El Último Beso
El Último Beso
El Último Beso
Como todas las mañanas desde hace muchos años, me despertó mi madre, esa mañana me
levantó para ir a la escuela, había pasado mala noche, con pesadillas sobre monstruos, y me
costaba trabajo levantarme.
A los diez minutos mi madre volvió a despertarme esta vez con mas premura, se estaba haciendo
tarde, me levanté rápidamente, apenas si me lavé la cara, me zampé el desayuno en un abrir y
cerrar de ojos, y ahí estaba mi mamá diciéndome; “come más despacio, que te vas a ahogar”. Con
las prisas del momento le contesté de mal modo.- sí ya lo sé, no empieces a regañarme, (aún
tuve que soportar las preguntas de rigor) ¿Llevas el almuerzo? ¿Te cepillaste los dientes? ¿Tienes
listos los libros? y yo aún más impaciente le contestaba levantando la voz – Que te dije que sí!
ella sonrió suavemente y me dijo: – Anda, dale un beso a mamá y ve con cuidado a la escuela.
Alcé los hombros con fastidio y le dije medio enfadado: ¡Mamá! que ya es tarde no tengo tiempo
para ese Beso que me pides. Está bien hijo, ve de prisa, que Dios te proteja. Aún retumban mis
propias palabras en mi oído: no tengo tiempo para ese Beso… con las prisas y el enfado me pasó
por alto un leve destello de tristeza en su mirada, mientras iba corriendo hacia la escuela, estuve
a punto de regresarme y darle el beso que me pidió mi mamá, sentía un nudo en el corazón,
pero mis compañeros comenzaron a llamarme y fui hacia ellos ¿Con qué excusa regresaría? ¿Que
iba a darle un beso a mi mamá? se hubiesen reído de mí- de todas formas al regresar a casa
después de las clases, vería a mi mama en la puerta de mi casa esperándome como siempre,
temerosa de que me suceda algo, impaciente si tardo unos minutos, ya que me he entretenido
con mis amigos.
El día se me pasó volando en la escuela, entre clase y clase, juegos y almuerzo, y se me había
olvidado el incidente de la mañana, sin embargo esta vez, apenas sonó el timbre salí corriendo a
mi casa sin entretenerme, desde la esquina esperaba divisar la figura de mi madre en la puerta,
pero No había nadie esta vez. Supuse que estaría adentro entretenida con algo, pero extrañé de
momento su presencia tan segura.
Antes de tocar el timbre, salió a a la puerta mi padre ¿Pero era mi padre? aquel hombre era
mucho mayor de lo que siempre me había parecido, los hombros caídos, los ojos
hinchados y un profundo halo de tristeza lo rodeaba; mi corazón empezó a latir alocadamente
presintiendo algo. Apenas me salió la voz para decir… ¿qué pasa? papá ¿Mamá está bien? Y en un
suspiro me contestó: ” tu mamá sufrió un ataque al corazón esta mañana, su muerte fue
instantánea, nadie se enteró, hasta que vinieron a visitarla y la encontraron ahí tendida en el
pasillo, fue muy rápido, hijo, se fue nuestro ángel…” Un sollozo salió de su garganta y no pudo
seguir hablando. ¿Mi mamá? ¡¡¡mmmmmmmmaaaammmmaaaaaaaaaaá!!! Dios perdóname, dile
que me perdone, aún soy un niño pretendiendo ser un hombre, dile por favor que ella es lo que
más quiero en esta vida, y que prometo valorar a las personas que comparten conmigo mi
existencia, no malhumorarme con ellas sin ningún motivo, y que les daré mil besos, día a día,
por todos los que no pude darle a ella. Cuídala por mí, mi Dios, que cuando me toque la hora de
partir de este mundo venga a mi pecho y me arrope como siempre lo hizo.