Accionesafirmativas PDF
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Claudia
Mara Viveros Vigoya inclusiva; ellas son fuente de un profundo malestar sociohistórico que el Es
Editores tado y la sociedad no han querido escuchar de manera franca. Del mismo
Veena Das: sujetos del dolor, agentes de dignidad modo, tampoco han tratado de comprender su complejidad para actuar al
Mosquera Rosero-Labbé
respecto.
Editoras y coautoras
Este libro presenta los resultados de una importante investigación desarrolla
De mujeres, hombres y otras ficciones. Género y da en ocho ciudades colombianas sobre el tema de las Acciones Afirmati
sexualidad en América Latina vas. En él se encuentran las posturas, ideas y resistencias de diversos actores Fotografías de carátula
Grupo de estudios en género, sexualidad y salud en e internas de la serie
América Latina-GESSAM
referidas al tema en cuestión y valiosos aportes a los debates actuales sobre
Claudia Mosquera Rosero-Labbé “Africali”. Maestro José
construcción de ciudadanía diferenciada étnico-racial negra, afrocolombia Ruby Esther León Díaz
na, palenquera y raizal dentro del Estado pluriétnico y multicultural. Editoras y coautoras Horacio Martínez, 2006
Coediciones
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá
Enfermedades, epidemias y medicamentos. Fragmentos Facultad de Ciencias Humanas
para una historia epidemiológica y sociocultural Departamento de Trabajo Social
Augusto Javier Gómez López Centro de Estudios Sociales - CES
Hugo Armando Sotomayor Tribín Grupo de investigación sobre igualdad racial,
diversidad cultural, conflictos ambientales y
Desconfianza, civilidad y estética. Las prácticas racismos en las américas negras, Idcarán
formativas estatales por fuera de la escuela en Bogotá. Eje transversal conflicto, violencias y ciudadanías
1994-2003 Investigaciones
Javier Sáenz Obregón 9 789588 063706 CES Investigaciones CES
Acciones Afirmativas y ciudadanía
diferenciada étnico-racial negra,
afrocolombiana, palenquera y raizal.
Entre Bicentenarios de las Independencias y Constitución de 1991
Investigaciones CES
Serie Idcarán
Bogotá, 2009
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
Acciones afirmativas y ciudadanía diferenciada étnico-racial negra, afrocolombiana, palenquera y raizal : entre Bicente-
narios de las Independencias y Constitución de 1991 / editoras y coautoras Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Ruby
Esther León Díaz. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios
Sociales – CES, 2009
918 p. – (Colección CES. Serie Idcarán)
Incluye referencias bibliográficas
ISBN : 978-958-8063-70-6
1. Diferenciación cultural 2. Discriminación racial – Colombia 3.Grupos étnicos - Colombia 4. Ciudadanía 5. Justicia
social 6. Democracia 7. Política pública I. Mosquera Rosero-Labbé, Claudia Patricia, 1965- II. León Díaz, Ruby
Esther,1981-
CDD-21 305.89861 / 2009
ISBN: 978-958-8063-70-6
Primera edición: Bogotá, Colombia, 2009
1.000 ejemplares
Carlos Arturo Otero Rosero, Bruno Díaz, Evaristo Ramos Otero, Martín Abregú, Felipe Agüero,
Zulma Santos de Santos, Fabián Sanabria Sánchez, Javier Sáenz Obregón, Carlos Rúa Angulo,
Edwin Salcedo, Adriana Almanza, Martha Chaverra, Oriana Guzmán, Libia Grueso, al maestro
José Horacio Martínez, Agustín Laó-Montes, Sonia Álvarez, Ann Farnsworth-Alvear, Tukufu Zuberi,
Arturo Escobar, Juana Camacho Segura, Kiran Ascher, Magdalena León, María Himelda Ramírez,
Gloria Evalina Leal, Luz Marina Donato Molina, Lewis León Bolaños, Maura Nasly Mosquera,
Aura Liliana López, Óscar Almario García, Farid Samir Benavides, Carlos Alfonso Rosero, Doris
García, Doris de la Hoz Rosado, Rosa Carlina García Anaya, Juan de Dios Mosquera, Laureano
García Perea, Pastor Murillo Martínez, Esaud Urrutia, Emigdio Cuesta, Tianne Paschel, Elisabeth
Walsh, Catherine Walsh, Aline Helg, Astrid Verónica Bermúdez Díaz, Darío Hernán Vásquez
Padilla, Diego Raúl García Severich, Sandra Milena Aranzazu Guerrero, Giovanna Arias Pinilla,
Magda Rocío Martínez Montoya, Libia Paola Martínez Rincón, Rossih Amira Martínez Sinisterra,
Luis Javier Ramírez Quiñones, Diana Arias, Nini Johana Cortez Perdomo, Leydi Chitivo, Ariel
Palacios, Julián Andrés Goyeneche Sierra, María Isabel Silva Moreno, Diana Carolina Pérez
Martínez, Elizabeth Walsh, Martha Lucia Vergara Rosero, Yamil Eduardo Barrios Vergara, Michel
Maurice Gabriel Labbé, Maguemati Wabgou, Enrique Sánchez, Moisés Medrano, Nelly Murillo,
Rosa Maritza Quiñonez, Óscar Collazos, Alfonso Múnera, Gloria Triana, Giovanni Córdoba,
Rafael Perea Chalá- Alumá, Rudecindo Castro, Sindis Meza, Liliana Restrepo, Carlos Rúa, Pastora
Puertas, Judith Pinedo Flórez, Germán Patiño, Francisco Santos Calderón, Óscar Gamboa, César
Augusto Baldi, César Rodríguez Garavito, Patricia Mosquera, Paciano Asprilla, María Inés Barbosa,
Pilar Velásquez, Romero Rodríguez, Miguel Pereira, Luiz Claudio Barcelos, Boaventura de Sousa
Santos, Zulia Mena, Alcides Figueroa-Reales, Yusmidia Solano, Carmen Cabrales Vargas, Gustavo
Corrales Villegas, Alberto Abello Vives, Amalia Torres Pardo, María Cristina Rueda Traslaviña,
Wilson Martínez Montoya, a todos los integrantes del programa Eje transversal conflicto, violencias
y ciudadanías del Centro de Estudios Sociales: María Elvia Domínguez Blanco, Jorge Enrique
González, María Clemencia Castro y Andrés Salcedo-Fidalgo
A todas las personas participantes activas de grupos focales y de entrevistas tanto individuales como
colectivas que compartieron sus puntos de vista con nosotras en un diálogo franco y desprevenido en
Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Quibdó, San Andrés, Pereira y Buenaventura
Capítulo 5. Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movi-
miento Social Afrocolombiano. Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Margarita María
Rodríguez Morales 427
A manera de presentación
A escasos meses del inicio de la conmemoración de los Bicentenarios de las
Independencias y 18 años después de haberse promulgado la Constitución
de 1991, los analistas en políticas públicas de inclusión social con perspectiva
étnico-racial encontrarán en este libro valiosos elementos para complejizar las
implicaciones positivas que sobre el Estado pluriétnico y multicultural tendrán
las propuestas de inclusión social que se pondrán en marcha por medio de Ac-
ciones Afirmativas con perspectiva étnico-racial negra en el país. Las medidas de
Acción Afirmativa son deberes constitucionales sugeridos como deseables éticos
a los poderes públicos y a la sociedad civil con el fin de alcanzar la igualdad de
hecho1. Este tipo de medidas es característico del Estado Social de Derecho.
No hay una definición universal de Acción Afirmativa, ya que existen varias
perspectivas teóricas para definirlas y múltiples experiencias en el mundo
que imprimen importantes especificidades contextuales. En el sentido más
restringido puede definirse como la preferencia que se otorga a personas
que pertenecen a pueblos o grupos que simbólica y materialmente han sido
subalternizados —como los pueblos étnicos, étnico-raciales, y el grupo de
las mujeres— para garantizar su participación en ámbitos como el mercado
inversiones que promuevan el crecimiento del corredor costero. Sería una herramienta
del Estado para impulsar un equilibrio real y efectivo entre regiones y cumplir con
los objetivos propuestos en las metas del milenio, entre otros. El corredor costero
estará constituido por los departamentos de la Costa Caribe (Atlántico, Bolívar,
Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, San Andrés, Providencia, Santa Catalina y
Sucre) por departamentos de la Costa Pacífica (Cauca, Chocó, Nariño y el municipio
de Buenaventura) y los municipios del Caribe antioqueño (Arboletes, Necoclí, San
Juan de Urabá y Turbo).
3 Estas medidas también propendieron por una reforma de la enseñanza con la creación
de programas de estudios afroamericanos (Thermes, 2001: 394).
VIII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
público, incluida la administración pública, y en particular la administración
de justicia5» (Nral. 11).
Las Acciones Afirmativas para africanos(as) y afrodescendientes agenciadas por
los Estados deben conducir a la adopción de medidas apropiadas para eliminar
los obstáculos asociados con el racismo y la discriminación racial. Asimismo,
los Estados deben alentar «al sector privado a promover la igualdad de acceso
y la presencia equitativa de los afrodescendientes en todos los niveles de sus
organizaciones» (Nral. 11).
En el Programa de Acción también se insta al Estado para que facilite la par-
ticipación de los afrodescendientes en todos los aspectos políticos, económicos,
sociales y culturales de la sociedad, y en el adelanto y desarrollo económico
de sus países. Dicha participación debe darse con base en «el conocimiento y
el respeto de su patrimonio y cultura» (Nral. 4). Por último, se pide al Estado
concentrar nuevas inversiones «en sistemas de atención sanitaria, educación,
salud pública, electricidad, agua potable y control del medio ambiente» (Nral.
5) para garantizar la igualdad de acceso sin ningún tipo de discriminación.
Por su parte, las instituciones financieras de desarrollo y programas de
organismos especializados de las Naciones Unidas también deben promover
Acciones Afirmativas a favor de africanos(as) y afrodescendientes. De acuerdo
al Programa de Acción, deben elaborar programas que inviertan «recursos adi-
cionales en sistemas de salud, educación, vivienda, electricidad, agua potable
y medidas de control del medio ambiente, y que promuevan la igualdad de
oportunidades en el empleo, así como otras iniciativas de Acción Afirmativa o
positiva» (Nral. 8, aparte c).
En síntesis, la Conferencia Mundial reconoce las Acciones Afirmativas
como uno de los mecanismos de actuación de los Estados, la cooperación
internacional y las Naciones Unidas en contra del racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Tanto en la Declara-
ción como en el Programa de Acción existe una asociación entre formulación
e implementación de Acciones Afirmativas y alcance de la igualdad plena
y efectiva de quienes han sido víctimas de racismo, discriminación racial,
xenofobia y formas conexas de intolerancia.
XII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
y Raizal, espacio de trabajo interinstitucional creado mediante los decretos
4181 y 4401 de 2008, cuyo objeto fue «evaluar las condiciones de vida de
la población afrocolombiana, palenquera y raizal y presentar al gobierno
nacional las recomendaciones tendientes a la superación de las barreras
que impenden el avance de dicha población, en particular de las mujeres
y de los niños, en los campos económico y social; así como la protección
y realización efectiva de sus derechos civiles»7.
La Comisión inició su trabajo bajo el innegable liderazgo del Vicepresi-
dente de la República, Francisco Santos Calderón, y tuvo como miembros
a la Ministra de Educación Nacional; la Ministra de Cultura; el Ministro y
Viceministro del Interior y de Justicia; el Ministro de la Protección Social;
el Viceministro de Relaciones Laborales; la Directora Departamento Na-
cional de Planeación; el Alto Consejero Presidencial para la Acción Social
y la Cooperación Internacional; el Director del Programa Presidencial de
Promoción, Respeto y Garantía de los Derechos Humanos y de Aplicación
del Derecho Internacional Humanitario; el Director del Departamento
Administrativo de la Función Pública; el Director de Asuntos para Comu-
nidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras del Ministerio
del Interior y de Justicia; el Presidente de la Asociación Nacional de Indus-
triales (andi); los dos representantes a la Cámara por la Circunscripción
Especial de Comunidades Negras; un operador político de la Comisión
Intersectorial; el Representante de Amunafro; el Alcalde de Villarrica; una
consultiva de alto nivel; y un ex Director del Banco de la República como
representante de los académicos.
Líderes y lideresas quienes se oponen a la firma del Tratado de Libre Comercio
vieron en el apoyo dado a la Comisión Intersectorial por parte del representante
Meeks, acérrimo defensor del libre comercio y partidario del Tratado de Libre
Comercio entre Colombia y Estados Unidos, un motivo para mantenerse en
alerta y vigilancia ante una posible instrumentalización del tema para intereses
más económicos que éticos y de justicia histórica8.
XIV Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
y que se encargue de la coordinación, seguimiento y evaluación de estas dos
nuevas iniciativas y de otras existentes.
Como resultado del análisis de la información en las ocho ciudades de la
muestra de esta investigación, en el capítulo noveno de este libro proponemos
la creación de una Consejería Nacional de Políticas para la Promoción de la
Igualdad Racial y de las Diferencias Culturales (cnppirdc). El Estado y sus
instituciones deberían tenerse en cuenta las conclusiones a las que llegaron los
investigadores Eduardo Uribe Botero y Christian Jaramillo Herrera de la Facultad
de Economía de la Universidad de los Andes, autores del estudio cuantitativo
que la Comisión Intersectorial contrató con esa universidad privada. Según
estos investigadores, los resultados obtenidos de la recolección, organización y
análisis de la información del censo del año 2005 permiten identificar que la
situación actual de los afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as)
«presenta un panorama que no da pie para el optimismo» (Uribe y Jaramillo,
2008: 1), y que, para un adecuado abordaje y atención, es «necesaria la imple-
mentación de programas de gobierno establecidos como políticas de Estado»
(Uribe y Jaramillo, 2008: 55).
Por otra parte, ronda una pregunta en muchos ámbitos de reflexión y de acción
política: ¿es posible desarrollar Acciones Positivas en un país cuyo jefe de gobierno
niega la existencia del racismo y la discriminación racial? Recordemos que ambos
fenómenos están en la base de la situación de inclusión abstracta —exclusión
concreta que viven las mayorías de las personas negras en el país y cuyos efectos
negativos, acumulados a lo largo del tiempo, buscan contrarrestarse con estas
medidas. ¿Acaso la llegada de un «presidente negro» a la Casa Blanca generó un
cambio de perspectiva frente a la cuestión racial en el gobierno?
Los líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano recuerdan a
menudo que en un memorable Consejo Comunal afrocolombiano, realizado en
la ciudad de Cali el día 3 de junio de 2007, el Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, negó de manera enfática la presencia de la discriminación racial en
el país11. Reproducimos aquí momentos importantes acaecidos en el mismo.
XVI Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
de la sociedad colombiana [aplausos]. Este reconocimiento hay que hacerlo; de
lo contrario nos tocará entonces exacerbar el conflicto, utilizar los medios posi-
bles para que todos los colombianos y colombianas entendamos que no hemos
sido iguales dentro de estos quinientos años de construcción de la Nación. Por
eso, el Movimiento Cimarrón, con el apoyo de la Unión Europea y la usaid,
hemos creado [sic] el programa de los Centros de Justicia y Acción Contra el
Racismo, porque el racismo afecta a nuestros pueblos en Cartagena, el racismo
afecta nuestras gentes en las grandes ciudades del país.
Tenemos un grave problema de racismo policial, la criminalización de los jóvenes
negros en ciudades como Cali, Bogotá y Cartagena. Tenemos un problema de
racismo cuando en la oficialidad de las fuerzas militares no se aceptan en las
escuelas militares a los jóvenes negros, y eso es un insulto para los colombia-
nos [aplausos]. Queremos invitar al Gobierno Nacional a apoyar la iniciativa
del Movimiento Cimarrón, que en su xv asamblea, hace ocho días, declaró el
quinquenio próximo, hasta el año 2012, como quinquenio de acción, de lucha
contra el racismo, y la exclusión racial laboral. El Gobierno Nacional debe colocar
todas las instituciones en función del principio de inclusión. La inclusión es lo
correcto Señor Presidente; necesitamos hoy convocar a los gremios, convocar
al sector bancario, convocar a los grandes empleadores de los supermercados,
a los grandes empleadores de las cámaras de comercio a aceptar la inclusión.
No es lógico en Colombia que la gente negra siga excluida del trabajo en los
bancos [aplausos], no es lógico que la gente negra siga excluida en los grandes
supermercados y centros comerciales. No es lógico que la gente negra no pueda
trabajar en los aeropuertos ni en los aviones, Señor Presidente [aplausos].
Queremos invitar al Gobierno Nacional a levantar la reserva sobre el artículo
14 de la Convención Internacional Contra la Discriminación Racial; Colombia
no puede seguir manteniendo la reserva para que los colombianos denunciemos
el racismo ante la onu, esto es incorrecto. Necesitamos que se cree en el país la
Comisión Nacional para la Igualdad de Oportunidades, y esto es posible si se
levanta la reserva; esto implica voluntad política, Señor Presidente; solo con vo-
luntad política, reconocer el conflicto racial, tratemos de prevenirlo pacíficamente,
porque nuestros pueblos, nuestra juventud, está aprendiendo a no aguantar más,
y tenemos que prevenir y hablo de una salida negociada al conflicto del racismo
antes de que estalle. Necesitamos pues, invitar al Presidente también que para
eliminar el racismo, es necesario que el Ministerio de Educación se comprometa
[aplausos]
Presidente Álvaro Uribe Vélez: Después de haberlo escuchado, con todo res-
peto, me permito, llamando muy especialmente la atención de los congresistas
norteamericanos, que voy a discrepar de Juan de Dios, muy respetuosamente.
Colombia tiene todos los problemas del mundo en pobreza y de inequidad, pero
en las grandes mayorías colombianas históricamente no ha habido una actitud de
exclusión racial [muchos gritos]. Permítanme discrepar porque un país donde
tantos gobiernos han hecho evidentes esfuerzos de inclusión, Colombia es un
país al cual no se le puede tachar de tener una actitud de discriminación racial.
Además lo digo porque donde yo he vivido en Antioquia, limítrofe con el Cho-
có, donde hemos convivido toda la vida en la mayor fraternidad. Yo no puedo
dejar de expresar esto ante una representación tan importante de la comunidad
internacional como la representación que tenemos hoy de los congresistas de
los Estados Unidos […] piénsenlo. Reúnanme a los blanquitos pobres del Valle
del Cauca a ver si no están en la misma situación de los negros pobres. Yo creo
que ese es el problema, el problema es más de exclusión social por razones de
pobreza que de una actitud colombiana de discriminación racial. Yo me sentiría
muy mal, si no dijera esto de lo cual estoy profundamente convencido, hoy
que nos ha visitado esta delegación norteamericana […] (Consejo Comunal
Afrocolombiano. Cali, junio 3 de 2007).
XVIII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
En la actualidad, el Vicepresidente Francisco Santos Calderón reconoce en
un significativo acto de pedagogía antirracista en escenarios público-políticos,
que incluyen a los medios masivos de comunicación, la existencia del racismo
y la discriminación racial en el país. Empero, el proyecto de Ley No. 073/2007
«por el cual se adiciona el Código Penal y se sancionan penalmente los actos
discriminatorios en materia racial, nacional, cultural o étnica», liderado por
la representante de la circunscripción especial de comunidades negras ante
la Cámara, María Isabel Urrutia, y apoyado por la bancada afrocolombiana,
hasta la fecha no ha sido aprobado por el Senado de la República. En Colom-
bia no existe una legislación penal específica de conformidad con el artículo
4 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial.
En la lógica de las paradojas y de las superposiciones políticas, nos parece
interesante resaltar que aunque muchas de las recomendaciones de la Comisión
Intersectorial coinciden con el Programa de Acción de Durban, la Conferencia
de Durban no es mencionada por parte del actual gobierno para justificar, desde
el plano internacional, la puesta en marcha de dichas recomendaciones. Una
última pregunta gravita en torno a esta Comisión y tiene que ver con la tensión
entre política y filosofía moral que parece rodear la discusiones sobre Acciones
Afirmativas étnico-raciales negras: ¿acaso las Recomendaciones convirtieron «la
lucha por la igualdad racial y la batalla contra la injusticia social en problemas
técnicos que deben gestionarse y administrarse?» (Gilroy, 2008: 47).
XXII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
otra parte ese país pareciera no asimilar aún la Independencia de Argelia y de
Haití, basta analizar cómo los manuales oficiales de Historia tratan estos dos
violentos hechos históricos. Todas estas situaciones nos sensibilizaron frente al
tema de las Acciones Positivas, también nos estimularon a observar de manera
cuidadosa la forma como las pretensiones universalistas e igualitarias de la ciuda-
danía francesa republicana tienen tanta vigencia en algunos Estados nacionales,
latinoamericanos y caribeños, incluido Colombia. Acudamos a la historia para
recordar el papel de la Revolución francesa en el proyecto poscolonial de España
en el siglo xix. El mito republicano de la igualdad formal está herido en Francia,
y en Colombia debió ser revisado desde que adoptamos la Constitución de 1991
sin que seamos conscientes de ello. Estas situaciones inspiran nuestra reflexión
sobre Acciones Afirmativas.
En Colombia, algunos académicos(as) han puesto en circulación el imaginario
según el cual todos los(as) afroestadounidenses comparten la misma explicación
bipolar de las relaciones raciales de ese país. Como prueba de lo contrario quere-
mos recordar que en el año 2006 llegó a Colombia el influyente afroestadouni-
dense Allen Sessoms, presidente de la Universidad de Delaware, invitado por la
embajada estadounidense en Colombia16 e hizo varias presentaciones en diversos
escenarios públicos. En una célebre reunión sostenida en la Pontificia Universi-
dad Javeriana de Bogotá, aconsejó a los asistentes, en su gran mayoría líderes y
lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano, abrazar la cultura dominante
blanco-mestiza para progresar y sacrificar los principios éticos, si hay que hacerlo,
tras la búsqueda del poder económico y político como únicas formas expeditas de
neutralizar el color de la piel. Afirmó que era preciso separarse de la familia negra
cuando se está en procesos de movilidad social ascendente y se declaró partidario
de los matrimonios mixtos. También aconsejó rechazar la iniciativa de demanda
de cupos en las universidades públicas y privadas por considerarla perjudicial para
el autoestima colectiva de las personas negras. Para él, las Acciones Afirmativas
deben hacer énfasis en promover a los mejores y no deben pensarse para aceptar
la mediocridad de los perdedores.
La diferencia entre Acciones Afirmativas y cuotas es la siguiente: no hay un límite
numérico de personas que se puedan beneficiar con las Acciones Afirmativas.
16 Frente a sus polémicos puntos de vista, la Embajada estadounidense aclaró que los pun-
tos de vista de este afroestadounidense no reflejaban la posición oficial de la Embajada
frente a estos temas.
XXIV Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
Aportes a la reflexión académica, a la noción de ciudadanías
diferenciadas y a la acción pública estatal
Los académicos(as) interesados en el tema de la ciudadanía diferenciada
étnico-racial negra encontrarán algunos avances frente a este apasionante tema.
Describiremos algunos discursos mediante los cuales los funcionarios(as) del
Estado se resisten a su concreción pese a que el Estado pluriétnico y multicul-
tural respalda las intervenciones diferenciadas orientadas a la promoción y el
respeto a las diversidades culturales. Articular el tema de las Acciones Positivas
con el de ciudadanía remite al concepto de la igualdad, y a la necesidad de
pensar de manera relacional, en lógicas de reciprocidad e interdependencia
las reivindicaciones por las diferencias (Jiménez, 1995).
Las dinámicas de los cambios socioculturales y los hallazgos investigativos
que ofrecemos en este libro validarán los estudios realizados por teóricos(as)
acerca de la complejidad de los cambios socioculturales y la importancia del
Estado, las legislaciones, la acción colectiva de los movimientos sociales y de
fuerzas exógenas en la búsqueda de transformaciones que beneficien en términos
de justicia y bienestar a las mayorías. Con los resultados aquí expuestos, otras
personas matizarán posturas ideológicas sobre la conveniencia o no de imple-
mentar Acciones Afirmativas vistas como mecanismos desde la acción pública
estatal para acelerar cambios sociales y culturales estructurales que potencien a
la sociedad colombiana como diversa e igualitaria. Después de 200 años de vida
republicana, sabemos que mantener «la práctica de la inclusión abstracta y la
exclusión concreta» (Martín Barbero, 1978) de millones de seres humanos, por
consideraciones raciales, resulta hoy insostenible en cualquier democracia, sea
esta liberal, socialista del siglo xxi, socialdemócrata, representativa o cosmopolita.
El Estado y la sociedad civil deben actuar por la buena salud de las promesas
democráticas de movilidad social ascendente, pues las desigualdades sociales y
raciales no desaparecerán de manera espontánea u ocultando su existencia. Por
esta razón, «centrar una estrategia de salvación de la democracia moderna en
la persistencia tenaz y los efectos del racismo puede, por sí misma, dar lugar a
redefiniciones complejas y productivas de lo que fue el liberalismo y de lo que
será la democracia cosmopolita» (Gilroy, 2008: 49).
Los profesionales encargados(as) de la formulación, implementación y evalua-
ción de políticas públicas de inclusión social encontrarán en los hallazgos que aquí
presentamos elementos para poner en marcha la perspectiva étnico-racial negra
XXVI Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
Entrevistas y grupos focales del trabajo de campo realizado
entre el 7 de noviembre de 2006 y el 21 de diciembre de 2007
Número de Número de Total de entrevistas
Ciudad Tipo de actor entrevistas grupos focales y grupos focales
realizadas realizados por ciudad
Funcionarios(as) de alto nivel
31 31
del orden nacional
Funcionarios(as) del nivel
15
Bogotá distrital
Funcionarios(as) de programas 91
38 8
sociales focalizados
Líderes y lideresas 30
Funcionarios(as) del nivel
12
Buenaventura municipal 25
Líderes y lideresas 12 1
Funcionarios(as) del nivel
10
Cali municipal 26
Líderes y lideresas 14 2
Funcionarios(as) del nivel
8
municipal
Cartagena Funcionarios(as) de progra- 47
18
mas sociales focalizados
Líderes y lideresas 19 2
Funcionarios(as) municipales 11
Funcionarios(as) de progra-
Medellín 8 36
mas sociales focalizados
Líderes y lideresas 16 1
Funcionarios(as) municipales 6
Funcionarios(as) de progra-
Pereira 15 30
mas sociales focalizados
Líderes y lideresas 8 1
Funcionarios(as) municipales 16
Quibdó 39
Líderes y lideresas 22 1
Funcionarios(as) municipales 6
Funcionarios(as) de progra-
San Andrés Islas 13 33
mas sociales focalizados
Líderes y lideresas 14
Total de entrevistas realizadas 358
XXVIII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
desigualdades sociales inscritas en el espacio geográfico colombiano, apoyándose
en una estadística descriptiva de análisis de 40 indicadores. La segunda parte
presenta un ejercicio modelístico que utiliza las herramientas econométricas
con datos especializados del mercado laboral para mostrar el peso de la discri-
minación racial en este ámbito.
La lectura de todo el capítulo permite observar cómo operan dos lógicas de
desigualdad de oportunidades. Por un lado, amplios diferenciales en educación,
salud y saneamiento básico, entre otras, y, por el otro, tratos diferenciales de
parte de los empleadores, que no se explican por la menor dotación en variables
asociadas al capital humano entre personas afrocolombianos(as) y la población
blanco-mestiza del país.
En el capítulo cuarto, llamado «Las Acciones Afirmativas vistas por distin-
tos actores(as) institucionales», Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Margarita
María Rodríguez Morales dan cuenta del nivel de discusión y comprensión con
el que cuentan los funcionarios(as) de los distintos niveles del aparato estatal
colombiano sobre el debate de las Acciones Afirmativas. En la primera parte,
este capítulo se concentra en la exposición de los actores(as) institucionales
sobre sus ideas, percepciones y opiniones relativas a lo que entienden por estas
medidas, su implementación, los actores inmersos en ellas y los discursos de
resistencias que se oponen a las mismas. En la segunda parte, se presentan las
narrativas de los funcionarios(as) referidas a las experiencias de formulación
de planes de Acción Afirmativa para comunidades afrocolombianas, negras,
raizales y palenqueras en Bogotá y Medellín.
En el capítulo quinto, denominado «Las Acciones Afirmativas vistas por
líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano», Claudia Mosquera
Rosero-Labbé y Margarita María Rodríguez Morales describen las concepciones
relativas a las Acciones Afirmativas que exponen en sus narrativas mujeres y
hombres sensibles a la causa afro, personas vinculadas al Movimiento Social
Afrocolombiano, y consultivos(as) que representan en el nivel local y nacional
a afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as) en espacios autó-
nomos de participación creados por la Ley 70 de 1993. De manera descriptiva,
dicho capítulo aborda lo que estos actores interpretan como Acción Afirmativa,
las razones que legitiman su implementación para los afrocolombianos(as),
negros(as), raizales y palenqueros(as), los enfoques que deberían tener, los
mecanismos por medio de los cuales deben ser implementadas y los ámbitos
XXX Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
En el octavo capítulo, titulado «Hablar de racismos y discriminación racial:
elementos para cuestionar la ideología de la igualdad racial en Colombia»,
Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Margarita María Rodríguez Morales
describen las narrativas sobre los racismos y la discriminación racial de tres
tipos de actores abordados en las entrevistas y grupos focales realizados. Se
retoman por aparte los relatos de los funcionarios(as) del Estado, de los
funcionarios(as) de servicios sociales y de los líderes y lideresas del Movimiento
Social Afrocolombiano, teniendo en cuenta las mismas categorías de análisis
para cada uno de estos grupos.
Así, se ilustra el amplio, diverso y complejo panorama de interpretación
que las personas entrevistadas poseen del racismo: un problema determi-
nante e influyente en las relaciones raciales, pero al mismo tiempo evadido,
soterrado y poco comprendido desde su dimensión sistémica. De manera
descriptiva, las autoras dan cuenta de las concepciones sobre racismo, los
tipos, los escenarios en los cuales se detecta su existencia y las alternativas
de solución que señalan frente a su perjudicial existencia en la sociedad
colombiana por parte de los(as) participantes en las entrevistas y grupos
focales realizados.
El noveno capítulo, titulado «Propuesta: Acciones Afirmativas y otras
políticas públicas para la inclusión social y el reconocimiento étnico-cultural»,
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López y Fernando
Urrea-Giraldo realizan una propuesta sobre cómo lograr la inclusión de per-
sonas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, a la Nación colombiana
pluriétnica y multicultural por medio de la creación de la Consejería Nacional
de Políticas para la Promoción de la Igualdad Racial y de las Diferencias Cul-
turales (cnppirdc). Dicha consejería sería responsable de cuatro programas de
Estado: la política nacional de Acción Afirmativa en instituciones de educación
pública superior, la política nacional de Acción Afirmativa en mercados de
trabajo, el plan nacional de reparaciones simbólicas, la política nacional para
combatir los racismos y la discriminación racial y el seguimiento y monitoreo
a las políticas públicas que propendan por alcanzar una mejor calidad de
vida, salud, educación y empleo.
Los hallazgos de la investigación que presentamos tienen una naturaleza
descriptiva, hecho que es intencionado. Buscamos que esta información se con-
vierta en un pretexto para conversar con distintos actores(as) —académicos(as),
XXXII Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
Referencias
XXXIV Acciones Afirmativas en Colombia: entre paradojas y superposiciones de lógicas políticas y académicas
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Leyenda
Colombia
Continente
12°36'0"N
13°22'0"N
13°22'0"N
12°34'0"N
12°34'0"N
13°20'0"N
13°20'0"N
12°32'0"N
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10°0'0"N
10°0'0"N
12°30'0"N
12°30'0"N
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81°44'0"W 81°42'0"W
5°0'0"N
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Ü
5°0'0"S
5°0'0"S
1:110,000,000
2,600 1,300 0 2,600 5,200
Km
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75°0'0"W 70°0'0"W
AN ANDRES
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O
San Andrés
Cartagena
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10°0'0"N
10°0'0"N
Medellín
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5°0'0"N
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Bogotá D. C.
Buenaventura
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0°0'0"
0°0'0"
Ü 1:10,000,000
240 120 0 240 480 Leyenda
5°0'0"S
5°0'0"S
Km
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O Ciudad de la muestra
Colombia
75°0'0"W 70°0'0"W
“Africali”. José Horacio Martínez - 2006 ©
Capítulo
1
Los Bicentenarios de las Independencias
y la ciudadanía diferenciada étnico-racial negra,
afrocolombiana, palenquera y raizal1
A manera de introducción
Eduardo Escobar, reconocido escritor y poeta colombiano, escribió el día
29 de junio de 2009 una columna periodística en el diario El Tiempo titulada
el sainete del Bicentenario, en la cual se preguntaba si acaso el colombiano(a)
común y corriente no albergaba un «sentimiento de culpa por la Independen-
cia»; […] «dicen que Bolívar se anticipó» [habla del proceso independentista].
Afirmó también, con abierto espíritu polemista, que «otro siglo de Colonia
no hubiera sobrado en América» (Escobar, 2009: 2). Las anteriores son pro-
vocadoras afirmaciones que merecen responderse de manera tranquila con
los avances de importantes investigaciones académicas desarrolladas sobre las
Independencias, la formación de la Nación y la Constitución multicultural
en los últimos años (Múnera, 1998, 2005; Helg, 2000; Almario, 2001, 2003,
2007; Arias, 2005; Bolívar, 2006; Múnera, 2009; Conde, 2006, Bonilla, 2006;
Zambrano, 2006).
Los Bicentenarios de las Independencias —las conmemoraciones de doscientos
años de los inicios de un proyecto poscolonial de España3— que se celebrarán
1 Agradezco los diálogos sostenidos sobre los temas de este capítulo con Ruby Esther
León Díaz, Darío Iván Vásquez Padilla y Margarita María Rodríguez Morales den-
tro del Grupo de investigación sobre igualdad racial, diferencia cultural, conflictos
ambientales y racismos en las américas negras, Idcarán; y a la historiadora Marixa
Lasso. Los argumentos que aquí desarrollo son de mi entera responsabilidad.
2 Con la colaboración de Diana Carolina Pérez Martínez.
3 El proyecto poscolonial inició cuando en España ocurrieron la invasión francesa y el
«apresamiento» del Rey Fernando VII. Estos hechos históricos supusieron un cambio
en la cultura política y en las nociones de ciudadanía, nacionalidad y representación
en las colonias, cambios ligados al surgimiento de lo moderno. En este contexto, la
legitimidad de la monarquía, en un comienzo carente de cuestionamientos, se puso
en entredicho: en 1810, «ya dominaba la idea de que la ausencia del rey resultaba
en la devolución de la soberanía al pueblo» (Lasso, 2007: 35), como germen de su
10 Ingrid Johanna Bolívar sostiene que es posible observar el vínculo entre la cultura y
política por medio de la dominación política que ha tendido a «operar y vivirse como
diferencia cultural en aquellos contextos que han sido excluidos del mundo político
ciudadano» (Bolívar, 2006: 4).
11 Alfonso Múnera afirma que la obra de Javier Ocampo López titulada El proceso ideológico
de la emancipación se constituye en una clara excepción a dicha tendencia, establecién-
dose como un primer intento de análisis sistemático de las ideas que dieron forma a
las luchas de Independencia, en el cual se propone que «la ideología nacionalista de
la élite neogranadina dominó las filas independentistas» (Ocampo, 1971, citado por
Múnera, 1998: 15).
Cuestionamientos a la narrativa de la
homogeneidad cultural y étnica de la Nación
El antropólogo Julio Arias Vanegas afirma que con la Ilustración y la posin-
dependencia la historia nacional se concentró en el futuro, dejando de lado
el pasado. Para explicar la legitimidad de las Independencias, las élites criollas
debían librarse del pasado colonial con miras a legitimar el ideal de República
de progreso y civilización que encarnaba el nuevo proyecto poscolonial. Por esta
razón, hubo momentos en los cuales «fue necesario limpiar el pasado español y
conjugarlo con el de las incipientes civilizaciones indígenas» (Arias, 2005: 7),
articulándolos en un solo camino histórico.
No obstante lo anterior, entre los críticos de la herencia de la conquista y de
la Colonia española se presentó una contradicción en otros momentos, ligada al
hecho de que a pesar de la necesidad de dejar atrás el siniestro pasado colonial, se
12 Siguiendo a Aline Helg, para entender esta situación es importante resaltar tres situa-
ciones explicativas. Primero, al finalizar el periodo colonial la presencia de mujeres
jefas de hogar solteras que tenía trabajos urbanos en ciudades del Caribe neogranadino
(como Cartagena y Mompox) era mayoritaria frente a los hombres que tenían trabajo
rural en haciendas o ranchos; esta situación hacía que las mujeres no pudiesen encon-
trar cónyuges dentro de su propia categoría socio-racial. Es así como muchas tenían
amantes casados, en ocasiones blancos. Es posible que «los niños nacidos de uniones
entre mujeres de ancestro africano y hombres blancos se sintieran menos negros que
los otros» (Helg, 2000: 240). Segundo, dado el papel de las mujeres en el dinamismo
de la economía urbana, muchas de ellas dependían de patronos y clientes de la élite
blanca, lo que las integraba a las redes clientelistas de la ciudad, espacio en donde en
apariencia superaban las líneas de clase, ‘raza’ y género. Tercero, «es posible que la
falta de conciencia racial que uniera a los libres de color con los esclavos de origen
africano proviniera del hecho de que en las ciudades más importantes de la costa no
era excepcional que hombres y mujeres de color libre fueran propietarios de esclavos»
(Helg, 2000: 239). Dicho de otro modo, estos hombres y mujeres de color libres tenían
intereses en la jerarquía socio-racial existente.
15 La Ramada, San Miguel, Uré, la Matuna, el Limón, San Miguel, Tabacal, Matudere,
Betancur, Barranca, Bongue, Norosi, Cimarrón, Santa Cruz de Maringa, Matima,
Tocaima, San Jacinto, Guarne, Cerrito, Carate, Betanzi, Ladera, Judas y San Bartolomé
son los nombres de algunos de ellos.
18 Los estudios históricos han insistido en que para esta época la población en situación
de esclavitud era escasa en el país, pues se habían dado numerosas automanumisio-
nes, llamadas también coartación, autocompra, o compra de sí mismo, entre otras
estrategias para alcanzar la libertad, al lado de otras prácticas sociales como la fuga,
los cimarronajes, las denuncias por maltrato y las solicitudes legales de libertad.
20 Allen Feldman (1991) considera que la acción política está sujeta a posiciones transac-
cionales que alteran de forma continua al sujeto. Para él, la acción política es relacional
y está conformada por un mosaico de posiciones subjetivas que pueden ser discontinuas
y contradictorias, razón por la cual no existe un sujeto político unificado pues los ac-
tores se mueven entre diversas posiciones transaccionales y entre discursos y prácticas
somáticas que los alteran.
Conclusiones
En este capítulo demostré que los pueblos y personas negros, afrocolom-
bianos, palenqueros y raizales tienen el deber epistémico, político y ético de
cuestionar la conmemoración de los Bicentenarios de las Independencias de
España. Realicé una invitación a ocupar estos espacios y abrir debates públicos,
democráticos e informados en donde se discutan los efectos del proyecto de
ciudadanía liberal republicana que poco contempló la incorporación colectiva
de los esclavizados(as) negros y sus descendientes, aunque sí benefició a un
buen número de ascendientes de africanos(as) mixtos quienes por múltiples
estrategias desplegadas tuvieron mayores posibilidades de inclusión social
y cultural al nuevo proyecto de Nación. Éstos(as) no hablaron de raza para
demandar una ciudadanía liberal, discursivamente ciega al color de la piel y
a los impactos negativos de la institución económica de la esclavitud, y acep-
taron —no sin tensiones y ambigüedades— la propuesta de Nación mestiza
desde los puntos de vista simbólico, biológico y cultural.
En razón de lo anterior, los Bicentenarios de las Independencias son escena-
rios para hablar de manera franca en el país acerca de la racialización padecida
por las personas consideradas negras puras que no participaron del proyecto de
ciudadanía republicana porque la República esclavista y el régimen simbólico
que dejó la esclavitud lo impidieron. Expuse también elementos polémicos
respecto del Movimiento Social Afrocolombiano, el cual debería reflexionar
sobre las profundas diferencias que separan sus distintas tendencias cuando
defina quiénes serían los beneficiarios(as) de las Acciones Afirmativas que se
implementarán en el país: ¿deberían serlo las personas negras racializadas con
mayores capitales educativos o con más posibilidades de alcanzarlo que sufren
el peso de las desigualdades sociales y raciales? ¿deberían serlo las personas
afrocolombianas mestizadas que niegan el racismo, la discriminación racial
y que hoy buscan por medio de Acciones Afirmativas mayor reconocimiento
étnico-cultural, poder político, poder económico, y están incluidos social y
simbólicamente en la Nación mestiza desde hace dos siglos? o ¿quiénes?
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 69
Estos Estados deberán desarrollar un proyecto de multiculturalismo radical
(Zambrano, 2006) que erradique las desigualdades históricas y contemporáneas
que se han enquistado en las relaciones sociales interculturales y que se justi-
fican como parte de los llamados «problemas culturales de la diversidad». En
ocasiones, los problemas que atañen a los grupos sociales diversos no son más
que la evidencia de un déficit en los procesos de integración, cohesión social e
inscripción simbólica en la Nación, así como de una asimetría en los patrones
sociales de representación, interpretación y comunicación predominantes en
la sociedad (Fraser,2007). Los denominados «problemas culturales de la diver-
sidad» pueden ser una fórmula eufemística para no alterar o negarse a actuar
frente a las causas estructurales de las desigualdades sociales, entre las que se
cuentan el sexismo, el racismo, el clasismo, la homofobia, la islamofobia y la
xenofobia, entre otras.
En Colombia, las desigualdades sociales y raciales se han explicado acusando
a negros(as), afrocolombianos(as), palenqueros(as) y raizales de vivir con los
peores indicadores de calidad de vida del país por carecer de iniciativa individual
y empresarial, por poseer un supuesto ethos de la dejadez que los ciega frente al
hecho de que son dueños de zonas de gran riqueza y por haberse acostumbrado
a sobrevivir en un mar de pobreza en medio del toque del tambor y el paso
cadencioso de sus mujeres. Los datos cuantitativos del tercer capítulo de esta
obra muestran un panorama preocupante: la gente negra está sobrerepresentada
entre las más pobres en la sociedad colombiana.
Por medio de un análisis detallado de las desigualdades sociodemográficas
y socioeconómicas que enfrenta la población afrocolombiana respecto a la
población que en su gran mayoría podría considerarse más próxima a autorre-
conocerse como «blanca» o «mestiza» según el censo de 2005, los autores del
tercer capítulo elaboraron un análisis sobre las características de inserción de
la población afrocolombiana en el mercado de bienes y servicios, en el cual se
intenta evaluar el papel que tienen estas desigualdades —resultado de desven-
tajas acumulativas históricas— en el mercado laboral, sobre todo aquellas que
se expresan en un trato diferencial discriminatorio en el mercado de trabajo.
Estas dos lógicas sociales que corresponden a lo que los economistas y soció-
logos denominan desigualdad de oportunidades hace que las personas afroco-
lombianas afronten mayores dificultades en la adquisición de estados y acciones
(educación de calidad y con mayor cobertura, acceso a buenos servicios de salud,
70 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
saneamiento básico, buena nutrición, etc.), que tienen efectos negativos en la
formación de capacidades que influencian de forma negativa los resultados en
el mercado laboral y, desde aquí, resultan en una inadecuación de ingresos. No
obstante, los resultados en el mercado laboral no se explicarían meramente por
las menores dotaciones de variables asociadas al capital humano de las personas,
ya que inclusive aquellas personas que hacen grandes esfuerzos en la adquisición
de esos estados y acciones tienen resultados sistemáticamente diferentes en las
ocupaciones, salarios y posibilidades de promoción en el empleo con respecto
a individuos no afrocolombianos de similares características.
Estos dos tipos de lógicas derivan en una trampa de pobreza intergeneracional
para las personas afrocolombianas más pobres e inhiben procesos de movilidad
social ascendente para las más educadas. Estos datos cuantitativos nos muestran
una vez más que no es posible seguir explicando la situación de desventaja de
personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras con prejuicios raciales
o afirmando que el problema radica en que estas personas viven en territorios
distantes del poder central, a los cuales el Estado no ha podido llegar. Este
último tiene que actuar ante esta situación; es imposible seguir alimentando
este círculo vicioso de exclusión.
Los Estados democráticos que han adoptado las Acciones Afirmativas —llama-
das también de Discriminación Positiva, Acción Positiva, Movilización Positiva
o Diferenciación Positiva— como políticas públicas tanto para personas negras
como para mujeres u otros grupos sociales, han demostrado que estas constituyen
un mecanismo eficaz para permitir la igualdad de oportunidades1 acudiendo
al principio de equidad social, al tiempo que erradican o frenan los procesos
1 A la noción de igualdad de oportunidades se opone la igualdad de resultados; la primera
hace énfasis en los derechos individuales y la segunda en los derechos de grupo. La igualdad
de oportunidades, como estrategia propia del liberalismo, no resulta suficiente para alcanzar
la igualdad de género o racial, pese a ser un buen punto de partida para ello. La realidad
social hace necesario redefinir las bases de la ciudadanía, dando paso así a nuevas estrategias
que amplíen la igualdad de oportunidades (Astelarra, 1993a). En la tradición liberal clásica,
la igualdad de oportunidades implica, por un lado, que todos los individuos han de tener
las mismas oportunidades, y por el otro, que las desigualdades que se producen responden
al principio del mérito «es decir, todos han podido utilizar las mismas oportunidades, pero
como son diferentes, algunos son más capaces que otros, entonces terminan siendo desiguales»
(Astelarra, 1993b: 13). Desde esta perspectiva se termina justificando la desigualdad que se
pretende combatir por cuanto en el fondo no busca la igualdad social sino las oportunidades
individuales, sin cuestionar la estructura de clases sociales existentes.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 71
insidiosos de discriminación por motivos raciales o de género que impiden que
personas, grupos sociales o pueblos sean considerados agentes encarnados y
simbólicos que pueden potenciar y enriquecer el pluralismo político y cultural
en las sociedades de las cuales son parte fundamental.
Este capítulo contempla tres momentos: en el primero haremos una exposición
de la variedad de definiciones que existen sobre Acciones Afirmativas y sobre
las medidas que se han puesto en práctica para materializarlas; en el segundo
desarrollaremos los aspectos más polémicos de este tipo de medidas públicas;
y en el último describiremos las experiencias de implementación de Acciones
Positivas en la India, África del Sur, Estados Unidos y Brasil.
72 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
rables como, por ejemplo, las mujeres y la población negra e indígena, en
los diversos ámbitos de la vida social-político, jurídico, económico y de las
prácticas cotidianas (Segato, 2007: 13).
Entendidas en la teoría jurídica como el conjunto de medidas encaminadas a
lograr la igualdad material respecto de determinados grupos o personas que han
sido objeto de discriminación históricamente (Peñas & Lozano, 2003: 26).
Las Acciones Afirmativas como búsqueda
del principio de igualdad real en oposición a la igualdad formal
Las Acciones Afirmativas están orientadas a la promoción de determinados
grupos socialmente fragilizados, por lo cual la «igualdad pasa de ser simplemente
un principio jurídico respetado de manera formal por todos, a considerarse
como un objetivo constitucional a ser alcanzado por el Estado y la sociedad»
(Barbosa, 2003: 21). Desde esta definición, la meta fundamental de las Ac-
ciones Afirmativas también deberá orientarse a combatir las manifestaciones
de la discriminación por género, edad, origen nacional o deficiencias físicas,
enraizadas en la sociedad, para impulsar «la generación de transformaciones
culturales y sociales relevantes, para inculcar en los actores sociales la utilidad
y la necesidad de la observancia del principio del pluralismo y de la diversidad
en las más diversas esferas de la convivencia humana» (Barbosa: 2003: 22).
Partiendo de que las Acciones Afirmativas son una serie de acciones orientadas
a promover la transformación en el comportamiento y la mentalidad colectiva
de una sociedad, más que a prohibir la discriminación, Barbosa considera que
se desprende una serie de objetivos diversos que aportan en la concretización
de la igualdad de oportunidades; se explicitan a continuación.
1. Inducir transformaciones de orden cultural, pedagógico y psicológico, para
sustraer del imaginario colectivo la idea de supremacía y de subordinación
de una raza en relación a otra, del hombre en relación a la mujer. Es decir,
con las Acciones Afirmativas se pretende evidenciar el fenómeno de la
discriminación como práctica cotidiana, a partir de las cuales se simboli-
zaría el reconocimiento oficial de la persistencia y de la resistencia de las
prácticas discriminatorias y de la necesidad de su eliminación.
2. Implantar una cierta diversidad y una mayor representatividad de los
grupos minoritarios en los más diversos dominios de la actividad pública
y privada, a dos niveles: uno, haciendo que la ocupación de las posiciones
del Estado y del mercado de trabajo se haga, en la medida de lo posible,
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 73
en mayor armonía con el carácter plural de la sociedad; el segundo nivel
sería eliminar las barreras artificiales e invisibles que impiden el avance
de negros y mujeres, independientemente de la existencia o no de una
política oficial tendiente a subalternizarlos.
3. Velar por la pujanza económica del país, ya que no implementar acciones
tendientes a ofrecer oportunidades efectivas de educación y de trabajo a
ciertos segmentos de la población, puede ser a mediano plazo, altamente
perjudicial para la competitividad y la productividad económica del país.
4. Crear las llamadas personalidades emblemáticas, como ejemplos vivos
de movilidad social ascendente, para las generaciones más jóvenes. Las
Acciones Afirmativas entonces en este sentido actuarían como meca-
nismo de incentivo a la educación y estímulo a los jóvenes integrantes
de grupos minoritarios, que invariablemente asisten al bloqueo de su
potencial de inventiva, de creación y de motivación al estímulo personal
y crecimiento individual, víctimas de las sutilezas de un sistema jurídico,
político, económico y social concebido para mantenerlos en la situación
de excluidos (Barbosa, 2003: 30-32).
74 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
las otras esferas de la vida pública. Promover ese aumento implica tener en
cuenta el color como criterio relevante en la selección de candidatos para tales
oportunidades (Reid Andrews, 1997, citado por Dos Santos, 2003: 90).
George Reid Andrews afirma que una de las maneras de materializar este
tipo de justicia podría darse por medio de las políticas de preferencia, que
consisten en dar preferencia a determinados grupos en la competencia por
derechos, ventajas o riqueza, entre otros bienes sociales. Además, indica que
la preferencia no implica necesariamente el establecimiento de cuotas fijas,
sino que negros(as) y blancos(as), hombres y mujeres —entre otros grupos
segregados— competirían con libertad por bienes sociales; serían contem-
plados los individuos más capacitados en el proceso competitivo, teniendo
preferencia a los cargos disputados por los individuos pertenecientes a los
grupos socialmente discriminados, en caso de empate o empate técnico (Reid
Andrews, 1997, citado por Dos Santos, 2003: 91).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 75
Las Acciones Afirmativas son medidas especiales y temporales, tomadas
o determinadas por el Estado, espontánea o [compulsatoriamente] con el
objetivo de eliminar desigualdades históricamente acumuladas, tanto para
garantizar la igualdad de oportunidades y tratamiento, como para compensar
las pérdidas provocadas por la discriminación y marginalización, recurrentes
por motivos raciales, étnicos, religiosos, de género y otros. Por tanto, las
Acciones Afirmativas buscan combatir los efectos acumulados en virtud de
las discriminaciones ocurridas en el pasado (gti, 1998).
76 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
eliminar o reducir las desigualdades de tipo social, cultural o económico que los
afectan, bien de lograr que los miembros de un grupo subrepresentado, usual-
mente un grupo que ha sido discriminado, tengan una mayor representación.
Por ejemplo, los subsidios en los servicios públicos, las becas y ayudas finan-
cieras para estudiantes con recursos escasos o el apoyo económico a pequeños
productores (Corte Constitucional colombiana. Sentencia C-370, 2000).
Las Acciones Afirmativas como una política reparatoria y/o correctiva frente
a procesos históricos que han generado desigualdades acumulativas
Para algunos autores, la falta de una mínima perspectiva histórica sobre el
tipo de estructuras socioraciales que prevalecen en América Latina han vuelto
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 77
la discusión sobre Acciones Afirmativas un mero sofisma. Por este motivo,
detrás de las polémicas se ocultan prejuicios, temores y odios seculares
engendrados en experiencias recientes o remotas de la esclavización racial
e inferiorización de pueblos que han sido rotulados de manera colectiva
como «negros» (Wedderburn, 2005: 315).
A partir de las definiciones expuestas sobre Acciones Afirmativas vemos cómo
cada una insiste en uno o en varios aspectos que inciden en la persistencia de
desigualdades sociales de personas que pertenecen a grupos subalternizados. Estas
perspectivas muestran la dificultad de mezclar objetivos políticos pragmáticos y
reflexiones filosóficas relacionadas con el tema de la justicia reparativa. Empero,
también dan lugar para que cada espacio nacional democrático, por medio de
la deliberación pública, defina lo que entenderá por Acciones Afirmativas, las
cuales en ningún caso podrán vincularse a la universalidad de los derechos so-
ciales, económicos, políticos, culturales y ambientales que deben tener todos los
ciudadanos(as) de un país ni podrán ser homologadas de la existencia de programas
con perspectiva diferenciada, pues cualquier Estado pluriétnico y multicultural
debería contemplar la existencia de programas sociales universales para todos
los ciudadanos(as) y dentro de ellos debería ofrecer algunos con una perspectiva
diferenciada que se adapte a la particularidad cultural del grupo que se desea
reconocer. Las Acciones Afirmativas son medidas excepcionales ante situaciones
críticas y deben permitir el acceso de personas a los mecanismos por medio de los
cuales se realiza la movilidad social ascendente, es decir, la ecuación superior de
calidad y los mercados laborales de estatus dentro de una sociedad democrática.
78 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
posición que ocupan en razón de su pertenencia a un grupo social, y de forma
paralela sostener que este no es el único mal que sufren los grupos desaventa-
jados y que la opresión es el verdadero problema que hay que resolver. Desde
esta perspectiva, las Acciones Afirmativas serían una serie de «políticas públicas
que conscientemente se proponen aumentar la participación e inclusión de las
mujeres, la gente negra, latina o discapacitada, en las escuelas y las oficinas y
en posiciones de recompensas altas y autoridad, con el fin de que estas políticas
socaven los procesos de opresión» (Young, 2000: 332).
La opresión y sus cinco caras constituirían el marco conceptual más amplio
para justificar la ejecución de Acciones Afirmativas. La opresión se refiere a
los impedimentos sistemáticos que inmovilizan o disminuyen a un grupo de
manera estructural, más que al resultado de las elecciones o políticas de unas
pocas personas hacia los mismos. La opresión tiene entonces una dimensión
estructural e implica relaciones entre grupos. La identificación de un grupo
acontece cuando se produce el encuentro e interacción entre colectividades
sociales que experimenten diferencias en sus formas de vida y asociación, aun
si consideran que pertenecen a la misma sociedad.
La primera cara de la opresión es la explotación. La idea central expresada en
tal concepto consiste en que la opresión tiene lugar por medio de un proceso
sostenido de transferencia de los resultados del trabajo de un grupo social en
beneficio de otro. La explotación determina relaciones estructurales entre los
grupos sociales. Las reglas sociales respecto de qué es el trabajo, quién hace
qué y para quién, cómo se recompensa el trabajo y cuál es el proceso social por
medio del que las personas se apropian de los resultados del trabajo, operan
para determinar relaciones de poder y desigualdad.
Como segunda forma de opresión, se considera que la marginación ha tomado
fuerza en los últimos años. Las personas marginales son aquellas a las que el
sistema de trabajo no puede o no quiere usar. No solo en los países capitalistas
del tercer mundo sino también en la mayor parte de las sociedades capitalistas
de occidente, existe una subclase en crecimiento de gente confinada de modo
permanente a una vida de marginación social que en su mayoría está marcada
en el ámbito racial. La marginación es tal vez la forma más peligrosa de opre-
sión. Una categoría completa de gente es expulsada de la participación útil en
la sociedad, quedando potencialmente sujeta a graves privaciones materiales e
incluso al exterminio.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 79
La carencia de poder designa también una posición en la división de trabajo
y la posición social concomitante que deja a las personas pocas oportunidades
para desarrollar y usar sus capacidades. Quien carece de poder tiene poca o nula
autonomía laboral, dispone de pocas oportunidades para la creatividad, utiliza
muy pocos criterios propios en el trabajo, no tiene conocimientos técnicos ni
autoridad, etc.
En cuarto lugar aparece el imperialismo cultural que es la forma en que los
rasgos dominantes de la sociedad vuelven invisible la perspectiva particular
de un grupo subalternizado, al tiempo que estereotipan nuestro grupo y lo
señalan como el otro. El imperialismo cultural conlleva la universalización
de la experiencia y la cultura de un grupo dominante y su imposición como
norma. Algunos grupos tienen acceso exclusivo o privilegiado a las vías de co-
municación e interpretación de una sociedad; en consecuencia, los productos
culturales dominantes en la sociedad son expresión de la experiencia, valores,
objetivos y logros de dichos grupos. Los grupos dominantes proyectan sus
propias experiencias como representativas de toda la humanidad.
La quinta forma de opresión es la violencia sistemática, entendida no solo
como acción individual sino como fenómeno social ejercido por miembros de
grupos sociales dominantes. Con dicho término no se alude únicamente a la
violencia física, que ocurre con bastante frecuencia; también se hace referencia
a la violencia simbólica.
La opresión de la violencia consiste no solo en la persecución directa, la
opresión de la violencia consiste no solo en la persecución directa, sino en
el conocimiento diario compartido por todos los miembros de los grupos
oprimidos de que están predispuestos a ser víctimas de la violación, solo en
razón de su identidad de grupo (Young, 2000: 108).
Estas cinco caras de la opresión pueden estar articuladas entre sí —y suelen
presentarse de ese modo—. Por medio del concepto de opresión, Young ha
definido los criterios que a su juicio permiten identificar cuándo un grupo es
oprimido o no: basta con la presencia de uno solo de ellos para afirmar que se
está frente a un grupo oprimido.
Para superar estas opresiones, Young plantea la necesidad de un espacio
público heterogéneo donde todas aquellas personas y grupos con sus diferen-
cias geográficas, étnicas, raciales, de género y físicas, presenten sus demandas
concretas y «afirmen sus perspectivas respecto de las cuestiones sociales dentro
80 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
del marco de instituciones que favorezcan la representación de sus distintas
voces» (Young, 2000: 197).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 81
representantes de minorías a determinados sectores del mercado de trabajo y a
instituciones educativas» (Da Silva, 2003: 64).
En cualquier caso, las cuotas —entendidas como medidas para materializar
la Discriminación Inversa— solo se aplican en situaciones particulares de
discriminación sexual, racial, por minusvalía física o psíquica, mientras que
las medidas de Acción Afirmativa son deberes constitucionales (aunque no
obligaciones) impuestos a los poderes públicos y a los particulares con el fin de
alcanzar la igualdad de género y/o racial de manera particular. Asimismo, las
cuotas le otorgan un beneficio a un grupo de individuos, perjudicando a otro
que no es cubierto por la medida. Es por esto que desde la óptica de las Acciones
Positivas la regulación por cuotas se toma como opción solo cuando por otros
medios no fuere posible alcanzar el mismo objetivo en un tiempo razonable.
Prada señala que el objetivo mismo de las Discriminaciones Inversas es erradicar
discriminaciones de tipo cultural o social; una vez alcanzado este objetivo, la
permanencia de la medida se convierte en una discriminación directa.
Es por lo anterior que las medidas de Discriminación Inversa deben someterse
a ciertas condiciones, entre las que se encuentran las siguientes: solo pueden
ser impuestas por ley; su existencia debe limitarse a un periodo de tiempo es-
tablecido como necesario para la erradicación de las desigualdades; y deben ser
precedidas por estadísticas que den cuenta de la existencia de una desigualdad
de hecho objetiva.
Las medidas reparativas simbólicas serían todas aquellas medidas públicas
estatales y privadas que buscan instalar en las representaciones sociales, desde
nuevos patrones sociales de representación, interpretación y comunicación
(Fraser & Honneth, 2003: 22), desde revisiones profundas de currículos es-
colares y universitarios sobre la forma de contar la historia y la cultura de un
grupo subalterno, hasta la deconstrucción radical de los guiones de los museos
nacionales que salvaguardan la memoria de las élites nacionales.
82 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
ráneos. Estas polémicas giran en torno al carácter conservador de las Acciones
Positivas, a un supuesto carácter discriminatorio y atentatorio de los principios
de igualdad y del mérito.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 83
por lo que contribuyen también a reparar injusticias de reconocimiento, pero
Fraser no dice cuáles son ni cómo se llega a este tipo de soluciones. Aunque
compartimos esta manera de ver las Acciones Afirmativas, pensamos que las
Acciones Afirmativas no deben ser vistas como punto de llegada sino más bien
como punto de partida desde el cual pueda cuestionarse los límites del libera-
lismo y los límites de la ciudadanía liberal con el ánimo de animar discusiones
publicas que promuevan la necesidad de otro tipo de ciudadanía. Allí radica
su verdadera importancia.
84 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
para quienes se oponen a ellas se hace necesario derribar el supuesto según el
cual la discriminación es el único o principal mal que sufren los grupos.
La opresión, no la discriminación, es el principal concepto para denominar la
injusticia relacionado con los grupos. Si bien las políticas discriminatorias a
veces causan o refuerzan la opresión, esta entraña muchas acciones, prácticas
y estructuras que tienen poco que ver con preferir excluir a los miembros de
ciertos grupos en la concesión de beneficios (Young, 2000: 328).
Una pregunta que podría surgir a partir de lo anterior sería ¿qué implica-
ciones conlleva centrarse en la opresión antes que en la discriminación? Según
Young, en concordancia con lo expuesto en Summer (1987), esto permitiría
admitir que las Políticas Afirmativas son efectivamente discriminatorias: «di-
chas políticas preveen preferir consciente y explícitamente a los miembros de
grupos particulares sobre la base de su pertenencia de grupo. La discriminación
en este sentido, podría o no ser incorrecta dependiendo de sus propósitos»
(Young, 2000: 331).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 85
personas que tengan mayores aptitudes y capacidades para desarrollar una
tarea. Sirve además para legitimar una división jerárquica del trabajo en una
sociedad liberal democrática que asume el igual valor moral y político de todas
las personas «la injusta jerarquía de las castas, se reemplaza por una jerarquía
natural del intelecto y la capacidad» (Young, 2000: 337).
Como anota Young, usar un principio de mérito para asignar puestos escasos
y deseables en una jerarquía laboral es justo si se cumple con varias condiciones.
Primero, las cualificaciones deben definirse en términos de capacidad técnica y
competencia: «por competencia técnica entiendo la competencia para producir
resultados específicos» (Young, 2000: 338). Segundo, estas competencias pura-
mente técnicas deben ser «relativas al trabajo». Por último, el desempeño y la
competencia deben juzgarse de manera individual para que el criterio del mérito
se aplique de manera justa. Para la autora, tales reglas normativas y culturalmente
neutrales del desempeño laboral no existen: «la idea de un criterio del mérito
objetivo y no sesgado con respecto a los atributos personales es una versión del
ideal de imparcialidad, y es sencillamente imposible» (Young, 2000: 339).
La autora estudia cuatro impedimentos para una definición y una valoración
normativa y neutral en términos culturales respecto del desempeño en el trabajo.
En primer lugar, unas reglas valorativamente neutrales y específicas solo son
posibles en trabajos cuyo número de funciones definibles es limitado o en una
tarea completa que prescinda de imaginación o sentido crítico. En segundo lugar,
a menudo es imposible identificar la contribución hecha por cada individuo
en las complejas organizaciones. En tercer lugar, una gran cantidad de trabajos
requiere amplia direccionalidad por parte de la persona trabajadora respecto
de lo que hace y de cómo hacerlo mejor. Por último, en muchas organizacio-
nes la división del trabajo significa que los evaluadores del desempeño de una
trabajadora –en el caso específico de las mujeres– no están familiarizados con
el proceso de trabajo real; esto si se tiene en cuenta que los superiores(as) no
hacen lo mismo y que las escalas laborales están muy separadas.
Estos impedimentos se hacen más manifiestos en el trabajo profesional y
gerencial, puesto que la mayoría de tareas desempeñadas en tales lugares requie-
ren del uso de la capacidad crítica, la discreción, la imaginación y la agudeza
verbal, todas cualidades difícilmente medibles de manera objetiva o neutral en
términos valorativos. Más aún, a menudo este tipo de trabajos gerenciales y
profesionales son evaluados no solo por sus superiores en la división jerárquica
86 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
sino por los clientes que tienen poco conocimiento sobre la naturaleza de los
trabajos y las capacidades que se requieren.
Es claro entonces que los criterios utilizados para determinar las cualificaciones
tienden a abarcar o incluir valores, normas y atributos culturales particulares.
Young no quiere decir con esto que el uso de dichos criterios sea necesariamente
inadecuado; resalta, en cambio, que estos criterios son naturalmente normativos
y culturales antes que científicos. Ello le permite concluir que si la evaluación de
méritos es inevitablemente subjetiva y depende de las valoraciones de quienes
evalúan, entonces «la evaluación de méritos justificará la jerarquía sólo si quienes
evalúan son imparciales en el sentido fuerte de no estar influenciados por la pers-
pectiva social de un grupo o una cultura en particular» (Young, 2000: 344).
Esta convicción de neutralidad de quienes evalúan termina enmascarando
su contexto y parcialidades reales. Sus criterios contribuyen al mantenimiento
y a la reproducción de las relaciones de privilegio, jerarquía y subordinación.
Además, estas jerarquías de privilegio están estructuradas en la sociedad de modo
claro en función de la raza, el género y otras diferencias de grupo.
Young resalta dos fuentes de desventajas relacionadas con el grupo, que afectan
a los miembros de grupos subordinados aun cuando los evaluadores crean que
están siendo imparciales. La primera de ellas alude al hecho de que los criterios
de evaluación necesariamente conllevan implicaciones normativas y culturales,
y por lo tanto no serán neutros respecto del grupo. La segunda tiene que ver
con que los juicios cotidianos sobre las mujeres, la gente de color, los hombres
gay, las lesbianas y la gente mayor están influidos a menudo por aversiones y
desvalorizaciones inconscientes.
Para Young, las prácticas que certifican las cualidades de la gente son siem-
pre políticas. Las reglas y las políticas de cualquier institución sirven para el
logro de fines particulares, encierran valores y significados. En palabras de
la autora, «todas ellas son cuestionables, y la política es el proceso de lucha y
deliberación sobre tales reglas y políticas, los fines a los que ellas sirven y los
valores que entrañan» (Young, 2000: 354). La ideología del mérito despolitiza
el establecimiento de criterios y estándares para la asignación de puestos. Las
reglas y las políticas que determinan y aplican las cualificaciones son, de forma
inevitable, políticas.
Una vez se entiende la evaluación de mérito como política, surgen algunas
cuestiones sobre la justicia que van más allá de la distribución, como quién
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 87
debería decidir respecto de las cualificaciones y a través de cuáles normas y
principios podría hacerlo. Es aquí donde este debate se encadena con la discu-
sión sobre la Acción Afirmativa y la igualdad de oportunidades. Según Young,
y como se mencionó anteriormente, la discusión sobre la Acción Afirmativa
y la igualdad de oportunidades rara vez cuestiona la justicia de las prácticas
habituales de la sociedad según las cuales se establece que las directivas, ad-
ministradoras y expertos deberían determinar los criterios de cualificación,
así como quién está cualificada: «el poder de quienes crean la cualificación
es incuestionable: ellas deciden el destino de todas las personas con escaso
poder —que no toman tales decisiones—, así como el destino de sus colegas
de profesión» (Young, 2000: 355).
El ideal de imparcialidad legitima la jerarquía y el conocimiento justifica el
poder. En este sentido, «si los criterios culturales y normativos antes que medir
objetivamente la aptitud lo que hacen es diferenciar a los individuos, entonces
la posición de estos depende de si agradan a sus evaluadoras y de las impresio-
nes de la gerencia» (Young, 2000: 355). Es así como el sistema de evaluación
del desempeño dentro de esta jerarquía incentiva y reproduce las relaciones
de dominación: «una clase de gente poderosa establece criterios normativos,
algunos de los cuales tienen la función de afirmar su propio poder y reforzar el
sistema organizacional que lo hace posible» (Young, 2000: 356).
En contraste con el principio del mérito, Young propone que las decisiones que
establecen y aplican criterios de cualificación se realicen de forma democrática.
Si se tiene en cuenta que el hecho de ocupar cargos y puestos de trabajo afecta
de modo fundamental el destino del individuo y de la sociedad en general, la
toma democrática de estas decisiones resulta esencial para la justicia social. Esta
democracia debe ser constitucional y limitada por reglas que definan derechos
y normas básicas. Así mismo, las decisiones democráticas sobre los criterios
para las calificaciones laborales y sobre quién está cualificada deberían estar
limitadas por la equidad.
Esta equidad en tales decisiones incluye los siguientes puntos: 1) los criterios
para las cualificaciones deberían ser explícitos y públicos, así como los valores y
los propósitos que persiguen; 2) los criterios no deberían impedir que ningún
grupo fuera considerado para ocupar puestos de forma explícita o implícita;
3) todas los(as) candidatas a ocupar los puestos deberían ser considerados(as)
con detenimiento, en concordancia con los procedimientos formales dados a
88 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
conocer públicamente; 4) la gente con afinidades de grupo, posiciones socia-
les, o atributos personales particulares podría tener preferencia solo en caso
de socavar la opresión o de compensar desventajas.
Este tipo de división instaura además un imperialismo cultural que postula
algunos tipos de trabajo como superiores y más valiosos que otros. Cuando
se profesionaliza una actividad se crea una disciplina teórica para la expresión
formal y la racionalización de sus procedimientos; «este proceso de raciona-
lización se abstrae de la práctica comprometida en la actividad, y separa los
elementos formales abstraídos de los elementos materiales encarnados» (Young,
2000: 371).
Esta división jerárquica del trabajo tiende a «ignorar la inteligencia y las capa-
cidades que tienen formas diferentes y en algunos casos sentidos incomparables»
(Young, 2000: 372). La división entre profesionales y no profesionales lleva a
una valoración cultural general de algunos tipos de personas como «respetables»
y de otros como «no respetables» según el trabajo.
Con todo lo anterior, Young concluye que la justicia social requiere, por un lado,
de la democracia en el lugar de trabajo, y por otro que se socave la división entre
definición y ejecución de tareas. Menciona así algunos parámetros generales para
una organización justa del trabajo. En primer lugar, resalta que la democracia es
un elemento necesario en la organización social justa; requiere de al menos dos
condiciones necesarias: «a- las empleadas de una empresa deben participar en
las decisiones básicas de la empresa en su totalidad, y b- deben participar en las
decisiones específicas que conciernen a su situación laboral inmediata» (Young,
2000: 374). Estas decisiones básicas incluirían cuestiones sobre qué se produci-
ría, qué servicios se prestan, el plan básico y la organización de la producción,
la estructura básica de la división del trabajo, entre otras. Así, «la comunidad
merece alguna representación en al menos aquellas decisiones que afecten de
manera significativa a la vida fuera de la empresa» (Young, 2000: 378).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 89
en el campo de las Acciones Afirmativas, seguida de la experiencia estado-
unidense y luego la experiencia reciente de Brasil.
90 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
académicos), Kshatryas (gobernantes y guerreros), Vaishyas (comerciantes)
y Shudras (agricultores)» (De Zwart, 2000a: 236). Estas categorías han sido
enunciadas desde la que se encuentra en la parte superior de la estructura
hasta la que es ubicada en la base o parte inferior. Además de las cuatro castas
mencionadas, «los dos grupos que están ubicados en la parte más inferior de
la jerarquía social, dalits y adivasis, han sido ubicados por fuera del sistema
de castas» (Desai & Kulkarni, 2008: 246), es decir, que existen dos castas más
pero tienen una valoración considerablemente inferior que las demás, razón
por la que ni siquiera están incluidas en la categorización mencionada.
Según Sonalde Desai y Veena Kulkarni (2008), los dalits «son los más bajos
en la jerarquía de las castas y han sido históricamente excluidos del sistema
de castas bajo la justificación de que son tan inferiores que no merecen ser
asignados como una casta» (Desai & Kulkarni, 2008: 247). Este grupo social
también es conocido como la casta de intocables o parias. Los adivasis son de-
finidos como los grupos primitivos o indígenas, y suelen distinguirse porque
«están geográficamente separados, suelen vivir en comunidades distantes de
los pueblos hindúes y subsisten de la producción de la naturaleza» (Desai &
Kulkarni, 2008: 247).
Quienes son ubicados en las castas inferiores han sido considerados histórica-
mente como grupos de personas indeseables que no tienen acceso a escenarios
básicos de la vida económica, política y social de su país, como empleos distintos
a los que corresponden a sus castas, la representación política o las uniones
matrimoniales con personas de otra casta (Mallick, 1997). En consecuencia,
son excluidos de una cantidad considerable de espacios; la situación anterior
los ha discriminado por siglos, manteniéndolos bajo condiciones de pobreza
y vulnerabilidad. Aunque la constitución india prohíbe la discriminación por
castas y no aprueba la existencia de una casta de intocables, este fenómeno
persiste en las prácticas cotidianas de dicho país.
Aunque existe una difícil y limitada movilidad ascendente entre castas
(Mallick, 1997), estas últimas no son clasificaciones inamovibles. Cuando se
dan factores como el «tiempo, los medios, la organización y un clima político
favorable; las castas y sub-castas (no los individuos) pueden ascender en los
estatus jerárquicos» (De Zwart, 2000a: 236).
La creada división social por castas es entonces el factor determinante de
las diferencias sociales y de la inequidad en la India. En consecuencia, para
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 91
algunos autores éstas son las causantes de la necesidad de implementar me-
didas diferenciales que nivelen los grupos sociales más excluidos frente a los
que cuentan con niveles adecuados de inclusión a la vida social, económica,
política y cultural del país; es decir, beneficiar a quienes pertenecen a castas
inferiores para alcanzar una mayor igualdad respecto a las condiciones de vida
de las personas de las castas superiores.
92 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
y erradicar las divisiones por castas» (De Zwart, 2000b: 5). Tras este mandato
constitucional, El gobierno central indio y distintos Estados del país procedie-
ron a la implementación de dichas medidas en las áreas de educación y empleo
(tema que será abordado con posterioridad). No obstante, un inconveniente
considerable surgió para tal labor: ¿quiénes habrían de ser los beneficiarios(as)
de las reservaciones?, ¿cómo identificar los grupos sociales que se beneficiarían
de las mismas?
No había claridad respecto a los grupos sociales que se beneficiarían de las
Acciones Afirmativas en la India pese a que se había planteado su creación
e implementación. Considerando que la eliminación de la estructura social
dividida en castas era uno de los imperativos de la política de reservaciones,
no era lógico establecer como beneficiarias a las personas pertenecientes a una
casta determinada; dicho de otro modo, si se buscaba eliminar las castas no era
coherente crear medidas preferenciales para las castas inferiores.
Para solucionar tal inconveniente, el gobierno creó dos comisiones nacionales
para las clases inferiores (National Backward Classes Commission), a las que se
les encomendó la tarea de definir quienes debían ser los beneficiarios de las
reservaciones. La primera surgió en 1953 y tenía como propósito determinar los
criterios que definían la inferioridad de un grupo determinado, cuáles sectores
o grupos poblacionales debían ser considerados inferiores en términos educa-
tivos y sociales, y preparar una lista de ellos. Como resultado se obtuvo una
lista de 2.399 castas elegibles, que constituían cerca del 40% de la población
india (De Zwart, 2000a).
Al no contar con la posibilidad de hacer un estudio detallado y pormenoriza-
do, la comisión seleccionó los beneficiarios(as) teniendo en cuenta indicadores
como el ingreso, el nivel educativo y la ocupación del padre del hogar. De Zwart
considera que de haberse hecho un estudio más detallado se habrían obtenido
cifras mayores. Para este estudio también se tuvieron en cuenta los registros
británicos, elaborados en términos de casta. Además de este hecho, la comisión
«asumió que la casta era la causa de la desigualdad en India, por consiguiente, la
lógica determinó que las castas deberían indicar los beneficiarios de las Acciones
Afirmativas» (De Zwart, 2000a: 241).
La segunda comisión, conocida también como Comisión Mandal (por el
nombre de su director), se estableció en 1979. Según lo dicho por Dharma
Kumar (1992), en ella se utilizó un sistema de recolección de información muy
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 93
similar al utilizado por la primera comisión: recolectó los datos por sí misma, ya
que la única información existente estaba bastante desactualizada. Este proceso
tuvo errores evidenciados en sus resultados, en ocasiones contradictorios, que
permitieron concluir que existía un interés particular por mostrar un elevado
número de personas como parte de las castas inferiores.
Tras aproximadamente dos años de trabajo, la comisión obtuvo un total
de 3.743 castas elegibles. Su reporte afirmó que «las castas son ladrillos que
construyen la estructura social india, y en la sociedad tradicional india, la in-
ferioridad social fue una consecuencia de los estatus de las castas» (De Zwart,
2000a: 242). En consecuencia, sostuvieron que las castas se tuvieron en cuenta
como el factor base para identificar las clases inferiores, sino que los mismos
resultados se dirigieron por sí mismos hacia allá.
Como resultado de los estudios adelantados por las dos comisiones mencio-
nadas, se creó una nueva categoría social basada en clases sociales en lugar de
castas; fue denominada como clases inferiores (backward classes) según Krishna
Tummala (1999), o clases inferiores social y educacionalmente (Socially and
Educationally Backward Classes) según De Zwart (2000a, 2000b). Teniendo
en cuenta tales resultados, las Acciones Afirmativas fueron destinadas a tres
grupos: las castas marginadas o dalits (Scheduled Castes) que conforman un
15% de la población total, las tribus marginadas o adivasis (Scheduled Tribes)
que representan el 7.5% de la población total y las clases inferiores (Backward
Classes) —categoría creada como resultado de las comisiones— que conforman
el 50% del total de la población del país.
Kumar (1992) y Tummala (1999) coinciden en afirmar que tras los resul-
tados de la segunda comisión, se estableció que un 52% de la población india
debía ser beneficiaria de Acciones Afirmativas y que la proporción de personas
en el grupo de clases inferiores representa un porcentaje muy alto del total de la
población del país (52%), que tienen menos del 5% de los cargos de alto nivel
en el gobierno central y una escasa representación en el campo de profesionales
y altos ejecutivos.
A pesar de haber realizado estudios exhaustivos y de haber creado nuevas
categorías para el reconocimiento de los grupos sociales más excluidos —que
serían los beneficiarios de las reservaciones—, aún persiste el debate sobre la
creación de clases sociales como una forma para eliminar de modo progresivo
la existencia de una estructura social basada en las castas y la efectividad que
94 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
ha tenido dicha estrategia. Más adelante se abordarán los principales debates
generados en torno a esta cuestión.
Tras las inconformidades que generaron los resultados de las comisiones
en amplios sectores de la sociedad india, las medidas de Acción Afirmativa
volvieron a ser el centro de atención en la política y sociedad de dicho país en
1991, cuando el gobierno ordenó que se estableciera una preferencia para los
miembros más pobres de aquellas castas o clases que ya eran beneficiarias de
las cuotas previamente establecidas.
Cuando los pobres ya hayan sido incluidos, las cuotas estarán abiertas para ser
ocupadas por los demás miembros. Un diez por ciento adicional se reservará
para los otros grupos “económicamente inferiores” de la población que no
es beneficiaria de las actuales cuotas (Tummala, 1999: 500).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 95
su estudio, se buscaba concertar la inclusión de los(as) intocables convertidos
al cristianismo puesto que éstos y los musulmanes no podían ser beneficiarios
de las Acciones Afirmativas, hecho discriminatorio en extremo. Este asunto
ha sido polémico puesto que los sectores de hinduistas fundamentalistas se
oponen a tal inclusión, siendo la pérdida de los beneficios uno de los motivos
más fuertes que evita la conversión de los(as) intocables al cristianismo. Este
grupo de fundamentalistas sostiene que si se posibilita el acceso de cristianos a
los beneficios de las reservaciones, ellos(as) tendrían mayores capacidades para
hacerse merecedores de ellas que los(as) intocables hinduistas, puesto que tienen
acceso a mejores colegios cristianos.
La conversión a otra religión no trae siempre beneficios para las personas de
la casta de intocables que lo hacen; por el contrario, suele limitarlos al hacerlos
inelegibles para las Acciones Afirmativas. Para Mallick, estas limitantes buscan
evitar la conversión de las personas de las castas más inferiores a otras religiones
para preservar el hinduismo.
Con referencia a las uniones conyugales mixtas, segunda categoría mencio-
nada, Mallick (1997) señala su fuerte influencia en la determinación del acceso
que una persona pueda tener a las Acciones Afirmativas. La pertenencia a la
casta de intocables de uno de los padres no siempre se transmite a sus hijos(as),
hecho que suele ser problemático en el momento de buscar ser beneficiario(a)
de esas acciones para acceder a un trabajo o a la universidad. La forma en que
la elegibilidad por pertenecer a la casta de intocables suele ser transmitida es
explicada por Mallick de la siguiente forma:
Legalmente, la elegibilidad de intocables para las reservaciones pasa por
medio de la línea masculina; los hijos de mujeres que se casan por fuera de
la comunidad de su casta inferior son inelegibles. En tal caso, se realiza un
esfuerzo para identificar a los hijos con la comunidad del esposo, que es
más prestigiosa, hasta el punto de ocultar la casta de la madre con la de sus
propios hijos (Mallick, 1997: 358).
Así pues, las Acciones Afirmativas y sus aspectos funcionales, evidenciados en
las prohibiciones e impedimentos impuestos a quienes se cambian de religión
o quienes hacen parte de una unión conyugal con una persona de otra casta,
son vistos por sus oponentes como medios para la preservación de las castas
inferiores, en lugar de percibirse como mecanismos para el un mejoramiento
de las condiciones sociales, económicas y políticas en que viven las personas
96 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
que pertenecen a ellas (Mallick, 1997). En consecuencia, podría entenderse que
las medidas de Acción Afirmativa se emplean como una forma de preservar la
división social por castas e impedir la movilidad social ascendente.
Ámbitos de aplicación
Las reservaciones fueron creadas para propiciar mayor acceso de las clases
inferiores, castas y tribus marginadas a oportunidades de empleo en cargos
gubernamentales y a la educación superior. Tal disposición fue establecida
porque se concebía que en estos dos ámbitos existía una evidente falta de
representación de los grupos excluidos y vulnerables, además de ser las áreas
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 97
que, de ser promovidas, permitirían la obtención de mayores posibilidades de
ascender socialmente y superar la exclusión a la que han estado sometidos. Desai
y Kulkarni (2008) toman en cuenta la asignación de un determinado número
de cupos para las mujeres, las tribus y castas marginadas en los gobiernos locales
como Acciones Afirmativas en el ámbito político2.
No obstante, las reservaciones tenían un marcado énfasis en el ámbito labo-
ral más que en el educativo en sus inicios, hecho que puede entenderse como
la búsqueda inicial de representación de los grupos históricamente excluidos
en los cargos gubernamentales por medio de las medidas preferenciales de la
década del veinte; Desai y Kulkarni (2008) explican cómo se implementaron
esas medidas en el ámbito educativo.
Al tomar como referencia los porcentajes citados por Kumar (1992), De Zwart
(2000a) y Desai y Kulkarni (2008), es posible afirmar que del 50% del total de
cargos públicos y cupos universitarios permitido por la Corte Constitucional
para asignar como reservaciones, el 27% fue destinado para las clases inferio-
res, el 15% para las castas marginadas y el 7.5% para las tribus marginadas en
cada una de las áreas. Según Desai y Kulkarni (2008), en el ámbito educativo
pueden darse algunas variaciones que dependen del porcentaje poblacional de
tribus y castas marginadas que habiten el Estado que las esté implementando,
por lo que pueden asignarse distintos porcentajes a cada grupo.
Kumar explica la importancia de crear medidas de Acción Afirmativa en el
empleo en razón de que las castas están construidas a partir de las ocupaciones
de las personas y sus respectivas jerarquías, por lo que el sistema de castas desa
parecería conforme se rompiera la conexión entre estas y las ocupaciones. En
consecuencia, la única forma de deshacer tal conexión sería posible por medio
del acceso de las castas más bajas a trabajos ejercidos de forma tradicional por
personas de castas superiores (Kumar, 1992).
Según Desai y Kulkarni, las reservaciones en el área laboral fueron aplicadas
inicialmente en el proceso de selección y vinculación. En la década del no-
venta, tras la evidente ausencia de personas provenientes de grupos excluidos
2 En la obra de los autores estudiados no se hace mayor referencia al tema de las cuotas en
los gobiernos locales. «Muchas acciones de grupos políticos de dalits están enfocadas en
el área de los gobiernos locales, y trabajan para asegurar la obtención de representación
de sus candidatos dalits en estos gobiernos, en los cuales suelen crearse conspiraciones en
contra de los “sectores más débiles” de la sociedad» (Desai y Kulkarni, 2008: 252).
98 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
en cargos de alto nivel, el servicio civil decidió implementar las reservaciones
en los procesos de ascenso y promoción.
La opinión de los beneficiarios(as) sobre las reservaciones en el empleo, lo
mismo que las posturas que han adoptado al respecto, han sufrido algunos
cambios tras varias décadas de implementación. Según Mallick, durante su
etapa inicial, la política de reservaciones en el ámbito laboral solía ser el atrac-
tivo principal de quienes podían ser sus beneficiarios(as). Esta preferencia ha
disminuido poco a poco, mientras que la competencia por obtener el acceso
preferencial a la educación superior aumenta.
Para Mallick, el fenómeno anterior se presenta porque para la clase media-
alta de intocables el trabajo en el sector público es menos atractivo que el del
sector privado (en el que no existen Acciones Afirmativas) debido al desmejo-
ramiento de las condiciones laborales del primero —principalmente en cuanto
a remuneración y a la obtención de poder que representan—. De esta manera,
las élites de los intocables prefieren acceder a una educación de calidad para
adquirir herramientas que les permitan competir con las personas de castas
superiores en el ámbito privado.
En lo que respecta a la educación, Desai y Kulkarni enuncian dos mecanismos
para la implementación de Acciones Afirmativas: los cupos y las cuotas. Las
primeras consisten en cupos específicos reservados para los candidatos de los
grupos beneficiarios, mientras que las segundas consisten en una serie de ayudas
económicas que buscan ayudar a costear los costos de la educación. Adicional a
estas subvenciones, existen programas gubernamentales que buscan preparar a
los(as) estudiantes que se encuentran cursando sus últimos años de educación
secundaria, para que obtengan cierta nivelación que les permita ser admitidos
en universidades e instituciones de educación superior.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 99
Autores como De Zwart, Kumar, Mallick y Tummala, analizan con particular
relevancia la categorización que se llevó a cabo desde el gobierno indio para
establecer el grupo de personas que habría de ser beneficiario de las medidas
de Acción Afirmativa. Frente a esta cuestión, la persistencia del debate sobre
clases y castas parece mostrar la poca conformidad con esta clasificación y la
escasa efectividad que tuvieron las comisiones en la creación de una categoría
que realmente recogiese los grupos sociales con mayor necesidad de ser incluidos
dentro de un mecanismo de tratos preferenciales.
De Zwart plantea que la creación de clases sociales como forma de superar
las castas no ha podido dejar de lado estas últimas, puesto que a partir de ellas
surgen las desigualdades abordadas por las Acciones Afirmativas. Bajo la creación
de unas clases sociales inferiores surge entonces el dilema que se cuestiona sobre
la amplitud y poca precisión de la clasificación respecto a quiénes son ubicados
dentro de tales clases. Estas imprecisiones fueron evidenciadas en la demanda
de unas cuotas incluidas dentro de las existentes, buscando el beneficio de las
personas más vulnerables de las clases inferiores —denominadas sub-castas—.
Este hecho, unido al perfeccionamiento que se ha dado a los programas de
Acción Afirmativa, ha creado mayor descrédito a la construcción de «clases
inferiores», posicionando las castas preexistentes (De Zwart, 2000a).
El mismo De Zwart analiza algunas de las causas políticas que han contribuido
a fortalecer el sistema de castas frente al poco posicionamiento de la categoría de
clases sociales. En este sentido, enuncia dos factores: el primero es el producido
por algunos políticos que afirman que las castas son la base de la sociedad y no
tenerlas en cuenta implica un ejercicio descontextualizado de la política. Estas
afirmaciones van unidas también a las hechas por algunos líderes comunitarios
que dicen encontrar en las castas un elemento fundamental para la definición
e identidad de los grupos que representan. El segundo factor hace referencia a
que la manipulación política de las castas recae sobre los intereses políticos en
promoción de las castas lo que en últimas produce una «proliferación de las
castas en la política de reservaciones, dejando de lado el proceso de implemen-
tación que ya se viene ejecutando» (De Zwart, 2000b: 5).
Tummala resalta el hecho de que las políticas de Acción Afirmativa en la India
han sido influenciadas por la tendencia que han tenido los gobernantes hacia
no desligarse de las categorías de clase y casta para la creación e implementación
de las políticas preferenciales. Tal situación ha tenido varias consecuencias,
100 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
dentro de las cuales está el rencor entre los distintos grupos y la aversión de
unos hacia otros. Como consecuencia, se ha polarizado la sociedad al sentir que
las oportunidades de las castas superiores han sido reducidas, que las medidas
preferenciales solo son utilizadas con fines electorales y populistas, o que las
clases/castas inferiores han crecido (Tummala, 1999).
