FLJ Ubp
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presentación 3
programa 6
contenido módulos
mapa conceptual 8
macroobjetivos 9
agenda 9
material 11
material básico
material complementario
glosario 12
módulos *
m1 | 21
m2 | 32
m3 | 54
m4 | 76
m5 | 93
m6 | 111
m7 | 123
m8 | 148
* cada módulo contiene:
microobjetivos
contenidos
material
actividades
glosario
evaluación 164
Estimados alumnos:
Comienzo dándoles una cordial bienvenida al curso de Lógica y filosofía jurídica
que, como la experiencia docente indica, produce cierta incertidumbre y temor
en algunos de ustedes, probablemente por el carácter abstracto de este ámbito
del conocimiento.
Una manera adecuada para emprender el estudio de estas disciplinas parte de
aceptar que toda simplificación y esclarecimiento de problemas de discerni-
miento requiere cierto grado de abstracción. La filosofía contemporánea con-
sidera que la tarea del filósofo es el análisis lógico del lenguaje, la clarificación
lógica de los conceptos, la determinación del significado de una expresión
lingüística. Para ello debe, entre otras cosas, registrar usos lingüísticos vigen-
tes, ambigüedades e indeterminaciones de las expresiones lingüísticas. En ese
mismo sentido, puede decirse que la teoría del derecho emprende el análisis
del mismo desde un punto de vista general, formal y estructural. Veamos que
implican cada una de estas perspectivas o enfoques.
General: porque analiza conceptos comunes a los diversas partes de un mismo
ordenamiento. Formal: porque analiza el derecho como un conjunto de expre-
siones del legislador, subespecie de lenguaje prescriptito y finalmente estruc-
tural, porque analiza el conjunto de conceptos relativos a la introducción y
eliminación de normas y a la resolución de conflictos normativos, en síntesis, al
conjunto de fuentes de derecho y sus mutuas relaciones.
La práctica del lenguaje jurídico, como la de todo lenguaje natural, genera un
entramado de creencias que expresan la forma en que pensamos la realidad
jurídica. Ahora bien, ustedes pueden preguntarse ¿Para qué poner en cuestión
tópicos que pueden ser comprendidos apelando a nuestras intuiciones más
comunes? ¿Por qué es necesario someter a revisión conceptos que, para estu-
diantes avanzados como ustedes, resultan tan obvios y claros? Una respuesta
posible sería: ¿qué seguridad tienen de que el derecho es como lo piensan?, otra
respuesta más optimista podría ser ¿Acaso no podemos acceder a conceptos
mejores que los del sentido común para pensar la realidad jurídica?
En la presente asignatura, el objetivo es clarificar aquellos conceptos más gene-
rales con los que pensamos la realidad jurídica y esclarecer las interconexiones
de esos conceptos. Aprendemos a operar con una amplia gama de nociones
como, por ejemplo, sanción, responsabilidad, deber. Es cierto que aprendemos
el uso de las palabras que expresan estos conceptos de formas diversas durante
el cursado de las diferentes asignaturas de la carrera; pero las aprendemos sin
la ayuda de una reflexión teórica.
La lógica proporciona el medio para establecer los conceptos fundamenta-
les. En el mayor nivel de abstracción esa disciplina nos indica una característica
estructural de nuestro uso del lenguaje, una dimensión sintáctica, la cual con-
siste en predicar algo sobre algo, – estructura sujeto-predicado. Un paso ulterior
consiste en interesarnos por saber qué es lo que predicamos y de qué cosas
lo predicamos – dimensión semántica y, también, para qué otros propósitos,
además de la predicación, usamos el lenguaje – dimensión pragmática.
Así como el gramático analiza las partes que componen una oración para hacer
p r o g ram a
m a p a c o nc e pt u al
a ge n da
1 10%
2 6,6%
3 10%
4 13,3%
5 13,3%
6 13,3%
7 16,6%
8 16,6%
TOTAL 100%
SEMANAS MÓDULOS
1 2 3 4 5 6 7 8
1
2
3
4
5
6
7
PARCIAL
8
1
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
PARCIAL
20
2
21
22
23
24
PARCIAL
25
3
26
27
28
29
PARCIAL
30
4
Material Básico:
Material Complementario:
m1
m1 microobjetivos
m1 contenidos
Supongamos que nuestro interlocutor avezado dice frente a nuestra respuesta “i”:
Lo anterior, muestra que la expresión “el derecho es lo que los jueces dicen que
es” no puede dar cuenta de qué es lo que hace que los Juanes Pérez que se
postulan para jueces, pasen a ser de un momento a otro Su señoría Juan Pérez.
Por lo tanto, habría que desechar esta primera tentativa de explicar el derecho
con esta expresión (convincente, persuasiva, pero incompleta y falsa al fin).
Lo mismo cabe decir de expresiones como “ii”. Esta afirmación sostiene que
el derecho en realidad es un conjunto de predicciones sobre lo que los jueces
harán. Como ha señalado Carlos Santiago Nino, esta es una horrible confusión
entre el objeto de estudio (el conjunto de hechos que consideramos derecho,
tales como la actividad de los legisladores y jueces, sus leyes y sentencias) y el
aparato conceptual o herramienta que uso para analizarlo. Puede ser totalmente
cierto que la ciencia del derecho se dedique a diseñar datos probabilísticos de
cómo actuará tal o cual Juez o cuerpo colegiado. Por ejemplo, si yo tengo un
buen conocimiento de la Corte Suprema de Perú, ella sigue conformada por los
mismos jueces desde hace 20 años y ya se ha pronunciado varias veces sobre
el tema del aborto de forma negativa, es muy probable que vuelva a pronun-
La pregunta sigue sin ser contestada, pero hemos concedido dos argumentos:
I) que hay algo de verdad (y algo de exageración) en las afirmaciones iniciales;
II) que hay un punto central, pero aún necesitado de refinamiento, en la idea
de que el derecho es un conjunto de reglas.
En este punto puede acudirse a alguien un poco más prevenido sobre algunos
temas jurídicos (quizá algún estudiante de derecho avanzado, o alguien con
particular sensibilidad para los problemas prácticos). Este personaje, haciendo
uso de las concesiones hechas precedentemente, dirá: el rasgo distintivo del
derecho es que posee un conjunto de normas y que ellas están siempre asocia-
das con una sanción. Dicho de una manera más sencilla, sólo es derecho el que
prescribe una sanción.
Esta última, sigue siendo una respuesta insatisfactoria. ¿Qué hay por ejemplo
de las normas o reglas para realizar un contrato? ¿Tienen ellas prevista alguna
sanción para quien, por ejemplo, decide no pagar lo debido? Claramente no.
Prevén una indemnización, pero ella no puede contarse como una sanción (ya
veremos más adelante cómo sólo con intentos algo artificiosos puede equipa-
rarse una indemnización u otro tipo de consecuencias jurídicas a una sanción).
¿Qué hay con respecto a las normas o reglas que dicen cómo se sanciona una
ley? No existe ninguna sanción si el legislador no sigue esas reglas. Simple-
mente, si el legislador no siguió los pasos previstos, por ejemplo, no levantando
la mano (y la mayoría no lo hizo), entonces la ley no será sancionada, ni promul-
gada, ni publicada, pero no habrá sanción alguna para el legislador.
