La Evolución de La Justicia Constitucional en Bolivia
La Evolución de La Justicia Constitucional en Bolivia
La Evolución de La Justicia Constitucional en Bolivia
Cómo citar/Citation
Vargas Lima, A. E. (2016).
La evolución de la justicia constitucional en Bolivia.
Apuntes sobre el modelo de control concentrado y plural de constitucionalidad.
Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, 20, 369-404.
doi: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/aijc.20.13
Resumen
1
Especialista en derecho constitucional y procedimientos constitucionales. Docente de
la Universidad Privada Franz Tamayo, del Centro de Capacitación Municipal y de la
Universidad Salesiana de Bolivia. Autor de distintos libros sobre derecho constitucio-
nal, derecho procesal constitucional y derechos humanos. Miembro de la Academia
Boliviana de Estudios Constitucionales, del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal Constitucional, Sección Nacional (Bolivia), y secretario académico de la Aso-
ciación Boliviana de Derecho Procesal Constitucional. Abogado de la Dirección de
Asesoría Legal del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. Responsable del blog
jurídico Tren Fugitivo Boliviano.
370 ALAN E. VARGAS LIMA
Palabras clave
Abstract
To develop the doctrinal basis of the proposed topic, a brief reference to the his-
torical evolution of the control of constitutionality in Bolivia, as well as the main bac-
kground of the creation of the Constitutional Court in the country, will be to then
examine the year 2009, the current configuration of the system’s constitutionality
from the approved Constitution until its most recent jurisprudential manifestation,
as control of concentrated character and nature plural, distinct from other forms of
control existing in comparative law.
Keywords
SUMARIO
2
El presente trabajo fue presentado en las Jornadas Sudamericanas de Derecho Consti-
tucional, evento organizado por la Asociación Chilena de Derecho Constitucional, y
que se realizó los días 5 y 6 de mayo de 2016, en la Facultad de Derecho de la Ponti-
ficia Universidad Católica de Chile. También fue expuesto en el III Congreso Bolivia-
no de Derecho Constitucional y Primeras Jornadas Nacionales de Derecho Procesal
Constitucional «Homenaje al Dr. Pablo Dermizaky Peredo», evento organizado por
la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (ABEC), y que se realizó los días
28 al 30 de julio de 2016, en la ciudad de Cochabamba (Bolivia).
3
Un breve análisis exhaustivo sobre las bases doctrinales y las experiencias de los sis-
temas de control de constitucionalidad predominantes en el mundo, así como los
antecedentes del control jurisdiccional en el caso boliviano, con especial énfasis sobre
los alcances, implicaciones, y consecuencias del modelo de control político, así como
del modelo de control jurisdiccional de constitucionalidad, y su evolución en Bolivia
desde 1826 hasta 1967 puede verse en Galindo De Ugarte (1994). Por otro lado, los
antecedentes del debate nacional sobre la creación del Tribunal Constitucional en Bo-
livia, así como las tesis favorables y contrarias acerca de su implementación en nuestro
país, se encuentran ampliamente detalladas en el trabajo de Galindo Decker (1994).
Asimismo, para constatar la evolución del control de constitucionalidad en nuestro
país de acuerdo a su configuración constitucional, es de utilidad consultar el ensayo
de Rivera Santivañez (1999: 45-86). Respecto a la evolución normativa, doctrinal y
jurisprudencial que ha tenido el modelo americano de control jurisdiccional difuso en
nuestro país, es muy útil consultar el trabajo de Urcullo Reyes (2003: 65-99). Final-
mente, cabe considerar que un estudio sobre el sistema de control de constitucionali-
dad vigente en bolivia, ha sido ampliamente analizado y expuesto por el exmagistrado
decano del Tribunal Constitucional Durán Ribera (2003: 187-202).
blicos, debiendo acusar ante el Senado las infracciones que el Ejecutivo hiciera
tanto de la Constitución, como de las leyes y los tratados públicos: «En defini-
tiva, en esta primera etapa del constitucionalismo boliviano, que se prolonga
hasta la Constitución de 21 de septiembre de 1851, que sentará las bases para
un cambio de orientación, el control político de constitucionalidad, con una
u otra característica, aparece profundamente arraigado, situación que bien
puede considerarse como paradigmática, pues ciertamente, con notables alte-
raciones cronológicas en ocasiones, se repite en muchos otros países» (Fernán-
dez Segado, 2012: 424).
