Aeronaves 2 VTOL (Vertical Take Off & Landing)
Aeronaves 2 VTOL (Vertical Take Off & Landing)
Aeronaves 2 VTOL (Vertical Take Off & Landing)
Aun con estos avances, el rotor principal proporciona problemas a grandes velocidades.
Como lo principal era producir un aparato que combine la capacidad del VTOL con las
características del vuelo horizontal del avión convencional, la idea de utilizar la hélice tanto
para el vuelo vertical como para el vuelo horizontal es quizás una idea natural para la
investigación.
Una de las primeras soluciones a ensayar era el tipo de avión “sentado sobre su cola” (tail
sitter), representado por el Convair XFY-1 y Lockheed XFV-1 (fig. 10). Estos aviones con
ala delta, impulsados por turbohélices, se apoyaban sobre la cola para despegar, con su
morro mirando hacia arriba, es decir, en posición vertical. Las hélices contrarrotativas (ver
anexo 2) actuaban como el rotor de un helicóptero para el despegue, ascendiendo el avión
recto hacia arriba desde el suelo. Una vez en el aire, el avión se situaba en posición
horizontal y volaba convencionalmente. Para el aterrizaje se procedía a la inversa. Se
reducía la velocidad hasta que el morro miraba hacia arriba y se posaba en el suelo sobre
cuatro ruedas de los bordes de las dos alas y de las dos derivas.
El convertiplano
En los años cincuenta se empezó a desarrollar una nueva idea de aeronave VTOL. El
concepto del rotor basculante se empezó a ensayar en aviones de ala fija (no basculante). El
convertiplano Bell XV-3 hizo su primera “conversión” de vuelo vertical a vuelo horizontal
en diciembre de 1958. Para el despegue las dos hélices, con sus ejes verticales, actuaban
como los rotores de un helicóptero. A una velocidad de avance predeterminada los rotores
basculan poco a poco hacia delante hasta alcanzar 90º, pasando a actuar fácilmente como
hélices. Durante la conversión, que duraba de 10 a 15 segundos, la sustentación era
transferida progresivamente de las hélices al ala.
Si los servicios ha de llevar a cavo un avión VTOL son tales que la mayor parte del tiempo
estará volando en vuelo normal horizontal, parece lógico que sea lo más parecido posible a
un avión convencional. Ling-Temco-Vought llegaron a esta conclusión después de un
estudio exhaustivo de las soluciones VTOL. Se puede alcanzar este ideal basculando no
solamente la hélice sino también los morotes y todo el ala. Durante el vuelo vertical con las
alas y los motores horizontales, estos aviones son virtualmente aviones convencionales en
todos los aspectos. Una nota importante es que los convertiplanos de hoy día, las alas se
basculan unos 100º para poder volar hacia atrás, o mantenerse en estacionario con viento de
cola.
Aunque la idea de ala basculante parece prometedora, existe una fuerte corriente de opinión
que considera que solo es un paso hacia la forma definitiva del vuelo VTOL, a base de
empuje único a reacción.
La primera demostración práctica de sustentación directa por reactor la llevó a cabo Roll
Royce con el Thrust Measuring Rig (fig. 11 izquierda) en 1954. Con el sobrenombre de
Flying Bedsteam o “camastro volante”, este vehículo, que tuvo gran éxito, era impulsado
por dos motores a reacción Nene de 4500 Kg. dirigido hacia arriba. El mando lateral se
obtenía por medio de aire comprimido que salía hacia abajo por cuatro toberas montadas
sobre brazos sobresalientes a cada lado y en la parte anterior y posterior del aparato.
Partiendo del “camastro” de Rolls Royce se construyó un aparato mucho más adelantado, el
Short SC-1 (fig. 11 derecha). Con alas en delta, este avión estaba impulsado por cinco
motores Rolls Royce RB.108, de 970 Kg. de empuje cada uno. Cuatro de los motores
actuaban como “reactores de sustentación”, y un quinto, como propulsor. Los cuatro
motores de sustentación, fabricados especialmente para este fin, eran muy notables debido a
que eran capaces de aportar hasta 8 Kg de empuje por cada kilo de peso, y esto puede
compararse con un motor convencional moderno turborreactor: 5 Kg. de empuje por cada
Kilo de peso.
Estos aparatos son buenos ejemplos en vistas al logro VTOL con sustentación a reacción.
