Proyecto Parte I Leyla Final
Proyecto Parte I Leyla Final
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I. ASPECTOS INFORMATIVOS
1.1. TÍTULO DEL PROYECTO
USO DE LAS RUTINAS DE DESARROLLO EN ALUMNOS DE EDUCACIÓN
INICIAL 3 AÑOS EN LA I.E. “PASITOS” CON DEFICIENCIAS DE DESARROLLO
DE AUTONOMÍA, AREQUIPA, 2018
Previo a esto es importante mencionar que el Trabajo por proyecto al interior del
Aula genera una serie de experiencias y vivencias que le sirven al niño - niña- para
configurar su mundo socio-cultural. Dentro de la Fundación Senderos de Paz no es
denominado trabajo por proyectos, sino Proyectos de Exploración, estos proyectos
nacen de la vida diaria, de los intereses y necesidades de los niños, donde el maestro
debe estar en
la capacidad de hacer lectura permanente de la realidad.
Estas acciones permiten ver procesos autónomos en los niños, participación en la
toma de decisiones frente lo que es correcto e incorrecto, uso de su lenguaje para
comunicarse y su responsabilidad frente a lo que hace.
Dónde:
G.E: Es el Grupo Experimental.
A1: Grupo Experimental a quien se aplicó el pre test.
X: Programa de rutinas.
A2: Grupo experimental a quien se aplicó el post test.
G.C: Es el Grupo Control.
A3: Grupo control a quien se aplicó el pre test.
A4: Grupo control a quien se aplicó el post test.
1.6. DURACIÓN
Es ahí, donde tomamos como base nuestro problema de investigación, ver cómo se puede
solucionar la falta de autonomía mediante el uso de las rutinas para el desarrollo personal
y autonomía de los niños, planteamos realizar un programa de rutinas las que se aplicarían
en 3 días por semana; días en las cuales evaluaríamos ciertas dimensiones en relación a
ellos/as como son: reconocimiento de características físicas, reconocimiento de actitudes
y valores, expresión de habilidades, emociones y sentimientos, el saber valerse por sí
mismos/as y la toma de decisiones, con el objetivo de mejorar el problema planteado.
Según UNICEF (1995), nos manifiesta que la educación inicial en sudamérica, que
las rutinas permiten que los niños no vivan la organización del tiempo como azarosa
o aleatoria. Las rutinas las cuales se aplican son como: Los saludos, los registros de
asistencia, el calendario, el estado del tiempo, las rondas de intercambio, los
momentos de colación, los desplazamientos y el juego en el patio son actividades que
suelen llamarse “cotidianas o de rutina”. Las actividades cotidianas implican un
progresivo aprendizaje por parte de los niños y “experimentan” modificaciones
durante el año escolar.
2.4. EL OBJETO
El objeto de estudio serían todos los alumnos de la I.E. “Pasitos”, incluyendo dentro
de estos a los alumnos que presentan deficiencia en el desarrollo de autonomía y los
que no lo hacen.
2.5. LA JUSTIFICACIÓN
La razón que nos llevó a realizar la presente investigación se dio a raíz de las
experiencias observadas través de nuestras experiencia educativa en la I.S. “Pasitos”,
en la cual detectamos que dentro del aula existe una escasez o poca importancia al
uso de las rutinas por parte de las docentes lo que se evidencia en la falta de desarrollo
de la autonomía. Tomamos en cuenta que las rutinas en los niños/as les ayuda de una
manera más significativa a que ellos/as puedan desarrollar una mejor identidad
personal y un mejor desarrollo de su autonomía, ya que en esas horas aprovechadas
para esa actividad, los niños/as pueden interactuar entre ellos y con la docente, de
esta manera ejecutaran diferentes actividades con autonomía lo cual les permitirá ser
más independientes, como también se busca formar en ellos ciertos hábitos para lo
realicen con propia autonomía.
2.6. OBJETIVOS
2.6.1. General
Determinar en qué medida el uso de las rutinas desarrollará significativamente
la identidad personal y autonomía de los niños de 3 años de la I.E. ¨Pasitos” del
distrito de Yanahuara, Arequipa 2018.
