamos en la corporalidad, mis investigaciones
en paralelo a este tema de la didáctica están encaminadas a la cons-
trucción de una pedagogía de lo corporal (Durán, 2011a).
Desde 1991 que iniciamos la búsqueda hacia una comprensión
del trabajo didáctico propio del docente, la didáctica se encontraba
inmersa ya, por discusiones enclavadas en el currículo escolar, en
tender a la desaparición. Ahora, algunos académicos han expuesto
por medio de argumentos verbales —que no por ser verbales dejan
de creerlos—, que el concepto de didáctica comienza a ser sustituido
por el concepto de estrategia.
Permítasenos la siguiente reflexión: la palabra didáctica deriva
del griego didaktike (“enseñar”). Enseñar es instruir, hacer adquirir
conocimiento, implica dar consejo, dar escarmiento por medio del
ejemplo y del testimonio acerca de algo que sirve de experiencia
para la vida sucesiva. Mientras que el término estrategia se refiere
a un conjunto de acciones que se llevan a cabo para lograr un de-
terminado fin en la guerra. Proviene del griego stratos (que significa
ejército) y agein (conductor, guía). Quizá por esta última idea se
aplica en contextos educativos pragmáticos, pero es de reconocer
que el término didáctica va mejor cuando se persigue la supervi-
vencia de un grupo. Por ello salvamos el término didáctica para
nuestros días, en donde las nuevas generaciones necesitan —acota
Bauman y concordamos con él, palabras más, palabras menos—
un maestro de la vida que pueda hacerles ver la indiferencia por
la humanidad que se vive actualmente por los otros y no sólo esté
remachándoles su ignorancia ante tal o cual conocimiento científico
(Bauman, 2007b).
La didáctica general y las didácticas específicas difícilmente po-
drían percibir lo anterior, pues han marcado sus campos de conoci-
miento como territorios aislados y fuertemente delimitados, más que
como áreas que necesiten interrelacionarse. Así, se rompe el diálogo
constructivo y de consenso. Coincidimos con Maimone y Edelstein
(2004: 387) cuando dicen que entre estos tipos de didácticas: “Gran
parte de la polémica se traduce en términos de competencia por es-
32 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
pacios profesionales, y esto es precisamente lo que obtura la impres-
cindible discusión epistemológica”.
Es preciso comenzar a manejar los conceptos de intuición do-
cente, de corporalidad, de emoción, de incertidumbre, de azar y de
complejidad, de vivencias de acogida, incorporándolos como cate-
gorías de reflexión. Entonces comenzarán a perder sentido otros
conceptos que han echado raíces tanto en la ciencia como en la ense-
ñanza: control, significación, determinismo, sean éstos de cualquier
signo ideológico. La didáctica que defiende estos últimos términos,
todavía en nuestros tiempos, provoca que el docente, que vive una
situación paradójica, se confunda, pues navega entre dos mundos: el
que le llega de la crisis humana del momento y el que el sistema di-
dáctico promueve. Así, las problemáticas que se viven requieren res-
puestas contradictorias con respecto al propio marco de referencia
que ofrece la didáctica instituida, pues éstas se tornan diferentes de
las respuestas intuitivas admitidas por el docente y, por consiguiente,
se traducen en desajustes humanos.
INTRODUCCIÓN 33
Se inaugura la lectura de los trabajos con el escrito de Miriam
Isabel Arciniega Miranda. Constituye un breve recorrido histórico
acerca de las últimas corrientes didácticas que desde mediados del si-
glo xx en México se desprendieron de las reflexiones hechas por in-
telectuales universitarios, quienes, sin duda, han permeado el pensa-
miento pedagógico desde los niveles básicos hasta los universitarios.
Son ellos los que nos dan cuenta con mayor énfasis de la concepción
técnica de la didáctica. Y aunque a principios de los años ochenta
se ingresó a una férrea discusión de rechazo de la tecnificación de la
didáctica y a una pugna por terminar con lo tradicional de ella, la di-
dáctica crítica fue la que abanderó esa iniciativa en la actualidad; en-
contramos que, tampoco, esa corriente, como antecedente inmediato
de nuestra propuesta, ayudó a salvar esta controversia. La didáctica
crítica, como las anteriormente mencionadas, sigue arraigada en el
paradigma de lo verdadero-falso, lo cual ya no da respuesta a la re-
solución de problemas.11
Seguido a esta discusión, se incursiona en categorías obtenidas
directamente de las actividades cotidianas dentro del aula. Así, Jo-
celyn Talonia López habla de “La didáctica: entre la indiferencia y lo
primordial. Plasticidad de la didáctica mexicana y su idiosincrasia”.
En este ensayo se aprecian las múltiples vicisitudes por donde atra-
viesa la docencia entre los autoritarismos burocráticos y políticos,
las necesidades educativas tanto como las posibilidades de crear una
didáctica en un ambiente escolar mexicano.
Lo sigue un escrito de Miriam Isabel Arciniega Miranda con los
mismos propósitos de mostrar una categoría didáctica construida
a partir de la realidad del salón de clases. En “Didáctica afectiva”
puede percibirse lo más humano del docente.
En esta misma línea de la conformación de categorías, María de
Montserrat Jiménez Velasco escribe “Didáctica y consumismo en el
aula”, texto en el que se puede constatar que la sociedad de consu-
mo se ha introducido a las clases dentro de las escuelas y muestra la
enajenación de alumnos y maestros.
34 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
Por último en las conclusiones, “La didáctica humanista y su
entorno teórico en educación”, me di a la tarea de consultar en los
últimos diez años las obras en torno a la didáctica que me parecieron
de mayor relevancia en cuanto a su contenido, con lo cual termino
una reflexión para esta investigación.
Esperamos que los trabajos que a continuación se presentan
ayuden a encaminarnos a la recuperación de esta dimensión de vi-
vencias de acogida que resguarda la actividad docente como un te-
soro para la humanidad.
INTRODUCCIÓN 35
37
LA DIDÁCTICA Y SU DESARROLLO
EN EL ÁMBITO MEXICANO
38 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Contempla estas áreas como primordiales para el estudio y
comprensión de la educación, y dentro de ellas se ubica la didáctica,
la cual describe como: “una parte de la ciencia de la educación; su
tarea reside en el estudio de los métodos y procedimientos más efi-
caces y adecuados en la compleja labor de la enseñanza”(Larroyo,
1976: 33). Para la pedagogía, la didáctica o metodología estudia los
métodos y los procedimientos que tienen lugar en la enseñanza y el
aprendizaje. Para hacer posible esto divide a la didáctica en didácti-
ca general y didáctica especial.
La didáctica general estudia las condiciones generales de la
enseñanza; a saber, el concepto y fines de la enseñanza y el apren-
dizaje, las leyes del aprendizaje, la motivación en la enseñanza,
el ¿qué?, ¿cómo? y ¿cuándo? enseñar —cuestiones básicas que se
condensan en los planes y programas de estudio—; la lección, la
disciplina, la evaluación, la tarea escolar y la clase escolar. Por su
parte, la didáctica especial (metodología) busca aplicar los princi-
pales postulados que se derivan del estudio de la didáctica general,
dentro de los diversos niveles y tipos de enseñanza.
Larroyo concede un lugar esencial a la didáctica, ya que desde su
visión, ésta investiga los métodos más eficaces para la práctica peda-
gógica, y va indicando un método, una ruta que seguir conocida de
antemano y probada, que aporta seguridad a quien enseña. Para La-
rroyo, la didáctica capacita al maestro al darle los recursos para llevar
a cabo su labor porque se fundamenta en principios y proporciona
normas (Larroyo, 1976: 40). Comparte la idea generalizada de que
una enseñanza eficaz se traduce literalmente en un aprendizaje eficaz.
A la didáctica le compete describir, explicar y fundamentar
aquellos métodos más adecuados para conducir la enseñanza; ante
la variedad de métodos existentes, es la encargada de esclarecer su
validez y eficacia, y para ello hace uso de la experimentación; es
decir, se sirve de recursos científicos. Afirma que: “sin una idea clara
y suficiente de los procedimientos de enseñanza, el maestro no pue-
de llenar su cometido en la medida en que lo reclama una técnica
científica” (Larroyo, 1976: 41). Puede observarse una frecuente pre-
ocupación por adecuar la práctica educativa a postulados científicos
equiparándola a una técnica, estrictamente regida por principios que
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 39
no pueden quedarse en el sentido común, sino que necesitan trascen-
der y ser fundamentados científicamente. Señala que hay que evitar
la rutina y la improvisación, y:
40 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
a Juan Federico Herbart (1776-1841), quien ofrece el primer gran
sistema pedagógico, a Otto Willmann (1839-1920) y a la pedagogía
experimental de Lay y Meumann; así como a la nueva didáctica,
cuyos principales exponentes son Dewey y Decroly. A todos ellos los
señala como destacados teóricos de la didáctica que han contribuido
a su evolución histórica.
También hace énfasis en lo que llama la didáctica cibernética,1
la cual, desde su visión, constituye una solución a los conflictos de
la era contemporánea; pues a través de las máquinas de enseñanza
y la instrucción programada, se facilita la tarea de enseñar, y se hace
frente a la masificación y expansión del saber.
Para coadyuvar al estudio de la didáctica intervienen otras dis-
ciplinas; principalmente la antropometría, la psicometría, la socio-
técnica, la lógica, la cibernética y la filosofía de la cultura. Considera
que la didáctica tiene un vínculo con todas las disciplinas porque toda
ciencia y todo arte imponen ciertas condiciones para su enseñanza;
de ahí que se tenga una didáctica casi para todas las disciplinas.
En cuanto a su concepción de enseñanza, Larroyo se inclina por
una enseñanza activa. Rechaza e invita a rechazar lo que llama el
viejo concepto de enseñanza tradicional y estática, la cual promueve
la transmisión por parte del maestro y la recepción del alumno, así
1 Para el año 1979, Larroyo plantea que en décadas recientes, la pedagogía y la didáctica apro-
vechan los avances de la cibernética, a la que conceptúa como “una técnica de automación
que simplifica el trabajo físico y mental del hombre, multiplicando sus rendimientos” (Larroyo,
1976: 66), y a la que le otorga una aplicación dentro del terreno didáctico a través del uso de las
máquinas de enseñanza. También menciona que la disciplina informática va ganando terreno
en el ámbito educativo, pues al abocarse al estudio de las técnicas de comunicación que hacen
intervenir la recopilación, manipulación y utilización de datos para la toma de decisiones, cons-
tituye un elemento indispensable para enfrentar la expansión de las necesidades educativas. En
ese entonces, estas disciplinas no gozaban de los mismos avances que en la actualidad, eran
todavía incipientes, pero se perfilaban ya como una opción importante, aun fundamental, den-
tro del terreno educativo, que otorgaría herramientas que conducirían al éxito en la enseñanza
(incluso utópicamente se pensaba que desplazarían poco a poco al profesor); aunque esta pre-
misa no se ha cumplido cabalmente, la inclusión de herramientas tecnológicas en el campo de
la educación se considera hoy un requisito indispensable para aproximarse a la meta de lograr
una educación de calidad, que persiguen con tanto ahínco las sociedades contemporáneas.
Cabe aclarar que en el caso de México, la incorporación de herramientas tecnológicas en la
enseñanza es reciente, por lo que la propuesta de Larroyo —tomada del contexto estadouni-
dense— para la situación de México, resulta novedosa.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 41
como un aprendizaje “libresco”. Indica que la enseñanza es obra
del maestro, pero tiene por fin el aprendizaje del alumno; por lo
cual implica para el alumno comprender, retener y aplicar. Desde
el enfoque activo de la enseñanza, se concibe el aprendizaje como
la adquisición de conocimientos, hábitos y destrezas a través de la
propia experiencia.
Para Larroyo, el fin general por excelencia de la didáctica, es la
formación de la personalidad,2 la cual abarca las diversas finalidades
educativas, como: la moral, la intelectual, la estética, la cívica, etc.,
que se concretan en objetivos. Los objetivos son las etapas y pasos
intermedios en el recorrido del aprendizaje. Son metas concretas e
inmediatas que tienen un alcance directo.
Unida a los fines y para poder alcanzarlos, está la motivación
en la enseñanza, ya que es la que impulsa a realizar un acto. La mo-
tivación es el procedimiento didáctico al que recurre el docente para
aprovechar el interés del alumno en el aprendizaje. La motivación
es un signo del grado de maduración del alumno. Aquí puede no-
tarse la influencia de la psicología dentro del pensamiento didáctico
de Larroyo.
Es necesaria también la planeación de la materia didáctica
para alcanzar los propósitos de la enseñanza. La materia didác-
tica constituye el contenido cultural del cual se apropia el educando.
El planeamiento de esta materia se condensa en el currículum, el
cual contempla las finalidades, los contenidos, la organización, la
metodología y la evaluación. Planear la materia didáctica significa
proceder metódica y sistemáticamente para señalar cuidadosamen-
te las etapas sucesivas en las que se llevará a cabo el proceso de
2 Aunque Larroyo no lo menciona, se encuentra aquí, sin duda la influencia del pensamiento de
Ezequiel A. Chávez (1868-1946), quien a lo largo de su vida mostró una preocupación cons-
tante por el tema de la educación de la juventud, a la cual atribuía una importancia capital
para el desarrollo del país. Para Chávez, la psicología constituía un recurso necesario para al-
canzar su ideal educativo: humanizar a los jóvenes y formar su personalidad, y por ello dedicó
gran parte de su vida a alcanzar esta meta, colaborando arduamente en el desarrollo de la
educación mexicana, a través de la construcción de escuelas, de la formulación de proyectos
de ley y de planes de estudio, los cuales estaban enfocados a la enseñanza moral del joven,
pues su premisa era “que los jóvenes sepan gobernar moralmente sus vidas y practiquen la
virtud” (López, 1997).
42 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
enseñanza-aprendizaje. Manifiesta que: “Relativamente a la materia
didáctica, un metódico planeamiento ha mostrado ser un antídoto
eficaz contra dos graves males de la práctica educativa: la rutina in-
fecunda y la improvisación confusa y caótica” (Larroyo, 1976: 111).
Con lo cual demuestra la confianza que deposita en la planeación de
la enseñanza y su impacto directo en la actividad y efectividad do-
cente; desdeña la improvisación, muchas veces imprescindible para
el profesor ante la complejidad de la realidad que enfrenta en su
faena diaria. El plan de estudios representa la forma de organizar la
materia didáctica, y como todo plan o proyecto implica tener pre-
sente los fines, así como los medios para alcanzar tales fines, y los
recursos suficientes para completar la labor, condensados en el para
qué, con qué y cómo en la enseñanza.
El método didáctico constituye el proceso de enseñanza; es su
esencia y fundamento. Es un proceder ordenado y siempre sujeto a
principios y normas para alcanzar un fin previsto de antemano. Para
Larroyo el método didáctico significa la ruta más apropiada para al-
canzar las metas de la enseñanza y lograr un rendimiento dentro de la
acción educativa. Quien procede sin método didáctico, a la vez proce-
de a ciegas en la enseñanza; sin un orden. Quien procede con método
didáctico alcanza siempre los mejores resultados. Larroyo refiere a Ba-
con y a Descartes para ejemplificar la importancia del método, denota
de esta manera la influencia que adopta del pensamiento científico de
la Modernidad.3 Francis Bacon (1561-1626) fue un filósofo pione-
ro del pensamiento moderno, que proclamó que el descubrimiento
del Nuevo Mundo significaba y exigía el descubrimiento, a su vez,
de un nuevo mundo mental, que requería superar los prejuicios a
través de un nuevo método: el empírico. Este método demandaba
la observación detallada de la naturaleza y el entorno del sujeto, el
3 Enuncia que “Para lograr un buen rendimiento en la acción, hay que proceder con método:
quien procede metódicamente alcanza siempre mejores resultados que quien todo lo espera
del azar y la casualidad. El método se encuentra ya en el saber vulgar; pero es en la ciencia y
la técnica donde alcanza su madurez. El método del saber vulgar es un proceder donde las
reglas conforme a las cuales se orienta, se hallan reducidas a su expresión mínima. La ciencia
y la técnica establecen de manera más segura los procedimientos que han de sugerirse y el
orden o serie de pasos que han de conducir al fin propuesto” (Larroyo, 1976: 136).
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 43
razonamiento inductivo y la invención de experimentos para llegar a
leyes y generalizaciones que le permitirían al hombre la comprensión
y el control de la naturaleza. Para Bacon, el conocimiento significaba
poder y la ciencia adquiría un carácter utilitario y utópico, porque
sostenía que “el hombre había sido creado por Dios para interpretar
y mantener el dominio sobre la naturaleza” (Tarnas, 2008: 345).
Descartes (1596-1650) fue un filósofo, matemático y científico
considerado el fundador de la filosofía moderna, y ha ejercido una
influencia significativa en todas las esferas del saber, pues postuló que
el hombre podía apoderarse de la verdad evidente a través de la razón.
Según su visión, se necesitaba analizar el mundo físico para mani-
pularlo con eficacia. Su método exigía dudar metodológicamente de
todo, hacer uso de un razonamiento ordenado, que buscara acceder a
la verdad a partir de nociones particulares para llegar a generalizacio-
nes. De ahí que para Larroyo sea fundamental referir a estos filósofos
para explicar la importancia del método, dentro del ámbito didáctico.
Larroyo considera que en relación con el método se encuentran
los medios didácticos o instrumentos para simplificar la enseñan-
za, los cuales pueden ser materiales y gráficos, como los libros de
texto; o bien, talleres y laboratorios. Se requiere que estos medios
didácticos tengan relación con los hechos reales; por tal razón consi-
dera pertinentes los acuarios, los terrarios, insectarios, el huerto y el
jardín botánico; así como las excursiones planeadas y dirigidas para
reforzar y hacer más simple la enseñanza.
Con el incremento explosivo de la población escolar surge la ne-
cesidad de hacer uso de recursos técnicos como la radio, la televisión
y la enseñanza por correspondencia, porque son los mecanismos
más pertinentes para extender la enseñanza a una mayor cantidad
de población que la reclama. Asimismo, las máquinas de enseñanza
son instrumentos mecánicos para ayudar a los maestros en las tareas
de enseñanza y cumplen con el cometido principal de los medios di-
dácticos: simplificar la enseñanza. Las máquinas de enseñanza:
44 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
que el alumno ha de responder de alguna manera, completando una
frase, contestando una pregunta, resolviendo un problema, etcétera
(Larroyo, 1976: 190).
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 45
conocimientos que aporta la psicología de grupo, particularmente
la dinámica de grupos, bajo el supuesto de que existe un conjunto de
fuerzas (reacción, interacción, lucha, imitación, etc.) que actúan en
los grupos humanos, determinando significativamente la conducta
de sus integrantes. Considera al grupo como una estructura y no
como una simple suma de los individuos que la componen, y es así
que como estructura psicosocial produce entre sus miembros varia-
dos fenómenos, como la tensión, repulsión, atracción, etc., resulta
así un campo de fuerza social. Por ello, la clase reclama concebirse
como una comunidad de trabajo y como el centro de irradiación
de la enseñanza, pues con miras a su desarrollo se prepara y se rea-
liza el trabajo escolar. La clase es la célula de la escuela, y es la clase,
caracterizada por la interacción de alumnos y maestros, la que le
otorga a la escuela una entidad vital.
Desde su concepción, la pedagogía contemporánea muestra que
el trabajo en equipos ha dado buenos frutos dentro de la prácti-
ca educativa, de ahí que aconseje su puesta en práctica dentro del
aula. Larroyo considera que el manejo adecuado de la clase requiere
la participación activa de todos los alumnos, y por ello propone el
agrupamiento de los alumnos por equipos. Menciona que en el pasa-
do la enseñanza era una tarea personal entre maestro y discípulo, pero
con el incremento de la población escolar se necesitaba aleccionar
a un número cada vez mayor de alumnos, con lo que la enseñanza
dejó de ser individualizada, para enfocarse a una población hetero-
génea; por ello, la división de alumnos en grupos pequeños resulta
útil para facilitar la enseñanza y favorecer a la vez su aprendiza-
je. Para Larroyo, la enseñanza debe aprovechar la tendencia de los
alumnos a mancomunarse y por ello: “los motivos que determinan
la constitución de los equipos son fundamentalmente vivencias de
simpatía intelectual y afectiva, con sus consecuentes efectos de socia-
bilidad y trato múltiple” (Larroyo, 1976: 232), con lo que reconoce
el carácter social de la educación.
