Rock Me Dirty
Rock Me Dirty
Rock Me Dirty
Cole
-Eso es todo. Sí, nena. Déjame quitarte esa quemadura. - Paso con la
punta de un dedo sus pliegues y me recompensa con un precioso gemido.
Maldición, está actuando como si nunca la hubieran tocado.
¿Lo ha hecho? Mierda, ¿estoy jugando con la carnada?
No había considerado la posibilidad de que fuera menor de edad hasta
ahora. Está actuando demasiado nerviosa, demasiado inexperta. Yo sería el
primero en admitir que soy un imbécil de primera clase. Me he follado a
más mujeres de las que me importa contar. He susurrado promesas de
regalos e incluso me encanta meterme en sus pantalones. Pero nunca he
tocado a una niña.
-¿Veinte... tres?
Mierda. Está mintiendo. -La verdad. ¿Tu madre va a hacer que me
arresten por seducir a su hija animadora del instituto?
-Yo soy...
-¿Qué, nena? - Pregunto, mientras aparto la tela empapada. Sus
bragas están tan mojadas que se rompen por el ligero tirón. No es gran cosa.
Le compraré un par nuevo. Le conseguiré cien pares nuevos. La punta de
mi dedo se desliza en su centro caliente pero choco contra un control de
carretera.
Ella gimotea de nuevo.
Ella es virgen. Una maldita virgen.
Nunca he tenido una virgen. Ni siquiera cuando estaba en el instituto.
Ni siquiera cuando era virgen. En aquel entonces yo iba por el camino de
la menor resistencia, por así decirlo. Sabía quién lo hizo. Todos lo hicimos.
Esas eran las chicas con las que pasaba el tiempo. No había ninguna razón
para meterse con las otras. Eran demasiado complicadas, demasiado
trabajo.
Aunque ahora miro esta situación de una manera diferente.
Ahora soy mayor. Puedo llevar a esta chica a un viaje.
Enseñarle cómo debe sentirse el sexo. No voy a andar a tientas como
un niño de doce años o venirme en mis pantalones sólo con mirarla... no lo
creo. Pero el sólo hecho de estar con ella me hace sentir veinte años más
joven. Y vivo. Muy vivo, carajo.
-Nena, te voy a hacer tan feliz de que hayas subido al escenario hoy,-
lo juro, añadiendo, silenciosamente, y hacerte feliz de quedarte en mi cama
para siempre. -Juguemos un juego.
Cole
-Es travieso querer que te toque así, ¿no? Sucio. Malo. Y tú no eres
una chica sucia, ¿verdad?
Ella sacude la cabeza, incluso mientras un pequeño destello de
malvada lujuria brilla en sus bonitos ojos.
-Te han enseñado que el sexo es para chicas malas, sucias, putas.
¿Verdad?
Ella asiente con la cabeza.
-Hueles bien.
-Es sandía-, me dice con voz suave y tímida. -Mi champú-. Ha vuelto
a juntar las rodillas, haciendo su papel perfectamente.
Doblo mis dedos en un puño y jalo, forzándola a venir a mí. Luego
trazo su labio inferior con mi lengua. Tiene un sabor tan dulce como un olor
dulce.
Un pequeño maullido se desliza entre sus labios, y yo me lo trago,
sellando mi boca con la de ella. Ella pone una mano temblorosa en mi
hombro, poniendo la más mínima presión. Un no silencioso y tentativo
mientras su lengua se enreda con la mía.
Sus ojos se abren de par en par. Tira de las muñecas, las rodillas
apretadas. -No. Yo...
-Casa. Sí. Cometí un error-, dice. -No quiero jugar más a tu juego.
-Eso es lo que dices. Pero tu cuerpo me dice algo más. ¿Estás
mintiendo?- Para ilustrar, paso una uña por encima de su pezón, empujando
la copa de tela de algodón. -¿Lo ves? - Lo hago de nuevo y ella arquea la
espalda, levantando sus pechos. -¡Así que estás mintiendo! No querrás que
tu primera vez sea con un chico estúpido, borracho y a tientas que ni
siquiera sabe cómo hacer que te corras, y mucho menos que le importe-. Le
muerdo ese pezón duro a través de su sostén, y ella baja la cabeza hacia
atrás y gime. -Eso es lo que pensaba. - Empujo la tela hacia abajo y saco
un puñado de tetas exuberantes. -Maldición, eres perfecta. - Me meto su
pezón en mi boca, succionando fuerte mientras tiembla y se estremece y se
retuerce, luchando contra las exigencias de su propio cuerpo. Ella me quiere
a mí. Ella quiere ser mía.
