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LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

Dr. José Cedeño León

Subgerencia de Capacitación - 2017 1


ÉTICA Y MORAL

Ética: la disciplina filosófica que constituye una reflexión


sobre los problemas morales.

Moral: es el conjunto de principios, normas y valores que


cada generación trasmite a la siguiente,
en la confianza de
que se trata de llevar una vida “buena” y “justa”.
FUNDAMENTO:

Partir de las estructuras que surgen de la interacción social


(sociedad-organización), que se complementan con la
actuación gerencial para establecer principios básicos de
convivencia, que se expresen en valores y principios para
orientar la conducta del funcionario, la cual puede o no ser
sometida a cuestionamiento interno o externo.
ÉTICA PÚBLICA:

Es la ética aplicada al ámbito público (también se le llama


ética para la gestión pública), y trata de definir lo que está
“bien” de lo que está “mal” para la sociedad, convirtiéndose:

En un patrón moral básico de carácter universal y


generalizable, (…) dado lo racional y razonable de sus
fines, valores y prescripciones de conducta.

Esta ética afecta a los individuos en tanto y en


cuanto son miembros de la sociedad.
SITUACIÓN ACTUAL

Actualmente existe una realidad económica, social y política


cambiante que influye significativamente en el devenir de la
sociedad y las organizaciones.
Estos cambios obligan a comprender los males que afectan la
función pública así como sus posibles correctivos.
En este sentido, conviene identificar las prácticas indebidas en
la cotidianeidad funcional y que se divulgan permanentemente
en los diferentes medios de comunicación social, lo cual
infunde desconfianza ante la sociedad.
… SITUACIÓN ACTUAL

Las prácticas indebidas o antivalores es el


fenómeno de la corrupción, su punto de partida,
uno de los males con mayor incidencia a nivel
mundial, lo cual invita a reflexionar lo
señalado por Carbonell (2003) “la acción
corrupta se da exclusivamente porque un
individuo, toma la decisión de realizar la acción
corrupta”
REFLEXIONES

-Para Hobbes el hombre sólo busca la maximización de


sus preferencias.

- Smith, en su Teoría de los sentimientos morales, afirma que


“el hombre, de modo natural toma interés por los demás,
de modo que su felicidad o desgracia no le son ajenas”.

- Villa asevera que “con todo, no siempre resulta sencillo trazar


una línea divisoria clara, entre el altruismo y el egoísmo, pues
dada la naturaleza humana, resulta auténticamente difícil
encontrar actitudes puramente egoístas o puramente
altruistas”.
DEMOCRACIA Y DDHH

El fundamento de la democracia, es el reconocer la dignidad del


ser humano; considérese, pues, que no pueden existir
derechos civiles (derecho a la vida, a la libertad de religión) si
no hay derechos sociales (derecho al voto, a poder organizarte
políticamente en un partido político), y tampoco pueden haber
derechos sociales si no hay derechos políticos (si no voto,
probablemente el trasuntar de mi sociedad esté en riesgo).
LA CONVIVENCIA HUMANA

La perspectiva ético-moral es una condición necesaria para la


convivencia humana, es decir, el vivir con otros a partir de
valores, principios y normas que orienten a las personas
sobre qué deben hacer para conducir la vida (propia y de
quienes le rodean) de un modo bueno y justo, cómo debe
actuar, qué decisión es la más correcta en cada caso
concreto, para que la propia vida sea buena en su
conjunto, conforme a la concepción del bien humano.
… LA CONVIVENCIA HUMANA

Los principios justos de convivencia como caracterización


de lo bueno y lo justo conducen a que se logre el bien de
todas las personas, entendido de modo plural en el marco
de lo justo, lo cual consiste en compartir unos mínimos de
justicia, desde los que se conviene en potenciar que cada
quien viva según su modelo de felicidad y pueda invitar a
otros a vivir según él.

Sin embargo, resulta prudente hacer la siguiente distinción:


cuando se tiene algo por bueno “no debemos exigir que
todo ser racional lo tenga, porque esa sería una opción
subjetiva”.
Lo justo, es “aquello que cualquier ser racional
que no se deje llevar por sus intereses individuales
o grupales sino por intereses universales,
tiene por justo”
PRÁCTICAS ÉTICAS

Un aspecto básico de la gerencia pública, es la


introducción de mecanismos innovadores,
que generen eficiencia y eficacia.

