Fabulas Con Su Imagen
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Cuando se
encontraba más
cómodo, llegó un
ratón haciendo
mucho ruido. El león
era tan grande que ni
si quiera se percató,
pero el ratón empezó
a subir por su nariz.
El león se despertó con muy mal humor, empezó a gruñir, y agarró al ratón,
preparándose para comerlo.
“¡Perdóname!” suplicó el pobre ratón. “Por favor déjame ir y algún día
seguramente te lo pagaré”.
Al león le resultó divertido pensar que un ratón podría alguna vez ayudarlo. Pero
fue generoso y finalmente lo liberó.
Algunos días más tarde, mientras acechaba a una presa en el bosque, el león
quedó atrapado en la red de un cazador.
Era incapaz de liberarse y rugió fuerte para pedir ayuda. El ratón reconoció la voz
y acudió rápidamente para ayudarlo. Mordió una de las cuerdas que ataban al león
y este se liberó.
Entonces el ratón dijo:
“Incluso un ratón puede ayudar a un león”.
Moraleja: no menosprecies lo que pueden hacer los demás. Aunque parezca lo
contrario todos te pueden ayudar.
La cigarra y la hormiga
– Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu vida
para siempre, ya que no tengo ningún motivo para seguir aguantando tus
picaduras, no importa si es grande o pequeño que pueda ser el prejuicio que me
causes.
Moraleja: nos enseña a que todo aquel que le hace daño a otra persona, debe
estar dispuesto a afrontar las consecuencias. Ya que cuando uno molesta, agrede
u ofende a otros compañeros, debe saber que sus actos irán seguidos de unas
consecuencias.
El conejo y el cerdo
El cervatillo tozudo y enfadado se dispuso a luchar hasta que fue perdiendo poco
a poco sus cuernos.
-¿Como lo has hecho?, no puede ser, si yo soy más. joven y más veloz que tú.
El cervatillo sorprendido se dió cuenta de que los cuernos estaban intactos, eran
mucho más fuertes y robustos que los suyos.
Moraleja: debemos respetar a las personas mayores, ya que el ser una persona
mayor no quiere decir que sean patosos o lentos, sino todo lo contrario, ya que
nos pueden enseñar muchas cosas que aún no sabemos.
El mono y el delfín
Mientras tanto, el mono que luchaba contra las olas, fue visto por un delfín; el cual
creyendo que era un hombre, fue a salvarlo deslizándose debajo él y
transportándolo hacia la costa.
El delfín indignado por tantas mentiras que el mono decía, dio media vuelta y lo
devolvió a alta mar.
Moraleja: las propias mentiras del mentiroso son las que se encargan de revelar la
verdad en un pequeño descuido. Las mentiras tienen las patas muy cortas, por
tanto siempre saldrá a la luz la verdad.