Unidad 1 Introduccion A Los Profetas
Unidad 1 Introduccion A Los Profetas
Unidad 1 Introduccion A Los Profetas
1. Introducción.
2. El término “profeta” en la Biblia.
3. Rasgos principales del profeta.
4. Clasificación.
5. Características de su mensaje.
6. Contexto histórico de los profetas. Siglo de oro de la profecía. Extinción del
profetismo bíblico.
7. Los libros proféticos. Principales géneros literarios. Cómo se compusieron los libros
proféticos.
8. Los profetas y el anuncio del Mesías: distintas concepciones mesiánicas, el término
mesías en la Biblia hebrea. Significado y contenido del término mesías. Profecías
mesiánicas.
9. Ser profetas hoy
1. Introducción
El término que nuestras Biblias traducen como “profeta” es en hebreo: nabí. Palabra
de origen extranjero (muy probablemente derivado del acádico: nabú) que significa “el que
ha sido llamado”, “el que tiene una vocación”. Y nuestra palabra “profeta” se origina en el
griego (a través del latín: propheta), pro-phetes que significa “hablar en vez de” o “hablar
ante alguien”, “hablar en voz alta”. Este término prophetes es utilizado con frecuencia en la
versión griega del AT y en el NT.
1
El término nabi es utilizado unas 315 veces en el AT y es el más frecuente para
referirse a los profetas. 1 Sin embargo dicho término se aplica de manera diversa a personas
bastante diferentes. Veamos algunos ejemplos:
Gn 20,7 “Pero ahora devuelve la mujer a ese hombre, porque es un profeta; él rogará
por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, sábete que morirás sin remedio, tú y todos los
tuyos.” Se refiere a Abrahán en la función de interceder.
Ex 7,1-2 “Yahvé dijo a Moisés: «Mira, yo te hago un dios para el faraón, y tu hermano
Aarón será tu profeta. Tú le dirás cuanto yo te mande, y Aarón, tu hermano, se lo dirá al
faraón, para que deje salir a los israelitas de su país.”
Como vimos en el Pentateuco estas cuatro personas son denominadas profetas: Abrahán,
Aarón, María y Moisés que es considerado mayor que cualquier profeta: Dt 34,10 “No ha
vuelto a aparecer en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahvé trataba cara a cara.”
• En la tierra prometida
Sobre todo, en los libros que la Biblia hebrea llama “profetas anteriores” (libros de
Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes) es donde más veces aparece el término y donde su
uso se hace más habitual adquiriendo toda su riqueza.
1 S 3,19-20 “Samuel crecía y Yahvé estaba con él. Y no dejó caer en tierra ninguna
de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba acreditado
como profeta de Yahvé.”
Jc 4,4 “En aquel tiempo, Débora, una profetisa, mujer de Lapidot era juez en Israel.”
También aparecen los llamados “nebiim” que son grupos de profetas que utilizan la
música para entrar en éxtasis.
1
Los profetas también son llamados de otro modo, aunque en pocas ocasiones, como “hombre de
Dios” (Cf. 1 S 9,6), “vidente” (Cf. 2 S 24,11; Am 7,12).
2
1 S 10,5 “Llegarás después a Guibeá de Dios, donde se encuentran los gobernadores
de los filisteos. A la entrada de la ciudad tropezarás con un grupo de profetas que bajan del
alto, precedidos del añafil, el adufe, la flauta y la cítara, en trance profético.”
1 S 19,20 “Mandó Saúl emisarios para prender a David; vieron éstos la agrupación
de los profetas en trance de profetizar, con Samuel a la cabeza. Entonces el espíritu de Dios
vino sobre los emisarios de Saúl, que se pusieron también en trance.”
2 S 24,11 “Cuando David se levantó por la mañana, le había sido dirigida la palabra
de Yahvé al profeta Gad, vidente de David, en estos términos”
2 S 7,1 “Cuando el rey se estableció en su casa y Yahvé le concedió paz de todos sus
enemigos de alrededor, dijo el rey al profeta Natán”.
נָבִ יא
término nabí se aplica a personas de características bien
diferentes. A Abrahán, a María hermana de Moisés y
Aarón, al mismo Moisés, a Samuel y a Débora que
fueron jueces de Israel, a hombres como Gad y Natán
ligados a la monarquía y así podrían multiplicarse los
ejemplos. Elías (1 R 18,36), Eliseo (2 R 6,12), Hulda (2 R 22,14), etc. A partir de estos datos
entonces podemos decir que un “nabí manifiesta elementos de éxtasis, mientras otro se
presenta como mediador de la palabra, uno predica, otro entona un himno o promulga las
maldiciones de la ley, uno consulta a Dios, otro es taumaturgo, otro es claramente intercesor
entre Dios y el pueblo, unas veces actúan en grupo, otras de forma individual.” 2
Todos los casos que hemos mencionado hacen referencia a personajes que aparecen
dentro del Pentateuco y sobre todo en estos libros que la Biblia hebrea llama “Profetas
anteriores” pero hay profetas cuyo mensaje fue recogido en colecciones en los libros que
llevan su nombre. Se trata de los libros proféticos propiamente dichos a los que la Biblia
hebrea denomina “Profetas Posteriores”.
2
J.M Abrego de Lacy, Los libros proféticos, Ed. Verbo Divino, Navarra, 1993.
3
Los profetas anteriores Los profetas posteriores
Josué Profetas mayores:
Jueces • Isaías
• Jeremías
1 y 2 de Samuel • Ezequiel
• El profeta es sobre todo una persona que tiene clara conciencia de haber sido llamado
por Dios, no por el rey ni tampoco por los sacerdotes. Es por lo tanto un hombre inspirado
en el sentido más profundo de la palabra.
• Sabe también que su vocación no es para vivir una experiencia mística de Dios de
tipo individual (aunque la hayan vivido) sino que es mediador de Dios ante el pueblo siendo
portador de su Palabra. El profeta es llamado para darse a los otros y su vida está atravesada
y marcada por este llamado. Está allí donde se hace necesaria su presencia y su mensaje,
mensaje que no le pertenece, sino que comunica de parte de Dios.
• El profeta ha recibido un “carisma”, el carisma profético que rompe todas las barreras,
las del sexo porque hay profetas mujeres y varones, la de las clases sociales, hay profetas
vinculados a la corte (como Isaías) y simples campesinos (como Miqueas), las religiosas, ya
que hay profetas que también fueron sacerdotes (como Ezequiel) y muchos que no lo fueron.