Sin embargo, este proceso se agota con la introducción


de nuevas tecnologías de gestión, en el rediseño de los
mecanismos administrativos y en la búsqueda de la
eficiencia y la eficacia en los servicios, sin tomar en
consideración la importancia de desarrollar a la par, un ser
humano, muy interesado por el bien colectivo y en
consecuencia, se mejore la relación entre sociedad-
organización; incitando, fundamentalmente las prácticas
éticas.
IMPORTANCIA DEL SERVIDOR PÚBLICO

Las personas que trabajan en una organización,


son quienes la caracterizan y proyectan hacia la sociedad
con los resultados de sus acciones, en las cuales los
principios éticos y el interés colectivo deben estar por
encima de los intereses individuales, con el objeto de
satisfacer las demandas que día a día la sociedad les hace
como una condición natural de convivencia social.
Pérez (2006) afirma que:

Un principio en la gestión pública, es por ejemplo la


prevalencia del interés general sobre el interés particular; de
allí se derivan, precisamente, los valores de la transparencia
y de la honestidad.

Por lo tanto, el enunciado de un principio no debe ser una


palabra, sino una frase cuyo contenido es un precepto
Principios éticos en el ejercicio de la función pública[1]:
• El interés general prevalece sobre el interés particular.
• Es imperativo de la función pública el cuidado de la vida en todas sus
formas.
• Los bienes públicos son sagrados.
• La finalidad del Estado es el mejoramiento de las condiciones de vida de
toda la población.
• La función primordial del servidor público es servir a la ciudadanía.
• Quien administra recursos públicos rinde cuentas a la sociedad sobre su
utilización y los resultados de su gestión.
• Los ciudadanos tienen derecho a participar en las decisiones públicas que
los afecten.

[1]
Yolimar Vilchez / Formación Gerencial Año 11, Nº 2 Noviembre (2012). Recuperado de
Revista Formación Gerencial, Año 11 Nº 2 Noviembre (2012) ISSN 1690-074X
VALORES, CONCEPTUALIZACIÓN
Amnistía Internacional (1998) define Valores como:

Todo aquello que favorece la plena realización de nosotros


como personas, nos orienta en la toma de decisiones e inspira
juicios y conductas.

Dichas creencias se presentan como postulados que el


individuo y/o el colectivo asumen como las normas rectoras
que orientan sus actuaciones y que no son susceptibles de
trasgresión o negociación.
Así mismo Yegres (2007) precisa que:

Por Valores se entienden aquellas formas de ser y de


actuar de las personas que son altamente deseables
como atributos o cualidades nuestras y de los demás,
por cuanto posibilitan la construcción de una
convivencia gratificante en el marco de la dignidad
humana.

Los valores usualmente se enuncian por medio de


una palabra: Honestidad, responsabilidad, cumplimiento,
entre otros.
Yolimar Vilchez[2] afirma que:

“La dimensión ético-moral en la gestión pública está


estrechamente conectada con dos valores que le exigen
al servidor Público un comportamiento coherente en
todos los ámbitos a los que aluden: la Integridad y la
Transparencia”.

[2] Autor citado


La Integridad hace alusión al comportamiento recto,
probo e intachable; es decir, al cabal cumplimiento de
Principios Éticos en el desempeño de la función pública, y en
particular
al manejo honrado y pulcro de los bienes públicos.

La Transparencia, en cambio, se refiere al comportamiento claro,


evidente, que no deja dudas y que no presenta ambigüedad.
Es lo contrario de la opacidad, que no deja ver, que esconde.
Se sitúa en el ámbito de la comunicación,
del suministro de información, de la rendición de cuentas a la
sociedad.
La convivencia laboral de los servidores públicos exige:

Responsabilidad. Es la voluntad del individuo de asumir las


consecuencias de sus decisiones, persiguiendo beneficiar a
la sociedad.

Respeto. Asumir una actitud que garantice las acciones propias y


de otros se desarrollen en consideración de los derechos de los
demás.

