Escalofrios
Escalofrios
Escalofrios
estilo
implacable
de
Denis
Thomas
Tessier,
esta
obra
horror universal.
Douglas E. Winter
Escalofríos
ePub r1.0
GONZALEZ 20.05.14
mesa
desastre
Pan
Digitalización: peny
loro cattedrali
tombe.
DARIO ARGENTO
Introducción
literatura de terror?
responder
esta
pregunta
con
la
desarmante seguridad de Potter Stewart,
de
terror
es
algo
embutido
argumentos
frescos
excitantes
clasificarse
en
subcategorías
aparecen
cientos
de
imitaciones
que
preludian
una
invasión
que
los
expertos
en
publicidad
librerías.
estado puro.
Reconozcámoslo:
el
miedo
es
cerebros
en
la
puerta,
tíos,
y
enrollémonos». En realidad, no nos
sueños
—escribe
Charles
Fisher,
peligrosos
necesitamos,
por
aventuras.
noticias
acerca
de
ciudadanos
cuando
las
religiones
convencionales fallan, hay que
resultar
absolutamente
tragicomedia existencial de la
destruyendo
ante
el
asalto
combinado de un millón de
desodorantes en vaporizador.
El
zombi
mencionado
resulta
¿O no?
LA PESADILLA SE CONVIERTE EN
REALIDAD
real.
Accedemos
la
sugestiva
ángulos
extraños
perspectivas
terrores
de
nuestros
días.
Las
amenazaban
el
modo
de
vida
norteamericano.
segundas
lecturas
impregnadas
de
puritanismo. Si hay una cosa segura es
moralidad:
el
conformismo.
Los
diferente.
brazos
expectantes.
Su
némesis
exclusiva
suele
ser
una
heroína
monógama (cuando no virginal), una
precisamente,
su
decoroso
comportamiento.
LOS
MONSTRUOS
DE
LOS
AÑOS
OCHENTA
El vampiro es un anacronismo en el
imitadores
de
la
sexóloga
Ruth
y su descendencia sobreviven en
nuestros días más por una cuestión de
El
hombre-lobo
también
ha
modernas
encarnaciones
— Lobos
urbana.
Cocoon y ALF.
años cincuenta.
popularísimas
novelas
de
V.
C.
de
consumo:
nuestros
bienes
son nosotros».
EL MUERTO DE AL LADO
Jacques Tourneur.
contemporáneo,
abandonando
los
atavíos rituales del vudú para presentar
estúpido.
vampiro),
Peter
Straub
( Floating
dragon) y Thomas Tessier (en su
colinas,
sus
piernas
daban
kilómetro
de
largo.
Cada
de
aquella
torre
hirviente
pensamientos de la ciudad. Se
e inmortal.
armamento
superior),
pero
no
Somos
nosotros
quienes
debemos
zombis.
Al
final,
los
únicos
un
silo
de
misiles
balísticos
intercontinentales
encuentran
un
paraíso de paz.
los
límites
del
comportamiento
aceptable.
Sus
escritores
sacan
alivio.
«Enseñádmelo».
menudo
implacable,
pero
nunca
meramente explícita.
decepcionados
por
la
adaptación
Demasiados
proveedores
«al
por
contexto.
Estilistas
como
Dennis
La innegable seducción de la
claridad
de
discernimiento
que
se fundamenta en el engaño.
nuestras
incredulidades,
nuestros
sobrevivido.
otra vez.
literatura de terror?
consistentemente
originales
inquietantes
de
la
narrativa
contemporánea. A cada uno se le ofreció
la
oportunidad
de
trabajar
sin
Thomas
Ligotti
al
simbolismo
Cady.
Trece
voces
genuinas
oscuridad».
Los
escritores
aquí
dedicarles
unas
palabras
de
agradecimiento:
DOUGLAS E. WINTER
Alexandria, Virginia
Carmesí
los cielos.
JOHN WEBSTER
El Aviador Nocturno
Stephen King
Aunque
cada
novela
tiene
sus
View,
que
se
limitó
mirarle
era:
un
comecocos
que
obesas
helado favorito.
«no»
—respondió
con
sequedad
Morrison.
pensó Dees.
por
decirlo
de
alguna
manera,
supuesto).
Aviador Nocturno?
trabajo.
sucedería a él.
corazonada.
Lo sabía.
el dedo.
que
necesitaba
saber:
no
estaba
quemado. Un lapso, tal vez, pero eso era
De momento.
