Los Profetas de Israel - Leon J Wood
Los Profetas de Israel - Leon J Wood
Los Profetas de Israel - Leon J Wood
ISBN 978-0-8254-5655-8
i ~ EDITORIAL
~ _, PORTAVOZ ll lll lll 1111111111111111
9 780825 456558
LOS
PROFETAS
DE ISRAEL
La m1s1on de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de
calidad -con integridad y excelencia-, desde una perspectiva bíblica y
confiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.
Es para mí una gran satisfacción personal el que este libro del Dr. León
J. Wood pueda ser publicado. Aunque el Dr. Wood pasó a la presencia del
Señor hace casi dos años, su influencia y su enseñanza están todavía con
nosotros a través de sus escritos.
Tanto en este país como en muchas otras partes del mundo, hay hombres
que predican y enseñan la Palabra de Dios. Lo hacen con gran convicción
y poder porque creen que la Biblia es la Palabra de Dios al mundo. La
convicción y el aliento con que algunos de esos hombres ejercen su minis
terio son debidos en gran parte a la influencia de León J. Wood.
Al estudiar el Antiguo Testamento, muchos han sido confrontados con
preguntas e incertidumbres que, en último término, les han llevado a una
mengua de su confianza en las Escrituras. Estoy seguro de que todos los
alumnos del Dr. Wood estarán de acuerdo en que tales dudas nunca sur
gieron en sus mentes durante su ministerio docente. El Dr. Wood hizo surgir
preguntas, pero también proporcionó respuestas que consolidaron la con
fianza en las Escrituras, capacitándonos para enfrentarnos a los críticos y
no tambalearnos ante sus argumentos. En todo su ministerio, ni una sola
vez sugirió, con sus aserciones o con sus preguntas, que la Biblia, inclu
yendo todo el Antiguo Testamento, fuese algo menos que la Palabra inspi
rada por Dios. Esta influencia sobre nosotros, sus alumnos, ha dejado su
impronta en nuestras vidas, cualquiera que sea el área en que estamos
sirviendo al Señor.
'fombién nos enseñó, con su palabra y con su ejemplo, a estudiar con
,.
,)
6 LOS PROFETAS DE ISRAEL
León Rowland
Indice
Prefacio 9
7
8 Indice
9
10 LOS PROFETAS DE ISRAEL
PROFETISMO
1
Identidad
A. LLAMAMIENTO ESPECIAL
Una razón que explica la grandeza de los profetas es que eran personas
con un llamamiento especial. No entraron por herencia en este ministerio,
no habían nacido dentro de una tribu o de una familia marcadas por el
profetismo. El hecho de ser hijo de un profeta no garantizaba automática
mente a una persona el don de la profecía. Cada profeta era escogido per
sonalmente por Dios y llamado por Dios a una obra que Dios mismo le iba
a encomendar.
1
Israel Mattuck, The Thought of the Prophets, p. 11.
2 R. B. Y. Scott, The Relevance of the Prophets, p. l.
13
14 LOS PROFETAS DE (SRAEL
vants /he Prophel.� . pp. 2 1 -22, para una discusión de cada forma de adivinación, a sí como
del pasaje entero.
4 Véast' You1111,. Mv S,•11 11111/1 tlw l'mf!lte/11 , pp. 29- 35; G. E Oehler, Tlieology of tite
dades hay que buscarlas entre los profet aH; el poder rcavivador c•n t iC'mpos d,• criois l c•s
pertenece, pero el sosl<'nimicnlo ck una C"Oncl ición pc-rmanc•nl· ('. ét i1·n y rrli�inN11 . . . 1•r11 111
turea dt'i sac·crdolc•".
Profetismo 17
Para una explicadón dt' ('Alo� ronc<'plos, v('as(• cap. 8, pp. 1 2 1 - 1 :'7.
7
Profetismo 19
(desde Samuel hasta los profetas escritores), sostenida por algunos eruditos.
Según ellos, los profetas primitivos vivían en bandas o gremios y se movían
en grupos. Hacen notar que Samuel tenía tales grupos bajo su mando ( 1 S.
1 0:5, 10) y que, más tarde, Elías y Elíseo estaban al frente de grupos simi
lares (2 R. 2:3,5,7, 15). Y de Acab se dice que disponía de cuatrocientos
profetas a quienes podía acudir en demanda de un supuesto mensaje de
parte de Jehová ( 1 R. 22:6).
Debido a que Elías tenía vestido de pelo y ceñía sus lomos con un
cinturón de cuero (2 R. 1 :8), se ha sugerido que estas bandas de profetas
se vestían con una especie de uniforme distintivo. Más aún, se ha llegado
a creer que probablemente llevaban una marca de identificación en la frente.
Una vez, un profeta se puso una venda en la frente para disfrazarse así ante
el rey Acab. y se cree que fue así como cubrió esta marca de identificación
( 1 R. 20:35,38,41 ). Como una vez ciertos muchachos se mofaron de Elíseo,
diciéndole: ·'¡ Sube, calvo! ; ¡ sube, calvo!" (2 R. 2:23), se supone, además,
que estos profetas, con toda probabilidad, se afeitaban la cabeza del todo
o en parte. Se supone que las bandas de profetas habitaban en una resi
dencia común, desde donde hacían viajes por el país, tocando instrumentos
musicales y delirando en trance. En tales momentos, emitían sus oráculos
en respuesta a las preguntas del pueblo. 8
Se cree que estos grupos de profetas eran dinámicos en su actividad
extática en los tiempos antiguos de la historia de Israel, pero perdieron
después su original espontaneidad y adoptaron métodos sujetos a patrones
reglamentados. Así es como cayeron en un profesionalismo rutinario. Con
el tiempo, este profesionalismo vino a ser normal profetismo, conforme
estos grupos de hombres llegaron a usar medios que ellos notaban que
habían de agradar a la gente y especialmente al rey, en caso de que éste les
consultase. Como dice T. J. Meek, ..Así llegó la profecía a comercializarse
y profesionalizarse. Se desvió por el camino del sacerdocio y, por esto, el de
todas las demás instituciones. Perdió su carácter espontáneo e inspirado y
llegó a ser tan profesional como el sacerdocio contra el que, en realidad,
había surgido como protesta". 9
Este punto de vista sostiene, pues, que de vez en cuando, surgía un
profeta reaccionario para oponerse al grupo de los profesionales. Un pionero
de esta reacción fue, según ellos, Miqueas, quien se opuso a los cuatrocien
tos profetas de Acab ( 1 R. 22: 13- 28). 1 º Este tipo de persona fue consider
ada en su tiempo como un reaccionario contra el grupo normal de profetas
8 Para una elaboración de estas ideas, véase J. Lindblom, Prophecy in A nc1ent Israel.
1
/)ie Propheten, pp. 1 40ss.
2 PmpheclJ in A ncient Israel. pp. 98ss.
23
24 LOS PROFETAS D E ISRAEL
síguiendo más de cerca la presen tación que la propia Escritura nos ofrece,
sostiene que los profetas de Israel fueron algo único, y sus escritos forman
por sí mismos una clase aparte. 3
Ya que los puntos de vista son d iversos, y puesto que la Biblia misma
da a entender que los i s raelitas fueron i n fluidos religiosamente hasta cierto
punto. es necesario i nvestigar el terna y hacer las conven ientes evaluaci ones
como un aspecto introductorio de nuestro estudio. Para ello, consideraremos
las principales naciones con las que Israel estuvo en contacto.
pp. 3 5 - 37 ) dice que la adivi nación "estaba sistematizada en grado meticuloso, desconocido
en cualquier otra parte del mu ndo". En cuanto a la cantidad de l iteratura sobre este tema,
dice Morris Jastrow ( The Religion o/ Babylonia and Assyria , p. 355): "Una buena cuarta
parte de lo que se ha descubierto de la biblioteca de Asurban ipal consiste en agüeros".
6Babylonian and Assyrian Religion , pp. 89 -90.
7 Para más detalles acerca d,• la hepaloscopia, véase H. Dillon, As.5yro-Babylonian Lh•er
/)fr,mution ,
26 LOS PROFETAS DE ISRAEL
a Hadad es ofrecer una libación cultua l, mientras que a los reyes de Israel
se les ordenaba cont inuamente que obedeciesen a Di os en su vida moral.
Cuando se considera detenidamente el texto, estas diferencias sobrepujan
con mucho a las semejanzas.
2. Egipto
Otra área importante del mundo que ejerció una fuerte i nfluencia en
Canaán fue Egipto al sur. Igual que en Mesopotamia, l a religión jugaba
aquí un papel importante. No obstante, tenía su carácter distintivo, pues
aunque algunos aspectos eran s imilares a los de Mesopotamia, muchos
otros eran diferentes. Desde los primeros t iempos de la historia de Egipto,
los sacerdotes gozaban de gran i nfluencia en el país. En la época de la X V III
di nastía (del siglo XVI al XIV A. de C.), la clase sacerdotal se hab ía hecho
extremadamen te opulenta. y en los días de Ramsés I I I (hacia el 1200 A. de
C.). aproximadamente una décima parte del país era propiedad de los
sacerdotes.
Se reconocían tres grados u órdenes de sacerdotes. 12 El Uah era el
primero. A él le correspondía examinar los animales para el sacrificio y
llevar a cabo tareas rut i narias en el templo. El Kherheb era e l segundo.
Este era un hombre docto que podía recitar toda la liturgia con el efecto
apropiado y dirigir las actividades ceremon iales. A veces se le llama el
..mago''. El tercero era el Hemu neter y ocupaba el puesto más eminente,
s iendo casi un personaje equivalente a l sacerdote Baru de Mesopotamia.
Estaba encargado de recibir los oráculos.
En Egipto se usaban varias formas de adivi nación. La primera, y quizá
la más frecuente, era la i n terpretación de sueños. Parece ser que esta forma
de adivinación tuvo en Egipto mayor relevancia que en Mesopotamia. Lo
mismo que en Mesopotamia, se han hallado en Egipto largas l istas que
indicaban los distintos presagios que los sueños comportaban. John Wilson
presenta a lgunas i lust raciones: Sí un hombre se ve a sí mismo durante el
sueño mirando a un gato enorme, es que va a recoger una cosecha abun
dante; s i se ve a s í mismo sumergiéndose en un río, es que va a ser puri
ficado de toda maldad; s i, por contraste, ve a alguien que est á cazando
pájaros. es de mal agüero, pues i n dica que le van a quitar sus propiedades. 1 3
Una segunda forma de adivinación era observar los fenómenos de la
naturaleza y, especialmente, los astros. En esto, existían muchas semeja nzas
entre Egipto y Mesopotamia.
Una tercera forma tenía que ver con los movimientos de los anímales
sagrados. Por ejemplo, se observaba cuidadosamente al buey sagrado, Apis,
IZ f'l i nders Petrie, Reltgious L,fe in A ncient Egypt , p. 48.
13 Ancient Near t.c1stern 'lexts , ed . James B. Pritchard. p. 495.
Profetismo 29
3. Canaán
B. EVALUACION
leniendo a la vista estas ílustraciones de l a "profecía" del Medio Orien
te, es el pun to de hacer una valoración del grado en que Israel pudo recibir
alguna influencia de ella. Hay eruditos que piensan que tal i nf luencia fue
ampl ia. A favor de esto, se propone un argumento basado en l a suposición
de que, puesto que Israel era una entre las naciones de su t iempo, es lógico
que sus gentes siguiesen l a pauta de l os países circunvecinos. Este tipo de
argumentación de "religiones comparadas" será examinado en varios l u
gares de u na próxima discusión, pero es conveniente hacer ya una obser
vación de pasada, advirtiendo que tal suposición no es válída. El Antiguo
Testamento presenta continuamente a Israel como pueblo ú nico en el mundo,
diferente de todas las demás naciones, en especial en lo referente a sus
2 1 1van Engnell, 1 Krt, líneas 3 lb- 37a, Studies in Divine Kingship in the Ancient Near
East, p. 1 5 l .
22 Haldar. Cult Prophets, p. 75.
23Heschel. The Prophets , p. 460. Véase cómo considera John Wílson el texto y discute
sobre él en A ncient Near Eastern Texts , p. 26.
Profetismo 33
creencias y prácticas religiosas. Esto quiere decir que, para demostrar que
Israel era como otros países en relación con la profecía, se necesita una
evidencia objetiva.
forma, fuese meramente hacerles saber que esta copa tenía una importancia
especial ( v. 5) y que él, en la alta posición que ocupaba, tenía acceso a una
información que no estaba al alcance de cualquiera ( v. 15).
Otro pasaje al que se hace referencia es el que refiere la visita de Saúl
a la adivina de Endor ( 1 Sam. 28). Puesto que parece evidente en este caso
la aparición de Samuel, se alega que el pasaje indica la práctica del espiri
tismo en tiempos del Antiguo Testamento. Es cierto que había personas que
se dedicaban a prácticas espiritistas, pero dicho pasaje no indica en modo
alguno que dicha práctica fuese aceptable a Dios. Es digno de notarse que,
al aparecer Samuel, la mujer se asustó enormemente, mostrando así que
no habían sido sus manipulaciones las que produjeron la aparición, sino
que, al parecer, Dios había obrado de modo sobrenatural. Luego está el
hecho de que el mensaje proferido por Samuel en esta ocasión no es el que
la mujer ni Saúl deseaban obtener; es un mensaje que Dios mismo habría
deseado que Saúl oyese, puesto que predecía la derrota catastrófica que, al
día siguiente, iba a sufrir Saúl en manos de los filisteos.
Un tercer pasaje al que se apela es 2 Samuel 5:24. Aquí vemos a David
luchando contra los filisteos. Les ha ganado una primera batalla y está a
punto de conseguir una segunda. Dios le ordena cambiar la estrategia del
ataque y ponerla en marcha cuando oiga "ruido como de pasos en la cima
de las balsameras". Dicen que esto es una referencia a cierta forma de
adivinación mediante el crujido o chasquido de las hojas de los árboles.
Pero, una vez más, hemos de analizar esta porción a la l uz de la pauta
general que David seguía para ponerse en contacto con Dios. Sus contactos
con Dios, como los de José, eran siempre directos; sea que Dios le revelase
algo, o que él pidiese o preguntase algo a Dios, el contacto se efectuaba en
ambos casos sin intervención de ayuda intermediaria. Nunca se le ve usando
forma alguna de adivinación. La indicación clara que aquí encontramos es
que Dios mismo causó sobrenaturalmente el movimiento de las hojas de los
árboles mencionados.
Un pasaje más, en la lista de argumentos esgrimidos, es Isaías 8: 19,
que dice así: " Y cuando os digan: Preguntad a los encantadores y a los
adivinos, que susurran y bisbisean, responded: ¿ No consultará el pueblo a
su Dios? ¿ Consultará a los muertos por los vivos?". Pero si se lee este
versículo en su contexto, no se tarda en ver que esta práctica de acudir a
encantadores y adivinos es algo que, sin l ugar a dudas, es condenado en el
texto sagrado. En l ugar de recurrir a eso, el pueblo debe acudir "a la ley y
al testimonio" (8:20). De ningún modo puede usarse dicho versículo para
mostrar que Dios daba su aprobación a las artes de los encantadores ni a
los que recurrían a los espíritus familiares.
En fin, hay quienes citan Ezequiel 2 1: 2 1 , donde aparece el rey de Ba
bilonia, detenido en la encrucijada de dos caminos y, según parece, usando
la adivinación para saber por qué camino marchar. Dice Ezequiel: "Ha
Profetismo 35
2. Refutación
25 Las "profecías "de Egipto son anteriores al año 2000 A. de C., y el "profeta" de Mari
dnln dc•I siglo decimoctavo A. ck C. En cambio. el primer profeta escritor d e Israel data del
si�lo 110110 A . dC' C.
36 LOS PROFETAS DE I SRAEL
Este t ipo de profecía es el que algunos creen que fue compartido por
los profetas de Israel. Los más antiguos-a quienes se asigna de ordi nario l a
época d e Samuel-se supone que iban recorriendo e n grupos e l país, ofre
ciendo sus servicios a cuantos estuviesen interesados en ellos. La gente
demandaría mediante ellos cuál era la divina vol un tad, y ell os tratarían de
5 Hebrew Religion: lts Origín and Deuelopment, pp. 1 85- 186.
6 The Nature and Functíon o/ Priesthood. pp. 30- 3 1 .
7
Ibíd., p . 40.
8 Prophecy and the Prophets in Ancient Israel, p. 3 l .
Profetismo 41
2. Pasajes de respaldo
Además de los tres principales pasajes anteriores, se trata de hallar
algunos otros que puedan consolidar la evidencia. Se cree que éstos mues
tran que el verbo profetizar (naba ') comportaba un sentido más amplio que
meramente "hablar de parte de Dios", pues implicaba una relación signifi
cativa con la idea de éxtasis frenético. Hay tres l ugares que se supone
conectados con el significado de delirio, y otros tres con el de locura .
a. LOS PASAJES DE DELIRIO
1) 1 Samuel 18: 10. Este pasaje se refiere a Saúl durante el tiempo
en que intentaba matar a David. Un d ía, en el colmo de su furia, sucedió
que '·u n espíritu malo de parte de Dios,, le asaltó y ··profetizó (yithnahbe ")
en medio de su casa, mientras David tañía con su mano el i nstrumento ante
él . El resultado fue q ue Saúl arrojó la lanza con la i ntención de enclavar a
David en la pared. Por razón de la situación y de que ningún mensaje de
parte de Dios salió de la boca de Saúl, la implicación es que este "profetizar"
fue una explosión de cólera, una emoción de desvarío delirante.
de Joram preguntó a Jehú: "¿ Hay paz?" Y ariadió estas s ignificativas pala
bras: "¿ Para q ué vino a ti aquel loco ( meshugga ')?" (v. 1 1 ). Puesto que las
acciones del joven profeta en esta ocasión habían sido perfectamente nor
males , el hecho de que el soldado lo tildase de "loco" seguramente provenía
de la costumbre que d icho soldado ten ía de considerar de esta manera a los
profetas.
La debilidad del argumento está acquí en que la persona que l lamó
" loco" al joven profeta era un soldado del ejército. Es frecuente entre los
militares tener una opinión equivocada acerca de l as personas religiosas y,
por consiguiente, la opinión de este hombre no tenía por qué representar
necesariamente el punto de vista del pueblo en general.
2) jeremías 29:26 . Este segundo pasaje tiene que ver con unas cartas
enviadas al pueblo de Jerusalén por uno de los cautivos de Babi l on ia,
Semaías. Aunque estas cartas ten ían por objeto oponerse a l a obra que
Jerem ías llevaba a cabo allí, es evidente que Jeremías había visto una copia
de ellas y está hablando de su contenido. En este contenido, dice él, está
incluida la observación burlona s iguiente: "a cargo de todo hombre loco
( meshugga') que se las da de profeta". Esta frase mostraba que el concepto
que de los profetas tenía Semaías es que eran unos "locos".
De nuevo se puede observar la debilidad del argumento, puesto q ue las
cartas mostraban sólo la opinión que este hombre ten ía de los profetas, y
está claro que esta persona no era un amigo de los profetas. E l escrito de
Semaías tenía por objeto oponerse a Jeremías, el profeta más relevante de
su tiempo y a quien se diriguía principalmente la despectiva observación.
Por tanto, repetimos que e l hecho de que una persona como Semaías tildase
de "locos" a Jerem ías y a otros profetas es insuficiente para demostrar que
este p unto de vista era general entre el pueblo.
comoquiera que tales personas tenían mal concepto de los profetas, era
evidente que éstos eran frenéticos que exhibían actitudes insensatas.
l . Comparación de religiones
3. Instrumentos musicales
opinión. Se trata del incidente en que Elíseo les dice a tres reyes, Josafat de
Judá, Joram de Israel y al rey de Edom, que se apresta a ver si Dios le va
a revelar cómo obtener agua en la gran necesidad que tenían del líquido en
aquellos momentos. El punto digno de notarse es que, como medida previa,
pidió que le trajesen un tañedor. Se afirma que el tañedor debía ejecutar su
música a fin de que Elíseo entrase en un estado de éxtasis, durante el cual
había de recibir la comunicación de Dios (2 Reyes 3: 1 5).
pasajes con el sign i ficado básico de "'profeti zar", se mostrará en u n cap ítulo
posterior, cua ndo examinemos más en detalle el s igni ficado de este verbo.
3. Instrumentos musicales
Los profetas con que Saú l se encont ró. cuando descendían de este l ugar
al to. tocaban instrumen tos musicales, y es cierto que l a m úsica se usaba en
otros pa íses con el fin de provocar el éxtasis. Sin embargo. no es preciso
pensar que estos profetas usasen sus i nstru mentos con esa finalidad. Podían
existir m uchos otros motivos para ello. y en breve vamos a sugerir uno que
l o expl ica perfectamente sin recurrir a la idea de trance extático. En real idad,
el modo en que se mencionan estos i nstrumen tos musicales sugiere que no
estaban siendo usados para fi nes de tal especie, sino que se habla de ellos
en conexión con el "descenso'' de los profetas del l ugar a lto, como si l os
profetas tocasen los instrumentos precisamente cuando bajaban de a l l í. Por
el contrario, la música que provoca el éxtasis no se toca mientras uno
cami na . s i no que es un tipo especial de música, con s u ritmo y son i do
pecul i ares, que se ejecuta m ien tras a lguien danza con movi m ientos larga
mente repetidos. Martí n Buber reconoce la i n consistencia de este argu
men to, al referirse a este preciso pasaje:
LE! éxtasis] no es provocado en pueblos de cultura primitiva por medios
como éstos. sino por un frenético can tar de canciones monótonas. Es cierto
' -' El tabern áculo fue trasladado de Siló a Nob ( 1 S . 2 1 : 1 ) poco después, según parece.
de que el arca hubiese sido sacada del tabernáculo para ser l levada a la ba talla de Afee.
cuando cayó en manos de los fil isteos ( 1 S. 4: 1 - 1 1 ).
Profetismo 51
que tal can to es extático. pero también está l igado a u n ritmo m uy estricto y
acom pa11ado de movimientos rít micos de todos l os miembros del grupo. 1 4
Cuando Samuel predijo el encuentro de Saúl con los profetas, dijo que
Saúl '"sería mudado en otro hombre". Con todo, existen dos factores opues
tos a l a idea de que ello comportaba una predicción de que Saúl había de
llegar a l éxtasis.
En primer lugar, fue Samuel quien h izo la predicción y, al hacerlo así,
implicaba aprobación. Pero si esto hubiese comportado una actitud de tipo
cananeo, habría sido totalmente contraria a la conducta de Samuel, clara
mente anticananea. Su ministerio se caracterizó de por vida por la intima
ción con que urgía a los israel itas a dejar el culto cananeo de Baal y volverse
n una fe verdadera en el Dios de Israel (e.g. , 1 S. 7:3-4). Es difícil incluso
t•I pensar que Samuel predijese con aprobación que Saúl había de l legar a l
frenesí extático hasta el punto d e ser mudado e n "otro hombre". Debió de
tener en su mente a lgún otro pensamiento, y la naturaleza de tal pensa
miento es lo que constituye la base del segundo factor.
Este segundo factor es que es lógico conectar la predicción de Samuel
14
'/1,e Prophetic Faith . p. 63.
'5 EI término nagan ocurre cntorcc· veces en el Antiguo Testamento: en doce de el las se
l'l'fit•n•, con toda certeza. a 1111 l a 1h-dor ele- inst rumento de cuerda; y en las otras dos. es
posihk quc lnmbicln l l'ngn <•I 111 1 1111111 HPlll ido (Snl. 68:25; l•'.z. 33:32).
52 LOS PROFETAS DE I SRAEL
con respecto a Saúl. con otra frase del mismo contexto, en la que se nos
dice de Saúl que "le mudó Dios el corazón" ( l S. 10:9), lo cual no implica
una pérdida del control de sí mismo en trance de éxtasis, sino que más bien
indica una nueva actitud, una n ueva visión emocional de la vída. Esto se
encuadra perfectamente en el relato cuando ésto se considera como un con
junto. En efecto. Saúl se había sen ti do perplejo sobre ir o no a ver a Samuel
( l S. 9:5 - 10), lo cual sugiere una falta de confianza en sí m ismo (V. 1 S.
1 0: 2 2 ). Pero ahora Samuel había ya ungido al joven para q ue fuese el
primer rey de Israel . y esto exigía una confianza notable. No cabe duda de
que la primera objeci on que se levantó en la mente de Saúl fue su propia
falta de con fianza. y Sam uel se percató de ello. En consecuencia, Saúl
necesitaba experimentar un cambio en este respecto, y éste fue el cambio
que experimentó al recibir "un corazón nuevo''. El cambio fue tan notorio
que, cuando los que se hallaban a l l í vieron al joven. cuya timidez conocían.
ocupado en la actividad de profetizar con la compañ ía de l os profetas, no
sa lían de su asombro y se preguntaban si también Saúl estaba entre los
profetas.
Evidentemente, este cambio fue operado por el Espíritu de Dios, que
vino sobre Saúl ( l S. 10: 1 0), detalle que estudiaremos en el capítulo 6.
Parece ser que esta vez el cambio fue sólo temporal , aunque era un anticipo
de la fuerza que se le conferiría cuan do llegase a ejercer su oficio, puesto
que Saúl mostró la misma timidez cuando, más tarde, fue seleccionado por
Dios en presencia de los ancianos de I srael : se le halló ··escond i do entre el
bagaje" ( 1 S. 1 0: 2 1 - 22). El cam bio no necesitaba ser permanente en la
ocasión anterior, ya que Saúl reinaría en algunos meses más. Parece ser
que el Espíri tu vino sobre él de modo permanente justamente antes de la
batalla de Jabés de Galaad ( 1 S. 1 1 :6), y acto seguido fue investi do como
rey de Israel ( 1 S. 1 1 : 1 5).
' 6 En efecto. es probable que este desvestirse no impl icase total desnudez. En esta clase
de actividad profética, es natural que se desease facilidad de movimientos. lo cual pudo
obtenerse quitándose la ropa exterior. La palabra desnudo (arom) puede significar simple
mente parcia lmente vestido: véase Job 22:6: 24:7. I O: Is. 58:7.
Profetismo 53
yendo el grupo profético que se hal laba presente, y l os tres grupos de men
sajeros q ue Saúl había e nviado previamente para arrestar a David ( l S.
l 9:20 - 2 1 ). Al menos, algunos de ell os tambíén se desvistieron parcial
mente, porque el texto usa el vocablo también (gam) al hablar de la accíón
de Saúl en esta ocasíón ( 1 S. 19:24), pero está total mente claro que nadie
más de los otros estuvo tendido en una especie de estupor. El comentario
de los sorprendidos espectadores también se refirió solamente a Saúl. Si el
estupor de Saúl hubiese sido resultado de un trance extático, habríamos de
preguntarnos por qué los demás que profetizaron y se q uitaron la ropa
exterior, no actuaron de la misma manera. Por tanto, es menester mirar en
otra dirección para hallar el motivo de la actitud de Saú l , motivo que sólo
len ía q ue ver con él.
El segundo factor es que, en este tiempo, no era Saúl la persona más
indicada para experi mentar un trance de frenesí extático. Ya hemos hecho
notar que el estado de éxtasis no es fácil de conseguir, y que la persona, n o
sólo debe si ntonizar perfectamente con la idea de l legar a l éxtasis, sino que
debe esforzarse por conseguir tal estado. Sin embargo, en este caso. Saúl
no sólo no hizo n ingún esfuerzo por entrar en trance, sino q ue no simpati
zaba con la idea en lo más m ín imo, puesto que había l legado a l lá en u n
estado d e enfado y frustración por e l hecho d e que tres grupos d e mensajeros
habían sido i ncapaces de aprehender a David. As í que. al llegar. su único
pensamiento era echar mano del joven y tratarle con la m ayor aspereza. no
de ent rar en trance. Por tanto. debió de existir otra razón, tanto para su
profetizar como, especialmente, para el estupor resul tante. Esta razón existe
.v será presentada más tarde, en el capítulo 6.
D. CONTRAOFENSIVA
25 Ibid., p. 4.
26 1bid., p. 48.
27 1bid., p. 1 74.
4
El Significado del verbo
"profetizar"
59
60 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Con todo, los dos primeros tienen su importancia y son dignos de estudio.
Ambos términos son participios y se derivan de verbos que son prác
ticamente sinónimos, ra c1h y hazah, y ambos significan .. ver". Así que los
participios significa n --el que ve'" o. conforme suele traducirse en el Antiguo
Testamento. '"vidente". Por ejemplo. Saúl y su criado lo usaron para desig
nar a Samuel; cuando se acercaba n a la ciudad del gran profeta. pregun
taron a unas doncellas: ..¿ Está en este lugar el vidente?'' (1 S. 9:11 ).
Puesto que ambos términos son sinónimos, surge la pregunta de por
qué se usan ambos. Morris Jastrow sugiere que ro 'eh pudo ser un .. vidente"
para cualquiera. mientras que hozeh era "más específicamente el adivino
oficial de la corte"', 1 Quizás haya algo de verdad en ello, pero parece ser
más probable que dichos términos se distingan básicamente según la época
en que cada uno se usó con más frecuencia. Ambos tuvieron sus respectivos
períodos de popularidad: ro 'eh en el tiempo de Samuel, en el que ocurre
ocho de las doce veces, 2 y hozeh en tiempo de David, cuando vivieron cuatro
de las siete personas así designadas. 3 Una prueba más de que ocurrió un
cambio de nombre con el paso de los años, la tenemos en 1 S. 9:9 . que dice
as í: "'Antiguamente en Israel. cualquiera que iba a consultar a Dios, decía
así: Ven i d y vamos al vidente: porque al que hoy se llama profeta, entonces
se le llamaba vidente.". Este versículo a firma expl ícítamente que el término
vidente (ro 'eh) cambió. en el uso popular. a nahhí '. Es cierto que aqu í no
aparece el término hozeh . pero sí se dio un cambio de ro 'eh a nahhi ', bien
pudo darse también un cambio de ro 'eh a lwzeh .
Conviene también decir unas palabras sobre la supuesta relación entre
este ro 'eh -hozeh y el Baru babilónico. El Baru al que ya nos referimos en
el capítulo 2 era un sacerdote adivino en Mesopotamia. También la palabra
Baru significa ''vidente". Conforme a esto, piensa Jastrow que el ro 'eh-hozeh
de Israel ten ia básicamente la misma función que el Baru . función que,
según él, era inspeccionar "algo con miras a obten er respuesta a una deter
minada pregunta ··. 4 En otras palabras. cree que el ro 'eh-hozeh era básica
mente un adivino como el Baru . Sin embargo, el Antiguo Testamento no
ofrece ninguna indicación de tal cosa; por el contrarío, en el caso de Saúl
y de su criado, cuando fueron a Samuel para preguntarle sobre las asnas,
lejos de consultar con ningún í nstrumento material de adivinación, Samuel
IJ\forris j astrow. ··Ro"eh and Hozeh in the Old Testament'", journal of Blblícal Lltera
ture , 28 ( 1 909): 52.
lEn todas estas ocho veces. se aplica al propio Samuel. Sadoc es l lamado así una vez
( 2 S. 1 5:27); Hana n í. dos veces ( 2 Cr. 1 6:7. 10 ); la vez restante, el término es usado en
general ( Is . 30: 1 0 ) .
3
Las cuatro son: Gad ( 2 S. 24: 1 1 ). Hemán ( 1 Cr. 25: 5 ); Asaf ( 2 Cr. 29:30). y Jedutún
( 2 Cr. 35: 1 5 ). Individuos posteriores a quienes se aplica este térm ino son: lddó (2 Cr. 1 2 : 1 5),
l lananí ( 2 Cr. 1 9:2 ) . y Amós (Am. 7: 1 2 ) .
4 "Ro eh and Hozeh '", pp. 46 - 47.
Profet ísmo 61
2. Varón de Díos
B. NABHI'
1 . Etimología
1 iLa idea de "boca", apl icada a D ios, es mencionada por los profetas posteriores. Por
,•j¡•mplo, Jeremías dice que los falsos profetas de su t iempo son los que no hablan "de l a
horo d e Jehová" (23: 1 6). Y Ezequiel habla d e sí m ismo como d e un "atalaya a l a casa d e
hmwl", a ! que Dios dice: "Oirás1 pues, la palabra de m i boca" ( 3: 1 7).
1 ,IA Liqht to the Nations. p: 277.
64 LOS PROFETAS DE I SRAEL
··profetizar''; y, por supuesto, lo que allí había estado haciendo era proclamar
el mensaje de Dios. 14
Una cuarta indicación puede deducirse de la naturaleza de la consigna
dada a los profetas al tiempo de su llamami ento. A Isaías le fue ordenado:
"Anda, y dí a este pueblo" (Is. 6:9). A Jeremías le dijo Dios: "A todo lo que
te envíe, irás. y d irás todo lo que te mande"'. (Jer. 1:7). La orden que le dio
a Ezequiel fue: "'Yo te envío a los hijos de Israel . . . y les d irás" ( Ez. 2:3-4).
El mismo tipo de orden recibieron una y otra vez los profetas, al ser comi
sionados para este ministerio.
Y. en quinto lugar, es muy sígníficativo que, cuando quiera que se nos
describe a los profetas reci biendo alguna orden a poniéndola por obra, la
idea está siempre centrada en transmitir el mensaje de Dios.
Por tanto, la idea básica del vocablo queda establecida fuera de toda
duda: "Es alguien que habla en lugar de Dios". As í que, bien podría ser
que su significado etimológico proceda del vocablo acádico nabu ("hablar"),
tomado en sentido activo; pero, al menos, su significado básico en el Antiguo
Testamento es incuestionable, y es d igno de observación que este significado
se halla en la gran mayor ía de los casos. Como ya se i ndicó en los capítulos
anteriores, las pocas excepciones que se dan, están en las pasajes alegados
por los mantenedores de la i dea del frenesí extático. Pero es impropio a
todas luces el basar en unos pocos pasajes un determinado punto de vista,
cuando una abrumadora mayoría de pasajes indican el verdadero signifi
cado con toda claridad.
Sin embargo, como quiera que existen esos pocos pasajes en los que se
advierten los s ignificados secundarios aludidos en los capítulos anteriores,
está en su punto contrastar esos significados con el principal. Si hay algún
aspecto bajo el cual el término pueda usarse en el sentido de esos signifia
dos, éstos deben añadir algún colori do al s ignifi cado básico; porque s i éste
agotase por completo el concepto expresado en el vocablo, los pocos casos
en que se dan los sentidos secundarios no podrí an existir. Así que surge la
pregunta: ¿Qué indican esos pocos significados secundarios como i dea
adicíonal al concepto básico, "hablar en lugar de Dios"?
En la discusión anterior quedaron fijados dos de esos significados:
delirar y alabar. Un tercero, locura , resultó dudoso. Así, pues, la cuestión
se centra particularmente en lo que esos dos significados tengan en común
1 5 Por ejemplo, Theodore H . Robinson, Prophecy and the Prophets in A ncient Israel
pp. 28- 29; también Jastrow, "Ro 'eh and Hozeh ", p. 56.
' 6 The Rediscouery of tite Old '/estament . p. 1 37 .
1 7 Gad, e n l S. 22:5; 2 S. 24: 1 1 ; l Cr. 2 1 :9; 2 Cr. 29:25: lddó, e n 2 Cr. 9:29; 1 2 : 1 5;
[ 3:22; y Amós, uno de los grande profetas escritores, en A m . 7 : 1 2 .
18 V éase Edward J. Young, My Servants the Prophets , pp. 63 - 64.
Profetismo 67
corriente entre el pueblo, en tiempo de Samuel, dicir ro ·e h (aun cuando se
usase nabhí' también), y nabhi " en el tiempo posterior del autor de 1 Samuel.
Una prueba adicional de que no es menester hacer ninguna distinción
entre el ro 'e h-hozeh y el nabhi', en cuanto a oficio, se halla en Is. 30:9- 10.
Dice así este pasaje: ·'Este es un pueblo rebelde, hijos menti rosos, criaturas
que no quieren escuchar la instrucción de Jehová; que dicen a los videntes;
No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas hala
güeñas, profetizad ilusiones". Aquí se nos describe al pueblo rebelde de Judá
pidiendo a los profetas que no les hablen "lo recto", sino "cosas halagüe
r'l as'' y engaños ("ilusiones"). En otras palabras, el pueblo quería que los
profetas le h ablasen de una forma que le resultase agradable, más bien que
l rayéndoles a la memoria el estado de pecado en que se hallaban. El punto
clave, digno de ser tenido en cuenta aquí, es que la actividad que se men
ciona es '"hablar'', ya sean cosas agradables o desagradables, y que el tér
mino para designar a los profetas no es nabhi '. De hecho, son los otros dos
l i·rminos los que se usan aquí, ro ·eh y hozeh , siendo traducido el término
ro 'eh por '"vidente'', y hozeh por "profeta". Así, pues, el ro ·eh-hozeh podía
ser considerado como alguien que hablaba en lugar de Dios, así como al
guien que recibía mensajes de parte de Dios. En otras palabras, se le podía
considerar desempeñando la función específica del nabhi '.
5
La Función del Profeta
A. METODO
l . Predicar
fü)
70 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Personajes clave
:t Acciones simbólicas
pelos, cortó otra parte de ellos, y esparció al viento una tercera parte ( 5: 1- 2).
El simbolismo era que e l pueblo de Israel había igualmente de ser quemado,
herido y esparcido en la cautividad inminente.
Quizás el ejemplo mejor conocido de simbolismo es el que comportó el
matrimonio de Oseas con su mujer, Gómer. Un día, le dijo Dios a Oseas
que se casase con esta mujer, declarándole al mismo tiempo que ella l e
había d e ser infiel hasta convertirse en "mujer fornicaria" ( Os. 1:2). 4 Oseas
se casó con Gómer, y les nacieron hijos como también Dios le había pre
dicho. Los nombres de estos h ijos tenían significado simbólico. Al primero
se le puso el nombre de Jizreel, y el simbolismo era que Dios "castigaría a
la casa de Jehú por causa de la sangre de Jizreel , y haría cesar el reino de
la casa de Israel " ( 1:4). El segundo tuvo por nombre Lo-ruhamah, que
significa "no compadecida", como símbolo de que Dios "no se compadecería
más de la casa de Israel" ( 1:6). Y al tercero se le llamó Lo-ammi , que quiere
decir ""no mi pueblo", y el simbolismo era que Israel, a causa de su pecado,
no sería ya considerado como el pueblo de Dios ( 1:9).
Después de esto, Gómer, en su infidelidad, abandonó a Oseas, para
volverse, al parecer, a casa de su padre. Después de algún tiempo, Dios l e
d ijo a Oseas que fuese a buscarla y l a amara una vez más (3: 1-3). Esto
hubo de res ultarle a l profeta muy difícil, en vista de la experiencia anterior,
pero, con todo, obedeció . Cuando Gómer se reunió con él, Oseas le advirtió
seriamente que no continuase con la forma de vida que había l levado des
pués que la tomó por primera vez.
E l simbolismo de este matrimonio además del de los nombres im
puestos a los hijos-es que, así como Oseas tomó a Gómer y ésta le fue infiel,
así también Dios había tomado a Israel para Sí y el pueblo le había sido
infiel. Después, así como Gómer dejó a Oseas y se fue tras diversos amantes,
!lSÍ también lsrael había dejado a Dios y se había ido en busca de los dioses
falsos de las naciones circunvecinas. Y, en fin, así como Oseas rescató de
nuevo a Gómer para sí, a pesar de su infidelidad, así también Dios había
hecho con frecuencia volver hacia Sí a Israel, a pesar de la terca desobe
diencia del pueblo.
Otra figura l iteraria empleada por los profetas era la lección "objetiva".
Ciertos objetos o acciones que el profeta veía, le traían a la mente alguna
V('rdad. Usaba simbólicamente esos objetos o esas acciones, para expresar
dicha verdad de una manera más vívida. Fue probablemente Jeremías quien
usó este método más que ningún otro.
4
1\unque hay distintas opiniones acerca de este matrimonio, el punto de vista prolép
t i1•t), qu�· aquí soslC'ncmos, tiene a su favor lns mayores probobil idadt·s.
74 LOS PROFETAS DE ISRAEL
5
Por ej. Lindblom. P1·ophecy in A ncie11t Israel, pp. 13 l 1 32.
Profetismo 75
era larga -al menos, 400 kms. h asta el más cercano punto de contacto con
el río - , pero el hecho de ir allá por dos veces era importante para el sim
bolismo que se deseaba. Por cierto, el pueblo seria l levado así de lejos para
un período de castigo, a causa de la sucia condición de su pecado.
Jerem ías halló otra l ección objetiva cuando visitó la casa del alfarero
( 1 8: 1 1 O). Al visitar al alfarero. vio q ue la vasija que acababa de hacer se
le echaba a perder en su mano, pero tomaba el barro y volvía a hacer otra
vasija, la cual le sal ía ahora más hermosa. La lección prin cipal q ue con esto
quería Dios enseñar a Jerem ías, era que. así como el alfarero tenía poder
sobre el barro para hacer de la vasija echada a perder una nueva y mejor
vasija, así también Dios ten ía poder sobre l os israeli tas para hacer de ellos
un n uevo pueblo, cam biándolos de una nación echada a perder por el pe
cado, a otra que l e agradase a ÉL Una lección suplementaria estaba i mp l i
cada con referencia a cautividad que se avecinaba. En ese tiempo, Israel era
una vasija echada a perder a los ojos de Dios, a causa del pecado. A su
t iempo, Díos quebraría esta vasija, ya echada a perder, mediante los sufri
mien tos de la cautividad, a fin de que volviese a ser m oldeada según u n
nuevo y mejor patrón .
U n último ejemplo d igno de n otarse t iene que ver con l a ocasión en que
Jerem ías vio dos cestas de h igos puestas delante del templo de Jehová
(24: 1 1 0). U na de las cestas contenía ''higos muy buenos. como brevas'',
y la otra "higos m uy malos, que de malos no se podían comer" ( v. 2 ). Los
higos buenos son descritos como ''brevas"; primera cosecha que se recogía
n fínes de junío, y eran m uy apreciados. El simbolismo que Dios indicaba
n Jeremías se refería de n uevo a la cautivi dad, pero ahora en sentido dife
rente. La diferencia tenía que ver con el tiempo preciso en que Jeremías vio
los h igos. El tiempo era justamente después que Joaqu ín había s ido llevado
cautivo ( 597 A. de C.). En este t iempo, estaba Sedequ ías en el trono de
ludá.
D ios d ijo q ue el cesto de l os higos <buenos representaba a los que habían
i;ido deportados; sobre ellos había de poner E l Sus ojos para bien durante
su cautividad y los había de traer de n uevo a su t ierra, en su debido tiempo.
Entonces los volvería a edi ficar, y no los destruiría; los volvería a plantar.
y no l os arrancaría ( 24:6). El resultado había de ser que vendrían a conocer
n su Dios y se les daría un corazón nuevo. Respecto a los h igos malos, Dios
dijo que representaban al pueblo q ue había sido dejado en la tierra bajo el
mnndo de Sedeq u ías. En cont raste con l os deportados, éstos habían de
pasar muchas dificultades al quedarse all í, y habían de llegar a ser '"por
infamia, por ejemplo, por refrán y por mal dición" en todos los lugares a
donde Dios les había de arrojar ( 24:9). En otras palabras, había muchas
1111.íi,; bendiciones reservadas para los que habían s ido tomados cautivos que
pam los q ue habían sido dc·jndos 011 la tierra.
76 LOS PROFETAS DE I SRAEL
B. MISION
Hace una generación, era corriente entre los eruditos considerar a los
profetas escritores de Israel como instauradores de una nueva enseñanza.
Se creía que estos hombres introdujeron ideas nuevas con respecto al mono
teísmo y a las exigencias éticas; que fueron los primeros en pensar de Dios
como el único Dios y verle exigiendo una conducta ética correcta de parte
de Sus adoradores. 6 Sin embargo, en fechas más recientes, muchos llaman
a estos profetas reformadores, más bien que innovadores, diciendo que su
mensaje no era nuevo, sino que había estado implícito por muchos años en
las enseñanzas de Israel. 7
Esta posición reciente se conforma mucho más con lo que hallamos
claramente en la Escritura. Los profetas escritores no eran unos innovadores
que introdujeron un monoteísmo ético. Desde los primeros días, Israel había
creído que Jehová era el único Dios verdadero y que requería una conducta
ética correcta. En este punto, no debe hacerse ninguna distinción entre los
primeros profetas de la historia de Israel y los posteriores que consignaron
por escrito sus mensajes. 8
La tarea primordial de los profetas fue, pues, promover una reforma.
Querían que el pueblo se volviera de lo que estaban haciendo en sus prác
ticas pecaminosas a las enseñanzas de la Ley. Los profetas escritores se
dedicaron a esta tarea, principalmente, hablando a grandes muchedumbres
y poniendo después por escrito sus mensajes; los primeros profetas lo hi
cieron principalmente mediante contactos con individuos. Los profetas no
pudieron ser instauradores de nuevas i deas, puesto que lo que el pueblo
6
Por ej. , W. O. E. Oesterley y Theodore H. Robinson, Hebrew Religlon: lts Orlgln and
Deidopment, pp. 234ss. 299 (escribían esto en 1 937); Robert Pfeiffer, lntroduction to the
Oíd Testament, p. 580 (escribiendo en 1 94 1 ); y R. B . Y. Scott, The Relevance of the Proph
ets , pp. 1 06ss. ( escribiendo en 1 953 ) .
7
Es típico el comentario de J o h n Bright (A History of Israel. p . 246). quien dice: '·Los
profetas clásicos . . . ciertamente no eran los pioneros espirituales ni, en especial, los des
cubridores del monoteísmo ético, como tan repetidamente se les ha querido hacer". Y añade
que ·'no eran unos innovadores, sino reformadores que siguieron en la l ínea principa l de la
tradición de Israel". Véase A. C . Welch, Prophet and Priest In Oíd Israel. p. 35.
8 Walter Eichrodt ( Theology of the Oíd Testament, pp. 339ss., 345ss.) -afirma rotun
damente que no ocurrió n i ngún cambio fundamental, sino sólo el cambio a un mejor enten
dimiento de l a real idad de l a presencia de Dios, y que esto infundió a los profetas escritores
una mayor urgencia para l levar a cabo su tarea y una creciente preocupación por el inminente
castigo del pueblo.
Profetismo 77
ten ía que creer, había sido ya revelado antes de entrar en la tierra prometida.
La Ley de Dios había sido dada a Moisés en el Monte Sinaí, y esta Ley
había sido enseñada desde el principio por l os sacerdotes .
p. :J9, q uien dice: '·Tradicionalmente, los sacerdotes habían sido los educadores . . . como
11111(•stro, el sacerdote sabía cómo trabajar fatigosamente con el p ueblo, conduciéndoles paso
,, pnso''.
1 11/1 l.igl, t lo the Nalions , p. ?.7Ci.
78 LOS PROFETAS D E ISRAEL
La tésis de que los primeros profetas eran tan reformadores como los
profetas escrítores es fácil de demostrar. El p apel de reformador le tocó a
Samuel en su temprana edad, cuando fue llamado a comunicar a Elí el
juicio de Dios sobre su perversa familia (1 S. 3: 1-18 ). Sus persistentes
esfuerzos para reformar al pueblo se vieron coronados por el éxito cuando
Israel formuló una clara decisión por Dios en Mizpá (1 S . 7:1 14). El --va
rón de Dios" intimó a Jeroboam la misma reforma (1 R. 13:1- 10). Hananí
hízo lo mismo con Asá (2 Cr. 16:7-9 ). Es bíen conocido el esfuerzo de Elías
en el Carmelo, con relación al régimen de Acab y Jezabel (1 R. 18). De
hecho, la razón por la que se mencionan la mayor parte de los profetas en
las Escrituras, fue algún episodio en el que u rgieron a uno o más individuos
a reformarse.
argumen tos son parecidos a los anteriores. ser ía superf l u o hacer una l ista
de ellos.
Para refutar esta teoría. no es necesario tomar por separado cada uno
de estos argumen tos. porque casi todos son del m ismo tipo. Dan por sentado
que. puesto que el profeta estaba. en alguna ocasión. cerca del altar o de
un sacerdote o del templo. o en alguna relación con el los. ya por eso esta ba
desempeñando funciones de sacerdote. Pero ésta es u n a conclusión falsa.