LAS RUTINAS
• Etimología
Para Soca, R. (2012), el verbo latino rumpere dio lugar a un vasto conjunto de palabras
de nuestra lengua, además de romper. Con el prefijo ex-, se formó eruptio, -onis,
derivado de erumpere, que dio lugar aerupción, en el sentido de salida brusca e
impetuosa‟ pero también a irrupción. En efecto, los latinos decían in provinciam
eruptionem facere „hacer una irrupción en la provincia‟.
Otra palabra que proviene del verbo latino es ruta, que nos llegó a través del
francésroute. El lector podrá preguntarse cuál puede ser la relación entre romper y ruta,
pero lo cierto es que en el latín vulgar de la Galia se decía rupta via „camino roto‟ con
el mismo sentido con que hoy decimos en castellano „romper camino‟, es decir, „cortar‟,
„romper‟ los matorrales para abrir un camino.
Y una vez que el camino está abierto y es recorrido muchas veces se convierte en una
rutina, que se refería, inicialmente, a una „ruta muy frecuentada‟, pero que hoy ya denota
hábito adquirido‟, costumbre de hacer las cosas sin necesidad de pensar en ellas‟.
• Definición
• Clasificación de rutinas
Según Molina, C. (1997) nos dice que las rutinas tienen un determinado orden y que
requieren ser organizadas en un horario determinado, entre ellas tenemos:
• Rutinas de inicio
Es el punto de partida para el desarrollo de las distintas actividades del día; se inicia el
intercambio más cercano entre la educadora y el grupo. Algunas de ellas se caracterizan
por el uso de carteles a la altura de los niños, para que ellos mismos puedan registrar
su asistencia, el tiempo, el calendario, mis propósitos, el saludo, la noticia del día etc.
La hora de ingreso debe ser puntual así las rutinas tendrán continuidad en el tiempo; los
niños y padres de familia vivenciarán claramente este valor.
• Rutinas de alimentación
• Rutinas de higiene
Mediante las rutinas de aseo, por ejemplo, se proveen cuidados físicos que no solo
tienden a mantener la salud, sino que, además, paulatinamente llevan al niño a adquirir
conciencia de su propio cuerpo. Pero esos cuidados físicos son también la base del
sentimiento de identidad en la medida en que le van permitiendo una diferenciación
entre él y los demás, ya que inicialmente el niño no se sabe diferente, sino que siente
que es uno con su madre y con su medio.
Sucede con frecuencia que no nos animamos a usar el espacio exterior con las tantas
posibilidades que nos ofrece, desperdiciando quizás los momentos más espontáneos
de los niños y niñas. A pesar del clima maravilloso que tenemos, no somos capaces de
aprovecharlo y les restamos oportunidad a los niños y niñas que disfruten de él.
Por esto, es importante que aprovechemos este periodo, de tal manera que convirtamos
el patio de recreo en espacio funcional para que los niños y niñas puedan jugar y
moverse libremente. EI entorno del patio de recreo se puede preparar de modo que
estimule el interés por la naturaleza, los juegos espontáneos y otras actividades que
permitan al niño y la niña usar su imaginación, fantasía y creatividad
• Rutinas de salida
Se acerca el fin del día en el Centro, y es importante hacer este final tan valioso e
interesante como los demás periodos de la rutina. Este periodo es propicio para inducir
el diálogo con los niños y las niñas a partir de las experiencias del día. Es el momento
de rescatar la creatividad de los niños y niñas en las actividades individuales y grupales.
Es el momento de manifestarles a los niños y las niñas qué bien nos sentimos con su
presencia. Una despedida cordial, afable e interactiva contribuye para que se mantenga
el deseo de los niños y niñas en llegar de nuevo al Centro
Para Carrillo, M. (1990) nos dice que, la vida cotidiana es la situación más cercana y
más estable para los seres humanos, especialmente para los niños, y por ello es uno de
los grandes recursos con los que deben contar sus educadores, padres y profesores:
en lo que acontece cada día es donde se realiza su desarrollo. Nadie duda de la
importancia que tiene para el niño la vida de cada día y lo que en ella es habitual. Por
eso, hay que darle también mucha importancia a la creación de hábitos y rutinas, que
son los que le dan al niño la seguridad de saber qué hacer en cada momento y de
conocer las costumbres del grupo social. Deberíamos, primero, establecer la diferencia
que hay entre rutina y hábito. La rutina, que puede desaparecer, es una costumbre
personal establecida por conveniencia y que no permite modificación, es decir, es
inflexible; por ejemplo, colgar la bata en la percha antes de salir de clase. El hábito, sin
embargo, es un mecanismo estable que crea destrezas y que además podemos usar
para distintas situaciones: por ejemplo, abrocharse. Tanto las rutinas como los hábitos
aportan un componente importantísimo de constancia y regularidad y, por ello, son
fundamentales tanto para la vida familiar como la escolar.