Larroyo expone las formas de trabajo en equipo:
46 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
• Cooperativo: en el que se subdividen los temas para lograr su
comprensión.
• Mixto: en el que la forma emulativa y cooperativa se mezclan.
5 Esta circunstancia evidencia una problemática frecuente en nuestro país, pues el desarrollo
teórico formulado por mexicanos ha sido escaso en relación con las propuestas que pro-
vienen de otras realidades educativas. Quizá con la esperanza de obtener los mismos resul-
tados, se prefiere tomar como referencia propuestas que han probado su eficacia en otros
contextos, sin impulsar la creación de ideas novedosas que logren resolver problemáticas
peculiares de nuestra realidad educativa; lo que también nos muestra la necesidad de vin-
cularnos con nuestra cultura, de sumergirnos en nuestra historia y comprometernos a seguir
construyéndola.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 47
adecuada del aprendizaje del alumno para hacer que del error se
traslade al acierto.
Es común toparse con errores dentro de la práctica, por ello
considera necesaria la evaluación, porque la actividad pedagógica
requiere una minuciosa investigación sobre los resultados. Para La-
rroyo, la evaluación es un medio para llegar a conocer al educando,
por medio de ella se descubren sus actitudes, aptitudes, inclinacio-
nes y rendimiento. Sin embargo, manifiesta que es imprescindible
otorgarle a la evaluación un sentido activo, de esta manera se evita
caer en la aplicación de exámenes memorísticos y subjetivos, pues el
sentido real de las pruebas es, para él, evaluar la aptitud del alumno
para enfrentarse y resolver problemas por medio de su propia capa-
cidad e iniciativa. Su postura ante los exámenes es que debe evitarse
la apreciación subjetiva del maestro haciendo uso de las pruebas
objetivas.
Desglosa la importancia y la necesidad de una metodología para
la expresión y el lenguaje, la educación científica y técnica, la educa-
ción moral y cívica, la estética, la educación económica, la educación
sexual y la higiene y la educación física como sustanciales en la for-
mación general humana. Se aprecia en Larroyo una influencia consi-
derable de la psicología y del aporte de esta disciplina a la educación
y dirección del aprendizaje. Afirma que uno de los muchos aciertos
de la psicología infantil es su impacto en la didáctica contemporánea
y en los nuevos métodos, críticos y ajenos a la pedagogía tradicional.
Expone como ejemplos de estos métodos:
48 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Para Larroyo estos métodos son fecundas sugerencias dentro de la
didáctica contemporánea, con lo que constata la influencia de esta nue-
va pedagogía y los métodos que propone en su concepción didáctica.
6 Para el desarrollo de este apartado, se tomaron en cuenta dos obras principales de José Ma-
nuel Villalpando: Didáctica (1970) y Didáctica de la pedagogía (1977).
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 49
Concibe el aprendizaje como la elaboración de nuevos conteni-
dos en el sujeto que aprende, los cuales existen objetivamente en el
mundo. Es un proceso de enriquecimiento de la persona, que tiene
lugar a través de la racionalización de la experiencia y se origina por
un esfuerzo personal, que puede ser guiado de forma externa o em-
prendido de forma autónoma. La actitud del sujeto es una disposi-
ción por vincularse con el saber y dicha actitud puede ser canalizada
mediante una acción didáctica o un esfuerzo autodidáctico.
La actitud didáctica corresponde a la enseñanza, es decir, al en-
cauzamiento del sujeto a través de la acción de un maestro o profe-
sional de la labor didáctica, quien tiene como tarea la conducción
adecuada del esfuerzo del alumno para lograr los objetivos de la
educación. El autodidactismo es la actitud que consiste en el esfuerzo
propio y personal del sujeto que desea aprender. En el autodidactis-
mo no hay participación escolar, ni la guía externa del sujeto. Todo
el esfuerzo recae, para su efectividad, en el sujeto que aprende, quien
desempeña el doble papel de discípulo y maestro. El autodidactismo
exige del sujeto la firme disposición por aprender, la cual le permiti-
rá sortear los obstáculos a los que se arriesga si no hay una dirección
externa.
Destaca que de estas dos formas de proceder para acceder al
aprendizaje, la mejor y más acertada es la enseñanza o actitud didác-
tica; en cambio el autodidactismo encaja en una pedagogía ingenua,
puesto que a pesar de ser un camino bien intencionado, la época
actual no permite la formación adecuada por medio de la acción
autodirigida, por la complejidad y amplitud en los campos de co-
nocimiento. El autodidactismo implica esforzarse por la posesión
de un conocimiento; sin embargo, éste no siempre es ordenado ni
graduado.
Villalpando llama pedagogía ingenua al uso del sentido común
en la educación. Dice que el uso del sentido común es muy frecuente en
la labor educativa; sin embargo, considera este hecho como una ac-
titud irresponsable, que en ocasiones es atenuada o disimulada por
la ignorancia (Villalpando, 1977: 79). Piensa que en pedagogía, el
empleo del sentido común conduce a errores y por lo tanto constitu-
ye un problema para la pedagogía. Alude este problema a una falta
50 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
de preparación pedagógica y afirma categóricamente que no debería
confiarse la educación a personas que se basan en el sentido común,
pues se quedan en el nivel ingenuo del saber pedagógico; por ello la
vía más adecuada de lograr el aprendizaje es a través de la enseñanza
pues, al ser sistematizada y fundamentada científicamente, se aleja
del proceder ingenuo y a la vez conduce al éxito en los resultados.
De estos planteamientos se desprende la importancia del estudio
acerca de la enseñanza; un estudio que permita explicitar sus bases y
su desarrollo, de manera que sus avances puedan ser proyectados ha-
cia la práctica. Este estudio está a cargo de una disciplina pedagógica:
la didáctica. Villalpando la concibe como:
7 Una vez más, evidencia el influjo del pensamiento de Francisco Larroyo en sus concepciones
educativas.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 51
La didáctica es un saber con proyecciones prácticas y de esa
manera atiende a determinadas exigencias de la enseñanza, esta si-
tuación reclama una especificación del saber general, que da lugar
a la didáctica especial o didáctica aplicada, que busca solucionar y
atender situaciones específicas como: los grados escolares, los conte-
nidos particulares y la unidad didáctica.
Es así como la didáctica se articula para organizar los saberes de
los cuales ella es poseedora, de manera que pueda aplicar los conoci-
mientos que continuamente se construyen en torno a la enseñanza, su
objeto de estudio; es una actividad encaminada a promover la forma-
ción de los sujetos. Esta actividad implica el esfuerzo de su protagonis-
ta: el maestro. Para Villalpando:
52 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
hace necesario adaptar los conocimientos a estas características del
alumno para responder apropiadamente a sus necesidades. Villal-
pando manifiesta que esta tarea corresponde a quienes diseñan los
planes y programas de estudio y también al profesor, para que pueda
lograrse una enseñanza a la medida del alumno.
La enseñanza habrá de significar para el alumno una compren-
sión cada vez mayor acerca de lo que el maestro ofrece como con-
junto de conocimientos; y habrá de impulsar en el alumno el afán
de aplicarlos y compartirlos, de manera que pueda contribuir al
incremento de la cultura, con lo cual la enseñanza activa adquiere
un sentido social. Asimismo, la enseñanza no debe significar una
actividad estéril e intrascendente, ni mucho menos carente de sen-
tido para el alumno, y para ello se requiere que el profesor tenga
presente el compromiso con el progreso en la dimensión individual
y social de aquél.
Se incurre con frecuencia en el error de pensar y afirmar que la
enseñanza es una tarea independiente del aprendizaje y a la inver-
sa; sin embargo, son actividades recíprocas, paralelas, pues ambas
tienen el mismo fin: el mejoramiento del alumno. Mientras que la
enseñanza recae en el maestro, quien funge como guía del alumno, el
aprendizaje recae en el alumno mismo, ya que es él quien controla
este proceso que tiene lugar en su propia persona. El aprendizaje es
la manera en la que el alumno responde a la guía del profesor. Según
Villalpando, existen dos concepciones de aprendizaje: el aprendizaje
pasivo y el aprendizaje activo.
La concepción pasiva del aprendizaje entiende este proceso
como un hecho misterioso y oscuro que tiene lugar mientras el alum-
no concentra silenciosamente su atención en el discurso del profesor.
El alumno recibe los conocimientos del maestro, a la manera de un
recipiente vacío que habrá de llenarse; por ello convierte el apren-
dizaje en un acto mecánico. Para Villalpando ésta es una ingenua
teoría que trae como consecuencias “vicios didácticos” como la pa-
sividad y el memorismo en el alumno, y el verbalismo del maestro.
Por otro lado, el aprendizaje activo concede al alumno y al maes-
tro un papel activo. El maestro es una guía para el alumno, y éste
último actúa regido por interés propio. Esta concepción define el
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 53
aprendizaje como un proceso dinámico; ya que se fundamenta en el
esfuerzo del alumno para conseguir llegar a la meta, que es su propio
aprendizaje.
Estos avances en la comprensión del aprendizaje han sido posi-
bles gracias a los aportes de la psicología del aprendizaje, disciplina
que postula que el aprendizaje es un proceso de naturaleza psico-
lógica que tiene lugar en la mente del alumno, y se traduce en una
conducta.
Menciona que el aprendizaje proviene de una experiencia que se
ha convertido en concepto. Esta experiencia es posible por el contacto
con la realidad a través de intuiciones. Villalpando (1970: 67) en-
tiende la intuición como el contacto del espíritu con la realidad a tra-
vés de los sentidos8 y que a través de la vía intuitiva, el conocimiento
llega a la inteligencia del sujeto para que éste logre aprenderlo.
Hay quienes utilizan o emplean el sentido de la vista, el tacto, etc.;
de ahí que sea posible una diferenciación en el aprendizaje; dando
lugar a los tipos de aprendizaje. Estos tipos de aprendizaje conducen
a consecuencias prácticas, pues el docente tiene que tomar en cuenta
estas diferencias en el aprendizaje para orientar su práctica educativa.
Señala que el aprendizaje es un proceso que se manifiesta en el
sujeto, y que se puede registrar y controlar mediante procedimientos
gráficos, organizando y cuantificando datos o unidades de rendi-
miento logrado y unidades de tiempo empleado en tal rendimiento.
A este procedimiento gráfico se le llama curva del aprendizaje. Esta
curva del aprendizaje es una expresión gráfica regida por criterios y
formas estadísticas, que expresa el progreso de los sujetos o el ren-
dimiento de los grupos.
8 Esta concepción de intuición es acertada y tiene un fuerte vínculo con la cultura mexicana y la
forma en la que en ella se concibe a la intuición y al espíritu, pues en nuestra cultura la noción
de espíritu se acerca más a la idea de “alma” o de algo inmaterial trascendente. En este sentido
se identifica mayoritariamente al vocablo griego pneuma (“soplo”, “aliento”) o al latín spiritus,
(“soplo”, “aliento”, “exhalación”); en contraste con las ideas filosóficas que han predominado en
el pensamiento occidental, que relacionan el espíritu con el vocablo griego nous (“principio
pensante”), identificado con lo intelectual. A pesar del influjo de estas propuestas en nuestra
cultura, ha permanecido siempre la idea de “algo trascendente”, difícil de explicar a través de
la sola razón, por lo que la intuición juega un papel esencial en nuestra vida y en la forma en
la que nos relacionamos con nuestro entorno (cfr. Ferrater, 1979).
54 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Para Villalpando todas las actividades humanas se realizan
obedeciendo un plan y una intención; por tal motivo, la enseñanza
—como acto específicamente humano— tiene una finalidad desde
la cual dirige su actuar. Tal finalidad es el aprendizaje del alumno, la
cual constituye una meta constante, puesto que supone un proceso
formativo que se extiende a lo largo de la vida de quien se educa. La
finalidad de la enseñanza está en estrecha relación con los objetivos
educativos. De aquí que la intencionalidad de la enseñanza se expre-
se a través de objetivos.
En cada unidad didáctica o lección hay un objetivo u objetivos
por cumplir, los cuales configuran finalidades inmediatas, que esca-
lonadamente logran la finalidad superior o finalidad formal. De ahí
que la enseñanza sea un instrumento valioso de la educación para el
cumplimiento de sus finalidades e ideales, los cuales necesitan ajus-
tarse y responder a las necesidades de la época y al lugar en que se
desarrollan, con miras a producir un tipo ideal de hombre y socie-
dad. Por esta razón, el Estado es el encargado de señalar las metas
educativas y organizar el sistema educativo para procurar el cabal
cumplimiento de los ideales propuestos.
Villalpando considera que las finalidades —expresadas en obje-
tivos— deben estar presentes en la conciencia de los actores princi-
pales de la educación: maestro y alumno; sobre todo en el alumno,
pues la meta de la enseñanza es su aprendizaje, que logra a través de
un esfuerzo continuo. El esfuerzo que realiza el alumno suele produ-
cirle fatiga, como consecuencia natural de la actividad que realiza.
Sin embargo, la fatiga puede obstaculizar el aprendizaje. La tarea
del maestro consiste en hacer de la enseñanza un acto interesante,
porque sin interés no hay participación efectiva del alumno para
la construcción de su aprendizaje, por lo tanto, la motivación es el
secreto de la enseñanza. Villalpando considera la motivación como el
factor subjetivo que el educando aporta para su participación didác-
tica y que es de incalculable valor. El factor objetivo es el contenido
de la enseñanza.
El contenido de la enseñanza recibe también el nombre de ma-
teria didáctica. Éste llega al sujeto de forma casual o bien de forma
intencionada; dando como consecuencia una enseñanza ocasional o
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 55
una enseñanza sistemática, respectivamente. La enseñanza ocasional
no se fundamenta en proyecto alguno, sino que surge espontánea-
mente en una situación en la que alguien posee un contenido que
puede ser enseñado a alguien. Del otro lado, la enseñanza sistemá-
tica se basa en un plan y en lineamientos metódicos con apego a un
programa y a postulados científicos traducidos en técnica. Según Vi-
llalpando, la enseñanza sistemática es un acto intencionado y cons-
ciente, y su éxito depende de elementos técnicos y científicos como
la comprobación, la experimentación, entre otros. Nótese su apego a
criterios estrictamente científicos, como aquéllos capaces de aportar
a la didáctica un fundamento cabal.
El contenido es el elemento indispensable para alcanzar los fi-
nes en la enseñanza, pero ¿cuál debe ser ese contenido? La tarea
de señalar lo que el sujeto deberá aprender para corresponder con
los fines propuestos por la institución educativa se condensa en el
proyecto de formación, que recibe el nombre de plan de formación
o plan de estudios.
El plan de estudios encamina la labor docente para responder a
los objetivos que éste plantea. Debe plasmar el contenido de forma
ordenada, graduada y congruente y tiene un carácter dinámico, que le
permite adaptarse a las necesidades sociales. Para cumplir con el plan
de estudios se requiere la existencia de un programa, el cual especifica
el contenido de cada uno de los elementos o asignaturas que contiene.
El programa describe de forma detallada el contenido por asignatura.
Surge entonces la cuestión central de la didáctica: ¿cómo se enseña?,
ya que existe una vinculación necesaria entre el contenido y el método
didáctico, porque un contenido específico necesita un camino específi-
co para su enseñanza. Esta interrogante es abordada por la metódica,
definida como la parte de la didáctica que se ocupa del estudio de los
métodos y procedimientos más adecuados para lograr el aprendizaje
en los alumnos. Enuncia que en el aprendizaje:
56 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
tintos. A semejante proceder se da el nombre de método didáctico (Vi-
llalpando, 1970: 111).9
9 En esta cita de Villalpando se puede observar que sus ideas confieren un rigor científico a la
labor didáctica. Rigor que en ocasiones puede tornar rígida esta tarea y conducir a equívocos,
como el pensar que la labor didáctica puede controlarse.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 57
ma en que se ha logrado el aprendizaje. Con la evaluación concluye
el ciclo didáctico. Todo lo expuesto hasta el momento concierne al
cuerpo teórico de la didáctica general; corresponde ahora mencio-
nar la didáctica especial.
A la didáctica especial le compete la aplicación de los principios
de la didáctica general. Es tarea de la didáctica especial ajustar la
enseñanza a la naturaleza y madurez del alumno; así como los conte-
nidos particulares, que habrán de expresarse en la unidad didáctica
o lección.
La didáctica de los grados escolares es una respuesta social y
pedagógica a la necesidad educativa de las edades por las cuales
atraviesa el educando en su evolución personal, ya que el aprendi-
zaje guiado didácticamente tiene que estructurarse en concordancia
con la madurez del aprendiz. De ahí que se tenga una didáctica para
la escuela primaria, la escuela secundaria y la escuela superior, como
una respuesta a las necesidades formativas del niño, del adolescente
y del joven, respectivamente. Para cada grado existen contenidos
programáticos específicos, así como una organización diversificada
y adecuada a cada nivel.
También existe una didáctica de los contenidos particulares;
como una forma de ordenarlos para su mejor tratamiento y aplica-
ción. Villalpando manifiesta que todo cuanto el hombre ha descu-
bierto y creado para el enriquecimiento de la cultura es susceptible
de ser asimilado por los demás sujetos, a través de un proceso de
aprendizaje. Este proceso de aprendizaje es y debe ser dirigido por
alguien; lo que da lugar a la enseñanza. Este contenido cultural o
materia de aprendizaje procura el mejoramiento personal de cada
sujeto para traducirse después en un progreso social.
El método, los auxiliares, en fin, los elementos didácticos se eli-
gen también a partir de lo que ha de ser aprendido. Si bien se guían
por el sujeto que ha de aprender se requiere tomar en cuenta el con-
tenido que será sometido a la enseñanza para poder darle un cauce
adecuado a su tratamiento didáctico. La enseñanza de las ciencias es
la preocupación primordial de la didáctica. Las ciencias conforman
un saber elaborado por otros hombres, y su aprendizaje constituye
un instrumento para llegar a otros conocimientos. Por ello, la didác-
58 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
tica se estructura a partir de la especialización de los contenidos que
ha de organizar para su enseñanza, lo que da lugar a la didáctica de
las disciplinas lingüísticas, matemáticas, científico-naturales, socia-
les, históricas, filosóficas, artísticas, tecnológicas y físicas.
La estructuración de la didáctica en niveles y grados escolares,
así como su especialización en contenidos, tiene que dar frutos y el
espacio propicio para ello es la unidad didáctica o lección. La uni-
dad didáctica se entiende como una unidad de contenido llevada a
cabo por el docente. Para Villalpando, una buena lección tiene que
caracterizarse por ser interesante, proporcionada con un contenido
apropiado y con posibilidades de aplicación.
La lección es la referencia práctica de los elementos doctrinarios
de la didáctica. Es el tiempo y el espacio donde se lleva a cabo la
enseñanza y el medio para la realización de su objetivo último: el
aprendizaje. Apunta que para llevarla a cabo con eficiencia se debe
considerar: la realidad psicológica del alumno, el contenido, el tiem-
po, los materiales auxiliares, la cantidad de alumnos, el estado del
grupo y el curso metódico que ha de tomar la lección.
Estos elementos didácticos, complementados con la interven-
ción docente no improvisada, aseguran un trabajo exitoso; ya que
aunque Villalpando afirma que la lección se caracteriza por ser diná-
mica, invita al docente a prever, para superar dificultades.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 59
implicaciones, con miras a lograr una labor docente más consciente
y significativa” (Pansza et al., 2006: 7). Para ella, la didáctica consti-
tuye la reflexión y el análisis del proceso enseñanza-aprendizaje que
permite transformar la práctica docente.
Menciona que muchos profesores se acercan al estudio de la di-
dáctica buscando en ella un instrumento que les permita enfrentar
los problemas que encuentran comúnmente en su labor diaria; o bien
para responder a demandas institucionales para la actualización de
sus conocimientos y habilidades docentes. Afirma que la práctica
docente es muy compleja, por lo cual las problemáticas que atravie-
sa suelen rebasar la disciplina didáctica, y por ello es necesario que
el profesor complemente su formación con el conocimiento de otras
disciplinas, como la psicología y la sociología, para afrontar adecua-
damente sus problemas docentes, fundamentar su práctica y superar
las concepciones intuitivas con las que cuenta (Pansza, 2006: 14).10
Postula que la reflexión de la práctica docente conducirá a la
transformación de dicha práctica, por lo cual se pide del docente una
postura crítica ante la labor que realiza; ya que sólo mediante el uso
de la crítica, el docente podrá dejar atrás ciertas prácticas que obs-
taculizan su adecuada intervención en el aula. La práctica docente
se encuentra condicionada por un contexto social e institucional que
rebasa las paredes del aula para encontrarse determinada por factores
sociales e institucionales. Tal complejidad acarrea como consecuencia
que el estudio y la cabal comprensión del fenómeno educativo requie-
ra un análisis por niveles: social, institucional y del aula.
