El Destino de La Carcoma
El Destino de La Carcoma
El Destino de La Carcoma
El destino de la carcoma
En un madero del entramado de un tejado vivían
una vez cinco carcomas. Su vida consistía en carco-
mer, carcomer y carcomer. Cuando no carcomían,
dormían, y eso era todo.
Puede uno imaginarse que la vida de estas carco-
mas no era demasiado emocionante. Desde el punto
de vista culinario tampoco había mucha novedad:
en definitiva, el madero que carcomían era siempre
el mismo. Bueno, de vez en cuando, alguna de las
carcomas tropezaba con una vena de resina, y du-
rante un rato variaba el menú. Pero eso sucedía po-
cas veces.
Un día, las cinco carcomas conversaron durante un
descanso sobre qué aspecto tendría el mundo fuera
del madero.
–¡Yo conozco el camino que conduce fuera de este
madero! –dijo la mayor de las carcomas–. Una hor-
miga que me encontré una vez me lo describió con
exactitud.
–¡Bah! –replicó otra carcoma–. En mi opinión, solo carcomer siempre en dirección sur. Eso me dijo la
existe este mundo. Todo eso no son más que fanta- hormiga. ¡Vamos, nadie te retiene!
sías. El mundo está hecho solo de madera: esa es la
realidad de la vida, querida, ¡te guste o no! –¡No tenéis por qué reíros! –exclamó la quinta carco-
ma–. ¡Me voy a arriesgar! ¡Por mi parte, vosotras po-
–Bueno –murmuró la tercera carcoma–, es posible déis enmoheceros aquí!
que haya algo más que la madera. Pero ¡no penséis
más en ello! Puede resultar muy peligroso. ¿Quién Y desde ese momento solo carcomió en dirección
sabe qué hay fuera de la madera? Eso no puede sa- sur.
berlo ningún gusano. Ponía mucho empeño en el trabajo, y en su fantasía
–¡Tonterías! –musitó la cuarta carcoma–. A mí eso se imaginaba un nuevo mundo maravilloso. Estaba
no me interesa. Mientras pueda saciarme todos los convencida de que al final del camino había un au-
días, todo va de maravilla. ¿0 no? téntico paraíso para carcomas. Pero la carcoma más
vieja la había enviado por pura maldad en la direc-
La quinta carcoma había escuchado con gran inte- ción falsa. La hormiga, en efecto, había dicho «oes-
rés. Ella había pensado a menudo en qué habría te» en lugar de «sur»; de modo que ella carcomía en
fuera del madero. dirección equivocada, siempre a lo largo del madero.
–¿Quién sabe? –aventuró–. Tal vez haya otras clases Después de seis años de trabajo ininterrumpido, la
de madera. ¿Por qué no? Quizá comamos la made- carcoma sintió que estaba muy débil y que pronto
ra de peor calidad y no lo sabemos. Posiblemente moriría.
haya muy cerca de aquí madera dulce o qué sé yo.
«¡Qué lástima! Creo que voy a morir sin haberlo con-
–¡Qué loca! –dijeron las otras carcomas riéndose. seguido», pensó. «¡Pero al menos lo he intentado!»
Y la carcoma más vieja añadió irónica: Y al pensar esto, parecía muy satisfecha.
–¡Si tan curiosa eres, sal a mirar el otro mundo! El ERWIN MOSER
camino de salida es sencillísimo: solo tienes que La rana solitaria (Adaptación)
4. Imagina que eres el director de una agencia de viajes para insectos aburridos.
Escribe un folleto publicitario animando a las carcomas a cambiar su forma de vida.
No olvides exponer las ventajas, las condiciones del viaje…
USOS FIGURADOS
5. Explica el significado que tiene el verbo carcomer en esta oración:
COMPRENSIÓN LECTORA
Le carcomía el pensar en qué habría más allá del madero.