Profetas de mediana edad y profetas jóvenes como Jeremías.
• El profeta “interpreta” la historia siendo también protagonista activo de ella. Para
interpretar su presente mira hacia el pasado, hacia la Historia de la Salvación sobre todo hacia
el Éxodo y la Alianza y así vislumbra el futuro.
• En muchas ocasiones los profetas tuvieron una relación tensa con los reyes y
sacerdotes ya que no pocas veces se enfrentaron a ellos denunciando las injusticias, la
infidelidad a la Alianza, la idolatría, etc.
4
4. Clasificación
5. Características de su mensaje
Cada profeta actuó en una época diferente lo cual supone distintas realidades sociales,
religiosas, políticas, haciendo que el mensaje profético varíe de acuerdo a esto. No será igual
el mensaje de un profeta que se encuentra en tiempos anteriores al exilio babilónico que el
mensaje de un profeta que actúa durante el exilio. Cada profeta tiene un mensaje para
transmitir que ha recibido de Dios y que se adecúa a su época, por ello es necesario dentro
de lo posible situar a cada profeta en su contexto existencial. En general y simplificando
mucho, se podría decir que los profetas que predicaron antes del exilio babilónico centran su
mensaje en estos temas:
3
Como vimos en el cuadro anterior y como se estudió oportunamente en la materia AT I (Unidades 1
y 3).
5
“El culto a Yavé, los sacrificios que se le ofrecen eran radicalmente distintos de los sacrificios
y el culto de los pueblos que rodeaban a Israel, aún cuando Israel ha tomado muchas veces de ellos sus
fiestas, sacrificios o ritos. Pero a Yavé no se lo conforma con la escrupulosidad ritual, con la pureza
legal o con ofrecerle terneros bien gordos, solamente. En efecto, ¿quién es Yavé? Cualquier chico de
catecismo judío hubiera respondido sin titubear: el que nos libera de Egipto. Yavé es el que oyó los
gemidos de los israelitas oprimidos en Egipto y no pudo permanecer indiferente ante esa situación.”
“¿Puede, por lo tanto, este Dios, que se conmovió ante el clamor de un puñado de esclavos y
se puso de su parte, ¿aceptar un culto que vaya unido (legitimándola) a la explotación del hombre por
el hombre? ¡Por supuesto que no! Esto significa, también que el culto auténtico al Dios del Éxodo y la
Alianza, Dios esencialmente liberador es concientizador. Si el culto a Yavé no hace tomar conciencia
al hombre de los deberes de justicia para con el hermano marginado, es un culto idolátrico. Porque
iguala a Yavé con los dioses paganos, preocupados por ellos mismos, alimentados por la carne y la
sangre de los sacrificios, cosa inconcebible en Yavé.”
Enzo Giustozzi, Para leer La Biblia, Palabra de Dios, Hoy, Ed. Guadalupe.
Y en los profetas que predicaron durante o después del exilio babilónico predomina un
mensaje de esperanza en el retorno a la tierra prometida y su reconstrucción. Mensaje
alentador que ayudará a sobrellevar la situación tan penosa que supuso el destierro.
Veamos algunos ejemplos de la predicación de los profetas pre exílicos y notemos como
el profeta denuncia las injusticias cometidas contra los más débiles y también un culto
demasiado exterior y carente de verdadero sentido:
Is 10,1-2 “¡Ay! los que dictan normas inicuas, y los que firman decretos vejatorios,
excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los pobres de mi pueblo,
haciendo de las viudas su botín y despojando a los huérfanos.”
Mi 6,6-8 “¿Con qué me presentaré ante Yahvé y me inclinaré ante el Dios de lo alto?
¿Me presentaré con holocaustos, con terneros añojos? ¿Aceptará Yahvé miles de carneros,
miríadas de ríos de aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas
por mi propio pecado?» —«Se te ha hecho saber, hombre, lo que es bueno, lo que Yahvé
quiere de ti: tan sólo respetar el derecho, amar la lealtad y proceder humildemente con tu
Dios.”
6
Is 40,1-5 “Consolad, consolad a mi pueblo—dice vuestro Dios—. Hablad al corazón
de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su servidumbre, ya ha satisfecho por su
culpa, pues ha recibido de mano de Yahvé castigo doble por todos sus pecados. Una voz
clama: «Abrid en el desierto un camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a
nuestro Dios. Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; que lo escabroso se
vuelva llano, y las breñas, planicie. Se revelará la gloria de Yahvé, y toda criatura a una la
verá. Pues la boca de Yahvé ha hablado.»
7
en un campo de batalla al querer someter a pequeños pueblos y tribus dispersas. Egipto
aparece como la única potencia capaz de oponérsele. Así surgirá en Israel y Judá dos partidos
contrarios: los que están a favor de Asiria (o asirófilos) y los que están a favor de Egipto (o
egiptófilos) que causará vaivenes en la política que se moverá de un bando a otro. Oseas e
Isaías defienden la neutralidad y se oponen a las rebeliones contra Asiria y las alianzas con
Egipto, pero finalmente nadie les hará caso, ni la autoridad ni el pueblo.
A la edad de oro de la profecía siguen unos 75 años de silencio. Se debe, en parte a que
Manasés que fue un rey despótico y cruel reinó durante largo tiempo (55 años del 698 al
643). El texto de 2Re 21,16 hace pensar que si surgieron profetas en su tiempo es probable
que los silenciara. 4
En el año 642 la muerte de Manasés abre un período de crisis en Judá. En el año 640
fue asesinado su hijo Amón y lo sucedió Josías (con tan solo 8 años de edad). Asiria se
debilita y no puede mantener el control sobre los territorios conquistados. Josías podrá
entonces consolidar su reinado y promover reformas en el orden religioso principalmente,
aunque también políticas con el deseo de restaurar el imperio de David. La reforma comienza
en el año 632 y culmina al descubrir el “libro de la Ley” (2Re 23,4-24; 2Cr 34—35). 5
Será a fines del siglo VII donde aparecen nuevamente voces proféticas tales como
Sofonías, Habacuc y Jeremías. Estos profetas viven un período diferente marcado por el
año 609, fecha en que muere Josías en la batalla de Meguido (Cf. 2 R 23,29ss.) y le sucede
su hijo Joacaz que tan solo durará 3 meses en su reinado. El faraón Necao impone a Judá un
tributo de 3000 Kg. de plata y 30 de oro y nombra sucesor a Joaquín, hombre despótico que
igual se ganará el ánimo del pueblo y del profeta Jeremías. El profeta Ezequiel es
contemporáneo de Jeremías y tal vez más joven que él. Su actividad se sitúa por completo en
Babilonia. Vivirá los mismos acontecimientos de la monarquía judía, pero desde lejos y con
otra perspectiva.
