La Evolución de La Justicia Constitucional en Bolivia

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LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL

EN BOLIVIA. APUNTES SOBRE EL MODELO


DE CONTROL CONCENTRADO Y PLURAL
DE CONSTITUCIONALIDAD

The Evolution of Constitutional Justice in Bolivia.


Notes on the Model of Plural and Concentrated
Control of Constitutionality

ALAN E. VARGAS LIMA1


Universidad Franz Tamayo
alanvargas84@hotmail.com

Cómo citar/Citation
Vargas Lima, A. E. (2016).
La evolución de la justicia constitucional en Bolivia.
Apuntes sobre el modelo de control concentrado y plural de constitucionalidad.
Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, 369-404.
doi: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/aijc.20.13

Resumen

Para desarrollar la fundamentación doctrinal del tema propuesto, se hará una


breve referencia a la evolución histórica del control de constitucionalidad en Bolivia,

1
Especialista en derecho constitucional y procedimientos constitucionales. Docente de
la Universidad Privada Franz Tamayo, del Centro de Capacitación Municipal y de la
Universidad Salesiana de Bolivia. Autor de distintos libros sobre derecho constitucio-
nal, derecho procesal constitucional y derechos humanos. Miembro de la Academia
Boliviana de Estudios Constitucionales, del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal Constitucional, Sección Nacional (Bolivia), y secretario académico de la Aso-
ciación Boliviana de Derecho Procesal Constitucional. Abogado de la Dirección de
Asesoría Legal del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. Responsable del blog
jurídico Tren Fugitivo Boliviano.
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así como los principales antecedentes de la creación del Tribunal Constitucional en


el país, para luego examinar la configuración actual del sistema de control de consti-
tucionalidad a partir de la Constitución aprobada el año 2009, hasta su más reciente
manifestación jurisprudencial, como control de carácter concentrado y de naturaleza
plural, distinta de otras formas de control existentes en el Derecho Comparado.

Palabras clave

Control normativo; control competencial; control tutelar; control plural de


constitucionalidad; Tribunal Constitucional Plurinacional.

Abstract

To develop the doctrinal basis of the proposed topic, a brief reference to the his-
torical evolution of the control of constitutionality in Bolivia, as well as the main bac-
kground of the creation of the Constitutional Court in the country, will be to then
examine the year 2009, the current configuration of the system’s constitutionality
from the approved Constitution until its most recent jurisprudential manifestation,
as control of concentrated character and nature plural, distinct from other forms of
control existing in comparative law.

Keywords

Regulatory control; control competence; control protect; plural control of


constitutionality; Plurinational Constitutional Court.

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SUMARIO

I. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN BOLIVIA: 1. Antecedentes del


control de constitucionalidad en la historia republicana; 2. Antecedentes de la
creación del Tribunal Constitucional en Bolivia; 3. La configuración constitucional
del sistema de control de constitucionalidad en Bolivia. II. EL RECIENTE DESARRO-
LLO TEÓRICO Y JURISPRUDENCIAL SOBRE EL SISTEMA DE CONTROL PLURAL DE
CONSTITUCIONALIDAD EN BOLIVIA: 1. Estructura del modelo plural de control
de constitucionalidad; 2. Configuración normativa del órgano de control; 3. Las
dimensiones del control de constitucionalidad en Bolivia: 3.1. Control normativo
de constitucionalidad de las disposiciones legales; 3.2. Control competencial de
constitucionalidad; 3.3. Control tutelar sobre la vigencia de los derechos fundamen-
tales. III. DESARROLLO JURISPRUDENCIAL DEL MODELO PLURAL DE CONTROL
CONSTITUCIONAL. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.

I. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN BOLIVIA2

Una breve revisión de las reformas y modificaciones del sistema constitu-


cional de nuestro país, en cuanto se refiere al sistema de control de constitucio-
nalidad, permite afirmar que el Estado boliviano en su desarrollo histórico-le-
gislativo adoptó los diferentes modelos que se conocen en la doctrina del dere-
cho procesal constitucional. Así en un primer momento de su vida republicana
(1826-1861), bajo la influencia del liberalismo francés, configuró un modelo
político de control de constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una

2
El presente trabajo fue presentado en las Jornadas Sudamericanas de Derecho Consti-
tucional, evento organizado por la Asociación Chilena de Derecho Constitucional, y
que se realizó los días 5 y 6 de mayo de 2016, en la Facultad de Derecho de la Ponti-
ficia Universidad Católica de Chile. También fue expuesto en el III Congreso Bolivia-
no de Derecho Constitucional y Primeras Jornadas Nacionales de Derecho Procesal
Constitucional «Homenaje al Dr. Pablo Dermizaky Peredo», evento organizado por
la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (ABEC), y que se realizó los días
28 al 30 de julio de 2016, en la ciudad de Cochabamba (Bolivia).

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segunda etapa (1861-1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema


jurisdiccional difuso de control de constitucionalidad a través de la Corte Suprema
de Justicia; en la tercera etapa (1994-2009), adoptó el sistema jurisdiccional con-
centrado de control de constitucionalidad con la atribución exclusiva del control a
un órgano especializado proveniente del modelo europeo, que fue denominado
Tribunal Constitucional3 y, finalmente, en la cuarta etapa (2009 hacia adelante),
se ha configurado constitucionalmente un sistema predominantemente concen-
trado y plural de constitucionalidad en Bolivia, según lo ha precisado la propia
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Plurinacional.

1. ANTECEDENTES DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD


EN LA HISTORIA REPUBLICANA

Cabe señalar que inicialmente se estableció un sistema de control de


constitucionalidad parecido al modelo francés, encomendando dicha labor al
propio Poder Legislativo. En efecto, la Constitución bolivariana de 1826, en
su art. 51, al nombrar las atribuciones de la Cámara de Censores (que según
Bolívar era el Poder Moral del Estado), estableció textualmente lo siguiente:
«1º Velar si el Gobierno cumple y hace cumplir la Constitución, las leyes y
los tratados públicos; 2º Acusar ante el Senado las infracciones que el Ejecu-
tivo haga de la Constitución, las leyes y los tratados públicos», lo que implica
el ejercicio de un control político de constitucionalidad, entendiendo que
existe un mecanismo de control político, cuando se atribuye la defensa de la

3
Un breve análisis exhaustivo sobre las bases doctrinales y las experiencias de los sis-
temas de control de constitucionalidad predominantes en el mundo, así como los
antecedentes del control jurisdiccional en el caso boliviano, con especial énfasis sobre
los alcances, implicaciones, y consecuencias del modelo de control político, así como
del modelo de control jurisdiccional de constitucionalidad, y su evolución en Bolivia
desde 1826 hasta 1967 puede verse en Galindo De Ugarte (1994). Por otro lado, los
antecedentes del debate nacional sobre la creación del Tribunal Constitucional en Bo-
livia, así como las tesis favorables y contrarias acerca de su implementación en nuestro
país, se encuentran ampliamente detalladas en el trabajo de Galindo Decker (1994).
Asimismo, para constatar la evolución del control de constitucionalidad en nuestro
país de acuerdo a su configuración constitucional, es de utilidad consultar el ensayo
de Rivera Santivañez (1999: 45-86). Respecto a la evolución normativa, doctrinal y
jurisprudencial que ha tenido el modelo americano de control jurisdiccional difuso en
nuestro país, es muy útil consultar el trabajo de Urcullo Reyes (2003: 65-99). Final-
mente, cabe considerar que un estudio sobre el sistema de control de constitucionali-
dad vigente en bolivia, ha sido ampliamente analizado y expuesto por el exmagistrado
decano del Tribunal Constitucional Durán Ribera (2003: 187-202).

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Constitución a órganos de carácter electivo popular, como el Legislativo, una


de sus cámaras, el Ejecutivo u otro órgano (Asbun, 1999: 6). En este sentido,
cabe recordar que la «Constitución bolivariana» de 1826 (denominada así en
homenaje al autor del proyecto de dicha Constitución: el Libertador Simón
Bolívar), conocida también como «Constitución vitalicia» (dado que estable-
cía un presidente y una Cámara de Censores, ambos de duración vitalicia),
preveía que el poder político del Estado se ejercía a través del Poder Electoral,
Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial.
No obstante, en sentido contrario se pronuncia el autor alemán Norbert
Lösing, quien en su análisis comparativo sobre la jurisdicción constitucional
en Latinoamérica, y a tiempo de describir el control constitucional en los ini-
cios del constitucionalismo boliviano, señala que el Poder Legislativo estaba
conformado por tres cámaras, entre ellas la mencionada Cámara de Censores,
a la cual le correspondía realizar el control de constitucionalidad de los actos
del Ejecutivo; en consecuencia, y según el criterio de este autor, «el control
constitucional de las leyes no estaba previsto. Ni mucho menos un recurso
para que los ciudadanos individualmente, pudieran defenderse frente a las
violaciones de la Constitución. Con la Ley del 8 de junio de 1827 se expidió
la reglamentación de la organización judicial. Siguiendo los preceptos de la
Constitución, no se le atribuyó a la justicia función de control alguna. En
mayo de 1829 el mariscal de campo Andrés de Santa Cruz, tomó el poder y
gobernó en principio prescindiendo del órgano legislativo hasta que fue expe-
dida la nueva Constitución de 1831» (Lösing, 2002: 240).
Sin embargo, el autor español Francisco Fernández Segado, realizando un
análisis objetivo de los antecedentes del control de constitucionalidad en Boli-
via, ha llegado a afirmar que ciertamente, en el Mensaje al Congreso Constituyente
de Bolivia (Bolívar, 1973: 99-112), el Libertador Simón Bolívar hizo una obser-
vación en torno a la necesidad de instaurar un sistema de control de la constitu-
cionalidad de los actos del poder público, razón por la cual pensó en un órgano
político encaminado a velar por la salvaguarda de la Constitución, y ese órgano
fue la tercera cámara del Poder Legislativo: la Cámara de Censores (cámara que
se situaba junto a la Cámara de Tribunos y a la Cámara de Senadores); a cuyo
efecto, estableció que «serán ellos (los censores) los fiscales contra el Gobierno
para celar si la Constitución y los tratados públicos se observan con religión».
Entonces, «el modelo político de control de la constitucionalidad esbozado en
Francia, estaba en buena medida presente en el pensamiento bolivariano y de él
pasaría a la Constitución de 1826» (Fernández Segado, 2002: 11).
De ahí que la Constitución Política del Estado de 1826, haciendo ple-
namente suya la idea bolivariana, acogía un Poder Legislativo tricameral, una
de cuyas cámaras, la Cámara de Censores, asumía la facultad de velar si el
Gobierno cumple y hace cumplir la Constitución, las leyes y los tratados pú-

