Escuela Quiteña de Arte
Escuela Quiteña de Arte
Escuela Quiteña de Arte
Los rasgos sociales que han aparecido se ven marcados en el contexto socio-cultural-
político, es así como a los más importantes de los españoles se les permitió
desempeñar cargos públicos de envergadura en cambio el resto se convirtieron en
profesionales de todas las actividades menores que la ciudad requería, los mismos se
organizaron en gremios desempeñándose como pintores, albañiles, carpinteros,
escultores, zapateros, etc.
Hay que aclarar que en el padrón de la ciudad para esta época no consta ninguna
mujer española; recién en el año 1542 el capitán español Alonso de Hernández,
Procurador General del Cabildo Quiteño solicitó directamente al Rey de España el
permiso para que vinieran a Quito las mujeres de los españoles casados o que
estuviesen comprometidos.
Luego de tres años de la petición tenemos la presencia de la mujer hispana en nuestro
territorio. Con la llegada de estas van a aparecer la primera generación de los
denominados indianos o criollos; las primeras mujeres en llegar a Quito fueron las
hermanas Maria e Isabel de la Cueva procedentes de México para contraer
matrimonio con Rodrigo Núñez de Bonilla y Alonso de Bastidas respectivamente.
También hay que señalar que muchos conquistadores se unieron a la nobleza Inca
quiteña así por Ej. Diego de Gándara contrajo matrimonio con la princesa Coya hija de
Huayna Cápac y Diego de Gutiérrez se desposo con Isabel Atabalipa hija de
Atahualpa.
Cabe destacar que en los primeros 11 años de vida de Quito los españoles
mantuvieron relaciones sentimentales con las mujeres nativas de estas tierras;
además con mucha frecuencia en América existió el concubinato y un acto
reprochable similar a la práctica de la famosas perrerías en Centroamérica eran las
subastas de las principales matronas indígenas en la plaza central de la ciudad al
mejor postor.
Hay que tomar en cuenta que las ciudades citadas durante la época colonial se
convirtieron en centros políticos y administrativos; México fue en su momento un
centro de avanzada continental para la conquista de estas tierras hacia el sur además
de haber sido establecido como el primer Virreinato continental también conocido
como de Nueva España.
Las construcciones religiosas que se van levantando tanto en el resto del continente
como en la ciudad de Quito marcan su diferencia de las civiles por cuanto siguen en
muchos casos los mismos diseños de varias iglesias y conventos europeos
convirtiéndose en autenticas replicas así por ejemplo tenemos el Convento de San
Francisco en Quito que es una réplica pequeña del Escorial (España).
Entre los más destacados trabajadores que ayudan a levantar este Convento se
encuentran los maestros mestizos Jorge de la Cruz Mitima y Francisco Morocho,
mismos que actuaron como profesores de los centros educativos quiteños.
PINTURA
Durante el siglo XVI la pintura se inicia en el Colegio de San Andrés que como se
mencionó enseñaba artes y oficios; sin embargo no se conoce ninguna obra de esta
etapa para poder confirmar el grado de habilidad que hayan desarrollado los alumnos
de este centro.
Los indios, mestizos y algunos españoles fueron los que dieron los primeros
brochazos del pincel en los libros musicales[ii] (ANEXO 5). La temática en esta época
es religiosa basada en grabados procedentes de Europa que encargados por Roma
fueron distribuidos por España en todas sus colonias de norte a sur.
A todos los artistas se les entrego estos bosquejos para que se encarguen de
reproducirlos sin embargo en la Audiencia de Quito sus pintores a más de hacerlo
plasmaron en sus obras parte de su imaginación, herencia de tradiciones, de mitos
etc. haciéndoles obras únicas en representación.
La pintura de este siglo y del posterior se sumo al gran conjunto pintura, escultura y
arquitectura como un medio de evangelización impositiva por parte del clero a los
grupos nativos de estas tierras; esta era su misión por tal motivo en toda empresa de
conquista siempre acompañaban sacerdotes que serían los evangelizadores y la vez
también los que legalicen la conquista que se la llevó a ejecutar al amparo de la cruz.