Según Fernández, E. (2003) nos dice que los hábitos “Son costumbres, actitudes,
formas de conducta o comportamientos que con llevan pautas de conducta y
aprendizajes. El hábito bien adquirido y usado nos permite hacer frente a los
acontecimientos cotidianos”.
La adquisición de hábitos en los niños requiere una labor continuada y metódica por
parte del adulto; es una tarea que necesita exigencias de corrección, normas, valores y
conductas globales. Por ello, se debe plantear qué hábitos se van a trabajar con los
niños cada día y procurar establecerlos en todos los ambientes que rodean al niño: la
familia y el colegio.
En la educación de los hábitos sucede que, con frecuencia, los adultos estamos
tentados a pensar que sólo pueden adquirirse cuando se ha cumplido determinadas
edades. No obstante, si analizamos nuestra forma de desenvolvernos habitualmente,
podemos comprobar que muchos hábitos nos los enseñaron y exigieron muy pronto. Y
si no lo hicieron así, es posible que reconozcamos que hemos gastado demasiados
esfuerzos y energía para conseguirlos más tarde.
Desde el punto de vista escolar, cada vez son más los alumnos que, teniendo una
inteligencia normal, no obtienen buenos rendimientos académicos debido a la ausencia
de hábitos básicos: la inteligencia está constituida en gran parte por hábitos y destrezas
de muchas capacidades que, desarrollados a tiempo, facilitan el éxito de los escolares
en la educación obligatoria. Expuesta la importancia que tiene para los niños la
adquisición de hábitos, sólo nos resta recordar a todos que es una tarea de competencia
mixta entre padres y educadores y que plantea la necesidad de que exista, por tanto,
una estrecha colaboración para llevar a cabo acciones conjuntas y coordinadas. El
intercambio de información entre padres y profesor-tutor se revela como fundamental.
Ambas instituciones, escuela y familia, no deben ser agentes estancos e incomunicados
que sólo interactúan en ocasiones muy especiales (periodo de adaptación, reuniones,
fiestas, entrega de boletines). Por ello, el centro escolar debe potenciar la participación
activa de la familia en la educación escolar del niño, haciéndole sentir responsable a
través de los diferentes medios pedagógicos que se programen a nivel de centro. Pero
no sólo dentro del centro, la educación en casa debe ser consensuada entre ambos,
ofreciendo el profesorado pautas científicas y utilizando a la familia como principal medio
de información sobre cómo se está produciendo el desarrollo del niño fuera del centro.
Ambas instituciones, familia y escuela, son esenciales en la adquisición de valores,
hábitos y actitudes del alumno.
Con el paso del tiempo, los tres primeros meses, para ser más puntuales, todo comienza
a verse más claro en la relación entre el recién nacido y sus padres, se va ganando un
orden que al principio parecía perdido. En esta regulación es necesario empezar a incluir
rutinas y pausas de crianza que son fundamentales porque garantizan, en gran medida,
la armonía, el equilibrio y la disciplina en la cotidianidad del hogar.
