Teoria de Darwin
Teoria de Darwin
Teoria de Darwin
El 27 de diciembre de 1831 se inició un viaje alrededor del mundo, el del HMS Beagle,
a bordo del cual iba un naturalista y geólogo llamado Charles R. Darwin (12 de febrero de
1809 – 19 de abril de 1882) con el objeto de estudiar la historia natural de los diferentes
países que visitara.
Las observaciones realizadas en aquel viaje de cinco años de duración, la
experimentación e investigación realizada con posterioridad sobre la transmutación de las
especies, la lectura del ensayo sobre la población de Malthus (este afirmaba que si no se
controlaba, la población humana crecería en progresión geométrica y pronto excedería los
suministros de alimentos, dando lugar a la catástrofe de su propio nombre, la catástrofe de
Malthus), le permitieron visualizar la lucha por la existencia que se da en todas partes. A
partir de observaciones de los hábitos de animales y plantas, las variaciones favorables
tenderían a ser preservadas, mientras que las desfavorables serían destruidas. El resultado
de esto sería la formación de nuevas especies. Esta conexión de visiones le permitió
concebir su teoría de la selección natural en 1838.
Andaba Darwin por el año 1858 , si 20 años después, con sus investigaciones, sus dudas,
algunos dirían que buscando el ultimo decimal que refrendara sus hipótesis, cuando un
joven impetuoso e impaciente, como de sí mismo llegaría a decir, llamado Alfred Russel
Wallace, le envió una carta, un manuscrito en la que, para su asombro, le esbozaba las
mismas ideas.
Esto debió suponer un acicate para Darwin, uno se le puede imaginar (…veintiún años
dándole a la sesera y ahora llega este jovenzuelo…), aquí debieron de llegar las prisas de
última hora.
El 1 de julio de 1858, Darwin y Wallace presentaron de forma simultánea en la Sociedad
Lineana de Londres sendos artículos sobre la teoría. Un año después, en 1859, Darwin
publicó su gran libro, donde se recogían sus estudios , hipótesis, etc., la que sería su obra
fundamental, “On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation
of Favoured Races in the Struggle for Life” (El Origen de las especies por medio de la
selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida), con
este título uno se puede imaginar a los londinenses yendo a la librería a comprarla o en los
cafés (.¿te has leído…); alguien con sentido común debió pensar que este título era
demasiado largo (6ª edición) y que era más practico acortarlo a El Origen de las Epecies,
y así es como la conocemos la mayoría del público, bueno el que la conoce. En España no
tuvimos que pasar por este sufrimiento ya que fue la sexta edición la que se tradujo al
español en 1877.
Charles Robert Darwin postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado
con el tiempo a partir de un antepasado común, la teoría del origen común. Y la diversidad
que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución
a lo largo de las sucesivas generaciones mediante un proceso denominado selección
natural.
Una buena parte de la comunidad científica acepto esta visión de la evolución, dado
que daba coherencia al conocimiento existente sobre el mundo vivo y las teorías sobre la
evolución existentes con anterioridad. También por parte del público hubo aceptación en
vida de Darwin, aunque se generaron grandes controversias en ambos ámbitos que llegan
hasta hoy. El libro generó un debate científico, filosófico y religioso de primer orden.
Acalorados debates que se reflejaron en la prensa popular. Se tradujo a multitud de idiomas
en los primeros años, lo que lo convirtió en un libro científico fundamental.
En los años 1930 se presentó la tesis de la síntesis evolutiva moderna, la cual integra la
teoría de la evolución por selección natural, la herencia mendeliana, la mutación genética
aleatoria como fuente de variación y los modelos matemáticos de la genética de
poblaciones.
Aunque el tema del origen del hombre no está recogido en el libro del Origen de las
especies, la mención de Darwin de que ayudaría a entender mejor la evolución de la especie
humana, tuvo una reacción en el ámbito popular, en los periódicos y revistas de la época
través de caricaturas y sátiras, solo superada por la publicación años antes de los Vestigios
(Vestiges of the Natural History of Creation) de Robert Chambers publicado en 1844)
donde ya se abordaba el parentesco entre el hombre y el mono. El vínculo genealógico
entre el hombre y otros primates enfrentó a la comunidad científica. En 1871 Darwin
publica El Origen del hombre.