4
Algunos autores datan en su reinado al profeta Nahum en cuyo caso sería el único conocido en esta
época, pero la mayoría lo ubican en otro tiempo.
5
En esta época se desarrolla una intensa actividad literaria: queda redactado gran parte del libro del Dt
y la primera redacción deuteronomista.
8
Los años de la restauración
En el año 538 el rey persa Ciro promulga el edicto que permite la vuelta a los
desterrados. Un grupo al mando de Sesbasar aprovechó la ocasión, pero la situación que
encontró al regresar fue desastrosa: ciudad en ruinas, campos abandonados o en manos de
otras familias, murallas y Templo destruidos. La predicación de Ageo sugiere que entre los
que permanecieron en la tierra cundió el desánimo y sólo se ocuparon de sobrevivir, sin
intenciones ni deseos de reconstruir nada.
Ageo, Zacarías y el Trito Isaías se sitúan en las primeras décadas del regreso a la
tierra. Ageo insiste en la reconstrucción del templo y fomenta la esperanza de un nuevo rey
davídico al que identifica con Zorobabel. Zacarías se mueve en una temática similar, pero
con gran originalidad de imágenes que luego aprovechará la literatura apocalíptica.
1 M 9,27 “Tribulación tan grande no sufrió Israel desde los tiempos en que dejaron
de aparecer profetas”.
Sal 74(73),9 “No vemos nuestras enseñas, ya no tenemos profetas, nadie que sepa
hasta cuándo”.
9
A pesar del cese del profetismo la profecía gozó de prestigio en Israel ya que había
gran estima por los antiguos profetas y se esperaba en el futuro la llegada de un gran profeta.
1 M 4,46 14,41.
Esta corriente hablaba de un profeta como Moisés (Cf. Dt 18,18, Ml 3,23) Elías sería
el que volvería. Esta esperanza se cumple para nosotros los cristianos en Juan Bautista y en
Jesús (Cf. Mt 21,45-46; Mt 21,10-11 y Lc 7,16).
Fecha Profetas
XII al XI Débora
Samuel
Grupos proféticos
X al IX Natán, Gad, Ajías, Miqueas ben Yimlá
Elías y Eliseo
A partir de acá la Biblia hebrea denomina a estos libros “profetas posteriores” (son
los tres profetas mayores y los doce menores)
VIII Amós
Oseas
Siglo de oro de la profecía Isaías
Miqueas
Nahúm (700-648 ¿?)6
VII Sofonías
Jeremías
Habacuc
Ezequiel (1ra.parte)
VI (585-540) Ezequiel (2da.parte)
Deuteroisaías 7
VI (538-518) Tritoisaías
Ageo
Zacarías
Fines del siglo VI a principios del siglo V Malaquías
Abdías
Joel
Jonás
6
Se coloca la fecha entre signos de interrogación ya que no se puede precisar con certeza el período
de actuación de este profeta.
7
El libro del profeta Isaías comprende la actuación de tres profetas diferentes: Isaías, el segundo Isaías
o deuteroisaías y el tercer Isaías o tritoisaías.
10
7. Los libros proféticos
Dentro de los libros proféticos, que ya asumen características literarias que hacen que
se los clasifique como “género profético” siendo este el género literario mayor, 8 encontramos
también “géneros menores”: relatos de vocación, oráculos, visiones, acciones simbólicas,
oraciones, etc. Algunos géneros fueron tomados del culto, de la vida cotidiana, del ámbito
judicial y otros como el oráculo que son estrictamente proféticos. Veamos, aunque sea
brevemente algo al respecto.
Jr 1,4-10 “Me dirigió Yahvé la palabra en estos términos: Antes de haberte formado
yo en el vientre, te conocía; antes que nacieses, te había consagrado yo profeta; te tenía
destinado a las naciones. Yo respondí: «¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que
soy un muchacho.» Pero Yahvé me dijo: No digas que eres un muchacho, pues irás donde yo
te envíe y dirás todo lo que te mande. No les tengas miedo, que contigo estoy para protegerte
-oráculo de Yahvé-. Entonces alargó Yahvé su mano y tocó mi boca. Después me dijo Yahvé:
Voy a poner mis palabras en tu boca. Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y
sobre los reinos para extirpar y arrasar, para destruir y derrocar, para reconstruir y plantar.”
Is 6,1-13 “El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en un trono excelso
y elevado, y sus haldas llenaban el templo. Unos serafines se mantenían erguidos por encima
de él; cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la faz, con otro par se cubrían los pies,
y con el otro par aleteaban. Uno a otro se gritaban: «Santo, santo, santo, Yahvé Sebaot: llena
8
Recordar Unidad 1 de la materia IBI III: Los géneros literarios.
11
está toda la tierra de su gloria.» Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que
clamaban, y el templo se llenó de humo. Yo me dije: «¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy
un hombre de labios impuros y vivo entre gente de labios impuros; y he visto con mis propios
ojos al rey Yahvé Sebaot!» Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la
mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, 7 y tocó mi boca diciendo: «Como
esto ha tocado tus labios, se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.» Y percibí la voz
del Señor que decía: «¿A quién enviaré?, ¿quién irá de nuestra parte?» Dije: «Yo mismo:
envíame.» Respondió: «Ve y di a ese pueblo: ‘Escuchad bien, pero no entendáis; ved bien,
pero no comprendáis.’ Embota el corazón de ese pueblo, endurece sus oídos y ciega sus ojos,
no sea que acabe viendo y oyendo, que su mente recapacite, y se convierta y se le cure.» Yo
pregunté: «¿Hasta dónde, Señor?» Respondió: «Hasta que se vacíen las ciudades y queden
sin habitantes, las casas sin hombres, la campiña desolada, y haya alejado Yahvé a las gentes,
y cunda el abandono dentro del país. Si queda una décima parte, volverá a ser devastada,
como una encina o un roble, tras cuya tala queda un tocón: semilla santa será su tocón.»”