Para Molina, C. (1997). Es en los primeros años de vida donde se tiene mayor
receptividad y se da un aprendizaje duradero, por esto la importancia de enseñarles a
través de actos repetitivos y constantes. “Mediante las rutinas interiorizan tareas
elementales y también complejas. Aprenden a guardar sus juguetes después de
haberse divertido con ellos, a tocar instrumentos, a practicar deportes e incluso a
predecir lo que va a suceder luego de determinada situación, es decir, a relacionar una
acción con su consecuencia”. En otras palabras, las rutinas son una forma de enseñarle
a un niño, joven y más adelante adulto, cuáles son sus derechos y sus deberes, a
respetar los límites, a contar con la seguridad necesaria para obtener de manera
responsable lo que desea, a ser disciplinado, organizado y a vivir sanamente en una
sociedad.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que todas las personas tienen unos rasgos
temperamentales que los identifican y que reflejan la forma en la que pueden llegar a
reaccionar con respecto a una situación determinada. Dicho lo anterior, es importante
que los padres identifiquen cuál es el tipo de carácter de sus hijos y cuál será entonces
la mejor manera de aplicar dichas rutinas y pautas educativas. “A algunos les parece
divertido lo que han hecho por lo que disfrutan poniéndolo en práctica y logran
aprenderlo más rápido. Otros, en cambio, rechazan de inmediato la actividad porque no
se sienten cómodos con esta y, por lo tanto, necesitarán de más paciencia, constancia
y persistencia para lograr que la asimilen y la lleven a cabo de forma automática”,
comenta María Fernanda Hurtado, psicóloga y directora de vivirlafamilia.com.
Lo importante, sea cual sea el caso, es hacer de todas las rutinas (de alimentación,
descanso, higiene, juego y tareas propias de la vida escolar) rituales amorosos y
divertidos y no obligaciones impuestas. Todas necesitan ser ejemplares y coherentes,
todas deben llevarse a cabo con la misma constancia e intensidad para que puedan ser
interiorizadas exitosamente.
“La rutina diaria es para los niños lo que las paredes son para una casa, les da fronteras
y dimensión a la vida. Ningún niño se siente cómodo en una situación en la que no sabe
qué esperar. La rutina da una sensación de seguridad. La rutina establecida da un
sentido de orden del cual nace la libertad.”
Por todo lo visto anteriormente una de la cosas en las que hay que fijarse para elegir un
buen preescolar es ver si le tienen a los niños una rutina establecida, ya que es un lugar
nuevo para ellos y es de suma importancia que también les marquen una rutina para
que sepan predecir lo que pasa, ya que se sienten inseguros en un lugar nuevo que no
es su casa siendo que los primero años la pasaron en su casa. Por esto es tan
importante la rutina en el preescolar ya que la personalidad del niño se está formando
en esta etapa y hay que hacer crecer a niños seguros.
Para Zabalza, M. (2010) desde un punto de vista genérico, entendemos por rutinas
aquellas actividades que realizamos diariamente de forma regular, periódica y sistémica
con un carácter ineludible.
En cuanto a los hábitos, consideramos que son modos de actuar que aprendemos y/o
adquirimos con la intención de satisfacer nuestras rutinas y que, a través de ellos, nos
sentimos más seguros en el modo de obrar ante distintas situaciones.
Es por ello que, instaurar rutinas y hábitos adecuados durante la etapa de Educación
Infantil permite desempeñar importantes funciones en relación a la configuración del
contexto educativo mediante la secuenciación espacio- temporal de las aulas a través
de la repetición de actividades y tareas. De hecho, el Real Decreto 1630/2006, de 29 de
diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de
Educación Infantil establece como una de las tres áreas curriculares a trabajar el
conocimiento de sí mismo y la autonomía personal.
• Generar seguridad, dado que se trata de una actividad conocida por quien la realiza.
Actuar como indicador temporal, puesto que aporta una percepción sensorial de los
distintos momentos en los que debe efectuarse la actividad permitiendo saber qué es lo
que hay que hacer antes y qué después.
De este modo, debemos considerar las rutinas como puros aprendizajes que
contribuyen a una mejora de nuestra capacidad cognitiva, por lo que se trata de
procesos que el alumnado debe aprender en el seno del aula y la familia deberá tenerlo
en cuenta para establecer unas rutinas en el hogar que a buen seguro contribuirán al
desarrollo psicológico de sus hijos.