000.
un tiempo de perros.
tomando el pelo.
gigantescos
fuegos
artificiales,
auténticas
historias
de
terror
ninguna
historia,
ni
siquiera
tan
ella.
instrucciones
para
aterrizar,
supervisadas por el piloto, el Control
por el momento.
reglas.
arte.
piloto privado.
pensó Dees.
El
Beech
experimentó
fuertes
tiempo.
pensó Dees.
Wrightsville Beach.
Kroger’s».
Ésta
podía
ser…,
bueno…,
cojonudamente buena.
estás quemando».
MANÍACO.
BEBEDOR DE SANGRE.
EL IMPLACABLE DRÁCULA.
celestial.
duda alguna.
Duffrey, Maryland?
a través de la estática.
obtendría respuesta.
bastantes sartenes.
de matrícula: N101BL.
Sólo una.
y brillantes.
de tripas.
la sangre».
Instinto.
Instinto
transformado
en
grandes caracteres.
Negra».
CERCANA.
Muy pronto.
c) ambas a la vez.
posibilidad.
pequeño
aeropuerto
de
Maine,
anterior pregunta:
— ¿De veras?
con la bota.
Una pausa.
— Algo asqueroso.
Otra pausa.
de gusanos.
Ahí
se
interrumpieron
sus
apagaron.
bien
pomposo
para
un
diminuto
aeropuerto
que
consistía
en
dos
más)
rebotó
cuando
aterrizó
le
abandonada),
bautizada
con
el
Lot[4], y otra más grande y rica llamada Falmouth. Una visita a la comisaría de
eran.
El
campo
de
aterrizaje
de
pagaban
los
acaudalados
el
aeropuerto
del
condado
de
Cumberland
apenas
alcanzaban
el
Portland.
temporada,
había
contratado
la
aquella época.
Bangor.
tiempos.
a la Unidad de Comunicaciones y
Levantaría.
Renfield»
había
pagado
la
suya
curarse en salud.
miembro
de
la
Cámara
de
entrañaba un soborno.
sencillo.
más lejos.
acerca
del
soborno
con
más
¿Y los demás?
pequeños
aeropuertos
cuando
las
ocúpate-de-tus-asuntos-que-yo-me-
ocuparé-de-los-míos.
cierto.
Aviador Nocturno.
recordaba
superaban
las
que
uno.
despejar
ningún
interrogante;
el
por supuesto.
párpados
arrugados—.
Quizá
no
—¿Qué dijo?
—No me acuerdo —contestó el
memoria.
borracho.
—Ah,
¿sí?
—replicó
Dees,
pensó eso?
extendidas, sí señor.
bastante
originales
como
para
desaparecido.
importancia,
pero
no
era
tonto.
complacía a Morrison.
primicia insuperable.
York).
naturaleza
el
comportamiento
habían atrapado.
aparatos
para
controlar
los
acostumbrarme.
Se
acabaron
los
facilidad».
estaba muerto.
hacía lamentar.
me ocurre.
Dess
no
tuvieron
dificultad
en
de
memoria
en
aquel
momento:
Morrison.
bombazo.
creador.
Morrison
había
sido
incapaz
de
matrícula?
—¡Oh!
—exclamó
Morrison,
un chasquido.
—Morrison
se
mostró
a convertirlo en un impacto.
despacho.
El
Aviador
Nocturno
terminó
dólares.
Tenían ocho.
sido
realmente
ambidiestro
—se
carcajadas.
complacido.
ahora?
la jodida ciudad.
El
sistema
de
aterrizaje
por
instrumentos
continuaba
allí,
pero
lejanos.
Otra
replicó
de
inmediato
caracteres:
LOCO.
Aerolíneas
Piedmont;
se
hallaba
bolsillo
de
la
camisa
se
Wilmington
estaba
curiosamente
asmático
se
coló
de
rondón,
nada.
iba a ir de un pelo.
Dees
tanteó
en
busca
del
oprimió el botón.
vozarrón, dijo:
pista.
un error.
aeropuerto
Sarch/Duffrey.
Ambos
hermana
de
Ellen,
Raylene,
una
sería
reemplazado
por
lastimeros
violines.
sospechosa
de
transportar
drogas.
ascenso.
aterrizaje
que
jamás
había
oído
mencionar a un «Renfield» o a un
asesino.