Se puede utilizar uno solo o un grupo de motores, que proporcionan sustentación para el
vuelo vertical, así como empuje para el vuelo horizontal, como el Rolls Royce, o bien puede
proveerse de motores para la sustentación y empuje, como el Short SC-1. Los dos sistemas
tienen sus desventajas. El concepto de motores separados permite que los motores sean
diseñados para su cometido particular. Esta ventaja tiene la contrapartida en el hecho de
que al alcanzar la velocidad de vuelo correspondiente a la sustentación por el ala, los
motores de sustentación se paran y han de transportarse como peso muerto. La seguridad
conferida por los motores múltiples es obvia, y será imprescindible en aviones de línea
VTOL.
fig. 11 Aeronaves VTOL mediante empuje único a reacción
Otra de las ventajas es que este tipo de aeronaves es capaz de realizar despegues y
aterrizajes convencionales cuando no es necesario realizarlos, de manera que puede ahorrar
la gran cantidad de combustible que se consume al realizar el despegue vertical.
Soplantes
También puede obtenerse el despegue vertical por medio de aparatos conocidos como
“soplantes de sustentación”. Una soplante de sustentación comprende un rotor horizontal
movido por el escape de los motores de propulsión que inciden sobre las paletas de la
turbina alrededor de la periferia del rotor. La gran cantidad de aire que atraviesa la soplante
convierte a ésta en un aparato de sustentación más eficiente que el turborreactor y pueden
utilizarse persianas para cerrarlas y conservar el perfil del ala durante el vuelo
convencional.
Un avión que utilizó este sistema de sustentación fue el Ryan XV-5ª (fig. 14). Se trataba de
un avión de dos pasajeros que tenía un ala, fuselaje y cola convencionales con superficies
de control, con las soplantes de sustentación carenadas e incorporadas en las alas y una
soplante más pequeña en la proa. Iba propulsado por dos reactores de 1200 Kg. De empuje
montados encima del fuselaje. Normalmente los gases se conducían hasta debajo de la cola,
pero durante el despegue vertical, eran encauzados por medio de unas tuberías hasta las
paletas de las turbinas de las soplantes, en las alas. Estas aumentaban el empuje del
turborreactor en casi un 300 por 100, y por lo tanto ofrecían una sustentación relativamente
económica.
Además de las de las persianas, sobre las aperturas de las soplantes había compuertas
deflectoras para ayudar al control y a la transición. La soplante de proa proporcionaba el
mando de cabeceo, mientras que las del ala y sus persianas se ajustaban para proporcionar
control de cabeceo y guiñada.
Las soplantes de sustentación carenadas exigían grandes aperturas en las alas, siendo muy
difíciles de alojas dentro del perfil de estas, además de ocupar espacio necesario para el
combustible.
fig. 14 Ryan XV-5A
LA AERONAVE VTOL HOY DIA
Podemos decir que hoy día, por lo menos a nivel de uso civil, debido a los grandes
inconvenientes que suelen plantear este tipo de aeronaves, y su gran coste, podemos decir
que es el helicóptero el único que se ha salvado del olvido, por ser el más práctico,
económico y versátil. Eso si, existiendo una gran variedad de ellos dependiendo del tipo de
trabajo que se quiera llevar a cabo.
Los problemas de los rotores de helicópteros se han ido solucionando, siendo hoy día un
único problema (de los principales) el que queda por resolver: el límite de velocidad de
rotación impuesto por la velocidad del sonido. Este problema limita también la velocidad
de traslación, como ya se explicó antes. La solución a priori es fabricar una pala con perfil
supersónico, pero lo que puede parecer “sencillo”, es algo a lo que todavía no ha llegado
ningún fabricante.
A lo que si se ha llegado, es a desarrollar un rotor bastante más rápido que los habituales
mediante la misma técnica usada en los aviones supersónicos. Esta es la conocida como el
ala en flecha, aplicada a la punta de las palas del rotor, lo cual podemos observar en la
figura 15.
fig. 15 Helicóptero Apache; ejemplo de ala en flecha aplicado a las palas de rotor.
Si nos abrimos al desarrollo en toda su amplitud, podemos decir que el Harrier ha sido uno
de los más exitosos aparatos de combate gracias a sus buenas características. Pero aún así,
sigue teniendo una barrera a traspasar: la velocidad del sonido.
Para ello, hoy día, las compañías Boeing y Lockheed están fabricando los primeros
prototipos del Joint Strike Fighter, un avión mucho más avanzado, capaz de pasar la barrera
del sonido, volar totalmente automatizado, y evitar a casi cualquier tipo de radar. Se espera
que de aquí a unos años, el Joint Strike Fighter sustituya al Harrier, pasando este último a
formar parte de la historia de la aviación.
En último lugar, hay que hacer mención al desarrollo del convertiplano, el cual está
evolucionando en el campo militar, gracias al V-22 Osprey de Boeing. Este medio de
transporte de tropas ya está certificado para el vuelo, y es posible que pronto salga una
versión civil. Para más información sobre el V-22, leer el anexo 3.
