La Mujer y La Literatura en La Edad Media
La Mujer y La Literatura en La Edad Media
La Mujer y La Literatura en La Edad Media
1. INTRODUCCIÓN
En este artículo he querido recordar a algunas mujeres del pasado que tomaron
su pluma y quisieron ser sujetos; que aportaron una imagen de la mujer más rica y
compleja que la que habían plasmado, tiempo atrás, ciertos colectivos: filósofos,
teólogos, poetas, etc.
Con este trabajo pretendo que se conozca la labor literaria de muchas mujeres a
lo largo de un pedacito de la historia: la Edad Media.
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tema es incompleto y más tratándose de un proyecto que abarca un período temporal
tan grande.
La Edad Media abarca un largo período que va desde la caída del Imperio
romano de occidente (siglo V) hasta el siglo XV. Si analizamos la creación literaria
durante este tiempo hallamos a escritores y escritoras que plasmaron sus creencias,
sus sentimientos, sus fantasías. Aunque la mujer no tuvo las mismas posibilidades que
el hombre, porque la escritura no se encontraba entre los roles que se habían
impuesto a su género. Y, a pesar de ello, hallamos a numerosas escritoras, perlas en
un océano de incomprensión, que lucharon contra la desigualdad imperante en la
sociedad y se expresaron a través de poemas, relatos, cartas.....Pero, los libros de
texto parecen haberse olvidado de la producción femenina. De hecho, los nombres
que desfilan por los libros son Gonzalo de Berceo, Juan Ruiz, Alfonso X, Don Juan
Manuel, el Marqués de Santillana, Francesco Petrarca y Jorge Manrique, entre otros.
Sin embargo, olvidan o silencian a Eloísa de Paráclito, Beatriz de Día, María de
Ventardorn o María de Francia.
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La conquista de la figura de la mujer como un ser original, único, no supeditado
al hombre, a la procreación, tardará muchos siglos en llevarse a cabo con éxito.
“Pero sea cual sea el objeto de tus cartas, siempre nos serán dulces, al menos para
testimoniar que tú no nos olvidas”. (Eloísa)
Abelardo fue un joven y famoso teólogo francés del siglo XII, profesor de la
catedral de Nôtre Dame, en París. El canónigo de la catedral lo contrató para que diera
clases privadas a su hermosa y culta sobrina Eloísa, quien a la edad de 17 años ya
sabía teología, filosofía, griego, hebreo y latín.
En sus cartas podemos vislumbrar no sólo el dolor que sentía por su trágica
historia con Abelardo; sino el concepto que tenía sobre el amor y una visión sobre la
mujer. Así, advertimos que estaba influenciada por la visión que tenían los hombres
del género femenino. Se creía inferior a su amado. Esto explica que se maraville
cuando éste le contesta una de sus cartas invirtiendo el orden natural:
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Por otra parte, se sentía responsable de las desgracias que le habían acontecido
a su esposo. Es más, siguiendo la estela de los autores más misóginos, afirmaba que
el género femenino había sido el causante de muchas de las desgracias del hombre:
¡Era cierto que yo viniese al mundo para ser la causa de tan espantoso crimen! ¡Sexo
fatal! ¡El será, pues, siempre la pérdida y el azote de los más grandes hombres!
También el libro de los Proverbios nos enseña que debe guardarse de la mujer: “(...)
su casa es el camino del infierno; ella conduce hasta las profundidades de la muerte”.
El Eclesiástico dice también: “(..) he encontrado que la mujer es más amarga que la
muerte; ella es la red del cazador: su corazón es una lanza y sus manos son cadenas.
Aquel que es agradable á Dios, se salvará de ella; pero el pecador caerá en sus
lazos". Desde un principio, la primera mujer ha seducido á su esposo y le hizo echar
del paraíso…
Y tenía la noción de que el género femenino era más débil que el masculino:
Aunque el nombre de esposa sea juzgado más santo y más fuerte, otro hubiera
sido siempre más duce a mi corazón: el de vuestra amante, y lo diré sin
ofenderos, el de vuestra concubina.
Nunca, Dios lo sabe, he buscado en vos otra cosa que á vos mismo. Es á vos, á
vos solo, no a vuestros bienes a quien yo amo.
Y, pese a la imagen que dan los hombres del género femenino como
dominado por su sexo, esta mujer siente que su amor la hace trascender más allá
de éste:
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Vuestro amor me había elevado demasiado por encima de mi sexo.