Posteriormente, en la reforma constitucional del año 1831 se creó el Consejo
de Estado otorgándole, entre otras, la atribución de ejercer el control de constitu-
cionalidad. Por disposición del art. 93 de la Constitución, dicho organismo estuvo
«compuesto de siete individuos, nombrados por el Congreso a pluralidad absoluta
de votos», a ellos se sumaban el presidente y vicepresidente de la República, una
vez fenecido su mandato. Una de las atribuciones del Consejo de Estado fue la de
«velar sobre la observancia de la Constitución e informar documentadamente al
Cuerpo Legislativo sobre las infracciones de ella». Esa tarea, ciertamente constitu-
ye una modalidad de control de constitucionalidad (supeditada al Poder Legislati-
vo), que se mantuvo en la reforma constitucional de 1834.
Mediante la reforma constitucional del año 1839 se suprimió el Consejo
de Estado sin que se asigne la tarea del control de constitucionalidad a un ór-
gano específico. Sin embargo, de acuerdo al art. 77 de la misma Constitución,
entre las atribuciones del Poder Ejecutivo se preveía: «2º Velar en la exacta
observancia de la Constitución y hacer que todos los funcionarios públicos
desempeñen cumplidamente sus deberes» (Trigo, 2003: 293); lo que pareciera
mostrar que se pretendió concentrar la labor del control de constitucionalidad
en un órgano de naturaleza política, como es el Poder Ejecutivo.
El año 1843, al reformar la Constitución, se restableció el organismo
bajo el nombre de Consejo Nacional con una composición muy diferenciada;
y el texto constitucional le otorgó la facultad de velar sobre la observancia de
la Constitución. En 1851 se volvió a reformar la Constitución y, en lo que
respecta al tema de control de constitucionalidad, se suprimió nuevamente el
Consejo Nacional y no se previó un mecanismo ni institución para desarrollar
las labores del órgano depuesto4. Sin embargo, es importante precisar que el
4
De manera concordante con este criterio, Norbert Lösing señala que en la Consti-
tución de 1851 no se preveía ningún tipo de control constitucional, ni ejecutivo,
legislativo o judicial; sin embargo, el art. 82 de la Constitución de 1851 reconocía por
primera vez la supremacía de la Constitución frente a las leyes ordinarias. «No obs-
tante, no se infirió de esa regla una competencia para el control constitucional por vía
Son atribuciones del Consejo de Estado: 3) Dar su voto sobre los proyectos de ley
o reglamento, que el Gobierno le pase por vía de consulta. 4) Juzgar a los magis-
trados de la Corte Suprema y a los vocales del Tribunal General de Valores, cuando
la Asamblea declare haber lugar a la acusación. 7) Declarar la legalidad o ilegalidad
de los impuestos y establecimientos creados por las municipalidades. 9) Recibir
durante el receso de la Asamblea, las denuncias y querellas interpuestas contra el
Presidente de la República y Ministros del despacho, por actos inconstitucionales,
para someterlas a la Asamblea, previa instrucción conveniente.
Casación (Tribunal Supremo de Justicia), además de las que señalan las leyes:
2º Conocer de los negocios de puro derecho, cuya decisión depende de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes» (Trigo, 2003: 358).
Posteriormente, en la reforma constitucional realizada el año 1868 se
suprimió el Consejo de Estado, manteniéndose invariable la atribución de la
Corte de Casación (Tribunal Supremo de Justicia) de conocer de los negocios
de puro derecho, cuya decisión depende de la constitucionalidad de las leyes;
empero, en la reforma del año 1871 se restableció nuevamente con modifica-
ciones en su composición y atribuciones, conforme a las cuales se le otorgó la
atribución de ejercer el control de constitucionalidad en el orden normativo
preventivo y correctivo.
Entonces, sobre la base de la norma constitucional incorporada en 1861,
y que se mantuvo inalterable en 1868, se organizó el control jurisdiccional de
constitucionalidad ejercido por todos los jueces y tribunales del país, que al
resolver un caso concreto, tenían la atribución y obligación de inaplicar una
disposición claramente incompatible con las normas de la Constitución; asi-
mismo, el control era ejercido por la Corte Suprema de Justicia, la que tenía
la facultad y atribución de conocer y tramitar el recurso de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad de una disposición legal, cuya decisión sólo tenía un
efecto inter partes, es decir, para el caso concreto6.
