Farmacos Antidemencia
Farmacos Antidemencia
Farmacos Antidemencia
1. Introducción
1
se estableció la secuencia de los aminoácidos del amiloide o beta amiloide (Aβ) y
la de su proteína precursora (APP) (Roberson et al.2006; Focchtann et al. 2007).
Así las cosas, aun cuando los resultados de los trabajos clínicos e investigativos
comienzan a desvelar la etiopatogenia de la enfermedad, no contamos, hoy en día,
con un fármaco de acción específica y, por lo tanto, el tratamiento farmacológico de
la enfermedad de Alzheimer continúa siendo empírico y se asocia con modestos
resultados terapéuticos.
2
El tratamiento de la EA debe estar basado sobre expectativas reales, como impedir
la progresión de la enfermedad, disminuir y retardar la intensidad de los síntomas
cognoscitivos, conservar las funciones globales del paciente, mejorar los síntomas
depresivos y proveer mejores recursos de cuidado al enfermo (Lopera & Téllez-
Vargas, 2010).
Figura1
Diagrama que muestra las dianas terapéuticas de los fármacos que se utilizan
actualmente en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y los fármacos que
se encuentran en ensayos clínicos, entre ellos los llamados fármacos bitópicos
3
Teniendo en mente este objetivo terapéutico, en el presente capítulo revisaremos
el mecanismo de acción de los psicofármacos utilizados actualmente en el
tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y haremos mención de los nuevos
fármacos de diseño que en un futuro tendremos a disposición y de los cuales se
esperan mejores resultados terapéuticos.
2. Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Son los fármacos que mejores resultados han mostrado en el tratamiento de los
síntomas cognoscitivos de la enfermedad de Alzheimer, si son empleados en las
etapas tempranas de la enfermedad.
4
2.1. Donepecilo.
Es bien absorbido por vía oral, metabolizado por las isoenzimas 2D6 y 3A4 del
citocromo P-450 del hígado y excretado por vía renal. Tiene una vida media larga,
que permite la administración en una sola toma al día y su dosis no requiere ajustes
paulatinos. Estudios recientes sugieren que el fármaco es capaz de activar las
áreas cerebrales hipoactivas en pacientes con enfermedad de Alzheimer leve
(Petrella et al. 2009). A pesar de sus efectos anticolinérgicos no ha mostrado
cardiotoxicidad ni producción de arritmias o hipotensión (Isik et al. 2012).
Los efectos secundarios más frecuentes son náuseas, diarrea, insomnio, vómitos,
calambres musculares, fatiga y anorexia (Campos et al. 2016).
Tabla 1.
Fármacos utilizados en el tratamiento sintomático de la enfermedad de Alzheimer.
Modificada de Chu, 2012
Frecuencia Absorción
Dosis
Fármaco Clase diaria afectada por Metabolismo
(mg/día)
los alimentos
Inhibidor de la CYP2D6
Donepecilo 5-10 1 vez No
colinesterasa CYP3A4
Inhibidor de la
Rivastigmina 3-12 2 veces Si No hepático
colinesterasa
Inhibidor de la CYP2D6
Galantamina 8-32 2 veces Si
colinesterasa CYP3A4
Antagonista
Memantina del receptor 5-20 1 vez No No hepático
NMDA
5
Es el fármaco más utilizado cuando se cuenta con la adherencia del enfermo, es bien
tolerado y posee un buen nivel de seguridad y con frecuencia, se debe alcanzar la
dosis de 20 mg diarios.
2.2. Rivastigmina.
Su biodisponibilidad aumenta con la dosis, posee una acción rápida, con buena
penetración en el tejido cerebral y no es metabolizado por el complejo enzimático
del citocromo P-450.
Sus efectos secundarios más frecuentes son la intolerancia gástrica, las náuseas y
la anorexia (Campos et al. 2016). Tabla 2
Al igual, que con las dosis orales, la dosis de rivastigmina en parches debe ser
titulada, iniciando con la dosis menor de 9 mg, que corresponde a una tasa de
6
liberación de 4,6 mg/24 horas, que se incrementa cada mes hasta alcanzar la dosis
máxima de 27 mg, cuya tasa de liberación de 13,3 mg/24 horas.
2.3 Galantamina.
Los efectos secundarios más frecuentes son náuseas, vómitos, diarrea, dolor
abdominal, dispepsia, anorexia, fatiga, mareos, somnolencia y pérdida de peso.
Para disminuir la intensidad de los efectos gastrointestinales se recomienda tomar
el fármaco junto con los alimentos.
