La leyenda describe a un hombre misterioso conocido como el Charro Negro, que deambula por los pueblos rurales de México montado en un enorme caballo negro. El Charro Negro ofrece conversación amable pero prefiere seducir a las mujeres con palabras cálidas. Si una mujer acepta su oferta de montar el caballo, descubrirá que ya no puede bajarse, y el Charro Negro se la llevará para siempre sin hacer caso a sus súplicas.
La leyenda describe a un hombre misterioso conocido como el Charro Negro, que deambula por los pueblos rurales de México montado en un enorme caballo negro. El Charro Negro ofrece conversación amable pero prefiere seducir a las mujeres con palabras cálidas. Si una mujer acepta su oferta de montar el caballo, descubrirá que ya no puede bajarse, y el Charro Negro se la llevará para siempre sin hacer caso a sus súplicas.
La leyenda describe a un hombre misterioso conocido como el Charro Negro, que deambula por los pueblos rurales de México montado en un enorme caballo negro. El Charro Negro ofrece conversación amable pero prefiere seducir a las mujeres con palabras cálidas. Si una mujer acepta su oferta de montar el caballo, descubrirá que ya no puede bajarse, y el Charro Negro se la llevará para siempre sin hacer caso a sus súplicas.
La leyenda describe a un hombre misterioso conocido como el Charro Negro, que deambula por los pueblos rurales de México montado en un enorme caballo negro. El Charro Negro ofrece conversación amable pero prefiere seducir a las mujeres con palabras cálidas. Si una mujer acepta su oferta de montar el caballo, descubrirá que ya no puede bajarse, y el Charro Negro se la llevará para siempre sin hacer caso a sus súplicas.
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la leyenda del charro negro
Publicado en octubre 30, 2013 por Sinalefa
un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto
por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha deambula en la profundidad de la noche en los solitarios tramos que unen los pequeños pueblos del méxico rural sobre el lomo de un caballo enorme y de color azabache.
quienes han tenido trato con él lo presienten el diablo. no ignora a los
hombres, a los que ofrece amable conversación, pero su clara preferencia son las mujeres, a las que seduce con mirada elocuente y palabras cálidas. nada malo puede decirse del charro negro si el viajero se limita a permitir su compañía hacia su lugar de residencia; si se acerca el amanecer, se despedirá cortésmente y se marchará con tranco lento, al igual que si el sendero que recorre lleva a las cercanías de una iglesia. pero si, por el contrario, la mujer cede a sus ofertas de aligerar el viaje y condesciende a montar el caballo, esa acción será el principio del fin: una vez sobre el animal, la infortunada descubre que es imposible apearse.
es entonces cuando el charro negro vuelve su montura y se aleja, con
rumbo desconocido, sin hacer caso de los ruegos o los gritos de su víctima, a la que no se vuelve a ver jamás.