La implementación de Acciones Afirmativas ha demostrado —tras varias
décadas— que no se ha producido una distribución justa de los beneficios
estipulados, ni se ha podido beneficiar a la población más pobre y vulnerable.
Una de las razones que justifica lo anterior es la imposibilidad de abandonar
las castas como criterio para la disposición de las reservaciones; la existencia de
diferencias sociales y económicas en las castas hace que la distribución desigual
de dichas reservaciones sea evidente. Como solución a tal situación, De Zwart
y Mallick proponen dar mayor importancia a criterios alusivos a la clase social
—como el ingreso económico— para lograr una distribución más justa de los
recursos y no continuar fortaleciendo las élites de las castas más vulnerables.
Análisis como los realizados por Mallick (1997) —quien estudia la historia
de una familia perteneciente a la casta de intocables que tras cuatro generacio-
nes sucesivas logra ascender en la escala social— permiten reconocer las pocas
posibilidades con las que cuentan hombres y mujeres de las clases y castas más
discriminadas para superar por sí mismos(as) las condiciones de exclusión eco-
nómica, política y social bajo las que han nacido. La limitada movilidad social
en la India refuerza la necesidad de crear soluciones alternativas para «reducir
la perpetuación de las élites de las altas castas» (Mallick, 1997: 370) y al mismo
tiempo, reducir las brechas económicas y sociales entre las distintas castas.
Las inconformidades que han despertado las reservaciones entre distintos
sectores de la población india han desencadenado hechos violentos como forma
de protesta, que buscan mostrar el descontento de algunas castas superiores
frente a la reducción de oportunidades para sus integrantes (Tummala, 1999), y
en general al afectar sus formas de vida privilegiadas respecto a las de los grupos
históricamente excluidos (Kumar, 1992). Las protestas y reacciones violentas
suelen estar asociadas también a sentimientos de rencor y aversión entre unos
y otros grupos, trayendo como consecuencia una mayor polarización de la
sociedad —aspecto mencionado en párrafos anteriores— (Tummala, 1999).
Considerando que la implementación de políticas diferenciales para los
grupos históricamente excluidos en el sistema social indio es un imperativo,
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 101
un sector de académicos(as) propone la modificación de algunos aspectos de
las reservaciones existentes con miras a su mejoramiento y optimización. Ma-
llick, por ejemplo, propone la extensión de las reservaciones en el área laboral,
lo que «podría permitir la entrada de la élite de las personas del campo en el
empleo urbano y en el largo plazo reducir la perpetuación de las élites de las
altas castas» (Mallick, 1997: 370). De manera especial, afirma que si se imple-
mentaran Acciones Afirmativas en el sector privado del empleo las castas más
bajas podrían vincularse a diversas áreas de trabajo y expandir sus posibilidades
de participación en el mercado laboral indio (Mallick, 1997).
Otra de sus propuestas parte de reconocer que las Acciones Afirmativas son una
solución parcial que solo ayuda a una minoría de la población india vulnerable.
Desde tal afirmación, Mallick propone la transferencia de bienes, principalmente
de tierra, para las personas más pobres y dependientes de grandes terratenientes
que reproducen su inferioridad debido a la dependencia económica que generan
de estos sectores, pertenecientes a castas superiores (Mallick, 1997).
3 Según distintas fuentes, el término coloured hace referencia a un grupo étnico de per-
sonas de distintas razas (cuyo mayor pocentaje se encuentra en Sudáfrica) que guardan
alguna relación ancestral con la región del África subsahariana, pero no la suficiente
para ser consideradas negras, bajo la concepción de la ‘raza’ en Sudáfrica. Su principal
característica consiste en la diversidad racial que poseen y la rica influencia de distin-
tas etnias y razas de Asia y África. El mayor porcentaje de coloureds se encuentra en
Sudáfrica.
102 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
En 1948, cuando llegó al poder el Partido Nacional Afrikáner4, se oficializó
el sistema de apartheid como el principio rector del gobierno y sus políticas.
Este se prolongó por más de tres décadas, en las que el mantenimiento de un
sistema de exclusión basado en la raza tuvo profundas implicaciones económicas,
políticas, sociales y culturales.
La discriminación racial que dotaba a las personas blancas de cierta supe-
rioridad frente a los demás grupos étnico-raciales excluía a estos últimos de los
beneficios económicos, sociales y políticos de los que gozaban. Sin embargo,
Nicholas Waddy (2003-2004) sostiene que es importante reconocer la dife-
rencia que se produjo desde los sectores dominantes de blancos hacia cada uno
los grupos discriminados, la cual ubicó a las personas negras en términos de
fenotipo como las más excluidas, por encima de los indios o coloureds.
Los no blancos recibían distintos tratos, dependiendo del grupo étnico-racial
al cual pertenecieran. A los coloureds y asiáticos, por ejemplo, se les otorgaban
privilegios que se les negaban a los africanos negros durante el apartheid. […]
Coloureds y asiáticos también tuvieron acceso a oportunidades de empleo
y en el servicio civil, que les eran usualmente negadas a blancos. Adicional-
mente, cuando el régimen de apartheid decidió incluir personas no blancas
en las estructuras democráticas, coloureds y asiáticos fueron los primeros
en contar con representación en el parlamento (aunque con condiciones
estrictas que mantenían la segregación) (Waddy, 2003-2004: 3).
La segregación de la que fueron objeto las mayorías negras sudafricanas es
entonces el principal motivo que conlleva a la necesidad de establecer medidas
que reparen el daño que se les ocasionó y les permitan acceder a los espacios
cuyo acceso se les ha negado. El referendo realizado en 1992 (en el que solo
podían participar ciudadanos(as) blancos), la elección de un nuevo gobierno
—liderado por el partido político denominado Congreso nacional africano
(African National Congress) bajo el liderazgo de Nelson Mandela— en 1994
y la posterior elaboración y adopción de una nueva carta constitucional en
1996 (Tummala, 1999) fueron los tres sucesos determinantes que propiciaron
la abolición del apartheid y la implementación de un régimen donde se busca
4 Los Afrikáner son definidos como un «grupo blanco de África del Sur descendiente de
los holandeses que se instalaron en esta zona desde el siglo XVII» (Gran Enciclopedia
ilustrada Círculo, 1993: 66).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 103
«establecer una sociedad basada en los valores democráticos, la justicia social
y los derechos humanos fundamentales» (Constitución Sudafricana, citada en
Tummala, 1999: 499).
Empero, la caída del régimen de apartheid y la llegada de un gobierno de-
mocrático que buscaba la igualdad no fueron medidas suficientes para eliminar
las secuelas del racismo y la exclusión vividas en Sudáfrica.
Estadísticas del censo sudafricano de 1996 muestran que la población blanca,
que son el 13% de la población, continúan ganando cerca del 60% del total
de ingresos producidos en Sudáfrica, mientras que el 60% de la población
negra con un 75% del total de la población, continúan viviendo en situación
de pobreza (Statistics South Africa, citadas en Thornington, 1998: 3, citados
en Mogadime, 2005: 158).
En consecuencia, una de las tareas primordiales para alcanzar dicha sociedad
en Sudáfrica es reparar el daño ocasionado por la exclusión de las mayorías
no blancas durante décadas. La forma en que se emprendió dicha labor fue
el diseño e implementación de políticas de Acción Afirmativa, que ya habían
sido puestas en marcha en otros escenarios de exclusión y discriminación:
los Estados Unidos y la India. Tales referentes fueron la base desde la cual el
gobierno sudafricano pensó en la pertinencia de su aplicación, hecho que ha
causado debates y cuestionamientos por parte de algunos sectores. Kenya Adam
representa uno de ellos al afirmar que aunque son ejemplos importantes, no
deben ser aplicados como se hizo en dichos contextos por dos razones: en pri-
mer lugar, la discriminación positiva puede ser un apartheid a la inversa ya que
«la ideología del no racismo es incompatible con un tratamiento preferencial
basado en la raza» (Adam, 1997: 233); y en segundo, los beneficiarios(as) de
tales medidas serían —en el caso sudafricano— una mayoría numérica del total
de la población (Adam, 1997).
Aunque existe una posición casi generalizada en la que se afirma que las
Acciones Afirmativas surgen tras los sucesos históricos mencionados, para al-
gunas personas no debe ignorarse la existencia previa de medidas similares en
ámbitos como la vivienda, la educación y el empleo para la población blanca
en situación de pobreza (Lindsay, 1997). En consonancia con dicha postura,
autores como Nicholas Waddy (2003, 2004) estudian el fenómeno de las
Acciones Afirmativas y sus efectos en la población blanca sudafricana. Esta
posición será abordada más adelante.
104 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
Las profundas diferencias sociales requerían de un cambio completo en la
sociedad sudafricana. Aunque las Acciones Afirmativas eran una medida sus-
tancialmente importante, debían acompañarse de otras acciones y políticas que
promovieran la transformación de la sociedad, el Estado y sus instituciones en aras
de materializar los cambios estipulados en la constitución (Mogadime, 2005).
El desmonte de un modelo estatal de gobierno que promovía la discrimina-
ción racial hacia las mayorías y el posterior alcance de una sociedad igualitaria
e incluyente no trataba solamente de implementar cierto tipo de políticas y
esperar sus resultados. Si bien se había alcanzado un importante cambio en
el gobierno, aún persistían ciertas estructuras de poder estatal dominadas por
grupos o personas blancas con ideologías conservadoras que no facilitaban la
necesaria transformación social. Tal fue el caso del poder judicial, que seguía
siendo dominado por mayorías blancas.
Como lo analiza Mogadime (2005), la nueva situación social y política de
Sudáfrica, que requería el cambio del sistema judicial, comenzó a cuestionar la
competencia de los jueces(as) blancos en su rol dentro del sistema, puesto que
dichos funcionarios(as) (o sus iguales) quienes crearon y apoyaron la legislación
del apartheid que discriminaba y excluía a las mayorías negras. Este cuerpo de
jueces(as) era el encargado de hacer cumplir la nueva legislación que promovía
la transformación del sistema político y social del país, tarea ante la cual fueron
cuestionados con dureza puesto que se oponía al mismo sistema que había creado
y respaldado en el pasado. Esta rama del Estado ha cambiado de forma progresiva
con la difícil llegada de jueces negros a sus cortes, representando un cambio en
la institucionalidad conservadora que se mantenía luego del apartheid.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 105
De las referencias consultadas para la realización del presente escrito, algunas
hacen alusión específica a ámbitos donde se ha llevado a cabo la implementación
de las políticas estudiadas aquí. Kanya Adam y Krishna Tummala abordan las
Acciones Afirmativas en el ámbito laboral, mientras que Beverly Lindsay hace
lo propio en el ámbito educativo.
Teniendo como punto de partida la Constitución establecida en 1996, se
creó una legislación específica con la que se buscaba hacer realidad los ideales de
igualdad y reparación estipulados en ella. Lindsay indica que la educación fue
tenida en cuenta como una de las áreas donde debía promoverse un profundo
cambio desde los primeros lineamientos políticos que implementarían los man-
datos constitucionales. Uno de estos es el denominado Plan de Reconstrucción
y Desarrollo (Reconstruction and Development Plan). Sus principales postulados
se centraron en la creación de una educación que conllevara la adquisición de
herramientas para la obtención de mejores empleos, la introducción de nuevas
tecnologías y la implementación de programas que promoviesen la equidad
en el acceso a la educación básica, media y superior para hombres y mujeres
(Lindsay, 1997).
En 1995, el entonces presidente Nelson Mandela creó la Comisión Nacional
para la Educación Superior (National Commission on Higher Education), cuya
tarea principal consistía en analizar la condición en la que se encontraba en
aquel entonces el sistema de educación superior de Sudáfrica. Como resultado,
la Comisión concluyó que se habían logrado importantes avances en la calidad
de la educación, pero que aún debía trabajarse en la expansión del sistema hacia
los grupos sociales tradicionalmente excluidos; debía reacomodarse al nuevo
orden social y «responder a un contexto de nuevas realidades y oportunidades»
(Lindsay, 1997: 530).
En el tercer informe —publicado en 1997—, la Comisión afirma que para
lograr una exitosa transformación y expansión del sistema educativo sudafri-
cano es necesario tener la reparación como elemento estructurante. Además,
identificó la necesidad de tener en cuenta dos elementos para lograr programas
efectivos de reparación: el nivel de acceso de todos los grupos sociales y el nivel
de apoyo institucional.
En el informe mencionado se enuncian cuatro deficiencias en el actual
sistema educativo que impiden el logro de la diversificación, la mayor movili-
dad vertical y horizontal, el manejo efectivo y transparente de las medidas de
106 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
Acción Afirmativa y el interés y compromiso de los trabajadores en el logro de
la integración: estas son el «acceso inequitativo, cantidad reducida de personas
graduadas en áreas como las ciencias y los negocios, la ausencia de una ideología
crítica y el provincianismo» (Lindsay, 1997: 531).
Puede concluirse que si bien se reconoció la importancia de implementar
medidas preferenciales en el acceso a instituciones de educación superior, aque-
llas no podían dejar de lado la transformación radical del sistema educativo
sudafricano en sus contenidos, calidad y cobertura.
[Durante el apartheid] la educación fue el mecanismo institucional puesto en
funcionamiento, mantenido y asegurado por el gobierno de apartheid para
controlar económica, política y socialmente la mayoría negra. Las estadísticas
en admisión, asignación de recursos y entrenamiento docente revelan que este
mecanismo, por medio de la penetración de todas las culturas, permitieron
a las autoridades la imposición de una sociedad basada en la segregación y
la discriminación (Lindsay, 1997: 523).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 107
En 1998 se establece la ley para la equidad en el empleo, con la que se buscaba
promover la «igualdad de oportunidades y el trato justo en el ámbito del empleo
a través de la eliminación de la discriminación injusta» (Tummala, 1999: 499)
e implementar las medidas de Acción Afirmativa en el ámbito del empleo para
lograr una representación de los grupos históricamente excluidos en todos los
niveles del mercado laboral.
Tummala (1999) señala que a partir de dicha ley se creó el Plan para la Equi-
dad en el Empleo (Employment Equity Plan), por medio del que se establecían
los objetivos a alcanzar anualmente y se evaluaban los alcances y logros de las
medidas implementadas5.
Los criterios de selección existentes durante el apartheid, basados en caracte-
rísticas selectivas que excluían a la mayoría de la población, creaban grupos de
funcionarios que no representaban a la población. Por este motivo, las Acciones
Afirmativas fueron una de las medidas más importantes para el gobierno post-
apartheid; se enfocaron en la representatividad de las mayorías negras en los
espacios que antes estaban cerrados para ellas (Tummala, 1999).
La forma en que se han concebido la mayoría de las Acciones Afirmativas
en el sector laboral privado de Sudáfrica consiste entonces en la inclusión de
personas negras que puedan ocupar cargos ejecutivos o de alto rango de forma
potencial, para lo cual se desarrolla una estrategia que los capacite para dicho fin.
Esta estrategia parece responder a la necesidad de que personas pertenecientes
a grupos excluidos ocupen algunos cargos clave, asumidos de modo tradicional
por población blanca, al tiempo que contempla la necesidad de conjugar el
mérito con la igualdad de oportunidades para grupos con baja representación
en dichos contextos (Adam, 1997).
Adam encuentra cuatro problemas que para una parte importante del sector
empresarial son posibles causas que dan origen a las Acciones Afirmativas.
1. las trampas que impiden el cumplimiento y desarrollo de la legislación,
2. una incierta lealtad a la clase media negra, 3. la competencia para captar
un creciente mercado de consumidores de población negra, y 4. la escasez de
personas con habilidades, lo cual puede dificultar el crecimiento económico
del país (Adam, 1997: 234).
5 Cada plan debía tener una duración de entre uno y cinco años.
108 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
Las Acciones Afirmativas son entonces necesarias para las empresas privadas
porque además de promover la contratación y entrenamiento de personas negras
promueven la diversidad, lo que hace a las empresas más exitosas frente a sus
competidores e incide en sus ganancias. La inclusión de más personas negras
en su nómina de empleados también proporciona mayor credibilidad dentro
del mercado al que se enfocan, ya que su capital humano es más representativo
respecto de las mayorías del país (Adam, 1997).
Como resultado de todo lo anterior, se ha producido el surgimiento de una
«aristocracia negra gerencial» (Black managerial aristocracy) (Adam, 1997: 239);
evidencia que quienes se han beneficiado de las Acciones Afirmativas han sido las
personas que no se encontraban en situaciones tan precarias frente a otros que
sí lo estaban y necesitaban beneficiarse de medidas de inclusión en mayor grado
que quienes sí lo habían hecho. En consecuencia, se ha producido la movilidad
de un reducido sector de la población negra que contaba con mejor educación
y mejores contactos, es decir, aquellas personas que necesitaban menos ayuda
para la obtención de un trabajo o de un ascenso en él. Estos resultados hacen
parte de algunos dilemas que autores(as) han discutido frente a las consecuen-
cias vistas luego de la implementación de las medidas de Acción Afirmativa; se
abordarán con mayor profundidad en el próximo aparte.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 109
esas políticas, dirigidas a la reparación y la equidad social. De manera casi ge-
neralizada, puede asegurarse que el discurso expuesto por los autores(as) recoge
una crítica hacia la racialización de las Acciones Afirmativas; es decir, que estas
tomen la ‘raza’ como principio base para su creación e implementación.
Adam (1997) sostiene que si bien pareciera que en Sudáfrica se considera
necesario establecer este tipo de medidas que reparen la exclusión de ciertos
grupos discriminados en base a su raza, desde la necesidad de fomentar una
verdadera igualdad deben tenerse en cuenta aspectos distintos a los «raciales»
como los ingresos económicos, la pobreza o la vulnerabilidad, por ejemplo.
Otros argumentos para no tomar la ‘raza’ como criterio principal en la se-
lección de beneficiarios de las Acciones Afirmativas se sustentan en el hecho
de que se estarían reproduciendo los mismos criterios de división social del
apartheid; en consecuencia, se fomenta la racialización de la sociedad (Adam,
1997; Alexander, 2007), se refuerzan las diferencias en lugar de integrar a los
grupos que la componen y se impide su «unidad, integración y cohesión na-
cional» (Alexander, 2007: 103).
Además de la discusión sobre la pertinencia de la ‘raza’ como factor que de-
termina el acceso a medidas de Acción Afirmativa, es ampliamente discutido el
hecho de que la exclusión producida durante el régimen de apartheid no puede
entenderse como un fenómeno en el que todas las personas blancas fueron las
victimarias y beneficiarias de las prácticas que excluían a todas las personas de
diferente origen étnico-racial. Aunque esta fue la estructura que predominó en la
sociedad sudafricana, autores como Waddy afirman que «las personas blancas no
siempre fueron las clases privilegiadas del apartheid» (Waddy, 2003-2004: 3) y que
algunas fueron también víctimas de la opresión del gobierno de dicho periodo.
En contraste con lo anterior, Waddy también reconoce que no todas las personas
negras fueron víctimas de dicho sistema racista, sino que, por el contrario, la
opresión que experimentaban solía variar entre distintos grupos de personas.
Millones de personas negras sudafricanas se dieron cuenta, después de 1948,
que una de las formas de mitigar los efectos perjudiciales de la discrimina-
ción racial fue la cooperación con el régimen de apartheid. Aquellos que sí
cooperaron, o quienes obedecían las leyes del apartheid, eran recompen-
sados a pesar de su piel negra con un número de privilegios similares a los
de otros africanos. Cientos de miles de negros pudieron obtener trabajos
en compañías que eran propiedad de personas blancas o como sirvientes
110 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
civiles (bien fuera en las áreas “blancas” o en los territorios de personas
negras) durante el periodo de apartheid. Muchos fueron educados como
cortesía del Estado o recibieron subsidios como “líderes tradicionales” de
tribus particulares (Waddy, 2003-2004: 4).
Tal panorama, que refleja la complejidad del escenario social en Sudáfrica y
las diversas dinámicas que allí se produjeron, ha generado varios dilemas. Uno
de ellos se sustenta en que si la transformación del panorama económico y social
en Sudáfrica es necesaria para hacer que un mayor número de personas negras
pueda acceder a las Acciones Afirmativas como beneficiario, debe partirse de
la idea de que dichas medidas solo pueden ser posibles en contextos de indivi-
duos igualmente cualificados o con la posesión de herramientas y habilidades
similares. Ante las abismales diferencias en la sociedad sudafricana en lo que
concierne a la posesión de habilidades y herramientas educativas y de conoci-
mientos específicos —entre los mismos blancos(as) o los mismos negros(as)—,
las medidas de Acción Afirmativa no beneficiarían a los que más las necesitan,
sino a quienes ya tienen estas capacidades (Alexander, 2007).
En consecuencia, la implementación de Acciones Afirmativas para el grueso
de la población negra ha producido una ampliación de la clase media negra
de sudafricanos(as), siendo esas personas quienes más se benefician de ellas
(Adam, 1997) pues ya eran más cualificadas que las mayorías pobres, habían
contado con mayores oportunidades de formación y tenían mayor experiencia
laboral. Para Adam, la consecuencia más visible es la creación de una burguesía
negra, hecho que «ha profundizado la ya existente inequidad de clase en nuestra
sociedad» (Alexander, 2007: 94).
Otro punto que se cuestiona es el referido a la exclusión de otros grupos so-
ciales vulnerables. Para Lindsay (1997), las Acciones Afirmativas —como han
sido implementadas en Sudáfrica— dejarían por fuera otros grupos sociales que
también estuvieron discriminados bajo el apartheid y siguen siendo excluidos
como el de las mujeres, por ejemplo.
La desconfianza que han producido las Acciones Afirmativas en amplios
sectores de la sociedad sudafricana también recae en el hecho de que este tipo
de medidas genera una discriminación hacia la población blanca, hecho que
la convierte en nueva víctima de las políticas implementadas por el gobierno
(Adam, 1997). Al ser un grupo minoritario al que se le está restringiendo el acceso
que antes tenía a ciertos ámbitos —como el empleo— y que además no cuenta
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 111
con la posibilidad de ser beneficiaria de las políticas estatales, se lo considera
víctima de dichas medidas. Además, las Acciones Afirmativas representan un
cambio en las relaciones de poder, otorgándole a quienes habían sido oprimidos
la posibilidad de superar a quienes han poseído históricamente las ventajas en
su sociedad, situación que los victimiza aún más (Lindsay, 1997).
Además de las discusiones producidas desde los criterios para seleccionar sus
beneficiarios, las políticas de Acción Afirmativa han generado otros dilemas.
Una de las tendencias encontradas en los autores estudiados da cuenta de un
cuestionamiento hacia la implementación de medidas tomadas de otras expe-
riencias como las de los Estados Unidos y Brasil; aunque similares, presentan
otras particularidades que las hacen inviables en contextos como el sudafricano
donde la opresión se ha presentado contra la mayoría de la población y no
contra un grupo específico, como en dichos lugares. De forma adicional, las
constantes críticas y problemas que se han dado en los países mencionados
muestran una alta probabilidad de que las Acciones Afirmativas tampoco sean
efectivas en Sudáfrica (Lindsay, 1997).
Una postura un poco alejada de las planteadas por la mayoría de autores(as)
sostiene que el apartheid creó muy pocas desventajas entre la sociedad suda-
fricana. Esa creencia, respaldada por un amplio sector de Afrikáners y sectores
políticos conservadores, concluye que no se necesitan medidas de reparación
ni diferenciales, por lo que las Acciones Afirmativas no son pertinentes en el
contexto sudafricano (Lindsay, 1997).
112 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
resultados obtenidos, al tiempo que «evite la competencia entre distintos grupos
raciales y no siga beneficiando a una élite ya existente» (Adam, 1997: 248).
Asimismo, sugiere tener en cuenta el criterio de la potencialidad de las personas
y sus capacidades personales en vez de categorías raciales, pues estas pueden dar
cuenta de una discriminación previa, sin enfatizar en la ‘raza’ (Adam, 1997).
Neville Alexander propone la creación de «una versión socio democrática
del capitalismo democrático» (Alexander, 2007: 105), el cual se basa en una
de las premisas del neoliberalismo; ésta sostiene que todo crecimiento viene
a través del sector privado y exige un papel más protagónico del Estado en el
direccionamiento de la transformación que ello implica. Tal propuesta surge de
la idea de transformación de las prácticas de discriminación racial y sus conse-
cuencias por medio de una redistribución del poder, la riqueza, las herramientas
intelectuales y de conocimiento sin hacer uso de categorías raciales como las
que caracterizaron el apartheid en Sudáfrica.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 113
Aunque para la mayoría de autores(as) consultados los cambios sociales y polí-
ticos que dieron paso a la creación de las Acciones Afirmativas para la población
afroestadounidense iniciaron en la década del cuarenta, unos pocos(as) se remontan
a siglos anteriores para afirmar que si no se entendían como Acciones Afirmativas,
existían políticas y estructuras sociales que pueden considerarse como tal.
Mientras que para algunos(as) las Acciones Afirmativas surgen desde la
misma liberación de los esclavos negros en la Guerra de Secesión en el año
de 1865 (Woodhouse, 2002), otros(as) afirman que las Acciones Afirmativas
—entendidas como «la política y práctica del gobierno u otra autoridad, como
organizaciones e instituciones, de distribución o redistribución de beneficios a
grupos favorecidos» (Drake, 2003: 59)— vienen de las ventajas que ostentaban
los inmigrantes europeos en los siglos en que se mantuvo la colonización y trata
de esclavos, a costa del sometimiento, la explotación y los abusos cometidos
contra poblaciones indígenas, africanas y sus descendientes (Drake, 2003).
Más allá de estas discusiones, la mayoría de textos y autores(as) que estudian
el tema afirman que el surgimiento de las Acciones Afirmativas concebidas como
medidas dirigidas al «mejoramiento de la equidad en el empleo para afroestado-
unidenses y otros grupos minoritarios que han sido oprimidos históricamente y
han experimentado la discriminación […], [lo mismo que a] rectificar las prácticas
excluyentes experimentadas por dichos grupos con la esperanza de corregir las
injusticias sociales del pasado y del presente» (Woodhouse, 2002: 155) se dio
a partir de una dinámica política y social que surgió en la década del cuarenta.
En aquel entonces, la abismal diferencia entre las personas blancas y negras era
evidente y explícita no solo en la cotidianidad de las relaciones sociales; también
lo era en la legislación, la política, los niveles de pobreza, la vulnerabilidad y la
exclusión. Hombres y mujeres negros(as) habían sido considerados la alteridad
radical por décadas: a pesar de habérseles otorgado la libertad mediante la abo-
lición de la esclavitud, aún prevalecía una estructura social, consagrada en la
ley, en la que los(as) afroestadounidenses eran inferiores y no contaban con los
mismos derechos de la población blanca. El racismo en la interacción cotidiana
hacía del maltrato físico y psicológico un fenómeno asimilado por la sociedad
blanca estadounidense.
La exclusión de personas fenotípicamente negras en la sociedad estadounidense
era evidente en espacios como la vinculación al ámbito laboral. Así lo demostró
un estudio realizado en 1941 en las universidades con predominancia de personas
114 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
blancas: se encontró que no se contrataban personas afroestadounidenses como
docentes titulares a pesar de existir hombres y mujeres de dicho grupo étnico-
racial con los perfiles adecuados para ocupar tales cargos (Woodhouse, 2002); en
el ámbito de la educación superior al existir disposiciones legales que establecían
la segregación racial en el sistema educativo —tal como se encontraba en la
constitución estatal de Texas— con la creación de instituciones de educación
superior exclusivas para personas negras, que no ofrecían la misma formación
profesional que aquellas abiertas para personas blancas (Siegel, 1998).
Lo anterior resultaba tan evidente que los inconformismos sentidos por las
mismas personas negras no se hicieron esperar. La organización social y los
movimientos en pro de la igualdad de oportunidades y la reparación de los
daños ocasionados por siglos de exclusión surgieron y se fortalecieron con ra-
pidez. Durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial se visibilizaron en la
escena política y social estadounidense una serie de manifestaciones que hacían
más evidente su inconformismo y la lucha por el cambio de estas personas: el
«activismo negro y la lucha de las masas en los movimientos de los Derechos
Civiles y del Black Power del siglo veinte» (Stokes, Lawson & Smitherman,
2003: 34) protagonizaron una serie importante de iniciativas como marchas,
actos de desobediencia civil, protestas, boicots y acciones legales, entre otros.
La presión de los movimientos sociales, aunada al interés político en el tema,
permitió la creación de la primera medida dirigida expresamente a combatir la
discriminación en el contexto laboral y promover la diversidad racial en contex-
tos de trabajo que habían sido tradicionalmente restringidos para personas con
color de piel negro, en 1941 (Woodhouse, 2002). En 1954 se dio la primera
demanda contra la discriminación racial en el contexto educativo. Empero,
solo hasta 1961 se implementó —bajo el gobierno de John F. Kennedy— el
concepto Acción Afirmativa para hacer referencia al conjunto de medidas diri-
gidas a «asegurar la contratación y trato de los empleados indistintamente de su
raza, credo, color o nacionalidad» (Kennedy, 1961, citado en Stokes, Lawson
& Smitherman, 2003: 15).
Sin duda alguna, el hecho que para muchos(as) determinó el inicio de una
etapa de lucha contra la discriminación y establecimiento de Acciones Afirmati-
vas fue la Declaración de los Derechos Civiles de 1964. Luego de esta, también
fueron definitivas las medidas tomadas en el gobierno del presidente Lyndon
B. Johnson contra la discriminación en el ámbito laboral.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 115
Empleo y educación: ámbitos donde se han aplicado las Acciones
Afirmativas en los Estados Unidos
Desde sus inicios, las medidas de Acción Afirmativa en los Estados Unidos
han estado enfocadas a favorecer la inclusión de personas reconocidas étnico-
racialmente como negras en dos contextos en particular: la educación y el
empleo. Aunque la discriminación racial no es un problema exclusivo de tales
espacios sociales, el hecho de que sean aplicadas en tales contextos radica en
que estos últimos representan medios para lograr la obtención de herramien-
tas, capacidades o recursos para superar algunas condiciones estructurales de
desventaja.
Con respecto a la educación básica, secundaria y superior, se justifica la per-
tinencia de Acciones Afirmativas porque «[son] el mecanismo por el cual las
personas mejoran su capacidad de influencia en los sectores social, económico y
político en los Estados Unidos» (Woodhouse, 2002: 155). La imposibilidad de
ingresar a instituciones de educación superior fue y ha sido uno de los espacios
más polémicos de aplicación de las medidas de Acción Afirmativa, no solo para
afroestadounidenses sino también para otros grupos vulnerables y minorías
—como mujeres, inmigrantes latinos o asiáticos, entre otros—.
En lo que se refiere al empleo y la vinculación laboral, las Acciones Afirma-
tivas son aplicadas allí porque se ha podido comprobar que las personas negras
no pueden acceder a cualquier tipo de trabajos: su acceso al mercado laboral se
ha visto más limitado que para las personas blancas puesto que se las considera
menos capaces. Estas situaciones han sido evidenciadas no solo en los procesos
de selección sino también en los ambientes de trabajo y las relaciones laborales
establecidas con las personas que en términos raciales se reconocen como dis-
tintas al interior de dichos espacios (Bergmann, 1996).
De acuerdo con lo analizado por varios autores (Bergmann, 1996; Siegel,
1998; Gutmann, 1998; Butler, 1998), los ámbitos del empleo y la educación
son dos escenarios donde hay una fuerte demanda para ingresar. Los procesos
de selección que se llevan a cabo en esos contextos tienen en cuenta caracte-
rísticas particulares de las personas negras, en las cuales aspectos considerados
negativos por los estereotipos raciales creados en torno a ellos, adquieren gran
relevancia.
Como lo afirma Bergmann, los procesos de selección cuentan con una serie
importante de elementos subjetivos; estos son influencia de las actitudes que tienen
116 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
los sujetos encargados de la toma de decisiones en cuanto a factores como la ‘raza’,
lo que evidencia su influencia en la toma de decisiones (Bergmann, 1996).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 117
Debates sobre la creación e implementación de las Acciones Afirmativas:
opiniones a favor y en contra
La puesta en marcha de Acciones Afirmativas para la población afroestadou
nidense no fue sencilla. En su transcurrir surgieron importantes debates entre
quienes estaban de acuerdo con ellas y quienes se oponían. Aunque son discu-
siones que se remontan décadas atrás, todas son aún vigentes y siguen estando
presentes en la actualidad. Por tal razón, no es impreciso hablar simultánea-
mente de los debates pasados y los actuales en razón de que aquellas posturas
de oposición cobran vigencia en la actualidad.
Como se ha dicho en repetidas ocasiones, todas estas posturas fueron deba-
tidas, analizadas, sustentadas y refutadas ampliamente en distintas esferas de
la sociedad estadounidense desde la aparición de las Acciones Afirmativas para
la población negra en el panorama político y social. Mientras que para algunas
personas era necesaria y urgente la implementación de medidas especiales que
combatieran la exclusión de las personas afroestadounidenses, otras creían que
el establecimiento de dichas regulaciones, programas o disposiciones no contri-
buía a tal fin, sino que por el contrario reforzaba las diferencias y no generaba
cambios significativos en las condiciones de precariedad y exclusión en que
vivían hombres y mujeres negros.
Como se mencionó, las Acciones Afirmativas en los Estados Unidos han
sido apoyadas y atacadas por distintos sectores políticos y sociales desde su
origen. Para quienes las han apoyado de forma tradicional —grupos liberales
y progresistas— (Feher, 1998; Fry, 2008), se las ha respaldado desde la exitosa
implementación de algunas medidas que muestran la ampliación de espacios para
la población afroestadounidense —o su reducción cuando se las desmonta—
(Siegel, 1998). Adicional a los positivos resultados, otra de las razones por las
que se afirma la importancia de continuar con las Acciones Afirmativas es la
evidente existencia de brechas entre la población negra y la población blanca
en aspectos como el ingreso a instituciones de educación superior, el empleo,
sus consecuencias en la obtención de menores ingresos económicos y niveles
más bajos de cualificación y una ausencia de voluntad política y social para su
tratamiento (Dzidzienyo & Oboler, 2008).
Por el contrario, para las corrientes que se han opuesto a las Acciones Afir-
mativas en los Estados Unidos —provenientes de tendencias más conservado-
ras— (Feher, 1998) también ha existido una cantidad importante de razones
118 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
para considerarlas como inadecuadas, ineficaces o no aptas para el contexto en
que se aplican y el problema que buscan solucionar.
Existen corrientes opositoras que aseguran que las Acciones Afirmativas
contribuyen a la creación y fortalecimiento de estereotipos negativos hacia
su población beneficiaria, ya que al establecerse patrones menos estrictos de
medición para su admisión en un determinado empleo o universidad se la
considera incapaz (Bergmann, 1996). A este respecto, Glenn Loury afirma que
los programas que crean algún tipo de preferencia para las personas negras por
medio de la disminución de sus exigencias hacen que se subvalore su éxito, y
en contraposición, se dé mayor valoración al de las personas blancas (Loury,
citado en Gutmann, 1998).
Otro de los argumentos para oponerse a las Acciones Afirmativas se sustenta
en la creencia de que estas medidas generan una discriminación a la inversa,
pues restan oportunidades a las personas blancas. Al hablar de la justicia en
las Acciones Afirmativas, Bergmann señala que en el ejercicio de incluir a una
persona proveniente de un grupo minoritario en otro ya establecido siempre se
dará la exclusión de alguien más que pudiese haber contado con las habilidades
para ser tenido en cuenta pero no podría ser vinculado por cuanto no pertenece
al grupo minoritario que se intenta incluir (Bergmann, 1996).
Quienes se oponen a las Acciones Afirmativas dirigidas a personas afroesta-
dounidenses por considerar que la raza es un factor como cualquier otro —tipo
de sangre, origen socioeconómico, entre otros— entienden la ‘raza’ como una
cuestión solo morfológica, de color de piel y nada más. Desde esta perspectiva,
la ‘raza’ no tiene un contenido social relevante y no establece diferencias sus-
tanciales entre blancos(as) y negros(as) (Siegel, 1998).
Una postura que ataca la formulación de Acciones Afirmativas y la forma
que han sido pensadas desde sus inicios, establece que debe formularlas quien
ha ocasionado el daño a los futuros beneficiarios(as), pues solo ese actor social
debe reparar el daño que causó. Este argumento en contra de las Acciones
Afirmativas está ligado de forma directa con el dilema discutido por varios
autores (Bergmann, 1996; Siegel, 1998). En una de las decisiones judiciales
que ha desmontado un programa de Acciones Afirmativas en una universidad,
la Corte determinó que éstas pueden utilizarse para reparar los «efectos actua-
les de la discriminación pasada» en lugar de reparar los «efectos actuales de la
discriminación social pasada» (Siegel, 1998).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 119
Uno de los argumentos que ha cobrado más fuerza entre los oponentes
de las Acciones Afirmativas, se refiere al hecho de que éstas crean sociedades
más racializadas y producen cierto esencialismo al reducir la identidad de los
sujetos(as) a un elemento puramente racial en la búsqueda de tratamientos
diferenciales. En consecuencia, se construyen categorías raciales que imponen
una identidad determinada a cada individuo, inmodificables y que no tienen
en cuenta sus particularidades como sujeto. Tal construcción del significado
de ser o pertenecer a una determinada raza crea discursos estigmatizadores
(Fry, 2008). Estas posturas están de acuerdo con la no consideración de la
raza como un factor para seleccionar a las personas; propenden por que este
tipo de diferencias se ignore y se consideren otros factores más relevantes,
como el mérito académico o la experiencia laboral.
Las mayores discusiones se dieron en torno a la idea de que para hablar
de discriminación racial, debe reconocerse la existencia de la ‘raza’. El re-
conocimiento de la ‘raza’ como categoría en la que se reconoce a un grupo
poblacional determinado como diferente fue declarado elemento primor-
dial al hablar de medidas de Acción Afirmativa. Harry Blackmun, juez de
la Suprema Corte estadounidense, aseguró lo siguiente: «para poder ir más
allá del racismo, primero debemos reconocer la raza. No hay otra forma. Y
para poder tratar a las personas con igualdad, debemos tratarlas diferencia-
damente […]» (Regents, 1978, citado en Stokes, Lawson & Smitherman,
2003: 14).
Para algunos(as), el reconocimiento de la no existencia de la ‘raza’, apoyado
en posturas de las ciencias naturales que lo afirman, les permite afirmar que
la creación de Acciones Afirmativas basadas en categorías raciales se percibe
injusta. No obstante, más allá de sus descubrimientos científicos la existen-
cia de posturas y creencias ligadas al racismo dentro de aquella comunidad
científica muestran lo siguiente: aunque no existe una evidencia biológica
que permita comprobar la existencia de la ‘raza’, la existencia de este concepto
en la interacción social comprueba que existe como una construcción social
presente en la realidad de las sociedades y de sus integrantes, que discriminan
o son discriminados (Feres, 2008).
Empero, el dilema del reconocimiento de la ‘raza’, no es una simple oposi-
ción a las Acciones Afirmativas; hace parte de una postura sobre la discusión
de las diferencias raciales en los Estados Unidos denominada «ceguera ante
120 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
el color de piel» (colorblindness), estudiada y analizada por Siegel (1998).
Esta postura se relaciona con la práctica de «no reconocimiento» racial, en
la cual las distinciones de ciertos estatus existentes como la clase, la casta
y el color de piel no son tenidas en cuenta en algunas situaciones legales.
Cuando surgió esta práctica, se tenía en claro que debía aplicarse en ciertas
situaciones pero no debería eliminar la estratificación racial ni igualar las
razas. La defensa de la inequidad racial tomó fuerza por medio del discurso
del no reconocimiento racial y se resguardó en la distinción de lo público y
lo privado, asimilada a la igualdad legal y la desigualdad social, respectiva-
mente (Siegel, 1998).
Al considerar que las Acciones Afirmativas reposan en dos postulados bá-
sicos de la democracia estadounidense —«1) la creencia de la igualdad racial
y 2) la necesidad de reparar la opresión contra la población negra» (Stokes,
Lawson & Smitherman, 2003: 14)—, se ponen sobre la mesa dos elementos:
el debate de la igualdad como principio estructurante de la sociedad en dicho
país y los cuestionamientos sobre la necesidad de reparar daños del pasado o
situaciones de opresión del presente (dilema abordado antes).
Feres explica la no violación del principio de igualdad en los siguientes
términos:
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 121
El futuro de las Acciones Afirmativas: algunas propuestas encaminadas
a su continuidad y mejoramiento
Tras varias décadas de contar con la existencia de medidas de Acción
Afirmativa para hombres y mujeres afroestadounidenses, además de haberse
reconocido sus aspectos positivos y negativos, son varios los autores que
replantean su permanencia en el panorama político y social estadounidense.
Aunque existen fuertes presiones que propician su desmonte, otros(as) plan-
tean modificarlas en lugar de eliminarlas, pues la población negra de ese país
aún requiere medidas específicas que busquen su inclusión en los contextos
laboral y educativo.
En este sentido, algunas personas afirman que las Acciones Afirmativas deben
ir más allá de la idea de reparación de las exclusiones del pasado para abordar
otras situaciones negativas del presente. En ese punto se afirma que el hecho
de tener en cuenta la raza como factor determinante para acceder a medidas de
Acción Afirmativa no es tan adecuado, puesto que existen otras características
de ciertas personas o grupos sociales que denotan una mayor vulnerabilidad;
entre estas se cuentan la «desventaja económica, entornos problemáticos o
inadecuados y estructuras familiares “poco sanas”, problemáticas o disfuncio-
nales» (Butler, 1998: 165).
Algunas propuestas para la lucha por la continuidad de las acciones Afirma-
tivas para afroestadounidenses deben tenerse en cuenta, pues pueden configu-
rarse como argumentos para debatir las posturas de oposición a estas medidas
y como razones de peso para mantenerlas. Dentro de estas se encuentran las
Developmental Affirmative Action (Gutmann, 1998), y la defensa de las Acciones
Afirmativas por parte de la población afroestadounidense (Drake, 2003) como
las más significativas.
Las Developmental Affirmative Action son una propuesta de Gutmann, surgida
a partir del reconocimiento que hace del impacto perjudicial de las Acciones
Afirmativas en la creación y estímulo de estereotipos negativos sobre su pobla-
ción beneficiaria. Para evitar este fenómeno, propone ir más allá de los simples
procesos de admisión (en empresas o universidades) para lograr un éxito en el
desempeño de las personas una vez estén dentro de la universidad o el trabajo
para el que fueron admitidos.
Para lograr lo anterior, se haría necesaria la creación de programas educativos
que promuevan habilidades adicionales como las asociadas con el liderazgo en
122 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
contextos con alta diversidad de perspectivas, de forma tal que se les incite a
aprender de grupos donde confluyan personas y perspectivas diversas. En con-
secuencia, la creación de programas que busquen promover el éxito de quienes
pertenecen a grupos minoritarios, contribuiría a la desaparición en el tiempo de
esos estereotipos negativos. Estos podrían erradicarse con la creación de Acciones
Afirmativas como las descritas por dos razones que se citan a continuación.
La primera [razón] reside en el hecho de que las universidades estarán for-
mando una mayor cantidad de profesionales altamente calificados, lo que
tiene como consecuencia directa, futuras generaciones con mayor diversidad
racial. La segunda razón consiste en la creación de contextos de aprendizaje
más diversos donde se pueda conocer y aprender del otro que se considera
diferente (Gutmann, 1998: 344).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 123
discriminación. Aunque su utilidad se ha visto en la contribución a la tarea de
definir qué se considera discriminación ante la ley y qué no, en la mayoría de
los casos se ha vuelto inefectiva y no ha sido aplicada en su totalidad, hecho
causado por el desconocimiento que la mayoría de la población tiene acerca
de la legislación (Bergmann, 1996).
El mejoramiento de la cualificación de la población afroamericana y las
mujeres es la tercera alternativa presentada por Bergmann. Esta opción tendría
un impacto positivo pero su efecto sería a corto plazo, ya que actualmente los
empleadores están tratando a la población afroamericana con equidad. Lo an-
terior implicaría que el mejoramiento de la calidad de la educación y el acceso
a ella son necesarios para la reducción de las inequidades raciales y de género,
pero no significa que estas acciones puedan llegar a reemplazar los programas
encaminados a la reducción de la discriminación (Bergmann, 1996).
Como cuarta alternativa se han considerado los programas de prueba, que
consisten en «seleccionar cuidadosamente y enviar a dos personas con perfiles
similares de distintas razas, etnias o géneros para que apliquen a una misma
vacante de trabajo». Aunque estos programas han sido útiles para diagnosticar
la existencia de discriminación en los lugares de trabajo, podrían contemplarse
como un complemento de las Acciones Afirmativas, no como un sustituto de
las mismas (Bergmann, 1996).
124 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
La experiencia de las Acciones Afirmativas en Brasil evidencia las polémicas
que subyacen al reconocimiento de un racismo oculto y negado por décadas.
A pesar de ser el país con mayor número de población negra por fuera del
continente africano (Boston & Nair-Reichert, 2003; Guillebeau, 1999), por
décadas no se tuvieron en cuenta sus particularidades, tomando el grueso de
su población como un todo; dicha situación dejó de lado las particularidades
étnico-raciales de los distintos grupos poblacionales del país. Las diferencias
sociales, políticas y económicas han estado presentes históricamente en la so-
ciedad brasileña.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 125
Para autores como Skidmore (2003) y Boston y Nair-Reichert (2003), la
sociedad brasileña atribuía el hecho de tener una sociedad equitativa e inclu-
yente con los distintos grupos étnico-raciales que la componen a la herencia
cultural dejada por la colonia portuguesa. Aunque su discurso promulgaba
la existencia de una sociedad y una cultura en la que coexistían las diferen-
cias raciales, existía una marcada estratificación social de acuerdo al color de
piel de hombres y mujeres, así como repetidos esfuerzos por «blanquear» la
población —mediante la promoción de la migración de europeos(as) en la
década del treinta.
La Democracia Racial concebía a Brasil como un país donde convivían las
diferencias étnico-raciales en armonía, sin asomo alguno de exclusión o discri-
minación. Tal idea legitimó un discurso en el que no se reconocía la pobreza
de las mayorías afrobrasileñas como una consecuencia de la marginación de
personas negras en términos de fenotipo sino que, por el contrario, se entendía
esa pobreza como un fenómeno puramente socioeconómico que no guardaba
relación alguna con el color de piel de las personas (Htun, 2004). Bajo tal
postura, solía afirmarse que «aunque blancos y no blancos podrían no estar
ocupando posiciones sociales iguales o similares, existen las mismas oportu-
nidades de progreso para todos los miembros de la sociedad, sin importar sus
características raciales» (Boston & Nair-Reichert, 2003:11).
A pesar del fuerte posicionamiento del mito de la Democracia Racial, res-
paldado por importantes académicos —el sociólogo brasileño Gilberto Freyre
como el más representativo—, surgieron discursos que apoyaban una postura
distinta; esta buscaba mostrar que las diferencias sociales y económicas en Brasil
obedecían en gran parte a una exclusión de hombres y mujeres negros. Tras
evidenciar la discriminación racial y la exclusión a la que han permanecido
sometidos los grupos afrobrasileños, el mito de la Democracia Racial pierde su
sustento y el país comienza a afrontar una realidad social racista que necesita
ser intervenida.
126 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
coinciden en una reconstrucción histórica en la que cada uno de ellos, desde
sus producciones, documenta el surgimiento de las Acciones Afirmativas para
la población afrobrasileña.
Las medidas legislativas que hacían referencia a las diferencias étnico-raciales
en Brasil son documentadas desde que la Constitución de 1934 declaró la
igualdad ante la ley: «no habrá ningún privilegio ni distinción por motivos de
nacimiento, sexo, raza, ocupación, clase social, riqueza, creencias religiosas o
ideas políticas» (Htun, 2004: 65), postulado que se sostuvo en las constituciones
de 1937 y 1946. La ley «Alfonso Arinos» de 1951 «prohibió el racismo en los
servicios públicos, la educación y el empleo» (Htun, 2004: 65).
No cabe duda de que los movimientos sociales tuvieron una influencia deter-
minante en el reconocimiento del racismo y la posterior creación de Acciones
Afirmativas en Brasil; el activismo de algunas organizaciones, movimientos,
grupos y sectores afrobrasileños fue definitivo para la creación de políticas
diferenciadas contra la discriminación racial.
La lectura que hacen Sérgio da Silva Martins, Carlos Alberto Medeiros y Elisa
Larkin Nascimento sobre la aparición de Acciones Afirmativas en Brasil muestra
que si bien surgieron de modo oficial en la década del noventa, el tema había
sido parte de la agenda de organizaciones, grupos y personas —principalmente
líderes sociales y políticos afrobrasileños— desde la década del ochenta. El tema
racial aparece en la agenda pública para tal época, lo que se explica por el fin
del gobierno militar y el regreso a un régimen democrático en el país (Htun,
2004; Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004).
Puede afirmarse que de manera unánime, los autores(as) y textos consul-
tados coinciden en afirmar que la figura de Acción Afirmativa en el Brasil se
institucionaliza de manera específica una vez se ha reconocido la existencia
de discriminación racial contra la población afrobrasileña. En este sentido,
aunque se hayan dado iniciativas y propuestas previas desde algunos sectores
políticos y sociales, estas no tuvieron eco alguno ni la posibilidad de reconocerse
e implementarse.
Desde los ochenta, los sectores activistas afrobrasileños que abogaban por
el reconocimiento formal de la discriminación racial en el país ya se habían
pronunciado respecto a la posibilidad de establecer medidas preferenciales que
redujeran la brecha política, social y económica entre las personas negras y el resto
de la sociedad brasileña. Al respecto, da Silva, Medeiros y Nascimento (2004)
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 127
se refieren al proyecto de ley que propuso el presidente del tercer Congreso de
cultura negra en las Américas y posterior diputado Abdias do Nascimento.
[el proyecto buscaba la creación de] acciones de compensación para imple-
mentar derechos de igualdad de oportunidades e igual protección […] el
proyecto proponía la creación e implementación de medidas en educación,
gobierno, empleo y el servicio civil, incluyendo incentivos para programas
para la promoción de la diversidad en el sector privado. Fijaba unas metas
porcentuales del 20% para hombres negros y 20% para mujeres negras,
para un total del 40% en “todas las agencias de la administración pública,
directas e indirectas en los niveles federal, estatal y municipal” incluyendo
las fuerzas armadas, “en todos los niveles de servicio y dirección” (artículo 2)
así como en “empresas, firmas y establecimientos del comercio, la industria,
los servicios, el mercado financiero y la agricultura” (artículo 3). Establecía
metas porcentuales del 40% de los cupos en el Instituto Rio Branco, la
prestigiosa escuela diplomática oficial, divididos de nuevo entre hombres
y mujeres (artículo 7). Su alcance no se limitaba a medidas numéricas, ya
que pedía a las autoridades educativas federales, estatales y locales estudiar e
implementar “cambios en los currículos escolares y académicos, en todos los
niveles (primaria, secundaria, universitarios y de posgrado)” incorporando
el contenido de la historia del Brasil y cursos de historia general sobre “los
alcances positivos de los africanos y sus descendientes, particularmente sus
avances culturales y tecnológicos antes de la invasión europea” (Da Silva,
Medeiros & Nascimento, 2004: 793).
Aunque dichas propuestas no se hicieron realidad, pues no contaban con el
respaldo suficiente para ser avaladas en el gobierno, y además «eran consideradas
como exageradas y racistas» (Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004: 794),
el activismo político de grupos afrobrasileños seguía creciendo y tomando más
fuerza.
El cambio sustancial se dio con la llegada de Fernando Henrique Cardoso
en 1995 a la presidencia, puesto que fue su gobierno el primero en hablar de
Acciones Afirmativas e implementarlas. La primera medida fue la creación del
Grupo de Trabajo Interministerial para la valorización de la población negra.
En ese mismo año, Brasil publicó su primer reporte para la Comisión de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el cual se promovía la puesta
en marcha de «“acciones positivas para promover la igualdad” aun si aquello
128 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
implicaba “someter a los individuos a un trato desigual”» (Reichmann, 1999:
22, citado en Htun, 2004: 67).
La llegada al poder del presidente Fernando Henrique Cardoso es uno de los
hechos más reconocidos y señalados por estos autores. Según Htun (2004), su
postura abierta y decidida hacia el reconocimiento del racismo en el país y la
imperativa necesidad de actuar para erradicarlo marcaron una diferencia en el
panorama social y político del país. Desde esta perspectiva, se entiende que fue
el mismo Cardoso quien puso el tema del racismo en la agenda pública para
tomar medidas tendientes a su eliminación.
No obstante lo anterior, tomando otros puntos de vista como el expuesto
por da Silva, Medeiros y Nascimento (2004), Cardoso actuó en respuesta a una
importante y numerosa movilización realizada en 1995 en la que participaron
aproximadamente 30.000 personas, quienes presentaron un programa para
superar el racismo y la inequidad racial con demandas específicas en «educa-
ción, trabajo, mortalidad infantil y violencia racial» (Da Silva, Medeiros &
Nascimento, 2004: 797). La respuesta de Cardoso a dichas demandas fue la
creación del Grupo de Trabajo Interministerial para la población negra, además
de hacer su histórico reconocimiento de la existencia de discriminación racial
en el país, y la urgencia de intervenir sobre dicho asunto.
De acuerdo con Htun (2004), en 1996 se creó el programa nacional para
los Derechos Humanos, desde el cual se propusieron políticas públicas para la
población afrobrasileña como el apoyo de la empresa privada para las Acciones
Afirmativas y otras medidas para aumentar el ingreso a las universidades, así
como la inclusión de una nueva definición de ‘raza’ por el Instituto Brasileño
de Geografía y Estadísticas. Durante ese mismo año, el gobierno también
organizó un seminario internacional en Brasilia sobre Acciones Afirmativas y
multiculturalismo en Brasil y Estados Unidos.
El fortalecimiento de los movimientos sociales que surgieron en la década del
setenta y las redes sociales generadas en torno a ellos tuvieron fuertes influencias,
así como actores clave en el proceso de promoción de Acciones Afirmativas. Al-
gunos de ellos fueron académicos activistas que analizaron datos demográficos
y evidenciaron fuertes diferencias en distintas áreas como «ingreso económico,
ocupación, acceso a la escuela, niveles de escolaridad, expectativa de vida y salud,
entre otros» (Htun, 2004: 76) entre la población afrobrasileña y el resto de la po-
blación. Hacia finales de los noventa, un estudio con temática similar que concluía
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 129
la persistencia de las desigualdades en Brasil, elaborado por el Instituto para la
Investigación en Economía Aplicada (Institución del gobierno federal) generó
gran impacto en los debates sobre ‘raza’ dentro del gobierno. Htun también
hace especial reconocimiento a la importante influencia de los movimientos
feministas afrobrasileños que con su doble militancia han adquirido más ex-
periencia y más herramientas en escenarios nacionales e internacionales, por lo
que han enriquecido de forma notable la discusión de Acciones Afirmativas.
La investigación sobre el debate étnico-racial brasileño fue también objeto
de organizaciones que entraron a investigar la Democracia Racial y la sociedad
del Brasil; una de ellas fue la unesco en la década de los cincuenta. Skidmore
(2003) señala que esta última decidió estudiar la armonía en la que se presentaba
la diferencia étnico-racial en Brasil. Tal investigación desentrañó como parte
de sus hallazgos la existencia de racismo en el Brasil a través de manifestaciones
distintas a las conocidas, lo que produjo un alejamiento de las teorías previas
sobre las relaciones raciales y un desarrollo limitado —casi nulo— del tema
durante tres décadas.
Además de lo anterior, la ayuda e interés de la Fundación Ford frente a la
promoción y apoyo económico para la investigación y la creación de centros
académicos enfocados en el tema racial desde mediados de los noventa también
contribuyó en el fortalecimiento de actividades encaminadas a la intervención e
incidencia política, así como al establecimiento de relaciones con movimientos
negros y organizaciones anti-racistas en otras ciudades (Htun, 2004).
Sin duda alguna, la Tercera Conferencia Mundial Contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia,
realizada en Durban, Sudáfrica, en 2001, fue el evento que influenció con fuerza
a la sociedad y el Estado brasilero para que visibilizaran la necesidad de erradicar
el racismo reconocido poco tiempo atrás. En el marco de la preparación para
tal conferencia, se llevó a cabo la Conferencia Nacional contra el Racismo y la
Intolerancia desarrollada en Río de Janeiro durante julio de 2001. Un hecho
importante acaecido en el marco de la preparación para la mencionada Tercera
Conferencia Mundial Contra el Racismo, fue el respaldo del gobierno hacia la
promoción y adopción de «cuotas u otros “mecanismos afirmativos” para aumen-
tar el acceso de estudiantes negros a las universidades públicas» (Htun, 2004:
68). Durante los meses siguientes, varios organismos del Estado implementaron
medidas de Acción Afirmativa, como cuotas en cargos públicos: el Ministerio
130 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
de Desarrollo Agrícola, el Ministerio de Justicia, la Corte Constitucional y el
Ministerio de Cultura. En el Ministerio de Relaciones Exteriores se promovió
la formación y vinculación a cargos de carrera diplomática.
Las Acciones Afirmativas surgen entonces de manera oficial en Brasil en el
año 2002. En noviembre de este año por medio de un decreto presidencial y
una ley promulgada por el Senado se obtuvo un «reconocimiento de la cons-
titucionalidad de las Acciones Afirmativas. Esto preparó el camino para la
creación de nuevas iniciativas federales, estatales y locales» (Da Silva, Medeiros
& Nascimento, 2004: 805).
Según Htun (2004), Cardoso expidió un decreto en 2002 creando un
programa nacional de Acciones Afirmativas, en el que analizó cómo crear
mayores metas porcentuales para la inclusión laboral de negros(as), mujeres
y discapacitados(as) en las agencias gubernamentales y otras compañías que
contrataran con el gobierno. En el mismo año, se institucionalizaron medidas
de Acción Afirmativa en la administración pública nacional para la inclusión
de afrobrasileños(as), mujeres y personas con discapacidad por medio de otro
decreto presidencial. En los inicios del año 2003, se promulgó una ley en la que
se ordena la enseñanza de historia africana y afrobrasileña en todos los niveles
de educación en Brasil (Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004).
El nuevo panorama que según da Silva, Medeiros y Nascimento inicia con la
llegada al poder del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el año 2002, muestra
algunas acciones, proyecciones y perspectivas de las Acciones Afirmativas en
el Brasil. En marzo de 2003, se creó un organismo llamado Ministerio para las
Políticas de Promoción de la Igualdad Racial. Uno de sus resultados ha sido la
publicación de una Política Nacional para la Promoción de la Igualdad racial, en
la cual se mencionan las Acciones Afirmativas como medidas necesarias para el
logro de tal propósito (Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004).
Institucionalización
El reciente reconocimiento de la discriminación racial en Brasil que trajo
como una de sus más inmediatas consecuencias la implementación de Acciones
Afirmativas, vino de la mano con la creación de instituciones o estamentos en-
cargados de atender asuntos relativos a la búsqueda de la igualdad racial. Para
varios autores, la creación de estos organismos estatales puede interpretarse como
una forma de implementar Acciones Afirmativas, ya que hace parte de medidas
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 131
encaminadas a otorgar tratos especiales y remediar los daños y desigualdades
derivados de la discriminación racial.
Algunas de las instituciones creadas (unas de ellas mencionadas antes), son el
Grupo de Trabajo Interministerial para la Población Negra y el Ministerio para las
Políticas de Promoción de la Igualdad Racial. Además, cabe resaltar la creación
de la Fundación Cultural Palmares en el año 1988, pues nació de una comisión
creada por el Ministerio de cultura con motivo del centenario de la abolición
de la esclavitud.
Otras instituciones han sido creadas en el Brasil para el abordaje, estudio y
atención de la discriminación racial. En 1991, se creó en el Estado de Río de
Janeiro seafro, «la primera y única agencia de alto nivel del estado enfocada en
la política pública para afrobrasileños(as)» (Da Silva, Medeiros & Nascimento,
2004). Quienes se opusieron a su creación la consideraron causante de discri-
minación a la inversa; fue eliminada en 1994 por la siguiente administración de
dicho estado para prevenir su consolidación como organismo permanente.
Da Silva, Medeiros y Nascimento (2004) dan cuenta del trabajo de un grupo
importante de agencias federales que se dedicaron a trabajar por la igualdad
racial.
Grandes organizaciones del ámbito del trabajo desempeñaron un rol impor-
tante combatiendo esta resistencia al romper el tabú de los movimientos de
izquierda, que afirma que el problema de la discriminación racial dividiría
a la clase trabajadora. Éstas crearon agencias en su interior cuya literatura se
enfoca en políticas anti-discriminación y han publicado rigurosas investiga-
ciones que exponen la inequidad racial (Central Unica dos Trabalhadores
[cut] & Comissao Nacional Contra a Discriminacao Racial [cncdr], 1997,
1998; Instituto Sindical Intramericano Pela Igualdade Racial [inspir] &
Departamento Intersindical de Estatística e Estudos Sócio-Econômicos
[dieese]) (Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004: 798).
132 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
Los programas de Acción Afirmativa para personas afrobrasileñas propuestos
por el gobierno otorgan un 20% del total de plazas en los empleos federales,
20% del total de un presupuesto de 150 millones de reales para entrenamiento
del ministerio del trabajo, 40% de las personas contratadas deben provenir
de un programa de focalización de personas pobres del Ministerio de la
seguridad social y 20 becas para la capacitación para presentar los exámenes
de carrera diplomática del Ministerio de relaciones exteriores, y el 25% de
los papeles de televisión, películas y teatro deben ser otorgados a actores o
actrices afrobrasileños. Mientras sus oponentes sostienen que estos tratos y
políticas preferenciales producen un racismo a la inversa, quienes las apoyan
afirman que es la única forma de solucionar las inequidades sociales (Boston
& Nair-Reichert, 2003: 12).
El programa de Derechos Humanos, creado en 1996, expandió los meca-
nismos para la admisión de personas negras a las universidades y el servicio
público. Asimismo se establecieron cuotas para los medios de comunicación
(principalmente en televisión) y los gobiernos estatales y municipales crearon
políticas de cuotas. Estas medidas tuvieron un amplio apoyo de varios sectores
del gobierno, y al mismo tiempo detractores que se opusieron (y aun se oponen)
a la implementación de Acciones Afirmativas (Htun, 2004). Desde la llegada
de las Acciones Afirmativas a Brasil, se pusieron en marcha otras medidas:
«programas sociales dirigidos a barrios de personas negras, programas de en-
trenamiento laboral, cursos de preparación para los exámenes de admisión en
las universidades y apoyo a la industria propiedad de personas negras, entre
otros» (Heringer, 2001 en Htun, 2004: 72).
Algunos autores como Skidmore (2003), Boston y Nair-Reichert (2004)
exponen la indiscutible relación que guardan el trabajo y la educación. Aseguran
que al no darse las posibilidades de acceso a procesos educativos y de formación
a las personas que han estado históricamente excluidas de ellos —en este caso,
hombres y mujeres afrobrasileños—, tendrán menos posibilidades de vincularse
al mercado laboral por cuanto están menos cualificados.
Dentro de lo que los autores consultados enuncian como Acciones Afirma-
tivas en el ámbito educativo, se encuentra una serie de medidas en educación
básica (primaria y secundaria) y educación superior. Tras analizar el hecho
de que las personas con bajos niveles educativos no podían acceder a ciertos
empleos, aunque fuesen favorecidas por tratos preferenciales pues no contaban
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 133
con las capacidades para desempeñarse en ellos, el gobierno brasileño creó
un programa de becas que subsidia la asistencia a la escuela y evita la deser-
ción e inasistencia escolar infantil para las poblaciones más pobres —que en
Brasil son fenotípicamente negras— denominado Bolsa Escola (Boston &
Nair-Reichert, 2003).
Tavolaro, por su parte, hace un amplio análisis sobre las primeras medidas
preferenciales en educación superior implementadas en las universidades de
Río de Janeiro y Brasilia. Aunque la indudable discriminación en el ingreso
de estudiantes negros(as) a la educación superior no era una situación nueva,
tuvo que ser la presión de otros actores la que promoviese tales programas.
En la Universidad Estatal de Río de Janeiro, las acciones legales llevaron a la
institución a implementarlos, mientras que en la Universidad de Brasilia fue
la acción de dos profesores, a la cual se unió la protesta de algunos sectores del
estudiantado, la que dio origen a las Acciones Afirmativas para el ingreso de
personas afrobrasileñas.
En épocas posteriores, otras universidades crearon cuotas para aspirantes
afrobrasileños(as) en sus procesos de admisión: la Universidad Estatal de Bahía,
la Universidad Federal de Alagoas y la Universidad Estatal de Mato Grosso do
Sul —que también implementó cuotas para aspirantes de grupos indígenas—.
La Fundación Joaquim Nabuco de Recife y el estado de Pernambuco también
implementaron cuotas en sus procesos de admisión (Da Silva, Medeiros &
Nascimento, 2004).
En lo que se refiere al ámbito laboral, las Acciones Afirmativas se centraron en
el establecimiento de cupos en el servicio civil y la contratación pública (Htun,
2004). Comoya se mencionó, las políticas de contratación diferenciales más
significativas surgieron meses después de la Conferencia de Durban.
[…] Raul Jungmann, el ministro de desarrollo agrícola, lanzó un programa
que establecía una cuota del 20 por ciento para personas negras en los cargos
de ese ministerio y en las compañías que habrían de establecer algún tipo de
contrato oficial con (la cuota se inrementó al 30 por ciento en el 2003). En
diciembre, la Corte Constitucional y el Ministerio de justicia, anunciaron
cuotas del 20 por ciento para empleados(as) negros(as). El decreto del Mi-
nisterio de justicia, emitido el 20 de diciembre del 2001 en una ceremonia
pública presidida por el presidente Cardoso y el ministro de justicia, creó
cuotas para personas negras (20 por ciento), mujeres (20 por ciento) y per-
134 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
sonas con discapacidad (5 por ciento) en cargos gerenciales y de alto nivel,
en compañías que ofreciesen sus servicios al ministerio así como aquellas
involucradas en proyectos de cooperación con organizaciones internacionales.
[…]. En agosto del 2002, el Ministerio de Cultura estableció una política
similar (Htun, 2004: 68-69)
Mientras tanto, en el Ministerio de Relaciones Exteriores se implementó un
programa que financiaba a un máximo de 20 personas negras que quisieran
capacitarse para la presentación de los exámenes para acceder a los cargos de
carrera diplomática. Este criterio buscaba conjugar los factores de excelencia
académica y acceso preferencial a grupos étnico-raciales afrobrasileños, con el
fin último de tener un «cuerpo diplomático […] que refleje nuestra sociedad, la
cual es multicolor, en vez de presentarla al mundo como si fuese una sociedad
blanca, porque no lo es» (Cardoso, 2001, citado en Htun, 2004: 69).
Tras analizar y hacer consciente el racismo, las autoridades nacionales se per-
cataron de la poca representación con la que contaba la población afrobrasileña
en cargos de alto nivel dentro del gobierno y sus instituciones. Se comenzó
entonces a instaurar un cambio progresivo en los funcionarios(as) del gobier-
no, dando mayor cabida a personas negras en tales cargos. La participación
negra y afrobrasileña en la rama legislativa del poder público tampoco había
sido numerosa ni había representado el alto porcentaje de esta población en la
sociedad del Brasil (Da Silva, Medeiros & Nascimento, 2004).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 135
vos argumentos han mostrado la inconveniencia o pertinencia de las medidas
preferenciales en el contexto de la discriminación racial en Brasil.
Al ser comparado de forma constante con experiencias de otros países, el
ejercicio de las Acciones Afirmativas en Brasil es cuestionado en su efectivi-
dad y practicidad por la «probable» dificultad de establecer los procesos de
selección de las personas beneficiarias de estas medidas. La existencia de una
pluralidad racial, o como lo aborda Guillebeau (1999), la consideración de
una amplia variedad de colores de piel, no permite la definición precisa de un
grupo merecedor de tratos preferenciales. Además, se ha documentado cierta
apatía entre algunas personas afrobrasileñas por identificarse con África. Este
fenómeno fue denominado africanía congelada (frozen africanity) por Anani
Dzidziengo (1985).
Según la perspectiva de críticos y oponentes a las Acciones Afirmativas, las
diversas clasificaciones sobre el fenotipo de las personas generan la posibilidad
de que oportunistas se aprovechen del sistema de beneficios y la poca claridad
existente respecto a sus beneficiarios(as), como afrobrasileños(as) de clase media
y alta que podrían tomar las oportunidades de empleo o educación pasando por
encima de las comunidades más vulnerables, por ejemplo. Quienes defienden las
Acciones Afirmativas señalan que lo anterior no sucederá por cuanto no existe
una clase media o alta negra en Brasil (Boston & Nair-Reichert, 2003).
Las Acciones Afirmativas crean una discriminación a la inversa pues reducen
las oportunidades y excluyen a las personas blancas de ocupar ciertos cargos la-
borales o acceder a oportunidades de estudio. Por otra parte, se ha afirmado que
algunos críticos suelen ver las Acciones Afirmativas como una forma de señalar
a hombres y mujeres afrobrasileños como incapaces, ya que no pueden lograr
su propio acceso a una universidad o un cargo laboral por sí mismos. Dicho
de otro modo, ellos(as) consideran que las cuotas acentúan la discriminación
por cuanto subvaloran las capacidades de las personas negras, pues sostienen
que aquellas no pueden lograr el acceso a medios de trabajo o a la educación
superior por sí mismas y que no atacan las causas reales de la exclusión bajo la
que viven las personas negras —que son sociales, no raciales—, por lo que debe
atacarse la pobreza y penalizarse los actos racistas (Htun, 2004).
En vista de que la mayor parte de tratos preferenciales en el Brasil fue imple-
mentada por medio de cuotas, hubo un punto del debate en el que se igualó
la discusión de Acciones Afirmativas a cuotas; es decir, comenzó a discutirse
136 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
su pertinencia, lo mismo que si eran las medidas adecuadas para erradicar las
diferencias socioeconómicas y la exclusión de la población afrobrasileña, en lugar
de discutir la pertinencia de una serie de tratos diferenciales, independiente de
su forma de implementación. La discusión de las cuotas ha estado ligada a las
afirmaciones de algunos opositores, quienes sostienen que las Acciones Afirma-
tivas en Brasil se han tomado como una copia de las medidas implementadas
en otros escenarios como el estadounidense.
Otras personas sostienen que no deberían crearse medidas preferenciales basa-
das en características étnico-raciales de la población, sino que debería realizarse
una focalización dirigida a las personas más pobres y vulnerables. Esta postura
evidencia una prevalencia del problema de la pobreza sobre el de la discrimina-
ción, que va de la mano con el mito de la Democracia Racial brasilera.
Una de las contraposiciones a estas posturas opositoras —quizás la más re-
presentativa por su organización y por pasar de lo discursivo a la acción— es la
creación del Grupo Internacional de Afinidad hacia las Acciones Afirmativas
(International Affirmative Action Affinity Group), «encabezado por el grupo in-
ternacional sobre leyes de los derechos humanos, Mundo Afro, organizaciones
de derechos humanos de Uruguay y muchas organizaciones afrobrasileñas y
abogados» (Silva, Medeiros & Nascimento, 2004: 809). Este grupo surgió tras
la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos en un caso que reafirmó
la constitucionalidad de las Acciones Afirmativas y que contribuyó a su orga-
nización para contribuir a consolidar estas medidas en Brasil, «compartir su
experiencia e intercambiar información con los abogados que defendieron los
casos en Estados Unidos» (Silva, Medeiros & Nascimento, 2004: 809).
Boston y Nair-Reichert son enfáticos en afirmar que a pesar de haberse
reconocido que la discriminación racial excluye, margina y hace más vulne-
rables a hombres y mujeres afrobrasileños en términos económicos, sociales
y políticos, falta aún mucho por hacer en el proceso de inclusión y alcance
de una igualdad de condiciones para todos los grupos étnico-raciales del país
(Boston & Nair-Reichert, 2003).
El cambio y transición en el panorama étnico-racial de la sociedad brasileña
es reciente; por tal razón, no se encuentra un amplio análisis evaluativo sobre
su implementación. Es entonces desde la crítica y los debates planteados por
los autores que puede hablarse de cierta evaluación de las Acciones Afirmati-
vas. En este sentido, da Silva, Medeiros y Nascimento concluyen que «es muy
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 137
temprano para evaluar las consecuencias a largo plazo de las políticas que han
sido plasmadas en los libros, pero no en todos los casos han sido implemen-
tadas en un país plagado de extrema pobreza e inequidad» (Silva, Medeiros &
Nascimento, 2004: 812).
Algunas conclusiones
La imperante necesidad de hacer frente a las desigualdades socioraciales en
sociedades multiculturales liberales y democráticas pone en la discusión pública
la necesidad de implementar medidas que propendan por la inclusión social. De
allí surge la propuesta de Acciones Afirmativas, las cuales han mostrado ser una
forma equitativa para el logro de tal fin. Su implementación busca responder a
los efectos negativos de las desigualdades sociales y de prácticas de discriminación
hacia grupos sociales tradicionalmente excluidos, como mujeres y personas negras.
En Colombia, para poder entender por qué serían un medio para conseguir la
inclusión social de personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras en
la Nación pluriétnica y multicultural es necesario comprender qué significan,
cuáles son las discusiones que se han establecido en torno a ellas, por qué surgen
y cómo han funcionado en otros contextos geográficos e históricos.
En consecuencia, expusimos distintas acepciones del término Acción Afir-
mativa y algunas de las definiciones más utilizadas que han construido personas
expertas, gobiernos, organismos públicos y privados e instituciones que abordan
el tema. A lo largo de estas elaboraciones se evidenció que la discusión sobre
Acción Afirmativa presupone un paradigma distributivo de justicia social, que
poco cuestiona temas relativos a la organización institucional y al poder en la
toma de decisiones (Young, 2000) ni otorga mayor importancia a la esfera sim-
bólica como ámbito de discusión público política. Por esta razón, las definiciones
divergen frente al lugar que se debe otorgar a los efectos de la discriminación,
sea racial o sexual, en el logro de la igualdad de oportunidades o en la igualdad
de resultados y al peso que debe darse a la diferencia cultural étnico-racial y de
género femenino en una nueva cultura pública política e institucional.
A pesar de existir un sinnúmero de críticas contra las Acciones Afirmativas,
recogimos las más significativas por ser las más recurrentes y las que en cierta
manera agrupan otras críticas. Para muchos(as), este tipo de medidas no genera
cambios estructurales y en esa medida su acción es limitada e ineficaz. Para otras
personas, su carácter diferenciador y focalizado en grupos sociales específicos
138 Las Acciones Afirmativas como medio de inclusión social. Énfasis conceptuales, polémicas...
las convierte en acciones que conllevan al surgimiento de más desigualdades,
pues no parten del principio de considerar a todos(as) como iguales. Por último,
uno de los ataques más constantes a las Acciones Afirmativas es el relacionado
con la supuesta violación al principio del mérito, puesto que de manera errada
se cree que estas medidas dan prioridad a quienes pertenecen a un grupo social
subordinado por encima de quienes cuentan con capacidades, herramientas o
habilidades superiores a las del promedio de estas personas en desventaja respecto
al acceso a los ámbitos laboral o educativo. De manera extensa explicamos que
el mérito no es un principio neutro ni objetivo. Muchos estudiosos(as) de las
Acciones Afirmativas afirman que se trata de promover a las personas perte-
nenecientes a grupos subordinados que poseen las mayores capacidades para
competir en el ámbito universitario y en el mercado laboral.
Las experiencias de implementación de medidas de Acción Afirmativa en
contextos sociales e históricos que presentan profundas diferencias basadas en
aspectos étnico-raciales o religiosos fueron retomadas para poder obtener una
comprensión más amplia del significado y las implicaciones de este tipo de
medidas. Fenómenos como el apartheid en Sudáfrica, el establecido sistema de
castas en la India y la histórica discriminación racial y el racismo contra pueblos
y personas afrodescendientes en Brasil y Estados Unidos se han convertido en
problemas públicos de interés social en los que se ha visto la necesidad de poner
en marcha acciones públicas diferenciadoras para el logro de la igualdad real.
A pesar de que los cuatro escenarios vistos son distintos por sus anteceden-
tes históricos, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales, cada
uno de ellos da cuenta de una experiencia única de la que pueden tomarse
aprendizajes y ampliar la comprensión acerca de la variedad contextual de las
Acciones Afirmativas. De forma adicional, se impone el reto de ser capaces de
generar mejores experiencias y prácticas en su implementación para el contexto
colombiano.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Margarita María Rodríguez Morales, Ruby Esther León Díaz 139
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“Africali”. José Horacio Martínez - 2006 ©
Capítulo
3
Desigualdades sociodemográficas y socioeconómicas,
mercado laboral y discriminación étnico-racial en Colombia:
análisis estadístico como sustento de Acciones Afirmativas a
favor de la población afrocolombiana
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 153
cación completa y de calidad, tener acceso a buenos servicios de salud, tener
saneamiento básico, estar bien nutrido, etc.) para las personas afrocolombianas,
que tienen efectos negativos en los resultados en el mercado laboral.
No obstante, los resultados en el mercado laboral no se explicarían meramente
por las menores dotaciones de variables asociadas al capital humano de las per-
sonas. Incluso aquellas personas que hacen grandes esfuerzos en la adquisición
de esos estados y acciones tienen resultados sistemáticamente diferentes en las
ocupaciones, salarios y posibilidades de promoción en el empleo con respecto
a individuos no étnicos o no afrocolombianos de similares características. Estos
dos tipos de lógicas derivan en una trampa de pobreza intergeneracional para
las personas afrocolombianas más pobres e inhiben procesos de movilidad
social ascendente.
Para este doble tipo de aproximación se utilizaron los datos estadísticos dis-
ponibles en el país hasta el presente. Por una parte, los resultados del censo de
2005 —controlando la variable étnico-racial— nos han permitido establecer
en 8 regiones del país (7 municipios y un departamento), los totales nacional,
nacional cabecera y nacional resto3 y cómo operan las llamadas desigualdades,
fruto de los procesos históricos de larga duración forjados en la matriz de la
sociedad esclavista colonial y republicana y en las modalidades de subordina-
ción/dominación en la sociedad post-esclavista entre mediados del siglo xix y
todo el siglo xx, hasta el siglo xxi.
Estas 8 regiones no solo se eligieron por cuanto son representativos de dife-
rentes escalas de presencia negra o afrocolombiana en términos del peso demo-
gráfico en cada uno de ellos, sino también porque expresan las diferencias de los
contextos regionales en el país. Por otro lado, para el análisis de las características
de inserción en el mercado de bienes y servicios de acuerdo a la característica
étnico-racial se ha utilizado la mejor fuente disponible: la Encuesta Continua
de Hogares (ech) del II trimestre de 2004, que es representativa para 13 áreas
metropolitanas; y si se agrega la muestra en el semestre tiene representatividad
para todo el país por grandes regiones (total, cabecera y resto).
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 155
la sociedad colombiana requiere las dos aproximaciones y el uso de los dos tipos
de estadísticas y de tratamientos metodológicos.
Para efectos conceptuales en este informe se utilizará la categoría de variable
étnico-racial, que hace referencia a la dimensión analítica que aglutina los
componentes étnicos y raciales de una población como un factor explicativo
de las desigualdades sociales. Conceptualmente no es adecuado, en el caso
colombiano, separar los dos componentes (Barbary & Urrea, 2004).
Pirámides poblacionales6
Las 11 pirámides yuxtapuestas de población afrocolombiana frente a la no étnica
permiten observar los patrones de la transición demográfica diferencial según grupo
étnico-racial y contexto regional (véanse gráficos n.o 1-4).
Como era previsible, la población afrocolombiana presenta una transición
demográfica rezagada frente a la población no étnica en cada contexto relativo
para los totales nacional, nacional cabecera y nacional resto, siguiendo el patrón
esperado: las poblaciones afrocolombiana y no étnica cuya transición demo-
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 157
gráfica está más desarrollada se encuentran en la cabecera y las más rezagadas
en el resto (véase gráfico n.o1). El total nacional es un promedio entre las dos
situaciones, aunque más próximo a la situación de cabecera debido al efecto de
una urbanización superior al 70% de la población para los dos grupos, si bien
es mayor en el grupo sin autoreconocimiento étnico (72,7% frente a 75,7%;
Urrea y Ruíz, 2009).
Gráfico 1
Total
Total Nacional
Nacional
80
80 aa 84
84
70
70 aa 74
74
60
60 aa 64
64
50
50 aa 54
54
40
40 aa 44
44
30
30 aa 34
34
20
20 aa 24
24
10
10 aa 14
14
00 aa 44
8,0%
8,0% 6,0%
6,0% 4,0%
4,0% 2,0%
2,0% 0,0%
0,0% 2,0%
2,0% 4,0%
4,0% 6,0%
6,0% 8,0%
8,0%
Hombre no étnico
Hombre no étnico Hombre
Hombre Afro
Afro Mujer no étnica
Mujer no étnica Mujer
Mujer Afro
Afro
Total
Total Nacional
Nacional Cabecera
Cabecera
80
80 aa 84
84
70
70 aa 74
74
60
60 aa 64
64
50
50 aa 54
54
40
40 aa 44
44
30
30 aa 34
34
20
20 aa 24
24
10
10 aa 14
14
00 aa 44
8,0%
8,0% 6,0%
6,0% 4,0%
4,0% 2,0%
2,0% 0,0%
0,0% 2,0%
2,0% 4,0%
4,0% 6,0%
6,0% 8,0%
8,0%
Hombre no étnico
Hombre no étnico Hombre
Hombre Afro
Afro Mujer no étnica
Mujer no étnica Mujer
Mujer Afro
Afro
Total
Total Nacional
Nacional Resto
Resto
158 Desigualdades sociodemográficas y socioeconómicas, mercado laboral y discriminación...
80
80 aa 84
84
70
70 aa 74
74
60
60 aa 64
64
50
50 aa 54
54
40 a 44
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
0a4
Gráfico 2
Bogotá
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
Cali
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 159
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
70 a 74
30 a 34
60 a 64
20 a 24
50 a 54
10 a 14
40 a 44
0a4
30 a 34 8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
10 a 14
0a4 Cali
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
80 a 84 Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
70 a 74
60 a 64
Cali
50 a 54
80 a 84
40 a 44
70 a 74
30 a 34
60 a 64
20 a 24
50 a 54
10 a 14
40 a 44
0a4
30 a 34 8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
10 a 14
0a4 Pereira
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
80 a 84 Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
70 a 74
60 a 64
Pereira
50 a 54
80 a 84
40 a 44
70 a 74
30 a 34
60 a 64
20 a 24
50 a 54
10 a 14
40 a 44
0a4
30 a 34 8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 161
que va entre 40 y 44 años. En ambos casos se trata de pirámides con transiciones
demográficas rezagadas respecto a Medellín y Cali (véanse gráficos n.o 2 y 3), pero
en el caso de San Andrés Islas el patrón revela dos poblaciones bien diferenciadas:
una población nativa (raizal) y otra inmigrante (no étnica y afrocolombiana del
continente). La población inmigrante explica el ensanchamiento entre los grupos
etarios de 35 a 44 años. Ambas pirámides muestran poblaciones afrocolombianas
(incluyendo la raizal) más jóvenes que la no étnica. En Cartagena se observa un
modelo de pirámide afrocolombiana más regular con disminuciones en los grupos
etáreos sin reducciones fuertes (como en el caso de San Andrés Islas), que está
más acompasada con la población no étnica de la ciudad.
Buenaventura y Quibdó (véase gráfico n.o 4) son las dos regiones en donde se
observa el mayor rezago en la transición demográfica, tanto para la población
afrocolombiana como la no étnica, aunque más fuerte en el caso de la población
negra. Sin embargo, en Quibdó hay más irregularidades en la conformación
gráfica de la escalera piramidal a diferencia de Buenaventura, donde la gradación
de los grupos etarios de menor a mayor edad es más regular para la población
afrocolombiana y para la no étnica. Lo observado en Quibdó tiene que ver con
las dinámicas de inmigración desde los municipios del departamento del Chocó y
de emigración hacia otras regiones del país (Medellín, Bogotá, Pereira, Cartagena,
Cali, etc.). Entre las dos pirámides llama la atención la extensa base piramidal
de Buenaventura (menores de 5 años) pero, al igual que en los siguientes grupos
etáreos (5-9 y 10-14 años), superior a la que muestra Quibdó, a excepción de
las mujeres cuya edad oscila entre 10 y 14 años.
Al comparar el juego de las 8 pirámides yuxtapuestas con las de los totales
nacionales, la pirámide de Cartagena se acerca a la que corresponde al total na-
cional cabecera (véanse gráficos n.o 1 y 3), mientras en los casos de Buenaventura
y Quibdó a la del total resto (véanse gráficos n.o 1 y 4), si bien la base piramidal
es ligeramente más larga en el total nacional resto para la población no étnica
y el envejecimiento es mayor.
En síntesis, las poblaciones afrocolombianas presentan diferencias regionales
importantes de acuerdo a las dinámicas de dichos contextos y en todos los casos
(con excepción notable de Bogotá) la población negra tiende a presentar un
rezago en su transición demográfica respecto a la población no étnica. Como se
verá a continuación, lo que hemos observado a través de las pirámides se amplía
a través de los indicadores socioeconómicos y sociodemográficos.
Medellín
80 a 84
70 a 74 Medellín
60 a 64
80 a 84
50 a 54
70 a 74
40 a 44
60 a 64
30 a 34
50 a 54
20 a 24
40 a 44
10 a 14
30 a 34
0a4
20 a 24
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
10 a 14
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico CartagenaMujer no étnica
Hombre Afro Mujer Afro
80 a 84
70 a 74 Cartagena
60 a 64
80 a 84
50 a 54
70 a 74
40 a 44
60 a 64
30 a 34
50 a 54
20 a 24
40 a 44
10 a 14
30 a 34
0a4
20 a 24
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
10 a 14
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Archipielago
Hombre no étnico San AndrésMujer
Hombre Afro y Providencia
no étnica Mujer Afro
80 a 84
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
Gráfico 4
Buenaventura
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
80 a 84
70 a 74
60 a 64
164 50 a 54
Desigualdades sociodemográficas y socioeconómicas, mercado laboral y discriminación...
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
Quibdó
80 a 84
70 a 74
60 a 64
50 a 54
40 a 44
30 a 34
20 a 24
10 a 14
0a4
8,0% 6,0% 4,0% 2,0% 0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0%
Hombre no étnico Hombre Afro Mujer no étnica Mujer Afro
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 165
racial8 (veáse Tabla n.o 1). Como se esperaba, Bogotá ostenta con el icv más alto
del país (86,92), mientras que la población total del resto (zona rural) posee
el más bajo (53,49). En orden descendente después de Bogotá siguen Cali
(86,41), Pereira (84,31), Medellín (83,60), total nacional cabecera (82,47),
Cartagena (79,72), San Andrés y Providencia (76,30), total nacional (75,99),
Buenaventura (69,26) y Quibdó (64,20) (véase Tabla n.o 1). Entre Bogotá
y Buenaventura hay 17,66 puntos de diferencia y entre Bogotá y Quibdó,
22,72. Existe una brecha enorme en las condiciones de vida entre la capital
del país y las dos regiones del Pacífico (Quibdó y Buenaventura). Esa brecha
se reproduce en menor escala con las demás regiones. Se observa, además, que
estas dos regiones del Pacífico tienen los mayores porcentajes de población
negra a escala municipal (88,54% en Buenaventura y 95,32% en Quibdó).
Sin embargo, el diferencial se amplía entre cualquiera de las regiones de 76 y
más puntos con respecto al total nacional resto (zona rural), aunque aquí el
porcentaje de población afrocolombiana es del 12,15% (véase Tabla n.o 1).
Obsérvese que después de Buenaventura y Quibdó, San Andrés y Providen-
cia y Cartagena tienen los mayores porcentajes de población afrocolombiana
que varía entre 0 y 100— y se mueven en una tendencia inversa: a mayores valores
porcentuales de nbi el icv se comporta a la baja (entre 0 y 100) y lo contrario. El nbi
lo ha generado el dane a escala municipal con base en los datos de los censos de 1993
y 2005; y el icv con los de 2005. Por otro lado, la Misión Social del dnp construyó
por vez primera la metodología del icv a escala municipal con base al censo de 1993,
la cual ha replicado el dane posteriormente.
8 Al analizar los resultados censales en el cálculo del icv y nbi por grupo étnico-racial a
escala municipal, se observó que los icv de tres regiones (Cali, Medellín y Pereira) para
la población negra presentaban inconsistencias respecto a los otros indicadores por arro-
jar valores muy altos (Cali) o muy bajos (Medellín y Pereira). Por esta razón se decidió
tomar únicamente el indicador de porcentaje de población pobre por nbi según grupo
étnico-racial, el cual presentaba en todos los casos una tendencia consistente y esperada
con el conjunto de los indicadores seleccionados controlados por grupo étnico-racial. Esta
variación tiene que ver seguramente con factores muestrales, ya que los dos indicadores
se calculan en su mayor parte a partir de las variables del formulario ampliado. Sin em-
bargo, se dejó el icv a escala municipal como indicador sintético para la diferenciación
regional. Los datos para este icv utilizan los mismos 12 indicadores simples del que fue
construido con los datos del censo de 1993. En este momento se está elaborando un
nuevo icv que incorpora otras variables, por cuanto las condiciones de vida muestran
transformaciones entre los dos censos de población. Para estos indicadores y los demás
solo se estimaron los totales municipales en las 8 regiones.