7
2.4 Cambio de fármaco por deficiente respuesta terapéutica.
Resulta obvio pensar que ante la escasa respuesta terapéutica con donepecilo, por
ejemplo, se contemple la posibilidad de cambiarlo por galantamina o rivastigmina.
Las diferentes guías terapéuticas no son claras en este sentido y muchas de ellas
no contemplan esta situación, pero el estudio de Ohta, et al. (2017), realizado en
171 pacientes con EA, mostró que con frecuencia se prescriben dosis menores del
nuevo fármaco y se observó mejoría en la apatía a los 3 meses de cambiar de
donepecilo a galantamina, pero no a rivastigmina, cambio que comprometió las
actividades del diario vivir (ADL). También se observó mejoría cognitiva al cambiar
de galantamina a rivastigmina, pero no a donepecilo, porque los pacientes
mostraron mayor compromiso en el Behavioral and Psychological Symptoms of
Dementia (ABS). El cambio de rivastigmina a donepecilo empeoró el puntaje en el
ABS pero mantuvo las puntuaciones cognitivas y las ADL.
2.5 Farmacoeconomía.
Las células piramidales del hipocampo y la corteza prefrontal, áreas que están
involucradas en los procesos de cognición, aprendizaje y memoria, poseen
abundantes receptores del N-metil D-aspartato (NMDA). La potenciación a largo
8
plazo es el mecanismo neurobiológico responsable del aprendizaje y de la memoria
y está mediado por el glutamato vía los receptores NMDA (Chu, 2012).
4. Terapia combinada
9
En el estudio Okayama se observó que la adición de memantina al tratamiento con
donepecilo o a la galantamina tiende a mejorar los síntomas cognoscitivos pero su
acción es más notoria sobre los síntomas afectivos, pero lamentablemente la
mejoría no se conserva más allá del año y medio (Matsuzono et al. 2015).
Más allá del tratamiento con estos dos grupos de fármacos, los investigadores
dedican sus esfuerzos en diseñar moléculas capaces de inhibir la
acetilcolinesterasa y que además actúen sobre otras dianas biológicas, como los
sitios de ligaje o la inhibición de la agregación o de la progresión de la Aβ, el
antagonismo del factor PAF (antagonizing platelet-activating factor), la inhibición de
la monoamino oxidasa B (MAO-B) o el bloqueo de los receptores NMDA.
6. Antioxidantes
Dado el papel primordial del estrés oxidativo en la etiopatogenia de la EA, uno de
los enfoques prometedores de las intervenciones preventivas para la demencia es
la terapia con antioxidantes que estaría encaminada a estimular o inducir enzimas
endógenas antioxidantes para inhibir los efectos perjudiciales del exceso de
especies reactivas de oxigeno libres (ROS).
Las primeras investigaciones que administraron antioxidantes para el tratamiento
de la EA se centraron en el déficit de vitaminas C y E que se observa en paciente
con EA, pero en los ensayos clínicos controlados la adición de estas vitaminas
mostró beneficios muy limitados sobre la función cognitiva o en el retraso de la
progresión de la demencia. Además, se observó que las dosis altas de vitamina E
incrementaron el riesgo de mortalidad (Caldwell et al. 2015).
Los micronutrientes y minerales, como flavonoides (por ejemplo, quercetina, morina
o baicaleína), β-caroteno, curcumina, zinc, ácido fólico y selenio han sido ensayados
10
en humanos, con pobres resultados clínicos, a pesar de haber mostrado mejorar la
función cognitiva y reducir el estrés oxidativo en ratones transgénicos con EA
(Caldwell et al. 2015).
El resveratrol es un polifenol no flavonoide que se encuentran en varias plantas y
frutas, entre ellas la orquídea mariposa, el eléboro blanco, el pino escocés, el
eucalipto, las uvas, los arándanos y en el vino. Es sintetizado por las plantas
después de la exposición al estrés, lesiones, infecciones por hongos y radiación
ultravioleta.
Otra línea de investigación está dirigida a diseñar moléculas que sean capaces de
inhibir las proteasas que dividen la proteína precursora para impedir su formación y
su posterior depósito intraneuronal o inhibir la hiperfosforilación de la proteína tau y la
respuesta inflamatoria consiguiente (Lemere, 2009; Potter, 2010; Panza, et al. 2010b;
Imbimbo et al. 2011; Téllez-Vargas & Ng, 2012)
11
(Gilman et al. 2005). En las autopsias se encontraron áreas corticales cerebrales
completamente libres de depósito de la proteína Aβ adversa, hallazgos que
alentaron a los investigadores en persistir en el desarrollo de vacunas de segunda
generación utilizando un segmento corto del Aβ (Gilman et al. 2005; Panza et al.
