URIARTE Manuscrito Huarochirí
URIARTE Manuscrito Huarochirí
URIARTE Manuscrito Huarochirí
1 En español significa: “Si los indios de la antigüedad hubieran sabido escribir, la vida de todos ellos, en
todas partes, no se habría perdido. Se tendrían también noticias de ellos como existen sobre los españo-
les y sus jefes” (Arguedas 2012: 343-VII).
2 Uzquiza, José Ignacio. Universidad de Extremadura-Lima- Cáceres 2009/2011
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El Manuscrito de Huarochirí, o el Popol Vuh de la antigüedad peruana, ha sido
motivo para que antropólogos, historiadores, literatos y etnólogos dediquen parte de sus
investigaciones a este relato, que desde la época de la conquista ha sido transmitido de
generación en generación en la psique indígena, hasta que finalmente quede impregnado
en el manuscrito. Cabe destacar las traducciones hechas por Gerald Taylor y José María
Arguedas.
Desde un comienzo en este relato se observa una serie de tensiones sociales, ex-
puestas en la cognición de los indios, manifestadas a través de los mitos, uno de los
principales es, la pugna entre Pariacaca con Huallallo Carhuincho que se explica en los
capítulos 5, 6 y 8 de todo el Manuscrito. En base a lo afirmado anteriormente, nos inte-
rrogaremos lo siguiente: ¿Cómo la religión inca manipulaba a los indios, para que ellos
sean subordinados por una entidad mayor?¿Cómo la confrontación entre Pariacaca y
Huallallo se compara a la sumisión que hay entre el indio y el español?
En primer lugar este pensamiento mítico era representado por la actividad agrí-
cola, asumiendo que la cosmovisión andina estaba fundamentada sobre la base de una
religión agraria. De tal forma Daniel Favale, expone que la divinidad principal fue el
astro solar, a quien, como ya se ha dicho, se adjudicaba la paternidad sobre la dinastía
real y la fundación del imperio. Seguidamente, como deidad menor se adoraba también
a la luna, hermana del sol, a la que se acostumbraba representar con un disco confeccio-
nado de plata. Otras deidades también fueron Venus y las estrellas. El rayo, los relám-
pagos y las tormentas se representaban unificados en la figura de Illapa, a quien se le
invocaba para pedirle el agua de lluvia necesaria para traer riqueza a los campos. Ade-
más era muy importante en el interior el culto a la Pachamama, o diosa madre de la tie-
rra, que aún hoy en día continúa rindiéndose en la mayor parte de las tierras que perte-
necían al imperio.
Golte (2009) afirma la existencia de una dualidad entre el indio y el dios. El in-
dio realizaba un sacrificio u ofrenda a su dios y éste le bendecía con una buena cosecha.
En este sentido, el dios o la divinidad estaban ligados a un poder, el cual podía bendecir
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o castigar según su conveniencia. Sin embargo, no era nada más que una estrategia polí-
tica, la cual servía para atemorizar al pueblo y tenerlo manipulado. La ideología y la
propaganda implican comunicación y mensajes a través del arte o la escritura, diseñados
para convencer a los súbditos de que sus posiciones subordinadas son naturales, inevita-
bles y permanentes. (Leone 1984)
No obstante, algunos autores afirman que este, solo fue un período mítico, ya
que los incas no tenían una filosofía, debido a que su religión era sencilla. Asimismo lo
cita Mariátegui en el capítulo 5, llamado “Factor religioso”: “La religión del Tawantin-
suyo no estaba hecha de complicadas abstracciones, sino de sencillas alegorías”3.
Sin embargo, Depaz (2014) argumenta que sí hay una filosofía inca inmersa en
los diversos elementos que menciona, como cuando expone que en el mundo, la expe-
riencia humana tiene raigambre cósmica y la vida se concibe como el fluir de una ener-
gía vital (kama) que discurre por el cosmos entero (pacha), poblado de seres que consti-
tuyen comunidades (ayllu) vinculadas entre sí en relaciones de crianza mutua, siguiendo
3 José Carlos Mariategui-7 ensayos de la realidad peruana
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determinadas pautas rituales que, a su vez, constituyen la matriz simbólica del orden y
la normatividad. Así, las comunidades humanas interactúan con las comunidades de
deidades (waka) y las de la naturaleza (sallqa) en términos de reciprocidad (yanantin),
en una lógica de oposición (pallkay), complementariedad (tinkuy) y mediación (chawpi)
en que el mundo viene a ser un tejido relacional cuya trama está constituida por la di-
mensión sagrada desplegada por las acciones de las deidades que, en tanto kamaq, dan
curso la potencia vital (kama) de dicciones y expresiones culturales4.
