Reflexiones Acerca de La Visión Del Hombre en El Judaísmo
Reflexiones Acerca de La Visión Del Hombre en El Judaísmo
Reflexiones Acerca de La Visión Del Hombre en El Judaísmo
Resumen
El presente escrito tiene como misión presentar algunos tópicos relacionados con la visión
del hombre en el judaísmo, su naturaleza, su origen y su libre albedrio.
Abstract
The present paper has the mission to present some topics related to the man in Judaism, its
nature, its origin and his free will.
Introducción
A modo de introducción parece necesario, antes de iniciar el tema, aclarar ciertos puntos
que considero de importancia.
El primero de ellos es señalar qué entendemos por judaísmo, tarea no exenta de dificultad
ya que el judaísmo es complejo: no puede entendérselo solamente dentro de un contexto
religioso. El judaísmo es más que una religión, constituye un sistema que regula todas y
cada una de las fases de la vida cotidiana en base a la Revelación que le fuera dada a
Moisés en el Monte Sinaí.
Mordejai Kaplan (1935) definió el judaísmo, como una civilización y, como tal, en la
medida en que surgen nuevas necesidades no solo se transmite, sino que además se
transforma. Lo que implica que no debe ni puede mantenerse anclado en el pasado, debe
evolucionar para afrontar el desafío del futuro. No es ni ha sido monolítico, fe de ello es la
presencia de las distintas corrientes existentes en su interior.
Así, pues, el judaísmo y la cultura judía son entendibles a la luz de la historia del pueblo
judío y para conocer esta historia, hay que adentrarse en la lectura de la Torá (Pentateuco),
como primera instancia, pues es de allí desde donde emerge la concepción judía del
hombre, del mundo y de Dios. Es allí donde encontramos esa visión de mundo y donde
podemos encontrar respuesta al tema que hoy presentamos.
Esa es la razón por la que es importante señalar este asunto y agregar que lo que expongo a
continuación es mi propia percepción producto de lecturas sobre el tema. Por ende, pueden
existir otros puntos de vista los que, no necesariamente, tienen que estar de acuerdo con el
que aquí se presenta.
En el TaNaJ1, la idea de hombre se expresa a través de variados términos que reflejan los
diversos aspectos de su naturaleza: las más importantes entre ellas, son: Adam2, Ish3,
Guever4 y Enosh5 .
Veamos el significado de cada uno de ellos: Adam es un término colectivo, que significa
hombre, ser humano, por lo tanto, tiene el significado más amplio de Humanidad; Ish es
traducido como “individuo” y utilizado también frecuentemente en sentido colectivo. En el
texto de 1 Samuel cap. 23:3 tiene significado de “soldado” o “siervo”, hombre de Dios;
Enosh, por su parte, es la representación de un colectivo, denota la raza humana aun
cuando, ocasionalmente, es usado también para individuos. y, finalmente, Guéver es una
palabra que denota al joven adulto y en su sentido más estricto pareciera tener la
connotación de “fuerte, poderoso”.
El hombre es concebido como un individuo, que puede ser fuerte y débil, miembro de la
raza humana y también parte de una unidad familiar.
1
TaNaj es el nombre que se le da al texto masorético (tradicional)hebreo, el término se compone de las
primeras letras de las distintas partes que lo forman: T de Torá (Pentateuco), N de Neviim (Profetas) y K de
Ketuvim (Hagiógrafos). Es importante señalar que se corresponde con el denominado Antiguo Testamento de
la Biblia utilizada por los protestantes que se diferencia del corpus utilizado por los católicos que agrega
textos al canon ya señalado.
2
Gen 2:7
3
El término aparece por primera vez en Gen. 2:3 Ishá (de ish),ish aparece en gen 13:16
4
Término aparece en plural en Éxodo 10: 11. No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová,
pues esto es lo que vosotros pedisteis…
5
Mencionado en Isaías 56:2.
Este ser tiene, interiormente, elementos relacionados con su personalidad a los que se
denominan: Nefesh, neshamá6,ruaj7,. Nefesh Alma, denota la esencia de toda criatura
viviente, es el equivalente de “individuo”, “persona; Ru’aj, “espíritu”, aun cuando difiere
con nefesh, muchas veces son considerados como sinónimos. Este término se aplica al
poder y la energía que impulsa al hombre en la búsqueda de una vida más elevada.
Neshamá, por su lado, equivale a “aliento”, el elemento vital que Dios insufló al hombre el
espíritu divino.