Ahora bien, como todo aprendizaje, y más tratándose de niños y niñas de Educación
Infantil, resulta necesario fijar unas pautas metodológicas que contribuyan a organizar y
sistematizar estos aprendizajes adecuadamente siguiendo siempre el mismo orden en
las actividades y mencionando claramente y con cierta frecuencia por parte del
profesorado el nombre de la rutina a trabajar. Igualmente, podría ser interesante
establecer un signo explícito que marque la transición de una fase a otra para que los
pequeños y pequeñas identifiquen claramente el cambio de actividad que va a
producirse
2. 2 IDENTIDAD PERSONAL
• Etimología de Identidad
Según Lagarde, M (1980) La palabra identidad proviene del latín Identitas y este de Idem
(Lo mismo, ver: idem), que encontramos en frases del latín clásico. La palabra identidad
tiene una dualidad; por una parte, se refiere a características que nos hacen percibir que
una persona, es única (una sola y diferente de las demás). Por otro lado, se refiere a
características que poseen las personas que nos hacen percibir que son lo mismo (sin
diferencia) que otras personas.
• Definición de Identidad
Alrededor de los tres años y hasta los siete, los niños se imponen o hacen valer con
más frecuencia. Comienzan a planear actividades, inventan juegos, e inician actividades
con otras personas. Si se les da la oportunidad, los niños desarrollan una sensación de
iniciativa, y se sienten seguros de su capacidad para dirigir a otras personas y tomar
decisiones. Inversamente, si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el control, los
niños desarrollan un sentido de culpabilidad. Pueden sentirse como un fastidio para los
demás y por lo tanto, seguirán siendo seguidores, con falta de iniciativa.
Desde los seis años hasta la pubertad, los niños comienzan a desarrollar una sensación
de orgullo en sus logros. Inician proyectos, los siguen hasta terminarlos, y se sienten
bien por lo que han alcanzado. Durante este tiempo, los profesores desempeñan un
papel creciente en el desarrollo del niño.
Por medio de sus diferentes experiencias cotidianas, el niño irá encontrando respuestas
a las preguntas: “¿Quién soy?” y “¿Quién soy frente al otro?”, es decir, se irá
constituyendo como un individuo singular, diferente de las otras personas, en razón de
su propia historia. Observamos que los niños pequeños comienzan a diferenciarse de
los adultos significativos (mamá, papá o cuidador principal) cuando dicen o realizan
acciones que expresan sus propias necesidades, su forma de ser. Estas les permiten ir
comprendiendo que forman parte del mundo y que su mamá, por ejemplo, es una
persona distinta de ellos.
Las rutinas son importantes porque se refiere a las actitudes y capacidades relacionadas
con el proceso de construcción de la identidad personal y de las competencias
emocionales y sociales. Es la preparación previa en todas sus dimensiones en el niño
para el inicio de su escolaridad.
LA AUTONOMÍA
• Etimología
La autonomía es, como se sabe, una palabra compuesta. Su raíz etimológica nos remite
a dos palabras griegas a saber: autós, que significa sí mismo, y nómos, que significa
ley. De allí que, desde la antigüedad griega, este fonema tan particular – y tan asociado
a la vida de los universitarios- haya sido usado para significar a todo ente que “vive de
acuerdo a su propia ley” o que “se gobierna a sí mismo”.
Pero, al develar los conceptos de “ley” y “gobierno” como constitutivos de este vocablo,
la etimología nos muestra, además, cómo la autonomía se despoja de su sofisticado
manto filosófico, para mostrarnos, en impúdica pose, sus mundanos contornos políticos.
De suerte que, al desnudar sus raíces políticas, la autonomía se nos revela entonces
como un significante que emergió del sistema de significación de la discursividad política
y cuya función semántica ha sido la de significar una cualidad política: la cualidad del
autogobierno. Por lo que puede decirse -ahora en sentido filológico- que la autonomía
reenvía su significación al ámbito de la política, de allí que ésta se muestre como una
forma más de nombrar la libertad en el campo controversial de la acción moral.
Es por ello que en Kamii, C. (1968) la autonomía constituye el fundamento de
Piaget, J . (1967) decía: “Si para aprender física o lenguaje es necesario hacer
experimentos y analizar textos, para aprender a vivir en colectividad se necesita tener
experiencias de vida en común”. Consideramos que a los niños se les puede plantear
diversas actividades en las que a través de la estimulación cognitiva de la práctica en
actividades programadas y de las vivencias reales, puedan experimentar situaciones de
relación social.