Dees
por
teléfono
uno
de
los
lo dudó.
preguntó
qué
estado
de
ánimo
pausa y respondió:
—Algo
lánguido,
como
una
estaba…,
ya
sabe…
—Selida
decirlo.
Selida McCammon.
existían;
se
trataba
de
simples
mascaradas,
convenciones
sociales
cuatro cosas:
1. No querer querer.
2. Fotografías.
gustaban igual.
dimensiones.
3. Basura.
Obscenidad.
Horror.
4. Destaparlos
antes
que
nadie.
Cessna
Skymaster
337,
matrícula
olla.
semanas
como
mínimo.
Sus
dicho
Selida
McCammon,
más
resultados.
¿Y Ray Sarch?
algo.
Rice.
esfumado.
O como un murciélago.
instante
estalló
el
trueno
más
diamantes.
generador».
oscuridad.
ladeó
peligrosamente
estribor,
aterrizaje.
babor, imbécil!».
teniendo
en
cuenta
el
escaso
combustible
que
contenían
los
depósitos,
pero
cabía
alguna
de
aterrizaje
inutilizadas
para
luces de aterrizaje.
pertenecía
a
la
tierra.
Cien…,
conducía a la pista 5.
acumuladores
vio
los
aviones
fuego
rápidamente
las
hierbas
húmedas.
gorgoteo
de
las
botellas
que
alfombra
del
compartimento
de
corazón de Dees.
encaminarse
hacia
la
compuerta
se rompiera en pedazos.
mojados.
última vez.
rotos.
Más gritos.
rápido.
¡NO
POR
FAVOR
NO
PORFAVORPORFAVOR NO NO NONO…!
velocidad de la película.
golpe
cuando
hizo
tres
rápidas
zumbó.
cristales rotos.
tierra.
once.
Le
quedaban
veinticinco.
puerta.
semejante. Nunca.
¿Cuántos?,
sollozó
su
mente.
Dees lo fotografió.
para sí.
mostrador.
Dees lo fotografió.
movimientos.
era niño.
la hilera.
experiencias y creencias.
en un urinario.
urinarios.
Se… Reflej…».
la porcelana inerte.
inhumana vejiga.
pensó confusamente.
unas sirenas.
Dees no se movió.
El agua rugió.
Permaneció
donde
estaba
sin
edad.
pantalones.
edad.
¡Mis…!».
—Hazlo.
Así era.
De momento.
Nada en absoluto.
forma de fotografiarle.
de las palmas.
Nocturno—.
Ahora…
La
última
oportunidad. Abre la cámara.
completamente entumecidas.
nadie la empujara.
esta
noche»,
pensó
Dees,
espejo.
cerrara.
Continuó inmóvil hasta que las
terminal.
charco de sangre.
destrozadas.
la
porcelana
curvada,
haciéndose
mesa
Paul Hazel
terror de Hazel.
elijo tripa.
de una colegiala.
contabilidad.
—pensé—,
henchida
de
secreta
complacencia».
tartamudeó Malesherbes.
—En
absoluto
—intervino
manzana?
¡Esa mujer!
una licenciatura.
Pendennis.
disgusto.
espalda de Malesherbes.
nosotros.
sujetapapeles.
invitó a comer.
—El
miércoles
—nos
indicó,
pelos de la nariz.
hemos
hablado
—sugerí—
le
ofreceremos un puro.
Malesherbes.
Pendennis, conciliador.
—sonrió JoAnne.
disculpaba.
quitársela.
dijo Waymarsh.
contestó Malesherbes.
corregí.
sonrió
de
forma
para algo.
con un gesto.
cocina.
respondió Pendennis.
mesa vacía.
repuso Waymarsh.
puesto en pie.
asistía
conferencias
en
la
Cecily
pasó
por
delante
del
mostrador, observada por el camarero, y
han pedido?
amarillo
más
vistoso
que
había
contemplado en mi vida.
y húmeda.
—Harold —susurró.
—Patrick
—dijo
valientemente
Pendennis.
Malesherbes,
sin
embargo,
burlando de él.
—, y yo, tripa.
Waymarsh
arrugó
el
entrecejo
pizarra.
insinuó.
por la experiencia.
—¿Has
decidido,
John?
—le
—Nada —contestó.
la vista.
y a mí le ayudara a calmarse.
incomestible.
Waymarsch—. En el Atlántico.
—Sin… —continué.
—¿Ya
se
han
decidido?