Sin embargo, y de acuerdo al criterio del exmagistrado del Tribunal
Constitucional de Bolivia, José Antonio Rivera Santiváñez, ese modelo de
control «difuso» de constitucionalidad no rindió sus frutos esperados, debido
a diversas razones, entre las que se pueden señalar las siguientes (Rivera San-
tiváñez, 2008: 46): a) la no vigencia permanente del régimen democrático de
Gobierno y del Estado de Derecho, que a lo largo de la historia republicana
tuvo una presencia fugaz, debido a las permanentes interrupciones mediante
los golpes de Estado que instauraron regímenes de hecho o de facto; b) la fal-
ta de una doctrina constitucional boliviana sólida y carencia de una cultura
constitucional, pues habrá de recordar que por la falta de una vigencia ma-
6
«El nuevo Código de Procedimiento Civil, dice pues, que el proceso de inconstitucio-
nalidad procede en todos los casos en que una persona individual o colectiva (natural
o jurídica) ‘se creyere agraviada por los efectos de una ley, decreto o cualquier género
de resolución’, pudiendo interponer la respectiva demanda ante el Supremo Tribunal
pidiendo ‘se declare la inaplicabilidad’ de la ley, del decreto o de la resolución, en todo
o en parte, en el caso concreto en que el demandante se cree agraviado. Se pide la
declaración de ‘inaplicabilidad’ de la ley, decreto o resolución, por ‘inconstitucional’,
porque el Poder Judicial no puede declarar llanamente la inconstitucionalidad, ya que
no es ‘censor directo de los Poderes Legislativo y Ejecutivo’. Y, esa declaración deberá
recaer sobre el punto concreto demandado […]» (Virreira Flor, 1977: 93).
7
Algunos autores estiman que la expresión, «derechos humanos» o «derechos del hom-
bre», llamados clásicamente «derechos naturales», y actualmente «derechos morales»,
no son en realidad auténticos derechos protegidos mediante acción procesal ante un
juez, sino criterios morales de especial relevancia para la convivencia humana, y que
en todo caso, una vez que determinados derechos humanos se positivizan, adquieren
la categoría de verdaderos derechos protegidos procesalmente, transformándose en
derechos fundamentales vigentes en un determinado ordenamiento jurídico, lo que
equivale a decir que los derechos fundamentales son derechos humanos positivados
por la legislación interna de un determinado Estado. En otras palabras, lo anterior
significa que bajo la expresión «derechos fundamentales», se designa a los derechos
garantizados y reconocidos por la Constitución y, en cambio, la denominación «dere-
chos humanos» hace referencia a los derechos proclamados y garantizados por las nor-
mas e instrumentos internacionales; los primeros tienen como fuente de producción
al legislador constituyente, y los segundos a los Estados y organismos internacionales
(Duran Ribera, 2005: 99-100).
8
En este sentido se ha pronunciado el exmagistrado del Tribunal Constitucional, José
Antonio Rivera Santivañez, quien desarrolla su tesis sosteniendo que «por un lado, a
través de la referida reforma constitucional (de 1994), se ha creado el Tribunal Cons-
titucional como el órgano encargado del control concentrado de constitucionalidad
y máximo intérprete de la Constitución, lo que encuadra el sistema adoptado en el
modelo europeo. Pero por otra parte, el Constituyente no modificó el texto del art.
228 de la Constitución reformada, por cuyo mandato los tribunales y jueces, al revol-
ver un caso concreto dentro de un proceso judicial, tienen la obligación de no aplicar
las disposiciones legales que sean contradictorias o incompatibles con las normas pre-
vistas en la Constitución, lo cual constituye un acto de control de constitucionalidad
y se encuadra en el modelo americano del judicial review o revisión judicial» (Rivera
Santivañez, 2002: 583-603).