• Definición
Para Hurlock, E. (1985) La autonomía hace referencia a la libertad que poseemos para
tomar decisiones por nosotros mismos. La autonomía se ejerce sin presión, se debe
seguir por deber no por convivencia. Se trata de lo propio que podemos formar a lo largo
de nuestras vidas, ya sea como complementación de uno ajeno o generado por nosotros
mismos.
• La Autonomía en la infancia
Según el psicólogo suizo Piaget, hay que diferenciar dos etapas o momentos en el
desarrollo del niño: la etapa sensomotora y la preoperatoria.
En esa vía de desarrollo, como hemos citado al principio, el niño/a vive más de una
etapa. Sin embargo, eso no significa que todos los niños/as pasen por dichas etapas del
mismo modo y al mismo tiempo. A pesar de que el entorno donde vive el niño influye en
él, también tiene una importante incidencia la educación que sus padres le dan.
Según Palacios, J (1995) nos clasifica los hábitos según las edades. DE 3-5 AÑOS.
• HIGIENE
• VESTIDO
• COMIDA
Relacionado con la conducta alimentaria: comer solo, uso de los distintos instrumentos,
respetar unas normas básicas de educación en la mesa, prepararse una merienda.
Son hábitos referentes a la relación con los demás, el uso de algunos servicios
comunitarios y la conducta en el hogar: van desde saludar a la gente conocida,
escuchar, pedir por favor y dar las gracias; respetar los turnos en juegos, pedir prestado,
conocer los lugares para cruzar la calle, evitar peligros (enchufes, productos tóxicos),
ordenar sus pertenencias, usar el teléfono, comprar, usar el transporte público o disfrutar
de servicios de ocio (ir al cine).
Estas acciones permiten ver procesos autónomos en los niños, participación en la toma
de decisiones frente lo que es correcto e incorrecto, uso de su lenguaje para
comunicarse y su responsabilidad frente a lo que hace.
Así las cosas, cuando Piaget habla de autonomía del agente moral la sitúa, según su
interpretación, en el respeto por la regla, en tanto se constituye en una obligación que
debe interiorizarse.
Por el contrario, en caso de no respetarse las reglas -lo que se espera no suceda-,
daría lugar a un conjunto de efectos negativos que afectan la vida colectiva de los
individuos en la sociedad. Esta idea piagetiana de la autonomía reconoce la objetividad
de la regla como algo externo a los agentes morales. Por tanto, parece como si la noción
de autonomía en Piaget consistiera en la capacidad que tiene el agente para reconocer
y dar cuenta de las reglas acordadas en determinadas situaciones de la vida práctica
en una relación determinada por el mundo exterior.
Por el contrario, Kant plantea que cada uno de los individuos de la sociedad es un ser
moral regido por su condición innata para ello, a saber la razón práctica.
Esta última garantiza objetividad a la moralidad; esto es, no hace depender los
principios morales de un mundo moral externo que precede a los individuos; sino que
son derivados de un concepto universal que, en general, sólo la razón práctica de un
ser racional posee. Kant señala que en tanto contamos con el IC, la formación del
criterio moral en el niño no puede desligarse de él y ello se encuentra asociado a la idea
de autonomía, a saber: “…no elegir sino de tal modo que las máximas de la propia
elección estén comprendidas a la vez en el mismo querer como ley universal” (Kant,
1999 pág. 211).
3.3. VARIABLES
• Variable independiente: Uso de las rutinas
Gc: A3 A4
Dónde:
X: Programa de rutinas.
4.3.1. Población
• Población Universal
La población universal estuvo conformada por 119 alumnos de 2 años, 3 años “A”, 3
años “B”, 4 años “A”, 4 años “B”, y 5 años “A”, 5 años “B” de la I.E.E. “Pasitos” del distrito
de Yanahuara - Arequipa
4.3.2. Muestra
4.4. MÉTODOS
• Procedimientos estadísticos
V. ASPECTOS ADMINISTRATIVOS
5.2. PRESUPUESTO
5.2.1. Bienes
5.2.2. Servicios
5.3. FINANCIAMIENTO
6.1. REFERENCIAS
6.3. REVISTAS
ANEXOS
FICHA DE INVESTIGACIÓN
CUESTIONARIO