Malesherbes
agitó
la
cabeza
torpemente.
Sus
fofas
mejillas
fluctuaron.
la silla de Cecily.
aire, se desvanecieron.
esperó.
dijimos.
Waymarsh
mientras
buceaba
mecánicamente en su estofado.
—dije.
respuesta,
algo
menos
insegura,
descubriendo
una
diminuta
lengua
rosácea.
Cecily.
y de su brazo a la inesperada
pedazo de carne.
admiración.
recordé.
de
desagravio.
Espero
vuestra
asistencia.
para sentarse.
—Lo es —reconoció.
además,
que
mantenga
relaciones
revelar
los
dientes—.
Relaciones
profesionales cordiales.
Waymarsh.
observó Pendennis.
fruncía
el
entrecejo,
anotó
obedientemente
«estofado»
en
su
cuaderno, a pesar de que el cocinero
parecía inquieta.
joven? —preguntó.
corrigió Waymarsh.
—Sin
una
palabra
—concluí,
accidentes.
en su cuaderno de notas.
—Bien, ¿qué será hoy, caballeros?
de su ojo.
—Café —coreé.
Breakfast.
bocadillos.
—sugirió Pendennis.
de pimienta.
aseguró Malesherbes.
cuidado.
Siempre
nos
había
parecido
tan
El beso sangriento
Denis Etchison
—Claro
—dibujó
una
sonrisa
traer a Milo?
—Deja que lo adivine… ¿Una
su
cumpleaños.
¿Un
bailarín
de
Chippendale?
—Nunca se sabe.
Sigue soñando».
Oficina
de
Reparto.
Entrará…,
teléfono,
busca
el
número,
se
—Llevaré mi 3-D.
—¿Qué?
preguntó.
ya estaba a punto.
—Estupendo
—dijo
Rip,
sin
¿quién lo hará?».
—Y, Chrissie…
—¿Sí?
mientras él se marchaba—. Yo lo he
productora,
haciendo
el
auténtico
estreno…
entraré
a
formar
parte
de
la
volverás loca.
empeñaste en ello».
incorporaba
los
cambios
surgidos
la primera página:
por
Christine Cross
1. SUPERMERCADO DE HORARIO
ININTERRUMPIDO-NOCHE
Las tres de la madrugada.
super.
hacia
el
departamento
de
fruta y verduras.
carnes.
delantera…,
pero
nuevos
devorando hígado.
extremo
del
cajón
de
con
movimientos
torpes
agarra
al
CARNICERO
allí
CARNICERO y le arranca el
hígado.
siendo
proyectada
en
el
DIRECTOR al ENCARGADO DE
2. EXTERIOR
El DIRECTOR la consuela en
quiere
agradarle,
pero
es
Indiana.
El DIRECTOR la necesita.
Ella será la Reina de los
privado.
Podría
presentarle
sus
respetos,
El
pasillo
olía
débilmente
pensaba.
añadió Chris.
conformista,
desesperanzada
incómoda,
como
una
adolescente
autorización.
escritorio.
Sonrió
mientras
atravesaba
el
despacho y depositaba triunfalmente su
verlo.
Milo.
¿Y si la mujer de la limpieza
el escritorio.
¿Y si no conseguía hacérselo
comprender a la mujer?
descifrarla. Decía:
Se quedó mirándola.
competidores.
siquiera eso.
»Y ni siquiera lo vi venir».
provocar
un
arbitraje
que
quizá
vez.
no.
mientras andaba.
se hizo a un lado.
—Esta vez no —le dijo Chris entre
terrible, terrible.
3. EN EL HOLIDAY INN
ella
personalmente.
Él
se
necesita.
4. MÁS TARDE.
un
hombre
cualquiera.
Es
con
toda
clase
de
vestimentas:
esmaltados,
pañuelos
de
cabeza
personajes
inindentificables
se
—Rip…
hacia ella.
pura ilusión».
SIGUIENTE
recibiendo
los
mimos
que
MAQUILLADOR
es
amable,
su
auténtica
familia
su
Cuando
se
va,
el
MAQUILLADOR y el EQUIPO
excitable,
peligrosamente
tiempo vuela.
6. EN EL PLATÓ.
pero no es suficiente. Es
«Háblame
como
hiciste
también», le dice.
corazón
que
alguien
de
sexo
—Perdón —dijo.
busco?
Abajo,
una
nostálgica
luz
extras.
