3º Eso - Las Jarchas Mozárabes
3º Eso - Las Jarchas Mozárabes
3º Eso - Las Jarchas Mozárabes
PORTADA
1. Definición
1º ESO
Las jarchas son los últimos versos de la última estrofa de la moaxaja o el zéjel, que son dos
2º ESO
composiciones de origen árabe que se componían en Al-Andalus. Algunas de ellas están
compuestas en dialecto mozárabe, y constituyen la primera muestra de lírica popular 3º ESO
SINTAXIS Y APOCALIPSIS
Ponemos un ejemplo de moaxaja, tomado de Mª Jesús Rubiera, con el texto traducido,
modernizado y adaptado para imitar las rimas de las moaxajas. Al final se halla la jarcha.
Sintaxis y apocalipsis
Qufl Gusn
El amor juguetea con mi corazón Me contestó: mi mejilla es flor venenosa,
que se queja y llora por la pasión. mis ojos desenvainan espada filosa.
Gusn ¡Cuidado, mi unión es peligrosa!
¡Oh gentes! Mi corazón está prendado, Qufl
y es quien ansía amar, desconcertado; Quien desee atraparle, va a la perdición,
le engaño y es mi llanto, el derramado. pero yo continúo detrás, con tesón.
Qufl Gusn
¿Quién te ha enseñado, ¡oh garzón!, Mi corazón engañado se derrite de amor;
a lanzar miradas que matan a un león? su amor entre tinieblas es puro resplandor;
Gusn prisionero entre sus manos está todo mi
En noche oscura, luna llena, ardor;
en rama granada, fruta plena, Markaz o Jarcha
esbelta cintura y mejilla morena. No encuentro para la calma ninguna razón,
Qufl derramar lágrimas es mi único blasón.
Ven, amado mío, a la unión,
para la huida de mí, no hay razón.
1. Las jarchas son textos aljamiados. Es decir, están escritos en dialecto mozárabe, pero
con caracteres árabes o hebreos. Estas lenguas, en su nivel culto, rara vez emplean vocales,
de ahí que al transcribirlas al alfabeto latino quede algo así como :
‘m’n ‘m’n y’lmlyh g’r
Brqy nw qrs y’llh mt’r
2. El proceso de transmisión de las jarchas. Poseemos dos pos de jarchas mozárabes, que se
corresponderían respec vamente con las escritas en caracteres árabes y las que están en caracteres
hebreos. “Las moaxajas árabes en que aparecen jarchas romances se encuentran, como es sabido, en
dos obras manuscritas, una de Ibn Busra (que con ene 29 jarchas aunque alguna repe da) y otra de
Ibn Ja b (con 14 jarchas, incluidas dos repe das”. [6]
Ya en 1894 Menéndez Pelayo había llamado la atención sobre determinados caracteres que
se encontraban al final de algunas composiciones árabes y que resultaban indescifrables. En
1912, Julián Ribera sacó a la luz algunos textos árabes que probaban la existencia de
elementos románicos en la poesía árabe. En un texto de Ibn Bassām de Santarén del siglo
XII se dice que:
“[Las moaxajas] son formas métricas que la gente de al-Andalus ha usado mucho; [su tema]
es el del nasīb y el gazal y son difíciles de escuchar, guardadas en los bolsillos y en los
corazones. El primero que hizo las formas métricas de las moaxajas e inventó sus reglas fue,
según tengo entendido, Muhammed Ibn Mahmud, el ciego de Cabra, que los hacía sobre
hemistiquios de los poemas [árabes], aunque la mayor parte de ellos eran metros
descuidados e inusuales y tomaba una expresión en lengua vulgar o en lengua no-árabe que
llamaba markaz y ponía sobre ella la moaxaja sin intercalación (tadmin), ni mudanzas
(gusn).”[7]
En 1948, el hebraísta de origen húngaro Samuel Miklos Stern publicó un artículo titulado
“Les vers finaux en espagnol dans les muwassahs hispano-hébraïques. Une contribution à
l'histoire du muwassah et à l'étude du vieux dialecte espagnol 'mozarabe' ”, en el que
descifraba el lenguaje de las jarchas. Las jarchas incluidas en este artículo son de
procedencia hebrea.
Ya en 1949, Dámaso Alonso llamó la atenció sobre el parecido de estos poemitas con las
canciones de amigo galaico portuguesas. En ese mismo año, Stern publicó una nueva jarcha
procedente de una moaxaja árabe, y nn 1952, Emilio García Gómez dio a conocer 24 jarchas
romances procedentes también de moaxajas árabes.
Hemos de tener presente que las jarchas romances son solo una mínima parte de total de las
jarchas conservadas. Es decir, la mayoría se escribieron en lengua árabe, y solo conservamos
un reducido número en dialecto mozárabe. Como afirma López Morillas, “La moaxaja y su
jarcha forman para los árabes parte de su propio patrimonio artístico, y con más razón
cuanto que las jarchas en árabe vulgar o clásico constituyen un noventa y cinco por ciento de
todas las conocidas, formando así las romances sólo una pequeñísima proporción”. Además,
existen diferencias notables entre ambas, que han sido examinadas detenidamente por
Galmes de Fuentes[8]. Podemos citar dos grandes diferencias.
1. En las jarchas escritas en árabe dialectal rara vez el sujeto lírico es una mujer. De
hecho, en un texto de Ibn Rasiq del siglo XI leemos:
“Entre los árabes es costumbre que sea el poeta quien galantee a las mujeres y se finja
muerto de amor [por ellas], mientras que entre los no árabes es la costumbre que hagan a la
mujer solicitar y desear con sus declaraciones [a su amante], diferencia que constituye un
indicio de la noble condición de los árabes y del celo con que guardan a sus mujeres”. [9]
2. Los temas tratados son distintos. Así, en las jarchas árabes aparecen con frecuencia
temas típicos de la lírica universal como la identificación de la mujer con la luna, continuas
alusiones a la flora y la fauna, u otras típicas de la poesía árabe como la comparación del
talle de la mujer con la lanza o la penetración de la mirada con el sable. Todos estos motivos
están ausentes en las jarchas mozárabes.