Tabla 1
Indicadores según ICV y NBI
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 167
Al considerar el porcentaje de personas en pobreza por nbi a escala munici-
pal según grupo étnico-racial (véase Tabla n.o 1), se tiene una primera mirada
de los fuertes diferenciales socioeconómicos en términos de capacidades entre
las dos poblaciones (afrocolombiana frente a la no étnica), que como veremos
hacia adelante se corresponden también con estructuras sociodemográficas
registradas en el análisis preliminar de las transiciones demográficas a través
de las pirámides.
Existe una correspondencia entre la jerarquización por icv y por pobreza
según nbi9 (véase Tabla n.o 1); se da en las dos poblaciones que se comparan. Es
decir, los diferenciales étnico-raciales se soportan sobre estructuras regionales,
urbano-rurales y urbanas, fuertemente diferenciadas, de acuerdo con la jerarquía
urbana nacional cuyo centro principal es Bogotá. Por esta razón, la población
negra de la capital del país tiene la menor proporción de población pobre por
nbi (10,9%) y por consiguiente también el mayor icv, pero a la vez esto se
corresponde con algunas variaciones de nbi menores en otras regiones que no
afectan la tendencia anotada para la población no étnica (9,3% para Bogotá y
9,2% para Cali; al igual que 13,1% para Pereira y 12,5% para Medellín).
Lo anterior muestra que existe cierta mayor regularidad de menor a mayor
población pobre por nbi en el caso de la gente negra que en el de la no étnica.
En cualquier caso, los datos muestran que, en general, a mayores valores del
indicador nbi el indicador icv es menor para las dos poblaciones (afrocolom-
biana y no étnica) y viceversa, con algunas variaciones que no son, en conjunto,
estadísticamente significativas. No obstante, se advierte la excepción de Quibdó
respecto al total nacional resto (zona rural) para las dos poblaciones, debido al
problema de la carencia de acueducto para la mayor parte de la cabecera mu-
nicipal, lo que explica el altísimo porcentaje de población con nbi tanto negra
como no étnica, aunque más pronunciado en la primera que en la segunda
(90,2% frente a 75,3%).
Al comparar los porcentajes de personas pobres por nbi para las dos poblaciones
(véase Tabla n.o 1) se observa una importante desigualdad persistente en todos
los casos —con excepción del departamento de San Andrés y Providencia— en
contra de la población negra. Incluso en una ciudad como Bogotá se registra
un diferencial del 17,6%, por causa de un mayor porcentaje de personas pobres
9 Según se anotó antes, una parte de los indicadores simples que conforman el icv
también pertenece al nbi.
10 Recordemos que los datos para San Andrés Islas agregan raizales con afrocolombianos
del continente, que a la vez incluyen a los palenqueros.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 169
Se observan con esto importantes desigualdades regionales cruzadas en todos
los casos por desigualdades étnico-raciales en contra de la gente negra —con
excepción del departamento de San Andrés y Providencia—, al igual que para
los totales nacional, nacional cabecera y nacional resto. Además, como era
previsible, las mayores tasas de pobreza por nbi de la población afrocolombia-
na se registran en las dos regiones del Pacífico (Quibdó y Buenaventura) y el
conjunto de la zona rural del país.
Bogotá 0,33 0,40 0,04 0,07 0,37 0,47 0,235 0,281 77,15 78,25 105,58 113,78 2,01 2,18 2,98 3,47
Cali 0,45 0,40 0,08 0,10 0,53 0,50 0,291 0,280 88,85 79,32 127,79 109,54 2,34 2,01 3,80 3,73
Pereira 0,41 0,40 0,08 0,10 0,49 0,50 0,265 0,271 80,65 79,01 97,79 98,12 1,79 1,81 3,45 3,63
Medellín 0,40 0,36 0,08 0,09 0,48 0,45 0,271 0,250 85,28 65,04 117,7 84,08 2,22 1,58 3,58 3,71
Total nacional
0,51 0,45 0,08 0,10 0,59 0,55 0,374 0,317 88,15 78,05 160,15 113,01 2,60 2,04 4,04 3,82
cabecera
Cartagena 0,48 0,45 0,08 0,07 0,56 0,52 0,353 0,332 91,79 78,15 164,25 125,06 2,82 2,28 4,47 4,23
Archipiél.San
0,50 0,44 0,08 0,05 0,58 0,49 0,376 0,350 90,15 88,79 139,75 130,62 2,41 2,34 3,72 3,66
Andrés y Prov.
Total Nacional 0,54 0,47 0,09 0,1 0,63 0,57 0,422 0,348 95,53 89,05 165,78 131,34 2,85 2,37 4,07 3,88
Buenaventura 0,65 0,50 0,07 0,06 0,72 0,56 0,503 0,435 110,15 89,15 195,25 140,69 3,25 2,70 4,61 3,39
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra
Quibdó 0,57 0,38 0,08 0,06 0,65 0,44 0,406 0,404 98,42 85,85 190,15 140,14 3,15 2,65 4,51 3,29
Total
0,64 0,58 0,10 0,12 0,74 0,70 0,578 0,491 135,45 127,25 227,71 198,01 3,48 3,35 4,17 4,12
nacional resto
171
mayor vulnerabilidad demográfica en la población afrocolombiana en estas
regiones debido a la presencia de una población porcentualmente más vieja al
lado de una población porcentualmente más joven. Por el contrario, un caso
de reducidísima dependencia senil entre la gente afrocolombiana es el de Bo-
gotá; esto obedece, como se dijo, al patrón altamente selectivo de los migrantes
afrocolombianos y sus descendientes bogotanos.
Con excepción de Bogotá y Pereira, las demás regiones y los totales nacionales
arrojan tasas de dependencia total11 superiores para la población afrocolombia-
na. Las regiones de Quibdó, Buenaventura y el departamento de San Andrés y
Providencia presentan los mayores diferenciales de tasas de dependencia total
entre las dos poblaciones; en este sentido, enfrentan una mayor vulnerabilidad
demográfica (véase Tabla n.o 2).
La razón de hijos menores de 5 años por mujeres en edad fértil12 se comporta
de modo similar a las tasas de dependencia juvenil a excepción de Bogotá y
Pereira, donde esta razón es menor para la población afrocolombiana que para
la no étnica, y que en el caso de Quibdó es casi igual. En las demás regiones
la razón es mayor para la población negra. Aquí llama la atención la mayor
diferencia en las razones entre las dos poblaciones en los casos de total nacional
resto (0,578 frente a 0,491), total nacional cabecera (0,374 frente a 0,317) y
total nacional (0,422 frente a 0,348), y en la región de Buenaventura (0,503
frente a 0,435) (véase 2). En Medellín, Cartagena y el departamento de San
Andrés, en cambio, las dos poblaciones (afrocolombiana y no étnica) presentan
diferencias más moderadas según esta razón.
Es preciso señalar el contraste entre la baja razón de hijos de la población negra
en Bogotá y Pereira (menor de 0,270), primero con las ciudades de Medellín y
Cali (entre 0,270 y 0,292), segundo respecto a Cartagena (0,353) y por supuesto
frente a Buenaventura y Quibdó, que tienen una razón por encima de 0,400.
Este indicador expresa de forma adecuada los fuertes diferenciales que ya se
habían descrito a través de las pirámides de población para la gente negra y la
no étnica, a la vez que permite contrastar las dos poblaciones en cada región.
De modo correlativo con el indicador precedente, las tasas de fecundidad
específicas para los grupos de edad adolescente (15-19 años) y de primera edad
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 173
más al de Cali, las dos regiones alcanzan valores relativamente altos (tgf de
2,41 hijos en el departamento de San Andrés y Providencia y de 2,82 hijos en
Cartagena). También contrastan estos últimos valores con la tgf de la población
no étnica (2,34 hijos en San Andrés y Providencia y 2,28 hijos en Cartagena)
(véase Tabla n.o 2). Este hallazgo se relaciona con las pirámides poblacionales de
estas dos regiones con un patrón de mayor rezago en la transición demográfica
respecto a Cali (véanse gráficos n.o 2 y 3).
Las cifras más altas respecto a la fecundidad adolescente en mujeres negras
las tiene Buenaventura con 110,15 hijos por 1000 mujeres entre 15-19 años
(véase Tabla n.o 2). Sin embargo, el valor superior se encuentra en la zona rural
(135,45 hijos por 1000 mujeres)13. La razón de hijos menores de 5 años por
mujeres en edad fértil arrojaba para Buenaventura un valor de 0,503 (el más
alto con excepción del valor para la zona rural, 0,578). Es decir, Buenaventura
y las áreas rurales del país tienen las tasas de fecundidad adolescente más altas
del país para la población negra. Después le siguen Quibdó (98,42 hijos por
1000 mujeres) y Cartagena (91,79 hijos por 1000 mujeres) (véase Tabla n.o 2).
Este dato es clave, ya que es un indicador de alta vulnerabilidad demográfica.
Bogotá es la ciudad con la cantidad promedio de personas por hogar más re-
ducida entre la población afrocolombiana del país (véase Tabla n.o 2), con 2,98
personas. Está incluso por debajo del promedio que ostenta la población no étnica
(3,47 personas), lo que muestra la característica selectiva de la población negra
en la capital del país respecto al conjunto de la población afrocolombiana. Le
siguen, en orden ascendente, las ciudades de Pereira, Medellín y el departamento
de San Andrés Islas, con tamaños inferiores a 3,75 personas. Por el contrario, Cali
presenta un tamaño más alto (3,8 personas), hecho significativo porque revela una
mayor presión demográfica a escala del hogar entre la gente negra de esta ciudad
al compararla con las anteriores ciudades y el departamento de San Andrés.
En el otro extremo están las ciudades de Cartagena, Quibdó y Buenaven-
tura, que muestran tamaños promedio de personas por hogar superiores a 4,4
personas (véase Tabla n.o 2). Estas son las áreas de mayor presión demográfica
a escala del hogar para la población afrocolombiana. Ahora bien, en Bogotá,
Pereira y Medellín los tamaños promedio del hogar para la población negra son
14 Bogotá registra un índice de masculinidad más alto que otras ciudades del país para
la población afrocolombiana: 0,99. Por ejemplo, el de Cali es 0,89. Para la población
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 175
negras empleadas domésticas «internas» (residen en el hogar del empleador(a)),
lo que impide que se las registre como jefes de hogar (véase Tabla n.o 6).
Los porcentajes de jefatura femenina son más altos en la población negra
que en la no étnica para los totales nacional (30,7% frente a 25,3%), nacional
cabecera (33,9% frente a 32,5%) y nacional resto (21,8% frente a 18,5%) (véase
Tabla n.o 3); no obstante, es necesario tener en cuenta que la jefatura femenina
siempre es más alta en las áreas urbanas que en las rurales (véase Tabla n.o 3),
independientemente del grupo étnico-racial (Urrea & Viáfara, 2007). Esto se
explica por el efecto de la mayor escolaridad y la mayor participación laboral
femenina en la ciudad que en el área rural. Sin embargo, las altas tasas de jefa-
tura femenina en ciudades como Quibdó y Buenaventura para la gente negra
están asociadas a situaciones de extrema pobreza (véase Tabla n.o 3) derivadas
del conflicto armado 15.
Con excepción de Bogotá y del departamento de San Andrés Islas, las tasas
de mortalidad infantil (tmi)16 son significativamente más altas en todas las
regiones para la población afrocolombiana. En Bogotá, la tmi de la gente ne-
gra es ligeramente menor que la de la población no étnica. En San Andrés, el
efecto de un alto porcentaje de personas en pobreza por nbi para la población
no étnica (46,3%) (véase Tabla n.o 1) puede estar incidiendo en tmi similares
a las de la población afrocolombiana (raizal y continental), a pesar de que esta
no étnica es similar en ambas ciudades es similar (0,91). Esto puede observarse en las
pirámides poblacionales (véanse gráficos 1 a 4). Este valor —casi la unidad— significa
que, a diferencia de Cali, en Bogotá el total de hombres es prácticamente el mismo
que el total de mujeres, pero la mayor parte de las personas tiene edades superiores a
15 años y menores de 60, para ambos sexos.
15 Si bien existe un patrón de autonomía femenina histórico (como cabeza) en la organi-
zación de la familia y los hogares —fenómeno extendido en el Pacífico y regiones del
Patía caucano, norte del Cauca y sur del Valle— las altas tasas de jefatura femenina
en Quibdó y Buenaventura están más relacionadas con el efecto del desplazamiento
forzado. Este fenómeno se hace demasiado visible en Quibdó.
16 Para el cálculo de las tmi se utilizó como base el método indirecto de Trussell, (1975)
y Sullivan, (1972), de hijos(as) sobrevivientes que son reportados en los datos censales,
y la variante de Coale-Trussell ejemplificada a través de Stover y Kirmeyer (2007). Se
tomaron como valores de control las estimaciones por departamento del dane (2007)
y en varias ciudades (Cali, Cartagena, Pereira, Medellín) se revisaron los datos de mor-
talidad infantil de las Secretarías de Salud Municipal que son disponibles a través de las
páginas web o Departamental (Valle del Cauca) en el caso de Buenaventura, para el año
2005, para efectos de compararlos con los resultados de las estimaciones realizadas.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 177
178
Tabla 3
Tasa de jefatura femenina, tasas de mortalidad infantil
y esperanza de vida al nacer en años (según sexo y total)
Bogotá 29,7 31,9 15,75 11,79 14,54 16,12 11,81 15,89 73,75 79,15 75,90 73,89 79,45 76,20 0,3
Cali 35,7 32,9 21,47 15,96 19,31 13,56 10,03 11,65 64,90 72,60 67,90 71,90 78,70 74,60 6,7
Pereira 33,1 33,9 17,79 12,65 16,32 13,45 10,23 12,87 67,92 75,85 73,01 71,45 78,53 74,35 1,3
Medellín 36,8 36,7 18,65 13,98 17,21 13,22 9,89 11,15 68,70 75,58 72,56 73,00 78,75 75,15 2,6
Total nacional
33,9 32,5 24,25 22,13 23,54 19,68 13,51 17,66 66,72 68,89 67,75 72,55 78,15 74,85 7,1
cabecera
Cartagena 31,6 32,9 34,74 25,83 31,25 25,08 18,55 21,55 64,04 70,89 66,54 70,95 76,85 73,11 6,6
Archipiél.San
32,7 32,9 21,08 15,77 18,85 21,04 15,69 18,79 65,84 73,01 70,19 65,79 73,01 70,25 0,1
Andrés y Prov.
Total Nacional 30,7 25,3 48,10 43,90 46,70 26,24 18,01 23,54 64,60 66,70 65,60 69,99 76,36 72,49 6,9
Buenaventura 38,4 36,6 61,54 56,17 59,75 32,80 22,51 29,43 62,77 65,84 64,25 64,75 70,52 66,89 2,6
Quibdó 48,4 29,3 72,63 66,29 70,52 34,11 23,41 30,60 59,02 61,04 60,12 61,69 68,82 64,15 4,0
Total nacional
21,8 18,5 75,29 68,72 73,10 37,25 30,02 35,12 58,57 60,65 59,11 60,89 68,15 64,75 5,6
resto
Fuente: DANE, Censo de 2005 (Cálculos de los autores)
18 Señalar que la población negra de Bogotá tiene un patrón de migración selectiva quiere
decir que ha sido así a través de las diferentes cohortes generacionales desde diferen-
tes regiones de procedencia, como el Chocó, costa Caribe, norte del Cauca y sur del
Valle, Buenaventura, Cali y otras zonas, a partir de los años cincuenta en el siglo xx
(Departamento del Chocó), pero su presencia más visible ocurre desde las décadas del
setenta y ochenta. Esto significa que ya existe población negra nacida en Bogotá de
segunda y tercera generación (por supuesto, con mejores niveles educativos que la de
otras regiones del país).
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 179
Considerando todo lo anterior, los indicadores de tmi y de esperanza de vida
al nacer en años permiten confirmar que la población afrocolombiana tiene las
peores condiciones de vida del país en todas las regiones a excepción de San
Andrés Islas, y en el caso de Bogotá una tmi ligeramente menor, pero también
una esperanza de vida ligeramente inferior.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 181
De forma paralela con lo anterior, se mantiene un patrón de mayor escolaridad
femenina que masculina entre los miembros de las dos poblaciones cuya edad
oscila entre 7 y 11 años de edad (véase Tabla n.o 4). En el grupo cuyos miembros
tienen entre 12 y 18 años de edad se mantiene la misma tendencia anterior
para las dos poblaciones: mayor asistencia escolar femenina (véase Tabla n.o 4).
Sin embargo, existen tres excepciones: en Bogotá y San Andrés Islas la tasa de
asistencia masculina es mayor para la población negra y en Pereira es mayor para
la no étnica. El caso de Bogotá es digno de consideración porque se relaciona
con el hecho de que existe una enorme población femenina económicamente
activa (véase Tabla n.o 6) que consta de mujeres cuya edad oscila entre 12 y 18
años; y muchas de ellas laboran en el servicio doméstico.
Tabla 4
Tasas de analfabetismo (población de 3 años y más)
y de asistencia escolar (7-11 y 12-18 años), según sexo
Tasa de analfabetismo: % de población de 3 años
Tasa de asiste
y más que no saben leer ni escribir
Afrocolombiana No étnica Afrocolombiana
Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Tot
Bogotá 6,4 6,8 6,6 6,5 6,6 6,6 93,5% 93,9% 9
Cali 8,0 8,2 8,1 6,6 6,4 6,5 94,3% 95,1% 9
Pereira 10,6 10,2 10,4 9,7 8,6 9,1 80,9% 82,7% 8
Medellín 9,9 9,4 9,6 8,6 7,6 8,0 90,1% 92,6% 9
Total Nacional
12,4 12,0 12,2 9,6 9,0 9,3 92,2% 93,6% 9
Cabecera
Cartagena 11,4 10,7 11,0 9,0 8,2 8,6 92,1% 94,2% 9
Archipiél. San
6,8 6,3 6,6 6,8 6,7 6,8 95,5% 96,6% 9
Andrés y Prov.
Total Nacional 15,8 14,8 15,3 12,1 10,9 11,4 90,2% 92,0% 9
% 92,9% 93,5% 94,6% 94,1% 80,3% 82,2% 81,2% 82,2% 83,7% 83,0%
% 93,1% 93,2% 93,8% 93,5% 83,4% 84,3% 83,9% 86,7% 87,0% 86,8%
% 96,1% 95,5% 96,5% 96,0% 90,0% 89,4% 89,7% 88,3% 89,5% 88,9%
% 91,1% 92,2% 93,6% 92,8% 76,6% 79,1% 77,8% 77,0% 80,0% 78,5%
% 94,1% 94,0% 95,6% 94,8% 81,4% 84,5% 82,9% 78,0% 80,8% 79,5%
% 91,7% 96,4% 98,2% 97,2% 84,6% 86,6% 85,6% 70,9% 81,1% 75,8%
% 86,6% 87,9% 90,1% 88,9% 67,6% 70,3% 68,9% 60,4% 66,6% 63,3%
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 183
184
Tabla 5
Porcentaje de población de 3 años ó más sin ningún nivel educativo
frente a porcentaje con educación superior y de postgrado, según sexo
% población de 3 años y
% población de 3 años y más sin ningún nivel educativo
más con educación superior y de postgrado
Afrocolombiana No étnica Afrocolombiana No étnica
Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total
Bogotá 3,8% 4,5% 4,1% 4,0% 4,4% 4,2% 15,3% 13,4% 14,3% 17,5% 16,8% 17,1%
Cali 5,5% 6,1% 5,8% 4,2% 4,4% 4,3% 5,9% 6,1% 6,0% 13,8% 13,0% 13,4%
Pereira 8,7% 8,5% 8,6% 7,8% 6,9% 7,3% 7,9% 7,5% 7,7% 9,6% 9,4% 9,5%
Medellín 7,7% 7,6% 7,6% 6,8% 6,1% 6,5% 8,3% 7,7% 8,0% 13,0% 11,9% 12,4%
Total nacional
9,4% 9,3% 9,3% 6,7% 6,9% 7,0% 6,8% 6,3% 6,6% 10,9% 11,0% 11,0%
Cabecera
Cartagena 8,1% 7,7% 7,9% 5,7% 5,6% 5,6% 6,5% 7,0% 6,7% 13,9% 13,5% 13,7%
Archipiél. San
3,4% 3,1% 3,2% 3,2% 3,0% 3,1% 6,5% 8,2% 7,3% 7,5% 7,8% 7,7%
Andrés y Prov.
Total nacional 11,9% 12,6% 12,3% 8,7% 9,7% 9,2% 5,4% 4,9% 5,1% 9,1% 8,7% 8,9%
Buenaventura 10,1% 10,5% 10,3% 6,3% 5,9% 6,1% 3,5% 5,0% 4,3% 5,9% 6,1% 6,0%
Quibdó 12,0% 12,9% 12,5% 7,4% 8,4% 7,9% d.e. d.e. d.e. d.e. d.e. d.e.
Total nacional
19,8% 21,3% 20,6% 17,2% 18,8% 18,0% 1,1% 0,9% 1,0% 1,3% 1,2% 1,1%
Resto
Fuente: DANE, Censo de 2005 (cálculos de los autores)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 185
es la tercera. Por el contrario, Medellín —en términos de educación superior de
la gente negra— sigue a Bogotá, pero en cuanto a la población no étnica sigue a
Cali (véase Tabla n.o 5).
En las regiones de Bogotá, Pereira, y Medellín, y para los totales nacional, nacional
cabecera y nacional resto, los mayores porcentajes de población afrocolombiana
con educación superior corresponden al sexo masculino; por el contrario, en Cali,
Cartagena, San Andrés Islas y Buenaventura corresponden al sexo femenino. Para
la población no étnica en las regiones de Bogotá, Cali, Pereira, Medellín, Cartagena
y para el total nacional y total nacional resto (zona rural) los mayores porcentajes
corresponden al sexo masculino, mientras que en San Andrés Islas, Buenaventura y
en el total nacional cabecera corresponden al sexo femenino (véase Tabla n.o 5).
Estas diferencias, de nuevo, tienen relación con las variaciones de los con-
textos regionales que favorecen en algunos casos una población masculina
negra con nivel educativo superior porcentualmente mayor que la femenina
negra; por ejemplo, debido al efecto que tiene el peso importante del empleo
en el servicio doméstico para las mujeres negras en Bogotá, seguido de Pe-
reira y Medellín, entonces una gran mayoría de ellas apenas cuenta con nivel
educativo de bachillerato completo o incompleto. Lo contrario se observa en
Cali, Cartagena, San Andrés Islas y Buenaventura: si bien en las dos prime-
ras regiones el servicio doméstico tiene incidencia entre las mujeres negras,
en términos porcentuales es menor al de las regiones anteriores y al mismo
tiempo el peso porcentual del empleo masculino en oficios no calificados y
semicalificados en sectores como la construcción, cuyos niveles educativos
no superan el bachillerato, inciden en porcentajes menores de población
masculina con educación superior.
En San Andrés Islas, la población raizal tiene una estrategia de fuerte inver-
sión en educación que favorece a las mujeres, y en Buenaventura el patrón de
deserción masculina del sistema educativo es alto. Esto último es igualmente
válido para los casos de Cali y Cartagena entre los jóvenes negros de sectores
populares (Urrea & Quintín, 2002). En cuanto a la población no étnica es
muy probable que las tasas de deserción masculina sean menores en las regiones
ya mencionadas y para los totales nacional y resto frente a las de la población
negra —a excepción de Bogotá—, hecho que explica los mayores porcentajes
de población masculina con educación superior, ligeramente por encima de los
de la población femenina.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 187
tes ramas de la actividad económica, especialmente la construcción, la
industria y los servicios de baja calificación.
3. Respecto a la población no étnica, el orden de asalariamiento después
del de Medellín, es el siguiente: Bogotá (77,7%), Pereira (76,7%), Cali
(75,6%), Cartagena (69,0%), San Andrés Islas (67,5%) y Quibdó
(66,1%). Obsérvese que aquí se encuentran tres regiones con niveles de
asalariamiento por debajo del 70%.
4. En la posición de empleadores o patronos (toda clase de empleadores:
pequeños, medianos y grandes), para la población afrocolombiana llama
la atención el caso de San Andrés Islas, con un 14,8% (los individuos se
desempeñan seguramente como pequeños empresarios en el comercio,
turismo y otros servicios). Le siguen Cartagena (7,2%), Buenaventura
(6,8%) y Quibdó (6,7%). Para la población no étnica, el modelo tam-
bién resulta interesante: se destacan Buenaventura en primer lugar con el
19,9% y Quibdó con el 16,7%. En estos dos casos se trata posiblemente
de empresarios paisas o gente mestiza-blanca del interior que controlan
la mayor parte de los negocios de hotelería, comercio, servicios especia-
lizados de exportación/importación (Buenaventura), etc. En tercer lugar
se ubica San Andrés Islas, hecho consistente con lo analizado antes para
los afrocolombianos en esta región, pero aquí cobra realce por el control
clásico de los negocios del viejo contrabando y, ahora, empresas de co-
mercio legales a cargo de paisas, vallunos, bogotanos, etc. Finalmente,
Cartagena (9,0%) y Bogotá (7,2%)20.
5. En la posición trabajo por cuenta propia los afrocolombianos tienen un
enorme peso en Cartagena (comercio informal) con el 18,2%, Quibdó
(17,6%), Pereira (14,9%), Cali (13,9%), Buenaventura (12,1%), Bo-
gotá (11,3%) y Medellín (10,3%). Para la población no étnica, Pereira
tiene el mayor porcentaje de cuenta propia (18,6%), seguida de Quibdó
(17,2%), Cartagena (15,7%), Cali (16,5%), Medellín (14,1%), Bogotá
(13,3%) y San Andrés Islas (12,7%).
6. El servicio doméstico se concentra de modo típico en la población
afrocolombiana, a diferencia de la no étnica. Las regiones de mayor peso
son Bogotá (5,9%), Medellín (3,9%), Cali (2,8%) y Cartagena (2,1%).
20 Como se dijo antes, la población mestiza-blanca es recogida en la respuesta «sin perte-
nencia étnica» del módulo de autoreconocimiento étnico-racial en el censo de 2005.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 189
el 9,0% del empleo femenino y en menor medida, Medellín (4,9%),
Cali (4,0%), Pereira (3,7%) y el total nacional cabecera (3,1%).
12. El trabajo familiar no remunerado para las mujeres negras tiene relativa
importancia en Bogotá, Pereira, total nacional, Buenaventura, Quibdó y
total nacional resto. Para las mujeres sin autoreconocimiento étnico-racial,
la importancia de este tipo de trabajo en Bogotá, Pereira, Medellín, total
nacional cabecera, Cartagena, San Andrés Islas (aquí alcanza el 4,0%),
Buenaventura y total nacional resto (véase Tabla n.o 6). Con excepción
de Bogotá y Pereira en donde las dos poblaciones de mujeres presentan
una distribución porcentual similar, las variaciones de este fenómeno
en las otras regiones según grupo étnico-racial está mostrando patrones
diferenciales según los contextos regionales.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 191
Tabla 6
Posición ocupacional según sexo, porcentaje de mujeres en la PEA
cional trabajo familiar sin remuneración % Mujeres de 10 años % Pobl. estudia, 5 años y más
No étnica y más en la PEA Afrocolombiana No étnica
es Total Hombres Mujeres Total Afrocolombiana No étnica Hombres Mujeres Hombres Mujeres
2,0% 1,9% 0,6% 0,8% 0,6% 55,2 46,2 22,9% 21,9% 27,1% 24,5%
0,4% 0,6% 0,7% 0,7% 0,7% 42,2 40,2 28,3% 26,1% 27,3% 24,5%
0,2% 0,1% 0,1% 0,2% 0,1% 36,7 32,7 23,5% 22,9% 24,0% 21,6%
0,0% 0,0% 0,4% 0,6% 0,5% 39,2 37,6 23,9% 22,3% 24,3% 21,7%
0,9% 0,9% 0,6% 0,8% 0,7% 33,3 36,5 27,4% 26,0% 27,2% 24,9%
1,0% 1,0% 1,2% 1,8% 1,5% 30,4 34,3 29,0% 27,5% 29,9% 26,7%
0,6% 1,4% 2,4% 4,0% 3,1% 40,2 47,9 27,6% 26,3% 25,3% 24,5%
1,1% 1,0% 0,7% 1,0% 0,8% 28,2 32,1 26,1% 25,3% 25,6% 24,3%
1,3% 0,9% 0,0% 3,0% 1,0% 30,4 34,9 32,8% 30,5% 23,6% 25,1%
2,6% 1,9% 0,0% 0,0% 0,0% 26,6 30,9 25,4% 23,0% 11,6% 14,4%
2,9% 1,5% 1,2% 3,9% 1,6% 15,7 12,9 22,6% 23,1% 20,1% 22,0%
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 193
población no étnica (véase Tabla n.o 6): entre los afrocolombianos, 22,9% los
hombres y 21,9% las mujeres; entre la población no étnica, 27,1% los hombres
y 24,5% las mujeres. Pero en regiones como Cali la proporción de hombres y
mujeres afrocolombianos(as) que estudian es mayor que la proporción de la no
étnica (28,3% hombres negros y 26,1% mujeres negras, frente a 27,3% hombres
y 24,5% mujeres sin pertenencia étnica). Lo mismo ocurre en el total nacional
(26,1% hombres negros y 25,3% mujeres negras frente a 25,6% hombres y
24,3% mujeres sin pertenencia étnica); fenómeno similar al encontrado para
el total nacional cabecera y total nacional resto (véase Tabla n.o 6).
En Bogotá, el comportamiento visto está relacionado con la alta participa-
ción laboral de la población negra superior a la no étnica; ello explica el hecho
de que la población afrocolombiana que solo estudia sea menor en términos
porcentuales. Por el contrario, en el caso de Buenaventura la tasa de población
afrocolombiana que estudia (hombres y mujeres) es alta, por encima del 30%.
Esto tiene que ver con la alta tasa de dependencia juvenil en esta ciudad, ana-
lizada antes. Esto es, no existe un patrón porcentual preciso para el conjunto
de las regiones en relación con la población que se dedica al estudio, dado que
los valores porcentuales son afectados por el peso demográfico del grupo etáreo
cuyos miembros tienen entre 10 y 14 años en cada región, además del efecto
de la deserción escolar masculina entre los menores de 20 años. Ahora bien,
en términos de la variable sexo, el número de personas afrocolombianas de
sexo masculino que estudian es ligeramente mayor que el número de personas
de sexo femenino (con excepción del total nacional resto). Igual fenómeno
sucede con la población no étnica, con excepción de las regiones de Quibdó y
Buenaventura y el total nacional resto (véase Tabla n.o 6), regiones en donde el
porcentaje de personas de sexo femenino que estudian es mayor.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 195
en las grandes áreas urbanas tiene mayor acceso a la cobertura de salud contri-
butiva, como lo muestran los datos (véase Tabla n.o 7). A manera de ejemplo,
en Bogotá las dos poblaciones presentan las coberturas más altas del país en el
régimen contributivo, del 60,8% entre los afrocolombianos y 66,4% entre las
personas sin pertenencia étnica; en Medellín, 55,2% entre los afrocolombianos
y 63,6% entre los no étnicos; le siguen Cali, Pereira y San Andrés Islas (véase
Tabla n.o 7). Luego están Cartagena (por debajo del 50% para los no étnicos y
por debajo del 35% para los afrocolombianos), Quibdó y Buenaventura.
Considerando la variable sexo puede observarse que respecto a la población
afrocolombiana la tasa de cobertura para el régimen contributivo es ligeramente
superior en el sexo masculino que en el femenino, en términos porcentuales
(solo en Bogotá, Cali, Pereira, Medellín y total nacional cabecera); en las demás
regiones y en los totales nacional y nacional resto, la tasa de cobertura es supe-
Tabla 7
Coberturas de salud contributiva, subsidiada y sin ninguna cobertura; y tasa
Cobertura de salud contributiva Cobertura de salud subsidiada
Afrocolombiana No étnica Afrocolombiana No étnica
Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total
Bogotá 64,2% 57,2% 60,8% 65,8% 67,0% 66,4% 22,6% 26,7% 24,6% 24,5% 25,5% 25,0
Cali 52,0% 49,5% 50,7% 64,2% 64,2% 64,2% 25,6% 28,5% 27,1% 17,5% 18,8% 18,2
Pereira 53,6% 50,5% 52,0% 57,0% 59,6% 58,4% 33,7% 38,3% 36,1% 32,0% 31,8% 31,9
Medellín 56,2% 54,3% 55,2% 63,5% 63,7% 63,6% 35,1% 38,2% 36,6% 27,6% 28,4% 28,0
Total nacional
40,0% 39,8% 39,9% 52,1% 53,3% 52,7% 39,8% 41,6% 40,7% 34,1% 34,4% 34,1
cabecera
Cartagena 33,6% 33,9% 33,8% 49,2% 50,3% 49,8% 51,7% 52,7% 52,2% 35,3% 35,3% 35,3
Archipiél.San
53,6% 54,6% 54,1% 60,1% 64,4% 62,4% 35,2% 35,8% 35,5% 28,0% 26,1% 27,0
Andrés y Prov.
Total nacional 33,3% 34,2% 33,8% 44,1% 46,5% 45,3% 42,8% 44,3% 43,5% 39,9% 39,9% 39,9
Buenaventura 23,0% 26,0% 24,6% 44,1% 43,2% 43,6% 47,0% 47,6% 47,3% 27,8% 32,4% 30,1
Quibdó 25,3% 28,4% 27,0% 58,9% 43,8% 51,4% 38,3% 41,1% 39,8% 16,5% 39,0% 27,7
Total nacional
17,1% 18,4% 17,7% 17,4% 18,6% 18,0% 50,0% 51,9% 50,9% 60,4% 62,3% 61,3
resto
Fuente: DANE, censo de 2005 (cálculos de los autores)
5,5% 25,0% 13,1% 16,1% 14,6% 9,8% 7,5% 8,6% 27,8% 19,4% 23,7% 26,0% 21,2% 23,4%
8,8% 18,2% 22,4% 22,0% 22,2% 18,3% 17,0% 17,6% 18,6% 10,5% 14,3% 22,3% 15,8% 18,8%
1,8% 31,9% 12,6% 11,2% 11,9% 11,0% 8,6% 9,7% 24,2% 12,6% 18,1% 20,1% 13,8% 16,7%
8,4% 28,0% 8,8% 7,5% 8,1% 8,9% 7,9% 8,4% 25,5% 17,7% 21,5% 25,9% 18,9% 22,1%
4,4% 34,1% 20,2% 18,6% 19,4% 13,2% 12,3% 13,2% 13,3% 8,2% 10,7% 18,2% 13,7% 15,8%
5,3% 35,3% 14,7% 13,4% 14,0% 15,6% 14,4% 15,0% 9,7% 5,6% 7,6% 13,0% 9,0% 10,8%
6,1% 27,0% 11,2% 9,6% 10,4% 11,9% 9,5% 10,6% 17,1% 16,9% 17,0% 17,7% 18,4% 18,0%
9,9% 39,9% 23,9% 21,5% 22,7% 16,1% 13,6% 14,8% 10,7% 6,8% 8,7% 14,9% 11,5% 13,1%
2,4% 30,1% 30,0% 26,5% 28,1% 28,2% 24,5% 26,3% 6,9% 5,8% 6,3% 10,4% 7,5% 8,9%
9,0% 27,7% 36,4% 30,6% 33,2% 24,6% 17,1% 20,9% 5,6% 6,0% 5,8% 23,4% 4,7% 15,2%
2,3% 61,3% 32,9% 29,7% 31,4% 22,2% 19,1% 20,7% 4,2% 2,2% 3,2% 3,7% 2,1% 3,0%
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 197
las condiciones de los trabajos de las mujeres; no les es posible afiliarse formal-
mente al régimen contributivo. De todas maneras, las mujeres negras también
enfrentan tasas menores de cobertura contributiva en estas regiones, muy por
debajo de las grandes áreas urbanas. En el caso de San Andrés Islas también hay
mayor participación femenina como en las regiones anteriores, pero el monto
de las tasas de cobertura acerca más esta zona al primer grupo de regiones.
El porcentaje de afiliación de la población afrocolombiana al régimen subsi-
diado es un poco más alto en el sexo femenino que en el masculino en todas las
regiones y en los totales nacional, nacional cabecera y nacional resto, mientras
en la población no étnica el porcentaje de personas afiliadas de sexo masculino es
mayor o igual que el porcentaje de sexo femenino en San Andrés Islas, Cartagena
y en los totales nacional y nacional cabecera; en los casos de Bogotá, Cali y Mede-
llín el porcentaje de personas afiliadas de sexo femenino es ligeramente superior.
Los casos de Buenaventura y Quibdó muestran las menores tasas de cobertura
subsidiada para la población no étnica, pero con una participación porcentual
femenina significativamente mayor. Llama la atención las altas tasas de partici-
pación en este tipo de régimen por parte de la población no étnica para ambos
sexos en el total nacional resto (por encima del 60%) a diferencia de la población
afrocolombiana, cuya tasa de participación llega al 50% (véase Tabla n.o 7).
Los porcentajes de carencia de cobertura en salud son mayores para los
afrocolombianos que para los no étnicos a excepción de Medellín, Cartagena
y San Andrés Islas, donde ambos porcentajes son muy similares (véase Tabla
n.o 7). Las regiones con menor cobertura de salud son Buenaventura, Quibdó,
y el total nacional resto para las dos poblaciones (afrocolombiana y no étnica);
por el contrario, las de mayor cobertura son Medellín, San Andrés Islas y Pe-
reira (y Bogotá para la población no étnica) (véase Tabla n.o 7). Cali es un caso
particular, porque siendo una gran región urbana tiene una alta tasa de carencia
de cobertura para la gente negra y, por lo mismo, menor cobertura en salud
(22,2%); lo anterior aplica también para la población no étnica (17,6%). Esto
contrasta con Bogotá, Medellín, Pereira y Cartagena.
Ahora bien, las tasas más bajas de cobertura se presentan más en el sexo masculi-
no en las dos poblaciones, a excepción de Bogotá en el caso de los afrocolombianos
(véase Tabla n.o 7). Este patrón se explica por la mayor demanda del servicio de
salud por parte de las mujeres (contributivo o subsidiado) en aspectos relacionados
con el manejo de la salud reproductiva (embarazo y atención al parto y postparto,
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 199
tajes para hombres y mujeres en Cali, Pereira, total nacional cabecera, Cartagena,
total nacional y total nacional resto. Para Bogotá y Medellín, en cambio, es mayor
el porcentaje de hombres y en San Andrés Islas, Buenaventura y Quibdó el de
mujeres. Para la población no étnica los porcentajes son similares en Bogotá, Cali
y Cartagena, pero en Pereira, Medellín, total nacional cabecera, total nacional,
Buenaventura y total nacional resto es mayor el porcentaje masculino, mientras
que en San Andrés Islas y Quibdó es mayor el femenino (véase Tabla n.o 8).
En todas las regiones y totales nacionales el porcentaje de población afro-
colombiana con hambre es mayor que el de la población no étnica. Llaman la
atención los altos porcentajes de gente negra con hambre en ciudades como
Cartagena, Medellín, Buenaventura y en los totales nacional, nacional cabecera
y nacional resto (véase Tabla n.o 8).
Los porcentajes por sexo en las dos poblaciones indican una distribución
muy similar entre hombres y mujeres con hambre, a excepción de Cartagena y
Buenaventura para la población no étnica. Impresionan los altos porcentajes de
población afrocolombiana con hambre para los dos sexos, en el total nacional
resto (zona rural) y en Cartagena (véase Tabla n.o 8).
En todas las regiones y totales nacionales, el porcentaje de población afro-
colombiana desplazada en relación con la población migrante reciente muy
superior al de la población no étnica; la única excepción se presenta en San
Andrés Islas. En algunas regiones los diferenciales entre las dos poblaciones
son bastante altos; ese es el caso en Pereira, Buenaventura, Quibdó y el total
nacional resto (véase Tabla n.o 8).
Los valores porcentuales entre hombres y mujeres son muy similares para la
población negra desplazada, quizá con las excepciones de Bogotá y Quibdó.
Aunque hay diferenciales pequeños, la población desplazada masculina afecta
más a la población no étnica, a excepción de las ciudades de Quibdó, Pereira
y Bogotá (véase Tabla n.o 8).
Las tasas de dependencia juvenil de los desplazados afrocolombianos son
mayores que las de los desplazados no étnicos en las regiones que están bajo
consideración y en los totales nacionales, hecho que revela una mayor vul-
nerabilidad de la gente negra en esta condición con excepción de Bogotá y
San Andrés Islas. En los casos del total nacional, Buenaventura, Quibdó y del
total nacional resto dichas tasas son considerablemente elevadas para las dos
poblaciones, pero aún en este caso las de la población afrocolombiana siguen
siendo superiores (véase Tabla n.o 8).
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 201
Las regiones del Pacífico (Quibdó y Buenaventura) y el total nacional resto
presentan las tasas más altas de unión libre. En estos contextos sí es necesario
tener en cuenta el efecto de sobrejuventud de la población. Obsérvense, por
ejemplo, las altísimas tasas de personas solteras en Quibdó y Buenaventura
(véase Tabla n.o 9).
El patrón de conyugalidad analizado explica de algún modo —para algunas
regiones— las altas tasas de jefatura femenina de la población negra, sobre
todo en el Pacífico (Quibdó y Buenaventura y la zona rural) y, en general, tasas
mayores que las de la población no étnica como se analizó anteriormente, con
algunos matices (véase Tabla n.o 3).
Tabla 8
Porcentaje de población con alguna discapacidad y con hambre sobre
el total de población, desplazada sobre población migrante reciente, seg
Bogotá 4,9% 4,5% 4,7% 5,1% 5,0% 5,0% 9,3% 9,1% 9,2% 4,8% 4
Cali 7,5% 7,5% 7,5% 6,4% 6,3% 6,4% 7,3% 7,5% 7,4% 3,7% 3
Pereira 7,0% 6,9% 6,9% 6,2% 5,9% 6,0% 8,6% 8,5% 8,6% 4,4% 4
Medellín 6,6% 5,8% 6,2% 5,7% 5,1% 5,4% 10,8% 11,1% 11,0% 6,6% 6
Total nacional
6,6% 6,6% 6,6% 5,9% 5,7% 5,8% 13,1% 12,6% 12,8% 5,9% 5
cabecera
Cartagena 5,7% 5,7% 5,7% 5,5% 5,5% 5,5% 16,0% 15,7% 15,8% 9,0% 8
Archipiél. San
6,6% 7,4% 7,0% 4,0% 4,5% 4,2% 7,3% 7,7% 7,5% 4,7% 5
Andrés y Prov.
Total nacional 6,8% 6,8% 6,8% 6,6% 6,2% 6,4% 14,5% 14,1% 14,3% 6,4% 5
Buenaventura 7,2% 7,7% 7,5% 7,0% 6,5% 6,8% 21,5% 21,5% 21,5% 10,1% 9
Quibdó 6,4% 7,1% 6,7% 7,0% 8,0% 7,5% 12,4% 11,8% 12,1% 3,9% 3
Total nacional
7,4% 7,3% 7,4% 8,9% 8,4% 8,6% 18,6% 18,3% 18,4% 7,1% 7
resto
Fuente: DANE, Censo de 2005 (Cálculos de los autores)
bre
nte, según sexo; y tasa de dependencia juvenil de la población desplazada
% Población desplazada sobre total de población
bre Tasa de dependencia juvenil
migrante reciente
población desplazada
No étnica Afrocolombiana No étnica
bres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Afrocolombiana No étnica
,8% 4,5% 4,6% 3,6% 3,0% 3,3% 2,1% 1,9% 2,0% 0,32 0,41
,7% 3,5% 3,6% 3,6% 3,6% 3,6% 2,8% 2,6% 2,7% 0,44 0,37
,4% 4,1% 4,2% 10,6% 10,6% 10,6% 3,2% 3,2% 3,2% 0,47 0,43
,6% 6,5% 6,5% 4,9% 4,6% 4,8% 4,0% 3,8% 3,9% 0,45 0,38
,9% 5,7% 5,8% 5,8% 5,6% 5,7% 3,4% 3,1% 3,2% 0,48 0,44
,0% 8,8% 8,9% 3,7% 3,4% 3,6% 3,4% 3,1% 3,3% 0,39 0,31
,7% 5,0% 4,8% 2,8% 2,6% 2,7% 2,9% 2,4% 2,7% 0,31 0,35
,4% 5,9% 6,1% 7,0% 6,8% 6,9% 3,9% 3,6% 3,7% 0,51 0,46
,1% 9,2% 9,6% 12,8% 12,3% 12,5% 7,4% 7,1% 7,3% 0,60 0,43
,9% 3,5% 3,7% 15,0% 12,5% 13,7% 4,5% 5,0% 4,7% 0,54 0,36
,1% 7,3% 7,2% 11,3% 11,4% 11,4% 7,4% 7,2% 7,3% 0,57 0,51
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 203
observaciones: Bogotá y San Andrés Islas presentan una excepción respecto
al acueducto, en razón de que en el primer caso los porcentajes entre las dos
poblaciones son similares y en el segundo la ausencia del servicio afecta más a
los hogares no étnicos en términos porcentuales. Esto explica el mayor nbi para
la población no étnica en esta región además de mayor hacinamiento crítico,
como se advirtió antes. Respecto al servicio de gas natural, para Cali, Pereira
y el total nacional resto las tasas son muy similares entre las dos poblaciones,
aunque en el total nacional resto dicha tasa es ligeramente superior. En cualquier
caso, más del 95% de las dos poblaciones carece de dicho servicio. Del mismo
modo, San Andrés Islas revela un mayor porcentaje de hogares no étnicos sin
servicio de telefonía fija (véase Tabla n.o 10).
El otro ángulo del análisis son las diferencias regionales de los hogares, sean
afrocolombianos o no étnicos. Bogotá es la región con los menores porcentajes
de ausencia de servicios; le siguen las principales regiones urbanas consideradas
aquí (Medellín, Cali, Pereira). A partir del total nacional cabecera, Cartagena,
el total nacional y el mismo Departamento de San Andrés Islas, se disparan
los porcentajes (véase Tabla n.o 10); sin embargo, los más altos se encuentran
—obviamente— en Quibdó, Buenaventura y en el total nacional resto (zona
rural). Estas diferencias corroboran los efectos de los contextos regionales en las
dos poblaciones y revelan una heterogeneidad en el interior de ellas al tiempo
que se mantienen las desigualdades entre la población afrocolombiana y la no
étnica respecto a los servicios básicos a los que tienen alcance incluso en una
región como Bogotá, en donde las desigualdades en el acceso a determinados
servicios son las más reducidas.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 205
Tabla 9
Tres condiciones de estado civil (soltero, casado y unión libre) según sexo
Afrocolombiana
% población soltera % población casada % población unión libre
Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres To
Bogotá 43,6% 46,5% 45,1% 19,6% 15,5% 17,5% 31,7% 26,9% 29
Cali 50,0% 49,4% 49,7% 16,7% 14,0% 15,2% 28,5% 24,0% 26
Pereira 48,4% 46,4% 47,4% 20,8% 17,8% 19,2% 25,1% 21,4% 23
Medellín 49,7% 50,4% 50,1% 22,9% 18,7% 20,7% 22,4% 18,2% 20
Total nacional
49,3% 46,4% 47,8% 17,1% 15,1% 16,1% 29,3% 26,7% 27
cabecera
Cartagena 47,4% 40,8% 44,0% 18,3% 17,3% 17,8% 30,1% 28,8% 29
Archipiél. San
49,3% 46,1% 47,7% 22,7% 21,3% 22,0% 23,6% 21,8% 22
Andrés y Prov.
Total nacional 49,0% 44,6% 46,8% 16,1% 14,9% 15,5% 30,7% 29,4% 30
No étnica
bre % población soltera % población casada % población unión libre
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total
% 29,3% 46,0% 42,4% 44,1% 25,9% 23,7% 24,7% 22,4% 20,2% 21,2%
% 26,1% 47,6% 42,6% 44,9% 24,0% 21,9% 22,8% 22,2% 20,0% 21,0%
% 23,2% 47,6% 40,9% 44,1% 25,3% 23,7% 24,5% 20,3% 18,4% 19,3%
% 20,2% 49,8% 46,0% 47,7% 29,3% 25,9% 27,5% 15,0% 13,2% 14,0%
% 27,9% 47,7% 43,0% 45,2% 25,0% 23,1% 24,0% 21,9% 20,1% 21,0%
% 29,4% 47,9% 41,9% 44,7% 24,3% 22,3% 23,2% 23,5% 22,3% 22,8%
% 22,7% 43,1% 37,9% 40,4% 22,9% 22,1% 22,5% 29,8% 29,5% 29,6%
% 30,0% 48,0% 42,0% 44,9% 24,4% 23,4% 23,9% 22,4% 21,5% 21,9%
% 32,7% 42,9% 38,0% 40,5% 21,1% 21,1% 21,1% 31,4% 30,0% 30,7%
% 26,9% 42,8% 36,5% 39,9% 24,6% 25,3% 24,9% 28,6% 28,1% 28,4%
% 36,2% 48,7% 37,9% 43,7% 24,0% 27,4% 25,6% 22,4% 25,0% 23,7%
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 207
208
Tabla 10
Porcentaje de hogares con cinco tipos de servicios
(energía eléctrica, alcantarillado, acueducto, gas y telefonía fija)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 209
tiene presente la reciente incorporación de módulos de caracterización étnicos
o raciales en las Encuestas de Hogares y de Calidad de Vida.22
En segundo lugar, y es posible que sea lo más importante, se subvaloran
los mecanismos que fomentan tales desigualdades; es probable que no estén
necesariamente relacionados con los indicadores de condiciones de vida o ca-
racterísticas culturales que exhibe una población determinada. A este respecto,
la importancia del mercado laboral en la explicación de las desigualdades parece
crucial. Por un lado, en una economía de mercado la mayoría de personas ob-
tienen sus ingresos a partir de su participación en los mercados de trabajo. Por
otro lado, el mercado laboral se puede definir como un conjunto de arreglos
que ordena a los trabajadores de acuerdo a sus características y preferencias, y
los trabajadores intentan obtener los mejores trabajos que ellos pueden alcanzar
(Spalthe-Roth, 2007: 263). Si los resultados laborales solo se determinaran por
las características de capital humano y preferencias de las personas, entonces
ciertos atributos o características (por ejemplo, la característica étnico-racial y
el género) serían irrelevantes en la explicación de los resultados. Así, desde esta
perspectiva las diferencias en salarios, ocupaciones y modelos de empleo son el
resultado de las preferencias y diferencias en las características de capital humano
(habilidades) de las personas (Antonji & Blank, 1999: 3164).
No obstante, pareciera que las características institucionales —reglas de
juego que determinan la estructura de incentivos de las personas en la sociedad
(North, 1990)—, van a ser básicas en la explicación de los resultados. Una de las
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 211
y, desde aquí, de las desigualdades en términos de condiciones de vida entre
las poblaciones afrocolombiana y no afrocolombiana24.
Con todo, el objetivo de esta sección es proporcionar una explicación a las
menores condiciones de vida mostradas en la primera parte de este capítulo
entre la población afrocolombiana y no afrocolombiana, lo que es importante
como un sustento empírico (sin precedentes hasta ahora en el país) para la
aplicación de políticas de acción afirmativa a favor de la población afroco-
lombiana.
El argumento central es que la discriminación en el mercado laboral (discri-
minación de mercado) empuja a los afrocolombianos al fondo de la estructura
ocupacional o deprime sus salarios de manera tal que éstos se ven sobrerepre-
sentados entre los más pobres de la sociedad. A su vez, la discriminación pasada
contra los padres afecta las posibilidades de los hijos para formar capacidades
útiles para tener éxito en el mercado laboral (discriminación premercado); aun
así, los afrocolombianos que logran educarse encuentran un trato diferencial
sobre la base de su característica étnica o racial. Todo lo anterior crea un pro-
ceso de retroalimentación en el cual los hogares afrocolombianos tienen pocas
posibilidades de salir de la pobreza o lograr un ascenso social para aquellos
que han invertido en la formación de capital humano.
A continuación se describe el contenido de esta sección. En la primera parte
se hace precisión sobre el tipo de datos utilizado, lo que tiene implicaciones
para las ciudades consideradas en el análisis. En la segunda se hace un análisis
de los indicadores básicos del mercado laboral, inserción laboral según seg-
mento ocupacional y ramas de actividad económica, y por último por el tipo
de segmento según característica étnico-racial y género de las personas. En la
tercera se intenta develar si las desigualdades encontradas según característica
étnico-racial y género son el resultado de la desigualdad de oportunidades en
el desarrollo de talentos o habilidades (discriminación premercado) o si, por
el contrario, son el resultado de un trato desigual e injusto en el mercado
laboral (discriminación de mercado). Esto último debería constituirse en una
guía para la aplicación de políticas de acción afirmativa en Colombia a favor
de la población afrocolombiana.
24 Véanse Barbary y Estacio (2005); Viáfara (2005); Viáfara (2006); Viáfara y Urrea
(2006); Díaz y Forero (2006); Romero (2007); Urrea y Viáfara (2007); Viáfara
(2008).
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 213
Tabla 11
Participación en la fuerza de trabajo, empleo y tasa de desempleo,
por ciudad, característica étnico-racial y género, 2004
Ciudad, condición étnica Estatus de empleo para población mayor de 12 años (porcentajes)
racial y género En la fuerza de trabajo Empleado Desempleado
Trece áreas 61,9 52,1 9,8
No afrocolombiano 61,7 52,0 9,7
Mujer 53,7 44,1 9,6
Hombre 71,5 61,5 10,0
Afrocolombiano 64,6 54,1 10,6
Mujer 57,1 45,6 11,5
Hombre 73,9 64,6 9,3
Medellín 60,3 51,0 9,3
No Afrocolombiano 60,2 51,0 9,2
Mujer 51,3 42,3 9,0
Hombre 71,4 62,0 9,4
Afrocolombiano 62,9 51,5 11,5
Mujer 54,0 42,9 11,1
Hombre 73,7 61,8 11,9
Bogotá 64,0 54,1 9,9
No Afrocolombiano 63,6 53,9 9,7
Mujer 57,3 47,8 9,5
Hombre 71,3 61,3 10,0
Afrocolombiano 79,0 65,9 13,1
Mujer 72,4 57,7 14,8
Hombre 87,4 76,3 11,0
Cartagena 51,5 43,6 7,9
No Afrocolombiano 49,9 42,6 7,3
Mujer 38,5 30,4 8,0
Hombre 63,9 57,4 6,5
Afrocolombiano 54,3 45,5 8,9
Mujer 43,4 32,3 11,1
Hombre 67,4 61,3 6,1
Pereira 60,7 49,9 10,8
No Afrocolombiano 60,5 49,5 11,0
Mujer 49,9 40,2 9,7
Hombre 73,2 60,7 12,5
Afrocolombiano 62,5 53,6 8,8
Mujer 50,7 43,1 7,6
Hombre 74,9 64,8 10,1
Cali 64,3 54,8 9,5
No Afrocolombiano 63,4 54,4 9,1
Mujer 54,4 45,7 8,7
Hombre 74,1 64,6 9,5
Afrocolombiano 67,3 56,3 11,0
Mujer 62,5 50,9 11,6
Hombre 73,9 63,7 10,1
Fuente: ECH, junio de 2004 (cálculos de los autores)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 215
pleados en comparación con los que están buscando empleo o ya se encuentran
trabajando; luego, en orden descendente, se encuentran Cali, Medellín, Pereira
y Cartagena. Llama la atención que la diferencia en el porcentaje de empleados
correspondiente a 2,1 puntos porcentuales (diferencia entre el porcentaje de
empleados afrocolombianos, 54,1% y no afrocolombiano, 52%), sea menor
que la diferencia en la tasa de participación entre individuos afrocolombianos y
no afrocolombianos para el promedio de las trece áreas metropolitanas, corres-
pondientes a 2,9 puntos porcentuales (diferencia entre la participación laboral
de afrocolombianos, 64,6%, y la misma en la población no afrocolombiana,
61,7%) y en la mayoría de las ciudades; además, cabe destacar que Pereira es la
única ciudad que presenta diferenciales más grandes —y a favor de los afroco-
lombianos— en el porcentaje de empleados frente a los que participan.
Esto se podría explicar por los factores de oferta y demanda que están implí-
citos en la tasa de participación y en la tasa de ocupación26: los afrocolombianos
presentan una mayor participación, esto derivado de sus características sociodemo-
gráficas, hecho que acarrea grandes brechas étnico-raciales en la oferta de trabajo;
si las brechas en el porcentaje de ocupados27 no guardan tal proporción, es muy
probable que la demanda de trabajadores sea menor para los afrocolombianos
que para los no afrocolombianos.
La última columna de la Tabla n.o 11 muestra el porcentaje de desemplea-
dos28. En primer lugar, se observa que en promedio para el agregado de las trece
áreas metropolitanas y ciudades, las tasas de desempleo son más altas (8,3%)
para los afrocolombianos que para los no afrocolombianos29. En segundo lugar,
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 217
En este sentido, no es circunstancial que la brecha en las tasas de desempleo
entre afrocolombianos y no afrocolombianos sea más amplia en una ciudad como
Bogotá, donde se presume que hay una mayor competencia por los puestos de
trabajo, a pesar de que se trata de una población selecta entre los afrocolom-
bianos que ha realizado, en promedio, mayores esfuerzos en la adquisición de
credenciales educativas que la misma población de otras ciudades del país. En
suma, esto sugeriría que el mercado laboral en Colombia no es «neutral» de
acuerdo a la característica étnico-racial y género para quienes participan en la
actividad laboral.
Los datos de la inserción laboral según segmento ocupacional podrían ser un
importante indicador de disparidades étnico-raciales y de género en el mercado
laboral de Colombia. La elección del segmento ocupacional como indicador
de inserción ocupacional descansa en la importancia que tienen los sectores
formales e informales en los países en vías de desarrollo en comparación con
las economías desarrolladas (véase Harris & Todaro, 1970), y sus implicacio-
nes en las condiciones de vida de los individuos que participan en uno u otro
segmento30. Si el mercado laboral no es «neutral» según características étnico-
raciales y de género, los afrocolombianos —en especial las mujeres— podrían
verse sobrerepresentados en el segmento menos aventajado —el informal—,
hecho que acarrearía implicaciones importantes en sus condiciones de vida y
en las de sus familias.
La Tabla n.o 12 muestra la distribución de la población ocupada por ciudad,
característica étnico-racial y de género según segmento ocupacional. De esta
tabla se puede destacar lo siguiente:
1. En el ámbito general, se observa que el 56,6% de los colombianos que
vivían en las áreas metropolitanas y ciudades analizadas obtenían sus
ingresos a partir de su participación en actividades informales31; no
ocupen hasta diez personas en todas sus agencias y sucursales; segundo, a los empleados
del servicio doméstico y los trabajadores familiares sin remuneración; tercero, los traba-
jadores por cuenta propia, excepto los trabajadores independientes profesionales como
médicos, abogados, odontólogos, ingenieros, etc.; y cuarto, los patronos o empleadores
que ocupen hasta 10 trabajadores. Se excluyen de este sector los obreros y empleados del
gobierno. En este caso corresponden a los trabajadores unipersonales, en famiempresas o
microempresas.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 219
respectivamente)32. No obstante, los diferenciales son más grandes en
contra de las mujeres afrocolombianas en comparación con sus congé-
neres no afrocolombianas.
9. La brecha en la inserción en empleos formales para las mujeres afrocolom-
bianas es más grande en Cartagena, seguida de Bogotá; Medellín y Cali.
10. Incluso en Pereira donde, en promedio, los afrocolombianos tienen una
tasa de formalidad más pequeña, las mujeres afrocolombianas presentan
una menor formalidad que las mujeres no afrocolombianas.
11. A excepción de Pereira y Medellín, los diferenciales según característica
étnico-racial en la tasa de informalidad son más grandes para los indi-
viduos que trabajan en el sector formal pequeño que para aquellos que
laboran en el formal grande.
Los resultados de la Tabla n.o 12 muestran un mayor y desproporcionado
porcentaje de trabajadores afrocolombianos en el sector informal de la economía
y en calidad de trabajadores unipersonales. Este tipo de trabajos se relaciona
mayormente con actividades de «rebusque» en el comercio al por menor, ela-
boración de alimentos, artesanías y actividades relacionadas con el servicio do-
méstico y cuidado de niños y ancianos (para el caso colombiano, véanse Viáfara,
2005; Viáfara & Urrea, 2006; para el caso de Estados Unidos véase Conrad,
2001). Una característica de este tipo de actividades son los bajos salarios,
ausencia de aseguramiento en salud, accidentes y pensiones y muy limitadas
posibilidades de promoción en sus carreras laborales. La sobreparticipación
de afrocolombianos en este tipo de actividades genera una especie de «nichos
étnicos» que funcionan de tal modo que los lazos o redes relacionales inducen
a una retroalimentación de afrocolombianos en las mismas actividades y desde
aquí podrían afectar las preferencias y elecciones de los individuos hacia este
tipo de trabajos (véase Hum, 2000).
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 221
Así pues, se trata de ocupaciones que si bien constituyen la fuente más
importante de ingresos para los afrocolombianos en las zonas urbanas, sus
bajos niveles de vida demuestran que los ingresos asociados a las mismas
no son suficientes para superar situaciones de pobreza, que podría inducir a
trampas o circularidades de la pobreza entre los afrocolombianos (véase Urrea
& Viáfara, 2007).
La importancia de analizar las desigualdades según segmento ocupacional
de acuerdo a las características étnico-raciales y de género descansa en que en
un mercado laboral que no es «neutral», no solo los individuos con inferiores
dotaciones en capital humano, habilidades, restricciones en el acceso al crédito,
etc., se van a ver representados de forma desproporcionada en los segmentos
de inferior calidad (segmento informal). Del mismo modo puede ser refugio
de afrocolombianos con altos niveles de educación que no pueden ingresar en
el sector formal de la economía, como lo demuestra Portilla (2003).
Otra dimensión de las desigualdades en el mercado laboral por sus efectos intra
e intergeneracionales puede representarse mediante la brecha de salarios según
características étnico-raciales y de género. La Tabla n.o 13 muestra el ingreso
laboral promedio por hora por ciudad, característica étnico-racial y de género.
Una primera lectura de esta Tabla deja ver que Bogotá, de lejos, tiene los
salarios más altos ($4.033) en promedio para la población total analizada en
comparación con las otras ciudades y áreas metropolitanas, lo que es consistente
con una mayor proporción de ocupados en el sector formal como se mostró
arriba. No obstante obsérvese que cuando se controla por condición étnico-
racial, el ingreso laboral de los afrocolombianos apenas alcanza en promedio
$2.905, frente a $4.075 de los no afrocolombianos; dicho comportamiento es
recurrente para todas las áreas de estudio.
Después de Bogotá se encuentran Medellín, Cali, Cartagena y Pereira en
orden descendente, con ingresos promedio por hora de $3.399, $2.996, $2.657
y $2.619, respectivamente, para el total de las personas en cada ciudad. Los
afrocolombianos, sean hombres o mujeres, tienen mejores remuneraciones la-
borales en Bogotá; inclusive esta es la única de las ciudades de estudio donde el
ingreso promedio de las mujeres afrocolombianas supera en 12% el ingreso de
los hombres afrocolombianos. Cali es la ciudad que sigue a Bogotá y a Mede-
llín con respecto a las mejores remuneraciones, y al tiempo es la ciudad donde
existe mayor variabilidad en el ingreso entre los afrocolombianos (expresada
No afrocolombiano Afrocolombiano
Población Total
Área Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
metropolitana Desviación Desviación Desviación Desviación Desviación Desviación Desviación
Media Media Media Media Media Media Media
Estandar Estandar Estandar Estandar Estandar Estandar Estandar
Trece áreas 3377 5176 3460 5314 3275 4226 3650 6228 2378 2910 2270 2742 2518 3111
Medellín 3399 4659 3476 4770 3383 3944 3573 5491 2194 2093 2000 1299 2404 2682
Bogotá 4033 6708 4075 6811 3705 5173 4493 8261 2905 2572 3041 2846 2694 2056
Cartagena 2657 2522 3009 2816 2634 2411 3422 3151 2037 1725 1865 1741 2342 1654
Pereira 2619 2876 2586 2783 2638 2425 2608 3273 2025 1434 2321 2011 2847 2685
Cali 2996 4010 3216 4107 3075 3177 3349 4821 2357 3670 2184 3357 2584 4032
Fuente: ech, junio de 2004 (cálculos de los autores)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra
223
en la desviación estándar de los ingresos); esto podría relacionarse con el he-
cho de que en Cali coexiste una proporción muy pequeña de afrocolombianos
en empleos de altos salarios, como en la mayoría de ciudades de estudio, por
oposición a la proporción de empleos con bajas remuneraciones en el sector
servicios, que es mucho mayor. Cabe destacar que a pesar de que Pereira es la
ciudad donde los ingresos son menores para los afrocolombianos en promedio,
es la única donde los hombres afrocolombianos obtienen mayores ingresos que
los no afrocolombianos. Cabe anotar también que los menores ingresos entre
los afrocolombianos los obtienen las mujeres en la ciudad de Cartagena.
La Tabla n.o 14 muestra el ingreso de los afrocolombianos como proporción
del ingreso de los no afrocolombianos, y controlando por la variable género.
Los afrocolombianos, ganan en promedio, aproximadamente el 68,7% de lo
que ganan los no afrocolombianos. Medellín es la ciudad que ostenta la mayor
brecha de ingresos; en esta ciudad el ingreso promedio de los afrocolombianos
apenas alcanza el 63,1% del ingreso de los no afrocolombianos. En contraste,
Pereira es la ciudad con una menor brecha; inclusive los hombres afrocolombianos
obtienen allí un ingreso 9% mayor que los hombres no afrocolombianos.
Tabla 14
Ingreso laboral de los afrocolombianos como porcentaje del ingreso
de los no afrocolombianos a igual género por ciudad, 2004
Tabla 15
Ingreso laboral como porcentaje del ingreso
de los hombres no afrocolombianos por ciudad, 2004
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 225
Midiendo la discriminación étnico-racial y de género
en el mercado laboral en Colombia
A continuación se van a estimar modelos de regresión de raza intercepto
e intercepto específico para descomponer las diferencias raciales en la tasa
de desempleo, segmentos en el mercado laboral e ingresos para cada una de
las ciudades de estudio según característica étnico-racial y controlando por
género. Dadas las características de cada una de las variables dependientes, se
van a utilizar distintos métodos econométricos para valorar la discriminación
según característica étnico-racial y de género; una exposición detallada de la
metodología econométrica utilizada se encuentra en el Anexo n.o 1. En cada
una de las regresiones de incluyeron como variables de control la educación, la
experiencia, la experiencia al cuadro y la razón inversa de Mills (para corregir por
sesgo de selección). Para cada una de las estimaciones en las ciudades respectivas
el género se incluye como variable de control en los casos en que aplica.
Tabla 16
Modelos logit para cinco ciudades. Variable dependiente: ocupado
Descomposición de Oaxa
Diferencia Observada 0,0062 -0,0134 0,0256 0,0295 0,0260 0,0346 0,0145 -0,1120 0,0
Diferencia Residual 0,0176 -0,0251 0,0477 -0,0360 -0,0630 0,0309 -0,1709 -0,1528 -0,
0,003 -0,001 0,009 0,014 0,009 0,018 0,002 -0,016 0,
E
(4,26)*** (-0,65)** (5,62)*** (9,39)*** (6,49)*** (4,98)*** (1,07) (-4,57)*** (3,9
0,123 0,084 0,151 0,205 0,168 0,156 0,439 0,262 0,
C
(1,14) (-0,63) (0,86) (0,81) (0,55) (0,32) (1,53) (0,74) (1,
n de Oaxaca generalizada
20 0,0366 0,0166 -0,0102 0,0481 -0,0402 -0,0353 -0,0453 0,0225 0,0116 0,0277
28 -0,3001 -0,0319 0,0022 0,0087 -0,0476 -0,0967 0,1850 0,0276 -0,0176 0,1384
16 0,018 0,006 -0,006 0,024 0,003 -0,002 0,017 0,015 0,008 0,022
)*** (3,97)*** (-1,50) (-1,67)* (2,78)*** (4,09)*** (-1,50) (7,36)*** (6,26)*** (3,39)*** (5,76)***
2 0,667 0,074 -0,003 0,424 0,030 -0,013 0,303 -0,002 -0,044 0,078
4) (1,65)* (0,47) (-0,02) (1,29) (0,11) (-0,04) (0,75) (-0,01) (-0,19) (0,30)
05 -0,349 -0,032 -0,004 -0,409 -0,025 0,076 -0,550 -0,018 0,064 -0,211
6)* (-2,42)** (-0,55) (-0,39) (-1,15) (-0,05) (0,12) (-1,40) (-0,06) (0,25) (-0,52)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 227
educación y experiencia en el mercado laboral, los diferenciales en las tasas de
desempleo entre afrocolombianos y no afrocolombianos no son estadísticamente
significativos; esto indicaría que los diferenciales observados antes en contra
de los afrocolombianos con relación al porcentaje de ocupados se explican por
las menores dotaciones de capital humano de los individuos afrocolombianos
y no por un trato injusto debido a la su característica étnico-racial.
Aunque dicho comportamiento lo ostenta el total de los afrocolombianos,
cuando se estimaron modelos por separado para hombres y mujeres se observó
un efecto significativo, aunque diferente, de la característica étnico-racial en la
probabilidad de estar empleado; ello explica el efecto no significativo para el
total de los afrocolombianos. Entre los hombres, ser afrocolombiano hace menos
probable estar ocupado, en comparación con los hombres no afrocolombianos;
en oposición, entre las mujeres ser afrocolombiana hace más probable estar
ocupada, en comparación con las mujeres no afrocolombianas.
Este resultado, algo enigmático entre las mujeres, se podría sustentar en que
cuando se igualan las mujeres afrocolombianas y no afrocolombianas con respecto
a la educación y experiencia, es muy probable que las mujeres afrocolombianas
—que probablemente hacen grandes esfuerzos por invertir en capital humano
y además encuentran poca demanda por parte de los empleadores— se vean
motivadas a insertarse en empleos de inferior calidad, poco atractivos para las
mujeres no afrocolombianas; esto induce entonces a una mayor empleabilidad
para las mujeres afrocolombianas (más adelante volveremos sobre este tema).
Este resultado podría explicarse por los orígenes sociales más empobrecidos de
las mujeres afrocolombianas, cuyo efecto hace que ellas no puedan darse el lujo
de extender por mucho tiempo su proceso de búsqueda de buenos empleos en
comparación con las no afrocolombianas; esto se asocia con menores salarios
de reserva y empuja a las mujeres afrocolombianas a tener una representación
desmedida en empleos de baja calidad, como se vio antes.
Para cada una de las áreas metropolitanas de análisis, el efecto de la caracte-
rística étnico-racial y de género en la probabilidad de estar desempleado no es
significativo, a excepción de los hombres en Cartagena y el total de las personas
en Pereira. En Cartagena, ser hombre afrocolombiano hace menos probable
estar ocupado a iguales años de educación y experiencia que los hombres no
afrocolombianos (efecto significativo al 10%); en Pereira, por su parte, ser
afrocolombiano hace más probable estar ocupado a iguales características de
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 229
resultó no ser significativo. No obstante, cabe destacar que para el promedio
de las trece áreas el coeficiente asociado a (U) mostró un efecto significativo
al 10%; este efecto también es fuertemente significativo para Bogotá.
En resumen, los resultados en torno a la existencia de discriminación en el
acceso al empleo en Colombia sugieren un papel preponderante en los diferen-
ciales de las desigualdades en la adquisición de las variables asociadas al capital
humano, discriminación premarcado. Esto es consistente con los hallazgos del
capítulo anterior, donde se observaron grandes diferenciales en variables socio-
demográficas y socioeconómicas entre afrocolombianos y no afrocolombianos.
Utilizando la metodología de modelo de regresión con intercepto de raza espe-
cífico se corroboró la existencia de discriminación de mercado para los hombres
afrocolombianos frente a los no afrocolombianos y, al contrario, de las mujeres
afrocolombianas frente a las mujeres no afrocolombianas. Por ciudades, en
Tabla 17
Modelos logit para cinco ciudades. Variable dependiente: formal gra
TRECE ÁREAS
MEDELLÍN BOGOTÁ
METROPOLITANAS
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres M
0,169 0,208 0,139 0,088 0,286 -0,056 0,577 0,686
No Afrocolombiano
(4,04)*** (3,33)*** (2,47)** (0,69) (1,48) (0,33) (3,04)*** (2,53)** (
Descomposición de Oaxa
Diferencia Observada 0,0817 0,0628 0,1008 0,0654 0,0274 0,1101 0,0759 0,0372 0
Diferencia Residual 0,0525 0,0364 -0,0230 0,0634 -0,0846 -0,0111 0,0762 -0,1755 -0
mal grande
bres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
86 0,473 0,045 0,102 -0,000 -0,040 -0,037 -0,042 -0,086 0,049 -0,086
3)** (1,76)* (0,45) (0,69) (0,00) (0,25) (0,15) (0,20) (0,71) (0,57) (0,71)
n de Oaxaca generalizada
372 0,1095 0,1049 0,0896 0,1259 -0,0170 -0,0461 0,0240 0,0488 0,0161 0,0722
755 -0,1563 0,0501 0,0101 -0,0905 0,0361 0,0261 0,6416 0,0039 -0,0062 -0,2894
80 -0,037 0,114 0,107 0,131 -0,007 -0,025 0,030 0,041 0,023 0,062
2)*** (-5,69)*** (19,28)*** (14,99)*** (12,95)*** (-7,83)*** (-15,21)*** (9,67)*** (11,63)*** (6,19)*** (10,62)***
25 0,319 -0,092 -0,073 0,081 -0,376 -0,517 -0,754 0,009 -0,143 0,353
77) (0,78) (-0,46) (-0,29) (0,29) (-0,69) (-0,74) (-1,08) (0,04) (-0,41) (1,20)
32 -0,016 0,033 0,046 0,005 0,330 0,471 0,107 -0,005 0,142 -0,054
64) (-0,06) (1,09) (0,48) (0,80) (1,87)* (2,39)** (1,24) (-0,03) (0,49) (-0,63)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 231
intercepto de raza específico para el promedio de las trece áreas metropolitanas
—controlando los años de educación y la experiencia—, ser hombre o mujer
afrocolombiano hace menos probable ingresar en el sector formal grande de
la economía; es decir, a iguales años de educación y experiencia en el mercado
laboral, las personas afrocolombianas obtienen menos empleos en el sector
que los no afrocolombianos, en términos porcentuales. Esto indicaría que
la gran brecha observada entre afrocolombianos y no afrocolombianos en
el porcentaje de trabajadores formales se mantiene aún teniendo en cuenta
variables asociadas al capital humano.
Con relación a las ciudades, Bogotá es la única que muestra un efecto fuer-
temente significativo de la característica étnico-racial y esta vez en la misma
dirección que para el promedio de las trece áreas metropolitanas. Esto podría
estar asociado al mayor efecto de la discriminación de mercado en un mercado
laboral competitivo como el de Bogotá, a pesar de las mejores dotaciones de
Tabla 18
Modelos logit para cinco ciudades. Variable dependiente: formal peq
Descomposición de Oaxa
Diferencia Observada 0,0160 0,0111 0,0210 0,0020 -0,0086 0,0146 -0,0139
mal pequeño
*** (0.33) (1.09) (1.70)* (0.01) (0.12) (0.84) (0.35) (0.79) (1.58) (0.48)
n de Oaxaca generalizada
9 0,0456 0,0440 0,0471 -0,0084 -0,0066 -0,0102 0,0142 0,0210 0,0074
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 233
solo para los hombres afrocolombianos en Bogotá y Cartagena se confirma
que la brecha permanece aún después de controlar por variables asociadas al
capital humano.
Al utilizar el método de descomposición Blinder-Oaxaca se encuentra
que los diferenciales entre afrocolombianos y no afrocolombianos se expli-
can tanto por las diferenciales asociados a las dotaciones de capital humano
—discriminación premercado— como también debido a la discriminación de
mercado hacia los afrocolombianos. Sin embargo, para la mayoría de ciudades
y para el agregado de las trece áreas la proporción asociada a los diferenciales
en capital humano (E) es menor que la proporción asociada a la parte no
explicada de esas diferencias (C + U), lo que sugeriría un efecto más fuerte
de la discriminación de mercado que de la discriminación premercado en la
determinación de los diferenciales en el porcentaje de trabajadores insertos
en el sector formal pequeño.
Tabla 19
Modelos logit para cinco ciudades. Variable dependiente: informal
Descomposición de Oaxa
Diferencia Observada -0,0916 -0,0873 -0,0962 -0,0380 0,0072 -0,0901 -0,0778 -0,0344 -0,11
Diferencia Residual -0,0346 -0,0145 -0,0888 -0,0194 0,0396 -0,1611 0,0033 0,1125 -0,43
al
4)*** (1,65)* (0,07) (1,12) (1,16) (0,64) (0,49) (0,43) (0,84) (0,59) (0,60)
n de Oaxaca generalizada
0344 -0,1167 -0,1339 -0,1439 -0,1249 -0,0149 0,0174 -0,0591 -0,0327 -0,2270 -0,0404
1125 -0,4323 0,1966 0,3432 -0,3028 0,0309 0,0107 -0,2091 0,0020 0,0066 0,0250
061 0,063 -0,198 -0,223 -0,161 0,010 0,034 -0,028 -0,051 -0,037 -0,064
0)*** (8,88)*** (-18,78)*** (-16,26)*** (-10,56)*** (10,49)*** (16.33)*** (-8,34)*** (-13,08)*** (-8,99)*** (-9,64)***
530 0,513 -0,132 -0,265 0,369 -0,150 0,007 0,463 0,007 -0,058 -0,020
0,64) (0,84) (-0,44) (-0,69) (0,79) (-0,26) (0.01) (0.44) (0,02) (-0,15) (-0,05)
322 -0,261 0,000 0.001 -0,310 0,094 -0.034 -0,285 0,010 0.066 0,019
.26) (-2.38)** (-0,05) (0.15) (-0.69) (0,18)* (-0.09) (-1.25) (0,05) (0.26) (0.13)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 235
especifico para raza, se evidencia que para el promedio de las trece áreas
metropolitanas ser afrocolombiano frente a no serlo —controlando por
educación y experiencia— hace más probable estar en el sector informal,
aunque este resultado solo es significativo para el total de los afrocolombia-
nos frente los no afrocolombianos y para las mujeres afrocolombianas frente
a las no afrocolombianas. Esto significa que los diferenciales étnico-raciales
entre afrocolombianos y no afrocolombianos respecto de la inserción en el
sector informal, a igual género, se explican básicamente por los diferenciales
entre mujeres afrocolombianas y no afrocolombianas; los diferenciales entre
hombres afrocolombianos y no afrocolombianos resultaron no ser significa-
tivos. Según ciudades, nuevamente Bogotá es la única donde hay un efecto
significativo de la característica étnico-racial en la probabilidad de estar en
el sector informal, controlando variables asociadas al capital humano. Esto
significa que en Bogotá ser afrocolombiano hace más probable estar en el
sector informal a iguales características observables de los no afrocolombianos.
Tabla 20
Ecuación de ingresos para cinco ciudades: variable dependiente: lo
Descomposición de Oaxa
0,258 0,259 0,256 0,296 0,248 0,342 0,138 0,177 0,1
Diferencia
(5,31)*** (2,58)** (7,39)*** (5,98)*** (3,44)*** (5,11)*** (1,66)* (1,54) (0,
Ingresos laborales
La Tabla n.o 20 muestra la estimación de modelos simples de determinación
del ingreso para el total de los ocupados. La Tabla n.o 21 hace lo mismo, pero
30) (3,37)*** (2,49)** (1,25) (2,53)** (0,74) (0,13) (0,85) (0,82) (0,60) (1,04)
n de Oaxaca generalizada
77 0,107 0,339 0,259 0,331 0,035 -0,076 0,167 0,283 0,367 0,212
54) (0,93) (6,97)*** (4,31)*** (4,93)*** (0,54) (-0,88) (1,76)* (2,73)*** (1,67)* (3,25)***
212 0,074 0,254 0,126 0,297 -0,002 -0,136 0,159 0,203 0,166 0,226
13)** (0,82) (6,76)*** (2,38)*** (5,65)*** (-0,04) (-2,19)** (2,47)** (6,57)*** (3,36)*** (5,32)***
89 0,033 0,085 0,133 0,035 0,037 0,059 0,008 0,079 0,201 -0,015
69)*** (0,38) (2,50)** (2,80)*** (0,77) (0,77) (0,88) (0,11) (0,81) (1,02) (-0,22)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 237
únicamente para los trabajadores formales33. Como en los modelos de regre-
sión precedentes, en el panel superior de las Tablas n.o 20 y 21 se muestra el
efecto de la característica étnico-racial en el logaritmo natural de los ingresos
por hora, controlando por educación, experiencia y género. En el panel in-
ferior se emplea el método de Oaxaca para descomponer las diferencias en el
logaritmo natural del ingreso hora. Para la muestra completa, en el promedio
de las trece áreas metropolitanas un afrocolombiano recibe aproximadamente
9,1% menos salario que un no afrocolombiano, efecto significativo al 5%.
Entre los hombres, el efecto no es significativo. Pero entre las mujeres, las
afrocolombianas reciben aproximadamente 16,4% menos que las mujeres
no afrocolombianas, efecto significativo al 10%. Según ciudades, el efecto
de la característica étnico-racial en los salarios es significativo en Bogotá y
en Cartagena. En Bogotá los diferenciales en salarios entre afrocolombianos
y no afrocolombianos llegan al 16,4% mientras que en Cartagena alcanzan
el 8,4%; no obstante, obsérvese que el diferencial de salarios entre mujeres
afrocolombianas y no afrocolombianas en Bogotá alcanza aproximadamente
37,3% con un alto nivel de significancia y superando, de lejos, las diferencias
salariales del promedio de las trece áreas metropolitanas.
Se presentan diferenciales en los ingresos salariales más grandes y significativos
entre afrocolombianos y no afrocolombianos cuando se consideran solamente
los trabajadores formales. Para el promedio de las trece áreas metropolitanas, los
diferenciales se incrementan (de 9,1% a 12,1%); efecto fuertemente significa-
tivo. Entre los hombres también se incrementa la brecha de ingresos (de 3,3%
a 9,0%), pero ahora este diferencial es significativo en términos estadísticos.
La brecha de ingresos para las mujeres se aumenta levemente; empero, como
en el caso de los hombres, hay una ganancia importante en la significancia
estadística de los diferenciales de ingresos entre mujeres afrocolombianas y
no afrocolombianas.
Por ciudades, excepto Cali y Pereira, hay un incremento en la brecha de
ingresos y de su significancia estadística entre afrocolombianos y no afroco-
lombianos. Por ejemplo, en Bogotá los diferenciales en el ingreso entre afroco-
33 La distinción se hace para intentar captar en la brecha salarial el efecto de la discrimi-
nación de mercado para los trabajadores que en su mayoría son empleados, lo cual es
difícil sostener para los trabajadores independientes y trabajadores cuenta propia. En
este sentido se espera un mayor efecto de la discriminación de mercado en la muestra
para empleados formales que en la muestra total de ocupados.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 239
para el promedio de los afrocolombianos que para el promedio de los no
afrocolombianos, lo cual implica que la participación del capital humano
en la brecha salarial sea negativa, determinándole un peso preponderante
a las diferencias de ingresos entre afrocolombianos y no afrocolombianos
a la parte no explicada, especialmente entre los hombres afrocolombianos
y no afrocolombianos. Cartagena tiene un comportamiento similar al
promedio de las trece áreas, aunque en esta ciudad la proporción explicada
por el capital humano se incrementa levemente en todos los casos.
4. En Pereira, los diferenciales en capital humano explican aproximadamente
el 95,2% de las brechas salariales en el caso específico de las mujeres, lo
que constituye el aporte más grande de los diferenciales en capital huma-
no según las ciudades de estudio. Por último, en la ciudad de Cali, para
el total de los individuos, los diferenciales en capital humano explican
cerca del 71,7% de las brechas salariales; para los hombres, al igual que
para el promedio de las trece áreas metropolitanas y Cartagena, la parte
Tabla 21
Ingresos para cinco ciudades: variable dependiente: logaritmo del
Descomposición de Oax
0,216 0,234 0,189 0,298 0,295 0,294 0,096 0,201 -0,
Diferencia
(6,34)*** (5,46)*** (3,45)*** (4,63)*** (3,41)*** (3,09)*** (0,70) (1,32) (-0
24) (2,86)*** (2,73)*** (0,21) (3,47)*** (1,00) (0,03) (1,18) (1,16) (0,34) (1,32)
n de Oaxaca generalizada
201 -0,059 0,274 0,374 0,155 -0,047 -0,045 -0,066 0,230 0,244 0,215
32) (-0,24) (5,25)*** (5,40)*** (1,99)** (-0,52) (-0,41) (-0,42) (3,76)*** (3,07)*** (2,27)**
197 -0,270 0,168 0,202 0,130 -0,117 -0,159 -0,061 0,174 0,161 0,18
,58) (-1,77)* (4,23)*** (3,71)*** (2,15)** (-2,04)** (-2,20)** (-0,63) (4,59)*** (2,93)*** (3,18)***
399 0,211 0,105 0,172 0,025 0,070 0,114 -0,005 0,056 0,083 0,035
5)*** (1,40) (2,72)*** (3,22)*** (0,46) (1,05) (1,26) (-0,05) (1,09) (1,26) (0,48)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 241
Conclusiones sobre el componente de característica étnico-racial,
género y mercado laboral urbano para algunas ciudades en Colombia
Al valorar la existencia de discriminación étnico-racial en la inserción en
cada uno de los segmentos del mercado laboral para el promedio de las trece
áreas y cada una de las ciudades de estudio, se observó un efecto fuerte y sig-
nificativo de las diferencias en las dotaciones de capital humano que explica
una gran proporción de las disparidades raciales en el limitado acceso al sector
formal y, en sentido inverso, la sobrerrepresentación en el sector informal de
la economía: discriminación premercado.
No obstante, es importante enfatizar que el análisis de las disparidades
raciales en el acceso al empleo en el sector formal pequeño reveló un efecto
fuerte y significativo en la parte no explicada de estos diferenciales, que,
podrían ser el resultado de las diferencias en productividad y gustos que no
son captados por la encuesta o por una mala especificación del modelo; tam-
bién pueden ser el resultado de barreras no explícitas en el mercado laboral
asociadas a la discriminación de mercado.
A este respecto, se podría hipotetizar que en el sector formal —y en especial
en el formal pequeño— es más probable que exista una tendencia a discriminar
a los individuos de acuerdo a su característica étnico-racial. Es loable pensar que
en este tipo de empleos hay un control más directo de parte de los empleadores
(que en su mayoría no son afrocolombianos) por el tipo de personal a contra-
tar, lo cual hace que los empleadores no sólo tengan en cuenta la educación
y experiencia de un individuo como variables relevantes en el momento de la
contratación sino también que estos podrían estar interesados en las soft skills
(habilidades para el trabajo en equipo, relaciones interpersonales, competencias
profesionales, destrezas sociales y de ventas) que no se atribuyen a los individuos
afrocolombianos o que no confíen en la calidad de sus credenciales educativas,
lo cual genera un trato desigual e injusto para estos últimos en el momento
de la contratación (véanse Kirschenman & Neckerman, 1991; Bertrand &
Sendhil, 2003)34.
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 243
que enfrenta la población afrocolombiana frente a la no afrocolombiana. Esto
significa que los diferenciales —a menudo despreciados— entre personas
afrocolombianas y no afrocolombianas no se producen por un resultado
normal del proceso de estratificación social, en el que las personas con me-
jores dotaciones en capital humano alcanzan mejores resultados que otras
personas. El estudio demuestra que incluso los afrocolombianos con niveles
semejantes de capital humano obtienen, de forma sistemática, peores resul-
tados en el mercado laboral que los no afrocolombianos, hecho que acarrea
peores condiciones de vida para los afrocolombianos. Es decir, la situación
más empobrecida para las personas afrocolombianas no se explican mera-
mente por sus orígenes sociales inferiores, sino también por la discriminación
étnico-racial en Colombia.
La discriminación premercado priva mayormente a las personas afrocolom-
bianas de disfrutar de carreras educativas completas y de calidad, del acceso
a servicios de salud decentes, de saneamiento básico y de tener una buena
nutrición, lo que restringe la formación de capital humano (que es la variable
más importante en la determinación del logro de estatus socioeconómico). En
este mismo sentido, la discriminación de mercado produce una inadecuación
de ingresos para las personas afrocolombianas que hacen grandes esfuerzos por
invertir en capital humano, no permitiéndoles superar situaciones de pobreza
ni dejar un legado para la próxima generación. Esto genera una trampa de
pobreza intergeneracional para las personas afrocolombianas (véanse Banerjee
& Newman, 1993; Hoff & Stiglitz, 2002: 395-396).