últimas
horas
le
había
hecho
entendía.
—Gracias a Dios.
hora
indicada.
Un
murmullo
de
por Rip?
Hemos de hablar.
DIRECTOR se ve capaz de
insuperable.
CHICA,
el ENCARGADO
DE
NOCHE
del
supermercado,
La CHICA aparece en el
8. EN EL REMOLQUE DE EFECTOS
ESPECIALES.
El DIRECTOR va a pedir
la película.
Zombis. El ENCARGADO DE
estallando.
¿Hay
alguna
forma
de
disparar a su alrededor? Se
necesitan
tomas
largas,
un
serán
destruidos
utilizando
simulacros,
pero
ellos
la
trasero
del
DIRECTOR
incontables
veces.
Ya
ha
DIRECTOR.
Será
una
obra
actores.
Sólo
saben
dar
problemas.
resonó
en
el
primer
baño.
en un ademán de ironía.
¿verdad? Se lo explicaré.
—¿De veras?
mucho tiempo.
—Perdóneme,
me
estoy
rapidez…
sus ojos.
añadió.
Los pasos y las risas sofocadas se
9. EN EL PLATÓ
DIRECTOR.
el centro de atención. Ha
desplazado a la CHICA.
Se
encuentra
con
el
DIRECTOR y se lo suelta en la
mundo,
empezando
por
su
ESPOSA.
Él le enseña la verdad de la
no necesita a la chica. Su
relación ha terminado.
La
ESPOSA
la
observa
llevamos
vidas
separadas.
crear ilusiones…».
NOCHE
El DIRECTOR
se
queda
todos
los
detalles.
Los
apuntalados
en
armaduras
«acción»
al
amanecer.
Se
el remolque.
quedárselo.
conocer?
No
recordaba
habérselo
—. ¿Qué es?
almohada.
regalarlo,
pero
nunca
encontraba
usted…
gente…
aquí…?
»Dios mío».
lado.
intención
de
entrar.
Los
dientes
pizarra.
el pasillo.
inexorable.
hacia el dormitorio.
nombre es…
—No me interesa.
notas, todo…
de su bolso.
posible.
distancia.
hablando?
del hombre.
11. EN SU REMOLQUE
El
cementerio
es
aterrador.
de la muerte. Se le ha ocurrido a
ahora».
pensado en todo.
mejor
posible.
Quiero
que
que quieres».
en el suelo.
«¡Jesús,
has
estado
magnifica!
¡Qué
toma!
Si
cuerpo?
Un
plan
desesperado:
Cuando
la
rocíen
con
el
lanzallamas, la máscara de
quedará nada.
Él mismo se encargará de
hacer. Si me deja.
él con tozudez.
corazón.
es quien yo pensaba.
—¡Sí!
indignado.
intención!
ella.
almohada en su pecho.
¿verdad? ¿Verdad?
replicó
con
furia,
mirándola
cabelludo.
todos».
—¿Qu-quién es usted?
es?
adornada.
hombre.
pasillo.
—¡Espera!
—Que se diviertan…
ojos y se desplomó.
en jadeos.
— ¿Qué has hecho? —preguntó
alguien.
a…
una
mujer
alta
se
acercó
para
botones
arrancados
la
mirada
bastardo!
—Llamaré a un médico.
demás rostros.
escaleras.
timidez.
13. AL ALBA
galería de tiro.
El DIRECTOR le indica a
MARTY que utilice cargas más
«¡Acción!».
El novio, el ENCARGADO DE
simulacros
son
tiroteados,
¿Dónde está?
No la necesitamos, dice el
probablemente en el autobús de
«¡Acción!».
El ENCARGADO DE NOCHE
un lado.
«Espera
—grita
la
MARTY.
«¡No!». El DIRECTOR no
persona.
MARTY.
¿Preparados?
muerta!
muere…!».
zombi,
como
si
quisiera
abrazarle.
rodean y le estrechan en un
efecto de la película.
FIN.
De vuelta a la Tierra
entierro:
el esplendor de aquéllas es
efímero,
hombre.
volvemos a la tierra.
JOHN WEBSTER
La inminencia del
desastre
Clive Barker
Hellraiser.
Los
tranquilos
todo el mundo.
No
estaba
más
preparada
para
de
murmuraciones
callejeras
y
supersticiones infantiles, yacían todavía
esos
signos
de
vida
parecían
tranquilizarla.