2010a)
Los ensayos clínicos con el CAD106, diseñado por Novartis, han mostrado en
ensayos de fase II una respuesta de anticuerpos del 75% en los pacientes tratados
sin presentar reacciones inflamatorias adversas (Wiessner et al. 2011). La vacuna
ACC-001 de Janssen completó dos ensayos clínicos de fase II, pero la compañía
farmacéutica suspendió su desarrollo clínico.
Actualmente se encuentran en estudios preclínicos, otros compuestos de
vacunación activa como el AQCI-24 que corresponde al tetra-palmito lated A (1-15),
el MER5101 y el AF205 (Jindal et al. 2014; Folch et al. 2016).
Algunos estudios de inmunización pasiva se encuentran en fase III, en los cuales
se evalúa la administración de anticuerpos monoclonales humanizados anti Aβ a los
pacientes con enfermedad de Alzheimer, en inyecciones intravenosas con una
frecuencia mensual o trimestral. Mediante esta técnica no se estimula las reacciones
inmunes proinflamatorias de las células T, por lo que es obvio pensar, que si se
logra desarrollar un agente efectivo de inmunización activa Aβ, su eficacia sería
mayor y sus efectos adversos, como sus costes, serían menores (Morgan, 2010;
Jindal et al. 2014). Tabla 3
La inmunización pasiva con los anticuerpos monoclonales humanizados,
bapineuzumab y solanezumab, se ha evaluado en varios ensayos clínicos de fase
III a gran escala en pacientes con demencia tipo Alzheimer, con resultados poco
satisfactorios. En la actualidad, los nuevos ensayos preventivos están encaminados
a evaluar la respuesta clínica en pacientes con enfermedad de Alzheimer en fase
presintomática (Panza et al. 2016).
7.1.1. Bapineuzumab. Es un anticuerpo monoclonal específico del extremo N de la
proteína beta amiloide diseñado para disminuir la formación de placas amiloides y
promover el aclaramiento de la proteína Aβ (Lemere, 2013).
Los estudios de fase-III fueron interrumpidos, hace un par de años, porque no
lograron arrojar evidencia convincente de mejorar los síntomas cognitivos o las
actividades básicas de la vida diaria, aunque se observó reducción significativa de
las placas cerebrales y de los niveles de proteína tau fosforilada en el LCR de los
enfermos tratados. Además, algunos pacientes desarrollaron edema vasogénico y
micro-hemorragias. (Rinne et al. 2010; Doody et al. 2014; Salloway et al. 2014).
12
Tabla 3 Nuevos agentes inmunológicos y moleculares en desarrollo para el tratamiento de la
enfermedad de Alzheimer
13
Los estudios clínicos comprenden dos grandes ensayos aleatorios, doble ciego,
controlados de fase 3, denominados EXPEDITION1 y EXPEDITION2 que han
involucrado a más de 2050 pacientes con demencia tipo Alzheimer leve a moderada
y un estudio de seguimiento de estos ensayos, una extensión abierta denominada
EXPEDITION-EXIT trial, encaminada a determinar la seguridad a largo plazo del
solanezumab (Rygiel, 2016).
Los resultados son promisorios. Se ha observado reducción del deterioro clínico en
los pacientes con demencia leve y en menor grado en los pacientes con demencia
moderada, hallazgos que han sido confirmados por el Alzheimer's Disease
Cooperative Study (ADCS) y, por otro lado, un aumento en los niveles plasmáticos
del amiloide beta, lo que sugiere que esta proteína tóxica ha sido retirada del
cerebro (Tayeb et al. 2013; Rygiel, 2016).
Los eventos adversos observados con mayor frecuencia respecto al placebo, son
letargo, erupción cutánea, malestar general y episodios de angina (Panza et al.
2014).
Frente a estos resultados, la FDA ha solicitado un nuevo estudio con una población
mayor a 2100 pacientes para aprobar su indicación en el tratamiento de la
enfermedad de Alzheimer.
7.1.3. Gantenerumab. Es el primer anticuerpo monoclonal anti-Aβ totalmente
humano dirigido tanto a la región central como a la N-terminal del beta amiloide.
Este anticuerpo se une a las formas fibrilares de la proteína beta amiloide e induce
su fagocitosis por parte de la microglía cerebral.
En los pacientes con EA prodrómica, que participaron en el ensayo Scarlet RoAD,
un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, mostró
ser bien tolerado, pero no se observaron diferencias significativas en los criterios de
valoración primaria de eficacia (Novakovic et al. 2013).
