El Simbolismo de La Luz en El Arte Medie
El Simbolismo de La Luz en El Arte Medie
El Simbolismo de La Luz en El Arte Medie
Proclo, filósofo griego del siglo V, recoge y elabora muchas de las ideas de
Plotino. En su Teología platónica analiza el carácter de la belleza divina, identificándola
con el Bien. Esta belleza divina es la causa de la belleza que poseen los seres materiales.
Basándose en Fedro de Platón, Proclo explica que la belleza emite el brillo de su luz.
Por medio del brillo es posible acercarse a la belleza y, por esta razón, se dice que la
belleza es luminosa, brillante y resplandeciente.10
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conducido por imágenes materiales... de tal modo que considere las bellezas aparentes
como copias de la belleza inaparente...".16
En el siglo XII el abad Suger de Saint Denis conoció la traducción de los textos
de Dionisio el Areopagita realizada por Erígena. Por entonces Suger defendía el uso del
oro, el brillo y el colorido en la decoración de las iglesias, considerando que la belleza
material era una vía anagógica que permitía a los fieles elevarse hacia las esferas
espirituales.19 Sus concepciones lo llevaron a sostener una disputa con Bernardo de
Claraval, quien propugnaba la austeridad y la sencillez en la decoración como forma de
inducir a los feligreses a la meditación. En los escritos de Dionisio y de Erígena, Suger
encontró el fundamento filosófico y religioso que necesitaba para defender sus ideas
estéticas. Efectivamente, como ya se ha visto, según la doctrina de Dionisio el espíritu
es conducido a la contemplación de lo inmaterial por medio de las imágenes materiales.
Suger, basándose en esta doctrina, considera que el alma es incapaz de alcanzar la
verdad sin ayuda de las representaciones visuales. Por lo tanto, el alma debe ser
conducida por medio de la luz perceptible hacia la verdadera luz, que es Cristo.20 En sus
propias palabras: "...luminoso es este noble trabajo; pero, noblemente luminoso,
iluminará las mentes a fin de que hallen la gracia de las luces verdaderas, hacia la
Verdadera Luz de la que Cristo es la verdadera puerta...".21 En otros párrafos Suger
declara que al contemplar las piedras preciosas que resplandecen en el altar es inducido
a la meditación y a la reflexión: "...el encanto de las piedras de múltiples colores me
distrae de preocupaciones externas y una meditación apropiada me induce a
reflexionar, trasladándome de lo que es material a lo que es inmaterial... (...) ... y creo
poder, por la gracia de Dios, ser transportado de este mundo inferior a ese mundo
superior de un modo anagógico".22
16 La jerarquía celeste, Cap. 1. En J. Yarza, Fuentes y documentos para la historia del arte, Arte
Medieval, Tomo I, 8.4, pág. 30 y ss.
17 Jerarquía celeste, I, 1. Cf. E. Gilson, Op. cit., pág. 197 y ss.
18 E. Gilson, Op. cit., pág. 210.
19 La vía anagógica, anagogicum mos, es el método que conduce hacia lo superior.
20 E. Panofsky, El significado en las artes visuales; Cap. 3, El abad Suger de Saint Denis; pág. 155.
21 Liber de rebus in administratione sua gestis. En J. Yarza, Op. cit., Tomo II, 4; pág. 31 y ss.
22 Ibid.
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Las concepciones estéticas del abad Suger constituyen la piedra fundamental
del estilo gótico. Ciertamente, se acepta en general que el estilo gótico se inicia a partir
de las reformas que este clérigo implementó en el coro de la iglesia de Saint Denis,
inspirándose en las ideas de Dionisio el Areopagita.
En el ícono la figura sagrada se sitúa sobre un fondo dorado llamado luz.25 Este
fondo dorado es una referencia simbólica a la divinidad. En otras palabras, la escena
representada en el ícono se desarrolla en un espacio trascendente y sobrenatural
impregnado del espíritu divino. Por esta razón S. Sebastián define al ícono bizantino
como "el signo visible de lo invisible".26
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Gabriel revela a María que ha sido concebida por el Espíritu de Dios. La luz dorada que
rodea a los personajes es la referencia visual al Espíritu Divino que todo lo impregna: la
divinidad está presente y María es testigo de la teofanía.
La luz que se filtra a través de las vidrieras inunda, con una claridad coloreada, el
interior del edificio, creando así un espacio que alude a lo divino, del mismo modo que
lo hace el fondo dorado de los íconos.
Por otra parte, la propiedad que tiene la luz de atravesar la vidriera sin quebrarla
ha sido entendida, en la Edad Media, como metáfora de la concepción virginal de María.
En efecto, el pseudo San Bernardo explica el misterio cristiano de la Encarnación en las
siguientes palabras: "...Como el esplendor del sol atraviesa el cristal sin romperlo y
penetra en su solidez con su impalpable sutileza, sin deteriorarlo cuando entra ni
romperlo cuando sale, así el Verbo de Dios, luz del Padre, penetra en el habitáculo de
la Virgen y sale de su seno intacto...".28
Conclusión.
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a sí mismo la luz del mundo, y en los cuales Dios es nombrado como el Padre de las
luces.
La concepción que liga la luz con lo divino fue ampliamente desarrollada por los
pensadores cristianos de la Edad Media, profundamente influidos por las ideas
neoplatónicas de Plotino y de Proclo. En particular, la doctrina de la belleza elaborada
por Dionisio el Areopagita identifica a Dios con el Bien y con la Luz, y considera que
las imágenes materiales elevan el espíritu hacia la contemplación de la verdadera
belleza, que es inmaterial. Esta doctrina neoplatónica constituye el fundamento
filosófico de toda manifestación material del simbolismo de la luz en la Edad Media. La
influencia de estas ideas llega a su punto culminante durante el siglo XII. En ese
entonces el abad Suger de Saint Denis, inspirándose en los textos de Dionisio, inicia la
reconstrucción del coro de su iglesia, dando así origen al estilo gótico.
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Bibliografía:
- Gilson, E.: "La filosofía en la Edad Media". Ed. Gredos, Madrid, 1999.
- Nieto Alcalde, V.: "La luz. Símbolo y sistema visual". Ed. Cátedra, Madrid, 1997.
- Panofsky, E.: "El significado en las artes visuales". Ed. Cátedra, Madrid, 1983.
- Quiles, I.: "Plotino. El alma, la belleza y la contemplación". Ed. Espasa Calpe, Bs.
As., 1949.
- Sebastián, S.: "Mensaje simbólico del Arte Medieval". Encuentro Ediciones, Madrid,
1996.
- Yarza, J. (Ed.): "Fuentes y documentos para la historia del arte. Arte Medieval".
Tomos I y II. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1982.
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