El Padre Bedón al retornar a Quito fundó una escuela de pintura a la que le dio el
nombre de Cofradía y para la inscripción de sus alumnos abrió un libro en cuyas
primeras páginas diseño el busto de una imagen que correspondía al “Libro de la
Cofradía del precioso Rosario de la purísima Virgen Maria,...”[iii]
Entre los alumnos más destacados de esta Cofradía se encuentran los pintores Alonso
Chacha, Andrés Sánchez Gallque, Sebastián Gualoto, Antonio Ñaupa, Francisco,
Felipe Guijal, Francisco Vilcacho y Juan José Vásquez.
En su escuela el Padre Bedón instituye su llamada teoría del Arte donde destaca tres
cosas como las más importantes para el que desea ser un buen pintor.
Arte, uso e imitación son las reglas generales; “el arte, para enseñar las reglas y
principios; el uso para ejercitar; y la imitación para poner ante la vista los modelos”[iv] .
Para que un pintor sea perito debía adquirir las reglas del arte, los modos de preparar
los colores y la forma de pintar las imágenes, el uso por que mientras más practique,
más ejercite su pericia será mejor; además es necesario excelentes modelos para
poder cumplir en su totalidad las reglas.
ESCULTURA
La Arquitectura permitió la construcción de grandes monumentos religiosos para la
época a todo lo largo de la Audiencia de Quito, paralelo a esta aparecerá una nueva
labor necesaria la imaginería o escultura que se convirtió en el complemento de la
primera.
El temario a parte del mencionado fue variado así tenemos: El Nacimiento de Cristo, la
ofrenda de los Reyes Magos, Anunciación, la Pasión, la Virgen María, la Inmaculada
Concepción.
El escultor Diego de Robles de manera similar trabajo conjuntamente con el pintor Luis
de Ribera en el complemento de las imágenes. El estofado de las obras lo desarrolló
Luis de Ribera, el cual con el oro obtenido en las minas doraba las imágenes para
finalmente pulirla con la finalidad de conseguir dibujos que alternaban el oro y el color
a esta técnica se la conoció como policromado.
Lo más sobresaliente de las obras de Diego de Robles es que sus obras en poco
tiempo se convirtieron en obras de culto religioso con características milagrosas.
Cuatro son las imágenes de culto que representan a Nuestra Señora de Guadalupe de
Guápulo, del Quinche, de Cicalpa y del Cisne; todas tienen igual tamaño y hechura,
inmediatamente al ponerlas al servicio de culto se tornaron en imágenes de devoción
en especial para los indígenas.
Toda la obra de Diego de Robles estuvo al servicio de la iglesia con tonos populares
reforzando la decisión de que el culto se lo lleve a través de las imágenes, buscando
eliminar prácticas de superstición y abuso.
Posiblemente del taller de Robles sean los relieves del antiguo coro de Sto. Domingo
que se exhiben el museo Dominico. El artista fue miembro de varias cofradías, de la
Vera Cruz de San Francisco, del Rosario de Sto. Domingo y de la Inmaculada
Concepción de la Catedral.
ARQUITECTURA
Siguiendo la tradición del siglo anterior en la arquitectura se continúa con las técnicas
del barroco y la implementación de adicionales como columnas grecolatinas[vi].
MONASTERIOS Y RECOLETAS
MONASTERIOS
Desde el punto de vista urbanista las órdenes religiosas habían empezado la
construcción de iglesias y conventos en sitios apropiados para determinar la estructura
social de los barrios.
Dentro del plano general de la ciudad se fueron ubicando los monasterios es decir
sitios destinados para que sean habitados por monjas.