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blicos, debiendo acusar ante el Senado las infracciones que el Ejecutivo hiciera
tanto de la Constitución, como de las leyes y los tratados públicos: «En defini-
tiva, en esta primera etapa del constitucionalismo boliviano, que se prolonga
hasta la Constitución de 21 de septiembre de 1851, que sentará las bases para
un cambio de orientación, el control político de constitucionalidad, con una
u otra característica, aparece profundamente arraigado, situación que bien
puede considerarse como paradigmática, pues ciertamente, con notables alte-
raciones cronológicas en ocasiones, se repite en muchos otros países» (Fernán-
dez Segado, 2012: 424).
Posteriormente, en la reforma constitucional del año 1831 se creó el Consejo
de Estado otorgándole, entre otras, la atribución de ejercer el control de constitu-
cionalidad. Por disposición del art. 93 de la Constitución, dicho organismo estuvo
«compuesto de siete individuos, nombrados por el Congreso a pluralidad absoluta
de votos», a ellos se sumaban el presidente y vicepresidente de la República, una
vez fenecido su mandato. Una de las atribuciones del Consejo de Estado fue la de
«velar sobre la observancia de la Constitución e informar documentadamente al
Cuerpo Legislativo sobre las infracciones de ella». Esa tarea, ciertamente constitu-
ye una modalidad de control de constitucionalidad (supeditada al Poder Legislati-
vo), que se mantuvo en la reforma constitucional de 1834.
Mediante la reforma constitucional del año 1839 se suprimió el Consejo
de Estado sin que se asigne la tarea del control de constitucionalidad a un ór-
gano específico. Sin embargo, de acuerdo al art. 77 de la misma Constitución,
entre las atribuciones del Poder Ejecutivo se preveía: «2º Velar en la exacta
observancia de la Constitución y hacer que todos los funcionarios públicos
desempeñen cumplidamente sus deberes» (Trigo, 2003: 293); lo que pareciera
mostrar que se pretendió concentrar la labor del control de constitucionalidad
en un órgano de naturaleza política, como es el Poder Ejecutivo.
El año 1843, al reformar la Constitución, se restableció el organismo
bajo el nombre de Consejo Nacional con una composición muy diferenciada;
y el texto constitucional le otorgó la facultad de velar sobre la observancia de
la Constitución. En 1851 se volvió a reformar la Constitución y, en lo que
respecta al tema de control de constitucionalidad, se suprimió nuevamente el
Consejo Nacional y no se previó un mecanismo ni institución para desarrollar
las labores del órgano depuesto4. Sin embargo, es importante precisar que el

4
De manera concordante con este criterio, Norbert Lösing señala que en la Consti-
tución de 1851 no se preveía ningún tipo de control constitucional, ni ejecutivo,
legislativo o judicial; sin embargo, el art. 82 de la Constitución de 1851 reconocía por
primera vez la supremacía de la Constitución frente a las leyes ordinarias. «No obs-
tante, no se infirió de esa regla una competencia para el control constitucional por vía

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art. 82 de esa Constitución, a tiempo de proclamar que el Poder Judicial resi-


día en la Corte Suprema, en las Cortes Superiores y Juzgados de la República,
establecía que «a ellos pertenece privativamente la potestad de juzgar y aplicar
esta Constitución con preferencia a las demás leyes, y las leyes con preferencia
a otras resoluciones», estableciendo así la regla de aplicación preferente de la
Constitución frente a cualquier otra norma del ordenamiento jurídico5.
A través de la reforma de la Constitución realizada el año 1861, se resti-
tuyó el Consejo de Estado, y en aquella ocasión se ampliaron sus atribuciones
en lo que concierne a la labor de control de constitucionalidad. Así, por ejem-
plo, en el ámbito consultivo y correctivo, el art. 41 estableció que:

Son atribuciones del Consejo de Estado: 3) Dar su voto sobre los proyectos de ley
o reglamento, que el Gobierno le pase por vía de consulta. 4) Juzgar a los magis-
trados de la Corte Suprema y a los vocales del Tribunal General de Valores, cuando
la Asamblea declare haber lugar a la acusación. 7) Declarar la legalidad o ilegalidad
de los impuestos y establecimientos creados por las municipalidades. 9) Recibir
durante el receso de la Asamblea, las denuncias y querellas interpuestas contra el
Presidente de la República y Ministros del despacho, por actos inconstitucionales,
para someterlas a la Asamblea, previa instrucción conveniente.

Resulta importante señalar que en la reforma constitucional del año


1861, paralelamente a la creación del Consejo de Estado, se adoptó el modelo
de control de constitucionalidad conocido como control jurisdiccional difuso
o modelo americano; toda vez que la Constitución reformada consagró, por
una parte, el principio de la supremacía constitucional cuando en su art. 86
estableció textualmente lo siguiente: «Las autoridades y tribunales aplicarán
esta Constitución con preferencia a las leyes, y estas con preferencia a cuales-
quiera otras resoluciones» y, por otra parte, encomendó la labor de control
de constitucionalidad, por la vía de acción concreta, al Tribunal Supremo de
Justicia, cuando en su art. 65 dispuso que «son atribuciones de la Corte de

judicial. Hasta ese momento no se conocieron en Bolivia los mecanismos procesales


para garantizar la efectividad de los derechos fundamentales» (Lösing, 2002: 241).
5
«Tanto el art. 82 de la Constitución de 1851, como el párrafo 2º del art. 228 de la
Constitución de 1967, contienen un compulsivo mandato que magistrados y jueces
no pueden ni deben olvidarlo porque él constituye una de las más preciadas garantías
del ordenamiento jurídico de la Nación». Asimismo, cabe tener presente que: «La
facultad o atribución del Supremo Tribunal para conocer de este proceso solemne
y quizá el más importante y valioso, cual es el proceso de constitucionalidad o in-
constitucionalidad de las leyes, decretos y resoluciones, aparece por primera vez en la
Constitución de 1861» (Virreira Flor, 1977: 87).

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Casación (Tribunal Supremo de Justicia), además de las que señalan las leyes:
2º Conocer de los negocios de puro derecho, cuya decisión depende de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes» (Trigo, 2003: 358).
Posteriormente, en la reforma constitucional realizada el año 1868 se
suprimió el Consejo de Estado, manteniéndose invariable la atribución de la
Corte de Casación (Tribunal Supremo de Justicia) de conocer de los negocios
de puro derecho, cuya decisión depende de la constitucionalidad de las leyes;
empero, en la reforma del año 1871 se restableció nuevamente con modifica-
ciones en su composición y atribuciones, conforme a las cuales se le otorgó la
atribución de ejercer el control de constitucionalidad en el orden normativo
preventivo y correctivo.
Entonces, sobre la base de la norma constitucional incorporada en 1861,
y que se mantuvo inalterable en 1868, se organizó el control jurisdiccional de
constitucionalidad ejercido por todos los jueces y tribunales del país, que al
resolver un caso concreto, tenían la atribución y obligación de inaplicar una
disposición claramente incompatible con las normas de la Constitución; asi-
mismo, el control era ejercido por la Corte Suprema de Justicia, la que tenía
la facultad y atribución de conocer y tramitar el recurso de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad de una disposición legal, cuya decisión sólo tenía un
efecto inter partes, es decir, para el caso concreto6.
Sin embargo, y de acuerdo al criterio del exmagistrado del Tribunal
Constitucional de Bolivia, José Antonio Rivera Santiváñez, ese modelo de
control «difuso» de constitucionalidad no rindió sus frutos esperados, debido
a diversas razones, entre las que se pueden señalar las siguientes (Rivera San-
tiváñez, 2008: 46): a) la no vigencia permanente del régimen democrático de
Gobierno y del Estado de Derecho, que a lo largo de la historia republicana
tuvo una presencia fugaz, debido a las permanentes interrupciones mediante
los golpes de Estado que instauraron regímenes de hecho o de facto; b) la fal-
ta de una doctrina constitucional boliviana sólida y carencia de una cultura
constitucional, pues habrá de recordar que por la falta de una vigencia ma-

6
«El nuevo Código de Procedimiento Civil, dice pues, que el proceso de inconstitucio-
nalidad procede en todos los casos en que una persona individual o colectiva (natural
o jurídica) ‘se creyere agraviada por los efectos de una ley, decreto o cualquier género
de resolución’, pudiendo interponer la respectiva demanda ante el Supremo Tribunal
pidiendo ‘se declare la inaplicabilidad’ de la ley, del decreto o de la resolución, en todo
o en parte, en el caso concreto en que el demandante se cree agraviado. Se pide la
declaración de ‘inaplicabilidad’ de la ley, decreto o resolución, por ‘inconstitucional’,
porque el Poder Judicial no puede declarar llanamente la inconstitucionalidad, ya que
no es ‘censor directo de los Poderes Legislativo y Ejecutivo’. Y, esa declaración deberá
recaer sobre el punto concreto demandado […]» (Virreira Flor, 1977: 93).

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terial de la Constitución el derecho constitucional fue objeto de un estudio


enciclopédico más que práctico y concreto, además que el sistema constitu-
cional boliviano se configuró sobre la base del constitucionalismo clásico, por
lo tanto, sobre la base del principio de legalidad y no tanto del principio de
supremacía constitucional, lo que dio lugar a que se catalogara la Constitu-
ción como una mera carta política y no una norma jurídica, cuando menos
eso sucedió en el siglo xx y las primeras ocho décadas del siglo xx; c) la in-
completa positivación de los derechos humanos y la falta de judicialización de
los mismos, pues habrá de recordar que en esa materia la Constitución no fue
generosa, ya que recién en 1931 se introdujo el habeas corpus como garantía
para el derecho a la libertad física, y el amparo constitucional en 1967, y ello
incidió significativamente en la poca ineficacia del sistema en el control tutelar
de constitucionalidad; y d) extremada concentración de funciones en la Corte
Suprema de Justicia, como la función jurisdiccional ordinaria y contenciosa,
la jurisdicción constitucional y la labor administrativa y disciplinaria, que in-
cidió en la generación de la retardación de justicia y que el control de consti-
tucionalidad no tuviese la eficacia esperada.
De ahí que, en criterio de Rivera Santiváñez, haciendo una evaluación
objetiva del control de constitucionalidad en la etapa anterior a la creación del
Tribunal Constitucional, se puede concluir que no fue eficiente ni logró los
resultados esperados, pues no existió un desarrollo doctrinal ni jurisprudencial
sólido, sino que por el contrario, se caracterizó por la excesiva retardación de
justicia (Rivera Santiváñez, 2007).