Oráculos: Se trata del género literario que más abunda en los libros proféticos. El
término “oráculo” aparece muchas veces en los libros proféticos y se trata de una declaración
en nombre de Dios. Hay distintos tipos de oráculos según el tema del mismo y el destinario
al que se dirijan (puede ser a un individuo que representa a un grupo o al pueblo de Dios o a
otras naciones). Respecto a los temas: puede tratarse de un oráculo de salvación o de juicio.
Observemos en el cuadro algunos ejemplos.
Jr 31,31-33
Miq 6,1-8 “Escuchad lo que dice Yahvé: «¡Levántate, llama a juicio a los montes
y que las colinas escuchen tu voz!» Escuchad, montes, el juicio de Yahvé, prestad oído,
cimientos de la tierra, pues Yahvé entabla juicio con su pueblo, se querella contra Israel:
12
«Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿En qué te he molestado? Respóndeme. Pues yo te saqué del
país de Egipto, te rescaté de la esclavitud y mandé delante de ti a Moisés, Aarón y María.
Pueblo mío, recuerda lo que maquinaba Balac, rey de Moab, y lo que le contestó Balaán, hijo
de Beor, ...desde Sitín hasta Guilgal, para que comprendas la justicia de Yahvé.» —«¿Con
qué me presentaré ante Yahvé y me inclinaré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré con
holocaustos, con terneros añojos? ¿Aceptará Yahvé miles de carneros, miríadas de ríos de
aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por mi propio
pecado?» —«Se te ha hecho saber, hombre, lo que es bueno, lo que Yahvé quiere de ti: tan
sólo respetar el derecho, amar la lealtad y proceder humildemente con tu Dios.»
Los “ayes”: Se lo llama así porque comienza con ¡Ay! ¡Ay! que era un grito de las
plañideras que acompañaban el cortejo fúnebre y los profetas los utilizaron para indicar una
acusación hacia una persona o grupo, seguido de un castigo. Los “ayes” suelen aparecen en
serie. En Is 5,8-23 aparece una serie de 7 ayes.
Is 5,8- 11 “¡Ay, los que juntáis casa con casa, y campo a campo anexionáis, hasta
ocupar todo el espacio y quedaros solos en el país! 9 He oído jurar a Yahvé Sebaot: «¡Muchas
casas quedarán desiertas, grandes y hermosas, pero sin moradores! 10 Porque diez yugadas
de viña darán sólo una medida, y una carga de simiente producirá sólo una medida.» 11 ¡Ay,
los que ya por la mañana andan detrás del licor; los que siguen hasta el ocaso, enchispados
por el vino!”.
Acciones simbólicas: como su nombre lo indica se trata de una acción, un gesto que
realiza el profeta por indicación de Dios y que está cargado de significado que hay que
interpretar. Por ejemplo: el hatillo del deportado en Ez 12,1-16 o el cinturón desgastado de
Jr 13,1-11texto sobre el que volveremos cuando veamos al profeta Jeremías.
Visiones: son otro medio de comunicación del mensaje divino y las hay de diversos
tipos, visiones centradas en objetos, animales o personas. Visiones donde predomina lo
“visual” y otras donde predomina lo “auditivo”. Pueden referirse a un futuro inmediato o a
un futuro lejano.
Za 2,5-9 “Alcé la vista y tuve una visión: Era un hombre con un cordel de medir en
la mano. Le pregunté: «¿Adónde vas?» Me contestó: «A medir a Jerusalén, a ver cuánta es
su anchura y cuánta su longitud.» En esto, salió el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel
salió a su encuentro y le dijo: «Corre, habla con
ese joven y dile: Jerusalén será habitada como
ciudad abierta, debido a la multitud de hombres y
ganados que albergará en su interior. Y seré para
ella —oráculo de Yahvé— muralla de fuego en
torno y gloria dentro de ella.»”
13
Para ver como tuvo lugar la composición de los libros proféticos debemos
preguntarnos primero: ¿De qué manera transmite el profeta su mensaje? ¿Cuáles son los
medios de transmisión del mensaje?
a) La Palabra hablada
La Palabra hablada
Entre los libros de todo el Antiguo Testamento los libros proféticos son, tal vez, los
más difíciles de ser interpretados. Esto se debe a que ellos reflejan un contexto existencial
(histórico, cultural, político, etc.) que es necesario descubrir si se quiere lograr
comprenderlos. La voz del profeta viene encarnada en la realidad de su época, a lo que hay
que agregar que muchas veces utilizan en su expresión un lenguaje poético.
Muchos oráculos proféticos que en su tiempo calaron hondo en los destinatarios, hoy
pueden resultarnos incomprensibles y no apreciarlos debidamente.
14
testimonio y acusación contra un pueblo que no quiere convertirse, así cuando ocurra lo
anunciado nadie pueda decir que no había oído el mensaje. Por último la palabra profética se
escribe para sacudir al pueblo (Cf. Jr 36). Es decir que no se escribe sólo con el interés de
conservar lo dicho en el pasado sino como un llamado al presente del pueblo.
Estamos acostumbrados a atribuir a un solo autor una obra literaria desde su principio
a su fin. En el caso de los libros proféticos este no es el caso ya que no procede toda la obra
de un mismo autor y esto es notable en los cambios de estilo y de temática. En el proceso de
formación de estos libros se pueden señalar cuatro partes:
15
su secretario Baruc. En el segundo caso la reelaboración de los oráculos puede haberse
realizado en época distante del profeta primitivo. Otras veces la reelaboración consiste sólo
en un añadido en el texto anterior. Los discípulos y seguidores también coleccionan y
ensamblan los oráculos primitivos y los aquellos que se han ido añadiendo. No siempre el
criterio de los redactores fue cronológico sino más bien temático.
Luego de las etapas señaladas los libros sufren algunos retoques más tales como
añadidos e inserciones. Por el año 200 a.C. los libros proféticos ya estaban redactados en la
forma actual.