Por consiguiente, se puede inferir que el hecho de beneficiarse de manera
indirecta de los programas que tienen como objetivo reducir la pobreza extrema
no bastaría para mejorar la calidad de vida de la población afrodescendiente
en su conjunto. De hecho, en el mejor de los casos esos programas podrían
tener algún impacto si se focalizaran en las zonas de mayor presencia de po-
blación afrocolombiana en el país. Si la condición étnico-racial es un factor
preponderante en la explicación de desigualdades entre afrocolombianos y no
afrocolombianos, solo con la aplicación de políticas de Diferenciación Positiva
o Acción Afirmativa en varios ámbitos se garantizaría el mejoramiento de la
calidad de vida de los afrocolombianos más pobres y se fomentarían procesos
de movilidad social ascendente para aquellos que hacen grandes esfuerzos
por invertir en capital humano.
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Metodología
Según el National Research Council (2004: 121), de los métodos estadísti-
cos de datos observaciones para medir discriminación, los más comúnmente
utilizados son los modelos de regresión con intercepto de raza específico y los
modelos de regresión de raza específicos que permiten efectos de interacción
entre la raza y otras variables.
(1)
(2)
(3)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 251
Donde el término es la contribución a las diferencias de los
grupos debidas a las características observadas para explicar la brecha en Y. Por
ejemplo, un estudio de brechas salariales casi siempre incluye una medida de la
educación entre las variables. El producto de la diferencia entre blancos y negros
en la medida de la educación y el coeficiente que relaciona la educación con Y
es la contribución de la diferencia de educación a la brecha. El parámetro es
la porción de la diferencia en la media de Y que no es atribuida a la diferencia
entre y . Este parámetro incluye el efecto de las diferencias entre grupos
debidas a factores omitidos que podrían influir en Y en ausencia de discrimi-
nación, así como también incluye el efecto de la discriminación.
(4)
(5)
(6)
(7)
donde son los parámetros estimados para una estructura salarial en donde
no existe discriminación. Por lo tanto, podría pensarse que estos parámetros se
obtienen como un promedio ponderado de las retribuciones que recibe tanto
la población negra como la blanca por su capital humano. En concreto, es
posible pensar en lo siguiente:
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 253
En particular, el método de Blinder y Oaxaca (1973) propone que la estructura
salarial en ausencia de discriminación sea la estructura salarial de los blancos, o
bien, la de los negros (Ω = I). Sin embargo, Oaxaca y Ransom (1994), asumen
que la estructura salarial en ausencia de discriminación corresponde a los coefi-
cientes estimados con la muestra completa, es decir, aquella que incluye tanto
a la población negra como a la blanca.
Luego, agrupando los términos de la ecuación (7) es posible llegar a la si-
guiente especificación:
(8)
(9)
Los primeros tres términos del lado derecho de la ecuación (9) son los ele-
mentos clásicos que representan la discriminación salarial y las diferencias en
dotación. La interpretación del último elemento es confusa, sin embargo, en
Oaxaca y Neuman (2003) se realiza un detallado análisis de este punto, y se
muestran distintos enfoques para tratar con este elemento.
Como solución al problema de que la descomposición de Blinder-Oaxaca
(1973) sólo se aplica a modelos lineales, muchos son los trabajos que descom-
ponen modelos no lineales en la literatura. Even y Macpherson (1990), Fairlie
(1999), o Yun (2005) realizan descomposiciones para modelos probit, Nielsen
(1998) hace una aproximación para modelos logit y Fairlie (2003) realiza otra
aplicación donde se estudian tanto modelos logit como probit. Yun (2004)
propone una generalización de la metodología de Blinder-Oaxaca que corrige
los problemas de identificación que surgen al realizar la descomposición deta-
llada y que permite realizar la descomposición para cualquier tipo de relación
funcional.
Descomposición no lineal
La descomposición no lineal propuesta por Yun (2004) es una extensión
del modelo de Blinder-Oaxaca (Blinder, 1973; Oaxaca, 1973) para variables
dependientes dicotómicas. En el mismo espíritu de la descomposición de
Blinder–Oaxaca, la metodología de Yun permite descomponer el cambio total
en la tasa de participación en el mercado laboral (variable dependiente) en un
efecto característico (cambios en los niveles de las variables explicativas) y en
un efecto parámetro (cambios en las actitudes de las mujeres hacia el trabajo).
Además, Yun propone una forma de ponderar la contribución que tiene cada
variable a ambos efectos.
Si modelamos la tasa de participación en función de un conjunto de carac-
terísticas X podemos escribir
(10)
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 255
donde , y son, respectivamente, la observación i de la variable de-
pendiente, un vector de variables independientes y un vector de
coeficientes; F es un mapeo de una combinación lineal de X a la variable Y, la
cual es diferenciable.
Las diferencias promedio en Y —la tasa de participación— entre los grupos
de individuos blancos y negros puede ser descompuesta como:
(11)
(12)
donde
(13)
donde
La ecuación (13) muestra que los pesos son bastante simples y fáciles de
implementar. Siempre que los coeficientes estén disponibles, los ponderadores
pueden calcularse con facilidad usando los valores medios de las características
y sus coeficientes.
Dado que el único supuesto que debe cumplir la función F es que sea diferen-
ciable de primer orden, la descomposición de Yun, ecuación (12), dependiendo
de la distribución de F es la descomposición formulada. Si F es la distribución
normal estándar, se tiene;
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 257
Anexo 2
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Trece Áreas Metropolitanas, Total.
Model |
E | .0031973 .0007512 4.26 0.000 .0017249 .0046696
C| .1228331 .1077677 1.14 0.254 -.0883877 .334054
E |
bsex | .0000287 . . . . .
anoeduca | .0041705 .0008074 5.17 0.000 .002588 .005753
exper | -.000527 . . . . .
expersq | .0000281 . . . . .
invmills | -.0005029 .0001916 -2.63 0.009 -.0008783 -.0001275
C |
bsex | -.0086825 .0131854 -0.66 0.510 -.0345254 .0171605
anoeduca | .0916648 .0248891 3.68 0.000 .042883 .1404466
exper | .0118099 .086932 0.14 0.892 -.1585736 .1821935
expersq | .0067427 .0493272 0.14 0.891 -.0899368 .1034222
invmills | .0212981 .0288135 0.74 0.460 -.0351752 .0777715
U |
_cons | -.1374636 .0806225 -1.71 0.088 -.2954809 .0205537
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Trece Áreas Metropolitanas, Hombres.
E |
anoeduca | .0003161 .0007782 0.41 0.685 -.0012092 .0018414
exper | .0000489 .0001469 0.33 0.739 -.0002391 .0003368
expersq | .0006564 . . . . .
invmills | -.0015219 .0002697 -5.64 0.000 -.0020505 -.0009933
C |
anoeduca | .0498442 .0313906 1.59 0.112 -.0116802 .1113686
exper | .0524624 .1108841 0.47 0.636 -.1648665 .2697913
expersq | -.0193333 .0641721 -0.30 0.763 -.1451084 .1064417
invmills | .0013061 .027277 0.05 0.962 -.052156 .0547681
U |
_cons | -.0720949 .0555935 -1.30 0.195 -.1810562 .0368663
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 259
Población total femenina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Trece Áreas Metropolitanas, Mujeres.
E |
anoeduca | .0101395 .0016711 6.07 0.000 .0068642 .0134147
exper | -.0008659 . . . . .
expersq | -.0012692 .0008059 -1.57 0.115 -.0028487 .0003103
invmills | .0005354 . . . . .
C |
anoeduca | .1300138 .0401386 3.24 0.001 .0513435 .208684
exper | -.0859802 .1396496 -0.62 0.538 -.3596884 .187728
expersq | .0691767 .0771906 0.90 0.370 -.0821142 .2204675
invmills | .0375461 .0613194 0.61 0.540 -.0826376 .1577299
U |
_cons | -.1813499 .1541609 -1.18 0.239 -.4834998 .1207999
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Trece Áreas Metropolitanas, Total.
E |
bsex | .0005784 . . . . .
anoeduca | .0225392 .0010343 21.79 0.000 .020512 .0245665
exper | .0018455 . . . . .
expersq | .0001917 . . . . .
invmills | -.0016938 .0002578 -6.57 0.000 -.0021991 -.0011885
C |
bsex| -.0041115 .0160509 -0.26 0.798 -.0355706 .0273476
anoeduca | .0456148 .0281699 1.62 0.105 -.0095973 .1008269
exper | -.0011353 .0975316 -0.01 0.991 -.1922937 .1900232
expersq | -.019575 .0560765 -0.35 0.727 -.1294829 .0903329
invmills | .0106065 .0382449 0.28 0.782 -.0643522 .0855652
U |
_cons | -.0256262 .1670705 -0.15 0.878 -.3530784 .301826
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 261
Población masculina ocupada en el sector formal, en empresas de
más de 50 empleados
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Trece Áreas Metropolitanas, Hombres.
E |
anoeduca | .0109306 .0010167 10.75 0.000 .0089379 .0129233
exper | -.0008572 .0001687 -5.08 0.000 -.0011878 -.0005267
expersq | .0042193 . . . . .
invmills | -.0050689 .0004307 -11.77 0.000 -.005913 -.0042248
C |
anoeduca | .0205477 .0384728 0.53 0.593 -.0548576 .095953
exper | -.0290881 .1464301 -0.20 0.843 -.3160859 .2579097
expersq | -.0048246 .0854183 -0.06 0.955 -.1722415 .1625922
invmills | -.018229 .0431359 -0.42 0.673 -.1027738 .0663159
U |
_cons | .0488226 .1759508 0.28 0.781 -.2960347 .3936799
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Trece Áreas Metropolitanas, Mujeres.
E |
anoeduca | .0431261 .0020773 20.76 0.000 .0390547 .0471976
exper | .0011306 . . . . .
expersq | -.0006603 .0007753 -0.85 0.394 -.0021797 .0008592
invmills | .0010788 . . . . .
C |
anoeduca | .0700824 .0421015 1.66 0.096 -.0124349 .1525998
exper | -.0301203 .1327882 -0.23 0.821 -.2903804 .2301399
expersq | -.0023144 .0749988 -0.03 0.975 -.1493094 .1446806
invmills | .0250612 .0676943 0.37 0.711 -.1076172 .1577395
U |
_cons | .0163878 .0762463 0.21 0.830 -.1330522 .1658277
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 263
Población ocupada en el sector formal, en empresas de menos
de 50 empleados. Formal pequeño
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Trece Áreas Metropolitanas, Total.
E |
bsex | 1.98e-06 . . . . .
anoeduca | .0035911 .0002005 17.91 0.000 .003198 .0039841
exper | .0000407 . . . . .
expersq | .0000102 . . . . .
invmills | -.0000382 .0000386 -0.99 0.323 -.0001139 .0000375
C |
bsex | -.0008595 .0011617 -0.74 0.459 -.0031364 .0014174
anoeduca | .0249519 .003945 6.32 0.000 .0172197 .0326841
exper | -.0168333 .0072619 -2.32 0.020 -.0310664 -.0026003
expersq | .0138034 .0043277 3.19 0.001 .0053212 .0222856
invmills | - .004105 .0030917 - 1.33 0.184 - .0101646 .0019547
U |
_cons | .0003134 .0002289 1.37 0.171 -.0001352 .0007621
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Trece Áreas Metropolitanas, Hombres.
E |
anoeduca | .0029688 .0001837 16.16 0.000 .0026087 .0033288
exper | .0000171 .000025 0.68 0.493 -.0000318 .000066
expersq | -.000058 . . . . .
invmills | .0000186 .0000534 0.35 0.728 -.0000861 .0001234
C |
anoeduca | .0309834 .0044752 6.92 0.000 .0222121 .0397547
exper | -.0003042 .0085936 -0.04 0.972 -.0171473 .0165389
expersq | .0043085 .0052229 0.82 0.409 -.0059281 .0145451
invmills | .0014079 .0026357 0.53 0.593 -.0037579 .0065738
U |
_cons | .0000985 .000076 1.30 0.195 - .0000504 .0002475
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 265
Población femenina ocupada en el sector formal, en empresas de
menos de 50 empleados. Formal pequeño
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Trece Áreas Metropolitanas, Mujeres.
E |
anoeduca | .0040225 .0003544 11.35 0.000 .0033279 .004717
exper | .0003952 . . . . .
expersq | -.0003653 .0000399 -9.15 0.000 -.0004435 -.0002871
invmills | .0001095 . . . . .
C |
anoeduca | .0179621 .006166 2.91 0.004 .005877 .0300471
exper | -.0332961 .0118405 -2.81 0.005 -.0565032 -.0100891
expersq | .0227367 .0071245 3.19 0.001 .0087729 .0367005
invmills | -.0114798 .0063256 -1.81 0.070 -.0238778 .0009181
U |
_cons | .0017116 .0019888 0.86 0.389 -.0021863 .0056095
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Trece Áreas Metropolitanas, Total.
E |
bsex | -.0001956 . . . . .
anoeduca | -.0387198 .001223 -31.66 0.000 -.0411169 -.0363227
exper | -.0018404 . . . . .
expersq | -.0001633 . . . . .
invmills | .0006297 .0002825 2.23 0.026 .000076 .0011834
C |
bsex | -.0015242 .0206552 -0.07 0.941 -.0420077 .0389592
anoeduca | .039941 .0387277 1.03 0.302 -.0359639 .115846
exper | .0592314 .1305371 0.45 0.650 -.1966166 .3150795
expersq | -.0109633 .073506 -0.15 0.881 -.1550324 .1331059
invmills | .0206326 .0477871 0.43 0.666 -. 0730284 . 1142936
U |
_cons | -.1239948 .099948 - 1.24 0.215 - .3198893 .0718997
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 267
Población informal masculina total
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Trece Áreas Metropolitanas, Hombres.
E |
anoeduca | -.0271346 .0012207 -22.23 0.000 -.0295271 -.0247421
exper | .0005334 .0002243 2.38 0.017 .0000938 .0009729
expersq | -.0022097 . . . . .
invmills | .001059 .0004515 2.35 0.019 .000174 .001944
C |
anoeduca | .0088431 .0509581 0.17 0.862 -.0910329 .108719
exper | .0554027 .1910242 0.29 0.772 -.3189977 .4298032
expersq | -.0185535 .1097991 -0.17 0.866 -.2337558 .1966488
invmills | -.0105388 .0504641 -0.21 0.835 -.1094466 .088369
U |
_cons | -.0802426 .1268553 - 0.63 0.527 - .3288743 .1683891
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Trece Áreas Metropolitanas, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0555343 .0024163 -22.98 0.000 -.0602701 -.0507986
exper | -.0026529 . . . . .
expersq | .0006418 .0009885 0.65 0.516 -.0012956 .0025793
invmills | -.0006257 . . . . .
C |
anoeduca | .0743954 .0589362 1.26 0.207 -.0411173 .1899082
exper | .0117054 .1828439 0.06 0.949 -.3466621 .3700729
expersq | .0338135 .1014216 0.33 0.739 -.1649693 .2325962
invmills | .0463762 .0873285 0.53 0.595 -.1247846 .217537
U |
_cons | -.115452 .0970808 -1.19 0.234 -.3057268 .0748228
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 269
Estimación del modelo Oaxaca generalizado: gdecomp
Según áreas metropolitanas. Población ocupada
Medellín
Población ocupada
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Medellín, Total.
E |
bsex | .0001947 . . . . .
anoeduca | .0099311 .0016195 6.13 0.000 .0067569 .0131054
exper | 3.72e-06 . . . . .
expersq | -.0007431 .0003823 -1.94 0.052 -.0014925 6.21e-06
invmills_med | .0046636 . . . . .
C |
bsex | .0243724 .0348704 0.70 0.485 -.0439723 .0927171
anoeduca | .1138542 .0690315 1.65 0.099 -.021445 .2491534
exper | -.0597496 .1996623 -0.30 0.765 -.4510806 .3315813
expersq | .0704114 .1124311 0.63 0.531 -.1499495 .2907723
invmills_med | .0563693 .0762147 0.74 0.460 - .0930089 .2057475
U |
_cons | -.1538373 .1248643 -1.23 0.218 -.3985667 .0908922
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Medellín, Hombres.
E |
anoeduca | .0038715 .0013653 2.84 0.005 .0011955 .0065474
exper | -.0016166 .0007304 -2.21 0.027 -.0030482 -.000185
expersq | .0069064 . . . . .
invmills_med | .0003111 . . . . .
C |
anoeduca | .0651387 .0772253 0.84 0.399 -.0862202 .2164975
exper | .0536299 .2506836 0.21 0.831 -.4377008 .5449607
expersq | .0224399 .1358611 0.17 0.869 -.243843 .2887227
invmills_med | .0263034 .0656932 0.40 0.689 -.102453 .1550598
U |
_cons | -.0879694 .1121869 -0.78 0.433 -.3078516 .1319128
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 271
Población ocupada femenina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Medellín, Mujeres.
E |
anoeduca | .0188391 .0038022 4.95 0.000 .0113869 .0262913
exper | .0014643 . . . . .
expersq | -.0136296 .0035245 -3.87 0.000 -.0205374 -.0067218
invmills_med | .0111686 . . . . .
C |
anoeduca | .1437272 .136464 1.05 0.292 -.1237374 .4111917
exper | -.2155792 .3778033 -0.57 0.568 -.9560601 .5249017
expersq | .1521958 .2205914 0.69 0.490 -.2801554 .5845471
invmills_med | .0758472 .1719876 0.44 0.659 -.2612422 .4129367
U |
_cons | -.1703252 .3080795 -0.55 0.580 -.7741499 .4334995
E |
bsex | .0001365 .0005824 0.23 0.815 -.001005 .0012781
anoeduca | -.004151 .0009912 -4.19 0.000 -.0060938 -.0022082
exper | .0157051 .0025492 6.16 0.000 .0107087 .0207014
expersq | -.0061143 . . . . .
invmills_bog | -.0035932 .0012632 -2.84 0.004 -.0060691 -.0011173
C |
bsex | .0084878 .036074 0.24 0.814 -.0622159 .0791916
anoeduca | .2800598 .1088839 2.57 0.010 .0666514 .4934683
exper | .0613966 .2224863 0.28 0.783 -.3746685 .4974617
expersq | .0026384 .1197883 0.02 0.982 -.2321424 .2374192
invmills_bog | . 0866942 .0741794 1.17 0.243 -.0586948 .2320832
U |
_cons | -.2558785 .0895562 -2.86 0.004 -.4314054 -.0803516
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 273
Población ocupada masculina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Bogotá, Hombres.
E |
anoeduca | .001298 .0031004 0.42 0.675 -.0047788 .0073747
exper | .0018954 . . . . .
expersq | -.0007558 .0020213 -0.37 0.708 -.0047174 .0032058
invmills_bog | -.0181396 .0003944 -45.99 0.000 -.0189127 -.0173665
C |
anoeduca | .1104329 .1263198 0.87 0.382 -.1371494 .3580152
exper | .1569984 .2862131 0.55 0.583 -.403969 .7179657
expersq | -.0367236 .1525237 -0.24 0.810 -.3356646 .2622174
invmills_bog | .0313116 .0531739 0.59 0.556 -.0729073 .1355304
U |
_cons | -.1046827 .0629171 -1.66 0.096 -.2279978 .0186325
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Bogotá, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0050877 . . . . .
exper | .0165351 .0086184 1.92 0.055 -.0003566 .0334268
expersq | .0072464 . . . . .
invmills_bog | -.0005857 .0016073 -0.36 0.716 -.003736 .0025646
C |
anoeduca | .4415414 .1644041 2.69 0.007 .1193153 .7637674
exper | .082419 . 2913217 0.28 0.777 -.488561 .653399
expersq | -.0283865 .1480917 -0.19 0.848 -.318641 .261868
invmills_bog | .171819 .1716899 1.00 0.317 -.164687 .508325
U |
_cons | -.3487411 .1439855 -2.42 0.015 -.6309475 -.0665346
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 275
Cartagena
Población ocupada
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cartagena, Total.
E |
bsex | -.0001077 .000462 -0.23 0.816 -.0010132 .0007977
anoeduca | .0027184 .0042137 0.65 0.519 -.0055402 .010977
exper | .0065756 . . . . .
expersq | -.021047 .0029428 -7.15 0.000 -.0268148 -.0152791
invmills_car | .017719 . . . . .
C |
bsex | -.0236289 .0206972 -1.14 0.254 -.0641945 .0169368
anoeduca | .0809232 .0317262 2.55 0.011 .0187409 .1431054
exper | .0458842 .1287612 0.36 0.722 -.2064832 .2982515
expersq | -.0200596 .0769706 -0.26 0.794 -.1709192 .1308001
invmills_car | -.0085771 .0393776 -0.22 0.828 -.0857558 .0686016
U |
_cons | -.0319034 .0582826 -0.55 0.584 -.1461353 .0823285
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cartagena, Hombres.
E |
anoeduca | -.0130196 .0037182 -3.50 0.000 -.0203072 -.005732
exper | .0107645 . . . . .
expersq | -.0209049 .0027089 -7.72 0.000 -.0262143 -.0155954
invmills_car | .0171045 . . . . .
C |
anoeduca | .0102179 .0262087 0.39 0.697 -.0411501 .061586
exper | -.0287152 .1223432 -0.23 0.814 -.2685035 .2110731
expersq | .0346676 .074459 0.47 0.642 -.1112694 .1806045
invmills_car | -.0189806 .0274823 -0.69 0.490 -.0728449 .0348837
U |
_cons | -.0035625 .0090483 -0.39 0.694 -.0212969 .0141719
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 277
Población ocupada femenina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cartagena, Mujeres.
E |
anoeduca | .0353343 .0089743 3.94 0.000 .0177451 .0529236
exper | -.0051823 . . . . .
expersq | -.0202062 .0065377 -3.09 0.002 -.0330199 -.0073925
invmills_car | .0143088 . . . . .
C |
anoeduca | .2334502 .0769205 3.03 0.002 .0826888 . 3842117
exper | .2865336 .2578635 1.11 0.266 -.2188696 .7919368
expersq | -.1686321 .1481407 -1.14 0.255 -.4589825 .1217183
invmills_car | .0732 .1193775 0.61 0.540 -.1607756 .3071755
U |
_cons | -.4093605 .3557998 -1.15 0.250 -1.106715 .2879943
E |
bsex | -.0005793 .0007102 -0.82 0.415 -.0019712 .0008126
anoeduca | -.0012591 .000239 -5.27 0.000 -.0017275 -.0007907
exper | .0102725 . . . . .
expersq | -.005343 .0010001 -5.34 0.000 -.0073031 -.0033828
invmills_per | -.00035 . . . . .
C |
bsex | .0002211 .0437713 0.01 0.996 -.085569 .0860112
anoeduca | -.0055602 .0632704 -0.09 0.930 -.129568 .1184475
exper | .1322579 .2099535 0.63 0.529 -.2792435 .5437592
expersq | -.0649074 .1235051 -0.53 0.599 -.3069729 .1771582
invmills_per | -.0320183 .0745615 -0.43 0.668 -.1781561 .1141195
U |
_cons | -.0253697 .5152058 -0.05 0.961 -1.035154 .9844151
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 279
Población ocupada masculina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Pereira, Hombres.
E |
anoeduca | -.0065302 .0015378 -4.25 0.000 -.0095442 -.0035161
exper | .0102301 . . . . .
expersq | -.0046702 .0014034 -3.33 0.001 -.0074207 -.0019196
invmills_per | -.001055 . . . . .
C |
anoeduca | -.0969394 .0746845 -1.30 0.194 -.2433183 .0494395
exper | .2724864 .2963003 0.92 0.358 -.3082514 .8532243
expersq | -.1288086 .1772195 -0.73 0.467 -.4761524 .2185353
invmills_per | -.0596141 .074828 -0.80 0.426 -.2062742 .087046
U |
_cons | .0763573 .6205741 0.12 0.902 -1.139946 1.29266
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Pereira, Mujeres.
E |
anoeduca | .0112508 .002192 5.13 0.000 .0069545 .015547
exper | .0080698 .0015064 5.36 0.000 .0051174 .0110222
expersq | -.002337 . . . . .
invmills_per | .0000214 . . . . .
C |
anoeduca | .1638514 .0960268 1.71 0.088 -.0243577 .3520604
exper | .096018 .3138049 0.31 0.760 -.5190283 .7110644
expersq | -.0535623 .171901 -0.31 0.755 -.3904821 .2833574
invmills_per | .0964851 .1550953 0.62 0.534 -.207496 .4004662
U |
_cons | -.54992 .3926005 -1.40 0.161 -1.319403 .2195628
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 281
Cali
Población ocupada
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cali, Total.
E |
bsex | .0007101 .0011773 0.60 0.546 -.0015974 .0030176
anoeduca | .009454 .0022946 4.12 0.000 .0049566 .0139513
exper | .0022236 .0010735 2.07 0.038 .0001195 .0043277
expersq | .0015099 . . . . .
invmills_cal | .0013488 . . . . .
C |
bsex | -.0160889 .0189448 -0.85 0.396 -.05322 .0210421
anoeduca | .0696718 .0396174 1.76 0.079 -.0079769 .1473204
exper | -.1593919 .1440247 -1.11 0.268 -.4416752 .1228913
expersq | .1186492 .0819412 1.45 0.148 -.0419526 .2792509
invmills_cal | - .0147627 .0516149 -0.29 0.775 -.115926 .0864006
U |
_cons | -.0184694 .2900661 -0.06 0.949 -.5869886 .5500497
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cali, Hombres.
E |
anoeduca | .0030848 .0025252 1.22 0.222 -.0018644 .0080341
exper | .0006109 .0017782 0.34 0.731 -.0028742 .0040961
expersq | .0029741 . . . . .
invmills_cal | .001811 . . . . .
C |
anoeduca | .0460756 .0552528 0.83 0.404 -.0622178 .1543691
exper | -.1694091 .189183 -0.90 0.371 -.5402009 .2013827
expersq | .1159616 .1134806 1.02 0.307 -.1064563 .3383795
invmills_cal | -.036217 .0508393 -0.71 0.476 -.1358601 .0634261
U |
_cons | .06423 .2599268 0.25 0.805 -.4452172 .5736773
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 283
Población ocupada femenina
Tabla 16
Modelo logit variable dependiente
Ocupado para Cali, Mujeres.
E |
anoeduca | .0189266 .0037636 5.03 0.000 .0115501 .0263031
exper | .0009731 .0007046 1.38 0.167 -.0004079 .0023541
expersq | .0023308 . . . . .
invmills_cal | .0000582 .0006437 0.09 0.928 -.0012033 .0013198
C |
anoeduca | .0985033 .0550995 1.79 0.074 -.0094897 .2064963
exper | -.2146564 .2111846 -1.02 0.309 -.6285706 .1992578
expersq | .1755907 .1153698 1.52 0.128 -.0505299 .4017113
invmills_cal | .0187882 .0909731 0.21 0.836 -.1595159 .1970922
U |
_cons | -.2113381 .4050518 -0.52 0.602 -1.005225 .582549
E |
bsex | .0006572 . . . . .
anoeduca | .0327622 .002455 13.35 0.000 .0279505 .0375739
exper | .0000829 . . . . .
expersq | -.0009268 .0003446 -2.69 0.007 -.0016022 -.0002515
invmills_med | .0108012 . . . . .
C |
bsex | .0149098 .0501923 0.30 0.766 -.0834653 .1132849
anoeduca | .1694354 .0965272 1.76 0.079 -.0197545 .3586253
exper | .2221212 .2632994 0.84 0.399 -.2939361 .7381786
expersq | -.0968615 .151213 -0.64 0.522 -.3932336 .1995106
invmills_med | .1010032 .1140928 0.89 0.376 -.1226146 .324621
U |
_cons | -.4519333 .2782151 -1.62 0.104 -.9972249 .0933584
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 285
Población formal grande masculina (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Medellín, Hombres.
E |
anoeduca | .0171119 .002734 6.26 0.000 .0117535 .0224704
exper | -.0127439 .0014375 -8.87 0.000 -.0155613 -.0099265
expersq | .0148406 . . . . .
invmills_med | .0008193 . . . . .
C |
anoeduca | .2406075 .137678 1.75 0.081 -.0292364 .5104514
exper | .3816637 .3769637 1.01 0.311 -.3571715 1.120499
expersq | -.1617455 .2079877 -0.78 0.437 -.5693938 .2459028
invmills_med | .0438307 .1242968 0.35 0.724 -.1997866 .2874479
U |
_cons | -.4123448 .1950159 -2.11 0.034 -.7945688 -.0301207
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Medellín, Mujeres
E |
anoeduca | .0572518 .0046851 12.22 0.000 .0480691 .0664345
exper | .0014924 . . . . .
expersq | -.0006496 .0038343 -0.17 0.865 -.0081648 .0068655
invmills_med | .016461 . . . . .
C |
anoeduca | .0247018 .1205375 0.20 0.838 -.2115474 .260951
exper | -.2296778 .3413856 -0.67 0.501 -.8987814 .4394257
expersq | .1402981 .2118246 0.66 0.508 -.2748705 .5554667
invmills_med | .0195719 .1807622 0.11 0.914 -.3347155 .3738592
U |
_cons | .0916948 .1589718 0.58 0.564 -.2198842 .4032737
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 287
Bogotá
Población formal grande (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Bogotá, Total.
E |
bsex | -.001062 .0010802 -0.98 0.326 -.0031792 .0010552
anoeduca | -.0291944 .0009819 -29.73 0.000 -.0311188 -.02727
exper | -.0288863 .0036534 -7.91 0.000 -.036047 -.0217257
expersq | .014614 . . . . .
invmills_bog | -.0198514 .0029847 -6.65 0.000 -.0257013 -.0140015
C |
bsex | .0546786 .0440804 1.24 0.215 -.0317174 .1410746
anoeduca | .0556411 .1475092 0.38 0.706 -.2334716 .3447537
exper | .1123255 .2867655 0.39 0.695 -.4497245 .6743756
expersq | -.0151388 .159267 -0.10 0.924 -.3272964 .2970187
invmills_bog | .2461483 .1194191 2.06 0.039 .0120911 .4802055
U |
_cons | -.3895253 .3435085 -1.13 0.257 -1.06279 .2837391
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Bogotá, Hombres.
E |
anoeduca | -.0204685 .0040042 -5.11 0.000 -.0283166 -.0126205
exper | -.0166626 . . . . .
expersq | .0278176 .0041047 6.78 0.000 .0197725 .0358627
invmills_bog | -.0710794 .0051149 -13.90 0.000 -.0811043 -.0610544
C |
anoeduca | .0993045 .2343482 0.42 0.672 -.3600096 .5586185
exper | .4368749 .5545115 0.79 0.431 -.6499476 1.523697
expersq | -.2226372 .3021151 -0.74 0.461 -.8147719 .3694976
invmills_bog | .2111078 .121086 1.74 0.081 -.0262164 .448432
U |
_cons | -.2316328 .1413234 -1.64 0.101 -.5086215 .0453559
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 289
Población formal grande femenina (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Bogotá, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0292015 . . . . .
exper | -.0118591 .0096507 -1.23 0.219 -.0307741 .007056
expersq | .0069763 . . . . .
invmills_bog | -.0027032 .0022245 -1.22 0.224 -.0070631 .0016567
C |
anoeduca | .1002286 .1785617 0.56 0.575 -.249746 .4502032
exper | -.1248802 .2777299 -0.45 0.653 -.6692207 .4194604
expersq | .1432017 .1640931 0.87 0.383 -.1784147 .4648182
invmills_bog | .2003346 .1800167 1.11 0.266 -.1524916 .5531609
U |
_cons | -.0162406 .2783551 -0.06 0.953 -.5618065 .5293253
E |
bsex | -.0006777 . . . . .
anoeduca | .0966002 .00536 18.02 0.000 .0860947 .1071056
exper | -.0002744 .0020968 -0.13 0.896 -.0043841 .0038354
expersq | .0008694 . . . . .
invmills_car | .0174212 .0024416 7.14 0.000 .0126357 .0222067
C |
bsex | -.0419197 .027959 -1.50 0.134 -.0967183 .0128789
anoeduca | .0944684 .0459289 2.06 0.040 .0044495 .1844874
exper | -.0294963 .1591953 -0.19 0.853 -.3415133 .2825207
expersq | -.0285938 .0901069 -0.32 0.751 -.2052001 .1480125
invmills_car | -.0869172 .0667805 -1.30 0.193 -.2178046 .0439701
U |
_cons | .0333331 .0305295 1.09 0.275 -.0265037 .0931699
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 291
Población formal grande masculina (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Cartagena, Hombres.
E |
anoeduca | .0728793 .0060014 12.14 0.000 .0611168 .0846418
exper | .0138279 .0029158 4.74 0.000 .0081131 .0195426
expersq | -.0118338 . . . . .
invmills_car | .0318897 .0037466 8.51 0.000 .0245466 .0392328
C |
anoeduca | .0691357 .049459 1.40 0.162 -.0278022 .1660735
exper | -.0267929 .2022142 -0.13 0.895 -.4231255 .3695396
expersq | -.0370042 .1232206 -0.30 0.764 -.2785122 .2045039
invmills_car | -.0785199 .0596179 -1.32 0.188 -.1953687 .038329
U |
_cons | .0459396 .0955928 0.48 0.631 -.1414188 .233298
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Cartagena, Mujeres.
E |
anoeduca | .1346933 .0101005 13.34 0.000 .1148966 .1544899
exper | -.0173434 .0025614 -6.77 0.000 -.0223636 -.0123231
expersq | .0105985 . . . . .
invmills_car | .0034141 .00222 1.54 0.124 -.000937 .0077652
C |
anoeduca | .1681455 .0724125 2.32 0.020 .0262197 .3100714
exper | .0047696 .2131844 0.02 0.982 -.4130641 .4226034
expersq | -.0236782 .1190764 -0.20 0.842 -.2570636 .2097073
invmills_car | -.0686773 .1059176 -0.65 0.517 -.276272 .1389174
U |
_cons | .0045579 .0057242 0.80 0.426 -.0066613 .0157772
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 293
Pereira
Población formal grande (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Pereira, Total.
E |
bsex | .0044944 .0006928 6.49 0.000 .0031366 .0058523
anoeduca | -.0029062 .0001444 -20.13 0.000 -.0031892 -.0026232
exper | -.0074548 . . . . .
expersq | .0045674 .001171 3.90 0.000 .0022723 .0068624
invmills_per | -.0055929 . . . . .
C |
bsex | -.0530401 .0699738 -0.76 0.448 -.1901862 .0841059
anoeduca | -.0767867 .1023485 -0.75 0.453 -.2773861 .1238126
exper | -.4512869 .4183068 -1.08 0.281 -1.271153 .3685793
expersq | .3145511 .2938423 1.07 0.284 -.2613693 .8904714
invmills_per | -.109486 .1341073 -0.82 0.414 -.3723315 .1533596
U |
_cons | .3299098 .1760555 1.87 0.061 -.0151526 .6749723
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Pereira, Hombre.
E |
anoeduca | -.0136409 .001581 -8.63 0.000 -.0167396 -.0105422
exper | -.0164874 . . . . .
expersq | .0126778 .0009451 13.41 0.000 .0108254 .0145301
invmills_per | -.0080084 . . . . .
C |
anoeduca | -.1595461 .1300256 -1.23 0.220 -.4143916 .0952993
exper | -.5871941 .5525427 -1.06 0.288 -1.670158 .4957697
expersq | .4137682 .3820849 1.08 0.279 -.3351044 1.162641
invmills_per | -.1842702 .1395569 -1.32 0.187 -.4577966 .0892562
U |
_cons | .470572 .1972654 2.39 0.017 .0839388 .8572052
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 295
Población formal grande femenina (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Pereira, Mujeres.
E |
anoeduca | .0290182 .002617 11.09 0.000 .0238891 .0341474
exper | -.0009693 . . . . .
expersq | -.0022909 .0018535 -1.24 0.216 -.0059237 .0013418
invmills_per | .0038943 . . . . .
C |
anoeduca | -.1075953 .205364 -0.52 0.600 -.5101014 .2949108
exper | -.9077887 .5296695 -1.71 0.087 -1.945922 .1303444
expersq | .5337173 .2921708 1.83 0.068 -.0389269 1.106362
invmills_per | -.2722572 .277913 -0.98 0.327 -.8169567 .2724424
U |
_cons | .1066682 .0856866 1.24 0.213 -.0612745 .2746109
E |
bsex | -.0015089 .0016811 -0.90 0.369 -.0048038 .001786
anoeduca | .0381952 .0033506 11.40 0.000 .0316281 .0447622
exper | -.0024572 .001435 -1.71 0.087 -.0052698 .0003554
expersq | .000876 . . . . .
invmills_cal | .0057255 . . . . .
C |
bsex | -.0172374 .0241728 -0.71 0.476 -.0646152 .0301404
anoeduca | .0400867 .0511552 0.78 0.433 -.0601756 .1403491
exper | .0046514 .1780487 0.03 0.979 -.3443176 .3536204
expersq | -.0315331 .1015195 -0.31 0.756 -.2305076 .1674414
invmills_cal | .012946 .0718613 0.18 0.857 -.1278996 .1537915
U |
_cons | -.0048789 .1723682 -0.03 0.977 -.3427144 .3329567
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 297
Población formal grande masculina (50 o más empleados)
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Cali, Hombres.
E |
anoeduca | .0195195 .0036993 5.28 0.000 .012269 .02677
exper | -.0132578 .0023843 -5.56 0.000 -.0179309 -.0085848
expersq | .0093586 . . . . .
invmills_cal | .0072613 . . . . .
C |
anoeduca | -.0008607 .0758743 -0.01 0.991 -.1495716 .1478501
exper | -.1745373 .2805301 -0.62 0.534 -.7243663 .3752917
expersq | .0798758 .163953 0.49 0.626 -.2414662 .4012178
invmills_cal | -.0472218 .0898623 -0.53 0.599 -.2233487 .1289051
U |
_cons | .1421778 .2916067 0.49 0.626 -.4293609 .7137164
Tabla 17
Modelo logit variable dependiente
Formal grande para Cali, Mujeres.
E |
anoeduca | .0685879 .0059602 11.51 0.000 .0569062 .0802696
exper | .0022174 .0014903 1.49 0.137 -.0007035 .0051383
expersq | -.0090503 . . . . .
invmills_cal | .0002609 .0012586 0.21 0.836 -.002206 .0027277
C |
anoeduca | .1216561 .0691448 1.76 0.079 -.0138651 .2571774
exper | .2733598 .2313865 1.18 0.237 -.1801493 .7268689
expersq | -.1816533 .1281343 -1.42 0.156 -.4327918 .0694853
invmills_cal | .1400623 .1101338 1.27 0.203 -.0757959 .3559205
U |
_cons | -.0537424 .084677 -0.63 0.526 -.2197063 .1122216
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 299
Población formal pequeña (menos de 50 empleados)
Medellín
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Medellín, Total.
E |
bsex | -.0001029 . . . . .
anoeduca | .006524 .0005601 11.65 0.000 .0054262 .0076219
exper | -6.37e-06 . . . . .
expersq | .0000337 .0000827 0.41 0.684 -.0001283 .0001957
invmills_med | -.0003096 . . . . .
C |
bsex | .0045346 .0027877 1.63 0.104 -.0009292 .0099984
anoeduca | .0411139 .0209922 1.96 0.050 -.00003 .0822577
exper | .0096158 .0158779 0.61 0.545 -.0215043 .040736
expersq | -.0016613 .008027 -0.21 0.836 -.0173939 .0140713
invmills_med | .0095483 .0058426 1.63 0.102 -.0019031 .0209996
U |
_cons | .0000111 .0000724 0.15 0.878 -.0001309 .000153
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Medellín, Hombre.
E |
anoeduca | .0047665 .000593 8.04 0.000 .0036043 .0059287
exper | .0004531 .0002642 1.71 0.086 -.0000648 .0009709
expersq | -.0000463 . . . . .
invmills_med | -.000011 . . . . .
C |
anoeduca | .0570269 .0076353 7.47 0.000 .042062 .0719918
exper | .0120059 .0163137 0.74 0.462 -.0199683 .0439801
expersq | -.0005239 .009379 -0.06 0.955 -.0189064 .0178585
invmills_med | .0025318 .0047625 0.53 0.595 -.0068026 .0118663
U |
_cons | -.9999182 .0001896 -5273.99 0.000 -1.00029 -.9995466
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 301
Población formal pequeña femenina
(menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Medellín, Mujeres.
E |
anoeduca | .0081387 .0010037 8.11 0.000 .0061715 .0101059
exper | -.000814 . . . . .
expersq | .0008607 .0005268 1.63 0.102 -.0001718 .0018933
invmills_med | -.0009614 . . . . .
C |
anoeduca | .0360106 .0171284 2.10 0.036 .0024396 .0695817
exper | .0275857 .0194429 1.42 0.156 -.0105218 .0656931
expersq | -.0139375 .0139588 -1.00 0.318 -.0412963 .0134214
invmills_med | .0192115 .0126081 1.52 0.128 -.0054999 .043923
U |
_cons | -.0027824 .013941 -0.20 0.842 -.0301062 .0245415
E |
anoeduca | -.0090935 .0009966 -9.12 0.000 -.0110468 -.0071402
exper | .000781 .0003214 2.43 0.015 .0001509 .001411
expersq | -.0015832 . . . . .
invmills_bog | .0004859 .0012152 0.40 0.689 -.0018958 .0028677
C |
anoeduca | .0712646 .0088831 8.02 0.000 .0538541 .0886751
exper | .0181866 .0165979 1.10 0.273 -.0143447 .0507179
expersq | -.0068207 .0084868 -0.80 0.422 -.0234545 .0098132
invmills_bog | .0010553 .003726 0.28 0.777 -.0062475 .0083582
U |
_cons | .0000922 .000122 0.76 0.450 -.0001469 .0003313
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 303
Cartagena
Población formal pequeña (menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cartagena, Total.
E |
bsex | .0000541 .0001074 0.50 0.615 -.0001564 .0002645
anoeduca | .0172343 .0022905 7.52 0.000 .0127449 .0217236
exper | -.0009327 .0006259 -1.49 0.136 -.0021595 .000294
expersq | .0011043 . . . . .
invmills_car | .0000591 .0005112 0.12 0.908 -.0009429 .0010611
C |
bsex | .0032443 .0022375 1.45 0.147 -.0011411 .0076297
anoeduca | .0573712 .0103717 5.53 0.000 .037043 .0776994
exper | .009139 .0146779 0.62 0.534 -.0196292 .0379072
expersq | -.0056272 .0096521 -0.58 0.560 -.0245449 .0132906
invmills_car | .0009401 .0054572 0.17 0.863 -.0097558 .0116361
U |
_cons | -4.66e-06 .0000349 -0.13 0.894 -.000073 .0000637
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cartagena, Hombres.
E |
anoeduca | .019605 .0031919 6.14 0.000 .0133489 .0258611
exper | -.0017465 .0011217 -1.56 0.119 -.0039451 .000452
expersq | .0019754 . . . . .
invmills_car | -.0007655 .0009047 -0.85 0.397 -.0025387 .0010076
C |
anoeduca | .0615915 .0152302 4.04 0.000 .0317408 .0914422
exper | .0176086 .0249857 0.70 0.481 -.0313625 .0665797
expersq | -.0102287 .0161771 -0.63 0.527 -.0419352 .0214778
invmills_car | .0044571 .0074838 0.60 0.551 -.0102108 .019125
U |
_cons | 2.18e-06 .0000162 0.13 0.893 -.0000296 .0000339
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 305
Población formal pequeña femenina (menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cartagena, Mujeres.
E |
anoeduca | .0140638 .0031853 4.42 0.000 .0078208 .0203068
exper | -.0005568 .0004221 -1.32 0.187 -.0013841 .0002706
expersq | .0009221 . . . . .
invmills_car | .0004306 .0006259 0.69 0.491 -.0007961 .0016573
C |
anoeduca | .0508727 .013233 3.84 0.000 .0249365 .0768088
exper | .0064775 .0170463 0.38 0.704 -.0269327 .0398876
expersq | -.0043622 .0111166 -0.39 0.695 -.0261503 .0174258
invmills_car | -.0006513 .0085206 -0.08 0.939 -.0173513 .0160488
U |
_cons | -.0090841 .0401171 -0.23 0.821 -.0877121 .069544
E |
bsex | -.0001293 .0000661 -1.95 0.051 -.0002589 3.50e-07
anoeduca | -.0002832 .0000329 -8.61 0.000 -.0003476 -.0002187
exper | -.0001504 . . . . .
expersq | .000228 .0000876 2.60 0.009 .0000562 .0003997
invmills_per | 6.24e-06 . . . . .
C |
bsex | .0078208 .0088482 0.88 0.377 -.0095214 .0251629
anoeduca | .0188113 .0062818 2.99 0.003 .0064992 .0311235
exper | .0240294 .0249996 0.96 0.336 -.024969 .0730277
expersq | -.0127285 .0147873 -0.86 0.389 -.041711 .016254
invmills_per | .0103506 .010784 0.96 0.337 -.0107857 .0314869
U |
_cons | -.9145044 .3116744 -2.93 0.003 -1.525375 -.3036338
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 307
Población formal pequeña masculina (menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Pereira, Hombres.
E |
anoeduca | -.0021343 .0003452 -6.18 0.000 -.0028109 -.0014576
exper | -.0002337 . . . . .
expersq | .000291 .000137 2.12 0.034 .0000226 .0005595
invmills_per | 1.77e-06 . . . . .
C |
anoeduca | .0070643 .016915 0.42 0.676 -.0260885 .0402171
exper | .0372408 .0326663 1.14 0.254 -.026784 .1012656
expersq | -.0227406 .0225088 -1.01 0.312 -.0668569 .0213758
invmills_per | .0087966 .010706 0.82 0.411 -.0121867 .02978
U |
_cons | -.0086521 .0275742 -0.31 0.754 -.0626965 .0453923
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Pereira, Mujeres.
E |
anoeduca | .0019547 .0004336 4.51 0.000 .0011048 .0028046
exper | -.0000885 .00016 -0.55 0.580 -.0004021 .0002252
expersq | .0002539 .0000547 4.64 0.000 .0001467 .0003612
invmills_per | -.0000266 . . . . .
C |
anoeduca | .0231874 .0054799 4.23 0.000 .012447 .0339279
exper | -.0020573 .0094854 -0.22 0.828 -.0206483 .0165336
expersq | .0028017 .0051864 0.54 0.589 -.0073635 .0129668
invmills_per | .0010762 .0052617 0.20 0.838 -.0092366 .011389
U |
_cons | -.9999453 .0001094 -9143.70 0.000 -1.00016 -.999731
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 309
Cali
Población formal pequeña (menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cali, Total.
E |
bsex | -.0000926 .0002383 -0.39 0.698 -.0005596 .0003744
anoeduca | .0056141 .0007693 7.30 0.000 .0041062 .007122
exper | -.0001519 .0002024 -0.75 0.453 -.0005485 .0002448
expersq | .0004885 . . . . .
invmills_cal | .0002208 . . . . .
C |
bsex | -.0004991 .0019582 -0.25 0.799 -.0043371 .0033389
anoeduca | .0323756 .0066982 4.83 0.000 .0192473 .0455038
exper | -.013882 .0137481 -1.01 0.313 -.0408278 .0130637
expersq | .0130414 .0078954 1.65 0.099 -.0024333 .0285161
invmills_cal | - .0060403 .0060769 -0.99 0.320 -.0179507 .0058701
U |
_cons | .0003244 .0004621 0.70 0.483 -.0005813 .0012302
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cali, Hombres.
E |
anoeduca | .0050375 .0009416 5.35 0.000 .003192 .006883
exper | .0002022 .0003617 0.56 0.576 -.0005067 .0009111
expersq | .0000215 . . . . .
invmills_cal | -.0000727 . . . . .
C |
anoeduca | .0406759 .0082928 4.90 0.000 .0244223 .0569296
exper | .0027165 .0160601 0.17 0.866 -.0287607 .0341938
expersq | .0021211 .0095127 0.22 0.824 -.0165235 .0207657
invmills_cal | .0019527 .0053397 0.37 0.715 -.0085128 .0124183
U |
_cons | .0000568 .0000918 0.62 0.536 -.000123 .0002367
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 311
Población formal pequeña femenina (menos de 50 empleados)
Tabla 18
Modelo logit variable dependiente
Formal pequeño para Cali, Mujeres.
E |
anoeduca | .0057291 .0012117 4.73 0.000 .0033542 .0081039
exper | -.0001656 .0000556 -2.98 0.003 -.0002746 -.0000566
expersq | .0008873 .0003011 2.95 0.003 .0002971 .0014775
invmills_cal | -.0001324 .0001328 -1.00 0.319 -.0003927 .0001278
C |
anoeduca | .0207068 .0111381 1.86 0.063 -.0011236 .0425372
exper | -.0383059 .0248002 -1.54 0.122 -.0869133 .0103015
expersq | .0277264 .0141211 1.96 0.050 .0000496 .0554032
invmills_cal | -.0193444 .0117554 -1.65 0.100 -.0423845 .0036957
U |
_cons | .0022211 .0048148 0.46 0.645 -.0072158 .011658
E |
bsex | .0005601 . . . . .
anoeduca | -.0491126 .0026365 -18.63 0.000 -.05428 -.0439451
exper | 8.40e-06 . . . . .
expersq | -.0005912 .0004516 -1.31 0.190 -.0014762 .0002939
invmills_med | .0004794 . . . . .
C |
bsex | .0327764 .05191 0.63 0.528 -.0689654 .1345181
anoeduca | .0605565 .1075592 0.56 0.573 -.1502557 .2713687
exper | -.1499563 .2895805 -0.52 0.605 -.7175236 .4176111
expersq | .1112054 .1664216 0.67 0.504 -.2149749 .4373858
invmills_med | -.0099292 .1096015 -0.09 0.928 -.2247441 .2048857
U |
_cons | -.0146097 .1927041 -0.08 0.940 -.3923029 .3630835
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 313
Población informal masculina
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Medellín, Hombres.
E |
anoeduca | -.0347448 .0025631 -13.56 0.000 -.0397683 -.0297213
exper | .0002002 .0011138 0.18 0.857 -.0019828 .0023832
expersq | .0026825 . . . . .
invmills_med | .0000186 . . . . .
C |
anoeduca | -.0864533 .1333749 -0.65 0.517 -.3478633 .1749567
exper | -.0954144 .3592291 -0.27 0.791 -.7994904 .6086616
expersq | .0650028 .1992806 0.33 0.744 -.3255799 .4555856
invmills_med | -.0163872 .1050478 -0.16 0.876 -.2222771 .1895027
U |
_cons | .1326174 .3200636 0.41 0.679 -.4946957 .7599305
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Medellín, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0639479 .0053332 -11.99 0.000 -.0744007 -.0534951
exper | .0038506 . . . . .
expersq | -.0149708 .0042678 -3.51 0.000 -.0233355 -.006606
invmills_med | .002437 . . . . .
C |
anoeduca | .2650368 .1974673 1.34 0.180 -.1219919 .6520655
exper | -.1799413 .5145539 -0.35 0.727 -1.188448 .8285658
expersq | .1659134 .3069866 0.54 0.589 -.4357693 .7675961
invmills_med | .0017757 .2376534 0.01 0.994 -.4640165 .4675678
U |
_cons | -.1090887 .1701952 -0.64 0.522 -.4426651 .2244877
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 315
Bogotá
Población informal
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Bogotá, Total.
E |
bsex | .0008967 .0010675 0.84 0.401 -.0011955 .0029889
anoeduca | .0447159 .0016507 27.09 0.000 .0414807 .0479512
exper | .0545317 .0045121 12.09 0.000 .0456882 .0633752
expersq | -.0425696 . . . . .
invmills_bog | .0133908 .0027379 4.89 0.000 .0080247 .018757
C |
bsex | -.0420162 .0606605 -0.69 0.489 -.1609087 .0768763
anoeduca | .1773315 .210377 0.84 0.399 -.2349998 .5896628
exper | -.0610176 .3714622 -0.16 0.870 -.7890702 .667035
expersq | -.0244305 .217925 -0.11 0.911 -.4515557 .4026947
invmills_bog | -.2509857 .1378572 -1.82 0.069 -.5211808 .0192095
U |
_cons | .0490699 .4383992 0.11 0.911 -.8101767 .9083166
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Bogotá, Hombres.
E |
anoeduca | .0495714 .0045255 10.95 0.000 .0407017 .0584412
exper | .0166607 . . . . .
expersq | -.0321805 .0025187 -12.78 0.000 -.0371169 -.027244
invmills_bog | .0267221 .0037446 7.14 0.000 .0193829 .0340613
C |
anoeduca | -.0537357 .2645262 -0.20 0.839 -.5721976 .4647262
exper | -.4059713 .6729523 -0.60 0.546 -1.724934 .9129909
expersq | .192595 .3842149 0.50 0.616 -.5604524 .9456424
invmills_bog | -.2624374 .1244978 -2.11 0.035 -.5064487 -.0184261
U |
_cons | .3217855 .2549686 1.26 0.207 -.1779438 .8215148
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 317
Población informal femenina
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Bogotá, Mujeres.
E |
anoeduca | .0359587 . . . . .
exper | .0664311 .0118936 5.59 0.000 .0431199 .0897422
expersq | -.0430863 . . . . .
invmills_bog | .0039103 .0025382 1.54 0.123 -.0010645 .008885
C |
anoeduca | .5411395 .3559013 1.52 0.128 -.1564143 1.238693
exper | .2866176 .3709276 0.77 0.440 -.4403872 1.013622
expersq | -.2195012 .2002364 -1.10 0.273 -.6119574 .172955
invmills_bog | -.0952856 .2578993 -0.37 0.712 -.600759 .4101878
U |
_cons | -.2606317 .1094433 -2.38 0.017 -.4751366 -.0461269
E |
bsex | 3.24e-06 .0004604 0.01 0.994 -.0008992 .0009056
anoeduca | -.2093776 .0104271 -20.08 0.000 -.2298143 -.1889409
exper | .0248002 . . . . .
expersq | -.0357813 .0016755 -21.36 0.000 -.0390652 -.0324973
invmills_car | .0226003 . . . . .
C |
bsex | -.0160591 .0373186 -0.43 0.667 -.0892022 .057084
anoeduca | -.1625301 .0671156 -2.42 0.015 -.2940742 -.030986
exper | .0087166 .2383692 0.04 0.971 -.4584785 .4759117
expersq | .0338498 .1421655 0.24 0.812 -.2447895 .312489
invmills_car | .003535 .0815958 0.04 0.965 -.1563899 .1634599
U |
_cons | -.0003206 .0066842 -0.05 0.962 -.0134215 .0127802
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 319
Población informal masculina
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Cartagena, Hombres.
E |
anoeduca | -.2277897 .0130614 -17.44 0.000 -.2533896 -.2021899
exper | .0184683 .0034721 5.32 0.000 .0116631 .0252735
expersq | -.0280484 . . . . .
invmills_car | .0141903 .003704 3.83 0.000 .0069305 .0214501
C |
anoeduca | -.3111213 .0772145 -4.03 0.000 -.4624589 -.1597836
exper | -.026516 .3123064 -0.08 0.932 -.6386252 .5855932
expersq | .0678428 .1916365 0.35 0.723 -.3077579 .4434435
invmills_car | .0051075 .0815074 0.06 0.950 -.154644 .1648591
U |
_cons | .0007553 .0050305 0.15 0.881 -.0091042 .0106148
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Cartagena, Mujeres.
E |
anoeduca | -.1592058 .0156032 -10.20 0.000 -.1897875 -.1286241
exper | .0047701 . . . . .
expersq | -.0199471 .0040109 -4.97 0.000 -.0278083 -.0120858
invmills_car | .013866 . . . . .
C |
anoeduca | .0808364 .1171783 0.69 0.490 -.1488289 .3105016
exper | .2766176 .3651902 0.76 0.449 -.439142 .9923773
expersq | -.1289226 .2050305 -0.63 0.529 -.530775 .2729299
invmills_car | .1408398 .1692798 0.83 0.405 -.1909425 .4726222
U |
_cons | -.0309742 .0446619 -0.69 0.488 -.1185098 .0565614
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 321
Pereira
Población informal
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Pereira, Total
E |
bsex | -.0005848 .0009152 -0.64 0.523 -.0023785 .0012089
anoeduca | .0040724 .0002757 14.77 0.000 .0035321 .0046128
exper | .0100983 . . . . .
expersq | -.0049992 .0012489 -4.00 0.000 -.0074471 -.0025514
invmills_per | .0015783 . . . . .
C |
bsex | -.0446267 .0890702 -0.50 0.616 -.219201 .1299477
anoeduca | -.0018558 .1361871 -0.01 0.989 -.2687777 .265066
exper | .1399646 .4512378 0.31 0.756 -.7444453 1.024375
expersq | -.1174953 .2752627 -0.43 0.669 -.6570003 .4220097
invmills_per | -.126152 .1654353 -0.76 0.446 -.4503993 .1980953
U |
_cons | .094249 .5292713 0.18 0.859 -.9431037 1.131602
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Pereira, Hombres.
E |
anoeduca | .0283855 .0021754 13.05 0.000 .0241217 .0326493
exper | .007957 . . . . .
expersq | -.0022056 .0012606 -1.75 0.080 -.0046763 .0002652
invmills_per | .0001186 . . . . .
C |
anoeduca | -.1274285 .1519212 -0.84 0.402 -.4251886 .1703317
exper | .4752487 .5665583 0.84 0.402 -.6351853 1.585683
expersq | -.2990169 .3474128 -0.86 0.389 -.9799335 .3818997
invmills_per | -.04202 .1549525 -0.27 0.786 -.3457213 .2616813
U |
_cons | -.0343708 .3918467 -0.09 0.930 -.8023763 .7336346
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 323
Población informal femenina
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Pereira, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0320765 .0030163 -10.63 0.000 -.0379885 -.0261646
exper | .0061582 .0009378 6.57 0.000 .0043201 .0079962
expersq | -.0001174 .0013587 -0.09 0.931 -.0027804 .0025456
invmills_per | -.0019629 . . . . .
C |
anoeduca | .3871605 .2639057 1.47 0.142 -.1300852 .9044062
exper | .4568155 .8094864 0.56 0.573 -1.129749 2.04338
expersq | -.3674283 .467285 -0.79 0.432 -1.28329 .5484336
invmills_per | -.0140067 .3761894 -0.04 0.970 -.7513244 .7233111
U |
_cons | -.2845682 .228095 -1.25 0.212 -.7316261 .1624898
E |
bsex | .0003289 .0017813 0.18 0.854 -.0031624 .0038202
anoeduca | -.0536674 .0037093 -14.47 0.000 -.0609375 -.0463974
exper | .002529 .0014463 1.75 0.080 -.0003057 .0053637
expersq | .0016694 . . . . .
invmills_cal | -.0021183 . . . . .
C |
bsex | -.0053323 .0282572 -0.19 0.850 -.0607154 .0500508
anoeduca | .0259123 .0581778 0.45 0.656 -.0881141 .1399387
exper | -.1346268 .2196035 -0.61 0.540 -.5650418 .2957883
expersq | .1274089 .1237261 1.03 0.303 -.1150899 .3699076
invmills_cal | -.0066192 .0823255 -0.08 0.936 -.1679742 .1547358
U |
_cons | .0098432 .1836289 0.05 0.957 -.3500629 .3697492
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 325
Población informal masculina
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Cali, Hombres.
E |
anoeduca | -.039844 .0040711 -9.79 0.000 -.0478232 -.0318649
exper | .0070659 .0024891 2.84 0.005 .0021873 .0119445
expersq | -.0021065 . . . . .
invmills_cal | -.0017564 . . . . .
C |
anoeduca | -.0122712 .080577 -0.15 0.879 -.1701992 .1456568
exper | -.1175901 .3157282 -0.37 0.710 -.736406 .5012259
expersq | .0842858 .1854989 0.45 0.650 -.2792853 .4478569
invmills_cal | -.0125971 .0883668 -0.14 0.887 -.185793 .1605987
U |
_cons | .0655927 .2535791 0.26 0.796 -.4314132 .5625987
Tabla 19
Modelo logit variable dependiente
Informal para Cali, Mujeres.
E |
anoeduca | -.0734337 .0067235 -10.92 0.000 -.0866115 -.060256
exper | -.0013749 .0014478 -0.95 0.342 -.0042125 .0014626
expersq | .010476 . . . . .
invmills_cal | -.0001171 .0012682 -0.09 0.926 -.0026028 .0023685
C |
anoeduca | . 0535975 .0861416 0.62 0.534 -.115237 .2224319
exper | -.3062785 .3120969 -0.98 0.326 -.9179771 .3054201
expersq | .2717986 .1690452 1.61 0.108 -.0595239 .6031211
invmills_cal | -.0391415 .1421157 -0.28 0.783 -.3176831 .2394001
U |
_cons | .0191304 .1514572 0.13 0.899 -.2777203 .3159812
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 327
Descomposición de oaxaca trece áreas por formal
Población total
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Trece Áreas metropolitanas, Total.
1: afro = 0 Number of obs = 20104
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.731831 .0097466 793.28 0.000 7.712728 7.750934
Prediction_2 | 7.473679 .0475952 157.03 0.000 7.380394 7.566964
Difference | .2581521 .0485829 5.31 0.000 .1629315 .3533728
Decomposit~n |
Explained | .1673436 .0154533 10.83 0.000 .1370557 .1976316
Unexplained | .0908085 .0468688 1.94 0.053 -.0010526 .1826697
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.742321 .0141414 547.49 0.000 7.714604 7.77003
Prediction_2 | 7.483749 .099407 75.28 0.000 7.288915 7.678583
Difference | .2585721 .1004078 2.58 0.010 .0617764 .4553678
Decomposit~n |
Explained | .0937997 .022825 4.11 0.000 .0490636 .1385358
Unexplained | .1647724 .0977363 1.69 0.092 -.0267873 .3563321
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.721589 .0133883 576.74 0.000 7.695348 7.74783
Prediction_2 | 7.46593 .0319042 234.01 0.000 7.403399 7.528461
Difference | .2556587 .0345995 7.39 0.000 .1878449 .3234725
Decomposit~n |
Explained | .2187114 .0205384 10.65 0.000 .1784568 .258966
Unexplained | .0369473 .0313791 1.18 0.239 -.0245546 .0984492
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.002525 .0122246 654.62 0.000 7.978565 8.026484
Prediction_2 | 7.78694 .0317278 245.43 0.000 7.724755 7.849126
Difference | .2155842 .0340014 6.34 0.000 .1489427 .2822256
Decomposit~n |
Explained | .0949011 .0219589 4.32 0.000 .0518624 .1379398
Unexplained | .1206831 .0300474 4.02 0.000 .0617913 .1795749
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 329
Población masculina ocupada en el sector formal
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales
de las Trece Áreas metropolitanas, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 6177
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.970645 .0169381 470.58 0.000 7.937447 8.003843
Prediction_2 | 7.736814 .0392931 196.90 0.000 7.6598 7.813827
Difference | .2338312 .0427884 5.46 0.000 .1499675 .317695
Decomposit~n |
Explained | .0840018 .0281751 2.98 0.003 .0287795 .1392241
Unexplained | .1498294 .0388694 3.85 0.000 .0736468 .2260121
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.039352 .0175078 459.19 0.000 8.005037 8.073667
Prediction_2 | 7.850672 .0518639 151.37 0.000 7.749021 7.952324
Difference | .1886796 .0547392 3.45 0.001 .0813927 .2959665
Decomposit~n |
Explained | .1053518 .035028 3.01 0.003 .0366982 .1740054
Unexplained | .0833278 .0469293 1.78 0.076 -.008652 .1753076
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.789556 .0173417 449.18 0.000 7.755567 7.823545
Prediction_2 | 7.493254 .0463731 161.59 0.000 7.402365 7.584144
Difference | .2963021 .0495096 5.98 0.000 .1992651 .3933392
Decomposit~n |
Explained | .2265829 .0407361 5.56 0.000 .1467416 .3064243
Unexplained | .0697192 .042872 1.63 0.104 -.0143084 .1537467
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.795164 .0236604 329.46 0.000 7.748791 7.841538
Prediction_2 | 7.547161 .0681558 110.73 0.000 7.413578 7.680744
Difference | .2480032 .0721459 3.44 0.001 .1065999 .3894065
Decomposit~n |
Explained | .1829457 .0571178 3.20 0.001 .070997 .2948945
Unexplained | .0650575 .0625242 1.04 0.298 -.0574876 .1876026
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 331
Población femenina total
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Medellín, Mujeres.
1: afro = 0 Number of obs = 1262
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.784098 .0252958 307.72 0.000 7.734519 7.833677
Prediction_2 | 7.441795 .0619756 120.08 0.000 7.320326 7.563265
Difference | .3423023 .0669392 5.11 0.000 .211104 .4735006
Decomposit~n |
Explained | .2708554 .0581415 4.66 0.000 .1569002 .3848106
Unexplained | .0714469 .0575018 1.24 0.214 -.0412546 .1841483
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.011763 .0202865 394.93 0.000 7.972002 8.051524
Prediction_2 | 7.713317 .0611117 126.22 0.000 7.593541 7.833094
Difference | .2984455 .0643908 4.63 0.000 .1722417 .4246492
Decomposit~n |
Explained | .1628848 .0562695 2.89 0.004 .0525986 .2731709
Unexplained | .1355607 .0551481 2.46 0.014 .0274723 .243649
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales de Medellín, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 859
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.993388 .0280286 285.19 0.000 7.938453 8.048323
Prediction_2 | 7.698092 .0819197 93.97 0.000 7.537532 7.858651
Difference | .295296 .086582 3.41 0.001 .1255984 .4649936
Decomposit~n |
Explained | .1894091 .0710461 2.67 0.008 .0501614 .3286568
Unexplained | .1058869 .0764747 1.38 0.166 -.0440008 .2557746
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.032072 .0293018 274.12 0.000 7.974641 8.089502
Prediction_2 | 7.737889 .0905921 85.41 0.000 7.560332 7.915447
Difference | .2941822 .0952131 3.09 0.002 .107568 .4807964
Decomposit~n |
Explained | .12354 .0903297 1.37 0.171 -.053503 .3005829
Unexplained | .1706422 .0711167 2.40 0.016 .0312561 .3100283
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 333
Bogotá
Población total
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Bogotá, Total.
1: afro = 0 Number of obs = 1851
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.841745 .0230283 340.53 0.000 7.79661 7.88688
Prediction_2 | 7.703808 .0798995 96.42 0.000 7.547208 7.860408
Difference | .1379366 .0831519 1.66 0.097 -.025038 .3009113
Decomposit~n |
Explained | -.0263949 .0701735 -0.38 0.707 -.1639324 .1111426
Unexplained | .1643316 .0693107 2.37 0.018 .0284851 .300178
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.865772 .0362242 217.14 0.000 7.794774 7.936771
Prediction_2 | 7.688622 .1092246 70.39 0.000 7.474545 7.902698
Difference | .1771508 .1150748 1.54 0.124 -.0483916 .4026932
Decomposit~n |
Explained | -.211584 .0992168 -2.13 0.033 -.4060453 -.0171227
Unexplained | .3887348 .1053113 3.69 0.000 .1823285 .5951411
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Bogotá, Mujeres.
1: afro = 0 Number of obs = 986
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.8205 .0292321 267.53 0.000 7.763206 7.877794
Prediction_2 | 7.713556 .1115981 69.12 0.000 7.494828 7.932284
Difference | .1069444 .1153631 0.93 0.354 -.1191632 .333052
Decomposit~n |
Explained | .073649 .0893701 0.82 0.410 -.1015131 .2488112
Unexplained | .0332953 .0871589 0.38 0.702 -.1375331 .2041237
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.074538 .0281583 286.76 0.000 8.019349 8.129727
Prediction_2 | 7.978981 .1339616 59.56 0.000 7.716421 8.241541
Difference | .0955566 .136889 0.70 0.485 -.1727409 .3638542
Decomposit~n |
Explained | -.2172813 .0982072 -2.21 0.027 -.4097638 -.0247988
Unexplained | .312838 .0990953 3.16 0.002 .1186148 .5070612
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 335
Población masculina ocupada en el sector formal
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales de Bogotá, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 625
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.039813 .0407491 197.30 0.000 7.959946 8.11968
Prediction_2 | 7.838333 .1476742 53.08 0.000 7.548897 8.127769
Difference | .2014802 .1531932 1.32 0.188 -.098773 .5017333
Decomposit~n |
Explained | -.1971747 .124931 -1.58 0.115 -.4420349 .0476855
Unexplained | .3986549 .1308343 3.05 0.002 .1422244 .6550854
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.112971 .0384014 211.27 0.000 8.037705 8.188236
Prediction_2 | 8.172349 .2405856 33.97 0.000 7.70081 8.643888
Difference | -.0593782 .2436311 -0.24 0.807 -.5368863 .4181299
Decomposit~n |
Explained | -.2704682 .1526887 -1.77 0.076 -.5697325 .0287961
Unexplained | .21109 .1511613 1.40 0.163 -.0851807 .5073608
Differential |
Prediction_1 | 7.728203 .0304589 253.73 0.000 7.668504 7.787901
Prediction_2 | 7.389004 .0379843 194.53 0.000 7.314556 7.463452
Difference | .339199 .0486883 6.97 0.000 .2437716 .4346263
Decomposit~n |
Explained | .2542445 .0375961 6.76 0.000 .1805575 .3279316
Unexplained | .0849544 .0340484 2.50 0.013 .0182207 .1516882
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.885295 .0406141 194.15 0.000 7.805692 7.964897
Prediction_2 | 7.62637 .0442034 172.53 0.000 7.539733 7.713007
Difference | .2589245 .0600287 4.31 0.000 .1412704 .3765786
Decomposit~n |
Explained | .1262878 .044587 2.83 0.005 .038899 .2136767
Unexplained | .1326367 .0474081 2.80 0.005 .0397184 .2255549
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 337
Población femenina total
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Cartagena, Mujeres.
1: afro = 0 Number of obs = 490
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.585199 .0432343 175.44 0.000 7.500461 7.669937
Prediction_2 | 7.253828 .0515375 140.75 0.000 7.152816 7.35484
Difference | .3313712 .0672705 4.93 0.000 .1995234 .4632189
Decomposit~n |
Explained | .2965579 .0525051 5.65 0.000 .1936498 .399466
Unexplained | .0348133 .0453133 0.77 0.442 -.0539991 .1236256
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.069573 .0336499 239.81 0.000 8.003621 8.135526
Prediction_2 | 7.79596 .0397921 195.92 0.000 7.717969 7.873951
Difference | .273613 .0521127 5.25 0.000 .171474 .375752
Decomposit~n |
Explained | .1685439 .0398715 4.23 0.000 .0903973 .2466906
Unexplained | .105069 .0386898 2.72 0.007 .0292385 .1808996
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales de Cartagena, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 268
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.090159 .0474943 170.34 0.000 7.997072 8.183246
Prediction_2 | 7.716609 .050263 153.52 0.000 7.618095 7.815122
Difference | .3735506 .0691526 5.40 0.000 .238014 .5090872
Decomposit~n |
Explained | .2017436 .0543656 3.71 0.000 .095189 .3082982
Unexplained | .171807 .0533024 3.22 0.001 .0673363 .2762778
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 8.045073 .0471794 170.52 0.000 7.952603 8.137543
Prediction_2 | 7.889852 .0618862 127.49 0.000 7.768558 8.011147
Difference | .1552207 .0778191 1.99 0.046 .0026982 .3077433
Decomposit~n |
Explained | .1299935 .0605618 2.15 0.032 .0112946 .2486924
Unexplained | .0252272 .0550636 0.46 0.647 -.0826955 .13315
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 339
Pereira
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Pereira, Total.
1: afro = 0 Number of obs = 2047
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.62571 .0145885 522.72 0.000 7.597117 7.654303
Prediction_2 | 7.590919 .0622649 121.91 0.000 7.468882 7.712956
Difference | .0347912 .0639511 0.54 0.586 -.0905506 .1601331
Decomposit~n |
Explained | -.0020183 .0452553 -0.04 0.964 -.0907171 .0866805
Unexplained | .0368095 .047887 0.77 0.442 -.0570472 .1306662
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.599188 .0198731 382.38 0.000 7.560237 7.638139
Prediction_2 | 7.675266 .0837283 91.67 0.000 7.511162 7.839371
Difference | -.0760783 .0860545 -0.88 0.377 -.244742 .0925855
Decomposit~n |
Explained | -.1355888 .0618687 -2.19 0.028 -.2568492 -.0143283
Unexplained | .0595105 .0674164 0.88 0.377 -.0726233 .1916443
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.658845 .0214096 357.73 0.000 7.616883 7.700807
Prediction_2 | 7.492149 .0922099 81.25 0.000 7.311421 7.672877
Difference | .1666965 .0946627 1.76 0.078 -.018839 .352232
Decomposit~n |
Explained | .1591114 .0644299 2.47 0.014 .0328311 .2853917
Unexplained | .0075851 .0696655 0.11 0.913 -.1289567 .1441269
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.860874 .0189978 413.78 0.000 7.823639 7.898109
Prediction_2 | 7.907523 .0875839 90.29 0.000 7.735862 8.079185
Difference | -.0466488 .0896206 -0.52 0.603 -.2223021 .1290044
Decomposit~n |
Explained | -.1166951 .0570805 -2.04 0.041 -.2285707 -.0048194
Unexplained | .0700462 .0668543 1.05 0.295 -.0609857 .2010782
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 341
Población masculina ocupada en el sector formal
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales de Pereira, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 661
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.832684 .0260935 300.18 0.000 7.781542 7.883826
Prediction_2 | 7.877483 .1064625 73.99 0.000 7.66882 8.086146
Difference | -.044799 .1096136 -0.41 0.683 -.2596377 .1700397
Decomposit~n |
Explained | -.1591825 .0724097 -2.20 0.028 -.3011029 -.0172622
Unexplained | .1143836 .0905354 1.26 0.206 -.0630625 .2918296
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.896755 .0275323 286.82 0.000 7.842792 7.950717
Prediction_2 | 7.962678 .1542193 51.63 0.000 7.660414 8.264942
Difference | -.0659233 .1566576 -0.42 0.674 -.3729666 .24112
Decomposit~n |
Explained | -.0611258 .0975338 -0.63 0.531 -.2522886 .130037
Unexplained | -.0047975 .0929585 -0.05 0.959 -.1869928 .1773979
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.68029 .0296345 259.17 0.000 7.622207 7.738372
Prediction_2 | 7.397638 .0992676 74.52 0.000 7.203077 7.592199
Difference | .282652 .1035966 2.73 0.006 .0796063 .4856977
Decomposit~n |
Explained | .2033609 .0309453 6.57 0.000 .1427092 .2640126
Unexplained | .0792911 .0978743 0.81 0.418 -.112539 .2711213
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.701156 .0335068 229.84 0.000 7.635484 7.766828
Prediction_2 | 7.334068 .2169663 33.80 0.000 6.908822 7.759314
Difference | .3670879 .2195384 1.67 0.095 -.0631994 .7973752
Decomposit~n |
Explained | .1657904 .0493041 3.36 0.001 .0691561 .2624247
Unexplained | .2012975 .1974233 1.02 0.308 -.1856451 .5882402
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 343
Población femenina total
Tabla 20
Ecuación de ingresos para Cali, Mujeres.
1: afro = 0 Number of obs = 834
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.658192 .0495104 154.68 0.000 7.561153 7.75523
Prediction_2 | 7.446358 .0424204 175.54 0.000 7.363216 7.529501
Difference | .2118335 .0651979 3.25 0.001 .0840479 .3396191
Decomposit~n |
Explained | .2264065 .0425521 5.32 0.000 .1430059 .309807
Unexplained | -.014573 .0668071 -0.22 0.827 -.1455126 .1163666
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.68029 .0296345 259.17 0.000 7.622207 7.738372
Prediction_2 | 7.397638 .0992676 74.52 0.000 7.203077 7.592199
Difference | .282652 .1035966 2.73 0.006 .0796063 .4856977
Decomposit~n |
Explained | .2033609 .0309453 6.57 0.000 .1427092 .2640126
Unexplained | .0792911 .0978743 0.81 0.418 -.112539 .2711213
Tabla 21
Ecuación de ingresos para empleados formales de Cali, Hombres.
1: afro = 0 Number of obs = 505
2: afro = 1
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.961921 .0389215 204.56 0.000 7.885637 8.038206
Prediction_2 | 7.71775 .0692334 111.47 0.000 7.582055 7.853445
Difference | .2441715 .0794239 3.07 0.002 .0885036 .3998394
Decomposit~n |
Explained | .1608184 .0549111 2.93 0.003 .0531946 .2684422
Unexplained | .0833531 .0661445 1.26 0.208 -.0462877 .2129939
| Robust
| Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Differential |
Prediction_1 | 7.951889 .0566538 140.36 0.000 7.84085 8.062929
Prediction_2 | 7.737219 .0756139 102.33 0.000 7.589019 7.88542
Difference | .2146703 .0944834 2.27 0.023 .0294862 .3998544
Decomposit~n |
Explained | .1798104 .0565462 3.18 0.001 .0689818 .290639
Unexplained | .0348599 .0728357 0.48 0.632 -.1078954 .1776153
Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo, Juan Byron Correa Fonnegra 345
“Africali”. José Horacio Martínez - 2006 ©
Capítulo
4
Las Acciones Afirmativas vistas por distintos actores(as)
institucionales*
Introducción
Con el objetivo de indagar sobre el nivel de conocimiento de distintos
actores(as) institucionales1 respecto a las Acciones Afirmativas (en adelante,
A.A.) se desarrollaron ciento quince entrevistas realizadas en ocho ciudades del
país, a saber, Bogotá, Buenaventura, Cali, Cartagena, Medellín, Pereira, Quibdó
y San Andrés. El criterio empleado para seleccionar a los entrevistados(as) se
fundamentó en el tipo de trabajo institucional que desarrollaban en ese mo-
mento el cual estaba relacionado de manera directa y/o indirecta con el tema
de las A.A., fueran estas sugeridas por la Constitución de 1991, por directivas
gubernamentales plasmadas en documentos de Planeación Nacional, por juris-
prudencias de la Corte Constitucional, por proyectos de ley presentados ante el
Senado de la República, por iniciativas lideradas por la representación política
en la Cámara de Representantes a nombre de las «comunidades negras», por la
responsabilidad de desarrollar acuerdos u ordenanzas municipales, distritales
o departamentales referidas a población negra, afrocolombiana, raizal y palen-
quera. En el caso de Bogotá entrevistamos a los funcionarios(as) encargados
de implementar el Plan de Acciones Afirmativas capitalino y en Medellín a los
funcionarios(as) encargados en ese momento de su elaboración.
La categoría actores(as) institucionales abarca por un lado el conjunto de
funcionarios(as) públicos de rangos alto2 y medio en los niveles nacional,
* De manera especial queremos agradecer la atenta lectura que de este capítulo realizó
Ruby Esther León Díaz, así como sus valiosos comentarios y observaciones en el pro-
ceso de escritura y producción del mismo.
1 Funcionarios(as) de instituciones como la Corte Constitucional, el Ministerio del Interior
y de Justicia, el Ministerio de la Protección Social, la Procuraduría General de la Nación,
el Departamento Nacional de Planeación y la Defensoría del Pueblo entre otras.
2 Se entiende por funcionarios(as) de la alta función pública aquellos que desempeñan cargos
de decisión de elección popular, de elección por sistema de terna o de libre nombramiento
en las tres ramas del poder público. Se entiende por funcionarios(as) en cargos públicos de
[…] las Acciones Afirmativas son las acciones orientadas a disminuir brechas,
a mejorar [la] calidad de vida, a garantizar derechos donde no se garantiza-
ban, a reparar situaciones que han sido dañinas o que han sido lesivas para
algún sector de la población […]. (María Mena. Funcionaria de la Alcaldía.
Buenaventura, 2007)
Dentro del conjunto de nociones expresadas por los actores(as) institucionales
respecto de las A.A no es posible encontrar una definición básica sobre la cual
sea posible unificar aquello que los funcionarios(as) conciben o caracterizan
como tales. En cambio, se podría afirmar que existe toda una gama de ideas en
ocasiones informadas, en otras, la mayoría de las veces desinformadas, desde las
que se conceptúan con cierto desparpajo a las A.A. Entre esta variada y diversa
gama de ideas es posible identificar tres conjuntos principales: el primero lo
componen las nociones sobre A.A. relacionadas con la exclusión estructural
de la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera de los beneficios
de la ciudadanía liberal generada por el desarrollo del capitalismo nacional,
por razones históricas , por explicaciones raciales ligadas de manera estrecha
a la discriminación racial y a la existencia de regiones que hacen parte de las
«geografías racializadas» del país. El segundo está conformado por opiniones
cuyo hilo conductor es la creencia de que las A.A. representan variopintos
tipos de acción institucional; en él se incluyen interpretaciones de las A.A.
como una nueva forma de intervención pública, como un mecanismo para
el empoderamiento cívico político de las personas, como estrategias prácticas
para tutelar derechos sociales, como formas de concretar políticas públicas en
curso y finalmente como un tipo específico de política pública estatal. En el
tercero reunimos fragmentadas opiniones sobre las A.A. que no entran en los
dos primeros conjuntos.
medio de la cual toda persona podrá «[…] reclamar ante los jueces, en todo momento
y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien
actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales funda-
mentales, cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados por la acción o
la omisión de cualquier autoridad pública».
Todas estas opiniones muestran que las A.A son vistas como un tipo de
política pública voluntarista pensadas para diversos objetivos que se alejan del
deber ser de las medidas de A. A. Pocas personas entrevistadas contextualizaron
las A.A. dentro del sistema político estatal, dándoles el carácter de políticas
públicas de Estado. Para las personas que sí lo hicieron, las A.A. ameritan una
atención estatal especial por el carácter acumulado de las desventajas y de las
demandas de inclusión social de la población afrocolombiana, negra, raizal
y palenquera. Reconocieron que este tipo de medidas están inmersas en un
contexto de relaciones políticas de poder que determina a la postre la manera
cómo se materializan en la práctica las políticas públicas en el país. Elevarlas
al rango de políticas públicas de Estado sería la única manera de sacarlas del
voluntarismo público institucional para convertirlas en un meta de primera
importancia para la cohesión social de la futura sociedad colombiana.
Yo siempre he dicho que el Estado es como una masa, eso es según como
usted lo moldee, el Estado no es una cosa neutral ahí. El Estado es según
las fuerzas políticas-sociales que históricamente tengan hegemonía en él.
Lo mismo pasa con estas políticas, que si el plan de Acciones Afirmativas
son unas políticas de Estado o lo que llaman ahora políticas públicas para
favorecer un grupo en especifico, en este caso el plan de Acciones Afirma-
tivas para negritudes son unas políticas de Estado, en este caso públicas,
porque se construyen desde lo local y desde lo nacional. Son políticas que
11 Algunas personas entrevistadas consideran que esa clasificación se lleva a cabo en va-
rios programas estatales, como en el caso de las becas condonables Guillermo Gaviria
Correa en Medellín, por ejemplo.
12 Término utilizado para denominar el Sistema de identificación de beneficiarios(as)
potenciales para los programas sociales, que clasifica a las personas de acuerdo a una
evaluación de sus características demográficas y socioeconómicas.
Así mismo, para algunas personas cobra mayor importancia «la cultura » de
los pueblos afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros —por encima de
su pertenencia a una ‘raza’ (fenotipo) determinada— cuando se seleccionen
beneficiarios(as) de A.A. No obstante, en las narrativas puede identificarse una
asociación entre el color de piel y la pobreza como criterio para la selección de
A.A. Al reconocer que la situación de goce efectivo de derechos de las personas
afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras deja mucho que desear, sobre todo
en relación al derecho a la subsistencia, al trabajo, a la seguridad social, a la salud,
a la alimentación, a la educación, al tener un nivel de vida adecuado o poseer una
vivienda digna, las A.A. deberían dirigirse hacia este segmento de la población.
Bueno, tú sabes que las medidas de Acción Afirmativa pueden ser como
punto de partida o como punto de llegada. Las medidas de Acción Afirmativa
como punto de partida tienen la posibilidad de favorecer mucho más a las
poblaciones que están en el segmento, de todos los que están en desventaja,
a los que están en el segmento más bajo (Óscar Gómez. Funcionario de la
Dirección de Etnias, Ministerio del Interior y de Justicia. Bogotá, 2007).
Otro grupo de personas entrevistadas plantea que para legitimar las A.A. sería
imperioso llevar a cabo una sensibilización dialógica tanto de los afrocolombia-
nos, negros, raizales y palenqueros como de los blanco-mestizos, de forma tal
que se pueda llevar a cabo una exitosa implementación de las mismas.
Necesitamos sensibilizar hacia dentro y hacia afuera. Los mismos afroco-
lombianos en su inmensa mayoría aún no son conscientes de la situación
de desventaja que tiene el afrocolombiano frente al promedio nacional, en
el momento que un afrocolombiano sea consciente de que en promedio
tenemos treinta años de educación de desventaja del promedio nacional
y de las circunstancias que vivimos hoy ciento cincuenta y tantos años
después de abolida la esclavitud. La esclavización en Colombia no es un
hecho casual que deviene de leyes y de tratados, que entiendan eso, que
comprendan eso y que no es una dádiva, seguramente habrá muchos más
afrocolombianos que demanden y que consideren positivas estas medidas y
que las requieran. En tanto el conjunto de la sociedad colombiana conozca
también esta realidad y se sensibilice también frente a esta realidad, entonces
encontrará legítimo que se adopten esas medidas. Si eso no ocurre, segui-
remos avanzando pero a paso mucho más lento y nos toca por el momento
trabajar en esos temas (Rudesindo Arboleda. Funcionario de la Dirección
de Etnias, Ministerio del Interior y de Justicia. Bogotá, 2007).
La pregunta que precede a este texto fue formulada a los actores(as) institu-
cionales entrevistados en las ocho ciudades involucradas en la investigación.
Decidimos reducir el número de opciones respecto a los enfoques de las A.A,
ya que con base en una experiencia piloto de aplicación del cuestionario de
entrevista habíamos identificado que el concepto de A.A. no era objeto de un
13 Rossih Martínez Sinisterra, en entrevista a Isabel Murillo. Funcionaria de la Alcaldía
de Quibdó, 2007
Introducción
La consideración del punto de vista de la población afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera respecto a las A.A. fue un objetivo central en el desarrollo
de esta investigación. Dicha participación se encuentra representada por cien-
to cuarenta y tres entrevistas realizadas en ocho ciudades del país. Recreamos
diálogos a la manera de grupos focales o de entrevistas colectivas en seis de las
ciudades1. En la tabla n.° 1 exponemos el total de entrevistas de acuerdo a su
tipo y a las ciudades donde fueron realizadas.
En este capítulo agrupamos tres perfiles de personas entrevistadas. En el
primero encontramos a mujeres y hombres sensibles a la causa afro; el criterio
empleado para incluirlos(as) en la muestra radicó en el interés personal por la
defensa y la reivindicación de los derechos de la población afrocolombiana,
negra, raizal y palenquera, sin que dicha sensibilidad estuviese enmarcada en
la acción política o militante de organizaciones, asociaciones o grupos de per-
sonas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. El segundo se encuentra
representado por líderes y lideresas, entendidos como las personas vinculadas
al Movimiento Social Afrocolombiano por medio de distintas organizaciones.
El tercero está constituido por consultivos(as), quienes representan en el nivel
local (municipal, distrital y departamental) y nacional a la población afroco-
lombiana, negra, raizal y palenquera en espacios autónomos de participación
creados por la Ley 70 de 1993.
Con el objetivo de hacer más fluida la exposición de la perspectiva de la
población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera, en esta sección haremos
referencia a la categoría líderes y lideresas cuando en realidad estamos agrupando
* De manera especial, queremos agradecer la atenta lectura que de este capítulo realizó
Ruby Esther León Díaz, así como sus valiosos comentarios y observaciones en el proceso
de escritura y producción del mismo.
1 Buenaventura, Cali, Cartagena, Medellín, Pereira y Quibdó.
Tabla 1
Entrevistas a líderes y lideresas, consultivos(as) y personas sensibles
de la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera
Realizadas entre el 10 de marzo y el 21 de diciembre de 2007
428 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
implementación de A.A. y las justificaciones que legitiman la implementación
de dichas acciones a favor de la población afrocolombiana, negra, raizal y palen-
quera. El análisis también muestra aspectos relativos a la puesta en marcha de
las A.A. relacionados con los ámbitos, enfoques y mecanismos que se espera (o
que de facto son utilizados) para implementar las A.A y con aquellos aspectos de
esas acciones que son rechazados por algunas personas entrevistadas. El último
apartado es un epígrafe metodológico respecto a algunos «rasgos diferenciales»
de los líderes y lideresas entrevistados.
430 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Una argumentación que subyace a esta concepción de A.A. se encuentra en la
idea de que el pasado no reparado se encuentra en la base de la discriminación
racial. Para un grupo de personas entrevistadas, la existencia de discriminación
racial deviene de fenómenos que se remontan a la historia de la dominación
europea y la esclavización de los pueblos africanos que fueron víctimas de la
trata esclavista transatlántica. Bajo este punto de vista, las A.A. son acciones
dirigidas a la protección contemporánea de la población afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera.
Las Acciones Afirmativas son unas acciones de discriminación positiva que
se dan para proteger a las comunidades que históricamente han sido des-
protegidas o que han sido vulneradas. Estas Acciones Afirmativas las han
tenido con nosotros y con los indígenas porque hemos sido las comunidades
que históricamente hemos estado siempre en una calidad de desprotegidos
[…] las Acciones Afirmativas para los afrocolombianos han sido muy im-
portantes y han sido muchas, muchas en el sentido de que en papel nos han
dado muchas cosas pero que en la práctica no han sido en el mismo nivel
proporcional (Carmen Gutiérrez. Cartagena, 2007).