El primero de estos en la ciudad fue el de La Limpia Concepción que ocupó todo una
manzana, cuya esquina principal daba a la Plaza Grande, frente al Palacio de
Gobierno; su fundación se debió a una necesidad social, el Presidente de la Audiencia
don Hernando de Santillán trató de hacer una casa de recogimiento destinado para
doncellas pobres tanto mestizas como criollas estas últimas hijas de conquistadores
españoles que habían caído en desgracia.
En mayo 1598 se fundó el Monasterio de Sta. Clara situado a una cuadra de distancia
al sur del Convento de San Francisco, este Monasterio se fundó gracias a la
conducción y guía de los padres Franciscanos. El terreno donde se construyó este
monasterio fue de propiedad de Don Leonardo de Cepeda hermano de Sta. Teresa de
Jesús. (ANEXO 7)
Un nuevo Monasterio apareció en de Sta. Catalina regentado por los padres dominicos
y actualmente ubicado en la calle Rocafuerte.
LAS RECOLETAS
La fundación de las Recoletas obedeció al ejemplo dado por España para la
renovación de las órdenes religiosas después del Concilio de Trento, sitio en el cual se
reafirmo los cánones de la de católica.
Muchos Santos buscaron con su modelo sentar la base para una perfecta aplicación
de la Fe y la observación de las normas divinas, así fue como aparecieron Álvaro de
Córdova, Pedro de Alcántara y Teresa de Jesús. “estossantos reformadores erigieron
conventos de estricta observancia para religiosos que voluntariamente se sujetaban a
un régimen de vida austera” [vii].
La primera Recoleta en edificarse en Quito fue la de San Diego, por intermedio del
fraile Franciscano Bartolomé Rubio en el año de 1598. Esta Recoleta gozó de especial
predilección desde su comienzo como santuario y semillero de virtudes, por esto que
lo dotaron de una extraordinaria biblioteca que permitía satisfacer los anhelos de
espiritualidad con libros selectos y exclusivos. Su nombre se debe a San Diego de
Alcalá.
El ejemplo de los Franciscanos fue seguido por los Dominicos y en este último caso
fue Fray Pedro Bedón que fundó la Recoleta de la Peña de Francia, también conocido
como Peñón de Francia en homenaje a la imagen de dicho nombre que se veneraba al
sur de la provincia de Salamanca en España.
Los mercedarios por su parte años más tarde fundaron la recoleta del Tejar por orden
del Padre Franciscano Francisco Bolaños e intervención del Rey Fernando VI; en
1754 con la fundación de Recoletas se complementa el cuadro urbanístico de Quito a
principios del siglo XVII; estas recoletas tanto al sur como al occidente limitaban a la
zona urbana de Quito. Al centro de la ciudad sobre lomas y barrancos se ubicaban
conventos y monasterios.
Desde sus inicios como arquitecto se destacó por sus diseños tanto para su
comunidad como también fuera de ella; Fray Antonio como se lo conocía “En 1644
construyó el tramo del convento dedicado a enfermería”[viii]. De igual manera se
encargó de construir “... el claustro contiguo al principal e integro la construcción del
monasterio del norte.”[ix].
Las acusaciones fueron dadas como ciertas por lo que el Padre Comisario ordenó que
el Padre Antonio fuese castigado recluyéndolo en el convento, prohibió el uso
particular de las aguas, finalmente dispuso que se traslade a Lima con la finalidad de
dirigir las construcciones de la Orden en dicha ciudad.
Al conocerse la decisión el Cabildo de la ciudad recurrió a la Audiencia para que evite
la salida de Fray Antonio a esta petición se añadió la petición de la abadesa de Santa
Clara afirmando que si salía de la ciudad Fray Antonio se detendría la construcción
del monasterio, lo mismo realizó el padre procurador del convento de Santo
Domingo.
Fue aceptada la solicitud de la ciudad, oficiándose al guardián de San Francisco que
se impida la salida de Fray Antonio; Sin embargo la decisión fue ratificada, finalmente
el último recurso se interpuso ante el Consejo de Indias, consiguiéndose que Fray
Antonio se quedase en Quito.
