Calidad de La Educaci N Escolar D Nde Est El Problema
Calidad de La Educaci N Escolar D Nde Est El Problema
Calidad de La Educaci N Escolar D Nde Est El Problema
La cuestión educacional ha alcanzado una enorme relevancia en los últimos años. Por una
parte, la evidencia existente muestra la importancia de la educación para la sociedad, la
economía y su rol en la distribución del ingreso. Por otra parte, si bien se ha alcanzado una
alta cobertura, subsisten problemas con la calidad de la educación y su distribución entre
distintos segmentos de la población. Este trabajo plantea los problemas pendientes que
debiéramos abordar para resolver esta situación. Nuestra mirada es desde la economía y la
gestión, lo que significa que nuestro análisis no pretende agotar el tema, sino contribuir a su
comprensión y a la propuesta de políticas que permitan cumplir con el doble desafío de
mejorar la calidad y la equidad de la educación.
Como consecuencia del aumento de recursos y las políticas seguidas a partir de los años ‘90
ha habido importantes avances en términos de eficiencia interna y acceso. La tasa de
repetición cae entre 1990 y 2004 de 7,8% a 3,9% en enseñanza básica y de 12,3% a 7,8%
en enseñanza media. En el mismo período, la tasa de deserción disminuye de 2,5% a 1,4%
en básica y de 15% a 7,3% en media. La tasa bruta de matrícula1 de enseñanza media creció
1
Matrícula total de alumnos en enseñanza media , en relación a la población total del grupo de edad para el
nivel de educación correspondiente (14-17 años).
de 80% en 1990 a 93% en 2004 (en básica se mantiene en 104%). El avance sostenido que
el país ha realizado en esta materia puede apreciarse en el gráfico 1 2 . En éste se muestra que
el 44% de la población chilena que actualmente tiene entre 45 y 54 años terminó su
educación secundaria, cifra que refleja la situación de acceso al sistema escolar que existía
alrededor de tres o cuatro décadas atrás. En contraste, un 63% del grupo que hoy tiene entre
25 y 34 años terminó este nivel, lo que corresponde a la situación promedio de la década
pasada. 3
Gráfico 1.
La reforma de los ‘80 no consideró las fallas de mercado propias de un sistema educativo,
tales como asimetrías de información y problemas de agencia, que impiden que el sistema
por sí solo genere educación de calidad. La calidad de la enseñanza no es observable
directamente, lo que se agrava por su carácter multi- producto : no sólo se pretende que los
niños aprendan lenguaje y matemáticas, sino que se conviertan en ciudadanos formados
integralmente, conscientes y responsables.
Por otra parte, para que un cuasi mercado educativo funcione adecuadamente se requiere
que las familias elijan de acuerdo a la calidad de los establecimientos educacionales. Este
hecho se ha cuestionado empíricamente.Algunos estudios muestran que las familias
priorizan la distancia al establecimiento o los valores que enseñan, entre otros, por sobre
sus resultados de aprendizaje. 5 Esto puede deberse a la falta de información oportuna y
pertinente o a que, efectivamente, priorizan otros factores.
Asimismo, en algunas zonas del país la competencia no existe, por lo que mal puede
radicarse en ella el mejoramiento de la calidad de la enseñanza. Esto ocurre en las zonas
menos densamente pobladas, donde no es posible que exista más de un proveedor. De
5
Ver Elacqua y Fábrega (2004).
hecho, para tomar en cuenta que los costos medios del servicio educativo disminuyen a
medida que crece el número de alumnos, el sistema de subvenciones considera una
corrección por ruralidad. Esta sólo puede ser impetrada por establecimientos ubicados en
zonas rurales, a más de cinco kilómetros de otro establecimiento. Para efectos prácticos,
estos establecimientos se encuentran “protegidos” de la amenaza de entrada de otros
oferentes.
Mercado y equidad
Uno de los problemas más discutidos respecto a los sistemas que introducen mecanismos
de mercado en sectores sociales es la competencia-S. Si los establecimientos educacionales
van a ser premiados directa o indirectamente por los resultados de aprendizaje que logran
sus alumnos, tendrán incentivos para atraer estudiantes que tengan un mayor rendimiento
potencial6 y expulsar a los que muestren resultados inferiores; es decir, competirán por
“selección” más que por eficiencia. Este incentivo a los establecimientos para elegir sus
alumnos aumenta cuando se comienzan a publicar mediciones de calidad tipo SIMCE. 7 Se
6
Estudios de distintos países muestran que una de las variables determinantes del resultado educativo, medido
en pruebas similares al SIMCE, son las características socioeconómicas y los niveles educacionales de las
familias.