2. ANTECEDENTES DE LA CREACIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


EN BOLIVIA

Entre los antecedentes de la implementación del control constitucional


en Bolivia a través de un órgano especializado, debemos recordar que en vir-
tud de la Ley 1585 de Reforma a la Constitución Política del Estado, promul-
gada en fecha 12 de agosto de 1994, se introdujeron diversas modificaciones
al texto constitucional que se hallaba vigente sin cambio alguno desde el año
1967 hasta ese entonces, incluyendo la creación por mandato constitucional,
de un Tribunal Constitucional en la vida institucional boliviana.
En este sentido, mediante dicha reforma constitucional efectuada en
1994, se reformaron aproximadamente treinta y cinco (35) artículos de la
Constitución boliviana. Dichas modificaciones pueden resumirse en lo si-
guiente:

a) inserción de los pueblos originarios y comunidades indígenas a la estructura


social del Estado, a cuyo efecto se definió la estructura social como mul-

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tiétnica y pluricultural, así como de las bases de su organización como


son la unión y la solidaridad;
b) modificaciones en el sistema electoral, cambiando el requisito de la edad
para el ejercicio de la ciudadanía de 21 años que regía hasta entonces, a
18 años;
c) fortalecimiento del entonces Poder Legislativo, a través de la reforma del
sistema de elección de los diputados para devolverles legitimidad y repre-
sentatividad, con la introducción del sistema del doble voto en circuns-
cripciones uni y plurinominales;
d) estabilidad y gobernabilidad en el ejercicio del Gobierno nacional, refor-
mando las reglas para la elección congresal del presidente y vicepresiden-
te de la República, en aquellos casos en los que ninguno de los candida-
tos obtenga mayoría absoluta de votos en las elecciones generales;
e) plena vigencia y protección de los derechos humanos7 como base del orden
democrático constitucional, a cuyo efecto se ha creado la Defensoría del
Pueblo con la misión de velar por la vigencia y cumplimiento de los de-
rechos y garantías de las personas con relación al sector público;
f) fortalecimiento de los gobiernos locales autónomos como unidades básicas
del desarrollo sostenible sobre la base de la planificación participativa y
el control social;
g) seguridad jurídica y fortalecimiento del orden constitucional reformando
la estructura del entonces Poder Judicial (actual Órgano Judicial), me-
diante la creación del Tribunal Constitucional como máximo intérpre-
te jurisdiccional de la Constitución, asignándole la función del control
concentrado de constitucionalidad (Rivera Santiváñez, 2002: 5-8).

7
Algunos autores estiman que la expresión, «derechos humanos» o «derechos del hom-
bre», llamados clásicamente «derechos naturales», y actualmente «derechos morales»,
no son en realidad auténticos derechos protegidos mediante acción procesal ante un
juez, sino criterios morales de especial relevancia para la convivencia humana, y que
en todo caso, una vez que determinados derechos humanos se positivizan, adquieren
la categoría de verdaderos derechos protegidos procesalmente, transformándose en
derechos fundamentales vigentes en un determinado ordenamiento jurídico, lo que
equivale a decir que los derechos fundamentales son derechos humanos positivados
por la legislación interna de un determinado Estado. En otras palabras, lo anterior
significa que bajo la expresión «derechos fundamentales», se designa a los derechos
garantizados y reconocidos por la Constitución y, en cambio, la denominación «dere-
chos humanos» hace referencia a los derechos proclamados y garantizados por las nor-
mas e instrumentos internacionales; los primeros tienen como fuente de producción
al legislador constituyente, y los segundos a los Estados y organismos internacionales
(Duran Ribera, 2005: 99-100).

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A ello se debe agregar que dicha reforma constitucional indudablemente


se constituye en un hecho trascendental con una importancia histórica sin
precedentes dentro de la evolución del sistema constitucional boliviano, pues-
to que en aquella oportunidad, y por vez primera en la historia republicana
de nuestro país, se reformó la Ley Fundamental dando cumplimiento a los
mecanismos y procedimientos especialmente previstos al efecto por la propia
Constitución, vale decir, que se aprobó, sancionó y promulgó la Ley de Refor-
ma Constitucional en observancia de las normas previstas por los arts. 230 al
232 del texto constitucional vigente en ésa época.
Ahora bien, revisando los antecedentes de creación de esta institución
—y según nos recuerda el exmagistrado René Baldivieso Guzmán—, la idea
de crear un Tribunal Constitucional resultó polémica en Bolivia, ya que di-
ferentes instituciones cívicas, políticas, forenses, académicas y otras represen-
tativas de la opinión pública, recibieron con algún escepticismo la iniciativa.
Inclusive los órganos jerárquicos del entonces Poder Judicial (actual Órgano
Judicial) sumaron su disidencia y protesta por la creación del Tribunal Cons-
titucional. Así por ejemplo, en un documento emitido por la Corte Suprema
de Justicia en fecha 29 de marzo de 1993, se sostuvo que:

[…] significaría en los hechos, un inaudito atentado contra el régimen de la juri-


dicidad puesto que la Corte Suprema quedaría reducida, en su función específica,
a una rutinaria labor de tribunal de casación o para la solución de los recursos de
nulidad en los trámites ordinarios, olvidando que la Corte Suprema no es sólo el
más alto Tribunal de Justicia de la República, sino el custodio de la moral pública
que debe proteger a la sociedad de los abusos del poder, el respeto a la ley y el
imperio del Derecho. No deja de llamar la atención en este documento —agrega
Baldivieso— que se haga referencia a una rutinaria labor de tribunal de casación,
siendo así que esa labor jurisdiccional del más alto tribunal en materia de justicia
ordinaria implica, por el contrario, el estudio meditado y responsable de cada caso
para sentar una jurisprudencia que no puede ser producto precisamente de la ru-
tina, sino de interpretaciones creativas de la ley. (Baldivieso Guzman, 2006: 29-30).

De ahí que la creación del Tribunal Constitucional en Bolivia no fue fá-


cil, pues tuvo que enfrentar muchos obstáculos como la reacción de oposición
cerrada e irracional de la entonces Corte Suprema de Justicia, así como algún
sector del foro de abogados, llegando inclusive a considerar como un «golpe
de Estado» la propuesta de su creación como organismo independiente de los
demás órganos de poder, lo que inevitablemente dio lugar a que su configu-
ración institucional en la Constitución no fuera óptima, y con el tiempo, se
constituyó en uno de los factores que debilitó la eficacia de sus actividades
(Rivera Santiváñez, 2008: 47-48).

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Sin embargo, la oposición radical de la Corte Suprema y las críticas «doc-


trinales» opositoras a la creación de un Tribunal Constitucional como un ór-
gano de control constitucional independiente de los demás órganos de poder,
nunca tuvieron asidero jurídico válido; es más, el legislador constituyente, a
través de la reforma constitucional de 1994, y considerando la importancia
de la creación del nuevo órgano de control de constitucionalidad, así como la
necesidad de promover la defensa de los derechos humanos en el país, creó el
Tribunal Constitucional —que comenzó a ejercer sus funciones jurisdiccio-
nales en el mes de junio de 1999—, incorporándolo como parte constitutiva
del entonces denominado Poder Judicial, vale decir, como uno de sus órganos
jurisdiccionales especializados, encargado de realizar el control de constitu-
cionalidad, debiendo ejercer dicho control sobre todos los actos, resoluciones
y decisiones de los demás órganos de poder, con independencia de cualquier
otra autoridad estatal, en su labor jurisdiccional, es decir, colocado fuera del
alcance de los poderes públicos cuyos actos controla, estando sometido sola-
mente a la Constitución.
Por otro lado, en cuanto se refiere al modelo de control de constitucio-
nalidad vigente hasta hace una década atrás, cabe hacer notar que, en opinión
de algunos autores, el sistema de control de constitucionalidad adoptado por
el Estado boliviano en la reforma constitucional efectuada el año 1994 (y
que se mantuvo en la reforma del año 2004) no era en esencia un sistema de
control concentrado puro, sino por el contrario, un sistema en el que con-
curren los elementos del modelo americano como también del europeo8; sin
embargo, interpretando el verdadero alcance de las normas que consagran el
sistema de control de constitucionalidad que nació en la citada reforma cons-
titucional de 1994, vale decir que de las competencias que la Constitución
le asignaba al reciente Tribunal Constitucional, se extrae con toda claridad
que el legislador constituyente le encomendó a este órgano jurisdiccional las

8
En este sentido se ha pronunciado el exmagistrado del Tribunal Constitucional, José
Antonio Rivera Santivañez, quien desarrolla su tesis sosteniendo que «por un lado, a
través de la referida reforma constitucional (de 1994), se ha creado el Tribunal Cons-
titucional como el órgano encargado del control concentrado de constitucionalidad
y máximo intérprete de la Constitución, lo que encuadra el sistema adoptado en el
modelo europeo. Pero por otra parte, el Constituyente no modificó el texto del art.
228 de la Constitución reformada, por cuyo mandato los tribunales y jueces, al revol-
ver un caso concreto dentro de un proceso judicial, tienen la obligación de no aplicar
las disposiciones legales que sean contradictorias o incompatibles con las normas pre-
vistas en la Constitución, lo cual constituye un acto de control de constitucionalidad
y se encuadra en el modelo americano del judicial review o revisión judicial» (Rivera
Santivañez, 2002: 583-603).

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LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 381

tres funciones esenciales que el control de constitucionalidad representa: 1)


el control normativo de constitucionalidad, 2) el control de los límites del
ejercicio del poder político, 3) el control sobre la salvaguarda de los derechos
y garantías, debiendo considerarse que la idea que subyace al modelo de con-
trol concentrado de constitucionalidad que nació en la reforma de 19949, fue
confirmada en la ley de desarrollo constitucional, esto es en la Ley 1836 del
Tribunal Constitucional, que estuvo vigente hasta antes de la entrada en vigor
de la actual Ley 27 del Tribunal Constitucional Plurinacional.

3. LA CONFIGURACIÓN CONSTITUCIONAL DEL SISTEMA DE CONTROL


DE CONSTITUCIONALIDAD EN BOLIVIA

Cabe tener presente que según la norma prevista por el art. 179, parágra-
fo III de la Constitución Política del Estado aprobada el año 2009, la justicia
constitucional será ejercida por el Tribunal Constitucional Plurinacional, el
cual, por mandato del art. 196 del mismo texto constitucional, debe velar por
la supremacía de la Constitución, ejerciendo el control de constitucionalidad,
y precautelando el respeto y la vigencia de los derechos fundamentales y las
garantías constitucionales.
En virtud de lo dispuesto por las referidas normas constitucionales, Ri-
vera Santiváñez indica que es posible inferir que el Constituyente ha decidido
mantener el modelo concentrado (europeo kelseniano) de control de consti-
tucionalidad, encomendando dicha labor a un organismo especializado cual

9
Se debe recordar que inicialmente, Jorge Asbun, en su estudio dedicado a analizar
la evolución y perspectivas del control constitucional en Bolivia, afirmó de manera
inequívoca que: «En Bolivia, la reforma de 1994, incorporó a la Constitución a través
de los artículos 116 y siguientes el modelo de control concentrado de constitucio-
nalidad, encargando al Tribunal Constitucional, mediante el art. 119, las siguientes
atribuciones: control de constitucionalidad, defensa de los derechos fundamentales,
conflictos de competencia interorgánicas y demandas respecto a procedimientos de
reforma constitucional» (Asbun, 1999: 149-150). Años más tarde, estas ideas serían
confirmadas por autores internacionales estudiosos de la jurisdicción constitucional
en Latinoamérica; así por ejemplo, el profesor chileno Humberto Nogueira llegó a
afirmar que «en Bolivia existe un sistema de control constitucional centralizado en un
único órgano especializado, integrado por letrados, con un ámbito amplio de compe-
tencias, que ejerce dicha jurisdicción con plena independencia de todo otro órgano,
tanto respecto de normas como de actos inconstitucionales, por vía de acción y de
excepción, teniendo sus sentencias efectos de cosa juzgada, sin existencia de recurso
ulterior. Existe así en Bolivia un auténtico Tribunal Constitucional». (Nogueira Alca-
lá, 2006: 129).