De este modo, vemos cómo el conjunto de reglas que nos hemos abocado a
estudiar (las reglas jurídicas) reúne en una misma bolsa una fauna tan variada y
compleja que se resiste a ser clasificada simplemente bajo la utilización de una
y tan solo una propiedad. Del mismo modo que la fauna de la selva misionera
no puede ser clasificada sólo como conjunto de animales cuadrúpedos, el dere-
cho no puede reunirse (sin incurrir en una falsa descripción) en un conjunto de
reglas dotadas de carácter sancionatorio.
Recorramos rápidamente la fauna jurídica. En ella encontramos:
a) reglas que prohíben o hacen obligatorio ciertos tipos de conductas bajo
amenaza de aplicar una pena (sanción);
b) reglas que exigen que indemnicemos el daño causado;
c) reglas que especifican qué es lo que tenemos que hacer para otorgar
testamentos, contratos, etc.;
m1 material
Material Básico:
• HART, Herbert: El concepto de derecho. Buenos Aires, Abeledo Perrot,
1992. Capítulos I y II.
Material Complementario:
• NINO, Carlos Santiago: Introducción al Análisis del Derecho. Buenos
Aires, Astrea, segunda edición ampliada y revisada, 1987. Capítulo I. acti-
vidades m1
• ATIENZA, Manuel: Introducción al Derecho. Barcelona, Barcanova, prim-
era edición, 1985. Capítulo 1. Actividades m1.
m1 actividades
m1 | actividad 1
m1 | actividad 2
m1 | actividad 3
“Demostrando”
A esta altura, usted ya ha obtenido bastante experiencia por medio de las
actividades realizadas en su período de investigación, propuestas en las acti-
vidades 1 y 2. Como uno de sus descubrimientos centrales usted ha caído
en la cuenta que el fenómeno del derecho consiste particularmente en una
cuestión de reglas. Sin embargo, en su investigación ha surgido un problema.
Un antropólogo de la corte, (con quien Ud. disiente), en función de su propias
investigaciones, ha podido concluir que nuestra tesis de que el derecho es fun-
damentalmente una cuestión de reglas es una afirmación algo apresurada e
incompletamente verdadera. Cabe resaltar que este antropólogo estuvo unos
meses en el país donde usted ha realizado su investigación.
Según nuestro opositor, en el país observado hay innumerables prácticas que
envuelven reglas y que no son llamadas “derecho”. Básicamente sostiene que
las reglas del deporte y de la cocina son, en sí mismas, reglas y nadie las con-
m1 glosario
m2
m2 microobjetivos
El ámbito de aplicación.
Ya hemos analizado cómo el conjunto de normas jurídicas a las que estamos
acostumbrados a enfrentarnos detenta una variedad de contenidos muy diversa.
Ello nos sirvió para ver que las normas no son simplemente órdenes respaldadas por
amenazas, y también que no puede reducírselas a órdenes dirigidas al funcionario.
Resta aún analizar un aspecto central de las normas de los sistemas modernos.
La teoría según la cual el derecho es un conjunto de órdenes respaldadas
por amenazas no puede dar cuenta de un aspecto central del derecho: la
idea de que el legislador queda, muchas veces, “atrapado” por la propia
norma que dicta. Mientras que resulta bastante extraño que un ladrón quede
bajo el alcance de su propia orden, no es para nada extraño que el mismo
legislador que legisló sobre el impuesto a las ganancias, deba luego tributar
en ese sentido. Dos alternativas se presentan como disponibles para explicar
este fenómeno de la auto-obligación: i) recurrir a la idea artificial de la existencia
de dos legisladores en uno: el legislador como persona privada y el legislador
como funcionario público y ii) que, en algún sentido, el derecho o la emisión de
órdenes jurídicas se parece a la idea de promesa: la misma persona que hace la
promesa (emite la orden) queda vinculada por lo que dijo (o prometió). Ambas
ideas parecen ser más que artificiales y no nos servirán porque el legislador, a
veces, queda implicado por sus propias normas y a veces no. Tampoco nos dará
ninguna pista de qué es lo que hace que un órgano que se considera supremo
sea, a pesar de ello, limitado.
m2 material
Material Básico:
• HART, Herbert: El concepto de derecho. Buenos Aires, Abeledo Perrot,
1992. Capítulos III y IV.
Material Complementario:
• NINO, Carlos Santiago: Introducción al Análisis del Derecho. Buenos Aires,
Astrea, segunda edición ampliada y revisada, 1987. Capítulo I. actividades m1
m2 actividades
m2 | actividad 1
Un artículo particular
A 1
m2 |actividad 1 | IC
información complementaria 1
m2 |actividad 1 | AA
asistente académico 1
m2 | actividad 2
A 1
asistente académico 1
• hábito y regla,
• órgano supremo y órgano ilimitado,
• persistencia y sucesión de reglas.
m2 glosario
m3
m3 microobjetivos
m3 contenidos
Idea de Obligación
Lo invito a reflexionar sobre las siguientes frases: “el derecho sólo impone obli-
gaciones si amenaza con una sanción” y “el riesgo de que a nuestra teoría
se la lleve el viento”. Las mismas nos ayudan a comprender con claridad en
qué consiste la idea misma de obligación.
Hasta aquí se ha insistido en tratar de mostrar que el derecho no es reducible
Existe una obligación cuando es posible predecir con probabilidad que un indi-
viduo que ha realizado una acción contraria a la ordenada, sufrirá un mal.
Ya se ha deslizado entre nosotros la idea de que siempre que haya una obliga-
ción, habrá una regla, pero de ello no se sigue que siempre que haya una regla
habrá una obligación. Y, consecuentemente, del hecho que exista una regla tam-
poco se sigue que haya una obligación jurídica.
Basta recordar que el conjunto de reglas impone pautas de conducta, pero frente
a ellas no estamos dispuestos a decir que el individuo tiene una obligación, sino
un simple deber (v.g. las reglas para cocinar, para jugar al ajedrez, al fútbol).
En definitiva: toda obligación supone una regla, pero no toda regla impone obli-
gaciones. Y la pregunta que podría formularse aquí es la siguiente: ¿cuándo una
regla impone obligaciones y no tan sólo simples deberes? O, en el mismo
sentido, nos preguntamos ¿por qué percibo de forma diferente a las reglas del
backgammon que a las del código penal o a las de la Biblia?
Una forma de explicar estas diferencias, es sostener que una regla impone
obligaciones, si el grupo que comparte estas reglas desarrolla frente a ellas:
i) una fuerte e insistente exigencia general a favor de la conformidad
con las pautas de conducta impuestas por la regla;
ii) una regular e importante presión sobre aquellos que se desvían
(infringen la norma) o amenazan con hacerlo.
Tal vez, esto pueda resultar un tanto abstracto, pero podemos llegar a darnos
una idea somera del problema si recordamos lo analizado en el primer módulo
con relación al antropólogo que trataba de describir a su rey un conjunto de
prácticas que ni él ni el rey conocían. El antropólogo tenía una serie de conjetu-
ras acerca de qué era esto del rock and roll, pero debido a que su punto de vista
era completamente externo (no comprendía lo que hacían) se limitaba a describir
el escenario como un altar, al micrófono como un báculo, a la pelota de fútbol
como una esfera de cuero, al estadio de fútbol como un templo, etc.