Estas dimensiones de análisis son un recurso metodológico para
conocer los límites y las posibilidades de la práctica educativa, así
como los condicionamientos y contradicciones a que está expuesta.
Pansza dice que la práctica docente, al ser una práctica social, necesi-
ta ser abordada desde los niveles de análisis social, escolar y del aula;
ya que su posible transformación reside en rescatar una dimensión
que desborde los límites del salón de clase. Esta noción constituye
10 Mientras que Villalpando le otorga un papel importante a la intuición dentro del ámbito pe-
dagógico, Pansza la rechaza, considerándola, incluso, como nociva para el avance educativo.
Esto nos muestra también cómo las raíces filosóficas de la educación se han ido desvanecien-
do con el tiempo.
60 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
un aporte importante de su teoría para pensar la realidad educativa
desde una perspectiva más amplia.
Margarita Pansza indica que es conveniente definir lo social,
ya que las nociones de sociedad que se tengan impactan en las con-
cepciones de educación que se adopten. Sin embargo, la interpre-
tación de lo social tiene su base en concepciones distintas sobre el
hombre, la sociedad y del refuerzo o cuestionamiento a lo estableci-
do, por lo que podemos encontrar un vasto número de concepciones
sobre la sociedad. Para Margarita Pansza existen dos concepcio-
nes principales:
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 61
De estas nociones se desprende que la educación pueda tener
dos funciones: de reproducción o de agente de cambio. Para Marga-
rita Pansza, conservación y transformación conviven en una dialéc-
tica permanente. Considera que:
62 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Esta actitud crítica se logra a partir del trabajo científico en edu-
cación, que permita la vigilancia permanente sobre los procesos de
ruptura y construcción que se suscitan constantemente en el que-
hacer docente. Cuestiona el tipo de formación docente con la que
contamos y concluye que, más que una formación científica, impera
aquella formación que refuerza el “dogmatismo” y el “inmediatis-
mo”, además de obviar la reflexión del problema de la ciencia en la
educación y de estar orientada a afianzar actitudes de reproducción
y conservación.
Plantea que el docente debe reconocer su práctica, que sea cien-
tífica, lo cual le permite construir nuevos conocimientos, reconstruir
verdades y transformar cotidianamente su práctica, ya que se hace
ciencia en oposición al dogma, y por ello, sólo el trabajo científico al
que se apegue el docente le permitirá liberarse de esos “dogmas” que
plasma en su práctica diaria. Para Pansza:
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 63
portancia del papel del alumno. Esta característica de la escuela
tradicional ha dado lugar a una infinidad de críticas en el ámbito
pedagógico, que califican a la escuela tradicional de pasiva, auto-
ritaria, infructuosa, verbalista, mecanicista, etcétera.
• Escuela nueva. Surge a principios del siglo xx como respuesta a
la escuela tradicional. Concibe el papel del alumno como esencial
para el proceso educativo; por ello es una escuela centrada en el
alumno y no en el maestro. Esta noción se vio respaldada por las
aportaciones de la psicología, que pugnaba por contemplar la
psicología del sujeto y su evolución para una enseñanza adecua-
da. Le otorga al alumno un papel activo en la construcción de su
propio aprendizaje, mientras que el maestro es un mediador entre
el alumno y el conocimiento. Puede observarse cómo a partir de
este modelo de escuela se propicia un rol diferente para maestros
y alumnos; además de reconceptualizar la disciplina escolar, al
favorecer la cooperación, la libertad individual y la comunica-
ción en el aula. Pansza menciona que esta escuela sigue vigente,
aunque no ha sido fácil llevar a la práctica sus principios por
lo cual la escuela tradicional y sus ideas fundamentales no han
podido ser erradicados por completo.
• Escuela tecnocrática. Surge a partir de los años cincuenta en Amé-
rica Latina como respuesta al proceso de modernización educati-
va. Este modelo ha tenido una influencia significativa en nuestro
país, y es totalmente vigente, aunque no por ello pertinente; ya
que la escuela tecnocrática encumbra a la tecnología educativa y
se nutre del pensamiento tecnocrático, que invita a utilizar nove-
dosos métodos, estrategias y dispositivos auxiliares que asegu-
ran la eficacia en la enseñanza. Su fundamento es el pensamiento
pragmático de la psicología conductista; en este sentido, el maes-
tro actúa como controlador de estímulos, respuestas y reforza-
mientos. Para este modelo de escuela es imprescindible el uso de
la tecnología para posibilitar una mayor eficacia en la enseñanza.
Este modelo resalta mecanismos de planeación y programación
educativa bajo el supuesto de que éstos actúan como un antídoto
eficaz contra la improvisación y la carencia de pertinencia de la
labor docente.
64 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Detrás de este modelo se encuentra una concepción utilitaria
de la educación, que la contempla en términos de eficacia, efi-
ciencia y calidad, logradas a través de mecanismos “novedosos”
que tienden a prescribir la práctica pedagógica para su adecuada
intervención. Esta prescripción consiste en dotar al profesor de
objetivos, contenidos, procedimientos y auxiliares didácticos
para que los lleve a cabo en el salón de clases. Se pide que esta
puesta en práctica de los mecanismos tecnológicos se siga al pie
de la letra para garantizar resultados positivos en la enseñanza.
Nótese cómo subyace la idea de maestro como reproductor de
teoría, que es elaborada por pedagogos e investigadores para po-
nerla al servicio del docente, y éste sólo la ejecuta.
• Escuela crítica. Surge a mediados del siglo xx como respuesta a
las escuelas tradicional y tecnocrática, a las que critica severa-
mente. Este modelo propone criticar la escuela para desentra-
ñar lo que permanece oculto en ella y lograr una adecuada toma
de decisiones que involucre, además, la reflexión colectiva entre
profesores y alumnos sobre los problemas que les atañen. Es así
como Margarita Pansza se inclina por el modelo de la escuela
crítica y rescata sus fundamentos para llegar a construir su di-
dáctica crítica.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 65
la consolidación de nuevas producciones sociales. En consecuencia,
en lo instituyente reside la posibilidad de cambio, de ahí que se invite
a los docentes a llevar a cabo un análisis institucional partiendo de
estos elementos teóricos, que le permitan concebir lo instituido como
un criterio de realidad sobre su actuación, y lo instituyente como la
posibilidad de transformación.
La didáctica crítica postula que el docente debe involucrarse en
una investigación participativa dentro del salón de clases, que le per-
mita reflexionar sobre su práctica, y para ello debe valerse de téc-
nicas participativas que promuevan la investigación de maestros
y alumnos en torno a su realidad. Para esta corriente didáctica, la
reflexión-acción constituye la vía de acceso al saber. Para esta teoría,
el docente se vale de su ingenio e intuición, más que de elementos
pedagógicos adecuados para asegurar su propia labor. Aduce que
carecen de preparación científica en docencia, y por ello es necesario
hacer uso de una didáctica rigurosa, sistemática e instrumental; es
decir, profesionalizar su práctica docente11 al dotarla de elementos
científicos para hacer más crítica la actividad pedagógica.
11 Porfirio Morán afirma que “la Didáctica Crítica supone desarrollar en el docente una auténtica
actividad científica, apoyada en la investigación, en el espíritu crítico y en la autocrítica”, afir-
mación que confirma la adscripción de esta corriente didáctica a un espíritu científico que en
ocasiones suele enfatizarse (Pansza, 2006: 182).
66 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Díaz-Barriga, la didáctica es una disciplina pedagógica que requiere
fusionar ambas dimensiones, para responder a la realidad escolar con
un fundamento teórico, de manera que teoría y práctica coexistan y se
relacionen permanentemente.
Díaz-Barriga hace notar que la principal razón por la cual ha
prevalecido la apreciación de la didáctica como un saber práctico
es que desde su surgimiento se ha visto marcada con el sello técnico
(Díaz-Barriga, 1991: 20), ya que la didáctica nace como disciplina
con los aportes teóricos de Juan Amos Comenio en el siglo xvii, los
cuales están condensados en su clásica obra Didáctica magna (1657),
la cual representa un pilar para el conocimiento de esta disciplina y
para la pedagogía en general. Desde este momento se reconoce el
inicio del pensamiento pedagógico sistemático y de planteamientos
formales de la didáctica como disciplina; surge paralelamente al des-
cubrimiento y desarrollo del método científico, el cual propone el
dominio de la naturaleza y de la técnica al servicio de la ciencia.12
Considera que la didáctica es una disciplina que se ha visto des-
preciada, ignorada e incluso ha sido considerada poco importante
con respecto a otros saberes pedagógicos. Reconoce que esto se debe
a que en el caso de América Latina se ha optado por la moderniza-
ción industrial capitalista que demanda y exige una transformación
de la sociedad, lo que ha provocado un abandono de la didáctica
en la región, pues se adoptaron modelos provenientes de países in-
dustrializados —principalmente de Estados Unidos— sin estar ple-
namente conscientes de las condiciones sociales a las cuales se iban
a aplicar estos modelos; con lo que la realidad educativa ha sido
negada y la producción teórica se ha visto frenada.
Afirma que frente a otros saberes pedagógicos, la didáctica
constituye un ámbito ignorado; y que si bien se ha desarrollado
teoría didáctica en México, es relativamente poca.13 Asimismo, la
dimensión didáctica ha sido desplazada por la fundamentación psi-
12 Hay que notar que Comenio construye su Didáctica magna en 1657, veinte años después de
la aparición del Discurso del método, de Descartes.
13 Menciona a Francisco Larroyo, Santiago Hernández Ruiz, José Manuel Villalpando, Jesús Mas-
tache Román y Margarita Pansza como teóricos de la didáctica en México.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 67
cológica. Su dinámica instrumental se ha disparado por la inva-
sión de técnicas derivadas de la psicología en sus diversas vertientes,
como la conductual, la cognitiva, la genética, etc. La relación entre
la didáctica y la psicología se ha desequilibrado, para inclinarse
hacia el dominio de la dimensión psicológica. Este hecho nos alerta
para recuperar la dimensión didáctica. No cabe duda que las apor-
taciones de las disciplinas son muy importantes, pero no pueden
estar por encima o llegar a suplantar a la didáctica misma.
Todo esto ha contribuido a que se niegue o desplace la dimen-
sión teórica, por considerar la didáctica como la parte aplicada de
la educación. Indica que otra de las razones por las que la didáctica
se ha visto desplazada se debe a la importancia que ha revestido lo
curricular; las causas de ello son la evolución de la escuela al ritmo
de las exigencias del proceso de industrialización y desarrollo eco-
nómico, que ha desembocado en la “teoría curricular” como reflejo
de una teoría educativa que responde a este modelo de desarrollo y
que reivindica los saberes útiles para la vida productiva. Considera
al currículum una expresión de la teoría educativa del siglo xx que
actúa como una “bisagra” entre las exigencias formativas de la ins-
titución y la mirada didáctica del docente.
Desde sus planteamientos se aprecia una perspectiva más am-
plia del currículum, ya que manifiesta que “es necesario reconocer la
importancia de la elaboración de programas de estudio, y al mismo
tiempo tener conciencia de que no es suficiente su sola elaboración
para modificar el funcionamiento del salón de clases [...]” (Díaz-
Barriga, 1997: 12), ya que el programa es un proyecto y, como tal, el
profesor está obligado a inventar y hacer uso de su creatividad para
el funcionamiento adecuado de su labor.
Conceptúa la didáctica como una disciplina que estudia los pro-
blemas a los que el docente se enfrenta (Díaz-Barriga, 1997: 12), y en
este sentido se nutre de otras disciplinas como la sociología, la historia,
la antropología, la psicología y el psicoanálisis en busca de reflexionar
sobre los problemas del aula y apoyar su intervención; ya que es pre-
ciso orientar los procesos de enseñanza y tener conciencia de que no
hay saberes estables porque la reflexión pedagógica debe evolucionar
al compás de los cambios sociales y los procesos educativos.
68 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Concede al trabajo docente un papel importante14 y afirma que
sus condiciones laborales actuales tienen que ver con la realidad so-
cial porque:
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 69
para la elaboración del currículum es el diagnóstico de necesidades
que permiten la formulación de objetivos. Los objetivos permiten la
selección y organización del contenido. A su vez, el contenido es un
referente para la selección y organización de actividades de aprendi-
zaje; el paso final es determinar lo que se va a evaluar. Puede adver-
tirse que estos planteamientos de la teoría curricular siguen vigentes.
Para Díaz-Barriga, la programación es un proceso importante a
fin de organizar y emprender la enseñanza de una manera más ade-
cuada; sin embargo, la programación necesita flexibilizarse y permi-
tir que el docente pueda ajustarla a las necesidades que encuentra
en el aula; porque: “una programación formal entra en conflicto
permanente con las exigencias de la realidad, lo que al fin de cuentas
desembocará en un proceso de crear soluciones sobre la marcha, que
llamaremos «solución situacional» […]” (Díaz-Barriga, 1997: 53).
Por ello critica la carta descriptiva, ya que la considera un inten-
to por prescribir la acción docente, lo que atenta contra la función
intelectual de los docentes porque:
Cada grupo escolar vive una situación particular que determina sus
condiciones de aprendizaje, y éstas, lejos de ser exclusivamente indi-
viduales y de carácter metodológico, están conformadas por una serie
de situaciones sociales, históricas y culturales que es necesario conocer
para comprender al grupo y así elaborar una propuesta didáctica per-
tinente […] (Díaz-Barriga, 1997: 53).
70 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
como calificación reproduce vicios sociales y propicia en el alumno
una visión sobre ella que se asemeja a una mercancía, mientras que
al docente se le atribuye un papel de juez (no siempre imparcial).
Argumenta que la teoría de la evaluación ha sido suplantada por
una teoría de la administración, por lo que puede decirse que aún
no existe una teoría propiamente de evaluación, de ahí la necesidad
de construirla. Se observa que Ángel Díaz-Barriga percibe diversas
problemáticas en torno a la didáctica, que es necesario retomar con
una mirada crítica que permita afrontarlas de manera perspicaz para
un desarrollo de la disciplina didáctica y su consecuente reflejo en el
ámbito escolar.
Con la descripción precedente, hasta el momento, de las distin-
tas concepciones de la didáctica, hemos visto cómo su desarrollo en
nuestro país se ha dado de forma paulatina y consustanciada con las
condiciones culturales de las que son fruto. Desde Francisco Larroyo
se concibe a la didáctica como una disciplina pedagógica sellada por
lo técnico, útil y eficaz para la labor docente efectiva y significativa;
ya que recalca la importancia de entroncarla a una condición cientí-
fica para un desarrollo eficiente que permita un avance en la esfera
educativa. Esta concepción permanecerá de forma constante en el
resto de los teóricos de la didáctica posteriores a él, como Villalpan-
do, quien en sus escritos sobre didáctica plasma una concepción ins-
trumental sobre ella; pues más que una reflexión sobre la enseñanza
y los factores que en ésta intervienen, construye una especie de ma-
nual para profesores, que indica la forma apropiada de llevar a cabo
su trabajo con los alumnos. Su apego a la psicología y la psicometría
evidencian la tendencia de la época por actuar de forma metódica,
eficiente y contundente con respecto a la enseñanza.
Estas ideas de cientificidad toman un auge significativo con
Margarita Pansza y su propuesta de crear una didáctica crítica,
lograda sólo a través de una actitud científica que fuese capaz de
liberar a los docentes de actitudes, dogmas e ideas falsas que obsta-
culizan la cabal realización de su labor. Esto es explicable debido a
las condiciones del contexto social a las que estuvo sujeta; porque
si bien es cierto que desde la época de Larroyo se comenzaba a re-
clamar la tecnificación de la educación y el apego a conceptos y
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 71
propuestas de intervención teñidas de cientificidad que asegurasen
la modernización educativa y social, es en la década de 1970 cuando
irrumpe con mayor fuerza el interés de los países latinoamericanos
por ajustarse a los modelos de los países con un desarrollo econó-
mico superior. Hablamos de modelos en todos los sentidos, desde
el económico hasta el educativo; ya que se creyó con fervor que la
educación transformaría radicalmente la estructura social, pues al
incrementarse las posibilidades de tener una sociedad más escolari-
zada, se tendría en consecuencia gente más capacitada para formar
parte de la fuerza laboral, factores que desembocarían en una mayor
industrialización y desarrollo económico.
En este sentido puede decirse que en el terrero educativo se en-
cumbró a la didáctica, y sus planteamientos más relevantes fueron la
planeación y la programación educativa, y se otorgó un papel pro-
tagónico a temas como los objetivos, contenidos, estrategias didácti-
cas, etc., mismos asuntos que representan los principios básicos del
currículum y de la didáctica para este momento histórico, producto
de la influencia de la corriente teórica denominada tecnología edu-
cativa. Desde estos planteamientos se pensó que para enseñar sería
suficiente conocer cómo se producen los procesos de aprendizaje; y
por lo tanto, la psicología educativa adquirió un papel primordial en
el terreno educativo, particularmente en el ámbito didáctico.
El lenguaje propio de esta época incluye la primacía de los ob-
jetivos educativos, pensados para otorgarle al profesor una herra-
mienta contundente e infalible —se pensaba— para su trabajo en
el aula, y deja en segundo plano al profesor y su capacidad de deci-
sión y libre actuación en el aula. Estos planteamientos, propios de la
tecnología educativa, fueron criticados severamente por Margarita
Pansza, quien a través de su propuesta de crear una didáctica crítica,
creyó combatir los supuestos de la escuela tradicional y de la tecno-
logía educativa; sin embargo, y de forma paradójica, su propuesta
no logra desentenderse por completo de ideas propias de la tecno-
logía educativa, pues detrás de su propuesta de profesionalización se
esconde una fe ciega en la ciencia, que puede asimilarse a la que la
tecnología educativa detenta y sostiene a través de sus planteamien-
tos apegados de forma estricta a los avances de la ciencia y la técnica.
72 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Para la didáctica crítica, el profesor no cuenta con los saberes
pedagógicos suficientes y adecuados para enfrentar su labor; por tal
motivo es preciso profesionalizar su práctica, es decir, otorgarle un
sustento científico, avalado por los cursos de formación docente y
la capacitación continua, que se proyectan como mecanismos que
coadyuvarán a que el profesor se desvincule de los dogmas y falsas
concepciones que tiene sobre la enseñanza; ya que éstos empañan su
labor, restándole carácter científico y validez a su práctica docente.
Por ello, la didáctica crítica no significa la ruptura con la tecnología
educativa, pues los supuestos en los que se fundamenta inscriben
esta propuesta en el terreno positivista, pragmático y, con ello, aleja-
do de la realidad educativa.
Otro de los críticos de la dimensión pragmática de la didáctica es
Díaz-Barriga, ya que al tratar de reivindicar la relación de equilibrio
entre teoría y práctica, recupera para ella la necesidad de reflexionar
sobre la práctica y de dar soluciones reales a los problemas reales,
tomados justamente de la realidad y no de la necesidad de ajustarse
a modelos que prometen modernización y desarrollo, cuando no se
acoplan con coherencia a los conflictos surgidos de la realidad lati-
noamericana; por lo que defiende la necesidad de construir soluciones
que se ajusten a ese contexto, aunque no concuerden con los ofrecidos
por los países industrializados, principalmente Estados Unidos, de
donde se han retomado muchas propuestas y desde las cuales se han
construido políticas educativas con un carácter competente y ten-
dientes a la modernización.
Puede decirse que la didáctica ha transitado por la historia
como un manual dedicado a los docentes para que intervengan
de manera eficaz en su labor y puedan dar resultados educativos
positivos. Sin embargo, las aportaciones de Norma Delia Durán
al campo de la pedagogía trazan un viraje radical en la forma de
concebir la didáctica, pues más allá de verla como una disciplina
instrumental, reconquista la dimensión humana que había estado
ausente (al menos desde lo teórico) al mostrar que en la realidad
cotidiana del aula, las situaciones que en ella se viven se caracteri-
zan por ser construidas constantemente por los sujetos que en ella
interactúan.