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


382 ALAN E. VARGAS LIMA

es el Tribunal Constitucional Plurinacional, aunque con algunos resabios del


modelo americano de «revisión judicial»; «[…] empero, ha introducido im-
portantes reformas a la estructura institucional del mencionado órgano de
control de constitucionalidad, al ámbito de sus funciones y atribuciones, asi-
mismo a la configuración procesal de los procesos constitucionales que debe
conocer y resolver; reformas que en el futuro podrían anular el control de
constitucionalidad y, en su caso, permitir se instrumentalice la Justicia Cons-
titucional para garantizar el proyecto de ejercicio hegemónico del poder polí-
tico» (Rivera Santiváñez, 2009: 43).
En efecto, dicho autor sostiene su tesis señalando que en el ámbito del
control de constitucionalidad de las normas, el Tribunal Constitucional Pluri-
nacional tiene el monopolio para anular y expulsar del ordenamiento jurídico
las disposiciones legales infraconstitucionales que sean incompatibles con la
Constitución, por contradecir e infringir sus preceptos; empero, en esa labor
participan los jueces y tribunales de la jurisdicción ordinaria, promoviendo
la acción de inconstitucionalidad concreta. De otro lado, en el ámbito del
control de constitucionalidad sobre el ejercicio del poder político, el Tribunal
Constitucional Plurinacional tiene el monopolio de esa función, a través del
conocimiento y resolución de las acciones de conflictos de competencia; sin
embargo, en el ámbito de control tutelar de los derechos fundamentales, la
labor es realizada por los jueces y tribunales de garantías constitucionales en
única instancia. En cambio, el Tribunal Constitucional Plurinacional intervie-
ne posteriormente, conociendo y resolviendo las acciones tutelares en grado
de revisión de oficio.
Asimismo, Rivera Santiváñez señala que uno de los fundamentos para
sostener la tesis de que el modelo adoptado por el Estado plurinacional de
Bolivia es el europeo kelseniano, con resabios del modelo americano de con-
trol de constitucionalidad, lo que equivale a un sistema de control mixto, se
encuentra en las normas previstas por el art. 410, parágrafos I y II de la Cons-
titución, por cuyo mandato todas las personas, naturales y jurídicas, así como
los órganos públicos, funciones públicas e instituciones, se encuentran some-
tidos a la Constitución, que es la norma suprema del ordenamiento jurídico
boliviano y goza de primacía frente a cualquier otra disposición normativa;
entonces, «de las normas glosadas se puede inferir que los jueces y tribunales
de la jurisdicción ordinaria, por mandato constitucional, están impelidos a
aplicar la Constitución y no la Ley en un caso concreto en el que tengan la cer-
teza absoluta de que esta última es incompatible con la norma constitucional».
Según este autor, se podría afirmar que el modelo adoptado por el Es-
tado plurinacional de Bolivia, no es un modelo puro, sino que mantiene los
resabios del modelo americano, conocido clásicamente como el modelo de
control jurisdiccional difuso, porque las normas previstas por el art. 410 de

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LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 383

la Constitución, al proclamar el principio de la supremacía constitucional y


el principio de la jerarquía normativa, implícitamente faculta a los jueces y
tribunales a inaplicar la ley, decreto o resolución cuyas normas sean contrarias
a la Constitución. «Por consiguiente, todo juez o tribunal ordinario, que tenga
la seguridad de que la norma legal sobre cuya base deberá dictar su resolución
o sentencia, es contraria a la Constitución, tiene la obligación de no aplicar
dicha norma por inconstitucional, y sólo en aquellos casos en los que tenga
duda y no certeza, o pretenda que la disposición legal sea anulada a través
de una sentencia constitucional con efecto erga omnes, deberá promover el
recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad» (Rivera Santiváñez,
2011: 130-131).
Esta postura, ciertamente concuerda plenamente con la posición doctri-
nal expresada por el jurista español Fernández Segado, cuando señala que una
opinión doctrinal muy generalizada subraya la existencia de una clara tenden-
cia convergente entre los dos clásicos modelos; vale decir, que actualmente ya
no es posible hallar modelos «puros» de control de constitucionalidad adop-
tados en los países de Iberoamérica, no pudiendo señalarse que en determi-
nado país predomine sólo el modelo difuso o impere únicamente el modelo
concentrado de control de constitucionalidad, dado que la tendencia actual
en el mundo contemporáneo, respecto al control jurisdiccional de las leyes y
su funcionamiento, revela que ambos modelos se hallan en vías de llegar a su
progresiva unificación (Fernández Segado, 2004).
No obstante lo anterior, cabe aclarar que la Ley 27 del Tribunal Consti-
tucional Plurinacional (TCP), ciertamente mantiene en su contenido las nor-
mas que sustentan el control concentrado de constitucionalidad en Bolivia,
de acuerdo a lo siguiente: el art. 109 de la Ley del TCP, establecía que la
acción de inconstitucionalidad concreta, «procederá en los procesos judiciales
o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o inconsti-
tucionalidad de una Ley, Estatuto Autonómico, Carta Orgánica, Decreto y
todo género de Ordenanzas y Resoluciones no judiciales aplicables a aquellos
procesos» (norma derogada por el Código Procesal Constitucional, que en su
art. 73, numeral 2, contiene similar previsión), debiendo ser promovida la
acción de inconstitucionalidad por el juez, tribunal o autoridad administrati-
va, de oficio o a instancia de parte, de acuerdo a lo previsto por el art. 79 del
mencionado Código.
Lo referido anteriormente, determina que ningún juez, tribunal u órgano
administrativo está autorizado para inaplicar norma jurídica alguna, dado que
en caso de duda sobre la constitucionalidad de una norma del ordenamiento
a ser aplicada al caso concreto que ha de resolver, debe promover inmediata-
mente el incidente de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional, y este entendimiento interpretativo concuerda plenamente con

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


384 ALAN E. VARGAS LIMA

lo establecido en el art. 5 de la misma Ley del TCP, cuando establece que «se
presume la constitucionalidad de toda ley, decreto, resolución y actos de los
Órganos del Estado en todos sus niveles, hasta tanto el Tribunal Constitucio-
nal Plurinacional resuelva y declare su inconstitucionalidad». Como se puede
ver, la norma de desarrollo constitucional reconoce que el Tribunal Constitu-
cional Plurinacional, en su calidad de máximo guardián y supremo intérprete
de la Constitución, es el único órgano autorizado para inaplicar normas o
dejar sin efecto los actos de los órganos del Estado cuando estos se hallaren
en abierta contradicción con los principios y valores constitucionales, todo lo
cual es plenamente incompatible con un sistema de control «difuso».
A lo indicado, debe agregarse que la misma Constitución boliviana apro-
bada el año 2009, consagra como atribución del Tribunal Constitucional, ab-
solver «las consultas de la Presidenta o del Presidente de la República, de la
Asamblea Legislativa Plurinacional, del Tribunal Supremo de Justicia o del
Tribunal Agroambiental sobre la constitucionalidad de proyectos de ley», en
cuyo caso la decisión del Tribunal Constitucional es de cumplimiento obliga-
torio. A su vez, tiene la atribución de absolver inclusive «las consultas de las
autoridades indígenas originario campesinas sobre la aplicación de sus normas
jurídicas aplicables a un caso concreto», y en consecuencia, la decisión del Tri-
bunal Constitucional es obligatoria, lo que corrobora el entendimiento inter-
pretativo expuesto, de que la misma Constitución como Ley Fundamental de
nuestro ordenamiento jurídico, encomienda el control de constitucionalidad
de manera exclusiva al nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional (Duran
Ribera, 2003: 187-202).

II. EL RECIENTE DESARROLLO TEÓRICO Y JURISPRUDENCIAL SOBRE


EL SISTEMA DE CONTROL PLURAL DE CONSTITUCIONALIDAD
EN BOLIVIA

Para verificar la transformación que se está produciendo en el sistema de


control de constitucionalidad boliviano, cabe señalar que como consecuencia
de la aprobación de la Constitución Política del Estado en el año 2009, se ha
refundado el Estado boliviano, al abrigo de un modelo constitucional basado
en el pluralismo, la interculturalidad y la descolonización, marcando así la
era de la «generación del constitucionalismo boliviano», con rasgos y particu-
laridades específicas que lo caracterizan y diferencian de los demás modelos
constitucionales, especialmente de aquellos con raíces en el constitucionalis-
mo europeo.
Es así que se ha llegado a configurar un sistema plural de control de cons-
titucionalidad, con bases notorias en el sistema jurisdiccional concentrado de

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 385

control constitucional, que estuvo vigente hasta antes de la aprobación del


nuevo texto constitucional; empero, esta vez, se agrega un componente plural
(por el reconocimiento de la estructura societal) e inclusivo (acorde al princi-
pio de igualdad y no discriminación), cuyo objetivo es precisamente asegurar
la vigencia del pluralismo como elemento fundante del Estado y también con
la finalidad de garantizar a través de la interpretación constitucional, el mode-
lo de constitucionalismo fuerte basado en la justicia e igualdad.

1. ESTRUCTURA DEL MODELO PLURAL DE CONTROL


DE CONSTITUCIONALIDAD

De acuerdo a lo expuesto, es importante precisar que este modelo plural


de control de constitucionalidad, se encuentra estructurado en su base por
las autoridades jurisdiccionales, administrativas y autoridades de los pueblos
indígenas, originarios campesinos, quienes en el ejercicio de sus roles jurisdic-
cionales, funciones administrativas o funciones enmarcadas en el ámbito de la
justicia indígena, originaria y campesina, de acuerdo al principio de aplicación
directa de la constitución, y considerando que en sus roles deben utilizar el
criterio de interpretación «desde y conforme a la constitución», son los prime-
ros garantes y contralores del respeto a los derechos fundamentales.
En este marco, y considerando las características del sistema de control
concentrado de constitucionalidad, cabe hacer notar que en una instancia
o nivel intermedio de este sistema, se encuentran los jueces y tribunales de
garantías, encargados de conocer las acciones de defensa (acciones tutelares),
quienes asumen el control intermedio de constitucionalidad, no como jueces
o tribunales ordinarios, sino como «jueces y tribunales de garantías constitu-
cionales», especializados en materia de protección de derechos fundamentales.
Asimismo, en el tercer nivel del control de constitucionalidad, se en-
cuentra el Tribunal Constitucional Plurinacional, como máximo guardián y
supremo intérprete de la Constitución, así como pleno garante superior de
los derechos fundamentales y garantías constitucionales establecidos por la
Constitución.
Por lo expuesto —siguiendo el criterio María Elena Attard—, esta es-
quematización tripartita del control de constitucionalidad, y el elemento del
pluralismo como eje rector no solo de su composición sino también de su
rol interpretativo y en particular la inclusión del primer nivel (es decir de las
autoridades jurisdiccionales, administrativas y de los pueblos indígenas, ori-
ginarios y campesinos), con un rol de interpretación constitucional que cons-
tituye un cambio trascendental en el sistema jurídico iuspositivista, implican
un eje de cambio en las características de los tres modelos jurisdiccionales de
control de constitucionalidad conocidos en la doctrina (es decir, el difuso, el

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


386 ALAN E. VARGAS LIMA

concentrado y el mixto), y viene a configurar el modelo plural de control de


constitucionalidad como un sistema jurisdiccional sui generis, que no es difuso
ni tampoco exclusivamente concentrado, puesto que como ha sido explicado,
en el primer nivel los jueces y también las autoridades administrativas in-
terpretan la legalidad ordinaria a la luz del bloque de constitucionalidad, en
virtud al principio de aplicación directa de la constitución (postulado propio
de este modelo constitucional de justicia e igualdad), aspecto que hace que
este control sea un sistema combinado con sólidas bases pluralistas (Attard
Bellido, 2012: 95-122).