Aunque algunas de las afirmaciones del antropólogo eran acertadas, en un
aspecto central no alcanzaban para dar cuenta de las prácticas descriptas. Con
su aparato rudimentario, el antropólogo no podía describir por qué las perso-
nas concurrían todos los domingos a la cancha, por qué criticaban a alguien si
se adelantaba en la cola de la boletería, etc. Lo único que podía hacer, más o
menos seriamente, era describir regularidades de comportamientos (un montón
de gente va a una edificación los domingos,... repite lo que los supuestos can-
tantes dicen frente al báculo,... gritan cuando la esfera de cuero entra a una zona
que tiene tres palos...). Una descripción de regularidades se limita a describir
–en algún sentido – sólo lo que es observable a primera vista. Los enunciados
de tipo externo hacen típicamente esto. Imaginemos al antropólogo tratando
de describir el fenómeno del semáforo. Si realmente él tiene un punto de vista
externo (no conoce la práctica) su descripción debería limitarse a sostener: cada
vez que la luz de un poste de tres luces se pone en color rojo, los autos tienden
a detenerse o es probable que suceda el hecho de que los conductores aprieten
el freno. Aunque esta descripción externa es adecuada, no sirve para informar
Un individuo tiene una razón para hacer o no hacer algo, si está dispuesto
a justificar su conducta o su decisión de actuar de una determinada manera
en base a esa razón.
Érase una vez un grupo de cinco amigos (Pedro, Juan, María, Aníbal y Daniela)
quienes deciden emprender un viaje de mochileros hacia el sur de nuestro país.
Tal regla, según Hart, indica uno o más criterios de identificación o reconoci-
miento de normas válidas.
Cuando un abogado reconoce el derecho vigente en materia de contratos revisando
un Código Civil está haciendo uso de una regla de reconocimiento que le indica que
lo que establece un código que posee sanción legislativa es derecho válido.
Algunos sistemas jurídicos poseen una regla de reconocimiento simple, por
ejemplo que lo que el derecho dispone depende de lo que diga la legislatura.
Otros sistemas, como la mayoría de los sistemas occidentales modernos, poseen
reglas de reconocimiento más complejas, pues incluyen además de reglas con
un origen legislativo, reglas que tienen su origen en la costumbre social y, tam-
bién las que surgen de la jurisprudencia – precedentes judiciales.
Para comprender la función y forma en que se usa la regla de reconocimiento se
introducirá la noción de conjunto definido bien por intensión o por extensión y,
la distinción entre uso y mención.
En la vida cotidiana, sabemos que cualquier conjunto puede formarse simple-
mente enumerando sus integrantes -extensión- o señalando alguna propiedad
que detenta la clase que forma el conjunto -intensión.
Cuando determinamos un conjunto señalando alguna/s característica/s o pro-
piedad/es que es/son compartida/s por los elementos del conjunto, dividimos el
mundo entre los elementos que tienen la propiedad y aquellos que no la poseen.
De ese modo intencional la regla de reconocimiento divide el mundo de las
normas entre aquellas que forman parte del sistema jurídico y aquellas que
están excluidas. Así, sabemos que el conjunto de órdenes proferidas por un loco
parado en un banquito de la plaza no son parte del derecho.
En lo relativo a la distinción uso-mención, la regla de reconocimiento se usa
fundamentalmente para identificar cuál es el derecho aplicable o vigente en un
determinado momento. Pero, en un sentido importante la regla de reconoci-
miento no es sólo un test para identificar lo que los demás consideran derecho,
sino también una herramienta para determinar qué es derecho y qué no lo es.
Cuando una persona utiliza una regla de reconocimiento no sólo describe bajo
qué condiciones una regla es considerada jurídica en un determinado territorio,
sino que también, usualmente, ejerce un juicio en virtud del cual acepta esa
norma como válida para regir su conducta. De esto se infiere que una cosa es
describir lo que un sujeto reconoce como digno de reconocimiento y, otra cosa
es manifestar lo que es obligatorio o prohibido para mí. La diferencia que existe
entre el enunciado de un sujeto llamado Juan: “la norma ‘x’ es una ley válida y
me obliga a ‘p’” y el enunciado proferido por un tercero: “la norma ‘x’ es una ley
y, por ende, Juan la considera válida y obligatoria”, radica en que, cuando Juan
dice lo que dice expresa y usa una particular actitud hacia la norma ‘x’, actitud
que no expresa quien profiere el segundo enunciado. Mientras Juan está usando
el enunciado para expresar su actitud hacia la norma ‘x’, el tercero menciona o
hace referencia al criterio de Juan para identificar lo que lo obliga.
En síntesis:
La existencia de una regla jurídica particular es su validez o pertenencia a
un sistema jurídico y la validez está dada por la satisfacción de algún criterio
indicado por la regla de reconocimiento.
Notas.....................................
1 Bulygin, Eugenio; “Sobre la regla de reconocimiento”, en Análisis lógico y
derecho, ed.Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, ps. 383-392.
Material Básico:
• Hart, H. L. A.; El Concepto De Derecho, Abeledo Perrot, Bs. As., 1968,
capítulos 4, 5 y 6.
Material Complementario:
• NINO, Carlos Santiago; Introducción al Análisis del Derecho, Buenos
Aires, Editorial Astrea, 2ª edición ampliada y revisada, 1992, capítulo 3.
m3 actividades
m3 | actividad 1
asistente académico 1
Para ubicar las respuestas que corresponden a cada uno de los grupos de per-
sonas seleccionados, tenga en cuenta los diferentes puntos de vista distingui-
dos en el contenido de este módulo respecto de la idea de obligación.
m3 | actividad 2
m3 |actividad 2 | AA
asistente académico 1
Recuerde que todas las distinciones señaladas han sido explicadas en el con-
tenido del presente módulo. También resulta pertinente la consulta del texto de
Hart, capítulo 4, primera parte.
m4
m4 microobjetivos
Dicho de otro modo, dada una determinada regla, siempre sabremos qué tene-
mos que hacer subsumiendo el caso particular a la regla general (v. gr. si César
mató a Bruto y existe la regla que dice “el que mate a otro debe ir preso”, enton-
ces César debe ir preso); y:
i) siempre habrá casos que –debido a la textura abierta del lenguaje– pare-
cen no ser claramente designados por el término de clase. Habrá una razona-
ble duda sobre si el término tal o cual se aplica al caso en cuestión o no;
ii) siempre puede subsistir una razonable duda acerca de si el caso en cuestión se
parece en aspectos relevantes al señalado en el momento de la ejemplificación;
iii) siempre se tomarán decisiones sobre el futuro en condiciones de relativa
indeterminación de propósitos y relativo desconocimiento del futuro;
iv) siempre habrá que resolver si el caso en cuestión se asemeja en grado
suficiente o no al caso familiar o claro de aplicación de la regla.
Dicho esto, es útil regresar al caso del abuelo y su directiva de comer pasta,
con el propósito de cuidar la salud de la familia. Haremos hincapié en lo citado
en “iii”. Supongamos que el abuelo, para evitar el problema al que dio lugar su
orden y mejorar la posibilidad de que se cumpla su propósito, dicta otra regla,
pero de carácter interpretativo. Esta regla pretende aclarar el significado de
la regla anterior. Así, el abuelo aclara: cuando dije pasta quise referirme a cual-
quier tipo de comida que no tenga carne, de modo de ingerir comida que no
nos genere problemas de salud. Con esta regla adicional, aparentemente se ha
subsanado el problema. El abuelo ha dictado otra norma, para entender mejor la
anterior. Por lo tanto, Reyna hijo y nieto van a la casa de pastas y se encuentran
frente a la siguiente complicación: sólo hay ravioles de pollo o ñoquis hechos
con harina de soja marca Sojénica y papas de la granja que lleva el mismo
nombre. Es vox populi por esos días que la marca Sojénica realiza sus harinas
con soja transgénica y que las papas también tienen el mismo origen, lo cual
pone en serias dudas la calidad del producto, su salubridad y ecología. Una vez
más los Reyna se encuentran ante problemas de textura abierta e indetermina-
ción de propósitos ¿cuenta el pollo de los ravioles como carne?, ¿no se refería
el abuelo tan sólo a carne vacuna?, ¿cuenta la soja como una comida salubre?