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 73
Su pensamiento es una respuesta justa a los momentos de crisis
por los que atraviesa la educación en México, y desde el terreno
didáctico, teñido de matices filosóficos y humanistas, lanza la pro-
puesta de concebir la didáctica como una didáctica humana, en la
que los sujetos actúan haciendo uso de todo su ser, incluyendo su
cuerpo, su razón y su intuición. Sus ideas en torno a la didáctica y
la metodología de la observación compartida, creada por ella, cons-
tituyen el sustento del presente libro, por lo cual resulta necesario
hacer una síntesis de sus aportaciones al campo didáctico.
74 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
por tener poco dominio de la pedagogía carece de un conoci-
miento que le permita el desarrollo del proceso de enseñanza-
aprendizaje?” (Durán, 2005: 19), y se cuestiona qué tan pertinen-
te resulta la formación docente que se ha puesto en práctica hasta
la fecha en nuestro país; ya que ésta le otorga un mayor peso a lo
teórico, normalmente fundado en propuestas originadas en con-
textos distintos del mexicano.
Ha podido dilucidar que gran parte de las problemáticas que
caracterizan la desvinculación entre teoría pedagógica y realidad es-
colar es que, en un afán de ingresar en la lógica de modernización
educativa propuesta por países con un mayor grado de industria-
lización y desarrollo económico, se han olvidado las necesidades
reales de la educación en nuestro propio contexto; y se piensa que
las propuestas generadas en otras regiones del mundo serán capaces
de corregir nuestras propias carencias. Sin embargo, Norma Delia
Durán aboga por crear teoría pedagógica propia, contextuada; que
sea capaz de ajustarse a las necesidades educativas y solucionar pro-
blemáticas propias, lo cual no significa que el conocimiento que se
genera alrededor del mundo no es valioso, todo lo contrario, éste
constituye el acervo universal, correspondiente a la humanidad.
Lo que Norma Delia Durán propone es que la realidad contex-
tuada sea el primer referente para guiar la reflexión pedagógica. Es-
tas ideas encuentran fundamento en la filosofía mexicana, que invita
a reflexionar y comprender su objeto: la esencia de lo mexicano. En
este sentido, para las prácticas educativas es menester reflexionar
y comprender la didáctica, destacando de ella lo principal; y para
llegar a un conocimiento justo sobre la didáctica es preciso conocer
cómo se desenvuelve en la vida cotidiana, desde el salón de clases.
Estas cuestiones le permitieron crear una nueva metodología
de investigación a la que denominó observación compartida, que
constituye un aporte a la investigación etnográfica, ya que recoge
elementos esenciales de ésta basándose en el principio epistemoló-
gico Sujeto-Sujeto (S-S); considerando que el principio epistemo-
lógico Sujeto-Objeto (S-O) —que ha prevalecido en las ciencias
sociales y en su manera de conocer el mundo— ya no es pertinente
si se quiere realmente llegar a un conocimiento más claro sobre el
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 75
hombre y lo que él construye. En este sentido, la educación como
constructo humano debe entenderse desde lo humano, con lo cual
la subjetividad no está descartada, como lo intentó en su momento
el positivismo, sino que se erige como un elemento primordial para
el acto de conocer.
La observación compartida se origina en el momento en que el
investigador ingresa al aula escolar con el propósito de conocer lo
que en ella ocurre para darle sustento a los hechos que ahí observa;
centrándose en la didáctica que lleva a cabo el profesor para interpre-
tarla y lograr crear una categoría que permita identificar la esencia del
trabajo del docente, esto es, nombrar el trabajo de un docente a través
de la comprensión de los elementos que lo hacen posible. Esta labor
de interpretación por parte del investigador se ve constantemente en-
riquecida por las aportaciones que el docente hace, es decir, si logra
identificarse o no con la interpretación del investigador, así como con
sus opiniones y perspectivas en torno a su propia labor. Así, la obser-
vación compartida cumple con el principio epistemológico que le dio
origen: la relación intersubjetiva Sujeto-Sujeto; además de permitir
a ambos (investigador-docente) reflexionar y tomar conciencia de la
realidad que se vive en el contexto escolar. El investigador ha de tomar
conciencia de la realidad escolar mexicana para identificar los proble-
mas de los que adolece y la manera más idónea de darles solución; el
docente tomará conciencia de su propia labor, aprenderá de sí mismo
y de los demás, podrá transformar.
Las categorías de interpretación del trabajo docente constitu-
yen la base para comprender la realidad escolar mexicana, y a su
vez también son la plataforma para la creación de una teoría de la
enseñanza mexicana. De ahí la importancia de la observación com-
partida, porque como nueva metodología se acerca a una compren-
sión más justa de la realidad educativa mexicana y, por consiguiente,
permitirá una intervención más acertada en ella.
La observación compartida marca un giro radical en la forma de
concebir la formación docente, ya que:
76 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
de los profesores desarrolladas en su ambiente cultural; ya que puede
percatarse de que muchas de sus prácticas didácticas están ancladas en
tradiciones educativas propias de las escuelas, más que en estructuras
teóricas o escolares de la versión oficial (Durán, 1994).
L A D I DÁC T I C A Y S U D E S A R R O L LO E N E L Á M B I TO M E X I C A N O 77
Incluso siendo hermanas Quimera y Esfinge intentan un abrazo
que no llega, que no pueden concretar aunque ambas lo deseen (Du-
rán, 2005: 114). Asimismo:
Por ello, las ideas de Norma Delia Durán son un exhorto a los in-
vestigadores a acercarse al mundo escolar, a las aulas mexicanas para
llegar a comprenderlas primero; para poder transformarlas después.
15 Podemos agregar que en ocasiones los profesores se resisten a ser investigados. Pareciera que
los invade el miedo a ser juzgados, a que otros miren su trabajo y lo pongan en tela de juicio
tratando, la mayoría de las veces, de cambiarlo. Esta situación es producto de la manera de in-
vestigar que con frecuencia ponemos en práctica, que no considera al Otro para que participe
en el proceso de indagación y que a menudo tiende a descalificar la labor docente.
78 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
79
80 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
El docente se sirve de creaciones didácticas configuradas en su
trayectoria magisterial, cada una de estas creaciones son contribu-
yentes en su aprendizaje personal y profesional; incorpora las expe-
riencias escolares en su acervo personal ostentado en la construcción
de saberes didácticos (teórico-prácticos), de tal manera que ofrece la
posibilidad de moldear su didáctica una y otra vez, cuantas veces sea
necesario dentro de una clase, un curso escolar, en el grupo donde
profesa, en la institución donde labora, en el contexto de su locali-
dad, región, imprimiendo su particular estilo de enseñanza.2
A través del método etnográfico —observación compartida—
en que se desarrolló nuestra investigación, procuramos no fustigar el
trabajo docente, sino darle el lugar que amerita, conocer el hecho tal
como es.3 En el trayecto de nuestro escrito describiremos de modo
genérico algunas situaciones y acciones inestimables que nos permi-
tan afinar la acepción que elaboramos sobre didáctica, a partir de la
observación compartida, y que en el decurso de esta investigación la
llamamos “Didáctica: entre la indiferencia y lo primordial”.
Las peculiaridades registradas en las acciones y situaciones son
estimadas por su concurrencia como elementos indispensables en la
configuración de la personalidad o identidad de la didáctica desarro-
llada a través de las relaciones educativas concomitantes entre alum-
nos-profesora; configurando así, su práctica educativa.4 Asimismo,
2 “El docente no puede ser etiquetado como tecnólogo educativo, o como maestro tradicional,
ya antes intentado a partir de los años setenta por la didáctica crítica, cuando se le sometía a
elaborar un juicio sobre su propia práctica. Debe ser concebido como un artista de la ense-
ñanza, que comparte su expresión con la vida humana, en lo que le toca de cultural, enlazado
con el transcurso social, histórico y educativo; en lo que le toca de irracional, lo extraño a la
racionalidad de la tecnocracia, y en lo que le toca de teórico, identificado con una corriente
educativa. Además, el hecho de que sea su propia didáctica envuelve la idea de una persona-
lidad creativa, antes que una decisión curricular, tanto para desarrollar actividades como para
elegir contenidos” (Durán, 2005: 28).
3 La presente investigación efectuada en educación básica posibilita un acercamiento a la reali-
dad educativa mexicana. El objetivo de la entrevista a la profesora Marisol fue conocer las me-
tas que persigue en su labor educativa, de qué manera contribuye su formación profesional
en su labor docente, los límites y posibilidades que presenta el espacio áulico, las actuaciones
docentes que le han resultado más eficaces en el proceso de enseñanza, cotejar y corroborar
las características de su didáctica, derivadas de la observación que hicimos en el aula.
4 La significación de la práctica educativa es referida a una serie de acciones que coadyuvan a
una finalidad, intención, fundamento, proporciona el qué, cómo y para qué de un conjunto
de acciones que facilitarán el aprendizaje, dentro del marco institucional.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 81
intentaremos desmenuzar los elementos que dan origen a ésta di-
dáctica mexicana y conocer la razón de ser de los comportamientos,
acciones, pensamientos y visiones de los agentes educativos.5
El propósito de nuestra investigación es ilustrar la plasticidad de
la didáctica mexicana; la riqueza que porta en su personalidad, los
factores limitantes (que no se han disipado en el recorrer histórico-
social de nuestra cultura mexicana, por el contrario, se expresan li-
teralmente en el proceso enseñanza-aprendizaje), entre ellos, el gran
lastre de la indiferencia sobre el cual se edifica el acto educativo y
se modela la didáctica primordial. Con mención a lo antes escrito,
reiteramos la adopción de una postura etnográfica (cualitativa) con-
tenida en un rigor inquisitivo y permisible de un sentido crítico en
su interpretación.
5 No nos remitimos a la concepción racionalista, sino a la esencia, por la cual toma existencia
algún hecho, acción o suceso en nuestra realidad.
82 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
to armado de intereses y ventajas egocéntricas, violación de normas
legitimadas; “el hecho de que la titulación la otorgara hoy un gene-
ral, mañana otro, sin plan de conjunto, sin ley reglamentaria, tenía
que resultar en confusión inextricable o en una farsa” (Vasconcelos,
1998: 60). En concordancia con la afirmación de Vasconcelos, este
movimiento revolucionario no dependió de los personajes como Ca-
rranza, Villa, Obregón, Zapata, Calles, por mencionar algunos, o de
los grandes pensadores como Pesqueira, Díaz, Lombardo, Iglesias
Calderón, el propio Vasconcelos y demás participantes de grupos
revolucionarios, sino del pueblo en su conjunto, del actuar de toda
la nación en la historia de México. “No conocía por entonces la
ilimitada pasividad, la paciencia ovejuna, la tolerancia criminal de
nuestro pueblo para con todos los dictadores que saben usar del
terror” (Vasconcelos, 1998: 259). El pueblo mexicano no lograba
organizarse interiormente como nación, ni constituir un régimen, ni
detener las atrocidades e impulsarse al desarrollo.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 83
estudiar. Por ello esbozaremos las apariciones de la indiferencia
que podemos detectar en los agentes administrativos‑docentes‑dis-
centes, a través de sus acciones o manifestaciones en la realidad
educativa latente; esperamos encontrar en estas representaciones
el fundamento del binomio enseñanza-aprendizaje. Para tales pro-
pósitos recurrimos a la cotidianidad áulica (singular‑temporal‑es-
pacial) para que nos revele los elementos que moldean la didáctica
mexicana.
Como ya hemos mencionado, entre la intensa ramificación
de factores y su variabilidad, tropezamos con la incesante indife-
rencia que existe en las autoridades administrativas. Se presenta
una encrucijada de intereses o intencionalidades provenientes de
las autoridades administrativas que intervienen en significación y
singularidad en el interior de la labor docente, del aprendizaje de
los alumnos, en particular del proceso enseñanza‑aprendizaje.6 De
igual manera y con relación a lo expuesto en nuestro discurso si-
tuamos dentro del mismo cuadro de indiferencia la inacción del
cuerpo estudiantil; las actitudes que muestran los alumnos frente
al proceso enseñanza‑aprendizaje y hacia el aprendizaje mismo, los
agentes educativos, en relación con su compromiso como estudian-
tes y comunidad que se conforman en el aula, en interrelación con
sus compañeros de trabajo.7 En este sentido, y acorde con nuestra
percepción, describiremos someramente la inacción de los estudian-
tes; luego nos abocaremos a sistematizar y significar los matices
percibidos en la esfera de la indiferencia provenientes de agentes
administrativos y docentes.
6 César Carrizales Retamoza afirma que a la indiferencia intelectual, “se le encubre con una com-
pleja red de simulaciones y disimulaciones legitimadas por las racionalizaciones oficiales e
institucionales”. De acuerdo con este planteamiento dicha indiferencia intelectual “se mani-
fiesta como: desinterés por el porvenir de la formación, pereza y renuncia ante los discursos
complejos, rechazo de reflexión crítica, subordinación del pensamiento a las lógicas del po-
der, ingenuidad en el consumo de saberes; hipervaloración de la teoría y de la práctica, su-
bordinadas ambas a los valores de la formación instrumental (útil, eficaz, inmediato, práctico,
técnico y empírico)” (citado en Díaz-Barriga et al., 1989: 82).
7 Esta indiferencia la entendemos como un estado pasivo, en el que el cuerpo, mente, emo-
ciones y sentimientos permanecen neutros; con una inexistencia de afección, disposición o
animosidad por una cosa, aquí no tiene cabida la afectación; el sujeto permanece inactivo
dejando que los demás actúen.
84 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
“Inacción” en el cuerpo estudiantil
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 85
inexistentes: “el indiferente simula interés, que lee, que cumple, que
se preocupa” (Díaz‑Barriga et al., 1989: 83).
La profesora Marisol describe las expectativas de sus alumnos así:
86 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
la cultura mexicana. No se trata sólo de una indiferencia hacia el
conocimiento sino hacia la vida; el sentido de ésta tintinea en un
mundo controversial, saturado de información, competencias, bu-
rocracia, ansias de libre expresión individual, extravío de identidad
y mucho más. Así vemos cómo los estudiantes (en nuestro caso,
adolescentes de secundaria) se desprenden del correr del tiempo, su
atención está centrada en el producto, en el objeto, es decir, en lo
que requieren para sobrevivir en su mundo cada alumno tiene sus
propias ambiciones y limitantes.
Pareciera que cada generación acortara sus metas; percibimos una
indiferencia que da lugar al conformismo, en el que los estudiantes
quedan colapsados en un abatimiento en el que su cuerpo, mente y ser
les impide su trascendencia. Resulta habitual una ingenua adaptación
al contexto mexicano, donde cada participante del contexto educati-
vo y de la cultura mexicana continúa germinando la indiferencia, el
conformismo a lo que el futuro le asigne, a conceder el poder humano
a los otros, a aquellos que se encuentran en el clamoroso poder (bu-
rocracia, corrupción), a seguir las riendas que se han trazado, bajo el
profético bienestar humano, a dejar de cuestionarse todo aquello que
nos es trasmitido, aquello que construimos, y digerirlo como si fuese
la merienda de cada día, sin anhelar un mejor banquete.
A algunos estudiantes les bastan aquellas vivencias relaciona-
das con su proceso de aprendizaje; están envueltos en un conformis-
mo en el que sólo necesitan cubrir determinados requisitos básicos
(como acreditar determinada asignatura, estereotiparse en el ámbito
educativo y social) que han sido estipulados por la propia sociedad,
por personas “especialistas”.
Cómo cambiar la visión de los estudiantes, si los prototipos
que siguen simulan interés hacia la enseñanza y el aprendizaje, si
los padres de familia sólo filtran su atención en la medición, en lo
observable. Los estudiantes continúan desarrollando la indiferen-
cia, aquella que los mantiene dentro del modelo educativo mexi-
cano, aquella que les permite vivir cómodamente, disfrutar de su
estancia en una institución escolar dentro de la cual la indiferencia
es parte del actuar cotidiano, sin repercusiones afectivas en sus
propios intereses.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 87
Figuración de la estructura
administrativa y labor docente
88 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
El programa es presentado como el conjunto de contenidos que
los docentes deberían mostrar a los alumnos como materia de apren-
dizaje abordados en un curso escolar (visión actualmente salvaguar-
dada desde la perspectiva administrativa). En el siglo xx surge la
necesidad de establecer una serie de contenidos idénticos para to-
dos los estudiantes, con el Acuerdo Nacional para la Modernización
Educativa (1982)12 se establece que cada entidad federativa se res-
ponsabilice del funcionamiento de sus escuelas; para ello la federa-
ción define los contenidos y evalúa el funcionamiento del sistema, se
busca la uniformidad.
El papel de la burocratización se ha deslizado en la supuesta
orientación de propuestas de enseñanza-aprendizaje, en correspon-
dencia con el pensamiento tecnocrático y la perspectiva de la didácti-
ca crítica, hasta afiliarnos a las realidades educativas que presenta el
siglo xxi, cuando las cuestiones administrativas condicionan o deli-
mitan la didáctica de cada profesor, exigen una lista de tareas que hay
que cubrir, en tiempos y espacios definidos, como parte de un proyec-
to institucional que se determina a través de la didáctica expresada
en el aula. Nos preguntamos, ¿cuál es la labor de los agentes admi-
nistrativos en las líneas educativas? ¿En qué medida contribuyen u
obstaculizan el proceso enseñanza-aprendizaje?, si consideramos que
se ubican bajo el velo delgado de la indiferencia, ¿de qué manera la
manifiestan? ¿Cuáles son las evidencias perceptibles de la indiferen-
cia procedente de agentes administrativos en los momentos áulicos?
La atracción más codiciada por los agentes administrativos —así
como del hombre instalado en nuestra modernidad— es el “poder”;
trabajar tanto como sea posible, si es doble turno, mejor. El punto
es crear mayores ingresos en el menor tiempo y esfuerzo; la meta:
ascender un escalón. Los subdirectores anhelan y pelean el puesto
directivo de la institución; y los directivos, el cargo de supervisión
de zona, y así sucesivamente.13 Las tareas que están bajo su mando
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 89
son su mayor preocupación: documentación, entrega de papele-
tas, expedientes de los alumnos egresados, llenar los requisitos que
demandan sus superiores (reglamentos del Estado, requerimientos
señalados en políticas educativas, currículum, objetivos educativos
trazados por la Secretaría de Educación Pública, apegados a refor-
mas educativas, etc.), aunque los principios de la filosofía universal
y en particular los de la filosofía mexicana se muestren extraviados.
Los agentes administrativos invierten tiempo, esfuerzo, entusiasmo y
coraje en procurar el “prestigio” de su institución, donde la finalidad
primordial es el reconocimiento social y académico.14
Parece ser que la didáctica mexicana ha sido investida por los
sujetos participantes en el proceso educativo y formativo de los es-
tudiantes; el manto bajo el cual se cubre suele ser la visión, misión y
filosofía de la institución.
La institución puede enlistar un sinnúmero de logros, virtudes,
hechos en cuestión educativa; sin embargo, la realidad manifiesta el
grado en que las propuestas educativas, políticas educativas, currí-
culum y programas de estudio están siendo alcanzados.
Los docentes, enfrascados en la burocracia e indiferencia, presen-
cian falta de interés en el proceso enseñanza‑aprendizaje, la curiosidad
e ímpetu han sido despojados de su mente y cuerpo; su motivación
estriba mayoritariamente en fines personales —emulación con los
compañeros de trabajo, aumento de ingresos económicos—; parecie-
y colectivo. Nuestro caminar como individuos está guiado junto con el de la sociedad, el
pueblo, la nación y el mundo; donde el “modelo valorativo” que guía el quehacer del
hombre es el económico (competencia en el mercado). ¿Qué tipo de valores son el le-
gado de las nuevas generaciones?, ¿cómo y en qué medida se alcanza su transmisión?
De acuerdo con el autor necesitamos mirar el pasado y construir el tipo de hombre que se
requiere, donde la educación preside el desarrollo de la esfera social, cultural, económica,
política. Para Moreno el alma de la educación está formada por “los ideales históricos y hoy
deseados por el país, exista o no conciencia en ellos” (Ayala et al. (comp.), 1997: 36).
14 El crédito de las instituciones educativas se rotula en un tiempo y espacio en conjunto con la
sociedad y el cuerpo de agentes educativos que laboran al servicio de ésta, encauzando el ac-
tuar docente a la vendimia de la filosofía educativa, en combinación con la filosofía personal y
universal. En la Escuela Secundaria Técnica, Industrial y Comercial núm. 51 Profesor Heriberto
Enríquez, se dice que “La misión de la escuela es brindar una educación de calidad a los alum-
nos, que en un futuro sean excelentes ciudadanos en beneficio de su familia, comunidad y su
patria”.