El rnl'ro h echo de que setenta ancianos estuviesen cerca del tabernáculo .
cuando profet izaron corno resu ltado de venir sobre ellos el Espíritu Santo.
no impl ica que fuesen miem bros de la casta sacerdota l . sirviendo a l san
t uario. El tabernáculo era simplemente el l ugar adecuado para que se reu
niesen a fin de ser revestidos de poder por el Espíritu. O bservaci on es
s i m i lares pueden hacerse respecto a l resto de l a supuesta evidencia. Es
natural que. a l pertenecer al pueblo de Dios . l os profetas est uv iesen i n tere
sados en los asun tos religiosos, y es cícrto q ue visita ban en m uchas oca
siones el l ugar donde eran ofrecidos los sacrifici os. Pero esto no quiere decir
que pert eneciesen al cuerpo sacerdotal y estuvíesen all ( actuando como sa
cerdotes. fi'ina l mente. el argumento basado en un pos ible paralelismo con
los oficiales cananeos del culto está fu ndado en una mera suposición. Lo
más proba ble es que estos oficiales ca naneos fuesen semejantes a l personal
rel igioso de Babi lon ia . más bien que al de lsrael . 1 7 Si mplemente, n o hay n i
una sola prueba seria d e que guardasen semejanza con los sacerdotes y
profetas de Israel . Para poder ofrecer alguna evidencia de esta teoría, sería
necesario h a l lar u n caso cl aro de u n o o más profetas profiriendo orácu los
emi t i dos desde el Lugar Santís imo. pero este caso está por hallarse.
En contraste con ello. lo que s í se halla a veces en l os profetas es su
actitud crítica con respecto a las prácticas corrientes del culto. Por ejemplo,
lsa(as cita a Dios d iciendo: '"¿Para q ué me sirve l a multitud de vuestros
sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales
gordos: no qu iero sangre de bueyes. n i de ovejas ni de machos cabríos
. . . No me t ra igáis más vana ofrenda: el i ncienso me es a bom i nación'" (Is.
1: 1 1 . 1 3 ). Jcremi'as ( 6: 20: 7:2 1 - 23 ). Oseas (6:6), Amós ( 5:2 1 -25). Miqueas
( 6:6 - 8 ), t odos ellos. hablan de u n a manera semeja nte. Hace pocos años,
muchos eruditos pen saba n que estos profetas habfan incluso exhibido u na
act i t u d claramente a n ticúltica. Tamb ién esto es fal so, como es falsa la ac
titud de los erud i tos act uales q ue se van a l extremo opuesto al atribuir a
los profetas un papel prominente en el culto del santuario.
Otro argumento para refutar esta opin ión puede deducirse del hecho de
que la Ley de :\loisés no prescri be ni otorga su reconocimien to a tal actividad
por parte de los profetas. Las normas para el servicio del santuario están
m inuciosa mente deta l l adas. pero ni una sola vez se menciona a l os profetas
1
·E1 p<'rnonal de Ba b i l onia era sacerdotal: véase cap. 2. p. 28.
Profetismo 83
' " Prophecy in Anrient ls,·ar,f, pp. 1 59ss . ; véase Scott. Tlie Rele,•cmce o/ tite Propl1ets .
pp. 8 1 8:'l.
84 LOS PROFETAS DE ISRAEL
de todo, sus libros no son tan voluminosos como para requerir demasiado
tiempo para su redaccíón, y los más familiarizados con la información para
registrarla con todo esmero, eran naturalmente los mismos profetas.
Un segundo argumento es que dos de los más grandes profetas, Isaías
y Jeremías, mencionan a los discípulos que les seguían. Isaías lo hace en
8: 1 6, donde díce: "Ata el testimonio, sella la instrucción (torah ) entre mis
discípulos" . El vocablo para discípulos es límmudhim, que significa
"aprendices". Hablando de este versículo, dice R. B. Y. Scott; "En Isaías
8: 16, el profeta encomienda este mensaje a sus discípulos". 1 9 Sin embargo,
el versículo no dice esto, sino que indica simplemente el deseo de Isaías de
que el testimonio quedase atado, y la ley sellada entre sus discípulos, mien
tras éstos se movían entre el pueblo desobediente de su tiempo. El testi
monio y la ley de que aquí se habla no era, con toda probabílídad, el mensaje
que Isaías hab ía estado proclamando, sino la Ley básica que los sacerdotes
enseñaban y que los profetas exhortaban, a lo largo de los años, a guardar.
Y los discípulos en cuestión no es probable que fuesen solamente los se
guidores cercanos de Isaías, sino que se refiere a toda persona piadosa de
su tiempo, que tratase de andar en los caminos de Dios, gente que le había
escuchado atentamente y había aprendido de él cuando predicaba.
También es citado Jeremías por el hecho de tener a Baruc por amigo y
secretario. En realidad, lo que el texto sagrado dice es que Jeremías dictó
el material a Baruc, y éste lo redactó. Leemos en Jer. 36:4: "Y llamó Jeremías
a Baruc, hijo de Nerías, y escribió Baruc al dictado de Jeremías (lit. de la
boca de J eremías), en un rollo, todas las palabras que Jehová le había ha
blado". Cuando el rey Joacim quemó el rollo malignamente, Jeremías tomó
otro rollo y, bajo la dirección de Dios, dictó de n uevo el material a Baruc
(Jer. 36:32 ). Hay que decir que un solo hombre a duras penas puede formar
un grupo de discípulos; pero, además, en este caso explícitamente se nos
dice que Jeremías escribió su propio libro, usando a Baruc únicamente como
secretario. Nótese que la línea general de pensamiento de la opinión que
nos ocupa es que mucho después de la predicación del profeta y, posible
mente, después de su muerte, es cuando s us dísípulos pusieron por escrito
lo que habían escuchado de sus labios.
Un tercer argumento, también propuesto por Lindblom, es que este
modo de poner por escrito las revelaciones hechas a los profetas es lo que
explica lo que él llama '·muchos pasajes oscuros, muchas discrepancias,
muchas repeticiones, muchos lagunas y muchas adiciones" en l os l ibros
proféticos. 2° Cree Lindblom que se dan tales cosas en los escritos proféticos
y cree que la mejor forma de explicarlas es apelando a este tipo de pater
n idad literaria. Sin embargo, los eruditos conservadores ven estos supuestos
19
The Relevance o/ the Prophets, p. 82.
20Prophecy in A ncient Israel, p. 1 64.
Profetismo 85
89
90 LOS PROFETAS DE ISRAEL
A. IDENTIFICACION
Los eruditos de convicciones l i berales piensan que las menciones del
Espíritu Santo en el A n t iguo Testamento son meramen te referencias a l
poder de Dios o a la influencia d e D ios e n e l m undo. Cuando estas refe
rencias tienen q ue ver en particular con los profetas, los eruditos liberales
las consideran corno indicaciones de un poder que ven ía sobre los profetas
para hacerles entrar en trance extático. Como ya se dijo en el capítulo 3 ,
este punto d e vista es totalmente falso e n l a opi nión d e l os exegetas con
servadores, ya q ue éstos creen que el Espíritu Santo es una de las tres
personas de la Deidad, junto con el Padre y el Hijo.
En tre l os exegetas conservadores, hay q u i enes, admitiendo q ue el
Espíritu Santo es una persona divina. piensan que el pueblo del Antiguo
Testamento no se percató de Su existencia en esta dimensión, sino que
pensaban acerca del Espíritu Santo corno de un poder o influencia que Dios
ejercía en el Universo.
Sin embargo, hay razones para creer q ue personas bien informadas en
t iempos del Antiguo Testamento, tenían un concepto más elevado del Esp(rítu
Santo. No cabe duda de que no habrían sido capaces de formular la doctrina
de la Tri nidad en términos teológicos, pero parece ser que pudieron entrever
una disti nción entre el Espíritu Santo de Dios y Dios mismo, en forma que
caracterizase al Espíritu Santo con cuali dades propias de una persona. Por
ejemplo, escribe el salmista: '"Envfas tu Espíritu, y son creados, y renuevas
la faz de la tierra" ( Sal. 1 04:30). La palabra envías difícilmente puede
aplicarse a un poder o i n fluencia de D ios , para lo cual uno podría esperar
más bien que el salmista se expresase así: 'Tú creaste la t i erra con tu poder
y la renuevas con t u i n fluencia". Un espíritu que pudo ser enviado debe ser
distinto del q ue lo envió, y si ese espírit u pudo, a su vez, crear y renovar
la faz de la tierra, se implica entonces un aspecto de la personalidad .
E n cierta ocasión, Elíseo pidió una "doble porción" del "espíritu"' de
Elías (2 R. 2:9). En el mismo contexto ''cincuenta varones de los h ijos de
los profetas" (profetas en período de entrenamiento), se refirieron a tal
espíritu como "el Espíritu de Jehová". Con ell o se i ndica q ue el espíritu q ue
Elíseo deseaba obtener de Elías era el m i smo "Espíritu de Jehová". Siendo
esto así, el Espíritu de que aquí se habla se distingue de Dios mismo y,
puesto que el contexto indica que Elíseo recibió u n gran poder cuando el
Espíritu vino sobre él, se i mplica también el aspecto de personalidad.
Posteriormente, Ezequiel, quien escribe con tan.ta frecuencia sobre el
Espíritu, se refiere de modo muy sign i ficativo a algo que el Espíritu estaba
haciendo por él o para él. Por ejemplo, en 3: 1 2. dice: "Entonces me elevó
el espíritu", para transportarle a Tel-abib. En 1 1 : 1 , afirma: "Entonces el
espíritu me elevó, y me l levó a la puerta oriental de la casa de Jehová". Esta
Profetismo 91
fraseología m uestra, una vez más, que el profeta d istinguía entre el Espíritu
de Dios y Dios mismo, y, puesto que el Espíritu efectuaba todas estas cosas
por él, se implica también que es una persona.
También es importante percatarse de que este tema de la indent idad
del Espíritu Santo en el Antiguo Testamen to no es tanto una cuestión de lo
que el pueblo pensaba acerca de la tercera persona de la Deidad como de
la i ntención que Dios ten ía al inspirar a los escritores sagrados. Esta i nten
ción q ueda i n d icada en n u merosos pasajes. Por ejemplo, en Génesis 1 :2,
donde se dice que el Espíritu de Dios se movía o aleteaba sobre la faz de
las aguas después de la creación i nicial, dando a entender claramente que
era la Tercera Persona de la Deidad la que así se movía, a leteaba o incubaba.
O. muchos años después. cuando Dios d ijo a Zacarías que su obra se hacía
"no con la fuerza ni con el poder. sino sólo con mi Espíritu'' (Zac. 4:6).
seguramente se refería a la Tercera Persona de la Deidad como la responsa
ble de que la obra de Dios se llevase a cabo. Ahora. pues, la cuestión es
básicamente cuál era la relación, conforme Dios la veía, entre la operación
del Espíritu Santo y l os profetas en su función de profetizar.
L Números 1 1: 16-30
2. 1 Samuel 10: 1 - 1 3
En el pasaje que nos n arra el segundo encuentro de Saúl con los pro
fetas, se nos dice que "vino sobre él el Espíritu de Dios, e iba caminando
profetizando hasta que llegó a Nayot en Ramá " , donde estaba David en la
compañía de Samuel ( l 9:23). Antes de esto, el Espíritu de Dios había
venido también sobre los mensajeros de Saúl, teniendo por resultado el que
también ellos profetizasen (v. 20). Así que también en este caso, el acto de
profetizar, tanto Saúl como sus mensajeros, está íntimamente ligado a una
venida del Espíritu de D ios. ¿ Cuál es la relación en este caso?
Esta vez, la respuesta es diferente. De esta recepción de poder, no se
advierte otro objetivo que el simple profetizar. Por una parte, los mensajeros
de Saúl no fueron capacitados para ningún cometido especial y, por otra,
Saúl mismo había sido ya desposeído, varios años a ntes, del poder especial
que había recibido para reinar ( 1 S. 16: 14). Pero, en esta ocasión, parece
Profetismo 97
ser que había un razón muy clara para recibir poder con el fin de profetizar;
esta razón era salvar la vida de David.
Era necesario que a los tres grupos de mensajeros se les impidiese
cumplir el encargo recibido de arrestar a David y traerlo a Saúl, y también
era necesario refrenar a Saúl para i mpedir que aprehendiese al joven. Saúl
quería matar a David y lo había intentado más de una vez, pero David
había escapado siempre; ahora Saúl quería asegurarse bien de que podría
cumplir su propósito y, por l o que hizo no mucho después con los ochenta
y cinco sacerdotes en Nob , puede deducirse lo que habría hecho en este
caso, si hubiese tenido éxito. En Nob, hizo matar a los ochenta sacerdotes,
nsí como a sus esposas e hijos, y destruyó todas sus posesiones ( 1 S.
22: 1 8- 19). Pero Dios no estaba dispuesto a permitir que tal cosa l e suce
diese a David.
Por consiguiente, el Espíritu de Dios fue enviado para actuar, tanto en
los mensajeros de Saúl como en Saúl mismo, a fin de que eso no ocurriera;
u todos les inspiró un deseo de alabar a Dios. Ni los mensajeros ni Saúl
habrían hecho esto de su propia iniciativa. Los mensajeros eran probable
mente gente de armas, acostumbrados a la dura vida militar, más bien que
a entonar cánticos de a labanza. En cuanto a Saúl, todavía eran menores las
probabilidades para empeñarse en tal actividad, furioso como estaba contra
David, y ahora también contra tres grupos, al parecer ineptos, de mensa
_j(,ros; tal actitud no era ciertamente muy propicia para cantar, especialmente
para cantar en alabanza de Dios. Por consiguiente, para efectuar, tanto en
los m ensajeros como en Saúl, un cambio tan radical, se necesitaba una
especial intervención del Espíritu de Dios. Los tres grupos de mensajeros
('Xperimentaron este cambio sól o cuando llegaron al lugar en que ya estaban
cantando los profetas jóvenes, y Saúl lo experimentó antes de llegar. Por
nlguna razón, Dios vio la necesidad de que su corazón fuese cambiado,
incluso antes de l l egar a donde estaban los otros. Es muy significativo que,
nm tai estado de ánimo, no diese ninguna orden para que David fuese
nrrestado, aun cuando había venido tan enfurecido y eso era lo único que
deseaba.
Todavía queda por explicar el fenómeno del estupor que, a renglón .
1wguido, se apoderó de Saúl . Aunque también l os mensajeros se habían
d,,spojado de sus ropas exteriores, sólo Saúl permaneció tendido en su
t•stupor durante muchas horas. También debe tenerse en cuenta que el texto
sagrado no nos dice que el Espíritu viniese sobre Saúl para esto. E l Espfritu
vino sobre él antes de que llegase a Ramá, y fue entonces cuando comenzó
n profetizar. Fue solamente después de l l egar al lugar donde estaban los
dt•más profetizando (alabando), cuando quedó tendido en el suelo, presa
dt•I estupor. Es, pues, lógico preguntar por qué estuvo echado de esta suerte
t'Uondo ninguno de l os demás l o hizo.
l .n respuesta es qu(• Smíl fue invadido repentinamente por un sentim-
98 LOS P ROFETAS D E I SRAEL
iento de melancol ía y depres ión. El relato bíblico nos muestra que era pro
penso a estos estados emocíonales y, por este tiempo, estaba sumamente
perturbado con respecto a David y la popularidad que el joven estaba ad
quiriendo e ntre el p ueblo. Dos veces había fracasado en su i n tento de atra
vesar a David con u n a l a n za ( 1 S. 1 8: 1 1 ; 1 9: 9 - 1 0) . Después había
experimentado lo que él pensó ser una traición por parte de s u hija M ica!,
cuando ésta había descolgado por una ventana a Davíd, para permitirle
escapar de las manos de los soldados de su padre Saúl ( 1 S. 19: 1 1 17). Y
ahora había enviado tres grupos de mensajeros, quienes también habían
fracasado en aprehender a su talentoso rival. Final mente, él mismo había
l l egado al l ugar en que halló a esos mensajeros cantando alabanzas a Dios
juntamente con los profetas de SamueL y especialmente, para colmo, con
templó a David bajo el favor y la protección del gran Samuel. El relato
bíblico nos muestra con toda claridad que Saúl guardó siempre un profundo
respeto hacia Samuel. El que David dísfrutasc ahora del favor de Samuel,
hablaba por sí mismo del final de las esperanzas de Saúl respecto a la
continuidad de la corona real en su fam i l ia . Como resultado de todo esto,
Saúl fue sobrecogido por un sentimiento de desesperación. Los excesos
emocionales están sujetos a movimientos pendulares, y Saúl pasó ahora de
un extremo al otro. Destituido así de todo vigor emocional y físico, quedó
tendido en el suelo en estado de estupor por el resto de aquel día y toda la
noche siguiente.
•Walter Eichrodt ( Theology of the Old Testa ment , p. 3 1 8) afirma: "Israel no conoce
cosa parecida a esto de que el profeta pudiese así llegar a manipular a Dios y forzar la
entrada en el mundo sobrenatural",
Profetismo 101
9 1-lasta los críticos liberales se ven forzados a percatarse de este hecho. H. Wheeler
Robinson, por ejem plo ("The Ph ilosophy of Relígion''. Record and Revelation. p. 3 1 4 ), dice:
"Si condensamos la parte más esencial del Ant iguo lestamento en sus elementos religiosos
más esenciales, hallamos a un hombre que se encuentra en la presencia de Dios, y en el que
obra Dios d e tal modo, q ue s ale de esa presencia dispuesto a declarar contra toda opi n ión
y a riesgo de cualquier persecución: "Así dice Jehová".
'ºLa revelación fue dada al "'va rón de Dios" en los d ías de Jeroboam I poco después
del 93 1 A. de C .. Josías comenzó a reinar en 640. y es probable que dicha predicción t uviese
cumpli m ien to hacia el 620 A. de C.
1 1 La revelación dada a l sa ías habría ocurrido algún tiempo antes del 700 A.de C . , y
Círo subió al poder aproxi madamente el 550, tomando Babilonia el año 539 A.de C.
Profetismo 1 03
107
1 08 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Un punto de vista que no es tan popu lar hoy como l o fue hace pocos
años, se refiere a un supuesto conflicto entre profetas del culto y profetas
no del culto. H.H. Rowley describe este p unto de vista como u na "división
entre los profetas allegados al culto y los verdaderos profetas, que identi
ficaría a l os primeros como adversarios de los segundos". 1 Esta opi nión
está basada en la creencia de que los profetas verdaderos vinieron a repudiar
el sistema sacrificial del santuario y, por consiguiente, a consíderar como
falsos a todos los profetas que estaban asociados con tal sist ema. Esta
creencia se apoya en pasajes como el de Amós 5:2 1 - 22: "Odio y aborrezco
vuestras solemnidades, y no me complazco en vuestras asambleas. Y sí me
ofrecéis v uestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré". Son
similares las expresiones de Oseas 6:6: "Porque quiero misericordia, y no
sacrificios; y cooocímiento de Dios más q ue holocaustos". 2
Conectada con este concepto está l a idea de que el sistema ceremonial
de Israel se derivaba en gran parte del cananeo, y por esta causa lo repu
diaban los verdaderos profetas, opuestos siempre a cuanto procediese de
Canaán. Las prácticas cananeas rebosaba n inmora lidad, y l os profetas
querían que el pueblo de Israel las evitase. Como dice W. Robertson Smith,
"Cuando los profetas condenan explícitamente el culto de sus contemporá
neos, lo hacen por verlo conectado con i nmoralidades". 3
' H . H. Rowley, The Unity of the Bible , p. 37.
2
Véase también Is. 1 : 1 1 1 4; Jer. 6:20; 7 :2 1 - 23 : Miq. 6:6 - 8 .
3 The O/d Testament j¡¡ the Jewish Chu,-ch , p . 288. Véase Johannes Pedersen, Israel:
Pero este punto de vista está totalmente equivocado, y son pocos los
eruditos que lo sostienen hoy. 4 Corno ya se indicó en el capítulo 5, de l a
escuela escandinava s urgió u n punto d e vista diametralmente opuesto, hasta
defender que l os profetas allegados al culto, no sólo eran aceptados en
Israel, sino que eran considerados los profetas normales. Ya mostramos que
también este concepto es equivocado, ya que l os profetas de Israel no eran
en modo alguno profetas cúlticos. La opinión más corriente actualmente
está a medio camino entre ambos extremos, y es l a más conforme al texto
sagrado. Esta opin ión ve en las críticas que los profetas hacían de l os
sacrificios, más que una oposición a los sacrificios en s í, una referencia a
las i ncorrectas acti tudes con que el pueblo los ofrecía. Para decirlo con
palabras de Rowley, "Lo que los profetas decía n es que la obediencia es
más i mportante que el sacrificio y que, por falta de obediencia, el sacrificio
carecía de valor". 5
L Cuestiones preliminares
Antes de entrar en m ateria, es preciso clari ficar algunas cuestiones
preliminares. La primera t iene que ver con el origen del epíteto falso. Hay
71bid., p. 1 99.
8
lbíd., p. 2 1 0.
9Jbid .. pp. 2 1 2 - 2 1 3.
10 l bid., p. 2 1 1 ,
Profetismo 1 11
crudítos que han supuesto que, cuando gente en la Biblia habla de a lgunos
profetas llamándoles falsos, lo hacen de mala fe e injustamente. 1 1 La idea
es q ue este otro grupo de profetas así l lamados podrían haber pensado
igualmente que sus oponentes eran falsos y que ellos eran verdaderos. Es
cierto que exist ía un fuerte antagon ismo entre los dos grupos, como se ve
claramente en Jeremías. En el capítulo 26, Jeremías nos dice que estos
profetas que se le opon ían, junto con l os sacerdotes y otros, declaraban que,
a causa de sus denuncias sobre Jerusalén, Jeremías debía morir. Ellos odia
ban a Jerem ías, y éste hablaba duramente contra ellos.
Pero la decisión sobre si un grupo l lamado falso por los escritores
b1b licos l o es o no en realidad, depende del punto de vista que una persona
tenga acerca de las Escrituras. Si la Biblia se toma como Palabra de Dios
autoritativa, entonces la designación de un grupo de profetas como verdade
ros. y de otro grupo como falsos, es correcta. Como ya es evidente por lo
dicho hasta ahora, mí punto de vista es que la Biblia es total mente fidedigna
e inerrante y, por consiguiente, no hay por qué titubear en l lamar realmente
falsos a estos profetas.
Otra cuestión es cuál de los dos grupos de profetas surgió antes, los
falsos o l os verdaderos. M uchos eruditos creen que los falsos surgieron
primero. El punto de vista de estos eruditos ha sido analizado en otros
contextos. Su idea es que los falsos profetas eran los profetas en trance, y
que fue de entre ellos, o en protesta contra ellos, de donde salieron los que
más tarde vin ieron a ser llamados verdaderos. Pero ya vimos que esto es
totalmente íncorrecto. 12 Lo que la Biblia nos presenta es que los verdaderos
profetas existieron primero, y que de este grupo surgieron l os falsos pro·
fctas. En otras palabras, la profecía falsa fue un deterioro y corrupción de
la verdadera.
Esto nos conduce a una tercera cuestión sobre el motivo para que sur
gieran estos falsos profetas ¿Por qué surgieron? ¿Por qué desertaron de las
filas de l os verdaderos? 13 Unos sugieren que, aunque la mayoría de los
profetas no se vieron envueltos en actividades extáticas, h ubo quienes l o
hicieron debido a l a presión de la infl uencia cananea. A l caer así e n l a
observancia de prácticas extranjeras, vinieron a ser considerados por otros
romo falsos. Otros sugieren que, aunque ciertos profetas no recibieron de
Dios un verdadero mensaje, creían haberlo recibido a causa de alguna ex
periencia extraordinaria, mientras que otros, sabiendo de que aquellos no
habían recibido de D ios su mensaje, les l lamaban falsos. Y todavía hay
qu ienes sugieren que algunos profetas, ambicionando alta posición, distin
gu ida reputación o ventajas económicas, se dedicaron a fomentar l os antojos
1 1 Para
una d iscusión de esto, véase A. B. Davídson, O/d 7estament Prophecy, p. 307.
1 2 V éasc el capítulo 3 .
1 1 Vé !IS(' Hcinrích F.wald, Com mentary o n the Prnphets of th e Old Testamen t , L
pp. l !'i 25.
112 LOS PROFETAS DE ISRAEL
contra los sirios en Ramot de Galaad ( 1 R. 22). Pero antes que Josafat diese
su consentimiento, pidió que se inquiriese la voluntad de Dios, y Acab
convocó para ello a sur grupo de cuatrocientos profetas. Estos le animaron
a entablar batalla, puesto que Dios iba a darle la victoria. De esta manera
mostraron seguir el ejemplo de los falsos profetas, que siempre l e daban al
rey el mensaje que éste deseaba. Pero Josafat no quedó satisfecho con esto,
percatándose, sin duda, de la clase de profetas que estos cuatrocientos eran,
y preguntó si había aún allí ''algún profeta de Jehová", para consultarle a
él (22:7). Acab respondió que sí que había uno, a saber, Miqueas, pero
añadió: "Mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino sola
mente mal" (v. 8). Con todo, Miqueas fue llamado para complacer al rey de
Judá.
El mensajero enviado para traer a Miqueas le urgió a que hablase lo
que deseaba el rey, pero Miqueas respondió, ''Vive J ehová, que lo que Jehová
me hable, eso diré" (v. 14 ). Al l legar a donde estaban los dos reyes, éstas
fueron sus palabras: " Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como
ovejas que no tienen pastor" (v. 1 7). Además, declaró que la razón por la
cual los cuatrocientos habían predicho la victoria era porque Dios había
puesto en sus bocas un espíritu de mentira para engañar al rey. Al oír estas
palabras, Acab, en vez de responder adecuadamente, se puso furioso y
ordenó echar a Miqueas en la cárcel, hasta que el ejército de Israel volviese
a salvo de la batal la. A lo que replicó Miqueas: "Si llegas a volver en paz,
Jehová no ha hablado por mí" (v. 28). Así que Acab se decidió a marchar
a la batalla, a pesar de la advertencia de Miqueas, y Miqueas prefirió ir a
la cárcel antes que cambiar el mensaje que Dios le había dado para que lo
proclamara, estando seguro de que tal mensaje venía de Dios.
Varios aspectos se aclaran con este episodio. Uno es que los falsos
profetas existían, y en gran número, al menos en I srael. Recuérdese que el
reino del norte estaba en rebelión contra Dios, al no aceptar como centro
del culto al templo de Jerusalén; por eso, los falsos profetas éran sin duda,
más numerosos en Israel que en Judá. Otro aspecto es que estos falsos
profetas formentaban el deseo del rey; sabían que Acab deseaba ir a Ramot
de Galaad a luchar y le animaban a hacerlo, prometiéndole victoria. Y un
t ercer punto es que estos profetas eran engañados por un agente exterior
que les inducía a profetizar falsedades, pues se dice explícitamente que Dios
permitió que un "espíritu de mentira" fuese a ellos y les engañase. Parece
ser, pues, que poderes sobrenaturales de maldad estaban a veces implicados
,,., las falsas profecías de tales individuos. 1 5 No obstante, l o ordinario era
que los falsos profetas se sacasen de su propio interior lo que decían. según
indica el texto sagrado ( V. por ej., Is. 9: 14ss. ; Ez. 13:7,9).
1 5 Este "espíri tu de mentira" era, con la mayor certeza. un demonio al que Dios permitió
1111\' k:,; engañase.
1 14 LOS PROFETAS DE ISRAEL
3. Consideración de la identidad
a. DOS CLASIFICACIONES
Los falsos profetas pueden ser clasificados bajo dos epígrafes: los que
en realidad no fueron llamados profetas de Dios, ni ellos reclamaron para
sí este epíteto, y los que lo rcclamaron. 16 El primer grupo es tenido en
cuenta en Dt. 13: 1 3. donde leemos: "Cuando se levante en medio de ti
algún profeta . . . y entonces te dice: Vamos en pos de otros dioses que tú
no conoces, y s írvámosles: no darás oídos a las palabras de tal profeta". De
ellos. también. escribe Jeremías: ·'Profetizaban en nombre de Baal, e hicie
ron errar a mí pueblo de Israel'' (23: 13). A tales profetas l anzó el reto el
profeta Elías en el Monte Carmelo ( 1 R. 18): y profetas de Baal eran aquel
los a quienes mató Jehú en al templo m ísmo de Baal (2 R. 10).
No nos vamos a ocupar de este grupo. Hoy resulta claro que eran
profetas de otras deidades. no del Dios de Israel. y seguramente resultaba
claro también para el pueblo a quíen presumían de minístrar. Muy diferente
es el case del segundo grupo, pues los profetas a él pertenecientes declara
ban que servían al único Dios verdadero. como lo hacían los verdaderos
profetas. Contra estos profetas era contra quíenes primordialmente lanza
ban sus invectivas l os verdaderos profetas. pues era evidente que causaban
confusión en la mente del pueblo. Quizás era muy dífícil para algunas
personas determínar exactamente quiénes eran verdaderos y quiénes falsos;
en estos falsos profetas vamos a centrar nuestra discusión. ¿Qué es lo que
los identificaba como falsos?
b. LA RESPU ESTA F U N DA M E NTAL
La respuesta fundamental consta de dos partes. La primera es que los
verdaderos profetas recibían de Dios sus mensajes. mientras que los falsos
16 V. Davidson. Ole/ Testanient Propltecy, p. 298.
Profetismo 115
no los recibían de Dios. Los falsos eran los que decían : .. Así ha dicho el
Se1'ior Jehová, cuando Jehová no había hablado'' ( Ez. 22:28). Para aceptar
esta diferenciación. es menester creer en la existencia de un Dios supremo,
frente a otras llamadas deidades, y reconocer que este Dios pudo revelarse
a los hombres en tiempos de la Biblia. y que así lo hizo. La cuestión no es.
pues, si un profeta pensaba haber oído a Dios o qué circunstancias le habían
impulsado a pensar así, sino si en realidad había recibido una comunicación
celestial. Los profetas verdaderos habían recibido tal comunicación y. por
tanto, ten ían un mensaje de origen divino; Dios mismo le ostorgaba su
garantía; mientras que los falsos profetas no disponían de tales señales de
autenticidad. Quizás pensaban que las tenían y reclamaban tenerlas, pero.
de hecho, no era así. Andaban "en pos de su propio espíritu··. sin haber
visto cosa alguna ( Ez. 13:3).
La segunda parte es que los verdaderos profetas tenían un llamamiento
especial de Dios para su ministerio, mientras que los falsos no lo tenían. El
tema del llamamiento de los verdaderos profetas fue discutido en el capítulo
1, donde se hizo notar que debían ser individuos de un coraje especial. a
causa de la arriesgada tarea que ten ían que llevar a cabo. Por eso. era un
grupo de personas llamadas a este ministerio, en contraste con los sacer
dotes que desempeñaban el suyo por herencia.Jeremías asegura que había
sido destinado y llamado por Dios desde antes de nacer ( 1 :5 ). Pero. respecto
de los falsos profetas, describe a Dios diciendo: "'No los envíé, ni les mandé
ni les hablé" ( 14:14: V. 29: 8 - 9).
c. SENALES D ISTINTIVAS
Aunque las dos señales antedichas eran fundamentales para distinguir
a los verdaderos profetas de los falsos, ninguna de las dos podía ser exa
minada por el pueblo; tanto los profetas verdaderos como los falsos se
ntribuían la representación del Dios verdadero, y tanto los unos como los
l)tros afirmaban haber sido llamados por Dios. De este modo. quedaba a
merced del pueblo discernir quién era verídico en sus demandas, y quién
no lo era. Esto significa que el pueblo necesitaba cíertas señales objetivas
por las que guiarse para proceder a su identificación. Es, pues, importan te
considerar las señales que había. Entre estas señales. las siguientes fueron
probablemente las que más ayudaron para distinguir a los unos de los otros:
no habría profeta que desease usar la adivinación, pero los h ubo. D ice
Jeremías, hablando de tales profetas: "Visión mentirosa, adivinación . . . os
profetizan" ( 1 4: 1 4 ). Y M i q ueas afirma: '"Y serán avergonzados los videntes,
y se confundirán los adivi nos'" ( Miq. 3:7; véase vers. 1 1 y Ez. 1 2: 24). No
hay modo de saber cuántos de los falsos profetas empl earon adivinación,
pero. al menos, los que la emplearon pueden distinguirse por ello como
falsos, ya que los verdaderos recibían su información solamente por reve
l ación directa de Dios.
a la guerra contra los s irios. La predicción resultó veríd ica, puesto que Acab
murió en la batalla, e Israel quedó sin rey hasta la coronación del sucesor.
En t iempo de Jeremías, el falso profeta Hanan ías predijo que los deportados
a Babilonia i ban a regresar dentro de dos años (Jer. 28:2- 4). Esta predicción
era totalmente contraria a la que Jeremías había hecho antes, al profetizar
que la cautividad duraría setenta años (Jer. 25: 1 1 - 1 2). Por ello. Jeremías
reprendió a Hanan ías y predijo la muerte de éste, lo que sucedió en el
séptimo mes de aquel mismo año (Jer. 28: 1 5 - 1 7). De esta menern, quedó
demostrado delante del pueblo que Jeremías era verdadero profeta, y que
l lanan ías era falso.
A. TEMAS GENERALES
1 . Incremento en el número de profetas
121
1 22 LOS PROFETAS DE I SRAEL
la Ley de Dios ( Lv. 10:11; Dt. 33:10). Dios había revelado la Ley, pero, a
menos que el pueblo la conociese, de poco le podía aprovechar. Dios requería
obediencia, pero era imposible obedecer la Ley si permanecía desconocida.
La enseñanza de la Ley era, pues, el cometido peculiar de los sacerdotes.
Les fueron asignadas cuarenta y ocho ciudades levíticas (Jo. 21:41 ), distri
buidas equitativamente entre las tribus, a fin de que pudiesen estar cerca
del pueblo y tener oportunidad para establecer los contactos necesarios. En
los demás países de aquel tiempo, lo normal era que los sacerdotes viviesen
cerca del santuario central. Pero el Dios verdadero quería que Sus sacer
dotes y levitas viviesen entre el pueblo. También es significativo que Dios
nsignase a los sacerdotes y levitas mucho tiempo para este ministerio do
cente. David recibió la orden de divi dirlos en 24 clases, y de que cada clase
8irviese en el santuario central una semana por turno. Esto quiere decir
que, de ordinario, sólo pasaban en el templo dos semanas al año, quedán
doles así unas cincuenta semanas al año, en las que habían de permanecer
Pn sus respectivas ciudades, dedicados al ministerio de la enseñanza.
Los profetas, por su parte, no vivían en ciudades asignadas de ante
mano. A veces, vivían en su ciudad natal y de all í se trasladaban para
rumplir los encargos que se les asignaban. Nunca se les ve en una situación
local como clase docente institucionalizada, sino como moviéndose entre el
pueblo para urgirle a someterse a l os requerimientos de Dios. Esto significa
que el quehacer de los profetas como reformadores presuponía el de los
sacerdotes como instructores. Los sacerdotes se dirigían a la mente del
pueblo, informando de lo que la Ley decía; los profetas edificaban sobre
dicha información y se dirigían al corazón del pueblo, urgiéndole a obedecer
lo que se les había enseñado. Es cierto que existían ciertas áreas de infor
mación no cubiertas por la Ley, en las que los profetas debían hacer oír su
mensaje; en ellas, había un aspecto de instrucción inicial, aunque tampoco
l'Hl a se impartía en forma de clase escolar. Estas áreas incluían especial
mente temas de predición que podrían comportar amenazas de futuros cas
i igos o promesas de exaltación y honor en un futuro lejano. A veces, estaban
implicadas predicciones mesiánicas, referentes al advenimiento de Cristo,
yo en Su primera venida, ya en Su segunda.
Había también diferencia entre el número de los sacerdotes y el de los
profetas. Ya hemos visto que los profetas eran numerosos, pero los sacer
dotes lo eran mucho más, puesto que lo eran por ser descendientes de Leví.
lbdo el que descendía del cuarto hijo de Jacob era ya, por esto mismo,
l1•vita; y si, por la misma l ínea, era descendiente de Aarón, era sacerdote.
1 :i;to significa que todos los varones de una sola tribu de Israel eran sacer
1
dotC's o levitas, y por eso era tan elevado su número. De paso, puede ob
•,1•rvarse que la razón para tener tal número no se debía a necesidades de
l. i ncl ividad ceremonial ,·n el santuario, puesto que tuvieron que ser divi
, li dos en 24 clases n fin 11(, q11<· no fuesen demasiados para servir a un
1 24 LOS PROF ETAS DE I SRAEL
Un punto de vista que estaba en boga unos pocos años atrás, más que
hoy en d ía. es que se produjo un cambio ímportante en la profecía de Israel
cuando comenzaron su obra los profetas escritores. 3 La i dea es que l os
primeros profetas eran de carácter extático, como ya se les describió en el
capítulo 3,4 mientras q ue los posteriores eran de sana cabeza, que l l egaron
a ser gu ías y maestros en l as áreas de pensamíento que pertenecen a los
conceptos morales y religiosos. Por ejemplo, Moisés Buttenwieser escribía
en 1 9 1 4, "La inspiración de los grandes profetas l i terarios no tiene nada en
común con el éxtasis de los profetas de tipo más antiguo". 5 Este es u n punto
de vista q ue discusiones anteriores mostraron estar equivocado. En reali
dad, el profetismo en Israel fue un movimiento rect i l íneo con básicas se·
mejanzas a lo largo de toda la historia, semejanzas que se hallan en un
deseo común de reformar al p ueblo e inducirle a la obediencia de la Ley de
Moisés conforme era enseñada por los sacerdotes. 6
Aunque tanto el mensaje como el objetivo básicos n o cambiaron, sí que
h ubo a lguna variación en los métodos seguidos. Hubo diferencia en el modo
de referirse al pecado. Los profetas primeros se refirieron especialmente a
pp. 36-46), también sostuvo !a similaridad fundamental de los profetas, pero lo hizo sobre
la base de que todos eran extáticos. Este punto de vist a ha sido secundado más reciente·
mente por Lindblom, Prophecy in Ancient Israel, pp. l05- 1 06. Este punto de vista debe
ser rechazado de plano, tanto como el que sostiene que hubo una marcada dil'<'rencia entre
los dos grupos.
Profetísmo 1 25
B. RESUMEN HISTORICO
'ºA base de una fecha t('mprana para el éxodo. el período de tiempo comprendido se
1 · � 1 <·11tlió por más de trc.>SCÍ('ll l oH rufos.
1 28 LOS PROFETAS DE ISRAEL
que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al
que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente" ( 1 S. 9:9 ). Como
ya se dijo en otro lugar, este versículo muestra el cambio de nomenclatura
en relación con las personas que ejercían este ministerio. Este cambio sig
nifica que se hablaba con frecuencia de los profetas y, por tanto, debieron
de existir muchos de ellos. Y quinto, no hay razón para que se les mencione
a todos ellos; por eso, no hay listas de todos los profetas en ningún período
de la historia, sino que sólo se mencionan los implicados en algún episodio
registrado en el texto sagrado.
En base a estas evidencias, podemos afirmar, sin temor a errar, que
hubo profetas en cualquier fecha durante el período de los jueces y que
probablemente había varios de ellos a fin de cumplir con el objetivo que
Dios se había propuesto al inspirar a Moisés lo que dejó consignado en
Deuteronomio 1 8. El pueblo necesitaba personas a quienes acudir con sus
preguntas, de modo que n o tuviesen que recurrir a las prácticas de
adivinación.
Un tema central predominaba en los mensajes proclamados por estos
profetas, del cual tenemos indicaciones tanto por las necesidades de aquel
tiempo como por las expresiones que usan dos do los representantes de este
período. La necesidad básica de aquel tiempo era resistir a la influencia
cananea y especialmente al culto que los nativos de la tierra tributaban a
Baal. Israel era atraído a imitar las costumbres de los cananeos por la
civilización más avanzada de éstos, ya que los israelitas acababan de llegar
de una larga peregrinación por el desierto. Una de sus necesidades más
urgentes era la de aprender a cultivar la tierra y, para hacerlo apropiada
mente, los cananeos creían que era necesario rendir culto a Baal, por cuanto
era el dios de las tempestades y de la lluvia. Esto podía influir en el modo
de pensar del pueblo de I srael y, por ello, era necesario que los profetas, así
como también los sacerdotes, combatieran la influencia que fácilmente podía
filtrarse.
Los dos profetas que proclamaron tal mensaje fueron Samuel y el anó
nimo individuo del tiempo de Gedeón. 1 1 Ambos mensajes muestran la misma
preocupación. Samuel urgía al pueblo de este modo: "Si de todo vuestro
corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre
vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará
de la mano de los filisteos" ( 1 S. 7:3). Y el profeta del tiempo de Gedeón
urgió primero al pueblo a recordar las veces que Dios le había liberado de
sus enemigos, después les recordó el mandato de Dios de "no temer a los
dioses de los amorreos" y, en tercer lugar, les reprendió por no haber obe
decido. Los "dioses" a que él se refería eran los baales y Astarot, mencion
ados por Samuel.
' ' Los mensajes de estos dos son los únicos registrados ('O d h ' x l o Hngrndo.
Profetismo 129
a. I D E NTIFI CACIÓN
La lista de los descritos como profetas con referencia a este segundo
período es bastante más larga que la de los pertenecientes al período de los
jueces. Al pasarles revista, bueno será fijarse en qué reinado ejercieron su
ministerio.
En tiempo de David, Natán (2 S. 7:2; 12:25) y Gad (2 S. 24: 1 1 ); y el
sacerdote Sadoc que es llamado "vidente" en una ocasión (2 S. 15:27); el
mismo término se aplica al levita Hemán ( 1 Cr. 25:5); 1 2 en tiempo de Jero
boam, Ahías ( 1 R. 1 1: 29; 14:2 - 18), un ""varón de Dios", que habló contra
el altar de Jeroboam ( 1 R. 13: 1 - 10), y .. un viejo profeta" de Betel, que
tendió una trampa al "varón de Dios" ( 1 R. 1 3: 1 1 - 32 ); en el reinado de
Roboam, Semaías (2 Cr. 1 1 : 2 - 4: 12:5- 15). e lddó (2 Cr. 9:29; 13:22); 1 3 en
l'I reinado de Asá, Azarías (2 Cr. 15: 1 - 8), y Hananí (2 Cr. 16:7); en el
reinado de Basá, Jehú hijo de Hananí ( 1 R. 16: 1- 12); en el reinado de
Josafat, Jahaziel (2 Cr. 20: 14) y Eliezer (2 Cr. 20:37); en el reinado de Acab,
Elías ( 1 R. caps. 17 - 19 ), Elíseo ( 1 R. 19: 19- 2 1 ), 14 uno simplemente lla
mado "el profeta'' ( 1 R. 20: 13 - 28) y Miqueas ( 1 R. 22:8- 28); en el reinado
de Joás de Judá, Zacarías (2 Cr. 24:20); y en el reinado de Amasías, ··un
profeta" ( 2 Cr. 25: 15). 1 5
Veinte son los profetas que hallamos en esta lista. El tiempo en que
ejercieron su ministerio va desde el establecimiento de la monarquía hasta
,,¡ reinado de Jeroboam II, aproximadamente dos siglos y medio.1 6 ¿ Hubo
c•n este período más profetas de los mencionados en esta lista? Seguramente
que sí, ya que explícitamente se nos dice que. en Betel. Jericó y GilgaL
vivían grupos de profetas, muy probablemente en etapa de adiestramiento.
Parece ser que estos grupos estaban bajo la supervisión, si no bajo la ins
l rucción. de Elías y, después. de Elíseo. Bien podría ser que El ías continua
se con la idea de escuela de adiestramiento que Samuel antaño comenzara.
"Ta mbién Samuel era levita ( 1 Cr. 6:27.28.3 3 .34¡ y. al m ismo tiempo. profeta. No
hnbía nada que prohibiera al que servía en el oficio sacerdota l servir también en el profético.
1 3 lddó también estaba act ivo ya dede el reinado de Salomón.
1 4 El ministerio de Elí seo cont inuó en los reinados de Ocazías, Joram, Jeh ú, Joacaz y
lnns ( 2 R. caps. 2 - 1 3 ).
" El próx imo profeta mencionado en el Antiguo Testamento es Jonás. uno de l os pro
fct nH escritores. en el rt•inndo d,• Jt•rob,,am 11 (2 R. 1 4: 25). No obstan te. tanto A bd ías como
hi\'l precedieron proh11hlt•flH'll l 1• 11 Jo11rlH: v(•,1sc- el cap. 1 6, pp. 27 1 -282 .
1 6 D ,·� dc la s¡•gundu 1 1 1 1 1 11,I i 1,.¡ 1.1�111 1 111dfrimo hasta In primrra mitad dC'I octavo.
130 LOS PROFETAS DE ISRAEL
b. MENSAJE
Este período nos brinda más información sobre el mensaje de sus pro
fetas, y resulta interesante observar que sus mensajes son completamente
diferentes de los del período de los jueces en que la influencia cananea
constituía la preocupación principal. En efecto, el problema que esta in
fluencia constitutía había sido ya resuelto con el advenimiento de la monar
quía, especialmente bajo el reinado de David, y el interés profético apuntaba
en una dircección diferente Cuatro eran las principales áreas en que este
interés se centraba.
2) !nfidelidud pcirt1 co11 /J1os. Hubo cuatro ocasiones en que los pro
fetas amonestaron a los reyes por desobedecer las demandas de Dios.
Semaías lo h izo con Roboam. advirtiéndole que. a causa de su desobedien
cia. Dios le había "'dejado·· en manos de Sisac. rey de Egipto. que ya había
invadido la t ierra. Roboam y sus príncipes se humillaron entonces y. como
resultado de su arrepent imiento. se nos dice que Dios rabajó el cast igo que
había anunciado ( 2 Cr. 1 2 : 1 - 8 ). Azarías hizo lo m ismo con Asá. y también
encontró en él un corazón arrepent ido. ya que el rey ··qui tó los ídolos abomi
nables de toda la tierra .. . y reparó el altar de Jehová ·· ( 2 C r. 1 5: 1 8 ).
Menos éxito tuvo posteriormente Hananí con el m ismo rey. pues Asá res
pond ió a la repri menda echando en la cárcel al profeta. El pecado de Asá.
en esta ocasión. fue confiar en sus propias fuerzas más bien que en la mano
liberadora de Dios ( 2 Cr. 1 6: 7 - 1 O). Zacarías l o pasó t odavía peor en tiempo
de Joás. cuando reprend ió al pueblo por t ransgredir los ·' mandam ientos de
Jehová"". ya que entonces ""conspi raron contra él. y por mandato del rey lo
apedrearon hasta matarlo·· (2 Cr. 24: 1 7 - 2 1 ).
Los cuatro casos precedentes muestran el deseo de estos profetas de
que los reyes desempeñasen su oficio de un modo agradable a Dios. Los
reyes i mplicados. siendo todos ellos de Judá. donde continuaba vigente la
verdadera Ley. debían saber cómo gobernar adecuadamente. Dichos pro
fetas cre ían que las bendiciones de Dios dependían de que eso se llevase a
efecto y por eso reprendían a los reyes. Dos de ellos sufrieron terri blemente
por hacer tales represiones.
hecho lo malo más que cuantos le habían precedído, en especíal con respecto
al culto falso que había ínstítuido (1 R. 14:5- 16). Esta predicción se cum
plió cuando Nadab, el hijo de Jeroboam, fue asesinado siendo ya rey. Des
pués Basá, el asesino y sucesor de Nadab, recibió también reprensión, al
anunciarle Jehú que a la dinastía de Basá le esperaba un final similar, pues
continuaba andando "en el camino de Jeroboam" ( 1 R. 16: 1 12). Y la cuarta
reprimenda fue la que recibió Acab mediante el bien conocido mensaje de
M íqueas. El profeta no se refirió explícitamen te al falso culto, pero lo in
dicó con toda claridad al enfrentarse con los cuatrocientos profetas impli
cados en él ( 1 R. 22: 8 - 28).
43: 1- 7). También predicó en Egipto a esta gente (Jer. 43:8 - 44:30), pero
no se nos indica por cuánto tiempo ejerció este ministerio hasta su muerte.
Los babilonios tomaron la ciudad de Jerusalén en el 586 A. de C . pues,
probable que viviese hasta, por lo menos, el 580. Esto significa que profetizó
durante unos 47 años.
También Sofonías fecha su libro en tiempo de Josías ( l: l ), el cual rei nó
31 años. Sofonías profetizó probablemente al comienzo de dicho reinado,
por lo menos antes del 621 A. de C. , ya que menciona los cultos extranjeros
como todavía existentes ( 1:4), y Josías los había abolido por ese tiempo.
Bien podría ser que Sofon ías, juntamente con l\'ahúm y Jeremías, hubiese
i nfluido en Josías para que llevara a cabo tales reformas.
Habacuc no preci sa con exactitud la fecha de su profecía. Con todo, se
echa de ver por el primer capítulo (vv.5 y 6 ), que no había ocurrido todavía
la invasión babilónica, puesto que se la predice allí. Esto sign ifica que
profetizó, por lo menos, antes del 605 A. de C., en que Nabucodonosor vino
por primera vez contra Jerusalén. Quizás la fecha más probable para el
comienzo de su ministerio fuese hacia el final del reinado de Josías, como
en al 609, continuando desde en tonces hasta el reinado de Joyaquim o
Joacim.
