Guion de Teatro
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Guion de Teatro
Sansón: No lo creas, pues para ello me basta con ver a cualquier perro de
la casa de los Montescos, a quien sea de ellos: al criado o a la doncella lo
aguardaré a pie firme para quitarle la derecha.
Sansón: Es cierto; por eso las mujeres siempre caminan cerca de ella. Por
consiguiente, echaré de la pared a los sirvientes de los Montescos y
arrimaré a ella a las doncellas.
Sansón: Eso poco importa; seré tirano, y luego de castigar a los mozos, le
romperé la cabeza a las doncellas.
Gregorio: Eso, si lo permiten ellas, que son las que lo han de sentir.
Sansón: Tengamos por nuestra parte la justicia ... que comiencen ellos.
(Se baten)
(Sale Teobaldo).
Benvolio: Sólo deseo poner paz entre ellos. Guarda tu espada o úsala para
ayudarme a disgregar este conato de lucha.
(Se baten).
(Vase).
Benvolio: Únicamente faltaba una hora para que el sol apareciera por las
doradas puertas del oriente, cuando salí a pasear, solo con mis cuidados,
al bosque de sicomoros ubicado al poniente de la ciudad. En ese lugar se
encontraba tu hijo. En cuanto lo vi caminé hacia él, sin embargo enfiló
hacia lo más recóndito del bosque. Y como sé que en determinadas
situaciones la compañía estorba, seguí mi camino y mis reflexiones,
huyendo de Romeo con tanto gusto como él de mí.
(Entra Romeo).
Romeo: Desvíos.
Benvolio: ¿De amores?
Benvolio: ¿Cuál será la causa de que el amor que nace de tan trágiles
principios, gobierna después con tanta tiranía?
Romeo: ¿Por qué, si pintan ciego al amor, sabe escoger tan raras sendas
a su albedrío?
Benvolio: De tu consternación.