90 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
ra que el desarrollo de facultades como la creatividad, imaginación e
intuición15 se ha detenido o se encuentran en decaimiento o aún sin
haber explotado su potencialidad. Los profesores pueden decir que
están satisfechos con su tarea, con haber enseñado “algo” a sus estu-
diantes, pero ¿qué tan asertiva puede ser esta expresión? La respues-
ta evidentemente está encajonada en los sentimientos, experiencia,
análisis, juicio, criterio, reflexión, etc., de las figuras que profesan el
magisterio; para enriquecer y consolidar la respuesta cabría ahondar
en el aprendizaje de los estudiantes.
La indiferencia se refleja en la ausencia o escasa comunicación
dialéctica en relaciones intersubjetivas con el cuerpo docente; por
tanto, no se perciben los problemas inmediatos que revela el acto
pedagógico, aunque lo más alarmante es cuando, a pesar de ser de
su conocimiento, las necesidades educativas germinadas en su con-
texto institucional y social, la actitud de los agentes administrativos
se mantienen en un estado estándar. El siguiente comentario ilustra
y evidencia aún más dicha indiferencia y su correlación entre agentes
administrativos y el cuerpo docente.
15 “La intuición se manifiesta por medio del cuerpo, no sólo por los sentidos o cerebralmente,
sino con todo el cuerpo. Esto significa que se encuentra ligada al proceso de raciocinio, el cual
no deseamos excluir de la corporalidad. Y significa, también, que la noción de dos entidades
separadas, como concibió la filosofía occidental a la mente y al cuerpo, es artificial, inventa-
da. Mente y cuerpo reaccionan simpáticamente relacionados, y cuerpo, intuición y razón se
muestran en tres diferentes respuestas: instinto, intuición y pensamiento, mediados por la
emoción […]” (Durán, 2004: 59).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 91
jar, no es que estemos peleados, no, no, no, sino que simplemente no
hay correspondencia (profesora Marisol).
16 El consumismo mexicano es incomparable con el de países del “primer mundo” como Esta-
dos Unidos, pues no se niega su existencia, mas se desarrolla en un menor grado, la causa de
ello se adjudica al nivel socioeconómico del país.
92 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
C uadro I
Registro de observación
Descripción de la observación Notas del observador
M: Erika, nos hacer favor de recoger la basura... basura grande... tú La profesora se veía bastante molesta, pues, este
vas a ser la encargada que el directort te diga, escriba, por qué está problema de la basura se presenta frecuentemente ,
sucio el salón... le vas a decir que escriba por qué y qué medidas se debido a que antes de ingresar el grupo al salón, éste
van a tomar /.../ es ocupado por alumnos del turno matutino de dicha
institución.
Dos alumnos acaban de llegar al aula y piden permiso a la profesora
para entrar al salón.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 93
La sociedad en crisis parece ser un barco a la deriva, y dentro de
su tripulación hay quienes reman a contracorriente y otros más que
se dejan llevar por la perplejidad del fenómeno. La burocracia, los
profesores, la sociedad en sí misma, han expresado abiertamente la
indiferencia, acompañada de la decepción, el ahogamiento, confor-
mismo, pasividad, estancamiento.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 94
El preámbulo y conformación de la
personalidad de la didáctica mexicana
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 95
tegias o procedimientos que ofrece el profesor brindan la posibi-
lidad de seleccionar los caminos que promuevan constantemente
el proceso enseñanza‑aprendizaje; éstos son diversos, con ventajas
y limitaciones en concordancia con las necesidades, tiempo, espa-
cio, población, contexto, contenido, recursos didácticos, entre otros
más.17 Sin embargo, cada uno posee su valor propio, sin calificar
a uno mejor que a otro, su selección y aplicación determinarán la
eficacia de sus funciones. Estos procedimientos didácticos están en
correlación con los conocimientos, capacidades, habilidades, des-
trezas de los alumnos y del profesor; con sus disposiciones, re-
sistencias, actitudes, aptitudes, intenciones, aspiraciones; dicha
conglomeración se manifiesta en una interrelación constante como
factores decisivos en el proceso enseñanza‑aprendizaje en el nivel
individual y colectivo.
Los sujetos docente‑discentes son quienes delimitan y estipulan
el funcionamiento de los instrumentos, herramientas y medios uti-
lizables en el proceso enseñanza‑aprendizaje y aplicables en tareas
concretas que encauzan hacia el aprendizaje escolar. Este binomio es
el que designa y explota su utilidad, eficacia y eficiencia en el aula,
donde se retoma lo individual y se resalta lo social. Las condiciones
físicas en las que se crea y desenvuelve el proceso enseñanza‑apren-
dizaje (el mobiliario, instalaciones y recursos didácticos) tienen un
impacto que dependerá de su uso oportuno y de la capacidad crea-
dora, flexible y realista del docente en la selección, organización y
ejecución pertinente de ellos.18
17 La ayuda para que los alumnos progresen a través de las zonas de desarrollo próximo —pos-
tulado de Vigotski— (lo que el alumno puede lograr mediante el apoyo o ayuda del docente
en alguna tarea) se crea en las interacciones educativas que pueden tener múltiples formas y
con el empleo de diversos procedimientos requeridos por el alumno para captar, reestructu-
rar y aplicar los conocimientos. Algunas de las estrategias y técnicas didácticas son: exposicio-
nes, discusiones y debates, investigaciones, etcétera.
18 Algunos de los objetivos de los recursos didácticos son: incentivar a los alumnos, guiarlos en
la comprensión, interpretación y consolidación de conocimientos; organizar las condiciones
para efectuar el aprendizaje a través de actividades escolares, etc. Ejemplo de ellos son: mate-
riales impresos (libros de texto, revistas, periódicos, etc.), rotafolio, pizarrón, carteles, murales,
fotografías, mapas, material audiovisual (películas, proyectores, etcétera).
96 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
Relaciones intersubjetivas
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 97
una tarea común y la particularidad con que manipulan los recursos
mediadores del proceso educativo. Dentro de la relación intersubje-
tiva se compromete y comparte la formación humana-profesional
del binomio docente‑discentes; en conjunto y a través de la dialéctica
modelan el contenido y significado que le conceden a la cultura que
desean aprehender. La aprehensión, sistematización, interpretación
y explicitación de la realidad se suscita y propicia en momentos áu-
licos, cada uno de ellos son especiales y estimables en el proceso
educativo al garantizar de manera inmediata-mediata el favorable o
deplorable proceder didáctico emanado de procederes espontáneos
o deliberados en la sistematización de contenidos.
Estos subconjuntos confluyen en el proceso enseñanza-aprendi-
zaje, en la manera en cómo los seres humanos producimos aprendiza-
jes y enseñanzas en un contexto sistemático, cómo compartimos con
los otros y con nuestro entorno la vida del acto educativo.
En la visión previamente descrita, el motor o esencia de la di-
dáctica no recae exclusivamente en los medios de instrucción, en la
dialéctica o en ambos; la capacidad creativa del docente se presenta
como promotora en el manejo de ambos subconjuntos, de sus pro-
pias percepciones, intuiciones, pensamientos, conocimientos y visio-
nes prospectivas del docente; el asunto se traduce en cómo opera
esta capacidad para incentivar el aprendizaje, manipular los factores
intervinientes en su enseñanza con el propósito de que sus alumnos se
apropien de cierto contenido y en conjunto lleguen a los objetivos
educativos.
Dicha cuestión nos plantea la siguiente interrogante: ¿cuáles
son las creaciones que produce el actuar docente al partir de lo que
se tiene y se puede (medios, recursos, instrumentos, herramientas,
población, ambiente, tiempo, etc.) hacia lo que se desea alcanzar
(incentivar el proceso enseñanza-aprendizaje, objetivos educativos,
crecimiento en el magisterio, entre otros).
En ocasiones tal cuestión puede volverse una oscilación entre lo
que se pretende y lo que es posible hacer, este ir y venir entre lo de-
seable y lo permisible es lo que constituye la esencia de la didáctica;
todo aquello que transcurre mientras los discursos pedagógicos en la
formación de profesores debaten y continúan con la producción de
98 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
su literatura, esto es lo que denominamos didáctica mexicana; los
momentos áulicos donde docentes‑discentes comparten sus expe-
riencias, sentimientos, sensaciones, sentidos, intuición, razonamien-
to, su vida, su cuerpo, aprenden y enseñan con ellos y a partir de
éstos.
La capacidad creativa se evidencia en el actuar docente, en
sus estrategias de enseñanza‑aprendizaje, en la construcción de su
didáctica.19 Sin embargo, esta capacidad no se circunscribe al es-
pacio áulico, por el contrario, trasciende el espacio inmediato de
enseñanza para intervenir benéficamente en factores externos que
repercuten en el proceso enseñanza‑aprendizaje. Tal capacidad pue-
de considerarse una condición procedente del cuerpo, espontánea o
premeditada, fluyente, expansiva y quizá ilimitada; a pesar de ello,
factores externos pueden frenarla, detenerla en un espacio y tiem-
po, interrumpiendo su existencia, condensada sólo en la cognición
y, si las condiciones externas son adecuadas, existe la posibilidad de
expresarla a través del lenguaje, aunque en innumerables ocasiones
sin conceder lugar a las acciones o actuaciones que le dan existencia
a las ideas o proposiciones de la capacidad creativa engendradas en
la labor docente.
Para ilustrar nuestro cometido evidenciamos la creatividad os-
tentada en propuestas dirigidas a autoridades administrativas con
la pretensión de atender una necesidad educativa en términos del
empleo de recursos didácticos, como el proyector, para presentar
material audiovisual, con la pretensión de tener un efectivo acceso a
éstos, enriquecer el binomio enseñanza‑aprendizaje sin que su utili-
dad traiga consigo detrimentos como desajuste de tiempo, quebran-
tamiento radical en la planeación didáctica, cierre inconcluso de la
actividad escolar, etcétera.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 99
Yo sí lo he propuesto y lo he dicho en repetidas ocasiones, tenemos mu-
chos jovencitos que vienen a solicitar su servicio social, por qué no valer-
nos de ellos e igual nos va a llevar, para los maestros que dominan esto,
una semana, una quincena capacitándolos, pero que ellos se comprome-
tan, que haya el compromiso, porque si yo voy e instalo, desafortuna-
damente no está instalado; los medios electrónicos que tenemos están
guardados, allá, en una vitrina; en lo que voy, los pido, los saco, los ins-
talo, pues ya se me fueron quince o veinte minutos de mi clase y los otros
treinta, pues, en lo que meto a mi grupo y les digo y demás, ya tocaron
y en lo que voy a recoger, pues no le veo razón, yo siempre he sido de la
idea de que yo llegara a una sala, donde ya estuviera instalado el cañón
y todo, y ya nada más para hacer la proyección [...] (profesora Marisol).
100 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
Desafortunadamente aquí en la escuela sí tenemos una sala audiovi-
sual, pero en la cual, el acceso a ella no siempre se puede llevar en
óptimas situaciones. En primera, desconocemos el funcionamiento la
gran mayoría de nosotros y, en segunda, cuando hemos hecho uso de
ella, a veces hay deterioro, la descompostura y empieza el “sí, agárralo,
pero ten cuidado, no lo vayas a descomponer”, pues dices, mejor no
lo agarro porque se vaya a descomponer /.../ porque materiales hay
muchos, en internet se pueden encontrar muchos, y yo los he visto y
me han dado muchas ganas de traerlos y compartirlos con mis alum-
nos, pero cuando empezamos a hacer el trámite, esa situación, /.../ esas
situaciones son las que muchas veces dice, pues me conformo con mi
pizarrón y mi gis y los materiales que tengo al alcance y los materiales
que los alumnos puedan traer (profesora Marisol).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 101
¿Qué hacer frente a lo que deseamos y lo que podemos hacer?,
¿cómo lograr nuestros ideales, expectativas, si nos aventuramos a
contraviento?; ¿cómo lograrlo cuando el compromiso docente se
evidencia en el día a día, y existe la preocupación tanto en el aula
como fuera de ella?; ¿cómo lograrlo si el trabajo docente exige vien-
tos favorables pero las intenciones e ímpetus naufragan?; ¿cómo lo-
grarlo si la aventura se transforma en rutina y decaen el asombro, la
iniciativa, las aspiraciones, el entusiasmo, la audacia, la creatividad?
¿Cómo logarlo cuando la conturbación llega a la mente docente y
trasciende el plano de la indiferencia?
Yo, desde que entré a la normal, siempre dije, si soy maestra quiero
ser maestra de secundaria y de español, y bueno /…/ ya lo demás pues
eso nadie mejor que yo creo que los jueces son los alumnos, yo aprecio
mucho las críticas de mis alumnos porque ellos son los que están más
102 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
involucrados en lo que hago y ellos son los que pueden decir sí o si
no es válido lo que estoy haciendo, pero me siento bien porque estoy
donde yo quería, ni estoy porque así se dio la vida o las circunstancias;
en mi caso personal, yo lo busqué, yo lo quise y aquí estoy, y, pues, me
siento bien (profesora Marisol).
20 Platón fue un apodo derivado de la palabra griega platos, entendida ésta como amplitud,
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 103
como algo natural, que nos pertenece por derecho propio, aquella
esencia básica de alcance universal. Con esto, nos acercamos a lo
apremiante de lo primordial, al reconocer que constituye el medio a
través del cual es posible transmitir conocimientos, valores, costum-
bres, acervos culturales, etc., a futuras generaciones, a los alumnos,
de docente a docente, de una persona a otra.
Esta premisa no exige la existencia de un espacio en concreto
para que lo primordial continúe existiendo y menos aún adquiere un
carácter de obligatoriedad. Su calidad de trascendencia posibilita el
arribo a un estado mayor, es decir, una vez que esos conocimientos
son transmitidos, formarán la base sobre la cual se construyan nue-
vos conocimientos.21 En la didáctica que nos concierne investigar se
ilustra esta parte de lo primordial, donde la profesora, circunscrita
en el contexto de la indiferencia, confina su labor docente a aquello
que concientiza como fundamental y que fuera de esta conciencia se
extralimita en el plano de la intuición y la creatividad. Las siguientes
líneas ilustran lo antes descrito y son referidas al pensamiento de la
profesora con respecto a la escuela en confabulación con las metas y
objetivos de su labor educativa.
anchura, extensión; en relación con su espalda o con su vigor físico. Su verdadero nombre fue
Aristocles.
21 “El uso que Platón hace de la palabra «idea» (que en griego denota la forma, el modelo, la cua-
lidad esencial o la naturaleza de algo) difiere claramente de nuestro uso contemporáneo. Para
el entendimiento moderno común, las ideas son constructos mentales subjetivos, privados,
propios de la mente individual. En cambio, Platón se refería a algo que no sólo existe en la
conciencia humana, sino también fuera de ella. Las ideas platónicas son objetivas. No depen-
den del pensamiento humano, sino que existen por derecho propio. Son modelos perfectos
incorporados en las cosas de la naturaleza. La idea platónica no es, por decirlo así, una mera
idea humana, sino también una idea del universo, un ente ideal que puede expresarse exter-
namente en forma concreta y tangible, o bien internamente como concepto en una mente
humana. Es una imagen primordial o una esencia formal que puede manifestarse de diversas
maneras y en diversos niveles, y es el fundamento de la realidad misma” (Tarnas, 2008: 32).
104 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
su educación, que apenas fue su tercer escalón o el cuarto, pero un
escalón que quede bien firme para que los demás no se caigan con el
peso. Yo le llamo educación de calidad, lo significativo para el alumno
(profesora Marisol).
22 “Análisis de las condiciones de trabajo que conciernen al espacio físico del trabajo, ambien-
te térmico, ruidos, iluminación, vibraciones, posturas de trabajo, desgaste energético, carga
mental, fatiga nerviosa, carga de trabajo, y todo aquello que puede poner en peligro la salud
del trabajador y su equilibrio psicológico y nervioso” (Mondelo et al., 2000: 194).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 105
crita —en cuaderno o en el libro de texto gratuito—, exposiciones, se
ubica en la parte inferior izquierda (punto del que suele partir y re-
tornar, después de haber dado un breve recorrido entre las filas para
observar la labor y comportamiento de sus alumnos). Usualmente
toma posición en el escritorio para calificar tareas, trabajos escola-
res y registrar asistencia; dichas actividades son eventuales, pueden
suscitarse al inicio, al final de la sesión, o a lo largo de ella, aprove-
chando el tiempo en que los alumnos realizan alguna actividad escri-
ta. Las instrucciones que brinda a sus alumnos suelen ser repetitivas
debido a que hay bullicio, falta de atención, entretenimiento con sus
compañeros de a lado o amigos. Para algunos varones la distancia
que los separa del compañero con el que desean platicar, bromear o
jugar, parece no tener relevancia; otros más toman sus precauciones,
para que la profesora —que se encuentra atendiendo otros asuntos
(calificando, conversando con el orientador o profesoras que llegan
al aula)— no los vea. Antes de concluir la sesión (diez o quince mi-
nutos previos), los alumnos, en general, comienzan a inquietarse.
Entre las tareas escolares se encomienda a los alumnos leer un
libro en un periodo no máximo de un mes; y dentro del desarrollo
de actividades todos los martes en la biblioteca de la escuela hay un
espacio destinado a la lectura. La lectura tiene un carácter de libertad
y compromiso; libertad en cuanto a la elección del libro, ya que éste
puede ser cambiado en el trayecto que finaliza mensualmente con la
entrega de un “reporte”.23 Con ello, la profesora pretende motivar
el interés por la lectura; por otro lado, el compromiso se orienta a
dedicar el tiempo estipulado a la lectura, a hacerse responsables,
conscientes del trabajo escrito que deberán entregar, así como a
mantener en la medida de lo posible el orden y cuidado del material
consultado. La maestra opina lo siguiente: “les atraen las lecturas
que a ellos les gustan, eso sí es cierto, yo veo que hay alumnos que
empiezan a leer y no quieren dejar el libro y no se lo pierden hasta
terminar […]” (profesora Marisol).
23 Su extensión con frecuencia es corta, el tiempo que invierte la profesora en examinarlo y re-
gistrarlo es similar al de las demás actividades que se ejecutan, quizá el tiempo y el número de
alumnos (42) impidan revisar la calidad del texto presentado, el grado en que se comprendió
la lectura y la manera en que son capaces de expresarlo.
106 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
Otra de las formas en que se practica la lectura es dentro del
aula; iniciar un nuevo tema permite a los alumnos participar con la
lectura: se ponen de pie y comienzan a leer para el resto del grupo;
al término, la profesora da una sucinta explicación de la lectura o
complementa lo leído por los alumnos.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 107
contenido o en torno a preguntas estructuradas con base en el tema
en cuestión. Se apoya en lecturas ajenas a las estipuladas en el libro
de texto, provenientes de distintas fuentes de información: libros
o revistas.
[En este caso se auxilió del libro Leyendas…, reforzando el tema “Ca-
racterísticas de la lengua indígena”, ulteriormente de haber dado lec-
tura a algunos textos del libro académico, proporcionado por la sep a
todos los alumnos de educación básica].
M: Vamos a su lugar… algunas leyendas de origen indígena, y sobre
todo de nuestro país, una es la de Quetzalcóatl, ¿la conocen?... A ver,
guarden silencio… me van a hacer una reseña en su cuaderno, van a
anotar lo más importante que escuchen.
La profesora comienza la lectura y algunos alumnos anotan pre-
surosamente mientras otros permanecen escuchando. Interrumpe la
lectura para anotar la palabra “pulque” = “teumetl”.
M: … ¿Sí le vamos entendiendo? (9 de abril de 2008).
108 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
validez—; hacer aportaciones al tema —intervención comunicativa
guiada por los contenidos escolares—.24 Su apreciación o valoración
se fundamenta en la participación progresiva que el sujeto vaya te-
niendo a través del curso, donde las habilidades comunicativas pre-
vias son valoradas.
24 “La supervisora de aquí de nuestra zona nos decía: es que yo no concibo que ningún alumno
repruebe español, pues por el simple hecho de que esté en tu clase está participando como
oyente y si tú te asomas a ver lo que escribe, lo que hace, ya es su participación. Entonces
hasta cierto punto creo que el comentario fue válido porque yo creo que también debemos
desenvolvernos en otros ámbitos, no nada más es oír o el escuchar es el único, pero sí, la
participación es decisiva […]” (profesora Marisol).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 109
M: ¿Qué entiendes por desarrollo de un proceso? [Pregunta a un alum-
no.]… sí… porque estabas platicando, imagino que ya lo sabes… [Des-
pués de un breve silencio esta cuestión toma carácter general hacia el
grupo.]