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Como bien sabemos la representación del número cinco, significa perfección.
Según Huamán Poma la visión del mundo dividido en cuatro partes incluye un centro.
Se trata, en última instancia, de una “quinquepartición”. Así, la construcción de un sis-
tema dividido en cinco partes evoca simbólicamente, la apropiación de una totalidad.
Donde los cuatro elementos ejercen una relación de complementariedad, sin embargo
son subordinados por el quinto6. Según el modelo que propone Guamán Poma está rela-
ción se clasificaría de la siguiente manera:
No existen investigaciones exactas sobre quien sería este quinto personaje, pero
a manera de hipótesis podemos señalar que se refiere a Huaricocha, quien tiene más
poder sobre los demás porque es el más destacado en el ámbito andino, este dios tam-
bién está presente en la mayoría de culturas indígenas, solo que con diferente nombre.
De alguna manera simboliza al dios creador, cuyo nombre completo es, Apu Qun Tiqsi
Wiraqucha (Apu Kon Titi Wiracocha). En quechua, apu significa señor, tiqsi significa
fundamento, base, inicio; mientras que wiraqucha proviene de la fusión de dos voca-
blos: wira (grasa) y qucha (contenedor de agua -lago, laguna-). En la simbología de los
antiguos andinos, la grasa era una figura de la energía y el agua, el elemento capital del
ciclo vital del universo. (Aliaga,1987)
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Ya hemos hablado de la existencia de Huallallo Carhuincho,… En tiempos muy anti-
guos él habitó en el llamado Pariacaca de arriba. Cómo estuvo allí, exactamente no lo
sabemos, ni en qué sitio. Pero ahora se entiende que fue en la laguna llamada Mulloco-
cha. Porque cuando Huallallo se convirtió en fuego llameante para luchar con Pariacaca.
Pariacaca lo venció y lo convirtió en una laguna (Dioses y hombres de Huarochirí, p.
287).
Además este microrelato se puede establecer una similitud con Narváez (2014)7
hace referencia al mito de Kon, que cuenta que al principio el creó a los hombres y mu-
jeres y les dio alimento, a cambio de eso ellos les ofrecían sacrificios, sucede que des-
pués muchos dejan de adorarle y Kon se enoja y toda la buena tierra que les dio los con-
vierte en arenales secos y nunca más llovió. Hasta que aparece Pachacamac que trajo la
lluvia y la prosperidad, quedando Kon desterrado del lugar.
Otro mito que complementa al de Pariacaca es la leyenda de los zorros, los cua-
les establecen una conversación dentro del relato, siendo éste la base para que Arguedas
escribiera El zorro de arriba y el zorro de abajo. Esta intima diferencia entre el mundo
de arriba y el mundo de abajo para denotar clases sociales, entre Huatiacuri, quien es
pobre y el yerno de Tamtañamca. Asimismo Arguedas establece una comparación entre
el llano y la altura, la Costa y la Sierra. Dado que expresa geográficamente dos zonas
distintas, cada una con la categoría social correspondiente. Por otro lado, este encuentro
no sólo se refiere a los mundos culturales de la Sierra y la Costa, por los elementos cul-
turales y religiosos que hay en el mito, sino por la fusión de la cultura occidental cristia-
na con la cultura indígena. Es allí donde se desarrolla un sincretismo entre ambas reli-
giones (Mamani, 2011).
7 Narváez Vargas, Alfredo. Dioses, encantos y gentiles-Ministerio de Cultura del Perú, 2014.
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HANAN PACHA
(Mundo de arriba)
HURIN PACHA
(Mundo de abajo)
A mi parecer los españoles optaron por el mejor recurso para cambiar esas ideologías,
siendo esta la escritura, la cual cumple un papel fundamental para la manipulación de
los mitos, sobre todo en los últimos capítulos del manuscrito, en los cuales se revelan
altos índices de cristianización. Es por ello que la confrontación entre Pariacaca y Hua-
llallo es importante, ya que se oponen dos ideologías distintas, donde siempre la clase
alta vence a la clase baja en viceversa; la modernidad a lo tradicional y el mundo occi-
dental al mundo indígena, pero nunca en viceversa.
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REFERENCIAS
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15. Uzquiza, José Ignacio (2011). En el corazón de la tierra. El manuscrito de Hua-
rochirí: Un estudio histórico- literario. Universidad de Extremadura-Lima- Cá-
ceres
16. Vásquez Monge, E. (2011) Los mitos y las tradiciones de Huarochirí durante el
siglo XVII. Recuperado de
http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/sociales/article/viewFile/73
82/6446