7
En un sistema de financiamiento tradicional estos incentivos también existen, pero son más débiles. Siempre
es más atractivo para los profesores trabajar con alumnos con menores problemas, porque hace su trabajo más
fácil.
ha sugerido que proveedores con fines de lucro podrían ser más proclives a esta respuesta 8 ,
y que ella podría ser reforzada por el mecanismo de financiamiento compartido, que hace
más atractivos a familias con mayor capacidad de pago. Esto último significaría que desde
1993 se deberían haber reforzado los procesos de segmentación; sin embargo, la hipótesis
sobre segmentación creciente no ha sido verificada empíricamente. 9
La forma más adecuada de entregar los mayores recursos a los alumnos más vulnerables en
un sistema de financiamiento como el chileno es haciendo depender el valor de la
subvención de las características de los alumnos. Esto es lo que hacen países como
Holanda, que cuenta con subsidios diferenciados de acuerdo a las características de los
padres de los alumnos. En un estudio realizado para el Ministerio de Educación entre los
años 2000 y 2001 11 concluimos que esta era la mejor alternativa, ya que otros mecanismos,
como por ejemplo, entregar recursos directamente a los establecimientos, llevarían a errores
de exclusión e inclusión muy elevados (ambos en torno al 50%) y bloquearían la
competencia al perder los alumnos vulnerables el derecho a los mayores recursos si se
cambian de establecimiento.
8
La evidencia no corrobora que los colegios con fines de lucro sean más selectivos. Elacqua (2006) muestra
que sostenedores católicos subvencionados tienen menos alumnos vulnerables que el sector con fines de lucro
(13% contra 18%). Sin embargo, el sector municipal atiende a un porcentaje mucho mayor de alumnos
vulnerables (39%). González, Mizala y Romaguera (2002) muestran que los cuatro primeros deciles están
sobre representados en el sector, esto podría reflejar que los colegios particulares subvencionados son más
selectivos en general, pero también podría ser explicado por su ubicación en zonas de ingresos medios.
9
González (2005) muestra que no hay variaciones importantes en la representación de cada decil en el
sistema subvencionado entre 1990 y 2000. Asimismo, utilizando datos del SIMCE no encuentra un
incremento de la segmentación entre 1998 y 2003, ambas mediciones son para 2do medio. Sin embargo, la
segmentación parece relativamente alta, si bien no existe un estándar internacional con el cual comparar.
10
Por el contrario, los aportes municipales están inversamente relacionados con el nivel de ingresos de los
hogares de la comuna (González, Mizala y Romaguera, 2002).
11
Ver González, Mizala y Romaguera (2002).
Un tema que merece mayor estudio es la posibilidad de mayores recursos en función de la
concentración de alumnos vulnerables. El fundamento de esto se encontraría en el llamado
efecto pares. Algunas estimaciones de funciones de producción educacional -que intentan
explicar los resultados de aprendizaje en base a un conjunto de insumos- encuentran un
impacto significativo del nivel socioeconómico de los compañeros de curso o del promedio
del establecimiento que es independiente del efecto del nivel socioeconómico de la familia
del estudiante. Esto significaría que, para igualar oportunidades de aprendizaje, no bastaría
con remediar las características familiares de cada niño, sino también debieran compensarse
las de su curso o establecimiento.
Por otra parte, una vez implementadas las compensaciones que el proyecto de ley establece,
y sean extendidas más allá de 4to básico 12 , la no selección, al menos en la educación media,
es debatible. La posibilidad de selección por mérito en algunos establecimientos públicos
permite una formación de excelencia que está legitimada en la sociedad chilena y, aunque
no existen estudios específicos que corroboren esta percepción, parece un importante
vehículo de movilidad social.