Aa: Que va creciendo [posteriormente se dan dos participaciones breves].
Un alumno llega a la puerta a entregar un suéter y de cierta manera
distrae por un instante al grupo.
Aa: Paso a paso, como va creciendo algo.
M: ¿Alguna otra aportación?... Ustedes participaron o ensayaron en el
montaje de los honores… si nosotros le preguntamos a un alumno que
nos describa el desarrollo del proceso, ¿sería correcto?
Los alumnos parecen confundidos y en primer instante dudan.
La cuestión era elegir la afirmación más “correcta” o “aceptable” (de
acuerdo con el contenido y las circunstancias de la expresión) entre
estas dos: “desarrollo del proceso” y “acontecimientos de un evento”.
Ejemplifica el “desarrollo del proceso” con la contracción de un pro-
ceso (producto) y los “acontecimientos de un evento” con los honores
a la bandera del día de hoy.
M: /…/ ¿Un informe se puede convertir en una herramienta o es una
recapitulación para explicar un producto?
Ao: Eso, lo segundo.
M: A ver dígamelo otra vez.
[Después de un breve tiempo.]
M: /…/ cuando queremos dar una opinión y no lo podemos hacer, nos
cuesta trabajo [...] gracias a la lectura […] vamos a poder decirlo.
La maestra sale por un momento del aula, una profesora le lleva
un disco. Así que los alumnos, comienzan a platicar, jugar (fuerzas,
papelitos).
M: ¡¡Shhh!! [Los alumnos se muestran inquietos.]
M: Bueno, continuamos, a ver, guarden silencio… a ver, entonces ¿qué
es un informe?
Ao: Es una recopilación de investigaciones [lo lee del pizarrón].
M: De procesos, eventos, será [lo dice con un doble tono, de interro-
gación y afirmación]… cualquier acontecimiento que nos sirva para
detallar lo que conocimos.
En el pizarrón queda escrito lo siguiente:
“Informe: un informe es un texto descriptivo que pretende dar a cono-
cer resultados de una investigación, desarrollo de un proceso, aconte-
cimientos de un evento” (14 de abril de 2008).
110 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
La interacción comunicativa con referencia al tema expuesto es
escasa; los alumnos se muestran inactivos a pesar de existir libertad
de participación, momentos de integración —cuando las situacio-
nes y condiciones son asequibles—; y tiene mayor importancia el
discurso verbal de la profesora. La calidad en que se dan las relacio-
nes intersubjetivas entre profesora-alumnos se ve empobrecida en el
proceso enseñanza‑aprendizaje.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 111
entusiasmo y quizá de conocimientos “históricos” que les permitie-
ran ejecutar la acción, lo que orilló a la maestra a construirla en su
totalidad.
Los roles han sido estereotipados, donde la profesora es sujeto
participante y activo en la enseñanza; mantiene el control del discurso;
proporciona información a los estudiantes, quienes la reciben pasiva-
mente, algunos pasmados; otros ociosos, tumbados en la pereza, apatía.
Ante la pasividad estudiantil, la profesora recurre a la obligatoriedad o
apremio de acreditación25 para estimular u obligar a los estudiantes a
participar individual o colectivamente en la dinámica de la clase.
Parte del problema radica en no enfrentar las ansiedades provo-
cadas por nuevos conocimientos, cambios en las situaciones; miedo
a que el proceso enseñanza‑aprendizaje se paralice o haya un blo-
queo que pueda distorsionar o conmover los saberes anticipados.
Es probable que desconozcan que el aprendizaje necesariamente
pasa por un desequilibrio hacia la construcción de nuevas estruc-
turas cognitivas; el evitar la ansiedad mantiene seguridad y podría
considerarse un estado más cómodo en el sujeto. El silencio es una
herramienta para mover conductas tales como la participación de
los estudiantes; para ello, la docente debe intuir o detectar cuándo
es conveniente esperar o dar tiempo a los alumnos para responder a
determinadas cuestiones o, si es el caso, reflexionar conjuntamente
en torno a la dinámica —pasiva o activa— que se está suscitando, y
buscar posibles vías de solución.
Convinimos en conceptualizar a través de la observación com-
partida la didáctica de la profesora como “didáctica primordial”,
25 La acreditación se relaciona con certificar los conocimientos como una necesidad institu-
cional; se le atribuyen ciertos criterios de acreditación de un curso, como las calificaciones,
establecimiento de tiempos en el calendario escolar (por ejemplo bimestres, un año). Esta
acreditación da muestra de los resultados muy concretos de aprendizaje, que el alumno debe
obtener en un tiempo establecido. Un estudiante puede estar muy bien acreditado, pero
muy mal evaluado; pues algunos criterios de acreditación impiden detectar los procesos de
aprendizaje de los estudiantes, ejemplo de ello son las pruebas objetivas —estructuración de
exámenes—. La acreditación y la evaluación son procesos que se complementan, son inter-
dependientes y simultáneos. La evaluación implica necesariamente la acreditación. Pero los
alumnos deben tomar conciencia en primera instancia de su proceso de aprendizaje y dejar
de plantear como objetivo fundamental ser calificados por su profesor.
112 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
caracterizada por contener nociones de apoyo que permiten a la di-
dáctica una cotidianidad; remite a lo fundamental para el desarrollo
de su clase. Los procedimientos didácticos insustituibles en las sesio-
nes de la docente se limitan a la lectura, escritura y participaciones,
primordialmente.26 Lo dicho se confirma en las aseveraciones de la
docente en los siguientes términos, que ilustran las metas y objetivos
perseguidos en su labor educativa:
En español, más que nada, los ejes que menciona la asignatura: hablar
bien, escribir bien, leer bien, escuchar; porque la asignatura de español
lleva un enfoque comunicativo, práctico social del lenguaje y éstas son
herramientas que le van a servir para desarrollarse en cualquier ám-
bito, entonces, a mí lo que me corresponde es fomentar ante todo la
comunicación verbal y escrita en los alumnos, para que ellos tengan
un buen desenvolvimiento y sea la base para desarrollarse en las demás
asignaturas que ellos llevan y en su vida diaria (profesora Marisol).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 113
sé algún beneficio, o sea, son muchas las formas /…/ [continúa dando
ejemplos] hay otras profesiones, y casi todas, que requieren de hablar,
de conducirte y de dirigirte ante las personas, entonces de ahí la ne-
cesidad de… pero bueno, ahorita que lo estamos haciendo por prime-
ra vez, intentando… sí quisiera que los jovencitos que van a pasar, se
apoyen de algo, porque… yo estuve observando a los que pasaron, ya
fuera con el mapa, el muñequito, no sé, diferentes implementos, por-
que si alguien va a hablar del maíz, puede traer una mazorca y adelante,
se vale, no tiene necesariamente que traer la lámina, pero te va a dar
seguridad, y por qué te va a dar seguridad, porque tienes un elemento,
un apoyo; en cambio, los jovencitos que nada más vinieron, se pararon
y hablaron, pues de pronto, así como comúnmente decimos, se borró
el casete y no sabía qué decir, y ya el apoyo sirve para que… reafirme,
de ahí, lo amplíe, lo complemente, y explicación, entonces, jóvenes,
insisto, para mañana, por favor hagan de presentar lo más posible su
información… cómo quedaron sus calificaciones: Estrella 6; Estefanía
y Joseph 8; Abraham, Carla, Janeth 10; Jonatan 7.
Espero que mañana haya sólo dieces, entonces quiero que se es-
fuercen por hacerlo mejor, esto vale un punto dentro de su escala,
entonces, muchachos, váyanse preparando, por ahí los que faltan, no
estén esperando, esto yo ya lo avisé desde antes de salir de vacaciones
/…/ (9 de enero de 2008).
114 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
el campo magisterial con finalidades como consolidar conocimien-
tos pedagógicos eficaces en el mejoramiento de la didáctica docente,
realizar el intento por unificar el derecho a la educación de cada uno
de los mexicanos e instalar el concepto de calidad en las prácticas
docentes. Sin embargo, ¿resultan equiparables los mencionados cur-
sos de actualización con las acciones educativas, en cuanto a conte-
nido, significación y coherencia con la realidad áulica?
Desconocemos la impartición de tales cursos en las innumera-
bles instituciones educativas que existen en nuestro país, de aquí
que no pretendemos generalizar una respuesta; es decir, conscientes
del desconocimiento de su totalidad, esbozamos lo particular para
mirar desde lo general y retornar a lo concreto.27 A pesar de ello, nos
atrevemos a manifestar la realidad latente en nuestros confines de
la investigación en un inicio mencionado (ubicuidad-temporalidad).
En esta línea nos percatamos de cuestiones expresadas por la docen-
te (Marisol) en el siguiente comentario formulado en una entrevista:
27 La visión holística permite aproximarnos a la realidad con una mirada alejada de generali-
zaciones y con la posibilidad de conocer un todo a través de la integración de sus partes y
destacar la singularidad que la caracteriza.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 115
empieza alguien, un dirigente, qué proponen que hagamos, para mí
eso es señal de decir sabes qué, no tengo en qué ocupar el tiempo,
ayúdame, tú dime; en cambio cuando una persona llega con muchas
propuestas y te dice miren, mi plan es éste, vamos a trabajar así, acá y
allá, es diferente a que les digas qué propones que hagamos, entonces,
varía mucho dependiendo la persona que lo imparta y la ética profe-
sional que tenga.
116 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
Tal evidencia nos lleva a cuestionarnos si las apreciaciones de
estos cursos, ante los ojos de los docentes, ¿son concebidos como
infortunios o venturas ocasionales? Como un suceso azaroso con el
que se pretende la capacitación o actualización docente. Ahora, en lo
tocante al contenido como eje conductor de la didáctica evocamos el
siguiente comentario:
28 “El hombre no es un simple objeto físico, desprovisto de alma; ni siquiera un simple animal; es
un animal que no sólo tiene alma sino espíritu, y el primero de los animales que ha modifica-
do su propio medio por obra de la cultura. Como tal es un equilibrio —inestable— entre su
propio soma y su medio físico y cultural” (Sábato, 2001: 23).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 117
simultaneidad se nutriesen y confabularan en sus respectivas metas
educativas.
La realidad educativa se contrapone con la premisa de corres-
pondencia entre el ser y el deber ser, ante lo cual censuramos la des-
conexión entre el ser y el deber ser, apuntamos a un desconocimiento
existente en ellos; considerándolos como principios de la existencia
humana‑social, que se acompañan y convergen en la bifurcación del
sendero de la vida escolar, en una sociedad competitiva, permeada
de indiferencia.
En este contexto la mirada de los mexicanos parece centrarse en
los resultados, en el deber, sin considerar la génesis y contemplación
del proceso educativo: interesa ser competentes, ser productivos, efi-
caces y eficientes en el campo laboral; la condición humana se olvida
en la evasión de valores, en la exaltación del factor tiempo.29
En cuanto a las teorías pedagógicas, el campo de la docencia ha
sido atestado por la importación de un sinnúmero de ellas. Tanto los
formadores de docentes como el mismo cuerpo docente están a la
expectativa de la llegada de éstas a la nación para después envestirlas.
Pareciera que hay cierta emoción o placer al apropiarse de o alcanzar
un nivel más elevado en su didáctica, sin embargo, ¿qué cumbre es
la que se quiere alcanzar? ¿Se desea alcanzar un modelo de teoría(s)
pedagógica(s) considerada(s) inestimable(s) en las acciones particula-
res del docente?
El placer por adquirir “algo” (principios de teorías pedagógicas
extranjeras) es transitorio; y si éste no se conjuga con el ser de la
didáctica mexicana y el intelecto de personalidades que circundan
el quehacer pedagógico, tendremos como resultado el irremediable
descenso en la pasión que se disfrutaba por apropiarnos de deter-
minada teoría; habrá desánimo, frustración, tristeza emergida de la
29 “Un aspecto importante es el proceso que se da en los individuos que componen la ciudad,
los efectos que se tienen cuando se va creciendo y se ocupa un lugar en los espacios donde
uno vive. Suceden procesos de construcción con un profundo sentido competitivo o con una
intención que no hace compatible el ser con el deber ser del sujeto: la construcción de ex-
pectativas se va diluyendo conforme el individuo no encuentra eco y sentido a sus acciones,
los interlocutores se van diluyendo y los espacios de trabajo no se constituyen en lugares de
realización o de recreación del sujeto, se hace algo tan castigante que busca todos los subter-
fugios posibles para escapar de él” (López, 1990: 22).
118 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
falta de relación entre la teoría y la práctica, debido a que estos apor-
tes pedagógicos están desvinculados de lo que sentimos, deseamos y
lo que nos hace crecer como individuos y colectividad, aquello que
configura la personalidad de la didáctica mexicana…
¿Cómo pretendemos incentivar la labor docente si la vitalidad de
las aulas se encubre y obstaculiza por teorías descontextualizadas?
Dicha cuestión contiene una gran subestimación por el quehacer do-
cente mexicano; en gran número de vivencias áulicas los docentes
construyen su didáctica con singularidad; sin embargo, por instalarse
fuera de los cánones administrativos (teorías‑currículum‑progra-
mas) o no conducirse en su quehacer pedagógico como lo demanda
la burocracia, los docentes tienden a ocultar la verdadera esencia de su
didáctica; restringen su propia producción de saberes didácticos al
cumplimiento de requerimientos institucionales: entregas periódicas
de evaluación estudiantil, avance sistemático y temporal de conte-
nidos, aplicación de estrategias de enseñanza rescatadas de un curso
de actualización en especial, entre otros.
Es sabido que las exigencias normativas solicitan la evaluación de
los alumnos expresada en términos cuantitativos,30 requisito fundado
en argumentos sobre el “cubrimiento” del programa escolar (plantea-
mientos de la pedagogía pragmática que aún presenta sus vestigios
en el siglo xxi), instalado en los planes de estudio que reconocen los
aprendizajes “mínimos” con relación a un supuesto global (políticas
educativas nacionales y organismos internacionales). Con todo, el do-
cente contrarresta, enriquece y construye con resignificación propia,
las finalidades y requerimientos educativos con una singular interpre-
tación y responsabilidad, acorde con las características de la situación
y el contexto específicos sobre los que realiza su tarea educativa.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 119
El docente otorga significación a la acepción de evaluación,
puede concederle a lo largo de su trayecto magisterial diversas re-
presentaciones mentales, códigos de significación que se moldean
en paralelo con las experiencias áulicas y conocimientos pedagó-
gicos; por otro lado, es inquietante la presencia de docentes que
atesoran determinada formulación de significados otorgados a la
evaluación, sin contextualizarlos. Con esto apuntamos a casos inte-
resantes en que los docentes recibieron una formación tradiciona-
lista y ejercen su labor bajo ésta aún anclada a sus principios; por
tanto, consideran la vida escolar salvaguardada, la descripción de
la realidad áulica como estática e idéntica, sin conmoción en el pro-
ceso enseñanza-aprendizaje.31 Rescatamos el siguiente comentario
sobre evaluación:
31 “Un análisis de los fundamentos teóricos y epistemológicos del actual discurso de la evalua-
ción nos lleva a pensar que esta actividad necesita revisar y replantear sus concepciones del
hombre, del aprendizaje, del conocimiento, del proceso grupal, etc.” (Gonzales, 2005: 176).
120 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
De esta manera la docente orienta la dimensión pedagógica del
trabajo educacional, actividades, procedimientos, recursos emplea-
dos en la práctica educativa. El carácter de las decisiones docentes
en el aula se desplaza fuera de los estrechos espacios burocráticos,
con una expansión “vasta”; los docentes pueden soslayarse en acep-
tar determinadas propuestas pedagógicas; buscar alternativas atis-
bando la cotidianidad áulica; crear acciones concretas dentro de un
marco de referencia, un plan de estudios, que organiza y estipula
los contenidos, habilidades, actitudes básicas que necesita atender
el programa de cada docente. En su actuar da a conocer por medio
del lenguaje corporal y lingüístico sus intencionalidades didácticas
a través de la comunicación didáctica; ésta será la guía del proceso
enseñanza‑aprendizaje, en momentos decisivos que conformarán el
acto didáctico y reflejarán lo que sucumbe en el trayecto del proceso
didáctico y sus resultados que se extienden a la enseñanza.
En la actualidad, el tema de la evaluación puede ser visualizado
por los docentes como un reto, con carácter bifocal: hacia el apren-
dizaje de los alumnos y hacia su propia enseñanza. La cuestión es
cómo encauzar la enseñanza para que revele aquellos elementos que
en consideración propia son valorativos en los contenidos, habilida-
des, aptitudes, actitudes, etc., y que se concentran en la connotación
propia de evaluación. Otra elección para apreciar el desarrollo de
aquellos elementos en cada uno de los alumnos es explotar al máxi-
mo aquellas actividades programadas y las de presencia súbita; con
ello hacemos referencia a un “algo” que se rescata a partir de lo que
se tiene y que se configura en lo que se puede hacer a partir de un
contexto, momento, espacio‑tiempo. Ejemplificamos con la siguien-
te observación:
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 121
M: Qué más, quién más… es un recopilación, antología /…/ o recolec-
ción, o como dijo su compañero Julio, es un libro que contiene poemas,
nada más que como estoy viendo que ya se me malacostumbraron al
uso de la computadora, esta vez quiero sus poemas, todos, a mano.
Ao: ¿Con lapicero?
M: Porque la letra está tremendamente fea, yo luego me pregunto, qué
harían en los seis años de primaria, yo ahorita aquí ya no me la puedo
pasar poniéndolos a hacer ejercicios de caligrafía /.../ y todavía veo que
hacer una letra garrafalmente fea /…/ dónde está esa lectura, Joseph,
si todos los fines de mes me reportas un libro leído y ahorita me estás
deletreando, qué me das a entender, que alguien lee por ti… fíjense, les
voy a decir algo, dicen que lo tradicional ya está /…/, pero no todo lo
tradicional es malo, hay una frase desde cuando mis abuelitos estudia-
ban que decía “a escribir se aprende escribiendo, y a leer se aprende
leyendo”, y por más técnicas que yo te dé de lectura y por más libros
que te ponga en tu cuarto para que lo adornes y se vea bonito, si tú no
lees, si tú no escribes, no vas a aprender, aquí solamente leyendo vas
a desarrollar /…/ a ti, Joseph, de forma personal y particular te voy a
pedir ya no uno, sino dos libros /…/ pero esos reportes me los vas a
tener que dar orales, me vas a dar tu hojita y me tendrás que demostrar
que sí estas leyendo en tu casa /…/ bien, vamos a continuar /…/ (9 de
enero de 2008).
32 “La creatividad didáctica del maestro consiste, precisamente, en las estrategias que usa para
hacer congruente el acto educativo” (Durán, 2005: 50).
122 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
M: ¿Qué es un poema?…
Ao: Palabras bonitas.
M: Palabras bonitas, muy bien.
Ao: Una narración literaria.
M: Una narración literaria… ¿qué más?
[Los alumnos le piden que recite un poema que con anterioridad
les había recitado.]
M: No, ya voy a parecer disco rayado… ¿qué es un poema?
Ao: Conjunto de palabras hermosas.
M: Conjunto de palabras hermosas… bueno tiene la idea… por acá
¿cómo lo dijeron?
Ao: Narración literaria.
M: Narración literaria… que más… no me digan que por ahí en un
rato libre se ponen /…/ a inspirarse /…/ en los atardeceres, a la luz de
la luna, y luego ven el cielo estrellado y suspiran, porque el corazón lo
traen estrellado.
As: ¡Aaahhh!
M: ¿Sí o no?
As: Mmm.
M: Qué es un poema entonces… pues sí, efectivamente es una compo-
sición literaria [interviene una alumna para darle una hoja].
¿De quién es? ah, miren pues ya aquí nos encontramos un poema…
¿lo puedo leer, Bibiana?… miren, mejor les leo un poema, ése sí… [co-
mienza a recitar el poema titulado “Sangre española”].
[En este momento la atención de los alumnos esta centrada en la
maestra.]