7.1.4. Crenezumab. Es un anticuerpo monoclonal murino que se une al beta
amiloide 12-23 y se modifica para portar el isotipo humano IgG4 de la IgG (también
conocido como anticuerpo Th2). El anticuerpo Th2 se caracteriza por una baja
probabilidad de causar una respuesta inmune inflamatoria y se liga tanto a la forma
monomérica (soluble) como a la oligomérica (precipitada) del Aβ, mecanismo de
acción que le permite disminuir la carga de amiloide precipitado, e impedir la
agregación y formación de las placas de Aβ. (Rygiel, 2016).
Estas cualidades permitirían utilizarlo en pacientes que clínicamente aún son
capaces de compensar la carga amiloidea del parénquima cerebral y podría impedir
que la carga rebase el umbral patogénico y de lugar a la manifestación de los
síntomas y signos de la demencia. Se trata de un fármaco que podría ser prescrito
en pacientes con marcadores “positivos” para EA pero que aún no exhibe síntomas
demenciales, por lo cual se está ensayando en pacientes asintomáticos portadores
del gen presenilina-1 (Panza et al. 2016).
En el estudio clínico de fase I, los pacientes con EA leve a moderada tratados con
crenezumab, se observó disminución del deterioro cognitivo pero,
14
desafortunadamente, no se observó un efecto positivo en el funcionamiento global
de los enfermos (Lasser et al. 2015). Están próximos a publicarse los resultados de
estudios de fase II sobre la seguridad y eficacia del crenezumab en portadores
asintomáticos de E280A, una mutación autosómica y dominante de la presenilina-1
(Folch et al. 2016).
Actualmente se encuentran en desarrollo varios anticuerpos monoclonales como el
PF-04360365 (ponezumab), el MABT5102A, el GSK933776A, el NI-101, el SAR-
228810 y el BAN-2401, que se encuentra en fase II con resultados alentadores
(Panza F, et al. 2016; Logovinsky et al. 2016).
7.1.5. Inmunoglobulinas intravenosas. Se trata de administrar una preparación de
anticuerpos humanos plasmáticos por vía endovenosa. La mezcla contiene una
pequeña fracción de anticuerpos policlonales contra el péptido Aβ y posee
propiedades inmunomoduladoras que podrían estimular y potenciar la fagocitosis
de la microglía (Dodel et al. 2013: Folch et al. 2016).
Los estudios clínicos con estas inmunoglobulinas intravenosas no han sido
concluyentes, por lo cual se suspendieron las pruebas con gammagard pero
continúan los ensayos clínicos con octagam, del cual se han publicado resultados
prometedores en dos ensayos clínicos en fase II (Lemere 2013).
7.2. Inhibidores de las cinasas
Las cinasas o kinasas son un grupo de enzimas que catalizan el intercambio de
grupos fosfato entre compuestos fosforilados ricos en energía y otros substratos.
Participan en el aumento del nivel energético de varios compuestos, convirtiéndolos
en moléculas metabólicamente activas, en la generación de trifosfato de adenosina
(ATP) y trifosfato de guanosina (GTP) en las vías metabólicas y en la modificación
covalente de la actividad enzimática (Panza et al. 2009; Téllez-Vargas & Ng, 2012).
15
Figura 2
Esquema que muestra las funciones de las secretasas. Entre paréntesis se incluyen
los fármacos que actualmente participan en ensayos clínicos.
16
El complejo enzimático de las γ-secretasas es responsable de la etapa final de la
amiloidogénesis que conduce a la formación de Aβ (1-40) y Aβ (1-42). Por lo tanto,
la inhibición de las γ-secretasas es considerada como una estrategia prometedora
para modificar el curso de la enfermedad de Alzheimer, al impedir la transformación
del C99 en Aβ. Lamentablemente la no selectividad de estas enzimas, condujo a la
obtención resultados desfavorables, al comprometer el metabolismo de la proteína
Notch, una proteína transmembrana que sirve como receptor de señales
extracelulares, que regula la proliferación, el desarrollo, la diferenciación y la
comunicación celulares (Folch et al. 2016).
Los resultados clínicos poco concluyentes y el compromiso de la proteína Notch
llevaron a la suspensión de las investigaciones con semagacestat y avagacestat.
Actualmente, están en desarrollo nuevos agentes que inhiben selectivamente la β-
proteasa (BACE1) sin actuar sobre sustratos no amiloides, como la proteína Notch
o la neuroregulina. En los ensayos preclínicos han demostrado ser útiles en los
estadíos tempranos de la enfermedad cuando la pérdida neuronal es mínima (Ben
Halima et al. 2016).