En otro conjunto de narrativas se perciben las A.A. como estrategias que deben
implementarse para la reparación por el padecimiento histórico de desigualdad
económica y exclusión de los beneficios de la ciudadanía liberal. Las A.A. re-
presentarían acciones para dar fin a las condiciones de inferioridad —reflejadas
en los altos índices de vulnerabilidad, pobreza y exclusión social y política—.
En ese sentido, las mismas tendrían un carácter reparativo histórico, orientado
a promover la igualación de un grupo que ha sido tradicionalmente excluido
—a pesar de la existencia de leyes que pretenden incorporar esta población a
la Nación—; serían entonces la forma concreta de modificar las condiciones
históricas adversas en que los pueblos afrocolombianos, negros, raizales y
palenqueros han vivido y aún viven. En otras palabras, las A.A. adquieren el
carácter de acciones que privilegian con el objetivo de equiparar las condiciones
económicas y sociales que afrontan afrocolombianos(as), negros(as), raizales y
palenqueros(as) frente a las que posee la población blanco-mestiza.
[…] lo que hoy es claro es que la realidad después de 1851 para nosotros
no ha cambiado. Con la ley de abolición legal de la esclavitud se indemniza
al que ofende y se manda a la calle, sin ningún tipo de recursos, sin ningún
tipo de posibilidades, a quienes habían sido ofendidos por años, por siglos.
432 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
considera el carácter temporal de dichas acciones por cuanto finalizarían con
la visibilización histórica de pueblos y personas negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras.
Un aspecto central de dicho reconocimiento cultural —que se convierte a
su vez en una forma especial de A.A.— se encuentra en implementar medidas
para procurar un cambio sociocultural, operado en las representaciones sociales
racistas que existen respecto de esta población, con el objetivo de combatir la
discriminación racial de manera estructural.
[…] Acciones Afirmativas serían […] propuestas que generen cambios
positivos dentro de la sociedad civil. Sería mirar algo positivo, que se die-
ran cambios desde la construcción ideológica del negro que hay en el país,
cambios desde la concepción cultural que se maneja […]. Por ejemplo, se
asocia a que el negro es borracho por naturaleza o que es perezoso. Sería
cambiar ese tipo de conceptos que se manejan pero también asociándolo
mucho [sic] a los cambios socioeconómicos, de las condiciones de vida, sus
condiciones sociales, sus condiciones de educación, todo ese tipo de cosas
(Selene Mena. Pereira, 2007).
Con lo anterior es posible afirmar que, en general, los líderes y lideresas
consideran las A.A. como un mecanismo para llevar a cabo una reparación
histórica, con ello se combate la discriminación racial, se logra la igualación y
se da el reconocimiento cultural.
[…] se hacen necesarias las A.A. en la medida que como esa población ha
estado rezagada y excluida, hay que crear unos privilegios que tengan ellos,
que la otra comunidad que no ha estado excluida y que no ha estado rezagada
no los tiene (Gustavo Bantú. Grupo focal. Cartagena , 2007).
No obstante lo anterior, algunas personas sostienen que considerar la for-
mulación de A.A. como expresiones de reparación por parte del Estado es una
medida estigmatizante. Aunque con estas medidas el Estado reconoce que debe
garantizar igualdad de condiciones como un derecho de todos los ciudadanos(as)
colombianos, no quiebra la lógica histórica de concebir las personas afrocolom-
bianas, negras, raizales y palenqueras como sujetos inferiores e incapaces frente
a la población blanco-mestiza y que precisan de A.A. para superar su situación
de exclusión histórica. Para estos líderes y lideresas, las A.A. producen nuevas
discriminaciones en lugar de reparar, en la medida en que le quitan el mérito a
434 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
flicto armado interno. En nuestra interpretación, esta demanda de derechos
universales puede explicarse tanto por la condición de escasa ciudadanía en
estas poblaciones, como por el impacto desproporcionado del conflicto armado
interno en territorios negros.
Se evidencian las Acciones Afirmativas cuando se sabe que en determinado
sitio hay peligro eminente de violación de derechos humanos y se permite
que las fuerzas al margen de la ley lleguen y masacren a esas comunidades.
Las Acciones Afirmativas están encaminadas a proteger los derechos, los
bienes y la honra de esa sociedad que ha estado allí en un sitio determinado
(Emir Barrios. Cartagena, 2007).
Puede verse aquí que las personas entrevistadas dan mayor importancia a la
situación de pobreza y exclusión actual que a la necesidad de reparar el daño
436 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
La mayoría de las tendencias encontradas en los relatos evidencian que las
personas entrevistadas tienen en cuenta la historia y la discriminación racial que
ha vivido el pueblo afrocolombiano, negro, raizal y palenquero desde la trata
negrera transatlántica hasta nuestros días. Desde esta perspectiva, consideran
necesaria la implementación de A.A. para conseguir varios fines: reparar los
efectos de la esclavitud bajo la que estas personas estuvieron sometidas durante
siglos, visibilizar sus aportes en la historia del país, reconocer y reivindicar los
derechos que tienen como ciudadanos(as) y equilibrar las desventajas sociales
y económicas que han debido soportar.
Aunque las definiciones proporcionadas por la mayoría de personas entre-
vistadas no son muy amplias ni recogen elementos particulares que las definan
y las diferencien de otro tipo de intervenciones (políticas públicas sociales),
podemos concluir que gran parte de los líderes y lideresas ha estado informada
de la existencia de este tipo de medidas y de sus principales propósitos. En
consecuencia, el número de personas entrevistadas que admiten no estar fami-
liarizadas con el concepto de A.A. es mínimo, así como también son mínimas
las consideraciones sobre dichas acciones basadas en el sentido común.
No obstante lo anterior, la escasa familiaridad con el tema no es indicativa
de la precisión sobre la definición y naturaleza de las A.A. Un ejemplo de la
convergencia de múltiples ideas al respecto de las A.A se encuentra en que la
mayoría de personas consideran tales medidas como intervenciones paliativas
para superar condiciones de pobreza. Sin embargo, consideramos que esa plu-
ralidad evidencia la compleja trama de injusticias asociadas a la redistribución,
el reconocimiento, la participación y la reparación de las cuales han sido —y
son— víctimas personas, grupos y pueblos negros.
Las personas que insisten en la responsabilidad del Estado frente a las A.A.
perciben que este es un sujeto relevante en la institucionalización de dichas
medidas. El Movimiento Negro Afrocolombiano debe acompañar y dinamizar
el posicionamiento del debate en la sociedad colombiana.
Yo veo que la responsabilidad sí es de las organizaciones en cuanto a la
articulación y a generar conciencia y a la dinámica política de las Acciones
Afirmativas. Al Estado le corresponde crearla; […] nosotros veremos como
las volvemos productivas para nosotros […] (Alberto Serna. Cali, 2007).
438 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
cosas no funcionan […]. Porque el funcionario tampoco está formado para
reconocer la diversidad étnica y cultural de esta ciudad, porque el funcionario
viene con una lógica homogeneizante, […] mestiza del manejo del poder
y eso tampoco ha posibilitado que esas acciones se lleven a cabo (Luz Dary
Tumaco. Bogotá, 2007).
Se considera por tanto que los diversos actores institucionales que hacen
parte de la estructura burocrática del Estado, representándolo en diversos espa-
cios de concertación y debate con la sociedad civil, también actúan en dichos
espacios desde intereses personales y visiones particulares respecto a la causa
negra y afrocolombiana. Con ello, algunos líderes y lideresas ven fundamental
tenerlos en cuenta como parte de los procesos de formulación y ante todo en
la implementación de A.A., debido a que acumulan un tipo especial de poder
que obstruye o dinamiza tales políticas.
[…] una dificultad que uno ve muy clara es siempre la voluntad política.
Los alcaldes no han entendido —o los aspirantes— que estos procesos con
comunidades negras si están con ese criterio no deben ser una negociación
politiquera propiamente, como se ha venido haciendo. Entonces para los
mestizos y para muchos negros, aparentemente negros, es muy fácil dividir, y
nosotros somos muy dados a que por un confite nos dejamos comprar; […]
entonces aquí, por ejemplo, ha sido una dificultad la voluntad política. En
términos de que no quiere acceder a cumplir, o sea, uno tiene que buscar la
procuraduría, la contraloría, la fiscalía […] los entes de control para poder
hacer cumplir (Raúl Grueso. Medellín, 2007).
Sujetos(as)-agentes
El Movimiento Social Afrocolombiano es considerado como sujeto-agente
de las A.A. con dos roles: agenciador directo de dichas acciones (formulador e
implementador) e interlocutor ante el Estado en el proceso de formulación de
las A.A. Algunas personas entrevistadas consideran que el Movimiento Social
Afrocolombiano, considerado agenciador directo de las A.A., sería la única
instancia legítima para concebir y promover acciones para atender las nece-
sidades y especificidades culturales y étnicas de la población afrocolombiana,
negra, raizal y palenquera.
En esa medida, los líderes y lideresas consideran que el Movimiento Social
Afrocolombiano debe ser el único que desarrolle A.A. a favor de la lucha por
el reconocimiento de sus derechos y la igualdad de condiciones económicas,
sociales y culturales. Entre las A.A. implementadas (y a implementar) por el
Movimiento Social Afrocolombiano, las personas entrevistadas identifican a
la organización comunitaria y el fortalecimiento de las herramientas para la
exigibilidad de derechos ante el Estado en los niveles local, municipal, depar-
tamental y nacional.
Aquellas personas que consideran al Movimiento Social Negro como inter-
locutor creen que debe figurar en los espacios de debate con el Estado como
protagonista en la apertura de espacios para lograr la igualdad e inclusión
social de la población.
440 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
[…] el debate sería muy importante si nosotros lográramos concretar las Ac-
ciones Afirmativas, no pedirlas. No estar mendigando las Acciones Afirmativas
como cupos especiales en la universidad, como desarrollo de la planeación.
Nosotros tenemos que estar preparados para conquistar espacios, que serían
las Acciones Afirmativas. Porque lo otro implicaría que siempre vamos a
estar pidiendo gabelas […] a mí me parece que los negros no estamos en
capacidad de pedir gabelas […] (Diego Ceballos. Quibdó, 2007).
Sujetos(as)-beneficiarios
Sin dejar de lado lo dicho, en las narrativas de líderes y lideresas también aparecen
los sujetos(as) beneficiarios representados por la población afrocolombiana, negra,
442 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
raizal y palenquera. La mayoría de personas entrevistadas coincide en afirmar que
esta población representa en sí misma un sujeto abstracto de las A.A.; sin embargo,
surgen disonancias cuando deben concretarse los grupos de esta población que
deben constituirse en beneficiarios(as) puntuales de dichas acciones.
Visto lo anterior, la discusión presente entre líderes y lideresas respecto de la
definición de potenciales beneficiarios de A.A. no se resuelve en las narrativas
aquí presentadas; consideramos, en cambio, que este disenso —la variedad
de argumentos para definir sujetos(as) beneficiarios de las A.A. es evidente—
puede representar un avance en el reconocimiento de posturas que contribu-
yan en la ampliación del debate sobre el tema dentro del Movimiento Social
Afrocolombiano.
En las narrativas se presentan de manera simultánea criterios preferenciales
basados en el color de la piel, el autoreconocimiento de la identidad étnico-racial
y la vivencia de una situación socioeconómica precaria. Algunas personas sugieren
que no deben operar criterios de selección de beneficiarios(as) de las A.A. por
cuanto toda la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera es víctima
de la trata esclavista transatlántica. Por ello consideran que las A.A. deben ser
medidas universalistas que garanticen oportunidades para la movilidad social
ascendente a cualquier persona perteneciente a este grupo étnico-racial.
Algunas personas entrevistadas resaltan características relacionadas con los
contextos geográficos habitados de modo específico por la población raizal y
negra afrocolombiana continental. En el ítem de beneficiarios(as) también
existen criterios excluyentes de cierta población negra, afrocolombiana, raizal
y palenquera que hemos denominado «los no beneficiarios(as) de las A.A.» que
se sustentan también en argumentaciones de tipo geográfico y demográfico.
El primer conjunto de argumentaciones corresponden al «color de la piel»
como criterio fundamental para determinar el beneficio respecto de A.A.
Mientras que para algunos líderes y lideresas el hecho de ser negro(a) indica de
manera incuestionable la posibilidad de ser beneficiario(a) de estas medidas,
para otros(as) no es un criterio determinante.
Las personas que consideran el «color de la piel» como un criterio importante
exponen varios argumentos que sustentan su afirmación. Uno de ellos radica
en la idea de que el color de piel negro en el imaginario racial colectivo es indi-
cador de la herencia histórica de una persona, pues representa la descendencia
de personas que fueron víctimas de la institución de la esclavitud.
444 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
negros, tienen buen nivel económico y social y no necesitarían ese tipo de
acciones […] (Viviana Caicedo. Cali, 2007).
En otras narrativas se evidencian posturas intermedias: aunque reconocen el
color de la piel como un criterio válido, proponen a la vez que no puede ser el
único para determinar a los sujetos(as) beneficiarios de las A.A. Una persona
afirma, por ejemplo, que el color de piel de una persona es un criterio para
seleccionar beneficiarios(as) de A.A. solo si se lo relaciona con criterios como el
padecimiento de la discriminación racial o la situación socioeconómica —más
que el criterio de clase social— en que la persona se encuentre. Otras personas
consideran legítimo el uso del criterio fenotípico para seleccionar beneficiarios(as)
de A.A. cuando se trata de medidas para reparar una vulneración producida
por motivos «raciales».
El segundo gran conjunto de criterios se descentra del fenotipo para ubicarse
en aquellas características subjetivas que denotan la pertenencia de una persona
al grupo étnico-racial afrocolombiano. Una de esas categorías corresponde a
la forma en que las personas se autorreconocen2 e identifican. Es decir, si se
perciben o no como afrocolombianos(as), negros(as), raizales o palenqueros(as).
Autorreconocerse en términos étnicos o raciales es uno de los elementos más
importantes para establecer a los sujetos(as) beneficiarios de las A.A.
En consecuencia, las personas cuyos rasgos fenotípicos permiten demostrar
su origen racial negro pero no se autorreconocen como tal, no podrían acceder
a los beneficios de las A.A. En ese sentido, los líderes y lideresas consideran que
la conducta de quienes utilizan sus rasgos fenotípicos para obtener beneficios
particulares es reprochable, oportunista e inmoral.
Nosotros miramos cómo hay muchas personas que no tienen una pigmenta-
ción tan oscura como la nuestra y en algunos espacios no se autorreconocen
como negros. Tratan de camuflarse para algunas cosas, pero para los beneficios
sí llegan a solicitarnos que los tengamos en cuenta. Toda persona negra que
pueda ser susceptible de beneficios debe recibirlos como tal, yo no me opongo
a ello, no solo por ser negro sino por una deuda histórica que ya tienen con
nuestra comunidad. […] yo tengo muchos amigos de acá de Bogotá que en
su familia, genealógicamente han tenido parientes […] esas personas tienen
2 Es importante anotar que el criterio de autorreconocimiento de la identidad étnica
opera en algunos de los mecanismos de A.A. implementados sobre todo en instituciones
de educación superior.
Algunas personas admiten que el criterio del «color de la piel» puede unirse
a otros más.
[…] yo creo que eso es una combinación del color de piel, querer ser y sen-
tirse como negro, pensar como negro, tener una visión como negro, tener
ese pensamiento, que es muy difícil de explicar en palabra sino que tiene
446 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
que ser más bien en acciones. El color de la piel es una mínima parte de lo
que es ser negro, ser afrodescendiente. O sea, es […] importante pero no es
lo único (Alexandra Cassiani. Cartagena, 2007).
La tercera posición encontrada a este respecto es compartida por otro gru-
po de líderes y lideresas quienes consideran que el criterio para establecer a
los sujetos(as) beneficiarios de A.A. está relacionado de forma directa con la
vulnerabilidad económica declarada por la mayoría de personas afrocolombia-
nas, negras, raizales y palenqueras; con ello se considera que un alto porcen-
taje de hombres, mujeres y sus familias podrían candidatizarse como posibles
beneficiarios(as) de las A.A.
Esta postura se sustenta en la urgente necesidad de intervención pública sobre
las condiciones de miseria y vulnerabilidad que podrían atenderse con las A.A.
y tiene un fuerte vínculo con la concepción de las A.A. como medidas para el
combate a la pobreza. Por tanto, en aras de disminuir la brecha de desigualdad
entre la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera sumida en la
pobreza y el resto de la población del país, quienes deberían obtener mayor
beneficio de las A.A. son las personas y familias afrocolombianas, negras, raizales
y palenqueras pobres. Con ello, las personas entrevistadas aclaran que el criterio
«situación de pobreza» es selectivo respecto a las personas afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras y en consecuencia no pretende incluir al grueso
de población colombiana que también se encuentra en esa situación.
Si nos remitimos exactamente a lo que uno cree, claramente el negro es
sinónimo de pobreza y de grandes dificultades y atraso en el país. Y si eso
es así, ellos supondrían entonces que esas Acciones Afirmativas no tendrían
que ser para unos negros específicamente sino para una población negra en
general. Una población afro en general, que se supone que mayoritariamente
vive en un sinnúmero de dificultades, lógicamente se exceptuarían los que
no necesiten de esas Acciones Afirmativas porque ya están en condiciones de
igualdad con el resto de la población. Por eso de alguna manera las Acciones
Afirmativas plantean siempre algo importante, y es población afro, pobla-
ción negra en […] estos estratos, 1, 2 y 3, por que se supone que es donde
está concentrada la mayor parte de la gente nuestra y la gente que sufre las
grandes dificultades, la gente que está en otros estratos como el 4, se supone
que no tiene esos grados de dificultades que tiene el resto de la población.
Exceptuando el tema de los estratos, las Acciones Afirmativas tendrían que
448 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
decir, aquella población que no nació en la isla o no desciende de los nativos
raizales asentados en ella), permite concluir a algunas personas que, de llegar
a implementarse, estas personas deben beneficiarse de A.A.
Algunos líderes y lideresas incluyeron las personas que habitan en algunos
territorios del Pacífico (Buenaventura, Cali y Quibdó) en la categoría de «no
beneficiarios de las A.A.». En vista de que en dichos territorios habita un alto
porcentaje de habitantes reconocidos(as) dentro del grupo étnico-racial negro, las
medidas que deben implementarse para la atención y mejoramiento de las con-
diciones sociales, económicas, políticas, ambientales y culturales de la población
no deben considerarse A.A. en vista de que estarían orientadas al beneficio de la
mayoría, hecho que las convertiría en acciones estatales de corte universalista.
En este apartado, los líderes y lideresas identifican a sujetos(as) agentes y a
sujetos(as) beneficiarios de las A.A. Un grupo de ellos reconoce el rol activo
del Estado colombiano (su burocracia e instituciones) y al Movimiento Social
Afrocolombiano (organizaciones y representantes). En las narrativas de líderes
y lideresas se identifica la importancia en el tema de las A.A. de las instituciones
gubernamentales (de niveles nacional, departamental, distrital y municipal) y
de los funcionarios(as). Un grupo de personas entrevistadas considera que los
sujetos(as)-agentes estatales desempeñan un rol significativo en el nivel de la
implementación de dichas acciones, aunque no estén involucrados de manera
directa en la discusión sobre las A.A.
En particular, se destaca el papel que ha desempeñado la comunidad orga-
nizada afrocolombiana, negra, raizal y palenquera en el debate de las A.A., por
cuanto ha permitido que este último se posicione y avance en el país. En esta
perspectiva, los líderes y lideresas consideran que junto con las organizacio-
nes de las comunidades afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras, son
responsables de promover el debate y luchar por la creación de planes de A.A.
en el país.
A pesar de reconocer este rol activo e identificarse como los principales
gestores del tema en Colombia, estas personas también aceptan que es un
tema poco conocido por el grueso de población afrocolombiana, negra, raizal
y palenquera. Tras los esfuerzos y el trabajo destinado al establecimiento de
A.A. en el país, los líderes y lideresas consideran los planes de A.A. decretados
de forma oficial como uno de sus mayores logros en la lucha del Movimiento
Negro Afrocolombiano por alcanzar la igualdad real y efectiva y superar las
450 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
las personas entrevistadas está representado por propuestas del Estado a nivel
distrital y municipal, denominadas planes de A.A. para la población afrocolombia-
na, negra, raizal y palenquera habitante de las ciudades de Bogotá y Medellín.
452 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
En resumen, los líderes y lideresas aceptan la Ley 70 de 1993 como una A.A.
debido a que es la única ley que de manera específica (y exclusiva) beneficia a las
personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. Las narrativas sugie-
ren que esta asociación también se da porque dicha ley ha sido instrumento de
luchas reivindicativas, a favor de la titulación de tierras, por la consolidación de
sistemas educativos y de salud diferenciados, el establecimiento de mecanismos
que garanticen la educación superior de estudiantes afrocolombianos, negros,
raizales y palenqueros, entre otras, que han redundado en la atención pública
de ciertas condiciones de vida de la población.
Algunas de las medidas actuales desarrolladas por el Estado Colombiano
en el ámbito de la educación son consideradas como materialización de las
nociones que los líderes y lideresas tienen respecto de las A.A. De un lado, la
etnoeducación, la ampliación del acceso a la educación básica y media para
niños, niñas y jóvenes, el fortalecimiento de instituciones de educación superior
ya creadas y la erradicación del analfabetismo, entre otras, son acciones que
los líderes y lideresas entrevistados perciben como A.A. De manera puntual,
la mayoría de las personas que hicieron referencia al tema de etnoeducación
lo reconoció como una expresión actual y concreta de A.A. en Colombia por
cuanto contribuiría a la visibilización de las minorías étnico-raciales como
afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as) desde el espacio
simbólico e intercultural.
No obstante lo anterior, un líder expresa de manera abierta su oposición a
considerar las acciones estatales en torno a la etnoeducación como un tipo de
A.A., en vista de que están dirigidas a toda la población colombiana y por ello
no sugiere un acceso especial (preferencial, exclusivo) para afrocolombianos(as),
negros(as), raizales y palenqueros(as). Además, la etnoeducación se enmarca en
un tipo de acciones estatales orientadas a generar cambios culturales y sociales
en toda la población colombiana respecto a la población afrocolombiana,
negra, raizal y palenquera a largo plazo, lo cual la excluye de ser una A.A. por
cuanto estas medidas contribuyen a dar solución en el corto y mediano plazos
a situaciones de exclusión y desigualdad económica de manera exclusiva.
Otro grupo de líderes y lideresas consideró que las A.A. son un tipo de
intervenciones estatales que se han materializado en Colombia desde tiempo
atrás hasta hoy. Ello puede explicarse por el conocimiento general que estas
personas tienen sobre el tema y por la necesidad de relacionar las A.A. con las
454 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
se han puesto en marcha ejercicios de formulación participativos de planes
de A.A. durante los años 2005 y 2006, respectivamente. Para algunas de las
personas entrevistadas, estas iniciativas constituyen referentes puntuales4 que
dan cuenta de una primera materialización de las A.A. en el país.
Las declaraciones de los líderes y lideresas entrevistados(as) nos permiten sos-
tener que las experiencias de Bogotá y Medellín poseen características que varían
de acuerdo a las prioridades de las administraciones de turno, las organizaciones
del Movimiento Social Afrocolombiano involucradas y el clima de la discusión y
debate entre estos actores(as) en distintos escenarios de encuentro. En razón de ese
carácter particular, a continuación se presenta cada una de esas experiencias.
456 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
una gran dificultad en la medida que el nivel de sensibilidad respecto del tema
es determinante para lograr la disposición y gestión de acciones a favor de los
asuntos étnico raciales y de la atención a las comunidades afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras.
Entre las cosas que yo veo que se han podido dar desde esas Acciones Afir-
mativas están lo de la resolución de la Cátedra de Estudios Afrocolombia-
nos, donde se le exige a los maestros y a las instituciones que realmente se
comprometan con la discusión y con la implementación de la cátedra; está
lo del 21 de mayo que de alguna manera se ha venido haciendo en asocio
con las instituciones y la comunidad, me parece que ahí ha habido algunos
avances. Por ejemplo, que se le haya podido resolver a algunas personas
las condiciones de trabajo […] también ha sido positivo. Que hoy se esté
hablando de una vivienda para la población afro es también positivo; sin
embargo, aún no se ha cristalizado […]. En la consultiva se hizo un esfuerzo.
Hay algunas personas que necesitan vivienda de interés social. Eso se está
gestionando; no sé en que momento vayan a asignarle a estas personas que
llenaron el formulario, pero […] considero que seguramente no todas van a
ser beneficiarias pero muchas van a lograr tener su vivienda […] (Alexandra
Quiñones. Bogotá, 2007).
458 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Otras personas consideran que el proceso de formulación no ha sido lo
bastante amplio ni considera a «toda la comunidad afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera», hecho que genera una desconexión con las expectativas
y necesidades prioritarias de dicha población. Por otra parte, existe una gran
preocupación de los líderes y lideresas con respecto a la asignación presupuestal
y los compromisos que distintas entidades estatales deben asumir, puesto que
la estrategia que se asumiría para el manejo del tema dentro de la estructura
burocrática del municipio aún no es clara.
[…] yo esperaba que las Acciones Afirmativas en Medellín fueran […]
concertadas con la comunidad, que se hicieran las asambleas barriales. En
este momento, las treinta organizaciones que participaron están enteradas,
mas la gente de los barrios que verdaderamente está viviendo una situación
de calamidad no conoce las Acciones Afirmativas. Es imposible que treinta
organizaciones que estuvimos participando, no en la elaboración, sino en
el proceso, tengamos la vocería de toda la gente afro de Medellín. La gente
afro en Medellín es muchísima y yo sé que si las mesas barriales se hubieran
dado, la gente allá en sus barrios hubiera participado, y […] de una manera
más comprometida (Diana Trespalacios. Medellín, 2007).
Otro aspecto crítico de la experiencia de formulación del plan en Medellín
ha sido la falta de un diagnóstico integral (que abarque aspectos económicos,
sociales, culturales, políticos y ambientales) que permita conocer la situación de
la población. En consecuencia, la formulación del Plan de A.A. es incompleta,
no cuenta con acciones concretas y solo favorece los intereses políticos de la
administración municipal.
[…] tengo el borrador del plan de Acciones Afirmativas. […] a mí, de hecho,
no me gusta tanto, por el hecho de que allí muestran y hablan de que para
poder realizar eso recogieron unas cifras o unos datos de un censo poblacional.
Pero dentro de ese mismo censo no hay cosas concretas, […] dicen […] que
eso todavía no está terminado. Y peor aún, […] en mi concepto solamente
muestran […] actividades, pero no cómo las vamos a realizar. Simplemente
decir «bueno, la población tiene tal problema, entonces vamos hacer esto»,
pero entonces […] si uno sabe que el producto de 2 x 2 = 4, entonces no
simplemente [basta] quedarse en que es solamente eso, sino también […]
que eso viene de otras cosas. Yo creo que uno antes de plantear cosas como
esas se debía hacer un diagnóstico para saber realmente cuál es la situación
460 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
puesto que intenta materializar el discurso de reparación histórica e inclusión
por medio de planes elaborados de manera conjunta por los gobiernos locales
y las comunidades involucradas. Los planes de A.A. desarrollados en Bogotá y
Medellín han sido producto del empeño de líderes y lideresas conscientes de
la necesidad de exigir a los gobiernos locales medidas especiales para abordar la
situación de vulnerabilidad, pobreza y exclusión de personas afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras, aunque sin hacer énfasis especial en nominar dichas
políticas y estrategias de intervención como acciones de tipo afirmativo.
Consideramos que a pesar de los cuestionamientos que pueden presentarse
—en relación al rol desarrollado por los sujetos(as) involucrados, las imprecisiones
respecto a la naturaleza de las A.A. y otras críticas asociadas al proceso mismo
de formulación e implementación de dichos planes—, éstos constituyen un
importante avance en el agendamiento de la cuestión étnico-cultural y repre-
sentan una experiencia que debe ser retomada tanto por actores institucionales
en la implementación de acciones para la población negra, afrocolombiana,
raizal y palenquera, como por líderes y lideresas del Movimiento Social Afro-
colombiano en sus debates internos y en futuras demandas reivindicativas ante
el Estado colombiano.
462 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
que necesito es […] que nos ayuden a todos a no ser pobres? […] el debate
pasa por ahí, pero […] la gran mayoría de nuestra población no asume que
somos distintos y no les interesa ser distintos, sentirse distintos, asumirse
distintos. […] todo tiene que ver con el cuento de la discriminación posi-
tiva, o sea, mucha gente está diciendo aquí «¿eso para qué si todos somos
iguales y todos tenemos los mismos problemas?» […] eso es otra forma de
discriminar […] si yo no me asumo como un negro, como diferente, ¿para
qué una Acción Afirmativa? No tiene sentido porque soy igual, me defino
más como maestro, como pobre, como estudiante, como trabajador, como
desplazado, como quiera pero no como negro. Ahí no tiene sentido una
Acción Afirmativa […] desde la perspectiva étnica […], pero el debate está
allí y hay que mantenerlo, y sobre todo hay que meterle mucha argumenta-
ción, porque a veces nos podemos quedar cortos en la argumentación […]
Y más cuando estamos en las ciudades, cuando estamos en la zona rural, es
más fácil mostrarlo, cuando estamos en la ciudad decimos sí, verdad, ¿en
qué es que somos diferentes?, entonces ahí falta como llenar de contenido
la cosa […] (Emiro Vidal. Buenaventura, 2007).
La lectura social y étnico-racial que los líderes y lideresas realizan sobre la
diferencia de la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera marca el
tono de las argumentaciones que emplean para reivindicar la legitimidad de la
implementación de A.A. en el país. A continuación presentamos dichas justi-
ficaciones, que incluyen matices —muchos de ellos mezclados— de distintas
nociones de la justicia: redistributiva, reconocimiento y memoria. Por ende, el
orden de exposición de dichas argumentaciones va desde aquellas más referidas
hasta aquellas que a pesar de ser minoritarias cuentan con elementos novedosos
en el debate por la defensa de las A.A. para la población afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera.
La primera justificación de las A.A. se encuentra en la deuda histórica pro-
ducto del daño inflingido por el crimen de la trata transatlántica, aún carente
de reparación. Una de las principales razones que justifica la implementación
de A.A. es el pasado de esclavización que origina la presencia de la población
afrocolombiana, negra, raizal y palenquera en Colombia.
Esa trata que se ha hecho en el Pacífico ha sido de mucho daño, demasiado. Y
ha costado mucha sangre y muchas lágrimas. Yo creo que deberíamos tomar esa
historia y hacer una reparación a eso (Willie Newbal. San Andrés, 2007).
464 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
[…] entonces las Acciones Afirmativas son buenas en la medida en que sí
podemos visibilizarnos o pueden dar oportunidades para seguir creciendo,
[…] son buenas en la medida en que nosotros tengamos la sapiencia, la sa-
biduría, la fuerza, la entereza de aprovecharlas y es mucho mejor si llegamos
a consolidar esas oportunidades con fuerza, con poder de nosotros; ganarnos
las cosas porque hemos mostrado capacidad de lucha, de cohesión social
(Antonio Bonilla. Cali, 2007).
466 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
también en los términos desde los que se concibe el debate sobre las A.A. para
la población raizal. Los líderes y lideresas reconocen que el pueblo raizal busca
un tipo de reparación que se plantea en otros términos y se justifica mediante
razones distintas.
Los raizales reconocen que además de ser víctimas de la Trata Esclavista
Transatlántica y de estar sometidos a un régimen esclavista (que duró dos años
más en San Andrés que en el resto del país), han sido víctimas de ideologías
provenientes del centro del país por medio de las cuales se ha intentado fundir
la cultura raizal con la nacional. Ante tal situación, las A.A. buscarían reparar
las violencias infringidas por las distintas expresiones de los proyectos de «co-
lombianización violenta».
468 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
res y lideresas, sino que partieron de una propuesta conceptual plasmada en
los cuestionarios de entrevista. A partir de la elaboración de una pregunta7, se
sugirieron cuatro enfoques respecto de las A.A. a las personas entrevistadas: de
derechos sociales, de combate a la pobreza, reparativo o de lucha en contra la
discriminación y el racismo.
Consideramos que este «direccionamiento» en relación con los enfoques
permitió optimizar el proceso de recopilación de argumentos e interpretaciones
que los líderes y lideresas tienen sobre los mismos. Consideramos que la prio-
rización de determinados enfoques puede ser un factor indicativo del énfasis
que deben tener las A.A. y puede indicar el grado de importancia que tiene
uno u otro tipo de enfoque para las personas entrevistadas que representan
colectivos organizados.
El enfoque más señalado por los líderes y lideresas es el referido al combate
contra la discriminación racial y el racismo. Estas personas consideran que las
A.A. deben partir de esta perspectiva para generar un cambio estructural en la
forma de concebir las relaciones entre las poblaciones blanco-mestiza y afro-
colombiana, negra, raizal y palenquera. En segundo lugar de importancia fue
reconocido el enfoque de derechos en las A.A., percibido como fundamental
en la reivindicación de los derechos sociales que les han sido negados a esta po-
blación. En tercer lugar se privilegia el enfoque de combate contra la pobreza y
las desigualdades en razón de que no es posible mejorar la situación de hombres
y mujeres vulnerados e invisibilizados si no pueden satisfacer sus necesidades
básicas para vivir; otra razón para privilegiar este enfoque —que se evidencia
también en el conjunto de argumentaciones a favor de la implementación de
A.A.— se encuentra en el hecho de que la mayoría de personas pertenecientes
a este grupo étnico-racial se encuentra dentro de las más pobres y vulnerables
del país. En cuarto lugar se encuentra el enfoque reparativo sustentado en el
hecho histórico de la Trata y la esclavización.
No obstante lo anterior, la mayoría de líderes y lideresas también propuso
un quinto enfoque, denominado «integral», que avala la consideración de las
cuatro perspectivas propuestas en la implementación de A.A. Las personas
entrevistadas consideran que las A.A. deben establecerse desde dicho enfoque
7 La pregunta formulada fue la siguiente: «según usted, ¿qué enfoque deberían tener las
Acciones Afirmativas: un enfoque de derechos, un enfoque de combate a la pobreza, un
enfoque reparativo o un enfoque de lucha contra la discriminación y el racismo?»
470 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
La aplicación de medidas de Acción Afirmativa es necesaria en todas las
áreas: […] salud, vivienda, educación, […] proyectos productivos; tú di-
jiste que económica no, yo digo que económica sí, lo que hablo es de una
economía invertida. Invertida tal vez en términos económicos, en plata
que sea representativa, […] de proyectos productivos que valgan la pena.
Pero que no, que no sea plata, porque lo que yo digo es que debe tener tal
vez un soporte que haga que esa plata se vea, se sienta. ¿Y en qué? En todos
los aspectos económicos, sociales, y sobre todo […] en salud, educación,
vivienda, recreación y cultura. En todos los componentes se necesita. En el
ambiental, […] sobre todo, los negros necesitamos espacio, tierra para vivir,
porque nos están dejando sin tierra (Luz Marimón. Cartagena, 2007).
Los líderes y lideresas privilegian la educación por encima de los demás ámbitos
en la implementación de A.A. Sin embargo, la mayoría no demanda un tipo de
educación como la ya existente o mayor acceso a ella; en vez de ello, y además
de buscar una cobertura más amplia, espera obtener la creación e implementa-
ción de un modelo educativo acorde con las particularidades culturales de las
personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. Según las personas
entrevistadas, la superación de la exclusión y la desigualdad que han soportado
por siglos puede lograrse solo por medio de otro tipo de educación.
Un pueblo analfabeta, como el pueblo afro que tenemos en el momento,
[…] jamás va a salir de este empobrecimiento […] (Carlos Murillo. Quibdó,
2007).
Mediante de las A.A. se pretendería entonces lograr un tipo de educación
centrada en la concientización de la población afrocolombiana, negra, raizal y
palenquera por medio de la cual hombres y mujeres reconozcan la necesidad
que tienen sus comunidades de ser críticas frente a los modelos de sociedad y
al proyecto de Nación que no los contempla como una de sus partes.
Me parece que la educación es básica en las Acciones Afirmativas y no como
un regalo, sino como una propuesta. Que se dirija a la formación de un
pensamiento nuevo, de un pensamiento crítico y democrático de nuestras
comunidades (Juan Ceballos. Quibdó, 2007).
En lo que respecta a las demandas de cobertura en educación, la mayor parte
de las personas que hace referencia a ellas se concentra en la educación superior,
más que en la básica y media. En sus relatos se encuentran dos particularidades:
472 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Ante este panorama, algunas personas entrevistadas están de acuerdo con la
idea de promover la creación de A.A. para generar mayor acceso al mercado
laboral, con una mayor remuneración, más estabilidad y mejor cualificación
para su desempeño. Del mismo modo, consideran que las A.A. deben posibi-
litar también la consolidación de iniciativas microempesariales étnicas entre la
población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera.
Yo creo que el tipo de medidas para favorecernos en la parte laboral es […] la
capacitación de las comunidades en la parte de emprendimiento en las cuales uno
pueda empezar a crear sus propias microempresas, donde se puedan empezar a
brindar nuevas oportunidades por parte de gestión de las mismas organizaciones
para que se den proyectos macros [sic] en los cuales se abarque la comunidad en
general, para poder […] montar su propia microempresa. Más que todo por ese
lado, capacitación […] para que la gente no siga encerrada, […] por ejemplo, las
mujeres. Te voy a dar un simple ejemplo de un asentamiento de comunidades
negras aquí en Medellín: la mayoría de las mujeres trabajan [sic] en casas de familia.
La mayoría de los hombres […] en construcción y […] en tipos de trabajo […]
bajos. Pero eso se da porque […] no se sienten con las capacidades de aspirar a
otro tipo de trabajos. Pienso que mediante la capacitación que se dé, la gente
puede ir desarrollando otra manera de pensar y querer y sentirse capaz de crear
sus mismas empresas, microempresas y aspirar a otro tipo de cargos (Harvey
Cuero. Medellín, 2007).
También se considera fundamental promover el ingreso laboral de personas
negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en cargos públicos estatales.
Esta es una propuesta formulada por líderes y lideresas de ciudades con alta
presencia de población afrocolombiana, negra y palenquera, como Cartagena.
Algunas personas entrevistadas en esa ciudad sugieren que incrementar la par-
ticipación de este grupo étnico-racial en cargos gubernamentales es una forma
de implementar las A.A., ya que en la actualidad no cuenta con la representa-
ción adecuada en cargos del Distrito que responda a las demandas de empleo
de acuerdo al porcentaje de afrocolombianos(as), negros(as) y palenqueros(as)
existente en la ciudad.
[…] en términos de A.A. necesitaríamos que se establecieran leyes que
guardaran unos espacios en donde exista el poder de decisión. Es decir, si
Cartagena tiene quince Secretarias, para darte un ejemplo, necesitaríamos
que establezca que el 50%, porque es que somos más del 50% los afrodes-
474 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Un dinámica similar se encuentra en el tema del acceso de la población afro-
colombiana, negra, raizal y palenquera a los servicios de salud. En este nivel,
los líderes y lideresas consideran que no existe una cobertura suficiente, no se
reconocen las particularidades culturales de afrocolombianos(as), negros(as),
raizales y palenqueros(as) como tampoco se atienden los perfiles epidemioló-
gicos específicos de la gente negra.
Varias personas entrevistadas consideran que es necesario implementar A.A.
tendientes a crear servicios médicos apropiados para la atención en salud que
partan del reconocimiento de los saberes tradicionales y la necesidad de hacerlos
parte de las prácticas médicas. Del mismo modo, demandan un régimen que
sea incluyente y eficiente para subsanar los problemas de cobertura.
Con respecto a la salud, se conciben como A.A. la posibilidad de crear me-
canismos encaminados a promover, estimular y facilitar el acceso a las formas
tradicionales de medicina practicadas por afrocolombianos(as), negros(as), rai-
zales y palenqueros(as) para validar sus saberes tradicionales y el reconocimiento
de las particularidades de esta población en el tema de salud —representadas
en factores como las enfermedades más recurrentes y las causantes de tasas más
altas de mortalidad—.
En suma, las personas entrevistadas consideran que las A.A. en el ámbito
mencionado deben orientarse a ampliar la cobertura en servicios básicos (y con
ello mejorar la calidad de la prestación del servicio de salud) y a implementar
medidas encaminadas a reconocer, proteger y potenciar sus saberes tradicionales
en el área de la salud.
Un cuarto ámbito de implementación de las A.A. es el territorial. Para algu-
nos líderes y lideresas, una de las consecuencias más evidentes de la situación
negativa que viven afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as) es
su ubicación en zonas periféricas del país —en regiones que han sido olvidadas
por el Estado—, hecho que genera amplias brechas en el desarrollo económico,
político y social de dichas zonas en relación con relación al resto del país. Bajo
esta óptica lideres y lideresas identifican la existencia de «geografías racializadas»
en las que se conjugan la precariedad de condiciones sociales y económicas,
el abandono estatal, los racismos y la discriminación racial del cual han sido
objeto sus pobladores.
Algunos líderes y lideresas entrevistados hacen uso de las razones mostradas
antes para sostener que las A.A. deben implementarse en regiones como el Pa-
476 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Mecanismos de implementación de Acciones Afirmativas
Al pensar en la forma de poner en marcha las A.A., los líderes y lideresas
mencionan algunas técnicas de implementación que se centran en la posibi-
lidad de obtener mayor acceso a espacios donde su participación no ha sido
representativa, como la educación superior y el empleo. Al no tener conoci-
miento respecto de experiencias de implementación de A.A. para el acceso
al ámbito laboral en Colombia, las personas entrevistadas hacen énfasis en
la necesidad de crearlas.
La estrategia de implementación de A.A. en este ámbito debería centrarse en
tres técnicas: cupos, cuotas y trato preferencial. Las dos primeras son pensadas
para el sector público y para el privado (ocupar cargos públicos, hacer parte de
la fuerza pública u obtener vacantes en empresas privadas que promuevan la
diversidad cultural étnica); conllevan el acceso a remuneraciones adecuadas,
cargos de decisión o rangos medios y altos acordes con sus capacidades, su
formación y sus habilidades. Pocas personas mencionan el trato preferencial,
por cuanto reconocen la necesidad de priorizar y brindar un trato distinto a la
población raizal que ha sido discriminada de forma constante en los puestos
de trabajo en la isla de San Andrés.
[…] hay que plantear una ley de cuotas y manejar los porcentajes. Por cada
puesto que se ofrezca se debe tener en cuenta ese porcentaje de personas
afro que cumplan con todos los requisitos que ellos pidan, pero tienen que
cumplir con la condición de la cuota afro, de mujeres y la cuota indígena;
esto no es solo para afrocolombianos. […] y aquí hay que […] obligar a las
empresas para que no generen esos mecanismos de discriminación racial
porque están claramente definidos, […] uno lo ve desde los bancos hasta
las grandes empresas, uno ve el cajero, la cajera, uno ve a la señora de los
tintos, uno ve al vigilante afro o indígena, pero uno jamás ve el gerente [afro
o indígena] […] (Belisario Grueso. Grupo focal. Cali, 2007).
Los cupos y las cuotas para el ingreso y la permanencia en universidades
son las únicas técnicas de implementación a las que se hace referencia en el
tema educativo. Las primeras son abordadas por personas entrevistadas en la
ciudad de Cali, quienes hacen mención al caso de la Universidad del Valle
y retoman la experiencia desde el proceso de creación de la resolución que
aprueba el sistema de cupos, pasando por la justificación, los resultados y las
proyecciones. En dicha universidad se considera que deberían crearse otras
Algunas personas entrevistadas afirman que las A.A son medidas necesarias
ante situaciones donde no hay igualdad entre grupos, comunidades o, como
en este caso, ‘razas’.
[…] de todas maneras en las Acciones Afirmativas hay una discriminación
llamada positiva, cuando el icetex dice «esta cantidad de dinero es sola-
mente para los afro» son Acciones Afirmativas; pero también podríamos
decirle «esto es para ellos; para ustedes de acá no, no tienen derecho»,
también estaríamos discriminando. Lo ideal es una sociedad justa. En
una sociedad equitativa no habría necesidad de hacer estas cosas porque
justamente cuando se hacen es porque denota [sic] que hay un problema,
entonces eso es concomitante o guarda relación con las Acciones Afirma-
tivas. Las Acciones Afirmativas son una especie de racismo positivo, que
desde ese punto de vista no es tan malo como el otro que [consiste en que]
las personas no tienen nada y se quiere que no tengan nada, pero para
siempre, y que siempre estén sometidas (Carlos Cuero. Cali, 2007).
478 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Reflexiones finales para el debate: lo que se rechaza del tema sobre
Acciones Afirmativas
La implementación de A.A. dirigidas a la población afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera genera expectativas para los líderes y lideresas que representan
este grupo étnico-racial. Es posible identificar una tendencia generalizada en la
que se espera que las A.A. tengan en cuenta la opinión de la misma población
beneficiaria, que sean instrumentos de fácil acceso para hombres y mujeres y
que fortalezcan las organizaciones que conforman el Movimiento Social Afro-
colombiano. Es decir, la principal expectativa se centra en el reconocimiento
de afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as) como sujetos(as)
activos y comprometidos en el proceso de cambio cultural y mejoramiento de
sus condiciones sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales.
Muchos líderes y lideresas proyectan las A.A. como medidas de duración
prolongada. La temporalidad extendida no sugiere la perpetuación de dichas
medidas, ya que algunos líderes y lideresas reconocen que deben cesar cuando
las condiciones de pobreza, la vulnerabilidad y las exclusiones política, social y
económica dejen de afectar al conjunto de población afrocolombiana, negra,
raizal y palenquera.
Tiene que haber una política clara: que quede en los próximos veinte
años. La tendencia es que si en diez años vamos a resolver el problema
de toda la población, entonces en los próximos diez años vamos a meter
unos recursos especiales, adicionales, para resolver de manera mucho más
acelerada esta problemática que es más grande que esta, porque si no la
atiendo de manera especial nunca la logro equiparar con la otra problemá-
tica que tengo. Para nosotros eso es claro y por eso consideramos que no
son políticas públicas y por eso las vimos como un plan de choque (Vasco
Andagoya. Medellín, 2007).
Aunque en este capítulo se han resaltado consideraciones conceptuales gene-
rales sobre las A.A., los sujetos involucrados (as) en el proceso, las expresiones
actuales de A.A. y las justificaciones que proponen los líderes y lideresas para
legitimar dichas acciones, también existe un conjunto de narrativas que da
cuenta de sus «aspectos no deseados». Esos rasgos —muchos de los cuales se
constituyen en contrapuntos a las posturas presentadas— de las A.A. parten
de «vacíos» o «excesos» en las experiencias de líderes y lideresas con respecto a
la intervención del Estado, los planes de A.A. en proceso de formulación o de
480 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
En segundo lugar, existe un grupo de líderes y lideresas quienes consideran que
las A.A. bajo ciertas modalidades generan o reproducen la exclusión. Aseguran
que la ausencia de argumentos contundentes para seleccionar a los grupos de
beneficiarios(as) de dichas medidas produce cierta incertidumbre respecto a la
posibilidad de eliminar las brechas socioeconómicas entre afrocolombianos(as),
negros(as), raizales, palenqueros(as) y las mayorías blanco-mestizas; además,
consideran que la selección —establecida por cualquier tipo de criterio—
siempre albergará un tipo de exclusión que a largo plazo redundaría en graves
polarizaciones sociales y nuevas discriminaciones. Las personas entrevistadas
que asumen esta postura no estarían contemplando entonces la idea de las Ac-
ciones Afirmativas dentro de los grupos étnico-raciales en cuestión como una
alternativa de intervención a la exclusión social.
A mí me parecen [las A.A.] la medida más conservadora, la trampa más sutil
en la que hemos caído nosotros los afros y en esa misma línea me parece
el arma más peligrosa, porque tiende a polarizar a los afros o los negros
en particular con otros grupos que también han sido excluidos. […] yo
frecuento mucho el Distrito de Agua Blanca y en relación con la Universi-
dad del Valle me doy cuenta que son mucho más pobres que la gente que
está entrando por Acciones Afirmativas. Esa gente me dice «ay profe, yo
no soy negro pero déme un visto bueno para poder entrar a la Universidad
del Valle», entonces allí las Acciones Afirmativas quedan cortas, porque la
gente lo que está pidiendo es una transformación radical de los procesos,
no de función, sino de visibilización de las acciones en participación (Sergio
Alomía. Cali, 2007).
Hasta ahora, los criterios de selección de los sujetos(as) beneficiarios de
las A.A. no han tenido en cuenta a hombres y mujeres que en la mayoría de
los casos no se identifican como afrocolombianos(as), negros(as), raizales y
palenqueros(as) por su fenotipo, pero que se autorreconocen como tal y pade-
cen las mismas privaciones sociales y económicas de quienes sí son reconocidos
por el Estado —o por la institución encargada de los procesos de selección de
beneficiarios(as)— como parte de este grupo étnico-racial.
En ese sentido, algunos líderes y lideresas perciben las A.A. como acciones
creadas para beneficiar a terceros y no a la comunidad en general. Por esto,
también suelen afirmar que las personas pertenecientes a organizaciones
sociales afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras que han abordado el
482 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Para estas personas, hasta ahora no se ha construido una definición clara del
término ni de otros conceptos que guardan relación directa con la misma
discusión (como el de reparación y discriminación positiva, por ejemplo).
Estos desacuerdos se han visto reflejados en la falta de sintonía de algunos
actores del debate como el Estado, los(as) representantes de las organizaciones
que conforman el Movimiento Social Afrocolombiano y las élites académicas
que hacen parte del grupo étnico-racial negro.
En Colombia no hay políticas todavía porque no ha habido voluntad política
[…] del Estado o del gobierno para poder asumir lo que nosotros estamos
llamando Acciones Afirmativas. El Estado cuenta con una Constitución
que habla de diversidad y de multiculturalidad pero realmente el país no
está preparado para esta realidad. No se respetan esas diferencias y eso no
ha permitido que se proyecte un trabajo que vaya encaminado a lo que
nosotros estamos llamando realmente Acciones Afirmativas, porque para
el país ese término tiene otra connotación; de pronto no tiene la misma
connotación que tenemos nosotros […], esa de la deuda histórica (Sandra
Montaño. Grupo focal. Quibdó, 2007).
Un pequeño grupo de entrevistados(as) admite desconocer el tema de A.A.
y el nivel de discusión que exista en el país. El abordaje del tema dentro del
Movimiento Social Afrocolombiano no ha sido amplio y quizá no ha contado
con la acogida y divulgación suficientes, motivos por los cuales algunos de
sus miembros reconocen sus limitaciones en el dominio especializado del
tema y admiten que esta situación representa un obstáculo para el desarrollo
de esta prometedora discusión.
El análisis de la información recogida en ocho ciudades del país por medio
de entrevistas a líderes, lideresas, consultivos(as), hombres y mujeres sensibles
a la causa afrocolombiana, negra, raizal y palenquera revela importantes carac-
terísticas y singularidades de la discusión sobre las A.A. en el país, por medio
de las aproximaciones, conocimientos e ideas de estas personas sobre el mismo.
Las aproximaciones al tema de A.A. como una opción para abordar la situación
crítica que la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera ha afrontado
durante siglos es reciente para la mayoría de las personas entrevistadas. Existe
una cantidad importante de personas que ha estado inmersa en la discusión y
conocen de qué se trata este tipo de medidas por la información referida a las
experiencias de otros países como Brasil y Estados Unidos.
484 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
y lideresas entrevistadas ven los planes de A.A. como un avance importante y
un logro clave del Movimiento Social Afrocolombiano y de las diferentes orga-
nizaciones afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. Sin embargo, no las
conciben como el fin último sino como el inicio de un proceso de construcción
de medidas y políticas que reconozcan la necesidad de otorgar tratos diferen-
ciales que reparen los daños y salden la deuda que el Estado colombiano y la
sociedad colombiana en general tienen con el pueblo afrocolombiano, negro,
raizal y palenquero, por los tratos discriminatorios a los que se han sometido
por causa del racismo.
En cuanto al proceso de formulación de los planes de A.A., es evidente
la similitud con la que se concibe el papel de los actores participantes en el
proceso. Aunque se reconocen como los actores clave que introdujeron el de-
bate en el país —por cuyas demandas se logró la materialización de las A.A.
en Bogotá y Medellín—, no se reconoce a los funcionarios(as) como actores
clave en las discusiones sobre el tema de A.A. Por el contrario, se los ve como
los encargados(as) de materializar las demandas de las comunidades afroco-
lombianas, negras, raizales y palenqueras; es decir, se reconocen como parte
de las instituciones gubernamentales pero no como actores que hayan tenido
la iniciativa en el tema y que por sí mismos hayan logrado la formulación de
los planes de A.A.
Finalmente, en este capítulo también fueron presentadas algunas narrativas
que rechazan ciertas características que se consideran inherentes a la naturaleza
de las A.A. En especial se rechaza su carácter temporal, residual, discriminatorio
y el asociado con el utópico combate contra las condiciones de desigualdad
social estructural padecidas por la población afrocolombiana, negra, raizal y
palenquera. Algunos líderes y lideresas sugieren reflexiones para el debate dentro
del Movimiento Social Afrocolombiano sobre el carácter que deben asumir este
tipo de acciones en Colombia.
486 Las Acciones Afirmativas vistas por líderes y lideresas del Movimiento Social Afrocolombiano
Por otro lado, las personas que se inscriben en la segunda tendencia mani-
fiestan que la población raizal no necesita ser beneficiaria de A.A., puesto que
quienes son discriminados en la isla son las personas negras continentales que
se han asentado en San Andrés, que además de ser discriminadas se encuentran
en condiciones de mayor vulnerabilidad y pobreza.
Cartagena, a diferencia de ciudades como Cali y Pereira, contó con una
cantidad considerable de personas entrevistadas que reconoció la urgente
necesidad de crear A.A. en espacios como la educación superior y el empleo,
ya que la situación actual evidencia que las oportunidades para las personas
afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras que allí habitan no cubren el
porcentaje de personas que las necesita.
Una de las particularidades de Cali es la constante mención que hacen las
personas entrevistadas allí respecto de la creación de un sistema de cupos en la
Universidad del Valle para el ingreso de estudiantes afrocolombianos, negros,
raizales y palenqueros. Esta medida de A.A. es su principal referencia al hablar
de las experiencias conocidas y sirve como punto de partida para proyectar
acciones similares en otros espacios.
En las entrevistas a líderes y lideresas en Pereira no se encuentran rasgos
particulares que las distingan de las llevadas a cabo en las otras siete ciudades.
Una de las posibles razones por la que no se evidencia una tendencia clara que
la diferencie de las demás ciudades puede radicar en el hecho de que el número
de entrevistas realizadas allí a líderes y lideresas fue menor que en las demás
ciudades.
Introducción
El análisis que presentamos a continuación sobre programas sociales de bie
nestar focalizados tiene por objetivo caracterizar el contexto de la intervención
social del Estado en cinco ciudades, a partir de las narrativas de funcionarios(as)
a cargo de la dirección o la implementación directa de dichos programas.
Entendemos por programas sociales de bienestar focalizados1 al conjunto de
servicios y bienes ofertados por las instituciones públicas que se encargan de
la asistencia social a la pobreza, y a la vulnerabilidad de personas y grupos de
población urbana. Estos servicios corresponden a directrices nacionales pro-
ducto de distintas legislaciones, del Plan Nacional de Desarrollo y de planes
de desarrollo, distritales, departamentales y municipales vigentes. En particu-
lar, se alude a los programas sociales focalizados de los Distritos de Bogotá y
Cartagena, el Departamento de San Andrés Isla y los municipios de Medellín
y Pereira ofrecen para la atención de distintas poblaciones consideradas como
vulnerables desde el punto de vista social. Nuestro interés se dirige hacia la
dinámica interna de los programas sociales focalizados, la cual se relaciona con
los principios que sustentan dicha atención, las características de la población
beneficiaria, los requisitos para el acceso a los programas y los determinantes
de la permanencia. En ese conjunto, que hemos decidido denominar carac-
terísticas generales de los programas de bienestar, también analizaremos el
lugar que ocupa la diferencia étnica o étnico-racial de las personas negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras.
El trabajo de campo que originó esas narrativas consideró cinco de las
ocho ciudades incluidas en la muestra de la investigación: Bogotá, Cartagena,
1 En este capítulo nos referiremos a los programas de bienestar, a los programas sociales
focalizados y programas sociales de bienestar focalizados como sinónimos.
490 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
Tabla 1
Entrevistas y grupos focales realizados entre marzo y diciembre de 2007
Número de
Ciudad
entrevistas realizadas
Bogotá Entrevistas 38
Grupos focales 8
Cartagena 18
Medellín 8
Pereira 15
San Andrés 13
Total 100
492 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
funcionarios(as) responsables de la dirección y coordinación de programas
de bienestar del municipio; dos, a funcionarias a cargo de la implementación
de programas sociales en la Unidad Integral de Aranjuez; y una entrevista, a
una funcionaria de la Gobernación de Antioquia.
En la ciudad de Cartagena, visitada entre el 22 de octubre y el 1 de no-
viembre de 2007, realizamos diecisiete entrevistas individuales. Cinco de
ellas a funcionarios(as) que coordinaban programas de bienestar; cinco a
funcionarias encargadas de la implementación directa de dichos programas en
las tres localidades del Distrito (la Virgen y Turística, Histórica y del Caribe
Norte, e Industrial de la Bahía); dos a promotoras sociales y comunitarias
del barrio Santa Rita y Providencia; cinco a funcionarios(as) responsables
de la coordinación de programas sociales focalizados en la gobernación de
Bolívar. También realizamos una entrevista colectiva a dos miembros de
una ong internacional especializada en la atención a niños(as) en riesgo de
explotación sexual.
Entre el 25 de noviembre y 1 de diciembre de 2007, se elaboraron trece
entrevistas en la isla de San Andrés. Tres entrevistas se realizaron a personas
encargadas de la coordinación de programas de bienestar; seis a profesionales
a cargo de la intervención directa; y cuatro a miembros de una ong local
encargada de la atención a jóvenes infractores de la ley. Finalmente, se visitó
la ciudad de Pereira, entre el 10 y 15 de diciembre de 2007, en donde reali-
zamos quince entrevistas: nueve, a personas encargadas de la coordinación
de programas sociales; cinco a funcionarios(as) del programa alimentario
del municipio; y una, a una profesional de una organización educativa no
gubernamental para niños(as).
En general, las entrevistas individuales tuvieron una duración aproxima-
da de 40 minutos. El temario sobre el que se interrogó tenía que ver con la
experiencia profesional de la persona entrevistada, la dinámica de los pro-
gramas sociales que se encontraban bajo su responsabilidad (características
de las personas beneficiarias, requisitos de ingreso y permanencia, nivel de
asistencia de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, y exis-
tencia de programas o políticas de acceso especial para personas o familias de
grupos étnicos). También se formularon preguntas dirigidas a indagar por
la concepción de vulnerabilidad y la existencia del fenómeno del racismo en
Colombia. Por último, se planteó una pregunta reflexiva en la que se solici-
494 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
los límites del país, los programas sociales en especial aquellos que combaten
la miseria, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo se justifican, según
las personas entrevistadas, porque hacen parte de estrategias mundiales para
concretar el Desarrollo Humano6, ya que, sin apartarse del modelo económico
de mercado, pretenden dar respuesta a determinadas situaciones sociales que
impiden el bienestar de las personas y limitan el alcance de ideales democráticos
superiores como la libertad, la igualdad y la justicia social.
Con base en estos principios, funcionarios(as) consideran que los progra-
mas sociales focalizados, al hacer parte de un proyecto estatal, se convierten
en un mecanismo de concretización de la ciudadanía de algunas personas
que se encuentran en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Estos me-
canismos albergan una lógica que depende de una serie de principios sobre
los cuales se sustenta y justifica la intervención estatal. No obstante, como se
expondrá a continuación, dichos principios entrañan una paradoja, ya que
si bien pretenden materializar ideales del discurso democrático que aspiran a
una sociedad libre, igualitaria y justa, se encuentran demarcados por nuevas
prácticas burocráticas que son producto del sistema económico neoliberal
que exige la maximización de los escasos recursos asignados por el Estado al
gasto público social.
El principio de la asistencia
De acuerdo a las narrativas de las personas entrevistadas, este principio da
cuerpo a los programas sociales focalizados porque legitima la provisión de bienes
y servicios sociales por parte del Estado. La asistencia consiste en la entrega de
suministros y ofrecimiento de atención profesional a personas pobres para que
remedien su situación socioeconómica en un momento determinado de su vida.
En la práctica, este principio se materializa en dos tipos de asistencia: uno que
6 En este sentido, los Objetivos del Milenio (odm) son el proyecto multinacional aban-
derado en este momento como indicador de progreso y desarrollo de las naciones.
Los odm surgen en el marco de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas
en el año 2000, adoptada de forma progresiva por la Asamblea General y ratificada
por las organizaciones internacionales; se definen como «un conjunto preciso de
ocho objetivos, 18 metas numéricas y 50 indicadores cuantificables para evaluar
el progreso en distintas áreas relacionadas con el desarrollo» (Busso, Cicowiez &
Gasparini, 2005: 27).
496 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
ticadas en Bogotá, Cartagena y San Andrés, en las que se movilizan programas
sociales hasta territorios ubicados en zonas especificas de la ciudad (generalmente
periféricas) en las cuales se concentra la población pobre. Dichos territorios son
previamente seleccionados, en muchas ocasiones gracias a contactos con líderes
comunitarios, de acuerdo al grado de pobreza y/o vulnerabilidad de sus habitan-
tes. Los objetivos de las jornadas son brindar acceso directo a servicios puntales
como vacunas, citologías, registro civil y cedulación, y remisión de casos que
requieren atención especializada a entidades (públicas y privadas) prestadoras de
programas sociales de bienestar. Mediante las brigadas también se busca lograr
la re-vinculación de personas a programas sociales en curso.
[…] tratamos de hacer una brigada de atención en ese sector que es en donde
están las ollas de consumo, precisamente para volver a capturar, si es posible, a
las personas que hayan desertado del programa y darles otra opción. A mitad
de año, lo que hacemos es lo mismo; volver a recapitular, ver quiénes ingresaron
al comienzo, dónde están y cómo los podemos seguir apoyando. Tratamos de
implantar en la segunda parte del año una brigada de salud para hacerle segui-
miento a sus cuadros, a sus enfermedades […]; el año pasado identificamos a
uno que tenía ets [Enfermedades de Transmisión Sexual], entonces tratamos
de tener control […] con la Secretaría de Salud de las enfermedades infecto-
contagiosas que ellos puedan tener y todo eso para que tengan algo de medicina
general, al menos una vez al año (Ellen Willson. San Andrés, 2007).
498 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
manera armónica mediante la atención de algunas de sus necesidades sociales y
económicas. Así pues, se invoca la integración social como principio orientado
a garantizar que las personas favorecidas establezcan relaciones respetuosas y
de convivencia dentro de los programas de bienestar. Por ello, funcionarios(as)
piensan que la integración se logra cuando se producen relaciones de solidaridad,
respeto y mutuo reconocimiento dentro de dichos programas.
La integración es que los programas están para todos los grupos pobla-
cionales, es cómo tener acceso a ellos, mas no dividirlos (Milena Rosero.
Bogotá, 2007).
Las personas favorecidas también evocan estos valores al reconocer que en
algunos programas sociales se promueven prácticas relacionadas con el trato
respetuoso y, en algunas ocasiones, con la tolerancia hacia otras personas be-
neficiarias y hacia las personas encargadas de la prestación del programa social
del cual se benefician.
Nos han ayudado también […] a integrarnos, como que todos somos her-
manos y somos uno solo […] porque hay gente que a veces, […] que todavía
[…] no captan eso y […] le toca a uno saber tratar a la gente (Grupo focal Las
Flores, beneficiarios(as) de programas sociales focalizados. Bogotá, 2007).
El principio de empoderamiento
El principio de empoderamiento involucra de forma directa y activa a los suje-
tos receptores de los programas sociales focalizados en el restablecimiento de sus
derechos sociales y económicos vulnerados. En lo que concierne a este principio,
funcionarios(as) consideran que la intervención social del Estado debe también
generar en las personas favorecidas de programas de bienestar un sentimiento de
conciencia sobre su ciudadanía activa (i.e. sujetos universales de derechos, con
deberes y responsabilidades). En consecuencia, se espera que estas personas prac-
tiquen la agencia no solo entendida como la capacidad de tramitar individual y
colectivamente sus demandas ante el Estado, sino también como la asunción de
actitudes propias de un sujeto activo que busca la auto-superación de su situación
de pobreza individual/familiar y que, además, transmite ideas de empoderamiento
a otras personas que se encuentran en su misma condición de vulnerabilidad.
Las mamás y los papás con sus cincuenta y cinco representados deben hacer
tres encuentros de cuidado al año en los temas que definimos en la escuela de
500 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
sociales de los cuales son beneficiarios(as), o favorecer a futuro la elegibilidad
en otros programas del Estado.
Yo pienso que a donde le tienden la mano, uno debe de apoyar, debe de
colaborar […]. Nosotras sabemos que acá hay personal […] que se tiene con-
tratado, pero este es un trabajo demasiadamente [sic] pesado. La otra es que
siempre que nos citan a una reunión, siempre venimos las mismas personas.
Entonces siempre sería bueno de que [sic], así como nosotros participamos
al comedor [y] nuestra familia también, también saquemos un tiempito
para asistir a los talleres y a las reuniones (Grupo focal Altos del Poblado,
beneficiarios(as) de programas sociales focalizados. Bogotá, 2007).
El principio de focalización
El principio de la focalización busca garantizar asistencia social puntual para
grupos de población señalados como «los más vulnerables». Con la focalización
se busca atender a un número reducido de personas, preferiblemente a quienes
nunca —o en menor grado— han sido beneficiados(as) de la intervención
estatal. Este principio permite maximizar los recursos escasos y garantizar el
acceso selectivo (objetivo) de quienes requieren programas de bienestar con más
urgencia. Aunque algunas funcionarias reconocen que se trata de un ejercicio
injusto, por cuanto debe decidirse el acceso a programas sociales con base en
criterios que pueden ser arbitrarios, la mayoría considera que es una obligación
de la intervención que, de alguna manera, permite regular el suministro de
programas de bienestar. Algunos de los mecanismos utilizados para determinar
el acceso o la permanencia de personas beneficiarias son instrumentos técnicos
(sistemas de información, clasificaciones socioeconómicas), procedimientos
prácticos para definir la prioridad en el acceso (orden de llegada a la fila de
solicitudes) y la valoración por concepto profesional10.
10 Según funcionarios(as) de Bogotá se trata de una labor profesional, objetiva, para jus-
tificar el acceso o permanencia de una persona en programas sociales focalizados. El
concepto profesional se fundamenta en la interacción directa con la persona (mediante
entrevista individual, visitas domiciliarias) y la consulta en sistemas de información.
Se refiere a un mecanismo objetivo porque mediante técnicas cualitativas y cuantita-
tivas que auxilian la intervención se «neutraliza la subjetividad» de el(la) profesional.
«Igual nosotros hacemos un trabajo muy fuerte porque no podemos dejarlo todo a lo
cuantitativo, pero tampoco lo podemos dejar todo a lo cualitativo. Entonces nosotros
tenemos un trabajo muy fuerte con las personas en la comunidad para poder hacer
conceptos profesionales, para que no se queden […]; que si tiene eps, no entra; y si no
tiene eps, entra […]; para que se puedan mirar otra clase de factores y no pese sola-
mente la cifra. Sino también […] el problema es que a veces puede ser muy subjetivo
pero en esas estamos, en ser objetivos» (Diana Torres. Bogotá, 2007).
502 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
El principio de negociación
Finalmente, es importante destacar un principio que posibilita la concerta-
ción para la formulación e implementación de algunos programas sociales de
bienestar. En sus relatos, funcionarios(as) reconocieron que pueden pactarse
acuerdos de tipo local (en ciudades como Medellín y Bogotá) o entre el Estado
nacional y las alcaldías (como en San Andrés Islas) para que algunos grupos
(mujeres, discapacitados, indígenas, raizales) accedan de manera especial a los
programas sociales. Según las personas entrevistadas, este principio es puesto
en práctica tanto por representantes de ciertos grupos sociales, a partir del lo-
bby o cabildeo ante autoridades (sobre todo municipales, distritales y locales),
como por la gestión de funcionarios(as) sensibles a la situación de exclusión
de personas que no cumplen con los requisitos o que necesitan un tratamiento
particular en los programas de bienestar.
En la práctica, este principio permite lograr flexibilizar algunos de los requi-
sitos para el acceso (por ejemplo, en el caso de los raizales que se encuentran en
situación de pobreza y que pertenecen al estrato socioeconómico de nivel 3 en
San Andrés). De igual modo, permite incluir la particularidad cultural en los
programas sociales focalizados mediante acciones complementarias (incorpo-
ración de productos especiales en mercados suministrados a familias indígenas
en Bogotá), e incluso permite la construcción de entornos especiales donde se
recree la cultura, se garanticen tratos amables, respetuosos y no discriminantes
(jardín para niños(as) indígenas en Bogotá).
Sin embargo, es importante aclarar que este principio impacta de manera
esporádica y excepcional a los programas sociales porque la mayoría de dichas
negociaciones son producto de directrices del gobierno (municipal, distrital,
departamental y nacional) transitorias —es decir, no hacen parte de las
acciones del Estado— y que, por tanto, pueden solo aplicarse a los progra-
mas de bienestar para un determinado periodo de gobierno. En los casos de
negociaciones respaldadas por legislación (caso de raizales en San Andrés), se
generan choques frecuentes entre autoridades locales y el gobierno nacional,
debido a que se presentan resistencias de este último para acatar las decisiones
normativas en beneficio de un trato diferencial.
Teniendo en cuenta el conjunto de principios que hemos presentado y que
se evocan en muchas narrativas de las personas entrevistadas, podemos afirmar
que los programas sociales de bienestar se perciben como estrategias para superar
504 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
Los criterios de primer orden los emplean la mayoría de los funcionarios(as) en
las instituciones responsables de los programas de bienestar en Bogotá, Cartagena,
Medellín Pereira y San Andrés ya que tienen un carácter obligatorio, cuentan con
una trayectoria de implementación, son de público conocimiento, y se alimentan
de bases de datos nacionales que pueden ser contrastadas entre sí. Los criterios de
primer orden se pueden juzgar como universales debido a que intentan estable-
cerse como estándares nacionales, difícilmente permeados por las particularidades
demográficas o históricas de la población habitante de un territorio.
Como los programas también tienen sus requisitos, todo lo que nosotros aten-
damos acá es nivel 1 y 2 de pobreza por sisben. Si no tienen, les solicitamos
recibo de servicio público y miramos en qué estrato está la vivienda. Entonces,
uno de los requisitos es ese, que las personas estén en nivel 1 y 2, que vivan acá
en la localidad porque se supone que cada localidad maneja el mismo progra-
ma. Si yo le doy cupo acá a otra persona de otra localidad, le estoy quitando
el cupo a una de mi comunidad (Neiry Acosta. Cartagena, 2007).
Los criterios de segundo orden corresponden a aquellos requisitos plantea-
dos por programas de bienestar dirigidos a grupos particulares de personas
pobres y/o vulnerables con base en directrices locales, generadas por planes de
gobierno y/o manuales de procedimientos de cada programa. Son requisitos
que flexibilizan algunos de los criterios de primer orden y otorgan una relativa
autonomía en la decisión de los funcionarios(as) responsables de la dirección
o suministro de los programas. Al igual que los criterios de primer orden, son
de utilización común en las cinco ciudades, tanto en las instituciones públicas
municipales y distritales como en las oenegés.
A partir de ahí, según las condiciones de cada proyecto, hay unos criterios
adicionales. Por ejemplo, en madre gestante, para apoyar, uno tiene que
tener en cuenta cuántos meses tiene de embarazo, porque si uno la va a
apoyar al final pues ya prácticamente el esfuerzo es perdido. Entonces, se
le apoya siempre y cuando tenga máximo tres meses de embarazo […]. En
habitante de calle antes era que tuviera por lo menos seis meses en la calle,
porque no es lo mismo atender a una persona que está desplazada que va
migrando por la ciudad o cambiando de situación, a alguien que realmente
es habitante de calle […] (Francisco López. Bogotá, 2007).
aspectos demográficos, de ingreso y de ocupación; capital humano y seguridad social»
(Vargas, 2000: 8-9).
12 Se citan estos sistemas de información locales porque fueron referidos de manera fre-
cuente en las entrevistas a funcionarios(as) de las ciudades de Bogotá y Medellín. No
506 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
pobres estarían constituidas por el grupo de población que ocupa los niveles 0,
1 y 2 en las bases de datos de registro de personas beneficiarias de programas
de bienestar, y también por quienes demuestran habitar en zonas clasificadas
en los estratos socioeconómicos 1 ó 213.
El sisben es un instrumento […]; hay que tener una universalidad definitiva
para poder medir pobreza, o sea, yo aplaudo ese esfuerzo nacional porque
de verdad es una medida […] diferente de lo subjetivo (Ellen Willson. San
Andrés, 2007).
Es importante resaltar que aunque algunos funcionarios(as) acogen esta cla-
sificación técnica de la pobreza, por razones prácticas, para facilitar la toma de
decisión y dinamizar el suministro de programas sociales focalizados, entienden
que la pobreza es una problemática anclada en la estructura social y econó-
mica desigual que genera el sistema capitalista. En la ciudad de Cartagena, de
manera especial, se reconoce que la pobreza es producto de la rígida y radical
división de la sociedad en clases, lo que impide el ascenso social de los pobres
por medio de mecanismos legítimos como la educación y el trabajo los cuales
se asocian con los méritos (capacidades) individuales.
Porque definitivamente pareciera que en Colombia solo existieran dos clases
sociales: la alta y la baja. Porque […] si nosotros analizamos en estos últimos
años hemos visto que la tendencia es que la clase media desaparece, yo lo
digo por experiencia […], es decir, últimamente el desempleo ha acabado
con la calidad de vida de las familias porque […], a partir de la generación
de ingresos, tú puedes brindarle calidad de vida a tu familia. Eso es lo que
nosotros estamos viviendo acá en la ciudad de Cartagena. […] Entonces,
[…] la tendencia es que en el futuro la clase media desaparece, eso es lo más
cercano que nosotros tenemos (Yadira Centeno. Cartagena, 2007).
desconocemos con ello la existencia de otros sistemas de información de registro locales
de beneficiarias(os) que puedan existir en Pereira, San Andrés Islas o Cartagena, pero
en estas ciudades no fueron enunciados por las personas entrevistadas.
13 Es interesante anotar que ni en el discurso de los funcionarias(os) ni en el de los
beneficiarios(as) se hizo referencia alguna a la clase social pobre como criterio determi-
nante para el acceso a programas sociales focalizados. En cambio, se consideraron los
niveles mínimos (0, 1 y 2) del sisben y el habitar en determinados territorios de la ciudad
como marcadores de pobreza. Con el objetivo de visibilizar esta cuestionable asociación,
en este capítulo no se alude a la clase social sino al estrato socioeconómico y al nivel de
sisben como las condiciones para ser beneficiario(a) de la atención social del Estado.
508 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
cartón, si hubiera aprendido algo, yo sé que podría salir adelante con mis
tres hijas sin necesidad de hacer eso. Entonces, falta de oportunidades es
ser pobre, de estudio (Grupo focal El Rubí, beneficiarios(as) de programas
sociales focalizados. Bogotá, 2007).
En consecuencia, las personas entrevistadas prefieren utilizar la expresión
necesitados para nombrar a quienes acceden a los programas sociales de bien-
estar por falta de recursos mínimos para vivir. Existe una aversión a quienes
se (auto)consideran pobres porque son personas que no resisten con dignidad
su situación de necesidad; han perdido la fe en Dios; no buscan alternativas
en la informalidad (el rebusque o el acceso a programas de bienestar) para
enfrentar material y psicológicamente su situación; generan compasión en
otras personas e instituciones para sacar provecho de su precariedad y son
infelices por cuanto asumen actitudes derrotistas; tienen autovaloraciones
negativas de sí; son pasivas, depresivas; tienen sentimientos de inferioridad y
asumen actitudes de dejación: aspecto físico descuidado, consumo de droga
y alcohol.
La pobreza está en la mente. Pues yo pienso que pobre […] es una persona
que no se valore, que solo piensa que se siente menos que las otras, porque
yo no me siento pobre. Bueno, si no tengo un techo a dónde vivir, no tengo
pa’ mi comida, yo me la rebusco donde sea y no soy pobre. Porque pues
uno puede tener mucha plata, ¿pero si no tiene valores?, ¿si no se valora?,
pues uno es pobre, […] o sea, piensa que teniendo plata es rico pero le
faltan muchas cosas como valores, es una persona que no valora lo que
tiene y que no tiene espíritu para luchar y seguir adelante por la familia y
por uno mismo [sic], […] que se echa a la pena por cualquier cosa […].
Pobre es el que no tiene salud, puede tener plata pero la plata no sirve
para la salud, con la plata no se compra la vida. Hay mucho rico que no
vive como uno vive, uno dice que uno es pobre pero en realidad uno tiene
mucho porque tiene porqué luchar y eso es tener mucha riqueza. […] Tener
una familia, tener alguien que lo salude a uno, que lo quiera, eso es tener
mucho, tener salud (Grupo focal Altos del Poblado, beneficiarios(as) de
programas sociales. Bogotá, 2007).
En las ciudades de Bogotá, Medellín y Pereira, funcionarios(as) también
plantean críticas a las personas pobres que interiorizan y ponen en escena la
«ideología de la pobreza» como estrategia para poder acceder a los programas
Así, consideran que este tipo de personas pobres generan serias dificultades
para los programas sociales focalizados en la medida que no alcanzan el principio
del empoderamiento y retrasan el cumplimiento de metas concernientes con
la ampliación de cobertura, lo que, al parecer de estas personas entrevistadas,
redunda en la desaparición de algunos programas sociales.
El mismo caso se me presenta con lo psicosocial; los invitan, les hacen las
convocatorias con suficiente tiempo y van tres o cuatro personas. Entonces,
es muy complicado porque la gente está en una apetencia, […] aquí hay pro-
gramas para todo pero la gente no se apropia, entonces van desapareciendo
[…] (Lucy Fernández. Pereira, 2007).
510 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
quién es […]; allá donde yo trabajo hay gente que de verdad anda como
con el hambre y se les nota el hambre que tienen, mientras que hay gente
que pide por pedir, no porque tienen una necesidad (Paulina Motenegro,
beneficiaria de programas sociales focalizados. Bogotá, 2007).
Por último, algunos funcionarios(as) sugieren la existencia de un conjunto
de personas pobres que identifican como nuevos pobres o pobres vergonzantes.
Se trata de personas adultas (en edad productiva), víctimas de la nueva pobreza,
que pertenecen a niveles de sisben y estratos socioeconómicos 3 y 4; habitan
en territorios no considerados como vulnerables, cuentan con casa propia y un
nivel educativo más o menos elevado (estudios técnicos y universitarios). Estos
nuevos pobres son personas que no pueden acceder de manera inmediata ni
prioritaria a los programas de bienestar debido a que se encuentran impedidos
por no cumplir con alguno(s) de los criterios exigidos (sobre todo aquellos de
primer orden). Ellos(as) reconocen que estas personas pueden encontrarse en
mayor riesgo que los pobres históricos considerando que no tienen habilidades
para afrontar la nueva situación de pobreza en la que se encuentran; no se vin-
culan en actividades asociadas al rebusque como la venta ambulante, el reciclaje
de basura o la mendicidad; y se ocultan para que vecinos, familiares y amigos no
perciban el deterioro de su calidad de vida material. Debido a las restricciones
para el acceso de estas personas a programas de bienestar, los funcionarios(as)
justifican su inclusión —excepcional— por la desprotección en la que se en-
cuentran, y en especial porque –a diferencia de los pobres históricos- reaccio-
nan de manera más rápida al discurso de empoderamiento, asisten más a las
capacitaciones que se imparten por medio de talleres, conforman asociaciones
y plantean iniciativas productivas de tipo microempresarial.
Siempre se ha hablado [de] protección al menor, protección al abuelo.
Nosotros hemos estado en el medio y si vamos a mirar el vandalismo, el
maltrato, el vicio, […] todo lo que ha ido degenerando esta sociedad, todo
tiene que ver con grupos de edades a los cuales nunca le hemos puesto
cuidado porque «estamos en edad productiva, entonces a ellos no hay que
darles» […] entonces [en el programa] los más beneficiados han sido las
personas que estamos en edad productiva porque éramos los que nunca
habíamos recibido nada […] y sucede que los que estamos en edad produc-
tiva […], ellos sí se están pegando de las iniciativas productivas (Bernarda
Angulo. Bogotá, 2007).
14 Se agradecen las sugestivas reflexiones de Martha Cárdenas, Melba Riaño, Diana Torres
y Lucy Pantoja, pertenecientes al equipo oir-ciudadanía (Secretaría de Integración
Social del Distrito), quienes han avanzado en el campo conceptual desde su rol como
intervinientes sociales intentando dar respuesta inmediata a las preocupaciones, angustias
y dilemas de los(as) profesionales que están a cargo de la toma de decisión respecto al
acceso y permanencia de personas pobres y/o vulnerables en las distintas localidades de
Bogotá.
15 Las acepciones, dada su pluralidad, se comprenden en el presente texto como equi-
valentes. Sin embargo, hay que anotar que algunas personas entrevistadas sugirieron
diferenciaciones entre conceptos. Así, por ejemplo, la noción vulnerable remite a la
reducción de capacidades individuales producto de circunstancias específicas; vulnera-
bilidad remite a la posibilidad de encontrarse en riesgo; vulnerado(a) se refiere a quien
padece o es víctima de la injusticia, producto de prácticas originadas en estructuras
sociales, económicas y culturales.
16 Se refiere a todas aquellas situaciones que atraviesa un individuo y que ponen en ries-
go la integridad física: desnutrición infantil y de adultos mayores, el desplazamiento
forzado, el trabajo infantil, la mendicidad, la prostitución, violencia intrafamiliar y la
integridad psicológica de los sujetos como la violencia intrafamiliar.
512 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
jóvenes y adultos(as) mayores quienes por su edad se encuentran en un estado
de indefensión y que por ello precisan de cuidado y atención especiales. En la
infancia, niños(as) y jóvenes reciben programas sociales focalizados dado que
su inmadurez física y mental los hace fácilmente influenciables por el contexto
de pobreza en el que habitan. Los programas sociales se ofertan de acuerdo a
rangos de edad. En primer lugar, se encuentra el cuidado a la madre gestante
mediante programas de nutrición. En segundo lugar, se atiende la primera
infancia (de 0 a 5 años) en los hogares infantiles donde les brindan amparo
provisional, alimentación y atención, especialmente a quienes requieren cui-
dado particular —por ejemplo, niños(as) discapacitados.
Los programas de bienestar para jóvenes (de 12 a 18 años de edad) buscan
evitar su vinculación en problemáticas como la venta, el transporte y el consu-
mo de drogas, el ejercicio de la prostitución, la conformación de pandillas, y
la vinculación al conflicto armado urbano. Los programas sociales focalizados
también intentan vincular a los jóvenes en capacitaciones, acompañamiento
psicológico y utilización del tiempo libre en actividades deportivas. Cuando los
jóvenes se involucran en las problemáticas enunciadas, se les brinda atención
mediante intervenciones individuales y familiares, y/o mediante su confina-
miento en centros especializados para su reeducación.
Los jueces determinan que hay unas fases que habría que cumplirse [sic] en los
procesos reeducativos […]. Entonces, inicia una que es recepción, otra que es
observación, otra semicerrada y otra unidad cerrada. Y de acuerdo a los procesos
que los menores llevaran dentro de la institución, se podían cambiar de fases
para poder regresar al seno familiar (Sandra Gómez. Pereira, 2007).
Para la etapa de la vejez, los programas sociales se implementan, por un
lado, para que adultos(as) mayores asuman su etapa vital, aprendan a enfrentar
enfermedades (terapias físicas, ejercicios) y cambios psicológicos propios de
su ciclo vital (acompañamiento a las familias), y para que encuentren espa-
cios de esparcimiento lúdico o recreativo con coterráneos. Por otro lado, los
programas sociales focalizados buscan afrontar, de forma parcial, la pobreza
de estas personas otorgándoles subsidios económicos, alimentación diaria y
capacitaciones en oficios que les posibilite la generación de algún tipo de ingreso
económico. Según funcionarios(as) de Bogotá, Cartagena, Medellín y Pereira,
este grupo de población es ampliamente beneficiario de los programas sociales
focalizados porque tienen un peso demográfico (y electoral) importante en las
514 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
ejemplo, si yo tuve una limitación y a mí nunca me manillaron [sic] […]
y les decía entonces: «vea, su niño tiene una limitación física pero su niño
limitación mental no tiene, puede estudiar su primaria, su bachillerato, una
carrera técnica o un arte», por eso yo les decía: «yo tengo una profesión»; y
les muestro mi tarjeta profesional; y la ejerzo y les digo: «si yo pude, ustedes
pueden». Entonces, ahí van despertando y van cambiando su manera de
pensar (Rodolfo Molina. Cartagena, 2007).
Tercero, los programas sociales focalizados dirigidos a las personas en situación
de discapacidad, según funcionarios(as), intentan incorporarlas a la sociedad
mediante estrategias relacionadas con la (re)habilitación social (la capacitación
técnica y la vinculación laboral). También se busca ofrecer algún tipo de asisten-
cia directa a la situación de discapacidad con el objetivo de mejorar la calidad
de vida de las personas, en especial la de niños(as) y adultos(as) mayores; para
ello se les brinda atención en salud a través de brigadas que pretenden enseñar a
convivir con la discapacidad y se les ofrece ayudas ortopédicas: sillas de ruedas,
audífonos, caminadores, etc. Este tipo de programas no se consideran excluyentes
debido a que cualquier persona (sin importar etnia, género o generación) puede
llegar a sufrir una discapacidad y por tanto precisar de la ayuda del Estado.
Está el rbc que es un programa muy bonito, que es Rehabilitación Basada
en la Comunidad, para personas que ya están discapacitadas severas, tiradas
en una cama. […] este proyecto tiene […] varios componentes. […] uno
son las redes de apoyo sociales y vecinales, […] se forman redes de apoyo
para sensibilizar y capacitar a esas redes de apoyo, para bregar atender al
discapacitado en sus necesidades; el otro componente es atención domicilia-
ria al discapacitado en la cama, […] van los médicos que se requieran y los
enfermeros que se requieran y le hacen su debida terapia (Elena Londoño.
Medellín, 2007).
516 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
el señor que viene le va a ayudar para mantener los otros, queda embarazada
y el tipo se va (Marcela Rivero. Cartagena, 2007).
Los programas sociales focalizados para mujeres que se ofertan, sobre todo
en Bogotá y Medellín, tienen que ver con el principio de empoderamiento
(vía formación en derechos, capacitación en oficios para auto generar ingresos
y promoción a la asociación) para superar la vulnerabilidad social. En los pro-
gramas sociales de bienestar dirigidos a mujeres también se aplica el principio
de la focalización por vulnerabilidad; por lo tanto, las beneficiarias de estos
programas son mujeres pobres, mujeres pobres maltratadas y mujeres pobres
jefas de hogar17. Además de la condición de pobreza, también se da prioridad
para el acceso a programas de bienestar a las mujeres víctimas de desplazamiento
forzado por conflicto armado porque han tenido que incorporar de manera
forzosa un cambio de roles, asumiendo actividades masculinas como la provee-
duría económica para garantizar el mantenimiento de sus familias.
[…] nosotros trabajamos en la Secretaría de las Mujeres en tres líneas de acción
principales que son: violencia, pobreza y participación política; entonces para
poder disminuir las tasas de pobreza de esta ciudad, el fenómeno de la femi-
nización de la pobreza, se ha hecho un gran esfuerzo con el desarrollo de la
capacidad emprendedora de las mujeres y lo mismo en relación a la erradicación
de la violencia contra las mujeres […] (Olga Mira. Medellín, 2007).
Vulnerabilidad en potencia
En algunas de sus narrativas, funcionarios(as) y personas beneficiarias de
programas sociales consideran que la vulnerabilidad es una condición inherente
a los seres humanos, debido al carácter estructural de la inequidad socioeconó-
mica y a la inevitabilidad de exclusiones sociales. Por tanto, la vulnerabilidad
puede emerger en cualquier momento de la vida ante la conjugación de factores
como el desempleo, la enfermedad, la migración o el desplazamiento forzoso
por causa del conflicto armado. Un importante generador de vulnerabilidad
—reconocido especialmente por funcionarios(as) de la ciudad de Bogotá— se
encuentra en la falta de información oportuna que tienen las personas pobres
y/o vulnerables sobre la oferta, pública y privada, disponible de programas de
bienestar. Por esto, en Bogotá y Medellín, se acepta como un tipo de progra-
mas sociales la orientación respecto de los derechos ciudadanos y la remisión
18 Son aquellas zonas que, a pesar de hacer parte de grandes ciudades, se encuentran
incomunicadas, no gozan de acceso a servicios públicos y tienen baja presencia
institucional.
518 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
de las personas hacia otros programas de bienestar para ayudarlas a enfrentar
su vulnerabilidad.