2. CONFIGURACIÓN NORMATIVA DEL ÓRGANO DE CONTROL

El sistema jurisdiccional plural de control de constitucionalidad se carac-


teriza por contener elementos del sistema concentrado de control de constitu-
cionalidad, pero además se inspira en los postulados del pluralismo, la inter-
culturalidad y la descolonización como factores de definición del modelo de
Estado. En ese marco, y de acuerdo a lo señalado precedentemente, haciendo
una radiografía del sistema se puede señalar que el mismo está diseñado, en un
análisis vertical, por tres compartimentos específicos: a) la base del sistema está
compuesta por las autoridades jurisdiccionales, las autoridades administrati-
vas, las autoridades de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos
y los particulares, quienes son los primeros garantes del bloque de constitu-
cionalidad y de los derechos fundamentales; b) el compartimento intermedio
que comprende a los jueces y tribunales de garantías constitucionales que
conocen y resuelven las acciones tutelares, y c) el compartimento superior que
alberga al último y máximo garante del bloque de constitucionalidad y de los
derechos fundamentales: el Tribunal Constitucional Plurinacional.
En efecto, el Tribunal Constitucional Plurinacional se encuentra en la
cúspide del sistema jurisdiccional plural de control de constitucionalidad, y se
configura como el último y máximo garante tanto del bloque de constitucio-
nalidad como de los derechos fundamentales. Sus roles y diseño, deben conso-
lidar una materialización no solamente de la Constitución como texto escrito,
sino esencialmente de los valores plurales supremos para consolidar así el vivir
bien; pero además, con base en los antecedentes y presupuestos de la refunda-
ción del Estado, una de sus tareas consiste en asegurar los derechos colectivos
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, materializando así
el corpus iure de derechos de los pueblos indígenas descritos y contextualizados
a los ideales y procesos de restitución, igualación y reconstitución, todo en el
marco de una convivencia armónica y equilibrada al interior de las naciones
y pueblos indígena originario campesinos, entre estos y en relación a toda la
sociedad en su conjunto.

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 387

Es importante que este diseño sea analizado con base en un elemento


esencial: su composición plural, para asegurar así una interpretación que con-
sagre la interculturalidad plural que, en términos de descolonización, se plas-
men procesos constitucionales interculturales para una real materialización
del bloque de constitucionalidad.
En la normativa, el art. 196 de la Constitución de 2009, crea el Tribu-
nal Constitucional Plurinacional, con el rol descrito en su numeral primero,
por lo que de acuerdo al mandato emanado de la función constituyente, esta
instancia vela por la supremacía de la Constitución, ejerce el control de cons-
titucionalidad y precautela el respeto y la vigencia de los derechos y garantías
constitucionales. El art. 197 de la Constitución disciplina la organización del
Tribunal Constitucional Plurinacional, estableciendo en el primer parágrafo
que los magistrados y magistradas del Tribunal Constitucional serán electos
con criterios de plurinacionalidad, con representación del sistema ordinario y
del sistema indígena originario campesino. Además, el art. 198 de la Consti-
tución, señala que las magistradas y magistrados del Tribunal Constitucional
Plurinacional, se elegirán mediante sufragio universal.
Asimismo, es necesario señalar que de acuerdo al art. 199 del texto cons-
titucional, como puntuación adicional para la calificación de méritos de los
aspirantes a magistrados y magistradas, se tomará en cuenta el haber ejercido
la calidad de autoridad originaria bajo su sistema de justicia. Además, el nu-
meral segundo del referido art., establece que los candidatos podrán ser pro-
puestos por organizaciones de la sociedad civil y naciones y pueblos indígena
originario campesinos.
Por su parte, la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional estable-
ce la organización del máximo contralor de constitucionalidad en el Estado
plurinacional de Bolivia, señalando en el numeral primero de su art. 13 que
esta instancia está conformada por siete magistradas y magistrados titulares y
siete magistradas y magistrados suplentes. Por su parte, el segundo numeral
de la indicada disposición señala que al menos dos magistradas y magistrados
provendrán del sistema indígena originario campesino, por autoidentificación
personal. Finalmente, debe señalarse que el parágrafo segundo del art. 17 de
esta ley, señala que para la calificación de méritos, se tomará en cuenta el haber
ejercido la calidad de autoridad originaria bajo su sistema de justicia.
Ahora bien, la referencia normativa antes citada es importante toda vez
que la real materialización del bloque de constitucionalidad, en el marco de la
visión del modelo de Estado boliviano, encontrará razón de ser en un aspecto
esencial: la composición plural, es decir, que los magistrados y magistradas del
Tribunal Constitucional Plurinacional no solamente deben tener una visión
de la justicia construida desde Occidente, sino también de aquella que emana
de las normas y procedimientos ancestrales de las naciones y pueblos indígena

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


388 ALAN E. VARGAS LIMA

originario campesino, para que a través de una interpretación intercultural de


las problemáticas a ser conocidas opere el principio de complementariedad
a través de una interculturalidad plural que irradiará todo el ordenamiento
jurídico en el Estado plurinacional de Bolivia.
De acuerdo a lo expuesto, se pueden desprender algunas disfunciones
sistémicas (Attard Bellido, 2014: 41-44):

a) del contenido de las disposiciones antes señaladas, se establece que de


siete magistradas y magistrados electos que forman parte del Tribunal
Constitucional, solamente dos devienen de la jurisdicción indígena ori-
ginaria campesina, aspecto que no es proporcional para una real ma-
terialización del bloque de constitucionalidad, aspecto que incidirá en
las pautas interculturales de interpretación, ya que la visión de justicia
occidental prevalecerá en las decisiones emanadas de esta instancia. Ade-
más, dicha desproporcionalidad incidirá en los procedimientos consti-
tucionales interculturales que deben ser establecidos a la luz del nuevo
modelo constitucional y en el marco del pluralismo, la descolonización
y la interculturalidad. Prevalecerá una visión formalista y ritualista de la
justicia, contraria a la visión del acceso a la justicia en el marco de los
parámetros del vivir bien y que, incluso, podría ser contraria al proceso
de igualación formulado en esta visión del constitucionalismo, ya que los
ritualismos extremos pueden incidir en el acceso a la justicia constitucio-
nal de pueblos y naciones indígena originario campesinos.
b) Para las y los magistrados que devengan de la jurisdicción indígena ori-
ginario campesina, se exige el criterio de autoidentificación personal, tal
como establece el art. 13.2 de la Ley del Tribunal Constitucional Plu-
rinacional. Este criterio no aseguraría una real identificación y conoci-
miento de prácticas de justicia distintas y diferentes a las de la justicia
occidental, aspecto que constituye un óbice normativo para una real ma-
terialización de una interculturalidad plural en la justicia constitucional
y en el sistema jurídico normativo, además de obstaculizar el desarrollo
de pautas interculturales de interpretación y procedimientos constitucio-
nales acordes con el nuevo modelo constitucional.
c) Además, la necesidad de una composición plural para asegurar una real
materialización del bloque de constitucionalidad imperante, debe ser
analizada desde los procedimientos constitucionales y roles encomenda-
dos por la función constituyente al Tribunal Constitucional Plurinacio-
nal, a cuyo efecto, será menester sistematizar los ámbitos de ejercicio de
las atribuciones asignadas a esta instancia, lo cual se resume a continua-
ción.

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 389

3. LAS DIMENSIONES DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD


EN BOLIVIA

De acuerdo a su configuración constitucional, el Tribunal Constitucio-


nal Plurinacional ha sido instituido como el «máximo guardián y supremo
intérprete de la Constitución»10, con la cualidad adicional de defensor de los
derechos fundamentales y, por lo mismo, su función principal es la de ejercer
en forma exclusiva el control de constitucionalidad con alcance nacional, ga-
rantizando la primacía de la Ley Fundamental del Estado, la plena validez del
orden constitucional y democrático, así como el respeto y vigencia plena de
los derechos fundamentales y garantías constitucionales de las personas.
Precisamente, para el cumplimiento eficaz de esas funciones, el art. 202
de la Constitución Política del Estado, concordante con el art. 12 de la Ley
del TCP, enumeran las competencias específicas atribuidas al Tribunal Consti-
tucional Plurinacional, para que este órgano desarrolle su labor jurisdiccional
especializada, en una triple dimensión: el control normativo de constitucio-
nalidad11; el control sobre el ejercicio del poder político, y el control tutelar de
los derechos fundamentales.

10
El Tribunal Constitucional de Bolivia, se constituye en el defensor de la Constitu-
ción y del régimen democrático, y se encarga de la protección efectiva e idónea de
los derechos fundamentales de las personas; por ello es el máximo guardián y último
intérprete de la Constitución, así se infiere de las normas previstas por la Ley Fun-
damental. «Es el máximo guardián de la Constitución, porque el constituyente le ha
encomendado la labor de resguardar la supremacía de la Constitución frente al or-
denamiento jurídico ordinario, desarrollando el control especializado y concentrado
de la constitucionalidad de las disposiciones legales, emitiendo sentencias con efecto
general o erga omnes, anulando la disposición legal incompatible con la Constitución
y expulsándola del ordenamiento jurídico del Estado. Dada la naturaleza jurídica de
la función que desempeña, es el supremo intérprete de la Constitución, lo cual no sig-
nifica que el resto de los órganos del poder público en general, los jueces y tribunales
en particular, estén impedidos de realizar la interpretación de la Constitución para
resolver el caso concreto sometido a su conocimiento; lo que sucede es que, si bien
todas las autoridades y funcionarios públicos interpretan la Constitución, quien cierra
el proceso realizando una interpretación que vincula a todos los órganos del poder
público, autoridades y particulares es el Tribunal Constitucional, por ello se convierte
en el último intérprete de la Constitución […]» (Rivera Santivañez, 2007: 58-59).
11
En cuanto a los alcances del control de constitucionalidad que ejerce el Tribunal Cons-
titucional a través de los recursos (ahora denominados «acciones») de inconstituciona-
lidad, por cualquiera de las dos vías reconocidas —abstracta o concreta—, dicha labor
abarca los siguientes ámbitos: «[…] a) la verificación de la compatibilidad o incompati-
bilidad de las disposiciones legales impugnadas con las normas de la Constitución Polí-