Este gran arquitecto participó en la construcción de varios de los templos, conventos y
monasterios de la ciudad como Santo Domingo ya mencionado también Santa Clara,
el Sagrario, dirigió el relleno de la parte posterior de la Catedral, conjuntamente con el
Hermano Marcos Guerra participó en la construcción de La Compañía, de Guápulo
sitio que tiene la forma de una cruz latina, dirigió la construcción del Colegio de San
Fernando y Universidad de Santo Tomás con su capilla.
Cerca de cincuenta años prestó Fray Antonio sus servicios a la ciudad de la que hizo
un relicario de arte.
A partir de este momento las imágenes tienden a representarse de tamaño natural con
características naturales imprimiéndose sus actitudes, un emblema característico y sus
respectivas indumentarias de acuerdo a los cargos que ostentaban; así por ejemplo
San Agustín, San Nicolás de Bari llevan una capa episcopal, San Francisco tiene un
cordero a sus plantas.
Ingresó a la Recoleta de San Diego, mientras que una hermana suya lo hizo al
Convento de Santa Clara; con el hábito de hermano jesuita tomó el nombre de
Hernando de la Cruz.
En su nueva vida debido a sus dotes de pintor fue ocupado por sus superiores en este
arte, a su trabajo se debe todos los lienzos que adornan la iglesia, los tránsitos y
aposentos, además enseñó a pintar a un indígena que más tarde fue religioso
Franciscano.
Varias pinturas han quedado de su autoría, entre las más importantes se encuentran
las de El Infierno (ANEXO 9 / 10) y del Purgatorio; los originales de estos se hallan en
Londres y las copias en la Iglesia de la Compañía, actualmente en restauración.
Otra de sus obras fue la muerte de San Francisco Javier, la imagen de San Ignacio
etc. (ANEXO 11)
El Hermano Hernando de la Cruz falleció el 6 de enero de 1646.
MIGUEL DE SANTIAGO
Nació en el denominado Alto de Buenos Aires Parroquia de Santa Bárbara; Fue hijo de
Lucas Vizuete y Juana Ruiz, joven contrajo matrimonio con Andrea Cisneros y
Alvarado, allegada a la familia de Mariana De Jesús, en su matrimonio tuvo 4 hijos, 2
de los cuales fallecieron a temprana edad.
Este pintor no acostumbró a firmar sus obras salvo algunas excepciones como las
pinturas destinadas a la Virgen del Pilar y el Tránsito de María donde en el extremo
izquierdo se puede leer Fecit Goríbar. Esta falta de firma ha provocado polémica en
varias obras como la serie de los Profetas de la Compañía y de los Reyes de Judá de
Sto. Domingo. La serie de los Profetas algún momento se le atribuyó al Hno. Hernando
de la Cruz sin embargo se concluyo que estas obras fueron pintadas hacia 1718
basadas en los grabados de la Biblia Sacra editada en Venecia por Nicolás Pazzana,
finalmente el Hno. Hernando de la Cruz murió en 1646, esto demuestra la
imposibilidad de la autoría de la colección citada.
La a serie de los Profetas esta compuesta de 16 cuadros cada uno representa a un
profeta, se buscó miticamente identificar con los 12 discípulos de Jesús, sin embargo
por la disposición de 16 columnas de la iglesia de la Compañía este fue el número de
los cuadros; consta la colección de los llamados cuatro Mayores que son Isaías,
Jeremías, Ezequiel, y Daniel. Y de 12 Menores que son Oseas, Joel, Amós, Abdías,
Jonás, Miqueas, Nahún, Habucuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Cada
cuadro representa al profeta en la parte central y a sus costados se encuentra
plasmada una escena de su vida, mientras que en el otro lado aparece el principal
hecho profetizado. (ANEXO 18)
ESCULTURA
EL BARROCO DE LOS RETABLOS.