12 Aún cuando la subvención preferencial debería seguir más allá de 4to básico, nivel al cual lo restringe el
proyecto de ley, es una buena idea limitarla en un comienzo no sólo por disponibilidad de recursos fiscales
sino también para evaluar su impacto y monitorear especialmente los montos de la compensación.
estos fuesen sistemáticos, en la medida que esta situación se debiera a que no contaban con
los recursos suficientes para compensar la alta vulnerabilidad de sus estudiantes.
Una vez implementada la política de subvención preferencial se podrá afirmar que los
malos rendimientos sostenidos se deben efectivamente a la ineficiencia del establecimiento
educacional. En esta situación, el Estado podría definir un umbral de calidad mínima
aceptable, debajo de la cual los establecimientos no deberían estar habilitados para
funcionar. Ese umbral debiera ser creciente en el tiempo, en la medida en que el país se
desarrolle y los recursos invertidos por estudiante vayan creciendo. Resultados sistemáticos
debajo del umbral debieran dar lugar a medidas que actualmente no es posible implementar,
como la intervención de los establecimientos.
13
Se entiende por accountability (rendición de cuentas) aquellos mecanismos y prácticas que permiten a los
beneficiarios lograr la cantidad y calidad necesaria de un servicio público (educación en este caso).
Además, la institucionalidad chilena bloquea, en el sector municipal, la posibilidad que el
mal desempeño tenga consecuencias, pues los profesores contratados son prácticamente
inamovibles. De hecho, en un área donde la calidad de los profesionales es clave, la
posibilidad de desarrollar una política de recursos humanos está prácticamente prohibida
por ley. Al menos en el sector municipal, las remuneraciones son fijadas en una
negociación entre el Ministerio de Educación y el Colegio de Profesores sin la participación
de los sostenedores. La mayor parte de la subvención debe ser destinada a financiar estas
remuneraciones, por lo que la selección, contratación o despido están estrictamente
normadas, al punto de que el despido está prácticamente prohibido en el caso de los
profesores que forman parte de la dotación.
Han debido diseñarse sistemas de incentivos (SNED) y evaluación docente para intentar
resolver la falta de estímulo al esfuerzo en el sistema, dentro de un marco en que se
desconfía y limita fuertemente las posibilidades de gestión municipal. La legislación en este
ámbito está diseñada para proteger la estabilidad laboral de los docentes más que la calidad
de la educación que reciben los niños.
En los últimos años hemos estado preocupados, y con razón, de la brecha en los resultados
en las pruebas SIMCE entre colegios particulares pagados y los colegios que reciben
subvención del Estado. Sin embargo, las pruebas internacionales como TIMSS y PISA nos
han mostrado que incluso los alumnos chilenos con mejores resultados en las pruebas
internacionales están por debajo del desempeño de sus pares de países desarrollados. Esto
es importante porque significa que el problema no es sólo del sistema subvencionado o de
los establecimientos municipales. Los establecimientos particulares pagados, que no
enfrentan las inflexibilidades que dificultan la gestión de los colegios municipales y que
cuentan con mayores recursos, tampoco muestran resultados competitivos a nivel
internacional. Una explicación a este problema, entre otras posibles, reside en la
preparación de nuestros profesores.
La formación inicial docente es un tema fundamental que hay que abordar si queremos
mejorar la calidad de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Un primer elemento a
considerar es que las carreras de pedagogía en Chile tienen demasiado énfasis en pedagogía
y poco en las materias que se deben enseñar. De hecho, las encuestas que responden los
profesores en el momento de la aplicación de pruebas como TIMSS revelan que éstos no se
sienten cómodos con sus conocimientos acerca de los temas que enseñan. La información
proveniente de las evaluaciones docentes confirma esta percepción de inseguridad en sus
conocimientos. Muchas de las instituciones formadoras de profesores no han logrado
acreditar sus carreras, y existen serias dudas respecto a su calidad. Al igual como ocurre en
otros países, sería conveniente que los egresados de estas instituciones rindiesen un examen
que demuestre conocimientos mínimos y actualizados, al menos como requisito para
desempeñarse en instituciones con financiamiento público. La publicación de los resultados
por institución sería muy útil para los sostenedores.