Como puede verse, de nuevo tenemos un grupo bien definido de pro
fetas. Ninguno de ellos data de la primera mitad del siglo VII, sino todos
ellos de la segunda, en realidad de la última parte de esa segunda mitad.
Aparecieron justamente an tes de la cautividad de Babilonia y, según expli
caremos en la Parte Segunda, en este importante acontecimiento es muy
probable que se halle la razón de que apareciesen formando un grupo.
d. PROFETAS DEL EXILI O: DANIEL Y EZEQUIEL
Aunque Daniel no fue llamado al ministerio profético, siendo admin is
trador del palacio de Babilonia, se le incluye con toda propiedad entre los
profetas a causa de las visiones predictivas que Dios le concedió. 23 La fecha
de Daniel se conoce con precisión. Fue llevado cautivo a Babilonia, junto
con sus tres amigos, Anan ías, Mísael y Azarías, en el verano del 605 A . de
C. - el tercer año de Joacím ( 1: 1 ), que acabó en octubre de ese m ismo año.
Continuó hasta después de que Ciro capturó Babilonia en 539 A. de C. y,
por lo menos, hasta tres años después de tal acontecimiento ( 10: 1). Así que
su estancia en Babilonia se prolongó por cerca de setenta años.
Ezequiel fue tomado cautivo el 597 A. de C. (V. 33: 21; 40:1; 2 R.
24:11- 1 6), que fue el tiempo en que fue llevado a Babilonia el rey Joaquín.
Allí continuó hasta, por lo menos, el año 27º. de la cautividad (29: 17), esto
es, el 571 A. de C., mientras todavía reinaba Nabucodonosor. Quizás vivió
23 Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que la B i bl i a Hebrea sitúa su libro entre los
Escritos (Kethubhim ), y no entre los Profetas.
Profetismo 137
más tiempo, pero menos, sin duda, que el anciano Daniel . Mientras que
Daniel serv ía en el palacio, Ezequiel ministraba como profeta entre los
cautivos de Judá.
e. PROFETAS POSTEXÍLICOS: HAGEO, ZACARIAS Y MALAQU IAS
Hageo y Zacarias pueden considerarse juntos porque ambos i ndican
que comenzaron a profetizar en el segundo año de Darío (520 A. de C . ;
véase 1: l d e sus l i bros respectivos). Toda la profecía de Hageo pertenece a
ese año, mientras que Zacarías tuvo revelaciones de Dios en ese tiempo y
también posteriormente. El tema primordial de ambos es la necesidad de
reedificar el templo. El pueblo había comenzado esta tarea tras el primer
regreso de los cautivos en 538/537 A. de C., pero se habían desanimado y
cesó l a obra, quedando echados sólo los cimientos por dieciséis o diecisiete
años, con gran deshonra para Dios a los ojos de l os pueblos l imítrofes. Por
fin, Hageo y Zacarías recibieron instrucciones en el año 520 a fin de animar
al pueblo a comenzar de nuevo l a obra, y el ministeri o de el los fue efectivo,
ya que el pueblo obedeció l as órdenes y el año 5 15 quedó term inada la obra.
Mucho más difícil resulta hal lar la fecha de Malaquías, pero es evidente
que f ue posterior a las de Hageo y Zacarías. Por ejemplo, nos dice que
durante su tiempo era un gobernador persa quien ejercía la autoridad en
Jerusalén ( 1 :8). Menciona las ceremonias religiosas que se celebraban en el
t emplo ( 1:7- 10; 3 :8), lo que índica que el templo ya estaba reconstruido en
esa fecha. También reprende al pueblo por prácticas pecaminosas, simi lares
n !os mencionadas por Esdras y Nehemías en la época de éstos; todo lo cual
sugiere unas fechas aproximadas a las de Esdras y Nehemías. Comoquiera
que ninguno de estos dos menciona a Malaquías, es muy probable que
(·jerciera su ministerio unos pocos años después de que se escribieran los
libros de ambos, lo cual significa que actuó durante la última parte del
siglo V.
Volviendo la vista hacia el grupo total de profetas escritores, notamos
que el orden general en que aparecen los escritos de los profetas menores
nos da una indicación del tiempo en que ejercieron su ministerio. Los pri
meros profetas menores fueron todos del siglo IX o del V ll l -Oseas, Joel,
/\mós, Abdías, Jonás y Miqueas. No se incluye entre ellos a Isaías, por ser
11110 de los profetas mayores. Los tres siguientes -Nahúm, Habacuc y So
fonías-, pertenecen al siglo V I L No se incluye a Jerem ías, porque es otro de
los profetas mayores. Los tres últimos - Hageo, Zacarías y Malaqu ías - ,
mm profetas de después del cautiverio de Babilonia. Los dos profetas del
t•xilio - Daniel y Ezequiel - , no se incluyen, por ser asimismo profetas
mayores. De esta manera, e! recordar el orden en que los profetas menores
npureccn en la Bibli a, nos ayuda también a guardar en l a memoria el tiempo
,•n que cada uno ejerció su ministerio.
Parte Segunda
LOS PROFETAS
1 39
Sección Primera
LOS
PROFETAS ANTERIORES
A LA MONARQUIA
141
DIAGRAMA HISTORICO 1
9
Tres de los
Pritneros Profetas
1 43
1 44 LOS PROFETA S DE I SRAEL
A. MARIA
l. Su obra
2. Su persona
B. DEBORA
l . Su obra
2. Su persona
a. SU ESTADO ESPlRITUAL
Que Débora pose ía un alto grado de madurez espiritual, es totalmente
incuestionable. Una prueba de esto es que a ella, como a María, le fue
concedido el pri vilegio de ser profetisa; no fueron muchas las mujeres que
gozaron de tal distinción. Otra prueba es la forma en que se dirigió a Barac
para animarle a marchar contra los cananeos: lo hizo en nombre de Dios,
diciendo: "'¿ No te ha mandado Jehová Dios de Israel . . . ?" ( Jue. 4:6). Es
evidente que Dios le había encomendado llevar a cabo tal nombramiento,
como ella misma estaba dispuesta a reconocer. Más aún, cuan.do le dio
nuevos ánimos a Barac poco antes de comenzar la batalla, lo hizo con entera
confíanza en que Dios había de entregar a los enemigos en manos de Barac,
y afirmó: ''¿No ha salido Jehová delante de t i?" (4:14), Es cierto que i nter
vino el valor de las tropas, pero Débora le recordó a Barac que la victoria
dependía de la bendición de Dios, no del número de los soldados.
Este recordatorio estaba muy en s u punto, porque, a deci r verdad, las
dos partes de la contienda eran muy desiguales en p<•r11·,•d1os. F.I <·m•migo,
Profetas anteriores a l a Monarquía 151
b. SU COMPASIÓN
Otra de l as características que se advierten en Débora es su compasión.
En su cántico de Jueces 5, a firma que había visto la necesidad de l sraeL y
que había respondido a esta necesidad acudiendo en ayuda de las tribus
del norte. Es probable que se enterase de esta necesidad por in formes de
las personas que venían a ella de aquella región, en la que l os cananeos
t'staban oprimiendo al pueblo. Una vez q ue se enteró de la necesidad, no
dudó en dedicarse a remediarla.
Débora hace ver que la necesidad era grande. Según el v. 6 de su cán
tico, aunque Samgar, un juez anterior (Jue. 3:3 1 ), había l iberado a Israel
recientemente, matando a seiscientos filisteos, todavía los israeli tas ten ían
miedo de viajar por las vías principales, y los que por necesidad emprendían
un v iaje, lo hacían por rutas secundarias. En otras palabras, el pueblo
,•vitaba todo posible encuentro con los opresores cananeos. Como conse
t·uencía, la gente que vívía en las aldeas ( lit. a campo abierto). donde no
t•staban protegidos por las montañas, abandonaron su residencia, según
dice el v. 7, h uyendo, al parecer, a las áreas montañosas en busca de se
�\uridad. Además, según el v. 8, las armas eran tan escasas (debido. sín
duda, a que los cananeos habían desarmado al pueblo), que no se veía
"<'seudo o lanza entre cuarenta mil en Israel". Por eso, dice Débora. '"me
lt•vanté como madre en Israel" (v. 7). Es decir, asumió una posición en que
pudiese velar por el pueblo con cuidado maternal, ejerciendo el oficio de
'En l laroscl·¡.;oirn ( l tH' '1 : 2 ). dond<:> eslá probablemente siluada la moderna Tel l LI
l ln rlwj. un lugor d¡• lil'IH l 11•1'11H ('ut, ('ll I n ribera sur ,kl río Cisón, al pie del Mont<:> Carmd,,.
1 52 LOS PROFETAS DE ISRAEL
juez. Invitaba a la gente a venir a ella con sus cuitas y problemas, y les
animaba y ayudaba administrando justicia entre ellos. No se hacía el sordo
a sus necesidades, sino que mostraba compasión por ellos.
c. SU CAPACIDAD
Además de compasión. Débora poseía capacidad para el liderato en el
desempeño de su cargo. No precisamente cualquiera podía asumir el puesto
de .. madre en Israel"". Tras haber servido al pueblo en calidad de profetisa,
había llegado a reconocer el otro don que Dios le había otorgado de guía y
consejera, y había estado dispuesta a desempeñar también este cargo. Al
asumirlo, parece ser que la gente que acudía a ella era muy numerosa. La
forma misma en que Barac le respondió ( j ue. 4:8). muestra el gran respeto
en que la ten ía. También es de notar que fueron numerosas las tribus que
se mostraron dispuestas a marchar contra los cananeos, como ella declara
en su cántico ( 5 : 1 4 - 1 8). y una razón muy poderosa sería quizás la deuda
que el pueblo sentía con ella por la ayuda que les había prestado.
Débora desplegó también notable habilidad literaria, como se ve por el
cántico que compuso a raíz de la victoria de Barac sobre S ísara y que es
una pieza literaria brillante, escrita bajo la inspiración de Dios. Con fino
sentido dramático, Débora presenta una serie de escenas o secuencias se
paradas. El lenguaje es fuerte y expresivo. Robert H . Pfeiffer lo llama ''la
pieza maestra de la poesía hebrea"' y afirma que "merece un lugar de honor
entre los mejores poemas épicos que se hayan escrito". 6
Del v. 1 podría alguien deducir que Barac ayudó a Débora a componer
el poema ( '"cantó Débora con Barac" ) . pero esta frase sólo significa que
ambos cantaron el cántico, no que lo compusieran juntos. Por el v. 3, se ve
que fue ella sola la que lo compuso, pues usa la primera persona del singular
refiriéndos a sí misma : lo mismo hace en el v. 7, en el que se menciona a
sí misma en solitario. A mayor abundamiento, dice en el v. 1 2 "Despierta,
despierta, Débora: despierta, despierta, entona cántico".
d. SU M AG N A N I M IDAD
Débora mostró también un espíritu magnánimo, pues estuvo dispuesta
a renunciar a su comodidad en aras del bien del pueblo. como lo revela su
disposición a acceder a la petición de ayuda que Barac le hizo. De hecho,
Barac no sólo le hizo una petición, sino que expresó una condición sine qua
non al decirle: "Si tú vienes conmigo, yo iré: pero sí no vienes conmigo, no
i ré"" ( 4:8). Débora podía haber rehusado cumplir este requerimiento de
Barac . proque. después de todo, ella era una mujer con un importante
cometido que desempeñar, y él era un hombre que debía estar capacitado
para encargarse de la tarea que ella le había ordenado de parte de Dios.
6 llltroduct10n to the O/d Testameut, p. 326.
Profetas a nteriores a la Monarqu ía 1 53
C. UN PROFETA
La tercera persona que nos queda por considerar en este cap ítulo. no
He halla registrada por su nombre, algo que ocurre tambíén respecto de
otros profetas del Antiguo 1estamento, como veremos en su lugar.
Por qué se dignó Dios darnos los nombres de unos y no de otros. no
siempre aparece claro. A veces, éstos cuyos nombres no figuran fueron
llamados a desempeñar funci ones importantes. Y éste es precisamente el
,·uso del personaje que se cita aqu í como "un profeta": tuvo a su cargo una
fnrea i m portante.
l. Su obra
Este personaje entra en escena en tiempo de Gedeón. De hecho, su
i111ervención tiene l ugar a ntes del l lamamiento de Gedeón (Jue. 6:7 · ! O).
Fue ocasionada por la curata de las opresiones que los I sraelitas cx¡wl'Í-
11wntaron d urante este período. La primera la sufrieron a manos ck' Ml•so
potamia; la segunda, de Moab; la tercera, de Canaán, como at·abnmos dl•
wr en conexión con el relato de Débora; y la cuarta, ahora, dl• Mmfüin. J ,u
11presión madianita fue una de las más humillantes que l'x1wrinw111m·1m los
1i;rnelitas. Los madianitas no i nvad ían el país de Israel para muntt•rwrlo
,mjeio a una continua ocupación, como hacían los demás opresores, sino
qtie venían una sola vez a l año, en el tiempo de la recolección , para apode
mrse de la cosecha de los israelitas. Es probable que dejasen un retén allí
durante los meses de intervalo, pero e! grupo principal ven ía únicamente a
d1 1vorar la t ierra hasta que se agotaba el fruto de la recolección, y entonces
1'1 1}!,rcsaban a su país; eran un t ipo de gente nómada, dada a la piratería, y
llt•vaban a cabo su ban di daje en Israel en el tiempo de la cosecha.
Cuando este profeta fue l lamado a tra nsmitir su mensaje, l os madiani
fm1 hab ían venido ya en esta forma por seis años consecutivos, y era in-
111incnte s u séptima l legada. Durante los años anteriores, los israeli tas, ante
d l cmor de la i nvasión anual, habían procurado esconder su cosecha en
f11NOS, cuevas y lugares fuertes en las montañas (6:2), sin íntertar luchar
nml ra el invasor para proteger los frutos, ya que los piratas ven ían cuando
l,•11 placía, se apoderaban de lo que querían, permanecían el t iempo q ue
1 lt•11t1uban y se marchaban cuando les agradaba. De seguro que sí h ubo
11lguna situación de abyecta debil i dad por parte de Israel en el período de
l1m jrwces, lo fue ésta.
l•:l mc,tivo de esta condición humillante fue el m ismo que en las anterio-
1 54 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. La persona
1 57
1 58 LOS PROFETAS DE ISRAEL
dioses de varios otros países eran adorados. 1 Con relación a este tiempo,
dice Jue. 1 0:6 ··Pero l os hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante l os
ojos de Jehová. y sirvieron a l os baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a
los d ioses de Sidón. a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón
y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le serv ían··. Por
consiguiente. el pecado se multiplicaba y agravaba muy seriamente en t iem
pos de Jefté; y Samuel entró en escena poco después.
Adem ás de esta condición general de perversidad. se había desarrollado
en el mismo santuario central un pecado de especial gravedad. Samuel era
coetáneo de E l í, cuyos i m p íos hijos. Ofn í y F ineés. actuaba n como sacer
dotes y de tal manera habían corrompido el sistema sacrificial. q ue el pueblo
no quería ya venir a presentar sus sacrificios. Ambos se apoderaban ile
galmente de carne de los animales traídos para el sacrificio ( 1 S. 2 : 1 2 1 7),
y fornicaban con las mujeres que serv(an al tabernáculo (2:22). Pronto
corrió a lo largo y a lo ancho del país la noticia de tales acciones, y el pueblo
ya no sólo se negaba a venir al tabernáculo. sino que era i ncitado a cometer
los mismos pecados. En vez de ser modelos para bien. los sacerdotes se
habían convertido en paradigmas de iniquidad.
Por si fuera poco esta extensión y gravedad del pecado en el país, Israel
se caracterizaba en tiempos de Samuel por una profunda depresión, y hasta
desesperación, en términos del estado de ánimo del pueblo. Esto se debía,
en primer l ugar, a la continua opresión que los filisteos les estaban i mpo
niendo, opresión que duró cuarenta años (jue. 1 3 : 1 ), siendo así la más larga
de todas. En segundo lugar, se debía también a l desastre sufrido en la
batal la entablada con los filisteos en A fee, poco antes de que asumiera
Samuel su oficio de juez.
Con d icha batalla. esperaban los israelitas poner fin a la opresión fil is
tea, pero no tuvieron éxito, s i n o q ue sufrieron dos veces severas pédidas;
la primera vez. murieron cuatro mil hombres de las tropas de Israel; la
segu nda, murieron treinta mil; entre ellos. l os dos sacerdotes, Ofn í y Fineés
y, l o que es más grave, el arca de la alianza cayó en poder de los fil isteos.
Después de la primera derrota, los israelitas habían l levado el arca al campo
de batalla. Esto fue un pecado muy grave a los ojos de D ios, qu ien no pudo
permitir que I srael venciese en tales condicíones. En consecuencia, se perdió
la batal la, y los filisteos apresaron el arca y se la llevaron a su t ierra.
Cuando las noticias de la catastrofe l l egaron a Si ló, donde vivía E l í, él sufrió
tal sobresalto que cayó de espaldas y se fracturó la cervi¼. Muertos en el
campo de batalla los dos sacerdotes que actuaban en el santuario, y fallecido
ahora E l í tras quebrarse el cuello, toda la carga del liderato de Israel cayó
sobre los hombros de Samuel , quien ya estaba ahora en edad conveniente
para asumirlo.
A. SAMUEL
1 . Su obra
2 Hay tres i n dicaciones de que esta batalla se l ibró en la estación seca del año. Primera,
parece evidente que Samuel había de fíjar una fecha en que no cayese lluvia, a fin de l levar
a cabo el reavivamiento, ya que mucha gente tenía que viajar desde largas distancias .
Segunda. a la vista de 2 Cr. 35: 18, es lo más probable que se celebrase la Pascua en aquel
tiempo, cuando la estación seca precisamente había comenzado, ya que el catorce de N i sán
caía en l a primera parte de abri l . Y tercera, l a tormenta ocurrida debió d e ser algo inusitado,
a juzgar por la confusión de los filisteos, ya que no esperaría n tal cosa en la estación seca.
3
Las investigaciones arqueológicas muestran, al paracer, que los filis teos destruyeron
Si!ó por entonces. Esta fue l a creencia común hace u nos pocos años, y desp ués comenzó a
dudarse de tales evidencias; pero, recientemente, los eruditos han l legado a ponerse de
acuerdo en que las evidencias son válidas. después de todo. Pará una discusión sobre el
tema, véase Herschel Shanks. "¿()id the Philistines Destroy the Israelí te Sanctuary at Shi
loh? - The Archaeologícal Evidence", The Biblical Archaeology Revíew, 1 (June, 1975):
3-5.
4
Se puede dar por sentado que muy pocos, s i es que hubo alguno, se opusieron. Samud
había alcanzado ya una buena reputación ( 1 S. 3 :20 ) y la mayoría dt• l a gente estaría muy
contenta de que él se prest,ist' a tomar el liderato e n cslc t iempo dl' 1•KI n•mn necesidad.
Profetas anteriores a la Monarquía 161
2. Su persona
en conexión con el episodio en que Dios se reveló por primera vez a Samuel
y le comunicó la desgracia que esperaba a la casa de Elí ( 1 S. 3: 15 ).
Su dormitorio estaba junto al tabernáculo, cerca de la habitación de
Elí, ya que se nos dice que, cuando Dios se le apareció por primera vez,
·'estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios",
y desde allí pudo llegar rápidamente a la habitación de Elí ( 1 S. 3:3 - 5 ).9
En cuanto a su ropa, vemos que iba ·'vestido de un efod de lino" ( l S. 2: 18);
según parece, al estilo de los sacerdotes ( 1 S. 22: 18), aunque su efod (como
el de los sacerdotes ordinarios) no estaba hecho del mismo material rica
mente adornado con que se vestía el sumo sacerdote ( Ex. 28:6). 1 º El término
vestido ( hagur ) es muy apropiado, pues la parte frontal y la posterior del
efod estaban estrechamente ceñidas al cuerpo mediante un cinturón en una
faja. Podemos, pues, imaginarnos al jovencito Samuel ir de un lado a otro
del tabernáculo, bien ocupado en sus funciones, y vestido de lino blanco
como los sacerdotes corrientes.
cia a "la lámpara de Dios'· ( 1 S. 3 : 3 ) que aún no había sido apagada, tiene por objeto indicar
el tiempo de l a aparición. Esta " lámpara de Dios'' era seguramente el candelabro de oro del
Lugar Santo, l a cual ard ía durante toda la noche hasta que se le acababa el aceite (con el
que volvía a l lenarse cada mañana � Ex. 27:20,2 1 ; 30: 7 - 8 ) . La idea es que la revelación de
Dios le fue otorgada a Samuel en las horas primeras de l a mañana, antes de que se con
sumiese todo el aceite.
'ºEl efod de los sacerdotes ordinarios estaba hecho de "lino" ( heb. bad ), mientras qui'
el del sumo sacerdote era de oro, azul, púrpura, carmesí y lino t rcn,,ado ( lwb. shes/z ·- l(x.
28:6).
Profetas anteriores a la Monarquía 165
13Es muy posible que fuese durante estos viente años cuando Dios usó a Sansón para
amedrentar a los filisteos y hacer que éstos concentrasen su atención en él , en lugar de
lanzar ulteriores ataques contra Israel. Para una discusión más amplin, véase mi libro
Distressing Days of the Judge.s. pp. 303-304.
Profetas anteriores a la Monarquía 171
como aquel en que e l arca fue capturada en la batalla de Afec. Samuel fue
el hombre designado por Dios para la necesidad de aquella hora, y hay que
otorgarl e uno de los puestos más elevados en la historia sagrada.
ciertamente pocos en número. Es, pues, posible que, para subvenir a una
necesidad tan evidente, comenzasen Elías y Elíseo sus escuelas.
La escuela de tiempos de Samuel se menciona en dos pasajes, a los que
ya aludimos en los capítulos 3 y 6. El primero es l Samuel 1 0, en el que
se describe a Saúl encontrándose con los estudiantes cuando éstos de
scendían de un lugar alto, tocando instrumentos y cantando alabanzas a
Dios. Saúl se unió a ellos, mostrando así un cambio de personalidad. El
otro es 1 Samuel 19 y se refiere a un episodio ocurrido varios años después,
cuando David se refugió en Rarná, junto a Samuel, huyendo de la cólera de
Saúl. En esta ocasión, Samuel estaba presidiendo el grupo de profetas,
quienes también ahora se hallaban entonando alabanzas al Señor. Fue en
tonces cuando vinieron tres grupos de mensajeros de Saúl, primero, y des
pués el propio Saúl, para prender a David, pero, en lugar de eso, comenzaron
a alabar a Dios.
Pueden advertirse algunos aspectos importantes en relación a estos
profetas, si analizarnos los dos pasajes citados. Primero, era un grupo lleno
de gozo, entregado a entonar alabanzas a Dios, como podemos deducir del
hecho de que, en ambos casos, les veamos ocupados en la misma actividad.
En la primera ocasión, estaban simplemente bajando de un lugar alto, di
rigiéndose, al parecer, a sus lugares de residencia, e iban cantando y tocando
conforme caminaban. La segunda vez, estaban reunidos con Samuel y, pro·
bablemente, con David en Ramá; también estaban entonando alabanzas.
En segundo lugar, vemos que Samuel era el jefe de este grupo. Esto es
también evidente en ambos casos. En el primero, aunque Samuel no iba
ron el grupo, sabía dónde estarían y a qué hora iban a descender del lugar
alto, de modo que Saúl pudiese encontrarse con ellos en un punto deter
minado cuando regresase a casa. El hecho de estar tan familiarizado con
las actividades del grupo sugiere que Samuel mismo era el que programaba
lales actividades. En el segundo caso, se nos dice expl ícitamente que "Sa
mucl estaba allí y los presidía" ( 1 S. 19:20), dando a entender que estaba
tiupervisando el acto, lo cual se viene bien con la idea ya expresada de que
había instituido esta escuela con el fin de entrenar jóvenes que pudiesen
nyudarle.
Un tercer aspecto tiene que ver con la cronología. El intervalo entre los
dos episodios fue como de unos treinta y cinco años, mostrándose as í que
lus escuelas de Samuel perduraron al menos por todo ese tiempo. El primer
t•pisodio ocurrió la primera vez que se le dijo a Saúl que iba a ser rey, y
puede fecharse en unos meses antes del comienzo de su reinado de cuarenta
,uios, según Hch. 13: 21. El segundo ocurrió poco después de ser ungido
1 )nvid, tras una de las ocasiones en que éste h ab ía estado tocando para
Snúl, y también de los numerosos casos en que Saúl había intentado quitarle
lo vida. La fecha en que fue ungido David debió de ser unos veinticinco
nflm; después de comenzar Saúl su reinado. Llegamos a esta conclusión
1 74 LOS PROFETAS DE I SRAEL
teniendo en cuenta que David tenía treinta años cuando llegó a ocupar el
trono, lo que significa que nació diez años después que Saúl comenzase a
reinar. Al ser ungido por Samuel, tenía probablemente (en vista de todas
las circunstancias concurrentes) unos quince años. Para acomodar de forma
conveniente los numerosos acontecimientos que sucedieron desde entonces
hasta este momento en que Saúl quiso quitarle la vida, se necesitan proba
blemente de cinco a diez años. Esto significa que, entre ambos sucesos,
transcurrieron no menos de treinta y cinco años. Es probable que las es
cuelas instituídas por Samuel no continuasen funcionando muchos años
después de la muerte de Samuel. pero al menos estuvieron activas durante
dicho período de tiempo.
Sección Segunda
1 75
DIAGRAMA HISTORICO 11
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Los Reinados de David,
Salotnón y Jeroboatn
1 77
1 78 LOS PROFETAS DE ISRAEL
cuando comenzó a rei nar, p uesto que ahora podían ven i r los filisteos y
saquear la tierra, sembrando e l terror entre la población. 1
También es digno de atención el que las relaciones de Saúl con el per
sonal rel igioso de su tiempo no eran muy amistosas. El único profeta. Sa
muel. tuvo q ue decirle por dos veces que había s i do rechazado de continuar
gobernando ( 1 S. 13: 1 3 1 4; 1 5: 26). En cuanto a los sacerdotes, basta con
recordar que Saú l mandó matar en Nob a ochenta y cinco de ellos. a causa
de que Ahimélec. el sumo sacerdote, hab ía prestado cierta ayuda a David
( 1 s. 22: 1 7 - 1 9).
El gobierno de David aparece en fuerte contraste con el de Saúl. David
asumió el mando c uando el reíno estaba d i vidido y los fili steos dominaban
la situación, y él unió al p ueblo y construyó un reino que l legó a ser vir
tualmente un imperio. La bi ografía de Davi d es una h i storia de adm i rables
éxitos. Al principio, sólo reinó en la tribu meridi onal de Judá, con su cuartel
general en Hebrón - el norte estaba todavía bajo el control de los filisteos.
Las tribus del norte pusieron por rey a Isboset el hijo menor de Saúl, en
Mahanáyim. del lado oriental del Jordán. 2 pero fue asesinado dos míos más
larde ( 2 S. 2: 1 0; 4:5- 7).
A l os siete años de haber reinado David en Hebrón, vinieron a él las
tribus del norte para que fuese rey de ellos también, a l o que accedió él. La
primera tarea que tenían entonces frente a sí era derrotar a los fil isteos, lo
cual llevó a cabo en dos cortas batallas ( 2 S. 5: 1 8 - 25). E l pueblo se sor
prendió. sin d uda, de que pudiese resolver tan rápidamente el prin cipal
problema que les aquejaba, pero también es cierto que se sentían felices
con Davi d . Formó un ejército aguerrido y bien disciplinado y, cuando s urgió
algún conflicto (rara vez debido a n i nguna acción ofensiva por parte de
David), obtuvo con facilidad la victoria y ensanchó progresivamente los
1 ímites de Israel, l l egando a extenderlos por el norte nada menos que hasta
la región de Hamat, es decir. hasta las riberas del Eufrates, conforme a la
promesa que había hecho D ios a Abraham muchos siglos antes (Gn. 1 5: 1 8).
No siempre fue Davi d i rreprochable, como se ve especialmente en su
pecado con Betsabé y el marido de ésta. U r ías (2 S. 1 1 : 1 - 27). N o sólo
cometió adulterio con una mujer casada, sino que. enterado de que estaba
encinta de él, se las arregló para que el marido muriese en el campo de
batalla y casarse así con ell a. Como resultado de este gran pecado, David
tuvo contin uos problemas en el seno de su fam i l ia. U no de ellos. particu
larmente grave, fue el levantamiento provocado por su tercer hijo, Absalom,
' Es significativo que. como resultado de esta derrota, la nodriza de Mefibóset dejó caer
al niño en Guibeá. la capital. que estaba muy lejos. al sur. del escenario de la batal la. La
nodriza iba corriendo. presa del pánico. ante las noticias que l legaban de la catástrofe en
el norte (2 S. 4:4).
1
EI hecho de que estableciese su capi tal en Mahanáyím s ignifica que no se atrevió a
ponerla en Guibeá o en cualquier otra de las ciudades al oeste del Jordán. debido al peligrn
fil isteo.
Profetas del tiempo de la Monarquía 1 79
dt· ' l h mor (o Tadmor) - después. Palmirn lll est e de H amal-Sobá (2 Cr. 8:3 -4; véase I R.
,¡ 1 8).
1 80 LOS PROFETAS DE ISRAEL
llamado J eroboam, que llegaría ser el rey de una parte del reino, parte tan
considerable que iba a incluir nada menos que diez de las doce t ribus ( 1 R.
1 1:26 - 39).
En efecto, Jeroboam llegó a ser, a su debido tiempo, el rey del nuevo
reino septentrional de Israel. El hijo y sucesor de Salomón, Roboam, no
accedió a las demandas del pueblo para que les rebajase los fuertes tributos
que les había impuesto Salomón ( l R. 12: 1 - 1 5). Habría sido una medida
de prudencia por parte de Roboam acceder a tales demandas, pero siguió
el consejo de los jovencitos acostumbrados a una vida cómoda, y rehusó
complacer al pueblo. Como resultado de esta negativa, se produjo la sece
sión de las diez tríbus y el establecimien to de un nuevo reino, Israel. Lla
maron entonces a Jeroboam, que habí a marchado a Egipto huyendo de
Salomón, para que fuese el primer rey de Israel, de acuerdo con la profecía
de Ahías. Dios le había prometido grandes bendiciones. si se manten ía
obediente a él después de ocupar el trono, pero J eroboam olvidó las palabras
admonitorias de Ahías y cayó en la desobediencia.
Uno de los más flagran tes pecados de Jeroboam fue establecer un culto
sucedáneo en el reíno del norte (1 R. 12:26 - 3 3 ). Pensó que, de no hacerlo,
cuando el pueblo fuese a Jerusalén para adorar, se sentiría atraído a volverse
a reunir con los de Judá. Así que estableció dos nuevos centros de adoración:
uno en Dan, al norte; otro en Betel, al sur. Como símbolos del nuevo pro
grama religioso, erigió en dichos centros sendas imágenes del becerro de
oro. intentando con ellas adorar todavía al verdadero Dios, aunque de una
forma abominable. También construyó una especíe de templos ("'casas sobre
los lugares altos") en cada centro (probablemente, para albergar a la imagen
con su altar), '"e hizo sacerdotes de en tre el pueblo, que no eran de los hijos
de Levf'', para que ministrasen allí ( l R. 1 2:3 1- 33). U na razón para no
usar varones de la tribu de Leví, como estaba mandado en la Ley, es que
muchos levitas, quizá la mayorí a, se habían marchado a Judá, al oponerse
a tales innovaciones (2 C r. 1 1 : 13 - 14 ).
Como resultado de éstos y de otros pecados, jeroboam no pudo disfru
tar de la bendición de Dios. y perdió gran parte del territorio que había
recibido al subir al trono, fecha en que pasó a estar bajo su mando, con
toda probabilidad, toda el área que Salomón había dominado, con excepción
de lo retenido por Judá. En este caso, fueron importantes los territorios que
se perdieron durante la época de l os primeros reyes de Israel, especialmente
duran te el reinado de Jeroboam. Uno de estos territorios fue la región de
Damasco. al norte. Ya se había perdido . en cierto grado, el control de esta
región durante el reinado de Salomón, a causa de la fuerte oposición que
había presentado un tal Rezón ( 1 R. 1 1 :23-25 ), pero durante el reinado de
Jeroboam se perdió la región misma. 4 Otra porción estaba en el sudoeste,
4 Pruebas de ello. junio con un resumen amplio de la h íslorin ck Sil'ifl Nl nqud período,
pueden verse ('n Merr i l l F l Jnger, Israel ami tl1e AnimacU>tH or na,11w« ·111, , pp. :lll 57.
Profetas del tiempo de la Monarquía 181
A. GAD
Gad ocupa e l primer lugar en la l ista. Vivió durante el tiempo de Saúl
y de David, aunque en el texto sagrado no se le atribuye ninguna conexión
con Saúl, sino sólo con David. Se le nombra por primera vez cuando habló
con David, quien estaba entonces huyendo de Saúl ( 1 S. 22:5), y parece ser
que se quedó con él de allí en adelante. De ahí que sólo nos ocupemos en
1•ste capítulo de los reinados que van de David a J eroboam, no del de Saúl.
ya que el único profeta que tuvo conexión con Saúl fue Samuel, y de éste
ya nos hemos ocupado anteriormente.
l . Su obra
En l Cr. 2 1 :9, se llama a Gad ··vidente de David", lo que sugiere que
Bll cometido primordial era asistir a David. Al llamar a Gad. en este im
portante contexto. "vidente", 6 no profeta, se nos indica que Dios lo usaba
principalmente como instrumento para comunicar al rey ciertas revela
dones. No se nos dice la fecha en que vino a David por vez primera: la
primera mención data del tiempo. temprano en la vida de David, en que
1•11le se encontraba fugitivo en M oab ( 1 S. 22:5), pero la forma en que se
linbla de él implica que había estado ya con David por algún tiempo. Es
probable que se uniese a él cuando se juntaron con David en la cueva de
Adularn aquellos cuatrocientos hombres ( 1 S. 22: l - 2). Ta mbién es posible
que hubiese sido uno de los alumnos de la escu ela de SamueL
'Para un examen y debate del texto, véase Ancíent Near Eastern Texts. ed. J ames B.
1'1 1ldrnrd, p. 320:
también. Documenf.<, f',·om O/d Testament Times. ed. D. Wínton Thomas.
Pi' 1 95 - 1 99.
"Vi'nH,· lo dicho 1•n d rnpíl u ln '1,
182 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Su persona
a . S U CONDICION ESPIRITUAL
Un detalle digno de notarse, que muestra la espiritualidad de Gad en
alto grado, es que el texto sagrado le llama ··vidente del rey" (2 Cr. 29:25).
Este epíteto de vidente reviste gran importancia, por cuanto en el mismo
verso, a Natán se le llama --eJ profeta''. Parece ser, pues, que Gad era
7
Aharon i cree que la referencia apunta al fuerte de Masada, justamente al oeste del
Mar Muerto. cruzando desde Moab j unto al Lisán ( Yohanan Aharon i y M ichnd i\vi-yonah,
eds . . The /\lacmillan Bible A tlas , mapa 92).
Profetas del tiempo de la Monarquía 1 83
considerado más bien como ""vidente", mientras que Natán lo era como
"profeta''. Y, puesto que "vidente" connota el que recibe una revelación,
mientras que '"profeta" indica el que habla en lugar de otro, eso sugiere que
Gad era usado especialmente para comunicar al rey mensajes de revelación
divina. Podemos, pues, inferir que Dios no habría usado a una persona
para recibir revelaciones en tales circunstancias, a no ser que dicha persona
fuese espiritualmente madura y capacitada para ejercer dignamente tal
ministerio.
b. SU RESPETABILIDAD Y DON DE MANDO
Es evidente que Gad era un varón que se granjeaba el respeto de los
demás. Por ejemplo, cuando aconsejó a David que se fuese de Moab a Judá,
parece ser que el rey siguió su consejo al instante. Nos sorprende que Gad
diese tal consejo, y seguramente que a David también le debió de sorpren
der, pero no cabe duda de que Gad habló en tono de fuerte autoridad, en
vista de que David siguió sin titubeos el consejo. Y más tarde, cuando Gad
le presentó las tres opciones de castigo, David obedeció de nuevo, como a
fuente autorizada, a lo que Gad le decía. Y luego, cuando Gad le dijo que
comprara la era de Arauna para ofrecer allí un sacrificio, también lo hizo
David así. Si el rey respetaba de esta manera a Gad, es lógico que los demás
le respetasen del mismo modo.
c. SU VALENTIA
Los casos arriba referidos muestran que Gad era una persona valiente.
Cuando huía de Saúl. David había ganado ya gran reputación y, por tanto,
l'S de suponer que Gad le respetase grandemente. En consecuencia, Gad
mostró gran valentía al intimar a David que regresase a Judá cuando aca
baba justamente de llegar a Moab. David, respaldado por sus hombres en
número de cuatrocientos, podía haber respondido con palabras de rechazo,
humillando así al profeta delante de tantas personas. El hecho de que David
obedeciese no quita fuerza a la valentía que Gad mostró hablando así al
t'l'Y en tal situación. Lo mismo hay que decir con respecto al caso en que
mandó a David que escogiese entre las tres clases de castigos. Para este
licmpo, David era el rey, no sólo ungido, sino efectivo, de todo el país. De
hecho, había reinado sin oposición durante bastantes años y era probable
mente el gobernante más poderoso de su tiempo. Sin embargo, Gad no
1 itubcó en irse hacia él con un mensaje tan desagradable.
d. 1 IOMBRE DE B U E N J U ICIO
Hay una clave que nos permite deducir el respeto que David tenía a
( ;ud como . a varón de juicio y discreción, y la hallamos en 2 Cr. 29:25,
donde se indica que Gad ayudó a David en la organización de los levitas.
l hinbién Natán contribuyó con su ayuda, lo cual muestra también a él le
1 84 LOS PROFETAS DE ISRAEL
B. NATAN
l. Su obra
Aunque Gad aparece como habiendo tenido contacto con David antes
q ue Natán. se nos dice de éste mucho más q ue de Gad. No hay modo de
saber cuándo tuvo lugar el primer contacto d e Gad con David, pero el
primero del que ten emos not i cia se nos describe en dos diferentes porciones,
2 S. 7: 2 - 1 7 y 1 Cr. 1 7: 1 1 5, y tiene que ver con la respuesta que Dios,
por medio de Natán, dio al deseo que David tenía de edifícar el templo. El
tiempo en que esto sucedió hubo de ser en una fecha relativamente temprana
del reinado de David en Jerusalén, aunque no pudo ser en los primeros
a11os, porque 2 S . 7: l nos dice que ello aconteció ··después que Jehová le
había dado reposo de todos sus enemigos en derredor". Es, pues. evidente
que las primeras batal las de David había n sido libradas antes de esta fecha.
David había traído el Arca a Jerusalén, y deseaba ahora construir un
templo donde alojarla dignamente. El deseo no era malo y. cuando lo co
municó a Natán, la primera respuesta de éste fue que siguiese adelan te con
la idea. Pero, aquella noche. Dios reveló a Natán que David no debía ponerla
por obra. y en tonces Natán comun icó a David la palabra de Dios. La esencia
del mensaje era que, en l ugar de ser David q uien edificase para Dios una
casa material. Dios iba a edificar para David una casa permanente, es decir,
una dinast ía en el trono de Israel. También le hizo saber que la edificación
del templo material sería llevada a cabo por el h ijo de David que había de
sucederle.
Un segundo contacto importante con el rey lo llevó a cabo Natán a
continuación del pecado que cometió David al tomar a Betsabé, la mujer de
Urías. Mientras paseaba por la azotea de su palacio, había visto David a
Betsabé bañándose y había mandado llamarla para acostarse con ella. Al
enterarse luego de que la había dejado encin ta, h izo l lamar a Urías, su
marido, del frente de batalla para q u e pudiese estar con su mujer. Urías
vi no. pero no acced ió a cohabitar con su mujer; entone(•¡;; Dnvid hizo quP le-
Profetas del t iempo de la Monarqu ía 185
2. Su persona
11. SU CONDICION ESPIRITUAL
Aunque parece ser que Natán no fue usado para recibir revelaciones
1 1 11h.1 medida en que Gad lo fue, hay razones para creer que no fue, por eso,
ttl!•nos maduro espiritualmente. Díos l e usó primordialmente para comuni
i'.11' mensajes. Dos de las veces en que lo h i zo fueron de i m portancia poco
común. La primera, como ya se hizo notar, fue cuando Dios negó a David
el privilegio de construirle un templo, al mismo tiempo que le comunicaba
su decisión de construirle a él una dinastía permanente. La importancia de
tal declaración es obvia. La segunda tuvo que ver con la reprensión por el
gravísimo pecado que había cometido David con Betsabé y con Urías. Tam
bién éste fue un suceso crucial en la vida de David, y la declaración tuvo
igualmente una importancia extraordinaria. Ambos episodios necesitaban
un profeta a quien pudiesen ser encomendados mensajes de esta clase.
b. SU RESPETA B I LI DAD
Como Gad. también Natán imponía respeto cuando hablaba . Tres veces
mantuvo importante contacto con David, y las tres implicaron un mensaje
significativo. En todas ellas prestó atención David, sin revolverse en modo
alguno contra el profeta ni mostrar otra actitud q ue no fuese la de respeto.
Cuando Natán comunicó a David que no podía construir el templo, es
seguro que el rey quedó desilusionado. pero no se revolvió contra el que le '
comunicaba el mensaje, aunque podía haberlo hecho. Igualmente, cuando
Natán le reprendió por lo de Betsabé y Urías, David p udo haber respondido
duramente, pero no lo hizo. En la ocasión del intento de Adonías de usurpar
el trono, David podría haber reaccionado de una manera diferente, con todo,
no mostró de ninguna manera falta de respeto hacia el profeta; al contrario,
cuando se le persuadió a que actuase con rapidez p ara que fuese ungido
Salomón, designó a Natán como superintendente de la ceremonia. El hecho ¡
de que no mencionase a Gad en esta ocasión, podría indicar que Natán 1
ocupaba en el aprecio de David un lugar superior al de Gad. 9
c. SU VALENTIA
Natán, como Gad, mostró gran valentía al comunicar sus mensajes a
David. Como ya hemos dicho, los tres mensajes fueron importan tes, pero
especíalmente los dos primeros, pues eran mensajes que podían afectar al
rey de modo m uy adverso, ya que no era fácil decirle al rey que no podía
edificar el templo o que había pecado muy gravemente a los ojos de Dios.
Natán pudo pensar en muchas otras tareas más agradables. Sin embargo,
puesto que Dios le había ordenado comunicar esos mensajes, obedeció, a
pesar de que el destinatarío de tales mensajes era el propio rey.
Podría pensarse que Natán mostró menos valentía con respecto al tercer
contacto, ya que esta vez lo inició por medio de Betsabé, en lugar de ir :
directamente al rey; pero n o es menester tomar esto como falta de valentía
por su parte; tanto más cuanto que, en este tercer caso; no había el mismo
peligro q ue en los dos casos anteriores en los que mostró una valentía .
indudable. La razón por la que prefirió iniciar el contacto por medio de
9También podría indicar que Gad, más viejo que Natán, hnhín 1111u•J'lo ya.
Profetas del tíempo de la Monarquía 187
Betsabé fue, sin duda, su deseo du que el rey actuase con rapidez. Aparen
temente creyó que si tanto Betsabé como él mísmo commu n icaban el men
saje al rey, David se sen tiría urgido a actuar más rápidamente que si sólo
una persona ven ía a alertarle.
d. SU LEALTA D
No cabe duda de que también Gad era fiel a David, pero en Natán se
observan aspectos singulares que muestran de modo especial su lealtad.
Quizás el más notable fue su deseo de que la decisión de David de nombrar
sucesor suyo a Salomón se llevase a cabo. Adonías quería el trono para sí,
pero Natán sabí a que David había designado a Salomón. El hecho de haber
lenído que comunicar anteriormente a David dos mensajes adversos, uno
de negativa y otro de represión, no signi ficaba que Natán no amase ver
daderamente a l rey. Por eso, tan pronto como se enteró del intento de golpe
de estado por parte de Adon ías, no titubeó en darse prisa a comun icárselo
al rey.
Para corroborar lo dicho, está el hecho de que Natán demostró una
intímidad desusada en su conocimiento de los asuntos del rey. Por ejemplo,
rl sabía que Salomón había sido designado por David como su sucesor. Se
deduce claramente del texto sagrado que tal cosa no era del dominio público.
Igualmente, en lo que concierne a la reprensión que hizo al rey en el caso
de su pecado con Betsabé, su mensaje tenía que ver con algo muy íntimo
t'n la vida del rey. No cabe duda de que otras muchas personas conocían
('( pecado de David. pues una cosa como ésta no podía pasar desapercibida,
pt'ro para comunícar adecuadamen te un mensaje de reprensión, se necesi
laba alguíen bien conocido del rey, una persona de su intimidad y conoce
dora de los asuntos de la casa real. Dios vio en Natán la persona apropiada
para e llo, y podemos asegurar sin temor a equivocarnos que David consi
drraba a Natán como íntimo amigo y confidente, lo cual parece advertirse
1•11 Natán con mayor evidencia que en Gad.
1•. JUICIO Y D ISCERNI M IENTO DE NATAN
E n relación a este aspecto, se puede decir de Natán lo mismo que se
dijo de Gad. Ambos fueron requeridos por David para que le ayudasen a
orR,a nizar a los levitas y a darles i nstrucciones acerca de la tarea que habían
1h• llevar a cabo (2 Cr. 29:25).
L SU CAPACIDAD LITERARIA
En este aspecto, también como Gad, fue Natán un hombre dotado para
. l 1 1 producción literaria, quizá más que el propio Gad, pues de éste se dice
q1a• escribió "los hechos del rey David", pero de Natán se nos dice que
,·iwrihió los de David ( 1 ·cr. 29:29), así como los de Salomón (2 Cr. 9:29),
m.ltH¡uC' In razón pudo ser simpkmentc que Natán sobrevivió a Gad: esto
1 88 LOS PROFETAS DE I SRAEL
C. SADOC Y HEMAN
Otras dos personas del tiempo de David y Salomón son llamadas. por
una sola vez, videntes. Una fue Sadoc, el sumo sacerdote; otra, Hemán,
músico del templo.
l. Sadoc
El pasaje en que se aplica a Sadoc el epíteto de vidente se refiere al
tiempo en que David huía de Jerusalén ante la rebelión de Absalom. Cuando
el rey salía de la ciudad, le seguía Sadoc, acompañado de numerosos levitas
que portaban el Arca del pacto. David se percató de ello, se volvió hacia
Sadoc y le urgió a que regresara a la ciudad y se llevase consigo el Arca.
Fue entonces cuando le dirigió las siguientes palabras: "¿No eres tú un
vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos: Ahi
maas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar" ( 2 S. 15:27). Parece ser que la idea
de David era que Sadoc se quedase en Jerusalén para que pudiera allí
enterarse de los planes de Absalom e informar de ellos a David, de forma
que éste, en su huída, pudiese organizar mejor sus propios planes. Más
tarde, también el consejero Husay se unió al rey ( vv. 32 - 37 ), pero David
le persuadió a que se volviese a Jerusalén para oponerse al consejo de
Ahitófel y, de este modo, convencer a Absalorn a que actuase de una forma
que había de ser más beneficiosa para David.
Sin embargo, es posible que el término l ídente (ro 'e h ) se aplique aquí
a Sadoc sólo en el sentido de que, siendo sumo sacerdote, podía consultar
1
los Urim y Tumim como instrumento de revelación. David pudo pensar que
Sadoc era la persona indicada para ponerse en contacto con Dios por este
medio. si surgía la necesidad de explorar la voluntad de Dios. Sí es correcta
esta interpretación df'l pasaje, David no veía en Sadoc propiamente un
profeta. sino sólo la persona que podía obtener de algún modo un mensaje
de parte de Dios.
2. Hemán
Muy diferente es el caso de Hemán, quien es llamado vidente ( hozeh )
en 1 Cr. 25:5. Puesto que no era sumo sacerdote como Sadoc, el sentido
del término debe ser aquí un verdadero profeta que recibe mensajes de parte
de Dios.
El epíteto se halla en un contexto en que los hijos de Asaf, de Hemún
Profetas del tiempo de la Monarqu ía 1 89
y de Jedut ún aparecen en l istados como can tores en las ceremonias del culto.
Es den tro de este contexto donde aparece la frase: "Todos éstos fueron hijos
de Hemán, vidente del rey en las cosas de D ios, para exaltar su poder". La
observación de que Hemán era ''vidente del rey" no concierne para nada al
contexto, sino que se usa simplemente para identificarle. lo cual indica que
se le conocía como vidente del rey.