Los retablos fueron el conjunto que integró la decoración de los templos, su estructura
obligó a los artistas a idear normas de proporción para cubrir los espacios destinados
al altar del culto. (ANEXO 21)
Los trabajos en altares y retablos han dado la característica especial a cada centro
religiosos de Quito colonial; el valor artístico de cada iglesia no solo esta dado por su
diseño, construcción, fachada u obras de pintura o imaginería sino especialmente por
los retablos que adornan las diversas naves como los altares mayores.
De lo citado se puede colegir con claridad las características generales de los templos
y su posibilidad para la imaginación y creación de los artistas, la parte central tiene un
espacio grande que permitió crear un conjunto amplio de representación religiosa,
mientras que las naves laterales al ser pequeñas se vio el artista obligado a crear un
solo bloque de menor tamaño.
Los adornos son una serie de figuras salidas de la imaginación del artista donde se
funden las representaciones de hojas, frutas como uvas, piñas, aguacate, chirimoyas,
flores, con aquellas clásicas como columnas salomónicas de varias vueltas en espiral
como las existentes en La Compañía y las columnas anilladas con coronas y
complemento de pequeños nichos como los de San Francisco. (ANEXO 20)
Los retablos al igual las obras escultóricas fueron construidos en madera de cedro
traídos de los bosques cercanos a la ciudad. El acabado final de los retablos fue la
aplicación de oro, los más antiguos usaron la técnica del dorado al óleo técnica
consistente en cubrir los objetos con aceite, sobre el fondo se extendía el color y
finalmente encima se aplicaba las láminas de oro; a este estilo corresponde las
imágenes y relieves de los antiguos coros de Sto. Domingo y San Francisco. Durante
el siglo XVIII se utilizó un nuevo procedimiento que consistía en cubrir primero con una
capa de yeso o tiza a base de cola, luego una capa de bol de Armenia sobre la que se
ponía las hojas de oro mediante un pincel, finalmente el pulido se lo realizaba con una
piedra ágata o con un diente de elefante; el oro utilizado para adornar los retablos
procedían de las minas de Zamora, Zaruma y Popayán.
EL PADRE CARLOS.
SU OBRA
De este connotado escultor se desconoce su apelativo, ha sido conocido hasta la
actualidad como Padre Carlos, vivió en la segunda mitad del siglo XVII, fue
contemporáneo de Miguel de Santiago al igual que de muchos otros artistas
renombrados.
En sus obras implanto con perfección tanto en actitud como fisonomía sentimientos
como la tristeza, el arrepentimiento y la placidez; se cita como discípulo principal del
Padre Carlos a Diego de Olmos (Pampite).
Entre sus Cristos tenemos a los de la Agonía de San Roque, Señor de los Remedios
del Belén, de la Buena Esperanza de San Agustín, Divino Amor de la Merced, etc.
(ANEXO 23)
[i] Vargas, José María HISTORIA DEL ARTE ECUATORIANO pp. 18-19
[ii] libros religiosos elaborados con cánticos latinos utilizados en las ceremonias religiosas.
[iii] Editorial SALVAT Arte Ecuatoriano siglos XVI-XVII Pág. 145
[iv] Fray Vargas, José Maria El Arte Ecuatoriano Pág. 165
[v] Concilio ecuménico efectuado en 1545, en la localidad de Trento (Francia) bajo el
Pontificado de Paulo III.
[vi] Columnas Dóricas, Jónicas y Corintias.
[vii] Editorial SALVAT Arte Colonial del Ecuador siglos XVI-XVII Pág. 110
[viii] obra citada Pág. 113.
[ix] Ibiden
[x] Fray José María Vargas, EL ARTE ECUATORIANO Pág. 58
[xi] Editorial SALVAT Arte Colonial del Ecuador siglos XVI-XVII Pág. 150
[xii] Editorial SALVAT Arte Ecuatoriano Colonial S XVI XVII Pág. 171
[xiii] Fray Vargas José María El Arte Ecuatoriano Pág. 200
[xiv] Editorial SALVAT Arte Ecuatoriano Colonial S XVI XVII Pág. 207