Por ejemplo, los moduladores selectivos de la γ-secretasa (SGSM) parecen
bloquear el proceso de formación de la proteína APP sin interferir con otras vías de
señalización como las de la proteína Notch. A este grupo pertenecen algunos
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que son capaces de disminuir los
niveles del péptido Aβ (1-42) tanto in vitro como in vivo. Se supone que estas
moléculas (ibuprofeno, sulindac, indometacina y flurbiprofeno) al inhibir la enzima
ciclooxigenasa (COX) reducen los niveles del beta amiloide, pero es necesario
destacar, que el flurbiprofeno (Tarenflurbil) no inhibe la enzima COX pero si reduce
los niveles de beta amiloide, lo cual supone la existencia de otro mecanismo de
acción, aun no desvelado (Folch et al. 2016). Lamentablemente los estudios con
tarenflurbil e ibuprofeno no han mostrado eficacia significativa en los ensayos
clínicos.
Estudios recientes han reclasificado al flurbiprofeno (CHF 5074) como un fármaco
modulador de la microglía, al tener en cuenta su capacidad para reducir tanto la
carga amiloide como la activación microglial (Imbimbo BP, et al. 2013; Ross J, et al.
2013). Los resultados de un ensayo de fase II en pacientes con deterioro cognitivo
leve indican que la administración de CHF 5074 produce mejoría en varias medidas
cognitivas y reduce los marcadores Inflamatorios en el LCR (Ross et al. 2013; Folch
et al. 2016).
7.4. Inhibidores de la agregación del péptido beta amiloide
17
Los resultados obtenidos en el ensayo clínico han sido poco convincentes (Aisen et
al. 2011). Sin embargo, los análisis post-hoc han mostrado efectos positivos y
significativos de la homotaurina en los criterios de valoración secundarios y en
algunos subgrupos de pacientes; por ejemplo, se observó reducción en la pérdida
de volumen del hipocampo y menor disminución de la función de memoria en la
cohorte global, así como reducción del declive cognitivo en pacientes portadores del
alelo APOE4, lo cual sugiere que el fármaco puede modificar los efectos de la
enfermedad de Alzheimer (Caltagirone et al. 2012).
En ensayos de fase II, con resultados variables, se evalúan los efectos del
colostrinin (un complejo de polipéptidos ricos en prolina), el scyllo-inositol
(ELND005) y agentes quelantes como el clioquinol y el compuesto PBT2 (Folch et
al. 2016).
7.5. Moduladores del transporte del amiloide beta del cerebro a la circulación
periférica
El transporte del Aβ entre el SNC y la circulación periférica está regulado por las
apolipoproteínas, que pueden ser transportadas de la sangre al cerebro cuando
están unidas a la APOE, por las proteínas relacionadas con el receptor de
lipoproteína de baja densidad (LRP-1) que aumenta el flujo de salida de Aβ desde
el cerebro a la sangre y, por los productos finales de glicación avanzada (RAGE),
que facilitan el transporte del Aβ a través de la barrera hematoencefálica (Folch et
al. 2016).
Los RAGE podrían explicar la neurodegeneración que se observa en los pacientes
con obesidad y diabetes y su relación por el desarrollo de enfermedad de Alzheimer
(Pugazhenthi et al. 2016).
18
endoplasmático, lo que sugiere que sus actividades neuroprotectoras son debidas
a un mecanismo de acción múltiple (Liu et al. 2015; Saathoff et al. 2016).
7.7. Inhibidores de la agregación de la proteína tau
Se trata de moléculas o fármacos que interfieren la agregación de la proteína Aβ o
de la proteína Tau fosforilada, pero no limitan su producción ni intentan su remoción.
En ensayos de fase II se encuentran los compuestos PBT2 que previene la
agregación del Aβ y el metiltioninio (azul de metileno) que inhibe la agregación de
la proteína tau y del Aβ, mejora la eficiencia de la cadena de transporte de
electrones mitocondriales, reduce el estrés oxidativo, previene el daño mitocondrial,
y es también un modulador de la autofagocitosis, que ha mostrado resultados
promisorios al mejorar el declive cognitivo de pacientes con demencia tipo
Alzheimer (Wischik et al.2014; Wischik et al. 2015; Seripa et al. 2016).
19
9. Agentes fitoterapéuticos
10. Conclusiones
20
permanentemente, al ritmo en que se presentan nuevos resultados de las
investigaciones sobre la clínica, la patofisiología y la terapéutica de la enfermedad
de Alzheimer.
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