Ten iendo en cuenta el sent ido de "vidente", como expusimos de modo
especial en el capítulo 4, podemos pensar, por consiguiente, que Dios usaba
a Hemán para comunicarle mensajes con destino a David, de forma parecida
al m i n isterio del profeta Gad . Pero al no ser descrito Hemán como actuando
en el desempeño de tal m i nisterio, mientras que Gad sí lo es, resulta proba
ble que D ios no lo usase tanto como a Gad. Por otra parte, s iendo músico,
es posible que Dios revelase especialmente por medio él las instrucciones
concern ientes a las ceremon ias del culto q ue incl u ían música.
D. AHIAS
Un profeta a quien se da mayor referencia es A h ías, l l amado "silon ita ··.
por ser, sin duda, de la ci udad de Siló ( l R. 1 1 : 29). Aun que se le describe
l'n contacto con Jeroboam , el primer rey del reino del norte, hay indicios de
que también ejerció su m i n isterio dura nte gran parte del reinado de Salomón
y de q ue qu izá tuvo contactos también con éste, corno haremos notar a su
debido tiempo, aunque Dios no creyese conveniente, por alguna razón , dejar
constancia de dichos contactos en Su Palabra. Por supuesto, fue Natán
qu ien s u pervisó la ceremonia de la coronación de Salomón , y vivió después
por tiempo suficiente como para escri bir una h istoria de su reinado pero no
He menciona n ingún contacto, ni de Natán , ni de Ah ías, con Salomón .
1 . Su obra
El primer contacto de Ah ías con Jeroboam occurno en el reinado de
Sn lomón , cuando le d ijo a l joven q ue habría de rei nar sobre diez de las doce
l ribus ( 1 R. 1 1 :29- 39). Jeroboam estaba por entonces actua ndo como s u
j )('rintendente de una obra que Salomón proyectaba l levar a cabo en Jeru
f1n l6n , cargo al q ue había sido promovido por su bien probada capacidad.
1 Jn día en que Salomón se hallaba fuera de la ciudad, A h ías hal ló a Jero
l marn que sal ía de Jerusalén y, asiendo de la capa n ueva q ue l l evaba sobre
•; 1, la rompió en doce pedazos, y tomando diez de ellos, los en tregó a Jero
l ionrn con las siguientes palabras: "Toma para ti diez pedazos, porque así
d i jo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de
Sn lomón, y a ti te daré diez tri bus" ( 1 R. 1 1 :3 1 ). Le expl icó también la
1 . t1.ón de esta división dd reino: el pueblo había comenzado a adorar a l os
dioses de Sidón, d11 Monh y ck A món y, de este modo, no andabnn en los
1 90 LOS PROFETAS DE ISRAEL
caminos de Dios para hacer lo que le era acepto. Añadió que no le sería
quitado a Salomón lo restante del reíno, en atención a la promesa hecha a
David de que había de tener una di nastía permanente. Finalmente, le ase
guró a Jeroboam que, si seguía a Dios sinceramente, como lo había hecho
David, Dios le otorgaría una d inastía permanente. como la había prometido
a Davi d .
Un punto interesante en esta conversación e s que Ahías habló de darle
a Jeroboam diez de las doce t ribus, y reservar sólo una para la dinastía de
David ( vv. 32,36). Anteriormente, había roto la capa en doce pedazos que
representaban a las doce tribus: esto hace surgir la pregunta sobre el destino
de la tribu restante, o de la doceava parte restante de la capa, que repre
sentaba a d icha tribu. La respuesta que la historia subsiguiente nos da es
que dicha tribu era la de Benjamín, la cual se unió posteriormente a la de
Judá, con lo que el reino del sur vino a constar de dos t ribus princípales.
Las razones por las que Dios no quiso que Ahías mencionara en este lugar
a las dos tribus son probablemente dos: pri mera. porque Judá era la más
importante de las dos tribus; segunda, porque la tribu de Benjamín no se
unió de inmediato a Judá. Por tanto, el reíno del sur estuvo constituído en
su comi enzo por la tribu de Judá únicamente.
El segundo episodio en que intervino Ahías estuvo relacionado con el
mensaje de rechazo que comunicó a Jeroboam h acia el final del reinado de
éste ( l R. 14:2- 1 8). Habían pasado probablemente más de veintidós años
desde el primer encuentro, ya que fueron veintidós los años de su reinado
( 1 R. 14:20), y la primera profecía l e fue comunicada mucho antes de que
_ 1
comenzase a remar.
1
El hecho tuvo lugar cuando Jeroboam estaba apesadumbrado por la ¡
enfermedad de su h i jo Abías y, por eso, ordenó a su esposa que fuese a 1
preguntar a Ahías si el niño se pondría bien. Parece ser que Abías era el ¡
primogénito de Jeroboam y, siendo el heredero del trono, tenía Jeroboam
mayor motivo para estar preocupado por él. Recordaba el rey que Ahías le
había prometido anteriormente el trono a él y a su prole y esperaba ahora
un mensaje de consuelo. No se nos dice sí en los años que habían t rans
currido, tuvo Ahías algún contacto con Jeroboam o no, aunque es probable
que no lo hubiese, ya que Jeroboam persistía en su pecado y no le habría
interesado recibir visitas de un hombre tan p iadoso como Ahías. Quizá fue
esta la razón por la que Jeroboam mandó a su esposa que se d isfrazase a
fin de que no la reconociese Ahías. Sin embargo, Díos le reveló a Ahías la
llegada de la mujer antes de que ella viniese. Así que Ahías la reconoci ó y
la saludó corno ··mujer de Jeroboam" (v. 6). Al comuniearie el mensaje de
Dios para ella, no le mencionó al principio lo de su hijo Abías, sino que se
refirió a las maldades que Jeroboam había cometido desde que subió al
trono de Israel, y le dijo que Díos iba a retribuirle trayendo mal sobre su
casa. Luego añadió que, cuando ella regresase a la ciudnd , moriría e l niño.
Profetas del tiempo de la Monarqu ía 191
2. Su persona
u. SU CONDICION ESPIRITL!AL
El alto n ivel espiritual de Ahías se echa de ver por la i mportancia de
los men sajes que Dios le encomendó. El primero de ellos comportaba dos
l wchos i mportantes con respecto a Israel: primero, el rechazo de la dinastía
dl' Salomón como l ínea permanen te para todo el territorio; segundo, la
1-lcccíón de Jeroboam de parte de Dios para que fuese el primer rey del
nuevo reino del n orte. E l anuncio comprendía, pues, l a división del rei no
'°Esto se muestra especialmente por dos razones diferentes. Pri mera, aunque en otras
iloN ornsiones se había aparecido Dios a Salomón por medio de sueños ( l R. 3:5: 9:2; 2 Cr.
I 1 2). lo que se da a entender d i recta o ind irectamente, pero aquí no hay n i nguna indicación
!11• tal cosa. Segunda. lo normal es que Dios hablase a los reyes mediante profetas. Con
1 l1wid lo había hecho por medio de Gad y de Natán; y. en otras ocasiones en que no fue así.
..,. nos dice específicamente que � David consultó a Jehová"' ( 2 S. 2: l ; 5: 1 9 ; 2 1 : l ); probable-
11w111<-, yendo al sumo sacerdote e i nquiriendo por medio de los Urím y Tumim.
1 92 LOS PROFETAS DE I SRAEL
y la identidad del nuevo rey para las diez tribus del norte. Dífículmente
podría encontrarse un mensaje tan importante como éste. El segundo men
saje comportaba el a n uncio de algo no tan importante, pero vital todavía
para el reino del norte, ya que se refería a l t rágico fi nal de la dinastía de
Jeroboam. A mbos mensajes eran de tal categoría que Dios n o los habría
encomendado a u n profeta espiritualmente in maduro.
La ín tima comunión entre Dios y Ahías se echa también de ver en la
revelación otorgada al profeta con respecto a l a mujer de Jeroboam, que se
había disfrazado para que Ahías no l a reconociese. Dios no permitió que
tuviera éxito tal tipo de engaño y le anunció de antemano al profeta la
l legada de l a m ujer, lo cual es una indicación adicional de la madurez es
piritual de A h ías, como receptor directo de esta clase de revelación personal.
b. SU VALENTIA
Ambos mensajes de Ahías muestran que era un valiente. Cuando trans
mitió el primer mensaje, pudo darse cuenta de que Salomón estaría muy
descontento, lo cual podía conducir a A h ías a una situación peligrosa, ya
que Salomón estaba en condiciones de hacerle daño. En el decurso de los
acontecimientos, fue Jeroboam quien estuvo real mente en peligro y tuvo que
huir a Egipto. Con todo eso, A h ías tuvo q ue percatarse de que Salomón
podía tomar medidas contra él y, por consiguiente, hay que reconocer que
demostró ser un valiente al dar el mensaje.
Lo mismo hay que decir con respecto al otro mensaje. El primero que
dio a Jeroboam había sido m uy agradable para el joven, pues le dijo que
iba a ser rey; pero el segundo le disgustaría much ísimo. Por tanto, el mismo
peligro que p udo haberle resultado a Ahías de parte de Salomón en el
primer caso, le podía resultar ahora de parte de Jeroboam. A decir verdad,
el pel igro era mayor en este caso, porque la predicción i ba directamente
contra Jeroboam (a través de su esposa, quien le i n formaría de inmediato),
y no había un tercero en quien p udiese el rey descargar su cólera.
c. SU RESPETABILIDAD
Como en el caso de Gad y Natán, también Ahías se h acía respetar
cuando hablaba. Esto se evidencia en el primer contacto que tuvo con Jero·
boam, no en que éste recibiese bien el mensaje, por supuesto, sino en la
impresión que tal mensaje causaría en Salomón. Sin embargo, Salomón no
se enfrent ó a Ahías, n i dejó de creer l o que éste anunciaba, sino que trató
de matar a Jeroboam, indicando así que daba crédito a lo anunciado por el
profeta . E n el segundo caso, la mujer recibió sin replicar el mensaje desa·
gradable de Ahías, y lo mismo p uede decirse de Jeroboam. Ninguno de ellos
se enfrentó al profeta n i mostró en modo alguno incredul idad acerca de lo
que Ahías había dicho, sino que todos recibieron sus palabras como auto
ritativas, simp lemente porque veían en él a l portavoz de Dios.
Profetas del tiempo de la Monarquía 193
d. CAPACIDAD LITERARIA
Como Gad y Natán, también Ahías mostró habilidad l iteraria, pues se
dice de él que escribió "los hechos de Salomón" (2 Cr. 9: 29), así como lo
hicieron Natán el profeta y el vidente lddó.
l. Su obra
Este "varón de Dios" fue enviado desde Judá hacia el norte, a Betel
donde Jeroboam había erigido un falso altar. El rey mismo se hallaba allí
cuando llegó el profeta; éste no se calló por la presencia del monarca, sino
que clamó contra el altar: "Altar, altar; así ha dícho Jehová: He aquí que a
la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti
u los sacerdotes de los lugares altos que queman S<'Jre ti incienso, y sobre
ti quemarán huesos de hombres" ( 1 3:2). Jeroboam, enfurecido, mandó pren
derle, pero, al extender la mano hacia los que debían cumplir su orden, "la
mano que había extendido contra él, se le secó, y no la p udo enderezar"
(v. 4), y el altar se rompió y se esparcieron las cenizas, conforme a las
palabras que había pronunciado el varón de Dios.
Al contemplar ambos hechos sobrenaturales, Jeroboam cambió total
mente de actitud, y rogó al profeta que le socorriese, diciendo: "Te pido que
ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por m í, para que m i
mano me sea restaurada" (v. 6 ) . Así l o hizo e l varón d e Dios, y Dios l e sanó
la mano a Jeroboam. El rey i nvitó entonces al profeta a ir a su casa para
t'omer j un tos, a lo que respondió el varón de Dios: "Aun cuando me dieras
la mitad de tu casa, no i ría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este
lugar" ( v. 8). Y añadió que Dios le había prohibido comer pan y beber agua
tn Betel, ordenándole que regresase inmediatamente a Judá de donde h abía
wnido. Dicho esto, emprendió su camino de vuelta hacía el s ur.
Hasta este momento, el profeta había actuado muy bien, pero luego
sobrevino el cambio. Un "viejo profeta" que moraba en Betel, se enteró de
HU visita y fue en su seguimien to, alcanzándole cuando él se hallaba sentado
d(•bajo de una encina. Le dijo que también era profeta él mismo y que D ios
h.'. había ordenado sali rle al encuentro para q ue se volviese a casa del viejc
profeta, donde comería pan y bebería agua con él. Le estaba mintiendo,
1 94 LOS PROFETAS DE I SRAEL
2. Su persona
a. SU CONDICION ESPIRITUAL
Este profeta mostró ciertos rasgos de madurez, pero también mostró
algunos de inmadurez. No se le puede situar al mismo nivel que a Gad.
Natán o Ahías. En su favor está el hecho de que fue escogido por Dios para
ir desde Judá al norte y clamar allí contra el altar de Betel. Sin duda, habría
otros profetas en Judá; por tanto, el hecho de que Dios le escogiese a él,
habla bien en su favor.
Otra evidencia adicional de su madurez espiritual es la predicción que
Dios hizo por medio de él y el mi lagro que obró también por su medio. La
predicción fue notable, pues anunció que J osías ( quien vivió unos trescientos
años más tarde) ofrecería un día sobre aquel altar los huesos de los sacer
dotes del mismo altar. 1 1 Al mencionar por su nombre a Josías, hizo una de
las más admirables profecías de la Biblia. También predijo que el altar se
quebraría y se esparci rían sus cenizas, lo cual ocurrió estando él presente
allí. El milagro tuvo que ver con el restablecimiento de la mano de Jeroboam,
quien la había extendido llen o de furor, y Dios había hecho que se le secase.
Por la oración del profeta, le fue restablecida su mano al rey, lo cual fue un
milagro grande y evidente.
También ha de contársele a su favor el que, al principio, obedeció a
Dios en lo de volverse a casa sin comer n i beber en la pecadora ciudad de
Betel. También es de tenerse ep cuenta la tentación que suponía el ser
invitado a comer con el rey, y dice mucho en su favor el haber rehusado
aceptar la invitación.
El ú nico factor en su contra fue el haber desobedecido a Dios, luego
que se puso en camino. Cuando el viejo profeta de Betel le salió al encuentro
y le dijo una mentira, el joven se dejó persuadir con demasiada facilidad y
contravino directamente la clara orden de Dios. Esto indica que no se d io
cuenta de que Dios n unca se contradice a Sí mismo. Mal- estuvo la trampa
que le tendió el viejo profeta, pero ello no era excusa para comportarse
'1 La fecha de la predicción fue al final del siglo décimo, y Josías 11i11ió al final del siglo
séptimo.
Profetas del tiempo de la Monarquía 1 95
l. Su obra
2. Su persona
b. SU CONDICION ESPIRITUAL
Al mismo tiempo, está claro que la condición espiritual de este hombre
dejaba algo que desear, pues engañó deliberadamente a un hombre más
joven que él. Aunque no se nos da el motivo por el que obró así, se puede
conjeturar por ello su carácter. Es evidente que, al vivir justamente en Betel
donde Jeroboam había erigido el falso altar, este viejo profeta no había
denunciado el altar como debió haberlo hecho, y hasta es probable que
sintiese alguna vergüenza por ello. Así que, al enterarse de la valentía del
joven en venir incluso desde Judá para cumplir tal misión, es probable que
desea'se fortalecerse espiritualmente mediante el contacto con tal varón y,
para ello, parece ser que creyó que era j ustificado el use de una mentira y
se rebajó a pronunciarla con tal de ver cumplido el objetivo que deseaba.
No se nos revela hasta qué punto pudo este varón haber sido usado por
Dios para bien en tiempos anteriores, pero podemos deducir que no fue
jamás de m ucha i mportancia, a la vista del comportamiento que mostró
con el joven profeta. Con todo, debemos aceptar la posibilidad de que se
produjese un cambio en la extensión de su ministerio al tiempo en que se
produjo su silencio cuando Jeroboam instituyó allí el falso centro de
adoración.
Profetas del tiempo de la Monarqu ía 1 97
1 99
200 LOS PROFETAS DE ISRAEL
golpeando a los asiáticos, y el dios Amón le presenta diez f ilas de cautivos, quienes sim
bolizan las ci udades que aparecen en la lista. Véase The A ncient Near East in Pictures , ed.
James B. Prítchard, fig. 349. En cuanto a la in terpr·etacíón, discusión y una bibliografía de
publicaciones al respecto, véase J. Si mons, Handbook /or the Study o/ Egyptian 1opograph·
ical Lists Re/ating to Western Asia, pp. 90- 101 . 1 78- 1 86.
2 Llamado Abías en 2 Cr. 1 3 : lss. Abiyam significa '·padre del mar"; y Abías, kmí padre
es Yahweh". Parece ser que era llamado indistintamente por ambos nombren.
Profetas del tiempo de la Monarquía 20 1
( 1 R. 1 5:2, 1 0: 2 Cr. 1 5: 1 6), algunos eruditos creen que eran hermanos, en l ugar de ser
padre e hijo según se dice en l R. ! 5:8 y 2 Cr. 14: 1 . Aunque Abiyam reinó sólo tres años.
lenía la suficiente edad para que se [e atribuyan hijos (en verdad, según 2 Cr. 1 3:2 1 , tuvo
22 h ijos y 16 h ijas de 14 mujeres). Es lo más probable que su madre Maacá y su abuela
Abísalom fuesen respectivamente la abuela y l a bisabuela de Asá. A causa del corto reinado
de Abiyam. Maacá había continuado como reina madre y fue a ella a quien Asá desposeyó
(k su a l to rango por dar culto a un ídolo ( 1 R. 1 5: 1 3 ; 2 Cr. 1 5: 16). Para una discusión más
omplía, véase William F. Albright. Arcliaeology and the Reilgion of Israel, p. 1 58 .
4
Se nos díce que ocho reyes, de un total d e diecinueve reyes de Judá, fueron buenos a
lo8 ojos de Dios, en marcado contraste con los reyes de Israel, de los cuales ni uno solo de
un lotul dC' díccim1('VP ('H mPncionado como que fuese bueno.
202 LOS PROFETAS DE ISRAEL
que él esperaba, pues el profeta le dijo que lo que había conseguido con sus
procedimientos era someter el reino de Judá a un poder extranjero y preparar
el terreno para un conflicto ulterior, en lugar de obtener los beneficios que
Asá esperaba. Es evidente que Asá no actuó en esta segunda ocasión de la
manera recomendable con que actuó en la primera.
Como ya se ha mencionado, Basá, el rey de Israel, era contemporáneo
de Asá, y reinó veinticuatro años (909- 886 A. de C. ). Poco sabemos de su
reinado, excepto que continuó el conflicto con el reino del sur. En realidad,
el único episodio referente a él es el ya mencionado de su encuentro con
Asá. En el plano rel igioso, Basá siguió los pasos de Jeroboam y de Nadab.
Ahías había predicho a Jeroboam que la fami lia de éste sería destruida, lo
cual no ocurrió durante el reinado del propio Jeroboam, pero sí en el de su
hijo Nadab, quien, tras haber reinado únicamente dos años (9 10-909 A.
de C. ), fue asesinado por Basá. A causa de su apostasía, Basá fue amones
tado por el profeta Jehú de que su familia había de correr la m isma suerte
que la de Jeroboam ( 1 R. 16: 1 - 7).
En el reino de Judá, el hijo y sucesor de Asá fue Josafat, quien reinó
veinticinco años (873-848 A. de C. ). En lo religioso, Josafat fue el segundo
rey bueno de Judá. Siguió a su padre en lo de barrer del país todo lo
relacionado con el culto a Baal, y además quitó la mayor parte de los lugares
altos. 5 También mandó a los levitas y a otros que enseñasen '"el libro de la
Ley" por todo Judá. Esta había sido desde el principio una tarea primordial
de los sacerdotes y levitas, pero parece ser que ahora la tenían descuidada,
y Josafat procuró corregir este defecto.
Una demostración de la fe que Josafat tenía en Dios, la tenemos en el
ataque coligado que contra él hicieron Moab, Amón y Edom (2 Cr. 20: 1 - 30).
Al enterarse de la invasión, Josafat no se desesperó, sino que convocó a
toda Jerusale,í a un t iempo de ayuno y oración. Dios le concedió una memo
rable victoria, y su ejército se limitó meramente a recoger el botín del ene
migo, y había tanto que recoger, que les llevó tres días la tarea. A decir
verdad, Josafat disponía de un fuerte ejército compuesto de cinco divisiones,
tres de Judá y dos de Benjamín. En algún momento, la fuerza de su ejército
fue tal, que los filisteos y los árabes trataron de congraci asiarse con él
llevándole valiosos presentes. Josafat dio también los pasos necesarios para
mejorar los procedimientos jurídicos en el país, pues parece ser que el
pueblo tendía a la laxitud en materias claramentes expuestas en la Ley, y
Josafat hizo que esto se corrigiese.
Es cosa clara que Josafat se alió con los reyes de Israe_l Acab y Ocozías
( 1 R. 22:44,48-49; 2 R. 3:4 - 27; 2 Cr. 18: 1 - 19:3; 20:35-37). Esta alían-
5Tanto en 1 R. 22:43 como en 2 Cr. 20:33, se a fi rma que no fueron q u itados los l ugares
a ltos, m ientras que, in 2 Cr. 1 7:6, se dice que sí lo fueron. La solución más probable es que•
fueron quitados los más notorios, m ientras que no lo fueron aquellos dond(' rrnd ían culto
muchas personas de las del vulgo ( 1 R. 22:44).
Profetas del t iempo de la Monarquía 203
A. IDDÓ
El profeta l ddó es mencionado tres veces en el Antiguo Testamento
(2 Cr. 9:29; 1 2: 1 5; 1 3:22), y en ninguna de ellas se le describe como im
plicado en ningún acontecimiento, sino que las tres referencias le describen
escribiendo libros. Esto significa que es poco lo que se sabe de él personal
mente, pero la información que se nos da acerca de él con respecto a sus
escritos, nos sugiere ciertos aspectos.
t . Su obra
2. Su persona
a. SU CONDICION ESPIRITUAL
Dos detalles indican que Iddó era hombre de madurez espiritual. Uno
es el largo ministerio que Dios le otorgó. El hecho de haber escrito acerca
de tantos reyes muestra que Dios le estuvo usando durante todos esos arios.
En otras palabras, no hubo tiempo en que su ministerio llegase a su fin por
haber cometido algún pecado en su vida. El otro detalle es que fue usado
para recibir revelaciones divinas y, como ya se hizo notar al hablar de Gad,
sólo quienes estaban espiritualmente calificados para ello, eran usados en
esta forma.
B. SEMAIAS
Semaías era contemporáneo de lddó, pero quizá no ejerció por tanlo
t iempo como él, puesto que los relatos acerca de él sólo tienen que ver rnn
Roboam de Judá. Estos relatos son dos, y ambos son breves.
l. Su obra
El primer relato concierne a los primeros años de Roboam, cuando se
separaron del reino las diez tribus. Tras el anuncio de esta secesión, Roboam
regresó de Siquem a Jerusalén, con el propósito de reunir un ejército para
marchar contra las tribus del norte y acabar con la rebelión. Ya había
conseguido reunir 1 80.000 hombres de Judá y Benjamín, cuando le paró
los pies Semaías, quien le ordenó de parte de Dios que desistiese de su
intento, puesto que la secesión llevaba el sell o de la aprobación de Dios.
Un punto a favor de Roboam es el haber prestado atención a las palabras
de Semaías y, a pesar del desencanto por el enorme esfuerzo realizado,
desistir de su intento y dejar que el reino del norte se estableciera como
mejor le pluguiese.
El segundo relato se sitúa en el quinto año del reinado de Roboam,
cuando Sisac, rey de Egipto, vino contra el país a fin de recuperarlo para
s í. Cuando Roboam se enteró de que Sisac venía, convocó a sus jefes en
j(-rusalén para ver cómo hacer frente al enemigo. Entonces vino a él Semaías
y le comunicó de parte de Dios un desagradable mensaje: "Así ha dicho
lehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de
8isac" (2 Cr. 1 2:5). También ahora, tanto él como sus jefes, se humillaron,
206 LOS PROFETAS DE I SRAEL
2. Su persona
b. RESPETABILIDAD
Es digno de notarse el gran respeto que Roboam y sus jefes mostraron
hacía Semaías en las dos ocasiones en que habló. En la primera, se había
hecho un gran esfuerzo para reunir un ejército de 1 80.000 hombres; no h ay
duda de que se hab ían elaborado planes muy detal lados y se habían al
macenado prov isiones copiosas para un ataque de tal magn itud contra la
nación del norte; y no es fácil disuadir a u na persona de sus planes cuando
se ha hecho un esfuerzo tan enorme. Con todo, cuando vino Semaías y le
dijo a Roboam que desistiera de su i n tento, éste obedeció y, a l parecer, sin
n ingún titubeo. Es hasta sorprendente l a forma en que se most ró dispuesto
a acceder a la i ntimación que Semaías le h izo.
Lo mismo puede decirse en relación con la campaña de Sisac. Roboam
estaba preocupado por ella y había convocado a s us l íderes para ver las
medidas que había que tomar a fin de contrarrestar aquel avance. Fue en
este m omento cuando llegó Semaías y pronunció su mensaje de reprensión,
precisamente en u n momento en que Roboam n o estaba en condiciones de
ánimo para recibir tal mensaje. Pudo haber contestado duramente, pero no
lo h izo, sino que, por el contrarío. él y s us jefes se humillaron delan te de
Dios y respetaron p lenamen te las palabras del profeta; entonces Dios dio
su mensaje de dismi n ución del castigo por medio de Semaías. Claramente,
éste era un hombre que pronunci aba sus mensajes con autoridad, para que
hasta el rey reaccionase de tal modo.
c. VALENTIA
Los dos mensajes que comun icó Semaías demandaban una valen t ía
poco común. El que los pronunciase con autoridad no disminuye del hecho
de que se necesitaba mucha valentía para darlos. Semaías podía haber
considerado que ambos mensajes le resultarían desagradables al rey, y pudo
haber tenido miedo de pronunciarlos, pero los comu nicó, y ello dice m ucho
en su favor.
d. CAPACIDAD LITERARIA
También Sema ías escribió un libro y. aunque no escribió tanto como
Hu con temporáneo Iddó, mostró algún interés en este terreno y. sin duda,
ci ('rta habil idad literaria.
208 LOS PROFETAS DE ISRAEL
C. AZARJAS
Al entrar en el estudio del profeta Azarías, pasamos al reinado de Asá,
el tercer rey de J udá. Como ya se dijo, A sá fue el primero de los reyes
religiosamente buenos del reino del sur. Es lógico pensar que, bajo reyes de
esta condición, era más agradable la vida para los verdaderos profetas.
Azarías es mencionado sólo en un lugar, 2 Cr. 15:1- 8. El vers. 8 nos
presenta un problema, pues los siete primeros verss. refieren un mensaje
comunicado por Azarías al rey Asá, y a continuación dice el v. 8: "Cuando
Asá oyó estas palabras y la profecía de Oded el profeta. cobró ánimo . . . "
Esto parece indicar que fue Oded, no Azarías, quien pronunció esta pro
fecía; esto contrasta con el vers. 1, donde Oded es llamado el padre de
Azarías. Es probable que, en la transcripción del original, se haya metido
solapadamente algún error en el texto de q ue disponemos. Hay dos expli·
cacíones posibles; la primera es que las palabras "de Oded el profeta"
podrían ser una glosa insertada, de modo que el original diría: "Cuando oyó
Asá las palabras y la profecía, cobró ánimo . . . ". La segunda es q ue se
omitió en la transcripción !a frase "Azarías el hijo de"; de modo que el
original diría: "C uando oyó Asá las palabras y la profecía de AzarÚls, el
hijo de Oded, el profeta, cobró ánimo . . . ". Las palabras subrayadas apa·
recen en las versiones siríaca y Vulgata, así como en la Septuaginta, según
se ve en el MSS Alejandrino. Sea cual sea la explicación correcta, quedan
pocas dudas de q ue las palabras de los siete primeros versículos fueron
pronunciadas por Azarías, y no por Oded, su padre. 8
1 . Su obra
El único caso del que nos consta que Azarías profetizó fue después de
la victoria de Asá sobre Zera, un conquistador etíope venído de Egipto.
Habían pasado unos treinta años desde el ataque de Sisac, si suponemos
que la campaña de Zera tuvo lugar en el año quince del reinado de Asá,
que es lo más probable. 9 Es de presumir que Zera atacase en un intento de
conseguir lo que Sisac no había podido obtener en el caso anterior. Como
Sísac, también Zera lanzó su ofensiva en el valle de Sefatá, junto a las
ciudades de Maresá y Gerar. Asá buscó la ayuda de Dios y la recibió, pues
Dios le otorgó la victoria sobre un ejército mucho más numeroso y que
recogiese un inmenso botín.
Cuando regresaba del campo de batalla, se encontró Asá con Azarías,
quien le comunicó el mensaje al que nos estamos refiriendó. Era un mensaje
8 La tradición de que este Oded es el mismo lddó que hemos mencionado a nteriormenlt\
adm i t e alguna posibí lidad, tanto por la similaridad de los nombres como por el hecho d('
q ue ambos vivieron por las mismas fechas.
•Véase E. R. Thiele, The Mysterious Numbers of the Hehrew King.� , pp. 57-62.
Profetas del tiempo de la Monarquía 209
el profeta acabó de hablar, Asá se d ispuso a poner por obra el consejo que
se la había dado, pues leemos que ·'quitó los ídolos abominables de toda la
tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tornado en la
parte montañosa de Efra{n: y reparó el altar de Jehová que estaba delante
del pórtico de Jehová" ( 1 5:8 ). Además. convocó una gran asamblea, tanto
de su propio país como de algunas de las tribus del norte, para ofrecer
sacrificios , renovando as í el pacto con Dios, pues "prometieron solemne
mente que buscarían a _Jehová el Dios de sus padres. de todo su corazón y
de toda su alma·· ( v. 12).
D. HANANI
l. Su obra
2. Su persona
r. SU I M PORTANCIA PERSONAL
Hay indicios de que Hanan í era bien conocido en s u tiempo, puesto que
HU h ijo J ehú es identificado como '·et hijo de Hananí'· en cuatro de las cinco
veces que se le menciona. Comoquiera que este grado de referencia paterna
no es frecuente al hablar de los profetas, se debe concluir que Hananí h ubo
tk ser una persona de excepcional importancia para que a Jehú se le cono
l'icsc especial mente como a h ijo suyo.
212 LOS PROFETA S D E ISRAEL
E. JEHU
1. Su obra
El contacto de Jehú con Basá consistió en una reprensión muy simi lar
a la que su padre le hizo a Asá. La reprensi ón se debió a l a desobediencia
de Basá. al seguir en los caminos de Jeroboam y Nadab. quienes le habían
precidido. Dios había permi t i do a Basá destruir la casa de Jeroboam a causa
del pecado de éste, pero Basá no se comportó mejor que él. Entonces Jehú
se llegó a él y le lanzó una severa reprensión, dicíéndole que Dios barrería
la posteridad de Basá como había hecho con la de Jeroboam h ijo de Nebat
( 1 R. l 6:3). Esto debió de ocurrir en los primeros arios del m i nisterio de
Jehú, porque t uvo contactos con Josafat por l o menos trein ta años después.
Basá murió en el 886 A. de C., y el contacto con Josafat t u vo l ugar después
de la ayuda que prestó Josafat a Acab. cuya fecha más probable fue el año
853 A. de C. 1 0 Es evidente que J ehú ejerció el ministerio profético duran te
m uchos años.
También el contacto de Jehú con Josafat consistió en una reprensión.
Acababa Josafat de prestar ayuda a l rey Acab de Israel. con quien había
hecho al ianza, en el confl icto que Acab mantuvo con los sirios de Damasco
en Ramot de Galaad ( 2 Cr. 1 8:28- 34; V. 1 R 2 2:29- 40). Desagradó a D ios
con esto, y Jeh ú le salió al encuentro. cuando Josafat regresaba, con los
palabras siguientes: "¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a
Jehová? Por esto ha ca ído contra tí l a cólera de Jehová" ( 2 Cr. 1 9:2). Con
todo, añadió que Dios reconcía en Josafat algunas cosas buenas. por cuanto
había quitado de la tierra las imágenes de Aserá. El texto sagrado no nos
dice s i Basá o Josafat respondieron de alguna manera a las palabras de
Jehú.
Al ser l lamado Jehú profeta, y no vidente como su padre. y ser citado
declarando la palabra de Dios en las dos ocasiones, se deduce que se di-
' ºPara una discusión sobre esta fecha. véase mi libro Sun•ev of fsrucl:� I /1,�ton¡, p. 3 1 2 .
Profetas del tiempo de la Monarquía 213
2. Su persona
a. SU CONDICION ESPIRITUAL
Jehú demuestra madurez espiritual en haber sido encargado. en estas
dos i mportantes ocasiones. de reprender a un rey. De todas las clases de
mensajes que los profetas h ubieron de comunicar, no hay duda de que los
más difíciles y desagradables eran los de reprensión. A nadie le gusta recibir
una reprensión . Para com unicar, pues, este tipo de mensaje. Dios no habría
llamado a una persona espiritualmente inmadura.
b. SU VALENTIA
Jehú mostró su valentía en su disposición a pronu nciar esas dos re
prensiones; tanto más cuanto que su padre, Hananí, ya había sufrido en
carcelamiento por haber reprendido a Asá. No hay, pues, duda de que Jehú
estaba consciente de las consecuencias que su represión podrían acarrearle.
c. CAPACI DAD LITERARIA
Jehú era también un profeta que poseía habilidad literaria, pues se dice
de él que escribió un libro que conten ía "los hechos de Josafaf" ( 2 Cr. 20:34).
Siendo este libro la única fuen te de información sobre l a biografía de JosafaL
se deduce que Jehú debió de vivir durante todo el reinado de aquél . Por
tanto, su m i n isterio h ubo de extenderse por muchos años, comenzando en
los últimos años del reinado de Basá y siguiendo durante todos los veinti
cinco años ( 1 R. 22:42) de Josafat.
F. JAHAZIEL
Sólo una vez es mencionado Jahaziel en l a Biblia (2 Cr. 20: 1 4- 17), y
también durante el reinado de Josafat. A juzgar por la circunstancia y por
la frase ··sobre él vino el Espíritu de Jehová'', hemos de incluirlo en la misma
categoría que Azarías, del que hablamos anteriormente. es decir, en la de
un profeta ocasional, quizá para comunicar este único mensaje. A decir
verdad, no se le aplica el epíteto de profeta, pero el haber sido usado para
romun icar un men.§aje profético en una época tan crucial de la historia de
Israel, le da derecho a ser i ncluído en tan i l ustre grupo.
l . Su obra
2. Su persona
b. HABI L I DA D ORATORIA
Analizando el mensaje y las circu nstancias, nos percatamos de la ca·
pacídad oratoria de Jahaziel. El pueblo reunido era muy numeroso, y cual
quiera no se habría atrevido a levantarse para pronunciar este tipo de
mensaje. Por tanto. debemos suponer que Jahaziel se sintió capacitado para
expresarse en frases claras y rotundas . Es probable que, cuando estaba
reunido con los demás del pueblo, no tuviese el más ligero barrunto de que
Dios le iba a usar a él, pero Dios le consideró instrumento apto para trans·
mitir el alentador mensaje.
Profetas del t iempo de la Monarquía 215
G. ELlEZER
Otra persona que profetizó durante el reinado de Josafat fue E líezer, al
que sólo se menciona igual mente u na vez (2 Cr. 20:37) y, por cierto, breve
mente: así que es m uy poco lo que se sabe acerca de él . Su ciudad nativa
era Maresá, ubicada en l a zona montañosa occidental de Judá.
t . Su obra
La ocasión en que se menciona a Eliezer data de la segunda vez que
Josafat se a l ió con la casa de Omrí en una aventura conjunta. Ya hicimos
notar más arriba que ten ía concertado un pacto con la dinastía del norte y
que, por t res veces, esto l e condujo a situaciones peligrosas y desgraciadas.
La presente a lianza la h izo con Ocozías, primogénito de Acab, para un
negocio marítimo. Ambos construían barcos en el puerto de Ezión-guéber,
con el propósito de navegar aguas abajo del Mar Rojo para fines comer
ciales. Mientras se construían las naves, amonestó Elíezer a Josafat, di
ciendo: ''Por cuanto has hecho compañ ía con Ocozías, Jehová destruirá tus
obras" ( 2 Cr. 20:37 ). Las naves se rompieron, y ninguna pudo zarpar, de
forma que la empresa comercial term inó en un completo desastre.
2. Su persona
n. SL CO NDICION ESPI RITUAL
Aunque se sabe m uy poco de la persona de Eliezer, existe una clave que
nos muestra su alto nivel espiri tual: el mensaje de reprensión que comunicó
ni rey Josafat, pues, como ya se ha hecho notar varías veces. difícilmente
podía Dios encargar de tal mensaje a una persona q ue no tuvíesc una
comunión íntima con Él.
h. SU VALENTIA
Eso mismo muestra que Eliezer era un hombre valiente. No cabe duda
de• que Josafat y Ocozías habían realizado un enorme esfuerzo, e invertido
una considerable suma de d i nero para una empresa de tal cal ibre; fue en
tonces cuando Eliezer pronunció su mensaje; ciertamente requería gran
vulor decirles que aquella empresa terminaría en un completo desastre.
13
El Reinado de
Acab: Elías
1 Este dios tirio se l lamaba simplemente Melqart, pero se le !lama también Baal en la
Biblia por corresponder al concepto del dios cananeo Baal, de mayor antigüedad.
217
2 18 LOS PROFETAS D E ISRAEL
culto a Baal y el del Dios de Israel, sino que decidió acabar con la religión
anterior para introducir la suya, dedicando a este plan un denodado es
fuerzo, sin que Acab hiciese nada para detenerla. Estuvo a punto de ver
cumplido su propósito, como lo índica la matanza que llevó a cabo entre
los verdaderos profetas de Dios ( l R. 1 8:4); algo que una extranjera no se
habría atrevido a perpetrar de no haber alcanzado las riendas del país en
materia religiosa. El pecado de Jeroboam, al establecer el culto al becerro
de oro, había sido lo suficientemente grave, pero esta introducción del culto
a Baal era mucho más grave, pues implicaba una total sustitución de dei
dades, además de las degradantes y l icenciosas observancias que i ncluían
la prostitución religiosa.
Aun cuando Acab permitía esta tremenda apostasía, por otro lado era
un gobernante capaz. que trataba de seguir las huell as de su padre, espe
cialmente en su afán de construir. Excavaciones l levadas a cabo en Samar ia,
la capital del reino. han revelado un doble muro de forti ficación que cons
truyó en torno al atrio general del palacio que había edificado Omrí. Im
ponentes cimientos de una amplia estructura, ubicada cerca del palacio de
Omrí, han sido identificados como ''la casa de marfil" que Acab construyó
( 1 R. 22:39. V. Am. 3: 15; 6:4 ). Los muros de esta estructura estaban re
cubiertos de mármol blanco, lo que les daba l a apariencia de marfil sólido,
y en una especie de almacén han sido halladas más de doscientas figuras
y placas de marfil auténtico. así como pequeños anaqueles del mismo ma
teriaJ .2 También construyó Acab algunas ciudades para su pueblo { 1 R.
22:39).
A. LA TAREA DE ELIAS
Fue durante el reinado de Acab y Jezabel, cuando fue l lamado E lías a
desempeñar su ministerio. La Biblia cal i fica a tal reinado como el peor de
los que le habían antecedido en la historia de I srael ( 1 R. 16:30), y quizá
fue este el motivo por el que levantó Dios, por contrapartida, a uno de Sus
más grandes profetas.
l. Su importancia excepcional
La Biblia atribuye a Elías un l ugar único en tres aspectos. E l primero,
ser una de las dos personas que no tuvieron que pasar por la· muerte. La
otra fue Enoc, de quien se dice: "Caminó, pues, Enoc con D ios, y desapa-
reció, porque le l levó Dios" (Gn. 5:24). También a El ías le honró Dios,
proveyendo para é l un carro de fuego, de modo que ''Elías subió al cielo en
un torbell ino" (2 R. 2: 1 1 ). El segundo, ser una de las dos personas que
2Véase Jack flinegan. Light from the 1\ncienr Past, pp. 187 1 88, sohn• C'Sl(' pun lo.
Profetas del tiempo de la Monarquía 2 19
2. Su predicción de hambre
La primera actividad de Elías. según l R. 1 7: 1, fue predeci r al rey Acab
un período de hambre en el país. d iciendo: '"Vive Jehová Dios de Israel . en
cuya presencia estoy. que no habrá l luvia ni rocío en estos años. sino por
mi palabra". Es evidente, por Stg. 5: 17, que Elía s había orado antes para
que tal hambre s ucediera; el motivo fue su profundo pesar por la falsa
religión que Jezabel había introducido en la tierra. Aunque Elías v ivía al
<'Ste del Jordán en Galaad (1 R. 17 : l ), es evidente que J ezabel había exten
dido su esfera de dominio hasta aquel l ugar. y Elías estaba tan preocupado
por ello, que lo puso en la presencia de Dios mediante una oración ferviente. 3
Parece ser que Dios había informado a Elías de que había escuchado su
plegaría y l e había ordenado transmitir el mensaje al rey. como le vemos
haciendo al iniciarse el relato en 1 R. 17: l .
Cuando los tres años y medio de hambre ( Le. 4:25; Stg. 5: 17) llegaban
a su término, Dios le dijo a Elías que regresara a Israel, con el propósito de
concertar un desafío que confírmase la lección que Dios había querido en
señar mediante el h ambre. Con la ayuda titubeante de uno de los síervos
de Acab ( 18:7- 16), Elías estableció contacto con el rey y se concertó el
desafío ( 18: 17-20). Pidió a Acab que se presentasen en el Monte Carrnelo
los 450 profetas de BaaL j unto con los 400 profetas de Aserá q ue comían
de la mesa de Jezabel. También pidió que se reuniese en el monte gente de
todo Israel, a fin de que pudiesen presenciar el res ultado del reto. Fue
necesario que Acab mismo convocase a los israelitas, porque, de no ser así,
difícilmente se habrían atrevido los líderes a acudir, dado el control que
sobre los asuntos religiosos ejercía Jezabel en todo el país. Acab h izo lo que
Elías le pedía, y la razón de su pronta anuencia era que también él necesi
taba la lluvia con urgencia perentoria. El reto estaba destinado a proveer
un medio de demostrar ante todo el pueblo q uién era el verdadero Dios de
Israel. Baal o Jehová.
Es preciso percatarse de que ya se había estado desarrollado otra com
petencia desde que empezó el hambre, puesto que, si Baal. cuyo culto había
sido i ntroducido par Jezabel en el país, era realmente el dios de la lluvia y
la tormenta, el anuncio por parte de uno de los profetas de Jehová de q ue
no llovería, significaba u n desafío a los sacerdotes de Baal a q ue h iciesen
descender la lluvia mediante el poder de s u dios. Pasados tres años y medio
sin que esto ocurriese, el pueblo podía estar convencido de q ue Baal no
poseía los poderes que se le atribuían y, por tanto, aumentaba la evidencia
de que Baal no era lo que Jezabel había dicho. Por consiguiente, el n uevo
reto que Dios proponía por medio de Elías, sería la manera .apropiada de
remachar la evidencia de q ue Israel debía seguir a Jehová, y no a Baal.
nos dice que había 450 profetas de Baa l ( 1 8:22). pero no se mencionan los
400 profetas de Aserá; quizás no le fue posible a Acab conseguir que este
segundo grupo acudiera; también es posible que Jezabel pusiese suficientes
objeciones a tal comparecencia. Con todo, los 450 suponían una cifra muy
alta, y no cabe duda de que Elías se dío por satisfecho al ver que. al menos,
éstos se hallaban presentes. La cifra de los espectadores tuvo que ser to
davía m ucho- más alta, puesto que, más tarde, cuando Elías mandó prender
a todos los profetas de Baal , resultó fácil el cumpli m iento de tal orden.
lambíén hay que darse cuenta de que estos espectadores habían sido gen te
importante en el país, no personas del vulgo; E l ías querría que fuesen per
sonas de importancia, a fin de que. al volver a sus hogares. tuviesen la
suficiente i nfluencia para persuadi r también a otros a segui r el culto del
verdadero Dios. Esta es la razón por la que era necesaria una invitación
personal de Acab, a fin de que las personas influyentes estuviesen dispues
tas a venir.
C uando todos estaban presentes, tomó Elías l a palabra y comenzó a
resumir la forma en que l a competencia se iba a llevar a cabo. Los profetas
de Baal ten ían que invocar a su dios para que encend iese milagrosamente
el fuego en un altar a Baal, y después Elías haría lo mismo en relación a un
altar dedicado al Dios de Israel. El Dios que respondíese por medio del
fuego, demostraría ser el Dios verdadero. Elías d ijo también a los profetas
de Baal que podía n elegi r el animal que deseasen para el sacrificio y actuar
primero. Así que sacrificaron el animal y comenzaron a i nvocar a Baa l para
que enviase el fuego. Siguieron invocándole durante toda la mañana hasta
01 mediod ía, y después, por !a tarde, ante las burlas de E l ías. fueron ele
vando !a voz y h asta se cortaban con cuchillos, de form a que la sa ngre
chorreaba sobre el los. De nada sirvió todo ello, pues pasaba la tarde y Baal
no respondía.
C uando le tocó el t urno a Elías, mandó al pueblo que se acercasen a
un l ugar donde había sido erigido u n pequeño altar a Jehová. Como el altar
Pstaba derru ído, l o recompuso usando doce piedras en representación de
las doce tribus de Israel. Aun así, resultaría de un tamaño insigni ficante en
romparación con el q ue habían usado los cananeos. 5 E l ías hizo también
una zanja en torno al a ltar, y mandó que derramasen en ella doce cántaros
de agua, con l o que se l lenó de agua la zanja, demostrando así que no pod ía
haber debajo ningún fuego oculto. Entonces el profeta elevó una breve ora
ción, reseñada en sólo dos versículos ( 1 8:36-37 ), y Dios contestó con fuego;
l'SI(' fue tan i ntenso, que consumió la leña , e l sacrificio, las piedras del altar
y c-1 polvo, y hasta lamió totalmente el agua de la zanja. Sin duda, los más
'Con una fecha anterior a la de éste, Fue encontrado en Meguídó un altar cananeo. que
medía más d e ocho metros de, largo, y casi un metro y medio d e alto, hecho con centenares
11,• pil'dras unidas con barro. Es posible que este altar del Carmelo fuese menor. pero, aun
ll';i, (•rn sin duda mucho mayor que d pequeño altar que Elías usó en esta ocasión.
222 L OS PROFETAS DE ISRAEL
cercanos al altar tendrían que echarse para atrás por el tremendo calor de
tal llamarada.
Como resultado de esta prueba, el pueblo se puso inmediatamente a
gritar: "¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!" ( v. 39); la demostración había
sido contundente y sin ambages, y el pueblo entero estaba d i spuesto a
reconocerlo. Ya estarían preparados para ello con la ausencia de l l uvia du
rante los anteriores tres años y medio, y ahora quedaban enteramente per
suadidos con la presencia del fuego. Elías actuó entonces rápidamente, con
objeto de que el reconocimiento del pueblo se mantuviese firme, haciendo
prender a los sacerdotes de BaaL de forma que no escapase ninguno; a
todos les h izo descender del Carmelo al arroyo de C isón, donde los mandó
degollar. Nótese que éste fue un hecho clave de aquel d ía. pues estos pro
fetas eran los favoritos de Jezabel y, por tanto. todo el que i nterviniese en
la matanza pondría en peligro su vida ante la cólera de la reina. El ías se
percató de ello y, por eso, quiso que todos los presentes participasen en la
acción. para mostrar así que se ponían del lado de él en el retorno al culto
del verdadero Dios de Israel.
Aquella misma tarde, subió Elías de nuevo a la cima del Carmelo para
pedir a Dios la l luvia. Se nos dice que all í se postró en tierra; probablemente,
cerca del montón de cenizas, el l ugar donde había respondido Dios tan
maravil losamente antes, en aquel la misma tarde. Después de haber orado,
envió a un criado que le acompañaba, a un punto más alto. para mirar
hacia el occidente por s i veía la respuesta en forma de nube. Regresó el
criado, diciendo que no había visto ninguna. No desistió E l ías, sino que
continuó orando una y otra vez, obteniendo de su criado respuesta negativa
una y otra vez. Por fin. a la séptima vez, le d ij o el criado q ue había v isto
una nube pequeña levantándose del mar, y Elías entendi ó que ésa era la
respuesta. Acto seguido, mandó al criado que fuese a decirle a Acab que
unciese su carro y descendiese rápidamente, porque iba a llover de recio.
Parece ser que la l luvia comenzó antes que Acab se pusiese en camino, y
Elías hizo entonces un esfuefzo extraordinario para adelantar al carruaje de
Acab. y llegar a Jizreel antes que él, tras haber recorrido una distancia de
más de diec iocho kms. Es posible que el torrente de Cisón se desbordase
por lo copioso de la l l uvia y que Elías tuviese que indicar al monarca una
ruta más alta para que pud i ese l l egar a su casa sano y salvo.