Para mí, casi todo es información y oportunidad […]. O sea, […] puede ser
la misma situación y un contexto diferente, pero si tienes una información
adecuada y una oportunidad de acceder a ella en el momento que es, pues
puede funcionar […] un poco mejor. Porque para mí, […] la vulnerabilidad
está dada por cosas en sí, […] las condiciones físicas, lo que tú quieras, pero
que realmente hay otra vulnerabilidad que es la que realmente, la que es […]
manejable, debe ser la que tú puedas manejar. Porque tú puedes no manejar
una discapacidad pero sí puedes tratar de quitar las condiciones que te generan
o que elevan tus niveles de vulnerabilidad (Diana Torres. Bogotá, 2007).
520 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
representan un riesgo físico o medioambiental (deslizamientos de tierra,
inundaciones, avalanchas).
Entonces, son barrios que están bastante vulnerables. Porque la población
es una población que realmente requiere muchos servicios pero no tienen
incluso los servicios básicos. Son muchas madres cabezas de familia, solteras o
viudas con tres niños y que la señora todos los días sale a trabajar y los niños
se quedan solos; entonces, esos niños son vulnerables. También donde hay
mucho expendio de droga; donde cualquier niño puede estar a merced de
cualquier delincuente (Marcela Rivero. Cartagena, 2007).
Los programas sociales focalizados para estas personas tienen por objetivo
integrarlas a la dinámica centro-urbana. Se pretende lograr dicha integración por
medio de la implementación de programas sociales específicos en los territorios
(comedores comunitarios, restaurantes escolares, brigadas de atención en salud
y para adelantar procesos de cedulación) y del ofrecimiento de capacitaciones
para el empoderamiento individual y la promoción de espacios de asociación
con fines microempresariales.
Digo que estamos empoderando porque en este proceso de Gestión Social
Integral, en la parte rural, estamos trabajando el tema de los trueques. Para
Sumapaz estamos saltando de un tema a otro, pero igual es de Gestión Social
Integral porque trabajamos en conjunto con viarias entidades y proyectos
(Pilar Vásquez. Bogotá, 2007).
Sin embargo, algunos funcionarios(as) de Bogotá y San Andrés critican la
asociación entre vulnerabilidad y territorio como criterio para otorgar programas
de bienestar, por razón de dicho criterio genera en ocasiones excesiva asistencia
social dirigida de manera exclusiva a ciertos espacios geográficos en detrimento
de otros. De igual modo, esta asociación puede estimular la actitud pasiva de
las personas frente a los territorios donde viven.
[Omitimos el nombre del lugar] es un barrio de invasión que se caracteriza
porque casi la mayoría de los hogares están conformados por mujeres cabeza
de hogar; son mujeres solas, muy pocas tienen el marido, […] viven solas
con sus hijos, tienen muchos hijos, casi todas son recicladoras. Pero mire de
las cosas raras que es uno de los sitios, en el que todos nos hemos desbocado
hacia allá, de pronto son las que, entre comillas, digo yo, menos hambre
aguantan. ¿Por qué? Porque todos los proyectos están muy pendientes de
ellas (Bernarda Angulo. Bogotá, 2007).
522 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
cambio cultural y que han participado de manera constante en acciones para
su rehabilitación. Se trata de una intervención dirigida a personas indigentes
no solo para garantizarles un mínimo de salud física y mental, sino también
para evitar que su situación afecte a las demás personas. Algunas personas
entrevistadas reconocen que el objetivo de los programas sociales focalizados
es controlar el crecimiento de esta población, así como evitar que afecten la
convivencia comunitaria (por sus actitudes o enfermedades). Se incluyen en
estos programas medidas para el restablecimiento de la salud física y mental
como la higienización diaria y el suministro de medicamentos, alimentación y
vestuario. También se les capacita en oficios manuales para la (auto)generación
de ingresos. Excepcionalmente —por opción ética de los funcionarios(as)19— se
intenta ofrecerles otras alternativas para mejorar sus condiciones de vida.
Entonces, nosotros lo que queremos es que la gente que ingresa al programa
valore lo que estamos haciendo por ellos y que tengan disposición de cam-
biar, porque si solamente va a sentarse a esperar el desayuno, el almuerzo y
la merienda, […] nosotros no somos un restaurante, sino que para que ellos
tengan opción de vida y traten de mejorar su calidad de vida (Rose Díaz.
San Andrés, 2007).
Otras circunstancias asociadas al desplazamiento forzado, por ejemplo, pue-
den convertir a algunas personas en sujetos peligrosos para el equilibrio social,
máxime en aquellos contextos que se caracterizan por tener una situación social
de pobreza y desigualdad agravada. En ese sentido, algunos funcionarios(as) de
la ciudad de Cartagena consideran que las personas inmigrantes desplazadas
empeoran la situación social de la ciudad porque ocupan (prioritariamente) el
lugar de los pobres históricos que no han recibido asistencia por parte del Estado;
se asientan en zonas de alto riesgo, generan una explosión demográfica, agotan
la precaria asignación de recursos que el gobierno destina para los programas
sociales focalizados y se vinculan fácilmente a la delincuencia común como
alternativa de subsistencia.
19 Según los funcionarios(as) de San Andrés Islas y Pereira, este tipo de programas sociales
focalizados no son abanderados por el Estado ni por los gobernantes de turno en sus
planes de desarrollo, porque los habitantes de calle son considerados como un grupo
poblacional de menor relevancia frente a otros grupos poblacionales que padecen
situaciones de pobreza y/o vulnerabilidad.
524 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
pertenecía al género masculino y al grupo etario entre 25 y 50 años también se
consideran condiciones asociadas a la vulnerabilidad debido a que se encuentran
tradicionalmente por fuera de la intervención social del Estado. Sin embargo,
a pesar de expresar un conjunto variado de características definitorias de la
vulnerabilidad, para la mayoría de las personas entrevistadas, el criterio que
más importancia tiene para tomar la decisión respecto del acceso a programas
de bienestar es la conjugación de vulnerabilidades.
Las personas que pertenecen a grupos étnicos también fueron identificadas
como personas vulnerables, aunque la postura mayoritaria de los funcionarios(as)
privilegió el criterio de padecimiento de pobreza socioeconómica. En la siguien-
te sección, se presenta de manera pormenorizada las justificaciones a dicha
consideración y el carácter de su impacto en el acceso y/o permanencia en los
programas sociales focalizados.
20 Los grupos étnico-raciales que se identificaron como vulnerables fueron las personas
negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras e indígenas. El pueblo rom y los mi-
grantes extranjeros no fueron asociados a la condición de vulnerabilidad.
21 Algunas funcionarias y funcionarios de las ciudades de Bogotá, Medellín y Pereira
consideran que la mayoría de personas indígenas, negras, afrocolombianas, raizales
y palenqueras son inmigrantes urbanas recientes, víctimas del conflicto armado y de
origen rural. Por lo tanto la vulnerabilidad se genera porque estos nuevos inmigrantes
irrumpen en un contexto distinto al propio que además es homogéneo y fuertemente
arraigado a costumbres blanco-mestizas, al cual no logran adaptarse rápidamente.
526 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
funcionarios(as) establecieron características de acuerdo a las cuales la vul-
nerabilidad se particulariza conforme a la pertenencia al grupo étnico-racial
negro, afrocolombiano o indígena.
Se considera que los indígenas son vulnerables por motivos culturales. Para
muchos funcionarios(as), las personas indígenas no tienen tradición de ha-
bitar en grandes centros urbanos. Por ello, desconocen la Civitas, es decir, la
manera de establecer contacto con las instituciones y de construir relaciones
cotidianas con personas no indígenas. Asimismo, advierten la reducción de
las posibilidades de la recreación de prácticas culturales propias de su etnia,
especialmente aquellas relacionadas con la alimentación. También se percibe
que algunos de sus rasgos culturales (idioma, vestuario, pautas de higiene) les
impiden integrarse y adaptarse a la vida urbana.
Algunos funcionarios(as) de Bogotá y Pereira consideran que las personas
indígenas son vulneradas incluso en los programas de bienestar. Dado que
muchas de estas personas no pueden cumplir con los requisitos mínimos
de acceso, ya sea porque no pueden certificar su condición de pobreza (no
tienen clasificación sisben) o porque ni siquiera cuentan con documentos
de identificación (registro civil, cédula de ciudadanía), son excluidas de la
intervención social.
Pues aquí hay […] o sea, los resguardos indígenas que tenemos acá cerca son
población [que] llega muy fácilmente acá y que de pronto llegan acá con unas
condiciones de vida muy diferentes a las que nosotros tenemos acá y de pronto
estas diferencias sí se ven muy marcadas. Es de pronto la población que yo
diría […] que podría estar más vulnerable (Andrés Mejía. Pereira, 2007).
En general, los funcionarios(as) consideran que las personas indígenas
tienen la posibilidad de ingresar a los programas sociales en igualdad de con-
diciones, sin necesidad de que operen tratos preferenciales o prioritarios en
razón de su pertenencia étnico- cultural22. No obstante, los funcionarios(as)
22 Una funcionaria de Bogotá plantea que las personas indígenas no esgrimen, como
justificación para el ingreso a los programas sociales focalizados, su diferencia. Sin
embargo, al ingresar a los mismos visibilizan de manera constante una demanda por
el reconocimiento a su identidad étnica. «Él la reivindicaba, “yo soy de tal sitio”, es
más, sin estarle uno preguntando[…] él me hablaba de donde procedía, de cómo era
su cultura, totalmente analfabeta, cómo fue su crianza […]; se puede decir que el señor
afianzaba en su mismo relato toda su cultura» (Diana Romero. Bogotá, 2007).
528 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
discriminan porque siempre nos están diciendo indios, indios» […]. O sea, lo
mismo que pasa con negritudes, […] que de pronto uno de negro lo asimila
más o de pronto hemos tenido más la oportunidad de salir o de criarnos […]
en [la capital][…], o por lo menos yo, que tuve la oportunidad de criarme
en la capital, eso a uno […], a mí me resbala […]. Entonces, a raíz de eso
se dijo hay que buscar un sitio para los niños porque hay unas costumbres,
unas culturas que ellos no pueden dejar de lado, que significaría llevar al
niño pequeño a una guardería o a un jardín infantil común y corriente,
significaría que ya desde bebecitos van dejando sus costumbres y tienden a
desaparecer […] mientras ellos tienen unas cosas muy chéveres, muy bonitas
[…] (Bernarda Angulo. Bogotá, 2007).
530 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
nerabilidad de una persona cuando se conjuga con otro conjunto de variables
como género, edad, clase social, discapacidad, padecimiento generado por el
conflicto armado y otros tipos de violencia, y la migración, entre otros. Por otra
parte, en Bogotá, Pereira y Cartagena, algunos funcionarios(as) consideraron
que las personas negras, lejos de ser vulnerables, se convertían en potenciales
vulneradoras de los derechos de personas blanco-mestizas pobres que habitan
en barrios populares, debido a que son violentas, agresivas y perturbadoras
del orden puesto que sus prácticas culturales (fiestas, música a alto volumen,
constantes celebraciones, recibimiento y visita constante de familiares) no son
propias de ámbitos urbanos23.
Aquí, a pesar de que no era una región de negros y están llegando; yo veo
que los acogen todavía, es más vulnerable y puede sufrir más el blanco de
lo que le pueda hacer el negro (Josefa Giraldo. Pereira, 2007).
Muy pocos funcionarios(as) explican la vulnerabilidad de las personas negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras como consecuencia de procesos de es-
clavización. Ello contrasta con la consideración mayoritaria, como se presentó
en unas líneas más arriba, de la existencia en la sociedad colombiana de un
tipo de racismo estructural y cotidiano que afecta, en particular, a las personas
negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Esto además sugiere que para
estas personas, aparentemente, no existe una conexión entre el racismo y el
fenómeno de la esclavización. Solo una funcionaria de la ciudad de Medellín
identificó el origen de la vulnerabilidad de estas personas en la esclavización;
para ella, ese fenómeno determinó la ubicación de esta población en territorios
lejanos (aunque con inconmensurable riqueza natural), fuera del interés estatal y,
por ende, sin recursos suficientes para garantizar condiciones de vida dignas.
En las narrativas de los funcionarios(as) que reconocieron la existencia de un
tipo especial de vulnerabilidad padecida por personas negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras, identificamos dos características: una vulnerabilidad
asociada a lo étnico y otra a lo racial. Según algunos funcionarios(as) de las
ciudades de Bogotá, Medellín y Pereira, las personas negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras padecen una vulnerabilidad étnica debido a que en el
23 Algunas personas entrevistadas también consideran que las personas negras, afro-
colombianas, raizales y palenqueras pueden excluir y discriminar a sus co-raciales o
co-étnicos por motivos relacionados con la extracción social, pertenencia al género
femenino, origen geográfico y rasgos fenotípicos.
532 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
dado que no logran conseguir vivienda en alquiler con facilidad; en el ámbito
de la ocupación laboral, no se encuentran en cargos gerenciales de la empresa
privada o en el nivel directivo dentro del Estado.
Pero son rechazados socialmente en toda la sociedad, entonces tenemos que
usted no ve casi afrodescendientes ocupando espacios públicos (Ernesto
Pinzón. Pereira, 2007).
También se les dificulta la vinculación a empleos formales (e incluso a acti-
vidades informales como la venta ambulante) por el fenómeno del racismo.
Sí, […] porque ellas [las personas negras] poco les dan trabajo y por lo menos
va uno, y usted por ejemplo va a poner un puesto en la calle y la gente poco
se atreve a comprar porque son negritos y la gente negra acá, en Bogotá,
y a ellos le tienen mucho recelo, porque son negritos y no les dan trabajo
(Paulina Montenegro, beneficiaria de programas sociales. Bogotá, 2007).
534 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
pobreza que no es captado por sistemas de información nacionales (sisben) y
no podrían ser beneficiarios(as) de los programas sociales focalizados por no
cumplir con algunos de los criterios necesarios.
En esta ciudad, no se considera que las personas negras, afrocolombianas y
palenqueras (inmigrantes continentales provenientes de Cartagena, Barranquilla
y Santa Marta) sean vulnerables porque no son un grupo minoritario y su cultura
no es la predominante en la isla, por lo que no se encuentra amenazada.
La población raizal [es la más vulnerable] porque estamos siendo como
extranjeros en nuestra propia tierra, porque tenemos que acomodarnos a
unas políticas que vienen diseñadas desde el interior del país y meternos esa
película en la cabeza de que eso siempre va a ser así porque no se está dando
la discriminación positiva, porque no se tiene en cuenta que el desarrollo,
el origen de la población raizal es muy distinto a como se dio en el interior
del país empezando por la raza […]. Fue muy distinto a como fueron los
procesos de colonización en el interior del país, porque no se ha incorporado
como el concepto de insularidad (Alice Antonio. San Andrés, 2007).
Frente a la situación de vulnerabilidad de las personas raizales, se ofertan
programas sociales que se pueden considerar particularizados ya que flexibilizan
algunos de los criterios de acceso (el criterio relacionado con el puntaje sisben)
para que puedan acceder a ellos personas raizales pobres con clasificación 3 y/o
quienes cuentan con casa propia. Por otra parte, una funcionaria de San Andrés
afirma que, gracias a largos procesos de negociación con instancias del gobierno
nacional, se ha logrado que algunos rasgos de la cultura raizal también se con-
sideren en el suministro de los programas sociales, a cargo de la gobernación
departamental. La atención particularizada se evidencia en la manera como se
provee atención alimentaria para adultos mayores raizales, a quienes no se les
convoca en un establecimiento (como se hace en Bogotá, Cartagena, Medellín
y Pereira) sino que a diario se les suministra alimentos puerta a puerta.
Ningún viejito de San Andrés va a dejar su casa para ir caminando en el
sol, así sea que sea la comida más rica que le van a dar, a sentarse a comer
con el otro […], mejor se queda en su casa. O sea, como que culturalmente
nada […] como que no pega y no lo digo yo, no solamente porque yo soy
raizal, yo sé que no lo van a hacer y si lo hacen son otro tipo de adultos
mayores […]. Pero un adulto mayor que vivió y envejeció aquí, que estuvo
acostumbrado a tener sus cosas en su huerta, cultivarlas, trabajó de pronto
536 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
de personas entrevistadas considera que no existen prácticas relacionadas al fe-
nómeno del racismo institucional debido a que opera a todos los niveles, y de
manera irrestricta, el principio de la igualdad entendido como no-discriminación.
Sin embargo, muchas de las personas entrevistadas también reconocen que el
porcentaje de personas que comúnmente demandan y asisten a los programas
de bienestar es reducido. En el siguiente apartado presentamos algunas de las
explicaciones que aducen los funcionarios(as) a este respecto.
538 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
no asisten a programas sociales debido a que desconocen la oferta de dichos
programas en la ciudad. Estos ciudadanos(as) no se empoderan de sus derechos,
en parte, porque habitan en sitios periféricos de la ciudad, en corregimientos
fuera del alcance institucional.
Entonces, por aquí hay asentamientos de poblaciones negras que están muy
retiradas y a veces no es que no hagan las cosas sino que no conocen que están
las entidades. […] a veces es que no conocen las rutas y es conocimiento lo
que hace falta y ayudarlos como en ese empoderamiento de ellos, de que
tienen unos derechos. […] yo pienso que ellos desconocen nuestra labor y yo
por eso digo que hay que trabajar en esa parte, la meta es que ellos puedan
conocer que hay mucho más… el acceso a estos servicios no es fácil para
ellos. Cuando uno llega a estas poblaciones, la gente está dentro de unos
problemas graves y que está como muy focalizado [sic] en lo vulnerable.
Como por ejemplo Barú, un sector allá en Nelson Mandela, o sea están como
muy a la periferia de la ciudad (Patricia Murillo. Cartagena, 2007).
Se reconoce también que la baja asistencia de personas negras, afrocolombia-
nas, raizales y palenqueras a los programas sociales focalizados puede explicarse
porque las instituciones no se encuentran acondicionadas para brindar atención
dirigida especialmente a ese grupo étnico-racial. Aunque funcionarios (as) de
las ciudades de Bogotá y Medellín plantean la existencia de un interés por parte
de las administraciones de ese momento25 respecto de la necesidad de reconocer
la diferencia étnico-racial de las personas negras, afrocolombianas, raizales y
palenqueras, dicha preocupación se diluye en la práctica. La razón del quiebre
entre voluntad política y práctica burocrática se explica porque este tipo de re-
conocimiento requiere modificaciones institucionales importantes, imposibles
de realizar en un contexto de escasos recursos asignados al tema social.
Entonces, son temas que uno empieza a plantearse «¿y ahí cómo hacemos?».
Pero de la parte estratégica que implica ese tema, abordar lo operativo mu-
finas, también tenemos acá […], hay diferentes tipos, y todo eso lo miramos como
una población morena. Ya que ellos en su población morena estén constituidos como
grupo afro, algo, ya sí también se ve acá, eso sí se ve acá, de que tú a veces ves personas
con unas tez y están en grupo afro y tiene una tez, diría acá, normal, una morena,
cabello rizado […], facciones normales, sin embargo lideran un grupo afro (Isabella
Flórez. Cartagena, 2007).
25 Luis Eduardo Garzón en Bogotá y Sergio Fajardo en Medellín.
26 La pregunta que se formula es la misma que aparece en el Censo de 2005: «De acuerdo
con su cultura, pueblo o rasgos físicos es o se reconoce como: indígena (de cuál pueblo
indígena), rom, raizal del Archipiélago de San Andrés Islas y Providencia, palenquero
de San Basilio, negro(a), mulato(a), afrocolombiano(a) o afrodescendiente».
540 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
palenqueras no están organizadas por lo que no pueden negociar tratos especiales
o particularizados. Asimismo, manifiestan que sus líderes —a diferencia de líderes
y lideresas indígenas— no participan en espacios públicos de concertación de
políticas públicas; no presionan la implementación de programas sociales foca-
lizados especiales o particularizados; se muestran desinteresados en participar
de la prestación de programas de bienestar; y no están dispuestos a cumplir con
ejercicios de co-responsabilidad (asociados al empoderamiento) como partici-
pación en charlas, talleres, capacitaciones y asociaciones con otras personas.
Teníamos recursos para montar un comedor […], se contactaron como ocho
líderes [afro]. Se hicieron como siete reuniones con ellos, se les dijo: «mire,
están los recursos, ayúdenos a identificar el sitio de mejor ubicación, que era
el Rincón». […] nosotros dimos el mensaje, […] no había ningún límite,
estaba la posibilidad de dar el comedor. [Les dijimos] ayúdenos a identificar
personas afro que requerían [sic] el servicio y montamos el comedor y nada,
no hubo respuesta. Siempre nos decían que ya nos daban el censo, que ya
tenían identificadas personas pero nunca fueron. Después, se planteó que
fuera mixto […], porque si el problema era de segregación, entonces lo
hacíamos más evidente y entonces […] se lo planteamos. Lo mismo que
el censo, decían que iban a las reuniones y nunca iban y entonces […] de-
cidimos poner avisos por la localidad pa’ que las personas negras supieran
que había la posibilidad de un comedor que tenían acceso y no aparecieron
(Francisco López. Bogotá, 2007).
542 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
para ellos acercarse a solicitar un servicio si saben que son minoría (Lorena
Torres. Bogotá, 2007).
Recapitulando nuestras consideraciones sustentadas en las narrativas de
funcionarios(as) y personas beneficiarias, si bien algunas de estas personas
reconocen la existencia de cierto tipo vulnerabilidad padecida, de manera
particular, por las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras,
no se acepta que dicha situación sea objeto de intervención en los progra-
mas sociales de bienestar. Las personas beneficiarias de programas sociales
focalizados tampoco están de acuerdo con dar acceso a las personas en razón
de su pertenencia étnico-racial. En ese sentido, unos(as) y otros(as) expresan
que la «necesidad no tiene color», razón por la cual la vulnerabilidad étnico-
racial de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras no debe
solucionarse mediante programas sociales focalizados.
Desde y a favor del Estado, como representantes de las instituciones públicas
estatales, los funcionarios(as) señalan que los programas sociales focalizados,
más que impactar la condición de vulnerabilidad étnico-racial, deben impactar
de alguna manera la situación de pobreza y algunos tipos de vulnerabilidad
asociados a condiciones sociales y económicas. Además, se plantea que en
contextos en los cuales personas negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras
no son la mayoría (Bogotá, Medellín y Pereira) debe primar su acomodación
al contexto sociocultural. En Cartagena, las personas entrevistadas plantean
que las demandas de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palen-
queras siempre corresponden a las de personas pobres.
Para la mayoría de personas entrevistadas, la diferencia étnico-racial no
debe ser objeto central (ni anexo) de intervención en los programas de bie
nestar porque no es una situación a superar sino que antecede y permanece
en los sujetos de derecho universal, a la manera de idiosincrasia y a los estilos
del ser humano. Esa particularidad identitaria no es una situación adversa
en sí misma y no limita de forma directa ni evidente el ejercicio de derechos
fundamentales.
Pues es que yo creo que la situación de las negritudes no es una situación
a intervenir. Si esas poblaciones tienen situaciones adversas pues ahí están
los programas, […] si hay situaciones de vulnerabilidad por supuesto son
sujetos de derechos que tiene uno que asumirlos en diferentes contextos
(Esther Barrios. Bogotá, 2007).
544 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
Otras personas entrevistadas consideran que mientras se logra tal universali-
zación de la asistencia social del Estado, se debe contemplar como alternativa
el incluir a las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras como
sujetos prioritarios de focalización. En Cartagena, todas las personas entre-
vistadas aceptaron que las personas más pobres y vulnerables de la ciudad son
negras, afrocolombianas y palenqueras, y, en consecuencia, aceptan que se
focalice la atención social hacia ellas. En Bogotá, Medellín y Pereira solo se
aceptaría focalizar a personas de este grupo étnico-racial si existen argumentos
de tipo estadístico que demuestren con cifras la incidencia entre pertenencia
étnico-racial, pobreza y alta vulnerabilidad social.
¿Ser negro determina una condición de vulnerabilidad? […] pues no de-
bería, la raza no debería determinar ninguna condición de vulnerabilidad
porque la Constitución dice que todos tenemos los mismos derechos. El
asunto es ser pobre y sabemos que la mayoría de los pobres son de estas
etnias, entonces eso no lo podemos desconocer y sí creo que deberíamos
de hacer discriminación positiva con estas etnias […]. Yo pienso que sí
deberían tener un espacio privilegiado de atención en los programas y
proyectos distritales […] y debería de formalizarse también en algún mo-
mento como para garantizarlo porque de hecho, si no lo hacemos, quedaría
a la decisión de los mandatarios de turno en su determinado momento.
Si se formaliza de alguna manera, bien sea a través de los programas de
gobierno o a través de cualquier medio formal, se podría favorecer porque
no podemos desconocer, por ejemplo, que Cartagena es una ciudad en
donde el mayor número de su población es negra y sabemos también que
el mayor número de la población nuestra […] es pobre. (Carmen Padilla.
Cartagena. 2007).
En ambas alternativas, tanto en la universalización como en la focalización,
se plantea la necesidad de garantizar la aplicación irrestricta del principio de
la igualdad-no discriminación en el acceso y trato dentro de los programas
de bienestar. Así, para adelantar las acciones institucionales encaminadas a
garantizar el acceso de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenque-
ras, sería fundamental la cabal aplicación de dicho principio.
Yo creo que la forma de dignificar ese derecho es tratarnos igual, porque si
yo digo no es porque el que llega es afro y porque fue la esclavitud y yo lo
sigo tratando como pobrecito […]. Me parece que hay que dignificarlos,
546 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
Un tercer conjunto de narrativas abogan por la alternativa de una inter-
vención social particularizada como estrategia para incluir a personas negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras. En esta alternativa, el ejercicio de
focalización y el derecho a la igualdad-no discriminación sería, sin remplazar
o descartar la pretensión de universalidad, una intervención para garantizar el
reconocimiento a la diferencia cultural (entendida como idiosincrasia y como
la relación cultura-satisfacción de necesidades básicas: alimentación, vivienda,
salud, etc.). La atención particularizada en los programas de bienestar incluiría
acciones de reconocimiento de la diferencia en ciertos momentos de la asistencia
tales como la identificación, registro y caracterización de las personas benefi-
ciarias, y en el suministro de bienes y servicios acordes con la cultura.
Consideraciones finales
En este capítulo se presentaron nociones generales sobre los programas
sociales focalizados en cinco ciudades del país desde la perspectiva de
funcionarios(as) responsables de la dirección y ejecución directa de los mismos
y desde la perspectiva de las personas beneficiarias de algunos de los programas
de bienestar en Bogotá. La focalización como estrategia para alcanzar progresi-
vamente la universalización de la atención, dirigida a las personas más pobres
y/o vulnerables, y la igualdad, entendida como no discriminación, son valores
básicos sobre los cuales se construyen los procesos de intervención estatal para
atender de manera puntual la pobreza y/o vulnerabilidad de algunas personas
en la ciudad. En ese sentido, existe un interés especial de todas las personas
entrevistadas en demostrar que los programas sociales focalizados, desde su
formulación hasta su implementación, se caracterizan por encontrarse libres
de exclusiones de tipo religioso, político, étnico y racial.
Valoramos el reconocimiento que funcionarios(as) dan respecto al carácter
de la vulnerabilidad como un fenómeno que se encuentra descentrado del
individuo y que es producto de la inequidad social, económica y cultural. A
partir de ese reconocimiento y en constante debate por las implicaciones éticas
y profesionales, los(as) profesionales se ven abocados —debido a las dinámicas
de la intervención estatal en un sistema de mercado— a definir un conjunto
de personas beneficiarias de la intervención social del Estado teniendo como
criterio la «concentración de vulnerabilidades» sociales y económicas.
Sin embargo, dentro de esta acumulación de pobreza y vulnerabilidades, se
encuentra que los funcionarios(as) poco aprecian la pertenencia étnico-racial
548 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
no son bien aceptados por la mayoría de las personas entrevistadas, porque
se sustentan en la diferenciación y ello hace que vayan en detrimento de la
mayoría (representada en este caso por personas en situación de pobreza y
vulnerabilidad) y de las dinámicas administrativas que permiten el manejo
eficaz de los programas de bienestar.
Algunas personas entrevistadas de forma desprevenida —sin embargo,
culposa— consideran que la mejor salida a la diferencia es la adaptación cul-
tural «al contexto de donde se es extranjero»; otros(as), en cambio, sugieren
acciones especiales para concientizar a las personas negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras acerca de la importancia de actuar de acuerdo a los
usos y costumbres de la cultura blanco-mestiza mayoritaria. Tan solo un
número reducido de personas entrevistadas creen importante garantizar
un lugar que respete y promueva la diferencia étnica y cultural en los pro-
gramas sociales focalizados. Sin embargo, ninguna persona entrevistada
plantea llevar a cabo acciones asociadas al combate de la discriminación y
el racismo, a pesar de que un gran número de ellos concuerda con que este
es un fenómeno estructural de la sociedad colombiana.
La mayoría de funcionarios(as) reconoce que el racismo es un padeci-
miento estructural pero lejano, ya que no logra influir en la dinámica de
los programas sociales focalizados. Lo paradójico es que algunas personas
entrevistadas reconocieron el racismo como una problemática que hace
vulnerables a las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.
Sin apoyarse en cifras oficiales, los funcionarios(as) y algunas personas
beneficiarias de programas de bienestar percibieron que el racismo impide
que las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras obtengan
acceso al mercado laboral. Asimismo plantean que este fenómeno reduce
las oportunidades de educación, expulsa de espacios concretos (la escuela,
el barrio, los sitios de diversión), y genera agresiones comunes y cotidianas
expresadas en comentarios, chistes, burlas y aislamiento de dinámicas co-
munales. Estos ataques tienen especialmente como escenario a las ciudades
de Bogotá, Medellín y Pereira, donde, de acuerdo a las narrativas de las
personas entrevistadas, se percibe de manera negativa a las personas negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras: son señaladas como población mi-
noría por cuanto no son residentes históricos de la ciudad; y son juzgados
por hacer parte del contingente de nuevos inmigrantes, generados por la
guerra y la exclusión económica.
550 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
vida cotidiana de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras,
máxime cuando ninguna de las personas entrevistadas propuso estrategias o
metodologías puntuales para evitar la emergencia del racismo en espacios de
la intervención social?
Frente a estos interrogantes, en el siguiente capítulo desarrollamos un con-
junto explicaciones relacionadas con la noción de ciudadanía abstracta, la cual
oculta la relevancia de las diferencias culturales en el momento de materializar
la condición de sujeto de derechos, así como también evita la implementa-
ción de acciones que combatan las desigualdades raciales en los espacios en
donde se desarrolla la intervención a la cuestión social. También exploramos
algunas de las estrategias propuestas por algunos funcionarios(as) de Bogotá,
Cartagena, Medellín, Pereira y San Andrés para dar respuesta a la demanda
diferenciada de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras
en los programas de bienestar.
Busso, M., Cicowiez, M. & Gasparini, L. (2005). Etnicidad y los Objetivos del
Milenio en América Latina y el Caribe. Bogotá: cedlas, undp.
Centro de Estudios Sociales (ces). (2006a). La investigación en las ciencias sociales
y la constitución de ciudadanía. Memorias del evento final ces 20 años 1985-
2005. Noviembre 8, 9 y 10. (Original inédito). Bogotá.
Centro de Estudios Sociales (ces). (2006b). Programa estratégico de investigación:
ciudadanías incluyentes. (Original inédito). Bogotá.
Romero, C. (2003). Los desplazamientos de la ‘raza’: de una invención política y
la materialidad de sus efectos. Revista Política y Sociedad, 1 (40).
Rozas, M. (2001). La Intervención profesional en relación con la Cuestión Social: el
caso del Trabajo Social. Buenos Aires: Espacio.
Strauss, A. & Corbin, J. (2002). Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y
procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Medellín: Universidad
de Antioquia.
Vargas, J. (2000). Políticas públicas universales o focalizadas: ventajas y desventajas.
El caso del sisben en Colombia (Ponencia presentada en el Seminario de Investi-
gación sobre Salud y Desarrollo). Bogotá: Universidad de los Andes.
552 Características generales de los programas sociales en las ciudades de Bogotá, Cartagena...
“Africali”. José Horacio Martínez - 2006 ©
Capítulo
7
Entre ciudadanía abstracta y universal y
ciudadanía diferenciada étnico-racial negra.
Escenarios posibles para su reconocimiento
Introducción
A continuación se presentarán reflexiones asociadas a las narrativas que
funcionarios(as), y personas beneficiaras de programas de bienestar expresan
respecto de las posibilidades de reconocimiento étnico, cultural y étnico-racial
de las personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en condición
de pobreza y/o vulnerabilidad. El análisis de narrativas que presentamos en este
capítulo comparte el mismo trabajo de campo empírico descrito de manera
detallada en el capítulo anterior.
En la primera parte se presentan un conjunto de narrativas que hacen referencia
a concepciones sobre ciudadanía, así como también la relación de estas nociones
con la consideración de los sujetos de intervención de los programas de bienes-
tar. Enfocamos nuestro análisis en el tipo de relaciones que se establecen entre
las personas en condición de pobreza y/o vulnerabilidad y los funcionarios(as)
dentro de las instituciones encargadas del suministro de programas sociales. En
esta primera parte pretendemos sugerir un conjunto de explicaciones respecto
de la difícil consideración de sistemas de dominación racial estructurante de la
sociedad colombiana como justificaciones para desarrollar acciones diferenciadas
a favor de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras dentro de los
programas sociales de bienestar; en ese sentido también sugerimos explicaciones
al fenómeno de neutralización discursiva de la categoría ‘raza’ representado por
funcionarios(as) de cinco ciudades del país.
En la segunda parte del presente capítulo se desarrollan tres propuestas que
obtuvimos de las narrativas de algunas de las personas entrevistadas sensibles
a la diferencia y a sus demandas (no discriminación y reconocimiento). Estas
propuestas constituyen alternativas para la inclusión de personas negras, afroco-
lombianas, raizales y palenqueras en condición de pobreza en los programas de
bienestar: trato prioritario o preferencial para el acceso, programas de bienestar
1 Entendemos que la formalización de la ciudadanía tiene que ver con los procesos
de «encuentro y negociación entre las dinámicas y los discursos institucionales y la
búsqueda de reconocimiento como agentes por parte de actores sociales en escenarios
públicos» (ces, 2006: 7). Esta noción se toma del documento para la constitución
3 En ese sentido, el capítulo tercero a cargo de Carlos Augusto Viáfara López, Fernando
Urrea-Giraldo y Juan Byron Correa Fonnegra presenta interesantes contrapuntos ya
que sugieren una implicación racial en el padecimiento de la pobreza en Colombia.
8 Es importante resaltar que la referencia a experiencias negativas con este grupo étnico-
racial fueron rememoradas tanto por profesionales blanco-mestizos(as) como por
profesionales negros(as), afrocolombianos(as), raizales y palenqueros(as). La cita que
ilustra esta narrativa, por ejemplo, es de una profesional negra, afrocolombiana.
Otro riesgo que se percibe de los programas sociales focalizados exclusivos, es que
estos impedirían la construcción de intercambios y aprendizajes culturales mutuos.
Esta estrategia pretende dar un lugar especial a las personas negras, afro-
colombianas, raizales y palenqueras en los programas sociales focalizados.
El trato diferenciado étnico (o etnizante) implica incluir en los programas
A manera de conclusión
En la primera parte del presente capítulo acentuamos la idea de la predomi-
nancia discursiva de un tipo de ciudadanía abstracta desde el cual se pregona
la necesidad de la ceguera frente a la diferencia como práctica para garantizar
la igualdad-no discriminación en las intervenciones sociales del Estado. Sin
embargo, en las narrativas de algunos funcionarios fuimos encontrando la
emergencia progresiva e importante del derecho a ser considerado, desde la in-
tervención estatal, parte de una cultura distinta a la mayoritaria. Aun en acciones
que aparentemente son universales y que se orientan a dar respuesta remedial y
focalizada a situaciones de pobreza y/o vulnerabilidad, algunos funcionarios(as)
valoran la oportunidad de recrear el derecho a ser diferente, sin que ello sea
señalado como perjuicio frente a los demás (personas blanco-mestizas), ni
como amenaza al orden institucional. En este sentido, consideramos que las
propuestas relacionadas con los programas sociales focalizados étnicos pueden
avanzar en el reconocimiento, mediante acciones que garanticen a las personas
negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras el derecho a no ser discriminadas
ni juzgadas en razón del fenotipo, y a ser respetadas sus prácticas culturales, las
cuales se vinculan a la satisfacción de sus necesidades vitales.
Por tanto, en el relato de los funcionarios(as) encontramos una tensión
entre dos formas de ejercicio de ciudadanía: una de tipo universalista y otra
diferenciada. Sin embargo, en el origen de esta tensión no encontramos inter-
Busso, M., Cicowiez, M. & Gasparini, L. (2005). Etnicidad y los Objetivos del
Milenio en América Latina y el Caribe. Bogotá: cedlas, undp.
Centro de Estudios Sociales (ces). (2006a). La investigación en las ciencias sociales
y la constitución de ciudadanía. Memorias del evento final ces 20 años 1985-
2005. Noviembre 8, 9 y 10. (Original inédito). Bogotá.
Centro de Estudios Sociales (ces). (2006b). Programa estratégico de investigación:
ciudadanías incluyentes. (Original inédito). Bogotá.
Romero, C. (2003). Los desplazamientos de la ‘raza’: de una invención política y
la materialidad de sus efectos. Revista Política y Sociedad, 1 (40).
Rozas, M. (2001). La Intervención profesional en relación con la Cuestión Social: el
caso del Trabajo Social. Buenos Aires: Espacio.
Strauss, A. & Corbin, J. (2002). Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y
procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Medellín: Universidad
de Antioquia.
Vargas, J. (2000). Políticas públicas universales o focalizadas: ventajas y desventajas.
El caso del sisben en Colombia (Ponencia presentada en el Seminario de Investi-
gación sobre Salud y Desarrollo). Bogotá: Universidad de los Andes.
Introducción
Para enmarcar las narrativas de los(as) actores(as) entrevistados(as) en el
ámbito del racismo, mostrar la complejidad analítica que este concepto tiene,
y sus relaciones con los otros conceptos que le son asociados como raza, racis-
mos, racialización, discriminación racial, prejucios y esterotipos raciales, etnia
y etnicidad, en esta primera parte elaboramos algunos desarrollos conceptuales
de tal noción que permiten ubicar las narrativas que hallamos en las entrevistas
y grupos focales realizados.
El racismo está estrechamente ligado a la diferenciación humana a partir
de los colores de la piel y rasgos fenotípicos; denota valoraciones positivas o
negativas a ciertas características físicas. Históricamente, el color de piel ha
sido una categoría de clasificación de los grupos humanos creada y dotada de
un significado particular en contextos socio-culturales específicos, y ha sido
utilizado para establecer valores y regulaciones sociales que han incidido de
manera determinante en la interacción humana (Hering, 2010).
También desde una persectiva histórica, Max Hering (2010) y Claudia Leal
(2010) señalan las constantes asociaciones negativas que se han construido en
torno al concepto de raza, y cómo esta ha servido de criterio para la clasificación
de los grupos humanos y su jerarquización, de acuerdo con intereses particu-
lares de quienes han buscado mantener un estatus superior en la sociedad. En
consecuencia, la construcción social del concepto de raza, ha estado siempre
ligada al racismo, en la medida que se ha utilizado para subordinar y excluir con
el fin último de dominar a quienes se catalogan como pertenecientes a las razas
‘inferiores’. Para un autor como Paul Gilroy, en la contemporaneidad la idea
de ‘raza’ es sugerente «porque proporciona una comprensión fundacional de la
jerarquía natural sobre la que se asientan, o de la que dependen, gran cantidad
de conflictos sociales y políticos adicionales» (Gilroy, 2008: 33).
616 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
que determina el estatus de cada grupo social. Es de esta forma que se habla
de una idea particular de raza creada en Colombia en la que inciden las par-
ticularidades geográficas, históricas, culturales, políticas y sociales —entre
otras— y que se evidencian en cada una de las ciudades entrevistadas, sus
particularidades y las dinámicas que las diferencian unas de otras.
La clasificación racial de los grupos humanos en Colombia muestra como
se ha construido una sociedad a partir de la diferencia racial. Las narrativas
de hombres y mujeres entrevistados(as) dan cuenta de la existencia de la ya
mencionada estructura racial de la sociedad colombiana, que en términos de
Eduardo Bonilla-Silva (2010) es la forma en que se concretan en su estructura
las jerarquías establecidas a partir de la diferencia racial, y que determinan la
existencia de sistemas sociales racializados, en los que todos los niveles de la
estructura social (económico, político, social, cultural e ideológico) funcionan
de acuerdo con una diferenciación racial. En tal sentido, puede crearse una
analogía con la estructura social colombiana y el racismo estructural, que es
reconocido por la mayoría de las personas entrevistadas en el curso de esta in-
vestigación y evidencia otros aspectos también analizados por Bonilla-Silva.
Las múltiples discriminaciones son explicadas en el marco de la teoría
desarrollada por Bonilla-Silva al explicar que los procesos de racialización se
ven influenciados por otros factores como el género o la clase social. Tales
entrecruzamientos, que inciden en la forma en que se da la discriminación
racial, también aparecen en las narrativas de las entrevistas, por medio de las
distintas formas de segregación que experimentan mujeres, jóvenes, población
desplazada, en situación de pobreza y otros grupos de personas afrocolom-
bianas, negras raizales y palenqueras que son víctimas de distintos tipos de
discriminación racial de forma simultánea.
Bonilla-Silva también afirma que a partir de la construcción social de ca-
tegorías raciales determinadas y los consecuentes procesos de racialización, se
establecen entonces relaciones sociales que estructuran la vida de una sociedad
de forma «involuntaria», es decir que dichas relaciones se institucionalizan. El
doble sentido que cobra este análisis en la realidad expuesta por las personas
entrevistadas, se evidencia en el racismo estructural, institucional y social
—abordados más adelante— puesto que dan cuenta de la forma en que se ha
permeado la sociedad y de la reproducción que hace del mismo en los niveles
económico, político, social, cultural, ambiental y simbólico.
618 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
En el contexto colombiano, y no siendo una excepción entre los países
latinoamericanos (Segato, 2006), las particularidades contextuales de sus
estructuras racializadas han dado paso al surgimiento de formas particulares
en las que se reproduce el racismo, que se han internalizado y acoplado al
sistema, de forma tal que parecieran ser inherentes a éste. Dichas formas son
denominadas como racismo estructural, racismo cultural, racismo institu-
cional y racismo social.
El racismo estructural es definido por Rita Laura Segato de la siguiente
manera.
[el racismo es un conjunto de] factores, valores y prácticas que colaboran
con la reproducción de la asociación estadística significativa entre raza y
clase […], es decir, todo lo que contribuye para la fijación de las personas
no-blancas en las posiciones de menor prestigio y autoridad, y en las profe-
siones menos remuneradas (Segato, 2006: 6-7).
Mientras tanto, el racismo institucional puede ser entendido como las «prácticas
institucionales que llevan a la reproducción de las desventajas de la población
no-blanca» (Segato, 2006: 7); y el racismo social puede entenderse desde los
desarrollos de Bonilla-Silva como el producto de lo que él mismo ha denominado
ideología racial, es decir, la concreción de la estructura racializada en las interac-
ciones cotidianas entre las razas, que «provee las reglas para percibir y tratar al
otro en una sociedad racializada» (Bonilla-Silva, 2010: en preparación).
620 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Tabla 1
Total entrevistas según tipo de actor(a) entrevistado,
realizadas entre el 7 de noviembre de 2006 y el 21 de diciembre de 2007
Número de
Actor(a) entrevistado
entrevistas
Actores institucionales 115
Movimiento social
143
Afrocolombiano
Funcionarios de servicios
100
sociales
Total entrevistas 358
622 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Racismo es toda forma de discriminación que lastima y lesiona, que trau-
matiza la existencia, eso es racismo (Carmen Gamboa. Funcionaria de la
Gobernación. Buenaventura, 2007).
624 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
cultural (asociada siempre a la existencia de grupos étnicos, más no raciales)
del país son los dos soportes en los que se apoyan quienes afirman que en el
país no hay racismo ni discriminación racial.
Desde estos dos supuestos surgen distintas razones por las que los
funcionarios(as) entrevistados niegan la existencia del racismo o de la discri-
minación racial. En algunos casos, los mismos entrevistados(as) que niegan
el racismo reportan en otras oportunidades —con cierta indignación— la
negación que otros actores(as) sociales hacen del mismo.
Para un buen número de las personas entrevistadas, la discriminación racial
no existe. En vez de ello, afirman que ha surgido en el país una discriminación
social que afecta más a ciertos grupos étnicos, sin explicar las posibles razones
conexas de ello.
Yo tengo una teoría muy personal sobre el tema. Yo creo que en Colombia
no padecemos de discriminación racial en sí misma, no la hay entre otras
cosas por el carácter multiétnico de la población colombiana. Lo que sí
sucede es que hay una discriminación social y a personas de determinadas
etnias que por circunstancias socioeconómicas no han logrado capacitarse,
[y entran con ello] en un círculo vicioso que se le niega la capacitación y
luego se les niega la igualdad porque no están capacitados; entonces se es-
tablece una discriminación social que coincide con aspectos perjudiciales
para unos determinados grupos humanos (Julio Iguarán. Ex magistrado
de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
626 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
en otras ciudades sí se evidencia más fuerte, pero aquí creo que no, mas no
sé (Aura Caicedo. Funcionaria de la Alcaldía. Buenaventura, 2007).
Además, no son pocas las entrevistas en las que se niega el racismo. En las
narrativas analizadas se encuentran repetidas alusiones a experiencias en las que
los funcionarios(as) perciben —de manera directa e indirecta— el modo en que
el gobierno nacional ha negado la existencia del racismo tal como lo ha hecho
el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez en un recordado Consejo
Comunitario realizado en la ciudad de Cali el día 3 de junio de 2007.
No es gratuito, no es coincidencial, no es ningún fenómeno natural que la
mayoría de las poblaciones más pobres en las principales ciudades del país
sean afrocolombianas, como el presidente lo quiso ocultar ese domingo en
el Consejo Comunal Afrocolombiano; que aquí no había discriminación, y
muy acertadamente Juan de Dios Mosquera le replicó y le refutó porque las
demás intervenciones fueron pobres y lamentables. De [las] intervenciones de
los afrocolombianos que estuvieron ahí, la más acertada y que me sorprendió
fue la de Juan de Dios Mosquera, que refutó y confrontó a Uribe cuando
intentó negar que aquí hubiera discriminación; aquí la hay y es vergonzoso
(Víctor Cuero. Asesor de la Alcaldía. Buenaventura, 2007).
Estas declaraciones del presidente, confirmadas por una funcionaria de alto
nivel del Estado, muestran que a pesar de percibir lo contrario, ella se encuentra
en una difícil posición por cuanto no debe contradecir al jefe de gobierno.
[…] me pone en un problema muy grave porque el presidente Uribe, en el
último Consejo Comunal de la ciudad de Cali, dijo que no había discrimi-
nación racial y a mí me quedaría muy difícil decir que sí la hay. Sin embargo
yo sí creo que existe una discriminación, es decir, es evidente; yo no diría que
hay […] racismo en Colombia como lo hay en otros países donde existen
[sic] (María Vargas. Funcionaria del gobierno. Bogotá, 2007).
Lo anterior podría demostrar que la negación del racismo se toma como
una postura del gobierno en general, sin tener en cuenta las apreciaciones
personales de sus funcionarios(as) ni el conocimiento que estos puedan tener
sobre el tema.
La negación del racismo también surge de los gobiernos municipales. Algunos
funcionarios(as) que exponen la situación afirmaron que se niega la existencia
del racismo porque de no hacerse así debería reconocerse que se han cometido
628 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
desde el Estado lo dudo (Gloria Saavedra. Funcionaria del Ministerio del
Interior. Bogotá, 2007).
Por otra parte, en un ejercicio de constante extraterritorialización, el racismo
en Colombia pareciera no haberse expresado de manera tan violenta y radical
como a lo largo de la historia de los Estados Unidos.
Yo no conozco ninguna desigualdad que no sea de pronto muy personal de
alguien que diga «este es negro», pero acá no estamos en el apartheid ni en
la vaina racista norteamericana, yo creo que nosotros convivimos serena y
tranquilamente con el negro (Heriberto García. Senador de la República.
Miembro de un partido de oposición. Bogotá, 2007).
Este tipo de respuesta niega la existencia de «regímenes locales racistas » en
el país que han practicado una forma de apartheid —como el establecido por
la compañía minera Chocó Pacífico en Andagoya (Chocó), la calle primera
de Quibdó (Chocó), o la calle primera de Buenaventura (Valle del Cauca).
Además, niega existencia de las fuertes prohibiciones de ingreso por motivos
raciales, hasta los años setenta, a los clubes de «blancos» presentes en estas
ciudades negras.
Otros, perciben los casos conocidos de discriminación racial como algo aislado
que surge una o dos veces, y consideran que no se puede hablar de discrimina-
ción racial o racismo dado que se adhieren a la idea de que la ‘raza’ no existe,
por lo que dejan de lado la discusión en la que se concluye que aunque la ‘raza’
no exista como hecho biológico , sí existe la racialización, la cual tiene efectos
concretos y nefastos en la vida de la gente afrocolombiana, negra, palenquera
y raizal, principalmente.
Yo personalmente no soy de la idea que se hable de discriminaciones raciales
porque el tema es un tema que ha sido muy discutido a nivel universal, que
en el mundo no hay ‘razas’ diferentes, lo que hay es diferencias culturales,
políticas, sociales, lingüísticas, eso sí, higiénicas, pero no de tipo racial, eso
es un tema que afortunadamente ya se ha superado en los foros (Luis Ulcué.
Funcionario de la Defensoría delegada para indígenas y minorías étnicas de
la Defensoría del Pueblo. Bogotá, 2007).
En cuanto a la incredulidad sobre el hecho de que haya racismo en Colombia,
cabe resaltar las opiniones de los funcionarios(as) que aseguran que los actos
de discriminación racial son producidos por quienes pertenecen a los grupos
630 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
en una Colombia grande, y aquí nunca hemos legislado para un sector de
Colombia, nosotros nunca hemos legislado para favorecer a unos y perju-
dicar a otros, al menos yo, que llevo ya dos periodos, nunca he visto eso;
el testimonio quedó y es una legislación amplia y muy participativa a pro-
pósito, pero hay regiones que se resisten a superar su condición, se resisten
a superar un manejo de inferioridad que no es válido en Colombia, no es
válido ( Jaime Castro. Senador de la República. Miembro de un partido de
la coalición de gobierno. Bogotá, 2007).
632 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Hay un racismo evidente, la gente lo manifiesta de todas las formas y hay un
racismo latente que no se manifiesta de forma directa; pero la persona, que
yo diría la víctima de este trato, lo percibe. Porque hay formas diferentes de
manifestar este sentimiento de rechazo. Entonces, simplemente ignorar a la
persona, anularla o simplemente también hacer manifestaciones verbales, acti-
tudinales que hagan que la persona se sienta diferente o rechazada. Entonces, a
nivel de Colombia el racismo es latente. Yo diría que en los niveles bajos no se
percibe, pero cuando se trata de los niveles altos y los altos cargos, en ese nivel
sí se alcanza a percibir cierta diferencia y cierto rechazo. Sutil, pero se siente
(Juan Pérez. Miembro de la bancada afrocolombiana. San Andrés, 2007).
Para algunos entrevistados(as), las características que tienen el racismo y la
discriminación racial en el país no son soterradas como se afirma a menudo;
muestran su posición enfática enunciando de manera clara cada una de ellas.
La discriminación racial en el país tiene varias características. Primero, es
no violenta. Segundo, no es socialmente segregacionista, solo lo que sucede
en algunos lugares del territorio en donde sí es socialmente segregacionista,
porque en principio no es socialmente segregacionista. Tercero, tiene ele-
mentos de exclusión muy fuertes en el sentido de que se crean barreras de
acceso […], por ejemplo, el tema de la discoteca; puede que los que estuvie-
ran en la discoteca no hubieran objetado a que entrara, pero el dueño de la
discoteca sí tiene una barrera de acceso. Y luego hay una situación, digamos,
de mayor sufrimiento, de condiciones de pobreza, respecto a la cual no hay
una reacción equivalente a ese grado de afectación de la igualdad (Asdrubal
Pinto. Ex magistrado de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
El racismo y la discriminación racial toman distintas formas según la zona
del país. El impacto de las «geografías racializadas», en las cuales se evidencia
la mayor presencia de pueblos y personas afrocolombianas, negras, raizales y
palenqueras, crea distintas formas de interacción basadas en las diferencias
étnico-raciales de los grupos que coexisten en esos espacios geográficos. En
algunas entrevistas, las personas hicieron referencia explícita a sus concepciones
sobre lo que significaba el racismo en sus ciudades y las particularidades que
éste presenta allí.
Puesto que en secciones posteriores se hará un abordaje del tema de las
«geografías racializadas» como manifestación del racismo estructural que los
entrevistados(as) reconocen en el país, en este aparte solo resta comentar que
634 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Razones de la existencia del racismo
636 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
tratamiento igualitario respecto de todos los individuos; y segundo, el hecho
de que, tal vez, los prejuicios hagan que uno asigne condiciones y caracterís-
ticas particulares a ciertas razas en relación con otras que eventualmente no
tienen ninguna razón de ser, no dependen necesariamente de la raza. Pero
pienso que lo estructural se refiere a eso, a la existencia de unos prejuicios
sociales de los que no somos necesariamente conscientes, que se le asignan
a comunidades ciertas características (Juan Corrales. Ex magistrado auxiliar
de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
Este tipo de racismo se evidencia en situaciones históricas de invisibilización de
las diferencias étnico-raciales que han trascendido los siglos, cuyas consecuencias
se reflejan hoy en aspectos como la ausencia de políticas públicas diferencia-
das y la ausencia del tema afro como algo de gran importancia en la agenda
pública nacional; los mayores índices de pobreza bajo los que viven los grupos
afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros; las «geografías racializadas»; y
la gran cantidad de imaginarios raciales que penden sobre ellos(as).
638 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
a la Cámara de Representantes. Miembro de un partido de la coalición de
gobierno. Bogotá, 2007).
La pobreza estructural
640 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
regiones periféricas están aisladas y carecen de intervención estatal que garantice
estándares básicos de justicia social.
Yo diría que en el criterio de la política uno no encuentra que haya una
decisión seria del gobierno nacional de invertir en el departamento, ver los
puntos neurálgicos, de generar estructuras. Uno no encuentra que el gobierno
diga: […] «El plan. Vamos a definir estas y estas materias prioritarias para
el departamento». Mire que no estamos en el mar, tan cerca de los mares
y aquí no tenemos pescado fresco del mar, aquí en Quibdó, tan cerca que
estamos, cuánto mejoraría eso, las condiciones alimentarias de nuestra gente
y el tema del trabajo; mire el tema de las vías que tenemos de conexión con el
resto del país; cuántos años llevan y no se encuentra una intención seria del
gobierno, «bueno, vamos a generar un ambiente serio en el departamento,
una estructura, plataforma para el desarrollo del departamento», no, enton-
ces, yo creo que allí se evidencia una constante de que sí hay discriminación
(Arelis Mosquera. Funcionaria de la Alcaldía. Quibdó, 2007).
Es en este punto cuando puede comprenderse que las «geografías racia-
lizadas» son un reflejo del racismo estructural; hay quienes incluso llegan a
afirmar que son la muestra más clara de éste. Los casos concretos del Pacífico
colombiano, en donde el abandono del gobierno central es percibido por
sus habitantes y quienes visitan la región, son los más mencionados en las
entrevistas, y para quienes hacen alusión a ellos son la evidencia del racismo
estructural en Colombia.
Algunos funcionarios(as) tienen una postura ligeramente opuesta a la de las
personas que reconocen las «geografías racializadas» como una característica
del racismo estructural. Aseguran que el aislamiento geográfico de los pueblos
afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros es la causa de su pobreza y ex-
clusión, pero que esto no implica la existencia de racismo, ni puede considerarse
como una expresión del mismo. De manera poco reflexiva —si tenemos en
cuenta su función dentro del Estado— afirman que es solo una desafortunada
ubicación geográfica.
Pues el desconocimiento, tal vez que se tiene en el interior del problema
de ellos, porque para nosotros también nos es difícil ir hacia allá. Si usted
va en avión no puede ir, por carretera usted llega hasta el Pacífico pero es
un riesgo muy alto, la zona que limita con esas regiones ha sido siempre
agresiva y violenta, es el Estado que tiene que tomar la iniciativa con planes
642 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
prácticas discriminatorias. Dentro de este grupo de personas se encuentran los
blanco-mestizos(as) que han migrado desde otras regiones del país para asentarse
en ciudades como las mencionadas.
¿Cómo se siente el racismo aquí en el Chocó? De pronto no se siente mucho
porque como todos los que forman parte de la región la mayoría son cho-
coanos […] Pero sí en algunos momentos, especialmente con los paisas que
emigran aquí al departamento; ellos de pronto, todavía algunos tienen esa
concepción del blanco con el negro o de pronto se expresan mal con relación
a los negros de una forma muy despectiva (Clara Martínez. Funcionaria de
la Alcaldía. Quibdó, 2007).
Estas narrativas olvidan las fuertes jerarquías conformadas por el binomio
clase social y ‘raza’ que sí existen en territorios negros y las diferencias sociales del
pasado y que aún persisten entre los tonos de piel más claros y los más oscuros.
Es importante reconocer que existe una vieja historia de exclusión intraracial en
ciudades como Quibdó, Buenaventura, Tumaco. Estos fenómenos no han sido
muy estudiados en el país. De manera empírica, obsérvese el lugar de privilegio
sociorracial que aún tienen los mulatos(as) —llamados coloraditos(as)— en
estas ciudades.
Los mandatarios(as) de la región también se encuentran dentro del grupo
de personas que ejercen prácticas discriminatorias de tipo racial. A pesar de
ser personas negras, son vistos por quienes así lo afirman como actores(as) que
fomentan la discriminación racial en su tierra.
El racismo en Buenaventura entre nosotros, [los] mismos negros, apenas
tenemos una característica muy peculiar, nosotros los negros tenemos un
problema a veces de autoreconocimiento, no nos reconocemos como tal;
ese es un gran problema y cada vez que una persona tiene la posibilidad de
acceder a un cargo importante, entonces se nos olvida quiénes somos, qué
somos, qué hacemos, de dónde venimos y aunque es muy característico de
un grupo de personas y esas mismas personas que llegan a algunos cargos
importantes, nacionales, regionales e incluso locales, pues son los que más
discriminan a nuestros mismos paisanos (Ruby Malaver. Funcionaria de la
Gobernación. Buenaventura, 2007).
Estas formas de racismo en la región Pacífica, también son reconocidas por
algunas personas de la región Caribe colombiana como dinámicas presentes
en su contexto.
Pero sin lugar a dudas, el mayor número de personas que hace referencia al
racismo en el Pacífico colombiano afirma que en lugares como esos, conforma-
dos por población mayoritariamente afrocolombiana, el racismo ya no existe y
el poco que hay es imperceptible.
Aquí en Chocó no se evidencia el racismo, […] no es marcado, […] noso-
tros [los afrocolombianos] nos dirigimos, no tenemos el problema como
sucede, por ejemplo, en otros departamentos, donde su dirigencia no es de
tipo afrocolombiano. Aquí nosotros somos los que dirigimos, entonces no
es marcado el racismo aquí en el Chocó (Juan Cuestas. Funcionario de la
Alcaldía. Quibdó, 2007).
Algunas de las razones que llevan a esa conclusión son el hecho de que se ha
logrado una mayor toma de conciencia de los habitantes y de que es imposible
hallar tratos discriminatorios basados en prejuicios raciales en un lugar donde
las mayorías hacen parte del mismo grupo étnico-racial. Empero, no compar-
timos esta visión idealizada de las relaciones raciales en las áreas de mayorías
afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. Por otra parte, la práctica
constante del endorracismo indican la existencia de un serio cuestionamiento
sobre la presencia del racismo aún en las personas racializadas.
La situación particular de San Andrés Islas es también explicada por los
funcionarios(as) que fueron entrevistados en dicho lugar. Todas las personas
que hicieron referencia al racismo reconocieron su existencia en la isla, pocas
personas opinaron lo contrario.
No se siente la diferencia porque yo me atrevería decir que la misma cultura
de la gente, la gente que entra ya sabe cómo somos. Entonces, ellos llegan
con esa mentalidad de que somos diferentes y que somos de una cultura
644 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
diferente y todas las implicaciones de ser un grupo raizal […] (Barry Hudg-
sinton. Funcionario de la Gobernación. San Andrés, 2007).
Quienes dijeron que sí hay racismo en San Andrés dejaron claro que no es
el mismo que se vive en la parte continental del país, ya que su población es
distinta y ha causado impacto no solo en los raizales sino también en las per-
sonas negras continentales.
Y aquí en San Andrés también hay racismo, pero entonces tiene una mani-
festación diferente a que [sic] en el resto de Colombia. Yo creo que habrá
gente que habrá dicho que es racismo al revés, yo no creo que tanto, porque
como que se discriminara al que no es raizal. Yo no creo que sea tan así.
Pero digamos que sí hay connotaciones a partir de qué etnia o de qué raza
procede, y a partir [de eso] también de diferentes tratamientos, valoración
y estatus social. Sería muy interesante medir la escala de valoración étnica
o racial que hay en San Andrés. Porque […] en la base de ella, yo creo que
no estarían los raizales sino esos que te digo yo, los afros venidos del conti-
nente, que estarían en la escala más baja. Y si es una escala socioeconómica,
en la cúspide estarían los antioqueños y los sirio-libaneses, y luego vendría
la población raizal. Y luego vendrían los continentales no afros, y luego los
continentales afros (Manuela Newbal. Funcionaria de la Gobernación. San
Andrés, 2007).
Imaginarios raciales sobre afrocolombianos(as),
negros(as), raizales y palenqueros(as)
Otro de los elementos significativos que dan cuenta del racismo estructural
en Colombia lo constituyen los imaginarios raciales que se han construido
sobre la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera. En estos relatos
se hace referencia a construcciones sociales negativas que han contribuido a la
estigmatización y el rechazo ejercido contra estos pueblos, y que incitan en gran
medida a perpetuar prácticas discriminatorias basadas en ideologías racistas.
La construcción social negativa de las personas negras no es un fenómeno
nuevo. Por el contrario, guarda profundas raíces en los imaginarios de lo que
significaba ser negro desde la Colonia.
Sí hay un problema de exclusión histórica, y en algunos momentos hemos
ayudado con nuestra autoexclusión; pero no es un problema de autoexclusión,
es una exclusión histórica que viene desde que fuimos traídos desde el África
646 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Racismo institucional
El concepto del racismo institucional ha recibido algunas críticas por parte
de algunos expertos en relaciones raciales. Sin embargo, usamos la categoría
por considerarla útil desde el punto de vista empírico para analizar lo que pasa
en las instituciones públicas estatales.
En los relatos de algunos entrevistados(as) se aborda el racismo institucional
como una de las formas en que se presenta el racismo en Colombia. Aunque
se lo menciona en menor grado que los racismos estructural y social, el insti-
tucional suele contemplarse cuando se habla de la representatividad de grupos
afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros en entidades o instituciones
del Estado y su vinculación laboral en dichos espacios.
Para algunas personas entrevistadas, es evidente la exclusión de hombres y
mujeres afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras en puestos de trabajo
en las instituciones del gobierno, a pesar de estar calificados y de tener el perfil
adecuado para desempeñarse en ellos.
Si partimos de que un negro no puede ver los cielos del Estado porque
no tenemos acceso a ser pilotos de una aeronave de la fuerza área, si par-
timos de la base de que ningún negro y ningún indígena hayan dirigido
como capitán del Estado colombiano porque físicamente son sanos pero
ante el examen todos son enfermos, tiene algún efecto que no les permite
ser. Jamás, hasta ahora, se nombró una negra, una Ministra, después de
tantos años. Hay prácticas y políticas que podríamos llamar apartheid
y esas prácticas son discriminatorias y además es que usted analiza y es
peligroso hablarlo. Pero ¿dónde un negro ha llegado a ver los cielos desde
una cabina de una nave colombiana, al menos uno del Estado? Tampoco
ha visto las ballenas del Pacífico y del Caribe desde la cabina de mando de
un guardacostas, pero nuestro documento de identidad dice que somos
colombianos. Entonces, […] las políticas y las formas de vinculación del
personal son discriminatorias (Fidelio Corpas. Funcionario de la Gober-
nación. San Andrés, 2006).
La falta de representación de este grupo étnico-racial en los cargos guber-
namentales de alto nivel es una de las quejas más constantes, y refuerza las
afirmaciones de que desde el Estado y sus instituciones se promueven prácticas
discriminatorias racistas —aunque de manera silenciosa y soterrada—. Pero
esta exclusión, además de estar ligada a factores raciales, también deja ver las
648 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
cados para ocupar cargos determinados en estas ciudades, las empresas prefieren
contratar personas blanco-mestizas provenientes del interior del país.
[…] te voy a poner un ejemplo en la Sociedad Portuaria. En la Sociedad
Portuaria ha habido una lucha de toda la vida desde que yo me acuerdo —la
Sociedad Portuaria tiene como 9 a 10 años. ¿Por qué? porque tú ves [que] las
secretarias son afros y la gente son mundo afro, pero vaya vea usted ¿quién es
el gerente de mercadeo?, ¿o el operativo? […]. Los altos cargos, casi siempre
importados, que están en Buenaventura los días entre semana y los fines de
semana simplemente se van, entonces, ¿cuál ha sido siempre mi inquietud?:
¿es qué no hay hombres o mujeres capacitados en Buenaventura para que
ocupen esos cargos? Porque uno qué pensaría en un municipio donde casi un
84% de la población es afro, porque hemos tenido también visita de muchos
paisas que son los que han invadido el sector de Pueblo Nuevo que es el
sector comercial de Buenaventura; […] Pueblo Nuevo lo han invadido de
paisas, están con los buenos hoteles, y uno ve que estamos cediendo espacio
[…] (Arelis Orteaga. Funcionaria de la Gobernación. Cali, 2007).
El racismo se evidencia en la división del trabajo y en los tipos de oficio
a los que pueden acceder los afrocolombianos(as), negros(as), raizales y
palenqueros(as). Son repetidas las quejas sobre las dificultades para que una
persona de este grupo étnico-racial acceda a cargos directivos, de mando medio
o alto, en contraste con la alta ocupación en trabajos con baja remuneración
(en tareas que demandan poco desarrollo intelectual, en áreas como la limpieza,
la vigilancia, la construcción, entre otras).
[…] es así como uno percibe el racismo en una ciudad como Buenaventura,
de manera muy sutil, en la contratación de personal en las empresas, en las
oficinas e incluso en los restaurantes. Usted va a los restaurantes y ni las
meseras son negras, pero si usted se asoma a la cocina allá están, y en los
bancos la única negra que hay es la señora del aseo, la que lleva los tintos,
es así como yo lo percibo […] (Carla Valencia. Funcionaria de la Alcaldía.
Buenaventura, 2007).
650 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
en el ingreso a las discotecas, en el ingreso a las universidades; no debiera ser
así pero nosotros debemos de manifestarlo (Manuela Ramírez. Representante
a la Cámara de Representantes por comunidades negras, 2007).
Uno de los medios por los cuales se hace explícita la discriminación racial es
el lenguaje, bien sea oral, escrito o gráfico. Por medio de éste se hacen eviden-
tes los prejuicios y las construcciones sociales negativas de lo que significa ser
afrocolombiano(a), negro(a), raizal o palenquero(a), y se usa para llevar a cabo
prácticas que discriminan.
El lenguaje cotidiano y las expresiones que suelen utilizarse con frecuencia
son quizás las formas más evidentes de reproducción del racismo en las interac-
ciones cotidianas. Dichas expresiones son mencionadas por los funcionarios(as)
para mostrar que el racismo ha permeado las distintas esferas del lenguaje y
reproduce concepciones negativas de las personas afrocolombianas, negras,
raizales y palenqueras de modo tan frecuente y desprevenido que pareciese que
ha llegado a convertirse en un acto inconsciente.
Una de las muestras más recurrentes del racismo en el lenguaje son los chistes
racistas populares que refuerzan estereotipos negativos.
652 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
«compañeros, nosotros somos negros, no somos de color, no todo lo negro
es malo, la discriminación no es por tener la pigmentación negra». […] eso
a ellos les incomodaba porque como anteriormente se expresaban siempre
subvalorando y discriminando el color negro, entonces al estar yo, pues ahí
entraba a autocorregirse o a autocontenerse […].(Carlos Rosero. Concejal
de la ciudad de Medellín, 2007).
656 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
y la cátedra en todo el sistema educativo cartagenero (Candelario Teherán.
Funcionario de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Los medios de comunicación —tema ya mencionado— no solo se perciben
como un escenario constante de reproducción de estereotipos raciales, sino
también como un actor activo que los fomenta y produce ciertas dinámicas en
los regímenes de representación que contribuyen a fortalecer el racismo.
El transcurrir de la historia de la televisión y los medios audiovisuales en
Colombia está plagado de racismo. Existe una pertinaz práctica de exclusión,
desarrollada a lo largo y ancho de la historia de las comunicaciones, las artes
y las ciencias audiovisuales en Colombia.
Sin embargo, con absoluta determinación y conciencia con respecto a las
acciones que como afrocolombianos y parte vital de la sociedad colombiana
debemos emprender para confrontar ahora y de una vez por todas la grave
crisis cultural que tales prácticas excluyentes determinan, caracterizan y
provocan, todavía esperamos e invitamos a las más vivaces fuerzas dentro de
la cultura colombiana a emprender un viaje reflexivo y correctivo, audaz y
conmovedor de los cimientos ya corroídos por la indiferencia, el exclusivismo
y las señas de intolerables actitudes racistas.
Se trata ahora de examinar en el fondo y la superficie, las narrativas que
han permitido el ejercicio de la exclusión afrocolombiana, de su virtual
borradura, de su invisibilidad en el imaginario de la cultura audiovisual del
país. Pero también, y de modo gravísimo, acaso de su ocasional aparición y
representación de modos que no corresponden con la real catadura, profun-
didad y respeto que sus aportes y presencia en la cultura nacional merecen,
en dignidad, peso, estatura y enorme influencia.
Y aquí, los efectos de tal invisibilización no solo se manifiestan en la exclusión
de algunos artistas, como actores y actrices, sino también en la totalidad de
los artistas y técnicos audiovisuales, performativos, escénicos y dramáticos,
tales como escritores, dramaturgos, libretistas, guionistas, escenógrafos,
directores de arte, vestuaristas y diseñadores, fotógrafos, camarógrafos,
entre otros. Es decir que, en consecuencia, una parte viva y palpitante de la
cultura colombiana, entendida esta como una proyección estética y artística,
toda una visión cultural, se encuentra desaparecida, ausente del imaginario
audiovisual de la Nación.
658 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
ficativos que hemos tenido ha sido ese, dar la posibilidad de que se hable,
que se acabe como es; solamente ese encasillamiento que se vería desde lo
que se traía de afuera, tanto que ya por lo menos nuestro anterior obispo
dio la posibilidad de que hubieran sacerdotes, empezar a darles formación a
su clero autóctono. Es fuerte, pero es la realidad lo que pasa con la diócesis
vecina. En Itsmina, que es más grande territorialmente que la Diócesis de
Quibdó, los sacerdotes que hay allá, el 90% son mestizos y un 10%, si no me
equivoco, son negros; y los sacerdotes negros ahorita es que los están dejando
ir a parroquias, porque anteriormente los sacerdotes negros de Itsmina los
mandaban al seminario a formarse como con la intención de que no tuvieran
contacto con el pueblo negro de Itsmina. Ahoritica, con el nuevo obispo es
que abrieron esa frontera, la Iglesia tiene que hacer una pelea dura sobre la
relación étnica no solamente en Colombia, no solamente en el Chocó sino
en todo el mundo, porque su accionar evangélico no ha sido tan acorde a lo
que el señor Jesús quiso que se hiciera y, entonces, han invisibilizado muchos
(Rafael Ocampo. Funcionario de la Alcaldía. Quibdó, 2007).
660 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
los mismos procesos educativos, ya que si se fortalecen esos principios desde
la infancia se formarán personas que no establezcan relaciones cotidianas con
base en criterios de exclusión y subvaloración de los otros.
[…] enseñarle a los niños o los jóvenes que son la semilla, y lo que ellos
lleven, eso se va a reproducir, acerca del valor que tiene cada persona como
tal y que lo importante no es el color sino el valor que hay dentro de cada
persona. Ahorita sí creo que tenemos algunas herramientas aunque nos
hace falta mucho más, es un tema mucho más profundo (Yesenia Arrieta.
Funcionaria de la Alcaldía. Buenaventura, 2007).
662 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
a través de la Delegada para Asuntos Constitucionales y Legales, que lo
lidera la doctora [el nombre de la persona] desde hace más de dos años,
ha venido trabajando la construcción de un proyecto de ley concertado
con distintos sectores que históricamente han sido discriminados, por
razones de género, por razones, […] de distinta índole, por razones étni-
cas; por supuesto, las comunidades negras o el tema de las comunidades
negras y afrocolombianas ha sido un tema importante. Hay un capítulo
especial en el proyecto de ley, que esperamos [que] en el transcurso del
año el señor Defensor haga entrega o radique el proyecto de ley; […]
porque […] observamos que en la sociedad colombiana o en la relación
de la sociedad y el Estado, hay una situación de discriminación y usted
ahí puede encontrar muchos argumentos, incluso, muchas apreciaciones
institucionales como Defensoría del Pueblo, por la razón por la que se
trabajó de manera muy participativa, muy concertada este proyecto de
ley, que esperamos que ayude al país, al Estado, a la sociedad, a superar la
situación de discriminación, no solamente por razones étnicas y culturales,
sino por múltiples razones, y que, además de ayudar a superar, permita
avanzar hacia la igualdad en la diferencia (William Chivito. Funcionario
de la Defensoría del Pueblo. Bogotá, 2007).
Frente a propuestas de este tipo, surgen opiniones a favor y en contra.
Algunos(as) muestran su claro desacuerdo con penalizar las conductas discri-
minatorias; en su lugar, proponen que el racismo sí debe ser sancionado, pero
no penal sino social o moralmente.
[…] estas normas que están hoy trayendo a colación penalizar la discrimi-
nación racial, […] me parece como volver al siglo xvi, a tratar de pelear con
la esclavitud que se acabó hace un siglo, y que, de alguna manera, lo que
se generaría a la sociedad, ahí sí, es una advertencia de que hay diferencia
étnica. No, yo insisto en que Bogotá y Colombia es un país, es una ciudad,
donde eso está bastante aferrado. Ahora, si se conforman algunas normas,
por ejemplo, para generar algunos tipos de beneficios cuando hay personas
en estado de indefensión o algunas cosas por el estilo, vaya y venga. Pero
yo no comparto, por ejemplo, el proyecto de María Isabel, colega mía a
quien admiro y quiero, de penalizar la discriminación racial, básicamente
porque no hay que penalizarla sino rechazarla desde el punto de vista social,
señalando con el dedo, casi inclusive, a quien está cometiendo un acto de
664 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
procesos decisorios en Colombia. La mayor concentración de población afro
está en lugares del territorio que contribuyen […] a excluirlos sin que sean
cotidianamente visibles en esos centros (Manuel Cabrales. Ex magistrado
de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
Otra razón que explica la invisibilidad del racismo es la aparente ausencia
de actos violentos o de linchamientos en los que se evidencie explícitamente
que su causa es la discriminación racial.
[…] no ha habido eventos, y eso es bueno, pero tiene su efecto negativo,
[…] que se concreten a razón de la discriminación. O sea, en Colombia hay
discriminación pero, como dice el libro de unos norteamericanos que han
mirado el tema, frente a otros eventos de discriminación, por ejemplo racial,
es una discriminación no violenta. O sea, es de otro tipo, pueda que haya
incidentes y haya eventos, pero no se presenta […] un conflicto tan violento
como el que tenemos, en ese conflicto el tema racial no está presente, ni hay
eventos […] como: «mire, es que al pueblo indígena tal se le metieron y se le
llevaron este líder», no se manifiesta así. Como la agenda pública colombiana
está tan dominada por el tema de orden público y del conflicto, eso también
ha llevado a que durante mucho tiempo no esté presente (Manuel Navarrete.
Ex magistrado de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
Además de la falta de visibilización, los casos de discriminación racial tampoco
se denuncian porque, según algunas personas entrevistadas, no existe conciencia
de que estas situaciones merecen ser llevadas ante los estrados judiciales para
penalizarse.
[…] puede ser que no haya conciencia de judicializar esas eventuales
discriminaciones […]; es posible que haya una conciencia social no muy
evolucionada, y simplemente las discriminaciones se asuman, se soporten
y no se pretendan ventilar en los estrados judiciales; es posible, […] eso
puede ser una razón. Porque, en realidad, si uno mira en los expedientes,
hay muy pocos casos de discriminación afro. Hace poquito, el año pasado,
hubo dos sentencias, una sobre unas niñas que no las dejaron entran a una
discoteca. Pero uno no ve que suceda muy frecuente [sic]. También hay una
jurisprudencia que tiene que ver con una niña que iba a estudiar medicina,
fue un caso precisamente de este despacho. Una sentencia que la Univer-
sidad de Santa Marta había asignado unos cupos para afrodescendientes,
666 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Una de las formas de lograr el reconocimiento de esas diferencias es la etno-
educación, pero pensada como un elemento presente en los procesos educativos
de todos los colombianos(as).
Hay muchas tareas que se pueden hacer, pero yo sigo insistiendo que en la
educación está el gran ejercicio; el proceso de formación en etnoeducación
afrocolombiana no debe ser dirigido, de ninguna manera, únicamente a
los docentes, debe ser dirigido a toda la comunidad. Aquí, el diálogo de
la multiculturalidad y de la interculturalidad tiene que aparecer como una
propuesta que cohesione la sociedad, y a través de la cual se propicie el esce-
nario de respeto por el otro. Creo que si conoces que la otra persona o que
la otra parte de la población que existe es tu igual, que merece tanto respeto
como el que mereces tú, yo creo que ahí la gente debería tener otra mirada;
la mirada de la dignidad, la mirada de sentir y de saber que están tratando
con hombres y mujeres libres. El concepto de libertad debe ser aprendido por
todo el mundo; hombres y mujeres libres, no hombres y mujeres sometidos,
de eso no se trata, el sometimiento hiere, lesiona y deja huellas imborrables
(Teresa Mosquera. Funcionaria de la Alcaldía. Buenaventura, 2007).
1 Este argumento puede ser algo impreciso, si se tiene en cuenta que durante el mismo
proceso de recolección de información y elaboración de entrevistas, se evidenció que
Medellín es una de las dos ciudades del país donde se han construido planes de Acción
Afirmativa para población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera.
668 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Medidas diseñadas para remediar los efectos de
la discriminación racial desde el Estado
Según los relatos de algunos funcionarios(as) públicos, las instituciones
para las que trabajan sí han diseñado medidas específicas para el abordaje de
las problemáticas que afectan a afrocolombianos(as), negros(as), raizales y
palenqueros(as), las cuales redundan en contribuciones para la eliminación
del racismo.
Desde el Ministerio de la Protección Social se ha implementado el enfoque
de manejo social del riesgo, mediante el acercamiento de la oferta del Estado a
las poblaciones discriminadas. Con dicho enfoque se pretende intervenir en la
discriminación racial que se evidencia en el precario acceso a mercados como
la salud, el laboral, el educativo, el de crédito, entre otros.
[…] la idea del ministerio, básicamente, es implementar el nuevo Sistema de
Protección Social en el país; eso implica […] implementar un enfoque que se
llama de manejo Social del Riesgo, que no pasa de ser sino un mecanismo de
financiamiento solidario frente al cubrimiento de ciertos riesgos que la gente
puede experimentar a lo largo de su vida […]. Viéndolo desde ese punto de
vista, la vulnerabilidad, como se entiende en el Ministerio, implica que hay
ciertos riesgos que se pueden cubrir con sistemas de aseguramiento, que son
de justicia económica solidaria, y hay otros riesgos que no se pueden cubrir
[…]. Sabemos que mediante un seguro no se puede cubrir a la gente frente
al riesgo de discriminación, entonces, estamos en la tarea […] de hacer dos
cosas: uno, identificar cuáles son los mercados a los cuales las personas no
tienen acceso debido a su color, y ahí caben básicamente el mercado educativo,
el mercado laboral, el mercado de crédito, muchos de los que ya se conocen;
y dos, ver […] cuál es su participación en esos mercados y qué oferta, pues
tal existe, y cómo hacer que se acerque básicamente; es también entender
por qué no funciona en ciertos departamentos (Diego Palacios. Funcionario
del Ministerio de la Protección Social. Bogotá, 2007).
La Defensoría del Pueblo ha desarrollado algunas medidas para remediar
los efectos del racismo y la discriminación racial, centradas en la promoción y
defensa de los derechos de las comunidades afrocolombianas, negras, raizales
y palenqueras.
La Defensoría del Pueblo, en el marco de su misión constitucional y legal
como es la de promover y defender los Derechos Humanos de los co-
670 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
El papel que puede jugar la Corte Constitucional contra el racismo y la discri-
minación racial está determinado por un proceso específico que depende de su
naturaleza de defensa y de lo estipulado en la Constitución Política de 1991.
La Corte Constitucional tiene una gran labor a desarrollar, pero solo la
puede desarrollar en la medida en que el legislativo actúe; el legislativo ex-
pide normas y acá podemos actuar ajustándolas a la Constitución y, si son
constitucionales, declarándolas que así lo son. Se puede desarrollar una gran
labor también a través de las acciones de tutela, esa es la gran importancia
que tiene esta acción porque es un gran instrumento, muy efectivo para los
casos de discriminación […], a través de esta acción ya hay varias acciones de
tutela que han protegido personas en condiciones de discriminación (Norma
Rojas. Ex magistrada de la Corte Constitucional. Bogotá, 2007).
672 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
macro social (en el racismo estructural), distinguir uno de los medios en el
que se reproduce y representa su sostén (racismo institucional), y manifestar
como se vuelve cotidiano, recurrente y permisivo en las dinámicas sociales de
la interacción humana (racismo social).
Los hallazgos encontrados en las entrevistas también dan cuenta de los
rasgos que particularizan el racismo en Colombia y que —como es de espe-
rar— responden a las especifidades sociales, históricas, políticas y económicas
del país. Algunos de los más destacados son los altos índices de pobreza en el
total de la población nacional, que se hacen más recurrentes y agravados en
la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera; los nefastos efectos
de abandono y exclusión de una nación homogenizante plasmados en las
«geografías racializadas», a su vez asociados a una estructura centralista de
poder político; y la falta de medidas y acciones desarrolladas para enfrentar el
racismo y la discriminación racial, producto de una naturalización histórica
de las diferencias étnico-raciales de personas y pueblos como los indígenas y
afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros que aún no se ha abordado
de forma adecuada.
Por último, cabe mencionar algunas diferencias entre los distintos conceptos,
experiencias y opiniones en cada una de las ocho ciudades recorridas. Contrario
a lo que podría esperarse, en todas se reconoce la existencia del racismo, sin
importar cuán amplio sea el porcentaje de personas afrocolombianas, negras,
raizales y palenqueras que las habiten. Y aunque algunos(as) aseguran que en
las ciudades o regiones de población mayoritariamente negra no se perciben
eventos de discriminación racial, ya que todas las personas pertenecen al mismo
grupo étnico-racial, otros(as) desmienten tales afirmaciones al afirmar que,
primero, la población blanco-mestiza que allí vive suele encontrarse en mejores
condiciones laborales, educativas y económicas que el grueso de la población
negra afrocolombiana y, segundo, que existen prácticas endoracistas en las que
se ponen de manifiesto las diferencias económicas y el acceso al poder político
de una minoría privilegiada de personas negras.
Es importante aclarar que esta situación suele describirse para escenarios como
los de la región Pacífica o Caribe, pero no para San Andrés Islas. Las particula-
ridades de la población raizal evidencian un racismo distinto en dicha región,
influenciado por la migración de grupos de afrocolombianos y blanco-mestizos
de la parte continental del país, quienes viven en condiciones económicas pre-
carias, y por las particularidades culturales que identifican a los raizales.
674 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Acerca del concepto de racismo
En las entrevistas, se preguntó a los funcionarios(as) por el significado que
para ellos(as) tienen el racismo y la discriminación racial. Sus interpretaciones
son muy distintas, ante lo cual puede deducirse que no existe consenso alguno
sobre lo que se entiende por tales términos. A pesar de lo anterior, es pertinente
destacar que en todos los casos se habla de racismo tras reconocer la existencia
de ciertas diferencias entre personas y/o grupos sociales; esto es, para que exista
racismo debe reconocerse que el escenario social en el que sucede es diverso.
En tales contextos de diversidad, surge entonces el racismo como una mani-
festación de rechazo a la diferencia de tipo racial dirigida a los grupos y pueblos
con rasgos fenotípicos y culturales distintos a los del grupo de referencia, el cual
suele representar las mayorías en una sociedad; en este caso, el blanco-mestizo.
[…] el racismo tendría semánticamente dos connotaciones: yo diría que
una es la identificación a un grupo étnico específico, esa sería una neutral;
pero el racismo, como tal, sería el ejercicio de la discriminación frente a un
grupo étnico específico, mirando una connotación negativa de ese término
(Adriana Vaca. Funcionaria de una Alcaldía Local. Bogotá, 2007).
En el contexto colombiano, una importante cantidad de personas
entrevistadas afirma que el racismo se traduce entonces en el rechazo hacia un
grupo étnico-racial determinado, sea indígena, negro, afrocolombiano, raizal
o palenquero.
En cuanto al racismo hacia los pueblos negros, afrocolombianos, raizales y
palenqueros, los funcionarios(as) asumen dos posturas para definirlo. La pri-
mera sostiene que tal discriminación se ha establecido como consecuencia de
sus diferencias raciales, es decir, por su color de piel.
Me parece que es un tema de sectorización o de señalamiento a personas que
son de raza negra básicamente y que los hace excluyentes. Que los excluye
de algún tipo de actividad o condición en relación con las demás personas
(Bibiana Restrepo. Funcionaria de la Alcaldía. Pereira, 2007).
La segunda postura, por el contrario, niega que estas personas sean rechazadas
y excluidas por su color de piel. En vez de ello, se afirma que la discriminación
se ejerce por una suerte de rechazo a quienes viven o piensan diferente de los
patrones culturales dominantes, establecidos por hombres y mujeres blanco-
mestizos occidentales.
676 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
[…] eso para mí es racismo; cuando uno quiere convencer a otros, cuando
quiere adoctrinar, para mí eso ya es racismo, independiente del tipo de piel,
porque eso puede pasar entre los blancos […]. Para mí, eso no está asociado
al tipo de piel, ni está asociado al grupo étnico […]; está asociado a dos
diferencias que se enfrentan. […] el racismo está obviamente asociado no
tanto a la discriminación sino como […], pues sí, un movimiento puede ser
discriminarlo […]. Yo puedo ser racista, pero en últimas frente a la diferencia
lo que quiero es volverla una o la mía […], que eso ya no es discriminatorio
sino que puede ser es inclusorio [sic] […]; o sea, hay una que es alejar, la de
borrar esa diferencia que sería discriminarla. Al habitante de calle yo lo veo
y me cambio de calle, cierro los ojos o miro pa’ otro lado y hago como si no
existiera […]; es igual de racista, para mí, el que llega, aborda al habitante
de calle pero tratando de convencerlo que es su verdad […], o sea, es igual
de racista el cristiano que llega a darle un mercado sin ni siquiera escuchar
al habitante de calle sino adoctrinarlo porque su creencia es supuestamente
más importante que la de él; y eso no es discriminarte, le está hablando,
lo está tratando, […] pero realmente no lo está aceptando sino que lo está
tratando es de convencer de su verdad y, para mí, eso es un racismo también.
[…] o sea, es el racismo frente a esa diferencia que se le presenta a él que
sería como las dos caras. Sí hay discriminación, obvio, pero también hay
momentos inclusorios [sic] dentro del racismo, que buscan integrar pero
que siguen siendo racistas porque no tienen en cuenta esa parte que integran
[…] (Carlos Cruz. Funcionario de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
A pesar de contar con algunas definiciones específicas sobre estos términos,
la mayoría de personas posee interpretaciones subjetivas —poco permeadas
de un saber experto— del racismo y la discriminación racial desde el pobre
abordaje de la discusión en el país; pero, de manera más específica, hablan al
respecto desde su experiencia en sus contextos laborales, es decir, desde los
servicios sociales de bienestar focalizados. De esta manera, muchos(as) definen
el racismo con referencia a casos concretos como la falta de oportunidades
educativas y laborales.
Discriminación, a mi modo de ver las cosas, es como una exclusión en la
falta de oportunidades, sobre todo, por lo económico, por lo educacional de
esas personas; no sé por qué tienen menos oportunidades (Alexis Romani.
Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
678 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
De manera específica, las personas hacen referencia a la ausencia de racismo
en las ciudades donde habitan. Las razones más puntuales las dieron algunos
funcionarios(as) de Bogotá quienes sostienen que por tratarse de una ciudad
grande que recibe migrantes y visitantes de todas las regiones del país, hay mayor
tolerancia a las diferencias étnico- culturales y étnico-raciales de sus habitantes.