Cabe tener presente que según la norma prevista por el art. 179, parágra-
fo III de la Constitución Política del Estado aprobada el año 2009, la justicia
constitucional será ejercida por el Tribunal Constitucional Plurinacional, el
cual, por mandato del art. 196 del mismo texto constitucional, debe velar por
la supremacía de la Constitución, ejerciendo el control de constitucionalidad,
y precautelando el respeto y la vigencia de los derechos fundamentales y las
garantías constitucionales.
En virtud de lo dispuesto por las referidas normas constitucionales, Ri-
vera Santiváñez indica que es posible inferir que el Constituyente ha decidido
mantener el modelo concentrado (europeo kelseniano) de control de consti-
tucionalidad, encomendando dicha labor a un organismo especializado cual
9
Se debe recordar que inicialmente, Jorge Asbun, en su estudio dedicado a analizar
la evolución y perspectivas del control constitucional en Bolivia, afirmó de manera
inequívoca que: «En Bolivia, la reforma de 1994, incorporó a la Constitución a través
de los artículos 116 y siguientes el modelo de control concentrado de constitucio-
nalidad, encargando al Tribunal Constitucional, mediante el art. 119, las siguientes
atribuciones: control de constitucionalidad, defensa de los derechos fundamentales,
conflictos de competencia interorgánicas y demandas respecto a procedimientos de
reforma constitucional» (Asbun, 1999: 149-150). Años más tarde, estas ideas serían
confirmadas por autores internacionales estudiosos de la jurisdicción constitucional
en Latinoamérica; así por ejemplo, el profesor chileno Humberto Nogueira llegó a
afirmar que «en Bolivia existe un sistema de control constitucional centralizado en un
único órgano especializado, integrado por letrados, con un ámbito amplio de compe-
tencias, que ejerce dicha jurisdicción con plena independencia de todo otro órgano,
tanto respecto de normas como de actos inconstitucionales, por vía de acción y de
excepción, teniendo sus sentencias efectos de cosa juzgada, sin existencia de recurso
ulterior. Existe así en Bolivia un auténtico Tribunal Constitucional». (Nogueira Alca-
lá, 2006: 129).
lo establecido en el art. 5 de la misma Ley del TCP, cuando establece que «se
presume la constitucionalidad de toda ley, decreto, resolución y actos de los
Órganos del Estado en todos sus niveles, hasta tanto el Tribunal Constitucio-
nal Plurinacional resuelva y declare su inconstitucionalidad». Como se puede
ver, la norma de desarrollo constitucional reconoce que el Tribunal Constitu-
cional Plurinacional, en su calidad de máximo guardián y supremo intérprete
de la Constitución, es el único órgano autorizado para inaplicar normas o
dejar sin efecto los actos de los órganos del Estado cuando estos se hallaren
en abierta contradicción con los principios y valores constitucionales, todo lo
cual es plenamente incompatible con un sistema de control «difuso».
A lo indicado, debe agregarse que la misma Constitución boliviana apro-
bada el año 2009, consagra como atribución del Tribunal Constitucional, ab-
solver «las consultas de la Presidenta o del Presidente de la República, de la
Asamblea Legislativa Plurinacional, del Tribunal Supremo de Justicia o del
Tribunal Agroambiental sobre la constitucionalidad de proyectos de ley», en
cuyo caso la decisión del Tribunal Constitucional es de cumplimiento obliga-
torio. A su vez, tiene la atribución de absolver inclusive «las consultas de las
autoridades indígenas originario campesinas sobre la aplicación de sus normas
jurídicas aplicables a un caso concreto», y en consecuencia, la decisión del Tri-
bunal Constitucional es obligatoria, lo que corrobora el entendimiento inter-
pretativo expuesto, de que la misma Constitución como Ley Fundamental de
nuestro ordenamiento jurídico, encomienda el control de constitucionalidad
de manera exclusiva al nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional (Duran
Ribera, 2003: 187-202).