El hombre está formado por carne y espíritu o alma y conforman ambos una unidad
indisoluble. Es decir, es parte de la naturaleza, pero posee atributos de excepción que lo
elevan por sobre ella. Ello significa que en contraste con los aspectos espirituales en su
naturaleza el hombre posee naturaleza física, basar, y, en este aspecto resume o simboliza
la fragilidad humana. Posee órganos internos que, desde una perspectiva diferente, se les
considera el asiento de ciertas características de la personalidad y la psiquis. Por ejemplo, al
corazón (lev)se le considera el centro del pensamiento, la conciencia y la emoción; las
venas (klayot) son la fuente de la emoción y de la conciencia; los intestinos (me’ayim), son
el asiento de los más poderosos sentimientos y el hígado (kaved) es la capacidad ejecutiva,
el “ser”.
Estos términos, unidos a otros forman parte de un total más complejo que debería verse
dentro de un contexto que nos permiten señalar lo complejo de la personalidad humana.
II
Es posible que el relato de la creación del hombre sea la clave para abordar el origen del
mundo. Por ello nos concentraremos en el Séfer Bereshit (libro de Génesis).
6 Nefesh y neshamá aparecen en Génesis 2,7; Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
7 Génesis 6,17
Hay un segundo texto bíblico que habla de la creación del hombre, se encuentra en el 2º
capítulo del Génesis, versículo 7:
La lectura simple de los textos anteriores nos enseña que el hombre no es un descendiente
de Dios ni tampoco es producto de las fuerzas ciegas de la naturaleza. Ha sido creado a
propósito y con un propósito, utilizando dos elementos: un cuerpo inanimado creado de
tierra y un hálito divino, ambos forman una unidad multifacética que hacen de ella un
nefesh jayá, una persona viva, de la que descenderá la humanidad. Si leemos bien, el
hombre es único, por ende, así lo es cada ser humano: único.
De allí se desprende que la humanidad -pese a su diversidad- es, esencialmente, una sola
familia y que no hay diferencias que hagan que un determinado pueblo, raza o religión sea
mejor que otra.
Para Su creación Dios había concebido un plan: el mundo estaba destinado a ser una
creación pacífica, armónica y comprensiva, donde el hombre al igual que otros seres vivos
no debía destruir a sus semejantes ni siquiera por necesidad de alimento.
El hombre, es creado el sexto día, el mismo día en que lo fueron los animales mayores. No
obstante, es un producto mucho más elaborado, presentado como la cumbre de la creación,
formado por una resolución especial y de un modo único: fue hecho a "imagen y semejanza
de Dios" lo que le imprime una dignidad única.
Volvamos al texto:
Dios entregó un marco natural que define a cada ser. Hay una estratificación en orden
ascendente: tierra, vegetales, animales, hombre. La frontera de lo vegetal está entre la tierra
y los animales; la frontera de lo animal está entre lo vegetal y el hombre. ¿Dónde está la
frontera del hombre?
Pareciera ser, a simple vista, que dicha frontera o no existe o por lo menos queda
indefinida. Sus bases son firmes e irrevocables: tierra, vegetales, animales. El hombre es
una criatura abierta y ese seria el origen esencial de su libertad”. El hombre nace como
cualquier criatura, pero en el camino debe “hacerse”, es un trabajo permanente, que
requiere de trabajo día a día.
¡Menudo problema! porque el hombre que está entre el polvo y Dios ha sido puesto como
responsable por las obras de Dios.
Este ser que ha sido puesto por responsable de la creación pertenece a una escala natural,
proviene del reino animal, terrenal y es dentro de ese reino y ese mundo que ha de realizar
su esencia.
Sin embargo, este ser posee un aditamento muy especial, ha sido hecho a imagen y
semejanza de Dios. Y como función se le ha impuesto conquistar, dominar, rasgos que no
aparecen en la creación de los seres antecedentes.
Por un lado, el hombre es igual que los animales y, por el otro, es diferente de ellos. Es
igual porque pertenece a la naturaleza, tiene dentro de sí su simiente, debe reproducirse y
alimentarse. Es diferente porque le corresponde ocupar un lugar superior, un lugar de
dominio y de conquista. Es el dueño del mundo. Es decir, debe ser el más responsable
porque el que constituya la categoría suprema no significa que sea el más privilegiado, sino
que es de quien hemos de exigir más.