As-Sabah buono, garr-me: ¿d’on venes? As-Sabah, hermoso, dime: ¿de dónde vienes?
Ya lo se qu’autri amas, Ya lo sé que amas a otra
A mibi tú no queres. A mí tú no me quieres.
Un motivo que ya hemos citado: la madre como confidente de los amores de la joven:
Uno de los aspectos más discutidos de las jarchas es el origen de las jarchas. Algunos
filólogos opinan que las jarchas fueron composiciones independientes y tradicionales que se
incorporaron al final de las moaxajas o zéjeles. Desde este punto de vista, las jarchas serían
incluso más antiguas que las primeras moaxajas, y habrían existido de manera latente, es
decir, sin dejar huella escrita hasta ser recogida en aquellas otras composiciones. Sin
embargo, no todos los estudiosos están de acuerdo con esta hipótesis. Según Galmés de
Fuentes, podemos distinguir tres tesis al respecto:
En el siglo XIX se promovió el concepto de “poesía popular”, una teoría que explicaba el
surgimiento de la lírica primitiva como una creación espontánea del pueblo. Frente a esta
teoría romántica que ensalzaba el genio del pueblo creador, Menéndez Pidal construyó su
tesis neotradicionalista. La esencia del neotradicionalismo consiste en considerar que la lírica
primitiva (tanto la épica como los romances y la denominada lírica tradicional) vivía en el
pueblo a través de variantes. Es decir, existe un autor que compone una obra, esta pasa al
pueblo y la hace suya cantándola y transmitiéndola con modificaciones Estas obras se
transmiten oralmente, por eso dirá Pidal que la lírica española vivió durante siglos en estado
“latente”, es decir, sin dejar huella escrita de su existencia. . El descubrimiento de las jarchas
vino a confirmar esta intuición pidaliana : había existido con anterioridad al siglo XV una lírica
que estaba conectada temáticamente con la lírica galaico-portuguesa y con los villancicos.
Pidal siempre pensó que las jarchas eran absolutamente romances y puramente castellanas.
Investigaciones posteriores habrían de matizar las posturas del investigador español.
8. La lengua de las jarchas
Hasta el momento, hemos dado por seguro que las jarchas estaban escritas en dialecto
mozárabe. De hecho, esa fue la postura mayoritaria de los investigadores, sostenida por
Menéndez Pidal, que siempre se negó a aceptar ninguna presencia extramozárabe en estos
poemillas. Sin embargo, a partir de la década siguiente, algunos hispanistas como Robert
Hitchcock comenzaron a poner en duda la lengua de las jarchas. Afirmaron que la
reconstrucción que se había hecha de las jarchas al trasladarlas a la lengua romance era muy
insegura, y que muchas de esas palabras podrían no ser mozárabes sino pertenecer al árabe
dialectal. De hecho, en las jarchas se cuelan un gran número de arabismos como “habibi”,
“çidi”, etc.
Algunos estudios tempranos también a percibieron rasgos no exclusivamente castellanos en
las jarchas. Así, Corominas detectó la presencia de galleguismos en estas composiciones[13],
y años después Rafael Lapesa[14] reveló algunos galicismos y provenzalismos. Estos rasgos
llevaron a Mª Jesús Rubiera[15] sostener la hipótesis de que las jarchas serían cantadas por
esclavas procedentes de Galicia, de Cataluña y especialmente de Languedoc.
NOTAS
[1] Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria. Marchese y Forradellas. Barcelona.
Ed. Ariel. 5ª ed. 1997.
[2] Literatura hispanoárabe. Mª Jesús Rubiera Mata. Universidad de Alicante. Servicio de
Publicaciones. 2004.
[3] Mª Jesús Rubiera. Op. cit. Cito por “María Jesús Rubiera y sus estudios sobre los orígenes
de las jarchas romances”. Luis F. Bernabé. Ponssharq Al-Andalus, 10-11 (1993-1994).
Homenaje a Mª Jesús Rubiera Mata
[4] Marchese y Forradella. Op. cit.
[5] “Textos andalusíes de casidas dialectales”. Fracisco Corriente, AM, 4, 1996.
[6] Las jarchas mozárabes. Álvaro Galmés de Fuentes. Madrid. Ed. Crítica. 1994.
[7] Cito por Mª Jesús Rubiera.
[8] Galmés de Fuentes, op. cit.
[9] Traducción de Emilio García Gómez. “El escándalo de las jarchas en Oxford”, Boletín de la
Real Academia de la Historia, CLXXXVIII (1991), p.9.
[10] Gamés de Fuentes, op. cit.
[11] "La malmaridada. El goce en la imposición". José Carlos Terradas. Vol. 3, N° 1 (Nueva
Serie), 2003: 105-120
[12] Cito por Galmés de Fuentes
[13] “Para la interpretación de las jarías recién halladas (ms. G. S. Colin)”, J. Corominas, Al-Andalus, 18
(1953):140-148, 141.
[14] “Sobre el texto y lenguaje de algunas jarchas romances”, Rafael Lapesa, Boletín de la Real Academia
Española, 40 (1960):53-65.
[15] “Una nueva hipótesis sobre la lengua de las jarchas a partir de las investigaciones de
Rafael Lapesa”, María Jesús Rubiera, Homenaje al Profesor Lapesa, Murcia, 1990, p.
230. Lapesa, Murcia, 1990, p. 230.
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