Después de hacer lo mismo con el otro pecho, me permito
aventurarme más abajo. Saboreo su estómago, disfrutando del juego de
músculos bajo la piel lisa y aterciopelada mientras sus abdominales se
aprietan. Esta vez, cuando llego a la cintura de su falda, la desabrocho y la
deslizo lentamente por sus caderas, dándome un festín al ver sus bonitas
bragas (desgarradas) y el montículo debajo. Incluso con las rodillas juntas,
puedo oler su necesidad. Se me hace agua la boca.
-Abre, nena. Déjame ver lo que es mío-. Empujo contra sus rodillas,
distanciándolas. -Sí, ese es el camino.
-¿Ves? Tu miel es más dulce que cualquier cosa que puedas comprar.
Presiono mi pulgar, se lo meto en la boca y ella abandona su acto de
inocencia, chupándolo y tirando con fuerza. La sensación va directamente
a mi pene.
Joder, me voy a venir en los pantalones.
-Gracias.
Para cuando el coche llega al hotel, mi polla está semisuave, y la rubia
de Angus está casi desnuda. Su vestido no está, y sólo lleva tacones y una
tanga de encaje. En el momento en que ese bastardo la lleve a su habitación,
llevará menos que eso.
Todas se amontonan, una de las chicas casi se cae de culo. Están todos
más borrachos que el infierno. Ruidosos. Listos para festejar y follar y
luego festejar un poco más.
Pero yo no.
-Estoy más preocupada por ti. Hay un montón de fans de Taking Back
Summer en mi escuela.
Ah, así que eso era todo. Ella no me tenía miedo. Al menos no tanto
como para que no me diga dónde vive.
Después de llamar al conductor para decirle adónde ir, la subo a mi
regazo. Tener su suave trasero en mis muslos hace que mi polla se
endurezca de nuevo. -Me quedaré en el auto. - Le ahueco la barbilla, volteo
su cara hacia la mía. -Pasa el día conmigo mañana.
-Yo…
-Por favor-, añado. -Probablemente no me creas, pero me siento solo
en la carretera.
Presiona sus labios contra los míos y así estoy bien de nuevo. Todo
está bien.
Le enredo los dedos en el pelo, los enredo en puños para mantenerla
en su lugar y el beso va desde un dulce y tímido adiós a un lujurioso saludo.
Se retuerce y se retuerce en mi regazo, su dulce culo frotando sobre mi pene
duro como una roca. Sus manos exploran mi pecho y mi estómago antes de
venir a descansar sobre mis hombros.
Ahora esto está mejor.
Entonces ella da un pequeño empujón. Y en un abrir y cerrar de ojos
el beso se acaba.
Se balancea en mi regazo y se baja del auto. La veo desaparecer en el
edificio. Se fue. Mi ángel se ha ido.
Chapter 3
Tessa
-No, estoy bien. - Estoy sonriendo como una tonta. Pero no puedo
evitarlo. Cole Zaden quiere verme mañana.
Por supuesto, quiere verme porque quiere sexo. Es una estrella de
rock. Eso es todo lo que siempre quieren, ¿verdad?
Casi lo habíamos hecho en el coche. Nos habíamos acercado tanto. Y
yo había estado lista. Habría dejado que pasara. Pero entonces el coche se
había parado y sus otros chicos de la banda se habían amontonado con sus
groupies borrachas y eso fue el final de eso.
En cierto modo estoy agradecida. Me da tiempo para pensar las cosas.
¿Quiero ser otra muesca en el poste de la cama de Cole Zaden? ¿Sólo
otra chica sin nombre con la que se acuesta?
¿O quiero que mi primera vez sea con alguien que realmente se
preocupe por mí?