¿Con quién habló Dios? ¿A quién le dijo hagamos? Existen dos versiones de este mismo
hecho:
Según un midrash Dios habría hablado con los ángeles para consultarlos sobre el proyecto
de crear al hombre. Los ángeles debatieron el tema, la opinión estuvo dividida: algunos
sostuvieron que no valía la pena formar al “hombre”, porque seria una criatura que sólo
traería problemas al mundo, y que sería mejor no hacerlo. Los defensores de la creación
humana opinaron que, después de todo, también habría entre ellos hombres puros y justos y
genios altruistas. Finalmente, decidieron a favor de su creación y entonces fue cuando dijo
Dios: ¡Hagamos!8
También podría decirse que Dios creó al hombre porque no quedó satisfecho ni con los
ángeles ni con los animales. Los animales carecían de la buena inclinación y los ángeles
eran incapaces del mal. Entonces, Dios creó al hombre y de allí que su origen sea
ambivalente.
Esta ambivalencia moral deriva de dos inclinaciones: el yetzer tov (inclinación al bien),
que viene del alma y el yetzer hará (inclinación al mal), que viene del cuerpo.
III.
¿Qué significa que el hombre fue creado „a imagen de Dios‟? Para saberlo es menester
hablar de Dios.
De acuerdo al Libro de Bereshit (Génesis), Dios es Creador y como tal da forma, organiza,
ordena, disipa el caos, impone luz, constituye la armonía y otorga a cada ser su lugar.
8
El Midrash dice: Libro de Génesis, p.22
9
Ídem p. 23
cósmico, la creación en etapas que es evaluada en cada una de ellas y que permite que se
sostengan mutuamente.
Este Creador, da libertad a su criatura, no la tiene sujeta por su voluntad porque todo ser
debe realizar su esencia en libertad. Ser como Dios implica, pues, ser creador, creativo y el
hombre lo es cuando Dios lo convoca para que dé nombre a las cosas, para que interprete y
le dé sentido a la creación. Dar sentido es tomar conciencia del mundo circundante. Es
participar, ser parte, actuar.
Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los
cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo
que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del
campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. (Gen 2:19-20)
La libertad o el libre albedrío es otro de los aspectos de la divina imagen de Dios reflejada
en el hombre. Dios dio al hombre la libertad de la elección moral. El hombre puede
obedecer o desobedecer a su Creador. El libre albedrío fue el regalo más grande que recibió
Si el primer capítulo de Génesis culmina con el puesto del hombre en el cosmos, en una
situación que le permite dominar, conquistar, señorear sobre la creación. “Señorear” no en
el sentido de aprovecharse sino en el ser un guardián, un protector de la naturaleza puesta a
su disposición. El segundo comienza con el Shabbat, pertenece al orden de la creación y
nos introduce específicamente a su vida y analiza en qué consiste su existencia. Su entorno
depende de factores ajenos a él y de factores personales ligados a él. Por ejemplo, si no hay
lluvia no puede crecer hierba. Pero si llueve y no hay hombre, las hierbas y los vegetales
crecerán caóticamente.
En el primer capítulo era „varón y hembra‟, ser humano, que recién aparece en la escena,
Dios lo colocó en el Huerto del Edén, un lugar paradisíaco, donde “Dios hizo crecer de la
tierra todo árbol deseable a la vista y bueno para comer” (Génesis 2:9) El hombre está
contento, allí el hombre se encuentra con un mundo que él empieza a clasificar, a calificar,
denominar, ordenar. Pero le falta algo.:
En el segundo capítulo sigue siendo el mismo hombre, pero con necesidades y triste porque
no encontró ayuda idónea para él.
“Dijo Dios: No es bueno que el hombre este solo, le haré una ayuda frente a
él”. (Gen. 2,18)
Entonces Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste
dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo
al hombre.
Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne;
ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. (Gen. 2: 21-23)
Adam le da un nombre genérico: ishá (varona) mujer, porque de varón (ish) fue tomada.
Ambos habitan en el Jardín del Edén donde nada les falta, todas sus necesidades estaban
cubiertas. Sin embargo, sobre ellos pesa la orden que Dios le diera a Adam con
anterioridad:
De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien
y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás. (Gen. 2:16-17)
Adam y Eva podían rebelarse ante una orden, eran libres de aceptarla o rechazarla. El
problema fue otro: Cuando Dios les llamó, se escondieron y al ser interpelados no
aceptaron la responsabilidad de su acto. La libertad exige responsabilidad, se es libre por y
para algo. El TaNaJ abunda en ejemplos. Citaremos solo dos: la experiencia de Abraham y
Moisés.