CONCLUSION
No cabe duda que las aeronaves VTOL han sufrido una gran evolución desde sus
comienzos hasta hoy, pero debido a su relativa ineficiencia y complejidad, los aparatos
VTOL corrientes, representados casi totalmente por helicópteros, son muy costosos. Por lo
tanto sólo se usan cuando su posibilidad de subida vertical y vuelo estacionario les permite
llevar a cabo misiones que no son posibles con aviones convencionales.
Es necesario recordar, eso sí, la cantidad tan grande de personas que han salvado los
helicópteros en las guerras (como Corea o Vietnam), la impresionante labor contra
incendios que podemos ver todos los veranos en cualquier parte del mundo, o el rápido
transporte sanitario desde cualquier accidente hasta el hospital más cercano.
Una utilización más amplia de aviones VTOL en el futuro depende al parecer del desarrollo
mejorado del empuje dirigido (toberas giratorias), turbo ventiladores, motores de
sustentación a reacción y dispositivos de sustentación por ventilador.
El desarrollo parece quedará supeditado a las necesidades militares para una aplicación
civil posterior. Sin embargo los beneficios de viajes más rápidos que prometían los aviones
VTOL no serán completamente explotados hasta que se haya solucionado el problema del
ruido, haciendo posible su utilización en el centro de las ciudades.
ANEXOS
Así, el dispositivo más eficiente para producir sustentación es el ala fija de un avión
convencional. La posibilidad de despegue vertical requiere la generación de sustentación
sin movimiento hacia delante, es decir, el ala del avión. Como hemos visto, en un
helicóptero el ala fija está constituida por un ala rotativa conocida como rotor.
Aunque menos eficiente que un ala fija, un rotor, al impartir una velocidad relativamente
pequeña a una cantidad de aire relativamente grande, es más eficiente que un motor a
reacción que proporciona una corriente de gases a gran velocidad a una columna de aire
relativamente pequeña.
Existen varios métodos, como el rotor de cola o la sustitución de este por un chorro de
gases procedentes de la tobera de salida del motor turboeje, regulable mediante persianas.
Estas formas son aptas para un helicóptero, pero no para un tail sitter. Se adoptó por ello un
sistema (el primero usado en helicópteros como antipar) llamado hélice contrarrotativa.
Esta consistía en dos rotores, girando en sentido opuesto, de tal manera que el par de
reacción de uno se contrarrestaba por el par de reacción del segundo. En helicópteros, éstos
podían estar sobre distintos ejes paralelos entre sí, ejes oblicuos, o sobre un mismo eje.
Pero la verdadera hélice contrarrotativa es la del Convair XFY-1, que hacía que, sobre un
mismo eje (se entiende que mecánicamente están separados) giraran dos hélices en sentido
contrario la una a la otra, anulando efectivamente el efecto del par de reacción.
El Osprey puede transportar tropas a la playa en la mitad del tiempo necesario a los
helicópteros. Transformándose en vuelo en un avión convencional, el V-22 casi dobla la
velocidad de los aparatos de alas rotantes normales y hace el trabajo de tres helicópteros u
otros medios de dimensiones equivalentes.
Techo de servicio: El Osprey puede permanecer fuera del alcance de la artillería antiaérea y
los misiles que amenazan a los asaltos helitransportados.
Hasta hoy, el único modo de minimizar el tiempo de exposición era lanzar el ataque desde
un punto lo más cercano posible a la costa. La parte negativa de esta táctica es la exposición
de los buques de asalto al fuego de los misiles y la artillería de largo alcance. El Osprey ha
cambiado todo eso.
Con sus rotores girados hacia arriba, puede despegar o aterrizar verticalmente, desde
buques o desde la costa. La rotación de 90º hacia adelante de los rotores los transforma en
hélices que permiten al Osprey volar a una velocidad doble que el más veloz de los
helicópteros. En conjunción con veloces aerodeslizadores, el V-22 puede transportar tropas
o armamento a mayor distancia que un helicóptero.
El comandante de una fuerza anfibia puede así lanzar su ataque desde más allá del
horizonte, desembarcando sus unidades en un tiempo inferior del que emplearían los
helicópteros y los medios tradicionales.
Bell eligió el concepto de rotores basculantes para responder. A mediados de los años
sesenta, el proyecto se refinó y comenzó el desarrollo del avanzadísimo XV-15. Se
construyeron dos prototipos, el segundo de los cuales completó las pruebas en 1979: con
toda la versatilidad de un helicóptero, viajaba a casi 550 km/h.
ELEMENTO PÁGINA
Apache, helicóptero 19
Ling-Temco-Vought, fabricante 14
Lockheed, fabricante 11
Paul Cornu, 9
Pegasus, turbomotor 16
Roll Royce Thrust Measuring Rig o Flying Bedsteam, VTOL de empuje a reacción 15
Sikorsky, fabricante 10
Wright, hermanos 8
BIBLIOGRAFÍA
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