El Niño Estudioso
El Niño Estudioso
El Niño Estudioso
Había una vez un niño que se portaba muy bien, era el número uno
en matemáticas, resolvía antes que el maestro. El profesor le
mandaba notas a su madre felicitándola por tener un hijo listo.
Mama ese día le preparaba su plato preferido, filete con patatas. El
niño comía doble ración. Esa misma tarde tuvo un examen. pero
de tanta presión se le olvido el lápiz, que tuvo que pedir prestado a
su amigo el plasta, y el chico muy descuidado metió el dedo en el
sacapuntas mientras afilaba su lapicero. Y grito fuerte mente, ay mi
madre, que me quedado sin dedo. Al niño le llevaron corriendo a
la enfermería, y le puso un algodón que le alivio mucho. Termino
el examen y fue hora de irse para casa. El niño cerebritos tenía
muchas ganas de estrenar su juego nuevo de staswas. Le parecía
emocionante, como echaban una pelea los dos bicharracos con sus
espadas. y el personaje negro decía " yo soy tu cadena “y había
personaje que se caía al agujero el niño se partía la caja cuando
decía esas palabras.
Como todos los días terminaba de jugar y hacia los deberes en unas
pispas.
UNA GRAN LECCIÓN PARA MUCHOS NIÑOS
Daniel era un niño, que desde los 4 años de edad mostraba una inclinación natural
al estudio y la responsabilidad. Le gustaba levantarse muy temprano para ir al
colegio con sus hermanos mayores. En clases, Daniel era uno de los primeros alumnos
en levantar la mano cuando su profesora hacía preguntas, lo que provocaba algunos
celos de sus compañeros que no se esforzaban por estudiar más. Una mañana la
profesora Laura notó que Daniel no salía a jugar como los demás niños a la hora de
recreo y eso le pareció raro. La profesora Laura dijo: Daniel, todos los niños salen a
jugar y nadie debe quedarse en el salón de clases, es importante cambiar de actividades
para que puedan rendir más en los estudios en las siguientes horas.
Casi renegando dijo el pequeño estudioso: “Está bien profesora”. Al salir se quedó en un
rincón mirando a los niños como jugaban unos a hacer carreras y otros jugando con la
pelota. Nada le llamaba la atención. “¿Qué te sucede niño?, ¿no te gusta jugar?”, dijo la
directora que pasaba por allí y que era su vecina también. “No sé”, dijo Daniel, sólo
quiero estudiar. Por la tarde la directora del colegio antes de ir a su casa habló con la
mamá del niño y le contó lo sucedido. Esa noche antes de dormir, la mamá se enteró
que su hijo no jugaba con sus compañeros porque ellos no lo dejaban estar en el grupo;
lo ignoraban y maltrataban solo por ser muy aplicado.
“Con razón”, dijo la directora cuando la mamá de Daniel se lo contó. Al día siguiente, la
profesora que estaba enterada de todo, hizo una reunión en el salón de clases y les
contó una historia que provocó una gran reflexión en todos los niños. Al final, la profesora
Laura dijo: “Y recuerden, no debemos hacerle a nadie, lo que no queremos que
nos hagan a nosotros “. Entonces esta última palabra de la profesora hizo que los
niños empezaran a sentirse mal porque habían tratado a Daniel de una forma en la que
no les gustaría a ellos ser tratados. Por eso desde ese día tratan muy bien a Daniel,
como a ellos les gustaría ser tratados.
Debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos traten a nosotros