Más aún, en el segundo ciclo de educación básica (5° a 8° básico) enseñan muchos
profesores generalistas, en vez de aquellos que están formados en una disciplina. En la
mayoría de los currículo s de los profesores de enseñanza básica hay muy pocos cursos
específicos de las disciplinas y en ellos se confunde el saber acerca de la disciplina con la
enseñanza de la disciplina. Los datos muestran que menos de la mitad de los alumnos
chilenos tienen un profesor de ciencias con título universitario en ciencias básicas (física,
química o biolo gía), mientras que en otros países se ha observado la tendencia a
incrementar la preparación disciplinaria de los profesores. Por ejemplo, en Rusia y Taiwán
más del 90% de los profesores de ciencias son científicos que complementan su formación
con estudio s de pedagogía.
Respecto de la estructura salarial, en Chile como en otros países, ésta tiene el problema de
que se paga igual por diferentes esfuerzos y habilidades. No se diferencia entre quienes
tienen buen o mal desempeño, no se retribuye la mayor educación, se encuentra
desvinculada de las actividades desarrolladas en los establecimientos escolares, no se
diferencia entre especialidades en donde hay escasez de profesores y aquellas en donde hay
sobreoferta, y considera la antigüedad como la principal razón de los aumentos salariales.
Esto último determina que finalmente se recompense más bien la edad que el desempeño
efectivo en el trabajo. Una de las diferencias entre los salarios de los profesores y el resto
de las profesiones, es que las remuneraciones de los profesores son “planas”, es decir, son
muy similares entre todos ellos. 14
En relación a la carrera profesional, ésta en general está asociada con ascensos que
implican el abandono del aula por parte de buenos profesores, y que muchas veces
dependen de la jubilación o el retiro de quienes ocupan puestos superiores en la escala
jerárquica. En general, no existe la posibilidad de promover al docente dentro de su mismo
cargo, sino que éste debe aspirar a otros puestos con el objeto de mejorar su remuneración.
Al mismo tiempo, la forma en que se accede a un cargo superior fomenta el credencialismo,
es decir, los docentes asisten a numerosos cursos de capacitación que no ofrece n un aporte
sustantivo a sus conocimientos y habilidades, pero que les da puntos para ascender en la
carrera. Esto hace que no se incentive a los mejores docentes a realizar un
perfeccionamiento pertinente.
Es importante mencionar que es vital que los profesores tengan salarios adecuados. Un
aumento de ellos es bueno porque atrae a mejores postulantes a las carreras de pedagogía.
Es así como hemos visto que su puntaje de ingreso ha aumentado cerca de 50 puntos en los
últimos años producto del significativo aumento de los salarios de los profesores. Pero,
14
Ver Mizala y Romaguera (2005)
principalmente, esto es bueno en la medida en que los actuales profesores se sientan más
valorados e incentivados con su profesión, que estén dispuestos a trabajar con mayor
esfuerzo en sus actividades docentes y que los mejores profesores se mantengan en la
docencia. Sin embargo, la experiencia de estos pasados 15 años señala que este objetivo no
se cumple con sólo aumentar salarios en forma pareja y que es necesario diferenciar y
premiar a quienes se esfuerzan más y obtienen mejores resultados en términos de la calidad
de la educación que reciben los niños. En este sentido, hay que mantener y fortalecer la
incorporación de esquemas de incentivos asociados al desempeño docente. Si bien esta no
es la única forma de mejorar la calidad de la educación, sí constituye un mecanismo
necesario para apoyar los cambios que se están implementando en el sector.
Tratar en mayor detalle cada uno de estos puntos excede las posibilidades de este artículo.15
Sin embargo, existe abundante reflexión desde distintas disciplinas sobre estos temas, y
esperamos que la sociedad en su conjunto continúe y abra nuevos espacios para que los
distintos actores puedan debatir en profundidad los cambios que se requieren.
Referencias
Elacqua, G. (2006) Public, Catholic, and for-profit school enrollment practices in response
to vouchers: Evidence from Chile, mimeo, Universidad Adolfo Ibáñez, julio.
Elacqua, G. y R. Fabrega (2004) El consumidor de la educación: el actor olvidado de la libre
elección de colegios en Chile, mimeo, Universidad Adolfo Ibáñez.
15
Otras propuestas coherentes con esta perspectiva pueden encontrarse en el informe del Consejo Presidencial
de Infancia en http://www.consejoinfancia.cl/Informe_final_infancia.pdf .