Diez Desafios de Seguridad y Salud en El Trabajo
Diez Desafios de Seguridad y Salud en El Trabajo
Diez Desafios de Seguridad y Salud en El Trabajo
DIEZ DESAFIOS
DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD
EN EL TRABAJO (SST) EN EL SIGLO XXI
Es interesante conocer la proyección de la SST para las próximas décadas, sobre todo si
parte de la óptica de un profesional lúcido y bien informado como es el Ing. Juan Carlos
Hiba, Especialista en Condiciones de Trabajo, Seguridad y Salud Ocupacional del Equipo
Técnico Multidisciplinario para los Países Andinos, de la Oficina de OIT en Lima.
Con ese fin hemos condensado una exposición del Ing. Hiba, realizada a un grupo de
profesionales de la SST, sobre los desafíos estratégicos de la seguridad y salud en el
trabajo para el presente siglo.
PRIMER DESAFIO:
Estas relaciones entre los distintos componentes y factores que conforman las condiciones
y el medio ambiente de trabajo son importantes porque no es posible lograr un
mejoramiento de tales condiciones si, en todas las etapas de la concepción, planificación,
organización, distribución y ejecución del trabajo, no se toman en consideración las
condiciones en que el trabajador o la trabajadora desarrolla su labor.
El primer desafío que tienen la seguridad y la salud en el trabajo, entonces, es ir más allá
de los riesgos originados por la tecnología utilizada y del análisis de accidentes, debiendo
analizar las condiciones en que las personas trabajan y las consecuencias que esas
condiciones pueden provocarles, reflexionar sobre ellas e incorporarlas a su propio corpus,
teniéndolas en cuenta a la hora de plantear el desarrollo de sistemas de gestión de la
seguridad y salud en el trabajo. La OIT se propuso estudiar el tema y elaboró un libro que
se tituló Introducción a las condiciones y el medio ambiente de trabajo, que se
transformó, al poco tiempo, en un clásico de esa materia.
SEGUNDO DESAFIO:
La ergonomía -señala el mismo autor- sirve para fines múltiples: en primer lugar, para
reducir o eliminar los riesgos laborales promoviendo un trabajo seguro alejado de los
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; en segundo lugar, sirve para mejorar
las condiciones de trabajo a fin de evitar un incremento de la fatiga provocado por una
elevada carga global de trabajo en sus varias dimensiones: carga física derivada del
esfuerzo muscular, carga síquica y carga mental; finalmente, la ergonomía sirve para lograr
una mayor eficiencia de las actividades productivas.
Como vemos, hay buenas razones para aprovechar mejor a la ergonomía. Para
incrementar la eficacia de las políticas y los programas de seguridad y salud en el trabajo,
los ingenieros y los médicos especializados en estas dos disciplinas tendrían que
desarrollar una alianza estratégica con los ergonomistas. Y si no los tuvieran a mano de
ellos, tendrían que buscarlos, encontrarlos y acercarlos a los programas de seguridad. Y si
no los encontraran, tendrían que estudiar ergonomía.
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TERCER DESAFIO:
Por otra parte, los trabajadores y las trabajadoras deben también poder desempeñar su
papel protagónico en estos procesos. No debemos olvidarnos que ellos y ellas, en tanto
que personas adultas, son capaces de tomar decisiones en ámbitos muy diferentes fuera
de las empresas. Son capaces de formar familias, criar y educar a sus hijos, cumplir con
sus obligaciones cívicas a la hora de tener que decidir los destinos políticos de un país y,
aún, ir a la guerra. ¿Por qué no pueden, entonces, ser los protagonistas de su propia
seguridad y de su propia salud cuando se desempeñan en sus puestos de trabajo? Pueden,
pero lograrlo no es fácil.
CUARTO DESAFIO:
Tal como se ha observado en los países desarrollados, donde fue necesario que pasara
más de un siglo para construir tal cultura de la seguridad, un requisito fundamental para
lograr una mejora en la reducción de accidentes laborales, lesiones y enfermedades es la
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Con esos fines, es necesario fijar políticas nacionales y determinar las acciones necesarias
para que tales políticas se transformen en normas y reglamentos.
Ahora bien, cabe preguntarse si es posible instaurar tales culturas. ¿Qué hay que hacer
para lograr esa meta? Las culturas de seguridad sólo pueden instaurarse mediante:
(c) la participación más activa en ese campo de las instituciones nacionales económicas y
financieras.
QUINTO DESAFIO:
su vez, emprender acciones para controlarlos y eliminarlos. Para este quinto desafío,
plantearé dos reflexiones.