• En torno a la monarquía se fue gestando un “ideal”. El rey era ungido por Dios y
recibía el espíritu de Yahvé que cambiaba su corazón y le otorgaba el poder para
liberar a su pueblo (Cf. 1 R 1,31; Sal 21,5; 72,1-5) y su relación con Él era la de
“hijo” (Cf. Sal 2,7). El don que Dios le otorgaba como rey se traducía en equidad
y bendición para gobernar con justicia (Cf. Sal 72,1) y llevar prosperidad a su
pueblo (Cf. Sal 72,6.16). Todo lo que se esperaba del rey fue gestando un ideal
sobre la monarquía que de algún modo miraba al futuro ya que nunca llegaba a
llevarse a cabo este ideal por las falencias de los reyes de turno. Algunas veces
la mirada se ponía en alguien que ya existía o bien de pronta aparición creyendo
que éste llevaría a cabo el ideal. Esta esperanza estaba ligada a la casa de David,
a su dinastía de donde nunca se apartaría el amor de Yavé desde el célebre oráculo
del profeta Natán (Cf. 2 S 7,2-16; 1 Re 8,15). El ideal monárquico no cumplido
nunca plenamente da lugar a la esperanza futura cuyo núcleo es la soberanía de
Yahvé expresada en frases como esta: “Yahvé se ha hecho rey”. La idea de
soberanía real de Yahvé, el reino de Dios fue el concepto religioso central de la
16
esperanza futura de los judíos cuyo expresión más clave es el llamado “Día de
Yahvé” (Am 5,18ss). Cada vez que se presentaba alguna situación histórica
decisiva, por ejemplo la caída de algún imperio, esta esperanza futura volvía a
parecer en escena y nacían nuevos textos o se reeditaban antiguas profecías para
expresar dicha esperanza. Y el Mesías sería ese rey del reino futuro, nacional y
religioso que un día se establecería gracias a la intervención milagrosa de Yahvé. 9
9
Existió una cierta tensión entre el reinado de Yahvé y la soberanía del Mesías que el judaísmo tardío
(s. II a.C. al II d.C.) supo mermar. Algunos profetas como el deuteroisaías y Zacarías contienen textos que
insisten en el reinado de Yahvé sin que aparezca mencionada la intervención del Mesías.
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todo en ambientes apocalípticos) fuera vista como el mesías a pesar de sus
diferencias originales.
Lo que hemos visto, aunque brevemente, nos sirve para comprender que ciertamente
no existía una “esperanza mesiánica única”, sino que existieron y hasta convivieron
diferentes modos de concebirla. Cuando nace Jesús en Palestina diferentes movimientos
encarnaban los distintos conceptos de la expectativa mesiánica, lo que en parte explica el
rechazo de Jesús a aceptar el título de Mesías que la gente le atribuía.
El término “mesías” (en heb. Meshiah) aparece en la Biblia hebrea 38 veces (algunas
Biblias traducen el término hebreo como “ungido”)
Como se puede apreciar este término aparece mayormente en los libros de Samuel y
en los Salmos y designa en la mayoría de los casos al rey. Otras veces se refiere al sacerdote,
por ejemplo en el libro del Levítico, a los patriarcas en Sal 105,15 y al escudo en 2 S 1,21.
En el libro de los Salmos es más complicado interpretar el sentido del término debido a que
el Salterio (como colección) se compuso después del período monárquico y el pueblo ya no
tenía reyes. Lo mismo en Dn 9 por su carácter apocalíptico. ¿Dónde podemos encontrar
entonces el sentido primitivo del término meshiah? En los libros de Samuel que nos narran
los albores de la monarquía. En estos libros a veces se habla del mesías de forma general
como es el caso de 1 S 2: el cántico de Ana donde mesías equivale al rey que recibe su fuerza
de Dios. Otras veces el mesías es Saúl, aunque no tanto su persona si no su oficio y su
dignidad (Cf. 1 S 24,6.11). Y en otros textos se refiere a David y lo mismo que en el caso
anterior señala su función. En un sólo caso se refiere a un rey extranjero Ciro, el persa en Is
45,1.
10
Cf. H. CASELLES, El Mesías de la Biblia, Barcelona, Editorial Herder, 1981, 24.
18
Significado y contenido del término “mesías 11
El término mesías deriva de la raíz hebrea masah (ungir) y se trata de una forma
pasiva masiah, es decir “que ha sido ungido”. En el AT aparece mayormente como “el mesías
de Yahvé”.
En tiempos post exílicos los sacerdotes también fueron ungidos, y hay algunos casos
también de profetas que recibieron la unción (Cf. Is 61,1).
Profecías mesiánicas
Aunque el término mesías aparece en los libros proféticos sólo dos veces (Cf. Ha
3,13; Is 45,1) es en ellos donde encontramos las fuentes más autorizadas sobre el concepto
de mesías. Se tratará de establecer si este concepto de mesías, según la datación de las fuentes
proféticas, es pre exílico o no y la antigüedad de esta fe mesiánica, teniendo en cuenta que
11
Cf. S. MOWINCKEL, El que ha de venir, Madrid, Ediciones Fax, 1975, 3-10.
12
Ibíd., 8.
13
Cf. A. Alonso, El Mesianismo, 15.
19
los libros proféticos, como ya se explicó, muchas veces contienen oráculos correspondientes
a discípulos del profeta que da nombre al libro y que son de fecha posterior (siendo un
ejemplo clásico el libro de Isaías).
Nos detendremos brevemente (ya que una exégesis de los textos excede el tema como
ya se adelantó) en los siguientes textos proféticos, siguiendo al autor Sigmund Mowinckel
en su obra El que ha de venir, 14 quién los señala como pasajes para analizar en relación con
el tema. Veremos lo que cada profeta dice o parece decir sobre el Mesías y establecer, en la
medida de lo posible la época a la que pertenecen sus afirmaciones.
Os 3,5
Am 9,11-12
Mi 4,8; 5,1-3
Zc 9,9-10
En el profeta Isaías
Is 7,10-17 “Volvió Yahvé a hablar a Ajaz en estos términos: «Pide para ti una señal
de Yahvé tu Dios, bien en lo más hondo del Seol o arriba, en lo más alto.» Respondió Ajaz:
«No la pediré, no tentaré a Yahvé.» Dijo Isaías: «Escucha, pues, heredero de David: ¿Os
parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo
va a daros una señal: Mirad, una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, al que pondrá
14
S. Mowinckel es un teólogo protestante de origen sueco, permanentemente citado en la bibliografía sobre el
tema mesiánico por lo cual lo consideramos una voz muy autorizada. Cf. S. MOWINCKEL, El que ha de venir,
Madrid, Ediciones Fax, 1975, págs. 17-23 y 109-130.
20
por nombre Emmanuel. Comerá cuajada y miel hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo
bueno. Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el
territorio de esos dos reyes que tanto temes. Pero Yahvé atraerá sobre ti, sobre tu pueblo y
sobre la casa de tu padre días como no los hubo desde aquel en que se apartó Efraín de Judá
(el rey de Asiria).”