6. Huyendo de Jezabel
Al l legar a Jizree l , mojado y exhausto , recibió un mensaje amenazantl'
de Jezabel, la cual se había enterado por su marido de cuanto había sucedido
en el Monte Carmelo. El mensaje decía como sigue: "Así me hagan los
dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu
persona como la de uno de ellos" ( 19:2). "Ellos" eran los 450 profetas qm•
Profetas del tiempo de la Monarquía 223
Elías había mandado matar. El profeta, tan fuerte en el episodio del Car
melo, se mostró ahora tan débil, que huyó de su casa aquella misma noche
tan pronto como leyó el mensaje. Se nos dice que "se levantó y se fue para
.
salvar su vída, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.
(v. 3). Es evidente que apenas se paró ni siquiera a comer n i a dormir en
su prisa por alejarse del peligro que el mensaje de Jezabel le anunciaba .
Después, dejando al criado e n Beerseba, al s u r del país, siguió adelante
solo y, sentado debajo de un enebro, pidió a Dios q ue le q uitara la vida,
diciendo: '"Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que
mis padres" (v. 4).
Pero Dios no accedió a la petición de Elías, sino que envió a Su ángel
para que asistiese al profeta; despertó el ángel a Elías, y le dijo que comiese
y bebiese de las provisiones que estaban a la cabecera de él: una torta
cocida sobre ascuas, y una vasija con agua; sin duda, se trataba de una
provisión milagrosa. Comió Elías y bebió, y volvió a dormirse. Después de
algún tiempo, el ángel le despertó de nuevo y l e ordenó que comiese y
bebiese. Así l o hizo Elía s y, con las fuerzas ya recobradas, se marchó más
al sur y, atravesando el desierto del Sínaí, llegó hasta el Monte Horeb,
donde siglos atrás los israelitas recibieron la ley.
7. Restauración
Hallando una cueva en la cual quedarse, pronto vino a E!ías la voz de
Dios con las palabras: ''¡,Qué haces aquí, Elías?" (v. 9). Esta pregunta t uvo
que l legarle muy hondo al profeta . Lo que, en realidad , le establa pregun
(ando Dios es por q ué estaba allí abajo en el Monte Horeb, cuando la gran
prueba se había l levado a cabo en Israel, donde, en aquella tarde memo-
rabie, había alcanzado un grandioso éxito al hacer volver hacia Jehová los
corazones de los l íderes del pueblo. En otras palabras, Elías había huído
innecesariamente, y ahora no se hallaba donde Dios quería que estuviera.
E l ías trató de defenderse, replicando que, en su cel o por Jehová, había
hecho todo lo posible para mantener en alto la palabra de Díos, pero no
había podido conseguirlo, y a duras penas se las había arreglado para
escapar con vida bajo difíciles circunstancias. Ante esta respuesta, Dios le
dijo que saliese de la cueva y observase lo q ue iba a ocurrir. Entonces, hizo
Dios que se realizasen tres fenómenos aleccionadores. El primero fue la
formación de un poderoso viento, capaz de quebrar en pedazos las rocas de
In montaña. Luego, h izo que ocurriera un terremoto q ue sacudió el monte.
Y en tercer l ugar, encendió un fuego de magnitud parecida a la del viento
y del terremoto. Después de estos tres alardes de fuerza, Dios hizo que
l (lías escuchase una voz q ueda, como un silbo apacible, en completo con·
( ruste con l os tres fenómenos anteriores, ruidosos y devastadores. El texto
tiagrado nos dice que Dios no estaba "en" las tres acciones poderosas, im
plicando así que cslaba en la voz q ueda y apacible.
224 LOS PROFETAS DE I S RAEL
Parece ser que, con tales fenómenos, D i os quiso enseñar a E l ías tres
lecciones; dos de ellas, íncl uídas en el alarde de los elementos fuertes; y la
tercera, en el s ilbo apacible y deli cado. La primera era que Elías no necesi
tabla haber h u ído de Jezabel aquella noche, porque Dios podía producir
fenómenos tan poderosos como un gran viento, un fuerte terremoto o un
fuego abrasador que la destruyesen completamente, de forma que no pu
d iese tocar al profeta de Dios. En otras palabras, Elías había mostrado falta
de fe, al no reconocer el poder de Dios para protegerle, a pesar del mensaje
amenazador.
La segunda era que el método de Dios para habérselas ahora con Jezabel
no había de consistir en unas medidas tan drásh-:as como aquellos elemen
tos destructivos. Es posible que Elías, mientras se encami naba hacia el sur
pasando por el desierto del Sínaí, pensase que el único modo de resolver el
problema en Israel era que Jezabel pereciese, y hasta quizá pudo pensar en
las formas en que eso podría l levarse a cabo. Dios le mostraba ahora que
había tres modos de real izarlo con éxi to. Conforme Dios iba haciendo que
el viento soplara, el terremoto sacudiera y el fuego abrasara, bien podría ir
El ías diciendo en s u mente cada vez: "Sí, Señor, eso resultará estupendo".
Pero lo que Dios estaba diciendo era: ''No, E l ías, ése no es el modo como
hemos de hacerlo. No la destruiremos con el huracán , n i con el terremoto
ni con el fuego, síno que actuaremos con una voz queda y apacible".
La tercera lección que le quedaba a E l ías por aprender es que el método
que Dios sigue en Sus actuaciones no es sólo, n i siquiera n ormal mente, por
medios violentos y sensacionales, sino de modo sencil lo e i m perceptible,
pero tenaz, s imbolizado en el silbo apacible y s ilencioso. Hasta este mo
mento, E l ías había actuado solamente a lo grande y con procedi míentos
sensacionales, y parece ser q ue llegó a pensar que éste era el ú n ico método
viable. Por eso, cuando el gran reto, con su gran éxito, no había terminado
en una victoria total, Elías creyó que todo había sido un fracaso y que l o
único q u e l e quedaba era morirse. D ios l e decía ahora q u e no había ter
minado ahí todo, que la batalla no estaba perdida, y que E l ías no tenía por
qué pensar que lo ú nico que le quedaba era morirse, por el mero hecho de
haber empleado sólo l os métodos extraordinarios en s u i ntento de hacer que
el pueblo de Israel se volviese a Dios. Todavía le quedaba la normal y
cotidiana actividad, el "silbo apacible y silencioso", cual los profetas acos
tumbraban, de ordinario, usar. Por tanto, E l ías debía regresar ahora al país
y emprender allí esta callada tarea, en contraste con sus anteri0res actua
ciones, y ver así lo que Dios era capaz de hacer de esta manera.
Por cuánto t iempo quedaron i mpresas estas lecciones · en la mente de
Elías, es difíci l de conjeturar. Quizá pasó algún tiempo antes de que las
digiri ese por completo, pero que aprendió de ellas lo suficiente se nos da a
entender por su d isposición a regresar i nmediatamente. Ten ía que hacer
ahora tres cosas ( 19: 1 5 - 1 7): Ungir a Hazael por rey de Siria; a Jehú, por
Profetas del tiempo de la Monarquía 225
8. Llamamiento de Eliseo
V ivía Elíseo en Abel-meholá, situada en el valle del Jordán, unos pocos
kilómetros al sur del Mar de Galílea. Es probable que perteneciese a una
familia bien acomodada, p ues se n os dice q ue, cuando Elías le halló, l o hizo
a un campo donde se estaba arando con doce yuntas, y él araba con l a
última. Elías se l legó a é l y echó sobre é l s u m a nto. Es evidente que Elíseo
captó enseguida el sign i ficado de esta acción, pues corrió en pos de Elías
y le pidió permiso para despedirse de sus padres, antes de seguirle defini
tivamente. Otorgó E l ías el permiso, y Elíseo hizo una fiesta, matando para
el banq uete los bueyes con l os que había estado arando, y cociéndolos con
la leña a que había reducido el arado y demás enseres de l abranza. En esta
fiesta, se despidió de los suyos y, a continuación , se fue con El ías. Parece
ser que ambos ejercieron juntos el ministerio hasta e l día de l a partida de
Elías, probablemente durante un período de unos diez años. 6
9. Reprensión de Acab
Todos los relatos, hasta ahora considerados, acerca de Elías están re
gistrados consecutivamente en 1 R. caps 1 7 - 1 9 . Posteriormente, se nos
refieren otros tres episodios en que él intervino. E l primero de ellos tiene
que ver con la reprensíón que tuvo que dirigir a Acab por haberse apropiado
indebidamente la viña de un tal Nabot.
La viña de Nabot caía cerca del palacio real en Jizreel. Acab la codiciaba
y le pidió a Nabot que se la vendiese, pero éste rehusó, alegando que era
parte de su patrimonio. Jezabel advirtió que Acab estaba triste y, tras hallar
el motivo, se encargó de que se diese muerte a Nabot, enviando cartas a los
principales de la ciudad y dándoles i nstrucciones para que pus iesen falsos
l estigos que culpasen a Nabot de blasfemia contra Dios y contra el rey. Así
se hizo y, como consecuencia, Nabot murió apedreado. Cuando lo supo
Jezabel, le dijo a su marido que ya podía reclamar la viña, puesto q ue Nabot
había muerto.
Cuando descendió Acab para tomar posesión de l a finca, le salió a l
('ncuentro E l ías, a quien Dios h abía ordenado l levar a l rey un mensaje de
''Aunque no se nos da esta cifro, Cfl la más probable, a la vista de los sucesos que
m·nnt(•cieron mi<'nlras los dos vivi<·ron ju1·1to11.
226 LOS PROFETAS DE ISRAEL
"red", en conexión con la edificación del templo ( 1 R. 7: 17, 18. 20, 4 l , 42). Probablemente.
era algo parecido a una ventana e nrejada. pero con orificios lo suficientemente grandes como
para que el rey pudiera caerse por entre uno de ellos. quizás desde una altura considerable.
8
Baal-zebub significa "·Señor de las moscas". Se supone que el símbolo de este dios
era una mosca. y tenía reputación de poseer un poder predictivo.
Profetas del t iempo de la \lonarq u i'a 227
B. LA PERSONA DE ELIAS
1 . Su condición espiritual
"En cmmlc• ,1 l,1 h11p111l,111d,1 ti,· ""'lli rdnto acerca del Espíritu, vfase cap. 6, pp. 89-105.
228 LOS PROFETAS DE ISRAEL
de haber sido así, no habría tenido necesidad de orar para que cayese; y el
caso es que, no sólo oró, sino que Dios esperó a que orase siete veces antes
de responderle. Esta oración, así como su anterior oración para que no
lloviese, es presentada en Stg. 5: 17- 18 como un ejemplo de oración eficaz,
y de seguro que Santiago no la habría propuesto como un modelo, si tal
oración no fuese una genuina demostración de fe.
3. Su valentía
Elías mostró también valent ía en muchas ocasiones. Ya l a mostró la
primera vez que tuvo contacto con Acab, pues no hay duda de que sabía
que no le iba a gustar a Acab escuchar un mensaje que anunciaba un
hambre terrible sobre el país. Ninguna cosa temí an los reyes tanto como
las hambres, ya que éstas comportaban enormes sufrimientos para la gente.
Gran valentía supuso por parte de Elías transmitir este tipo de mensaje,
pero lo transmitió. También requirió gran valentía llegarse a Acab, mucho
después, para reprenderle por haberse apropiado de la viña de Nabot Se
guramente que Elías se habría dado cuenta de que Acab estaba consciente
de haber obrado culpablemente por la forma en que actuó, y cuando una
persona se siente culpable de algo, es cuando menos dispuesta está para
ser reprendido por ello. Pero Elías, por orden de Dios, llevó el mensaje a
pesar del peligro que comportaba. Igualmente necesitó gran valentía para
presentarse ante el rey Ocozías, el hijo de Acab, quien había enviado men
sajeros a Baal-zebub de l os filisteos. Elías les salió al encuentro y les hizo
volver con un mensaje de reprensión para el rey. Ciertamente, Ocozías no
tenía el ánimo bien dispuesto para recibir tal clase de comunicación, y no
hay duda de que Elías lo sabía, pero transmitió el mensaje y, finalmente,
se presentó él mismo ante el rey.
4. Su obediencia
Elías mostró su obediencia en muchas ocasiones. Una de ellas fue
cuando se presentó ante Acab con el mensaje acerca del hambre. Ya había
oradd por este asunto, y es evidente que Dios l e dijo que iba a acceder a su
demanda y luego le ordenó que fuese a communicar a Acab l o que había de
ocurrir. Al hacerlo así, a pesar de la presumible cólera por parte de Acab,
demostró su obediencia a Dios.
Esta obediencia se mostró de un m odo muy notable, cuando El ías se
trasladó a Sarepta desde el arroyo de Querit. Esta vez, Elías había estado
junto al arroyo de Querit por el espacio aproximado de un año y, durante
todo ese tiempo, había permanecido completamente oculto a la vista de la
gente. Ahora se le ordenaba marchar a donde habría gente, a una ciudad
llamada Sarepta, donde tendría que residir en casa de una víudu en este
Profetas del tiempo de l a Monarquía 23 1
tiempo de hambre. Sabía muy bien que, en tiempo de escasez, nadie sufría
tanto como las viudas, puesto que no tenían quien ganase e l pan con que
alimentar a la familia. Debió, pues de extrañarle esta orden de parte de
Dios y pudo haberle pedido alguna explicación antes de ponerse en marcha,
pero no leemos que titubease, sino que "se levantó y se fue a Sarepta" ( 1
R. 17:10).
Podemos añadir que, si Elías lo hubiese requerido, Dios podría haberle
garantizado ciertas seguridades, ya que, siendo Sarepta un puerto del Medi
terráneo, sería visitada por muchos extranjeros y, por el lo, habría pasado
desapercibida la llegada de un forastero de Galaad, como lo era Elías.
Además, Dios iba a suministrar continua provisión a Elías y a la viuda
mediante un milagro- las vasijas de aceite y de harina no iban a menguar.
Dios se encargaría, pues, de manera milagrosa, tanto de la mujer como de
Elías.
Otro acto de obediencia ejemplar por parte de Elías fue regresar a Israel
para servir en su ministerio, después de las instrucciones que recibió de
Dios en el Monte Horeb. Recientemente, le había pedido a Dios que le
quitara la vida, pensando que su tarea estaba cumplida, pero, cuando DioH
le mostró que le quedaba mucho por hacer, regresó y aceptó el nuevo servicio
para Dios, con lo que demostró su obediencia.
5. Su respetabilidad
Como otros profetas antes de él, Elías imponía su autoridad cuando
hablada de parte de Dios. Es evidente que Acab prestó respeto a las pala
bras de Elías la primera vez que éste se p resentó ante el rey para anunciarle
el hambre inminente. Se nos dice que, a consecuencia de este mensaje, Acab
buscó a Elías por todo el territorio de Israel e incluso en países extranjeros
( 18: 10). Más tarde, en e l Monte Carmelo, los 450 profetas de Baal, lo
mismo que los numerosos espectadores, prestaron atención a las palabras
de Elías, le permitieron dictar las condiciones de la confrontación y, sólo
cuando Elías les dio la oportunidad, fueron los primeros en elegir el animal
para el sacrificio. Al mediodía, ante las burlas de Elías, hicieron caso de
sus palabras y comenzaron a elevar sus voces y hasta se sangraron con
cuchillos en su esfuerzo por l lamar la atención de su dios Baal.
Posteriormente, Acab escuchó la reprensión que Elías le dirigió por
apoderarse de la viña de Nabot. En realidad, le prestó tanta atención, que
se humilló y se arrepintió delante de Dios, hasta el punto de que Dios le
otorgó cierta prórroga en relación con la catástrofe que le había predicho
por medio de Elías. Todavía después, Ocozías, hijo de Acab, prestó atención
a las palabras de Elías, puesto que, cuando los mensajeros que el rey envió
a Baal-z.ebub fueron interceptados por Elías y regresaron con e l mensaje
que éste les había comunicado, comisionó a tres grupos de cincuenta hombres
232 LOS PROFETA S DE ISRAEL
cada uno, para que fuesen en busca del profeta y lo trajesen a su presencia.
Aunque el primer grupo fue consumido por el fuego bajado del cielo, envió
otro y después un tercero. Por cierto, Ocozías tenía gran respeto a las
palabras de Elías.
6. Su humana fragilidad
error, pues no debió creer que era más capaz que sus padres; así que este
pecado adicional de orgul lo contribuyó a conducirle al desaliento.
Después de poner al descubierto estas debilidades, no hemos de per
mitir que estos frágiles ..sentimientos" ( Stg. 5: 1 7) obnubilen el reconoci
miento que se merece el carácter sobresal iente de Elías. Es preciso atribuirle
un lugar de primera fila entre los grandes profetas de Israel.
14
Los Reinados de Acab,
Joas y Arnasías
Los profetas que vamos a estudiar en este capítulo son cinco. Tres de
ellos ejercieron su m i nisterio en Israel, al mismo t iempo que E l ías, durante
el reinado de Acab, y otros dos, posteriormente, en Judá durante l os rei
nados de Joás y Amasías. En capítulo aparte, consideraremos a Eliseo, el
último profeta que vamos a estudiar en esta sección, q u ien ejerció su min is
terio en Israel desde el tiempo de Jorarn hasta el reinado de Joás, el de
Israel.
Debe entenderse bien que entre estos profetas y los primeros profetas
escritores hay una ligera superposición cronológica, puesto q ue, como ve
remos, tanto Abdías como Joel, que fueron los primeros profetas que escri
bieron, sirvieron, según la opinión más probable, durante los reinados de
Joram, Ocozías, Atal ía y los primeros años de Joás, todos ellos reyes de
Judá. Esto significa q ue precedieron en el tiempo a los dos últimos profetas
que vamos a considerar en el presente capítulo, los cuales ejercieron su
ministerio en la última parte del reinado de Joás y en tiempo de Amasías.
De acuerdo con esto, en lo que respecta al trasfondo h istórico. los
acontecimien tos pertenecientes a los reinados de Joram, Ocozías y Atalía
serán estudiados cuando tratemos d e Abdías y J oel; de modo que, en este
capít ulo, solo consideraremos los episodios de los ú ltimos años de Joás y
los del tiempo de Amasías. Por otra parte, en lo que t iene que ver con Acab,
ya se ha dicho bastante en el capítulo precedente acerca de su reinado, por
sus impl icaciones con E l ías. Sólo tendremos en cuenta los factores adiciona-
235
236 LOS PROFETAS DE I SRAEL
les que guarden alguna relación especial con el ministerio de los tres pro
fetas que vamos a estudiar ahora.
Después de su ataque contra Israel durante el reinado de Basá ( 2 Cr.
16: 1- 9), los sirios de Damasco se abstuvieron de ulteriores contactos hasta
los últimos años de Acab. El rey que había lanzado el ataque anterior se
llamaba Ben-hadad, y también se llamaba Ben-hadad el que lanzó ulteriores
ataques en los últimos días de Acab. Si se trate de la misma persona o de
un sucesor del rey del mismo nombre, no es posible determinarlo. 1 El poder
de Damasco había ido en aumento durante los años transcurridos, y ahora
Ben-hadad había lanzado dos ataques distintos contra Israel. Casi con toda
certeza, esto ocurrió después que Elías había regresado del Monte Horeb
para reemprender su ministerio. Hallamos el relato en 1 Reyes 20.
Subió Ben-hadad contra Samaria, la capital del norte, junto con otros
treinta y dos reyes y, tan pronto como llegó, reclamó de Acab la plata y el
oro, y hasta las mujeres y los niños. Accedió Acab a esta demanda exor
bitante, por miedo al poderío militar del gobernante extranjero. Entonces
Ben-hadad dio un paso más e insistió en que se permitiera a sus criados
registrar toda la capital del reino y llevarse cuanto quisiesen. A esta nueva
demanda contestó Acab que no estaba dispuesto a acceder. Replicó Ben
hadad que, en ese caso, atacaría a la ciudad y la destruiría por completo;
pero no pudo intimidar al rey de Israel y Dios se encargó de echar por tierra
los planes de Ben-hadad, haciendo intervenir a uno de los profetas que
vamos a considerar en este capítulo.
Al año siguiente, intentó Ben-hadad un nuevo ataque, viniendo de nuevo
con un gran ejército. Pero, igual que el año anterior, Dios intervino a favor
de Israel, usando de nuevo al profeta. Esta vez, Ben-hadad tuvo que rendirse
ante Acab, aunque éste le dejó marchar con demasiada facilidad, con gran
disgusto por parte de un segundo profeta a quien estudiaremos luego.
El motivo de esta indulgencia de Acab con el rey de Siria podría hallarse
en la amenaza que suponía el poderío del gran Salmanasar III, rey de Asiria
(859 - 824 A. de C. ). Para que Ben-hadad pudiese venir en ayuda de Acab
de otros gobernantes del Occidente, a fin de poder hacer frente a este común
y más fuerte enemigo, mejor era no destruir el ejército del rey de Damasco.
Consideraciones de orden cronológico nos indican que la bien conocida
batalla de Qarqar, entre los reyes aliados ( incluyendo a Acab y Ben-hadad),
tuvo lugar poco tiempo después de este segundo ataque de Ben-hadad contra
Israel. 2 Parece ser que como en el ajedrez la partida terminó en tablas, pues
' Véase Merri l l F. Unger, lsrnel and the A ramaeans of Damascus , caps. 5 al 1 0 .
2 Fue el año 853 A . de C . , cuando t a n to Acab como Ben-hadad se u n ieron a una coal ición
norteña. para detener a Salmanasar en Qarqar junto al r ío Orantes. Para esta coal ición,
Acab contribuyó con 2.000 carros y 1 0.000 soldados; Ben-hadad, con 1 . 200 carros, 1 . 200
jinetes y 20.000 soldados. En cuanto al texto que Salmanasar dejó registrado, véase Georgc
Barton. A rchaeo/o_qy and the Bih/e, p. 458; A ncient Near Eastern Texts , ed. James B. Pril
chard, pp. 278- 279: o Documenfs from O/d Testament Times . ('d, 1 ) W1 11l 011 Thomas.
pp. IJ6 - 4 9 .
Profetas del tiempo de la Monarquía 237
'Véase E. R. Thiele. Mysterious Nurnbers of the Hebrew Kings , p. 66, nota 7, para
unn explicación de que ambas batallas ocurriesen el m ismo año.
4
1dcntificado romo ' l c· I I Ram i t h , unos cuarenta y cuatro kms. y medio al este del Jordán,
y v(•intinmtro knlH. ni 1n11· dd Mar de Galilea. Véase Nelson Glucck, ··Ramoth-gilead",
IJ11//1•1111 o/' //11' 1\1111•1 1 1 11 11 /fr/,rw/.� of Orirnlal He.5earch , 9::! ( Dic. 1 943): 1 0 1 6.
238 L OS PROF ETA S DE ISRAEL
Judá, matando a m ucha gente, i n cl uyendo a los principales del pueblo ( 2 Cr.
24:23-24). Sólo med iante una cuan tiosa suma' pudo Joás persuadir a Ha
zael a que no destruyese por completo a Jerusalén ( 2 R. 1 2 : 17- 1 8 ).
En casti go adicional por su apostasía, J oás fue asesinad o a ma nos de
unos conspiradores (2 R. 1 2 : 1 9- 2 1 ; 2 Cr. 24:25 - 27). Hasta sus m ismos
criados tomaron parte en el asesi n ato, disgustados quizá por el cam bio
pol ítico-religioso que Joás había introducido tras la m uerte de Joyadá. ¡ Cuán
amarga experiencia debió de ser para Joás morir de esta manera, especial
mente si se contrasta con el regocijo producido por los primeros años de su
reinado!
S uced i ó a Joás su h ijo Amasías (796 - 767 A .de C.; 2 R. 1 4: 1 - 20; 2 Cr.
25). Amas ías obtuvo la aprobación de D ios en su vida y en su rei n ado,
como la había obtenido su padre Joás en los primeros años de su reinado.
Una de las primeras acciones de Amasías fue castigar a los conspiradores
que hab ían asesinado a su padre ( 2 R. 1 4: 1 - 6) .
A masías tomó parte en dos batallas importan t es. L a primera fue l i brada
contra Edom en el sur. Planeó ambíciosos proyectos para lograr el control
de todo el país e incluso a l quiló soldados del rei n o de Israel para que le
ayudasen, pagando por ello cien talen tos de plata. Pero reprendido por D i os
a causa de esta acción, envió estas tropas a s u pa ís. En verdad, no n ecesitó
de e llas para nada, puesto que, con sólo su propio ejérc ito, obt uvo una
completa victoria sobre Edom . Después de esta victoria, desagradó grande
mente a Dios por traer a Judá imágenes de los dioses falsos de Edom y
adorarlas.
La segunda ba talla fue con Israel . Orgull oso y confiado en sí m ismo a
causa de l a victoria contra Edom, Amasías retó a l rey Joás de Israel. Este
trató de d isuadir a Amas ías de su i nten to, pero el rey de J udá i nsistió y se
trabó la batalla cerca de Bet-semes, al oeste de Jerusalén . Judá s u frió una
completa derrota, y Joás avanzó entonces hasta Jerusalén, derribó seiscien
tos pies del m u ro de la ciudad y se apoderó de un copioso botín, haciendo
además n umerosos prisioneros. Es probable que, en tre estos prisioneros. se
contase el propio Amasías (2 R. 1 4: 1 3 ). En este caso, la humil lación que
sufrió el rey de Judá fue de lo más vergonzoso. Es de suponer q ue fue
mantenido bajo custodia en Israel mientras vivió Joás (2 R. 1 4: 1 7 ), siéndole
permi t ido volver a ocupar el trono de Judá tras la muerte de éste. 6
Carecemos de ul terior i n formación acerca de Amasías tras su regreso
a J u dá, excepto la triste referencia de q ue, al igual que su padre, fue v íctima
de una conspiración. Trató de salvar la vida h uyendo a Laq u ís. pero le
persiguieron hasta aquel l ugar y allí le m ataron. S u cadáver fue traído a
Jerusalén para su sepelio.
5 Descrita como todos los .. sagrados tesoros" de sus padres y suyos propios, además de
A. "EL PROFETA"
El primer profeta al que se hace referencia en este período no es desig
nado por su nombre, aun cuando por tres veces se hace mención específica
de él. La primera vez se le llama "un profeta" o "cierto profeta" (nabhi '
ehadh - 1 R. 20: 1 3); después se le llama "el profeta" ( ha-nabhi' 20:22);
y finalmente "varón de Dios" ( 'ish ha-'elohim 20: 28). Hay quien ha suge
rido que se trata de Elías, puesto que esta persona vivió en tiempo de Elías;
pero esto es improbable, ya que, en todos los demás casos en que se habla
de Elías, siempre se le identi fi ca por su nombre.
L Su obra
Las tres referencias a este profeta ocurren en conex1on con las dos
ocasiones en que Ben-hadad de Damasco fue derrotado por Acab ( I R.
20: 1 - 34 ). Dicho profeta jugó un papel importante en tales derrotas. Con
respecto a la primera, el profeta se llegó a Acab después de la amenaza de
Ben-hadad de atacar a la ciudad de Samaria. Toda esperanza parecía per
dida, puesto que las tropas de Ben-hadad sobrepasaban enormemente en
número a las de Acab, pero el profeta le dijo al rey de Israel: "Así ha dicho
Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu
mano, para que conozcas que yo soy Jehová" ( 20 : 1 3). Añadió que la victoria
sería obtenida principalmente "por mano de los s iervos de los príncipes de
las provincias" y que Acab debía ir a la cabeza en la batalla (20:14).
Alentado por este mensaje, salió Acab al frente de sus tropas, llevando
en vanguardia a los siervos de los príncipes de las provincias y cayó sobre
el rey enemigo cuando se hallaba éste "bebiendo y embriagándose en las
tiendas" (v. 16). Se libró la batalla y las tropas de Israel consiguieron una
completa victoria poniendo en fuga a los sirios. Después de esta victoria,
se llegó de nuevo el profeta al rey de Israel para decirle que fortaleciese su
ejército y se mantuviese alerta, porque a la vuelta de un año, el rey de Siria
vendría de nuevo contra él.
Entretanto, los consejeros de Ben-hadad le dijeron que el Dios de Israel
era un dios del monte, pero no del llano, y que sí atacaba n al ejército de
Israel en la llanura, de seguro que lo derrotarían. Le animaron también a
que reforzase su ejército para hacerlo tan fuerte y numeroso como era el
año anterior. Así lo hizo Ben-hadad y, pasado el año, volvió al ataque. Le
salió Acab al encuentro, y también ahora con tropas muy inferiores en
número, "como dos rebañuelos de cabras" (v. 27).
Fue entonces cuando vi no de nuevo el profeta al rey de Israel y le dijo:
··Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los
montes, y no de los valles, yo entregaré toda esta gran multi tud en tu mano,
para que conozcas que yo soy Jehová" (v. 28). Siete días estuvi eron ambos
240 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2, Su persona
a. SU CONDJCION ESPIRITUAL
Es de suponer que este profeta se mantuvo a un alto n ivel espritiual a
los ojos de Dios, como los demás profetas que h emos estudiado, pero no es
tan clara l a evidencia de que así fuese, por cuanto sus mensajes se carac
terizaron por el aliento y la esperanza, más bien que por la reprensión, y ya
hemos visto que tales mensajes no requerían el m ismo grado de dedicación
por parte del que los t ransmitía. No queremos decir con esto que se com
portase mal a l com u n icarlos, puesto que ven ían de Dios, sino solamente
que, siendo mensajes de ese tipo, no indicaban por sí mismos la estatura
espiritual del que los transmitía. Un detalle que habla en favor de él es que
recibió de Dios esas revelacíones, como se deduce evidentemente por la
frase i ntroductoria: "Así dijo Jehová". Esto índica que Dios vio en él una
persona a quien podía confiar Su revelación .
El motivo por el que Dios usó a este profeta, y no a Elías, para trans
mitir dichos mensajes a Acab, podría ser que no eran del mismo género que
los que Elías había estado comunic_ando al rey. Las palabras de Elías se
habían caracterizado desde el principio por la reprensión, y es posible que
Dios viese en estos mensajes de ánimo y aliento un contraste tan marcado,
que prefiriese comu n icarlos por medio de otro profeta, ya que, de no ser
así, fácilmente los habría podido tomar Acab como una indicación de que
Elías (y Dios mismo) habían cambiado de criterio en cuanto a la evaluación
de su reinado.
Profetas del t iempo de la Monarquía 24 1
l . Su obra
La obra de esta persona consistió en reprender a Acab por su indulgente
comportamiento con Ben-hadad; y lo h izo por medio de una lección-objetíva.
Primero dijo a un compañero suyo que le hiriese, pero el otro no quiso.
Entonces le rogó a otra persona q ue lo h iciese, y ésta sí le h i rió. Esperó
luego el joven profeta en el camino por el que iba a pasar el rey, y se disfrazó
poniéndose una venda en la cara. Cuando l legó el rey, él le dio voces di
ciendo: "Tu s iervo salió en medio de la batalla; y he aquí que se me acercó
un soldado y me trajo un hombre, diciéndome: G uarda a este hombre, y si
l lega a huir, tu vida será por la s uya, o pagarás un talento de plata" ( 20:39).
Y añadió que, mien tras él estaba ocupado, el i ndividuo se escapó. Entonces
d rey de Israel le d ijo que sería castigado por haber dejado que se le
escapase.
Al oír estas palabras, el profeta se quitó el disfraz, a fin de que el rey
supiese que era de los profetas, y le dio el siguiente mensaje: ""Así ha dicho
Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida
será por la suya, y tu pueblo por el suyo" ( 20:42). El rey se percató del
significado del mensaje y se disgustó mucho, pero no se nos dice sí se
orrepintíó de su culpa o s i reconoció que había obrado mal. Como ya se
dijo antes, la razón de este proceder indulgente pudo haber sido la inminente
batalla contra el conquistador asirio Salmanasar III. Si fue así. Acab pudo
haber pensado que estaba justificada su actitud en ese caso, aunque es
daro que Dios no pensaba así.
242 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Su persona
Esta persona, al ser llamada un hijo de los profetas, era . con toda
evidencia. uno de los profetas que se hallaban en período de entrenamiento,
ya que el término lujo de los profetas se usaba para identificar a tales
personas (V. 2 R. 2 :3ss.: 4: lss.; 6: l ss. : 9: l ss.). Es posible que fuese uno
de los estudiantes de la escuela de Elías.
d . RESPETABIUDAD
Podríamos añadir que, aun cuando este profeta sería joven, el rey prestó
atención a su mensaje; no se revolvió contra él por haberle reprendido n i
restó fuerza a l mensaje. sino que se fue a su casa triste y enojado. a l darse
cuenta del alcance de las palabras pronun ciadas por el profeta.
C. MIQUEAS
El tercer profeta de los tiempos de Acab es M iqueas, al que aludi mos
ya en el capítulo 7. al discutir el tema de los verdaderos profetas y los falsos
( l R. 22: 1-39; 2 Cr. 1 8: 1-34). A Miqueas se le men ciona en conexión con
la tercera confrontación de Acab con los sirios del norte. Aunque Ben-hadad
había sido seriamente derrotado por segunda vez, vino de nuevo con tra
Israel. El de Damasco se sintió con fuerzas sufi cien tes para aventurarse a
un tercer ataque, probablemente a causa de la suavidad con que le hab ía
tratado Acab después de la segunda derrota.
L Su obra
2. Su persona
a. SU CONDICION ESPIRITUAL
No hay duda de que Miqueas era un varón de alto nivel espiritual. como
lo índica el mensaje que dio al rey: un mensaje que de seguro iba a <lesa·
gradar a Acab. Por fuerza había de ser un verdadero hombre de Dios el
hombre que. comisionado para pronunciar tal mensaje, estuviese dispuesto
a comunicarlo con toda intrepidez; y le vernos dispuesto a sufrir el encar
celamiento a causa de la palabra que Dios le había dado, pues el rey indicó
claramente que, por haber hablado así, debían echar en la cárcel a M iqueas
hasta que él volviese de la batalla victorioso. La única respuésta de Míqueas
fue que si él volvía en paz, Dios no había hablado por su boca.
Otra evidencia la tenemos en la naturaleza de la revelación que Dios
comunicó a Miqueas. Parece ser que tuvo el privilegio de contemplar en
visión la escena celestial en que Dios había permitido a un espíritu salir y
Profetas del t íempo de la Monarq u ía 245
b. SU VALENTIA
M íqueas era un hombre valiente: siempre lo había sido, y por eso se
había ganado la reputación por parte de Acab de ser un profeta que no le
decía cosas agradables: y en esta l ínea continuaba en el caso q ue nos presen
ta el texto sagrado. A u n cuando cuatrocientos profetas había n pronunciado
un m ensaje que le agradaba a l rey, y sabía que Acab quería escuchar de su
boca u n mensaje s i m ilar. Miqueas pronunció l as palabras desagradables
que Dios le había revelado. Tuvo suficiente valentía , no sólo para comunicar
el mensaje. sino para sufrir por ello la pena de encarcelamiento si llegaba
el caso, como así fue.
m isión. Por el l ibro de Job sabemos que Satanás (y. con probabil idad. sus huestes) t iene
urt-cso a l ciclo. No son l os ángeles de Dios. sino los esp íritus mal ignos. q u ienes dicen
llll'lll iras.
246 LOS PROFETAS DE I SRAEL
D. ZACARIAS
l . Su obra
2. Su persona
a. SU N IVEL ESPI RITUAL
En Zacarías vemos daros indicios de fortaleza espiritual. En primer
lugar, el mensaje q ue transmitió fue de reprensión. Los impíos consejeros
de Joás había n inducido al rey a actuar de manera pecaminosa. y Zacarías
se levantó para reprender a ellos y al pueblo. Esto no era tarea fácil, y es
obvio que Dios no se la habría encargado a cualquiera .
Otro i ndicio es que el Espíritu de Dios vino sobre él en el momento
mencionado, que es semejan te a lo que vi mos con respecto a Azarías y
Jahaziel: por lo q ue podemos seducir la misma conclusión: Zacarías no
habría sido investido del poder del Espíritu Santo, si Dios no h ubiese visto
en él al siervo escogido y apto para tales circunstancias, máxime teniendo
V
a mano profetas específicos que podía n com unicar ese mensaje ( . 24: 1 9).
8
Que éste era el episodio a l que Jesús se refería. es evidente por la descripción del l ugar
en que se l levó a cabo el asesinato. El que a Zacarías se le llame a l l í el "hijo de Baraquías",
mas bíen que el h ijo de Joyadá. puede explicarse de dos maneras. La una es que Joyad,\
tuviese más de un nombre: la otra. que este Baraquías fuese realmente el padre de Zacarías,
y que Joyadá fuese su abuelo. lo cual es muy posible. dado que Joyad,\ tenía 1 30 añoA
cuando murió.
Profetas del tiempo de la Monarquía 249
Si Dios los pasó por a lto, está claro que l a persona escogida debía estar
especialmente cal if icada como hombre de alto n ivel espiritual.
b. SU VALENTIA
La tarea realizado por Zacarías nos muestra la gran dosis de valentía
que tenía, pues no resultaba fácil presentarse delante de una asamblea de
personas, todas las cuales estaban en contra de lo que él i ba a decir, y
transmitir de parte de Dios un mensaje de reprensión. Notemos asimismo
que, para hablar, no se colocó en u n l ugar donde sólo unos pocos pudiesen
verle, sino en un l ugar elevado donde todo el pueblo podía contemplarle y
oírle, con lo que mostró gran intrepidez y val entía.
c. SU DISPOSICION A SUFRIR
Con lo d icho tenemos bastante para ver que Zacarías estaba dispuesto
a sufrir. Cuando se l evantó a hablar, no sabía l o que le iba a ocurrir, pero
pronto pudo verlo, cuando, a l a orden del rey, fue apedreado. Por el lugar
en que fue ejecutado, vemos que el pueblo avanzó desde el atrio exterior
donde le estaban escuchando, hasta el i n terior donde l e apedrearon. Esto
muestra la dureza de los corazones del pueblo. Aunque muchos profetas
1mfrieron encarcelamiento a causa del fiel desempeño de su ministerio, Za
carías es u n o de los pocos que murieron por cumplir con su deber.
E. UN PROFETA
El ú ltimo profeta que vamos a considerar en este capítulo no es men
cionado por su nombre, sino sólo como "varón de Dios" ( 'ish ha- 'elohim ) y
"profeta" (nabhi'). S u relato se enmarca en el reinado de Amasías y dentro
del episodio en que Amasías sali ó a la guerra contra los edomitas hacia el
Hur de Judá (2 Cr. 25:5- 16; V. 2 R. 14: 1 - 7). No se descarta la posib i lidad
.
de que se trate de dos personas diferentes, ya que el epíteto "varón de Dios .
ocurre al comienzo del relato, y el de "profeta" hacia el final. Sin embargo,
ol estar ambas designaciones impl icadas en un solo episodio, y siendo dis-
1 i ntas las formas en que se designa a los profetas, es probable que se trate
dC' un solo i ndividuo.
l . Su obra
La tarea de este profeta consistió en dar primero ciertas i nstrucciones
,1Amasías, y después un mensaje de reprensión. Como el rey quería dis
poner de u n ejércíto poderoso para marchar contra Edom, tomó a sueldo a
den mil soldados del reino del norte, pagando por ellos cíen talentos de
plata. El profeta se acercó entonces a él y le dijo que esto no estaba bien,
que• los hiciese regresar a Israel , porque Dios le garantizaba la victoria sin
2 50 LOS PROFETAS DE I SRAEL
ellos. Al decirle el rey que perdería todo el dinero que gastó, el profeta
respondió que Dios podía darle mucho más con tal que obedeciese.
Siguió Amasías el consejo del profeta y despidió a los soldados de
Israel. Luego entró en batalla con solas sus tropas, con las que tuvo un
gran éxito, pues derrotó a los edomitas matando a diez mil y llevándose
prisioneros a otros diez mil, a quienes también mató en el camino, arroján
dolos desde l a cumbre de un peñasco. Pero, junto a este éxito, cometió
también un grave pecado llevándose consigo algunos de los ídolos de los
edomitas y poniéndolos delante de sí para adorarles y quemarles incienso
(2 Cr. 25:14).
Esto motivó la reprensión por parte del profeta, pues se encendió la ira
de Dios y envió al profeta con el siguiente mensaje para Amasías: "¿ Por
qué has buscado los dioses de otra nación, que no libraron a su pueblo de
tus manos?" (v. 15). En otras palabras, no sólo había pecado el rey al traer
consigo los ídolos y adorarlos, sino que había actuado muy neciamente,
pues estaba honrando a dioses que no habían podido librar a su propio país
del poder del Dios de Israel. No pudiendo Amasías replicar a esto, reprendió
al profeta por atreverse a dar consejos al rey. El profeta puso entonces
punto final a la conversación, pero no sin antes añadir las siguientes pala
bras: " Yo sé que Dios ha decretado destruirte, porque has hecho esto, y no
obedeciste mi consejo" ( 2 5: 16).
2. Su persona
a. SU NIVEL ESPIRITUAL
También este profeta muestra claros indicios de fortaleza espiritual,
pues también él transmitió un mensaje de duro reproche, al decirle al rey
que había obrado mal al traer consigo dioses falsos. La situación hacía que
este reproche fuese especialmente peligroso, por cuanto el rey había con
seguido un completo éxito sobre Edom y estaría con el ánimo dispuesto a
recibir congratulaciones, no reproches. El profeta debió de percatarse de
ello, pero. sin embargo, por mandato de Dios, le lanzó directamente el
reproche. Una vez más, hemos de hacer la observación de que Dios no
habría puesto tal responsabilidad sobre los hombros de un profeta que no
poseyese un alto nivel espiritual.
b. SU VALENTJA
También este profeta mostró gran valen'tía en el mensaje que comunicó.
Lo evidencia primero el tipo de instrucción que dio a Amasías al comienzo
del relato. El rey había alquilado cien mil soldados de Israel, pagando cien
talentos de plata, lo cual suponía gran esfuerzo y cuantiosos gastos de parte
de Amasías. De seguro que no estaría muy inclinado a enviar a casa tantaH
Profetas del tiempo de la Monarquía 251
c. SU RESPETABI LIDAD
E l hecho de que Amasías pusiese por obra l a s instrucciones d e l profeta,
cuando le dijo éste q ue enviase a casa los cien mil soldados de Israel ,
muestra el respeto que el rey le dió a sus palabras; por tanto, debía de ser
una persona que hablaba con autoridad, ya que no le era fáci l a Amasías
enviar a todos estos hombres a su casa, no sólo por el d inero que perdía,
sino también por la i m p l ícita confesión de que había cometido un error al
alquilarlos. A nadie le gusta admitir que ha cometido un error, y menos aún
a los reyes.
También en sus palabras de reproche se mostró el respeto q ue el profeta
impon ía, p ues el rey no se atrevió a responder a la penetra nte pregunta q ue
aquél le hacía, sino q ue se l imitó únicamente a decirle que era un atrevido
al hablar de ese modo al rey. Si no hubiese tomado en cuenta el sentido y
la fuerza de la pregunta que el profeta le hacía, habría t ratado de defenderse,
aunque fuese con excusas. No lo h izo así, sino q ue recurrió a su autoridad
regia para revolverse contra el hombre que se atrev ía a hablarle de a quella
manera.
d. SU DISPOSICION A SUFRIR
También este profeta mostró evidentemente que estaba dispuesto a su
frir. A pesar de que el rey l e dio a entender que pod ía costarle caro el
reproche que acababa de lanzarle, el profeta cont i n uó hablando para decirle
al rey q ue Dios había decretado destru írle, con lo que mostró s u convicción
de que era más importante transmitir la palabra de Dios que escapar del
castigo. También este hombre es digno de elogio.
15
Los Reinados desde
Joratn hasta Josías: Elíseo
253
254 LOS PROFETAS DE ISRAEL
BaaL por el hecho de que su dominante madre, Jezabel, vivió durante todo
su reinado ( 2 R. 9:30, 33 ).
Un detalle histórico digno de mención del reinado de Joram es el que
se refiere a una campaña militar contra Moab al este del Mar Muerto. El
rey de Moab se negó a continuar pagando el tributo que anualmente daba
al rey de Israel desde los tiempos de Omrí. En vista de la gran pérdida
económica que esto implicaba. Joram tomó las medidas necesarias para
obligar por la fuerza al rey de Moab a que continuase pagando el tributo,
y buscó para ello la ayuda de Josafat, rey de Judá. Mientras los dos ejércitos
aliados rodeaban el desierto al sur del Mar Muerto, tratando, al parecer, de
atacar por sorpresa desde el sur. les faltó el agua, y a la intervención de
Elí seo se debió el que no pereciesen allí. Los ejércitos reportaron algunos .
éxitos contra Moab, pero tras el dramático sacrificio que Mesá. el rey de
Moab, hizo de su hijo primogénito, Joram y Josafat se vieron forzados a
retirarse sin haber llevado a cabo su objetivo.'
También tuvo Joram numerosos encuentros con los sirios del norte. En
una ocasión, los sirios llegaron con un ejército muy numeroso y sitiaron la
capital del reino, Samaria. Con el asedio, la situación de la ciudad llegó a
ser tan crítica. que algunas madres llegaron a comerse a sus hijos (2 R.
6:28-29).Joram le echó la culpa a Elíseo, quizás a causa de alguna previa
amonestación que el profeta había hecho, pero ahora le dijo Elíseo que. al
día siguiente, todos tendrían el alimento que quieran. Esto resultó cierto '
aquella misma noche, cuando Dios hizo que los sirios huyesen sin aparente
motivo, abandonando tras sí gran cantidad de alimento y otros bienes, con
lo que el pueblo dispuso del alimento que necesitaba, tal como Elíseo lo
había predicho.
Un último encuentro con los sirios ocasionó la muerte de Joram. Al
igual que su padre Acab, Joram libró una batalla con los sirios en Ramot
de Galaad, y también como él. tuvo la ayuda del rey de Judá. que era ahora
Ocozías, lo cual indica que todav ía existía la alianza entre los dos reinos.
Joram fue herido de consideración en la batalla y regresó a J izreel para
recuperarse. Posteriormente, Ocozías, que había regresado a Judá después
de la batalla, vino a Jizreel a visitarle y, hallándose all í, se vio envuelto en
la destrucción llevada a cabo por Jehú, la que acabó con la vida de ambos
reyes, Joram y Ocozías.
Para entender el reinado de Joás, hay que acudir al trasfondo que nos !
ofrecen los reinados previos de Jehú y Joacaz. Durante el reinado de Jehú,
se perdió la fuerte posición que ocupaba la dinastía de Omrí. Jehú mató
gran cantidad de príncipes de esta familia hasta exterminarla, lo que sig
nificó que quedase con gente de poca monta que le ayudase a gobernar el
1
Este episodio está demostrado en la inscripción de la Piedra de Moab; para un análisiff
del texto, véase A ncient Near Eastern Texts , ed. James B. Pritchard, p. 320; también , Doc
umenls from O/d Testament Times , ed . D. Winton Thomas, pp. 1 95 1 99.
Profetas del tiempo de l a Monarquía 255
pil', en fuerte contraste con los 2 .000 carros que Acab había llevado a Qarqar.
3
Esto sólo se sabe por los anales asirios de Salmanasar lll . En cuanto a una inscripción
dl' éste, véase A ncient Near Eastern Texts. pp. 276 - 2 8 1 .
4
Este obelisco de piedra caliza negra, d e cuatro lados, tiene una a l t ura de cerca de dos
IIH.'l ros, con cinco filas de bajo reli eves y con inscripciones explicativas en todos los lados.
1,:n lo segunda fila de u no de los lados, aparece J eh ú , la única representación que existe de
<'llil' género, ele un rey de Israel. En cuanto al texto. véase A n cient Near Eastern Texts.
p. 280; en cuanto a las representaciones pictóricas, véase The A ncient Near East in Picture.9 ,
!'d. James B . Pritchard, figs. 3 5 1 - 3 55.
'Para el examen del texto de Aclad-nirari 111, véase A n cient Near Eastern Texts
pp 28 I · 282; tnmhi(-11, /)ornrnents from O/d 'féstament Times . pp. 50- 52.
256 LOS PROFETAS DE ISRA EL
los sirios en tres ocasiones distintas y recobrar todas las ciudades que
Damasco había arrebatado anteriormente a Israel ( 2 R. 1 3:25 ) .
A. LA OBRA DE ELISEO
La labor de Elíseo fue básicamente la misma de Elías: oponerse al culto
de Baa!-Melqart. Ya se indicó más arriba que Elíseo procedía . muy proba
blemente, de una familia acomodada económicamente, puesto que se halla
ba arando con una yunta de bueyes en el mismo campo en que araban
delante de él otras once yuntas, cuando recibió el llamamiento para el minis
terio. Si es correcta esta conclusión, su posición económica contrastaba con
la de Elías, quien se había criado en el territorio pobre de Galaad. cerca del
desierto. La decisión de Elíseo de seguir a Elías fue definitiva y tajante,
pues mató los bueyes con que araba, para preparar un banquete de des
pedida a sus parientes y amigos, y empleó corno combustible los útiles que
le habían servido para su trabajo ( l R 19:21 ). Queda así claro que no
pensaba en volver a usarlos de nuevo.