La primera reflexión tiene que ver con el modo tradicional en que se estudian habitualmente
los accidentes. En materia de accidentes y, en particular, cuando se analizan sus orígenes,
una cifra ya consagrada es la que sostiene que la gran causa de ellos son las fallas
humanas. Se habla, así, del error humano, y de que el 80 por ciento de los accidentes se
debe a errores del operador. Se habla inclusive de la tendencia de algunas personas a
sufrir accidentes. Un segundo intento de simplificar el análisis propone descubrir si el
accidente se ha originado en un acto inseguro o en una condición insegura. Otra
aproximación para determinar las causas, de manera un poco más elaborada, consiste en
la técnica del árbol de causas, con la que se trata de remontar hasta aquellas que estarían
en los orígenes del hecho que ha causado el accidente o la falla.
Habría que preguntarse por qué subsisten estas modalidades notablemente simplistas de
analizar los accidentes. Una razón podría hallarse en la necesidad, casi siempre imperiosa,
de encontrar rápidamente un culpable o bien una única causa. Otra, podría ser la casi
siempre mala calidad de los sistemas de registro de accidentes y de sus procedimientos,
que muchas veces son concebidos por funcionarios más preocupados por las
repercusiones financieras de las pólizas de las compañías de seguros que por la vida, la
seguridad y la salud de los trabajadores.
Sería necesario poner en entredicho esos enfoques simplificadores. Habría que tener en
cuenta las raíces más profundas y diversas que pueden estar en la causa de los
accidentes. Para esto habría que indagar en las investigaciones que sostienen, por
ejemplo, que los accidentes se producen debido a las deficiencias que existen en las
relaciones sociales, laborales y organizacionales en los lugares de trabajo. En ese sentido,
Dwyer y Raftery 6 sostienen que la sociología y la ergonomía tradicionalmente se han
ignorado entre sí. Creo que también podríamos afirmar lo mismo si nos referimos a las
relaciones entre la sociología y la seguridad y salud en el trabajo. El desafío, entonces, es
que sería conveniente estudiar e investigar más en la teoría sociológica y en los aspectos
organizacionales de los accidentes laborales.
SEXTO DESAFIO:
La Declaración de Cartagena de Indias, que fuera adoptada por los Ministros de Trabajo de
los cinco países andinos en mayo de 1999, reconoce de manera singular el valor y la
importancia de la calidad de la vida laboral y el papel importante que cumple para asegurar
el progreso económico y el desarrollo social. Uno de los componentes del Plan de Acción
que acompaña a la Declaración precisamente rescata la importancia de disponer de
servicios de inspección del trabajo eficientes.
Para lograr una prevención eficaz en seguridad y salud en el trabajo, es necesario disponer
en cada país de un sistema de inspección del trabajo de calidad, con contenidos de
actuación preventivos, provisto con equipos e instrumentos técnicos que permitan elaborar
diagnósticos precisos y confiables, con servicios que tengan una cobertura nacional y que
alcancen a los sectores productivos donde operan los trabajadores menos protegidos en
materia laboral.
SEPTIMO DESAFIO:
Abordemos primero el desafío de las micro y pequeñas empresas. ¿Cuáles son las tareas
pendientes que tenemos con este sector aquellos que trabajamos en seguridad y salud en
el trabajo? Propongo cuatro acciones: (i) debería fomentarse el desarrollo de acciones
prácticas en las micro y pequeñas empresas, de carácter voluntario, que permitan la
realización de mejoras de bajo costo en condiciones de trabajo, seguridad y salud
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Abordemos ahora el dramático caso de las condiciones de trabajo de los trabajadores del
sector informal. Para focalizar el problema, veamos el caso del sector informal urbano y
preguntémonos: ¿cuáles son las condiciones en que laboran estos trabajadores? Basta
mirarlos, cuando salgamos a la calle, ya no como parte natural del paisaje urbano, sino
como hombres, mujeres, jóvenes y niños que están tratando de sobrevivir y que, para ello,
trabajan en la calle.
Cuando se analiza la situación de los trabajadores del sector informal urbano en América
Latina -pero también en el resto de los países del mundo en vías de desarrollo- se
encuentra que una proporción importante de esos trabajadores: · Viven en viviendas
precarias y en zonas alejadas de sus lugares de trabajo; carecen de buenos servicios de
transporte;· carecen de servicios de salud y bienestar en el trabajo;· carecen de protección
social;· trabajan en un medio ambiente de trabajo inseguro y muchas veces insalubre:
desconocen, muchas veces, la naturaleza de los riesgos a que están expuestos; tienen
bajos ingresos, baja productividad y no cuentan con capital para desarrollar mejor sus
negocios; y para muchos, el hogar y el lugar de trabajo es el mismo.
OCTAVO DESAFIO:
Un enfoque sistémico serviría para detectar, por ejemplo, el origen de la falta de principios
para establecer una política nacional. Se podría determinar, en consecuencia, la necesidad
de formular, poner en práctica y reexaminar periódicamente una política nacional coherente
en materia de seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo. El objeto
de tal política sería, por ejemplo, prevenir los accidentes y los daños para la salud que
sobrevengan durante el trabajo, sean consecuencia del trabajo o guarden relación con la
actividad laboral, reduciendo al mínimo, en la medida que sea razonable y factible, las
causas de los riesgos inherentes al medio ambiente de trabajo.