Pero los chicos de la escuela son unos gilipollas cachondos. ¿Quién
puede decir que cualquiera de ellos se preocuparía por mí? Dicen lo que sea
para meterse en los pantalones de una chica. Eso ya lo sé. Así que si voy a
dejar que un tipo que no es mi marido, golpee mi tarjeta V, ¿sería tan malo
si fuera un tipo como Cole? ¿Un tipo que no tiene que mentir para tener
sexo? ¿Quién no finge que es algo más de lo que es? ¿Quién es mayor y
más experimentado (mil veces más experimentado) y totalmente franco
sobre lo que quiere?
Al menos tendrá paciencia. Y duran más de dos segundos. No sé qué
hacer.
Me encojo de hombros fuera de su abrigo y enganché una percha
dentro de él. Se lo devolveré mañana. Tal vez. Si lo veo. O tal vez no. Tal
vez me lo quede.
Antes de colgarlo en mi armario, me lo pongo en la nariz. Lo huelo.
Su aroma, una mezcla de colonia muy cara, hombre y sudor. Luego voy al
baño a darme una ducha.
De alguna manera tengo que dormir esta noche. Si lo hago (un gran y
sí) sé con quién estaré soñando: Cole Zaden.
Mi chico de fantasía de estrella de rock.
Pero tengo la sensación de que no estaré soñando. Estaré despierta,
tratando de decidir si dejaré que un hombre que tiene la edad suficiente para
casi ser mi padre, (y que probablemente ha tenido más parejas que yo en mi
vida, y que probablemente me olvidará en el momento en que terminemos
con la acción) golpee mi tarjeta V.
Uno pensaría que sería una decisión fácil, pero no lo es.
Tal vez se lo diga a Ashley. Necesito ayuda para decidirme.
Chapter 4
Cole
De vuelta en la suite del hotel, es una verdadera orgía. Chicos con
chicas. Chicas con chicas. Penes y coños. Bocas y manos. Tetas por todas
partes. Tequila. Coca. Hierba. El humo es espeso. Un par de groupies me
saludan cuando entro, me tocan. Una agarra mi polla a través de mis
pantalones y ronronea. Sí, todavía estoy medio duro por ese beso. No puedo
evitarlo. Incluso pensar en mi ángel me pone duro.
Tal vez, sólo tal vez, podría relajarme si me la cogiera. Pero de nuevo,
creo que mi ángel me ha arruinado para siempre. No siento nada mientras
la perra ansiosa tira de mi cremallera. Nada más que molestias.
-¿Te gusta?
-Es lo más bonito que he tenido en mi vida.
-Bien. Acostúmbrate a ser malcriada. Te mereces lo mejor.
Se sonroja. -No tienes que hacer eso.
-Lo sé-, le dije, llevando su mano a mis labios. Beso cada dedo de la
mano.
-Para que conste, quiero que sepas que no estoy aquí porque quiero
cosas-, me dice.
-Te quiero conmigo. Siempre. Tengo que saber dónde estás, que estás
a salvo.
-De acuerdo.
Las chicas intercambian sonrisas excitadas. Su amiga le susurra algo
al oído.
Las luces se encienden. Los chicos tocan la introducción de la primera
canción. La multitud empieza a gritar. La electricidad se carga a través de
mi cuerpo. Y yo corro al escenario, mi ángel detrás de mí.
Estoy perdido en la música, la magia de actuar por primera vez en
mucho tiempo, pero todo el tiempo sé exactamente dónde está mi bebé y
qué está haciendo. La veo cantando junto con la letra, y eso me la pone
dura, sabiendo que ella entiende mi música y está aquí conmigo. Es como
si estuviéramos compartiendo esta conexión invisible, de letras y notas y
algo más profundo. Para cuando termina la actuación, apenas puedo
caminar, mi polla está tan dura y mis pelotas tan apretadas. La agarro y
aplasto mi boca sobre la suya. La beso delante de veinte o treinta mil fans.
No porque quiera crear un espectáculo, sino porque quiero que todos, cada
uno de ellos, sepan que esta mujer es mía. Mía.
Pero en poco tiempo estoy desesperado por enterrar mi polla en su
suave coño. Esta vez no me detendré. El juego ha terminado. La tendré.
La saco del escenario y vamos directamente al coche. La historia dice
que pasará un tiempo antes de que el resto de la banda salga del estadio. Así
que podemos tener el coche para nosotros solos, con la excepción de su
siempre presente amiga que nos acompaña como un cachorro obediente.