10
El Tribunal Constitucional de Bolivia, se constituye en el defensor de la Constitu-
ción y del régimen democrático, y se encarga de la protección efectiva e idónea de
los derechos fundamentales de las personas; por ello es el máximo guardián y último
intérprete de la Constitución, así se infiere de las normas previstas por la Ley Fun-
damental. «Es el máximo guardián de la Constitución, porque el constituyente le ha
encomendado la labor de resguardar la supremacía de la Constitución frente al or-
denamiento jurídico ordinario, desarrollando el control especializado y concentrado
de la constitucionalidad de las disposiciones legales, emitiendo sentencias con efecto
general o erga omnes, anulando la disposición legal incompatible con la Constitución
y expulsándola del ordenamiento jurídico del Estado. Dada la naturaleza jurídica de
la función que desempeña, es el supremo intérprete de la Constitución, lo cual no sig-
nifica que el resto de los órganos del poder público en general, los jueces y tribunales
en particular, estén impedidos de realizar la interpretación de la Constitución para
resolver el caso concreto sometido a su conocimiento; lo que sucede es que, si bien
todas las autoridades y funcionarios públicos interpretan la Constitución, quien cierra
el proceso realizando una interpretación que vincula a todos los órganos del poder
público, autoridades y particulares es el Tribunal Constitucional, por ello se convierte
en el último intérprete de la Constitución […]» (Rivera Santivañez, 2007: 58-59).
11
En cuanto a los alcances del control de constitucionalidad que ejerce el Tribunal Cons-
titucional a través de los recursos (ahora denominados «acciones») de inconstituciona-
lidad, por cualquiera de las dos vías reconocidas —abstracta o concreta—, dicha labor
abarca los siguientes ámbitos: «[…] a) la verificación de la compatibilidad o incompati-
bilidad de las disposiciones legales impugnadas con las normas de la Constitución Polí-
tica del Estado, lo que incluye el sistema de valores supremos, principios fundamentales,
así como los derechos fundamentales consagrados en dicha Ley Fundamental; b) la
interpretación de las normas constitucionales así como de la disposición legal sometida
al control desde y conforme a la Constitución Política del Estado; c) el desarrollo de un
juicio relacional para determinar si una norma legal es o no conforme con las normas
constitucionales; determinando previamente el significado de la norma legal por vía de
interpretación, y d) la determinación de mantener las normas de la disposición legal
sometida al control. De lo referido se concluye que el control de constitucionalidad
no alcanza a la valoración de los fines, los propósitos, la conveniencia o beneficios que
pudiese generar la disposición legal sometida a control; lo que significa que el Tribunal
Constitucional, como órgano encargado del control de constitucionalidad, no tiene a su
cargo la evaluación de si son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos busca-
dos por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo de constitu-
cionalidad de las disposiciones legales impugnadas» (Cfr. Sentencia Constitucional Nº
0051/2005, de 18 de agosto; entendimiento reiterado posteriormente por la Sentencia
Constitucional Nº0048/2010, de fecha 6 de diciembre de 2010).
12
De acuerdo al Código Procesal Constitucional (arts. 133 al 138), este recurso tiene
por objeto garantizar que toda disposición legal que cree, modifique o suprima un tri-
buto, impuesto, tasa, patente, derecho o contribución de cualquier clase o naturaleza,
se establezca de acuerdo con la Constitución Política del Estado. Asimismo, la Senten-
cia Constitucional Plurinacional 0677/2012, de 2 de agosto (Sala Plena), desarrolla
entre sus fundamentos jurídicos: 1) naturaleza jurídica y alcances del recurso contra
tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones especiales; 2) de la
legitimación activa y pasiva; 3) de los requisitos del recurso, de su contenido y forma;
4) de la procedencia del recurso contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos
o contribuciones especiales.
13
Una argumentación jurídico-constitucional, que desarrolla temáticas referidas a: i) los
alcances del control tutelar de constitucionalidad para el resguardo de los derechos
fundamentales; ii) las fases procesales de la acción de amparo constitucional; iii) la
interpretación desde y conforme a la Constitución Política del Estado, de los arts.
33 y 53 del Código Procesal Constitucional: análisis de los requisitos de forma y
causales de improcedencia reglada; iv) la duda razonable para la aplicación del prin-
cipio pro-actione en etapa de admisibilidad, y v) la apelación y la compulsa como
mecanismos idóneos para la defensa intraprocesal de derechos. Puede consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 0030/2013, de fecha 4 de enero de 2013.