Justicia. Es la voluntad de dar a cada cual lo que le corresponde


otorgando el mismo trato y acceso sin ninguna distinción.

Solidaridad. Es la acción desprendida del individuo signada por


valores y principios éticos que le orienten a favor del bien común.
VALORES Y ANTIVALORES

Es imperioso interiorizar en los empleados públicos los principios y


valores que deben prevalecer en la cotidianeidad laboral ya que de ello
depende mucho el desarrollo pleno de las personas y respeto por lo
público.

Es imperioso también, señalar que del mismo modo, existen los


valores positivos como los antes mencionados, también existen
valores negativos o antivalores (la antítesis u opuesto al valor).

Bautista (2009), respecto a ello afirma que:

Los antivalores son aquellos que hacen referencia al grupo de valores


o actitudes que pueden ser consideradas peligrosas o dañinas para el
conjunto de la comunidad en la que tienen lugar .
ANTIVALORES

Ardila (2006), señala que:

En el mundo, los antivalores se han expandido de manera


indiscriminada y han invadido ámbitos sociales, económicos,
culturales, deportivos, laborales, políticos.

Al ser esto así, han invadido también la esfera de lo público al


desarrollarse como virus al interior de las instituciones públicas a
las cuales les han hecho mucho daño
PRINCIPALES ANTIVALORES DE LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS:

La ambición, la adulación, la avaricia, la codicia, la complicidad, el


compadrazgo, el desorden, la desconfianza, el dedazo, la deslealtad,
la estafa, el egoísmo, el fraude, la hipocresía, la injusticia, la
ineptitud, la irresponsabilidad, la insolencia, la incompetencia, la
improvisación, la impunidad el libertinaje, la mentira, la malversación
de recursos, el nepotismo, la negligencia, la prevaricación, la rapiña, el
soborno, el tráfico de influencias, el temor, la traición, entre otros.

Por sí mismo, cada antivalor puede ser objeto de un análisis


exhaustivo, sin embargo, comúnmente nos referimos a estos
utilizando la palabra
CORRUPCIÓN.
CONVERTIR LOS VALORES EN CULTURA

Los valores positivos se convierten en cultura cuando demuestran


que sirven para integrar internamente y para adaptar
la organización al entorno, es decir, cuando tienen éxito
y son aprehendidos e internalizados por los miembros de la
organización como la forma correcta de percibir, pensar y sentir,
a partir de ese momento los valores se convierten en
creencias básicas y asumidos así inconscientemente por
los miembros de la organización, guían su conducta.

Este debe ser el norte en el Poder Judicial.


DE LA ÉTICA COMÚN A LA ÉTICA PÚBLICA

No obstante más allá de educar a partir de cursos, foros o manuales,


se necesita que los valores sean entidades intrínsecas en cada
funcionario, exteriorizados a través de su conducta.

Derivado de ello, se debe penetrar en la Intersubjetividad de las


estructuras de ese “patrón moral “ que emerge de la ética común y
generalizarlo de tal manera que no existan “rupturas” en la conducta
de los gerentes partiendo de:
una ética general o común, -probablemente recibida a partir de la
educación, familiar, escolar, a través de los amigos o través de los
diferentes medios de comunicación de donde se reciben
permanentemente opiniones, ideas- hasta llegar a esa ética pública
donde el interés general y colectivo sean el norte rector; dentro del
complejo marco personal de creencias y valores que han desarrollado
a lo largo de sus vidas los gerentes.
Los funcionarios públicos –y particularmente quienes somos parte
del Poder Judicial- deben no sólo reconocer, sino ser capaz de
atender las necesidades ciudadanas y de la comunidad peruana, para
afianzar una nueva cultura del servicio público basado en el
reconocimiento del ciudadano como el verdadero dueño de lo
público, consciente de una serie de deberes y responsabilidades
hacia la sociedad.

Esta nueva cultura de servicio tiene como proceso básico la


democratización y servicio al ciudadano, el cual se orienta a crear
mecanismos, instancias y espacios administrativos que aseguren la
participación ciudadana en la gestión pública con el fin de garantizar
que el Estado actúe incorporando la voluntad popular en términos
de equidad, efectividad y calidad.
LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

Dr. José Cedeño León

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