Pareciera que sí, pero ¿y la transgénica?
La enseñanza adicional que persigue este ejemplo es que la textura abierta
del lenguaje, el relativo desconocimiento del futuro y la indeterminación de
propósitos al momento de dictar una decisión son defectos inerradicables (en
cierto punto) de la regla. Lo que hace el abuelo Reyna es querer subsanar el
defecto intrínseco de toda regla (siempre puede dar lugar a dudas en los casos
de penumbra) con otra regla. Esto, indefectiblemente, necesitará otra regla para
indicar qué se quiso decir con carne, la que a su vez necesitará otra regla y así
hasta el infinito. Por ello, es útil retener que existe un ámbito irreducible en que
toda regla generará una instancia en la que quien la aplica al caso concreto,
debe decidir si ella comprende el caso concreto.
Esta instancia, no puede ser solucionada de ninguna manera dictando una regla
y otra regla y otra regla. Siempre existirá la necesidad de que quien tiene que
juzgar (comprar las pastas o condenar a un imputado) decida en el caso en
cuestión cuál es la mejor manera de conjugar los propósitos en juego, las inten-
ciones del legislador, los resultados a que puede dar lugar la aplicación de la
regla, etc. Siempre será necesario, al momento de aplicar una regla un ejercicio
adicional de elección.
En primer lugar, es importante reconocer que, aunque esta teoría pretende negar
el problema de la textura abierta del lenguaje y los casos de penumbra, parece
bastante razonable dudar si en este contexto “carne” significó toda carne o sólo
carne vacuna.
Pero más allá de esta discusión, lo que hace el hijo de Reyna al razonar como
lo haría un formalista, es negar la suerte de fenómeno que se ha suscitado en el
caso en cuestión. En primer lugar, el abuelo no había previsto semejante sofisti-
cación de los hechos (pocas opciones de comida, una que contiene carne, otra
Pero si bien algunos argumentos del escepticismo ante las reglas resultan atrac-
tivos, tengamos en cuenta que, si el realismo tuviera razón, en el caso de los
Reyna quedaría sin explicar una parte central del fenómeno o práctica familiar. Si
es cierto que las reglas son lo que hijo o nietos deciden que son ¿por qué razón
son ellos los habilitados o facultados a decidir qué pasta traer los domingos?,
¿por qué razón se consideran como válidas sus elecciones y no las que quisiera
hacer María?, ¿qué es lo que justifica que toda la familia los vea a ellos como
quienes pueden elegir la pasta del domingo y no María? Claramente, la condi-
ción de ser los facultados para elegir la comida los domingos debe estar basada
en una regla que diga “los facultados para ir a la casa de pastas son Reyna hijo
y nieto” y esa regla (que los constituye a ellos en decisores) no es la que ellos
mismos dictan cuando deciden qué comer. Aunque el contenido de qué comer sí
depende de ellos, no depende de ellos el resto de las reglas familiares, ni mucho
menos las que les otorga la potestad de decisión.
Análogamente, en un sentido, parte del derecho puede depender de lo que
determinados jueces dicen que es, pero de ello no se sigue que no exista
ninguna regla o que todo el derecho sea lo que ellos dicen que es, porque
para que sus resoluciones sean vistas como revestidas de autoridad, debe
existir al menos una regla que los designe jueces y le otorgue a sus vere-
dictos valor de autoridad. Y esa regla que les otorga autoridad no puede ser
dictada por ellos mismos, porque en ese caso ¿qué autoridad tendrían para
dictar una regla que dice que ellos tienen autoridad?
Lo que el caso de Reyna pretende mostrar en este punto, es que la familia ve
de diferente forma las decisiones del hijo y nieto de Reyna con respecto a la
pasta, de la forma en que ve a la decisión que tomaría María. Hijo y nieto tienen
autoridad para decidir en ese punto, mientras que María no. Del mismo modo,
en el Estado de Derecho, el conjunto de reglas que otorgan o reconocen
autoridad a determinado cuerpo de funcionarios, nos permite distinguir la
decisión de un particular parado en un banquito de la plaza de la decisión de
un juez o una legislatura. Ambos dicen lo mismo (p. ej. prohibido envenenar los
ríos), pero las consecuencias que se siguen de lo que dicen y la particular forma
en que los individuos las observan difieren radicalmente.
También es interesante tener en cuenta que del hecho que lo que diga una
autoridad de última instancia sea definitivo (en el sentido que debe ser lo
Del hecho de que una decisión sea final no se sigue que sea correcta. Hay un
criterio externo a la propia decisión para evaluar su corrección y, ese criterio
nos viene dado por el núcleo de certeza o significado claro de la regla general.
Con relación a esta variante, conviene distinguir entre la cuestión fáctica y la justi-
ficatoria, ya que es perfectamente factible que el juez, al momento de dictar senten-
cia, decida de acuerdo a la intuición, tirando la moneda o consultando el horóscopo;
también es posible que luego de haber decidido mediante este método, busque una
norma con la cual intentar encubrir el método de decisión. Sin embargo, aunque ello
ocurra de hecho, no quiere decir que no se cuenten con mecanismos para controlar
si la decisión judicial está justificada o no en derecho. Y en realidad, lo que interesa
es la justificación. Para una mejor explicación de ello, recordemos la noción de razón
ya explicitada anteriormente: algo puede contar como una razón en un razonamiento
práctico, si es posible utilizar razón para justificar un razonamiento. En determinados
contextos, como el jurídico, no es tan importante saber cómo llegó, de hecho, el juez
a su veredicto (si tirando la moneda o preguntándole su opinión a una amiga por
teléfono), sino lo que interesa es saber si la decisión que ha tomado mediante
ese u otro procedimiento, está apoyada o puede justificarse de acuerdo a razo-
nes jurídicas. El momento y la forma en que el juez toma la decisión de condenar
a alguien, es irrelevante a los fines jurídicos. Él puede decidir incluso mirando las
estrellas, o mientras canta en la ducha, pero lo relevante en derecho, para saber si
el juez ha actuado dentro de los márgenes de la ley, será corroborar si su decisión
puede sustentarse en alguna razón o norma jurídica. El derecho no le exige al juez
que su veredicto sea tomado experimentando determinadas sensaciones o proce-
sos mentales, lo único que el derecho exige es que la solución jurídica dada a un
caso se presente justificada, esto es, apoyada en una norma. Así, si un juez decide
condenar a Juan tirando la moneda y luego trata de encubrir su forma de decidir
citando prueba que no es concluyente, testigos dubitativos o documentación apó-
crifa, su resolución carecerá de justificación jurídica y tendremos un método para
corroborar si la resolución es legítima o no, con independencia del proceso mental
del juez. Si no es posible reconstruir una decisión judicial como apoyada por normas,
la resolución podrá ser revocada; pero si es posible hacerlo (aunque el juez llegue
a su decisión por métodos mágicos) será suficiente para sostener que la sentencia
es válida. Es por ello que el control que se ejerce de las resoluciones judiciales no
incluye preguntarle al juez la forma o modo en que llegó a pensar lo que pensó, sino
qué razones de hecho y de derecho justifican lo que dijo.