14
Algunos fundamentos jurídicos sobre la naturaleza jurídica de la acción de protec-
ción de privacidad (antes denominado «recurso de hábeas data»), los derechos a la
intimidad y privacidad como base de la protección de datos personales, los alcances
de esta acción tutelar, sus presupuestos indispensables de procedencia, la legitimación
activa y pasiva, así como las reglas de procedimiento para su tramitación, pueden verse
ampliamente detalladas en la Sentencia Constitucional 1738/2010-R, de fecha 25 de
octubre de 2010.
15
El entendimiento jurisprudencial sobre la naturaleza jurídica de la acción de cumpli-
miento, así como su ámbito de protección, puede consultarse en la Sentencia Consti-
tucional Plurinacional 0890/2013-L, de fecha 16 de agosto de 2013.
e) Acción popular, que procede contra todo acto u omisión de las autori-
dades públicas o de personas individuales o colectivas que «violen» [sic,
léase «vulneren»] o amenacen con «violar» [sic, léase «vulnerar»] dere-
chos e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio,
la seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y otros de similar
naturaleza reconocidos por la misma Constitución16.
f ) Los recursos contra las resoluciones del Órgano Legislativo, cuando sus re-
soluciones afecten a uno o más derechos, cualesquiera sean las personas
afectadas (atribución 6.ª)17.
16
Un entendimiento jurisprudencial sobre los derechos e intereses colectivos prote-
gidos a través de la acción popular, que conforme señala el art. 135 de la CPE,
se encuentran relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y salubri-
dad pública, el medio ambiente y otros de similar naturaleza reconocidos por la
Ley Fundamental, puede encontrarse en la Sentencia Constitucional Plurinacional
0176/2012, de fecha 14 de mayo de 2012, misma que desarrolla también el alcance
del derecho al agua como derecho fundamental y fundamentalísimo en la Constitu-
ción Política del Estado y el bloque de constitucionalidad, así como sus vías idóneas
de protección. Cabe tener presente también, que la jurisprudencia constitucional
ha identificado los derechos colectivos, unas veces como derechos difusos (así las
SSCC 1018/2011-R, 1974/2011-R, 1982/2011-R, 1970/2011-R, 1973/2011-R y
1979/2011-R, entre otras) o como derechos de los pueblos (así la SC 1008/2004-
R). Por otro lado, un análisis de las disposiciones referidas a la admisión de la acción
popular, en cuanto a sus requisitos de forma y de contenido, puede consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 0462/2012, de fecha 4 de julio de 2012.
Finalmente, las temáticas referidas a la legitimación extraordinaria como presupues-
to procesal de la acción popular, su carácter subsidiario y la inexistencia de plazo de
caducidad, así como el derecho difuso al medio ambiente, pueden consultarse en
la Sentencia Constitucional Plurinacional 1082/2013-L, de fecha 30 de agosto de
2013.
17
El Tribunal Constitucional Plurinacional ha establecido que el recurso contra resolu-
ciones del Órgano Legislativo Plurinacional, de acuerdo a su concepto y naturaleza
jurídica, «es un proceso constitucional de naturaleza tutelar que tiene por objeto repo-
ner los derechos y garantías constitucionales de la persona, en aquellos casos en los que
hubiesen restringido o suprimido, al emitir una resolución legislativa»; a cuyo efecto,
ha analizado la naturaleza jurídica de este recurso en la Sentencia Constitucional Plu-
rinacional 1572/2014, de fecha 11 de agosto de 2014.
das por el régimen constitucional imperante, las cuales, tal como ya se dijo,
serán conocidas y resueltas en revisión por cualquiera de las salas del Tribunal
Constitucional Plurinacional.
Debe tenerse en cuenta también que en las capitales de los nueve depar-
tamentos del Estado plurinacional de Bolivia, las acciones tutelares son cono-
cidas en primera instancia por los vocales de los Tribunales Departamentales
de Justicia, divididos en salas, quienes no actúan como tribunales ordinarios
sino como tribunales de garantías constitucionales, y sus decisiones son ele-
vadas en revisión, y en el plazo de 24 horas, ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional.
En las provincias, los jueces ordinarios conocerán y resolverán acciones
tutelares, no como jueces ordinarios, sino como jueces constitucionales y sus
decisiones serán remitidas al Tribunal Constitucional Plurinacional para su
revisión.