A mí me parece que no […], que Bogotá ha sido una ciudad que ha […] es
un problema más como de personas, la ciudad como tal no […]; y digo [que]
la inmensa mayoría de los ciudadanos son muy tolerantes […]; también es
importante la mezcla cultural. Eso […] enriquece; a mí no me parece que
aquí haya como un racismo muy marcado (Mariela Rueda. Funcionaría de
la Alcaldía. Bogotá, 2007).
Al estar inmersos(as) en un contexto institucional, la mayoría de ellos(as) se
concentra en dicho espacio para afirmar que no existe el racismo. Para sustentar-
lo se apoyan en que no han estado presentes en un solo caso de discriminación
racial.
No, yo realmente no he visto un maltrato con la gente negra, por eso no me
atrevo a decir que hay racismo, porque dentro del medio que yo he vivido,
que he compartido […] (María Díaz. Funcionaria de una Alcaldía Local.
Bogotá, 2007).
O bien sustentan la ausencia del racismo con base en que en sus prácticas
laborales profesionales no discriminan a las personas negras con las que inte-
ractúan y les son próximas desde un punto de vista afectivo.
Pues de hecho, aquí trabaja mucho afrodescendiente en la entidad, en la
universidad veo mucho, en varias instituciones del Estado yo veo afrodescen-
dientes que se han ido ganando el espacio, y están ahí y se les respeta, y se les
tiene en cuenta; considero que en el nivel institucional no hay eso de racismo.
Personalmente no soy racista porque mi mejor amiga aquí es afrodescendien-
te, estudié con afrodescendientes y la niña que cuida mis hijas es de Chocó
(Consuelo Paredes. Funcionaria de una Alcaldía Local. Bogotá, 2007).
De manera particular, la mayoría de los entrevistados(as) en San Andrés
acepta la existencia de discriminaciones entre raizales y continentales a causa
de sus orígenes culturales, mas no por cuestiones de tipo racial. Estas dinámi-
cas serán analizadas a profundidad más adelante. Por otra parte, y a pesar de
reconocer la existencia de racismos en el país, las declaraciones de algunas per-
680 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
para las personas entrevistadas son evidentes, y en ocasiones más graves, las
discriminaciones que surgen en razón del género, del lugar de proveniencia, o
que están dirigidas hacia grupos específicos, como los habitantes de calle o los
pueblos indígenas.
Quienes consideran que la discriminación racial hacia afrocolombianos(as),
negros(as), raizales y palenqueros(as) es una realidad bastante problemática,
asumen que esta es más marcada que en otros países porque arrincona y aísla
a las personas.
[…] Colombia es una sociedad racista, claro, Colombia ha avanzado en
reconocer que es un país pluriétnico y multirracial, pero es una sociedad
racista. […] no solamente acá; yo he tenido la oportunidad de viajar y es el
mundo entero […], pero pues [en] Colombia es muy marcado porque como
que arrincona, aísla los otros grupos étnicos existentes del país, los hace a
un lado y no se nutre o se alimenta esa riqueza pluriétnica que tiene el país
(Aura de Mosquera. Funcionaria de una Alcaldía local. Bogotá, 2007).
Otras personas afirman que el racismo en Colombia está tan enraizado que
puede encontrarse incluso en la legislación colombiana, puesto que, a pesar
de los cambios y avances frente al tema étnico-racial y del reconocimiento
a la diversidad cultural desde la Constitución Política de 1991, ésta no ha
formulado y tampoco implementado normatividad en ámbitos que merecen
especial atención por su incidencia en el mejoramiento de las condiciones de
vida de afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as).
[…] yo siempre he dicho, aquí cambió la Constitución, pero no cambió la
mentalidad de las personas; […] la Constitución del 91 dice que somos plu-
riétnicos y multiculturales, o sea, eso es lo primero que se resalta y pregunto:
¿cuántos artículos de la Constitución toman en cuenta las particularidades
étnicas en cuanto a educación?, ¿en cuanto a salud? […]. Está particularizado en
la misma Constitución, hay unas cosas que ya se vienen reglamentando, otras
no (Isabel Rodríguez. Funcionaria de una Alcaldía Local. Bogotá, 2007).
Aunque otros funcionarios(as) aceptan la existencia del racismo en Colombia,
ellos(as) afirman que no es tan explícito ni violento como en otros lugares.
A pesar de la discriminación, nosotros hemos evolucionado un poquito en
eso […], como colombianos, nosotros no discriminamos así tan fuerte, no lo
hacemos; discriminamos, eso sí, pero que seamos tan duros, no […]; no como
682 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
El racismo es producto de la ignorancia y
de la falta de educación formal de las personas
La segunda causa, asociada a la ignorancia y la falta de educación formal de
las personas, hace énfasis en la importancia de superar las creencias populares
que no cuentan con fundamentación científica alguna, y crean estereotipos
negativos sobre las personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras.
[…] puede haber mucha gente que discrimina con muchas intenciones, que
realmente piensa que los negros son lo peor y lo hacen […], pero yo pienso
que deben ser la minoría de la gente; lo hacen más por ignorancia porque
es como lo que nos han enseñado […], que los blancos son mejores que los
negros, y porque […] a nivel de condiciones económicas están mejor que los
negros (Queilis Cabrales. Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
En consecuencia, quienes consideran que esta es la principal causa del
racismo afirman que está más presente en sectores sociales de bajos ingresos
económicos dado que los niveles educativos alcanzados son inferiores. Las
desinformadas respuestas que dieron sobre este tema las personas más esco-
larizadas entrevistadas en esta investigación aportan puntos de disenso frente
a esta generalizada opinión.
Desafortunadamente, en el inconsciente colectivo está la discriminación al
que es diferente, al que es diferente étnicamente. «Ay, es que usted es más
oscuro», «es que yo me creo más blanco que usted». Desafortunadamente, eso
está ahí presente y, claro, está más presente en estos sectores de comunidades
con ingresos económicos muy bajos […], porque el nivel cultural, el acceso
al nivel educativo pues es mínimo; entonces, no les permite comprender
la dimensión de esa igualdad que debe existir entre los grupos étnicos […]
(Fabio Zambrano. Funcionario de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
684 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
El rechazo a las personas por su color de piel en el ámbito laboral se explicita
en los procesos de selección de las empresas e instituciones. Aunque se han
manifestado numerosos casos, en la mayoría de ellos no puede comprobarse si
realmente fue discriminación racial u otro motivo lo que los descalificó durante
el proceso, pero la persona perjudicada, al vivir en un contexto social racializado
y poseer un fenotipo negro explica la negativa de obtener un empleo por esta
causa.
Yo tengo una prima que estudió Tecnología en Banca, en el Instituto Tecnológico
de Comfenalco —un buen instituto, caro y privado. […] ella tiene el cabello
como su papá, tiene el cabello pegado bien al cráneo, que le llaman el cabello
cuscudo, muy apretado, el cabello del negro. Pero ella es mestiza, y su papá bien
posicionado y todo; pero la condición física étnica de ella ha hecho que solicite
trabajo en 50.000 partes, pero […] cuando la llaman —tiene un perfil en una
hoja de vida, un curriculum muy bueno y se interesan por ella— se interesan
mucho y todo les parece muy interesante; la persona muy capaz, y la ponen a
hacer una prueba, y perfecto, y en la prueba de la presencia física, cuando ven
que es narizona y tiene facciones del negro: nariz abierta y el pelo cuscudo y así
todo, inmediatamente los echan. Y escogen a una, ella me ha dicho: «prima,
he sentido que […] a una persona con cabello lacio, si es mona, cabello largo,
nariz levantada, esa es la que va para Conavi, esa es la que va para Davivienda»
[…] (Alexa Julio. Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
La discriminación racial se experimenta cuando se busca un lugar para vivir
Las dificultades que deben enfrentar las personas afrocolombianas, negras,
raizales y palenqueras también son constantes en el momento de buscar un
lugar para vivir en alquiler.
Hay personas muy racistas. […] por la cuadra de allí, hay un letrero donde
dice: «se arrienda apartamento sin niños y menos para costeños». A uno le
da pesar, a mí, ellos no me incomodan para nada, pero hay gente que sí es
racista en ese sentido. Y el letrero es grande, dice se arrienda apartamento,
máximo tres personas, adultas, menos para negros y menos para costeños
(…) o sea que ni se arrimen ahí a golpear porque pierden el tiempo […]
(Yonatan Gómez. Grupo focal en una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Este rechazo en la búsqueda de vivienda está usualmente asociado con es-
tereotipos negativos que consideran que mujeres y hombres afrocolombianos,
686 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
jugar con ella?»; y me dijo una de ellas, la más altanerita, […] «porque no»;
y le dije: «pero esa no es una razón, tú ya tienes siete años, puedes darme una
mejor respuesta que eso. ¿Tú no juegas porque no? ¿Y por qué sí con ellas?»;
y me dijo: «porque ellas son mis amigas»; y le dije: «¿y tú le has dado a ella la
oportunidad de ser tu amiga?, simplemente has dicho que no quieres jugar con
ella y no quieres, pero ¿tú le has dado la oportunidad de ser tu amiga?»; me
dijo: «no, porque yo no quiero ser amiga de ella porque es morenita y maluca»
[…] (Ángela Wilson. Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Por cuanto las entrevistas se han realizado dentro del contexto institucional
de los servicios sociales focalizados, contienen una cantidad representativa de
narrativas en las que se denuncia la presencia de prácticas asociadas al racismo en
dichas instituciones. Si bien no se las reconoce como espacios donde se evidencie
la discriminación racial de manera constante, ni como lugares abiertamente dis-
criminatorios y excluyentes, se admite que se han dado casos de discriminación
racial por parte de algunos funcionarios(as) que al parecer sí son racistas.
[…] de lo que yo he tenido experiencia son espacios más públicos donde todo
el mundo puede ingresar, entonces de paso no se puede negar la entrada a nadie
pero de pronto sí [hay] la resistencia de algunos funcionarios en algún momen-
to para poder interlocutar pero no lo hacen evidente, […] o sea, más a la no
atención o a la atención apresurada para que salgamos rápido de tal persona,
o sea, cierta resistencia para interlocutar con ellos más tranquilamente que con
otras personas. Es más en el trato interpersonal que en el acceso a servicios,
pues yo creo que de acceso a servicios muchos funcionarios tienen claridad que
obviamente es un espacio público donde pueden acceder todos pero sí existe
cierta resistencia […]; de pronto su imaginario de otra etnia puede ser […], no
sé, que sus saberes culturales, que su manera de existir, bueno, muchas de esas
cosas pueden incidir para que haya cierta resistencia incluso a la atención o al
intercambio de servicios, de algo, de lo que se esté solicitando en ese momento
(Nayibe Ríos. Funcionaria de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Aunque se supondría que quienes suelen trabajar en estos espacios no discrimi-
nan, en razón de que la población que usualmente atienden es vulnerable y hace
parte de las minorías excluidas y desfavorecidas del contexto social y económico,
no siempre sucede lo anterior. Al igual que en la situación que mencionamos en
el párrafo anterior, algunos funcionarios(as) reconocieron haber presenciado casos
de discriminación racial contra alguno de sus compañeros(as) de trabajo.
688 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
pacto social en algunas personas. Algunos funcionarios(as) hacen referencia
a ellos como un ejemplo de la discriminación racial en el acceso a lugares
públicos.
Yo no pienso que Cartagena sea racista pero sí hay establecimientos prác-
ticamente […] que se han dado dos casos en dos establecimientos que
afortunadamente las personas […], una joven universitaria y otra, no sé,
han fallado a favor de ellas, […] porque una ciudad turística como esta que
se le niegue la entrada porque es negra ya es el colmo. Es el colmo, porque
si somos patrimonio de la humanidad, que se deja que vengan personas de
allá del África, de no sé qué, a conocer a Cartagena y no se les deja entrar a
un establecimiento público, pa’ mí es delicado y grave eso (Nancy Bolaños.
Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Otros escenarios de la vida pública donde se discrimina a hombres y mu-
jeres afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros —señalados con mucha
frecuencia— pero que no deben pasarse por alto son el acceso a los servicios
de salud y a las fuerzas armadas.
En el hospital no recibieron a una mujer que era negra, habitante de calle,
contagiada, adicta, sin documentos. «No, no, no, aquí no la atendemos, aquí
no sé qué», y los amigos de ella se vinieron a quejar: «no, es que no la dejaron
entrar, no nos la recibieron», entonces yo fui a ver y a mí sí me la reciben
(Gloria Bernal. Funcionaria de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
El racismo se expresa en cosas como que no haya almirantes en la armada
negros, que no los haya habido nunca a pesar de que quien la fundó era
un negro, el Almirante José Prudencio Padilla. Son ese tipo de comporta-
mientos muy velados […] (Pablo Celis. Funcionario de una Alcaldía Local.
Bogotá, 2007).
Las marcadas diferencias entre distintas regiones del país, relativas a los
tratos discriminatorios basados en prejuicios de tipo ‘racial’, no se quedan
allí, sino que, por el contrario, trascienden los espacios geográficos y se «mo-
vilizan» con las personas que migran de estos lugares a ciudades más grandes
o en las que su población mayoritaria es blanco-mestiza. En consecuencia, se
produce una doble discriminación: por color de piel y por procedencia de un
lugar geográfico.
[…] hay unas zonas del país en donde hay ciertos servicios que son negados, o
sea la exclusión es mucho más alta. En Bogotá, mal que bien, se gana, aunque
todavía nos falta mucho, pero […] desde ahí comienza la estigmatización,
que tú eres de esta zona y no tienes acceso, es una forma de excluir por ser
negro, por ser blanco, lo que querías pero sacar porque eres de esa zona y
eso también hace parte de que eres de un color (Samanta Doria. Funcionaria
de una Alcaldía Local. Bogotá, 2007).
No obstante, las dinámicas cotidianas en ciertas regiones del país no son la
única muestra del racismo. Unos pocos entrevistados(as) reflexionan sobre la
situación de exclusión y precariedad en la que se encuentran los(as) habitan-
tes de las «geografías racializadas»; perciben dicha situación como una de las
muestras más claras de las diferencias entre la discriminación racial en dichos
lugares frente a la experimentada en otras zonas del país.
690 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Tú miras el mapa de la Costa Pacífica, ¡como está de abandonada! Claro,
hay selva, lo que sea, pero una cosa es esa y otra cosa es la condición
de pobreza y de olvido que ha tenido la comunidad afrodescendiente;
no más Tumaco, Buenaventura, en el mismo departamento del Chocó,
ni siquiera tiene servicios públicos básicos. Es decir, son comunidades
olvidadas y por desgracia, entre sus mismos mandatarios se ve la misma
corrupción de la misma capital, del mismo nivel central, pues por des-
gracia en Colombia eso se desarrolló en la región andina y eso inundó
las costas, la parte amazónica y los llanos […]. Además, Colombia no
sale de Bogotá, Medellín y Cali y Cartagena, y eso porque es turística, de
resto, este país no sale de allí. Eso desafortunadamente porque ese fue el
pensamiento de las élites, digo yo, y eso echándome al agua pro vínculos
familiares por personas que hicieron parte alguna vez de un gobierno
hace muchos años […], algunos conservadores y ultraconservadores. La
crítica que yo les hago a ellos es a esa postura, una postura de racismo,
una postura de discriminación; hay una postura de que ellos están allá
en el monte y como quien dice: «que se defiendan como puedan», y el
desarrollo se da acá en las ciudades […], y los que tienen el capital son
quienes vamos a generar el desarrollo y el empleo. Así piensa mucha gen-
te de las élites de este país (Rafael Pizano. Funcionario de una Alcaldía
Local. Bogotá, 2007).
692 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
marcado, pero ahora ya se ha aprendido a manejar y, como se han dado cuenta,
ese paradigma se ha ido con el paso del tiempo. Yo creo que se ha ido como
borrando, pero inicialmente yo sí lo veía en los colegios, hasta en los colegios
[…] (Miriam Mesa. Funcionaria de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Tras admitir que la mayoría de población negra que vive en Cartagena os-
tenta mayores niveles de vulnerabilidad debido a su pobreza, algunas personas
explican que esta no se debe al racismo, sino a que son personas que migran de
municipios aledaños para buscar oportunidades, sin contar —en la mayoría
de los casos— con capacitación ni herramientas para insertarse en el mercado
laboral y, por tanto, terminan siendo excluidos y sumidos en condiciones de
pobreza.
Es que aquí Cartagena está dividida en dos, la elitista y la Cartagena pobre.
En esta Cartagena pobre, hay mucha gente de raza negra, que aquí tenemos
cerquita a Palenque y todos esos sitios de donde se viene toda ese gente tra-
tando de encontrar un futuro para ellos y para sus hijos. Pero llega y sigue
sus mecanismos para trabajar sin herramientas y sin una capacitación y,
entonces, empiezan a engrosar las listas de la gente desempleada. Entonces,
ya caminas la ciudad y te das cuenta que están en la periferia porque no
pueden pagar por una pensión o un apartamento. Tienen que buscar algo
más económico, porque la comida entonces qué. Ellos están en ese círculo
de la pobreza que hay aquí en Cartagena. En definitiva, aquí no hay un sitio
donde ellos puedan capacitarse sin pagar un peso. Sí hay cursos, por ejemplo,
el sena que capacita a los desplazados. No se ocupan y ven que la delincuencia
es la única salvación, y por eso es que son discriminados también. Porque
el trabajo aquí en Cartagena es dificilísimo para las personas que quieren
vivir aquí. Porque el mercado laboral es muy pequeño. Aquí, el mercado
nunca va a ser más grande que en Barranquilla, porque Barranquilla es más
centralizada que Cartagena, y también es mucha la discriminación a nivel
de ese mercado laboral que hay en Cartagena (Maira Morad. Funcionaria
de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Con respecto a lo encontrado en Bogotá, la tendencia presente en la ma-
yoría de relatos que hablan de la situación específica de la ciudad sostiene
que el racismo es una forma de violencia social y simbólica hacia las personas
afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras que allí viven. Algunos(as) sos-
tienen que no es un fenómeno tan fuerte como el existente en ciudades cuyo
694 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
raza no. Sí veo, a veces discriminación, por ser raizal y continental […], pero
por raza no. Yo no siento discriminación, que yo sea blanco y usted negra,
eso no lo veo. De pronto, veo la discriminación en ser raizal y ser paña, […]
discriminación de etnia, de ese tipo, pero de color de piel, no, yo no veo eso
(Marcela James. Funcionaria de la Gobernación. San Andrés, 2007).
Aunque no es una discriminación basada en características fenotípicas como
el color de piel, algunas personas la consideran racismo y se lo atribuyen a sus
diferencias culturales y a las consecuencias negativas que estas han traído a la
isla y a su población nativa. En el siguiente relato se evidencian algunos de los
estereotipos por los que se considera que hombres y mujeres provenientes de
la parte continental han perjudicado a las y los raizales.
En la Isla de San Andrés hay racismo de parte y parte, tanto continental como
raizal. Porque los raizales no quieren a los pañas, como uno dice aquí en San
Andrés a los continentales; y muchas veces, por no hablar su idioma, el creo-
le, nos vemos afectados por los raizales y, muchas veces, por no saber hablar
el español, los isleños se ven afectados de los continentales. Los raizales han
aprendido todo lo malo del continental, en especial de los cartageneros. Han
aprendido a robar, han aprendido a consumir sus drogas, han aprendido su
vocablo, porque muchos de ellos no quieren seguir con sus costumbres, su raza,
su cultura, su religión, no quieren seguir los raizales. Aprendiendo las cosas de
los continentales, en cuanto usan champeta, machete, quieren ya la música del
cartagenero como lo es la champeta, el baile del cartagenero y han dejado su
cultura exquisita. Entonces, vemos que actualmente estamos tratando de rescatar
estas costumbres que hemos ido perdiendo a través de los cartageneros (Catalina
Hawkins. Funcionaria de la Gobernación. San Andrés, 2007).
Endorracismo
Estas formas de discriminación racial producidas por los afrocolombianos(as),
negros(as), raizales y palenqueros(as) pueden ubicarse en tres grupos. El primero
es el de las prácticas endorracistas, las cuales se expresan de dos formas distintas.
Una de ellas es el rechazo que algunas personas hacen a su misma condición
por medio de la resistencia a mantener costumbres y formas de vida propias de
los grupos afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros.
Tengo una historia personal con afrodescendientes. Mi compañera era —ella
murió— ella era hija de chocoano de Quibdó y ella misma era de cultura
muy afro. Lo que sí percibía en el ambiente de su familia era que había un
deseo de los mayores porque los jóvenes no se diferenciaran como afros,
de que no se hicieran bananas, de que no oyeran música duro, de que no
oyeran cierto tipo de música porque eso los separaba del paisa. Entonces,
lo que yo percibía aquí y en el Chocó, también allá en otros entornos, tam-
bién los percibí en entornos familiares; era un deseo de algunas capas de la
población, sobre todo con algún escalamiento social o de alguna formación
o instrucción académica, como [de] camuflarse dentro de la cultura paisa y
una discriminación de negro a negro […] (Juan Montoya. Funcionario de
la Alcaldía. Bogotá, 2007).
Mientras tanto, la otra forma se expresa en la resistencia a autoreconocer sus
rasgos fenotípicos o a tener hijos(as) que los posean.
Yo tuve un caso, en una casa a donde vi donde [sic] la mamá era morena,
tenía una hija con una persona del interior y la niña le salió blanca como el
papá, y la señora le decía a la niña: «no puede ir a la playa porque se vuelve
696 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
morena», no la dejaba salir a la calle con los demás niños porque se volvía
morena, entonces ¿cómo?, ella es morena, tiene la piel trigueñita […]. No sólo
es un problema de los negros [la discriminación], aquí la gente morena quiere
como a la brava no ser morena, quiere, […] no sé si sea como un complejo,
no sé que será, pero entre la misma gente morena tienden a discriminarse:
«no, pero es que mi cabello no es tan rizado como el de las morenas», «no, es
que soy morena, pero hay gente más morena que yo». Y […] a mí me da risa
[…] (Rosalba Salgado. Funcionaria de la Alcaldía. Medellín, 2007).
Estas dos formas de expresar el endorracismo dan cuenta de un rechazo
explícito a su herencia étnica (que hace referencia a la cultura y es la primera
forma citada) y racial (la segunda forma).
Autodiscriminación
El segundo grupo que puede identificarse da cuenta de la autodiscrimina-
ción que propician personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras,
que con sus actitudes y posturas «inapropiadas» frente al contexto en el que
se desenvuelven y con quienes interactúan, generan actitudes racistas en los
otros(as) como una muestra al desagrado por una diferencia que llega a serles
incómoda y molesta.
Lo que pasa es que si yo tengo un concepto de vida y voy a otro lugar a
mantener ese concepto de vida y no me abro, pues me quedo como en un
gueto […], pero el gueto también se construye desde afuera, si no entiendo
que es una nueva situación que de entrada no tiene por qué afectar. Que
tiene unos símbolos y unas maneras de ver las cosas diferentes, bueno, eso
es otra cosa (Omar Ortiz. Funcionario de la Alcaldía. Bogotá, 2007).
Además de no «amoldarse» a las exigencias del contexto de mayorías blanco-
mestizas, otra forma de autodiscriminarse —quizá la más identificada por los
funcionarios(as) entrevistados — es aquella que se da por su «no integración»
a la población blanco-mestiza con la que se encuentran, demostrada en la
conformación de agrupaciones de personas afrocolombianas, negras, raizales y
palenqueras que se apartan de la comunidad en la que están inmersos.
De hecho, la comunidad afro se ha organizado y […] también ellos se es-
tán discriminando porque se están haciendo aparte, como una comunidad
aparte […]; yo pienso que nosotros debemos estar todos juntos, que haya
Racismo a la inversa
Un tercer grupo de entrevistados(as) da cuenta del racismo que afro
colombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as) ejercen contra quienes
son étnico-racialmente distintos a ellos(as).
Doloroso, pero lo percibo de los afros contra nosotros. He estado en escena-
rios en donde: «claro, los blancos ni vengan, que esto solo es para nosotros»
(Ana Suárez. Funcionaria de la Alcaldía. Medellín, 2007).
Algunas personas explican esta discriminación como una respuesta natural
al racismo de los blanco-mestizos hacia ellos.
Porque es que ellos sienten ese rechazo y […] también lo quieren contra uno,
porque si a mí me rechazan, pues yo también rechazo […]; por eso, ellos
se agarran contra nosotros; ellos dicen: «vea esa blanca como me mira de
mal», pues yo también la miro mal (Nelly Yaga. Grupo focal de la Alcaldía.
Bogotá, 2007).
En varias ciudades, por varios funcionarios(as), se narró una situación par-
ticular, en la cual se presentan ataques —robos— de personas negras a blanco-
mestizas, la cual se entiende como una forma de racismo a la inversa en la que se
parte de considerar que los blanco-mestizos sí poseen dinero u objetos valiosos,
a diferencia de los de su misma ‘raza’.
698 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
A mi esposo, una vez, en un colectivo, lo atracaron y lo atracaron personas
negras, y a él no le robaron nada por ser negro; eso es racismo […], ellos no
lo robaron a él por ser negro […]; y es la segunda vez que le pasa, le ha pasado
dos veces. Como la gente que atraca por lo general es de estratos bajos y esa
gente es negra o morena, entonces ellos tienden a no […] y, claro, como los
que iban en el bus eran […] y como él es morochito, morochito, a él no lo
atracaron, y eso ya le ha pasado dos veces (Miriam Abisambra. Funcionaria
de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Tipos de racismo
Racismo estructural
Aunque no se identifica de manera directa, el racismo estructural se encuentra
en las narrativas de los funcionarios(as) que hacen alusión a dinámicas macro-
sociales en las que son evidentes las brechas económicas, sociales, políticas y
culturales entre afrocolombianos(as), negros(as), raizales, palenqueros(as), y
blanco-mestizos(as). Indiscutiblemente, la más mencionada es la relación directa
entre el racismo y la pobreza estructural, pero no siempre viendo esta última
como una consecuencia directa del racismo, sino —en ocasiones— como una
causa de la discriminación.
Podemos ver el problema de discriminación, yo lo miro y a veces lo analizo,
y lo pienso y digo que si a veces nosotros somos los discriminados porque
somos pobres o porque somos negros, no sé. Lo único que te puedo decir
es que tanto en la discriminación por la pobreza van ahí, es un mapa que se
interpone uno con otro. Porque yo, personalmente, he sido de una u otra
forma víctima de discriminación, yo siento que lo he sido (Mónica Facio-
Lince. Funcionaria de la Alcaldía. Medellín, 2007).
Las marcadas diferencias sociales, que son nombradas con mayor frecuencia
por los funcionarios(as) de Cartagena, asocian la existencia de una estratificación
social con patrones culturales que han ubicado a la población afrocolombiana,
negra, raizal y palenquera en la parte más baja y menos favorecida de dicha
jerarquía racial.
Porque acá en Cartagena se da algo que no se da a nivel del país, […]
aquí hay familias con apellidos, entonces esas familias miran a la gente
de acá, de estrato bajo, como personas sin ningún tipo de presentación
[…], están estigmatizados […] antes era la familia tal, tal, ya eso se fue
700 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
El uso de dichos términos en el lenguaje cotidiano se ha convertido en
una práctica casi inconsciente de las personas, y en esa medida reproducen
imaginarios negativos de quienes son fenotípicamente negros.
[…] algunas frases que tengan carga de prejuicio o que sean racistas, son
como por ejemplo, que parece un diablo, […] como de forma displicente:
este maldito negro […] o ese morocho, por decirlo así (Lina Henao. Funcio-
naria de la Alcaldía. Pereira, 2007).
En esta localidad, eso tú no lo vas a sentir así, pero sí de todos modos hay
un sesgo fuerte, aquí en Colinas, hay bastantes negros, pero como es una
zona en donde hay mucho robo, entonces si ven a un negro caminando:
«uy, ahí viene el ladrón» […]; no tiene nada de particular que la gente
sienta eso. Pero porque es una zona en donde hay muchas personas que
se dedican a eso, su actividad es ser ladrón (Ninfa Ortíz. Funcionaria de
una alcaldía local. Bogotá, 2007).
La percepción que tengo de los negros es que entre ellos mismos son
racistas. Generalmente, el negro quiere una blanca, no busca una esposa
negra. O sea, el negro busca al blanco. Son poco echados pa’ lante, son
muy tranquilos, poco estudiosos, muy relajados, son muy pachangueros,
les gusta la buena vida y son demasiado conformistas. Generalmente, las
zonas de negros son abandonadas, planifican poco, son siete mujeres, se
creen muy viriles, esas son las consideraciones que yo tengo respecto a los
negros (Ruby Escobar. Funcionaria de la Alcaldía. Pereira, 2007).
Los indígenas tienen unos antecedentes de trabajo colectivo que les per-
mite a ellos ser solidarios, organizarse, buscar el bien común, no digo
que no haya excepciones, pero eso obedece a otros procesos culturales.
Sin embargo, cuando nosotros trabajamos con las comunidades afros es
otra cosa, cada cual coge por su lado. Casi yo diría que esa organización
que nosotros estábamos apoyando, cada uno de los afros, de ser posible,
tendría una organización diferente. O sea, no se aglutinan en una sola
sino que se atomizan; todo el tiempo es atomizándose. Entonces, es muy
complicado realmente aglutinarlos a ellos, los intereses económicos […],
o sea, piensan individualmente (Isabel Arrieta. Funcionaria de una alcaldía
local. Bogotá, 2007).
702 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Racismo institucional
El grupo de personas entrevistadas en los servicios sociales focalizados hace
mención constante al racismo institucional. Empero, contrario a lo que podría
pensarse, no se limitan a hablar del ámbito institucional que concierne a su
contexto inmediato de trabajo —en el que se desempeñan como profesiona-
les—, sino que también reflexionan sobre lo que sucede en otras instituciones,
tanto públicas como privadas; las prácticas discriminatorias que se presentan en
ellas, que se perciben en aspectos como la contratación y la atención a personas
afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras.
Yo no he podido estar de pronto en una conferencia o algo que tenga que
ver como el racismo institucional, pero, de pronto, lo puedo […], puedo
dar una idea de lo que entiendo. Es como ese racismo que hay en todo lo
que se llame institución, sea colegio, sea universidad, sea una empresa, sea
cualquier entidad en donde se maneje […]. En todo por racismo institucio-
nal, en donde se relega a la gente que no comparte, por ejemplo, la misma
ideología, del mismo color del director, de la persona coordinadora de la
institución; que sí lo hay y eso es muy cierto y seguimos sumidos en eso
(Yolima Yepez. Grupo focal en una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Como producto de una pregunta formulada en algunas entrevistas, unas
pocas personas definen lo que entienden por racismo institucional. Para algu-
nas, el término hace referencia a la exclusión de quienes no cumplen con un
perfil «físico» requerido, o de quienes no comparten la ideología dominante
de la institución.
Yo creo que sí hay racismo a nivel institucional, de hecho, hay personas que
en sus perfiles exigen un determinado tipo de personas, con una determinada
altura, con un determinado color de ojos, de piel, con una determinada forma
de mirar y hasta su postura. Entonces, si esos perfiles hay para las personas
de nuestro color, imagínense cuando se presentan poblaciones afrocolom-
bianas; entonces sí las hay y desafortunadamente en muchas (María León.
Grupo focal en una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Unas pocas personas aseguran que el racismo institucional no existe. Para
aseverarlo se basan en sus experiencias personales, haciendo referencia princi-
palmente a su contexto de trabajo y a su propia postura frente a la diversidad
cultural en la población atendida.
704 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
en la población objetivo de estos servicios también se justifica por la necesidad
de reparar la historia de exclusión del pueblo afrocolombiano, negro, raizal y
palenquero, la cual se remonta a su llegada al país durante la trata esclavista
transatlántica y los siglos de sometimiento al régimen esclavista.
[…] claro, definitivamente están en peores condiciones por todo ese proceso
histórico, y que eso ha limitado de una manera […], y que aún continúa
limitando, […] porque, al igual, si la discriminación no existiera muchos de
ellos sí estarían en mejores situaciones porque el nivel cultural es bastante
importante, y que uno rescate la historia y que vea por qué vale la pena,
porque […] igual son seres humanos; pero el porqué ellos están peor que
otras personas es más que un argumento para decir: «oiga, con más veras
tenemos que trabajar por esta población que ha tenido un recorrido histórico,
bastante pesado, triste» […] (Lucero Rubiano. Funcionaria de una alcaldía
local. Bogotá, 2007).
Con una postura opuesta a la anterior, un mayor número de funcionarios(as)
sostiene que en los servicios sociales no debe haber acceso preferencial para
las personas por su condición étnico-racial, puesto que surgiría otro tipo de
exclusiones, esta vez, dirigidas a personas que también necesitan hacer parte
de dichos servicios.
Me parece que uno tiene que ver, que mirar como los factores de la vulnerabi-
lidad para la inclusión a un proyecto y no basarse solamente en el color de la
piel, porque entonces, yo puedo estar excluyendo a familias que, aunque no
pertenecen a un grupo étnico determinado, la están pasando peor. Entonces, si
yo tengo dos familias, tengo un cupo, y la una es negra y la otra es blanca […],
por el solo hecho de ser negro no puedo dar el acceso a un servicio; tengo que
mirar sus condiciones reales. ¿Qué tal que los blancos la estén pasando peor?
(Aura Elisa Villamizar. Funcionaria de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Además, al considerarlos(as) como especiales se estaría señalando a
afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as), hecho que acarrearía
más discriminación hacia ellos(as).
Pues yo creo que esos tratos preferenciales no deberían existir, a pesar de
que tenga una buena voluntad, porque [los] seguimos estigmatizando aun-
que sea desde lo institucional (Diego Gómez. Funcionario de la Alcaldía.
Medellín, 2007).
706 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Pues no sé, realmente no sé porque nosotros siempre tenemos el espacio para
que la persona hable. Nosotros no hacíamos una pregunta referente a su
etnia y a su identidad […]. Solamente hasta hace unos meses que se metió
la de «con qué grupo étnico se identifica y eso»; esa pregunta, para mí, es
una pregunta de rigor, porque nos toca meterla ahí, porque planeación me
lo exige […], o sea, no hay una pregunta específica que nos hable si se siente
discriminado o no se siente discriminado por su etnia, eso no existe (María
Victoria Robayo. Funcionaria de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
708 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
la modificación de ideas y prejuicios raciales transmitidos—, puesto que se
considera que las ideologías racistas son reproducidas en el espacio familiar.
Por lo menos yo tengo un hijo, mi hijo es negro, y yo a él sí se lo tengo bien
claro: «usted lo que tiene que aprender a ser ante todo es personita». Ah,
que si en el colegio le dicen negro, le digo yo: «usted no se preocupe papito
por eso, usted tiene que ser es una persona de bien y la muestra es que está
en colegio nuevo, grande y ahorita, en tercera entrega de notas, y otra vez
el primer puesto, y uno se va ganando su espacio, se va haciendo querer y
va siendo caballero desde pequeñito»; eso no tiene nada que ver con que
sea blanco, negro, indio […], sino que usted se apersone (María Quiñones.
Funcionaria de una alcaldía Local. Bogotá, 2007).
Como una medida más drástica y profunda, algunas personas proponen
tipificar el racismo como delito y, en esa medida, establecer medios legales que
promuevan el respeto hacia la diferencia étnico-racial en Colombia.
[…] desde hace siete años atrás, yo he venido […] trabajando en algunos
sectores públicos en donde he dictado charlas sobre esta problemática; no
lo hago a nombre de ningún grupo sino a nivel personal, y que conste que
no soy negro, y he propuesto […] la tipificación del racismo como delito
(Freddy Castro. Funcionario de la Alcaldía. Cartagena, 2007).
Otra alternativa planteada en las entrevistas es el empoderamiento de
las poblaciones afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras para que
se autorenocozcan y puedan evitar ser víctimas de tratos excluyentes y
discriminatorios.
Para grupos étnicos haría falta que nos enseñaran a querernos […]. Que nos
enseñaran a tener identidad; a entender que lo negro no es lo malo; que lo
negro no es lo feo […]; a entender que no porque tú seas negra tienes que
tener diferencias en cuanto a oportunidades o en cuanto a visiones con las
demás personas. Porque yo estoy totalmente segura que las limitaciones
empiezan por nosotros mismos, nosotros mismos en ocasiones trazamos la
barrera, a pesar de que no podemos negar de que los demás grupos pobla-
cionales tienen en ocasiones sus limitaciones con los negros, pero cuando
uno mismo sabe a lo que tiene derecho entonces pone a los demás en el
lugar que le corresponde y se pone uno en el que debe estar (Rosa Cadavid.
Funcionaria de la Alcaldía. Pereira, 2007).
710 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
tú tienes tu autoestima baja, tú misma te estás subvalorando y sientes que
los demás te subvaloran; cuando tú tienes tu autoestima alta, aun siendo de
color, tú dices: «es que yo también tengo derechos, que yo también puedo
salir adelante, es que yo también me puedo preparar para la vida, es que yo
también puedo hacer aportes para la construcción de país» (Nubia Coronel.
Funcionaria de la Alcaldía. Medellín, 2007).
Un número importante de funcionarios(as) sostiene que es indispensable
orientar a las personas que han sido víctimas de la discriminación racial en
el reconocimiento de sus derechos, pues con ello se hacen conscientes de que
pueden reclamarlos y evitar su vulneración.
Se escucha la queja del ciudadano o la ciudadana y, en la medida que somos
formadores también en derechos y deberes, se le comenta, se le cuenta al
ciudadano que en la Constitución Política hay un derecho a la igualdad, el
cual no puede traspasar esa parte racial, o sea, todos merecen una atención
oportuna, sin pensar en la parte étnica (Carolina Vargas. Funcionaria de
una Alcaldía Local. Bogotá, 2007).
La cuarta forma en la que las personas entrevistadas dicen enfrentar casos
de racismo en su labor profesional es la remisión a instituciones encargadas
de este tipo de situaciones. Dentro de las más mencionadas se encuentran la
Defensoría del Pueblo y la Fiscalía General de la Nación.
Yo la mandaría a las instituciones pertinentes, a la Defensoría del Pueblo,
a la Personería […], a instituciones que tengan injerencia en el tema […]
(Ana Jaramillo. Funcionaria de la Alcaldía. Medellín, 2007).
Fueron pocas las personas que consideraron la posibilidad de hacer una
remisión a organizaciones afrocolombianas para que se les brinde mejor apoyo
y orientación.
[…] que si necesita mucha más orientación, que se dirija a las organizaciones
de base, las comunidades negras […]; aquí está funcionando Cimarrón, está
funcionando Afrodescendientes […], algo así, por supuesto, que se remita
allá. Yo sé que la Universidad Tecnológica trabaja mucho ese tema, se podría
remitir allá y estaría dispuesta a acompañarlo, no solo que fuera sino que
vamos juntas (Heydi Duque. Funcionaria de la Alcaldía. Pereira, 2007).
Es usual que la remisión a otras instituciones venga acompañada de denuncias;
es decir, que se sugiera denunciar en instancias que tomen medidas apropiadas
712 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
La última forma es la sanción a los funcionarios(as) que han discriminado a
los beneficiarios(as) en el proceso de atención, lo cual también depende de los
procedimientos de cada institución para tales casos.
Pues eso es un objeto de disciplinario. O sea, uno primero que todo pide
las explicaciones del caso, pero si es muy evidente, pues es obvio que eso
tiene una sanción disciplinaria, pues debe ser sometido a investigación.
En cualquier caso, uno recogiendo las pruebas debe iniciar un proceso
de investigación (Penélope Cuadros. Funcionaria de una alcaldía local.
Bogotá, 2007).
Pero contrario a lo ya expuesto, un grupo importante de personas entrevistadas
tienen posturas que difieren de las anteriores. Para todos ellos(as) no existen
procedimientos especiales para abordar las quejas sobre el racismo y, por tanto,
se abordan igual que cualquier otra situación.
Si llegara una persona a quejarse porque se ha sentido maltratada por un funcio-
nario o funcionaria, yo actuaría como si fuera cualquier otro ciudadano, igual.
Investigar qué es lo que ha pasado, por qué no se le ha dado posibilidad de acceso,
lo que sea. Yo trato, entre paréntesis, de no discriminar; para mí es lo mismo
cualquier persona que venga a formular una queja o a hacer una recomendación
(Héctor Cruz. Funcionario de una alcaldía local. Bogotá, 2007).
Una postura particular es aquella que sostiene que las quejas o denuncias de
casos de racismo traídas a los servicios sociales por los beneficiarios(as) afroco-
lombianos, negros, raizales y palenqueros no deben atenderse con particular
atención, puesto que el beneficario(a) no siempre tiene la razón y, además, este
tipo de personas suele victimizarse.
Primero que todo hablaría con esa persona, la tranquilizaría y empezaría a
preguntarle si sabe en qué quedó el partido del América de Cali […]. Son
mecanismos a los cuales yo acudo para no entrar en el tema, porque muchas
personas se victimizan (Jaime Cañas. Funcionario de una alcaldía local.
Bogotá, 2007).
Por último, algunos funcionarios(as) hacen alusión a las formas en las que las
mismas víctimas del racismo lo asumen y afrontan, y prefieren ignorarlos(as).
¡Ay!, yo cuando la escucho […] hago caso omiso a todo; y pues dependiendo
cómo sea la discriminación, así mismo respondo. Pero yo a todo eso hago
714 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Es importante aclarar que la única ciudad donde no se encuentran estas si-
tuaciones y estereotipos es San Andrés. La marcada y evidente diferencia de tal
contexto comienza cuando las personas allí entrevistadas aclaran que el racismo
no es un problema en la isla. La verdadera problemática de discriminación no
tendría motivos raciales; se basa en el origen isleño o continental de las per-
sonas, diferenciación que marca verdaderos conflictos entre grupos sociales y
van más allá de las características fenotípicas de las personas. No compartimos
esta lectura de la situación racial de la Isla pero creemos que es un tema que
amerita muchas más investigaciones sociales.
Sin duda alguna, Cartagena es reconocida como la ciudad más racista y con
diferencias más marcadas entre personas de uno y otro color de piel, de modo
que tienen una rígida estratificación social en la que las personas negras, afro-
colombianas, raizales y palenqueras se encuentran en la parte inferior de tal
estructura. Seguida de esta ciudad, se encuentra Bogotá, en la que también se
habla de una fuerte discriminación racial, aunque soterrada, asociada con pa-
trones de divisiones sociales establecidas a partir de la clase social y su ubicación
en zonas determinadas de la ciudad. En Medellín y Pereira no se reconocen
fuertes dinámicas de discriminación racial ni particularidades que la hagan más
significativa frente a las de otras zonas del país.
Los funcionarios(as) muestran, por medio de sus narrativas, los patrones de
reproducción del racismo social, siendo este tipo el más encontrado en las en-
trevistas. Los marcados e impactantes estereotipos comentados son el ejemplo
de los imaginarios sociales negativos construidos en torno a lo que significa
ser negro(a), afrocolombiano(a), raizal o palenquero(a), y de las razones por
la cuales son rechazados, excluidos y vistos como personas indeseables que no
pueden acoplarse a contextos urbanos con mayorías blanco-mestizas debido a
que tendrían prácticas culturalmente distintas e irreconciliables.
Otro de los hallazgos relevantes lo conforman las afirmaciones realizadas
por un número importante de personas entrevistadas, quienes sostienen que
el racismo y la discriminación racial no deben apreciarse como fenómenos que
solamente practican unas personas blanco-mestizas contra otras afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras. Al contrario, dejan en claro que para ellos(as),
este grupo étnico-racial también discrimina, y no solo a quienes son étnico-
racialmente distintos(as) a ellos(as), sino también a quienes pueden considerarse
sus iguales, y, lo que es peor aún, opinan que ellos(as) mismos serían quienes se
han encargado de promover el racismo que luego se ejerce en su contra.
716 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Nociones acerca del racismo
La mayoría de líderes y lideresas entrevistados tiene claro que el concepto
de racismo hace referencia a una ideología excluyente, que rechaza, oprime y
explota a un grupo de personas con base en la diferencia racial. Afirman que el
término hace referencia precisa a discriminaciones que tienen como punto de
partida la diferenciación por el color de la piel o los rasgos fenotípicos, y que
racismo y discriminación son dos conceptos distintos (entendiendo este último
como una acción que excluye por características culturales determinadas como
la religión, el género, la etnia, la raza, entre otras).
El racismo es cualquier tipo de prevención de rechazo o de actuación
desigual para con una persona por causa de su raza o su color de piel, eso
es; cualquier tipo de actuación que no sea igualitaria en el tratamiento
para otras personas simplemente por la raza o color de piel que tienen,
constituye racismo (Enrique Ocoró. Quibdó, 2007).
Debe aclararse que un número reducido de personas considera que el racismo
y la discriminación son sinónimos.
El racismo se define de una manera sencilla: discriminación […]. Porque
hay discriminación hacia el gordo, el flaco, el rico, el pobre, la cuestión
religiosa; la que más se ha visto es la discriminación racial; como decía una
vez una señora política, que en Colombia no había racismo porque uno va
a subirse en un bus en Bogotá y se sentaba y no había ningún problema,
pero el prejuicio siempre existe (Marcos Reyes. Quibdó, 2007).
Sin embargo, el conjunto de narrativas en donde se busca definir el término
muestra que la mayoría de las personas tiene claridad al respecto y habla de racismo
únicamente para referirse a las discriminaciones cuyos motivos son raciales.
En este sentido, la presencia del racismo en una sociedad supone la coexistencia
de dos o más grupos étnico-raciales diferentes, hecho que se hace evidente en sus
rasgos físicos y, de manera particular, en su color de piel. Así pues, el racismo en
una sociedad como la colombiana puede darse entre personas blanco-mestizas,
indígenas, afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras o el pueblo rom.
Yo diría que en cuanto al racismo a nivel del país, tenemos conocidas unas
razas que ya están definidas; ese simple hecho que existan varias etnias, va-
rias razas, va a implicar de que haya discriminación […] (Manuel García.
Grupo focal. Cali, 2007).
718 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
[…] lo veo más como una invención para justificar la imposición económi-
ca de un sistema y la explotación de unos hombres por otros; y entonces,
hablando claramente, el racismo es una invención que les ha servido para
enriquecer a unos y empobrecer a otros, y, obviamente, ha dejado secuelas
funestas, pero resarcibles si la sociedad en general toma conciencia[…]
(Ramiro Asprilla. Bogotá, 2007).
[…] el racismo es una ideología de los sectores dominantes. Esa ideología
tiene un papel específico que es la reproducción de las relaciones esclavis-
tas de explotación económica, y, en lo cotidiano, el racismo se expresa en
discriminación, y de la discriminación se pasa entonces a la exclusión […]
(Juan Ramírez. Bogotá, 2007).
[…] pero el racismo es un mecanismo de protección que se utiliza para
enmascarar el verdadero problema estructural que tiene de fondo el país [el
desigual reparto de la riqueza debido a la preservación de la lógica capitalista
hegemónica] (Dayana Archibold. San Andrés, 2007).
Los entrevistados(as) opinan que la mayoría de definiciones de racismo ha-
cen referencia a la manera en que se materializan dichas ideologías; es decir, el
rechazo, la exclusión y el maltrato psíquico que producen.
Para mí, el racismo es exclusión, para mí, el racismo es maltrato mental,
es ultraje constante, es vulneración legitimada por otros de una población
determinada, y, en este momento, la población determinada somos nosotros
los negros desafortunadamente […] (Selena Córdoba. Cartagena, 2007).
Tales situaciones parten del establecimiento de tratos desiguales hacia una
o varias personas por su color de piel. Estos tratos suelen evidenciar la subva-
loración de las diferencias fenotípicas, viéndolas como algo negativo; en esa
medida, se estigmatiza y degrada moral e intelectualmente a quien cuenta con
características que lo hacen distinto al grupo de referencia —en este caso, al de
personas blanco-mestizas.
Para mí, el racismo son esas constantes prácticas de separación, de estig-
matización y de prejuicio, bien sea a una raza, perdón, a una raza no, a un
determinado grupo étnico y, a su vez, a las personas que hacen parte de ese
grupo étnico (Ángela María Lazcarro. Bogotá, 2007).
El fenómeno del racismo puede comprenderse a partir del establecimiento
de relaciones de poder y dominación en las que se determina la superioridad de
un grupo a partir de sus rasgos fenotípicos; específicamente, su color de piel.
720 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
cualquier circunstancia para que no acceda al poder, esa es una clave básica
del racismo […] (Jhon Cambindo. Buenaventura, 2007).
Esta perspectiva del racismo se expresa en las limitantes que se ponen a per-
sonas de grupos minoritarios para el acceso a cargos públicos de alto nivel.
El racismo lo veo como los limitantes que le ponen al ser humano, general-
mente a los grupos minoritarios, por ejemplo, para acceder a un cargo público
por su condición […], podría decir condición socieconómica, cultural..., y
se expresa de diferentes maneras, por ejemplo, se puede expresar […] para
mí el hecho de que nos miren mal [...] una persona mestiza o gente mestiza
[...] (Edwin Cadena. Bogotá, 2007).
Por otra parte, el racismo es visto como un temor colectivo profundo hacia
los afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as), según el cual
blanco-mestizos(as) se atemorizan de perder beneficios y privilegios inmerecidos
que poseen como grupo ubicado en la cúspide de la pirámide racial, y suponen
que al permitir que las personas negras muestren sus capacidades pueden ter-
minar disputando espacios de poder social, económico y político.
El apartheid o la discriminación es simplemente miedo; […] de pronto, se
sienten más débiles, de pronto, o encuentran ese espacio donde se puede
establecer una relación, cuando se piensa que el otro es más culto que yo,
eso es simplemente miedo. La discriminación es miedo a lo que no conoces,
me parece a mí (Roque Valdéz. Grupo focal. Cartagena, 2007).
Así, esa ignorancia es la que hace pensar que las diferencias étnico-raciales implican
la existencia de personas más y menos inteligentes, o más y menos capaces.
El racismo podríamos decir que es una enfermedad, un error que nos hace
pensar que unas personas diferentes a nosotros, que hacen parte de otras
culturas, de otras etnias, son inferiores de lo que nosotros mismos somos; y es
una manifestación de nuestra propia inferioridad, de nuestra poca humanidad,
de nuestra gran ignorancia […] (Rosita Campaz. Buenaventura, 2007).
El no contar con acercamientos previos a culturas distintas a la occidental blanco-
mestiza dominante produce un desconocimiento de la diversidad cultural, de falta
de contacto visual, físico y de costumbres de pueblos como los afrocolombianos,
negros, raizales y palenqueros. Desde ese distanciamiento e incomprensión hacia
lo diferente, se establece un rechazo cognitivo a toda referencia de lo afrocolom-
biano, negro, raizal o palenquero, lo que se traduce en racismo.
Para mí, el racismo es esa forma de rechazo que tengo yo hacia otra persona
cuando no conozco su cultura, cuando no conozco sus costumbres, cuando
no conozco su idiosincrasia (Antón Mosquera. Bogotá, 2007).
Además de ser atribuido a los sentimientos y características de quienes lo
reproducen, el racismo es entendido por algunas personas entrevistadas como
el resultado de un proceso histórico de desventajas y exclusión. Los anteceden-
tes del racismo actual se encuentran en la trata esclavista transatlántica y en las
estructuras mentales colectivas coloniales que permanecieron en el tiempo, sin
que el Estado haya intentado alterarlas o erradicarlas.
[…] uno va a poder encontrar como desde el descubrimiento de América ya
va a salirse ese tipo de diferenciaciones; entonces, unos más pícaros que otros
decían que ellos eran los superiores y que los que tenían la piel un poquitico
722 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
más oscura eran los más parecidos al demonio. […] eso va a facilitar argu-
mentar o sostener o crear toda una empresa alrededor de la diferenciación
donde posibilita hacer a unos mejores que a otros; y en esa lucha de unos
mejores que otros, van a estar en desventaja esos que son catalogados como
inferiores […] (Daisy Arboleda. Grupo focal. Cali, 2007).
Desde una perspectiva histórica, algunas personas explican que el racismo y la
discriminación racial son la consecuencia más evidente de la esclavización bajo
la cual vivió por siglos la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera,
y que, en cierta medida, estos fenómenos actuales son una forma moderna de
mantener dicha esclavización.
[…] la esclavización, en mi trabajo, en mi teoría, es reproducida por la ideo-
logía racista dominante, y esta ideología racista dominante es interiorizada
aún por una buena parte de los sectores dominados y convertida o trasfor-
mada de racismo en endoracismo, y toma mayor fuerza la reproducción de
las relaciones de esclavización, lo que hace que esa mayor fuerza se tome
muchas veces bajo la forma de trasformación. Si bien es cierto que hemos
perdido las cadenas y los grilletes, el apriete, por ejemplo económico, por
ejemplo en lo social, la discriminación, la exclusión son tan fuertes y tan
poderosas como las mismas cadenas y los grilletes de antes (Tiberio Smith.
Bogotá, 2007).
724 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Aquí lo que hay es un sistema que excluye a muchos, excluye a los muchos
e incluye a los pocos. La desigualdad es realmente con esa clase privilegiada,
que los afros no hagan causa común con esos otros excluidos, tiene muchos
problemas de lado y lado. Muchos de los excluidos no se ven a sí mismos
como excluidos, o quieren pretender que no son excluidos; es más, yo creo
que los excluidos sienten que solo con la condición de no ser afro ya están
incluidos. Se sienten de mejor condición humana que todo lo que sea afro.
Y es como una especie de premio de consolación. Estando excluido pero
llevando o portando la pretensión de la blancura sí está incluido […]; más
bien, el problema está en la imposibilidad de hacer causa común con el
resto de los excluidos, que eso en general tiene de fondo un problema de
imposibilidad de acercamiento por prejuicios raciales. Entonces, la gente,
aun en su posición de excluidos, mantiene prejuicios raciales (Marcos Cór-
doba. Bogotá, 2007).
Para los líderes y las lideresas, uno de estos grupos está compuesto por personas
que han gozado de una posición social y económica privilegiada; son hijos(as) de
las personas que han tenido varios tipos de poder en las regiones negras, gracias
a lo cual no se han sentido excluidos(as) ni han tenido carencias económicas.
Por lo tanto, creen que no hay discriminación por motivos étnico-raciales.
[…] los que han entrado a la universidad no se sienten discriminados porque
se sienten en una universidad, se sienten en un espacio privilegiado; entonces,
tampoco se sienten afrocolombianos, porque mucha de nuestra gente que
está posesionada, que de pronto a sus hijos […] ha tenido la oportunidad de
726 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
mandarlos al exterior, que nunca han padecido hambre, que han vivido en
un barrio más o menos, que nunca se les ha ido el techo por una lluvia […],
piensan que nunca han sentido el racismo, no saben, eso no. O sea: «¿esa
gente de qué me está hablando? ¿El racismo? ¿La discriminación racial?» […];
entonces, a esta gente hablarle de afrocolombianos es un término indescrip-
tible, es un término desconocido […] (Nayibe Caicedo. Cali, 2007).
En la segunda categoría de actores sociales, compuesta por entes guber-
namentales, se hace una importante alusión a la administración pública de
Cartagena. Las personas entrevistadas se quejan de dicho ente porque niega de
manera explícita la existencia de racismo en la ciudad.
Simplemente no se acepta, no hay discriminación; Cartagena no es una ciudad
discriminatoria, esa es la conclusión (Luzney Murillo. Cartagena, 2007).
La explicación que suele dar la Administración frente a las evidentes condi-
ciones de desigualdad económica, cultural, política y social, bajo la cual vive la
población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera en esa ciudad, se sustenta en
la existencia de clases sociales y las abismales diferencias económicas entre ellas.
Es que aquí la Administración ha dicho que para ellos no existe la discri-
minación, sino que es un problema entre ricos y pobres. Los problemas se
deben más a lo económico que a los problemas de piel. Dicen, por ejemplo,
que los afros tienen dificultades porque es un negro y no tiene plata (Efraín
Miranda. Cartagena, 2007).
Por otra parte, algunas personas entrevistadas se refieren a la situación de
Medellín. Afirman que las autoridades locales han negado el racismo, lo que
ha llevado a que la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera sea el
único actor social preocupado por la reivindicación de sus derechos.
Y cuando uno muchas veces lleva a esos espacios de debate el tema de lo
afro, se da cuenta uno por las expresiones que ellos hacen que no les inte-
resa el tema y que no les gusta que uno hable de ese tipo de temas, porque
dicen que uno es racista, porque dicen que aquí no hay discriminación,
que el hecho de que uno reivindique los derechos de las comunidades afro,
supuestamente, es autodiscriminarse uno. Pero ellos no entienden que si los
negros no luchamos por esta causa nadie lo va hacer por nosotros, y ellos
nunca van a cambiar de mentalidad, si uno no les muestra los problemas
por los que ha pasado y está pasando el pueblo afro, porque permanece el
Uno de los factores que evidencia la falta de identificación del racismo como
un problema, y que incluso lleva a la negación de su existencia, es el hecho de
que las mismas personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras afir-
men que nunca lo han experimentado. Como algunos(as) nunca se han visto
afectados por algún tipo de exclusión o discriminación en razón de sus rasgos
fenotípicos, tienden entonces a pensar que esos fenómenos son algo distante,
alejado de su contexto y ajeno a sus particularidades étnico-raciales.
Una de las experiencias más recurrentes es la de las personas que nacieron
y se criaron en regiones habitadas por mayorías afrocolombianas, negras,
raizales y palenqueras en las que, según ellos, no hay racismo debido a que
no hay marcadas diferencias étnico-raciales entre su población. Pero luego
de esto, al migrar a otra parte del país habitada mayoritariamente por gru-
pos blanco-mestizos comienzan a experimentar el racismo, y solo hasta ese
momento dejan de negar su existencia.
728 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Cuando estudiaba en la Universidad Distrital yo no sentía segregacio-
nismo de ninguna clase porque yo venía de una parte donde no se siente
eso porque todos somos afro, como es el Chocó; por supuesto que llegué
aquí y sentía que todo el mundo me trataba igual […], no tenía la malicia
de que a mí me trataran diferente aquí, yo creía que todo era igual, eso
era lo que pensaba; pero ya empecé a notar que me miraban no de muy
buena gana cuando me iba a sentar al lado de alguien en el bus, si se iba
a conformar un grupo […], si se iban a conformar parejas dentro del cur-
so entonces preferían hacer la pareja con otra persona menos conmigo,
cosas, detalles de esos que uno poco a poco […] lo va visibilizando […].
Yo no concebía la discriminación, luego ya el propio lenguaje, el «tenía
que ser negro» ya se fue volviendo casi cotidiano […] en esta ciudad tan
inhóspita, tan cruel para nosotros, al menos, los que llevábamos más de
30 años viviendo aquí, una cosa dura, […] conocí gente que me veía y
se rascaba la rodilla porque eso implicaba buena suerte [risas]; una cosa
jartísima (Tomás Torres. Bogotá, 2007).
Por el contrario, algunos entrevistados(as) afirman que el racismo no es
fácilmente reconocible para las personas que, siendo negras en razón de su
fenotipo, nacen y viven toda su vida en ciudades de mayorías blanco-mestizas;
están inmersas en la cultura de estos lugares e ignoran si han sido objeto de
rechazo o exclusión en alguna ocasión a causa de su color de piel.
[…] aquí lo que tendríamos que decir es que el racismo, si lo pensamos
bien, no es un problema de generaciones, es un problema de cúmulo
cultural. O sea, yo no voy a sentir el racismo si he sido criado toda la vida
en Bogotá, toda la vida desde niño y nunca me he relacionado con gente
[que] haya sentido el racismo, es muy probable que yo nunca haya sentido
algo así. Porque es que yo nunca he sabido nada, entonces toda la vida
me han dicho negro y yo he dicho: «no pues, tan güevón»; entonces, es
gente que está montada en la película que yo soy un revoltoso peleón, y yo
digo está bien, pero ahí si tengo que aceptar que él ve el mundo diferente
que como lo veo yo, porque es que yo vengo de un pueblo donde todo el
mundo es negro. Este man en un pueblo grande, capital, Bogotá donde la
mayoría de la población es mestiza y a eso súmele que estudió en el Prom
no sé qué, donde todo mundo es mestizo y él era el único negro y era
pues la sensación. […] entonces, lo que uno podría sentir como racismo
730 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
El racismo sí existe en Colombia
Las aseveraciones que reconocen la existencia del racismo en el país también
se encuentran en las narrativas de líderes y lideresas afrocolombianos, negros,
raizales y palenqueros. Por medio de afirmaciones explícitas, estas personas
reconocen el racismo en Colombia, a pesar de ser un país diverso en términos
étnico-raciales.
Colombia es uno de los países más racistas del mundo. Solo hay que tocar
el tema en el momento en el que usted habla de afrocolombianos y ya nos
están diciendo que no somos iguales que los colombianos. Y en Colombia no
hay blancos, puros mestizos que se creen blancos. De indio con negro, indio
con blanco, de todas maneras, en Colombia no hay blancos. Los blancos
en Suramérica solo se consiguen en Argentina y en muy pocas partes del
Brasil. Pero Colombia es demasiado racista. Ni siquiera los gringos. Qué
pena con los colombianos, pero son demasiado racistas (Michael Archibold.
San Andrés, 2007).
Otras personas son enfáticas al afirmar que sí hay racismo, ya que lo han
vivido personalmente.
[…] el racismo, la discriminación racial, es soterrada. En algunos casos, la
gente no la siente frontal, yo la siento frontal y, como dijo alguna vez un
futbolista aquí de Colombia, que le preguntaron que si existía racismo o no
en el país, y dijo: «yo siento el racismo desde que me levanto hasta que me
acuesto» (Saúl Viveros. Bogotá, 2007).
732 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Discriminaciones múltiples
Una de las particularidades del racismo es su asociación con otras formas de
discriminación que afectan a determinados grupos poblacionales en los que se
incluyen las personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. En las
entrevistas se hace repetida alusión a las mujeres y los jóvenes como dos de los
grupos más vulnerables por ser víctimas de múltiples discriminaciones que,
además de las raciales, obedecen a factores asociados al género, la edad, el nivel
económico y el lugar de procedencia geográfica, entre otros. Dicho de otro
modo, los patrones de discriminación existentes en la sociedad colombiana que
afectan a hombres y mujeres blanco-mestizos se reproducen también entre los
grupos minoritarios étnico-raciales, generando un mayor impacto psicosocial
en quienes hacen parte de éstos.
La discriminación hacia las mujeres afrocolombianas, negras, raizales y pa-
lenqueras es la más enunciada en las entrevistas. La vulnerabilidad a la que ellas
están expuestas en una sociedad patriarcal y machista como la colombiana se
refleja en estereotipos negativos, actitudes y prácticas cotidianas que inciden
en ellas más que en los hombres de su mismo grupo étnico-racial.
[…] en una sociedad machista, racista, se da una presión mayor, se ejerce una
presión mayor; entonces, yo diría que a la mujer le va peor que a uno, le va
peor que a uno en el medio que vivimos, en Bogotá, y me estoy refiriendo
en las grandes ciudades (Baldomero Asprilla. Bogotá, 2007).
Además de ser objeto del rechazo y los malos tratos por su doble condición
de mujer y de afrocolombiana, negra, raizal y palenquera, estas mujeres suelen
verse afectadas por factores como la pobreza, cuando son migrantes o jóvenes
con proles numerosas.
Es que […], cuando nosotras nos congregamos inicialmente, primero como
mujeres, por el solo hecho de ser mujeres, luego como negras y luego como
pobres, para las mujeres es mucho más duro que para los hombres definiti-
vamente, por las causas que sean, porque de todas maneras los hombres, a
muchos, a veces hasta les resbala y otros porque ese estereotipo que se maneja
de la virilidad tienen más aceptación en el contexto mestizo que nosotras las
mujeres, ellos perfectamente se pueden mimetizar allá, en cambio, nosotras
siempre estamos […] en desventaja frente a esa situación del racismo, mas nos
sentimos mucho más fuertes honestamente (Emilia Valencia. Cali, 2007).
734 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
tepuesto los intereses de los demás a los nuestros, entonces muchas veces
nuestra salud mental flaquea, manejamos unos niveles de estrés mucho
mayores a los de los varones nuestros.Hay que hacer una atención diferencial
a las mujeres negras definitivamente, de hecho, nosotras […] presentamos
hace un tiempo un proyecto para mujeres del Valle para irnos a trabajar esos
temas a una finca: salud sexual y reproductiva, mecanismos de protección de
la mujer, identidad y autoestima, […] una cantidad de cosas […] (Mariela
Valencia. Cali, 2007).
No deben pasarse por alto las múltiples discriminaciones de las que son objeto
los(as) jóvenes afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros, quienes han
sido encasillados como incapaces, potenciales delincuentes y personas que no
aportan a la construcción de una mejor sociedad. Esta construcción social de un
imaginario negativo les hace más vulnerables a la exclusión y al rechazo social.
Pero aquí en el Chocó se discrimina porque los jóvenes vestimos así, más
especialmente los cantantes, y fuera de aquí, en cierta parte se discrimina,
tanto por su estilo que tiene, […] como por su color de piel (Edier Perea.
Quibdó, 2007).
Endorracismo
Para algunos líderes y lideresas entrevistados(as), las mismas personas afro-
colombianas, negras, raizales y palenqueras reproducen el racismo con quienes
pertenecen a su mismo grupo étnico-racial: son endorracistas. Para analizar
este fenómeno, algunos de ellos(as) dan explicaciones que derivan de prácticas
comunes que lo evidencian.
Las razones que sustentan la existencia de endoracismo, para algunas perso-
nas, radican en el hecho de que ciertos grupos de personas afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras no autorreconocen su identidad étnico-racial.
Estos grupos suelen ser aquellos(as) cuyos miembros han alcanzado un nivel
económico y educativo superior al del promedio de hombres y mujeres del
mencionado grupo poblacional.
Los negros que tienen un alto nivel educativo son los que dejan de conside-
rarse negros y son los que buscan los calificativos como moreno, trigueño,
cuestiones así. Hay gente que relaciona al negro con un cierto nivel de pobreza
educativa (Martha Vergara. Grupo focal. Cartagena, 2007).
736 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
[…] el endorracismo del que he hablado se expresa en que las madres que
han sido tomadas o han sido presas del racismo, manifiestan abiertamente,
claramente, […] preferencia por los hijos que tienen la pigmentación, aunque
oscura todos, pero unos más clara que otros, o unos menos oscuros que otros,
entonces, eso de la pigmentación o piel menos oscura que otra, en estas madres,
tienen ciertos niveles de preferencia […] o padres en general, no solamente las
madres, sino los padres en general (Jorge Asprilla. Bogotá, 2007).
Al indagar por los puntos de vista que líderes y lideresas tienen acerca de las
uniones interétnicas, algunos(as) consideran que éstas son en sí mismas una
evidencia del endorracismo, puesto que muestran el rechazo a las personas
de su mismo fenotipo. Las referencias alusivas a este fenómeno se citarán más
adelante.
Otro de los escenarios donde se ha identificado el endorracismo es la repre-
sentación política de grupos afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros.
Una de sus particularidades radica en la falta de apoyo que los(as) integrantes
de dichos grupos brindan a sus líderes y lideresas en los procesos electorales
donde se postulan.
[…] le rendimos pleitesía a otros grupos humanos y nos enseñaron a pensar
que lo de nosotros es malo; el mismo sistema de lenguaje nos da para pensar
que lo que usted tiene en la cabeza que somos lo malo, lo negro es lo malo, lo
negro es la mala suerte, lo negro es lo sucio, entonces nos introyectaron [sic]
en la cabeza que lo negro hay que esconderlo y que lo negro hay que negarlo,
entonces claro, si hay una propuesta de otro grupo humano, entonces yo
le rindo más pleitesía porque me enseñaron a desconfiar de lo mío (Nubia
Castañeda. Quibdó, 2007).
De forma opuesta, otra particularidad encontrada es el poco o nulo apoyo
colectivo que las personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras que
logran acceder a altos cargos públicos brindan a sus comunidades.
[…] desafortunadamente, cuando tenemos una persona de nuestra raza en un
puesto más o menos bueno, ya ese afro hasta nos discrimina también a nosotros;
yo también lo he vivido y por eso lo digo, porque nuestros grandes a nivel ya
hablando de altos cargos como representantes a la cámara, senadores y alcaldes,
cosas así por el estilo, uno va a pedir una información o una ayuda, o una asesoría,
si un negro le va a pedir el favor, lo dejan de último; si viene un blanquito, lo
pasan primero a atender […] (Maritza Sánchez. Medellín, 2007).
738 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Se considera que no puede haber racismo en la isla porque la población raizal,
al ser mayoría y contar con rasgos fenotípicamente negros, es quien rechaza a
los continentales que allí se han asentado y han «invadido» el territorio que les
pertenece a los primeros. Además, al ser migrantes traen costumbres y prácticas
culturales distintas a las de la isla, no dominan sus idiomas originales —inglés y
creole— y promueven en las nuevas generaciones de raizales su propia cultura,
en detrimento de la nativa.
[…] a esas personas vulgares, burdas, escandalosas, que no respetan, que
llegan casi siempre, no digo que sea la mayoría, de la Costa Caribe; de Pe-
lón, Soledad, Arroyo de Piedra, Sabana Larga, Cartagena, en fin, todo lo
que es Cartagena y Atlántico, y gente que ha llegado aquí por la bonanza
de los lavadores de dinero en la construcción […] (Margareth Taylor. San
Andrés, 2007).
En consecuencia, se afirma que la discriminación allí existente no obedece
a cuestiones raciales sino económicas y al lugar de origen de las personas; es
decir que se trata de un racismo cultural.
Acá en San Andrés, creo que no existe ese racismo, creo que existe es discri-
minación por algunos factores particulares. Una persona raizal no discrimina
a todo el que no sea raizal o no discrimina a una particularidad raza si él
considera que existen las razas, que existe una diferenciación de razas. Lo
que existen son discriminaciones, como existen en toda parte, económicas,
de ideologías […], pero si existe la una, no existe la otra […] (John Rocha.
San Andrés, 2007).
Es importante aclarar que si bien esta postura es compartida por un grupo
importante de líderes y lideresas de la isla, no todas las personas consideran que
no haya el mismo tipo de racismo que se encuentra en la parte continental del
país. Las particularidades del racismo que allí se produce contra los raizales las
abordaremos en la próxima sección.
740 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
discriminación; la comunidad negra, por ejemplo, de Santa Cecilia vivía de
la producción agrícola; ahí llegó un sacerdote, impuso una forma y un estilo
de vida prácticamente racista de destrucción de la identidad cultural de la
población afro de Santa Cecilia, […] pero que logró defenderla y mantener
ese ente territorial. Los gobiernos del departamento no incluyen en el plan
de desarrollo a la población afro en materia de educación, salud, vivienda
y la política de A.A., política pública afro por un lado. La población negra,
a pesar de la alta preparación que tiene, sigue siendo discriminada de las
empresas privadas y públicas; todavía sigue siendo discriminada la población
afro en las secretarías de despacho, etcétera (Iván Vergara. Pereira, 2007).
Quienes afirman que sí existe racismo en San Andrés lo definen como un
abierto rechazo a la cultura y el fenotipo de los raizales. En consecuencia, el
rechazo a la población nativa de la isla y las acciones de personas blanco-mestizas
que pretenden rechazarla conducirían a un etnocidio.
[…] yo creo que en mayor o menor grado casi todos buscan enviar aquí
funcionarios racistas, al menos hasta cierto punto. Consideran al raizal como
personas inferiores, simplemente porque tienen otra lengua y otra cultura.
Pero realmente, más que racismo, es etnocidio lo que puedo acusarles […].
Más bien, acabar con nuestra cultura y nuestra identidad, borrarnos del
mapa (Mauricio Gallardo. San Andrés, 2007).
Las particularidades encontradas en las narrativas de líderes y lideresas en-
trevistadas en la ciudad de Cali hacen referencia al hecho paradójico de que, a
pesar de ser una ciudad con altos porcentajes de población negra afrocolom-
biana, se ejerce en ella una fuerte discriminación en razón de la pertenencia
étnico-racial.
Cali es una ciudad […], racista total, estoy convencida de eso, a pesar de que
en un 33%, no te lo podría decir 100% segura de que ese es el porcentaje,
pero en un 33% de acuerdo a las estadísticas, Cali es una ciudad de afros
[…] (Liliana Caicedo. Cali, 2007).
Cabe destacar el aporte hecho por líderes de dicha ciudad, quienes explican
en detalle la forma en que perciben los tres tipos de racismo (estructural, ins-
titucional y cotidiano) en Cali.
En la ciudad de Cali tenemos tres formas de racismo. Tenemos un racismo
institucional, el cual lo podemos observar en que la institución está creada
742 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
era un barrio de puro negro y allí ha quedado, según el desarrollo (Luis de
la Ossa. Cartagena, 2007).
Desde la cotidianidad, el racismo también se hace evidente en Cartagena.
Algunos entrevistados(as) llaman la atención sobre la discriminación de la que
también son víctimas personas extranjeras por su color de piel, por cuanto
Cartagena es una ciudad turística.
[…] todavía está latente en Cartagena el racismo, y de ello han sido víctimas
no solo cartageneros sino extranjeros que han venido a disfrutar de la ciu-
dad, que han venido a convivir con nosotros y se han golpeado contra esa
realidad. En especial nuestros hermanos afroestadounidenses, afrobrasileros,
y afrojamaiquinos (Jesús Cassiani. Cartagena, 2007).
Por cuanto Cartagena fue, entre las ciudades visitadas en el proceso de la
investigación, la ciudad con mayor número de habitantes palenqueros(as), se
encontró una marcada discriminación hacia ellos(as) no solo por su color de
piel, sino también por su origen y algunos rasgos particulares, como su forma
de hablar.
[…] nosotros los palenqueros en Cartagena hemos sido los más discrimina-
dos. Primero, porque los oficios que realizábamos nosotros los palenqueros
para la gente no era un oficio digno, por ejemplo. Los primeros palenqueros
que trabajaron en las empresas públicas de Cartagena se dedicaban a recoger
basura en la calle. Eran recolectores de basura de las empresas públicas de
Cartagena. Para ellos, no era un trabajo dignificante, para la gente de Car-
tagena. Segundo, las negras palenqueras se dedicaban a vender sus frutas y
sus dulces, para la gente de Cartagena […]; nos discriminaban no solo por
la pigmentación de la piel negra, sino que también nos discriminaban por-
que veníamos del pueblo más negro que tiene la Costa que es el Palenque.
Entonces, por el hecho de ser palenquero también nos discriminaban. Nos
discriminaban por el hecho de nuestra forma de hablar, nosotros los palen-
queros hablamos cantao; nos discriminaban porque hablábamos bantú, que
es la lengua palenquera, por eso nos discriminaban […] (Emilio Cáceres.
Cartagena, 2007).
Las particularidades encontradas en Quibdó y Buenaventura son muy si-
milares. Al ser ciudades ubicadas en la región del Pacífico colombiano, con un
alto porcentaje de pueblos negros y afrocolombianos allí asentados, algunos
744 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
almacén de zapato, de calzado y van trayendo su gente de allá, de Armenia,
de Chinchiná, de Medellín y las ponen a trabajar. O sea, la misma gente
que llega de afuera empieza a discriminar en todos los sectores económicos
(Alfonso Rodríguez. Quibdó, 2007).
Tipos de racismo
En las narrativas de líderes y lideresas se encuentran numerosas reflexiones
sobre el racismo: cómo se evidencia, qué ha producido y dónde se manifiesta
con mayor frecuencia o intensidad. Todas estas hacen referencia a distintos ni-
veles macro y microsociales del contexto social, económico, político y cultural
del país, y es así como pueden identificarse los tres tipos de racismo que dan
cuenta de los niveles mencionados: estructural, institucional y social.
Racismo estructural
Las dinámicas racistas, producto de ideologías raciales excluyentes que han
afectado a la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera, en su entorno
social, político, económico y cultural, hasta el punto de naturalizar la desigual-
dad en la que se encuentran, son las que permiten identificar la incidencia de
un racismo de tipo estructural en el país.
Una de las formas a la que más alusión se hace en las entrevistas respecto
al racismo estructural, es la referida al racismo reproducido desde el Estado.
Más allá de declaraciones que lo hagan explícito, se lo reconoce por la postura
de indiferencia hacia la situación de desigualdad social en la cual la población
afrocolombiana, negra, raizal y palenquera ha vivido históricamente, por la
poca garantía de sus derechos y por el escaso interés por lograr su inclusión en
la Nación colombiana.
Pues el racismo, yo pienso, que se lo ha expresado a través de la misma ins-
titución estatal. Cuando se excluye, yo también pensaría que se está siendo
racista con los afrodescendientes, cuando no se nos garantizan nuestros
derechos. Si bien el total de la población colombiana conoce el racismo
como esa expresión de la indiferencia de un individuo con el otro, también
el Estado como institución, también lo ejecuta, tal vez no nos miramos desde
una acción individual, sino desde una acción estructural […]; entonces,
el Estado nos es indiferente cuando no toma todos los dispositivos para
garantizar nuestros derechos (Ariel Hernández. Bogotá, 2007).
La reproducción del racismo estructural en las políticas estatales hace que sea
necesario replantearse la manera en que habrían de formularse las políticas dife-
renciadas y de Acción Afirmativa, puesto que si son formuladas desde el mismo
Estado, reproducirían sus ideologías racistas. Esto sugiere que su creación debe
provenir de la misma población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera.
[…] cuando nosotros hablamos de Acciones Afirmativas son acciones pensadas
desde el Estado para el grupo étnico; desde ahí yo creo que es el primer error,
porque si estamos hablando de un Estado que tiene un racismo estructural
esas acciones nunca nos van a poner en igualdad de condiciones con el otro
grupo étnico. Yo creo que las Acciones Afirmativas toman su relevancia
cuando son pensadas por nosotros mismos […] y somos los protagonistas,
y le damos vida a esas Acciones Afirmativas […] (Alirio Carabalí. Grupo
focal. Buenaventura, 2007).
Otra de las formas en las que se hace alusión al racismo estructural proviene
de líderes y lideresas que llaman la atención sobre la homogenización cultural
que, desde el Estado y algunos sectores de la sociedad, se pretende lograr para
integrar a las personas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras a la so-
ciedad blanco-mestiza, para así poder alcanzar una efectiva y real igualdad. Una
de las características del racismo estructural que no es muy mencionada en las
entrevistas, pero debe ser tenida en cuenta, es la naturalización del racismo que
se da en contextos como el de Cartagena, donde las personas —indistintamente
del grupo étnico-racial al que pertenezcan— se han acostumbrado a él.
746 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Yo pienso que sí y está muy, pero muy marcado; tanto es así que se ha
vuelto costumbre, ya pasa por nuestro lado, nos abraza y ni siquiera
nos damos cuenta. Tatiana Pérez, por ejemplo, señala que nosotros
nos hemos acostumbrando tanto al racismo que todo lo que nosotros
señalábamos antes realmente es racismo, pero nos hemos acostumbra-
do tanto que ya ni siquiera nos damos cuenta (Moisés Pitalúa. Grupo
focal. Cartagena, 2007).
Además de las tres formas mencionadas de encontrar el racismo estructural en
Colombia, líderes y lideresas hacen alusión a otras dos formas de identificarlo:
la relación entre racismo, pobreza, clases sociales y las «geografías racializadas»;
ambas se expondrán a continuación.
Racismo, pobreza y clases sociales
No es fortuito encontrar que un amplio porcentaje de la población afroco-
lombiana, negra, raizal y palenquera viva bajo condiciones de vulnerabilidad y
carencia de recursos económicos para satisfacer sus necesidades básicas adecua-
damente. Para algunos líderes y lideresas entrevistados, ello se debe al racismo.
Del mismo modo, dan cuenta de que las desigualdades han sido perpetuadas y
naturalizadas porque estos pueblos han vivido con insatisfacciones económicas
durante siglos. Por ello, se considera que la persona afrocolombiana, negra,
raizal o palenquera no tiene dinero y es pobre.
[…] mucha gente nuestra, en Estados Unidos, se discrimina más por pobre
que por ser afro, y contra la discriminación, a mí me parece que si desaparecen
los otros elementos, la discriminación va cediendo; si nosotros a altísimo nivel
sí podemos romper con el ciclo de pobreza que nosotros tenemos, si están los
derechos, me parece que la discriminación automáticamente empieza a ceder;
no va a desaparecer nunca, el hombre blanco siempre se ha presentado como
enemigo del hombre negro y yo pienso que eso será así siempre; nosotros
no necesitamos que ellos nos amen, necesitamos que ellos nos respeten, yo
no necesito que ninguna persona blanca me ame, pero sí necesito que los
blancos me respeten como hombre y como hombre afro, hombre negro, eso
es lo que nosotros necesitamos […] (Néstor Posso. Cali, 2007).
Con respecto a la asociación entre racismo y la pertenencia a una clase social
determinada, debe precisarse que dicha asociación se encuentra en las narra-
tivas de personas entrevistadas en Cartagena. Esta particularidad da cuenta
748 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Algunas de las situaciones que acentúan los problemas de las «geografías
racializadas» hacen referencia a evidentes disparidades en los niveles de calidad
en la educación entre el Pacífico y el centro del país.
Una cosa que hay que observar y [a la que] que hay que hacer un muy buen
análisis es a ese sistema de educación que tenemos y […] esas políticas de
educación en el país […]. Que si un bachiller termina en la Guajira y otro
termina en Bogotá, los dos deberían tener condiciones similares. Si es el
mismo sistema de educación, si [es] el mismo país. Uno no entiende por
qué existe tanta diferencia entre esos niveles académicos. Eso es lo que pasa,
entonces, si yo me presento a una universidad con bachilleres de Bogotá,
[…] seguramente no vamos a estar en igualdad de condiciones (Jaime Moya.
Bogotá, 2007).
Otro ejemplo es la paradójica situación de Buenaventura: aunque es uno de
los puertos más importantes del país, tiene altos niveles de pobreza entre sus
pobladores.
El hecho de que una ciudad como Buenaventura, con el principal puerto
de Colombia, por donde se moviliza el 60% del comercio nacional e inter-
nacional, y está en la situación de pobreza extrema en el que está; esto es la
muestra más clara de racismo, […] (Mateo Mina. Buenaventura, 2007).
Para las personas entrevistadas es preocupante el trato diferencial que el go-
bierno nacional le da a esta región del país, y la poca importancia que se presta
a los problemas de su población. Tal desinterés es una muestra adicional del
racismo estructural promovido por el Estado.
Yo creo que el Estado y, en general, Colombia, ha estado muy amañado;
de hecho, pueden pintar a algunas organizaciones o algunos trabajos,
porque les conviene mantenerlos así, yo no he visto acá este afro que ha
estado «metido en la causa» porque la gente lo reconoce o algo así, pero
es que él no nos está correspondiendo con lo que nosotros queremos
y esto ha estado muy amañado en esas cosas (Jimminson Palomeque.
Medellín, 2007).
El fenómeno de exclusión, representado en la desigualdad de las regiones
habitadas por mayorías afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras, tiene
un amplio impacto en las zonas mencionadas. Pero resulta interesante el hecho
de que en los relatos de líderes y lideresas entrevistadas se encuentra que la dis-
750 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
ventura. Muchos no tienen negros y el banco que tiene, tiene solo uno, más
nada. ¿Qué podemos decir de eso? Que todavía hay racismo (Luis Sinesterra.
Buenaventura, 2007).
De manera particular, se hace alusión al acceso restringido a instituciones
con estructuras jerárquicas muy verticales como la Iglesia Católica, la Policía
o el Ejército.
De los años setenta hacia acá se vienen a ver sacerdotes de piel negra porque
antes no existían aquí los sacerdotes de piel negra en la Iglesia colombiana;
todos son descendencia del Chocó en su gran mayoría, pero usted no encuentra
obispos en la Iglesia colombiana que sean de piel negra, y la Iglesia colombiana
también ha jugado un papel en el racismo y en la discriminación que hay en
Colombia. Porque la Iglesia colombiana es la gemela del Estado, […] es la
gemela del Estado tan así que en Colombia antes de la Constitución del 91
apenas se reconocía la Iglesia Católica y el Estado en su Concordato, y eso
estaba reafirmado. Porque aquí, por ejemplo, hay sacerdotes que pueden ser
elevados a su categoría de obispos, y siempre como obispos que hay dentro
del territorio del Chocó, vienen de otras partes de Colombia pero ninguno
de los que hay aquí, doctores inclusive como el padre Harold, […] no han
podido ser obispos (Dayra García. Grupo focal. Quibdó, 2007).
Racismo social
La naturalización del racismo y las fuertes estructuras sociales desiguales
que lo sustentan, han hecho que este se reproduzca de forma cotidiana en el
país. Las situaciones, actitudes, eventos, creencias y construcciones sociales
que lo han hecho parte de lo cotidiano son lo que suele denominarse racismo
social. A continuación se abordarán los estereotipos construidos sobre los
afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as), el lenguaje racista
reproducido en el día a día, los escenarios donde se reproduce y evidencia el
racismo, las actitudes y comportamientos que denotan racismo y las experiencias
en las que se ha sido víctima de racismo.
Uno de los imaginarios que más mencionan líderes y lideresas es aquel que con-
sidera ladrones a los afrocolombianos(as), negros(as), raizales y palenqueros(as).
Con frecuencia suele identificarse a los jóvenes de este grupo étnico-racial como
delincuentes, y en general ellos(as) perciben desconfianza de las personas con
las que interactúan en la calle, en el transporte público y en los escenarios y
espacios que frecuentan. También se los cataloga como corruptos; y de manera
particular, se aplica este estereotipo a las personas chocoanas.
[…] a mí me pasa muy a menudo, que entraba a un centro comercial o
que entraba a Unicentro o al Éxito y en el momento en que yo ingresaba al
almacén, salía un policía detrás de mí; digo, un guarda de vigilancia de tras
de mí. Yo empecé a identificar todos los guardas, y yo decía: «ve, pero tan
raro, este man para donde yo voy va». Hasta que llegó un momento en que
cuando ya me fui metiendo en la dinámica en que venía y lo frenteaba: «mijo,
tranquilo que el que le va a robar es el que va allá, y revíselo y verá que lo
está robando». Que por cuidar al negro que entra al almacén, descuidaban
al mestizo, otras personas, que creían que no les iban a robar y esos sí les
estaban robando (César Micolta. Cali, 2007).
752 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Como siempre se hacen en grupos hasta que uno no les demuestre que
uno sí es capaz, que sí rinde, ellos lo buscan, pero cuando uno es reciente
lo excluyen, «no, con ese man no» porque consideran que somos perezo-
sos y no más nos tienen en cuenta que «vamos negro a jugá futbol»; para
eso sí, los deportes sí nos tiene en cuenta, solo para eso. Cuando es no
«que hagamos un parchecito de salida» hasta que usted no le demuestre
que sí es capaz, que es inteligente tanto como ellos o más que ellos, no lo
tiene en cuenta y lo tratan como de moldear como a la imagen de ellos,
de cambiarlos en su cultura, en su forma de hablar: «no, es que ustedes
hablan muy enredado, que hablan mucho de que nosotros le tiramos
mucho, de que ustedes son muy desunidos, que ustedes juegan bien, sí,
pero solo pa’ l futbol; negro tenés que hacer esto, alejarte de este man, no
te vas por este camino» [es] como estar excluyéndolo de su misma raza
(John Landazurí. Pereira, 2007).
754 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Dentro del amplio panorama encontrado, algunos escenarios son nombra-
dos con mayor frecuencia: el empleo, la contratación laboral, los medios de
comunicación, el comercio y el ámbito educativo.
El ámbito en el que se hace más visible el racismo es el laboral. Las opor-
tunidades restringidas y el trato inferior que se les da a las personas de grupos
étnico-raciales minoritarios comienzan a hacerse presentes desde los mismos
procesos de selección, donde se presentan las muestras de exclusión más visi-
bles, hasta los tratos y lugares que ocupan las personas dentro de la estructura
organizacional de las instituciones donde trabajan.
Esto lo he escuchado mucho y es el sector del empleo, porque como estudiante
de Ingeniería Industrial he hecho prácticas en varias empresas de Medellín,
he hablado con jefes de personal que me han abierto su corazón y me han
dicho sencillamente: «la política de esta empresa es no tener más de dos
negros por tal cosa», o muchas veces me han dicho que en las oficinas de
empleo les han dicho: «que las personas tengan estas y estas características,
pero que no sea negra» (Néstor Valderrama. Medellín, 2007).
La discriminación racial en contextos laborales y de acceso al empleo es tan
evidente que en las entrevistas se hace alusión a encuestas publicadas en conocidos
medios de comunicación que dan cuenta de la desigualdad en las posibilidades
de acceso de la población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera a cargos
públicos y privados.
[…] para responder a esta pregunta me remito un poco a una encuesta que
sacó el editor de la Revista xxx y fue publicada en la revista xxx, donde él en
el mes de septiembre de 2006 hizo la pregunta: «¿hay discriminación hacia
los negros en Colombia?», y […] puso a los periodistas que cubren las dife-
rentes entidades del orden nacional, tanto gubernamentales como privadas,
y se evidenció la total discriminación y la total falta de oportunidades que
se nos da en este país. Es decir, él le preguntó por ejemplo, los reporteros
de xxx y de xxx preguntaron: presidentes negros: 0; vicepresidentes negros:
0; reinas: en ese momento estaba la niña, la reina del Chocó, Vanesa, pues
una; bancos con negros: 0; etcétera, etcétera. Es importante que revises este
archivo y ahí se da cuenta uno que carecemos de oportunidades en Colom-
bia […]. Es un país que nos ha discriminado secularmente y obviamente
la prueba es esa, que siendo Gómez un editor mestizo, pues se encargó con
esa encuesta de dar la respuesta tajante, y es interesante esto promoverlo y
756 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Otra de las maneras en que las personas entrevistadas identifican la repro-
ducción del racismo en los contextos educativos es aquella relacionada con las
menores posibilidades de acceso para niños(as) y jóvenes afrocolombianos,
negros, raizales y palenqueros. Los líderes y lideresas entrevistados comentan
que dicha desigualdad se hace explícita en las diferencias numéricas entre
niños(as) blanco-mestizos y afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros
que asisten a la escuela.