Incertidumbre o textura abierta de la Regla de Reconocimiento
Como vimos hasta ahora la textura abierta es un problema que afecta a la deter-
minación del significado y alcance –aplicabilidad– de una regla válida del sis-
tema jurídico. Pero, el problema de la textura abierta tiene un alcance aún más
general que afecta a la propia regla de reconocimiento. En efecto, sabemos que
la regla de reconocimiento es el medio de identificación de las reglas de un sis-
tema jurídico, pues indica las condiciones de validez, pertenencia o existencia
de dichas reglas. El problema es que en ciertos casos puede haber certeza res-
pecto de la aplicación de una regla a un caso concreto, pero puede dudarse de
la validez o pertenencia de esa regla al sistema jurídico.
m4 material
Material Básico:
• Hart, H. L. A.; El Concepto de Derecho. Bs. As., Abeledo Perrot, 1968,
capítulo 7.
Material Complementario:
• Nino, Carlos Santiago; Introducción al Análisis del Derecho. Buenos
Aires. Ed. Astrea, 2ª edición ampliada y revisada, 1992, capítulo 5.
m4 actividades
m4 | actividad 1
m4 |actividad 1 | AA
asistente académico 1
m4 | actividad 2
m4 | actividad 3
m4 |actividad 3 | AA
asistente académico 1
• Caso claro de aplicación de una regla: Es aquel en que los términos gene-
rales parece no necesitar interpretación y el reconocimiento de los ejem-
plos parece ser “automático”. Son casos familiares que se repiten en forma
constante en contextos semejantes, respecto de los cuales existe acuerdo
general sobre la aplicabilidad de los términos clasificatorios.
• Caso difícil: Son aquellos en los que se produce una crisis en la comunica-
ción: hay razones tanto a favor como en contra de que usemos un término
general, y no existe convención firme o acuerdo general que dicte su uso o
su rechazo a la persona ocupada en clasificar.
• Escepticismo extremo ante las reglas: Concepción que niega que el dere-
cho consista en reglas. El derecho es lo que los jueces dicen que es cuando
resuelven controversias.
m5
m5 microobjetivos
m5 contenidos
Introducción
A simple vista, parecería ser que lo que caracteriza a una determinada sociedad
tiene que ver con las normas que regulan el comportamiento de sus miembros
y a las que éstos muestran su adhesión en mayor o menor extensión. No obs-
tante, las sociedades están regidas por distintos tipos de normas, de modo que
es importante saber cómo podemos diferenciar a las normas jurídicas del resto
de normas. En su caracterización del derecho como técnica social, Hart incluyó
elementos que no pueden extraerse de una explicación del fenómeno jurídico,
dada exclusivamente en términos de relaciones de dominación o fuerza.
Una noción particularmente importante, incorporada por el autor, es la del punto
de vista interno de las reglas, el cual se manifiesta en el uso de las mismas como
pautas de conducta orientadoras y críticas. Así también, incorpora la noción de
reglas secundarias de reconocimiento, cambio y adjudicación. A 1
Dichas reglas secundarias permiten individualizar las normas jurídicas, distin-
guirlas de las demás normas por su fuente u origen y, además, porque la aplica-
ción de sus sanciones está institucionalizada. De tal modo, podemos distinguir la
Consideraciones finales…
De lo expuesto y basándonos nuevamente en los aportes de Hart, podríamos
concluir diciendo que una sociedad superviene a la práctica de reglas. A su vez,
el seguimiento de reglas, es un fenómeno que una teoría del derecho no puede
soslayar.
A las actitudes y creencias de quienes muestran, en mayor o menor exten-
sión, adhesión a las normas, constituye el punto de vista interno -o de los par-
ticipantes-, y es un ingrediente primordial de su teoría. Tales ingredientes no
pueden extraerse de una explicación del fenómeno jurídico, dada exclusiva-
mente en términos de relaciones de dominación o fuerza. De ahí, sus críticas a
las teorías del soberano y del escepticismo o realismo jurídico.
Además, es importante resaltar que, para una descripción adecuada del derecho
en sociedades modernas, Hart incorpora la noción de reglas secundarias de
reconocimiento, cambio y adjudicación. Dichas reglas secundarias permiten
distinguir las normas jurídicas de las demás normas sociales por su fuente u
origen, e identificar la autoridad normativa u órgano de creación y aplicación de
normas jurídicas.
m5 |contenidos | AA
asistente académico 1
m5 |contenidos | IC
información complementaria 1
m5 |contenidos | IC
información complementaria 2
La isla
Llewellyn Smith
En la memoria de un pueblo lejano, que se remonta antes de que nos con-
venciéramos de ser sólidos y temporales, pervive la historia de un fabuloso cara-
vasar, tan antiguo que no se recuerda su nombre, cuyas desérticas ruinas nunca
han sido halladas. Las sigilosas griotes, las narradoras de la región, consagrán-
dose en recipientes de tal historia, insisten en que este lugar sin nombre era a
la vez tan real y esencial como el oxígeno; esta antigua parada de camino para
viajeros y mercaderes, nos dicen, fue la cima de la humanidad y civilización del
pueblo. Y algunos aún murmuran que la longitud y latitud de su sacra geografía
aún se pueden discernir aquí entre nosotros.
Material Básico:
Material Complementario:
m5 actividades
m5 | actividad 1
Positivismo e iusnaturalismo
m5 |actividad 1 | AA
asistente académico 1
m6 microobjetivos
m6 contenidos
Introducción
En los módulos anteriores, hemos analizado la teoría general del derecho de
H. L. A. Hart y, más específicamente, en el módulo 5 se hizo referencia a la
incidencia de los análisis de Hart en el debate contemporáneo, no sólo entre
iusnaturalismo e iuspositivismo, sino en el seno mismo de la teoría positivista
del derecho. En efecto, distinguimos las diferentes formas de positivismo que
se confrontan hoy en relación con la cuestión de la naturaleza del vínculo entre
derecho y moral (Positivismo exclusivo vs. Positivismo inclusivo). Los desacuer-
dos existentes en el positivismo jurídico contemporáneo son producto de una
controversia más radical que Hart sostuvo con Ronald Dworkin, quien fue uno de
sus discípulos más prominentes. En efecto, Dworkin realizó un análisis crítico de
las tesis centrales de la teoría de Hart, a saber: su tesis de las fuentes sociales y
su tesis de la discrecionalidad judicial1 .
1
Por su parte, las críticas de Dworkin tuvieron como finalidad proponer una nueva
teoría del derecho, denominada “interpretativa” o “coherentista”, considerada
como la versión contemporánea de la concepción iusnaturalista del derecho,
según la cual, el derecho resulta identificado cuando se descubren las razones
que justifican moralmente el derecho basado en fuentes sociales.