Sin embargo, la disfunción sistémica en esta instancia, se da por dos
razones especiales (Attard Bellido, 2014: 47):
Cabe agregar, por otro lado, que las Sentencias Constitucionales Pluri-
nacionales 1227/2012 y 2143/2012, entre otras, establecieron con claridad
que el Estado plurinacional de Bolivia adoptó a partir de la aprobación de
la Constitución Política del Estado del año 2009, un sistema jurisdiccional
plural y concentrado de control de constitucionalidad.
En efecto, de manera detallada, la Sentencia Constitucional Plurinacio-
nal 2143/2012, de 8 de noviembre, para establecer el sistema de control de
constitucionalidad imperante, desarrolló las características tanto del sistema
de control político de constitucionalidad como del sistema jurisdiccional de
control de constitucionalidad. El citado entendimiento señaló que, «a partir
de la reforma constitucional de 1994, Bolivia adoptó un sistema preeminen-
temente concentrado de control de constitucionalidad en manos del Tribunal
Constitucional», el cual ejerció roles preventivos y reparadores de control de
constitucionalidad, cuyo ejercicio fue desarrollado orgánica y competencial-
mente por la Ley 1836 de 1 de abril de 1998, denominada «Ley del Tribunal
Constitucional».
Asimismo, la Sentencia Constitucional Plurinacional antes aludida, pre-
cisó también que luego de la «reforma constitucional de 2009» [sic], el Estado
plurinacional de Bolivia adopta un sistema jurisdiccional concentrado y plural
de control de constitucionalidad, en manos del Tribunal Constitucional Plu-
rinacional, instancia que ejerce sus roles propios del control plural de cons-
titucionalidad a partir de la posesión de sus magistradas y magistrados con
composición plural y electos por sufragio popular.
En el marco de lo señalado, se establece que el control plural de consti-
tucionalidad, cuya máxima instancia está encomendada al Tribunal Constitu-
cional Plurinacional, ejerce todos los roles jurisprudenciales disciplinados en
la parte orgánica de la Constitución, de manera específica en el art. 202.1 de la
CPE, concordante con el art. 196.I de la Norma Suprema; por tanto, al existir
una instancia imparcial, independiente y especializada en justicia plural cons-
titucionalidad, se colige que en el Estado plurinacional de Bolivia, impera un
sistema jurisdiccional plural y concentrado de control de constitucionalidad,
instancia a la cual la función constituyente encomendó tanto el cuidado del
bloque de constitucionalidad como el resguardo a los derechos fundamenta-
les, en su faceta de derechos individuales o derechos con incidencia colectiva
IV. CONCLUSIONES
por ello, resulta loable la reciente propuesta impulsada por el propio Tribunal
Constitucional Plurinacional, para la creación de «Salas Constitucionales» en
cada uno de los tribunales departamentales (en reemplazo de los tribunales de
garantías que hasta ahora subsisten), dado que ello indudablemente coadyu-
vará en el descongestionamiento procesal, fortaleciendo la Administración de
Justicia constitucional en Bolivia. No obstante, ello exige a su vez una necesa-
ria revisión de la configuración normativa del órgano encargado del control de
constitucionalidad, para precisar sus alcances y atribuciones específicas.
Así también, es importante impulsar la especialización tanto de los jue-
ces y Tribunales de Garantías Constitucionales, como de los magistrados del
Tribunal Constitucional Plurinacional en la sustanciación y resolución de los
procesos constitucionales que son sometidos a su conocimiento, para que pue-
dan desempeñar sus funciones jurisdiccionales en armonía con los postulados
del pluralismo, la interculturalidad y la descolonización, vigentes en nuestro
nuevo modelo de Estado, logrando así la aplicación de pautas interculturales
específicas de interpretación y la generación de procedimientos constituciona-
les interculturales, acordes al modelo constitucional vigente.
En definitiva, el desarrollo adecuado y la plena consolidación del modelo
de control plural de constitucionalidad en Bolivia, depende de la optimiza-
ción de las normas establecidas para realizar el control normativo, competen-
cial y tutelar, así como de la especialización y capacitación de los jueces, juezas
y Tribunales de Garantías Constitucionales, y de los miembros del propio Tri-
bunal Constitucional Plurinacional, quienes deben desarrollar sus actividades
jurisdiccionales en el marco del pluralismo jurídico, la interculturalidad y la
descolonización que proclama la Constitución.
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