Porque ella está con nosotros, me contengo durante el viaje. Por mucho que
me gustaría poner a mi ángel en mi regazo y follarla en la limusina, no lo
haré. Ni siquiera la beso, sabiendo que perderé el control si lo hago. En vez
de eso, me siento en el auto con una mano descansando sobre el muslo más
sexy y suave del mundo. Miro fijamente su boca, imaginando esos labios
dulces fruncidos alrededor de mi polla mientras me zambullo dentro y
fuera, follando su cara. Me imagino sus tetas perfectas rebotando mientras
me monta. Me imagino su culo ondulando mientras la agacho y me la cojo
por detrás.
Casi me corro en los pantalones. Más de una vez.
Tantas cosas que quiero hacer con su cuerpo compacto y curvilíneo.
Tan poco tiempo.
A menos que…
La quiero conmigo. En la carretera. En casa. Todo el tiempo. Todos
los días.
Todas las noches quiero dormir con ella en mis brazos. Y cada
mañana quiero despertar con sus piernas enredadas con las mías. Quiero
mimarla. Quiero que su estómago se hinche con mi hijo, la última marca
que un hombre puede ponerle a su mujer.
En pocas palabras, la quiero a ella. Para siempre.
No puedo esperar. Tengo que decírselo. Esta noche.
De repente estoy jodidamente nervioso, más de lo que estaba cuando
hice mi primer concierto.
No puedo estropearlo.
Ella pone su mano sobre la mía. Nuestras miradas se encuentran. Su
sonrisa es tranquilizadora, cálida, dulce y gentil. Todo lo que la sonrisa de
una mujer debería ser. Me deleito en ello.
Cuando el coche llega al hotel, las dos chicas intercambian miradas.
No me va a pedir que la lleve a casa ahora, ¿verdad? ¡Ella no puede!
No se lo permitiré.
-Ashley…
-Le conseguiré una habitación-, le interrumpo.
Ashley se encoge de hombros. Está de acuerdo con mi plan. Bien.
Agarro la mano de mi ángel antes de salir del auto. Y no la suelto. No
mientras estoy registrando a su amiga en el hotel. No mientras subimos en
el ascensor hasta su habitación. No cuando llegamos a su habitación y está
deslizando la tarjeta en la cerradura.
Mi bebé me da una mirada interrogativa. Probablemente piense que
estoy loco. No me importa. Es mía, y no la dejaré ir.
Tessa
Dios mío, eso es todo. No puedo creer que esté a punto de tener sexo
por primera vez. Y es con este hombre.
Cole Zaden. Una celebridad. Una estrella de rock.
Un hombre que es lo suficientemente mayor para ser mi padre. Pero
estoy lista. Estoy más que lista.
Es sexo. Eso es todo. Tendré una loca noche de sexo para recordar
para siempre. No soy estúpida. Sé que eso es todo lo que será. Pero me
parece bien. Mejor que bien.
Tan pronto como el ascensor se detiene, me arrastra a través de la
suite oscura y directo al dormitorio.
Este lugar es enorme. Y elegante. Deslumbrante. Chic.
Pero realmente no me importa la decoración de la habitación. Lo
único que noto es la cama del tamaño de un rey, frente a una pared de
ventanas del piso al techo, ahora en su mayoría negras debido al cielo sin
estrellas que hay afuera. Me lleva a ella y luego me besa, abrazándome
suavemente, acunándome sobre mi espalda. Me retuerzo debajo de él
mientras su lengua se mete en mi boca. Mi coño se aprieta como un temblor
que pulsa a través de mi cuerpo.
La forma en que besa, la forma en que me toca, toma el mando de mi
cuerpo, no hay duda de que este hombre sabe lo que está haciendo. A
diferencia de mí.
Rompe el beso para quitarse la camisa. Incluso en la oscuridad puedo
ver cuán tonificados están su pecho y su estómago, y la línea de pelo oscuro
cortando el centro de su abdomen. Él es hermoso. Un ángel caído. - ¿Estás
asustada, nena?
¿Asustada? Oh, sí. Lo estoy. Un poco. Asiento con la cabeza. He oído
que la primera vez duele. Espero que no sea tan malo.
Pero también estoy súper emocionada.
-No hay nada que temer. Te prometo que te haré sentir bien.