4. HIDELGARDA DE BINGEN
Otra figura femenina destacada es Hidelgarda de Bingen, mística,
visionaria, escritora y compositora.
Esta mujer poseía una asombrosa cultura enciclopédica. Investigó sobre las
ciencias naturales y la medicina. Describió decenas de nuevas especies animales.
Asimismo, fue una estudiosa y erudita teóloga. Y no debemos olvidar su papel
como artista, dibujante, poetisa y compositora de música.
5. LAS TROVADORAS
Otras autoras importantes en la Edad Media fueron las trobairitz. En sus
composiciones, como señala M. Pereira, destaca la capacidad de expresar el
deseo femenino sin sublimarlo pero también sin reducirlo a exceso informe,
capacidad que nace también o quizá sobre todo de su posibilidad de formar y
afinar su pensamiento en un ámbito de relaciones entre mujeres, cuya posibilidad
concreta y cuya valencia política en el sur de Francia en esta época ha sido
mostradas.
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5.1. LA CONDESA (¿BEATRIZ?) DE DÍA
“Porque de una dama que ama sin esconderse los valerosos y los valientes no dirán
más que bien”.
Los datos que manejamos sobre la biografía de la autora son bastante escasos.
La Condesa de Día fue esposa de Guillermo de Poitiers, conde de Valentinois, que
gobernó entre 1158 y 1189. Su vida transcurrió, pues, en la segunda mitad del siglo
XII. Dama hermosa y buena, que se enamoró de Rimbaud de Orange y compuso
sobre él muy bellas canciones.
En los textos que tomamos como referencia, la autora canta su amor hacia el
trovador Rimbaud de Orange. Nos hallamos ante el caso de una mujer que declara
abiertamente el deseo de que su amante la posea:
(Mucho me place, desde que sé que es el más valiente / aquel que más
deseo que me posea, / y ruego a Dios que le de felicidad / a aquel que
primero lo atrajo hacia mí).
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ieu l´autrei mon cor e m´amor
mon sen, mos huoills e ma vida.
Bel amics avinens e bos,
cora us tenrai en mon poder?
e que jagues ab vos uns er
e qu´ie us des un bais amoros;
sapchatz, gran talan n´auría
qu´ie us tengues en loc del marit,
ab su que m´aguessetz pleuit.
(He estado muy angustiada / por una caballero que he tenido / y quiero que por
siempre sea sabido / como le he amado sin medida; / ahora comprendo que yo me he
engañado / porque no le he dado mi amor, / por eso he vivido en el error / tanto en el
lecho como vestida / / Cómo querría una tarde tener / a mi caballero, desnudo, entre
los brazos, / y que él se considerase feliz / con que solo lo hiciese de almohada; / lo
que me deja más encantada / que Floris de Blancaflor: / yo le dono mi corazón y mi
amor, / mi razón, mis ojos y mi vida. // Bello amigo amable y bueno, / ¿cuándo os
tendré en mi poder? / ¡Podría yacer a vuestro lado un atardecer / y podría daros un
beso apasionado! / Sabed que tendría gran deseo / de teneros en el lugar del marido, /
con la condición de que me concediérais / hacer todo lo que quisiera).
La trovadora María de Ventardorn, nació hacia 1165. Era una dama noble, culta
y generosa, que tenía corte. En ésta hallaron protección, entre otros poetas, Pons de
Cafdoill, Savaric de Monleon y Gui de Ussel.
María aparece por última vez —aunque pudo vivir más años— en 1221.
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En la Edad Media las relaciones amorosas estaban codificadas, es decir, se
esperaba que la mujer y el hombre adquirieran unos roles determinados:
subordinación de la mujer a su marido, en la vida real; en tanto que, en la literatura, se
intercambian los papeles, erigiéndose la mujer como el señor
(El amante debe presentar sus súplicas / y las peticiones del mismo modo a
una dama que a una amiga / mientras la dama debe honrar al propio amante
/ como a un amigo, mas no como a un señor).
La autora es conocida sobre todo por sus Lais, doce breves narraciones en verso
de tradición bretona. Elegantes, poéticas y evocadoras, tratan temas amorosos y
contienen numerosos elementos mágicos y fantásticos.
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(Haced de mí vuestra amante).
Una mujer creativa que tuvo la valentía de innovar, de ir más allá de los modelos
masculinos establecidos.