En el presente módulo, trataremos de reproducir concisamente los argumentos
de Ronald Dworkin pero, previamente, con el propósito de esclarecer el origen
de la confusión, dentro del positivismo, en relación a la naturaleza del derecho
y de su relación con la moral, distinguiremos, siguiendo a Norberto Bobbio2 ,
2
H. L. A. Hart.
Con respecto a H. L. A. Hart, cabe afirmar que es un positivista del primer
tipo. Es decir, un positivista en el sentido que adopta una actitud positivista
o un approach positivista. No correspondería calificarlo de positivista ni en el
segundo ni en el tercer sentido. En efecto, su rechazo del segundo sentido (posi-
tivismo como teoría) surge de la tesis de textura abierta del derecho que opone
al postulado, sustentado por el formalismo jurídico, de precisión o certeza del
derecho. Con respecto al tercer sentido (positivismo ideológico) se infiere clara-
mente de su análisis sobre la relación derecho-moral, desarrollado en el módulo
5, que rechaza esta idea de la naturaleza intrínsecamente justa del derecho y,
del consiguiente deber de obedecerlo. Sabemos que Hart sostiene que el dere-
cho se identifica por su origen, en algún hecho social al que los participantes
de la práctica jurídica reconocen autoridad generadora de normas válidas (regla
de reconocimiento) y, que el derecho así reconocido es válido independiente-
mente de su adecuación moral. La adopción del primer sentido y el rechazo de
los otros dos, habilita el análisis crítico de los ordenamientos jurídicos. Si un
jurista o teórico quiere evaluar si un determinado ordenamiento jurídico es justo
o injusto, debe contar primero con las herramientas necesarias para poder iden-
tificarlo y, una vez hecho esto, considerar si lo que ha identificado como derecho
es incorrecto, injusto, etc.
Habíamos visto con anterioridad que la regla de reconocimiento resuelve en
parte, aunque no totalmente, la falta de certeza del régimen de reglas primarias
-recordemos que los criterios de la regla de reconocimiento también poseen
Normas y Principios.
Los principios son definidos por Dworkin en un sentido amplio como estánda-
res que no son reglas. Cabe distinguir dentro del dominio de los principios dos
clases diferentes, a saber: a. principios en sentido estricto o estándares que
son exigencias de justicia, equidad o alguna otra dimensión moral –pen-
semos en principios como “debido cuidado”, “debido proceso”, “nadie puede
enriquecerse por su propio delito”, “derecho a la autonomía personal, “derecho
a la vida”, “derecho a la libertad de expresión”, “derecho a ser tratado con igual
consideración y respeto”, etc. y, b. directrices o estándares que proponen
un objetivo colectivo político, económico o social -por ejemplo, defensa
nacional, bienestar social, promoción de la salud o la educación, etc-. De los
ejemplos se desprende que los principios son fines o propósitos que justifican
decisiones institucionales.
Las normas y los principios se asemejan en que ambos apuntan a decisiones
particulares relativas a un orden jurídico. Pero hay una diferencia conceptual o
lógica, según Dworkin, entre normas y principios, pues:
• Las normas tienen una estructura disyuntiva, en el sentido de que son
o no son funcionalmente importantes según sean válidas o no, se identi-
fican por su origen y, es posible precisar y enumerar las excepciones a
su aplicación.
• Los principios no son concluyentes, son muy generales e inespecíficos
y compiten entre sí orientando en diferentes sentidos o direcciones
la decisión en un caso, no determinan ni las condiciones, ni las con-
secuencias de su aplicación, las excepciones a su aplicación no son
susceptibles de enumeración y, por último, se identifican por su peso
argumentativo o importancia relativa al competir con otros principios
en un caso en mano y, no por su origen. Además, no especifican el con-
tenido de los derechos ni los deberes correlativos a esos derechos.
Dworkin distingue dos modos de tratamiento teórico de los principios: por un
lado, pueden ser analizados como vinculantes jurídicamente para los jueces,
sentido que debe describir la forma y estructura general de una práctica gober-
nada por reglas, de un modo valorativamente neutral y sin pretensiones justifi-
catorias. La teoría del derecho propuesta por Ronald Dworkin, en cambio, es
normativa –justificatoria– y particular, pues evalúa un derecho positivo en parti-
cular; el derecho anglo americano. En efecto, la teoría de Dworkin es en realidad
una teoría de la adjudicación, en términos del propio Hart un “prólogo de la
decisión judicial”. Si una teoría del derecho es parte de la adjudicación judicial
esto implica tratar la teoría como parte de la práctica del derecho, visto desde
el punto de vista interno de los jueces. En otros términos, funde la teoría en la
práctica que se pretende explicar.
Una teoría general del derecho, según Hart, puede describir el punto de vista
interno de los participantes, sus actitudes y valoraciones, desde un punto de
vista externo. Dicho de otro modo, la teoría del derecho es descriptiva de las
creencias de los participantes respecto de la existencia de obligaciones y razo-
nes para actuar, sin que ello implique asumir teóricamente la existencia objetiva
de tales obligaciones y razones. Si bien el rasgo de dar razones y establecer
deberes constituye un carácter normativo distintivo de las reglas jurídicas, des-
cribir las creencias de los participantes sobre la existencia de razones y obliga-
ciones no compromete a afirmar la existencia objetiva de hechos normativos. Si
hay o no hechos normativos es un debate abierto y, la teoría jurídica no puede
3 H. L. A. Hart; “Postscriptum”, en La Decisión Judicial: El debate Hart – Dwokin, Siglo del Hombre
Editores, Universidad de los Andes, 5ª reimpresión, Bogotá, Colombia, 2005.
m6 | contenidos | AA
asistente académico 1
m6 material
Material Básico:
Material Complementario:
m6 | actividad 1
El periodista José María García fue condenado por un delito de desacato (delito
que se comete al insultar a una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con
ocasión de éstas) contra José Luis Roca, Presidente de la Asociación Española
de Fútbol y Diputado de las Cortes de Aragón. García difundió la información de
que Roca había cobrado determinadas dietas por supuestos desplazamientos a
Zaragoza que, sin embargo, no se habían producido. El Tribunal Constitucional
recordó que, según sus propios fallos, el derecho a la información goza de
máxima protección cuando la información se refiere a una personalidad pública,
se vincula con la formación de una opinión pública libre y quien la difunde
es un profesional de la información en el ejercicio de su función. En el caso
considerado se daban todos los requisitos, además del de veracidad (entendida
como información comprobada según los cánones de la profesión informativa),
pero el Tribunal no amparó a García porque éste había emitido, según dice el
fallo, apelativos formalmente injuriosos en cualquier contexto e innecesarios
para la labor informativa o de formación de la opinión; la Constitución, señalaba
el Tribunal, “no reconoce un pretendido derecho al insulto”.
A 1
m6 |actividad 1 | AA
asistente académico 1
m6 |actividad 2 | AA
asistente académico 1
Para la resolución de esta actividad consulte los contenidos del presente módulo
y el artículo de Albert Calsalmiglia ¿“Por qué es importante Dworkin? IC 1, Doxa,
1985, Nº 2.
m6 |actividad 2 | AA1 | IC
información complementaria 1
m6 | actividad 3
A 1
m6 |actividad 3 | AA
asistente académico 1
m6 |actividad 4 | IC
información complementaria 1
Extracto de fallo:
Por cierto, no cabe poner en tela de juicio que el derecho de propiedad está
garantizado por el art.17 de la Constitución, pero lo que sí corresponde examinar
es si las medidas económicas –en suma, la suspensión de la devolución de los
m7 microobjetivos
m7 contenidos
El lenguaje de la ciencia.
Todo conocimiento científico se expresa por medio de conjuntos de enunciados
relacionados temática y lógicamente. El lenguaje de la ciencia, en consecuencia,
debe sujetarse a la prueba de validez lógica tanto más si, como en el caso de
la ciencia jurídica, tiene por objeto de estudio entidades lingüísticas –normas–
cuyas estructuras también demandan un análisis lógico.
La ciencia jurídica es la disciplina que estudia un derecho positivo en particular.
Para ello, formula un conjunto de enunciados verdaderos y relacionados entre
sí, lógica y temáticamente. Esto significa que están relacionados entre sí por su
referencia común a un derecho positivo dado y por consistir en un conjunto de
enunciados lógicamente coherente.