Un escalofrío hace temblar mi cuerpo.
Después de sacar un puñado de condones del bolsillo del pantalón, se
desabrocha los pantalones y los empuja por las caderas. Ahora no es la cama
lo que me obsesiona. Es el enorme bulto en la parte delantera de sus boxers.
¿Cómo va a caber algo tan grande dentro de mí? No lo hará. Mi aliento se
acelera mientras se arrastra a la cama. Se mueve como un gran gato salvaje,
una bestia hambrienta y poderosa. Su expresión dice que me va a joder hasta
el olvido. Y eso es aterrador y emocionante.
-¿Estás segura?
Me estoy muriendo. ¿Por qué me está torturando así? Por qué? -Estoy
segura.-
-Ven conmigo. Te necesito a mi lado-, dice. -No puedo hacerlo sin ti.
No lo haré.
¿Quiere que... vaya con él? ¿Cole Zaden quiere que me vaya de gira
con él?
Ni siquiera sé cómo... ¿Cómo puedo?
¿Por qué? ¿Por qué yo? Mi mente está alucinada.
-No importa que sólo hayan pasado dos días. Ya sé que te amaré como
mereces ser amada. Te haré feliz. Locamente feliz. O puedes dejar mi
lamentable trasero y llevarte la mitad de lo que tengo. Tacha eso. Puedes
quedártelo todo. Todo.- Abre los brazos como si me ofreciera el mundo.
-¿Un año?- Sus hombros caen. Suspira. En voz alta. -¿Un año entero?
-Sí. Pero aún puedo ir contigo a la gira. Llegaremos a conocernos.
Tener citas. Hablar de cosas. Conózcanse el uno al otro.
-¡Lo tienes! Una boda en la playa. Un vestido blanco-. Sus ojos arden
de alegría mientras me enjuaga la mejilla. -Serás la novia más hermosa del
mundo. Y podemos tener miles de invitados a la boda si quieres. Sólo
quiero que seas feliz.
Una boda. Mi boda. Estamos hablando de mi futura boda. No puedo
creerlo.
Busco en sus ojos. ¿Hay alguna razón para dudar de él? ¿Alguna razón
para sospechar que no está tan comprometido con todo esto como parece?
No. Yo no lo veo. No en esos ojos. Veo felicidad. Y (¿me atrevo a
decirlo?) amor.
Cole
Parado entre bastidores, cierro los ojos, como todas las noches desde
esa noche. La noche que mi ángel vino a mí. El estadio está lleno. Es una
gran multitud. Una multitud ruidosa. Los fans están gritando. Están
saltando por ahí. Están cantando mi nombre.
-Te amo, cariño-, dice mi esposa mientras roza sus labios con los
míos.
Este último año ha pasado volando. Han cambiado muchas cosas.
Todo. El mundo entero es un lugar diferente. Un lugar maravilloso lleno de
luz, energía y alegría. Pura y dulce alegría.
Y todo es por mi ángel. Mi Tessa.
Pongo mi mano en su vientre plano y sonrío. Acabamos de descubrir
que está embarazada. Con mi bebé.
En nueve meses, seré padre. Tessa me ha dado tanto. Y ahora esto.
Un niño. Cada día me he enamorado más de ella. -Este es para nuestro hijo,
Cole Junior.
-Tal vez sea uno de cada uno-, le digo. ¿Gemelos? Sería feliz con
gemelos. O trillizos. O cuatrillizos. Cuantos más, mejor.
Soy un marido. Y un futuro padre. La vida no puede ser mejor que
eso. Es por Tessa y nuestro hijo que tengo un propósito. Mi corazón está
lleno, rebosante de amor. Y, gracias a ese amor, puedo dar mi música, mi
alma, a esa gente que está en las gradas. Puedo dar y dar y dar y dar a ellos,
y a mi ángel, y al dar, estoy satisfecho. No tenía ni idea de que funcionara
así. Que dar era la clave.
Tessa me enseñó eso. Y mucho más. Soy el hombre más afortunado
del mundo.
Parado entre bastidores, siento la música. Me palpita en el cuerpo. No
puedo retenerlo ahora. Abro la boca y canto: -Cariño, te he estado
esperando. Esperando por ti...
Traducción por: Un gran estante literario.