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los siglos sería llamada feminismo. Culta, valiente, llena de talento y solidaria, inició un
intenso debate –la “querelle des dames”– con algunos de los sabios más reconocidos
de su tiempo, en torno a la condición femenina: Cristina empuñó la pluma para
defender la idea de que las mujeres podían ser inteligentes, virtuosas y valientes, y no
necesariamente estúpidas y viciosas, como tantos tratadistas misóginos sostenían.
Destacamos su obra en prosa en la que defiende a las mujeres frente a las calumnias
de Meung en el Roman de la Rose. En ésta se incluyen Epístola del amor, que fue
escrita para oponerse a las actitudes cortesanas con respecto al amor, y Las ciudad
de las damas, una relación de las hazañas heroicas de las mujeres. También es digna
de mención su autobiografía La visión de Christine, réplica a sus detractores. Con
esta autora nos hallamos ante una de las primeras mujeres feministas de la historia.
Por otra parte, el éxito que obtuvieron sus escritos hizo que llegara a ser la primera
mujer que vivió profesionalmente de la literatura. Murió en 1430.
Si fuera costumbre mandar a las niñas a las escuelas e hiciéranles luego aprender las
ciencias, cual se hace con los niños, ellas aprenderían a la perfección y entenderían
las sutilezas de todas las artes y ciencias por igual a ellos…pues…aunque en tanto
que mujeres tienen un cuerpo más delicado que los hombres, más débil y menos apto
para hacer algunas cosas, tanto más agudo y libre tienen el entendimiento cuando lo
aplican.
Ha llegado el momento de que las severas leyes de los hombres dejen de impedirles a
las mujeres el estudio de las ciencias y otras disciplinas.
Me parece que aquellas de nosotras que puedan valerse de esta libertad, codiciada
durante tanto tiempo, deben estudiar para demostrarles a los hombres lo equivocados
que estaban al privarnos de este honor y beneficio.
Y si alguna mujer aprende tanto como para escribir sus pensamientos, que lo haga y
que no desprecie el honor sino más bien que lo exhiba, en vez de exhibir ropas finas,
collares o anillos. Estas joyas son nuestras porque las usamos, pero el honor de la
educación es completamente nuestro.
Otra autora, tal vez menos conocida, es Leonor López de Córdoba. Esta mujer
ha pasado a formar parte de la historia literaria española y de los estudios del género
al ser una de las primeras autoras en lengua castellana de quien se conserva un texto
autobiográfico, conocido como las Memorias de Dª Leonor López de Córdoba.
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En esta obra, Dª Leonor narra en primera persona los duros avatares históricos a
los que tuvo que enfrentarse, junto a su marido.
La vida de esta mujer estuvo llena de infortunios, sufriendo desde su niñez los
rigores de la muerte y la persecución familiar. Su genealogía familiar la emparientan
con familias de la alta alcurnia cordobesa y castellana.
A comienzos del siglo XV, la vida de Leonor cambia, ya que fue nombrada
camarera mayor de la reina Dª Catalina de Lancaster, nieta de Pedro I y viuda de
Enrique III. Esto supone una transformación total en su existencia, hasta convertirse
en una de las personas principales del reino de Castilla con grandes influencias
políticas al ser consejera personal de la reina y del infante. Pero el hecho de que una
mujer hubiera adquirido tanto poder político provocó la censura y el recelo de nobles y
potentados.
Dª Leonor fue una de las pocas mujeres que supieron ocupar un espacio público
en la época en la que le tocó vivir. Se convirtió por méritos propios, por su gran
capacidad intelectual, en una de las figuras más destacadas de su tiempo.
Destaca, además, por haber hecho uso de la palabra y sacar a la luz un texto
autobiográfico, donde se cuenta en primera persona la vida de una mujer.
7. CONCLUSIÓN
Por otra parte, hemos señalado cómo la mujer ha sido objeto de numerosas
creaciones literarias..
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Hemos revelado, a través del análisis de las obras escritas por las propias
mujeres, que ellas trataban de ofrecer una imagen bien distinta de su género.
Por otra parte, hemos contemplado con orgullo, como algunas mujeres han
escapado a las normas y han tratado de desarrollar su inteligencia y su talento,
logrando comunicarse a través de sus propias obras, como sujetos.
Sin duda, hay que reconocerlas a todas ellas como piezas fundamentales
para la historia de liberación posterior.
8 BIBLIOGRAFÍA
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(EUROPA siglos IV-XV). Reimpr. Barcelona: Icaria.
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