M: En lugar de “Sangre española”, se hubiera llamado, “cuando no
estás”… ¿es tuyo?... bueno, vean, aquí tenemos a una compositora,
vamos a darle un aplauso… así como su compañera en sus momentos
de inspiración hizo esta redacción, así ustedes, así más o menos ustedes
terminarán haciendo un poema… y qué es un poema, bien lo dijo el
compañerito: es una composición literaria que tiene ciertas caracterís-
ticas, pero que deja entreabierto la sensibilidad, el sentimiento, porque
en esto de los poemas más que pensarlos, reflexionarlos y hacerlos
muy científicos, hay que sentirlos, a lo mejor hay que vivirlos, verlos…
para poder sensibilizarnos y de esa manera proyectar un sentimien-
to…, pues un poemario lo van a hacer de esta manera, primeramente,
deberá tener una carátula [comienza a anotar los datos en el pizarrón]
y ya conocen los elementos que debe llevar, ¿cuáles son?
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 123
Los proferosres en el ángulo de la evaluación docente o au-
toevaluación se detienen a mirar y reflexionar sobre: su enseñanza,
el aprendizaje de sus alumnos, los momentos áulicos, condiciones
mezquinas‑generosas, factores intervinientes, aquellos elementos
que fueron dotados de cualidades progresistas (por ejemplo la lec-
tura, escritura, participaciones) como una serie de puntos que se
entretejen en la construcción de saberes pedagógicos y son estima-
dos en la evaluación personal del docente, en la evaluación indivi-
dual y grupal de los alumnos.
Un elemento fundamental delineado en los programas de estu-
dio y promotor en la orientación de las actividades escolares es la
acreditación. La docente (Marisol) presenta explícitamente la acre-
ditación de la siguiente manera:33
124 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
y se van a prepararla… el 2 de abril iniciamos con el número 1 [de
la lista de asistencia], que es Estrella /…/ alumno que no venga, no
lo vamos a obligar a pasar, simplemente no le damos su punto… y…
escúchenme: los dos mejores alumnos se van con 10.
Ao: Pero vamos a ir con el director [se comenta que no sólo estará el
director sino otros invitados].
La maestra prosigue exponiendo los puntos de evaluación.
M: La lectura se trabaja los días martes… Lengua indígena, lo que esta-
mos haciendo y lo vamos a presentar el día viernes /…/ si quieren pue-
den venir vestidos del estado que les tocó [el trabajo consiste en indagar
sobre la lengua indígena del estado que les fue asignado]… en cuanto a
la participaciones, cada quien sabe cuántas tiene, ya no me pregunten.
M: Michele, póngase de pie.
Ao: ¿No va a revisar libro?
M: …ah, sí, dije que los que no traigan libro…
As: Le va a quitar 3 décimas (20 de febrero de 2008).
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 125
participación de los estudiantes; reflexionar sobre las condiciones
que afectan el proceso; estudiar los aprendizajes que no se dieron y
los que surgieron a pesar de no haber sido contemplados. Evaluar
el proceso aprendizaje implica emprender un juicio de los proce-
sos individuales y grupales; cómo se dieron, en qué condiciones, en
qué situaciones. La acreditación y la evaluación son procesos que se
complementan, son interdependientes y simultáneos. La evaluación
implica necesariamente la acreditación.
El discurso evaluativo es amplio y divergente, a través del con-
texto histórico y social en que se desarrolla se han ido perfilando
algunos puntos que moldean la perspectiva de la evaluación en la
formación de escolares; una de las tesis de Ángel Díaz‑Barriga es que
“la evaluación es una actividad social”, resalta lo siguiente:
126 J O C E LY N TA LO N I A LÓ P E Z
plandecer en lo universal. Con esto hacemos referencia a que cada
docente crea su propia didáctica, la construye a partir de su propia
percepción del mundo, de la enseñanza, de su acervo cultural, pro-
fesional y perspectivas de la vida; cada uno deposita la creación del
arte de enseñar, para ello se vale de atributos particulares: sus capa-
cidades, su cuerpo, intuición, intelecto, su condición de ser humano.
El docente es consciente del cumplimiento administrativo, de las
exigencias de la institución, de los padres de familia, de sus alumnos;
sin embargo, construye a partir de lo factible, con recursos que tiene a
la mano, con lo inmediato para crear en una temporalidad finalidades
educativas, que no se absolutizan en las demandas burocráticas o en
posturas teóricas. Por ello existe la necesidad de retornar a las aulas,
de rescatar y dar validez a la experiencia docente, de escuchar las re-
flexiones y propuestas de estos especialistas en la didáctica y hacer un
conjunto de trabajo con los profesionales de la educación, recolectar
la información necesaria que dé cuenta de la realidad educativa y sus
exigencias; describir así, el ser de la didáctica, su identidad y flexibili-
dad, identificando sus limitantes y posibles alternativas; para, de esta
manera, construir una didáctica mexicna con un marco teórico pro-
pio que conserve la plasticidad que la caracteriza dentro del proceso
enseñanza‑aprendizaje.
L A D I DÁC T I C A : E N T R E L A I N D I F E R E N C I A Y LO P R I M O R D I A L . 127
129
DIDÁCTICA AFECTIVA
L as matemáticas y su enseñanza :
de lo fáctico a lo afectivo
1 Las observaciones se realizaron en la Escuela Secundaria, núm. 218 República de Italia del
Distrito Federal; específicamente en la clase del grupo 1°A y 1°C (correspondientes al ciclo
escolar 2007-2008) (Arciniega, 2010: 252-256).
130 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
y maestro para que haya confianza y el aprendizaje se dé mucho mejor
(junio de 2008).
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 131
fáctico pasa a lo afectivo de forma sucesiva. En una clase en la cual se
estudiaban los números decimales algunos alumnos observaban a sus
compañeros jugando fútbol en la clase de educación física en el patio,
situación que provocó en los alumnos interés, y éste fue aprovechado
por el profesor para crear un ambiente afectivo y luego continuar
con el estudio de las matemáticas y el contenido temático establecido:
2 Ésta es una clave especial asignada para diferenciar cada registro de observación. Todas las
observaciones pueden consultarse en Arciniega, 2010.
132 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
La soledad que se gesta en las grandes urbes no es una sole-
dad constructiva que permita el disfrute del ser al encuentro con
su interior; por el contrario, la soledad de la metrópoli destruye al
individuo al mostrarle lo paradójico de su realidad: en medio de
millones de individuos se encuentra profundamente solo.3 Percibe su
vida interior carente de sentido, lo que provoca una angustia difícil
de afrontar, porque la ciudad no puede dar cabida a sus expectati-
vas, el sentido de competencia con el que se vive no permite que los
sujetos encuentren un espacio para su subjetividad y ésta poco a
poco se desintegra.
Desde luego, la escuela, como reflejo de la sociedad, no elude esta
amarga realidad, pues los individuos que la componen fraguan re-
laciones intersubjetivas pasajeras, poco sólidas y muchas veces im-
puestas. A la escuela la ha alcanzado la soledad y la indiferencia
hacia los demás, y con frecuencia se vive bajo la sombra de la des-
personalización, pues no sólo no se conoce a las personas por sus
nombres, sino que esto suele carecer de importancia. Por ello, la
escuela cuenta con la tarea de afrontar lúcidamente esta situación
interviniendo desde el espacio del aula y permitiendo que en él los
alumnos encuentren un lugar de expresión y de sentido social y hu-
mano donde la soledad no halle cabida. De ahí que sea relevante que
el profesor tome en cuenta el entusiasmo de los alumnos por jugar
fútbol con él: esto refleja la calidez de su enseñanza.
En las clases de matemáticas del profesor se vive y se percibe
un diálogo entre él y sus alumnos. Su estrategia es aprovechar el en-
tusiasmo de los alumnos hacia un determinado tema informal para
dirigirlo después hacia el estudio y comprensión de temas formales y
centrados en el aprendizaje matemático. Dirige su andar por todo el
salón, caminando de un lado a otro, permanece cerca de los alumnos
para resolver dudas, observar la forma en que trabajan, para cali-
ficar el trabajo que realizan y de vez en cuando para conversar con
3 “El hombre vive alienado, como número en medio de una gran masa impersonal, que lo ex-
plota sin tener en cuenta sus problemas personales. O bien, corre detrás de valores enga-
ñosos, orquestados por una pérfida publicidad, olvidándose de los verdaderos problemas. Y
sucede que todo este conjunto llega en momento en que no sólo no ofrece ninguna satisfac-
ción, sino que se hunde dejando aparecer el vacío y la nada” (Gevaert, 1995: 16).
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 133
ellos y, si el momento lo amerita, bromea un poco con los alumnos;
muestra confianza al grupo para poder incorporar la enseñanza de
las matemáticas y los elementos que ayudan a conformar su didác-
tica, como son el dictar el tema, explicarlo después, incorporando
la participación de los alumnos por medio de preguntas dirigidas,
y resolución de ejercicios para reforzar el tema, que siempre está
guiado por el profesor:
134 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
M: Pero si él ya acabó.
Ao: Pero me está diciendo: ¡ay, es tu culpa, es tu culpa! [imitando a su
compañero en un tono infantil].
M: Pues sí ha de ser tu culpa [bromeando] (observación 12-1A).
4 Con respecto a esto, G. Ginott rescata el factor humano que se vive en la relación educativa y
el impacto de la labor docente con respecto a la formación, no sólo académica sino personal:
“He llegado a una conclusión aterradora: soy un elemento decisivo en el aula. Es mi actitud
personal la que crea el clima. Es mi humor diario el que determina el tiempo. Como maestro
poseo un poder tremendo de hacer que la vida de un niño sea miserable o feliz. Puedo ser un
instrumento de humor, de lesión o de cicatrización. En todas las situaciones, es mi respuesta
la que decide si una crisis se agudizará o se apaciguará y un niño se humanizará o se deshu-
manizará. Muchos problemas de la enseñanza se resolverán en la próxima década. Se crearán
nuevos hábitos de aprendizaje y nuevas formas de instrucción. Una función sin embargo
será siempre conservada por el maestro: crear un clima emocional del aprendizaje. Ninguna
máquina por sofisticada que sea puede hacer este trabajo” (citado en Allidiére, 2004: 17).
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 135
muy evidentes ante ellos; también los gestos y posturas corporales
tienen mucho que decir respecto a los profesores. Los alumnos
captan no sólo lo que el profesor dice, sino lo que el profesor ex-
presa a través de lo que solemos denominar comunicación no ver-
bal. Si bien las palabras comunican, también el cuerpo, como campo
expresivo de la persona cumple cabalmente esta importante función.
Las sonrisas, las miradas, las posturas, los silencios, los movimientos
de cabeza que aprueban o desaprueban, y que son expresados por
los docentes de manera espontánea, llevan consigo un mensaje que
el alumno es capaz de reconocer en el momento en que éstos ocu-
rren; y lo invitan a actuar de una determinada manera. El alumno
responde perspicazmente al mensaje corporal del profesor. Asimis-
mo, es inherente a la labor docente una sensibilidad para reconocer
los mensajes implícitos y la disposición de ánimo del grupo de alum-
nos, lo que hace que su labor involucre una necesaria intervención
intuitiva para responder adecuadamente a las circunstancias y lo que
éstas le demanden.5
Por ello, el aula es un espacio en el cual encontramos una serie
de vivencias que fusionan lo académico y lo emocional porque “los
sentimientos matizan y dan color a la relación educativa, como lo
hacen en cualquier otra relación humana […]”(Barba, 2002: 116),
y no pueden ser ajenos a las situaciones académicas que caracterizan
el aula escolar.
Para el profesor Juan Carlos, esta situación no fue ajena a su
realidad profesional. Su situación personal impactó en su proyecto
académico y en la relación que mantuvo con sus alumnos.
5 “El hecho de que haya lenguajes y de que el hombre mismo sea constitutivamente un ser de
palabra y lenguaje tiene su raíz en el cuerpo en cuanto orientado hacia los demás. El cuerpo
se expresa necesariamente en algún lenguaje; aunque sea el lenguaje del silencio. En el fondo
todos los lenguajes no hacen más que desarrollar y especificar el lenguaje fundamental que
es el propio cuerpo” (Gevaert, 1995: 96).
136 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
El estado de ánimo del profesor indefectiblemente se pone de
manifiesto en el aula, y determina también la dinámica de la clase,
mermando su desenvolvimiento o posibilitándolo, de acuerdo con la
situación que se enfrente en un determinado contexto. De ahí que
una labor de tal envergadura no pueda ser minimizada por concep-
tos que la posicionen en un nivel técnico, pasivo y reproductor en la
enseñanza. Es conveniente mirar el lado humano que la caracteriza y
que sugiere nuevas formas de interactuar en el aula; no sólo entre los
agentes educativos, sino integrando al saber dentro de esta relación.
La triangulación maestro‑alumnos‑conocimiento representa el con-
junto armónico y adecuado para empezar a comprender el complejo
mundo escolar e intervenir en él adecuadamente.
E nseñanza afectiva :
pauta para una enseñanza efectiva
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 137
desde la labor docente afectiva; así lo muestra la labor del profesor
Juan Carlos, quien, al desencadenar una atmósfera de convivencia
cordial en el aula, motiva a los alumnos al aprendizaje:
138 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
Estos niños vienen de diferentes estratos y con diferentes problemas, tene-
mos niños que son de padres divorciados, de padres que los abandonan
con sus abuelitos y que traen tantos problemas, incluso hasta psicológi-
cos, y también ahí nos hacen falta herramientas y es algo que no hemos
hecho lo propio por abocarnos a ese tipo de problemas con esos niños y
repito ¿por qué? Porque implica trabajo, un trabajo que no queremos
hacer por el sueldo que nos pagan y hay otros, habemos [sic] otros maes-
tros que sí, que sí, lo intentamos hacer pero llega un momento en el cual
nos rebasa esa situación y dices ¡chin!, ya me vi rebasado por esta cues-
tión, entonces lo que más podemos hacer es intentar ayudarlos para que
aprendan lo mínimo y se vayan con lo mínimo y que en algún momento
pues ellos ¡ay, me tengo que apurar porque me tengo que apurar!, no hay
de otra, esperando que algún profesor igual, los siga orientando y nos
siga apoyando en el trabajo que hacemos; que van a llegar a la prepa
y ¡ay chamacos burros, los maestros de la secundaria no les enseñaron
nada!, y así es una cadenita (Juan Carlos Becerra García, junio de 2008).
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 139
Para una adecuada y más completa intervención en la enseñan-
za, se requiere estar conscientes de que se trabaja con personas y que
si los alumnos no están bien, es difícil lograr un buen aprendizaje:
140 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
[El alumno tarda en dar respuesta.]
M: Échele una mano, Yesenia.
Aa: Estamos iguales. [Por su expresión parece que no quiere atender a
lo que le pide el profesor. Pasa al frente, pero no dibuja nada.]
M: Yesenia, tire su chicle por favor [obedece la orden del profesor].
Ao: Yo sé.
M: Aunque no le salga perfecto [insiste en que Giovanni trace la dia-
gonal].
[Después de un minuto el alumno dibuja la diagonal.]
M: Ya siéntese, Yesenia.
M: Entonces... ésa es una diagonal (observación 3-1A).
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 141
receptores de lo que se enseña coadyuvan a conformar su didáctica
afectiva, la cual se construye a partir de la condición esencial del ser
humano: el amor hacia los otros.
El hombre necesita superar su condición egoísta y contemplar al
otro para desarrollarse y formarse. Si no supera esa condición egoís-
ta, no podrá desarrollarse humanamente. El amor que debe depositar
en su propia persona requiere ser proyectado hacia los demás; de
otra manera, su vida entera carecería de sentido, ya que su presencia
en el mundo implica estar ante los demás y en comunión con ellos.
Ser consciente de que se comparte el mundo con los otros es el princi-
pio y fundamento de la convivencia humana. La dimensión afectiva
del hombre lo hace verdaderamente humano, ya que reconocer y
amar al otro es indispensable para su realización personal. Esta di-
mensión afectiva irrumpe en todos los espacios en los que el hombre
interviene. En este sentido, la escuela no tiene por qué ser ajena y
aislar esta dimensión.6
La escuela es un espacio de convivencia humana, y esta convi-
vencia es la base para la permanente construcción de las personas
que la integran y que transitan continuamente por sus aulas y pasi-
llos. La convivencia es formadora porque no sólo se sustenta en la
armonía, sino que suele teñirse de conflicto; sin embargo, la dimen-
sión ética aparece aquí como mediadora para resaltar el necesario
reconocimiento hacia el Otro, y el principio básico de alteridad por
el cual se rigen las relaciones intersubjetivas, que a su vez se susten-
tan en el afecto hacia las demás personas con las que compartimos el
mundo. De ahí la relevancia de crear en el aula un verdadero espacio
de convivencia, donde el afecto, el diálogo y el consenso sean el pilar
de las relaciones que se construyen cotidianamente.
6 Gevaert (1995: 5) resalta este hecho: “Escuchando y acogiendo la llamada del otro (el pobre, el
necesitado, la persona amada…), el hombre se libera a sí mismo, desata las fuerzas creadoras
que lleva dentro de sí y las pone al servicio del reconocimiento de los demás. La experiencia
demuestra que precisamente en asunción de la responsabilidad frente a la persona amada es
como se madura en humanidad. En la educación se puede fácilmente comprobar el progreso
que puede hacer el educando, apenas empieza a querer al educador y a comprometerse a
responder a su amor”.
142 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
La escuela : su misión social y humana
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 143
A nexo : ejemplo de una observación compartida
Claves:
M = Maestro
Ao = Alumno
Aa = Alumna
Aos = Alumnos
/.../ = No se alcanzó a registrar
[ ] = Aclaraciones del observador
REGISTRO DE OBSERVACIÓN
DATOS GENERALES
144 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
continuación
Registro de observación Notas del observador
saludan y una alumna sale del salón. Cuando el profesor entra
comienza a revisar cuadernos. Platica con los alumnos y bromea
con ellos.
Una alumna no quiere que el profesor revise su cuaderno; lo
agarra entre sus brazos abrazándolo.
M: Qué va decir Miriam de ti. Se refiere a mí, ya que estoy sentada justo detrás de
Aa: Que soy una niña linda. Alejandra.
La alumna le muestra su cuaderno al profesor.
M: ¿Ya ves como sí?
Continúa revisando los cuadernos
M: Ah, de veras ¿cómo sigue Catherine?
Ao. Bien, ya salió.
M: ¿Ya salió?
Ao: ¿Mañana nos va a acompañar, maestro?, ¿no va ir con nosotros? Me parece que van a una excursión.
M: No.
Ao: Sí, para ir echando relajo. Tratando de convencer al profesor para que vaya con
Aa: Sí, la maestra /.../ nos dijo que sí. ellos.
M: Ah, ¿entonces sí soy yo? No escuché el nombre de la maestra.
Continúa revisando cuadernos.
Aa: Maestro, ¿el viernes hay clases?
M: Sí.
Ao: No hay que venir /.../
Aa: Es fin de mes.
Ao: Pero eso es en las primarias [gritando en forma de reclamo
hacia su compañera].
La alumna parece decepcionada porque sí hay clases.
M: Bien, ¿ya está esto?... Se trata de lo siguiente. Al parecer no han terminado de copiar.
Aas: No.
M: No se qué estaban haciendo, si ustedes fueron las últimas, los
demás ya acabaron.
Comienza a explicar.
M: Tenemos aquí el orden de cómo están los decimales /.../ los
puse así en escalerita pero van en forma horizontal.
/.../
M: Los décimos, después del punto decimal, para llegar a los
décimos nececesitamos un lugar, los centésimos.
Aos: Dos.
M: Para los milésimos.
Aos: Tres.
Una alumna se asoma a la puerta y pide permiso al profesor
para que Alejandra salga del salón. El maestro lo permite. Los
alumnos permanecen en silencio.
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 145
continuación
Registro de observación Notas del observador
Ao: Ya ve cómo no está Alexis y nadie chifló.
Después la alumna entra y está parada. Para que se siente.
M: Ale.
Ao: Ya, Alejandra, siéntate [reclamando].
La alumna sale otra vez.
El maestro continúa explicando.
M: Hay dos formas de representar los números decimales /.../ con
fracciones. ¿Por qué se le llama decimales?
Todos contestan al mismo tiempo /.../ Por ello no puedo registrar sus respuestas.
M: Y los demás, ¿cómo se pueden representar?
Un alumno pasa a escribir al pizarrón.
Ao: ¿Los ponemos?
M: Sí, pónganlo... con razón está bien tranquilito, no está Alexis...
Continúa con su explicación.
M: Bien, ésta es otra forma de escribir los números decimales, éstas
se llaman...
Ao: Fracciones decimales.