Aunque tenía los mismos objetivos que tuvo Elías, la manera que tenía
Elíseo de conseguirlos era algún tanto diferen te. De acuerdo con su t ras
fondo, tan diferente del de Elías, se encontraba más a gusto en las ciudades
y se le veía con frecuencia en compañía de los reyes. En contraste con Elías,
que era un hombre de sentimientos inestables, tan pronto extremadamente
bravo como, otras veces. deprimido hasta el punto de desear la muerte,
Eliseo poseía un perfecto control de sí mísmo y un temple equilibrado;
nunca protagonizó dramáticos retos ni se retiró. malhumorado, al desierto,
También es posible que Elíseo poseyese un mayor interés congénito por las
necesidades de la gente, ya que muchos de sus milagros tuvieron por objeto
ayudar y socorrer a personas que se hallaban en dificultades.
Como ya dijimos, los relatos acerca de la vida de Elíseo pertenecen casi
enteramente al reinado de Joram. No cabe duda de que episodios similares
ocurrieron durante los reinados de Jehú, Joacaz y Jos, pero los que nos
refiere el texto sagrado tienen, sin duda, la finalidad de ser representativo!!
o paradigmáticos. También es probable que pudiesen haber sido íncluídos
muchos otros del reinado de Joram, por lo que podemos aventurar l a con
clusión de que los que nos refiere la Biblia constituyen una esmerada se•
lección. Sólo su enumeración indica ya una amplia gama de experiencias.
como había hecho poco antes su maestro, golpeó las aguas con el manto y
ellas se dividieron a un lado y a otro. Podernos imaginarnos l a profunda
emoción que sentiría al cruzar en seco el río, percatándose de que se le
había otorgado l a petición que había hecho de l a doble porción del Espíritu
de Elías, y de que iba ahora a continuar la labor de su m aestro. Los cin
cuenta hijos de los profetas, que habían s ido testigos de todo ello, i nmedia
tamente reconocieron la nueva posición de Elíseo y exclamaron: "El espíritu
de E l ías reposó sobre Eliseo" ( v. 1 5).
Parece ser que fue poco después de este incidente, cuando Dios usó a
El íseo para proveer de agua a tres reyes con sus ejércitos al sur de Moab.
Ocurrió esto durante la tercera vez que el rey Josafat de J udá se alió con la
casa de Omd en forma desagradable a Dios. Joram le pidió a Josafat que
fuese con él contra los moabitas para obligar a éstos a continuar enviándole
su cuantioso tributo anual (3:4). Accedió Josafat, y los dos reyes, a quienes
se unió en el camino el rey de Edom, se encontraron sin agua al sur de
Moab. Enterados de que Elíseo andaba por allí (sin duda, Dios le había
ordenado que se presentase allí de antemano, para subvenir a tal necesidad),
los tres reyes se llegaron al profeta para darle a conocer la necesidad en
que se hallaban. Elíseo les escuchó, y les dijo que le trajesen un tañedor
que tocase ante él, al parecer para poder estar en una actitud receptiva al
mensaje de Dios.7 Así lo hicieron, y Dios le reveló que los reyes cavasen en
aquel valle muchas zanjas, las cuales se llenarían pronto de agua. Los reyes
hicieron como les mandó Elíseo, y entonces descendió de las montañas tal
cantidad de agua, que llenó por completo las zanjas, con lo que los ejércitos
dispusieron de agua suficiente para apagar la sed.
Un detalle interesante de este episodio as que Elíseo se burló del rey de
Israel por no haber ido a los profetas de Baal en busca de ayuda para esta
necesidad (ya que Baal era tenido por dios de las tormentas y la lluvia),
sino a Elíseo, el profeta del verdadero Dios de Israel.
Pasando por Sunem, 8 trabó Elíseo relación con una ·'mujer importante"
(gu sdolah = grande, más quizá por su carácter que por su posición social),
7
Véase el capítulo 3, p. 39-58.
S unem estaba situada cerca de la ladera sudoeste del Monte Moré en la llanura di'
8
Esdraelón.
Profetas del tiempo de la Monarquía 259
al principio, se sintió presa del parnco, pero cuando Elíseo supo lo que
pasaba, rogó que Naamán le fuese enviado. Sin preocuparse por salir a
recibirle, a pesar de la alta posición del general, Elíseo le envió un mensajero
que le ordenase simplemente lavarse siete veces en el Jordán para quedar
curado. De momento, Naamán se enojó mucho y no quería obedecer, pero
sus criados, con mucha prudencia, le hicieron ver que, con ello, no tenía
nada que perder. Cuando Naamán terminó de zambullirse por séptima vez,
quedó limpio e inmediatamente regresó para expresar su gratitud al profeta
de Israel.
Elíseo rehusó aceptar el generoso presente que Naamán le ofrecía, pero
Guejazí, el criado del profeta, corrió posteriormente hasta dar alcance al
general y rogarle (fingiendo que venía de parte de Elíseo) que le diese un
talento de plata y dos vestidos nuevos. Cuando el criado regresó a Elíseo,
quien había sido informado por Dios sobrenaturalmente de lo que Guejazí
había hecho, el profeta le reprendió y le dijo que, en castigo, la lepra de
Naamán se le pegaría a él ahora. Así fue, y Guejazí quedó leproso; al
parecer, por el resto de su vida.
al ver todo un ejército rodeando la ciudad, pero Elíseo pidió a Dios que
abriera sus ojos para que pudiese ver cuánto mayores eran las huestes
protectoras de Dios que las tropas del enemigo. Elíseo oró entonces a Dios
que castigara al enemigo con ceguera, y el profeta guió al ejército enemigo
hasta Samaria. Cuando los soldados recobraron la vista, también a petición
de Elíseo, el rey Joram le preguntó qué debía hacer con ellos, y el profeta
le respondió que les diese de comer y los devolviese a su señor. Podemos
imaginarnos la sorpresa de Ben-hadad al volver sus tropas y contarle la
experiencia que habían tenido. Es muy significativo el modo como cierra el
texto sagrado todo este episodio: " Y nunca más entraron bandas armadas
de Siria en la tierra de Israel" (6:23).
B. LA PERSONA DE ELISEO
L Su nivel espiritual
Muchos detalles muestran el alto r.i·, el espiritual de E liseo. Los pri
meros testigos de esto son sus m ilagros. Ya hemos dicho que el hecho de
que un profeta no hiciese milagros n o significa necesariamente falta de
espiritualidad, pero, por otra parte, la realización de milagros era cierta
mente una señal que confirmaba su condición espiritual, pues D i os no
1 1 La tumba de Elíseo era evidentemente de tipo abierto, en la que podían ser sepultados
1mís de u n cadówr.
264 LOS PROFETAS DE I S RAEL
2. Respetabilidad
Aunque la Biblia n o nos describe a Elíseo como una persona de la
austeridad de, por ejemplo, Elías, también es cierto que hnblaba con la
Profetas del tiempo de la Monarquía 265
3. Su compasión
Cuando uno lee los m ilagros que E líseo l levó a cabo, enseguida le im
presiona la evidencia que en ellos se percibe de la compasión que tenía
hacia la gente. Aun cuando en una ocasión lanzó una maldición, no se puede
concluir de ese solo hecho que no fuese un hombre compasivo, pues toda
su vida estuvo l lena de hechos m isericordiosos: la purificación de los manan
tiales para que la gente dispusiese de agua potable; la provisión de recursos
financieros para que una pobre viuda pudiese pagar sus deudas; la petición
a Dios de que otorgase un h ijo a la s unamita, cuando ésta proveyó al profeta
de una habitación para su comodidad; retirar el poder tóxico a un alimento,
cuando un hombre, por ignorancia, echó en la olla calabazas venenosas; la
multiplicación de los panes y del grano para que los estudiantes tuviesen
víveres en tiempo de carestía; la curación del comandante en jefe de un
c•jfrcito extranjero, quien tenía lepra; la recuperación del hierro de un h acha
del joven que la había tomado prestada; y el preservar generosamente de
l odo daño a un ejército entero que había venido con el propósito específico
de arrestarle para quitarle la vida, cuando la tropa estaba enteramente bajo
su control. Está muy claro que la compasión y el interés por el bien de los
(kmás eran unn prominente característica de este amable hombre de Dios.
266 LOS PROFETAS DE ISRAEL
5. Su valentía
6. Su estabíbidad emocional
Eliseo respetaba profundamente a Elías, pero se echa de ver que tenía
un temperamento completamente diferente del de su maestro. Elías era una
persona de genio muy variable, mientras que Eliseo era muy equilibrado
emocionalmente; no proponía dramáticos y complicados desafíos ni le pedía
a Dios que le quitara la vida; no se alborozaba en exceso ni se sumía en la
depresión, sino que sabía disfrutar de los éxitos más portentosos y aguantar
las más duras dificultades sin experimentar cambio notable en su estado
emocional.
7. Su energía
Otra característica de Elíseo era la energía. Estaba siempre activo, lle
vando a cabo muchas cosas y yendo a muchos lugares. No estaba confinado
a determinada área geográfica, sino que se le podía encontrar en el reino
del norte tan arriba como en el Monte Carmelo, aposentado en la casa de
la sunamita, o recibiendo la visita de reyes tan abajo como en la parte sur
de Moab. Algunos de sus milagros tuvieron que ver con los estudiantes de
las escuelas de profetas, ya que viajaba continuamente de Guilgal a Betel,
de Betel a Jericó, etc., a fin de procurar que las escuelas continuasen funcio
nando adecuadamente y dispusiesen de las provisiones necesarias. Adon
dequiera que iba, se podía estar seguro de que llevaba la palabra de Dios,
urgiendo a la gente a arrepentirse y volverse a Dios. El hecho de que sus
mismos huesos muertos fuesen usados por Dios para dar vida a un cadáver,
es probable una representación simbólica de la labor que llevó Elíseo a cabo
durante todo su ministerio: Fue un hombre que estaba continuamente im
partiendo vida, salud y ayuda a todos cuantos le rodeaban, especialmente
urgiéndoles a hacer la voluntad de Dios y experimentar así las bendiciones
de una vida plena y verdadera que sólo Dios puede otorgar.
DIAGRAMA HISTORICO 111
"'ti' . 1 , li� . r �-, '1 + -r-'1!11 ll�!! . lqll! , 1 "11" 1 \iV,11 �º
, "V!I•..,,...\"'. �--...
45 , ,
MAWUIAS
' ! ' ?
Sección Tercera
LOS PROFETAS
ESCRITORES
269
Capítulo 17
Oseas
Amós
Profetas del Jonás
siglo octavo
Capítulo 18
Isaías
Miqueas
Capítulo 19
Nahum
Profetas del Sofonías
siglo séptimo Habacuc
Capítulo 20
Jeremías
Capítulo 2 1
Profetas del
Daniel
exilio
Ezequiel
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exilicos Zacarías
Malaquías
16
Profetas del Siglo Nono:
Abdías y Joel
271
272 LOS PROFETAS DE ISRAEL
ción a los siglos en que vivieron los profetas, y cada capítulo muestra en su
primera página un gráfico que indica la secuencia cronológica implicada.
El presente capítulo tiene que ver con el siglo nono, en el que ejercieron
su ministerio dos profetas: Abdías y Joel. Es cierto que ninguno de estos
dos profetas da una fecha precisa acerca del comienzo ni del final de su
ministerio y, por eso, los eruditos difieren entre sí sobre ésto, pero hay
pruebas que al menos, evidencian una gran probabilidad de que ambos
sirviesen durante el siglo IX A.de C. Como ya se indicó en el capítulo 1 4,
hay cierta superposición o solapadura entre estos dos profetas y los últimos
profetas del tiempo de la monarquía, los que ya considerados en la sección
precedente. Se observará que el tiempo más probable en que Abdías y Joel
sirvieron fue respectivamente durante los reinados de Joram y Joás, dos
reyes de Judá. Ya se hizo notar en el capítulo 14 que los dos últimos profetas
allí estudiados desempeñaron su ministerio en la última parte del reinado
de Joás y en tiempos de su secesor, Amasías. Por otra parte, Elíseo, a quien
estudiamos en el capítulo 15, sirvió en Israel durante el reinado del otro
Joás, también después del tiempo de Abdías y Joel. Pero esto no presenta
ningún problema, pues es evidente que Dios creyó conveniente hacer que
dos de los profetas escritores que fueron coetáneos del último grupo de
profetas no escritores, registrasen por escrito su material antes que esos
otros profetas hubiesen completado su ministerio.
A. ABDIAS
l. La fecha
(2 Cr. 28: 1 6 - 17) y los filisteos invadieron la tierra (2 Cr. 28: 18 ).La tercera
ocasión fue cuando Jerusalén cayó a manos de Nabucodonosor el año 586
A.de C. (2 R. 25: 1 - 2 1; 2 Cr. 36: 15- 20). La ciudad sufrió grandísimos
daños en aquella ocasión, pero no hubo ningún ataque directo por parte de
Edom, aunque parece ser que los edomitas se alegraron de que Judá fuese
destruída por Babilonia (cf. Sal. 137:7).
De estas tres ocasiones, la más probable es la del reinado de Joram, es
decir, la que se mencionó primero. El ataque de árabes y filisteos fue tre
mendo y se compagina bien con la descripción de Abdías 1 1. Se nos dice
en otro l ugar que el ejército enemigo, los árabes y los filisteos, ··subieron
contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que hallaron
en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo
sino solamente Joacaz, el menor de sus hijos" (2 Cr. 2 1: 17). Con respecto
a Edom, dice 2 Cr. 2 1: 10 que "Edom se libertó del dominio de Judá''.
En contra de la datación en tiempo de Acaz está el que, aunque vino
Edom y produjo graves daños a Judá, se nos dice que los filisteos invadieron
solamente las ciudades de la región baja y la del sur de Judá, pero no se
menciona a Jerusalén, citada específicamente en Abdías 1 1.
En contra de la ocasión en que los babilonios vinieron contra Jerusalén,
está el hecho de que Abdías no describe un cautiverio tan extremo como el
que sufrieron los habitantes de la ciudad durante ese tiempo. Por ejemplo,
Abdías 1 1 habla de que los extranjeros se llevaban "'fuerzas", dando a en
tender sólo fuerzas militares, mientras que Nabucodonosor se llevó indis
tintamente a la población; y el mismo vers.habla de extraños entrando por
las puertas de Jerusalén y echando suertes sobre la ciudad, más bien que
causando completa destrucción como la que llevaron a cabo los babilonios.
Se arguye a veces que Abdías 20 se refiere a esta cautividad, ya que el texto
pareciera que da a entender un cautiverio mayor y más general. Pero ésta
no es una conclusión apodíctica, puesto que el término hebreo para "cau
tividad" es aquí galu t , que, como dice Archer, puede referirse meramente
a la captura de algunos individuos o de grupos limitados del pueblo.1 Archer
hace referencia a Amós 1 :9, donde se usa el mismo término para designar
a cierto número de gente que fueron tomados cautivos por mercaderes de
esclavos de Tiro y entregados a los de Edom.
Otra fuente de información a favor de la primera alternativa nos viene
de la dependencia que, al parecer, muestran profetas posteriores respecto
de Abdías. Por ejemplo, Jeremías 49:7- 22 parece depender de Abdías 1 -
6. Hay dos razones para creer que es Jeremías el que depende aquí de
/\bdías, y no viceversa: Primera, que Jeremías depende a menudo do otros
profetas anteriores, en su libro; y segunda, que el pasaje de Abdías es más
breve y de estilo abrupto, lo cual sugiere que Jeremías lo amplió y pulió.
1
Gleason L. t\rchcr, A Survey o/ Oíd Testament /ntroduction , p. 289.
274 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Trasfondo histórico
3. La obra y la persona
Poco se sabe, tanto de la obra como de la persona de este profeta. Se
ha s ugerido que se t ra ta del m ismo Abdías q ue fue u n jefe principal bajo
el rei nado de Acab, y que se encontró con E l ías, cua ndo éste regresaba a
Israel t ra s ha ber morado en Sarepta ( 1 R. I 8:3- 1 6). La fecha hace posible
esta identificación, pues ambos vivieron hacia l a m itad del s iglo nono, pero
hay dos detalles que hacen i mprobable tal identificación . Uno es que el
Abdías del reinado de Acab vivió en el reíno del norte, mien tras q ue el q ue
escri bió el l i bro que l leva su n om bre es l o más probable q ue viviese en el
sur. El otro detalle es q ue son de carácter m uy dist i n to. El Abd ías q ue se
encontró con E l ías no deseaba ayudar a E l ías n i mostró n i ngún i nterés por
el min i sterio del profeta, ya que lo ún ico q ue le preocupaba era su propia
seguridad, mien tras que el Abdías que estamos estudiando fue usado por
Dios para escribir uno de l os l ibros de la Biblia. Si los dos fuesen la m isma
persona, t iene que haber experimentado un cambio radical después de su
encuentro con E l ías. Tal cambio es pos ible, pero no es m uy probable.
Hay razones para creer que el A bd ías de n uestro estudio fue un devoto
seguidor de Dios, como l o m uestran m uchos pasajes del peq ueño l ibro que
escribió. Como se observará, el tema del l ibro está centrado en un futuro
castigo que Dios i ba a enviar a Edom, y Abd ías hace ver con toda claridad
que el m ot ivo de este castigo es la violencia de Edom ( Esaú ) contra s u
hermano Jacob, el escogido d e Dios. Dios i b a a defender S u propio honor,
al que se había hecho i nj uria en el ataque dirigido contra Su pueblo. Vendría
destrucción sobre Edom, así como Edom había l l evado l a destrucción a
Jerusalén (v. 1 5). Como contraste, escri be A bd ías, habría l i beración y sa n
t idad para Síón, y la casa de Jacob recuperaría todas sus posesiones ( v. 1 7 ).
También podemos añadir que Abdías conocía bien el mundo de su
t icmpo. Conocía a Edom y l o que Edom había hecho, y estaba i nteresado
t'n el cast igo que Dios i n fl igiría sobre este veci no del sur. Su m undo era
276 LOS PROFETAS DE ISRAEL
4. El libro
Ya hemos indicado el tema del libro de Abdías: Deseaba predecir la
futura destrucción de Edom ( vv. 1-9), a causa de la actitud de Edom contra
Judá ( vv. 10- 1 4 ). El bosquejo del libro podría ser éste:
l . Predicción de la destrucción de Edom ( l -9).
II. La causa de la caída de Edom: su maldad en contra de Israel
(10- 1 4).
III. El Día de Jehová (15- 21).
B. JOEL
L La fecha
lampoco joel da las fechas de su ministerio; así que hay que deducirlas
una vez más de los detalles que el libro mismo nos proporciona. Al igual
que en el caso de Abdías, también hay considerable diferencia de opiniones
en relación con J oel. Los exegetas conservadores prefieren, en general, una
fecha antigua dentro del reinado de Joás de judá ( 835-796 A.de C.), mien
tras que los liberales están a favor de una mucho más tardía; de ordinario,
después del exilio. 2 Preferi rnos la fecha antigua por las siguientes razones:
1
Otto Eissfeld t ( The Old Téstament, A n lntroduction, p. 394), da como fecha el cuarto
o el tercer siglo A.de C.: y Rober! Pfeíffer (/ntroduction to the Old Testament. p. 575), lú
fecha en el año 3 50A ,dc C.
Los Profetas Escritores 277
Una de las evidencias más significati vas es que Joel pasa lista a los
enemigos de J udá, como son: Tiro y Sidón, al norte (3:4); Filistea, al oeste
(3:4); Egipto, al sudeste ( 3 : 1 9); y Edom, al sur (3: 1 9). Es de notar q ue no
se mencionan Asiria, n i Babilonia n i Persía, y fueron sucesivamente y de
continuo enemigos de Judá desde los primeros contactos de Asiría con el
raino norteño de Israel en la segunda mitad del siglo IX. También es d igno
de notarse que no se menciona tampoco a los sirios de Damasco, aun cuando
éstos acometieron fuertemente a [srael durante los re_i nados de Jehú y de
Joacaz en Israel, y acabaron por forzar a Joás de Judá, en los últimos días
del reinado de éste, a pagarles un gravoso impuesto (2 R. 1 2 : 1 7 - 18; 2 Cr.
24:23- 24).
La l ista de l os enemigos que Joel menciona se compagina bien con los
datos de una fecha temprana. Como ya d ijimos, l os filisteos lanzaron un
fuerte ataque contra Jerusalén en tiempo de Joram, y también en su tiempo
se s ublevaron los edomitas y escaparon del control de J udá. Los egipcios
habían hecho conocer sus propósitos en un anterior ataque de Sisac durante
el quinto año de Roboam ( 1 R. 1 4:25- 26). Aunque no se nos dice que Tiro
y S idón lanzasen ningún ataque militar en este tiempo, tampoco se nos dice
que lo lanzasen en n inguno de los períodos posteriores; así que su mención
no dice nada ni a favor ni en contra de fecha alguna.
Un segunda evidencia es la ubicación de este l ibro dentro del canon
sagrado. Se encuentra entre los seis primeros Profetas Menores; esto, como
ya se ha hecho notar con respecto a Abdías, sugiere q ue todos l os seis deben
situarse en una fecha temprana más que en otra tardía. Si Joel hubiese sido
escrito en una fecha posterior al exilio, debería esperarse q ue estuviese
colocado en la última parte de ese grupo, más bien q ue en la primera.
Los eruditos conservadores hacen también referencia a la probable de
pendencia de posteriores profetas con respecto a Joel. Por ejemplo, Am. 1 :2
parece referirse a JI. 3 : 1 6; Am. 9: 1 3, a JI. 3: 1 8. I ncluso Is. 1 3: 6 parece
depender de JI. 1 : 1 5. Es preciso admitir que tal evidencia es un poco tenue,
por la dificul tad que hay en demostrar que la dependencia es en la dirección
i ndicada, y no viceversa. Sin embargo, el hecho de que tanto A mós como
lsaías sean libros de comienzos del siglo VIII da a entender que, cualquiera
que sea la d irección de la dependencia, joel fue escrito en época temprana
y no en t iempos posteriores al exi l io.
Los exegetas liberales creen encontrar un argumento para una fecha
tard ía, en la falta de mención de ningún rey en todo el libro, y dicen que
<·sto es u na sei'ial de que no había rey lo cual se compagina con la situación
posterior al exilio. Sin embargo, la falta de tal mención p uede reflejar tam
bién la situación en el t ie mpo del rey Joás, quien accedió al trono a la edad
de siete años, así que el gobernante de hecho era el piadoso sumo sacerdote
Joyadá, y el libro hace referencia a l os ancianos y a los sacerdotes, en
,·,msonancia con la idea de que este tipo de l iderato era el prominente.
278 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Trasfondo histórico
después del de Abdías. Ya hicimos notar que Atalía se hizo con el trono a
la muerte de su hijo Ocozías. Joram, el marido de Atalía, había muerto
mucho antes, cuando "Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los
intestinos" (2 Cr. 2 1 : 18- 19). Ocozías reinó sólo un año y halló la muerte
en su visita a Israel, y fue entonces cuando Atalía se apoderó del trono en
Judá, después de matar a todos sus nietos para subir al poder con todo
derecho.
Sin embargo, se salvó de la hecatombe uno de sus nietos, Joás, quien
fue rey posteriormente (2 R. 1 1 : 1 - 16; 2 Cr. 22: 1 0 - 23: 1 5 ). Lo salvó, ocul
tándolo, su tía Josebá (2 R. 1 1 :2: Josabat, en 2 Cr. 22: 1 1 ), hermana de
Ocozías, quien pudo esconder al niño de un año y a su ama en uno de los
dormitorios. Cuando Joás había cumplido los siete años, se organizó una
sublevación para hacerle rey, siendo el promotor el anciano sumo sacerdote
Joyadá, marido de Josebá, la cual era mucho más joven que él. Reunió a los
gobernantes y líderes en quienes podía confiar y les descubrió el plan que
tenía. Dividió al grupo en tres secciones, encargando a cada una de ellas
una tarea especial. Les dijo que, sobre todo, había que procurar que el joven
príncipe de siete años no sufriera ningún daño durante la ceremonia de la
coronación. Cuando todo estaba a punto, Joás fue presentado en el templo
y coronado por rey. La asamblea prorrumpió en aplausos y gritaron: "¡ Viva
el rey!" (23: 1 1 ).
Sólo al oír el estruendo de la gente, fue cuando Atalía se apercibió de
lo que sucedía. Inmediatamente vino al templo y vio allí al rey, con los
príncipes y con los trompeteros que estaban junto a él. Su reacción fue
exclamar; "¡Traición! ¡Traición! ".Acto seguido, ordenó Joyadá a los oficiales
que la apresaran, la sacaran fuera y la mataran. La orden fue ejecutada
inmediatamente, y Joás llegó a ser así el joven, pero verdadero rey, de la
tierra de Judá.
Comenzó entonces Joás el que fue, en su mayor parte, un espléndido
reinado, aunque muy mucho de lo bueno que se llevó a cabo hay que acre
ditárselo a Joyadá, especialmente durante los primeros años de Joás. Lo
primero que se necesitaba, después de las innovaciones apóstatas de Atalía,
era una reforma religiosa, y Joás puso manos a esta tarea. F ueron destruídos
t odos los materiales religiosos importados por Atalía, incluyendo el templo
de Baal-Melqart, sus a ltares y sus imágenes, se dio muerte a Matán, el
i;acerdote de Baal, y fueron establecidos de nuevo el personal y los sacrifi
cios y ofrendas prescritos por la Ley de Moisés. Comenzó de nuevo a ob
servarse el culto al verdadero Dios, aunque algunos de los lugares altos
continuaron en uso.
Algunos años después, cuando Joás llegó a una edad en que ya tenía
l'I suficiente discernimiento para actuar por sí mismo, dio órdenes de que
1w reparase el t emplo, seriamente dañado por Atalía y sus hijos ( 2 Cr. 24:7 ).
280 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Como los sacerdotes y levitas eran tan lentos en recoger fondos para dicho
objetivo. Joás, que estaba ahora en su vigés i motercer año, sugirió un nuevo
método para recoger d inero: colocar un cofre a la puerta del templo, a un
lado del altar de los holocaustos, para que el pueblo echase allí d inero
cuando viniesen con sus sacrificios y el pueblo daba con entusiasmo y
generosidad, de modo que pronto pudieron tomar a sueldo a los artesanos
necesarios para llevar a cabo las reparaciones. En todo el país predominaba
un alto espíritu de s incera adoración.
Mientras continuó Joyadá como sumo sacerdote, permaneció Joás como
un verdadero seguidor de Dios; pero cuando murió aquél, el rey cambió de
actitud, pues comenzó a dar oídos a nuevos consejeros que estaban a favor
del ya derrocado culto a Baal-Melqart (2 Cr. 24: 17- 18). Fue entonces cuando
se llevó a cabo el apedreami ento del buen profeta Zacarías, como ya hemos
visto en un capítulo anterior.
Podemos i maginarnos a Joel viviendo durante todo este turbulento
pedodo de tiempo. Seguramente conocería la monstruosa acción de Atalía
al matar a sus nietos, su perverso gobierno y el culto a Baal que ella había
importado, y el gran alivio experimentado cuando el jovenci to Joás fue co
ronado rey en lugar de ella. Como ya hicimos notar, parece ser que Joel
escribió su libro pocos años después que se efectuase tal cambio, cuando
ya no existían las nefandas costumbres que había instítuído Atalía.
3. Su obra y su persona
vasíón de langostas,3 pues Joel hace de ella el tema del primer capítulo y
una base para ílustrar el resto de su libro. Así como había castigado Dios
al país con esta terrible plaga, así traería en el futuro un castigo similar,
cuando viniese del norte una nación para invadir la tierra.
A la vista de esta predicción, podemos creer que Joel se pasó mucho
tiempo meditando sobre ese tema, ya que las advertencias acerca del futuro
constituyen el tema general del libro. Puede verse un paralelo y, a la vez,
un contraste entre Joel y Abdías a este respecto. Aunque Abdías vivió en
una época turbulenta para su patria, no habló de ella en su l ibro. sino del
Edom del sur y la destrucción que amenazaba a este país. Joel, por su parte,
viviendo en tiempos casi tan turbulentos como los de Abdías, no habla de
ellos, sino del futuro castigo de Israel.
El alto nivel espiritual de Joel se echa de ver en su modo de escribir.
1 fabla de la venida del d ía del J uicio, porque el pueblo había ofendido a
Dios con muchos y muy graves pecados. El honor de Dios demandaba una
reparación, y era menester que el pueblo se entregase a la oración, al ayuno
y al arrepentimiento, a fin de escapar de la ira venidera.
4. Su libro
Como ya se ha indicado, el énfasis principal del libro se centra en la
venida del día del juicio, llamado aquí "el Día de Jehová". Dios haría venir
este día como castigo por los pecados de Judá, y traería después la liberación
de tal castigo. Para poner de relieve lo terrible de tal acontecimiento, des
cribe Joel la invasión de langostas ( 1: 1- 7 ). A cont inuación, aparece la gente
arrepintiéndose como resultado de la devastación del país ( l:8-20), y Joel
describe entonces el Día de Jehová, con el lamento consiguiente por parte
del pueblo (2: 1- 17).
Comoquiera que el lenguaje de Joel para describir ese Día es similar al
de otros lugares que predicen el tiempo de la futura gran tribulación, po
demos creer que e l Espíritu de Dios. que inspiró al profeta al redactar este
pasaje, tenía en mente dicho t iempo. En 2: 1 - 10, se describe la reunión de
un enorme ejército de naciones de la gentilidad, y éste parece ser el ejército
que ha de reunir el Anticristo en los últimos días de la gran tribulación.
Después, 2: 11 nos habla de la destrucción de tal ejército, lo cual corres
ponde a la destrucción que Cristo producirá en el ejército del Anticristo en
('I clímax de ese período ( v. Zac. 1 4: 3 - 4; Ap. 1 9: 17- 21).
Es cierto que tal descripción tuvo parcial cumplimiento en el ataque
que lanzaron los asirios bajo Senaqueríb, lo cual sucedió poco más de un
1 Esta plaga no ayuda a datar la profecía de Joel, ya que tales plagas han ocurrido en
Polt•stina con alguna frecuencia a lo largo de los siglos; la ú l t im a de ellas, en el año 1 9 1 5.
Véusc John D. W h iting, ·'Jerusalem's Locust Plague", National Geographic XXVI I I ( dic.
H) l 5l: 5 11 - 550.
282 LOS PROFETAS D E I SRAEL
siglo después de los días de Joel. pero hay porciones en el pasaje, donde las
expresiones se proyectan más allá de lo que ocurrió en la i nvasión asiria,
dando así evidencia de que se v islumbra un cumpl imiento futuro. Por ejem
plo, 2:2 hable de este d ía como del más terrible que haya habido o que haya
de haber jamás; es un lenguaje semejante al de Mt. 24:2 1 , que habla clara
mente de la gran tribulación. También JI. 2: 1 O habla del estremecimiento
de los cielos y del oscurecimiento del sol , de la luna y l as estrel las, cosas
que no sucedieron en los d ías de Senaquerib.
El resto del libro (2: 1 8 - 3:2 1 ) trata primordialmente de la intervención
de Dios a favor de Su pueblo, como resultado del arrepentimien to de éste.
También en esto parece ser que se incluye un doble cumplimiento: lo que
Dios hace por Su pueblo, siempre que éste se arrepiente, y lo que hará por
ese pueblo, después de la gran tribulación. Puesto que Pedro citó 2:28 -29,
a! hablar del derramamiento del Espíritu, como algo cumplido, al menos en
parte, en Pentecostés (Hch. 2: 1 6 - 20), podemos creer que algunos de los
aspectos a l l í descritos se cumplieron parcialmen te en la primera venida de
Cristo. Pero los aspectos, en su conjunto, tendrán su perfecto cumplimiento
sólo en el Milenio, cuando los judíos serán l lenos del Espíritu San to como
no lo fueron nunca.
E l bosquejo del libro puede ser el siguiente:
l. Una plaga simbólíca de langostas ( 1 : l - 20).
A. Descripción de la plaga ( 1 : 1 - 7).
B. Exhortación a orar y arrepentirse ( 1 : 8 - 20).
I I. Se anuncia simbólicamente e l Día de Jehová (2: 1 -32).
A. Un gran ejército in vasor (2: 1 1 0).
B. El ejército de Dios (2: 1 1 ).
C. El arrepentimiento consiguiente ( 2 : 1 2 - 1 7 ).
D. La respuesta de Dios ( 2: 1 8 - 29).
E. Señales que precederán a l D ía de Jehová (2:30-32).
I I I. E l juicio de las n aciones (3: 1 1 6).
A. Restauración de Israel (3: 1 ).
B. Juicio de las naciones (3:2 - 3 ).
C. U na anticipación del juicio sobre Fenicia y Filístea ( 3:4- 8).
D. Reunión y destrucción del gran ejército (3:9- 1 6).
IV. Bendiciones del Milenio (3: 1 7 - 2 1 ).
Profetas del
siglo n ono
Capítulo 1 9
Nahum
Profetas del Sofonías
siglo séptimo Habacuc
Capítulo 20
Jeremías
Capítulo 2 1
Profetas del
Daniel
exilio Ezequiel
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exilicos Zacarías
Malaquías
17
Profetas del Siglo Octavo:
Oseas, Atnós y Jonás
Pasamos ahora a estudiar los profetas escritores del siglo octavo, que
fueron cinco. En este capítulo, consideraremos a Oseas, Amós y Jonás; los
cuales procedían de Israel o profetizaron para Israel. En el capítulo si
guiente, trataremos de Isaías y de Mi queas; ambos, de Judá. Comúnmente,
se habla de sólo cuatro profetas del siglo octavo, omitiendo a Jonás, debido
n que la feeha de su composición es discutida. y por el hecho de que su
libro tiene que ver con su comisión de predicar en Asiría, no en Israel. Sin
<'mbargo, por proceder de Israel y porque su fecha, según la opinión más
probable, cae por el tiempo de Oseas y de Amós, lo estudiaremos dentro
del mismo período. Debe tenerse en cuenta que habían pasado bastantes
nrios entre los dos profetas del siglo nono, considerados en el capítulo pre
('edente, y éstos del siglo octavo. Los dos ya estudiados fueron fechados
uproximadamente dentro del tercer cuarto del siglo nono, m ientras que los
del presente capítulo y los del siguiente se verá que datan aproximadamente
de la mitad del siglo octavo o un poco después de la m itad de dicho s iglo.
1 '.sto significa que, entre los dos del siglo nono y el grupo de cinco del siglo
1
A. OSEAS
1 , La fecha
Al revés que Abdías y Joel. Oseas da sus fechas con exactítud . Ejerció
·,11 ministerio durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes
285
286 LOS PROFETAS DE I SRAEL
de Judá, y en los días de Jeroboam 11, rey de Israel ( 1 : 1 ). Puesto que Jero
boam II murió el año 753 A.de C., y Uzías comenzó a reinar solo el 767,
la fecha en que Oseas comenzó su ministerio hubo de caer entre el 767 y
el 753 . probablemente hacia el 760 A.de C. Y como continuó su m inisterio
por lo menos hasta el tiempo en que Ezequías comenzó a reinar solo, lo que
ocurrió en 7 1 5 A.de C., se sigue que tuvo un ministerio relativamente largo,
entre cuarenta y cincuenta años.
Surge una pregunta interesante acerca del método empleado por Oseas
para fijar sus propias fechas. Aun cuando era claramente un profeta para
Israel, sus fechas se ajustan a los reinados de los reyes de J udá más bien
que a los reyes de Israel. mencionando cuatro de los primeros, y uno solo ;
de los últimos. Probablemente. tuvo dos razones para ello: Primera, Oseas
(como también otros profetas) reconoció a los reyes de Judá, más bien que
a los de Israel. como los verdaderos herederos legítimos de David y, por
tanto, prefirió ajustar sus propias fechas a las de los reinados de aq uellos; 1
segunda, los reyes que sucedieron en Israel a Jeroboam II vivieron poco ¡
t iempo, m uchos de ellos fueron asesinados, de modo que tendrían que ha- j
berse inclu ídos numerosos nombres; además, sus propias vidas y el contexto 1
histórico en que se movieron eran de tal naturaleza, que ningún profeta 1
hubiese deseado ver su nombre asociado al de ninguno de ellos.
2. Trasfondo histórico
El t rasfondo histórico del comienzo del ministerio de Oseas nos lo
presta el enérgico gobierno de Jeroboam 11 (793 - 753 A.de C. ). Este rey era
1
del territorio del norte, se sigue que también debió de recobrar Transjor
dania, que había sido capturada por Hazael. Tras la restauración de estas
antiguas fronteras, Israel se convirtió en el país más extenso e influyente
de toda la costa oriental del Mar Mediterráneo. Ciertamente, el nombre de
Jeroboam II fue ampliamente conocido y respetado.
Aunque a Oseas le habría gustado vivir en unos días de prosperidad
y predominio como éstos, existía sin embargo un factor entristecedor. Aque
llos días se caracterizaban por la opulencia y el lujo que condujeron a
condiciones pecaminosas. De ordinario, no es la prosperidad la que com
porta una conducta correcta, sino la incomodidad y las dificultades; cuando
la situación económico-social es favorable, la gente tiende a la autosuficien
cia y la confianza propia, olvidando su dependencia del Dios Omnipotente.
Esta es la razón por la que tanto Oseas como Amós tienen tanto que decir
respecto al pecado que veían en torno suyo. Vieron que la tierra producía
copiosamente (2 Cr. 26: 10) y que mucha gente vivía en la opulencia. El área
de la construcción estaba floreciente (Os. 8: 14), y esto condujo a un exten
dido sentimiento de orgullo ( Is. 9 : 10; Am. 3: 15; 5: 1 1 ). Las condiciones
sociales y morales iban avanzando por el camino de la perversidad y de la
degradación. Al lado mismo de la opulencia, estaba creciendo la pobreza
más espantosa. Por medios completamente deshonestos, los fuertes se apro
vechaban de los débiles (Is. 5:8; Os. 12:7; Am. 8:5-6). Los que tenían
riquezas se sentían completamente libres para oprimir a los huérfanos y a
las viudas, e incluso para comprar y vender en el mercado público a los
destituídos de bienes ( Am. 8:4, 8). La justicia estaba a merced del soborno,
y parece ser que los tribunales hacían poco para cambiar la situación.
Después del reinado de Jeroboam II, Israel sufrió otro período de de
bilidad, debido esta vez a un poder del exterior, Asiria, y a las intrigas
internas, a medida que los asesinatos llegaban a estar a la orden del día.
Zacarías gobernó seis meses y fue asesinado por su sucesor Salum. Este
reinó un mes y fue asesinado por Menahem. Este reinó algo más, un total
de diez años ( 752- 742 A.de C.) y murió de muerte natural, pero su hijo
Pekaía reinó sólo dos años y fue muerto por su sucesor Peka. Este reinó
veinte años (los doce primeros, probablemente al mismo tiempo que sus
dos antecesores, cuando gobernó solamente en la región de Transjordania),
pero después fue asesinado por el último rey de Israel, Oseas, quien reinó
diez años ( 732-722 A.de C.) y vio caer a su país en manos de los asirios.
Fue durante el reinado de Menahem cuando el terrible poder de Asiria
llegó a ser conocido una vez más en Israel. Durante la primera mitad del
siglo octavo, el poder asirio había sufrido un eclipse, pero el año 745, llegó
ul poder el gran Tiglat-pileser III, quien restauró todo lo que Asiria había
perdido. Triunfó primero en el este, pero después puso su interés en el
occidente, al otro lado del Eufrates. Su campaña de 743 A.de C. alzanzó
288 LOS PROFETAS DE ISRAEL
casó con ella, ha surgido una gran discusión entre los estudiosos acerca de
la correcta interpretación de este matrimonio. Los p untos de vista pueden
dividirse en cuatro grupos principales.
Un punto de vista afirma q ue este matrimonio n unca se llevó a cabo en
la realidad, sino q ue el relato ha de entenderse o como una mera visión o,
si no, como u n símbolo de l a relación entre Dios y el infiel Israel. La idea
es que Dios no le habría mandado a u n profeta casarse con una mujer
deshonesta, especialmente estando ésto expresamente prohibido a los sa
cerdotes (Lv. 2 1 :7 , 14). Edward J . Young, uno de los autores de esta opi
nión, añade otras dos razones: primera, que el ministerio de Oseas se habría
venido abajo, si se hubiese casado con una mujer impura; y segunda, que
los mensajes que Dios dio respecto a los nombres de los tres hijos, conforme
le fueron naciendo al matrimonio ( 1 :4- 5; 1 :6 - 7; 1 :9) habrían ocurrido de
masiado separados en el tiempo como para l legar a tener algún sentido
como mensajes relacionados con el ministerio del profeta. 4 Contra este
punto de vista está el estilo directo y narrativo del relato, sin indicación
alguna de que se intente allí un mero simbolismo. Nos hallamos evidente
mente ante algo h istórico que i ncluye n umerosos detalles, los cuales n o
podrían esperarse e n u n a presentación meramente simbólica. 5
Un segundo punto de vista es que el matrimonio tuvo realmente lugar
y que Gómer era ya una mujer deshonesta por entonces; posiblemente, una
prostituta del templo. La idea es q ue éste es el modo más natural de com
prender la historia, y que el tomar el relato en cualguier otro sentido es
simplemente un pretexto para evadirse de la única conclusión lógica. Sin
embargo, contra esta opinión está el hecho de que presenta a Dios man
dando a Oseas hacer algo i n trínsecamente malo. Más aún , el argumento de
You ng de que el ministerio del profeta habría sido entonces destrozado,
tendría mucho peso.
Una tercera opinión, menos extendida, es que lo que el relato trata de
exponer es la infidelidad religiosa; Gómer resultó fornicaria en el sentido
de hacerse adoradora de falsos dioses, como en general los israelitas del
t iempo de Oseas. El argumento principal es que este punto de vista sale al
paso de la dificultad ética aludida, y que las Escrituras usan a menudo la
figura de l a prostitución para referirse a l a infidelidad espiritual. Sin em
bargo, habría que preguntarse si la dificultad en ver a D ios mandando
casarse con una mujer éticamente inmoral es mayor que la de verle man
dando casarse con una mujer religiosamente impura. Tam bién es muy cues
tionable cómo pudo Oseas haber usado eficazmente esta infidelidad religiosa
a Dios como tal obediencia, y podemos estar seguros de que Oseas ocupaba
un lugar muy alto a los ojos de Dios. Era una persona verdaderamente
madura en el plano espiritual. Esto lo muestra también el profeta en su
profundo odio al pecado. En unos tiempos en que el pecado abundaba,
Oseas no sólo era consciente de ello, sino que habló duramente contra el
pecado; estableció un paralelismo entre la infidelidad que su propia esposa
había mostrado hacia él y la infidelidad de Israel hacia su Dios. Habló del
culto al becerro de oro en Betel y en Dan como una continuación real del
culto a Baal (2:8; 1 1:2; 13: 1 ), sin duda porque muchos elementos ofensivos
del culto a Baal eran aún observados en dichos centros. Por ejemplo, todavía
se practicaba la prostitución sagrada, corriente en los ritos de la fertilidad
del culto a Baal (4: 10- 18). Además, la gente edificaba aún "lugares altos"
y erigía imágenes y mástiles de Aserá '·en todo col lado alto, y debajo de
todo árbol frondoso" (2 R. 17:7 - 12).
A causa de las varias referencias que hace Oseas al reino de Judá,
algunos eruditos han dudado de que fuese realmente un profeta para el
reino del norte . Sin embargo. el hecho de que la mayoría de sus mensajes
fuesen dirigidos al pueblo del norte, indica que sí lo era. Además de esto,
se refiere al gobernante de Samaria como a ''nuestro rey" (7:5), y usa un
cierto número de arameísmos en sus escritos, que bien podrían deberse a
la influencia del lenguaje arameo del país con el que lindaba por el norte,
Siria. Pero el hecho de que se refiera varias veces a Judá (por ej. 4 : 15; 5:5,
1 0, 12- 14; 6:4, 1 1, etc. ) muestra su interés en el país del sur y su cono
cimiento de lo que allí acontecía. No era tan provinciano como para no
desear lo mejor para el vecino del sur y no aprovechar la ocasión de pro
nunciar palabras de advertencia e instrucción.
Oseas tenía un agudo sentido, tanto de la historia como de los temas
pertinentes al futuro. Lo primero se manifiesta en el paralelismo que sirve
de base a su libro, esto es, el paralelismo entre el modo como Gómer se
había comportado respecto a él y el modo como Israel se había portado
respecto a Dios a lo largo de los siglos anteriores, poniendo en claro que el
pueblo seguía actuando en su tiempo de la misma manera perversa que lo
había estado haciendo antaño. Su sentido del futuro se echa de ver en las
diversas referencias que hace a tiempos mejores, que en el futuro vendrían
para el pueblo de Dios. Por ejemplo, ya en 1: 10- 1 1 , habla de un día en
que Israel será '"como la arena del mar" y "en el lugar en donde les fue
dicho: Vosotros no sois pueblo mío. les será dicho: Sois hijos del Dios
viviente". Otros pasajes similares son 2: 14 - 23; 1 1:8- 1 1 y 14 :2-9.
Debemos pensar de Oseas como de un profeta que trabajaba dura
mente, completamente dedicado a la voluntad de Dios, desempeñando un
ministerio fiel para el pueblo pecaminoso de su tiempo, a pesar del caso
t an triste de su propio matrimonio. Podemos creer que, durante el reinado
d(' Menahem, cuando Tiglat-pileser l levó a cabo su primera campña contra
el país, Otwns <'fll uvo activo en señalar este ataque como castigo por los
292 LOS PROFETAS DE I SRAEL
pecados del p ueblo. l\lo cabe duda de que clamó ansiosamente. a la vista
de aquella embestida. para que el pueblo se arrepintiese. De igual manera
estaría activo en su mi nisterio d u rante la segu nda gran campaña del mismo
conq uistador asirio, así como también cuando v ino Salmanasar V y acabó
definitivamente con la independencia del país. No podemos saber cuántos
fueron los q ue le escucharon y se volvieron a Dios; es probable que lo
hiciesen algunos, y esto agradar ía al profeta, pero evidentemente fueron
pocos en número. puesto que Dios permitió que viniese sobre Israel u n
completo castigo . Tampoco s e nos dice qué le pasó a Oseas tras el colapso
del país; es posible q ue se fuese a Judá y pasase allí sus últimos días durante
el reinado de Ezequías.
En adición a su ministerio de palabra. Oseas halló oportunidad de
escribir el material que se halla en su libro. No es probable que lo escribiese
de una sola vez. El relato del matrimonio de Oseas y las primeras profecías
fueron puestos por escrito, probablemente, antes de la m uerte de Jero
boam II, ya que, en l :4, Oseas se refiere a la inminente venganza sobre ..la
casa de Jehú"; esta venganza llegó con el asesi nato de Zacarías, el hijo de
Jeroboam, seis meses después de haber iniciado su reinado (2 R. 15:8- 12 ).
Otros pasajes hacen referencia a asesinatos de reyes (en plural), dando a
entender que estos acontecimientos habían sucedido ya (por ej., 16;
8:4): lo cual sugiere que dichas porciones fueron escritas, por lo menos,
después que tales asesinatos se llevaron a cabo, es deci r, en !a época más
tardía de la historia de la nación. Además, hay referencias a contactos con
Asiria (por ej., 5: 1 3; 8:9; 12: 1 ) y ello implica que las secciones correspon
dientes se escribieron en un tiempo no anterior a Menahem, q uien negoció
con Tiglat-píleser llI ( 2 R. 15: 1 9- 20). Finalmente, en 7: 1 1, se menciona la
doblez de Israel al negociar a un tiempo con Egipto y con Asiria, lo cual
índica que dicho pasaje fue escrito en los días del rey Oseas, cuando Israel
trató de congraciarse con Egipto en contra del vecino oriental (2 R. 17:4).
Es posible que el libro fuese redactado como un solo conjunto después de
la caída del reino del norte, cuando quizás había ya descendido Oseas a
Judá.
El signifi cado primordial de Oseas como profeta es que pronu nció la
llamá'da final de Israel al arrepentimiento, antes de que las campanas do
blaran a muerto por el país. Otros profetas habían advertido antes al pueblo,
pero Israel no había prestado atención. El pecado seguía campando por sus
respetos; Dios envió ahora a Oseas como su último emisario, · al que el
pueblo debería haber escuchado, sí quería escapar del aplastamiento final.
4. El libro
Se pueden apreciar cinco temas básicos a lo largo del libro de Oseas.