Cabe aclarar que un enunciado es una oración de algún lenguaje, por ejemplo el
castellano, que no es una mera agrupación desordenada de palabras, sino que
está gramatical o sintácticamente bien formada y, en consecuencia, es porta-
dora de un sentido que puede ser calificado de verdadero o falso.
El sentido verdadero o falso de un enunciado es lo que denominamos propo-
sición. Enunciados diferentes que poseen el mismo sentido expresan la misma
proposición y, por ende, son equivalentes en su valor de verdad, por ejemplo:
“La casa de María es más grande que la casa de José” posee el mismo valor
de verdad -verdadero o falso- que el enunciado
“La casa de José es más pequeña que la casa de María”.
Cuando afirmamos que el conjunto de proposiciones de una ciencia están rela-
cionadas lógicamente, estamos diciendo que son coherentes entre sí.
(5) Pérez está ausente o García está presente y la clase fue interesante.
El hecho de colocar una oración después de la otra puede sugerir que ese fue
el orden en que sucedieron los hechos descriptos. En cambio, la conjunción ‘∙’
tiene la propiedad de ser asociativa, pues la agrupación interna carece de efecto
y, además, es conmutativa porque el orden en que figuren sus conjuntivos es
irrelevante no habiendo, en consecuencia, necesidad de distinguir entre, por
ejemplo, ‘p ∙ q’ y ‘q ∙ p’.
El único caso en que una disyunción, por ejemplo ‘p v q’, es falsa es aquel en
el que tanto ‘p’ como ‘q’ son falsos. Casi todas las funciones veritativas son tra-
ducibles a la notación de la negación y de la conjunción, esto se ilustra si obser-
vamos que p v q es falso cuando – p ∙ – q es verdadero. De ese modo, en lugar
de escribir ‘p v q’, podemos simplemente negar ‘– p ∙ – q’ escribiendo ‘– (– p
∙ – q)’. La equivalencia entre ambas fórmulas puede ser demostrada mediante la
construcción de una tabla de verdad.
¿Qué deberíamos considerar a la hora de elaborar una Tabla de Verdad? La ela-
boración de dicha tabla requiere descomponer todos sus elementos, desde los
más simples a los más complejos, y establecer sus valores de verdad posibles.
Las combinaciones posibles de valores de verdad se determinan elevando las
dos posibilidades de valor de verdad, verdad o falsedad, al número de varia-
bles proposicionales que intervienen en las fórmulas cuya equivalencia se desea
demostrar. En este caso, las variables son dos: ‘p’ y ‘q’, por tanto, las combina-
ciones posibles serán 2² = 4, que se ordenan en columnas y alternando verdad
o falsedad como se observa en el siguiente gráfico:
p q –p –q p v q p∙q –p ∙ –q – ( –p ∙ –q )
1 V V F F V V F V
2 F V V F V F F V
3 V F F V V F F V
4 F F V V F F V F
Las columnas demarcadas con una elipse demuestran que las dos fórmulas
involucradas son equivalentes porque poseen idénticos valores de verdad en
todas sus combinaciones, o en todas las filas.
En cuanto al condicional material, cabe señalar que a una aserción de la forma
‘si p entonces q’ se la interpreta como la aserción condicionada de su conse-
cuente, en el sentido que si el antecedente resulta ser verdadero, entonces nos
Implicación y equivalencia.
Habiendo desarrollado algunas cuestiones centrales de este módulo, veamos
ahora cuál es el objetivo principal de la lógica en su aplicación a la ciencia y al
discurso ordinario. La lógica se ocupa principalmente de indagar las técnicas
que demuestren que un enunciado se ‘sigue lógicamente’, o no se sigue, de otro
enunciado. El enunciado ‘Casio no está arruinado y hambriento’ se sigue lógica-
mente del enunciado ‘Casio no está hambriento’. Las formas lógicas respectivas
de estos enunciados es ‘– (p ∙ q)’ y ‘– q’. (En lugar de ‘p’ y de ‘q’ tenemos los
enunciados ‘Casio está arruinado’ y ‘Casio está hambriento’). Puede demos-
trarse por la tabla de verdad respectiva que no hay enunciado puesto en los
lugares de ‘p’ y de ‘q’ que hagan verdadero ‘– q’ y falso ‘– (p ∙ q)’.
Mediante la elaboración de la correspondiente tabla de verdad se demuestra
que: ‘– q’ implica ‘– (p ∙ q):
La finalidad de todo enunciado prescriptivo es lograr que las personas que lo entien-
den actúen de cierta manera, y no de otra. Si el enunciado prescriptivo es un enun-
ciado con sentido, entonces cabe sostener que una norma, secundariamente, nos
informa sobre el modo en que es estimada socialmente una clase de acción.
En relación a las modalidades, ya desde la lógica aristotélica se advirtió que no
todos los enunciados de la ciencia son simplemente verdaderos. Con frecuen-
cia, la ciencia, en lugar de sostener la verdad de un enunciado que informa sobre
la existencia de algún hecho, se limita a indicar que su existencia es posible.
Además, de la verdad de un enunciado que describe la existencia de un hecho,
puede inferirse la verdad del enunciado que afirma que ese hecho es posible.
En conclusión, cabe afirmar que si algo es verdadero, entonces es posible. Y
también, si algo es necesario, por ejemplo un enunciado tautológico, podemos
correctamente afirmar que, en consecuencia, es verdadero.
En síntesis, puede afirmarse que de la necesidad se infiere la verdad, y de la
verdad, la posibilidad. Necesidad y posibilidad son modalidades de los enun-
ciados: un enunciado necesariamente verdadero es algo más que un enunciado
verdadero, y un enunciado posiblemente verdadero es algo menos que el enun-
ciado verdadero.
Estos modos, como se ha tratado de mostrar, están en estrecha relación lógica
con la verdad. Dichas modalidades son denominadas aléticas (es decir: de la
verdad). Estas modalidades lógicas aléticas no valen sin reservas cuando trata-
mos con enunciados prescriptivos. Fue Hume quien indicó que del hecho que
Decir que un acto p es permitido equivale a afirmar que no está prohibido, o que
no es obligatorio omitirlo. Dicha ecuación señala que los operadores deónticos
pueden ser interdefinidos por medio del uso de la negación.
A su vez, de (2) y (1) se obtiene la equivalencia:
(6) –Pp = O–p que puede leerse como: si no está permitido el acto p,
es obligatorio no hacerlo.
Si en ambos lados del signo = reemplazamos el acto enunciado por p, por su
negación: –p, tendremos una nueva equivalencia:
(1) –P–p = O– –p
Como las dobles negaciones se anulan (Ver Lógica, proposición y normas, ley
lógica de la doble negación) la equivalencia se simplifica:
(2) –P–p = Op
Cabe distinguir dos sentidos en el uso del término permisión: permisión fuerte
para hacer referencia a la conducta facultativa u obligatoria, según una norma
jurídica positiva y, permisión débil que describe una conducta que no está regu-
lada jurídicamente (permisión como ausencia de prohibición).
Luego del análisis precedente es oportuno explicar clasificaciones relevantes de
las normas jurídicas, a saber: normas positivas y negativas; normas categóricas
e hipotéticas; y normas generales y particulares.