Maldijo
su
se
habían
cometido
asesinatos,
Apenas
crecían
plantas.
Ortigas
hierbas.
sobre
los
cristales
inofensivos,
que
testimoniaban
excavaciones
del
muro,
con
los
movimientos
Verónica
no
estaba
muerta,
sino
camuflada en algún lugar de la casa,
bastante
agradables
como
para
fastidioso
estar
sentada
en
el
Acabaremos
pronto.
La
culpa
las
facturas
un
lado
la
veteadas
de
letras
consumidas.
años
desperdiciados
en
habían
captado
un
instante
de
autenticidad
entre
las
poses,
se
imágenes:
preparado!
Se
desprendían
risas
de
las
imágenes;
su
alegría
inmovilizada
— ¡Espera!
— ¡Aún no!
— ¡Papá!
Apenas
podía
soportar
mirar
herían.
momento…
— ¡Espera!
todos
los
momentos
que
habían
capaz de alcanzar.
inmediato en el sueño.
para
perturbar
su
monótono
arrobamiento.
estoy?».
no
se
celebraría
hasta
mañana,
nombre.
—¿Miriam?
—¿Judy?
—¿No me recuerdas?
—Claro que te recuerdo. Me encanta
oír
tu
voz.
Estoy
gratamente
sorprendida.
¿verdad?
mientras
intercambiaba
palabras
cariñosas con aquella voz jovial, le
Miriam.
contener.
Al
comprenderlo,
la
carcajada.
replicó Miriam.
del novio.
—¿Donald? —apuntó Judy.
—Donald.
—Oh, lo siento.
—Yo
no
—la
respuesta
fue
quedamos así.
el rato.
Blessed
estaba
muerta;
falleció
desembarazarse de ella:
pierden el aliento.
simplemente
de
respirar?
Cara
ridícula.
Pero
estas
ideas
inoportunas
hacia el sol.
Le vino a la mente el Juego de la
la ceremonia de acompañamiento:
está al frente.
— Está pálida.
— Está pálida.
— Está pálida.
— Está pálida.
suma sacerdotisa.
— Está enferma.
— Está enferma.
— Está enferma.
— Está enferma.
demás.
—Parece muerta…
— Está…
se
orinaran
en
los
pantalones.
«Presta
atención
—se
dijo,
conteniéndose—.
¿Qué
estás
tramando?».
Descanso
—dijo
por
fin—
o
replicó.
íntimos sentimientos.
pero no lo demostró.
néctar.
numerosas
flores
artificiales
lugar.
vivientes.
tosieron
ligeramente
ante
su
importa.
—Por
supuesto
—replicó
mentalmente
entre
el
observador
indiferente
el
participante
vida?
escalofrío de reconocimiento y el
despertarla.
Despierta.
de su madre.
No
se
había
producido
ninguna
que
no
precisaba
mayores
demostraciones de afecto.
puedes marcharte».
velo
de
infelicidad,
sin
desear
sentido a la escena.
aseguro.
Diablo.
chaqueta
deambuló
entre
los
las piedras.
su
interior,
indiferente
los
recuerdo.
observador
imparcial,
no
se
incontables niños.
que
conocían
su
oficio
puntos.
Muchos
ladrillos
estaban
mantenía unidos.
fuerza
del
viento,
aguardando,
terrores.
momento.
su entusiasmo.
cierto.
palabra.
—¿Cómo te enteraste?
—No entiendo.
muchísimo.
cedió.
—¿Cuál?
deportes.
Miriam.
Judy.
no habernos casado.
hablando de ello.
ambos.
¿Te importa?
—Por supuesto que no.
cabecera?
peludo
estómago
los
dedos
—Gracias; lo haré.
separaron.
cuarto.
pues.
—Exacto,
hoy.
Conduce
con
perros.
pecaron
de
frialdad,
concluyendo
cuando
una
correa
transportadora
aunque
voluntario,
le
resultó
ladrillo
rojo.
Los
asistentes
se
coches
con
murmullos
de
ojos.
hogar.
limpiar
—dijo
Miriam—.
Quiero
Judy
hizo
un
murmullo
de
aprobación.
que me entrometo.
—Estupendo.
—A las siete.
anhelo
de
precipitarse,
aunque
Abandónate a tu curiosidad.
las
siete,
Miriam
estaba
menguada
por
la
pésima
—Oh, querida…
—No te preocupes; si no te
encuentras bien…
teléfono.