Abraham reconoce y acepta su libertad. Decidió rechazar los ídolos. Moisés, libremente se
identificó con el destino de un pueblo y, al hacerlo, encarnó simbólicamente la aspiración
de redención de toda la humanidad
¿Puede el hombre ser libre, actuar como tal ante un Dios omnipotente?
En el TaNaJ es posible encontrar textos que niegan la libre elección10, pero son casos
aislados, las principales corrientes judías apoyan el concepto de la libre elección basándose
en el mismo texto bíblico11 porque... si el hombre no tiene libertad para elegir, las mizvot
(preceptos) no tendrían razón de ser.
Debemos aceptar que, por un lado, existe un Dios omnipotente y omnisciente que sabe todo
lo que ha ocurrido y lo que ocurrirá. Por el otro, se nos dice que el hombre es libre. Vale
preguntarse ¿en qué sentido el hombre es libre para elegir entre las posibilidades existentes
en el universo?
La respuesta a esta pregunta no parece fácil. Podemos decir que cuando Dios otorgó libre
albedrio al hombre se autolimitó y, al hacerlo, no puede intervenir sin poner en peligro la
totalidad de su creación.
Una de las preguntas de Pirké Avot, (Tratado talmúdico traducido como la Sabiduría de los
Padres) demanda: sabe de dónde has venido, hacia dónde vas y ante Quien habrás de
rendir cuenta12
Esta pregunta está dirigida a resaltar que la finalidad primaria es demostrar que ni el origen
del hombre ni su meta biológica forman parte esencial del ser. Esta vida ha sido entregada
al hombre para que haga algo con ella, algo que tendrá que ser presentado ante Alguien y
recién entonces recibirá su verdadero valor.
10
Por ejemplo en Éxodo 7:3 dice que " Dios endureció el corazón del faraón. En Deut 2:30 se lee “Mas Sehón
rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su
espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy. En ambos textos, el
protagonista fue privado de su libre albedrío y debió actuar conforme a una fuerza exterior.
11
Ejemplos de lo dicho: He aquí que os he puesto delante la vida y la muerte, escoged pues la vida. (Deut
30,19); Él ha puesto delante tuyo fuego y agua. Extiende tu mano hacia lo que deseas. (Ben Siraj 15 :16).
También, si buscamos, encontraremos en el Talmud, p.e. - Rab Janina dice: Todo está en poder de los cielos,
salvo la reverencia a los mismos (Tratado de Berakhot 331)
Hay una dimensión que no puede soslayarse y es que el mundo tiene dueño. El texto bíblico
lo dice claramente: En el comienzo creó Dios... (Gen 1:1).
Así es, Génesis lo dice explícitamente, no pretende enseñar cómo ni de qué manera se hizo
el mundo sino más bien decirnos que el mundo se hizo de acuerdo a una voluntad
creadora, programada, dueña de toda existencia. Y, si el mundo tiene dueño, significa que
tiene Juez. Un juez que, al final, pedirá cuentas a su criatura.
“El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se
determinan unas a las otras; pero el hombre, en última instancia, es su
propio determinante. Lo que llegue a ser -dentro de los límites de sus
facultades y de su entorno- lo tiene que hacer por si mismo. En los campos
de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de
pruebas, observábamos, éramos testigos de que algunos de nuestros
camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como
santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no
de sus condiciones depende de cuál de ellas se manifieste.
IV.
12
Pirke Avot, Perek III, mishna1 en Ética del Sinaí, tomo 2 pág.267.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre (Gen.1:26), frase que podría leerse como Va-
iomer Adonai: Naasé, adam. (Hagamos, hombre) es decir, Dios convoca a ese ser que
creó del polvo y al que le insufló aliento de vida, para que hagan algo juntos: "Ven,
hagamos, juntos, Tu y yo." El hombre, ente formado de lodo y hálito divino, nace, pero su
progreso depende de su libertad y de la sociedad que ha formado con su Creador.
Insistimos: Aunque el hombre no es Dios puede ser como Dios, mediante el pleno
desarrollo de su potencialidad creadora.
Ser como Dios es ser libre como hombre y entender la libertad en su justo sentido. Es decir,
una libertad ajustada a determinados valores que se encuentran contenidos en la Torá.
Bibliografía
Kaplan, Mordejai Judaísm as civilization. 1957 publicado por Tomas Yoseloff, London
Weissman, R.M. (2001) El Midrash dice. El libro de Bereshit, Génesis., Buenos Aires
Editorial BneiSholem