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


390 ALAN E. VARGAS LIMA

3.1. Control normativo de constitucionalidad de las disposiciones legales

De acuerdo con las atribuciones que le confieren la Constitución y la


Ley 27, el TCP ejerce un control sobre la constitucionalidad de todas las dis-
posiciones legales, sean estas leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas,
decretos y todo género de resoluciones no judiciales, declarando su inconsti-
tucionalidad con carácter general o erga omnes y el efecto derogatorio o abro-
gatorio conforme corresponda en cada caso. A este efecto, el ordenamiento
jurídico establece dos modalidades (en forma previa y posterior) de control
de la normatividad:

a) El control normativo previo. Este control se ejerce antes de la aprobación


de la respectiva disposición legal, en todos aquellos casos en los que exista
una duda fundada sobre su constitucionalidad. Para el efecto, la Ley del
TCP ha previsto las siguientes acciones:
1) las consultas de la presidenta o del presidente del Estado plurina-
cional, de la presidenta o presidente de la Asamblea Legislativa Plu-
rinacional, de la presidenta o presidente del Tribunal Supremo de
Justicia o del Tribunal Agroambiental, sobre la constitucionalidad
de proyectos de ley (atribución 8.ª, del art. 12 de la Ley del TCP);
2) el control previo de constitucionalidad en la ratificación de los tra-
tados internacionales (atribución 9.ª);
3) la consulta sobre la constitucionalidad del procedimiento de refor-
ma parcial de la Constitución (atribución 10.ª);

tica del Estado, lo que incluye el sistema de valores supremos, principios fundamentales,
así como los derechos fundamentales consagrados en dicha Ley Fundamental; b) la
interpretación de las normas constitucionales así como de la disposición legal sometida
al control desde y conforme a la Constitución Política del Estado; c) el desarrollo de un
juicio relacional para determinar si una norma legal es o no conforme con las normas
constitucionales; determinando previamente el significado de la norma legal por vía de
interpretación, y d) la determinación de mantener las normas de la disposición legal
sometida al control. De lo referido se concluye que el control de constitucionalidad
no alcanza a la valoración de los fines, los propósitos, la conveniencia o beneficios que
pudiese generar la disposición legal sometida a control; lo que significa que el Tribunal
Constitucional, como órgano encargado del control de constitucionalidad, no tiene a su
cargo la evaluación de si son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos busca-
dos por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo de constitu-
cionalidad de las disposiciones legales impugnadas» (Cfr. Sentencia Constitucional Nº
0051/2005, de 18 de agosto; entendimiento reiterado posteriormente por la Sentencia
Constitucional Nº0048/2010, de fecha 6 de diciembre de 2010).

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 391

4) control previo sobre la constitucionalidad de estatutos autonómicos


y cartas orgánicas (atribución 12.ª, del art. 28 de la Ley del TCP);
5) control previo sobre el texto de las preguntas de la convocatoria
a referendo nacional, departamental y municipal (atribución 13.ª,
del art. 28 de la Ley del TCP);
6) las consultas de las autoridades indígenas originarias campesinas
sobre la aplicación de sus normas jurídicas a un caso concreto (atri-
bución 12.ª);
b) El control normativo correctivo. Esta forma de control es realizada con
posterioridad a la sanción y promulgación de la disposición legal respec-
tiva, en aquellos casos en los que presenten eventualmente una contra-
dicción o incompatibilidad con las normas de la Constitución Política
del Estado. El TCP, como órgano jurisdiccional del control de constitu-
cionalidad, lo ejerce al momento de conocer y resolver:
1) las acciones de inconstitucionalidad directas o de carácter abstracto
sobre leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas, decretos y todo
género de ordenanzas y resoluciones no judiciales (atribución 1.ª,
del art. 12 de la Ley del TCP);
2) las acciones de inconstitucionalidad indirectas o de carácter concreto
sobre leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas, decretos y todo
género de ordenanzas y resoluciones no judiciales (atribución 2.ª);
3) los recursos contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o
contribuciones, creados, modificados o suprimidos en contraven-
ción a lo dispuesto en la Constitución Política del Estado12 (atribu-
ción 5.ª);

3.2. Control competencial de constitucionalidad

Es un control que tiene por objeto establecer un equilibrio en el ejer-


cicio del poder político, resolviendo los conflictos constitucionales referidos

12
De acuerdo al Código Procesal Constitucional (arts. 133 al 138), este recurso tiene
por objeto garantizar que toda disposición legal que cree, modifique o suprima un tri-
buto, impuesto, tasa, patente, derecho o contribución de cualquier clase o naturaleza,
se establezca de acuerdo con la Constitución Política del Estado. Asimismo, la Senten-
cia Constitucional Plurinacional 0677/2012, de 2 de agosto (Sala Plena), desarrolla
entre sus fundamentos jurídicos: 1) naturaleza jurídica y alcances del recurso contra
tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones especiales; 2) de la
legitimación activa y pasiva; 3) de los requisitos del recurso, de su contenido y forma;
4) de la procedencia del recurso contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos
o contribuciones especiales.

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


392 ALAN E. VARGAS LIMA

al ámbito de las competencias asignadas por la Constitución a los distintos


órganos del poder público y a las nuevas entidades territoriales autónomas.
El nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional deberá cumplir esta función,
conociendo y resolviendo:

a) los conflictos de competencia que pudiesen suscitarse entre los órganos


del poder público (atribución 3.ª, del art. 12 de la Ley del TCP);
b) los conflictos de competencia entre el Gobierno plurinacional (central),
las entidades territoriales autónomas y descentralizadas, y de estas entre
sí (atribución 4.ª);
c) los conflictos de competencia entre la jurisdicción indígena originario
campesina y las jurisdicciones ordinaria y agroambiental (atribución 11.ª);
d) los recursos directos de nulidad, que proceden contra todo acto o reso-
lución de autoridad pública que usurpe funciones que no le competen,
así como contra los actos de la autoridad pública que ejerza jurisdicción
o potestad que no emane de la Ley (atribución 13.ª, del art. 12 de la Ley
del TCP).

3.3. Control tutelar sobre la vigencia de los derechos fundamentales

Este control tiene la finalidad de resguardar y garantizar el pleno ejercicio


de los derechos fundamentales y garantías constitucionales de las personas,
que operan como límites naturales al ejercicio del poder público del Estado.
De acuerdo a lo establecido en la atribución 7.ª., del art. 12 de la Ley 27, el
Tribunal Constitucional Plurinacional debe ejercer este control a través de la
revisión de las resoluciones emitidas a la conclusión de los procesos constitu-
cionales emergentes de las siguientes acciones de defensa:

a) acción de libertad, que extiende su ámbito de protección hacia toda persona


que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida,
o que es indebidamente procesada o privada de su libertad personal. Vale
decir que en el nuevo sistema constitucional boliviano se han ampliado los
alcances de esta acción tutelar, con la finalidad de dar una efectiva protec-
ción no solo a quienes se encuentran ilegalmente privados de libertad, sino
también a quienes consideren que su libertad física o personal y su propia
vida estén amenazadas (Vargas Lima, 2014: 249-288).
b) Acción de amparo constitucional, que extiende su ámbito de procedencia
contra actos u omisiones ilegales o indebidas de los servidores públicos,
o de personas individuales o colectivas, que restrinjan, supriman o ame-
nacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la Constitución
y las leyes. Vale decir que se trata de una acción extraordinaria que tiene

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 393

por objeto la protección inmediata de los derechos fundamentales de


las personas, siempre que no exista otro medio o recurso legal para su
defensa, a cuyo efecto esta acción tutelar se rige esencialmente por los
principios de subsidiariedad e inmediatez, lo que implica la necesidad de
otorgar una protección inmediata y eficaz a los derechos fundamentales
que en su momento resultaren lesionados (Arias López, 2011: 37-55)13.
c) Acción de protección de privacidad, que se activa en favor de toda persona
individual o colectiva, que crea estar indebida o ilegalmente impedida de
conocer, objetar u obtener la eliminación o rectificación de los datos re-
gistrados por cualquier medio físico, electrónico, magnético o informáti-
co, en archivos o bancos de datos públicos o privados, o que afecten a sus
derechos fundamentales a la intimidad y privacidad personal o familiar,
o a su propia imagen, honra y reputación14.
d) Acción de cumplimiento, que procede en caso de incumplimiento de dis-
posiciones constitucionales o de la ley, por parte de servidores públicos,
con el objeto de garantizar la ejecución de la norma omitida, a cuyo efec-
to dicha acción es susceptible de interponerse por la persona individual
o colectiva afectada, o por otra a su nombre con poder suficiente, ante el
juez o tribunal competente, debiendo tramitarse de acuerdo a las mismas
reglas de procedimiento previstas para la acción de amparo constitucio-
nal (Arias Lopez, 2013: 477-508)15.

13
Una argumentación jurídico-constitucional, que desarrolla temáticas referidas a: i) los
alcances del control tutelar de constitucionalidad para el resguardo de los derechos
fundamentales; ii) las fases procesales de la acción de amparo constitucional; iii) la
interpretación desde y conforme a la Constitución Política del Estado, de los arts.
33 y 53 del Código Procesal Constitucional: análisis de los requisitos de forma y
causales de improcedencia reglada; iv) la duda razonable para la aplicación del prin-
cipio pro-actione en etapa de admisibilidad, y v) la apelación y la compulsa como
mecanismos idóneos para la defensa intraprocesal de derechos. Puede consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 0030/2013, de fecha 4 de enero de 2013.
14
Algunos fundamentos jurídicos sobre la naturaleza jurídica de la acción de protec-
ción de privacidad (antes denominado «recurso de hábeas data»), los derechos a la
intimidad y privacidad como base de la protección de datos personales, los alcances
de esta acción tutelar, sus presupuestos indispensables de procedencia, la legitimación
activa y pasiva, así como las reglas de procedimiento para su tramitación, pueden verse
ampliamente detalladas en la Sentencia Constitucional 1738/2010-R, de fecha 25 de
octubre de 2010.
15
El entendimiento jurisprudencial sobre la naturaleza jurídica de la acción de cumpli-
miento, así como su ámbito de protección, puede consultarse en la Sentencia Consti-
tucional Plurinacional 0890/2013-L, de fecha 16 de agosto de 2013.

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


394 ALAN E. VARGAS LIMA

e) Acción popular, que procede contra todo acto u omisión de las autori-
dades públicas o de personas individuales o colectivas que «violen» [sic,
léase «vulneren»] o amenacen con «violar» [sic, léase «vulnerar»] dere-
chos e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio,
la seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y otros de similar
naturaleza reconocidos por la misma Constitución16.
f ) Los recursos contra las resoluciones del Órgano Legislativo, cuando sus re-
soluciones afecten a uno o más derechos, cualesquiera sean las personas
afectadas (atribución 6.ª)17.