El primero y principal es el hecho de que Dios había <'Hlahlcddo un pacto
Los Profetas Escritores 293
B. AMÓS
l. La Fecha
Amós data su obra profética de una manera muy parecida a la de
Oseas. Dice que ocurrió en los reinados de Jeroboam l l , rey de Israel, y de
Uzías, rey de Judá, dos de los reyes mencionados por Oseas. Esto s itúa el
tiempo del ministerio de Arnés hacia el mismo en que comenzó Oseas el
suyo, en alguna fecha en tre el 767 A.de C., año en que Uzías comenzó a
reinar solo, y el 753, último año del reinado de Jeroboam. Por tanto. la
fecha es situada en l os últimos años del reinado de Jeroboam, lo cual está
en con formi dad con Am. 6:2, donde se implica que la región de Hamat
estaba en ese tiempo bajo el control de Jeroboam. Ya se dijo, al hablar del
trasfondo histórico de Oseas, que Jeroboam llevó sus conquístas hacía el
norte hasta Hamat en alguna fecha durante su reinado (V. 2 R. 1 4:25 ).
También da Amós como fecha referencial para el comienzo de su mi
n isterio "dos años antes del terremoto" ( l : l ), pero esto nos sirve de poco,
puesto que no hay medio de saber cuándo precisamente ocurrió dicho terre
moto'. Sin embargo, debió de ser muy serío, ya que también es mencionado
por Zacarías ( 14:5- 7), que vivió después del exilio de Babilonia, es decir,
más de dos siglos después. Hay que adverti r que, puesto que Amós men
ciona este terremoto, debió de escribir su libro después que eso' sucediera.
Esto significa que su min i sterio oral fue l levado a cabo al menos desde dos
años antes de ser puesta por escrito la i nformación. 1ambién ha de tenerse
en cuenta que, puesto que Amós no cita otros reyes de Judá después de
Uzías como lo hace Oseas, parece ser que su ministerio n o duró tanto como
el de su contemporáneo, sino que se limitó a los años comprendidos entrC'
las dos fechas ya aludidas, el 767 y el 753 A.de C.
Los Profetas Escritores 295
2. Trasfondo histórico
3. Su persona y su obra
4. El libro
Uno de los grandes valores del libro de Amós es que provee, junto con
el de Oseas, una provechosa información acerca de las condicfones que
existían en el reino del norte durante el reinado de Jeroboam II. Como ya
se indicó, era un tiempo de prosperidad nacional, en el que florecían loH
negocios y el comercio, y mucha gente nadaba en la abundancia. Pero tam·
bién era un período de decadencia moral y religiosa. El soborno de altoH
funcionarios estaba a la orden del día, y a los pobres les resultaba difícil
7 Véns<' Gleason 1 .. /\rcher. 11 S11n•ev of 0/d ·1c.� 1amenl l,,/1 ,11/11,·/11111 , pp. :107 :i08.
Los Profetas Escritores 299
que se les hiciese justicia en los tribunales del país. De ahí, la tremenda
brecha, progresivamente ahondada, entre los pobres y los ricos, hasta el
extremo de que los más necesitados eran vendidos como esclavos por sus
amos, sin haber motivo para ello o por la menor trivialidad (2:6).
En esta situación, el mensaje de Amós era que el pueblo dejase sus
caminos pecaminosos y se volviese en busca de su Dios y de Su santa
voluntad; debían obedecer las normas preceptuadas en la Ley de Moisés,
que les había sido dada muchos siglos antes; si no lo hacían, les vendría un
día de gran castigo por parte de Dios; sería ·'un día de tinieblas, y no de
luz" (5:18); de castigo y pesar, y no de recompensa y alegría.
El esbozo del libro puede ser como sigue:
l. Juicio contra las naciones (1:1 - 2:16).
A. Preludio: Día de ira (1:1- 2).
B. Juicio sobre seis naciones vecinas ( 1 :3 - 2:3 ).
C. Juicio sobre Judá e Israel (2:4 - 16).
11. Pecado y castigo de Israel (3:1 - 6: 1 4).
A. Certeza del castigo de Dios ( 3: 1-15 ).
B. Los castigos pasados resultaron ineficaces ( 4: 1 - 13 ).
C. Lamentación por la caída de Israel (5:1-27).
D. La destrucción y la cautividad son inminentes (6:1 - 14 ).
I II . Cinco visiones del juicio venidero (7:1 - 9:10).
A. Primera visión: La plaga de langostas (7:1- 3 ).
B. Segunda visión: Un fuego consumidor (7:4- 6).
C. Tercera visión: La plomada de albañil (7:7- 9).
D. Cuarta visión: El canastillo de fruta de verano (8:1- 14 ).
E. Quinta visión: Destrucción del templo (9: 1 -10).
I V. Promesa de bendiciones mesiánicas (9: 11- 15 ).
C. JONAS
l . La fecha
que este J onás y el Jonás de l a profecía sean el mismo. No obstante, saca esta conclusión
d(' premisas qll<' lm, <'xcg,·tas conservadores no podemos aceptar, ya que Eissfeldl no admite
In lliHloriC'idad dl'I l 1h1·0 <k Jo111ís.
300 LOS PROFETAS DE I SRAEL
2 . Trasfondo histórico
a tal expansión. Así, en sus primeros años, es probable que conociese algo
del período de debilidad que correspondió a los años de Joás, pero también
conoció posteriormente la posición poderosa de la que Israel llegó a disfrutar.
También es necesario decir algo acerca del trasfondo histórico en lo
concerniente a la visita que Jonás hizo a N ínive. Es preciso tener en cuenta
que, aunque N ínive era por entonces la mayor ciudad de Asiria, no era l a
capital. Durante la mayor parte de la historia d e Asiria, l a capital había
sido Asur, al sur de N ín ive, sobre el Tigris; y en el tiempo de la visita de
Jonás, lo era Cala ( Ni mrud) . Cala estaba m ucho más cerca de N ínive que
Asur, pero aun así quedaba a unos cuantos kms. al sur. Había sido hecha
capital del imperio por Asur-nasir-pal II (883- 859 A.de C.), es decir, como
un siglo antes de la visita de Jonás. Aunque Adad-nirari I I I construyó un
n uevo palacio, lo edificó todavía en esta misma capital. Fue Senaquerib
(705- 68 1 A.de C . ) el que hizo a Nín ive capital de Asiria, más de un siglo
después de la visita de Jonás.
Adad-nirari III, el rey que estableció el culto al único dios Nebó, comen
zó a reinar siendo aún m uy joven , y su madre, la famosa Semíramis, asumió
el poder durante los primeros años de su hijo. Uno de los hechos de este
rey, que tiene que ver con la historia biblica, es que atacó el año 804 al rey
de Siria Hazael, lo cual alivió a Israel de la presión de Damasco ( 2 R. l 2: 17;
2 Cr. 24:23ss.) , y permitió al rey Joás recuperar numerosas ciudades, per
didas previamente a manos de Hazael (2 R. 13:25). Aunque Adad-nirari
reinó veintiocho años, era todavía joven cuando murió. El hecho de morir
sin descendencia creó algunos problemas en cuanto a la sucesión al trono,
de donde se originaron disensiones internas durante el reinado de su sucesor
Salmanasar I V ( 783- 773 ). La situación no mejoró, sino que se h izo aún
peor, bajo su sucesor Asurdán I I I (773- 755). Fue durante el reinado de
éste, cuando sucedieron la plaga y el eclipse de sol, que contribuyeron a
sembrar el pánico.
3. Su obra y su persona
mostrado por los ninivitas que se enteraron del mensaje inquietante. Está
claro que Dios quería que el pueblo de Nínive se arrepintiese, y usó a Jonás
como instrumento para efectuar este cambio del corazón.
Se ha hecho notar que Jonás hubo de ser un verdadero hombre de Dios,
para ser llamado a una misión tan importante como la de ir a Nínive. Es
evidente que, en cometidos anteriores, había demostrado ofrecer suficientes
garantías para ser seleccionado ahora en orden a cumplir esta misión. Sin
embargo, el hecho de no obedecer a Dios de primeras, sino que, en lugar
de hacerlo, huyó con dirección a Tarsis, muestra que su dedicación a Dios
no era completa. No nos podemos imaginar, por ejemplo, a Oseas o Amós
actuando de este modo, y es necesario investigar por qué razón obró Jonás
así.
Parte de la respuesta se halla, sin duda, en la clase de país que Asiria
era en ese tiempo, algo que evidentemente obsesionaba demasiado a Jonás.
Asiria había sido durante mucho tiempo el mayor y más terrible invasor de
otros países. El terror y el espanto se esparcían por dondequiera que pa
sasen las tropas asirias, tanto que los ejércitos asirios se habían hecho
proverbiales por su crueldad. Jonás, por tanto, creería que un país de tal
calaña no merecía consideración alguna, sino sólo un castigo severo, y sim
plemente se negó a ir allá.
Otra parte de la respuesta es que Jonás no estaba libre de la estrechez
de miras característica de los judíos de su tiempo, quienes pensaban que
los gentiles no merecían las bendiciones de Dios, ya que ellos (los judíos)
eran el único pueblo escogido para recibir las atenciones de Jehová y, por
consiguiente, los gentiles se hallaban fuera del círculo en que se manifestaba
la gracia divina, según ellos pensaban. Este concepto y este espíritu conti
nuaron en los comienzos del Nuevo Pacto e hicieron que Pedro dudase en
ir a casa de Cornelio con el mensaje de salvación ( Hch. 10:9 - 2 1 ). El mismo
modo de pensar indujo a la iglesia de Jerusalén a llamar a Pedro para rendir
cuentas de su actuación en dicho episodio ( Hch. 1 1: 1 - 18). Tal actitud volvía
a construir una "pared intermedia de separación" entre judíos y gentiles, de
la cual dijo Pablo a los efesios que había sido derribada por Cristo mediante
Su muerte en cruz ( Ef. 2: 1 4 - 17). Jonás, pues, no quiso ir a Nínive, sim
plemente porque era una ciudad de gentiles, a quienes, según su parecer,
110 debía ser predicado el mensaje de Dios.
4. El libro
tantes también para las generaciones venideras. Una de ellas es que, cuando
Dios hace un llamamiento, va de veras; inclusó proporcionó a Jonás un
paseo especial en ·'submarino", para hacerle responder adecuadamente a
Su llamamiento. Otra lección es que los siervos de Dios no deben dejarse
llevar de intereses egoístas hasta el punto de rehusar o demorar su obe
diencia a los llamamientos de Dios. Y tercera, que las amenazas de Dios
son a menudo condicionales; en el caso presente, no llevó a cabo la destruc
ción de la ciudad cuando los ninivitas se arrepintieron. 1 1
El libro contiene simplemente la historia de este episodio y puede re
sumirse en el esbozo siguiente:
l. Jonás es comisionado y huye ( 1 : 1 - 17 ).
II. Notable oración de Jonás (2: 1- 10).
I I I . Dios renueva su comision a Jonás, y todo el pueblo de N ínive se
arrepiente de un modo admirable (3: 1 - 10).
I V. Disgusto de Jonás y reproche de Dios ( 4: 1- 1 1 ).
' ' La h istoricidad del l i bro de Jonás ha sido negada con frecuenci a . Para una discusión
�obre los problemas que están i m pl icados. véase Archcr. Survey of O/d Tes/amen/ lntm
i/1u·t1on . pp. 297 - 300; R. K. Harrison . lntroduct,on to the O/d Tes/amen/. pp. 905 - 9 1 1 .
Capítulo 1 6
Profetas del
Abdías
siglo nono
J oel
Capítulo 17
Oseas
Amós
Jonás
Capítulo 1 9
Nahum
Profetas del Sofonías
siglo séptimo Habacuc
Capítulo 20
Jeremías
Capítulo 2 1
Profetas del
Daniel
exilio
Ezequ iel
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exi licos Zacarías
Malaquías
18
Profetas del Siglo Octavo:
Isaías y Miqueas
A. ISAIAS
l . La fecha
Tam bién Isa ías, igual que Oseas y A mós, data su m i n isterio con refe
rencia a l os reinados de ciertos goberna ntes a qu ienes cita por su nombre.
mencionando a l os reyes de Judá Uzías, Jotam, Acaz y Ezequ ías ( 1 : 1 ). No
menciona a Jeroboam II, a diferencia de Oseas, porque Isaías profetizó para
el reino del sur, no para el del norte. Además, es m uy probable que Jero
boam II estuviese ya m uerto cuando comenzó Isa ías su m i n i sterio, pues se
acepta común mente q ue lo h izo en los ú l ti mos a ños de Uzías, e incl uso
pudo ocurrir en el último año de d icho rey, en vista del l lamamien to que en
ese tiem po recibió de Dios Isa ías, según l eemos en el cap ít u l o 6 de su
307
308 LO S PROFETAS D E I SRAEL
2. Trasfondo histórico
' Esta coa l ición estaba encabezada por la ciudad de Asdod: pero Sargón. que ahora era
d rey d e Asiria, vino y la destruyó el año 7 1 1 A .de C. Egipto había prometido ayuda a dicha
dudad, pero cuando atacaron los asirios. Egipto no le prestó socorro. y cua ndo el rey de
Asdod huyó a Egipto en busca de protección, fue incluso entregado prn· este país en manos
de los asirios. En cuanto al relato que los anales asirios ofrecen de estos hechos, véase
t1 ncíent Near Eastern Texls , ed . James B. Pritchard. p. 286.
2 1 bi d . , p. 287.
3 10 LOS PROFETAS DE I SRAEL
3. Su obra y su persona
a. SU OBRA
En cuanto a la labor de lsaías, el texto sagrado registra unos pocos
episodios específicos que son dignos de atención. Uno de ellos se refiere al
llamamiento que recibió en el último año del rey Uzías. Tuvo una visión en
la que contempló a Dios en el templo, sentado sobre un trono alto y sublime.
En torno de El estaban seis ángeles llamados serafines, con seis alas cada
uno, los cuales daban voces el uno al otro, diciendo: "Santo, santo, santo
3 Construyó fortificaciones, fabricó n uevas armas. reforzó su ejército y edificó el famos1i
acueducto de Siloé. q ue iba desde la fuente de Gihón hasta un l ugar i ntramuros de la ciudad
( 2 R. 20:20; 2 Cr. 32:30).
4
Senaquerib dejó u n relato de la camparía en lo q ue se l lama el Prisma de Taylor, qui•
ahora se encuen tra en el Museo Británico. En cuanto al texto. ºvéase A ncient Near Eastern
Texts. pp. 287 - 288; también, Documents Jrom O/d Testament T, mes , ed. D. Winton Thomm1,
pp. 64 - 68 .
Los Profetas Escritores 311
es Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de Su gloria" ( Is. 6:3 ).
Isaías entonces experimentó un fuerte sentido de culpabilidad personal, y
gritó: " ¡ Ay de mí, que estoy perdido!" (v. 5). Inmediatamente voló hacia él
uno de los ángeles con un carbón encendido y purificó los labios del profeta
y, acto seguido, se escuchó la voz de Dios que decía: "¿ A quién enviaré, y
quién irá de nuestra parte?" (v. 8). A lo que respondió Isaías: ''heme aquí,
envíame a mí". Entonces pronunció Dios un mensaje que debió de resultar
intranquilizador para Isaías: el pueblo le iba a oír, pero no le iba a entender;
iba a ver, pero no iba a comprender. En otras palabras, Isaías tenía que
responder al llamamiento de Dios, pero debía estar apercibido de antemano
del poco resultado que tendrían sus esfuerzos.
No sabemos si este episodio significó el llamamiento inicial de Isaías
para el ministerio profético, o si fue meramente para una tarea específica
dentro de tal ministerio. Si fue el llamamiento inicial, entonces el ministerio
de Isaías no comenzó hasta el último año del reinado de Uzías; pero si fue
para un cometido especial, pudo haber comenzado algunos años antes. Los
expertos aparecen divididos en cuanto a este punto, y no hay ninguna pista
que nos conduzca con seguridad a una solución.
Un segundo episodio está registrado en el capítulo 7 (v. 2 Cr. 28: 1- 15)
y sucedió en el reinado de Acaz, durante el asedio impuesto por Peka y
Rezín. Fue en estas circunstancias cuando Dios ordenó a Isaías presentarse
a Acaz y darle ánimos en tan difícil situación. A este fin, le dijo que pidiese
a Dios una señal de la liberación que el Señor estaba dispuesto a efectuar.
Acaz respondió: ·'No la pediré, y no tentaré a Jehová" (v. 12), rehusando así
hacer lo que tanto Dios como Isaías le ordenaban, a la vez que aparentaba
una falsa piedad como excusa. De todos modos, Isaías le ofreció la señal de
parte de Dios, diciendo: ·'He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un
hijo, y llamará su nombre Immanuel'' (o "Emanual"), lo cual constituía una
bien conocida profecía mesiánica (v. 14; véase Mt. 1 :23). Isaías añadió que,
antes que este niño pudiese distinguir entre el bien y el mal. Acaz sería
librado de los dos reyes que le asediaban.
Pero, en lugar de dar oídos a la promesa de Isaías y despender de Dios.
Acaz, en su perversidad, envió recado a Tiglat-pileser III, rey de Asiria, para
que viniese a invadir los países del norte. a fin de que Peka y Rezín tuviesen
que regresar a sus respectivos países para proteger sus propias fronteras.
Con esta actitud, mostró Acaz sus simpatías proasirias y también una falta
absoluta de visión política, al no percatarse de que su mayor enemigo era
realmente Asiria, más bien que Israel o Damasco. Isaías le hizo ver ahora
esto m ismo con palabras inequívocas, pero, al parecer, sin resultado alguno.
Hay numerosas opiniones en cuanto al sentido de la señal que Isaías
k ofreció a Acaz cuando le dijo: "La virgen concebirá, y dará a luz un hijo,
312 LO S PROFETAS DE ISRAEL
'Para una enumeración de los puntos de vista. véase Hobart E. Prceman. A n lntl'O·
d11ctio11 to the 0/d Téstament Prophets . pp. 203 207.
Los Profetas Escritores 3 13
b. SU PERSONA
Al hablar de la persona de lsaías, vemos que él mismo se llama hijo de
Amoz (no de Amós, el profeta contemporáneo suyo); que estaba casado con
una "'profetisa" (8:3), y que tuvo dos hijos: Shear-jashub ( 7:3) y Maher
shalal-hash-baz ( 8: 1- 4 ). En los materiales que él mismo registró en su libro,
hallamos indicadas e ilustradas muchas y excelentes características de este
gran hombre.
4. El libro
• u n anál isis de las posiciones, tanto conservadoras como liberales, puede verse en
I{ K l l a rrison. /11/rod11c/10n lo the O/d '/eslament. pp. 765 - 774.
318 LOS PROFETAS DE ISRAEL
B. MIQUEAS
l . La fecha
Miqueas fue contemporáneo de lsaías; posiblemente, unos pocos años
más joven que él. Fecha su ministerio en los reinados de Jotam, Acaz y
Ezequías ( 1: 1 ). Como no menciona a Uzías, mencionado por lsaías, es evi
dente que comenzó su ministerio un poco más tarde que Isaías, y como
tampoco menciona nada que tenga que ver con la invasión de Senaquerib
en los días de Ezequías, es probable que terminase su tarea antes que
Isaías. Las fechas más probables de su ministerio son desde el año 735
hasta el 7 1 O A.de C.
Algunos eruditos se han negado a aceptar estas fechas de Miqueas,
pero podemos aportar nuevos argumentos para demostrar que son correc
tas. Que ejerció su ministerio durante el tiempo de Ezequías, lo indica
directamente Jeremías: en 26: 18- 19, este profeta se refiere a M iqueas pro
fetizando en tiempo de Ezequías y cita Miq. 3: 12. Y que profetizó antes del
722, fecha de la caída de Samaria- durante el reinado de Acé!Z- , lo indica
la predicción directa que de tal caída hace Miqueas en 1:2-6. Por otra
parte, que estuvo activo en t iempo de Jotam lo demuestra su referencia a
los caballos y carros de Judá en 5: 10, lo cual sugería una época de pros
peridad en el país, como lo fue en especial el reinado de Jotam, después de
la grandeza de los años de Uzías.
Los Profetas Escritores 32 1
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
4. El libro
El libro de Miqueas se divide en tres secciones, comenzando cada una
con el imperativo '"Oíd" ( 1 :2; 3: 1 : 6: 1 ). Algunos expositores han pensado
que estas secciones son tres mensajes distintos, pero es más probable que
sean compilaciones de pensamientos, expresados en diversas ocasiones du
rante el ministerio público de Miqueas. En esto de reunir conjuntos de
ideas, con base en la experiencia de diferentes tiempos del ministerio, Mi
queas se parece mucho a Isaías; t ambién se parece a él en muchos de los
conceptos que expresa, y hasta en el modo de exponerlos, incluyendo un
pasaje que es casi literalmente idéntico a otro de lsaías (comp. Miq. 4: 1 - 3
con Is. 2 : 2 - 4 ). Una semejanza tal h a hecho pensar en una dependencia de
Isaías respecto de M iqueas, o en una dependencia de Miqueas respecto de
Isaías, o en la dependencia de ambos respecto de una fuente común. Parece
ser que no hay manera de establecer una conclusión definitiva sobre este
detalle.
Como el libro de Miqueas trata numerosos temas, pasando rápidamente
de uno a otro, muchos eruditos liberales han sostenido que el libro no forma
una unidad literaria, sino que salió de la pluma de más de un autor. Sin
embargo, también Isaías trata numerosos temas de la misma manera, y ya
hemos visto que no hay razón suficiente para creer que fu('scn varios lofl
Los Profetas Escritores 323
7
Un examen de las posiciones y de los argumentos puede verse en Harrison, lntroduc
/ 1011 lo the 0/d '/i•,9 /u,nenl , pp. 922 - 925.
Capítulo 1 6
Profetas del
Abdías
siglo n ono
Joel
Capítulo 1 7
Oseas
Amós
Profetas del Jonás
siglo octavo
Capítulo 1 8
Isaías
Miqueas
Capítulo 2 1
Profetas del
Daniel
exilio
Ezequiel
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exilicos Zacarías
Malaquías
19
Profetas del Siglo
Séptítno: Nahútn,
Sofonías y Habacuc
Pasamos ahora a considerar los profetas del siglo séptimo. También
éstos, igual que los del siglo octavo, vienen en grupo. Ya dijimos que los
del siglo octavo desempeñaron su ministerio entre el 760 y un poco después
del 700 A.de C. , tanto los que profetizaron en Israel como los que lo hicieron
en Judá. Los profetas del siglo séptimo actuaron durante un período de
tiempo todavía más limitado, comenzando probablemente no antes del 630
A.de C., y terminando muy poco después del comienzo del siglo siguiente.
Durante los dos primeros tercios del siglo séptimo, no hubo otros profetas
escritores que lsaías, quien quizá vivió durante los primeros veinte años de
dicho siglo. Esto no quiere decir que no hubiese en ese tiempo profetas que
ejerciesen oralmente su función, puesto que, como ya dijimos en el capítulo
8, probablemente no hubo ninguna época en la historia de Israel en la que
no hubiese a mano profetas dispuestos a ofrecer su servicio. Sin embargo,
durante el intervalo de años que hemos mencionado, no vivió ni pudo ejercer
su ministerio ninguno de los profetas escritores, los cuales fueron sin duda
los más influyentes.
Cuatro profetas escritores fueron los que ejercieron su ministerio du
rante la última parte del siglo séptimo: Nahúm, Sofonías, Habacuc y Jeremías.
Como los tres primeros fueron Profetas Menores, es menos lo que de ellos
se sabe, y todos ellos pueden ser considerados en el presente capítulo.
Mucho más se sabe de Jeremías, a quien consideraremos en el capítulo
siguiente.
325
326 LOS PROFETAS DE ISRAEL
A. NAHUM
l. La fecha
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
miento; por consiguiente, surge la pregunta: ¿ Por qué ordenó Dios a Nahúm
hablar de nuevo de tal destrucción? La respuesta se halla en la distancia
cronológica entre ambos profetas. Había pasado como un siglo y medio, y
de seguro que Jonás h abía quedado olvidado por largo tiempo en los días
de Nahúm. Abundaba otra vez el pecado y, por ello, era justo que viniese
el castigo, y esto es lo que Nahúm predijo: N ín ive cayó el año 6 12 A.de C.,
al ser invadida la ciudad por un ejército conjunto de babilonios. medos y,
probablemente, escitas.
4. El libro
B. SOFONIAS
1. La fecha
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
pudo tener contactos con Josías y ejercer sobre él una mayor influencia que
Nahúm o el mismo Jeremías.
También es digno de notarse que Sofonías era tan conocedor del mundo
circundante como lo habían sido otros antes que él. En 2:4 - 1 5, habla del
juicio de Dios sobre cuatro áreas que rodeaban a Judá: Filistea, por el oeste;
Moab y Amón, por el este; Etiopía, por el sudoeste; y Asiria, por el nordeste.
A este respecto, escribe en el mismo tono en que lo había hecho antaño
Isaías, aun cuando Isaías se refirió a más países todavía.
En general, podemos pensar que Sofonías comenzó su ministerio hacia
el 630 A.de C., como Nahúm, y lo continuó por la mayor y mejor parte del
reinado de Josías. En los primeros años de su ministerio, aprovechando el
fácil acceso que tenía a la corte real, según la probabilidad ya apuntada, no
hay duda de que hizo numerosas visitas a Josías y le urgió a que llevase a
cabo las reformas. En algún tiempo durante esos años, escribió su libro.
4. El libro
C. HABACUC
l. La fecha
Una vez más, en el caso de Habacuc, el tiempo del ministerio del profeta
tiene que determinarse en base a l as evidencias internas que ofrezca el libro
que escribió. Habacuc no menciona el reinado de ningún rey. La evidencia
de que disponemos apunta hacia el reinado de Joyaquim (609- 598 A.de
C. ) como al período en que redactó su libro, y quizás, precisando un poco
más, hacia el tiempo en que Nabucodonosor invadió por primera vez Jeru
salén el 605 A.de C. Primero, porque, en 1 :6 - 1 0, se predice la invasión de
los babilonios en un contexto que sugiere que dicho evento estaba relati
vamente próximo. ( De hecho, fueron tres los ataques: en 605, 597 y 586).
Segundo, porque no se hace referencia a Asiria ni como enemigo ni como
objeto de destrucción presagiada, como en Nahúm y Sofonías, lo cual su
giere que Nínive había sido destruida ya, hecho que ocurrió el 6 1 2 A.de C.
Tercero, 1:2-4 da a entender que existía un pecado muy grave en Judá, y
el fuerte lenguaje de las expresiones no se compagina con las reformas que
había instituido Josías, sino con los perversos caminos de Joyaquim.Cuarto,
porque de la manera en que se hace referencia a la invasión, se sigue que
la fecha más probable es el tiempo que precedió a la primera invasión por
parte de Nabucodonosor. Habacuc pregunta a Dios cuánto tiempo va a
pasar hasta que se imponga a Judá el castigo que merece su pecado, y Dios
responde que eso va a suceder durante los días de Habacuc ( 1 :5), y lo hará
por mano de los babilonios. Esto da a entender que todav ía no lo había
hecho.
Algunos comentaristas, como Keil, opinan que la fecha pertenece a los
últimos días del gobierno de Manasés, con base en 2 R. 2 1 : 10- 1 6, donde
se afirma que los profetas en tiempo de Manasés predijeron la forma de
severa destrucción que los babilonios' habían de llevar a cabo a su debido
tiempo ; y se supone que Habacuc era uno de esos profetas. Como argumento
adicional, se hace notar que el tiempo de Manasés se caracterizó por una
gran perversidad, lo que explicaría la grave preocupación, ya aludida, de
Habacuc. Sin embargo, hay mayores probabilidades a favor de los t iempos
de Joyaquim, tanto por la falta absoluta de alusiones a Asiria, como por la
insinuación de que la invasión babilónica estaba a las puertas.
La opinión de Duhm, Sellin y Torrey, de que la profecía de Habacuc
fue dirigida contra Alejandro Magno, debe ser rechazada de plano. Para
sostener tal opinión, dichos autores alteran la palabra hebrea que significa
"caldeos" (kasdim ) en 1:6, para leer "chipriotas" (kittim ), pero tal variante
no tiene base textual y, lo que es mas ímportante, no se halla en los rollos
del Mar M uC'rl n.
334 LOS PROFETAS DE ISRAEL
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
4. El libro
5 Para una discusión de tales leyendas, véase, R. K. Harrison. lntrod11ction to the O/d
Tes/amen/ . p. 93 1 .
Los Profetas Escritores 337
respuesta de Dios de que habrá castigo por el pecado, y que ese castigo
vendrá en forma de una invasión por parte de los babilonios.
Esta respuesta hace surgir en la mente del profeta una pregunta ulte
rior: ¿ Cómo puede usar Dios para castigar a Su pueblo a una nación más
perversa que Judá? Dice a Dios : ·'Muy limpio eres de ojos para ver el maL
y no puedes contemplar inactivo el agravio; ¿por qué ves a los menospre
ciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que élT' ( 1: 13 ).
Responde Dios: "He ahí al orgul loso: su alma no es recta en é l , mas el justo
por su fe vivirá" (2:4). La idea es que los que son orgullosos, dando a
entender los babilonios, carecen de fe y, por ello. serán fínalmen ta condena
dos en el juícío de Dios. Los que vivirán en ese tiempo son los que tienen
fe y viven de esa fe. En otras palabras, el castigo que Dios efectuará por
medio de lost babilonios, les dará poder sólo por algún tiempo, lo suficiente
como para llevar a cabo el castigo; pero no tardará en l legar el día en que
ellos mismos experimentarán el castigo que merecen, y este castigo será
mucho más severo que el de Judá.
Muy diferente es el capítulo 3, donde Habacuc eleva a Dios una ad
mirable oración, en la que muestra su firme fe en Dios y su con fianza
inconmovible en que todo va bien cuando Dios tiene el control.
Aunque los exegetas liberales han puesto en cuarentena la autoría de
los capítulos 1 y 2, suponiendo ciertas adiciones o arreglos póstumos del
material, sus principales críticas conciernen al capítulo 3, del cual sostienen
que fue añadido por una mano posterior, alegando las siguientes razones:
primera, este capítulo es un salmo, no un mensaje profético ; segunda, dicen
que los términos musicale que mencionan en los versículos primero y último
son anacrónicos: tercera, no está incluido en los rollos del Mar Muerto. 6 A
esto respondemos: primero, no hay razón intrínseca que prohiba a un pro
feta terminar su libro con un salmo y, por cierto, algunos pensamientos de
dicho salmo están lógicamente conectados con la primera parte del libro;
segundo, los términos musicales no son, por sí mismos, indicio de una fecha
posterior con respecto a la autoría del libro, puesto que ya estaban muy en
uso en tiempos de David, en los salmos que él mismo compuso; y tercero,
el hecho de que el capítulo 3 no aparezca en el comentario de Habacuc
hallado en los rollos del Mar Muerto, no significa que este capítulo fuera
añadido posteriormente, sino que es muy posible que dicho comentario no
fuese jamás terminado y, por eso, no incluyese notas acerca de esta parte
del libro. Un argumento sacado del silencio es una evidencia muy pobre.
Es muy digno de notarse que la versión de los LXX (Septuaginta), que data
aproximadamente de la misma fecha que el ya citado comentario de Ha
bacuc, con tiene el tercer capítulo.
tV éas<' llolwrt Pfciffrr. fnlrod11ctio11 to the Oíd Testwnent. p. 598.
338 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Capítulo 1 7
Oseas
Amós
Profetas del Jonás
siglo octavo
Capítulo 1 8
Isaías
Miqueas
Capítulo 1 9
Nahum
Capítulo 2 1
Profetas del
Daniel
exilio
Ezequiel
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exilicos Zacarías
Malaquías
20
Profetas del Siglo
Séptitno: JeretnÍas
El cuarto profeta del siglo séptimo fue Jeremías. Como es uno de los
Profetas Mayores, y se sabe de él más que de los otros tres, le dedicamos
un capítulo entero. Jeremías se alza como un gigante en su siglo, lo mismo
que Isaías en el suyo. Fue un gran profeta, poderoso para la causa de Dios,
y Dios le usó de modo muy i mportante para dar a conocer Su palabra. Al
ser contemporáneo de los tres profetas que hemos considerado en el capítulo
precedente, y por haber servido los cuatro en Judá, es evidente que estos
cuatro hombres constituyeron la mayor concentración de profetas escritores
que hubo en todo el tiempo de la historia b1blica.
A. LA FECHA
Jeremías data su m inisterio de acuerdo con los reinados de varios reyes
a quienes nombra. En 1:2-3 (v. 25:3), dice: ·'al que vino la palabra de
Jehová en los días de J osías . . . en el año decimotercero de su reinado. Le
vino también en días de Joacim . .. hasta el fin del año undécimo de Sed
equías", siendo este ''año undécimo'' el año en que fue llevado cautivo el
pueblo de Jerusalén. Así que Jeremías recibió la primera revelación en el
año decimotercero de Josías, es decir, en el 627 A.de C., y continuó su
ministerio hasta la cautivi dad del pueblo en Babilonia. No se mencionan
los reinados de Joacaz y Joaquín, probablemente por causa de su breve
duración.
Es de observar que, en esta primera referencia cronológica. Jeremías no
34 1
342 LOS PROFETAS DE ISRAEL
B. TRASFONDO HISTORICO
En el capítulo precedente, trazamos el trasfondo histórico de los pro
fetas del siglo séptimo hasta llegar al primer ataque de Nabucodonosor
contra Jerusalén el año 605 A.de C. Como el ministerio de Jeremías se
extendió por mayor tiempo q ue los demás profetas de su tiempo, es menes
ter ahora continuar dicha historia por el resto de la vida del profeta.
Recordemos q ue. después del ataque a Jerusalén el año 605, f ue lla
mado Nabucodonosor a Babilonia para ser coronado rey en agosto del
mismo año. Se quedó en Babilonia por unas pocas semanas, regresando
luego al occidente para obligar a otras ciudades a que reconociesen su
supremacía. Continuó con su empeño hasta que toda la región costera del
Mediterráneo le reconoció, y sólo entonces se quedó satisfecho en su casa.
Pero en 60 1, se puso de nuevo en movimiento, esta vez contra Egipto, y en
la frontera egipcia le salió al encuentro el Faraón Necó. Ambos ejércitos
experimentaron considerables pérdidas en la batalla, y ninguno de los dos
bandos pudo cantar victoria. Por lo menos, Nabucodonosor fue repelido y
tuvo que volverse a Babilonia, aunque no estuvo quieto por mucho tiempo,
proque en el 597 lanzó un segundo ataque contra Judá. El motivo fue la
rebelión de Joacim (o Joyaquim ), q uien de nuevo volvió sus ojos hacia Egipto
en busca de ayuda (2 R. 24: 1 ). Al principio, el emperador babilonio envió
contra el área algunas tropas solamente, reforzadas por bandas de sirios,
moabitas y amonitas (2 R. 24 :2; Jer. 35: 1 1 ), pero, al final, vio la necesidad
de emprender una campaña de mayor envergadura y acudió él en persona.
Salió de Babilonia en diciembre de 598, y en ese mismo mes, murió
Joyaquim en Jerusalén.' La mordaz predicción de Jeremías acerca de la
muerte y sepultura de Joyaquim (Jer. 22: 18- 19; 36:27 - 32) sugiere q ue el
rey halló la muerte en una batalla con alguna de las bandas que merodeaban
por allí, en condiciones que impidieron que fuese enterrado normalmente.
Subió entonces al trono Joaquín (Jeconías o Conías), el hijo de Joyaquim,
1 l .a fecha exacta consta al comparar la Crónica de Babilonia co11 2 ll. 21\:6 8.
Los Profetas Escritores 343
que ten ía dieciocho años de edad, y fue él quien recibió el golpe del ataque
babilónico en marzo del año siguiente, 597 A.de C. Como ocurre con fre
cuencia, la ayuda egipcia no llegó, y Joaqu ín fue llevado cautivo a Babi lonia,
junto con la reina madre, sus esposas, sus sirvientes y el resto del botín .
También fue l levado cautivo e l profeta Ezequiel, y con é l diez m i l j udíos
principales (2 R. 24: 1 1 - 1 6 ) .
Entonces Nabucodonosor puso por rey a Matanías. tercer h ijo de Josías
y tío de Joaquín . Ten ía a la sazón veintiún años, quince menos q ue su
hermano mayor Joyaq uim, y el rey de Babilonia le cambió el nombre por el
de Sedequ ías. Al parecer, nunca obtuvo en realidad la aceptación del pueblo,
quizá por haber sido puesto por el rey de Babilonia; como resultado de ello,
su reinado estuvo abrumado por la agitación y el dessasosiego continuos.
Durante este tiempo. se fue formando en Jerusalén un fuerte partido anti
babilon io y apremió al pueblo a sublevarse, urgiendo a Sedequías a que
buscase de nuevo la ayuda egipcia. Se estaba formando en el área una
nueva coalición, en la que tomaban parte Edom. Moab, Amón y Fenicia
(Jer. 27: 1 - 3 ), los cuales i ncitaban a Sedequías a unirse a ellos. A esto se
añadió el consejo de falsos profetas en el mismo sentido, declarando que
Dios había quebrantado ya el poderío de Babilonia, de tal manera que,
dentro de dos años, los cautivos j udíos regresarían a Jerusalén (Jer. 28: 2-4).
Jeremías trató de contrarrestar los efectos de esta ·'profecía'', declarando
que era falsa y urgiendo a continuar sometidos al control de Babilon ia (Jer.
27: 1 - 22 ). Por algún tiempo, Sedequías dio oídos a Jerem ías, pero final
mente decidió sublevarse y pidió la ayuda de Egipto. Como resultado de
ello, a comienzos del año 586 A.de C., Nabucodonosor se puso en marcha,
una vez más, hacia el oeste, y sus ejércitos pusieron sitio a Jerusalén . 2 El
sitio fue levantado por poco t iempo, cuando los egipcios quisieron, por fin,
hacer honor a su alianza por medio del envío de tropas, pero parece ser que
los babilonios tuvieron pocas dificultades para salirles al encuentro y derro
tarlas por completo; con lo que el ejérci to de Nabucodonosor pronto regresó
junto a los muros de Jerusalén.
La ciudad no pudo aguantar el asedio por mucho más tiempo, y cayó
en manos del invasor en julio de aquel m ismo año. 3 Sedequ ías intentó huir.
pero fue capturado cerca de Jericó y llevado al cuartel general de Nabuco
donosor en Riblá. All í degollaron a sus h ijos en presencia suya y luego le
sacaron los ojos a él m ismo. Junto con muchos otros. fue l levado prisionero
a Babilonia, mientras Jerusalén sufría tremendos daños a manos de Na-
2 Estableció su cuartel general en Riblá, junto al río Orantes. al norte de Palestina. Es
posible que, desde aquí, enviase algunas tropas en varias direcciones, puesto q ue puso sitio
a la ciudad de Tiro desde el año 587 hasta el 574 A .de C. . y las Cartas de Laquís indican
una devastación, por ese tiempo, a lo largo y a lo ancho de toda l a Judea; véase Documents
froni O/d Testament Times , ed. D . Winton Thomas, pp. 2 1 2 - 2 1 7.
3 E I asedio babilónico comenzó en el décimo mes del año noveo de Sedeq u ías. y continuó
hnsta el cunrlo nws de su undécimo año (julio del 586 A.de C.); un total de dieciocho meses.
344 LOS PROFETAS D E I SRAEL
4
Se t rata de la actual Tel l En-Nasbeh.
Los Profetas Escritores 345
C. SU OBRA Y SU PERSONA
l. Su obra
mismas consonantes ( Tphnhs) , h a sido hallado este nombre en u na carta fenicia del siglo V I ,
procedente d e Egipto (véase A . Dupont-Sommer, Palestine E.xploration Quarterly, 8 1 [ 1 949]:
52, 57 ).
61.a aclunl Annh\, justamente a l nordeste de la moderna Jerusalén.
346 LOS PROFETA S DE ISRAEL
Dios que iba a traer "el mal sobre los varones de Anatot" como castigo. A
pesar de todo, podemos asegurar que los d ías de Jeremías se deslizaron
tranquilos mientras vívió Josías. Aunque Dios le había dicho, en el tiempo
de su llamamiento, quo la gente pelearía contra él ( 1: 19 ), los días en que
esto iba a suceder estaban, en su mayor parte, en el futuro. No cabe duda
de que Jeremías mantuvo una relación estrecha con Josías y, por eso, a nadie
ha de sorprender la observación del cronista de que, cuando murió el rey,
"Jeremías endechó en memoria de Josías" ( 2 Cr. 35:25).
El segundo periodo contrasta notablemente con el primero, pues se
caracterizó por una tremenda oposición y por duros sufrimientos. Fue el
tiempo en que reinaron los tres últimos reyes de Judá: J oyaquim, Joaquín
y Sedequías; los tres, perversos. Estos fueron los años en que Babilonia
lanzó sus tres ataques contra el país, y cuando Dios ordenó a Jeremías
predicar el impopular mensaje de someterse al poder extranjero. Sólo el
tener que predicar tal mensaje bajo las difíciles circunstancias entonces
existentes, ya era suficientemente penoso, pero a ello se añadió la creciente
oposición contra él, que le acarreó graves sufrimientos.
En una ocasión, probablemente durante .el reinado de Joyaquim, Pasur,
"inspector jefe en la casa de Jehová" ( 20: l ), "Hizo dar una paliza al profeta
Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín,
la cual conducía a la casa de Jehová" ( v. 2 ). Hizo todo esto porque Jeremías
había proclamado en el atrio del templo que Dios iba a traer de veras el
mal sobre la ciudad, debido a los pecados del pueblo. En otra ocasión,
también durante el reinado de Joyaquim, y cuando Jeremías había predicado
un mensaje semejante al anterior, los sacerdotes y los falsos profetas pusie
ron todo su empeño en que se le diese muerte (26: 1 1 ), aunque en esto no
tuvieron éxito; pero otro profeta del mismo tiempo, de nombre Urías, y del
que nada más sabemos, sufrió la muerte por predicar lo mismo que Jeremías
(26:20-24).
En el año cuarto de Joyaquim (o Joacim), Dios ordenó a Jeremías es·
cribir palabras que le habían sido communicades, y Jeremías lo hizo así,
teniendo a Baruc de secretario (36: 1 -4 ). El libro fue leído al pueblo, y
pronto tuvo noticia de ello el rey, quien ordenó que lo trajeran y se lo
leyeran; y cuando así lo hicieron , comenzó él a cortar las páginas y arrojarlas
al fuego, pensando quizá que, de este modo, podría dejar sin efecto, de
alguna manera, el mensaje que contenían. J eremías, impávido, dictó dt!
nuevo a Baruc la información y todavía le añadió algo ( 36:27- 32 ).
Parece ser que Jeremías tuvo poco o ningún contacto con Joaquín (o
Con ías), quien reinó sólo tres meses, antes de ser llevado cuativo a Babi
lonia, lo cual estaba predicho por Jeremías (22:24 - 30). Como ya dijimos,
Nabucodonosor colocó entonces en el trono de Judá a Sedequías, y fuu
durante este tiempo cuando más sufrió Jeremías. Continuó éste predicando
que el pueblo debía someterse a Babilonia, diciendo: "Homcted vuestro!!
Los Profetas Escritores 347
2. Su persona
a. SU MA DUREZ ESPIRITUAL
Que Jeremías fue una persona espiritualmente madura, está fuera de
toda duda. Fue un hombre completamente dedicado y dispuesto a hacer
todo cuanto Dios esperase de él. Esto se prueba por el hecho de que Dios
lo usó para Su servicio por tan largo tiempo. Es cierto que también Nahúm,
Sofonías y Habacuc eran hombres piadosos, pero los períodos de sus res
pectivos ministerios fueron muy breves en comparación con el de Jeremías.
Si plugo a Dios usarle durante tantos años, debió de ser porque vio en él
cualidades especiales.
Luego está el hecho de que Jeremías predicó un mensaje impopular, a
sabiendas de que al pueblo no le iba a gustar. Nunca resulta fácil esto, y
para ello se necesita una persona dedicada de veras. Osó llevar tal mensaje
incluso al rey, aun cuando se incluía la predicción de que el rey y sus
consejeros habían de sufrir mucho. Y eso, en días en que los profetas en
general le estaban diciendo al rey lo que a él le gustaba oír, pero Jeremías
le dijo que Jerusalén había de caer y su rey iba a ser arrestado.
Además de esto, el libro de Jeremías abunda en las más expresivas
exaltaciones de Dios, a quien conocía bien, por el que sentía la más ferviente
devoción, y a cuyo llamamiento estaba enteramente dedicado.
b. SU VALENTIA
Estas mismas consideraciones demuestran que Jeremías era un hombre
de gran valentía. Alguien podría pensar que no fue así, a la vista de las
ocasiones en que mostró depresión y desaliento ( 15: 10; 20: 14 - 1 8), pero él
expresó estos sentimientos sólo como reacción ante la severa oposición que
hubo de afrontar. Después de todo, era un ser humano, y cuando una
persona tiene que afrontar conflictos casi de continuo, escasamente le queda
otra alternativa que desfallecer ocasionalmente.
Pero, en general, Jeremías demostró una valentía notable. Se mantuvo
intrépido día tras día y proclamó un mensaje que a muchos les parecía no
sólo erróneo, sino traicionero, pues hablaba de capitulación cuando otros
proclamaban victoria. Cierto que, por naturaleza, también él deseaba vic
toria, pero Dios le había revelado este mensaje contrario, y él se mantuvo
dispuesto a proclamarlo, tanto delante del pueblo como del rey.
c. HOM B RE DE PROFU NDAS EMOCIONES
Jeremías dio pruebas de poseer un temperamento profundamente emo·
tivo. Quizás pudo parecer a muchos un hombre de corazón duro, al predicar
su mensaje sobre una inminente derrota a manos de los babilonios, pero en
lo íntimo de su corazón, clamaba con angustia. Por ejemplo, escribe en 9: 1
"'¡ Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fum l ('H dl· lágrimas, pnrn
Los Profetas Escritores 349
que llorase día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! " De nuevo, en
13: 17 ·'Mas si no oís esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra
soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque
el rebaño de Jehová fue hecho cautivo''. Otra vez, en 14: 17 , afirma '" Y les
dirás esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen:
porque con gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi
pueblo, con azote muy doloroso". Así que no era un hombre ajeno a las
lágrimas, cuando contemplaba el destino desdichado de su pueblo.
Del mismo modo, Jeremías era capaz de ascender a las cumbres de la
exaltación, al expresar su gozo y confianza en el Dios que estaba con él
para proveerle de todo lo necesario. Por ejemplo, escribe gozoso en l 5: l 6
"'Fueron halladas tus palabras, y yo las comí: y tus palabras fueron para
mí un gozo y la alegría de mi corazón: porque tu nombre se invocó sobre
mí, oh J ehová Dios de los ejércitos". De su confianza en Dios, dice en 20: 11
"'Mas Jehová está conmigo como poderoso guerrero; por tanto, los que me
persiguen tropezarán, y no prevalecerán: serán avergonzados en gran ma
nera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será
olvidada''.
Esta tendencia a experimentar emociones profundas provocó, sin duda,
en el interior del profeta una tensión que, en ocasiones, se advierte en su
libro. Por una parte, como ya hemos visto, hay porciones que denotan un
espíritu de depresión y deseos de abandonar el ministerio de la palabra:
pero, por otra, hay pasajes que muestran un sentimiento todavía más pro
fundo de dedicación y de impulso a seguir adelante con todo lo que Dios le
encomendó. Es evidente que Dios sabía que este segundo elemento de ten
sión necesitaba apoyo, pues vemos que le dice al profeta: "' Yo pongo Mis
palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá"
(5:14); y, en otro lugar: ··¿ No es Mi palabra como fuego, dice Jehová. y como
martillo que hace pedazos la roca?" ( 23:29 ).
d. SU COMPASIÓN
En consonancia con su temperamento emotivo, Jeremías era un varón
lleno de compasión hacia los que le rodeaban. Contemplaba el extremo al
que había llegado el pecado en su día, estaba seguro del castigo inminente,
y su corazón se iba hacia los desdichados pecadores. Les dice: "'En cuanto
a mí, no me apresuré a dejar de ser un pastor en pos de ti, ni deseé día de
calamidad" (17:16, hebreo). En otra ocasión, dirigiéndose a Dios con res
pecto al pueblo, afirma: "Acuérdate que me puse delante de ti para hablar
el bien por ellos, para apartar de ellos tu ira". ( 18:20). Al mismo tiempo,
kremías podía hablar un lenguaje muy fuerte, reprendiendo al pueblo por
sus pecados. Dice, por ejemplo: "'Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas
c·on justicia, que escudri�as los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de
ellos: porqu(• 111 1 1 {> t i he expuesto mi causa" ( 1 1 :20). Y, en otro lugar: "'Tú
350 LOS PROFETAS DE ISRAEL
D. EL LIBRO
El l ibro escrito por Jeremías es uno de los grandes documentos profé
ticos del Antiguo Testamento, que por su vigor e importancia sólo lo
sobrepasa Isaías. Como otros libros proféticos, está compuesto de nume
rosos mensajes que el profeta fue escribiendo en diferentes épocas de su
vida. Parte de él se halla en poesía, y parte en prosa, mostrando en ambos
estilos una gran riqueza de figuras de dicción y géneros literarios. Aunque
no llega a la excelencia literaria de lsaías, exhibe un espléndido estilo que i
puede parangonarse con lo mejor de los demás libros proféticos. Un punto
que merece especial atención es que el libro contiene gran riqueza de ma
terial histórico, y gran parte de este material es autobiografía, al presentar
varios episodios y situaciones de la vida de Jeremías.