Is 9,1-6 “El pueblo que andaba a oscuras percibió una luz cegadora. A los que vivían
en tierra de sombras una luz brillante los cubrió. Acrecentaste el regocijo, multiplicaste la
alegría: alegría por tu presencia, como la alegría en la siega, como se regocijan repartiendo
botín. Porque el yugo que les pesaba y la coyunda de su hombro —la vara de su tirano— has
roto, como el día de Madián. Porque la bota que taconea ruidosa y el manto empapado en
sangre serán para la quema, pasto del fuego. Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se
nos ha dado. En su hombro traerá el señorío, y llevará por nombre: «Maravilla de Consejero»,
«Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz». Grande es su señorío, y la paz no tendrá
fin sobre el trono de David y sobre su territorio, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad
y la justicia, desde ahora y hasta siempre. El celo de Yahvé Sebaot piensa ejecutar todo eso.”
Este oráculo trata sobre el nacimiento de un niño, un hijo que trae luz al pueblo que
estaba en tinieblas. Pero, ¿a quién se refiere el profeta? ¿A un rey futuro o a un rey
contemporáneo? Es difícil saberlo dado que los verbos en hebreo no diferencian los tiempos
y podría tratarse tanto de un pasado como de un futuro. No obstante, prescindiendo de la
tradicional lectura mesiánica cristiana, todo parece indicar que ya ha nacido un príncipe dado
que este era el modo común de comunicar un nacimiento al padre (Cf. Jr 20,15; Jb 3,3).
15
Cf. J.L. SICRE, De David, 224.
21
Este oráculo ha sido atribuido al propio Isaías. Aporta algunos elementos a la
formación de la esperanza futura tales como el hecho de que Dios mismo, a través de un
hombre con facultades divinas establecerá la justicia y la salvación.
Estos dos últimos textos (Is 7,10-17; 9,1-6) pertenecen al propio Isaías y por lo tanto
son pre exílicos. Aunque ambos, no serían mesiánicos en sentido estricto, según la opinión
del citado exegeta noruego, expresan el ideal de realeza que será la base de la fe mesiánica.
Algo así como una “etapa preliminar” de esta fe.
Este pasaje es diferente del anterior dado que la monarquía ya parece haber
desaparecido, dado que ha sido talada la dinastía davídica y se promete de todos modos el
futuro de esta. “Dará un vástago del tronco de Jesé, un retoño de sus raíces brotará” (Is 11,1).
¿De quién habla el profeta? O bien de un rey concreto o de un rey futuro ideal. Las opiniones
varían, pero es cierto que este texto aporta el compromiso que debe tener el rey futuro que
administrará la justicia: “espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y
fortaleza…”
Is 32,1-8 “Si un rey gobierna para hacer justicia y los príncipes juzgan según
derecho, serán como refugio contra el viento, como cobijo contra el temporal, como fluir de
aguas en sequedal, como sombra de peñón en un erial. Los ojos de los que miran no se
cerrarán, los oídos de los que escuchan podrán entender, la mente de los alocados se esforzará
en aprender, y la lengua de los tartamudos hablará claro y ligero. No se llamará ya noble al
necio, ni al desaprensivo le dirán magnífico. El necio y el noble. El necio profiere necedades
y su mente planea insensateces, cometiendo impiedades y profiriendo contra Yahvé
desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento. El
22
desaprensivo urde maldades, se dedica a tramar maquinaciones para sorprender con mentiras
al pobre cuando el pobre expone su causa. Pero el noble medita cosas nobles y en las cosas
nobles está firme.”
En el deutero Isaías 16
La voz del deutero Isaías se escucha en estos tiempos con un mensaje diferente que
habla a un pueblo desterrado o bien que ha permanecido en Palestina, pero ambos con el
sufrimiento de la opresión extranjera.
La esperanza toma entonces otro rumbo. El ungido de Yahvé no es alguien del pueblo
sino Ciro, el rey persa (Cf. Is 45,1) que ha sido elegido por Él. Sin embargo, Ciro, no conoce
a Yahvé y su siervo sigue siendo el pueblo al que llama Jacob o Israel (Cf. 45,4-5). El Espíritu
recae sobre el pueblo (Cf. Is 44,3) y no sobre Ciro, al igual que en Ezequiel. Y vemos en Is
48,16 que será el profeta el portador del Espíritu.
En estos capítulos nos encontramos con los denominados “Cantos o poemas del
Siervo de Yahvé”. Estos poemas se construyen alrededor de una figura que es el llamado
“Siervo de Yahvé”. Henri Caselles opina que si bien estos cantos por momentos interrumpen
las palabras del profeta Isaías no pueden separarse su interpretación de las imágenes y del
vocabulario de los capítulos 40—55. Otros autores, en cambio analizan estos poemas aislados
del deutero Isaías. La pregunta clave es: ¿Quién es el siervo de Yahvé de estos cantos? Sin
entrar en un análisis riguroso, sólo decir que las características del personaje central de estos
cuatro poemas hicieron pensar en un profeta (Is 49,1 Cf. Jr 1,5; Is 53,7 Cf. Jr 11,19). Pero
también, otros ven características reales (Cf. Is 42,1; 53,10) y a esto último se inclina el autor
que ve a la figura del Siervo como la de un monarca. Muchos autores, José Luis Sicre 17 entre
ellos, se inclinan por una interpretación colectiva del Siervo (el pueblo), pero aclara que estos
cantos pueden ocupar un lugar en la reflexión acerca del Mesías agregando nuevas ideas, la
de la muerte y el sufrimiento a favor del pueblo. Esto no podía ni soñarse en Is 9,1-6 o en
11,1-9.
16
Cf. H. CAZELLES, El Mesías, 108-110.
17
Cf. J. L. SICRE, De David, 238.
23
el pueblo sufre a causa de su infidelidad (Cf. Is 40,2; 42,18.24; 51,17-20). Pero también,
aunque sostiene que se trata de un individuo, éste representa a la nación entera.
Ciertamente la idea de un Mesías sufriente no era lo que se esperaba, sino más bien
la de un rey victorioso. Es por ello que, en general, esta idea no caló hondo en la concepción
mesiánica del AT ni del judaísmo. Será, obviamente en Jesús donde aparece por primera vez
esta idea. Tampoco hay ningún elemento que indique que al Siervo se lo considerara del
linaje de David, por lo cual, no se le consideraba como un “Mesías” en el sentido que el AT
le da al término.