Para algunas personas, la reproducción del racismo está fundada en la edu-
cación impartida en las escuelas y se evidencia en el contenido de los textos
utilizados en el área de ciencias sociales, de manera específica, en los textos de
historia.
Los textos escolares son racistas porque siempre están hablando de los afros
como pobres, como desplazados, como sirvientas. Y aquí quiero aprovechar
para decir que en las Ciencias Sociales nos ha faltado imaginación para salirle
al paso a eso, hemos ido queriendo plantearnos la certeza de que fueron es-
clavos, la certeza de que ellos han sido mineros, que han sido los harapientos,
los pobres, los últimos de la pirámide, esas son las certezas decimonónicas, y
entonces nos ha faltado imaginación para salirle al paso a esto y decir: «oiga,
pero además eran los que estaban allá detrás de los artistas diciéndoles por
qué no le pone rojo, por qué no le pone amarillo», aportando, esos aportes
nosotros hemos sido cómplices de que nosotros lleguemos al siglo xxi sin
verlos, y hablo, por ejemplo, de los maestros. No los voy a responsabilizar a
ellos de todo el tema, pero sí a las Ciencias Sociales por la falta de imagina-
ción, creatividad para abordar el tema (Cornelia Mena. Bogotá, 2007).
Los medios de comunicación hacen parte de los ámbitos donde se reproduce
el racismo. Los estereotipos que allí se han fomentado sobre lo que son las per-
sonas afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras, junto con el predominio
de una imagen hegemónica de la cultura centralista, patriarcal y blanco-mestiza
que busca homogenizar las formas de ser y de pensar de los individuos, ponen
en un lugar secundario la imagen y cultura de los pueblos étnico-raciales mi-
noritarios del país.
[…] solo prender la televisión de este país es agresivo para el niño negro,
para el adulto, tan agresivo que se volvió norma, ya te posicionaron y ya,
inclusive, para el negro que ve la televisión es normal que solo sean blancos y
se le volvió normal este racismo; […] si mira a una mujer negra en la cocina
758 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
caso de los arriendos o no hacer parte de los seminarios donde se forman los
sacerdotes católicos.
760 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
minación racial. Algunas son más violentas y explícitas, otras más sutiles, pero
en suma, todas excluyentes y lacerantes.
A tí te discriminan como negro, horrible; y luego, como tú ya tienes una
profesión, te tratan más o menos, pero cuando tú llegas normal, sin presen-
tarte, te miran muy despectivamente porque a mí me ha herido, sin decir
quién soy, y la gente viene el otro que creen que es y entonces: «Doctor, ¿en
que le puedo servir? A mí me pasó una vez en la unad. Yo llegué y le dije
al portero: «buenas», y me dijo: «sí, sí, siéntese allá». Y […] yo me senté y
a todos los que iban entrando les decía: « ¿cómo está, profesor? Adelante».
Entonces, cuando ya dejé que pasara por ahí una media hora, […] llegué
y le dije al portero: «vengo buscando a Leo»; claro que ese día yo iba con
un bolsito, un poco en malas condiciones, ese bolso daba risa. Después le
dije: «no, es que yo soy profesor» y él dijo: «¿usted es profesor de verdad? Y
yo le dije: «pues claro que yo soy profesor». Y él dice: «Dios mío, ¿ y usted
a quién necesita?», «A Leo»; Leo es la coordinadora de la Escuela. Eso se
entró de una vez, «déjeme llamarla a ver». La llamó y ella le dijo: «sí, que
siga». Y ahí sí salió el portero: «disculpe, qué pena con usted». Pero yo le
dije: «después de que me quedé media hora aquí sentado», yo le estaba
diciendo. Y él dijo: «discúlpeme, adelante». Y uno dice: «terrible» (Jesús
Palomino. Cartagena, 2007).
762 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
ticas de Acción Afirmativa con un enfoque de lucha contra la discriminación
y el racismo.
[La acción contra] el racismo, a mi modo de ver, tiene que ser mediante una
ley o algo que de verdad funcione, porque vemos que a uno lo ofenden en
la calle y como que si se quedó la persona o te quedaste con la ofensa o con
tu problema psicológico cuando la cosa va más allá y nadie hace nada, o vos
tenés que tomar tus propias riendas y defenderte […] (Carlina Hinestroza.
Bogotá, 2007).
Como recurso para solucionar la problemática del racismo, otros(as) proponen
hacer una mejor aplicación de la legislación existente y hacer una verdadera
implementación de los tratados internacionales que el Estado colombiano ha
ratificado.
Lo que pasa es que nosotros tenemos un problema, […] que es que la ley
no está hecha en términos como de ese tipo de diferenciación a favor de
pueblo afro ni a favor de ningún pueblo, bueno en términos explícitos; en-
tonces, se hace una ley para todas las personas, pero sin embargo sabemos
que existe una discriminación en términos negativos para nuestros pueblos.
O sea, yo creo que el papel está chévere, pero la vaina es cómo accionar lo
que en el papel está escrito en términos de penalización […] (Diego Mena.
Buenaventura, 2007).
Para la mayoría de personas que hicieron alusión a la necesidad de combatir
el racismo y la discriminación racial en las entrevistas, la estrategia más efectiva
para el logro de tal fin consiste en la implementación de medidas enfocadas en
la educación y la concientización del grueso de la sociedad.
[…] hay que hacer una gran concientización y poder llegar, mejor dicho,
nosotros le estamos proponiendo la cruzada nacional e internacional contra
el racismo. La Fundación Cultural Colombia Negra y algunos consultivos,
la corporación Casa de la Cultura Afrocolombiana, la Red Nacional e Inter-
nacional de Culturas Africanistas, estamos promoviendo una gran cruzada
nacional contra el racismo y la indiferencia. Y es una propuesta contundente
porque hasta que nosotros no concienticemos a los funcionarios del Estado y a
la comunidad en general, en especial a la comunidad más pobre, este problema
del racismo no va a parar, no se va a acabar, y las consecuencias que estamos
viviendo son muy fuertes a raíz de la discriminación y la falta de culturización
764 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
persona racista aquí, su jornada pedagógica, su semana entera: «vea pana,
una cosa es esto con esto y otra cosa, esto con esto» […] (Mario Valencia.
Bogotá, 2007).
La penalización del racismo por medio de la imposición de fuertes castigos,
que incluyan la privación de la libertad y las sanciones económicas, es una opción
que algunas personas entrevistadas —no la mayoría— apoyan.
Si metieron a la cárcel a alguien porque le tocó el trasero a otra persona,
¿por qué no meter a la cárcel a alguien que actúa en contra de otra persona
por el simple hecho de ser de otro grupo étnico? (Agapito Gamboa. Bue-
naventura, 2007).
Debido al profundo daño que los actos de discriminación racial ocasionan
no solo al individuo contra el que se actúa sino también a un colectivo de su-
jetos étnico-racialmente diferenciados, unas pocas personas consideran que la
penalización de los actos racistas debe establecerse de acuerdo con la gravedad
de las acciones cometidas.
766 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
es creado en la ciudad de Bogotá, y el tercer centro lo estamos operando aquí
en la ciudad de Cali. Estos centros pretenden, o de hecho están dando, un
acompañamiento a la población afrocolombiana y demás etnias frente a lo
que son los derechos étnicos, los derechos sociales y políticos que tienen las
llamadas minorías de Colombia. Nuestro centro en este acompañamiento
brinda gratuitamente a los pobladores la posibilidad de acercarse a la justicia
por medio de un abogado, de poder también interlocutar frente a sus exi-
gencias, a sus derechos para con el Estado, y también le ofrece la posibilidad
de capacitarse en lo que son sus derechos étnicos, sociales y políticos; todo
esto ligado a la visibilización de la problemática y que la población pueda
exigir, pueda denunciar sus agresiones, las agresiones de las que están siendo
víctimas, eso a grosso modo (Iván Castro. Cali, 2007).
768 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
formación conocimientos y se le enseñan actitudes que debe tomar frente a
problemáticas que los afecten, pero que no en específico tienen que ver con
el problema de diferencia por la tez de la piel, sino de interés personal que los
afectan a uno como sujeto. Ya en el transcurso de la vida, uno va tomando o
va teniendo reacciones frente a lo que es el trato con la otra persona con la
que uno interactúa; es decir, el mestizo y el afrodescendiente, cuando inte-
ractúan, ponen un juego de intereses, intereses ya sean de tipo académico,
de tipo económico, de tipo emocional mismo y a nivel de la autoestima de
uno. Entonces, si el mestizo me hiere el ego, el afrodescendiente, a través
de su mecanismo de defensa, busca cualquier otra forma de revertir todo el
mal que le proporciona el mestizo, pero, desde la esfera familiar, a uno como
afrodescendiente no se le socializa para responder directamente o específica-
mente a expresiones de tipo racial (Juan Charrupí. Bogotá, 2007).
Si bien es cierto que no en todos los hogares afrocolombianos, negros, raizales
y palenqueros se impartió a los hijos(as) algún tipo de enseñanza relativa a la
forma de reaccionar o protegerse frente a actos racistas en su contra, algunas
personas reconocen haber adquirido ciertas herramientas útiles en sus procesos
de crianza. Dentro de las mencionadas se encuentran el fomento del diálogo
como forma de solucionar las diferencias; el establecer tratos igualitarios para
todas las personas; no soportar ningún trato desigual que haga sentirse inferior;
estar prevenido ante las personas blanco-mestizas; y prepararse académicamente
para demostrar sus capacidades.
Fueron pocas las personas que comentaron algunas formas de reaccionar
frente a actitudes y hechos racistas en su contra. La mayoría de quienes lo
hicieron encuentra que ignorar los hechos racistas es la forma más adecuada
de reaccionar.
A mí muchas veces me han discriminado, pero yo no le paro bolas a eso.
Porque unos son blancos y otros son negros y unos se creen blancos, pues
porque blanco no más es el papel. Y todos tenemos la misma sangre roja.
Y cuando a mí me dicen negra, yo me río de ellos porque yo sé quién soy
y de donde vengo y quién es mi familia. Y si nos discriminan, ellos sabrán
por qué, porque yo estoy muy orgullosa de ser negra, de tener la raza negra
(Lilia Nelson. San Andrés, 2007).
De manera particular, unas pocas personas reconocen que ante hechos que
les discriminen suelen reaccionar de manera agresiva y no callar.
A manera de cierre
Las opiniones y posturas de líderes y lideresas entrevistadas recopiladas en esta
sección muestran que el racismo en Colombia es un fenómeno complejo que
no puede negarse ni ocultarse —aunque algunos actores sociales lo hacen. Las
evidencias que ellos(as) presentan dan cuenta de una situación de desigualdad
económica, política, social y cultural bajo la cual viven las poblaciones afroco-
lombianas, negras, raizales y palenqueras.
Tras el análisis de las narrativas de hombres y mujeres vinculados de forma
directa con el Movimiento Social Afrocolombiano en Bogotá, Cali, Buena-
ventura, Cartagena, Medellín, Quidbó, San Andrés y Pereira, es posible esta-
blecer algunas precisiones sobre el racismo y la discriminación racial desde sus
perspectivas.
En primer lugar, debe reconocerse la claridad con la que estas personas con-
ciben el concepto de racismo, puesto que en sus definiciones limitan el término
a una ideología que establece diferencias y excluye a quienes pertenecen a un
grupo étnico-racial distinto al dominante. No se confunde con discriminaciones
que obedezcan a características como el género, la religión, el lugar de origen, la
edad o la posición social, entre otras. Si hay una precisión en la definición del
concepto de racismo, podría entonces esperarse que sus posturas, opiniones y
referencias al problema permitan conocer mejor y de manera más clara lo que
está pasando en el país frente a la discriminación que han vivido los grupos
históricamente racializados, señalados y excluidos.
Debe también enfatizarse en el hecho de que, no por ser todas personas afro-
colombianas, negras, raizales y palenqueras tienen las mismas posturas frente a
algunos de los temas abordados. Por el contrario, se dan importantes divergen-
cias en asuntos clave como el reconocimiento de la existencia del racismo en el
país o la posibilidad de penalizar los actos racistas por medio de castigos como
la privación de la libertad o las sanciones económicas. Las uniones interétnicas
770 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
son otro de los temas más cuestionados, con gran cantidad de posturas entre
los entrevistados(as).
Los anteriores disensos evidencian que el racismo no se vive de una sola manera,
y que el hecho de pertenecer al grupo étnico-racial afrocolombiano, negro, raizal
y palenquero no es el único factor que incide en que una persona sea afectada o
no por este. Por el contrario, como fue mencionado en las entrevistas, hay un
conjunto de elementos que se ponen en juego cunado se piensa y se siente el
racismo, dentro de los que se encuentran el nivel socioeconómico, el grado de
autoreconocimiento étnico-racial, el lugar de origen y el ser hombre o mujer,
entre otros. En esa medida, el racismo no es lo mismo para un hombre raizal que
ha vivido toda su vida en San Andrés, que para una mujer chocoana que migró a
una ciudad como Bogotá, o para un cartagenero afrocolombiano perteneciente
a una clase social alta que no reconoce su identidad afrocolombiana.
Con respecto a las diferencias en los relatos de las personas, de acuerdo a las
ciudades donde se producen, se encuentra una muy marcada distinción de lo
que líderes y lideresas de ciudades como Buenaventura, Quibdó, San Andrés
y Cartagena comentan acerca de sí mismos y de las otras cuatro ciudades. En
las narrativas que hacen referencia a la situación de las personas y los pueblos
ubicados en la región Pacífica colombiana —desde Buenaventura y Quib-
dó— hay una clara referencia a problemas estructurales como las «geografías
racializadas» y sus consecuencias políticas, económicas y sociales. También son
relatos particulares por cuanto muestran patrones de interacción cotidiana entre
la misma comunidad afrocolombiana negra que allí habita; del mismo modo,
el hecho de ser el grupo mayoritario de la región produce formas de interac-
ción distintas a las de otras zonas. Por ejemplo, en ellas se evidencian con más
frecuencia el endoracismo y el racismo a la inversa, mientras que se afirma que
el racismo no hace parte de sus principales problemáticas y, por eso, no hace
parte de los factores que padres y madres tienen en cuenta en los procesos de
crianza y socialización.
Lo encontrado en las entrevistas realizadas a líderes y lideresas raizales da
cuenta de la problemática entre la comunidad raizal y la continental que se ha
asentado en San Andrés Islas; dicha situación hace que muchos(as) afirmen que,
más que racismo, lo que allí se vive es una discriminación basada en su cultura
y su lugar de origen, mas no en el color de piel de las personas.
Las entrevistas realizadas a líderes y lideresas de Cartagena muestran la com-
plejidad del fenómeno del racismo en esta ciudad. La estructura social que se
772 Hablar de racismos y discriminación racial: elementos para cuestionar la ideología de la igualdad...
Referencias
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 775
Sin embargo, pensamos que las políticas de Acciones Afirmativas son solo un
pequeño paso en el camino que debe llevar a una verdadera justicia reparativa
étnico-racial del pueblo negro, afrocolombiano. Esta importante estrategia
por sí sola no alcanza a combatir el fenómeno estructural de la discriminación
racial; por eso las Acciones Afirmativas deben ir acompañadas de otras acciones
públicas relacionadas con procesos de reparaciones simbólicas que busquen
cambios socioculturales en el sistema de relaciones raciales existentes.
Se sabe que las Acciones Afirmativas necesitan ir más allá de la simple ga-
rantía de la igualdad de oportunidades en el mercado laboral y en el sistema
educativo, en la medida que la intención de garantizar equidad no necesaria-
mente logra combatir los racismos y la discriminación racial; tampoco logra
de manera automática elevar el autoestima colectiva de identidades étnicas
menospreciadas y subalternizadas. Planteamos entonces que las propuestas
estatales —y entre estas las políticas de Acción Afirmativa— con objetivos
de igualación de condiciones deben inscribirse necesariamente en una lógica
de reparaciones simbólicas, lo cual garantiza que estas políticas permitan dar
pasos progresivos hacia la democratización de las relaciones y de los recursos
materiales y simbólicos de la sociedad colombiana
Sabemos que el Estado y la sociedad colombiana han dado la espalda a los
debates que desde la década del noventa otros países de la región han adelantado
en torno a la necesidad de la igualdad étnico-racial, la importancia de los enfo-
ques diferenciados en las intervenciones públicas y la consideración transversal
de las categorías «raza-etnia» en la formulación e implementación de políticas
públicas, entre las cuales se encuentran las Acciones Afirmativas. Con el fin de
realizar aportes a la construcción de lineamientos de políticas públicas étnico-
raciales, con base en los hallazgos de la investigación ya referenciada, propone-
mos la creación de una Consejeria Nacional de Políticas para la Promoción de
la Igualdad Racial y de las Diferencias Culturales.
776 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
contemplar a personas del alto gobierno, líderes y lideresas de organizaciones de
la sociedad civil, académicos(as) del campo de los estudios negros, afrocolombia-
nos, palenqueros y raizales con amplia trayectoria y representantes de los gremios
económicos y de la cooperación internacional.
Esta instancia estatal deberá institucionalizar medidas, especiales y tempo-
rales, orientadas a generar condiciones para la igualdad de oportunidades para
el acceso masivo de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras
excluidas, de las esferas de la educación superior, de la administración pública
en cargos de mediano y alto rango y de mercados laborales restringidos, per-
meados por la discriminación racial. La Consejería también estaría encargada
de institucionalizar todas aquellas medidas necesarias para combatir los racis-
mos y la discriminación racial, así como también de las acciones que buscan
dignificar desde nuevos relatos históricos la presencia negra, afrocolombiana,
palenquera y raizal en la Nación.
Esta Consejería tendría la misión de desarrollar cinco programas nucleares
elevados a la categoría de programas de Estado:
Política nacional
de Acción Afirmativa para
personas negras, afrocolombianas,
palenqueras y raizales en
instituciones de educación pública
superior de calidad
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 777
Política nacional de Acción Afirmativa para personas negras,
afrocolombianas, palenqueras y raizales en
instituciones de educación pública superior
Es perentorio que mediante políticas de Acción Afirmativa se garantice la
oportunidad de movilidad social ascendente de gentes negras y raizales a las
universidades públicas del país. Boaventura de Sousa Santos, como intelectual
que abandera propuestas para intensificar la democracia, plantea que las univer-
sidades públicas ubicadas en los países latinoamericanos, que se han declarado
pluriétnicos y multiculturales, deben responder en consonancia a los nuevos
ideales que sustentan la nación (Santos, 2004: 54-72); esa tarea aún no ha sido
asumida por estas instituciones. Las universidades públicas latinoamericanas y
caribeñas son cada vez más cuestionadas por los contribuyentes por su carácter
corporativo, por tener excesivos costos de funcionamiento y sobre todo por no
responder de manera real a los retos de la inclusión social. El autor mencionado
afirma que la universidad debe responder positivamente a las demandas sociales
de su democratización radical y ponerle fin a la historia de exclusión de varios
grupos sociales y de sus saberes; discriminación histórica que las universidades
de estas latitudes —tan ligadas a la reproducción del saber excluyente para los
grupos y clases subalternas— han protagonizado a lo largo del tiempo.
Por ello, la universidad pública colombiana debe responder a las obligaciones
implicadas en la construcción de una nación pluriétnica y multicultural, para
lo cual se debe considerar la creación de otros mecanismos para el acceso a los
cupos universitarios.
El ingreso masivo de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenque-
ras al sistema de educación pública superior en universidades con excelencia
académica, debe fundamentarse en el peso demográfico de dicha población
en la ciudad o región en donde se encuentre la institución que acoja la pro-
puesta de abrir cupos especiales. Esta recomendación es válida para todas las
universidades públicas del país, con excepción de la Universidad Nacional de
Colombia, la cual por su carácter nacional y por reivindicarse la labor de ser
la gran constructora del proyecto de nación pluriétnica y multicultural, debe
tener cupos especiales iguales al porcentaje de población negra, afrocolombiana
o raizal del censo de 2005; es decir 10,60%.
El sistema de ingreso especial mediante cupos —entendidos como una de
las formas de poner en práctica las políticas de Acción Afirmativa— debe
778 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
fundamentarse en la combinación de criterios relativos a la pertenencia
étnico-racial, el género y la estratificación socioeconómica en un 60%. Estas
Acciones Afirmativas también deben tener en cuenta la intersección entre
pertenencia étnico-racial, género y territorio (rural y urbano representado en
barrios, localidades, comunas, distritos, etc.) en un 30%. El restante 10%
debe destinarse a promover la movilidad social ascendente de sectores medios
negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros que cuenten con ingresos
medios.
Además de los cupos para el acceso especial, a las y los estudiantes se les debe
garantizar un sistema de bienestar estudiantil diferenciado, que neutralice los
procesos de deserción estudiantil. Dentro de este programa de bienestar debe
existir un plan de tutoría, acompañamiento, asignación de mentores y refuerzo
en donde existan falencias producto de la escolaridad en secundaria: inglés,
informática, matemáticas y compresión y producción de textos en lenguaje
académico; en esta lógica se podría contemplar la existencia de un semestre
cero (0) o preparatorio. Estos proyectos de bienestar deberían ser financiados
por el Ministerio de Educación bajo la figura de una bolsa de incentivos para
las universidades públicas estatales con mejores prácticas de inclusión de per-
sonas que pertenecen a grupos étnicos.
Por otra parte, las universidades que abran cupos especiales para el ingreso
de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras deben fortalecer
los centros o grupos de investigación que estudian África y los variados proce-
sos culturales e identitarios que atañen la vida de descendientes de africanas y
africanos que llegaron al país en calidad de cautivas y cautivos. Estos centros
o grupos deben incluir en sus semilleros de investigación a jóvenes que ingre-
sen por políticas de Acción Afirmativa y que deseen iniciarse en la formación
como investigadoras e investigadores, al tiempo que refuercen sus búsquedas
identitarias.
Las universidades públicas estatales de educación superior que abran cupos
de admisión especial deben crear ambiciosos programas de investigación. En
primer lugar, deben hacerlo en temas como los racismos y la discriminación
racial en la vida universitaria, lo cual conlleva a que dichas instituciones confi-
guren progresivamente la idea del campus universitario como espacio propicio
para la existencia de un lenguaje y prácticas anti-racistas. Un segundo ámbito
se encuentra en realizar caracterizaciones demográficas que incorporen, entre
otras variables, el autorreconocimiento étnico-racial declarado, con el fin de
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 779
monitorear cuantitativamente la efectividad de estos programas, facilitar la
creación de redes de apoyo, espacios de autonomía y espacios físicos dentro
de las universidades para grupos afro-estudiantiles.
Las universidades también se deben comprometer a transversalizar la Cá-
tedra de Estudios Afrocolombianos en todas las carreras de pregrado, siendo
seleccionados algunos temas de dicha Cátedra como asignaturas especiales
en los cursos de maestría y de doctorado. Por último, las universidades por
medio de los programas de extensión deben crear propuestas que estimulen a
los estudiantes graduados para adelantar carreras profesionales en las áreas de
mayorías negras.
En el ámbito de la educación superior, otras Acciones Afirmativas que deben
ser implementadas tienen que ver con el apoyo a universidades que simbolizan
la presencia mayoritaria de población negra, entre estudiantes y docentes, sobre
todo en las regiones de amplio predominio demográfico afrocolombiano. Una
Acción Afirmativa en el ámbito de la educación en esta dirección sería fortalecer
de manera decidida a la Universidad del Pacífico y a la Universidad Tecnoló-
gica del Chocó. Esto implica que se apoyen como centros de producción del
conocimiento en territorios habitados de manera mayoritaria por población
negra, en los cuales deben consolidarse espacios académicos de alto nivel que
permitan la discusión entre distintas perspectivas conceptuales y emprender
estrategias para el rescate de las epistemologías y conocimientos locales negros,
hacia propuestas de etnodesarrollo y empoderamiento étnico-racial regional,
paralelos a dinámicas de formación científica y tecnológica de excelencia.
Debe darse un aumento considerable de los recursos, así como crearse metas
ambiciosas en términos cuantitativos a 20 años, en los siguientes programas:
créditos educativos condonables para comunidades negras; formación de líderes
afrodescendientes —del gobierno de Colombia, por medio del Ministerio de
Educación Nacional, el icetex, el gobierno de Estados Unidos (usaid) y el Pro-
grama de Estudios Culturales para Comunidades Afrodescendientes e Indígenas
del Ministerio de Cultura—. También debe constituirse un fondo de becas
integrales no reembolsables para el nivel de maestría y doctorado en universida-
des públicas y privadas de excelencia del país y del exterior que en sus primeros
cinco años se fije como meta la formación de 1.000 afrocolombianos(as)1. Para
780 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
los afrocolombianos se tendrían que financiar 800 cupos de maestría y 200 de
doctorado. Este programa también debe propugnar por la igualdad de género,
concediendo igual cantidad de cupos para hombres y mujeres. El objetivo de
este programa es crear una élite profesional afrocolombiana del más alto nivel,
fundamental para el desarrollo de actividades productivas, como la ocupación
laboral en ámbitos públicos y privados. Asimismo deben ofertarse cursos espe-
ciales para el aprendizaje de un idioma distinto al materno con el fin de facilitar
la formación profesional de mujeres y hombres afrocolombianos que decidan
continuar estudios de posgrado en el exterior.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 781
· Apoyo al microempresariado negro, afrocolombiano urbano y rural a través
de cursos de formación microempresarial, programas de formación técnica-
profesional que incorpore estrategias de economía solidaria, financiación a
las iniciativas productivas, en especial aquellas que fortalecen la economía
intercultural o aquellas actividades en que los afrocolombianos demues-
tran ventajas competitivas derivadas de sus saberes tradicionales o ventajas
de localización geográfica; desarrollo de innovaciones tecnológicas en la
producción que mejoren la competitividad de los afrocolombianos. Todas
estas actividades deberán ser recogidas con la creación de fondo nacional de
emprendedores con aplicación regional en zonas con alta concentración de
población afrocolombiana.
· Puesta en marcha de programas piloto de finca tradicional y pago por ser-
vicios ambientales en territorios colectivos de consejos comunitarios y en
el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
· Para garantizar la capacitación laboral en el puesto de trabajo, en especial en
formación específica, y la ampliación de las redes sociales para los individuos
afrocolombianos, debe implementarse una política de acción preferencial
para afrocolombianos en los programas de aprendices que actualmente
adelanta el sena en convenio con empresas del sector privado.
· Se deben implementar programas para una mayor provisión de educación
tecnológica en colegios técnicos de secundaría, institutos tecnológicos y
centros de entrenamiento en los municipios, barrios o comunas donde la
participación de la población afrocolombiana supere el 50%, (Cali, Cartagena,
Buenaventura, Medellín, Quibdó, Bogotá, etc.) En el caso de que no exista
este tipo de planteles, el Gobierno Nacional tendrá que comprometerse a
crear al menos uno en el período 2006-2010.
782 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
los funcionarios públicos y de las diferentes entidades de la sociedad civil
(por ejemplo, ong, fundaciones, etc.), como en los espacios cotidianos
de la vida privada y colectiva, que incluyen la sexualidad y las relaciones
de género a través de los procesos de socialización desde la infancia hasta
la vida adulta. Adiciones al Código Penal vigente, aunque necesarias, son
insuficientes de cara a la magnitud de los daños sociales (políticos, econó-
micos, culturales, ambientales y psicológicos) y a la autoestima colectiva
que generan los racismos y la discriminación racial.
· Creación de un observatorio nacional sobre discriminación racial y racismos,
con presencia regional, municipal y distrital.
Creación de centros de atención psicosocial a víctimas del racismo con
perspectiva de género, generacional, ciclo de vida y orientación sexual.
· Creación de centros para la recepción de quejas sobre discriminación racial
ejercida en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Estos centros llevarán casos
de discriminación a instancias judiciales con el fin de crear una cultura del
uso de la legislación que penalizaría la discriminación racial.
· Campañas para la prevención de los racismos en los medios masivos de co-
municación. También incluye acciones para el monitoreo de los discursos
racistas y de discriminación racial que se vehiculan desde la televisión, la
radio, la internet, entre otros.
· Capacitación a funcionarios y funcionarias de la administración pública,
fuerzas armadas, militares, de policía y de seguridad del Estado en temas
sobre racismos, discriminación racial y etnicidad.
· Divulgación de los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales
que tiene este pueblo étnico-racial y de los mecanismos de protección e
instrumentos adecuados para hacerlo. Es necesario que las acciones para
esta divulgación transciendan la imagen reducida de las personas y pueblos
negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales como sujetos depositarios
de folclores, danzas y gastronomías exóticas.
· Apoyo a las organizaciones del Movimiento Social Afrocolombiano en
sus procesos de empoderamiento frente a estos temas y facilitar su trabajo
con el Ministerio del Interior y de Justicia y demás entidades del sector
público (ministerios, institutos descentralizados, departamentos, muni-
cipios, etc.).
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 783
Plan nacional de reparaciones simbólicas al pueblo negro,
afrocolombiano, raizal y palenquero
· Impactar el espacio público con los nombres de los y las grandes adalides
de la larga lucha negra, afrocolombiana y raizal, bautizando o rebautizando
con ellos avenidas, calles, aeropuertos, plazas, universidades, escuelas.
784 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
· Creación de un instituto para la formación de liderazgos juveniles en donde
las viejas y nuevas generaciones de líderes y lideresas se formen en temas
que atañan al desarrollo social, cultural, político, ambiental, económico y
potencien la capacidad espiritual de los pueblos negros, afrocolombianos,
palenqueros y raizales.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 785
Con el objetivo de atender la mayor vulnerabilidad demográfica de la pobla-
ción afrocolombiana, es necesario que se expanda el programa de Profamilia
en salud sexual y reproductiva en especial para Buenaventura, Quibdó, San
Andrés y Providencia y en las comunas o localidades de alta concentración de
población afrocolombiana en ciudades como Cali y Cartagena, y en general
en toda la región del Pacífico. Este programa debe incorporar la perspectiva
anti-racista y la perspectiva étnico-racial con el objetivo de evitar que me-
diante dichas acciones se (re)produzcan estereotipos en relación con hombres
y mujeres negros(as), afrocolombianos(as), raizales y palenqueros(as). Por lo
mismo, el portafolio de opciones anticonceptivas debe ser amplio, generoso
y diversificado, tanto para mujeres como para hombres, similar al que tienen
acceso las clases medias y altas de la población colombiana.
Se deben construir perfiles epidemiológicos de la población afrocolombiana
mediante estadísticas étnico-raciales. Para este efecto es necesario construir
registros de morbi-mortalidad controlado por grupo étnico-racial. El Mi-
nisterio de Protección Social, en coordinación con el dane, a partir de los
estudios post-censales sobre grupos étnico-raciales deben acometer esta tarea,
utilizando hacia adelante además, entre otros, los registros de defunciones y
nacimientos que ha construido el dane con el módulo de autoreconocimiento
étnico-racial. Por otra parte, es indispensable la introducción de la variable de
autoreconocimiento étnico-racial en el cuestionario del sisben.
Se deben implementar políticas orientadas al incremento de cobertura en
educación (incremento en la oferta) en los niveles de preescolar y educación
básica, sobre todo en las áreas rurales y urbanas con altas concentraciones de
población afrocolombiana, acompañadas de un subsidio a los hogares, de tal
modo que disminuya el riesgo de la deserción escolar y constituyan un desestí-
mulo al trabajo infantil. Para este efecto es preciso ampliar considerablemente
la cobertura del programa Familias en Acción.
Se debe poner en marcha un programa de seguimiento de la calidad de
la educación de los planteles que concentren volúmenes de población afro-
colombiana, públicos o privados, distintos a los indicadores de seguimiento
subyacentes a las pruebas icfes. Este debe ejecutarse por medio de las secre-
tarías municipales y departamentales de educación, en coordinación con el
Ministerio de Educación Nacional.
786 Propuesta: Acciones Afirmativas y otras políticas públicas para la inclusión social y...
Es necesario ampliar la cobertura de las universidades públicas para la po-
blación negra, tanto mediante una expansión significativa del programa de
cuotas, según ya se comentó antes, como a traves de la apertura de sedes en
regiones de alta concentración demográfica de población afrocolombiana.
Deben implementarse políticas públicas para el mejoramiento de las condi-
ciones laborales para el grueso de la población afrocolombiana. Debido a las
características precarias de la inserción laboral de la población afrocolombiana,
es necesario que el Ministerio de la Protección Social vigile y regule el cumpli-
miento de la normatividad laboral vigente en sectores como la agro-industria
(cultivos de palma, banano, caña de azúcar), la manufactura, la construcción
y el servicio doméstico, sectores en los que la población afrocolombiana mues-
tra una gran participación. A continuación se desglosan las líneas de acción
específicas:
· Ampliar el servicio de intermediación laboral del Gobierno Nacional por
medio del Servicio Público de Empleo del sena (spe) en las capitales de
departamento donde no esté disponible y en otras ciudades como Buena-
ventura y Quibdó. Esto contribuiría a mejorar la información en el mercado
laboral y por ello los afrocolombianos tendrían mayores oportunidades de
dar a conocer sus habilidades a los empleadores, minimizando el posible
efecto de favoritismos por perjuicios debido a la condición étnica-racial. Al
mismo tiempo, obligaría a las empresas o personas naturales contratantes a
reconocer todas las obligaciones de ley en el momento de la contratación.
· Promover una mayor regulación del Ministerio de la Protección Social a
las Agencias de Empleo Doméstico, de manera que se garantice para los
empleados —en especial para las mujeres— salarios, seguridad social y horas
trabajadas ajustadas a la normatividad vigente, que constituyen condiciones
mínimas de protección.
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Carlos Augusto Viáfara López, Fernando Urrea-Giraldo 787
Anexo
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 789
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas
de Discriminación Racial
Es el tratado internacional más importante para la protección de los dere-
chos raciales y de las minorías étnicas. Sus principales aportes se basan en las
siguientes premisas:
• Cualquier doctrina de diferenciación racial o superioridad es científica-
mente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa, no
tiene justificación ni en teoría ni en práctica.
• La discriminación racial y demás políticas gubernamentales basadas en
superioridad racial u odio violan los derechos humanos fundamentales y
ponen en peligro las relaciones amigables entre las personas, la cooperación
entre naciones y la paz y seguridad internacionales.
790 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
• Reconoce que la negación de la existencia de discriminación y racismo en
los niveles de Estado y de sociedad contribuye a perpetuar las prácticas
del racismo y de la discriminación racial.
• Los actores gubernamentales adoptan las contribuciones que sobre este tema
hicieron los movimientos sociales de afrodescendientes en el mundo.
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 791
Convenio 169 de la oit sobre pueblos indígenas
y tribales en países independientes
Ratificado en Colombia por medio de la Ley 21 de 1991, este convenio tiene
dos ejes principales:
• El respeto a la diversidad y las particularidades culturales, religiosas y a
la organización social, económica e institucional de pueblos indígenas y
tribales.
• La participación activa de estos pueblos en los planes de desarrollo na-
cionales y regionales que les afecten, la toma autónoma de decisiones
que incidan en su propio desarrollo, y la consulta previa en las decisiones
que les pueden afectar.
El Convenio también enfatiza en la importancia del territorio para las co-
munidades indígenas y tribales y el carácter colectivo que este posee.
Las comunidades afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras son enten-
didas como pueblos en vista de que cuentan con características particulares que
las diferencian de otros grupos sociales del país.
792 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
lógico de la Nación y los demás bienes que determine la ley, son inalienables,
imprescriptibles e inembargables».
Artículo 68. «Los particulares podrán fundar establecimientos educativos.
La ley establecerá las condiciones para su creación y gestión.
La comunidad educativa participará en la dirección de las instituciones de
educación.
La enseñanza estará a cargo de personas de reconocida idoneidad ética y
pedagógica. La Ley garantiza la profesionalización y dignificación de la acti-
vidad docente.
Los padres de familia tendrán derecho de escoger el tipo de educación para
sus hijos menores. En los establecimientos del Estado ninguna persona podrá
ser obligada a recibir educación religiosa.
Los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación que
respete y desarrolle su identidad cultural.
La erradicación del analfabetismo y la educación de personas con limita-
ciones físicas o mentales, o con capacidades excepcionales, son obligaciones
especiales del Estado».
Artículo 70. «El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a
la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio
de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica, artística y pro-
fesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional.
La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionali-
dad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en
el país.
El Estado promoverá la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión
de los valores culturales de la Nación».
Artículo 176. Modificado por el Artículo 1 del Acto Legislativo 3 de 2005.
El artículo 2 establece: «Lo dispuesto en este Acto Legislativo en relación con la
conformación de la Cámara de Representantes por circunscripciones territoria-
les regirá a partir de las elecciones que se celebren en el año 2010. Lo relativo
a las circunscripciones especiales y a la circunscripción internacional regirá
a partir de las siguientes elecciones posteriores a su vigencia». La Cámara de
Representantes se elegirá en circunscripciones territoriales, circunscripciones
especiales y una circunscripción internacional.
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 793
Habrá dos representantes por cada circunscripción territorial y uno más por
cada 365.000 habitantes o fracción mayor de 182.500 que tengan en exceso
sobre los primeros 365.000.
Para la elección de Representantes a la Cámara, cada departamento y el
Distrito Capital de Bogotá conformarán una circunscripción territorial.
La Ley podrá establecer una circunscripción especial para asegurar la
participación en la Cámara de Representantes de los grupos étnicos y de las
minorías políticas.
Mediante esta circunscripción se podrán elegir hasta cuatro representantes.
Para los colombianos residentes en el exterior existirá una circunscripción
internacional mediante la cual se elegirá un Representante a la Cámara. En
ella solo se contabilizarán los votos depositados fuera del territorio nacional
por ciudadanos residentes en el exterior.
Parágrafo 1º. A partir de 2014, la base para la asignación de las curules
adicionales se ajustará en la misma proporción del crecimiento de la población
nacional, de acuerdo con lo que determine el censo. Le corresponderá a la
organización electoral ajustar la cifra para la asignación de curules.
Parágrafo 2º. Si como resultado de la aplicación de la fórmula contenida
en el presente artículo, una circunscripción territorial pierde una o más curules,
mantendrá las mismas que le correspondieron a 20 de julio de 2002.
Parágrafo Transitorio. El Congreso de la República reglamentará la
circunscripción internacional a más tardar el 15 de diciembre de 2005, caso
contrario, lo hará el Gobierno Nacional dentro de los quince (15) días si-
guientes a esa fecha; incluirá entre otros temas: inscripción de candidatos,
inscripción de ciudadanos habilitados para votar en el exterior, mecanismos
para promover la participación y realización del escrutinio de votos a través
de los Consulados y financiación estatal para visitas al exterior por parte del
Representante elegido».
Artículo 310. «El Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia
y Santa Catalina se regirá, además de las normas previstas en la Constitución
y las leyes para los otros departamentos, por las normas especiales que en ma-
teria administrativa, de inmigración, fiscal, de comercio exterior, de cambios,
financiera y de fomento económico establezca el legislador.
Mediante ley aprobada por la mayoría de los miembros de cada cámara se
podrá limitar el ejercicio de los derechos de circulación y residencia, establecer
794 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
controles a la densidad de la población, regular el uso del suelo y someter a
condiciones especiales la enajenación de bienes inmuebles con el fin de proteger
la identidad cultural de las comunidades nativas y preservar el ambiente y los
recursos naturales del Archipiélago.
Mediante la creación de los municipios a que hubiere lugar, la Asamblea De-
partamental garantizará la expresión institucional de las comunidades raizales de
San Andrés. El municipio de Providencia tendrá en las rentas departamentales
una participación no inferior del 20% del valor total de dichas rentas».
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 795
bilidad del Gobierno en la destinación de recursos presupuestales para
garantizar mayores oportunidades de acceso a la educación superior de
las comunidades negras.
Como eje fundamental de la Ley se reconoce que las comunidades negras
deben participar en el diseño, ejecución y coordinación de los planes, progra-
mas y proyectos de desarrollo económico y social destinados para su beneficio
con el fin de respetar y reconocer sus necesidades particulares, sus prácticas
tradicionales y sus aspiraciones en materia de desarrollo.
La Ley 70 de 1993 se ha desarrollado a partir de varios decretos y otros
elementos jurídicos que buscan hacerla realidad y reglamentar sus objetivos.
Estos son:
Artículo que
Decreto Tema
reglamenta
1745 de 1995 capítulo III Propiedad colectiva de las comunidades negras
2249 de 1995 artículo 42 Comisión Pedagógica Nacional de Comunidades Negras
1627 de 1996 artículo 49 Fondo de Créditos Condonables del icetex
Cátedra de estudios afrocolombianos en los Proyectos
1122 de 1998 artículo 39
Educativos Institucionales (PEI)
1320 de 1998 artículo 44 Consulta previa en las comunidades negras e indígenas
Crea la Comisión de Estudios para formular el Plan de
2253 de 1998 artículo 57 Desarrollo de las Comunidades Negras para el periodo
1998-2002
796 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
Construcción de política pública para población negra, afrocolombiana,
palenquera y raizal
Ley 152 de 1994. «Por la cual se establece la Ley Orgánica del Plan de De-
sarrollo». En esta se establece la participación de la ciudadanía en el Consejo
Nacional de Planeación por medio de representantes de los sectores sociales,
económicos, educativos, ecológicos, comunitarios, de mujeres, indígenas y
afrocolombianos, negros, raizales, palenqueros del país, lo que brinda a estos
últimos un mayor acceso a instancias decisorias sobre la formulación de los
planes que incidan en sus comunidades y su propio desarrollo. El artículo 9 de
la Ley determina que el Consejo Nacional de Planeación debe tener «un repre-
sentante de las comunidades negras y otro de las comunidades isleñas raizales
del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina».
Ley 115 de 1994. «Por la cual se expide la Ley General de Educación». En el
tercer capítulo del Título III, la Ley define la etnoeducación como aquella que
«[…] se ofrece a grupos o comunidades que integran la nacionalidad y poseen
una cultura, una lengua, unas tradiciones y unos fueros propios y autónomos.
Esta educación debe estar ligada al ambiente, al proceso productivo, al proceso
social y cultural, con el debido respeto de sus creencias y tradiciones» (artículo
55). La Ley establece la creación de áreas curriculares que fomenten el domi-
nio de las culturas y lenguas de los grupos étnicos, teniendo como premisa
la formación bilingüe en dichas comunidades. Para llevar a cabo lo anterior,
también se estipula la formación de educadores con formación acreditada en
etnoeducación.
Decreto 0804 de 1995. «Por medio del cual se reglamenta la atención edu-
cativa para grupos étnicos». Este decreto desarrolla el capítulo 3 del título III de
la Ley 115 de 1994. A partir de lo que dicha ley define como etnoeducación,
se establece que sus principios son integralidad, participación comunitaria,
interculturalidad, flexibilidad, diversidad lingüística, progresividad, autonomía
y solidaridad.
En lo que respecta a los etnoeducadores(as), se establecen los parámetros bajo
los cuales debe regirse su proceso de formación y los procesos de selección y
vinculación. Los currículos creados para la etnoeducación deben estar elaborados
de acuerdo con las particularidades de cada grupo étnico al que estén dirigidos,
«atendiendo sus usos y costumbres, las lenguas nativas y la lógica implícita en
su pensamiento» (Artículo 15).
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 797
Decreto 3323 de 2005. «Por el cual se reglamenta el proceso de selección
mediante concurso para el ingreso de etnoeducadores afrocolombianos y
raizales a la carrera docente, se determinan criterios para su aplicación y se
dictan otras disposiciones».
Decreto 140 de 2006. «Por el cual se modifica parcialmente el Decreto 3323
de 2005 y se reglamenta el proceso de selección mediante concurso especial
para el ingreso de etnoeducadores colombianos y raizales a la carrera docente,
se determinan criterios para su aplicación y se dictan otras disposiciones».
Decreto 1320 de 1998. «Por el cual se reglamenta la consulta previa con las
comunidades indígenas y negras para la explotación de los recursos naturales
dentro de su territorio». Busca reglamentar la consulta previa con las comuni-
dades indígenas y negras para la explotación de los recursos naturales dentro de
su territorio, cuyo objeto es analizar el impacto económico, ambiental, social
y cultural que puede ocasionarse a las comunidades. Se basa en los artículos
7 y 330 de la Constitución Política de Colombia, los artículos 7 y 15 de la
Ley 21 de 1991, los artículos 17 y 44 de la Ley 70 de 1993, el artículo 35 del
decreto 1745 de 1995 y el artículo 76 de la Ley 99 de 1993.
Decreto 4181 de 2007. «Por el cual se crea la Comisión Intersectorial para
el Avance de la población afrocolombiana, palenquera y raizal». Con el fin
de contar con una «instancia que coordine, oriente y haga recomendaciones
dirigidas al avance de la población afrocolombiana, palenquera y raizal en los
campos económico y social y en la protección efectiva de sus derechos», el
Ministerio del Interior y de Justicia establece la necesidad de crear una Co-
misión que evalúe la situación de la población afrocolombiana, negra, raizal
y palenquera, así como la legislación nacional e internacional vigente dirigida
a dicha población, para poder orientar las acciones que han de implementarse
para la superación de las desigualdades y la vulnerabilidad en que viven estas
comunidades. La Comisión estaría conformada por diez miembros perma-
nentes del gobierno nacional y cinco invitados que representan sectores de la
población afrocolombiana, negra, raizal y palenquera; tendría una duración
de seis meses a partir de su fecha de instalación.
Documento conpes 2909 de 1997. «Programa de apoyo para el desa-
rrollo y reconocimiento étnico de las comunidades negras». Sus objetivos
principales son:
798 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
• Apoyar un proceso de desarrollo socio-económico que integre educación,
cultura y deporte, seguridad social y salud, vivienda, empleo, infraes-
tructura y comunidades negras urbanas.
• Proteger el derecho a la diferencia de las comunidades.
• Reconocer el derecho al territorio y a la utilización de sus recursos na-
turales.
• Fortalecer las organizaciones de las comunidades.
• Promover la participación equitativa de las comunidades negras en las
instancias de definición y orientación del país.
El logro más visible alcanzado a partir de este documento fue la ejecución
del programa de fortalecimiento de la planificación en las entidades territoriales
con población negra, llevada a cabo en coordinación con el Plan Pacífico, los
Corpes de Occidente, Costa Atlántica y la Gobernación del Chocó.
Documento conpes 3169 de 2002. «Política para la población afrocolom-
biana». Su objetivo principal es «definir una política de Gobierno orientada a
generar mayor equidad social hacia la población afrocolombiana en particular
en la región pacífica y contribuir a fortalecer la identidad étnica, los procesos
organizativos y su participación en las políticas y planes de desarrollo que les afec-
ten». Para el logro de tal objetivo se establecieron seis estrategias y acciones:
• Conocer, conocernos y darnos a conocer, estableciendo un sistema de
información confiable y actualizado de la población afrocolombiana de
Colombia.
• Vivir mejor, mejorando las condiciones de vida de las comunidades
afrocolombianas.
• Completar un catálogo de derechos por medio de los principios cons-
titucionales que consagran la obligación estatal de reconocer y proteger
la diversidad étnica y cultural de la nación.
• Participar, diseñando una estrategia conjunta que promueva y garantice
la participación real y efectiva de la población afrocolombiana.
• Mitigar los efectos de la violencia en el departamento del Chocó.
• Fortalecimiento institucional: hacer del desarrollo institucional un proceso
permanente y sistemático por el cual se robustece la gestión administrativa
y gerencial de las entidades territoriales.
Documento conpes 3310 de 2004. «Política de Acción Afirmativa para la
población negra o afrocolombiana». Busca «identificar, incrementar y focalizar
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 799
el acceso de la población negra o afrocolombiana a los programas sociales del
Estado, de tal manera que se generen mayores oportunidades para alcanzar los
beneficios del desarrollo, mejorando las condiciones de vida de esta población,
a través de la implementación de Acciones Afirmativas». Para el logro de tal
objetivo se propusieron cinco estrategias:
• Promover la equidad de la población negra o afrocolombiana por medio
de las siete herramientas del Plan de Reactivación Social.
• Implementar Acciones Afirmativas para la población negra o afrocolom-
biana a corto plazo.
• Dotar de un sistema de información que permita la identificación,
caracterización, cuantificación y registro de la población negra o afro-
colombiana (Censo del dane realizado en 2005).
• Formular el Plan Integral de largo plazo para la población negra o afroco-
lombiana.
• Seguimiento a las políticas y estrategias para la población negra o afro-
colombiana enmarcadas en el Plan Nacional de Desarrollo.
800 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
de la circunscripción especial para la participación de dos miembros de las
comunidades negras en la Cámara de Representantes.
Sentencia C-169 de 2001. «Revisión constitucional del proyecto de ley nú-
mero 025/99 Senado y 217/99 Cámara, “por la cual se reglamenta el artículo
176 de la Constitución Política de Colombia”». Como parte del procedimien-
to reglamentado para la aprobación de una Ley Estatutaria —ya que regula
aspectos electorales—, la Corte analiza el proyecto de ley mencionado, cuyo
propósito es crear la circunscripción nacional especial para los grupos étnicos,
las minorías políticas y los colombianos(as) residentes en el exterior en la Cá-
mara de Representantes.
Sentencia T-955 de 2003. «Los derechos constitucionales de comunidades
negras». Atendiendo las disposiciones del Convenio 169 de la oit y la Ley 70 de
1993, la Corte determina el derecho territorial del que gozan las comunidades
negras, el cual protege la diversidad étnica y cultural, sus prácticas sociales y de
producción. Asimismo, se reafirma el derecho a la propiedad colectiva de las
tierras y la potestad para la utilización de los recursos naturales allí existentes.
Sentencia C-030 de 2008. «Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley
1021 de 2006, “Por la cual se expide la Ley General Forestal”». Tras la demanda
de inconstitucionalidad de la mencionada Ley por haber sido construida sin
tener en cuenta el artículo 6.º del convenio 169 de la oit, referente a la consulta
previa que debe adelantarse con las comunidades indígenas y afrocolombianas,
negras, raizales y palenqueras frente a decisiones que puedan tener alguna inci-
dencia en ellas; la Corte Constitucional resuelve declararla inconstitucional, ya
que esta puede afectar de manera directa a las comunidades mencionadas.
Sentencia C-461 de 2008. «Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley
1151 de 2007, por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010».
Con base en lo estipulado en el Convenio 169 de la oit respecto a la consulta
que debe realizarse a los pueblos indígenas y tribales en la formulación de Planes
de Desarrollo que les afecten directamente, así como la participación que deben
tener en cualquier decisión del Estado que incida en sus creencias, territorios,
proyectos de desarrollo propios y en su bienestar en general, la Corte determi-
nó que «se suspenderá la ejecución de cada uno de los proyectos, programas o
presupuestos plurianuales incluidos en la misma que tengan la potencialidad de
incidir directa y específicamente sobre pueblos indígenas o comunidades étnicas
afrodescendientes, hasta tanto se realice en forma integral y completa la consulta
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 801
previa específica exigida por el bloque de constitucionalidad, de conformidad
con las pautas trazadas para ello por la jurisprudencia constitucional».
Sentencia C-175 de 2009. «Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley
1152 de 2007, “por la cual se dicta al Estatuto de Desarrollo Rural, se reforma el
Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, incoder, y se dictan otras disposicio-
nes”». A pesar de haber contado con algunos acercamientos a las comunidades
indígenas y afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras en su proceso de
formulación, la Corte Constitucional determinó que estos no cumplían con las
características constitucionales de los procesos de consulta previa dirigidos a las
comunidades mencionadas, en virtud del artículo 6.º del Convenio 169 de la
oit y por tanto determinó como inconstitucional la Ley 1152 de 2007.
Auto 005 de 2009. «Protección de los derechos fundamentales de la población
afrodescendiente víctima del desplazamiento forzado, en el marco del estado de
cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025 de 2004». A partir de lo
resuelto por la Corte Constitucional en la sentencia T-025 de 2004, respecto
a la situación inconstitucional encontrada en las condiciones de la población
desplazada «debido a la falta de concordancia entre la gravedad de la afectación
de los derechos reconocidos constitucionalmente y desarrollados por la ley, de
un lado, y el volumen de recursos efectivamente destinado a asegurar el goce
efectivo de tales derechos y la capacidad institucional para implementar los
correspondientes mandatos constitucionales y legales, de otro lado», la Corte
Constitucional convocó a líderes y lideresas de organizaciones y comunidades
afrocolombianas desplazadas a una sesión de información técnica el 13 de oc-
tubre de 2007, en la que se evaluó el cumplimiento de las disposiciones de la
ya mencionada sentencia con relación a este grupo étnico-racial afectado por
el desplazamiento forzado.
Teniendo en cuenta lo allí encontrado, se proclama en este auto comple-
mentario que «los individuos y las comunidades afrocolombianas en situación
de desplazamiento y confinamiento no son tratadas de manera acorde con su
status como sujetos de especial protección constitucional, en sí mismos titu-
lares de derechos individuales y colectivos fundamentales, y merecedores de
atención y protección prioritaria y diferenciada». De igual manera, la Corte
concluye que «la política pública de atención a la población desplazada carente
de un enfoque integral de atención diferencial a la población afrocolombiana
en situación de desplazamiento, que sea sensible a los riesgos especiales que
802 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
sufren, a los factores transversales que inciden en el desplazamiento y el confi-
namiento de esta población y los riesgos particulares que impactan de manera
desproporcionada en sus derechos».
Para la protección de los derechos fundamentales de esta población, prevenir
su desplazamiento, proteger sus territorios y brindarles una atención adecuada,
la Corte Constitucional ordena a entidades como Acción Social, el Ministerio
del Interior y Justicia, el incoder, la Superintendencia de Notariado y Regis-
tro, la Unidad Nacional de Tierras del Ministerio de Agricultura y el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi (igac) la puesta en marcha de seis tareas específicas:
1) elaboración de planes específicos de protección y atención para cada una de
las comunidades afectadas; 2) elaboración de un plan de caracterización de los
territorios colectivos y ancestrales habitados de modo mayoritario por población
afrocolombiana; 3) poner en marcha una ruta étnica de protección para comu-
nidades en riesgo y en casos de desplazamiento masivo, que esté enmarcada en el
proyecto de protección de tierras y patrimonio; 4) diseñar una estrategia para la
creación de una atención humanitaria de emergencia adecuada para la población
afrocolombiana confinada; 5) diseñar un plan integral de prevención, protección
y atención a la población afrocolombiana, con su participación y el respeto de sus
autoridades; y 6) elaborar informes bimensuales sobre las acciones emprendidas
frente a la situación de las comunidades de Jiguamiandó y Curvaradó.
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 803
• Resolución 1961 de 2007.
• Decreto 151 de 2008.
• Política de Afroetnoeducación de la Secretaría de Educación del distrito
de Bogotá (2009)
Acuerdo 175 de 2005. «Por medio del cual se establecen los lineamientos de
la Política Pública para la Población Afrodescendiente residente en Bogotá y se
dictan otras disposiciones». Con esta política se busca promover el desarrollo
integral, protegiendo sus particularidades étnicas y culturales y reconociendo
sus aportes en un proyecto de ciudad más democrática e incluyente.
Los principios que rigen dicho proyecto son los siguientes: equidad, soli-
daridad, descentralización, integralidad, concertación, corresponsabilidad,
participación e identidad cultural. Para su desarrollo se plantea la implemen-
tación de Acciones Afirmativas para la población afrodescendiente en Bogotá
y el estímulo a la participación en los procesos de formulación y ejecución de
los planes de desarrollo distritales y locales.
Política Pública Distrital y Plan Integral de Acciones Afirmativas para el re-
conocimiento de la diversidad cultural y la garantía de los derechos de los afro-
descendientes (2006). Los lineamientos construidos para la puesta en marcha
de esta política son:
• Mejorar la calidad de vida de la población afrodescendiente del Distrito
Capital.
• Fortalecer la cultura de la población afrodescendiente.
• Garantizar el ejercicio de los derechos de los afrodescendientes, con
énfasis en los derechos humanos y en el reconocimiento de los derechos
históricos y contemporáneos como grupo étnico.
• Promover la construcción de relaciones de entendimiento intercultural
entre los afrodescendientes y el conjunto de la población bogotana.
• Tomar medidas eficaces, especialmente en las esferas de la enseñanza, la
educación, la cultura y la información para combatir los prejuicios que
conduzcan a la discriminación racial de los afrodescendientes.
• Reconocer y apoyar las iniciativas de los afrodescendientes relacionadas
con la acción política no violenta, la resistencia civil y la solución política
del conflicto armado.
• Construir relaciones de corresponsabilidad social, transparencia y con-
fianza entre la administración distrital y los afrodescendientes.
804 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
• Reconocer y apoyar las dinámicas socioculturales, económicas y organi-
zativas particulares de los afrodescendientes, incluyendo las perspectivas
de género y generaciones.
Decreto 151 de 2008. «Por el cual se adoptan los lineamientos de Política Públi-
ca Distrital y el Plan Integral de Acciones Afirmativas, para el Reconocimiento de
la Diversidad Cultural y la Garantía de los Derechos de los Afrodescendientes».
Teniendo en cuenta la ya creada Política Pública Distrital y el Plan Integral de
Acciones Afirmativas para los afrodescendientes de la ciudad, por medio de
este decreto se busca su adopción para el periodo 2008-2016. Establece como
objetivo general «mejorar la calidad de vida de la población afrodescendiente
mediante la ejecución de Acciones Afirmativas de inclusión, con fundamento
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 805
en los criterios concertados de razonabilidad histórica y gradualidad para la
aplicación del sistema de trato preferencial y del sistema de cuotas».
Política de Afroetnoeducación de la Secretaría de Educación del distrito de
Bogotá (2009). Enmarcada en el «Plan sectorial de educación 2008-2012: edu-
cación de calidad para una Bogotá positiva», esta política tiene como objetivo
principal aportar a la construcción del proyecto educativo y etnoeducativo de
ciudad con perspectiva intercultural, para que las comunidades educativas sean
el fundamento de la política pública, garantizando el derecho a la afroetno-
educación. Esta política tiene como principales lineamientos la integralidad,
la interculturalidad, la autonomía, la participación comunitaria, la solidaridad
y la identidad. Por medio de las estrategias presentes en sus lineamientos y su
plan de acción para el año 2009, hace énfasis en el fortalecimiento de la insti-
tucionalidad distrital del ámbito educativo en lo concerniente a los procesos
de etnoeducación afrocolombiana y la cátedra de estudios afrocolombianos,
la formación a maestros(as), la creación y difusión de material pedagógico y la
investigación y sensibilización sobre el racismo.
Antioquia y Medellín
• Gerencia de Negritudes de la Gobernación de Antioquia.
• Ordenanza 010 de 2007.
• Acuerdo 11 de 2006.
• Plan de Acciones Afirmativas para las comunidades afrocolombianas del
Municipio de Medellín (2007).
Gerencia de Negritudes de la Gobernación de Antioquia. Surge en 1996, bajo
el nombre de Dirección de Comunidades Negras. En el año 2000 se designa
como Asesoría, adscrita al despacho del gobernador. En 2001 se eleva a Geren-
cia, por medio del Decreto 1983. Su misión es «coadyudar a las comunidades
afroantioqueñas en el mejoramiento de las condiciones de vida, el desarrollo
integral, el fortalecimiento de sus organizaciones de base y su empoderamiento
en los organismos del departamento de Antioquia, a través de la implementación
de políticas y programas, garantizando condiciones de competitividad para el
desarrollo socio-económico de estas comunidades».
Acuerdo 11 de 2006. «Por el cual se crea el Consejo Municipal para Asuntos
y Políticas Públicas de las Comunidades Afrodescendientes habitantes en el
806 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
Municipio de Medellín». Sus objetivos están encaminados a estimular la par-
ticipación activa de la población en los procesos de toma de decisiones que les
afecten y en la formulación y ejecución de programas y proyectos del Plan de
Desarrollo municipal, a garantizar y reconocer sus derechos y a garantizar su
participación en la esfera cultural, social, económica y política de Medellín. Los
principios que orientan la formulación de la Política Pública para la población
afrodescendiente de Medellín son: equidad, inclusión social, corresponsabilidad,
participación, solidaridad, integralidad, concertación e identidad cultural. En
el artículo séptimo, se establece un plazo de seis meses para expedir el Plan de
Acciones Afirmativas para la población afrodescendiente.
Ordenanza 010 de 2007. «Por la cual se adopta la política pública para recono-
cer y garantizar los derechos de las comunidades negras o afrodescendientes del
departamento de Antioquia». El objetivo general de esta política es «garantizar
los derechos de las Comunidades negras o afrodescendientes contenidos en la
Constitución y la Ley. Además, se busca focalizar, identificar e incrementar el
acceso de esta población a los programas sociales del Estado, de tal manera que
se generen mayores oportunidades para alcanzar los beneficios del desarrollo
y mejorarles las condiciones de vida, por medio de la implementación de Ac-
ciones Afirmativas».
Plan de Acciones Afirmativas para las comunidades afrocolombianas del Mu-
nicipio de Medellín (2007). Busca mejorar la calidad de vida de la población
afrocolombiana de Medellín a través de su inclusión social y económica al
modelo de desarrollo de la ciudad. Para tal fin, se propone una identificación
clara de la población, mejorando los métodos para su identificación y generando
mayores posibilidades de acceso preferencial a los programas sociales.
En este plan se establecen cinco ejes temáticos en los que han de implementarse
las Acciones Afirmativas, los cuales van de la mano con medidas transversales
que comprometen a las secretarías y entes descentralizados del municipio al
desarrollo de tareas que permitan reconocer la población afrocolombiana del
municipio, y a partir de ello formular e implementar planes, proyectos y pro-
gramas que tengan en cuenta sus particularidades. Los ejes temáticos propuestos
son cultura y comunicaciones, desarrollo social y económico, territorio y medio
ambiente, Derechos Humanos y etnoeducación.
Con este plan, la administración municipal establece dos metas a largo
plazo: la creación y adquisición de herramientas e instrumentos que permitan
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 807
formular el Plan integral para comunidades afrocolombianas del Municipio
de Medellín, y la promoción de un cambio de las percepciones y actitudes de
la sociedad medellinense hacia la población afrocolombiana.
Bolívar y Cartagena
• Decreto departamental 431 de 2005.
• Ordenanza departamental 019 de 2008.
• Acuerdo distrital 015 de 2004.
Decreto departamental 431 de 2005. «Por medio del cual se crea el Consejo
étnico departamental contra el racismo, la exclusión y la discriminación racial».
Con la creación de este Consejo se busca crear políticas destinadas a prevenir
actos de racismo y discriminación, asegurar la protección de los derechos de
las comunidades étnicas del departamento, remover las prácticas de racismo en
los espacios institucionales y sociales y promover procesos de sensibilización y
concientización para una aceptación de la diferencia.
Ordenanza departamental 019 de 2008. «Por medio de la cual se conceden fa-
cultades al gobernador de Bolívar para adoptar una política pública que reconozca
y garantice los derechos de las comunidades negras o étnicas afrodescendientes
del departamento de Bolívar y se dictan otras disposiciones». En esta ordenanza,
la asamblea departamental faculta al gobernador del departamento de Bolívar
para crear una política pública en la que se contemple un programa de atención
dirigido a la población afrodescendiente del departamento. Dicho programa tiene
como fin último el mejoramiento de la calidad de vida de este grupo étnico-racial
y establece las siguientes áreas de atención:
• Gestión territorial-ambiental en la que se proteja el derecho de las comu-
nidades afrodescendientes sobre territorios ancestrales tradicionales, se
garantice el manejo de los recursos naturales, se conserve la biodiversidad
y se mantenga el equilibrio ambiental.
• Promoción de los conocimientos sobre la cultura afrodescendiente.
• Fortalecimiento de los procesos organizativos de sus organizaciones.
Acuerdo distrital 015 de 2004. «Por el cual se adopta como política educa-
tiva permanente para fortalecer y reafirmar la identidad étnica y cultural, el
Programa de etnoeducación y diversidad cultural y la Cátedra de estudios afro-
colombianos en todas las instituciones educativas oficiales y establecimientos
808 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
educativos privados del Distrito de Cartagena y sus localidades, y se dictan otras
disposiciones». Este acuerdo contiene tres aspectos fundamentales:
• La reglamentación necesaria para la puesta en marcha del Programa de
Etnoeducación y diversidad cultural y la Cátedra de Estudios Afroco-
lombianos (capacitación, divulgación, programas educativos y ayudas
necesarias para su implementación).
• La implementación de estímulos a las instituciones educativas destacadas en
el área de Etnoeducación y Estudios afrocolombianos, y a sus integrantes.
• El reconocimiento de personas e instituciones que contribuyan o hayan
contribuido en el desarrollo de la identidad étnica-cultural afrocolom-
biana y cartagenera.
Sucre
Ordenanza departamental 025 de 2008. «Por la cual se adopta una política
pública para reconocer y garantizar los derechos de las comunidades afrodes-
cendientes del departamento de Sucre». Por medio de esta ordenanza se busca
crear e implementar una política pública que incida en el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población negra afrocolombiana del departamento
de Sucre, en los siguientes ámbitos: territorial, educativo, cultural, económico,
político, social y ambiental.
Se establece la creación de la Consultiva departamental con el fin de garantizar
la participación de las comunidades negras afrocolombianas en las decisiones
públicas que les afecten. La ordenanza instaura la Unidad asesora para comu-
nidades negras o afrodescendientes del departamento de Sucre como órgano
adscrito a la Oficina de asuntos étnicos del departamento; está encargada de
«facilitar la intervención sectorial de las entidades departamentales y nacionales
que desarrollan programas y proyectos en beneficio de esta población».
Córdoba
Ordenanza departamental 9 de 2009. Por medio de esta ordenanza se establece
una modificación de la ordenanza 16 de 2006, con la que se busca mejorar las
condiciones actuales de las comunidades negras o étnicas afrocolombianas del
departamento de Córdoba. Para el logro de tal objetivo se establece la promoción
del desarrollo territorial, educativo, cultural, económico, político, administra-
tivo, social, religioso y ambiental de las mencionadas comunidades, teniendo
como punto esencial su propia participación y la implementación de Acciones
Afirmativas para el alcance de sus objetivos.
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 809
La ordenanza propone la creación de políticas públicas territoriales, etno-
educativas, artísticas y culturales, económicas, ambientales, sociales, salud,
recreación y deportes, derechos humanos, desplazamiento y reparación que
obedezcan a las particularidades de personas negras y afrocolombianas. Tam-
bién otorga a comunidades negras y/o afrodescendientes el derecho de objeción
cultural sobre las decisiones o acciones de la administración departamental que
vayan en contra de su cosmovisión cultural y social, ordena la divulgación y
sensibilización de la población sobre los derechos de las comunidades negras
y estipula la creación de una oficina departamental de políticas públicas para
comunidades negras o afrodescendientes.
Cesar
Ordenanza 10 de 2009. «Por la cual se adopta la política pública para reco-
nocer y garantizar los derechos de las comunidades negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras del departamento del Cesar». El planteamiento de esta
política está orientado por dos criterios: el reconocimiento de las comunida-
des afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras como sujetos de derechos
y deberes, y la necesidad imperativa de que estas comunidades participen de
forma activa en las decisiones que les afectan.
A partir de estos preceptos se plantean dos objetivos para mejorar de forma
integral las condiciones de vida de las comunidades negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras: primero, garantizar sus derechos civiles y colectivos étnico-
territoriales contenidos en la Constitución y la ley; y segundo, focalizar, identificar
e implementar el acceso de esta población a los programas sociales del Estado,
de tal manera que se generen iguales oportunidades para alcanzar los beneficios
del desarrollo a través de la implementación de Acciones Afirmativas.
Algunas de las principales acciones planteadas en esta ordenanza son la
creación del sistema de fortalecimiento de las comunidades afrodescendientes
del Cesar y la implementación de la política pública nacional para la población
negra, afrocolombiana, raizal y palenquera, contenida en el conpes 3310 de
2004 en el departamento.
810 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos(as)...
motivo de los 150 años de la abolición jurídica de la esclavitud se crea la Mesa
mencionada, integrada por trece funcionarios del nivel departamental-regional,
ocho representantes de la comunidad afrovallecaucana (de Consejos Comunita-
rios y Organizaciones de Base Afrovallecaucanas) y un representante de la Red
Internacional Afroamérica XXI Capítulo Colombia. Su principal objetivo es
buscar «el diálogo, la concertación y negociación entre las Organizaciones de Base
y Étnico Territoriales Afrovallecaucanas y el Departamento el Valle del Cauca».
Las funciones más puntuales de la mesa consisten en identificar y actualizar los
diagnósticos sectoriales sobre población afrovallecaucana, definir las líneas de
políticas sociales con perspectiva étnica y formular propuestas relacionadas en
el marco de los planes sectoriales y planes de desarrollo departamental.
Decreto 724 de 2005. «Por el cual se conforma el Comité de etnoeducación de
las comunidades afrocolombianas en el municipio de Santiago de Cali». Dicho
comité se establece con el fin de crear una instancia responsable de la formula-
ción, asesoría, desarrollo, seguimiento y evaluación de una política etnoeducativa
afrocolombiana en la ciudad. Del mismo modo, se pretende que el comité sea
el actor encargado de la formación y selección de docentes etnoeducadores.
Dentro de sus integrantes se encuentran miembros del gobierno municipal, del
sector educativo (en niveles de preescolar, media, básica, técnica, tecnológica y
superior) y de las comunidades afrocolombianas del municipio.
Acuerdo 234 de 2008. «Por el cual se establecen los criterios para la formula-
ción e implementación de la política pública de la población afrocolombiana,
residente en el Municipio de Santiago de Cali y se dictan otras disposiciones».
Dicha política busca promover el desarrollo integral de la comunidad afroco-
lombiana que habita en el municipio, proteger su diversidad étnica y cultural y
reconocer los aportes que ellos(as) realizan en la consolidación de un municipio
democrático e incluyente.
Los objetivos principales de la política en cuestión son lograr la inclusión de
este grupo poblacional, combatir la discriminación racial y estimular la partici-
pación y la implementación de Acciones Afirmativas. Dentro de las medidas más
puntuales se encuentran la institucionalización del 21 de mayo como día de la
afrocolombianidad, la adopción de una política etnoeducativa, la reivindicación
de las expresiones artísticas y culturales de afrocolombianos en la ciudad, la
conformación de un observatorio social para las Acciones Afirmativas en Cali
y la creación de un programa integral de Acciones Afirmativas para afrocolom-
bianos en Cali, dentro del proyecto de acuerdo del Plan de Desarrollo.
Claudia Mosquera Rosero- Labbé, Ruby Esther León Díaz, Margarita María Rodríguez Morales 811
Espacios de participación de la comunidad afrocolombiana,
negra, raizal y palenquera
812 Colombia, un país «con más y mejores leyes»: proliferación legislativa para afrocolombianos, negros...
Índice Analítico
Acciones Afirmativas
en Bogotá, planes de, 374, 384, 405-412
en Bogotá y Medellín, repercusiones de los planes de, 417-420
en Bogotá y Medellín, futuro de los planes de, 420-422
en Brasil, surgimiento de las, 124-125, 126-131
en Brasil, ámbitos aplicación de las, 132-135
en Brasil, debates sobre, 135-137
en Colombia, creación de planes de, 349, 406-407, 419-422, 668, 803-
812
en Colombia, legitimidad y forma de las, 460-470
en Medellín, creación de planes de, 374, 384, 412-417
en Estados Unidos, surgimiento de las, 113-115
en Estados Unidos, ámbitos de aplicación de, 116
en Estados Unidos, debates sobre, 118
en Estados Unidos, propuestas para el mejoramiento de las, 122-124
en India, surgimiento de las, 92-97
en India, ámbitos de aplicación de, 97-99
en Sudáfrica, surgimiento de las, 102-105
en Sudáfrica, ámbitos de aplicación de, 105-109
en Sudáfrica, debates sobre, 109-112
en Sudáfrica, propuestas para el mejoramiento de las, 112-113
en Colombia, justificaciones para la implementación de, 383-388
Leyes concebidas como, 359-364
medidas de facilitación para la implementación de, 81
medidas de retribución para la implementación de, 81-82
Autodiscriminación, 697-698
Ciudadanía
diferenciada étnico-racial negra, papel del Estado en la creación de una,
46-50, véase también cáp. 7
republicana, 6, 9,
multicultural, 57-58
sin raza, 22
universal, propuestas para la vinculación de población afrocolombiana
en programas de bienestar a partir de la, 570-572
abstracta, noción de, 551, 555-556
abstracta, justificaciones de la, 558-570
Constitución
antioqueña de 1813, 37
de Colombia de 1886, 59, 467,
política de Colombia de 1991, 1-2, 4, 46, 56, 602, 681, 792-795
véase también Carta Magna, 359
sudafricana de 1996, 106
814
Cuotas, sistema de, 82
Democracia Racial
mito de la, 125-126
Diferencia
étnico-racial, escenarios para el reconocimiento de la, 130, 462-468,
539-540, 544-547, 580-589, 607-611, 708-714
Discriminación
de mercado, 211-212, 229-230, 244
múltiple, 733-735
premercado, 211-212, 229-230
racial, 211, 385, 399, 620,
racial, escenarios donde se evidencia la, 103, 109, 243-244, 369-370,
385, 389, 425, 431, 465-466, 475-476, 526, 540-543, 557, 592-593,
600-602, 620, 631-634, 642-645, 648-649, 650-655, 669-670, 680-
689, 692, 731, 738-739, 754-760, 768-770, 777
racial, características y particularidades de la, 680-682
social, 694-696
Esclavitud
abolición de la, 635,
como institución económica, 6-8, 28-29, 34, 35-41, 430-433
Exclusión, 23, 43-45, 71-72, 90-91, 102-103, 107, 110, 114-115, 350-
354, 425-426, 434-436, 453-454, 473-476, 502, 648-649, 666, 673, 697-
699, 705, 717-718, 728-730, 749-750, 755-758
Funcionarios(as) públicos
de rango alto, entrevistas realizadas a, 347-350
de rango medio, entrevistas realizadas a, 347-350
Igualdad
racial, mito de la, 6, 14-16, 18-20, 120-121, 775-776
Independencias
de España, bicentenarios de las, 1-3, 6-8, 10-11, 16, 29-34
de España, legitimidad de las, 60
816
Indicadores demográficos básicos
tasas de dependencia, 170-172
razón de hijos por mujeres en edad fértil, 172
tasas de fecundidad, 172-174
tamaño promedio del hogar según grupo étnico-racial, 174-175
Interculturalidad, 52-56
Ley
70 de 1993, 360-362, 364, 451-453, 795
115 de 1994, 797
152 de 1994, 797
Mestizaje
proceso del, 8, 14-16, 33, 626
ideología del, 8, 14, 29
discurso del, 16, 43-44, 51
Multiculturalismo
concepto de, 55, 57, 482
acrítico, 4-5, 57-60
radical, 70
N
Nación
colombiana, narrativa de la formación de la, 13-16
multicultural, 3, 492
Población afrocolombiana
autoreconocida, porcentaje de, 166-167
cobertura en salud y pensiones para la, 195-199
con discapacidad, porcentaje de, 199-200
posiciones en contra de tratos especiales para la, 561-569
leyes para la protección de la, 790, 792-794, 795-803
Pobreza
definida por criterios técnicos, 506-511
estructural, 639-640, 747
Principio
de la asistencia, 495-497
de la igualdad-no discriminación, 497-499, 526-529, 545-546
de la integración social, 76, 498-499, 504
de la focalización, 501-502
de la negociación, 503- 504, 547
Programas sociales
diferenciados, 597-600
étnicos, 602-610
Racismo
actores(as) sociales promotores del, 657-658
a la inversa, 698, 738,
818
concepto de, 385, 533-534, 542, 549, 615-616, 622-624, 675-678,
717-720
características del, 731-732
cultural, 619
en Colombia, formas de abordaje del, 668
escenarios donde se evidencia, 425, 600, 620, 653, 655-656, 683-688,
estrategias para combatir el, 660-667, 708-713, 761-760
estructural, 619, 636-646, 699, 745-750,
institucional, 619, 647-650, 700-702
negaciones sobre la existencia de, 51-52, 595, 607-608, 624-630, 678-
680, 694-696, 723-730
social, 619, 650-658, 750-760
Reservaciones
en la India, ámbitos de aplicación de, 92, 97-99
en la India, posturas sobre el mejoramiento de las, 99-102
Vulnerabilidad,
concepto de, 215, 512
demográfica, 155, 172, 205
de personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, 107, 155,
174, 200, 205, 207, 217, 424, 426, 447, 451, 466, 470, 693, 704,
707, 716, 733
mujeres como grupo en situación de, 515-516
por ausencia de intervención estatal, 517-518
por causa del racismo, 532-536
por desprotección, 512-515
por interseccionalidad de varias vulnerabilidades, 524-525
por procedencia territorial, 519-521
por peligrosidad para la sociedad, 522-523
por pertenencia a grupos étnico-raciales, 525-536
820
de Pessoal de Nível Superior-capes y también fue becaria de la Fundación
Tropenbos Internacional-Colombia (2005-2006). Entre sus publicaciones se
encuentran el documento de trabajo Escenarios Post-Durban para pueblos, y
personas negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (2009), realizado junto
a Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Margarita María Rodríguez Morales, y
dos artículos: Trabajo social intercultural: algunas reflexiones a propósito de la
intervención en una comunidad indígena del Trapecio Amazónico colombiano
(Revista de Trabajo Social n.o 9, 2007) y Comunidades indígenas: ¿víctimas
pasivas o agentes reflexivos frente al ecoturismo? Algunas consideraciones a partir
de un proceso de intervención en el Trapecio Amazónico, realizado junto a Nini
Johanna Cortez Perdomo (Revista Palabra, n.o 8, 2007). Correo electrónico:
restherleond@gmail.com
Fernando Urrea-Giraldo
Sociólogo y magíster en Ciencia Política. Profesor Titular del Departamento
de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Uni-
versidad del Valle. Desde finales de la década del ochenta inició investigaciones
sociodemográficas sobre poblaciones indígenas urbanas y, a partir de mediados
de los noventa, sobre afrodescendientes en un programa de cooperación entre
la Universidad del Valle y el Institut de Recherche pour le Développement (en
adelante, ird) de Francia, como coordinador por la Universidad del Valle. En
este programa se adelantaron estudios sociodemográficos y socioantropológicos
822
de los afrodescendientes en el Pacífico sur, Cali y su entorno metropolitano,
incluyendo toda la región del norte del Cauca, sur del Valle y otras regiones
del país. Fernando Urrea y Olivier Barbary son coeditores del libro Gente negra
en Colombia. Dinámicas sociopolíticas en Cali y el Pacífico. Ediciones Cidse/
Univalle, Ird, Colciencias. Medellín: Editorial Lealon, 2004; 476 p. ISBN
Univalle: 958-670-328-2; ISBN IRD: 2-7099-1540-5. Este libro recapitula
este programa de investigación entre 1996 y el 2004.
A partir de 1999 inicia una serie de estudios sobre el tema de las desigual-
dades sociales que enfrenta la gente negra en Colombia, a partir de bases de
datos cuantitativas generadas por el mismo proyecto cidse-ird y a través de la
propia información estadística de algunas de las encuestas de hogares del dane,
centrando sus trabajos sobre la ciudad de Cali, pero también sobre los casos de
Cartagena y Bogotá y las principales áreas metropolitanas. Este trabajo lo ha
realizado con el economista Carlos Viáfara López, profesor del Departamento
de Economía de la misma universidad. En colaboración con el profesor Viáfara,
ha publicado varios artículos en revistas colombianas y algunos capítulos de
libros sobre esta temática.
En la actualidad, coordina entre el Centro de Investigaciones y Documen-
tación Socioeconómica de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de
la Universidad del Valle (en adelante, cidse) y el dane un programa de ex-
plotación de los datos del censo 2005 sobre la población afrodescendiente, y
con el profesor Viáfara apoya en el nivel técnico-académico a organizaciones
del movimiento afrocolombiano, a la vez que ha producido algunos insumos
para la Comisión Intersectorial para el Avance de la población afrocolombiana,
palenquera y raizal. Ha realizado algunos estudios comparativos con base en
información censal de las poblaciones afrodescendientes en Brasil, Colombia
y Ecuador, en relación con el conjunto de las poblaciones de estos tres países,
y una evaluación sobre las estadísticas disponibles sobre afrodescendientes en
Colombia; también ha llevado a cabo un balance sobre las políticas públicas
a partir de la Constitución de 1991 para afrodescendientes e indígenas en el
país. Correo electrónico: furreagiraldo@yahoo.com
824
direccionamiento de políticas públicas a favor de la población afrocolombiana.
Correos electrónicos: carvialo@yahoo.com, carvialo@univalle.edu.co
Colaboración
Diana Carolina Pérez Martínez
Estudiante de octavo semestre de Trabajo Social en la Universidad Nacional
de Colombia, sede Bogotá. Monitora, programa del eje transversal Conflicto,
Violencias y Ciudadanías. Interesada en temas relativos a Derechos Humanos
y restitución de derechos a población desplazada por razones sociopolíticas.
Correo electrónico: dcperezm@unal.edu.co
826
identidades históricas compartidas, retos comunes, y alianzas posibles entre
las Colombias negras con la diáspora afrolatina de las Américas y las diásporas
africanas en el mundo.
Por otra parte, las investigaciones académicas e intervenciones sociales y
políticas que se desarrollan en idcarán intentan desentrañar los impactos de
la ideología del mestizaje triétnico, de la democracia racial y de la ciudadanía
universal y abstracta que sustentan relaciones étnico-raciales de muchos países
que se denominan democráticos y multiculturales, las instituciones públicas
estatales y los marcos jurídicos creados por los Estados nacionales decimonó-
nicos para atender y entender la especificidad de las poblaciones y pueblos
negros en las Américas.
El Grupo reconoce de manera particular que las poblaciones negras, raizales
y palenqueras en Colombia también conforman pueblos étnicos y por ello
deben entenderse desde sus especificidades culturales, las cuales contienen
tanto memorias africanas, diálogos, interrelaciones y conflictos culturales con
pueblos indígenas como relaciones de inclusión-exclusión con la sociedad
blanco-mestiza colombiana.
Los resultados de las investigaciones del Grupo buscan producir nuevo co-
nocimiento científico y lineamientos de políticas públicas de igualdad racial y
ambiental —con perspectiva de justicia reparativa étnico-racial— que combatan
las desigualdades sociales históricas y los racismos estructural, institucional,
cotidiano y ambiental de los que estas poblaciones son objeto.
idcarán busca interrelacionar sus miembros y producciones académicas
con las maestrías y doctorados de la Facultad de Ciencias Humanas de la Uni-
versidad Nacional de Colombia y de otras universidades latinoamericanas y
caribeñas que deseen incorporar un enfoque étnico-racial negro en sus cursos
de profundización, seminarios y tesis de postgrado. También busca formar a
líderes y lideresas jóvenes de los movimientos sociales afrolatinos, americanos y
caribeños, a funcionarios(as), maestros(as), tomadores(as) de decisiones públicas
y a miembros de ong nacionales e internacionales interesados en combatir los
racismos y las desigualdades sociales en las Américas negras. Por ello, algunas de
las investigaciones del grupo muestran cómo los prejuicios y la discriminación
racial actúan en las prácticas cotidianas y cómo influyen estas últimas en la
forma de ver el mundo, en las relaciones raciales y en la asignación de recursos
públicos o de cooperación internacional.
Javier Corredor
jacorredora@unal.edu.co
Áreas de interés: razonamiento social; prejuicio implícito; Internet y procesos
sociales; educación y diferencias culturales; cultura y razonamiento.
Arturo Escobar
aescobar@email.unc.edu
Áreas de interés: antropología del desarrollo; movimientos sociales; estudios
latinoamericanos; estudios culturales de la ciencia y la tecnología; ecología
política; estudios del desarrollo.
828
juicio socioracial coloniales, republicanas y recientes; relaciones entre etnia,
raza, guerra y territorio; difusión de documentos históricos (transcripciones,
descripciones y cartografías) sobre las expresiones de las culturas afrodescen-
dientes, palenqueras y raizales.
Agustín Laó-Montes
lao@soc.umass.edu
Áreas de interés: teorías críticas de raza y etnicidad; diásporas africanas
en perspectiva histórico-mundial; movimientos afroamericanos; políticas de
equidad racial.
Tianna S. Paschel
tpaschel@berkeley.edu
Áreas de interés: movimientos políticos de afrodescendientes en Brasil y Co-
lombia y su impacto en las políticas públicas; discursos del mestizaje por parte de
los Estados Latinoamericanos; usos académicos, políticos y cotidianos de la etnia
y la raza; inequidad racial; relación entre globalización económica, régimenes
de desarrollo y poblaciones afrolatinoamericanas; papel de los intelectuales en
los procesos de movimientos sociales étnico-raciales en América Latina.
Peter Wade
peter.wade@manchester.ac.uk
Áreas de interés: operación del racismo en Afro-América, particularmente
en Colombia; gobernabilidad de la diferencia bajo un régimen (neo)-liberal;
movimientos sociales de corte étnico-racial; coyunturas y des-coyunturas entre
los movimientos de indígenas y de afrodescendientes; intersección de relaciones
e identidades raciales, sexuales y de género; la manera en que la investigación
científica sobre la genética humana en los países latinoamericanos se enreda
en una red simbólica-material con prácticas e ideologías del mestizaje y con
diferentes públicos.
830
Fatimah Williams-Castro
fatimahc@eden.rutgers.edu
Áreas de interés: procesos de desarrollo y sustento de alianzas transnacionales
afro-diaspóricas entre Colombia y Estados Unidos; uso de los recursos legales en
movimientos sociales afro-latinoamericanos; políticas públicas étnico-raciales
negras emergentes en Colombia y América Latina.
Publicaciones
El grupo divulga los resultados de las investigaciones adelantadas por sus
miembros de acuerdo a sus áreas de interés, sistematizaciones de intervenciones
sociales y debates sobre políticas públicas con enfoque étnico-racial negro, afro-
colombiano, palenquero y raizal por medio de siete estrategias: cuadernos de
trabajo Idcarán, Lecturas ces, Colección ces, Investigaciones ces, coediciones,
artículos científicos y campañas masivas visuales de alcance local y nacional.
Documento de Trabajo #1. Escenarios Post-Durban para pueblos y personas
negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Claudia Mosquera Rosero-Labbé,
Ruby Esther León Díaz y Margarita María Rodríguez Morales.
Investigaciones ces
Mosquera Rosero-Labbé, C. & León, R. (Eds. y coautoras) (2009). Acciones
Afirmativas y ciudadanía diferenciada étnico-racial negra, afrocolombiana, palenquera
y raizal. Entre Bicentenarios de las Independencias y Constitución de 1991. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios Sociales ces.
Colección ces
Mosquera Rosero-Labbé, C. & Barcelos, L. (Eds.) (2005). Afro-reparaciones:
memorias de la esclavitud y justicia reparativa para negros, afrocolombianos y
raizales. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios
Sociales ces.
Mosquera Rosero-Labbé, C., Laó, A. & Rodríguez, C. (en preparación).
Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas Negras.
Coediciones
Mosquera, C. & Ramírez, M. (Eds.) (2004). Panorámica Afrocolombiana. Estudios
Sociales del Pacífico. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios
Sociales ces, Instituto Colombiano de Antropología e Historia. icanh
832
Afiche 1
Afiche 2
Afiche 3
Afiche 4
El logo elegido para la serie editorial idcarán es una carimba;
está inspirado en el cuento Clotilde tiene una marca, del escritor y
periodista Gustavo Tatis Guerra.
La carimba, conocida como «marca negra» o «marca de fue-
go», fue un instrumento de hierro o plata utilizado para marcar a
esclavizados(as) sin tomar en cuenta su sexo o su edad; dicha marca
se realizaba por regla general en los hombros, los pechos o la espalda
de las personas y fue una práctica de uso corriente por parte de las
Compañías dedicadas a la trata. En las colonias españolas fue el sis-
tema de contabilidad y control ejercido para el cobro de impuestos
derivados de la llegada de los africanos(as) (algunos estudiosos(as)
lo han puesto en los casos de algunas colonias españolas) sobre todo
en fechas anteriores a 1784, año en que la Corona española abolió
dicha práctica.
Este logo invoca un deber de memoria en los(as) descendientes
de africanos esclavizados(as) con una historia compartida, dejándose
de lado el grado de mestizaje cultural o biológico que se tenga. Un
deber de memoria con la experiencia de sufrimiento social que el
hecho histórico de la Trata trajo consigo, que nos conecta de manera
invisible, consciente o inconsciente como pueblos negros. El logo
invita a todos los colombianos(as) a romper el silencio que existe
en torno a la institución económica de la esclavitud y a trabajar de
manera mancomunada para borrar las «huellas» que dicha institu-
ción dejó y que se expresan en el racismo estructural, institucional,
cotidiano y en la vida concreta de millones de personas y familias
negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales.
La carimba del logo se usaba para marcar la parte izquierda de la
espalda. Se encuentra en Prot. Not. 1.ª [1736] Folio 165r.