Surge naturalmente una pregunta acerca de la relación de este libro con
el material que Jeremías dictó a Baruc. Ya hicimos notar que, en tiempos
de Joyaquim, Dios le dijo a Jeremías que registrara en un libro todas las
cosas que le había revelado, y así lo hizo el profeta (36: 1 - 2). Posterior
mente, después que el rey, en su insensatez, lo quemó, Jeremías volvió a
escribirlo y aun le añadió cosas nuevas ( 36:27 -32). Sin embargo, dicho
libro no debe identificarse con el libro canónico de Jeremías, púes mucho
de lo que en éste hallamos tiene que ver con episodios históricos y revela
ciones posteriores al episodio registrado en el capítulo 36. Es posible que
Jeremías continuase añadiendo información a lo que entonces escribió, o
quizás el trabajo final fue completamente nuevo, aunque basado en el an
terior en cuanto a la marcha de los acontecimientos históricos.
Hay probabilidades de que existiesen dos ediciom•s dd lihrn final, puest o
Los Profetas Escritores 351
7
Los capítulos 46 al 51 del texto masorético están colocados en la Septuaginta detrás
del 2 5, y están organizados de una forma l igeramente d i ferente. También, el texto masorético
<le Jer. 3 3 : 1 4- 26 falta en la Septuaginta.
8
A Su rvey o/ O/d Testament lntroduction, pp. 349 - 3 50.
9 lntroduction to the Old Testament, p. 232.
que, a la hora de ver cómo se ha de dividir el l ibro, haya una variedad tan
considerable de opiniones entre ellos. Desde un punto de vista conservador,
no hay razón para pensar con seriedad en térmi nos de una m ultiplicidad de
autores. 1 1
El bosquejo del l ibro puede hacerse del modo siguiente:
L Profecías concernientes a J udá y J erusalén ( 1 : 1 - 25:38 ).
A. Llamamiento de Jerem ías ( 1 : 1 1 9).
B. Pecado s i n igual de J udá (2: 1 - 3:5).
C. Predicción de l a invasión desde el norte (3:6 - 6:30).
D. Advertencia sobre la cautividad babilónica (7: 1 10:2 5).
E. Quebrantamien to del pacto y la señal del cinto ( 1 1 : 1 1 3:27).
F. Mensaje acerca de la sequ ía ( 14: 1 1 5: 2 1 ).
G. La señal del profeta sin casar, y una advertencia sobre al día
de reposo ( 1 6: l - 1 7: 27).
H . La señal de la casa del alfarero ( 1 8: 1 -- 20: 1 8 ).
l. Castigo de Sedequ ías y del puebl o en Babilonia ( 2 1 : 1 - 25:38).
II. Episodios concerni entes a Jeremías ( 26: 1 45:5 ).
A. Mensaje en el templo y arresto de Jeremías ( 26: 1 - 24 ).
B. Acto s imbólico describiendo el yugo de Babiloni a (27: 1 - 28: 1 7).
C. Carta de jerem ías a los deportados ( 29: 1 - 32 ).
D. Mensaje de Jeremías acerca del reino mesiánico ( 30: 1 - 3 1: 40).
E . Restauración de la tierra, simboli zada por el campo de Jerem ías
(32: 1 - 44).
E Un n uevo mensaje acerca del reino mesiánico (33: 1 - 26).
G. Pecado de Sedequías y lealtad de los recabitas (34: 1 - 35: 1 9).
H. El rollo de Jeremías es escrito y destrui do (36: 1 -- 32 ) .
l . Sufrimiento de J eremías durante el asedio ( 3 7 : 1 - 39: 1 8 ).
J. Jerem ías y el remanente en J udá (40: 1 - 42:22).
K. Jeremías y los fugítivos en Egipto ( 43: 1 - 44:30).
L . Mensaje de Jeremías a Baruc (45: 1 5).
l l l . Profecías contra las naciones ( 46: 1 51 : 64 ).
A. Contra Egipto (46: 1 - 28).
B. Contra F i listea ( 47: 1 - 7).
C. Contra Moab ( 48: 1 -47).
D. Contra Amón, Edom, Damasco, Arabia, Elam ( 49: 1 - 39).
E . Contra Babilonia ( 50: l - 5 1 :64).
IV. Apéndice h istórico ( 52: 1 - 34).
11
Véanse los diferentes puntos de vista en R. K. Harrison, lntroduchOn to the Old
Tes tament, pp. 809- 8 1 7 .
Capítulo 16
Profetas del
Abdías
siglo nono
Joel
Capítulo 1 7
Oseas
Amós
Profetas del Jonás
siglo octavo
Capítulo 1 8
Isaías
Míqueas
Capítulo 19
Nahum
Profetas del Sofonías
siglo séptimo Habacuc
Capítulo 20
Jeremías
Capítulo 22
Profetas Hageo
post-exilicos Zacarías
Malaquías
21
Profetas del Exilio:
Daniel y Ezequiel
Venimos ahora a los profetas del exilio, que son dos. En realidad, pasó
poco tiempo entre los profetas del siglo séptimo que acabamos de estudiar,
y estos profetas del exilio. De hecho, Jeremías continuó viviendo durante
los primeros años de la cautividad de Daniel y de Ezequiel, e incluso es
posible que Habacuc viviese todavía cuando ellos dos fueron tomados cau
tivos primero. La razón para considerar a estos profetas por separado de
los otros, no es tanto cronológica como lógica. Todos los profetas del siglo
séptimo ejercieron su ministerio en Jerusalén, advirtiendo de su pronosti
cada destrucción, mientras que los dos profetas del exilio fueron tomados
cautivos y desempeñaron su ministerio en Babilonia.
El primer profeta del exilio fue Daniel, quien fue l levado cautivo en el
primer grupo de deportados, el 605 A.de C., que sería, poco más o menos,
el tiempo en que Habacuc escribió su profecía. El segundo fue Ezequiel,
que fue llevado prisionero en la segunda fase del cautiverio, el 597 A.de C.,
cuando es posible que todavía viviese Habacuc, y mientras Jeremías conti
nuaba en su vigoroso ministerio. De los dos, Daniel no era profeta en el
sentido de dedicarse profesionalmente a este ministerio, pues su labor en
Babilonia fue la de un jefe administrativo en el palacio real, más bien que
la de un predicador entre el pueblo. Sin embargo, se le clasifica entre los
profetas, a causa de las notables predicciones que Dios le comunicó en
visiones, y del libro profético que escribió. Como contraste, Ezequiel fue
enteramente un profeta y predicó entre el pueblo, sirviendo especialmente
como pastor de los cautivos en el país extranjero.
355
356 LOS PROFETAS DE ISRAEL
A. DANIEL
l . La fecha
'Joyaquim comenzó a reinar hacia fines del 609 A.de C . (después de l os tres meses de
reinado de Joacaz, i nmediato sucesor de Josías, cuando éste murió a manos de Nccó en
Meguidó - j ulio del 609). Esto signi fica que el año de su subida al t rono terminó en el mes
de Tisri del 608. Su primer año de reinado terminó, pues, en el mt•s d<' Tisri del 607: y d
tercer aii o de su reinado, en el mes de Tisri del 605 A.de C.
Los Profetas Escritores 357
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
a . SU OBRA
Como aproximadamente la mitad del libro de Daniel tiene que ver con
acontecimientos históricos, en la mayor parte de los cuales estuvo Daniel
involucrado, la información acerca de él es relativamente amplia. Puede
dividirse en asuntos generales y específicos.
a este río o canal, el cual irrigaba la región, lo que indica que los judíos
disfrutaban del beneficio de tierras fértiles, ya sea que trabajasen como
propietarios o como renteros. Difícilmente habrían gozado de ventajas de
este tipo, si no hubiese habido alguien con s uficiente influencia sobre el rey.
Q uizá tambié tuvo mucho que ver Daniel con el permiso para que los
deportados regresaran a Judá a su debido tiempo, pues no sólo vivía aáun
en el tiempo de dicho retorno ( 538 - 537 A.de C.), sino que desempeñaba
entonces el cargo más alto de toda su vida (6: 2 - 3 ), lo cual es tanto más de
admirar, cuanto que había ocurrido un completo cambio de gobierno al ser
conquistada Babilon i a por los persas, teniendo además Daniel más de
ochenta años de edad. En todo esto se muestra con toda claridad la mano
de Dios, manifestando así que aún le reservaba a Daniel alguna labor que
hacer. Y esta labor bien podría haber sido i nfluir en el rey Ciro a fin de que
firmara el decreto que permitiese a los judíos regresar a su patria.
Una tercera área de trabajo fue registrar l as revelaciones que Dios le
dio acerca del futuro. El l ibro de Daniel ha sido comparado, con razón, con
el libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento, por sus estupendas predic
ciones respecto a los últimos días. Cualquiera podría pensar que, para
recibir una información tan importante, Dios habría elegido a un profeta
de tiempo completo, pero El tuvo a bien escoger al más alto funcionario de
la corte de Babil on i a, a Daniel. Esto habla por s í mismo del elevado rango
que ocupaba Daniel a los ojos de Dios, al m ismo tiempo que nos señala el
trabajo adicional que Dios quería encomendarle.
lonia, junto con sus tres amigos. Pero, como ya hemos dicho, en el tiempo
de su última visión, en e l tercer año de Ciro, ya habían pasado no menos
de sesenta y nueve años. Como el bien conocido episodio del foso de los
leones ocurrió después de la caída de Babilonia a manos de los persas, un
gran espacio de tiempo había pasado desde entonces - Daniel tendría en
tonces de ochenta y dos a ochenta y seis años.
b. SU PERSONA
Daniel figura como uno de los más admirables siervos de Dios. No se
mencionan sus padres, pero está claro que era del linaje real o, al menos,
de la nobleza (Dan. 1:3 ), 2 y sus padres debieron de ser personas muy
piadosas, a juzgar por la admirable dedicación a Dios que su hijo siempre
mostró. Pasó la mayor parte de su vida como cautivo en un país extranjero,
aunque en la posición a ltamente honorable de un funcionario de elevado
rango en e l palacio de la capital.
2Josefo (A ntigüedades X. 1 0 . 1 ) dice que Daniel y sus tres amigos eran parientes del rey
Sedequ ías.
1Eslos magos podía n dar sus propias in terpretaciones de los sueños, puesto que d is
ponían de l ibros y manuales que indicaban el significado de casi todo que pudiera soñarse.
Ta les i nterpretaciones no serían del todo correctas, pero un sueño como el de Nabucodono
Hor, concerniente al corte y caída de u n gran árbol, sólo podía presagiar algún t ipo de
(it'sastre que amenazaba al rey.
362 LOS PROFETAS DE ISRAEL
sino que añadió una severa advertencia al rey. para que se humillase delante
de Dios y no actuase como lo había hecho su padre (abuelo) Nabucodonosor.
Otra evidencia la tenernos en el claro teocentrísmo del pensamiento de
Daniel, al interpretar el sueño de Nabucodonosor en el capítulo 2. En aquella
ocasión, pudo haberse atribuido algún m érito, pero, lejos de eso, le dijo al
rey que la interpretación no era de su propia cosecha, sino que provenía
totalmente de Dios (2:27 - 30).
Una ulterior indicación de la madurez espiritual de Daniel se halla en
la admirable fe que demostró. Con respecto al primer sueño de Nabuco
donosor, cuando Daniel tendría sólo unos diecisiete años,4 tuvo una fe tan
grande como para creer que Dios le revelaría el sueño del rey, aunque en
aquel momento no tenía ni l a menor idea en cuanto su contenido. El rey
había ordenado la muerte de que todos los magos, astrólogos, etc., es decir,
·'todos los sabios de Babilonia" ( 2 :12), incluyendo a los jóvenes en período
de adiestramiento, por no haber podido interpretar el sueño del rey. Daniel
se enteró, por medio del encargado de ejecutar la orden, de cuál era la razón
de tal medida, e inmediatamente hizo saber al rey que, si se le daba cierto
plazo. él podría declarar al rey la interpretación. Cuando volvió a donde sus
tres compañeros estaban y les dijo lo que había prometido hacer, éstos
debieron de quedarse estupefactos. La gran fe de todos los cuatro se echa
de ver en que entonces ellos buscaron el rostro de Dios en oración, para
rogarle que les comunicase la información. El gozo inmenso que experi
mentaría Daniel al recibirla, sería difícil de expresar con palabras, porque
Dios honró su fe explicándole el sueño aquella misma noche.
Todavía hay otra indicación en el alto grado de obediencia de Daniel.
En el capítulo 6, cuando los demás altos dignatarios del reino conspiraron
contra él, Daniel no cambió sus normas de conducta ni su género de vida
a fin de escapar de la trampa que le preparaban, a pesar de que se daba
perfecta cuenta de lo que estaban tramando contra él. Estos envidiosos le
habían dicho al rey que. si alguien oraba a otro dios u hombre que no fuese
el rey, el tal debía ser echado en el foso de los leones. Todo l o que Daniel
tenía que hacer para escapar de tan terrible sentencia, era simplemente
dejar de orar o, al menos, hacerlo silenciosamente en su cámara durante
treinta d ías, y con eso no les habría dado pie para que siguiesen adelante
con su malvado proyecto. Pero Daniel siguió orando tres veces al día, como
era su costumbre, cabe duda de que· la razón por la cual obró así, fue para
que su testimonio se mantuviese fiel, y para que todos supiesen que no iba
a cambiar su manera de vida, simplemente por escapar del foso de los
leones. Esta fue una obediencia de primerísima clase.
4 Esto era en el segundo año de Nabucodonosor: así que Dani<'I l<'ndrín diecisiete añoH.
si tenía quince cuando fue llevado al cautiverio ( 2: l ).
Los Profetas Escritores 363
4. El libro
El libro de Daniel se divide en dos secciones de igual extensión. La
primera consta de los seis primeros capítu los, que son primordialmente del
género histórico. Estos capítulos refieren l os acontecimientos que han sido
considerados en la discusión precedente. La segunda comprende los seis
últimos capítulos, que nos hablan de las cuatro visiones que Dios otorgó a
Su profeta.
El capítulo 7 narra l a primera visión que presenta cuatro grandes bes-
366 LOS PROFETAS DE ISRAEL
B. EZEQUIEL
l. La fecha
Ezequiel data su ministerio con toda precisión. Fue llevado cautivo en
la segunda fase de la deportación (597 A.de C.), como lo evidencia en 33: 2 1 ,
donde el profeta dice que su cautiverio se llevó a cabo el año duodécimo
antes de la destrucción de Jerusalén, hecho ocurrido en el 586. De nuevo,
en 40: 1 , habla de un acontecimiento sucedido en el año veinticinco de su
cautiverio, ''a los catorce años después que la ciudad fue tomada". La de
portación del año 597 fue el tiempo en que el rey Joaquín fue llevado cautivo,
junto con otros diez mí! ( 2 R. 24: 1 1 - 16). Ezequiel indica que su llama
miento al ministerio profético vino "en el quinto año de la deportación del
rey Joaquín" ( 1 :2), lo que nos da la fecha del 592. El profeta continuó en
su ministerio, por lo menos, hasta el año veintisiete de su cautiverio ( 29: 17),
que sería el año 57 1 A.de C., con lo que su ministerio profético se habría
extendido, al menos, por un período de veintidós años.Pudo haber continua
do por más tiempo, pero ésa es la última fecha que su libro nos registra.
2. Trasfondo histórico
Una vez más, el trasfondo histórico básico al que aquí nos referimos,
ha sido ya expuesto en relación con los profetas del siglo séptimo. El rey de
Judá Joachn (o Joyaquim), que logró mantenerse en el trono tras el primer
ataque de Nabucodonosor el año 605 A.de C., cuando Daniel fue llevado
al cautiverio. se rebeló ahora contra el monarca de Babilonia, y éste se
dirigió de nuevo hacia el oeste para tomar las medidas oportunas. Como ya
Los Profetas Escritores 369
3. Su obra y su persona
a. SU OBRA
en serio. Para un examen de tales puntos de vista, véase Hobart E. Freeman. An lntroduction
lo tlie Old 'Testanienl Prophets, pp. 30 1 - 302.
370 LOS PROFETAS DE I SRAEL
prom inente que ocupaba. Ezequiel. por su parte. era simplemente un cau
tivo recién llegado. Se puede pensar que, a su llegada, haría lo posible por
enterarse de sus paisanos que ocupaban altos puestos en la corte de Babi
l onia. Al hacerlo así, y siendo un hombre capaz, seguramente que daría los
pasos necesarios para saber todo lo relacionado con el joven Daniel, no sólo
en cuanto a sus cualidades personales, sino también en cuanto a las cir
cunstancias que habían favorecido su promoción a tan alto cargo. Es proba
ble que no tardase en llevarse a cabo un encuen tro entre ambos, y que se
estableciese entre ellos una sincera y estrecha amistad, a pesar d e la diferen
cia de lugar y posición que uno y otro ocupaban en la vida.
Ezequiel era. por herencia, sacerdote, h ijo de Buzí ( 1 :3). Es m uy proba
ble que oficiase como tal en la forma que les fuese permitido a los sacerdotes
ejercer su min isterio en un país extranjero, hasta que Dios le l lamó, en el
quinto año de su cautiverio. al m i nisterio profético. dedicándose desde en
tonces a este nuevo servicio. Es posible que. entre los diez mil que habían
sido deportados juntamente con él. hubiese algunos que eran también pro
fetas. pero el hecho de que Dios l lamase especialmente a Ezequiel para tal
ministerio. nos da la certeza de que fue el principal siervo de Dios en esa
área de trabajo. Podemos. pues. imaginárnoslo actuando en los diversos
aspectos del ofício profético: predicar al pueblo, urgirles a que se sometiesen
a la voluntad de Dios. y llevar a cabo su labor pastoral mediante el consejo
y el consuelo. Residía junto al r ío Quebar ( probablemente, el gran canal
que fluía cerca de Bab ilon ia, como ya hicimos notar). Este canal, l lamado
Nam Kahari en las inscripciones cuneiformes. salía del Eufrates, j usta
mente al norte de Babil onia, se deslizaba a lo l argo de unos cien k ilómetros
en dirección sudeste hasta Nippur, y vol v ía a confluir con el Eufrates por
debajo de Ur, constituyendo una parte importante del sistema de i rrigación
de Babi lon ia. El domici l io de Ezequiel estaba ubicado en un punto cercano
a la ciudad de Tel-abib, visitada por él, al menos una vez. Al igual que otros
compatriotas suyos, tenía suficiente l i bertad de movimientos, pues recibía
en su casa la visita de ancianos de su país, con fines, al parecer, de mantener
com un ión y debatir asun tos (8: 1 : 20: 1 ). Estaba casado, pero su mujer m urió
el año noveno de su cautiverio ( 24: l. 15- 1 8). El continuó su ministerio
profético hasta el año vein tisiete de su deportación. por lo menos, hasta
l legar a u na edad aproximada de cincuenta y dos años.
l lubo una diferencia muy notable entre los ministerios respect ivos de
Dan iel y de Ezequiel . Daniel servía en la corte como un alto jefe ·adm i nis
trativo, cargo que la ofrecía la importante responsabilidad de mantener en
alto el honor de Dios y procurar el bienestar del pueblo j udío, mientras que
Ezequiel se ocupaba en ir de un lado a otro del país, predicando y desem
pe1'íando un oficio pastoral q ue no estaba al alcance de Daniel. Ezequiel no
ten ía conexión con la corte ni se ocupaba en tareas administrativas. Pero,
tanto el uno como el otro, eran i mportantes en sus respectivos lugares, ya
Los Profetas Escritores 37 1
varón mencionado sea Daniel . 1 0 De esta manera, pasaba Ezequiel por alto
a otros que podían haber s ido inclui dos, como Abraham, SamueL David,
o algún otro de los grandes profetas, y se paraba a mencionar a un coetáneo
suyo, que era i ncluso más joven que él. Por tan to, Ezequiel no permitió que
posibles celos o cualquier otra act itud emocional negativa obn ubi lase la alta
opinión que le merecía este admirable joven . Le ten ía por un oficial de l a
corte verdaderamente recto y estaba presto a rendirle t a l honor. Esto habla
m uy a lto de la magna n im idad de Ezeq uiel .
A l hablar de esta porción, no debe pasarse por alto el testimonio q ue
el texto sagrado presenta de la releva nte rectitud que Daniel había alcan
zado. Es seguro que Ezequiel había considerado a Daniel en todos los as
pectos posibles, propicios para ser blanco de una actitud crítica, habiendo
l legado a Babilonia cuando ya Daniel había escalado su elevada posición,
pero está perfectamente claro que Ezequiel no había hallado en él nad a
digno d e cens ura, sino sólo d e admi ración. Daniel n o había comprometido
su posición ni usado malas artes para obtener el puesto que ocupaba. Re
sulta di fícil imaginar una ind icación más significativa de la vida recta de
una persona.
' º Algunos creen que éste es el Dan iel de los textos de Ras Samra ( véase Charles
Virol leaud. La légende phénicienne de Da nel). pero es muy extraño que Ezequiel hubiese
eq uiparado a ese Daniel con los Noé y Job de la h istoria bibl ica. Ciertamente, SE' rdería a
su amigo Daniel. el jefe de los sabios. Para una discusión más amplia, véase Edward J .
Young, TIU' Pm¡,l1ecv of Daniel, pp. 274- 275.
374 LOS PROFETAS DE ISRAEL
4. El libro
Capítulo 1 7
Oseas
Amós
Profetas del Jonás
siglo octavo
Capítulo 18
lsaías
Miqueas
Capítulo 19
Nahum
Profetas del Sofonías
siglo séptimo Habacuc
Capítulo 20
Jeremías
Profetas del
exilio
22
Profetas Posteriores al
Exilio: Hageo, Zacarías
Y Malaquías
Finalmente, llegamos al estudio de los profetas posteriores al exilio; son
los que ejercieron su ministerio en J udá al regreso de la deportación; sus
nombres: Hageo, Zacarías y Malaquías. Los dos primeros profetizaron en
los mismos años; el tercero, unas décadas después. Cuando estos tres es
taban desempeñando su función, había aún m uchos judíos viviendo en Ba
bilonia, pero estos tres vivieron y llevaron a cabo su obra en Judá.
A. HAGEO
l . La fecha
377
378 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Hageo tuvo lugar unos quince años más tarde, aunque en J udá. Ya habían
pasado muchos más años desde la muerte de Ezequiel, puesto que éste
murió bastantes años antes que Daniel.
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
4. El libro
Comoquiera que el libro de Hageo tiene que ver solamente con las
cuatro revelaciones comunicadas al profeta hacia el final del año 520 A.de
C. , es lo más probable que escribiese el l ibro poco dcspurs de eso, quizás
Los Profetas Escritores 38 1
B. ZACARIAS
l . La fecha
2. Trasfondo histórico
3. Su obra y su persona
En gran parte, la obra de Zacarías fue similar a la de Hageo. Era
menester reconstruir el templo, y ambos profetas fueron llamados con el fin
de incitar al pueblo a que pusieran manos a la obra. No obstante, se observa
cierta variedad en el modo como Dios deseaba que cada uno de los dos
desempeñara su ministerio. El quehacer básico asignado a Hageo fue incitar
a actuar: el pueblo debía poner manos a la obra y hacer lo que hacía mucho
tiempo que debían haber llevado a cabo. Pero los mensajes de Zacarías
estaban dirigidos más bien a la manera y a la actitud del pueblo mientras
hacían su trabajo, poniendo su énfasis en que mostrasen rectitud de cora
zón, dependiendo verdaderamente de Dios para obtener Sus bendiciones.
Con este fin le fueron otorgadas las ocho visiones registradas en los caps.
1 - 6, que se centran en elementos simbólicos, que indican el aludido factor
de una actitud correcta, emanada de un corazón sinceramente vuelto a Dios.
Como Zacarías continuó su ministerio después que había comenzado
ya la reconstrucción, se deduce que Dios tenía también otra tarea reservada
para él. A base de lo que se incluye en su libro, parece ser que dicha tarea
se extendía a dos áreas en especial. Primero estaba el área de dar respuesta
a preguntas prácticas que surgían en la mente del pueblo; por ejemplo, si
Dios quería que ayunasen o no. La respuesta de Zacarías vino a ser que a
Dios le agradaba la obediencia más que los ayunos exteriores ( 8: 19). El
área segunda tenía que ver con el futuro. Es evidente que el pueblo deseaba
saber qué les tenía reservado el futuro, ahora que estaban de n uevo en su
país con su templo reconstruído. La respuesta de Dios, por medio del pro
feta, hacía referencia a un futuro remoto, prediciéndoles que les esperaba
un tiempo glorioso durante el reino mesiánico.
384 LOS PROFETAS DE I SRAEL
4. El libro
El libro de Zacarías se divide por sí m ismo en c uatro secciones, a base
de consideraciones de orden tanto lógico como cronológico. La primera sec
ción contiene un llamamiento general al pueblo a que se arrepienta delante
de Dios; este l lamamiento fue dado en el octavo mes del año 520 A.de C.
La segunda sección refiere las ocho visiones ya mencionadas, cuyo mensaje
central consta de instrucciones concernientes a l a reconstrucción del templo,
aunque también contiene prominentes referencias de naturaleza escatoló
gica. La fecha de estas revelaciones es el undécimo mes del mismo año. La
tercera sección (7: 1 - 8:23 ) es un mensaje dado en el noveno mes del año
518 , y en él se consideran dos temas; el uno, si Dios quería que el pueblo
ayunase o no; el otro, el hecho de que Dios tenía reservado para Su pueblo
un gran día de bendición en un futuro remoto. La cuarta sección (9: 1
14: 2 1 ) va sin fecha, y parece ser que fue dada mucho después; se subdivide
en dos partes, cada una de las cuales comienza con la frase: "Profecía (lit.
carga -massa ') de la palabra de jehová" (9: l ; 1 2: 1 ), y ambas partes traten
del mismo tema: la destrucción de l os poderes mundiales, y la supremacía
final de la nación de Israel; la primera parte presenta el tema de u n modo
más general, y pone de relieve la destrucción de los poderes; m ientras que
la segunda es más específica, y enfatiza la purificación final de [srael y s u
hegemon ía como nación.
En cuanto a la a utoría, aunque t:asi todos los exegetas están de acuerdo
en que los ocho primeros capítulos fueron escritos pro Zacarías, muchos
l iberales creen que l os capítulos 9- 1 4 fueron redactados por otras manos.
La razón que aducen es la diferencia de material. Como los ocho primeros
capítulos tratan temas pertinentes, en su mayor parte, al tiempo de Zacarías,
mientras que los capítulos restantes son principalmente escatológicos, con
cluyen que una misma persona no pudo haber escrito dos tipos tan dife
rentes de material.3 Pero esto no constituye ningún problema para un exegeta
conservador.
El l ibro puede dividirse de acuerdo con el siguiente bosquejo:
L Mensajes durante la reconstrucción del templo ( 1 : l - 8:23 ).
A. Primer mensaje: l lamamiento a arrepentirse ( 1 : 1 - 6).
8. Segundo mensaje: ocho visiones nocturnas ( 1 : 7 6: 1 5).
1. El jinete entre los mirtos ( 1 :7 - 1 7).
2. Los cuatro cuernos y los cuatro herreros ( 1 : 1 8- 2 1 ).
3 Para una discusión deta llada de los distin tos puntos de vista, véase R. K. Harrison .
lntroduclion to tite Old Testament, pp. 950- 956.
386 LOS PROFETAS DE I SRAEL
C. MALAQUIAS
l . La fecha
que es posterior a Esdras, escribió su libro hacia el 430 A.de C., tras su
regreso a Jerusalén, después de haber vuelto a Babilonia para estar allí unos
pocos años. Una de las fechas mas probables de la redacción del libro de
M alaquías parece ser muy poco después del aludido regreso de Nehemías
a Jerusalén. Es preciso tener en cuenta, por supuesto, que el profeta pudo
haber estado ejerciendo su ministerio durante varios años antes de escribir
su libro, y es probable que continuase ejerciéndolo después. Quizá debamos
contentarnos con decir que Malaquías sirvió como profeta algún tiempo
durante la última m itad del siglo quinto A.de C .
2 . Trasfondo histórico
Como ya dijimos en otro l ugar, h ubo tres fases en el regreso del cau
tiverio de Babilonia. La primera se llevó a cabo en 538 / 537 A.de C . , y ya
hemos considerado lo concerniente a ella. La segunda se realizó ochenta
años después, en el séptimo año de Artajerjes Longimano, 458 A.de C.,
bajo la dirección de Esdras. 4 Esdras era conocido de Artajerjes, en cuya
corte había alcanzado una posición de cierto relieve; quizás ejerció como
una especie de Ministro de Asuntos Judíos. Lo cierto es que, de algún modo,
pudo persuadir al rey para que le permi tiera viajar a Judá, con el fin de
llevar a cabo las reformas necesarias.
De forma similar a lo que ocurrió en la primera fase del regreso, tam
bién Esdras obtuvo del monarca persa notables privilegios, entre los que se
incluía la facultad de llevarse consigo cuantos compatriotas deseasen re
gresar con él, recibir ayuda financiera de la corte persa, así como de los
judíos que vivían en el este, para la reconstrucción del templo, sacar dinero
del tesoro de la satrapía de Abarnahara para las necesidades que pudieran
surgir, eximir de impuesto al personal del templo, y nombrar l íderes civiles
en Judá para hacer valer las leyes del país.
El principal problema que tuvo que afrontar Esdras a su llegada a
Jerusalén fue solucionar el caso de los matrimonios mixtos de m uchos judíos
con mujeres de los p ueblos colindantes. Esdras se enteró de este grave
problema poco después de su l legada, y reaccionó con extrema pesadumbre.
Rasgó sus vestiduras, se arrancó pelos de la cabeza y de la barba, y se
sentó angustiado hasta el anochecer del día en que se enteró de ello. Luego,
elevó a Dios una larga oración de confesión, y cuando él acabó de orar, los
que estaban junto a él expresaron su firme resolución de despedir a las
mujeres extranjeras que habían tomado. Esdras aplaudió tal determinación
y se tomaron las medidas para que esto se llevase a efecto sin demora.
4
Algunos exegetas dan para Esdras la fecha del séptimo año de Artajerj es 11 ( 398 A .de
C. ) ; otros. el año treinta y siete de Artajerjes I ( 428 A.de C. ). Ambas fechas han de ser
rechazadas. Véase. a este respecto, H. H. Rowley, "The Chronologícal Order of Ezra and
Nehemíah", The Servan! of tl,e Lord and Other Essays on tite O/d Testament, pp. 1 3 1 - 1 59.
388 LOS PROFETAS DE ISRAEL
3. Su obra y su persona
lee "por medio de Su mensajero" 5 Pero, como esta opinión dejaría al libro
como la ú nica profecía sin el nombre de su autor, es mejor rechazarla.
Como este hombre fue escogido para ser el principal profeta de los
últimos días del Antiguo Testamento (canónico), podemos deducir que Dios
vio en él a una persona espiritualmente madura. No cabe duda de que hubo
otros profetas en su tiempo, pero él fue escogido para escribir el libro pro
fético de su época. El hecho de que hablase lisa y llanamente acerca del
pecado, y urgiese al pueblo a cambiar de conducta abandonando el pecado,
es una indicación adicional de que era una persona que tenía conciencia de
la seriedad del pecado. Si es correcta la fecha que la hemos asignado,
podemos, imaginárnoslo trabajando a este respecto codo con codo con
Nehemías, después que éste regresó de la capital persa. Qué edad llegó
cada uno a alcanzar, o cuál de los dos sobrevivió al otro, no hay modo de
saberlo. Lo que sí podemos suponer es que se conocieron bien mutuamente
y que trabajaron juntos para llevar adelante la obra de Dios.
4. El libro
El libro de Malaquías consta de cuatro secciones. Primero está la afir
mación del gran amor de Dios hacía Su pueblo Israel. A esto sigue una
reprensión del pecado de los sacerdotes, en su negligencia por celebrar
debidamente las ceremonias de la ley mosaica. Luego viene un reproche por
los pecados del pueblo en general, entre los que se enumeran los matri
monios con extranjeros, la negligencia en pagar los diezmos, y los defectos
en el ofrecimiento de los sacrificios. El libro termina con admoniciones a
guardar la Ley de Dios y esperar el regreso de Cristo (incluyendo la primera
venida del Mesías).
El bosquejo del libro puede ser el siguiente:
l. Amor de Dios a Israel ( 1 : 1-5 ).
II. Reprensión a los sacerdotes (1 :6 - 2:9).
III. Reprensión al pueblo (2: 1 0 - 4:3 ).
IV. Admonición a guardar la Ley y esperar la venida de Cristo (4:4-6) .
5 Para otras pruebas, y una discusión general al respecto, véase Hobcrt E. Freeman,
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396 LOS PROFETAS DE I SRAEL
399
400 LOS PROFETAS D E ISRA EL
16: 1 3 - 94 15:32- 37 - 1 88 1 3 : 1 - 1 93
16: 14 - 9 1 , 94, 96, 1 77 2 1 : 1 - 1 9 1 n . 10 13: 2 - 1 93
1 8: 10 43 24: 10- 1 4 - 1 30 13:4 - 1 93
1 8: 1 1 98 24: 10- 17 - 1 6 13:6 - 80, 1�3
19 47, 48. 57. 1 73 24: 10- 25 - 125 1 3:8 - 193
19:9, 10 - 98 24: 1 1 - 60 n.3, 66 n . 1 7 , 13: 1 1 - 32 - 1 29. 1 30
19: 1 1- 17 - 98 1 29 1 3:2 1 , 22- 195
1 9: 18, 1 9 - 1 7 2 24: 1 1- 1 9 - 1 82 13:22 - 1 94
19: 18-20 - 1 27 24: 1 5 - 1 82 14:2- 18 - 1 29, 1 90
19: 1 8 - 24 - 42 - 43, 94, 14:4 - 1 9 1
96, 9 7 1 Reyes 1 4:5- 1 6 - 1 32
19:20 - 66, 96, 1 7 1 . 1 73 1:32-40 - 8 1 14:6 - 1 90
19:20, 2 1 - 53 2:27, 35 1 6 1 n . 5 14:6- 1 6 - 1 6
19:23 96 3:2 - 50 14:20 - 1 90
19:24 - 43 , 47, 53 3:5 - 1 9 1 n . 1 0 1 4:23 , 24 - 200
2 1 - 22 - 1 6 1 4:22, 23 1 79 14:25, 26 - 277
2 1 : 1 5 0 n . 1 2 , 1 60 6: 1 1 - 13 - 1 9 1 14:26 - 200
22: 5 - 66 n . 17, 1 8 1 , 182 7:17, 1 8 - 226 n . 7 1 4:30 - 200
22: 1 6 - 1 9 - 1 60 7:20 - 226 n .7 15:2 20 1 n.3
22: 17- 19 - 178 7:4 1 , 42 - 226 n.7 1 5:8 20 1 n.3
22: 1 8 - 1 64 8:12-53 - 1 79 1 5: 10 - 20 1 n.3
22:18- 1 9 - 97 8:35 - 2 1 9 n . 3 15: 13 - 20 1 n.3
28 - 34 8:65 - 286 15:27 1 8 1
28:6 - 6 1 9:2 1 9 1 n . 1 0 15:33 - 1 99
28:7-25 - 1 67 9:17- 19 1 79 1 6: 1 - 2 1 0
9:18 - 1 79 n.3 1 6: 1 - 7 - 202
2 Samuel 1 1: 1 - 8 1 79 n.3 16: 1 - 1 2 - 1 29, 1 32
2: 1 1 9 1 n . 1 0 1 1 :9-38 - 1 3 1 16:3 - 2 1 2
2 1 : 10 - 1 78 11:1 1 - 191 16:7 - 202
4:4 - 1 78 n . 1 1 1: 1 1 - 39 - 1 79 16:30 - 2 1 8
4:5- 7 - 1 78 1 1 :23 - 25 - 1 80 17- 1 9 - 1 29, 225
5 : 1 8- 25 1 78 1 1 :26- 39 1 80 17: 1 1 7 , 2 1 9
5: 19 - 1 9 1 n. 1 0 1 1:29 - 1 29. 1 89 17:1 0 - 23 1
5:24 3 4 1 1 :29- 38 - 1 32 17: 1 7 - 24 - 80 , 220
6 1 00 1 1 :29-39- 1 6 , 1 89 18- 78, 1 1 4
6: 1 - 3 1 6 5 n . 1 2 1 1:31 - 1 89 18:3- 1 6 - 275
7:1 1 84 1 1:32, 36 - 1 90 18: 4 - 2 1 8
7 :2 - 1 2 9 12: 1 - 1 5 1 80 18:7- 16 2 20
7:2- 17 - 1 84 1 2:26- 33 - 1 80 18:10 - 2 19 , 23 1
7:4- 17 - 8 1 12: 3 1 , 33 - 1 80 1 8: 17 - 20 220
1 1: 1 - 27 - 1 78 13 6 1 , 204 n.7 1 8:22 - 2 2 1
12: 1 - 12 - 1 6 13: 1 -24 - 1 93 1 8:25- 38 - 1 7
1 2: 1 - 1 4 - 125, 1 30 13: 1 1 0 - 1 6 , 1 7 , 7 8 , 1 8:25- 40 - 8 1
12:25 - 1 29 129 18:26 - 43
1 3 - 1 8 5 n.8 13: 1 - 6 - 1 3 1 18:28 43
1 5:27 - 60 n.2, 1 29 , 1 88 13: 1 , 2 - 1 02 1 8:29 - 43
402 LOS PROFETAS DE ISRAEL
41 1
412 LOS PROFETAS DE ISRAEL
Jeroboam I, 1 6, 63, 7 l , 78, 80, 1 02 n . 1 0, Joram (rey de Juda), 1 34, 203 , 235, 272 .
1 29, 1 3 2, 1 79 - 1 8 1 , 1 89- 1 96, 1 99 , 273. 274. 275. 276, 277. 279
200, 202, 203 - 204, 2 12 , 328 Jordán, 1 30, 1 44, 1 7 2 , 200, 227. 256-
Jeroboam ll, 1 29, 1 34, 286, 292 . 294, 257. 260
295, 297 - 298. 299, 300, 30 L 307 , Josebá, (o Josabat), 279
308 Josafat, 44. 47, 7 1 . 92, 1 03 . 1 1 2 - 1 1 3,
Jerónimo, 328 1 29. 1 30, 1 34. 203, 2 1 2 2 1 3, 237.
Jerusalén, 45, 7 2 , 1 1 8 , 1 36, 1 65 n . 1 2 , 243- 245, 254, 2 58. 274, 275
1 79, 1 84, 200, 205 - 206, 237, 238, José, 33 - 34 , 1 05
273. 275- 276, 277, 303, 308 . 309, Josías, 1 02. 1 3 1 , 1 3 3 , 1 35, 1 93, 1 94.
3 1 2 , 3 1 8, 32 1 , 333, 335, 342- 343, 326, 327- 328, 329. 3 3 1 332. 334.
345, 347, 355, 356 , 357, 368 , 369, 335. 34 1 , 345. 35 1 . 356 n . l
3 7 1 , 372, 374, 378, 383, 387, 388, Josué (sucesor de Moíses ), 42, 92 n.2.
389 95, 1 05, 1 1 9. 1 1 9 n . 1 7. 1 27 . 1 43
Jesaná, 20 1 1 46, 1 47 . 246
Jesucristo, 1 5. 1 20, 2 1 9, 248, 259 . 282, Josué (sumo sacerdote) 3 8 1
303, 3 1 2 Jotam, I 34, 285, 307, 308. 3 1 3, 3 1 5.
Jezabel, 78, 1 30 n. 1 8, 1 32, 1 72 , 203, 320
2 1 3 - 2 1 4, 2 1 7 - 226, 228, 232. 2 54, Joyadá, 1 30 , 1 34 , 237. 247, 277- 2 78.
263. 2 7 4; Vease tamhien Acab 279
Jizreel (ciudad) 44, 57 . 222, 2 2 5, 232 Joyaquím (Vease tambien Joacím)
Jízreel (hijo de Oseas), 73, 290 Juan, 1 03
Joab, 1 82 , 1 85 Judá, tribu de, 1 90
Joacaz, ( =Ozozías, hijo de Joram de Judíos, asuntos ( Daniel) 366- 367
Juda), 274 Judíos, estrechez de miras de los, 303,
Joacaz, ( rey de Israel), 1 29 n . 1 4 , 253, 304
254-255. 262, 277, 2 8 6 jueces, período de los, 1 2 1 . 1 27 -- 1 28.
Joacaz, (rey de Juda), 1 3 5, 3 3 1 , 334, 1 44 - 1 46
34 1 , 35 1 , 356 n. l Juicio, 1 8 3- 1 84, 1 87
Joacím o Joaquím, 7 1 , 84, 1 36 , 33 1 . 333,
3 34, 335, 342, 346, 350, 35 1 , 356,
368, 369 Kallu, 24
Joaquín, 75, 1 3 5, 1 36 , 34 1 , 3 42 - 343, Kherheb, 2 8
346, 35 1 , 368, 369, 374
Joás (rey de Israel), 7 2 , 1 29 n . 1 4 , 238.
2 53, 255, 262 - 263, 265, 2 7 2 , 286, "Lámpara de Dios", 1 64 n.9
301 Langostas, 80, 2 8 1
Job, 245 n.7, 372 Laquís, 3 1 , 3 i0, 3 1 2
Joel (hijo de Samuel) 1 6 7 Laquís, Cartas de, 343 n . 2
Joel ( profeta) 1 2 9 n . 1 5 , 1 3 3 - 1 34, 2 3 5 , Lealtad, 1 87 , 2 4 5 , 246
2 7 1 , 276 - 28 2 Lecciones, objectívas, 73 - 75, 2 4 1
Johanán, 344 Lepra, 1 48, 1 49, 2 59- 260, 265, 266
Johnson, Aubrey, 8 1 Levitas, 1 4 , 1 23 , 1 6 1 , 1 7 1 , 1 79 , 1 80,
Jonás, 1 7. 1 29 n . 1 5, 1 35 , 298, 2 99- 1 82. 1 83 , 1 8 5, 1 87. 202, 2 1 4, 280,
305, 329 336
Joram (rey de Israel), 44, 47, 7 1 , 1 03 , Ley, los profetas reconocían la, 1 5, 78-
1 29 n . 1 4, 1 3 2 , 203 , 226, 253- 254, 79; los profetas como exhortadores a
256-262, 265, 266 cumplir la, 1 8, 77, 7 8 , 1 23 ; los sac-
418 LOS PROFETAS DE ISRAEL
279. 346. 370. 37 1 . 386. 0 '1: como Semanas, visíón de las setenta, 366- 367
herederos hel oficio, 1 4. 1 6. 1 t 5: pre Semíramís, 30 l
scripciones en la Ley concerninetes a Senaqueríb, 1 3 4- 1 35. 28 L 282. 30 L
los, l 5: tareas de los, 1 8. 55. 77. 80. 308, 309- 3 1 0, 3 1 3 . 3 1 4. 320. 3 2 1 .
1 22 - 1 24. 1 6 1 , 202: en contraste con 329
el ro' eh-hozeh, 6 1 . los profetas en re Señales, l 19
lacíón con los, 69. 80 - 83. 1 2 2 - 1 24 Séptimo siglo, profetas del, I 35- 1 36 .
Sacríficíal, sistema, 1 08 - ! OC) 3 2 5 - 338
Sacrificios, laxitud en el ofreci.11iento de Septuaginta, 208. 3 1 7. 327. 35 l . 389
los, 386. 3 89. 390 Serpiente de Moises, 309
Sadoc, 60 n . 2 , 8 1 . 1 29. 1 6 1 n . 5 . 1 85. Sesbasar, 378
1 88 Setenta ancianos , Véase Ancianos ,
Sadrac, 358. 365. 369 n.7: Véase tam- setenta
bién Daniel, los tres amigos de Setenta semanas, 366-367
Salmanasar 111, 236. 24 1 . 255 Shabru, 24
Sal manasar IV, 30 l Sha 'ilu, 24
Salmanasar V, 288. 292 Shear-jashub, 3 1 4
Salomón , 50 . 8 1 . 1 32 . 1 79- 1 80 , 1 8 5. Sicómoro, 296
1 87 . 1 89. 1 9 1 . 1 92 , 1 99. 203. 2 86 Sidón , 277. 373
Salum, 287 "Silbo apacible y delicado", 2 2 3 - 224.
Samaria, 2 1 8. 236. 239. 245. 2 54. 26 l . 228
266, 288, 29 1 . 320. 323, 3 88 Síló, 50. 8 1 . 1 58. 1 60
Samaritanos, 379 Siloé, acueducto de, 3 10 n.3
Samgar, 1 49 n.3. 1 5 1 Simbólicas, accíones, 7 1 - 73
Samuel , 1 6. 1 8 - 1 9, 20, 2 1 . 34. 40. 42. Siquem, 3 l . 1 99. 205
46. 47, 70. 5 1 - 52 . 57, 60. 6 1 . 66. Siria, 1 7 . 32. 57. 72. 2 24, 263 . 2 9 1 .
7 1 . 78. 8 1 , 94. 96- 98. 1 0 1 , 1 1 9. 1 26. 366. 382
1 27 . 1 28. 1 2 9. 1 57 - 1 74, 1 78. 2 1 7 Siríos. Véase Arameos, 44. 1 1 3 . 1 1 9
Sansón, 9 L 1 70 n . 1 3 Sisac, 1 3 l . 200. 205- 206. 206 - 207.
"Santo de Israel", El, 3 1 5, 3 1 8 208. 277
Sarepta, la viuda de, 80. 2 20. 229. 230- Sísara, 1 5 1
23 1 Snefru, 30- 3 1
Sargón, 309 n . l , 3 1 3 Social , reforma, 77- 78. 1 30
Satanás , 1 1 9 , 245 n . 7, 247 Sociales , "profetas" (Egipto), 30
Satrapía, 3 82 - 383. 387 Sofonías, 1 35 - 1 36. 326. 329. 330- 333.
Saúl, 1 6. l 8 - 1 9 , 34. 42 - 43. 46. 47. 3 3 5, 3 45 . 348
48. 50. 5 1 53, 56- 57. 6 L 65. 66, Sueños, 1 04- 1 05, 1 48
7 1. 8 L 94, 96 - 99 . 1 60. 1 66 - 1 67 . Sueños, interpretación de los, 26. 2 8 .
1 69, 1 73 - 1 74. 1 77 - 1 78. l 8 1 - l 8 2 3 2 . 3 58 , 359 - 360 . 36 1 - 36 2 . 365,
Sedequías ( profeta de Acab) 44. 244, 367
246 Sufrir, disposicíón a, 1 1 7. 2 1 1 , 242. 244.
Sedequías (rey), 7 1 . 75, 1 1 7, 1 3 5. 33 1 . 249. 2 5 1
343, 346-347. 3 5 l . 36 l n . 2 Sumo sacerdote, 1 8. 6 1 , I O L 1 6 1 . 1 64 .
Séfora, 1 48 1 9 1 n . 1 0; Véase también Ahimélec;
Semaías (cautívo en Babilonía), 45 Elí; joyadá; Sadoc
Semaías (profeta para Roboam), 2 1 . 7 1 , Sunamita, mujer de, 80. 229. 258 - 259.
1 29 , 1 3 1. 205 - 207 26 1 262. 265. 267. 336
422 LOS PROFETAS DE ISRAEL
NUESTRA VISIÓN
Maximizar el efecto de recursos cristianos de calidad que
transforman vidas.
NUESTRA MISIÓN
Desarrollar y distribuir productos de calidad -con
integridad y excelencia-, desde una perspectiva bíblica y
confiable, que animen a las personas a conocer y servir a
Jesucristo.
NUESTROS VALORES
Nuestros valores se encuentran fundamentados en la
Biblia, fuente de toda verdad para hoy y para siempre.
Nosotros ponemos en práctica estas verdades bíblicas como
fundamento para las decisiones, normas y productos de
nuestra compañía.
Valoramos la excelencia y la calidad
Valoramos la integridad y la confianza
Valoramos el mérito y la dignidad de los individuos
y las relaciones
Valoramos el servicio
Valoramos la administración de los recursos