—Yo también.
—Pero no te lo prometo.
escríbeme
unas
líneas
para
pintada
de
nuevo.
Carecería
de
recuerdos.
vigorizante,
y
aprovecharía
la
dándole la bienvenida.
anticipación.
lágrimas
nocturnas
(calientes,
hacia
el
pelo)
los
terrores
encerrados
con
sentimientos
incomprensibles,
en
infiernos
de
El
Camino
del
Diablo
se
muerte.
los
ojos
llameantes;
entrevió
la
Miriam
cerró
los
ojos,
con
la
convicción de que el fin llegaría cuando
Monstruo;
esta
brillante
imitación
imaginaba.
estás haciendo?
empezaron a calmarse.
agua: Judy.
con firmeza.
Es peligroso.
—Claro, cariño.
argamasa.
ambas se durmieron.
madre
de
Miriam
se
enfriaban,
en
catorce
partes
iguales
lo
introdujeron
escrupulosamente
en
durmió de nuevo.
pájaros.
bienamada Marjorie.
desapareció.
su nacimiento a la noche.
Comida
Thomas Tessier
gerente
de
Millington
Books
en
como
en
Comida,
con
de expectación—. No se preocupe,
traído hoy?
pregunta.
la examine un médico.
palabra.
amistad.
nuevo.
—Oh,
Balzac
—respondió
emocionado en demasía.
hablar.
En
ese
momento
estaba
triplicaba en peso.
baja
de
una
mansión
victoriana
incongruentes
como
Westminster,
Brooklyn y Versailles.
radio
en
frecuencia
modulada
vida.
de su apartamento. El peso de la
Su
apartamento
se
había
transformado en el centro neurálgico de
este
sorprendente
consumo.
Fue
señor
Whitman
ya
se
había
bulímica.
animaba a comer.
comida,
sin
discriminaciones.
El
pensamiento de buey a la mantequilla,
contaba en su vida.
al libro.
callejuela
que
probablemente
no
conozcáis…».
Whitman
llevó
el
peso
de
la
su visita.
en pie.
dispuso a partir.
más.
—¿Qué?
—inquirió
el
señor
Whitman, preocupado.
aunque extraña.
fotógrafos,
maniáticos
médicos
creer.
teñía
sus
mejillas,
chica.
algo decepcionada.
una sonrisa.
—En efecto.
A continuación el señor Whitman se
marchó,
de
lo
contrario
habría
Ya en su apartamento, el señor
encontrado
en
la
tienda.
Nada
cigarrillo.
acusarían
de
negligencia?
¿De
homicidio involuntario?
nombres
hasta
recibir
ciertas
clarificación.
sábanas.
Quizás
ella
se
había
adormecido un rato.
almohadas.
—¿Le molesto?
estaban
más
embotados
que
de
insistencia
comportaba
un
costo
él.
aspecto… horrible?
en…
ocurrió?
—¿Cuándo?
—En Boston.
confiar.
sus palabras.
él.
por la mañana.
—De acuerdo.
las
había
comprendido
bien.
En
—Lawrence.
dolorosamente vulnerable.
humano».
Se
estiró
sobre
las
regular,
aunque
ligeramente
y regresó a su apartamento.
de su mejilla.
doscientos
cincuenta
kilos,
era
Quizá
padecía
una
peligrosa
naturaleza y carácter?
pero
sin
intentar
cambiarla.
La
mantendría
viva,
sana,
feliz;
ya
entregara.
calor
la
paz
de
su
abrazo
desmesurado.
del
apartamento.
¿Se
estaría
importaba.
adaptaron a la penumbra.
vagos.
Emitía
sonidos
que
se
convulsa.
también
había
sufrido
cierta
reluciente y firme.
— es larval».
las
estanterías,
como
si
fueran
noche y desapareció.
menor rastro.
M. John Harrison
susceptible de convertirse en
realidad,
KATHERINE MANSFIELD,
fantasía.
Sus
relatos
se
hallan
sublime y escalofriante.
vez
con
mayor
frecuencia
como
intermediario.
me decía—. Sondéala.
asustado.
suponerme
una
influencia
cómo me siento?
cierta cautela.
ahora?
—¿Hola? —dije.
nerviosamente
para
recoger
los
adoptado en la adolescencia.
siempre
asociaba
con
nuestros
enfadarse o excitarse.