M: Fracciones decimales.
/.../
M: Y ésta es otra forma de cómo escribir los números decimales.
Ao: Yo nunca les entendí, maestro.
M: Todas las... [dictando] ¿ya está? Para que escriban lo siguiente.
Espera a que los alumnos terminen de copiar.
Ao: Vino Pacheco. Por sus comentarios parece que se refieren a un
M: Cómo pacheco [bromeando], el maestro Daniel, es que me dice profesor que no asiste con regularidad.
si vengo pacheco, cómo pacheco... sí, sí vino, ahí está [señala].
Los alumnos se sorprenden.
M: Hay que darle un aplauso.
Giovanni aplaude.
M: Pero cuando venga.
Los demás alumnos le hacen burla.
Platica con unas alumnas.
M: A lo mejor a Catherine ya no la ven.
Los alumnos platican entre sí con respecto al comentario del
maestro.
M: Punto y aparte, todas las fracciones decimales tienen como Aprovecha para preguntarles a los alumnos, quizá
denominador común, ¿de los dos números cuál es el mejor para reforzar el conocimiento.
denominador, el de arriba o el de abajo?
Aos: El de abajo.
M: Tienen como denominador común una potencia de diez, ¿sí?
Dos puntos y aparte. Anotamos esto.
Escribe en el pizarrón.
146 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
continuación
Registro de observación Notas del observador
M: A ver, Eder, ¿10 a la 0?
Ao: Cero.
M: No es cierto, uno.
Y sigue preguntando.
M: Sí, esas son potencias de 10, hay que anotarlas.
Una alumna pide permiso de salir y el profesor no accede.
El profesor borra el pizarrón.
Ao: Ya vio, maestro, se hubiera traído sus tenis y hubiéramos jugado En el patio hay alumnos jugando fútbol.
M: En las vacaciones nos vemos y jugamos.
Ao: Nos vemos en Oceanía [entusiasmado].
M: Van a mi casa y yo voy a su casa... ejercicio, a ver si es cierto.
Juan Carlos y Arturo, ya les dije que aquí no.
Los demás alumnos les hacen burla. El profesor y los alumnos bromean con este
M: Punto y aparte, ejercicio, escribe como fracción decimal cada comentario.
uno de los números decimales, de los ejercicios anteriores, son 15.
Ao: ¿Cómo, cómo dijo?
El profesor repite.
M: Son cinco de ayer y los otros, son 15. Así es, los pasan ahí y los
escriben como fracción decimal.
M: A ver ¿qué números tengo ahí?
Aos: Cero enteros 36 milésimos.
M: Si lo voy a escribir como una fracción decimal qué denominador
tiene que llevar si son 36 mil, ¿cuál, Eder, si son milésimos?
Aos: Mil.
/.../
M: Si fuera 36 centésimos debe de llevar el denominador 100,
¿qué número debo de poner arriba?
Aos: 36 centésimos.
M: Ahora, el cero recuerden que no se escribe.
Ao: ¿Pero si hay enteros?
M: ¿Cuántos enteros, Kevin?
/.../
Explica cómo hay que escribirlo cuando hay enteros.
M: Éstas cópienlas como ejemplos.
Ao: ¿Puedo ir al baño?
M: Sí, Kevin... está bastante sencillo /.../
Camina entre los asientos, supervisando el trabajo de los
alumnos.
Ao: ¿Va a hacer examen de esto?
M: Sí, la próxima semana.
Ao: Este bimestre sí quiero pasar con diez.
Los alumnos se burlan.
D I DÁC T I C A A F E C T I VA 147
continuación
Registro de observación Notas del observador
Ao: Cállense, bola de tontos [molesto].
El profesor lo voltea a ver, los alumnos se calman y continúan
trabajando.
Entra el alumno que había ido al baño
Ao: ¿Se puede?
M: Sí.
Aa: Ya.
M: ¿Ya? [sorprendido], los ejemplos anteriores los tienes que pasar
a números decimales.
Aa: ¿Cuáles?
El maestro se acerca a su lugar y le explica qué tiene que
hacer. Una alumna se acerca con su cuaderno y le pregunta algo
al maestro.
Ao: ¿Maestro? [se acerca a su lugar y le explica].
El maestro se para detrás de Arturo y Juan Carlos para ver
cómo trabajan. Los demás alumnos vuelven a hacerles burla.
Aa: Imágínate cómo van a ser sus hijos, como unos changuitos.
Los alumnos empiezan a discutir.
M: ¡Karla!
Un alumno llama al profesor para que vaya a su lugar.
M: Ahorita.
El maestro continúa pasando a los lugares de los alumnos. Les
explica cómo tienen que trabajar.
Después de unos minutos abre la puerta, mira su teléfono,
para ver la hora; ya son las 9:12.
M: Nos vemos mañana. Como si no quisieran que el profesor se marchara.
Aos: No [en coro y con tristeza].
M: Se los reviso mañana.
Los alumnos le recuerdan que mañana van a su paseo.
M: Ah, de veras... el viernes.
Los alumnos se emocionan.
Se acerca con las alumnas a las que les explicaba, y después sale.
Algunos alumnos lo acompañan hasta la puerta.
148 M I R I A M I S A B E L A R C I N I E G A M I R A N DA
149
1 Por cultura mexicana se entiende “las creaciones peculiares y privativas que hagan los mexica-
nos en relación con otros pueblos. En términos amplios, la expresión propia de los mexicanos
es la cultura mexicana” (Moreno, 1998: 15).
2 “La formación social y la adopción de las prácticas culturales, no siempre aparecen en ob-
jetivos específicos, a veces, ni siquiera las finalidades se reconocen ya en las modalidades
prácticas de organización pedagógica” (Postic, 1982: 36).
150 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
fuera, y que es una situación que da lugar al quehacer didáctico, en
este caso de Nancy Espíritu Moreno, profesora de tercer año en la
escuela primaria Emperador Itzcoatl, turno matutino.
El docente como sujeto participante en esa vida consumista pro-
cede de manera tal que el papel que juega el consumismo en el aula
ha sido relevante en la labor docente. Pues, como menciona Mar-
cel Postic (1982: 13): “Se olvida que el proceso enseñar‑aprender se
efectúa en un medio caracterizado sociológicamente, que sobrepasa
el marco de la clase y de la escuela”.
Resulta importante mencionar la incongruencia que existe entre
lo que pretende la escuela y lo que realmente se lleva a cabo en ella,
pues hemos podido observar que la vida cotidiana en las aulas dista
de lo que las políticas educativas plasman en el currículum. De esta
manera, “Se ve al currículum sólo como una estrategia de manipula-
ción dirigida a una función técnica” (Carr y Kemmis, 1988: 33). Se
pretende que los docentes manifiesten un saber técnico aplicable en
el aula y así soslayar la herencia cultural que se ve reflejada en las
prácticas en el salón de clases.
Los objetivos que la escuela tiene para la formación de los suje-
tos están lejos de poder llevarse a cabo tal como se describen en los
planes y programas de estudio, pues la escuela se ha adherido a la
forma de vida capitalista con el consumismo. La institución escolar
es el escenario donde los diferentes actores del proceso educativo
interactúan llevando a cabo las costumbres de una vida consumista,
sumergiéndose en ella sin darse cuenta, y adoptando las actividades
de consumo que van moldeando la identidad de los sujetos de una
sociedad consumista.
En primera instancia, la vida de consumo se instala en la nece-
sidad y en el anhelo por obtener productos y sentir un disfrute in-
mediato que produce un estado de seguridad en los participantes de
una sociedad consumista, que genera competitividad constante que
debe ser saciada frecuentemente.
D I DÁC T I C A Y CO N S U M I S M O E N E L A U L A 151
en una urgencia, es la necesidad de eliminar y reemplazar (Bauman,
2007a: 57).
152 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
necesidad por cubrir el programa escolar. La profesora se encuentra
en la difícil tarea de ver todos los temas rápidamente, con ello obliga a
los alumnos a ir a un ritmo de aprendizaje que no todos pueden seguir
y, de esta manera, en muchas ocasiones los alumnos dejan inconclusas
las actividades, tal es el caso de la siguiente observación.
D I DÁC T I C A Y CO N S U M I S M O E N E L A U L A 153
hay algunos maestros que sí lo tratan de seguir tal y como dice el pro-
grama, pero no siempre se puede. Me adelanté tanto a ver los temas
para cubrir el programa que, ya, ahora, no sé qué temas voy a dar y
todavía me faltan dos semanas. Yo creo que voy a estar dando repasos
de los temas que se les hicieron más difíciles.
154 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
Ao: Siete para las nueve.
M: En un ratito regreso, voy a una junta.
Cuando regresa tocan el timbre para el ensayo general del festival
dedicado al día de las madres.
M: Vamos a salir y nos vamos a formar como en ceremonia.
El conocimiento en el consumismo
3 En el mundo de “la modernidad líquida” al que se refiere Bauman (2007b: 24), la solidez de las
cosas, como ocurre con la solidez del conocimiento, se interpreta como una amenaza, pues
se espera actualmente que el conocimiento al igual que los objetos, cumpla con su función
para después descartarlo.
D I DÁC T I C A Y CO N S U M I S M O E N E L A U L A 155
El consumo es un placer del momento, así que los sujetos no
encuentran realmente placer en el conocimiento y lo ajustan a las
necesidades del instante, lo que nos lleva a cuestionarnos, ¿realmen-
te se está aprovechando el conocimiento como pretenden los obje-
tivos educativos?, o, ¿cómo se está llevando a cabo el proceso de
enseñanza-aprendizaje?
En la siguiente observación se plasma la necesidad de la profe-
sora por terminar de ver los temas, y la manera en que los alumnos
conciben el conocimiento.
156 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
esta manera se considera pertinente lo que menciona Zygmunt Bau-
man al decir que:
Todo este encogimiento del lapso de vida del saber, provocado por un
contagio completo —por el impacto de degradar la durabilidad de la
posición, alguna vez venerable, que ocupaba en la jerarquía de valo-
res—, está exacerbado por la mercantilización del conocimiento y del
acceso al conocimiento […] (Bauman, 2007b: 30).
L os padres consumistas
D I DÁC T I C A Y CO N S U M I S M O E N E L A U L A 157
Los padres, al ser parte de una cultura consumista en la que se
les exige a todos ser los primeros y no quedarse atrás en ninguna
situación, se ven orillados —sin darse cuenta— a cultivar un pensa-
miento consumista. Estos padres luchan por que sus hijos sean los
mejores en las diferentes áreas de su vida, pues el éxito se mide por
los resultados del esfuerzo.
De acuerdo con lo que menciona David Walsh (1993: 83 y 85):
C onsumismo en el aula
158 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
La implementación del comercio en el aula nos da cuenta de que
el consumismo se ha inmiscuido en la escuela y ahora ésta se rige
en gran medida por las costumbres de una vida de consumo, como
podemos verlo en una de las observaciones en el aula.
4 Intercambios que se realizan, por ejemplo, “los tazos” (fichas planas que se encuentran al con-
sumir paquetes de papas fritas). Estos objetos son de interés para los niños porque pueden
venderlos entre ellos para coleccionarlos, o bien para jugar.
D I DÁC T I C A Y CO N S U M I S M O E N E L A U L A 159
Esta actividad también es atractiva para los alumnos, como lo
muestra la siguiente observación:
160 M A R Í A D E M O N T S E R R AT J I M É N E Z V E L A S CO
CONCLUSIONES 161
LA DIDÁCTICA HUMANISTA
Y SU ENTORNO TEÓRICO EN EDUCACIÓN
162 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
da por una característica personal que lo constituye como humano,
donde encontramos elementos intuitivos, afectivos y de sensibilidad
ante la crisis que padecemos en nuestro tiempo.
Reconocemos que el diseño curricular y las didácticas especiales
no tienen contemplado en las acciones propuestas para el trabajo en
el aula tales condiciones humanas, pues se les puede tachar de blan-
dengues o dóciles ante el dolor humano, en su lógica por atender los
requerimientos laborales de la modernidad y la posmodernidad que
esperan individuos productivos insensibles, que no se dobleguen a me-
dio camino del proceso de producción, que no se ausenten ya sea por
el cuidado de los hijos, por una enfermedad, por una pérdida humana
o que muestren debilidad emocional.
Pero esa problemática se vive en la escuela. No puede dejarse
fuera del aula, si no, no asistirían alumnos a tales recintos. El docen-
te cotidianamente resuelve los problemas desde su propia compren-
sión del hecho que se le pone enfrente para ser diligente de manera
instantánea y que, por tal condición, no tiene tiempo de reflexio-
narlo y actúa conforme se lo indican los valores que posee, ante los
hechos que vive y éstos, muchas veces, son de depresión, de injusticia
o incomprensibles.
Concluimos también que las condiciones actuales de la crisis
humana que estamos viviendo, cotidianamente nos ha dejado entre-
ver a ese docente que se muestra con la posibilidad de incorporar en
las tareas de enseñanza el camino hacia la supervivencia del grupo
y de la cultura a la que pertenecemos, la que a su vez se encuentra
amenazada por las concepciones que nos llegan desde los países que
de lleno han ingresado a la globalización y que acarrean una filoso-
fía de la posmodernidad, la cual está llevando a las culturas que se
suman a ella a destradicionalizarse.
Recuperar las vivencias de acogida que el profesor lleva a cabo
dentro del aula y lograr darle una categoría didáctica a su trabajo,
desde nuestra experiencia, puede hacerse instaurando una labor de
observación en el aula. Podemos proponer que haya un pedagogo
investigador en la escuela —o varios— que se dedique a realizar
dicha observación y a sistematizar la labor de enseñanza de los pro-
fesores para que se les pueda dar un contenido teórico y realizar
CO N C LU S I O N E S 163
junto con los docentes una reflexión, tanto para pulir el concepto
creado, como para proporcionarle credibilidad, porque el conoci-
miento se crea socialmente, en convivencia con los otros y reflexio-
nando conjuntamente.
Esta labor sin duda tendrá que ser sistemática, que el pedagogo
se encuentre actualizado en la problemática social y educativa que
estamos viviendo, pero, sobre todo, que tenga o que desarrolle una
gran sensibilidad humana, para que lejos de enjuiciar la tarea docen-
te en torno a un deber ser, exalte, junto con ellos (los docentes), su
condición de calidez humana, que en algún lado de su vida tendrá.
A mi juicio, esta labor puede permitir que, a la larga, se identi-
fiquen los problemas cruciales en nuestra educación y sobre todo se
abra un camino de creación teórica en nuestro campo pedagógico.
Esta tarea de creación teórica en la educación ha sido tan árida en lo
humano que aceptó en su lugar la propuesta tecnocrática.
No es mi deseo excluir las técnicas de la enseñanza, pero sí dar-
les el lugar que se merecen, que por cierto no es el de las emociones,
de los sentimientos, es decir, no pueden ocupar el lugar del cuerpo
humano.
No existen antecedentes de observación en el aula en torno a la
didáctica del docente desde la investigación etnográfica en México y
menos anteriores a la práctica de observación compartida, que se de-
sarrolló entre 1991 y 1995, que ya cité en la introducción de este libro.
Encontré en los últimos diez años el trabajo de Eugenio Camarena
Ocampo (2007), Didáctica. Estructura y actividades en el aula, texto
que sólo describe lo que ocurre en el salón de clases, con intervalos
de interpretación acerca de los hechos y las funciones de los actores.
Aunque en su título está el término Didáctica, en ninguna parte a lo
largo del trabajo se encuentra una reflexión acerca de esta actividad.
Más bien parece un diario del investigador etnográfico en educación,
válido como tal, pero que no aporta nada explícito al ámbito de la
didáctica ni a su problemática, sólo se limita a notas finales, sin llegar
a conclusiones de mayor compromiso con la educación. Según este
texto, dentro del salón de clases se percibe una serie de actividades
articuladas en redes de relaciones que las hacen particulares en cada
caso y que esta circunstancia —apunta el autor— no se detalla así en
164 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
teorías sociales sobre la educación, con lo que se da a entender que el
trabajo etnográfico en el aula puede dar cuenta de ello sin que diga
cómo se dan dichas articulaciones y a qué propósitos atienden (Ca-
marena, 2007).
En esta revisión de la producción teórica en didáctica encontré
que la mayoría de los estudios se desenvuelve en el ámbito de las
didácticas especiales que toman como condición epistemológica el
mero contenido de la disciplina para configurar la enseñanza con
ello dejan fuera la posibilidad de discutir si la epistemología en torno
a la didáctica puede ser desde el salón de clases mismo y desde la
vida humana que ahí se desenvuelve. Esto habla de un proceso de
conflicto teórico y epistemológico para acercarse al hecho didácti-
co. Entre ellos se encuentra el trabajo de Rita Angulo Villanueva
(2007), La estructura conceptual científico didáctica. Es una inves-
tigación a partir de una didáctica específica, la de la geología. Para
analizar la práctica de esa didáctica, la autora se remite a un marco
teórico de múltiples referencias a autores sobre discurso, sobre cu-
rrículum, sobre contenido, etc. Para cada uno de los aspectos que
confluyen en el campo de la didáctica ella encontrará a un teórico de
referencia para apoyarse en la fundamentación de tal o cual aspecto
e interpretarlo desde esa variedad de miradas.
En un tono también de didácticas especiales, aunque no pro-
piamente de investigación en México, sino en Argentina —por ser
un país latinoamericano que empata con el nuestro—, encontramos
el trabajo de Alicia Camilloni y Marcelo Leonardo Levitas (2007),
Pensar, descubrir y aprender. Propuesta didáctica y actividades para
las ciencias sociales, que contiene propuestas de elementos meto-
dológicos para acceder a las ciencias sociales y hace referencia a las
dificultades epistemológicas que enfrentan los alumnos en términos
propiamente de carácter sociológico e histórico, como lo son: cultu-
ra, ley, educación, población y ciudad, siempre en relación con los
contenidos. Propone también cómo seleccionar contenidos para rea-
lizar actividades. Basten estos trabajos como ejemplo de la situación
de la investigación en el campo de la didáctica y que muestran la
carencia de lo que nosotras defendemos como didáctica humanista.
CO N C LU S I O N E S 165
En el 2009 encontramos el trabajo de Ángel Díaz‑Barriga (Pen-
sar la didáctica), pedagogo interesado desde hace varios años en el
tema de la didáctica. En este último trabajo expone la necesidad de
recuperar los viejos conceptos de la educación que otorgan los sabe-
res clásicos del cómo de la pedagogía. Así, argumenta que Pensar la
didáctica procura retomar la premisa establecida por Freinet, según
la cual cada maestro debe construir las formas de trabajo y sólo
ayudarse en la reflexión de las diversas propuestas didácticas para
que las innovaciones que se lleven a cabo encuentren su articulación
con el pasado, “como algo que hunde sus raíces en la historia de las
propuestas que se han conformado desde la educación para atender
los procesos de la enseñanza” (Díaz‑Barriga, 2009: 35). Enumera
las últimas propuestas didácticas tales como: el aprendizaje basado
en problemas, el aprendizaje colaborativo, el enfoque de las compe-
tencias hasta las nuevas tecnologías en la educación, y a cada una
de ellas les encuentra la raíz de articulación con algún momento del
horizonte histórico de la pedagogía, dejando entrever que el campo
de la educación en cuanto a propuestas didácticas ha sido y sigue
siendo reiterativo, sin posibilidades de creación. Esto significa que la
didáctica desde Comenio vuelve a decir o ejecutar lo mismo, y en lo
único que difiere de las prácticas anteriores es en la denominación
que le impone a dichos recursos didácticos.
Nuestra investigación pretende ir más allá de esta historia rei-
terativa, pues nos hemos dado a la tarea de reivindicar la práctica
didáctica del profesor y, desde ahí, conformar una teoría de mayor
justicia a las problemáticas y retos educativos que se desprenden de
nuestra cultura.
Por último, me resta decir que nuestras investigaciones hasta
ahora, con base en una metodología de la observación compartida,
desde el periodo de 1991-1995 y en últimas fechas 2008-2010, se
han limitado a unos cuantos docentes que van desde la educación
básica, primaria y secundaria hasta la educación media superior
—en nuestro caso Colegio de Ciencias y Humanidades y Escuela
Nacional Preparatoria—. Éstas han sido nuestras poblaciones in-
vestigadas pero pueden sumarse otras más. Estamos abiertos a esa
posibilidad.
166 N O R M A D E L I A D U R Á N A M AV I ZC A
BIBLIOGRAFÍA GENERAL 167