Las normas se clasifican en positivas y negativas por su contenido, esto es,
por la conducta sujeta a regulación. Este contenido, o enunciado descriptivo de
una clase de acción, es el que simbolizamos con una letra correspondiente a
una variable proposicional: p, q, r, s, etc. Por acción entendemos tanto un acto
que produce un cambio en el mundo, como una omisión que impide un cambio
en el mundo. La omisión, en tanto modo de acción, no constituye un simple no
hacer, sino un no hacer un acto cuya realización es posible para un sujeto (por
ejemplo: no auxiliar a quien se está ahogando sabiendo nadar). Norma positiva
a.- “Es obligatorio que todo sujeto x pague sus impuestos en toda oca-
sión” sería un caso de norma general.
b.- “Es obligatorio que algunos sujetos que mantienen relación de subordi-
nación hagan ejercicios cuando se da la ocasión de que un superior se los
ordene”, sería un caso de norma particular, pues vale para algunos sujetos
y algunas ocasiones.
c.- “Es obligatorio que Fulano envíe una correspondencia, tal día y hora,
en tal o cual lugar”, es un caso de norma individual porque vale para un
sujeto y una ocasión específica.
En rigor, una tautología no afirma nada sobre el mundo – en este caso el cielo; en
tal sentido se dice que es siempre verdadera, pero vacía o formal.
Otros ejemplos de leyes lógicas bien conocidas son los siguientes:
Por ejemplo: “Si la temperatura se eleva, entonces el volumen del gas aumenta,
la temperatura efectivamente se elevó, entonces también es verdad que el volu-
men del gas aumenta”.
Si sustituimos las variables proposicionales por variables precedidas por un ope-
rador deóntico descubrimos que las leyes lógicas valen también para las normas.
Dicha ley parece una verdad de lógica deóntica indiscutible, pues sería absurdo
pensar que si un acto es obligatorio entonces está prohibido. En cambio, sería
incorrecto afirmar que si un acto está permitido, entonces es obligatorio. Ello
así porque puede ocurrir que ese acto sea facultativo y no obligatorio. En con-
secuencia, se afirma que la relación conversa de la implicación citada en (4) no
resulta válida. Tampoco es posible, por esa misma razón, aceptar como fórmula
deóntica válida una norma de la forma: –PhpëOp.
De la ley de subalternación deóntica (4) puede obtenerse otra ley de subalter-
nación sustituyendo ‘p’ por ‘–p’:
m7 material
Material Básico:
• GUIBOURG, Ricardo y Otros; Lógica, proposición y norma. Bs. As. Ed.
Astrea, 1980.
Material Complementario:
• RODRÍGUEZ, Jorge L.; “Naturaleza y lógica de las proposiciones
normativas” IC 1, Doxa 26, 2003.
• VERNENGO, Roberto; Curso de Teoría General del Derecho, Ed.
Depalma, 1ª reimpresión de la 2ª edición, 1985, capítulo 1.
m7 |material | IC
información complementaria 1
m7 actividades
m7 | actividad 1
a) La enfermedad de Hobson
Los científicos han demostrado que la enfermedad de Hobson es causada por la
presencia de una elevada cantidad de mercurio en el agua potable, y se encuen-
tra asociada a ciertos tipos de polución industrial. Ahora bien, los habitantes de
A 1
m7 |actividad 2 | AA
asistente académico 1
m7 |actividad 2 | IC
información complementaria 1
Las premisas y la conclusión pueden versar sobre cualquier tema y se ejemplifican
mejor en lenguaje ordinario o natural que en lenguaje formal. Introduciendo
información complementaria 2
Clases de silogismo
m7 | actividad 4
m7 | actividad 5
m7 glosario
m8
m8 microobjetivos
m8 contenidos
Introducción.
Conforme vimos en el módulo anterior, los lógico-deónticos analizaron los sis-
temas normativos sólo como sistemas puramente formales (lógicos). En este
módulo expondremos un intento de aplicación de la lógica deóntica al len-
guaje de la ciencia jurídica, esto es, a sistemas interpretados. La propuesta
teórica objeto del presente análisis constituye un intento de aplicación de las
técnicas de análisis formal o lógico a problemas jurídicos concretos, esto es,
a conjuntos determinados de normas jurídicas.
La teoría general del derecho, tal como la abordamos en la presente asig-
natura, se origina en problemas conceptuales que surgen en el interior de la
experiencia jurídica. Su interés preponderante consiste en analizar cuestiones
relevantes de la ciencia jurídica, en un nivel de mayor abstracción.
La actividad del teórico del derecho puede ser descripta como una práctica filo-
sófica. Comprendemos esa práctica por referencia a la idea de la filosofía ana-
N1 N2 N3 N4
1 BFE BFA TO FR
2 –BFE BFA TO OR
3 BFE –BFA TO OR
4 –BFE –BFA TO OR OR
5 BFE BFA –TO OR
6 –BFE BFA –TO OR OR
7 BFE –BFA –TO OR OR
8 –BFE –BFA –TO OR OR OR
Concepto de Caso.
Si lo que importa es determinar la completitud de un sistema normativo en el
sentido que soluciona todos los casos posibles, esto implica que los únicos
casos que integrará el universo de casos son los casos contingentes. Se exclu-
yen, en consecuencia, los casos necesarios y los imposibles pues ambos tipos
de casos hacen a las normas inoperantes, imposibles de aplicar por razones que
no dependen de su aceptación o rechazo. En efecto, las normas que establecen
condiciones de aplicación que no pueden darse, por ejemplo, una norma que
estableciera una pena especial para el aborto cometido en el decimosegundo
mes de embarazo, sería inoperante o inaplicable. También lo sería una norma
que prescribiera una conducta de realización imposible, por ejemplo, la norma
que prohíbe a los médicos resucitar a los muertos, también es inaplicable, pues
es imposible realizar esa conducta. Asimismo, la norma que obliga a los médicos
Entonces, UC = {C1, C2, C3, C4} (conjunto de casos elementales del UC)
Cada caso se define por la conjunción de cada una de las propiedades, o su
complementaria
(–P). Esto supone que tanto los elementos del UP como los elementos del UC
son finitos.
El conjunto de propiedades del UP dividen los casos sí y sólo si satisfacen
tres condiciones:
(a) que sean lógicamente disyuntos, pues todo elemento del UD tiene
alguna de las propiedades del conjunto.
(b) Cada par de propiedades distintas – propiedad y su complementaria
- son mutuamente excluyentes.
P1. P2 –P1. P2
UC UC = {(P1. P2) v (–P1. P2) v (P1.–P2) v ( –P1.–P2)}
m8 material
Material Básico:
Material Complementario:
m8 | actividad 1
m8 | actividad 2
N1: El tribunal podrá ordenar la ejecución judicial de todo contrato que haya sido
celebrado con el consentimiento de las partes y en los que no haya mediado
error ni violencia.
N2: En los casos en que haya mediado error el tribunal no podrá ordenar la
ejecución judicial del contrato.
Determine la matriz que correlacione los casos elementales con las soluciones
normativas para responder a esta última cuestión planteada.
m8 | actividad 4
1.- Las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya
observancia estén interesados el orden público y las buenas costumbres.
2.- Se declaran incapaces por demencia a las personas que por causa de enferme-
dades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes.
3.- Será reprimido con… el funcionario público que impusiese a los presos que
guarden severidades, vejaciones o apremios ilegales.
4.- Será reprimido con… el que publicare, fabricare o reprodujere libros, escritos,
imágenes u objetos obscenos.
5.- El que pague en término el impuesto a la renta será beneficiado con un des-
cuento del 10% y el que incurra en mora en el pago del impuesto a la renta sufrirá
un recargo del 20%.
7.- El que se apoderare ilegítimamente de una cosa ajena sin hacer uso de inti-
midación o violencia será reprimido con 6 años de prisión.
e v a l uac ión