Is 55,3-4 19 “Escuchadme y acudid a mí; oíd, y vuestra vida prosperará. Haré con
vosotros una alianza eterna: las fieles promesas hechas a David. 4 Le nombré testigo de las
naciones, caudillo y legislador de los pueblos.”
En el trito Isaías 20
Is 61,1-3 “El espíritu del Señor me acompaña, por cuanto que me ha ungido Yahvé.
Me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, a vendar los corazones rotos, a
pregonar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la libertad; a pregonar año de gracia de
Yahvé y un día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para darles
18
S. MOWINCKELL, Eqh., 265.
19
Cf. J.L. SICRE, De David, 236.
20
Cf. Íbid., 239.
24
diadema en vez de ceniza, perfume de fiesta en vez de duelo, alabanza en vez de espíritu
abatido. Se les llamará robles de justicia, plantío de Yahvé para gloria suya.”
En esta tercera parte del libro de Isaías no aparece David, sí un ungido por Dios. “El
espíritu del Señor Yahvé está sobre mí, por cuanto que me ha ungido Yahvé” (Is 61,1).
Torrey opina que a partir de este texto aparece por primera vez la concepción del “Ungido”
de carácter ético y espiritual, mientras que antes el término “ungido”, con minúscula
diríamos, se utilizaba como adjetivo. En este texto más que como rey se lo ve como profeta.
Sicre agrega que este texto y los cantos del Siervo nos ayudan a ver como el ungido va
teniendo características diferentes según los autores que resaltarán su realeza, otros su
aspecto profético o espiritual.
En el profeta Jeremías 21
El profeta utiliza una imagen que aparece en Is 11,1 y en Zc 3,8 y 6,12. Se trata del
término vástago o germen, según las traducciones (semah) con el cual se refiere al rey
futuro. En Zacarías se utiliza para hablar de Zorobabel en quien se habían volcado las
esperanzas de restauración luego del destierro. Este término será luego un término técnico
que indica al Mesías. Ya que la utilización de esta imagen por parte de Jeremías dependería
de Zacarías el texto de Jr 23,5-6 es posterior a la época de este último profeta.
21
Cf. S. MOWINCKEL, El que ha de venir, 21-22.
22
Cf. J. L. SICRE, De David, 285-314.
25
y está relacionada con el modo en que dicho versículo se interprete. Si David es visto como
un personaje del futuro se sitúa en el exilio o posteriormente. De lo contrario, si David es el
que será aceptado por el reino del Norte podría ser del tiempo del rey Josías.
Am 9,11-12 “Aquel día levantaré la cabaña ruinosa de David; repararé sus brechas,
restauraré sus ruinas; la reconstruiré para que quede como en los días de antaño, para que
lleguen a poseer lo que queda de Edom y todas las naciones sobre las que se invocó mi
nombre, oráculo de Yahvé, el que hace esto.”
Mi 4,8 “Y tú, torre del rebaño, colina de la hija de Sión, recobrarás la soberanía de
antaño, la realeza volverá a la hija de Jerusalén.”
Mi 5,1-3 “En cuanto a ti, Belén Efratá, la menor entre los clanes de Judá, de ti sacaré
al que ha de ser el gobernador de Israel; sus orígenes son antiguos, desde tiempos remotos. 2
Por eso, él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto de sus
hermanos vuelva con los hijos de Israel. 3 Pastoreará firme con la fuerza de Yahvé, con la
majestad del nombre de Yahvé su Dios. Vivirán bien, porque entonces él crecerá hasta los
confines de la tierra.”
Ambos pasajes son de fecha de redacción discutida, aunque algunos autores ubican en
época posterior al profeta cuando ya había caído la monarquía, es decir en el exilio o
posterior a él. La “parturienta” es tal vez, para algunos autores, la muchacha de Is 7,14, la
madre del mesías, o la del rey. O bien se trata de Jerusalén que es presentada como mujer
parturienta. El “resto de sus hermanos” pueden ser los desterrados del reino del Norte o del
Sur, etc. Lo cierto es que este pasaje con el tiempo se convirtió en un texto mesiánico. Isaías,
en la misma línea que Miqueas no utiliza la expresión ungido de Yahvé ni tampoco lo llama
rey. Y como en Isaías 9,1-6 la salvación aparece ligada al retoño de David que saldrá de
Belén de Efratá (Cf. 5,2.4; 4,10).
Isaías y Miqueas ponen su acento en que el pueblo obtendrá la salvación mediante una
elección por parte de Dios de la dinastía davídica. El retoño de Jesé recibirá el Espíritu, lo
mismo que Saúl que lo recibió en su unción (aunque lo perdió) y David, pero de una manera
nueva (Cf. Is 11,1-9). Es un juez justo para el pobre y el huérfano. Tendrá la justicia y la
fidelidad (11,5) en lugar de armas.
Zc 9,9-10 “¡Exulta sin freno, Sión, grita de alegría, Jerusalén! Que viene a ti tu rey:
justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en una cría de asna. Suprimirá los carros
26
de Efraín y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de guerra, y él proclamará la
paz a las naciones. Su dominio alcanzará de mar a mar, desde el Río al confín de la tierra.”
Este texto aporta elementos nuevos al tema mesiánico. Primero habla de “tu rey” como
de un personaje ya conocido y deseado. Se trata de un rey humano. Se dice que es “justo,
victorioso y humilde” y algunos piensan en el Siervo de Dios de Is 53. Es humilde porque
viene sobre un asno como los antiguos jefes (Cf. Gn 49,10-11; Jc 5,10; 10,4; 2 S 19,27) pero
su dominio es grande y traerá paz. Este rey futuro adquiere las características de humildad y
grandeza. La fecha de composición propuesta también es variada: desde el siglo VII al IV.
El Comentario Bíblico Internacional aclara que, entre los siglos II y I a.C. ya se lo
interpretaba de forma mesiánica. 23
Si bien este texto no agrega nada al tema se menciona por ser el único texto profético
que emplea la palabra “mesías” (a excepción de Is 45,1 que habla de Ciro). El ungido podría
ser el pueblo o bien el rey.
En el profeta Ezequiel 24
Ez 17,22-24 «Esto dice el Señor Yahvé: También yo tomaré un tallo de la copa del
alto cedro, de la punta de sus ramas escogeré un ramo y lo plantaré yo mismo en una montaña
elevada y excelsa: en la alta montaña de Israel lo plantaré. Echará ramaje y producirá fruto,
y se hará un cedro magnífico. Debajo de él habitarán toda clase de pájaros; toda clase de aves
morarán a la sombra de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán que yo, Yahvé,
humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde, hago secarse al árbol verde.”