De acuerdo a lo expuesto, y a fin de comprender los alcances de la siste-


matización de estos roles principales que debe cumplir el Tribunal Constitu-
cional Plurinacional, debe prestarse atención a los siguientes aspectos (Attard
Bellido, 2014: 46):

16
Un entendimiento jurisprudencial sobre los derechos e intereses colectivos prote-
gidos a través de la acción popular, que conforme señala el art. 135 de la CPE,
se encuentran relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y salubri-
dad pública, el medio ambiente y otros de similar naturaleza reconocidos por la
Ley Fundamental, puede encontrarse en la Sentencia Constitucional Plurinacional
0176/2012, de fecha 14 de mayo de 2012, misma que desarrolla también el alcance
del derecho al agua como derecho fundamental y fundamentalísimo en la Constitu-
ción Política del Estado y el bloque de constitucionalidad, así como sus vías idóneas
de protección. Cabe tener presente también, que la jurisprudencia constitucional
ha identificado los derechos colectivos, unas veces como derechos difusos (así las
SSCC 1018/2011-R, 1974/2011-R, 1982/2011-R, 1970/2011-R, 1973/2011-R y
1979/2011-R, entre otras) o como derechos de los pueblos (así la SC 1008/2004-
R). Por otro lado, un análisis de las disposiciones referidas a la admisión de la acción
popular, en cuanto a sus requisitos de forma y de contenido, puede consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 0462/2012, de fecha 4 de julio de 2012.
Finalmente, las temáticas referidas a la legitimación extraordinaria como presupues-
to procesal de la acción popular, su carácter subsidiario y la inexistencia de plazo de
caducidad, así como el derecho difuso al medio ambiente, pueden consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 1082/2013-L, de fecha 30 de agosto de
2013.
17
El Tribunal Constitucional Plurinacional ha establecido que el recurso contra resolu-
ciones del Órgano Legislativo Plurinacional, de acuerdo a su concepto y naturaleza
jurídica, «es un proceso constitucional de naturaleza tutelar que tiene por objeto repo-
ner los derechos y garantías constitucionales de la persona, en aquellos casos en los que
hubiesen restringido o suprimido, al emitir una resolución legislativa»; a cuyo efecto,
ha analizado la naturaleza jurídica de este recurso en la Sentencia Constitucional Plu-
rinacional 1572/2014, de fecha 11 de agosto de 2014.

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 395

a) el control previo de constitucionalidad es conocido y resuelto por el Ple-


no del Tribunal Constitucional Plurinacional, ámbito del cual emanan
las declaraciones constitucionales. La disfunción de este eje de ejercicio
de control de constitucionalidad es la desproporcionalidad que existe
entre magistradas y magistrados que devienen de la justicia ordinaria y de
la jurisdicción indígena originaria campesina, cuatro contra dos (autoi-
dentificados) y que incide en eventuales retrocesos en temas de interpre-
tación intercultural y procedimientos constitucionales interculturales.
b) El segundo procedimiento de control previo, que es una innovación del
modelo constitucional boliviano, es decir la consulta que realizan las au-
toridades de las naciones y pueblos indígena originario campesinos ante
el Tribunal Constitucional Plurinacional, es un verdadero canal para la
materialización de un «diálogo intercultural». En ese orden, este procedi-
miento no es conocido ni resuelto por el Pleno del Tribunal Constitucio-
nal Plurinacional, sino por la Sala Especializada, compuesta por los dos
magistrados que devienen de la jurisdicción indígena originaria campe-
sina. Así configurado, este procedimiento no genera ninguna disfunción
orgánica y, por el contrario, armoniza con los postulados del pluralismo,
la interculturalidad y la descolonización en el nuevo modelo de Estado.
c) Los procedimientos inmersos tanto en control normativo como en con-
trol competencial de constitucionalidad, son conocidos por el Pleno del
Tribunal Constitucional Plurinacional, por cuanto en este ámbito, debe
realizarse la misma crítica plasmada en el anterior inciso i).
d) Finalmente, el control tutelar de constitucionalidad, a través del cual, en
revisión se conocen y resuelven las acciones de libertad, amparo consti-
tucional, protección de privacidad, de cumplimiento y popular, no es
resuelta por el Pleno del Tribunal Constitucional, sino por las tres salas
existentes, y de esas tres salas solamente una es la especializada y com-
puesta por dos magistrados o magistradas que devienen de la justicia in-
dígena originaria campesina, mientras que las otras dos podrían no tener
una composición plural (ya que no se exige una composición mixta). Por
tanto, las acciones tutelares que devengan de contextos interculturales o
que estén vinculadas a pueblos y naciones indígena originario campesi-
nos, podrían en revisión ser resueltas por una sala que no tenga composi-
ción plural, aspecto que implicará un análisis desde una visión occidental
del derecho y que además podría evitar un avance y desarrollo de pautas
interculturales de interpretación y de procedimientos constitucionales
interculturales.

Por otro lado, los jueces y tribunales de garantías constitucionales tienen


la atribución de conocer en primera instancia las acciones tutelares disciplina-

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396 ALAN E. VARGAS LIMA

das por el régimen constitucional imperante, las cuales, tal como ya se dijo,
serán conocidas y resueltas en revisión por cualquiera de las salas del Tribunal
Constitucional Plurinacional.
Debe tenerse en cuenta también que en las capitales de los nueve depar-
tamentos del Estado plurinacional de Bolivia, las acciones tutelares son cono-
cidas en primera instancia por los vocales de los Tribunales Departamentales
de Justicia, divididos en salas, quienes no actúan como tribunales ordinarios
sino como tribunales de garantías constitucionales, y sus decisiones son ele-
vadas en revisión, y en el plazo de 24 horas, ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional.
En las provincias, los jueces ordinarios conocerán y resolverán acciones
tutelares, no como jueces ordinarios, sino como jueces constitucionales y sus
decisiones serán remitidas al Tribunal Constitucional Plurinacional para su
revisión.
Sin embargo, la disfunción sistémica en esta instancia, se da por dos
razones especiales (Attard Bellido, 2014: 47):

a) a nivel de jueces y tribunales de garantías, la normativa imperante no re-


conoce una composición plural. Las acciones tutelares son analizadas en
primera instancia con una visión propia de la justicia occidental, aspecto
que obstaculiza la aplicación de pautas interculturales de interpretación
y la generación de procedimientos constitucionales interculturales, acor-
des al modelo constitucional vigente.
b) La cultura jurídica en la cual se formaron los jueces y vocales, en la rea-
lidad es un obstáculo para la justicia plural constitucional, ya que en
esta debe prevalecer la justicia material para la vigencia de derechos fun-
damentales más allá de ritualismos extremos. Por eso, para evitar una
disfunción del sistema, sería apropiado y razonable que en el Estado plu-
rinacional de Bolivia se creen los jueces y tribunales especializados en
justicia constitucional plural, con composición mixta.

III. DESARROLLO JURISPRUDENCIAL DEL MODELO PLURAL


DE CONTROL CONSTITUCIONAL

En este sentido, y acerca del control plural de constitucionalidad dise-


ñado en la Constitución Política del Estado aprobada el año 2009, la juris-
prudencia constitucional ha señalado que el reconocimiento transversal de los
derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, abarca
también al campo jurídico, pues existe un reconocimiento del pluralismo ju-
rídico igualitario que deriva del reconocimiento constitucional de la igual je-

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LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 397

rarquía de la jurisdicción indígena originaria campesina con la ordinaria (art.


179.II de la CPE) y del sistema jurídico ordinario con el sistema indígena
originario campesino. Entonces, el reconocimiento del pluralismo jurídico
igualitario parte de un dato real: la coexistencia dentro del territorio boliviano
de diferentes sistemas jurídicos, que tienen sus propias normas, instituciones,
autoridades encargadas de administrar justicia y procedimientos para la re-
solución de sus conflictos, que tiene como base valores, principios y lógicas
distintas a la occidental.
La jurisdicción indígena originaria campesina, de acuerdo al art. 179 de
la CPE, forma parte del órgano judicial, haciendo efectivo el derecho de las
naciones y pueblos indígenas originarios campesinos a que sus instituciones
sean parte de la estructura general del Estado (art. 30.II.5 de la CPE) y, en ese
ámbito, al gozar de igual jerarquía que la jurisdicción ordinaria, esta no puede
revisar las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena originara
campesina y tampoco esta de aquella; es más, toda autoridad pública o per-
sona debe acatar las decisiones de esta jurisdicción, pudiendo las autoridades
solicitar el apoyo de los órganos competentes del Estado (art. 192 de la CPE).
No obstante lo señalado, la jurisdicción indígena originaria campesina,
al igual que las demás jurisdicciones, se encuentra limitada por el respeto de
los derechos fundamentales a la vida, a la defensa, y demás derechos y garan-
tías establecidas por la Norma Fundamental (art. 190.II de la CPE), debiendo
añadirse, además, a los derechos contenidos en los tratados internacionales
sobre derechos humanos que forman parte del bloque de constitucionalidad.
Conforme a ello, la Constitución Política del Estado, sobre la base del
carácter plurinacional del Estado y el principio de interculturalidad, ha dise-
ñado la justicia constitucional a través del Tribunal Constitucional Plurinacio-
nal, como la institución encargada de ejercer el control constitucional sobre la
actividad de todas las jurisdicciones y, en general, sobre todos los órganos del
poder público a partir del diálogo intercultural que se entable en este órgano,
que tiene la representación de los dos sistemas de justicia: el ordinario y el
indígena originario campesino.
En ese ámbito, el pluralismo jurídico cobra un nuevo sentido y exten-
sión, pues se reconceptualiza a partir del relacionamiento e influencia perma-
nente de ambos sistemas y a partir de la coordinación y cooperación que debe
existir entre las diferentes jurisdicciones que conforman el órgano judicial (or-
dinaria, indígena originaria campesina, agroambiental y especializadas); así
como el principio de unidad de la función judicial (art. 179 de la CPE), por
el cual todas las jurisdicciones tienen como denominador común el respeto a
los derechos fundamentales, a las garantías constitucionales, y la obediencia
a la Constitución Política del Estado, encontrando la unidad en la interpre-
tación final que efectúe el Tribunal Constitucional Plurinacional tanto de los

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398 ALAN E. VARGAS LIMA

derechos y garantías como de las propias normas constitucionales, pues, por


el carácter vinculante de sus resoluciones, todos los jueces y autoridades están
vinculados a la interpretación efectuada por este órgano.
En ese sentido, debe señalarse que la Constitución boliviana ha diseña-
do un sistema de control de constitucionalidad plural, pues no solamente se
ejerce el control sobre normas formales, sino también sobre las normas de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, además de conocer los
conflictos de competencias entre las diferentes jurisdicciones y de revisar las
resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena originaria campesina
cuando se considere que estas normas son lesivas a los derechos fundamentales
y garantías constitucionales. Estas facultades fueron introducidas en la actual
Constitución Política del Estado, en mérito al reconocimiento expreso a los
derechos de los pueblos indígenas originario campesinos, a la igualdad jerár-
quica de sistemas jurídicos y jurisdicciones; pero además debe considerarse
que la Ley Fundamental fue el resultado de un proceso dialógico en el que
intervinieron los diferentes sectores de la población boliviana y, claro está,
también las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, que tuvie-
ron un rol protagónico para la consolidación del Estado plurinacional.
Conforme a ello, el Tribunal Constitucional Plurinacional ejerce el con-
trol de constitucionalidad de manera plural en tres dimensiones:

a) Control del respeto a los derechos fundamentales y garantías constitucionales


o ámbito tutelar: a través de este se verifica si las autoridades, funciona-
rios públicos o particulares, amenazaron con lesionar o lesionaron los
derechos fundamentales y garantías constitucionales. Este control com-
prende a las acciones de defensa: de libertad, de amparo constitucional,
de protección a la privacidad, de cumplimiento y popular. También se
encuentra dentro de este ámbito de control el recurso contra resolucio-
nes de la Asamblea Legislativa plurinacional, que afecten a uno o más
derechos; sin embargo, en este caso el recurso se presenta directamente
ante el Tribunal Constitucional Plurinacional.
b) Control de competencias: dentro de este ámbito de protección, el Tribunal
Constitucional Plurinacional conocerá: i) los conflictos de competen-
cias y atribuciones entre órganos del poder público; ii) los conflictos de
competencias entre el Gobierno plurinacional, las entidades territoriales
autónomas y descentralizadas y entre estas; c) el recurso directo de nu-
lidad, y d) los conflictos de competencia entre la jurisdicción indígena
originaria campesina y la jurisdicción ordinaria y agroambiental.
c) Control normativo de constitucionalidad: por el cual se verifican las con-
diciones de validez formal y material de las normas jurídicas con las dis-
posiciones constitucionales y de las normas que conforman el bloque

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LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 399

de constitucionalidad. El control normativo de constitucionalidad es


ejercido a través de diferentes acciones, siendo una de ellas la acción de
inconstitucionalidad, que puede asumir la forma abstracta o concreta
(Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional 0300/2012, de fecha 18 de
junio de 2012).