—Reservo
mi
adrenalina
hacer nada.
autobús,
la
lluvia)
le
causaba
control intestinal.
—Ah,
luego
euforia.
Es
te preocupes.
flotantes.
—Bien.
Colgué.
el
trayecto
de
treinta
minutos
de
cuarenta
vatios
como
única
golpeteo
de
las
botellas
que
atravesé la carretera.
no es su sitio.
patas
con
dificultades
entre
las
amontonadas
macetas
de
flores
—Sorprendentemente
bien
achaques de la edad.
—Ann,
todo
eso
terminó
había
fallado,
cuando
las
cosas
no me escuchaban.
Lucas.
abrirlo.
intentarlo.
Sprake pegó un brinco y miró a su
y nadie os engañó.
había
dormido
durante
el
viaje,
ciertas garantías…
parroquianos.
seguro.
por
un
rato
—insinué—,
quizá
en el museo.
aterrorizaban.
insistí.
Se puso en pie.
apariencias.
Distinguí,
entre
los
pintura,
pero
en
las
escaleras
de buena luminosidad.
minuto.
Luego rió.
deprimente.
encontraba mal.
Se estremeció, se apartó de la
ventana y empezó a verter agua con tanta
Ella vaciló.
—De acuerdo.
mañana.
cabellera
rubia,
que
se
tiñó
cigarrillos al día.
saberlo.
de té en cada una.
de ti.
cinismo.
a moverte en absoluto.
Parecía pensativo.
nervios.
—Algunos
quedaron
casi
irreconocibles.
—No me extraña.
preocupa.
recordé.
Sprake
estaba
jugando
conmigo,
afirmativo.
apetece.
ayuda.
otras cosas.
comprendo.
combinación de un murmullo y un
del
significado—,
causando
la
sin cesar).
nada.
tanto fumar.
gustara
un
trabajo,
siempre
me
—¿Alguna
vez
sentiste
algo
siguiente…
—A Lucas le gustaba.
constructores
que
no
conseguimos
comprado
toda
clase
de
estufas
cuidadoso te mostrabas!
gato.
Me miró fijamente.
mí.
errante.
aires.
Mrs.
Palfrey
at
the
Claremont,
produjo náuseas.
secaba
las
cubiertas,
ella
debió
nublaría la visión.
encuentras bien?
No hubo respuesta.
—¿Ann?
—¡Cristo! —exclamé.
de
que
estos
movimientos
eran
lograban oscurecerlos.
ellos.
ocurrió decir.
—No.
Échales.
nuevas arcadas.
—afirmó
con
el
cuerpo
rígido,
mí.
frente a la iglesia.
escaparates iluminados.
¿Lucas?
Silencio de nuevo.
¿Lucas?
—. Puedes reventar.
convirtió en nieve.
helechos
que
crecían
en
el
arriba.
—Oh, Ann.
—Pues
echa
un
poco
de
llevarla a la cama.
liberas.
semanas.
nada.
edredón
Continental,
esquemáticas
Las
cosas
parecen
muy
encanto.
sonoramente.
tranquila.
partes.
común.
Tan
cerca
de
toda
aquella
la pena.
No llevaba calcetines.
par.
incoherentemente.
Edvard Munch.
sueño
para
descubrir
que
había
marea,
gritos
de
socorro
de
menudas
impecables
chaquetas,
perfectamente
formadas.
Parecían
acólitos
de
un
templo
budista:
Me senté a su lado.
Menuda pesadilla.
desviando la mirada.
cerca
de
nosotros—.
¿Alguna
robo.
corto
tramo
de
escaleras.
Un
Lucas.
—¡Salgamos!
—dijo.
Parecía
pierdes el humor.
aquí.
rostros
impacientes
arrugados,
paso.
No era muy tarde, pero los letreros
luz agonizante.
conseguimos nada.
—Lo siento.
chaqueta.
fuegos, vagabundos.
Sprake?
cuerpo.
en
el
laberinto
de
aparcamientos
cubiertos
de
malas
albergaba
dos
ojos
inexpresivos,
—¡Lucas! —grité.
portales, no vi a nadie.
había muerto.
perdido
al
crecer…,
quizás
al
nada».
impresiones.
Pero
nada
sucedió
Notas
<<
( N. del T. ) <<
T. ) <<
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Escalofríos
Introducción
En la corte del rey Carmesí El Aviador Nocturno, de Stephen King
Notas