23
Cf. Pablo R. ANDIÑACH, “Zacarías” en: Comentario Bíblico Internacional, Navarra, Editorial
Verbo Divino, 2005, 1086.
24
Cf. J. L. SICRE, De David, 268-273.
27
Ez 34,23 «Yo suscitaré un solo pastor que las guíe y las apaciente: a mi siervo David.
Él las apacentará y será su pastor.”
En cambio el pasaje de Ez 34,23 resulta más claro que el anterior. En él, al nuevo
David no se le da el título de rey (melek) sino de príncipe (nasí) que volverá a reaparecer en
37,22-25. Tal vez este cambio en el nombre se deba a que Ezequiel llama rey sólo a los de
las grandes potencias como Mesopotamia y Egipto, y a los reyes pequeños los llama
príncipes. Ezequiel no parece entonces pensar en un rey como el de las potencias extranjeras
sino en un pastor como la tradición sacerdotal llama a los representantes de las tribus. Este
personaje no es ungido por Dios ni enviado desde el cielo, ni tampoco adquiere una función
salvadora. Es simplemente “pastor” que dará unidad a Israel.
Así David en Ezequiel será “nasí” para siempre lo mismo que en Isaías el “Emmanuel
será padre para siempre”. La clásica fórmula: “ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios” se
dice “Yo Yahvé seré su Dios y mi siervo David será nasí en medio de ellos” (v.24). Se
mantiene así la elección davídica en términos de alianza pero no eterna, sólo será alianza de
paz.
La caída de la dinastía davídica lleva a Ezequiel a dar a la alianza del pueblo un carácter
perpetuo de la elección dinástica aunque condicionada por una alianza nueva que también
será suscitada y mantenida. Esto trae aparejado un cambio en el mesianismo que será “sin
unción”. El Espíritu de Yahvé que era conferido por la unción actúa ahora sobre el profeta y
por él. Ninguna vocación profética había hablado del Espíritu, ahora el Espíritu es el que
“viene sobre el” (2,1), lo mantiene en pie, lo levanta (3,12) y “cae” sobre él. Será este Espíritu
el que vivifica los huesos desecados (1,12.20), se difunde por la casa de Israel (39,29) y es
dado a quienes reciben el agua pura (36,25-27). Este Espíritu cambia los corazones y los
espíritus de quienes lo reciben, los que podrán obedecer los mandamientos y practicar el
derecho (mishpat) y la justicia (sedaqah). Vemos como cambia el mesianismo en Ezequiel.
Este profeta conoce la enseñanza tradicional según la cual justicia y prosperidad son el
fundamento de la monarquía de David pero la justicia y la prosperidad dejan de ser la virtud
del rey por excelencia (como en Jr 23,6) y lo serán de quienes practiquen las leyes y
costumbres del Señor. 25
A modo de conclusión y luego del recorrido por los textos proféticos podemos
establecer:
1. Que todos los pasajes que se han titulado como mesiánicos del AT datan de época
posterior a la caída de la monarquía. Según S. Mowinckel son postexílicos lo que hace
concluir que la fe mesiánica pertenece a la época del judaísmo.
25
Cf. H. CASELLES, El Mesías, 102-103.
28
2. Sólo dos textos de los que hemos visto: Is 7 y 9,1ss pueden datarse en tiempos
preexílicos pero no serían estrictamente mesiánicos, aunque se va gestando en ellos
la esperanza mesiánica en una etapa preliminar.
3. Los textos van aportando características diferentes al “ungido” resaltando algunos su
realeza, otros su aspecto profético o espiritual: un príncipe en medio del pueblo para
Ezequiel, un rey justo, victorioso y humilde para Zacarías, un germen justo, para
Jeremías.
Muchos textos fueron utilizados por los autores del Nuevo Testamento, pero el uso
que se hizo de ellos no fue literal sino más bien se los leyó e interpretó en clave cristológica
para describir e iluminar algunos rasgos de la persona y la obra de Jesús, en Quién los
cristianos hemos visto la realización plena de muchos oráculos proféticos.
29
Integrando los saberes:
30
Todo bautizado entonces está
llamado a ser profeta, es decir a
testimoniar su fe, a promover la
verdad, la justicia, la paz, el cuidado
de la naturaleza, a denunciar toda
situación de injusticia, de mentira y
todo aquello que de un modo u otro se
oponga o dañe la vida de las personas.
Todo bautizado está llamado a
interpretar la historia a la luz de la
Palabra de Dios, como lo hicieron los
profetas bíblicos.
Para concluir esta unidad veamos lo que dice el Papa Francisco en una de sus homilías:26
26
Misas matutinas en la Capilla de la Domus Sanctae Martahe. Lunes 16 de diciembre de 2013. Fuente:
L Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 49, viernes 20 de diciembre de 2013.
31
profecías. ¡Habían olvidado la promesa! No sabían leer los signos del momento, no tenían ni
ojos penetrantes ni habían escuchado la Palabra de Dios: ¡solo tenían la autoridad!:
Cuando en el pueblo de Dios no hay profecía, el vacío que deja es ocupado por el
clericalismo: es ese clericalismo que le pregunta a Jesús: "¿Con qué autoridad haces estas
cosas? ¿Con qué legalidad?". Y la memoria de la promesa y la esperanza de seguir hacia
delante se ven reducidas solo al presente, ni pasado ni futuro esperanzador. El presente es
legal: si eres legal vas hacia delante.
Pero cuando reina el legalismo, la Palabra de Dios no está y el pueblo de Dios que
cree, llora en su corazón, porque no encuentra al Señor: les falta la profecía. Llora "como
lloraba la mamá de Ana, la mamá de Samuel, pidiendo la fecundidad del pueblo, la
fecundidad que viene de la fuerza de Dios, cuando Él despierta la memoria de su promesa y
nos empuja hacia el futuro, con la esperanza. ¡Este es el profeta! Este es el hombre del ojo
penetrante que escucha las palabras de Dios.
Que nuestra oración en estos días, en los que nos preparamos para la Natividad del
Señor sea: Señor, ¡que no falten los profetas en tu pueblo! Todos los bautizados somos
profetas.
Señor, ¡que no nos olvidemos de tu promesa!
Señor, libera a tu pueblo del espíritu del clericalismo y ayúdalo con el espíritu de
profecía.
32