Cabe agregar, por otro lado, que las Sentencias Constitucionales Pluri-
nacionales 1227/2012 y 2143/2012, entre otras, establecieron con claridad
que el Estado plurinacional de Bolivia adoptó a partir de la aprobación de
la Constitución Política del Estado del año 2009, un sistema jurisdiccional
plural y concentrado de control de constitucionalidad.
En efecto, de manera detallada, la Sentencia Constitucional Plurinacio-
nal 2143/2012, de 8 de noviembre, para establecer el sistema de control de
constitucionalidad imperante, desarrolló las características tanto del sistema
de control político de constitucionalidad como del sistema jurisdiccional de
control de constitucionalidad. El citado entendimiento señaló que, «a partir
de la reforma constitucional de 1994, Bolivia adoptó un sistema preeminen-
temente concentrado de control de constitucionalidad en manos del Tribunal
Constitucional», el cual ejerció roles preventivos y reparadores de control de
constitucionalidad, cuyo ejercicio fue desarrollado orgánica y competencial-
mente por la Ley 1836 de 1 de abril de 1998, denominada «Ley del Tribunal
Constitucional».
Asimismo, la Sentencia Constitucional Plurinacional antes aludida, pre-
cisó también que luego de la «reforma constitucional de 2009» [sic], el Estado
plurinacional de Bolivia adopta un sistema jurisdiccional concentrado y plural
de control de constitucionalidad, en manos del Tribunal Constitucional Plu-
rinacional, instancia que ejerce sus roles propios del control plural de cons-
titucionalidad a partir de la posesión de sus magistradas y magistrados con
composición plural y electos por sufragio popular.
En el marco de lo señalado, se establece que el control plural de consti-
tucionalidad, cuya máxima instancia está encomendada al Tribunal Constitu-
cional Plurinacional, ejerce todos los roles jurisprudenciales disciplinados en
la parte orgánica de la Constitución, de manera específica en el art. 202.1 de la
CPE, concordante con el art. 196.I de la Norma Suprema; por tanto, al existir
una instancia imparcial, independiente y especializada en justicia plural cons-
titucionalidad, se colige que en el Estado plurinacional de Bolivia, impera un
sistema jurisdiccional plural y concentrado de control de constitucionalidad,
instancia a la cual la función constituyente encomendó tanto el cuidado del
bloque de constitucionalidad como el resguardo a los derechos fundamenta-
les, en su faceta de derechos individuales o derechos con incidencia colectiva

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


400 ALAN E. VARGAS LIMA

(Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional 0778/2014, de fecha 21 de abril


de 2014).

IV. CONCLUSIONES

Como se ha podido apreciar a lo largo de este estudio, una breve revisión


de las reformas y modificaciones del sistema constitucional permite afirmar
que durante la evolución y desarrollo histórico del sistema constitucional boli-
viano, se han adoptado progresivamente los diferentes modelos de control que
se conocen en la doctrina del derecho procesal constitucional.
Así, en un primer momento de su vida republicana (1826—1861), bajo
la influencia del liberalismo francés, configuró un modelo político de control
de constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una segunda etapa
(1861—1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema jurisdiccional
difuso de control de constitucionalidad a través de la Corte Suprema de Justicia;
en la tercera etapa (1994—2009), adoptó el sistema jurisdiccional concentrado
de control de constitucionalidad con la atribución exclusiva del control a un
órgano especializado proveniente del modelo europeo, que fue denominado
Tribunal Constitucional y, finalmente, en la cuarta etapa (2009 hacia ade-
lante), se ha configurado constitucionalmente un sistema predominantemente
concentrado y plural de constitucionalidad en Bolivia, según el entendimiento
desarrollado por la jurisprudencia reciente del Tribunal Constitucional Pluri-
nacional, a partir de la interpretación de las normas establecidas por la Cons-
titución aprobada el año 2009.
Entonces, teniendo en cuenta que como efecto de la aprobación de la
Constitución Política del Estado Plurinacional en el año 2009, se ha refunda-
do el Estado boliviano bajo un modelo constitucional basado en el pluralis-
mo, la interculturalidad y la descolonización, ello marca una nueva etapa del
constitucionalismo boliviano, con rasgos y particularidades específicas que lo
caracterizan y diferencian de los demás modelos constitucionales, especial-
mente de aquellos con raíces en el constitucionalismo europeo.
Es así que se ha instituido un Tribunal Constitucional de carácter Plu-
rinacional, configurándose un sistema plural de control de constitucionalidad,
con bases notorias en el sistema jurisdiccional concentrado de control cons-
titucional, que estuvo vigente hasta antes de la aprobación del nuevo texto
constitucional; empero, esta vez, se agrega un componente plural (por el reco-
nocimiento de la estructura societal diversa) e inclusivo (de acuerdo al princi-
pio de igualdad y no discriminación), cuyo objetivo es asegurar la vigencia del
pluralismo como elemento fundante del Estado, para garantizar a través de la

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


LA EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA… 401

interpretación constitucional, el modelo de constitucionalismo fuerte basado


en la justicia e igualdad.
En este sentido, la jurisprudencia constitucional ha emitido varios pro-
nunciamientos señalando expresamente que la Constitución boliviana ha di-
señado un sistema de control plural de constitucionalidad, pues no solamente
se ejerce el control sobre normas formales, sino también sobre las normas de
las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, además de conocer
los conflictos de competencias entre las diferentes jurisdicciones y de revisar
las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena originaria campesi-
na cuando se considere que estas normas son lesivas a los derechos fundamen-
tales y garantías constitucionales.
Estas facultades fueron introducidas en la actual Constitución Política
del Estado, en mérito al reconocimiento expreso a los derechos de los pue-
blos indígenas originarios campesinos y a la igualdad jerárquica de sistemas
jurídicos y jurisdicciones; ello, pone de manifiesto que la Ley Fundamental
aprobada en la Asamblea Constituyente (2007) y refrendada por el pueblo
boliviano (2009), a pesar de las diferentes vicisitudes que tuvo que atravesar,
fue el resultado de un proceso dialógico en el que intervinieron diferentes
sectores de la población boliviana, incluyendo también a las naciones y pue-
blos indígena originarios campesinos, que tuvieron un rol protagónico para la
implementación del actual Estado plurinacional en construcción.
Evidentemente, es amplia la gama de atribuciones previstas por la Cons-
titución Boliviana (2009) y la Ley 27 del Tribunal Constitucional Plurinacio-
nal (2010), para que el máximo órgano de la jurisdicción constitucional en
Bolivia asegure la primacía del texto constitucional a través del control de la
constitucionalidad, a cuyo efecto se lo ha instituido como máximo guardián y
supremo intérprete de la Constitución, con la cualidad especial de defensor de
los derechos fundamentales; en consecuencia, esta entidad colegiada desarro-
lla funciones jurisdiccionales en el ámbito normativo, competencial y tutelar,
de acuerdo a la configuración procesal de las acciones de defensa y recursos es-
tablecidos por la Constitución, y desarrollados por la Ley N254 que aprueba
el Código Procesal Constitucional (2012), ejerciendo así en forma exclusiva el
control de constitucionalidad con alcance nacional, garantizando la primacía
de la Ley Fundamental del Estado, la plena validez del orden constitucional y
democrático, así como el respeto y vigencia plena de los derechos fundamen-
tales y garantías constitucionales en el Estado plurinacional de Bolivia.
Sin embargo, se ha evidenciado también que la configuración normativa,
y por ende, la estructura orgánica de este nuevo sistema de control plural de
constitucionalidad en el país, adolece de algunos defectos, tornándose insufi-
ciente, dado que existen algunos desfases y disfuncionalidades que afectan su
efectividad y su plena vigencia en la práctica judicial en sede constitucional;

Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, pp. 369-404


402 ALAN E. VARGAS LIMA

por ello, resulta loable la reciente propuesta impulsada por el propio Tribunal
Constitucional Plurinacional, para la creación de «Salas Constitucionales» en
cada uno de los tribunales departamentales (en reemplazo de los tribunales de
garantías que hasta ahora subsisten), dado que ello indudablemente coadyu-
vará en el descongestionamiento procesal, fortaleciendo la Administración de
Justicia constitucional en Bolivia. No obstante, ello exige a su vez una necesa-
ria revisión de la configuración normativa del órgano encargado del control de
constitucionalidad, para precisar sus alcances y atribuciones específicas.
Así también, es importante impulsar la especialización tanto de los jue-
ces y Tribunales de Garantías Constitucionales, como de los magistrados del
Tribunal Constitucional Plurinacional en la sustanciación y resolución de los
procesos constitucionales que son sometidos a su conocimiento, para que pue-
dan desempeñar sus funciones jurisdiccionales en armonía con los postulados
del pluralismo, la interculturalidad y la descolonización, vigentes en nuestro
nuevo modelo de Estado, logrando así la aplicación de pautas interculturales
específicas de interpretación y la generación de procedimientos constituciona-
les interculturales, acordes al modelo constitucional vigente.
En definitiva, el desarrollo adecuado y la plena consolidación del modelo
de control plural de constitucionalidad en Bolivia, depende de la optimiza-
ción de las normas establecidas para realizar el control normativo, competen-
cial y tutelar, así como de la especialización y capacitación de los jueces, juezas
y Tribunales de Garantías Constitucionales, y de los miembros del propio Tri-
bunal Constitucional Plurinacional, quienes deben desarrollar sus actividades
jurisdiccionales en el marco del pluralismo jurídico, la interculturalidad y la
descolonización que proclama la Constitución.

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