NOVENO DESAFIO:
Quisiera ilustrarla a través de una anécdota, de algo que me pasó durante mis años de
trabajo con la OIT en Europa. Vivía en un pequeño pueblo de la campiña francesa, muy
próximo a Ginebra. Salía de mi casa con mi automóvil una mañana de domingo. Al llegar a
la calle principal, entré en ella y quedé detrás de un chico de unos siete u ocho años que
iba con su pequeña bicicleta a unos diez metros delante mío. Mientras manejaba despacio
detrás de él, lo observaba. Iba equipado con un casco de protección. Seguimos así durante
unos doscientos metros, hasta que, él primero, llegó a un punto de la calle en que debía
doblar; antes de hacerlo, levantó su brazo derecho hasta colocarlo en posición horizontal
para indicar que iba a doblar hacia la derecha. Ese simple gesto, seguramente aprendido
en la escuela, me marcó el valor y el resultado de una educación temprana, pero necesaria,
para aprender a conducirse en la calle. Estaba claro que ese gesto era el resultado de una
o varias clases que seguramente había tomado en la escuela para aprender a andar en
bicicleta por las calles de su pueblo. Ese chico practicaba en su vida la cultura de la
seguridad.
La seguridad y la salud laboral, y sus profesionales, deberían esforzarse para que los
planes y programas educativos, en todos los niveles, pero muy especialmente en el nivel de
la escuela primaria, incorporen los valores de la cultura de la seguridad.
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DECIMO DESAFIO:
En palabras del Director General de la OIT, señor Juan Somavía: "A menos que la mayoría
de la gente sienta que está beneficiándose de la nueva economía global, ésta será
vulnerable a la conflictividad social". Por lo tanto, si se quiere que la liberalización del
comercio cuente con un amplio apoyo de la población, es necesario asegurar que exista un
adecuado equilibrio entre crecimiento económico, por un lado, y progreso social, por el otro.
Según López-Valcárcel (OIT, 1996) 7 , en este proceso de integración económica que está
ocurriendo como consecuencia de la globalización, la seguridad y salud en el trabajo juegan
un papel destacado. Así ha quedado de manifiesto, por ejemplo, en dos importantes
esquemas regionales de integración económica: el de la Unión Europea, y el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte.
El camino que conduce a la convergencia de los niveles de riesgo ocupacional, entre los
distintos países, pasa por la armonización de determinados instrumentos normativos o
reglamentaciones para la mejora de la seguridad y salud en el trabajo.
En el caso de los países andinos, por ejemplo, merece subrayarse la importancia que tiene
la Declaración de Cartagena de Indias, sobre la cual nos hemos referido anteriormente.
En esta línea de la armonización de normas en la región andina, señalaré la decisión,
manifestada en esa Declaración, de disponer de una normativa comunitaria de seguridad y
salud en el trabajo, lo que constituirá una garantía para la existencia de un piso mínimo de
calidad de condiciones de trabajo similares entre los países andinos y contribuirá a evitar
esa suerte de oferta de costos laborales disminuidos, que beneficiaría a unas naciones en
desmedro de otras.
Un camino que permitiría disponer de una norma comunitaria es tender en estos países
hacia una convergencia sistemática y sostenida en materia de la legislación y la práctica
nacionales referida a la seguridad y salud en el trabajo y a las condiciones de trabajo. Dicha
convergencia se afianzaría en la medida en que los países andinos tiendan a homogeneizar
sus respectivas legislaciones.
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Con ese propósito, las legislaciones nacionales de los países andinos deberían propender a
establecer: (i) principios similares para una política nacional en la materia; (ii) los diversos
aspectos de las acciones que se podrían emprender en el nivel nacional, y (iii) las acciones
pertinentes que deberían llevarse a cabo a nivel de las empresas. Las dos normas
internacionales de la OIT que responden a esas necesidades son el Convenio 155 sobre
seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo y el Convenio 161 sobre
los servicios de salud en el trabajo. Entre los países andinos, sólo Venezuela ha ratificado
el primero de esos convenios mientras Colombia ha ratificado el segundo.
BIBLIOGRAFIA
3. Neffa, J.C. 1988. La ergonomía: o cómo ir más allá de la prevención de riesgos. En:
Wisner, A. Ergonomía y condiciones de trabajo. Editorial Humanitas. Buenos Aires.
4. Dwyer, T. y A.E. Raftery. 1991. Industrial accidents are produced by social relations of
work: A sociological theory of industrial accidents. Applied Ergonomics, 22, 3, 167-178.